Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Por el doctor
Ricardo Beaumont Callirgos2
I. ANTECEDENTES
II. I. Doctrina
3
Así lo reconoce Rubio Correa, Marcial: Para leer el Código Civil. Título Preliminar. Pontificia Universidad
Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 1986. Págs. 19 y ss.
4
Eto Cruz, Gerardo. Palomino Manchego, José F. EN TRES ANÁLISIS: EL PRIMER CÓDIGO PROCESAL
CONSTITUCIONAL DEL MUNDO, SU ITER LEGISLATIVO Y SUS PRINCIPIOS PROCESALES. El Derecho Procesal
Constitucional Peruano. José F. Palomino Manchego (Coordinador). Estudios en Homenaje a Domingo García
Belaunde. Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega. Tomo I. Pags-291-292.
La idea de fines esenciales nos lleva a sostener una
orientación teleológica5. Esta orientación nos lleva a
diferenciarlos de los demás procesos ordinarios (civiles,
penales, laborales, administrativos), habida cuenta que éstos
han sido diseñados fundamentalmente para la satisfacción de
intereses, derechos y pretensiones individuales o subjetivas
de orden infraconstitucional. En tanto que los procesos
constitucionales, además de buscar la tutela de los derechos
constitucionales (dimensión subjetiva), también cuentan con
una dimensión objetiva: la defensa de la posición jurídica de
la Constitución. La dimensión subjetiva de los procesos
constitucionales se fundamenta en las cláusulas
constitucionales que reconocen derechos fundamentales para
todas las personas, así como en aquellas que regulan los
procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y
cumplimiento. Su dimensión objetiva, en cambio, se
construye a partir de lo establecido en los artículos 38 (deber
de cumplir la Constitución), 51 (supremacía constitucional),
138 (control judicial difuso de las normas inconstitucionales),
103 in fine y 204 (efectos de la sentencia de
inconstitucionalidad) de la Constitución, mediante los cuales
se busca proteger, fundamentalmente, el sistema de fuentes
del ordenamiento peruano, o su regularidad6 en cuya cúspide
se halla la propia Constitución. De ahí que, el Tribunal
Constitucional, siguiendo a Zagrebelsky7 haya señalado que
“la instauración de procesos específicos para la tutela de los
derechos fundamentales ha constituido uno de los objetivos
más importantes que la justicia constitucional ha conseguido.
Ello se explica porque en los procesos constitucionales se
5
Finalista. Doctrina de las causas finales.
6
Kelsen, Hans. La garantía jurisdiccional de la Constitución. (La justicia constitucional). En: Revista
Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional N° 10. México. Julio-Diciembre 2008. Pp. 3-46.
7
Zagrebelsky, Gustavo. ¿Derecho Procesal Constitucional? En: Revista Peruana de Derecho Procesal N° 4,
Diciembre 2001. P. 415.
busca no solo la protección de los derechos fundamentales,
sino también la constitucionalidad del derecho objetivo. De
ahí que se haya señalado que dichos procesos deben ser
capaces de comprender no solo la tutela subjetiva de los
derechos constitucionales, sino también la tutela objetiva de
la Constitución” (sentencia recaída en el Exp. N° 00266-2002-
AA/TC Fj. 5)8.
El ex Presidente del Tribunal Constitucional9 refiere que
“La doctrina constitucional comparada ha establecido que
existen básicamente dos tipos de procesos constitucionales.
En primer lugar, están los procesos destinados al
afianzamiento de los derechos fundamentales; y, en segundo
lugar, los procesos constitucionales que aseguran la
supremacía de la Constitución. (Sagüés, Néstor Pedro.
Derecho Procesal Constitucional. Tomo I Tercera Edición.
Buenos Aires. Astrea. 1992. Páginas 14-15). Los derechos
fundamentales comportan valores que informan todo el
ordenamiento jurídico; de ahí que su tutela y protección no
sólo sea de interés para la persona titular de ese derecho,
sino para la colectividad en general, pues su transgresión
implica un cuestionamiento al propio ordenamiento
constitucional”.
