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Nasio-Transferencia e Interpretación
Nasio-Transferencia e Interpretación
El inconsciente
'
la tra nsf ere nci a
·y la interpretación
del psi coa nal ista : ¡
un pu nto de vista*
JUAN DAVID NASIO* *
77
18 CAP . 7 . INCONSCIENTE, TRANSFERENCIA
1
M. M. Gill e l. Z. Hoffman, op. cit., vol. (, págs. 125-126.
INCONSCIENTE. TRANSFERENCIA E INTERPRETACIÓN 79
~
nos sobre el contenido de la interpretación y sus efectos en el paciente,
hacemos recaer el acento en el surgimiento de la interpretación en el
/ analista y en el contexto significante de su aparición. Es evidente
que una perspectiva no niega Ja otra y que estaremos también atentos a
las reacciones inmediatas y mediatas del analizante subsiguientes a la
interpretación. Pero a partir del momento en que nos interesamos J??r
la relación de la interpretación con las otras palabras y por la relac1on
de la interpretación con el analista como sujeto inconscie?lc, que~ª?
inmediatamente cuestionadas ciertas ideas que creemos bien adquiri-
das. Así, poi: ejemplo, la idea de eficacia de la interpretación o el lugar
que damos a los preceptos técnicos en la conducción de un análisis. Tal
cuestionamiento no alcanza sólo a las ·ideas: la posición del analista
respecto de su paciente, la manera de considerar su función y, muy
particularmente, los objetos que él fija al análisis, son aspee.tos éticos
de nuestra práctica que deberían ser reconsiderados a la luz de nuestra
concepción.
Decíamos que cada punto de vista engendra los propios problemas
que tendrá que resolver. Pero ahora sería necesario añadir que tam-
bién elige sus propios "padres". Así, el mismo Freud de "La dinámica
de la transferencia", del que Gill hace un examen minucioso en los pri-
meros capítulos de su libro, con una frase escrita en el mismo año
( 1912-1913) abre una perspectiva muy cercana al concepto de inter-
pretación que sostenemos. La cita es la,siguiente: "Pero he afirmado,
y no sin buenas razones, que cada uno de nosotros posee en su propio
inconsciente el instrumento con el cual puede interpretar las manifes-
taciones del inconsciente del otro". 2
Si se sostiene esta concepción, donde el acento recae en el origen
inconsciente de la interpretación, los términos del problema y el pro-
blema mismo planteado por Gill cambian totalmente. Gill utiliza la
expresión clásica de "interpretación (o análisis) de la transferen-
cia:•~ com? si la transferencia fue~a el objeto al que apunta la interpre-
tacion, mientras que nosotros; sin detenernos particularmente en el
contenido de lo que la interpretación dice, la consideramos como la
prueba misma de 1~ existencia de la tr~nsferencia. La interpretación
es para nosotros mas un efecto producido por la transferencia que un
\ element~ que. actúa sobr~, la transferencia. La fórmula que propone-
\mos sena: la ~nterpretac1on es la puesta en acto de la transferencia.
, Con est~ formula nos enfrentall}OS a un obstáculo distinto del que
.nfrenta G11l. en su concl~sión. Este se preocupa por privilegiar
,a lransferenc_1a en tanto obJeto alcan7.ado por la interpretación; noso-
tros, en cambio: tenemos que r~solver una dificultad diferente: ¿cómo
~reservar la tesis de que el valor efectivo de una interpretación analít" _
ca depende de su estatuto de formación del inconsciente y no de pr;-
\
2 S. ~rcud, "La disposición a la neurosis obsesiva", Obras completas Bibliot N
va, Madrid, 1972, pág. 1 738-1 743. ' cea uc-
'--At-' . I . INCONSCIENT E , TRANSFEREN CIA
1
,, · c_ pto~ que la reglamentarí an, sin caer así e~ la imagen de un analista
s1 enci?so que espera "la inspiración inconsciente " para intervenir?
DeJemo~ nuestra pregunta sin respuesta y volvamos al concepto de
lransferene la. Retomemos la distinción que Gill establece a lo largo
de toda su obra entre los planos transferencia } y extratransfer encial
genético. Sería excepcional leer esta distinción en un trabajo de orien-
tación lacaniana. Una vez más, aquí nuestra preocupació n es otra que
la de Gill. Su concepción de la transferencia lo lleva a escuchar las
palabras del paciente según ·se refieran o no, de manera explícita o
implícita, a la relación analítica. Si se refieren a ella, nos encontramos
\\en el plano transferencia (, si no, en el plano extratransfet encial o gené-
tico. La incidencia de la interpretació n se mide entonces relativament e
en relación con uno u otro. En nuestra práctica habitual también tene-
mos en cuenta las alusiones del analizante a la relación con su analista
y algunas de nuestras inte1vencion es dependen de ello, pero no con-
cluimos por tanto que nos encontramo s en el interior o en el exterior .
del plano transferencia l. Si fuera necesario delimitar la ext~nsión del
campo transferencia !, diríamos que es infinita, incluyendo el conjunto
de la vida del paciente y de su analista durante ese particular segmen-
to de historia que constituye un análisis. Pero "adentro" y "afuera" de
la transferencia no son nuestras categorías.
