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Liliana Tunno

Natalia Coquibus

Experiencia Tigre
Observación 3° grado y Entrevista al Docente a cargo (Jorge)

El aula de 3° grado tiene una particularidad: está separada de 6° grado por medio de un
machimbre de pino que no llega al techo. Tampoco hay una puerta que divida ambos
grados, por lo cual durante el desarrollo de la clase, se escuchan estímulos de ambos cursos.
La puerta de entrada a estas aulas queda ubicada del lado de 6° grado; con lo cual, para salir
de ella por cualquier motivo, los niños de 3° deben atravesar el otro curso para hacerlo.
Cuando ingresamos al aula, acompañadas por un docente, no se encontraban ni los chicos
ni el profesor a cargo. Del otro lado, los chicos de 6to regresaron del recreo y se fueron
acomodando en sus pupitres. Luego ingresó la Directora (Susana) para hablar con los
chicos sobre un problema que se había producido en el recreo con los varones, mientras
jugaban a la pelota.
Luego de esta situación, ingresaron los chicos de 3° grado. El aula está dispuesta de la
siguiente manera:

1
2

3 4
Grado
5

Referencias
Ventana
Machimbre divisor
Biblioteca
Pizarrón
Puerta
Escritorio del Docente
Muebles
Pupitres
1: Eduardo
2: Lautaro y Daniel
3 : Luciana y Malena
4: Franco y Marcos
5: David
Liliana Tunno
Natalia Coquibus

En la pared contraria a la ventana, había pegado un mapa político de Argentina y un poster


con el dibujo de un paisaje, donde se nombraban los distintos accidentes geográficos
(colinas, cordillera, llanura, depresión, valle, etc) y los cuatro puntos cardinales.
El aula es muy pequeña, con poco espacio entre los pupitres.

En el pizarrón, figuraba lo siguiente:

A a A a
B b B b
C c C c
D d D d
E e E e
F f F f
G g G g
H h H h
I i I i
J j J j

Jorge, pidió atención a los alumnos seriamente, y nos presentó explicando que éramos
estudiantes de la universidad, que íbamos a ser psicólogas, y que eso quería decir que
trabajaríamos en las escuelas para ayudar cuando hubiera algún problema.
Eduardo, se para, nos aplaude. Luego, toma un papel y se lo tira al profesor, sin que éste lo
advierta.
Jorge, nos explicó que los chicos están aprendiendo a pasar de la letra imprenta a la cursiva.
La tarea que estaban realizando implicaba buscar en diarios y revistas letras mayúsculas y
minúsculas imprentas, recortarlas y pegarlas en sus cuadernos, y luego escribir al lado la
letra en cursiva. Luego nos contó lo siguiente:
Jorge: Yo empecé a trabajar en esta escuela en julio como suplente, y en este grado tuve que
empezar casi de cero, porque hubo mucha discontinuidad de maestros. Les dí las tablas,
empezamos con multiplicación, ahora están con divisiones, y tipos de palabras, sustantivos
y adjetivos. Después vienen los verbos, que son palabras más difíciles. La idea es que pasen
a 4° grado con los contenidos básicos. El nivel del grupo es muy heterogéneo. Algunos no
se animan a pasar a cursiva y otros terminan rápido y se aburren.
Liliana: ¿Cómo es la planificación curricular?
Jorge: Yo voy consultando con la directora qué darles y ella me va guiando. Es complicado
también porque yo tomé esta suplencia por 15 días, que después se prolongó por otros 15
días, y después otros 15 más, y así sucesivamente. Entonces tampoco nunca sé cuándo se
termina.
Liliana Tunno
Natalia Coquibus

Mientras tanto, Eduardo se paraba, se sentaba, caminaba por el grado, se apoyaba en el


