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Hipersensibilidad del tipo IIa. Se caracteriza por reacciones citolíticas producidas por:
Activación de la vía clásica del complemento: la IgM y tres isotipos de la IgG (IgG1, IgG2 e
IgG3), tras interaccionar con el antígeno, son capaces de activar el complemento y producir
la lisis celular mediante el complejo de ataque de membrana.
Opsonización y fagocitosis, cuando el antígeno recubierto por anticuerpos y distintos
fragmentos del complemento es reconocido por receptores de células fagocíticas, sobre todo,
neutrófilos.
Citotoxicidad celular dependiente de anticuerpo, en la que se produce la lisis de las células
recubiertas por anticuerpos IgG por parte de células con capacidad citotóxica, como los
linfocitos NK o los macrófagos.
Estas reacciones son las responsables de muchas enfermedades autoinmunes como, por ejemplo, el
síndrome de Goodpasture; la eritroblastosis fetal; las reacciones transfusionales, la anemia
hemolítica autoinmune, la púrpura trombopénica autoinmune y algunas dermatitis ampollosas.
Hipersensibilidad tipo IIb. Son reacciones en las que el mecanismo patogénico se basa en la
interferencia de los anticuerpos con la función de los receptores celulares, estimulando o inhibiendo
la función de dichos receptores de la superficie celular. Por ejemplo, en la enfermedad de Graves, se
producen anticuerpos contra el receptor de la TSH que se comportan como la TSH, estimulando el
receptor y provocando un hipertiroidismo. En otras ocasiones, el anticuerpo actúa como antagonista
del receptor, como ocurre en la miastenia gravis en la que se producen anticuerpos contra el
receptor de la acetilcolina en la placa neuromuscular.
• Enfermedad del suero, en este caso se forman inmunocomplejos circulantes que se depositan a
distancia principalmente en vasos, glomérulo renal y membrana sinovial de las articulaciones.
Dependiendo del lugar donde se depositen, las manifestaciones clínicas variarán, pudiendo aparecer
fiebre, artritis, urticaria, glomerulonefritis o miocarditis. La reacción tiene un tiempo de latencia de
horas a días. Ejemplos de este tipo de hipersensibilidad son varias enfermedades autoinmunes,
como el lupus eritematoso diseminado, la artritis reumatoide o algunas vasculitis, en las que la
continua producción de anticuerpos frente a un autoantígeno conduce a una formación cuantiosa de
inmunocomplejos, que se depositan en los tejidos. También en algunas infecciones crónicas, el
efecto combinado de una carga antigénica persistente, junto con una débil respuesta de anticuerpos,
provoca la formación ininterrumpida de inmunocomplejos. Es el caso, por ejemplo, de algunas
hepatitis virales, glomerulonetritis postestreptocócica o endocarditis estafilocócicas.
Tras un segundo contacto con el antígeno, se inicia la fase efectora, que da lugar a la reacción de
hipersensiblidad retardada. En general, alcanza su máximo desarrollo entre 48 y 72 horas y en ella
intervienen distintos tipos celulares, sobre todo linfocitos Th1 y monocitos, pero también juegan un
papel importante los neutrófilos y, en ocasiones, los linfocitos Th2, linfocitos T CD8+ y eosinófilos.
También juegan un papel importante las citocinas secretadas por los linfocitos Th1, como la IL-2 y
el INF-γ, así como citocinas proinflamatorias producidas por los monocitos, como la IL-1β, IL-6 o
el TNF-α.
Algunos autores han planteado una subclasificación de las reacciones de tipo IV en cuatro subtipos,
intentando explicar los distintos patrones clínicos, sobre todo en respuesta a fármacos y otros
haptenos.
Tipo IVa: está mediado por linfocitos Th1 CD4+ y macrófagos activados, y causa las clásicas
reacciones de hipersensibilidad retardada, como la dermatitis alérgica de contacto o la reacción
tuberculínica.
Tipo IVb: está mediado por linfocitos Th2 CD4+ y la secreción de sus citocinas IL-5, IL-4, e IL-13,
y tiene como consecuencia la hipersensibilidad eosinofílica mediada por células, como ocurre en el
asma persistente, la rinitis alérgica crónica o el exantema maculopapular con eosinofilia.
Tipo IVc: está mediado por células citotóxicas CD8+, que provocan la apoptosis de los
queratinocitos, con la participación de Fas, perforina y granzima B. Esto ocurre en algunas
enfermedades bullosas, como en el síndrome de Stevens-Johnson o la necrolisis epidérmica tóxica.
Tipo IVd: con implicación de linfocitos CD4+ , CD8+, neutrófilos y citocinas IL-8 y GM-CSF.
