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SAGRADA CONGREGACIÓN DE RITOS Actualmente Cong.

para el Culto
Divino
MUSICAM SACRAM (1967)
SOBRE LA MUSICA EN LA SAGRADA LITURGIA

PROEMIO

1. La música sacra, en lo que concierne a la reforma litúrgica, ha sido objeto de


cuidadosa consideración de parte del Concilio Ecuménico Vaticano II, el cual aclaró sus
funciones en el culto divino, fijó principios y leyes sobre el particular en la Constitución
sobre la Sagrada Liturgia y le dedicó un capítulo entero en la misma Constitución.

2. Lo establecido por el Concilio ya ha comenzado a aplicarse en la reforma litúrgica


hace poco emprendida. Pero las nuevas normas sobre el ordenamiento de los ritos y la
participación activa de los fieles han suscitado algunas cuestiones sobre la música sacra
en su función ministerial, cuestiones que hay que resolver aclarando mejor algunos
principios de la Constitución sobre la sagrada Liturgia.

3. Por eso, el "Consilium" para la aplicación de la Constitución sobre la sagrada


Liturgia por mandato del Sumo Pontífice, ha estudiado cuidadosamente estas cuestiones
y ha preparado la presente instrucción, que no comprende toda la legislación sobre la
música sacra, sino que establece solamente las normas principales que parecen más
necesarias para nuestra época; es como la continuación y el complemento de la
precedente Instrucción de esta Sagrada Congregación, preparada por el mismo
"Consilium" y publicada el 26 de septiembre de 1964 para la recta aplicación de la
Constitución sobre la sagrada Liturgia.

4. Se puede esperar que los pastores de almas, los músicos y los fieles, acogiendo de
buen ánimo y poniendo en práctica las normas, unan sus esfuerzos en plena concordia
para alcanzar el verdadero fin de la música sacra, "que es la gloria de Dios y la
santificación de los fieles"1

a) música sacra es aquella que, compuesta para la celebración del culto divino, está
dotada de santidad y excelencia de formas 2.

b) El nombre de música sacra comprende: el canto gregoriano, la polifonía antigua y


moderna en sus diversos géneros, la música sacra para órgano y otros
instrumentos admitidos, y el canto popular sagrado, es decir litúrgico y religioso 3.

1
Conc. Vat. II. Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 112; AAS 1964, p.128
2
Cfr. S. Pio X, Motu Propio Tra le Sollecitudini (22 de Noviembre de 1903) N° 2: AAS 36. 1903-1904.
p.332.
3
Cfr. S.C. deRitos. Instruc. sobre la Música y la sagrada Liturgia (3 set. 1958), N° 4: AAS 50, 1958,p.663
I
ALGUNAS NORMAS GENERALES
5. La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando se cumple con canto,
cuando los ministros desempeñan su oficio según su propio grado y cuando el pueblo
participa en ella4. De esta manera, la oración se expresa más suavemente, se manifiesta
más claramente el misterio de la sagrada Liturgia y su naturaleza jerárquica y
comunitaria, se hace más profunda la unidad de los corazones por la unidad de las
voces, los ánimos se elevan más fácilmente a las cosas celestiales por el esplendor de las
cosas sagradas y toda la celebración prefigura con más evidencia la Liturgia que se
celebra en la Jerusalén santa.

Por eso los pastores de almas deben hacer todo lo posible por llegar a esta forma de
celebración; además, aun en las celebraciones sin canto en las que participa el pueblo, se
distribuirán convenientemente los oficios y las partes propias de la celebración cantada,
cuidando particularmente que estén los ministros necesarios e idóneos y que se
favorezca la participación activa del pueblo.
La preparación práctica de toda celebración litúrgica debe hacerse en pleno acuerdo
entre todos los interesados, sea de la parte ritual, de la pastoral o de la música, bajo la
dirección del rector de la iglesia.

6. El verdadero ordenamiento de la celebración litúrgica exige ante todo la debida


distribución y ejecución de los oficios por la cual "cada uno, ministro o simple fiel, al
desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de
la acción y las normas litúrgicas"5; igualmente, exige que se respete el sentido y la
naturaleza propia de cada parte y de cada canto. Para conseguir esto , hace falta ante
todo que las partes que exigen canto sean verdaderamente cantadas, usando el género y
la forma que requieren su carácter propio.

7. Entre la forma solemne más completa de las celebraciones litúrgicas, en la cual todo
lo que exige canto es efectivamente cantado, y la forma más simple, en que el canto no
se usa, puede haber distintos grados, según el mayor o menor lugar que se atribuya al
canto. Sin embargo, al elegir las partes que hay que cantar, hay que empezar por las que
por su naturaleza tienen mayor importancia , y ante todo, por las que tienen que ser
cantadas por los sacerdotes y los ministros y a las cuales el pueblo tiene que contestar,
luego las que tienen que ser cantadas conjuntamente por el sacerdote y el pueblo y
progresivamente se añadirán las partes que son propias del pueblo solo o de la "schola
cantorum". .

