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COVIELLO P, El enriquecimiento sin causa
COVIELLO P, El enriquecimiento sin causa
EN LA CONTRATACIÓN PÚBLICA
1 MEILÁN GIL ha destacado la conformación del Derecho Adm inistrativo com o ius com-
mune, desligándolo de la creencia de que esta última posición la tiene el Derecho Civil.
Ver M EILÁN GIL, José Antonio: “La construcción de categorías en el Derecho A dm inis
trativo”, en su obra, Categorías jurídicas en el Derecho Adm inistrativo, Iustel, 2011, pp.
17 y sigs. Ver también la monografía de VERGARA BLANCO, Alejandro: E l Derecho A d
ministrativo como sistema autónomo, Abeledo Perrot, Santiago de Chile, 2010, passim ,
donde critica la idea existe en la nación hermana de configurar al Derecho Civil como el
derecho común del Administrativo.
1
I
C u a s ic o n t r a t o a d m in is t r a t iv o y e n r iq u e c im ie n t o s in c a u s a
2 BORDA, Guillermo A.: Tratado de Derecho Civil argentino. Obligaciones, t . 1, 3ra. ed.,
Perrot, Buenos Aires, 1971, t. I, pp. 21 y sigs. LLAMBÍAS, Jorge Joaquín: Tratado de
Derecho Civil. Obligaciones, t. I, 2da. ed., Perrot, Buenos Aires, 1973, pp. 39 y sigs.
BOFFI BOGGERO, Luis María: Tratado de las obligaciones, 1 . 1, 2da. ed., Astrea, Buenos
Aires, 1979,pp- 103 y sigs. SPOTA, Alberto Gaspar: Instituciones de Derecho Civil. Con
tratos, vol. I, Depalma, Buenos Aires, 1975 (reimpr.), pp. 39 y sigs.
3 En el art. 499 se lee: "No hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de
uno de los hechos o de uno de los actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de fam ilia, o de
las relaciones civiles.”
4 Código Civil francés, art. 1371: «Les quasi-contrats sont lesfa its purem ent volontaires
de l'homme, dont il résulte un engagem ent quelconque envers un tiers, et quelquefois un
engagem ent réciproque des deuxparties ». Código Civil de España, art. 1887: “Son cuasi
contratos los hechos lícitos y puram ente voluntarios, de los que resulta obligado su a u
tor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre los interesados.”
5 BORDA, ob. cit., p. 23. LLAMBÍAS, ob. cit., p. 41. BOFFI BOGGERO, ob. cit., p. 111.
SPOTA no criticó la distinción, sino más bien se lim itó a exponer al cuasicontrato como
una de las fuentes de las obligaciones, dentro de los que incluyó a la gestión de negocios
ajenos, al empleo útil y al pago de lo indebido (ob. cit., pp. 46 y sigs.); mientras que al
enriquecimiento sin causa lo incluyó como una de las fuentes de las obligaciones (pp. 54 y
sigs.)
6 VEDEL, Georges: D roit Administrad/, 6a. ed., Presses Universitaires de France (PUF),
París, 1976, p. 265.
2
había sido objeto de múltiples controversias, “ella ha adquirido derecho de
ciudadanía en la jurisprudencia administrativa”7.
7 LAUBADÉRE, André de, MODERNE, Franck y DELVOLVÉ, Pierre: Traité des contrats
administrati/s, 2da. ed., Librairie Générale de Droit et de Jurisprudence (L.G.D.J.), 1. 1, p.
30. La cita corresponde a la parte que había redactado el primero.
8 W ALINE, Marcel: D roit A dm inistrati/ 8va. ed. Sirey, París, 1958, pp. 593 y sigs. Idem,:
Précis de D roit A dm inistrati/ t. I, Montchrestien, París, 1969, pp. 436-436. LAUBADÉ-
RERE ya lo mencionaba en su primera edición de su clásica obra: Traité théorique et
pratique des contrats administrati/s, L.G.D.J., París, 1956, t. I, pp. 15 y sigs. VEDEL,
Georges y DELVOLVÉ, Georges: D roit A dm inistrati/ t. 1, 12a. ed, PUF, París, 1992, pp.
442-443. CHAPUS, René: D roit Administrati/s général, t. 1, 14a. ed., Montchestien,
París, 2000, pp. 1197 y sigs. RICHER, Laurent: D roit des contrats administrati/s, 4a. ed.
L.G.D.J., París, 2004, pp. 185 y sigs. GUETTIER, Christophe: D roit des contrats adm inis
trati/s, PUF, 2004, pp. 469 y sigs. Sin duda, en lengua francesa la obra más importante en
estos temas es la de Franck MODERNE: Les quasi-contrats administrati/s, Dalloz, París,
1995
9 ZANOBINI,Guido: Corso di Diritto Am m inistrativo, vol. I, Giuffré, Milán, 1958, pp.
236-239.
i° viTTA , Ciño, Diritto Amm inistrativo, 4ta. ed. , Unione Tipografico-Editrice Torinese,
Turín, 1955, t. II, pp. 801 y sigs., esp. p. 803.
11 FERNÁNDEZ DE VELAZCO, Recaredo: Los contratos administrativos, Librería Ge
neral de Victoriano Suárez, Madrid, 1927, pp. 168 y sigs. ÁLVAREZ GENDÍN, Sabino:
Los contratos públicos, Reus, Madrid, 1934, pp-. 10 y sigs.
3
respecto a la negotiorum gestio, que se prefería sustituir por la acción in
rem verso, de reconocimiento en la jurisprudencia del Tribunal Supre
mo12.
DIEZ está Entre los autores que, sin perjuicio de señalar el despres
tigio del cuasicontrato en el derecho privado, entendió que podía tener
mayor aplicación que en el derecho civil, “dado que la noción de cuasi con
trato, cuando no existe un acto o un contrato administrativo, puede com
prender cualquier hecho jurídico subjetivo idóneo para producir alguno de
los efectos que normalmente son propios del acto administrativo o del con
trato de derecho público”; si bien sólo incluyó como componentes a la ges
12 GARRIDO FALLA, Tratado de Derecho Adm inistrativo, vol. II., lom a. Ed., Tecnos,
Madrid, 1992, pp. 24 y sigs.
'■>SAYAGUÉS LASO, Enrique: Tratado de Derecho Adm inistrativo, 4ta. ed., Montevideo,
1974, t. I,pp. 579 ysigs.
