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Argumento

Gray Preston nació con dinero, pero ha construido su imperio de carreras con
trabajo duro y músculo. Y ahora que Gray tiene millones de fans, su padre
senador envía a una de sus ayudantes, Evelyn Hill, para obtener la ayuda de
Gray obteniendo votos para las próximas elecciones nacionales. Gray no quiere
tener nada que ver con la campaña de su distanciado padre, pero Evelyn puede
ser muy persuasiva. Ella está dispuesta a aprender acerca de las carreras, y tal
vez incluso conseguir ensuciarse un poco.

La meta número uno de Evelyn es la política, lo que hace que trabajar con Gray
sea difícil, porque su única pasión son los coches rápidos. Mientras ella y Gray
pasar tiempo juntos, él le enseña sobre el deporte que ama, y ella aprende mucho
sobre el hombre detrás del timón. Cuanto más aprende, más le quiere. Sin
embargo, cualquier deseo que amenace con descarrilar los planes
cuidadosamente trazados para su futuro es peligroso.

Con la pasión que Gray y Evelyn comparten corre más caliente de lo que
cualquiera imagina, uno de ellos va a tener que comprometerse, o de lo contrario
corren el riesgo de perder más que sus corazones.

Cap1

No había nada que acelerara más el motor de Gray Preston que un motor en buen
funcionamiento, un coche rápido cruzando la línea de meta en primer lugar, y
una mujer dispuesta y sexy esperándolo al final de un gran día.

Lástima que la explosión en el motor hubiera enviado su coche contra el muro a


tres vueltas tímidas de la línea de meta en Michigan. Había estado en el segundo
lugar y pasando junto a su competidor a toda prisa, seguro de que podría luchar
por el primer lugar de Cal McClusky antes de la bandera a cuadros.

Ese sueño se había esfumado. Así que tenía a la mujer sexy, una tal Sheila
Tinsdale, una visitante frecuente de su remolque y su cama en el último mes.

Una rubia platinada malditamente caliente, y bien formada, Sheila no le exigía


ningún compromiso y le gustaba el sexo tanto como a él. Estaba

condenadamente cerca de ser la mujer perfecta.


Por desgracia, Sheila también tenía su ojo puesto en McClusky, y se acostaba
con los ganadores. Así que cuando McClusky cruzó la línea de meta y Gray
golpeó la pared, Sheila apareció en el remolque de McClusky más rápido de lo
que el Chevy de Gray había rodado fuera en la tercera curva.

No es que lo sorprendiera, y no había herido sus sentimientos. Demasiado. No


estaba emocionalmente involucrado con Sheila, y había muchas más como ella
en el circuito de las carreras.

Así que tuvo un gran cero en los eventos de hoy. No había ganado, tenía un
coche destrozado en marcha, y nada de sexo como consuelo. Además, había
perdido dos puestos en la carrera por puntos y tenía a un decepcionado equipo
con el cual lidiar. Como propietario de dos coches en Carreras Preston y como el
conductor del coche número cincuenta y tres, la responsabilidad pesaba sobre él.

Era su objetivo de hacer algo de sí mismo, sobre todo desde que había roto
relaciones con su antiguo empresario he ido por su cuenta hacía dos años.

Tenía mucho que demostrar; así mismo, a su equipo, a sus fans, y…

Probablemente no le hacía ningún bien pensar cuánto tenía que demostrar. Y

cuánto le costaría, financieramente y en otras cuestiones, si no lo conseguía.

Por lo menos todavía era temprano en la temporada. Había tiempo para


recuperar el terreno que había perdido en la carrera de hoy.

Se dirigió al garaje del equipo donde su personal estaba ocupado, con las
cabezas bajo el capó de su coche.

Su jefe de equipo levantó la cabeza—. Esto apestó hoy.

Gray asintió hacia Ian Smart. Él e Ian había estado juntos desde que Gray se
había subido la primera vez a un coche de carreras, antes de que se hubiera
vuelto profesional.

—Es un eufemismo. La temperatura del aceite era alta hacia el final. Lo empujé
demasiado duro. Pero, maldita sea, estaba tan cerca.

Mientras Gray se inclinaba e inspeccionaba el motor, Ian le dio un codazo con su


hombro.

—Eso es lo que tienes que hacer para ganar la carrera, amigo. No hay nada que
puedas hacer al respecto. Lo conseguiremos la próxima vez.

Sí. La próxima vez. Sabía todo acerca de perder. Su padre era un senador, por lo
que había crecido alrededor de sus campañas, en torno a estrategias para ganar, y
lo que se hacía para reagruparse cuando no ganabas.

Aunque su padre rara vez perdía una carrera. Estaría decepcionado por el
desempeño de Gray hoy. Eso es si alguna vez se molestaba en mirarlo correr, que
Gray sabía perfectamente no hacía. Mitchell Preston no sería atrapado
rebajándose a ver las carreras de autos. Lo consideraba un deporte común e
inferior a él. Su padre estaba involucrado en las grandes elecciones de este año y
estaba más interesado en su propia carrera; la que Gray no tenía duda que su
padre ganaría.

Gray había perdido más carreras que su padre. Algo que su padre

absolutamente odiaba. Por otra parte, a su padre no le gustaba nada de lo que


Gray hacía, y así había sido desde que Gray había rechazado la beca para
Harvard y había elegido la beca de deportes para Oklahoma. Eso realmente
había enojado a su padre, también.

Al menos ese recuerdo puso a Gray en un decidido mejor estado de ánimo.

—Donny lo hizo bastante bien, sin embargo. Quedó en el duodécimo lugar.

Gray arrastró su atención de nuevo a Ian—. No está mal, pero sé que puede
hacerlo mejor. Necesita trabajar más en su concentración. Hablaré con él y con
su jefe de equipo.

Al menos podría salvar algo de ese día de mierda. Donny Duncan conducía el
nuevo coche que Gray había introducido en Carreras Preston esta temporada.

A los veinticuatro años, Donny estaba todavía un poco verde, había hecho el
cambio a ese nivel dos años atrás. Pero el chico tenía un talento natural y un gran
instinto.

Gray estaba seguro de que si continuaba presionando a Donny vería resultados


triunfadores.

Gray dio la vuelta para dirigirse hacia su remolque y vio a alguien esperando en
la puerta.

No sólo alguien. Sino una mujer muy atractiva, una fémina bastante

demasiado elegante para ser de la pista vistiendo un traje de negocios y tacones


muy altos. Él le dirigió una mirada de evaluación mientras se abría camino hacia
ella.

¿De los medios, tal vez? A pesar de que había terminado sus entrevistas más
temprano.

Ella se bajó las gafas de sol y le dio un repasó con la mirada, también—.

¿Grayson Preston?

Wow. Ella era una maravilla, con su pelo rubio fresa expertamente recogido, sus
ojos azules evaluándolo y unos labios perfectamente pintados. Seguro que no
pertenecía allí. Además, nadie en el circuito de carreras le decía Grayson.

Diablos, sólo su mamá lo llamaba por ese nombre. Y su padre.

—Sí. ¿Y tú eres?

Ella se acercó a él, con paso seguro y confiado, y luego le tendió la mano—.

Evelyn Hill. ¿Tienes un momento?

Para ella, tenía un montón de momentos. Él le dio la mano, notando sus uñas con
manicura. No esas largas uñas falsas como garras que algunas de las mujeres de
por aquí llevaban. Las de Evelyn eran cortas y estaban sin pintar.

—Por supuesto. Vamos, entra.

Él abrió la puerta de su remolque y esperó mientras ella subía las escaleras, lo


que le dio la oportunidad de comerse con los ojos sus piernas muy bien formadas
y su grandioso trasero. Lástima que la falda le cubriera las rodillas.

Normalmente
las mujeres de por allí llevaban las faldas mucho más cortas. Por otra parte,
normalmente las mujeres que abordaban a los corredores no se vestían como si
fueran a tomar té en alguna parte.

Ella entró en la sala y él cerró la puerta.

— ¿Qué puedo hacer por ti, Evelyn?

Ella se volvió hacia él y le dio una sonrisa. Una práctica, profesional, muy
estudiada sonrisa—. Estoy aquí en representación de su padre, el senador
Preston.

Justo cuando estaba centrando su radar en ella, tenía que ir y arruinarlo al


trabajar para su padre. Aunque al menos estaba enviando mejores emisarias
ahora. Gray fue hacia su nevera y tomó una cerveza.

— ¿Quieres una?

—Oh. No, gracias.

Él abrió la tapa de la lata y bebió un largo trago, con la garganta reseca de todas
aquellas vueltas y las entrevistas que había tenido que hacer después del
desastroso final.

— ¿Viste la carrera de hoy?

—De hecho, lo hice. Siento lo de tu accidente, pero me siento aliviada de que no


hayas resultado herido.

Él se encogió de hombros—. No fue un golpe tan duro. —Señaló la pequeña


mesa—. Toma asiento, Evelyn. ¿Estás segura de que no quieres algo de beber?

También tengo agua y refrescos.

—No, estoy bien. Pero eres muy amable al ofrecérmelo.

¿No era educada? Ella se sentó en la cabina y cruzó una larga pierna sobre la
otra.

Él se aclaró la garganta—. Está bien, entonces, ¿De qué te manda mi padre a


hablar conmigo recorriendo todo el camino hasta Michigan que ninguno de
ustedes pudo llamarme y decírmelo por teléfono?

Ella movió un rizo detrás de su oreja y cruzó las manos sobre la mesa centrando
esos hermosos ojos azules claros directamente a él—. Como es de tu
conocimiento, o al menos espero que estés consciente de eso, ahora que el
senador Preston ha abandonado la carrera por la presidencia, tiene una buena
oportunidad de ser considerado como un candidato viable a la vicepresidencia en
la elección de este año.

Él se echó hacia atrás en la cabina —. Sabía que se había retirado de la carrera,


pero no sabía que le daría una oportunidad al lugar de VP. Me alegro por él.
¿Qué tiene eso que ver conmigo?

—Estaría muy agradecido si pudieras ayudarlo en sus esfuerzos.

Ahora bien, esta era una nueva. Su padre no había querido tener nada que ver
con él durante mucho tiempo.

— ¿En serio? ¿Y cómo se supone que lo ayudaré?

—Lo has hecho muy bien por ti mismo en este deporte, Sr. Preston…

—Si seguirás hablando conmigo, Evelyn, será mejor que me llames Gray.

Ella abrió la boca, hizo una pausa, y luego asintió—. Muy bien, Gray. Como iba
diciendo, te has convertido en un gran éxito en las carreras de autos, lo que
significa que tienes una base de dedicadas fans. Una base de fans muy dedicadas
en todo el país.

Evelyn sin duda era linda, y había una pizca de ligeras pecas en el puente de su
nariz, que se extendía por sus mejillas, que no hacía nada para disminuir lo
malditamente sexy que era, o cómo eran sus ojos de imponentes. Su belleza
tampoco le distrajo del mensaje muy claro que acababa de darle en nombre de su
padre.

—Lo entiendo. Una base de fans muy dedicadas en todo el país de votantes
registrados que piensas que podrían ser persuadidos para emitir algunos votos
para mi papá y para el candidato presidencial. Y si estoy de acuerdo, eso hará de
Mitchell Preston un potencial aún más atractivo como candidato de la
vicepresidencia, lo que con todos los votos críticos del sur podría ayudarle a
ganar.

Ella no apartó la mirada—. Sí.

— ¿Por qué no vino a mí cuando fue candidato a la presidencia?

—Lo habría hecho, si hubiera continuado con su campaña presidencial.

—Eh. Te das cuenta de que mi padre y yo no estamos exactamente de acuerdo en


muchas cosas, temas políticos incluidos.

—Sé mucho acerca de ti, incluyendo tus gustos y aversiones, políticas, me


refiero.

Él quiso reírse, pero estaba seguro que Evelyn estaba haciendo todo lo posible
para realizar el trabajo que le había sido asignado. No era culpa suya que hubiera
sido asignada al hijo de perra poco cooperativo del hijo de Mitchell Preston.

—Me sorprende, teniendo en cuenta que nunca he hablado públicamente sobre


mis gustos o aversiones, políticas quiero decir.

Ella levantó la barbilla—. Tu padre me lo informó.

Ahora él rió, y luego tomó un largo trago de cerveza antes de contestar—. ¿Lo
hizo? Mi padre no sabe nada de mí. No hablamos mucho. Y como heredé mi
fondo fiduciario de mi abuelo cuando cumplí veinticinco, no puede

chantajearme para que le dé lo que quiere al negarse a darme el dinero, así que

no hay razón para comunicarnos en absoluto y no tengo ninguna razón para darle
mi ayuda.

Observó a Evelyn juntar las manos con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron
blancos—. Ya veo.

Él empezó a levantarse—. Entonces ¿terminamos?

Ella no se movió—. Tu madre quería que te dijera que apreciaría en gran medida
tu cooperación en ese sentido. Siente no tener la oportunidad de hablar contigo
ella misma, pero ha estado muy ocupada en la campaña electoral con tu padre, y
por supuesto, eres muy difícil de localizar, ahora que estás compitiendo cada
semana.

Diablos.

—Golpe bajo, Evelyn. —Podría decirle a su padre que se fuera al diablo. Pero
amaba a su madre y haría cualquier cosa por ella. Bueno, casi cualquier cosa.

Su madre era consciente de su relación con su padre y patinaba sobre el hielo


con cuidado, por lo general sin interferir. Pero por alguna razón, adoraba a ese
cabrón y apoyaba su carrera política.

Evelyn le dirigió una mirada compasiva—. Lo siento. Me doy cuenta de que


es… difícil para ti. Pero tu apoyo ayudaría la campaña de tu padre.

—Mi padre es un idiota misógino que trata a las mujeres como sirvientas. ¿Por
qué demonios trabajas para él?

Sus labios se curvaron. Le gustaba su sonrisa.

—Es obvio que no has pasado mucho tiempo cerca de tu padre últimamente,

¿verdad?

—Es evidente que el viejo te tiene atrapada, o eres completamente ingenua.

Ella arqueó una ceja—. Te puedo asegurar, Gray, que no soy ingenua.

Estaba seguro de que Evelyn pensaba que sabía todo lo que había que saber
sobre Mitchell Preston. Pero Gray había crecido con el hombre y lo conocía
mejor que nadie. Y una cosa que había presenciado una y otra vez era como su

padre trataba a las mujeres. Era una incógnita porqué había alguna mujer en
absoluto en la campaña dado el comportamiento condescendiente e

irresponsable de su padre hacia ellas, sobre todo si eran jóvenes e insípidas.

¿Y ese era el hombre que estaban considerando para VP? Su padre era un idiota
prepotente, sin emociones. Gray no sabía cómo había soportado su madre a su
padre durante treinta y tres años sin asfixiarlo mientras dormía o envenenado su
café, pero nunca había entendido su matrimonio de todos modos.

—Entonces, ¿podemos contar con tu cooperación? —preguntó Evelyn.

Él no pudo evitar reír con su audacia al pensar que todavía sería accesible—.

Ni de casualidad. Déjame acompañarte a la salida.

Ella lo miró atónita. Obviamente, estaba acostumbrada a que la gente cayera a


los pies del senador. Él no era uno de ellos.

Ella se puso de pie—. ¿En serio?

—En serio. Lo siento, Evelyn, pero no besaré el trasero del senador. Tendrás que
encontrar alguna otra manera de conseguir votos para él.

—Te das cuenta de que esto podría ser beneficioso para ti. Piensa en la
exposición que obtendrías, en los nuevos fans que podrían conseguir.

—Tengo un montón de fans ya, pero gracias. —Le entregó su bolso, apoyó la
mano en su espalda, y la dirigió hacia la puerta.

Ella se detuvo y se volvió hacia él—. Esta podría ser una manera para que tú y tu
padre reparen su relación.

Él se dio cuenta de que ella se estaba agarrando a un clavo ardiendo.

—Mi padre sabe mi número de teléfono. Y mi agenda. Si quisiera reparar


nuestra relación, podría haber hecho eso hace años.

Fue entonces cuando él vio que la pelea abandonaba sus ojos.

—Entonces siento haberte hecho perder el tiempo.

—No me hiciste el tiempo, Evelyn. Perdiste el tuyo. —Sostuvo la puerta para


ella y la acompañó por las escaleras.

Ella ni siquiera miró hacia atrás mientras se dirigía hacia el aparcamiento.

Era una lástima que hubiera estado aquí en representación de su padre. Evelyn
Hill era un infierno de mujer hermosa, y no le hubiera importado haber pasado
algún tiempo con ella. Pero ahora que sabía que estaba asociada con su padre, no
quería tener nada que ver con ella.

***

Evelyn arrojó la bolsa sobre la cama en la habitación del hotel, se quitó los
zapatos y se arrojó sobre el sillón, haciendo una mueca cuando dobló los dedos
de los pies.

Estúpidos zapatos. Agarró el control remoto y encendió la televisión, la cual


estaba en el canal de deportes. Demasiado cansada para cambiar de canal, pidió
servicio de habitación, poniendo los ojos en blanco cuando pasaron la repetición
de los eventos de las carreras de ese día en la televisión. A pesar de la puerilidad
del acto, le sacó la lengua a la pantalla cuando el apuesto rostro de Gray Preston
apareció ante ella.

—Tarado —murmuró, y luego tomó su teléfono para comprobar su correo


electrónico, con una mueca cuando vio uno del senador pidiéndole una
actualización.

La tarea más importante que jamás le había dado, y había fallado en el primer
intento.

Levantó la mirada para ver la cara sonriente de Gray mientras era entrevistado
por los medios de comunicación.

Ella se había sentido frustrada más de una vez en Washington, y nunca había
renunciado. ¿Dónde estaba su lucha, su determinación de ganar? Así es cómo
había llegado tan lejos como lo había hecho. Y estaba tan cerca de conseguir lo
que quería, de ser capaz de vivir su sueño.

Sabía exactamente lo que tenía que hacer.

Se movió por su teléfono y marcó el número, sonriendo mientras sonaba. Si


Gray pensaba que podía decirle que no y que todo había terminado, pronto se
daría cuenta de que ella era más formidable de lo que pensaba. Nunca se iba sin
pelear.

— ¿Sra. Preston? Hola, soy Evelyn... Estoy bien, gracias, pero tenemos un
problema. Se trata de su hijo, Gray.

Cap2

Un golpe en su puerta despertó a Gray de lo que debería haber sido su mañana


para dormir. Él parpadeó, gruñó, luego rodó fuera de la cama, se puso unos
pantalones de chándal, e hizo su camino a la puerta, cuando el golpeteo se hizo
más fuerte.

— Espera un maldito minuto. Ya voy

Él abrió de golpe la puerta, jurando mentalmente que si eran Donny o Ian les iba
a patear el culo. Sus ojos se agrandaron cuando vio a su madre de pie allí.

— Mamá. ¿Qué estás haciendo aquí?

— ¿Por qué no contestas el maldito teléfono?— Ella pasó junto a él y entró en el


interior. Se rascó la cabeza.

— Uh. . . mi teléfono—Miró a su alrededor, con la cabeza todavía difuso del


sueño y ahora la confusión—Yo no sé dónde está mi teléfono. ¿Y por qué estás
aquí?

Sus ojos marrones lanzaban fuego contra él.

— Estoy aquí porque estás siendo poco cooperativo. ¿Por qué le dijiste que no a
Evelyn?

Él no estaba lo suficiente despierto para esta conversación. ¿Evelyn quién?

— Necesito el café. ¿Te gusta el café?

— Son las diez, Grayson. Ya he tenido café y desayuno. ¿Estabas todavía


dormido?

— Sí. Lo siento. Permíteme hacer un poco de café, entonces yo prometo ser


coherente. Toma asiento, mamá.

Se puso a preparar el café, y luego dijo:

— Voy a ir a ponerme una camisa. Ya vuelvo.


Sacudiendo la cabeza, volvió a entrar en el dormitorio y agarró una camisa, hizo
una meada, y se cepilló los dientes, y luego encontró su teléfono y vio que se
había dejado el teléfono en vibrador, y que se había perdido cuatro llamadas de
su madre. ¡Mierda!

En el momento en que regresó, el café estaba listo. Se sirvió una taza.

— ¿Quieres algo de beber? ¿Agua, té, soda?

— Estoy bien, gracias. Siéntate y bebe tu café.

Gracias a Dios. Se tomó la primera copa como si fuera el elixir de la vida,


porque él sabía por qué su madre estaba aquí. Así que él se adelantó y agarró una
segunda taza, y para entonces la cafeína estaba haciendo el trabajo. Él estaba por
lo menos despierto.

— ¿Qué hiciste? ¿Irte de juerga después de la carrera el pasado fin de semana?

—Le preguntó a su madre.

Él soltó un bufido.

— No. Fue un largo y caliente fin de semana. Estoy cansado y dormir me ayuda
a recargar.

Su madre le dio un vistazo. Ella se veía hermosa como siempre en un vestido de


verano con algún tipo de suéter encima, su cabello castaño oscuro cortado en una
especie de melena corta que le rozaba la barbilla.

— Hey, nuevo corte de pelo. Te ves bien, mamá. Me alegro de verte.

Él se inclinó y le besó en la mejilla. Ella no sonrió.

— Yo no estaría aquí si hubieras estado cooperativo.

— Oh, así que esto es mi culpa. Mira, yo aprecio que papá tenga una nueva
campaña, pero eso no significa que tenga que participar.

Ella puso los ojos.

— No es sólo una nueva campaña, Grayson. Es el potencial para convertirse en


el vicepresidente de los Estados Unidos.

Trató de reunir algún tipo de respuesta, pero se quedó en blanco.

— ¿No te dijo Evelyn que agradecería tu cooperación al respecto?

— Lo hizo. Aun así la rechacé.

— Yo no te pido mucho, Grayson, y normalmente no me meto en tu relación con


tu padre, pero él no es el único que ha estado en la política durante más de treinta
años. Así que yo también me he parado a su lado -a través de lo malo y lo
bueno- he peleado con él a través de cada campaña. Y a pesar de lo que piensas,
él es un hombre muy bueno. Si no fuera por el actual presidente apoyando a
Cameron, tu padre muy bien podría haber conseguido la

nominación presidencial de este año. Todavía creo que finalmente va a terminar


allí. Mientras tanto, existe la oportunidad de toda una vida esperando por él.
Algo que ha trabajado muy duro para lograr.

La madre de Gray habló con pasión, cada una de sus palabras puntuado con cada
día, cada mes, cada año que le había dado a la carrera política de su padre. Y sí,
él estaba escuchando. Era difícil no hacerlo.

— También es una oportunidad para mí, algo que he trabajado toda mi vida.

Tengo una agenda, Grayson, la oportunidad de hacer una diferencia, para


permitir que se escuche mi voz. Tú sabes cuánto significan para mí la
alfabetización y la educación a nivel estatal. Si tu padre llega a la
vicepresidencia, significaría mucho más exposición para mí y para mi agenda.

Una oportunidad para difundir este mensaje en todo el país, para luchar por una
mayor financiación, para llamar la atención nacional por una causa que es tan
importante para los niños en todas partes. Y si, por la gracia de Dios, tu padre
debe recibir algún día a la Casa Blanca, esta sería mi plataforma, y quién sabe
cuánta atención conseguiría.

Ella se detuvo y lo miró directamente a los ojos, y vio la determinación en la


suya.

— Si no fuera por él, ¿lo harías por mí?


Loretta Preston era un dragón cuando se trataba de las causas en las que creía de
todo corazón. Él no había pensado en ella ni una vez y lo que esto significaría
para ella en términos de exposición nacional de sus causas, porque había estado
demasiado ocupado aferrándose al rencor a su padre.

Era un imbécil egoísta. Él se inclinó sobre la mesa y le tomó la mano.

— Lo siento, mamá. Sabes que papá y yo no nos vemos a la cara y no lo hemos


hecho por mucho tiempo. Pero ya sabes lo mucho que creo en ti y en lo que
haces. Demonios, deseo que tú seas la candidata a la presidencia Ella inhaló,
luego se rió.

— No creo que esa sea mi taza de té, hijo. Y no claudicaré con tu padre pronto.
Él es un hombre increíble y quiere hacer cosas buenas.

— Bueno, lo que sea. Haré lo que pueda para asegurarme de que tus sueños se
hagan realidad.

Ella se levantó y lo abrazó.

— Gracias por creer en mí.

Se sentía bien tener los brazos de su madre envueltos alrededor de él.

— Yo siempre he creído en ti—Ella se apartó.

— Debes tratar de creer en tu padre. Trata de hablar con él, volver a conectar.

Ha cambiado, Grayson.

— No sé si alguna vez podría creer eso. Pero yo te ayudaré a sacar la campaña.


Por ti. Y sólo por ti.

Ella le dio una palmadita en la mejilla.

— Voy a tomar eso. Por ahora. Pero en algún momento, creo que verás la luz
acerca de tu padre.

Había visto la luz hace mucho tiempo. Él prefería quedarse en la oscuridad.

Ella miró su reloj.


— Bueno. Me tengo que ir. Tengo que estar de vuelta en DC esta noche. Voy a
llamar a Evelyn y le haré saber que te reunirás con ella en tu próxima ciudad

—Ella agitó la mano y se echó a reír—Donde quiera que sea. No puedo seguir
contigo, hijo. Pero siempre me aseguro de ver las carreras. Tengo un DVR

personal para mí.

— Gracias. Te lo agradezco. Y sí, voy a trabajar con Evelyn. Ella llamó y se


quejó de mí, ¿no?— Preguntó mientras caminaba con su madre hacia el coche
privado, que la esperaba justo fuera de la puerta.

Ella le sostuvo la mano y sonrió.

— Por supuesto que lo hizo. Ella es un tigre. Me alegro de que esté trabajando
para nuestro lado.

Gray negó con la cabeza. Había subestimado a Evelyn cuando la había echado a
la acera ayer. Ella lo besó en la mejilla y lo abrazó de nuevo.

— Sé un buen chico y compórtate. Hablaremos pronto. Te amo, Grayson.

— Yo también te quiero, mamá.

Hizo un gesto cuando el coche se alejó. Por alguna razón, su madre siempre
podría hacer que se sintiera como si fuera un mal criado de ocho años de edad,
de nuevo. Se dirigió a la caravana con una lista mental de un centenar de cosas
que tendría que hacer hoy antes de que levantaran y se dirigieran a Kentucky.

Y entonces, tendría que hacer frente a Evelyn. Pero no hasta mañana. Al menos
podía empujarla de su agenda hasta entonces. Mañana, sin embargo, él y Evelyn
iban a tener una conversación y conseguir algunas reglas básicas directamente

Cap3

Evelyn secó su pelo, lo puso en una coleta, y luego terminó su maquillaje. Se


puso un par de pantalones vaqueros y una camiseta sin mangas, luego agarró una
camisa de botones blanca de manga larga de su maleta, y remató el atuendo con
un par de botines.
Ella había estado demasiado abrigada para esa primera carrera. Un paso en falso.
Debería haberse mezclado con la multitud, hacer que Gray se sintiera más
cómodo a su alrededor, en lugar de sobresalir como una botella de vino caro
empujado en la sección de soda de la tienda de comestibles. Además de que
había sido condenadamente incómodo, tanto física como emocionalmente,
vestida con su traje y con tacones mientras se está sentado en las gradas con la
multitud ruidosa.

Todo el mundo alrededor de ella la había mirado, y con razón. Un traje de diseño
no va con cerveza y salchichas. No iba a cometer el mismo error otra vez. Gray
Preston no era en absoluto lo que ella había imaginado. Sí, ella había leído
completamente su biografía y visto vídeos suyos haciendo entrevistas con los
medios antes y después de las carreras, y había pasado sobre su historia familiar
con su madre, incluidas todas las fotografías de su infancia y biografía
académica y profesional, pero eso no se podía comparar con encontrarse cara a
cara con el hombre.

Fue impresionante. Mojado, sudoroso y oliendo mucho a gasolina y aceite de


motor, el pelo aferrándose a la frente y el cuello, y con su traje anti flama
desabrochado, él era el hombre más sexy que había visto jamás. Y cuando había
dirigido sus cálidos ojos color whisky hacia ella, algo se estremeció entre sus
piernas.

Evelyn no era del tipo de ir babeando sobre un hombre de buen aspecto.

Washington estaba llenó de hombres calientes, y si alguien iba a poner su motor


en marcha, se podría pensar que sería un tipo de político. ¿Traje de negocios, con
un seguro en una oficina importante? Ahora ese era su ámbito de negocios. No
un mono manchado de grasa, necesitando una afeitada, que ansiaba una pista
caliente sobre una carrera política caliente. Así que su libido, disparada a tope
por Gray Preston, probablemente tenía más que ver con él que era la manera más
rápida para llegar a la Casa Blanca en lugar de su buena apariencia y ojos
seductores. Ella no era de enamorarse de un hombre simplemente porque era
atractivo.

Además, era terco y poco cooperativo y estaba en su camino, y ella ya podía


contar que esta tarea no iba a ser fácil. Prefería estar al lado del senador Preston,
donde pertenecía, ayudándole en la fórmula presidencial en noviembre, en vez
de sostener la mano de su hijo y rogar por su cooperación con el fin de conseguir
unos cuantos cientos de miles de votos, incluso si esos votos potenciales eran
más importantes.

Pero ella sabía que haría lo que fuera necesario, así que cuando su teléfono sonó
y Gray le dijo donde podían reunirse, agarró su bolso, subió a su coche de
alquiler, y condujo la corta distancia hasta el restaurante.

Él ya la estaba esperando en la puerta principal. Y no se veía feliz por eso,


tampoco. Difícil. Ella trataba con personas desagradables todo el tiempo. Su
actitud no la perturbó.

— Buenos días—dijo ella, pegando su sonrisa más amable.

Él asintió con la cabeza y sostuvo la puerta para ella. Bueno, eso es lo que iba a
ser. Ella podría tratarlo. Con el tiempo tendría que hablar con ella.

La camarera que, evidentemente, reconoció a Gray, sonrió, echó hacia atrás el

‘fuera de control’ y ‘sobre procesado’ cabello, y se apresuró a llevarlos a una


cabina en la parte trasera del restaurante mientras que le dio una mirada que
Evelyn no estaba segura si era de admiración o envidia pura.

— ¿Café? —Preguntó la camarera. Su nombre era Aileen y parecía ser de unos


cuarenta años.

— Gracias, Aileen. Con crema— dijo Evelyn.

— Lo mismo digo— dijo Gray con una sonrisa. A Aileen, por supuesto.

Al menos ahora sabía que él no sufría de laringitis. Ellos estaban viendo sus
menús, y para cuando Aileen vino con sus cafés, ordenaron el desayuno.

Puesto que Evelyn no había tenido la oportunidad de tomar una taza de café aún,
generalmente su primera tarea del día, incluso antes de su ducha, ella tomó un
par de sorbos rápidos, necesitando esa oleada de cafeína. Añadió un par de
sorbos y suspiró con satisfacción, luego levantó su mirada a Gray, y lo encontró
mirándola.

— Puedo sobrevivir sin él, pero si quieres tener una conversación inteligente
conmigo, estoy mejor, después del café.
— Es bueno saberlo —Levantó su taza, y fue golpeada de nuevo por sus
increíbles ojos.

Él fue muy directo en su mirada hacia ella, también, lo cual encontró…

incómodo. Ella puso su taza sobre la mesa.

— Vamos a limpiar el aire. Tú, obviamente, no estás contento conmigo.

— Llamaste a mi madre.

Ella resistió el impulso de sonreír ante el tono acusador en su voz. Evelyn amaba
a Loretta Preston, una de las más amables, más dulces, más pacientes mujeres
que había conocido. Habían tenido muchas conversaciones juntas, sobre su
marido y su hijo. Había esperado que Loretta tuviera alguna influencia en Gray y
obviamente había estado en lo cierto. La mujer era feroz acerca de sus causas y
no aceptaba un no por respuesta.

— Por supuesto que sí. No me dejaste otra opción.

— Claro que lo hice. Te dije que no. Esa era tu señal para irte.

Sus labios se levantaron.

— Claramente, no me conoces en absoluto. No me alejo cuando me dan una


asignación. Trabajar contigo es mi tarea, y hasta agotar todas las vías, no estaba
cerca de darme por vencida. Y puesto que tu madre me pidió

expresamente convencerte, supuse que sería una ventaja para persuadirte Él no


respondió.

— ¿No te gusta tu madre?

Su mirada saltó a la suya.

— Amo a mi madre

— Entonces no veo el problema.

— Fuiste a mis espaldas para servir a tu propio propósito—Ella puso los ojos.
— ¿Tienes un desacuerdo fundamental con la agenda de su madre? —Él

frunció el ceño.

— No.

— Entonces no veo cuál es el problema.

— Es obvio que no compartimos el mismo punto de vista

— Eso está bien para mí. ¿Has tenido la oportunidad de pensar en el plan?—

Él le dio una mirada en blanco.

— Yo no sabía que había un plan.

— Oh. Pensé que tal vez tu madre te había hablado de los objetivos de la
campaña.

— Mi madre me habló de sus objetivos, y me pidió que la ayudara. Eso fue todo.

Sus labios se curvaron.

— Obviamente la conoces.

— Muy bien. He pasado mucho tiempo con ella en los últimos años desde que
he estado trabajando con tu padre. Ella trabaja muy organizadamente y no acepta
un no por respuesta.

— Entonces has llegado a conocerla bien, y sabes que mientras que tiene una
voz suave, tiene una voluntad de hierro.

— Sí. Ella es un activo maravilloso para tu padre, tanto personal como


políticamente.

Gray miró a su café.

— Mi padre no la merece.

No tenía idea de lo que era la relación de Gray con su padre, ni tampoco era su
intención hacer palanca. Su único trabajo era trabajar con Gray en la campaña de
su padre, no involucrarse en la dinámica familiar, a menos que interfiriera en el
proceso político. Entonces estaba obligada a suavizar las cosas, no intervenir, y
sobre todo, no dejar que las cosas se pusieran complicadas.

— Así que ¿cuál es tu conclusión?

— Creo que tú y yo trabajaremos juntos.

Ella no pudo resistirse a levantar los hombros en el entusiasmo.

— Maravilloso. Estoy emocionada acerca de esto, Gray, y creo que no lo


lamentarás.

— Oh, ya me arrepiento. Pero esto es importante para mi madre, así que estoy
haciéndolo por ella.

A Evelyn no le importaba por quién lo hiciera. Sólo le importaba que era un


éxito en su tarea.

— Genial. Vamos a empezar con buen pie. Lo primero que tendremos que hacer
es trabajar dentro de tu horario. Yo sé lo ocupado que estás.

Se detuvieron mientras la camarera trajo su desayuno. Evelyn consumió su


avena y fruta, mientras que Gray comió un elaborado desayuno que consistía en
huevos, tocino, panqueques, papas fritas, y galletas.

— ¿Dónde pones todas esas calorías?— Preguntó.

— ¿Qué?

— Es una gran comida.

— Oh. Hago ejercicio, y también la sudo en el coche. Por lo general hay más de
cien grados allí.

— Dios mío. Eso no puede ser sano—Él se encogió de hombros

— Uno se acostumbra a ello.

No era de extrañar que tuviera un cuerpo como ese, alto y delgado. Pero hoy
llevaba unos vaqueros y una camiseta ajustada mostrando algunos músculos
serios.

— Así que es como un sauna.

— Sí

— Tienes que estar en forma para conducir un coche.

Recogió el último de sus huevos con el tenedor, y luego terminó su jugo de


naranja.

— No se puede controlar una furiosa bestia de tres mil libras a ciento noventa
millas por hora sin un poco de músculo, cariño.

Sus terminaciones nerviosas se estremecieron en el ‘cariño’. Lo dejó de lado.

— Me imagino que eso es cierto, aunque admito que mi conocimiento en la


industria de las carreras de autos es un tanto vaga.

— Vamos a tener que cambiar eso, ¿no es así?

— Supongo que lo haremos. Cuanto más sepa de lo que haces, mejor equipada
estaré para integrarte a la campaña de tu padre.

— Y no va a ser divertido.

Empujó su plato a un lado y lo estudió.

— Tengo que aclararte algunas dudas.

— No sólo algunas. Una gran cantidad. Debes saber que voy a estar

arrastrando los talones durante todo el camino.

— Puedo trabajar con eso.

— Bueno. Sólo quería ser franco al respecto.

A ella le gustaba.

— Gracias por eso. Así que, ¿Que tienes en tu agenda para hoy?
— Reuniones de equipo, entonces practicar carreras. Supongo que necesitas
volver a DC.

Ella le dio una mirada en blanco.

— Uh, no. Tal vez yo no te expliqué los parámetros con suficiente claridad. Él
frunció el ceño.

— No entiendo.

— Yo estoy asignada a ti, Gray, y sólo a ti, a partir de ahora hasta las elecciones.
Voy a estar contigo todo el camino.

Cap4

A Gray siempre le gusto manipular su equipo, no dejando nada que ellos


manejaran sin su participación. Lo que significaba la alineación en el garaje y
comprobar los coches que utilizaban para las carreras.

Ahora que estaban en Kentucky, estaba supervisando la reunión para ambos


equipos de carreras, y él tenía el control. Fue sobre los restos del naufragio del
domingo pasado con el equipo y los mecánicos, diseccionando la falla del motor.
El equipo del motor les aseguró que no volvería a suceder, que se tomarían
medidas para garantizar que los motores de los dos coches estuvieran en forma
privilegiada para la carrera de este fin de semana.

Gray siempre mantenía una lista mental de las cosas para cubrir en las reuniones
de equipo, del inventario de neumáticos que los miembros del equipo tendrían a
bordo para la próxima carrera. Todo el mundo asistía a las reuniones. Era
obligatorio. Si no se presentaban, eran sustituidos en el equipo o el equipo de
mecánicos.

Después de la junta general, Donny, su otro piloto, separó el equipo por su


propia reunión para discutir la estrategia para su coche, mientras que Gray hacía
lo mismo con su jefe de equipo y tripulación. La reunión ha ido bien y todo el
mundo se impulsó para la próxima carrera.

Tenía un buen coche y sabía que tenía una buena oportunidad para esta
temporada. Lo mismo hacía Donny, pero Donny se distraía con facilidad. Lo que
recordó a Gray que necesitaba tener una charla con él. Después que Donny
hiciera sus sesiones de práctica en la pista hoy, él le llevaría a un lado y tendría
una charla con él.

Donny se había visto pálido hoy en la reunión. Gray esperaba que no estuviera
enfermo, porque esa era la última cosa que necesitaban. Quería sus coches
funcionando bien este fin de semana.

Se acercó a la pista donde Donny estaba conduciendo a distancia para poner en


marcha su carrera de práctica. Después de una vuelta de calentamiento, levantó
la velocidad.

Huh. Quizá Gray estaba equivocado acerca de que Donny estuviera enfermo,
porque él estaba tomando una vuelta rápida. Tenía el control del volante y

tenía precisión y confianza en las vueltas que Gray nunca había visto antes el
joven piloto.

Impresionante como el infierno. Y una de las más rápidas carreras que Gray le
había visto conducir al chico. Bueno. Tenía que ser grande, porque Gray había
invertido mucho dinero en la adición de otro coche para Preston Racing, por lo
que Donny iba a tener que hacerlo bien. Gray no tenía mucho tiempo para gastar
en el chico.

— Es bastante bueno.

Alex Reed llegó a su lado para mirar. Alex estaría haciendo su sesión de práctica
al mismo tiempo que Gray después. Él y Alex se habían conocido desde hace
mucho tiempo, habían comenzado en pistas de tierra juntos en Oklahoma.

— Sí. Tiene la cabeza en el culo a veces, pero si se endereza, podría ser un gran
piloto.

— ¿Quién no ha tenido la cabeza en el culo a esa edad?— Preguntó Alex—

¿Recuerdas cuando todo lo que queríamos hacer era conducir rápido y fiesta toda
la noche?

Gray se echó a reír.

— Ah. Los buenos viejos tiempos cuando hacer el dinero y preocuparse es el


problema de otro.

Alex le dio una palmada en la espalda.

— Todavía conduzco en el equipo de carrera de alguien más, amigo. Sigue


siendo un problema ajeno. Eres el único que decidió ir por su cuenta.

— Gilipollas

Alex se echó a reír y se alejó. Él sabía que era mejor, también. Alex estaba tan
comprometido con llegar, tan centrado en el éxito como cualquiera que hubiera
conocido. Ponía todo lo que tenía en las carreras, en ganar, porque era todo lo
que tenía. Gray, al menos, tenía la opción de alejarse de todo esto.

Tenía suerte de que tenía dinero para respaldarlo. Alex había crecido

extremadamente pobre y había corrido su camino hacia el éxito. Sin las carreras,
no tenía nada. Gray no podía imaginar lo que eso debía ser.

Volvió su atención a Donny, viendo su práctica. Al menos su atención se centró


en las carreras y Donny esta mañana en vez de en Evelyn, que lo había
sorprendido como el infierno cuando le había dicho que iba a convertirse en un
apéndice adicional a partir de ahora hasta las elecciones.

Justo lo que no necesitaba. Él sólo había accedido a esto debido a la insistencia


de su madre. Si hubiera sabido que significaba que Evelyn estaría siguiéndole de
ciudad en ciudad, podría haber repensado todo este asunto.

Él la había ignorado durante sus reuniones de esta mañana, pero ahora, al ver la
carrera de Donny, la buscó. Echó un vistazo a la pista y la encontró sentada en
las gradas con algunas de las esposas y novias.

Se había cambiado esa mañana cuando tomaron el desayuno, y había estado


sorprendido por la transformación. Con un traje, parecía que pertenecía a la
campaña de su padre. Mentalmente podría ubicarla a ella allí. En una camisa
blanca abotonada y pantalones vaqueros ceñidos que dejaban ver su cuerpo, ella
encajaba en la pista, en su mundo. Y eso lo hacía un poco incómodo.

Tal vez él no quería que ella encajara. Tal vez quería que estuviera tan incómoda
como él. Estaba acostumbrado a las mujeres que frecuentaban la pista, las
mujeres que conocía, no esta mujer inteligente que lo miraba como si supiera
todos sus secretos. Además, ella era parte del mundo de su padre, y eso lo hacía
aún más incómodo.

Cuando Donny se acercó al patio y se bajó, Gray comenzó a felicitarlo por su


carrera de práctica, decidido a empujar a Evelyn Hill fuera de su cabeza durante
el mayor tiempo posible. Donny arrojó su casco en el asiento del conductor y le
honró con una gran sonrisa.

— Eso se sintió bien, jefe.

— Fue una buena carrera.

Gray miró al jefe de equipo de Donny, quien asintió y trajo un bloc de notas
digital. Mientras caminaban fuera de la pista, miró los números de la carrera de
Donny.

— Vamos a hablar– dijo Gray, entonces condujo a Donny a su remolque.

Y ahí estaba Evelyn, al igual que cuando la había conocido el primer día. Sólo
que esta vez ella estaba en pantalones vaqueros de nuevo. El calor estaba
subiendo, por lo que ella se había quitado la camisa de manga larga, dejándola
en una camiseta blanca que abrazó con fuerza sus pechos llenos.

Él dejó escapar un suspiro. Hasta aquí pudo sacarla de su mente.

— Evelyn Hill, este es Donny Duncan.

— Señora— dijo Donny, estrechando la mano de Evelyn.

— Es muy agradable conocerte, Donny– Ella miró a Gray– Si estás ocupado,


puedo encontrar algo que hacer.

— Si se supone que debes pegarte a mí, entonces, pégate. Entra. Donny y yo


vamos a tener una breve charla, después vamos a empezar.

Donny dio mirada a Evelyn, y Gray estaba seguro de que probablemente estaba
curioso. No le había dicho a nadie sobre Evelyn, no estaba seguro de lo que iba a
decir, pero supuso que tendría que cubrir a todo el mundo más temprano que
tarde.
— Tome asiento– le dijo.

Evelyn se encontró un asiento en uno de los rincones más lejanos del remolque,
mientras que él y Donny tomaron lugar en su mesa.

— Aquí están los números de tu carrera esta mañana.

Donny cogió el cuaderno, lo escaneó, y luego levantó la mirada hacia Gray y


sonrió.

— Maldita sea. Soy bueno

— No te pongas tan engreído. Fue una buena sesión de práctica, pero no era una
carrera. Y tú entraste duodécimo el domingo con un coche que era para los cinco
primeros corriendo en forma.

La sonrisa de Donny murió. Se pasó los dedos por el pelo rubio sucio y asintió
con la cabeza.

— Lo sé. Yo debería haberlo hecho mejor. El coche ha estado perfecto, y tienes


razón. Yo estuve entre los cinco primeros toda la carrera. Yo sólo dejé que me
pasan las últimas diez vueltas. Eso está en mí. Perdí mi concentración.

No va a suceder de nuevo.

Es difícil discutir con eso, y ya que Donny parecía ser consciente de sus
defectos, no tenía sentido que Gray lo golpeara.

— Un buen piloto evalúa constantemente lo que podría haber hecho mejor.

Como ya has hecho esto, supongo que tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

A menos que vuelva a suceder.

— Entendido, jefe.

— Tenía un discurso y todo, Donny– dijo Gray– De alguna manera lo

arruinaste para mí.

Donny se echó a reír.


— Lo siento. ¿Te gustaría que me vaya a la mierda de nuevo este domingo?

Gray esbozó una sonrisa.

— Preferiría que no lo hicieras.

— Bueno. Mi objetivo es conseguir una victoria.

— Esa es una buena meta para tener. No olvides, no estás por ahí solo. Tienes
todo un equipo detrás de ti que te ayudará a llegar a la línea de meta, por lo que
escucha lo que tienen que decir. Y saca la cabeza fuera de tu culo y empieza a
usar tu cerebro. Ahora sal de aquí.

Donny se revolvió en el asiento, asintió a Evelyn, y salió de la caravana. Ella se


puso de pie y se acercó a él. Gray captó el olor sutil de algo almizclado y muy
seductor. Trató de no inclinarse más cerca y averiguar de qué se trataba ya que
ella ya le estaba distrayendo lo suficiente.

— ¿Donny trabaja para ti?– Preguntó ella, colocando su maletín sobre la mesa.

— Él conduce el segundo coche para Preston Racing. Yo le añadí este año. Es


joven, pero tiene grandes habilidades.

— Así que está en desarrollo y se muestra como una gran promesa– Ella se sentó
y extrajo un ordenador portátil de su bolso, lo abrió y empezó a escribir algo. Él
se volvió hacia el otro lado de la cabina.

— ¿Qué estás haciendo?

— Trabajar en una actualización de biografía sobre ti.

— ¿Porque?

— Ya tengo algunos mensajes acerca de ti.

La irritación hizo a su mandíbula apretarse.

— ¿Uh. . . mensajes? ¿Qué mensajes?

— Facebook y Twitter del senador.


Cuando él no dijo nada, ella levantó la mirada hacia él por encima de su portátil.

— ¿Problemas?

— Uno grande. Consigamos algunas reglas antes de ir más lejos. Regla número
uno: No escribas nada de mí o me conectes con el senador de ninguna manera
sin verme primero.

Ella se echó hacia atrás en la cabina.

— Pensé que ya habíamos hablado de ello y habíamos decidido que

trabajaríamos juntos. Si voy a tener que pasar todo por ti, esto va a ser difícil

— Entonces va a ser difícil. Muéstrame lo que has hecho y dónde has publicado
eso.

Ella siguió mirándolo, y su mirada se estrechó en irritación. Mala suerte. No le


gustaba esto ya, y el hecho de que había puesto algo de mierda sobre él en los
medios le molestaba.

— Bien. Dame un segundo aquí– Volvió su atención a la computadora portátil, a


continuación, lo giró para enfrentarlo– No es mucho, sólo un anuncio general de
que el senador tiene el placer de tener a su hijo a trabajando con él.

Es muy vago.

Gray leyó el mensaje. No era vago. Eso conectaba a él y a su equipo de carreras


a su padre y sus ambiciones políticas. Bien podría decir, “Gray Preston respalda
plenamente a su padre.”

— Maldita sea, Evelyn. Esto no es lo que yo firmé– Se puso de pie y caminó


durante unos segundos, y luego se volvió hacia ella– Tira esa mierda. Ahora–

salió de la caravana, la furia hirviendo en sus venas.

Sin pensarlo, se dirigió hacia la pista, encontró a Ian esperándolo.

— Llegas temprano

Sus dientes chocaban unos contra otros y estaba listo para atacar, pero su actual
estado de ánimo no era culpa de Ian.

— Tengo que manejar, ahora.

Ian le dio una mirada, luego miró hacia atrás. Gray se volvió para ver Evelyn
avanzando en su dirección. Oh, demonios, no. Se volvió hacia Ian.

— Ahora. Quiero decir en este maldito momento.

— Claro– Ian tiene en la radio a uno de los otros equipos– Hey, ¿podemos correr
en su lugar? Gray tiene un conflicto de tiempo.

En unos pocos segundos, Ian asintió.

— ¿Seguro?

— Positivo

— Métete en tu traje. Tu coche está listo

Se metió en su traje antiflama y subió a su coche, se ató, y se puso el casco.

En el momento en que puso en marcha el motor, tenía una salida para todo este
exceso de energía. Ponerse al volante y salir a la pista le aceleró.

Arrancando la velocidad le hizo olvidarse de todo, salvo la sensación de la pista


y probar la forma en que el coche se manejaba.

Él siempre había estado más contento cuando se encontraba en su coche.

Desde la primera vez que se subió a uno de los coches enano de su amigo en una
pista de tierra, había estado enganchado. Sólo tenía dieciséis años de edad en ese
momento, el rugido del motor, el olor de aceite y combustible y la suciedad
volando en su rostro había sido un señuelo que no podía negar.

Todavía estaba jugando béisbol en ese momento, con la promesa de una beca
deportiva y la presión de su padre para seguir la ley y un futuro en la política.

Bajo el pulgar de su padre y aún atado al dinero Preston, habría seguido la línea
familiar, pero se encontró con todas las oportunidades que pudo para las carreras
de carros y aprender acerca de los motores.
Y se las arregló para cabrear a su padre cuando había aceptado la beca de béisbol
a Oklahoma.

Mientras elevó su velocidad de partida alrededor de la pista, esbozó una sonrisa.


Irritar a su padre siempre había sido uno de sus mayores placeres. Tal vez aún
podría encontrar una manera de hacer eso. Él podría haber accedido a ayudarle,
pero no tenía que hacerlo de la manera Mitchell Preston. Podía controlar a
Evelyn y su computadora portátil y estaría malditamente seguro que nada fuera a
la Internet que él no quisiera allí, redactado exactamente de la manera que él
quería.

Esta podría ser la carrera de su padre, pero se iba a jugar por sus reglas. Él
redujo la marcha alrededor de la curva, entonces puso el acelerador en la recta y
el coche dio todo lo que tenía en la última vuelta. En el momento en que empezó
a reducir la velocidad, lo último de su adrenalina se había quemado a sí misma.

Ahora tenía un plan, y su coche estaba en buena forma. Se sentía bien acerca de
esta carrera y la posición de su equipo de carreras. Por supuesto, esto fue sólo la
primera sesión de práctica, pero tenía que mantener una actitud positiva. Salió e
Ian disminuyó el paso con él mientras el equipo llevaba el coche al garaje.

— ¿Y bien?– Preguntó, su enfoque en el coche y sólo en el coche ahora mismo.

— Tiempo decente y el coche se veía bien. Corriste un poco apretado por ahí.

¿Quemando un poco de frustración?

Ian le conocía bien, siempre podía decir el estado de ánimo de Gray por la
manera que él conducía.

— Tal vez un poco.

— ¿Qué está pasando? ¿Y quién es la rubia caliente?

Él dejó escapar un suspiro de frustración, dispuesto a subir a su Chevy de nuevo


y hacer más vueltas, lo único que podría aliviar su irritación.

— Ella trabaja para mi padre.

Ian se detuvo y miró a Evelyn, actualmente sentada en la primera fila de las


gradas, antes de volver su atención a Gray.

— No me extraña que estuvieras tan enojado. ¿Qué está haciendo aquí?

— Es complicado.

— Estoy escuchando.

— En cierto modo, acordé en ayudar a la campaña de mi padre.

Ian arqueó una ceja.

— No me digas. ¿Tu padre muere o algo así? Porque esa es la única razón que se
me ocurre por la que te gustaría doblegarte a la voluntad del anciano– Gray
resopló.

— No. No que yo sepa, de todos modos. Tiene un tiro en la nominación a la


vicepresidencia

— En serio.

— Sí. Y piensan que mi base de fans puede hacer que se vea más atractivo–

Ian se rió.

— Estoy seguro de que podría. Lo que quiero saber es por qué te importa

— Mi mamá me pidió que la ayudara.

— Oh. Eso es diferente

— Sí.

— ¿Y el bombón trabaja para tu padre?

— Al parecer, ella es mi enlace con mi papá, por lo que estará con nosotros por
el momento.

— Dulce, hombre. Podrías haber conseguido algún viejo gordo calvo. En su


lugar obtienes una página central. No es realmente un sufrimiento, ¿no?
— Ya puedo decir que ella va a ser un dolor en el culo.

Ian le dio una palmada en la espalda.

— Oh. Vaya. Me siento muy mal por ti. Tener que aguantar mirarla todos los
días

— Jodete, Ian.

Él se echó a reír.

— Te veré más tarde. Creo que tu página central parece que quiere hablar
contigo.

Cap5

Gray miró por encima hacia las gradas. Evelyn se había levantado y ahora se
apoyó en uno de los mástiles. Él realmente quería que Ian no la hubiera llamado
una página central. Tenía un brazo casualmente envuelto alrededor del asta de la
bandera, y su mente nadaba con visiones de ella desnuda y haciendo un pole
dance furtivo.

Su pene se tensó y se dio cuenta de que le gustaba mucho más cuando rabiaba y
estaba cabreado con ella en vez de pensar en ella como bella o sexy o, Dios no lo
quiera, material de página central. Lo cual era totalmente inadecuado, ya que
estaba trabajando con ella en calidad profesional y no debía convertirla en un
objeto para fantasear con ella y el asta de la bandera.

Por otra parte, ¿Cuándo había estado alguna vez su polla apropiada? Él
probablemente tenía eso de su padre, lo que le hizo sentir aún peor. Ella caminó
hacia él. Él la encontró a mitad del camino.

— Lo siento mucho– dijo ella antes de que él pudiera abrir la boca para
disculparse por actuar como un idiota y huir de ella– Tienes toda la razón. Me
adelanté a mí misma y publique algo sin tu aporte. Lo he quitado y no volverá a
ocurrir.

Bueno, demonios.

— Ya sabes, entre Donny y tú, están arruinando mis habilidades para dar
discursos justos hoy.

Sus labios se curvaron.

— Puedes seguir adelante y hacer tu discurso. No me importa

— Voy a guardarlo para otro momento cuando me hagas enojar.

— Piensas que habrá otro momento.

— Estoy seguro de ello. Y disculpa aceptada. Necesito un trago. Vamos a ir a mi


tráiler.

Caminó a su lado.

— Eso no es realmente un remolque, Gray. Es más como una casa completa


sobre ruedas.

Él sostuvo la puerta para ella y ella entró.

— Tiene que serlo. Durante la temporada de carreras pasamos tanto tiempo en la


carretera que rara vez llegamos a casa. Esto es cómodo y no me gustan los
hoteles– Abrió la nevera y sacó una botella de agua, y luego se volvió hacia ella
— ¿Quieres una?

— Sí, eso estaría bien. Gracias

Cogió otra y se la entregó mientras se deslizaba en uno de los sofás.

— No siempre tienes que ser tan formal, Evelyn. Si vamos a pasar mucho
tiempo juntos durante los próximos meses, vas a tener que descansar un poco.

Ella destapó y bebió un sorbo.

— Realmente no me relajo. Además, este es un trabajo para mí.

— Sí, bueno, las carreras son un trabajo para mí. Eso no significa que no pueda
disfrutar de ellas.

— Yo disfruto mi trabajo. Muchísimo. Sólo lo tomo en serio.


Hablaba en serio. Y demasiado formal. Iba a tener que alivianarla. Tal vez
cuando él fuera a casa, que no podría ser suficientemente pronto para él.

— Así que dime cuales son los próximos pasos.

— Bueno, ahora que sacamos ese mensaje, y de nuevo me disculpo por eso,
tenemos que hacer algo para congregar a tus fans, asegurarse de que llegan a
conocer al senador y tu conexión con él. En tus términos, por supuesto.

— Bueno. ¿Y cómo sugieres hacer eso?– Abrió su portátil.

— Se podría empezar mencionándolo en tus cuentas de redes sociales. Y, por


supuesto, ser visto en persona con él sería muy útil.

Suspiró. Su madre le había preguntado si quería pasar el Cuatro de Julio con


ellos. Él prefería limitar el tiempo que pasaba con su padre a lo menos posible,
por lo general en los eventos familiares y sólo cuando su madre había mandado.
Nunca asistió a funciones políticas. Esto iba a ser una pesadilla.

— Haremos el cuatro de julio, mi mamá lo mencionó.

— ¿El de la casa de tu familia?– Ella sonrió– Eso es genial. Voy a hacer los
arreglos.

— Tengo una carrera esa semana, así que tendrá que ser una cosa de entrar y
salir. Y quiero pasar uno de esos días en casa, por lo que significa que quiero
pasar el menor tiempo con mi padre como sea posible.

— No hay problema. Yo me ocuparé de todo. Déjame sacar su horario.

Sus dedos volaban sobre el teclado.

— Tienes una carrera en Daytona el fin de semana después del cuatro, ¿es
correcto?

— Sí. Así que vamos a estar corriendo prácticas, pero todos conseguiremos unos
días de descanso.

— Bueno.
A los diez minutos había arreglos hechos.

— Bueno, eso está hecho. Avisaré al secretario privado de tu padre de que vas a
estar en la casa de la familia. Si pudieras dar un discurso…

— No. Las fotografías con él serán suficiente, ¿no?

— ¿No quieres hablar?

Él soltó una breve carcajada.

— No. No quiero hablar.

Evelyn dejó escapar un suspiro de resignación.

— Bien. Entonces fotos serán. Ahora, en el aspecto de las redes sociales.

Podemos promover esta visita a la casa. Puedes subir fotos en Facebook y


Twitter, hablar de visitar a tus padres

— Sí, yo realmente no lo hago.

— Me he dado cuenta. Para alguien con tu popularidad, tus cuentas de redes


sociales son bastante raídas. Podrías ganar mucho más fans si fueras más activo.
Puedo trabajar contigo en eso. Soy parte del equipo de medios de comunicación
social de tu padre. Soy muy adepta a ese tipo de integración.

Eso es lo que sus patrocinadores le habían dicho, pero demonios, él estaba


demasiado ocupado dirigiendo su negocio y las carreras para invertir mucho
tiempo en las redes sociales.

— Es algo que planeé trabajar. No he tenido un montón de tiempo extra.

— Puedo ayudarte. ¿Por qué no me das acceso a tus cuentas de redes sociales y
puedo cuidarlas por ti. Prometo no subir nada sin aprobar primero. Sé que vas a
estar ocupado y no quieres hacer frente a las minucias.

— Eso está bien– Él le dio las contraseñas para sus cuentas, entonces se puso de
pie– Tengo trabajo que hacer. Empieza a trabajar en eso.

Ella lo miró.
— ¿Dónde vas ahora?

— Tengo reuniones– Ella cogió su portátil.

— ¿Puedo ir contigo?

— Es aburrido, en su mayoría cosas del coche.

— Yo no lo encuentro aburrido en absoluto. Tengo mucho que aprender y


realmente me gusta de estar ahí, si no te importa– Él se encogió de hombros.

— Haz lo que quieras.

Para el final de la jornada, Evelyn había aprendido una cosa, había mucho más,
para ser propietario de un coche y conductor, que sólo escribir el cheque y
ponerse al volante. Había reuniones y llamadas telefónicas con los
patrocinadores y hablar con la tripulación. Después de eso vino el trabajo con los
ingenieros y discusiones sobre motores y diseño del cuerpo, seguido por la
selección de los esquemas de la pintura y tantas otras cosas que su cabeza le
daba vueltas.

Sus dedos y hombros adoloridos de todas las notas que había hecho hoy. Era una
buena cosa que tuviera una inteligencia superior a la media y podría absorber
una gran cantidad de lo que había aprendido a prisa. Eso era lo que le había
hecho un activo invaluable para el equipo del senador Preston, y que bien
serviría para ponerse al día sobre Gray Preston, dueño y conductor de Preston
Racing.

Ella había hecho su camino de regreso a la caravana de Gray mientras él iba a


otra reunión con su equipo para discutir algún problema de presión de aceite con
el coche de Donny. Habían encontrado profundos problemas mecánicos, por lo
que decidió tomar este tiempo para organizar sus notas y desarrollar un plan de
medios sociales para él.

Ella estaba totalmente dentro de su esquema cuando oyó un golpe en la puerta.

Dado que este no era su remolque, se debatió si debía o no reconocer el golpe,


pero finalmente se levantó y fue hacia la puerta.

Una hermosa joven estaba en la puerta. Y parecía decididamente molesta.


— Gray no está aquí. ¿Estás buscándole?

— Seguro. ¿Dónde diablos está?

— En una reunión– La mujer frunció el ceño.

— ¿Quién es usted?

— Soy Evelyn Hill. ¿Y usted es?

— Stacie. Yo soy la novia de Donny.

— Oh. ¿Le gustaría entrar?

— Supongo– Ella pasó junto a Evelyn, el olor de fresa llenó la habitación


cuando ella se volvió y cruzó los brazos– ¿Sabes dónde está Donny?

— Me temo que no. ¿Hay algún problema?

— Sí, uno grande– Miró a su alrededor, y Evelyn se dio cuenta que Stacie estaba
muy molesta.

Ella sí que era bonita, con el pelo oscuro largo que se extendía hasta la cintura y
los ojos grises más inusuales. Era delgada, vestida con pantalones cortos y un
top ajustado con el vientre descubierto que hizo a Evelyn sentir envidia ya que
estaba muy caliente afuera hoy.

— ¿Por qué no te sientas? ¿Quieres algo de beber?

— ¿Hay alguna soda en la nevera?

— No lo sé, pero voy a mirar– Evelyn fue a la nevera– De dieta o regular.

— Regular está bien– Cuando Evelyn trajo una lata junto con un vaso lleno de
hielo, Stacie le dijo una vez más– Usted es agradable. Nada que ver con las
pollitas con las que Gray generalmente sale.

— Oh, no estamos saliendo. Estoy trabajando para él– Se preguntó con qué clase
de ‘pollitas’ salía Gray. No es que le importara a ella a nivel personal, pero la
imagen lo era todo en la política. Tendría que hacer algunas investigaciones en
su vida social.
— No me extraña que seas tan agradable. Y eres bonita, también– Evelyn arqueó
una ceja.

— Gracias. Supongo que las mujeres de Gray son bonitas, también.

Stacie se encogió de hombros y se sirvió su refresco en el vaso.

— Si te gusta el tipo de víbora vulgar.

— ¿Vulgar?

— Ya sabes. Él tiene una cosa para las rubias con tetas enormes.

— Veo.

— Él no las conserva mucho tiempo. Creo que las recoge sólo para echar un
polvo, y cuando están en su camino.

Bueno, ella no era refrescantemente honesta. O eso, o a ella le gustaba el chisme.

— Así que, Stacie, ¿Vives por aquí?

— Vivo con Donny, quien es un gran dolor en el trasero ahora mismo. Debería
haber sabido mejor que me convenía seguirlo en el circuito esta temporada. Yo
podría haber hecho otro semestre de la escuela en vez de aguantar su mierda.

— ¿La escuela es la universidad?– Stacie rió.

— Por supuesto. ¿Por qué, me veo menor de edad?

— Un poco

— Es gracioso. Me lo dicen mucho, supongo que porque soy un poco baja y


flaca. Tengo veintidós años, sin embargo. Veintitrés en unos pocos meses.

— Me alivia saber eso.

— Me gustas, Evelyn, ¿verdad?

— Sí
— Y ¿cuántos años tienes, Evelyn?

— Veintinueve.

— ¿Casada?

— Soltera

Stacie tomó un par de tragos de su refresco, y luego se apoyó en la cabina y echó


un vistazo a la laptop de Evelyn.

— ¿Qué tipo de trabajo haces para Gray?

— En realidad, yo trabajo para su padre, el senador Mitchell Preston.

— ¿Es eso cierto? ¿Y estás trabajando para Gray ahora, también? Eso es…

interesante. ¿Está Gray involucrándose en la campaña de su padre? Porque que


yo sepa él no está haciendo carrera para ejercer en el congreso ni nada–

Stacie se inclinó hacia adelante, con una expresión de preocupación en su


rostro– Él no está, ¿verdad?

— Eso no es realmente lo que yo dije.

— Buena respuesta– dijo Stacie con una sonrisa– Hace que extrañe la escuela y
todos los cursos de relaciones públicas que tomé. Lo cual, si no hubiera accedido
a acompañar a mi imbécil novio este año, todavía podía estar tomando.

— ¿Ese es tu campo de estudio?

— Sí. Relaciones públicas y mercadeo. El cuál sería un título perfecto para


ayudar a Donny. Si yo no lo boto en primer lugar.

— ¿Problemas en el paraíso?

— Se podría decir eso. A menudo tiene la cabeza en el culo.

— Eso es bastante vago, Stacie. ¿Quieres hablar de ello en detalle, o te gustaría


que me meta en mis asuntos?
Ella se encogió de hombros, miró a su vaso durante unos minutos, luego levantó
la mirada hacia Evelyn.

— Se distrae fácilmente, pierde su enfoque. Él puede ser un gran piloto, pero la


mitad del tiempo no sé dónde tiene la cabeza durante una carrera. Y cuando no
está compitiendo, está de fiesta con los chicos. Quiero decir que no es como que
esté pasando de mí. Créame, si yo pensara que me estaba

engañando le habría golpeado en la cabeza con un cigüeñal o el carburador o

alguna otra cosita del coche, y yo estaría fuera de aquí más rápido que la pista de
Talladega. No es eso. Es que él es así. . . desenfocado e indeciso acerca de su
dirección. Hemos hablado de ello, pero es como si estuviera guardando secretos.
Hemos estado juntos desde que estábamos en la escuela secundaria.

Yo quería quedarme en la universidad. Él sabe lo importante que es mi


educación, pero él me quería con él. Estúpidamente, le he seguido.

— ¿Es eso lo que querías, o estás con él esta temporada porque es lo que él
quería?

— Un poco de ambas cosas, creo. Me necesita. Le ayudo a mantener la


concentración. Y lo echo de menos cuando está en el camino. La temporada es
muy larga y no vuelve a casa casi nada. Así que parte de esto es por mí y lo
mucho que quería estar con él. Parte de ello es que no puede concentrarse sin mí.
Si no estoy aquí con él, entonces voy a pasar ese tiempo preocupándome por él.

Evelyn nunca había tenido una relación a largo plazo, por lo que no podía
relacionarse con esta. Pero sabía una cosa, y era que una mujer nunca debe
renunciar a todo por un hombre.

— ¿Pero no debe una relación ser capaz de prosperar incluso en esos momentos
que los dos no pueden estar juntos? Seguramente puedes trabajar en algo para
que puedas terminar tu educación. Es importante que seas capaz de sostenerte
por ti misma y no sacrificar lo que quieres para que Donny sea feliz.

— Créame, he pensado mucho en eso. Me he tomado un par de cursos en línea


en la primavera y el otoño, así que no pierdo mi estado en mi escuela.

— ¿Y qué hace Donny para sacrificarse por ti?


Stacie no tenía una respuesta para eso.

— ¿No debería ser una calle de dos vías? ¿No debería ser capaz de hacerlo sin ti
por un tiempo, enfocar su atención en sus carreras para que tú no tengas que
preocuparte por él? Y luego, cuando hayas terminado, puedas poner ese grado en
buen uso al ayudar a sacarlo. Parece un ganar / ganar para ambos, con un poco
de sacrificio a lo largo del camino– Ella suspiró.

— Lo haces sonar tan simple. El amor nunca es simple. Cuando amas a alguien,
no quieres estar separados.

— Bueno, yo no sé sobre el amor, pero sí sé acerca de renunciar a una parte de ti


mismo para la felicidad de otra persona. No creo que te haga feliz en el largo
plazo. ¿Tú sí?

— Sabes, Evelyn, para alguien que acabo de conocer hace unos veinte minutos,
seguro he compartido mucho sobre mi vida. ¿Por qué es eso?–

Evelyn se encogió de hombros.

— No tengo ni idea. Tal vez soy un buen oyente.

— Y tal vez das un buen consejo. Me gustas.– Ella sonrió.

— También me gustas, Stacie.

— Voy a pensar esto. Y tratar de no golpear la cabeza de Donny cuando lo


encuentre.