pupitre de sus otros compañeros. Jorge le expresó: “Yo sé que te encanta llamar la atención
y hoy no estabas así a la mañana. Sentate y hacé la tarea”. Su tono de voz fue alto y firme.
Ingresó la directora, preguntando cómo estaban. “¿Dónde está Malena?, ¿Comió todo?”,
preguntó. La nena levantó la mano, sonriendo. Jorge le dijo que sí, que había comido hasta
el postre, y le explicó también que los chicos habían almorzado allí en el aula, después de
ver una película. Luego de este diálogo, Susana se retiró.
Observamos que Luciana y Malena (sentadas al frente de la clase) y Franco y Marcos
(detrás de ellas), permanecían en sus pupitres, recortando y pegando las letras, en silencio,
y esto fue así durante toda la clase. También Lautaro estaba concentrado en su tarea.
Eduardo, iba y venía por el aula. Jorge le pidió que fuera a buscar más tijeras a la dirección.
Las nenas nos miraban y sonreían, y luego continuaban con su tarea. Mientras tanto, David,
que estaba sentado sólo, balanceaba su pierna, giraba su cabeza hacia nosotras y sonreía,
sin tener sobre su pupitre ningún material para poder realizar su tarea. Eduardo volvió al
aula con las tijeras, y repartió entre algunos de sus compañeros. Jorge le pidió que se
sentara y luego exclamó: “Hoy tuve que levantar del piso las hojas que dejaron tiradas. Por
favor, trabajemos con orden sin tirar las hojas de las revistas” (con tono de voz firme y
elevado). Acto seguido se producen las siguientes situaciones:

Daniel: (Le arroja una hoja a su compañero)


Jorge: ¿Qué pasa Daniel?, ¿Qué dijimos de tirar las hojas?
Daniel: Es que no sirve…
Jorge: Que no sirva no significa que haya que tirarla al piso.
Eduardo: (Hace que llora, recorta, se mueve, habla)
David: (Sigue solo, sin realizar la tarea)
Jorge: (Ayuda a un alumno a recortar, luego a Eduardo) Mirá, acá tenés una B, acá una P.
¿Quién necesita ayuda?
Eduardo: El necesita ayuda (se refiere a Lautaro, que se había pasado a su banco)
Jorge: Lautaro, no se puede trabajar así! (gritando)
Lautaro: (Vuelve a su banco y comienza a trabajar)
Jorge: (A Eduardo) Preocupate en tu trabajo, él tiene que hacer su trabajo, él no es ningún
tonto.
Eduardo: Yo no dije eso! (firme, pero no gritando)
Jorge: No me faltes el respeto (firme y serio)
Eduardo: No me importa (con el ceño fruncido, mirándolo a los ojos, con tono de voz
normal)
Jorge: ¿Vamos a la dirección y le explicás a la directora si te importa o no? (con tono
amenazante y firme)
Eduardo: Sí me importa… (serio, y continúa su trabajo)
Jorge: David, no te veo con tijera ni revista.
David: Y si vos no me diste…
Jorge: ¿Y vos me pediste? (con firmeza. Toma una revista y una tijera, y se los alcanza)
David: ¿Qué tenemos que hacer profe?
Eduardo: Tenemos que sacarnos los piojos (riéndose)
Jorge: (Mirando a Eduardo) Sí, lo que tenemos que hacer es no jugar con nuestros
compañeros en la lancha, ir al lado de la directora… eso no? (firme, con ironía, aludiendo a
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lo sucedido en el viaje de ida, cuando Jorge ubicó a Eduardo al lado de la directora al


considerar que se estaba portando mal mientras jugaba con sus compañeros).
Eduardo: Sos malo. Señorita, él es malo! (se dirige a una de nosotras)
Jorge: Sí, yo soy el más malo de todos, y no sabés qué malo puedo ser todavía (firme,
amenazante. Luego se acerca a ayudar a David) Buscá la A que vos escribís siempre.
Cuando vos encuentres una mayúscula, la recortás. Mirá, acá hay, ves? (señalando una letra
en la revista).
David: (Recorta)
Jorge: (Continúa recorriendo los bancos, ayudando a los chicos a encontrar letras.)

