Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Traducción
HADA
AINE
Corrección
HADA
PARISI
Diseño
HADA AINE
HADA RAVEN
SINOPSIS
Advertencia:
**********************************
Él es mi todo.
Moriría sin él.
Porque él me infecta.
Mi hermano.
Está dentro de mi mente.
Mis pensamientos están negros y magullados.
Retorcidos y equivocados.
Un secreto que me come viva, pero que me llevaré a la tumba.
Y entonces sucede.
Él ve dentro de mí.
Entiende la oscuridad.
Ama lo que encuentra.
Soy contagiosa.
Es verdad.
Ahora, él también está enfermo.
PRÓLOGO
HUDSON
18 Años
Ella baja la voz. —Pero quiero más que eso para ti. Más que
esto. —Ella agita su mano señalando a la vieja cocina de la casa
que ella y papá alquilan—. Tres meses y luego te graduarás de
la secundaria. Tienes una beca deportiva completa para la
Universidad de Arkansas. Uno de los mejores equipos para
jugar béisbol universitario, Huds. No tires todo eso por la borda.
Amy seguirá aquí cuando termines. Entonces podrás casarte
con ella y empezar tu vida una vez que tengas tu título
universitario en tu bolsillo. ¿No quieres tener más que esto?
HUDSON
3 Años después.
Mierda.
¿Estoy en problemas?
—Entrenador...
¿Hudson?
—¿Qué pasa con ellos? —La bilis sube por mi garganta, pero
me la trago.
Esto no es real.
Rylie.
—V-vale —solloza.
Están muertos.
Estoy entumecido.
Ni siquiera lo creo.
Es real.
Los ojos de Rylie se abren y cuando me ve, se levanta del sofá.
Casi me derriba mi hermanita mientras me abraza con fiereza.
la emoción encerrada en mi pecho se escapa con un sollozo
entrecortado. Juntos lloramos por la pérdida de nuestros
padres.
¿Lo estará?
RYLIE
4 días después.
Inapropiadamente.
Me río de nuevo.
Amy me sonríe.
—Anímate, Oso-Ry.
Soy un desastre.
—Anímate, Oso-Ry.
Hace una mueca de dolor y mira por encima del hombro como
si se avergonzara de mis palabras. La misma reacción de
siempre. Cada vez que uno de sus amigos o entrenadores u otro
padre veía a su odiosa hermanita actuar, miraba por encima del
hombro. Con un gruñido furioso, lo aparto de mí.
A pesar de ser mucho más alto que yo y de cargar al menos
100 libras más que mi pequeña estructura, lo tomo
desprevenido. Tropieza y casi se cae de culo. La ira arde en sus
ojos verdes mientras se acerca a mí. Sus dedos aprietan mi
bíceps mientras me agarra.
Nunca más.
3
HUDSON
3 semanas después.
Amy: Te extraño.
Eso es todo.
Amy: ??
Esto fue una mala idea, pero mientras todos nos sentamos
alrededor de la hoguera riendo y charlando, no puedo evitar
relajarme. Desde que mamá y papá murieron tan
repentinamente hace casi un mes, no he encontrado muchos
momentos para disfrutar. El béisbol se siente forzado. La
escuela es un estorbo. Mi trabajo con la Sra. Brass ya no me
interesa. Incluso Amy me pone de los nervios. Así que tener una
chica que coquetea conmigo y se mantiene firme en las
estadísticas del béisbol es algo divertido.
Yo: Vivirás.
Ignorando a mi hermana, guardo el teléfono y me levanto del
tronco en el que estaba sentado. Jada también se levanta. No
puedo decir las palabras, pero es como si ella lo supiera de
todas formas. Con la cabeza baja, mirando las hojas que cubren
la tierra, camino hacia mi camioneta. Cuando llego a la puerta,
no puedo abrirla antes de que dos delgados brazos se envuelvan
alrededor de mi cintura desde atrás. Las gordas tetas de Jada
se presionan contra mi espalda y cierro los ojos. Luego, sus
palmas vagan hacia el sur. Ahueca mi erección a través de mis
jeans y la dejo.
Mierda. La dejé.
Mierda.
Mi molesta novia.
