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En el presente ensayo argumentativo se explicará la concepción aristotélica de la

felicidad, expuesta en sus tratados de ética (), para poder responder a la pregunta
de en qué manera la diversidad de definiciones de felicidad ha dado lugar a la
corriente filosófica ética. Para esto presentaré una explicación panorámica de la
ética Aristotélica, a manera de que sea claro comprender sus implicaciones en la
felicidad humana, para poder concluir finalmente  
 
La pregunta por lo que nos hace felices, o el bien, como diría Aristóteles, hacia el
que tendemos () se hace difícil de ignorar actualmente. Es por esta razón que es
apremiante la reflexión sobre lo que es la felicidad y cómo ser felices. Aristóteles,
en su ética nicomaquea –así como en la ética eudemia- expone sus reflexiones
sobre el comportamiento humano y la felicidad. Si todas las cosas tienden hacia
un bien (), cabe pensar que toda acción humana tiende, así mismo, a un bien. Y
es un pensamiento común que es la felicidad lo que todos buscamos (). 
 
Ahora bien, la felicidad, según Aristóteles, se elige por si misma, pero, ¿por qué es
ésta el bien para el hombre? Para esto es necesario conocer la función del
hombre (), pues si los fines obedecen a la función de algo (pues siempre buscan lo
mejor para eso), es de pensar que para saber si el fin del hombre es la felicidad es
necesario conocer su función, porque solo de esta manera se podrá saber qu[e es
lo mejor para él. 
 
Para reconocer la función del hombre, es necesario comprender lo que es y para
esto es necesario diferenciarlo de lo que no es. Así pues, pretender, por ejemplo,
que la función del hombre es simplemente la de vivir es, según Aristóteles, una
equivocación, pues esta se comparte con las plantas y el resto de animales y no
representa una función propia del hombre. Entonces, pensando sobre lo que hace
hombre al hombre, Aristóteles hace referencia a su cualidad racional e intelectual,
pues esta no la comparte con ningún otro ser animado o inanimado. Es entonces
esta cualidad, por ser propia del hombre, aquella que va a permitir encontrar su
función.

Por lo tanto, si la función del hombre tiene que ver con su capacidad racional, el fin
de este tipo de vida debe ser un buen uso de esta cualidad. Sin embargo,
pareciera que hay muchos fines, pues deseamos muchas cosas y muy diversas,
pero si se examina atentamente la cadena de fines por los que algo se hace, se
puede encontrar que muchos de los bienes que consideramos fines solo son
medios para fines más grandes; el que se involucra en una vida de negocios no lo
hace por el dinero, sino por lo que ese dinero puede comprar. De esta manera, se
diría que el fin, entonces, de la acción humana de aquel que lleva una vida de
negocios es lo que puede comprar con el dinero que sus negocios le generarán,
sin embargo, la cadena de fines se puede extender un poco más, pues lo que el
dinero permita comprar no es un bien por sí mismo sino un vehículo para un fin
más perfecto, como dice Aristóteles, pues si lo fuera por sí mismo todos
comprarían las mismas cosas -y así con los distintos tipos de vida. Así pues, es
necesario diferenciar lo que es felicidad y lo que es un medio para alcanzarla,
pues de esta manera se pueden discernir entre mejores medios y peores. 

Teniendo en cuenta, entonces, que son muchos los deseos de los hombres, y que
el bien para un hombre debe ser, por definición, el mismo para otro, pues en
cuanto hombre, en nada difieren; y si es así, tampoco en cuanto a bien (), es
necesario reconocer cuales son los mejores métodos para alcanzar el bien común
a todos los hombres. Para esto, Aristóteles ofrece tres tipos de vidas

  
Ahora bien, la felicidad, según Aristóteles, se elige por si misma, pero, ¿por qué es
ésta el bien para el hombre? Para esto es necesario conocer la función del
hombre (), pues si los fines obedecen a la función de algo (pues siempre buscan lo
mejor para eso), es de pensar que para saber si el fin del hombre es la felicidad es
necesario conocer su función, porque solo de esta manera se podrá saber qu[e es
lo mejor para él. 
 
 
Sin embargo, se podría decir que actualmente la noción de felicidad tiene un
contenido psicológico, es decir, un significado de una emoción o sentimiento que
son los bienes en sí mismo los que determinan el bien de algo en particular, pues
es común a todos los particulares de la misma definición; “si, por ejemplo, la
definición de hombre es una y la misma, ya se aplique al hombre en sí mismo ya a
un hombre individual; pues en cuanto hombre, en nada difieren; y si es así,
tampoco en cuanto a bien”. De esta manera se puede descartar, entonces, que el
bien humano sean las compras -pues no todos tienden al mercado-, ni la
tecnología de punta –pues no todos tienden a las maquinas- , en general  
 
si, por ejemplo, la definición de hombre es una y la misma, ya se aplique al hombre en sí
mismo ya a un hombre individual; pues en cuanto hombre, en nada difieren; y si es así,
tampoco en cuanto a bien 
 
Sin embargo, Aristóteles recalca que se debe ver al bien humano como uno solo y
no uno individual, pues, con respecto a la felicidad, “unos creen que es alguna de
las cosas tangibles y manifiestas como el placer, o la riqueza, o los honores; otros,
otra cosa; muchas veces, incluso, una misma persona opina cosas distintas: si
está enferma, piensa que la felicidad es la salud; si es pobre, la riqueza; los que
tienen conciencia de su ignorancia admiran a los que dicen algo grande y que está
por encima de ellos”.  

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