8. Siempre que para una celebración litúrgica cantada se puede hacer una selección de
personas, es oportuno preferir las que tienen más conocimiento del canto, sobre todo si
se trata de las acciones litúrgicas más solemnes y de las que comportan cantos más
difíciles o que se transmitan por radio o por televisión.6

4
Cfr.Cpnc. Vat II, Const. sobre Sagrada Liturgia, sacrosanctum Concilium, N° 113: AAS, 1964, p.128
5
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 28:AAS 56, p.107
6
S.C. de Ritos, Inst. sobre la Música Sacra y la Sagrada Liturgia (3 set 1958), N° 95: AAS 50, 1958,
pp.656-657
Por si esta selección no es posible y el sacerdote o el ministro no tienen voz para una
debida ejecución del canto, éstos pueden recitar en alta voz una u otra de las partes más
difíciles entre las que les son propias, sin cantarlas. Pero esto no tienen que ser hecho
sólo por comodidad del sacerdote o ministro.

9. Al elegir el género de música sacra, ya sea para la "schola cantorm", ya sea para el
pueblo, hay que tener en cuenta su capacidad para el canto. La Iglesia no excluye de las
acciones litúrgicas ningún género musical, siempre que responda al espíritu de la acción
litúrgica y a la naturaleza de cada parte7 y no impida la conveniente participación activa
del pueblo. 8

10. Para que los fieles participen activamente y con más gusto y más fruto, es
conveniente que las formas de las celebraciones y los grados de participación en las
mismas sean oportunamente variados dentro de lo posible, según la solemnidad del día
y la importancia de la asamblea .

11. Téngase presente que la verdadera solemnidad de la acción litúrgica depende no


tanto de la forma más perfecta del canto y del despliegue más magnífico de la
ceremonia, cuanto más bien de la manera digna y religiosa de la celebración que tiene
en cuenta la integridad de la acción litúrgica o sea la ejecución de todas las partes según
su naturaleza propia. Cuando hay posibilidad de hacerlos debidamente, son deseables la
forma más perfecta del canto y el despliegue más solemne de la ceremonia; pero
estarían en contra de la verdadera solemnidad litúrgica si llevaran a omitir, a cambiar a
o cumplir indebidamente algunos de sus elementos.

12. A la sola Sede Apostólica compete establecer según las normas dadas y
especialmente según la Constitución sobre la sagrada Liturgia, los principios generales
más importantes que son el fundamento de la música sacra. Este derecho pertenece
también , según los límites establecidos, a las Conferencias Episcopales legítimamente
constituidas, así como al Obispo9

II
LOS PARTICIPANTES EN LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA
13. Las acciones litúrgicas son celebraciones de la iglesia, es decir del pueblo santo,
reunido y ordenado bajo el Obispo o un presbítero 10 Ocupan un lugar peculiar en ellas,
por el orden sagrado que han recibido, el sacerdote y sus ministros y por el ministerio,

7
Cfr.Conc. Vat. II. Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosantucm Concilium, N° 116: AAS 56, 1964,
p.129
8
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 28: AAS 56, 1964,
p.106
9
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 22: AAS 56, 1964,
p.106
10
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 26 y 41-42: AAS 56,
1964, p.106
los acólitos, los lectores, los comentadores y lo que pertenecen a las "schola
cantorum"11

14. El sacerdote -en la persona de Cristo- preside la asamblea. Las oraciones que canta
o recita en alta voz tienen que ser religiosamente escuchadas, porque son dichas en
nombre de todo el pueblo santo y de todos los presente 12.

15. Los fieles deben cumplir con su oficio litúrgico con aquella plena, consciente y
activa participación exigida por la naturaleza de la misma Liturgia y a la cual el pueblo
cristiano tiene derecho y deber en fuerza de su Bautismo 13.

Esta participación será:

a) ante todo, interior, y con ella los fieles conformarán su ánimo a la palabras que
dicen o que escuchan, cooperando con la gracia divina 14;

b) pero también exterior, y con ésta se manifestará la participación interior por los
gestos y las actitudes del cuerpo, por las aclamaciones, las contestaciones y el
canto15 .
Edúquese, además, a los fieles, para que, escuchando lo que los ministros o la
"schola cantorum" cantan, eleven su ánimo a Dios por la participación interior.

16. No hay nada más solemne ni más festivo en las celebraciones sagradas que una
asamblea que expresa su fe y su piedad con el canto; por lo tanto debe promoverse la
participación activa de todo el pueblo con el canto, siguiendo cuidadosamente este
orden:

a) ante todo, tiene que comprender las aclamaciones, las respuestas a los
sacerdotes y de los ministros, las oraciones letánicas, las antífonas, los salmos,
los himnos, los cánticos y los versículos intercalados o repetidos a manera de
estribillos 16.
b) con una oportuna catequesis y con ejercicios, debe llevarse gradualmente al
pueblo a una participación en lo que le corresponde siempre más amplia, hasta
que llegue a ser plena;

c) sin embargo, algunos cantos del pueblo, sobre todo si los fieles no están todavía
suficientemente preparados o cuando se usan composiciones musicales a varias
voces, podrán dejarse a la sola "Schola cantorum", siempre que el pueblo no
quede excluido de las otras partes que le son propias. Pero no se puede aprobar

