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DERECHO DE OBLIGACIONES
I. EL DERECHO DE OBLIGACIONES
1. Consideraciones preliminares
Constituye el Derecho de obligaciones una de las cuatro partes especiales en que, según
la sistematización generalmente admitida a partir de SAVIGNY, se distribuye el Derecho Civil
para su estudio y exposición. A esta materia dedica el Código Civil guatemalteco su libro V,
bajo la rúbrica: “Del Derecho de Obligaciones”, que se divide en dos partes. La primera se
estructura bajo el título: “De las obligaciones en general”. La segunda aborda lo relativo a “Los
contratos en particular”. En sentido amplio, la expresión “Derecho de obligaciones”,
comprende la temática propia de las obligaciones en general, la teoría general del contrato, la
regulación de las distintas figuras contractuales y el estudio de la responsabilidad civil.
Es evidente que el ordenamiento guatemalteco siguió una tradición que procedía del
Derecho romano-francés: la regulación primero de las “obligaciones en general” y solo
después de los contratos en sentido estricto. Esta es la misma línea que siguen, por ejemplo,
el Código Civil italiano y el Código portugués. Entre los textos mas recientes es la que seguido
el llamado Código Europeo de contratos, elaborado por el Grupo de Pavía a cuya cabeza se
encuentra el profesor Gandolfi, más próximo que cualquier otro a esa tradición de la Europa
que se puede llamar meridional.
El Código Civil alemán y los que habían recibido su influencia no se encontraban muy
lejos, pues en el Código Civil alemán la regulación de los contratos es solo un pequeño capítulo
de la regulación general del negocio jurídico, mientras que existe antes de la regulación de los
contratos en particular o de las llamadas relaciones obligatorias en particular, una extensa
regulación del Derecho de obligaciones.
La raíz de esta tradición debe encontrarse en las obras de los precedentes doctrinales del
Código civil francés, por una parte, y por otra, en las del Código Civil alemán. Obviamente se
hace alusión al tratado de las Obligaciones, de Robert L. Pothier y, al Derecho de Obligaciones
de Federico Carlos de Savigny. El primero de ellos tenía algún antecedente en la obra de Domat
donde se separan las obligaciones que se contraen en virtud de convención y las que se
contraen sin ellas. Todo ello, a su vez, procedía, probablemente, de la forma como había
estado estructurada la Instituta Justinianea que a su vez provocó toda una serie de trabajos
de autores que hay que colocar decididamente bajo la rubrica de las institutas mucho mas de
pandectistas.
2. DEFINICION
De esa cuenta, el Derecho de obligaciones es aquella rama del Derecho civil que
estudia la relación obligatoria, en la que se contienen los principios y normas que
regulan la constitución, modificación y extinción de la relación obligatoria”.
Los propios datos legales han favorecido la denominación clásica, opción que se
asienta en razones históricas. Así lo evidencia la propia rúbrica del Código Civil en el
Libro V, “Del derecho de obligaciones”. Primera Parte, “De las obligaciones en
general”. El propio Código prefiere optar por insistir en la idea de obligación en lugar
de resaltar la de derecho (en concreto, derecho de crédito), aunque evidentemente se
da por supuesto que la idea de obligación lleva inherente la existencia de un crédito
frente al obligado.
La distinción entre derechos reales y derechos de crédito tiene una innegable trascendencia
práctica en orden a la adquisición del derecho a su transmisión, a su publicidad, etcétera. Mas
no se trata de dos categorías químicamente puras, sino que, por el contrario, entre ellas hay
una clara conexión. En primer lugar, determinados derechas de crédito hacen tránsito a los
derechos reales. Así, la fuente per antonomasia de las obligaciones, el contrato, es un medio
idóneo para la constitución, modificación y extinción de las relaciones jurídico-reales ciertos
contratos (los de finalidad traslativa) más la tradición o entrega posesoria son modos
derivativos) de adquisición y transmisión de la propiedad y demás derechos reales. En
segundo lugar, en determinados supuestos, derecho de crédito y derechos reales aparecen
conformando una entidad compleja y unitaria son los derechos reales de garantía, como la
hipoteca a la prenda. En tercer lugar, no es difícil constatar relaciones obligatorias en el
contenido de determinados derechos reales, señaladamente en los de goce como el usufructo
Finalmente, la tradición histórica nos ha legado una serie de situaciones o figuras intermedias
como los iura ad rem o vocaciones de derecho real, los derechos reales in faciendo y las
llamadas obligaciones propter rem.
Son una serie de situaciones en las que un determinado derecho de crédito u obligaciones
hace tránsito a un derecho real. Por antonomasia, es la situación en que se encuentra un
sujeto que dispone de título (de adquisición, contrato de compraventa) pero no se ha
verificado todavía el modo (transmisión de la posesión) o la del sujeto cuyo derecho no se ha
inscrito (pero se ha anotado preventivamente) en el Registro de la Propiedad por un defecto
subsanable, en tanto se procede a la subsanación. En estos supuestos y otros similares no hay,
se dice, un ius in rem, hay, no obstante, un ius ad rem. Como fuere, no parece muy clara la
utilidad práctica de mantener esta categoría: los iura ad rem no son más que derechos de
crédito o personales que pueden convertirse en derechos reales.
La obligación propter rem es una relación que tiene por contenido una prestación de dar,
hacer o no hacer, con la particularidad de que la calidad de deudor o acreedor está ligada a
una relación de señorío (propiedad u otros derechos reales), de suerte tal que la obligación se
transmite a medida que se produce un cambio en la titularidad de la citada relación de
señorío. Las dos relaciones signadas por la obligación propter rem y el derecho real son
distintas, pero la primera es accesoria del último. Por ello se afirma que estas obligaciones
tienen lugar "por razón de la cosa".
Se pueden individualizar y separar del contenido del derecho real, pues no forman parte
necesariamente del mismo, aunque pueden acompañarle. A ellas se refiere el Código Civil,
por ejemplo, en el artículo 488, cuando faculta a todo copropietario para obligar a los demás
copartícipes a contribuir a los gastos de conservación de la cosa, y exime de esta obligación al
que renuncie a la parte que le pertenece. Obligaciones que existen cuando concurren varios
derechos sobre una misma cosa (servidumbres, usufructo, propiedad horizontal,
copropiedad, etc.). Se evidencia una obligación de satisfacer prestaciones periódicas positivas
por parte del copropietario, del poseedor, usufructuario o titular del fundo, siendo deudor al
vencimiento del plazo de pago.
Con apoyo a lo expuesto, se desprende que en las obligaciones propter rem, la condición
de deudor no nace de un acto autónomo de constitución de la relación obligatoria, sino que
va unida a la titularidad del derecho real considerado, de modo que, si esta cambia por pasar
a otro sujeto, será este ahora el obligado (y lo mismo, en su caso, respecto a la condición de
acreedor): son, como señala alguna doctrina: "obligaciones ambulatorias" Su accesoriedad
respecto al derecho real les hace participar, pues, sin dejar de ser por ello simples obligaciones
(v solo, como regla, en cuanto a las prestaciones que estén por venir), de la oponibilidad erga
omnes de estos.
La obligación propter rem es, en suma, una verdadera obligación, mientras que la carga
real, protegida como está por una acción real, reúne los caracteres propios de los derechos
reales. Su especificidad, sin embargo, impide asentarlos con certeza en ninguna de las
categorías en que tradicionalmente se clasifican estos.
CAPITULO II
LA OBLIGACIÓN EN GENERAL
1. Evolución histórica del concepto de obligación
La noción de obligación que aparentemente es sencilla en la actualidad no parece haber sido
formulada desde los primeros tiempos del pensamiento jurídico. En efecto, el concepto de obligación
es el resultado de una larga tradición histórica procedente del Derecho romano, como otras tantas
figuras del Derecho Civil. En las fuentes romanas la obligatio se definió como: "el vínculo jurídico por
el que necesariamente somos compelidos a realizar una determinada prestación según los Derechos
de nuestra ciudad" (Instituta de Justiniano., III, 13,pr.). En el Derecho común, las partidas inspirándose
en la anterior. Definen la obligación como: *ligamiento que es fecho segund ley segund natura"
(5,12,5).
En este orden de ideas, se afirma que la obligatio ha sido, originariamente un vinculum. Sin embargo,
esta palabra ha ido perdiendo con los siglos su fuerza originaria. Primitivamente, vinculum no es como
en la actualidad, una situación puramente ideal. El vinculum es en sentido genuino, una situación de
encadenamiento. Por consiguiente, la obligatio es una situación de cautividad, en que una persona se
encuentra respecto de otra. Gráficamente, puede decirse que el obligatus es una persona prisionera
de otra. El poder que se tiene sobre un obligatus es un auténtico poder de naturaleza fisica o cuasi
fisica. El titular de este poder dispone de una acción, de tal naturaleza y alcance que puede aprehender
o encerrar al obligatus donde quiera que se encuentre y tomar venganza en él. Si el obligatus no da
satisfacción al acreedor, este puede venderlo como esclavo o matarlo. En este momento inicial la idea
de "débito" no es propiamente jurídica y tenía un origen independiente de la idea de obligatio; de ahí
que el obligatus pudiera ser la misma persona que tenía que cumplir el débito u otra distinta, y que se
pudiera deber y no estar obligado o estar obligado y no deber. La separación entre débito y obligatio
paulatinamente se fue borrando, desplazándose la ejecución hacia el patrimonio del deudor. La
responsabilidad personal del obligado llega a desaparecer, consolándose el desplazamiento del poder
del acreedor hacia el patrimonio del obligado como consecuencia de la lucha de clases entre patricios
y plebeyos, en virtud de la Ley Poetelia Papiria (de fines del siglo IV a.C) La vinculación material o física
producida por la obligatio se transformó de esa manera por sustitución en una vinculación jurídica,
fruto del ingenio humano. Se sustituía la garantía de la persona del obigatus por la garantía del
patrimonio del deudor.
Débito y obligatio dejan de tener un origen distinto, y se pasa a la idea de que el débito lleva en sí
mismo la responsabilidad. Este concepto es el que pasa al Derecho moderno. No obstante, durante
la Edad Media la responsabilidad personal de la que provenía la prisión del deudor, y la
responsabilidad patrimonial coexistieron, si bien aquella fue relegada a un segundo plano. Es más,
tampoco puede desconocerse que la prisión por deudas subsistió en los Derechos modernos hasta la
segunda mitad del siglo antepasado.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la teoría de las obligaciones fue reconstruida con la ayuda de
materiales romanos por Dumoulin, d'Argentré, Domat y Pothier, pasando a integrar en gran parte los
códigos latinos.
El Derecho moderno, dejándose influir sin duda por el germánico, tiende a sustituir el concepto
subjetivo de obligación por el objetivo, llegándose a afirmar que no es la persona la que debe a la
persona, sino el patrimonio el que debe al patrimanio; las personas son meros, instrumentos de sus
patrimonios.
Las consecuencias que se derivan de esta posicion moderna son, A) Licitud de la representación para
contraer obligaciones; b) Posibilidad amplitud de la estipulación “por otro” y a favor de tercero; C)
Cesión de crédito, aceptación y pago por otros; D) Asunción de la deuda sin que exista novación; E)
Obligaciones con acreedor o deudor indeterminado, y; F) Posibilidad de que los derechos de obligación
sean, como las cosas corporales, objeto de derechos reales (usufructo, prenda, etc.)
El Código Civil guatemalteco de 1877 definió a la obligación en su artículo 1395 como "la necesidad
jurídica de dar, hacer o no hacer alguna cosa". Este precepto es el antecedente del actual artículo 1319
del Código Civil vigente.
2. Definición de obligación
El Código Civil de la república de Guatemala dedica el último libro de que consta a establecer el
régimen jurídico de las obligaciones y de los contratos. En su primera parte se intitula precisamente
"De las obligaciones en general", y comprende de los artículos 1251 a 1673. Estos preceptos contienen
una reglamentación general de las obligaciones, mas no ofrecen, a pesar de la amplia regulación, su
concepto. Unas veces parece confundir obligación con deber jurídico, y como se sabe la obligación es
solo uno de los tipos (si se requiere, el prototipo) de deberes jurídicos. Otras veces denomina
obligación al hecho o al acto que la origina (cfr. Art. 1319) Por último, en ocasiones equipará la
obligación con la situación pasiva o de deber, es decir, con la deuda. Tradicionalmente, la obligación
se ha definido como un vínculo jurídico en cuya virtud un sujeto llamado deudor) debe observar una
determinada conducta (prestación) a favor de otro sujeto (llamado acreedor). La obligación es, por
tanto, una concreta correlación entre dos posiciones o situaciones: una de poder jurídico o posición
acreedora y otra de deber jurídico o posición deudora.
Al respecto el maestro LOPEZ Y LÖPEZ manifiesta “la obligaciones todo comportamiento necesario
para la satisfacción de una pretensión encaminada a la satisfacción del interés que justifica una
posición de poder en la relación jurídica. En sentido estricto es el comportamiento necesario para la
satisfacción de un determinado derecho subjetivo: el derecho de crédito. Así, es un deber jurídico
privado, de contenido patrimonial inmediato o mediato y de carácter relativo".
GIORGIANNI formula una definición bastante exacta de obligación al expresar que "es aquella relación
jurídica en virtud de la que una persona determinada, llamada deudor, está vinculada a un
comportamiento valorable para satisfacer un interés, aunque no sea patrimonial de otra persona
determinada, llamada acreedor, que tiene derecho al cumplimiento por parte de la primera". Esta
construcción es aplicable al derecho guatemalteco, donde predomina la teoría subjetiva.
En la definición de Giorgianni se observan dos elementos, activo y pasivo, que componen la estructura
de la obligación y que están entrelazados por ese vínculo jurídico: a) Elemento activo, que es el
derecho subjetivo o poder jurídico del acreedor: el crédito; y, b) Elemento pasivo, o deber jurídico
integrado en la relación obligatoria: la deuda.
De ahí que la doctrina más autorizada señale que la obligación es una situación bipolar, que se
encuentra formada por un lado por la posición de una persona llamada "deudor" y, por otra, por la
posición de otra persona distinta llamada "acreedor. El acreedor es el titular de un derecho subjetivo
(derecho de crédito), que le faculta para exigir frente al deudor lo que por este es debida (prestación).
Al mismo tiempo, como medida complementaria el acreedor se ve investido de la posibilidad de que
en caso de incumplimiento, pueda proceder contra los bienes del deudor, así como investido también
de una serie de facultades para la defensa de sus intereses. La segunda faceta o el segundo polo es la
posición del deudor. El deudor es sujeto de un deber jurídico (deuda), que le impone la observancia
del comportamiento debido y le sitúa en el trance de soportar, en otro caso, las consecuencias de su
falta.
En definitiva, la obligación es la situación jurídica en que se encuentran dos o más sujetos y en cuya
virtud uno o alguno de estos puede exigir del otro o de los otros una determinada conducta
económicamente valorable. La situación del deudor es de deber y de sujeción; la situación del acreedor
es de poder o señorío jurídico. La estricta correlación entre un crédito y una deuda no define con
exactitud el complejo fenómeno de obligación: la posición deudora no está conformada solo por
deberes principales y accesorios, sino también por facultades; a la posición acreedora no se le atribuye
solo facultades, también comprende cargas. Por ello para aprehender en su totalidad el fenómeno
obligatorio se debe hablar de la relación jurídica obligatoria.
3. La patrimonialidad de la obligación
La obligación en sentido propio o técnico, como subespecie del deber jurídico, vendría caracterizada
por la nota de la patrimonialidad de la prestación, esto es, de la conducta debida por el obligado. Así
ha sido concebido desde SAVIGNY hasta la actualidad.
Dentro de la categoría de los intereses y fines susceptibles de protección jurídica, estos son de diversa
índole; intereses estrictamente personal, familiar, cultural, económico, entre otros. En el último
supuesto, la relación jurídica se denomina relación jurídica obligatoria o patrimonial pues los intereses
perseguidos por los sujetos y protegidos por el ordenamiento jurídico son de naturaleza económica.
Un determinado interés es patrimonial cuando es susceptible de una objetiva valoración económica,
ello significa, que es valorable en términos estrictamente económicos. En la actualidad se puede decir
que un interés es económico o patrimonial si es susceptible de traducción dineraria. Por tanto, se
colige que la relación jurídica obligatoria es el medio a través del cual las personas realizan sus
intereses económicos mediante la cooperación la prestación de servicios y el intercambio de bienes.
La mera conexión o correlación entre un crédito y una deuda como situaciones contrapuestas no
explica completamente todo el fenómeno obligatorio. Por ello, es preferible hablar de relación jurídica
obligatoria. Con esta expresión se refiere al complejo fenómeno o a la compleja y sucesiva situación
en que se encuentra un acreedor y un deudor.
En esta concepción no cabe duda de que la relación obligatoria se centra en dos polos o posiciones,
una activa y otra pasiva; pero significa también la comprensión de estas no como situaciones aisladas
o independientes, salvo en su correlación, sino como una relación total, global, dirigida a la realización
de intereses y fines de naturaleza económica dignos de tutela jurídica. La posición acreedora y la
posición deudora no son, entonces, dos posiciones antagónicas o encontradas sino dos situaciones
que confluyen en un marco de libertad, de cooperación y colaboración (prestación de servicios o
intercambio de bienes) económica y social.
Por ello DiEZ-PICAZO y GULLÓN definen la relación obligatoria como "la relación jurídica establecida
entre dos personas y dirigida o que una de ellas obtenga determinados bienes o servicios a través de
la cooperación de otra, o bien al intercambio recíproco de bienes y servicios mediante una recíproca
cooperación".
Los sujetos, al menos dos, ocupan las posiciones que llamamos activa o de poder jurídico (el sujeto
activo acreedor) y pasiva o de deber jurídico (el sujeto pasivo deudor). El objeto está conformado por
los bienes, cosas y servicios, económicamente valorables, ya sean bienes materiales, inmateriales,
energías, servicios o conductas. El contenido de la relación jurídica obligatoria es la correlación de las
situaciones de poder y deber que la conforman y, por tanto, el conjunto de derechos o facultades,
cargas y deberes que a los sujetos se atribuyen o que se les impone.
La estructura anterior puede ser más compleja si los sujetos de la relación obligatoria se colocan a la
vez en la posición activa o de poder jurídico y en la posición pasiva o de deber jurídico, es decir, si son
recíprocamente acreedores y deudores. Vale el ejemplo de la compraventa: el comprador es acreedor
del vendedor por la cosa objeto del contrato, pero a su vez es deudor del mismo por el precio; el
vendedor es acreedor del comprador por el precio, pero deudor por la entrega de la cosa.
De cuanto se ha dicho, parece deducción fácil que el carácter sinalagmático de la relación obligatoria
se halla íntimamente ligado a la naturaleza onerosa de la misma. Efectivamente, la sinalagmaticidad
requiere onerosidad; pero entre ambas cualidades no hay una relación de sinonimia, sino de género a
especie: no toda relación onerosa (género) es necesariamente sinalagmática (especie), por ejemplo,
el préstamo; en cambio, la relación sinalagmática es siempre onerosa, por ejemplo, la citada
compraventa, la permuta, el suministro, la aportación social, la obligación de devolver las prestaciones
cuando el contrato ha sido declarado nulo o ha sido anulado.
Las dos fases permiten distinguir dos elementos en la posición pasiva: la deuda y la responsabilidad.
La carga se puede definir como la conducta impuesta a un sujeto cuya inobservancia no genera una
reacción del ordenamiento jurídico en términos de imputabilidad, reprochabilidad y responsabilidad.
Sino de privación de los efectos (favorables) que la adopción de dicha conducta le hubiera producido.
No se trata, pues, de una situación de sujeción ni de una obligación. La carga es, como señala LOPE Y
LÓPEZ®, un deber libre: un comportamiento al que el sujeto está constreñido para realizar un interés
propio, una necesidad para realizar un derecho suyo. Por ello (el cumplimiento de) la carga no es
exigible, pero su inobservancia deslegitima al sujeto para reclamar los efectos que se hubieran
derivado del cumplimiento de la carga. Por lo demás, la carga puede venir impuesta por la ley o puede
derivar de la propia reglamentación obligacional.» Al acreedor compete fundamentalmente la carga
de procurar la liberación del deudor, facilitando esta e impidiendo una mayor onerosidad o gravedad
para el deudor en el cumplimiento de la prestación.
Si el acreedor no observa la conducta prevista como carga, el ordenamiento jurídico prevé diversas
consecuencias. En primer lugar, si la carga no observada es la de procurar la liberación del deudor, el
acreedor se coloca en mora (mora creditoris) si le es imputable el retraso en el cumplimiento del
deudor. Además, el ordenamiento jurídico posibilita que el deudor quede liberado de la prestación de
dar mediante la consignación. En segundo lugar, si la carga inobservada es la de verificar la bondad de
la cosa entregada por el deudor, el acreedor pierde la facultad de reclamar por este concepto frente
al deudor. Finalmente, si el acreedor no facilita la información necesaria y suficiente al deudor,
responderá de los perjuicios que por esta omisión informativa cause al deudor.
Más, así como el crédito no está conformado solo por facultades, así la deuda no es solo un deber
jurídico, sino una situación compleja en la que, junto con los deberes jurídicos principales y accesorios,
hay también facultades. Además, se debe tomar en consideración que el ordenamiento jurídico tutela
igualmente los intereses del deudor mediante el principio de favor debitoris en cuya virtud la
interpretación del alcance de la vinculación se debe realizar a favor del deudor, art. 1602 del CC. Tal
principio del favor debitoris tiene un claro refrendo en otro principio: el de libertad. La regla es, pues,
la libertad: la menor vinculación y la menor onerosidad.
El deudor está obligado no solo a lo expresamente acordado con el acreedor (si la obligación es
contractual) sino a cuanto derive de la ley, de la buena fe y de los usos del tráfico. Por consiguiente,
de cualquiera de las fuentes mencionadas derivan deberes para el deudor De esta manera, el deudor
también está obligado a procurar, en cuanto le sea posible, la satisfacción obietiva del acreedor, lo que
provoca que su actividad se dirija a realizar de la manera más completa posible el interés del acreedor
en la prestación.
Finalmente, el deudor goza de facultades defensivas frente a la pretensión del acreedor. Así, podrá
oponerse a esta, cuando no se adecue al programa prestacional, mediante una oportuna defensa
procesal denominada excepción. Por ejemplo, t el acreedor reclama una deuda prescrita rolt. art. 296
del Código Procesal Civil y Mercantil) o exige el cumplimiento antes del vencimiento.
Del Código Civil deriva un régimen jurídico propio de las obligaciones sinalagmáticas o reciprocas que
se manifiesta fundamentalmente en sede de incumplimiento y que se caracteriza básicamente por lo
siguiente:
A) El régimen de mora: en general, mientras una de las partes no cumpla, la otra no se coloca en
mora; desde que una de las partes cumple, la otra se coloca en mora. Obviamente, se trata de un
régimen general que se debe adecuar al contenido, en su caso, del contrato y señaladamente a la
determinación del momento del cumplimiento de las respectivas y recíprocas prestaciones.
B )Los efectos del incumplimiento: el incumplimiento de una de las partes faculta a la otra, si no ha
incumplido, a resolver el vínculo obligatorio o a exigir el cumplimiento y en cualquier caso a reclamar
una indemnización por los daños y perjuicios sufridos.
1 Introducción
Algunos importantes mercantilistas han hablado desde hace algún tiempo de la "comercialización del
Derecho Civil", y han afirmado también que el Derecho de obligaciones que se vive en la práctica es
el Derecho de las obligaciones mercantiles (GARRIGUES,BROSETA), Esta opinión, aunque es
parcialmente cierta (en la medida en que resalta la efectiva importancia de las obligaciones
mercantiles en la vida jurídica y económica), va demasiado lejos, y debe ser matizada en la medida
en que se apoya en una toma de postura previa no explicitada acerca de la naturaleza civil o
mercantil de determinados contratos, yen el olvido de las obligaciones no contractuales
(Fundamentalmente ,de las derivadas de la obligación de reparar el daño causado):
a) En primer lugar, este planteamiento se basa en la idea no pacífica de que algunos contratos,
sobre todo la compraventa, son mercantiles siempre que interviene en ellos un comerciante
o empresario. Esta conclusión, sin embargo, es más que dudosa a la luz de las previsiones del
propio Código de Comercio. Frente a ello, parece mejor fundada la opinión en cuya virtud
una compraventa en la que intervenga un comerciante y no comerciantes o consumidores
debe ser considerada como un negocio mixto, según el artículo 5 del Código de Comercio.
b) En segundo lugar, la opinión anteriormente citada incurre en el mismo defecto que el
legislador al identificar el Derecho de obligaciones con el Derecho de obligaciones
contractuales. Pero resulta que un sector importantísimo (y cada día más) del Derecho de
obligaciones tanto en su vertiente teórica como en su aplicación práctica, está constituido
por obligaciones de origen no contractual: básicamente, como se ha indicado, las nacidas de
la responsabilidad civil extracontractual, el derecho de daños.
a) Que la unificación legal del Derecho privado de las obligaciones, realizada en ordenamientos
más avanzados que el nacional, es para muchos autores una meta por alcanzar, con lo que se
superaría una dicotomía obsoleta y de difícil justificación actual. De hecho, tal unificación se
viene produciendo sectorialmente a través de algunas leyes especiales que regulan
unitariamente determinados aspectos del tráfico jurídico privado: así ocurre, por ejemplo, con
muchas de las leyes destinadas a proteger a los consumidores (que se aplican a cualquier
contrato de los incluidos en su ámbito de aplicación, con independencia de la naturaleza civil
o mercantil del contrato en cuestión),83 o con la legislación relativa a algunos contratos en
particular.
B) Que en más de una ocasión, aun tratándose de un contrato mercantil, será preciso recurrir al Código
Civil, no sólo en cuanto a las reglas generales sobre obligaciones y contratos, sino también en cuanto
a las concretas reglas relativas a un contrato específico, muchas veces insuficientemente regulado por
el Código c) de Comercio (y nuevamente la compraventa mercantil podría ser un buen ejemplo).
c) Por otra parte, en cuanto a la uniformidad jurídica existe, importantes estudios encaminados a crear
un nuevo Derecho y en efectuar una unificación del Derecho privado europeo. "
Entre los instrumentos jurídicos internacionales o propuestas académicas, que se han desarrollado
como impulsos oficiales y otros impulsos extraoficiales o académicos, están:
2.2.1. El Convenio de Roma de 1980 sobre la Ley aplicable a las obligaciones contractuales
Este Convenio tiene como objetivo generar seguridad jurídica en el comercio, al contener normas de
conflicto uniformes en materia de contratos internacionales, para todos los Estados miembros de la
Unión Europea. Hay que tener presente que, con la aparición del Reglamento Roma I, número
593/2008, del Parlamento Europeo y del Consejo, (instrumento jurídico que reemplazó al Convenio de
Roma de 1980), los contratos celebrados con posterioridad al 17 de diciembre de 2009 quedaron
regulados por esto reglamento de la UE y no por el Convenio de Roma de acuerdo con lo estipulado
en el artículo 24 del referido Reglamento.
Esto instrumento convencional de la UE nació para determina, la norma aplicable a las obligaciones
contractuales en los supuestos, internacionales, ya sean estas civiles, mercantiles, onerosas, gratuita,
típicas o atípicas.
El Reglamento Roma I. del Parlamento Europeo y del Consejo, se constituyó en el principal instrumento
jurídico para el tema de la ley aplicable a los contratos internacionales. Esto significa que cualquier
remisión al antiguo Convenio de Roma de 1980, se entenderá realizada al Reglamento Roma I. Este
Reglamento se refiere a las reglas para determinar la ley aplicable en el ámbito de las obligaciones
contractuales, mientras que el Roma II, contiene lo relativo a las obligaciones extracontractuales.