4 FERNANDEZ RUIZ, Jorge: Derecho Adm inistrativo. Contratos, 3ra. ed., Porrúa-
Universidad Autónom a de México,pp. 151 y sigs., esp. pp. 164-165.
'r<J. Lajouane & Cía, Buenos Aires, 1923, pp. 14 y sigs.
16 D erecho Adm inistrativo, 6a ed., t. II, La Ley, Buenos Aires, 1964, pp. 476 y sigs.
'7 MARIENHOFF, Miguel S.: Tratado de Derecho Adm inistrativo, t. III-B, 4 a. ed. , Abe-
ledo-Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 702.
4
tión de negocios y al pago de lo indebido, hizo mención del enriquecimien
to sin causa en relación al primero18.
18 DIEZ, Manuel María: D erecho Adm inistrativo, t. III, 2a. e d . , Plus Ultra, Buenos Aires,
1979, p p .68-69.
,() FIORINI, Bartolomé A.: M anual de Derecho Adm inistrativo, La Ley, Buenos Aires,
1968, t. I, pp. 534 y sigs. Id.: D erecho Adm inistrativo, 2 a. ed., Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 19 76 ,1 . 1, pp. 762 y sigs., esp. p. 763.
20 ESCOLA, Héctor Jorge: Tratado integral de los contratos administrativos, vol. I, De
palma, Buenos Aires, 1977, pp. 268 y sigs. Ver también del mismo autor: Compendio de
Derecho Adm inistrativo, Depalma, Buenos Aires, 1990 (reimpresión de la edición de
1984), pp. 569 y sigs.
21 ESCOLA, Tratado in teg ra l..., cit, p. 283.
22 ESCOLA, Tratado in teg ra l... cit., p. 285.
5
sula rebus (art. 1198 CC), o hasta la responsabilidad del Estado (art. 1112
CC), que no por estar en el Código Civil, significa que sean patrimonio de
éste, sino, antes bien, constituyen principios generales del derecho que
aprovechan a todas sus ramas.
II
C o n f ig u r a c ió n d e l e n r iq u e c im ie n t o s in c a u s a
en el D e r e c h o C iv il
23 Ver, por ejemplo, que LLAMBÍAS, encuadró su estudio en uno de los capítulos dedica
dos al estudio de la responsabilidad. Tratado ..., t. IV-B, cit., pp. 355 y sigs. BORDA lo
trató en el capítulo de las responsabilidades especiales. Tratado ..., cit. T. II, pp. 484 y
sigs. BOFFI BOGGERO lo incluyó en la parte dedicada a las “fuentes de las obligaciones
que no son actos”, en el capítulo de “obligaciones derivadas de los daños causados por las
cosas y por las situaciones jurídicas”. Tratado de las obligaciones, cit., t. 6, pp. 142 y sigs.
ALTERINI, Atilio Aníbal, AM EAL, Oscar José y LÓPEZ CABANA, Roberto M., la trataron
como una de las fuentes de las obligaciones. Derecho de obligaciones civiles y com ercia
les, 2da. ed., reimpr. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2001, pp. 740 y sigs.
24 ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI, José Antonio: La propiedad en la form ación del Derecho
Adm inistrativo, Pamplona, 1983 (no se cita en la obra la editorial). Id.: Reforma protes
tante y estado moderno, Civitas, Madrid, 1986.
25 ÁLVAREZ-CAPEROCHIPI, José Antonio: E l enriquecimiento sin causa, 3ra. ed., Co-
mares, 1993, p. 26.
26 Id., p. 30.
6
Una primera cuestión que se presenta es su denominación, que ha sido
varia: “enriquecimiento sin causa” o “sin causa jurídica”, “sin causa legíti
ma”; es común en España la denominación “enriquecimiento injusto”, a
veces se habla genéricamente también de “condictio” o “actio de in rem
verso”2?. Aparte de las naciones de raíz románica, como Francia, Italia y
España, la figura es conocida en el common law bajo nombres diversos
como unjust enrichmen, law o f restitution o restatement28. Por cierto que
hasta en el Antiguo Testamento2^ y en la sabiduría hebrea se encuentran
simientes de dicho principio que surge dentro de la casuística de las obli
gaciones, plasmadas en el Talmud y en la Mishnás0.
27 BOFFI BOGGERO, Tratado ..., cit., t. 6, p. 144. REBOLLO PUIG, Manuel: E l enrique
cimiento injusto de la Adm inistración Pública, Marcial Pons, Madrid, 1995, pp. 3 y sigs
COSCULLUELA MONTANER, Luis: “Consideraciones sobre el enriquecimiento injusto
en el Derecho Adm inistrativo”, en Revista de Adm inistración Pública, n° 84 (1977), pp.
185-202.
28 El desarrollo que tiene la institución tanto en las relaciones entre particulares como con
el Estado es realmente notable. Por razones de espacio no me detendré en precisar el
régimen en el marco del common law. V er entre otros: ARROW SM ITH, Sue: The law o f
public and Utilities procuration, Sweet & Maxwell, Londres, 1996, pp. 13 y sigs. I d .: Civil
liabilities and public authority, Earlsgate Press, Stratford-upon-Avon, War-
wickshire,i992, pp. 62 y sigs. PORTER, Robert: “Contract Claims Against the Federal
Government: Sovereign Im munity and Contractual Remedies”. Harvard Law School Fe
deral Budget Policy Seminar. Briefing Paper No. 22. BIRKS, Peter: “Recovering valué
transferred under an ilegal contract”, en Theoretical Inquiries in Law, vol 1, num. 1, enero
2000, bajo el título “Restitution and unjust enrichment, The Berkeley Electronic Pres,
2008. Me CAMUS, John D.: “Unjust enrichment: Ist role an its lim its”, en E q u ity ,fid u -
ciaries and trusts, 1993, Carswell, Toronto, 1993, pp. 129 y sigs.