11
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 28: AAS 56, 1964,
p.107 y 111-112. Const. Dogm. sobre la Iglesia, Lumen Gentium, N° 28, AAS 57, 1965, pp. 33-36.
12
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 29, AAS 56, 1964,
pp.107-108
13
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 33; AAS 56, 1964,
p.108
14
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 14; AAS 56, 1964,
p.104
15
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 11; AAS 56, 1964,
pp.102-103
16
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 30; AAS 56, 1964,
p.108
el uso de dejar todo el canto de todas las partes cantadas del "propio" y del
"ordinario" a las sola "schola cantorum", excluyendo totalmente al pueblo de la
participación en el canto .
Hay que respetar también a su debido tiempo el silencio sagrado 17, pero no por
eso los fieles deben quedar reducidos a participar en la acción litúrgica como
extraños o mudos espectadores, sino que hay que insertarlos más íntimamente
en el misterio que se celebra, por medio de las disposiciones internas que brotan
de la Palabra de Dios que se escucha, de los cantos, de las oraciones que se
rezan y de la unión espiritual con el sacerdote que proclama las partes que le son
propias .

17. Entre los fieles, deben recibir particular preparación en el canto los miembros de las
instituciones religiosas de laicos, para que con más eficacia contribuyan a sostener
promover la participación de los fieles 18. La preparación de todo el pueblo al canto se
debe promover cuidadosamente y con paciencia junto con la instrucción litúrgica según
la edad, el género de vida, el grado de cultura religiosa de los fieles, empezando desde
los primeros años de las escuelas primarias 19 .

18. El coro, capilla musical o "Schola cantorum" merece particular atención, por el
servicio religioso que cumple.
Su tarea ha cobrado mayor importancia y relieve por las normas del Concilio que se
refieren a la reforma litúrgica; le corresponde cuidar la ejecución debida de las partes
propias, según los distintos géneros de cantos y favorecer así la participación activa de
los fieles en el canto .

Por lo tanto:
a) tiene que haber un coro o capilla musical o "schola cantorum" formada
cuidadosamente, en particular las iglesias catedrales y en otras iglesias mayores,
en los seminarios y casas de estudio de los religiosos;

b) igualmente en las iglesias menores es oportuno que se constituya la "schola


cantorum", aunque sea pequeña.

19. Las capillas musicales ya existentes en las basílicas, catedrales, monasterios y


demás iglesias mayores, que a lo largo de los siglos alcanzaron grandes méritos,
cuidando y favoreciendo un tesoro musical de valor inestimables, deben ser conservadas
con sus propias normas revisadas y aprobadas por el Obispo, para una celebración
sagrada más solemne .
Sin embargo, los maestros de dichas capillas y los rectores de las iglesias cuidarán
que el pueblo siempre se una al canto por lo menos en la ejecución de la partes más
fáciles y propias de él.

20. Principalmente allí donde sea imposible crear un coro, aunque sea pequeño,
procúrese que haya, al menos uno o dos cantores convenientemente preparados, que

17
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 30; AAS 56, 1964,
p.108
18
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), Nos. 19 y 59; AAS 56 pp.881y 891.
19
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 19; AAS 56, 1964,
p.105; S.C. de Ritos, Inst. sobre la Música sacra y la sagrada Liturgia (3 de set., de 1958), Nos. 106-108;
AAS 50,1958, P.660.
propongan al pueblo al menos las melodías más sencillas en las que éste tomará parte y
que oportunamente lo dirija y sostenga.

Conviene que este cantor exista también en las iglesias dotadas de coro, para las
celebraciones en las que no puede participar el coro y que sin embargo, convenga
celebrar con cierta solemnidad y por consiguiente, con canto
.

21. Conforme a las costumbres de cada país y otras circunstancias, el coro puede estar
compuesto por hombres y niños, por hombres o por niños solos, por hombre y mujeres
e incluso, en donde la situación lo exija realmente, sólo por mujeres.

22. Teniendo en cuenta la estructura de cada templo, el coro ha de estar colocado en


modo que:

a) aparezca clara su naturaleza, esto es, la de formar parte de la comunidad de


fieles reunida y la de desempeñar una especial función;
b) la ejecución su ministerio litúrgico resulte más fácil 20;
c) se le permita cómodamente a cada uno de sus miembros la plena participación
en la Misa, es decir, la participación sacramental.
d) siempre que el coro esté compuesto por mujeres, ha de colocarse fuera del
presbiterio.

24. Además de la educación musical, ha de darse también a los componentes del coro la
oportuna educación litúrgica y espiritual, a fin de que de la perfecta ejecución de su
función litúrgica surjan no sólo el esplendor de la acción sagrada y el buen ejemplo para
los fieles, sino también el bien espiritual de los mismos componentes.

