La educación para el siglo XXI. Debates historiográficos en la historia de la
educación reciente.
En la modernidad, la escuela era concebida como separada del trabajo,
pero en los '90 se buscó vincularla al sistema de producción desde una perspectiva empresarial. Se reemplazó el modelo de producción fordista/taylorista por redes de trabajo y enfoques de calidad total o error 0. El sujeto de la modernidad era universal, libre, autónomo y emancipado, mientras que el neoliberalismo proponía un sujeto consumidor, competitivo, flexible, adaptable y mutable. El texto de Ana Abramowsky sobre la propuesta de ley de educación emocional difiere de aquellos que respaldan la ley, ya que ella enfatiza en los afectos más que en las emociones. Se contrasta con los capítulos de Puiggrós, donde se observa la intención higienista de "normalizar" a la población y la imposición del discurso médico en la escuela, con un tono moralizante. La propuesta de Malaisi busca señalar y corregir las emociones adecuadas, adaptándolas a una moral existente, en lugar de considerar cambios en las estructuras sociales y jerárquicas donde surgen dichas emociones. El texto cuestiona por qué la educación debe ocuparse intencionalmente de las emociones y sugiere explorar "la ética de lo afectivo" en el aula como temas interesantes para reflexionar sobre lo trabajado en la asignatura hasta ahora. El texto se enfoca en el giro visual en la educación y plantea la importancia de analizar cómo la escuela ha sido constituida como un espacio visual. Luego, se centra en el análisis del texto "Identidades y diversidades de género en la escuela" de Vásquez, Lajud y colaboradores. Se mencionan ejemplos actuales relacionados con la reproducción de estereotipos de género en las instituciones educativas. Se destaca la necesidad de revisar el tratamiento de las identidades genéricas diversas en la escuela, especialmente ante la legislación sobre educación sexual integral, matrimonio igualitario e identidad de género.
El capítulo analizado muestra cómo la escuela ha contribuido a
fortalecer los estereotipos de género, pero también plantea categorías analíticas para reflexionar y avanzar hacia una escuela más inclusiva. Se menciona la importancia de pensar la sexualidad desde la perspectiva del derecho y respetar la diferencia, la igualdad y la no discriminación. Además, se hace referencia a otro texto feminista que propone una escuela no heteronormativa ni androcéntrica, buscando desafiar los cánones impuestos por el sistema heteropatriarcal y promover una educación anticapitalista. En la asignatura se ha incorporado la perspectiva de género para evitar un análisis esencialista, que consideraría que hombres y mujeres poseen esencias fijas y complementarias. Se reconoce que las identidades de género son construcciones sociales y jerárquicas influenciadas por diversos factores como raza, clase social, educación y geografía. Graciela Morgade, en su texto "Cuerpos sexuados en la escuela secundaria: política y políticas", aboga por una escuela que promueva la diversidad y la justicia social. Critica la reducción de la educación sexual a lo privado y destaca la importancia de politizar esta temática para analizar la discriminación y violencia que enfrentan los niños y jóvenes. Aboga por una pedagogía sexuada que permita la convivencia de diversas voces en un espacio común, en lugar de una visión monógama y uniforme.