29 Me CAMUS, “Unjust enrich m en t... », trab. cit.
3° Agradezco a la profesora Lydia N. GARSCHTROM y al rabino Dr. Gabriel A. MINKO-
W ICZ las referencias que me brindaron sobre el tema, que en parte reproduciré : Entre
los ejemplos que me dieron cito los siguientes: el Rab (rabino) Johanan cuando sostiene
que una persona no puede beneficiarse de la propiedad de otro (sin autorización) (Tal
mud , Orden Daños (Nezikim), Tratado Baba Metzia 117 b ); o el caso en discusión es el de
una persona que ayuda a la manutención de una m ujer cuyo marido ha partido al extran
jero, sin haberle comisionado la acción ni por el marido ni por la mujer (Mishna, Orden
Mujeres (Nashim) Tratado Ketuvim 13:29); otros son los casos -tam bién planteados en el
T a lm u d - en que una persona adrede, y sin autorización realiza actos que benefician a
otro o incrementan sus ganancias, siendo el caso típico es el que planta en el o erige un
edificio en propiedad ajena sin tener autorización para realizar los actos o ser pagado por
ello, que sería un caso análogo al negotiorum gestio del Derecho Romano; finalmente,
otro caso emblemático parte de una discusión planteada en el Talmud, en el cual se anali
za el caso de una persona que vive en una propiedad ajena sin la autorización o el consen
tim iento de su propietario (Talmud, Orden Daños( Nezikim),Tratado Baba Kama 20 a),
estableciéndose finalmente que la persona que se beneficia debe pagar por esos beneficios
recibidos.
3! RIPERT, Georges: La régle morale dans les obligations civiles, 4ta. ed., LGDJ, París,
1949, p. 269.
7
sición estaba unida a una causa remota inexistente o ineficaz para el dere
chos2.
32 BONFANTE, Pietro: Instituciones de Derecho Rom ano, trad. esp. de la 8va. Ed. italia
na, 5ta. Ed., Reus, Madrid, 1979, p. 525.
33 BONFANTE, Instituciones ..., cit. pp. 525-526.
34 PETIT, Eugéne: Tratado elemental de Derecho Romano, trad. De la 9na. ed. Francesa,
Saturnino Calleja, Madrid, 1926, pp. 480-481. IGLESIAS, Juan: Derecho Romano. Insti
tuciones de derecho privado, 3ra. ed., Ariel, Barcelona, 1958, p. 346. En un pronuncia
miento de la Corte Suprema in re “Guillermo Martínez v. Junta Nacional de Granos”,
Fallos: 286:317, 1973, se dijo que la acción in rem verso “estaba referida en su origen al
enriquecimiento producido por los hijos o personas sometidas a la potestad de otro, en
benejicio del ‘dom inus’ y, excepcionalmente, al enriquecimiento producido en ocasión de
un contrato celebrado con persona distinta de quien recibió el enriquecimiento. Tam po
co pueden confundirse las ‘condictiones’ con la ‘actio in rem verso’ , como indistinta
mente se ha hecho en las diversas piezas de esta causa. La ‘condictio’ supone, en princi
pio, un ‘daré’ previo en form a s cuasi contractuales y otras situaciones jurídicas defini
das que excluyen el acto ilícito como hecho dañoso causante del enriquecimiento. Por lo
demás, el objeto de la ‘condictio’ es, p o r lo antedicho, la cosa recibida.” No ha de llamar
la atención que uno de los firm antes de la sentencia fue el ju ez Agustín DÍAZ BIALET,
quien era un distinguido profesor de Derecho Romano en la Universidad Nacional de
Córdoba.
35 Digesto, Libro 50, Título 17, 206. Texto latino y traducción del Cuerpo del Derecho Civil
Romano, tom o III, publicado por los hermanos KRIEGEL, HERMANN Y
OSENBRÜGGEN, traducido por Ildefonso GARCÍA DEL CORRAL, reproducción
facsim ilar de la edición de Barcelona del año 1897, Lex Nova, Valladolid, 1988, p. 961.
Ver también: COSCULLUELA MONTANER, “Consideraciones ...”, cit., pp. 185-186).
36 Parece empero que los autores olvidan otra frase de Pomponio muy adecuada a la insti
tución: Bono et aequo non convenit, aut lucrari aliquem cum damno alterius, aut dam -
nun sentiré p er alterius lucrum (No conviene a la equidad que alguien lucre n perjuicio
de otro, o que por lucro ajeno experimente daño), cit. y traducido por Jaime M. MANS
PUIGARNAU: Los principios generales del Derecho. Repertorio de reglas, máximas y
aforismos jurídicos con la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia, Bosch, Bar
celona, 1979, p. 173, nro. 6.
37 Tom ada de Los Códigos Españoles Concordados y anotados. Tomo cuarto. Código de
las Siete Partidas, t. III, La Publicidad, Madrid, 1848, p. 486.
8
que no se diferencia esencialmente del principio que obliga a dar a cada
uno lo suyo”3 8.
9
ral en las relaciones jurídicas45 . Me atrevo a acentuar este fundamento
porque nos servirá para extrapolarlo a lo que ocurrió en el Derecho Admi
nistrativo.
Por cierto que los recaudos fijados no son absolutos puesto que hay
matizaciones, como por ejemplo respecto a quien actúa de mala fe o culpa,
quien, en principio no podría invocarlo, mas en el caso del poseedor de
mala fe puede repetir las mejoras necesarias y útiles (arts. 2440 y 2441).
III
La e x t e n s ió n a l D e r e c h o A d m in is t r a t iv o . D e r e c h o com parado
45 RIPERT, en una posición particular, más se apoyaba en una idea moral para darle su s
tento, que el acudimiento al derecho natural y a la equidad. La régle ..., cit., pp. 267-268.
46 LLAMBÍAS, Tratado ..., cit., t. IV-B, pp. 380 y sigs. BORDA, Tratado ..., cit. t. II, pp.
488 y sigs.
47 Ver infra, acápite VII, Conclusión crítica, la posición de AMEAL.
10
quecimiento sin causa con la gestión de negocios, se interfería por particu
lares la prestación de los servicios públicos a cargo del Estado^.
11
tativa, y más precisamente el deseo de restablecer el equilibrio entre dos
patrimonios donde uno se enriquece mientras el el otro se empobrece, sin
ninguna causa jur{idica v{alida que justifique estos dos fenómenos corre
lativos”, señalando seguidamente que ello significa que el típico caso de
obligación cuasicontractual “es aquella que nace del enriquecimiento sin
causa”54. Destaco que el autor, señalando la desconfianza que en la juris
prudencia se había visto hacia figuras cuasicontractuales, puso como
ejemplos la situación del funcionario de hecho, la repetición del pago de lo
indebido, la gestión de negocios, y, muy especialmente, la situación de los
contratos “fallidos” (“manqués”), irregulares o prolongados más allá de su
términor)r).