25. A fin de conseguir más fácilmente esta formación técnica y espiritual, han de
prestar su colaboración las asociaciones diocesanas, nacionales e internacionales, sobre
todo aquellas que ha sido aprobadas y repetidamente recomendadas por la Sede
Apostólica. .

26. El sacerdote, los ministros sagrados o acólitos, el lector, los que forman parte del
coro, así como, el comentador, pronunciarán en modo bien inteligible las partes a cada
uno asignadas, de forma que, cuando el rito lo requiera, hagan más fácil y espontánea la
respuesta del pueblo. Es conveniente que el sacerdote y los ministros, de cualquier
grado que ellos sean, unan su voz a la de toda la asamblea de fieles en las partes que
corresponden al pueblo21.

III
EL CANTO EN LA CELEBRACIÓN
DE LA MISA

20
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), N° 97; AAS 56 p. 899.
21
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), N° 48b; AAS 56 p. 888.
27. Para la celebración de la Eucaristía con el pueblo, ha de preferirse, principalmente
en los domingos y días festivos, y en cuanto ello sea posible, la forma de Misa con
canto, incluso varias veces en el mismo día.

28. Manténgase la distinción entre Misa solemne, cantada y rezada establecida por la
Instrucción del año 1958 (N° 3), conforme a las leyes litúrgicas tradicionales y vigentes.
Sin embargo, por razones de utilidad pastoral, se proponen para la Misa cantada
algunos grados de participación, a fin de que resulte más fácil de participación, a fin de
que resulte más fácil solemnizar, según las posibilidades de cada asamblea, la
celebración de la Misa mediante el canto.

No obstante, estos grados han de ser ordenados de tal modo que el primero pueda
utilizarse solo, mientras que el segundo y el tercero en su totalidad o solamente en parte,
nunca puedan utilizarse sin el primero. Condúzcase siempre a los fieles a la plena
participación en el canto. .

29. Pertenecen al primer grado:


a) en los ritos de entrada:
- el saludo del sacerdote y la respuesta del pueblo;
- la oración.
b) en la liturgia de la palabra:
- las aclamaciones de antes y después del Evangelio

c) en la liturgia eucarística:
- la oración sobre las ofrendas;
- el prefacio con el diálogo y el "Sanctus";
- la doxología final del Canon;
- la oración dominical con su monición y embolismo;
- el "Pax Domini";
- la oración después de la comunión;
- las fórmulas de despedida.

30. Pertenecen al segundo grado:


a) el Kyrie, el Gloria y al Angus Dei;
b) el Credo;
c) la oración de los fieles.

31. Pertenecen al tercer grado:


a) los cantos procesionales de la entrada y de la comunión;
b) los cantos después de la lectura o de la Epístola;
c) el Aleluia antes del Evangelio;
d) los cantos al ofertorio;
e) las lecturas de la sagrada Escritura, a no ser que se crea más oportuno
proclamarlas sin canto.

32. A juicio de la competente autoridad territorial, se podrá conservar la costumbre


legítima mente vigente en algunos lugares y en diversas ocasiones sancionada con
varios indultos, de substituir con otros los cantos señalados en el Gradual para el
introito, ofertorio y comunión, con tal que tales cantos concuerden con las partes de la
Misa, con la fiesta y con el tiempo litúrgico. El texto de estos cantos deberá ser
aprobado por la misma autoridad territorial .

33. Es conveniente que, en al medida de los posible, la asamblea de los fieles participe
en el canto del "Propio", sobre todo mediante fáciles respuestas, o bien mediante otros
oportunos cantos.
Entre los cantos del "Propios" tiene un especial valor el canto que encontramos
después de las lecturas y que se ejecuta bien en forma de gradual, bien en forma de
salmo responsorial. Por su naturaleza, pertenece a la liturgia de la palabra; por lo tanto
se ha de entonar permaneciendo todos sentados escuchando, o mejor, participando en
cuanto ello sea posible .

34. Si se cantasen conforme a partituras polifónicas los cantos del "Ordinario de la


Misa ", éstos podrán ser ejecutados ya por el coro, ya "a capella", ya con
acompañamiento de orquesta, con tal que se haga conforme a las consabidas normas y
no se excluya completamente al pueblo de la participación en el canto.
En los demás casos, los cantos del "Ordinario de la Misa" pueden distribuirse entre
el coro y el pueblo, o bien entre dos sectores del pueblo, de modo que se canten
alternando, o de otra manera oportuna que abarque las partes más importantes de todo el
texto. Téngase en cuenta, no obstante, en estos casos que : siendo el Credo la fórmula
de profesión e la fe, es conveniente que sea cantado por todos, o al menos en modo que
permita la correspondiente participación de los fieles; siendo el Sanctus la aclamación
conclusiva del prefacio, es conveniente que habitualmente sea cantado por toda la
asamblea juntamente con el sacerdote; el Angus Dei puede ser repetido cuantas veces
sea necesario, sobre todo en la concelebración, siendo que acompaña a la fracción;
conviene que el pueblo participe en este canto, al menos a través de la invocación final
.

