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FASE 71: MOVILIZACION DE RECURSOS

1. FORMAS DE BLOQUEO

1.1. Mensajes internos dese nergetizad ores

1.1.1. Descripción

Podemos comparar este problema a la vivencia interior de la audición de una serie de mensajes
grabados (como en una cassette, o como un ¡oro recitando consignas) destinados a convencer a
una persona de que lo que quiere es una tontería, una locura, algo imposible, o inmoral, o raro.
Esos mensajes van directamente a dar en la línea de flotación de¡ barco de la ilusión y la energía
que ella implica naufraga indefectiblemente, sin llegar a buen puerto, o llegando sólo los restos
de¡ naufragio, sin interés ya en la arribada.

Casi todas las personas, en un momento dado, han escuchado internamente algún tipo de mensaje
parental "grabado" repetitivo y monótono, y que suele tener una finalidad protectora ante
decisiones arriesgadas, en un último intento por detener el proceso. Un caso muy específico que
hemos constatado en múltiples ocasiones es la frecuencia con la que una persona con ansiedad
generalizada ha tenido detrás una madre cuya expresión favorita en la infancia era "¡Cuidado!" y
que acaso continúa siendo la preferida para dar esta persona a sus hijos).

Como se dijo en Gímeno-Bayón y Rosal (2002) es más aparatoso en los casos de trastorno
pasivo-agresivo de la personalidad, porque en ella tienen un tinte agresivo o generan un
comportamiento opuesto al deseado. Pero son muy frecuentes en el trastorno por dependencia y
en el obsesivo-compulsivo.

1.1 .2. Observaciones para el psicodiagnóstico

A la persona le cuesta imaginarse logrando las cosas, no se implica emocionalmente en fantasías


positivas o, al revés se imagina que no consigue las cosas que se propone o evita imaginárselo.
También puede quejarse de falta de ganas para llevar adelante lo que se ha propuesto, o se escuda
en el cansancio para detener el proceso, o se queja de que haya que esforzarse para conseguir las
cosas, o dice que son muy difíciles.

También puede expresar frases de desesperanza estereotipadas (refranes pesimistas, expresiones


culturales desenergetizadoras, etc) y dirigírselas a los otros, entendiéndolo como una manera de
cuidarles.

No suele ser difícil, por otra parte, que la propia persona reconozca este diálogo interno
torturante.

1.1.3. Procedimientos de intervención


Es relativamente fácil sacar a la luz las frases desenergetizadoras. En grupo puede ese proceso
adquirir un aire semi-lúdico, empleando la metáfora de un loro criticón y repetitivo, y luego
constatar que los diferentes miembros de¡ mismo van reconociendo que las frases de¡ Ioro" de los
demás son, en buena parte, idénticas a las que les recita su propio loro: %o imagines que te
saldrás con la tuya"; "Sí, sí, ¡ya verás luego cómo lo lamentas!"; "Esto nunca se ha hecho"; %o te
las quieras dar de sabio"; "En nuestra familia, no"; "¿Estás seguro?" "Y si ... (mención de la
catástrofe)"; "cuanto más alto suba más dura será la caída..."; "¿Para qué lo dices, si luego no lo
vas a hacer?" Y otras lindezas semejantes.

Hay entonces un primer paso consistente en analizar sólo una primera vez cada una de las frases
para situarlas en un contexto de probabilidad real. Después hay que negarse a volver a hablar de
ello, pues sería dedicar tiempo y energía hacia algo ya clarificado.

El segundo paso consiste en que mientras se analizan las frases, conviene rescatar de ellas la
intención positiva escondida tras las mismas, pero transformada ahora en una expresión
igualmente positiva y alentadora: "¿No hay otra frase que podría ayudar más en este tipo de
momentos?". "Me gustará que seas feliz" puede ser multiuso (y suele ser lo que hay tras tanta
hojarasca).

El último paso consistirá en dotar a la persona de un método para detener el mecanismo


desenergetizador. Pueden valer diferentes salidas, como por ejemplo:

a) La detención de pensamiento, al estilo de la modificación de¡ comportamiento.

b) La introducción de cambios en el recitado interno de las frases, al estilo en que propone


Sheehan (1987), poniéndoles una voz cómica, como la de¡ Pato Donald, o una música de tango, o
lentificándolas igual que en una cassette que está perdiendo pilas y luego acelerándolas hasta
hacerlas incomprensibles, etc.

c) Imaginar que las frases salen de un cassette al que se le baja el volumen hasta hacerlo
inaudible, o se le para. 0 que se trata realmente de un ¡oro al que se le cierra el pico con una cinta
adhesiva industrial, para que no pueda hablar o enmudece cuando se le dice "¡Cierra el pico!".

d) Se puede dramatizar una lucha física entre la propia energía, representada por un colin, con la
voz, representada por otro cojín (que puede sostener el terapeuta u otro miembro de¡ grupo,
intentando aplastar el de la energía, hacia el que la persona puede descargar la rabia que suele
tener cuando toma conciencia de lo destructivo de estas voces. Normalmente a la lucha (en la que
gana la energía, por supuesto, aunque no hay que ponérselo excesivamente fácil) suele surgir una
redecisión para el futuro de suprimir las voces desenergetizadoras o de dejarlas que se mueran de
aburrimiento a fuerza de no hacerles caso.

e) Se puede inducir una actitud de "pasotismo" respecto a esos mensajes literales, preguntándole
al sujeto qué haría con un mentiroso que, cada vez que la persona tiene ilusión por algo, aparece a
su lado a contarle mentiras para quitarle la ilusión y que fuese un sujeto pegajoso que no se puede
"quitar de encima". Normalmente las personas responden que lo que harían es no hacerle caso.
Esto es otra manera de poder vivir durante un tiempo, en tanto se extinguen estos mensajes, sin
necesidad de dedicar energía en suprimirlos, simplemente restándoles atención.