Los fines que los procesos constitucionales se proponen
alcanzar permiten establecer distinciones entre éstos y los
procesos ordinarios (…) por su finalidad, por el rol del juez,
por los principios que orientan los procesos constitucionales y
por su naturaleza. (i) Los procesos ordinarios no tienen como
objetivo hacer valer el principio de supremacía de la
Constitución y no siempre persiguen la tutela de derechos
fundamentales; (ii) En los procesos constitucionales los
8
Landa Arroyo, César. Fines de los Procesos Constitucionales. Código Procesal Constitucional Comentado.
Tomo I. Gaceta Jurídica S.A. Primera Edición. Diciembre 2015. Págs. 22-23.
9
Landa Arroyo, César. Op. Cit Pág. 57 y sgts.
jueces tienen el deber de controlar la actuación de las partes
a fin de conseguir dentro de un plazo razonable, la tutela
efectiva de los derechos fundamentales; (iii) La exigencia del
cumplimiento de los principios procesales, es fundamental e
ineludible para el cumplimiento de los fines de los procesos
constitucionales; y (iv) los procesos constitucionales son
procesos de tutela de urgencia.
El ex Vicepresidente del Tribunal Constitucional, profesor
Ricardo Beaumont10, anota así: “(…) En el marco del Estado
constitucional, el respecto de los derechos fundamentales
constituye un imperativo que el Estado debe garantizar frente
a las eventuales afectaciones que pueden provenir tanto del
propio Estado –eficacia vertical, como de los particulares –
eficacia horizontal, más aun cuando, a partir del doble
carácter de los derechos fundamentales, su violación
comporta la afectación no solo de un derecho subjetivo
individual –dimensión subjetiva, sino también del orden
objetivo de valores que la Constitución incorpora –dimensión
objetiva”.
El profesor de la Universidad de Piura doctor Luis
Castillo Córdova11, respecto al artículo II del CPCo., nos lo
dice de la siguiente forma: “Si se quiere ser riguroso habrá
que precisar que garantizar la primacía de la Constitución es
garantizar la vigencia de los derechos que la Constitución
reconoce (…) de modo que la finalidad esencial de los
procesos constitucionales es una misma: favorecer la efectiva
vigencia de la Constitución, la cual se manifiesta también
asegurando la plena vigencia de las normas
iusfundamentales. Así, de los dos fines esenciales a los que
10
Beaumont Callirgos, Ricardo. Comentarios al Código Procesal Constitucional Gaceta Jurídica. Noviembre
2011. Página 34.
11
Castillo Córdova, Luis. Estudios y Jurisprudencia del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica.
Primera Edición enero 2009. Pág. 12.
alude el artículo II del CPCo., el segundo –la vigencia efectiva
de los derechos constitucionales, aparece como una
concreción del primero –la plena vigencia de la Constitución”.
El contenido normativo de la Constitución obliga pero no de
cualquier manera, sino que lo hace como norma suprema 12,
esto quiere significar, en primer lugar, que existe jerarquía
entre las fuentes normativas13 y, en segundo lugar que el
rango supremo corresponde a la Constitución, y por debajo
de ella se colocan tanto las normas emanadas del poder
público (las normas con rango de ley y las normas
reglamentarias), así como las emanadas del poder privado
(normas estatutarias o normas contractuales).14 De modo que
la validez jurídica de unas y otras depende de su
ajustamiento (formal y material) a la Constitución.15
“Es a través de los procesos constitucionales que se
garantiza jurisdiccionalmente la fuerza normativa de la
Constitución16. En lo que respecta al control difuso17, éste se
ha previsto para favorecer la vigencia plena de la
Constitución, tanto frente a normas con rango de ley como
frente a normas de rango infralegal, a las que hoy en día se
ha de agregar las normas privadas. (…) En lo que respecta al
control concentrado, se han recogido dos mecanismos que
apuntan a la preservación de la Constitución como norma
jurídica fundamental. El primero, es el proceso de
inconstitucionalidad (artículo 200.4 de la CP) (…) El segundo
es el proceso de acción popular (artículo 200.5 de la CP) el
12
Artículo 51 de la CP: “La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las normas de inferior
jerarquía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial para la vigencia de toda norma del Estado”.
13
Exp. N° 00017-2006-PI/TC Fj 13.
14
Exp. N° 03574-2007-PA/TC Fj. 39
15
Castillo Córdova, Luis. Op. Cit. Págs. 13 y 14.
16
Exp. N° 0030-2005-PI/TC Fj. 46.