Mi hermana mocosa.
Mi corazón se hunde.
La última vez que eso sucedió, me enteré de que mis padres
murieron.
—¿Hola?
Maldita sea.
Le extraño.
Mierda.
4
RYLIE
Sólo la muerte.
Todo.
—Podrías terminar…
—Yo nunca haría eso —me dice Amy, con su labio inferior
temblando—. Nunca.
Se lo dije a mi tía.
1 Litio:
Sólo necesito a mi mamá y a mi papá.
Papá.
¿Y yo?
Podría ser una tía, una tía mucho mejor que la tía Becky,
para el pequeño bebé en la barriga de Amy. Lo estropearía y le
susurraría secretos. Decirle exactamente cómo no ser una
cagada.
A diferencia de mí.
El bebé no tendría que arrastrarse detrás de las sombras de
su hermano toda su vida, tratando de ser lo suficientemente
buena. El bebé empezaría la vida con ventaja.
Yo ayudaría al bebé.
El bebé me lo agradecería.
Y lo haría.
Tan oscuro.
Tan cálido.
No estoy sola.
Acusando.
Enojado.
—Rylie.
Y yo tampoco.
5
HUDSON
—Bien. Sí, eso suena bien. Gracias, nena. —La acerco hacia
mí y le beso la parte superior de la cabeza. El remordimiento
por lo que le hice me golpea fuerte en el estómago. Necesito
contarle lo de Jada. Que dejé que una chica me chupara la polla
porque la echaba de menos.
¿Pero podría?
Rylie.
—Nadie jode a los Hales —le digo con una sonrisa torcida—.
Especialmente los imbéciles pervertidos como el Sr. Wright.
Todo lo que tenía que hacer era hablar con ella. En vez de eso,
la dejé plantada para que me chuparan la polla. Cuando aparco
y me dirijo al hospital, la tía Becky y el tío Randy salen. Rylie
camina entre ellos. Pálida y rota. Tan jodidamente rota.
Sus ojos se elevan a los míos. Marrón claro como el café que
tomé en el restaurante. Pero el café nunca se vio tan
jodidamente desesperado. —Supongo que sí.
Hago un gesto con la cabeza y la tía Becky me lanza una
mirada agradecida. Caminando hacia mi destartalada
camioneta, le abro la puerta a mi hermana. Es lenta en sus
movimientos pero se las arregla para sentarse dentro. Le
tiemblan los dedos cuando alcanza el cinturón de seguridad.
—Gracias.
Soy un imbécil.
Completamente.
Aún no.
Aguanta, Rylie.
No te decepcionaré, Rylie.
Aun así, no puedo superar el hecho de que fui un idiota con ella
cuando estaba asustada. Técnicamente, estoy a cargo hasta que
mamá o papá lleguen a casa. Debería hacer lo que pueda para
calmar sus miedos. Justo cuando decido que iré a hacer unas
pizzas congeladas para distraerla, las escucho.
Suavemente al principio.
Sirenas de tornado.
—Papá querrá atrapar ese pez —le digo con una sonrisa—.
Encontré una roca fresca. Del mismo color que tu cabello.
—A nadie le gustan las rocas marrones —dice, con su nariz
pecosa arrugada.
—Mis bebés.
Dirijo mis ojos a la puerta. Mamá está ahí de pie con una
sonrisa brillante. Está empapada por la lluvia y su cabello es un
desastre, pero es hermosa.
—No.
Se relaja. —Fuiste tan malo. Todo lo que tenías que hacer era
decir por favor y yo hubiera hecho cualquier cosa por ti.
Nos quedamos callados por un momento.
—Lo siento.
—Sí. Eventualmente.
—Hudson...
—Te amo.
RYLIE
Puedo hacerlo.
¿Cómo tú?
Sólo a él.
Yo: ¿Qué?
¿Cómo lo sabe?
—¿Qué? —susurro.
—Estoy en la cama.
—Sabelotodo.
—No.
Traga de forma audible. —Sí, una vez antes. Pero lo que fue
tan malo fue que dejé que me la chupara.
—No —gruñe.
—¿S-sí?—
—Duérmete, pagana.
Soy feliz.