Producen reacciones pustulares exantemáticas como la AGEP (acute generalized exanthematic
pustule) o la enfermedad de Behçet.
1.2. ALÉRGENOS
INTRODUCCIÓN.
Los alérgenos son sustancias que provocan una sensibilización seguida de la inducción de síntomas
clínicos de alergia en una nueva exposición.
La mayoría de los alérgenos son proteínas o glucoproteínas de tamaño medio capaces de unirse a
moléculas de IgE específica presentes en la superficie de los mastocitos y de los basófilos,
desencadenando una cascada de mediadores de la inflamación. Sustancias de bajo peso molecular
(haptenos), como los metabolitos de la penicilina, son demasiado pequeños en sí mismo como para
poder establecer enlaces con la IgE, pero pueden servir como alérgenos después de unirse a
proteínas transportadoras como la albúmina.
Los alérgenosprovienen de una gran variedad de fuentes, y la exposición puede ocurrir por
inhalación (pólenes, hongos, artrópodos, proteínas animales, látex), ingestión (alimentos y
medicamentos) o inyección (veneno de insectos y medicamentos). También hay que tener presentes
los alérgenos ocupacionales.
Los alérgenos respiratorios pueden clasificarse como perennes o estacionales, dependiendo de los
patrones de exposición. Entre los alérgenos perennes más comunes pueden incluirse proteínas de los
ácaros del polvo doméstico, animales de compañía y mohos en lugares cerrados. Entre los alérgenos
estacionales se encuentran el polen de los árboles, las gramíneas y las malezas.
Teóricamente, todos los alérgenos pueden causar cualquiera de las diferentes manifestaciones
alérgicas, pero según el tipo de alérgeno y la vía de exposición al mismo, se producirán
preferentemente unas manifestaciones clínicas:
A continuación se exponen las diferentes fuentes de alérgenos que causan reacciones alérgicas
inmediatas (HS tipo I):
PÓLENES.
Los pólenes son células germinales masculinas necesarias para la reproducción de la gran parte de
las plantas con semillas. La mayoría de los pólenes con importancia antigénica son transportados
por el aire y proceden de plantas con flores no olorosas. Las tres fuentes principales de pólenes
alérgicos son los árboles, las gramíneas y las malezas. Para que los pólenes tengan importancia
clínica, han de reunir varias características:
- Familia de las Gramíneas: Sus pólenes son los que ocasionan mayor número de polinosis en el
mundo. En nuestro país el mes que se recolecta mayor cantidad de pólenes de gramíneas es en
mayo, pero la polinización puede prolongarse hasta el verano. Las gramíneas se dividen en:
- Familia de las Urticáceas (ortiga): En España, y sobre todo en el área mediterránea, la que tiene
más relevancia es la Parietaria judaica. Presentan una polinización muy amplia que va de marzo a
octubre, alcanzando unas concentraciones más elevadas en primavera.
- Familia de las Platanáceas: El plátano tiene una polinización corta, en los meses de marzo-abril,
pero intensa, alcanzando unos picos muy elevados en diferentes ciudades, donde se utiliza como
árbol de ornamentación.
- Familia de las Betuláceas (Betula, Alnus, Corylus): El polen de Betula (abedul) suele ser muy
alergénico. En España solo se obtienen concentraciones apreciables de Betula en el norte de la
península polinizando de finales de marzo a finales de abril. Los pacientes alérgicos a estos pólenes
con frecuencia tienen un síndrome de alergia oral al comer ciertas frutas y vegetales (manzanas,
peras, zanahorias, etc).
Figura. Calendario polinico de Elda (datos recogidos durante los años 2010-2016).
Para obtener más información sobre la polinización en las diferentes zonas de la Comunidad
Valenciana pueden acceder a la siguiente página web https://avaic.es/index.php/captadores-de-la-
pronvincia-de-alicante/ y en el resto de España en la siguiente página web
https://www.polenes.com/home
ÁCAROS.
Los ácaros pertenecen al grupo zoológico de los artrópodos quelicerados y dentro del grupo
quelicerado, al subgrupo de arácnidos. Son animales microscópicos de pequeño tamaño y miden
menos de 1 mm. Estos microorganismos son huéspedes habituales en las casas y se alimentan de
residuos cutáneos procedentes de los seres humanos y de los animales domésticos.
El contenido alergénico se halla principalmente en las partículas fecales, capaces de flotar en el aire.
El alérgeno se encuentra en cantidades más importantes en colchones, almohadas, edredones,
moquetas y alfombras. Los ácaros domésticos proliferan en zonas cálidas y húmedas, por ello son
más típicos de zonas mediterráneas. La mayoría de los ácaros que se encuentran en el polvo
doméstico pertenecen a la familia Pyroglyphidae y, dentro de ella, al género Dermatophagoides.
