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Marzo de 2023
(circulación restringida)
1
Sobre esta materia puede verse GUZMÁN BRITO, Alejandro, “Para la historia de la formación de la Teoría
General del Acto o Negocio Jurídico y del Contrato, IV: Los orígenes históricos de la noción general de Acto
o Negocio Jurídico”, en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, 26 (2004) (pp. 187-254). El autor explica que
los términos actus y negotium sí son romanos, pero carecieron del sentido técnico que, sólo en el S. XIX, vino
a darle la pandectística alemana, como expresión de voluntad con la intención de crear extinguir relaciones
jurídicas. Confluyen aquí dos vertientes doctrinales, por un lado la de la acción humana, desarrollada por el
iusnaturalismo racionalista y la de los efectos contractuales, inserta en la tradición propiamente romana.
1
2.- El acto jurídico en nuestro Código Civil
2
Sobre este punto, conviene revisar el apartado "La autonomía privada", SAAVEDRA, Teoría del
Consentimiento, cit., pp. ., 69-92.
2
Este entusiasmo por la voluntad como fuerza creadora del Derecho, se estrechó
con los movimientos de corte socialista, y en particular con la revolución
marxista ocurridas a principios del siglo pasado. Con ellas se desconocía al
individuo y se lo disolvía en un agregado social, por lo que la voluntad
individual, para estas ideologías, ya no tendría ninguna importancia. Lo que
verdaderamente debía buscarse eran los objetivos sociales, y el Derecho debería
ser funcional a tales objetivos. Esta visión socialista del Derecho no sólo
estructuró el sistema jurídico de los países marxistas, sino que también ejerció
fuerte influencia en las naciones occidentales, especialmente europeas,
haciéndolas desarrollar un importante cuerpo legislativo de inspiración social.
Se explica así el nacimiento del derecho del trabajo, la regulación estricta del
contrato de arrendamiento, la regulación y fiscalización estricta del crédito y de
la tasa de interés, el desarrollo de la de previsión social, el incremente del
derecho administrativo como expresión del sistema normativo del Estado, que
crecía como ente regulador del sistema nacional.
Desde hace unos años, parece que el sistema cultural ha vuelto a mirar la
libertad con buenos ojos, y ello necesariamente causa impacto en el sistema
jurídico, que vuelve a abrir espacio a la libertad humana y su fuerza creadora.
Asistimos a una época en que se vuelve a confiar en la iniciativa individual.
3
Modernamente es la idea de la autonomía privada la que viene a constituirse en
un esfuerzo superador del aquel racionalismo abstracto de la idea de voluntad
como fuente creadora del Derecho, y del socialismo asfixiante e irreal, que hace
del Derecho una simple expresión normativa funcional a la fuerza que impone
el devenir social.
a) art. 12 CC, que permite renunciar a los derechos conferidos por las
leyes, con tal que sólo miren al interés personal del renunciante y no
esté prohibida su renuncia
b) El art. 1445 CC, que prescribe los requisitos que deben cumplirse para
que una persona se obligue otra por una acto o declaración de
voluntad, en donde aparece como central, la que la voluntad (el
consentimiento) es fuente creadora de obligaciones.
c) El art. 1545 CC, que dispone que un contrato legalmente celebrado es
ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por
consentimiento mutuo o por causas legales.
d) El art. 1560, sobre interpretación contractual. Dispone que conocida
claramente la intención de los contratantes debe estar ella más que a
lo literal de las palabras. Confirma esta norma la importancia de la
voluntad (consentimiento) como fuerza creadora del Derecho.
4
Pero el Código reconoce límites a la autonomía de la voluntad que vienen dados
por la ley, en cuanto tutela el interés general, las buenas costumbres y el orden
público. Así el art. 1.461 del CC exige que el objeto de los contratos debe ser
moralmente posible, entiendo por moralmente imposibles los contratos
supongan un objeto que sea contrario a las leyes, o al orden público, o a las
buenas costumbres. Por su parte el art. 1.467 CC, declara como causa ilícita a
la prohibida por la ley, o la contraria a las buenas costumbres o al orden público.
3
LECAROS, El acto jurídico..., cit., pp.37 y 38
5
La ley constituye el primero y más importante límite a la potestad que se les
confiere a los particulares para contratar y darle contenido a las relaciones que
constituyen.
