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AUTORIA Y PARTICIPACION

PROF. CATHERINE RÍOS RAMÍREZ


INTRODUCCIÓN

La mayoría de los tipos penales están redactados con referencia a un único sujeto que
realiza por sí solo la conducta descrita en ellos, pero en la práctica es muy común que
los delitos se ejecuten por dos o más personas.

Esta ejecución mancomunada de delitos plantea varios problemas al derecho penal.

1) Se hace necesario contemplar normas que permitan abarcar las conductas de cada
uno de los intervinientes en el hecho delictivo, porque de lo contrario quedarían
impunes.
EJEMPLO: si varios sujetos se dividen la ejecución de un delito que supone la
realización dos o más conductas (p. ej. robo con violencia: apropiarse y ejercer
violencia), y cada uno de ellos ejecuta una sola, en rigor ninguno realizaría
íntegramente el tipo penal, sino sólo una de sus partes, por lo que su actuación
personal tendría que ser considerada atípica. Obviamente, tal conclusión sería
inaceptable
Algo similar ocurre incluso cuando varios individuos realizan en conjunto un delito de
acción única (p. ej. homicidio: matar), pues si uno sujeta a la víctima para que el otro
pueda darle el golpe mortal. Analizado individualmente, sólo el último habría
ejecutado la acción típica de matar, mas no el primero, cuya acción fue sujetar ya que
no satisface por sí sola las exigencias del tipo de homicidio, regido por el verbo matar.

Ciertamente, ambos intervinientes deben responder por esa muerte, pues los
desvalores de acción y de resultado homicidas concurren íntegramente respecto de
ambos, porque sus acciones no pueden ser apreciadas aisladamente, sino como un
todo orientado a un mismo fin.

En ambos casos entonces, se requiere una norma que permita subsumir las acciones
individuales de los varios sujetos activos en un tipo penal cuya configuración sólo
puede atribuirse al conjunto.
2) Además es necesario ponderar los diversos aportes al delito conjunto, diferenciando
en cuanto a su gravedad.
El mero colaborador en el delito no se le debe castigar con una pena igual a la que se
impone a quien realiza por sí mismo la acción delictiva.
Tal diferenciación se concreta en las categorías de autor y partícipe.

3) Se excluye del tema de la autoría y la participación el llamado concurso necesario,


que se da cuando la propia descripción de la conducta delictiva supone la intervención
de dos o más sujetos activos. En estos casos y respecto de estos individuos, no operan
las normas amplificadoras sobre autoría y participación, pues el mismo precepto
punitivo prevé la intervención de varios sujetos. Ej : asociación ilícita (art. 292).
DISTINCION ENTRE AUTORIA Y PARTICIPACION

La distinción de autoría y participación se da porque desde un punto de vista


puramente causal toda intervención en el delito aporta un elemento en la cadena de
hechos que llevan a su realización, pero lo cierto es que, es preciso distinguir entre
aportaciones más o menos importantes del hecho, con el fin de asignar una
pena proporcional a cada modo de intervención.

CRITERIOS QUE PERMITEN DISTINGUIR ENTRE AUTORIA Y PARTICIPACIÓN

Para determinar la “línea divisoria entre una y otra clase de intervención y aportación al
hecho, es necesario existen diversas posiciones doctrinales: nos quedaremos con la
actualmente aceptada por los autores, llamado “Criterio objetivo final o teoría del
dominio del hecho”
CRITERIO OBJETIVO FINAL O TEORÍA DEL DOMINIO DEL HECHO

Su elaboración corresponde a Hans Welzel, principal forjador de la teoría


finalista.

De acuerdo con este enfoque, debe calificarse de autor a quien tiene el dominio de
la ejecución del hecho, y de partícipe, a quien ha intervenido en la realización
del delito, pero sin ostentar ese dominio.

En el fondo, se trata de distinguir qué aportaciones han sido más determinantes


en la realización del hecho delictivo.

El criterio empleado para ello es el de si el individuo concreto ha podido


determinar con su actuación la producción del hecho delictivo y el modo de su
producción.

Este dominio se compone de un aspecto objetivo y de uno subjetivo: el objetivo


supone que el individuo esté en posición de determinar la ejecución del hecho delictivo
y el subjetivo, que el sujeto obre con dolo, es decir, dirigiendo finalmente la
configuración del tipo.
FORMAS DE AUTORÍA (I)

Sobre la base de esta teoría FINALISTA O DEL DOMINIO DEL HECHO, podemos
distinguir tres formas de dominio del hecho y, por lo tanto, de autoría:

a) Dominio directo del hecho


 Tiene el dominio directo del hecho quien realiza por sí mismo la conducta
delictiva.
 Este supuesto incluye el de quien, mediante fuerza física, utiliza como mero objeto
a un tercero para obtener la realización del delito.
 La autoría directa aparece descrita en cada tipo penal, de modo que no constituye
un supuesto problemático.

