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DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ

Magistrado ponente

SL780-2024
Radicación n.° 97550
Acta 11

Bogotá, D. C., diez (10) de abril de dos mil veinticuatro


(2024).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


BLANCA TERESA PULIDO ALFONSO, contra la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá DC, el 28 de abril de 2022, en el
proceso que instauró contra COLFONDOS SA PENSIONES Y
CESANTÍAS al que se vinculó a MARÍA ISABEL HERRERA
GARCÍA.

I. ANTECEDENTES

Blanca Teresa Pulido Alfonso llamó a juicio a Colfondos


SA, con el fin de que se le condenara al reconocimiento y pago
de la pensión de sobrevivientes, en calidad de cónyuge de
Daniel Gerardo Guiza Pirazán, a partir del «27 de enero de

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2017» (sic), junto con las mesadas adicionales, incrementos


anuales, los intereses moratorios del artículo 141 de la Ley
100 de 1993, lo «ultra y extra petita», y las costas del proceso.

Como fundamento de sus pretensiones, manifestó que


contrajo matrimonio con Daniel Gerardo Guiza Pirazán el 2
de noviembre de 2013; que antes de contraer nupcias
convivieron desde febrero del 2011; que falleció el 27 de
diciembre de 2016.

Relató que mediante resolución del 17 de agosto de


2017, Colfondos SA le negó el reconocimiento pensional
reclamado, aun cuando cumplía con el requisito de la
densidad de semanas cotizadas, al no tener certeza de la
convivencia exigida por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003;
que en el mismo acto administrativo, dejó en suspenso el
50% de la mesada pensional y le reconoció el otro 50% a los
hijos del afiliado; agregó que la madre del causante nunca la
aceptó como su esposa y siempre se interpuso en su relación
(f.° 26 a 29 ED).

Colfondos SA Pensiones y Cesantías, al contestar, se


opuso a las pretensiones; en cuanto a los hechos, admitió la
fecha de fallecimiento del causante y el reconocimiento del
50% de la prestación a sus hijos. De los demás, manifestó
que no le constaban.

Precisó que ante el conflicto entre posibles beneficiarias


correspondía a la jurisdicción laboral, resolver a quien le

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correspondía el porcentaje restante de la pensión de


sobrevivientes.

Formuló las excepciones de fondo que denominó:


inexistencia de la obligación; falta de causa y buena fe;
inexistencia de intereses moratorios y prescripción (f.° 102 a
108 ED).

Mediante auto del 4 de marzo de 2019 (f.° 185 y 186


ED), el juzgador de primera instancia ordenó vincular a
María Isabel Herrera García en calidad de interviniente ad
excludendum, pero al no haber sido posible se
comparecencia, dispuso continuar con el trámite del proceso
(f.° 231 y 232 ED).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Diecisiete Laboral del Circuito de Bogotá


DC, mediante fallo de 1 de febrero de 2022, (f.° 243 ED)
resolvió:

PRIMERO: DECLARAR NO PROBADAS las excepciones de


inexistencia de la obligación, falta de causa y prescripción,
propuestas por Colfondos S.A. Pensiones y Cesantías, según las
razones ya expuestas.
SEGUNDO: DECLARAR que la señora Blanca Teresa Pulido
Alfonso, (…) , en calidad de cónyuge supérstite tiene derecho al
reconocimiento y pago en forma vitalicia de la pensión de
sobrevivientes con ocasión del fallecimiento del señor Daniel
Gerardo Guiza Pirazán, a partir del 27 de diciembre de 2016, en
proporción del 50%, y en cuantía inicial de $344.727, junto con
los reajustes anuales y la mesada adicional de diciembre; valor
que deberá ser acrecido 100%, cuando los hijos del causante

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dejen de acreditar los requisitos para ser beneficiarios de la


prestación pensional.
TERCERO: CONDENAR a Colfondos S.A., a reconocer y pagar a
la señora Pulido Alfonso, la suma de $27’402.083, por mesadas
causadas entre el 27 de diciembre de 2016 y el 31 de enero de
2022; y a partir de febrero de 2022, deberá pagar una mesada de
$500.000 mensuales y en adelante junto con los reajustes legales
y la mesada adicional que se cause.
CUARTO: AUTORIZAR a la demandada a descontar de los
valores reconocidos a la demandante a título de mesadas
pensionales, el valor de los aportes con destino al Sistema de
Seguridad Social en Salud, en la proporción que en derecho
corresponda, según lo indicado en precedencia.
QUINTO: CONDENAR a la demandada a pagar a la demandante
los intereses de mora a partir del 21 de mayo de 2017, aplicando
la tasa máxima de interés moratorio vigente para el momento en
que se efectúe el pago, intereses que deberán ser aplicados a cada
una de las mesadas causadas a favor de la demandante, según
las razones expuestas.
SEXTO: CONDENAR EN COSTAS a la demandada (…)