Dada la capacidad movilizadora que tiene la actividad imaginaria, se pueden plantear algunas de
ellas específicamente destinadas a movilizar emocionalmente y desarrollar suficiente energía y
voluntad como para hacer posible el éxito de¡ proceso.

Suele ser especialmente indicada la "Fantasía de¡ Proyecto", poniendo especial atención en el
comportamiento de¡ sujeto ante las voces desenergetizadoras que intentan evitar que avance por
el camino.

También hemos comprobado la fuerza que tiene imaginar, con la metodología de PNIL y dentro
M espacio interno en que la persona visualiza internamente el futuro, la ,colocación de una
especie de gran diapositiva vívida -con las submodalidades

idiosincráticas que más motiven a la persona (Bandler, 1988)1- en la que aparece la persona
después de haber logrado su objetivo, entreteniéndose en su expresión de satisfacción. A
continuación se te puede pedir que establezca algún tipo de vínculo con la diapositiva (con el
cruce de miradas, o creando una especie de rayo luminoso entre ambas, etc.) a través M cual se
deje circular la energía fluyendo desde la figura de¡ futuro hacia el sujeto en su momento
presente.

No hay que obviar que en algunos casos las voces son más sutiles y, en lugar de proponer un
boicot directo de la prosecución del proceso, lo que se proponen es distraer a la persona del
mismo, pero conduciéndolo igualmente a un bloqueo. Las voces bloqueadoras deberán recibir
igual tratamiento, aunque aparezcan disfrazadas.

Puede ayudar el contrapesar los mensajes desenergetizadores con la respiración repetitiva


(siempre sin llegar al aburrimiento, y por ello no hace falta que sea mucho rato) de frases
energetizadoras, ayudando a la persona a imaginar que introduce esas fases en su cuerpo con la
inspiración, y con la espiración las pasea por todo su interior vivificándolo y llenándolo de
energía.

Además de estas intervenciones centradas puntualmente en el problema en sí, seguramente habrá


que investigar temas de guión, especialmente en lo que se refiere a los mandatos %o me superes",
%o triunfes" y a los impulsores "Sé Perfecto" y "Esfuérzate".

Y también habrá que verificar que la persona no tenga una visión del éxito catastrófica, al que
atríbuya algunas consecuencias negativas como las que señalan Burka y Yuen (1992), con lo que
la persona esté buscando eludir el peligro que el éxito puede comportar. Las autoras citan, como
posibles pensamientos en torno a los peligros del éxito:

• mis ilusiones podrían despedazarme

• siempre queda trabajo por hacer


• uno se siente sólo en la cumbre

• perdería el control sobre mi vida

• mis relaciones con los demás cambiarían

• la vida parecería aburrida

• sería completamente responsable de mí mismo

• no volvería a ser una persona agradable

lo quizá no merezco esto

En este caso habrá que trabajar con la falsedad de los temores o con la adquisición de cualidades
que permitan vivir el éxito sin caer en ninguna de sus posibles nefastas tentaciones o
consecuencias.

1.2. Mensajes externos dese nergetizadores

1.2.1. Descripción

Al igual que señalamos para los casos señalados en el capítulo anterior en el apartado 3.1.2.,
especialmente vulnerables son los sujetos que se encuentran en situaciones de dependencia.
Como además, no son mensajes que abiertamente coaccionan a que la persona haga o deje de
hacer, sino que van dirigidos a su manejo energético, la persona que los envía no suele sentirse
especialmente culpable, pues siempre puede alegar que "yo no he hecho nada. ¿0 es que no puedo
hablar y decir lo que pienso7'. Con lo cual tiene su parte de razón porque es el propio sujeto el
que tiene el poder de reducir o no su nivel de energía (aunque la persona emisora tiene su parte,
por el envío de invitaciones de este estilo).

Aún cuando la persona pueda ser inocente y simplemente se encuentre en un medio hostil, no hay
que descartar la posibilidad, en algunos casos, que la propia persona haya provocado que le den
este tipo de mensajes para justificar el bloqueo de¡ proceso, como por ejemplo la persona que
juega a "Si no fuera por ti" (Berne, 1979) en el que se ha buscado un medio restrictivo para
justificar su retirada respecto a determinadas actividades o situaciones que le dan miedo.

Por otra parte la fuerza de los mensajes no vendrá dada sólo por el contenido de los mismos, sino
por la sensibilidad de¡ receptor y el tipo de vínculos que le unen al emisor. Una mirada crítica de
una persona puede no significar nada para su compañero de trabajo, pero puede ser muy
terrorífica para un subordinado hipersensible.

1.2.2. Observaciones para el psicodiagnóstico

Como el problema es tan groseramente evidente la persona lo introduce ella misma en la consulta
terapéutica en términos de temor. Pudiera ser que en algunos casos de lenguaje no verbal la
persona no sea tan consciente de¡ mensaje concreto en sí, pero en cambio perciba claramente el
miedo que le entra tan sólo de pensar en hacer determinada cosa que contradiga los deseos del
otro.

1.2.3. Procedimientos de intervención

La intervención más frecuentemente aplicable será la de la identificación de los juegos de poder


de la familia 1ntimidación" (ver Anexo VI), y la creación de alternativas a los mismos.

