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Lo que los antiguos griegos aportaron a la economía fue una aproximación racional a la
ciencia social en general. Los pensadores griegos se interesaron principalmente por la
eficiencia económica y organizativa y su visión del mundo era antropocéntrica, no
mecanicista. En otras palabras, el hombre era el centro de todas las cosas. Los antiguos
griegos se interesaron por las capacidades autor reguladoras y con la maximización de la
felicidad humana, pero no descubrieron el mercado auto regulador, que es la esencia de la
economía moderna.
Jenofonte (h. 427-355 a.C) debe ser considerado como uno de los primeros economistas.
Jenofonte expresó sus ideas en términos del individuo que toma decisiones, sea jefe militar,
administrador público o cabeza del hogar familiar. Un buen administrador se esfuerza por
incrementar el tamaño del excedente económico de la unidad que supervisa (por ejemplo, la
familia, la ciudad o el Estado). Para Jenofonte esto se logra por medio de la habilidad del
orden y uno de los principios económicos más básicos, la división del trabajo. Jenofonte
atribuyo un aumento en la cantidad y calidad de los bienes al principio de la división del
trabajo.
Jenofonte busco también una distinción significativa entre un concepto subjetivo puramente
individual del valor y un concepto general más objetivo de riqueza o propiedad. En su
discusión sobre la administración de la hacienda observo que <<las mismas cosas, para el
que sabe hacer uso de cada una de ellas, son bienes y para el que no sabe, no son bienes.
Una flauta, por ejemplo, para quien sabe tocarla bien, es un bien, y para quien no sabe, no
lo es más que piedras inútiles… a no ser que la venda…>>, pero si nos causan daño no son
bienes. <<Tampoco la tierra es un bien para el hombre que la cultiva de tal guisa que se
perjudica cultivándola>>. La idea de que es la consecuencia de placer producido por un
bien, y no el propio bien.
Protágoras (h. 480-411 a.C.) fue un relativista. Sostenía que no existe ninguna verdad
objetiva, sino solo opiniones subjetivas. Este subjetivismo queda ejemplificado en la
famosa máxima que se le atribuye “el hombre es la medida de todas las cosas” Según
Protágoras corresponde a los ciudadanos de un Estado decidir lo que constituye el bienestar
social y cómo lograrlo. El subjetivismo de Protágoras se basaba en la interacción entre la
percepción humana y los fenómenos físicos. Así para Protágoras, a diferencia de Platón, el
tema de los medios era más importante que el de los fines. La estabilidad social tenía que
asegurarse mediante la participación individual en la elección de los fines. (Por analogía
con la economía, la estabilidad del mercado se establece a través de la participación activa
de los participantes del mercado).
S.T. Lorry (the Archeology of economic ideas, p.159) formula algunos alegatos en nombre
de Protágoras. Afirma que la doctrina del hombre-medida de Protágoras es la idea matriz de
la teoría del valor trabajo y la idea del individualismo subjetivo. También defiende que
Protágoras anticipó dos de los elementos más básicos de la teoría económica moderna:
En la época en que Roma sustituyó a Grecia como centro del pensamiento occidental se
habían desarrollado y difundido por todo el imperio importantes intereses comerciales. La
Republica romana había suficientes problemas económicos como para emplear una legión
de economistas y asesores gubernamentales: problemas de comercio, finanzas, guerras,
colonización y esclavitud, por mencionar solo unos pocos. Por tano que apareciera un poco
trabajo auténticamente analítico en economía durante este periodo.
Una posible respuesta a este enigma es que la estructura social de la antigua Roma no
congeniaba con los intereses puramente intelectuales. La gran realización de la sociedad
romana fue el derecho. Desde un punto de vista social, fue la gloria suprema de uno de los
mayores imperios en la historia del mundo. El derecho Romano se dividía entre un derecho
civil que aplicaba solo a relaciones entre ciudadanos y una especia de derecho común, que
regulaba las relaciones comerciales y de otro tipo entre los no ciudadanos. Este último
cuerpo jurídico se convirtió en un depósito de principios económicos, que más tarde
brindaron un punto de partida para el análisis económico, especialmente en la Edad Media.
El derecho romano de la propiedad y los contratos se convirtió subsiguientemente en el
sostén principal d los sistemas legales en el mundo occidental.
Dos factores importantes que distinguían a la Edad Media de la antigüedad griega fueron su
unidad doctrinal, proporcionada por la iglesia católica romana, y la omnipresencia del
mecanismo del mercado. La sociedad medieval, un tanto de mala gana, alimento una forma
naciente de capitalismo, a medida que los mercados económicos se iban atrincherando en el
tejido de la vida diaria.
UNIDAD DOCTRINAL
El método escolástico.