.
FORMAS DE AUTORÍA(II)

b) Dominio indirecto del hecho

 El dominio indirecto del hecho se da cuando alguien posee tal dominio por la
influencia que ejerce sobre la voluntad de un tercero.

 En este caso, el sujeto es capaz de determinar la realización del hecho


delictivo, utilizando como instrumento suyo a otro individuo, que actúa sin
dolo o sin culpabilidad, y cuya voluntad puede, por tanto, manejar.

 Esta situación recibe el nombre autoría mediata

.
FORMAS DE AUTORÍA (III)

La autoría mediata, requiere


1. la existencia de dos sujetos: uno que ejerce el dominio y otro que es empleado
como instrumento para la ejecución del delito.
Esta relación de dominio requiere una total pérdida de autonomía por parte de la
persona instrumentalizada.

2.-En estos casos hay un solo interviniente punible:


el autor mediato (el que ejerce el dominio)

3.- EL instrumento ha de encontrarse en alguna de las siguientes situaciones que


excluyen a su respecto el delito: error de tipo, inimputabilidad, error de prohibición o
inexigibilidad.
Por ejemplo, quien se vale de un niño para cometer un delito, o el médico que engaña a
la enfermera haciéndole creer que lo que inyecta al paciente es insulina en lugar de
glucosa.
Ambos son autores mediatos, pues se valen de un sujeto que actúa sin dolo o sin
culpabilidad, y que, por lo tanto, no incurre en delito. Este punto marca una diferencia
esencial entre la autoría mediata y la instigación.
FORMAS DE AUTORÍA (IV)

C) Dominio funcional del hecho

En este caso, se trata de un dominio compartido por todos los sujetos que ostentan a un
mismo tiempo el dominio sobre la ejecución del hecho, quienes se han dividido la realización
del delito.

Este dominio compartido da lugar a la coautoría.

.
ASPECTOS SUBJETIVOS EN LAS DISTINTAS FORMAS DE AUTORÍA

 En la autoría directa no hay correlación con otros individuos y que ella aparece
descrita en cada tipo penal, admite tanto dolo como culpa, dependiendo de si existe
un precepto que sancione la realización culposa de la conducta.

 En cambio la coautoría y la autoría mediata suponen dolo.

 Si los diversos integrantes de un equipo médico incurren en culpa, causando con


ello la muerte del paciente, no hay un delito culposo de homicidio realizado en
coautoría por todos ellos. El delito culposo requiere infracción del deber de
cuidado, y tal infracción debe ser apreciada respecto de cada individuo en
particular, examinando su intervención concreta. De este modo, no habrá un delito
culposo único, sino tantos delitos culposos como actuaciones individuales
infractores del deber de cuidado existan.

 En el caso de la autoría mediata, es obvio que sin dolo no puede haber dominio de
la voluntad del tercero instrumentalizado, por lo que la culpa queda excluida de
plano de su tipo subjetivo.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS

De acuerdo con la teoría del dominio del hecho, “toda intervención en el suceso
delictivo que no conlleve dominio sobre él debe ser calificada de mera
participación.” Por lo tanto, la participación se caracteriza por una ausencia de
control sobre la ejecución del hecho delictivo.
La participación supone una intervención en el hecho, que puede revestir dos
modalidades: instigación o complicidad.

a) La instigación

Consiste en crear en otro sujeto la voluntad de cometer un delito.


Supone dos sujetos, pero a diferencia de la autoría mediata, en este caso no existe una
relación de control o dominio:

 El instigador, se limita a convencer al instigado de que cometa un hecho


delictivo.
 El instigado, por lo tanto, adopta su propia decisión delictiva y es él quien ejerce
el control sobre el delito que ha decidido a cometer. La instigación, en
consecuencia, es sólo una forma de participación en el hecho delictivo.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS (II)

 Diferencia respecto de la autoría mediata: el instrumento no comete delito,


porque actúa sin dolo o sin culpabilidad, a diferencia del instigado, quien no se
encuentra en ninguno de estos supuestos.

 La figura de la inducción tiene sentido sólo respecto del instigador, no respecto del
instigado. ¿por qué?
Por que el instigado si llega a realizar el hecho delictivo, será un autor
directo del él. Es el instigador quien debe ser tenido por partícipe del delito.

