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MONOGRAFIA HITO 5
“ALERGIA”
Nombre y apellidos : Flores Reyes Carla Ximena
Paralelo :3
Docente : Dr. Brian Juan Medina Chavarría
Fecha de entrega : 27/06/2023
Cochabamba – Bolivia
Índice
Introducción ………………………………………………………………………………………3
Desarrollo………………………………………………………………………………………….3
ETIOLOGIA………………………………………………………………………………………6
FISIOPATOLOGIA……………………………………………………………………………...12
DIAGNOSTICO………………………………………………………………………………....13
COMPLICACIONES …………………………………………………………………………...17
TRATAMIENTO………………………………………………………………………………...18
ANTIHISTAMINICOS……………………………………………………………….....19
CORTICOESTEROIDES……………………………………………………………......21
ESTABILIZADORES DE MASTOCITOS…………………………………………......21
CONCLUSIONES ……………………………………………………………………………....24
BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………………...25
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INTRODUCCION
La alergia es uno de los trastornos por hipersensibilidad que lograron alcanzar mucha
popularidad en los últimos años en nuestro país y en el mundo, para un mejor entendimiento es
necesario poder entender que la alergia es una alteración de los mecanismos de defensa
inmunitarias del organismo causando una hipersensibilidad a una sustancia concreta que, si se
inhala, ingiere, toca o inyecta produce unos síntomas característicos, en el que la sustancia a la
que se es alérgico se llama alergeno y los síntomas provocados son definidos como reacciones
alérgicas.
DESARROLLO
Tipo I
Las reacciones de tipo I conocida también como hipersensibilidad inmediata están medida por la
IgE. El antigeno se une a la IgE que a su vez está ligada a su vez a los mastocitos tisulares y a los
basófilos sanguíneos, lo que desencadena la liberación de mediadores preformados (ejemplo
histamina, proteasa, factores quimiotácticos) y la síntesis de otros mediadores (como por ejemplo
prostaglandinas, leucotrienos, factor activador de plaquetas, citocinas). Estos mediadores causan
vasodilatación , aumento de permeabilidad capilar, hipersecreción de moco, espasmo del
musculo liso e infiltración tisular por eosinófilos, linfocitos T helper tipo 2 (TH2) y otras células
inflamatorias.
Las reacciones de tipo I subyacen a todos los trastornos atópicos (como, por ejemplo, dermatitis
atópica, asma alérgico, rinitis, conjuntivitis) y muchos trastornos alérgicos (como, por ejemplo,
anafilaxia, algunos casos de angioedema, urticaria y alergia al látex y a algunos alimentos).los
términos atopia y alergia se suelen usar indistintamente, pero realmente son términos diferentes
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Atopia hace referencia a una respuesta inmunitaria exagerada mediada por la IgE; todos
los trastornos atópicos son enfermedades por hipersensibilidad tipo I.
Alergia hace referencia a cualquier respuesta inmunitaria exagerada a un antigeno
extraño, sea cual fue su mecanismo.
Todos los trastornos atópicos se consideran alérgicos, pero muchos trastornos alérgicos como por
ejemplo la neumonitis por hipersensibilidad no son atópicos.
La nariz
La piel
Los ojos
Los pulmones
Entre estos se encuentran incluidos la conjuntivitis, la dermatitis atópica extrínseca siendo esta el
tipo de eccema más frecuente, la urticaria inmunitaria y algunas formas de angioedema
inmunitario, la alergia aguda al látex, algunos trastornos pulmonares alérgicos (como por
ejemplo el asma alérgico, componentes mediados por IgE de la aspergilosis broncopulmonar
alérgica), rinitis alérgica y las reacciones alérgicas a picaduras venosas.
Tipo II
Las reacciones del tipo II conocida también como hipersensibilidad citotóxica dependiente de
anticuerpo se producen cuando el anticuerpo se une a los antígenos de la superficie celular o a
una molecular acoplada a una superficie celular. La estructura antigeno-anticuerpo unida a la
superficie en diferencia del complejo antigeno anticuerpo circulante en la hipersensibilidad del
tipo III activa las células que participan en la citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos
como por ejemplo las células Natural Killer, eosinófilos, macrófagos o en algunas situaciones
ambos.