Igualmente aconsejable serán los trabajos relacionados con la asertividad citados en el Anexo 1.

Algunas situaciones se prestarán al trabajo con los vínculos conflictivos, mediante intervenciones
de Terapia Familiar.

En algunas ocasiones lo más oportuno será -cuando se mezclen elementos de culpa neurótica por
desobedecer las expectativas de¡ otro- un trabajo inicial con la culpa, seguido de un diálogo
gestáltico con el autor de los mensajes desenergetízadores.

En otras, será más oportuno, tras e¡ trabajo con la culpa, la "Fantasía de¡ Modelo Ideal", o la
propuesta de un ensayo de comportamiento dramatizado, que incluya la desensibilización hacia
los posibles elementos desenergetizadores. En este último caso puede ser importante que la
persona tenga una frase fija que pueda repetir, a modo de la "Técnica de¡ disco rayado", tal como
señala Castanyer (1996), para mantenerse en la propia decisión sin malgastar demasiadas
energías en convencer al otro, sobre todo cuando es una persona experta y rápida en ir
redefiniendo el tema para coger al otro desprevenido.

Por ejemplo: una mujer que había decidido dejar el trabajo, porque no le compensaba toda la
insatisfaccion de trabajar en un ambiente de tensión como la que creaba su jefe en el entorno, que
además hacía más ineficaz el trabajo, se veía a la vez incapaz de dejarlo, por temor al estilo de
interacción de este jefe. Se representó la escena temida, incorporando la cliente primero al figura
de¡ jefe (un hábil manipulador). Eran tantos, tan rápidos y tan distintos los argumentos (unas
veces amenazaba, otras culpaba, otras suplicaba ... ), que si la cliente empleaba energía en
contraargumentar o en practicar el desacuerdo racional, quedaría agotada y acabaría cediendo por
cansancio. La terapeuta le comentó que era como si en un partido de tenis el jefe permaneciera en
el centro de la pista, mientras ella corría de un lado a otro para recoger los pelotazos que
disparaba cada vez en una dirección diferente, por lo que acabaría agotada. A continuación le dijo
que "no tenía obligación de responder a sus pelotazos. Podía dejar caer la pelota y no responder
más que a las que se dirigieran al sitio donde ella estaba". Entendió ¡a consigna y creó una frase
muy sencilla, que le evitaba gastarse en argumentos: "Ya he decidido dejar el trabajo, estoy clara
en mi decisión y no voy a volver atrás". No importó lo que el jefe le dijo, porque ella sólo se fijó
en repetir una y otra vez, tranquilamente y mirándole, la frase. Más tarde comentó que este
sistema lo había vuelto a utilizar en situaciones similares de este tipo de manipulación
redefinitoria.

Para el caso de que las presiones externas desenergetizadoras sean consecuencia de una
provocación de¡ sujeto, habrá que trabajarlo en términos de juego psicológico.
1.3. Impulsores en fase cuarta: Niño Rebelde negativo (Niño Vengativo)

1.3.1. Descripción

La aportación que realizaron Kahier y Capers (1984) a la dinámica de¡ funcionamiento de los
llamados "Mandatos Impulsores de¡ Minguión" en Análisis Transaccionai, nos permite
remitirnos a este concepto a la hora de describir este problema.

En síntesis diremos que el funcionamiento de¡ proceso por el que una persona se ve actuando
compulsívamente en un intento de cumplir alguno de los mandatos impulsores de¡ miniguión,
puede llegar a tener (aunque no todos las agotan) hasta cuatro fases: la primera consiste en la
aceptación del mensaje y actuación compulsiva por cumplirlo. La segunda es de freno al
comportamiento, ante el cansancio y la imposibilidad de cumplirlo. La tercera, de encuentro con
malos sentimientos por el proceso. La cuarta, de rebelión contra el impulsor y venganza respecto
al mismo, realizando el comportamiento opuesto al que se desea. (ver diagrama en Anexo IX)

Pues bien: el problema al que ahora nos referimos es cuando la persona, que ya ha tomado una
decisión y que es como si interiormente se diera la orden de llevarla adelante, en lugar de
cumplirla se rebela contra la misma, boicoteando dar el paso siguiente (la movilización),
negándose a poner la energía suficiente para llevarla a la práctica. Podríamos decir que es una
especie de "somatización energética" que nos habla de una rebelión latente no consciente.

1.3.2. Observaciones para el psicodiagnóstico

Reacciones como las de "protestar de que otro acepta la solución", quedarse dormido o estar sin
fuerzas cuando llega el momento de pensar en poner en marcha la decisión, o una ansiedad
excesiva paralizante, o cualquier otro sistema de autoincapacitación pueden ser síntomas que
alerten acerca de la presencia de este problema, especialmente si la persona es propensa a meterse
en el impulsor Tsfuérzate".

1.3.3. Procedimientos de intervención

El primer momento irá destinado a relajar al sujeto para ayudarlo a salir del miniguión. Algunas
veces será necesario ayudarle también a que explote en forma inofensiva, para poder llegar a la
relajación.

Después vendrá el análisis del proceso, y el trabajo con el impulsor específico que se ha puesto
en marcha.

En algunas ocasiones en ese análisis del proceso entrará la vigilancia del exceso de temores o
expectativas externas, y comprobar que en la decisión previamente tomada

ha habido suficiente libertad y lucidez. Nos podemos encontrar que bajo ella existía una
sobreadaptación que ha pasado por alto, y ahora aparece la fase de venganza respecto a la misma,
Ha habido una sumisión no totalmente aceptada y ahora es la fase de rebelión. Si ello es así,
habrá que confrontar si ha habido algún tipo de presión real o imaginaria en la toma de decisión y
obrar en consecuencia al problema detectado en la fase anterior.