Realmente feliz.
¿Qué me pasa?
—Rylie...
HUDSON
Por Rylie.
Se lo debo a ella.
—Te amo.
—Yo también te amo.
Ella mira más allá de mí por el pasillo. Sí, claro. Tía Becky. Lo
último que necesito es que venga a discutir sobre el peso de mi
hermana. Ya es bastante vulnerable. Le agarro la muñeca y le
pido que vuelva al baño, cerrando la puerta detrás de mí.
—Yo tampoco.
—¿Qué?
¿Verdad?
Es mi hermana.
Mierda.
—Lo intentaré.
—Lo intentaré.
—¿Hudson?
—¿Si?
RYLIE
Mi hermano.
No le encuentro sentido.
—Oh.
—Imbécil —espeto.
—Los extraño.
—Yo también.
—Más tarde.
Háblame de ello.
—Hudson...
—¿Si?
—Gracias.
—Date la vuelta.
—Lo sé.
Una pausa.
—Sí.
—Por supuesto —dice con voz ronca. Sus ojos caen en mis
labios y luego mira hacia otro lado—. Deberíamos irnos. Quiero
encontrar un lugar mejor para acampar.
HUDSON
Con rapidez.
Mierda.
Ni Ry ni yo lo corregimos.
—Tampoco tú.
—¿Hudson?
—¿Sí, Ry?
—Hoy fue divertido. —Su palma se extiende sobre mi pecho
desnudo—. No puedo recordar la última vez que me divertí.
—Todavía lo hago.
—¿Hudson?
—¿Sí, Rylie?
—Hola, nena.
—¿Qué?
—Yo también.
—Bonito.
—Un tatuaje.
—Mamá se cagaría.
—¿Qué pasa?
RYLIE
—No lo estoy.
—¡Ahí están!
Sola.
Salimos de la tienda y Amy balbucea con la gente que conoce.
Se encuentran con un grupo de chicos con los que fueron al
instituto. Reconozco algunas caras, hermanos de los chicos
mayores. Nadie con quien yo hable. El grupo pasa por delante
de las manadas de gente a un escenario que se ha montado en
medio de la calle.
—Te golpeaste.
—¿Rylie?
—¿Si?
—¿Necesitas medicina?
—Lo siento.
—¿Por qué?
—Por ti.
El calor me pica en la piel y me muerdo el labio inferior. La
vergüenza me invade, pero se mezcla con deleite.
Quiero besarlo.
Perdido y enfermo.
Enfermo y perdido.
—Rylie —gime.
Estoy ardiendo.
No es cierto.
Pero ya la ha agarrado.
Ya la ha agarrado, mierda.
11
HUDSON
Es mi hermana.
Cuando puede escuchar, Amy me mira y me susurra: —
¿Estamos bien?
Aprieto la mandíbula. —No lo creo.
—Te amo, Hudson. Sea lo que sea con lo que estés lidiando,
podemos superarlo juntos.
Esto no.
Ese beso.
Ella solloza pero asiente con la cabeza. —Estaré aquí para ti.
Yo también lo siento.
—Rylie —comienzo.
—Pero...
—¿Hudson?
—¿Sí, Ry?
—Sí —suspira.
Mi mirada se posa en su camisa. —Tendrás que quitártela.
Sus pechos.
Mierda.
Joder, yo también.
RYLIE
Nos besamos.
Nos tocamos.
—Es mi hermano.
—Pero me gustó...
—No quiero que las cosas vuelvan a ser como antes —digo
bruscamente—. No quiero perderte.
—Ella va a llorar.
—Eso es un hecho.
—¿Rylie?
—¿Sí, Huds?
No puedo respirar.
Yo: Te extraño.
—Rylie.
En otra vida...
—Hudson.
En otra vida...
Excepto a nosotros.
HUDSON
3 semanas después
Es mía.
Pero ella no lo es. Ella no puede ser. Tener a la tía Becky casi
atrapándonos fue suficiente para asustarme. Había perdido la
cabeza y casi me follo a mi hermana. Mi pene se contrae con el
recordatorio. Su mano estaba tan suave envuelta alrededor de
mi polla. Todavía pienso en su pequeño pezón atrapado entre
mis dientes cuando me masturbo en la ducha. La verdad es que
no puedo sacarme esa noche de la cabeza. Estoy tratando de ser
razonable aquí y hacer lo correcto. Porque no solo seríamos
parias sociales, estaríamos infringiendo la ley.
