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n la primera mitad del siglo XVIII, entre 1700 y 1720 aparece un compositor cuya obra igualará

(si no supera) el alto nivel de Frescobaldi. Se trata del compositor napolitano, que
posteriormente asimilará la influencia de la música popular española, enriqueciendo
ampliamente el registro compositivo del clavicémbalo, Domenico Scarlatti (1685-1757). En
1721, con su marcha a la península ibérica como maestro de clavecín de la infanta de
Portugal (y futura reina de España) María Bárbara de Braganza, Italia ya no conocerá más
compositores notables durante el resto del periodo barroco.
Países Bajos[editar]
Entre finales del siglo XVI y principios del XVII, el compositor Jan Pieterszoon Sweelinck (1562-
1621) es el más destacable del clavecín holandés, haciendo la transición del renacimiento al
barroco en su país.Junto con Frescobaldi, los mejores compositores de teclado. Después de
1621, no hay más compositores que se destaquen en el ámbito del clavecín.
España y Portugal[editar]

Domenico Scarlatti, cumbre del clavecín barroco italiano y


español.

La música para clavecín en la península ibérica tiene un hito importante en la llegada


de Domenico Scarlatti, compositor y clavecinista napolitano, a la corte lisboeta de la princesa
portuguesa Bárbara de Braganza como maestro de música y teclado en 1721. Cinco años
más tarde, tras el matrimonio de su alumna con el futuro rey de España Fernando VI, se
traslada a Sevilla, donde escuchó los aires populares andaluces que tanto influyeron en su
música, y posteriormente a la corte de Madrid, donde murió en 1757.
En estos más de treinta y cinco años, Scarlatti desarrolló un estilo profundamente influido por
las tonalidades y modos andalusíes y por el ritmo vivo de los rasgueos de guitarra o
las castañuelas en las más de quinientas sonatas bipartitas que compuso para el clavicémbalo
y que supusieron un monumento capital de la música española e influyó en la escuela de
clavecinistas ibéricos contemporáneos y posteriores.
Así, se pueden observar concomitancias en la figura principal del clavecín lusitano del
siglo XVIII, Carlos Seixas, nacido en Coímbra y organista de la Catedral de Lisboa. Poco más
tarde fue ascendido a vicemaestre de la Capilla Real, cuyo titular era Doménico Scarlatti, y a
cuyo contacto se debe la influencia del clavecinista italo-español.
Al lado de Scarlatti en la corte española trabajó el maestro de clavecín de
Fernando VI, Sebastián de Albero. Se trata de un clavecinista vigoroso y vanguardista que, sin
embargo, dejó poca obra debido en parte a que no fue publicada o conservada y a su pronta
muerte a los treinta y cuatro años.
La segunda mitad del siglo dieciocho está ocupada por la imponente figura del Padre Soler.
Nacido en Olot, pronto obtuvo el cargo de organista y director del coro del monasterio de San
Lorenzo de El Escorial, donde entabló contacto con Scarlatti y otros clavecinistas españoles
como José de Nebra. Su música, que ya preludia el clasicismo, se diversificó en conjuntos
instrumentales y corales, con obras sacras y profanas en las que mostró una prolífica
maestría.
La decadencia y el olvido: el clasicismo y el siglo XIX (1750-
1912)[editar]
En la segunda mitad del siglo XVIII, después de la muerte de Rameau, Bach, Händel y Scarlatti
entre 1750 y 1764, la música destinada al clavecín sufre una rápida decadencia pues los
compositores están cada vez más interesados con el nuevo fortepiano. Fascinados con las
posibilidades del nuevo instrumento, el clavecín será totalmente reemplazado entre 1775 y
1790 por el primitivo piano, aunque en este periodo, y durante algunas décadas, la música
compuesta para el pianoforte también era interpretada en el clavecín, o a la inversa,
indistintamente.
Entre los períodos del barroco y el clasicismo son los dos hijos mayores de Johann Sebastian
Bach los más sobresalientes compositores de música para el clavecín: Wilhelm Friedemann
Bach (1710-1784), y sobre todo Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788).
Otros compositores del clavecín clásico son los ingleses Thomas Augustine Arne (1710-
1778), William Boyce (1711-1779) y el español Antonio Soler (1728-1783). La escuela
francesa del clavecín, que tuvo su apogeo con Rameau y Couperin entre 1706 y 1748
declinará hasta su desaparición tras la Revolución francesa a partir de 1789 y la imposición
del nuevo estilo romántico y el piano.
Mozart y Haydn, que aunque en sus primeros años destinaban sus obras al clavecín y al
pianoforte sin distinción alguna adoptaron en su etapa de madurez el nuevo instrumento.

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