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I.E.S.

N°8
“Ángela Capovilla de Reto”
Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura

Práctica III: Programación didáctica y gestión de micro-experiencias


de enseñanza para nivel primario y secundario.

Informe de observación de clase

Profesor responsable: Ignacio Salvatierra

Co-formadora:

Pareja pedagógica:

Institución: E.S.P.E.A. N°1 “Nicolás S. Gennero”

Curso:

Fecha de observación de clase:


El siguiente informe corresponde a las observaciones de clase realizadas en 7°
“A” de la Escuela E.S.P.E.A N° 1 “Nicolás Segundo Gennero“, los días 12 y 26 de
septiembre del corriente año, a cargo de la profesora Mabel Sánchez.
La primera clase observada fue en el horario de 10:45 a 12:45. En cuanto a los
aspectos del formador, en relación a su presentación personal, la profesora estuvo
vestida para la ocasión con jean y camisa, en líneas generales de manera correcta. En
cuanto al uso de la voz, la docente posee una voz grave y potente, pero la acústica del
aula y la vida académica de la escuela, teniendo en cuenta que los jóvenes tocan
diferentes instrumentos y aprenden danzas y que suelen estar en el patio, resulta ser un
ambiente de rápida distracción. En cuanto al desplazamiento de la profesora en el aula,
es inevitable que esté parada y recorriendo los bancos para controlar tareas, porque
además de lo dicho anteriormente, el aula tiene forma de ele, lo que produce que aunque
eleve el tono de voz para lograr que todos los alumnos escuchen, ella se desplaza.
La clase comenzó en un ambiente de bullicio, algo esperable teniendo en cuenta
la edad del grupo. La profesora entra al curso, saluda a los alumnos. La clase comienza
con el control de los deberes para la casa. Están trabajando la poesía, haciendo un
análisis a partir de los recursos estilísticos y su significado.
Trabajaron las canciones tituladas “Las manos de mi madre” de Mercedes Sosa y
“Desde siempre y para siempre” de Los Manseros Santiagueños. Como no eran más de
cuatro alumnos los que habían realizado la actividad, comenzaron a trabajar oralmente.
Al ver que los alumnos no habían podido interpretar las canciones, la profesora pide
voluntarios para leer las canciones. Uno de los alumnos se ofrece, pregunta si puede
cantar en vez de leer, la profesora asiente. El niño comienza a cantar. Se observa que
este tipo de intervenciones es común, los demás compañeros no se burlan. Si no que
hace más amena la clase puesto que si bien son dos canciones populares, viendo las
paredes del curso llenas de inscripciones sobre bandas o músicos, fragmentos de
canciones, etcétera, pareciera que la elección de las canciones no se ajusta a los
conocimientos y gustos del grupo. Quizás esta sea la razón, de la falta de entusiasmo y
motivación a la hora de trabajar en clase. Quizás no. Otra percepción sobre el ambiente
de la clase está relacionada a que si bien son siempre los alumnos que participan, la
docente también se enfoca solo en ellos para trabajar. Observé que cuando algún alumno
del grupo de “los molestos” tenía alguna pregunta, la docente no parece prestarle
demasiada atención. Hubo algunos momentos en los que se despertó la atención de los
chicos solo y exclusivamente cuando pueden comentar algo de su entorno experiencial y
relacionarlo con la clase. En cuanto a las normas del aula. Los alumnos parecen
conocerlas bien. La profesora califica el comportamiento de los alumnos con nota en su
cuaderno.
Terminada la revisión de la actividad, comienza una evaluación oral a dos
alumnas, las chicas presentan un análisis estructural de un poema: rima, división de
estrofas, versos, recursos. A medida que las chicas presentan su análisis la profe va
corrigiendo los errores ortográficos. Con respecto a eso, la profe les hace preguntas para
recuperar contenidos anteriores. Luego de la exposición, les pregunta a los alumnos en
varias oportunidades si entendieron el análisis que las chicas hicieron. Como algunos
levantan la mano y dicen no haber entendido, la profe vuelve a explicar.
Al mismo tiempo que las chicas preparaban la exposición, la profesora se acerca
hasta el lugar donde estaba sentada (al fondo del curso) me da una de carpeta y el libro
que utiliza en la clase “Lengua y Literatura” 7, editorial Estrada, libro que está en la
biblioteca de la escuela. Todo esto sin que la practicante lo haya solicitado. La carpeta
está separada en Lengua y Literatura. Por lo tanto se dividen los tiempos del módulo.
La segunda clase, comienza de la misma manera, la profesora saluda a los
alumnos, mismo ambiente de bullicio. La practicante se sienta al fondo. La profe aborda
la importancia del estudio de la Lengua, cruza el tema con el espacio que los chicos
habían tenido en el anterior módulo: biología. Y les dice: “¿Cómo voy a ser capaz de
estudiar cualquier materia si no conozco la Lengua Castellana?” Hace varias preguntas
para motivarlos. Les pide que comparen un texto explicativo y un texto literario. Les
pregunta: “¿Son lo mismo?”. Luego de eso procede con el tema: Sintaxis simple. Verbos
copulativos. No es claro el tema. Se observa que pasados 30 minutos de la clase, solo
algunos chicos han sacado sus materiales de trabajo. Pocos participan. Los mismos de
siempre.
Arranca a explicar verbos copulativos, los chicos tienen la atención flotante.
Participan cuando se les presenta la oportunidad de construir oraciones.
La profe toma el nombre de uno de los alumnos: Joaquín. Lo escribe en el
pizarrón. Saca unas flechas y pone los verbos: parece, es, está. Es el momento en el que
todos participan. Hace bromas. Joaquín parece un monstruo, Joaquín parece tonto,
Joaquín es un salame, Joaquín es músico, Joaquín es molesto, Joaquín está en la luna,
Joaquín está durmiendo, etcétera.
En líneas generales se observa algo de desorganización, la clase continúa, los
chicos no pueden entender no solo por la desorganización, sino que también se
evidencia un vació de conocimientos anteriores. Los pocos alumnos que entienden se
acercan a su escritorio para mostrarle sus ejercicios, lo demás dibujan, conversan. La
profe lo nota y dice “¡Qué pésimos que están hoy!, ¡Chicos que lamentable, cómo están
ustedes! ¡Nada de compromiso!” Supongo que eso podría estar relacionado a la
presencia de la practicante. De pronto, un alumno participa. La profe con un tono
sereno pregunta “¿Chicos, han traído paraguas? Se viene un tornado” no entienden la
ironía de la pregunta. Dice la profe: ¡HA HECHO LOS DEBERES!” Todos aplauden, lo
felicitan y pasa al pizarrón. Momento gracioso de la clase.
Sigue la clase, la profe vuelve a explicar verbos copulativos, comienzan a
trabajar con ejercicios en el pizarrón a medida que va a desarrollando la teoría.
Casi finalizando la clase, uno de los alumnos, se cae de la silla (por estar
jugando con una compañera) y se golpea fuerte la cabeza. Yo me encontraba al lado, por
lo cual quedé afectada. La profe acude en su ayuda. El joven demora en incorporarse
porque no desea ir a la enfermería; la profe le explica que cuando vuelva a su casa tome
algún analgésico y que no debe dormir por algunas horas. Y que en caso de sentirse mal
avise a sus padres. Esta situación me hizo pensar en la responsabilidad que genera estar
a cargo de un curso.

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