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Investigación y contextualización del problema: Se presentarán en detalle el contexto

actual considerando el crecimiento exponencial de las redes sociales en la sociedad


actual. Así mismo se investigará y analizarán los efectos del uso excesivo de las redes
sociales en la salud mental, el bienestar emocional y las relaciones sociales de los
adolescentes y jóvenes adultos.

Principalmente, podemos decir que las redes sociales se han convertido en una herramienta
poderosísima para el manejo de la información, tanto por la velocidad de acceso a la misma
como por la cantidad de datos que se generan a un ritmo frenético, teniendo como aspecto
positivo la facilidad para llegar a esa información, pero con la desventaja de la
imposibilidad práctica de filtrarla, lo que, entre otras cosas, constituye a las redes sociales
como un arma peligrosa si los supervisores no regulan su uso en las poblaciones más
jóvenes y vulnerables.

En este sentido, por la dinámica de las redes sociales, nuestros jóvenes están expuestos a un
bombardeo constante, sistemático y continuo de temas que en ocasiones, ni siquiera han
pretendido observar los jóvenes: contenido para adultos, videojuegos violentos y
antivalores creados por actores quienes solo tienen en mente la rentabilidad que esto
produce, dejando en segundo lugar el bienestar de los individuos.

La propia condición de niños y jóvenes, hace que tengan menos consciencia de las nocivas
consecuencias que conlleva la adicción a la tecnología y en específico a las redes sociales,
esto, aunado a que hoy en día la mayoría de los niños reciben un teléfono inteligente a
temprana edad y a que el acceso de contenidos prohibidos es cada día más fácil, representa
un riesgo elevado de que se propicien conductas negativas como consecuencia de estas
condiciones.

Desprendido de lo anterior, las redes sociales ejercen una presión social a los jóvenes a
irrumpir en temas como la pornografía o la violencia, sumándole a lo anterior, nuevas
modalidades de acoso como el denominado “acoso cibernético” que incide negativamente
en su vida social, estudiantil y en su salud, en las que incluso se han documentado casos de
suicidios como consecuencia de amenazas o de “retos” en los que los jóvenes deben
ejecutar determinadas acciones en las que ponen en riesgo su integridad o que
sencillamente incitan a acabar con sus vidas.

Otra de las consecuencias directas de la adicción a las redes sociales es el aislamiento del
joven a la vida como la conocemos, ya que se ensimisma en el dispositivo tecnológico
dejando incluso de comer y de interactuar con su entorno, lo que facilita el trabajo a mafias
de captación de jóvenes para el tráfico sexual, por ejemplo, así como el ofrecimiento de
trabajos que requieren permanecer determinado tiempo conectado al dispositivo,
convirtiéndose en un círculo vicioso del cual es muy difícil librarse.

Tal y como lo reseña el portal web https://www.healthychildren.org/, otro de los efectos


negativos que tiene este tipo de adicciones es la modificación de los patrones sanos y
normales del sueños, ya que, habitualmente, los jóvenes pierden la noción del tiempo y
permanecen durante noche y madrugada conectados a dispositivos tecnológicos, lo que
incide directa y negativamente en su relacionamiento con su entorno.

Del mismo modo, los jóvenes tienen un alto riesgo de desarrollar problemas de obesidad
por el sedentarismo y el consumo de bocadillos a toda hora mientras permanecen
conectados a las redes sociales y otros contenidos proporcionados por la tecnología.

Directamente ligado con los tres anteriores elementos, encontramos una propensión al
deterioro del rendimiento escolar, ya que el mismo tiempo excesivo que pasan en las redes
sociales producto de la adicción, resta tiempo necesario que se pudiera invertir en cumplir
con sus obligaciones educativas y formativas, entre otras actividades necesarias para su
desarrollo integral.

