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LA NOVELA DE 1939 A 1974.

TENDENCIAS, AUTORES Y OBRAS IMPORTANTES

La narrativa de posguerra abarca un periodo que se extiende desde 1939 hasta 1975, año en que termina
el régimen franquista y se instaura la democracia. Durante ese dilatado periodo, la novela española arranca
con la pérdida de numerosas referencias literarias motivadas por diversas razones: la muerte de algunos
escritores como Unamuno o Valle-Inclán, el exilio de otros, la censura, y la imposibilidad de importar textos
de autores extranjeros.
Después de la Guerra Civil, los narradores crearon una nueva tradición novelística que retomó los modelos
de la narrativa realista de Galdós y Baroja, de este modo, se rompió con el vanguardismo y la
experimentación iniciados antes de la guerra. Desde el punto de vista del contenido, en la novela de
posguerra aparece una actitud de compromiso con la realidad.
En cuanto a la evolución del género, en este periodo se distinguen las siguientes etapas:

NOVELA DEL EXILIO.

Los autores que abandonaron España al terminar la Guerra Civil continuaron escribiendo en otros países.
Cada uno de ellos evolucionó de manera personal, pero todos hablaron de la experiencia de la guerra y la
nostalgia de la patria. Destacamos a Francisco Ayala con obras como Muertes de perro o El fondo del
vaso; Max Aub, El laberinto mágico; Ramón J. Sénder, Réquiem por un campesino español o Rosa
Chacel, Memorias de Leticia Valle

LA NOVELA EN LOS AÑOS CUARENTA

La novela de estos años se caracteriza por la presencia de la realidad como tema literario. Coexisten varias
tendencias, aunque destaca la novela existencial, corriente que se aleja de la denuncia social para
instalarse en la conciencia personal del “yo”, con temas como la soledad, la inadaptación, la frustración o
la muerte. Irrumpe en nuestro panorama literario de la mano de títulos emblemáticos: Nada de Carmen
Laforet, en la que se plantea el conflicto existencial de una joven universitaria en el ambiente asfixiante de
la posguerra en Barcelona y La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, iniciadora también de la
corriente tremendista que se definió́ como una variante del realismo, insistiendo en lo más sórdido y
desagradable de la realidad. Ambas obras formarán, junto con La sombra del ciprés es alargada de
Delibes, el núcleo de inicio de la generación del 36.

LA NOVELA DE LOS AÑOS 50

A partir de los primeros cincuenta la novela reflejará la sociedad española de ese momento con su falta de
libertad, su desigualdad social y su miseria. La estética dominante en estas novelas es la realista, los
novelistas abandonan el pesimismo de las novelas existenciales y describen la realidad no oficial de una
sociedad que evoluciona lentamente. El origen de esta tendencia lo marca la publicación de La Colmena,
de Camilo José Cela, en 1951. Se trata de una novela sin desenlace, con trescientos personajes que van
entretejiendo una crónica del Madrid de 1943, con un lenguaje natural y antirretórico, duro y desgarrado,
pero no exento de toques de humor.

Dentro de la novela social se observan dos grandes tendencias:

a) El neorrealismo que se centra en los problemas del hombre como ser individual como la soledad o la
frustración y en el que destacan autores como Ignacio Aldecoa, El fulgor y la sangre, Carmen Martín Gaite,
Entre visillos o Rafael Sánchez Ferlosio El Jarama novela conductista, crónica de un día de domingo de
un grupo de jóvenes junto al río Jarama

b) Novela social (realismo social) en la que el escritor no solo aspira a presentar la realidad, sino a
explicarla y a denunciar las injusticias que marginan a determinados grupos sociales: obreros, campesinos,
gentes de suburbios... Esta actitud de denuncia los lleva a simplificar el estilo y la técnica narrativa. Títulos
significativos son: Central eléctrica, de López Pacheco y La mina, de López Salinas.

Los temas predominantes de esta novela social son la soledad del ser humano y las repercusiones de la
Guerra Civil. Los escritores utilizan un narrador en tercera persona, un narrador testigo que no opina ni
juzga, simplemente narra lo que ve y oye. La trama suele desarrollarse en lugares únicos y concretos y
ocurre en breves periodos de tiempo, Retahílas de Carmen Martín Gaite transcurre en una noche. En
general, la narración se desarrolla en presente, hay condensación espacial y temporal. Predomina el diálogo
para ofrecer directamente la conducta de los personajes y así se evita la aparición del narrador.

Otros títulos significativos serán Las ratas de Delibes, Pequeño teatro de Ana María Matute o Juegos de
manos de Juan Goytisolo

LA NOVELA DE LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA

A finales de los cincuenta la fórmula del realismo social se empieza a desgastar y la calidad de las obras
empieza a ser cuestionada. Esto da paso a una renovación en la novela en la que lo importante será la
experimentación formal con el lenguaje y las técnica narrativas.
Se abandona el enfoque social y se vuelve a la imaginación y la introspección en la conciencia de los
narradores. Se retoma el tema existencial gracias a la recuperación de corrientes filosóficas irracionalistas
como el psicoanálisis y el existencialismo que vuelven a imponerse durante estos años. En el desarrollo de
esta nueva narrativa influyen los renovadores extranjeros como Kafka, Faulkner, Joyce o Proust, también
el éxito de la novela hispanoamericana de Vargas Llosa, o García Márquez

Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, es la novela que inicia este cambio en el año 1962. Se dará́
paso a una obra más preocupada por el lenguaje y la estructura que por el planteamiento de conflictos
colectivos. Se escribirán obras complejas, de difícil interpretación que precisarán de la participación del
lector.

En la novela experimental, la trama narrativa pierde importancia El espacio tiende a reducirse el mínimo
argumento. En cuanto al tiempo, se evita el relato cronológico lineal, las novelas suelen tener una estructura
abierta y deja al lector la posible conclusión del argumento. Se utiliza el punto de vista múltiple, el diálogo
es poco habitual se sustituye por el estilo indirecto libre y sobre todo por el monólogo interior que intenta
reflejar el fluir libre y caótico del pensamiento de los personajes. Ello da lugar a una falta de orden y de
lógica que se muestra en el relato mediante una sintaxis desorganizada y la ausencia de signos de
puntuación en algunos casos
.
Títulos significativos de la novela experimental son Cinco horas con Mario, de Delibes; Volverás a Región,
de Juan Benet; La saga/fuga de J.B. de Torrente Ballester o Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé

Cuando se empieza a dejar atrás el interés por la experimentación, los autores se centran más en la trama,
la estructura de la novela es más simple y lineal, más tradicional. Surge una gran variedad de tendencias:
novelas policíacas, de aventuras, de intriga, costumbristas, fantásticas, de amor, novela negra, etc.
Entre los autores y obras más destacados de esta época están Juan Marsé con La oscura historia de la
prima Montse y Manuel Vázquez Montalbán con la saga del detective Pepe Carvalho iniciada en 1972
con Yo maté a Kennedy.

Este conjunto de tendencias, autores y obras refleja el panorama político, social y emocional de la España
del momento. Las novelas mostrarán a la perfección el camino desde la oscura posguerra a la deseada
libertad y serán un testimonio de la vida y las dificultades de los hombres y mujeres de esa época

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