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CONCEPTO DE LA FELICIDAD ARISTOTÉLICA

Aristóteles afirma que la felicidad es una actividad de acuerdo a la virtud. El hombre


feliz vive bien y obra bien El obrar sigue al ser para la consecución de su finalidad.
La felicidad es lo mejor, y lo más bello y lo más deleitoso. Esto es la virtud, que nos
hace capaces de practicar las bellas acciones.
La felicidad pertenece a las cosas venerables y perfectas por ser un principio, pues por
causa de ella hacemos todo lo demás. La virtud humana no es la del cuerpo, sino la del
alma, así la felicidad será una actividad del alma.
Aun cuando la manera de vivir la vida sea elegible, en tanto que somos seres naturales
tenemos una finalidad. Dicha finalidad es la felicidad a través de la trascendencia.
Existen tres grandes obras sobre ética atribuidas a Aristóteles: la Ética nicomáquea; la
Ética eudemia; y la Magna Moralia. Sobre esta base Aristóteles, que junto con Sócrates
y Platón simboliza la búsqueda filosófica occidental, define el concepto de virtud. La
virtud como el justo medio. El filósofo veía las virtudes como rasgos del carácter y
tendencias para actuar de una manera particular.
Cada virtud es el punto medio entre el exceso y la carencia. Aplicado en términos
prácticos esto significa, por ejemplo, que una persona virtuosa sabrá cuánto puede
beber sin que sea demasiado y sin abstenerse completamente.
Para Aristóteles, nos volvemos moderados practicando la moderación y valientes al
practicar el coraje, entre otras afirmaciones por el estilo, lo que lleva a que la virtud se
convierta en hábito.

¿Cuáles son las virtudes según Aristóteles?


Coraje: el punto medio entre la cobardía y la imprudencia. La persona valiente es
consciente del peligro, pero va de cualquier manera.
Templanza: la virtud entre el exceso de indulgencia y la insensibilidad. Aristóteles
juzgaría a la persona que nunca bebe tan severamente como a la que bebe demasiado.
Generosidad: la virtud de la caridad, este es el medio dorado entre la mezquindad y
dar más de lo que puedes pagar.
Magnificencia: la virtud de vivir extravagantemente. Descansa entre la mezquindad y
la vulgaridad. Aristóteles no ve razón para ser ascético, pero también advierte contra
ser llamativo.
Magnanimidad: la virtud relacionada con el orgullo; es el punto medio entre no darse
suficiente crédito y tener delirios de grandeza. Es un hecho que también debes actuar
en este sentido de autoestima y luchar por la grandeza.
Paciencia: esta es la virtud que controla tu temperamento. La persona paciente no
debe enojarse demasiado, ni dejar de enojarse cuando debería.
Verdad: la virtud de la honestidad. Aristóteles la sitúa entre los vicios de la mentira
habitual y el hecho de no tener tacto o jactancia.
Astucia: es el punto medio entre bufonería y grosería; esta es la virtud de tener un
buen sentido del humor.
Simpatía: aunque ser amistoso podría no parecer una virtud moral, Aristóteles afirma
que la amistad es una parte vital de una vida bien vivida. Esta virtud está en el justo
medio entre no ser amable en absoluto y ser demasiado amigable con demasiadas
personas.
Vergüenza: el punto medio entre ser demasiado tímido y ser desvergonzado. La
persona que tenga la cantidad correcta de vergüenza entenderá cuando haya
cometido un error social o moral, pero no tendrá miedo de arriesgarse.
Justicia: la virtud de tratar justamente a los demás. Está a la mitad entre el egoísmo y
el desinterés. Esta virtud también se puede aplicar en diferentes situaciones y
Aristóteles tiene un capítulo completo dedicado a las diversas formas que puede
tomar.

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