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Conoce los mejores ejercicios y

actividades para trabajar las


emociones
7 junio, 2019
Este artículo fue redactado y avalado por la psicóloga Fátima Servián Franco

Las emociones tienen una importancia fundamental en el desarrollo de las


experiencias humanas. Son nuestra forma de expresión, y a veces
pueden ser más importantes que las palabras. Si las palabras no van
acompañadas por emociones apropiadas, difícilmente se creen. Normalmente
cuando expresamos algo con emoción, utilizamos gestos, imágenes, metáforas
verbales y tonos de voz para comunicarnos mejor con otras personas. Nos
ayudan a entender y expresar mucho más que las palabras solas, cuando las
emociones son congruentes con estas palabras. Por ello, trabajar las emociones
es tan importante.

El diseño biológico que rige nuestro espectro emocional está presente en


nosotros desde hace más de cincuenta mil generaciones y ha contribuido, con
éxito, a nuestra supervivencia como especie. Por ello, tenemos que trabajar
este aspecto, porque en muchas ocasiones este diseño biológico está
desfasado con la realidad actual.

Cada uno de nosotros viene equipado con unos programas de


reacción automática o una serie de predisposiciones biológicas a la acción.
Sin embargo, nuestras experiencias vitales irán modelando nuestras respuestas
ante los estímulos emocionales. Y esto es lo que tenemos que trabajar para
alanzar nuestro equilibrio emocional.
Si pensamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones, nos
daremos cuenta rápidamente de que son muchas las ocasiones en que éstas
influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. Es
importante reconocer la manera en que nuestro estado
anímico afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras
capacidades y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos podría llegar a
sorprender lo poco que nos conocemos.
«Porque todo en el mundo es bello eternamente, y cada instante tiene su
inefable emoción»

-Rafael Lasso de la Vega-

¿Nos dominan nuestras emociones?


Cuando somos personas emocionalmente inteligentes dejamos
que los eventos nos influyan, pero no que nos
dominen. El autocontrol emocional nos permite gestionar nuestros
sentimientos o emociones, para que no decidan ellos.
No es raro que nos enfademos con nuestra pareja, amigos, familia y
compañeros de trabajo. Sin embargo, si fuéramos esclavos de la
emociones estaríamos continuamente actuando de forma
irresponsable o impulsiva, y luego nos podríamos arrepentir. En este
sentido, si no sabemos de donde surgen esas emociones o por qué las estamos
experimentando, probablemente nos lleve a un estado de desconcierto.
Piensa que nada nos hace sentir tan humanos como las
emociones. Tan humanos y tan dependientes. Cuando
un sentimiento poderoso nos inunda es capaz de ocupar casi todo el espacio
de nuestra mente y de consumir buena parte de nuestro tiempo. Si ese
sentimiento es indeseable, solo hay una forma rápida de eliminarlo, de sacarlo
de nuestra mente: otra emoción, otro sentimiento más fuerte, incompatible con
el que queremos desterrar.
Controlar nuestras emociones no consiste tanto en victorias o
imposiciones racionales ni en la represión o el control de las propias
emociones, como en el encaje o acoplamiento de nuestras emociones y de
nuestro razonamiento. O sea, en un equilibrio entre diferentes procesos
mentales.
Las personas con una alta inteligencia emocional saben que
gestionar y trabajar las emociones no significa reprimirlas . Sin
embargo, también saben que, cuando se está en compañía de otras personas,
hay que tener en cuenta el modo en el que esas interpretan lo que expresamos.
El equilibrio es la clave en las interacciones.
Para que las emociones no nos dominen, entre otras ideas, hay que tener
claro que las necesidades humanas van mucho más allá de las
fisiológicas, como la comida o la bebida, y abarcan otras de carácter
emocional.
Vigilar este aspecto de nuestra propia psicología nos permitirá mejorar los
«diagnósticos» que hagamos sobre posibles conflictos emocionales. Es por eso
que las personas con alta inteligencia emocional se habitúan a
reflexionar sobre lo que sienten y a ser coherentes con las
conclusiones que alcanzan en esta reflexión.
«Plantamos semillas que florecen en nuestras vidas, por tanto, elimina las del
odio, avaricia, envidia y duda»