Conforme con el art. 10 del Código, los actos que la ley prohíbe son nulos y de
ningún valor, a menos que la ley designe otro efecto para el caso de
contravención. El art. 1466 CC, confirmando esta prescripción, declara que
tienen objeto ilícito los actos prohibidos por las leyes, y el art. 1461 declara
como moralmente imposibles los actos prohibidos por las leyes.
Para la doctrina, las prohibiciones que conducen a esta nulidad son las normas
imperativas, es decir los actos que prohíben absolutamente un acto.
c) El orden público
Tampoco es una noción precisa, más aún en esta época en que surge con fuerza
la noción de orden público económico, referido a la regulación del sistema
público económico.
Muchas veces la ley dicta normas que las considera de orden público, ello
significa que son indisponibles por los particulares.
4
Ibíd., p. 40.
5
Véase VIAL DEL RÍO, Víctor, Teoría general del acto jurídico, quinta edición actualizada, Editorial jurídica
de Chile, Santiago, 2003, p. 60; SAAVEDRA GALLEGUILLOS, Francisco Javier, Teoría del consentimiento,
Conosur, Santiago, 1994, p. 82: CA de Valparaíso, Rol 129-298 (Lexinexis N° 22.806).
6
Existen ciertas instituciones actuales que claramente están influidas por es idea
de orden público, es el caso de la limitaciones a la contratación impuesta por la
ley de abusos del consumidor, y que claramente tiene un sustento en la
necesidad de proteger al contratante débil que en este caso es el consumidor. En
nuestro país la ley 19456, contienen normas en este sentido
6
Sobre este tema, FERMANDOIS, Arturo, Derecho Constitucional Económico, T. I, Ediciones Universidad
Católica de Chile, segunda edición, 2004.
7
AIMONE GIBSON, Enrique, Concepto y contenido del Derecho Público Económico, ponencia en las Terceras
Jornadas de Derecho Público, en Revista de Derecho y Ciencias Sociales,, U. de Concepción (1964) (pp. 138-
155).
7
Las definiciones las más modernas, de corte liberal, apuntan a un contenido
intrínseco del orden público económico, que buscan una relación económica
entre los distintos actores con respecto a las libertades individuales. Así
FERMANDOIS lo define como “el adecuado modo de realización de todos los
diversos elementos de naturaleza económica presentas en la sociedad, que
permita a todos los agentes económicos, en la mayor medida posible y en un
marco subsidiario, el disfrute de sus garantías constitucionales de naturaleza
económica, de forma de contribuir al bien común y a la plena realización de la
persona humana”8.
Como forma de evitar que en los actos y contratos que celebran los particulares
se hagan injusticias y abusos por parte de los contratantes más fuertes en contra
de los más débiles, y de la irrupción impresionante de la “contratación en masa”
el Derecho moderno conoce lo que se denominan las condiciones generales de
la contratación, que, generalmente recogidas por medio de normas de orden
8
FERMANDOIS, Derecho Constitucional Económico, cit., p. 58.
8
público, se imponen a las partes en la celebración de contratos de adhesión 9 a
fin de evitar abusos (cláusulas abusivas) respecto de la parte que está en
posición de imponer los términos del contrato. En especial se conocen estas
normas en materia del derecho del consumo, que en Chile están reguladas en la
Ley 19.49610, (modificada por la Ley 19.955 de 2004 11), en particular en los
artículos 16 y 17 de la citada ley.
Por ello la norma del artículo 1545 del CC, que dispone que todo contrato
“legalmente” celebrado es una ley para los contratantes, lo que supone que el
contrato se haya celebrado de acuerdo con la ley. A este respecto es importante
la norma del artículo 1445, que es aplicable muy especialmente a los contratos,
pues supone la primera exigencia para que una persona pueda resultar
obligación, por un acto o declaración de voluntad (los contratos también lo son
y de una manera principalísima): a) que sea legalmente, b) que consienta en
dicho acto o declaración de voluntad y que su consentimiento no adolezca de
vicios; c) que recaiga sobre un objeto lícito, y d) que tenga una causa lícita.