La CISG constituye una piedra angular del comercio exterior, facilita la predeterminación del régimen
aplicable y las reglas de Derecho Internacional Privado, puede coadyuvar, de manera decisiva, a la
unificación en el tratamiento de diversos problemas, impulsando la previsibilidad del derecho
mercantil internacional, lo que contribuye a disminuir el costo de las operaciones mercantiles.” La
Convención de Viena es actualmente Derecho vigente en más de 89” Estados, con tradiciones jurídicas
de toda índole y economías muy diversas, cuyos intercambios representan en conjunto más de dos
terceras partes del comercio internacional. La CISG se ha convertido de esta forma en la ley aplicable
a la mayoría de las operaciones de importación y exportación que se registran diariamente, y goza de
una aplicación sin precedentes, como lo demuestran los centenares de sentencias que los jueces dictan
de forma continua en todas las naciones.
Con la entrada en vigor de la CISG han cambiado muchas cosas en el llamado Derecho de
obligaciones y contratos. Quizá, una de las contribuciones más importantes que habría que destacar
es que la clásica división entre el Derecho de obligaciones y el Derecho de contratos ha comenzado a
ser puesta en tela de juicio entre los civilistas del continente europeo que, hasta hace muy poco,
aceptaban tal separación como un hecho intocable y completamente indiscutible.
La finalidad de la Convención es prever un régimen moderna, uniforme y equitativo para los contratos
de compraventa internacional) de mercaderías, por lo que contribuye notablemente a dar seguridad
jurídica a los intercambios comerciales y a reducir los gastos de las operaciones y se aplicará a los
contratos de compraventa de mercaderías entre partes que tengan establecimientos en Estados
diferentes. El texto de la Convención de Viena está dividido en cuatro partes: ámbito de aplicación y
disposiciones generales (arts. 1 a 13); formación del contrato (arts. 14 a 24); compraventa de
mercaderías (arts. 25 a 88); y, disposiciones finales (arts. 89 a 101).
Guatemala mediante el Decreto No. 7-2018 del Congreso de la República, de fecha 15 de marzo de
2018 y vigente a partir del 27 de abril de 2018, aprobó la adhesión a la Convención citada, importante
decisión de Estado para estimular el comercio internacional. Esta adhesión provoca importantes
cambios en materia de regulación de compraventa internacional de mercaderías en el Código de
Comercio.
Los principios UNIDROIT, constituyen un modelo técnico idóneo para regular la compleja realidad
mundial dominada por economías interdependientes, en la que tienen que convivir sistemas jurídicos
diferentes. Recogen un conjunto de reglas fundamentales de la contratación, están pensados para
constituir un soft law (esto es, que no sean obligatorios), y en este sentido se oponen a la idea de
codificación “política", pues buscan promover un marco jurídico uniforme en lugar de imponerlo por
medios legislativos. Su filosofía asume que las diferencias entre los distintos sistemas legales son tan
grandes que cualquier intento de unificación fracasaría. Por ello, representan una nueva aproximación
al derecho de los negocios internacionales, y son un intento de remediar las deficiencias surgidas del
derecho aplicable a tales negocios, únicamente tienen un valor de fuerza persuasiva.
En este contexto, es oportuno indicar que los Principios UNIDROIT responden a las ideas imperantes
en el ámbito del Derecho Mercantil Internacional, de regular el mercado económico supranacional, de
modo uniforme, despolitizado y acorde con la unidad de mercado. Por ello no resulta extraña que su
consideración material de especie de "uso" o "práctica" de la contratación internacional se encuentre
implícita en el texto de UNIDROIT, al posibilitar su aplicación en los contratos regidos por los "principios
generales del derecho, la lex mercatoria u otra similar" (Preámbulo, tercer párrafo) también se
propugna, que los Principios UNIDROIT son una expresión particularmente autorizada y válida de la ex
mercadoría, por su origen extralegal o extra nacional.
Estos principios tienen por finalidad ser aplicados como regla, generales del Derecho de los contratos
en la Unión Europea y serán de aplicación cuando las partes hayan acordado incorporarlos al contrato,
o someter su contrato a los mismos.
Dicha publicación contiene un texto articulado completo de lo que se pretende que sea un primer paso
para la armonización o unificación del Derecho privado europeo. Estos principios tratan de establecer
el núcles común del Derecho europeo de contratos de cara a una futura legislación europea, buscando
una aproximación en las soluciones que cada sistema ofrece a los problemas más que una
aproximación en las instituciones y conceptos dogmáticos. Los principios se encuadran en lo que
puede denominarse neoliberalismo intervencionista", pues mientras que por un lado destaca en ellos
el reconocimiento indiscutible de la libertad de la contratación; se fomenta y se facilita la contratación,
por otro lado, no se renuncia a la inclusión de normas que buscan que la reglamentación interna del
contrato sea justa. Para ello existen referencias claras a normas imperativas, a la necesidad de que la
negociación del contrato se realice observando las reglas de la buena fe y a que las decisiones y actos
que adopten las partes sean razonables.
Esta propuesta señala que el mercado interior exige un Derecho privado uniforme, en especial en
materia de contratos. No es un Restatement de las doctrinas imperantes en los Derechos vigentes en
Europa, sino un conjunto de reglas que puedan ser aplicadas por las partes contratantes y, en su caso,
por el juez o el árbitro competente.
Sus principales características son: a) se trata de reglas que pretenden regular toda clase de contratos,
lo mismo nacionales que internacionales, tanto entre empresarios como los celebrados por
consumidores, bien sean contratos civiles o de índole mercantil; b) se han omitido las categorías
abstractas que podrán encontrar alguna oposición en el Derecho anglosajón, y de aquí que no se
mencione el negocio jurídico y que la obligación aparezca sólo como un efecto típico del contrato; c)
tampoco hay una cláusula general de buena fe; y, d) existe un decidido propósito de conservación del
contrato.
Los restatements europeos no pretenden sólo reflejar elementos comunes de los sistemas vigentes.
En áreas donde no hay semejanzas suficientes, en particular ahí donde no hay Reglamentos o
Directivas europeas. En estos supuestos, el DCFR selecciona claramente no reglas comunes sino una
aproximación a las mejores reglas, las más aceptadas a nivel internacional.
El DCFR es solo una declaración de lo que sus autores consideran que la ley es o debiera ser, y no
pretende ser una fuente directa del Derecho sino otras referencias legales o jurisprudenciales y que
será responsabilidad de los usuarios determinar, con la ayuda de otras referencias a fuentes legales,
hasta qué punto la posición tomada en las reglas refleja realmente la ley vigente. Su principal función
es lo que su nombre indica: un intento de formular un marco común de referencia en amplias áreas
del Derecho privado europeo. Carece de autoridad en sentido estricto como ley aplicable. Puede, sin
embargo, convertirse en autoridad en sentido de fuente de inspiración y marco de referencia en
debates internacionales sobre la ley vigente o propuestas legislativas.
EI DCFR se fundamenta en cuatro principios básicos: libertad. Seguridad, justicia y eficacia, cada uno
con sus distintas vertientes. En cuanto al ámbito de aplicación se propone a los contratos y otros actos
jurídicos, a los derechos y obligaciones contractuales y extracontractuales, y a las cuestiones conexas
en materia de bienes. El DCFR es, también, un magnífico instrumento para enseñar Derecho de
obligaciones. Su conocimiento, seleccionado adecuadamente por el profesor, capacita al estudiante
para comprender mejor su propio ordenamiento. Resulta más didáctico para el profesor explicar el
derecho interno con estructuras básicas más simples, como las que ofrece el moderno derecho de
contratos, que con las más complejas plasmadas en los códigos. A título de ejemplo, la claridad que
introduce en la comprensión del incumplimiento la unificación del sistema de responsabilidad
contractual. Todo gira en torno a un concepto unitario de incumplimiento y a un sistema articulado de
remedios.
Los Principios constan de 36 artículos divididos en Títulos, Capítulos y Secciones. Como en el caso de
los Principios Lando, se numeran siguiendo una notación decimal en la que el primer dígito -separado
de los demás por dos puntos- indica el capítulo, el segundo la sección y los dos últimos el orden del
correspondiente artículo dentro de cada sección.
La estructura de los PLDC ofrece un tratamiento sistematizado del fenómeno contractual. El texto de
los Principios cubre el iter contractual completo, desde el período precontractual hasta los efectos del
incumplimiento. Se incluyen, además, los principios generales de la contratación. Se encuentran
divididos en 8 capítulos que comprenden 115 artículos organizados en secciones.
Estos principios no hacen referencia alguna a la distinción entre contratos civiles y comerciales.
Pretenden que los mismos rijan en ambos tipos de acuerdos, más aun si la separación se ha vuelto
cada vez más difusa. Dejan atrás la repulación decimonónica centrada en la obligación como elemento
central de la construcción del derecho que entre otras fuentes era aplicable al contrato, acá se trata
de un cuerpo normativo que se erige a partir de esa fuente precisa de las obligaciones. Es la razón por
la cual en los Principios se alude a los vicios del contrato, evitando el voluntarismo que los centraba en
defectos propios a la voluntad.
.3. La moderna lex mercatoria
Es entendida como las nuevas reglas de práctica comercial y que son asumidas por los particulares en
virtud de la existencia de una convicción en su carácter vinculante: lo que se califica de usos y
costumbres del comercio internacional, lo que se traduce en prácticas y hábitos ejercidos por los
comerciantes en el desarrollo de su oficio y que gracias a su uso reiterado se convierten en fuente de
derecho. De ahí que también a la Lex mercatoria se le denomine reglas objetivas de comercio
internacional. La organización de estos usos en reglas uniformes y objetivas por instituciones gremiales
como la Cámara de Comercio Internacional de París acentúa esta tendencia a la aplicación normal de
los usos mercantiles internacionales entre los comerciantes, al permitir con mayor certeza en el
contenido de los usos más generales.
Los operadores comerciales han creado su propio cuerpo de usos, modelos y cláusulas, que finalmente
han sido sistematizados y dotados de coherencia en la CISG (arts. 8.1, 7, 9, 35, 38, 39), los PECL (arts.
7101.3.a, 1:105, 1:106), y los principios de UNIDROIT (arts. 1.9, 7.3.1), los que constituyen los tres
pilares básicos de la moderna lex mercatoria. Además, estos relevantes instrumentos han sido
tomados en cuenta enla Ley alemana de Modernización del Derecho de obligaciones.
La puesta a disposición de estos instrumentos y su efectiva aplicación por parte de los juzgadores o
árbitros invitan definitivamente a superar la dicotomía clásica entre "Derecho material versus Derecho
conflictual", habilitando la autonomía conflictual mercatoria. Sobre esta base, los Principios son
instrumentos pertenecientes a la lex mercatoria, ordenamiento transnacional, integrado, además,
como es sabido, por otros instrumentos muy diversos: usos y costumbres del comercio internacional,
contratos tipo, condiciones generales de los contratos internacionales, prácticas comerciales, cláusulas
tipo, códigos de conducta y principios jurídicos, entre otros. De esa cuenta, la lex mercatoria
desempeña una función de actualización, integración e interpretación de esas normas materiales,
vinculada a la autonomía de la voluntad de las partes, además trata, de erigirse en el propio Derecho
material uniforme, cumpliendo con ello una función conformadora de dicho Derecho material.
CAPITULO III
En el periodo más antiguo del Derecho romano las únicas fuentes de las obligaciones fueron el
contractus y el delictum, clasificación bipartita enunciada por GAYO en sus Instituciones (3,88): Omnis
enis obligatio vel ex contracts nascitur, vel ex delicto.
Se discute por los autores cuál de estas dos figuras tuvo precedencia históricamente. Para algunos
debió ser primero el delictam, poes el contractus supone ya una cierta evolución de la cultura y la
admisibilidad de que la palabra empeñada por si sola o bajo ciertos signos e formulas determina el
nacimiento de una obligación. Para otros fue el contractus que no designa la idea moderna de contrato
• 80 La Ley de las Tablas presenta fundamente dos grupos de fuentes; el nexum (contrato) y el
delito (que comprende el furtum y la rapina). Las Institutas de Gayo Estas clasificaciones
cerradas se modificaron en el Digesto en donde al lado de contrato, se incluían otros hechos
e actas jurídicos bajo la denominación de variae causarum figurae
Página -93-
En cuanto a la codificación civil, el autor que ha influida e la codificación francesa y por ello en la mayor
parte de los códigos europeos e iberoamericanos ha sido POTHIER. Este autor recoge la
cuatriparticipación clásica, y le añade probablemente por influencia d las escuelas racionalistas la ley
como fuente de obligaciones. De este modo aparecen como fuentes de las obligaciones que pasan ya
a los códigos civiles: la ley, los contratos, los delitos, los cuasicontratos y los cuasidelitos.
Esta clasificación de las fuentes de las obligaciones en cinco términos, quizá por influencia del Código
Civil alemán, ha sido duramente criticada por la doctrina moderna," reprochándole principalmente:
a) La emisión de toda referencia al testamento y, en general, a los actos mortis causa, los cuales
habrían de ser encasillados entre las obligaciones ex lege, cuando realmente la voluntad del
hombre es la que los origina.
b) La impropiedad del término "cuasicontrato", que puede hacer pensar en una analogía con el
contrato, cuando le falta lo más característico del contrato: el acuerdo de voluntades.
d) La inclusión de la ley como fuente específica, distinta de las otras pues no ofrece duda que
todas las obligaciones tienen su función en el reconocimiento legal. Además, como señala
HERNANDEZ GIL" se ha producido un incremento o expansión de las causas productoras de las
obligaciones y se han abierto camino: la promesa unilateral; los actos que sin ser ilícitos obligan
a indemnizar
81 LETE DEL PIO, Derechos HERNANDEZ GL Derecho de eso, cit. ple 112. op. cit, pág, 49
Página -94-
Expresado lo anterior no es de extrañar que se intentaran buscar nuevas clasificaciones de las fuentes
de las obligaciones. En este intento tiene gran éxito la tesis dualista que considera que todas las
obligaciones nacen del contrato o de la ley, clasificándolas en voluntarias o legales. La más importante
objeción a esta teoría es que si la ley es fuente, también lo de aquellas obligaciones que derivan del
contrato, pues no puede desconocerse que este tiene fuerza vinculante porque la l se la otorga; lo que
da lugar a que muchos autores recurran a la solución de efectuar una enumeración de los supuestos a
que atiende la ley para generar obligaciones, mientras que otros abandonan la tesis dualista se limitan
a enumeraciones de carácter analítico.
Las fuentes de las obligaciones, en sentido formal, son aquellos hechos jurídicos en virtud de los cuales
las obligaciones se originan y nacen creando un vínculo entre deudor y acreedor. Es decir, hacen
referencia a las causas o supuestos que originan una relación obligatoria.
Básicamente, las fuentes de las obligaciones presentan dos cuestiones: la determinación de los hechos
constitutivos de las mismas (cuestión técnica) y la clasificación de estos (cuestión sistemática).
El Código Civil no contiene precepto expreso que se refiera a las fuentes o causas de las obligaciones.
Es a través de sus apartados
Página -95-
Resulta ilustrativo citar lo que expresa al respecto la Exposición de Motivos del Código Civil: ¨La parte
restante que enumera y clasifica las fuentes de las obligaciones, ha quedado suprimida. Sin
necesidad de hacer la enumeración que nunca podría ser taxativa, hemos agrupado las fuentes de las
obligaciones en tres apartados que son:
Esta separación determina la fuente inmediata y directa de la ubicación, dejando a la doctrina que
señale o establezca si la ley el contrato son las únicas fuentes verdaderas de las obligaciones o si
83 en el ordenamiento español el código civil en su articulo 1089 establece una quíntuple enumeración, fruto de la evolución histórica y la
elaboración doctrinal, fundamentalmente de POTHER y el código civil francés. En general, se trata de una clasificación de escasa trascendencia
práctica, con un valor meramente expositivo y sistemático.
En lo que respecta al código civil italiano ha abandonado la clasificación quíntuple, y en su articulo 1173, bajo la rubrica ´Fuentes de las
obligaciones declara que las obligaciones derivan del contrato, del hecho ilícito, o de cualquier otro acto o hecho idóneo para producirlos de
conformidad con el ordenamiento jurídico¨ Esta nueva clasificación se afilia a las tendencias de reducir las fuentes de la obligación de dos
únicos elementos (la ley y la voluntad).
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fuera de éstas o dentro de éstas existen otras, como piensan y afirman connotados autores...".
Es oportuno señalar que una vez nacida la obligación sigue dependiendo de su fuente. Sus
consecuencias, su interpretación, su extinción dimanan fundamentalmente de ella. Las características
de una obligación dineraria, por ejemplo, dependerán de su fuente no en lo específicamente
establecido en ella, sino también genéricamente por su naturaleza institucional y su causa."
Las obligaciones nacidas de la ley no se presumen y sólo son exigibles las expresamente
determinadas en el Código Civil o en las leyes especiales.
La expresión ley se debe entender, no en sentido estricto como disposición legal o norma
escrita emanada de los órganos que ostenten el poder legislativo, sino como expresión comprensiva
de cualquier clase de norma jurídica. En tales casos basta la producción o la aparición en
-página 97-
la realidad social del supuesto de hecho previsto en la norma para automáticamente pueda
considerarse como nacida una obligación.
DIEZ-PICAZO, indica que estas obligaciones pueden agrupar obligación en des zonas diversas:
a) En la primera de ellas se incluyen todas aquellas obligaciones que tienden a reparar o restituir
un equilibrio patrimonial roto como consecuencia de un acto ilícito o de una atribución
injustificada En particular, se sitúan dentro de esta rúbrica las obligaciones nacidas del
enriquecimiento sin causa y las obligaciones de un reembolso de gastos o de reparación de
daños y perjuicios. S per regla general, obligaciones de reparación, de indemnización de
restitución.
b) El segundo grupo está constituido por aquellas obligaciones que nacen de un determinado
estado o situación. La ley reconoce deberes primarios que la conciencia general hace derivar
de un determinado contacto social entre personas (por ejemplo, obligación de alimentos entre
parientes).
-página 98-
El contrato no se concibe solo como un instrumento creador de derechos y obligaciones sino, también,
como mecanismo de organización, regulación y satisfacción del interés de las partes. Estas, al
contratar, buscan la consecución de un propósito práctico que solo obtendrán con el cumplimiento
fiel y oportuno del contrato.
Los cuasicontratos son las fuentes de las obligaciones que se contraen voluntariamente, pero
sin convenio. Puede englobarse en esta categoría a dos figuras: "la gestión de los negocios ajenos sin
mandato" (arts. 1605 a 1615 Código Civil) y el "cobro de lo indebido" (arta. 1618 a 1628 del Código
Civil).
Y en la misma línea se puede colocar lo que algún sector de la doctrina moderna ha llamado
"conducta social típica", por el hecho de adoptar un determinado comportamiento nace una
obligación cualquiera que sea o pueda haber sido la voluntad del individuo, por ejemplo, subirse a un
autobús o colocar el automóvil en un estacionamiento.
Esta figura ha ido experimentando sucesivas erosiones. De los cinco cuasicontratos que aparecían en
la Instituta Justinianea, en la Codificación Napoleónica y en la que siguió sus huellas, restan solo dos,
cuya unión dentro de un concepto general tiene escasa justificación, quizá
La Sentencia del Tribunal Supremo español de 6 de diciembre 1968, declara que uno de las fuentes de las obligaciones, y sin
duda la de mayor importancia, es lo que tiene su origen ce la voluntad humana de las particulares, que para satisfacer sus
necesidades reciprocas establecen sus pactos y condiciones, las cuales hay que respetar levándolas ejecución X seguidamente,
pone de manifestó el carácter de lex privada que tiene el contrato, en el que impera el principio de autonomía de la voluntad,
al decir que el contrato tiene fuerza y eficacia legal desde el momento en que se otorgó con los requisitos esenciales de
consentimiento, objeto y causa´
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únicamente de orden histórico El abandono de la categoría fue inicial por el Codigo Civil alemán que
abrió una tendencia seguida luego por é Codigo Civil suizo, el italiano de 1942, el portugués y el
holandés.
Esta línea se puede desarrollar dando un tratamiento particularizado a la gestión de negocios,
como subsección de la regulación del contrato de mandato, y regulando el pago de lo indebido come
un capítulo de enriquecimiento injustificado (arts. 1616 a 1628 de Codigo Civil guatemalteco, que es
lo que hace el Código Civil alemán o bien regalando con independencia dos figuras sin recurre caria
del cas contrato, cuya falta de carácter unitario y de consistencia dogmática se encuentra hoy fuera
de duda. El Código Civil agrupa estas dos figuras bajo el epígrafe denominado Obligaciones
provenientes de hechos lícitos sin convenio.
-página 100-
Se regulan en los Códigos Penal y Procesal Penal. El objeto básico de estas obligaciones
consiste en indemnizar los daños y perjuicios producidos por la conducta activa u omisiva tipificada
como delito o falta.
Son las derivadas de las acciones u omisiones dañosas, no tipificadas como delitos o faltas, en
las que el sujeto agente ha intervenido con culpa e negligencia. El Código Civil las regula en los arts.
1645 a 1648, al señalar que el que por acción u omisión causa daño a otro interviniendo culpa o
negligencia está obligado a reparar el daño causado. El objeto de este tipo de obligaciones consiste
por tanto en la reparación del daño culposa o negligentemente causado. Se trata de los llamados
delitos oviles o responsabilidad civil, aquiliana o extracontractual.
6. Reflexiones conclusivas
Che Articulos 124, 125 y 126 del Codigo Procesal Penal guatemalteco CAZO Fundamentos de Derecho civil patrimanlal, op cit, 145,
-página 101-
En realidad, la fuente ultima y mediata de las obligaciones e ley Los actos y hechos de la
voluntad y los que causan un daño injusto a otra persona son fuentes de las obligaciones de cumplir
lo convenidos reparar el daño causado precisamente porque la ley los establece. M aun, la ley es
fuente de las obligaciones porque la propia ley lo ordena.
FERRANDIS VILELLA, na revisión critice de la clasificación de los fuer obligaciones, Anpano de Derecho Civil, op. cit. Pag. 120.
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donde solo con carácter excepcional se admitía la fuerza obligatoria de la promesa unilateral
en dos casos concretos: en el de la pollicitatio, y en el de el volum (promesa hecha a una
divinidad con fines piadosos).
En esta línea de pensamiento ROCA SASTRE y PUIG BRUTAU, en su conocido estudio
sobre el tema, afirman lo siguiente: "Ningún precepto del Código Civil español reconoce que
la voluntad unilateral pueda crear obligaciones, por el contrario, según el artículo 1089 del
Código Civil, las obligaciones sólo pueden nacer de la ley, de los contratos y los cuasicontratos,
y de los actos y omisiones ilícitas o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia.
Estas fuentes, ha dicho el Tribunal Supremo en sentencia de 25 de abril de 1924, son las únicas
de donde pueden nacer obligaciones en el Derecho positivo español","
Pero a finales del siglo XIX, la doctrina alemana, señalando Ia raíz histórica de esta figura en
el derecho germánico, desarrolló la tesis
-página 103-
que veces basta simple declaración unilateral voluntad para engendrar obligaciones, y señala
como supuestos en que así ocurría: la oferta de contrato y la promesa pública recompensa.
La cuestión que se plantea con motivo de estas figuras es la de si quien ofrece a otro servicio
queda vinculado cumplir ofrecido prometido
Por otra parte, una las peculiaridades que presentan Principios del Derecho Europeo
de Contratos (PECL) es que admiten con carácter general las promesas unilaterales sean
fuentes de obligaciones, a diferencia de lo sucede en la mayor parte de ordenamientos que
solo admiten su eficacia en casos muy concretos promesas unilaterales recompensa).
-página 104-
la emite o, si se prefiere, desde qué instante no puede revocar dicha declaración de voluntad.
Desde este planteamiento del problema, parece claro que el sujeto que emite una
determinada manifestación de voluntad está obligado ex bona fide a mantenerla durante un
plazo razonable y a revocarla, en su caso, dando a la revocación la misma publicidad que a la
manifestación. Igualmente, los usos del tráfico pueden imponer las obligaciones citadas. La
declaración unilateral puede generar serias expectativas y fundada confianza en el sujeto
receptor de la misma, y estas no pueden verse burladas y defraudadas por un cambio
arbitrario e inopinado de voluntad del sujeto emisor.
2. Fundamentación jurídica
En el ordenamiento jurídico guatemalteco existe una clara base para reconocer la
fuerza obligatoria de la declaración unilateral de voluntad. En efecto, el Código Civil en el
Libro V, primera parte,
100
Pueden consultarse las siguientes obras: AGUIRRE GODOY, La declaración unilateral de voluntad como
fuente de obligaciones, Guatemala, Tesis doctoral, 1960, páginas 205 y 206 sostiene: "Debe aceptarse
como fuente de obligaciones a la declaración unilateral de voluntad, emitida en forma libre y
espontáneo, con capacidad suficiente y con intención de obligarse, cuarido revista caracteres de
seriedad y firmeza, así como la licitud en el objeto Reconocer a la declaración unilateral de voluntad
como fuente de obligaciones, significa llevar a su última expresión el principio de autonomía de la
voluntad", ALBALADEIO, La jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre la voluntad unilateral como
fuente de obligaciones, Revista de Derecho Privado, 1977, pág. 3; DIEZ PICAZO, Los declaraciones
unilaterales de voluntad como fuente de obligaciones y lo jurisprudencia del Tribunal Suprema, Anuario
de Derecho Civil, 1934, ARIONA GUAJARDO FAJARDO, La promesa unilateral y su aplicación a las
atribuciones en el Derecho esporial, Madrid, 1998. BETTL La teoria generale delle obligación, Milan,
1963 (Trad, DE LOS MOZOS); LALAGAUNA, Lo volunted unilateral como fuente de las obligaciones,
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1975, néE BOT: ROCA SASTRE Y PUIG BRUTAU, La voluntad
unilateral como fuente de las obligaciones, op. cit, pag. 206. Al respecto la Exposición de Motivos del
Codigo Civil enuncia: "Entre les obligaciones que tienen como foente la volunted unilateral, los códigos
recientes colocen la promesa de recompensa que es el ofrecimiento que une persona hoce de entregar
unes sum de dinero o cualquiera otra prestación, que se indique en la publicacicin que se haga, u quien
entregue uno copo perdido, e quier ejecuté cierte trabela a a quien realice otro exto en el cual el
promitente está interesado
-página 105-
Titulo VI, capítulos del I al III, de los artículos del 1605 a 304. bajo el título "Obligaciones
provenientes de hechos lícitos convenio", incluye a las siguientes figuras:
La policitación o propuesta de contrato presenta los aspectos de la promesa u pero pueden notarse diferencias y
las características de una y otra. En efecto, de contrato es dirigida a persona determinado con el ánimo de
celebrar con contrato que se propone. Entre presentes o entre ausentes, está regido por doces especiales que ya
hemos examinado. En cambio, la promesa de recompensa es hecha al público, por medio de publicar que
regularmente se hacen por la prensa o por rodio. No se sabe quién voorel o que se propone, pero mientras tanto,
el que promete esto obligados anona trabajo su promesa y en caso que desista de ella, debe hacerlo sobre el
público en e forma en que lo hizo, quedando de todos modos obligado o indemnizar a quiera realizado la
prestación o hubiere principiado o cumplirlo, donde ovise of pro Lo promesa de recompensa en los concursos,
modalidad tan conocido entre debe hacerse con ficción de plazo para la presentación de la obra, y is personas
designadas para la calificación de los trabajos están obligados e quen o c quienes debe entregarse el premio
ofrecido o si el concurso se decibes seser Toles son los disposiciones que contienen los artículos 1629 o 1627,
similares a gite disposiciones de los códigos mexicano y peruano, los que a su vez se inspirare a códigos alemán
y brasileño
En este sentido, la Exposición de Motivos del Codigo Civil al justificar esta sistemati indica "El Código del 77, bajo
el epigrafe de Obligaciones que nacen del conse presunto regula la gestión de negocios, fa poaga indebido y lo
comunidad de bed enunciando en el artículo 2249 los principios de equidad que motivan obligaciones cada uno
quiere lo que le sep etil; nadie debe enriquecerse condem de otra el que quiere aprovecharse de un hecho, no
puede dejar de consecuencias principios fundamentales que deben inspirer todos los ratione fi derecha y no
solamente las obligaciones extracontractuales to denominación de cuaticontratos que los códigos antiguos con
eficites por los cuales quedan los hombres sujetos a una obligación en consentimiento presumido por equidad,
como dice el orticule, 2250 e Ca copido textualmente del orticula 2117 del Código del Perú de 1852, io hemos
cons como is suprimid asimismo el nuevo Codigo peruano y los deberes que encuentran mjineciso el termins que
sirvió para ogrupeidenstrarsviered Ura que no tienen de común más que el hecho de dar nacimientos prto en que
predomina is voluntad unilateral.