HONGOS
Son microorganismos saprófitos eucariotas del reino Fungi, que se caracterizan por poseer paredes
celulares rígidas y carecer de clorofila. Las diferentes especies de hongos pueden presentarse con
aspectos y estructuras diferentes en determinadas condiciones ambientales, por lo que su
clasificación es difícil. Suelen ser neumoalérgenos perennes, tanto de interior como de exterior y su
papel como alérgenos en la rinitis y especialmente en el asma bronquial ha quedado demostrado en
las últimas décadas.
Las especies potencialmente alergénicas que destacan en nuestro medio ambiental son: Alternaria,
Cladosporium, Aspergillus, Drechslera, Penicillium, Rhizopus y Mucor.
ANIMALES
Se han descrito más de 300 especies de animales capaces de producir alergia en humanos. Para que
se produzca una sensibilización a un animal se requiere un contacto previo de manera más o menos
prolongada con el mismo. Los animales que con más frecuencia producen sensibilización son las
mascotas domésticas, principalmente el gato y el perro, seguidos del caballo, conejo y hámster.
Entre los productos desprendidos o eliminados por los animales, son alérgenos potenciales: el pelo,
la caspa, las plumas, la orina, la saliva, plumas, etc. El alérgeno mayoritario del gato se produce en
las glándulas salivares y en las glándulas sebáceas de la piel.
Los alérgenos derivados de los animales son potentes antígenos, de tal forma que no siempre es
necesario estar en contacto directo con el animal para sensibilizarse o presentar síntomas. Los
contactos indirectos, como los restos que permanecen en las ropas o el cabello de las personas que
han estado con animales o en las zonas donde ha estado previamente el animal, son capaces de
producir síntomas. Del mismo modo, las plumas contenidas en rellenos de edredones y almohadas
pueden producir sensibilización alérgica.
INSECTOS.
Los insectos pueden causar alergia por inhalación (cucarachas) o por vía parenteral (veneno de
himenópteros).
Los cucarachas más importantes en nuestro medio son Blattella germanica y Periplaneta americana
y causan alergia respiratoria, especialmente asma bronquial.
Dentro de los himenópteros los más importantes en nuestro medio son Vespula germanica (avispa
común), Polistes dominulus (avispa papelera) y Apis mellifera (abeja). Cuando un paciente alérgico
al veneno de estos insectos sufre una picadura puede presentar urticaria generalizada, angioedema o
anafilaxia.
LÁTEX.
El caucho natural es un producto vegetal procesado, cuya fórmula es cis-1,4-poli-isopreno. Si bien
se puede obtener del látex o savia lechosa de numerosas especies vegetales, la casi totalidad se
deriva de la savia de la Hevea brasiliensis, una Euphorbiacea originaria del Brasil. El primer caso
constatado de hipersensibilidad del tipo I a las proteínas del látex no fue descrito hasta 1927 en
Alemania; en España se remonta a 1986, mientras que los primeros casos en EE.UU. datan de 1989.
En los 4 años siguientes, la FDA americana recibió más de 1.000 notificaciones de reacciones
alérgicas al látex, incluyendo 15 fallecimientos. La alergia al látex se considera un problema médico
muy importante por su presentación como enfermedad profesional entre trabajadores que usan
guantes, la potencial gravedad de las reacciones que induce y la frecuente asociación con alergia a
determinados alimentos, debido a fenómenos de reactividad cruzada.
ALÉRGENOS OCUPACIONALES.
Los alérgenos ocupacionales dan lugar a la rinitis y/o asma profesional. Hay una gran cantidad de
sustancias usadas en el medio laboral capaces de producir sensibilizaciones alérgicas.
Entre ellos destacan los agentes químicos: formaldehído, isocianatos, resinas epoxi, etc.; y los
agentes de carácter biológico: maderas (samba, cedro), harinas (trigo, cebada, centeno),
antibióticos, enzimas, levaduras, alimentos (sopas preparadas, arroz, pimienta), animales de
laboratorio (orina de rata y ratón), etc.
Hay que sospechar de estos agentes cuando la clínica aparece en el lugar de trabajo, mejora los fines
de semana y reaparece el lunes al reiniciar la jornada laboral.
ALIMENTOS.
