TEMA 14: ORIGEN DE LOS ESTUDIOS TRINITARIOS ACTUALES
En el año 1965 puede situarse el comienzo de una nueva época de los estudios trinitarios. Fundamentalmente el Concilio Vaticano era un concilio pastoral y eclesiológico. Sin embargo, la concepción de Dios Trinidad no deja de ser un punto de referencia de tal importancia que se manifiesta como la clave de bóveda de todo el misterio cristiano. EL CONCILIO VATICANO II
El Concilio Vaticano II es un acontecimiento del Espíritu, que no ha sido agotado en su
mayor parte. En sus Documentos se da una visión muy actual y pastoral de la Doctrina trinitaria. Con el Concilio la Trinidad deja de ser un tratado y se convierte en fuerza generadora de la vida de la Iglesia y de cada hombre. De la lectura de los documentos conciliares pueden extraerse algunas conclusiones sobre el papel de la doctrina trinitaria en el Concilio. a) La doctrina sobre la Trinidad pasa de ser un tratado o un tema, más o menos aislado, a constituirse en la fuerza generadora e impulsora de la vida y del dinamismo de toda la Iglesia y de la vida de los cristianos. b) El misterio de la Trinidad pasa a ser la luz bajo la cual se va a desarrollar una nueva antropología. c) La Iglesia se contempla como surgiendo del amor trinitario, amor del Padre por el Hijo en el Espíritu Santo. d) El misterio trinitario se va a tratar en una dimensión salvífica. e) Se da un tratamiento bíblico del misterio, sin partir Principalmente de las fórmulas trinitarias de la dogmática. f) El Concilio tiene especial cuidado y delicadeza de distinguir las Personas Trinitarias por las maneras de actuar. Al Padre se le asigna la creación, el decreto de participación de la vida divina, el llamamiento a ser hijos, el envío del Hijo y del Espíritu, el inicio de la salvación, el hacer partícipes de la misión del Hijo. Al Hijo se le asigna la revelación del Padre y su descubrimiento a los hombres, de inaugurar su reino, de rescatar y transformar a los hombres, de ser su Cabeza, de dar el don del Espíritu, su realeza, sacerdocio, profetismo; y de conducir a los hombres al Padre. Evidentemente que el Concilio no entra a discutir aspectos particulares de la doctrina trinitaria, que son de formulación teológica. No aborda temas que podrían ser polémicos, como por ejemplo el “Filioque”. Lo que sí se da en el Concilio es un nuevo espíritu trinitario que va a dar impulso a un movimiento teológico en el que la Trinidad se halla en el centro. DIOS UNO Y TRINO P. Jorge L. Nazareno Vera Sabando Kevin Geovanny
KARL RAHNER
Rahner parte de un hecho que le parece evidente.
Los cristianos, a pesar de que hacen profesión ortodoxa en la Trinidad, en la realización religiosa de su existencia son casi exclusivamente monoteístas. Pero no se trata de hacer una crítica a la vida religiosa de los cristianos, sino a la teología que está sosteniendo, educando, formando esta vida. Además, la teología trinitaria que se suele enseñar en las facultades de teología no se tiene presente a la Trinidad ni en el tratado de la creación, ni en el de gracia, ni en los sacramentos, ni en la escatología. Se impone, por lo tanto, hacer un esfuerzo para recuperar la dimensión trinitaria cristiana, en beneficio de la vida de piedad del cristiano y de la teología. El interés de Rahner está orientado por su filosofía transcendental. El hombre es esencialmente transcendente, es decir que siendo finito como creatura tiene en sí mismo un horizonte infinito. Lo finito se manifiesta en categorías de orden limitado, se podría decir incluso sensible; lo infinito se intuye como horizonte, atemáticamente. Uno de los problemas suscitados por K. Rahner ha sido el del empleo del término persona en la teología trinitaria. Aquí sigue, sin duda, las huellas de San Agustín, que reduce el término de persona a una expresión lógica sin gran contenido ontológico. En definitiva, el concilio no entra a discutir aspectos particulares que asemejan la doctrina trinitaria, ni expone temas que podrían entrar en la polémica.
Texto: ARIAS REYERO MÁXIMO, El Dios de nuestra fe. Dios Uno y Trino (2000). Pg, 389-400