17
Artículo 138 de la CP: (segundo párrafo) “En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma
constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre
toda otra norma de rango inferior”.
cual se ha destinado a analizar la constitucionalidad de las
normas de rango infralegal por parte del Poder Judicial (…).
En uno y otro caso, también el control de la constitucionalidad
debería ser posible respecto de normas privadas.”18
El profesor universitario Eto Cruz19 explica así el tema de
los fines de los procesos constitucionales: “La doctrina
constitucional comparada ha establecido que existen
básicamente dos tipos de procesos constitucionales. En
primer lugar, están los procesos destinados al afianzamiento
de los derechos fundamentales; y, en segundo lugar, los
procesos constitucionales que aseguran la supremacía de la
Constitución. (…). Precisamente, el Código Procesal
Constitucional (artículo II del Título Preliminar) ha establecido
que los procesos constitucionales tienen como finalidad, por
un lado, garantizar el principio jurídico de la supremacía
constitucional (artículo 51 de la Constitución) y, por otro,
preservar la observancia de la vigencia de los derechos
fundamentales de la persona (artículo 1 de la Constitución)”.
El artículo 13 del Reglamento Normativo del Tribunal
Constitucional hace referencia a que los pronunciamientos
que expide en los autos que conoce, establecen
jurisprudencia constitucional. En efecto, según la doctrina y la
normativa dictada al efecto, ésta tiene dos vertientes, a saber:
la doctrina jurisprudencial (tercer párrafo del artículo VI del
TP) y los precedentes vinculantes (artículo VII del TP).
18
Castillo Córdova, Luis. Op. Cit. Pág. 15.
19
Eto Cruz, Gerardo. El Desarrollo del Derecho Procesal Constitucional a partir de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional Peruano. Editorial ADRUS SRL. Cuarta edición. Octubre 2011. Pág. 175.
A continuación, en palabras del mismo TC 20, los fines de
los procesos constitucionales:
20
Castillo Córdova, Luis. Op. Cit. Págs. 393 a 404.
4. “La condición de órgano de control de la Constitución
que se ha atribuido a este Tribunal Constitucional, es
una competencia asignada por el Poder Constituyente, y
no por ningún poder constituido. El Congreso de la
República es uno más de los poderes constituidos, entre
los cuales se encuentra este mismo Tribunal
Constitucional. Y si la Constitución le ha encargado a
aquel, entre otras funciones, la función legislativa, a este
Colegiado (Tribunal Constitucional) le ha encargado,
entre otras, la de controlar la producción legislativa, a fin
de que no se transgreda el principio de supremacía
constitucional. El Tribunal Constitucional en cuanto
Poder Constituyente Constituido, se encarga de
resguardar la sujeción del ejercicio del poder estatal al
plexo del sistema constitucional, la supremacía del texto
constitucional y la vigencia plena e irrestricta de los
derechos esenciales de la persona”. Exp. N° 00002-
2001-AI/TC Fj. 1 y Exp. N° 02409-2002-AA/TC Fj. 1a).
22
Castillo Córdova, Luis. Op. Cit. Pág. 48.
23
García Toma, Víctor. Código Procesal Constitucional Comentado. Homenaje a Domingo García Belaunde.
Jhonny Tupayachi Sotomayor (Coordinador). Editorial ADRUS SRL. Segunda Edición. Julio 2011. Pág. 15.
En los procesos constitucionales, el rol del juez como
director del proceso supone una mayor dirección de la
actuación de las partes, a fin de conseguir, dentro de un plazo
razonable, la tutela efectiva de los derechos fundamentales
lesionados o amenazados. De otro lado, si bien es cierto que
los principios recogidos en el artículo III del Título Preliminar
del Código, nominalmente, son compartidos con los procesos
ordinarios, es indudable que la exigencia del cumplimiento de
principios como los de publicidad, gratuidad, economía
procesal, socialización del proceso, impulso oficioso,
elasticidad y de favor processum o pro actione, leídos y
aplicados a partir de lo establecido en la Constitución, no son
sólo fundamentales sino también ineludibles para el
cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales.
Finalmente, los procesos constitucionales por su
naturaleza subjetiva-objetiva no solo protegen los derechos
fundamentales entendidos como atributos reconocidos en
favor de los individuos, sino también, en cuanto se trata de
respetar los valores materiales del ordenamiento jurídico,
referidos en este caso a los fines y objetivos constitucionales
de tutela de urgencia.