Los trastornos en los que participan en las reacciones del tipo II son el rechazo hiperagudo de
injerto en anemias hemolíticas con pruebas de Coombs positiva, la tiroiditis de Hashimoto y la
enfermedad por anticuerpos antimembrana basal glomerular como por ejemplo el síndrome de
Goodpasture.
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Tipo III
Las reacciones de tipo III o también conocida como enfermedad por complejos inmunitarios
causan inflamación aguda en respuesta a inmunocomplejos antígeno-anticuerpo circulantes
depositados en los vasos o en los tejidos. Estos complejos pueden activar el sistema del
complemento o unirse a ciertas células inmunitarias y activarlas, lo que da lugar a la liberación
de mediadores inflamatorios.
El isotipo de los anticuerpos inducidos cambia durante una respuesta inmunitaria, y el isotipo,
la glucosilación, el tamaño y la carga de los componentes del complejo contribuyen a la
respuesta clínica.
Los trastornos del tipo III son la enfermedad del suero, el lupus eritematoso sistémico,
la artritis reumatoide, la vasculitis leucocitoclástica, la crioglobulinemia, la neumonitis por
hipersensibilidad aguda y varios tipos de glomerulonefritis.
Las reacciones tipo III se desarrollan entre 4 y 10 días después de la exposición al antígeno y,
si la exposición al antígeno continúa, pueden llegar a ser crónicas.
Tipo IV
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Las células sensibilizadas tras el contacto con un Ag específico, se activan por la exposición
continua o la reexposición al antígeno; dañan el tejido a través de efectos tóxicos directos o
mediante la liberación de citocinas, lo que activa a los eosinófilos, los monocitos y
macrófagos, los neutrófilos o las células natural killer.
Los trastornos en los que participan reacciones del tipo IV son el síndrome de Stevens-
Johnson, la necrólisis epidérmica tóxica, el exantema farmacológico con eosinofilia y síntomas
sistémicos , la dermatitis de contacto como por ejemplo la hiedra venenosa, la neumonitis por
hipersensibilidad subaguda y crónica, el rechazo de aloinjertos agudo y crónico, la respuesta
inmunitaria a la tuberculosis y muchas formas de hipersensibilidad a fármacos.
ETIOLOGIA
Una reacción alérgica consiste en la percepción de nuestro organismo como nocivo de una
sustancia que no lo es, conocido como un alergeno, causando una respuesta inmunológica
exagerada que se manifiesta en diversos órganos de cuerpo.
Alergeno, un alergeno induce respuestas inmunitarias tipo I mediadas por IgE y tipo IV mediada
por linfocitos TH2. Los desencadenantes alérgicos son casi siempre proteínas de bajo peso
molecular, muchas de las cuales pueden adherirse a partículas aerotrasportadoras.
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Entre las reacciones de hipersensibilidad de tipo IV, los fármacos son la causa más común.
Los factores genéticos pueden estar involucrados, como señala la herencia familiar de la
enfermedad, la asociación entre la atopia y locus de HLA específicos y los polimorfismos de
genes de la cadena beta del receptor de afinidad alta de la IgE, cadena alfa del receptor de
interleucina (IL)-4, IL-13, CD14, dipeptidil-peptidasa 10 (DPP10), una desintegrina y el domino
33 de metaloproteasa (ADAM33).
Los factores ambientales interactúan con los genéticos manteniendo las respuestas inmunitarias
del linfocito T helper tipo 2 (TH2). Las células TH2 activan los eosinófilos, promueven la
producción de IgE inducen reacciones alérgicas. La exposición temprana del niño a infecciones
bacterianas y virales y a endotoxinas como los lipopolisacáridos cambia las respuestas del
linfocito TH2 virgen al linfocito T helper tipo 1 (TH1), que suprime a los linfocitos TH2 y así
desalienta las respuestas alérgicas, en que también se ven involucrados linfocitos T regulares,
que son capaces de suprimir las respuestas del linfocito TH2 y de las células dendríticas
secretoras de IL-12 que conducen las respuestas del linfocito TH1.
Otros factores que se creen que contribuyen al desarrollo de la alergia son la exposición continua
al alergeno y la sensibilización, la dieta y los contaminantes ambientales.