Junto a esa norma debe tenerse presenta las reglas generales sobre nulidad,
absolua o relativa, que en nuestro criterio, impiden que una persona celebre un
contrato con la eficacia que el artículo 1545 propone. En efecto, cada vez que
el acto o contrato adolece de un requisito o formalidad que la ley ha establecido
como necesario para el valor de dicho acto o contrato, sea en consideración de
9
Sobre este tema Vid. TAPIA, Mauricio y VALDIVIA, José Miguel, Contrato por adhesión Ley 19.496,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999.
10
Vid. SANDOVAL LÓPEZ, Ricardo, Derecho del Consumidor, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004.
11
Para una revisión de esta reforma puede verse AA. VV, La protección de los derechos de los consumidores,
Aspectos sustantivos y procesales luego de la reforma contenida en la Ley 19.955 de 2004, Cuadernos de
Extensión Jurídica 12, Universidad de los Andes, 2006 (Jorge Baraona y Osvaldo Lagos, editores).
9
la naturaleza del acto o contrato, o bien de la calidad o estado de las personas
que las personas que los ejecutan o celebran.
10
Dentro de los hechos jurídicos es posible distinguir, a su vez, a los
hechos del hombre, que son aquellos en los que el hombre ha tenido una
participación determinante (compra de un caballo, asesinato, etc.) de los
hechos jurídicos propiamente tales, en los que el hombre no participa o su
participación es sólo pasiva (nacimiento, muerte, mayoría de edad, demencia,
etc.).
11
Que el Derecho reconozca o sancione esa manifestación de voluntad, que
está orientada a producir efectos jurídicos, y por ello admite que los efectos
jurídicos queridos por el autor o las partes del acto jurídico se produzcan.
Así, se califican como actos jurídicos unilaterales, a los actos que sólo
suponen la manifestación de voluntad de una sola persona o parte. Ej. un
testamento, el reconocimiento del un hijo extramatrimonial, o la manifestación
de la oferta, en la formación del consentimiento.
12
la oferta que hacen varias personas de venta de una casa, de la cual son
propietarios en común. Dicha oferta es un acto jurídico unilateral, pues a pesar
de existir más de un interesado en su formulación, todos están manifestando una
voluntad común, sin que se observen intereses antagónicos o contrapuestos.
13
voluntad de tres partes: del deudor; del tercero que acepta la nueva
obligación que contrae en su favor el deudor y del acreedor que consiente en
liberar de la obligación primitiva al deudor (art. 1631 Nº 2 CC).
7.- El contrato
Se define como el acto jurídico bilateral que tiene por objeto crear
obligaciones; es la convención generadora de obligaciones.
Art. 1438. “Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga
para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o
muchas personas.”
13
Así el Anteproyecto de Código Europeo de Contratos (Grupo Gandolfi), dispone “El Contrato es el acuerdo
de dos o más partes destinado a crear, reglar, modificar o extinguir una relación jurídica que puede incluir
obligaciones y otros efectos aunque sea a cargo de una sola de las partes”.
14
Clasificaciones que se agregan por la doctrina
Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con
otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las partes contratantes
se obligan recíprocamente.
Hay algunos que dicen que el contrato de sociedad queda fuera de esta
clasificación, por ser contratos plurilaterales los cuales son voluntades de hecho,
que actúan en distinto sentido en busca de distintos intereses y que se
entrecruzan para formar el consentimiento.
15
- En la condición resolutoria tácita
- En la excepción del contrato no cumplido
- En la teoría de los riesgos
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con
indemnización de perjuicios.
b) Excepción del contrato. no cumplido (la mora purga la mora): Conforme con el artículo 1552 CC, “[e]n
los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras
el otro no lo cumple por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo debidos”.
c) Teoría de los riesgos: que solo opera en los contratos bilaterales. Siempre se habla del riesgo de la cosa y
del riesgo del contrato. Conforme con el artículo 1550 CC “[e]l riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se
deba es siempre a cargo del acreedor; salvo que el deudor se constituya en mora de efectuarla, o que se
haya comprometido a entregar una misma cosa a dos o más personas por obligaciones distintas; en
cualquier de estos casos, será de cargo del acreedor el riesgo de la cosa, hasta su entrega”.
“Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes
se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra
parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia
incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio”.
