Iniciarán tu historia clínica y te darán el carné perinatal (libreta sanitaria,
resumen de historia clínica, o similar).
Te harán un examen físico completo: peso, talla, tensión arterial; altura uterina; control génito-mamario (incluye el control de mamas, el “PAP”, etc.). Te indicarán que visites al dentista para un control odontológico. Te pedirán análisis: prueba de embarazo (en las primeras semanas de tu primera falta de menstruación); grupo sanguíneo y factor RH; análisis completos de sangre y orina, además de otras pruebas para detectar algunas enfermedades infecciosas que pueden transmitirse al bebé. Te indicarán ecografías, una entre las semanas 11 y 14 y otra entre las semanas 20 y 22. Te recetarán ácido fólico y hierro (si fuese necesario). Revisarán tu calendario de vacunación y te indicarán las vacunas correspondientes para esta etapa. Te aconsejarán sobre signos de alarma para una consulta urgente y a dónde dirigirte, hábitos saludables, la preparación de las mamas para la lactancia, entre otros temas importantes. Ecografía La ecografía es una técnica relativamente no invasiva que se vale de ondas sonoras de alta frecuencia que reflejan los tejidos para crear imágenes. Puede ser transabdominal o transvaginal; esta última produce imágenes de más alta resolución (Fig. 9.7). De siglo pasado se ha perfeccionado para detectar el flujo sanguíneo en los principales vasos, el movimiento de las válvulas cardiacas y el fujo de líquido por la tráquea y los bronquios. Es inocua y se usa mucho: en Estados Unidos cerca de 80% de las embarazadas se somete al menos a una ecografía. Los parámetros importantes revelados por la ecografía incluyen lo siguiente: edad del feto y su crecimiento, presencia o ausencia de anomalías congénitas, estado del ambiente uterino como cantidad de líquido amniótico (Fig. 9.8A), posición de la placenta y fujo de la sangre umbilical (Fig. 9.8B). Después con estos factores se escoge el método más adecuado para dar seguimiento al embarazo. La determinación de la edad y crecimiento fetales es esencial en el seguimiento, sobre todo en niños con bajo peso al nacer. De hecho, los estudios muestran que en esos casos la ecografía y el control aminoran la mortalidad en 60% frente a un grupo no controlado. La edad y el crecimiento fetal se determinan mediante la longitud cefalocaudal entre las semanas 5 y 10 de la gestación. Después se recurre a una combinación de medidas: diámetro biparietal (DBP) del cráneo, longitud del fémur y circunferencia abdominal (Fig. 9.9). La posibilidad de determinar el crecimiento fetal mejora efectuando varias mediciones de los parámetros anteriores. hecho, la técnica inventada en los años cincuenta del