Esta doble dimensión se advierte cuando en el marco de
un proceso de protección de derechos fundamentales, como
el hábeas corpus, el amparo24, hábeas data25 o cumplimiento,
el juez como titular de la faz objetiva del proceso le
corresponde tutelar no sólo un específico derecho en una
situación concreta, sino también interpretar la norma (de
rango legal, reglamentario o privada) conforme a la
24
STC Exp. N° 01124-2001-AA/TC a través de la que se inaplicó el artículo 34 del Texto Único Ordenado del
Decreto Legislativo N° 728 que establecía la indemnización como única reparación frente al despido
arbitrario.
25
STC Exp. N° 02579-2003-HD/TC, mediante el cual se inaplicó el artículo 43 de la Ley N° 26397, Ley Orgánica
del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que prohibía expedir certificaciones o informaciones de
cualquier género a particulares o autoridades respecto a los datos contenidos en los registros del CNM, ya
que el mismo resultaba contrario al derecho de acceso a la información pública.
Constitución, o, inaplicarla por su inconstitucionalidad,
mediante el control difuso; o, declarar ‘un estado de cosas
inconstitucionales’26.
Al respecto puede comentarse el caso de la STC Exp.
N° 00017-2008-PI/TC, mediante la cual se declaró
inconstitucional una ley que prohibía la creación de filiales
universitarias, pero además se declaró como ‘un estado de
cosas inconstitucionales’ la situación de la calidad académica
del sistema universitario peruano.
Si bien existen procesos que tienen por finalidad
esencial garantizar los derechos constitucionales y otros el
principio de supremacía constitucional, o lo que es lo mismo,
la condición de norma suprema que tiene la Constitución; tal
división no debe considerarse en términos absolutos, en el
sentido de que unos procesos exclusiva y excluyentemente
protegen derechos y otros cautelan de manera exclusiva y
excluyente la supremacía jurídica. La finalidad de los
procesos constitucionales es única, la ya señalada en el
artículo comentado, y la prevalencia de uno u otro fin en un
determinado proceso constitucional, es relativa y flexible,
dado que por ejemplo, el amparo, si bien protege
primordialmente derechos, no es menos cierto que tutelando
derechos se protege también la supremacía constitucional,
ello porque los derechos son parte de la Constitución, y por
ende, también gozan de su carácter normativo.
26
STC Exp. N° 05567-2007-PA/TC en la que el Tribunal Constitucional declaró como estado de cosas
inconstitucionales, es decir contrarios al derecho a la pensión y la tutela jurisdiccional (en su dimensión de
derecho a la ejecución de las sentencias constitucionales) y con efectos que van más allá del caso concreto
resuelto, la estrategia procesal implementada por los Estudios de Abogados que contrataba la Oficina de
Normalización Previsional (ONP) de interponer procesos de amparo contra resoluciones judiciales (recaídas
en otros procesos de amparo o en proceso contencioso administrativo) en las que se reconocía, con
autoridad de cosa juzgada, la lesión al derecho a la pensión de los demandantes y se ordenaba a la ONP a
proceder al reconocimiento del derecho, pago de pensiones e intereses legales devengadas. Estos amparo
contra resoluciones judiciales se interponían con la única finalidad de dilatar la ejecución de las sentencias
así como de evitar el goce efectivo del derecho a la pensión de quienes habían salido vencedores en los
procesos contra la ONP.
Por tanto, todos los procesos constitucionales, en mayor
o menor medida, tienen por finalidad proteger los derechos
constitucionales y garantizar la supremacía jurídica de la
Constitución, según dispone el artículo II del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional27.
Y volviendo, en lo tocante al Principio de Dirección
Judicial del Proceso y en particular al Proceso de Amparo
(artículos 37 a 60 del CPCo.), la doctrina nacional28 enuncia
un muestreo a nivel de “deberes” y en esta forma registra, por
ejemplo, el deber de:
Impulsar de oficio los procesos;
Adecuar la exigencia de las formalidades a los
fines del proceso;
Interpretar el contenido y alcances de los
derechos constitucionales en conformidad con los
Tratados Internacionales en materia de DD.HH.;
Preferir la norma constitucional antes que la legal;
Interpretar y aplicar las leyes según los preceptos
y principios constitucionales conforme a la
interpretación del TC;
Aplicar el derecho que corresponde al proceso;
Declarar fundada la demanda aunque haya
ocurrido la sustracción de la materia;
Remitir la notitia criminis al fiscal en los procesos
constitucionales fundados donde se haya
cometido delito;
Los jueces superiores de integrar las sentencias
que omitan algo;
Tramitar con carácter preferencial los procesos
constitucionales; y
27
Landa Arroyo, César. Op. Cit. Pág. 24-25.