12
b En España, COSCULLUELA MONTANER dijo que, refiriéndose a la
doctrina administrativa vernácula que “ha sido muy parca al tratar este
tema”59. Empero, se observan aportes que permitían cuanto menos una
pequeña abertura para que fuera ingresando al derecho público, pese a la
posición negativa de la jurisprudencia60.
13
los casos jurisprudenciales relacionados con obras o servicios llevados a
cabo sin contrato o por contrato no formalizado o inválido, en que se admi
tió la indemnización invocándose el principio.
pre que la lesión sea consecuencia del funcionam iento norm al o anorm al de los servicios
públicos.”
67 RIVERO ISERN, Enrique: “Procedimiento y contrato administrativo. Reflexiones sobre
los contratos verbales de ejecución de obras y el enriquecimiento injusto”, en Estudios de
Derecho Público: Libro Hom enaje a Sebastián M artín Retortillo, Civitas, Madrid, 2003,
pp. 576 y sigs.
68 Ver: REBOLLO PUIG, Manuel: E l enriquecimiento injusto ..., c it ., passim, esp., pp. 68
y sigs, y 76 y sigs. Id.: “Enriquecimiento inusto y nemo auditur en el Derecho administra
tivo”, en QDL. Estudios (Fundación Democracia y Gobierno Local), del 12/10/2006.
SANTAM ARÍA PASTOR, Juan Alfonso y PAREJO ALFONSO, Luciano: Derecho A dm inis
trativo. La jurisprudencia del Tribunal Supremo, Centro de Estudios Ramón Areces, M a
drid, 1992, p. 464.
14
otros que el provecho de la Seguridad Social -su s enfermos- obtie
nen con la labor asistencial prestada por un Cuerpo médico tan cua
lificado, y, por otra parte, la carga que representa para estos faculta
tivos -en tiempo y esfuerzos— la prestación de unos servicios que
van más allá de los estrictamente docentes, a los que corresponden
sus retribuciones ordinarias.
[•••]
“Pero es que además, debe significarse que son muchas las senten
cias dictadas por este Tribunal sobre el posible enriquecimiento in
justo de la Administración, la mayor parte producidas en el ámbito
de la contratación administrativa ( STS de 21 de marzo de 1991, 18
de julio de 2003 ,10 de noviembre de 2004 , 20 de julio de 2005 y 2
de octubre de 2006 ), en las que se parte de actuaciones realizadas
por un particular en beneficio de un interés general cuya atención
corresponde a una Administración pública, y su núcleo esencial está
representado por el propósito de evitar que se produzca un injustifi
cado desequilibrio patrimonial en perjuicio de ese particular, su
puestos que además exigen para asegurar los principios de igualdad
y libre concurrencia que rigen en la contratación administrativa,
15
que el desequilibrio ha de estar constituido por prestaciones del
particular que no se deban a su propia iniciativa ni revelen una vo
luntad maliciosa del mismo, sino que tengan su origen en hechos,
dimanantes de la Administración pública, que hayan generado ra
zonablemente en ese particular la creencia de que le incumbía un
deber de colaboración con dicha Administración.”
[•••]
Como se aprecia, tela hay para cortar sólo en estas dos sentencias
que son la muestra de la rica y ponderable jurisprudencia del Tribunal Su
premo español. Su cita es elocuente y no son necesarias más precisiones.
(Ojalá sirvan de modelo a cierta rémora jurisprudencial en nuestro país.)
69 ZANOBINI, Corso ..., cit., t. I, pp. 238-239. VITTA, Diritto Amm inistrativo, cit., t. II,
pp. 802-803. SANDULLI, Aldo: Diritto Am m inistrativo, 12a. ed., Jovene, Nápoles, 1980,
PP- 133 - 134 - LANDI, Guido, POTENZA, Giuseppe e ITALIA, Vittorio: M anuale di Diritto
Am m inistrativo, Giuffré, Milán, 1999, pp. 193-195. CASETTA, Elio: Manuale di Diritto
Amministrativo, 10a. ed., Giuffré, Milán, 2008, pp. 609-611.
7° “Art. 2041 Azione generale di arricchim ento. Chi, senza una giusta causa, si é arricchi-
to a danno di un'altra persona é tenuto, nei limiti d ell’arricchimento, a indennizzare
quest'ultima della correlativa diminuzione patrim oniale.
"Qualora l'arricchim ento abbia per oggetto una cosa determinata, colui che l'ha ricevuta é
tenuto a restituirla in natura, se sussiste al tem po della dom anda.”
16
lidad el tema se haya atemperado ante el dictado del nuevo Códice dei con-
tratti pubblici relativi a lavori, servizi eforniture in attuazione delle di-
rettive 2004/17/CE e 2004/18/CE (decreto legislativo del 12/4/2006, n°
163).
71 FLEINER, Fritz: Instituciones de Derecho Adm inistrativo, Labor, Madrid, 1933, trad.
de S. ÁLVAREZ GENDÍN, p. 49.
72 MAYER, Otto: Le D roit A dm inistrad/Allem and, trad. del propio autor, V. Giard & E.
Briére, París, 1906, t. IV, pp. 221 y sigs., esp, p.227.
73 FORSTHOFF, Ernst: Traité de D roit A dm inistrad/ allemand, trad. de la 9a. ed., por
Michel FROMONT, Bruylant, Bruselas, 1969, pp. 278-279.
74 MAURER, Harmut: Direito Adm inistrativo geral, trad. de la 14a. ed. por Luis Afonso
HECK, Manóle, Tamboré, Brasil, 2006, pp. 887 y sigs.
75 Ver la bibliografía citada en la nota 26. Adem ás: CAÑE, Peter: Adm inistrative Law, 5 a.
ed., Oxford University Press, 2011, pp. 239 y sigs.
?6 Aparte de la doctrina citada en la nota 26, ver: KEYES, Noel: Goverment contracts un-
der the Federal Adquisition Regulation, W est Publishing Co., St. Paul. Minn., 1986, pp.
29 y sigs. y la actualización ( “Pocket P a rt”), 1994, pp. 7-8.
