Está en la página 1de 2

Analisis Literatura Biblica - Salmo 1

SALMO 1.

Los Salmos son composiciones poéticas, cuya finalidad es la alabanza, la petición y el agradecimiento hacia Dios.
Están contenidos dentro del Salterio (Libro de los Salmos), y corresponden al género lírico.

Este salmo es el inaugural del libro y propone la división entre “los justos” y “los pecadores”, presentando cuáles son
las condiciones que se tienen que cumplir para ser un justo y gracias a ello ser escuchado por la divinidad. Es
conocido con el título “El justo y los pecadores”; a través de ello presenta las dos únicas posibilidades que existen
para los hombres, de ser considerados por Dios. El título configura una antítesis en cuanto a las características de los
hombres y la cantidad; el singular atribuido al justo puede ser considerado una hipérbole o exageración, dando a
entender lo difícil y sacrificado que es seguir la ley de Dios.

El salmo se estructura en seis versículos simétricos, pues los tres primeros se ocupan de la figura del justo y las tres
siguientes del pecador, por lo que se presentan dos momentos que son opuestos o antitéticos.

El primer momento que corresponde a la figura del justo, refiere en el primer versículo a lo que el hombre no debe
hacer; el segundo versículo presenta en forma antitética qué debe hacer el hombre justo; y el tercer versículo, en
una síntesis, cuál es el primero que obtienen por cumplir con lo anterior.

El texto comienza con una bienaventuranza dirigida al hombre que sabe cumplir la ley de Dios: “Bienaventurado el
hombre…”. Lo que no debe hacer se presenta a través de tres versos que configuran un paralelismo sinonímico entre
sí, porque utilizando diferentes palabras sugiere el mismo concepto que consiste en no pecar al no compartir la vida
con los pecadores. Los tres versos comienzan con una partícula de negación “no…ni…ni…”, que al repetirse de forma
idéntica producen una anáfora, que da ritmo a los versos e intensifica la idea de negación. A su vez esa reiteración
puede considerarse un polisíndeton (reiteración de conjunciones), que cumple la función de reafirmar la conducta
de los justos como una continua negación al mal: “no sigue el consejo de malvados/ ni se detiene en el camino de
pecadores/ ni se sienta en silla de escarnecedores…”. En la enumeración de estas conductas aparece una gradación
ascendente en los elementos asociados al mas: “consejo-camino- silla”; el justo no sólo no escucha al pecador, sino
que no sigue su camino, su ejemplo de vida y no comparte nada con ellos. El término “camino” puede ser
considerado una metáfora de vida.

Esto sugiere que existe una separación total entre justos y pecadores, que supone una marginación y discriminación
hacia aquellos que no siguen la ley. Este concepto pertenece al

hombre del Antiguo Testamento, para quien quebrantar la ley supone la pérdida definitiva de la gracia divina.

El segundo versículo comienza con una conjunción adversativa “sino”, que indica que el mensaje a desarrollar es
opuesto a lo expresado anteriormente. Esta oposición está relacionada con el hecho que en este segundo versículo
se presenta lo que el hombre justo hace; este siente placer, “se complace” en la ley de Dios, la cual “medita de día y
de noche”; para el justo conocer la palabrada la divinidad es un deleite que no debe suponer sacrificio. El verbo
“meditar” indica el estudio y la reflexión que hará de la misma en todo momento de su vida. La antítesis “de día y de
noche” cumple la función de presentar el día completo, por lo que tomando en cuenta el verbo a quien este
complemento de tiempo acompaña, se puede considerar una hipérbole o exageración, pues parece imposible vivir la
vida meditando en la ley de Dios. Esto implica que el hombre que se guía por la ley y sigue el camino del bien,
siempre va a estar protegido por la divinidad, y aún en sueños su mente sigue cumpliendo con las reglas.

Cumpliendo con estas condiciones, entonces será premiado, idea que se presenta en el tercer versículo a través de la
comparación del hombre con “un árbol plantado a orillas de un río, que produce frutos a su debido tiempo y cuyas
hojas no caen y todo lo que hace prosperará”. La imagen del árbol utilizada sugiere la idea de fortaleza que otorga al
hombre justo el cumplir con la ley de Dios. Este árbol plantado “a orillas de un río” obtiene su fuerza del agua que le
da nutrientes y vida; de la misma forma la palabra de Dios nutre al hombre justo. Al igual que el árbol que obtendrá
frutos y por lo tanto podrá continuar su ciclo y perdurar, el hombre perdurará en el recuerdo de los otros hombres,
en el de Dios y en el de sus frutos. El final de esa sentencia muestra la concepción del hombre hebreo que asumía
que los premios y castigos se recibían desde esta vida, por ello “todo” lo que emprenda el hombre justo
“prosperará”. En cierta medida, esta frase iniciada con el adverbio de cantidad “todo” puede considerarse una
hipérbole, que apunta a mostrar la actitud bienhechora de Dios.

El segundo momento, que refiere a los pecadores, comienza de forma inversa al anterior momento, pues primero
menciona cuál será el castigo a través de una comparación. Los pecadores no recibirán premio porque son “como el
tamo que arrebata el viento”; el tamo es el desecho que queda del lino y no tiene ninguna utilidad. Es un elemento
opuesto o antitético al árbol, tanto por su utilidad como por su fortaleza. A través de la comparación se sugiere que
el pecador no tiene la fuerza que otorga la divinidad y no tiene destino, siendo arrastrado por el viento de un lado a
otro. Por ese motivo “no triunfarán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos”.
Nuevamente se insiste en la diferenciación y la separación entre justos y pecadores, no pudiendo los últimos triunfar
sobre le bien. Estos dos versos configuran un paralelismo sinonímico, aún cuando se produce una elipsis, omitiendo
en el segundo verso el verbo, ya que no es necesario mencionarlo, pues ambas ideas están unidas con la conjunción
“ni”.

El triunfo del bien sobre el mal se produce por decisión de “el señor”, quien conoce y protege el “camino” de los
justos y a su vez permite que el camino de los pecadores se

destruya. En este caso el término “camino” es considerado una metáfora, que refiere a la vida del hombre. El salmo
deja claro que sólo existen dos tipos de vida posible: la de los justos y la de los que deciden desviarse y pierden toda
oportunidad de salvación.

También podría gustarte