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CLASE 13

La educación para el siglo XXI. Debates historiográficos en la historia de la


educación reciente.

En la modernidad, la escuela era concebida como separada del trabajo,


pero en los '90 se buscó vincularla al sistema de producción desde una
perspectiva empresarial. Se reemplazó el modelo de producción
fordista/taylorista por redes de trabajo y enfoques de calidad total o error 0.
El sujeto de la modernidad era universal, libre, autónomo y emancipado,
mientras que el neoliberalismo proponía un sujeto consumidor,
competitivo, flexible, adaptable y mutable.
El texto de Ana Abramowsky sobre la propuesta de ley de educación
emocional difiere de aquellos que respaldan la ley, ya que ella enfatiza en los
afectos más que en las emociones. Se contrasta con los capítulos de
Puiggrós, donde se observa la intención higienista de "normalizar" a la
población y la imposición del discurso médico en la escuela, con un tono
moralizante. La propuesta de Malaisi busca señalar y corregir las emociones
adecuadas, adaptándolas a una moral existente, en lugar de considerar
cambios en las estructuras sociales y jerárquicas donde surgen dichas
emociones.
El texto cuestiona por qué la educación debe ocuparse
intencionalmente de las emociones y sugiere explorar "la ética de lo
afectivo" en el aula como temas interesantes para reflexionar sobre lo
trabajado en la asignatura hasta ahora. El texto se enfoca en el giro visual en
la educación y plantea la importancia de analizar cómo la escuela ha sido
constituida como un espacio visual. Luego, se centra en el análisis del texto
"Identidades y diversidades de género en la escuela" de Vásquez, Lajud y
colaboradores. Se mencionan ejemplos actuales relacionados con la
reproducción de estereotipos de género en las instituciones educativas. Se
destaca la necesidad de revisar el tratamiento de las identidades genéricas
diversas en la escuela, especialmente ante la legislación sobre educación
sexual integral, matrimonio igualitario e identidad de género.

El capítulo analizado muestra cómo la escuela ha contribuido a


fortalecer los estereotipos de género, pero también plantea categorías
analíticas para reflexionar y avanzar hacia una escuela más inclusiva. Se
menciona la importancia de pensar la sexualidad desde la perspectiva del
derecho y respetar la diferencia, la igualdad y la no discriminación. Además,
se hace referencia a otro texto feminista que propone una escuela no
heteronormativa ni androcéntrica, buscando desafiar los cánones
impuestos por el sistema heteropatriarcal y promover una educación
anticapitalista. En la asignatura se ha incorporado la perspectiva de género
para evitar un análisis esencialista, que consideraría que hombres y mujeres
poseen esencias fijas y complementarias. Se reconoce que las identidades de
género son construcciones sociales y jerárquicas influenciadas por diversos
factores como raza, clase social, educación y geografía.
Graciela Morgade, en su texto "Cuerpos sexuados en la escuela
secundaria: política y políticas", aboga por una escuela que promueva la
diversidad y la justicia social. Critica la reducción de la educación sexual a lo
privado y destaca la importancia de politizar esta temática para analizar la
discriminación y violencia que enfrentan los niños y jóvenes. Aboga por una
pedagogía sexuada que permita la convivencia de diversas voces en un
espacio común, en lugar de una visión monógama y uniforme.

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