Los alimentos que constituyen la dieta común en el ser humano y otros
animales contienen mayoritariamente polisacáridos y en menor proporción carbohidratos simples (monosacáridos como glucosa, fructosa y galactosa o disacáridos como la sacarosa y la lactosa). Los monosacáridos se absorben rápidamente en la mucosa gastrointestinal pero los disacáridos y los polisacáridos necesitan ser degradados por diversas enzimas antes de que puedan ser absorbidos a través de la mucosa. En la digestión de los carbohidratos participan numerosas enzimas gastrointestinales y pancreáticas, por ejemplo, las amilasas de origen salival y pancreático, que actúan sobre los polisacáridos (almidones) para su fragmentación en disacáridos.
La digestión de carbohidratos, concretamente la del almidón comienza en la
cavidad bucal. Primero mecánicamente dada por la trituración del alimento gracias a la masticación que además permite la activación de enzimas pancreáticas; en este momento las α-amilasas salivales o ptialinas intervienen en la degradación química del almidón. Esta enzima se caracteriza por tener un pH optimo de 6.1 y se ve limitada debido al poco tiempo que permanecen los alimentos en la boca, por el contrario las α-amilasas pancreáticas producidas en el páncreas, ejercen su acción en el intestino delgado luego de su vertimiento tras el vaciado gástrico. Ambas enzimas tienen un funcionamiento similar, hidrolizando los enlaces glucosídicos α(1-4), pero conservando los enlaces α(1-6) de la cadena de almidón. Debido a esto se forman los oligosacáridos conocidos como dextrinas, al no ser la α-amilasa capaz de romper los enlaces que ramifican el almidón; además se obtienen maltosa y maltotriosa. Después, en el intestino, las enzimas olisagosacaridasas y disacaridasas como α-dextrinasas, glucosidasas y maltasas presentes en las microvellosidades hidrolizan los disacáridos y oligosacáridos restantes para obtener glucosa. En cambio otros disacáridos ingeridos durante la alimentación son hidrolizados directamente en la superficie de la mucosa intestinal por acción de otras disacaridasas como la lactasa (hidroliza la lactosa en glucosa y galactosa) y la sacarasa (hidroliza la sacarosa en fructosa y glucosa).
Los humanos y otros mamíferos no pueden metabolizar la celulosa, porque
carecen de enzimas capaces de catalizar la hidrólisis de enlaces beta glucosídicos. Los rumiantes, como vacas y ovejas,tienen en su rumen (un compartimiento de sus estómagos con varias cámaras) microorganismos que producen beta glucosidasas. Así, los rumiantes pueden obtener glucosa del pasto y otras plantas ricas en celulosa. Como tienen bacterias productoras de celulasa en sus tractos digestivos, también las termitas y otros insectos xilófagos pueden obtener glucosa de la celulosa en su dieta. Finalizado el proceso de digestión de los carbohidratos de la dieta, los monosacáridos por absorber son en su mayoría glucosa y en menor medida fructosa y galactosa. ABSORCIÓN DE CARBOHIDRATOS
La glucosa formada por la digestión de los carbohidratos se absorbe por el
intestino. El transporte a través de la membrana del enterocito depende del tipo de monosacárido que debe atravesar la membrana. Así el transporte de la D- glucosa y D- galactosa se lleva a cabo mediante cotransporte sódico, el transporte de D- fructosa se da por difusión facilitada y el transporte de pentosas ocurre mediante difusión simple.
La absorción intestinal aporta mayoritariamente glucosa a la sangre, además
de fructosa y galactosa. El transporte activo de la glucosa es muy importante porque se realiza en contra de un gradiente de concentración, es decir, de una zona extracelular de baja concentración a otra de alta concentración en el interior de la célula, por lo que se requiere aporte de energía en el proceso. El paso de glucosa desde el enterocito a la sangre se da por medio transportadores de glucosa GLUTs (glucose transporters). Los GLUTs son proteínas transmembranales encargadas del ingreso de monosacáridos a todas las células del organismo.
