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TEMA 7 – ÉTICA

1. INTRODUCCIÓN: ¿QUÉ ES LA ÉTICA?

La ética es aquella disciplina que analiza la fundamentación de las normas o sistemas


morales. Es decir, en términos generales la moral es aquello que una persona o conjunto
de ellas considera que es bueno o malo. Mientras que la ética, tal y como se ha definido,
sería una reflexión sobre la moral. Esta rama de la filosofía se pregunta sobre todo por el
deber: qué debo hacer, cómo sería correcto que me comportase, qué debo hacer para ser
feliz…

2. SÓCRATES Y LOS SOFISTAS

En el origen de la ética occidental se encuentran dos posturas contrapuestas: el


universalismo moral y el relativismo moral. En el siglo V a.C. en la Atenas democrática
aparecen los sofistas como defensores del relativismo moral. Sócrates se opondrá a los
sofistas y se convertirá en un defensor del universalismo moral.
Los sofistas, como partidarios del relativismo moral, defendían que no había
verdades absolutas. Eran muy buenos en retórica y eran capaces de utilizar discursos
persuasivos para presentar algo como justo o injusto según el interés del orador. Cobraban
por enseñar estas destrezas. Para los sofistas no existe el Bien como algo universal, igual
para todos. El Bien no sería un valor absoluto, sino que lo bueno dependerá de cada
cultura e incluso de cada individuo: no existe nada que sea justo para todos. En la línea
de los sofistas debemos obedecer las normas por utilidad y por interés. Los sofistas serían
partidarios del escepticismo: no hay verdades sino opiniones.
En cambio, Sócrates pensaba que era posible definir el Bien de forma universal para
poder juzgar cualquier acción sin caer en el relativismo (universalismo moral). Para
Sócrates existen verdades objetivas, es decir, independientes de los pensamientos,
intereses y circunstancias de cada uno. Sócrates utilizaba un método denominado
mayéutica (“arte de dar a luz”) según el cuál es posible llegar a la verdad universal a
través del diálogo. Mediante la mayéutica, Sócrates trataba de que su interlocutor llegara
por sí mismo a la verdad por medio de un conjunto de preguntas y respuestas. Para
Sócrates la enseñanza debía ser gratuita y desinteresada, teniendo como único objetivo el
de formar ciudadanos virtuosos.

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Sócrates no solo defendía el universalismo moral, sino que afirmaba que basta conocer
el bien para hacerlo, por lo que si sabemos qué es lo bueno, entonces lo haremos. Esta
tesis se conoce como intelectualismo moral.

3. LA ÉTICA DE ARISTÓTELES

Para Aristóteles todo tiende a su perfección. El anhelo de perfección en el caso del ser
humano se corresponde en el plano ético con alcanzar la felicidad, que es un fin en sí
mismo. Es decir, mientras que la comida o el dinero son medios para otra cosa, la
felicidad es algo que se persigue en sí mismo y no como medio para algo más. La ética
de Aristóteles es eudemonista, porque el bien superior para el ser humano es la felicidad
(en griego eudaimonía significa felicidad). Además, en tanto que se basa en perseguir una
finalidad es una concepción teleológica (telos significa fin).
Para Aristóteles el principal deber del ser humano es ser feliz para tener una vida
buena. Pero la felicidad se consigue mediante la aplicación de la razón a la decisión, con
el objetivo de elegir lo mejor en cada caso concreto. La ética es un saber práctico.
Para alcanzar la vida buena lo que debemos hacer es perfeccionar nuestro carácter, es
decir, nuestro modo ser que se manifiesta cuando actuamos y que podemos modificar.
Para perfeccionarlo debemos tratar de elegir el bien y cada situación, es decir, tratar de
tomar buenas decisiones. Al obrar bien en las distintas situaciones concretas que nos vaya
presentando la vida iremos perfeccionando nuestro carácter o forma de ser. Por eso para
Aristóteles la virtud es el hábito de saber obrar bien, lo que quiere decir que se adquiere
por aprendizaje. No nacemos virtuosos, sino que nos hacemos virtuosos.
Las virtudes que se orientan a la mejora del carácter se denominan virtudes éticas. En
general la virtud ética tiene que ver con el hábito de elegir rectamente de acuerdo con la
razón el término medio entre dos extremos viciosos. Por ejemplo, el término medio entre
la cobardía (vicio por defecto) y la temeridad (vicio por exceso) es la valentía. El término
medio no es algo que pueda establecerse independientemente de la experiencia, sino algo
que depende de cada circunstancia y persona.