— Por favor, no lo golpees en la cabeza, Stacie. Lo necesito para conducir el


domingo. Gray había entrado y estaba de pie cerca de la puerta.

— Oh, hola, Gray– dijo Stacie, saliendo de la cabina para lanzar su lata a la
basura y poner su vaso en el fregadero– Gracias a Evelyn, aquí, ya no estoy
cabreada con tu conductor. Bueno, todavía un poco cabreada, pero tengo un poco
de perspectiva ahora– Se volvió a Evelyn– Gracias por la charla.

Evelyn sonrió.

— En cualquier momento.
— Ciao– dijo Stacie, y se fue.

Gray frunció el ceño después de Stacie, luego miró a Evelyn.

— ¿Qué fue eso?

— Relaciones

— Oh, Dios. Me alegro de no haber estado aquí, entonces. ¿Podrías solucionar


todos sus problemas con Donny?

— En realidad no. Creo que ella sólo quería que alguien los escuche. Y yo pude
haberle dicho que debía regresar a la escuela.

Cogió una cerveza de la nevera.

— Ella probablemente debería. Sería un activo mucho más valioso para Donny
después de que obtenga su grado. Y él tiene que aprender a aguantar y valerse
por sí mismo y sin su novia celebrando de su mano.

Evelyn lo miró fijamente.

— Estoy un poco sorprendida.

Llevó la cerveza a los labios, luego se detuvo.

— ¿Sí? ¿Por qué?

— Estaba esperando que me gritaras otra vez.

— ¿Por qué iba yo a gritarte?

— Pensé que me dirías que debería haberme metido en mis asuntos y

quedarme fuera de la relación de Stacie con Donny.

— Algunas partes de su relación son de mi incumbencia. Pero he estado


diciéndole a Donny que tiene que dejar de estar en la luna con esta chica. Ella es
inteligente y necesita terminar la escuela. Creo que tiene miedo de que si él no
está mirándola cada segundo, ella huirá con el primer chico que vea.
— No creo que el verdadero amor funcione de esa manera.

— No creo que lo haga bien, pero no lo sé.

— Ni yo tampoco– Se sentó frente a ella.

— ¿Nunca has estado enamorada, Evelyn?– Ella bajó la mirada hacia su portátil.

— En realidad no. No esa clase de amor que todo lo consume del que Stacie me
hablaba. El tipo en el que no se puede soportar la idea de estar lejos de la
persona por la que estás loca.

— Sí, yo tampoco. La mitad del tiempo creo que es sólo un montón de tonterías
que se ve en las películas y lees en los libros y que el amor como ese no existe.

Cuando él no dijo nada más, se encontró con su mirada.

— ¿Y la otra mitad?– Él se encogió de hombros.

— Supongo que no he encontrado el tiempo para conocer a esa persona que me


hace desear poder estar con ella todo el tiempo.

— Yo tampoco

Tomó un largo trago de su cerveza.

— ¿Demasiado ocupada con tu carrera para enamorarte?

— Mi carrera ha sido mi prioridad número uno desde que me gradué de


Georgetown.

— Una carrera de trayectoria, ¿verdad?

— Sí. Mucho. Tengo la intención de terminar en la Casa Blanca– Sus labios se


curvaron.

— ¿Cómo presidente?

— Es posible. Ahora mismo estaría contenta de trabajar para alguien en esa


posición.
— Si mi padre hace la vice presidencia, estarás cerca.

Ella respiró hondo y soltó el aire, tratando de no dejar que la emoción ante ese
pensamiento la moviera de su asiento.

— Más cerca de lo que yo pensé que tendría en este momento de mi carrera.

Cuando empecé a trabajar para tu padre, sabía que él era una persona con
influencia y con aspiraciones profesionales determinadas. Le dije entonces que
donde quiera que fuera, no sólo quería acompañarlo, sino que me aseguraría de
ayudarle a llegar allí.

— Sólo puedo imaginar lo que su ego se tragó.

— Él es un hombre muy agradable, Gray, y dedicado a sus electores. Creo en su


plataforma.

Gray rodó los ojos y tomó varios tragos de cerveza, y luego puso la botella en la
mesa.

— Has sido envenenada por el veneno de Mitchell Preston. Lo siento por ti.

Ella quería golpear esa mirada engreída directo en la cara.

— ¿Me veo estúpida?

— No especialmente, pero no eres la primera mujer que se deja engañar por el


encanto Preston– Ella lo inmovilizó con una mirada.

— No sé nada de eso. En este momento, no te encuentro muy encantador.

— Eso es porque yo no voy a volcar mi encanto en ti. Deberías verme cuando lo


hago. No serías capaz de resistir.

Ahora quería rodar sus ojos, pero puesto que era técnicamente un cliente, no se
atrevía.

— Oh, confía en mí. Sería capaz de resistir.

Se puso de pie y arrojó la botella de cerveza vacía en la papelera de reciclaje,


luego se volvió hacia ella.
— Levántate. Vamos a salir– Se deslizó fuera de la cabina.

— ¿Vamos? ¿Dónde? ¿Tengo que cambiarme de ropa?

— Sí. Te llevaré a tu hotel. Ponte un vestido– Miró su calendario en su teléfono.

— No veo ningún evento en tu agenda.

— No es un evento, Evelyn. Te voy a llevar a cenar.

— Oh. Y necesito un vestido.

— Sí. Vamos a una fiesta después. Puede que bailemos.

— Uh… si esto no es un evento programado, yo podría ir a mi hotel…

— Oh, no. Se supone que vas a pasar el rato conmigo, ¿verdad?

— Bueno, sí, pero… –Deslizó su mano entre las suyas.

— Entonces vamos a pasar el rato.

Cap6

Está bien, quizás Gray no necesitaba llevar a Evelyn a cenar. Podría haber
terminado su noche, ella podría haber vuelto a su hotel, y él podría haber ido a
través de los montones de papeleo y mensajes de correo electrónico que estaban
esperándolo. En su lugar, todo lo que había pensado era que ella no lo
encontraba encantador.

Él podría ser jodidamente encantador. Podía encantarla a salir de sus bragas si él


quería. Tenía un montón de mujeres en su cama con muy poco esfuerzo. Y

si pensaba por un segundo que no podía encender el encanto, acelerar a fondo y


hacer lo mismo con ella, sin que ella ni siquiera fuera consciente de ello,
entonces no lo había investigado tan bien como ella pensaba.

No es que tuviera alguna intención de seducirla. Ella trabajaba para su padre y


quería mantener las cosas entre ellos sólo como negocios. Lo último que quería
era estar más cerca de Evelyn Hill que lo que fuera absolutamente necesario.
Pero seguro podía demostrarle que ella no podría resistirse a sus encantos
cuando él pusiera su mente en ello. Sin importar quién era ella. Había esperado
abajo mientras ella corrió para cambiarse de ropa. Él había hecho eso mismo,
cambio sus vaqueros y la camiseta a un par de pantalones negros y una camisa
blanca de botones.

Evelyn llegó a través de las puertas en un vestido rojo ceñido y zapatos de tacón
alto que casi hizo que su lengua cayera. Esas piernas, Cristo, tenía unas piernas
espectaculares. Su pene se tensó y se alegró de que hubiera dejado su camisa
fuera del pantalón, ya que iba a tener una erección antes de que ella llegara al
coche.

Pensó que se lo merecía por tener planes nefastos en lo que a ella se refería.

Así que su pene sólo tendría que sufrir las consecuencias de esta noche. Se bajó
y dio la vuelta para el lado del pasajero, asegurándose de inclinarse y susurrarle
al oído.

— Te ves hermosa– parecía confundida cuando se volvió hacia él.

— Gracias.

Punto a su favor. Se trataba de una hora en coche, pero valía la pena, en su


opinión, para comer en The Oak Room, uno de sus restaurantes favoritos en
Louisville. Y bien, que quería impresionarla. A partir de su mirada, con los ojos
muy abiertos en el menú, había sucedido.

— ¿Vino o una degustación de whisky?– Preguntó. Una de sus cosas favoritas de


The Oak Room era su fino whisky, aunque debido al largo viaje él no sería capaz
de disfrutarlo, como haría normalmente, si se alojaba cerca.

— Por supuesto, por favor selecciona lo que desees.

— No me pareces una bebedora de bourbon.

— Te olvidas, yo hago mi vida en torno a los políticos. Me adapto.

— Bourbon será.

Ordenó cinco borbones diferentes. Como un soldado, Evelyn probó todos ellos y
no mostró signos de embriaguez, aunque él se aseguró que su camarero
mantuviera un suministro constante de agua en la mesa.

— Tomaste el contenido de esos vasos, como si tuvieras bastante experiencia


con un vaso de bourbon– Puso un vaso vacío a un lado.

— Estos son excelentes Borbones. Y te dije, trabajo con políticos, algunos de los
cuales son grandes bebedores y actúan insultados cuando no bebes con ellos. He
aprendido a tolerar el alcohol bastante bien.

— Así que lo que me estás diciendo es que no voy a ser capaz de

emborracharte esta noche

Ella se rió y tomó un par de sorbos de agua.

— Tengo mis límites, y sé cuáles son. Pero no. No vas a emborracharme.

— Lástima. Debe ser un trabajo rudo tener que lidiar con todos esos políticos
molestos.

— No son tan malos como los pintas. Y tampoco lo es tu padre.

Él se encogió de hombros y bebió el contenido de un vaso. Era un bourbon suave


con un sabor a roble dulce que no le quemó el camino, como a él le gustaba.

Después de la degustación, ordenaron su comida. Gray estaba feliz de ver


ordenar a Evelyn tanto un aperitivo de ensalada y pato para el plato principal.

Él pidió filetes de carne, que sabían tan buenos como lo recordaba de la última
vez que estuvo allí.

Él estaba mayormente interesado en ver a Evelyn comer. A veces las mujeres


apenas tocaban su comida, luego se jactaban de que estaban vigilando su figura
como sí debieran entregarles algún tipo de trofeo por inanición. Evelyn era
delgada, pero ella obviamente se ejercitaba o tenía un gran metabolismo, porque
claramente disfrutó su comida y comió casi todo en su plato.

Ella lo sorprendió mirándola, porque en un momento, se detuvo con su tenedor a


mitad de camino a la boca.
— ¿Tengo comida en la cara o algo así?

— No. Me gusta ver a una mujer comer. ¿Y dónde lo pones?

— Tengo un metabolismo increíble. Soy muy afortunada. Es una buena cosa,


también, porque realmente me gusta la comida, y esta comida es increíble.

Gracias por traerme aquí.

— De nada. Me alegro de que te guste.

— Debes venir a DC Hay algunos restaurantes fantásticos allí.

— Trato de evitar la capital.

— Debido a que tu padre está allí.

Él pulió lo que quedaba de su carne y puso su plato a un lado.

— Principalmente, sí.

— ¿Quieres decirme cuál es tu problema con tu padre?

— No especialmente.

— Muy bien– Terminó su pato y tomó un trago de agua.

Le gustó que ella no lo presionara para obtener más detalles sobre su relación
con su padre, porque seguro que a él no le gustaba hablar de ello. Pero sí le
gustaba hablar con ella. Le gustaba estar con ella, también, incluso si ella
representaba a su padre. Y seguro que era agradable a la vista, especialmente
esta noche, con su pelo recogido. Y ese vestido. Maldita sea ese vestido. Tenía
un corte ajustado en sus pechos y tirantes finos, y él ya se imaginaba
deslizándolo por sus hombros cremosos mientras le besaba el cuello.

Mierda. Se había prometido que no iba a pensar en ella de esa manera, y lo


estaba haciendo de todos modos.

— ¿Qué estás pensando? Levantó la mirada hacia la de ella.

— ¿Eh?
— Tú estabas perdido en sus pensamientos y mirando en algún lugar en las
proximidades de mis pechos.

— Probablemente debido a tu vestido. Lo siento, estaba mirando. Fue grosero.

Sus labios se curvaron.

— Halagador. Lo siento si el vestido te perturba.

— Oh, el vestido, sin duda me perturba, Evelyn. Pero no en el mal sentido Pagó
la cuenta y dio la vuelta para tirar de la silla, tomando un momento para
inclinarse e inhalar su aroma. Tan sutil. Ella no se cargó a sí misma en perfume,
haciéndolo casi asfixiar. El olor de Evelyn era definitivamente toda Evelyn.

Su polla se dio cuenta. Demonios, su polla se daba cuenta de todo lo que tenía
que ver con ella. ¿No era él quien se suponía iba a verter el encanto esta noche?
Parecía que

los papeles estaban invertidos. Estaba a punto de caer a sus pies, y ella ni
siquiera estaba tratando. Era hora de cambiar eso.

— Háblame de esta fiesta a la que vamos– dijo Evelyn al salir del restaurante.

— Craig y yo fuimos juntos a la universidad. Jugamos béisbol juntos, también.


Craig fue reclutado por los Cincinnati después de la universidad y jugó tres
temporadas para ellos antes de que una lesión terminara con su carrera.

— Oh, siento escuchar eso.

— No te sientas tan mal por él. Lo está haciendo muy bien– dijo Gray, tomando
una salida y dirigiéndose a una zona residencial.

— Obviamente. Este parece ser un barrio muy bonito.

— Lo es. Al igual que yo, Craig proviene de una antigua familia adinerada, por
lo que después de dejar el béisbol tenía reservado un puesto en la compañía de
su padre– Ella lo miró.

— Me gusta que no te disculpes por eso.


— ¿Por qué?

— Por tener una familia adinerada

Él se encogió de hombros.

— ¿Por qué habría de hacerlo? No es culpa mía. El fideicomiso que mi abuelo


me dejó me dio la posibilidad que necesitaba para separarme de mi padre y para
ayudar a construir Preston Racing. También he trabajado duro para ganar más
dinero. He creado varias organizaciones de caridad, porque mi abuelo me enseñó
que es importante compartir la riqueza cuando se tiene dinero. Y no es que me
pase la vida navegando o viajando o despilfarrando el dinero sentado en mi
trasero sin hacer nada, así que no veo ninguna razón para pedir disculpas por
tener dinero.

— Tienes una buena perspectiva. Como alguien que no proviene de una familia
con dinero, no te envidio. Me imagino que otros hacen.

— Francamente, no me importa una mierda lo que piensen los demás. Tengo un


montón de amigos íntimos que no han crecido ricos. Ninguno de ellos me han
juzgado por ello.

— Me imagino que por eso son tus amigos íntimos– Él sonrió.

— Tienes razón.

— Así que dime más acerca de Craig.

— Su familia es de por aquí, por lo que se estableció aquí y fue a trabajar para la
empresa de su padre después de que dejó el béisbol. Se casó con un infierno de
mujer impresionante. Pero Miranda no es una caza fortunas. Ella, al igual que
muchos de mis amigos, no creció con dinero. Él la conoció en un evento de
caridad para recaudar fondos en el que participaba. Ella estaba corriendo, junto
con una decena de otras personas que estaban involucradas. La filantropía es lo
que hace mejor. Ella cree en devolver, también, y sacó lo mejor de Craig. Ellos
han estado casados tres años, y tienen un bebé en camino.

— Me alegro por ellos.

— Sí, creo que te gustaran.


— Tal vez les pida una contribución a la campaña.

Gray le lanzó una mirada de horror. Evelyn rió.

— Estoy bromeando.

— Me asustas, Evelyn.

— Y tú necesitas llegar a conocerme.

— Obviamente, lo necesito.

Gray se detuvo en la puerta y le dio su nombre al guardia allí, que pulsó un


botón y los dejó pasar. Evelyn no hizo ningún comentario. Se imaginó ya que
trataba a algunos de los grandes jugadores en DC, la casa de cinco mil metros
cuadrados de Craig no le impresionaría.

— Oh, ¿Viste el tamaño de los árboles en su patio delantero? ¿Te imaginas un


columpio en uno de esos?

Eso no era en absoluto lo que él esperaba que ella dijera.

— ¿Un columpio?

Parqueó detrás de uno de los coches y salió, luego se acercó a su lado y la ayudó
a salir.

— Por supuesto. Has dicho que están teniendo un bebé, ¿verdad?

— Sí

— Me imagino este enorme patio, un montón de niños, y un columpio.

Siempre quise uno de esos.

— Lo querías, ¿eh?

Dejó escapar una risa suave.

— Lo quise. Mis padres nunca tuvieron una propiedad, nunca tuvimos un gran
patio. Vivíamos en apartamentos. Por supuesto que había campos de juego, pero
siempre codiciaba un jardín que me perteneciera sólo a mí, con una gran
cantidad de árboles grandes y un columpio. Es algo que me prometí que le daría
mis propios hijos algún día.

Ahora eso era una revelación. De repente, quería saber más acerca de Evelyn.

Mucho más. Por desgracia, ahora estaban en el umbral de la puerta de Craig, y


este no era el momento para hacer preguntas de sondeo, por lo que aplazó ese
pensamiento para después. Craig abrió la puerta y sonrió.

— ¡Gray! No pensé que vendrías. Sé que estás ocupado con cosas de las
carreras.

Gray lo abrazó y le palmeó la espalda.

— Nunca llegamos a vernos unos a otros. Cuando recibí tu llamada diciendo que
tenías una fiesta de cumpleaños, ¿cómo no voy a estar aquí para eso?

— Me alegro.

— Treinta, ¿eh? Hombre, eres viejo– Craig se echó a reír.

— Y tú también. Y ¿dónde están mis modales? –Se volvió a Evelyn y le estrechó


la mano– Craig Reynolds. Bienvenida.

— Evelyn Hill– Craig miró a Gray

— Te has movido en el mundo de las mujeres. Evelyn, eres hermosa. Vamos


dentro y conoces a mi esposa.

Acostumbrada a grandes multitudes de gente que no conocía, Evelyn no estaba


intimidada en lo más mínimo. Craig era alto y delgado, con el pelo castaño claro
corto. Llevaba gafas oscuras que no hacían nada para estropear su increíble
buena apariencia. En su lugar, le daban un misticismo ‘Clark Kent’ que le hacían
absolutamente bien parecido.

Había un buen número de asistentes, y obviamente algunos que Gray conocía,


porque se detuvo para estrechar la mano o sonreír y saludar mientras caminaban.
Cuando se dirigían a una mujer hermosa con el pelo marrón a la altura de la
barbilla que parecía tener unos seis meses de embarazo, ella se volvió y les
regaló una sonrisa resplandeciente. Se inclinó hacia Gray y lo abrazó, luego le
besó la mejilla.

— Gray. Ha pasado demasiado tiempo.

— No desde mi última carrera aquí, me temo. Y lo siento por eso, porque te ves
aún más hermosa ahora que como te veías el año pasado– Ella arrugó la nariz.

— Mis tobillos están hinchados y estoy disfrutando de M & M, demasiado–

Se volvió a Evelyn– ¿Y quién es esta mujer preciosa que has traído contigo?

— Soy Evelyn Hill. Encantada de conocerte– Miranda le dio un abrazo.

— Soy Miranda Reynolds. Es un placer conocerte, también, Evelyn. Gracias por


estar aquí esta noche.

Miranda tenía una de esas voces suaves y acogedoras que te hacían sentir que
eras su mejor amiga desde el momento en que la conocías. Tenía cálidos ojos
marrones y la sonrisa más perfecta que sólo sabía que era genuina. Y teniendo en
cuenta la línea de trabajo en la que Evelyn estaba, podía detectar la falsedad
desde toda una habitación de distancia. Tanto Miranda y Craig eran auténticos.
Nunca se había sentido cómoda al instante con la gente antes, pero con esta
pareja, lo estaba. Les ofrecieron a ella y a Gray una bebida, y se instalaron en el
patio, que era impresionante, con una piscina de tamaño olímpico, una bañera de
hidromasaje, y una magnífica zona ajardinada que a Evelyn le encantaría ver a la
luz del día.

— Tu casa es preciosa, Miranda– dijo Evelyn, mientras que Gray y Craig


hablaban de carreras y atrapados en la vida del otro.

— Muchas gracias. Soy muy afortunada de estar viviendo la vida que tengo–

Frotó su vientre– Espero que este niño y cualquier otro con que seamos
bendecidos se den cuenta de lo afortunados que son, cuando tantos otros no
tienen la mitad de las ventajas que tenemos.

— ¿Tengo la sensación de que van a hacer lo mejor para iluminarlos?– Ella


sonrió.
— Sí. Tan pronto como los niños tengan la edad suficiente vamos a

involucrarlos en nuestras obras de caridad. Es una gran pasión mía.

— Gray me habló algo de eso en nuestro camino, pero no en detalle. Me


encantaría saber más.

Miranda le explicó cómo ella trabajó en la fundación de varias organizaciones


benéficas, a nivel local, nacional y mundial, y fue embajadora en un esfuerzo de
recaudación de fondos para llevar agua potable a los países empobrecidos.

Tan pronto como pudiera, continuaría sus esfuerzos para llevar los

medicamentos necesarios para África.

— Yo trabajo para el padre de Gray, el senador Mitchell Preston. Él trabaja en


varios comités que creo que podrían ser beneficiosos para algunas de tus causas.
Si

deseas, yo estaría encantada de hablar con él para ver lo que puede hacer para
ayudarte con tus esfuerzos.

Los ojos de Miranda se abrieron.

— Oh, ¿Te importaría? Eso sería muy útil. Nos esforzamos por conseguir la
ayuda de tantos políticos como podamos. Es tan difícil obtener una audiencia,
como te puedes imaginar.

— Voy a hacer una llamada a primera hora de la mañana. Si me das tu número,


voy a tener a alguien de la oficina del senador contactándote directamente.

Miranda tomó la mano de Evelyn y se la apretó.

— No puedo decirte lo mucho que eso significa para mí. Para la fundación.

— Estoy feliz de ayudar. Y sé que el senador también lo estaría

No queriendo monopolizar demasiado el tiempo de Miranda, se excusó y camino


alrededor de los jardines. Bien iluminados, aunque no tan magníficos como se
verían durante el día, pero eran, sin embargo, sorprendentes, con fuentes,
jardines de mariposas y colibríes, y un estatuario iluminado en medio del follaje.
Ella siguió las estatuas, deteniéndose en cada una, maravillandose con su
construcción. Estas no eran réplicas de otras estatuas famosas. Parecían haber
sido esculpidas sólo para Craig y Miranda. De hecho, una era de una pareja
entrelazada, mirándose el uno al otro, que eran reflejo exacto de ellos.

Qué romántico. Se preguntó si Craig y Miranda se darían cuenta si ella se


escondía aquí toda la noche hasta el amanecer.

— ¿Supongo que quieres tener un gigantesco jardín en tu enorme patio trasero


en la casa de tus sueños algún día, también?

Se volvió y vio Gray detrás de ella.

— Yo no necesito una fantástica casa grande. Sólo un gran árbol con un


columpio. Y bien, un patio trasero de buen tamaño para mis hijos, actualmente
inexistentes, que espero tener algún día– Él se acercó a ella.

— Va a ser difícil tener todo eso y tu carrera épica a la Casa Blanca, también–

Ella levantó la barbilla.

— ¿Por qué no puedo tener las dos cosas? ¿Por qué tengo que elegir?

Él pareció sorprendido y se dio cuenta que estaba dejando que su pasión por este
tema sacara lo mejor de ella.

— Lo siento. Es un tema del que he tenido algunos debates bastante

acalorados.

Habían estado caminando por el jardín y Gray la llevó a un banco con vistas a
una impresionante fuente. Tomó asiento y se sentó al lado de ella.

— Hey, yo estaba bromeando. Pero, evidentemente, ¿alguien te dijo que no


podrías tener una carrera y tu fantasía de esposo, niños, y casa con columpio?

— Una vez me dijeron que podía elegir entre seguir mi carrera a la Casa Blanca
o una familia, pero tendría que sacrificar una para tener la otra, y yo tendría que
elegir.
— Probablemente mi padre.

— No. No fue tu padre. Fue otra persona. Un mentor a quien yo admiraba


mucho. Y una mujer. Ella me dijo podría ser grande en un cargo político, pero
nunca tendría éxito en él si también quería tener una familia. Sería abarcar
demasiado.

Él puso su brazo sobre el respaldo del banco y se quedó mirando a los delfines
que lanzaban chorros de agua de sus bocas.

— Francamente, creo que eso es un montón de mierda y me parece una cosa


muy de la vieja escuela de pensamiento– Ella se volvió hacia él.

— ¿Simplemente estás alimentándome con frases?

— No. Hay un montón de mujeres congresistas y senadoras con esposos e hijos,


¿no están allí?

— Sí

— Entonces ¿por qué no has podido tener las dos cosas?– Ella bajó la mirada
hacia su regazo.

— ¿Honestamente? A pesar de ser lo que me gustaría, realmente es una fantasía.


No me veo a mí misma teniendo una carrera en la función pública.

No tengo los antecedentes para ello.

— Mentira, Evelyn. ¿Dónde está ese fuego de hace un minuto, cuando decías
que no te conformarás con menos que todo lo que querías?

Ella siempre hacía eso, siempre vacilando entre lo que quería y lo que ella sabía
que probablemente nunca haría. Una pobre chica sin raíces, sin antecedentes
establecidos, y sin tener los medios, no debería nunca, tener las aspiraciones que
ella tenía. Pero ella tenía esas aspiraciones, quería esas cosas, y no podía
evitarlo.

— Dime de dónde eres– dijo, su voz suave como la oscuridad.

Su tono alivió algo de su ansiedad. Ella se echó hacia atrás, la sensación de


solidez de su brazo, un consuelo en vez de una distracción.

— Soy de todas partes. Mi padre hacía trabajos de construcción, por lo que se


movía mucho cuando yo era niña.

— ¿Cuánto es mucho?– Ella pensó.

— Probablemente una vez al año por lo menos. A veces más, dependiendo de la


obra. Era importante para él siempre tener un trabajo para poder mantener a la
familia, así que fuimos donde el trabajo estaba.

— Fue por eso que nunca tuviste una casa– Ella se volvió hacia él.

— Sí. No tenía ningún sentido en echar raíces cuando sabíamos que

tendríamos que tirar de ellas y seguir adelante en cualquier momento.

Él le frotó la espalda, arrastrando los dedos por su columna. Ella se estremeció.

— Debió haber sido difícil para ti poder hacer eso– Ella se encogió de hombros.

— Fue una aventura, al menos cuando yo era más joven. Ver las nuevas ciudades
y pueblos fue muy divertido. Mis años de adolescencia fueron más

difíciles. Es más difícil encajar y hacer amigos cuando se entra y sale de la


escuela secundaria de esa manera.

— ¿Pero te estableciste en la universidad?– Ella sonrió ante el recuerdo.

— No tienes ni idea de lo que fue ser capaz de pasar tantos años en un mismo
lugar. Me dio una sensación de paz y pertenencia tales. Yo formé amistades allí
que voy a tener para toda la vida.

— Ves, ese es el tipo de historias de interés humano que los votantes quieren.

No puedo imaginarte como algo más que una candidata viable, sobre todo desde
que echaras raíces en DC, que supongo que tienes.

— Es donde he vivido desde que me gradué de la universidad. Tengo mi título


de maestría en Georgetown, también.
— Mírate. Ya segura para un cargo político– Ella se echó a reír.

— Yo no sé nada de eso, pero tengo metas. Bastante elevadas.

— Entonces, ¿qué quieres hacer cuando seas grande?– Preguntó con una sonrisa
burlona.

— ¿En serio? Me gustaría postularme para un cargo. Comenzar a nivel local, a


continuación,trabajar mi camino

hasta un puesto estatal. Entonces… ya

veremos. No quiero que haya limitaciones.

— Esas son buenas metas para tener. Y tú eres lo suficientemente joven como
para atravesarlas. ¿Tienes incluso treinta aún?

— No todavía.

— Un montón de tiempo para tener todo lo que quieras, Evelyn. La carrera, el


marido, los niños, y la casa con el columpio de neumático.

Ella suspiró y se quedó mirando la fuente. Gray estaba en lo cierto. Ella podía
tenerlo todo. Tenía que seguir creyendo en sí misma.

— Gracias.

— ¿Por qué?

— Por creer en las cosas que piensas que puedo hacer. Ni siquiera me conoces
Nadie la conocía. Ella hizo su trabajo y lo hizo bien y eficientemente. Así es
como terminó trabajando para alguien tan alto en la escala política como el
senador Preston. Tenía un círculo social de amigos que la conocían, al menos
sabían lo que Evelyn Hill quería que supieran. Pero nadie sabía de la niña que
había sido, ni sabían de su sueño con el columpio de neumático.

Ahora Gray sabía. Él era a la última persona que hubiera pensado en contarle esa
historia. Ella pensó que él era silencioso, melancólico, guapo, más centrado en sí
mismo y sus coches que interesado en escuchar acerca de su vida.
Sin embargo, aquí sentados en este jardín, mientras que ella había contado todo.
Él hizo todas las preguntas correctas, hizo que fuera fácil para ella abrirse, algo
que tan rara vez hacía. Por lo general, ella era la que hacía todas las preguntas.
Que giro.

— Hey, ¿Qué están haciendo los dos escondidos aquí? Estamos a punto de
prender fuego a mi pastel. Una gran cantidad de velas, ya sabes.

Gray se puso de pie y se rió de Craig, y luego le tendió la mano para ella.

— No me lo perdería por nada del mundo– dijo Gray, y la condujo por el camino
hacia la casa.

Cap7

El pastel era de tres niveles, y Craig tenía razón, había estado llena de velas, sin
duda más de treinta. Le tomó tres intentos para soplarlas todas. Después de que
todos comieron, fueron conducidos por una puerta lateral, donde una banda se
había instalado en la terraza. Las personas se sentaron alrededor de la zona de la
terraza y la piscina, donde la banda había comenzado a tocar.

Gray llevó Evelyn a un sofá de dos plazas acolchado cerca de la piscina.

Todavía tenían una gran vista de la banda y la pista de baile que se había creado
en el frente de la terraza.

— En la universidad, Craig siempre aspiró a ser un DJ– dijo Gray– Y un


cantante. No me sorprendería si él se levanta y canta con la banda esta noche
Uno de los cantantes se levantó para tocar una melodía hip-hop realmente genial,
una de sus favoritas. Ella medio se volvió hacia él.

— No puedo imaginarlo cantando a todo pulmón una canción así.

— Oh, puede que te sorprendas. Él es el ‘Vanilla Ice’ de nuestra generación

— ¿No Eminem?

— Ni siquiera cerca.

Ella se echó a reír. Una canción lenta de R&B comenzó, cantada por una mujer
miembro de la banda con una voz tan suave como la mantequilla derretida. Gray
se puso de pie y le tendió la mano.

— ¿Bailas?

Ella no debería, pero le encantaba la canción y no se pudo resistir.

— Me encantaría.

La condujo por el camino de la piscina hacia la pista de baile. Cuando él la atrajo


hacia sí, no pudo resistir la emoción mientras su cuerpo se encontró con el de él.
Era inocente, sólo un baile y nada más, y la única razón por la que la sostenía en
sus brazos. El patio estaba lleno de gente y no estaban solos. Otras parejas se
unieron muy cerca de ellos, tratando de encontrar sus propios

lugares para bailar. No había nada íntimo acerca de esto, y sin embargo, cuando
Gray bajó la mirada hacia ella, sus dedos rozaban arriba y abajo la piel desnuda
de su espalda. La electricidad crepitaba entre ellos, y cuando se encontró con su
mirada, de repente se le ocurrió que no importaba cuántas personas les rodearan,
la química entre ellos era tan íntima como que podía ser.

Podría haber un millar de personas bailando cerca y parecer como si no fueran


más que ellos dos. La música era lenta y pecaminosa, su pulso se elevó, y Gray
sólo la miró. Estaba agradecida por el espacio público, porque la intención de
sus ojos era clara. Y si él se inclinaba para darle un beso, ella no estaba segura de
ser capaz de decir que no.

Afortunadamente, estaba bastante segura de que él no haría eso en esta multitud


de personas. Pero de pronto él les trasladó a través de la multitud, maniobrando,
alejándola de los otros a un patio lateral protegido de todos los demás. Era un
camino que conducía

desde el patio trasero a la parte delantera, sólo que no había nadie aquí. Nadie
más que Gray y ella.

Dio un paso hacia adelante, apretándola contra el costado de la casa, el ladrillo


conservaba el calor del día. No es que lo necesitara. Su cuerpo ya estaba en
llamas, y cuando él se inclinó y puso su boca sobre la de ella, no pudo reunir una
sola cosa que decir o hacer para resistirse, porque besar a Gray parecía tan
natural para ella como respirar.
Él rozó sus labios con los de ella, una provocación, tal vez, o una prueba para
ver si ella lo empujaba lejos. No tenía ninguna intención de hacer eso. Sus
pechos se hincharon y sus pezones se apretaron, y con su cuerpo ajustado contra
el de ella, lo único que quería hacer ahora era profundizar el beso y explorar. Así
que cuando lo hizo, presionando su boca más firmemente contra la suya, ella
suspiró con satisfacción.

Evelyn se perdió en las sensaciones que la bombardearon. La boca de Gray era


el paraíso, sus lentos y embriagadores besos detenían el tiempo. Se sentía
mareada, hundida en una pesada niebla de deseo que la envolvía en una nube
turbia. Gray deslizó un brazo alrededor de su espalda para atraerla hacia él, sus
dedos inclinados hacia su trasero. Estaban descansando allí, estaba siendo un
caballero, cuando lo único que quería era que él agarra su culo y la atrajera más
cerca.

¿Y qué clase de mujer hambrienta de sexo la hacía a ella? Por supuesto, había
sido un largo período de sequía, pero ella trabajaba para su padre, y ahora
estaban besándose en la oscuridad en la casa de su amigo y ¿ella se quejaba
mentalmente que no iba lo suficientemente rápido?

Si este beso hubiera sucedido en su habitación de hotel, o en su remolque, ahora


ella estaría averiguando una manera de sacarlo de su ropa. Con las manos en sus
brazos, sintió la flexión de sus bíceps. Sabía que tenía un cuerpo y ansiaba verlo,
sentirlo, encima de ella, dentro de ella.

Ella se estremeció y los dedos de él se deslizaron hacia abajo, su lengua


profundizó en su boca al mismo tiempo que agarró un puñado de su culo y la
atrajo hacia su erección. ¡Oh, sí! Deslizó sus labios de los de ella y le dio un
beso en la columna de su garganta, utilizando sus dientes para cortar su carne.

La piel de gallina pincharon su piel y ella podía imaginar su boca, sus dientes, en
otras partes de ella.

¡Oh, definitivamente sí! Tendría que conseguirlo desnudo, y ella también. Se


preguntó si Craig y Miranda tenían una habitación extra que no les importaría
que usaran.

— No lo sé, pero te aseguro que puedo preguntarles. Ella se echó hacia atrás
para mirarlo.
— ¿Yo dije eso en voz alta?

— Sí. Diablos, sí. Vámonos.

Ella agarró sus brazos mientras la fría bofetada de la realidad la golpeó.

Estaban a una hora de distancia de su hotel. En casa de sus amigos. Y ella no se


comportaba en absoluto como la mujer que trabajaba para su padre. ¿Qué debía
pensar de ella?

— Sí. Vámonos. De vuelta a mi hotel– Sus labios se curvaron.

— ¿Seguro que quieres esperar tanto tiempo?

Su labio inferior estaba lleno. Sexy. Ella quería inclinarse y morderlo. Dios mío,
¿Que estaba mal con ella? La necesidad de él luchó con esa maldita lógica y el
sentido común que le decían que esto era algo que no debía hacer.

— No. Quiero decir. No. Nosotros no haremos esto. Ahora él frunció el ceño.

— ‘Esto’, es sexo

— Sí. Quiero decir no. Definitivamente no tendremos relaciones sexuales.

Él respiró hondo y soltó el aire. Ella esperaba que él la llevara fuera de la


pasarela. En cambio, apoyó su mano contra la pared y se quedó mirando el
suelo. Preocupada, le preguntó

— Gray. ¿Estás bien?

— Voy a necesitar un minuto aquí, Evelyn– ella frotó arriba y abajo su brazo.

— ¿Es algo malo?

Levantó la mirada hacia la de ella y le dio una sonrisa irónica.

— Sería bueno si no me tocas así.

Tardó unos segundos, luego su mirada se desvió a su obvia erección. Ella dio un
paso hacia atrás.
— Lo siento– Él se echó a reír.

— No lo sientas. Yo seguro que no lo siento. Aunque siento que no estamos


viendo las cosas, pero es tu decisión.

Ella dejó escapar un suspiro muy frustrado.

— Créeme, si estuviéramos en cualquier lugar excepto aquí, tu… problema, no


sería un problema por mucho tiempo.

Él bajó la cabeza y le dio una mirada que la quemó.

— Eso no ayuda a la cuestión aquí, Evelyn.

— Lo siento– Se dio la vuelta, pensando que podría ayudar.

— Tampoco lo es una gran vista de la piel de tu espalda, tu muy buen culo, y


esas piernas tuyas.

Ella no pudo evitar sonreír mientras se volvía hacia él.

— Creo que me iré a buscar el baño a… reparar el daño.

— Sí, has eso. Te encontraré en un minuto o dos.

A pesar de la frustración, ella sonrió todo el camino. Fiel a su palabra, Gray


estaba esperándola cuando salió del baño unos minutos más tarde. Ella no pudo
resistirse a mirar hacia abajo, donde la camisa le cubría los pantalones.

— ¿Todo mejor ahora?

— No, si sigues mirando– Ella sonrió.

— No voy a pedir disculpas de nuevo– Él se rió y le tomó la mano.

— Vamos a buscar a Craig y Miranda. Este va a ser un largo viaje de regreso.

Encontraron a Craig, que cantaba con la banda, justo como Gray dijo que estaría.
Y como dijo Gray, Craig definitivamente no era un experto rapero, pero su
exuberancia era contagiosa y la multitud se balanceaba arriba y abajo,
aplaudiendo y cantando. Craig parecía estarse divirtiendo. Esperaron hasta que
terminó, y luego se dirigieron a decirle que se iban.

— Gracias. Tuve un rato maravilloso– dijo Evelyn. Craig la abrazó.

— Mantenlo vigilado. Asegúrate de que no conduce demasiado rápido– Ella se


echó a reír.

— No estoy segura de poder hacer nada al respecto, por lo menos cuando está en
la pista.

Después de darle a Gray un abrazo, Miranda le apretó ambas manos.

— Gracias por venir. Y por tu oferta.

Gray dirigió una mirada curiosa en su dirección.

— ¿Qué oferta?– Miranda respondió.

— Ella va a conseguir la ayuda de tu padre con algunas de mis obras de caridad.


Estoy tan agradecida. ¿Sabes lo difícil que es conseguir que cualquier persona en
la esfera política, tome tus llamadas, cuando estás tratando de reducir la
burocracia? Ella va a ayudarme a saltar unos pocos pasos.

Gray la miró, y no parecía feliz, pero sonrió a Miranda.

— ¿No es genial?

Se dieron las buenas noches y se dirigieron de nuevo al coche. Gray se quedó en


silencio durante al menos diez minutos. Ella podía decir por lo apretada que
tenía la mandíbula que no estaba feliz, pero como no le había dicho nada
directamente a ella, no tenía idea de lo que le había trastornado.

— ¿Es algo malo?

— Así que, ¿No podías resistir la oportunidad de jugar a la política con mis
amigos?– Ella parpadeó.

— ¿Discúlpame?

— Miranda. Sus obras de caridad.


— Oh, eso. Ella me habló de los problemas que había estado teniendo en
conseguir financiación y el acceso a algunas de sus causas. Sé que tu padre podía
ayudar con algo de eso, así que me ofrecí. ¿Es eso un problema?

— También sabemos que Craig y Miranda tienen un montón de dinero. Mi padre


les ayuda a ellos, entonces ellos le ayudan. Eso va a funcionar bien para la
campaña del senador, ¿no es así?

Ella estaba momentáneamente aturdida algo que rara vez le pasaba. Estaba bien
entrenada para manejar los insultos. La política era todo acerca de disparar
insultos e insinuaciones, y podía hacer frente a cualquier cosa que le saliera al
paso. Sólo que no había esperado que fuera lanzado por Gray.

— Estás bromeando, ¿verdad? Yo ni siquiera sabía dónde íbamos esta noche.

¿Crees que me escondí en el baño y baje la biografía y finanzas de Craig y de


Miranda, entonces decidí tantear para ver si podía arreglar una manera de
hacerles un favor por lo que estarían en deuda con el senador y tiraran un poco
de dinero su camino?

Sus manos se apretaron en el volante.

— No lo sé. ¿Lo hiciste?– Ella puso los ojos.

— No. Por supuesto que no. Y me ofende que incluso puedas pensar así.

— Bueno, yo realmente no te conozco, ¿verdad?

— No, no lo haces. Es por ello que no dormiremos juntos esta noche– él salió a
la carretera.

— No, no lo haremos– Ella echaba humo en silencio a su lado del coche, y él


hacía lo mismo– Pero si hubiéramos terminado en la cama juntos esta noche,
puedo garantizar que no hubiera sido para dormir, Evelyn.

Gilipollas. Sólo tenía que tirar por ahí, ¿no? No es que a ella le importara de
todos modos. Él se había enojado con ella y ella ya no lo encontraba atractivo en
lo más mínimo. Y ni siquiera pensaría en tener relaciones sexuales con él nunca
más.
Cap8

Era una maldita cosa buena, Gray tenía la cabeza bien puesta, y estaba de vuelta
en la pista en la que él pertenecía. Casi había hecho algo estúpido anoche, casi
había llevado a Evelyn a la cama. Había escuchado su historia de fondo y se
había sentido realmente mal por ella, cuando todo el tiempo ella le había estado
manipulando a sus espaldas.

¡Qué tonto que había sido! Era igual que todas las veces que su padre se había
presentado en sus eventos deportivos en la escuela. Esas ocasiones eran raras, y
Gray habían puesto sus esperanzas, tan emocionado de ver a su padre allí. Y

durante las oportunidades que había tenido para levantar la vista y ver a su padre
en las gradas, sucedía que su padre no había estado observando el juego en
absoluto. En su lugar, había estado vagando por las gradas, contento,
estrechando la mano a todos los padres y haciendo campaña por los votos.

Dios no permita que en realidad se presentara por su propio hijo. No, eso no
sería egoísta, y si había una cosa Mitchell Preston hizo y lo hizo bien, fue
servirse a sí mismo. Obviamente su padre había estado enseñando a Evelyn los
puntos más finos de ese juego, un juego del que Gray no quería ser parte.

Ella le pilló bastante bien con su triste historia de cómo quería una familia y un
árbol con columpio, de cómo quería ser capaz de equilibrar eso con una carrera.
Le había impresionado, y él no se impresionaba con frecuencia, especialmente
por nadie en la política. Incluso había sido tan tonto como para creer en ella,
también, era su maldita culpa. Había empezado a pensar que ella era genuina y
honesta, que su cuerpo asesino también acompañaba un corazón verdadero, algo
tan raro en el mundo político, y aún más raro en el círculo de su padre.

Se había equivocado. Eso no iba a suceder de nuevo. Salió a la pista, empujando


a Evelyn y todo sobre ella fuera de su mente. Ahora era el momento para
concentrarse en su coche y su carrera de práctica. Él quería la pole para la
carrera de este fin de semana. Eso era lo único en lo que tenía que centrarse,
porque no había nada mejor que comenzar la carrera en frente del pelotón.

Golpeó la velocidad máxima y su mente se quedó en blanco, como siempre lo


hacía cuando rodaba un gran circuito y un coche impresionante. Ian y la
tripulación habían hecho su trabajo esta semana. El número cincuenta y tres
corría en condiciones óptimas, y para cuando terminó sus vueltas estaba
seguro de que tenía una buena oportunidad de agarrar la pole en la carrera de
este fin de semana.

— Esa fue una buena carrera– dijo Ian, después que Gray salió– Sigue corriendo
de esa manera y patearas las culatas de todo el mundo en la clasificación.

— Eso es lo que estoy esperando. Buen funcionamiento del coche. Lo único que
sentí fue una vibración excesiva en la parte delantera izquierda cuando llegué a
máxima velocidad.

Ian asintió y encendió su cuaderno electrónico mientras caminaban.

— Vamos a echar un vistazo. Probablemente no sea nada.

Gray esperaba que no. Estaba listo para correr. Se quedó a esperar para ver a
Donny durante su carrera práctica. El chico lo hizo decentemente, parecía tener
un poco más de atención de lo que había tenido la semana anterior, y su
velocidad estaba donde tenía que estar.

También notó a Evelyn pasando el rato en las gradas con Stacie, sus cabezas se
inclinaron juntas durante la carrera de Donny. No había hablado con ella desde
ayer por la noche, pensó que ni siquiera se aparecía en la pista hoy. En cambio,
ella había estado allí tan pronto como la pista se abrió, sentada en las gradas.
Stacie se había reunido con ella temprano, demasiado, ambas salieron con las
otras mujeres a mirar todos los corredores.

Como sea. No le importaba lo que hiciera, siempre y cuando se quedara fuera de


su camino. Ella había mostrado lo que era después de la última noche y él no
quería saber nada de ella.

— Entonces, ¿qué pasa con la nueva chica?– Preguntó Donny mientras se abrían
camino hacia el garaje para repasar las actuaciones de sus coches– Él se encogió
de hombros.

— Nada.

— A Stacie parece que le agrada ella. Regresó a nuestro remolque, el otro día
rompiéndome las pelotas de ‘Evelyn dijo esto y Evelyn dijo aquello’. Me
mantuvo hasta media noche con ganas de hablar. Hombre, odio hablar.
— Sí, bueno, Evelyn no lo sabe todo.

— ¿Así que crees que tengo razón?

Se detuvo en el pasillo, con la cabeza llena de la velocidad en la pista y no se


centró en lo que Donny estaba hablando.

— ¿Razón en qué?

— El querer que Stacie se quede conmigo esta temporada. Ella dijo Evelyn le
estaba llenando la cabeza con volver a la escuela.

— Mira, Donny. Sea cual sea tu relación con Stacie no es de mi incumbencia.

Eso depende de los dos averiguarlo.

Él comenzó a caminar hacia el garaje. Cuando llegaron allí, dijo Donny.

— Eso es lo que le dije a Stacie. Pero no, ella tiene que hablar con todas sus
amigas sobre lo que es mejor para ella. Para nosotros. Las cosas se están
trabajando bien.

— ¿Es así?– Donny frunció el ceño.

— ¿Eh?

— ¿Están bien? Porque me parece que tu mujer no es feliz– Donny se miró los
zapatos.

— Bueno, tal vez no lo es.

— Entonces encuentren una manera de hacer que funcione de manera que los
dos sean felices. No siempre es sólo acerca de ti y lo que necesitas. A veces
tienes que encontrarte con tu chica a mitad del camino.

— Ella quiere terminar la escuela. Yo la quiero conmigo. Ella puede hacer la


escuela durante el tiempo que no estoy de carreras.

— ¿Qué es qué? ¿Dos meses al año? No es muy práctico para ella, ¿verdad?

Donny se quedó mirando el suelo.


— ¿La quieres contigo porque vas a perderla, o porque tienes miedo que si ella
no está contigo todo el tiempo va a encontrar a alguien más?

Gray captó la expresión de preocupación en el rostro de Donny.

— No soy la mejor herramienta en el cobertizo, ya sabes– dijo Donny–

Apenas salí de la escuela secundaria. Y Stacie, Dios, esa chica es inteligente.

A veces no sé lo que está haciendo con alguien como yo.

— Ella está aquí, ¿verdad?

— Sí

— Tal vez ella te ama, aunque sólo Dios sabe por qué. Eres un idiota a veces,
bebes y te enfiestas, y tienes la cabeza es el culo la mayoría de las veces. Pero
ella se preocupa por ti y sacrifica mucho por ti. Tal vez deberías considerar hacer
lo mismo por ella. Si la amas– Levantó la barbilla, claramente molesto.

— Lo hago

— Entonces confía en ella. Eso es sobre lo que se construye el amor, Donny.

Sin ella, estás frito y también lo está tu relación.

Donny apretó los labios mientras caminaban, y finalmente asintió.

— ¿Sabes qué? Tienes razón. Si no empiezo a confiar en ella, en nosotros, voy a


perderla. Ya puedo sentir como se me desliza entre mis dedos.

— Entonces has algo al respecto. Preocuparte por tu chica te hace perder el


enfoque en las carreras, y ahí es donde necesito tu atención. ¿Entendido?

Donny le dio una rápida inclinación de cabeza.

— Entendido, jefe– Gray palmeó a Donny en el brazo.

— Buena charla. Ahora vamos a averiguar lo que está pasando con tu motor.

He oído algo que no me gustó durante tu sesión de práctica de hoy.


Evelyn rondaba cerca de la entrada al garaje, habiendo escuchado la
conversación de Gray con Donny. Stacie la había sacado de su trailer, alegando
que tenía algo de ropa que lavar, seguido de estudiar. Puesto que Evelyn no tenía
acceso a la caravana de Gray, y puesto que necesitaba acceso a Gray, pensó que
lo único que podía hacer era aguantar y hablar con él, por mucho que ella no
quería.

Pero entonces ella le oyó dar consejos a Donny en su relación con Stacie, y
buenos consejos en eso, lo que la sorprendió. Parecía que siempre la sorprendía,
ya sea en las buenas o malas maneras. El hombre era totalmente impredecible,
que no era una buena cosa en absoluto. A ella le gustaba que la gente con la que
trabajaba fuera confiable en sus acciones y respuestas. Gray parecía como un
comodín para ella, y ella no podía confiar en lo que iba a hacer o decir.

Al menos en la política que ella conocía a todos los jugadores. Este era Gray
Preston, un desconocido, que vivía en un mundo en el que ella había sido
arrojada y que le era completamente desconocido. Ya estaba claro que no era
nada parecido a su padre. Mitchell Preston había jugado el juego político durante
años. Él sabía la puntuación, y así lo hacía Evelyn.

Gray no iba a jugar el juego a su manera. Él ya estaba enfadado con ella por
tratar de ayudar a su amigo. Los favores se realizaban todo el tiempo en
Washington. A veces venían con una etiqueta de precio. El que ella había
ofrecido hacer por Miranda la noche anterior había sido ofrecido sin
condiciones. Debido a que Gray no la conocía, asumió que ella querría algo a
cambio. O que su padre lo haría.

Si se hubiera molestado en preguntarle, ella podría haberle dicho eso. Pero no,
había decidido actuar como un idiota arrogante y hacer suposiciones sin
conocimiento, por lo que estaría condenada si iba a ser amable con él.

Desafortunadamente, ella todavía tenía que hacer su trabajo. Que en este


momento consistía en inclinarse contra la pared del garaje y ver su muy buen
culo mientras él se inclinaba sobre el capó de su coche de carreras, enfrascado en
una conversación con su jefe de equipo y varios miembros de su equipo. Si él
sabía que ella estaba allí o no, no tenía ni idea, ni le importaba. Sacó su teléfono
del bolsillo y contestó a algunos e-mails. Después de un tiempo, alguien en el
equipo debió haberse dado cuenta de ella, porque le trajeron una
silla plegable. Ella sonrió agradecida y se sentó en el interior del garaje, donde
estaba sombrío y mucho más frío de lo que estaba fuera.

Es cierto que, ver chicos calientes trabajar en los coches aún más calientes, no
era una mala manera de pasar el tiempo. Y ya que estaba claro Gray no iba a
hablar con ella ahora mismo, no era un mal trabajo. Mejor que correr alrededor
de senadores y representantes e ir a buscar el café y enviar mensajes de correo
electrónico y componer cartas. Estaba tan acostumbrada al ritmo acelerado de la
vida en DC, que esto era como ver crecer la hierba, sobre todo porque ella no
sabía absolutamente nada de nada acerca de automóviles y carreras. Le ayudaría
a obtener una comprensión de lo que los fans

encontraban tan estimulante sobre este deporte, así ella sería capaz de integrar la
pasión de Gray por el deporte con las próximas elecciones. Una vez más, sería
inútil pedírselo a Gray. No había mirado una vez en su dirección o reconocido en
absoluto.

Supuso que podría intentar, sin embargo. Nunca había sido una cobarde y no iba
a ser una ahora. Se puso de pie y se dirigió hacia el coche, avanzando cada vez
más cerca, haciendo alguna mueca con el sonido de alguna herramienta con la
que no estaba familiarizada, aullando en una perforación, un ritmo entrecortado
de debajo del vehículo.

Ella rondaba cerca y escuchaba a escondidas su conversación, toda la cual fue


directa a su cabeza. Colectores y presión de aceite y manómetros y cajas de
cambio. Bien podrían estar hablando un lenguaje extranjero, uno que no hablaba
de todos modos.

Gray finalmente levantó la cabeza, una mancha de grasa oscura en su mandíbula,


que sólo mejoró su buen aspecto rústico. Su jefe de equipo, Ian, dio un paso
atrás, lo que le permitió acercarse más.

— ¿En qué estás trabajando?– Preguntó. Él frunció el ceño.

— En el coche, obviamente. Oh, él todavía estaba de mal humor.

— Obviamente. Me preguntaba si me enseñas un poco sobre eso.

— No ahora, Evelyn. Estoy ocupado aquí.


— Puedo simplemente pasar el rato y ver, ¿Entonces?

— Estás estorbando.
Su tono era agudo. Grosero. Y ella tuvo un indicio deprisa.

— Ciertamente. Por supuesto. En otro momento, entonces. Lamento haber


molestado.

Con un guiño a Ian, ella se apartó, claramente descartada. Se había irritado como
el infierno con ella anoche, haciendo acusaciones falsas sobre ella.

Podía dejar eso de lado para que pudieran trabajar juntos. Gray, por su parte,
guardaba rencor.

Bien. Se fue del garaje y vagó, debatiendo si debe o no terminar por hoy y
dirigirse a su hotel ya que no conseguiría nada merodeando. Él hablaría con ella
cuando estuviera listo, y, evidentemente, hoy no estaba listo. Y ella se negaba a
molestar a Stacie cuando necesitaba estar estudiando.

Así que cuando vio a uno de los conductores, todavía con su traje anti flama,
dejando el área de la pista, decidió que tal vez podría ganar su educación sobre
las carreras de autos de otra manera. Ella sonrió y se le acercó.

— Discúlpeme

Se detuvo y curvó sus labios en una sonrisa genuina.

— Hola. Estás con Gray Preston, ¿no es así?

Ella estaba a punto de explicar, pero si se le consiguió una audiencia con el


chico, ¿por qué molestarse?

— Sí, lo estoy. Soy Evelyn Hill– Él sacudió con la mano.

— Calvin McClusky. Conduzco el número doce Ford.

— Encantada de conocerlo, señor McClusky.

— Puedes llamarme Cal. Todos mis amigos lo hacen.

Estaba totalmente ligando con ella. Chico de excelente aspecto. Alto, parecía
bien construido bajo ese traje de fuego, y con los ojos azules graves, pelo rubio
oscuro en punta, y el tipo de sonrisa asesina que, estaba segura, despojaba a
muchas mujeres de sus bragas.

— Está bien, Cal. ¿Estás ocupado en este momento?

— Justo conduje mi carrera de práctica y ahora me dirijo a mi garaje.

— Perfecto. ¿Te importa si me pego?

— No, en absoluto, querida. Ven.

Cal tenía un acento muy sureño que a Evelyn le pareció bastante atractivo. No
era de extrañar que estos chicos tuvieran tantas groupies. Todo ese encanto.

Excepto, Gray, por supuesto, al que no encontraba encantador en lo más mínimo,


sobre todo, no hoy. Cal le presentó a su tripulación, que eran todos tan amables
como él.

— ¿Así que tú eres la nueva chica de Gray?– Preguntó Cal mientras salía de su
traje ignífugo, revelando un cuerpo que debía ser declarado ilegal.

Hombros anchos, cintura delgada y los muslos que, obviamente, habían pasado
algún tiempo en el gimnasio.

— No soy la chica de nadie. Pero sí, Gray y yo hemos estado pasando algún
tiempo juntos– Cal arqueó una ceja.

— Oh, una mujer inteligente. Justo mi tipo. ¿Puedo ofrecerte algo de beber?–

Le preguntó mientras se dirigía a un refrigerador en el garaje.

— Agua sería genial, si tienes

Sacó un agua para ella y una bebida energética para sí mismo, y luego volvió a
pararse frente a ella.

— Gracias. Entonces, ¿qué haces con tu coche después de tu sesión de


práctica?– Preguntó, desenroscando la parte superior del agua para tomar un par
de tragos.

— Lo repasamos, asegurarnos de que las vueltas no hicieron ningún daño, y


asegurarnos de que aún está corriendo es primordial. Descargamos los datos
que recogimos de las vueltas que corrimos y comprobamos el coche. Siguiente
paso mañana es calificar. Eso es cuando se desea que el coche esté en su mejor
momento, por lo que esta es nuestra última oportunidad para arreglar nada.

— Así que si hay cualquier problema mecánico o problemas con el motor,


todavía puede solucionarse

— Cierto.

La dejó inclinarse sobre el panel lateral y observar el interior del coche mientras
señalaba varias partes del motor y explicaba su función. Puesto que Evelyn,
cerca de tener una memoria eidética, estaba demostrando ser muy útil.

Además, Cal lo hacía fácil, y no sólo en los ojos. Era una ventaja que ella no
trabajaba para su padre. No había ninguna meta final a la vista que no fuera
disfrutar de su compañía. Y era sin duda agradable. Después de un tiempo, la
llevó lejos del coche.

— Entonces, ¿Gray y tú tienen algún tipo de relación?

— No, no tenemos.

— Lo que significa que estarías libre para salir conmigo– Ahora era una
situación difícil.

— En realidad, estoy aquí para trabajar.

— Para Gray.

— Más o menos.

— Así que todavía estás libre para salir conmigo.

Él le dio el tipo de sonrisa afable que sería casi imposible de resistir, si estuviera
buscando un chico caliente para pasar la noche. Qué no buscaba.

— Lo siento, realmente no puedo– Ella le puso la mano en el brazo– Pero si


fuera a salir con alguien, Cal, sin duda serías tú– Él le sonrió, por lo que tomó
bien el rechazo.
— Supongo que me lo tomaré como un consuelo bastante decente– Ella se echó
a reír.

— Yo espero que sí. Y aprecio la oferta. Créeme, hoy era el día perfecto para
recibirla.

— ¿Uno duro?

— Sí. Así que gracias

— ¿Qué demonios estás haciendo, Evelyn?

Ella se dio la vuelta para ver a Gray lanzándose arrollador hacia ellos. Como era
su actitud típica desde anoche, parecía enojado. Ella había tenido suficiente de él
estando enojado sin motivo, por lo que le dirigió una mirada relajada y no se
movió. No había razón para que se sintiera culpable por pasar tiempo con Cal.
Ella podría trabajar con su padre, pero no trabajaba para él. Él no la poseía.

— De hecho, estoy pasando tiempo con Cal.

Gray le dio a Cal lo que sólo podría ser descrito como una mirada mortal, el tipo
que había visto muchas veces cuando dos oponentes políticos se enfrentaban.

— ¿Qué estás haciendo con Evelyn?

— Le estaba dando algunas lecciones de automóviles.

— ¿Por qué?

Evelyn decidió que podía manejar esto.

— Porque yo le pregunté y él fue lo suficientemente amable para darme un poco


de su tiempo, algo que podía molestarte hacer hoy.

Cal cruzó los brazos y sonrió a Gray.

— Yo estaba, malditamente ocupado hoy.

— Sólo toma unos minutos para explicar los aspectos físicos y mecánicos de tu
coche de carreras, Gray– dijo Cal– Sobre todo para una mujer inteligente como
Evelyn. ¿Qué bicho se te metió en el culo hoy?
— No es de tu puto negocio, McClusky. Vamos, Evelyn.

Él la trataba como si fuera de su propiedad, y no le gustó. En cambio, le dio la


espalda a Gray y se enfrentó a Cal.

— He cambiado de opinión. Me encantaría salir contigo esta noche, Cal– Cal


sonrió.

— Genial. ¿Te alojas cerca?

— Sí

Ella le dio la información del hotel y su número de teléfono celular, sintiendo la


mirada de

Gray quemándole todo el tiempo.

— ¿Te recojo a las siete?– Preguntó Cal.

— Suena perfecto. Gracias de nuevo por el recorrido de hoy. Realmente lo


aprecio.

— En cualquier momento. Nos vemos esta noche, cariño.

Con un guiño a Gray, Cal se marchó, dejándola sola con Gray.

— Realmente no puedes decir que saldrás con él.

— La última vez que lo comprobé, tengo más de veintiún años y tú no eres mi


pariente. De hecho, esta es la primera vez, incluso, que hoy has hablado
conmigo. Además, dejaste bien claro anoche que no deseas nada que ver
conmigo, para que te entrometas en mi vida personal– Se volvió y se dirigió
hacia el aparcamiento, sabiendo que estaba actuando como una novia herida,
pero esas eran sus emociones y ella se iba con ellas.

Gray la siguió, sus largas zancadas fácilmente manteniendo el paso con los suyos
cortos

enojados.

— No confíes en él. Puede parecer un buen tipo, pero tiene problemas.


— ¿Y Gray no los tiene?– Ella agitó la mano despidiéndolo– Creo que puedo
manejarme muy bien.

Cuando llegó a su coche, abrió la puerta y comenzó a abrirla. Gray la cerró y se


apoyó en ella, llamando su atención.

— Lo digo en serio sobre Cal McClusky, Evelyn. Su único objetivo es ganar, y


él sabe que hay algo entre tú y yo. Esa es la única razón por la que quiere salir
contigo–

¿Podría ser más insultante?

— ¿Estás diciendo que no tengo nada que ofrecer a un hombre?– Puso los ojos.

— Eso no es lo que dije en absoluto.

— ¡Fuera de mi camino, Gray! Y mantente fuera de mi vida personal– La ira


brilló en sus ojos.

— ¿Por qué? Tú estás en la mía. ¿Eso no me da el mismo derecho a estar en la


tuya?

— No. Ahora muévete

Él vaciló, luego dio un paso atrás. Ella se deslizó en su asiento, arrancó el coche,
y se fue. La visión de Gray de pie en el estacionamiento firmemente plantada en
su espejo retrovisor.

Cap9

Esta había sido una idea estúpida. Estaba tan interesada en salir con Cal
McClusky esta noche como lo estaba en cambiar de afiliaciones políticas. Pero
había tenido que ser terca y mostrarle a Gray que no podía mandarla.

¿Desde cuándo ella era tan reactiva? Ella siempre había sido tan tranquila y
serena, la actitud perfecta para una carrera en la política. Pocos días alrededor de
Gray Preston y ella estaba actuando como una chica de catorce años.

Y ahora iba a salir en una cita con un chico del que ni siquiera se sentía atraída.
Un tipo bastante agradable, pero aun así, un hombre al que normalmente habría
dado un no educado. De hecho, ella había dicho que no, hasta que Gray había
ido todo ‘hombre de las cavernas’ con ella y comenzó a emitir órdenes, como si
fuera una muñeca Barbie sin cerebro. Eso había establecido su salida, y ahora
aquí estaba, delante de su armario,

preguntándose qué demonios iba a llevar, cuando en lugar de eso podría hacerse
un ovillo en la cama leyendo su romance favorito de Maya Banks, o relajarse
viendo realmente televisión, su placer más culpable. O podría repasar la agenda
de su jefe para el próximo mes. Ya sabes, la realización de las funciones de su
maldito trabajo que ella debería estar haciendo.

¡Ugh! Ella eligió un vestido negro básico con un escote cubierto y manga corta,
terminando el atuendo con un par de zapatos negros sosos. Conservador, no
sexy, y que de ninguna manera condujera a Cal a creer que le estaba dando
ninguna señal. De hecho, era el traje perfecto para asistir a un funeral, o una
aparición en el piso del Congreso.

Qué aburrido atuendo. Ella ni muerta llevaba esto en una cita, no usualmente, de
todos modos. Pobre tipo. Había sido tan amable con ella, también. Cuando llamó
a la puerta de su habitación de hotel, agarró su bolso y su teléfono, anotando el
tiempo. Era puntual, también. Ella pegó en una sonrisa.

— Cal

— Evelyn

Vestía jeans, una camisa de botones, botas y un sombrero de vaquero. Incluso en


su vestido de funeral, estaba demasiado formal.

— ¿Estoy muy formal?

— No. Te ves hermosa

Tenía que estar mintiendo. Se veía como un maldito peregrino. Extendió el brazo
para ella. Ella cerró la puerta y él la llevó hacia su coche, que era una camioneta,
así que tuvo que ayudarla a subir a ella, también.

— Lo siento. Yo lo remolco y lo llevo donde quiera que vayamos. Es mi


atracción favorita.
— No es ningún problema– dijo mientras abrochaba el cinturón de seguridad,
entonces celebró cuando encendió el motor, que sonaba tan fuerte y ruidoso
como un coche de carreras.

— Dulce, ¿eh?– Le preguntó con una sonrisa. Ella ofreció otra sonrisa benigna.

— Ya lo creo.

La cena fue en algún elegante restaurante de carnes, oscuro y privado. Parecía


conocer a la gente de allí, porque lo llevaron a un cubículo en una esquina
privada, oscura. La camarera se presentó con una cerveza y whisky, tan pronto
como se sentaron. Evelyn sintió el comienzo de un dolor de cabeza en las sienes,
por lo que ordenó un té helado.

— ¿Seguro que no quieres nada más fuerte, cariño?

— No, el té está bien para mí.

— Tal vez después de la cena, entonces. Pensé que iríamos a un club. Oh.

Alegría.

— Entonces, háblame de tu carrera– Se echó hacia atrás e hinchó el pecho.

— Gané el campeonato hace tres años. Voy tercero en la tabla de posiciones en


este momento, así que es sólo cuestión de tiempo antes de que gane de nuevo
este año.

— Eso es genial. Estoy segura de que mucho de eso es tener un buen coche de
carreras y un gran equipo detrás de ti.

La camarera llegó con el menú, que Cal empujó a un lado.

— Podría ser que también me trajeras otra ronda, cariño. Ha sido un largo día.

Y mantenlos ‘viniendo’, también.

La camarera asintió y Cal se bebió su cerveza en unos cuatro tragos rápidos, a


continuación, centró de nuevo su atención en Evelyn.

— Un buen equipo es genial y todo eso, pero una gran parte de mi éxito viene de
tener un maldito buen conductor al volante. No llegué donde estoy por no saber
qué diablos estoy haciendo. He trabajado el culo los últimos cinco años, desde
que llegué a conducir en la gran serie. Ganar el campeonato hace tres años me ha
dado una idea de lo que es eso. Lo quiero de nuevo.

Oía esto una y otra vez en la política. Ganar era todo. El espíritu competitivo
disparaba la sangre de tantos políticos, así que esto no era nuevo para ella.

— Empuje y ambición te llevarán un largo camino.

La camarera ubicó segunda cerveza de Cal delante de él, junto con el trago. Se
tomó primero el trago, luego tomó dos tragos rápidos de cerveza.

— Como he dicho cariño, mantenlos ‘viniendo’. Estaba caliente afuera hoy–

le dio la camarera un guiño y ella se escabulló. Evelyn arqueó una ceja e insistió
al abrir su menú.

— ¿Te gustaría pedir la cena?

— No todavía, cariño– Inclinó su cerveza a los labios y tomó un par de tragos


más largos, para vaciarla.

Uh, wow. Ella tomó un sorbo de té.

— Entonces, ¿dónde estaba?

Hablando de sí mismo, en su mayoría. ¿Quién era este tipo? Él había sido tan
amable con ella esa tarde, tan encantador y tan caballero. Todo lo cual se

evaporó con el paso de la siguiente hora no sólo bebiendo en exceso, sino


deleitándose con historias de su capacidad de conducción excelente, y toda su
historia de vida, sin preguntar ni una vez nada acerca de ella misma. Para todo lo
que le importaba, ella podría haber sido una desconocida que había recogido a
un lado de la carretera y trajo a cenar. No es que hubiera ninguna cena en el
horizonte en este caso, tampoco. Ella estaba muriendo de hambre, y a punto de
lanzarse sobre la mesa más cercana a ellos sólo para robar un trozo de su pan.

Después de aproximadamente dos horas y media, Cal estaba completamente


bebido, Evelyn se moría de hambre, y estaba claro que no iba a haber una cena.
Él arrastraba cada palabra y estaba segura de que si le preguntaba su nombre, no
tendría ni idea de quién era.

La camarera parecía familiarizada con él, porque ella pacientemente regresó para
ver si Cal quería una recarga. Se agachó de nuevo en la cabina y apenas capaz de
mantenerse derecho, asintió con la cabeza.

— Creo que él ha tenido suficiente– dijo Evelyn– Voy a tomar una ensalada de
carne para llevar, con un montón de pan al lado. Y por favor traiga la cuenta.

La camarera le dio una sonrisa de complicidad.

— Sí, señora.