Los factores específicos del lugar son las moléculas de adhesión en el epitelio bronquial y la piel
y las moléculas en el tubo digestivo que dirigen a los linfocitos TH2 hacia los tejidos diana. La
composición del tubo digestivo, las vías aéreas y la microbiota cutánea parece influir fuertemente
en el desarrollo de la alergia. Estos microbiotas pueden representar nuevos objetivos para la
terapia de la alergia.
ANTICUERPOS
Los anticuerpos son proteínas que circulan por la sangre producidas por el sistema inmunitario,
en concreto por los linfocitos B convertidos en células plasmáticas. Son moléculas de una
millonésima de milímetro de tamaño. Desde el punto de vista estructural, tienen forma de Y
griega.
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Hay cinco familias de inmunoglobulinas que se denominan con letras: G, A, M, D y E,
dependiendo del tipo de cadena proteica que las formen (IgG: γ-gamma; IgA: α-alfa; IgM: μ-mi
o mu; IgD: δ-delta; IgE: ε-épsilon)
Los anticuerpos son generados por el sistema inmunitario como una respuesta de defensa contra
todas las sustancias que contactan y son extrañas al organismo. El sistema inmunitario dispone
de un repertorio de inmunoglobulinas capaces de interaccionar con un ilimitado número de
moléculas diferentes. Se calcula que existen más de 1010 clones de linfocitos B de especificidad
distinta, que tienen capacidad, incluso, de formar anticuerpos capaces de reconocer compuestos
sintéticos que son inexistentes en la naturaleza.
Si estas sustancias externas son reconocidas por el sistema inmunitario como no perjudiciales,
resultan toleradas y se producen anticuerpos del tipo IgG. Por ejemplo, se generan anticuerpos
IgG frente a los pólenes que son inhalados por las personas sanas. Por el contrario, en las
personas alérgicas lo que se producen son anticuerpos del tipo IgE.
INMUNOGLOBULINA E
Las células del sistema inmunitario se originan a partir de la médula ósea de los huesos, desde
donde se diferencian, a partir de las células madre hematopoyéticas pluripotenciales, en dos
grandes familias: mieloide (monocitos y granulocitos) y linfoide (linfocitos y células linfoides
innatas). La mayoría de estas células circulan en la sangre, donde globalmente se les denomina
leucocitos o glóbulos blancos.
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Figura 1
MASTOCITOS
Los mastocitos son células grandes (20-30 µm de diámetro) y poseen numerosos gránulos en su
interior, repletos de diferentes sustancias capaces de producir inflamación, principalmente la
histamina.
Los mastocitos no circulan por la sangre, sino que se localizan bajo la superficie de los epitelios
y de las mucosas, estando ampliamente distribuidos en el aparato respiratorio, la piel y el aparato
digestivo. Pueden hallarse en concentraciones de 10.000 a 20.000 células/mm3.
BASOFILOS
Los basófilos son un tipo de leucocitos circulantes de pequeño tamaño (10 μm de diámetro) que
se tiñen con colorantes básicos. Representan el 0,1-2 % de todos los leucocitos presentes en la
sangre.
Al igual que los mastocitos, tienen receptores en su superficie para unir la IgE y también poseen
gránulos en su interior repletos de sustancias reactivas que son mediadores químicos de la
respuesta inflamatoria.
EOSINOFILOS
Los eosinófilos son otro tipo de leucocitos circulantes, de 10-12 μm de diámetro. Se denominan
así porque se tiñen con un colorante llamado eosina. En condiciones normales, representan
alrededor del 5 % de los glóbulos blancos, sin embargo su concentración en sangre se eleva en
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las enfermedades alérgicas. Por ejemplo, durante la época de polinización, es muy común poder
detectar en sangre periférica, con un análisis rutinario (hemograma), un número elevado de
eosinófilos circulantes en los pacientes alérgicos al polen. En su interior, poseen unos gránulos
que contienen sustancias que, cuando se liberan, son muy tóxicas para las células de alrededor y
que desempeñan una función importante en la perpetuación del proceso inflamatorio. Este
mecanismo de defensa es muy eficaz frente a los parásitos, sin embargo, es nocivo en el caso de
las reacciones alérgicas.
