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Tema 3.1 Libertad y Justicia.

Los totalitarismos

a) LIBERTAD
INTRODUCCIÓN: DEBATE ENTRE LIBERTAD Y DETERMINISMO
¿Somos libres? ¿Elegimos nuestra vida o vivimos una existencia organizada por otros?
¿Podemos realmente cambiar nuestras elecciones? ¿Podríamos haber elegido de
forma diferente? ¿O actuamos según causas que nos determinan a elegir de
determinada manera?
Algunas situaciones que muestran nuestra postura ambivalente ante esta cuestión:
- El horóscopo y la astrología: predecir tu futuro. ¿Está escrito nuestro futuro?
- Fumar o dejar de fumar: la fuerza de la voluntad. ¿Somos libres de cambiar?
- Vencer el miedo: fobias y valentía. ¿Somos libres en todo momento? ¿Podemos
ser más o menos libres?
¿Es posible cambiar la personalidad? ¿Se puede cambiar a una persona? ¿O según
envejecemos somos menos libres y más esclavos de nosotros mismos?

TIPOS DE LIBERTAD
¿Es libre una persona encarcelada? ¿Es libre una persona con un trastorno obsesivo?
Probablemente responderemos "no" a ambas preguntas, pero por razones diferentes.
Al hablar de libertad, una primera distinción que debemos hacer es:
Libertad de acción. Es la libertad de actuar, de hacer algo para lograr nuestra meta.
Tener libertad de acción no conlleva necesariamente lograr nuestra meta, podemos
fracasar en el intento.
Libertad de elección. Es la libertad de elegir, de seleccionar de entre varios objetivos
nuestra meta. Tener libertad de elección no conlleva necesariamente actuar para lograr
nuestra meta, podemos posponer o renunciar a actuar para lograr lo que preferimos.

Libertad negativa: es la libertad que tengo cuando nada ni nadie interfiere con
mi voluntad y me dejan hacer lo que quiero. Es la libertad de la que disfruto cuando
nadie me obliga o me impide actuar según mi voluntad. Es la libertad de la que carece
la persona encarcelada o el esclavo. Es la libertad que nos reducen aquellos que nos
condicionan, nos dirigen, nos amenazan o nos prohíben.

Libertad positiva: es la libertad que tengo cuando soy dueño de mi propio


destino. Es la libertad que tengo cuando elijo y actúo por mí mismo. ¿Es la libertad de
la que carece la persona adicta a una sustancia, quien padece una obsesión o una
fobia? ¿O el que elige sin saber lo que hace?. Es la libertad de la que goza quien se
conoce a sí mismo y planea su futuro de acuerdo a metas auto-elegidas.
NEGACIONES DE LA LIBERTAD: EL DETERMINISMO
En general, se denomina determinismo a toda tesis o afirmación que niega la existencia
de acciones libres. Existen dos versiones o variantes de la idea general del
determinismo:
Determinismo: a todas las teorías, corrientes o autores que han cuestionado o negado
la existencia de la libertad se les ha denominado tradicionalmente deterministas. Así
pues, el determinismo, entendido de un modo genérico, es una concepción filosófica
de la realidad (una concepción ontológica) que sostiene la tesis de que todo está
determinado, es decir, inevitablemente causado. Por lo tanto, el determinismo niega la
existencia de la libertad. Para ello, recurre al principio de causalidad, según el cual,
todo acontecimiento del mundo está causado, provocado por una causa o razón
anterior, y éste hecho anterior por otro anterior, y así sucesivamente, formándose una
cadena de causas y efectos. La consecuencia es evidente: el ser humano no posee
libertad de elección.
TIPOS DE DETERMINISMO
1º. Determinismo físico: Afirma que toda la realidad está determinada y puede explicarse por
leyes naturales. Según esta concepción, el comportamiento de todos los seres del universo,
incluidos los seres orgánicos, está regido por leyes fijas y estables (ley de inercia, de gravitación
universal…). Esta visión va unida a una interpretación mecanicista del universo y de la vida
(teoría explicada en el tema 6). Un defensor famoso de este determinismo fue el físico y
matemático francés Pierre-Simón de Laplace (1749-1827). (Para más información sobre este
determinismo y su relación con la ciencia moderna, consultad las páginas del libro de clase 192
y193).

