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LAS DIVERSAS CONDUCTAS DELICTIVAS CONTRA LA

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, QUE PUEDEN COMETERSE, TANTO


POR PARTICULARES COMO FUNCIONARIOS Y SERVIDORES
PÚBLICOS EN EL CONTEXTO DEL "COVID - 19"

CONCEPTOS PREVIOS

Resulta fundamental en tiempos actuales, en que nuestras poblaciones


(a nivel mundial) se ven en franco peligro, ante la propagación y
contagio del "CONAVID - 19", que el proceso de subsunción típica
("tipicidad legal"), sea producto de un análisis racional y valorativo a la
vez (acorde al principio de legalidad) y no de exámenes improvisados y
apresurados, que pueden llevar al operador jurídico (representante del
Ministerio Público - titular del ejercicio de la acción penal, por tanto
único funcionario encargado de dicha labor) a equívocos, errores, que
pueden significar una antojadiza y arbitraria punición o al contrario,
abrir espacios intolerables de impunidad. Misión esencial en un Estado
constitucional de derecho, donde la imposición de las sanciones penales
debe ser fruto de una actividad intelectiva llevada a la razón que inspira
el Derecho en todas sus disciplinas jurídicas, máxime en la «punitiva»
donde se producen las intervenciones más gravosas para las libertades
fundamentales de los ciudadanos.

Visto ello, a la luz de las atribuciones funcionales que se desprenden del


artículo 1° de la Ley Orgánica del Ministerio Público y del artículo 159°
de la Carta Magna del Estado. El Tribunal Constitucional peruano, en
la sentencia contenida en el Exp. Nº 3960-2005-PHC, afirmo lo
siguiente: “Este Tribunal considera necesario señalar que el Ministerio Público
es titular del ejercicio público de la acción penal en los delitos y tiene el deber de
la carga de la prueba, asumiendo la conducción de la investigación desde su
inicio, para lo cual, previo estudio de los hechos, determinará si la conducta
incriminada es delictuosa; es decir, si hay razones atendibles sobre la comisión
de hechos constitutivos de un delito, para luego determinar y acreditar la
responsabilidad o inocencia del imputado; de ocurrir la primera, calificará su
procedencia formalizando la correspondiente denuncia penal; en caso contrario,
archivará la denuncia (…)”.

Dicho esto pasaremos, entonces al análisis de cada una de las


conductas típicas que pueden tomar lugar contra la Administración
Púbica, en el contexto del "COVID - 19", sabedores que a partir de la
Declaratoria del Estados de Emergencia en todo el territorio nacional
(DS Nº 044-2020-PCM y otros decretos), se ha decretado la
inmovilización social obligatoria, es decir, la prohibición de todos los
ciudadanos de salir de su casas (con las excepciones que la
normatividad define al respecto), solo lo está permitido, permito para el
abastecimiento de víveres, medicamentos y lógicamente para
emergencias médicas (de salud). A lo cual se suma, el toque de queda
desde las 20:00 horas pm hasta las 05:00 am del día siguiente, tal
como se desprende del DS N° 046-2020-PCM; por tanto, ahora, todos
los ciudadanos que estamos en territorio nacional, estamos obligados a
cumplir con dichas normativas, cuyo estricto cumplimiento corre a
cuenta de los efectivos policiales y militares, quienes asumen la
vigilancia y control de su acatamiento por parte de todos los
ciudadanos.

