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1. Introducción
Este informe intenta dar cuenta del proceso de acompañamiento realizado al estudiante
Nahuel Muñoz en el marco de la asignatura Sociología de la Educación del Profesorado en
Música Popular Latinoamericana de la FCH-UNSL. Para dar cuenta de este recorrido se lo
presenta en tres apartados: lo que se propuso al inicio del proceso, lo que aconteció durante
el recorrido del estudiante en la materia, y la valoración final una vez que rindió la última
instancia de evaluación.
El plan tuvo por objetivo acompañar la trayectoria del estudiante del Prof. en Musica Popular
Latinoamericana Nahuel Muñoz en la asignatura Sociología de la Educación, con el fin de
que pudiera concluir y aprobar el trayecto pedagógico. El estudiante presentaba un
recorrido de dos instancias de re-cursado tras reprobar las evaluaciones de la materia, con
asistencia regular a clases, la realización de algunos trabajos prácticos y evaluaciones
parciales, sin llegar a concluir con la propuesta ni adquirir los contenidos mínimos
requeridos.
Ante esta situación, el estudiante solicitó un apoyo para culminar la asignatura en función de
su situación de discapacidad visual. Por tal motivo, el equipo docente consideró un
acompañamiento pedagógico situacional.
En primer lugar, se realizó una entrevista con el estudiante para conocer su trayectoria y
condiciones socio-educativas, reconociendo facilitadores y obstaculizadores situacionales.
De esta instancia -y teniendo en cuenta las cursadas previas en la asignatura- se identificó
como un obstaculizador importante para que el estudiante pudiese dar cuenta de sus
aprendizajes el uso de la escritura ya que, dada su condición de ceguera, se le hacía
sumamente dificultoso responder por escrito las diferentes instancias de evaluación
(parciales, trabajos prácticos, etc.). Así mismo también se observó que sus tiempos de
lectura y cursada eran diferentes a los sus compañeros y compañeras debido a la
dificultad que tenía en acceder y estudiar los textos de la bibliografía obligatoria. También
surgió como necesario brindarle algún tipo de orientación/sugerencias para preparar las
instancias de evaluación: organización de tiempos, jerarquización de la información de los
textos, entre otros aspectos.
El estudiante aprobó los diferentes “parciales orales” por unidad y la “integración oral final”.
Cada una de estas instancias le sirvió al equipo docente no sólo para evaluar los contenidos
de la asignatura, sino también para realizar devoluciones que le permitieron al estudiante ir
haciendo ajustes en su modo de estudiar y expresar los contenidos evaluados. Un aspecto
importante que surgió de estas instancias fue la necesidad de orientar al estudiante en la
jerarquización de la información de los textos, las unidades del programa y la materia
toda. El traslado del formato escrito al oral de los textos para que el estudiante pudiese
acceder a la información, hacía que se perdieran muchos indicadores textuales y
para-textuales que ayudan a identificar la información relevante de la accesoria (títulos,
subtítulos, recuadros, esquemas, palabras resaltadas en negrita o itálica, etc.); a lo cual se
suma la dificultad del estudiante para elaborar esquemas o resúmenes gráficos de la
información, dada su dificultad visual. En función de esto se resolvió explicitar para cada
texto, unidad y para toda la asignatura, los objetivos de aprendizaje de la cátedra a
través de preguntas claves. Estas funcionaron para que él pudiese orientarse en qué
cuestiones tenía que tener en claro (poder contestar) después de leer cada texto, al
terminar cada unidad y, finalmente, al rendir la materia en su conjunto. También le sirvieron
para que él pudiese auto-evaluar su comprensión en el sentido de que, si podía contestar
las “preguntas claves” referidas al texto o la unidad, era porque el nivel de comprensión era
el mínimo indispensable que esperábamos desde la cátedra, caso contrario debía re-ler,
consultar, etc.
Al finalizar el recorrido propuesto el estudiante pudo aprobar la asignatura con una nota de
8.50. De esta instancia de “evaluación oral final”, donde el estudiante desarrolló los
contenidos de la asignatura y contestó preguntas del equipo docente durante 1 hora
aproximadamente, se puede destacar que: (1) el estudiante ejercitó y se pudo apropiar de
algunas lógicas académicas básicas para organizar el estudio: lectura y conocimiento del
programa de la asignatura, interpretación de la lógica que estructura las diferentes
unidades, referencias claras y precisas a los autores trabajados, etc.; (2) Se apropió, en
gran parte, de lenguaje conceptual propuesto por la asignatura, observándose un proceso
que fue del uso de un lenguaje cotidiano a uno más técnico para referirse a los contenidos
trabajados por los autores; (3) Pudo expresar en un discurso claro, coherente y en los
tiempos apropiados para estas instancias de evaluación, una integración conceptual de la
asignatura; (4) También incorporó, al desarrollar los contenidos, ejemplos pertinentes de su
vida cotidiana o de su lectura de la realidad social, lo que indica una comprensión de los
mismos.
Como reflexión general, se puede mencionar que la ausencia de prácticas de escritura por
parte del estudiante en las instancias evaluativas, no conspiró contra su proceso de
aprendizaje, estructuración y desarrollo del pensamiento. Esto se pudo observar claramente
en la pertinencia, coherencia y flexibilidad con la que pudo expresar oralmente los
contenidos, lo que dio claros indicios de un pensamiento que avanzó significativamente en
profundidad y sistematicidad.