28
Eto Cruz, Gerardo. Gaceta Jurídica. Código Procesal Constitucional Comentado. Op. Cit. Págs. 28-29
Exigir apariencia de buen derecho –bonus fumus
iuris, y peligro en la demora –periculum in mora,
para la expedición estimativa de una medida
cautelar.
También la misma doctrina nacional29 nos comenta
los siguientes principios en los términos que a
continuación se expresan.
Sobre la dirección judicial del proceso: (i)
instauración del principio dispositivo superando el
principio dispositivo30; (ii) la realización de alguna
actuación probatoria; y, (iii) si la pretensión está
planteada de manera incorrecta o si la norma de
derecho aplicable ha sido invocada erróneamente,
aplique la suplencia de queja deficiente31 en el marco del
iura novit curia.
Referente al mismo tópico32 este principio tiene por
finalidad permitir que el Estado imponga la vigencia del
sistema jurídico que ha propuesto y no, como se
consideró en el S XIX, un medio para que los particulares
discutan sus derechos privados, razón por la cual tenían
el monopolio de su control, dejando al juez como un
notario que sólo protocolizaba las actuaciones de las
partes y terminaba dándole la razón a quien mejor había
probado o alegado, que casi siempre era quien contaba
con un óptimo asesoramiento técnico, surgido de una
superior capacidad económica. El principio aludido le
29
Gaceta Constitucional. Op. Cit. Págs. 31 a 63.
30
Antes, el juez asumía un rol pasivo; ahora uno preponderante. El juez debe investigar la verdad por todos
los medios a su alcance. Le faculta para continuar de oficio el proceso y para dirigirlo con iniciativas
personales.
31
STC Exp. N° 02302-2003-AA/TC Fj. 30
32
Código Procesal Constitucional. Centro de Estudios Constitucionales. Tercera Edición. Samuel B. Abad
Yupanqui, Jorge Danós Ordoñez, Francisco J. Eguiguren Preali, Domingo García Belaunde, Juan Monroy
Gálvez y Arsenio Oré Guardia. Lima 2008. Páginas 35 en adelante.
otorga al juez la posibilidad de adecuar el trámite a los
fines trascendentes del proceso.
Este principio ha sido invocado por el Tribunal
Constitucional para justificar la intervención del Pleno en
una causa que por su competencia formal debía ser
resuelta por una sala. Cfr., con el Exp. N° 1317-2008-
PHC/TC Fj. 2.
También la doctrina nacional33 nos informa que en
cuanto a la dirección judicial del proceso, lo que se busca
simplemente es que la regularidad formal no constituya
un óbice insuperable para la prosecución del proceso. Se
consagra así, sin decirlo expresamente, el principio de
elasticidad.34
El ex Magistrado del Tribunal Constitucional,
Ricardo Beaumont35, autor de esta ponencia, para el
Congreso Nacional de Derecho Constitucional
APDC/USIL, 2017, anotaba así: Respecto al principio de
elasticidad propuesto por la doctrina y la jurisprudencia
del TC, podemos transcribir lo siguiente “(…) impone a la
jurisdicción ordinaria y a la constitucional exigir el
cumplimiento de las formalidades solo si con ello se logra
una mejor protección de los derechos fundamentales; por
el contrario, si tal exigencia comporta la desprotección de
los derechos y, por ende, su vulneración irreparable,
entonces las formalidades deben adecuarse o, de ser el
caso, prescindirse, con el propósito de que los fines de
los procesos constitucionales se realicen debidamente”
STC Exp. N° 266-2002-AA/TC Fj. 7.
33
Eto Cruz, Gerardo. Op. Cit Pág. ….
34
Mesía Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica Tercera Edición. Abril 2007.
Página 81.
35
Beaumont Callirgos, Ricardo. Op. Cit. Pág. 39.