El autor formulaba una cuestión, a la que seguía una exposición larga y detallada de las
opiniones que iban a ser refutadas o reinterpretadas. Con el tiempo, se daba una respuesta y
se producía una documentación. Aunque este método puede parecernos decididamente no
científico, fue el procedimiento aceptado durante el período medieval. El principal interés
de la clerecía era la justicia. Una forma de la justicia es la justicia en el intercambio.
Fue el primer aristotélico latino. Lo que hizo Alberto fue implantar en el pensamiento
occidental la noción persistente de que el valor en el intercambio debe ajustarse al coste de
producción. Alberto argumentando que existen un orden natural y un orden económico,
sostuvo que en éste último los bienes se miden en relación con el trabajo. Relacionó los
costes de producción con la “conjunción cruzada” del modelo de Aristóteles, advirtiendo
que si el precio de mercado no cubre los costes de producción ésta con el tiempo cesará.
Sugería que el precio podía tratarse como un valor de equilibrio y establecía una variable
económica como regulador del valor.
Tomás de Aquino se percató de que debía mejorar la teoría del trabajo, observando que los
hombres no ordenan siempre las cosas según el orden natural. Primero, reafirma la doble
medida de los bienes (valor de uso frente a valor de cambio) que había establecido
Aristóteles; y, segundo, introducen la necesidad en la fórmula del precio. Aquino
argumentó que el precio variaba con la necesidad. La indigencia se convirtió en un
regulador del valor.
Fue Buridan quien acercó la noción escolástica de indigencia mucho más al concepto
moderno de demanda efectiva. Describió la pobreza como un estado en el que alguien no
tiene lo que desea, de tal manera que el término podía aplicarse a los bienes de lujo. Aquino
y John Duns Scoto fueron portavoces de una «doble regla». Decían que un vendedor podía
dar un precio más alto de su bien, bajo dos condiciones:
Duns Scoto sostenía que una cosa no es preciosa por sí misma, sólo porque el comprador la
prefiera en grado muy alto. La esencia de cada argumento está en que no es correcto
aprovecharse de unas necesidades intensas del comprador.
La doctrina de la usura
En tanto que el interés se considera generalmente como el precio del dinero, una teoría del
interés puede considerarse simplemente como un subconjunto de la teoría general del valor.
Pero en la edad Media, pocos temas evocan tanta controversia como el de las condiciones
en las que se permitía interés. Además, la iglesia tenía una posición oficial sobre el asunto.
Aunque la idea de que el interés o “beneficio”, de los prestamos no es correcto puede
remontarse al Antiguo Testamento, la iglesia Católica Romana no introdujo el precepto
contra la usura en su doctrina oficial hasta el siglo IV, cuando el concilio de Nicea prohibió
la practica entre los clérigos. Durante la Edad Media la usura y la doctrina del “precio
justo” fueron los principales temas económicos que ocuparon a los escolásticos.
CONCLUSIONES:
En este capítulo los autores nos brindan una buena cronología económica, es decir nos
llevan de la mano para analizar las ideas sobre la economía, en el primer aspecto nos
mencionan que los griegos, fueron los primeros en tener estas ideas, y sobresalen
personajes como Jenofonte, Protágoras, Platón y Aristóteles, puedo rescatar en esta parte
como relevantes a los dos últimos, a Platón , con esa idea de que el estado regule todos
estos movimiento, es decir que todo sea distribuido de forma equitativa, me atrevo a decir
que fue de los precursores de esta idea socialista. En el caso de Aristóteles, lo pongo como
la contra, este mismo como el precursor de ideas capitalistas, a diferencia de Platón,
Aristóteles tenía una idea un poco más estructural izada sobre los intercambios, además
Paltón decía que el dinero era un mal necesario, en cambio Aristóteles tomaba en dinero
como un depósito de valor, tiempo después, en la edad media retomarían las ideas
económicas aristotélicas.
Hablando sobre el papel de los romanos, se puede decir poco, pero tiene un papel
importante en la actualidad, el derecho, fue un legado que nos han dejado los romanos, y en
especial los contratos, que en el 2016 el premio nobel de economía fue “teoría de contratos”
ahí es donde nos damos cuenta de que su aporte fue poco pero muy importante, como una
forma de distribución equitativa y eficiente.
En el caso de los musulmanes el que invadieran el occidente, yo no lo veo como algo malo,
puesto que estas civilizaciones fuertes existieron grandes aportaciones de su parte, pues el
sistema numérico pienso yo que fue lo de lo mejor que se le pudo “regalar” a la sociedad
occidental.
A partir de una economía Medieval, fue de los primeros sistemas económicos un poco más
formales, puesto que es el principio del sistema capitalista. Y donde vendrían después
muchos pensadores que hicieron tanto como aportaciones y críticas a este sistema.