Ahora bien, para ser tal, el instigador debe efectivamente conseguir su propósito
de crear en el otro una resolución delictiva.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS (III)

La instigación, por lo tanto, debe ser:


1.-Eficaz. Es decir, debe efectivamente crear en otro individuo la resolución delictual.
Si este sujeto ya había adoptado su decisión con anterioridad, por mucho que coincida
la proposición con el plan delictivo de éste, el proponente no dejará de ser tal, y su
comportamiento será impune.

2.- debe ser concreta y dirigida a persona determinada. No la habrá si el sujeto


simplemente se limita a emitir juicios generales, pues requiere que se cree en el otro la
voluntad de cometer un delito determinado.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS (IV)

b) La complicidad

 Consiste en colaborar en la realización de un delito. A la ausencia de control sobre su


ejecución, se une aquí un elemento positivo, que es el aporte concreto que efectúa el
cómplice a la realización del delito.
 Esta aportación puede ser de cualquier índole: material, como cuando se aporta dinero;
o intelectual, como en el caso que la ayuda proporcionada consista en una información
relevante para los propósitos delictivos.
 La colaboración debe ser anterior o simultánea a la ejecución del delito, pues una vez
que éste ha sido consumado ya no es posible colaborar ni participar en él.
 En realidad, tanto la autoría como la participación, en cualquiera de sus formas, suponen
un aporte a la producción del hecho común, de modo que ni la una ni la otra pueden tener
lugar una vez consumado éste. De ahí que el encubrimiento, que por esencia es posterior a
la consumación, no pueda ser entendido como una forma de participación en el delito, a la
manera como lo concibe nuestro Código, sino que deba ser enfocado como un delito
autónomo contra la administración de justicia.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS (IV)

b) La complicidad

 Consiste en colaborar en la realización de un delito. A la ausencia de control sobre su


ejecución, se une aquí un elemento positivo, que es el aporte concreto que efectúa el
cómplice a la realización del delito.
 Esta aportación puede ser de cualquier índole: material, como cuando se aporta dinero;
o intelectual, como en el caso que la ayuda proporcionada consista en una información
relevante para los propósitos delictivos.
 La colaboración debe ser anterior o simultánea a la ejecución del delito, pues una vez
que éste ha sido consumado ya no es posible colaborar ni participar en él.
 En realidad, tanto la autoría como la participación, en cualquiera de sus formas, suponen
un aporte a la producción del hecho común, de modo que ni la una ni la otra pueden tener
lugar una vez consumado éste. De ahí que el encubrimiento, que por esencia es posterior a
la consumación, no pueda ser entendido como una forma de participación en el delito, a la
manera como lo concibe nuestro Código, sino que deba ser enfocado como un delito
autónomo contra la administración de justicia.
LA PARTICIPACION Y SUS FORMAS (V)

La complicidad también requiere una relación causal entre el aporte efectuado y el


delito cometido.

Pero esto también es una manifestación particular de una exigencia general, puesto
que, como ya sabemos, la posibilidad de imputar objetivamente un resultado delictivo
a un comportamiento específico de un sujeto depende de que pueda establecerse entre
ambos una relación de esa naturaleza.

De modo que si un individuo presta una colaboración para el delito que luego no es
empleada por los autores, faltará este requisito y su comportamiento será impune.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL

Al margen de los requisitos particulares de cada una de sus formas, la participación


criminal se encuentra regida por dos principios básicos, sin cuya concurrencia no
puede decirse que haya participación .
Son los principios de accesoriedad y convergencia.

a) El principio de accesoriedad

De acuerdo con este principio, la punibilidad de las formas de participación


depende de que el hecho principal efectivamente llegue a ejecutarse y de que
reúna determinados caracteres jurídicos.

Esto significa que el castigo del cómplice o del instigador dependerá de que el o los
autores lleguen a dar comienzo a la ejecución del delito. No es necesario que el hecho
alcance la consumación, pero sí se requiere como mínimo que haya alcanzado la fase
de tentativa.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL (II)

El problema es determinar qué elementos de la estructura del delito debe reunir el hecho
principal para que sea procedente el castigo de las formas de participación en él.
Al respecto, se han dado múltiples respuestas, que, ordenadas conforme al número creciente
de sus exigencias, es decir, de menor a mayor grado de accesoriedad de la conducta del
partícipe respecto de la de los autores, son las siguientes:

1. El criterio de la accesoriedad mínima exige que la conducta principal sea típica.

2. El criterio de la accesoriedad media exige que la conducta principal sea típica y


antijurídica.

3. El criterio de la accesoriedad máxima exige que la conducta principal sea típica,


antijurídica y culpable.