2º. Determinismo genético: Este determinismo, como su propio nombre indica, solo puede
aplicarse a los seres vivos. Defiende que el comportamiento de un ser vivo está determinado
por su código genético: un ser vivo no es más que la manifestación de sus genes. Ese código,
que evidentemente el ser vivo no elige, determina no solo su constitución física (color de ojos,
de piel, desarrollar enfermedades genéticas hereditarias etc…), sino también su carácter
(timidez, nerviosismo…). Richard Dawkins, zoólogo y etólogo de gran prestigio, defendió una
hipótesis tan radical como controvertida y polémica: los organismos no somos más que la
invención de nuestros genes para asegurarse la supervivencia.

3º. Determinismo ambiental o educativo: Según esta postura, aplicable sobre todo a los seres
humanos, pero también al resto de seres vivos, no son los genes los que determinan nuestra
conducta, sino los factores ambientales, que pueden ser de diversos tipos: sociales, culturales,
económicos, familiares, educativos… Para los defensores de esta postura, cualquier acción
puede entenderse como una respuesta a condiciones ambientales. Por esta razón, es posible
modificar la conducta cambiando esas condiciones mediante el mecanismo de refuerzos
(premios) o inhibiciones (castigos). El más radical y célebre defensor de este determinismo fue
el psicólogo norteamericano B. Frederic Skinner (1904-1990) perteneciente a la escuela del
conductismo.
4º. Determinismo económico: Para los defensores de esta postura, son factores económicos
(formas de producción, sistema de vida, organización productiva, situación económica…) los
que determinan la conducta del ser humano tanto en el plano social como individual. Así, la
clave para entender por qué se producen guerras, revoluciones sociales, cambios de formas de
gobierno, aparición o desaparición de ideas religiosas, variaciones en los gustos estéticos, en
definitiva, cualquier acontecimiento de la historia de la humanidad se encuentra en el
funcionamiento de la economía. Una de las corrientes que más han defendido este
determinismo es el marxismo, teoría filosófica, histórica y económica fundada por Karl Marx
(1818-1883).

5º. Determinismo teológico: Defiende la existencia de “algo” que está por encima del ser
humano y que determina sus acciones. Todo lo que hacemos y nos pasa (tanto lo bueno como
lo malo) está ya previsto y fijado de antemano, bien por un hado o destino (como defendían los
estoicos en la Antigüedad) o por una voluntad superior y divina (como defienden la práctica
totalidad de las religiones). De acuerdo con esta visión de la realidad, el ser humano no es
dueño de sus actos: es una marioneta en manos de ese destino o voluntad, y lo único que
puede (y debe) hacer es aceptarlo. En definitiva, tal y como defendía el fraile y teólogo alemán
Martin Lutero (1483-1546), dada la omnisciencia y omnipotencia divina, no tiene sentido
hablar de una voluntad humana libre, pues se encuentra subordinada a la voluntad divina,
aunque el ser humano no lo sepa y, por ello, se crea libre.

6º Fatalismo: agentes sobrenaturales (fuerzas, espíritus o dioses) organizan y dirigen nuestro


mundo para que suceda lo que ellos desean. Los seres humanos acaso tienen cierto margen de
elección, pero sus acciones son contrarrestadas por las acciones de esos agentes
sobrenaturales para que el destino se cumpla cualquiera que sea la elección que ellos tomen.
En otras versiones, no solamente la libertad de acción sino también la libertad de elección está
comprometida: las personas son tentadas y conducidas inevitablemente por esas fuerzas o
dioses, de modo que no podrán resistir esas tentaciones y elegirán fatalmente realizar lo que
estaba ya establecido.

Ejemplos de fatalismo en la ficción: la tragedia griega. Ejemplo: Edipo rey, de Sófocles.


https://www.youtube.com/watch?v=G2sDERqpvtg&t=187s

b) LIBERTAD, IGUALDAD Y JUSTICIA


La libertad y la igualdad son, junto con la justicia, los tres grandes valores que caracterizan a
una sociedad moderna y democrática. Todos estamos de acuerdo en reconocer que son
fundamentales para garantizar nuestra convivencia.