77 SCHW ARZE, Jürgen: D roit adm inistrad/ européen, 2 a. ed., trad. fr., Bruylant, 2009,
pp. 1123 y sigs.
17
d En Iberoamérica, poca resistencia ha ofrecido la recepción en el Dere
cho Administrativo, como ocurrió en Uruguay -e l art. 1308 del Código Ci
vil la contempla-, pero, en este caso, distinguiéndola en cuanto a sus exi
gencias de lo prescripto en el Código Civil?8. Otro tanto ocurre en Brasil,
que aplicó el enriquecimiento sin causa en materia con tractu al^, lo mismo
que en Colombia80.
IV . La e v o l u c ió n e n e l d e r e c h o a d m in is t r a t iv o a r g e n t in o .
A . L a DOCTRINA.
78 SAYAGUÉS LASO, Tratado ..., cit., 1 . 1, pp.579 y 580. PRATS, Julio: D erecho Adm inis
trativos. Actos y contratos administrativos, t. 3, vol. 2, Acali, Montevideo, 1978, pp- 324
325
79 JUSTEN FILHO, MarQal: Curso de Direito Adm inistrativo, 8a. ed. Forum, p. 535
80 RODRÍGUEZ R., Libardo: Derecho Adm inistrativo general y colombiano, 17a. ed.,
Bogotá, 2011, pp. 500 y sigs.
81 BIELSA, Relaciones del Código C iv il..., cit. pp. 14 y sigs.
18
com ún- permite comprender en él tales casos. Hay siempre identidad
sustancial desde el punto de vista de la equidad y del derecho.” 82 (el énfa
sis me pertenece).
Para que se tenga una idea de la extensión que a principios del siglo
XX se hacía del enriquecimiento sin causa, es útil mencionar la cita que en
nota hizo el profesor BIELSA de la sentencia dictada por la Cámara de
Apelaciones de Rosario el 31/10/1921: se trataba de un contrato celebrado
por el intendente de dicha ciudad, que en virtud de exceder su monto el
máximo autorizado por la normativa municipal, acudió a un ya entonces
conocido remedio: fraccionó la obra. Realizada y entregada la obra, el mu
nicipio negó el pago porque tal contrato era nulo. En primera instancia fue
rechazada la demanda del constructor. Mas en segunda instancia se revocó
la sentencia, de acuerdo a los siguientes fundamentos que reproduce BI
ELSA: “i° que si bien la acción no puede fundarse en un contrato, es indu
dable que hay un empleo útil (art. 2306 del Código Civil); las obras han
sido construídas-agrega- para embellecimiento del parque; 20 las obras
han sido aceptadas y su valor ha sido probado; 30 que en tal caso la actio in
rem verso es viable, pues ella se funda ‘en el principio de equidad de que
nadie debe enriquecerse en perjuicio de lo ajeno’. ”8s (la cursiva del origi
nal).
82 D erecho Adm inistrativo, 6a ed., t. II, La Ley, Buenos Aires, 1964, pp. 476 y sigs.
83 Ob. cit., p. 17, nota.
84 SPOTA, Alberto G.: “¿Proceden contra la Adm inistración Pública las acciones de enri
quecimiento sin causa y de gestión de negocios ajenos?”, Jurisprudencia Argentina, t. 49
( 1935 ), PP- 487 y sigs.; comentario al caso “Greffier, Mauricio E. v. Municipalidad de la
Capital”, de la Cámara Civil, del 6/3/1935. Cabe destacar que el profesor SPOTA no sólo
fue un distinguido civilista, sino también fue ingeniero, y, en lo que nos interesa, profesor
de Derecho Adm inistrativo en la Universidad Nacional de La Plata. Escribió una de las
obras más completas sobre la locación de obra, en la que no enfocó sólo la faz civil del
contrato, sino también la administrativa ( Tratado de locación de obra, tres tomos, 3ra.
edición, 2da. reimpresión, Depalma, Buenos Aires, 1982).
85 “Las contribuciones de mejoras inválidas y el enriquecimiento sin causa”, en BOLETIN
del Instituto de Enseñanza Práctica, t. 9. N° 42, julio-set. 1945. Buenos Aires. Facultad de
derecho y ciencias sociales, pp. 241-252.
19
cuanto a que no exista otro medio para la tutela del derecho del deman
dante, “es discutido”.
20
De lo escrito por FIORINI, se puede extraer que lo decisivo no era la
simple utilidad, sino la necesidad del beneficio para el buen desarrollo de
un servicio o de la actividad que lo necesitaba. Con buen criterio, sostuvo
que “la utilidad y la necesidad son cuestiones de pruebas, pues no son
normas o reglas de aplicación automática”^1. En cuanto al monto del “re
sarcimiento compensatorio”, consideró que debía estar despojado del fin
de lucro y que se regulará por el principio del costo y el tratamiento iguali
tario respecto a los que se encuentren en la misma situación^2.
e) El acto o servicio que dio origen al beneficio debe ser necesario, ello
es, debe tratarse de actos o servicios que la administración tiene
que cumplir y componen su actividad, la cual incluso puede ser
exigida. La simple utilidad no basta.
21
Y en un estudio reciente, DRUETTA y GUGLIELM INETTI^s, luego
de exponer los presupuestos necesarios para su aplicación según la juris
prudencia y la doctrina de la Procuración del Tesoro de la Nación96, seña
laron a mi juicio con acierto, entre otros conceptos, el siguiente: "... salvo
que se verifique una conducta de las partes que no deje jugar a dudas de
que se ha desplegado una maniobra fraudulenta con el fin de beneficiar al
empresario, la tensión que existe entre el principio de la juridicidad de la
contratación pública y el de la preservación del derecho de propiedad de
quien ha efectuado prestaciones útiles en beneficio de la Administración,
debería resolverse a favor de este último.”
B. L a JURISPRUDENCIA
22
Más adelante se lee en uno de los párrafos que
9® Aquí sólo lo enunció como “principio”, y, más tarde, en “Constantini”, que se verá a
continuación, com o “principio general del Derecho”.
23
3. Caso “Schmidt c. Provincia de Mendoza” (Fallos: 179:249,
1937). Se trataba de un caso de nulidad de un contrato de construcción
del palacio de gobierno de la provincia, porque se había concertado por
sumas superiores a las autorizadas, y las cláusulas del contrato se habían
modificado las bases de la licitación.