Los alimentos, tanto de origen animal como vegetal, pueden actuar como potentes antígenos y
causar reacciones de hipersensibilidad. Ya Hipócrates reconoció que la leche podía ser causa de
urticaria. Según la OMS, se estima una prevalencia de alergias alimentarias entre 1-3% entre la
población adulta y 4-6% entre los niños. La prevalencia en España de la alergia alimentaria se
confirma entre el 1% y el 4% de la población general. En pacientes atópicos llega al 10% y en
pacientes con dermatitis atópica al 30-50%. Se considera que constituye el 5º motivo de consulta en
Alergología y en los últimos estudios sobre la epidemiología de anafilaxia se ha objetivado que han
aumentado los casos producidos por alimentos.
B) Reacciones de hipersensibilidad:
El paso de los alimentos desde el tubo digestivo a la circulación entérica depende de:
Las alteraciones de este equilibrio van a favorecer la penetración de proteínas capaces de provocar
reacciones alérgicas. La frecuencia relativa de los diferentes alimentos en niños y adultos es
variable dependiendo de las series que se estudien. De forma general en España se consideran que
los alimentos implicados con mayor frecuencia son:
Los pacientes con rinoconjuntivitis o asma bronquial alérgica pueden ser más susceptibles a sufrir
anafilaxia por alergia a alimentos. Esto se debe principalmente a los alérgenos homólogos
encontrados en los pólenes o ácaros y los alimentos, llamados panalérgenos. Algunos de los
síndromes de reactividad cruzada entre aeroalérgenos y alimentos descritos son los siguientes:
ANISAKIS.
El Anisakis simplex es un nematodo perteneciente a la familia Anisakidae (Orden Ascaridida), que
se encapsula en las vísceras y el tejido muscular de los peces y que llegan al hombre por ingestión
de pescado crudo o poco cocinado parasitado. La opinión más generalizada es que la variación en
los gustos gastronómicos, los viajes a países exóticos, que incluyen el consumo de pescado crudo o
poco cocinado, han favorecido la presentación del proceso, siendo en la actualidad un motivo de
preocupación en muchos países, incluido España que a nivel mundial es el segundo país con más
consumo de pescado por habitante.
La Anisakiasis puede presentarse bajo diferentes formas clínicas, según la zona del tracto
gastrointestinal en donde se produce la relación huésped-parásito. Los síntomas son provocados por
la penetración de la mucosa por la larva y suelen aparecer en las primeras 12 horas tras la ingesta
para las formas gástricas, y a partir de 12 horas para las formas intestinales.
En algunos casos, el parásito se fija a la pared el tiempo suficiente para desencadenar una reacción
alérgica mediada por IgE, con síntomas a distancia (urticaria, angioedema, anafilaxia...),
acompañados de clínica gastrointestinal (náuseas, vómitos y dolor epigástrico). En estos casos la
fuente antigénica es el parásito vivo fijado a la submucosa, ya que se ha visto que parásitos
congelados no infectivos son incapaces de producir reacciones de hipersensibilidad.
MEDICAMENTOS.
Una reacción adversa a un medicamento es cualquier respuesta nociva y no intencionada de un
medicamento, incluyendo efectos nocivos derivados tanto del uso autorizado y en dosis normales,
como del uso inadecuado, sobredosis y/o abuso de medicamento. Se considera evento adverso a
cualquier suceso no deseable experimentado por un paciente, independientemente de que exista
sospecha o no de que haya sido originado por el consumo del medicamento (ej. un paciente sufre un
accidente de tráfico mientras está en tratamiento farmacológico). Por el contrario, se denomina
reacción adversa a cualquier suceso no deseable experimentado por un paciente mientras estaba
consumiendo un medicamento, y existe la sospecha de que haya sido originado por este (ej. un
paciente sufre una reacción anafiláctica tras la ingesta de un medicamento).
a) Reacciones tipo A (aumentadas): Consecuencia del efecto farmacológico directo o indirecto del
medicamento. Aumento en la acción farmacológica del fármaco administrado a dosis terapéuticas.
Constituyen un 70-80% de todas las reacciones adversas. Previsibles, dosis dependientes, afectan a
la mayor parte de la población, y evitables. Descritas antes de la comercialización del fármaco.
Incluyen:
Sólo algunos fármacos pueden actuar como antígenos completos debido a su tamaño molecular:
Sustancia heterólogas: sueros heterólogos, vacunas bacterianas y virales, hormonas
proteicas, enzimas, heparina, extractos hiposensibilizantes, dextranos, etc.
Sustancias homólogas: factores antihemofílicos, inmunoglobulinas humanas.