LINFOCITOS
Los linfocitos son las células protagonistas del sistema inmunitario. Son los leucocitos de menor
tamaño, alrededor de 9 μm de diámetro. Se encuentran tanto alojados en los tejidos linfoides
como circulando por la sangre .Hay varios tipos de linfocitos, principalmente: los linfocitos B,
llamados así porque es en el bazo donde se desarrollan, y los linfocitos T, que lo hacen en el
timo. Ambos tienen funciones de reconocimiento y de defensa contra las enfermedades
infecciosas producidas por las bacterias y los virus, respectivamente. Así, los linfocitos B se
transforman en células plasmáticas y son los encargados de la producción de los anticuerpos, y
los linfocitos T se especializan en la secreción de interleucinas.
Existen varios subgrupos de linfocitos, dependiendo de la función que realicen, y son necesarios
para el desarrollo de las reacciones alérgicas. Los linfocitos B producen la IgE y los linfocitos T,
dependiendo del subgrupo implicado, participan en enfermedades como el eccema alérgico de
contacto (linfocitos Th1) o colaboran con los linfocitos B para producir IgE y eosinófilos
(linfocitos Th2). Existe un tercer tipo de linfocitos T, muy importante, que es el de los
reguladores del sistema inmunitario (linfocitos T reguladores). Estos linfocitos amplifican o
suprimen la respuesta inmunológica, para que esta se produzca de una forma organizada y
armónica. En otras enfermedades, como en las inmunodeficiencias, su cantidad o su actividad
están disminuidas.
INTERLEUCINAS
También llamadas, citocinas o citoquinas. Son unas moléculas que circulan en la sangre y actúan
como mensajeros, comunicando unas células con otras, para estimular o inhibir sus funciones.
Son producidas por numerosos tipos celulares (linfocitos, células dendríticas, macrófagos,
leucocitos neutrófilos, células endoteliales, células epiteliales y células musculares). Son las
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responsables de la regulación de la respuesta inmunológica general, y de la alérgica, en
particular.
Las interleucinas se nombran con un número precedido de la abreviatura “IL” (interleucina 4, IL-
4) o por su función seguida de un carácter griego (interferón gamma, IFN-γ). Se han identificado
un gran número de interleucinas. Todas ellas son cruciales para el desarrollo de los linfocitos y
específicas del tipo de respuesta que se produce. Así, en la rinitis o el asma bronquial alérgica, se
origina una alteración en el equilibrio existente entre los linfocitos Th1 y Th2, a favor de los
Th2, y se produce un incremento de IL-4, IL-5 e IL-13, que va a favorecer el desarrollo de la
respuesta alérgica. Por el contrario, los linfocitos Th1 producen IFN-γ que neutraliza la respuesta
de la IL-4 y de los linfocitos Th2. Finalmente, los linfocitos T reguladores, para ejercer su papel
de organizador de la respuesta inmunológica, producen IL-10.
Los neutrófilos son los glóbulos blancos más abundante en la sangre (60-70 % de todos los
leucocitos). Se denominan así porque no se tiñen ni con colorantes básicos ni ácidos, aunque
también se les denomina polimorfonucleares por la forma irregular y arriñonada de su núcleo.
Desempeñan una función muy activa en la defensa contra las bacterias produciendo varios tipos
de sustancias con actividad enzimática, cuya liberación también provoca daños en los tejidos e
inflamación.
El sistema del complemento es un conjunto de moléculas que circulan por la sangre y participan
en reacciones encadenadas para potenciar la respuesta inflamatoria y facilitar la defensa natural
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del organismo frente a microorganismos. Está constituido por más de treinta sustancias
diferentes, muy relacionadas entre sí, que se activan por diferentes estímulos. Algunas de estas
proteínas son capaces de unirse a la membrana de los microorganismos invasores y activar un
mecanismo directo para su destrucción.
En ocasiones, tiene lugar un desajuste en la regulación del sistema del complemento y se produce
una activación incontrolada sin necesidad, lo que da lugar a episodios de edema (hinchazón) en
cualquier localización del cuerpo, como ocurre en el angioedema hereditario.
