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Memoria

Le subi por la entrepierna algo parecido a una brisa del sur, clida, hmeda, una oleada de calor que le hizo estremecerse. Fue el perfume que ese viajero usaba el que le transport diez aos atrs al sudor, a los jadeos, quien le hizo evocar la dulzura de los besos y el estertor de la pasin, el amor pegajoso y muscular de las noches interminables. Durante los quince minutos que dur el trayecto a Las Margaritas bebi la medicina de la memoria y disfrut de sus secretos. Baj del tren rejuvenecido, con los sentidos despiertos y la cuenta de los recuerdos engrandecida, comenz el da radiante.

Nico Ls

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