Maldito Missouri.
—¿Cómo sabes?
—Entendido —digo.
Rylie: Para poder ir a los bares contigo una vez que salga de
este estúpido agujero del infierno.
—¿Lo estabas?
—Pero... —investiga.
—Yo también.
—Todavía lo quiero.
—Sí.
—Uno.
No me jodas.
—Sí.
—Está bien.
Nunca.
14
RYLIE
¡Oh, mierda!
¿Vamos a...?
Es hermoso.
Grande.
Duro.
Punzante.
Está caliente.
Y aquí.
—¿Estás molesto?
—¿Nos delatarías?
HUDSON
Es sólo ella.
Durante años estuve con Amy y la mayoría de ellos les juré que
estaba enamorado de ella. Pero el zumbido en mis venas cuando
estoy con Rylie no se parece a nada que haya sentido antes. Ella
es todo en lo que puedo pensar. Todo lo que me importa. Lo que
tengo para ella es más que amor. No solo tenemos el amor, la
atracción y la química entre un hombre y una mujer, sino que
también tenemos la misma historia y experiencias familiares
añadidas. Tal vez por eso está mal visto el incesto. Una doble
dosis de amor. Una cantidad letal de amor. Pero demasiado
amor parece un buen problema.
La cena estuvo bien. La llevé al mismo restaurante italiano al
que iban mis padres cuando murieron en el accidente. Gracias
a la nueva identificación falsa de Rylie, ambos pudimos beber
vino en su honor. Recordamos y celebramos como nuestros
padres hubieran querido que lo hiciéramos.
—Se ve bien en ti. —De mala gana suelto las joyas. Una vez que
entremos, tendré que compartirla durante horas. Todo lo que
quiero es abrazarla y besarla, pero es su cumpleaños. Ella se
merece el mejor cumpleaños—. Hagamos esto, pagana.
Sus ojos arden con intensidad. Sé que sea lo que sea que esté
pensando sobre ella, ella parece reflejar esos pensamientos. Le
indico que me dé la espalda. Agarrando la cremallera, la tiro
hasta su trasero. El vestido comienza a deslizarse, pero ella lo
sostiene contra su pecho. Su espalda está desnuda.
—Entonces me encantará.
Todos los sentimientos con los que bailé toda mi vida pero con
los que nunca me asocié han empezado a encontrar su ritmo.
—¿No quieres tener más que esto?
Mirando hacia atrás, lo que sentí por Amy fue fuerte, pero no
fue esta sensación abrumadora, emocionante y que marca el
alma lo que me atravesó en el momento en que comencé a ceder
a mis deseos por Rylie.
Rylie lo es todo.
No, no lo será.
RYLIE
Nosotros.
Él es mío.
En secreto.
Pongo los ojos en blanco, pero una sonrisa inclina mis labios
hacia arriba. No es necesario, ya que estamos solos, pero estoy
desesperada por guardar nuestro secreto, así que cierro la
puerta del dormitorio y la cierro con llave antes de apagar las
luces. Para cuando me deslizo a la cama, ya ha empezado una
película. Como si mi cuerpo estuviera hecho para amoldarse al
suyo, me acurruco contra él y me rodea con un brazo,
acercándome. Acurrucarme con él me relaja.
—Lo quería.
Espero que discuta, pero usa una mano para tirarlos hacia
abajo, liberándolo hacia mí. Mi mano parece pequeña envuelta
alrededor de su gran circunferencia. He visto suficiente
pornografía para saber que Hudson está bien dotado en la
región baja. No solo su polla es increíblemente gruesa, sino que
también es larga. Estoy celosa de que Amy lo haya tenido antes.
Y la chica a la que dejó que la chupara cuando la engañó.
—No quiero que estés con otras chicas —le digo, los celos hacen
que las palabras salgan amargas. No dejo de acariciar. Estoy
ansiosa por hacerlo sentir bien.