-Dorothy Day-

Trabajar las emociones a través el arte


Las artes, como toda expresión no verbal, favorecen la exploración, expresión y
comunicación de aspectos de los que no somos conscientes. Trabajar las
emociones a través de la arteterapia mejora la calidad de las
relaciones humanas porque se centra en el factor
emocional, esencial en todo ser humano, ayudándonos a ser más
conscientes de aspectos oscuros, y facilitando, de este modo, el desarrollo de la
persona.
Es imposible que podamos ser conscientes racionalmente o
linealmente de todas las actividades y de toda información que tenemos
a nuestro alrededor. Cuando conducimos, por ejemplo, la atención primaria está
orientada a la actividad central mirar a delante y controlar coche, pero a la vez,
inconscientemente, escuchamos el ruido del motor, cambiamos de marcha,
pensamos en aspectos del pasado o futuro.
Para simplificar en el pensamiento consciente hay tres
mecanismos creativos fundamentales para organizar la información y
experiencia; filtrar, generalizar y distorsionar. Estos mecanismos reducen la
información, priorizando, excluyendo, tomando decisiones y son la base de todo
aprendizaje.
Los mecanismos que organizan la información son la base para
entender de donde surgen nuestras emociones. Si filtramos solo la
información negativa de todo lo que nos pasa, probablemente estos
mecanismos nos pueden llevar a experimentar estados ansiosos. Si por el
contrario, filtramos de forma más ajustada y realizando menos generalizaciones
en el ámbito personal sería más fácil que lleguemos a experimenta emociones
sanas tanto negativas como positivas.
A través del arte potenciamos nuestra capacidad de comunicación no verbal. El
arte nos puede ayudar a expresar y comunicar sentimientos, facilitando la
reflexión, la comunicación y posibles cambios en la conducta. La arteterapia es
un tipo de ayuda que utiliza el arte como una vía terapéutica para mejorar
posibles afectaciones psicológicas, especialmente las que tienen que ver con la
ansiedad: en este sentido, el arte puede ser una vía estupenda para canalizarla.

Pero, además del impacto terapéutico que pudiera tener, la arteterapia es


una técnica de desarrollo personal, de autoconocimiento y de
expresión emocional. Por tanto no es necesario poseer ningún trastorno
psicológico, sino simplemente sentir la necesidad de explorarnos a través del
arte y comenzar a trabajar las emociones.

La arteterapia se entrena y fortalece permitiendo:

 Expresar sentimientos difíciles de hablar, proveyendo de este modo


una vía de comunicación
 Tener una expresión verbal más accesible
 Incrementar la autoestima y la confianza
«La educación emocional es la habilidad de escuchar casi cualquier cosa sin
perder tus estribos y tu autoestima»

-Robert Frost-

¿Cómo potenciar nuestra inteligencia emocional?


La idea en sí de lo que es la inteligencia emocional deja entrever que esta
puede ser entrenada a través de rutinas. Si la inteligencia emocional es, en
definitiva, nuestra capacidad para gestionar y trabajar las
emociones de manera exitosa, y hacemos que el modo en el que
aparecen estas emociones varíen, también estaremos transformando en otra
cosa el reto que supone enfrentarse a ellas.
A diferencia del cociente intelectual, el cual permanece casi igual durante toda
la vida, la inteligencia emocional puede desarrollarse y
perfeccionarse con el tiempo. Podemos y debemos aprender a
desarrollar nuestra inteligencia emocional mediante las técnicas que nos ofrece
la psicología.
Trabajar las emociones no es una tarea sencilla. Sin embargo, aunque sea una
tarea complicada, no es imposible. Para potenciar nuestra inteligencia
emocional y trabajar las emociones tenemos que estar dispuestos
a experimentar toda clase de emociones, sin reprimir ninguna. Si
ignoramos o reprimimos nuestros sentimientos, estaremos ignorando
información importante que tiene un gran efecto en nuestra manera de pensar y
de comportamiento.