35. Es conveniente que el pueblo cante la oración dominical unido al sacerdote 22. Si se
canta en latín, úsense las melodías legítimas ya existentes; si, en cambio, se canta en la
lengua vernácula, las melodías han de ser aprobadas por la competente autoridad
territorial .

36. No hay inconveniente en que en las Misas rezadas se cante alguna parte del
"Propio" o del "Ordinario", más aún, de vez en cuando podrá entonarse algún otro canto
al principio, en el ofertorio, en la comunión y al final de la Misa; ahora bien no basta
con que ese canto sea "eucarístico", sino que es necesario que concuerde con las partes
de la Misa, con la fiesta y con el tiempo litúrgico
.

IV
EL CANTO DEL OFICIO DIVINO
37. Conforme al deseo formulado por la Constitución sobre la sagrada Liturgia23, se
recomienda encarecidamente a los que recitan el Oficio Divino en coro o en común, que
prefieran su celebración cantada, dado que esta forma se armoniza mejor con la

22
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), N° 48g; AAS 56 p. 888
23
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 99; AAS 56, 1964,
p.124
naturaleza de esta oración, le confiere mayor solemnidad e indica una más íntima unión
de los corazones en la alabanza a Dios.
Es oportuno, por lo tanto, que canten, siquiera sea los domingos y días festivos
alguna parte del Oficio Divino, principalmente las Horas más importantes, es decir,
Ludes y Vísperas .
Los clérigos que por razones de estudios viven en común, o que se reúnen para
ejercicios espirituales y otras asambleas, santifíquenlas con el canto de algunas partes
del Oficio Divino .

39. Invítense y fórmese a los fieles para la celebración comunitaria, en domingos y días
festivos, de algunas partes del Oficio Divino, principalmente las Vísperas, o bien otras
Horas conforme a las costumbres de cada lugar. Como norma general ha de educarse
oportunamente a los fieles, especialmente a los más cultos, para que usen en sus
oraciones los salmos, comprendidos en sentido cristiano, para que de esta manera se los
lleve gradualmente a gustar y utilizar la oración pública de la Iglesia.

40. Esta educación, por consiguiente, ha de darse a los miembros de los Institutos que
profesan los consejos evangélicos, a fin de que saquen de allí más copiosas riquezas con
que robustece su vida espiritual. Es conveniente, por lo trato, que recen las principales
Horas (si es posible con canto) a fin de participar más plenamente en la oración pública
de la Iglesia .

41. Conforme a la norma de la Constitución sobre la sagrada Liturgia y la secular


tradición en el rito latino, para la celebración coral del Oficio Divino los clérigos han de
conservar la lengua latina 24.
Sin embargo, teniendo encuentra que la misma Constitución sobre la sagrada
Liturgia 25 prevé el uso de la lengua vernácula en el oficio Divino por parte de los fieles,
monjas y miembros no clérigos de Institutos que profesan los consejos evangélicos,
procúrese preparar las melodías que se han de usar en el canto del Oficio Divino en
lengua vernácula .

LA MUSICA SACRA EN LA CELEBRACION DE LOS


SACRAMENTOS Y SACRAMENTALES,
EN DETERMINADAS ACCIONES DEL AÑO LITURGICO, EN LAS
CELEBRACIONES DE LA PALABRA DE DIOS Y EN OTROS
EJERCICIOS SACROS Y PIADOSOS

42. Del principio establecido por el Sacrosanto Concilio, según el cual siempre que los
ritos, cada uno según su propia naturaleza, llevan consigo una celebración comunitaria
con asistencia y activa participación de los fieles, se ha de preferir ésta a una
celebración individual y casi privada 26, se sigue necesariamente que el canto ha de

24
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 101 párr.1; AAS 56,
1964, p.124; S.C. de Ritos Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), N° 85: AAS 56,1964, p. 897
25
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 101 párrs. 2 y 3 ;
AAS 56, 1964, p.125
26
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 27; AAS 56, 1964,
p.107
tenerse en gran estima, como quiera que manifiesta de un modo más conveniente el
aspecto eclesial de la celebración .

43. En la medida de lo posible, celébrense con canto algunos de los Sacramentos y


Sacramentales, que en la vida de toda la comunidad parroquial tienen una especial
importancia, como son la Confirmación, las Ordenes sagradas, el Matrimonio, la
Consagración de la iglesia o del altar, las Exequias, etc, de forma que incluso la
solemnidad de la ceremonia contribuya a una mayor eficacia pastoral. Evítese, sin
embargo, cuidadosamente que, bajo la apariencia de solemnidad, se introduzca en la
celebración algo meramente profano o menos conveniente al culto divino. Esto se
refiere principalmente a la celebración de las bodas.

44. Igualmente se solemnizarán con el canto las celebraciones que la Liturgia, a lo


largo del año litúrgico, distingue con un carácter muy especial. De modo particular se
celebrarán con la debida solemnidad los sagrados ritos de la semana Santa, puesto que
la celebración del misterio pascual introduce a los fieles en el centro del año litúrgico y
de la Liturgia misma .