El magistrado del Tribunal Constitucional36
Espinoza-Saldaña lo titula “dirección e impulso judicial
del proceso” y lo comenta así: ‘Si buscamos promover la
existencia de un juzgador comprometido con la
supremacía constitucional y lo que ella involucra, se hace
indispensable un tránsito del llamado juez espectador al
juez director del proceso. Los jueces en general y los
juzgadores constitucionales con mayor razón, no podrán
ser convidados de piedra o meros observadores de la o
las controversias sometidas a su conocimiento’. (…). En
el Código Procesal Constitucional peruano encontramos
varias menciones expresas a este principio y no
solamente en el Título Preliminar. Como muestra está lo
dispuesto, por ejemplo, en el artículo 106 de la ley, donde
se le conmina al juez que impulse de oficio los procesos
de inconstitucionalidad una vez admitida la demanda.
Una cobertura similar se deja a la discrecionalidad del
juez de amparo en el artículo 53 del presente Código”.
Referente al impulso procesal de oficio. (i) Viene a
ser un sub principio, en tanto expresión concreta del
principio de dirección judicial. (ii) Obligación impuesta al
juez constitucional de continuar el proceso a través de la
ejecución de todos los actos que lo conduzcan a prestar
tutela jurisdiccional a los justiciables37. “Fenómeno en
virtud al cual se asegura la continuidad de los actos
procesales y su dirección hacia el fallo definitivo”.38
El CPCo., habilita al juez y al Tribunal Constitucional
a impulsar de oficio los procesos constitucionales salvo
36
Espinoza-Saldaña Barrera, Eloy. Introducción a los Procesos Constitucionales. Comentarios al Código
Procesal Constitucional. Susana Castañeda O. Edgar Carpio Marcos. Luis Sáenz Dávalos. Jurista Editores EIRL,
Primera Edición Febrero 2005. Página. 33.
37
Cfr. STC Exp. N° 09599-2005-PA/TC, Fj. 6
38
Couture, Eduardo. Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Tercera Edición. Depalma, Buenos Aires. 1988.
Pág. 172.
en los casos debidamente señalados en el propio
Código. Así, por ejemplo, no es posible impulsar de oficio
el proceso de amparo, hábeas data o de cumplimiento si
es que ha habido desistimiento de la acción, conforme al
artículo 49 del Código39; tampoco si el titular del derecho
no ratifica la demanda ni la actividad procesal del
procurador oficioso (artículo 41)40.
El profesor Eto Cruz41 comenta así: “Este principio,
se podría aseverar, viene a ser un sub principio, del
principio de dirección judicial que se manifiesta en una
serie de facultades que el Código le ha conferido al juez
operador intérprete de la norma constitucional, para
conducir y hacer avanzar autónomamente el proceso –
sin necesidad de intervención de las partes, a fin de
lograr la consecución de sus fines”.
En lo referente al principio de dirección judicial del
proceso el TC ha dicho “(…) siendo la Constitución una
Norma Fundamental abierta, encuentra en el Derecho
Procesal Constitucional un instrumento concretizador de
los valores, principios y derechos constitucionales, de
manera tal que, en última instancia, éstos informan el
razonamiento y la argumentación del juez constitucional
por lo que el principio de dirección judicial del proceso se
redimensiona en el proceso constitucional en la medida
en que la jurisdicción constitucional no es simple
pacificadora de intereses de contenido y alcance
subjetivos, sino del orden público constitucional en
39
Artículo 49 “En el amparo no procede la reconvención ni el abandono del proceso. Es procedente el
desistimiento”.
40
Artículo 41 “Cualquier persona puede comparecer en nombre de quien no tiene representación procesal,
cuando ésta se encuentra imposibilitada para interponer la demanda por sí misma, sea por atentado
concurrente contra la libertad individual, por razones de fundado temor o amenaza, por una situación de
inminente peligro o por cualquier otra causa análoga. Una vez que el afectado se halle en posibilidad de
hacerlo, deberá ratificar la demanda y la actividad procesal realizada por el procurador oficioso”.
41
Eto Cruz, Gerardo. Op Cit. Pág. 207.
conjunto. Con relación a la Constitución, la jurisdicción
constitucional no actúa ni puede actuar como un órgano
neutro, sino, por el contrario, como su principal promotor.
STC N° 00005-2005-PCC/TC Fj 4.