Lastimosamente, las redes sociales y los medios de comunicación


social, muestran a minuto a minuto, como no pocos ciudadanos
incumplen estos mandatos normativos, a vista y paciencia de todos;
infracciones legales que pueden partir desde aquel que sale en el día a
pasear o a correr (a echarse a nadar a un río, adolescentes jugando
fulbito en los parques); como quienes salen en pleno toque de queda,
hasta los que hacen reuniones sociales en sus casas o también quienes
ya de plano se enfrentan a la autoridad pública, sea mediante el uso de
dosis leves de violencia como los más avezados, que de frente agreden,
violentan a los efectivos policiales o militares en sus bienes jurídicos
fundamentales. Así, también quienes hacen oído sordo a la autoridad,
no acatando las órdenes de la policía, sea de parar el vehículo,
entregando ciertas documentación, etc. Todo ello genera como
consecuencia, intervenciones policiales y militares a estos infractores,
los cuales pueden dar lugar a retenciones o detenciones. Esta distinción
es importante, pues la detención policial (sea o no en Estado de
Emergencia) solo puede ser producto de un delito en flagrancia,
siguiendo en estricto los supuestos reglados en el artículo 259° del NCPP,
mientras que las retenciones, pueden ser producto por ejemplo del
llamado "Control de Identidad" (art. 205° de la ley adjetiva). Entonces, la
tarea es de esbozar criterios interpretativos sólidos que permitan a los
operadores jurídicos realizar la labor de subsunción típica de manera
correcta, no se pueden llenar los calabozos con gente que no ha
cometido un hecho punible, al margen de poder hacerse mano de otro
tipo de sanciones. Y, ello sumado al riesgo de contagio y propagación
del "COVID - 19", ante aglomeraciones de tal calado.

2.-DELITOS COMETIDOS POR PARTICULARES EN CONTRA DE LA


ACTUACIÓN PÚBLICA (VIOLENCIA CONTRA FUNCIONARIO
PÚBLICO Y DESOBEDIENCIA Y RESISTENCIA A LA AUTORIDAD)

£ Los mandatos de la autoridad, de todos aquellos revestidos del poder


funcionarial, comportan el ejercicio legal de una actuación que
trasciende la esfera de la Administración, para penetrar en ámbitos
privativos de los ciudadanos. Es por ello, que se encuentra vedado
(prohibido) que los comunitarios desplieguen algún tipo de conducta
dirigida a obstaculizar el normal y correcto funcionamiento de la
Administración Pública. Vemos, por tanto, que cuando los particulares
ejercen actos de violencia y/o intimidación, contra el ejercicio funcional
de la Administración, es que se incurre en alguno de estos supuestos
típicos; al evidenciar una significativa perturbación a la actuación
legítima de los funcionarios y/o servidores públicos.
Vemos de esta forma, que tanto el delito previsto en el artículo 365° del
CP - "Violencia contra funcionario público" como el 366° (in fine) -
"Violencia contra la Autoridad para impedir el ejercicio de sus
funciones", tienen como común denominador el uso de la violencia o la
amenaza que se dirige a impedir que el funcionario o servidor público
pueda cumplir con el ejercicio de sus funciones, la cual debe ser de leve
intensidad, pues si la violencia física se dirige a afectar la vida, el
cuerpo y la salud del funcionario, la tipificación se reconduce a los
delitos de lesiones y homicidio, considerando el ámbito de protección de
la norma.

Como lo sostuvimos en el caso del soldado del ejército que fuera


atropellado a mansalva en la ciudad de Puno, acá no opera la agravante
del 367° - último párrafo, en tanto la muerte de la víctima fue abarcado
por la esfera cognoscitiva del agente, lo que supone su atribución a
título de dolo (eventual) y no por culpa. Los otros eventos que estamos
presenciando, como una mujer cachetea a un efectivo policial que
estaba interviniendo a una persona que la acompañaba, no estamos de
acuerdo en pretender aplicar la agravante del inciso 3) de la segunda
tabulación del artículo acotado, pues la agresión se dirige directamente
a la integridad física del custodia del orden, lo que en todo caso debe
ser subsumido en los delitos de lesiones, dependiendo del grado de la
magnitud de la lesión, que en caso de ser "leves", puede ser una pena
de tres a seis años1. Lo otro, una pena de ocho a doces años, desborda
los principios de razonabilidad y de proporcionalidad, conforme la Corte
Suprema lo asumió en el AP N° 1-2016/CJ-116; de seguro que nuestra
postura no será acogida, por aquellos sectores muy llevados a lo
mediático de la noticia y de querer extender un mensaje de extrema
severidad de la sanción penal a la población, lo que no significará -en
nuestro caso-, cambiar de postura, así recibir el aplauso del público.