— Hey, la fiesta acaba de iniciar, cariño– dijo Cal, sus párpados caídos mientras
se recargaba hacia atrás contra la cabina– Vamos a bailar

— Cariño– dijo, exagerando el ‘cariño’– Tu fiesta se acabó esta noche.

— ¿Estás segura? Yo podría hacerte parar un buen rato– Hizo un valiente intento
de guiño, aunque utilizó sus dos ojos.

Ella apostaría el sueldo de un mes que no podría conseguirlo ahora mismo si ella
se desnudara y bailara sobre la mesa. Pagó la cuenta y un par de los camareros le
ayudaron a alzar a Cal en el lado del pasajero de su camioneta.

Ella encendió el vibrante tanque y lo condujo de nuevo a la pista, agradecida que


había prestado atención a dónde iban cuando hicieron su camino hacia el
restaurante.

Meterlo en el camión había sido fácil, ya que había tenido ayuda. Sacarlo podría
ser más difícil. A pesar de que no era en absoluto adversa a dejarlo en su
camioneta a dormir esta noche. Imbécil. Aparcó el camión y lo miró.

— Cal

Él se desplomó en el asiento y ronco. Ella le empujó.

— Cal
Resopló una vez, luego se cayó contra la ventana y siguió roncando. Poniendo
los ojos, se dio por vencida, se deslizó fuera de la camioneta, y cerró la puerta,
pensando que alguien tenía que estar fuera de casa que pudiera ayudarle a
conseguir bajar al tarado de la camioneta y meterlo en su remolque.

Caminó hasta el final de la playa de estacionamiento y vio una forma oscura que
venía hacia ella. Su estómago se retorció en nudos cuando se dio cuenta de quién
era. Gray. ¡Mierda!

Gray frunció el ceño cuando vio a Evelyn caminar sola desde la camioneta de
Cal. Odiaba que ella estuviera saliendo con ese imbécil esta noche, sabiendo la
reputación de Cal. Aceleró el paso hasta que la encontró a mitad de camino.

— ¿Estás bien?

— Estoy bien. Cal no lo está, sin embargo. ¿Me puedes ayudar? Miró por
encima del hombro a la camioneta.

— ¿Qué hay de malo en Cal?

— Está borracho y se desmayó.

Eso no le sorprendía. El problema con la bebida de Cal no era un gran secreto.

— ¿Qué pasó?– Le habló de la cena, o la falta de cena.

— Déjalo– dijo Gray.

— No puedo dejarlo ahí.

— Claro que puedes. Voy a llamar a su jefe de equipo y él y los chicos lo


podrían sacar de la camioneta y empujarle en su remolque. Estoy seguro que no
lo harán.

— Bueno, espera. Tengo una comida allí. Me senté durante las casi tres horas de
su monologo y bebida. Estoy hambrienta.

— Voy a caminar contigo

Ella dio una rápida inclinación de cabeza y él la acompañó hasta la camioneta de


Cal.

— Dame las llaves. Las tiraré en el camión y me apoderaré de tu comida– Él


abrió la puerta y echó un vistazo a Cal, deseando poder darle al idiota una patada
en las bolas por tratar a Evelyn de esta manera, pero como ella estaba allí, pensó
que no sería una buena idea. En cambio, él agarró su bolsa de comida y cerró la
puerta.

Luego sacó su teléfono y llamó a Fred, jefe de equipo de Cal, explicando la


crisis actual de Cal. Después de unos cuantos improperios merecidos, Fred dijo
que estarían dentro de poco para recuperar a Cal y meterlo en la cama. Se volvió
a Evelyn.

— Van a venir a buscarlo.

— Gracias– Ella miró a su alrededor– Supongo que tengo un viaje de vuelta a mi


hotel.

— Te llevaré– Miró a su bolsa– ¿Qué tienes ahí?

— Ensalada de carne.

— Regresemos a mi tráiler y comes primero. Debes tener hambre.

— Más allá del hambre– Hizo un gesto con la cabeza.

— Venga. Tengo soda en el tráiler– Ella vaciló por un segundo, y luego asintió.

— Bueno. Gracias

No sabía por qué la invitó a volver con él, aparte de que se sentía mal por la
forma en que Cal se había comportado con ella, y por la forma en que había
actuado hoy. Él había estado enojado por lo de anoche, pero eso no le daba
derecho a tratar a una mujer como él la había tratado hoy. Él la había alejado, y
le había abierto a Cal la oportunidad de saltar. Él se responsabilizaba de eso.

Había buenos chicos en su deporte, y del tipo oportunista.

Cal era de este último, y eso le irritaba, que Evelyn tuviera que pasar la noche
con un pedazo de borracho de mierda como Cal. Por supuesto, había sido la
elección de Evelyn salir con Cal, pero sabía que lo había hecho sólo para
molestarlo.

Le había cabreado. No le gustaba admitirlo, porque significaba que ella le


importaba. Y ella no le importaba. Casi no la conocía, y no era como si fueran
novios. Podría haberla besado una vez, pero aparte de eso, no eran nada el uno
del otro. Ella trabajaba para su padre y se suponía que debían pasar tiempo
juntos. Todavía estaba tratando de averiguar la forma en que se suponía que
debían manejar eso.

Mientras tanto, tal vez tendría que aprender a templar su ira por cosas sobre su
padre y no saltar encima de ella. Entraron en su remolque y le dio una bebida.

Ella se sentó en la cabina y abrió su bolso, deslizando una ensalada y un poco de


pan.

— ¿Has comido?– Preguntó– Tengo mucho aquí.

— Comí antes. Sigue adelante.

Ella se sumergió en su comida y él se dio cuenta de que tenía hambre, lo que


sólo sirvió para hacerle más enojar con Cal. Volvió a llenar su copa y se sentó
frente a ella.

— Cal tiene un problema con la bebida.

Dio unos cuantos bocados de ensalada y luego un sorbo de su bebida.

— ¿En serio? Eso fue evidente después de su octava cerveza y el cuarto trago de
whisky.

— Lo malo es que es un piloto increíble. Cuando está sobrio, es uno de los


mejores que hay. Él simplemente no puede dejar el alcohol. Ha sido un problema
desde hace un tiempo. El año siguiente a ganar el campeonato, se le subió a la
cabeza. A lo grande. Pensó que era una mierda caliente, realmente se tragó toda
la exageración y la mierda de medios. Las mujeres acudían a él, todos los
aficionados, lo arruinaron. Él terminó perdiendo una muy buena esposa que no
podía manejar su engaño– Evelyn se detuvo y lo miró.

— Lamento escuchar eso. Él fue muy agradable conmigo el día de hoy.


— Como he dicho, cuando está sobrio, puede ser un tipo muy agradable, pero
entonces hay este interruptor dentro de él, y cuando se volteó, se convierte en
una persona completamente diferente– Mordió un trozo de pan.

— Sí. Un gilipollas.

— Exactamente.

Después que terminó su comida, ella tomó un largo trago de soda.

— Siento lo de Cal. Veo muchos paralelismos así en Washington. La gente es


amable al ser elegidos, con las cabezas llenas de todas las grandes cosas que
creen que pueden hacer. Entonces todo eso cambia cuando vienen a

Washington. Todo lo que corrompe el poder y todo– Él se encogió de

hombros.

— Algunas personas son débiles. Ellos no pueden manejar la fama y la fortuna y


ser entregados. Se pasa de nada un día para tener un personal de gente
preguntando qué pueden por ti al siguiente. No saben qué hacer con eso y les
afecta negativamente. Sus egos explotan.

— Estoy de acuerdo.

Él quería tirar a su padre en esa mezcla, pero que estaban teniendo una buena
conversación en este momento y no quería joderla.

— ¿Alguien ha hablado con Cal sobre rehabilitación?– Preguntó Evelyn. Dejó


escapar una risa.

— Sí. Toneladas de personas, desde su ex esposa a su jefe de equipo a la cabeza


de la división de carreras. Él no quiere escuchar. Y nunca bebe cuando está
corriendo, nunca llega tarde para una práctica o una calificación o una carrera.
Nunca ha tenido un DUI, por lo que no se le puede sancionar. Cuando él va a
beber, él sugiere el lugar también. Y hace un montón de fiestas famosas en su
remolque, rodeado de gente en quien confía. Sus fans no saben sobre esto porque
él lo mantiene en la parte baja.

No fue muy por lo bajo de esta noche. Se preguntó cuántos de sus fans estaban
en el restaurante. Estaba oscuro y privado y no había mucha gente allí. Tal vez
por eso la llevó allí, porque le gustaba el anonimato del lugar. Ella asintió con la
cabeza.

— Él tiene que querer ayudarse a sí mismo de todos modos. Hasta que lo haga,
no hay realmente nada que puedas hacer.

— Los otros conductores se preocupan, sin embargo. Todo el mundo tiene miedo
de que algún día va a aparecer borracho durante una carrera y hacerse daño, o a
uno de nosotros. Entonces el infierno va a desatarse.

— Dios, espero que no suceda.

— Yo también. Se va a terminar su carrera. O una de las nuestras.

Ambos se quedaron en silencio entonces, y Gray supo que era el momento que
necesitaba para ser fuerte y decir algo sobre lo de anoche.

— Lo siento– Ella levantó la mirada hacia él.

— ¿Acerca de qué?

— Anoche. Acerca de saltar sobre ti por ayudar a Miranda. No debería haber


hecho eso.

— Tú eres sensible sobre todo lo que tenga que ver con tu padre. Entiendo eso.
En lugar de hablar eso contigo, he reaccionado negativamente. Yo también lo
siento.

Ella dejaría que se saliera del atolladero mucho más fácil de lo que merecía.

— Siento lo de hoy, también. Querías aprender sobre los coches y yo fui un


idiota al respecto

— Sí, lo fuiste. Pero todo el asunto con Cal fue obra mía.

— Para que me volviera loco, lo sé. Es obvio que no te sientes atraída por él–

Se cruzó de brazos.

— ¿Y cómo lo sabes?– Él asintió con la cabeza hacia su atuendo.


— Mira lo que llevas puesto.

— Hey. ¿Qué pasa con mi vestido?

— Sólo que parece que bajó del Mayflower. Ninguna mujer que quiera

impresionar a un chico usaría un vestido así– Ella se echó a reír, obviamente, no


se ofendió.

— Bueno, está bien. Me tienes allí. Por lo tanto, ¿Vamos a empezar de nuevo?–
Él le sonrió.

— Sí. Empezaremos de nuevo.

Sus labios se levantaron también, haciendo que su mirada gravitara a ellos y


permaneciera allí. Recordó la noche anterior y lo que sintió al besarla. Quería
besarla de nuevo, para continuar donde lo habían dejado. Se había sentido bien
contra él, su cuerpo moldeado al suyo, flexible y acogedor. Se preguntó qué
habría pasado si hubieran estado en algún lugar más privado.

Al igual que aquí. Levantó la mirada hacia sus ojos, vio el deseo y la cautela que
se mezclan allí. Quizás Evelyn estaba recordando lo mismo. Ella debería ser
cautelosa. Los dos juntos no era una buena cosa.

Él tomó ese giro. Tenerla en su cama sería una gran cosa, seguido de la mañana
siguiente, lo que significaría que todavía tendría que verla, trabajar con ella, y
recordar que trabajó para su padre. Sería un infierno de desastre, y por eso, a
pesar de su cuerpo asesino y sexy boca, él no iba a llevarla a la cama.

—Tengo que irme– Se puso de pie y, a pesar del vestido, feo como el infierno y
los zapatos incluso peores que llevaba, se veía tan sexy esta noche como lo había
estado la noche anterior. No creía que tuviera nada que ver con la vestimenta.
Tenía que ser la mujer.

Su polla se acordó totalmente, porque se movió, obviamente pensando en cómo


la besó y la tocó la última noche. Y su pene tenía una mente propia.

— Podrías quedarte un rato– Ella arqueó una ceja.

— ¿Y qué? Dejé mi ordenador portátil en mi habitación de hotel. No podemos


trabajar.

Bueno. Le gustaba la idea de no trabajar, de no pensar en ella como parte de la


vida de su padre. Quería pensar en ella como una mujer deseable que pudiera
llevarse a la cama. Dio un paso más cerca, inhalando su aroma. Algo limpio y
dulce. No un perfume, sin embargo.

— Hay otras cosas que hacer además de trabajo, Evelyn.

— Estoy bastante segura que dejaste en claro anoche que no querías tener nada
que ver conmigo a nivel personal.

Ella llevaba el pelo recogido. Llegó a su espalda y fácilmente lo desenganchó, y


luego extendió su cabello sobre los hombros.

— Yo estaba loco anoche.

Ella inclinó la cabeza hacia atrás, encontrando su mirada. Su respiración era


fuerte y rápida.

— Así estaba yo

— ¿Estás enojada ahora?

— No.

— Bueno– Él deslizó su mano alrededor de su nuca, cerró la poca distancia que


había entre ellos, e hizo lo que había estado muriendo por hacer, enojado o no,
todo el día maldito tiempo. La besó.

Cap10

El aliento de Evelyn quedó atrapado en el primer toque de los labios de Gray con
los de ella. Mil razones de porque esto era, colosalmente, una mala idea corrían
por su mente, pero luego se apoyó contra una pared de músculo masculino duro,
y todas esas razones revolotearon fuera de su cabeza. Todo lo que podía pensar
era en la plenitud de sus labios, la forma en que ellos se echaban hacia atrás y
hacia adelante contra los de ella, y luego su lengua invadió su boca, deslizándose
contra la de ella. Su vientre se cayó, sus piernas temblaban, y estaba perdida.
Ella puso una mano sobre su abdomen tonificado, enrolló una en su pelo y
apretó un puñado. Él gimió contra su boca, y ella dejó escapar un gemido.

Cuando él ahuecó su trasero para atraerla más cerca, sabía que estaba perdida.

Cualquiera que fuera la objeción que pensaba realizar no iba a suceder. Ella
llevaría esto a la línea de meta de esta noche. Su clítoris se estremeció de deseo,
sus pechos se sentían hinchados y pesados, y todo lo que necesitaba saber era lo
rápido que iban a llegar a la habitación, porque ella quería estar desnuda y tener
a Gray dentro de ella tan pronto como fuera humanamente posible.

Deslizó la mano entre ellos y tomó la parte más dura anidándolo contra su
cadera, deteniéndose cuando Gray le agarró de la muñeca. Él la miró.

— Guau. ¿Tienes prisa?

— En realidad, sí. ¿Vamos a pasar esto a la habitación?– Su mirada ardió


caliente, pero él negó con la cabeza.

— Tengo una idea mejor. Vamos a hacer esto un poco lento.

Oh, Dios. Iba a decirle que cambió de opinión. Qué vergüenza. Estaba en lo
cierto. Esta fue una muy mala idea. ¿A dónde había ido su sentido común?

Ella sabía dónde había ido, a algún lugar entre sus piernas.

Excepto que Gray deslizó sus manos por sus costados, una caminata lenta que
terminó en sus caderas. Y cuando recogió su vestido en sus manos y comenzó a
levantarlo, su dobladillo se elevó sobre sus muslos, ella miró hacia abajo, a
continuación, hacia él, la confusión reinante.

Mantuvo la tela de su vestido apretada en sus manos, su respiración pesada, tan


caliente, su mirada derritiendo sus bragas, sin hacer nada para enfriar su

libido. Ella pensó que él iba a parar las cosas. Esto definitivamente no parecía
gritar alto. Y cuando él la agarró del trasero y la levantó, dijo:

— Envuelve tus piernas alrededor de mí.

Tal vez se dirigían a la habitación después de todo. Ella puso sus manos sobre
sus hombros y envolvió sus piernas alrededor de sus caderas mientras la llevaba
hacia el dormitorio. Pero se detuvo en la cocina y la colocó en su mostrador. Oh,
Dios.

Ella siempre había sido el tipo de mujer estrictamente de dormitorio. Pero


mientras Gray tiraba sus zapatos, luego empujaba su vestido por las caderas, ella
estaba empezando a ver los beneficios de las experiencias fuera de la cama. Esto
era excesivo, el aire de la ventilación del acondicionador de aire corría por
encima de ellos mientras tomaba sus bragas. Y gracias a Dios que se había
puesto algo más que los blancos al azar.

— Estas cosas de encaje negro son sexy– dijo, cuando él los sacaba por sus
piernas– ¿Los usabas para Cal?

— No había la más mínima posibilidad que Cal McClusky fuera a ver mi ropa
interior esta noche– Él le dio una malvada media sonrisa, mientras miraba hacia
ella.

— Es bueno saberlo. ¿Es por eso que llevabas este vestido horrible?

— Hey. No es tan malo.

— Sí, lo es. Es el vestido que una monja usaría. Usabas eso para ser asexual,

¿no?– Ella se encogió de hombros.

— Tal vez.

— No podrías ser asexual si llevaras un vestido hecho de púas de puerco espín,


Evelyn– deslizó las manos por sus piernas, haciendo círculos en el interior de sus
muslos con los pulgares.

— Porque eres una mujer caliente, y no importa lo que uses, lo eclipsas.

Oh, era suave, y decía todas las cosas correctas. Ella se derritió bajo sus dedos
inquisitivos.

Inclinó la mirada hasta encontrarse con la suya.

— ¿Pero debajo? Esta ropa interior es sexy como el infierno. ¿Coincide el


sujetador?– a ella le resultaba difícil respirar con él tocándola así.

— Sí.

— Vamos a echar un vistazo.

Como si desnudara mujeres todos los días, y por lo que sabía, tal vez lo hacía,
llegó detrás de ella y hábilmente deslizo la cremallera, luego le levantó el vestido
por la cabeza. Arrojándolo sobre la silla junto a la mesa, y luego dio un paso
atrás.

– Guau. Sí, me gusta ese sostén. Vamos a sacarlo.

El cierre estaba en el frente. Gray, al parecer, era un maestro en todas las cosas
que las mujeres usaban, parecía saber instintivamente eso. Movió dos dedos y se
deshizo de él. Evelyn trató de no pensar en la cantidad de mujeres que había
desnudado antes en este mismo remolque, porque esta noche sólo la estaba
desvistiendo a ella.

Sacó las copas a un lado y ella se retorció fuera del sujetador y se lo entregó a él
para poder añadirlo a su montón de ropa. Tragó saliva, con la garganta seca
mientras él la miraba fijamente. Ella tenía un cuerpo decente, con pechos de
buen tamaño y trabajados, pero cada vez que tenía relaciones sexuales, por lo
general sólo iba directo a eso. No estaba acostumbrada a ser mirada durante
tanto tiempo como Gray la miró. Cuando él puso sus manos sobre sus muslos,
ella temblaba.

— ¿Tienes frio? ¿Estás nerviosa?

— Tal vez un poco nerviosa– Levantó una ceja.

— ¿Por qué?

— Bueno, en primer lugar, tú todavía estás vestido y estoy desnuda. Y en


segundo lugar, estás mirándome.

Él se quitó su camisa sin mangas, dejando al descubierto su pecho. Y ¡Guau!,


qué pecho, exactamente como ella se lo imaginaba. Bien esculpido, con un
sorprendente conjunto de abdominales. Ella realmente le gustaría recorrer su
estómago con su lengua. Él alargó la mano hacia el botón de sus vaqueros.
— Estoy mirándote, porque tienes un hermoso cuerpo, Evelyn.

Ella respiró hondo, sin saber qué decir en respuesta a eso. Y entonces ella perdió
todo pensamiento porque él se bajó los pantalones hasta el suelo. Iba de
comando, y oh, ¿ahora que estaba desnudo? Esos trajes anti flama no le hacían
justicia. ¿Y con una erección muy gruesa para añadir a ese cuerpo increíble?

Perfección.

— Estás caliente– dijo abruptamente, luego se dio cuenta de que lo había dicho
en voz alta. Él se echó a reír.

— Bueno, gracias– dijo, pasando entre sus piernas para acunar su cuello entre
sus manos– Creo que estás caliente, también.

Su pulso latía con fuerza contra su mano mientras tomaba su boca en un beso
que no fue en absoluto tan suave como su primer beso había sido. Éste estaba
lleno de necesidad y pasión, alimentando el fuego que había comenzado en el
primer momento en que había puesto los ojos en él.

La besó en la mandíbula, y luego arrastró su lengua a través de su garganta.

Sus ojos se cerraron, Evelyn se aferró a sus hombros, su coño húmedo de deseo
mientras él le agarró del lóbulo de la oreja con los dientes y tiró dándole vueltas
con la lengua.

— Me gustaría saber qué otra cosa puedes hacer con esa lengua mágica tuya–

Él levantó la cabeza y la miró.

— Puedo comerte el coño hasta que grites– Ella levantó la barbilla.

— Yo no grito– Él arqueó una ceja.

— ¿Quieres apostar?– Ella dejó escapar un suspiro de resignación.

— Odio decepcionarte, pero yo tiendo a ser un poco… reservada.

—¿En serio? ¿Tú, la que me acaba de preguntar lo que puedo hacer con mi
lengua? Eso no suena reservado.
— No así. Quiero decir que soy tranquila. Se ha convertido en una necesidad
debido al condominio que vivo. Paredes muy delgadas.

— Así que, tienes una gran cantidad de relaciones sexuales en este

condominio.

— No. De ningún modo. Muy poco sexo, de hecho. Tengo vecinos muy

ancianos y que… se quejaron una vez.

— ¿Acerca de lo ruidosa que eras?– Sintió el rubor calentar sus mejillas.

— Sí.

— Me gusta ruidoso.

— Me he acostumbrado a sacarlo mí.

— Estamos aislados aquí. No hay nadie cerca. Puedes gritar tu maldita cabeza y
confía en mí, nadie te va a escuchar.

— Eso suena como un anuncio para una película sobre un asesino en serie– Él se
echó a reír.

— ¿Se puede morir de un gran orgasmo?

— No lo sé. ¿Por qué no le das una oportunidad?

Él le dirigió una mirada que hizo que sus dedos se doblen, a continuación, le
abrió las piernas.

— Puedo garantizarte que no puedo llegar sentada en el mostrador de la cocina–


Él puso una palma en dicho mostrador.

— En serio. ¿Y por qué es eso?

Le debía ser honesta. De no contarle, podría hacerle perder su tiempo.

— Yo disfruto del sexo. Es sólo que… tengo problemas para llegar a menos que
esté en ciertas posiciones.
— En serio. ¿Quién te dijo eso?

— Nadie. Es mi cuerpo. Soy difícil. Así que no quiero que trabajes demasiado
duro, cuando, si me pones en la cama en una posición determinada, sucederá
mucho más fácil para mí– Él negó con la cabeza.

— Todas estas prohibiciones. Creo que deberías simplemente relajarte y disfrutar


de ello, no importa donde se lleve a cabo.

— Yo no he dicho que no lo disfrutaría, Gray. Sólo que yo no sería capaz de


llegar.

Se inclinó, la besó, enmarcando su cara con sus manos, hundiendo su lengua tan
profundamente, envolviendo su mano alrededor de ella y atrayéndola contra él y
besándola hasta que se olvidó dónde estaba. Él tomó su pecho, deslizó su pulgar
perezosamente por un pezón hasta que ella pensó que iba a morir de puro placer
por eso. Y cuando él la soltó, se inclinó hacia atrás y puso su boca sobre su
pezón, tomándolo entre sus labios mordiéndolo y chupándolo hasta que su sexo
palpitó.

La acostó sobre el mostrador y jugó con el otro pezón. Renunció a sentirse


incómoda o preocuparse de ir a la habitación. Tendrían tiempo de llegar, y luego
tal vez le podría dar instrucciones sobre la técnica adecuada para hacérselo, Oh.
Él tomó su sexo y chupó su pezón, y ahora deslizaba su mano hacia atrás y hacia
adelante sobre su parte más sensible. Y cuando él levantó una de sus piernas y la
puso sobre su hombro, ella supo entonces que no iba a pasar para ella. No en esta
posición.

Excepto que él besó su camino por sus costillas, tomándose su magnífico tiempo
para recorrer su cuerpo con la lengua. Se levantó sobre sus codos, mirando como
él hacía su camino hacia el sur, sumergiendo su lengua en su ombligo. Él frotó
su cara en el vello de la parte superior de su sexo, ahondando cada vez más
abajo, su mano deslizándose a través de ella todo el tiempo, jugando con ella,
humedeciéndola, haciéndola palpitar de deseo.

Deslizó la mano bajo su trasero y la levantó. Y luego puso su boca sobre ella, y
oh, era tan bueno, su lengua cálida y húmeda y tan condenadamente magistral.
Sabía dónde lamerle, y cuando añadió un dedo dentro de ella, ella se estremeció,
tensándose de necesidad y anticipación. Levantó la cabeza.
— Acuéstate, Evelyn. No tienes que controlar esto. Relájate y disfrútalo.

Se dio cuenta de que estaba tensa. Por todas partes. Ella apoyó la cabeza en el
mostrador y él puso su boca sobre ella de nuevo, perezosamente lamiendo el
coño como si fuera a estar en ello toda la noche. Ella finalmente lo dejó ir,
dándose cuenta de que no tenía nada que demostrar. Ya le había dicho que no
podía, pero lo curioso era, que podía. Ella podría. Y como él la trabajaba de
nuevo con su magnífica lengua, se dio cuenta, oh, Dios, que lo haría.

— Gray– murmuró, agarrando el antebrazo con la mano.

Por supuesto, no le respondió. Estaba demasiado ocupado haciendo magia en su


sexo, volviendo su mundo al revés, y arrastrándola hasta el borde de la razón.
Esto no podía estar pasando, no en el mostrador de su cocina. No en esta
posición. Pero él sabía dónde, y cómo, y se tomó su tiempo, buscando los puntos
que le daban mayor placer. Cuando los alcanzaba, en sintonía con sus gritos y
gemidos, se quedaba allí, conduciendo su lengua y sus dedos directo a ese lugar
hasta que ella se arqueaba, envolviendo su pierna alrededor de su cabeza para
mantenerlo allí mientras ella flotaba tan cerca. Tan malditamente cerca que se
sacudía de puro placer. Él levantó la cabeza, sustituyendo la boca con las caricias
de sus dedos.

— Córrete, Evelyn. Deja que te escuche.

Ella cerró los ojos y cuando sintió la cálida humedad de su lengua de nuevo,
voló. Y gritó, recordando que no estaba en su apartamento, que era libre de gritar
su liberación. Su orgasmo fue un choque de placer intenso, tan sorprendente que
sólo podía sacudirse contra él mientras ola tras ola pasaban a través de ella hasta
que se consumió, se quedó

allí, incapaz de moverse. Gray finalmente se cernió sobre ella, besándola con
roces suaves de sus labios sobre los de ella.

Ella ahuecó su mano sobre la nuca de él, sintiéndose lánguida y saciada por
primera vez en mucho tiempo. Ella le sonrió.

— Está bien, así que ¿Sobre todas esas cosas que dije? Yo podría haber estado
equivocada. Eres muy bueno en lo que haces.

— Tienes un cuerpo increíblemente sensible, Evelyn. Sólo tienes que relajarte.


— Al parecer.

— También, sabes muy bien.

Ella se estremeció, y él la cogió del mostrador en sus brazos y la llevó a su


dormitorio.

Cuando él la colocó sobre la cama, ella se arrodilló.

— Ahora es mi turno para tocar– cogió su polla, ansiosa de poner sus manos
sobre él– Para probarte.

Gray tuvo que contenerse a sí mismo mientras miraba a Evelyn, desnuda y


despeinada sobre su cama. La forma en que se había movido bajo su boca, con
tanta alegría salvaje, casi lo había deshecho. Él puso su mano sobre la de ella.

— Por mucho que me gustaría, retrasémoslo un momento para mí. Pon tu boca
en mí y esto terminara deprisa– Ella hizo caso omiso de su mano.

— No me importa eso. Entonces esperaremos un poco y nos vamos para la


segunda ronda.

Evelyn lo empujó sobre la cama. Por supuesto, sólo fue porque quería, pero él la
dejaría hacerlo a su modo, esta vez. Y, francamente, todo en lo que había estado
pensando últimamente era en su boca. Él la quería en su polla.

Vestida, era hermosa. Desnuda, era un golpe de gracia, con pechos, caderas
delgadas, y las más largas piernas, que no podía esperar a tener envueltas
alrededor de él cuando estuviera dentro de ella.

Pero en este momento, ella estaba encima de él, besándolo, y que no le


importaba esa parte en absoluto, porque sus pechos rozaron su pecho. Alargó la
mano hacia sus pechos, ahuecándolos incitando sus pezones, escuchando su
respiración precipitada mientras jugaba con los brotes endurecidos.

Tenía los pezones sensibles, y a pesar de lo que ella pensaba, definitivamente


podría correrse, y condenadamente fácil, también. No sabía qué clase de
nociones tenía sobre el sexo, pero apostaría que tenía mucho que ver con sus
vecinos de provincia y algunos idiotas en su pasado que no habían sabido cómo
tomarse su tiempo en darle placer. O tal vez ella no tenía mucha práctica en
darse placer a sí misma. Tal vez podrían trabajar juntos en ello.

La idea de verla tocándose a sí misma hizo que sus bolas se contrajeran.

Cuando ella se echó hacia atrás y besó su camino abajo de su estómago, guardó
ese pensamiento para otro momento. Debido a que sin duda habría otro
momento. Una vez no sería suficiente con Evelyn.

Debería enviar una nota de agradecimiento a Cal McClusky por ser un imbécil
esta noche. Sin eso, ella no estaría aquí con él en este momento, rozando su
mano sobre su abdomen, haciendo que su estómago se apretara mientras estaba a
un centímetro de su polla. Y cuando ella envolvió su mano alrededor de su
longitud, se arqueó contra ella. Ella lo miró y sonrió, luego comenzó a
acariciarlo.

— Me gusta eso– dijo, levantando sus caderas para ayudarla cuando ella le rodeo
con sus manos– Me gustará aún más cuando me chupes

Ella enrolló su cabello alrededor, tirando de el por encima del hombro fuera del
camino.

— Me gusta que me digas lo que te excita.

Se levantó sobre sus rodillas, sus labios moviéndose sobre su polla. Se


humedeció los labios y su polla se sacudió hacia arriba.

— ¿Sabes lo que me excita, Evelyn?– Ella hizo una pausa, se volvió para
mirarlo.

— ¿Qué?

Tú. Desnuda. Vestida. Tu boca. Tus piernas. Tu manera de hablar.

Discutir contigo. Tu sonrisa. Cada maldita cosa sobre ti que me excita.

Sus labios se curvaron, luego se volvió y tomó su polla en su boca. Se


estremeció cuando sus húmedos, cálidos labios lo rodearon.
— Mierda. Sí, eso es bueno. Tómalo profundo.

Ella agarró la base de su polla y lo acogió dentro de su boca, tomándolo


centímetro a centímetro hasta que desapareció, y luego lo dejó en libertad, su
polla se humedeció con su saliva. Luego se lo llevó de nuevo. Y otra vez. Ella
deslizó su lengua alrededor de él, utilizando la succión para atraerlo al fondo de
su caliente, dulce boca hasta que estuvo a punto de explotar. Cuando ella se
agachó y le dio un suave apretón a sus bolas, sintió la inminente liberación.

Alargó la mano hacia su cabello y lo dejó caer sobre sus muslos como una
cascada de seda.

— Me voy a correr, Evelyn. ¿Estás lista para ello?

Ella sólo tarareó contra su polla, y luego lo atrajo profundamente de nuevo, esta
vez sólo hasta la mitad antes de apretar el eje entre la lengua y el paladar.

Bombeó en ella, dejándose ir con un fuerte gemido mientras se liberaba en su


boca expectante.

Evelyn se aferró a él mientras se sacudía y se estremecía a través de su


liberación hasta que se le pasó. Sólo entonces le soltó y subió por su cuerpo para
apoyar la cabeza en su hombro. Gray tomó un momento para recuperar el
aliento.

— Sentí todo el camino a través de mi columna vertebral– dijo.

— No hay de qué– Ella extendió su mano sobre el pecho– Tu corazón está


latiendo rápidamente.

— Fue un magnifico orgasmo– Él inclinó la barbilla hacia atrás y la besó, luego


la tumbó de espaldas y profundizó el beso. Él no tendría suficiente de ella esta
noche. Ya lo sabía. Iba a ser una noche larga.

Cap11

Evelyn esperaba que Gray necesitara algún tiempo de recuperación. Pero cinco
minutos de algunos besos muy intensos y su erección estaba de vuelta.

El hombre era una máquina.


No, se retractó. Ninguna máquina podría besarla así, podría ponerla húmeda
como él, podría hacer que anhelara el tipo de intimidad que anhelaba cuando
estaba con Gray. Había tenido algunos encuentros sexuales bastante buenos en
su pasado, pero nunca había tenido una noche de maratón de sexo.

No es que ellos hubieran tenido relaciones sexuales aún. Tenía la sensación de


que no iba a dormir mucho esta noche. Y no se quejaría un poco acerca de ello
por la mañana, tampoco, porque ya que Gray usó sus manos para llevarla hasta
el borde del orgasmo otra vez, ella estaba delirando con el deseo y la sensación
de que este hombre instintivamente conocía su cuerpo mejor incluso de lo que
ella lo hacía. Y entonces él expertamente la hizo volar, utilizando la palma de su
mano contra su clítoris, sus dedos dentro de ella, creando el tipo de orgasmo que
la hizo gritar.

Ah, y podría ella gritar. Al parecer todo lo que el condominio reprimió estaba
siendo liberado esta noche. Y cuando por fin metió la mano en el cajón de su
mesilla por un condón, ella podría haber llorado. Debido a que no se había
detenido después de que ella se hubiera corrido de nuevo. Le había dado un par
de minutos para recuperarse, entonces la había besado de nuevo, y la tocó otra
vez, consiguiendo excitarla y muy cerca del orgasmo, ella pensó que tal vez
después de que follaran podría llevarla allí una vez más. Él se puso el condón y
se cernió sobre ella.

— Debo informarte que no puedo correrme de esta manera. Pero, tal vez
después, podrías...– Él ladeó la cabeza hacia un lado.

— ¿Otra vez con esa cosa de ‘no puedo’, Evelyn?

— Ya he tenido dos orgasmos, Gray. Incluso cuando estoy realmente

encendida, sin haber tenido una liberación primero, no puedo correrme durante
el coito tradicional.

Él le abrió las piernas y ahuecó su cuerpo sobre el de ella, sosteniendo su peso


sobre sus brazos.

— Te diré lo que haremos. Simplemente relájate y disfruta tanto como sea


posible.

— Oh. Me encanta el sexo. No puedo esperar a sentirte dentro de mí. Este es el


acto más íntimo y he estado esperando por esto. Gray, no quiero que a pienses…

— Evelyn

— Sí.

— Cállate y vamos a follar, ¿de acuerdo?

— Bueno.

Se deslizó dentro de ella, tan lentamente que pensó que podría morir por el
placer, sobre todo porque se mantenía por encima de ella y la miraba a los ojos,
al mismo tiempo que la penetraba. Y cuando él se encontró

completamente dentro de ella, se estremeció, tan excitada y tan llena que le tomó
un momento para registrar plenamente que lo que sentía era mucho más que un
simple placer físico, aunque ese era inmensamente profundo. También fue el
impacto emocional.

Se estremeció y sacudió la emoción a un lado para concentrarse en la increíble


parte física de estar unida con él. Llenándola y su cuerpo gritó de alegría,
apretándose a su alrededor. Ella se levantó y él gimió, rodando sus caderas sobre
ella y causando chispas para volarla fuera de su piel. Ella podría haber jurado
que era su piel, porque nunca había sentido nada como la sensación que tenía
cuando rodaba su cuerpo sobre ella. El contacto fue electrizante.

— Haz eso otra vez– dijo. Él lo hizo de nuevo.

— Oh, estás tocando mi clítoris mientras me estás follando– Él le apartó el pelo


de la cara.

— Imagínate eso– se levantó, y rodó, una y otra vez, dándole la fricción que
necesitaba. Su cuerpo estaba tan lánguido después de los orgasmos, sin embargo,
tan sensibilizado, en sintonía con el placer, que sentía las espirales apretadas de
necesidad arremolinándose a su alrededor.

Ella agarró sus brazos, su mirada se cruzó con la suya, en shock cuando se dio
cuenta de lo que estaba sucediendo. No podía respirar, sólo podía maravillarse de
que esto fuera posible. Tenía miedo de moverse en absoluto, porque no quería
que estas sensaciones increíbles desaparecieran.
— Gray

— Sí, yo también lo siento. Respira, Evelyn. Y haré que te corras.

— Oh, Dios, sí– Bajó la guardia, relajada, y arrastró sus uñas en sus brazos. Y

cuando comenzó a moverse en serio, profundizando sus embestidas, ella gritó,


envolviendo sus piernas alrededor de él y levantando sus caderas a su encuentro.

Y fue entonces cuando se corrió, un orgasmo explosivo que la cegó, pero la


sorprendió, el placer exquisito que explotó en toda ella.

— Joder. Sí– dijo Gray, y bombeó dentro de ella duro y rápido, lo que sólo
aumentó su clímax. Agarró sus caderas mientras ella aún estaba en medio de su
alucinante orgasmo y se vació a sí mismo dentro de ella con un gemido
estremecedor, los dos terminaron juntos, agotados y sudorosos.

Eh. Guau. Eso había sido intenso. Inesperado. Y del tipo de temblar la tierra.

Pasaron varios momentos antes que Evelyn pudiera hablar. O respirar. O

comprender lo que había pasado con ella esta noche. Quizá Gray tenía algún tipo
de súper poderes sexuales, que sería la razón por la que de repente había sido
capaz de tener esos orgasmos intensos. Se echó a reír ante la idea.

— ¿De qué te ríes?– Preguntó.

— Tuve este pensamiento que debes tener poderes sexuales sobrehumanos, y por
eso me he corrido muchas veces– Ahora él se echó a reír.

— Bueno, agradezco el cumplido, pero yo sólo soy un tipo normal– Ella apoyó
la mano en su pecho.

— Siento disentir. Estoy destrozada. Y gracias.

— ¿Por qué?– Preguntó Gray, rodando hacia un lado para que quedaran
enfrentados.

— Por esto. ¿Tres orgasmos? ¿O fueron cuatro? Creo que he perdido la cuenta.
¿Y todos en nuevas posiciones? ¿Y durante el sexo? ¿Haces esto con todas sus
mujeres?

— Uh… No sé cómo responder a eso.

— No. Lo siento. Sólo quiero decir que esto fue increíble para mí. Como te
puedes imaginar.

— Bueno, estoy feliz de que fuera bueno para ti. El ego masculino y todo eso.

Y tengo que decirte, es posible que hayas llevado ‘gritando’ a un nivel


completamente nuevo– Ella le dio una sonrisa de satisfacción.

— Ni siquiera voy a estar avergonzada por eso.

— No deberías. De hecho, entre más fuerte gritas cuando llegas, más duro me
pone.

— Entonces supongo que estabas duro como roca esta noche.

— Por supuesto

Le pasó la mano por el pelo, y luego le dio un beso, esta vez uno fácil, suave que
la hizo sentir toda suave y blanda por dentro.

— Me alegro de que estés aquí– dijo.

Y eso hizo que su estómago cayera aún más. Lo cual la hizo subir la guardia,
porque lo último que necesitaba en su vida en este momento era un hombre.

Especialmente un hombre como Gray Preston. Él la hacía sentir demasiado bien.


Sería tan fácil envolverse alrededor de él y pasar la noche. Pero todavía tendría
que hacerle frente mañana, y tenía que permanecer emocionalmente distante.
Ella no iba a hacer eso durmiendo con él.

— Me alegro, también. Pero probablemente debería salir de aquí– Él frunció el


ceño.

— ¿No vas a quedarte esta noche?– Se deslizó fuera de la cama.

— No es una buena idea. Los medios de comunicación estarán aquí mañana, y


todo lo que tengo conmigo es mi vestido. No necesito ese paseo de la vergüenza
frente a los medios. Demasiado obvio. Si me ven, eso traería un montón de
preguntas.

Se levantó, también, siguiéndola a la cocina, donde ella agarró su ropa interior.

A pesar de eso se quedó desnudo, eso era bastante distracción, ya que nada le
gustaría más que pasar toda la noche tocándolo. Y durmiendo junto a él. O no
dormir. Sí, definitivamente no dormir.

— Puedo salir de aquí lo suficientemente temprano. Antes de que los medios de


comunicación lleguen– Ella abrochó su sujetador y se deslizó en sus bragas.

— No creo que sea una buena idea arriesgarnos así. Especialmente conmigo
estando atada a la campaña de tu padre.

— Cierto– Gray se pasó los dedos por el pelo– Sobre todo porque es lo que es
mejor para la reputación de mi padre– Ella se puso el vestido por la cabeza.

— Gray. Por favor. Eso no es lo que quise decir. Tuve una noche increíble
contigo. No vamos a terminar en una nota amarga– Él le dio una breve
inclinación de cabeza.

— Tienes razón. Necesito dormir un poco esta noche de todos modos. La


clasificación y las entrevistas con los medios de comunicación de mañana.

Será un largo día.

De alguna manera no creía que estuviera de acuerdo con ella, pero tenía que
hacer lo que era mejor para su carrera, aunque no era lo que quería esta noche,
tampoco. Él entró en el dormitorio y se puso un par de pantalones cortos y se
deslizó en un par de zapatos tenis de lona. Él agarró sus llaves y la llevó a su
hotel. Aparcó delante y salió. Ella le dirigió una mirada burlona.

— Puedo llegar al piso de arriba, está bien.

— Voy a caminar hasta tu habitación.

— No es tan lejos– Él le dio una mirada.

— Voy a caminar hasta allí. De ninguna manera te voy a dejar ir en el ascensor o


en el pasillo hasta tu habitación tan tarde– Ella asintió con la cabeza.

— Bueno. Gracias.

Hicieron el viaje en ascensor y el paseo por el pasillo hasta su habitación,


ninguno de los dos dijo nada. Cuando llegaron a su habitación, él tomó su llave y
abrió la puerta para ella. De repente quería arrojarse a sus brazos y suplicarle que
entrara y pasara la noche con ella.

Pero eso no podía ser un movimiento sabio, y había pasado toda su vida adulta
tomando las decisiones correctas. Este no era el momento para arruinar eso. Él
encendió las luces y dio a su habitación un vistazo, lo que ella encontró muy
dulce.

— Está bien, supongo que me iré.

Ella asintió con la cabeza y él la tomó en sus brazos y la besó tan profundo, que
le tomó todo de sí no arrastrarlo en su cama. Ella respiró hondo.

— Buenas noches, Gray.

— Buenas noches, Evelyn.

Ella esperó hasta que desapareció por la esquina del pasillo antes de cerrar la
puerta. A pesar de tener, absolutamente, una de las mejores noches de su vida, se
sentía fatal mientras se desvestía y se metía en la cama. Y sabía por qué.

Debido a que estaba durmiendo sola esta noche. Y esa fue su elección. La
elección equivocada.

Cap12

Evelyn tenía mucho por resolver. Se había pasado todo este tiempo rebelándose
contra su atracción por Gray, sólo para sucumbir y tener relaciones sexuales con
él. Sabía que había sido una mala idea, que sería enturbiar las aguas de su
relación profesional.

Los pasantes y empleados lo hacían con sus jefes todo el tiempo en

Washington. Era una manera de subir la escalera más rápido. Ella juró que nunca
haría eso, y no lo había hecho. Había ganado su camino sobre la base de sus
habilidades por sí sola. Era una profesional y estaba decidida a actuar siempre
como tal.

Sí, sobre esa determinación. Había sobrevivido seis años en el semillero de sexo
y el escándalo de la política en DC, sólo para derrumbarse en la cama de un
corredor de automóviles en Kentucky durante la primera semana. Debería estar
avergonzada.

Sorprendentemente, no sentía vergüenza alguna. Ella estaba un poco adolorida


en algunos puntos, ya que no había tenido sexo en mucho tiempo. Pero por
alguna razón, no era capaz de borrar la sonrisa de su cara.

Supuso que varias rondas de sexo increíble podría hacerle eso a una persona.

Tal vez en algún momento, dentro de poco, la culpa mostraría su cara. Hasta
entonces, continuaría recordando con cariño el sexo increíble que había tenido.

Era día de la carrera, Evelyn se había concedido un pase para estar en los boxes.
Se había quedado en un segundo plano durante la calificación, observando a
Gray hacer lo suyo.

Él era muy bueno con los medios de comunicación durante las entrevistas. Era
suave en cámara, era agradable a los periodistas, y manejaba los medios muy
bien. Había visto muchos videos de él y era una de las razones por las que ella
había convencido al senador que sería un recurso viable para utilizar en la
campaña, a pesar de las objeciones del senador.

Se preguntó qué diría Gray si supiera que esto había sido idea suya. Ella sabía
que él probablemente pensaba que esto había sido obra de su padre, cuando era
todo lo contrario. Mitchell Preston pensaba que Gray podría rechazarla.

Ella le dijo que podía convencer a Gray para ayudar, y que asumía plena

responsabilidad por lo que sucediera. Él le había dicho que odiaba perderla


durante un momento tan importante, porque habían trabajado tan

estrechamente durante muchos años y él la necesitaba.

Evelyn sabía que se basaba en su experiencia, sobre todo durante el año de la


elección más importante de su vida. Pero tener las legiones de fans de Gray
podría ser una bendición tal, especialmente los votantes más jóvenes y los del
Sur. Si pudieran conseguir esos votos, y si Mitchell hacía, de hecho, conseguiría
la nominación a VP, podrían cabalgar esta ola todo el camino a la Casa Blanca.

O, al menos, la casa del vicepresidente. Lo cual sería tan alto como Evelyn
nunca había alcanzado la escala política. La idea surgió en su sangre, tan
emocionante como escuchar a los coches encender sus motores en el inicio de la
carrera. Sus tapones firmemente intactos, mientras observaba los coches salir a
la pista para comenzar sus vueltas de calentamiento.

— Usted querrá subir en el box, señora.

Se volvió puesto que, oh, ¿cómo se llamaba? Steve, ¿tal vez? Era uno de los
tripulantes, y señaló por la escalera a una cabina donde estaba el jefe de equipo.

— No creo que tenga que ir hasta allí.

Steve, un hombre joven con los ojos de color marrón oscuro y una sonrisa dulce,
señaló a sus oídos.

— En realidad, Ian sólo me comunicó que es donde se supone que debe estar.

Vamos a estar yendo y viniendo por aquí todo el día. Los neumáticos serán
lanzados y otras mi…, cosas. No quiero que le hagan daño. Estará más segura en
la cabina de comunicaciones. Además, tiene una gran vista de la carrera.

— Oh. Bueno

Ella encontró las escaleras y se dirigió hacia la cabina. Ian apenas se fijó en ella,
con la mirada fija en el coche de Gray y las pantallas en frente de él.

Señaló el asiento vacío y ella lo tomó, luego buscó en la pista el coche de Gray.

Había clasificado en la sexta posición, y cuando los coches se alinearon en


formación cerrada para el comienzo, apretó su pecho.

Ella no era normalmente una fanática de las carreras, pero había visto videos de
las carreras y había ido a una carrera, la primera en la que había conocido a
Gray. Y había hecho un montón de investigación sobre las carreras, por lo que se
había educado. Ella sabía lo que estaba en juego para Gray.

A medida que agitaban la bandera a cuadros y la multitud rugió, los coches se


amontonaron y aceleraron. El corazón de Evelyn voló a su garganta mientras las
velocidades subieron más alto. Con cada vuelta que los pilotos tomaban, se
apretaba su estómago.

Un accidente en la tercera vuelta la hizo saltar de su asiento, inclinándose hacia


adelante para comprobar la posición de Gray. Él apenas había perdido, había
acelerado hasta el, ¿Cómo se llamaba el fondo de la pista? El delantal.

Eso fue todo.

— Bien podría relajarse, Evelyn– dijo Ian– o nunca va a llegar a la final de la


carrera. Se sentó y observó a las tripulaciones de seguridad y camiones llegar a
limpiar el desastre.

— ¿Relajarme? ¿Cómo se supone que voy a descansar? ¿Ha visto lo cerca que
Gray estuvo de ese accidente?

Ian, por otro lado, se echó hacia atrás en su silla, con la mirada fija firmemente
en los monitores.

— Uno se acostumbra a ello. Si crees que estás nerviosa ahora, espera hasta el
final de la carrera.

— Dios. Voy a necesitar un Valium para el final de la carrera.

La primera que había visto no había sido así. Ella no había estado…

involucrada. Hoy, ella había esperado aburrirse. Se había imaginado que


quedaría atrapada en su correo electrónico y buscaría periódicamente comprobar
el progreso de Gray.

Ha. Su mirada estaba pegada al número cincuenta y tres todo el tiempo. La


carrera había sido intensa. Por la vuelta centésima hubo cuatro naufragios, y

cada vez Gray había salido ileso, aunque él había caído de nuevo en la posición
decimooctava debido a lo que Ian había llamado pifias la calle de boxes. Ian no
estaba contento con su equipo en absoluto, a pesar de que se mantuvo en calma
cuando hablaba con Gray y dijo que harían las posiciones, que todavía quedaba
un montón de tiempo.

Escuchó a Ian dar retroalimentación a Gray a través de su auricular,


preguntándose Gray qué le estaba diciendo. Cosas del coche, sin duda. Quería
preguntarle, pero ella no quería hacer nada para dirigir la atención de Ian lejos de
lo que estaba haciendo para ayudar a Gray a conducir el infierno fuera de su
coche. Así que en su lugar, ella se inclinó y observó las pantallas.

— Consumo de combustible. Velocidad Vuelta. Desgaste del neumático– dijo


Ian sin mirarla– Algunos de esos se los comunico a Gray, la mayor parte de ellos
son sólo para mí y el equipo, así estamos al tanto del rendimiento de su coche.
Lo único de lo que él necesitará estar al tanto es del consumo de combustible.
No puede pasar que se quede sin combustible en la última vuelta.

Además, él tiene que saber cuándo entrar en boxes.

— Porque no hay indicador de gasolina en los coches.

— No. E incluso si lo hubiera, no ayudaría. El valor de una vuelta de gas puede


hacer toda la diferencia, y no hay forma en que un medidor podría decirte cuánto
es eso.

— Así que van por el kilometraje.

— Exactamente.

— Gracias. Es útil tener esa educación. Así que él le dice cosas, y usted le dice
cosas.

— Sí. A veces se queja hasta por los codos acerca de que el coche esta flojo o
apretado, alguna vibración o que el coche no corre bien. Eso es cuando sé que
tenemos que hacer ajustes en la próxima parada en boxes. Otras veces él está
tranquilo por un montón de vueltas y sólo conduciendo. Eso es cuando sé que el
coche marcha bien.

— ¿Y él ha estado en silencio hasta ahora?– Ian se rió.

— No. Él ha estado quejandose por el coche. Todo sobre el coche. Sin escalas.
— Maldición– Ella puso sus manos sobre el regazo. Ian se rió.

— La buena noticia es que, a veces un conductor piensa que hay algo mal con el
coche, cuando en realidad es sólo la pista. Se ha estado moviendo
constantemente hasta el encargado del gato tuvo problemas en su última parada
en boxes. No hay nada malo con el coche.

Ella apartó la mirada del coche de Gray sólo el tiempo suficiente para mirar a
Ian.

— ¿En serio?

Ian no se molestó en mirarla, porque su atención estaba enfocada como un láser


en sus pantallas.

— En serio. Así que relájate. Tengo un buen presentimiento acerca de la carrera


de hoy. El coche es fuerte, y Gray es un magnifico conductor.

Evelyn trató de relajarse, pero la carrera fue de morderse las uñas. Como dijo
Ian, aun había un montón de tiempo, y Gray había hecho de manera constante su
camino de regreso a la parte delantera. Gray y Cal McClusky terminaron
corriendo en la parada en boxes cerca de empatar en el primer lugar con treinta
vueltas para el final. Cal ganó una ventaja por… no tenía ni idea, ya que no
podía ver, pero por lo que podía ver debía haber sido tan cerca como los pelos en
el culo de un mosquito. De cualquier manera, antes de su próximo reinicio
después de una amonestación, Cal eligió el carril exterior. Para ella, parecía
como si hubieran reiniciado empatados, pero Ian le explicó que el carril exterior
era más rápido.

Lo que sea. Necesitaba un antiácido, ya que en la reanudación estaban parejos, a


continuación, Gray se puso en cabeza y se llevó el primer puesto. Ella gritó y
aulló para que Gray fuera más rápido, y no se sentó hasta que tomó la bandera a
cuadros, apenas un parachoques delante de Cal.

Bueno, todavía no se sentó. Al igual que Ian, ella se quitó sus auriculares y
corrió por la escalera, tan entusiasta como el equipo de mecánicos de Gray sobre
el triunfo. Y cuando Gray hizo una espectacular quemadura para el

aplauso salvaje de los fans, el humo se extendió en la pista y las gradas, ella gritó
aún más fuerte y aplaudió junto con todos los presentes.
Cuando él entró en el círculo de la victoria y se apeó de su coche, Dios, se veía
delicioso. Su cabello era un desastre natural, empapado de sudor, encrespado
contra la nuca. Llevaba la barba de un día en su mandíbula y miraba
peligrosamente feroz y sexy, como si acabara de conquistar la montaña más alta.

Quería correr hacia él, para lanzar sus brazos alrededor de él, besarlo y
felicitarle, luego lamer ese sudor contra su cuello y arrastrarse por todo su
cuerpo. Señor, ¿Quién sabría que las carreras podrían ser tan intensas, podrían
disparar su sangre de esta manera?

Como estaba rodeado de medios de comunicación, Evelyn se quedó en

segundo plano mientras derramó soda sobre su equipo, abrazó a Ian, hizo sus
entrevistas para agradecer a sus patrocinadores, y se quedó después para lo que
pareció un millar de fotografías e incluso más entrevistas. Ella esperó, paciencia
era su segundo nombre ya que a menudo tenía que esperar por el senador
mientras él ya sea votaba o debatía o tenía que hacer un gran número de
entrevistas él mismo. A veces ella esperaba durante horas, como lo hacía ahora.

Cuando Gray finalmente terminó por el día, cuando la pista se había calmado y
todo el mundo salió, la recibió en su remolque, obviamente de buen humor, ya
que estaba sonriendo tan ampliamente como había visto nunca.

— Pensé que habías salido para tu hotel hace mucho.

—¿Hablas en serio? Quería felicitarte en persona. Ha sido una carrera increíble


hoy. Dominaste.

Todavía sonreía cuando abrió la puerta, esperando a que ella entrara. Cuando lo
hizo, cerró la puerta detrás de ellos.

— Me chupé la primera mitad de la carrera. No podía tener una idea de la pista.


Y luego tuvimos esa cagada en los boxes y pensé que estaba a la deriva, ya que
había al menos seis coches tan buenos o mejores que yo hoy.

— Obviamente no, porque luchaste tu camino de regreso. Y ganaste.

— Estuvo cerca. Tuve un par de golpes de suerte, y compensé la fea parada en


boxes teniendo la final como un reloj. La tripulación salvó mi culo.
— Salvaste tu propio culo. Parecías realmente un buen conductor para mí.

— Siempre es un esfuerzo de equipo.

— Hey, estamos sólo nosotros aquí, ahora. Creo que te puedes tomar un poco de
crédito por la victoria de hoy– Él se echó a reír.

— Bueno. Gracias. Necesito una ducha. Y algo de comer. ¿Vas a esperar por mí?

— Por supuesto. Yo también tengo hambre. ¿Te gustaría que nos prepare algo
mientras te estás duchando?

— No tienes que hacerlo. Podemos ir a algún lugar– Ella puso los ojos.

— ¿Realmente quieres ser asediado por los fans por ahí?– Miró a la puerta e
hizo una mueca.

— No especialmente.

— Voy a ver lo que tienes aquí– Ella le echó con las manos– Ve. Dúchate.

— Bien.

Cuando se fue, ella buscó en su nevera y encontró tocino y huevos y,


sorprendentemente, tomates, setas, y un pimiento verde. Ella cogió una sartén,
frito el tocino, y comenzó a mezclar los huevos mientras cortaba las verduras.

Cuando se terminó el tocino lo sacó, eliminó la grasa, y arrojó las verduras a


saltear hasta que estuvieron tiernas.

— Eso huele bien– dijo Gray cuando salió del cuarto de baño oliendo incluso
mejor que la comida. Llevaba un par de pantalones cortos y una camiseta sin
mangas, haciendole la boca agua. Arrojó los huevos con las verduras.

— ¿Te sientes mejor?

— Empiezo a. ¿Qué puedo hacer para ayudar?

— ¿Qué tal un poco de jugo con esto? Vi a algo en tu refrigerador.

— Claro.
Sacó platos y vasos, mientras ella preparaba una tortilla de gran tamaño en la
sartén. Cuando terminó, la cortó a la mitad y deslizó las dos piezas en dos platos,
junto con el tocino. Tomaron asiento en la cabina.

— ¿Tortillas y tocino? Eres mi salvadora. Yo hubiera comido probablemente


tostadas.

Ella rebanó su tortilla con un tenedor, tanta hambre que tuvo que tomar un par de
mordiscos antes de contestar.

— Vamos. Tienes comida en tu refrigerador. Tienes que saber cómo cocinar.

— Lo sé. Pero estaba realmente hambriento. Estas entrevistas toman horas.

Las tostadas son rápidas. Y tengo mantequilla de maní– Ella negó con la cabeza.

— Necesitas una esposa– Ante su mirada burlona, agregó– ¿O vivir con un


cocinero?

— Tal vez si ella es caliente. Y francesa, o algo así– Evelyn rió.

— La cuisine française est très bonne– Levantó la mirada hacia la de ella y puso
su tenedor.

— Joder. ¿Hablas francés?– Ella se sonrojó.

— Un peu.

— Eso es caliente, Evelyn. Hazlo un poco más.

Sus labios se curvaron. Ella podía decirle cómo olía. Tan bien. Al igual que las
montañas, nítidas y claras.

— Tu sens bon. Comme les montagnes– Él arqueó una ceja, sus párpados
cayeron parcialmente cerrados.

— Tu es sexy. Je tiens à vous lécher partout– Oh, Dios. Él entendía.

— Hablas francés, también

Él le había dicho que ella era sexy y quería lamerla... en todas partes. Se
estremeció ante las imágenes mentales, la forma en que su mirada taladró la de
ella, fusionándola a la cabina. Se rompió el hechizo cuando agarró un pedazo de
tocino y le dio un mordisco, y luego sonrió.

— Cuatro años en la universidad. Fue un curso fácil, porque yo había tenido una
niñera francesa durante años. Ella me enseñó a hablar con fluidez– Ella puso su
servilleta sobre la mesa.

— Apestas– Él se echó a reír.

— Lo siento. Fue una broma fácil. Pero suenas tan condenadamente sexy cuando
hablas francés– También lo hacía él, pero ella no iba a decirle.

— Lo tomé en la universidad, también. Junto con español y alemán.

— ¿No eres demasiado competente?– Ella se encogió de hombros.

— Me gustan los idiomas.

— Me gustó un curso fácil para un idioma que yo ya sabía.

— Estoy seguro de que lo hizo. ¿Y qué más estudiaste en la universidad?

— Chicas, sobre todo.

— En serio, Gray.

— Estoy hablando en serio. La escuela no era lo mío. Me concentré en el


béisbol, y luego corriendo. Yo estaba tan quemado en la escuela en el momento
en que llegué a la universidad, y tan condenadamente contento de salir de debajo
del pulgar de mi padre que jugué tanto como pude, y no me concentré en mis
estudios. Me deslicé.

— No lo hiciste.

— Lo hice.

— Pero te graduaste con una licenciatura en pre derecho.

— Sí, bueno, eso fue para que mi papá creyera que podría abrigar la idea de que
fuera a Harvard, algún día, cuando en realidad no tenía la intención.
— Aun así, he visto tu expediente académico. Te graduaste con los más altos
honores, por lo que difícilmente te deslizaste– Se levantó y cogió los platos.

— No le di mi todo, eso es seguro.

Ella lo observó mientras cargaba el lavavajillas, preguntándose por qué pasaba


tanto tiempo tratando de restar importancia a su educación mientras se jugaba la
parte deportiva. Ella llevó sus vasos de jugo a la pileta.

— ¿Te arrepientes de no seguir adelante en la escuela de leyes?– Él frunció el


ceño, giró la cabeza para mirarla.

— No. Estoy haciendo exactamente lo que quiero hacer con mi vida, lo que me
encanta hacer. Tengo un montón de dinero para seguir haciéndolo durante mucho
tiempo– Ella se apoyó en el mostrador y se cruzó de brazos.

— Tengo la sensación de un pero en alguna parte– Terminó de cargar los vasos y


utensilios, y luego cerró el lavavajillas y se secó las manos.

— No, hay pero en absoluto. Yo estaba destinado a las carreras. De lo contrario,


habría jugado al béisbol.

— ¿Y qué pasa después?

— ¿Después de qué?

— ¿Después que las carreras terminen?– Él la miró fijamente, luego se apartó


del mostrador.

— ¿Quieres algo de beber? ¿Una cerveza? Siento ganas de celebrar– Y evitar su


pregunta.

— Claro. Una cerveza suena muy bien. Hacía calor allí fuera hoy. ¿Qué tan
caliente se pone en el coche?

— Mucho más caliente que en el exterior– Tomó dos cervezas, y luego hizo un
gesto para que se reuniera con él en la sala de estar. Apretó un botón en el
control remoto y una pantalla de televisión apareció. Cambió al canal de
carreras, donde fueron repitiendo los acontecimientos del día.
— Eso es muy útil.

— Sí– Le entregó una de las cervezas– ¿Así que te ha gustado la carrera de


hoy?– Tomó un sorbo de la cerveza y asintió con la cabeza.

— Si el corazón en la garganta, pánico continuo y ansiedad pueden

considerarse disfrutar de la carrera– Él le colocó el pelo detrás de la oreja.

— Awww. Estabas preocupada por mí– Lo había estado. Pero no quería que él
supiera cuánto.

— Bueno, no podemos perder tu base de fans. Si terminas en la parte trasera del


grupo, tus fans pensarán que apestas y entonces vas a empezar a perderlos.

Entonces ¿Qué bueno serías para mí?– Se dio cuenta por la sonrisa en su rostro
que no se lo creía.

— Oh, está bien. Todos los votantes registrados. Tan importantes para mi padre
y todo.

— Exactamente. Necesito que sigas ganando por razones puramente egoístas.

Mi trabajo está en la línea– Él se volvió hacia ella, dejando su cerveza en la parte


superior de la ventana.

— Háblame de tu trabajo.

— ¿En serio?

— Sí– Él no había querido saber nada de su trabajo con su padre antes. Este era
un progreso.

— ¿Qué te gustaría saber?

— ¿Qué haces para el senador cuando no estás encargada de conseguir que te


ayude a asegurar votos para él?

—Empecé como ayudante. Lo que básicamente significaba un lacayo

glorificado. Hacía todo y cualquier cosa, incluyendo la realización de llamadas


telefónicas, sacar copias, hacer mandados. Nómbralo, yo lo hice– Él la miró y no
dijo nada. Ella sabía la pregunta que no le está pidiendo– Él nunca me ha
golpeado. Ni una sola vez. Tampoco lo vi nunca comportarse

inapropiadamente con cualquier mujer en su personal. Siempre fue un caballero.


Tan ocupado con los deberes de su cargo.

— Una declaración debidamente redactada procedente de uno de sus

empleados– Ella puso los ojos.

— Tú difícilmente eres la prensa. Eres su hijo. Lo conoces mejor que nadie–

Él se pasó los dedos por el pelo.

— A veces pienso que no lo conozco en absoluto.

— Tal vez es hora de llegar a conocerlo.

— No es tan interesante. Él tuvo toda una vida para llegar a conocerme. No se


tomó el tiempo– Ella puso su mano en el brazo.

— Lo siento por eso. Puedo decir que te molesta que él no hiciera tiempo para ti
cuando eras más joven. Obviamente, él dejó que su trabajo tuviera prioridad
sobre tu crianza– Gray se encogió de hombros.

— Mi mamá era buena cuidando las cosas que había que cuidar

— Pero un niño necesita a su padre.

— Me las arreglé muy bien sin él. Pero esto no es sobre mí. Dime lo que haces
para él.

— En este momento estoy trabajando muy estrechamente con él en la

construcción de su base constituyente, específicamente en el ámbito nacional.

Cuando estaba corriendo su campaña presidencial, mi trabajo consistía en


aumentar su exposición en todos los estados, campañas de bombardeo en los
medios, haciendo con sus campañas locales en cada estado y consultar con los
sondeos a diario para determinar cuáles estados necesitan más atención.
— Así que ¿por qué falló?– Sus labios se levantaron.

— No sé qué fracasó en su intento por la nominación presidencial. Creo que la


gente americana, y nuestro partido, sintieron que John Cameron tenía más que
ofrecer como candidato presidencial en este momento. Además, Cameron cuenta
con el respaldo de nuestro actual presidente.

— Difícil superar eso.

— En efecto. Lo cual no quiere decir que su padre no sería un candidato viable


en ocho años, una vez que Cameron sea elegido y sirva sus dos mandatos.– Él se
echó a reír.

— Piensas en positivo, ¿no es así?

— Es mi trabajo pensar de esa manera. Si pensara que el otro candidato ganaría,


o que el senador Preston no terminaría consiguiendo la nominación a la
vicepresidencia, no debería estar en esta posición.

— Buen punto. Por lo tanto, tienes un trabajo muy importante.

— Gracias. Me gustaría pensar que sí.

— ¿Por qué mi padre te sacó de tu trabajo actual para venir a hacer de canguro?–
Ella se echó a reír.

— Difícilmente soy tu niñera. Pero en respuesta a tu pregunta, porque sentimos


que es un componente crítico de su potencial para convertirse en el candidato a
la vicepresidencia. Tú le puedes ayudar, y al gobernador Cameron, obteniendo
votos críticos. Estoy justo donde tengo que estar– Él jugaba con su cabello,
causándole escalofríos en la piel.

— ¿Sabes que cuando hablas de política tus ojos destellan con entusiasmo?

— ¿Lo hacen?

— Sí– Ella pasó un dedo por su brazo.

— ¿Sabes que cuando hablas de las carreras tus ojos hacen lo mismo?– Él
sonrió.
— No me sorprende. Me encanta.

— Eso espero, ya que estás dando vueltas alrededor de la pista a velocidades que
desafían la muerte.

— Es divertido. Deberías intentarlo alguna vez.

— Oh. No, gracias. Estoy contenta con simplemente ver.

— Es emocionante.

— Una vez más, no, gracias.

— Seguramente saliste con un chico cuando eras joven que quería impresionar
por hacer piques por una calle desierta a cien kilómetros por hora.

— Uh… no– Él sonrió.

— Espera a que lleguemos a Florida para la próxima carrera. Te voy a llevar a la


pista a dar una vuelta– Ella se enderezó.

— ¿Qué? No puedo entrar en la pista.

— Claro que puedes. Puedes incluso conducir uno de los coches tu misma.

Él estaba fuera de su mente. Sólo la idea de ponerse al volante de una de esas


trampas demoníacas, potencialmente acelerando fuera de control en trampas
mortales era suficiente para que los pelos de la nuca se le erizaran.

— Oh, no lo creo.

— Oh, sí lo creo. Pareces tan audaz, Evelyn. Seguramente la idea de conducir un


coche de carreras te excita.

— No, en absoluto.

— Asustada, ¿eh?

— En realidad no. Simplemente es algo que jamás había pensado hacer.

— Está bien. Sólo te llevaré en uno de los coches en un paseo lento alrededor de
la pista. ¿No te gustaría un recorrido por la pista en Daytona?– Se tranquilizó un
poco. La idea de tener una visión de lo que él veía de la pista sería educativa.

— Bueno. Claro. Eso podría ser divertido– Ella no confiaba en el brillo de sus
ojos, sin embargo. Se acomodaron y vieron el canal de carreras en la televisión
por un rato para que Gray pudiera quedar atrapado en la noticia de su victoria.

— Así que nunca has tenido un novio caliente que tratara de emocionarte
corriendo a máxima velocidad en un coche rápido, ¿eh?– Ella apartó la mirada
del televisor.

— No. ¿Por qué? ¿Es algún derecho de muchacha adolescente, un fragmento que
me perdí?

— Sí. Te viste privada– Ella puso los ojos.

— Y pensar que llegué a la edad adulta sin romper los registros de velocidad en
el Camaro– Él le acarició la pierna.

— No te preocupes. Voy a arreglar eso para ti.

— Eso es exactamente lo que me preocupa.

Había dejado su mano en la pierna, y mientras veían la televisión, ella fue


consciente de él apretándole el muslo, pasando su mano arriba y abajo de su
pierna a la rodilla. Era desconcertante. Se sentía bien, hizo a sus partes
femeninas chillar de alegría y pedir más. Ella no iba a conseguir más. Había
resuelto que esa vez fuera la única vez. Ellos, no, ella, tenía que mantener la
línea profesional trazada entre ellos.

