Está en la página 1de 2

En el siglo XVII se rompe la creencia de que la fé era capaz explicar todas las cosas, y comienzan a

brotar ideas de carácter más racional. El fílosofo René descartes rompe el paradigma filosófico
presente en la época y se hace popular su frase “pienso, luego existo” dando paso a la era del
racionalismo.

Baruch Spinoza nació en el año 1632 en Amsterdam, Holanda. Hijo de familia Judía de origen
Portugues. Estudioso de la biblia y doctrina relgiosa del pueblo judío. A la edad 20 años conoció el
pensamiento racionalista de Descartes y tuvo una principal atención a la dicotomía entre cuerpo y
alma, colocando todo su esfuerzo filósófico hacia la búsqueda de la felicidad. Al alejarse de la
ortodoxia religiosa judía es acusado de ateísmo, excomulgado y desheredado de su familia.

Para sobrevivir se dedica al oficio de pulidor de lentes para telescopios.

Sus teorías se conglomeran el libro “ética” que escribe durante 15 años. Al cuestionar de forma
tan tajante la existencia y el poder que se le otorga a Religión, se le fue muy difícil publicar sus
teorías en vida pues nos encontramos en un contexto social, en donde la religión tenía un gran
poder político.

Su filosofía se enfoca principalmente en la liberación del hombre y en la búsqueda de la felicidad.


Para Spinoza la felicidad, es decir, la suma libertad, es el conocimiento de todo. Para Spinoza sólo
hay una sustancia divina infinita y esta puede ser Dios o la Naturaleza, siendo así uno de los
precursores del ateísmo.

Para Spinoza hay tres ejes de conocimiento, la Imaginación; la Razón y la Intuición. En la


Imaginación creamos una idea a partir de la experiencia, sin poder dar una claridad de las “como
son las cosas”, por lo cual no nos permite tener un conocimiento verdadero de nuestro cuerpo y
nuestra alma, por ende es un conocimiento incompleto. Por otra parte, la Razón conoce las partes
de una cosa y la cosa en su totalidad (naturaleza), mediante la razón podemos llegar a una noción
común que tiene como objetivo definir algo único que comparten muchas cosas; la intuición nos
permite conocer la esencia de las cosas de manera singular. La razón nos permite tener una idea
abstracta y externa de la realidad, pero es la intución la que nos entrega una deducción interna y
concreta.

Spinoza acuña un concepto muy llamativo que se llama potencia, la potencia se refiere a la
posibilidad de pasar de un estado a otro y se encuentra en todas las manifestaciones de la vida,
teniendo una principal importancia en la ética. En la Ética se plantea el hecho de que la potencia
de un ser disminuye o aumenta en función de lo que impacta sobre un cuerpo y estas potencias se
ven reflejadas en las acciones, el emprender estas acciones es lo que denomina Conatus. Teniendo
cada expresión de perseverancia en el ser, grados de potencia distinta. El conocimiento de lo que
incrementa o disminuye lass potencias te entrega la posibilidad de la libertad y al ser la felicidad el
camino hacia ésta misma, se debe aspirar a ir en incremento de esats mismas. Spinoza le da un
enfoque positivo al deseo, lo observa como algo productivo, a diferencia de otros filósofos como
Platón o Freud, quienes lo observaban como una carencia. Para Spinoza el deseo debe ser
observado como una potencia que le permite conservarse, ser actuar y padecer, concluyendo que
la vida no es algo infinito, pero tampoco algo finito, es decir, el saber que existe un momento que
la vida se va a terminar nos da una sensación de finitud, pero el no tener conocimiento de cómo
sucederá nos concede una indefinición. Así, la libertad no viene de mano de la voluntad, sinó del
entendimiento, y para tener un verdadero conocimiento de las cosas es necesarias analizarlas en
un conjunto, como un todo y no por partes separadas, la comprensión de la realidad es poder
captar la unidad de ese todo.

Spinoza muere a los 44 años por una insuficiencia respiratoria, pues sufría de tuberculosis

También podría gustarte