1
No se puede comparar la muerte culposa o dolosa de una persona, con
la perturbación de la actuación policial, aun cuando el sujeto pasivo es
objeto de violencia y/o amenaza por parte del sujeto activo. Se advierte
una desproporción mayúscula entre una y otra respuesta penal,
restando seriedad a los dictados político criminales del legislador y del
Poder Ejecutivo. Máxime, si la gravedad de la sanción debe ir en estricta
proporción con la relevancia del bien jurídico tutelado, por lo que la
vida y la salud constituyen intereses jurídicos de mayor jerarquía que el
normal funcionamiento de la Administración Pública (cumplimiento
estricto de la Ley). Si es que la violencia que recae sobre un efectivo
policial, como se ha visto en algunos casos de asonada social, se orienta
a la lesión de los bienes jurídicos vitales del custodio del orden, la
tipificación correcta son los delitos de Homicidio y Lesiones, conforme
corresponda. Este criterio de medición tiene vinculación directa con el
principio de lesividad, la armonía que debe subyacer entre la intensidad
de la reacción punitiva con el contenido material del injusto típico, algo
que en definitiva no ha sido respetado por el legislador (y el Poder
Ejecutivo) en las últimas reformas de la Ley penal. Sobre esto la Corte
Suprema en el Acuerdo Plenario 1-2016/CJ-116 (Fundamento 15),
indica que: “El principio de lesividad es el que dota de contenido material al
tipo penal. En virtud de este principio, la pena precisa de la puesta en peligro o
lesión de un bien jurídico. Sin embargo, no se trata de cualquier acción
peligrosa, o lesiva, sino se trata de aquella que cause un impacto lo
suficientemente importante para que se justifique la intervención penal. Caso
contrario, ante afectaciones muy leves a este principio, lo que corresponde es
considerar la atipicidad de la conducta, al carecer de relevancia penal”.

£ En el caso del delito previsto en el artículo 366° del CP, dice que la
conducta debe ir destinada a impedir o trabar la ejecución de un acto
propio del legítimo ejercicio de sus funciones, por lo que su distinción
con la reglada en el artículo 365° (in fine), es que su materialidad típica
no requiere que se logre de manera efectiva impedir que el sujeto
público pueda ejecutar un acto propio del cargo. De manera, que la
violencia y la amenaza toman lugar en un momento posterior, de la
actuación funcionarial del funcionario, a diferencia del tipo penal de
Violencia contra funcionario público2. Los medios comisivos en el
presente caso, debe dirigirse hacia el funcionario público o a quien
ejerce labores de apoyo o de asistencia. Trabar importa entorpecer,
obstaculizar la actuación del funcionario público, colocando ciertas
vallas, que impiden ejercer con normalidad la actuación ejecutiva
funcionarial. Basta poner obstáculos; no es necesario ni haber impedido
efectivamente la acción ni haberla tornado imposible 3. Siendo esto así,
para que la conducta incriminada pueda subsumirse en este tipo legal,
es como se dijo, impedir la ejecución de un acto funcional, que por
demás debe ir aparejado de una resolución judicial o administrativa que
la ordene en tal sentido. Los medios comisivos, utilizados por el autor,
han de impedir (neutralizar) un acto ejecutable, por parte de la
Administración. Así, SOLER al escribir que es el hecho de que la actividad
administrativa de la autoridad haya llegado al punto en que se concreta
en una disposición ejecutable contra alguien4. Por consiguiente, ante el
contexto actual del Estado de Emergencia, difícilmente se dará esta
situación, en tanto los efectivos policiales o militares están actuando bajo
el mandato de un Decreto Supremo y no en mérito a una resolución
judicial o administrativa, empero puede darse el caso que el efectivo
policial ordene un determinado acto al ciudadano, de entregar cierta
documentación, y este con una mínima dosis de violencia, impide su
ejecución. En todo caso, todos estos actos que develen mínima dosis de
violencia o amenaza, destinada a impedir que tome ligar la actuación
pública de policías o militares, será reconducida al artículo 365° del CP;
y si no se aprecia ninguno de estos medios comisivos, para obstaculizar
la labor pública de la autoridad, será reconducida la conducta al delito
de Desobediencia y Resistencia a la autoridad, siempre que se observen
la concurrencia de sus presupuestos de configuración legal.
2
Así, FONTÁN BALESTRA, al señalar que en la resistencia, (…), el funcionario va a ejecutar o
comienza algo a cuyo cumplimiento el autor se resiste; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 790.
3
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. V, cit., p. 105.
4
SOLER, S.; Derecho penal argentino, T. V, cit., p. 99.
£ Toca ahora, el análisis del delito de Desobediencia y Resistencia a la
autoridad - artículo 368° del CP. Una figura delictiva, que puede ser muy
recurrente hoy en día (siempre que se cumpla con el principio de
legalidad), ante las múltiples y variadas circunstancias que observamos
por los medios de comunicación social, donde un buen número de
ciudadanos, no acatan pues, incumplen los mandatos normativos
contenidos en los DS NOS. 044 y 046, en cuanto a la inmovilización
social obligatoria y el toque de queda. Vemos así, que hombres y mujeres
salen en el día a caminar, a pesar con su perro, adolescentes jugando
fulbito en los parques, otros bebiendo licor en la calle, otros se bañan en
los ríos, los conductores de moto taxi que conducen estos vehículos sin
contar con la autorización de la autoridad competente, etc. Y claro, no
faltan los que se unen en casa de sus vecinos, y arman fiestas, con
alcohol y música a todo sonido. Esto significaría, desde un plano
mecánico y autómata del análisis de la ley penal, que estos
comportamientos son susceptibles de encuadrarse bajo los alcances
normativos de este delito, lo que debe ser analizado rigurosamente, el
hecho de que estemos en un Estado de Emergencia y que muchos
ciudadanos muestren su fastidio, molestia y enérgico rechazo a estas
conductas no puede significar que el proceso de subsunción típica tome
lugar en contravención al principio de legalidad.