Además, al metabolizarse un medicamento se producen una amplia serie de metabolitos, originando
diferentes determinantes antigénicos, de los que sólo son bien conocidos los de penicilina. Lo
anterior es de gran importancia, ya que sólo disponemos de antígenos fiables con los medicamentos
que son antígenos completos, como los betalactámicos; con los restantes, sólo podemos emplear el
fármaco puro, por lo que dificilmente obtendremos resultados valorables, tanto en positividad como
en negatividad. También es importante el conocimiento de la reactividad cruzada (los anticuerpos o
linfocitos T específicos se pueden unir con antígenos de estructura química similar a la del antígeno
sensibilizante), que se puede producir tanto porque distintos fármacos posean estructuras químicas
similares, como porque se produzcan conversiones metabólicas en compuestos inmunoquímicos
similares o idénticos.
Entre las reacciones a fármacos son frecuentes las reacciones pseudoalérgicas clínicamente
indistinguibles de las alérgicas, sin un mecanismo inmunológico demostrado; su patogenia es
similar, pero el medicamento no se comporta como verdadero antígeno, sino como activador directo
de las vías implicadas (morfina, contrastes yodados) o produce síntomas por desviación de rutas
metabólicas debido a su efecto principal (AINEs) y el tratamiento de urgencia es el mismo.
Los fármacos implicados con mayor frecuencia en la reacciones alérgicas y pseudoalérgicas son:
AINEs (incluidas las pirazolonas), betalactámicos, quinolonas, contrastes yodados, derivados
opiáceos, bloqueantes neuromusculares y corticoides.
• Rinitis alérgica.
Es la enfermedad alérgica más frecuente. Afecta al 25-30% de la población de los países
desarrollados. Produce estornudos en salva, secreción nasal acuosa, picor de nariz y congestión
nasal. En muchos casos la rinitis alérgica coexiste con la conjuntivitis alérgica, que cursa con
enrojecimiento conjuntival, lagrimeo y picor ocular. Además, puede asociarse al asma alérgica. Los
alérgenos causantes de la rinitis alérgica más importantes son los pólenes (gramíneas, árboles y
malezas), los ácaros del polvo doméstico, los epitelios de animales (perro y gato) y los hongos.
Puede clasificarse en función de su gravedad en leve, moderada o grave, y también en función de
sus manifestaciones, en intermitente o persistente.
Urticaria.
Se trata de una enfermedad cutánea que se manifiesta por la aparición de ronchas (habones) que
suelen picar (prurito). Estos habones pueden ser de tamaño, forma y localización variable. La
duración de estas lesiones suele ser menor de 24 horas, aunque habitualmente según van
desapareciendo pueden ir apareciendo nuevas lesiones. En ocasiones la enfermedad puede afectar a
las partes más profundas de la piel y aparecen entonces hinchazones, y son más frecuentes en
párpados o labios. En esos casos hablamos de angioedema. En algunos pacientes aparecen
simultáneamente la urticaria y el angioedema, y en otros aparecen una u otra forma clínica por
separado. La urticaria-angioedema puede ser de curso agudo (duración de unos días), subagudo, o
crónico (duración superior a 6 semanas). Las causas pueden ser alimentarias, medicamentosas,
picadura de insectos o parasitarias. Existe un angioedema hereditario que tiene unas peculiaridades
especiales (y que se describirán en el capítulo correspondiente). La urticaria es una enfermedad muy
frecuente que afecta a más del 10% de la población en algún momento de su vida.
• Alergia alimentaria.
En esta enfermedad alérgica los alimentos ingeridos son los alérgenos responsables de la reacción
de hipersensibilidad. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son picor o hinchazón de labios y
boca (síndrome de alergia oral). En ocasiones cursan con manifestaciones digestivas (náuseas,
vómitos y/o dolor abdominal) o cutáneas (dermatitis atópica o urticaria). Los casos más graves
pueden producir anafilaxia. Los alimentos más frecuentemente implicados en la edad pediátrica son
la leche de vaca y el huevo. En la edad adulta son los frutos secos, las frutas y los crustáceos.
• Alergia a medicamentos.
Se define la reacción adversa a un medicamento, como aquel efecto perjudicial o no deseado que
aparece a dosis utilizadas para la profilaxis, el diagnóstico o la terapéutica. Los medicamentos más
frecuentemente implicados son los antibióticos y los antiinflamatorios no esteroideos.
• Alergia al látex.
La alergia al látex es una reacción ante la proteína del látex natural (alergia inmediata) o ante los
aditivos químicos que se asocian al látex en la fabricación del caucho (alergia retardada). Suele
cursar con urticaria, rinitis y conjuntivitis, pudiendo alcanzar un estado de anafilaxia.
• Anafilaxia.
Es la enfermedad alérgica más grave. Se trata de una reacción de hipersensibilidad de instauración
rápida, generalizada o sistémica y que amenaza la vida. Es un síndrome complejo que cursa con
liberación generalizada de mediadores de mastocitos y basófilos a nivel cutáneo (eritema, prurito,
urticaria y/o angioedema) como en otros órganos (gastrointestinal, respiratorio o cardiovascular).