Pero existen importantes diferencias a la hora de evaluar la importancia relativa de cada uno
de ellos. Si se produce un conflicto entre distintos valores, ¿cuáles son los valores que debemos
priorizar? ¿Es más importante garantizar la libertad o defender la igualdad de toda la
ciudadanía? Y, cuando hablamos de la igualdad o de la libertad ¿a qué nos estamos refiriendo
exactamente?

IDEOLOGÍAS POLÍTICAS Y FORMAS DE GOBIERNO


1. LIBERALISMO:
En contraste con el absolutismo, el liberalismo es una doctrina política que afirma la
libertad e independencia del individuo frente al poder del Estado. De acuerdo con la
doctrina liberal, un régimen político solo puede ser legítimo si cuenta con el
consentimiento de la población. Para los liberales, el poder del Estado debe estar
sometido a límites y controles estrictos para que nunca pueda emplearse contra la
libertad de los individuos.
Los pensadores liberales estaban muy preocupados por evitar que el Estado pudiera
convertirse en una institución tiránica. Para que eso nunca ocurra hace falta que todos
los individuos respeten las leyes, independientemente de su posición. Un sistema
político organizado de este modo se caracteriza por el imperio de la ley, puesto que lo
que hay que hacer viene indicado por las leyes, y no por ninguna persona concreta.
La división de poderes es otro importante mecanismo que sirve para garantizar la
libertad y evitar la tiranía. Con la idea de evitar posibles abusos, los pensadores
liberales propusieron dividir el poder en distintas partes, encomendando el ejercicio de
cada una de ellas a una institución diferente.
Para garantizar que estos mecanismos siempre sean respetados, el liberalismo político
insiste en que deben estar recogidos en una Constitución. La Constitución es la ley
suprema que regula el funcionamiento del Estado y que todos están obligados a
obedecer. Así se confía en poder evitar los excesos que habían sido tan frecuentes en
tiempos del absolutismo.
La importancia de llevar a cabo esta división de poderes fue defendida con gran vigor
por el ilustrado francés Montesquieu. Este pensador proponía distinguir tres poderes
distintos dentro del Estado; el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
De acuerdo con Montesquieu, para que en un Estado reine la libertad y la justicia es
necesario que estos tres poderes estén a cargo de instituciones distintas y sean
ejercidos por personas diferentes. De este modo, si uno de los tres poderes pretende
abusar de su posición, existirán otras dos instituciones independientes que podrán
poner freno a los excesos y garantizar el buen gobierno.
Tras un complejo proceso de luchas revolucionarias que se extendió durante varios
siglos, los planteamientos políticos liberales lograron imponerse en numerosos países.
De hecho, nuestra actual forma de organización política occidental sigue estando
basada en las ideas fundamentales del liberalismo, incluyendo el respeto de la libertad
individual y el establecimiento de límites para el ejercicio del poder estatal. Por eso
puede decirse que los Estados democráticos que hay en la actualidad son herederos
directos de la tradición política liberal.
2. ANARQUISMO:
La aparición del Estado como forma de organización social no siempre ha sido valorada
positivamente. El anarquismo es una teoría política que rechaza la existencia del Estado. Los
anarquistas piensan que la estructura coercitiva del Estado provoca muchos más problemas de
los que resuelve.

Según los postulados anarquistas, el Estado somete a los individuos, limita su libertad y
reprime sus posibilidades de desarrollo personal. Solo será posible construir una sociedad
verdaderamente libre y plena cuando el Estado desaparezca y las personas puedan
relacionarse entre sí con total libertad y espontaneidad.

Una vez abolido el Estado ya no habrá coerción, ni cárceles, ni policía, ni ejército. Todas estas
instituciones represivas dejarán de ser necesarias, porque en una sociedad anarquista los seres
humanos podrán finamente cooperar entre sí con total libertad para crear un mundo mejor.

Aunque el anarquismo ha contado con numerosos seguidores (Proudhon y Bakunin son los
precursores) su propuesta de organización social nunca ha sido puesta en práctica de forma
coherente y sistemática. Los críticos del anarquismo sostienen que esta teoría ofrece una visión
excesivamente optimista de los seres humanos, porque cree que las personas somos
fundamentalmente bondadosas y cooperativas.