Desde 6° grado alguien arroja un papel de revista por arriba del machimbre, exclamando
“Están tirando papeles del otro lado!”.
Jorge: (Mira a Eduardo seriamente)
Eduardo: Yo no estoy tirando! (serio, frunce el ceño).
Jorge: Yo sé que estás dando un espectáculo porque hay gente. El espectáculo lo vamos a
dar en la lancha (firme).
David: ¿Me das plasticola? (Jorge se la alcanza. Vuelve a su banco, y se golpea el puño
contra el mismo dos o tres veces, gritando: Ay!)
Jorge: (Sigue yendo por los pupitres) Vos ahí tenés una S, dónde va? ¿Quién más necesita
ayuda? David, ¿Dónde está la que recién dijimos, la que vos escribís?
David: (Señala la letra)
Jorge: Bien… recortala. (Mira al otro lado del aula) Daniel, el trabajo no era pegar
plasticola en el banco. Era estar sentado y hacer la tarea. Eduardo, no te veo trabajar.
Ocupate de tu trabajo (el niño estaba apoyado el pupitre de sus compañeros). Terminá el
cuadro bien y te pongo una buena nota, y te dejo viajar tranquilo en la lancha.
Eduardo: (Sonríe, agita los brazos, se pone a trabajar).
David: (Pide permiso para ir al baño)
Daniel: (Está levantado de la silla, saltando).
Jorge: ¿Qué parte de “estar sentado” no entendés?
Daniel: Es que no encuentro Ñ.
Jorge: ¿Qué dijimos de la Ñ? (dirigiéndose a todo el grado). Es difícil, entonces buscamos
una N, y qué hacemos?
Franco: Le hacemos el palito arriba.
Eduardo: Profe, las señoritas están aburridas.
Jorge: (Lo mira) No, las señoritas están trabajando, vos hacé lo mismo.
Ingresa el docente que nos acompañó al aula, trayendo a David de un brazo, y le dice al
profesor: “Estaba paseando por 2°”.
Jorge: (Mira seriamente a David) No te creo más, no te voy a dejar salir al baño, no te voy a
creer hasta que no sienta que puedo confiar en vos.
David: (Vuelve a sentarse en su pupitre, sin decir nada).
Eduardo: Terminé!
Jorge: A ver (se acerca a mirar el cuaderno). Esta es mayúscula de imprenta o minúscula de
imprenta?
Eduardo: (No responde)
Jorge: Arreglalo, eso es porque no atendés. (Mira a Daniel y Lautaro que se están riendo)
¿Nos comimos un payaso? (Luego continúa yendo por los bancos)
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Eduardo: (Había pedido permiso para ir al baño. Al regresar, pasa por el banco de Luciana
y Malena y le arruga rápidamente a una de ellas la hoja de una revista. El docente estaba de
perfil).
Jorge: Yo estoy de espaldas pero veo todo, mirá que tengo ojos en la nuca (firme y serio).
No era necesario que le arrugues la hoja a tu compañera. Te estás ganando un viaje de
placer al lado de la directora, que sé que te gusta tanto (nuevamente irónico y amenazante).
Lautaro: (Se pasa la tijera por la boca)
Jorge: Así no que te vas a cortar el labio! (gritando)
Eduardo: Mire profe, yo me lo corto (se coloca la tijera sobre los labios)
Jorge: (Le saca la tijera, lo mira seria y fijamente, y se la devuelve)
Malena: No encuentro una Z.
Jorge: ¿A ver chicos, quién encuentra una N mayúscula imprenta? (Uno de los alumnos le
acerca una N). Ven, esto es una N. si la doy vuelta, puedo construir una Z. Cuando yo iba al
cole me enseñaron ese truquito. Cuando no tenemos algo, lo podemos construir.
Lautaro y Daniel: (se pelean por una revista, se gritan, y mientras se la tironean tienen sus
tijeras abiertas)
Jorge: No, no! Qué pasa ahí? Cuidado con las tijeras! (gritando)
Alumno de 6° grado: Cállense!
Daniel: Decímelo en la cara!
Alumno de 6° grado: Callate Eduardo! (sin ver que no era Eduardo quien había gritado)
Franco: Profe, no encuentro una O.
Jorge: (Lo mira con los ojos abiertos, mientras Eduardo y Laurtaro se ríen). Una O! Mirá,
ahí tenés una O, otra O, otra O (señalando en la revista)
Eduardo: Seño, mirá Maru! (mostrándonos a Maru Botana en una revista) Profe, no
encuentro la J. (Se enoja, frunce el ceño, revolea las hojas al aire).
Jorge: La letra no va a aparecer cuando te enojes, va a aparecer cuando la busques (con
firmeza y seriedad)
Eduardo: (Se pone a buscar) Jefe, acá está! (sonríe)
Jorge: (Toma la revista de Luciana) Yo le presté una revista, y miren cómo está. Entera. (Se
refiere a que Eduardo, Daniel y Lautaro, tenían sus revistas desarmadas).
Eduardo: Pero las chicas son chicas, y los varones son varones.
Jorge: ¿Qué son, menos que las chicas? ¿Vos querés decir que son menos?
Eduardo: Son diferentes.
Daniel: ¿Me presta una revista?
Jorge: Primero van a juntar todos los papeles del piso.
Daniel: (se ubica en el banco de Franco)
Franco: (se ubica en el banco de Daniel)
Jorge: ¿Daniel, ese es tu lugar? ¿Y el tuyo Franco?
Daniel y Franco: (vuelven a sus lugares)
Eduardo: (golpea la revista contra la silla)
Jorge: Eduardo, ¿Qué estás haciendo?
Eduardo: Es que no encuentro! (Nos mira, y sonríe)
Jorge: ¿Qué estás mirando?, ¿Tu público?
Eduardo: Sí!
Lautaro y Daniel: (lo aplauden)
Liliana Tunno
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Jorge: (Va hasta el otro lado del aula, y mira desde allí a Eduardo, Lautaro y Daniel, que
están saltando, hablando, etc.) Chicos, les recuerdo que estoy cerca. Mirando. (serio, firme).
Eduardo: Jefe, se me cayó la revista!
Jorge: Levantala. (firme)
Eduardo: (se ríe y la levanta)
Jorge: Allá está el tacho de basura, andá a tirar ahí lo que te sobra.
Lautaro: ¿Profe, puedo ir al baño? (Se le cuelga de los brazos al profesor)
Jorge: (Lo abraza) ¿No me mentís? (con tono suave)
Lautaro: No, quiero ir al baño.
Jorge: Bueno, pero rapidito (adecuado, pero firme)
Lautaro: (sale del aula)
Jorge: Miren, cuando usamos la plasticola no apretamos más, usamos lo que queda en el
pico (colocando una letra sobre el pico de la plasticola). Chicos, presten atención. (Un
alumno le pide ir al baño, y él accede). Para la doble LL, si no la encuentran peguen dos L.
No se preocupen, si no la tenemos, la construimos. (Sigue al alumno, para ver si va al baño,
colocándose en la puerta del aula. Luego vuelve a ingresar).
Lautaro: (Llora)
Jorge: ¿Qué te pasa?
Daniel: Eduardo le pegó.
Jorge: Eduardo, dejalo tranquilo, sentate en tu banco.

