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El fluir en Csikszentmihalyi

Mihaliy Csikszentmihalyi (léase siks-zent-mi-ja-li) es el principal representante


del fluir, con su obra Flow. The Psychology of optimal experience, que ha sido un best
seller mundial, traducido al castellano con el título de Fluir (flow). Una psicología de la
felicidad (Csikszentmihalyi, 1997). Otras obras de Csikszentmihalyi son Creatividad. El
fluir y la psicología del descubrimiento y la invención (1998) y Aprender a fluir (1998).
El “fluir” (flow) es la experiencia óptima que a veces experimentamos, en la que
sentimos una especie de regocijo, un profundo sentimiento de alegría o felicidad, que y
que se convierte en un referente de como nos gustaría que fuese la vida. Normalmente es
consecuencia de un esfuerzo voluntario para conseguir algo que valga la pena, ya sea en
el ejercicio de la profesión, la resolución de un problema, en el tiempo libre, en el juego,
etc. Es algo que hacemos.
La experiencia óptima es tan placentera que las personas están dispuestas a
experimentarla por el puro motivo de gozar de ella. Se puede experimentar el fluir en el
trabajo, en el amor, en las relaciones sociales, en el tiempo libre, etc. Pero no se logra al
estar sin hacer nada. Csikszentmihalyi demostró que se es más feliz trabajando en algo
que nos gusta, que tumbados en el sofá de casa haciendo zapping.
Se le denomina "flujo" o “fluir”, porque esta palabra, corta y simple, describe muy
bien el fenómeno. Mucha gente entrevistada en las investigaciones de campo realizadas
por Csikszentmihalyi durante más de veinte años, usó el término flujo o similares, en sus
descripciones. Por ejemplo: "siento como si la vida fluyera a mi alrededor", "era como
estar flotando", "me sentía llevada por el flujo". Estas y otras similares, son expresiones
características para describir la experiencia óptima del fluir.
El fluir puede representarse mediante la figura 10.1, donde hay unos ejes de
coordenadas. En el eje de ordenadas están los retos ante los que se presenta el individuo,
que pueden ser altos o bajos. En el eje de abscisas están las competencias que posee el
individuo, que también pueden ser altas o bajas. Supongamos un alumno con dificultades
de aprendizaje que está estudiando secundaria. Se le coloca ante un problema de
matemáticas sobre sistemas de ecuaciones. Tiene la sensación de no entender nada. El
reto es superior a sus competencias. Este alumno se situará en el área de la ansiedad. Por
otra parte, imaginemos una chica muy buena estudiante a la que se plantea un problema
propio de tres cursos anteriores; probablemente le parezca tan fácil que ya no tiene
atractivo: entrará en la zona de aburrimiento. Entre la ansiedad y el aburrimiento se sitúa,
tal como queda reflejado en la figura 10.1. el canal de flujo, en el cual los retos están en
consonancia con las competencias. El sujeto sabe que se tiene que esforzar, pero también
sabe que está en condiciones de superar el reto. Meterse en el canal de flujo supone
implicarse en la tarea de tal forma que se puede perder la noción del tiempo, ya que se
está disfrutando con lo que se está haciendo, aunque no haya conciencia de ello.
Altos

Ansiedad

R
E
T
jo
O flu
S e
ald
n
Ca

Aburrimiento
Bajos

Bajas COMPETENCIAS Altas

Figura 10.1. Fluir (modelo simple)

Figura 10.2. Fluir (modelo complejo)

La teoría del fluir conlleva a la atención individualizada en los procesos de


aprendizaje. Uno de los retos de la educación actual consiste en aplicar las técnicas y
estrategias oportunas para que el alumnado se sitúe en el canal de flujo. Esto no se
consigue cuando se explica lo mismo para toda la clase. En cambio sí se puede lograr
cuando se le da a cada miembro de la clase una actividad que está en consonancia con sus
competencias. Hemos tenido ocasión de poder observar clases en las cuales se ha dado un
material de lectura, con unas actividades posteriores, donde toda la clase se ha implicado
en ello. El silencio ha sido tal, que el profesorado se ha sorprendido. En este sentido,
animar y motivar hacia la lectura individual, junto con la realización de ejercicios y
actividades de aprendizaje autónomo, son estrategias que suelen funcionar. También
suelen funcionar los trabajos en grupo y el aprendizaje cooperativo, junto con otras
técnicas didácticas.
El alumnado que no llega a implicarse en la tarea hasta poder experimentar el
canal de flujo, probablemente no llegue a sentirse motivado hacia el aprendizaje. El
alumno que está en la zona de ansiedad, podrá permanecer allí hasta un cierto tiempo.
Pero llegará un momento en que se encontrará con el síndrome de indefensión adquirida,
del cual se habla en el capítulo sobre teorías de las emociones. En la mayoría de aulas,
sobretodo de secundaria, hay algún alumno con el síndrome de indefensión adquirida. Es
aquel alumno que puede suspender cinco o más asignaturas. Probablemente durante un
tiempo procuró esforzarse. Pero sus esfuerzos fueron improductivos. Ante la acumulación
de experiencias negativas, la percepción de ineficacia, la disminución de al autoestima
que esto puede suponer, etc., ese alumno llega un momento en que dice “ya le da igual”.
No es que realmente le dé igual, pero necesita decirlo para adoptar un comportamiento
típico de la indefensión aprendida: como haga lo que haga no voy a aprobar, no merece la
pena que me esfuerce. El profesorado debería prevenir este síndrome. Una forma de
hacerlo es procurando implicar al alumnado en el canal de flujo.
¿Cómo podemos aprender a fluir en las relaciones sociales y en el trabajo?
Csikszentmihalyi (1998: 394-420), resumiendo largos años de investigación empírica,
ofrece abundantes sugerencias al respecto. Intentamos resumirlas en las siguientes frases
escritas telegráficamente, ya que son una orientación de cara a la educación y al bienestar
emocional. Para más detalles remitimos a las obras de Csikszentmihalyi que están
referenciadas en la bibliografía.
Despiértate por la mañana con una meta que te ilusione. Si haces algo bien, se
vuelve agradable. Convertir cualquier actividad en una ocasión para fluir. Para seguir
disfrutando de algo hay que incrementar su complejidad. Aspira a la complejidad. Hazte
cargo de tu horario. Saca tiempo para la reflexión y relajación. Modela tu espacio de tal
forma que sea agradable y que haya un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.
Descubre lo que te gusta y lo que no te gusta. Haz más aquello que te gusta y menos
aquello que no te gusta. En oposición a la apatía crónica, las personas creativas y capaces
de incrementar sus experiencias de flujo están en estrecho contacto con sus emociones:
son sensibles al dolor, aburrimiento, alegría, interés y demás emociones. Cultiva lo que te
falta. Pasa con frecuencia de la apertura al aislamiento. Mira los problemas desde tantos
puntos de vista como sea posible. Imagina las consecuencias del problema. Pon en
práctica la solución. Produce tantas ideas como puedas: abundantes, diferentes,
improbables. Utiliza el pensamiento divergente. Concéntrate en un campo especial de tu
interés. Piensa que lo que realmente importa no es si tu nombre ha quedado unido a un
descubrimiento reconocido, sino si has vivido una vida con plenitud.

Texto extraído a partir de:


Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.

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