Ya era hora de poner fin a los lugares donde iban sus pensamientos, la forma en
que su cuerpo anhelaba por él, antes de que se trajera a sí misma todo tipo de
problemas. Se puso de pie y agarró su bolso y las llaves.

Cap13

Gray la miró.

— ¿Adónde vas?
— Se está haciendo tarde. Debo irme.

— ¿En serio? Todavía es temprano.

— Tengo... cosas que hacer.

— ¿Qué tipo de cosas?– Él no iba a hacer esto fácil para ella, ¿verdad?

— Papeleo. Necesito presentar mi informe con el senador– Él arqueó una ceja.

— ¿Un informe? ¿Qué tipo de informe?– Evelyn le había dado una respuesta de
mierda, y ahora tenía que mentir.

— Yo tengo que justificar mi trabajo, Gray. No te estoy siguiendo en todo el país


como una groupie de pista, ya sabes.

— ¿No lo haces? Ahora estoy decepcionado– Ella puso los ojos.

— Vas a tener que vivir con ello.

Se puso de pie y la siguió mientras ella se dirigió a la puerta. Deseó que no le


gustara tanto. Pero las cosas entre ellos habían sido geniales. Ella había pensado
que esta asignación de trabajo iba a ser difícil, que él estaría enojado y defensivo
por su padre. Habían tenido un comienzo difícil, pero después él había hecho
que fuera fácil para ella, mucho más fácil de lo que había previsto. Además, él
era caliente y sexy, el deporte la intrigaba, y se enteraba de nuevas facetas de
Gray cada día.

Y la forma en que él la tocaba producía respuestas en su cuerpo que ella no sabía


que podía tener. Inhaló, lo dejó escapar, más reacia a salir con cada paso que
daba hacia la puerta. Se detuvo en los escalones y se volvió hacia él.

Se dio cuenta por la forma en que la miraba que leyó su vacilación. En


Washington, la cara y el lenguaje corporal podrían regalar todos tus secretos.

Siempre los había mantenido vigilados. Con Gray era imposible, porque ella se
relajó y esas paredes se vinieron abajo. Lo cual le hacía peligroso.

— Gracias por dejar que me quede para la cena– Rompió una sonrisa fácil.
— Yo debería ser quien te diera las gracias. Cocinaste para mí y me salvaste de
tener que salir a comer.

— En cualquier momento. Lo disfruté– Ella comenzó a alejarse, pero él deslizó


su mano en la de ella.

— ¿Estás segura que deseas salir?

No. Ella no quería irse. Sólo el contacto de su mano en la de ella envió a su


cuerpo una espiral fuera de control. Alguien debería embotellar el tipo de
chispas que su toque ponía en marcha. Se podría alimentar a toda una ciudad.

— No sé cómo responder a esa pregunta.

— Es una pregunta bastante fácil, Evelyn. O te quieres ir, o no.

— Tengo que irme– Él ladeó la cabeza hacia un lado.

— ¿Por qué deberías irte?

— Debido a que no sería apropiado para nosotros tener una relación– Él se echó
a reír.

— No vamos a tener una relación. Sólo estamos teniendo sexo. Yo no creo que
ninguno de nosotros quiera involucrarse. Yo sé que no lo hago. Estoy en el
camino demasiadas tiempo en mi vida para pensar en sentar cabeza con una
mujer. Y tú vas a ser Presidente de los Estados Unidos algún día, por lo que no
querrás algún corredor de auto por novio– Ella no pudo evitar la risa que se
derramó.

— Bueno, gracias por pensar tan bien de mí. Pero tienes razón. No estoy
buscando una relación.

— Genial. Ahora que hemos resuelto lo que ambos no queremos, ¿por qué no te
relajas y te quedas? Quiero follarte. He estado pensando en eso todo el día.

— Creo que has pensado en las carreras durante todo el día.

— Puedo conducir mi coche y pensar en estar dentro de ti al mismo tiempo.


No había discusiones ingeniosas con Gray, sin andarse por las ramas en cuanto a
sus intenciones. Su honestidad contundente causó calor estableciéndose en su
vientre, y todas sus reservas acerca de él, sobre ellos, desaparecieron.

— Bueno. ¿Por qué no me quedo?

Él agarró su bolso y sus llaves y las arrojó sobre el mostrador, luego la apoyó
contra la pared y deslizó sus dedos en su pelo.

— Siempre cede a tus instintos, Evelyn. Ellos nunca te dirigirán mal.

Ella no estaba segura de estar de acuerdo con él en eso, pero luego puso su boca
sobre la de ella y la besó, profundamente, y perdió todo pensamiento lógico
mientras la pasión se hizo cargo.

Eso era lo único que Gray le daba que tantos hombres antes que él no, la pasión
física profunda que nunca dejaba de avivar el fuego de su hambre. Él la agarró
del culo y la atrajo contra la dura cresta de su erección. Le encantaba lo rápido
que se ponía duro, el hecho de que él la deseaba con una necesidad tan
desesperada que él gimió contra sus labios mientras se mecía contra ella,
profundizando el beso hasta que sus miembros se sentían pesados y ella luchaba
por respirar. Y cuando él inclinó la cabeza hacia un lado para presionar sus
labios en su garganta, sus pezones se tensaron, su coño se humedeció con la
excitación pulsando con anticipación.

Ella siempre había sido normalmente sexual, siempre había disfrutado del acto,
pero no había estado consumiéndola. Podía estar muy bien con él, e igualmente
bien ir largos períodos sin ello. Después de todo, para eso estaban los vibradores.

Desde que conoció a Gray, que había pensado mucho en el sexo, posiblemente
porque él era tan condenadamente bueno en ello. Sus manos eran maestras, y
cuando él abrió el botón de sus vaqueros, bajó la cremallera, y deslizó su mano
dentro de su sexo, ella dejó escapar un grito suave.

— Estás mojada.

— Sí. ¿Qué vas a hacer al respecto?

— Voy a hacer que te corras, pero maldición, estos pantalones son muy
ajustados. Tienes que empezar a usar vestidos– susurró en su oído– Así puedo
levantarlos y follarte cuando estoy en un apuro– Ella se volvió a mirarlo a los
ojos.

— ¿Tienes prisa?– Él sacudió su erección contra su cadera.

— Cuando estoy cerca de ti, todo lo que pienso es estar dentro de ti. Así que sí,
estoy en una maldita prisa, y estás usando unos pantalones que me están
cortando la circulación en la mano. Me estás matando aquí, Evelyn.

Era agradable saber que estaba tan atormentado como ella. Se quitó las sandalias
y él se puso de rodillas, maldiciendo mientras luchaba por bajar sus pantalones
vaqueros por sus piernas. Ella ahogó una carcajada.

— Lo siento. Voy a tratar de no usar jeans ajustados próxima vez

— Ellos hacen que tu culo se vea muy bien– dijo– Pero se han ido. Y estos son
los próximos.

Enganchó sus bragas con un dedo y sacó los fuera. Aún de rodillas, señalo sus
piernas separadas, luego le dio un beso a sus muslos. Ella apenas tuvo tiempo de
tomar aliento antes de que su boca estuviera sobre su sexo. Dejó escapar un
gemido mientras el dulce placer la inundaba y se arqueó hacia adelante,
agarrándolo, necesitando tocarlo mientras él la tocaba. Los sedosos mechones de
su cabello se deslizaban a través de sus dedos y los clavó mientras él lamía su
longitud, volviéndola loca al instante y tan cerca del borde que estaba
sorprendida.

Ella lo miró, observaba como él pasaba su lengua sobre su clítoris y la llevaba a


alturas vertiginosas. Levantó una de sus piernas por encima su hombro,
abriéndola más, luego clavó un dedo en su interior, seguido de otro, abriéndola
mientras usaba su lengua en formas magistralmente diabólicas.

Ella se estremeció, tan cerca del orgasmo. Era la sensación más dulce, la forma
en que la complacía con la lengua y los labios. No quería que terminara, pero oh,
ansiaba el clímax que se cernía tan cerca. Y cuando él se detuvo, levantó la
mirada hacia ella, y sonrió, sabía que era su dueño, que podía llevarla allí con un
golpe de su lengua, una succión de su clítoris entre los labios.

Esto la sorprendió, porque había estado tan acostumbrada a usar el dormitorio, al


estar en una posición al correrse. La rapidez con que la había cambiado, la
convirtió en una mujer que había perdido todas sus inhibiciones. Ella estaba tan
en sintonía con él, con su boca, sus caricias, que le hizo relajarse y dejarse llevar.
Y él lo sabía, también, por la sonrisa que él le dio. No le importaba, porque su
cuerpo se tensó con la necesidad de dejarse ir.

— Sí–susurró– Hazme venir.

Él capturó su clítoris y chasqueó la lengua sobre él. Ella se tensó, los primeros
temblores construyéndose hasta que cubrió su clítoris con la boca y puso su
lengua plana. Se meció contra él mientras la follaba con sus dedos. La condujo
hacia la sensación, el orgasmo cerniéndose tan cerca que temblaba con la
necesidad de dejarse ir. Y cuando llegó, soltó un gemido, sintiéndose tan libre de
correrse con él que duplicó su placer.

Cuando los temblores cesaron, se levantó y tomó su boca en un beso cegador.

Envolvió su mano alrededor de su nuca y deslizó su lengua en su boca,


necesitando aferrarse a esa conexión que la había dejado sin aliento.

La levantó y ella envolvió sus piernas alrededor de él mientras que la llevó de


regreso a la sala, depositándola en el sofá. Se desvistió a toda prisa. Se alegró de
tener sus manos sobre él, se deslizó al suelo y envolvió su mano alrededor de la
gruesa, dura parte de él que se balanceaba delante de ella. Le acarició su
longitud, amando la manera en que él silbó entre dientes mientras apretaba su
polla. El recorrió sus dedos sobre su mandíbula.

— Me gustan tus manos sobre mí– Ella se lamió los labios.

— ¿Qué hay de mi boca? ¿Quieres eso?– Su pecho se elevó.

— Sabes que lo quiero. Chúpamela, Evelyn.

La forma profunda de su voz la hizo estremecerse, se le hizo un nudo en el


vientre a la espera de lo que vendría. Se inclinó hacia adelante y envolvió sus
labios alrededor de su glande.

— Ah, Cristo, eso es bueno– dijo, deslizando su mano sobre la parte posterior de
su cabeza– succiona en profundidad.

Le encantaba la forma en que le hablaba mientras tomó su eje más


profundamente en su boca.

— Esto es lo que yo pensaba acerca de hoy– dijo mientras ella balanceaba la


cabeza hacia delante, llevándolo completamente entre sus labios– Tu boca sobre
mí. Tan caliente y húmeda, que mis bolas se contraen.

Ella tomó su glande en la parte posterior de la garganta y tragó, apretándolo.

Él dejó escapar un gemido. Algo acerca de tener un hombre tan duro, fuerte y
poderoso cayendo a sus rodillas por tener su polla en su boca la hizo humedecer,
hacía que sus pezones se contrajeran y su coño latiera. Ella quería que la follara,
pero primero, quería que él se corriera y se corriera duro, para romperlo en la
misma forma en que él lo había hecho. Presionó su paladar sobre su eje, rodando
su lengua sobre él.

— Eso va a hacer que me corra– Se metió en su boca y ella agarró la base de su


pene, apretándolo, hundiéndolo más dentro de su boca.

Con un gemido, él explotó, agarrando un puñado de su cabello mientras se


vaciaba. Ella soltó su polla para que pudiera empujarla en ella, sabiendo que ir
profundo le daría placer. Cuando se estabilizó, sus piernas temblaban. Ella soltó
y lo miró, se lamió los labios y sonrió.

— Joder, Evelyn, creo que he perdido algunas células del cerebro.

Ella se echó a reír. Se inclinó y la levantó contra él para darle un beso,


hundiendo los dedos en su el pelo. El beso fue tan profundo, tan minucioso, que
la dejó lánguida, sus extremidades tan relajadas que estaba contenta de que él la
abrazara.

— Te quiero aquí. Desde atrás, para poder follarte profundo– Ella se deslizó de
rodillas y volvió a sí misma contra el sofá, dándole una mirada por encima del
hombro.

— Vamos a llevarte dentro de mí.

Su rápida ingesta de aliento le dijo que estaba más que listo. La dejó sólo el
tiempo suficiente para tomar un condón. Envainó su polla, luego apartó el pelo

de la parte posterior de su cuello para besarla allí. Cuando sus dientes rasparon el
cuello, ella se estremeció y clavó las uñas en los cojines del sofá.

— Me gusta eso– dijo.

— Lo recordaré

Él arrastró sus dedos hacia abajo por su espalda, seguidos por la presión de sus
labios sobre su columna, moviendo su boca hasta abajo de su culo. Cuando le
dio un mordisco de amor en una nalga, ella gritó. Él se echó a reír, y luego le dio
una palmada en el trasero. Ella se dio la vuelta.

— Me gusta eso, también– Sus ojos brillaron calientes.

— Definitivamente, voy a recordar eso.

Nunca había jugado así antes, nunca había estado con un hombre que la hubiera
hecho sentir lo suficientemente libre para expresar sus deseos. Con Gray, era
como que podía confiar en él, podía decirle todo. Ella no sabía por qué. Instinto
femenino, tal vez. Una mujer sólo podía decir la diferencia entre estar con la
persona correcta y el tipo equivocado.

Y cuando él curvó su mano sobre su trasero, luego separó las piernas y se colocó
detrás de ella, sabía que se sentía bien. Al menos para el sexo.

Confiaba en él totalmente allí. Y cuando deslizó su polla en casa, encajaban,


perfectamente. Ella se estremeció, apretó a su alrededor, y él se retiró,
tomándose su tiempo para aliviar su interior de nuevo, teniendo cuidado con ella
hasta que su cuerpo se ajustara a él.

Se inclinó sobre el cojín del sofá y abrió las piernas más amplio, dándole poder
para acceder más profundo. Deslizó sus manos sobre sus caderas, entonces se
agarró de ellas y empujó. Ella gritó cuando el placer la atravesó.

— ¿Estás bien?– le preguntó, inclinándose para darle un beso a su espalda.

— Mejor que bien. Sigue haciendo eso.

— ¿Esto?– Él frotó su trasero, con movimientos suaves y circulares.

— Eso es... agradable– Él se echó a reír.


— Sí, no quieres que sea agradable, ¿verdad?

No especialmente. Así que cuando le dio a su nalga un ligero golpe, su coño


apretó con fuerza sobre su polla.

— No lo creo. Te gusta un poco más difícil– Él la golpeó de nuevo, esta vez en


la otra nalga, y un poco más duro. El escozor hizo que se humedeciera, la hizo
sacudir de vuelta contra él.

— Sí– dijo ella, apretándose contra él.

Ella alcanzó entre sus piernas para frotar su clítoris, y él le pegó de nuevo, luego
se echó hacia atrás y comenzó a empujar más profundo. A ella le gustó, más de
lo que pensó que lo haría. Sus nalgas se estremecieron, lo que sólo hizo
estremecer su coño y apretarse alrededor de su pene. Y como ella rasgueaba su
clítoris, se inclinaba cada vez más cerca del orgasmo.

Gray se inclinó y besó la parte de atrás de su cuello, luego jugueteando con los
dientes, haciéndola estremecerse y tambalearse en el borde mismo de la razón.

Y cuando él hundió sus dientes en su carne, ella se acercó, gritando y


meciéndose contra su polla.

— Joder– dijo, rugiendo su liberación cuando se corrió con ella. Él agarró sus
caderas y empujó su polla, estremeciéndose mientras se corría.

Él le pasó un brazo alrededor de ella y la abrazó, apaciguó sus besos sobre su


cuello y los hombros, mientras ambos bajaban de esa increíble altura.

Finalmente se retiró, levantándola con él. Entraron en el cuarto de baño y se


limpiaron, y luego subieron a su cama. Él la atrajo hacia su pecho y le acarició el
pelo y la espalda.

— Debo regresar a mi hotel– dijo.

— ¿Por qué quieres hacer eso?– Todavía moviendo sus manos sobre ella.

Sobre toda ella. Era bastante distracción, pero en el buen sentido.

— Bueno, podrás empacar y partir mañana, ¿no?


— Sí

— Tengo que hacer las maletas, también.

— Puedes hacer eso en la mañana.

— Supongo– Ella se estaba quedando sin excusas para no pasar la noche con él.

Excepto que pasar la noche, por lo menos para ella, significaba una relación, y
ella estaba tratando todo lo posible para mantener esto sólo en sexo.

— Evelyn– Le inclinó la barbilla para que lo mirara, sus rostros tan cerca que
sus labios se tocarían si se movía un poco.

— ¿Sí?

— Está bien tener relaciones sexuales y pasar la noche. Prometo no pedirte que
te cases conmigo por la mañana– Ella se echó a reír, y parte de su tensión se
disolvió.

— Está bien, pero sólo si me lo prometes– Hizo un signo de la cruz sobre su


corazón.

— Te doy mi palabra.

— Entonces me quedaré– Se acurrucó contra él. ¿Todo este asunto del sexo sin
ataduras? No era una mala oferta. Mientras guardara su corazón fuera de la
ecuación.

Cap14

Gray amaba Daytona y no solo por las carreras, aunque esta era una de sus pistas
favoritas. Le encantaba la playa, amaba los largos tramos de carretera donde
podía tomar uno de sus coches y salir a conducir. Razón por la cual había
comprado una casa allí y guardaba varios de sus coches.

Estaba feliz de estar en casa, feliz de salir del remolque y estirarse en su casa en
la playa por un tiempo. Antes de que hubieran dejado Kentucky, había tenido un
breve encuentro con su equipo para repasar la carrera anterior y hablar sobre la
próxima. Tendrían que volver a reunirse aquí después de las vacaciones del
Cuatro de Julio. Les había dicho que fueran preparándose para ponerse manos a
la obra, ya que la programación de esta semana de la carrera iba a ser corta e
intensa. Pero para los próximos días, todo el mundo tendría un tiempo libre para
disfrutar de sus familias.

Por ahora, él estaba contento de dejar a su equipo cuidando su coche de carreras.


Había rodado hasta tarde la noche anterior y lo primero que había hecho era caer
de bruces en la cama y perder el conocimiento. Evelyn le había dicho que estaría
aterrizando en la mañana, por lo que tenía la oportunidad de ponerse al día con el
sueño que tanto necesitaba.

Había dudado en pedirle que hiciera el viaje en coche con él, aunque no sabía
por qué. Tal vez porque ese era el momento en que Ian y él se ponían al día y
formulaban estrategias sobre cosas de la carrera. Y tal vez parte de ello era su
relación, o no relación, con Evelyn, ya que eso es lo que habían coincidido en
que era, era todavía nueva, y él no quería que todo el equipo maldito lo supiera.
Porque una vez que el equipo supiera, sólo sería cuestión de tiempo antes de que
todo el mundo supiera. Y eso significaba la participación de los medios de
comunicación, que él preferiría mantener a un mínimo.

Pero para los próximos días, quería a Evelyn en su casa y en su cama, así que se
levantó y se dio una ducha rápida, se vistió y se fue al garaje, decidiéndose por
su GTO ‘67, ya que había pasado mucho tiempo desde que lo había sacado a dar
una vuelta. Dobló hacia atrás la cubierta, sonriendo mientras alisaba su mano
sobre el elegante acabado en negro. Su

personal hacía un gran trabajo cuidando de sus coches mientras estaba en el


camino, sabiendo que tan pronto como llegaba a casa él querría tener uno, o más,
para un paseo.

Cogió las llaves y se deslizó en los asientos de cuero, inhalando el olor dulce de
las épocas pasadas. Cuando él lo encendió, el motor rugió retumbando a la vida,
emocionándose con la idea de tomar el GTO en las carreteras para un poco de
acción.

Lástima que los EE.UU. tenían límites de velocidad. Con una sonrisa, deslizó
sus gafas de sol y salió a la calle, y luego golpeó la carretera, soltando el
embrague mientras le dio un poco de gas.

Todavía era temprano, así que el sol no había salido lo suficientemente alto para
calentarlo. No es que le importara, ya que nada podría ser tan caliente como
cuando estaba en su coche de carreras. Además, en el convertible, el viento
soplaba a través de su cabello y su mente se quedó en blanco. Agarró el volante
mientras él y el GTO se convertían en uno. No había nada que le hiciera más
feliz que estar detrás del volante de un coche, ya fuera competitivo o
simplemente dando un paseo.

Sabía a ciencia cierta que conducir, correr, era lo que se suponía que estaba
haciendo con su vida. La pregunta de Evelyn sobre la escuela de derecho le
había hecho una pausa, pero sólo por un segundo. Él estaba más cómodo, más él
mismo, más en casa, detrás del volante.

Ahí es donde él pertenecía, y ahí es donde iba a pasar el resto de su vida. Todo el
asunto de la escuela de leyes había brotado de la culpa por no haber hecho lo que
sus padres, que su padre, quería que hiciera.

Es curioso cómo la culpa aún le molestaba, incluso después de todos estos años.
Y no compró eso de que su padre era un hombre cambiado. Los hombres como
Mitchell Preston no cambiaban. Jugaban a cambiar, para que el público votara
por ellos. Conocía a su padre mejor que nadie, sabía que él era uno de los
mejores actores que hay. Sabía lo que su padre era capaz, y lo que no era capaz,
de hacer.

Sacudiendo esos pensamientos oscuros que le habían tensado en el volante, dejó


escapar un suspiro y tomó la salida que conducía al hotel de Evelyn. El valet
silbó mientras se acercaba hacia el lado de Gray.

— ¿GTO? Eso es un dulce paseo.

Gray sacó un billete de cien dólares de su bolsillo y lo agitó frente al valet de


ojos abiertos en cuya placa se leía ‘Oscar’.

— Oscar, apárcalo como si fuera tuyo y esto será tuyo cuando lo recoja

¿Entendido?

— Sí, señor– dijo Oscar– va a estar en plástico de burbujas hasta que esté listo.

— Gracias. No voy a estar mucho.


Él sacó el teléfono del bolsillo y marcó a Evelyn, quien le dio su número de
habitación. No le llevó mucho tiempo descubrir que había marcado un bungaló
abajo, en la playa. Mujer inteligente. Bajó los escalones de la entrada del hotel y
hacia la izquierda. Ella lo estaba esperando en la fuente.

— ¿Miedo de llevarme a tu habitación?– Ella le sonrió.

— Estoy disfrutando de la playa demasiado como para pasar mucho tiempo en


mi habitación– Ella se veía hermosa, vestida con unos pantalones cortos y una
camiseta sin mangas. Deslizó su mano entre las suyas.

— Entonces vamos a ir a la playa– Ella miró sus pantalones vaqueros y


zapatillas de tenis.

— Apenas estás vestido para un paseo por la playa.

— Tengo cosas en mi coche.

— ¿A dónde vamos?

— Hay un montón de lugares. ¿Tienes traje de baño?

— Sí. Déjame tomar mi bolsa– Ella comenzó a alejarse, pero él la agarró de la


muñeca.

— Es posible que desees tomar un poco de ropa para mañana, también. Sólo en
caso de no hacerlo de nuevo esta noche– Sus cejas se levantaron.

— ¿Estás intentando secuestrarme?

— La idea se me ocurrió.

— Muy bien, entonces. Voy a empacar la bolsa en consecuencia. Puedes venir


conmigo a mi habitación si deseas.

— Está bien. Voy a ver el mar aquí y esperaré– Si él iba a su habitación,


probablemente no haría nada en su agenda de hoy, y tenía un montón de planes.
Ella le dedicó una sonrisa de complicidad.

— Ya vuelvo entonces.
Una cosa que le gustaba de Evelyn era su eficiencia. Estaba de vuelta en unos
cinco minutos, una pequeña bolsa colgaba sobre sus hombros. Tomó la bolsa de
ella.

— Bonitas vistas.

— Derroché mi presupuesto un poco. Bueno, mucho. Normalmente, no me


importaría en qué tipo de habitación de hotel me alojo, porque después de un
rato todos se ven iguales. ¿Pero aquí? Me encanta la idea de tomar una caminata
en la mañana en la playa. Así que mientras estemos en Florida, me decidí…
apretarlo. Voy a aprovechar cada segundo libre que tenga para disfrutar de mi
amor por el océano– Él se echó a reír mientras se dirigían por las escaleras hacia
el vestíbulo.

— No sabía que eras una amante del océano.

— Casi todos los sitios donde nos trasladamos cuando yo era niña eran sin salida
al mar, por lo que cualquier oportunidad que tengo para estar cerca del agua es
una emoción para mí. No puedo tener suficiente de la playa y el océano– Él le
dio luz verde a Oscar, quien asintió con la cabeza y se fue a la carrera para
recuperar su coche.

— De hecho, tengo una casa aquí– Ella se volvió hacia él.

— Tú no tienes.

— La tengo. Me encanta estar aquí.

— Estoy tan celosa

— Desde que corremos aquí dos veces al año, me he acostumbrado a la playa y


el océano mismo. Soy un gran fan.

— Apuesto a que tiene una casa en la playa, también– Sus labios se curvaron.

— Te llevaré a mi casa más tarde.

— Dios, voy a odiarte si tienes una casa en la playa– Él le sonrió, y luego oyó el
estruendo del GTO. Oscar, era un chico listo, por lo que no abusó del privilegio
de conducir, por lo que era un rumor manso mientras lo condujo hasta la parte
frontal de la zona de aparcamiento.

— Oh, Dios mío– dijo Evelyn– ¿Esté es tu coche?

— Uno de ellos– dijo Gray mientras sostenía la puerta para ella. Gray pagó a
Oscar, quien sonrió y se embolsó el dinero.

— Hombre, fue divertido de conducir y aparcar. Gracias.

— El gusto es mío. Gracias por cuidarlo por mí– Se deslizó dentro, se bajó los
lentes de sol, y se volvió a Evelyn, que corría sus dedos sobre los asientos–

Me encantan los autos deportivos. Puede que no sean igual que lo que sé sobre
las carreras, pero amo los coches deportivos– Ella pasó sus dedos sobre el
símbolo GTO en el tablero.

— Dios, Gray. Este coche es tan sexy– Él sonrió, puso primera, y salió.

Ella sacó sus gafas de sol de su bolso, no pareció importarle cuando golpeó
tercera marcha y salió a la carretera, con el pelo soplando en el viento. Sacó una
coleta y recogió su pelo en una cola de caballo.

— ¿A dónde vamos?

— Sólo un paseo a lo largo de la carretera al mar en este momento. Me imaginé


que te daría un pequeño tour, y me daría la oportunidad de soplar el polvo fuera
de sus carburadores– Ella arrastró su mirada lejos de la vista del océano y hacia
él.

— Uno de los coches. Así que este no es tu único.

— No.

— ¿Cuántos tienes?

— Ahora mismo tengo seis.

— Dios mío. Tengo que verlos– Él amaba una mujer que se emocionaba sobre
un auto deportivo.

— Vas a. Pero primero, vamos a golpear el agua– Ella miró por el parabrisas con
una sonrisa en su rostro.

— Fantástico.

Mientras conducían, robó miradas a Evelyn. Ni una sola vez se quejó del viento
en su pelo o el sol caliente sobre ella. Ella inclinó la cabeza hacia atrás, puso su
brazo en la puerta, y vio el océano pasar. Estaba en uno de sus coches favoritos,
con una hermosa mujer que ocupaba el asiento junto a él. ¿Qué más podía pedir?

Condujeron durante unos cuarenta y cinco minutos, luego se detuvo en un puerto


deportivo, aparcó el coche en una esquina lejos del tráfico. Él hizo un gesto al
asistente de estacionamiento, Walter, quien él sabía que le daría un ojo de águila
a su bebé, asegurándose de que nadie iba a aparcar a su lado. Agarró sus maletas
y dejó sus llaves en la recepción. Walter asintió desde su lugar en la alta perca
del lote.

— Pensé que íbamos a ir a la playa– dijo Evelyn. Él deslizó su mano en la de


ella mientras se dirigían hacia debajo de la cubierta de madera.

— Lo haremos. Sé paciente– La llevó hasta el barco que estaba estacionado al


final de la vía.

— ¿En serio? ¿Tienes un yate?– Preguntó mientras la ayudaba a bordar.

— Es un barco.

— Es un yate. Yo sé la diferencia.

— Lo que sea– Le entregó las bolsas– ¿Deseas almacenar estas abajo en la


galera mientras nos alisto para salir?– Ella tomó las bolsas de él.

— Supongo que este es tu... barco.

— Sí– Ella puso los ojos, y luego se dirigió a la galera. Consiguió desatarlos y
empujó, luego encendió el motor, facilitando mientras salían a través. Evelyn

se acercó y se puso a su lado mientras él se abrió paso entre la zona de


advertencia, y luego le dio un poco de gas.

— Es posible que desees tomar asiento.


Ella agarró la silla junto a la suya y subió la velocidad a tope, la proa ascendente
mientras removían a través de las ondas. Estaba condenadamente feliz de estar
en el mar otra vez. Durante la temporada de carreras no tenía muchos días de
descanso, y muy rara vez tenía que volver a casa y jugar con sus juguetes. Se
alegró por la compañía de Evelyn, una excusa para tomar el barco hoy.

Encontró la ensenada aislada y, después de comprobar cuidadosamente dónde


estaba, dejó caer el ancla. Evelyn había bajado las escaleras y se cambió en un
pecaminoso bikini rojo, diminuto que no podía esperar para sacarle. Ellos
salieron de la barca y se metieron a la costa, lanzando sus bolsos en la playa.

— ¿Te gustaría bucear?

— Me encantaría.

Cogió el equipo de su bolsa y golpeó el agua.

Normalmente, cuando llegaba a la ciudad para esta ruptura en su agenda, traía el


barco para relajarse y hacer algo de pesca, o simplemente estar inactivo y aclarar
su cabeza. Si

había una mujer disponible, podría arrastrarla, pero por lo general prefería el
tiempo a solas para descansar y reagruparse.

Mientras nadaban a lo largo de la superficie de la cala, Evelyn le cogió la mano y


lo llevó a mirar algo varias veces, ya fuera uno de los muchos peces de colores
que habitaban esta zona, o el coral que vivía alrededor de la cala.

Se dio cuenta de la amplia sonrisa en su rostro y la forma en que ella tiraba de él


con entusiasmo junto con su complacencia. Cuando regresaron a la orilla, le
echó los brazos al cuello.

— Es hermoso allí abajo, Gray. Gracias– Él le pasó un brazo alrededor de su


cuerpo mojado y la atrajo hacia él.

— De nada. Es uno de mis lugares favoritos– Agarró las toallas y las dejó para
sentarse, entonces le agarró las manos y se sentó junto a ella.

— Puedo ver por qué. Los colores de los corales son increíbles. ¿Sabías que el
coral es una especie en peligro de extinción? La sobrepesca y la
contaminación ambiental de nuestras aguas han tenido un efecto negativo grave
en más de un sesenta por ciento de los arrecifes de coral del mundo.

Esto podría ser desastroso para todo nuestro ecosistema– Él arqueó una ceja.

— ¿Algo que te apasiona, obviamente?

— Sí. Te lo he dicho me encanta la playa y el agua, y no estaba bromeando.

He presionado para que sean aprobadas las leyes que limitan la sobrepesca y
para publicar las sanciones a aquellas empresas que dejan atrás redes y equipos
que pueden dañar el coral– él se pasó la mano por el pelo.

— Tal vez es algo que puedes hablar con mi padre acerca de patrocinio–

Quería reírse de ese pensamiento, pero podía ver que hablaba en serio sobre esto
y no quería pinchar su globo de esperanza. Ella ladeó la cabeza hacia un lado.

— Gray, tu padre preside un comité sobre la contaminación del medio ambiente.


Es una de sus causas principales

— ¿En serio?

— Sí. Él y yo hemos presionado mucho por la legislación para proteger los


arrecifes de coral, así como otra legislación ambiental clave. Ha escrito trabajos
pioneros sobre los efectos del calentamiento global, la sobrepesca y la
contaminación de nuestras aguas. Me sorprende que no lo supieras– No sabía
eso, y no sonaba en absoluto como algo en lo que su padre tuviera el más
mínimo interés.

— ¿Mitchell Preston se preocupa por el medio ambiente? ¿Desde cuándo?–

Ella suspiró.

— Te lo dije. Ha cambiado. Tal vez deberías comprobar acerca de los otros


temas que le apasionan– Gray todavía encontraba difícil de creer que su padre se
preocupara por algo que no fueran sus intereses o llenarse los bolsillos.

— Sí. Tal vez.


— De todos modos, esta área aquí es un pedazo de paraíso.

— También es un área protegida. La pesca no está permitida, ni la recreación.

— ¿En serio? ¿Para proteger el coral?

— Sí– Ella miró a su alrededor.

— Así que... no deberíamos estar aquí, tampoco.

— Todo está bien. Yo soy quien trabajó para conseguir que un nuevo coral fuera
plantado en esta zona. Había sido dañado por las mismas cosas que hablas de la
sobrepesca y la contaminación del medio ambiente.

— Tú pones dinero en la restauración de esta zona.

— No por mí mismo. Yo y un grupo de inversores– ella cogió sus manos.

— Tal vez tú y tu padre tiene más intereses comunes de los que eres consciente–
Miró por encima del agua.

— Hace varios años, vine hasta aquí para hacer buceo. Había pasado un tiempo
desde que había estado aquí, y odié lo que vi cuando vine– Ella le apretó la
mano.

— ¿El blanqueamiento del coral?

— Sí. Esta era una zona de pesca pesada, y sobre recreación. Ellos estaban
destruyendo el coral y la vida acuática que dependiera de él. Me prometí
entonces hacer algo para cambiarlo. Así que, junto con varios amigos con
cuentas bancarias grandes, nos organizamos para el trasplante de corales sanos, y
presionamos y ganamos los derechos para asegurar esta zona de la pesca y la
recreación.

— Hiciste algo bueno– Él sonrió.

— Siento que soy dueño de una parte de esta área ahora– Él se volvió hacia ella–
No es como mi patio de recreo personal, sino porque tenía el derecho de

otorgar de vuelta la vida marina y los corales. Eso es lo que realmente me


pertenece– Ella se subió a su regazo y le enmarcó la cara con las manos.

— Continuamente me sorprende, Gray Preston– Él agarró sus caderas.

— ¿Sí? ¿En qué sentido?

— Tan pronto como creo que sé quién eres, me sorprendes

impresionantemente. Aquí creo que eres un tío rico, cuyo trabajo es quemar
miles de galones de combustibles fósiles al año, y resulta que eres un ecologista
no declarado.

— Hey, sólo soy un tipo que pasa a tener un montón de dinero, así que puedo
tirar en causas como esta.

— Oh, no vayas tratando de restarle importancia a esto. Muchas personas tienen


un montón de dinero. Esto era personal para ti e hiciste algo al respecto– Él
sonrió.

— Tuve que pasar algún tiempo viéndolos trasplantar el coral. Fue increíble.

Algo así como ver crecer a los bebés. Es estúpido, lo sé.

— No es estúpido en absoluto. Hubiera dado cualquier cosa por verlo. Tu padre


estaría muy orgulloso de ti por saber que eres parte de algo como esto–

ante su mirada en blanco, añadió– Gracias por traerme aquí hoy y dejarme ver
esto. Es una causa tan importante para mí. Y para tu padre.

Sí. Su padre. Todavía le costaba creer que él y su padre estuvieran de acuerdo en


cualquier cosa, especialmente un problema ambiental. Evelyn le decía que su
padre había cambiado. Todavía lo encontraba difícil de creer. Pero tal vez…

No quería pensar en su padre. No cuando una húmeda, apenas vestida Evelyn,


estaba sentada en su regazo y le acariciaba los hombros.

— Volvamos al barco y enjuaguemos parte de esta arena.

Se quedó con ella en sus brazos y se fueron de regreso al barco. Se enjuagaron


en la ducha y Gray sacó algunas bebidas y bocadillos que habían sido entregados
en el barco antes de que llegaran.

— ¿Qué? ¿No hay champán y langosta?– Él frunció el ceño, hasta que ella se
echó a reír.

— Estoy bromeando. Teniendo en cuenta que tienes este yate ridículo, pensé en
presionarte.

— Oh– Ella puso los ojos.

— Realmente, Gray. Necesitas aligerarte y entender mi sentido del humor.

— Supongo que sí. Lo siento

— Té helado y sándwiches de pavo es perfecto. Estoy hambrienta.

Se sentaron en la parte trasera del barco y comieron, y le explicó en mayor


detalle sobre el proyecto coral que había encabezado. Podía decir, por la forma
en que ella asentía con la cabeza, que estaba haciendo notas mentales.

— Vas a hacer alguna conexión en redes sociales entre esto y mi padre y yo,

¿no es así?– Ella levantó la mirada hacia él.

— Me encantaría. Con tu aprobación previa, por supuesto. Es una causa


increíble, presenta una buena imagen, y trae la difícil situación del mar y el coral
a un público mayor. Eso no puede ser algo malo.

— Supongo que no– Él despachó su segundo sándwich, luego embolsó su basura


y sacó otro té helado para los dos. Cuando vio que su nariz enrojecía, sacó el
protector solar y le extendió un poco a través de su nariz y las mejillas.

— Gracias– dijo ella, frotándose– malditas pecas– Él besó la punta de su nariz.

— Esas pecas son sexy– Se estiró en la sombra.

— No lo eran cuando yo era desgarbada y de pecho plano a los catorce años.

Mi pelo era de un rojo más oscuro entonces. Me veía como ‘Little Orphan
Annie’.
— Yo hubiera pensado que eras caliente– Ella se echó a reír.

— No, no lo harías. Me habrías señalado y te reirías como los otros chicos


hacían.

— Hey, Little Orphan Annie dispara totalmente todos mis botones calientes.

Ella resopló, luego se volcó sobre su vientre. La parte inferior de su bikini estaba
haciendo por él hoy. Le cubría el trasero, pero le daba vislumbres tentadoras de
la parte inferior de las nalgas. Y esas piernas suyas le ponían duro. Es una pena
que no tenían suficiente privacidad aquí. Podía llevarla adelante, pero él tenía
otros planes para Evelyn hoy. Por otra parte, él podría tomarle un poco el pelo.
Se acercó con la protección solar en la mano.

— Tu espalda se está poniendo roja– Ella se levantó.

— ¿Lo está? No puedo ponerme ningún protector solar allí.

— Yo me ocuparé de ello– Se puso un poco de la crema en la mano y la frotó


sobre los hombros y la espalda, amando la sensación de su suave piel bajo sus
manos.

Tenía los ojos cerrados, la cabeza apoyada en sus brazos mientras él la


masajeaba. Y cuando ella gimió, su pene se endureció. Sería tan fácil abrir sus
piernas y lanzarse sobre ella con su polla, para montarla duro y rápido hasta que
ambos se corrieran.

En su lugar, frotó más loción sobre sus piernas, avanzando lentamente su camino
hasta los muslos. Escuchó el sonido de su respiración, luego separó las piernas
para deslizarse entre ellas, provocando el interior de sus muslos con sus dedos.
Ella se quedó sin aliento, pero estaba lánguida, no tensa. Confiaba en él.

No había otros barcos alrededor ya que este era un área restringida y que había
obtenido permiso para estar aquí hoy, así que no esperaba compañía. Mientras no
hubiera aviones sobrevolando, tendrían algo de privacidad. No necesitaría
mucho tiempo; él ya estaba aprendiendo su cuerpo. Desató el lado de su bikini.

— Gray– Su voz era apenas un susurro.

— Sí.
— ¿Qué estás haciendo?

— Voy a hacer que te corras. Relájate y déjame.

Nada que objetar, sólo una ligera elevación de su trasero mientras deslizaba su
mano por debajo de ella. Ella ya estaba húmeda, caliente y palpitante mientras
deslizaba su dedo dentro de ella.

— Oh– dijo ella, agarrando el dedo con su coño. Deslizó otro dedo dentro de
ella.

Se sentó junto a ella y usó su otra mano para encontrar su clítoris, acariciándola,
rodeando el nudo hasta que ella se arqueó contra él, su coño apretando alrededor
de sus dedos. Los sacó, a continuación, comenzó a follarla más rápido mientras
rodeaba su clítoris.

— Quiero follarte como estas. Conmigo detrás de ti, dentro de ti bombeando


duro y rápido hasta que ambos nos corramos.

— Sí– dijo ella, arqueando las caderas y golpeando hacia abajo, encontrando
cada golpe de sus dedos con los gritos de abandono. Fuera cuales fueran las
reservas u obsesiones que había tenido antes de que le hubiera conocido habían
sido borradas, porque cuando ella llegó, clavó las uñas en el cojín y se lo hizo
saber con una voz muy fuerte que hizo que su polla se contrajera.

— Oh, Dios, sí, me voy a correr.

— Eso es. Dame todo, nena.

Ella gritó y se onduló contra sus dedos hasta que estuvo sin aliento, sus caderas
colapsando contra los cojines. Él acarició su coño, tomándola de nuevo, y esta
vez, tomó un condón, se subió a su espalda y se bajó el bañador, deslizandose sin
esfuerzo en ella.

— Oh, por favor, cógeme, Gray– dijo ella, su coño una apretada vaina mientras
la llenaba.

Él había querido esperar, pero no pudo. Necesitaba estar dentro de ella,


necesitaba sentir su agarre, apretando alrededor de él, la agarró por las caderas y
estrelló su polla en casa.
— Joder. Sí– dijo mientras se hundía en profundidad, luego se retiró, sólo
empujó con más fuerza, más rápido, alcanzando debajo para acariciarle el
clítoris y llevarla al borde de nuevo.

Y cuando ella se corrió, se fue con ella, liberando ese deseo que había mantenido
bajo control durante todo el día, explotando dentro de ella con un fuerte gemido
mientras ella gritaba y se estiraba hacia él, corcoveando hacia él. Rodó a un lado
y arrastró a Evelyn contra él, sus cuerpos resbaladizos del sudor.

— Creo que estoy pegada a ti– dijo finalmente. Él sonrió.

— Protección solar y sudor.

— Buen combo.

— ¿Qué hay de otra ducha, esta vez sin los trajes de baño?– Ella se volvió para
mirarlo.

— ¿Te refieres… desnudos? ¿Aquí fuera en el océano?

— Sí.

— Eso podría conducir a relaciones sexuales, ya sabes– Él arqueó una ceja.

— ¿Podemos adecuarnos?

— O morir en el intento.

Ella se echó a reír. Se lanzaron a la ducha, donde se dieron cuenta de prisa que
Gray era demasiado grande y que no iba a ser posible que ambos cupieran en esa
pequeña ducha. Él esperó mientras Evelyn se enjuagaba, entonces saltó él.

Cuando salió, ella se había puesto la ropa y estaba de pie en el espejo del
pequeño dormitorio peinando su enredado cabello.

Sus miradas se encontraron en el espejo y ella le sonrió, un conocimiento, el tipo


de sonrisa de ‘yo acabó de tener sexo contigo y fue genial’. Le gustaba

esta mujer. Demasiado, probablemente, considerando todas las cosas.

Decidiendo que no quería reflexionar sobre las consecuencias de eso, subió las
escaleras para recoger el ancla y volver a la orilla.

Cap15

Sexo y un día de descanso era una gran manera de relajarse de toda la tensión
que había estado rondando a su alrededor durante demasiado tiempo. Evelyn

decidió que debería tal vez reflexionar sobre tomarse un día libre de vez en
cuando. Y tal vez empezar a tener relaciones sexuales con más frecuencia.

Ella no había estado tan relajada en demasiado tiempo. Tenía que darle las
gracias a Gray por eso. Después atracaron el barco-yate, no importa lo mucho
que quisiera argumentar que era sólo un ‘barco’, ellos se dirigieron de nuevo al
más que impresionante GTO de Gray, y tomaron el camino de la playa hacia
Daytona. Ella esperaba que él la llevara de vuelta a su hotel, por lo que se
sorprendió cuando él salió de la autopista y hacia la carretera justo en la playa.

— ¿A dónde vamos?– Preguntó.

— A mi casa.

Su casa. Cuando llegaron al final de la entrada y vio el océano, ella suspiró.

Tenía una hermosa y enorme casa, que estaba sentada justo en la playa.

— Esta es tu casa.

— Sí– Él entró en el garaje, que también era increíble, ya que parecía tener seis
garajes todos agrupados en un solo. Una de las puertas se abrió y él condujo el
GTO y aparcó.

La otra parte del garaje estaba oscura, así que cuando él se bajó del coche y
golpeó el interruptor de la luz, no pudo evitar la mirada de asombro que cruzó su
rostro. Había otros cinco coches allí, todos cubiertos con lonas. Era como
Navidad anticipada. Ella se quedó, después de que él recogió sus bolsas,
mirando a los coches cubiertos. Él sonrió y le cogió la mano.

— Te los voy a mostrar. En otro momento.

— ¿Realmente vas a hacerme esperar?


— Sí. La playa está ahí para que la exploremos. Pensé que podía ser que
desearas dar un paseo.

Ella lo hacía. Pero realmente quería ver los otros coches. De mala gana, se dejó
llevar dentro de la casa, que era magnífica, con vistas a la playa y el océano
desde casi todas las habitaciones. Había una enorme cocina con
electrodomésticos increíbles, una isla central de la cocina, y las más bellas

encimeras de mármol oscuro que había visto nunca. Ella pasó sus dedos sobre la
superficie lisa mientras se abrían paso hacia el comedor y una hermosa mesa
negra que podía albergar fácilmente una docena de personas.

El salón estaba en un nivel más bajo y lleno de cuero y muebles de cromo. Sin
embargo, tenía un sentimiento hogareño, no frío y masculino. Los pisos blancos
sin duda ayudaban a aclarar todo, al igual que la gran cantidad de piso a techo
que mostraba las increíbles vistas. Ella se volvió hacia él.

— Esto es increíble. No sé cómo has podido salir de este lugar– Él sonrió.

— Es difícil a veces, pero me encanta mi trabajo, así que lo hace más fácil.

— Me imagino que sí– Su mirada revoloteó a la escalera de caracol–

¿Habitaciones arriba?

— Sí– Sus labios se levantaron en una sonrisa– Vamos a llegar a ellas más tarde.
¿Qué tal un paseo?

— Por supuesto– Salieron de nuevo a la terraza y por las escaleras hacia la


playa. Estaba aislada, la casa más cercana bastante lejos.

— Tienes que tener un montón de tierra– dijo mientras se abrían camino hacia el
sur a lo largo de la orilla.

— Un poco. Me gusta mi privacidad.

— ¿Por todas esas fiestas salvajes que tiras cuando estás aquí?

— He sido conocido por tener algunas durante la temporada baja. Pero yo no


diría que son salvajes. Es sólo que no quiero que mi vecino más cercano pueda
echar un vistazo a mi habitación– Ella levantó la mano para protegerse la cara
del sol, tratando de adivinar a qué distancia estaba la casa más cercana.

— No creo que tu vecino más cercano pueda ver en tu habitación con un


telescopio de alta potencia– Él se echó a reír.

— Justo como me gusta.

Las olas batían a la orilla, arrojando agua espumosa sobre sus pies y tobillos.

El agua fría se sentía bien mientras caminaban su camino hacia la playa.

Evelyn se preguntó cómo sería tener una casa como la que Gray tenía, para
poder sentarse en su terraza y ver las olas romper y salir.

No es que ella quisiera hacer de este su hogar permanente. ¿Pero una casa de
vacaciones? ¿Un lugar para traer a los niños? Y el perro, definitivamente quería
tener un perro o dos. Tal vez un labrador, que quisiera dar un salto en el océano
para ir a buscar una pelota o un frisbee. Ella se echó a reír. Era siempre divertido
planificar su familia imaginaria. La única que probablemente nunca tendría.

— ¿De qué te ríes?

Ella levantó la mirada hacia él, podía imaginar un hijo de pelo oscuro con la
barbilla obstinada de Gray, o una niña con sus ojos. Guau. Sacudiendo esos
pensamientos de inmediato, ella le sonrió.

— Sólo jugando el juego del ‘y sí’ mientras caminamos.

— ¿Sí? Dime.

— Oh, no era nada, en realidad– Él le apretó la mano y tiró de ella hasta


detenerse.

— Evelyn. Dime.

— Estaba soñando despierta sobre tu gran casa, con su impresionante vista al


mar, pensando en lo que podría ser vivir en un lugar como este. Entonces decidí
que no necesariamente quería pasar el resto de mi vida aquí, pero podría ser
bueno tenerlo para casa de vacaciones, que me gustaría llevar a mis hijos
imaginarios junto con mis perros imaginarios aquí para las vacaciones.

Incluso tuve mis perros imaginarios yendo a buscar discos voladores hacia el
agua– Sus labios se curvaron, y ella quiso trazar esa sonrisa con sus dedos.

— ¿Sí? Eso suena como un buen plan. Debes agregarlo que en tu lista de tareas
de ‘cosas por hacer algún día’.

— No creo que tenga una lista así– Volvieron a caminar.

— Debieras. Todo el mundo debería tener una lista como esa.

— ¿Tú sí?

— Uh... no– Ella se empujó contra él y se echó a reír.

— ¿Entonces por qué me dices que debo tener una?

— Debido a que es una buena idea, ya que tienes intención de convertirte en


Presidente de los Estados Unidos y todo. Debes empezar a trabajar en todas esas
metas. Como casarte y tener hijos y un perro. No vas a conseguir ser elegida
presidente estando soltera.

— Estoy demasiado ocupada consiguiendo que alguien sea elegido en estos


momentos. Me preocuparé por mí más tarde– Se detuvo de nuevo y la atrajo
hacia él.
— Debes ponerte en primer lugar con más frecuencia– Ella había pensado lo
mismo esta mañana, cuando se dio cuenta de lo mucho que estar con Gray la
había ayudado a relajarse.

— He pensado en eso.

— ¿Lo has hecho?

— Sí. Estoy muy relajada en este momento. Y gracias a ti, he decidido que debo
tomar más tiempo de inactividad.

Deslizó sus dedos por la espalda, por lo que deseo que todavía llevara su bikini
en vez de una camiseta sin mangas y pantalones cortos. Había amado el tacto de
sus manos sobre su piel desnuda cuando estaban en el barco. Y lo que le había
hecho a ella, la forma en que la había hecho añicos. No estaba segura de que
ningún hombre hubiera aprendido su cuerpo tan rápidamente, o si alguno
quisiera nunca hacer que se corriera de la forma que Gray podía. Un
pensamiento peligroso, porque no quería hacerse un apego emocional a él.

Era sólo sexo alucinante, el sexo realmente impresionante, pero eso es todo lo
que era, así que hacer más de ello de lo que era sólo la haría sentirse miserable
cuando todo terminara. Y esa fue la dura verdad que tenía que enfrentar.

Quería algo más que sexo, y ya era hora de que ella comenzara a hacer algo al
respecto.

Pero ella no iba a hacer algo al respecto con Gray Preston. Él no era del tipo

‘para siempre jamás’, dos hijos, un gran patio, establecerse y ser su apoyo
mientras ella se apresuraba a través de su carrera política. Él estaba corriendo
coches y estaba en la carretera diez meses de cada año. Y eso no encajaba con su
estilo de vida, más que el de ella encajaba con el suyo.

Esta era una aventura. Una gran aventura, pero cuando todo terminara irían por
caminos separados, y luego se vería en conseguir esa casa con el gran patio y el
columpio de neumáticos. Él alzó la barbilla con sus dedos y su mirada se
encontró con él, su cuerpo de fusión bajo el calor de sus ojos color whisky.

— ¿Te perdí?– Todavía no. Pero con el tiempo, ella le perdería a él, sus grandes
manos, su increíble cuerpo, y la forma en que él la hacía sentir cuando la tocaba.

— No. Estoy aquí– Que era donde ella se quedaría. En este momento, no
encerrada románticamente sobre lo que podría ser, en algún lugar en el camino
de su futuro. En algún lugar lejos en el camino.

Él rozó sus labios con los de ella y ella se fundió con él, y cuando él exploró su
boca con la lengua, la abrió para él. Envolvió sus brazos alrededor de ella y tiró
hacia sí. Aquí, en la playa, con la piscina de agua fría del océano bajo sus pies,
aún podía calentar su cuerpo

hasta que hirviera. Sacó su boca de la de ella, su mirada entornada y llena con un
hambre que hizo que su pulso latiera erráticamente.

— Vamos a volver a la casa.

Ella asintió con la cabeza y él cogió su mano. Esta vez, su andar fue más rápido
mientras su pulgar dibujaba círculos perezosos en la parte superior de su mano,
volviéndola loca. Sentía la piel en llamas, en sintonía con su toque.

En el momento en que subían las escaleras de atrás y cruzaban por la puerta,


estaba lista para rasgarle la ropa con los dientes.

Al parecer, él sentía lo mismo, ya que arrancaron sus zapatos justo dentro de la


puerta y él la tiró por las escaleras, ambos sin aliento por la carrera

alrededor de la playa. No hubo recorrido por las habitaciones. Él abrió la puerta


del dormitorio y consiguió la más elemental visión más de un atisbo de luz
filtrado por las ventanas y un balcón increíble antes que Gray la cogiera en
brazos y la tirara en una cama muy grande y suave. Cayó en una masa de mantas
y se rió cuando Gray se subió encima de ella.

Le enmarcó su rostro y la besó, su erección frotándose contra ella,


humedeciéndola, preparándola para él. Ella se quitó el top, y cuando él llegó a
sus pantalones cortos, ella levantó las caderas, ansiosa por conseguir sacar su
ropa del camino. Él se puso de pie y ella sonrió mientras arrancaba la camisa y la
tiraba a un lado. Contenta sólo de ver, él dejó caer sus pantalones cortos,
mientras surgía su pene duro. Ella le cogió, acariciándolo desde la base hasta la
punta.
— Dios, me gustan tus manos sobre mí– dijo, enredando sus dedos en su pelo.

Tragó saliva, con la garganta seca mientras ella lo miraba y vio el deseo en su
rostro. Él ni siquiera intentó ocultar el hambre que sentía por ella. Tantos
hombres jugaban a ser fríos, parecían querer ese tipo de poder sobre una mujer,
que ella fuera la que los necesitara y que a ellos no les importaba. Pero el rostro
de Gray estaba grabado con necesidad mientras ella movía su mano sobre él, y
ella sabía lo mucho que ansiaba su toque. En eso, ella tenía todo el poder, lo que
sólo acentuaba su propio deseo. Esta verdadera expresión de la sensualidad, de la
intimidad, fue una revelación. Ella acercó sus rodillas.

— Tócame. Necesito tus manos sobre mí, también.

Él llegó a su espalda y le desabrochó el broche de su sujetador, tirando de él y


tirándolo al suelo. Se quedó en la cama, agarrándose a sus hombros mientras
sacaba sus bragas por sus piernas. Empezó a bajar hacia colchón de nuevo, pero
Gray dijo

— Quédate ahí.

Ella se aferró a él y él le tomó los globos de su trasero, atrayéndola hacia su


boca. Ella se estremeció cuando él encontró su sexo, su lengua serpenteando
curvandose alrededor de su clítoris.

Ella bajó la vista y lo miró, este punto de vista era tan diferente que cualquier
cosa que hubiera experimentado jamás mientras él se mantenía firme a ella y

le volvía loca con su boca y su lengua, el buceando para lamer y chupar hasta
que estaba segura de que no sería capaz de soportar. Pero lo hizo, porque ansiaba
el orgasmo que atraía cada vez más cerca mientras chupaba su clítoris y
deslizaba un dedo en su coño follándola.

— Gray– susurró ella, tan cerca que sus piernas temblaban.

Murmuró contra ella, aplanando su lengua a lo largo de su sexo hasta que ella
sabía que se iba a correr. Pero aun así, se contuvo, con ganas de prolongar el
placer más dulce imaginable hasta que no pudo más. Y cuando llegó, él le clavó
los dedos en sus nalgas, sosteniéndola mientras él le lamía a través de un
orgasmo demoledor que la mareó. Cayó en la cama y Gray tiró de ella hasta el
borde, su polla moviéndose cerca de sus labios.
— Ahora, chúpame y hazme correr, justo así.

Todavía jadeando, su coño todavía tenía espasmos de las secuelas de un orgasmo


alucinante, abrió la boca y deslizó su polla dentro. Cerró los labios sobre su eje y
lo dejó alimentarla con su polla. Él agarró la parte posterior de su cabeza y se
deslizó dentro y fuera.

— Joder. Sí, me gusta eso– dijo, y ella podía decir por la forma en que su mirada
estaba clavada en su rostro que le gustaba tenerla a su merced.

Le gustaba el sabor de él, dándole el mismo tipo de placer que él le dio. Ella se
movió, rodando sobre su espalda y dejando caer su cabeza hacia abajo de la
cama para que pudiera ver su polla ir por su garganta.

— Cristo, Evelyn– Se inclinó sobre ella, bombeando su polla entre sus labios
mientras masajeaba sus pechos. Ella alcanzó entre sus piernas, tan atrapada en el
momento, sus sentidos agudizados por su toque y la forma en que la miraba que
no podía dejar de querer correrse de nuevo.

– Me estás volviendo loco haciendo eso– dijo, con la voz tensa por la tensión
mientras deslizaba su polla sobre su lengua. Ella le sujetó firmemente, cerró la
boca y tragó mientras movía su mano sobre su clítoris y el coño, con ganas de
correrse cuando él lo hiciera.

Él pasó los dedos sobre sus pechos, burlando sus pezones, tirando de ellos hasta
que el placer entre sus piernas se intensificó. Estaba tan cerca de llegar que tuvo
que aguantar. Quería que se corriera con ella.

— ¿Estás lista para correrte?– Preguntó– Voy a entrar en tu boca, Evelyn.

Quiero correrme con fuerza.

Ella tarareó contra la punta de su pene y deslizó sus dedos en su coño, frotándose
contra su clítoris hasta que ella no pudo contener el orgasmo que venía. Gimió
cuando se corrió.

— Joder, sí– gritó Gray, y estalló en su boca. Ella se arqueó contra el clímax
duro tragando todo lo que le dio, con ganas de prolongar el de él. Cuando estuvo
suave en su boca, le soltó, chasqueando la lengua en la cabeza.
Cayó sobre la cama junto a ella y la atrajo hacia él. Le tomó unos minutos para
recuperar su orientación, pero finalmente consiguió dar un vistazo a la
habitación de gran tamaño, el balcón envolvente, y los increíbles muebles de
arce que parecían que había sido elaborados a mano.

— Bonita habitación– dijo finalmente. Él se echó a reír, y luego la arrastró fuera


de la cama.

— Espera a ver el baño.

Estaba en lo cierto. Una ventana con vistas al océano le llamó la atención de


inmediato, pero la ducha era decadente, con sus múltiples cabezales de ducha y
bañera de hidromasaje con tantos chorros de masaje que estaba decidida a tomar
un baño en ella antes de irse. Se duchó, se vistió y luego bajaron.

— ¿Tienes hambre?– Preguntó.

— Sí. Todo ese sexo impulsó mi apetito.

— Esperemos que impulse el apetito para más sexo– Ella arqueó una ceja.

— En este momento se está impulsando mi apetito por la comida– Abrió el


refrigerador.

— ¿Pollo?

— ¿Cómo tienes comida en tu nevera?

— Mi equipo sabe mi agenda. Se aseguran de que la casa está bien abastecida


cuando voy a estar en casa– Qué terriblemente conveniente.

— Fantástico– Ella se acercó a él– Voy a hacer una ensalada. Y puedo asar
algunas verduras– Él frunció el ceño.

— ¿Sin papas al horno?– Después de agarrar lo que ella quería sacar de allí,
cerró la puerta de la nevera.

— Un poco de comida saludable no te va a matar. Además, necesitas las


vitaminas adicionales, con todo este sexo que estamos teniendo.
— Necesito los carbohidratos extra para hacer frente a todo este sexo que
estamos teniendo– Ella no pudo resistirse a la sonrisa.

— Lleva el pollo a la parrilla. Voy a preparar la verdura y hago la ensalada– Él


colocó el pollo en un plato, y luego se quejó

— Sigo pensando que una papa al horno sería mejor.

— Quejica. Ve.

Después de la cena, tomaron un largo paseo por la playa. El sol se había puesto y
el océano era de plata y espectacular a la luz de la luna.

— Podría acostumbrarme a esto– dijo, sosteniendo la mano de Gray, cuando


tomaban un paseo lento– Podría pegarme como una de tus groupies y dejar mi
carrera en la política y decidir invadir tu propiedad aquí–Se detuvo, la miró en
silencio. Esperaba que él supiera que ella estaba bromeando.

— ¿Limpias ventanas? Debido a que es difícil encontrar buenas amas de casa


aquí– Ella resopló una carcajada.

— Tristemente, soy muy mala en la limpieza–Suspiró.

— Entonces me temo que es un no.

— Maldita sea. Yo ya estaba empacando mentalmente las maletas. Pero sólo si


dejas las llaves de todos los coches que has estacionado en el garaje.

— ¿Sí?, eso no va a pasar– Ahora ella se detuvo, tirando de su mano para


detenerlos.

— ¿No me confiarías tus preciosos clásicos?

— No en tu vida. Yo soy el único que conduce a esos bebés.

— ¿Qué sucederá cuando algún día te cases y tu esposa quiere andar en ese
GTO? ¿Vas a decirle lo mismo?

— Diablos, sí. No quiero una mujer, recién llegada de su manicura, recibiendo


esmalte rosa en uno de mis coches– Ella puso los ojos.
— Es algo bueno que lo haya mencionado. Tendrás que estar seguro de tener el
‘no conducir mis carros deportivos’ incluidos en el acuerdo prenupcial– Él se
quedó en silencio. Se preguntó si todo el asunto del matrimonio y acuerdo
prenupcial era un punto delicado para él de alguna manera– ¡Uh oh! Toqué un
punto sensible, obviamente. ¿Alguna vez has estado lo suficientemente
comprometido como para acercarte al matrimonio?– Preguntó. Él sonrió.

— No hay llaga en absoluto. Sólo estoy haciendo una nota mental acerca del
acuerdo prenupcial sobre ‘no conducir los coches’. Y no, nunca he llegado
remotamente cerca de matrimonio todavía. ¿Y tú?

— No. Pero créeme, tengo mi contrato prenupcial ya planeado– Se volvió hacia


ella.

— ¿Lo tienes?

— Diablos, sí. Tengo que proteger todos esos activos en mi apartamento de


novecientos metros cuadrados. De ninguna manera un tipo va a tener sus manos
codiciosas sobre mi mascota George Washington Chía– Él se echó a reír, y luego
la agarró por la cintura.

— Sabelotodo– Ella gritó cuando él la levantó y la sostuvo por encima del agua,
amenazando con dejarla caer en las olas. Pero entonces él la dejó en la arena, y
la miró.

— ¿Qué te gustaría hacer ahora?– Ella le dio una sonrisa.

— ¿Qué tal un paseo por los coches en tu garaje?

Cap16

Una por una, Gray levantó las cubiertas de sus coches deportivos. En primer
lugar el Mustang ‘69, seguido del Firebird ‘70, el Chevelle ‘67, el Charger Hemi
’69, y finalmente el Shelby GT ‘68. Con cada revelación, Evelyn se quedó sin
aliento con deleite.

Tuvo que admitir, secundaria a las carreras, estos coches eran lo que lo
impulsaba. No tomaba mucho orgullo en las posesiones, francamente le podría
dar una mierda si vivía en una casa de varios millones de dólares en la playa o
un apartamento de una habitación en alguna parte. Las cosas materiales no eran
importantes para él. Pero estos coches lo eran, porque representaban la única
cosa que él disfrutaba de los coches más rápidos.

— ¿Puedo acercarme?– Preguntó.

— Puedes tocar. No te preocupes por eso– Ella pasó sus dedos a través de la
campana de la Chevelle, casi con reverencia. Se volvió hacia él.

— Cuando estaba en la universidad, había un chico en mi clase de gobierno que


tenía un coche similar a éste. Lo conducía a clase todos los días y cuando estaba
caminando alrededor, me gustaba oír el rugido del motor. Nunca dejaba de hacer
que los pelos de la nuca se me levantan. Tenía que cruzar el estacionamiento
para llegar al edificio, así que me encontré flotando fuera y esperando a que
apareciera para que yo pudiera verlo tirar ese coche en el aparcamiento– Se
apoyó en uno de los coches.

— Por lo tanto, tenías algo con él, ¿eh?– Ella se echó a reír.

— No, yo tenía algo con su coche.

— ¿Saliste con él?

— No. Yo era muy... estudiosa en aquel entonces, muy centrada en la escuela y


no tanto en chicos. Pero oh, él tenía un coche caliente.

— Eso es lo que sigo diciendo. Te perdiste en tener un tipo que te llevara a altas
velocidades montando en un coche deportivo– Ella lanzó una mirada por encima
del hombro al Chevelle.

— Se podría rectificar eso ahora, ya sabes– Le encantaba que compartiera su


pasión por estos coches, aunque ella aún no era consciente de ello.

— Claro. Elije uno– Ella ni siquiera lo dudó. Señaló el Chevelle

— Éste. Definitivamente.

— De acuerdo– Se acercó y tiró las llaves de la rejilla– Entra.

Sus mejillas estaban rosadas de la emoción, se deslizó en el asiento del


acompañante, mientras que Gray apretaba el botón de la puerta del garaje. Se
abrochó el cinturón, puso el coche en marcha y salió, luego se dirigieron a la
carretera, sabiendo exactamente que lo llevaba a un tramo de carretera desierta.
Cuando salió, la carretera estaba completamente negra.

— ¿A dónde vamos?

— A ningún lugar especial– dijo, y se relajó, soltó el embrague, y pisó el


acelerador, poniendo la velocidad a tope, consciente de sus alrededores. No
había nadie en este camino.

Había probado los coches antes, así que sabía que tenía viento en popa para los
próximos kilómetros. Consiguió subirlo a ciento veinte, bastante lento para sus
estándares, pero para el momento en que desaceleró a menos de sesenta, dio un
vistazo por encima a Evelyn. Tenía un apretón de muerte en el asiento y el
reposabrazos y sus mejillas estaban de color rosa oscuro. Él se detuvo.

— ¿Estás bien?– Preguntó. Poco a poco volvió la cabeza para mirarlo.

— Oh. Mi. Dios– No sabía si eso era algo bueno o algo malo, al menos hasta que
rompió en una amplia sonrisa y le preguntó

— ¿Podemos hacerlo de nuevo?– Él se echó a reír

— Claro. Voy a dar la vuelta y vamos a golpear el camino de regreso.

Él redujo la marcha de nuevo, entonces subió la velocidad, esta vez un poco más
rápido. Claro, él estaba exhibiéndolo para ella, pero también sabía las
capacidades de este coche y no haría nada que sobrecargará el motor. En el

momento en que desaceleró, ella tenía su mano en su muslo y se aferraba


firmemente.

— ¿Estás bien?– Preguntó con una carcajada mientras se ponía al lado de la


carretera.

— ¿Honestamente? Me hizo humedecer– Lo que hizo que su polla se

endureciera al instante.

— ¿Cuán húmeda?– Ella le dio una mirada directa del tipo que un hombre
definitivamente prestaría atención.

— Tienes un condón contigo y te mostraré cuan humeda.

Gracias a Dios que había empujado uno en el bolsillo de sus pantalones antes de
salir esta noche, sólo en caso de que algo como esto pudiera llegar. Y

alguien estaba definitivamente arriba. Apagó el motor, metió su pie en el freno


de emergencia, y metió la mano en el bolsillo, para recuperar el condón.

— Lo que pasa es...– Ella se deslizó de sus sandalias y se desabrochó sus


pantalones cortos.

— ¿Cuán solos estamos aquí?– él abrió la cremallera de sus pantalones


vaqueros.

— Lo suficientemente solos. Saca esos pantalones cortos y ven aquí.

Fue una ráfaga de actividad mientras movía el asiento hacia atrás tanto como
pudo mientras Evelyn bajaba sus pantalones cortos y las bragas. Cogió el
paquete de condones de sus manos y rasgó el envoltorio mientras que él sacó la
polla y encogió los vaqueros y bóxer hacia abajo lo suficiente para sacar su
polla. Ella le puso el condón, riendo mientras lo hacía.

— Me siento como una adolescente, sólo que nunca hice nada de esto cuando
era adolescente– Él la agarró y la besó hasta que sus bolas palpitaban, luego le
lamió el labio inferior.

— Nena, lo que te perdiste– Ella apoyó las manos en sus hombros.

— Es hora de empezar rectificar eso– Ella se sentó a horcajadas y él la agarró de


las caderas, aferrándose a ella mientras se deslizaba hacia abajo sobre su polla
dolorida.