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bogotá DC, al desatar el recurso de apelación de
la demandada, mediante sentencia de 28 de abril de 2022 (f.°
5 a 12 ED), revocó la de primer grado, para en su lugar,
absolver a Colfondos SA Pensiones y Cesantías, sin imponer
costas en la instancia.

Centró el problema jurídico en determinar, si la


demandante acreditaba los requisitos para acceder a la
pensión de sobrevivientes, causada por el fallecimiento de
Daniel Gerardo Guiza Pirazán.

Explicó que la normativa que rige el reconocimiento de


la pensión de sobrevivientes, es la Ley 797 del 2003; que no
es objeto de discusión, que Daniel Gerardo Guiza se

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encontraba afiliado en el Régimen de Ahorro Individual con


Solidaridad a cargo de COLFONDOS; que contrajo nupcias
con la demandante el 2 de noviembre de 2013; y que falleció
el 27 de diciembre de 2016.

Luego de relacionar la prueba documental y testimonial


adosada al expediente, concluyó que la demandante si bien,
acreditó la calidad de cónyuge supérstite del causante, dicha
situación no resultaba suficiente para que fuera beneficiaria
de la prestación de sobrevivientes, como quiera que la
convivencia no estaba vigente para el momento de la muerte
del afiliado, en razón a que se separaron por lo menos 1 mes
y 8 días antes de que este sufriera el accidente que
desencadenó en su deceso, sin que en ese interregno, ni en
el tiempo que el señor Guiza permaneció hospitalizado, la
gestora tuviera contacto con aquel. Argumentó que,

Si bien no se desconoce que la Corte Suprema en sentencia


SL4525-2019 que reiteró las sentencias SL14237-2015, SL6519-
2017, SL1399-2018, rad. 45779, enseñó que los desacuerdos o
disgustos transitorios de la pareja, o la no cohabitación por
motivos de fuerza mayor no suponen una ruptura de la
convivencia, es de anotar que en este caso no se cumplen dichos
derroteros, en la medida que fue la misma actora quien en la
investigación que adelantara Seguros Bolívar afirmó que “no nos
visitábamos ni sostuvimos ningún tipo de relación sentimental”
al paso que también indicó que solo visitó a su esposo en la
clínica una sola vez, lo que lleva a la Sala a concluir que los lazos
afectivos no se encontraban vigentes.

Indicó que no se logró demostrar en el curso del


proceso, las obligaciones generadas por el vínculo jurídico del
matrimonio, en los términos del artículo 176 del Código Civil,
esto es, a guardase fe, a socorrerse y ayudarse mutuamente
en todas las circunstancias de la vida entre la cónyuge y el

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causante, tal como dispone la jurisprudencia, por ejemplo,


en la sentencia CSJ SL12886-2017, como quiera que la
actora no estuvo presente ni durante la hospitalización ni al
momento del fallecimiento de su esposo. Por último,
manifestó que,

Adicionalmente, no puede pasarse por alto que en el


expediente también reposan declaraciones extra juicio en las
que se asegura que el causante sostenía otra relación
sentimental, por lo menos desde diciembre 2015, con la señora
María Isabel Herrera García (f.° 207-2015), lo que sumado al
documento que suscribiera el afiliado el 19 de enero de 2016,
a través del cual solicitaba a la Caja de Compensación – Cafam,
un nuevo subsidio familiar, por “un nuevo vínculo familiar” (f.°
24), genera un manto de duda sobre la permanencia del
vínculo matrimonial entre la pareja.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandante, concedido por el


Tribunal, admitido por la Corte y sustentado en tiempo, se
procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Pretende que la Corte case la sentencia impugnada para


que una vez constituida en sede de instancia, confirme en su
totalidad la de primer grado.

