El texto habla sobre la presencia de la crisis en diferentes aspectos de
la sociedad argentina, como la política, la economía, la salud y la educación. Se menciona que en los últimos veinte años, el país ha experimentado cambios estructurales que han afectado la percepción de la identidad social. Antes, la sociedad se consideraba moderna, igualitaria, integrada y educada, pero ahora esa imagen ya no se sostiene debido a problemas como la pobreza, el desempleo, la desnutrición y la violencia. El enfoque principal del texto es la "cuestión de la institucionalidad" en el sistema educativo, donde se debate la pérdida de eficacia de las instituciones sociales, incluida la escuela, para mantener el orden y la normativa debido a la debilidad del Estado y los cambios en las estructuras familiares. Se destaca la importancia de la autoridad y las asimetrías en la escuela para el proceso de transmisión de conocimientos y la formación de hábitos democráticos. El texto también aborda la pérdida de la especificidad de la función escolar, relacionada con la aparición de otros agentes eficaces en la transmisión de información y conocimientos, así como el distanciamiento de los patrones modernos en la cultura pedagógica. En resumen, el texto analiza la percepción de crisis en Argentina, con énfasis en la situación de la educación y las instituciones sociales, y destaca la importancia de la autoridad y las asimetrías para mantener el orden y la formación democrática en la escuela.