La regla general es que los contratos bilaterales sean onerosos y los unilaterales
sean gratuitos, sin embargo puede suceder que no sea tan así. Por ej: el contrato
de depósito es un contrato unilateral gratuito, pero puede ser oneroso si se
faculta al depositario para usar la cosa; el mutuo también es unilateral y gratuito,
pero puede ser oneroso si se estipulan intereses (mutuo civil); también en el
caso del comodato, que puede ser oneroso cuando se estipula remuneración a
favor de ambas partes (si sólo se hace a favor de una degenera en arrendamiento
de servicios); un caso de contrato bilateral gratuito lo podemos encontrar en el
mandato cuando las partes estipulan que el mandatario no va a recibir
remuneración.
16
a) Es importante para determinar si el contrato puede ser o no alcanzado por la acción pauliana, conforme
con el artículo 2468 del CC. Si el contrato que se impugna es gratuito, para que pueda verse alcanzado por
la acción se requiere, parte de de haya perjuicios, que exista fraude pauliano únicamente en el deudor.
Pero, si el contrato es oneroso, además del perjuicios, el fraude pauliano debe concurrir tanto en el deudor
como en el con quien celebra el contrato.
Según lo que dispone el artículo 1547 CC, para determinar el grado de culpa de que responde el deudor
de una obligación civil, hay que determinar en beneficio o utilidad de cuál de las partes se ha celebrado el
contrato.
En el mandato el deudor siempre responderá de culpa leve, sea gratuito u oneroso, pero el juez tiene la
facultad de graduar en cierto modo la culpa leve (2129, 1929, 2085 CC).
c) Los contratos gratuitos son generalmente intuito personae (en que el error en la persona vicia el
consentimiento). Los contratos onerosos por regla general no son intuito personae, salvo el mandato y la
transacción. 2456 CC.
d) El saneamiento de la evicción sólo procede en los contratos onerosos. Hay evicción en contrato de
compraventa (arts. 1837 y ss.), transacción, sociedad (art. 2085), etc.
e) Es importante para ver si el adquirente de una cosa esta o no obligado a respetar el arrendamiento de la
misma. Si adquirió a título gratuito, lo estará, pero si adquirió a título oneroso no está obligado a respetar
el arriendo a menos que este conste por escritura pública y se inscriba en el registro de hipotecas y
gravámenes del Conservador de bienes raíces, conforme con el artículo 1962 del CC.
i) Conmutativos: “cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una
cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a
su vez”, según reza el artículo 1441 CC. Ej, la compraventa (a menos que se
exprese, o que de la naturaleza del contrato aparezca que se ha comprado la
suerte)14.
14
Véase LÓPEZ SANTA MARÍA, Los Contratos, cit., pp. 122-127, con agudas críticas a este criterio que ofrece
nuestro Código para calificar la conmutatividad de un acto o contrato.
15
Aunque en realidad no lo es, porque las compañías de seguro actúan sobre la base de cálculos actuariales
que determinan la eventualidad estadística del siniestro, y en función de ello aplican la prima o precio.
17
Importancia de esta distinción:
En la lesión enorme: Como regla, sólo se aplica a los contratos onerosos, conmutativos: Ej. Compraventa de
bienes raíces (arts. 1888, 1889 CC); permuta de bienes raíces (art. 1900 CC); mutuo con interés, cuando
éste es superior al máximo convencional (art. 2206 CC); cláusula penal, cuando la pena es superior al
doble de la obligación (arts. 1535, 1544 CC); en la partición de bienes (art. 1348 CC); en la aceptación de
una herencia o legado (art. 1234 CC).
Es importante hacer notar que se ha dicho que el acto principal es tal cuando
no necesita de otro para subsistir y no para nacer, porque bien puede un acto
accesorio existir antes del principal, pero imperiosamente éste último deberá
aparecer en el futuro, para la subsistencia del acto accesorio. La regla general
es que los actos y contratos sean principales, y sólo excepcionalmente
existen actos que tienen el carácter de accesorios.
Los actos accesorios pueden ser de dos clases, actos de garantía, que son
aquellos que nacen para asegurar una obligación principal. (Ej. las cauciones
o actos de garantía en general); pero también pueden existir actos accesorios
dependientes, que aunque no nacen para asegurar el cumplimiento de otra
obligación, sí están de tal manera vinculados a otro acto que no pueden
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subsistir sin el acto principal al cual acceden y de los cuales verdaderamente
dependen.
a) Contrato real: Es aquel que para ser perfecto, “es necesaria la tradición
(entrega) de la cosa a que se refiere”. Al definir el CC los contratos reales, cae
en una imprecisión, pues habla de “tradición”, pero debió decir “entrega”. Esta
clasificación es criticada (no se justifica) por que:
a) Típico: es el que se encuentra reglamentado por la ley, como la compraventa, el mutuo, el depósito, etc. Sea
típico o atípico al contrato le es aplicable el 1545 CC.