Hay que señalar que en algunas ocasiones es tan evidente la provocación que el terapeuta puede
tener ganas de sacudirle para que reaccione. Es importante entonces no "dar la patada" que parece
estar reclamando a gritos.

Lo que toca entonces es trabajar con los impulsores de miniguión, en base a la concesión
de¡ permiso correspondiente al mensaje concreto que se pone en marcha. En grupo suele ser muy
provechoso, al modo que anteriormente se dijo, extender un permiso grupa¡ por escrito. Uno de
los casos que pueden ilustrar esto es el siguiente: Un cliente, que vivía muy artificialmente
sobrecargado de trabajo, decidió parar de trabajar los domingos y dedicarse a descansar y realizar
algunas actividades culturales que le ilusionaban, comentaba que, desde que lo había decidido, el
domingo paraba, pero estaba tan sumamente cansado que no podía hacer nada de lo previsto para
disfrutar, y se lo pasaba deseando que llegara el lunes. En el análisis del proceso aparecía
claramente la presencia del Esfuérzate, que se ponía en marcha en el domingo, cuando el cliente
"se esforzaba en descansaC ("te toca descansar mucho para estar bien descansado mañana, a la
hora de ir al trabajo", se decía internamente, sin conseguir más que agotarse más en su lucha
interna). Aprovechando sus rasgos dependientes, la terapeuta pidió al grupo sus comentarios para
el cliente y tras el diálogo grupal, entre todos redactaron y fírmaron para él un Termiso para
descansar" pero sin obligación de descansar. "Si lo deseas puedes descansaC era la frase que
iniciaba la redacción. A continuación se le entregó al cliente para que lo llevara consigo, cosa que
le fue muy positiva para cuando le entraban las dudas sobre si "debía o no" descansar.

Dado que este problema incluye un funcionamiento de tipo pasivo-agresívo (aunque la persona
no tenga necesariamente un trastorno de personalidad de este tipo), habrá que utilizar algunos de
los procedimientos a emplear en esta clase de trastorno:

Por ejemplo, la intención paradójica. Pongamos en caso de un chico que tiene que realizar unas
oposiciones. Se encuentra viviendo solo en la ciudad, porque su familia vive en un pueblo. Su
desplazamiento es por cuenta de sus oposiciones, de manera que su vida se concentra totalmente
en ellas. Cuanto más se acerca el momento de opositar, más duerme y menos tiempo dedica al
estudio. La angustia sube, y no sabe qué hacer porque cada vez te resulta más difícil levantarse,
por más esfuerzos que hace. La terapeuta le dice que, ya que si le resulta tan difícil levantarse
debe ser porque está muy cansado y necesita descanso. Por ello le propone que pare de esforzarse
y se esté en la cama todo el tiempo posible, hasta que no resista más,

porque antes es su salud que la oposición, que ya se verá cómo se arregla. A la semana el chico
manifiesta, aunque ha intentado seguir la consigna, le ha pasado una cosa muy rara, que es que no
ha logrado dormir más allá de doce horas (las semanas anteriores dormía dieciséis). Los estudios
han avanzado un poco, como consecuencia del aumento de tiempo disponible. Una semana más
tarde comunica que está durmiendo ocho horas y que su estudio estaba en marcha. Se le ayudó
entonces con visualizaciones positivas del momento en que le felicitaban al acabar la oposición.
Pocos meses después la visualización se convertía en realidad.

1.4. Cansancio por situación estresante


1.4.1. Descripción

No nos referimos con este problema a un cansancio ocasional, sino a un cansancio crónico que
hace que buena parte de los procesos queden faltos de la energía suficiente para ser significativos
y, sobre todo, carentes de la sensación de plenitud propia de la fase de consumación, cuando llega
a ella.

En algunos casos será difícil distinguir cuándo se trata de una víctima real de las circunstancias
exteriores -y por lo tanto no es un problema psicológico ni corresponde aquí su tratamiento- y
cuándo es un tema que corresponde a un descuento grave por parte de la persona de sus
necesidades biológicas.

En algunos casos, la persona puede estar muy estresada sin motivo aparente, como consecuencia
de una especie de "cansancio existencia¡" con una apariencia que recuerda al trastorno distímico.

1.4.2. Observaciones para el psicodiagnóstico

La apariencia general de la persona desenergetizada vendrá reflejada en todo su sistema de


comunicación no verbal, tal como se señaló en Gimeno-Bayón y Rosal (2001), aunque también
suele ser un problema del que la persona está consciente y lo expresa ("no puedo más", "el cuerpo
no me tira").