Con tal propósito, formula un cargo por la causal


primera de casación, que fue oportunamente replicado.

VI. CARGO ÚNICO

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Aduce que la sentencia «viola directamente la aplicación


del art. 13 de la Ley 797 de 2003 que señala los beneficiarios
de la pensión de sobreviviente y los requisitos que estos deben
cumplir».

Indica que en el proceso se demostró con el elenco


probatorio, que comenzó a convivir con el causante en unión
marital de hecho, «desde el 2010» y que contrajeron
matrimonio el 2 de noviembre de 2013, que dicha unión fue
permanente e ininterrumpida «hasta un mes y ocho días
antes del fallecimiento del causante».

Señala que la interpretación que debe dársele al artículo


13 de la Ley 797 de 2003, es que para ser beneficiario de la
pensión de sobrevivientes que allí se regula, en condición de
cónyuge o compañero permanente supérstite del afiliado que
fallece, no es exigible ningún tiempo mínimo de convivencia
toda vez que con la acreditación de la calidad exigida y la
conformación de un núcleo familiar con vocación de
permanencia vigente para el momento de la muerte, son
suficientes.

Manifiesta que en el expediente obra el registro civil de


matrimonio, que demuestra su calidad de cónyuge con Guiza
Pirazán, que da cuenta que nunca se divorciaron ni
disolvieron la sociedad conyugal, pues no se refleja ninguna
nota marginal con lo que evidencia que se mantuvo el vínculo
jurídico hasta su fallecimiento.

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Precisa que, en el interrogatorio de parte, manifestó de


manera clara y espontánea, que inició una convivencia con
el causante desde febrero de 2011 y posterior a esa fecha
contrajeron matrimonio, situación que fue corroborada por
los testigos Marlene Delgado Millares, Emilio Lopez Camelo y
Luz Mary Rendón.

Argumenta que dentro del acervo probatorio, se


encuentran documentos que dan muestra de la convivencia
de más de 5 años de los esposos, tales como: el registro civil
de matrimonio (f.° 8) que da cuenta que la pareja contrajo
nupcias el 2 de noviembre de 2013, declaraciones extra juico
rendidas por Luz Mery Perilla Rodríguez y Luz Adriana
Rodríguez Bolívar (f.° 13), declaración juramentada de la
pareja realizada el 25 de octubre de 2013, en la que se indica
que desde hace tres años conviven en unión libre. (f.° 21),
carné de Famisanar en el que se aprecia que la demandante
es beneficiaria del afiliado (f.°22); misiva adiada el 19 de
enero de 2016, por medio de la cual Daniel Gerardo Guiza
Pirazán solicita nuevo subsidio familiar por nuevo vínculo
familiar (f.° 24).

Indica que el distanciamientos de un mes y ocho días


antes del deceso de este, obedeció a un conflicto familiar,
porque había encontrado pruebas que comprometía la
fidelidad de su esposo y por esa razón se había ido a vivir
unos días a donde su progenitora, pero en ningún aparte
existen evidencias de una separación definitiva, «adicional
que en aras de equidad no se le puede indilgar culpa alguna
a la demandante por la separación transitoria de la pareja,

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cuando quien es acreedor de la culpa es el causante. Tal como


afectivamente lo concluyo (sic) el Juez de Primera». Agregó que,

Siguiendo los lineamientos de la decisión (CSJ SL1730-2020),


desde la expedición de la Ley 100 de 1993, ha sido clara la
intención del legislador al establecer una diferenciación entre
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes por la muerte de
afiliados al sistema no pensionados, y la de pensionados, esto es,
la conocida como pensión de sobrevivientes por sustitución
pensional, previendo como requisito tan solo en este último caso,
un tiempo mínimo de convivencia, procurando con ello evitar
conductas fraudulentas, «convivencias de última hora con quien
está a punto de fallecer y así acceder a la pensión de
sobrevivientes», por la muerte de quien venía disfrutando de una
pensión.

VII. RÉPLICA

Colfondos SA manifiesta que el cargo presenta


deficiencias de en que no se evidencia si el cargo se dirige
técnica, en la medida por la vía fáctica o jurídica, lo que
impide el análisis de la demanda.

Afirma que las pruebas acusadas aptas para ser


estudiadas en el recurso extraordinario, fueron debidamente
apreciadas por el Tribunal y en consecuencia, el cargo no
debía prosperar.