— Oh, sí– dijo, mirando a su eje de desaparecer entre sus dulces labios de la
vulva.

— Eso se siente bien– Ella inclinó la cabeza hacia atrás, su cola de caballo
flotando en la luz de la luna. Deslizó la mano bajo su camisa y sacó las copas de
su sujetador hacia abajo para poder llegar a sus pechos mientras se balanceaba
hacia atrás y hacia adelante sobre su polla.

Cuando ella lo miró a los ojos, se inclinó hacia delante y le dio un beso, un beso
tan abrasador cuyo calor podía hacerlo explotar en estos momentos. Pero él
aguantó, con ganas de que ella se corriera. La expresión de su rostro era tan
hermosa, como ella lo montaba, arrastrando su clítoris sobre su carne, sus labios
abiertos mientras respiraba con dificultad. Ella le agarró la mano y la puso sobre
su clítoris.

— Tócame– susurró– Hazme correr.

Dios, amaba que ella fuera tan abierta, tan expresiva y con ganas de explorar
cosas nuevas. Se movió hacia atrás para poder tener un mejor acceso y frotar su
clítoris, dándole la fricción que necesitaba arqueando sus caderas hacia arriba.
Los sonidos que hacía le dijeron que estaba cerca, lo que era una maldita buena
cosa ya que le estaba matando no correrse.

Y cuando ella se apretó alrededor de él y dejó escapar un grito ronco, se dejó ir,
agarrando su cadera con una mano mientras seguía frotando su clítoris con la
otra, liberándose y sacudiéndose mientras se corría con ella. Ella le clavó las
uñas en el hombro y montó su propio orgasmo hasta que se derrumbó contra él,
sus labios apretados contra su cuello.

Le tomó un tiempo levantar la cabeza. Su cabello estaba despeinado, su cola de


caballo se había deshecho, sus labios estaban hinchados por sus besos, y un
tirante del sujetador asomaba de su camiseta sin mangas. Ella nunca se había
visto más sexy.

— Tu pobre e inmaculado coche– dijo, suavizando su mano sobre el respaldo del


asiento.

— El coche está bien– dijo, tirando de ella hacia adelante para un largo, largo
beso que hizo que su polla volviera a la vida de nuevo. Cuando la soltó, ella
arqueó una ceja.

— Por mucho que me encantaría la segunda ronda, mis caderas se

encalambraran de estar en esta posición– Él se rió y ella se arrastró hasta el


asiento del pasajero. Arreglaron sus ropas y encontró su coleta en el suelo de su
lado del coche.
— Probablemente parezco que he estado bebiendo toda la noche– dijo,
mirándose a sí misma en el espejo retrovisor. Él le agarró la mano.

— Te ves bien y realmente bien follada, lo que te hace ver sexy como el infierno,
y preciosa– Ella sonrió.

— Bastante bien.

Ellos se pusieron el cinturón de seguridad y arrancó el coche. Que gruñó a la


vida y lo puso en primera, en dirección hacia la casa. Era tarde, y sabía que
mañana, el cuatro de julio, sería un gran día. Mañana, tendría que enfrentarse a
su padre otra vez. El tiempo de la diversión había terminado. Se metió en la
cama y él jaló a Evelyn contra él.

— Tuve un dia maravilloso hoy–dijo ella mientras apoyaba su cabeza en su


pecho– Gracias.

— De nada. Gracias por pasar el día conmigo.

Se quedó en silencio mientras miraba afuera y escuchaba las olas del mar. La
única cosa que más amaba de estar aquí era el océano, lo que siempre podría
borrar cualquier pensamiento que lo atormentara y le adormecía. Esta noche no,
sin embargo.

— No estas durmiendo– dijo Evelyn, alisando su mano sobre su pecho. Él la


miró.

— Si estás notando que no duermo, entonces tú tampoco– Ella le sonrió.

— ¿Tienes algo en mente? ¿Mañana, tal vez?

— Tal vez– Ella se sentó.

— ¿Quieres hablar de ello?

Ni siquiera quería pensar en ello. Él tiró de ella hacia abajo y le alisó la mano
por el pelo, contento de recordar el día que había tenido con esta mujer
extraordinaria. Se negó a dejar que los pensamientos sobre su padre arruinaran lo
que había sido un día tan especial. Un día de relax. Un día que había necesitado,
uno que le había sorprendido realmente. Evelyn lo sorprendía continuamente.
— No. No hay nada de qué hablar. Es sólo un día.

— Sí, lo es– Pasar la mano por los sedosos mechones de su pelo tenía un efecto
calmante sobre él. Cerró los ojos y dejó que el sueño lo reclamara.

Cap17

Gray no había contado con que el jet privado de su padre los recogiera en el
aeropuerto y les llevara a Oklahoma, pero no debería haberle sorprendido. Se
imaginaba que Evelyn les habría reservado un vuelo comercial, pero ella dijo
que era más fácil para ellos usar el avión del senador.

Gray hacía tiempo que había dejado de hacer uso del dinero Preston para
cualquier cosa, que no fuera el dinero que su abuelo le había dejado
específicamente para su uso. De lo contrario, él que había hecho por su cuenta
mediante el trabajo duro y ganando su propio dinero.

Él no había volado en el avión Preston en años. Por otra parte, él no había estado
en el rancho en un largo tiempo, tampoco, mientras uno de los coches de su
padre los llevaba desde el aeropuerto hasta el rancho, se preguntó cuánto, si
acaso, había cambiado.

Él y su madre por lo general se reunían en terreno neutral, lo que no le sentaba


bien a ella, pero era lo que era y así es como las cosas tenían que ser en estos
días. Él no venía a casa para las vacaciones, más porque sabía que su padre
estaría allí. Su hermana menor, Carolina, no apreciaba eso, tampoco, pero ella
había sido siempre la niña de papá. Ella adoraba a su padre, y Gray nunca se
pondría en el camino de su relación. Echaba de menos a su hermana, pero había
otras maneras de verla también, aunque ella estaba ocupada con su propia vida.
Al menos ella aparecería en algunas de sus carreras al año y los dos se ponían al
día en la vida del otro.

— ¿Conoces a mi hermana?– Le preguntó a Evelyn mientras montaban en el


asiento trasero del coche privado. Evelyn sonrió.

— Sí. Veo a Carolina mucho cuando ella visita a tu padre en Washington. Nos
hemos convertido en amigas. No puedo esperar a verla hoy y ponerme al día.

Había una dinámica interesante. Evelyn y su hermana, amigas. No había


esperado eso.
— Te agradecería si mantienes lo que está pasando entre nosotros, entre
nosotros– Ella ladeó la cabeza hacia un lado.

— Por supuesto, Gray. Soy muy discreta– Ella le dio una rápida mirada a la
pantalla privada entre ellos y el conductor antes de cambiar su mirada de

nuevo a los suyos– También apreciaría tu discreción. Aunque no creas en gran


parte de la política de tu padre, mi trabajo es muy importante para mí. Si tu padre
detecta cualquier irregularidad, o piensa que no estoy dando a esta campaña todo
de mí, podría poner mi posición con él en peligro.

Nunca había pensado en ello desde su posición, sólo en cómo todo lo que tenía
que ver con su padre, con su familia, le afectaba. A veces, él realmente era
demasiado insensible. Él tomó su mano y le dio un beso en la parte posterior de
la misma.

— A pesar de lo difícil que va a ser mantener mis manos lejos de ti hoy, señorita
Hill, voy a hacer mi mejor esfuerzo para fingir que sólo estamos trabajando
juntos. Incluso voy a dejar que mi padre sepa lo mucho que me molesta tu
injerencia en mi vida cotidiana– Ella le dio una brillante sonrisa.

— Eso sería perfecto. Y hablando de mi intromisión en su vida– Ella sacó su


ordenador portátil– Esta es la agenda para hoy, incluyendo las oportunidades de
medios y lo que planeo publicar en tus cuentas de redes sociales. Me gustaría tu
aprobación antes de que estés demasiado ocupado con cosas de la familia.

Él le echó un vistazo. Fiel a su palabra, mantuvo todo bastante benigno, la


información que se había puesto en conjunto sólo decía que iba a pasar las
vacaciones con su familia, incluyendo a su padre, el senador y su madre. Nada
de campaña, al menos no todavía, aunque ella había mencionado que estaría
tomando fotos durante todo el día. Podrían ir sobre eso más tarde.

— Esto se ve bien– dijo, deslizándole los nudillos por la mejilla– Gracias por
comprobarlo conmigo.

— De nada. Gracias por dejarme publicar algo acerca de hoy.

— De nada– Su mirada se detuvo en la de él. Iba a ser difícil no tocarla hoy.

El día anterior había sido genial, porque había estado libre para estar con ella,
pasar tiempo con ella, y para poner sus manos sobre ella cada vez que le daba la
gana. Hoy volverían a ser extraños profesionales de nuevo.

— ¿Has estado en el rancho antes?– Ella negó con la cabeza.

— No. Estoy emocionada de verlo. Tu padre habla mucho sobre él, y a tu madre
le encanta este lugar. Ella me dice que no puede esperar a que tu padre se retire
para que puedan pasar más tiempo aquí– No podía imaginar que su padre se
retirase nunca de la política.

— Qué podría ser un buen tiempo, especialmente si consigue la nominación VP


y ganan.

— Eso es cierto.

El coche se detuvo por un camino de tierra. Gray tuvo que admitir que tenía
ganas de visitar el rancho, y cuando se detuvieron en la puerta principal y vio

‘Preston Ranch’ escrito en hierro, tomó una respiración profunda. Dejando sus
problemas con su padre a un lado, se trataba de casa. Miles y miles de hectáreas
de casa.

— Guau– dijo Evelyn, acercándose a la ventana para mirar hacia fuera cuando se
dirigían más allá de una manada de ganado. Ella arrastró su mirada lejos de la
ventana– He leído los libros acerca de tu padre y estudié su biografía
ampliamente, así que sé que el rancho ha estado en su familia por

generaciones, pero verlo en persona es un espectáculo para la vista– Él sonrió.

— Sí, fue un privilegio crecer aquí. Aprendí mucho de mi abuelo.

Condujeron el kilómetro y medio hasta la casa del rancho. El coche se detuvo y


Gray se bajó y le tendió la mano a Evelyn. Ella salió y quiso tirarla contra él y
besarla. Se veía tan fresca y linda en sus pantalones blancos y top de rayas azul
marino. Se había recogido el pelo hoy, ya que estaba más caliente que un
incendio forestal aquí. Eso era lo único que recordaba de las barbacoas de la
familia del cuatro de julio. Siempre se puede contar con tener ampollas. Por otra
parte, estaba la piscina para enfriar las cosas. Quizás Evelyn se ponía su bikini
hoy. Tenía que pensar en aspirar.
— ¿Estás listo para esto?– Preguntó. Él dibujo una sonrisa.

— ¿Y tú? Hay un montón de miembros de la familia aquí. Además, podría haber


invitado a algunos de mis amigos– Sus cejas se levantaron.

— ¿En serio?

— Sí. Algunos de mis amigos de la universidad están en la ciudad para un torneo


de golf de caridad. Me pidieron participar, pero yo quería un poco de tiempo de
inactividad en mi casa en Florida, así que les rechacé.

— Oh, eso está muy mal, pero estoy deseando conocer a tus amigos– Él se echó
a reír.

— Espera a reunirte con ellos antes que digas eso– La condujo a través de la
puerta principal de la casa, una ráfaga de aire frío al instante le enfrió.

— Oh, esto es precioso– dijo Evelyn– Tiene la marca de tu madre en él.

— Sí– dijo, sonriendo al ver la sencillez que era la señal de su mamá.

Siempre había amado la casa de dos pisos. Cuando era un niño le había parecido
como una mansión. Demonios, incluso ahora, era de gran tamaño y su madre se
quejaba de que estaba esperando que él y Carolina la llenaran con nietos. Él
seguro que no estaba listo para eso, y Carolina estaba ocupada para convertirse
en la próxima gran diseñadora de moda, por lo que dudaba que estuviera
haciendo bebés en corto plazo. Hablando de su madre, siempre la anfitriona de
ojos de águila, los vio en la multitud y se acercó a toda prisa para saludarlos. Ella
envolvió Gray en un abrazo.

— Gracias por venir– dijo ella, y después de que él le devolvió el abrazo, ella se
apartó, pero no la soltó de sus manos– No estaba segura de que vendrías.

— ¿Con mi guardaespaldas aquí? ¿Crees que tuve la oportunidad de decir que


no?– Su madre miró a Evelyn y sonrió.

— ¿Así, que está haciendo un buen trabajo?

— Ella es un dolor en el trasero.


— Grayson. Cuida tu lenguaje– Su madre lo soltó y abrazó a Evelyn– Estoy tan
feliz de verte. ¿Eso es lo que ser hijo significa para ti?– Evelyn dio a Gray un
mirada.

— Nada que no pueda manejar. No olvides, nado con tiburones todos los días–

Su madre le dio una palmadita en el hombro a Evelyn.

— Eso es tan cierto. Pero no aceptes ninguna impertinencia de él. Puede ser…

difícil de manejar a veces.

— Hey. Estoy de pie aquí, mamá– Ella le guiñó un ojo, luego enrolló su brazo en
el de Evelyn.

— Vamos a encontrarle a ambos algo de beber. Vamos, Grayson.

Y así como así, tenía ocho años de nuevo, caminando detrás de su madre. Él
puso los ojos y les siguió hasta el patio trasero. Había niños en la piscina y por lo
menos un centenar de personas esparcidas sobre el jardín trasero. Carpas de
sombra se han establecido por toda la propiedad, la cerveza y el whisky eran
abundantes, y el olor de la barbacoa permeaba toda la zona. Era un caos
controlado, y había un montón de empleados presentes para asegurarse que todos
fueran atendidos. Típica fiesta Preston.

Su madre había desaparecido en algún lugar con Evelyn, mientras que había
estado boquiabierto, por lo que tomó una cerveza y se acomodó en contra de la
pared, saludando a primos, tíos y tías y haciendo lo posible por ignorar los tipos
de política evidentes que podía detectar a diez millas de distancia. A pesar de
que todos estaban en traje casual, él sabía quién estaba aquí para disfrutar de las
vacaciones y quién estaba aquí para ganar el favor político con su padre.

Hablando de eso, vio a su padre rodeado por un círculo de hombres, sin duda,
hablando del estado del país y cómo su adversario político no podía resolver
esos problemas. Su padre parecía estar disfrutando de ser el centro de atención
mientras los hombres colgaban de sus palabras. Sí, algunas cosas nunca
cambian.

— No puedo creer que apareciste– Ante el empujón en la espalda, se dio la


vuelta y agarró a su hermana en un abrazo
— No puedo creer que apareciste– Él la besó en la mejilla, luego la bajó– ¿No
tienes miedo a estar fuera de Nueva York por más de quince minutos? ¿Qué pasa
si una tendencia de la moda cambia y te olvidas de eso?

— Eres un sabelotodo.

— Y te cortaste el pelo. Me gusta– Ella tenía ahora el pelo castaño a altura de la


barbilla detrás de las orejas.

— Estaba Largo, y se cruzaba en mi camino. Así es más fácil. Y gracias.

Mírate, siendo todo cortés. Difícilmente me habrías notado antes.

— Me he dado cuenta de ti un montón– dijo, lanzando un brazo por encima de


su hombro– Me he dado cuenta de que eras un dolor en el culo toda mi vida–

Ella apoyó la cabeza contra su hombro.

— Siempre has dicho las cosas más dulces para mí.

— Sí, bueno, me gusta tu pelo, pero estás demasiado flaca. Tienes que comer–

Ella se echó a reír.

— Idiota. No lo estoy. Estoy perfectamente sana. Acabo de descubrir el yoga y el


buen comer y finalmente perdí el peso que tenía que perder. Eso y el estrés del
trabajo.

— Nunca tuviste sobrepeso– Aunque tenía que admitir que se veía bien en sus
jeans ajustados y una especie de camiseta de seda sin mangas. Aun así, ella era
su hermana, a quien una vez él había apodado Pudge, lo que era cruel como el
infierno, pero eso es lo que hacían los hermanos– Está bien, entonces, te ves
increíble– Ella le palmeó el pecho.

— Puede haber esperanza para tu especie todavía.

— Gracias.

— No te emociones. Yo no he dicho que había esperanza para ti.

— Mira, esto es lo que me gusta de los regresos a casa. Todo el amor de la


familia.

— Sí, a mí también– dijo ella, agarrando una zanahoria de la bandeja de comida.

— ¿Has visto a mamá?– Ella se enderezó.

— Sí. ¿Por qué?

— Ella salió corriendo hacía algún lugar con Evelyn.

— ¡Oooh!, Evelyn. ¿Qué está pasando contigo y Evelyn?– Puso los ojos.

— Nada. Necesito hablar con ella sobre el plan para hoy.

— ¡Oooh! ¿Tú y Evelyn tiene planes para hoy?

— Jesús, Cuidado. ¿Tienes doce?– Ella se echó a reír.

— A veces. Cuando es conveniente o cuando te cabrea. Entonces, ¿qué está


pasando contigo y Evelyn?

Tendría que tener cuidado de lo que decía en presencia de su hermana


entrometida. La condujo hasta una de las muchas mesas de picnic repartidos en
el césped, eligió una en un lugar con sombra. Ellos se sentaron uno junto al otro.

— Nada está pasando con Evelyn. Papá le asignó hacer algo de mierda con
medios sociales conmigo para su campaña. Quiero acabar de una vez, así puedo
disfrutar de estar aquí hoy.

— Sí. Claro. ¿Tú y papá en el mismo hemisferio? No vas a disfrutar hoy.

— Tienes razón.

— Y tienes que superarlo. Él no es la misma persona que solía ser.

— Es lo que todo el mundo me sigue diciendo. Se ve lo mismo para mí. A pesar


de que ha perdido mucho peso, sin duda para ser más fotogénico para ésta gran
elección– Carolina agarró su brazo, centrando su atención en ella.

— En serio, Gray. ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste con papá y tuviste
una conversación honesta con él?– Su último año de la escuela secundaria,
cuando le había dicho a su padre que él no estaría yendo a Harvard.

— No necesito tener una conversación con él. Sé quién es. Y de lo que es capaz.

— Dale otra oportunidad. Ha cambiado en, ¿Qué, doce años desde que los dos
tuvieran esa pelea?– Gray se encogió de hombros.

— No vale la pena recordarlo. Los dos nos dijimos todo lo que había que decir
en ese entonces.

— Ya sabes, si estuviste de acuerdo en trabajar en la campaña de papá, en algún


momento los dos se van a tener que hablar– Él la miró y sonrió.

— Hey, puedo hablar. Soy bueno para hablar.

— Me refiero a una conversación real.

— No va a suceder. Pero si seguir la línea del partido como cualquiera de ellos.


Has visto mis entrevistas con los medios, ¿no?– Él le lanzó una sonrisa de chico
de oro– Soy una estrella, bebé.

— Oh, por el amor de Dios. Me doy por vencida.

— ¿A qué quieres renunciar?

— Hola, Evelyn– dijo Carolina, sonriendo mientras Evelyn estaba al otro lado de
la mesa.

— ¿Estoy interrumpiendo una conversación privada?– Carolina se echó a reír.

— Mi hermano y yo no tenemos conversaciones privadas. Siéntate y dime

¿Qué está pasando?

— ¿Acaso Gray te dijo que estoy trabajando con él?

— Él lo hizo. Algo... trágico para ti– Evelyn sonrió.

— Él no es demasiado malo. A pesar de que no estaba contento al principio–

Gray cruzó las manos sobre la mesa.


— Me encanta cómo la gente habla de mí como si yo ni siquiera estuviera aquí.

— Bueno, no estabas contento con eso, ¿verdad? Si no recuerdo mal, tú me


echaste la primera noche– Carolina miró a Evelyn y a Gray.

— No lo hiciste.

— Lo hizo– dijo Evelyn– Con mucha cortesía, pero lo hizo– Gray tuvo que
asentir con la cabeza y jugar a este juego. Él sabía lo que estaba haciendo
Evelyn.

— Sí. Lo hice. Y entonces mamá se presentó al día siguiente– Carolina miró


horrorizada.

— Ella no lo hizo.

— Lo hizo– dijo Gray, luego desvió la mirada hacia Evelyn– Porque alguien la
llamó.

Aún recordaba cuán cabreado estaba en ese punto. Pero él apoyaba a Evelyn por
no aceptar un no por respuesta. Su pasión era una de las cosas que admiraba
tanto de ella. Sus miradas se encontraron durante unos segundos, la atracción
entre ellos más caliente que el aire alrededor. Fue Evelyn quien sacó a la fuerza
su mirada. Carolina se puso las manos a la boca, ahogando una risa.

— No lo hiciste– Evelyn ni siquiera trató de ocultar su sonrisa de suficiencia.

— Tengo una misión. Tuve que sacar la artillería pesada. Yo siempre consigo lo
que quiero– dijo ella, dirigiendo su atención a Gray. Si seguía mirándolo así iba
a tener una erección, y luego acabaría atrapado con las manos cruzadas en el
regazo.

— Oh, Dios mío, Evelyn– dijo Carolina– Eres tan genial– Forzando una
respiración profunda, Gray dijo — Ella no es genial. Es un dolor en el culo.

Me sigue a todas partes… No sé, es como si tuviera un apéndice extra–

Evelyn puso los ojos, mirando a Carolina.

— No es tan malo. Para él, de todos modos. Para mí, eso es un asunto diferente–
Carolina tomó la mano de Evelyn y se echó a reír.

— Oh, Evelyn. Tienes mi más sentido pésame. Me pasé dieciséis años

viviendo con él. Sé lo que se siente.

— Lo que sea, mocosa. Te di paseos a la escuela. Te hice popular.

— Creo que tuve el asunto de la popularidad muy bien arreglado sin tu ayuda,
imbecil.

— Lo que sea, Pudge– Carolina entrecerró los ojos.

— Ahora eso fue un golpe bajo, Cara de Grano.

Evelyn disfrutaba como el infierno ver hermanos discutiendo. Siendo hija única,
ella nunca había tenido hermanos para pelear, así que esto era desconocido para
ella. Pero, ¡oh!, tan divertido mientras se lanzaban insultos el uno al otro, como
si fueran dos niños de nuevo. Sin embargo, parecía la diversión de buen carácter,
ambos riendo mientras cada uno de ellos trataba de superar al otro en el
departamento de los aguijones. Ella estaba casi triste al ver que termino cuando
Gray se levantó.

— Necesito otra cerveza. Y vaciar el contenido de la que ya tenía.

— Demasiada información– dijo Carolina. Él se echó a reír.

— ¿Te puedo traer algo de beber?

— Me encantaría un té helado, si no te importa– dijo Evelyn, su mirada


persistente sobre él. Ella trató de no mirarlo, no desear que estuvieran solos.

Esperaba que no diera demasiada información.

— Té. Lo tengo– dijo él, y ella no podía dejar de notar la sonrisa que le dio.

— Gracias.

— Voy a tomar té, también– dijo Carolina. Después Gray se fue, Carolina le
preguntó
— Entonces, ¿cómo te liaste a trabajar con mi hermano?

— En realidad, fue mi idea. Se lo sugerí a tu padre.

— ¿En serio?

— Sí. Gray tiene un potencial bloque de votantes del que podríamos hacer uso.

— Oh. Por supuesto. Él que es tan popular y todo. Me olvido de eso. Para mí es
sólo mi molesto hermano, ‘dolor en el culo’, que quiero más que la vida misma.
Yo no pienso en él como algún piloto de carreras pez gordo que tiene millones
de fans– Evelyn rió.

— No, me imagino que no lo ves de esa manera.

— Así que, ¿cómo te va?

— Todavía estamos en la fase de comenzar, pero hasta ahora, todo bien.

— ¿Y cuánto tiempo habéis estado durmiendo juntos?– Su estómago se

anudó. Puso su mejor cara en blanco.

— No sé lo que estás hablando.

— Evelyn. Por favor. Las chispas que lanzan fueron como un temprano
espectáculo de fuegos artificiales. Casi tuve que excusarme para ir dentro y
refrescarme.

Podía mentir para salir de esto, pero era Carolina. Ella podría ser la hermana de
Gray, y podría ser la hija del senador, pero también era amiga de Evelyn.

Ella confiaba en Carolina, por lo que apoyó la cabeza en sus manos.

— Oh, Dios. ¿Es tan obvio?

— Para mí lo es. Pero Gray es mi hermano. Y tú eres una de mis mejores


amigas– Ella levantó la cabeza.

— No es nada realmente. Una aventura.


— Obviamente es algo. Nunca he visto que te gustara algún tipo– Carolina
arrugó la nariz– ¿Mi hermano? ¿En serio? ¿Estás enamorada de él?

— ¡Por supuesto que no!– Luego, al darse cuenta de que había negado un poco
demasiado vehemente, dijo– No es que no sea totalmente adorable–

Carolina se echó a reír.

— Por favor. No es necesario que defiendas su honor. Él puede ser un verdadero


idiota. Sólo quise decir, ¿es serio entre ustedes dos?

— No. No se suponía que sucediera en absoluto. Pero ahora que lo ha hecho,


estamos manteniéndolo... simple

— Bueno. Bueno, buena suerte con eso. Las cosas que se supone que son
simples por lo general terminan siendo cualquier cosa menos eso.

— No vas a decirle nada a tu padre, ¿verdad?– Carolina le agarró la mano.

— Mira. Siempre voy a ser honesta con mi papá sí creo que algo le puede hacer
daño. Pero lo que está pasando entre tú y Gray no tiene nada que ver con él. Eres
mi amiga, y en cuestiones de romance, yo te soy fiel. Sé que es tu trabajo y
quieres protegerlo, así que no te preocupes porque yo diga nada. En primer lugar,
sin embargo, me preocupo por tu corazón– Ella apretó la mano de Carolina.

— Mi corazón está bien. Sé lo que estoy haciendo– Carolina dejó escapar una
breve carcajada.

— Me pregunto ¿Cuántas mujeres han pronunciado esas palabras justo antes de


tener sus corazones rotos?

— Muchas, probablemente. Pero basta de mí. Háblame de tu envidiable carrera


en el diseño de moda– Carolina respiró hondo y suspiró.

— Ha sido un sueño hecho realidad. Me encanta lo que hago y me siento muy


afortunada. Y me encanta Nueva York.

— ¿Y la línea de ropa? ¿Cómo va eso?

— Poco a poco. No quiero hacer ningún traspié. Todavía soy un bebé en esta
industria, por lo que trabajar para David me sostiene en este momento.

— Pero todavía quieres lanzar tu propia línea algún día.

— Por supuesto. ¿Qué diseñador no?– Carolina sonrió– Pero si te lanzas


demasiado pronto, antes de estar lista, haces volar tu primera y única
oportunidad de éxito. Así que me voy a ir a pasos de bebé en este momento y
trabajar en una línea que creo que va a funcionar– Evelyn agarró las manos de
Carolina

— Estoy tan emocionada por ti. No puedo esperar a ver lo que hagas.

— Es exasperante, tratar de diseñar tu propia línea mientras trabajabas para otro


diseñador.

— ¿Sabe David lo que estás haciendo?

— Por supuesto que no. Ningún diseñador quiere creer que tiene la

competencia dentro de sus filas. Además, él es una diva paranoica. Me


despediría en el acto– Evelyn rió.

— No me puedo imaginar lo difícil que debe ser. Así que, ¿Trabajas en casa en
tus propios diseños?

— Sí. Y tan duro como David me trabaja a mí, eso me mantiene ocupada en la
noche y en, ¡Oh, demonios, no! ¿Qué está haciendo aquí?

Evelyn se dio la vuelta mientras una sombra se derramó sobre la mesa de picnic.
Un muy apetitoso, magnífico y alto hombre, se adelantó, una amplia sonrisa
mostrando unos dientes blancos y una sonrisa diabólica.

— Encantado de verte, Lina.

— Es Carolina, idiota– El tío sonrió magnifico.

— ¿Dónde está tu hermano?

— No es mi día para verlo, pero definitivamente debes salir a buscarlo.

Alto, bronceado y sexy tomó asiento junto a Carolina. Guau. Él era


impresionante, con una melena de cabello negro azabache y los ojos grises más
inusuales. Y el cuerpo. Oh, el cuerpo. El medio se levantó y se inclinó sobre la
mesa, extendiendo su mano.

— Puesto que Carolina ha decidido ser grosera, soy Drew Hogan, un amigo del
hermano de Carolina.

— Evelyn Hill. Yo trabajo para el senador Preston.

— Encantado de conocerte, Evelyn.

— Cuida tus bragas, Evelyn, o Drew tratara de conseguir entrar en ellas en los
próximos cinco minutos.

— Ouch, Lina– dijo Drew, antes de volver su atención de nuevo a Evelyn–

Ella miente. Soy mucho más suave que eso, y un caballero. Yo te daría al menos
una media hora y te invito a una copa primero antes de tratar de conseguir
sacarte la ropa– Evelyn rió.

— Gracias por la advertencia– Desvió la mirada hacia Carolina, que estaba


lanzando dagas a Drew. Interesante.

— Y de nuevo, Drew. ¿Qué estás haciendo aquí?– Preguntó Carolina.

— Gray me invitó– Carolina puso los ojos.

— ¿Para qué?– Drew se encogió de hombros.

— No tengo idea. Por alguna razón, al bastardo le gusto.

— Afortunadamente para ti, alguien lo hace– Los insultos de Carolina parecían


rodar hacia atrás de Drew. Miró a Evelyn.

— Ella es mala conmigo. Sientes lástima por mí, ¿verdad, Evelyn?

— No, en absoluto. Me imagino que usted podría soportarlo, incluso con una
mujer espinosa.

— Bueno, Lina tiene su parte de espinas– Cogió la mano de Carolina, y a pesar


de su tirón para liberarse, la sostuvo firme. Él dio un beso en la punta de sus
dedos– Pero sé que es un hecho que hay un rosa dulce debajo.

— Eres tan idiota, Drew– Carolina apartó la mano y se la metió en el regazo–

¿Por qué no vas a encontrar Gray y me, nos, dejas solas?

— No hay necesidad de buscarme. Estoy aquí– Evelyn miró como Gray se sentó
a su lado. Les entregó a las mujeres sus tés helados. Gray le dio la mano de
Drew.

— Me alegro de que hayas venido.

— Yo también– dijo Drew con una sonrisa– A pesar de que a tu hermana no–

Gray desvió la mirada hacia Carolina y arqueó una sonrisa.

— Todavía estás enojada con él, ¿eh?– Carolina levantó la barbilla.

— No estoy enojada con Drew. No siento nada por él en absoluto– Se puso de


pie, caminó alrededor de la mesa, y le dio un beso en la mejilla a Evelyn–

Vamos a charlar más tarde.

— Está bien– Evelyn definitivamente quería saber sobre la historia pasada de


Carolina junto a Drew. Pero mientras tanto, centró su atención en los dos
increíbles hombres sentados en su mesa.

— No puedo creer que estés aquí– dijo Drew a Gray.

— Sí– dijo Gray con una media sonrisa– Yo tampoco.

— ¿Qué es lo que haces?– Drew le dio a Evelyn una mirada interrogadora, de


cejas levantadas

— Se podría decir que. Mi trabajo es trabajar con Gray en ayudar a la campaña


de su padre.

— No me digas– Drew desvió la mirada hacia Gray– ¿Así que estás

trabajando con tu padre ahora?


— Indirectamente– dijo Gray– Algo sobre la introducción de mis fans a mi papá
a través de los medios de comunicación social.

— Ah– De Drew asintió– Más votantes. Gray tiene una gran base de fans.

— Exactamente– dijo Evelyn– ¿Y qué haces tu, Drew?– Drew sonrió.

— Yo juego hockey.

— Oh, me encanta el hockey. ¿Para quién juegas?

— Nueva York.

— Guau, es un equipo muy exitoso. ¿Y fuiste a la universidad con Gray?

— Sí. Nos conocemos desde hace mucho– Drew centró su atención en Gray–

Hablando de eso, te has perdido en el torneo de golf.

— Sí, hombre, lo siento. El calendario no funcionó para eso. ¿Cómo te fue?

— Genial. Trevor llegó en tercer lugar. Yo quinto. Garrett fue décimo– Gray
asintió.

— Bastante buena actuación. Apuesto que Garrett les odió golpeándolos.

— Lo hizo– dijo Drew con una risa– Perdió unos miles en una apuesta que
hicimos, también. Uno que picó.

— Eso es lo que le pasa por apostar al golf con ustedes– Gray miró a su
alrededor– ¿Dónde están Garrett y Trevor?

— Garrett y Alicia tuvieron que salir de inmediato, por lo que enviaron sus
disculpas y me dijo que te dijera que te llamaría más tarde esta semana. Dijo que
van a tratar de hacer tu carrera en Kansas City. Trevor está aquí en alguna parte.

— Probablemente atacando a una pobre mujer.

— Probablemente.

— ¿Hay más de ustedes?– Preguntó Evelyn, asombrada por dos de esos


hombres magníficos. ¿Que había cuatro? No era posible.

— Sí– dijo Gray, volviéndose hacia ella con esa sonrisa que siempre le daba
mariposas en el estómago– Trevor, Drew, Garrett, y yo compartimos

dormitorio en la universidad.

— Aquí– dijo Drew, sacando su teléfono– Aquí hay una foto de nuestro último
encuentro en la casa de campo. Evelyn tomó su teléfono e inspeccionó la foto.

Dios mío. Esa cantidad magnifica de carne de hombre en un solo lugar debería
ser ilegal. Tragó saliva y le dio el teléfono de nuevo.

— Gran foto.

— Gracias– Drew volvió a Gray– Hey, escuché que Briscoe estaba enfermo–

Gray frunció el ceño.

— ¿Qué tan enfermo?

— Bastante mal. Piensan que podría ser cáncer– Evelyn puso una mano en el
brazo de Gray.

— ¿Quién es Briscoe?– Gray se volvió hacia ella.

— Bill Briscoe y su esposa, Ginger, fueron nuestros tutores de dormitorio en la


universidad. Eran como los padres de todos nosotros cuando estuvimos allí.

Nos acercamos a ellos. Gente amable. Gente muy agradable– Él desvió la mirada
a Drew– ¿Has sido a verlos?

— Todavía no. Iba a ir mañana. ¿Quieres venir?– Él asintió con la cabeza.

— Tengo que volver a la pista, pero podríamos ir por la mañana.

— Trevor quiere ir, también– dijo Drew.

— Bueno. ¿Has hablado con Haven, también?

— Sí. Ella viene desde Dallas para estar con su gente


— Haven es la hija de Bill y Ginger– le explicó Gray.

Evelyn asintió. Ella se dio cuenta del malestar de Gray, que estaba obviamente
cerca de Bill Briscoe. Qué triste para la familia esté pasando por algo tan
preocupante. Ella esperaba que estuviera bien. Era difícil preocuparse por
alguien, saber que estaban sufriendo y no poder estar ahí para ellos. Ella le
apretó el brazo y él puso su mano sobre la de ella.

— Guau. ¿Qué está pasando aquí?

Ella levantó la vista para ver a uno de los hombres de la foto que Drew le
mostró. Este debía de ser Trevor, igual de devastadoramente hermoso como Gray
y Drew. Era alto y fornido, con el pelo oscuro que le caía por la frente.

Una mujer estaría tentada a alejar el pelo de sus ojos fascinantes, sólo para poder
tener una mejor visión. Y su boca, ¡oh!, tenía los labios increíbles.

Guau. Gray se apartó de ella, se puso de pie y estrechó la mano de Trevor.

— Trevor, Ella es Evelyn Hill– Se puso de pie, también, y le estrechó la mano.

— Muy agradable conocerte, Trevor.

— A ti también, Evelyn. Es bueno ver que el gusto de Gray en las mujeres está
mejorando– Evelyn rió.

— Yo trabajo para su padre– Trevor levantó una ceja y le mostró esos increíbles
ojos verdes.

— ¿Así que no eres su novia?

— No.

— Que mal. Las rubias blanqueadas con faldas cortas y grandes tetas que tiende
a arrastrar alrededor tienen bastante menos clase. Tú, querida, eres dinamita en
un paquete muy elegante– Ella no pudo evitar sonreír ante el cumplido.

— Bueno, gracias por eso, Trevor.

— Ya basta, Trev. Tengo reclamo en ella– dijo Drew. Trevor echó una ojeada a
Drew.

— Mi conjetura es que ella no te daría la hora del día.

— Ambos pueden golpearse cuando salgan– dijo Gray– Ella está conmigo.

— ¿Qué significa eso exactamente?– Preguntó Drew.

— Significa que ella está conmigo– Gray dio a ambos una mirada y Drew se
encogió de hombros.

— Es una pena– dijo Drew– Una vez que te aburras con él, Evelyn, házmelo
saber. Soy mucho más divertido.

Evelyn encontró esta conversación absolutamente fascinante. Los dos se habían


puesto de acuerdo para estar alejados hoy, y sin embargo, Gray más o menos
había inferido que estaban… juntos. Por lo menos a sus amigos. Tal vez estaba
tratando de evitar que atacaran sobre ella. No tenía ni idea.

Ella se disculpó y se fue en busca de Carolina. La encontró sentada en el patio


hablando con Loretta, así que se sentó con ellas y visitó durante un tiempo, hasta
que Loretta se levantó de un salto para ver algunas de las necesidades de los
huéspedes, dejándola a ella ya Carolina solas otra vez.

— ¿Y?– Preguntó Evelyn. Carolina tomó un sorbo de su bebida.

— ¿Y, qué?

— ¿Así que vas a decirme acerca de ti y Drew?

— Oh. Eso. No es nada.

— A mí no se pareció a nada.

— Él es un idiota.

— Él es un idiota muy caliente.

— Sí, él es caliente. Y lo sabe también. Siempre lo ha sabido.

Evelyn se sentó y tomó un sorbo de té, estudiando a Carolina, que buscaba en la


multitud. Cuando la mirada de Carolina se apoderó de Drew y se quedó allí, ella
supo que algo estaba pasando.

— Está bien, dime. ¿Qué pasó contigo y Drew?

Carolina suspiró y alejó su atención de Drew, que estaba de pie actualmente en


un grupo con Gray y Trevor. Es cierto, Evelyn entendía la atracción. Drew era
increíblemente guapo, con una mandíbula fuerte y sonrisa asesina. Y no se podía
negar que tenía un cuerpo increíble, que oh, mostraba tan bien en esos

pantalones vaqueros y camiseta apretada. Si su libido no estuviera ya enfocada


en Gray, Evelyn estaría muy atraída por él.

Pero la cosa era que no se sentía atraída por Drew. O Trevor, a pesar que ellos
eran preciosos y obviamente disponibles. Ella estaba, sin embargo, muy atraída
por Gray, quien se mantenía lanzando miradas en su dirección y sonriéndole. Lo
cual era muy inapropiado teniendo en cuenta que estaban rodeados por una gran
cantidad de personas con las que ella trabajaba. Y a pesar de estar en su mejor
comportamiento hoy, ella no podía dejar de mirar hacia atrás. Él era como un
imán gigante de sexo. Maldito.

— ¿Estás segura de que quieres hablar sobre Drew y yo, teniendo en cuenta que
estás teniendo fantasías sexuales calientes sobre mi hermano en este momento?–
Ella apartó la atención de nuevo hacia Carolina.

— ¿Qué? No lo estoy– Carolina se echó a reír.

— Sí, lo estabas. Tu lengua estaba prácticamente colgando. Y es posible que


desees limpiar la baba de un lado de su boca– Ella extendió la mano para tocar
sus labios, luego le dio una mirada a Carolina.

— No eres divertida. Y estás cambiando el tema por lo que no quieres hablar de


Drew.

— Te atrape, sin embargo– Carolina tomó otro trago de limonada– No hay


mucho que contar. Tuve un flechazo de colegiala estúpida en el que entré muy
mal.

— ¿Qué tanto?
— Lo seguí por el campus de la universidad. Yo estaba dos años detrás de Drew,
Gray y los demás, así que una vez llegué a la universidad, pensé que podía
conseguir todos los chicos calientes a través de Gray. Mi hermano mayor, por
supuesto, no

quería tener nada que ver con su hermanita tonta. Y Drew se burlaba de mí sin
cesar. Yo era una flor tardía, también, así que no fue hasta que llegué a la
veintena que aprendí todo sobre el maquillaje y la moda– Ante la mirada
sorprendida de Evelyn, Carolina asintió– Lo sé, lo sé. Uno pensaría que ya que
la moda es mi vida, me hubiera envuelto a mí misma en la ropa de diseñador

de los doce años. No es así. Yo era una gran imbécil, muda que no sabía cómo
vestirme o hacerme lucir decente hasta que tomé algunas clases.

— Me resulta tan difícil de creer– Carolina se echó a reír.

— A veces miro hacia atrás y estoy horrorizada por mi yo más joven. Y sabes

¿Esos dibujos animados donde el personaje tiene una gran bombilla que se
prende sobre sus cabezas? Esa era yo. Era como si tuviera esta repentina
conciencia de la moda y la ropa que le queda a mi tipo de cuerpo y se veía bien
en mí. Yo peiné mi pelo y aprendí todo sobre el maquillaje, y de repente los
chicos me notaron– Los labios de Evelyn se curvaron.

— Apuesto a que fue muy divertido.

— Oh, lo fue. Por el comienzo de mi segundo año de universidad, yo estaba de


fiesta como si no hubiera mañana. Gané mucho conocimiento de ese año.

— Apuesto a que lo hiciste.

— Me sentí muy mundana y experimentada, cuando en realidad no tenía idea de


lo que los hombres querían. Así que cuando Gray se graduó, decidí atacar mi
ardiente enamoramiento con mi experiencia recién descubierta de los hombres.

— Tu enamoramiento ardiente era de Drew– Ella asintió con la cabeza.

— Sí. Y él, tiene un pene, que no podrías rechazar. Tuvimos una abrazadora
noche caliente de sexo sin restricciones. Pensé que lo había seducido y que él iba
a caer perdidamente enamorado de mí, ahora que había visto la Carolina
transformada– Evelyn podía sentir a dónde iba esto.

— Pero eso no sucedió– Carolina dejó escapar una breve carcajada.

— No. Me dejó en la cama a la mañana siguiente, empacó, dejó la

universidad, y nunca oí de él otra vez.

— ¡Ouch! Lo siento– Ella se encogió de hombros.

— Es historia antigua. Me rompió el corazón en su momento, por supuesto,


todos esos sueños de juventud estaban destrozados.

— Estoy segura de que lo estabas. Los hombres jóvenes pueden ser tan
insensibles.

— Bueno, en retrospectiva, me doy cuenta ahora que no fue del todo culpa suya.
Él no me había hecho ninguna promesa de para siempre o de amor. Pero en ese
momento tenía estrellas en mis ojos porque estaba convencida de que estaba
enamorada de él. Y usó mis sentimientos para meterme en la bolsa. En ese
momento yo estaba aplastada. Y él podría haber manejado dejarme un poco
mejor.

— Sí, él podría haberlo hecho. Pero los hombres pueden ser unos pendejos.

— Sí, pueden. El problema es porque, sigue siendo amigo de Gray, me he topado


con él durante años, aquí y allá. Así que no puedo olvidar que horriblemente
mala decisión tomé.

— Así que todavía tienes sentimientos por él– Carolina frunció el ceño.

— No. De ningún modo. Sólo me gustaría que Drew Hogan desapareciera y no


volviera, así nunca he de pensar en ese estúpido error que cometí– Era obvio que
Carolina todavía tenía sentimientos por Drew. La negación era un poderoso
protector.

— Lo siento.

— No lo hagas– dijo Carolina con una ligera risa– Está en el pasado. Lástima
que Drew no pueda quedarse allí.
Cap18

Gray imaginaba que si maniobraba su camino a través de la multitud con la


suficiente frecuencia, podría evitar a su padre todo el día. Tener a Trevor y Drew
aquí había ayudado. Se había pasado casi todo el día pasando el rato con ellos.
Siempre fue genial ver a sus amigos de la universidad. Con todas sus apretadas
agendas y sus respectivos deportes manteniéndolos ocupados, era difícil
encontrar tiempo para reunirse, por lo que estaba agradecido que hubieran hecho
el viaje aquí hoy.

Además, le ayudó a mantenerse alejado de su padre. Si pudiera, lo evitaría todo


el viaje. Era factible, a excepción de uno de los principales obstáculos, que eran
dos, Evelyn y su madre. Podía evitar a una persona muy bien, incluso a dos
personas. ¿Pero tres? Imposible. Con Evelyn abordándolo desde una dirección,
su madre de la otra, se vería claro si él daba media vuelta y echaba a correr.

— He estado buscándote– dijo su madre cuando le cogió la mano–

¿Comiste?– estaba lleno de costillas a la barbacoa, y algo más.

— Sí, mamá. Comí. ¿Y tú?– Ella se echó a reír.

— Piqué.

— Y es por eso que tú y Carolina se mantienen tan delgadas.

— Carolina tiene un aspecto fantástico, ¿no? Ella me convenció de tomar clases


de yoga. Afirma que la flexibilidad será buena para mí. Voy a firmar la próxima
semana.

— Bien por ti– Él besó la parte superior de su cabeza y observó acercarse a


Evelyn.

— Se acerca la hora del discurso de Mitchell– dijo Evelyn– Gray, ¿Te gustaría
hablar con tu padre antes?– No especialmente. A él le gustaría pasar el día sin
haber pasado algún tiempo con su padre en absoluto. Pero su madre estaba aquí
y ella habría quemado su piel si evita a su papá.

— Uh, seguro.
— Genial. Si nos disculpas, Loretta, nos pondremos en contacto cuando se
inicie.

— Por supuesto– Se movió al lado de Evelyn mientras se abrían paso entre la


multitud.

— Tú has estado evitándome– dijo ella.

— No, no lo he hecho. Estaba poniéndome al día con mis amigos.

— Creo que has estado haciendo todo lo posible para evitar a tu padre.

— Eso, también. Sabes que no quiero estar aquí– Se detuvo, se volvió hacia
ella– Comprobé que me encanta estar en casa de nuevo. Es sólo que no quiero
hablar con él– ella le rozó con sus dedos, y el contacto fue electrizante.

— Yo sé que no, pero es una parte de lo que acordaste– Él soltó una breve
inclinación de cabeza.

— Vamos a acabar con esto.

Gray había visto a su padre en la televisión. Él incluso le envió un mensaje y


había hablado con él en alguna ocasión en los últimos años. Había utilizado la
casa de campo el año pasado para el encuentro con los chicos de la

universidad, por lo que había tenido que hablar con su padre sobre eso. Su padre
había sido generoso y no había puesto una queja sobre el deseo de verlo ni pidió
nada a cambio, era sorprendente.

Pero él no lo había visto en persona en años. Ahora, se acercaban a donde su


padre estaba sentado con algunos de sus, ¿Qué? ¿Amigos? ¿Socios políticos?

Demonios, él no tenía idea de quiénes eran esas personas. Apretó su estómago.

Levantó la barbilla y se preparó para cualquier cosa.

Mitchell Preston había perdido una cantidad considerable de peso. Siempre


había estado en el lado fuerte. Una gran cantidad de licor y la vida extravagante
le hacía eso a una persona. Ahora, él se veía en forma y más saludable de lo que
Gray nunca podía recordar haberlo visto. Todavía tenía la cabeza llena de pelo
grueso, aunque era en su mayoría de plata ahora, con algunos mechones de
negro enroscados a través de él. Se puso de pie, se dirigió a su mesa de amigos.

— Señores, me gustaría presentarles a mi hijo, Grayson. Gray es uno de los


mejores corredores de autos en el circuito en estos días– Como él hizo las
presentaciones, Gray se sorprendió. Esa era la primera vez que Gray podía
recordar a su padre ni siquiera reconocer lo que hacía para ganarse la vida– Si
me disculpan, caballeros, tengo que hablar con mi hijo– Evelyn dio a su padre
una sonrisa.

— Senador, espero que las cosas hayan ido bien el día de hoy– Estrechó la mano
de Evelyn. No la abrazó o tiró hacia sí, o incluso una mirada lasciva sobre ella.

— Lo han hecho, Evelyn. Gracias por todo lo que está haciendo para ayudar.

— De nada. Voy a enviarle un e-mail al final de la semana para ponerle al día.

— Yo se lo agradezco.

— ¿Cómo se ve a la nominación?– Él sonrió, una sonrisa genuina llena de


esperanza.

— Parece prometedor. La campaña de Cameron ha estado en contacto. Parece


que el proceso de investigación está en pleno desarrollo– Ella puso la mano en
su brazo.

— No podría estar más emocionada por usted, Senador. Creo que están eligiendo
al hombre adecuado.

—Bueno, no pongamos nuestras esperanzas, pero mis dedos están cruzados.

Mientras tanto, todavía tenemos mucho que hacer. Y lo que estás haciendo con
Gray es un buen comienzo.

— Así que dígame ¿Qué más se está haciendo y que puedo hacer yo?– dijo.

Mientras caminaban, Gray escuchaba. Todo era puramente profesional en como


su padre cubría a Evelyn en las idas y venidas de sus posibilidades de convertirse
en el candidato a la vicepresidencia. Y Evelyn hablaba con él acerca de la
estrategia de campaña de los medios de comunicación social y algunos números
para el candidato en el otro lado.

Cosas muy interesantes. Evelyn conocía mucho la parte superior de su cabeza, lo


que le llevó a creer que ella estaba muy bien informada acerca de su trabajo.

Y su padre ni una vez le miró las tetas, las piernas, o el culo, pero en cambio,
mantuvo contacto con los ojos, lo que por supuesto podría haber sido porque
Gray estaba justo detrás de ellos. Pero había también observado a su padre
durante la jornada de hoy, y no se había dado cuenta de una vez que él buscara
cualquier otra mujer, excepto su madre. Su padre había captado la mirada varias
veces de su madre durante todo el día de hoy, y le sonrió. Había sonreído.
Maldicion, ambos se habían visto más enamorados el uno del otro que en
cualquier momento que Gray pudiera recordar.

¿Estrategia de campaña? ¿Algo puesto para el público? ¿Quién demonios sabía?


Se pasó los dedos por el pelo, más confundido que nunca. Se

detuvieron en una mesa justo al lado del escenario principal donde la banda
había estado tocando.

— Gray– dijo su padre– Quiero decirte lo mucho que aprecio tu presencia aquí.
Cuánto te agradezco que acordaras hacer todo esto, sobre todo porque sé que no
querías.

— Lo estoy haciendo porque mamá me lo pidió– dijo antes de pensar. Su padre


levantó la barbilla, y luego asintió.

— Bueno, por la razón que sea, gracias. Sé que hemos tenido nuestras
diferencias en el pasado. Espero que podamos llegar a un entendimiento en el
futuro.

— ¿Un entendimiento acerca de qué, papá?

— Ya sabes. El pasado. Quiero seguir adelante, no mirar hacia atrás.

— Sí. Eso sería más fácil para ti, ¿no es así?– Su padre le puso la mano en el
brazo.

— Gray, no hagamos esto hoy.


¿O nunca? Esa era la forma Mitchell Preston. Barrer todo bajo la alfombra,
nunca hablar de ello. Había tantas cosas que quería decir, tantas cosas que habían
quedado sin decir en el pasado. Había tantas cosas que deseaba que su padre
pudiera expresar en estos momentos. Esperó, pero nada llegó.

Él no creía en el dolor que vio en los ojos de su padre, no le importaba verlo.

¿Cómo podía su padre tener dolor? Gray nunca había hecho nada con él. Gray
no le había hecho a un lado y le dijo que se largara de su casa, de su vida, y fuera
a valerse por sí mismo porque no había cumplido con las expectativas, porque se
negó a ser moldeado de acuerdo con algunos caprichos e ideales. Al diablo su
padre y su falso dolor.

— Gray– La voz de Evelyn penetró la neblina de la ira que lo envolvía.

Disparó su mirada a la de ella.

— ¿Qué?– Ella parpadeó.

— ¿Estás listo?– Joder.

— No– Sus ojos se abrieron.

— ¿Qué?

— Dije que no– Empezó a alejarse, pero ella le agarró la mano.

— No hagas esto. No te vayas– Él retiró su mano de la de ella.

— No vas a decirme qué mierda hacer.

La ira, viejas heridas, y simple furia llana abrieron camino delante de él. Ni
siquiera veía a la gente a su alrededor mientras se abría camino hacia la casa.

Lo único que sabía era que tenía que alejarse de su padre antes de que se
asfixiara, antes de que los viejos recuerdos lo ahogaran.

Evelyn le siguió, hasta el final de la casa, por las escaleras, y en uno de los
dormitorios. Necesitaba un escape, lejos de este lugar, lejos de los recuerdos, de
todas las decepciones, de los momentos en los que, según su padre, no había
estado a la altura. ¿Una maldita disculpa le habría costado tanto? Se paseó por la
habitación, mientras que Evelyn se sentó en la cama y observó.

Por último, preguntó.

— ¿Qué ha conseguido enojarte tanto?

— No quiero hablar de esto.

— Tienes que hablar de ello con alguien. Sosteniéndolo en el interior no vas a


resolver nada.

— No hay nada de qué hablar.

— Obviamente lo hay– Se detuvo, la miró.

— ¡Fuera, Evelyn!– Ella no se movió.

— No te voy a dejar así.

— He dicho que salgas. Esta es mi casa y te quiero fuera de aquí. Necesito un


poco de tiempo a solas.

— Esa es la última cosa que necesitas en estos momentos. Estás enojado y


necesitas a alguien con quien hablar– Dejó escapar una risa.

— Confía en mí, lo último que necesito ahora es hablar– Se puso de pie, se


acercó y agarró sus brazos.

— Entonces dime lo que necesitas. Deja que te ayude.

Necesitaba no pensar en su padre, en su pasado y todo el dolor que él había


enterrado durante tanto tiempo. Una visita a la casa, una conversación corta, y
los recuerdos estaban todos aquí, ahogándolo, por lo que era difícil para él para
respirar. Su salvación se puso de pie justo en frente de él, la preocupación en su
rostro rasgó a través de él.

— ¿Sabes lo que necesito? Te necesito. No quiero hablar, Evelyn. Tengo que


poner mi boca en ti, hundirme dentro de ti y no pensar una mierda por un
momento– Ella levantó y extendió su mano alrededor de su cuello, colocando
sus labios temblorosos contra los suyos.

— Entonces toma lo que necesitas, Gray.

Era todo lo que necesitaba oír. Enrolló su brazo alrededor de su cintura, la


levantó, y movió un pie hacia la puerta. Apretó el botón de bloqueo y luego la
llevó a la cama. La depositó en ella y la siguió abajo, su boca sobre la de ella

en un frenesí de pasión y necesidad. Su lengua se enrollada alrededor de él, sus


gemidos susurrados eran un bálsamo para su psique dolorido.

Le levantó la camisa y encontró la suavidad sedosa de su piel, sin darse cuenta


de lo mucho que había perdido de contacto con ella hasta ese momento. Él
levantó la parte superior y le desabrochó el sujetador, ahuecando un pecho en la
mano, disfrutando de sus gemidos mientras con la boca se burlaba de su pezón.
Cada sonido que pronunciaba hacía su pene más duro. Él sacudió su erección
entre sus piernas, la fuerza motriz de su necesidad. Se levantó y se deslizó entre
sus muslos, burlándose de ella. Se humedeció los labios y levantó sus piernas,
encerrándolas alrededor de sus caderas.

— Por favor– susurró.

Tenía que hacerla correr, quería escuchar sus gritos mientras ella se desmoronaba
por él. Deslizó abajo los pantalones y la ropa interior y enterró su cara en su
coño. Ella olía y sabía a dulce cielo, calmaba su alma mientras ella agarró un
puñado de su cabello para mantenerlo en su lugar mientras lamía y chupaba su
clítoris, que se aferró a ella mientras ella se retorcía de placer debajo de él.

— Gray– dijo ella– Me voy a correr. Oh, sí, me voy a correr.

Él lamió su coño, luego se pegó a su clítoris y la llevó allí. Agarró la almohada


más cercana y gritó en ella mientras se corría. Él se aferró a sus caderas y la
lamió hasta que ella gemía de nuevo, y entonces bajó la cremallera de sus
pantalones y se hundió en ella mientras ella todavía estaba temblando. Sus ojos
se abrieron con sorpresa mientras él la agarró de las manos y las levantó sobre su
cabeza.

— Quiero que grites de nuevo para mí– dijo, tirando hacia atrás sólo para
empujar más duro y enterrarse profundamente. Ella alcanzó debajo de su camisa
y clavaba sus uñas en su espalda.
— Sí. Justo así. Más duro.

Le encantaba que le correspondiera, que se arqueara contra él, apretando su


mano mientras bombeaba dentro de ella, cada vez más rápido, golpeando contra
ella hasta que ella se apretó alrededor de él.

Él la besó, su lengua chupando en el interior hasta que ella gimió y se arqueó


contra él. Él quería que ella se corriera de nuevo, quería sentir su coño agarrar su
polla en un tornillo apretado y su corrida indujera la de él. Y cuando sintió los
temblores, se frotó contra ella, meciendo su pelvis sobre su carne sensible hasta
que gritó contra sus labios. Él levantó la rodilla y enterró

profundamente, levantando su trasero con la mano y bombeando en ella mientras


él se corrió con un gemido áspero, vaciándose en ella.

Sin aliento y sudando, descansó sus labios contra su cuello, amando la sensación
de sus suaves dedos acariciando su espalda. Cuando volvió en sí, se dio cuenta
de lo que había hecho. Él la había tomado, rápido y furioso, y sin condón. Él la
había usado. Él había satisfecho sus propias necesidades, sin pensar en sus
necesidades o lo que ella quería. Él no era mejor que su padre.

Cap19

Evelyn flotó a la realidad, sin importarle que estuvieran en la casa de sus padres,
que alguien podría haber escuchado. Lo que habían compartido era apasionado y
salvaje y como nada que ella pudiera haber imaginado.

Pero ella podría decir el momento en que todo había cambiado. Un minuto ella y
Gray estaban encerrados juntos. Él estaba besando su cuello, perezosamente
acariciando su pierna. El siguiente, se puso tenso, y su cabeza se disparó, el
pánico escrito por toda la cara.

— Oh, mierda. Evelyn, lo siento mucho– Ella frunció el ceño.

— ¿Por qué? ¿Por esto? Yo no lo siento. Sé que es poco ortodoxo, estando en


casa de tus padres, pero honestamente…

— No– Él saltó de la cama y se dio cuenta de que ambos estaban todavía a


medio vestir, lo que hizo que lo que había pasado entre ellos mucho más sexy.
Ella se sentó.

— ¿Qué pasa?– Él había estado tan molesto antes, y ella no tenía idea de por
qué, a pesar de que sospechaba que tenía algo que ver con su padre. Deseaba que
se abriera a ella, hablara con ella acerca de lo que le molestaba. Agarró sus
pantalones, se deslizó dentro, y subió la cremallera.

— No he usado un condón. Nunca, y quiero decir nunca, soy así de

irresponsable. No puedo disculparme lo suficiente.

— Oh. Estoy tomando la píldora, Gray. No tienes que preocuparte por que quede
embarazada. Supongo que estás siempre cuidando la protección, así como yo
también– Se sentó en la cama junto a ella y le tomó la mano.

— Siempre estoy atento. Nunca he estado con una mujer sin protección antes.

Espero que creas eso. Voy a pruebas. Me hago la prueba con frecuencia. Jesús, lo
siento mucho– Se sentía tan mal por él, por el día que estaba teniendo hoy.

Ella acarició de arriba abajo su brazo.

— Deja de golpearte a ti mismo sobre esto. Me encantó compartir este momento


contigo hoy. ¿tú no?

— Te use para sentirme mejor.

— Me hiciste correr dos veces. Difícilmente me siento usada– Sus labios se


curvaron en un amago de sonrisa.

— Eso es bueno. Pero todavía me siento como una mierda.

— Bueno, si vas a seguir auto-flagelándote, supongo que me podrías comprar


algunos diamantes– Él resopló una carcajada.

— No pareces ser el tipo de mujer de ‘diamantes como disculpa’.

— Eso es, muy posiblemente, la cosa más agradable que alguien me haya dicho–
Ella se levantó y fue al cuarto de baño adjunto a limpiarse.

Señor, su pelo era un desastre, sus labios estaban hinchados, y tuvo que hacer un
poco de definición de control de daños. Se alisó el pelo y corrigió su ropa, pero
no había nada que pudiera hacer para el rubor en su rostro. Esperemos que la
gente pensara que era el calor. Gray entró y la envolvió con sus brazos, luego la
besó en la sien.

— Me encanta hacer el amor contigo. Pero me envolví en mi propia cabeza–

Señaló a su frente– Ésta. Y no pensé en cubrir la otra. Lo siento por no pensar en


tu protección– Se dio la vuelta en sus brazos, y luego se levantó para darle un
beso.

— Gracias. Pero me vi envuelta en el calor del momento, también. Recuerda, se


necesitan dos personas. Estamos bien, ¿de acuerdo?

— Está bien– Él la besó– Y lo siento de esa mierda con mi papá. Él arruina mi


cabeza aun sin intentarlo. Arruiné tu día.

— No arruinaste mi día en absoluto.

— Vamos a hacer lo de hablar y tomar fotos.

— No lo hagas por mí, Gray.

— Lo estoy haciendo por ti. Y por mi mamá. Pero lo más importante, lo estoy
haciendo por mí. Hice un compromiso y voy a seguir con él. El viejo no me va

a sacar corriendo más– Deslizó sus dedos por sus brazos. Estaba relajado, sin
tensión en sus músculos.

— Si estás seguro de que es lo que quieres, vamos.

— Estoy seguro– Ellos encontraron al Senador fuera con Loretta. Parecía


preocupado cuando se encontraron, no molesto o enojado.

— ¿Todo bien?– Preguntó. Gray hizo una breve inclinación de cabeza.

— Está bien. Perdón por el retraso. ¿Estás listo para empezar?– Evelyn le apretó
el brazo.

— Voy a traer los medios de comunicación al lugar, entonces podemos


comenzar. Ella consiguió reunirlos a todos, a continuación, subió al podio y
presentó a Gray.

Él estuvo perfecto mientras hablaba de las vacaciones, lo que significaba para él,
y agradeció a los de servicio por luchar por su país. Y aunque no resaltó los
logros de su padre como senador, no se podía decir que hubiera fricción entre
ellos o lo que Gray personalmente sentía por su padre mientras él lo presentó.

Fue educado y cortés mientras hacía la introducción. A continuación, el senador


se acercó y lo abrazó brevemente antes de subir al podio para hacer sus
comentarios. En definitiva, un gran rato, y ella tendría buenas citas, fotos y
fragmentos de audio para las redes sociales.

— ¿Estuve bien?– Preguntó Gray cuando el senador terminó de hablar y la


multitud comenzó a dispersarse.

— Lo hiciste muy bien. Gracias. Sé que no fue fácil para ti– Él se encogió de
hombros.

— Fue más rápido. Esa parte estuvo bien.

Ella se echó a reír. Agarraron más comida y bebida, y Gray rodó con Trevor y
Drew, riendo mientras le contaron sobre el torneo de golf. Se alegró de que él
estuviera relajado ahora. Se preocupaba por él después del intercambio tenso con
su padre. Aunque no muchas palabras se habían dicho, había un trasfondo de la
historia entre ellos, cosas del pasado de Gray, era evidente que no sabía nada,
pero era profundo y le molestaba. Deseaba que él fuera a hablar con ella

acerca de eso, pero, obviamente, no confiaba en ella lo suficiente todavía para


abrirse. Y no lo forzaría. Tal vez algún día.

De noche, hubo fuegos artificiales, una exhibición espectacular de cuarenta y


cinco minutos que dejó a Evelyn maravillada. Después, los invitados
comenzaron a irse. Evelyn se aseguró de dar las gracias a los medios de
comunicación que habían venido para el discurso y para hacer los arreglos
necesarios para recibir copias de los fragmentos de audio y las fotos. Ella ya
había tomado algunas fotos y citas y los subió en las cuentas de redes sociales
del senador, ya que era importante estar en tiempo real para el senador, pero
haría más en los próximos días.
Ya habían hecho arreglos para pasar la noche en el rancho. Evelyn se alegraba de
que no tuvieran que llevarla al aeropuerto y volar esta noche. Había sido un día
largo y agotador y estaba lista para la cama. Aunque habría sido agradable para
ir a la cama con Gray, tenían dormitorios separados. Y puesto que se trataba de
la casa de sus padres, ir a escondidas a su habitación no sería una buena idea. Así
que él la acompañó hasta su habitación y le dio las buenas noches. Puesto que su
madre también había caminado con ellos, su ‘buenas noches’ fue muy corto y
brusco.

— Nos vemos en la mañana– dijo, con la mirada persistente. Ella miró por
encima de su hombro a su madre, que estaba de pie en la parte superior de las
escaleras, obviamente deseando hablar con su hijo. Entonces sonrió.

— Buenas noches, Gray.

Cerró la puerta, se lavó, y se puso una camiseta, luego se subió a la cama en la


habitación de invitados que le había sido asignada. Trabajó en su computadora
portátil, publicó algunas fotos a Facebook y Twitter, atrapada en su correo
electrónico, a continuación, dejó de lado su portátil y apagó las luces. Se quedó
mirando el ventilador de techo zumbando mientras mentalmente repasó el día en
la cabeza.

Había mucho en su cabeza, de sus conversaciones con Carolina, las preguntas en


torno a la relación de Gray con su padre, el sexo inductor de calor que había
tenido con Gray en esta misma habitación el día de hoy. Alisó sus manos sobre
las sábanas frescas, recordando la forma desesperada en que la había tomado, la
forma en que se había sentido cuando él estaba dentro de ella, la

forma en que él la había hecho correr. Conocía su cuerpo, sabía lo que hacía falta
para llevarla derecho al borde, luego hacerla caer.

Su cuerpo se llenó de excitación. Ella suavemente hundió los dientes en el labio


inferior y deslizó su mano en sus bragas, su mente se llenó de imágenes de Gray
hundiéndose en ella hoy. Entonces sonó su teléfono.

— Mierda– Ella se volvió y miró la pantalla. ¿Era psíquico? Cogió su teléfono y


contestó– Gray.

— Suenas sin aliento. ¿Qué estás haciendo?


— Uh... nada.

— ¿Dónde estás?

— En mi habitación.

— ¿Qué estás haciendo?

— Estaba inquieta– Se quedó en silencio por un momento, y ella lo imaginaba


sonriendo.

— ¿Y qué haces tú sola en tu habitación, Evelyn?

— Pensando en ti y odiar que no estoy en tu habitación– Lo oyó

acomodándose.

— ¿Ah, sí? ¿Es por eso que estás sin aliento?

— Se podría decir eso.

— ¿Te estabas tocando mientras estabas pensando en mí?– Él lo hacía tan fácil.
Ella se recostó contra las almohadas y acunó el teléfono contra su oído.

— Sí

— Hazlo de nuevo.

— ¿Qué estás haciendo?

— Ahora que has puesto mi polla dura, me estoy acariciando– Ella respiró
hondo.

— Me siento como un adolescente.

— ¿Alguna vez tuviste sexo por teléfono cuando eras adolescente?– Ella ahogó
una carcajada.

— No. Nunca he tenido sexo por teléfono en absoluto.

— Entonces estás a punto de tener el primero. ¿Qué llevas puesto?– Ella se echó
a reír.

— Una camiseta sin mangas y las bragas.

— ¿Estabas deslizando tu mano dentro de Tus bragas y acariciando tu coño?–

El hombre tenía que ser psíquico.

— Eso es lo que estaba haciendo cuando llamaste– Ella escuchó su zumbido


bajo de aprobación.

— Entonces me alegro de haberte interrumpido antes de llegar a la parte


realmente buena– Los sonidos que hacía mientras se movía en la cama la estaban
volviendo loca. Tuvo que utilizar su imaginación para visualizar lo que podría
estar haciendo.

— Podemos… hacer video chat, ya sabes– Ella sabía qué tipo de teléfono tenía,
y él tenía esa característica.

— Hmm, ¿Podríamos, o no podríamos?– Apretó el botón, y en treinta

segundos su cara estaba en la pantalla. Él le dedicó una sonrisa de medio lado–


Te ves sexy.

— Esta oscuro en tu habitación.

— Me gusta esta manera. De esa manera puedes verme, pero en realidad no me


ves– Todo lo que podía ver era la cara y la parte superior del cuerpo, pero ella
vio el movimiento de su hombro.

— ¿Qué estás haciendo, Gray?

— Frotar mi polla. Cuando contestaste el teléfono, hiciste ese suspiro que haces
cuando te estoy tirando– Ella contuvo el aliento y se movió hacia abajo, luego
abrió las piernas, deslizando su mano sobre su sexo.

— No sabía que hiciera un cierto sonido.