-pagina 106-
Esto es, además, lo que han hecho los códigos recientes. No se encuentra ya la categoría de los cuasicontratos ni
en el Código Civil alemán ni en el Código Civil suizo. No es posible comprender en una sola categoría actas jurídicos
de distinto naturaleza, como son las tres figuras que se ha querido agrupar bajo la denominación de
cuasicontratos. La gestión de negocios esto fundado en el primer principio de equidad; se supone que el dueño
aceptará las obligaciones del gestor porque la gestión le es útil; la paga indebida corresponde al segundo
principio; el occipiens no debe enriquecerse con detrimento del solvens, y las obligaciones nacidos de la
comunidad de bienes se justifican porque los comuneros que se aprovechan de lo copropiedad, deben sujetarse
a las consecuencias que produce dicha situación jurídica. De manera que no existe denominador común en estas
obligaciones, sino solo en cuanto nacen de derechos lícitos que no son contratos, que es el título dentro del cual
hemos colocado tanto estas instituciones como la promesa de recompensa y los títulos al portador, producto de
la voluntad unilateral.
En el concepto de hechos licitos se puede considerar incluido el "negocio juridico unilateral, que en la dogmática
del negocio Juridico se encuadra entre los actos juridices licitos, y estos en la categoria más amplia de los hechos
juridicas voluntarios. Los hechos licitos que se contemplan como supuesto hipotético de la norma comentada se
contraponen a los hechos juridicos voluntarios que se especifican por una nota de dicitud, como son no sólo los
hechos de tipo delictivo sino también a aquellos otros en los que interviene culpa o negligencia, de los cuales se
deriva la obligación o deber que engendra la responsabilidad extracontractual Consultar, LALAGUNA
DOMINGUEZ, Estudios de Derecho Civil Obligaciones y Contratos. Valencia, 2003, págs. 143 a 183.
Cfr. Articulo 1888 CC español; art. 1372 CC francés; art. 677 BGB; art. 419 CC suizo; art. 2028 CC italiano, art. 464
CC portugués y art. 6:198 CC holandés. En la actualidad solo en Francia y España se sigue regulando la gestión de
negocios ajenos bajo la rúbrica del cuasicontrate, y ello por razones históricas En cambio, en los códigos que ha
desaparecido el cuasicontrato, la gestión suele ordenarse entre los contratos: así, en el BGB se contempla a
continuación del mandato y se denomina gestión de negocios sin mandato, entre los contratos en particular. En
Austria, donde recibe la misma denominación que en Alemania, también aparece regulada entre los
-página 107-
La gestión de negocios se encuentra regulada en los artículos comprendidos del 1605 a 1615 del Código Civil
guatemalteco. El artículo 1605 la define de la siguiente forma: "El que sin convenio se encarga voluntariamente
de los negocios de otro, está obligado a dirigirlos y manejarlos útilmente y en provecho del dueño. Cesará la
gestión desde el momento en que el interesado o quien lo represente, se apersone en el negocio". De esta norma
se infiere que esta figura es una actividad de gestión sin mandato, que se aparece, ante todo, como un acto
espontáneo y voluntario realizado en provecho ajeno, y como quiera que no existe encargo del interesado para
llevar a cabo la gestión, al no haber previo acuerdo no cabe hablar de contrato, pues no existe voluntad de este,
ni expresa, ni tácita. Es por tanto la gestión de negocios ajenos, la que se realiza espontáneamente, sin obligación
legal ni mandato del interesado, en provecho de este.
En esta institución la obligación civil que nace es a cargo del gestor. Tiene, pues, como único origen la sola
voluntad del gestor, y consiste en que por haberse inmiscuido voluntariamente en negocios ajenos, debe
dirigirlos y manejarlos de manera útil y provechosa para contratos, en concreto en la sección relativa al
"apoderamiento y otros tipos de gestión de negocios". En el Código suizo de las obligaciones se ordena la gestión
de negocios en el título siguiente al dedicado al mandato y a los restantes contratos de gestión que se agrupan
bajo esa misma rúbrica, aunque no aparece en la denominación de la institución la expresión "sin mandato". En
el Codice se encuentra un título, el VI del Libro IV, dedicado a las obligaciones consagrado a la gestión de negocios
ajenos, que parece recibir la consideración de fuente autónoma de obligaciones. De forma semejante, en el
Código Civil de Portugal se ubica la gestión entre las fuentes de las obligaciones. En el CC holandés, la gestión de
negocios encabeza el título dedicado a la regulación de las obligaciones que surgen de fuentes distintas del
contrato o del ilícito civil, título que se completa con las normas del pago de lo indebido y del enriquecimiento
sin causa.
La utilidad de la gestión es un elemento complejo de la gestión de negocios ajenos. Existen dos modos
radicalmente opuestos de entender qué es la utilidad: el subjetivo, que se sigue en el BGB (parágrafo 683) y en
el Código Civil portugués (art. 468), en los que se alude al interés y a la voluntad, real o presunta, del dominus, y
el objetivo, recogido en el Código civil francés, en el italiano y en la Compilación de Navarra, textos en los que
las referencias se hacen a los "negocios bien administrados" (art. Art. 1375-108).
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eI dueño. Es, por tanto, la decisión unilateral del gestor la que lo vincula al negocio con importantes deberes y
responsabilidades.107
(106)CC francès), a la gestión "Útilmente iniciada" (art. 2031 CC italiano) o "razonablemente asumida y realizada" (art. 560 Compilación
Navarra). En cuanto a la gestión de negocios la Exposición de Motivos del Código Civil guatemalteco expone: "El Código del Perú, siguiendo
el método de los códigos de Alemania, Suiza y Brasil, coloca la gestión de negocios inmediatamente después del mandato, con el que tiene
similitud. Optomos por nuestro sistema, o sea, la agrupación de las cinco figuras jurídicas que comprende el capítulo VI, bajo la denominación
de obligaciones provenientes de hechos lícitos sin convenía; pues, en realidad, la gestión de negocios se realizó sin el consentimiento del
propietario y aún sin su conocimiento, de manera que la voluntad unilateral del gestor decide el hecho de la gestión. e lo
Los articulos que comprenden este tema en el Código del 77, están modificados, pues solamente se trasladó al artículo 1605 el contenido del
articulo 2251 de aquel Código, inspirándose los restantes en los artículo 1902 y 1909 del Código Civil del Perú y 1658 a 1664 del Código Civil
de México.
se declara en el articulo 1607, que el gestor queda sujeto a las obligaciones y responsabilidades del mandatario, en lo que sea aplicable; que
el juez apreciará para fijar la amplitud de la responsabilidad, las circunstancias que indujeron al gestor a encargarse de los negocios, como
son su buena o mala fe, su desinterés por servir at ausente y salvar sus bienes, o a su ambición por conseguir provecho y ganancias con su
administración, la necesidad de recoger o cuidar los bienes, o el interés económico de hacerse cargo de ellos, etc., circunstancias todas que
apreciará el juez de acuerdo con el nuevo sistema de culpo en que se deja o su prudente arbitrio la estimación de la responsabilidad.
La ratificación de la gestión por parte del dueño produce los efectos del mandato, y según lo dispone el artículo 1611, opera retroactivamente,
pues de todos modos las obligaciones contraídas por el gestor deben ser cumplidas por el propietario de los bienes, siempre que se aproveche
de las ventajas de la gestión. La utilidad o necesidad del gasto en que incurra el gestor dice el artículo 1613, no debe apreciarse por el resultado
obtenido sino según las circunstancias del momento en que se hizo; pues, en efecto, uno inversión puede no producir ganancias o beneficios
aparentes, pero hecho el gasto en circunstancias extraordinarios para salvar los bienes, debe tomarse en consideración el momento de
emergencia en que se verificó y no el provecho económico que haya resultado... La Exposición de Motivos del Código Civil guatemalteco
manifiesta: "La gestión de negocios se realiza sobre cosos o negocios abandonados, en la mayoría de los casos, involuntariamente. Ho sido
frecuente, que una persone se wa obligada a abandonar el pais en forma violento, sin tener oportunidad para otorgar poder, y en tales
circunstancias, un pariente, un amigo a un empleado conocedor de sus negocios, se hace cargo de estos para salvarlos del abandono y
administrarlos en provecho exclusivo del dueño. Siendo el motivo de la gestión la ausencia del propietario y in fait de apoderado
-página 109-
Para que pueda hablarse de gestión de negocios ajenos en sentido estricto, esto es, como fuente de
obligaciones, la mayoría de los ordenamientos exigen la concurrencia de una serie de presupuestos o requisitos:
a) Es preciso que el gestor se inmiscuya en los asuntos del dominus de manera espontánea, sin encargo
ni obligación de hacerlo. En cuanto a los asuntos o contratos susceptibles de ser gestionados, ha de
señalarse que éstos pueden ser de cualquier tipo: de carácter económico como de índole estrictamente
personal. El requisito esencial que se exige al negocio es que sea ajeno, esto implica que pertenezca a
la esfera jurídica del dominus.
El último de los elementos caracterizadores de la intromisión en el asunto ajeno es su carácter
espontáneo, es decir, que la actuación del gestor debe llevarse a cabo sin autorización, obligación o
encargo de ningún tipo.108
b) La intención de gestionar un asunto ajeno. Para poder calificar un supuesto de hecho como gestión
ajena no basta la injerencia espontánea en los asuntos de otro. Es preciso, además, que el gestor actúe
con intención de gestionar un interés ajeno, elemento éste que además ha venido empleándose para
distinguir la gestión del enriquecimiento sin causa.109
Por otra parte, en cuanto a las obligaciones del gestor, la mayoría de estas se encuentran contenidas en los
artículos 1606 a 1615, en sede
es natural que la gestión termine inmediatamente que aquel aparezca o que, designado un representante, se
apersone en los negocios".
108 Ha de entenderse, en consecuencia, que es erróneo el empleo de la expresión "sin mandato que se recoge en algunos Códigos como el
español (art. 1888), el alemán (parágrafo 677 BGB) o el suizo (art. 419), ya que puede resultar, quizá, demasiado estricta y excluyente, y de
igual forma acontece en el Código Civil guatemalteco en el artículo 1605. ROCA SASTRE, R.M, Y PUIG BRUTAU, J., La gestión de negocios
ajenos, Estudios de Derecho Privado, Madrid, 1948, pág. 458. 109
-página 110
de gestión. Asimismo, se establece una remisión parcial, en este punto, a la normativa del
mandato, según lo dispuesto en el artículo 1607 del Código Civil.
110
Articulos 1705 a 1711 del Código Ovil guatemalteco. Esta remisión parcia también o urre en el CC francés, en el BGB y en el
CC italiano.
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hubiera desempeñado a favor del dominus negotii. Su importancia la cuestión que ocupa es
grande: da lugar a la aplicación, con carácter retroactivo, de las reglas propias del mandato,
según lo regulado articulo 1611, es decir, si el dueño ratifica la gestión, se convierte
contractual y se deberán aplicar las reglas propias del mandato. tanto, deberá pagar los
gastos, aunque no hubiere sido útil la gestión indemnizarle los daños y perjuicios que le haya
causado el cumplimiento del mandato con derecho de retención y de cobro de honorarios
De acuerdo con los criterios registrales referente a la gestión de negocios, la Gua 21 emitida por el Registro
General de la Propiedad establece cuáles serán los contra que serán sometidos a calificación registral y que
pueden producir efectos registrase De acuerdo con esta gala, la utilización de gestión de negocios Siguientes
actos: 1. El gestor de negocios será permitido: 11. En las compre de bienes al contado y en las donaciones puras,
simples y a título gratuita 12 2 constitución de servidumbres activas, gratuitas, sin condiciones, que beneficien
signaven cargo alguno para el inmueble. 1.3. En los casos que lo interesado s sociedad mercantil en formación,
de conformidad con lo establecido en el artículo Codigo de Comercio puede dar en b
112 MARTINEZ DE AGUIRPE, Notas sobre el enriquecimiento sin cause en Derecho ADWIT Zaragoza, 1919, pág. 2. -112
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incremento patrimonial experimentado por el patrimonio beneficiado es objeto de un juicio
desfavorable, que desemboca en la obligación de restituir, para que los dos patrimonios afectados
recobren el equilibrio roto de forma injustificada. Dicho de otra manera, la carencia de causa de un
desplazamiento, o la concurrencia de una causa no atendible por el Derecho, da lugar, en último
extremo, a una pretensión de resarcimiento por parte del empobrecido, que constituye el fundamento
del enriquecimiento sin causa.
El enriquecimiento sin causa se encuentra regulado en los arts. 1616 a 1628 del Código Civil. El artículo
1616 señala: "La persona que sin causa legitima se enriquece con perjuicio de otra, está obligada a
indemnizarla en la medida de su enriquecimiento indebido." Al respecto la Exposición de Motivos del
Código Civil afirma: "Estimamos, pues, que el tema debe abarcar no sólo la obligación de devolver que
corresponde al que recibe un pago por error, sino también la que tiene toda persona que, por cualquier
circunstancia, sin causa legitima, se beneficia o aprovecha de una cosa con perjuicio de otra". Se
aprecia que el artículo 1616 contiene el principio general de restitución de los desplazamientos sin
causa y es una norma sancionadora que obliga a corregir la conducta de un enriquecimiento injusto o
adquisición sin causa legitima, mediante la indemnización (restitución) correspondiente
Esta figura también es llamada como un enriquecimiento indebido, ilegitimo o injusto", debido a que
no existe una causa suficiente que justifique el aumento de patrimonio y la disminución en otro. La
característica esencial de esta figura consiste en que "no existe una justificación al cambio
patrimonial" descrito. Por tal razón,
113 El AGA alemán, inspirado en la tradición romana, introduce el principio en el articula 12, lo mismo que el Codigo suizo de
las Obligaciones, articulo 62.
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-página 114-
c) Falta de causa justificativa del enriquecimiento, se carece de toda razón jurídica, ello
conlleva que sea un enriquecimiento sin causa. La acción de enriquecimiento explica
DIEZ-PICAZO, no evita que el desplazamiento se produzca, pero da un medio para
impedir que se consolide definitivamente si la atribución patrimonial se verificó sin
causa. Para que proceda la acción resulta decisiva, pues, la falta de una causa justa de
la atribución patrimonial.
En cuanto a los efectos del enriquecimiento sin causa, es de señalar que la obligación
básica que se impone al enriquecido es la de "restituir el enriquecimiento", si bien se plantea
la dificultad de concretar qué es lo que se debe devolver. En este contexto, el artículo 1616
del Código Civil ordena que la persona que se ha enriquecido sin causa legitima con perjuicio
de otra está obligada a indemnizarla en la medida de su enriquecimiento indebido (es la acción
llamada de repetición de lo indebido). En concreto, junto a la obligación de restituir, incluye
el artículo 1616, la de indemnizar el perjuicio sufrido por el tradens (el que entrega o
transmite). Perjuicio que ha de ser consecuencia de su empobrecimiento. La finalidad de la
obligación de indemnizar los
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perjuicios es, la de restaurar por completo el patrimonio del empobrecido de manera que no
quede afectado si el lucro inicial del adquirente sido menor que la discriminación de su
patrimonio, o si el empobrecimiento ha acarreado otras consecuencias patrimoniales distintas
y perjudiciales. Pero también se considera que la indemnización ha de alcanzar a los
eventuales daños morales que haya podido sufrir el empobrecido. En todo caso, y de acuerdo
con las reglas generales que rigen esta materia corresponderá al indens probar la existencia y
cuantía del perjuicio, así como su relación causa efecto con respecto a la adquisición sin causa.
Entre les casos de enriquecimiento sin causa regulados en Codigo Civil están los
siguientes supuestos contenidos en los artículos 788-486-488.495, 513, 541, 592, 597. 610,
661, 680, 1316, 1358, 138. 1615x 1837
Por otro lado, el artículo 1618 del Codigo Civil establece: "El q ha pagado alguna cosa par
error de haberse creído deudor de ella, he derecho a recobrarla del que la recibió
indebidamente. Sin embargo cuando una persona a consecuencia de un error suya ha pagado
duda deuda, no tendrá derecho de repetición contra el que, a consecuencia del pega, ha
suprimida a cancelado un título necesario para el cobro de su crédito; pero podrá intentar
contra el deudor las acciones del acreedor-
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EI articulo 1818 recoge la figura llamada el pago de lo debido, de la cual se desprende que sin
existir deuda alguna una persona por error paga lo que realmente no debe, En este caso se
parte de la hipótesis de que quien paga Indebidamente se encuentra en la falsa creencia de
que existe una relación obligatoria a su cargo y a favor de quien recibe la prestación. Supone
falsamente que efectúan un pago al acreedor de la obligación, quien no se encuentra
legitimado para recibir la prestación. Es la figura de la conditio indebiti del Derecho
pues al aceptar sabiendo que no se le debe, lo hace para quedarse con la cosa que se le
entrega, lo cierto es que la obligación del acopias de devolver y la acción del solvens para
repetir, provienen de la ley que así lo dispone, fundada en el principio de equidad que ya
hemos repetida nadie debe enriquecerse en detrimento del otro. Sin embargo, la paga
indebida no es sino un aspecto del enriquecimiento sin causa, toda vez que este venir de otros
hechos jurídicos distintos del pago. Aquí mismo, en el artículo puede provenir tal se preceptúa
que el que de buena fe hubiere aceptado un pago indebido, tiene derecho a que se le abonen
los gastos necesarios y a retirar las mejoras útiles, si con la separación no sufre detrimento in
cosa dada en paga, Si con la separación sufriere deteriora, tener derecho a que se le pague
une cantidad equivalente al aumento de valor que recibió la cosa con la mejora hecho. Del
pago indebido que contempla este artículo, resulta la posesión buena fe y las mejoras
introducidas por el accipiens en la cosa, las cuales deben ser indemnizadas por el solvens
cuando se le devuelva, porque de lo contrario el mismo se enriquecería en detrimento de
aquel
Estimamos, pues, que el tema debe abarcar no solo la obligación de devolver que corresponde
de que recibe un pago por error, sino también la que tiene toda persona que, por cualquier
circunstancio, sin cursa legitima, se beneficia o aprovecha de una cosa con perjuicio de otra.
Así lo expresa claramente el artículo 1616, pues sin hacer referencia al pago, declara que la
persona que sin causa legitima se enriquece con perjuicio de otra, está obligada a
indemnizarla en la medida de su enriquecimiento indebido. Y a continuación, en el artículo
1617, se explica que no hay enriquecimiento sin causa en los contratos celebrados,
lícitamente, cualquier que sen la utilidad que obtenga una de las partes contratantes, a no ser
que concurran los circunstancias que considera el artículo 1542, que constituye caso de
nulidad de convenio, por media hechos a maniobras ilícitas producidas de malo fe por la parte
que pretende obtener el beneficio de la contrata. Los artículos restantes se reparen
contritamente al paga indebida y consideran los diferentes situaciones de las partes en los
casos de buena fe o mala fe del que ha recibido el pago y los efectos que se producen en cada
una de ellas, disposiciones que no es necesario comentar por ser muy conocidas Ha de
apuntarse que también en el CC italiano se hace referencia al pago de lo indebido, y lo mismo
sucede en el CE holandés; en cambio en el CC francés se refiere al que recibe.
-página 117-
Roma, que legitimaba a quien hacia un pago en ese falto supuesto para reclamar el pago de
lo indebido.
De esta forma, el pago de lo indebido descansa sobre las siguientes premisas: a) Pago efectivo
realizado por el solvens, con intención de extinguir una obligación; b) en la inexistencia de una
obligación entre el que paga y el que recibe; c) un error en el pago. En estas hipótesis el
acreedor que recibió el pago está obligado a la restitución de lo que ha recibido, bien porque
no hay obligación o porque aun cuando se tenga el carácter de acreedor, recibió un pago de
quien no era el deudor o bien, porque ostentándose acreedor aceptó un pago sin serlo.
Esta figura se regula en los artículos 1629 a 1644 del Código Civil. Consiste en que la voluntad
de una sola persona, manifestada públicamente, basta para crear una obligación válida y
plenamente. exigible, que puede consistir en: a) la oferta al público (art. 1629); b) la promesa
de recompensa (arts. 1630 a 1634); c) concurso con premio (arts. 1635 a 1637); y, d) títulos al
portador (art. 1638 a 1644),125
124
125
lo que determina la legitimidad de la reclamación". El artículo 1638 del Código Civil dispone:
"Son titulos al partaddi los que no están expedidos a favor de persona determinada, contenga
o no la cláusula 'al portador". Este tipo de actos constituyen otra forma de declaración
unilateral de voluntad. Consisten en la promesa contenida en un documento de hacer una
prestación a favor de alguien determinado o indeterminado que posea el documento. Por
ejemplo, prometo entregar al portador del documento un boleto para presenciar un concierto
de Silvio Rodríguez, si hace el canje antes del 6 de abril del año en curso, en mis oficinas
situadas en la 11 calle, 0-10, zona 10.
-página 118-
Del análisis de esta referencia legislativa y del hecho de ser quizá el supuesto más corriente
en la práctica y, por ello, el más regulado, suele extraerse la conclusión de que la figura que
de modo ejemplar se puede presentar como caso más claro de creación de obligaciones por
declaración unilateral de voluntad, es la promesa pública de recompensa.
-página 119-
la pollicitatio era la promesa que un particular hacia a un mu… un ente público en el acto de
asumir una magistratura o un cago en vista de la futura asunción de tal cargo Comporta una
liberalidad q sin embargo, no queda comprendida dentro del régimen de donación Según la
opinión más probable, no era necesaria la aceptación) admitía su validez en aquellos casos en
que aún no habiendo sido todas asumido el cargo, se hubiera comenzado el cumplimiento de
esta.
En el Derecho intermedio, el ámbito de admisibilidad de la promesa publica se amplió.
Se consideró vinculante toda promesa, aunque par general considerando que su fuerza de
obligar se basaba en un contrato establecido a merced de la declaración de voluntad del del
destinatario o de destinatarios.
-página 120-
servido de modelo a la doctrina, quien ofrece, por un medio político de divulgación, una
recompensa por la ejecución de un acto y en especial por Ia obtención de un resultado está
obligado a satisfacer in recompensa a aquel que haya realizado el acto, aunque no haya
actuado en atención a la promesa. Con base al texto citado, ENNECCRUS la define como "la
promesa públicamente divulgada de un premio por la ejecución de un acto y especialmente
por la obtención de un resultado". En síntesis, es una declaración de voluntad por virtud de la
cual una persona promitente, dirigiéndose al público en general o a un número.
El Código Civil de Brasil promulgado el 10 enero de 2002, el cual dedica el Libro i de la Parte
Especial al Derecho de las obligaciones.
Esta figura también aparece regulada en el Código Civil alemán en su parágrafo d67. El Codigo
Civil Italiano de 1942, que no Incluye la declaración unilateral de voluntad en la referencia que
se hace a la fuente de las obligaciones en el artículo 11/3, establece en el artículo 1987 el
siguiente principio: "La promeso unilateral de una prestación no produce efectos obligatorios
fuere de los casos admitidos en la ley y a continuación, reconoce la promesa de pago y el
reconocimiento de deuda, dispensando al acreedor de la prueba de la relación causal (art.
1968), y admite la promesa al público con carácter vinculante dentro del plazo fijada o, si no
se ha determinado, durante un año, salvo revocación pública mediante justa causa (artículos
1989-1990).
El Código Civil Italiano es el único que dispone que la promesa al público es necesariamente
limitada en el tiempo. Et articulo 1989.2 prevé quo, al no se ha fijado plazo, ya sea por ley o
por del emisor, o si no puede deducirse de la naturaleza u objetivo de esta, en último Instancia,
será de un año desde que la misma se formula. El Código Civil portugués de 1965 trata
sistemáticamente in materia de las fuentes de las obligaciones, artículos 439 a 462, en el Libro
II, Titulo i, Capitulo 1. En este capítulo, come fuentes de obligaciones se regulan los contratos,
tos negocias unilaterales, la gestión de negocios, el enriquecimiento sin causa y la
responsabilidad civil; y en la sección dedicada a los negocios unilaterales el artículo 457
establece el siguiente principio: "La promeso unilateral de una prestación sólo obliga en los
casos previstos en la ley. En los artículos siguientes se regulan la promesa de cumplimiento y
reconocimiento de deuda (artículo 458), la promesa pública Artículos 459 a 463) y los
conflictos públicos (artículo 463)
-página 121-
Por ejemplo, se promete pagar una determinada suma de dinero a quien encuentre un objeto
perdido; a quien lleve a cabo una determinad investigación se anuncia un concurso para
premiar una obra literaria o artística instituyendo un premio para el concursante o triunfador.
concursantes Manifiesta ENNECCERUS que, en una promesa pública, cuyo objeto es la opción
a un premio, y se distingue de la promesa publica ordinaria, "en que sólo se promete a
aquellos que aspiren al premio y en que la decisión no se produce por la sola prestación del
aspirante, sino solo en méritos de la adjudicación del premio".
La Exposición de Motivos del Código Civil guatemalteco ilustra las razones que inspiraron al
legislador para incluir en el sistema jurídico nacional a estas instituciones, como fuente de las
obligaciones, dentro del apartado de los hechos lícitos sin convenio. Al respecto indica: "Entre
las obligaciones que tienen como fuente de la voluntad unilateral, los códigos recientes
colocan la promesa de recompensa, que es el ofrecimiento que una persona hace de entregar
una suma de dinero o cualquiera otra prestación que se indique en la publicación que se haga,
o quien entregue una cosa perdida, a quien ejecute cierto trabajo, o a quien realice otro acto
en el cual el promitente está interesado.
La promesa de recompensa en los concursos, modalidad tan conocida entre nosotros, debe
hacerse con fijación de plazo para la prestación de la obra, y la persona o personas designadas
para la calificación de los trabajos, están obligadas a decidir a quién o a quiénes debe
entregarse el premio ofrecido o si el concurso se declara desierto.
Tales disposiciones que contienen los artículos 1629 a 1637, similares o iguales disposiciones
de los códigos mexicano y peruano, los que a su vez se inspiraron en los códigos alemán y
brasileño.
Conocidas las razones de política legislativa en esta materia, es procedente citar el artículo
1630 del Código Civil guatemalteco.
135 las bases del concurso establecidas por el promitente constituyen la regla a la que los interesados deberán atenerse.
Cuando la decisión exija una selección y haya sido encomendada a terceras personas (jurados, etc., debe entenderse que esta
acción en función de arbitradores. ENNECCERUS, Tratado de Derecho Civil, op. cit, pág. 90.
-página 123-
Que regula la promesa pública de recompensa, como un acto jurídico unilateral: "El que hace
oferta por la prensa u otro medio de difusión, de remunerar una prestación o un hecho,
contrae la obligación de cumple lo prometido. Cualquiera que realice la prestación, aun
cuando no hay tenido conocimiento de la existencia de la promesa, puede exigir de obligado
la recompensa ofrecida". En este supuesto el vínculo jurídico nace en el momento que el
oferente, conforme a la oferta publicada conoce con certidumbre qué persona o personas han
cumplido requisito establecido para exigir el pago de la promesa, pero mientras ello no ocurre,
el promitente tiene el deber de sostener la promesa donde resulta que técnicamente el pago
de la recompensa está a un acontecimiento futuro: la ejecución de la conducta requerida pe
el promitente.
En resumen, del artículo 1630 se extraen las siguientes características de la promesa pública
de recompensa: a) acto jurídico unilateral; b) voluntad de vincularse; c) el carácter público de
à declaración de la voluntad (promesa mediante anuncio público. c indeterminación del
destinatario); y, d) la necesidad de obtener un resultado o llevar a cabo una acción.
comenzado a ejecutarla, podrá reclamar el reembolso dentro de los dos meses siguientes a
la fecha de la publicación de la revocatoria".