VIII. CONSIDERACIONES

El Tribunal consideró que la recurrente no cumplía los


requisitos para ser beneficiaria de la pensión de
sobrevivientes, prevista en el artículo 13 de la Ley 797 de
2003, en estricto sentido, que la convivencia no estaba
vigente para el momento del fallecimiento del afiliado, pues

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se habían separado 1 mes y 8 días antes del accidente que


desencadenó su deceso; que no logró demostrar en el curso
del proceso, las obligaciones generadas por el vínculo jurídico
del matrimonio, en los términos del artículo 176 del Código
Civil, esto es, guardase fe, socorrerse y ayudarse
mutuamente, por lo que no se evidenciaba la existencia de
lazos afectivos hasta dicha data.

La censura aduce que contrario a lo afirmado por el ad quem,


de la documental allegada se puede evidenciar que el vínculo
matrimonial se mantuvo vigente hasta la fecha del deceso del
causante, y que si hubo un distanciamiento de su pareja, fue
con ocasión a una infidelidad, por lo que no se le podía
endilgar culpa en dicho suceso.

Observa la Sala que el cargo único, presenta


deficiencias de técnicas, pues si bien lo formula por la vía
jurídica, en su desarrollo lo plantea por la senda de los
hechos, pero de la lectura integral del cargo, se entiende que
lo que pretende la recurrente, es demostrar que el Tribunal
se equivocó al considerar que no había logrado demostrar el
cumplimento del requisito de convivencia en los términos
establecidos por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, para
ser beneficiaria de la pensión de sobrevivientes.

Lo primero que debe decirse, es que esta Sala, mediante


sentencia CSJ SL5270-2021, en su función de unificación de
la jurisprudencia laboral, a la luz de lo dispuesto en el
artículos 16 de la Ley 270 de 1996 y 235 de la Constitución
Política, modificó su línea de pensamiento, respecto a la

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interpretación de la literal a) del artículo 13 de la Ley 797 de


2003, en cuanto a que la convivencia mínima de cinco años
prevista en esta disposición, es exigible únicamente cuando
la pensión de sobrevivientes se causa por muerte del
pensionado, mas no del afiliado, como ocurre en el caso bajo
estudio.

Sin embargo, es menester memorar que, bajo en nuevo


criterio jurisprudencial, tratándose de la muerte del afiliado,
tanto a la compañera como a la cónyuge, les compete
comprobar la vocación de familia que se tenía al momento
del fallecimiento del causante. Así se expresó en la sentencia
CSJ SL328-2024 en la que se dijo:

Esto es así, como efectivamente lo es, puesto que la actual lectura


de la Corte frente al requisito de convivencia de quien tiene la
condición de cónyuge, compañera o compañero permanente, por
muerte del afiliado, encontramos que, si bien no existe un
término de convivencia mínimo, esto no es indicativo de que no
se deba comprobar el concepto de vocación de familia al
momento del fallecimiento de aquél. Por ello, vale la pena
recordar que la jurisprudencia de esta Sala ha sido enfática en
enseñar que la Constitución Política de 1991 trajo consigo
nuevos criterios respecto del concepto de familia y esa visión
constitucional tiene notoria incidencia en las cuestiones relativas
a la seguridad social, principalmente en lo concerniente a la
determinación de los beneficiarios de las prestaciones sociales
que, como la pensión de sobrevivientes, buscan proteger al
núcleo o grupo familiar.

Por ejemplo, esta Corporación en sentencia CSJ SL, del 20 de


abr. 2005, rad. 23735, explicó que el designio indeclinable de la
seguridad social es procurar mejor calidad de vida para el ser
humano, por ello, su preocupación constante es proteger a las
personas frente a las contingencias que la menoscaban a fin de
evitar que se pongan en situación que no se compadezca con tal
dignidad, de conformidad con los parámetros que para el efecto
estatuyen la Constitución Política y la ley.

La Sala agregó que esa filosofía -de un gran contenido social y


humano- permea todas las instituciones de la seguridad social.

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Precisamente, con ocasión de la muerte de un afiliado o


pensionado, el sistema de seguridad social consagra la pensión
de sobrevivientes con el evidente propósito de amparar a las
personas a quienes dicha contingencia afecta directamente, esto
es, el núcleo familiar.

