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hambonnières, la música de clavecín en Francia gana muchos adeptos y desplaza al laúd

como instrumento favorito para componer a solo. Louis Couperin es, junto con su fundador
Chambonnères, el más destacado compositor francés de la primera mitad del siglo XVII.
En la segunda mitad del siglo XVII tomarán su relevo Jean-Henri d'Anglebert (1626-
1691), Jean-Nicolas Geoffroy (1633-1694) y Nicolas Lebègue (1632-1702), quienes llevaron la
música barroca de clavecín francesa a un alto grado de refinamiento. La forma compositiva
predominante en Francia fue la suite para teclado, que reunía una serie de piezas básicas
(alemanda, courante, zarabanda y giga), cuyo origen estuvo en danzas variadas de ritmos
binarios (alemanda) o ternarios (zarabanda) que alternan tiempos vivos y pausados.
La siguiente generación, que desarrolló su música entre finales del siglo XVII y principios
del XVIII, siguió cultivando la suite pero adoptó influencias italianas y alemanas. Con ella el
clavecín francés llegó a su máxima expresión, con dos nombres que figuran entre los más
grandes compositores de la música culta occidental, tales son François Couperin (1668-1733)
y Jean-Philippe Rameau (1683-1764). En su órbita se situó una importante nómina de
compositores para el clavecín: Louis Marchand, Charles Dieupart, Louis-Nicolas
Clérambault, Gaspard Le Roux, Jean-François Dandrieu, Élisabeth Jacquet de la
Guerre, Joseph Nicolas Pancrace Royer o Nicolas Siret.
François Couperin compuso sus cuatro libros de suites entre 1713 y 1731. Se caracterizan por
prestar una atención especial a la ornamentación. En tanto, la obra de Jean-Philippe
Rameau presenta aspectos más variados. Sus tres libros de suites aparecieron en 1706, 1724
y 1728. Después de esta fecha, sólo compuso para el clavecín solista una pieza aislada, La
Dauphine (1747). Alterna en ellos piezas en la más pura tradición de la suite francesa con
piezas imitativas, como «Le Rappel des Oiseaux» o «La Poule», y de descripción emotiva,
cual son «Les tendres Plaintes» o «L'entretien des Muses». Muchas de ellas ofrecen un
virtuosismo a la italiana. La invención y los efectos sorprendentes son en ellas notables, como
se puede observar en «Les Tourbillons» y «Les trois Mains». En otras se aplican sus
innovadores teorías musicales, como sucede en «L'Enharmonique» y «Les Cyclopes».
Alemania[editar]

Bach. Su obra supuso un antes y un después en el teclado.


En esta época, la música para clave alcanza en Alemania (al igual que en Francia) su máxima
expresión, aunque, a diferencia de lo que sucede para la música de clave francesa, no llega a
considerarse una escuela, aunque sí se postula para el órgano.
Johann Jakob Froberger (1613-1667) es el primer representante ilustre de la música
clavecinística germana. Influido por Frescobaldi y Sweelinck, Froberger representa la
referencia de la música de clavecín en Alemania en la primera mitad del siglo XVII. Tras él, y
ya en la segunda mitad del mismo siglo, muchos de los compositores célebres que componían
para órgano también lo hicieron de forma brillante para el clavecín, entre los cuales
destacaron Matthias Weckmann, Dietrich Buxtehude, Johann Kaspar Kerl, Johann
Pachelbel y Georg Muffat. Pachelbel y Buxtehude son las cumbres de la música de teclado
germana posterior a Froberger.
Johann Kuhnau (1661-1722) es el más sobresaliente de los compositores del clavecín en
Alemania entre 1670 y 1720. Sus Sonatas bíblicas (1700) suponen uno de los primeros
ejemplos de música programática. Junto a Kuhnau, y ya adentrándose con la generación de
Bach y Telemann, se halla Georg Böhm (1661-1733), contemporáneo de François Couperin.
En la primera mitad del siglo XVIII, la música nacional, y de todo el periodo, alcanza sus
máximas cotas, y la obra capital de Johann Sebastian Bach (1685-1750) establece un antes y
un después en la música de este instrumento. Sus obras son trascedentes en importancia,
repercusión y extrema calidad, como El clave bien temperado, las Suites inglesas, las Suites
francesas, las Partitas, BWV 825-830 y las Variaciones Goldberg, entre otras. Otros célebres
compositores germánicos de la primera mitad del siglo XVIII en el ámbito clavecinístico
son Johann Mattheson, Christoph Graupner y Georg Philipp Telemann (1681-1767). La
siguiente generación alumbra la obra de los hijos de Bach, Wilhelm Friedemann Bach (1710-
1784) y Carl Philipp Emanuel Bach, que emprenden la transición del clave barroco al galante
en Alemania.
Italia[editar]
En Italia, la música para clavecín sufre altibajos, como en el caso de Inglaterra.

Girolamo Frescobaldi

El primer gran compositor del clavecín italiano del siglo XVII es Girolamo Frescobaldi que
compuso tocatas, caprichos, fantasías, canciones, ricercare, danzas y variaciones en la
primera mitad del siglo XVII, estableciendo las bases para la música de clavecín solista
europea. En los dos libros de tocatas publicados entre 1615 y 1637 se incluyen las Cento
Partite, una obra virtuosa y experimental. Además de a Frescobaldi, cabe mencionar en esta
época también a Sweelink. Su obra Toccate et partite(1615) es una de las de mayor
relevancia del clavecín italiano.
Tras Frescobaldi, el clavecín en Italia tiene en Bernardo Pasquini (1637-1710) el compositor
que más sobresale hasta Domenico Scarlatti, aunque su obra no llega a lograr la maestría y
originalidad su antecesor.

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