19
b) Atípico: no está reglamentado por la ley y es una consecuencia de la autonomía de la voluntad. Por ejemplo:
el contrato de “transferencia” de un jugador de fútbol profesional, etc16.
2) Individual y colectivo
Contrato individual: es aquel que obliga únicamente a aquellos que le dieron nacimiento a través de su
consentimiento.
Contrato colectivo: es aquel que obliga a grupos o colectividades que no han intervenido con su consentimiento
a la celebración del contrato. Son una verdadera excepción al efecto relativo de los contratos. Por ejemplo:
convenio judicial en la quiebra; contrato colectivo de trabajo.
a) De libre discusión: las partes son libres para discutir los términos del contrato.
b) Contrato de adhesión17: es aquel en que una de las partes impone a la otra los términos del contrato y la
otra parte es libre para celebrarlo o no. Si no consiente, no hay contrato, y si consiente surge el contrato y
adhiere a los términos impuestos por la otra parte. Estos contratos, por lo común, tienen por finalidad ser
aplicados a una generalidad de casos, por lo que son corrientes en las contrataciones masivas propias del
derecho del consumo.
Hay dos reglas de interpretación que son propias de los contratos de adhesión:
a) La regla de interpretación contra el que redactó la cláusula, que consagra el art. 1566 inciso 2º del CC.
b) La regla de preferencia de la cláusula manuscrita por sobre la cláusula impresa. 1560 CC.
a) Contrato de ejecución instantánea: es aquel en que las obligaciones de las partes se cumplen
inmediatamente, después de nacer el contrato. ej: la compra de un paquete de cigarrillos.
b) Contratos de ejecución diferida: Son contratos de ejecución instantánea, pero la obligación de una de
las partes o de ambas, se va a cumplir por parcialidades en distintos plazos o épocas. Ej: compra de un
bien en cuotas mensuales.
En estos contratos de ejecución diferida tiene gran importancia la caducidad del plazo o la cláusula de
aceleración del plazo, que consiste en que las partes estipulan que el no pago de una cuota hará exigible la
totalidad de la deuda.
c) Contratos de tracto sucesivo: son aquellos en que las obligaciones de las partes van naciendo y
extinguiéndose a través del tiempo. Ej: contrato de arrendamiento, de sociedad, de trabajo.
16
Sobre este punto vid. VERDUGO BRAVO, Ismael “La relación entre la autonomía privada y los contratos
atípicos”, en Revista de Ciencias Jurídicas, Universidad Católica del Norte, N° 3, (2003) (pp. 71 y ss.).
17
Sobre este tema TAPIA, Mauricio y VALDIVIA, José Miguel, Contrato por Adhesión, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 2002.
20
a) La resolución opera con efecto retroactivo en los contratos de ejecución instantánea y en los de ejecución
diferida, pero en los de tracto sucesivo la resolución del contrato va a operar siempre hacia el futuro. Por
ej: si se deja sin efecto un contrato de arrendamiento, por el no pago de la renta, esta resolución opera
hacia el futuro y toma el nombre de terminación, ya que no se puede dejar sin efecto el goce de la cosa
que ha hecho el arrendatario.
b) El los contratos de tracto sucesivo existe una excepción a la regla del art. 1545 CC, ya que el contrato
puede terminar por la voluntad unilateral de una de las partes, la cual se llama “desahucio”.
5) Preparatorios y definitivos
Contrato preparatorio: es aquel que las partes estipulan que en el futuro celebrarán otro contrato. que de
momento no pueden convenir. Ej: contrato. de promesa, de opción (ej: el de leasing que es un contrato de
arrendamiento con opción de compra), pacto de retroventa.
Si se atiende al contenido del acto o contrato, podemos clasificarlos en actos patrimoniales o de familia.