Según esta visión crítica, el anarquismo peca de ingenuo al olvidar las tendencias egoístas y
destructivas que están presentes en nuestra naturaleza humana. Sin embargo, los anarquistas
responden a estos planteamientos afirmando que si las personas son agresivas y competitivas
es porque están sometidas a la represión del Estado, de forma que, cuando este ya no exista,
estas tendencias negativas y antisociales también desparecerán.

3. EL TOTALITARISMO.

Podría decirse que el totalitarismo es la doctrina política opuesta al anarquismo. En un régimen


totalitario el poder del Estado es tan grande que se extiende a todos los ámbitos de la vida,
incluyendo la economía, la organización social e incluso la vida personal de los individuos, sus
ideas y sus costumbres. El control absoluto del Estado sobre todas las esferas de la vida se
ejerce mediante la dictadura de un partido único, dominado por un líder incuestionable que
moviliza a las masas manipulando los medios de comunicación y empleando poderosas formas
de propaganda.

El auge de los regímenes totalitarios marcó decisivamente la historia de Europa durante los
años 30 y 40 del siglo XX. Hannah Arendt es una de las filósofas que más radicalmente ha
denunciado el totalitarismo en su obra Los orígenes del totalitarismo (1951)

El nazismo alemán y el estalinismo soviético son dos ejemplos de sistemas políticos que
ejercieron el poder de forma totalitaria.

El régimen nazi es un ejemplo de régimen fascista. El fascismo es un movimiento nacionalista


agresivo que aspira a organizar la sociedad de forma jerárquica, incluyendo la completa
obediencia a las órdenes del líder. Además, el nazismo se basaba en una ideología excluyente,
que insistía en la superioridad biológica de unas razas sobre otras.

El nazismo incluía en su programa político la intención de desplazar a las razas inferiores para
extender el dominio de las razas superiores sobre la Tierra con el fin de crear un mundo nuevo.

La ideología del régimen estalinista estaba basada en el comunismo, una teoría política que
aspiraba a liberar a los seres humanos de la explotación capitalista. Según la doctrina
comunista, las injusticias y las desigualdades sociales se originan porque los medios
productivos (las fábricas, la tierra y el capital) están en manos privadas.
Por eso, para cambiar esta situación, es necesario acabar con la propiedad privada y con el
actual sistema de clases sociales, lo cual solo seré posible si los trabajadores toman el poder y
controlan el Estado. Entonces será posible una sociedad sin clases en la que ya no existirá la
explotación ni la miseria.

Aunque la ideología de estos dos regímenes era muy diferente, puede considerarse que los dos
sistemas compartían una misma visión sobre el ejercicio del poder. En ambos casos, el
completo control del Estado sobre todos los aspectos de la vida sometió por completo la
iniciativa individual y provocó un enorme sufrimiento. Conviene además recordar que cuando
llegaron al poder, estas ideologías que afirmaban su deseo de construir un mundo mejor
suprimieron la libertad y provocaron millones de muertes.

Según la interpretación de Arendt, una de las pensadoras políticas más lúcidas del siglo XX, el
totalitarismo pretendía superar los conflictos de la vida social suprimiendo la confrontación
política y sustituyéndola por un acuerdo unánime impuesto por la fuerza.

En este sentido, los totalitarismos se parecen a los diversos diseños utópicos que los filósofos
han planteado a lo largo de la historia. En todos estos casos, el objetivo consiste en suprimir la
incertidumbre que ocasiona la política creando en su lugar un modelo ideal de sociedad en el
que esta actividad ya no será necesaria.

Sin embargo, según nos recuerda Arendt, la política es una dimensión esencial de los seres
humanos, en la que se expresa la libertad y se manifiesta la diversidad de opiniones y puntos
de vista que enriquecen nuestra convivencia. Por eso, de acuerdo con Arendt, la política no
puede eliminarse, sino que forma parte inevitable de nuestra realidad auténticamente
humana.

Video sobre Hannah Arendt y los totalitarismos


https://www.youtube.com/watch?v=_W9hcIlj7aA&t=70s

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