El concurso con premio aparece establecido en el artículo 1835 del Código Civil de la siguiente
manera: "En los concursos en que haya promesa de recompensa, es requisito indispensable
que se fije plazo para la presentación de la obra". Esta figura hace alusión a una promesa
pública de otorgar premio a aquellos que, llenando los requisitos exigidos en la convocatoria
al curso, sean designados. por las cualidades de la obra u obras requeridas, y quedan
facultados para exigir el premio ofrecido por las calidades de la obra u obras de concurso, las
cuales pueden quedar sujetas a la decisión de un jurado señalado en la convocatoria
respectiva al concurso.
Del estudio de los artículos 1635, 1636 y 1637, se extras que el concurso con premio hace
alusión a una promesa pública de cargar premio a aquellos que, llenando los requisitos
exigidos en la convocatoria al concurso, sean designados, por las cualidades de la obra u obras
requeridas y quedan facultados para exigir el premio ofrecido por las
-página 125-
Obras con concurso, las cuales pueden quedar sujetas a la decisión de un Jurado señalado en
la convocatoria respectiva al concurso,
Son títulos valores en los que no se identifica a persona concreta y determinada como su
titular o se escribe "al portador", facilitándose su tráfico mercantil. Estos títulos llevan
aparejada su ejecución al ha de su vencimiento, sin más requisito que el reconocimiento de la
firma del responsable del pago.
El artículo 1688 del Codigo Civil estipula: "Son títulos al portador los que no están expedidos
a favor de persona determinada, con su titular o se escribe ¨al portador¨ facilitándose su
tamaño mercantil. Estos títulos se transmiten por la simple traducción ". Los títulos al portador
circulan o se transmiten mediante la simple entrega. En caso de deterioro de estos habrá que
estar al dispuesto en el artículo 1644 del Código Civil.
Aceptamos la teoría de la obligación directa, según la cual la deuda nace desde el momento
de la emisión del título, quedando el librador obligado desde el momento en que declaró su
voluntad suscribiendo el papel negociable, consecuencia de dicha teoría, es la que sigue el
Código Civil alemán, en los artículos 1640, 1641 y 1642. Cualquiera que sea el portador del
título puede exigir su pago, con la única excepción de que hubiere orden judicial en contra por
haberse interpuesto alguna acción o excepción de nulidad, de falsedad o alguna otra referida
al título mismo o a la persona del portador; únicas defensas procesales que son admisibles,
pues de otra manera se perdería la eficacia de este instituto y la confianza del público para
aceptar su negociación. Precisamente, para evitar que se pierda esa confianza y para garantía
de la operación emisora, prescribe el artículo 1643, que debe mediar autorización gubernativa
previa comprobación de estar cumplidos los requisitos y formalidades establecidos en leyes
especiales, aunque el emisor está obligado a pagar el título, aun cuando haya sido robado o
perdido, o haya entrado a la circulación contra su voluntad, desde luego que la obligación
existe desde el momento en que firma el documento, bien puede el suscriptor dar parte a la
autoridad judicial en tales casos para que prevenga al público de lo ocurrido y ordene la
suspensión del pago...".
Todo lo concerniente a los títulos al portador los regula el Código de Comercio de Guatemala
en el libro de las cosas mercantiles, en lo que se refiere a los títulos de crédito o títulos valores.
Por consiguiente, la regulación del Código Civil anteriormente enunciada debe entenderse sin
perjuicio de lo que al respecto establece el ordenamiento mercantil, en donde se comprenden
los títulos al portador a la orden y los nominales, todos ellos originados en una declaración
unilateral de voluntad.
En materia mercantil los títulos al portador regulados en los artículos 4365 n 440 del Código
de Comercio, en este sentido el artículo 436 establece: "Son títulos al portador los que no
están emitidos a favor de persona determinada, aunque no contenga clausura al portador y
se transmiten por la simple tradición".
CAPITULO IV
ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN
NOCIONES PRELIMINARES
Los elementos de la obligación constituyen su estructura, aunque hay que interpretarlo
desde un punto de vista de la estructura puesto que el verdadero esquema de la obligación como
relación jurídica, o derecho subjetivo, viene determinado, por la propia naturaleza y contenido del
objeto de la obligación.
Formulada la aclaración anterior, se dirá que los elementos de la •e<obligación son: a) los sujetos
(sujeto activo o acreedor y sujeto pasivo o deudor); b) el objeto (la prestación); y, c) el vínculo
jurídico (elemento más importante de la obligación, aunque se dé por supuesto por el hecho De
existir la relación obligatoria),
Hasta mediados del siglo XIX el concepto de obligación transmitido por la tradición
romanista parecía definitivamente conseguido como figura unitaria e inescindible. Se define con la
expresión vinculum iuris.
Como se ha señalado, la obligación es un vínculo jurídico 0 ligamen en virtud del cual una
persona, llamada deudor, observar una determinada conducta (presión o conducta prestacional) a
favor de otra persona, llamada acreedor Esta conducta consiste, con virtud del artículo 1319 del
Código Civil, en dar. hacer o no hacer alguna cosa. El deudor por tanto debe realizar o ejecutar la
prestación debida: entregar una determinada cantidad de ¿mero, una determinada cosa, observar
una concreta conducta, o negativa, etcétera. Puede ocurrir, y no es extraño que así suceda, que el
deudor no el comportamiento a que está 5ujeto, es decir, que es por él debido.
El artículo 1329 modifica en parte este principio, declarando que la obligación personal queda
garantizada con los bienes enajenables que posea el deudor al exigirse su cumplimiento
s necesario puntualizar que el artículo 1329 del Código Civil recoge el principio de responsabilidad
patrimonial universal, que consiste en el poder de actuación del acreedor, sobre el patrimonio del
deudor, cuyo patrimonio, no la persona misma, queda sujeto a ese poder jurídico que el
ordenamiento reconoce y atribuye, es decir, es un medio general de protección del derecho de
crédito que entra en juego en caso de incumplimiento de la obligación. Se afirma que la
responsabilidad universal, pues es todo el patrimonio del deudor el que potencialmente se puede
encontrar afecto a hacer frente a las responsabilidades en que incurra su titular, de una parte, de
otra, la universalidad se refiere a que cualquier elemento del patrimonio del deudor puede ser
agredido por los acreedores en la exigencia de esa responsabilidad.
Definición
históricamente, las obligaciones naturales se manifiestan *$como parte del sistema jurídico ya
desde el Derecho Romano, 145 aun su función difiera de la que le asigna el Derecho moderno. En -
Raquel ordenamiento jurídico ellas constituyen propias y verdaderas obligaciones, aun cuando
aparecen revestidas de una eficacia menor las llamadas civiles, puesto que se hallan desprovistas
de acción, el acreedor no las puede hacer valer sino de modo indirecto, como defensa, mediante
una excepto, sobre todo mediante la solutio que le facultaba a repeler la repetición de lo pagado
en virtud de ellas.
con base en diversos textos antiguos, fundamentalmente de Derecho romano, un sector doctrinal
ha creído constatar la posibilidad de situaciones de deuda sin responsabilidad}48 Esto esta
relaciones jurídico-obligatorias en las que el lado pasivo se integra por el elemento que se llama
deuda, pero no por el denominado responsabilidad, mientras que el lado activo carece de facultad
o poder de agresión coactiva del patrimonio del deudor. El acreedor se halla, pues, privado de
acción y solo puede ver satisfecho su crédito mediante el cumplimiento voluntario del Tales
situaciones se denominan "obligaciones naturales" (como contraposición a la obligación civil),
pero de ya se debe advertir que dicha denominación es doctrinal pues no aparece en ningún texto
positivo.
RODRIGUEZ ARIAS BUSTAMANTE, define a la obligación stural como "el deber jurídico de
irrepetibilidad, que constrine al udor, que ha efectuado un pago no exigible civilmente, en
cumplimiento de una causa justa, cuyo vinculo existia al margen del Derecho positivo, or haberse
establecido al amparo de la moral social"
n consecuencia, se trata de obligaciones impuestas por el Derecho natural. Serian así una prueba
más de la existencia del Derecho natural y de su repercusión en la vida jurídica y social. En efecto,
hay deberes morales, como el pago de una deuda muy antigua, que no serían coercibles. Pero que
si son cumplidos voluntariamente no implican un pago de lo indebido, pues la obligación existía,
aunque el acreedor no podía imponerla, porque prescribió el plazo fijado en el Código civil para el
ejercicio de la acción personal.
1.2. Características
Por un lado, se debe señalar que la prescripción no convierte la obligación (civil) en obligación
natural; por otro lado, la prescripción no extingue el derecho del acreedor, ni siquiera extingue la
acción o facultad de reclamar ante los órganos jurisdiccionales competentes el ejercicio de su
derecho. Paradójicamente, la llamada prescripción extintiva no ni el derecho de crédito, ni la
acción del acreedor (la neutralización de la acción nunca se produce de oficio sino a instancia del
deudor), sino que atribuye al deudor un mecanismo defensivo (excepción) ante la pretensión
extemporánea del acreedor capaz de enervar dicha pretensión. En concreto, la prescripción actúa
como defensa atribuida al deudor. Si ante la reclamación judicial o Extrajudicial del acreedor, el
deudor cumple, su cumplimiento lo es de una obligación existente. No hay, pues, obligación
natural.
1.2.2. En el Derecho moderno la obligación natural no es otra cosa que un deber moral elevado al
rango de obligación imperfecta
En el sentido de que niega al acreedor toda acción declarativa, ejecutiva o conservativa para
constreñir al deudor al cumplimiento. Esto significa, que la obligación natural es concebida como
deuda jurídica sin
en el Código Civil
El Código Civil guatemalteco admite este tipo de obligación, aunque en su regulación omita el
término "obligación natural" 15 Así, en el artículo 1614 menciona un supuesto de este tipo de
obligación, al disponer: "Cuando sin conocimiento del obligado a prestar alimentos, los diese un
extraño, tendrá derecho éste a reclamarlos de aquél, a no constar que los dio por motivo de
piedad y sin ánimo de reclamarlos". Es indispensable conforme a esta norma para que surja tal
obligación (natural), además de la falta de conocimiento del obligado, que conste en alguna forma
que quien proporcionó los alimentos lo hizo motivado o inducido por un sentimiento de piedad y
sin albergar ningún ánimo
El artículo 2145 del de suerte que pierde puede repetir lo que haya pagado voluntariamente, no
que hubiese mediado dolo, que fuera menor, o que estuviera inhabilitado para administrar sus
bienes,
El supuesto, como observa, encaja obligaciones naturales, que completa con idea generalmente
entendida que deudas de juego deudas de honor".
De la mecánica del artículo 2145 resulta con juegos mencionados, no proporcionan acción para
reclamar aquello se ganado. tanto, pago (voluntario) una de juego suerte azar produce el efecto
típico las obligaciones naturales: soluti retentio.
Si la garantía personal o real se otorga para asegurar una deuda futura, en realidad todavía no hay
deuda, por la misma razón tampoco hay responsabilidad. Si se mantiene aquí la existencia de
responsabilidad, se debe hacer en la misma medida en que se mantenga la existencia de la deuda,
es decir, con carácter futuro y potencial.
Tampoco parece verificarse la escisión entre deuda y responsabilidad en el supuesto de
solidaridad pasiva. Es cierto que aquí, como se verá, se produce una suerte de extensión de la
responsabilidad y cobertura del riesgo pues cualquiera de los deudores solidarios responde de
toda la deuda, sin perjuicio del regreso en la relación interna. Pero se debe entender que en la
misma medida el deudor olidario responsable del y por el todo, es también deudor de toda la
euda. Al respecto, existe en el ordenamiento jurídico guatemalteco an claro supuesto de
responsabilidad sin deuda: es el caso previsto en Jartículo 135 del Código Civil que establece: "De
las obligaciones que contraiga cualquiera de los cónyuges para el sostenimiento de la familia,
responderán los bienes comunes, y si éstos fueren insuficientes, los bienes propios de cada uno de
ellos. Este precepto permite a los acreedores de un cónyuge, a consecuencia de deudas contraídas
exclusivamente por el deudor en concepto de sostenimiento de la familia, puedan embargar los
bienes communes, que también pertenecen al cónyuge no deudor y además estipula que si estos
no fueran suficientes se procederá con los bienes propios de cada uno de ellos. Es evidente que el
cónyuge a pesar de no ser deudor responde con unos bienes que en parte son suyos, de la deuda
contraída por otra persona. Es más, en este supuesto el consorte (que no es deudor)
eventualmente puede responder subsidiariamente con sus bienes privativos para cumplir esta
deuda doméstica contraída por un solo cónyuge.
Cuestión distinta, aunque dentro del mismo bloque temático, es la de los supuestos llamados de
responsabilidad limitada, es decir, aquellos en que, con derogación de la responsabilidad
patrimonial del deudor, dicha responsabilidad se limita a determinados bienes.
supuesto de herencia
el bien, mientras que la parte vendedora estará formada por un solo sujeto; en cambio, si un único
comprador compra una cosa que pertenece a una comunidad de propietarios, la parte
compradora estará conformada por un único sujeto o persona, mientras que varios sujetos o
personas (tantas como propietarios) conformarán la parte vendedora, etcétera. Por tanto, al
referirse al acreedor y deudor o a los sujetos de la obligación, nos referimos, en concreto, a las
partes de la relación obligatoria, ya estén compuestas por un solo sujeto o por una pluralidad o
colectividad de sujetos, dando lugar, en este caso, al fenómeno de la pluralidad subjetiva o
colectividad de sujetos.
Capítulo V
Los sujetos de la obligación
1. Sujetos y partes
La relación obligatoria es siempre un vínculo entre personas, al menos entre dos personas, una de
las cuales se coloca en una posición de deber (deudor) y otra en una posición de poder (acreedor,
el titular del derecho de crédito). Cada una de estas posiciones se denomina parte, de manera que
en la relación obligatoria siempre hay dos partes: la activa o acreedora (que tiene derecho a exigir
y recibir la prestación) y la pasiva deudora (sobre la que pesa el deber de realizar la prestación y en
caso de incumplimiento la responsabilidad patrimonial correspondiente). Así, la idea de parte no es
sino la determinación de un polo o centro de exigibilidad del deber de prestación (lado pasivo o
deudor) o de atribución de los diversos derechos y facultades (y cargas) en que consiste el derecho
de crédito (lado activo o acreedor). Pero la parte no coincide con los sujetos o personas que
intervienen en la relación obligatoria. Cada parte puede estar conformada por un sujeto, por varios
e incluso por miles de sujetos o personas.164
el bien, mientras que la parte vendedora estará formada por un solo sujeto; en cambio, si un único
comprador compra una cosa que pertenece a una comunidad de propietarios, la parte
compradora estará conformada por un único sujeto o persona, mientras que varios sujetos o
personas (tantas como propietarios) conformarán la parte vendedora, etcétera. Por tanto, al
referirse al acreedor y deudor o a los sujetos de la obligación, nos referimos, en concreto, a las
partes de la relación obligatoria, ya estén compuestas por un solo sujeto o por una pluralidad o
colectividad de sujetos, dando lugar, en este caso, al fenómeno de la pluralidad subjetiva o
colectividad de sujetos.
164. En el contrato de compraventa, las partes son el comprador y vendedor. Si varias personas
compran conjuntamente una misma cosa a un único propietario, la parte compradora (acreedora
de la cosa y deudora del precio) estará compuesta por tantos sujetos, cuantas personas adquieran
el bien, mientras que la parte vendedora estará formada por un solo sujeto; en cambio, si un único
comprador compra una cosa que pertenece a una comunidad de propietarios, la parte
compradora estará conformada por un único sujeto o persona, mientras que varios sujetos o
personas (tantas como propietarios) conformarán la parte vendedora, etcétera. Por tanto, al
referirse al acreedor y deudor o a los sujetos de la obligación, nos referimos, en concreto, a las
partes de la relación obligatoria, ya estén compuestas por un solo sujeto o por una pluralidad o
colectividad de sujetos, dando lugar, en este caso, al fenómeno de la pluralidad subjetiva o
colectividad de sujetos.
Por otro lado, un mismo sujeto o persona puede ser a la vez acreedor y deudor en la misma relación
obligatoria, ello significa que puede ocupar la parte activa y la parte pasiva de la obligación. Esto
ocurre en las llamadas relaciones obligatorias recíprocas o sinalagmáticas. Así, en el ejemplo de la
compraventa, el sujeto que se coloca en la parte compradora es acreedor de la entrega de la cosa y
deudor del precio de esta, mientras que el vendedor es acreedor del precio de la cosa y deudor de
la entrega de esta. La vinculación de los sujetos o partes pone de manifiesto la relatividad del
derecho de crédito.165
2.Capacidad y determinación
Sujeto de la relación obligatoria puede ser tanto la persona física como la jurídica. La capacidad no
es sino la necesaria para otorgar con eficacia jurídica el acto constitutivo de la obligación o para
realizar también con eficacia jurídica, los actos propios de la ejecución de esta. De esta forma, la
capacidad exigible depende de la naturaleza del acto constitutivo o fuente de la obligación
(contrato, daño, etc.) o de los actos de ejecución.
165. Se afirma en la doctrina tradicional, que el derecho de crédito es "relativo" (frente al derecho
real, que es absoluto) precisamente porque el vínculo jurídico en que consiste la obligación une al
acreedor con uno o varios deudores determinados o determinables. De esta manera, la facultad o
derecho del acreedor solo puede realizarse frente a quien se coloca en la parte pasiva de la
obligación, es decir, frente al deudor. La obligación, pues, se basa en la necesaria cooperación
entre los hombres dirigida a la (obtención de) satisfacción de un interés económico o valorable
económicamente del acreedor, a la adquisición de un bien o a la prestación de un servicio o a la
abstención de una determinada conducta.
En el momento constitutivo de la relación jurídica obligatoria los sujetos deben estar determinados
o al menos ser determinables de acuerdo con los criterios previstos en el propio acto constitutivo
de la obligación. Puede ocurrir por tanto que en el momento del nacimiento de la obligación uno de
los sujetos, acreedor o deudor, no esté perfectamente determinado, sino que su determinación o
perfecta identificación se posponga a tal momento. En este caso los criterios para la determinación
del sujeto acreedor o deudor deben fijarse en el momento constitutivo de la obligación, de manera
que, si se trata, por ejemplo, de una obligación contractual, no se deba recurrir a un nuevo acuerdo
de voluntades.
Las formas de determinación subjetiva pueden referirse al acreedor o al deudor o a ambos. Así, la
indeterminación del acreedor se produce en los supuestos de promesa pública, de contrato a favor
de tercero o a favor de persona que se designará 166 (aquí también puede quedar indeterminado
el deudor), de cesión de contrato previamente consentida o en los títulos valores
(fundamentalmente al portador). La indeterminación del deudor se verifica en supuestos como las
llamadas obligaciones ambulatorias o propter rem o en las obligaciones que conforman el contenido
obligacional de determinados derechos reales como el usufructo o la servidumbre. En tales
supuestos el deudor es quien ostenta una determinada titularidad jurídico-real.
166. Para estudiar estos contratos, vid, AGUILAR GUERRA, El negocio jurídico, op. cit
II. EL
FENÓMENO DE LA PLURALIDAD DE PERSONAS EN LA RELACIÓN
OBLIGATORIA
1. El fenómeno de la pluralidad subjetiva
Aunque la relación obligatoria debe estar formada siempre por dos partes (acreedor y deudor), no
hay ningún inconveniente para que cualquiera de dichas partes esté a su vez compuesta por más de
una persona. Aparecen así los casos de pluralidad de sujetos en la obligación: varias personas son
acreedores o deudores, originando lo que se llama obligaciones pluripersonales, tanto por el lado
activo, como por el lado pasivo, que pueden adoptar diversa estructura.
Como se ha señalado, los sujetos o personas de la relación obligatoria pueden ser más de uno, tanto
en el lado activo como en el pasivo. Así, puede haber varios acreedores y un solo deudor, en cuyo
caso se dice que hay pluralidad activa o de acreedores; puede haber varios deudores y un solo
acreedor: entonces se denomina pluralidad pasiva o de deudores; y, en fin, puede haber varios
acreedores y varios deudores en una misma relación obligatoria: en este caso, el fenómeno se
denomina pluralidad activa y pasiva o mixta.
A manera de ejemplo, tres hermanos son copropietarios de una casa que han recibido en herencia.
Esta pluralidad puede organizarse de dos formas:
a) Pluralidad de acreedores: que cualquiera de ellos esté legitimado para exigir el íntegro
cumplimiento de la obligación, o que cada uno de ellos haya de limitarse a reclamar la parte que le
correspondiere en el crédito.
b) Pluralidad de deudores: que cada uno de ellos pueda estar obligado a cumplir sólo parte de la
obligación, o que sólo uno de ellos tenga que cumplir la obligación íntegra.
168 Es la traducción al Derecho de obligaciones del concepto germánico de la comunidad (zur gesannten
Hand).
169 Vid,ALAMILLO, La solidaridad de deudores y el litisconsorcio necesario, La Ley, 1984-2, pág. 1037, CANO
MATA, El principio jurídica de la solidaridad, Libro homenaje a Lacruz Berdejo, tomo I, Barcelona, 1992, pág,
219.
Cada una de ellas responde a criterios distintos y, por tanto, se articula y estructura con base en
167 Cfr. SANCHO REBULLIDA, La mancomunidad como regla general en las obligaciones con pluralidad de
partes, Estudios en honor a Castán Tobeñas, Tomo III, Pamplona, 1969.
168 Es la traducción al Derecho de obligaciones del concepto germánico de la comunidad (zur gesannten
Hand).
169 Vid,ALAMILLO, La solidaridad de deudores y el litisconsorcio necesario, La Ley, 1984-2, pág. 1037, CANO
MATA, El principio jurídica de la solidaridad, Libro homenaje a Lacruz Berdejo, tomo I, Barcelona, 1992, pág,
219.
diferentes principios y finalidades. Además, se prevé una serie de normas tendentes a la solución
de una cuestión previa: la de determinar, a falta de manifestación legal expresa o de voluntad de las
partes, qué tipo de régimen o de organización regula la pluralidad de sujetos.
Según la terminología romanista se les denominaba pro parte o pro rata; obligaciones conjuntas,
conforme a la terminología francesa; obligaciones parciales, según el modo de expresarse que
últimamente ha predominado en Italia, aunque también se le asigna la calificación de conjuntas;
relaciones obligatorias divididas, según la técnica alemana. Este tipo de obligaciones se caracteriza
porque la titularidad del derecho subjetivo, crédito o del deber jurídico, deuda, se halla distribuida
en partes. Los diversos sujetos activos o pasivos pueden exigir o deben prestar sólo una parte de la
prestación. Esta se divide o desintegra en fracciones iguales o desiguales.
A esta forma se refiere el artículo 1348 del Código Civil, en virtud de este precepto, si del texto de
las obligaciones no resulta otra cosa, el crédito o la deuda se presumirán divididos en tantas partes
iguales como acreedores o deudores haya, reputándose créditos o deudas distintos unos de otros.
Cada acreedor, por tanto, lo es de una parte del crédito y cada deudor lo es, igualmente, de una
parte, de la deuda. Así, cada acreedor parciario (parciariedad activa) puede exigir del deudor solo su
parte de la prestación; y cada deudor parciario (parciariedad pasiva) solo puede ser constreñido a
cumplir su parte de la deuda. La relación obligatoria es única pues la cotitularidad presupone, como
señala BADOSA, la unidad e identidad de las posiciones jurídicas subjetivas de crédito y deuda.167
2.3. La solidaridad
La pluralidad de sujetos en el crédito o en la deuda, se organiza con carácter solidario si cada uno
de los acreedores tiene derecho a pedir el cumplimiento íntegro del crédito o cada uno de los
deudores tiene el deber de prestar íntegramente la deuda. La solidaridad se estructura, por tanto,
fundamentalmente sobre la base de la legitimación individual, activa o pasiva (artículo 1352 CC).169
Esto significa que cada acreedor puede exigir y cada deudor cumplir íntegramente la prestación, de
esa cuenta, la obligación queda totalmente extinguida por la reclamación de un solo acreedor y el
pago de un solo deudor.
167 Cfr. SANCHO REBULLIDA, La mancomunidad como regla general en las obligaciones con pluralidad de
partes, Estudios en honor a Castán Tobeñas, Tomo III, Pamplona, 1969.
168 Es la traducción al Derecho de obligaciones del concepto germánico de la comunidad (zur gesannten
Hand).
169 Vid,ALAMILLO, La solidaridad de deudores y el litisconsorcio necesario, La Ley, 1984-2, pág. 1037, CANO
MATA, El principio jurídica de la solidaridad, Libro homenaje a Lacruz Berdejo, tomo I, Barcelona, 1992, pág,
219.
3. Los criterios de ordenación y la no presunción de solidaridad
El Código Civil contiene dos reglas básicas en orden a la determinación del régimen organizativo de
la pluralidad de sujetos en el crédito y en la deuda. En primer lugar, en virtud del artículo 1353, la
solidaridad activa o pasiva no se presume: la concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más
deudores en una sola obligación sólo da lugar a la solidaridad cuando la obligación expresamente lo
determine. En segundo lugar, el artículo 1348 presume la parciariedad: el crédito y la deuda se
presumen divididos en tantas partes iguales como acreedores y deudores haya, reputándose
créditos y deudas distintos unos de otros.
De las dos reglas anteriores deriva una tercera: tales reglas tienen carácter dispositivo en el sentido
de que la determinación del régimen en que se organiza la colectividad de sujetos corresponde a la
libertad contractual (los artículos 1348 y 1353 del Código Civil parecen referirse a las obligaciones
contractuales).
De manera que, los criterios para la determinación de la organización de la pluralidad de sujetos son
los siguientes: a) La voluntad de los sujetos; b) En su defecto, la presunción de parciariedad o
mancomunidad simple (cada uno solo es acreedor o deudor de su parte, art. 1348); y, c) La no
presunción de solidaridad (art. 1353).¹⁷⁰
Por otro lado, se debe tomar en consideración que el carácter indivisible de la prestación (vid., art.
1363) impide el régimen parciario o mancomunado simple, pero no el solidario ni el mancomunado
conjunto.
La figura de los créditos parciarios se produce en todos aquellos casos en los cuales el derecho a la
prestación se descompone o se fragmenta en varios derechos de crédito independientes que recaen
cada uno de ellos sobre una parte de la prestación inicial, atribuyendo un derecho subjetivo
independiente a cada uno de los sujetos. Esto es, el crédito se divide en tantas relaciones
obligatorias distintas cuántos son los cotitulares. En el caso de varios acreedores mancomunados
cada uno de ellos solo puede exigir del deudor la parte que a prorrata le corresponda; y si son varios
los deudores mancomunados, cada uno de ellos solo está obligado a prestar su parte.
170. Conviene precisar que, en materia mercantil, la solidaridad de deudores funciona de forma
diversa que en el Derecho Civil. En efecto, el artículo 674 del Código de Comercio señala que la
solidaridad se presume salvo disposición en contrario, en contraposición a la civil que debe ser
expresa; no se presume, salvo disposición legal en contrario.
2. Definición
El régimen de la parciariedad o mancomunidad simple supone que cada uno de los acreedores
puede exigir de un mismo deudor solo la parte de la prestación que corresponde (parciariedad
activa) y que cada uno de los deudores solo puede ser constreñido por un mismo acreedor para
pagar la parte de la deuda a que está sujeto u obligado (parciariedad pasiva). De esta manera, el
cumplimiento realizado por el deudor frente a uno de sus acreedores parciarios no le libera respecto
de los demás acreedores; del mismo modo, el cumplimiento realizado por uno de los deudores
parciarios frente al acreedor, no libera a los demás codeudores parciarios. El acreedor, para obtener
la totalidad de la prestación, es decir, para obtener la total satisfacción de su crédito se debe dirigir
contra todos los deudores.