24
En este caso - e s preciso advertir y para tener en cuenta más ade
lan te-, la Corte advirtió que ante la falta de elementos de juicio que per
mitieran establecer la suma a pagarse, ello imponía reservar par un juicio
ulterior la acción tendiente al esclarecimiento del punto.
25
demnice de acuerdo con las disposiciones de los arts. 2588 y 2590
del Código Civil99, aplicables por analogía, al presente caso.”
Dijo la Corte:
“la actora tiene derecho al pago que reclama - y que se ajusta al valor
de los productos ... - en razón de que ‘la anulación del acto obliga a las
partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o percibido en vir
tud o por consecuencia del acto anulado’ (art. 1052 del Código Civil).
Esta norma no es sino la recepción, en materia de nulidades, de la te
oría del enriquecimiento sin causa que invoca la parte actora. Y como
en el ‘sub lite’ la demandada no ha ofrecido devolver la mercadería re
cibida, lo que importa reconocer que la ha utilizado, o que la misma
por su naturaleza y tiempo transcurrido ya no se encuentra en debidas
condiciones, no cabe otro recurso, por aplicación del principio antes
mencionado, que condenarla a pagar su valor” (invocó los precedentes
“Schmidt”, “Marun”, y “Prov. de S. Juan c. Roccatagliata”).
99 Art. 2588: “Cuando de buena fe, se edificare, sembrare o plantare, con semillas o mate
riales propios en terreno ajeno, el dueño del terreno tendrá derecho para hacer suya la
obra, siembra o plantación, previas las indem nizaciones correspondientes al edificante,
sembrador o plantador de buena fe, sin que éste pueda destruir lo que hubiese edificado,
sembrado o plantado, no consintiéndolo el dueño del terreno.”
Art. 2590: “Cuando haya habido mala fe, no sólo por parte del que edifica, siem
bra o planta en terreno ajeno, sino también por parte del dueño, se arreglarán los dere
chos de uno y otro según lo dispuesto respecto al edificante de buena fe. Se entiendo
haber mala fe por parte del dueño siempre que el edificio, siembra o p lan tación , se hicie
ren a vista y ciencia del mismo y sin oposición suya.”
26
encierra la idea del daño experimentado en un acervo y el correlati
vo aumento en otro patrimonio, desplazamiento sin derecho que
general la pretensión de restablecer la equivalencia perdida o el
equilibrio alterado. El fundamento jurídico de la restitución es la
expresión de una norma ética. Si bien tanto el error de hecho como
el de derecho autorizan la repetición, el deber de restituir nace de la
circunstancia de haber hecho suyo el objeto el accipiens, sin que
medie causa. De la prueba rendida en estos autos no se advierte que
la empresa demostrara haber cumplido el elemental recaudo de
procedibilidad que implica la acreditación, no sólo del aumento o
enriquecimiento del patrimonio del obligado a la restitución... sino
del correspondiente y proporcional empobrecimiento del actor ...
que no es inferible en este supuesto del solo hecho de los pagos co
mo en el caso de un particular y por su única virtud, máxime ante la
negativa general [de la demandada]”
27
percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado’ (art. 1052
[del Código Civil]. Esta Corte ha señalado que la norma no es sino
la recepción, en materia de nulidades de la teoría del enriqueci
miento sin causa...”
28
Lo interesante hubiera sido que se precisara si las prestaciones fue
ron o no cumplidas y si las designaciones se hicieron en base a la selección
de la actora. Una cosa es considerar que hay contrato, y otra reconocer las
tareas cumplidas, aunque el acuerdo fuera inexistente o nulo.
“En este sentido, cabe recordar que esta Corte ha resuelto que los
presupuestos de procedibilidad de la acción de enriquecimiento sin
causa deben ser previstos al incoarse la demanda, así como también
que la carga de su prueba corresponde a la actora ...
29
“Que, por otra parte, la aplicación de los principios del enriqueci
miento sin causa no es procedente en el sub examine, ya que no ha
existido la indispensable invocación y prueba del empobrecimiento
como condición de existencia del derecho a repetir, de manera que
la aplicación que la cámara ha hecho de esa institución ... compor
ta violación del art. 18 de la Constitución Nacional” [que recoge el
principio de la defensa enjuicio de la persona y los derechos].
Creo que a simple vista sería una muestra más tremenda de los alcances
que puede tener una interpretación estricta del enriquecimiento sin causa;
pero como se verá al final de este punto, sería aventurado sostener una
crítica tal.
“los contratos que tengan una forma determinada por las leyes no se
juzgarán probados si no estuvieren en la forma prescripta (arts. 975
y 1191 del Código Civil).
Para ser justo, debo reconocer que del relato de los hechos y las po
siciones de las partes expuestas en el pronunciamiento no aparece clara
mente cómo se habría abonado al profesional. En efecto, en un comienzo
aparece que el Subsecretario de Salud de la Provincia de La Pampa había
autorizado la intervención de cuatro pacientes en el Sanatorio Adventista
de la Provincia de Entre Ríos. Pero la cuestión es que cuando el profesional
reclamó el abono por los servicios, le contestaron que ya habían sido abo
nados. La demandada sostuvo al contestar la demanda que ella había
cumplido con sus obligaciones al depositar por todo concepto -incluyendo
30
los honorarios- la suma de $ 35.112,83 para la atención de los cuatro pa
cientes. Finalmente, la provincia sostuvo en su defensa que no existía do
cumentación que acreditara que se hubiera convenido con ella el pago de
honorario alguno.
31
“Que las cuestiones traídas a conocimiento de esta Corte resultan
sustancialmente análogas a las examinadas y resueltas en el prece
dente [“Ingeniería Omega”] ... a cuyas conclusiones corresponde
remitirse ...”100.
Es decir, a tenor de lo expuesto hasta aquí, era otro caso similar. Sin
embargo la Corte mostró un camino diverso: dos de los jueces, PETRAC-
CHI y LORENZETTI, sin dejar de recordar la doctrina de “Ingeniería
Omega”, aplicó empero el enriquecimiento sin causa, por cuanto al des
echar que se restituyeran los medicamentos, como lo había ordenado la
sentencia de la Cámara, habida cuenta que ello significaría llamar a una
nueva licitación, dijeron los jueces:
100 El dictamen del Procurador General era sim ilar por su brevedad.
101 “La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo o igual estado en que
se hallaban antes del acto anulado.”