Así pues, el Child Mind Institute nos expone en su portal digital, que los niños y
adolescentes sometidos a altas dosis de pantallas desarrollan con mayor dificultad
cualidades como el lenguaje corporal y las expresiones faciales, motivado a que en sus
mentes no se requiere de estas condiciones para poder comunicarse efectivamente,
bastándoles el solo hecho de saber manipular dispositivos electrónicos.

Expone también este instituto, que en numerosos casos, los niños y jóvenes desarrollan baja
autoestima y percepción negativa de su propia imagen, ya que en las redes sociales se
proyecta una imagen ficticia de perfección que incide en cómo se autoperciben estos niños
y jóvenes, lo que ocasiona que en ningún caso se sientan suficientemente buenos, atractivos
o con el estatus socioeconómico adecuado, esto derivado de los parámetros que las mismas
redes sociales les imponen, basado en criterios completamente irreales impuestos por
influencers y elementos que producen contenido que propenda al consumo de determinados
rubros.

Características del programa: Se explicarán razones por las que se elige esta
población, tipología de prevención, justificándolo en bibliografía científica.

Principalmente, para determinar el programa que aplicaremos, debemos hacer un


diagnóstico de las necesidades que hacen que el programa deba aplicarse, lo que determina
que la juventud es el sector más vulnerable por la mayor inmadurez en el manejo de las
emociones y situaciones ligadas con ese uso indiscriminado, razón por la cual, partimos de
los datos de la agencia EpData (2021), que nos refleja que el 90% de los jóvenes españoles
manejan dispositivos móviles, lo que hace que la muestra sea realmente considerable, ya
que hace una relación directa entre manejar un dispositivo tecnológico y tener redes
sociales, agregando que ya incluso las instituciones educativas usan estos espacios para
publicar contenidos de interés de los estudiantes.

Para determinar que estamos en presencia de una adicción, Sánchez-Carbonell, X.,


Beranuy, M., Castellana, M., Chamarro, A., y Orberst, U. (2006) citando a Echeburúa,
(1999); Griffits (2000); Washton y Boundy, (1991), exponen que “Los elementos
diagnósticos esenciales de las adicciones son la dependencia psicológica y los efectos
perjudiciales”. Desprendido de lo anterior, es suficientemente claro que tratamos con un
tipo de adicción porque se reúnen ambos elementos.

Precisado esto, se procura elegir un modelo cognitivo-conductual, por la facilidad en


reconocer aspectos negativos derivados del uso excesivo de las redes sociales y aplicar
herramientas que reputan efectividad a la hora de corregirlas, tal y como lo exponen Marco
C. y Chóliz, M. (2013), así como la teoría del comportamiento social normativo (Del Rey,
Casas y Ortega, 2012), en el que se propende a hacer llegar al joven, normas y conductas
que socialmente han sido aprobadas y que influyen en el comportamiento de las personas,
lo que repercute en que los jóvenes acepten estas conductas, en el entendido que el uso de
las redes sociales es una de las muestras de que lo socialmente aceptado tiene altas
probabilidades de ser replicado por las personas y en concreto por los adolescentes.

Es por esto que se desarrollará el modelo de encuadre como programa de atención, que
vendría a corregir conductas ya presentadas por los jóvenes y procuraría accesoriamente, la
promoción de manejo consciente y responsable de las redes sociales, basado lo anterior en
un programa denominada ConRed, que se basa en el precitado comportamiento social
normativo que pretende mejorar la percepción en el uso consciente de las redes sociales y
apunta a reducir los casos e incidencia del cyberbullying.

Podemos agregar, que este programa tiene una desventaja, que no es otra que su medición
sigue siendo experimental y los resultados se evalúan a mediano plazo, proyectando una
efectividad a futuro y no de aplicación inmediata, ya que se deben contrastar los resultados
antes de la aplicación y posterior a ella, separando a las muestras en grupos de bajo y alto
riesgo a desarrollar adicción a las redes sociales ((Cook, Campbell y Shadish, 2002, citados
por Pérez, N., s.f.).

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