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Cuerpos finitos
Es así como Spinoza se refiere al cuerpo como un modo, una forma, una
expresión de dios. El cuerpo es pensado como una manera en la cual la
manifestación divina puede prolongarse y ser.
Tanto Sartre como Spinoza evocan la idea de Dios de maneras alternativas y
no ortodoxas. Lo divino aparece ligado a la creación aunque posiciona a esta
con un fin en sí misma y no ligada a lo trascendental. Para Sartre lo divino se
filtra en la existencia que deviene en una búsqueda de la esencia propia del
ser. Para Spinoza la esencia divina se presenta en la naturaleza de manera y
nuestro cuerpo dándole a éste tales facultades; ya que lo que éste puede llegar
a lograr es desconocido.
La idea del misterio de la existencia, de la creación es …………..(algo mío)
En Nietzsche, la noción de cuerpo tiene estrecha relación con comprender su
crítica a la metafísica tradicional. La filosofía del cuerpo en Nietzsche no es
comprensible si no abordamos primero el cuestionamiento descarnado que él
hace a la concepción dominante en la filosofía occidental. Ésta ha sido la
vertiente platónica de la dominación del alma con respecto al cuerpo, el
1
Ferreiro Perez, Alejandra. “Entre el poder y deseo, la danza. Una mirada Spinoziana del
cuerpo.” Dossier, Edición especial. XV Aniversario. Veranos 2004-2019 (Hemisferio Norte).
sometimiento de la materia por el espíritu. Platón afirma que el cuerpo es una
cárcel para el alma porque entiende que el cuerpo y el alma son dos realidades
heterogéneas, tanto por su naturaleza como por su origen. El alma es de
naturaleza espiritual, se relaciona y pertenece al mundo inteligible, se asemeja
a lo divino, es simple, inmortal.
El cuerpo ha sido ese obstáculo que debe ser despreciado por esa otra vida en
un más allá. Esta operación de un mundo distinto al de la inmanencia, donde
transcurre la vida, es descripta de la siguiente manera por Nietzsche:
“Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que
en nosotros no domine un instinto de la calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la
vida de la detracción, de la sospecha de la vida: en este último caso tomamos venganza de la
vida con la fantasmagórica de “otra” vida distinta de ésta, “mejor” que esta”. 2
Esta cita que está presente en la obra “Así hablaba Zaratustra”, claramente
critica la metafísica tradicional. Habla de cómo el cielo es considerado un lugar
de ensueño, idílico que al igual que un cuento llegará a ser, haciendo. En
consecuencia, la idea de una vida mundana, insignificante y una mera espera
es desmentida.
El cuerpo y la vida, a diferencia de aquella concepción de un mejor lugar
después de la muerte, son. Es lo que tenemos, lo que existe, lo que se nos fue
dado o simplemente ocurrió. Estamos. Acá, agradecidos, conformes, molestos,
plenos, insatisfechos, en este presente y en este cuerpo. El cuerpo es lo que
nos aferra al presente, a la vida. Mediante él soy ser material y puedo allí
contener mi esencia, mi espíritu, mis ideas que se manifestarán mostrando mi
esencia traducidas en acciones y decisiones, recreando mi ser,
deconstruyéndome y volviéndome a crear a mi gusto, a mi voluntad. Tengo el
poder sobre mi y sobre mi vida.
2
Nietzsche, Frederich. “Crepúsculo de los ídolos o Cómo se filosofa a martillazos”. P. 56.
Citado por Sicerona, Daniel, Mg, Univ. Católico Cecilio Acosta, en “Nietzsche y el cuerpo.” P8
que consideraba al objeto dotado de razón como el punto de partida para sus
teorías sociales. Nietzsche pensaba que era una ilusión construir todo lo
humano sobre la base de la razón, porque la razón solo es una parte del
hombre. Quien pone a la razón en un pedestal, desprecia el cuerpo y las
pasiones. El cuerpo, la embriaguez y el impulso son tan humanos como la
racionalidad.
