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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES


ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA

Especialidad de Filosofía, Psicología y CC. SS

ESTUDIANTES:
Moreno Acaro Jaime
Huarhua Mezares Hubert

ASIGNATURA:
Análisis e interpretación de textos filosóficos

DOCENTE:
Rodríguez Bocanegra Peter

NUEVO CHIMBOTE
2023
Análisis del Libro 3 del texto filosófico “Ética a Nicómaco”
El libro 3 de la obra "Ética a Nicómaco" de Aristóteles es una continuación del estudio sobre la
virtud que comenzó en los libros anteriores. En este libro, el filósofo griego se centra en la
relación entre la virtud y la acción, y en cómo los hábitos y la educación influyen en nuestra
capacidad para actuar de manera virtuosa.

En primer lugar, Aristóteles sostiene que la virtud se encuentra en un punto medio entre dos
extremos: uno por exceso y otro por defecto. Por ejemplo, la valentía es una virtud que se
encuentra en el punto medio entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto). El filósofo
sostiene que la virtud es una disposición del carácter que se adquiere mediante la práctica, y
que se manifiesta en el comportamiento habitual de una persona. Aristóteles explica también,
que la virtud se adquiere a través de la práctica habitual de actuar de manera virtuosa. Es decir,
no nacemos siendo virtuosos, sino que debemos trabajar para desarrollar la virtud a través de
la repetición constante de acciones correctas. El filósofo también sostiene que la virtud no es
una mera disposición o hábito, sino que se trata de un hábito correcto. Así mismo, Aristóteles
discute la importancia de la educación en el desarrollo de la virtud. Él cree que la educación
correcta debe comenzar desde la infancia y debe estar dirigida a desarrollar los hábitos
correctos. La educación adecuada debe incluir la enseñanza de la moralidad y la filosofía, así
como la práctica constante de actuar de manera virtuosa.

En cuanto a los actos voluntarios e involuntarios, Aristóteles hace una distinción importante
entre los dos tipos de acciones. Los actos voluntarios son aquellos que se realizan con
conocimiento y elección. En otras palabras, el agente sabe lo que está haciendo y lo hace
deliberadamente. Por otro lado, los actos involuntarios son aquellos que se realizan sin
conocimiento o sin elección. En estos casos, el agente no tiene conciencia completa de lo que
está haciendo o no tiene control sobre sus acciones. Sin embargo, Aristóteles también reconoce
que hay ciertos actos que pueden parecer involuntarios, pero que en realidad son voluntarios.
Por ejemplo, si alguien realiza un acto aparentemente involuntario debido a una situación de
emergencia, pero en realidad tenía la opción de evitar la situación, entonces ese acto es
voluntario y el agente es responsable de sus consecuencias.

Sobre la fortaleza y la templanza, Aristóteles las considera virtudes relacionadas con el control
de los deseos y pasiones. La fortaleza se refiere a la capacidad de enfrentar el miedo y el dolor
de forma adecuada, y de seguir adelante con una acción que se considera correcta y virtuosa.
La templanza, por otro lado, se refiere a la capacidad de controlar los placeres y deseos, y de
actuar de forma moderada y equilibrada. Aristóteles sostiene que ambas virtudes se encuentran
en el punto medio entre el exceso y el defecto. Por ejemplo, la templanza se encuentra en el
punto medio entre la falta de apetito (defecto) y la gula (exceso). De manera similar, la fortaleza
se encuentra en el punto medio entre la cobardía (defecto) y la temeridad (exceso). Es
importante tener en cuenta que la fortaleza y la templanza no implican la supresión total de las
emociones y pasiones. Aristóteles reconoce que la vida humana es compleja y que hay
situaciones en las que se requiere una respuesta emocional. Sin embargo, estas virtudes buscan
que las emociones y pasiones no dominen la razón y el juicio del agente, y que la acción sea
controlada y medida.

Aristóteles también discute la relación entre la razón y la pasión en la toma de decisiones.


Sostiene que la razón debe ser la que guíe la conducta, pero reconoce que la pasión y los deseos
pueden influir en nuestras acciones. Por ello, es importante cultivar la virtud para que la razón
tenga el control adecuado sobre las pasiones. Aborda la relación entre la virtud y la emoción,
sosteniendo que la virtud no solo se refiere a la capacidad de actuar correctamente, sino
también a la capacidad de sentir las emociones correctas. Por ejemplo, una persona virtuosa
debe sentir la emoción correcta en la situación correcta, como sentir miedo en situaciones
peligrosas y sentir compasión en situaciones de sufrimiento. El filósofo también discute la
relación entre la virtud y el placer. Él sostiene que la virtud no solo es buena en sí misma, sino
que también produce placer. De hecho, el placer que se deriva de la virtud es superior al placer
que se obtiene de los placeres sensuales.