— Oh, he memorizado todos los sonidos que haces. Atrapas el aliento cuando
froto tu clítoris o chupo tu vagina. Y tus gemidos, me gustan mucho esos– Ella
deslizó su mano en sus bragas, y puso en libertad el sonido que le gustaba,
agradecida de que sus padres dormían en la planta baja.

— Esto es un poco travieso, hacer esto en casa de tus padres

— Eso es lo que lo hace divertido. Si mi madre no tuviera un sueño tan ligero y


no se levantara varias veces por noche, me gustaría estar en su habitación y
quitarte la ropa en este momento.

— Me gustaría eso. Tenía muchas ganas de ir a tu habitación contigo esta noche.

— Tira de las correas hacia abajo, Evelyn. Déjame ver tus pechos– Era difícil
maniobrar el teléfono con una mano y dirigir la cámara en el lugar correcto, pero
ella dejó caer los tirantes de su camiseta, dejando al descubierto sus pechos.

— Lindos. Me gustaría estar ahí para chuparlos– Su coño se apretó con la


excitación. Ella trajo la cámara de nuevo para que pudiera verlo.

— Cuando dices eso, me mojo.

— Eso es bueno. Tócate a ti misma para mí, dime lo mojada que estás.

— Espera– Ansiosa por librarse de sus bragas, ella las tiró hacia abajo y las dejó
a los pies de la cama, luego cogió el teléfono y abrió las piernas, acariciando su
sexo, burlando su clítoris, haciéndole ver su cara mientras metía dos dedos en su
coño.

— Oh, eso es tan bueno.

— Me gusta verte, Evelyn. ¿Lo harás para mí en persona alguna vez?

— Sí. Sólo si te tocas la polla para mí al mismo tiempo– Se dio la vuelta a su


lado y miraba su brazo.

— Me encantaría masturbarme para ti– Ella encontró su clítoris y lo acarició,


utilizando el talón de su mano para aplicar la cantidad correcta de presión
mientras mantenía sus dedos ocupados dentro de su coño.

— Me gustaría que estuvieras aquí, que estuvieras dentro de mí.


— Me gustaría eso. Mis bolas están muy apretadas y mi polla está tan dura que
estoy a punto de estallar.

— Muéstrame cómo lo haces, Gray– Él movió la cámara y ella observó su mano


agarrando la base de su eje, la forma en que apretaba mientras bombeaba su
puño sobre su polla, luego ligero en la punta, poniendo su pulgar sobre ella,
entonces utilizó un ritmo constante para bombear arriba y abajo.

Fue la cosa más emocionante que jamás había visto. Ella puso su mano sobre su
coño mientras miraba, hipnotizada.

— Estoy listo para correrme, Evelyn– dijo él, y ella lo miró, observando la
tensión en su rostro mientras los movimientos de su brazo crecieron más rápidos
y frenéticos.

— Yo también. Habla conmigo, Gray. Hazme correr para ti.

— Frota tu coño más rápido. Quiero oírte gritar para mí.

— Oh, Dios. No puedo gritar. Tus padres escucharán.

— Entonces gírate y grita en la almohada. Yo sólo quiero saber que te corres.

Y me voy a ir contigo.

— No. Quiero verte correr. Voy a mantenerme de espaldas, pero la próxima vez
que me hagas el amor, voy a gritar en voz alta para ti– Su mano estaba
trabajando duro en su polla ahora. El sudor corría por el lado de su cara.

— Ahora, Evelyn. Quiero que te corras ahora.

— Estoy tan cerca– Sus pezones se tensaron y ella sentía la agitación de


orgasmo–me voy a correr, Gray. Me voy a correr– Con un gemido gutural, él
rodó sobre su espalda, sosteniendo la cámara fuera para que pudiera ver las
corrientes de vienen brotando en su vientre.

— Oh, Dios, sí– dijo ella, luchando contra el grito cuando su orgasmo se estrelló
contra ella.

Volvió la cara hacia la cámara, agarrando su polla con fuerza en su puño


mientras levantaba sus caderas y ella enterró sus dedos en su coño mientras se
estremecía a través de un orgasmo salvaje, loco que la dejó temblando y
sudorosa. Cuando todo terminó, ella dejó caer el teléfono sobre el colchón y tuvo
que recuperar el aliento.

— Hey– dijo él finalmente– Necesito unos minutos. Ya vuelvo.

— Yo también– dijo, mirando el ventilador de techo, tratando de respirar


normalmente. Ella salió de la cama y fue al baño. Cuando volvió, el rostro de
Gray estaba sonriéndole por teléfono. Estaba tendido sobre su costado mientras
yacía en la cama.

— Gracias por eso– dijo– Eso me quitó lo último de tensión del día– Ella le
sonrió.

— La mía también. Creo que podría incluso ser capaz de dormir esta noche.

— Bueno. Todavía me gustaría más si estuvieras en mi cama– Su estómago se


agitó.

— Me gustaría más, también.

— Mañana por la noche, lo estarás.

— Buenas noches, Gray.

— Buenas noches, Evelyn– Colgó, se dio la vuelta y cerró los ojos, incapaz de
quitar la sonrisa de la cara.

Cap20

Gray había hecho a Evelyn cambiar su vuelo. Ahora que sabía que Bill estaba
enfermo, era importante por lo menos parar y verlo. Volaban de regreso esa
misma tarde, que todavía le daría suficiente tiempo para reunirse con su equipo y
prepararse para la práctica y la calificación.

— Háblame de Bill Briscoe– dijo Evelyn, cuando se dirigían a la universidad.

Gray sonrió mientras los recuerdos lo inundaron.


— Él y su esposa Ginger fueron los padres del dormitorio los cuatro años que
estuve en la universidad. Y desde el primer día, Bill fue la figura del padre que
necesitaba, demonios, la figura paterna que todos los chicos necesitábamos.

Me dio consejos, disciplina, calidez y compasión, sobre todo durante los años
universitarios críticos cuando fracasaba, cuando me sentía perdido y solo
después...– Se detuvo, dándose cuenta de que estaba hablando sobre cosas que
normalmente no hablaba con nadie.

— Me puedes decir, Gray. No es que esto vaya a terminar en las redes sociales.
Esto es personal y lo entiendo.

— Después de que mi padre y yo tuvimos una pelea cuando decidí no ir a


Harvard y tomé la beca de béisbol a Oklahoma. Las cosas fueron difíciles
después de eso.

— Debido a que tu padre pensó que tu educación y tu carrera deberían ir en una


dirección, y tú querías ir en otra.

— Sí. Él quería que yo estudiara leyes, y, finalmente, le siguiera en la política.

Esa nunca fue mi pasión– Ella asintió con la cabeza.

— Debido a que el deporte siempre ha sido lo que te encantaba– Era curioso


cómo fácilmente entendía eso, y su padre nunca pudo.

— Sí. El viejo estaba enojado cuando rechacé Harvard.

— Comprensible. Siempre es el sueño de un padre que un chico siga sus pasos.


Estoy segura de que estaba decepcionado.

— Oh, él estaba más que decepcionado. Clamó al respecto, me llamó un fracaso,


y me dijo que estaba perdiendo mi vida. Y entonces me cortó financieramente
del dinero de la familia. Me dijo que si yo iba a insistir en hacer este error,
estaría haciéndolo por mi cuenta.

— Oh, Dios– Ella puso su mano sobre su pierna– Lo siento mucho, Gray– Él se
encogió de hombros, manteniendo firmemente su mirada en la carretera.

— Él estaba tan acostumbrado a siempre salirse con la suya, por el tiempo que
tomé esa decisión ya había imaginado que eso era probablemente lo que él iba a
hacer.

— ¿Tu madre no pudo intervenir por ti?

— Lo intentó, pero una vez que Mitchell Preston toma una decisión, nadie puede
cambiar su mente. No había mucho que pudiera hacer. El dinero de la familia es
todo suyo. Pero obtuve la beca para Oklahoma, así que no necesité su dinero.
Trabajé mi culo en la universidad, trabajé a tiempo parcial para cubrir cualquier
cosa que la beca no hiciera. Me las arreglé bien. Incluso me dieron una oferta de
un equipo de Grandes Ligas– Él la miró. Ella tenía el ceño fruncido.

— Pero no seguiste en el béisbol.

— Sí, lo sé. Fue lo suficiente para saber que podría haber tenido éxito. Me
gustaba jugar a la pelota, pero mi amor estuvo siempre en las carreras.

Después de graduarme de la universidad seguí de manera profesional, hice mi


carrera de tiempo completo.

— Lo has hecho muy bien por ti mismo. Debes estar orgulloso. Y todo sin
dinero Preston– escuchando las palabras de Evelyn se hundieron

profundamente en su pecho.

— Gracias. Tuve suerte y corrí con alguien que me inició y me permitió


perfeccionar mis instintos. Él me dio un coche y me dejó mostrar lo que podía
hacer. Después de ganar un campeonato, el dinero de los patrocinadores
comenzó a rodar, lo suficiente para sostenerme hasta que cumplí los veinticinco.
Fue entonces cuando recibí la herencia que mi abuelo dejó para mí, algo que mi
padre no podía controlar. Yo tomé ese dinero y empecé Preston Racing, pasé por
mi cuenta y construí un equipo de carreras de éxito,

gané otro campeonato– Cuando ella no dijo nada, él desvió la mirada hacia la de
ella– ¿Qué?– Sus labios se curvaron.

— Hay una chispa cuando hablas de las carreras. No me puedo imaginar ni


siquiera que tuvieras esa clase de fuego en la ley o la política– Dejó escapar una
risa.
— Lo habría odiado. Habría sido miserable.

— No mucha gente consigue hacer lo que les gusta– Tomó la salida que daría
lugar a la carretera principal y la universidad. Cuando se detuvo en la luz, se
volvió hacia ella.

— Tú lo haces.

— Eso es cierto. Supongo que ambos somos muy afortunados.

— Supongo que somos. Y tengo que dar las gracias a Bill Briscoe por eso. Él me
concentró, me hizo sacar mi cabeza fuera de mi culo. Llegué con un gran chip en
mi hombro y mucho que demostrar. Llamó eso y me dijo que dejara de pensar en
mi papá, que dejara de estar enojado con él y empezara a centrarme en mí
mismo– Giró a la izquierda en el semáforo y se dirigió por el camino–

Él ayudó a formar lo que soy hoy en día. Le debo mucho. Sólo espero que esté
bien– Evelyn se inclinó y le apretó la pierna.

— Yo también– la casa de Bill y Ginger estaba en el campus, en la misma calle


de los dormitorios. Gray estacionado frente y salió.

— Drew y Trevor aún no están aquí, pero hay un coche que no reconozco en el
camino de entrada. Puede ser que sea Haven– dijo mientras sostenía la puerta
para Evelyn.

— ¿Haven es su hija?

— Sí. Ella estaba mucho alrededor cuando estábamos en la escuela. Incluso


asistió a la universidad. Ella tiene la misma edad que Carolina. Fue tutora de
Trevor por un tiempo– Gray sonrió– Dios, él odiaba eso.

La casa tenía el mismo aspecto, aunque podría haber necesitado una nueva capa
de pintura. El ribete blanco tenía escamas en algunos puntos, y algunos

de los escalones del porche parecían que podían necesitar un poco de refuerzo, o
tal vez sustitución. Por otra parte, la casa de estilo rancho de una sola planta
todavía tenía geranios colgantes, las mismas dos mecedoras blancas en el porche
y la puerta principal estaba abierta, como siempre. Gray llamó a la puerta
mosquitera.
— ¿Hay alguien en casa?

— Alguien está siempre en casa– dijo Ginger Briscoe– Entra– Gray negó con la
cabeza y volvió a Evelyn.

— Ginger y Bill no creen en los extraños. Llamas, siempre eres bienvenido a


entrar– Evelyn tenía los ojos muy abiertos con incredulidad sobre eso.

Así estuvo Gray, la primera vez que Bill le había dicho eso, pero esa es la clase
de personas que eran. Mantuvo la puerta abierta para Evelyn y entró.

Algo estaba cocinando. Olía como el pollo. Ginger vino por el largo pasillo, con
el rostro radiante en una amplia sonrisa cuando lo vio.

— Grayson Preston. No puedo creer que estés aquí– Abrió los brazos y él la
levantó en un abrazo.

— Miss Ginger. Ha pasado demasiado tiempo– Ella le apretó, le dio una


palmada en la espalda, y cuando él la dejó, su sonrisa era todavía tan grande
como todo el estado.

— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en algún lugar fuera rompiendo
los límites de velocidad?– Él se echó a reír.

— Estaba en el rancho por el Cuatro, por lo que pensé que podría pasar por aquí.
Miss Ginger, esta es mi amiga Evelyn Hill. Evelyn, esta es Ginger Briscoe, la
mejor cocinera en todo Oklahoma, y la mujer más hermosa en el estado.

— Oh, sigues siendo un adulador, ya veo– Ginger se volvió hacia Evelyn y,


aunque Evelyn había comenzado a extender su mano, ella la envolvió en un
abrazo– Si estás con Gray, obtienes un abrazo de mi parte. Encantada de
conocerte, Evelyn– Evelyn parpadeó y miró sorprendida.

— Encantada de conocerte también, Ginger… Sra… Miss Ginger.

— Eso es. Ahora ustedes dos deben tener sed. ¿Qué tal un poco de té dulce?

Acabo de hacer un nuevo lote– Gray asintió.

— Eso sería genial. ¿Dónde está Bill?


— Está en la cocina molestándome mientras estoy tratando de cocinar. Vamos
hacia atrás. Él va a estar más contento que unas pascuas de verte.

Gray tomó la mano de Evelyn y la condujo por el pasillo. Sí, seguía teniendo el
mismo papel pintado a rayas amarillo y azul, aún los mismos pisos de madera
oscura en toda la casa, el mismo azulejo blanco en la cocina. Y todo pulido y
limpio y con olor a aceite de limón. Le recordó a casa, mucho más de lo que lo
hizo el rancho.

Ginger tenía el mismo aspecto, tal vez un poco más vieja y un poco más pesada
que la última vez que la había visto. Pero todavía aguda y llena de energía.
Cuando entraron en la cocina, sin embargo, su corazón se hundió.

Bill, por otro lado, había cambiado. Había perdido una cantidad considerable de
peso, tenía el pelo más delgado, su piel cetrina.

— Bueno, mira quien decidió pasar por aquí. Pensé que se te había olvidado
nuestra dirección– Con una amplia sonrisa, Bill se puso de pie, aunque no sin
cierto esfuerzo.

Gray se acercó y puso sus brazos alrededor de él, tratando de no romperse ante la
vista del hombre que había sido más padre para él que su propio padre.

Luchó contra las lágrimas y forzó una sonrisa mientras los dos se separaron.

— Sí, lo sé. He estado mal acerca de venir a visitar, pero ya estoy aquí, ¿no?–

Bill ofreció una sonrisa.

— Sí, supongo que estás– Gray presentó a Bill a Evelyn.

— ¿No es simplemente la cosa más bonita que haya visto, a un lado siempre de
mi Ginger, por supuesto– dijo Bill, luego se volvió a Gray– Más bonita que la
mayoría de esas fulanas con quienes te he visto en la TV. Ésta tiene clase, Gray.
Debes casarte con ella– Evelyn tosió y los labios de Gray se curvaron en una
sonrisa.

— Ella es definitivamente bastante bonita, y con clase.

— Siéntate y descansa– dijo Ginger, sacando dos vasos de té.


— Gracias, Miss Ginger– dijo Evelyn.

— Y es amable, también– dijo Ginger.

— Así que dime lo que estás haciendo para venir todo el camino hasta aquí–

dijo Bill.

— Tuve un poco de tiempo extra, y sé que ha pasado un tiempo desde que he


venido. Además, quería mostrarle a Evelyn el campus.

— Ohhh– Bill dijo, guiñándole un ojo a Evelyn– Tratando de impresionarte,

¿verdad?

— Al parecer– Evelyn sonrió a Gray. Ella sabía que él estaba inventando sobre
la marcha, y que apreciaba que lo siguiera a través– Aunque estoy muy
impresionada. Esta es una hermosa escuela.

— ¿A dónde fuiste a la escuela, Evelyn?– Preguntó Ginger.

— Georgetown.

— También es un lugar encantador. Bill y yo tuvimos ocasión de hacer un viaje a


Washington, DC, hace unos años. Viajamos por algunas de las universidades allí.
Georgetown es un gran lugar.

— Gracias. Me gustó ir a la escuela allí– Hubo otro golpe en la puerta.

— Señor, pero este es un lugar ocupado hoy– Dijo Ginger– Adelante– gritó.

— Huelo pollo asado. ¿Aún es hora de comer?

— Oh, santo cielo. ¿Es Trevor?

— Sí, señora– dijo Trevor– Y me arrastré a Drew conmigo– Bill parpadeó, luego
frunció el ceño y miró a Gray.

— ¿Sabías que iban a venir?– Gray sonrió.

— Hablamos de ello ayer. Estaban en el rancho conmigo. Tenemos toda la


nostalgia de los tiempos en los dormitorios, y hablando de ti y Miss Ginger.

Dijeron que podrían venir hoy.

— No puedo creerlo– Se levantó, rodeó la mesa, lentamente, notó Gray, y se


dirigió por el pasillo. Fue envuelto por Trevor y Drew.

— Hombre, te estás poniendo viejo– dijo Trevor– Puede ser que sea más alto
que tú ahora, o te estás encogiendo– Bill se echó a reír.

— Todavía puedo machacar tu culo, jovencito.

— No lo dudo– dijo Trevor– Siempre tuve un poco de miedo de ti.

— Ese era mi plan maestro para mantener a todos ustedes en línea– Después de
que los chicos abrazaron a Ginger, dejó más de té en la mesa masiva.

— Siéntense, muchachos– dijo ella.

— Sí, bueno, tenías que ser intimidante para manejarnos a todos nosotros,

¿verdad, Bill?– Preguntó Gray.

— Oh, no lo sé– dijo Ginger– Tú tenías todos esos buenos chicos– Bill resopló.

— Eso es lo que te dije. No sabías su verdadero yo. Todos eran un dolor en el


trasero, evadiendo el toque de queda, fumando en las habitaciones de la
residencia.

— ¿Quién fuma en las habitaciones de residencia?– Preguntó Evelyn.

— Ese fue Garrett– dijo Drew.

— No, no era. Fuiste tú– dijo Trevor– te emborrachaste una noche y decidiste
fumarte un paquete entero de cigarrillos. Y eso fue después de todo ese Jack
Daniel’s.

— Oh. Recuerdo eso– Gray dijo con una risita.

— Yo también– dijo Bill, mirando mal a Drew– ¿Quién crees que se sentó con tu
culo enfermo toda la noche mientras vomitaste sus tripas?
— Es curioso– dijo Drew– No tengo muchos recuerdos de esa noche.

— Sí, estoy seguro de que no fue la última vez que lo hiciste, tampoco– dijo
Bill.

Gray escuchaba, mientras que recordaban, su corazón dolorido mientras miraba


a Bill. Era obvio que Bill no estaba en buena forma, pero él no se permitiría
demostrar que él no se sentía bien. Cuando Bill llevó a Trevor y Drew a otra
habitación para ir a buscar viejos álbumes de fotos, Gray tomó a Ginger por el
brazo.

— ¿Qué tan malo es eso, Miss Ginger?– Las lágrimas brotaron de sus ojos.

— Es malo, Grayson. Está en su hígado. Los médicos dicen que no hay mucho
que puedan hacer– Gray respiró hondo.

— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? Si necesitas dinero, si él tiene que ir
a otro lugar para recibir tratamiento...– Ella apretó sus brazos.

— Cariño, si yo pensara que arrojar dinero en esto lo ayudaría, habría estado en


el teléfono llamando en favor de todos los chicos que hubieran pasado alguna
vez por nuestras puertas– Ella negó con la cabeza– El dinero no le puede ayudar
ahora. Está en manos de Dios.

Él inclinó la cabeza y cerró los ojos. Ginger puso sus brazos alrededor de él y él
la abrazó con fuerza. Cuando abrió los ojos y miró a través de la cocina, Evelyn
tenía lágrimas que corrían por su rostro.

***

El corazón de Evelyn dolía por Gray. Estaba claro que amaba a Bill y Ginger
Briscoe, que los cuatro años que había pasado en la escuela y en los dormitorios
eran algunos de los mejores de su vida, y que Bill había ayudado a dar forma al
hombre en que se había convertido. Los Briscoe’s eran gente amable con buen
sentido de humor y un sistema de creencias que ayudaría a Ginger travesar los
tiempos difíciles por venir.

Ella también tenía un fuerte sistema de apoyo, toda una escuela al parecer,
porque estaba claro que mucha gente les amaba a ambos. Gray, Trevor, y Drew,
todos adoraban a Bill. Ella escuchó historia tras historia acerca de cómo fue un
héroe para ellos, cómo les había salvado el trasero cuando casi se habían metido
en problemas, o cómo los había disciplinado cuando habían cruzado la línea.
Pero todo fue dicho con tanto respeto que dejó a Evelyn con una sensación de
asombro sobre el hombre. Estaría dejando un legado increíble detrás. Era una
pena que él se fuera para todos.

Ginger preparaba pollo asado y dijo que no había suficiente para todos.

Evelyn le había convencido de que podía ser útil en la cocina, a pesar de las
protestas de Ginger que las visitas no debían ayudar. Así que ella hizo zanahorias
en rodajas y las patatas peladas y había hecho una gran ensalada, no muy usada
para la alimentación de un grupo de hombres hambrientos. Pero era agradable
para estar a la par con Ginger y hacer algo en silencio por un tiempo.

— ¿Estás saliendo con ese chico?– Preguntó Ginger. Evelyn no sabía muy bien
cómo responder a eso, así que empezó con la verdad.

— En realidad, trabajo para su padre.

— ¿El senador?– Ginger dio un paso lateral hacia atrás– ¿Qué haces para él?–

Evelyn explicó su trabajo y lo que estaba haciendo con Gray.

— Eso sí que es un trabajo interesante. Debes ser muy inteligente– Evelyn rió.

— Creo que lo hago bien.

— Me alegro de oír eso. Siempre

es importante mantenerse

a sí

mismo, Evelyn. Nunca confíes en un hombre para ser tu todo en la vida.

— Oh, nunca tuve la intención para que eso sucediera.

— Bueno. Haven, que es nuestra hija, ella es de la misma manera. Tal vez hasta
la exageración. Esa chica tiene una veta independiente tan ancha como el Río
Grande. Siempre pensando en su carrera en primer lugar, no hay tiempo para un
hombre en su vida. Empiezo a temer que nunca me va a dar nietos–

Evelyn rió.

— ¿Vive su hija aquí?

— Oh, no. Ella no podía esperar a salir de este campus. Tan pronto como se
graduó de la universidad, se mudó a Dallas. Pero viene a casa con regularidad
para visitar, más ahora que Bill ha estado enfermo. Ella está aquí hoy, ese es su
coche en la calzada. Ella se alejó a visitar a unos amigos, por lo que debería estar
de vuelta pronto.

— Es bueno que ella tenga su independencia, pero que no esté tan lejos que no
venga a casa a verte.

— ¿Qué demonios están haciendo todos estos coches aquí? ¿Hay algún

partido que no sepa?

— Oh, esa es Haven ahora– dijo Ginger, secándose las manos en un paño de
cocina. La puerta mosquitera se abrió de golpe.

— Hola, cariño– dijo Ginger, abrazando a su hija.

— Hola, mamá– Una joven hermosa con pelo negro corto y ojos azules

grandes entró en la habitación. Llevaba capris andrajosos y una camiseta sin


mangas que abrazaba su delgado cuerpo, pero nada podía ocultar esos pechos
espectaculares. Guau, era algo impresionante. Haven sonrió cuando vio a
Evelyn.

— Oh, hola. Soy Haven Briscoe.

— Evelyn Hill. Encantada de conocerte.

— Igualmente. ¿Fuiste a la escuela aquí, Evelyn?

— No. Estoy aquí con Gray Preston

— Ohhh– Se volvió hacia su madre– ¿Gray está aquí?


— Está en la parte de atrás con tu papá. Drew Hogan y Trevor Shay están,
también.

— Oh. Bueno. Trevor está aquí, ¿eh? – Haven contuvo el labio inferior– Voy a
estar arriba por un minuto.

— ¿No quieres salir a la calle y saludar a los chicos primero?– Preguntó Ginger.
Pero Haven ya estaba a mitad de camino por el pasillo.

— En un minuto, mamá– Evelyn arqueó una ceja. Eso fue interesante. Toda su
actitud cambió cuando se mencionó el nombre de Trevor. Los chicos volvieron a
entrar.

— ¿He oído a Haven volver?– Preguntó Bill.

— Sí– dijo Ginger– corrió escaleras arriba. Va a estar de vuelta en un minuto

— Haven está aquí, ¿eh?– Trevor preguntó mientras se lavaba las manos en el
fregadero de la cocina. También fue interesante, como Trevor tomó una larga
mirada por el pasillo donde Haven había desaparecido. Evelyn se preguntó qué
historia había sobre eso. Tendría que preguntarle a Gray.

— Esa cortadora de césped está acabada– dijo Gray, golpeando a Trevor fuera
del camino tan pronto como él se había lavado las manos– Voy a bajar a la
ferretería y obtener una nueva.

— No harás tal cosa– dijo Ginger, poniendo las zanahorias en un tazón y


poniéndolas sobre la mesa– Podemos comprar una nueva cortadora de césped.

— Vi una señal en el camino mientras estábamos yendo a la ciudad– dijo Drew,


tomando su turno junto a la pileta– Varios de los estudiantes de una de las
fraternidades locales han puesto en marcha un negocio de poda. Supongo que se
van a quedar en la ciudad para el verano y necesitan el dinero.

— ¿Conseguiste todo eso de la lectura de un cartel a medida que pasaban por


allí?– Preguntó Ginger, cruzando los brazos. Drew se encogió de hombros.

— Pude haber anotado el número bajando, y podría haber llamado mientras


estábamos fuera.
— Eso le quitaría un poco de estrés a Bill de tener que segar– Gray ofreció–

Sobre todo ahora que hemos determinado que la segadora no es reparable.

— Es una solución temporal, como mucho– dijo Bill– Pero hasta que podamos
obtener una nueva cortadora de césped, eso daría a esos chicos algún ingreso–
Ginger le tendió la mano.

— Dame ese número. Voy a mirar eso– Drew sacó el número de su teléfono y lo
escribió en un pedazo de papel, y luego se lo entregó a Ginger. Ella sonrió
mientras se lo guardó en el bolsillo de los vaqueros.

— Ahora siéntate. Todos ustedes. Es hora del almuerzo– Haven entró.

— Hey, todos.

— Hey, niña– Bill dijo, tirando de ella en sus brazos– ¿Tuviste una agradable
visita con sus amigos? Lo siento yo dormía anoche cuando llegaste.

— Hola, papá. Gracias, lo hice– Ella cerró los ojos mientras abrazaba a su
padre– Y llegué bastante tarde, así que no te preocupes por eso– El corazón de
Evelyn sufrió por Haven mientras se limpió una lágrima antes de que ella se
echara hacia atrás. Ella tomó una larga mirada a él.

— Parece que podrías haber ganado algo de peso. ¿Estás comiéndote las galletas
Oreo de nuevo cuando mamá no está mirando?– Bill sonrió.

— Tal vez unas pocas.

— Puedo oír, ya sabes– dijo Ginger– Ahora siéntense.

Todo el mundo se sentó. Gray se sentó junto a Evelyn. Obviamente Ginger y Bill
tenían asientos uno al lado del otro. Drew y Trevor revueltos por las sillas,
mientras dejaron una libre para Haven, justo al lado de Trevor. Haven vaciló.

— Bien, adelante y siéntate, cariño– dijo Ginger– Él no va a morder.

— Podría hacerlo– Trevor miró a Haven y sonrió. Haven miró, pero se acomodó
en la silla. La comida era deliciosa, y la conversación fue muy animada. Había
un montón de recuerdos del pasado sobre días de universidad de los chicos,
incluyendo las burlas de Haven.

— Si no hubiera pasado esa clase de matemáticas, no estábamos seguros que


Trevor alguna vez iba a conseguir salir de la residencia de estudiantes– dijo Gray
con una sonrisa.

— Fue como prisión– dijo Trevor– Me sentí como Rapunzel en la torre. Sin todo
el pelo, por supuesto– dijo, guiñándole un ojo a Evelyn– Si no hubiera sido por
Haven, todavía podría estar atrapado en mi habitación– Haven recogió guisantes
sobre su tenedor, negándose a encontrarse con la mirada de Trevor.

— Oh, me acuerdo de lo reacia que estaba cuando le pedimos que fuera tutora de
Trevor–dijo Ginger a Haven– Se podría pensar que le habíamos pedido la peor
cosa en el mundo. Arrastró sus pies y dijo que ella no quería. ¿Te acuerdas de
eso, cariño? Señor, fuiste tan difícil– Haven levantó la cabeza en ese comentario.

— Si no recuerdo mal, yo no era la difícil– Trevor levantó una ceja.

— Se refiere a mí.

— Bueno, eras un dolor en el…– Drew miró a Bill y Ginger– Extremo.

— No lo era. Fui cooperativo como el demonio. Yo quería salir de esa


habitación.– Haven resopló.

— Fuiste un dolor en el culo. No cooperabas. Pensabas que sabías todo, excepto


matemáticas, ciencias e historia. Y cuando las cosas se pusieron difíciles y te
viste obligado a doblegarte realmente bajo y hacer el trabajo, trataste de
sobornarme para tomar el examen de matemáticas por ti.

— Haven– dijo Ginger– Trevor no haría una cosa así– Ella encontró la mirada de
su madre de frente.

— Por supuesto que no. Él es un atleta, por lo tanto no puede hacer nada mal.

Trevor se quedó en silencio, pero echó una mirada curiosa a Haven. Ahora
Evelyn realmente se preguntaba cuál era el fondo de estos dos. ¿Hubo
animosidad sobre la tutoría? Parecía mucho más que eso. Mucha tensión
crepitaba entre ellos.
— De todos modos, todo salió bien. Trevor pasó todas sus clases– dijo Ginger
con una amplia sonrisa– Estábamos tan orgullosos.

— Disculpen– dijo Haven, llevando su plato al fregadero.

La mirada de Trevor la siguió mientras salía de la habitación. Después del


almuerzo se sentaron en el porche y bebieron té. Incluso Haven superó lo que le
había molestado y se unió a ellos, aunque ella se sentó lo más lejos de Trevor.
Evelyn se dio cuenta que Trevor lanzaba miradas en su dirección, pero Haven no
respondería su mirada. Cuando Evelyn entró para llenar su taza de té, Haven
entró, también.

— ¿Puedo servirte un poco?– Preguntó Evelyn.

— Claro. Gracias– Haven se apoyó en el mostrador de la cocina a beber su té,


así que Evelyn se sentó.

— ¿Tú vives en Dallas?

— Sí. Por ahora.

— ¿Qué haces allí?

— Estoy en la radiodifusión– Evelyn sonrió.

— Una carrera divertida.

— A veces puede serlo. Otras veces es una pesadilla. Depende del día y de lo
que estoy cubriendo.

— ¿Haces las noticias?

— Deportes– dijo Haven con una sonrisa, el orgullo evidente en su rostro.

— Guau. Campo difícil para una mujer.

— Puede ser. Ahora mismo tengo una línea en un evento nacional, por lo que
mantengo los dedos cruzados para mí.

— Felicitaciones. Espero que funcione.


— Gracias. Estoy muy emocionada por ello.

— Estoy aprendiendo mucho acerca de las carreras de autos, y los deportes en


general, por estar cerca de Gray– Siguó la mirada de Haven al exterior.

— Gray es un tipo fantástico. Él siempre fue muy agradable para mis padres y
para mí– Ella devolvió la mirada a Evelyn– ¿Y tú trabajas con el padre de Gray,
el senador?

— Sí.

— Me sorprende que Gray tenga nada que ver contigo. Él no era muy

aficionado a su padre en sus días universitarios. Supongo que eso ha cambiado–


Ella apreció la honestidad contundente de Haven.

— Creo que todavía están trabajando en ello. A veces se necesita tiempo–

Haven tomó un sorbo de té.

— Supongo que sí.

Hablando de cosas que necesitaban un tiempo para procesarse... ella sintió que
Haven necesitaba a alguien con quien hablar. Tal vez por eso ella fue persistente
en la cocina con Evelyn. ¿Algo que no podía descargar en su madre, tal vez?

— Podría estar hablando fuera de lugar, y por favor dime que me ocupe de mis
asuntos, Haven, pero ¿Sentí un poco de fricción entre Trevor y tú?– Haven se
miró los zapatos de lona gastados durante unos segundos antes de arrastrar la
mirada hacia Evelyn.

— Oh. Eso. Sí. Él y yo tuvimos algunos giros alrededor en la universidad–

Evelyn arqueó una ceja, pero no dijo nada. Si Haven no quería hablar de eso, ella
no volvería a preguntar– Él era algo... espinoso– Haven finalmente continuó–
Tan

supremamente arrogante y seguro. Y tuve el peor flechazo por él. Yo era


desgarbada, tímida y usaba gafas. Y estas– Ella señaló hacia sus pechos– Las
escondía. Yo estaba suficientemente incómoda sin tener tetas como para hacerle
frente. No tenía ni idea de qué hacer con un chico. Y Trevor era este atleta
caliente y sexy, y Dios, yo tenía tan atada la lengua a su alrededor.

— ¿Una cosa tipo primer flechazo?– Haven suspiró.

— De la peor manera. Trevor, siendo el caliente semental que es, lo sabía. Y

jugó conmigo, con su dulce conversación y bateando esas pestañas largas y


oscuras en mí para conseguir que yo hiciera lo que quisiera– Con cautela, Evelyn
le preguntó

— ¿Y qué quería?– Con una carcajada, dijo Haven

— Tutoría. Tenía que pasar todas sus clases, así que ¿Qué mejor manera de
conseguir a la chica inteligente que le ayudara?

— ¿Tú no querías?

— Era exactamente lo contrario. Yo habría hecho cualquier cosa por él si


torciera un dedo en mi dirección. Él no tuvo que jugar conmigo. Estudié con él y
le convencí de trabajar más duro de lo que nunca quiso trabajar. El problema era
que no quería hacer el trabajo. Lo que realmente quería era encontrar una manera
de engañar a las pruebas– Evelyn se reclinó en la silla y tomó un sorbo de té.

— No me digas.

—No me digas. La vida siempre fue fácil para Trevor. ¿Deportes? Pedazo de
torta. ¿Conseguir una chica en la cama? Por favor. Todo lo que tenía que hacer
era darles esa sonrisa maliciosa y se desprendían de sus bragas más rápido que
un vestido en la noche del baile. ¿Lo académico, sin embargo? No tanto. Eso
tenía que trabajar, y cuando él luchó, trató de descubrir un desvío.

— No hay ningún desvío con lo académico. Eres apto o no apto.

— Exactamente. Traté de decirle eso, mientras él me susurraba dulces palabras


al oído sobre lo fácil que sería que hiciera su tarea y engañara a las pruebas. Me

negué, así que trató de llevarme a la cama. Yo sé que él pensaba que le estaba
haciendo a la pobre chica tonta un favor– Evelyn se cruzó de brazos, irritada en
nombre de Haven.
— ¿Y?

— Yo podría haber sido torpe y tener un flechazo por el chico del tamaño de
Oklahoma, pero no era estúpida. Tenía mi propia carrera académica en que
pensar. De ninguna manera iba a correr el riesgo. Le dije que no.

— Bien por ti.

— Le hice aprender. Y oh, estuvo algún tiempo molesto conmigo. Las chicas no
lo rechazan mucho, ya sabes. Si es que nunca. Le dije que iba a tener que
aprender a usar su la cabeza– Ella señaló a su sien y se echó a reír– Ésta, no la
que está en sus pantalones– Evelyn rió.

— Bien por ti. Entonces, ¿qué pasó?

— Por fin se dio cuenta de que iba a tener que abrir un libro. Luchó con ello,
pero lo hizo.

— Así que lo empujaste, pasó sus clases, y entonces, ¿qué?

— Entonces él siguió su camino, por supuesto– dijo Haven con una risa– Me
alegré de librarme de él. Él era una molestia de la que podía prescindir.

De alguna manera Evelyn no pensaba Haven hubiera superado a Trevor tan


fácilmente. Ella sintió algo de angustia allí y la tensión entre ellos estaba,
obviamente, todavía presente. Pero antes de que pudiera preguntar, Ginger entró.

— Oye, ¿Ustedes dos van a esconderse aquí?– Haven se apartó del mostrador y
cogió su té. Con una sonrisa, pasó un brazo por la cintura de Ginger.

— Sólo un poco de charla de chicas, mamá.

— Todo el mundo se ha trasladado a la sala de estar. Vamos a ir por las


fotografías.

— Espero que no arrastres hacia fuera viejas fotos de mí– Ginger apretó el brazo
de Haven.

— Tú eras la cosita más bonita– Haven puso los ojos.


— Sí, claro que lo era.

Mientras caminaban por el pasillo, Evelyn se dio cuenta de lo mucho que


extrañaba a su propia madre. Ya era hora de una llamada telefónica. Se quedaron
durante una hora, el tiempo suficiente para ir a través de fotos antiguas. A
Evelyn le encantó ver a Gray en su época universitaria, tan guapo y mirando
como si estuviera teniendo el momento de su vida. Y en un uniforme de béisbol,
se veía tan diferente.

— Pensamos seguro que acabaría en un equipo de Grandes Ligas– dijo Bill,


mientras cerraba uno de los álbumes de fotos– Por otra parte, le gustaba salir a
hurtadillas a la pista con sus amigos y correr esos coches.

— Siempre supe que correr estaba en su sangre– dijo Trevor, recostado en uno
de los sillones– El béisbol no podía sostener una vela a su amor por los coches
rápidos– Gray sonrió.

— Me gustaba jugar a la pelota. Pero me encantaban las carreras. No había


comparación– Ginger le palmeó la rodilla.

— Mientras que estés haciendo algo que te gusta con tu vida, cariño. Es todo lo
que cuenta.

Hablaron durante un rato más, pero luego Gray dijo que tenían que ir al
aeropuerto. Trevor y Drew se iban a quedar el resto del día, lo que hizo que
Evelyn se sintiera mejor. Al menos ellos no estaban haciendo un éxodo masivo.

— Muchas gracias por el almuerzo– le dijo a Ginger– Fue un placer

conocerte– Ella y Ginger se abrazaron, y luego abrazó a Bill– Deseo sólo las
mejores cosas para ti– Él le sonrió.

— Lo qué va a ser será, cariño. Cuida de nuestro chico.

— Voy a hacer lo mejor que pueda– Ella tomó sus manos entre las suyas– Por
favor, no te rindas. Mientras estés aquí, que estén aquí, todavía hay esperanza.

Él soltó una breve inclinación de cabeza y la besó en la mejilla. Antes de que las
lágrimas llenaran sus ojos, bajó del porche y dejó a Gray decir sus adioses
a todo el mundo. Subieron al coche y se marcharon. Gray se quedó en silencio
en el viaje fuera de la ciudad hacia el aeropuerto.

Deseó poder ofrecer palabras de consuelo, pero ella sabía que no había nada que
pudiera decir que le hiciera sentirse mejor, así que deslizó su mano a través de la
suya y la puso sobre su pierna. Bajaron del coche en el aeropuerto y abordaron el
avión del senador.

Cuando despegaron, Gray cerró los ojos y puso su asiento hacia atrás. Estaba
segura de que tenía mucho que pensar, así que lo dejó a sus pensamientos, una
vez más, deseando poder eliminar su dolor.

— Odio esto– dijo finalmente, con los ojos todavía cerrados. Ella había estado
trabajando en su computadora portátil cuando habló. La cerró y dejó a un lado.

— Sé que lo haces. Lo siento por tu amigo Bill. Él y Ginger parecer las mejores
personas– Él abrió los ojos y se giró en la silla para mirarla.

— Ellos lo son. Él lo es. No sé lo que ella va a hacer sin él.

— ¿No hay nada que se pueda hacer por él médicamente?

— De acuerdo con Ginger, no. Ella dijo que es terminal– Se acercó y le apretó la
mano.

— Lo siento mucho, Gray. Me gustaría que hubiera algo que pudiera decir o
hacer que ayudara.

— Ven acá.

Ella se desabrochó el cinturón de seguridad y él la sentó en su regazo. Ella apoyó


la cabeza en su hombro y le acarició la espalda, a pesar de que sentía que era él
quien necesitaba consuelo.

— ¿Qué hay de ponerse en contacto con uno de los centros de tratamiento de


cáncer de primera para ver lo que pueden hacer?– Preguntó– Están haciendo
grandes avances en el tratamiento para el cáncer en estos días. Seguramente
Ginger y Bill no han explorado todas las opciones. Ellos simplemente pueden no
saber lo que está a su alcance– Él asintió con la cabeza.
— Saqué a Trevor y Drew de lado y hablé con ellos sobre eso, y enviamos un
texto a Garrett. Vamos a hacer algunas llamadas. No pienso renunciar y no
quiero que Bill, tampoco.

— Bueno. Sé que no quieres la ayuda de tu padre, pero él podría ayudar. Tiene


conexiones muy fuertes en algunos de los mejores hospitales de Washington.

— Si se trata de esto, me pondré de rodillas y rogaré por la ayuda de mi padre.

Te lo haré saber.

— Bueno. Estaré encantada de hacer todo lo que pueda– él alisó la mano por el
pelo y la miró a los ojos.

— Tenerte conmigo ayuda. No sé por qué, pero es bueno no estar solo.

Su corazón se apretó. Ella se estaba involucrando más con él cada día. Esta visita
a su rancho, conocer a sus amigos y las personas que significaban algo para él
sólo habían servido para mostrarle un lado de él que no había visto antes. Si
pensaba que iba a permanecer emocionalmente distante, eso no estaba
funcionando. Él se estaba mostrando a sí mismo como un hombre amable,
compasivo, un hombre con una profundidad y complejidad acerca de la que no
sabía. Le hacía querer profundizar, conocerlo en un nivel que la asustó. Porque
ella sabía que enamorarse de él le rompería el corazón al final.

Cap21

La calificación fue bien, aunque Gray sentía como si estuviera corriendo para
ponerse al día después de haber desaparecido. Aun así, él podría correr en sus
sueños. Dejando a un lado los pensamientos oscuros de lo que pasó con Bill y
Ginger, se centró en la carrera, en su coche, y lo que la próxima carrera
significaba para su equipo. Todo lo demás tuvo que ser puesto en un segundo
plano, aunque por fortuna, Evelyn había tomado la pelota y corría con ella en lo
que se refería a Bill.

Ella estaba hablando por teléfono con Drew y Trevor, y aunque no se había
reunido con Garrett, había hecho contacto con él, también. Estaba

coordinando todo a su favor. No sabía lo que haría sin ella, algo que le dio una
enorme sensación de alivio y un nudo en la boca del estómago al mismo tiempo.
Debido a que con el tiempo tendría que hacerlo sin ella. Algo en lo que se negó a
pensar mientras tomaba la vuelta dos a 296 kilómetros por hora.

Centrarse en la carrera. No arruinarla. Esta pista era traicionera, estaba en el


tercer lugar en este momento en el parachoques del número dieciséis y Donny
estaba en el suyo. Tener su compañero de equipo siguiendo su parachoques
significaba que tenían una oportunidad de ganar esta cosa. Su equipo de carreras
estaba en condiciones de tener un doblete hoy si no arruinaban esto.

Tenía que limpiar su mente de todo lo demás y pensar sólo en ganar la carrera.

El resto de la temporada estaba por delante de él, y en caso de ganar esta carrera,
podía encerrarse en su posición para llegar a las finales. Eso es lo que era
importante en la actualidad. Era lo único que importaba.

Todos se enfrentaron con cuarenta y dos vueltas para el final. Iba sin problemas
y Donny tomó posición en su cola de nuevo, pero Gray sabía que el final de esta
carrera no iba a ser nada fácil. Los corredores siempre tendían a lanzarse hasta el
final, y pronto estarían compitiendo por posición y haciendo un esfuerzo en la
parte exterior de cargar al frente.

Él estaba listo. Él y Donny tenían una estrategia. Iban a hacer el mismo esfuerzo
para salir delante y navegar a través de la línea de meta. Un choque a veinte
vueltas del final lo puso en el carril interior, justo detrás del líder, con Donny en
el carril exterior por encima de él.

Ya era hora de salir, doce vueltas de la final, ahora o nunca. Él sabía lo que había
que hacer, así que cuando el coche de seguridad se quitó y la bandera a cuadros
ondeó, empujó el número cuarenta y siete, tuvo un coche rápido durante todo el
día. Donny saltó detrás de él y en cuanto le quitaron el coche en el carril externo,
Gray empujó, Donny a su derecha.

Navegaron pasando al cuarenta y siete, el impulso llevándolos. El cuarenta y


siete, sin su compañero de carrera, fue dejado en la parte posterior. Gray y
Donny dispararon hacia adelante y tomó el carril inferior, aumentando la
velocidad. Sabía que Donny iba a comenzar a calentar, pero había siete vueltas
para el final ahora, y no frenaría. Sólo tenía que esperar que sus motores
pudieran seguir adelante, porque sin Donny empujándolo, estaba jodido.

Su corazón latía con fuerza, ya que mantuvo el liderato. McClusky tiró hacia el
carril exterior, su compañero de equipo Darren Lavelle empujándolo, pero el
carril exterior era más duro, y Gray y Donny todavía estaban sosteniendo el
liderato con tres vueltas para el final.

— Vamos, nena– dijo, apretando su agarre en el timón al doblar la curva para


tomar la bandera blanca. Una vuelta para llegar.

Bombeo de adrenalina, esperaba por Dios que Donny no hiciera algo estúpido
como tratar de pasar por la victoria. Su tiempo vendría después, y él no estaba en
la carrera por puntos. Su actual trabajo consistía en empujar a Gray a una
victoria.

Cuando Gray tomó la bandera a cuadros, gritó y levantó su puño, luego


disminuyó la velocidad, dando a Donny un maldito gran pulgar hacia arriba.

Dio las gracias a su equipo en la radio, luego quemó todos los neumáticos para
los gritos de los fans.

Maldita sea, esa fue una buena carrera. Y lo puso en posición sólida en los
puntos. En el círculo de ganadores, él salió y roció de soda toda su tripulación.

Donny se acercó y le dio un fuerte abrazo. Cuando él se retiró, le dio una


palmada en la espalda Donny.

— Has hecho un maldito buen trabajo ahí fuera hoy, chico– Donny sonrió.

— El segundo lugar está bien para mí, jefe. Me lo llevo.

— Te pondremos en el círculo de ganadores. Conduces realmente agresivo.

Estoy tan orgulloso de ti.

Después de eso estaban las entrevistas y fotos con los patrocinadores. Hoy, a
Gray no le importaba. Codiciaba esta victoria y su equipo lo necesitaba mucho.
Ahora eran prácticamente asegurado llegar a las finales, por lo que manejó cada
entrevista, y al final del día, se dirigió de vuelta a su casa en la playa.

Esta mañana le había dado a Evelyn la llave de su casa para que no tuviera que
esperar para volver a su hotel. Ella ya estaba allí, y les había preparado un poco
de comida. Llevaba un vestido de verano pecaminosamente sexy, sus pies
descalzos mientras descansaban en su sofá, su computadora portátil en su
regazo.

La puso a un lado cuando él entró y echó los brazos alrededor de él, plantando
un beso caliente en sus labios. Ahora bien, esto era mucho mejor que volver a
una casa vacía. Rodeó sus brazos alrededor de ella y tiró de ella más cerca, luego
la llevó arriba a su dormitorio.

Necesitaba su toque, ansiaba su dulce aroma, y puesto que había estado ocupado
sin parar desde que habían regresado a la pista de carreras, no habían tenido
tiempo juntos, porque ella había estado escasa, también, poniéndose al día en su
propio trabajo.

Él la puso sobre la cama y se subió, poniendo la mano sobre su pecho. Ella


gimió contra sus labios y le frotó la polla ya dura. Le gustaba que no hubiera
necesidad de palabras para hablar entre ellos, que ella lo necesitara tanto como él
la necesitaba. Sacó las correas de su pequeño vestido sexy y mostró sus pechos.

— Me vendría bien una ducha, y probablemente huela a sudor y gasolina. Sé que


necesito un afeitado– dijo cuando por fin sacó sus labios de los de ella.

Ella arrastró la palma de la mano por su cuello y en su rostro.

— No te atrevas a dejar lo que hemos empezado aquí. Hueles bien y me gusta


esta cosa en su cara. Ahora hazme el amor antes que muera– Con un gruñido, se
inclinó y tomó un pezón entre sus labios, chupando profundamente en su boca.
El gemido de aprobación de Evelyn hizo que su polla se contrajera. Se

balanceó contra su cadera cuando ahuecó su pecho y se alimentó más de él en su


boca. Cuando él frotó la cara sobre su carne tierna, ella gimió

— Dios, realmente me gusta esa barba rasposa. Me pregunto cómo se sentiría


entre mis piernas.

Ahora, eso era una invitación si es que alguna vez escuchaba una. Se puso de pie
y arrastró las piernas por el borde de la cama, y luego levantó el vestido para
revelar las bragas de seda rosa, apenas unidas por tirantes finos en sus caderas.
Agarró con cuidado esas endebles tiras y arrastró su ropa interior hasta las
caderas y las piernas, separando sus piernas para besar el interior de sus muslos.
— Por favor, Gray– él murmuró contra su cara interna del muslo.

— Por favor, ¿qué, cariño?– Podía sentir como todo su cuerpo se estremecía.

— Por favor, lame mi coño y hazme correr.

— Me gusta cuando ruegas– Él serpenteó con la lengua y la deslizó por su sexo,


fue recompensado con ese gemido primitivo que le volvía loco. Él ahuecó su
trasero y levantó sus caderas, luego puso su boca en ella y su lengua sobre su
clítoris. Ella levantó la cabeza y lo miró a los ojos.

— Vas a hacer que me corra. Rápido. Ha pasado demasiado tiempo– Él

sacudió su lengua hacia atrás y hacia adelante sobre su clítoris, luego se deslizó
dentro de ella.

— Gray. Sí. Haz eso otra vez– Él hizo lo que le pidió.

— Más rápido. Ir y venir así más rápido. Oh mi Dios, eso se siente tan bien.

Él hizo exactamente lo que ella quería, viendo su expresión mientras su boca se


abrió y su respiración venía en ráfagas cortas. Se agarró a las sábanas, arqueó sus
caderas hacia él, y dejó escapar un gemido cuando se corrió, empujando su coño
en su cara como si quisiera decirle que ella quería mucho más de lo que él le
estaba dando.

Oh, hombre, le gustaba hacerla correr, le encantaba la forma en que ella


temblaba cuando se corría. Amaba su gusto, la forma en que lo daba todo cuando
llegaba al clímax. Agarró

un condón y abrió la cremallera de su pantalón, sacó su pene, y se envainó.

Sacó su trasero hasta el borde de la cama y se hundió en Evelyn mientras ella


aún estaba latiendo su liberación. Ella se levantó y le agarró los brazos, tirando
de sí misma hacia su polla, enterrándolo profundamente en ella.

— Joder– Él se aferró a ella mientras ella se empaló en su dolorida polla.

Se inclinó y cubrió su cuerpo, luego levantó y empujó de nuevo, presionando


contra su carne tierna. Sus manos vagaron por la dulce suavidad de su cadera y
las piernas mientras rodaba las rodillas hacia atrás para poder conducirlo
profundo. Ella barrió la mano por su pelo, su cara, su pulgar rozando su labio
inferior antes de acunar la parte posterior de su cuello para llevarlo en un
profundo, devastador beso que casi le deshizo. Cerró los ojos y se perdió en su
olor, su sabor, la sensación de ella envuelta alrededor de él, apretando hasta que
no pudo aguantar más, y lo único que podía hacer era bombear en ella una y otra
vez hasta que sus gemidos se volvieron gritos ásperos.

Ella le pasó las uñas por la espalda, exigente, implacable. Continuó haciendo
palanca con las caderas y rodando contra su clítoris, necesitando que ella
explotara otra vez, deseando que se corriera con él, para unirse de una manera
que ni siquiera él podía explicar. Y cuando lo hizo, cuando ella gritó, él absorbió
el sonido con los labios y liberó, sus propios gemidos mezclándose con sus
gritos mientras se vertía en ella. No estaba seguro, pero podría haber perdido el
conocimiento. Había sido un día largo, muy caliente. Junto con la primera parte
de la semana, estaba acabado. Lo único que pudo recordar fue pasar rápidamente
sobre la cama y, manos suaves frescas acariciando su frente.

— Felicidades, por cierto– susurró Evelyn.

— Mmm, gracias– fue todo lo que pudo recordarse diciendo antes que sus ojos
se cerraran y su mente quedó en blanco.

Cuando despertó algún momento después, estaba solo en la cama. Las luces
estaban apagadas, pero su garganta era arena seca. Él todavía estaba a medio
vestir y sentía que tenía una resaca. Y Cristo, que necesitaba una ducha y algo

de comida. Él salió de la cama y saltó a la ducha, luego agarró un par de


pantalones cortos y se deslizó dentro.
Cuando se aventuró en la planta baja, Evelyn estaba en la sala de estar, en la
misma posición que había estado la primera vez que entró, cuando se había
levantado y le había dado un beso y él la había tirado a sus brazos y llevado
hasta su habitación y le hizo el amor. Y eso es todo lo que recordaba. Se llevó los
dedos por el pelo todavía húmedo.

— ¿Supongo que me desmayé?– Ella levantó la vista y le sonrió.

— No es de extrañar. Estabas cansado– Dejó el portátil al lado– ¿Tienes hambre


ahora?

— Muero de hambre.

— Puse la comida. Déjame calentarla.

— Yo puedo hacer eso. ¿Estabas trabajando?– Ella asintió con la cabeza.

“Estoy atrasada y quedé atrapada.

— Entonces te quedas donde estás y yo caliento la comida. ¿Comiste?

— Temprano. Tenía hambre.

— No te culpo– Se sirvió un plato y lo calentó en el microondas, y luego agarró


el agua y se sentó a su lado en el sofá– ¿Te molesto si enciendo la TV?– Ella lo
miró y le dio un beso en los labios.

— No, en absoluto, pero gracias por ser considerado y preguntar.

Maldición, ella estaba bonita con ese vestido. Podía llevarla de vuelta a la cama
ahora mismo e ir a por la segunda ronda, pero el gruñido de su estómago ganó
sobre los pensamientos de sexo, por lo que la dejó sola. Se volvió hacia el canal
de carrera y vio entrevistas y resúmenes de la carrera, mientras que barría con
los alimentos. Después de que estuvo lleno, puso el plato vacío en el lavavajillas,
agarró otra agua, y se sentó a su lado. Ella parecía estar concentrada, aunque en
qué, no tenía ni idea. Algunas cosas con las redes sociales, se podría decir, pero
ella se mantuvo cambiando de pantalla a su correo electrónico, y luego a otro
documento y a una hoja de cálculo de fantasía, también. Le mareó, así que
encontró los deportes hasta que ella
empezó a bostezar y puso su portátil lejos. Ella apoyó la cabeza en su hombro y
le puso la palma de la mano sobre el pecho.

— ¿Conseguiste lo suficiente para comer?

— Sí. Me siento mucho mejor ahora. Siento lo de quedarme dormido antes–

Ella se levantó para mirarlo.

— No te disculpes por eso. Debías haber estado agotado. Hizo tanto calor hoy.

Casi no podía soportarlo, y yo estaba en la sombra en el box. Sólo puedo


imaginar lo sofocante que debe haber sido en ese auto.

— Era como una caja caliente allí. Pero nada a lo que no esté acostumbrado.

— Aun así, no es de extrañar que te quedaras dormido. Me sorprende que


pudieras incluso llegar.

— Cariño, yo siempre puedo conseguirlo para ti– Ella se echó a reír.

— Es bueno saberlo– Ella ahogó un bostezo.

— Ahora creo que eres tú quien necesita dormir un poco– Ella volvió a bostezar.

— No, estoy bien.

— ¿Atrapada en tu trabajo?

— En su mayor parte, sí. Publicaba fotos de la fiesta del Cuatro de Julio en el


rancho, integrando las cuentas de redes sociales, y tengo algunos fragmentos de
audio, fotografías y video, que requieren tu aprobación antes de que los fije– Él
asintió con la cabeza.

— Envíamelos y voy a mirarlos. Después de que te vayas a dormir.

— Me puedo quedar contigo.

— No. Tú vas a la cama. Estaré bien por otra hora. Envíame por correo
electrónico los archivos.
Cogió su ordenador portátil y le dirigió un correo electrónico a él, explicando
que ella adjuntaba los archivos junto con una breve explicación de dónde iba a
enviarlos una vez que los aprobara.

— Suficientemente bien– Se puso de pie y tomó su mano, luego la levantó–

Ahora, cama para ti.

— Guau, no eres divertido.

— Yo fui divertido antes– dijo mientras se la llevó al dormitorio. Ella apoyó la


cabeza en su hombro.

— Sí, definitivamente lo eras– Una vez en el dormitorio, sacó los tirantes de su


vestido hacia abajo, y cuando cayó al suelo, ella salió de él.

— A la cama contigo– Sin siquiera un chillido de protesta, se metió en la cama y


se volvió de lado para mirarlo.

— No me gusta dormir sin ti– Esa admisión le hizo un nudo en el estómago.

— Estaré de vuelta pronto– Se inclinó y rozó sus labios con los suyos. Ella
sonrió, pero sus ojos ya estaban cerrados. Apagó la luz y cerró la puerta.

Abrió su portátil y recuperó el correo electrónico de Evelyn, revisó las fotos y


videos. Ella tenía una buena comprensión de cuán inocua quería que fuera su
asociación con su padre. Había fotos de él de pie en las cercanías de su padre,
algunas de la familia de Gray con su mamá, papá y Carolina, vídeos de Gray
interactuando con su familia en su conjunto durante la reunión del Cuatro de
Julio, junto con Gray hablando de cuán feliz que se sentía de estar de vuelta en el
rancho de la familia de nuevo. Nada político, nada de él apoyando directamente
su padre. Él le lanzó un ‘Bueno para ir’ a su correo electrónico y cerró su laptop,
luego miró arriba. Sí, no le gustaba dormir sin ella tampoco, pero llegaría el día
cuando iban a ir cada uno por su lado. ¿Entonces qué? No quería pensar en ese
día.

Cap22

La naturaleza nómada de corredor de carreras le recordaba a Evelyn la campaña


electoral, por lo que no era problema empacar de nuevo y pasar a otra ciudad. Y
la ciudad después de eso, y la ciudad después de eso. Después de Daytona
Beach, Gray le había sugerido que dejara de alojarse en hoteles, ya que ella
pasaba todo el tiempo durmiendo en su cama, de todos modos.

Habían discutido ese punto en todas las ciudades en las últimas semanas. Ella le
dijo que tenía una cuenta de gastos y tenía que reservar una habitación de hotel
en cada ciudad, de lo contrario todo el mundo se preguntaría dónde estaba
durmiendo. Gray dijo que no era asunto de nadie, donde estaba durmiendo. Ella
no estaba de acuerdo. Tenía una reputación que le importaba, así que continuó
reservando una habitación en cada ciudad, y ni una vez tuvo que pasar una sola
noche en dichos hoteles.

Y mientras ella miraba hacia los corredores desde su posición en los boxes,
detectó el coche de Gray al instante, recordando ayer por la noche, cuando había
tratado de amonestar a Gray acerca de que era tarde y él tenía una carrera hoy y
que debía estar dormido. En cambio, se había mantenido levantado y la mantuvo
corriéndose una y otra vez, con sus manos y su boca y su hermosa polla hasta
que no podía recordar cuántos orgasmos había tenido.

Se preguntó si estaba cansado, sí ella se quedara con él todas las noches en su


remolque podría afectar su concentración en los días de carrera. Tendría que
vigilar su actuación de hoy, porque no querría ser la causa de su ruina o de tener
un resultado pobre en las carreras.

Ella suspiró y se echó hacia atrás, tratando de relajarse, pero resultaba cada vez
más difícil hacerlo. Estaba involucrada tan profundamente en esta relación con
Gray, y no tenía idea de lo que iba a hacer cuando todo terminara.

Caminar con una sonrisa gigante en su rostro y un corazón por los suelos,
supuso. Se había prometido a sí misma que ella iba a guardar su corazón, y había
hecho un pésimo trabajo en ello, porque fue creciendo más y más a él, lo cual era
peligroso, no sólo para su corazón, sino para su carrera.

No había venido a enamorarse. Había venido aquí para trabajar, lo que estaba
concretándose y manteniéndola ocupada, por suerte. Cada vez era más claro para
ella, para el senador, y también para los medios de comunicación, que el senador
Preston era el principal candidato para ser seleccionado para estar en

el billete con John Cameron como su candidato a vicepresidente. No sería


anunciado oficialmente hasta la convención dentro de unas semanas, pero el
tiempo se acercaba y su tiempo con Gray pronto estaría llegando a su fin.

Era un momento emocionante para ella, políticamente. No podía esperar a llegar


a Atlanta para la convención. Este era el momento que había soñado desde que
se fue a trabajar para el senador. Sería su momento en el centro de atención, algo
por lo que había luchado tan duro, algo por lo que todos en su equipo habían
luchado.

Pero por alguna razón la idea de empacar y dejar a Gray no le trajo más que un
nudo gigante de angustia en la boca del estómago. Se sacudió los pensamientos
de su inminente partida. Todavía había mucho que hacer aquí.

Su campaña para ganar potenciales votos para el Gobernador Cameron y para el


senador Mitchell aún yacía con Gray. Había reforzado sus cuentas de redes
sociales, y lo unió con el senador para recordarle a la gente que el padre de Gray
era candidato a un cargo político, y que Gray había respaldado la campaña de su
padre. Enumeró todas las razones por las que Gray pensaba que su padre y el
gobernador Cameron serían buenos candidatos a

vicepresidente y presidente. Él había sido generoso en permitirle enviar


fotografías e incluso estos pocos fragmentos de contenido político, algo que
había jurado que nunca haría.

Semana tras semana él había cedido. Sabía que era por ella y no por su padre.

Deseó poder reparar esa relación de alguna manera. No por el bien de la


campaña, sino por el padre y el hijo. Por Gray. Si pudiera conseguir que el
senador apareciera aquí, para correr una carrera, para mostrarle a Gray que él
estaba aquí para él. Sabía que sería recorrer un largo camino para mostrarle a
Gray que a su padre le importaba.

Pero ella no interferiría, no se atrevía a meterse en su relación. Eso iba a tener


que ser algo que fluyera de manera natural y por su propia cuenta. Así que en
cambio, ella pasaba tiempo en el box, convirtiéndose en algo así como una
estadística después de varias carreras. Ian había sido bueno de enseñarle todo lo
que había en todas esas pantallas y lo que significaban. Ella era demasiado
curiosa para permanecer en la ignorancia. Ahora sabía cuántas vueltas Gray
podría ir antes de que se quedara sin combustible y cómo su motor estaba en
marcha.
Había llegado en quinto y séptimo de los últimos dos razas. Respetable, pero no
lo que quería Gray. Por supuesto, él quería ganar todas las carreras. Hoy, sin
embargo, era una carrera de ruta, un animal totalmente diferente según Gray. La
pista no era ovalada, sino más como conducir un camino con recodos y sinuoso a
lo largo del campo, aunque a velocidades mucho más altas. Y en vez de ir muy
rápido y hacer un montón de vueltas a la izquierda repetitivas, era un evento
angustioso donde los conductores bloqueaban a otros

conductores, y los reinicios eran libres para todo, especialmente mientras se


acercaban al final de la carrera, cuando era crítico estar al frente.

Gray ya le había dicho que los circuitos mixtos no eran su fuerte. Él había
explicado que su talento era la velocidad y la pista estándar, no bajar el cambio
constante, frenado y giros a la derecha luego a la izquierda. Y eso se notaba. Él
fue duodécimo en la reanudación. Donny, su compañero de equipo, fue
decimoquinto. Se mordió el labio y se inclinó hacia adelante, ya que
consiguieron la bandera verde.

Despues de cuatro vueltas, Gray se había movido hasta el décimo, que no estaba
mal, pero era tan difícil pasar en esta estrecha y sinuosa pista, y mientras las
vueltas disminuían y los conductores eran empujados fuera del campo por otros
conductores más agresivos, se preocupaba por Gray,

especialmente cuándo Cal McClusky lo golpeó por detrás. Ella apretó sus manos
juntas, segura de que iba a salirse. Corrigió, sin embargo, y libró hacia adelante,
manteniendo el control.

Ella exhaló, viéndolo pasar un coche, luego otro, dejando a Cal dos coches
detrás de él. Pero no pudo hacer suficiente progreso en el tiempo que quedaba, y
terminó en el octavo lugar en la línea de meta. A fin de cuentas, no era tan malo.
Donny terminó duodécimo y ninguno de ellos naufragó. Al final del día, se
reunieron en el trailer. Gray invitó a Donny y Stacie a unirse a ellos con pizza.
Evelyn y Stacie ya la habían comprado cuando Gray le llamó para decirle que
sus entrevistas casi habían terminado. Los chicos cogieron agua y cayeron en la
cabina mientras Evelyn y Stacie sacaban los platos y las servilletas.

— ¿Una ruda hoy?– Preguntó.

— Odio los circuitos mixtos– Gray agarró dos rebanadas de pizza y los puso en
su plato.
— Yo también– dijo Donny– Son difíciles de maniobrar. Ni siquiera estás
corriendo, hombre– Stacie agarró su brazo.

— Lo hiciste bien. Estuviste en los quince primeros en una pista que no es tu


punto fuerte– Donny se encogió de hombros y mordió su pizza.

— Ella tiene razón– dijo Gray– tú apestas en circuitos mixtos, y un top quince
no es malo. Yo lo llamaría una victoria.

— Y todavía estás líder en puntos– dijo Donny con una amplia sonrisa.

— Lo que es importante para nuestro equipo en este momento– dijo Gray–

Tenemos algunas carreras difíciles por delante. Sólo va a volverse más


competitivo. Yo sólo estoy llevando por treinta puntos. McClusky y Stellen están
justo en mis talones. Los dos están hambrientos. Tengo que conducir cada
carrera como si fuera el campeonato.

— No sé cómo lo haces– dijo Evelyn– Tiene que haber una presión increíble en
ti– Gray se encogió de hombros.

— Sólo tienes que centrarte en cada carrera individual, no mirar demasiado lejos
en el camino.

— Eso es lo que le sigo diciendo a Donny– dijo Stacie– Una carrera a la vez.

— Es una buena filosofía– dijo Gray– Si comienzas a pensar demasiado, estás


jodido– Después de comer, los chicos se estacionaron frente a la televisión para
ver resúmenes de la carrera y para diseccionar sus actuaciones de equipo.

Evelyn y Stacie se quedaron en la cocina.

— Así que, ¿cómo van las cosas entre ustedes dos?– Preguntó Evelyn,
manteniendo su voz baja así los chicos no oirían. Stacie sonrió.

— Mejor. Voy a volver a la escuela en el otoño.

— ¿Lo harás? Eso es genial– Ella tomó una rápida mirada hacia donde estaban
absortos Gray y Donny en la estación de deportes antes de volver su atención a
Stacie– ¿Y cómo se siente Donny al respecto?
— En realidad, él está siendo un gran apoyo. Me dijo que yo no le puedo ayudar
con su carrera hasta que termine mi educación. Él me quiere en la escuela, y me
dijo que a pesar de que me va a extrañar, promete sacar su cabeza fuera de su
culo y convertirse en el mejor piloto en el circuito.

— Me alegro por él. Y por ti

— Estoy emocionada. Lo voy a extrañar a lo loco, pero estoy también muy cerca
de terminar con la escuela, si sólo concentro mis esfuerzos, voy a estar fuera en
muy poco tiempo y luego los dos podemos estar juntos de forma permanente.

— Creo que estás haciendo el movimiento correcto.

— Yo también lo creo. Además, ha insinuado que quiere casarse en el próximo


año o así. Le dije que tenemos que dar un paso a la vez, pero esta es la primera
vez que realmente lo había visto tan centrado y comprometido.

— Estoy feliz por ti, Stacie– El resplandor que emanaba de Stacie fue evidente
en su amplia sonrisa.

— Gracias. Estoy feliz por mí, también. Durante un tiempo parecía que no había
manera que las cosas fueran a funcionar para nosotros. Ahora, todo está cayendo
en su lugar. Sólo tenía que tener fe en él. Y él tiene que aprender a confiar en mí.
Yo lo amo y él tiene que darse cuenta de que no voy a dejarlo solo porque no
estoy con él cada segundo.