4. El criterio de la hiperaccesoriedad, en fin, exige la conducta principal sea típica,


antijurídica, culpable y punible.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL (III)

La accesoriedad mínima y la hiperaccesoriedad constituyen extremos


prácticamente desaparecidos de la doctrina penal. (Lo mínimo es exigir que la
conducta principal sea ilícita, porque de lo contrario se estaría castigando la
participación en un hecho prohibido por el ordenamiento jurídico. Pero, por otra
parte, resulta desmesurado hacer depender el castigo de la participación de la
punibilidad de los autores, ya que este presupuesto de la responsabilidad penal se
funda en consideraciones de política criminal que pueden ser totalmente inaplicables
al partícipe)

EJ: Esto último es claramente apreciable en el artículo 489 CP., que dispone que el
levantamiento de pena que allí consagra en favor de algunos individuos, a título de
excusa absolutoria, no beneficia a los demás.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL (IV)

La doctrina comparada y nacional se inclinan decididamente en favor de la


accesoriedad media. (exige que la conducta principal sea típica y antijurídica)

1° Ya que la culpabilidad es un juicio de reproche de carácter estrictamente personal, en


el que entran en consideración las capacidades o características propias de cada
individuo, de modo que la culpabilidad o inculpabilidad de un sujeto no tiene por qué
influir en la procedencia del castigo aplicable a otros.

2° por razones de texto, pues hay preceptos que permiten estimar que la inculpabilidad
del autor no obsta al castigo del partícipe. Entre esas razones se encuentran las
siguientes :

A. Es indicativa la circunstancia que los arts. 15 y 16 del C. Penal aludan en todo


momento a la autoría o a la complicidad en el hecho, y no en el delito, porque de
haberse empleado el término delito el castigo del partícipe habría dependido de la
configuración de todos los elementos de aquél.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL (V)

B. la inculpabilidad del autor no obsta al castigo del partícipe porque: el hecho que los
arts. 72 y 456 bis contemplan como circunstancia de agravación el actuar con personas
inculpables;
en el primer caso, por tratarse de menores de edad, y en el segundo, por tratarse de
sujetos exentos de responsabilidad penal en conformidad al Nº1 del art.10 del C. Penal.
En ambos supuestos, el autor del hecho podría ser el individuo inculpable, obrando el
otro como mero partícipe, lo que demuestra que puede castigarse a este último sin
necesidad de que el autor actúe con culpabilidad.

Respecto del encubrimiento –que, como todos sabemos, es considerado por nuestro
Código como una forma de participación– piensa Etcheberry que rige la accesoriedad
máxima, fundado en que el art. 17 alude al encubrimiento de crímenes y simples delitos,
lo que denotaría una exigencia de culpabilidad en el autor.
El resto de los autores nacionales, sin embargo, discrepan de este parecer señalando que
tal referencia del art. 17 a crímenes y simples delitos ha tenido únicamente por objeto
excluir la tipicidad del encubrimiento de faltas, sin que ello implique una alteración del
criterio de accesoriedad media que inspira a nuestro Código.
LOS PRINCIPIOS DE LA PARTICIPACIÓN CRIMINAL (VI)

b) El principio de convergencia

Principio, las conductas de autores y partícipes deben estar orientadas al mismo fin delictivo.

Sólo podrá haber participación criminal, si la voluntad de los diversos intervinientes se encamina a un objetivo
común.

Esta exigencia determina que el tipo subjetivo de las formas de participación, al igual que en el caso de la autoría
mediata y de la coautoría, esté restringida al dolo, pues no puede haber participación en un delito si no se
tiene conciencia y voluntad de colaborar o instar a él.

Dificultad: viene dada por los llamados excesos delictivos, es decir, aquellas desviaciones del plan delictivo
que se traducen en la ejecución por parte de los autores de un delito más grave o de otros delitos asociados con el
que había sido objeto de acuerdo.

Al respecto, la doctrina propone distinguir según si la desviación es esencial o no.


Si la divergencia no es esencial, como cuando se acuerda un delito de lesiones menos graves, pero resultan
lesiones de mayor entidad, el hecho más grave ejecutado por el autor será imputable al partícipe, pues podrá
entenderse comprendido en su dolo.

Si la divergencia es esencial, el hecho más grave ejecutado por el autor no será imputable al partícipe, pues no
podrá entenderse comprendido en su dolo.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO

De acuerdo con el artículo 15 CP, se consideran autores :


1º Los que toman parte en la ejecución del hecho, sea de una manera inmediata y
directa, sea impidiendo o procurando impedir que se evite.
2º Los que fuerzan o inducen directamente a otro a ejecutarlo.
3º Los que, concertados para su ejecución, facilitan los medios con que se lleva a efecto
el hecho o lo presencian sin tomar parte inmediata en él.