Principales puntos a destacar

1. La virtud es un hábito: Aristóteles sostiene que la virtud es un hábito adquirido a través


de la repetición de actos virtuosos. La virtud se adquiere mediante la práctica y la
repetición constante de acciones virtuosas. La doctrina del justo medio entra en juego
en este punto, ya que la virtud consiste en encontrar el punto medio entre dos
extremos: el exceso y la deficiencia.
2. Las virtudes éticas y las virtudes dianoéticas: Aristóteles distingue entre dos tipos de
virtudes: las virtudes éticas, que tienen que ver con las acciones y hábitos relacionados
con la vida práctica, y las virtudes dianoéticas, que tienen que ver con la sabiduría y el
conocimiento práctico. Las virtudes éticas pueden ser excesivas, deficientes o justas,
según la doctrina del justo medio.
3. El papel de la razón en la virtud: Aristóteles afirma que la razón desempeña un papel
importante en la adquisición de la virtud, ya que es la razón la que nos permite
comprender el valor de las acciones virtuosas y elegir el punto medio adecuado. La
virtud es un hábito racional y, por lo tanto, la razón es necesaria para su adquisición.
4. La importancia de la elección voluntaria: Aristóteles sostiene que la virtud depende en
gran medida de la elección voluntaria de la persona. La virtud no es algo que se pueda
imponer desde el exterior, sino que es algo que cada uno debe elegir libremente. La
doctrina del justo medio se aplica aquí, ya que la elección virtuosa implica elegir el punto
medio entre dos extremos.
5. La relación entre la virtud y el placer: Aristóteles argumenta que la virtud y el placer
están estrechamente relacionados. La persona virtuosa encuentra placer en las acciones
virtuosas, ya que estas acciones son intrínsecamente buenas y gratificantes. La doctrina
del justo medio se aplica aquí, ya que el placer es un medio término entre el exceso y la
deficiencia.
6. La importancia de la amistad en la vida virtuosa: Aristóteles sostiene que la amistad es
esencial para la vida virtuosa. La amistad nos ayuda a desarrollar virtudes como la
generosidad, la lealtad y la amabilidad, y también nos brinda apoyo y ánimo en la
práctica de la virtud. La doctrina del justo medio se aplica aquí, ya que la amistad implica
encontrar un punto medio entre la indiferencia y el apego excesivo.

Relevancia del texto filosófico: El Libro III de "Ética a Nicómaco" de Aristóteles es uno de los
textos más importantes en la historia de la filosofía, ya que presenta la doctrina de la virtud y el
carácter, que son temas centrales en la ética aristotélica y han sido ampliamente discutidos y
estudiados desde entonces.

Una de las principales contribuciones de Aristóteles en este libro es su teoría del carácter, que
establece que el carácter moral se desarrolla a través de la práctica constante de la virtud. Según
Aristóteles, las virtudes no son innatas, sino que se adquieren a través del hábito y la repetición
de acciones virtuosas. En este sentido, el libro III de "Ética a Nicómaco" es fundamental para
comprender cómo la ética aristotélica se enfoca en la formación del carácter virtuoso y cómo
este carácter puede ser desarrollado a través de la práctica de virtudes como la prudencia, la
justicia, la valentía y la templanza.

Otra contribución importante del Libro III es la doctrina del justo medio, que sostiene que la
virtud consiste en encontrar el equilibrio adecuado entre dos extremos opuestos. Por ejemplo,
la virtud de la valentía se encuentra en el punto medio entre la cobardía y la temeridad. Esta
idea ha sido influyente en la ética y la moralidad occidentales y ha sido ampliamente discutida y
adaptada por otros filósofos y pensadores a lo largo de la historia.

Además, el Libro III de "Ética a Nicómaco" también es importante porque Aristóteles discute la
relación entre el placer y la virtud, argumentando que el placer es un acompañante natural de
la actividad virtuosa y que la búsqueda del placer no debe ser vista como algo malo en sí mismo.
En cambio, el placer debe ser buscado en la medida en que esté en línea con la virtud y la
excelencia moral.

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