El objeto material sobre el cuál ha de tomar lugar necesariamente el


delito de Desobediencia a la autoridad - artículo 368 del Código Penal
debe constituir en una resolución de naturaleza "ejecutiva", con grado
de apercibimiento para su destinatario, el cual debe ser determinado (s),
propiamente una resolución judicial o administrativa, a su vez el
administrado o justiciable debe de estar en capacidad de cumplir la
"orden". ¿A qué tipo de orden se refiere el enunciado normativo? No a
cualquier clase de orden, debe tratarse de una resolución emitida por
una autoridad competente, generando un deber (obligación) por parte
del destinatario, de naturaleza coercitiva y ejecutiva5. La orden, es el
mandato de carácter intimidatorio de cumplimiento obligatorio que debe
5
Cfr., GARCÍA NAVARRO, E.; Cuestiones de imputación en atentados…, cit., p. 144.
ser acatada y observada6; no puede tratarse de una solicitud o de mero
requerimiento. La resolución administrativa o la resolución
jurisdiccional, para que sean exigibles al destinatario, deben observar
ciertos requisitos formales; no se puede obligar al administrado si es que
la orden impartida, no ha sido debidamente notificada al destinatario,
para la ejecución de la orden se requiere de que el afectado con la
medida, tome conocimiento oportuno7. Lo que da lugar, a lo que cierto
sector de la doctrina alude como la conminación previa8. En la ejecutoría
contenida en el Exp. Nº 58-2002-Lima, se dice que: “ En autos existen
suficientes elementos probatorios que acreditan la participación de la acusada
en la comisión del acto ilícito materia de juzgamiento, quien fue nombrada
depositaria judicial de unos artefactos domésticos, pues al ser requerida bajo
apercibimiento de ley se negó devolver dichos artefactos, lo que se encuentra
corroborado con las actas de entrega, resolución de requerimiento así como por
su propia declaración instructiva donde reconoce parte de los hechos ”9.

Por tanto, debe distinguirse con toda propiedad -de hermenéutica


jurídica-, una resolución judicial o administrativa de una ley, decreto
legislativo, decreto supremo o de urgencia, que también supone la
obligación de ser acatado por todos los ciudadanos obligados a ello. Sin
embargo, al no estar direccionado a un destinatario determinado,
mediando carácter coercitivo o dígase de "apercibimiento", no constituye
un medio idóneo para la configuración legal de delito de Desobediencia
y Resistencia a la autoridad. De no ser así, todo desacato de una
persona a la ley penal, aparté de cometer un delito determinado
(homicidio, robo, lesiones, extorsión, etc.,), daría también lugar a esta
figura delictiva, lo cual no se ajusta a su naturaleza y esencia de
incriminación.