Se memoró que, con esta nueva perspectiva constitucional, el


Estado debe brindar amparo a la familia, con total prescindencia
de si esta tuvo su fuente en lazos jurídicos matrimoniales o en la
decisión libre y responsable de las personas de iniciar una
convivencia, con vocación de estabilidad y duración, animados
en el propósito de conformar una unidad familiar.

Así las cosas, es pertinente reiterar, que la asignación


de la prestación al beneficiario definido por el legislador en
caso de la muerte del afiliado, es a aquel que verdaderamente
se ve privado de ese sustento material proveniente del
fallecido y que, independientemente de la separación de
hecho o liquidación de la sociedad conyugal, mantiene
intacto el concepto de familia, que es el amparado por la
seguridad social.

Ahora bien, tal elemento debe ser analizado en cada


caso en concreto, ya que dadas las particularidades es
posible que existan eventos en los que los cónyuges o
compañeros permanentes no cohabiten bajo el mismo techo,
por circunstancias especiales. Por ejemplo, en providencia
CSJ SL6519-2017, citada en CSJ SL3861-2020, se indicó
que:

[…] la convivencia debe ser examinada y determinada según las


particularidades relevantes de cada caso concreto, por cuanto
esta exigencia puede presentarse y predicarse incluso en eventos
en que los cónyuges o compañeros no puedan estar
permanentemente juntos bajo el mismo techo físico, en razón de
circunstancias especiales de salud, trabajo, fuerza mayor o
similares, pues ello no conduce de manera inexorable a que

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desaparezca la comunidad de vida de la pareja, si claramente se


mantienen vigentes los lazos afectivos, sentimentales y de apoyo,
solidaridad, acompañamiento espiritual y ayuda mutua, rasgos
esenciales y distintivos de la convivencia entre una pareja y que
supera su concepción meramente formal relativa a la
cohabitación en el mismo techo.

En ese orden, resulta claro que en eventos particulares


como el que ahora ocupa la atención de la Sala, resulta
necesario evaluar las vicisitudes que pueden darse en el seno
de una familia que pueden afectar la convivencia de la pareja
donde hubo un distanciamiento temporal de la demandante,
que no implica -necesariamente- la pérdida del derecho
pensional, sino el cuidadoso análisis de las circunstancias
que rodean el devenir de la relación de pareja.

El Colegiado negó la prestación, al considerar que la


demandante si bien, acreditó la calidad de cónyuge
supérstite del causante, dicha situación no resultaba
suficiente para que fuera beneficiaria de la prestación de
sobrevivientes, como quiera que la convivencia no estaba
vigente para el momento de la muerte del afiliado, en razón a
que se separaron por lo menos 1 mes y 8 días antes de su
fallecimiento, sin que en ese interregno, la gestora tuviera
contacto con aquel, por lo que no existía una comunidad de
vida con vocación de permanencia

Sobre tema de la infidelidad, existen algunas nociones


de psicología en los que se ha concluido que:

El afrontamiento de una infidelidad representa generalmente


para el cónyuge del infiel una sensación muy dolorosa de engaño.
Esta situación se asocia a la vivencia de haber sido víctima y por
lo tanto produce tanta tristeza como rabia intensa. Estos

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sentimientos, que hacen tan dolorosa esta vivencia, se complican


con la ambivalencia por el amor que se tiene por la pareja. Este
amor no se acaba de un día para otro, o sea que durante algún
tiempo convive dentro de la persona al lado del odio y la tristeza.
Esta mezcla de sentimientos que se denomina ambivalencia es la
causante del sufrimiento característico al momento de afrontar
una infidelidad.1

[…]

La infidelidad a pesar de ser "tan común" es un choque contra la


integridad, todos tenemos una opinión al respecto y si nunca la
hemos padecido o la hemos percibido, pensamos que pondremos
fin a la relación. Sin embargo, una vez que se descubre viene el
choque emocional, el estallido de cólera, la humillación y la
devaluación del sujeto engañado. Pero la ruptura no aparece,
entonces se forman dobles mensajes. El infiel quien cae en
arrepentimiento primero se justifica y después exige que se le
respete su tiempo y su libertad. Por su parte, el cónyuge
engañado se vuelve suspicaz y anda tras cualquier pista que le
asegure que la relación extramarital llegue al fin. Cae en un
círculo vicioso pues aumenta su dependencia en la medida en
que su conducta depende por entero de "descubrir la verdad",
pero ésta nunca llega por más que llegue a haber
enfrentamientos con el/la amante. El cónyuge engañado, se
compara con el/la amante en físico, poder, dinero, inteligencia y
muchas veces llega a identificar al amante mediante el teléfono,
domicilio, trabajo, etc.2

Ahora bien, desde un enfoque de género, se tiene que


histórica y culturalmente a la mujer se le ha asignado, por la
sociedad de forma forzosa, dentro del rol reproductor, del
hogar, de la familia, del cuidado de los niños y del servicio
del varón.