45. En cuanto a la liturgia de los Sacramentos y de los Sacramentales y de otras


funciones particulares del año litúrgico, prepárense también las oportunas melodías, que
favorezcan la celebración solemne de las mismas aun en lengua vernácula teniendo en
cuenta para esto las normas de la competente autoridad y las posibilidades de cada
asamblea .

46. Grande es la eficacia de la música sacra para alimentar la piedad de los fieles
también en las sagradas celebraciones de la Palabra de Dios y en los ejercicios
piadosos.
En las celebraciones de la Palabra de Dios27 se tendrá como modelo la liturgia de la
Misa 28; en los demás ejercicios piadosos serán de gran utilidad los salmos, las
composiciones de música sacra clásicas o modernas, los cantos religioso populares y la
música de órgano u otros instrumentos más típicos.
Además en dichos ejercicios piadosos, sobre todo en las celebraciones de la palabra
de Dios, está bien admitir asimismo algunas otras composiciones musicales que, aunque
no puedan ser utilizadas en la liturgia, sin embargo valen para despertar el espíritu
religioso y fomentar la meditación del misterio sagrado.29

VI
LENGUA QUE SE DEBE USAR EN LAS CELEBRACIONES
LITURGICAS CANTADAS. CONSERVACION DEL PATRIMONIO
DE LA MUSICA SACRA

27
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), Nos 37-39; AAS 56 pp. 884-995.
28
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), N°37; AAS 56 p. 885
29
Cfr. infra. N° 53
47. Conforme a la Constitución sobre la sagrada Liturgia, "se conservará el uso de la
lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular " 30.
Sin embargo, teniendo en cuenta que "el uso de la lengua vulgar es muy útil para el
pueblo en no pocas ocasiones" 31, "será de la incumbencia de la competente autoridad
eclesiástica determinar ha de usarse la lengua vernácula y en qué extensión; estas
decisiones tienen que ser aprobadas, es decir, confirmadas por la Sede Apostólica" 32.
Por lo tanto, observadas con exactitud estas normas, úsese oportunamente la forma
de celebración más adecuada a las posibilidades de cada asamblea.
Procuren los pastores de almas que los fieles además de saberlo hacer en su lengua
vernácula, "sepan también recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la
Misa que les corresponden" 33.

48. Una vez introducido el uso de la lengua vernácula en la celebración de la Misa,


Juzguen los ordinarios de lugar sobre la oportunidad de que en algunas iglesias,
principalmente en las grandes ciudades, donde con más frecuencia hay gente de
diversos idiomas, se conserven una o varia Misas en lengua latina, sobre todo cantadas.

49. En lo que se refiere al uso de la lengua latina o vernácula en las celebraciones


sagradas del los seminarios, obsérvense las normas de la S. Congregación de
Seminarios y Universidades sobre la formación litúrgica de los alumnos.
Los miembros de los Institutos que profesan los consejos evangélicos deberán
observar las normas que sobre esta misma materia se dan en la Carta Apostólica
Sacrificium laudis del 15 de Agosto de 1966 y en la Instrucción sobre la lengua que han
de usar los religiosos en la celebración del Oficio Divino, de la Misa conventual o de
comunidad, publicada por esta S. congregación de Ritos el 23 de noviembre de 1965.

50. En las acciones litúrgicas cantadas que se celebren en latín:

a) En igualdad de condiciones, ha de darse el primer lugar al Canto Gregoriano, en


cuanto es propio de la Liturgia romano 34. Úsense, pues, oportunamente sus
melodías contenidas en las ediciones típicas.
b) "También conviene que se prepare una edición que contenga modos más sencillos,
para uso de las iglesias menores " 35.
c) Estímense, foméntense e interprétense, según la oportunidad, las composiciones
musicales a una o varias voces, procedentes del patrimonio clásico o moderno36

30
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 36 párr.1; AAS 56,p.
109
31
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 36 párr.2; AAS 56,
p. 109.
32
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 36 párr.1; AAS 56
p. 109- 110
33
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 54; AAS 56, 1964,
p.115; S.C. de Ritos Inst. Inter Oecumenici (26 de set de 1964); N° 59: AAS 56 1964, p. 891.
34
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 116; AAS 56, 1964,
p.129.
35
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°116; AAS 56, 1964,
p.129
36
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°116; AAS 56, 1964,
p.129
51. Teniendo en cuenta las condiciones locales, la utilidad pastoral de los fieles y el
carácter propio de cada lengua, los pastores de almas juzgarán sobre la oportunidad de
usar en las celebraciones en lengua vernácula- además de las celebraciones en latín-
partituras del repertorio de música sacra compuestas en tiempos pasados sobre textos
latinos. No hay inconveniente, en efecto, en que en una misma celebración se canten
varias partes en lengua diferente.