6
ROJAS VARGAS, F.; Delitos contra la administración pública, cit., p. 541.
7
El artículo 16º de la LGPA, dispone que el acto administrativo es eficaz a partir de que la
notificación legalmente realizada produce sus efectos, conforme a lo dispuesto en el presente
capítulo, concordante con los artículos 20º y 25º (in fine).
8
Cfr., ABANTO VÁSQUEZ, M.; Los Delitos contra la Administración Pública…, cit., p. 171.
9
SALAZAR SÁNCHEZ, N.; Delitos contra la Administración Pública. Jurisprudencia Penal, cit., p.
74.
Otra cuestión, es de verse cuando el ciudadano infractor de la norma,
es intervenido por los efectivos policiales y militares, y en ese instante le
piden que detenga el vehículo o que les muestre cierta documentación,
y este no lo hace, se aplica en este caso, sin problema alguno la
modalidad de Resistencia a la autoridad. “Resistir” es palabra que tiene
varios significados. Uno de ellos es el de oposición de un cuerpo o una
fuerza a la acción o violencia de otra; repugnar, contrariar, rechazar,
contradecir, es otro de los significados de tal palabra; un tercero es el de
bregar, forcejear10. Siguiendo a FONTÁN BALESTRA, diremos que la acción
consiste en resistir o desobedecer a aun funcionario público en el
ejercicio de sus funciones11, según nuestra lex lata debe tratarse de una
orden legal impartida por un funcionario en el ejercicio de sus
funciones. En la ejecutoria recaída en el Exp. Nº 137-98, se señala que:
“Al haber el procesado desobedecido la orden de detenerse, dándose a la fuga
en su vehículo, y al ser alcanzado por la Policía Nacional a quien atropelló, son
hechos que constituyen actos típicos de desobediencia a la orden impartida por
un funcionario público en ejercicio de sus funciones ”12. En el supuesto de que
se trate de una violencia grave y de una amenaza, se diría que el
artículo 368º no resulta aplicable, por motivos de estricta legalidad,
para lo cual se desplaza la tipificación al artículo 366º; al haberse
reglado el término funcionario público de forma genérica.

Importa por tanto, un acto de resistencia contra la actuación del


funcionario que se dirige contra el agente y, no como en el artículo
365º, donde el autor obliga al autor a realizar un acto propio de sus
funciones. La resistencia importa siempre una oposición activa al
desarrollo actual del acto funcional por parte del agente, por lo cual la
acción típica sólo es posible durante el desarrollo de él, pero no antes de
su comienzo ni cuando ya ha cesado13.

10
GÓMEZ, E.; Tratado de Derecho Penal, T. V, cit., p. 469.
11
FONTÁN BALESTRA, C.; Derecho Penal. Parte Especial, cit., p. 790.
12
BACA CABRERA, D. y otros; Jurisprudencia Penal. Procesos Sumarios, cit., p. 495.
13
CREUS, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 226.
3.- ABUSO DE AUTORIDAD

£ Abuso de autoridad. En la presente figura delictiva, los intereses que


pueden verse afectados, como consecuencia de la conducta típica, no
solamente se imbrican en los bienes propios de la Administración, sino
que también los derechos subjetivos de los particulares pueden
afectarse gravemente. Presupuesto esencial, para que pueda
materializarse el delito de Abuso de autoridad, es que el agente, haya
desbordado su ámbito de competencia funcional, según la legalidad
aplicable al caso en particular; es precisamente la concurrencia de
dicho elemento que hace de la actuación funcional del autor un acto
«abusivo». De ahí, que se deba establecer en rigor, si es que se advierte
en el relato descriptivo de los hechos, si es que se está ante un
verdadero abuso de la función por parte el autor, que pueda ser
calificado como ilegal y a su vez arbitrario.