Son actos patrimoniales los que tienen por objeto relaciones pecuniarias, es decir pretenden la producción
de efectos jurídicos relativos a bienes (cosas) apreciables en dinero. Los actos de familia, en cambio, se
refieren al estado civil de las personas y a las relaciones de un individuo con los demás miembros de su
familia. (ej. el reconocimiento de un hijo no matrimonial).
Atendiendo a si el contrato precisa de la muerte del autor o de las partes para producir efectos: actos entre vivos
y actos mortis causa o por causa de muerte.
Por actos entre vivos debemos entender aquellos que no requieren de la muerte del autor o de las partes
para producir sus efectos. Lo corriente es que los actos jurídicos produzcan sus efectos sin esperar que el
autor o las partes fallezcan.
Pero los actos mortis causa, que son los menos corrientes, para producir en plenitud sus efectos jurídicos,
quedan sujetos al fallecimiento del autor o de una de las partes. El caso más típico de acto mortis causa es
el testamento que no produce sus efectos sino una vez muerto el testador (artículo 999 CC). Otro acto de
este tipo son las donaciones revocables que no se confirman sino con la muerte del donante (art. 1142 CC),
pero la donación revocable puede tener efectos entre vivos si hay entrega de la cosa (artículo 1140 CC).
Atendiendo a si el acto produce sus efectos de inmediato y sin limitaciones, podemos distinguirlos entre actos
y contratos puros y simples y sujetos a modalidad.
Los actos puros y simples son aquellos que producen sus efectos de inmediato y sin limitaciones, en cambio
los actos sujetos a modalidad son aquellos cuyos efectos que están subordinados a una modalidad.
Las modalidades, que estudiaremos más adelante, son determinadas maneras de ser de los actos o contratos,
en virtud de las cuales los efectos normales de un acto jurídico se ven alterados, generalmente como
consecuencia de pactos especiales que acuerdan las partes.
21
Atendiendo a la finalidad que un acto tiene, en el sentido si pretende conservar un patrimonio, o hacer
salir bienes del mismo, puede distinguirse entre actos de enajenación o disposición y actos de mera
administración.
Por actos de mera administración debemos entender aquellos actos que tienen por finalidad mantener el
patrimonio de un a persona en su conjunto, y que la actuación tiene por finalidad mantener o conservador
lo bienes, obteniendo las ventajas que por su propia naturaleza están llamados a generar. En cambio, por
los actos de disposición o enajenación, se hacen salir determinados bienes del patrimonio de una persona.
Esta disposición tiene importancia para el estudio de los actos que ejecutan personas en representación de
otras, como mandatarios o tutores y curadores, que muchas veces están limitados a la mera administración
de bienes (art. 391 CC, y 2132 CC).
Esta clasificación se desarrollará al estudiarse la causa como elemento de los actos jurídicos.
Conforme con el criterio que hemos dado, de que muchas disposiciones del
Código referidas a los contratos son de aplicación general, la doctrina
entiende que el art. 1444 CC es aplicable todos los actos jurídicos.
“Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son
de su naturaleza y las puramente accidentales. Son de la esencia de un
contrato, aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto alguno o degenera
en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no
siendo esenciales en él, se entiende pertenecerle, sin necesidad de una
cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial
ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales”.
Es una trilogía que se tomó de POTHIER, quien a su vez señala que vienen
desde el S. XVI18.
18
POTHIER, Robert J, Tratado de las obligaciones, Editorial Heliastra S.F.-L., versión de la edición francesa
de 1824, Buenos Aires, 1993, p. 14.
22
Se distinguen cosas esenciales comunes a todos los actos jurídicos, sin
las cuales el acto no podrá producir efecto alguno. Es el caso de los requisitos
generales a todo acto jurídico, y que se estudian a continuación: la voluntad, el
objeto, la causa.
Aquí hay un cambio de sentido en el art. 1444 CC, porque mientras los
elementos esenciales parecen estar refiriéndose por una parte a aquellos
presupuestos que si no se dan no hay acto o contrato, o al menos el acto no
produce efectos o estos son distintos al querido por el autor o las partes, y por
lo mismo son requisitos o exigencias previas y necesarias para producir efectos.
En cambio, cuando el Código habla de las cosas de la naturaleza apunta a
consecuencias o efectos derivados, es decir a derechos u obligaciones que
siempre que se derivan del acto o contrato. No puede decirse que estas cosas de
la naturaleza sean verdaderamente elementos del acto, por ello es correcto que
el Código se haya referido a cosas, para describir los distintos aspectos que
aparecen en un contrato (presupuestos o consecuencias).