FISIOPATOGOLOGIA
Cuando el alérgeno se une a la IgE de los mastocitos y basófilos, se libera histamina de los
gránulos intracelulares de los mastocitos.
Los mastocitos se encuentran ampliamente distribuidos, pero se concentran más en la piel, los
pulmones y la mucosa digestiva; la histamina facilita la inflamación y es el principal mediador
de la atopia clínica. La rotura física del tejido y varias sustancias químicas como por ejemplo
los irritantes tisulares, opiáceos, sustancias activas en la superficie, componentes del
complemento C3a y C5a pueden provocar la liberación directa de histamina, con
independencia de la IgE.
Cuando se libera a nivel sistémico, la histamina es un potente dilatador arteriolar y puede dar
lugar a una acumulación periférica extensa e hipotensión; la vasodilatación cerebral puede
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intervenir en la cefalea vascular. La histamina aumenta la permeabilidad capilar; la pérdida
resultante de plasma y proteínas plasmáticas desde el espacio vascular puede empeorar el
shock circulatorio. Desencadena una oleada de catecolaminas compensadoras de las células
cromafines suprarrenales.
Diagnostico
Evaluación médica
A veces, análisis de sangre
A menudo, pruebas cutáneas y prueba de IgE sérica específica del alérgeno
Si la persona afectada tiene familiares próximos que padezcan alergias, porque en tal
caso es más probable que la reacción sea de tipo alérgico.
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Con qué frecuencia ocurren las reacciones y cuánto tiempo duran
La edad que tenía la persona cuando empezaron las reacciones
Si algo (como el ejercicio o la exposición al polen, a los animales o al polvo)
desencadena la reacción
Si se ha probado algún tratamiento y, de ser así, cómo ha respondido la persona
afectada
Para ayudar a determinar si una reacción es alérgica, a veces los médicos solicitan análisis de
sangre para detectar un tipo de glóbulos blancos llamados eosinófilos. Los eosinófilos, aunque
se encuentran en el organismo de todas las personas, se producen en cantidades mayores
cuando se desencadena una reacción alérgica. Sin embargo, la utilidad de esta prueba es
limitada porque otros trastornos eosinófilos pueden causar un aumento del número de
eosinófilos y un número normal no excluye la presencia de una alergia.
Si parece probable que los síntomas de la persona afectada están causados por una alergia, el
objetivo principal es identificar el alérgeno específico. A menudo, la persona afectada y el
médico pueden identificar el alérgeno, o al menos el tipo de alérgeno, en función de cuándo
comenzó la alergia y cuándo y con qué frecuencia se produce la reacción (por ejemplo, durante
ciertas estaciones o después de comer ciertos alimentos).
Las pruebas cutáneas y un análisis de sangre llamado prueba de IgE sérica específica para
alérgenos también puede ayudar a los médicos a detectar el alérgeno específico. Sin embargo,
es posible que estas pruebas no permitan detectar todas las alergias, y que a veces indiquen la
presencia de una alergia a un alérgeno, aunque no exista en realidad (lo que se denomina un
resultado positivo falso).
Pruebas cutáneas
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Los médicos administran dos soluciones de control además de la solución de prueba (que
contiene el alérgeno sospechoso) para asegurarse aún más de la fiabilidad de estas pruebas
cutáneas. Las sustancias de control son
Por lo general, los médicos administran varias soluciones de prueba. Estas son soluciones
diluidas, cada una con un antígeno específico. Los antígenos más utilizados son el polen (de
árboles, hierbas o malezas), mohos, ácaros del polvo, caspa de animales, veneno de insectos,
alimentos o algunos antibióticos. Los médicos eligen los antígenos para esta prueba en función
de las sustancias que sospechan como causantes.
Se suele practicar en primer lugar una prueba de punción. Se coloca una gota de cada una de
las soluciones de control y se prueba sobre la piel de la persona, que luego se pincha con una
aguja a través de la gota. La prueba de punción permite identificar la mayor parte de los
alérgenos.
Si no se identifica el alérgeno, se puede realizar una prueba intradérmica. Para esta prueba,
se inyecta por vía parenteral una pequeña cantidad de cada una de las soluciones de control y
de prueba en la piel de la persona. Este tipo de prueba cutánea es más sensible y más precisa a
la hora de detectar una reacción a un alérgeno.