La concepción del inconsciente estructurado como un lenguaje
nos lleva a una concepción diferente de la transferencia . Existen dos
tipos de lazos transferencia les: uno tejido por el amor y el odio; el otro
tejido por la emergencia del inconsciente en uno u otro de los interlo-
1cutores del análisis. El primer tipo pertenece a la dimensión
imagina-
ria; el segundo, del que se trata a propósito de la interpretació n como
puesta en actot pertenece a la dimensión simbólica. 3 Este es la condi-
ción solidaria de aquél; sin el amor o el odio de transferenci a no podría
haber la realización simbólica inconsciente que sella en
un instante, al
interior o al exterior del consultorio del analista, la relación del análi-
sis. La aparición de un sueño, de un lapsus o de un síntoma nuevo, tan-
to en el analista como en el paciente confirma que se ha establecido un
vínculo simbólico. Nada nos une tanto al otro como una respuesta
dada sin que lo advirtamos: el psicoanalist a escucha las palabras de su
paciente. las olvida y sabe esperar que vuelvan. Pero sólo cuando le
vuelv~n convertidas en un sueño soñado por él mismo, en un acto falli-
do mientras habla o en un gesto imprevisto existirá verdaderam ente
transferencia . La transferenci a está más presente en un lapsus cometi-
do por. ~I, analista hablando de su paciente en el transcurso de una
supe~1s1on que en una manifestación, implícita o no, de amor transfe-
r~nc1~l. proveniente del paciente mismo. En el nivel de ese registro
simbol_1co de la transferenci a -y sólo allí- el psicoanalist a es el igual de
su paciente. Volveremos sobre ello.
3
Los términos de imaginario y simbólico constituvcn 1·unto con lo Real ' la tríada
propucsLa La · ·· •
b_ por can en_ 1953 (tnada n;tomada en 1973 según la topología del nudo
orromco) para categonzar diversas entidades analíticas.
RPR ETA CIÓN 81
INCO NSC IENT E, TRA NSF ERE NCIA E INTE
• 1
sfer enci a.
Con side rem os ahora la dim ensi ón ima gina ria de Ja tran
psic oan alíti cos
El térm ino "im agin ario ", muy emp lead o en los escr itos
usiv a de imá-
franceses, es eng año so. Deja escu cha r una prio rida d excl ucir la resp e_ct o
genes especulares, fantasmáticas, etc., que el suje to prod una o~gan1za-
del otro. El orde n ima gina rio con siste efec tiva men te en
adq~ne~en la
ción de imá gen es yoicas libid inal men te inve stid as, qu~
form a de afec tos o pasi one s prim aria s: el amo r y el odio
y, s1gu1endo
que pro pon e
una dete rmin ada infl uen cia hind ú, una terc era pasi ón
en -sob re todo
\Lacan: la igno ranc ia. Pero lo que cara cter iza este ord
l<;>sjui~ios y las
en lo que se refie re a la tran sfer enc ia- son las cr~e ncia s,lo 1mag1nano es
supo sicio nes imp lícit as en las pala bras del anah zant e;
ho mis mo de
fund an1e ntal men te la ficción que se inst ala por el hec
un pod er ficti-
hablar. El paci ente habl a, y su pala bra crea el luga r de
es la auto rida d
cio que el psic oan alist a pod rá o no ocu par. Una cosa
ad pers ona l y
que le adju dica la confianza, just icad a o no, en la cap acid
ficti cio que se
profesional del analista, y otra muy dist inta es el pod er, inte nta enc on-
esta blec e cua ndo el anal izan te, que sufr e de un sínt oma
diri gién dose al anal ista . Sin dars e
\ \trar las razo nes de su sufr imie nto rloc utor ese luga r únic o: el de
cue nta, el pac ient e asig na a su inte
da de una res-
ser el dest inat ario excl usiv o de su que ja y de la bús que acti tude s, los
pue sta al porq ué de su sínt oma . El amo r y
el odio , las
y ana liza n te
roles y las imá gen es mut uam ente reflejadas entr e ana lista
es al hec ho de
descansan en ese fondo de suposiciones ficticias inhe rent
nto.