23
en este caso que no vienen incorporados por la ley, sino que las partes los
agregan por efecto de un pacto.
Dentro de los efectos accidentales de los contratos, los más conocidos son
las modalidades convencionales, es decir la condición, el plazo, el modo,
libremente pactadas, y que por su incorporación en él alteran sus efectos
normales (naturales).
24
25
LOS REQUISITOS DE LOS ACTOS JURÍDICOS Y DE LOS
CONTRATOS.
26
El consentimiento (la voluntad)
El objeto
La causa
Las solemnidades de existencia, en razón que, en algunos casos, como el art.
1701 CC, la falta de estas solemnidades hace que el acto se tenga por no
celebrado o ejecutado, es decir por inexistente, según la opinión de algunos, o
al menos como absolutamente nulo.
Los requisitos de validez del acto jurídico, son aquellos presupuestos que
deben cumplir los actos jurídicos, sin los cuales el acto nace, pero nace viciado,
expuesto a ser declarado nulo. Es un acto que adolece de una forma de ineficacia
jurídica.
Recurriendo a la misma norma del art. 1445 CC, puede concluirse que
son requisitos de validez los siguientes:
27
2.- La Voluntad (El consentimiento)19
2.1. Generalidades
La voluntad es una potencia del alma, por la por la cual buscamos el bien.
Por una parte, debe ser manifestarse y por otra debe ser seria.
a) Manifestación de la voluntad
19
Para esta materia es útil como consulta el libro del profesor LEÓN HURTADO, AVELINO, La voluntad y la
capacidad en los actos jurídicos, Editorial Jurídica de Chile, Cuarta Edición, Santiago, 1991.
20
Se habla también que constituyen exteriorizaciones de la voluntad, los hechos consumados, que suponen
una conducta que social y legalmente se tiene como el contenido de un negocio, como es el caso de pagar el
precio. También se admite como una exteriorización el principio de ejecución idóneo, es decir una conducta
que tiene inequívocamente a la consumación de un acto negocial, como es el hecho de ponerse detrás de una
caja en el supermecado. Cfr. SAAVEDRA GAGUELLIGOS, FRANCISCO JAVIER, Teoría del Consentimiento,
Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 1994, p. 143.
28
Manifestación de voluntad tácita: se desprende inequívocamente del
comportamiento del sujeto, y del cual la ley permite desprender un querer
determinado21.
Con todo en ciertas circunstancias, tanto la ley, como las partes, e incluso
el juez pueden darle al silencio una manifestación de voluntad en un sentido
determinado
La ley
29
CC, dentro de las reglas de la apertura de la sucesión, que dispone que si una
persona está en mora de manifestar si acepta o repudia una asignación, se
entenderá que la repudia. La otra norma, aplicable a nuestra profesión, es el art.
2125, que dispone en materia de mandato, que las personas que por su profesión
u oficio se encargan de la gestión de negocios de ajenos, deben responder lo
más pronto posible si aceptan o no el encargo que uno ausente les hace, de lo
contrario, transcurrido un tiempo razonable, "su silencio se mirará como
aceptación".
Las partes
El Juez
3.- El consentimiento
30
disposiciones lo fija la propia naturaleza de ellas y no la ubicación que las
mismas tienen en un determinado Código o ley, y, justamente, las reglas sobre
la formación del consentimiento que establece nuestro Código de Comercio son
de naturaleza general, y no especial o excepcional. De la misma manera lo
entendió el Mensaje con que el Presidente de la República presentó el Proyecto
de Código de Comercio al Congreso Nacional. Ese documento que forma parte
de la historia de la ley, expresa que en lo relativo a la formación del
consentimiento el Código de Comercio viene a llenar un “sensible vacío de
nuestra legislación comercial y civil”. Otros agregan también como argumento
la analogía.
La oferta
La oferta aparece así como una declaración que, para cumplir con su
finalidad, debe al menos reunir dos requisitos:
23
LECAROS, El acto jurídico..., cit., p. 42.
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Piénsese que el art. 101 C Co. establece que la oferta pierde vigencia por la retractación del oferente, por su
muerte o por su incapacidad, ocurridas antes de la aceptación.