— Tengo fe en los dos. Sé que van a estar bien– Stacie miró a Donny, quien
atrapó su mirada y le guiñó un ojo.

— ¿Ves?– Preguntó Stacie, levantando sus hombros y sosteniendo sus manos–

Malditamente perfecto.

A Evelyn le hubiera gustado tener la misma confianza en su relación con Gray,


pero no había forma que las cosas saldrían bien entre ellos. No habría ningún
milagro al final de su relación. Técnicamente, ni siquiera estaban en una
relación. Estaban trabajando juntos, y eran compañeros de cama. Y eso es lo más
lejos que podían llegar. Pero estar con Gray la hizo anhelar una relación.

Alguien para volver a casa por la noche, con quien discutir los
acontecimientos del día, acurrucarse bajo las mantas y hacer el amor. Se había

acostumbrado a estar con Gray, y a pesar de haber pasado la mayor parte de sus
años adultos sola, contenta en eso, ahora quería algo diferente.

La idea de algún extraño sin nombre, sin rostro, sin embargo, no recurrió a ella
en lo más mínimo. Pero esa persona no iba a ser Gray, y tendría que lidiar con
eso. Después de que Stacie y Donny se fueron, Evelyn quitó las sobras de pizza
y sacó la bolsa de basura. Ella se dirigía a la puerta con eso cuando Gray salió de
la habitación.

— ¿A dónde vas con eso?– Ella se detuvo y se volvió.

— Al contenedor de basura– Él se echó a reír.

— Dame eso. Me lo llevo– Ella le puso una bolsa de basura limpia en la lata
mientras él sacaba la basura. Cuando regresó, él se apoyó en la pared cerca de la
cocina mientras ella terminaba de limpiar el mostrador. Levantó la mirada para
encontrarlo mirándola.

— ¿Qué?

— Nada. Me sacas la basura, limpias las encimeras de cocina. Esto parece tan
doméstico y... cómodo– Ella se echó a reír.

— Uh oh. ¿Es eso algo malo?– Se acercó y envolvió sus brazos alrededor de
ella, tirando de ella hacia atrás contra él.

— No. Es algo bueno.

La besó en el lado de su cuello, uno de sus lugares favoritos. Ella inclinó su


cuello hacia un lado para darle mejor acceso. Y cuando comenzó a utilizar sus
dientes para raspar toda la zona sensible entre su cuello y hombro, se estremeció
y dejó escapar un gemido.

— ¿No estás cansado?– Preguntó mientras apoyaba la cabeza en su pecho.

— ¿Es tu forma educada de decir que no estás de humor para el sexo?– Ella
sonrió y deslizó su brazo alrededor de su cuello.
— Siempre estoy de humor para el sexo.

— ¿Ves? Es por esto que somos compatibles. Y no. Nunca estoy demasiado
cansado para hacer el amor contigo.

Él ahuecó sus pechos, masajeando a través de su camiseta y el sujetador,


volviéndola loca porque quería sus manos sobre su carne desnuda, mientras que
él estaba contento de burlarse de ella con caricias. Ella finalmente sacó su
camiseta fuera y pulsó el broche frontal de su sujetador, abriéndolo. Él se lo
quitó y tomó sus pechos, rozando sus dedos sobre sus pezones.

— Eso es lo que necesitaba– dijo ella, su voz llena con el deseo que nunca
dejaba de capturarla cuando Gray ponía las manos sobre ella.

El asombro de cómo caía bajo su hechizo en un instante no le pasó

desapercibido. Y cuando él puso su brazo alrededor de su espalda y se inclinó


para tomar un doloroso brote entre sus labios, la hizo jadear. Observó mientras
chupaba sus pezones hasta que su clítoris y su coño palpitaban. Y luego le dio la
vuelta y la inclinó sobre el mostrador.

— Te quiero así– dijo, arrastrando sus pantalones cortos y las bragas. Ella salió
de ellos y les dio una patada para abrirle las piernas, bajó la cremallera de sus
pantalones, y la dejó sólo el tiempo suficiente para tomar un condón.

Deslizó su mano entre sus piernas.

— Estás mojada, Evelyn. ¿Estás lista para mí?

— Sí

Ella estaba lista para su polla, listo para correrse mientras deslizaba su mano
hacia atrás y adelante sobre su sexo dolorido. Y cuando encontró su clítoris y lo
masajeó, se levantó de puntillas, moviendo su cuerpo al ritmo de sus golpes.

Se arqueó contra él, tan cerca del orgasmo que apoyó la cabeza en sus manos y
se concentró en las deliciosas sensaciones que las caricias de sus dedos le
causaron. Y cuando ella llegó, corcoveó contra él, gritando. Él quitó los dedos y
deslizó su polla dentro de ella, aumentando el paseo salvaje de su orgasmo
mientras su eje la llenaba y comenzó a moverse dentro de ella.
Metió un brazo alrededor de su cintura, protegiendo su cuerpo del mostrador
mientras empezaba a empujar dentro de ella. Ella todavía estaba palpitando de
las vibraciones, parecidas a un relámpago, de su orgasmo, todavía no había
bajado de lo alto antes de que él la tuviera en otro mientras se hundía

repetidamente en ella. Se agachó para acariciar su clítoris, con ganas de ir allí de


nuevo, esta vez con Gray, mientras le agarraba la cadera y clavaba los dedos en
ella, mientras se impulsaba cada vez más profundo.

Y cuando llegó de nuevo, se fue con ella, lamiendo la parte posterior de su


cuello, haciéndola temblar de placer mientras los dos estaban conectados en la
más íntima de las formas. Se tumbó sobre su espalda, los dos sudando y
respirando con dificultad. Jugó con sus pechos mientras descendían fácilmente
de la magnífica cumbre que habían tomado.

— Ahora estoy cansado– dijo. Ella sonrió cuando él la levantó y le dio la vuelta.
La besó, un dulce y profundo beso.

— ¿Qué tal si vamos a la cama?– Preguntó.

— ¿Es tu forma de decirme que quieres tener sexo otra vez?– Ella se echó a reír.

— Me estás matando, Gray.

— No, creo que podrías estarme matando a mí, Evelyn.

Cap23

Gray tiró del cobertor de Evelyn temprano a la mañana siguiente.

— Despiértate– Ella se acurrucó debajo de la almohada, agarrando el aire en


busca de la manta.

— Vete. Es demasiado temprano– ¿Acaso dijo el hombre nunca dormía?

— Tenemos cosas importantes que hacer hoy– Se dio la vuelta y medio abrió los
ojos.

— ¿Cosas importantes?
— Creí que podríamos pasar algún tiempo en Nueva York hoy– Eso la

despertó a toda prisa.

— ¿En serio?

— Sí. Tomar un día libre antes de que nos dirijamos fuera de la ciudad– Se
incorporó y colgó sus piernas sobre el lado de la cama.

— Eso suena divertido.

— ¿Has estado alguna vez?– Ella negó con la cabeza. Siempre había querido ir.

— Entonces vamos a ir.

Gray ya se había duchado, así que ella volvió de nuevo a su hotel, se dio una
ducha rápida, se cambió, y empacó. Gray ya había dispuesto un avión privado
para llevarlos allí, ya que sólo tendrían un día. Un coche se encontró con ellos en
el aeropuerto y los condujo a Manhattan.

Evelyn se sentó sin vergüenza en la ventana como una turista al entrar en la


ciudad, sorprendida frente a la línea increíble del horizonte, distinguiendo el
edificio Chrysler Building y el Empire State, el corazón subió a su garganta
cuando vio la Estatua de la Libertad. Ella siempre había planeado tomar unas
vacaciones de una semana en Nueva York, y tenía una agenda de lugares que
quería ver. Solo que nunca había habido tiempo.

— Lo sé. No vamos a ser capaces de hacerlo todo. Pero te puedo dar una visión
general– dijo mientras que el coche les dejaba salir en Times Square.

— ¿Qué pasa con las maletas?– Preguntó ella mientras el coche se alejaba.

— El conductor se hará cargo de ellas.

Confiando en Gray, ella se encogió de hombros, y con no poca alegría, hizo un


giro completo, y boquiabierta ante las inmensas señales parpadeantes, la enorme
cantidad de humanidad aglomerada en las aceras y clamando por espacio en
medio del apiñado tráfico y tocando sus bocinas. Los turistas caminaban Times
Square, sin duda tan conmocionados como ella. Se volvió hacia Gray.
— He visto esto antes en las películas, pero no es nada como estar aquí– Él
sonrió y le tomó la mano.

— Vamos

Caminaron por la calle y Evelyn tomó cada vista y olor, los vendedores
ambulantes pregonando todo desde pretzels y perritos calientes, a la ropa y la
joyería. La policía estaba en vigor, patrullando a pie y a caballo. Parecía que
había un policía cada tres metros. En una ciudad con millones de personas
aglomeradas y empujándola, nunca se había sentido más segura,

sorprendentemente. Gray se detuvo y tomó un billete de autobús para el


recorrido.

— Un recorrido en autobús, ¿en serio?– Preguntó, sorprendida de que él quisiera


hacer algo así. Era totalmente algo que ella hubiera hecho, probablemente
primero porque estaría tan ansiosa por verlo todo de una vez.

— Tú disfrutarás esto. Yo lo he hecho antes– Ella se detuvo y lo miró fijamente.

— Lo hiciste. Tú, el tipo rico, tomó un autobús de turistas.

— La mejor manera de ver Manhattan, en mi opinión. Puedes subir y bajar en


cualquier parada. Vamos a tomar dos para que puedas ver todo.

— Estoy sorprendida– Él se echó a reír.

— Venga. Vamos a tomar la línea.

Les compró agua y esperaron por los grandes autobuses rojos de dos pisos.

Cuando llegó su turno, subieron a bordo de la parte superior del autobús. Ella
enrolló su brazo alrededor de Gray y se apoyó en él.

— Estoy ridículamente emocionada acerca de esto– dijo mientras el autobús


arrancó.

Gray estaba tranquilo y ella estaba cualquier cosa menos eso, comentando todo
lo que veía en el recorrido, desde Union Square hasta Chinatown y el edificio
Flatiron. La arquitectura de los edificios que pasaban la fascinaba, y agarró su
teléfono y tomó fotos de la construcción de fachadas que le llamaban la atención,
sobre todo algunas de las antiguas iglesias. Recorrió el mapa.

— Oh, el Met se acerca– Ella miró a Gray– ¿Te importaría?

— Podemos ir a cualquier lugar que desees– se bajaron en el Museo

Metropolitano de Arte y entraron. Señor, pero el lugar era enorme. Agarraron un


mapa y maniobraron su camino a través de varias de las exposiciones.

— Se necesita un día entero, posiblemente dos o tres sólo para ver todo. Hay
más de dos millones de obras de aquí– dijo ella, leyendo la hoja informativa.

Era abrumador.

— Sí– dijo Gray– Pero vale la pena.

— Has pasado por aquí– Él asintió con la cabeza.

— Más de una vez.

— ¿Cuál es tu actividad favorita?

— Arte Griego y Romano–la llevó a la sección, mostrándole algunas de sus


piezas favoritas.

— Este es uno que yo podría ver durante horas– dijo, mostrándole un sarcófago
de mármol.

Las complejidades eran imponentes. Le tomó la mano y apoyó la cabeza en su


hombro, examinándolo con él, absorbiendo el detalle y apreciando el trabajo que
había en él. Pasearon la sección y miraron unas piezas. Se encontró mirando a
Gray mientras admiraba las esculturas, notó la forma en que él ladeaba la cabeza
hacia un lado, cuánto tiempo estudiaba las piezas. ¿Quién iba a saber esto acerca
de él si no se hubiera tomado el tiempo de compartir su amor por el arte? Era un
hombre tan complejo y amaba eso de él. Cuando salieron de la exposición, se
volvió hacia ella.

— Tu turno. Muéstrame lo que quieres– Ella lo miró y sonrió.


— Bueno.

Ella miró el mapa y abrió la marcha, su pulso zumbando ante la idea de ver las
pinturas. Cuando llegaron a la sección tomó algunos giros y vueltas. Las
habitaciones eran como un laberinto. Se alegró de tener a Gray con ella, porque
podría haberse perdido sin su ayuda. Pero tan pronto como se encontró con el ala
impresionista, se fue a las pinturas y se detuvo frente al primera Renoir que vio.
Gray se acercó y puso su brazo alrededor de ella.

— Son hermosas.

— Es difícil de creer que estoy realmente viéndolos así de cerca

Ella quería alcanzarlos y tocarlos. Por supuesto que sabía que no podía, pero
eran tan hermosos. Ella se movió a lo largo y miró a cada uno en la galería,
aunque sus favoritos eran los Renoir y Monet. Ahora entendía por qué había
amortiguado zonas de estar en el centro de cada galería, por qué algunas
personas se sentaban y simplemente miraban durante horas.

El arte era una cosa tan increíble. No podía sacar nada, pero tenía tal apreciación
por el talento de aquellos que podían pintar hermosas obras que hablaban a su
corazón de esta manera. Ella entrelazó los dedos con Gray al salir de la galería.

— Creo que algún día voy a volver a Nueva York y pasar todos los días por una
semana entrando aquí para simplemente sentarme y reflexionar.

— Es tranquilo. Te da la oportunidad de aclarar tu cabeza– Salieron del Met y


Gray la sacó a media cuadra por la calle. Había un carro vendedor y él les

ordenó dos perros calientes y una bebida– No has verdaderamente


experimentado Nueva York hasta que hayas tomado un perro caliente de un
vendedor de carro– Ella se echó a reír.

— Entonces, por todos los medios, tenemos que tener uno.

Caminaron un poco más lejos por la calle y se detuvieron en uno de los bancos
bajo la sombra de los árboles, comiendo mientras que la gente corría en su
camino a donde iban. El perro caliente era bueno y hacía un abrasador calor
afuera, por lo que la sombra ayudó. Le gustaba observar a la gente, por lo que
Gray sugirió caminar a la parada de autobús de recorrido, y puesto que se
paseaban por Central Park, no le importó el paseo en absoluto.

Agarraron el autobús e hicieron unas cuantas paradas. Gray se la llevó a


almorzar a un restaurante increíble donde ella tomó la ensalada griega más
perfecta, con hojas de parra rellenas, aceitunas kalamata y queso feta, cubierto
con un aderezo tan delicioso que quería levantarlo con una cuchara. Era un lugar
al aire libre, así que mientras comía veía personas, y con tanta gente que pasaba,
era una experiencia tan placentera. Ella y Gray trataron de imaginar a donde iban
todos, qué tipo de trabajo tenían. Ella se distrajo un poco comprobando los
fantásticos zapatos que llevaban las mujeres. Las mujeres sabían cómo vestirse
en esta ciudad. Se sentía muy mal vestida los capris y zapatos de lona, pero al
menos estaba cómoda.

Agarraron el autobús y terminaron donde empezaron. Le encantaba ver todo,


pero fue un día agotador. Gray paró un taxi. Fue un viaje terrible, como una
especie de montaña rusa en un parque de diversiones con un montón de vueltas,
giros y paradas bruscas. Pero ella

se sentía como si hubiera estado verdaderamente adoctrinada en la cultura de


Nueva York.

Y ella tenía un poco de náuseas, también, probablemente porque todavía estaba


curioseando y jugando al turista, estirando el cuello para ver los edificios altos y
observar a la gente mientras el taxi realizaba actos que desafían la muerte
esquivando escasamente peatones y otros vehículos. Había un montón de
bocinas de los automóviles en marcha, y al conductor del taxi parecían
molestarle los otros coches y los peatones que se ponían en su camino. Era una
locura, realmente.

— Eso fue interesante– dijo después de que salieron y el taxi se alejó,


empujándose a sí mismo en el flujo congestionado del tráfico. Gray se echó a
reír.

— Sí. Bienvenida a Nueva York– Tardó unos segundos en registrar que se


habían detenido en ‘The Plaza’.

— No estoy vestida para tomar unas copas aquí– dijo.

— No vamos a tomar unas copas aquí– fueron a la mesa de registro, donde la


sorprendió registrándolos. La recepcionista le dijo a Gray que su suite estaba
lista y sus maletas ya habían sido llevadas a su habitación.

El hotel era la cosa más hermosa que había visto nunca. Muy ‘Viejo Mundo’,
mezclado con todas las comodidades modernas. Y cuando ella entró en la
habitación, podría haber muerto a causa de la belleza. Era una casa de campo y
suite, dos pisos de absoluta decadencia, con un comedor, una sala de estar, una
habitación en el segundo piso, y un cuarto de baño con suelo de mármol, podría
nunca querer irse. Había una enorme terraza que daba a Central Park.

Lo primero que hizo fue salir a la terraza. Gray la siguió.

— Esto es una maravilla. Y la vista es increíble– Ella se volvió hacia él–

Gracias por traerme aquí.

— De nada. Pensé que te gustaría quedarte aquí esta noche.

— ¿Esta noche? Estoy pensando en mudarme en forma permanente. Vas a tener


que sacarme de aquí, pataleando y gritando.

— Me entusiasma salir de ese remolque de vez en cuando– Ella se echó a reír.

—Me imagino que sí. Esto es muy… expansivo– e, imaginó,

pecaminosamente caro. Mientras miraba hacia el parque y el rascacielos, ella


envidió a los que vivían en esta hermosa ciudad.

— Yo podría vivir aquí.

— ¿En ‘The Plaza’ o en Manhattan?– Ella se echó a reír.

— Definitivamente en Manhattan, aunque es decadente pensar en vivir en esta


suite.

— ¿Sí? Si te gusta lo que ves?

— ¿Qué más se puede pedir? Me encanta que se puede caminar por todas partes,
hay un transporte impresionante. Me encantan los lugares de interés de la ciudad,
opciones interminables en los alimentos, la atmósfera, el ritmo frenético.

— Es agradable aquí. Pero todavía me gusta más mi casa en la playa. Hay una
calma que no puedo conseguir en ninguna otra– Ella se apoyó en él.

— Puedo apreciar la belleza allí, también. Lo bueno es que puedes permitirte el


lujo de tener viviendas en muchos lugares.

— Eso es cierto. Y a ti te gusta el latido del corazón del DC.

— Lo hago, pero sobre todo para el trabajo. DC carece de la belleza de Nueva


York o la tranquila quietud de la playa de Daytona.

— Debes casarte con un hombre rico que te pueda dar casas en todos tus lugares
favoritos. De ese modo, cuando no estés ocupada gobernando el mundo, puedes
ir de vacaciones allí– Ella se echó a reír.

— Sí, en un mundo perfecto que va a suceder– La besó en el cuello.

— Sueña en grande, princesa. Nunca se sabe lo que pueda pasar– Se dio la


vuelta y entró. Ella lo vio alejarse, pensando en lo que dijo.

***

Gray quiso hacer esta noche perfecta para Evelyn. Después de una ducha, se
vestían. Evelyn se veía hermosa en un vestido de color crema que abrazaba sus
curvas en la parte superior y tenía una pecadora rendija por el costado. Y

esos tacones hicieron que sus piernas se vieran espectaculares.

— Oh, ¿Quieres quedarte esta noche?– le preguntó mientras se encontraron en el


pie de la escalera. Ella frunció el ceño.

— Pensé que íbamos a salir. ¿No fue este vestido la elección correcta?– Le tomó
la mano y le rozó un beso sobre sus nudillos.

— Estas de maravilla, pero no sé si puedo salir en público con una erección–

Ella se echó a reír.

— Gracias. Todavía no tengo ni idea de hacia dónde vamos.

— Ya lo verás– le metió la mano en su brazo y tomó el ascensor hasta el


vestíbulo, donde un coche esperaba.
— Me siento un poco decadente– dijo mientras se deslizaban en la parte
posterior del coche privado.

— ¿Lo haces? Bueno. Es bueno alejarse de la pista sucia de vez en cuando y


vivir como la gente rica hace– Ella se echó a reír.

— Gray, tú eres la gente rica– Él arqueó una ceja.

— ¿Lo soy?– El conductor los llevó al restaurante, donde un valet abrió la puerta
para ellos.

— Bienvenida a Daniel.

— Oh, he oído hablar de este restaurante. Es uno de los mejores en

Manhattan– dijo Evelyn mientras se abrían camino en el interior– Pero muy


difícil entrar. ¿Cómo conseguiste una reserva? He oído que tienes que hacerla
con un mes más o menos de antelación.

— Bueno– dijo Gray después de dar su nombre y que les mostraran su mesa–

Tengo un par de conexiones aquí y allá.

— ¿Es eso cierto? Estoy impresionada– Miraron la carta de vinos.

— ¿Qué te gustaría?– Preguntó.

— Me encanta el vino. Toda clase. ¿Algo rojo y suave?– Él asintió con la cabeza
y pidió una botella después su sommelier hizo algunas sugerencias.

— Este lugar es precioso, Gray. Gracias por traerme aquí.

— Me alegro de que te guste.

— Estás sorprendiéndome constantemente.

— ¿Lo estoy? ¿Cómo es eso?

— No lo sé. Cada vez que pienso que te conozco, es como pelar una nueva capa
de esa cebolla– Él arqueó una ceja.
— ¿Sí? Bueno. No me gustaría ser predecible. Predecible es aburrido.

— Confía en mí, Gray. Eres cualquier cosa menos aburrido– Cenaron y Gray
pagó la cuenta. El coche estaba esperándolos y los llevó a la zona de los teatros.
Vio cómo los ojos de Evelyn se abrieron mientras el coche les dejó salir en
frente del teatro.

— ¿En serio?– Sus labios se curvaron.

— Pensé que tal vez quieras ver una obra mientras estamos aquí– Ella le apretó
la mano después de que salieron del coche.

— Me encantaría. Y es un musical. Me encantan los musicales. ¿Cómo lo


supiste?– Él se encogió de hombros.

— Una conjetura salvaje– A medida que se sentaron cerca de la parte delantera


del teatro, Evelyn susurró

— Me siento como Cenicienta esta noche. Y tú eres el príncipe que está


haciendo todos mis sueños realidad– Ella rozó sus labios contra los suyos–

Gracias por eso.

Gray tomó aire, la emoción rodando por sus entrañas. No sabía qué hacer con
eso, qué hacer con Evelyn y todos estos sentimientos que parecían golpearlo
cada vez que pasaba tiempo con ella. Y esos sentimientos estaban creciendo,
haciéndole preguntarse cómo iba a vivir su vida sin ella después de que hubiera
terminado con su negocio con él. Lo que le

hizo preguntarse cómo podía manejar eso, ajustar su vida, para que pudieran
permanecer juntos.

Las luces se apagaron y la música comenzó. Evelyn le agarró la mano con fuerza
y no la soltó a través de toda la producción, lo que era lindo y divertido.

Le encantaba escuchar su risa y disfrutó del musical porque Evelyn disfrutó


mucho. Habló sin parar en el viaje de regreso al hotel.

— Sé que he estado yendo una y otra vez desde que salimos del teatro, pero
¿te gustó?– preguntó ella mientras subían en el ascensor.

— Me gusto. Fue divertido. Me reí mucho– Ella sonrió.

— Yo también. Y la música, oh, la música era increíble. Cada canción era


pegadiza y divertida, y las voces de los actores eran tremendas. Estoy muy
envidiosa de su talento– Deslizó la llave y abrió la puerta de su suite, a
continuación, encendió las luces. Arrojó su billetera sobre la mesa cerca de la
puerta, y luego se volvió hacia ella.

— Tú tienes muchos talentos, Evelyn.

— Sí, pero el canto no es uno de ellos. Siempre estaba celosa de los coros y los
estudiantes de drama en la universidad. Es algo que quería hacer, pero no tengo
la voz– Él se acercó a ella y puso sus brazos alrededor de ella.

— Tal vez puedas cantar para mí en algún momento, en la ducha, y yo juzgue


eso– Ella se echó a reír.

— No hay oportunidad en el infierno que eso vaya a suceder.

— ¿No confías en mí imparcialidad?– Ella puso sus manos sobre su pecho.

— No abusaré de tus oídos de esa manera.

— Ahora creo que eres demasiado dura contigo misma.

— Y es que no me has escuchado cantar, en la ducha o en otro lugar– Él le


sonrió y se alejó, luego sirvió licor para los dos en el bien surtido bar.

Sintonizó música, una sensual estación de R & B que se instaló sin problemas en
sus huesos.

— Yo pensé que tomaríamos una bebida en la terraza– dijo.

— Eso suena bien– Ella tomó su copa y lo siguió afuera. La noche era perfecta,
el calor del día suavizado por la nubosidad y la brisa ligera. Evelyn se acercó al
borde de la terraza y miró hacia la ciudad.

— Es aún más hermosa en la noche– Ella se volvió hacia él mientras él se


acercaba a ella– ¿Te he dado las gracias por traerme aquí?

— Numerosas veces. Y estoy disfrutando tanto como tú– Ella tomó un sorbo del
licor.

— Oh, esto es bueno. Me estás echando a perder– Deslizó la mano por su


espalda, disfrutando de la sensación de su piel contra su mano.

— Me gusta echarte a perder. Por lo general es trabajar todo el tiempo, las


personas rodeándonos y, luego, al final del día nos encerramos en el tráiler.

Ahora, ¿qué tipo de tratamiento es ese para mi mujer? Tengo que sacarte de allí
en alguna ocasión y disfrutar un buen momento.

Evelyn respiró hondo. ¿Su mujer? Dios, él derritió sus bragas con esa
afirmación. Como si todo el día no hubiera tomado completamente el aliento,
tenía que hacer un comentario como ese y hacerla cuestionar todo sobre su
relación. Ella respiró hondo, se volvió y se apoyó en la barandilla.

— Tú me has dado más allá de un buen momento. Esto ha sido una sorpresa hoy,
Gray. He disfrutado todo acerca de ver Nueva York. Pero lo mejor ha sido
compartirlo todo contigo.

— Me alegro– Ella tomó el vaso de él y puso sus dos bebidas en la mesa.

Luego se trasladó hacia él, deslizando sus palmas hacia arriba en las solapas de
su chaqueta, saboreando el pecho firme debajo de sus manos. Él le pasó un brazo
alrededor de la cintura y la atrajo hacia sí, y luego acunó su cuello, su aliento
caliente contra sus

labios, luego la sorprendió tomando su mano entre las suyas y moviéndose


alrededor de la terraza.

— ¿Estamos bailando?

— Estamos. Te ves tan hermosa, debes estar bailando– Ella inclinó la cabeza
hacia atrás, llena de admiración y deseo por este hombre que estaba haciendo
todos sus sueños realidad.

— Te das cuenta de que estoy de pie en la terraza de un hotel magnífico,


bailando con un hombre muy caliente, hermoso. No creo que mi vida pueda ser
mucho mejor– Sus labios se curvaron mientras él la hizo girar

expertamente alrededor.

— Bueno, podrías ser Senadora en este momento. O tal vez Presidente. De este
modo, tu vida sería perfecta– Ella se echó a reír.

— Estoy viviendo una buena vida en este momento. No tengo ninguna queja.

— Yo tampoco. Además, no creo que le agradezca al servicio secreto

interrumpir nuestro tiempo privado. Me gusta tenerte toda para mí mismo– Él se


inclinó, entonces la besó, volviendo su mundo al revés. Cuando él se enderezó
de nuevo, ella le sonrió.

— Me gusta a mí misma, y no creo que esté lista todavía para ser Presidente.

Si lo fuera, tendría que portarme bien y no sería capaz de tomar ventaja de ti–

Cuando terminó la canción, ella lo apoyó en el rincón oscuro de la terraza. Él


arqueó una ceja.

— ¿Tomar ventaja de mí en qué sentido?– Con una sonrisa socarrona deslizó sus
manos por su camisa, sobre su magnífico abdomen.

— Tocarte. En el exterior, donde alguien podría vernos. Un presidente nunca


sería capaz de salirse con la suya haciendo eso– Ella lo tomó, midiendo su
longitud con la mano mientras apretaba su cuerpo contra el suyo.

— Probablemente no, pero por otra parte, he oído que el servicio secreto puede
ser muy discreto.

— Y me gusta mi privacidad. Tal vez voy a estar contenta con el trabajo que
tengo. Así puedo tener un encuentro como éste– Ella apretó su polla a través del
pantalón, amando su rápida inhalación mientras le masajeaba. En un instante, él
le dio la vuelta, así que tenía su espalda contra la pared, su cuerpo a la sombra y
protegido.

— Lo dudo. Debes ser capaz de tener lo que quieras. De cualquier manera que lo
quieras– Su voz se había ido bajo y profundo, un tono sensual que nunca dejaba
de enviar ondas de deseo a través de ella

— ¿Todo lo que quiera?

— Sí– Ella le miró a los ojos y buscó la cremallera de sus pantalones.

— Esto es lo que quiero, Gray. A ti. Ahora. De esta forma.

Gray rozó sus manos sobre la caja torácica de Evelyn, observando el


movimiento de su vestido de seda, la forma en que se moldea a su cuerpo. Se
agachó y deslizó su mano en la ranura de su vestido, esa abertura burlona que le
había atormentado toda la noche con destellos de su sexy muslo. Se detuvo, la
miró.

— Eso es un liguero– dijo. Ella sonrió y le aflojó la corbata.

— Puede ser que sea– Alisó su mano sobre la piel de su muslo, moviendo la
correa de liga.

— Te necesito desnuda– Ella levantó la pierna y la apoyó sobre su cadera.

— Y yo te necesito dentro de mí. Justo aquí, donde puedo mirar a Nueva York,
mientras me haces el amor.

Él contuvo el aliento, su polla palpitante y dura. Se dejó caer de rodillas y le


rodeó los tobillos con los dedos, inclinó la cabeza hacia atrás para ver a Evelyn
mirándolo. Todo en ella le dio vuelta esta noche, a partir de estos zapatos sexys a
las ligas y esa raja en su vestido, a la forma en que ella se rió descaradamente en
el teatro, a su propuesta audaz de hace un minuto.

Demonios, ella no sólo le encendía esta noche, sino todas las noches. No
importaba si estaba vestida y en la ciudad, o si estaba en pantalones cortos y una
camiseta sin mangas en su remolque. Estaba tan arraigada en su vida, por lo
tanto, era una parte de él, que cada toque, cada mirada, le enviaba a un estado
frenético de deseo. La quería todo el maldito tiempo, no importa dónde se
encontraban.

Especialmente esta noche, mientras se apoyaba contra la pared de la terraza, con


las piernas vestidas de seda lisa y sexy mientras deslizaba sus manos a lo largo
de sus pantorrillas. Sintió el ligero temblor cuando avanzó los dedos bajo el
dobladillo de su vestido. Encontró las bragas y las jaló por sus piernas. Ella

se aferró a sus hombros mientras salía de ellas, mientras él las metía en el


bolsillo.

— ¿Recuerdo?– Preguntó.

— Tal vez– Ella respiró hondo y levantó su pie, colocó su pierna sobre su
hombro, y bajó entre sus piernas, levantando su falda mientras lo hacía, sus
dedos rozando las correas de sus ligas– Esto es tan malditamente caliente–

dijo–te voy a follar en estos esta noche– Ella le dio una sonrisa maliciosa.

— Esa es la idea– Se inclinó y rozó un beso sobre sus muslos, luego la parte
superior de su sexo, burlándose de ella hasta que lo agarró del pelo.

— Gray. Lámeme. Hazme correr.

Le encantaba que ella exigiera su placer, que todo por lo que había tenido
problemas cuando se conocieron se hubiera disipado y pudiera correrse por él en
cualquier lugar, en cualquier posición. Al igual que aquí, en una terraza en la
azotea. Él tomó una respiración profunda, inhalando su aroma, luego lamió su
coño, rodando su lengua por el clítoris hasta que ella dejó escapar un fuerte
gemido. Nadie la oiría. Es por eso que él había seleccionado esta suite, ya que
les daba una total privacidad. Quería oír sus gritos en la noche de Nueva York.

Él puso su lengua contra ella y deslizó sus dedos en su interior. Estaba caliente y
tan mojada, su coño temblaba mientras su dedo la follaba, mientras chupaba el
capullo duro, rodando su lengua sobre ella hasta que se retorció contra su cara.

— Vas a hacer que me corra. Me voy a venir con tanta fuerza, Gray.

Quería eso, quería que se desmoronara bajo su lengua. Y cuando él tarareaba su


aprobación, se levantó de puntillas y sacudió su pelvis contra su cara, gritando
mientras se corría. Él se aferró a ella mientras se estremeció por su placer y él la
lamió, con ganas de darle ese segundo orgasmo que podía conseguir.

Cuando sus piernas empezaron a ceder, se levantó y tiró de ella contra él,
tomando su boca en un beso que era probablemente más sobre su necesidad que
la de ella. Tenía que tocarla, dejar que sus dedos se sumergieran en su cabello
para sentir la suavidad allí, dejar que su lengua se enredara con la de ella y
compartir lo muy bien que sabía. Ella estaba tan ansiosa como él, sus

manos deslizándose por sus brazos y sobre sus hombros, la agarró mientras
chupaba su lengua. Su pene se tensó, un dominio absoluto de dolor y placer
mientras se movía contra él.

La levantó y envolvió sus piernas alrededor de él. Los llevó dentro, sus bocas
todavía fusionadas mientras se abría camino, medio ciego, ya que no quería dejar
de besarla, arriba, donde la depositó en la cama. El cabello despeinado, el
vestido levantado sobre sus caderas, y esas hermosas piernas expuestas, se veía
lasciva y totalmente follable. Se desabrochó la camisa y se desabrochó la corbata
mientras permanecía de pie sobre la cama y miró a su ocupante.

— Eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida– Evelyn lo miró con una
sonrisa de complicidad.

— Y yo soy una mujer muy afortunada– Se levantó sobre sus rodillas y se


volvió.

— Bájame el cierre.

Él tiró de la cremallera hacia abajo, deteniéndose a medio camino, le dio un beso


en la espalda. Dejó deslizarse el vestido de sus hombros, revelando un sujetador
de color crema que hacía muy poco para contener sus pechos. Y

luego estaba el liguero.

Después que Gray le quitó la ropa, alisó las manos por sus piernas. La mayoría
de las mujeres dejaban desnudas sus piernas en estos días, sobre todo en los
meses de verano. De hecho, ni siquiera se había dado cuenta de las medias que
Evelyn llevaba hasta que vio el liguero de la hendidura en su vestido. Jesús,
estaba caliente, un arte perdido de la seducción. Las medias eran de seda y bajo
sus manos, hicieron que sus testículos se tensaran. Él puso su palma en la cama y
le abrió las piernas, acariciando sus muslos.

— Estás seductora en estos– ella cogió su polla.

— Ven aquí y deja que te chupe.


Su estómago se desplomó, y por primera vez, se sentía como si estuviera siendo
seducido en lugar de ser el seductor. Él la atrajo hacia el borde de la cama y sus
manos se deslizaron sobre él como una cascada de seda. Ella

deslizó su lengua sobre la suave cabeza de su pene delante de él sujetándolo


firmemente en sus manos. Ella lo miró.

— ¿Alguna vez te dije lo mucho que me encanta tu polla, cómo mirarla y tocarla
me humedecen?– Él soltó un suspiro tembloroso. No estaba seguro de que quería
que ella supiera lo mucho sus palabras lo debilitaron.

— Se me endurece la polla de escucharlo. Llévame en tu boca, Evelyn.

Necesito ver que me chupas.

Su cabeza colgaba parcialmente fuera de la cama, con el pelo suelto y fluido.

Él le acarició la cabeza en la mano y la levantó, guiando su polla entre sus labios


entreabiertos. El primer toque de su lengua húmeda y caliente a la sensible
cabeza le dio un tirón. Dios, era tan buena, y ser capaz de verla así, en la espalda,
su cuerpo extendido como un ángel malvado, era el sueño de todo hombre.

Él le dio de comer su polla centímetro a centímetro y ella lo tomó de buena gana,


usando su boca y sus manos para llevarlo profundo, su lengua rodando sobre su
eje, mientras ella lo exploraba. Le observó trabajar su garganta mientras él
empujaba hacia adelante, con cuidado de no ser demasiado contundente, pero no
podía controlar el feroz deseo que parecía hacerse cargo mientras trabajaba su
dulce boca, chupándolo y haciendo que sus bolas dolieran mientras luchaba en la
necesidad de correrse en ese momento.

Recorrió sus dedos sobre las copas de su sujetador, burlando sus hinchados
pechos, tirando las copas hacia abajo para mostrar sus pezones. Eran puntos
tensos, apretados.

— ¿Chuparme te pone los pezones duros, Evelyn?

Su mirada se encontró con la suya y ella tarareaba contra su polla, haciendo que
cerrara los ojos mientras apretaba su agarre en él con la boca y las manos.

Él jugó con sus pezones, rozando su pulgar a través de ellos en una caricia
burlona, ahuecando los globos y dando a las puntas un suave apretón. Si él
estuviera en una mejor posición podría chuparlos, cosa que haría, más adelante.
Pero ahora mismo lo único que podía hacer era aferrarse, porque él no podía
luchar contra la creciente ola de su orgasmo. Se enderezó, sosteniendo su cabeza
en su mano, y vio cómo su polla se deslizaba entre sus dulces labios.

— Voy a correrme en tu boca– dijo, su voz con una fuerte tensión mientras él se
aferraba al poco control que le quedaba.

Evelyn hizo contacto visual, observándolo mientras dejaba escapar un gemido y


se corrió, el cuerpo inundado de adrenalina mientras bombeaba en su dispuesta
boca. Ella levantó la mano y se aferró a sus muslos mientras él explotaba contra
ella, sacudiéndose con la fuerza de su clímax.

Jadeante, puso las palmas de las manos sobre el colchón mientras Evelyn lamió
su eje y lo dejó en libertad. Cuando él tuvo fuerzas, le dio la vuelta para que sus
piernas colgaran del borde de la cama. Él le sonrió.

— Me destrozas– Sus labios se curvaron.

— Eso es bueno. Porque siempre haces lo mismo para mí.

Se inclinó para besarla, probándose a sí mismo en su boca, y lamió la curva de


sus labios, luego enrolló un brazo alrededor de su cintura para profundizar el
beso. Ella gimió y envolvió sus piernas alrededor de él. Pasó la mano por encima
de sus medias y su polla comenzó a endurecerse de nuevo, sobre todo cuando
ella se arqueó contra él. Cayó sobre la cama, manteniendo su peso encima, pero
necesitaba sentir su cuerpo cerca, necesitando rozar su polla contra su coño
mojado, caliente. Cogió uno de los preservativos, lo puso apuradamente, y
estaba dentro de ella, tomando su jadeo de placer con su boca sobre la de ella.

Él se levantó, con ganas de verla a respirar, mirar ascender y caer sus pechos
mientras se movían al unísono. Quería tocarla, frotar los dedos sobre su clítoris
mientras empujaba dentro y fuera de ella. Quería ver sus ojos oscurecerse
mientras corría cada vez más cerca de llegar al orgasmo. Y cuando ella envolvió
sus piernas alrededor de él otra vez, cuando su coño se apretó alrededor de su
pene y sabía que ella estaba lista para correrse, fue cuando se hundió
profundamente, cuando la cogió con más fuerza, cuando frotó el pecho contra su
pecho y apalancó sus caderas contra las de ella.
Y cuando ella gritaba, esa era la música más dulce que jamás podía cantar,
porque le hacía correr duro, pulverizando en su contra y gimiendo su propio
orgasmo mientras deslizaba una mano bajo su trasero para atraerla aún más
fuerte contra él mientras ambos se corrían hasta que estuvieron agotados y
jadeando en los oídos del otro.

— No creo que pueda moverse nunca más– dijo a los pocos minutos. Él sonrió y
le apartó el pelo de la cara.

— Por suerte para ti, no voy a salir en bastante tiempo, aún– Ella se echó a reír.

— Bueno. Yo podría estar atrapada así durante muchas horas.

— Sí, pero yo tengo hambre– Ella rodó a un lado para mirarlo.

— ¿Qué pasa con los hombres, el sexo y la necesidad de alimentos?

— Sustitución de proteínas. Cuando eyaculamos, tenemos que reponer, ya


sabes– Ella puso los ojos.

— Creo que eso es sólo una excusa para tener una hamburguesa tarde en la
noche.

— Probablemente. Entonces, ¿qué te gustaría?– Se incorporó y se deslizó fuera


de la cama. En el camino hacia el cuarto de baño se detuvo, se volvió y lo miró.

— Una hamburguesa, por supuesto.

Cap24

Evelyn estaba más que emocionada de estar en Atlanta, no sólo por la carrera,
sino por la próxima convención. Iba a ser un emocionante par de semanas.

Gray aceptó ir a la convención y estar al lado de su padre. La semana de la


convención era una semana de descanso para las carreras, así que no podría
haber resultado más perfectamente si ella lo hubiera planeado.

La campaña de medios sociales había ido bien, y ella ni siquiera había


conseguido que Gray participara, más que, haciendo algunos de sus propios
mensajes en Facebook y Twitter, que no sólo era la introducción de sus fans con
el senador, se estaban involucrando más con Gray en un nivel de carreras, lo que
a sus fans les encantó. Él había estado haciendo un gran trabajo hablando de su
padre y lo que estaba haciendo en la campaña electoral, la plataforma de su
padre, y lo que Gray cree que su padre podría hacer por el país. Algo que Gray
mezclaba muy bien con la información semanal de las carreras, cómo se sentía
acerca de la última carrera y la información sobre la próxima. Mantuvo sus
seguidores en el circuito, tanto en política como en las carreras, sabio.

Él estaba ganando más adeptos cada día, y esperaba que él pudiera ver el valor
de estar involucrados más directamente en las redes sociales. Era un ganar-ganar.
Ella había estado tratando de convencerlo de dar un discurso en la convención
ahora que el senador iba, sin duda va, a ser el compañero de fórmula de
Cameron. Hasta el momento, Gray había dicho que no, pero podía decir por su
voz y su lenguaje corporal no era un no firme. Ella entendía su reticencia. Él no
era un tipo de hombre político. Sólo estar en la convención con su papá sería
suficiente apoyo. Pero si él daba un discurso sería sellar el trato, y Evelyn sabía
que podían reunir una gran cantidad de votos.

Paciencia. Se paseó por los confines del remolque. Tenía que ser paciente, y todo
caería en su lugar. Lo que era difícil de hacer cuando todos sus compañeros y
todos los que habían estado con el senador estaban trabajando tan duro en este
momento en el hotel cerca del centro de convenciones, mientras que ella estaba
quemando un agujero en la alfombra de Gray en su remolque, parando cada
pocos minutos para masticar los últimos talones de sus uñas o enviar un correo
electrónico o revisar las encuestas o los últimos blogs o

estadísticas. No hacer nada cuando la campaña estaba a punto de entrar en pleno


apogeo la estaba volviendo loca. Quería estar en la primera línea.

También quería estar con Gray. Esta fue una gran carrera. No lo había hecho tan
bien en las carreras en Michigan o en Bristol y había caído en la tabla de
posiciones. Ahora en segundos, Atlanta era importante. Necesitaba estar aquí
con él. En realidad, no lo hacía. Su presencia aquí no le haría correr mejor.

Tenía que escuchar su propio consejo. Le había dicho a Stacie que Donny no la
tenía por qué tener ahí sosteniendo su mano. Lo mismo podía decirse de Evelyn.
Sin embargo, ella quería estar aquí, apoyándolo. Ella se mordió la uña y se
quedó mirando las últimas encuestas que subían en su computadora portátil.
— Tú realmente no deberías estar aquí– Ella se dio la vuelta para encontrar a
Gray mirándola desde las escaleras, horrorizada porque había perdido la noción
del tiempo.

— Dime que no me perdí la práctica– Sus labios se curvaron mientras lanzaba su


equipo en una silla.

— Era una práctica, Evelyn. No es una carrera– Maldita sea.

— Lo siento mucho. Sólo vine aquí para ver algunas estadísticas y responder
algunos correos electrónicos, lo que podría haber hecho desde mi teléfono. Y

luego me involucré en leer algunos blogs políticos y algunas cápsulas de


noticias. Entonces hice algunas llamadas telefónicas– Él la atrajo hacia sus
brazos y la besó, que siempre parecía calmar la adrenalina que trabajaba en ella.
Cuando él se apartó, ella estaba lánguida y encendida. Pero todavía se sentía
culpable– Todavía siento que me perdí la práctica.

— Yo no espero que puedas parar tu culo por ahí y mirarme cada segundo.

Tienes un trabajo y es hora de la verdad. Debes estar en el centro de


convenciones. Debes empacar e irte– Ella negó con la cabeza.

— Tengo que estar aquí contigo. Eres mi trabajo en este momento– Él le colocó
el pelo detrás de la oreja.

— Yo ya he aceptado ir a la convención. Tu trabajo aquí ha terminado. Ve a


trabajar para mi padre. Creo que puedo correr sin ti.

— Puedes. Pero yo no voy a dejarte. Habrá un montón de tiempo para mí en la


convención después de la carrera de este fin de semana– Él deslizó sus brazos
alrededor de ella.

— Eres una mujer obstinada, Evelyn.

— Prefiero determinada.

****

La calificación fue muy dura, caliente como el infierno, y apenas tan frustrante
como una carrera. Y no había dado los resultados que Gray había estado
buscando. Un sexto puesto no lo iba a poner donde quería estar. Pensó que su
tiempo había sido genial. Obviamente no fue lo suficientemente grande. Peor
aún, Donny se había estrellado durante la calificación, por lo que tendría que
empezar la carrera en la parte posterior.

Después de que respondió lo que parecía un millar de preguntas sobre el


retroceso de Preston Racing Team en las últimas semanas, que a Gray no le
habían parecido como un retroceso del todo, estaba caliente y cansado y con
necesidad del dulce rostro de Evelyn. Miró alrededor de los boxes por ella,
conmocionado como el infierno por ver a su padre allí.

¿Qué demonios estaba haciendo Mitchell Preston aquí? En lo que a Gray sabía,
su padre jamás había asistido a una de sus carreras. Qué absolutamente oportuno
para él que apareciera en la clasificación, una semana antes de la convención.
Por supuesto que fue todo sonrisas cuando las cámaras estaban en su rostro.
Gray bien podría imaginar lo que su padre estaba hablando. Él mismo. Su
campaña. Haciendo campaña por los votos. Decirle a la gente americana lo
importante que era que votaran por él. Tal vez algo para atar a Gray en su
campaña. Toda mentira. Era el último insulto para un día de mierda ya
miserable. Se dirigió hacia donde su padre estaba rodeado por las cámaras.

Evelyn captó su mirada y sonrió, se reunió con él a mitad de camino, enlazando


su brazo alrededor de él y deteniendo su avance.

— ¿Estás sorprendido?– Él arrastró su mirada de su padre.

— ¿De qué?

— De que tu padre esté aquí– Arrastró la cabeza de la niebla de la confusión.

— ¿De qué estás hablando? ¿Arreglaste esto?– Ahora era su turno para mirar
confundida.

— ¿Yo? Por supuesto que no. No tenía idea de que iba a aparecer. Me sorprendió
como el infierno cuando me llamó y dijo que estaba aquí. Me puse a buscarlo.
Gracias a Dios por Ian, quien nos ayudó a salir. Pasó mucho tiempo aquí
mirando calificar a todo el mundo, Gray– Claro. Tenía todo el tiempo para
trabajar la multitud.
— Estoy seguro de que lo hizo– Ella frunció el ceño.

— ¿No estás feliz? Está hablando con los reporteros en estos momentos.

— Por supuesto que lo está. Eso es lo que hace. Es por eso que está aquí– Era
como la escuela otra vez, su padre sólo se mostraba para hacer campaña por
votos. Estaba aquí sólo por razones egoístas. No por Gray. Nunca por Gray. Se
metió entre la multitud de fotógrafos y reporteros y se acercó a su padre.

— Gray– dijo su padre, su sonrisa amplia– Hoy Lo hiciste muy bien. No tenía ni
idea de que fueras tan talentoso. Estoy tan orgulloso de ti– Por supuesto que él
no tenía ni idea, porque nunca había aparecido. Pero no quería hacer esto aquí.
No delante de todos estos periodistas. Él sonrió para las cámaras, pero se volvió
de modo que sólo su padre pudiera oír.

— No voy a dejar que me manipules, viejo. ¡Lárgate de mí deporte!– Se dio la


vuelta y se alejó, sin molestarse en mirar hacia atrás para ver la expresión en el
rostro de su padre.

Debido a que no le importaba cómo Mitchell Preston se sentía. Nunca debería


haber aceptado este circo mediático. Sabía desde el principio que sería un error,
un maldito enredo. Al ver a su padre en su casa en el medio de esa tormenta de
los medios, de reporteros y fotógrafos consiguió provocar a Gray.

Esto debería haber sido acerca de las carreras, no la política, y supo entonces que
había estado en lo cierto. Tendría que haber dicho que no. No importa qué tipo
de chantaje emocional su madre hubiera tratado de usar en él, debería haber
dicho que no. Era como de repente tener ocho años, con esa sensación de dolor
en la tripa porque su padre acababa de defraudarlo. Y no importa la edad que
tuviera, esa sensación nunca iba a desaparecer.

Cap25

Evelyn dejó al senador en manos de sus ayudantes, instruyéndolos para reducir


paulatinamente las entrevistas y lograr sacar al Senador de allí, no habría
ninguna entrevista conjunta con Gray y Mitchell Preston hoy. Ella inventó la
excusa de que Gray tenía otros compromisos, y que iba a tratar para otro día.
Ella sabía dónde encontrarle, en su tráiler, el único lugar donde podía estar
seguro de la privacidad. Sorprendentemente, él no la había bloqueado.
Ella cerró la puerta, se encuentro bebiendo una cerveza, su traje ignífugo
colgando alrededor de sus caderas.

— ¿Qué fue eso?– Él se encogió de hombros y no le hizo caso, tomando otro


largo trago de cerveza. Ella entró en la habitación y se paró frente a él, con los
brazos cruzados.

— Tu padre vino hoy aquí para ver la clasificación, ya sabes– Sonrió alrededor
del borde de la botella.

— Mi padre llegó hoy a usarme para conseguir votos y hacer frente a tiempo.

— Uh, no. Lo único que dijo a la cámara era lo orgulloso que estaba de ti, y lo
increíble conductor que eras– Gray resopló, tiró la cerveza a la basura y sacó
otra de la nevera, y luego volvió a su asiento. Irritada, se apoyó en el brazo de la
silla frente a él.

— ¿Por qué encuentras eso tan difícil de creer?– Ni siquiera la miró, sólo más
allá de ella.

— Porque nunca me vio jugar a la pelota cuando yo era un niño. O en la escuela


secundaria o en la universidad. Él siempre estaba demasiado ocupado con la

política, con su carrera, que era mucho más importante que su propio hijo.

Excepto una vez, que se presentó en mi juego. Dios, estaba tan emocionado de
verlo allí, hasta que me di cuenta que era un año de elecciones. Ni siquiera
estaba mirando mi juego. Estaba estrechando la mano a los padres en las gradas,
tratando de conseguir votos. Podría haber caminado fuera de la cancha y él no
habría sabido la diferencia. Él ni siquiera sabía que estaba allí.

— Lo siento, Gray. Eso debe doler– Él se encogió de hombros.

— Lo superé, y me acostumbré a su indiferencia.

— No me puedo imaginar que puedas acostumbrarte a eso. Pero ese no es el


Mitchell Preston que conozco. El Mitchell Preston que conozco es cálido y
cariñoso– Él arrastró su mirada hacia ella.

— Sí, él siempre fue cálido y cariñoso con las mujeres hermosas– Ella puso los
ojos.

— Te dije que nunca ha sido así conmigo.

— Así lo has dicho.

— No estarás insultándome sólo porque estás enojado con tu papá. Creo que me
conoces mejor que eso.

— ¿Lo hago? Pareces defenderlo mucho– Estaba herido, y arremetiendo contra


ella porque su padre no estaba allí para tomar su enojo. Una parte de ella
entendía eso, a pesar de que sus palabras le dolían.

— Yo lo defiendo por ser quien es y lo que representa. Él no es el hombre que


me describes. Créeme, sé de su pasado. Yo no iba a trabajar para alguien que no
hubiera investigado. Pero después de su ataque al corazón, cambió– Gray
frunció el ceño.

— ¿Qué ataque al corazón? Mi padre nunca tuvo un ataque al corazón.

— Uh, sí, lo tuvo, Gray.

— ¿Cuándo?

— Hace ocho años. Eso casi lo mata, y te aseguro que lo asustó. Cambió su vida
y cambió su punto de vista sobre todo, desde la política hasta sus relaciones con
su personal, la forma en que vivió su vida y su relación con su esposa. Él dijo
que se acercó a ti después, pero te negaste a responder.

Gray negó con la cabeza, incapaz de comprender que lo que Evelyn le había
dicho fuera verdad. Hace ocho años él había estado… ¿Qué? Corriendo.

Amando su vida, acababa de empezar. No recordaba a su padre contactándose


con él. Por otra parte, correspondía, pero eso fue justo después de que su

abuelo murió, también. Cuando Gray heredó el dinero. Recordó que su padre lo
llamaba, tratando de verlo. Se imaginó que su padre iba a tratar de convencerlo
de reevaluar e ir a Harvard. Él no quería saber nada de eso, así que resistió el
contacto con su padre. No.
— Eso no puede ser verdad.

— Es cierto. Fue hacia su teléfono, llamó a su madre.

— ¿Dónde estás?– Preguntó.

— En el hotel de convenciones.

— Voy para allá. No te vayas.

— Bien– Miró a Evelyn.

— Iré contigo–

Él soltó una breve inclinación de cabeza y entró en el dormitorio para cambiarse


de ropa, salió unos minutos más tarde y cogió las llaves. El viaje hasta el hotel
de la convención fue breve. Él no dijo nada en el camino y, afortunadamente,
Evelyn tampoco. No tenía nada que decir, lo único que podía hacer era pensar
hacia atrás todos esos años. Su madre abrió la puerta de su suite.

– Él no está aquí–dijo mientras los dejó entrar– Tiene reuniones.

– ¿Por qué no me hablaste del ataque al corazón de papá?– Su madre miró a


Evelyn, y luego fue a sentarse en uno de los sofás de la suite.

– Tu padre no quería que lo supieras. No quería que te sientas obligado a estar a


su lado simplemente porque había caído enfermo. Él quería reparar su relación
contigo, basado en el respeto y el entendimiento mutuo, no a causa de su estado
de salud– Gray tomó aliento.

– Los medios de comunicación no lo saben.

– No. Se había recuperado totalmente. Modificó por completo su estilo de vida,


su dieta. No más alcohol y ejercita todo el tiempo ahora. Fue un evento

que cambió la vida para él, Gray, de muchas maneras– Y Gray nunca lo había
sabido.

– ¿Y él me llamó?

– Un par de veces, hasta que dejaste en claro que no querías ningún contacto.
Hizo que Carolina y yo prometiéramos no decirte al respecto, así que no lo
hicimos. Se imaginó que vendrías eventualmente– Pero no lo había hecho,
porque pensaba que su padre era el mismo hombre que siempre había sido.

– ¿Tú crees que ha cambiado?– Le preguntó a su madre. Ella le sonrió.

– Dudo que todavía estuviera con él si no lo hubiera hecho–palmeó el lugar junto


a ella en el sofá y Gray se sentó.

– Voy a ir a conseguirnos algo de beber– dijo Evelyn– Ustedes dos tendrán un


poco de tiempo para charlar.

– Gracias– dijo Loretta. Cuando Evelyn salió de la habitación, su madre le cogió


la mano entre las suyas.

– Sé que piensas que yo estaba ciega a las faltas de tu padre todos esos años,
pero no lo estaba. Me aguanté mucho de él, pero esos días estaban a punto de
llegar a su fin. Estábamos peleando mucho y le dije que había terminado.

Después del ataque al corazón, lloró por primera vez en años, me dijo que estar
tan cerca de la muerte le hizo darse cuenta de lo estúpido y arrogante que había
sido. Él me dijo que tenía la mejor vida, la mejor familia, y que lo había tomado
todo por hecho, que había puesto primero su carrera y sólo había supuesto que
yo le seguiría a lo largo de donde quiera que fuera. Se disculpó y me pidió
perdón. Él me confesó todos sus defectos y yo le dije que me quedaría con él
bajo una condición: que fuéramos a terapia de pareja. Estuvo de acuerdo al
instante.

– Eso me sorprende, teniendo en cuenta que si alguna vez salía a la luz podría
dañar su carrera– Su madre asintió con la cabeza.

– Me sorprendió también, ya que la imagen pública de tu padre siempre fue su


prioridad. Pero me dijo que no le importaba. Él me prometió que yo iba a ser
siempre y para siempre lo primero en su vida, y desde entonces no se ha
retractado de esa promesa. Estamos juntos en sus viajes de campaña, y su

teléfono y su dirección de correo electrónico son un libro abierto para mí. Es


como si tuviéramos una segunda oportunidad en el amor de nuevo. Esa
confianza fue duramente ganada, pero él la tiene de mí otra vez.
– ¿Cómo lo hizo alguna vez poder llegar a la posición de VP dado su pasado?–

Ella sonrió.

– Él nunca me engañó, Gray. Era un adicto al trabajo y un gran bebedor, y con


frecuencia un culo arrogante, pero él nunca me engañó. Le gustaba coquetear
con las chicas jóvenes. Yo odiaba eso– Gray le dio una mirada dudosa. Su madre
le disparó uno derecho hacia él.

– ¿Me veo como una tonta, hijo?

– No, señora, no lo haces.

– Confía en mí, yo lo sabría. Me dijo que se quería sentir joven, y él siempre


miraba a las damas, pero él nunca me habría engañado. Y si lo hubiera hecho,
créeme, cuando investigan a alguien a la vicepresidencia lo hacen muy a fondo.
Han pasado por su pasado con un peine de dientes finos.

– ¿Sabe Cameron sobre el ataque al corazón?– Su madre asintió con la cabeza.

– Por supuesto. No ocultamos nada. Cameron apreció la honestidad de su padre.


No estaba bromeando cuando dije que tu padre ha cambiado. Él es uno de los
hombres más saludables en la política actual– Es por eso que su padre se veía tan
diferente cuando Gray le vio en el rancho.

– Y Cameron cree en él– Su madre asintió con la cabeza.

– Sí. Él cree en las políticas de tu padre, también, y su visión para el futuro.

– Y no crees que eso vaya a salir durante la campaña– Ella se encogió de


hombros.

– Si lo hace, nos encargaremos de eso. Yo no creo que vaya a importar. Él es


quien es ahora, no lo que una vez fue. Cameron cree en él. Así como yo también,
él es un hombre increíble, Gray. Es cálido y compasivo y ama a su familia– O
por lo menos algunos de ellos. Gray le dio una mirada confusa.

– Pero ha habido este Gran Cañón, todo este abismo entre él y yo y no entiendo
por qué– Su madre sonrió.
– Él ha intentado, Grayson. Tú debes bajar la guardia. Si lo piensas bien, ha
estado atento de todas sus solicitudes, como el uso de la casa de campo en el
club de campo, o utilizar el avión en cualquier momento que lo desees. Ha
estado intentando durante años abrir un diálogo contigo. Has sido tu quien
evades la reconciliación.

Gray se sentó en el sofá. Su madre tenía razón, al menos parcialmente. Él y su


padre siempre había tenido una capacidad de comunicación pésima, y Dios sabía
que él siempre tenía los ojos vendados con respecto a su padre, siempre quiso
ver lo peor en lo que a él

se refería. Pero tal vez no había visto las señales, tal vez se negó a ver la rama de
olivo que su padre había estado tratando de extender todos estos años. Y

cuando vio a su padre con sus fans y los medios hoy, acabó por asumir lo peor,
debido a los dolorosos recuerdos de su infancia. Él miró a su madre.

— ¿Y ahora qué?– Ella le apretó la mano.

— Supongo que eso depende de ti.

***

Gray encontró a su padre saliendo de una reunión con otros pocos senadores.

Se detuvo cuando vio a Gray, sin duda esperando algún tipo de confrontación.

Gray se acercó a su padre y se excusó con sus colegas.

— ¿Tienes un minuto?– Preguntó Gray.

— Para ti, todo el tiempo en el mundo– Gray respiró hondo.

— Vamos a hablar en algún lugar tranquilo.

— Claro– Los condujo por el pasillo. Una de sus ayudantes, una linda morena a
mediados de los veinte, lo detuvo– Megan, este es mi hijo, Gray. Esta es Megan
Alberts, una de mis ayudantes– Gray le estrechó la mano.

— Encantado de conocerte.
— A usted también, señor Preston– Se volvió hacia el senador– Senador, el
gobernador llamó y necesita unos minutos de su tiempo, tan pronto como usted
esté disponible. Él dice que es importante– Él asintió con la cabeza.

— Estoy con mi hijo en este momento y le haré saber tan pronto como esté libre.
Esta es una prioridad.

— Sí, señor– Ella asintió rápidamente a Gray y empujó fuera.

— Yo sé que estás ocupado– dijo Gray.

— He pasado toda mi vida ocupado. Creo que tú y yo tenemos que hablar– Él


usó su tarjeta de acceso y los dejó en una habitación vacía. Las luces se
encendieron.

— ¿Algo de beber?– Le preguntó su padre.

— Estoy bien en este momento, gracias.

— Bueno. Voy a tomar un vaso de agua, si no te importa. Todo esto de hablar me


hace dar sed– Gray esperó a que su padre pusiera un poco de hielo en un vaso y
vertiera agua del bar bien surtido. Miró por la ventana el centro de convenciones
y la ciudad por delante.

— Eres muy bueno en lo que haces, Gray. Lo siento si no me di cuenta hasta


ahora– Se volvió hacia su padre.

— Bueno, has estado muy ocupado.

— Necesito estar menos ocupado– Los labios de Gray levantaron.

— Si tú y Cameron ganan estas elecciones, me imagino que estarás más


ocupado– Su padre dejó escapar una risa suave.

— Probablemente tienes razón. El infierno de una cosa, ¿eh?

— Supongo que sí– Se apoyó en el alféizar de la ventana– no sabía nada de tu


ataque al corazón. No escuché cuando intentaste contactarme. ¿Estás bien?

— Más saludable de lo que he estado en mi vida, gracias a algunos médicos


increíbles y tu muy insistente madre que se asegura de que coma todas las cosas
buenas y haga ejercicio.

— Bien por mamá. Y lo siento.

— Yo soy el que lo siente. No estuve allí para ti cuando necesitabas un padre.

Y los tiempos que estuve, fui un padre de mierda. No puedo compensar eso, hijo.
Yo hice todo mal– la emoción se apretó dentro de él, todos estos sentimientos,
todas las cosas que quería decir, pero se habían mantenido dentro de toda su
vida.

— Adelante– dijo su padre– Di lo que está en tu mente.

— Yo te odiaba, me molestaba que escogieras la política por encima de mí. Y

me dolía no verte en las gradas durante mis juegos– Su padre asintió con la
cabeza.

— Como he dicho, lo hice todo mal. Nunca seré capaz de compensar lo que me
perdí. Eres un excelente atleta. Lo que puedes hacer con un carro, Jesús, Gray, es
magnífico verte conducir– El orgullo y asombro en su voz era real.

Era tan real que era doloroso.

— Gracias.

— Y esto es lo que deberías estar haciendo, lo que debiste siempre estar


haciendo. No entendía entonces. Lo hago ahora. Nunca podré recuperar las cosas
que dije o la forma en que las dije. Sólo puedo pedir disculpas por decirlas. Has
hecho la elección correcta. Habrías sido un terrible político, pero eres un infierno
de piloto. La vida es demasiado corta como para no hacer lo que amas. Siempre
haz lo que amas– Gray asintió.

— Lo he hecho, papá.

— Así que eres feliz.

— Nunca he estado más feliz.


— ¿Y esa felicidad incluye a Evelyn?– Gray levantó una ceja.

— ¿Evelyn?– Su padre dejó el vaso de agua y se levantó.

— Ya sabes, es mi trabajo estar atento. Veo la forma en que ustedes dos cruzan
miradas. Me recuerda a mí y a tu madre, como éramos cuando nos

enamoramos. Y cuando nos enamoramos de nuevo– Su padre sonrió– Así

que... ¿Tú y Evelyn?– Él no estaba preparado para tener este tipo de


conversación con su padre.

— Yo... No lo sé. Tenemos dos estilos de vida diferentes. Ella quiere una carrera
en la política.

— ¿Y tú le negarás eso a ella?– Gray frunció el ceño.

— Por supuesto que no. Ella debe tener todo lo que quiere– Su padre sonrió.

— Bueno. Estoy de acuerdo. Ella es increíble, inteligente, talentosa y ambiciosa,


pero también dulce y cariñosa. Tu madre la adora. Lo mismo ocurre con tu
hermana. Pude verlos a ustedes dos juntos– Esta era la conversación más extraña
que había tenido con su padre.

— No sé cómo poder hacer que funcione.

— Siempre has sido un chico listo, Grayson. Y haz sido capaz de tener todo lo
que siempre has querido. Si ustedes dos están destinados a estar juntos, estoy
seguro de que lo descubrirás.

Cap26

Gray encontró a Evelyn en la suite de sus padres, ella y su madre acurrucadas


juntas en el sofá. Se puso de pie para enfrentarse a él.

— Sí, papá y yo hablamos. No nos abrazamos ni nada, pero creo que vamos a
estar bien– Vio el alivio en el rostro de su madre.

— Me alegro. Por ambos–Abrazó a su madre.

— Yo también.
Visitaron por un tiempo, luego él y Evelyn la dejaron para regresar a la pista de
carreras. Mentalmente agotado, lo único que quería hacer era ir a la cama, cerrar
los ojos, y despejar la cabeza. Evelyn era genial leyendo sus estados de ánimo,
porque no le interrogó acerca de su conversación con su padre, sólo se metió en
la cama con él y apoyó la cabeza contra su pecho.

Sorprendentemente, sin embargo, no podía dormir, no podía apagar los miles de


pensamientos que pasan por su mente. Finalmente se incorporó y encendió la
luz. Evelyn se deslizó contra las almohadas y levantó las rodillas hasta el pecho.

— ¿Quieres hablar de ello?– Pensó durante unos minutos y luego dijo.

— Entiendo tanto ahora, y tengo todo el asunto del perdón. Pero siento como si
tuviera todos estos años de ira y resentimiento que se supone que debo dejar ir
de inmediato.

— Pero no puedes. No por el momento.

— No.

— Va a tomar tiempo, Gray. Creo que está bien que te permitas tener algunos
pasos de bebé con su papá. No tienes que tener instantáneamente esta estrecha
relación con él mañana, ¿sabes? ¿No es suficiente conocer la verdad, saber lo
que pasó y que quiere una relación y el perdón, y tomar las cosas día a día?

— Supongo que sí.

— Y creo que todavía estás llevando años de resentimiento dentro de ti. Un

‘Lo siento por todo eso’ de él no será suficiente, ¿verdad?– Él la miró.

— Gracias por eso. Creo que eso es lo que me preocupa. Siento como si él
diciendo ‘Lo siento’ debiera ser el final de esto, pero no se siente como el fin del
problema para mí.

— Tampoco debería. Años de indiferencia no desaparecen con una disculpa.

Él tiene mucho que compensar.

— Por alguna razón, pensé que estarías de su lado– Ella se echó a reír.
— Hey, soy Suiza aquí.

— Una declaración muy política. Tal vez vas a terminar siendo Secretaria de
Estado– Se subió a su regazo.

— No es una posibilidad, amigo. Es todo el camino a la Casa Blanca o nada–

Él la agarró por las caderas y deslizó su camino hasta sus costillas, sus dedos
jugando con la delgada camiseta sin mangas que vestía.

— Las mujeres ambiciosas me ponen duro– Ella se echó hacia atrás y hacia
adelante contra su erección.

— Hmmm, eso me he dado cuenta– Él ahuecó sus pechos, barrió sus pulgares
sobre sus pezones, observándolos endurecerse a través de su camiseta.

— Y al parecer pensar en convertirte en Presidente te pone dura.

— Eso es de que me toques. La política no me excita sexualmente.

— Es bueno saberlo.

Él levantó su camiseta sin mangas por encima de su cabeza y se tomó un


momento para mirar sus pechos, sus pezones perfectos. Él la atrajo hacia él,
encajando un pezón duro entre sus labios. Los sonidos que hacía mientras

lamía y chupaba sus pezones hicieron que su polla se contrajera y sus bolas se
tensaran, le daban ganas de estar dentro de ella, mientras le lamía los pechos.

Maniobrando un poco, ella se levantó y se quitó las bragas mientras él se zafó de


su bóxer. Evelyn se lanzó al cajón donde guardaba los condones y con
movimientos hábiles lo envolvió en él. Mientras se deslizó en su polla, él tomó
aire, cada vez era como la primera vez que había estado dentro de ella.