De la lectura se advierte:
 En primer lugar, que no se alude en él al autor individual y directo del delito,
comprendido ya en los tipos penales específicos, sino sólo a sujetos que
realizan parcialmente el tipo respectivo o que no lo realizan en modo alguno.

 ¿Cuántas Hipótesis consagra la norma del art. 15 CP?

Seis
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (II)

De las seis hipótesis de autoría que contempla esta norma, cuatro de ellas
(Nºs. 1 y 3) se encuentran precedidas de una exigencia general, consistente
ya en tomar parte en la ejecución del hecho, ya en estar concertado para la
ejecución del delito.

Como veremos, las diferencias doctrinales en la interpretación de


estos supuestos dicen precisamente relación con el alcance que se
atribuye a los respectivos encabezados de esos numerales.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (III)

1. Interpretación amplia e interpretación restrictiva del artículo 15

 LA MAYORIA DE LOS AUTORES (Labatut, Novoa y Cury) Y la casi totalidad de la


jurisprudencia nacional es partidaria de una interpretación que podemos
denominar extensiva del artículo 15.

 Los sustentadores de esta tesis no ignoran que el alcance que atribuyen al


referido artículo es excesivo, en relación con los criterios doctrinales, pero
argumentan que esta ampliación de la autoría viene dispuesta por el propio
legislador y reconocida por él mismo como tal en el inciso primero del art. 15, en
cuanto alude a quienes se consideran autores y no a quienes son autores.

 Los autores en minoría y casi sin reconocimiento jurisprudencial, consideran


que no ésa la interpretación que debe darse al art. 15 CP, sostienen que tal expresión
del legislador no implica que los supuestos de los números 1 y 3 comprendan casos
que doctrinalmente corresponden a la complicidad, sino que se explica debido a la
inclusión entre los autores (Nº2) al instigador, quien en verdad es sólo un partícipe.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (IV)

1. Alcance del Nº 1 del art. 15

“Los que toman parte en la ejecución del hecho, sea de una manera inmediata y
directa, sea impidiendo o procurando impedir que se evite”

Interpretado en sentido amplio, el primer numeral del artículo 15 incluiría a todos los
que toman parte en la realización del delito, sea que directamente ejecuten alguno de sus
actos constitutivos, o que sólo impidan o procuren impedir que otros eviten su
realización. En este último supuesto quedaría comprendido, de acuerdo con este criterio,
quien permanece fuera del lugar donde se está ejecutando el delito para avisar si llega
alguien o para distraerlo (ej: el loro)

Una interpretación más ceñida del texto parte por reparar en que a la palabra
ejecución, contenida en la exigencia primera y central de este precepto, se debe dar un
sentido técnico, es decir, el mismo sentido que le atribuye el artículo 7 CP. De modo
que sólo tomarán parte en la ejecución del hecho quienes realicen actos ejecutivos
del delito, no actos de cualquiera índole simultáneos a la ejecución, sino actos que
en sí mismos puedan ser considerados ejecutivos del delito de que se trate.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (IV)

Partiendo de esa base (criterio estricto), tomarán parte en la ejecución del hecho de
una manera directa quienes realicen por sí mismos actos de ejecución del delito ; y
tomarán parte de su ejecución impidiendo o procurando impedir que se evite, quienes
realicen actos que cumplen con ambas exigencias, como sucedería si, en un delito de
lesiones o de violación, un sujeto afirma a la víctima mientras el otro la golpea o la
viola.

El caso de quien se limita a vigilar la llegada de intrusos queda, por tanto,


absolutamente fuera del alcance de este numeral.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (V)

2.- Alcance del Nº 2 del art. 15: 2º


Los que fuerzan o inducen directamente a otro a ejecutarlo.

Existe acuerdo en la doctrina y en la jurisprudencia en cuanto a que el segundo


numeral del artículo 15 incluye, en su primera parte, al autor mediato, y en la
segunda, al instigador o inductor.

La expresión fuerza es entendida en el sentido de fuerza moral, puesto que el


empleo de fuerza física torna a quien se vale de ella en autor directo del hecho. Sin
embargo, la mayor parte de la doctrina nacional entiende que en esta parte del art. 15
Nº2 tienen cabida todas las formas de autoría mediata, ya examinadas (Etcheberry).

