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La importancia central de la Trinidad en el Catecismo de la Iglesia Católica.

En el período de presentación del Catecismo de la Iglesia Católica (CCE) el secretario


general de la redacción, C. Schönborn, ofreció un artículo con un título sugestivo: “El
Misterio trinitario como hilo conductor del Catecismo de la Iglesia Católica”. Allí se
preguntaba: “¿Existe un hilo conductor que atraviesa todo el CCE?”, e indicaba que “se puede
decir que el tema de la economía divina atraviesa las cuatro partes”, y “la economía divina
gravita ella misma en torno a un centro: el misterio trinitario”; y citaba –in extenso– CCE
234, número que –creemos– es el más categórico y solemne en todo el texto del CCE:

“El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de


Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la
enseñanza más fundamental y esencial en la «jerarquía de las verdades de fe». «Toda la historia de la salvación
no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos».”

Por eso – seguía diciendo Schönborn– “ser fieles a la «jerarquía de las verdades» significa,
en primer lugar, tener en cuenta la articulación trinitaria de la exposición”. Y, “en unión con
el misterio trinitario, las otras verdades de la fe deben remitirse a otro fundamento: el misterio
de Cristo”. Por eso, “este Catecismo es profundamente trinitario” y tiene una “impostación
cristocéntrica”; y ahora citaba –también in extenso– CCE 426. Finalmente, el autor indicaba
que sobre “este doble fundamento trinitario y cristológico” se expone sobre todo lo que
concierne a la fe y a la vida cristiana.1
Más aún, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger –hoy Benedicto XVI– quien presidió los
trabajos de elaboración del CCE, comentaba cómo se fue clarificando qué estructura debía
tener el futuro Catecismo universal, y confesaba:
“En un debate nada fácil llegamos a comprender que el Catecismo no tenía que presentar la fe como sistema y
a partir de una idea de sistema... Teníamos que hacer algo mucho más sencillo... el despliegue de la fórmula
bautismal... [y] el símbolo bautismal es esencialmente una confesión de fe del Dios viviente, del Dios uno en tres
personas. Ésta es la división primordial, que al mismo tiempo descubre la esencia simple de la fe”. 2
Y C. Schönborn abundaba en el concepto, diciendo: “El Catecismo... está construido
trinitariamente. Desde el primer párrafo, la dimensión trinitaria está en el punto central...
Todo lo que hay que decir sobre la fe y la vida del cristiano se orienta a este punto central: la
comunión de vida con la Santísima Trinidad”.3 Y concluía esta exposición sobre el misterio
de la Trinidad diciendo: “Karl Rahner se quejó repetidamente ya a comienzos de los cincuenta
de que la teología y la piedad católicas hubieran olvidado la dimensión trinitaria. El
Catecismo puede contribuir a organizar de nuevo la doctrina y la predicación católica en torno
a este centro de la «jerarquía de las verdades»”.4
Finalmente, en otra presentación, el mismo C. Schönborn mostraba concretamente cómo el
misterio de la Trinidad estaba presente en cada una de las cuatro partes del CCE:
–en la Primera Parte –y en cuanto a la estructura– “la gran división de la confesión de la fe
es trinitaria”; –y en cuanto al contenido– “la fe en el Dios único incluye la fe en la Trinidad...
que es su forma plenamente revelada”;5

1
C. VON SCHÖNBORN, El Misterio trinitario como hilo conductor del Catecismo de la Iglesia Católica, en
AAVV, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, Bogotá, San Pablo, 1993, 48-51. Cf. L. Gera, “El
Catecismo de la Iglesia Católica”, Sedoi 124 (1994) 17-43. Este texto está ahora incluido en el tomo II de sus
Escritos teológico-pastorales de Lucio Gera. T.II: De Puebla a nuestros días (1982-2007), Buenos Aires, 2007.
2
J. RATZINGER, “Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica”, en J. RATZINGER – C. SCHÖNBORN,
Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, Ciudad Nueva, 1994, 29s.
3
C. SCHÖNBORN, “El Catecismo de la Iglesia Católica: Ideas directrices y temas fundamentales”, en J.
RATZINGER – C. SCHÖNBORN, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, Ciudad Nueva, 1994,
48s.
4
ibid, 50.
– en la Segunda Parte “de acuerdo con la jerarquía de verdades, los sacramentos se
interpretan trinitaria y cristocéntricamente”;6
– en la Tercera Parte “de nuevo se hacen resaltar, en correspondencia con la jerarquía de
verdades, los dos polos: la vida cristiana es una vida desde Dios, el Dios Trino (1693-1695), y
es una vida en Cristo... (1697-1698)”;7
– finalmente, en la Cuarta Parte, de modo “fiel a la visión trinitaria del Catecismo, se
expone «el camino de la oración» como orar en y al Espíritu Santo, por medio de, en y a
Jesús, que es el camino hacia el Padre (2664-2672)”.8
De este modo, vemos que “la fe trinitaria no sólo organiza los tres capítulos de la profesión
de fe del Catecismo sino que, además, fundamenta e inspira otras partes del mismo”.9
Baste lo expuesto para convencernos de la pertinencia de encarar un estudio del misterio de
la Santísima Trinidad en el CCE.

5
C. SCHÖNBORN, “Breve introducción a las cuatro partes del Catecismo”, en J. RATZINGER – C. SCHÖNBORN,
Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica, Madrid, Ciudad Nueva, 1994, 77s.
6
Ibid., 91.
7
Ibid., 98.
8
Ibid., 109.
9
R. FERRARA, “La fe en Dios, Padre y Creador”, en PROF. DE LA FACULTAD DE TEOLOGÍA DE LA PONTIFICIA
UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA., Comentario al Catecismo de la Iglesia Católica, Buenos Aires, Paulinas,
1996, 97. En adelante citaremos este artículo como: R. FERRARA, Comentario.

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