Siempre era una nueva experiencia, y cuando él la levantó dentro y fuera de su


polla, observando la forma en que ella echaba la cabeza hacia atrás y se arqueaba
mientras lo montaba, se preguntó cómo iba a hacer funcionar esto.

Para ella y para él.


Debido a que no había duda de que estaba enamorado de ella, y una vez que la
convención hubiera terminado, una vez que él hubiera hecho su trabajo y que
ella hubiera hecho el de ella, la quería en su vida.

Sus muslos le apretaron al igual que su coño envuelto alrededor de su pene,


poseyéndolo como poseía su corazón. Él no era de esa mierda profundamente
emocional, pero Dios lo tenía mal con esta mujer. Él le tomó la nuca y la llevó
en un beso, necesitando esa conexión mientras se alimentaba de ella. Y cuando
ella gimió y le clavó las uñas en los hombros, mientras subía a su orgasmo y lo
llevó al suyo, sintió que lo vertía todo fuera de él. Envolvió sus brazos alrededor
de ella y se cerró a su alrededor, mientras se corría, besándola con todo lo que
tenía, comunicándole sin palabras lo que sentía, preguntándose si de alguna
manera podía decir la diferencia. Ella yacía extendida sobre él después,
dibujando círculos en su pecho.

— No sé si eso resolvió alguno de tus problemas– dijo– Pero seguro que se


sintió bien.

Él sonrió. No, no había resuelto ninguno de sus problemas, pero hacer el amor
con ella siempre lo hacía sentir mejor. Ella era su conexión, siempre lo hacía
sentirse menos solo en el mundo, y la tuvo desde la primera vez que habían
estado juntos. No sabía lo que iba a hacer para mantenerla en su vida, pero él
movería cielo y tierra para hacer que sucediera.

— Evelyn– Ella se sentó.

— ¿Sí?

— ¿Has pensado mucho acerca de lo que va a pasar cuando la convención haya


terminado?– Ella le dio una mirada en blanco que no le dijo nada.

— En realidad no. Siempre hay mucho que hacer en el día a día, siempre tengo
que estar en el presente. Probablemente iré a Washington y comenzaré la
campaña presidencial. Habrá mucho que hacer entre ahora y noviembre.

— Sí, tienes razón.

Él no detectó ninguna emoción en su rostro, ni tristeza ante la perspectiva de


dejarlo. ¿Era lo que sentía de un solo lado? Pensó que había algo especial entre
ellos, pero tal vez eso era sólo para él. Tal vez para ella lo que tenían era sólo
una aventura, y estaría perfectamente satisfecha de pie al final. Evelyn tenía esos
sueños de la casa grande con el patio de gran tamaño y el columpio de
neumáticos, pero también era una realista. Ella sabía que los dos estaban en
mundos tan separados como dos personas podrían estar.

Tal vez ella era la única que pensaba con claridad acerca de esto. Y tal vez él era
el único involucrado emocionalmente. Pero él nunca había sido un cobarde,
tampoco. Amaba a Evelyn y él no iba a permitir que se alejara. Sólo tenía que
encontrar la manera de hacer que esto suceda para que pudieran ambos tener
todo lo que querían.

***

Evelyn se detuvo, esperando que Gray dijera algo que la llevara a creer que él
sentía algo por ella. Estaba enamorada de él. Loca de amor con este magro
atleta, atractivo, que era mucho más de lo que mostraba en la superficie. Por
debajo, era tierno, romántico y vulnerable, y que él le hubiera mostrado todo eso,
que él le hubiera confiado todas sus emociones, había significado mucho para
ella. Cuando le había preguntado lo que iba a pasar después de la convención,
pensaba que iba a ser la apertura, que empezaría un diálogo sobre los dos, sobre
su futuro.

Porque ella realmente quería un futuro con él. Sabía que era un futuro imposible.
Tenía su carrera como piloto, lo que le llevaba por todo el país, y ella iba a estar
firmemente plantada en DC una vez que el gobernador Cameron y el Senador
ganaran la elección. E iban a ganar las elecciones. Ella haría todo lo posible para
que esto sucediera.

No era como si ella fuera capaz de saltar de ciudad en ciudad con él. Ella estaría
tan ocupada con el Senador, que se habría convertido en

vicepresidente. Pero el senador Mitchell era también el padre de Gray. Ellos iban
a encontrar una manera de hacer que esto funcionara. Si eso es lo que Gray
quería.

Por otra parte, tal vez había traído lo que sucedería después de la convención
para comenzar a facilitar su manera de salir de esta relación. Podría querer
decirlo delicadamente. Después de todo, él nunca le había prometido nada.

Habían estado teniendo un tiempo maravilloso, pero ni una vez hablaron de un


futuro juntos. Teniendo en cuenta sus diferentes estilos de vida, cualquier
persona con dos dedos de frente se daría cuenta que los dos, como pareja, no
tenían ningún sentido en absoluto.

Ambos eran inteligentes, y ella siempre había sido una realista. La idea era
ridícula. Ellos nunca se verían el uno al otro. Acabaría antes de que alguna vez
llegara a despegar. Lo mejor, lo más amable que podían hacer por ellos sería
separarse como buenos amigos, sobre todo porque tenía la intención de estar en
su vida, al menos durante los próximos ocho años. Tendrían que

encontrarse cada vez que viera a su padre, por lo menos cada vez que estaba en
Washington. Si su relación terminaba mal, eso podría ponerse feo, y había
trabajado demasiado duro para perder su puesto de trabajo a través de una
relación.

No, la mejor manera de terminar las cosas en una buena nota, por lo que podían
verse uno al otro y ser amables, recordar los buenos tiempos que tuvieron, y
dejarlo en eso. Después de todo, su carrera significaba el mundo para ella. Algún
día, encontraría la manera de tenerlo todo. Pero ella no iba a tener todo lo que
quería con Gray.

— ¿Cansada?– Le preguntó mientras le alisaba la mano por el pelo. Ella asintió


con la cabeza.

— Un poco.

— Estás haciendo un montón de malabarismos. Sabes que está bien si quieres ir


a la convención.

— ¿Tratando de deshacerte de mí?– Preguntó ella con una leve sonrisa,


esperando que no seguiría apartándola, aunque era inevitable.

— No. Tratando de hacer esto más fácil para ti.

Quería preguntar si la parte “más fácil” era ella haciendo su parte en la


convención o el fin de su relación. Pero ella no se atrevía a decir las palabras.

Era valiente en muchos aspectos de su vida y su carrera, pero en esto, se sentía


débil.
— No lo necesito fácil.

— Voy a dejar que dependa de ti, entonces. Si deseas permanecer en la carrera


de mañana, voy a estar feliz de tenerte aquí. Pero no me aplastará si sientes la
necesidad de volver a tu trabajo– En otras palabras, él le estaba dando la salida,
dándole la oportunidad de ser la primera en irse. Maldita fuera si haría eso.

— Quiero ver la carrera de mañana.

— Está bien– Él la atrajo de nuevo a la cama y apagó la luz. Ella se quedó allí,
mirando hacia la oscuridad, tratando de averiguar cómo iban a llenar este vacío,
esta danza silenciosa del final de su relación. Le dolió. Y lo odiaba.

Cap27

El día de la prueba amaneció brillante y soleado, y prometía ser

miserablemente caliente, tal y como a Gray le gustaba. Iba a ser un gran día.

Él y Donny iban a correr tan bien. Podía sentirlo. Tener a Evelyn en el box lo era
todo para él. Él se había despertado a levantarla esta mañana para hacer el

amor con ella, de una manera silenciosa, ardiente para empezar el día. La había
vuelto y se deslizó dentro de ella antes de que estuviera completamente
despierta. Ella había corrido sus manos sobre él, besándolo con una silenciosa
desesperación que no podía comprender. Se había sentido muy parecido a un
adiós, y no le gustaba esa sensación en absoluto.

Él seguía adelante con sus planes, pero realmente necesitaba hablar con ella
primero, en lugar de asumir. Hablaría con ella después de la carrera de hoy.

Iba a ir al centro de convenciones después de la carrera, y sabía que no tendría


mucho tiempo con ella después de eso porque estaría ocupada con su padre y
todas las cosas de la política para la próxima semana.

Ya era hora de que él declarara lo que sentía por ella, para que estuviera clara, y
para no tomar ninguna medida importante sin saber si ella sentía lo mismo por
él. Ellos habían mantenido su relación discreta, así que él la besó en su tráiler
antes de salir a hacer sus entrevistas con los medios antes de la carrera.
Evelyn se había dirigido a su hotel para empacar y marcharse, después ella
volvería a la pista. Mientras subía a su coche, la vio en el box sonriéndole. Él le
guiñó un ojo y después de eso todo era negocio para él mientras se abrochaba y
tomaba su posición en la línea de coches que se están preparando para la carrera.
Iba a ser una agotadora carrera de hoy. No podía esperar para empezar.

***

Estar sentada en el box era un infierno cuando todo lo que Evelyn quería hacer
era ponerse de pie y caminar. O tal vez conseguir uno de esos coches y ponerlo
en el suelo y ver lo rápido que podía ahuyentar algo de este exceso de ansiedad
que había estado plagando en ella durante los últimos días.

El rugido de los motores en las últimas 300 millas sólo aumentó su nivel de
estrés. Ella se mordía las uñas porque Gray estaba en décimo lugar, y sabía que
no era el lugar donde quería estar. Una pifia en la calle de boxes y que su coche
no realizara el camino que quería significó que tenía que estar frustrado por no
estar en la parte delantera.

Pero todavía había tiempo para que él hiciera su camino a la delantera y tirara de
una victoria desesperadamente necesaria. Ella se echó hacia atrás y hacia delante
en su silla e Ian le miró de reojo de nuevo. Estaba segura de que su constante
movilidad le volvía loco, pero no había mucho que pudiera hacer al respecto,
teniendo en cuenta su estado actual. Había demasiadas cosas

pasando en su mente, la carrera, la próxima convención, lo que una victoria para


el senador Preston significaría para su carrera, y la cosa más importante, su
relación con Gray.

Ella le iba a extrañar tanto. Nunca hubiera pensado alguna vez que su carrera iba
a interponerse en el camino de lo que sentía por un hombre. Su carrera había
sido siempre la cosa más importante en su vida, y pensaba que siempre sería, sin
importar qué. Ahora ella se preguntaba cómo podría hacer malabares con su
carrera y aun así tener el hombre que amaba, y lo que Gray diría si le presentara
la opción de que ellos averiguaran una manera de estar juntos.

Arrastró sus dedos por su cabello, por enésima vez, sin saber qué hacer. ¿Si le
decía lo que sentía y no se sentía de la misma manera? Ella nunca había sido
rechazada antes. Le dolería tanto. Pero ¿y si ella no le decía cómo se sentía, y los
dos se separaban y él nunca lo sabía? Podrían tener una vida increíble juntos.
¿Estaba dispuesta a alejarse de eso porque tenía miedo de que el la rechazara?

Ella era más fuerte que eso, y lo sabía. Iba a decirle después de la carrera de hoy
que estaba enamorada de él, y si él no se sentía de la misma manera,
sobreviviría. Al menos lo sabría. Por lo menos se habría establecido todo por ahí.

— Hijo de Puta– dijo Ian, empujandose a sí mismo a sus pies.

Ni siquiera había visto el accidente. Todo lo que Evelyn vio fue humo. Su
corazón tartamudeó mientras buscaba en la pista el número cincuenta y tres,
esperando y rezando para que él no estuviera en medio de los escombros y las
llamas de repente el accidente más feo que había visto nunca.

Contuvo el aliento, la explorando de los coches que habían ralentizado y pasaron


la carnicería. Ni siquiera podía contar los coches implicados en el choque, pero
parecía que los que habían estado involucrados fueron

demolidos. Mientras los otros coches pasaban, ella miró sus números. Vio el
coche de Donny y dio un suspiro de alivio, pero no había un número cincuenta y
tres. Oh, Dios.

Miró a Ian, su boca situada en una línea sombría. Él estaba hablando por el
auricular, y cuando él se lo quitó y salió a toda prisa el box, supo que algo había
ido terriblemente, terriblemente mal. Bajó a toda prisa, ansioso por

obtener información de alguien, pero lo único que oía eran murmullos acerca de
una ambulancia y vuelo aereo, y que el hospital había sido alertado.

Finalmente agarró uno de los miembros de la tripulación por el brazo.

— ¿Está Gray herido?– Él le dio una breve inclinación de cabeza. Dejó caer su
estómago– ¿Qué tanto?

— Nadie sabe todavía. Ellos tienen que cortar primero para sacarlo del coche
primero, luego lo llevarán en helicóptero al hospital local.

Ella cogió el equipo cercano, mareos adelantándose en ella. ¿Cortar para sacarlo
coche? Oh, Dios mío. Cogió su teléfono del bolsillo para llamar a los padres de
Gray.
***

Evelyn había esperado a que Gray hubiera sido pasado a través de los rayos X

y la tomografía computarizada y luego sus padres habían hablado con los


médicos. Donny y Stacie estaban allí con ella junto con Ian, así que ella se
alegró de no estar sola. Las cámaras seguían afuera. La organización de carreras
fue genial sobre tener cuidado de brindar información a los medios.

Todo lo que Evelyn podía hacer era sentarse y esperar y rezar para que él fuera a
estar bien. Ella no podía manejar mirar la televisión, que estaba en el canal de
deportes reproduciendo el accidente sin parar. Ella había mirado una vez, viendo
como chocaban a Gray por detrás y deslizarse por la pista. Le habían embestido
por un costado y había ido en el aire antes de estrellarse contra la pared. Había
habido una reacción en cadena y él fue golpeado de nuevo.

Entonces de nuevo.

Había sido un brutal, un accidente horrendo. Tenía suerte de estar vivo y ella
agradecía a Dios por los requisitos de seguridad de la organización y las normas
de seguridad de los vehículos de las que los conductores siempre se quejaban,
pero eran la razón principal que estuviera vivo en este momento.

Cuando el Senador bajó las escaleras, ella se puso de pie, con las piernas
temblando. Se acercó a ella y le cogió las manos.

— Él tiene una conmoción cerebral y una fractura en la pierna y probablemente


un par de costillas rotas. Él va a estar bien, sin embargo– Las lágrimas llenaron
sus ojos y ella se abrazó al senador.

— Gracias por decirnos. ¿Cómo está Loretta?

— Más resistente de lo que pensé que estaría. Carolina estaba haciendo las
maletas para coger camino. Loretta la llamó.

— Bien– Ella sollozó y sonrió– ¿Está bien si lo veo?

— Yo te llevaré– Ella le presentó a Ian. El senador se tomó unos minutos para


hablar con Ian, luego la llevó a través del ascensor a la UCI.
— Él va a estar bien, Evelyn.

— Sí, señor.

— Tú lo amas– Ella ni siquiera lo dudó.

— Sí, señor.

— Él te ama también, lo sabes– Dejó que las lágrimas cayeran.

— Tenía miedo de que fuera a morir. No sé qué haría sin él– Él le apretó la
mano.

— No vas a estar sin él. Pero él va a estar enojado acerca de este accidente–

Ella se echó a reír a través de las lágrimas.

— Estoy segura de que lo va a estar– Cuando llegaron a la entrada de la UCI, se


fue y se abrazó a Loretta.

— Dios sonríe a los idiotas– dijo Loretta– Un deporte peligroso ese.

— Pero él es tan bueno en lo que hace, Loretta. Sabes, tan pronto como sea
capaz, va a estar de vuelta por ahí– Ella suspiró y apretó las manos de Evelyn.

— Lo sé.

— Él está bastante ido en este momento, muy medicado– dijo Mitchell–

Puede que no esté despierto.

— No voy a tardar. Gracias por dejar que lo vea.

Ella se sonó y fue a su habitación y se detuvo en la puerta para tomar una


respiración profunda. Gray, su fuerte, héroe indestructible, estaba conectado a
tubos y vías intravenosas, y magullado, vendado, y parecía completamente roto.
Empujó las lágrimas, entró. Estaba dormido. Se sentó en la silla junto a él y
deslizó su mano por debajo de la suya.

— Tienes que sanar, Gray. Y toma tu tiempo en hacerlo, sé que lo vas a odiar–
Él no se movió, y lo único que oía era el zumbido suave de las máquinas– ¿Y

tal vez piensa en frenar por unos minutos?– alisó otra mano sobre su camisa.

— Lo haré si quieres– Su mirada saltó a la suya. Tenía los ojos medio abiertos.

— Estás despierto.

— Tengo el peor dolor de cabeza de mierda– El alivio la inundó.

— Apuesto a que sí. Fue un espectáculo lo que hiciste hoy en la carrera.

— Sí. Y un DNF. No me gusta no terminar una carrera. Eso va a joderme en la


clasificación–Se imaginó que pensaría su posición.

— Esa es probablemente la menor de tus preocupaciones en este momento.

— Estoy jodido para esta temporada, nena. Eso no es bueno– Ella le acarició la
mano.

— Lo siento, Gray. Sé lo cerca que estabas, lo mucho que esto significaba para
ti. Pero ahora tienes que centrarte en la recuperación. Eso tiene que ser tu
prioridad– El tragó saliva, se lamió los labios.

— Voy a estar de vuelta en un coche en poco tiempo.

— Sí, lo harás– Aunque la idea de él corriendo de nuevo la aterrorizaba. Pero era


quién era y lo que hacía. Lo que él quería. Y ella lo amaba. Qué iba a decirle.
Pero ahora no era el momento. Sus ojos se cerraron

— Tienes que ir a ayudar a mi papá a convertirse en vicepresidente, ya sabes.

No hay más carreras para ver ahora– arrastró sus últimas palabras.

— Volveré a ver cómo estás.

— Nah. Voy a estar bien aquí. Ve a hacer tu trabajo, Evelyn. Ve a convertirte en


Presidente. No voy a interponerme en tu camino– Ahora ya no tenía sentido en
absoluto. Ella se levantó y le dio un beso en la frente y salió de la habitación,
porque sabía que su madre querría volver a entrar.
— Se despertó durante unos minutos y me habló. Ahora está durmiendo– dijo a
sus padres cuando se encontró con ellos fuera de la puerta.

— Voy a regresar adentro entonces–Loretta les dijo.

— Nos vemos ahí en un minuto– dijo Mitchell. Se volvió hacia ella–

Realmente va a estar bien.

— Yo sé eso. Iré hasta el centro de convenciones y arreglar las cosas en ese


sentido para que pueda estar aquí esta noche.

— Gracias– Él tomó una respiración profunda– No fue hace tanto tiempo que
hubiera dejado que Loretta manejara esto. La política habría sido más
importante. No es que éste no sea un momento importante para mí– Ella puso su
mano en el brazo.

— La campaña no se pondrá en marcha por unos días más. Este es tu tiempo


para ser padre. Quizás compensar algunas de esas cosas que perdiste.

— Él te dijo.

— Sí– Sus labios se curvaron.

— Una de las cosas que siempre he apreciado sobre ti es tu honestidad brutal,


Evelyn.

— No es mi trabajo juzgarle, senador. Pero tiene una relación que construir con
Gray.

— Todavía me resiente.

— Eso no me corresponde decirlo. Pero él le necesita en estos momentos. Y

eso es puramente mi opinión. Significaría mucho para él que esté aquí.

— Estoy preocupado por él. No hay lugar, pero prefiero estar aquí ahora mismo.

— Bueno. Yo me encargaré de las cosas en la finalización de la campaña. Voy a


llamarle o escribirle si algo urgente surge.
— Gracias.

Se marchó, pero quería estar en el hospital. Mientras subía a su coche, se quedó


mirando las salas del hospital. Ella siempre había amado su trabajo, y cuando
estaba lejos de él anhelaba estar de vuelta. Esta fue la primera vez que ella
resintió su trabajo. Quería estar con Gray. Y su trabajo estaba en el camino de
eso.

Cap28

Apestosas muletas. Lo mismo hacía tener guardaespaldas y un maldito séquito


de personas que lo trataran como si fuera a derrumbarse en cualquier momento.
Pero esas eran las órdenes, de su médico y de sus padres, y la única manera en
que iba a permitírsele asistir a la convención. Al principio había discutió con su
padre, quien le dijo que era absolutamente innecesario para él estar allí, que era
más importante para él centrarse en su recuperación.

Había estado sorprendido como el infierno por encontrar a su padre persistente a


su lado durante tantos días, cuando la campaña política más importante de su
carrera estaba pasando. Pero su padre le había dicho que el accidente lo había
asustado, y había perdido demasiado tiempo en la política y no había pasado
suficiente tiempo con su hijo. Un hijo que, su padre admitió, podría haber
perdido ese día. Y ya había perdido bastante tiempo con Gray. Así que la
campaña sólo se podía ir a la mierda.

Gray se había reído de eso, a pesar de le que había hecho daño como el infierno
reír. Quizá Gray había estado ciego a las propuestas de su padre todos

estos años, porque no había manera en el infierno que el viejo Mitchell Preston
hubiera permitido que nada, ni siquiera el accidente de Gray, se interpusiera en
su camino de convertirse en el candidato a la vicepresidencia.

Concedido, no estaba sucediendo justo después de su accidente, pero estar de


frente a los medios de comunicación y los delegados era igual de importante.

Aun así, su padre no se movía, ni siquiera después quee Gray hubiera sido dado
de alta del hospital dos días más tarde y había sido cómodamente acondicionado
en una suite en el hotel de la conferencia. Al ser el candidato a la vicepresidencia
prospectivo tenía sus privilegios, incluyendo la obtención de una suite extra en
un hotel que habían reservado con un año de antelación.
Su padre le había contratado a un médico y personal de enfermería privada para
supervisar su cuidado, lo que era totalmente innecesario. Tenía un dolor de
cabeza residual de la conmoción cerebral, su pierna se había fijado en un yeso, y
las costillas eventualmente curarían, aunque las costillas eran lo que más le
dolía.

Eso y su orgullo. Perder en el campeonato de este año totalmente absorbidos.

Odiaba defraudar a su equipo. Pero Ian había estado en el hospital y se había


acercado a la suite y le dijo que la tripulación estaba aliviada de que no hubiera
muerto en ese accidente, un accidente que se había producido debido a las
circunstancias de las carreras y nada más. Los coches se acercaban demasiado y
chocaban y a veces los corredores más jóvenes no estaban prestando atención.
Demonios, ni siquiera podía culpar Cal McCluskey, ya que ni siquiera había
estado en su proximidad en el momento del accidente, si no, lo hubieran
destrozado, también.

Aunque aparentemente el accidente había tenido un efecto aleccionador en Cal,


que había golpeado la pared seis coches atrás. Dijo que su tiempo de reacción
había sido malo, que él podría haberlo evitado si no hubiera estado bebiendo la
noche anterior. Cal admitió ser un alcohólico y había puesto fin a su temporada
de carreras temprano, la decisión de entrar en rehabilitación.

Fue una buena elección, la elección correcta. Gray esperaba un Cal limpio y de
regreso a la competición la próxima temporada. Era un competidor duro y Gray
quería verlo regresar limpio. En cuanto a Gray, él sólo había estado en el lugar
equivocado en el momento equivocado, y había sido el que recibió el golpe. Un
muy mal golpe que le había costado a su equipo el campeonato.

Afortunadamente, ya tenía otro conductor alineado para impulsar el número


cincuenta y tres, el resto de la temporada, porque seguro que no estaría haciendo
ninguna actividad de conducción. El pensamiento le causo picazón e inquietud,
pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Y tenía la suerte de tener una
semana de descanso por lo que Ian podía tener a Alex Reed listo y darle un poco
de tiempo de práctica en el coche de Gray.

Fue una maldita suerte conseguir a Alex, que no tuvo tiempo completo para
correr este año. Alex haría un gran trabajo de conducción para él el resto de la
temporada. El próximo año, sin embargo, Gray estaría listo para subir de nuevo
en su propio coche y patearía culos en serio. Mientras tanto, él era libre para
disfrutar de la convención.

Cosa bastante impresionante. Un montón de discursos, que no eran realmente lo


suyo, pero desde que fue encerrado en el hotel, llegó a ver a Evelyn en acción.
No le había dicho que estaba en el hotel, y no había hablado con ella desde que
fue dado de alta del hospital. Ella estaba ocupada haciendo su trabajo y no quería
estar en su camino, por lo que tuvo a su madre diciéndole que él se dirigía a la
casa de Daytona, que estaba cansado, y que tocaría base después de la
convención.

Su pensamiento fue para su sorpresa, que tal vez conseguiría unos minutos libres
y podría abrazarla, besarla, y, finalmente, tener esa conversación que había
querido tener con ella después de la carrera del domingo.

Excepto la carrera no había salido como él esperaba, y que nunca habían tenido
la oportunidad de hablar. Él también sabía su horario aquí en la convención, ya
que ella estaba justo al lado de su padre. Estaba corriendo constantemente,
reuniéndose con los delegados y la prensa y trabajando en todo el asunto de
medios sociales que hacía tan bien. Así que se sentó atrás e hizo lo suyo con su
recuperación y manteniendo el control sobre ella, mientras que también estaba
trabajando en un par de sorpresas para ella que tal vez la harían saltar después de
que todo esto terminara.

Su padre se pasó varias veces al día para ver cómo estaba, un hecho que todavía
le conmocionaba como el infierno. Él no quería decir que estaban cerca de ser
como un padre y un hijo aun, pero su padre se había tomado la molestia de hacer
de Gray una prioridad, y eso significaba mucho para él, sobre todo porque su
padre tenía cero expectativas de que Gray hiciera una aparición en el piso de la
sala de convenciones. De hecho, su padre se lo había prohibido expresamente, lo
que hizo reír a Gray ya que había pasado la época

en la que su padre le podía prohibir a hacer cualquier cosa que tuviera en la


mente hacer. Y tenía un par de cosas en mente. A partir de esta noche.

***

Evelyn estaba corriendo de un extremo de la sala de la convención al otro, con la


cabeza llena de tantas cosas en su lista de tareas pendientes que estaba
agradecida por el calendario en su teléfono, porque su cerebro estaba
completamente frito. Estaba

eufórica, y agotada, emocionada y aterrorizada, y muy entusiasmada por el


senador Mitchell. Este era su momento, lo que habían trabajado tan duro durante
todos estos años.

Ella había escuchado con avidez cada discurso esta semana, entusiasmada
construyendo cada noche para el próximo tarjetón Cameron / Preston. Se puso
de pie al frente y al centro, dispuesta a escuchar más grandes discursos esta
noche, tan orgullosa de todo lo que habían logrado. Mientras uno de los
representantes de Atlanta hablaba, Evelyn respondió a algunos e-mails que se
habían quedado sin respuesta mientras había estado muy ocupada hoy. Y tal vez
había estado echándose en todas las actividades posibles a propósito para poder
concentrarse en el trabajo y no en Gray.

Dios, le echaba de menos tanto y deseaba poder estar en Daytona con él,
cuidándolo. Estaba segura de que tenía un montón de gente mirando por él.

Loretta y Carolina tanto le aseguraron que estaba siendo bien cuidado y no tenía
que preocuparse por él, pero no podía evitarlo. Se sentía tan culpable y un poco
dolorida de que no había sido capaz de verlo desde esa noche en el hospital, pero
esa era la naturaleza de su trabajo. Y también el de él.

Él no la había llamado. Trató de no tomarlo personal, o como un signo de lo que


vendría en su relación. Tenía una lesión grave, y probablemente estaba
concentrando todos sus esfuerzos en el descanso y recuperación, no en pensar en
ella. Pero su corazón aún le dolía tanto, y por eso pasaba cada momento de cada
día arrojándose al trabajo. Además, esta era la forma en que las cosas iban a ser.
Su tiempo con él había terminado. Él tenía su vida, y ella tenía la suya, y su
trabajo estaba a punto de ir a toda marcha durante los próximos meses. No tenía
tiempo para una relación, no había tiempo para trabajar en lo que fuera que ella y
Gray tenían juntos. Era el momento de cortar los lazos.

— Y ahora, estoy tan orgulloso de presentar, recién salido de una lesión muy
alarmante en nuestra pista de carreras local este fin de semana pasado, el hijo del
senador Mitchell Preston, Grayson Preston

Su cabeza se disparó. ¿Gray estaba aquí? Fue cojeando por el escenario con
muletas y su primer pensamiento fue correr hasta allí para ayudarlo. Pero él
sonrió al representante y se abrió paso, aunque lentamente, en el podio, a los
ovación de la multitud en el piso de la convención. Él estaba dolorido. Ella podía
decirlo por el sudor que perlaba su labio superior, mientras hizo su camino más
cerca. Cuando los aplausos se calmaron, Gray miró por encima de la multitud.

— Nunca he sido un orador público. Yo siempre he dejado que mi conducción


hable por mí– Él miró las muletas– A veces mi conducción resume mis errores,
también– La multitud se rió– Pero la única cosa que sé con certeza es lo que el
gobernador Cameron y mi padre, Mitchell Preston, pueden hacer por nuestro
país.

Su discurso fue elocuente, apasionado, orientado a la familia, y políticamente


perfecto. Estaba claro que hablaba desde el corazón y su discurso no fue
practicado, ni había sido escrito para él. Si lo hubiera sido, habría sido él quien
lo escribió. Y ella ni siquiera sabía que iba a venir.

— Así que estoy muy orgulloso de presentarles a mi padre, el senador Mitchell


Preston.

El aplauso fue atronador, las personas en el centro de convenciones ya al cien


por ciento apoyando al padre de Gray. Evelyn tomó todo eso mientras Mitchell
salió y dio a su hijo un apretón de manos, y luego un abrazo muy suave. Las
miradas que se dieron entre sí estaban llenas de calidez genuina.

Fue un momento perfecto, y los medios de comunicación captaron todo. Pero era
más que eso, porque Evelyn vio la unión entre padre e hijo, y eso significaba
más que nada.

Se puso de pie y escuchó el discurso de Mitchell, que ella había ayudado a


preparar. Pero su mirada siguió a Gray fuera del escenario. Ella quería ir con él,
hablar con él, pero su trabajo era estar allí para el senador, así que se quedó
dónde estaba, mientras que él habló de las necesidades del país y sus ideas sobre
la forma de cumplirlas. Estaba muy orgullosa de él, y cuando terminó, el piso de
la convención tronó su aprobación. Fue un momento brillante, uno en

el que estaba totalmente atrapada. No fue sino hasta horas después, cuando se
terminaron todas las entrevistas para el día, que fue capaz de preguntar al
senador acerca de la aparición de Gray esta noche.

— No tenía idea de que iba a aparecer. Yo le dije que no– dijo el senador.
— Pensé que estaba en Daytona– El senador sonrió.

— Lo puse en una suite aquí en el hotel– Sus ojos se abrieron.

— ¿Él ha estado aquí todo el tiempo?

— Sí. Él no quería que lo supieras–Su estómago se apretó dolorosamente.

— ¿Eso por qué?

— Te quería enfocada en lo que tenías que hacer aquí, no en él. Dijo que tu
trabajo es tu prioridad.

— Ya veo– Qué bueno que él tomar esa decisión por ella, o para que ella no
pudiera hacer malabares con ambos. Un conocido refrán, y uno que había oído
antes– ¿Todavía está aquí?

— Por supuesto– El senador le dio el número de habitación de Gray y, una vez


que estuvo segura de que el senador no la necesitaba más esa noche, se dirigió
hasta allí.

Era injusto luchar con un hombre que estaba físicamente abatido. Pero, de
nuevo, había parecido capaz de estar de pie en el podio de esta noche, ¿no?

Ella llamó a la puerta y una mujer muy atractiva respondió. Llevaba un traje de
pantalón y parecía funcionaria. Y hermosa, con el pelo oscuro recogido en una
cola de caballo y sus ojos exóticos, toda sexy. Maldita sea. Evelyn alzó una ceja.

— ¿Puedo ayudarle?– Preguntó la mujer.

— Estoy aquí para ver a Gray.

— Él no está recibiendo visitantes.

— Oh, me va a ver– pasó junto a ella. La mujer se opuso, pero a Evelyn no le


importaba.

— Traté de detenerla, Gray– dijo la mujer. Gray estaba tumbado en el sofá, su


pie enyesado descansaba sobre una otomana.

— Hey– dijo, sonriéndole– Está bien, Cathy. Esta es Evelyn, la ayudante de mi


padre. Y Evelyn es una buena amiga mía. Evelyn, Cathy es mi enfermera–

¿Ayudante de su padre? ¿Así es como él la presentaba? Y sí, esta chica Cathy


totalmente parecía una enfermera. No. Evelyn le dio un guiño recortado.

— Cathy, ¿por qué no descansas por la noche? Estoy bien aquí.

— ¿Estás seguro?

— Sí. Te llamaré si necesito algo.

— Bien. Buenas noches– Cathy cogió su bolso y salió de la suite.

— Ven siéntate. ¿Quieres algo de beber?

— No. Quiero saber por qué no me dijiste que estabas aquí– Cogió el mando a
distancia y apagó el televisor, luego le dio una sonrisa que la calentó hasta llegar
a los dedos del pie. Ella le ordenó a su cuerpo ignorar esa la respuesta física de
él.

— Porque no quiero que te preocupes por mí o te quejes sobre mí. Sabía que
tenías un gran trabajo que hacer esta semana. Sabía lo mucho que habías estado
buscando esto. Y eso era en lo que necesitabas enfocarte. No en mí–

Cruzó los brazos.

— Veo. ¿Y piensas que soy demasiado estúpida para realizar múltiples tareas?

— Uh, yo no he dicho eso– Él la estudió– ¿Estás enojada conmigo?

— Tienes toda la razón, estoy enojada contigo. ¿Tienes alguna idea de lo


preocupada que estaba por ti? Dios mío, Gray. Ese accidente fue horrible. He
pensado en ti toda la semana, preocupada por ti, me preguntaba cómo estabas.

— Exactamente. Y esta era tu semana de brillar. La última cosa que necesitabas


era pensar en mí– Ella puso los ojos.

— No me trates como si fuera una tonta. Yo podría haber manejado la aparición


de tu padre en la convención, junto con el cuidado de ti. Y no asumiendo tomar
decisiones por mí y mi vida. Pensé que eras mejor que eso, mejor que esas
personas que me dijeron que no podía ser el tipo de mujer que podía tener una
carrera y un hombre en mi vida, que no podía tener todo lo que quería.

— Entonces, ¿qué estás diciendo?

— En este momento estoy diciendo que soy malditamente enojada contigo por
tirarte de ti mismo fuera de mi vida cuando te lesionaste porque pensabas que no
podía manejar la situación y mi carrera, también. Pensé mejor de ti.

Supongo que me equivoqué.

— Ahora aguanta– luchó para levantarse, e hizo una mueca, alcanzando su


costado. Eso le daba la ventaja. Sus muletas estaban al otro lado de la habitación.

— Sólo quédate donde estás.

— Quiero hablar contigo cara a cara.

— No tenemos nada que decirnos el uno al otro que requiera que te levantes–

Sin aliento desde el intento de levantarse, se echó hacia atrás en el sofá.

— Ahora, ¿Quién es la que suponiendo?– El dolor la atravesó al darse cuenta de


que estaba discutiendo con él sobre nada.

— Esto no tiene sentido de todos modos. Ya sabíamos que nuestra relación no


iba a ninguna parte, que una vez terminara la campaña, así mismo nosotros–

Su expresión fue gélida.

— Oh, ¿Sabíamos eso? ¿O simplemente tomaste esa decisión por nosotros?–

Ella levantó la barbilla.

— Sé realista, Gray. ¿Cómo podemos hacer que funcione? Yo voy a estar en DC.
Esa es mi base de operaciones. Ahí es donde quiero estar y dónde está mi futuro.
Y tú estás– ella agitó su mano– en todas partes.

— Así que has decidido que tú y yo nunca podemos funcionar. Y hay vas
asumiendo de nuevo– Ella se negó a dejarle ese cebo.
— Simplemente no tiene sentido y vamos a hacernos daño a largo plazo.

— Sí, como bien podríamos reducir nuestras pérdidas mientras podamos, ¿no?

Un buen estratega de campaña sabe cuándo salir de una carrera antes de una
pérdida inminente.

— Sí. Eso es exactamente– Cogió el mando a distancia.

— Entonces creo que hemos terminado aquí, Evelyn– Ella bajó la mirada hacia
él, ya extrañándole, deseando estar a su lado y poner sus brazos alrededor de él
por última vez. Pero él tenía razón. Era el momento de cortar por lo sano.

— Supongo que sí, Gray– Se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta, haciendo
una pausa para darle una última mirada– Debes llamar a la...

enfermera para que te ayude a salir del sofá

Cerró la puerta de la suite detrás de ella e hizo todo el camino a su habitación


antes de que las lágrimas comenzaran a correr por sus mejillas. Apagó la luz
cuando entró en su cuarto de hotel, cerró la puerta, y cayó sobre la cama,
mirando al techo. Esta había terminado entre ellos. Debía estar aliviada. Ahora
podía concentrarse en la campaña presidencial con ninguna otra cosa en su
mente, sin enredos emocionales. Sólo el trabajo. Justo como siempre le había
gustado.

Ella sonrió en la oscuridad, dándose cuenta de la estupidez de esa declaración.

Se acababa de alejar del hombre que amaba. Y ella nunca le había dicho que lo
amaba. A pesar del hecho de que era ‘lo mejor’, como ella le había dicho, no era
lo mejor. No para ella, de todos modos. Ella rodó sobre su costado y cerró los
ojos, necesitando cerrarse a todo fuera, sólo por unos minutos.

Tal vez mañana volvería a su antiguo yo de nuevo. Y, de nuevo, tal vez ella
nunca sería la misma de nuevo, porque estar con Gray había cambiado todo.

Las compuertas se rompieron y ella dejó escapar un suave sollozo, luego llantos
angustiados mientras el dolor se envolvía alrededor de ella, apretando hasta que
no podía respirar. Lo había perdido. Lo amaba, no había querido salir de él, y
había dejado que todo se fuera de todos modos. No había ganador en absoluto en
esta carrera.

***

Gray arrojó el remoto a través de la sala. Maldita sea. Mierda. Mierda. Esa no es
la forma en que esto debería haber bajado. Se pasó los dedos por el pelo, tan
malditamente frustrado. Quería saltar del sofá e ir tras Evelyn, tomarla en sus
brazos y besarla hasta que fueran borrados la frustración y los malentendidos.

Verla esta noche le había hecho tan feliz. ¿Por qué ella no había sido feliz,
también? Había querido sorprenderla, no enojarla. ¿Había presumido? Odiaba
ser uno de esos tipos. Apoyó la cabeza en el sofá y se quedó mirando las blancas
aspas del ventilador de techo, su suave zumbido el único ruido en la suite de otra
manera tranquila.

Él era un chico, y los chicos no eran todos emocionales y esa mierda. A las
mujeres les gustaba pensar que podían ser todas multitareas. Y Dios sabía que
Evelyn era una maestra en ello. Él parpadeó. Ella estaba en lo cierto. Había
tomado decisiones por ella en vez de decirle dónde estaba. Le hubiera encantado
haberle visto esta semana, aunque sólo fuera por unos minutos aquí y allá. Había
podido darle consuelo cuando él se sentía como una mierda, que era la mayoría
de cada día maldito desde que había hecho volar el coche.

Así que ¿Por qué no la había dejado? ¿Porque él creía que sabía lo que era mejor
para ella? ¿Desde cuándo? Ella era una mujer independiente más que capaz de
hacer juegos de malabares con su trabajo y su relación. Pero tal vez el accidente
y posterior final de su temporada habían alterado su estado de ánimo más que un
poco, y se había echado atrás en su relación con Evelyn a causa de ello.

¿Qué mejor manera de alterar una relación que dirigir todo, ¿no? Era lo único
que había sido capaz de controlar en toda esa semana fuera de control. Sólo que
él no había estado en control de su relación con Evelyn más de lo que había
estado en control del número cincuenta y tres durante ese desastre infernal. Así
que no había ganado nada, y lo perdió todo.

Ahora ¿qué iba a hacer al respecto? Debido a que Evelyn había salido de él,
salido de ellos, y terminado con eficacia las cosas entre ellos. ¿Cómo iba a
arreglar esto ahora? ¿O podría incluso arreglarlo? Cogió su teléfono e hizo una
llamada. Necesitaba ayuda.
Cap29

— Guau. Tú sí que sabes cómo joder una relación, ¿no?

Una semana después de la convención, Gray estaba descansando en la terraza


posterior de su casa en Daytona. Por lo menos tenía compañía. Su mejor amigo
Garrett tenía un día libre y estaba jugando en Tampa Bay después, así que él y su
novia, Alicia, estaban pasando el día con él.

— Esta no es la charla que estoy buscando, amigo– Garrett se echó a reír.

— Hey, si quieres una charla, llama a otra persona. Todo lo que vas a conseguir
de mí es honestidad. Has jodido todo. ¿Estoy en lo cierto, Alicia?–

Alicia hizo una mueca.

— Tenía la esperanza de que no sería arrastrada a éste, pero sí. Él tiene algún
tipo de acierto, Gray. No hay nada peor que decirle a una mujer que no puede
hacerlo todo. Y te escondiste de ella. Mientras estabas lesionado. Sabes que una
mujer que se preocupa por ti desea comprobarte y asegurarse de que estabas
bien. ¿Qué estabas pensando?– Gray suspiró.

— Estaba tratando de ayudar. Pero tomé la decisión equivocada. Ahora lo


entiendo.

— Bueno, eso es un primer paso, admitir que fuiste un idiota– dijo Garrett,
levantando la cerveza a los labios– ¿Y ahora qué?

— No tengo ni idea. Ella está de vuelta en Washington y ocupada como el


infierno con la campaña presidencial.

— ¿Y?– Preguntó Alicia– Si la quieres, ve tras ella– Gray golpeó su yeso con los
nudillos.

— Estoy un poco ralentizado aquí.

— Oh, el pobre millonario– dijo Garrett– ¿Quieres decir que hay algo que no
puedes hacer? ¡Por favor! Siempre has sido el hombre con un plan. No hay nada
que no
puedas hacer, con yeso y las costillas rotas o no. Entonces, ¿qué te tiene
desconcertado?– Miró por encima del agua.

— No quiero hacerle daño de nuevo.

— Hombre, el amor realmente arruinó tu cabeza, ¿no?

— Hey– dijo Alicia, dando a Garrett una mirada de burla.

— Yo no he dicho que eso me arruinara. Sólo a Gray– Alicia se echó a reír y se


volvió hacia Gray.

— Así que, ¿tienes un plan? ¿Y es de esperar que el plan no incluya manipularla


otra vez?

— Pensé que tenía uno, pero podría hacerla enojar si hice algo sin su
conocimiento de nuevo. La nuestra es una relación complicada, y llegar a ese
punto donde los dos podríamos estar juntos no es fácil– Alicia se inclinó y puso
su mano sobre la de él.

— Gray. No importa quién eres o cuáles son sus circunstancias. El amor nunca
es fácil. Pero si ella vale la pena, puedes encontrar una manera de hacer que
funcione.

Echaba de menos a Evelyn. Él siempre había disfrutado pasándolo bien y


relajado aquí en su casa de la playa. En este momento se sentía frustrado porque
no podía siquiera estar en la pista hasta que tuviera más movilidad, pero que
estaba pensando más sobre Evelyn que sobre las carreras, y para él, tener a una
mujer que tuviera prioridad sobre su carrera era la primera vez.

Eso significaba algo. Significaba que valía la pena luchar. Él tendría que hacer
que esto funcionara.

— Tengo una idea o dos. Quiero ejecutarlas y ustedes me pueden decir si


piensan que es una mierda o no– Alicia sonrió.

— Sabes que me encantaría ayudar. Quiero que seas feliz.

— No me importa si eres feliz o no– dijo Garrett–Pero me gusta la vista aquí,


hombre, por lo que si eso significa llegar a quedarse un poco más, soy todo
oídos.

— Garrett– advirtió Alicia. Gray se echó a reír, sabiendo que Garrett haría lo
imposible para ayudarlo.

— Yo sabía que podía contar contigo, Alicia. Garrett, estás de servicio por la
cerveza.

— Hecho. Cerveza para mí y Alicia, limonada y una pastilla para el dolor para ti.

— Eres tan divertido.

— Está bien, en serio– dijo Garrett– Estoy feliz de prestar un oído o hacer lo que
pueda para ver que el verdadero amor prevalecerá– Garrett envió una mirada
más a Alicia que tenía su sonrisa a cambio. Sí, ¿esto era amor? Bien valía la
pena la lucha si eso significaba que Evelyn le miraría de la forma en que Alicia
miraba a Garrett.

— Me gustan los dos juntos– dijo Gray– él era un gruñón la última vez que lo vi.

— Él todavía es gruñón– dijo Alicia– Pero tiene sus momentos.

— Ella me ama, así que es ciega a mis defectos.

— No estoy tan ciega, amigo– dijo Alicia– Recuerda, te he visto en lo peor.

— Es cierto que. Así fue como supe que eras de las buenas– Gray se echó a reír.

— Sí, ¿cualquiera que pudiera aguantar a Garrett en su peor momento y lo amara


de todos modos? Debes tener una medalla, Alicia– Alicia sonrió y echó un
vistazo a Garrett.

— No necesito una medalla. Tengo al tipo– Garrett le cogió la mano y le dio un


beso en los nudillos.

— Yo también te quiero, nena.

— Jesús– dijo Gray– Un poco más de esto y voy a tener que encontrar mis
muletas y darles a ustedes dos un tiempo a solas. ¿Podemos volver a Evelyn y a
mí ahora?
— Claro– dijo Garrett– Vamos a conseguirte a ti y a Evelyn ese felices para
siempre.

Cap30

Evelyn ni siquiera tuvo tiempo de respirar. Después de la convención, se habían


ido de nuevo a Washington. Ella había desempacado, envió todo a la tintorería, y
apenas tuvo tiempo para reencontrarse con su apartamento antes de que
estuvieran en plena campaña electoral. No es que viajar fuera inusual para ella.
Pero esta era una campaña presidencial, y era el gran momento, todo por lo que
había esperado y soñado.

Mitchell era fabuloso, y trabajando con el equipo del gobernador Cameron se


sincronizaba maravillosamente. Tenían grandes esperanzas de que, cuando
llegara noviembre, el gobernador sería el nuevo presidente. Las encuestas eran
fuertes porque el equipo de Cameron / Mitchell estaba en alta estima. Ellos
fueron a la Florida por un acto de campaña, y mientras estaban en Fort
Lauderdale, Evelyn consideró la proximidad a Daytona Beach, sus

pensamientos gravitando hacia Gray.

No es que sus pensamientos no se centraran en él todos los días de todos modos.


Ella había asumido que una vez que se iniciara la campaña sería fácil olvidarse
de él, que estaría demasiado ocupada para pensar en él, y superaría el dolor. Eso
no estaba sucediendo. Lo echaba de menos. Su cuerpo ansiaba sus caricias.
Echaba de menos dormir con él en la noche y compartir sus pensamientos e
ideas con él. Echaba de menos el sonido de su voz, extrañaba discutir con él
sobre cualquier tema bajo el sol. Echaba de menos la forma en que él se echaba a
reír, la manera en que su sonrisa hacía que todo su cuerpo cosquilleara.

Echaba de menos las carreras y se encontró explorando en los medios deportivos


noticias acerca de cómo lo estaba haciendo el equipo de Preston Racing. Alex
Reed, quien actualmente conducía el número cincuenta y tres, se había puesto
decimoquinto en la última carrera. Bastante bueno teniendo en

cuenta que era nuevo en el coche. Y Donny se había colocado quinto.

Excelente para el equipo de Gray. Ella estaba feliz por él y él debía estar
frustrado como el infierno de no estar allí, por no estar corriendo o incluso estar
en la pista.
Echaba de menos verlo en su traje ignífugo. Dios, que él se veía bien subiendo la
cremallera de esa cosa, y aún mejor fuera de ella. Su cuerpo reaccionó al instante
y ella empujó a un lado los efectos visuales.

Era el momento para que ella consiguiera el control. Ella y Gray habían
terminado. Algún día ella habría de postularse a sí misma y coincidiría con algún
representante o senador o abogado y que tuvieran carreras similares en
Washington y tendría mucho más sentido para su futuro. ¡Qué terriblemente...

aburrido! Se estremeció con un suspiro y se enterró en el trabajo en la parada de


la campaña local. Cuando sonó el teléfono, sonrió cuando el nombre de Carolina
apareció.

— Hey.

— Hey tú– dijo Carolina– Fort Lauderdale, ¿verdad?

— Sí. ¿Dónde estás?

— En DC, en realidad. ¿Estarás volando de regreso esta noche?

— Sí. Esta es nuestra última parada en Florida.

— ¿Podemos almorzar cuando vuelvas?

— Espera. Déjame ver mi agenda–hizo una comprobación rápida. Si ajustaba un


par de cosas...– Sí, definitivamente puedo hacer eso.

— Impresionante. ¿Qué tal a la una?

— Perfecto– hicieron planes para reunirse.

Sería bueno pasar una hora de almuerzo con Carolina. Necesitaba un poco de
tiempo de inactividad, aunque fuera sólo una o dos horas. Y tal vez Carolina le
llenaría sobre cómo estaba Gray. Evelyn y el Senador estaban ocupados en la

campaña, y se negaba a preguntarle constantemente sobre Gray. Ellos habían


terminado, así que lo mejor era cortar esos lazos.

***
Al día siguiente su mañana estaba llena quedando atrapada en la oficina
principal, por lo que tuvo que darse prisa hacia el restaurante para encontrarse
con Carolina, quien como siempre parecía fresca y bien organizada en un vestido
tubo luminoso con una hermosa bufanda.

— Te ves hermosa– dijo Evelyn, besando la mejilla de Carolina.

— Te ves como si necesitaras una siesta.

Se sentaron a la mesa en el café al aire libre en Georgetown y bebieron té y


pidieron ensalada. Carolina le puso al corriente de lo que estaba pasando con su
línea de moda, pero ellas principalmente hablaron del Senador y la elección.

— Estás ocupada– dijo Carolina entre bocado y bocado de la ensalada de pollo.

— Eufemismos. No he dormido.

— Pero esto es lo que querías.

— Lo es. No tengo ninguna queja.

— ¿Y has visto a Gray?– Ella respiró hondo.

— No. Por desgracia, eso se acabó.

— ¿En serio? ¿Por qué?– Ella se encogió de hombros.

— Sólo somos mundos aparte– Carolina se echó a reír.

— Oh, esa excusa. ¿Siquiera lo intentaste, o te acobardaste?

— Es un poco más complicado que eso. Y oye, ¿por qué asumes que la ruptura
fue mi culpa?

— Porque te conozco. Mirarías cualquier excusa para hacer que no funcione.

‘Oh, él es abogado, nunca funcionaría entre nosotros.’ ‘Oh, él no es abogado,


nunca funcionaría entre nosotros.’ ‘Oh, somos de dos mundos diferentes, nunca
funcionaría entre nosotros.’– Ella puso la palma de su mano contra su frente para
dar énfasis dramático.
—No soy así en absoluto– Hizo una pausa, y luego inclinó la cabeza hacia un
lado–¿Lo soy?

— Creo que buscas razones para no enamorarte porque tienes miedo de que va a
amenazar a los objetivos de tu carrera de toda la vida, y si te enamoras, Dios no
lo quiera, podrías tener que hacer concesiones– Evelyn dejó el tenedor en el
plato.

— Yo no hago eso. ¿o sí?– Carolina se encogió de hombros.

— Yo soy parcial en este sentido porque Gray es mi hermano y es un gran dolor


en el culo, pero lo amo. Y creo que tú también. Entonces, ¿qué fue lo que hizo
que fuera tan terrible?

— Sabías que estaba en la suite la semana de la convención, ¿no?

— Sí. Pero no te lo dijo porque no quería que te preocuparas por él estando


herido cuando esa era tu gran semana– Los ojos de Carolina se abrieron– ¿Eso
fue todo? ¿Por eso rompiste con él?– Escucharlo de Carolina lo hacía sonar
mezquino y egoísta.

— Yo podría haberlo manejado, lo sabes.

— Habrías sido un caso perdido. Demonios, eres un caso perdido, incluso sin
tener que lidiar con Gray y sus lesiones. Así que estaba siendo considerado y lo
echaste de una patada– Evelyn hizo girar el vaso de té helado con las dos manos.

— Me haces sonar como una perra sin corazón– Carolina se echó a reír.

— De ningún modo. Cariño, lo siento. Es sólo que creo que tienes tanto miedo
del amor y el compromiso, y lo que podría significar para tus metas futuras.

Vamos, toma una oportunidad. Mi hermano no es un mal tipo, ya sabes– Su


cabeza se disparó.

— Por supuesto que no lo es, Carolina. Dios, ¿tienes alguna idea de lo mucho
que lo amo?

— Bueno, no, no lo hago. La pregunta es, ¿tiene él alguna idea de lo mucho que
lo amas?– Las lágrimas pinchaban sus ojos.
— Oh, perra. Mira lo que me estás haciendo– Ella buscó en su bolso un pañuelo
de papel. Los labios de Carolina se curvaron.

— ¡Oh, te estás derritiendo!, ¡te estás derritiendo! Que cruel, cruel mundo...

— Eso no es gracioso.

— ¡Ríndete, Evelyn! Estás enamorada. Lanza tu suerte con mi gran hermano


malo y ve cómo va– Ella suspiró.

— Tienes razón. Tengo que tirar la toalla. En medio de este caos total, donde me
sorprende aún que pueda recordar poner mi ropa interior en la forma correcta
todos los días, todavía no puedo sacarlo de mi cabeza. O mi corazón.

— Maldita sea. Ahora me voy a poner toda llorosa– Carolina le tendió la mano,
y Evelyn le pasó un pañuelo de papel.

Carolina estaba en lo cierto, sin embargo. Había eludido deliberadamente la


única persona que amaba, había puesto ese bloqueo en el camino para que no
tuviera que lidiar con estar enamorada de él, cuando no había forma de evitarlo.
Y ahora tenía que enfrentar eso, enfrentarlo a él, y finalmente hacer algo al
respecto.

Cap31

Encontrar una mujer adjunta a un senador en medio de una campaña

presidencial era muy parecido a buscar un lente de contacto perdido en el medio


del Océano Atlántico. Eran como blancos móviles, raramente en un solo lugar
por mucho tiempo antes de recoger apuestas y de cara a un nuevo territorio.

Afortunadamente, Gray tuvo uno muy bueno ‘dentro’ con el candidato a la


vicepresidencia, por lo que llamó a su papá y se enteró de que estaban en DC

por el día, pero se estarían dirigiendo fuera la tarde siguiente hacia Colorado.

Apestosos viajes, pero al menos estaba fuera de las muletas, ahora y en un yeso
para caminar, y sus costillas se había curado lo suficiente para que él pudiera
más o menos volver a respirar sin sentir que diez espadas le estaban apuñalando
al mismo tiempo.
Su padre le dijo que Evelyn estaba o bien en la sede de campaña o en su
apartamento donde trabajaba a veces cuando necesitaba tiempo tranquilo.

Gray quería sorprenderla, así que trató en la sede de campaña en primer lugar.

Ya que era tarde por la tarde, pensó que iba a encontrarla allí, pero uno de los
empleados le dijo que estaba trabajando en su casa hoy. Así que se volvió a subir
al coche privado que había contratado y les dio la dirección de su apartamento.
Tomando un profundo aliento, o tan profundo como podría tomar con sus jodidas
costillas, llamó al timbre de su apartamento.

— ¿Sí?– Respondió ella en el altavoz.

— Hey.

— ¿Gray?

— Sí

— Oh, Dios mío. Entra. ¿Necesitas ayuda?

— Sólo abre, Evelyn– Aunque estaba muy feliz que ella estuviera en el primer
nivel y no en el tercero. Ella accionó la puerta y él se movió para abrir. Ella ya
estaba ahí, abriendo la puerta para él.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

Ella estaba en su traje, a pesar de que se había quitado la chaqueta, dejándola


con una falda lápiz y blusa de seda, muy similar a la primera vez que la había
conocido. Llevaba el pelo recogido y se veía profesional y magnífica.

— Pensé en pasar por aquí. Si está bien.

— Está muy bien. Ven y siéntate– ella cerró la puerta y él se dirigió a la silla más
cómoda que vio en su sala de estar.

— ¿Sin muletas?

— No. Odiaba esas malditas cosas– dijo mientras ponía la pierna en la silla
reclinable– acosé a los médicos para bajarme de ellas tan pronto como fue
posible.

— Me alegro. ¿Puedo ofrecerte algo de beber?

— Agua estaría bien.

Corrió a la cocina, ella parecía nerviosa, lo que lo hizo de algún modo feliz ya
que él estaba nervioso como el infierno. Ella le llevó el agua, que se bebió en
unos tres tragos. Dios, tenía la garganta seca. Esto era como su primera cita de
nuevo. Dejó el vaso sobre la mesa al lado de la silla. Ella se sentó en el pequeño
sofá y juntó las manos.

— ¿Has estado ocupada?– Preguntó.

— Mucho. ¿y tú?

— De ningún modo– Ella le dio una pequeña sonrisa.

— Lo siento. Sé lo frustrante que debe ser para ti– Él se encogió de hombros.

— Estoy tratando con eso. Alex es un buen conductor, sin embargo. Él va a


terminar la temporada para el número cincuenta y tres suficientemente decente, y
voy a estar de vuelta en el coche a tiempo para Daytona en febrero.

— ¿Estás sanando bien?

— Todos los médicos dicen que estoy haciéndolo bien, pero estoy inquieto. Es
difícil para mí sentarse y… sanar.

— Pero es importante que no te esfuerces– Dejó escapar una risa.

— Empujarme a mí mismo es lo que mejor hago. No soy mucho de una

niñera. Me hicieron pasar algún tiempo en la casa de la playa.

— Estoy segura de que fue relajante.

— Hubiera sido más relajante si hubieras estado ahí conmigo– Ella frunció el
ceño.

— Obviamente, eso no era posible.


— No. Tienes un trabajo que hacer– Él empujó y se levantó. Lo mismo hizo
Evelyn.

— ¿Te vas?

— En realidad, me gustaría que tomaras un paseo conmigo, si te sobran unos


minutos.

— Un paseo, ¿Dónde?– Él le dio una mirada directa.

— Sólo confía en mí– Ella lo estudió.

— Bien. Déjame tomar mi bolso– Él la llevó afuera donde su coche estaba


esperando. Ella subió y cerró la puerta detrás de ellos.

— Tienes la dirección, Tom.

— Sí, señor– Ella lo miró.

— Admito tener más que un poco de curiosidad.

— No está lejos– esperaba por Dios que esto funcionara, que no estuviera
enojada cuando le mostrara, que entendiera su intención. Cuando se

detuvieron en el coche, ella lo miró.

— No entiendo.

— Lo harás cuando me explique. Vamos a salir.

Evelyn se bajó y miró por encima de la impresionante casa. Había visto el signo
‘Para Venta’ cuando se detuvieron en el largo camino de entrada, sólo podía
imaginar el precio ya que la propiedad en sí tenía que costar una fortuna,
teniendo en cuenta su ubicación en Georgetown.

— Todos estos árboles, y ¿eso es una piscina allí atrás?

— Sí. Pista de tenis, también. Vamos a entrar y echar un vistazo.

Una mujer se puso de pie, asintiendo y sonriendo mientras abría la puerta para
ellos. El interior era aún más impresionante. Rústico y acogedor, con suelos de
madera y vigas de madera a la vista, era abierto y expansivo, con techos altos y
grandes ventanas, escaleras curvas, y los baños y cocina más increíbles que
Evelyn había visto nunca. Obviamente, una casa de campo restaurada, que
alardeaba un enorme salón y una sala de juegos, y perdió la cuenta del número
de habitaciones. Había incluso un porche cerrado, y hectáreas de césped verde y
árboles maduros. Después de estar de vuelta en su pequeño apartamento, Evelyn
estaba enamorada del lugar.

— Guau– fue todo lo que dijo después del recorrido– Eso fue divertido. ¿De
quién es este lugar?– Gray asintió a la agente de bienes raíces, que los dejó solos
en la cocina.

— Podría ser nuestra– Su corazón tartamudeó.

— ¿Discúlpame?

— Nuestra. Tuya y mía– Fue cojeando hacia ella y tomó sus manos entre las
suyas– Quiero que estemos juntos, Evelyn, sé que no será fácil, pero nada que
valga la pena tenerse viene fácil. Me enteré de eso hace mucho tiempo. Si hay
algo que quieres, tienes que trabajar duro para tenerlo. Y yo te quiero– Ella
respiró hondo.

— Gray.

— Te amo, Evelyn. Pude haber manejado algunas cosas mal, y por eso lo siento.
Sé que eres capaz de hacer malabarismos con el mundo entero sobre sus
hombros, pero no tienes que hacerlo sola. Hazlo conmigo. Cásate conmigo– Ella
no pudo

contener las lágrimas.

— Gray. Te amo, también, y dejé que mis propios miedos se interpusieran en el


camino de decírtelo. Y por eso yo soy la que lo siente. Sólo estabas tratando de
ayudarme, de despejar el camino para que yo fuera capaz de hacer mi trabajo, y
en vez de estar agradecida, salté encima de ti y me alejé. Por favor, perdóname
por eso porque he sido tan miserable sin ti.

Ella caminó hacia sus brazos y sus labios bajaron a los de ella. Ella disfrutó su
gemido angustioso de necesidad mientras la besaba. De repente, todo lo que
había estado mal estaba correcto otra vez, y su mundo estaba dando vueltas a
causa de ello. Se aferró a él como si nunca quisiera dejarlo otra vez. Ella nunca
lo soltaría de nuevo. Cuando ella rompió el beso, le extendió los dedos sobre los
pómulos, los labios y la fuerte mandíbula.

— ¿Compraste esta casa?

— Puse un depósito bajo ella. Si no te gusta, podemos seguir buscando. Pero vi


los árboles y pensé que varios de ellos eran lo suficientemente fuertes para un
columpio.

— Oh. Dios. Sí. Me encanta esta casa, Gray. Es perfecto para ti y para mí y para
nuestros hijos– Ella rozó sus labios sobre los de él, sin poder creer que recordaba
el columpio de neumáticos– Pero ¿qué pasará con tu casa en Daytona? Por favor,
no la vendas.

— Receso del Congreso, Evelyn. No estoy vendiendo la casa en Daytona.

Pensé que también podríamos querer una casa en la ciudad de Nueva York. Te
gustó allí, también– Ella respiró hondo y soltó el aire.

— Eres demasiado bueno para mí.

— No sé nada de eso. Has sido muy buena para mí, también. Yo diría que somos
buenos uno para el otro– Dejó que la agente de bienes raíces supiera que firmaría
los papeles en la casa mañana, luego él y Evelyn se fueron.

— Sé que esto no va a ser fácil– dijo– Tenemos diversas carreras y va a haber


momentos que no vamos a vernos el uno al otro. Pero las personas que se aman
hacen tiempo para estar juntos. Y tengo días libres después de cada carrera. Y te
prometo que, cuando no esté corriendo carreras estaré corriendo a casa hacia ti.
Y hacia nuestros hijos– Ella se acercó más, para apoyarse en él.

— Quiero casarme contigo y tener hijos contigo tan pronto como sea

humanamente posible– Él sonrió.

— Yo puedo arreglar eso.

— Yo sé que puedes– El conductor los dejó en el apartamento de Evelyn. Se


abrieron paso en el interior, y una vez que se cerró la puerta, Gray empujó
Evelyn contra ella.

— Creo que debemos consumar nuestro compromiso.

— Por supuesto– Ella comenzó a besarlo– ¿Estás... uh... listo para eso?– Le
tomó la mano y la puso sobre él, donde ya estaba duro.

— Cariño, estoy definitivamente listo para eso. He estado sufriendo por ti.

— Entonces vamos a ponernos cómodos y para que me tengas desnuda para que
puedas llegar dentro de mí a toda prisa.

Ella lo llevó a la silla de gran tamaño en la que había estado sentado antes. Él se
acomodó y ella se inclinó sobre él para deshacer la hebilla de su cinturón.

La mirada ardiente de deseo de él la derritió. Arrastró sus uñas sobre la tela de


los vaqueros, por su erección mientras se burlaba de él.

— Rápido– dijo con voz áspera, levantándose contra su mano mientras


arrastraba la cremallera hacia abajo, luego bajó sus pantalones abiertos y liberó
su pene. Estaba caliente y pesado en sus manos y ella lo acariciaba, sus pezones
hormiguearon mientras gemía.

Se quitó los zapatos y se bajó la cremallera de la falda y la dejó caer al suelo, y


luego muy hábilmente desabrochó cada botón de su blusa, viendo su mirada
oscurecerse mientras se la quitaba para revelar su sujetador rosa y bragas a
juego.

— Eres tan condenadamente sexy, Evelyn– dijo, sus dedos agarrando los lados
de la silla.

Ella llegó a su espalda y se desabrochó el sujetador, luego deslizó sus bragas y se


sentó a horcajadas, su cuerpo palpitante de deseo. Él ahuecó sus pechos mientras
ella tomó su boca en un beso abrasador que la dejó sin aliento y palpitante. Le
agarró la polla y suavemente bajo sobre él, deslizándole dentro de ella. Con cada
pulgada, se acordó de lo bien que encajaban entre sí, y cuando estuvo enterrado
dentro de ella, se quedó quieta, encontrando su mirada.

— Te amo– susurró ella, a continuación, comenzó a mecerse contra él, mientras


que su eje se hinchó dentro de ella, haciéndola temblar. Él le sacó el clip del pelo
y enredó sus dedos en los mechones.

— Te amo, también– la atrajo hacia él y la besó, un beso que sentió todo el


camino hasta los pies, tan lleno de pasión y emoción que ella sabía sin duda que
le encantaría este hombre hasta el día de su muerte.

Él tomó sus manos entre las suyas y luego se arqueó contra ella, rodando sus
caderas hacia ella. Ella encontró su empuje moliendo contra él, su cuerpo lleno
de él, con el corazón lleno de su amor, profundizando su relación hasta que
estuvo tan cerca que estaba pidiendo a gritos con la necesidad de correrse.

— Yo estoy ahí, Gray. Córrete conmigo.

— Voy a correrme cuando tú te corras. Voy a correrme dentro de ti, Evelyn.

Sólo escuchar sus palabras la rompieron, y fragmentándose como una

explosión de fuegos artificiales, su orgasmo estalló desde dentro. Ella arqueó

la espalda y cavó profundo en su contra mientras él explotaba en ella y lanzó un


grito, aferrándose a sus caderas. Fue intenso y un momento después ella no
olvidaría como de pronto Gray la atrajo hacia él para darle un beso abrasador
que selló los dos como uno solo. Y cuando ambos bajaron de esa excepcional
altura, él la abrazó, le acarició la espalda, y le susurró su amor de nuevo a ella.
Era perfecto, y sería para siempre.

— Creo que estás tarde para el trabajo– murmuró un poco más tarde.

— Creo que probablemente estoy haciéndole daño a tus nervios– dijo ella, no
dando una mierda sobre el trabajo en estos momentos.

— Mis costillas quedaron insensibles hace como una hora– Ella se rió y se bajó,
y luego lo ayudó a levantarse. Entraron en el cuarto de baño para limpiarse, y
luego subieron a la cama juntos.

— En serio, Evelyn, ¿no deberías estar trabajando?

— Sí. Pero estoy teniendo la tarde libre.

— Está bien– Él la atrajo a su lado y se establecieron así.


— Necesito conseguirte un anillo. Vamos a tener que ir de compras. Mi madre se
horrorizaría si anuncio nuestro compromiso y no tienes un anillo.

— Mmm– fue todo lo que dijo mientras dibujaba círculos imaginarios sobre su
pecho.

— ¿Qué vas a hacer para la cena de esta noche?– Ella levantó la cabeza.

— Nada. ¿Por qué?

— Voy hacer traer algunos anillos y puedes elegir uno que te guste– Ella
parpadeó.

— ¿Sólo así?

— Bueno, sí. Quiero decirle a la gente que estamos comprometidos a la


brevedad posible. No puedo tener un resbaladizo político lanzándose en

picada y tratando de alejarte de mí mientras estoy en un estado de debilidad–

Ella puso los ojos.

— Yo no necesito tu anillo para decirle a todo el mundo que estoy enamorada de


ti y que vamos a estar juntos para siempre.

— Me gusta el sonido de eso. Pero aun así, tengo que hacer una llamada
telefónica. Para esta noche, habrá un anillo en el dedo– Lo único que sabía de
Gray Preston era que, cuando él estaba decidido a hacer que algo sucediera,
sucedía.

— Bueno. Anillo en mi dedo esta noche. Lo tengo– Se echó hacia atrás y la


atrajo hacia él de nuevo.

— ¿Ves? No hay nada que no podamos lograr juntos. Sólo tenemos que

esperar hasta que empecemos a hacer bebés– Ella sonrió. No podía esperar a esa
parte, tampoco.

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