Por esa razón, la mancomunidad simple se caracteriza por el hecho de que la deuda se divide en
tantas partes como sujetos individuales se encuentran vinculados al contrato; de esta forma, la
mancomunidad puede existir del lado de los deudores o del lado de los acreedores, o de ambas
partes a la vez. Lo que distingue a la mancomunidad simple es que cada deudor responde de una
parte de la obligación o cada acreedor tiene derecho de pretender que se le pague sólo una parte
de la prestación, que funcionan como créditos separados, pues, la mancomunidad puede ser del
lado de deudores o del lado de los acreedores. De ahí, los actos dirigidos por un acreedor en contra
de un deudor, no aprovecha a los restantes acreedores ni perjudica a los demás deudores.
En este orden de ideas, HERNANDEZ GIL171 señalaba que las i obligaciones mancomunadas se
caracterizan por la pluralidad de i sujetos y la determinación de las partes materiales o ideales en la
exigencia o en la prestación, de forma que el vínculo se divide en tantas obligaciones separadas o
independientes cuantos son los sujetos y cada uno viene a constituir el objeto autónomo de una
simple obligación. Hay, pues, propiamente diversas obligaciones.
Los créditos parciales y las deudas parciales son, respectivamente, derechos y obligaciones
independientes. La extinción o modificación de una obligación parcial no influye para nada en la
subsistencia de las demás, en contra de lo que, como se verá, sucede en las obligaciones solidarias,
se extingue o modifica la parte relativa al acreedor o deudor respecto del cual tiene lugar aquella
causa de modificación o extinción.
3. Régimen jurídico
171 HERNÁNDEZ GIL, La solidaridad en las obligaciones, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1946,
págs. 398 y 399.
haya, y cada parte constituye una deuda o un crédito separados”.¹⁷² Sus reglas básicas son las dos
siguientes: a) se presumen divididos el crédito y la deuda en tantas partes iguales cuantos sean los
acreedores los deudores; y, b) se reputan distintos unos de otros los créditos y las Deudas.¹⁷³
Sentado lo anterior, se observa que en las obligaciones mancomunadas simples se caracterizan por
la pluralidad de sujetos, en las que cada uno de los deudores responde solamente por su deuda y
cada uno de los acreedores puede exigir solamente la parte que le corresponde en la obligación. En
esta inteligencia, habrá tantas deudas, como deudores haya y habrá tantos créditos como
acreedores existan, considerándose créditos y deudas distintos unos de otros.
Consecuencia de lo regulado en el artículo 1348 es que los actos, la mora, la culpa y la prescripción
no afectan a una parte ni favorece ni perjudica a los demás. En definitiva, la parciariedad se
caracteriza por suponer una legitimación individual parcial en relación precisamente con la parte de
crédito o de la deuda que corresponde al acreedor o al deudor parciario. El Código Civil presume
que el crédito o la deuda están divididos en tantas partes iguales cuantos sean los acreedores o los
deudores. Se trata de una presunción iuris tantum.
172. Del estudio del artículo 1348 se desprende que cada pago establece un objeto autónomo y
que en este tipo de obligaciones existe la pluralidad, funcionando de una manera muy
independiente de otras. En estas obligaciones los acreedores y deudores no tienen relaciones
entre sí. En la obligación, el crédito se divide en partes iguales como acreedores o deudores haya.
173.BADOSA, La diligencia y la culpa del deudor en la obligación, Bolonia, 1987, pág. 169, señala la
"parciariedad", las particulares relaciones de titularidad de cada cotitular se reflejan en el crédito o
en la deuda, por lo que el concepto de parte (en cuanto porción) de la prestación es esencial. El
resultado económico, dice el citado autor, es que la utilidad o sacrificio del cumplimiento se
reparte inmediatamente entre todos los acreedores y deudores, respectivamente.
174. No así en la obligación solidaria considerada como una unidad, en la cual cada uno puede
demandar el pago del total o es responsable del cumplimiento de toda la obligación y los actos de
uno de ellos afectan a los demás (art.1352 CC).
La parciariedad (en general, la colectividad subjetiva) supone necesariamente la unidad de la
relación obligatoria. Por ello, se debe admitir que, a pesar de la legitimación individual pro parte
que caracteriza al régimen parciario, cualquier acreedor está legitimado para realizar actos
beneficiosos para la colectividad, entre ellos, por ejemplo, interrumpir la prescripción (art. 1351).
La mora de un deudor solicitada por uno de los acreedores no produce efecto alguno en beneficio
de los demás acreedores ni en perjuicio de los demás deudores. En este sentido, el artículo 1349 CC
establece "Los actos de uno solo de los acreedores, dirigidos contra uno solo de los deudores, no
aprovechan a los otros acreedores ni perjudican a los otros deudores" y, es más, en abono de este
precepto el artículo 1350 dispone: "La mora o la culpa de uno de los deudores no afecta a los
demás”. ¹⁷⁵
1. Definición
La mancomunidad puede resultar de diversas fuentes: puede derivar una declaración de voluntad
de los sujetos, de manera que del propio acto constitutivo de la obligación deriva el carácter
mancomunado de la pluralidad de acreedores o de deudores. En este supuesto es indiferente que
la prestación sea divisible o indivisible. ¹⁷⁶ También puede derivar de la objetiva indivisibilidad de la
prestación. Más la indivisibilidad a la prestación no lleva aparejada necesariamente la organización
mancomunada de la pluralidad de acreedores o de deudores, del mismo modo que la divisibilidad
de la prestación no conduce obligatoriamente la parciariedad. El carácter indivisible de la prestación
impide el régimen de la parciariedad, pero no el de la solidaridad, por lo que el solo hecho de la
indivisibilidad de la prestación no supone necesariamente la mancomunidad. Si la colectividad se
organiza en régimen de mancomunidad, entonces se denomina mancomunidad indivisible; la
prestación es indivisible, entonces se denomina mancomunidad conjunta, colectiva o en mano
común. Finalmente, la mancomunidad puede derivar de la atribución del crédito o de la deuda a un
patrimonio consorcial, como el patrimonio hereditario.
175. El Código Civil contempla las obligaciones mancomunadas simples en los artículos 1913 y
2031.
176 artículos 1138, 1139 y 1150 del Código Civil español
2. La mancomunidad activa
Por otro lado, junto a la distinción entre actos perjudiciales (que exigen legitimación conjunta o
unanimidad) y actos beneficiosos (que no requieren unanimidad), se debe diferenciar entre actos
de disposición y actos de administración y mejor disfrute. Aquellos requerirán el acuerdo unánime
de los acreedores; para estos será bastante el acuerdo mayoritario. Esta distinción última es
importante porque determinados actos (por ejemplo, el ejercicio judicial del derecho) no son, en
principio, ni perjudiciales ni beneficiosos sino a resultas de sus efectos. Entonces, la cuestión de la
legitimación en tales casos sólo puede determinarse con base en su calificación como acto de
disposición o de administración.
La mancomunidad activa conlleva, asimismo, que el deudor debe pagar a todos los acreedores, esto
implica al consorcio de los acreedores o a aquel de entre estos que esté individualmente legitimado.
Solo este pago es válido y eficaz y, por tanto, libera al deudor. En caso contrario el pago es ineficaz
si bien cabe ulterior ratificación.
La mancomunidad activa o de acreedores supone la extensión del efecto de cosa juzgada a todos
los acreedores, con independencia de que la resolución judicial sea favorable o perjudicial para los
mismos. Esta excepción de cosa juzgada será oponible por el deudor incluso frente al acreedor que
se abstuvo o que votó en contra del acuerdo de los acreedores en orden al ejercicio judicial del
crédito, el cual se considera un acto de administración que exige legitimación colectiva y
mayoritaria.
3. La mancomunidad pasiva
Las obligaciones en mano común son extrañas al Derecho positivo guatemalteco, únicamente
procede aludir a ellas como categoría dogmática. El presente estudio se ha de concretar a las
obligaciones solidarias, cuya característica genérica es la cotitularidad solidaria, entendida esta
última como la presunción de división del crédito o la deuda solidaria, en tantas partes iguales como
acreedores/deudores concurran.
V. LA SOLIDARIDAD
Si cualquiera de los acreedores puede exigir el todo (el cumplimiento íntegro de la prestación), entre
los diversos acreedores solidarios hay una suerte de relación de fiducia o confianza que se
manifiesta esencialmente en la relación externa. Si cualquiera de los deudores debe cumplir por el
todo, en el grupo de los deudores se produce una suerte de cobertura de la insolvencia y de
extensión de la responsabilidad. ¹⁷⁸
Es fácil observar cómo, en el juego de intereses, conviene al acreedor que sus deudores se organicen
en un régimen de solidaridad; mientras que a estos les conviene una ordenación parciaria. En ese
estado de cosas, el Código Civil en su artículo 1352 dispone: "La obligación mancomunada es
solidaria cuando varios deudores están obligados a una misma cosa, de manera que todos o
cualquiera de ellos pueden ser constreñidos al cumplimiento total de la obligación, y el pago hecho
por no solo libera a los demás, y es solidaria con respecto a los acreedores cuando cualquiera de
ellos tiene el derecho de exigir la totalidad del crédito, y el pago hecho a uno de ellos libera al
deudor". Del artículo 1352 se desprende que la obligación mancomunada es solidaria cuando cada
uno de los deudores se ha comprometido a pagar al acreedor toda la deuda, o el deudor único a
pagarla a cualquiera de los acreedores, o cualquier acreedor a cobrarla de cualquier deudor.
178 CAFFARENA LAPORTA, De las obligaciones mancomunadas y de los solidarias, Comentario del
Código Civil, Volumen II, Ministerio de justicia, Madrid, 1991, pág. 117.
En el sentido del Código Civil, coincidente con el de la ciencia del Derecho, la esencia de la
solidaridad, y, por consiguiente, de las obligaciones solidarias, radica en que, partiendo del
supuesto de la concurrencia de una pluralidad de sujetos, cada uno de los varios. deudores están
obligados a la totalidad de la prestación con respecto al acreedor común o a cada uno de los varios
acreedores; y, a su vez, cada uno de los varios acreedores puede exigir del deudor común o de
cada uno de los varios deudores la totalidad de la prestación; pero de forma que esta solo tiene
que realizarse una vez. El pago hecho por un deudor propaga sus efectos al grupo, por lo que
libera a los distintos deudores solidarios: extingue la deuda. El pago hecho a un acreedor propaga
igualmente sus efectos al grupo de los acreedores solidarios: extingue el crédito. Igual puede
repetirse con respecto a los demás hechos distintos de pago, a los que la ley reconoce virtualidad
extintiva o modificativa. A y B compran solidariamente una cosa. El precio es uno y solo debe
pagarse una vez; pero cada uno de los compradores lo debe y responde in solidum, por entero. El
vendedor puede exigírselo a cualquiera; no necesita exigírselo a los dos ni a cada uno a la mitad.
¹⁷⁹
En el ejemplo anterior, se han recogido las tres hipótesis posibles: cuando la pluralidad se da del
lado de los acreedores, hay solidaridad activa; cuando la solidaridad se manifiesta del lado de los
deudores, es solidaridad pasiva. Pero nada impide que concurran ambas pluralidades; entonces
algunos hablan de solidaridad mixta.
Así las cosas, la unidad de sujetos que aparece en la relación externa, quiebra en la relación
interna, en la que une a los acreedores y a los deudores, respectivamente entre sí. El acreedor que
cobra la deuda o extingue la obligación por novación, compensación, confusión o condonación,
responde a los demás de la parte que le corresponda en la obligación; ¹⁸⁰ el deudor que paga
puede reclamar de sus codeudores la parte que a cada uno corresponda, con los intereses de
anticipo. ¹⁸¹
179 Para que una obligación se considere como "mancomunada solidaria", es indispensable que se
haya pactado expresamente en el contrato. Sin embargo, existen casos en que la mancomunidad
solidaria se da por disposición de la ley, por ejemplo, en el Derecho Mercantil en materia de títulos
valores, pues ante los obligados como consecuencia de una letra de cambio, el acreedor puede
demandar a cualquiera de los que aparezcan como sujetos pasivos de la relación jurídica
cambiaria, para que se le pague el valor del título, sin guardar ningún orden y por la totalidad del
importe de la letra. Esto es relevante en el ámbito procesal porque, habiendo varios acreedores
cualquiera puede individualmente cobrar la totalidad de la obligación, y si se trata de los
deudores, a cualquiera de ellos puede demandársele el cumplimiento de la obligación.
180 Cfr. Artículo 1143 del Código Civil español.
181 Cfr. Artículo 1145 del Código Civil español.
La solidaridad de acreedores supone, como cualquier otra organización de la pluralidad de sujetos,
la unidad e identidad de la relación obligatoria. Pero los acreedores y los deudores no deben estar
necesariamente ligados del mismo modo o por los mismos plazos y condiciones. ¹⁸²
a) Unidad de la prestación, toda vez que, aunque haya varios deudores o varios acreedores, la
obligación es una, de manera que, si un deudor paga, extingue la obligación de forma total.
Aunado a ello, el artículo 1373 dispone que la solidaridad no significa indivisibilidad de la
obligación, ni la indivisibilidad significa solidaridad;
B) Pluralidad e independencia de vínculos, porque cada deudor o acreedor, para lo exterior, tiene
vínculo independiente para el ejercicio de sus derechos o el cumplimiento de sus deberes, sin
perjuicio de que a lo interno la prestación deba dividirse;
C) La mancomunidad solidaria debe ser expresa, según el artículo 1353 del Código Civil
guatemalteco: "La solidaridad no se presume; debe ser expresa por convenio de las partes o por
disposición de la ley. La solidaridad expresa podrá pactarse, aunque los acreedores o deudores no
se obliguen del mismo modo, ni por plazos, ni condiciones iguales".
En sentido contrario, en materia mercantil el artículo 674 del Código de Comercio de Guatemala
dispone: "En las obligaciones mercantiles los codeudores serán solidarios, salvo pacto expreso en
contrario. Todo fiador de obligación mercantil, aunque no sea comerciante, será solidario con el
deudor principal y con los otros fiadores, salvo lo que se estipule en el contrato”. ¹⁸³
La no presunción de solidaridad debe ser entendida en sus justos términos cuando el artículo 1353
del Código Civil exige que la solidaridad se determine expresamente no está requiriendo que, en
los términos de la obligación, en cuanto documento, se establezca explícitamente el carácter
solidario de la concurrencia de acreedores o deudores, sino que tal carácter no derive de la mera
presunción.
En esta modalidad el acreedor que reciba integro el pago de la deuda, se convertirá en deudor
respecto de los demás acreedores. Estos últimos podrán reclamar, al acreedor que recibió el pago,
el cumplimiento de un crédito proporcional a la parte que le correspondía.
La solidaridad de acreedores supone, como se ha dicho, una legitimación individual total para
exigir el cumplimiento de la deuda. Cada uno de los acreedores solidarios, pues, está legitimado
ture propio, para exigir el pago íntegro de la deuda. Así, los artículos 1352 y 1354 del Código Civil
establecen que cada uno de los acreedores solidarios puede hacer lo que sea útil a los demás. Y los
artículos 1364 y 1365 del mismo cuerpo legal, estipulan que cualquiera de los acreedores
solidarios está legitimado para realizar actos extintivos de la obligación, tales como cobrar la
deuda, novar la obligación, compensarla, condonar la deuda, etcétera.
La legitimación individual del acreedor solidario le permite. dirigirse ture propio contra el deudor.
Este, en principio, puede pagar a cualquiera de los acreedores solidarios, pues cada uno de ellos
está legitimado para recibir el pago, y el pago es válido y eficaz: extintivo de la obligación y
liberatorio del deudor. Mas si uno de los acreedores solidarios reclama judicialmente el pago, el
deudor deberá pagar a este. Si paga a otro acreedor solidario, el pago será ineficaz y el deudor no
quedará liberado. Aun así, es posible la ratificación. El pago será, no obstante, eficaz si el deudor
desconocía haber sido demandado judicialmente por uno de los acreedores solidarios. La facultad
de elección del acreedor de que dispone el deudor para el pago o cumplimiento queda limitada,
pues, a la reclamación judicial del crédito por uno de los acreedores solidarios. No basta, entonces,
la reclamación o interpelación extrajudicial, la cual, en cambio, será bastante para colocar al
deudor en mora.
a) Todos o cualquiera de los acreedores tienen una titularidad plena de cobro con respecto al o a
los deudores indistintamente (artículo 1352 del Código Civil);
b) Cualquier acto que interrumpa la prescripción a favor de uno de los acreedores aprovecha a los
restantes, requiriéndose que el tiempo exigido por la ley haya debido correr del mismo modo para
todos ellos (artículo 1361 del Código Civil);
184 Vid, SOTO NIETO, Caracteres fundamentales de la solidaridad pasiva, Revista de Derecho
Privado, Madrid, 1980, pág. 782.
c)La sentencia condenatoria obtenida por uno de los acreedores solidarios contra el deudor
común aprovecha a los otros, y la sentencia absolutoria del deudor aprovecha a este contra todos
los acreedores solidarios (artículo 1363 del Código Civil); y,
d) La novación o transacción hecha entre uno de los acreedores solidarios y el deudor común, sólo
afecta la parte del acreedor que las celebró (artículo 1365 del Código Civil).
Se configura cuando existe pluralidad de sujetos deudores y el deudor que cumple con la
obligación se encontrará habilitado para repetir. y reclamar, de manera proporcional, a los demás
deudores, la parte que les correspondía de la deuda. Esto es, la ejecución de la obligación genera
en el deudor un derecho de crédito sobre los restantes deudores.
184 Vid, SOTO NIETO, Caracteres fundamentales de la solidaridad pasiva, Revista de Derecho
Privado, Madrid, 1980, pág. 782.
Frente a la organización solidaria de la pluralidad de deudores de una misma relación obligatoria y
consecuencia de la legitimación individual pasiva, el acreedor goza de la facultad de elección y de
la llamada ius variandi. Así, el acreedor puede dirigirse indistintamente contra cualquiera de los
deudores o contra todos ellos simultáneamente (artículos 1352 y 1357 del Código Civil). Puede
dirigirse no sólo indistintamente sino también sucesivamente, de manera que la reclamación
entablada contra uno o alguno de ellos no basta para que pueda dirigirse contra los demás
mientras la deuda no resulte pagada por completo. Los deudores contra quienes sucesivamente se
dirija el acreedor no podrán oponer la excepción dilatoria de litispendencia. Es por ello que se
afirma que en las obligaciones mancomunadas solidarias es inoperante la preclusión procesal, al
permitirse al derecho habilite más de una oportunidad para no dejar lesionado su patrimonio, al
preceptuarse que la reclamación no estuviere totalmente satisfecha.
El deudor contra quien se dirige el acreedor debe pagar la deuda íntegramente. En este caso,
libera a los demás deudores y extingue La obligación (artículo 1358 del Código Civil). Este
codeudor que paga íntegramente la deuda se subroga en los derechos del o de los acreedores o a
quienes pagó, por tener interés jurídico en el cumplimiento de la prestación, sustituyéndose en
sus acciones, facultades y privilegios sin que tenga que exigir de los otros codeudores por
separado, la parte que ella le corresponda, quedando a su libre albedrío el seguimiento de
acciones por separado o dirigirse en contra de uno solo de los codeudores insolventes.
Ante la reclamación del acreedor, el deudor solidario puede oponer todas las excepciones que
deriven de la naturaleza de la obligación (artículo 1360 del Código Civil), estas son las llamadas
excepciones reales (nulidad de la obligación, prescripción de la deuda, inexigibilidad temporal,
incumplimiento del contrato, si se trata de una obligación sinalagmática, etc.). Igualmente puede
oponer todas aquellas excepciones que le sean personales (compensación, anulabilidad de la
obligación por vicio padecido por el propio deudor, falta de capacidad de este, etc.). Respecto de
las excepciones personales de los otros deudores, solo las puede utilizar en la parte de deuda de
que éstos fueren responsables (compensación, nulidad parcial, quita o remisión hecha a la parte
de uno de los deudores).
Extinguida la deuda por el pago o cumplimiento de uno de los codeudores, éste podrá dirigirse
contra los demás en la relación interna mediante una acción de regreso. Esta se dirige a exigir de
los codeudores la parte que a cada uno corresponda más los intereses de anticipo. Aquí la deuda
es parciaria (artículo 1358 del Código Civil).
Puede ocurrir que uno de los codeudores sea insolvente. En este caso, su insolvencia es suplida por
los demás, incluido el deudor que pagó a prorrata (artículo 1359 del Código Civil). Es decir, elriesgo
de la insolvencia de uno de los codeudores, prácticamente irrelevante en la relación
externa, es asumido por todos los demás en la relación interna y solo por el codeudor que pagó.¹⁸⁵
PUIG FERRIOL,¹⁸⁶ establece de este modo las características de la llamada solidaridad pasiva:
Se puede resumir diciendo que el Código Civil en el artículo 1352 regula la solidaridad activa y
pasiva, quedando a la deriva lo relativo a la solidaridad mixta, aunque esta se viene a tratar en
forma accidental en el artículo 1367
185 Cfr. CARREAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica procesal,
Barcelona, 1990.
186 PUIG FERRIOL, Régimen jurídico de la Solidaridad de Deudores, Libro Homenaje a Ramón
Maria Roca Sastre, Volumen 20, Madrid, 1976, pág. 434.
187 SALVADOR CARRIÓN, Apuntes doctrinales en torno a la subrogación del deudor solidario
solvens, Actualidad Civil, 2000, pág. 321.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
CAPITULO VI
LA PRESTACIÓN EN GENERAL Y SUS REQUISITOS
El objeto de la obligación es lo debido por el deudor y lo que el acreedor está facultado para reclamar.
El deudor lo que debe en realidad es una conducta o un comportamiento, al que usualmente se le
denomina prestación. Se puede hablar por ello de "un programa de prestación".188 Dicho en otros
términos, es la programación ideal o intelectual de un acontecimiento que se aspira que sea realidad
en un momento posterior.
Al inaugurar el artículo 1319 del Código Civil, el título II, capítulo I, del libro V, primera parte, bajo el
epígrafe: De las obligaciones, sus modalidades y efectos, establece que "toda obligación resultante de
un acto o declaración de voluntad consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa". En este consistir va
implícita la idea de que el deudor está obligado a realizar un comportamiento. En realidad, está
determinando el objeto de la obligación y el de la prestación. El objeto de la obligación es el
188
DÍEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., pág. 236.
-169
bien o la cosa debida, de esta manera la cosa o servicio que el acreedor pretende procurarse a través
precisamente de una determinada conducta o comportamiento del deudor. Esta conducta debida por
el deudor es en sentido estricto la prestación y consiste en dar, hacer o no hacer una determinada
actividad. La cosa a que se refiere el artículo 1319 es el objeto de la obligación y, desde esta
perspectiva, coincide o se superpone con el interés del acreedor.
En principio, el objeto de la relación obligatoria puede ser cualquier actividad personal del deudor
(comportamiento o conducta). Sin embargo, esto no quiere decir que el objeto sea ilimitado, pues
deben concurrir determinados requisitos o condiciones necesarios para que la relación obligatoria
llegue a existir jurídicamente.
En general, la prestación debe ser "posible, lícita y determinada o determinable. El Código Civil
establece estos requisitos no en relación con la prestación sino con el objeto del contrato (artículos
1251 y 1538). La imposibilidad de la prestación, su ilicitud o inmoralidad o su absoluta
indeterminabilidad, lleva aparejada la nulidad de la obligación.
La prestación es siempre una determinada conducta mediante la cual se procura el interés del
acreedor y se realiza la función económica de la obligación. Como tal conducta es futura y potencial,
pero ha de ser siempre posible. Obligarse a realizar algo que es absolutamente imposible, equivale a
obligarse a nada.
que debe desplegar el deudor debe ser posible. La posibilidad de la prestación ha de ser tanto material
como jurídica La imposibilidad es cuando la conducta o comportamiento del deudor no es físicamente
posible: por ejemplo,
dominio público (artículos 457, 458 y 459 del Código Civil); y, c) los bienes de naturaleza no patrimonial
y, por tanto, no disponibles por sus titulares como los derechos de personalidad (vida, libertad, o el
estado civil).
Si la prestación consiste en un hacer, la licitud de la prestación significa que esta no debe ser
contrariani a las leyes imperativas (ilegalidad) ni a la moral o buenas costumbres (inmoralidad) ni al
orden público.
ación
Si la obligación consiste en dar, hacer o no hacer alguna cosa, es evidente que acreedor y deudor
deben determinar esa alguna cosa que el deudor debe dar, hacer o no hacer. La determinación es un
requisito esencial de la prestación: establece qué conducta o comportamiento debe observar el deudor
y cómo debe observarlo. Ello significa que la conducta debida en que la prestación ha de consistir debe
quedar perfectamente descrita por las partes a través de una serie de módulos o criterios, mayores o
menores, de acuerdo con los cuales queda fijado el acto o serie de actos que han de ser realizados.
de datos que pueden ser más o menos amplios, según exista un interés de
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
las partes en una más amplia y detenida fijación. Cuando la obligación
Respecto a ello, el artículo 1538 del Código Civil dispone: "No sólo las cosas que existen pueden ser
objeto de los contratos, sino las que se espera que existan; pero es necesario que las unas y las otras
estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su género. La cantidad puede ser
incierta con tal que el contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla. Los hechos
han de ser posibles, determinados y en su cumplimiento han de tener interés los contratantes".
Por otra parte, no siempre existe al principio esa determinación total respecto de los sujetos. En la
mayoría de las obligaciones son inicial y absolutamente determinadas en cuanto al sujeto pasivo, es
respecto del acreedor que aparece la indeterminación. Así sucede en una promesa pública de
recompensa, en los títulos de crédito, en las disposiciones testamentarias a favor de parientes del
testador, en forma general e indeterminada (art. 942 del Código Civil). La indeterminación del deudor
menos frecuente que el acreedor se presenta cuando el extremo. pasivo de la obligación no es
precisado inicialmente, aunque en la vida. jurídica a decir verdad ello es sumamente inusual que
ocurra, de ahí que se hable de indeterminación del deudor, especialmente en el caso de las
obligaciones que afectan preferente y directamente a un bien, tales casos, por ejemplo: en la
copropiedad del concurso de comuneros en las cargas de la comunidad (art. 486 CC), el deber de
contribuir a los gastos necesarios para la conservación de la cosa común (art. 488 CC); y en la
propiedad horizontal, la obligación de los propietarios de pagar los gastos comunes, que se transmite
al causahabiente, siendo este responsable solidariamente con el enajenante por los adeudos
pendientes ocurridos antes de la enajenación (art. 546 CC).
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
Se puede observar que los ejemplos citados, más que una indeterminación inicial del deudor, se
traducen en un deber de pago que por disposición de ley se transmite a las personas que adquieren la
titularidad del bien o bienes de que se trate, configurándose así la clase de obligaciones que en
doctrina se llaman con cierta impropiedad, ambulatorias.191
191
Es necesario hacer alusión a lo señalado en los "Principios del Derecho Europeo de Contratos sobre
esta cuestión. Para un jurista que procede de un ordenamiento como el guatemalteco, quizá resulte
sorprendente la regulación de los Principios sobre la determinación del precio. Como regla general, en
el Derecho guatemalteco se exige que
2.4. Patrimonialidad
Mucho se ha discutido por romanistas y civilistas si para que exista una obligación es o no
indispensable que la prestación tenga carácter patrimonial, y si este carácter constituye por
consiguiente un requisito necesario para la prestación. Según señala MURILLO VILLAR, 9 Savigny y
algunos otros juristas pertenecientes a la Escuela Histórica, sostuvieron que el Derecho romano exigía
en toda obligación que el contenido de la prestación fuera exclusivamente. patrimonial e incluso que el
interés del acreedor fuera a su vez patrimonial, alejando del Derecho de obligaciones cualquier otro
matiz que no encajara en esta dimensión económica de las obligaciones. Esta teoría, que se puede
llamar clásica, tiene su apoyo en un texto de ULPIANO (28 ad. Sap.),193
Los Principios admiten la validez del contrato, aunque las partes no hayan establecido
el precio. Así, el articulo 6:104 establece que cuando en el contrato no se fije el precio, o el medio para
determinarlo, se considera que las partes han estado de acuerdo en un "precio razonable". Los
principios también se apartan de las soluciones del Derecho nacional al admitir que queda al arbitrio de
una de las partes la determinación del precio o de cualquier otro elemento del contrato. En este caso,
el artículo 6:105 declara que, si la determinación
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
revisión y sustitución por una determinación razonable.
conforme al cual, si la determinación del precio u otro elemento del contrato se deja
al arbitrio de un tercero, y este no puede o no quiere hacerlo, se presume que las partes han
autorizado a los tribunales para que designen a otra persona que realice la determinación en cuestión
(en el Derecho guatemalteco el contrato resultaría ineficaz). MURILLO VILLAR, La patrimonialidad de la
prestación en el Derecho romano, Libro
homenaje a J. B. Vallet de Goytisolo, Madrid, 1988, volumen 60., pág. 391 y siguientes. Este texto del
Digesto señala ea enim in obligatione consistere, quae pecunia lui praestarique possunt, lo que puede
ser traducido diciendo que puede ser objeto de obligación todo aquello de lo cual se puede liberar con
dinero.