1.4.3. Procedimientos de intervención

En primer lugar será conveniente realizar un diagnóstico diferenciado entre:

a) un cansancio de origen fisiológico, como por ejemplo la persona con falta de hierro en el
organismo, con una mala respiración por desviación del tabique nasal, 0 con problemas de
hipotiroidismo. En estos casos está claro que no es en la sala de terapia donde se van a resolver,
sino en el ámbito médico.

b) un cansancio de tipo existencia¡, en el que puede haber una depresión a la que Berne califica
de "desesperación" ante la dificultad de encontrar una salida para ¡a satisfacción de las
necesidades. Aquí habrá que tener en cuenta también que en algunos casos esta especie de
cansancio puede estar relacionado con la represión de metanecesidades o falta de espacio para su
desarrollo. La persona se encuentra desenergetizada porque hay motivaciones que no están
saliendo a la luz, o que están desatendidas. Para poder detectar si se trata de este problema, una
de las intervenciones más adecuadas es la de¡ trabajo con el método de Focusíng o el Diálogo con
el Síntoma (Gimeno-Bayón y Rosal, 2001, p. 241). Se puede trabajar también desde los esquemas
de la Logoterapia y el Análisis Existencia¡, o proponerle el trabajo con el Diario Intensivo de Ira
Progoff (1975).

c) un cansancio crónico que nos remite a problemas variados y que habrá que trabajar cada uno
de ellos de una manera diferente. Se trata de problemas procedentes de otras fases de¡ fluir vital,
pero que se manifiestan en ésta. Así:
puede tratarse de que la persona sufre una falta de contacto generalizado con el mundo sensorial
y no es consciente de su cansancio. 0 que no presta atención a elementos que aportan información
relevante, o que filtra las sensaciones al servicio del marco de referencia, para confirmarse en su
visión del mundo desde la autoexplotación o el Esfuérzate. En este caso remitimos a lo expuesto
en GimenoBayón y Rosal (2001), apartados 5.1A., 6.1.1. ó 6.3.l., respectivamente.

o de una persona que sufre un reduccionismo valorativo, en la que sólo es importante lo


pragmáticamente productivo, despreciando los valores corporales, lúdicos o contemplativos.

puede tratarse de una simple mala planificación del tiempo, con lo cual habrá que trabajarlo como
lo que corresponde a esta fase. Puede tratarse de una consecuencia de la dependencia de la
planificación ajena, de carencia de habilidades para planificar o de percepción de sí mismo como
omnipotente.

o de una persona que juega juegos psicológicos desde el papel de Víctima, que se tratará en a fase
10, 3. l.

también puede tratarse de una persona que no se permita realizar la fase de relajamiento, en cuyo
caso remitimos al capítulo correspondiente.

Pero ya, aparte de los matices propios del problema con el que esté conectado este síntoma,
podemos indicar una serie de procedimientos que serán útiles en buena parte de los casos en que
se manifieste lo señalado en c):

El paso de primero del Focusíng, consistente en despejar un espacio, cuando el cansancio viene
producido por el hecho de tener muchos frentes que atender o muchos problemas pendientes por
resolver.

Un diálogo gestáltico con el cuerpo, destinado a una llamada de atención sobre los límites
propios.

La fantasía del "Modelo IdeaF', referido a una persona con unas circunstancias similares,
teniendo buen cuidado el terapeuta en que el modelo construido entre ambos no tenga rasgos de
omnipotencia (también para el modelo ideal los días tienen 24 horas).

- En bastantes casos le ayudará a reestructurar su tiempo. Un sistema para ello será pedirle que
divida un folio en siete espacios iguales, uno para cada día de la semana, y pidiéndole que anote,
distribuyéndolo espacialmente, su horario actual.

Una confrontación sencilla, pero que suele impresionar a la persona es la de comentarle qué le
parece ese horario como una especie de resumen de lo que es su vida. Si se trata de una vida
equilibrada y armoniosa o echa en falta algo. Por último se le puede proponer que imagine el
título que pondría a una vida resumida en esas actividades un observador que tan sólo conociera
de él ese folio. Igualmente suele ser efectivo para llamar la atención sobre la trascendencia de una
mala gestión del tiempo la realización de la fantasía de la obra de teatro, poniendo especial
cuidado en el análisis de los epitafios y en el "Diálogo con el yo anciano", a propósito de las
cosas que echó en falta en su vida.

A continuación le propondrá rehacer el horario, de una manera más descansada. Esta sencilla
propuesta hará emerger muchas veces la necesidad de alguna renuncia, o problemas con la culpa,
con el impulsor Complace o con temas de asertividad, a la hora de afirmar su derecho a un
horario humanizado, lo que llevará a un trabajo complementario en estas áreas.

En la cumplimentación de la tarea el terapeuta tiene que estar hipervigílante a las


contaminaciones del Adulto (al fin y al cabo la estructuración del tiempo le corresponde a él) por
un Niño que se engaña acerca del tiempo que lleva realizar cualquier tarea, o que omite contar el
tiempo de los desplazamientos, de contestar al teléfono, o de dejar un suplemento sin asignación
concreta para los imprevistos con que la vida nos sorprende día a día.

Se le pueden también proponer actividades de energetización a través de juegos de movimiento,


deporte, o el ejercicio consistente en la repetición de lo siguiente:

10 La persona, erecta y con los pies ligeramente separados, eleva los brazos
hacía el frente hasta colocarlos horizontales.

20 Después cierra los puños y, mientras inspira, los atrae hacía sí doblando los
brazos, para generar tensión.

30 Por último, mientras espira, los estira hacia bajo y hacia atrás, abriendo las
manos y sacudiendo los brazos con fuerza.

También es adecuado el Masaje Sensitivo, para proporcionar a la persona la experiencia de ser


cuidada corporalmente con afecto y respeto, o el acunamiento grupa¡ que Stevens (1978, pp.
232s.) denomina "Alzar y meceC, y el contacto de manos con su cuerpo, por parte de los
miembros de¡ grupo que estén disponibles, visualizando interiormente la transmisión de su
energía afectuosa positiva, y las intervenciones de apoyo y sostén propias de la Biosíntesis.