Hay quienes, sin embargo, interpretan que las modalidades de autoría mediata que no
suponen fuerza moral tendrían cabida en el Nº1 del art. 15 (Garrido).
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (VI)

En cuanto a la inducción, que, como vimos, es una forma de participación, también


existe acuerdo en la doctrina en el sentido que se la ha incluido entre los supuestos de
autoría, porque en casi todas las legislaciones se castiga al inductor con una pena igual
a la que se impone a los autores del hecho.

Ello, sin embargo, no obsta a que debamos considerar al instigador como lo que
efectivamente es: un partícipe, cuya actuación debe satisfacer las exigencias de los
principios de accesoriedad y convergencia.

La expresión directamente implica que la instigación o inducción debe ser concreta y


dirigida a persona determinada, sin que basten los meros consejos o las alusiones
generales.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (VII)

3, Alcance del Nº3 del artículo 15

Los que, concertados para su ejecución, facilitan los medios con que se lleva a
efecto el hecho o lo presencian sin tomar parte inmediata en él.

El elemento clave para la interpretación de este precepto está dado por su


primera parte, aplicable a las dos modalidades específicas de autoría que contempla.

El concierto para la ejecución que allí se exige es interpretado por la doctrina


mayoritaria y la jurisprudencia como sinónimo de acuerdo para cometer el delito, el cual,
por lo demás, puede ser expreso o tácito, y previo o coetáneo al delito.

De este modo, todo aquel que, mediando un acuerdo con los demás autores,
proporcione uno de los medios empleados para cometerlo, o simplemente lo
presencie, tendría que ser considerado autor, de conformidad con este precepto.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (VIII)

En cuanto a los medios, éstos pueden ser de cualquier índole, materiales (arma, dinero,
automóvil) o inmateriales (información sobre modo de ejecución, sobre los objetos,
sobre la víctima, etc.) ; y pueden tener por objeto hacer posible la ejecución del hecho,
o simplemente facilitarla o acelerarla.

En cuanto a la segunda hipótesis, basta la sola presencia del individuo, con tal que
existe acuerdo delictivo. Precisamente debido a la amplitud con que se cree ha sido
concebida la norma, los autores partidarios de esta interpretación extensiva
destacan que este numeral casi hace desaparecer la complicidad, pues la
cooperación en el delito quedaría prácticamente absorbida por el Nº3 del art. 15.

Los partidarios de una interpretación más estricta reparan en que, nuevamente, la


palabra ejecución debe ser tomada en su sentido estricto, de modo que el acuerdo
debe ser un acuerdo para la ejecución del delito, y no un mero acuerdo para su
realización. Se trata de que, conforme al plan delictivo, se encuentre previsto un aporte
del individuo en este etapa.
LA AUTORIA EN EL CODIGO PENAL CHILENO (VIII)

A diferencia del Nº1, que considera autor al sujeto que toma parte en la
ejecución, en este caso el individuo no toma parte activa en la ejecución, sino
que sólo la presencia o proporciona medios que han sido previstos para y
utilizados en la ejecución del delito.
Pero en ambos casos la aportación del individuo al delito se manifiesta en la
etapa ejecutiva de éste: en un caso, con su mera presencia, cubriéndose así
aquellos supuestos en que los no todos los individuos toman parte activa en la
ejecución, sino que uno o más de ellos se limitan a apoyar con su presencia a
los que ejecutan la acción y están alertas ante cualquier imprevisto que
pudiera reclamar su intervención (existe, por tanto, un codominio de la
ejecución del hecho); y en el segundo supuesto, a través de los medios
facilitados para que se empleen en la ejecución misma del hecho. De este
modo, el solo hecho de proporcionar medios no transforma al facilitador en
coautor, sino sólo cuando se proporcionan y se emplean en la realización de
los actos ejecutivos del delito.
LA COMPLICIDAD

el artículo 16 CP: Son cómplices los que, no hallándose comprendidos


en el artículo anterior, cooperan a la ejecución del hecho por actos
anteriores o simultáneos.

La complicidad es una figura de participación concebida residualmente:


es complicidad toda colaboración en el hecho que no constituya autoría.

Su alcance, por lo tanto, quedará determinado por el que se atribuya al art. 15.

Además, se trata de una institución de aplicación subsidiaria frente a la


autoría, de modo que no podría castigarse a un mismo individuo como autor y
como cómplice de un mismo hecho.
LA COMPLICIDAD (II)

La complicidad es colaboración a la ejecución del delito, no la habrá cuando


un individuo colabore con el cómplice : no hay complicidad en complicidad.

La ayuda prestada por el cómplice efectivamente ha de ser aprovechada de


algún modo, aunque sea como un medio para hacer frente a un imprevisto,
por el autor.