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Si la persona es alérgica a uno o más de los alérgenos en la solución de prueba, aparece una
reacción eritematosa con roncha o habón, con las siguientes características:
Antes de realizar las pruebas cutáneas se indica a la persona afectada que deje de tomar
medicamentos que puedan suprimir una reacción en caso de que sí tenga una alergia a los
alérgenos contenidos en la solución de prueba. Estos medicamentos son
Antihistamínicos
Ciertos antidepresivos llamados antidepresivos tricíclicos (como la amitriptilina)
Omalizumab (un anticuerpo monoclonal sintetizado para bloquear la IgE)
Inhibidores de la monoaminoxidasa como selegilina
Algunos médicos prefieren no realizar estas pruebas en personas que toman betabloqueantes
porque, de producirse una reacción alérgica como respuesta a la prueba, existen más
probabilidades de que las consecuencias sean graves. Además, los betabloqueantes pueden
interferir con los medicamentos utilizados para tratar reacciones alérgicas graves.
Prueba de provocación
COMPLICACIONES
Entre las complicaciones de la alergia que se presentan con más frecuencia tenemos la crisis de
asma, el edema de glotis, y el más grave, el shock anafiláctico
Bien a consecuencia del empeoramiento progresivo de un asma bronquial basal, o por una
agudización secundaria al contacto con un alergeno, que desencadena una crisis asmática
severa, por ejemplo, por ingesta de aspirina, que en personas susceptibles puede provocar crisis
severa que precisan atención hospitalaria urgente.
Shock anafiláctico
Se trata de la manifestación más grave de los cuadros alérgicos. Precisa sensibilización previa,
es decir, que se haya producido un contacto con la sustancia, para que ante un nuevo contacto
desencadene la reacción alérgica.
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Evitación del alérgeno
Antihistamínicos
Estabilizadores de mastocitos
Corticoesteroides
Inmunoterapia alergénica
Para reacciones alérgicas graves, tratamiento de emergencia, que consiste en
inyecciones de epinefrina (adrenalina)
Antihistamínicos
Los fármacos que se utilizan con más frecuencia para aliviar los síntomas de las alergias son
los antihistamínicos. Estos bloquean el efecto de la histamina (que desencadena los síntomas).
No detienen la producción de histamina por parte del organismo.
La toma de antihistamínicos alivia en parte el goteo nasal, los ojos llorosos y el prurito, y
reduce la hinchazón producida por la urticaria o por un angioedema leve, pero no facilitan la
respiración cuando existe constricción de las vías respiratorias. Algunos antihistamínicos
(como azelastina) también son estabilizadores de mastocitos.
Los antihistamínicos se comercializan en forma de
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Colirios (gotas oftálmicas)
Lociones o cremas
La elección de una presentación u otra depende del tipo de reacción alérgica. Algunos
antihistamínicos se distribuyen sin receta y otros requieren prescripción médica. Algunos de
los antihistamínicos para los que se solía necesitar una receta ya se pueden adquirir sin ella, en
venta libre.
Figura 3
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Los efectos secundarios de los antihistamínicos incluyen efectos anticolinérgicos, como
somnolencia, sequedad de boca, visión borrosa, estreñimiento, dificultad para orinar, confusión
y mareo (sobre todo, al ponerse en pie). Con frecuencia, los antihistamínicos que requieren
receta médica tienen menos efectos de este tipo.
Algunos antihistamínicos producen somnolencia (sedación) con más frecuencia que otros; los
que causan somnolencia se venden sin receta en muchos lugares. No se deben tomar si se va a
conducir, manejar maquinaria pesada o realizar otras actividades que requieran atención. Los
antihistamínicos que causan somnolencia no deben administrarse a niños menores de 2 años
porque podrían causar efectos secundarios graves e incluso potencialmente mortales. También
constituyen un problema especial en las personas de edad avanzada y en las que padecen
glaucoma, hiperplasia benigna de próstata, estreñimiento o demencia, debido al efecto
anticolinérgico de dichos fármacos. En general, se requiere mucha precaución al administrar
antihistamínicos en presencia de cardiopatías.