2. DISPERSIÓN ENERGÉTICA

2.1. Movilización dispersa

2.1.1. Descripción

Conforme avanza el proceso van apareciendo problemas que pueden ser consecuencia de un mal
manejo de alguna de las fases anteriores, pero que se ponen de relieve en un momento posterior
dado. Algo de eso pudiera ocurrir con la movilización dispersa, que puede estar relacionada con
las dificultades de jerarquización valorativa o de atención dispersa. Y puede colaborar también a
esta movilización dispersa una estructura corporal excesivamente lábil, que impida mantener la
energía concentrada durante el tiempo suficiente para conseguir el objetivo deseado.
2.1.2. Observaciones para el psicod ¡agnóstico

Se observa aquí cómo la persona se despista del objetivo, cambia de tema, realiza muchas
transacciones tangenciales, plantea objetivos colaterales, parece que ya no le interesa lo que antes
quería conseguir y, en definitiva, su fluir tiene poco de coherente y mucho de zigzagueo.

2.1.3. Procedimientos de intervención

El procedimiento básico será el de "poner barandillas" a la energía, para permitir mantener la


concentración de la misma, consolidando la jerarquización temporal para la consecución de un
objetivo.

Pueden servir al respecto algunos de los procedimientos que ya se enumeraron a propósito de la


atención dispersa en Psicoterapia Integradora 1, tales como la "Meditación de la burbuja" y el de
despejar el espacio de¡ Focusing, así como los de aprendizaje de concentración.

A veces serán necesarios ejercicios de autocontrol por escrito, de¡ estilo de los que se manejan en
los trabajos de modificación de comportamiento.

Cuando la dispersión se debe al agotamiento de una persona que pretende conseguir sus objetivos
desde el impulsor "Esfuérzate", será bueno establecer pequeños pasos con altos en el camino para
mirar hacia tras y celebrar la consecución de cada pequeño logro, sin esperar a la celebración
final, porque pueden ser adecuados para relajar la tensión estresante e infundir ánimo ante el
trabajo realizado.

Son también pertinentes todos los procedimientos que vayan dirigidos a ganar en capacidad de
autodisciplina, como los que propone Assagioli (1989) para la educación de la voluntad. De entre
ellos, citamos los siguientes:

evocar, en primer lugar, los momentos de¡ pasado en que se perdieron oportunidades por falta de
voluntad y los sufrimientos producidos y que se producirán en el futuro por este hecho. Hacer
una lista por escrito y vivir intensamente los sentimientos y el deseo de cambio. En segundo
lugar, se imaginan y formulan por escrito todas las ventajas de una voluntad fuerte y se viven los
deseos de poseerla, visualizándose como si ya se poseyera.

realizar ejercicios inútiles, sin otro propósito que reforzar (los músculos de) la voluntad. Los
ejercicios han de ser simples, fáciles, y ejercitarse con precisión, regularidad y constancia, cinco
o diez minutos al día, durante una semana aproximadamente. Luego se cambian para evitar la
monotonía y el automatismo. De Boyd Barret extrae algún ejemplo como: estar diez minutos en
pie sobre la silla, procurando un ánimo alegre.; sonreír, o cruzar los brazos o estar con las manos
en los costados para sentirse alegre; repetir en voz alta 11 yo puedo hacerlo" durante cinco
minutos, marcando el ritmo con un bastón o una regia; pasearse por la habitación tocando
determinados objetos; levantarse y sentarse treinta veces seguidas, etc.

realización de ejercicios físicos -ni demasiado fuertes, ni demasiado cansadosen forma precisa y
con atención.
La misma Tantasía de¡ Proyecto" puede ser grafiada y servir de punto de referencia durante
varias sesiones o todo un proceso. Por ejemplo: Un cliente, después de un proceso complejo
relativo a la elección de objetivos profesionales, se planteó trabajar como auxiliar de juzgado,
para lo cual tenía que realizar unos determinados estudios para la obtención de¡ título. Dado que
una y otra vez, en forma intermitente, aparecía

en terapia planteando su dedicación del tiempo de estudio a otros menesteres, como eran trabajos
esporádicos con los que obtener un dinero extra, y actividades variadas que iban posponiendo las
tareas necesarias para la obtención del trabajo elegido, la terapeuta le propuso un empleo del
tiempo basada en una organización del mismo en base a lo que Berne (1974) denomina "tiempo
meta". Consiste esta organización en posponer todas las actividades que no sean absolutamente
imprescindibles hasta la consecución de una determinada meta. La terapeuta practicó con el
cliente la fantasía del Proyecto y le pidió que la dibujara en un folio, remarcando bien el camino
recto que llevaba hacia el objetivo. A petición de la terapeuta, encima de éste dibujó una gran
pancarta en la que ponía "META", y a los lados del camino algunos hitos que marcaban trámites
y metas parciales. En las sesiones siguientes, la terapeuta sacaba el folio y le pedía al cliente que
se dibujara en el punto del camino en el que estaba. Si el cliente se había desviado
entreteniéndose con otras actividades, le pedía que dibujase un desvío del camino central y la
figura del cliente caminando por ella. Entonces le pedía que dibujase e¡ retorno del desvío hasta
el camino principal, para encontrarse en el mismo sitio en el que se desvió. Las tres primeras
sesiones transcurrieron a trancas y barrancas con muchos caminos colaterales. Pero a partir de la
cuarta sesión, la persona pudo ir dibujándose siempre dentro del camino recto que le conducía a
su objetivo. Había aprendido a concentrar la energía hacia la meta.

