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COMENTARIO AL CAPÍTULO 1 DE LA ÉTICA A

NICÓMACO DE ARISTÓTELES
Todo lo que hacemos lo hacemos movidos por un deseo, sea por el deseo de la
actividad misma o por evitar o conseguir algo con esa actividad. Ese deseo que nos
mueve es el bien. No un bien abstracto, sino la multiplicidad de bienes concretos que
corresponden a cada actividad. Si vendo, por el deseo de hacer dinero; si canto, por el
gusto de hacerlo. Una misma actividad puede tener incluso varios bienes: como por el
placer de la comida, por hacerme más fuerte, por evitar el hambre y la debilidad.

El bien es aquello a lo que todas las cosas tienden. El bien es el fin de toda actividad.
Pero si ese es el fin ¿cuál es el principio? ¿Qué hace que todas las cosas tiendan? El
deseo es el motor del hombre. Sólo por el deseo tienden a algo. El bien no es sólo un
fin, sino el deseo mismo que pone en movimiento la actividad.

El bien no es algo abstracto: hay multiplicidad de bienes, uno para cada actividad. El
bien de la estrategia es la victoria; el de la construcción naval, el barco; el de la
economía, la riqueza. Es por deseo del bien que la actividad se pone en marcha. Luego
la economía es la actividad motivada por el deseo de riqueza.

Las actividades están subordinadas unas a otras, de tal manera que los bienes también
lo están. La ética de Aristóteles pretende, ahí es nada, dilucidar cuál es la distribución
de bienes subordinados en nuestra vida, descubrir si nuestro bien supremo merece tal
lugar y operar los cambios pertinentes en caso de que se mostrara necesario hacerlo,
reorganizando nuestras actividades.

A la ciencia por la que esta reorganización se produce, le llama Aristóteles política. A


mi modo de ver, esta es exactamente la misma idea de Platón en La república.

Acepto si dificultada la definición de bien como objeto de toda actividad, y que algunas
actividades se subordinan a otras. Pero no veo claramente que todas las actividades
estén subordinadas en único sistema del que pueda deducirse un bien supremo. En
ese caso, la política de nuestras actividades tendrían por régimen la monarquía. Creo
que lo más habitual es una vaga aristocracia en la que una serie no del todo definida
de bienes dominan, siendo sustituidos algunos de ellos por otros en el tiempo. Una
democracia en a que todos los bienes, es decir, todos los deseos, tengan la misma
importancia, parece un régimen imposible.

Si fuéramos capaces de organizar este régimen, no habría otro bien supremo que la
sostenibilidad de todos los bienes.

Aristóteles llega a la conclusión de que si la política es la actividad que nos permite


organizar el bien supremo, es la actividad suprema, y por lo tanto, es asimismo el sumo
bien. La actividad suprema es una práxis.

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