Técnicas para desarrollar y potenciar la inteligencia emocional:

 Observar nuestras reacciones emocionales durante los eventos


del día. Es fácil aplazar los sentimientos de lo que se vive en el día a
día, pero tomarse el tiempo para reconocer qué te hacen sentir tus
experiencias es esencial para mejorar la inteligencia emocional.
 Prestar atención al tu cuerpo. En vez de ignorar
las manifestaciones físicas de tus emociones, empieza a
escucharlas. Nuestras mentes y cuerpos no son entes separados,
más bien se afectan entre sí a nivel muy profundo. Podrás elevar tu
inteligencia emocional aprendiendo a interpretar las señales de tu
cuerpo que te indican la clase de emociones que sientes.
 Evitar juzgar tus propias emociones. Todas nuestras emociones son
válidas, incluso las negativas. Si juzgamos nuestras emociones,
inhibiremos nuestra capacidad para sentir plenamente, lo cual hará que
nos sea más difícil aprovechar nuestras emociones de manera
positiva. Todas nuestras emociones son una pieza nueva de
información útil que están conectadas con algún acontecimiento
en tu mundo personal. Sin esa información, no tendríamos idea de
cómo reaccionar adecuadamente.

 Ser abierto y agradable va de la mano con la inteligencia


emocional. Una mente cerrada suele ser un indicador de una
inteligencia emocional más baja. Cuando se tiene la mente abierta a
través del entendimiento y la reflexión interna, es más fácil hacerles
frente a los conflictos de una manera calmada y confiada.
 Observar el efecto que tienes sobre los demás. Para elevar la
inteligencia emocional, comprender las emociones de los demás
supone la mitad del camino andado. También tendremos que
comprender el efecto que tenemos sobre los demás.
 Disminuir los niveles de estrés elevando nuestra inteligencia
emocional. El estrés es un término amplio que hace referencia a la
angustia que se siente debido a una gran variedad de emociones. Hay
una enorme cantidad de causas que desencadena el estrés, cosa que
podría convertir cualquier problema diario en algo mucho más
desafiante de lo que en realidad es. Si estamos muy estresados, será
difícil que nos podamos comportar de la manera que nos gustaría.
 Empatía. Ser un oyente más activo y prestar una verdadera atención a
lo que digan los demás nos ayudará a tener un mejor entendimiento de
sus sentimientos. Cuando podamos usar esa información para tomar
decisiones y mejorar nuestras relaciones, será un signo inequívoco de
que nuestra inteligencia emocional goza de buen estado de salud.
La inteligencia emocional implica más que controlar los
sentimientos y trabajar las emociones. También implica a la capacidad
de controlarse a uno mismo.
«Son mis amigos los héroes de toda una vida, dulce emoción que transpone la
cruel realidad»

-Miguel Abuelo-

Actividades emocionales para niños


Si eres profesor y quieres educar en inteligencia emocional a tus alumnos, a
continuación puedes encontrar una lista de actividades que permitirán que
los más pequeños desarrollen habilidades emocionalmente inteligentes.

1. Equilibrio en grupo: la estrella

Objetivo: Autoconfianza y cooperación


grupal
Duración: 15-20 minutos
La autoconfianza es una variable psicológica y una emoción que nos da
fuerza y valentía, nos permite lograr nuevos objetivos y superar los
momentos complicados que puedan ir surgiendo en nuestro camino.
Tener unas expectativas positivas sobre aquello que podemos hacer nos
ayuda a fijarnos objetivos motivadores y a orientarnos hacia la resolución
de problemas.
Esta dinámica es sencilla. Si se realiza en el aula, simplemente hay que
hacer un círculo con el grupo de estudiantes. Los miembros del círculo
deben abrir un poco las piernas y darse la manos, y el grupo se separa de
manera que los brazos quedan estirados. Se enumera a los participantes
con los números uno y dos. Las personas con el número uno irán hacia
adelante y las personas con el número dos hacia atrás.