sufrir, de hab lar y de bus car resp uest a a ese sufr imie
te aten ción
Cua ndo Mer ton Gill acon seja al psic oan alis ta qi..e pres gen que
4
a l~ ima
no sólo a la acti tud del paci ente haci a él, sino tam bién
ecto ; o cua ndo ,
el paci ente se5 hace de la acti tud del anal ista a su resp
duz co: imá ge-
con Hoffman, seña la la imp orta ncia de ubic ar el rol (tra
noc emo s allí
nes y acti tude s) que el paci ente asig na al anal ista , reco
ria. Tod as esas
,\las ~an ife~ taci o?es ~e u_na tran ~fer enci a ima_gina es, etc. - son
hlan1festac1one~ 1mag1nanas -act itud es, role s, imá gen can do res-
, bus
en nues_tra opin ión sólo los efec tos de una pala bra que
rse la pala -
puestas, cree que las resp uest as son posi bles . Al enu ncia '
\ bra crea el dios que la escu cha.
esas res-
. ~o po? emo s demost~arlo aquí, pero la cree ncia en que hab itua l
,o , muy
puestas exis ten' ! son posi bles corr espo nde al prej uici
yo dob le, una
en nu~stros pa~1ente~, de cree r que el inco nsci ente es un
o de supo si-
e~pec1e _de_ g~n10 mal igno q'!e llev amo s den tro. Este fond prin cipa l: la
cion es f1cuc1a_s puede_reduc1rse a una sola y únic a ficc ión
ser sing ular .
de su:o ner al 1nconsc1ente com o si fuer a un suje to o un
r la falsa
~e~ ? ha.. prop uest ? un con ~ep to-f órm ula para desi gna
inco nsci ente es
suposi_cion de qu~ el suJeto es el inco nsci ente o que el
un S~Jeto: ~I _SuJe!o s~pu esto S~ber. Desde nueesta stra pers pect iva, la
tran sfer enci a 1mag1nana se orga niza alre ded or de ficc ión que hac e
6
Dicho aforismo quedaría incompleto si no incluyéramos un tercer término: el
sujeto. Un significante (S 1) representa al sujeto par-a otros significantes (S ). Digamos
2
solamente que este sujeto no debe confundirse con el individuo. sino más bien identifi-
carse con la idea abstracta del sujeto de la experiencia analítica. Véase J. D. Nasio, .. L'cn-
tan t magnifique de la psychanalyse", en Ch. Bourgois, L'inconscieme a venir, Paris, 1980,
págs. 29-55.
LA TRANSFERENCIA SIMBÓLICA 83
LA TRANSFERENCIA SIMBÓLICA
Si extraemos rigurosamente todas las consecuencias de este con-
cepto de inconsciente, llegamos a tres proposiciones y una tesis acerca
de la transferencia. Puesto que el conjunto de estas proposiciones no
ha sido formulado explícitamente por J. Lacan, tomo a mi cargo la res-
ponsabilidad de su formulación.
a) Si el inconsciente está estructurado como un lenguaje; es decir,
si existe como la actualización en una formación psíquica local (S ) del
conjunto virtual de significantes (S 2}, entonces no ha de busca~e ni
antes ni de~p':1és del ~contecimiento psí~uico, sól? hay inconsciente en
\\el acontecimiento mis~o. Por co_ns1gu1e~te, sena erróneo creer que
ante~ del lapsus, por ejemplo, el_ 1nconsc1ente estaba a la espera para
ma~1festarse o que, por ~I contra_no, después del lapsus queda una huella
de el que se ha vuelto 1nconsc1ente.
b) _Tratán~os~ de significantes no se trata de personas; en conse-
c~e~~•a, ese s1gn1fi~ante (S 1) puede actualizar la cadena de los otros
significantes a traves de uno o de los dos interlocutores del · 1· ·
Una vez t 1· d
, · 'fi · ana
ac ua iza o un s1gn1 cante, otro surgirá en alguien diferent 1s1s.
mas tarde y ~l vez no necesariamente en el espacio de las sesi e,
lalp~dus cometido por el analizante se repetirá luego ba;o l f oneds. El
o v1 o, de un acto fallido o incluso d l :.i a . orma e un
otr~ persona, el analista, con uien ext otro apsus come~1~0 po.r esta
\ (Sujeto
·c
supuesto Saber) En cqada . ~te luna transferencia imaginaria
ocas1on a ocu · 'ficante
· s1gn1
d11erente, aun cuando se· trate de un . . rrenc1a será
no será nunca idéntico al siguient:c~nte~~1ent:emejante: tal sueño
rente el sujeto que se equivoca: tai a~ ien ca _vez puede ser dife-
por tal palabra inventada por el ana~~~nopdel anahzante_será seguido
temente de las personas en re . : ero cada vez, independien-
habla o sufre en la relacióJ trsen~1a, in?ependientemente de quien
mente la misma relación matrt~sl erenc~al, .tendremos indefectible-
significante y todos los otros. c1a constitutiva del inconsciente: un
84 CAP. 7 . INCONSCIENTE. TRANSFERENCIA