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El documento destaca tres puntos principales sobre la Exhortación Evangelii Gaudium del Papa Francisco: 1) Francisco vincula su documento con el documento postconciliar Evangelii Nuntiandi de Pablo VI para orientar la evangelización. 2) Francisco enfatiza la "fuerza trinitaria" del discurso para fundamentar una Iglesia de comunión y un diálogo interreligioso. 3) El kerygma es trinitario según Francisco, ya que anuncia que Dios Padre ama a la humanidad, Jesús nos revela el amor del Padre,
Descripción original:
El Papa Francisco recupera el anuncio de la Trinidad como mensaje de salvación
El documento destaca tres puntos principales sobre la Exhortación Evangelii Gaudium del Papa Francisco: 1) Francisco vincula su documento con el documento postconciliar Evangelii Nuntiandi de Pablo VI para orientar la evangelización. 2) Francisco enfatiza la "fuerza trinitaria" del discurso para fundamentar una Iglesia de comunión y un diálogo interreligioso. 3) El kerygma es trinitario según Francisco, ya que anuncia que Dios Padre ama a la humanidad, Jesús nos revela el amor del Padre,
El documento destaca tres puntos principales sobre la Exhortación Evangelii Gaudium del Papa Francisco: 1) Francisco vincula su documento con el documento postconciliar Evangelii Nuntiandi de Pablo VI para orientar la evangelización. 2) Francisco enfatiza la "fuerza trinitaria" del discurso para fundamentar una Iglesia de comunión y un diálogo interreligioso. 3) El kerygma es trinitario según Francisco, ya que anuncia que Dios Padre ama a la humanidad, Jesús nos revela el amor del Padre,
Papa Francisco: “El kerygma es trinitario” (EG 164).
La Exhortación Evangelii Gaudium (= EG) es un texto riquísimo, en varios aspectos.
Desde la perspectiva histórica, el mismo nombre del documento quiere retomar la “primavera de la Iglesia” que había anunciado Juan XXIII al convocar el Concilio Vaticano II. En el “primer período posconciliar”, Pablo VI emite dos documentos: uno muy importante y conocido: “Evangelii nuntiandi” (= EN); el otro bastante menos conocido, y –si EN es un gran joya– “Gaudete in Domino” (= GD, sobre la alegría cristiana) es una joyita bellísima. Hasta hace unos pocos meses, si alguien iba a citar un documento eclesial y comenzaba diciendo “Evangelii...”, obviamente, la continuación era “nuntiandi”: ahora Francisco ha comenzado un documento suyo, con la misma palabra que aquel de Pablo VI, poniendo en relación inmediata ambos textos. Esto es importante, porque EN era documento postsinodal, que quería orientar la evangelización de la época. En América Latina, esto se concretó con el Documento de Puebla (1979) que –con su consigna principal de “comunión y participación”– hablaba de “la evangelización en el presente y en el futuro de América Latina”. También Francisco dice explícitamente –en el número 1 de EG– que quiere “indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”. Y, al principio de ese mismo número nos había dicho que: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”; y por eso, él nos invita a una “nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría” (y en este contexto cita por dos veces GD, de Pablo VI: cf. EG 3 y 7).
Desde la propuesta teológico–pastoral, lo novedoso es la “fuerza trinitaria” del discurso, para
fundamentar una vivencia de “Iglesia–comunión” (hacia adentro de la Iglesia) y un diálogo fraterno y fecundo con un mundo plural (hacia afuera de la Iglesia). En particular, hay dos párrafos trinitarios ubicados en lugares estratégicos del texto: el n 117 (en la introducción del Capítulo III, sobre “el anuncio del Evangelio”) y el 178 (al principio del Capítulo 4, sobre “la dimensión social de la evangelización”). Resumo un poco de estos dos números, para introducir a la lectura del texto en sí mismo: “Bien entendida, la diversidad cultural no amenaza la unidad de la Iglesia. Es el Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, quien transforma nuestros corazones y nos hace capaces de entrar en la comunión perfecta de la Santísima Trinidad, donde todo encuentra su unidad. Él construye la comunión y la armonía del Pueblo de Dios. El mismo Espíritu Santo es la armonía, así como es el vínculo de amor entre el Padre y el Hijo. Él es quien suscita una múltiple y diversa riqueza de dones y al mismo tiempo construye una unidad que nunca es uniformidad sino multiforme armonía que atrae.” (EG 117a). “Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que «con ello le confiere una dignidad infinita». Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano... Confesar que el Espíritu Santo actúa en todos implica reconocer que Él procura penetrar toda situación humana y todos los vínculos sociales... La evangelización procura cooperar también con esa acción liberadora del Espíritu. EL MISTERIO MISMO DE LA TRINIDAD NOS RECUERDA QUE FUIMOS HECHOS A IMAGEN DE ESA COMUNIÓN DIVINA, POR LO CUAL NO PODEMOS REALIZARNOS NI SALVARNOS SOLOS...” (EG 178). Este último párrafo, también sirve para ejemplificar la frase que nos ha servido de título: “El kerygma es trinitario”. Pues, como dice el mismo Francisco: “Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre”. Por eso, “en la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte».” Y aclara Francisco que el kerygma no es “primer anuncio” en un sentido cronológico: “Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal; ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis, en todas sus etapas y momentos”. (EG 164). Y Francisco con todo esto, trae otra novedad; que está llenando la otra “gran laguna teológico- pastoral” de la Iglesia católica en sus tiempos recientes: una era el “olvido de la Trinidad”, y ya vimos con qué fuerza expone Francisco lo trinitario. Y el otro gran olvido, era el del Espíritu Santo como protagonista de la vida de la Iglesia, y en los tres textos citados aquí, aparece esto. A lo largo de toda la Exhortación, el Espíritu Santo es citado 88 veces (mientras que Dios Padre aparece menos de la mitad: 39 veces); esto es algo inédito en el magisterio reciente, incluido el Vaticano II que –si bien habla del Espíritu y de forma muy importante– no le daba la primacía en la concreta vida eclesial. Que el mismo Espíritu nos ayude a abrir nuestra mente, nuestro corazón y nuestras manos, para ponernos al servicio de la Trinidad y de los hermanos, en esta prometedora hora de la Iglesia.
Ansiedad en las Relaciones - Restaura Tu Vida Amorosa Eliminando Pensamientos Negativos, los Celos y el Apego Mientras Aprendes a Identificar Tus Inseguridades, y Superar Conflictos de Pareja