3. DISTORSIONES ENERGÉTICAS

3.1. Enganche en situaciones anteriores

3.1.1. Descripción

En términos generales, podríamos decir que éste es el problema central que aborda la
Psicoterapia de la Gestalt. La tendencia al cierre de una situación incompleta (el "efecto
Zeigarnik") es algo en sí mismo natural y sano. El problema es cuando se presenta incoherente
con la actualidad del momento, y la persona pretende utilizar el presente para cerrar situaciones
incompletas que presionan interiormente y que llevan a la persona a la confusión no consciente
de la situación del pasado con la del presente.

En lo que a nosotros afecta en relación con esta fase del proceso, la energía que hay, va
cambiando de signo y distorsionando el proceso, porque "chupa" de otro proceso subyacente y
suavemente el proceso se va tiñendo de tonos inadecuados.

En otros casos, el enganche en situaciones anteriores hace que la persona no se permita fluir
energéticamente porque emocionalmente no se encuentra presente y carece de energía disponible
para el proceso presente. Así hablamos, por ejemplo, de duelos pendientes, que a veces impiden a
la persona comprometerse en nuevas

vinculaciones porque su energía afectiva está retenida junto a un padre muerto prematuramente o
una primera pareja .

Otra forma bien distinta de este problema es lo que en Análisis Transaccional se llama 11
colecionar cupones" para después "cambiar el álbum". La persona ha ido creando determinados
sentimientos de un signo concreto a los que no ha dado salida alguna. En un momento dado un
pequeño acontecimiento genera una reacción desproporcionada, porque se está volcando el
contenido energético de todos los anteriores procesos retenidos.

3.1.2. Observaciones para el psicodiagnóstico

Puede ser sospechosa la falta de energía disponible, sin motivo aparente. Es más claro cuando la
persona señala un momento de su vida a partir del cual se encuentra mal. Probablemente se trata
entonces de una situación no resuelta en la que quedó colgando energía.

Si se trata de personas de rasgos obsesivos, es la misma persona la que plantea que no se puede
despegar de un determinado pensamiento obsesivoide, o de un mal sentimiento referente a una
situación que pasó hace ya tiempo (a veces muchos años) y que parece seguir estando viva aún
hoy.

Cuando ocurre que, por el contrario, aparece una energía desproporcionada a la situación (enfado
gigante ante una ofensa enana, por ejemplo) o cuando aparecen rupturas de relaciones precedidas
de frases del estilo "esto es la gota que colma el vaso", o un referirse a una antigua pareja
encargándose de recordar lo mala que era, o a una figura parental difunta con exceso de frialdad,
podemos olisquear que detrás existe un "enganche" en una situación anterior.

3.1.3. Procedimientos de intervención

A veces, cuando el enganche procede de una situación de aferramiento a una figura o expectativa
a la que conviene dejar partir, se pueden utilizar procedimientos de duelo. Frecuentemente
incluirán un trabajo con la aceptación de la frustración por no haber podido conseguir los
objetivos que se deseaban en relación con la relación.

Más difícil es plantear el trabajo cuando la persona dice tener resueltas situaciones de pérdida
previas y se expresa con un exceso de frialdad. La sospecha no se puede convertir en objeto de
trabajo terapéutico porque el propio cliente lo impide. Siempre podrá el terapeuta plantear un
acercamiento suave a modo de chequeo, observando los pequeños indicios que en la persona
pueden expresar que no hay que ir más allá si no quiere faltársele al respeto. En este caso el
terapeuta permanecerá atento a la posibilidad de poder trabajarlo en el futuro. En otros casos la
persona se sorprende y empieza a intuir que quizá sí estaría bien trabajarlo... en algún momento.
Si se trata de un aferramiento a una figura que pudiera estar disponible, hay que valorar si es
mejor que el cierre se haga simbólica o realmente. En algunas ocasiones será conveniente hacerlo
en la realidad, previo a un trabajo simbólico en la sesión de terapia.

Cuando el enganche está realizado desde el rencor, se puede confrontar directamente la


reiteración de los agravios, el tono de voz o la función que cumple recordar negativamente a la
persona o la situación respecto a la cual se supone que no queda nada pendiente. Normalmente en
estos casos suele ser muy eficaz la dramatización de la situación traumática o de la despedida de
la relación, a través de¡ Psicodrama o de un diálogo gestáltico en el que se vuelquen todos los
resentimientos y reproches inexpresados.

En algunos de estos casos no es extraño que la persona formule que lo que le gustaría en relación
con esa situación del pasado, especialmente en relación con las figuras parentales, es poder
perdonar al otro. Mas aquí el terapeuta habrá de ser cauteloso y no precipitar el proceso,
aclarando que el perdón profundo no se puede provocar directamente a voluntad, sino que es
resultado de un proceso en el que un paso importante es esa expresión de sentimientos negativos
pendientes. Se les puede remitir para corroborarlo al libro de Moribourquette (1997) y al proceso
al que allí se alude, sintetizado en Gimeno-Bayón y Rosal (2001, p. 389).

También se puede provocar el desenlace y la redecisión mediante una pregunta dirigida a la


persona que no parece querer salir del mal sentimiento: "¿Hasta cuando quieres permanecer en
este tipo de malestar?" Podría ser que la persona responda desde su parte rencorosa: "Toda la
vida". Con lo cual basta que el terapeuta responda: "Lo siento", para poner de relieve la desgracia
de la decisión. Si se trata de una sesión de grupo y es esa la respuesta o un tiempo muy largo, el
terapeuta puede pedirle que ejercite el ejercicio de la Ronda, repitiendo a cada miembro su
decisión, para forzar la redecisión de la misma ante la sensación de absurdo que pueda surgir del
ejercicio.