Pero ya en la representación del despreciador del cuerpo Zaratustra consigue transmitir la
inconsecuencia de la huida en el más allá del cielo:
Así que suspiraron: «¡Oh si hubiera caminos celestiales para caminar despacio y sin ruido a
otro ser y a la felicidad!» ¡Así que se inventaron sus intrigas y brebajes sangrientos! Y se
defendieron de sus cuerpos y de esta tierra, los desagradecidos. Pero ¿a quién le debían en su
rechazo espasmo y delicia? A su cuerpo y a esta tierra. 3
Los despreciadores del cuerpo siguen en ese destierro. Incluso en su huida del cuerpo tienen
que servirse de él. Ni siquiera en la «nada celestial» (36) dejan de estar ligados a su cuerpo y a
la tierra que lo soporta. Tampoco entienden el «sentido de la tierra» (38). Pues éste se
manifiesta sólo al «cuerpo sano»: sólo la «más sincera y pura» «voz del cuerpo sano» puede
hablar del «sentido de la tierra» (ídem).
3
Idem
EL CUERPO COMO PRISIÖN/ POSIBILITADOR
¿Es nuestro cuerpo una prisión que nos amarra y condena a un prevalecer
sórdido, innegable o indeseado? ¿Nos ata y aplasta volviéndonos pacientes
esclavos, o nuestro cuerpo nos transporta y transforma dándonos a conocer
nuevos horizontes, elevando las posibilidades? ¿Ancla o pájaro?
El dicho que sobre esto se declara en los Misterios de que los humanos
estamos en una especie de prisión y que no debe uno liberarse a sí mismo ni
escapar de ésta, me parece un aserto solemne y difícil de comprender. No
obstante, me parece que (…) no dice sino bien esto: que los dioses son los que
cuidan de nosotros y que nosotros, los humanos, somos una posesión de los
dioses.
En el Gorgias, por medio del Mito de los Infiernos, nos muestra su postura
frente a la inmortalidad y la “vida post-mortem”, Platón describe un pasaje del
pasado legendario del hombre, en el que la justicia se había visto alterada
merced a la mala administración que los hombres hacían de los méritos y
castigos asignados a los que iban a morir (era de Cronos). Las Islas
Afortunadas se encontraban pobladas de almas que no merecían encontrarse
allí. Zeus decide cambiar las condiciones, y establece que las almas serán
juzgadas después de la muerte, sin ropajes que encandilen a los jueces y por
almas ya trascendidas, las de Minos, Eáco y Radamanto. Se impone el castigo
para corregir las tendencias a la maldad y el error. Su escatología se encuentra
llena de alusiones a su visión antropogenética.
La teoría del alma en Platón. Revista..
Eso han de querer los pies ligeros, herir de muerte al nihilismo mediante la afirmación bailarina
o perecer, pero al menos, perecer danzando.
Nietzsche-Zaratustra dirá:
Y esta es mi doctrina: quien quiera aprender alguna vez a volar, tiene que aprender primero a
tenerse en pie y a caminar y a correr, a saltar y a trepar y a bailar: (pues) - ¡el volar no se coge
al vuelo!9
“… que todo lo que es pesado se vuelva ligero, que todo cuerpo se haga danzarín, todo
espíritu pájaro: en verdad, ¡éste es mi alfa y omega!”10
“Por este motivo Aristóteles lo incluyó dentro de los filósofos físicos, y Horacio,
sin darle el crédito merecido, lo convirtió en un tópico literario: el vita flumen, o
la vida es como un río que se va.”
La fuga de la vida se ha hecho notar y
El tiempo nos excede, nos determina. Somos seres temporales, pero al mismo
tiempo sabemos que nos excede; sabemos que seguirá aún habiendo
finalizados nuestras vidas.
Idem
A esto podemos añadir el principio de entropía.
“La tendencia a la organización a partir de la desorganización, es lo que nos
mantiene vivos, mientras la tendencia más accesible es a la muerte como
forma de desligadura y disipación absoluta de la energía ligada, una
máxima entropía (máxima desorganización, mínima disponibilidad de
energía).” En otras palabras, lo que va sucediendo, se va terminando.
Al analizar la temporalidad, Sartre señala que el hombre huye del ser que fue
hacia el ser que será. Huye pues, del ser hacia el ser. Pero esta huida del
hombre solo acaba en la muerte que es la imposibilidad de todas sus
posibilidades. CITA/ FUENTE
Conclusión
Si bien nuestra existencia es finita y esta cualidad está determinada
Córdova, Néstor Carlos Lic., Prof. Adjunto “El principio de Entropía”,