Respecto a la adecuación de las formalidades al
logro de los fines de los procesos constitucionales.
Principio de elasticidad. (i) El sacrificio de las formas en
los procesos constitucionales no significa que los jueces
puedan desconocer de por si las disposiciones que el
CPCo., recoge, sino que estas interpretaciones deben
ser entendidas, comprendidas o integradas ‘desde’ y
‘conforme’ a la Constitución, de modo tal que la finalidad
sustantiva de los procesos constitucionales resulte
optimizada por dicha interpretación y la vigencia efectiva
de los derechos fundamentales y la defensa del orden
público constitucional no quede subordinado al respeto
de las formas por las formas”42; y, (ii) Cfr. STC. 00987-
2014-PA/TC Fj. 19.
Sobre lo mismo, en el Libro anotado supra, del CEC,
del TC se lee: “(…) Así por ejemplo, una demanda no
debe ser rechazada por faltarle la firma del abogado, si el
juez considera que la urgencia de tutela coloca a la
exigencia de tal formalidad en un plano absolutamente
secundario respecto a la necesidad de admitir y dar
trámite al proceso constitucional.
En palabras del TC “no significa (…) crear ex novo
reglas procesales aplicables a tal (o cual) tipo de proceso
sino tan solo preferir los principios procesales del artículo
III del TP CPCo., desechando la aplicación de todo
criterio procesal que resulte incompatible con su
finalidad”43. Por eso es que la aplicación del principio de
42
STC Exp. N° 00005-2005-CC/TC FFjj 7-8
43
Exp. 00048-2004-PI/TC Fj. 5
elasticidad demanda una argumentación suficiente por
parte del juez que lo aplica.44
Referente a la continuidad del proceso
constitucional frente a la duda de su conclusión. (i) En
caso de duda se prefiere la continuidad del proceso: pro
homine libertatis; (ii) Si se pretende concluir el proceso
quien habrá de salir victorioso es el presunto agresor;
ante tal situación es lógico que se debe preferir la
continuación del proceso, hasta que éste llegue a su
destino final, hasta la resolución final que defina si existió
o no un agravio que retrotraiga las cosas al estado
primigenio de disfrute de los derechos constitucionales
afectados. Subyace el principio de tutela judicial efectiva
y el debido proceso. (ii) Cfr. STC Exp. N° 00025-2005-
PI/TC y 00026-2005-PI/TC. Fj. 15.
Sobre el tópico, en el Libro del CEC del TC anotado
supra, se lee: “(…) Se le denomina principio favor
processum y también principio pro actione en la doctrina
y jurisprudencia argentina y española, respectivamente.
Consiste en la facultad que tiene el Juez de decidir a
favor de la admisión de la demanda o de la continuación
del proceso, en aquellos casos en los que tenga una
duda razonable respecto a si se está ante un caso de
improcedencia de la demanda o de conclusión del
proceso”.
En palabras del TC “si el legislador prevé la
obligatoriedad del agotamiento de la vía administrativa,
una exigencia derivada del derecho de acceso a la
justicia es que este sea configurado de la manera más
breve como sea posible, pues de ese modo se optimiza
mejor el principio pro actione” (…) “no pueda
44
Castillo Córdova, Luis. Op. Cit. Pág. 57.
considerarse un privilegio del Estado o acaso como una
medida que, irrazonable y desproporcionadamente,
disuada, imposibilite o impida el acceso del particular a
un tribunal de justicia”.45
“Por ejemplo, si interpuesta la demanda existe
incertidumbre sobre su improcedencia por una de las
causales contempladas en el artículo 5, no queda más
remedio que admitirla y darle el trámite que corresponde.
Lo mismo acontecerá si no hay certeza sobre su
conclusión. En este hipotético caso se impone la
continuación de las fases procesales pendientes hasta el
fallo firme y definitivo. Así mismo, en relación con el
amparo, se deberá admitir la demanda si no hay claridad
sobre si está agotada o no la vía previa”.46
Sobre el pro actione en la STC 2763-2002-AA/TC,
se dijo “este Tribunal señaló que el derecho de acceso a
la justicia tiene base constitucional, puesto que se trata
de un contenido implícito del derecho a la tutela
jurisdiccional, este último, reconocido en el inciso 3) del
artículo 139 de la Constitución”.
75
Exp. N° 01458-2007-PA/TC Fj. 3.