Como la clase ya estaba finalizando, el profesor le pide a Eduardo que barra el aula.
Mientras lo hace, los demás chicos siguen con sus tareas, otros se paran, hablan, etc. Jorge
se acercó a nosotras, por lo que utilizamos esos minutos finales para hacerle algunas
preguntas.

Liliana: ¿Cómo se organizan las materias?


Jorge: La duración de las clases se organiza por áreas o módulos. Trato de tener el tiempo
suficiente para dar todos los contenidos. Lengua, Matemáticas, Sociales y Naturales. Y por
ejemplo, si a la mañana doy todo lengua, a la tarde todo matemática. Trato de no cortar, voy
mechando. Les doy todo yo, porque recién en 4° tienen especiales.
Liliana: ¿Cómo es el grupo?
Jorge: Es muy heterogéneo en cuanto al nivel. Vienen de distintas escuelas, tienen
diferentes realidades familiares. Se nota en el respeto, en la prolijidad. Por ejemplo
Eduardo, trae la cultura de la calle. El vive en Rincón de Milberg, que es una zona muy
pobre de Tigre, marginal. Viene de padres separados, el padre preso… Otros tienen familias
que están más ocupadas de ellos, y por eso son más prolijos y respetuosos. Lo importante es
poner ponerles y enseñarles límites. Y que ellos vean que yo lo que les prometo, lo cumplo.
Natalia: ¿Notás que haya alguna cuestión que se repite en general en el grado?
Jorge: Sí, la falta de concentración. Hay una intolerancia al esfuerzo mental, no pueden
estar en un tema durante mucho tiempo.
Liliana: ¿A qué lo atribuís?
Jorge: Eso viene de casa, por las diferentes vivencias, falta de figuras fuertes, atención… en
la escuela llaman la atención. Los chicos no tienen la culpa, necesitan figuras, modelos,
valores. Lo importante es mostrarles que uno tiene el control… si el docente se enojó, el
docente pierde. Es hasta donde yo los dejo (firme).
Liliana Tunno
Natalia Coquibus

Liliana: ¿Cómo son los recreos?