Existen ciertos servidores públicos, como los efectivos policiales (sub-


oficiales de la PNP), cuya labor en el marco de la Seguridad Ciudadana,
implica muchas veces la injerencia en derechos fundamentales; ello se
destaca en el hipotético caso de delito flagrante, donde el custodio del
orden, cuenta con la potestad –legal y constitucional-, de proceder a la
detención del presunto autor, cuando aquel es detectado en el decurso
de la realización típica de un delito; cuestión distinta es la denominada
"retención administrativa" en el caso del Control de Identidad (artículo
205° del NCPP). Situación que podría dar lugar la presente modalidad
típica, cuando por ejemplo, se detiene a un ciudadano fuera del caso de
flagrancia, por el solo hecho de provocar un estigma social (vagabundo,
mendigo, prostituta, etc.); en el contexto actual del Estado de
Emergencia, puede que en algunos casos, los efectivos policiales y
militares estén interviniendo y conduciendo a las comisarias de la PNP,
a ciudadanos que incumplen con la inmovilidad social obligatoria como
el toque de queda decretado por el Poder Ejecutivo, sin ser delito
algunos de estos casos, mas no estamos ante un caso de Abuso de
autoridad, en tanto el custodio del orden está actuando en
cumplimiento del deber, y en mérito a las órdenes dictadas desde el
plano mayor de las fuerzas armadas y policiales. Otra cosa, es cuando
el efectivo policial o militar se extralimita en el ejercicio de sus
funciones, sea que el detenido o intervenido ya fue reducido, y este es
golpeado por el miembro de la PNP o de las Fuerzas Armadas, estará
incurso en este delito, sin defecto de poder darse un Concurso ideal de
delitos con los tipos legales de lesiones, dependiendo de la magnitud de
la lesión. Y, si lo que hace el policía -en el marco de la declaración
indagatoria del detenido o intervenido-, es ejercerle dolores o
sufrimientos graves¸ sean éstos físicos o mentales o de someterlo a
cualquier método tendiente a menoscabar su personalidad o disminuir
su capacidad mental o física, podrá estar incurso en el delito de Tortura
(artículo 3

En la ejecutoria recaída en el Exp. Nº 1897-2000-Lima, se dice al


respecto, lo siguiente: “Respecto al delito de abuso de autoridad, previsto en
el artículo 376º del Código Penal, es menester efectuar las siguientes
precisiones: a) Tiene como objeto jurídico de tutela penal el interés público, en el
sentido que las funciones de las que están investidos los funcionarios públicos
no sean utilizadas por éstos para la comisión de hechos ilícitos en perjuicio de
los derechos reconocidos por las leyes o los particulares; b) La conducta
abusiva, presupone la facultad o el poder de ejercer la función pública, de la
cual hace un uso excesivo el funcionario público, siempre dentro del marco de
las facultades conferidas por el ordenamiento jurídico; y c) Que, el precepto debe
ser integrado por las normas de otras ramas del derecho público que son las
que fijan las funciones de los órganos de la administración, y,
consiguientemente determinan la forma y los límites dentro de los cuales puede
el funcionario ejercitarlas lícitamente”14.

4.- LOS DELITOS DE COHECHO PASIVO Y ACTIVO

£ Cohecho pasivo específico - artículo 395° del CP; constituye un delito


«especial propio», por lo que sólo pueden ser autores a efectos penales,
14
ROJAS VARGAS, F.; Jurisprudencia Penal y Procesal Penal, cit., p. 730.
quienes tienen la calidad de Magistrado, arbitro, fiscal, perito, miembro
del Tribunal Administrativo o cualquier análogo. El tipo penal en
cuestión describe las siguientes verbos rectores: (…) a fin de influir o
decidir en asunto sometido a su “conocimiento” o “competencia”, de
dicha descripción se colige que el particular, pretende influenciar en el
ámbito estrictamente decisorio del funcionario 15, para que lo favorezca
en un caso determinado; no lo busca pues para que agilice los trámites
del expediente, para que resuelva con mayor prontitud, sino para que la
resolución jurisdiccional y/o dictamen (disposición) fiscal recoja su
pretensión.

Por lo general, el autor (magistrado), que recibe la coima por parte del
particular, ha de ser influido para resolver de forma favorable al
litigante, por que se incurra en un acto en violación de sus obligaciones
funcionales. Se trata de un cohecho pasivo antecedente, donde está
implícito – aún cuando el tipo penal no lo pone de manifiesto- el
favorecimiento o daño de una de las partes en un proceso judicial o
administrativo o en los resultados de un dictamen; así como la
disfuncional conducta del sujeto activo que, estando al tanto de las
intenciones, solicita o acepta, corrompiéndose y lesionando los intereses
de la administración pública al vulnerar el principio de imparcialidad y
objetividad de todo el proceso sometido a su decisión 16. En la resolución
contenida en la Ejecutoria Suprema (RN Nº 2910-2002- Junín), se dice
que: “Las pruebas actuadas durante el proceso conducen a la convicción de la
responsabilidad penal del acusado, quien en su condición de Fiscal Provincial
Provisional solicitó a los denunciantes una determinada suma de dinero para
que formule acusación”17.

