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Este documento discute los peligros del relativismo y la "dictadura del relativismo" en la cultura contemporánea. Afirma que aunque es común escuchar que "todo es relativo", esta afirmación es contradictoria porque es una afirmación absoluta. También critica un reciente dictamen legislativo que establece la "identidad de género" como un derecho basado en la "vivencia interna" de cada persona, argumentando que esto disuelve los cimientos para el diálogo y puede llevar al criterio de la fuerza para resolver conflictos. Finalmente, señ
Descripción original:
La Palabra de Dios establece relaciones. Entre lo absoluto y lo relativo está lo relacional.
Título original
Eclesia 11-12 - Todo es relativo. Pero la Palabra - abreviado
Este documento discute los peligros del relativismo y la "dictadura del relativismo" en la cultura contemporánea. Afirma que aunque es común escuchar que "todo es relativo", esta afirmación es contradictoria porque es una afirmación absoluta. También critica un reciente dictamen legislativo que establece la "identidad de género" como un derecho basado en la "vivencia interna" de cada persona, argumentando que esto disuelve los cimientos para el diálogo y puede llevar al criterio de la fuerza para resolver conflictos. Finalmente, señ
Este documento discute los peligros del relativismo y la "dictadura del relativismo" en la cultura contemporánea. Afirma que aunque es común escuchar que "todo es relativo", esta afirmación es contradictoria porque es una afirmación absoluta. También critica un reciente dictamen legislativo que establece la "identidad de género" como un derecho basado en la "vivencia interna" de cada persona, argumentando que esto disuelve los cimientos para el diálogo y puede llevar al criterio de la fuerza para resolver conflictos. Finalmente, señ
¿Todo es relativo? Pero “la Palabra del Señor permanece para siempre”.
Este año, comenzamos la serie de notas comentando un poco Exhortación Apostólica
Postsinodal Verbum Domini, de Benedicto XVI. Terminamos el año, con una nota que la pone en el contexto ¿posmoderno? contemporáneo. Hoy es común escuchar la frase “todo es relativo”. Y esta frase es casi un dogma de la cultura dominante. Y, curiosamente, casi nadie critica esta afirmación, que es muy contradictoria. Pues, la afirmación “todo es relativo” es –contradictoriamente– una afirmación absoluta, una frase indiscutible, que no se acepta una idea diferente. Es ¡el absolutismo del relativismo! O, tan contradictorio como eso: es la intolerancia (o la dictadura) del relativismo. Un relativista coherente, que cree sinceramente que “todo es relativo” debería darse cuenta (en algún momento) que también lo que él dice y lo que él piensa es relativo. Por eso, yo suelo decir –haciendo una metáfora con los trenes– que el relativismo es una “estación intermedia”, cuya “terminal” lógica es el escepticismo: si todo es relativo, también es relativo lo que yo pienso... y, por tanto, mi postura final acerca de lo que se puede saber o afirmar sobre la realidad es “no sabe / no contesta”. Un avance preocupante de esta postura que se puede llamar “dictadura del relativismo” es el reciente dictamen de una comisión legislativa sobre “la identidad de género” que dice (literalmente) que esa identidad de género es un “derecho humano” que responde a “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”. Comienzo analizando lo de “sexo asignado” que es un vocabulario muy pobre: pareciera que a la persona de le asigna un sexo arbitrariamente... casi parece que el obstetra y la partera arrojan una moneda: “si sale cara, el asignamos “varón”; si sale ceca, “nena”...” La ecología nos ha devuelto la posibilidad de afirmar que hay leyes de la naturaleza que son intrínsecas a ella; no son la ocurrencia de un dictador de turno, ni son el resultado del consenso social. El sexo no es “asignado”; el sexo es reconocido a partir de un diseño real, natural y constatable. Más preocupante aún es el principio de que “lo real” es “la vivencia interna e individual... tal como cada persona la siente”. Es cierto que este dictamen de comisión (que aún no es ley) se pronuncia sólo sobre la identidad de género. Pero también es cierto que establece un principio filosófico, que –como tal– puede extenderse naturalmente a otras áreas de la realidad: lo que yo siento, de modo interno e individual, eso es lo real. ¿Por qué es preocupante? Pues porque disuelve todo cimiento para un posible diálogo: “Vos sentís lo que sentís; y yo siento lo que siento... Tu verdad es tu verdad; y mi verdad es mi verdad”... Ya no se puede dialogar en base a nada real; ya no se puede cuestionar a nadie; ya no se pueden establecer consensos. Entonces ¿cómo se soluciona un conflicto en que dos personas o grupos piensan completamente distinto? Pues bien, cuando ya no hay ninguna realidad constatable que establezca qué es lo verdadero, entonces sólo queda el criterio de la fuerza: quien tenga más poder impondrá “su verdad” a los demás. Si Hitler piensa que matar judíos es correcto, e Irena Sendler piensa todo lo contrario: Hitler matará judíos y si descubre que Irena los está ayudando también la matará a ella...1 1 Irena Sendler, conocida como «El Ángel del Gueto de Varsovia», fue una enfermera polaca que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos prácticamente condenados, Si se establece que la “vivencia interna e individual” de cada uno es “lo normativo”, se abre la puerta a todos los conflictos... ¿o alguien duda que en su “vivencia interna e individual” los hombres que estrellaron los aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York, estaban completamente convencidos que lo que estaban haciendo era correcto? ¡Tan convencidos estaban, que clavaron de punta esos aviones contra las Torres, y dieron su vida al hacerlo! En medio de este caos posmoderno, queda una “cosmovisión” coherente sobre Dios, el hombre y el mundo; sobre la historia y el más allá; sobre la moral y la mística... esa cosmovisión coherente que sobrevive es el Cristianismo... y, particularmente, el Catolicismo. Y por eso somos particularmente atacados por el relativismo. En medio de una posmodernidad en la que todo fluye, en la que todo cambia, “La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos” (1 P 1,25: cf. Is 40,8).