Jorge: Ahí se organizan más rápido, saben bien quién es el líder, y qué es ser líder. Les
cuesta mucho terminar el juego.
Liliana: ¿A qué juegan?
Jorge: Juegos de competición; carreras, manchas, poliladron… eso les encanta, jugar al
policía y al ladrón, los de juegos de roles. No hay mucha integración entre nenas y varones,
la nenas juegan a la mancha entre ellas, conversan, pasean. Se integran en Educación
Física.
Natalia: Cuando surge algún inconveniente, ¿Cómo lo abordás?
Jorge: Depende de la gravedad del hecho. Primero trato de resolverlo yo, acá en el aula.
Sino, mando una nota a los padres, pero en general me arreglo yo porque son chicos... Si es
muy grave, o algo que requiera ayuda en un área en la que yo no tengo competencias, lo
hablo con la directora. Por ejemplo, cuando es algo más de índole psicológica. (Se coloca
de espaldas a los alumnos y continúa su relato disminuyendo su tono de voz). Por ejemplo
con el tema de la sexualidad, tuvimos un caso con una nena que no quería pasar al pizarrón.
Ahí sí recurrí a la directora y habló con ella. Lo que había pasado era que los varones le
habían bajado los pantalones mientras escribía en el pizarrón. Entonces le explicamos que
eso era algo que ella tenía que superar, porque sino iba a crecer con un dolor en el
corazoncito. Se la contuvo emocionalmente, y lo superó.

Luego de este último relato, agradecimos al profesor y le expresamos nuestro deseo de


despedirnos de los chicos. Jorge pidió atención y silencio a la clase. Le agradecimos a los
chicos el habernos dejado ver su clase y compartir el día con ellos, y nos divertimos
tratando de recordar sus nombres, y ellos los nuestros. Luego nos despedimos y salimos del
aula, mientras ellos continuaron barriendo y guardando sus útiles.

Queremos también agregar que mientras dialogábamos con el profesor, sucedieron dos
hechos relacionados con los alumnos:

• Lautaro y Daniel, saltaban en sus bancos, hablaban, gritaban y se peleaban. Jorge


les pidió el cuaderno a los dos. Lautaro no quería dárselo, por lo que Daniel intentó
sacárselo de las manos para llevárselo al profesor. Cuando lo logró, Lautaro le gritó:
Dámelo! El cuaderno no!, mientras tironeaba con Daniel, angustiado. Jorge
intervino, gritándole: Me das el cuaderno. Ante lo cual, Lautaro accedió. Mientras
Daniel le daba a Jorge su cuaderno, éste nos dijo: “Ahora por ejemplo les mando
una nota a los padres, que diga “Daniel molestó a sus compañeros, perturbando la
clase”. Mientras exclamaba esta frase, miraba a Daniel seria y fijamente.
• Eduardo se acercó y llamó al profesor tocándole la cara con golpes suaves, mientras
le decía: Profe, profe. Jorge tomó el brazo de Eduardo y lo llevó hacia atrás del
cuerpo del niño, doblándolo, y diciéndole: “Vos me pegás, yo hago lo mismo con
vos”. Eduardo lo miró, sin decir nada, y se fue.

En general, observamos al docente nervioso, manifestando enojo, con un tono de voz


elevado en la mayor parte del transcurso de la clase, sumamente serio y rígido. Durante la
pequeña entrevista que le realizamos, se dirigió a nosotras con respeto, con un tono de voz
adecuado, mostrándose accesible y bien predispuesto a responder nuestras preguntas.
Liliana Tunno
Natalia Coquibus

Algunos puntos a considerar observados durante el Viaje de vuelta

Durante el viaje de vuelta, y tal como el profesor le había hecho saber a Eduardo, el niño
volvió sentado junto a la directora, y separado de esta manera del resto de sus compañeros.
Desde nuestros lugares, pudimos observar a dos niños (que no pertenecían al grado que
observamos), un varón y una nena, que durante el viaje dibujaban en una hoja,
conversaban, se reían, y jugaban entre ellos. Se mostraban contentos. Mientras tanto, otra
nena leía un librito. Al terminarlo, se adhirió a la charla de los dos niños. En un momento,
la Directora se acercó al niño que mencionamos, mientras éste estaba dibujando, y le
exclamó con voz elevada: “Usted mañana me va a tener que traer leído algo de un libro”. El
niño la miró con asombro. Ella le dijo que la maestra le había contado algo que él había
hecho con respecto a un libro de la escuela (que no recordamos exactamente). El niño le
dijo que no lo había hecho, a lo cual la directora le respondió: “Usted qué quiere decir, que
la maestra me miente? Yo le tengo que creer a la maestra. Así que usted va a leer algo y
mañana me lo va a leer a mí en la dirección”. El niño continuó mirándola asombrado y,
cuando la directora se dio vuelta para volver a su asiento, hizo un gesto con la mano,
pasándola cerca de su cabeza, molesto. Luego, continuó dibujando y riendo con su
compañera.

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