102 La anulación del acto obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que han recibido o
percibido en virtud o por consecuencia del acto anulado.
32
Sin embargo, los jueces MAQUEDA y ZAFFARONI, aplicaron direc
tamente la doctrina de “Ingeniería Omega”, remitiéndose al dictamen fis
cal.
103 Ellas son habituales, por ejemplo, cuando se prohíbe el desem peño de esas actividades
sin autorización o designación previa de las autoridades competentes. Sin embargo, este
procedimiento, que parecería lógico y normal —esto es, que ante la necesidad de cubrir un
cargo vacante, en forma interina se solicite la designación de un agente de una jerarquía
inferior para ocuparlo— , lo cierto es que frecuentemente ocurre al revés: los responsables
superiores demoran la toma de una decisión —en realidad no quieren hacerlo para no
afectar fondos— . Entonces puede suceder que la autoridad requirente por el tráfico diario
de su repartición necesite imprescindiblemente cubrir la vacante, y, en una actitud casi
heroica, debe tom ar la decisión de que algún agente desempeñe esa tarea (es decir, o e s
pera la resolución superior, o asume el riesgo de que su repartición no funcione o funcio
ne mal en desmedro del servicio). Es frecuente, como se dijo, el silencio de las autoridades
superiores y la necesidad ulterior de ocupar la vacante. Mas cuando se solicita el pago por
el desem peño de la función de mayor jerarquía (y retribución), también es frecuente que
se opongan las fórmulas rituales de la falta de designación (en algunos casos el silencio
dura meses). De allí que los tribunales y la propia Procuración del Tesoro de la Nación
hayan hecho uso constante de la teoría del enriquecimiento sin causa, como se expone en
el texto.
33
Otra variante de tal situación se configura cuando el agente desem
peña la función con antelación al nombramiento. En estos casos, la juris
prudencia del fuero Contencioso Administrativo ha sido constante, en el
sentido de reconocer las diferencias salariales con sustento en la teoría del
enriquecimiento sin causa, porque no puede negarse el derecho a percibir
las a quien efectivamente las desempeñó104 .
104 C. Nac. Apels. Cont. Adm . Fed., sala I, in re “Oriani”, del 16/5/1989; “Guerra de Dalle
Nogare”, del 19/3/1998, y “Oriol”, del 23/9/1999 (en esta causa se invocó también la teor
ía de los actos propios); sala II, in re “López”, del 2/10/1990, y “López”, del 8/7/1978; sala
III, in re “Ferru”, del 4/4/1995. sala IV, in re “Golduberg”, del 24/10/1996; sala V, in re
“García”, del 4/10/1999.
105 Fallos, 295: 937.
106 Dictámenes 88: 98; 95: 258; 97: 301; 141: 385; 158: 243; 175:151; 181: 105.
107 Dictamen del 20/3/1974.
108 Recuerdo que cuando estaba en la Corte Suprema se decía que a veces “un 280 es me
jo r que una buena sentencia”. Particularmente , sigo creyendo que el art, 280 es inconsti
tucional, porque va contra la forma republicana de gobierno. Alguna vez un secretario de
la Corte (con algún tem or escondido) me dijo para qué iba a comentar una sentencia de la
Corte si ella había dicho todo. Sobran los comentarios ... Pero cuando no dice casi nada,
como es el caso del art. 280, es necesario que interpretemos la idea de una política ju d i
cial.
34
i. “CASE c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
Es la pura y simple aplicación del art. 280 del CPCC a la queja deducida
por la demandada.
35
trabajos ejecutados por la contratista fueron ordenados por la comi
tente y reportaron a ésta un beneficio cuya prestación debe ser re
conocida, tal como manifiesta la demandada a fs. 524.”
36
elementos esenciales o padecer de vicios graves (vicio en la compe
tencia y formas esenciales).”
c) Por la sentencia del 28/11/2013 la Corte aplicó el art. 280 del CPCC
a la queja de la demandada.
VI
Sobre e l f u n d a m e n t o d e l e n r iq u e c im ie n t o s in c a u s a
Nuestra vieja Corte, quizás más sabia, fue fijando jalones en el tema,
sobre todo a partir de la responsabilidad del Estado por su actuación lícita.
Veremos algunos de esos jalones.
37
1. En un viejo precedente, “El Fisco Nacional con varios comerciantes
de Mendoza sobre derechos de importación pagados durante la rebelión”
(Fallos: 5:74, 1868), la Corte se enfrentó ante la siguiente situación: el go
bierno rebelde que había tomado la provincia de Mendoza exigió a unos
comerciantes el pago de derechos de importación. Derrocado ese gobierno,
se exigió a los comerciantes el pago íntegro de los derechos que ya habían
abonado.
“si en virtud del interés general, ó por otra causa, se pretendiese re
vocar ese derecho, la justicia y la equidad reclaman sea reparado el
perjuicio que con ello ocasionare”.
“es indudable que entre nosotros esa responsabilidad nace, en los ca
sos como el presente, de la garantía de la inviolabilidad de la pro
piedad consagrada por los arts. 14 y 17 de la Constitución Nacional
y que la forma de hacer efectiva esa garantía es necesario buscarla en
los principios del derecho común, a falta de disposición legal expresa,
pues de lo contrario la citada garantía constitucional sería ilusoria.
“Que a falta de esa disposición legal expresa, no hay duda que la solu
ción debe buscarse en los principios generales del derecho y en las
38
disposiciones que rigen situaciones análogas, de acuerdo con lo dis
puesto por el art. 16 del Cód. Civil, y que no hay otras que las que ri
gen la expropiación”.
“La responsabilidad del Estado por los daños causados sin culpa, si
bien con divergencia sobre los fundamentos jurídicos que la justifi
can, es aceptada por la doctrina general. (...) Esta es la única solución
equitativa y justa, la que conduce a la protección de la propiedad
perjudicada por obras del Estado; equidad y justicia que debe guiar
la interpretación de los principios generales, de la doctrina y de los
textos legales, que así por analogía, son llevados a regir los casos no
previstos expresamente pero que caben dentro del contexto general
de los principios que los informan” .