—No quiero estar con ninguna otra chica, Ry. Quiero estar
contigo.
No puedo evitarlo, así que indago más. —Querías estar con Amy
en un momento dado.
—Podríamos —susurro.
—Si todo lo que puedo tener es esto, una pequeña pieza de tela
que me separa de cómo te quiero completamente, entonces eso
es lo que tomaré.
Gime. —Rylie.
Espero que me niegue, pero desliza un dedo por mis bragas que
están agrupadas entre los labios de mi vagina y pincha la carne
sensible.
—Más.
—No podemos...
No me deja ir.
—Sólo nosotros.
HUDSON
—Sí.
Una dulce sonrisa aparece en sus labios. —¿Sería eso tan malo?
Descuidado.
Imprudente.
Jodidamente estúpido.
Un chillido.
Yo hice esto.
Le hice bien.
—Pero seremos felices con una chica —la tía Becky enmienda
rápidamente.
RYLIE
Me encojo de hombros.
—Es lo que es. Sólo estoy lista para terminar con esto y así
poder ir a la escuela.
—¿Si?
Hudson.
—Nada.
Garabatea algo, sus ojos nunca dejan los míos. —Tu tía estaba
preocupada por el tiempo que pasabas con tu hermano. Ella
teme que lo estés usando como una muleta. Este es un lugar
seguro. Estoy obligado a mantener lo que me digas
confidencialmente. Puedes decirme... cualquier cosa.
—¿Oh?
Se ríe. —No creo que se hubiera tomado esa noticia muy bien.
—Culo engreído.
Los dos nos quedamos callados, los dos jadeando mientras nos
tocamos. Mi orgasmo me fastidia, pero es mucho más difícil
hacerlo por mi cuenta. Sabe exactamente cómo tocarme para
que ocurra tan rápido.
HUDSON
—Ambos sabemos que has jugado como una mierda —dice sin
rodeos pero no cruelmente.
Yo: Estoy fuera del equipo por el resto del verano y ya no tengo
trabajo.
Rylie.
—Hudson —gime.
A la mierda la ley.
A la mierda la sociedad.
—¿Por qué nuestra historia de amor tiene que ser una tragedia?
—¿Promesa?
—Promesa.
20
RYLIE
¡No!
Su brazo está listo para otro golpe cuando Nick y Brian los
separan. A Logan le sangra la nariz y mira a Hudson con el ceño
fruncido. —¿Qué diablos, hombre?
Sus ojos, calientes de ira, caen a mis labios. Los lamo para
seducirlo. Un gruñido resuena de él antes de atacar mi boca. La
violencia de su beso casi me derriba. Cuando mis rodillas se
doblan, pasa un brazo por mi cintura y me acompaña de
regreso a la camioneta. Mis senos están presionados contra su
pecho musculoso y su polla dura palpita entre nosotros.
—Oh.
HUDSON
Nick vuelve a ponerse en pie. —Sé lo que vi. Sé lo que oí, carajo.
¡Y olí el sexo!
Está despierta.
—Hudson...
Coloco el anillo más grande en la palma de su mano. —Pero en
todos los sentidos del significado de la ceremonia, te quiero de
esa manera. Tal vez no nos dejen, pero nuestros corazones sí. —
Deslizo el simple anillo en su dedo anular—. Si nos dejaran,
¿querrías casarte conmigo?
RYLIE
—Tal vez el descanso tiene que terminar —dice ella, con un tono
brusco.
—No vamos a volver a estar juntos. —Él bebe su vino y se
inclina hacia atrás en su silla, cruzando sus musculosos brazos
sobre su pecho. La camisa de vestir azul pálido que usó para mi
graduación se amolda a su físico perfecto. Es difícil mantener
mis ojos alejados de él. Está demasiado caliente.
Tan pronto como se va, la tía Becky dice su parte. —Algo está
pasando contigo.
—Sí —digo.
Estrecha sus ojos. —Es gracioso porque me lo encontré hoy en
la tienda de Amy. Su madre es la dueña de la tienda de al lado.
Cuando le mencioné que salían juntos, se río.
—Es un bromista —murmuro—. ¿Qué dijo?
Hudson: Lo sé.