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Extremo por defecto Virtud (Término Medio) Extremo por exceso
Cobardía Valentía Temeridad
Hostilidad Amistad Adulación
Apatía Templanza Desenfreno
Bufonería Ingenio Grosería
Avaricia Generosidad Derroche
Injusticia Justicia Injusticia

4. EL UTILITARISMO

Los principales autores utilitaristas son Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart
Mill (1806-1873).
El utilitarismo es aquella propuesta ética que exige que cuando tengamos que elegir
entre diferentes cursos de acción debemos optar por aquellos que tengan las mejores
consecuencias globales para todos los afectados. El principio de utilidad exige buscar la
mayor felicidad para el mayor número de personas, maximizando el beneficio y cuando
no sea posible minimizando el daño.
Es decir, el principio de utilidad se basa en que cuando tengamos que elegir entre hacer
una cosa u otra en una situación problemática, debemos elegir la opción cuyas
consecuencias beneficie al mayor número de afectados. En el caso de que sea imposible
conseguir beneficio lo que habría que elegir es la opción que menos daño haga.
El utilitarismo tiene tres características esenciales:
*Es un consecuencialismo: el valor moral de un acto depende de las consecuencias
que tenga en el mundo.
*Conlleva una Teoría del bien o bienestarismo: las consecuencias que importan
moralmente son las que afectan al bienestar de las personas. Si lo mejoran son buenas y
si no se puede hacer el bien se hará el menor mal.
*Debe basarse en la imparcialidad: en el cálculo de felicidad toda persona cuenta
como uno y nadie más que uno.
Imagina que eres un médico utilitarista
Dos enfermos del corazón están a punto de morirse. Son de la misma edad y ambos se
encuentran en las mismas condiciones excepto porque uno es un científico de gran
prestigio que está a punto de descubrir la cura del cáncer y la otra persona no se dedica a
nada especial. Los dos necesitan un trasplante, pero únicamente hay un corazón sano.
¿A quién debes realizar el trasplante?

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Ha llegado a mi hospital un tirano de un país extranjero. Antes de someterse a una
operación de corazón a vida o muerte te cuenta sus planes: al regresar a su país acabará
con la vida de un gran número de personas que él denomina “rebeldes”. Su vida está en
tus manos.
¿Cómo médico utilitarista qué harías?

El gobernante utilitarista
El gobernador del planeta Tierra descubre que el planeta entero y su población será
destruido irremediablemente por una tormenta cósmica de hielo y fuego. El problema no
tiene solución, ni la población ni nadie puede hacer nada.

Desde el utilitarismo, ¿debe el gobernante mentir a la población para no preocuparla?

El multimillonario utilitarista
Imagina que eres un multimillonario utilitarista, ¿debes donar todo tu dinero a la gente
pobre que lo necesita?

5. LA ÉTICA FORMAL DE KANT

5.1.Distinción entre éticas materiales y formales.


Kant introduce la distinción entre éticas materiales y formales. Para él, la ética debía
ser formal, esto es: debe presentar un criterio válido universalmente con independencia
de la experiencia concreta. No nos dirá concretamente lo que se debe hacer o no, pero sí
como establecer las normas morales. Kant critica las éticas materiales porque son
empíricas (y por ello a posteriori), sus mandatos son hipotéticos y son heterónomas.
Las éticas materiales son empíricas porque su contenido concreto se extrae de la
experiencia. Por ejemplo, la elección del término medio en la ética aristotélica depende
del contexto, de la experiencia concreta. Las éticas materiales son a posteriori porque el
hecho de que algo este bien o mal tiene que basarse en la experiencia y solo después de
analizar la experiencia o el caso concreto (las circunstancias) puede determinarse el valor
moral. En contraposición, Kant busca una ética a priori, en la que el valor moral de una
acción no dependa de la experiencia, sino que pueda establecer de forma independiente y
con anterioridad a ella.