52. Para conservar el tesoro de la música sacra y para promover nuevas creaciones del
canto sacro, "dése mucha importancia a la enseñanza y práctica musical en los
seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios,
así como también en los demás institutos y escuelas católicas ", sobre todo en los
Institutos Superiores destinados a este fin 37. Ante todo, promuévase el uso del canto
gregoriano, que por sus peculiares características es un fundamento de gran importancia
para el cultivo de la música sacra.

53. Las nuevas composiciones de música sacra deberán acomodarse fielmente a los
principios y normas expuestos. Por tanto, "presenten las características de verdadera
Música sacra y que no sólo puedan ser cantadas por las mayores "Schola Cantorum",
sino que también estén al alcance de los coros más modestos y fomenten la
participación activa de toda la asamblea de los fieles". 38
En lo que se refiere al repertorio clásico, revalorícense, en primer lugar, las
composiciones que responden a las exigencias de la nueva Liturgia. consideren luego
los peritos verdaderamente expertos en esta materia, la posibilidad de adaptar otras
composiciones a estas exigencias. Por último, las demás que no pueden ser acomodadas
a la naturaleza o a la adecuada celebración pastoral, resérvense para los ejercicios
piadosos, especialmente para las celebraciones de la palabra de Dios" 39.

VII
PREPARACION DE MELODIAS PARA TEXTOS EN LENGUA
VERNACULA

54. Al hacer las traducciones de las partes que luego serán puestas en música, de un
modo especial el Salterio, tengan cuidado los peritos de armonizar la fidelidad al texto
latino con la musicalidad del texto moderno, teniendo en cuenta el carácter propio y
demás leyes de cada lengua, así como el carácter y las características de cada pueblo.
Esta tradición, junto con las leyes de la música sacra, han de ser tenidas muy en cuenta
por los compositores al crear melodías nuevas.
Por lo tanto, la competente autoridad territorial procurará que en la Comisión
encargada de hacer las traducciones populares, haya peritos en esas materias, en la
lengua latina y en la vernácula los cuales trabajarán desde el principio de común
acuerdo .

37
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°116 ; AAS 56, 1964,
p.129
38
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°121 ; AAS 56, 1964,
p.130
39
Cfr. supra, N° 46.
55. A la competente autoridad territorial incumbe determinar si ciertos textos en
lengua vernácula que, acompañados de una melodía se conservan desde tiempos
pasados, pueden o no ser utilizados, aunque no coincidan en todo con las traducciones
de los textos litúrgicos legítimamente aprobadas.

56. Entre las melodías que hay que componer para textos en lengua vernácula, tienen
una especial importancia las que son propias del sacerdote o de los ministros, ya sean
textos cantados por ellos solos, o juntamente con la asamblea, o bien dialogando con
ella. En su preparación examinarán los compositores si las melodías clásicas de la
liturgia latina, que a este propósito se utilizan, pueden sugerir motivos musicales para
esos mismos textos en lengua vernácula

57. La nuevas melodías para el sacerdote y los ministros deben ser aprobadas por la
competente autoridad territorial 40.

58. Procuren las Conferencias Episcopales interesadas, que haya una única traducción
popular para una misma lengua hablada en diversos países. Conviene también que, en la
medida de lo posible, haya una o varias melodías comunes para las partes propias del
sacerdote y de los ministros y para las respuestas y aclamaciones del pueblo, para
favorecer así la participación comunitaria de aquellos que hablan una misma lengua.

59. Los compositores emprenderán su nueva tarea movidos por el afán de continuar una
tradición, que dio a la Iglesia un verdadero tesoro para el culto divino. Examinen las
antiguas obras, sus modos y propiedades, pero consideren también atentamente las
nuevas estructuras y necesidades de la Liturgia, de tal manera que "las nuevas formas
surjan en cierto modo orgánicamente de las ya existentes " 41 y que las nuevas
composiciones formen una nueva parte del tesoro musical de la Iglesia, que no
desmerezca del anterior.

60. Las nuevas melodías para cantar los textos en lengua vernácula necesitan
ciertamente experimentación para alcanzar la suficiente madurez y perfección. Evítese,
sin embargo, que, bajo el único pretexto de experimentación, sean ejecutadas en la
iglesia composiciones musicales que, desdigan de la santidad del lugar, de la dignidad
de las acciones litúrgicas y de la piedad de los fieles.

61. En los países dotados de propia tradición musical, principalmente en los países de
misión, la labor de adaptación de la música sacra exige de los peritos una especial
preparación 42; se trata, en efecto de armonizar convenientemente el sentido de las cosas
sagradas con el espíritu, las tradiciones y las expresiones propias del carácter de estos
pueblos. Es necesario que quienes se dedican a esto conozcan no sólo la Liturgia y la
tradición musical de la Iglesia , sino también la lengua, el canto popular y demás
manifestaciones del carácter de estos pueblos por los cuales trabajan.