Puede cursar con las manifestaciones cutáneas descritas, manifestaciones digestivas (náuseas,
vómitos, dolor abdominal, diarrea); manifestaciones respiratorias (rinitis, asma); cardiovasculares
(hipotensión y taquicardia) y neurológicas (mareo e incluso pérdida de conocimiento). En los casos
más graves, especialmente si no se administra un tratamiento adecuado, puede ser mortal. El
alérgeno puede llegar al organismo por vía digestiva (alimentos o medicamentos) o inyectada
(picadura de insectos himenópteros o medicamentos administrados por vía parenteral, intramuscular
o intravenosa).
1.4. DIAGNÓSTICO
Los extractos se aplican sobre la piel de los antebrazos y, con una lanceta para cada uno, se
puncionará para evitar el sangrado. Deben acompañarse siempre de controles positivo y negativo,
usándose como control positivo fosfato de histamina y como control negativo suero fisiológico o el
disolvente utilizado en la preparación de los extractos. La lectura de la reacción inmediata se
realizará a los 15-20 minutos y se considerará positiva una pápula de diámetro ≥ 3 mm que el de la
pápula del control negativo.
Para el estudio de algunos alérgenos alimentarios, puede ser útil una variante conocida como
“prueba intraepidérmica con alimento fresco”, prick by prick o prick-prick, en la que se procede a
puncionar con la lanceta el alimento y, seguidamente, la piel del paciente. En ambos casos se
valorará aparición de reacciones cutáneas posteriores. Aunque estas pruebas detectan
sensibilización, no pueden predecir su importancia clínica y deben acompañarse de historia clínica
compatible y/o test de exposición. Además, determinados fármacos pueden influir en la reactividad
cutánea (antihistamínicos, antidepresivos). Sin embargo, son seguras y las escasas reacciones
aparecidas son más frecuentes con medicamentos y/o alimentos en fresco que con extractos
alergénicos estandarizados.
Rinoscopia anterior: aporta información sobre la anatomía nasal. Según la edad, se emplea
espéculo nasal u otoscopio. Se valora septo, mucosa, secreciones, formaciones mucosas
(pólipos) o hipertrofia de cornetes.
Medición del flujo nasal máximo o pico flujo nasal: se utiliza para la medición del flujo
nasal máximo tanto inspiratorio como espiratorio. Ofrece información objetiva del grado de
obstrucción nasal, aunque su rendimiento es bajo.
Rinomanometría anterior activa: valoración objetiva del grado de obstrucción nasal a través
de la medición del flujo nasal durante la respiración normal con diferentes grados de
presión.
Rinometría acústica: valora la topografía nasal mediante el reflejo de las ondas acústicas
enviadas.
Citología y biopsia nasal: permiten el estudio de la celularidad de la mucosa de las fosas
nasales. Ayuda al diagnóstico diferencial de las rinitis no inflamatorias de las inflamatorias
y, dentro de éstas, al de las alérgicas de las no alérgicas.
Lavado nasal: esta técnica es utilizada para estudios de investigación. Con ella se obtienen
muestras para el estudio de células y mediadores de la inflamación.
Otras técnicas: determinación del óxido nítrico nasal, prueba de aclaramiento ciliar (prueba
de la sacarina para el diagnóstico del síndrome del cilio inmóvil) o pruebas de función
olfativa, que actualmente no se utilizan de forma habitual debido a su elevado coste, a la
poca información útil que ofrecen y a su gran variabilidad.
Se aplican diluciones bien de concentración creciente del alérgeno cada 15 minutos hasta obtener la
clínica (prurito, lagrimeo…), o bien de la mayor concentración. Está indicada para confirmar o
descartar en un órgano diana la implicación de un alérgeno en la clínica del paciente. Se trata de una
prueba sencilla, segura y rentable. Ofrece gran sensibilidad clínica, aunque la interpretación en
polisensibilizados resulta más complicada.
PROVOCACIONES RESPIRATORIAS
PROVOCACIONES ALIMENTARIAS
PROVOCACIONES MEDICAMENTOSAS
Generalmente se realizan a simple ciego controlado con placebo, es decir, el paciente desconoce si
le estamos administrando placebo o el fármaco en estudio. En la exposición oral se utilizan cápsulas
opacas, habitualmente de gelatina, mientras que en la parenteral se preparan diluciones en agua
destilada o suero fisiológico. Se comienza con una dosis baja del fármaco, administrando dosis
crecientes del fármaco con intervalos de 30-60 minutos y se suspende la administración tan pronto
como aparezcan signos objetivables o síntomas que indiquen claramente una reacción alérgica.
