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ENSAYO 1

María Jesús Camino

CORE: Ética – Sec. 11


Profesor: Francisco De Ferari
La ética de las virtudes habla de que es moralmente correcto y que no. Una acción es
éticamente correcta si hacerla fuera propio de una persona virtuosa.

Para Aristóteles, todo el que obra, obra por un fin, es decir, para él toda acción tiene una
finalidad, como comer, dormir, trabajar, rezar, etc. “Todo conocimiento y toda elección
tienden a algún bien”. Como, por ejemplo; uno trabaja para conseguir dinero que le
permita comprar cosas y satisfacer sus necesidades. La gente sale de fiesta para pasarlo
bien. Las personas estudian para sacar una carrera y tener una profesión. Todas estas
acciones y fines, para Aristóteles tienden a beneficiar y/o hacernos sentir bien a las
personas. Pero, según Aristóteles estos fines no nos benefician plenamente porque para él
existe solo un fin supremo, que supera a todos los demás, el cual le debería dar sentido a la
vida del ser humano. Y este fin último y supremo es la felicidad.

“Estimamos suficiente lo que por sí solo hace deseable la vida y no necesita nada; y
pensamos que tal es la felicidad. Es lo más deseable de todo, aun sin añadirle nada; pero es
evidente que resulta más deseable si se le añade el más pequeños de los bienes, pues lo
agregado resulta una superabundancia de bienes, y entre los bienes, el mayor es siempre
más deseable, Parece, pues, que la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de
los actos.” (Aristóteles 11)

Lo malo es que muchos piensan que para llegar a la felicidad hay que hacerlo a través del
placer, el gozo o la satisfacción de nuestras necesidades. Pero para Aristóteles la felicidad
se consigue buscando en la naturaleza del hombre: viviendo de acuerdo a lo que dicta la
razón, la prudencia y la templanza, y actuar de acuerdo a la virtud y la razón, y no de
acuerdo a nuestras necesidades y/o “apetitos”. Y para lograr esto hay que practicara diario,
y convertir el hecho de obrar de acuerdo con la razón en un hábito. Para así no ceder ante
nuestros deseos. Además, si no actuamos con prudencia podemos polarizar nuestras
acciones, ya sea llevándolas al exceso o a la precariedad, no hay un término medio. Ya que
la razón es la que indica la media justa y necesaria de todo y de todas las cosas (punto
medio).

Santo Tomás de Aquino, al igual que Aristóteles, piensa que en la concepción teleológica
de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción y obra tiende hacia una finalidad,
un fin. Y este fin es el bien de una acción.
Pero, a diferencia de Aristóteles, Santo Tomás en vez de priorizar la prudencia como
principal medio para llegar al fin supremo (la felicidad), el prioriza mucho a Dios. Se
podría decir que Santo Tomás reinterpreta a Aristóteles, pero desde una perspectiva
cristiana y religiosa.

Como semejanza con Aristóteles, Santo Tomás piensa que toda acción tiene una
consecuencia y prioriza los valores en la ética tales como la justicia, bondad, honestidad,
prudencia y honestidad. Para él, para poder encontrar un punto medio en las cosas hay que
actuar justa y equitativamente. Para actuar con prudencia hay que actuar con moderación y
cautelosamente. Además, hay que ser responsables con los actos, reconocer y aceptar las
consecuencias de nuestras acciones.

Actualmente es difícil encontrar éticas de las virtudes que puedan aprobar Aristóteles o
Santo Tomas de Aquino en nuestra realidad. Por ejemplo, un caso concreto que se puede
analizar es la Teletón. La Teletón es un evento benéfico que se transmite por televisión y se
realiza todos los años en Chile desde 1978. Cada año se propone un gran monto de dinero
como meta para logar recaudar el dinero.

El problema es que siempre ha habido una controversia polémica con la Teletón ya que
dice ser un acto benéfico y ayudar a muchas personas, pero también ha sido acusada de ser
solo un producto empresarial cuyo fin último es limpiar la imagen de los empresarios.

Si bien puede ser cierto a veces no hay que olvidar el hecho de las miles de donaciones que
hacen los chilenes en este evento para poder ayudar a los niños discapacitados.

Aquí es donde se pierde el fin último y principal objetivo de la Teletón, que es ayudar y
beneficiar a los niños discapacitados y que no tienen los recursos económicos para
solventar gastos en clínicas privadas del primer mundo, con objetivos más corruptos como
la fama y la buena imagen. El problema también está en como dejamos que las
innumerables empresas que puedan estar vinculadas a casos de corrupción y colusión
actualmente, puedan subirse al escenario y disfrazarse de buenas personas y benefactores
que dirigen su éxito económico hacia los más necesitados.

Aristóteles y Santo Tomás de Aquino no estarían de acuerdo con que esto es un acto
virtuoso ya que el hecho de donar dinero una vez al año no te hace buena persona. Es el
hábito de hacer buenas acciones el que hace que sean personas virtuosas y puedan alcanzar
la felicidad.

Además, el simple hecho de que miles de empresas corruptas y que hayan hecho malas
acciones en el pasado, intenten ser buenas personas y además limpiar su imagen con la
teletón realizando una sola buena acción al año, sería completamente malo, nada ético y
nada virtuoso para Aristóteles o Santo Tomás.

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