En la doctrina alemana del siglo XIX, especialmente la obra de ULERING y WINDSCHEID, el dogma de la
patrimonialidad de la bligación fue objeto de una severa crítica. Los críticos se basaron sobre todo en la
idea corroborada por múltiples textos de que el interés del reedor en la obligación puede tener una
naturaleza moral o afectiva, in ser necesariamente patrimonial. Esta línea de pensamiento dominó ha
redacción del Código Civil alemán, cuyo parágrafo 241 definió la obligación "sin ninguna referencia al
valor pecuniario de la prestación".
En este contexto argumentativo, el Código Civil portugués en su artículo 398 establece que "la
prestación no necesita tener valor pecuniario, pero debe corresponder a un interés del acreedor, digno
de protección legal".
En la doctrina española esta línea ha sido seguida por algunos autores como HERNÁNDEZ GIL,198 quien
sostuvo que una prestación no susceptible de valoración económica o patrimonial puede integrar
perfectamente el objeto de una prestación y producir consecuencias jurídicas. En este sentido, VALLET
DE GOYTISOLO, afirma que "es evidente que pueden existir obligaciones respecto de las cuales el
acreedor no tenga un interés patrimonial. Por ejemplo, la obligación de rectificar determinada noticia
inexacta, que falta a la verdad; la obligación de
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
esculpir una estatua en memoria de un familiar del acreedor. El interés del acreedor en estos casos no
es un interés patrimonial, pero la correlativa prestación del deudor puede ser valorada
pecuniariamente" 199
La larga discusión doctrinal 200 acerca de la patrimonialidad de la obligación queda así clarificada
mediante la distinción entre obligación, prestación e interés del acreedor. La obligación es el marco o
vehículo idóneo para la realización de intereses económicos: prestación de servicios e intercambio de
bienes; la prestación (dar, hacer o no hacer alguna cosa ex artículo 1319 del Código Civil) debe ser
susceptible de valoración económica; el interés del acreedor, en cambio, basta con que sea un interés
serio y digno de tutela jurídica.201 Como se verá más
Por tanto, el interés del acreedor puede no tener carácter patrimonial pero la prestación debe ser
susceptible de apreciación en términos económicos, es decir, en términos de sacrificio patrimonial para
el deudor y de utilidad para el acreedor. La obligación, mejor la relación obligatoria siempre debe tener
una finalidad económica.
Puede afirmarse pues, como resumen, que el objeto de toda obligación es la prestación, y que esta,
además tener carácter patrimonial en el sentido de ser susceptible de valoración pecuniaria ha de ser
posible, lícita y determinada o por lo menos determinable.
1. Cuestiones generales
Entre las diversas categorías o especies de diligaciones que en particular regula el Código Civil, algunas
se identifican por el dijes de la prestación (así, las obligaciones genéricas, les alternativas, las
facultativas, las indivisibles o las pecuniarias), otras se definen por los sujetos (las ya examinadas
obligaciones parciarias, manomonatas o solidarias); y otras, por la producción de sus efectos
(obligaciones condicionales y a término o plazo), La clasificación o taxonomía de las obligaciones puede
ser diversa y puede atender a criterios distintos de los aquí contemplados.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
Como se ha señalado, el Código Civil inaugura las disposiciones generales de las obligaciones (título II,
capítulo I, libro V, primera parte, de los artículos 1319 a 1516) con una distinción tripartita y
fundamental que atiende a la prestación: la obligación consiste en da (consiste en la entrega de un
bien), hacer en la ejecución de un hecho) no hacer alguna cosa en una abstención). Esta sistemática
denota la supremacía de la voluntad de las partes en obligarse, en dar, hacer o no hacer alguna cosa.
204
-178
Con base en la mencionada distinción, la doctrina supone otra himembre, de origen alemán, que
distingue entre obligaciones positivas y obligaciones negativas según el comportamiento del deudor (o
sea la prestación) consista en una conducta positiva o negativa. Aquella consiste en una conducta
activa tendente a modificar un determinado. estado de cosas (dar o hacer); esta en cambio consiste en
una conducta pasiva, en una abstención que, como tal, mantiene inalterada la situación anterior. 205
Sin embargo, esta distinción, como todas las distinciones. escolásticas en que se utilizan como criterios
diferenciales las ideas de lo positivo y lo negativo, no deja de tropezar con algunas dificultades. Se ha
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
dicho, y con razón, que el carácter afirmativo o negativo pertenece más al terreno de la expresión
gramatical que al de la estructura o de la consistencia del hecho previsto por una norma o una regla
jurídica. El lenguaje permite muchas veces describir en forma positiva o negativa, desde un punto de
vista gramatical, un mismo acontecimiento. Así, por ejemplo, la obligación de no clausurar un
establecimiento mercantil es también la obligación de mantenerlo abierto y de continuar el ejercicio de
la industria. Por ello, es oportuno diferenciar las prestaciones positivas frente a las negativas, según
que la prestación prevista consista en una alteración o un cambio en el estado de cosas existentes en el
momento de la celebración del negocio constitutivo de la relación obligatoria o en el mantenimiento
inalterable de tal situación o estado de cosas. 205
La obligación que consiste en dar alguna cosa es la obligación paradigmática del Código Civil, esta es
considerada como el prototipo de obligación. Ello obedece quízá a dos razones. Desde un punto de
vista económico, porque es la forma fundamental en una economía basada esencialmente en el
cambio o en el trueque de bienes muy concretos, el dinero y las cosas específicas que se producen en
una economía que se mantiene en el llamado sector primario. Desde el punto de vista jurídico, por la
más fácil realización y, en definitiva, ejecución de este tipo de obligaciones. La evolución moderna ha
dado lugar a una economía mucho más compleja y rica en la que las cosas específicas han perdido gran
parte de su importancia, a favor de los géneros y, sobre todo, de los servicios que han ido adquiriendo
una relevancia fundamental.
La obligación de dansupone la entrega de la cosa un determinado traspaso posesorio, que puede ser
traslativo (compraventa) o festitutorio (comodato o depósito). Si se trata de un dore traslativo, la
conducta del deudor se dirige a transmitir al acreedor un determinado derecho sobre la cosa; si se
trata de un dare sustitutorio, la entrega de la cosa no es transmisión sino devolución de esta.
La Exposición de Motivos del Código Civil, sobre la obligación de dar, expresa: "La obligación de dar la
tomamos en el sentido de entregar una cosa mueble o inmueble, ya para constituir sobre ella un
derecho real, o para transferir solamente el uso, goce o tenencia, o, para restituirla a su dueño. Dar,
pues, significa toda obligación de entregar, como en la compraventa en que el comprador tiene que
dar al vendedor el precio y éste a aquél la cosa vendida.
a.
Responsabilidad por los daños y perjuicios que sufra la cosa mientras no sea entregada".
La obligación de dar tiene una función instrumental, por cuanto es un procedimiento para obtener una
finalidad como la adquisición de la propiedad de aquella cosa, su restitución o la constitución efectiva
de un derecho de goce o de garantía sobre ella.
La prestación de dar, además de la distinción entre el dare traslativo y el restitutorio, permite distinguir
entre obligaciones genéricas y obligaciones específicas o determinadas. Aquellas consisten en la
obligación de entregar una cosa-identificada por su pertenencia a un género (una suma de dinero, una
cantidad de café, frijol, etc.); estas consisten en la entrega de una cosa identificada en su individualidad
(un determinado bien, un vehículo, etc.).207
El Código Civil se refiere a esta clase de obligaciones en los artículos 1320, 1321 y 1322, disponiendo el
primero que la obligación de dar cosa determinada comprende su entrega y la de sus accesorios y
pertenencias, así como los frutos que produzca desde que se perfecciona el convenio; y el segundo,
que en las obligaciones de dar cosa determinada únicamente por su especie, la elección corresponde al
deudor, salvo pacto en contrario, y que aquel (el deudor) cumplirá eligiendo cosas de regular calidad,
asimismo procederá el acreedor, cuando se le hubiese dejado la elección.208
207
A nivel procesal, se regulan las ejecuciones especiales, dentro de las que se encuentran "la ejecución
de dar", articulo 336 del Código Procesal Civil y Mercantil "La ejecución de obligación de hacer, está
regulada en los articulos 337 y 338. Lo relativo a la ejecución por quebrantamiento de la obligación de
no hacer está contenida en el artículo 339 del mismo cuerpo legal.
208
b.
Otros Supuestos de obligaciones de darse encuentran contenidos en los artículos 1319, 1383, 1810,
1812 del Código Civil guatemalteco
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
-181
Indudablemente, en una economía fundada en lo que se ha llamado el sector terciario, que es una
economía de servicios, las obligaciones de hacer han ido adquiriendo una extraordinaria importancia,
lo que provoca la necesidad de integrar la carencia del Código.
La prestación de hacer, como objeto de una relación obligatoria, puede tener contenidos muy variados.
Habrán de ser las partes en cada caso, quienes describan sus características y establezcan el programa
o proyecto de la actividad prometida.209
A las obligaciones de hacer se refiere el Código Civil en los artículos 1323, 1324 y 1325. En ekprimero,
se prevé el incumplimiento del obligado (es decir, quién o quiénes tenían que hacer algo para el
acreedor), reconociendo derecho a este (acreedor) para hacer por sí o por medio de tercero a costa del
deudor lo que se hubiere convenido, si la calidad del ejecutante fuere indiferente. En el artículo 1324
se dispone que, si el acreedor prefiere la prestación por el deudor, ha de pedir que se le fije un término
prudencial para que cumpla la obligación, y si no la cumpliere, será obligado a pagar daños y perjuicios.
Por último, el artículo 1325, conforme al cual, si la obligación de hacer resulta imposible sin culpa del
deudor, la obligación queda extinguida.
En función de lo expuesto, se puede afirmar que la prestación de hacer impone al deudor el desarrollo
de una actividad que permita al acreedor la satisfacción de su interés. Como supuestos típicos en el
Código Civil de actividades que constituyen un posible objeto de relaciones obligatorias pueden
mencionarse el desempeño de un trabajo o un servicio (artículo 2027 del Código Civil), la construcción
de una obra (artículo 2000 del Código Civil), el transporte de personas o de
casas (artículos 696 a 699 del Código de Comercio), realización de un sunto (artículo 1686 del Código
Civil) y la custodia de cosas ajenas artículo 1974 del Código Civil).
En la prestación de hacer el deudor se obliga a observar una conducta o comportamiento que consiste
en la realización de un servicio. El Código Civil se refiere a esta especie de prestación en diversos
preceptos, de los que deriva un régimen propio y distinto al de las prestaciones de dar
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
El objeto de la prestación de hacer, puede ser cualquier actividad o servicio con tal que reúna los
requisitos propios de la prestación: posible, lícito, moral y determinable. Igualmente, la conducta que
observe el deudor debe ser susceptible de traducción en términos económicos, es decir, de sacrificio
patrimonial para el deudor y de utilidad para el acreedor
En la prestación de hacer, la persona del deudor y sus cualidades puede tener una mayor relevancia
que en las prestaciones de dar. Si las cualidades personales del deudor han sido determinantes para el
acreedor, la prestación de hacer es infungibles con una expresión clásica, se dice que hay un intuitu
personne. Entonces, el acreedor no puede ser compelido a recibir la prestación o servicio de un
tercero. En caso contrario, la prestación de hacer es fungible y, por tanto el acreedor do podrá rechazar
la prestación ejecutada por un tercero si la conducta de este se adecúa a la prevista en el acto
constitutivo de la obligación.
En las prestaciones de dar, en cambio, la idea de intuitu personae queda un tanto desviada por la
objetividad de la prestación y el interés del acreedor. Por otra parte, es de destacar que la prestación
de hacer puede dar lugar a dos subespecies distintas, según la prestación tiende a conseguir un
determinado resultado o se agote en la mera observancia
-183
La obligación es de medios si el deudor se obliga a desarrollar una determinada actividad, pero sin
comprometer el resultado de la misma; por ende, es indiferente que se alcance un determinado
resultado, el deudor cumple desplegando diligentemente la actividad (el médico visita al enfermo, le
reconoce y receta). En cambio, es de resultado si el deudor se obliga a procurar al acreedor un
determinado resultado y, por tanto, independientemente de que deba desplegar o no una concreta
actividad, por él mismo o por un tercero (por ejemplo, el contrato de obra, el transportista), por
consiguiente, solo hay cumplimiento si el resultado se obtiene.211
La tercera especie de obligación que con base en la prestación abstencion contempla el artículo 1319
del Código Civil es la llamada obligación negativa o de no hacer. En esta el deudor se obliga a una pura
abstención, a observar una conducta meramente omisiva. Es el caso del
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
pacto de no concurrencia en una determinada plaza entre empresarios a de no concurrencia a una
determinada subasta-o-del pacto de no enajenación estipulado en un contrato oneroso o de no
introducir animales en un inmueble arrendado. El acto o conducta de la que debe abstenerse el deudor
puede ser meramente materialo un acto jurídico.
214
En principio, es a los interesados a quien compete atribuir a su negocio el alcance de constituir una
servidumbre o determinar el nacimiento de la simple obligación, puesto que una y otra cosa dependen
de su autonomia. Sin embargo, a falta de una expresa declaración de voluntad sobre el particular, el
negocio deberá ser interpretado como simple obligación, pues así lo impone el principio de libertad la
propiedad. Por otra parte, para entender nacido un derecho real, con efectos frente a terceros, será
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
-185
el Código Civil dispone en el artículo 1326: Si la obligación es de no hacer, el obligado incurre en daños
y perjuicios por el solo hecho de la contravención; el artículo 1327 CC señala "El acreedor tiene
derecho. para exigir que se obligue al deudor a destruir lo que se hubiere hecho contraviniendo lo
pactado, o a que se le autorice la destrucción por cuenta del deudor", y el artículo 1328 CC, que "Si no
fuere posible destruir lo que se hubiere hecho o si la prestación fuere indestructible por su naturaleza,
como la divulgación de un secreto industrial, el acreedor tendrá derecho de exigir daños y perjuicios
por la contravención".
Un negocio jurídico que ha alcanzado en los tiempos modernos una cierta tipicidad económico-social
como obligación negativa es el llamado "pacto o clausula de exclusiva" (v. gr., suministro con
exclusividad). Esta última figura aparece cuando el deudor promete que todas las prestaciones de una
determinada especie las realizará solo con la otra parte contratante y que, por consiguiente, se
abstendrá de
realizarlas con terceras personas. Por ejemplo, un fabricante se obliga a vender toda su producción a
un comerciante y, por consiguiente, a no venderla a terceras personas. También a la inversa: un
comerciante se compromete a adquirir las mercaderías de un determinado tipo solo de un
determinado fabricante y, de esta forma, a no aprovisionarse de personas distintas.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
modificación jurídica. Si en lugar de estipular una obligación de no enajenar, el adquirente ha sido
privado del poder dispositivo, la enajenación llevada a cabo será nula, mercado
La prestación puede agotarse en un solo acto del deudor, puede fraccionarse o puede prolongarse en
el tiempo. Estas posibilidades permiten distinguir entre las obligaciones (normalmente contractuales y,
por tanto, entre los contratos) de tracto único o ejecución instantánea, de ejecución diferida o
aplazada y de ejecución periódica, continua o tracto sucesivo. Sin embargo, no se debe identificar en
pura técnica prestaciones instantáneas y duraderas con obligaciones instantáneas o
217
Por ejemplo, el comprador de una empresa mercantil, según el art. 663 del Código de Comercio de
Guatemala: "debe abstenerse durante los cinco años siguientes a la transmisión de iniciar una nueva
empresa que por su objeto, ubicación y demás circunstancias pueda desviar la clientela de la empresa
mercantil transmitida, constituyendo una competencia desleal".
-187
de tracto único y duraderas o de tracto sucesivo: en una misma relación obligatoria puede haber
prestaciones instantáneas y prestaciones duraderas
Si se realiza o agota con un solo acto o hecho del deudor el cumplimiento de la prestación: el
comprador, por ejemplo, paga el precio de la cosa que adquiere apenas si le es entregada; el vendedor
entrega la cosa vendida simultáneamente al pago del precio. El solo hecho de la entrega de la cosa y
del pago del precio extingue o agota la compraventa.
La prestación, aun consistiendo en un solo hecho, puede diferirse o aplazarse en el tiempo, pues puede
posponerse a un momento distinto del constitutivo de la obligación. En el ejemplo anterior, la
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
compraventa se perfecciona el 1 de abril mientras que el precio se debe pagar el 15 del mismo mes o la
cosa se debe entregar el 1 de mayo. En estos casos, la prestación queda diferida a aplazada. Puede
ocurrir también que la prestación se fraccione en una pluralidad de hechos de idéntica naturaleza. Es el
supuesto clásico de la compraventa con pago del precio a plazos o del préstamo mutuo con reembolso
del principal y de los intereses a plazos (contratos básicos en una economía crediticia). También aquí la
prestación está aplazada o diferida, pero, a diferencia del supuesto anterior, la prestación no se agota
con un solo hecho del deudor, aunque pospuesto, sino con una pluralidad de hechos sucesivos y de la
misma naturaleza. Puede consultarse en este sentido los artículos 1834 a 1843 del Código Civil que se
refieren a la compraventa con abonos.
-188
En este caso, la conducta o comportamiento del deudor perdura o se prolonga en el tiempo, esto
significa que la relación obligatoria discurre través del tiempo. Así, por ejemplo, en un contrato de
arrendamiento, al arrendatario está obligado a pagar, mes a mes, la renta, la que sería na obligación de
prestaciones periódicas, en el contrato de suministro, en cuya virtud el suministrador se obliga a una
prestación duradera y Continuada o a vencimientos periódicos (piénsese en el suministro de água o de
energía eléctrica) o en el contrato de servicios (la entidad arrendataria se obliga a realizar limpiezas
periódicas en la sociedad irrendadora o a mantener en funcionamiento determinadas máquinas).
En general, son prestaciones duraderas las de servicios, las de gestión, las de trabajo, suministro y las
prestaciones de no hacer, como la derivada del pacto de no concurrencia entre empresarios. La
distinción entre obligaciones de tracto único de tracto sucesivo tiene trascendencia en orden al tema
del cumplimiento, y también respecto de la aplicación de la cláusula rehus sic stantibus, que solo se
entiende aplicable a las obligaciones de tracto sucesivo, contraídas a largo plazo.
Las características de principal o de accesoria de una obligación puede referirse a su objeto o a las
personas obligadas. Son accesorias en cuanto a su objeto cuando son contraídas para asegurar el
cumplimiento de una obligación principal, como sucede con las cláusulas de indemnización, y son
accesorias en cuanto a las personas obligadas, cuando estas las contrajeron como garantes o fiadores.
La
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
obligación es principal, en cuanto su objeto, cuando tiene existencia propía, no dependiente de otra
relación obligatoria. Son accesorias cuando su existencia depende de una obligación principal. En
cuanto a las personas obligadas, la obligación principal está constituida por la que tiene el deudor con
su acreedor, y la accesoria, por ejemplo, sería la contraída por un fiador con el propósito de garantizar
el cumplimiento de la obligación.
Las prestaciones de dar, hacer o no hacer alguna cosa a que se refiere el art. 1319 del Código Civil no
aparecen en la realidad como supuestos químicamente puros, sino que, junto a ellas, hay una serie de
prestaciones incluso de distinta naturaleza que las sirven y coadyuvan para alcanzar el fin empírico de
la entrega, el hacer o el no hacer Tales prestaciones se denominan accesorias. Antes ya se ha hecho
referencia a alguna de ellas: por ejemplo en la prestación de dar es accesoria la prestación (de hacer)
de custodiar la cosa con la diligencia del buen padre de familia; en el contrato de arrendamiento, la
prestación principal del arrendador es dar al arrendatario el goce o uso de la cosa, pero también debe
conservarla en estado de servir para el uso a que ha sido destinada y a mantener al arrendatario en el
goce pacífico de la cosa; igualmente es accesoria la prestación de entregar, junto con la cosa
determinada, todos sus accesorios, aunque no se hayan mencionado. 219
Cuando se está ante una prestación principal y cuando (ante una accesoria se debe determinar con
base en un criterio económico: prestación principal es aquella que goza de existencia propia o
independiente y la prestación accesoria es la que sirve a otra o está subordinada funcionalmente a
otra, la cual es principal. La idea de subordinación funcional se debe poner en relación con el interés
del acreedor y el fin empírico de la obligación. Así mismo, por ejemplo, la obligación del fiador de
cumplir en caso de que el deudor no cumpla es
-190
accesoria, en cuanto solo puede darse si existe la obligación principal arantizada, la deuda de interés y
la de resarcimiento de los daños moratorios y el derecho de retención. La importancia de esta
clasificación consiste en que, dada la naturaleza de las obligaciones accesorias, y su necesaria
vinculación a una obligación principal, siguen necesariamente la suerte y vicisitudes de esta, de forma
que, si la obligación principal e extingue o resulta nula, se extingue o anula también la obligación
accesoria, que no puede existir sin aquella.220
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
Las obligaciones de cantidad pueden ser líquidas o ilíquidas. Son obligaciones líquidas aquellas cuya
cuantía dstá fijada numéricamente (por ejemplo, Miguel debe entregar a Triny mil quetzales), o basta
una simple operación aritmética para obtener su cuantía exacta. En caso contrario, la prestación es
ilíquida.
6.1. Los antecedentes históricos del problema: las obligaciones indivisibles en el Derecho romano
Señalaba BARRASI que en el Derecho romano el carácter divisible o indivisible de la obligación tenía
trascendencia y determinaba un régimen especial en el caso de que en la obligación hubiera varios
deudores o varios acreedores. En tal supuesto, si la obligación era divisible cada uno de los codeudores
debía cumplir la prestación solo por su cuota y cada uno de los acreedores podía reclamarla en la
medida de su cuota. En cambio, si se trataba de una obligación indivisible, cada uno de los acreedores
tenía derecho a pretender la prestación entera cada uno de los codeudores tenía el deber de ejecutarla
por entero no cumulativamente, sino electivamente, de manera que, en definitiva, se producía un
régimen analogo al de las obligaciones solidarias. La única diferencia estribaba en que en estas últimas
la prestación del entero. deriva de la unidad de los vínculos existentes entre las partes, mientras que
en las obligaciones indivisibles derivaba de la naturaleza misma de la prestación.
En juicio, la obligación indivisible había de deducirse por el entero y la condena era también una
condena al pago de la totalidad, con la consecuencia que de este modo quedaba extinguida la
obligación frente a todos los codeudores o frente a todos los acreedores.
La obligación es divisible o indivisible según sea o no susceptible de ser cumplida por partes, lo cual
depende no solo de la naturaleza de la prestación que constituya su objeto, sino también de la
intención de las partes. Lo que se mide por la indiferencia del acreedor ante la imposibilidad de cobrar
su crédito de una vez o fragmentariamente. Esto depende de que el acreedor reciba de ambas formas
la misma satisfacción. Y en principio ese requisito requiere que la prestación (y, por ende, su ejecución)
pueda fragmentarse en partes cualitativamente iguales y cuantitativamente proporcionales,
conservando además su valor económico. De manera que, si en su caso solo se cumpliera una de
dichas partes, el acreedor obtendría una satisfacción proporcional a la satisfacción total que derivaría
del cumplimiento total de la prestación.
Cuando la prestación se puede cumplir parcialmente, se está ante las obligaciones divisibles; y, si la
prestación se debe cumplir por entero, la obligación es indivisible, esto es, no es susceptible de división
entre acreedores y deudores. Estas obligaciones las regulan los artículos 1371 a 1879 del Código Civil.
En principio toda obligación es indivisible, pues el deudor no puede obligar al acreedor a recibir pagos
parciales si no es consecuencia de un contrato-De-consiguiento, si se quiere cumplir la prestación de
manera dividida, debe ser mediante un acuerdo de voluntades
Respecto a este tipo de obligaciones, la Exposición de Motivos del Código Civil menciona lo siguiente:
"El Código del 77 no menciona las obligaciones divisibles y únicamente el articulo 2310, reformado por
el 333 del decreto 272, contiene una prescripción que corresponde a la indivisibilidad de las
obligaciones, no puede obligarse al acreedor, expresa, a recibir por partes lo que se le debe, sino ha de
pagársele la totalidad, salvo convenio en contrario. Esta es precisamente la indivisibilidad que en forma
clara y concluyente contemplan los artículos 1373, 1374 y 1376. Los efectos de la indivisibilidad son
parecidos a los de la solidaridad y algunos códigos declaran que la obligación indivisible produce los
mismos efectos de la obligación solidaria; pero en nuestro artículo 1375, seguimos el criterio
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
diferencial de ambas modalidades, por el que se establece que la solidaridad no da a la obligación el
carácter de indivisible, ni la indivisibilidad de la obligación la hace solidaria.
La obligación indivisible puede resultar no solamente del convenio sino de algún hecho jurídico: la
muerte del causante, por ejemplo. Sus herederos, obligados a cumplir la prestación ofrecida por aquél,
lo harán conjuntamente, pues el acreedor no debe dirigir su acción contra uno solo
-194
de los deudores, sino contra todos a la vez, según lo prescribe el artículo 1377, salvo el caso de que en
la partición de bienes uno solo de los herederos haya quedado obligado por el total de la deuda.
Quiere decir, pues, que si la indivisibilidad tuviera los mismos efectos que la solidaridad, en el caso
propuesto cada uno de los herederos estaría obligado por el total y no a prorrata, como resulta de la
indivisibilidad; pero como el acreedor tiene derecho a pedir el cumplimiento total y no parcial de la
obligación y no está obligado a recibir por partes lo que se le debe, aunque la cosa pudiera dividirse
fisicamente, dispone el artículo citado, que la prestación debe exigirla de todos al mismo tiempo, salvo
que uno de los deudores esté encargado de cumplirla, en cuyo caso, el acreedor puede dirigir su acción
solamente contra éste, y el deudor tiene derecho de pedir que se cite y emplace a los demás para el
efecto de repetir contra ellos".
Por su parte, el artículo 1376 ha previsto que la obligación se considera indivisible: 1. Cuando tiene por
objeto la entrega de un cuerpo cierto; 2. Cuando uno solo de los deudores está encargado de ejecutar
la prestación; y 3. Cuando las partes convienen expresamente en que la prestación no pueda
satisfacerse parcialmente o cuando por la naturaleza de la obligación sea imposible su cumplimiento
parcial".
-195-
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
cumplimiento a uno solo de los deudores, sino que debe demandarlo a todos, salvo que se haya
pactado que un deudor especifico responda de la ejecución de la prestación. En este caso, este deudor
puede pedir que se emplace a los demás deudores para poder repetir contra ellos.
Por otro lado, la divisibilidad de la prestación, esto es, su susceptibilidad de cumplimiento o ejecución
parcial puede hacer tránsito a la indivisibilidad; pero esta no puede conducir a aquella. De esta forma,
el pago de una cantidad dineraria (prestación de dar) es perfectamente divisible porque se puede
realizar parcialmente, pero se puede configurar como indivisible si se exige el pago integro en un solo
acto. Por el contrario, si la prestación es indivisible y, por tanto, no admite ejecución parcial, no se
podrá configurar como divisible: por ejemplo, si la prestación de dar consiste en la entrega de un
semoviente vivo. De esta manera, la indivisibilidad puede tener un origen estrictamente convencional.