B) ESTUDIO ALERGOLÓGICO IN VITRO
INTRODUCCIÓN
En Alergología, las pruebas in vitro tienen una reconocida ventaja respecto a las pruebas in vivo,
pues evitan eventuales reacciones adversas en el paciente. Además, son una alternativa en pacientes
con problemas cutáneos crónicos o que no puedan abandonar el tratamiento antihistamínico.
La inmunoglobulina E (IgE), que representa el 0,004% de las Ig del adulto, es la gran responsable
de las reacciones de hipersensibilidad de tipo I. Por este motivo, la mayor parte del diagnóstico
alergológico descansa en la búsqueda de la IgE tanto in vivo (pruebas cutáneas) como in vitro.
Sin embargo, aunque en los últimos años se están validando nuevas técnicas que están encontrando
su lugar en la práctica clínica y que están haciendo posible un nuevo avance en esta especialidad
hasta ahora el diagnóstico in vitro no ha superado al diagnóstico in vivo, ni a la anamnesis que es la
técnica diagnóstica de mayor relevancia en Alergología.
B.1) LA INMUNOGLOBULINA E.
La IgE total es la suma de todas las moléculas de IgE con independencia de su especificidad. Para
su cuantificación se han creado distintos tipos de inmunoanálisis, aunque en la actualidad se usan
casi exclusivamente los enzimoinmunoensayos con unidades cuantitativas o semicuantitativas. Una
molécula anti-IgE, pegada a un soporte habitualmente sólido, reaccionará con la IgE del suero del
paciente. A ésta se le añadirá otra anti-IgE, esta vez, marcada con una enzima (b-galactosidasa,
peroxidasa, fosfatasa alcalina…). Su reacción con un sustrato emitirá color (ensayo colorimétrico),
luz (quimioluminiscente) o fluorescencia. La intensidad de esta señal será proporcional al nivel de
la IgE sérica y será cuantificada según una curva patrón.
Los diferentes tipos de soporte, de enzimas y de sustratos dan el nombre a las diversas técnicas
disponibles en el mercado. Para calibrar la señal se utilizan sueros de referencia de los que se
conoce la cantidad de IgE. Los valores de calibración deben estar en relación con preparados de
referencia de la Organización Mundial de la Salud y se expresan en unidades internacionales o
nanogramos por mililitro (UI/ml, ng/ml, respectivamente). La sensibilidad de la mayor parte de los
ensayos oscila entre 0,5 y 1 ng/ml. El sistema más frecuentemente utilizado (CAPsystem ®) está
automatizado y utiliza discos de un polímero hidrofílico encapsulado, que le proporciona un soporte
amplio la enzima b-galactosidasa y dispone de un sustrato fluorescente. A pesar de ser una
inmunoglobulina que tiende a elevarse en pacientes atópicos, la gran dispersión en sus valores en
población atópica y no atópica hace que por sí sola tenga una importancia limitada en el diagnóstico
alergológico.
Inmunoglobulina E específica
La IgE específica es aquella IgE que reconoce a un antígeno determinado. Ésta es la prueba in vitro
más importante de la patología alérgica. Habitualmente, se cuantifica con la misma técnica que se
utiliza para la IgE total (enzimoinmunoensayo), pero es el propio alérgeno el que se absorbe en el
soporte en lugar de la anti-IgE.
La elección de los alérgenos a testar en cada paciente tiene que estar basada en la historia clínica y
habitualmente en los resultados del prick test, ya que su determinación indiscriminada carece de
valor diagnóstico o pronóstico. La sensibilidad y especificidad de la IgE específica en suero son
diferentes para cada alérgeno, pero comparadas con el prick test son inferiores en la alergia
alimentaria (sobre todo en frutas y otros vegetales), son muy poco sensibles en medicamentos y en
el caso de los neumoalérgenos, la sensibilidad es ligeramente menor y la especificidad algo mayor
que con el prick test. Además hay que considerar que su precio es mucho más elevado que la
realización del prick test.
La inmunotransferencia o inmunoblot para IgE es una técnica inmunoenzimática que se utiliza para
la detección del peso molecular de los alérgenos presentes en un extracto. Se basa en la separación
de las proteínas de una muestra en función de su tamaño en geles de poliacrilamida, su transferencia
posterior a soportes de nitrocelulosa o polivinilidenofluoruro mediante electroforesis, y la detección
de los alérgenos por el suero del paciente, mediante un anticuerpo anti-IgE marcado
enzimáticamente y de sustrato.