De igual manera la infidelidad, es mayoritariamente


censurable para la mujer cultural y socialmente, con el

1
http://www.susmedicos.com/0_Articulos_General/art_Afrontamiento_de_una _Infidelidad.htm.
Afrontamiento de una infidelidad. Médico Psiquiatra Efraín Noguera Alfonso.
2
http://www.psicoterapiaintegral.com/Articulos/Infidelidad.pdf Infidelidad, causa o consecuencia de la
crisis de pareja. Psicóloga Hilda Beatriz Salmerón García.

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agravante de que se perpetúa la convicción equivocada según


la cual debe aceptar, sin objeción, las infidelidades del varón.

En efecto en sentencia CE ST SB 28 may. 2015, rad.


26958, se manifestó:

Entre los estereotipos asociados al hombre se reconoce, además,


la idea de que sus necesidades sexuales van más allá de todo
control, al punto que la infidelidad se entiende como un asunto
propio y connatural a su virilidad.

De antaño la tolerancia a la infidelidad masculina, en contra del


derecho de la mujer a exigirle a su cónyuge o compañero el
mismo comportamiento que de ella se espera, constituye un
arraigado estereotipo de género que para muchos todavía está
lejos de considerarse maltrato psicológico […]

En consecuencia, las inferencias jurídicas del colegiado


son equivocadas al no evidenciar las particularidades del
caso concreto, en el que la cohabitación fue interrumpida con
ocasión de la infidelidad cometida por el causante, que
conllevó un distanciamiento en el último mes de vida del
causante, no obstante la existencia del matrimonio y el largo
tiempo en que los cónyuges mantuvieron vigentes los lazos
afectivos, sentimentales y de apoyo, solidaridad,
acompañamiento espiritual y ayuda mutua, rasgos
esenciales y distintivos de la convivencia entre una pareja y
que supera su concepción meramente formal relativa a la
cohabitación bajo el mismo techo, lo que no implica la
perdida de la calidad de beneficiaria de la actora.

Por lo anterior, se casará la sentencia recurrida. Sin


costas dada la prosperidad del cargo.

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IX. SENTENCIA DE INSTANCIA

El juez de primer grado concedió la pensión de


sobrevivientes a la demandante, al colegir que de
conformidad a la jurisprudencia de esta Corporación cuando
el causante de la prestación es un afiliado mas no en
pensionado no es dable exigirá a la compañera o a la cónyuge
un tiempo mínimo de convivencia, esto es, 5 años.

Aunado a lo anterior, de las pruebas aportadas al


plenario se tenía certeza de que habían forjado una
comunidad de vida con vocación de permanencia por lo
menos desde el 2 de noviembre de 2013, fecha del
matrimonio hasta el fallecimiento del causante y que si había
cesado la cohabitación de la pareja 6 semanas antes del
accidente que termino con la vida del afiliado, obedeció a
causas no atribuibles a la demandante como la infidelidad,
por lo que su calidad de beneficiaria se mantenía incólume.

La apoderada de Colfondos SA inconforme con la


decisión, interpuso recurso de apelación en el que adujo que
de conformidad a la actual jurisprudencia de la Corte
Constitucional, la convivencia por 5 años de la cónyuge o
compañera permanente antes del deceso, era exigible sin
discriminar si el causante era pensionado o afiliado. Que, de
las pruebas aportadas tanto en la investigación
administrativa, como en el interrogatorio de parte, así como
en los testimonios, se evidenciaba que al momento del
fallecimiento del causante, no existía un vínculo afectivo con

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vocación de permanencia lo que devenía en frustráneo del


derecho pretendido.