—Hudson —susurro.
—¡Aléjate de ella! —La tía Becky le grita. Ella toma una lámpara
y se la lanza. Todavía está enchufada, así que no va muy lejos.
—¿Qué demonios está pasando aquí abajo? —El tío Randy exige
mientras baja las escaleras con nada más que sus calzoncillos y
frotándose los ojos.
—¡Te lo dije, Randy! —Nos señala acusadoramente—. ¡Están
follando! Es incesto.
Gruñidos.
Golpes.
Muebles estrellándose.
Esto es eterno.
Hasta que la gente baja las escaleras para unirse a nosotros. La
policía. La policía está aquí. Nononononononono!
—Hudson —susurro.
—¡No! —grito y corro por él. Me lanzo contra él, pero ya está
esposado y no puede abrazarme—. ¡No arresten a mi hermano!
¡No pueden llevarse a mi hermano!
No.
Lo necesito.
HUDSON
—¿Hola?
Ganaron.
Y nosotros perdimos.
Sus gritos de angustia me desaniman. Reverberan a través de
las delgadas paredes que separan nuestros dormitorios y se
abren camino hasta mi alma.
—Rylie.
Depende de mí curarla.
Soy su cura.
Nick.
Mierda.
—Bien.
24
RYLIE
Me quitaron todo.
Yo era feliz.
Ahora se ha ido.
Y caen.
¿Pero esto?
Que se jodan.
Mentirosos y abusadores.
Estafadores.
Los odio.
—¿Por qué nuestra historia de amor tiene que ser una tragedia?
—¿Promesa?
—Promesa.
La tenía.
Se ha ido.
—¿Por qué nuestra historia de amor tiene que ser una tragedia?
Dolerá.
Me duele el alma.
Eso no dolió.
Besándose y tocándose.
Amor.
Ahora dormiré.
HUDSON
He pagado la fianza.
Es irreal.
Triste.
—Está en el hospital.
Yo sí lo sabía.
Lo sabía.
No.
Mierda, no.
¿Por qué, Rylie?
—Tu tía quiere que vayas —dice el tío Randy, su voz se ahoga
con la emoción—. Ella cree que le hará bien a Rylie verte.
—¿Hudson?
—¿Sí?
—Para que lo sepas, no soy yo quien condena... ya sabes.
¿Incesto?
—Sip.
—Silencio, es linda.
Desliza los pies hasta la cama y levanta el culo para poder bajar
las bragas. Me inclino hacia adelante y agarro el material de
encaje para ayudarla a bajarla por los muslos. Una vez que está
desnuda para mí, le separo las rodillas. Bajo el sol brillante, su
coño es rosa pálido y brillante.
—Hudson —ruega.
RYLIE
—Dijo, y cito: 'Disfruta del día libre, mira algo de fútbol, come
algo de pastel, haz un zurullo y dale a tu mujer algo de amor'.
Pero no en ese orden, hijo. Definitivamente no en ese orden. —
Me río porque me imagino a Boyd diciendo eso. Su barriga es
grande, pero su bigote es más grande. Él es el más gracioso
pueblerino que jamás hayas conocido. Probablemente el más
rico de Jasper, Arkansas también. Su esposa, Patty, debería
haber ganado una medalla por haberlo soportado durante
treinta años—. Eso suena como el Boyd que conozco.
Sonrío. —Tal vez quiero que sea como tú. Fuerte y un genio de
las matemáticas.
—¡Hudson Hale!
Mío.
—No podría pedir nada más que esto, Rylie. Esto es todo. —Su
mano se aferra a la mía—. Tú lo eres todo.
EPILOGO
HUDSON
Nuestro hijo corre tan rápido como sus piernitas lo lleven por
las bases improvisadas. Su primo un poco mayor, Hunter,
encuentra la pelota de béisbol y se la lanza al tío Randy, que
falla. Hunter y el tío Randy no pueden jugar al béisbol, pero
siguen siendo todas sonrisas. Cuando JJ pisa la base, corre
hacia mí y me rodea la cintura con sus brazos flacos.
Pero no aquí.
No en este momento.
El fin.
(Un felices para siempre. Sólo uno complicado.)