La complicidad puede ser


previa a la ejecución del hecho delictivo o simultánea con éste. Nunca
posterior, puesto que consumado el hecho ya no puede colaborarse a él. Las
actuaciones eventualmente pueden dar lugar a encubrimiento.
EL ENCUBRIMIENTO

El legislador incluyó al encubridor entre las personas responsables de los delitos, junto
con los autores y los cómplices, tanto al agrupar todas estas figuras bajo el Título II,
como en la enumeración que contiene el art. 14, hemos de llegar a la conclusión que
erróneamente consideró al encubrimiento como una forma de participación
subsecuente en el delito.

En doctrina y derecho comparados este enfoque está en franco desuso, pues se


entiende que, en la medida que se trata de una actividad posterior a la consumación, el
encubrimiento debe ser sancionado como un delito independiente, entre las demás
figuras de atentado contra la administración de justicia.
EL ENCUBRIMIENTO (II)

De acuerdo con el art. 17, el encubrimiento supone ciertas condiciones o requisitos:

a) El hecho encubierto debe ser un crimen o un simple delito. No existe


encubrimiento de faltas. Así lo da a entender el inciso 1º del art. 17 y se desprende de la
regulación general sobre las faltas. Este hecho no necesita haber llegado a la
consumación, pues también pueden encubrirse los actos llevados a cabo para ejecutarlo.
b) El encubridor ha de tener conocimiento de la perpetración del hecho
delictivo.
c) El encubridor ha de actuar con posterioridad a la consumación del delito o a la
etapa ejecutiva que se haya realizado.
d) El encubridor no ha de haber intervenido como autor o como cómplice en el
delito. Se trata, al igual que en el caso del art. 16, de una norma de aplicación subsidiaria.
e) El encubridor debe haber actuado de alguno de los modos especialmente previstos
en los números 1 a 4 del art. 17. Al respecto, se distingue entre :
EL ENCUBRIMIENTO (III)

Art. 17. Al respecto, se distingue entre :

1.- Aprovechamiento real o de los efectos del delito (Nº1). Se comprende en este
numeral tanto el aprovechamiento propio que lleva a cabo el encubridor, como el acto
de facilitar a los demás intervinientes que se aprovechen de los efectos del delito
cometido.
Cuando hay aprovechamiento propio y los efectos provienen de la perpetración de un
delito de hurto o robo, debe aplicarse por especialidad el artículo 456 bis A, que
sanciona para estos casos el delito de receptación.

2.- Favorecimiento real (Nº2). Se sanciona la conducta de quien oculta o inutiliza el


cuerpo, los efectos o instrumentos del delito con la finalidad de impedir que sea
descubierto.
Labatut, Novoa y Etcheberry sostienen que, en virtud de esta exigencia subjetiva,
no hay favorecimiento si la ocultación o inutilización se efectúa con la finalidad que no
se pueda identificar al autor del delito, por ejemplo, una vez que el hecho ya ha sido
descubierto.
EL ENCUBRIMIENTO (IV)

3.- Favorecimiento personal o de delincuentes (Nºs. 3 y 4). LEER!!!!


Nuestro código distingue entre una forma ocasional y una habitual.

El favorecimiento ocasional aparece descrito en el Nº3, y consiste en


albergar, ocultar o proporcionar la fuga a los autores o cómplices.

El favorecimiento habitual es más amplio en lo tocante a las conductas,


pues también se comprende el hecho de facilitar medios para que los
delincuentes se reúnan u oculten sus armas o efectos, y la de suministrarles
auxilios o noticias para que se guarden, precavan o salven.
Pero lo central de esta forma de encubrimiento está dado por la habitualidad
que exige, por una parte, y por la circunstancia que, en tal caso, no se requiere
que el encubridor tenga conocimiento de los delitos perpetrados, sino sólo de
la condición de delincuentes de las personas a quienes ayuda.
EL ENCUBRIMIENTO (IV)

3.- Favorecimiento personal o de delincuentes (Nºs. 3 y 4). LEER!!!!


Nuestro código distingue entre una forma ocasional y una habitual.

El favorecimiento ocasional aparece descrito en el Nº3, y consiste en


albergar, ocultar o proporcionar la fuga a los autores o cómplices.

