Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LOS AÑOS 70
1. La novela de posguerra
La novela de finales de los años 30 (como la poesía) había tendido hacia la rehumanización y el
compromiso social, tras abandonar la deshumanización de los años 20. En esta línea se encuentra
la literatura de Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala, Rosa Chacel y Arturo Barea,
quienes al acabar la guerra marchan al exilio por su apoyo a la República. Su obra se realiza al
margen de la literatura que se hace en España y, en general, tratan con insistencia sobre el tema
de la guerra.
Como obras representativas de esta etapa cabe señalar:
Ramón J. Sender: la trilogía Crónica del alba, iniciada en 1942, Réquiem por un campesino
español, 1953 ; Max Aub: El laberinto mágico, Arturo Barea: La forja de un rebelde,
Benjamín Jarnés Lo rojo y lo azul, Francisco Ayala: conocido sobre todo por sus narraciones
cortas. Quizá su obra más personal , y ya de vuelta en España tras el exilio, sea El jardín de las
delicias -1971- ; Rosa Chacel: autora de obras de contenido intelectual: La sinrazón o Barrio
Maravillas, basada en recuerdos personales.
En la década de 1940 sólo hay casos excepcionales y aislados, como Torrente Ballester, Camilo
José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes que comparten el tono sombrío y existencial, que
contrasta con el triunfalismo o la actitud evasiva en la novela de éxito de la inmediata posguerra.
→En general, estos novelistas coinciden en reflejar el desolado mundo de la posguerra desde
una perspectiva pesimista y existencial; por eso abundan en sus narraciones los personajes
desorientados, tristes y frustrados
1945: Nada de Carmen Laforet (Premio Nadal), que inaugura esta corriente. La trama recoge
hechos cotidianos de su vida, inmersa en la incomunicación y el desencanto.
1947: también Premio Nadal, La sombra del ciprés es alargada, Miguel Delibes. Novela
impregnada de preocupaciones existencialistas, como la obsesión por la muerte y por la
infelicidad.
Los años sesenta traen un importante cambio social en el mundo, al que contribuyen
movimientos sociales diversos: el pacifismo, el movimiento hippie, el feminismo o las protestas
estudiantiles. En España un desarrollo económico acompañado de una cierta liberalización
social. Se elaboraron los llamados Planes de Desarrollo, se fomentó el turismo, se aprobó la Ley
de Prensa de 1966, que suprimía la censura previa para los periódicos… Las protestas por
motivos políticos, laborales y académicos se hicieron cada vez más frecuentes aunque fueron
reprimidas.
Es también época en la que grandes autores europeos y americanos (James Joyce, Wiliam
Faulkner) renuevan por completo el panorama literario, y se dan a conocer los grandes novelistas
hispanoamericanos Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa, ambos Premios Nobel de
Literatura.
En España, literariamente, desde los últimos años de la década de los cincuenta se detecta un
cierto agotamiento de la tendencia anterior y una clara evolución hacia la experimentación y la
renovación. Autores como Luis o Juan Goytisolo constituyen la avanzadilla de las nuevas
tendencias.
a. Además, los escritores españoles se dejan influir por los autores europeos (Proust, Kafka,
Joyce), norteamericanos (Faulkner, Dos Passos) o latinoamericanos (Vargas Llosa,
Cortázar, García Márquez), de manera que las novelas pasan a ser más complejas y
experimentales, quizás dirigidas a un lector con mejor preparación intelectual que en los
años cincuenta.
Dos novelas son consideradas los modelos de las nuevas tendencias: Tiempo de silencio (1962)
cuyo tema central es el fracaso existencial del protagonista en un mundo difícil y mísero en el
que ve frustrados sus sueños, de Luis Martín Santos; y Señas de identidad (1966), de Juan
Goytisolo.
La tendencia más experimental tiene su máximo representante en Juan Benet Volverás a Región,
(1968); recrea la Guerra Civil como un espacio mítico, Región, en la que realidad y fantasía se
mezclan para revelar la decadencia del ser humano y la sociedad española.
[Se relata sin orden cronológico mediante una sintaxis complejísima, que abunda en incisos,
aclaraciones, digresiones, monólogos. Los personajes saltan de un lugar a otro sin que pueda
determinarse su vinculación con un lugar concreto ni sus relaciones con los demás personajes].
Otros narradores que participan en esta tendencia son Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa,
1966: sátira de la burguesía progresista catalana y los estudiantes comprometidos de esos años
que jugaban a ser revolucionarios y del marginado que intentaba desclasarse) el mismo Cela
(Oficio de tinieblas 5, formada por múltiples y variados párrafos sin puntuación alguna);
Gonzalo Torrente Ballester (La saga/fuga de J.B. recrea un espacio mítico a lo largo de mil años)
Miguel Delibes (Cinco horas con Mario, largo monólogo de Carmen, utilizando la segunda
persona gramatical, ante el cadáver de su marido, Mario) o Carmen Martín Gaite ( Retahílas,
1974; El cuarto de atrás. 1978; aunque esta última obra pertenece a los inicios del tema
siguiente.).
Bibliografía:
Lengua castellana y literatura, 2 Bach, ed. Casals
Lengua castellana y Literatura, 2 Bach., ed. Oxford
Lengua castellana y literatura, 2 Bach, ed. Anaya