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Fulco:
Ley 26150 (Ley de Programa Nacional Educaciòn sexual integral), el slogan segùn la
autora es que para el aparato hegemònico siempre hubo Educación sexual, vista como una
educaciòn sentimental determinada (manera de relacionarnos con nuestros cuerpos). En el
campo de la sexualidad, los discursos están jerarquizados, donde algunos resultan
hegemònicos. El debate es qué educación sexual enseñar. Hay que hacerle frente y
disputarle el lugar a la mirada cisheteropatriarcal. Hay que procurar la igualdad de trato y
oportunidades para varones y mujeres. Con la ley no alcanza, hay que velar por las polìticas
pùblicas, y se necesitan actores sociales en lugares estratégicos y especìficos. Hay dos
formas de pensar la ESI: Para arriba pa abajo (analizando las políticas de estado
ejecutadas por los distintos Ministerios); y de abajo parriba (analizando que realmente se
aplique ésto en las escuelas). Siguen existiendo vacíos y obstáculos. No se puede pensar
en la esi sin mirar el contexto histórico- político en que se inscriben sus prácticas
pedagógicas. El cambio de gobierno de 2015, exasperó las ideas facho contra la Esi, de
hecho atentaron contra ella con cierto vaciamiento ideològico. Lo bueno con esto es que los
colectivos LGTBIQ se hicieron más juertes, y tuvieron más voz, surgiendo entre las sombras
la figura del transvesticidio. Por lo tanto, en la escuela siguen perdurando los discursos
conservadores (S/ todo por parte de los adultos = ideologìa adultocéntrica). Los jóvenes
ahora tienen y dan voz a sus posturas políticas, en pos de sus posturas sexuales y de la
escuela pública. Se habla de la idea de que el aula se politizó gracias a que se propiciaron
los procesos de aprendizaje basados en ESI. La sexualidad y el género son dados por
dispositivos de adoctrinamiento por las prácticas patriarcales, generando desaprendizajes
en los jóvenes. Necesitamos deconstruir los paradigmas impuestos. Los jóvenes tienen
claras sus orientaciones sexuales y el sentimiento en si, tiene claro que la heterosexualidad
no es la única orientación sexual existente, ni la correcta. La ESI es un modo de mirar, una
perspectiva. Qué Educación sexual queremos?. Se trata de una educación sexual integral y
con perspectiva de género. Los docentes tienen un lugar de poder, cuando éstos conectan
con los jóvenes, se multiplican sus herramientas, capacidades, prácticas y discursos, a fines
a la libertad y al pensamiento crítico, o funcionales a un sistema opresivo. No es posible que
cualquier docente trabaje la ESI.
Valeria Flores:
“Qué” es aquello valioso de enseñar implica una toma de posición sobre qué es aquello
valioso de aprender (“por qué y para qué”), y se toman algunas opciones dentro del abanico
de qué contenidos se podrán en juego allí. Entender a la “sexualidad” como campo de
“contenidos a enseñar”, despliega también diferentes apelaciones sobre aquello que es
considerado valioso poner en juego en el contexto de la escuela. Tensión entre
“conocimiento” e “información”, la tensión entre “saber” e “ignorancia”, la tensión entre “el
sujeto ideal” y el “sujeto real”. Las formas primarias de las relaciones de poder, tendiendo a
establecer una distinción nítida entre el “género” como construcción social y la dimensión
biológica que establece el papel de “la mujer” y de “el varón” en la reproducción de la
especie humana
Michel Foucault: “Sexo” está de tal modo imbricado con el “género” que es más apropiado
hablar de “sistema sexo-género".
Judith Butler, sostiene que la presión social sobre los cuerpos leídos fenomenológicamente
y la necesidad de aceptación hacen que los sujetos reiteren actuaciones según los
significados hegemónicos (las “mujeres femeninas” por ejemplo) y que el “género” del sujeto
termina siendo un efecto de esas actuaciones, hay que entender al género entre los límites
de un voluntarismo omnipotente, y un determinismo absoluto
pedagogías críticas realizaron en torno de la cuestión de las formas de la desigualdad
desde la perspectiva del “sexo-género”.