VII
40
Cfr. S.C. de Ritos, Inst. Inter Oecumenici (26 de set. de 1964), Nos 42; AAS 56 pp. 886.
41
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 23 ; AAS 56, 1964,
p.106
42
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°119 ; AAS 56, 1964,
p.129-130.
LA MUSICA SACRA INSTRUMENTAL
62. Los instrumentos musicales pueden reportar una gran utilidad a las celebraciones
sagradas, tanto cuando acompañan el canto, como cuando se tocan solos.
"Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento
musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias
eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades
celestiales.
En el culto divino se puede admitir otros instrumentos, a juicio y con el
consentimiento de la autoridad eclesiástica competente... siempre que sean aptos o
puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan
realmente a la edificación de los fieles" 43.

63. Para admitir y usar instrumentos musicales ha de tenerse en cuanta el carácter y la


tradición de cada pueblo. Sin embargo, en toda acción litúrgica o ejercicio piadoso se ha
de excluir el uso de aquellos instrumentos que, conforme al común sentir y al uso
habitual, convienen únicamente a la música profana 44. Por consiguiente, todos los
instrumentos musicales admitidos en el culto divino han de usarse de modo que
contribuyan únicamente al esplendor del culto divino y edificación de los fieles, y se
acomoden a las exigencias de la acción sagrada.

64. Gracias a los instrumentos musicales que acompañan al canto, se sostienen las
voces, se hace más fácil la participación y se consiguen una más íntima unión de la
asamblea. Su sonido, sin embargo, no debe cubrir las voces hasta hacer difícilmente
perceptible el texto, y cuando el sacerdote o el ministro, en ejercicio de su propio
ministerio, pronuncian en voz alta algún texto, deben guardar silencio

65. En las misas cantadas o rezadas se pueden emplear el órgano o algún otro
instrumento legítimamente permitido para acompañar los cantos del coro y del pueblo;
los mismos instrumentos musicales se pueden tocar solo al comienzo, antes de que el
sacerdote llegue al altar, durante el ofertorio, durante la comunión y al final de la misa.

Esta norma, con las debidas puntualizaciones, puede también aplicarse a las demás
acciones sagradas.

66. El sonido solo de estos instrumentos no está permitido durante el Adviento,


Cuaresma, Triduo Sacro y en los Oficios y Misas de Difuntos.

67. Es absolutamente indispensable que los organistas y demás músicos posean no sólo
determinada pericia para tocar los instrumentos a ellos confiados, sino que además
conozcan y penetren el espíritu íntimo de la Liturgia, a fin de que aun cuando tengan
que ejercer su función improvisadamente, consigan embellecer la sagrada celebración,
conforme a la verdadera naturaleza de cada una de sus partes, y hagan más fácil la
participación de los fieles 45.

43
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N°120 ; AAS 56, 1964,
p.130
44
Cfr. S.C. de Ritos. Inst. sobre la Música sacra y la Sagrada Liturgia (3 de setiembre de 1958), p.652.
45
Cfr, supra. Nos. 24-25.
IX
COMISIONES PARA LA PROMOCION
DE LA MUSICA SACRA

68. La Comisiones diocesanas de música sacra prestan una muy importante


colaboración en la diócesis a la promoción no sólo de la música sacra, sino también de
la actividad litúrgico- pastoral.
Por lo tanto, conforme a las necesidades, créense tales Comisiones y trabajen luego
de común acuerdo con la Comisión de sagrada Liturgia.
Más aún , muchas veces será conveniente fundir en una sola ambas comisiones, que
se constituirá a base de técnicos en las dos ramas, para promover así más fácilmente su
desarrollo.
Se recomienda encarecidamente que, donde se crea oportuno, varias diócesis
constituyan una única Comisión, que de este modo, podrá llevar a cabo un plan
comunitario de actividad en una misma región y agrupar más provechosamente las
fuerzas.

69. La Comisión de sagrada Liturgia, que oportunamente ha de procurar crearse en las


conferencias Episcopales 46(46), se interesará también por la música sagrada; por eso,
deberán pertenecer a ella técnicos en música. Asimismo conviene que esta Comisión
mantenga relaciones, no sólo con las entidades que en la misma región se ocupan de
cuestiones musicales. Esta misma norma vale para el Instituto de pastoral litúrgica de
que se hablen en el art. 44 de la Constitución .

En la audiencia concedida el 9 de febrero de 1967 a su Eminencia el Cardenal


Arcadio M. Larraona, Prefecto de la S. Congregación de Ritos, el Sumo Pontífice
aprobó y confirmó con su autoridad la presente Instrucción, ordenando su publicación
y estableciendo que entre en vigor el domingo 14 de Mayo de 1967, domingo de
Pentecostés.
Sin que obste nada en contra.

Roma 5 de marzo de 1967, domingo "Laetare", IV de Cuaresma.

Card. SANTIAGO LERCARO


Arzobispo de Bolonia
Presidente del Consilium para la aplicación de la Constitución sobre la sagrada
Liturgia

Card. ARCARIO LARRAONA


Prefecto de la S. Congregación de Ritos

+ FERNANDO ANTONELLI
Arzobispo titular de Idicra
y Secretario de la S. Congregación de Ritos

46
Cfr. Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, N° 44 ; AAS 56, 1964,
p.112

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