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Las éticas materiales son también hipotéticas, porque sus preceptos o normas tienen
valor condicional (si…entonces “x”). En la ética cristiana, por ejemplo, si quieres la
salvación eterna entonces no matarás. Pero dicha máxima no es universal ni necesaria,
porque basta con no desear la salvación eterna para que el precepto se derrumbe. En
cambio, Kant busca una ética universal y necesaria. Las leyes morales deben ser
universales o válidas para toda persona y en cualquier circunstancia y obligarnos siempre.
Por último, Kant nos dice que las éticas empíricas son heterónomas pues la ley viene
de fuera de la razón, la voluntad queda determinada por algo ajeno a ella. En cambio, la
autonomía implica que el criterio venga únicamente de la propia razón y de nada más.
Por ejemplo, supongamos que robar es moralmente inaceptable. Si no robamos por miedo
al castigo estamos siendo heterónomos, pues aquí actuamos por miedo al castigo (un
criterio externo). Aquí tu voluntad está determinada por algo ajeno a ella (las
circunstancias): ¿robarías si no hubiese castigo? En cambio, si no robo porque lo he
valorado racionalmente según mi propio criterio estaré siendo autónomo y actuando
libremente (el criterio viene de la propia razón): no robo por convicción,
independientemente de las circunstancias.
Para superar estos aspectos que Kant entiende como deficiencias, propone una ética
formal. Se trata de encontrar un criterio a priori, universal y autónomo que me diga
siempre lo que debo hacer con independencia de la experiencia, que valga para todo el
mundo y en cualquier situación y que venga de la propia razón y no de algo externo.

5.2. La buena voluntad y los tipos de mandato.


Kant lo que busca es lo bueno en sí mismo y no lo bueno como medio en función de
las circunstancias particulares. Es decir, a Kant no le interesa si algo es bueno o no en
función de ciertas circunstancias, sino que busca lo que siempre está bien: lo bueno en sí
mismo.
Pero lo único bueno en sí mismo es la “buena voluntad”, pues cualesquiera otras cosas
espirituales o materiales pueden ser usadas para hacer el mal. Por ejemplo, el dinero o la
inteligencia pueden utilizarse tanto para el bien como para el mal. Únicamente la buena
voluntad es absolutamente buena, buena en sí misma. Kant nos dice que solo la voluntad
de Dios podría regirse por lo objetivamente bueno siempre. La voluntad humana no es
perfecta y requiere de leyes o mandatos racionales para guiarse. La voluntad puede
orientarse por dos tipos de mandatos o imperativos, los hipotéticos y los categóricos.

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Los imperativos hipotéticos dependen de las circunstancias, dependiendo del fin que
se proponga la voluntad, nos dice qué medios debemos utilizar. Por ejemplo, “si quiero
aprobar entonces estudiaré”. Si el fin que me propongo es aprobar, entonces debo estudiar
porque ese es el medio adecuado. Este tipo de imperativos dependen de las circunstancias
y no son universales porque no sirven para todo el mundo, solo si me propongo el fin (si
quiero aprobar). Tampoco nos obligan siempre, no son necesarios: pues (siguiendo el
ejemplo) si no quieres aprobar no es necesario estudiar.
Además, son a posteriori porque dependen de la experiencia concreta (son
empíricos), de las circunstancias. Por ejemplo, “si no quieres ser castigado, entonces no
robarás”. Aquí el hecho de que no robes no queda determinado por tu propia convicción
(porque pienses que robar es en sí mismo malo), sino por las circunstancias (algo ajeno a
tu propia voluntad): por miedo al castigo. Dado que la voluntad queda determinada por
un criterio externo los imperativos hipotéticos son heterónomos.
En cambio, el imperativo categórico. No nos dice qué acciones son buenas como
medios para algún fin, sino que nos dice qué acciones son siempre buenas en sí mismas.
Además, nos obliga siempre sin importar las circunstancias e independientemente de la
experiencia: es universal, necesario y a priori. Por último, el imperativo categórico es
autónomo pues con él no se impone nada externo a mi voluntad, sino que obedezco los
dictados de mi propia razón (sigo mi propio criterio). Se trata de un criterio formal, pues
no se refiere a ningún caso en concreto, pero ¿cómo se formula?

5.3.Fórmulas del imperativo categórico


Kant realiza distintas formulaciones del imperativo categórico e indica que todas se
refieren a lo mismo (son equivalentes), la diferencia es que unas enfatizan más algunos
aspectos que otros. Las formulaciones más famosas son las siguientes:

*“Obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta en ley universal”.