Ahora bien, tenemos la siguiente noticia que corrió en las redes sociales
y en los medios de comunicación social (27 de marzo del 2020), al
haberse capturado a un Fiscal adjunto provincial de la Fiscalía Penal
Corporativa Huaral, en el operativo realizado por la Fiscalía
15
Así, CREUS, C.; Derecho Penal. Parte Especial, T. II, cit., p. 283.
16
ROJAS VARGAS, F.; Delitos contra la Administración Pública, cit., ps. 718-719.
17
SALAZAR SÁNCHEZ, N.; Jurisprudencia Penal, cit., p. 505.
Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios y de la
DEPINCRI de Huaral, al exigir una coima de 500 nuevos soles para
favorecer a detenido por tenencia ilegal de armas. Esto significa que el
detenido, debe haber recibido dicha coima, para así tomar una decisión
en un asunto sometido a su competencia funcional.

£ Cohecho pasivo propio e impropio de la función policial y Cohecho


activo de la función policial.

El artículo 395°-A, recoge en su primer párrafo, el «cohecho pasivo


propio de la función policial», en cuanto a la aceptación o recibimiento
del donativo, promesa o ventaja para realizar un acto en violación de
sus obligaciones policiales funciónales, por lo que es una modalidad
bilateral, de corte «pluri-subjetiva». Responde también el particular por
el artículo 398°-A del CP. El segundo párrafo, da cuenta de una
modalidad de «cohecho pasivo propio policial mono-subjetivo», dónde la
materialidad de este injusto funcional toma lugar con el solo
emprendimiento del agente policial, de solicitar una coima al particular,
sin que se requiera la aceptación por parte del particular. El
adelantamiento de las barreras de punición en esta hipótesis es más
que evidente, en el marco de una singular política criminal. El tercer
párrafo del articulado recoge el llamado «cohecho pasivo propio policial
condicionante», dónde el autor policial condiciona la infracción de sus
deberes funciónales a la recepción de un donativo, promesa o cualquier
tipo de ventaja. De cierta forma, el agente trata de forzar la voluntad del
particular, de formar parte de la ilícita negociación, reduciendo de cierta
forma una esfera de libertad decisoria.

En el caso del «cohecho pasivo impropio de la función policial» - artículo


395-B, la única distinción que se da con respecto al artículo 395°-A, al
margen del marco penal aplicable, es que no se regula la modalidad del
Cohecho pasivo condicionante. De hecho, de mucho menor el contenido
del desvalor del injusto, de aquél efectivo policial que condiciona una
labor propia de su cargo, a la entrega de una dádiva o prebenda. Igual
un caso así concebido, será reprimido bajo los alcances normativos del
artículo 382° del CP - Concusión.

Por su parte, el artículo 398-A, se tipifica el delito de «cohecho activo de


la función policial», teniendo como sujeto activo a un particular, o a un
funcionario yo servidor público, en principio ajeno a la policía Nacional
del Perú. En el primer párrafo del articulado, se regula el «cohecho
activo propio de la función policial», en cuanto a la entrega al agente
policial por parte del particular de una ventaja, promesa o beneficio
para que el primero realice un acto en infracción a sus deberes
funciónales policiales. Estando a una modalidad bilateral -
«plurisubjetiva», ambos actores responden respectivamente por su
propio injusto. En esta misma línea, se acrimina el supuesto delictivo
de ofrecer, esto es, «monosubjetiva», no requiere pues de que el efectivo
policial acepte la entrega de la dádiva, para dar por perfeccionado el
tipo legal. Sin duda, esta modalidad delictiva, define un desvalor de más
intensidad que la bilateral, por lo que el juzgador en el ámbito de la
determinación e individualización de la pena podrá definir una sanción
punitiva de contornos más severos.

En el segundo párrafo del tipo legal, se penaliza el delito de «cohecho


activo impropio de la función policial», la cual al significar la entrega de
una dádiva o prebenda, para que el agente policial realice un acto
propio del cargo, sin faltar a sus deberes funciónales, amerita una pena
aminorada en su naturaleza retributiva.

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