También se puede provocar la reacción al desenganche mediante preguntas destinadas a poner de


relieve el poder que está dando a la persona hacia la que se guarda el resentimiento, indicando lo
importante que parece seguir siendo en su vida y la ofrenda que le hace de su tiempo interno, su
energía y sus sentimientos a modo de regalo de un pedazo de su vida, que centra en torno a
aquélla... y preguntándole a continuación si se merece un regalo tan grande.

Igualmente efectivo puede ser plantear la fantasía de "Si me quedaran tres años de

vida ya relatada en otro lugar (Gimeno-Bayón y Rosal, 2001, p. 206), preguntando

a la persona cuánto tiempo en estos tres años destinaría a vivir los malos
sentimientos, e igual cuando se trata de tres meses, o tres días.

Posiblemente tan frecuente como el enganche desde el rencor sea el enganche desde la culpa, en
especial con padres o cónyuges muertos. También aquí conviene realizar una dramatización
dialogada, pero si ello introduce a la persona en un nivel más alto de riesgo de¡ que está dispuesta
a aceptar, se le puede sugerir que se exprese a través de una carta dirigida a la persona agraviada,
incluyendo la petición de perdón, y después se identifique con esta persona y responda a la carta
recibida. Las cartas pueden ser escritas en casa (a veces la persona se siente así menos incómoda)
y leídas en la sesión de terapia. El terapeuta podrá observar si quedan aspectos pendientes en los
que conviene profundizar.

En el caso al que antes nos hemos referido como proceso de guardar cupones para luego cambiar
el álbum, convendrá casi siempre enseñar a la persona a expresarse directamente para "cambiar"
cada "cupón" en el momento, mediante el aprendizaje de la "comunicación completa" que
describiremos en la fase loa, apartado 3.2.

3.2. Agitación

3.2.1. Descripción

Es propia de personas activas e impulsivas, con poca capacidad de contención, cuando se


encuentran en una situación en la que han generado una gran cantidad de movilización y todavía
no pueden actuar. El caso típico de los chistes de hace unos años, en los que aparecía la sala de
espera de una maternidad, llena de hombres paseando nerviosos y fumando compulsivamente
puede ser un ejemplo claro. También es típica de personas asustadas. En todos estos casos hay
una falta básica de orientación en la utilización de los recursos. Hace falta "quemar" energía
porque no se sabe qué hacer con ella ni cómo controlarla, Si bien en algunos casos serán una
manera inofensiva de descargar un exceso de tensión, en otros el proceso entonces se distorsiona,
porque la movilización se agotará en objetivos que no son coherentes con la finalidad
de¡ proceso.

Así puede verse frecuentemente cuando la agitación se da en el seno de una pareja que siente
amenazado su vínculo y que en lugar de enfocar ése problema, se provocan tormentas de celos,
discusiones estúpidas o alborotos que no vienen a cuento. Corresponde la agitación al tercer nivel
de los comportamientos improductivos M Análisis Transaccional, y representa la reacción estéril,
como de una persona que se está ahogando y no sabe nadar, dicen los Schiff, en un intento de que
alguno de los movimientos sin rumbo arregle la situación.

3.2.2. Observaciones para el psicodiagnóstico

La agitación suele ser muy visible, porque en la mayoría de los casos, como ya se dijo en
Gimeno-Bayón y Rosal (2001), suele ir acompañada de agitación motórica,

verborrea, nerviosismo o pensamientos obsesivoides. Un caso distinto es la agitación emocional,


sobre todo en el caso de las personalidades desvinculadas: el evitativo esconderá la agitación por
miedo a que el mostrar su agitación le convierta en vulnerable ante el otro; el esquizoide puede
tener una agitación muy de fondo e inconsciente con la que no contacta.

3.2.3. Procedimientos de intervención

Los Schiff (A. y J.L. Schiff, 1971), proponen dos tipos de trabajo con la agitación, según el nivel
que ésta haya alcanzado. Cuando el nivel es muy alto, es preciso abrir alguna vía de desfogue que
no sea destructiva: moverse, golpear un cojín, gritar, romper periódicos, andar, practicar deportes
o actividades similares pueden entrar dentro de esa gama. Una vez que se ha procedido a la
descarga energética que necesita el Niño, queda un Adulto disponible con el que poder
reconducir el proceso.

En cambio, cuando no se haya llegado aún a ese nivel, proponen más bien el empleo de¡ Padre
Nutricio tranquilizador por parte de¡ terapeuta para rebajar la agitación, sobre todo si ésta
contíene sentimientos de amenaza respecto al resultado de¡ proceso.

Mas en otros casos no tiene el carácter amenazante que acabamos de relatar, y se trata de una
impaciencia por adelantar el momento de la actuación o de¡ encuentro, al estilo de la que tienen
muchos niños la noche de Reyes. Se trata entonces de ayudar al cliente a que permanezca en esa
agitación, redefiniéndola como estimulante, si eso permite disfrutar de la excitación
de¡ momento, encauzándola hacia la fase de planificación, para dotar de coherencia al proceso.

Puede también aprovecharse para realizar la fantasía de¡ Taro" (Ferrucci, 1987) como medio de
mantener la focalización en el objetivo de¡ proceso, o la de¡ "Modelo Ideal", para que pueda ver
la persona otra manera de estar en la misma situación más serena y con la energía concentrada.

En buena parte de las situaciones será conveniente plantear ejercicios de respiración relajante
para evitar el descontrol energético.

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