Es importante que los participantes vayan hacia adelante o hacia atrás


despacio hasta lograr un punto de equilibrio. Además, también es posible
cambiar los del número uno a los del número dos, e incluso hacerlo de
manera ininterrumpida. Tras acabar la dinámica, se realizan una serie de
preguntas a los participantes para que compartan su experiencia y asimilen
mejor lo aprendido. Por ejemplo, ¿Has notado dificultades? ¿Cómo
representarías lo aprendido en la vida real a la hora de confiar en un
grupo?

2. El juego del nombre

Objetivo: Autoconocimiento
Duración: 15 minutos
Este juego es ideal para los niños. Además, pese a ser simple, es útil para
para que éstos conozcan sus cualidades positivas, lo que favorece el
autoconocimiento.

Se les reparte a los niños dos hojas de papel y se les pide que apunten su
nombre y apellido. Después, en una de las hojas, se les pide que con cada
letra de su nombre apunten las cualidades que consideran que tienen (si el
nombre es muy largo, puede pedirse que lo hagan solo con el nombre o el
apellido). Por ejemplo: Si la persona se llama Bea Salta, las cualidades o
virtudes pueden ser: Buena, enérgica, amable, segura, agradable, lista,
trabajadora y asertiva.
En la otra hoja, se les pide a los niños que escriban el nombre de alguien
que haya influido en su vida. y entonces deben escribir palabras que
expresen cómo les han influido éstos. De este modo se crea un vínculo
entre el autoconcepto y los valores postivos que han sido asociados a uno
mismo, generando una narración autobiográfica acerca del desarrollo de
su personalidad que ayude a consolidar estos recuerdos.

3. Responder a una acusación

Objetivo: Regulación emocional


Tiempo: 25 minutos
Esta dinámica es ideal para que los profesores eduquen a sus alumnos
en control emocional. En el aula, el profesor debe leer en voz alta el
comienzo de esta historia.

“Va Pepe muy contento por el parque, cuando de repente ve a Rafa


viniendo a su encuentro. Rafa tiene una mirada muy rara. Pepe se pregunta
qué le estará pasando. Se acercan y se saludan, pero inmediatamente Rafa
comienza a gritar. Dice que Pepe le ha hecho quedar muy mal con los otros
chicos del barrio, que es mal amigo, que tiene la culpa de todo lo que le
pasa. Entonces Pepe…”.

Una vez leído el cuento, los alumnos deben pensar de forma individual
cómo actuarían se encontraran en la situación en la que está Pepe.
Después, se comparten las respuesta y se clasifican en dos grupos: las que
permiten la conciliación y buscan un camino pacífico y las que promueven
un mayor conflicto. En forma de debate, se llega a la conclusión de por qué
las primeras son mejores que las segundas.

4. Escribe un cuento
Objetivo: Asertividad
Duración: 45 minutos
Igual que el ejercicio anterior esta actividad pretende que los alumnos
distingan entre las formas de responder a una acusación y, además,
aprendan a controlar sus emociones y aprendan a solucionar conflictos
mediante el entrenamiento por imaginación ante situaciones hipotéticas
que van más allá de los ámbitos sociales a los que uno está acostumbrado.

Se separa el grupo de alumnos por parejas y después imaginan una


situación en la que haya un conflicto. Entonces, cada pareja escribe un
cuento corto que debe contener estos elementos:

 Adolescentes que hablan o se envían mensajes por móvil


 Una acusación
 Solución que deja el camino abierto al diálogo

Los cuentos se comparten y se hace una valoración grupal de las ventajas e


inconvenientes de la solución al conflicto, de modo que se comprenda lo
que un final u otro implica desde el punto de vista emocional para las
personas implicadas en la historia.

5. Pantallas de protección

Objetivo: Empatía
Duración: 25 minutos
A través de esta actividad se pretende que el alumno verbalice sus
ideas, creencias, valores y variables relacionadas con la inteligencia
emocional. Conocer al otro y que nos explique sus ideas y creencias es ideal
para respetarle y comprender su estilo de vida. El objetivo de esta dinámica
es que produzca una comunicación eficiente y respeto por parte de todos
los miembros del grupo.
El profesor, por tanto, presenta gran variedad y cantidad de fotos o
recortes de revista e invita a cada participante a que elija dos. Por turno,
cada alumno describe a los demás el significado que para ellos tienen las
fotos que han escogido, qué les sugieren, qué valores y qué ideas se
reflejan en las imágenes y cuál es el motivo de la elección.