El favorecimiento habitual es más amplio en lo tocante a las conductas,


pues también se comprende el hecho de facilitar medios para que los
delincuentes se reúnan u oculten sus armas o efectos, y la de suministrarles
auxilios o noticias para que se guarden, precavan o salven.
Pero lo central de esta forma de encubrimiento está dado por la habitualidad
que exige, por una parte, y por la circunstancia que, en tal caso, no se requiere
que el encubridor tenga conocimiento de los delitos perpetrados, sino sólo de
la condición de delincuentes de las personas a quienes ayuda.
CASO
Juan y Pedro deciden violar a Angélica, para lo cual ingresan
a la casa de ésta. Juan golpea a Angélica hasta dejarla
inconsciente. Pedro accede carnalmente a Angélica. Juan no
accede carnalmente a Angélica. Angélica estaba sola en su
casa. Antes de ingresar a la casa, Juan y Pedro solicitaron a
Mauricio que se quedara en la esquina, para avisarles por si
llegaba alguno de los parientes de Angélica. No fue
necesaria la intervención de Mauricio, porque ninguno de
tales parientes llegó. ¿Cómo debemos castigar a Juan, Pedro
y Mauricio, según cada una de las dos posiciones relativas a
la extensión del alcance del artículo 15 del C. Penal?
LA COMUNICABILIDAD DE LAS EXIGENCIAS PERSONALES DEL TIPO

Planteamiento del problema

Los delitos suelen clasificarse en dos categorías en relación con el


sujeto activo, : delitos de sujeto indiferente y delitos especiales. Además se
distingue entre delitos especiales propios e impropios.

Son delitos especiales propios: aquellos en los cuales la calidad especial


requerida por el tipo es determinante de su ilicitud, de manera que si no
concurre esa exigencia, el hecho simplemente no es castigado.
Son delitos especiales impropios, aquellos en los cuales la calidad
especial exigida por el tipo no es determinante de la ilicitud, sino de una
agravación o de una atenuación del trato penal, de manera que si no
concurre aquella exigencia, el hecho de todos modos es sancionado, pero a
un título distinto (de conformidad con un tipo paralelo más severo o más
benigno que aquel cuya exigencia no se cumple).
LA COMUNICABILIDAD DE LAS EXIGENCIAS PERSONALES DEL TIPO (II)

En aquellos casos en que intervienen dos o más individuos en la realización de


un delito que exige determinadas características en el sujeto activo, suele
ocurrir que no todos ellos reúnan las condiciones exigidas por el tipo. Puede
acontecer, entonces, que un sujeto cualificado actúe con otro u otros
individuos no cualificados, sea que obren como coautores o como partícipes.
Y, por la inversa, puede ocurrir que el sujeto cualificado se valga de un tercero
para cometer un delito especial, ya sea que lo haga en calidad de autor
mediato o como instigador.

En estas situaciones se plantea el problema de determinar cuál es el trato


penal a que queda sometida la persona que no reúne la calidad especial
exigida por el tipo: si se le "comunica" la calidad que sí se da en otro de los
intervinientes o si no se le "comunica" dicha calidad.
LA COMUNICABILIDAD DE LAS EXIGENCIAS PERSONALES DEL TIPO (III)

La solución mayoritaria

Como el Código Penal no resuelve el problema, la doctrina mayoritaria toma como base el artículo 64 del C. Penal que se
refiere específicamente al tema de la comunicabilidad de las circunstancias modificatorias de responsabilidad (atenuantes y
agravantes). Este precepto dispone que las circunstancias agravantes de índole personal sólo afectan a las personas en quienes
concurren (es decir, no se comunican).

Sobre esta base, la posición mayoritaria distingue entre delitos especiales propios e impropios:

a) Respecto de los delitos especiales impropios, procede castigar al sujeto cualificado según el tipo especial, y al sujeto no
cualificado según el tipo paralelo correspondiente.
Por ejemplo: si un hijo mata a su padre e interviene un extraño como cómplice, este último será cómplice no de parricidio,
sino de homicidio simple (arts. 390 y 391 Nº 2)
Esta posición se funda en que si bien respecto de la comunicabilidad de los elementos (personales) del tipo no hay una
regla general, sí es aplicable en este caso la norma del artículo 64, porque en el fondo la calidad de pariente opera como
agravante.

b) Respecto de los delitos especiales propios, procede castigar al sujeto no cualificado según por el mismo título que
resulte aplicable al sujeto cualificado.
Por ejemplo: si un juez comete el delito de prevaricación y alguien que no es juez actúa como cómplice, éste último debe ser
castigado como cómplice de prevaricación.
Esta posición se funda en que la limitación contemplada en el artículo 64 no es aplicable respecto de esta clase de delitos,
porque ella se refiere exclusivamente a las circunstancias modificatorias de responsabilidad y no a los elementos del tipo, y en
el caso de los delitos especiales propios la calidad especial exigida por el tipo no es determinante de una agravación o de una
atenuación, sino la licitud de la conducta.
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