Por último, alega que no podía imponerse intereses


moratorios dado que el retardo en el pago de la prestación se
debió a la existencia del reclamo de dos potenciales
beneficiarias, por lo que debía dirimirse el conflicto por la
jurisdicción laboral y anudando a que no podían imponerse
de forma simultánea con la indexación.

En punto al tema, bastan las consideraciones vertidas


en el recurso extraordinario para confirmar que le asistía el
derecho a la pensión de sobrevivientes a la demandante en
primera medida porque tal como lo adujo el a quo al ser el
causante afiliado que no pensionado no debía demostrar los
5 años de convivencia anteriores a su deceso.

La misma suerte corre el reparo de la existencia del


vínculo familiar con vocación de permanencia al momento de
la muerte del causante, dado que, de conformidad a lo
discurrido en sede extraordinaria, el distanciamiento de la
pareja obedeció a la infidelidad provocada por Daniel Gerardo
Guiza Pirazán, lo que no ocasiona que pierda su derecho por
las especiales circunstancias del caso concreto.

Sobre la condena a intereses moratorios del art. 141 de


la Ley 100 de 1993, esta Sala tiene asentado que su
naturaleza es simplemente resarcitoria, encaminada a
aminorar los efectos adversos que produce la mora del
deudor al acreedor, más no es sancionatoria, por eso

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proceden al margen de la buena fe en el comportamiento del


acreedor.

Ahora, esta Sala también ha dicho que, por vía de


excepción, las administradoras de pensiones se exoneran del
pago de los intereses moratorios, cuando quiera que se
produce alguna de las siguientes situaciones: i) la
administradora de pensiones niega el derecho con apego
minucioso a la ley vigente aplicable al caso concreto; ii)
cuando el reconocimiento de la prestación obedece a un
cambio de criterio jurisprudencial, que dicha entidad no
podría prever para la época en que le fue presentada la
solicitud prestacional; o, iii) cuando la administradora niega
la prestación pensional por existir disputa entre sus posibles
beneficiarios (CSJ SL787-2013, rad. 43602; SL10504-2014,
rad. 46826, SL10637-2015, rad. 43396 y SL1399-2018, rad.
45779), situación última que no es predicable al caso, pues,
aunque en la resolución del 17 de agosto de 2017 (f.° 4 a 8
ED,) en la cual Colfondos niega la prestación a la
demandante, se hace referencia de la existencia de María
Isabel Herrera García, como posible compañera permanente
del afiliado fallecido, no obra en el expediente constancia de
que dicha persona hubiese solicitado la prestación.

En este orden, concluye la Sala que acertó el a quo al


imponer condena por concepto de intereses de mora, de que
trata el artículo 141 de la Ley 100 de 1993, pues formalmente
no se evidencia que lo ocurrido en sede administrativa se
pueda tomar como eximente de los mismos, al no existir un
conflicto entere beneficiarias.

SCLAJPT-10 V.00
18
Radicación n.° 97550

En consecuencia, se confirmará íntegramente la


sentencia proferida por el Juzgado Diecisiete Laboral del
Circuito de Bogotá DC, del 1 de febrero de 2022.

Costas en esta instancia a cargo de Colfondos SA.

X. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y, por autoridad de la ley, CASA la sentencia
dictada, el 28 de abril de 2022, por el Tribunal Superior del
Distrito Bogotá DC, dentro del proceso seguido por BLANCA
TERESA PULIDO ALFONSO contra COLFONDOS SA
PENSIONES Y CESANTÍAS al que se vinculó a MARÍA
ISABEL HERRERA GARCÍA, en cuanto revoco la pensión de
sobrevivientes concedida a la demandante.

En sede de instancia se confirmará íntegramente la


sentencia proferida por el Juzgado Diecisiete Laboral del
Circuito de Bogotá DC, del 1 de febrero de 2022.

Costas como se dijo.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

SCLAJPT-10 V.00
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Firmado electrónicamente por:

DONALD JOSÉ DIX PONNEFZ

JIMENA ISABEL GODOY FAJARDO

JORGE PRADA SÁNCHEZ


Aclaración de voto

Este documento fue generado con firma electrónica y cuenta con plena validez jurídica, conforme a lo dispuesto en artículo
103 del Código General del Proceso y el artículo 7 de la ley 527 de 1999

Código de verificación: 3122D421D08E225B630C6B3DCCD3D4A7ADFF2534109B4E380715373B60E00FA2


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