Actividades para jóvenes y adultos


Las actividades de inteligencia emocional no solo están restringidas para
los más pequeños. Los jóvenes y adultos también pueden beneficiarse
del aprendizaje emocional, ya que la educación es un proceso que dura
toda la vida.

6. Grupo de discusión

Objetivo: Autoconciencia y trabajo en equipo


Tiempo: 30 minutos
El objetivo de esta dinámica es crear un grupo de debate para discutir y
encontrar una solución conjunta. El participante debe compartir sus
ideas, creencias y pensamientos sobre algún tema que se haya propuesto y
que trate la temática de la inteligencia emocional o la educación en
valores. Por ejemplo:

 Ser voluntario es una buena manera de aprender a ser responsables ¿Por


qué sí y por qué no?
 La única persona con la que compito es “yo mismo”. ¿Por qué sí y por qué
no?
 Si formo parte de un grupo, las necesidades del grupo debe ser más
importantes que mis deseos. ¿Por qué sí y por qué no?
A partir de estas propuestas de discusión, se generan sinergias para llegar a
una solución que satisfaga la mayor parte de las sensibilidades.

7. La rueda de la vida

Objetivo: Autoconocimiento
Duración: 20 minutos
La rueda de la vida es una herramienta muy utilizada en coaching, pues
permite que conozcamos nuestros deseos o necesidades. Nos da la
posibilidad de tener una visión clara y plasmada en papel sobre qué
aspectos consideramos importantes en nuestra vida y queremos trabajar.
Ahora bien, la ruda de la vida es una técnica flexible que puede adaptarse a
la situación que más nos interese. Por ejemplo, para nuestro desarrollo
personal o bien para buscar trabajo y saber qué competencias necesitamos
trabajar.

Para llevar a cabo esta dinámica entregamos una hoja de papel que
contiene un círculo con espacio para escribir las variables que deseamos
trabajar. Estos espacios serán rellenados por los participantes. Por
ejemplo, si se trabaja la felicidad, los participantes deben apuntar los
aspectos que consideran más importantes: pareja, amistades, trabajo,
ocio, etc. Después éste evalúa del uno al diez cada aspecto para saber en
qué momento considera que se encuentra.

Con esta herramienta la persona se hace más consciente de las áreas que
necesita trabajar para lograr una vida más plena, y es posible diseñar los
acciones necesarias para cada punto que ha elegido. Por ejemplo, si el
participante piensa que su relación de pareja está en un número bajo,
puede diseñar distintas estrategias para mejorarla: comunicación, pasar
más tiempo juntos. etcétera. Esta actividad es idónea para adolescentes y
adultos.
8. Conversación 1 a 0

Objetivo: Escucha activa y comunicación


interpersonal
Duración 15 minutos
Tal y como concluye una investigación realizada por Albert Mehrabian, en
una conversación cara a cara el componente verbal solamente
representa un 35%. Por tanto, más del 65% es comunicación no verbal, es
decir, la comunicación de nuestras emociones, la postura corporal, el
contacto visual o los gestos. Esta actividad pretende desarrollar la
escucha activa y mejorar la comunicación interpersonal.

Para llevarla a cabo, es necesario colocar una fila de sillas en forma de


círculo. Delante de cada silla hay que colocar otra silla, de manera que los
participantes se sienten uno delante de otro. La idea es que cada
participante permanezca sentado durante dos minutos y luego pase a la
siguiente silla.

En esos dos minutos que están sentados, primero habla uno de los dos
participantes que está sentado de frente, mientras el otro escucha de
forma activa, es decir, prestando atención al lenguaje no verbal
(emociones, gestos, etc.). Después de un minuto, los roles se cambian y el
otro habla mientras su compañero le escucha de forma activa. Pasados los
dos minutos, cada participante se cambia de silla. Lógicamente, un
miembro de la pareja irá en una dirección y el otro en otra.

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