Kant pensaba que las leyes morales deben ser universalizables, válidas para todo el
mundo. Solo debemos hacer aquello que sea universalizable: haz únicamente aquello que
quisieras que todo el mundo hiciera.
Veamos cómo funciona el imperativo. Supongamos que queremos averiguar si
debemos decir siempre la verdad. Universalicemos la máxima: ¿y si todo el mundo
mintiera? Si todo el mundo mintiera la sociedad sería imposible, no se podrían hacer
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contratos, ni promesas, no se podría confiar en nadie… siempre nos engañarían. Luego
siempre debemos decir la verdad: es en sí mismo bueno. Aquí estaríamos siendo
autónomos y libres, pues si no mentimos es porque así lo hemos razonado bajo nuestro
criterio. Si dijésemos la verdad simplemente porque nos castigan si mentimos no
estaríamos siendo libres, sino heterónomos porque no actuamos por convicción. En este
segundo caso nos estamos dejando llevar por algo externo a nuestro propio criterio.

*“Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca simplemente como un medio”.

En cuanto a la segunda formulación, hay que resaltar que Kant dice que no debemos
utilizar a los demás “…nunca simplemente como un medio”. Y es que todos necesitamos
a las otras personas como medios, pero no hay que tratarlos solo como medios, sino
siempre como fines en sí mismos.
Para Kant la racionalidad hace que los seres humanos sean fines en sí mismos, de ahí
que tengan dignidad moral. Si tratásemos a los seres humanos como meros medios los
estaríamos tratando como cosas, pero los seres humanos tienen dignidad moral. Toda la
propuesta ética de Kant es en realidad una ética de la libertad y de la autonomía, que
no tiene solo implicaciones individuales, sino sociales. El ideal kantiano conlleva llevar
a la práctica una sociedad igualitaria y libre donde nadie sea siervo de nadie ni necesite
de ninguna autoridad externa que le enseñe a comportarse. Instaurar un “reino de los
fines” sería un ideal al que tender, aunque no se realice del todo, una sociedad en la que
todo ser humano sea tratado efectivamente como fin en sí mismo.

5.4.El valor moral de una acción.


A raíz del imperativo categórico, Kant nos dice que lo que determina que un acto sea
moral es que se actúe por respeto a la ley moral. En este sentido, la ética kantiana es un
deontologismo y no un consecuencialismo. En el consecuencialismo, como el
utilitarismo, el valor moral de una acción se deduce de las consecuencias. En cambio,
para el deontologismo las consecuencias no sirven para determinar si un acto es moral,
porque lo que se busca es el bien en sí independientemente de las circunstancias.
Kant sostiene firmemente que una persona actúa moralmente cuando lo hace por deber,
cuando la acción está motivada por el pensamiento de la necesidad de la acción por
respeto a la ley moral. Es posible que alguien actúe conforme al deber, es decir, que

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aunque no esté motivado por la necesidad consciente de la ley moral casualmente la
acción sea coherente con ella e incluso tenga consecuencias positivas. Pero la actuación
conforme al deber no tiene valor moral, solo la actuación por deber. Por supuesto, actuar
en contra del imperativo categórico sería actuar contra el deber. Así habría tres formas de
actuar: por deber, conforme al deber y contra el deber. Pero únicamente cuando actuamos
por deber nuestra acción tiene valor moral.

¿Por deber o conforme al deber?


Imaginemos que llegamos a la conclusión de que debemos sujetar la puerta a cualquier otra
persona que va a salir de algún sitio por educación y respeto. Supongamos ahora que alguien
sujeta la puerta a una persona que va a salir de alguna parte porque le gusta esa persona y quiere
quedar bien con ella. Según Kant, ¿tiene valor moral esa acción?

Según Kant yo no debo actuar moralmente en una dirección u otra porque me haga
feliz o me guste, sino únicamente por respeto a la ley moral. Puede ocurrir que me haga
feliz o me guste mentir… pero ¿estamos respetando la ley moral? Para Kant la felicidad
y el placer no pueden ser criterios morales para la acción, pues son empíricos y por sí
mismos nos llevan hacia el egoísmo. Ahora bien, eso no quita que al realizar una acción
moral en concordancia con el formalismo kantiano se produzca felicidad o placer, pero
son subproductos. Kant busca una ética del desinterés en la que únicamente actuar por
deber hace que una acción tenga valor moral.

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