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a) Ser seria, en términos que el oferente debe tener una voluntad real de
obligarse en caso de que el destinatario de la oferta la acepte en los términos
propuestos.
Clasificaciones de la oferta
El art. 105 del C. Co. reconoce esta última clasificación, y declara que las
ofertas hechas a personas indeterminadas que se hacen en prospectos, catálogos,
notas de precios, circulares o en cualquiera otra clase de anuncios, no son
obligatorias para el que las hace. Esto significa que el oferente no quedará
obligado, si alguien acepta. No se formará consentimiento por la aceptación.
La aceptación
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La aceptación es el asentimiento del destinatario de la oferta, a la
proposición de convención que se le ha hecho, y dada pura y simplemente
produce el consentimiento.
Clases
a) Que sea pura y simple: conforme con el art. 101 C. Co., dada la
contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la propuesta,
el contrato queda en el acto perfeccionado y produce todos sus efectos
legales, a menos que antes de darse la respuesta, ocurra la muerte, la
incapacidad legal o la retractación del oferente.
b) Darse en tiempo oportuno, esto es que esté vigente el plazo fijado
por el oferente o por la ley
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otro, si el destinatario de la oferta se encuentra en el mismo lugar que el oferente
o en otro lugar diferente.
Transcurridos que sean estos plazos, la oferta deja de estar vigente, y por
lo mismo si el destinatario de la oferta la acepta no se habrá formado el
consentimiento, pues se habrá aceptado inoportunamente la oferta. Así lo
dispone el art. 98 Co, inciso 2 °. Pero el inciso 3° impone una carga al oferente
que recibe una aceptación inoportuna, cual es informar al destinatario de la
oferta que la ha dado en tiempo inadecuado, pues, de otra manera se hace
responsable por los daños y perjuicios. El Código habla que “deberá dar pronto
aviso de su retractación”, y lo cierto que en este caso no hay retractación del
oferente sino aceptación inoportuna del destinatario, lo que ha impedido la
formación del consentimiento.
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disponer del objeto sino después de desechada la oferta o de
transcurridos determinado plazo.
De esta norma podemos distinguir una retractación tempestiva de una
intempestiva. Retractación tempestiva de la oferta es aquella que
se hace dentro de los marcos que autoriza el art. 99 del C.Co.. Es decir,
antes de que se haya aceptado la oferta, o después de transcurridos los
plazos. Será intempestiva, en cambio, la que se hace una vez que la
oferta se ha aceptado, o mientras transcurre el plazo que se ha
concedido para aceptarla.
El efecto de toda retractación tempestiva es impedir la formación
del consentimiento, pero obliga la oferente a indemnizar los perjuicios
que el destinatario de la oferta haya tenido, o a cumplir con la oferta
en caso contrario (supone dejar sin efecto el arrepentimiento). Todo
conforme con el art. 100 C.Co.
Naturaleza de la responsabilidad
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aparece como un factor adicional la violación de una situación de confianza que
entre las partes se ha dado. Para mantener los criterios generales, IHERING, se
habla de culpa in contrahendo.
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4.-. En cuanto a las leyes que deben regular el acto, conforme con art. 22
de la Ley sobre efecto retroactivo de las leyes, en todo contrato se entenderán
incorporadas las leyes vigentes a su celebración.
Contrato de adhesión o por adhesión es aquel en que uno solo de los dos
posibles contratantes preestablece las cláusulas, de modo que el otro no puede
modificarlas, sino limitarse a aceptarlas o no celebrar el contrato.
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La particularidad esencial de estos contratos, el de no ir precedidos
de una libre discusión de las cláusulas, que se encuentran definitivamente
establecidas con antelación por uno solo de los posibles contratantes, da margen
a abusos de éste, que son generalmente grandes empresas dedicadas a satisfacer
necesidades primordiales. De ahí que el legislador se vea en la necesidad de
regularlos, en mayor o menor grado, a fin de evitar al menos los excesos de los
redactores de los contratos de adhesión.
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tutor o curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o
descendientes.., o de alguno de sus socios de comercio, podrá ejecutarse o,
celebrarse sino con autorización de los otros tutores o curadores generales, que
no estén implicados de la misma manera, o por el juez en subsidio” (art. 412).
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