La detección de anticuerpos precipitantes (IgG e IgM) en el suero del paciente se lleva a cabo por
una técnica clásica, la inmunoprecipitación, en la que el suero del paciente se enfrenta al extracto
alergénico en una placa de agarosa al 0,5%. El antígeno y el anticuerpo (extracto alergénico y suero
del paciente) difunden de forma concéntrica y en el punto de encuentro idóneo se forma un
precipitado visible. Está indicado en enfermedades en las que se sospecha un mecanismo de
hipersensibilidad de tipo III con alta producción de IgG y/o IgM específicas. Forma parte del
criterio diagnóstico de alveolitis alérgica extrínseca y aspergilosis broncopulmonar alérgica. Las
precipitinas son también positivas en un porcentaje pequeño de individuos expuestos a diversos
antígenos y que no han desarrollado enfermedad.
Los mediadores inflamatorios se pueden cuantificar poco después de haber tenido lugar la reacción
alérgica.
Histamina.
La histamina es una amina vasoactiva, preformada y almacenada en los gránulos de los basófilos y
de los mastocitos, que se libera durante las reacciones de hipersensibilidad inmediata. Su
cuantificación en suero no se realiza de forma rutinaria debido a las dificultades que plantea su
determinación, ya que su nivel es bajo y su metabolismo es rápido (desaparece en menos de 20
minutos). La técnica utilizada actualmente para su determinación es un inmunoensayo y los valores
basales oscilan entre 0 y 0,6 ng/ml.
Triptasa.
Las siguientes técnicas están diseñadas para identificar los alérgenos responsables de una reacción
anterior, la posible tolerancia a medicamentos o alimentos o para estudios de reactividad cruzada.
Pretenden simular las reacciones de hipersensibilidad que ocurren in vivo, aunque no lo consiguen
de forma fidedigna.
En esta técnica, la sangre completa del paciente se expone al antígeno que queremos probar y,
pasados 20 minutos, se cuantifica la histamina liberada al sobrenadante. El nivel de esta amina se
compara con la cantidad total de la misma obtenida tras la lisis celular. Actualmente, ha sido
relegada a trabajos de investigación, ya que no ha demostrado ser superior en cuanto a sensibilidad,
especificidad y coste a las pruebas cutáneas y a la determinación de la IgE específica.
En el cellular antigen stimulation test (CAST®-ELISA), las células de sangre periférica son
expuestas al antígeno sospechoso en presencia de la interleucina 3 (IL-3), y se cuantifica en el
sobrenadante la liberación de mediadores neoformados: leucotrienos (LT) C4, LTD4 y LTE4. Como
en el caso anterior, se requiere la extracción de sangre completa no antes de 24 horas. Uno de los
criterios de positividad es la liberación de > 200 pg/ml de LT al medio. Si bien la especificidad
diagnóstica de esta prueba se encuentra entre el 67% y el 100%, su sensibilidad, aunque alta para
alérgenos completos, es insuficiente para medicamentos. Se ha sugerido su utilización como
complemento a otros test, como la activación de basófilos por citometría de flujo.
Con mayor sensibilidad y especificidad que el CAST, se han desarrollado los test de activación de
basófilos (BAT). La molécula CD63, marcador del basófilo activado, se ha utilizado para introducir
la citometría de flujo en el diagnóstico alergológico. Presente en la membrana granular, se expresa
en la membrana citoplasmática durante la desgranulación. Se requiere sangre completa
(BASOTEST) o leucocitos aislados (FLOW-CAST), obtenida en las 24 horas previas al ensayo, con
la adición del antígeno en estudio, en presencia de la IL-3. A los 20 minutos se seleccionan con la
ayuda de un rayo láser las células portadoras de IgE y CD63 en la membrana y se comparan con
células no estimuladas. El resultado se expresa en porcentaje de células que expresan la molécula
CD63 y la IgE. Con un control positivo (anti-IgE policlonal) se detectará al grupo de pacientes
llamados “no respondedores” (alrededor del 5%), en los que estas pruebas no tienen valor. Existen
algunos estudios realizados con otro biomarcador CD203c, exclusivo de basófilos, cuya eficiencia
está menos validada con estudios clínicos. El test de desgranulación de basófilos es todavía
complementario a las pruebas cutáneas y a la determinación de la IgE específica. Se realiza en
laboratorios especializados. Se han dirigido hasta ahora al estudio de reacciones a veneno de
himenópteros, de alergia alimentaria y al látex y de reacciones de hipersensibilidad inmediata a
algunos medicamentos. Cualquier nuevo alérgeno o medicamento que se quiera estudiar debe ser
estandarizado y calibrado para poder ser útil en el diagnóstico.