Así por ejemplo las cuentas corrientes bancarias conjuntas, de modo que el banco pagará el cheque
librado por todos los titulares conjuntamente.
o no la realización de los fines a cuyo logro se establece la obligación. Una obligación es indivisible,
resalta, cuando tiene por objeto una prestación que no permite a cada acreedor-reclamar su parte
como un todo independiente, ni a cada deudor prestar su parte del mismo modo, y librarse
independientemente.
Esta clasificación de las obligaciones se establece sobre la base del contenido de la prestación, esta
dicotomía responde al distinto comportamiento que se exigiría al deudor de la obligación.
En cuanto a la obligación de medios, e deudoy cumple actuando con diligencia media, que es la que
normalmente requiere la ley (la diligencia
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
del buen padre de familia), aunque no logre el resultado deseado.
La distinción es importante porque implica una distinta distribución del riesgo por la falta de realización
del resultado. Si la obligación es de medios, el riesgo es del acreedor; si es de resultado, en cambio, es
del deudor. Así, en la obligación de medios el deudor cumple desplegando la actividad comprometida
con observancia de la diligencia que le es exigible: la propia de su oficio, arte o ciencia. La no
observancia de dicha diligencia, y el grado de inobservancia, dará lugar a un cumplimiento defectuoso
o al propio incumplimiento. Si la obligación es de resultado, el cumplimiento solo se producirá si se
obtiene el resultado perseguido. Son ejemplos de obligaciones de medios la del médico, la del abogado
en la defensa y dirección técnica de un juicio, la del profesor, la del deportista profesional, la del
entrenador y, en general, todas las profesiones intelectuales. Son ejemplos de obligaciones de
resultadola del transportista, la del constructor o contratista.
I. DETERMINACIÓN DE LA PRESTACIÓN
1. Determinabilidad de la prestación
Uno de los requisitos de la relación obligatoria consiste en la determinación de la prestación. Si no se
delimita o concreta con exactitud, difícilmente podrían plantearse los principios de identidad,
integridad e indivisibilidad del pago y en consecuencia el cumplimiento de la obligación.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
Junto a la perfecta determinación la prestación cabe formas de determinación incompleta o
determinabilidad. En estos casos, la determinación se deja para un momento posterior que puede
coincidir o no con el momento del cumplimiento.
Para que nazca la obligación de dar, es indispensable que la cosa se determine, por lo menos en su
especie, pues de lo contrario el convenio carecería de uno de los requisitos esenciales de su existencia,
como es la cosa cierta de la materia del contrato, Art 1321 CC Y 336 CPCyM.
Importancia practica en la doctrina de los riesgos y aunque suele enunciarse con carácter general se
aplica en especial a las obligaciones de dar.
Esta clasificación responde entre individuo y genero, lo cual se explica porque el Derecho romano
llamaba al individuo species contraponiendo al genus sin ulteriores distinciones dentro de este. por eso
se denominaban obligaciones especificas en aquellos en que la cosa objeto de la prestación se
encuentra individualmente determinada esto es perfectamente individualizada de modo que la
obligación ha de cumplirse por el deudor entregando esa misma cosa. En cambio, en las obligaciones
genéricas la cosa se determina por su número peso o medida con referencia al género a que pertenece
de suerte que el deudor puede cumplir entregando cualquier cosa de género convenida en cantidad
pactada.
esta distinción entre obligaciones específicas y genéricas tienen excepcional importancia en relación
con su extinción por pérdida de la cosa debida
Tampoco basta la idea de homogeneidad del conjunto de cosas pues si el deudor debe entregarlas,
toda la obligación es específica lo que identifica la obligación genérica es que el deudor cumple
entregando una o alguna de las cosas pertenecientes a un determinado género extraídas de un género:
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
un automóvil 100 kg de arroz un bolígrafo una tonelada D abono etc. se trata habitualmente de cosas
homogéneas. En cambio si la cosa o las cosas están determinadas en su individualidad la obligación es
específica o determinada un específico automóvil un determinado kilo de arroz por ejemplo el
empaquetado.
3.4. La especificación
Las obligaciones genéricas se convierten en específica y siguen al régimen propio de este tipo de
obligaciones mediante la individualización concentración concreción o especificación de la prestación.
esto se produce de la separación de las cosas del conjunto homogéneo o género que el deudor debe
entregar al acreedor. producida la separación y concentrada o especificada la obligación ya no rigen las
reglas de las obligaciones genéricas sino las reglas propias de las obligaciones específicas de esta forma
la individualización o especificación de la obligacion genéricas supone el traslado de los riesgos al
acreedor. De ahí su importancia y la de la atribución de la facultad de especificación.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
En la obligación genérica existe una única prestación cuya determinación se produce a través de su
relación con un género de manera que las diferentes cosas que pueden ser prestadas son entre sí
sustancial y genéricamente idénticas mientras que en la obligación alternativa cada cosa se encuentra
diferenciada y especificada.
2. La facultad de lección
En principio la elección es un trámite necesario para la ejecución de esta clase de obligaciones a partir
de la elección desaparece la indeterminación relativa de la prestación propia de las obligaciones
alternativas y la obligación queda reducida al tipo de las normales. la Facultad de elección corresponde
al sujeto a quien se atribuye en la obligación esto es al deudor al acreedor o incluso a un tercero.
Esta facultad atribuida al deudor es una manifestación del favor de victories más el Código Civil se
limita mediante dos reglas dictadas esta vez favor crédito gris en primer lugar el deudor debe cumplir
íntegramente una de las prestaciones programadas de manera que el acreedor no puede ser
comprendido a recibir parte de una y parte de otra. (artículo 1341 del Código Civil); en segundo lugar el
deudor solo puede elegir y cumplir una prestación de entre las posibles y las lícitas no tiene derecho a
elegir las prestaciones imposibles ilícitas o que no hubiera podido ser objeto de la obligación.
Efectuada la elección la cual produce efectos desde que es notificada la obligación deja de ser
alternativa y se concreta o concentra en la prestación elegida.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
en cambio si perece no se pierden todas las cosas o se hubiera hecho imposible el
cumplimiento de la obligación por culpa del deudor, el acreedor tiene derecho a la
indemnización de daños y perjuicios (artículo 1337 del Código Civil). más si se pierden
o perece sin culpa del deudor éste queda liberado. la indemnización en su caso se
calcula tomando como base el valor de las última cosa perdida o del último servicio
posible (artículo 1337).
b. si la elección se atribuye contractual o legalmente de manera expresa al acreedor la
responsabilidad del deudor se rige por las siguientes reglas.
- si la pérdida de la cosa o la imposibilidad del servicio se produce por caso fortuito el
acreedor deberá elegir entre las prestaciones subsistentes Hola subsistente si solo
quedare una sí sin culpa del deudor perecen todas las cosas o todos los servicios son
imposibles, queda liberado.
- si la pérdida de alguna de las cosas o la imposibilidad de algún servicio es imputable al
deudor el acreedor podrá optar entre reclamar cualquiera de las prestaciones que
resten o el valor de la que por culpa del deudor se hubiere perdido o se hubiere hecho
imposible.
- si todas las cosas se hubieran perdido o todos los servicios se hubieran hecho
imposible el acreedor conservará su Facultad de elección pero ahora sobre el precio
del valor de cualquiera de ellas.
en otras palabras en un contrato puede darse el caso en que el deudor teniendo la obligación de
cumplir una obligación tiene también el derecho de sustituirla por otro este supuesto se traduce en la
llamadas obligaciones facultativas.
El Código Civil regula estas obligaciones en los artículos 1341 a 1346. el artículo 1341 dispone,
obligación facultativa es la que no teniendo por objeto sino una sola prestación da al deudor el derecho
de sustituir esa prestación por otra. La primera es la prestación principal (ella es la que el deudor debe
cumplir en principio, artículo 1342), mientras que la segunda es la accesoria (es la que cumple en
sustitución).
La elección corresponde normalmente al deudor si bien nada impide que se atribuya al acreedor.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
En el supuesto que la obligación facultativa presente algún vicio inherente a la prestación principal es
de considerar lo regulado en el artículo 1343 del Código Civil.
Puede suceder que el objeto de la prestación principal perezca sin culpa del deudor. en este caso la
obligación facultativa se extingue siempre y cuando el deudor no haya incurrido en Mora o se hubiere
hecho imposible su cumplimiento aunque la prestación accesoria no hubiere perecido y hay posibilidad
de entregarla. en todo caso cualquier circunstancia de estas antes citadas que afecte a la prestación
accesoria no influyen en la presentación principal. artículo 1344 y 1345 y finalmente el artículo 1346.
Facultativa Genérica
Existe una prestación determinada y con Posee un índice de la indeterminación que
realidad ontológica, es propoi y exclusivo de su estructura y
carece de entidad autónoma fuera de la
voluntad de las partes que lo han
establecido.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
4. Diferencia entre las obligaciones facultativas y las accesorias facultativas
La facultad solitaria no es en rigor una Facultad de elección pues lo debido es una única prestación
completamente enmarcada y determinado dentro de unas concretas circunstancias de tiempo y lugar.
la facultad solitaria o Facultad de sustitución opera únicamente como una Facultad de modificar en el
momento del pago la configuración primitiva de la relación obligatoria la facultad solitaria constituye
un beneficio del deudor aunque también cabe que se concede al acreedor. El ejercicio también se
realiza por medio de un acto unilateral de voluntad que, si no coincide con el pago de la prestación
elegida vincula al sujeto que lo emite acto que es Asimismo recepticio el cual si bien no exige
aceptación ni conocimiento del destinatario requiere ser comunicado al mismo puesto que la mera
designación unilateral de la prestación por parte del titular de la elección que no vaya seguida de
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
comunicación la otra parte no constituye una elección revocable, sino simplemente la inexistencia de
elección en sentido jurídico.
Las distintas prestaciones en el fenómeno de la pluralidad objetiva pueden hallarse en diversos planos
o funciones. Unas veces hay una prestación principal y otras u otras accesorias otras veces en cambio
todas se hallan en un mismo plano de relevancia. y solo su realización completa satisface el interés del
acreedor y permite la función económica de la obligación.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
El dinero es un bien mueble, genérico y fungible al que un determinado
ordenamiento jurídico dota de valor, en relación con una unidad ideal de
valor, y de poder liberatorio de las obligaciones en cuanto constituye medio
de pago. Se materializa en billetes y monedas para fungir como medida de
valor, reserva de valor y medio de cambio. Hay tres tipos principales de
dinero: efectivo en circulación, depósitos bancarios y reservas del banco
central.
Las deudas pecuniarias son aquellas que consisten en pagar una suma de
dinero. Hoy en día tienen una relevancia práctica porque prácticamente
todas las relaciones contractuales tienen por objeto la consecución de una
suma de dinero y los supuestos de responsabilidad extracontractual y las
indemnizaciones por incumplimiento de contrato se determinan en dinero.
El dinero es fundamentalmente el medio de pago jurídicamente reconocido.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
2. Clases de deuda de dinero Página 227
2.1. Las deudas de suma de dinero.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
determinada cantidad de dinero siendo el mismo el valor intrínseco y
extrínseco de la moneda.
Desde esta perspectiva es fácil comprender que el valor (de tráfico) del
dinero puede variar y sufrir vicisitudes o fluctuaciones en períodos de
"inflación" (pérdida del poder adquisitivo) o "deflación" (aumento del poder
adquisitivo). Estas fluctuaciones monetarias pueden producir un
desequilibrio prestacional en perjuicio de la parte que sufra la deflación o
inflación si el deudor debe entregar una determinada suma de dinero.
abstracción hecha de su valor comercial o poder adquisitivo: si ha habido
inflación, el desequilibrio lo padece el acreedor, el cual recibe menos poder
adquisitivo aunque la cantidad dineraria sea la misma; si por el contrario ha
habido un período de deflación (lo cual es harto extraño), el desequilibrio lo
sufre el deudor, el cual entrega al acreedor un mayor poder adquisitivo
aunque entregue la misma cantidad dineraria.Así, la primera cuestión es
determinar qué debe entregar el deudor de una obligación de dinero: ¿la
misma cantidad dineraria o el mismo poder adquisitivo que recibió? Si se
opta por la primera (principio nominalista), se prima la seguridad en
detrimento de la paridad del valor de tráfico o poder adquisitivo; si se opta
por la segunda (principio valorista), en cambio, en detrimento de la
seguridad se prima el poder adquisitivo.
Son las medidas que el Estado suele adoptar en los momentos de graves
crisis sociales. En este sentido el artículo 132 de CPRG en su parte
conducente señala: "Es potestad exclusiva del Estado, emitir y regular la
moneda, así, como formular y realizar las políticas que tiendan a crear y
mantener las condiciones cambiarias y crediticias favorables al desarrollo
ordenado de la economía nacional. Las actividades monetarias, bancarias
y financieras estarán organizadas bajo el sistema de banca central, el cual
ejerce vigilancia sobre todo lo relativo a la circulación de dinero y a la deuda
pública. Dirigirá este sistema la Junta Monetaria, de la que depende el
Banco de Guatemala, entidad autónoma con patrimonio propio, que se
regirá por su ley orgánica y la Ley Monetaria...".
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
La jurisprudencia extranjera proporciona algunos ejemplos de cambio de
circunstancias en los siguientes casos:
a) En la jurisprudencia anglosajona han sido consideradas leading cases
los llamados casos de coronación. El más conocido de ellos es el siguiente:
el demandante había alquilado al demandado unas habitaciones en un
edificio que se encontraba en la ruta que había de seguir el desfile militar
que debía celebrarse con motivo de la coronación de Eduardo VII el 26 de
junio de 1902. El desfile fue suspendido a causa de la enfermedad del Rey.
El actor había pagado cien libras a cuenta, demandaba la restitución de
esta suma por haberse frustrado el fin perseguido por el negocio.
A esta situación, los códigos modernos han corregido el vacío legal han
dado entrada a una regulación expresa de esta figura, tal como sucede con
el Código Civil guatemalteco en el artículo 1330. También se puede citar
esta línea en el derecho comparado el artículo 1457 del Código Civil italiano
y el artículo 6.258 del Código Civil holandés, ellos se suma el Código Civil
alemán que, tras la reforma, contiene un reconocimiento legal expreso de
estos supuestos en el nuevo parágrafo 313 del BGB. El párrafo 10. de este
precepto prevé la posibilidad de que se solicite un reajuste al contrato
cuando las circunstancias que han sido la base del negocio se ven
modificadas de forma importante con posterioridad a la celebración del
contrato, de tal forma que las partes no hubiesen celebrado el contrato o lo
hubiesen hecho con otro contenido si hubiesen previsto dicha modificación
y cuando no se le pueda imponer a una de las partes la permanencia en el
contrato, inmodificado teniendo en cuenta todas las circunstancias del caso
concreto (en especial el reparto de riesgos convencional y legal). En los
casos en los que el reajuste del contrato no sea posible o no se le pueda
imponer a una parte, la parte perjudicada puede resolver el contrato
(parágrafo 313 BGB).
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
Uno de los aspectos más positivos que presenta la regulación del cambio
de circunstancias contenida en los PECL es el relativo a las consecuencias
jurídicas que establece; en concreto, la jerarquización de remedios que
prevé. Los PECL se decantan preferentemente por el mantenimiento del
contrato a través de su modificación y adaptación para restablecer el
equilibrio inicial, y solo cuando ello no sea posible procede a la resolución
del contrato.
En este contexto, son también los propios particulares quienes han tratado
de paliar o prevenir las consecuencias de la depreciación monetaria
mediante la inserción en los contratos de las llamadas cláusulas de
estabilización. Estas cláusulas tienden a corregir los defectos que origina
la aplicación del principio nominalista y mantener el del valor adquisitivo
mediante la revalorización de la deuda pecuniaria. En realidad, estas
cláusulas suponen la quiebra del sistema nominalista, pues la suma de
dinero se convierte en deuda de suma de valor, y por ello se ha discutido
acerca de su validez. No obstante, la generalidad de la doctrina defiende y
admite la validez de estas cláusulas con base en el principio de la
autonomía de la voluntad por no ser contrarias a las leyes, a la moral, ni al
orden público.270
La deuda en dinero se debe pagar, al tenor de los artículos 1386 y 1387 del
Código Civil, en la especie pactada. En cuanto al pago en moneda
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
extranjera no existe ningún obstáculo para este tipo de acuerdo entre las
partes, ya que de conformidad con el artículo 6 de la Ley monetaria es una
modalidad de pago aceptada por el ordenamiento. jurídico guatemalteco.27
1. Definición
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
intereses pueden desarrollar una función compensatoria si la obligación es
sinalagmática y la cosa produce frutos.275
2. Clases de intereses
2.1. Los intereses legales
Son aquellos cuya obligación de pago se encuentra establecida en la ley.
Así sucede, por ejemplo, en los casos de mora, en defecto de los intereses
convenidos (cfr. artículo 1435 del Código Civil).
El artículo 1947 dispone: "El interés legal es igual al promedio ponderado
de las tasas de interés activas publicadas en los bancos del sistema al día
anterior a la fecha de su fijación, reducido en dos puntos porcentuales. En
defecto de su publicación o en caso de duda o discrepancia, se solicitará
informe a la Superintendencia de Bancos el cual tendrá carácter definitivo".
ajeno.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
derecho a una indemnización adicional por los mayores daños que le haya
causado la falta de pago. capital compito
3. El anatocismo
l. EL PAGO O CUMPLIMIENTO
1. Planteamiento introductorio
Las relaciones obligatorias son vínculos dinámicos o, si se prefiere diacrónicos, a través de los cuales
los comportamientos programados proyectados han de ser adecuadamente convertidos en realidad.
Toda relación obligatoria no es, en el fondo, otra cosa que un vehículo jurídico para la conversión en
realidad del primitivo proyecto de comportamiento establecido en el acto de constitución de la
relación. En su dinámica, la relación obligatoria puede desembocar en unos hechos reales que
coincidan con el primitivo programa o que sedesvíen de él. Cumplimiento e incumplimiento son de
este modo las dos grandes alternativas en que puede desembocar el vehículo dinámico en que la
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
obligación consiste: cumplimiento si los actos reales se ajustan al programa inicial e incumplimiento
si se desvían de él.
219. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., págs. 470 a 473.
280. Para estudiar el tema, vid, BELTRAN DE HEREDIA, El cumplimiento de los obligaciones
Madrid, 1956, CRISTÓBAL MONTES, El pago o cumplimiento de los obligaciones, Madrid, 1986;
ORTEGA PRADO, El pago como negocio abstracto, Revista General de Legislación y jurisprudencia,
Madrid, 1945, pág, 634, PASCUAL ESTEVILL, Elpago, Barcelona, 1986
En cualquier caso, conviene precisar que el sentido general del cumplimiento "como todo actode exacta
ejecución de una prestación debida en virtud de un deber de prestación de una relación, obligatoria281
trasluce la complejidad que encierra el propio dinamismo de la relaciónobligatoria considerada como
un fenómeno jurídico de a carácter unitario y orgánico. El pagopuede ser, por tanto, no solo la exacta
correspondencia entre el deber jurídico (deuda) y la prestación realizada, sino también el medio
normal que el deudor tiene para liberarse del vínculo obligacional, como el medio idóneo que también
tiene el deudor para satisfacer regularmente el interés del acreedor.
Debe tenerse en cuenta que el pago desde el punto de vista positivo un concepto operativo adscrito
a diversas funciones normativas que tienen como finalidad última que la relación obligatoria, en
cuanto instrumento de cooperación social, se lleve a cabo de un modo pleno ordenado en
consideración tanto a los principios y reglas que la informan, como a la voluntadsocial de las partes.
2. Definición de pago
¿El pago es un hecho jurídico, un acto jurídico o un negocio jurídico?, está claro que se trata de un
acto jurídico, pues depende de voluntad del obligado y significa el cumplimiento de la obligación
debida, que a la vez produce su extinción.
Al respecto, DÍEZ-PICAZO y GULLÓN entienden que "el pago, en in sentido general, es el acto de
realización de la prestación debida en virtud de una relación obligatoria. El pago es, en primer lugar,
un acto de cumplimiento del deber jurídico o deuda que pesa sobre el deudor. El pago es, en segundo
lugar, la manera normal que el deudor tiene de liberarse de la obligación. El pago es, finalmente, la
forma de satisfacer interés del acreedor. El pago es todarealización de la prestación debida (entrega
de suma de dinero, de cosas específ icas,realización de servicios o adopción de simples omisiones)”.
²⁸²
281. ORDUÑA MORENO, AAVV, Derecho de Obligaciones y contratos, Valencia, 1999,pág. 128.
282. DIEZ-PICAZO y GULLON, Sistema de Derecho Civil, op. cit, pág, 164.
283. CASTÁN TOBEÑAS, Derecho civil español común y foral, Madrid, 1942, pág 364,señala la
palabra pago, tiene tres diversas acepciones:
1) La generalísima de cumplimiento de la obligación, bien sea este voluntario a anormal, yaun de
extinción de la obligación por cualquier medio.
2) La estricta de cumplimiento efectivo de la prestación convenido.
3) La restringidísima de cumplimiento realizado mediante la entrega de una suma de dinero.La
primera de estas acepciones, demasiado extensa hoy, fue, sin embargo, consagrada porel Derecho
romano, que llamaba solutio a todo hecho que produjera la liberación del deudorLa tercera tiene un
sentido meramente vulgar, La segunda es lo que puede considerarse como acepción técnica
3. Encuadre sistemático
El CC contempla principalmente la figura del pago en el capítulo VI, párrafo 1, libro V, primera parte,
bajo el título significativo de "Cumplimiento de las obligaciones", en los artículos 1880 a 1422. La
primera cuestión que salta a la vista es que en su regulación no se contenga una definición de pago,
ahondando aún más en esa última de abstracción y generalidad que se ha señalado. En este sentido,
el artículo 1380 del Código Civil no contempla una definición del pago propiamente dicha, pues se limita
a decir que el cumplimiento de la prestación puedeser ejecutado por un tercero, tenga o no interés y ya
sea consintiendo o ignorándolo el deudor.
El presupuesto de capacidad exigible dimana de la propia confirmación del cumplimiento como acto
jurídico, esto es, como un acto humano libre y consciente y que conforme a una dirección o sentido
tiende a producir efectos jurídicos. De ahí que por su naturaleza y trascendencia que tiene en la esfera
de la responsabilidad el ordenamiento requiere un ciertogrado de capacidad de obrar para valorar e
imputar en toda su extensión las consecuencias derivadas del cumplimiento. En principio, cabe señalar
que todas las personas capaces de contraer obligaciones lo son también para realizar el cumplimiento
de la obligación.
284. La Exposición de Motivos del Código Civil afirma: 'El Código Civil de 1877, al igual quemuchos
códigos antiguos, reglamentó el pago entre los medios de extinción de las obligaciones y
ciertamente que es el medio normal para extinguirlas, por lo que no es defectuosa su colocación en
dicho lugar. Sin embargo, técnicamente debe figurar como efecto de las obligaciones, pues paro
que éstos se extingan deben antes satisfacerse o cumplirse y este cumplimiento es el efecto
inmediata y directo de la obligación, puesto que los partes contratan pora que la prestación se
realice, y aunque es imperceptible el momento que separa los dos aspectos del pago (cumplimiento
y extinción), toda vez que seoperan simultáneamente, no cabe dudo que para que se declare la
cancelación debe cates cumplirse o pagarse
El artículo 1385 del Código Civil enuncia: "No es válido el pago que se haga directamente al menor o
incapaz. Sin embargo, si lo pagado se invirtió en su beneficio personal o la conservación de su
patrimonio, se extingue la obligación en la parte invertida en esos fines".De este precepto puede
deducirse la siguiente regla. En relación con el presupuesto generalde capacidad puede afirmarse que
el pago realizado por quien no tenga la capacidad legal requerida es un pago inválido, es decir, el
deudor no se libera de la obligación, y puede ser repetido como principio general. Sin embargo, si lo
pagado se invirtió en beneficio personal del menor o incapaz o en la conservación de su patrimonio,
se extingue la obligación únicamente en la parte invertida en esos fines.
Para que se considere que el pago es válido y extinga la obligación, es indispensable cumplircon los
presupuestos exigidos por los artículos 1383 a 1388 del Código Civil:
a) Que quien paga sea una persona con capacidad plena para realizar el acto;
1. Consideraciones generales
Toda obligación presupone la existencia de dos o varias personas, acreedor y deudor. Si bien,atendiendo
a la obligación, al acreedor se le suele llamar sujeto activo (porque es el que lo puede reclamar) y al
deudor sujeto pasivo (porque es el que lo tiene que padecer), esta clasificación no es del todo correcta
puesto que en el momento del cumplimiento ocurre todolo contrario, que el deudor es el sujeto activo
(porque es el que tiene que actuar) y el acreedorel sujeto pasivo (porque es el que se tiene que recibir).
En este marco de sujetos del cumplimiento, es de enfatizar que como acto integrado en la dinámica
de la obligación el pago cuenta con dos protagonistas institucionales: el "solvens",que es la persona
que realiza el pago o cumple con la obligación, normalmente el deudor
284. La Exposición de Motivos del Código Civil afirma: 'El Código Civil de 1877, al igual quemuchos
códigos antiguos, reglamentó el pago entre los medios de extinción de las obligaciones y
ciertamente que es el medio normal para extinguirlas, por lo que no es defectuosa su colocación en
dicho lugar. Sin embargo, técnicamente debe figurar como efecto de las obligaciones, pues paro
que éstos se extingan deben antes satisfacerse o cumplirse y este cumplimiento es el efecto
inmediata y directo de la obligación, puesto que los partes contratan pora que la prestación se
realice, y aunque es imperceptible el momento que separa los dos aspectos del pago (cumplimiento
y extinción), toda vez que seoperan simultáneamente, no cabe dudo que para que se declare la
cancelación debe cates cumplirse o pagarse
(también llamado por la situación y actividad que realiza "sujeto activo del pago); y el "accipiens",
que es la persona que recibe el pago o a cuyo favor se realiza la prestación debida, normalmente el
acreedor (también llamado en correlación con el solvens "sujeto pasivo del pago). El principal
legitimado para efectuar el pago es naturalmente el deudor, pues él es quien se obligó a realizarlo en
el negocio constitutivo de la obligación, por tanto, aél únicamente le es exigible el cumplimiento. Dada
la transmisibilidad de las obligaciones en el fenómeno sucesorio, fallecido el deudor serán los
herederos los obligados al cumplimiento, e incluso los mismos legatarios en el supuesto particular de
la distribución de la herencia en legados. Normalmente el cumplimiento viene realizado
personalmente por el deudor, sin embargo, cuando así venga pactado o, en su caso, lo permita el
contenido de la obligación, el pago puede realizarse a través de un representante del deudor.
Por otro lado, el principal legitimado para recibir el pago no es otro que el acreedor. El es el auténtico
sujeto activo de la relación obligatoria y, por tanto, quien viene legitimado para reclamar al obligado
el cumplimiento de la obligación.
La justificación de la regla general de la admisibilidad del pago por un tercero y de su excepción radica
en la idea del cumplimiento entendido como satisfacción del interés del acreedor: si el interés del
acreedor encuentra satisfacción con una prestación objetiva, la deuda debe quedar pagada, quien
quiera que sea el solvens; si el interés del acreedor sólo queda rigurosamente satisfecho con una
prestación del deudor, sólo este podrá cumplir la obligación. Si el deudor debe mil quetzales, al
acreedor le es indiferente quién sea la personaque le proporcione tal pago: en todo caso su interés
queda satisfecho. En cambio, si el acreedor contrató los servicios de un profesional experto y tuvo en
cuenta su experiencia (uncirujano para una intervención quirúrgica), sólo el deudor del servicio puede
cumplir la prestación.
2.1. Requisitos
a) La prestación del tercero debe reunir los requisitos objetivos del pago, debe ser exacta respecto a
la prestación debida (art. 1386 del Código Civil).
2.2. Efectos
El artículo 1382 del Código Civil establece: "El que pague por cuenta de otro puede repetir loque pagó,
a no ser que lo hubiere hecho contra la voluntad expresa del deudor". En este casosolo podrá repetir
del deudor el monto pagado y ante todo que el pago lo hubiere hecho contra la voluntad expresa del
deudor.