“la simple aplicación del principio jurídico y moral que veda el enri
quecimiento sin causa a costa de otro, o sea, de la aplicación de «una
de esas raras reglas de derecho natural, que dominan todas
las leyes, aun cuando el legislador no haya tenido especialmente el
cuidado de formularlas» (Planiol, Traité élémentaire de droit civil, t.
II, núm. 933). Ella rige también, por consiguiente, en relación al Es
tado, tanto en su favor como en su contra, que queda así sometido
a una especie de «orden moral» . . . ”
109 En la causa “Molle, Félix c/ M unicipalidad de la Capital”, del 14/5/30 (Gaceta del F o
ro, 86-204), citada por la Corte, la Cámara Civil 2a, el Dr. Raymundo Salvat, recordando
otros precedentes, dijo: “Se dice que se trata del ejercicio de una facultad privativa y que
el cam bio de nivel de las calles puede estar impuesto por las más graves necesidades de
carácter público. Es exacto: pero no puede ni debe desconocerse que, por lo mismo que se
trata de necesidades públicas, la obra se realiza en beneficio de la colectividad y que no
sería justo, por esto, que los perjuicios derivados de ella , debiesen pesar exclusivam ente
sobre los propietarios linderos cuyas propiedades quedaran afectadas por elcam bio de
niveles; eso sería contrario a toda idea de idea de equidad y a las disposiciones que ase
guran para todos los habitantes del país, el libre uso y goce de las cosas que le pertene
cen.”
39
al propietario de un fundo que no había podido venderlo a raíz de sucesi
vos cambios legislativos. Allí la Corte avanzará más al decir que
Aquí vemos que la Corte puso el acento en la garantía del derecho de pro
piedad para el reconocimiento de la responsabilidad por la actividad lícita,
sosteniendo que
6. Del desarrollo precedente, podemos decir a esta hora que sin duda
el enriquecimiento sin causa constituye un principio general del Derecho,
cuyo fundamento es la equidad.
VII
C o n c l u s ió n c r ít ic a
Pues bien, de lo visto hasta ahora puede decirse que en general los recau
dos señalados tanto por la doctrina civilista como la administrativista co
inciden en punto a su entidad: a) un enriquecimiento del demandado; b)
110 Debe quedar en claro que “[1]a equidad no im plica suavidad, sino justeza” ( C o r t s
G r a u , José, Curso de derecho natural, 4 a ed., Editora Nacional, Madrid, 1970).
111 GOLSCHMIDT, W em er, Introducción al derecho, 3 a ed., Depalma, Buenos Aires,
1967, ps. 274 y 267; GARCÍA MAYNEZ, Eduardo, Filosofía del derecho, 17a ed., Porrúa,
México, 1999, p. 328.
112 COVIELLO, Pedro J. J.: La protección de la confianza del administrado. Derecho
argentino y derecho comparado, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2004, esp. p. 292. La cita de
Luis LEGAZ y LACAM BRA corresponde a su Filosofía del derecho, Bosch, Madrid, 1953,
p. 461.
40
el empobrecimiento del actor, constituido por un daño que puede ser un
damnus emergens o un lucrum cessans, consecuencia del enriquecimiento
del demandado; c) la falta de causa que justifique el enriquecimiento; d)
inexistencia de precepto legal que excluya la aplicación del principio1^.
n3 Entre otros, ver: FIORINI, D erecho Adm inistrativo, cit., t. I, pp. 762 y sigs. MONTI,
“Los contratos administrativos y el enriquecimiento sin causa”, cit. COSCULLUELA
MONTANER, Luis: “Consideraciones sobre el enriquecimiento injusto en el Derecho A d
ministrativo”, en Revista de Adm inistración Pública, n° 84 (1977), pp. 185-202. M O
DERNE, Franck MODERNE: Les quasi-contrats administratifs, Dalloz, París, 1995, pp.
41 y sigs. POUYAUD, Dominique: La nullité des contrats administratifs, LGDJ, París,
1991, pp. 496 y sigs.
114 REBOLLO PUIG, M a n u e l: REBOLLO PUIG, Manuel: E l enriquecimiento injusto de la
Adm inistración Pública, Marcial Pons, Madrid, 1995,pp. 180-181.
n5 PALACIO, Lino Enrique, Derecho procesal civil, t. I, 2da. ed., 5ta. reimpr., Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 260.
116 Escribió PALACIO sobre tal atribución: “El juez, en efecto, debe decidir si se ha opera
do o no la consecuencia jurídica afirmada por el actor, pero para ello le es indiferente la
designación técnica que aquél haya asignado a la situación de hecho descripta com o fun-
41
En cuanto a la demostración del beneficio y del empobrecimiento
recíproco de las partes, tan severamente citados en “Ingeniería Omega”,
también se atemperan si nos remontamos a los pronunciamientos vincula
dos a los dos “Cardiocorp” y los dos “IATASA”. Bastaría demostrar el servi
cio u obra realizada, que importó un trabajo que por principio debe ser
compensado (mas no retribuido con el alcance de un contrato válido; esto
sería inaceptable moral y jurídicamente).
118 Sobre este aspecto, remito al trabajo de Miriam Mabel IVANEGA: “El principio de
buena fe en los contratos adm inistrativos”, Revista Régimen de la Adm inistración Pública
(RAP), N° 360, 2008.
42
te, en la doctrina española, francesa e italiana, uno de los caminos, para
habilitar el enriquecimiento sin causa, fue el silencio de la Administración,
pese a conocer la acción del demandante.
Ello es muy cierto porque muchas veces los jueces en vez de avanzar
en la solución justa se quedan en la simple invocación del principio de le
galidad para anular, pero no van más allá para determinar las consecuen
cias de la declaración de nulidad, determinando por ejemplo el beneficio o
"'J Ver el art. 1627 del Código Civil: “E l que hiciere algún trabajo, o prestare algún servi
cio a otro, puede dem andar el precio, aunque ningún precio se hubiese ajustado, siem
pre que tal servicio o trabajo sea de su profesión o modo de vivir. En tal caso, entiéndese
que ajustaron el precio de costumbre para ser determinado por árbitros”
120 TAW IL, Guido Santiago: “Racionalidad y formas en el derecho adm inistrativo”, en La
Ley, del 26/04/2013,
121 Ley 13.064 ..., cit., p. 94.
43
empobrecimiento que las partes tuvieron, cuanto menos a través de una
prueba pericial.
44