No todo el mundo reacciona de la misma manera a estos medicamentos. Por ejemplo, las
personas de ascendencia asiática son menos sensibles al efecto sedante de la difenhidramina
que las de ascendencia de Europa Occidental. Además, los antihistamínicos causan en algunas
personas la reacción opuesta (reacción paradójica), y les provoca un estado de nerviosismo,
inquietud y agitación.
Estabilizadores de mastocitos
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Para usarlo con un inhalador o con un nebulizador (que libera una dosis del
fármaco en los pulmones en forma de aerosol)
Como gotas para los ojos
En forma de líquido para tomar por vía oral
Los corticoesteroides pueden administrarse en forma de aerosol nasal, para tratar los síntomas
nasales, o con un inhalador, para tratar el asma.
Solo se recetan corticoesteroides (como la prednisona) por vía oral cuando los síntomas son
muy graves o generalizados y todos los demás tratamientos han fracasado. Cuando se ingieren
dosis altas por vía oral durante mucho tiempo (por ejemplo, durante más de 3 o 4 semanas),
los corticoesteroides causan muchos efectos secundarios, que en ocasiones son graves. Por lo
tanto, solo se administran durante el tiempo más breve posible.
Las cremas y los ungüentos que contienen corticoesteroides contribuyen a aliviar el prurito
presente en las erupciones cutáneas alérgicas. La hidrocortisona, un corticoesteroide, se puede
adquirir sin receta médica.
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Figura 4
Otros fármacos
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trasladadas a un centro de atención de emergencia. En dicho centro pueden ser controladas de
cerca y el tratamiento se puede repetir o ajustar según sea necesario.
Si se produce una reacción anafiláctica, las vías respiratorias pueden hincharse y estrecharse, lo
que dificulta la respiración. El médico puede tener que insertar un tubo a través de la nariz o la
boca hasta la tráquea para facilitar la respiración. A veces la tráquea se hincha y se estrecha
demasiado para que el tubo pase a través de la misma. En tales casos, el médico puede tener
que insertar un tubo directamente en la tráquea a través de una incisión en la parte frontal del
cuello (traqueotomía) para hacer posible la respiración.
Siempre que sea posible, las mujeres alérgicas embarazadas deben evitar los alérgenos a fin de
controlar los síntomas. Si los síntomas son graves, deben utilizar un aerosol nasal con
antihistamínicos. Solo deben tomar antihistamínicos orales si los aerosoles nasales no
proporcionan un alivio adecuado.
Las mujeres que están amamantando también deben intentar evitar los antihistamínicos. Pero,
si los antihistamínicos son necesarios, los médicos prefieren indicar antihistamínicos que
tengan menos probabilidades de causar somnolencia, de manera que prefieren los aerosoles
nasales antihistamínicos a los antihistamínicos orales. Si es necesario tomar antihistamínicos
orales para controlar los síntomas, se deben tomar inmediatamente después de amamantar al
bebé.
Conclusiones
En menos de medio siglo, tomando en cuenta su primera mención, la alergia que era percibida
como una enfermedad rara, se ha convertido en una importante amenaza para la salud pública.
En la actualidad, afecta a más de 60 millones de personas en Europa. Su prevalencia puede ir en
aumento debido a ciertos factores como los cambios ambientales y el estilo de vida que
acompañan al proceso de globalización.
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Las reacciones alérgicas afectan a la calidad de vida de las personas que las sufren al realizar las
actividades de la vida cotidiana. A pesar de estos datos, hoy en día las reacciones alérgicas
siguen siendo bastante desconocidas, por ello es muy importante indagar sobre el tema, y
continuar las investigaciones para poder tener un mejor entendimiento de la misma y así también
poder realizar mejores tratamientos para la misma.
Bibliografía
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Complicaciones de la alergia. (2010, julio 1). Webconsultas.com.
https://www.webconsultas.com/alergia/complicaciones-de-la-alergia-262
2023, de https://myhealth.ucsd.edu/Spanish/Encyclopedia/85,P03163
2023, de https://www.fbbva.es/alergia/como-se-producen-las-enfermedades-
alergicas/mecanismos-de-las-reacciones-alergicas/
2023, de https://www.fbbva.es/alergia/como-se-producen-las-enfermedades-
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