Si el acreedor no se opone a este pago y acepta el pago del tercero en principio, despliega los efectos
correspondientes: se realiza la prestación debida con la consiguiente función satisfactiva del crédito y
el deudor queda liberado frente a las posibles acciones y facultadesdel acreedor.
3. Receptores del pago
Como se ha dicho el accipiens por excelencia no es otro que el acreedor, pues solo él tiene conferido
el poder de exigir al deudor la prestación debida. En caso de su fallecimiento o de la transmisión inter
vivos del crédito serán los adjudicatarios del crédito o el cesionario, los receptores del pago,
respectivamente. No obstante, el Código Civil, al igual que ocurre con eldeudor, amplia el ámbito de la
legitimación a favor de otras personas que sin ostentar la titularidad del crédito pueden ser sujetos de
pago, mandatario o representante legal.
Según el artículo 1384 del Código Civil: "El pago debe hacerse al acreedor o a quien tenga su mandato
o representación legal. El pago hecho a quien no tuviere facultad para recibirlo, es válido si el acreedor
lo ratifica o se aprovecha de él". La autorización puede configurarse en tenor a dos supuestos: a)
Autorización mediante mandato. En este caso el acreedor resultarealmente legitimado para el cobro
con base a un título de representación; y, b) También puede darse mediante representación legal
(padres, tutores, etc.). La falta de poder suficientepuede ser suplida por el acreedor con su ratificación.
El artículo 1385 CC preceptúa: "No es válido el pago que se haga directamente al menor o incapaz. Sin
embargo, si lo pagado se invirtió en su beneficio personal o en la conservación de su patrimonio, se
extingue la obligación en la parte invertida en esos fines".
Dicho supuesto se encuentra regulado en el Código Civil en el artículo 1389: "Es válido el pago hecho
de buena fe al que está en posesión del derecho de cobrar, aunque sea despuésvencido en juicio sobre
la propiedad del crédito". Como se observa, se trata de una medida de protección o tutela del deudor
que honestamente cree pagar al legítimo acreedor. En todo caso, conviene matizar que el efecto
liberatorio no extingue la relación obligatoria, pues el verdadero acreedor podrá exigir del accipiens
el cobro recibido.
Para su aplicación se exige la concurrencia de los requisitos siguientes: El primero de ellos se refiere a
la "buena fe" del solvens, entendida esta como desconocimiento de la falta de legitimidad del acreedor
que recibe el pago. Y, el segundo se refiere a la "posesión del crédito", expresión algo confusa que no
es empleada en su sentido técnico-jurídico, sino paradestacar la necesaria apariencia de legitimidad
con la que el acreedor exige o recibe el pago; en el caso, por ejemplo, del heredero presunto o
aparente, del tenedor irregular de un título que legitima para el cobro, etcétera. La prueba de la buena
fe corresponderá al deudor que pretende quedar liberado de la obligación. ²⁸⁷
Su razón de ser es clara. En principio dicho ingreso proporciona al acreedor la misma utilidadque la
recepción en mano y, además, representa un medio cómodo para ambas partes.
Los ingresos en cuentas bancarias se tratan de una indicación de pago. Habrá una indicaciónde pago
siempre que exista un acuerdo expreso entre deudor y acreedor acerca de e ste específico modo de
pago y también si existe una expresa decisión del acreedor o bien se trata de pagos hechos a un
tercero, en este supuesto el tercero es el banco. Es de subrayar que el pago sólo será válido si se ha
convertido en utilidad para el acreedor.
VON THUR,²⁹⁰ reclama la aceptación del acreedor para predicar del ingreso en cuenta corriente para
considerar un pago válido, toda vez que aquellos ingresos no confieren al accipiens el dinero, sino un
crédito contra el banco.
Existen diversos tipos de tarjetas que se diferencian entre sí por las distintas características que
revisten: tarjetas de crédito en sentido estricto, tarjetas de débito y tarjetas de compra. En cualquier
caso, con respecto a todas ellas el establecimiento mercantil adherido al sistemade utilización de las
tarjetas como medio de obtener el cobro de los bienes o servicios que ofrece en el mercado, está
obligado a aceptarlas como consecuencia del contrato celebrado con el emisor de las tarjetas, si bien
debe verificar su validez y la conformidad de la firma queaparezca en la factura con la que figure en la
tarjeta de que se trate. Tendrá que exhibir públicamente el distintivo con el que se distinga el sistema
al que esté adherido, sin que puedaaplicar recargo sobre el precio a los clientes que utilicen la tarjeta
como medio de pago.
La tarjeta de crédito propiamente dicha implica una concesión de crédito, irrevocable y confirmado,
por parte de la entidad emisora a favor del titular de la tarjeta, de modo que dichaentidad realizará el
pago de las transacciones realizadas por el titular hasta el límite pactadoy en el plazo fijado siempre
que el empresario o profesional haya cumplido con las condiciones de utilización de la tarjeta. En
virtud de la relación contractual que le une con la entidad emisora de la tarjeta, el empresario debe
abonar una determinada comisión que se hará efectiva mediante el descuento por el emisor de un
porcentaje de los pagos efectuadoscon tarjeta. ²⁹¹
Las relaciones obligatorias existentes entre el titular de la tarjeta y la entidad emisora, surgidas como
consecuencia de un contrato de tarjeta, implican que el titular debe tener en cuenta el saldo necesario
para atender los cargos derivados de la utilización de la tarjeta, esto es, para reembolsar, mediante
cargo en cuenta, las sumas anticipadas por el emisor. Dichos anticipos sólo generan intereses cuando
se fracciona el reembolso.
Mediante la tarjeta de débito el titular de esta puede realizar toda clase de operaciones (retiroy abono
de dinero en efectivo, traspasos órdenes de pago, consultas, etc.), así como pagar el precio de los
bienes y servicios adquiridos a un comerciante adherido al sistema con cargoa la cuenta que tenga
abierta dicho titular con la entidad de crédito emisora y gestora de la tarjeta. En este supuesto no hay
concesión de crédito por parte de la entidad emisora, ya quesolo se obliga a atender las órdenes de
pago del titular de la tarjeta cuando posea fondos suficientes en la cuenta bancaria vinculada a la
tarjeta de débito. Por tanto, el pago se hace automáticamente al establecimiento con cargo a tales
fondos sin que puedan realizarse reintegros en descubierto sin especificar autorización de la entidad.
Conviene señalar que la misma tarjeta puede funcionar a la vez como tarjeta de crédito y débito, si
bien entonces su uso diferente procederá de dos contratos que poseen su propia individualidad.
La tarjeta de compra es una tarjeta emitida por un establecimiento comercial a favor de sus clientes,
lo que les permite aplazar el pago (se) exigirán conjuntamente los pagos al final del
291. Cfr.GETE ALONSO, El pago mediante tarjetas de crédito, Madrid, 1990, idem, Lastarjetas
de crédito, Madrid, 1997.
período pactado) e incluso en ocasiones obtener crédito del establecimiento, aproximándoseen este
caso sus características a las propias de la tarjeta de crédito en sentido estricto. No obstante, se
diferencia de ella porque el empresario o profesional al que se le presenta es almismo tiempo el emisor
de la tarjeta y el concedente del crédito, no pudiendo ser presentadapara pagar a otro comerciante.
La entrega de la tarjeta no produce el efecto de extinguir la obligación de pago, que sólo tendrá lugar
cuando el titular desembolse la cantidad debida al acreedor.
Para que el pago sea regular y produzca plenos efectos liberatorios, es necesario que el deber de
prestación aparezca perfectamente cumplido y que el interés del acreedor quede satisfecho. Decidir
en cada caso concreto en qué medida debe entenderse que ha quedado cumplido el deber de
prestación mediante el acto solutorio realizado por el deudor exige un juicio de confrontación o de
contraste entre la prefiguración ideal de la prestación (programa de la prestación debida) la realización
efectiva de la misma. Este tipo de confrontación tiene que ser hecho por las propias partes.
La cuestión de los requisitos objetivos del pago se plantea inicialmente como el resultado deun sencillo
silogismo jurídico. En la premisa mayor el cumplimiento queda definido programáticamente como la
realización de la prestación debida. En la premisa menor se contempla el pago realmente efectuado.
La conclusión o consecuencia jurídica se obtiene delcontraste de ambas premisas. Si la prestación
llevada a cabo coincide o se ajusta a la prestación programada en el negocio constitutivo de la
obligación se dará el presupuesto de exactitud, con lo que el interés del acreedor resultará
objetivamente satisfecho. Si se produce el resultado contrario estaremos ante un supuesto de
prestación defectuosa y el acreedor podrá negarse a recibir el pago. Al acreedor le corresponde, en
primer lugar, esta valoración de contraste a través de su facultad de control sobre la prestación
realizada. En caso de oposición del deudor serán los tribunales los encargados de decidir.
"La obligación de dar cosa determinada comprende su entrega y la de sus accesorios y pertenencias,
así como los frutos que produzca desde que se perfecciona el convento. El deudor es responsable,
asimismo, de su conservación, hasta que verifique la entrega"²⁹²
292. De acuerdo con la Exposición de Motivos del Código Civil: "la obligación de dar debe interpretarse en el
sentido de entregar una cosa mueble o inmueble, ya para constituir sobre ella un derecho real, o para transmitir
solamente el uso, goce o tenencia, o, para restituirla a su dueño. Dar, pues, significa toda obligación de entregar,
como en la compra venta en que el comprador tiene que dar al vendedor el precio y éste a aquél la cosa vendida.
Efectos de la obligación de dar, son los siguientes:
El pago, para ser regular y determinar la satisfacción del acreedor y la liberación del deudor,debe ser
íntegro, lo que significa que el deudor debe prestar todo aquello que hubiese sido programado en la
obligación y que apareciese comprendido dentro de ello. Lo que se exige con este requisito es que la
prestación prevista en la obligación se realice por completo, en su totalidad.
No se entenderá pagada una deuda sino cuando completamente se hubiese entregado la cosa o hecho
la prestación en que la obligación consistía. De esta manera, la prestación no solo ha de ser la misma,
sino que debe ejecutarse de forma total y completa, pues la integridad está implicada en el requisito
de identidad, entendido en sentido amplio: una prestación incompleta no es idéntica a la pactada, por
defecto.
El acreedor tiene la facultad de exigir que la prestación se realice por entero o completamente. En caso
contrario puede rechazarla justificadamente. A ello se refiere el artículo 1387 del Código Civil: El pago
deberá hacerse del modo que se hubiere pactado, y no podrá efectuarseparcialmente sino por convenio
expreso o por disposición de la ley. ²⁹³ Como señala BERCOVITZ, la integridad de la prestación también
se concreta en los siguientes hechos: a) Entrega completa de la cosa, con sus respectivos frutos y
accesorios (art. 1320 del Código Civil); b) Idéntica solución se aplica respecto de las deudas que
produzcan intereses.
Para que el pago sea plenamente regular y liberatorio es necesario que la prestación efectuada
coincida con la prometida. Ello exige una confrontación entre lo pagado y lo que seprometió de la que
resulte su conformidad, que puede ser expresa o deducirse de la realización y aceptación de la
prestación, sin reserva, ni protesta, por lo menos en aquellos casos en que su carácter defectuoso sea
aparente o manifiesto. El deudor de una cosa no puede obligar a su acreedor a que reciba otra
diferente, aun cuando fuere de igual o mayor valor que la debida, así el artículo 1386 del Código Civil
enuncia: "No se puede obligar al acreedor a aceptar cosa distinta de la que se le debe, aunque el valor
de la ofrecida sea igualo mayor, salvo disposición especial de la ley".²⁹⁴
293. Hay ocasiones, sin embargo, en las que la obligación puede quedar extinguida mediante la
realización por parte del deudor de una prestación diferente de la prevista en la obligación.Ello ocurre,
cuando así lo acepta el propio acreedor, típicamente, en los supuestos de: "dación en pago" y las
"obligaciones facultativas".
294.En este sentido se pronuncia el artículo 1166 del Código Civil español
Si la obligación consiste en la entrega de una cosa indeterminada o genérica, y los contratantes no
determinaron la calidad y circunstancias de la cosa o género, el artículo 1321del Código Civil dispone:
"En las obligaciones de dar cosa determinada únicamente por su especie, la elección corresponde al
deudor, salvo pacto en contrario.²⁹⁵ El deudor cumplirá eligiendo cosas de regular calidad, y de la
misma manera procederá el acreedor, cuando se le hubiere dejado la elección". Se trata, por tanto,
de favorecer el equilibrio entre las prestaciones.²⁹⁶
1. Introducción
El presupuesto de exactitud del pago no se agota en los requisitos objetivos examinados en relación
con la prestación debida, sino que además su realización debe ajustarse también a las coordenadas
de tiempo y lugar previstas inicialmente en el momento constitutivo de la obligación a fin de que el
interés del acreedor quede plenamente satisfecho. Si esto no ocurreasí, o se lleva a cabo de una forma
distinta, el acreedor puede con razón negarse a recibir elpago, a exigir el cumplimiento exacto de la
obligación y, en su caso, la correspondiente indemnización de los daños y perjuicios sufridos.²⁹⁷
Determinar cuándo ha de ejecutarse la prestación es relevante porque a partir del mismo puede
constituirse en mora: a) del deudor, comenzando a generarse intereses y agravándose su
responsabilidad; b) del acreedor, al rechazar el cumplimiento idóneo ofrecido por el deudor
injustificadamente.
295. Para que nazca la obligación de dar, es fundamental que la cosa se determine, por lo menos en
su especie, pues de lo contrario el contrato carecería de uno de los requisitos esenciales para su
existencia y validez, como es la cosa cierta materia del contrato, consultar art. 336 del CPCYM
(ejecución de obligación de dar).
296. CAFFARENA LAPORTA, El requisito de la identidad del pago en las obligaciones genéricas Anuario
de Derecho Civil, Madrid, 1985, pág. 909.
297. Consultar, ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Lugar y tiempo del cumplimiento de las obligaciones en la
armonización del Derecho Europeo de Contratos, Revista para el Análisis del Derecho INDRET, enero,
2017, www.indret.com, consulta, 16/12/18. "En la ejecución de los contratosinternacionales surgen
múltiples problemas a la hora de determinar cuál es el lugar y el tiempodel cumplimiento del contrato.
Por ello es necesario que existan unas reglas comunes en laslegislaciones de los diferentes estados de
la UE que unifiquen el derecho de contratos".
En las obligaciones duraderas, en cambio, su objeto supone un período más o menos prolongado en
el que se van realizando unas prestaciones continuadas o unas prestaciones periódicas, casos, por
ejemplo, del contrato de suministro, contrato de obra o del contrato dearrendamiento. La idea de
tiempo también es útil para fijar y diferenciar el inicial de la relación obligatoria, es necesario establecer
cuando empieza a tener eficacia obligacional con el respectivo ejercicio de derechos y deberes, y el
momento final, esto es, cuando la relación obligatoria se extingue por el transcurso del tiempo
previsto por las dando lugar a una extinción inmediata del vínculo obligacional o a una extinción
mediata en la medida que resulten relaciones pendientes entre las partes y los terceros, es el caso del
período de liquidación y partición tras la disolución del contrato de sociedad.
Desde una perspectiva más concreta, que es la que ahora interesa, la idea de tiempo sirve para
determinar el momento en que la prestación resulta exigible, dando lugar al llamado tiempo del pago.
²⁹⁸
3. El lugar de pago
Determinar el lugar exacto en el que hay que cumplir la obligación es tan importante que es
aconsejable que las partes lo prevean en el titulo constitutivo de la obligación, pero para los casos en
que no lo hagan, la propia ley ha establecido cuáles serán los lugares de pago en algunas obligaciones
en caso concreto.
Por lo que se refiere al lugar, el Código Civil establece una regla general y dos subsidiarias osupletorias.
En efecto, el artículo 1398 dispone: "El pago se hará en el lugar designado en el contrato. Si no se
designó y se trata de cosa cierta y determinada, se hará el pago en I lugaren que la cosa existía al
tiempo de contraerse la obligación. En cualquier otro caso, el pago debe hacerse en el domicilio del
deudor al tiempo de exigirse la obligación".
La importancia del lugar de pago o cumplimiento se extiende no solo al Derecho Procesal, encuanto a
la determinación de la competencia para conocer de la reclamación judicial del acreedor, así como lo
relativo a la declaración de la eficacia liberatoria de la consignación, sino también al Derecho
Internacional Privado, en cuanto a la determinación de las normas aplicables,
En la práctica es frecuente someter la eficacia del contrato (el nacimiento de las obligaciones) a
condición, de esta forma, la obligación no será exigible ni se deberá cumplir hasta que ocurra el suceso
contemplado como condición, ejemplo, cuando apruebes la carrera te regaloun vehículo.
Las obligaciones condicionales son aquellas cuyo cumplimiento o efectividad se hace depender de un
futuro incierto. Conforme a esta descripción el artículo 1269 del Código Civil
pecuniarias, el lugar del establecimiento del deudor en el momento de la conclusión del contrata. (2)
Cuando la parte tenga más de un establecimiento, el lugar del establecimiento al que se refiere el
párrafo anterior será el que tenga un vinculo más próximo con el contrato o atendidas las
circunstancias conocidas o consideradas por las partes en el momento de la conclusión del contrato.
(3) En el caso de que alguna de las partes no tenga establecimiento, su residencia habitual será
considerada como su establecimiento
indica: "En los negocios jurídicos condicionales, la adquisición de los derechos, así como la resolución
a pérdida de los yo adquiridos, dependen del acontecimiento que constituye la condición". De acuerdo
con este precepto, la condición impide la exigibilidad inmediata de laobligación o impone la restitución
de lo que los interesados hubiesen percibido.
La relación obligatoria puede, por consiguiente, quedar sometida por obra de la voluntad de las partes
a una condición, que puede afectar u la totalidad de la relación obligatoria o a una parte de esta; que
puede impedir la entrada en vigor de la reglamentación de intereses prevista por las partes o la
exigibilidad de los derechos establecidos en ella. Por ejemplo, la compraventa de un terreno queda
pendiente de que se conceda una autorización administrativa (municipal) para edificar en él, de modo
tal que si la autorización no se concede,la compraventa no será eficaz ni se considerará celebrada; las
partes establecen que el preciode venta se determinará según un determinado volumen de edificación
presupuesto, pero que si el volumen finalmente permitido es menor, el precio sufrirá una reducción
proporcional; la compraventa de un caballo de carreras se hace depender de que el caballo gane el
próximogran premio; la constitución de una sociedad de que sea concedida por un tercero una licencia
de explotación de un invento o de una marca; los honorarios de un arquitecto de que el proyecto
realizado obtenga la licencia municipal de obras.³⁰⁰
Como se ha expuesto, el sentido y alcance de la condición prevista por las partes es el eje vertebrador
de la eficacia que pueda desplegar la relación obligatoria sometida a condición. En la configuración de
dicho sentido y alcance destacan dos regímenes jurídicos distintos, según la naturaleza de la condición
tomada como punto de referencia, a saber, la condición suspensiva y la condición resolutoria.
En la condición suspensiva encontramos que las partes al establecerla han convenido en que la
existencia de las obligaciones provenientes del acto celebrado por las partes está suspendida en
espera de que ocurra el acontecimiento futuro y de realización incierta; se le llama condición
suspensiva, en espera de que acontezca: las obligaciones y derechos respectivamente del deudor y
acreedor han nacido, pero su exigibilidad se encuentra en suspenso. Esto es, se encuentran en un
estado de pendencia (en el Derecho Romano se decía pendente condictione, estado de un juicio que
está pendiente de resolución.
En la relación obligatoria con condición suspensiva, la producción del evento opera como unrequisito
necesario para el pleno desenvolvimiento de la relación obligatoria, de forma que entre el momento
de la celebración del negocio jurídico y el de la producción del evento condicionante, la relación
obligatoria atraviesa una fase intermedia que puede ser llamada como situación de pendencia; el
acreedor sólo puede exigir cuando la condición se haya cumplido. Pero ya en esta fase de pendencia
de la condición, en ese lapso durante el cual existe una incertidumbre si llegara o no a nacer el crédito,
existe una situación jurídica merecedora de amparo por parte del ordenamiento Jurídico. No tiene
todavía el posible acreedor un derecho, pero sí una expectativa que ha de ser ya objeto de protección,
y así lo reconoce el artículo 1276 del Código Civil, cuando señala: "El acreedor puede, antes del
cumplimiento de la condición, ejercitar las acciones conducentes a la conservación de su derecho". No
es preciso este precepto, porque todavía no se trata de un acreedor, y porque no son acciones para la
conservación de su derecho, que aún no tiene, las que puede ejercitar. En realidad, se trata de acciones
precautorias, encaminadas a que su expectativa de derecho no quede burlada.
En la condición resolutoria, la obligación produce desde el primer momento todos sus efectoscomo si
fuera pura, y es exigible, pero si la condición se cumple, la obligación se resuelve, queda sin efecto. De
acuerdo con el artículo 1278 del Código Civil: "La condición resolutoria expresa opera de pleno
derecho." Al respecto, la Exposición de Motivos afirma: "La condiciónresolutoria expresa, es aquella
que determina la resolución de la eficacia del acto en que se incluye, no hay necesidad en este caso
de nueva declaración de las partes, ni mucho menos de intervención judicial para que el negocio
jurídico tenga eficacia. Una vez cumplida la condición no hay nada más que hacer sino cumplirlo".
Si el régimen de la condición establecida por las partes es resolutorio, significa que la relaciónobligatoria
despliega todos sus efectos desde el momento mismo de su constitución, de formaque la producción
del evento condicionante opera como un hecho que pone fin a una relación plena y eficaz. En este
contexto, los pagos realizados deben reputarse perfectamente válidosy eficaces, aunque sometidos al
sentido dado a la condición. Así, por ejemplo, cuando las partes han previsto que el efecto de la
resolución sea absoluto, el cumplimiento de la condición determina la supresión de lo actuado con
anterioridad.
En conclusión, las condiciones se llaman suspensivas cuando se ponen con el intento de suspender la
eficacia de la obligación de suspender la adquisición de los derechos. Por el contrario, las condiciones
son resolutorias cuando se establecen con el intento de terminar lapérdida de los derechos adquiridos,
la extinción de estos, la restitución de los efectos producidos y de las prestaciones ejecutadas.
El artículo 1390 del Código Civil establece: "El deudor que paga tiene derecho de exigir el documento
que acredite el pago; y de retener éste mientras dicho documento no le sea entregado".
El modo normal de justificación del pago es el reconocimiento. que emita del mismo hecho elacreedor.
El recibo posee el valor de una confesión extrajudicial. Como recibo debe considerarse también la
nota escrita o firmada por el acreedor, a continuación, al margen o al dorso de la documentación
relativa a la obligación cumplida. También la factura es un documento con el cual se puede acreditar
el pago realizado.
Aunque son admisibles todos los medios de prueba reconocidos por la ley (factura), el reciboexpedido
por el acreedor resulta la práctica usual de otorgar al deudor un medio de prueba básico para la
acreditación del pago. El artículo 1392 del Código Civil regula: "La entrega deldocumento original que
justifica el crédito, hecha por el acreedor al deudor, hace presumir laliberación de éste, mientras no
se pruebe lo contrario.
En los pagos periódicos (por ejemplo, los que se realizan de forma mensual), la constancia de pago del
último mes que corresponda hace presumir el pago de los meses anteriores, salvo prueba en contrario
(art. 1402 CC).
En los contratos de mutuo celebrados con instituciones bancarias, cooperativas o de crédito,se utiliza
la mal llamada Carta de Pago, que es una escritura pública que contiene una declaración unilateral de
voluntad donde se expresa el cumplimiento de la obligación por partedel deudor. Si se trata de un título
al portador, al pagarle al tenedor y recoger el título, la obligación se supone pagada y extinguida,
artículos 1390, 1391, 1392 y 1393 del Código Civil.
1. Definición
Imputar, en este contexto, significa atribuir un pago determinado a una deuda concreta. Estafigura
jurídica viene a solucionar otro problema que puede plantearse en relación con el pago.La imputación
surge cuando un deudor tiene varias deudas de una misma especie con un solo acreedor e interesa
saber cuál de ellas es la que se paga con la prestación realizada. Sunaturaleza responde, por tanto, a
un principio de seguridad o certeza jurídica, en la medida que se determina el destino que haya de
darse a la prestación realizada con base a uno o algunos de los créditos de que sean titulares activos
y pasivos las mismas personas. Así, el artículo 1404 del Código Civil dispone: "El deudor de diversas
obligaciones a favor del mismo acreedor, tiene derecho a declarar al hacer el pago, a qué deuda debe
.
aplicarse". Como se
.
desprende del precepto, su ejercicio requiere de la declaración del deudor dirigida al acreedorpara que
este muestre su conformidad al respecto.³⁰¹
Por consiguiente, la imputación de pagos puede definirse como "el criterio o criterios por virtud de los
cuales, en el caso de pluralidad de obligaciones, se decide a cuál de ellas debe entenderse referido el
pago realizado".³⁰²
En cuanto a los criterios legales de imputación, es necesario tomar en consideración las reglas
contempladas en el artículo 1406 del Código Civil, que establecen un orden: "No expresándose a qué
deuda debe hacerse la imputación, se entenderá aplicado el pago a la que sea de plazo vencido; si hay
varias de plazo vencido a la que fuere más onerosa para eldeudor; si son de igual naturaleza, a la más
antigua; y si todas son iguales, el pago se imputará proporcionalmente".³⁰³
a) Existencia de varias deudas a cargo de un solo deudor a favor de un solo acreedor. Estasdeudas
pueden proceder de una misma relación obligatoria, o bien ser consecuencia de relaciones obligatorias
diversas. Ejemplo del primer caso, el arrendatario que adeuda al propietario la renta de varios meses;
del segundo, el deudor que debe a un mismo acreedor Q10,000 por la renta del último mes vencido
del inmueble que habita como arrendatario,
. 301 Para ampliar el estudio del tema, consultar: RODRÍGUEZ CANO, La imputación de pagos,
Madrid, 1973. También en Comentarios al Código Civil, Vol II1, Ministerio de Justicia, Madrid, 1991,
pág. 163 y siguientes; BERCOVITZ, La imputación de pagos, Madrid, 1973; BORRAIO DACRUZ, La
imputación del pago, Revista de Derecho Notarial,Madrid, 1955, pág. 151.
302. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, op. cit., pág. 522.
303. Consultar art. 1765 del Código Civil
Por otro lado, Los Principios PECL en el artículo 7:109 establece: "Imputación de pagos (1) A salvo las
disposiciones del apartado (4), cuando una parte que tiene varias deudas de idéntica naturaleza
ofrece un cumplimiento que no alcanza para extinguirlas todas, dicha parte puede declarar, al
tiempo de hacerse el pago, a cuál de las deudas debe aplicarse el mismo. (2) Si la parte que debe
cumplir no formula tal declaración, la otra parte puede imputar el pago a la deuda de su elección en
un plazo razonable. Esta parte debe informar ala parte deudora de su elección. Sin embargo, la
imputación del pago a una obligación será inválida cuando: (a) La deuda no estuviere vencida. (b)
Fuera ilicita (c) 0 fuera litigiosa (3) Sininguna de las partes procediera a la imputación del pago, salvo
los disposiciones del apartado (4), el pago se aplicaró a la obligación que satisfaga alguno de los
siguientes criterios en el orden indicado: (a) La obligación vencida o la que venza en primer lugar (b)
La obligación que ofrezca menor nivel de garantias para el acreedor. (c) La obligación que resulte
más onerosa al deudor. (d) La obligación más antigua. Si no resulta aplicable ninguno de los criterios
anteriores, el pago se imputará a prorrata entre todas las deudas.
(5) En las deudas de dinero, todo pago del deudor se ha de imputar, en primer lugar a losgastos, en
dispongo otra aplicación.
segundo lugar a los intereses y finalmente al capital, salvo que el acreedor
b) Las deudas tienen que ser homogéneas o "de la misma especie". Es decir, no es posible la
imputación respecto de cosas específicas y determinadas; sí, en cambio, cuando se trata de
deudas pecuniarias o de entregar cosas genéricas de la misma especie.
Que el pago realizado no sea suficiente para extinguir todas las deuda