Los hidratos de carbono en forma de monosacáridos pasan a la sangre por la
vena porta y posteriormente al hígado desde donde pueden ser transportados como glucosa a todas las células del organismo para ser metabolizada y producir energía. La insulina es necesaria para la incorporación de la glucosa a las células. Los monosacáridos también pueden ser transformados mediante glucogénesis en glucógeno, una fuente de energía fácilmente utilizable que se almacena en el hígado y en los músculos esqueléticos. Los carbohidratos estructurales, celulosa y hemicelulosa, componentes de la fracción fibrosa atraviesan el tracto intestinal sin absorberse. En el ciego son sometidos a una acción microbiana muy limitada por las celulasas bacterianas desprendiendose algunos ácidos grasos volátiles que son absorbidos por la sangre portal. Por lo tanto su papel como nutrientes es mínimo, sin embargo absorben agua y estimulan el peristaltismo con lo que favorecen la digestión mecánica.
METABOLISMO DE CARBOHIDRATOS
En los animales, el exceso de glucosa es almacenado en el organismo en forma
de glucógeno vía glucogénesis. Cuando se necesita glucosa como fuente de energía o como elemento en procesos de biosíntesis, el glucógeno es degradado por glucogenólisis. La glucosa puede ser convertida en ribosa-5- fosfato o en intermediarios glucolíticos por la vía de las pentosas fosfato. La glucosa se oxida por glucólisis para la obtención de energía y piruvato. En ausencia de oxígeno, el piruvato se convierte en lactato pero en presencia de oxígeno se degrada más para formar acetil- CoA que es usado en el ciclo de ácido cítrico para la obtención de cantidades significativas de ATP. Todas estas rutas conforman el metabolismo de los carbohidratos, a continuación se explicara cada uno de ellas paso a paso.
Regulación de glucosa en el organismo.
En primer lugar, sabemos que la glucosa es la principal fuente de energía en
el organismo, por lo tanto para que se lleven a cabo de manera normal todos los procesos metabólicos que se desarrollan en los tejidos que la utilizan como sustrato primario debe existir una regulación de los niveles de glucosa sanguínea (glucemia), así, antes de ahondar en cada ciclo hablaremos de manera breve como se lleva a cabo su regulación. El hígado es el órgano esencial en el mantenimiento y regulación de los niveles de glucemia en el organismo mediante un proceso que implica reducir la disponibilidad de glucosa en sangre, almacenándola cuando los niveles son superiores a la demanda o degradándola cuando los niveles de glucemia disminuyen. La regulación de la glucemia se encuentra principalmente bajo regulación hormonal, siendo la insulina y el glucagón la principales hormonas responsables, aunque los glucocorticoides, la hormona del crecimiento, la adrenalina y las hormonas tiroideas también están implicadas en menor medida. Tanto la insulina como el glucagón son hormonas de origen pancreático. La insulina regula la homeostasis de la glucosa ejerciendo su función en hígado, músculo y grasa. Esta hormona favorece el almacenamiento de la energía, estimulando la captación y el metabolismo de la glucosa inhibiendo la producción de la misma en el hígado. El glucagón participa como opuesto a la insulina, movilizando las reservas endógenas de energía en estado de ayuno o cuando la dieta es hiperproteica. Por ende cuando los niveles de glucemia se elevan (hiperglucemia) se presenta una liberación significativa de insulina e inhibición de glucagón, en cambio cuando hay disminución en los niveles de glucemia (hipoglucemia), se inhibe la producción de insulina pero aumenta la secreción de glucagón. Glucólisis
La glucólisis es un proceso formado por diez reacciones enzimáticas mediante
el cual la glucosa (un compuesto de 6 carbonos) es degradada a dos moléculas de piruvato (de 3 carbonos cada una), obteniendo en el proceso dos molécula netas de ATP y dos de NADH. La glucólisis es promovida por la insulina y regulada por tres enzimas de la via: la hexoquinasa, la fosfofructoquinasa y la piruvatoquinasa. Se denominan enzimas reguladoras al catalizar reacciones irreversibles y estar sujetas al control alostérico (concentración de determinados metabolitos). El destino metabólico del piruvato depende del tipo de organismo y de sus circunstancias metabólicas. Por ejemplo en organismos anaerobios el piruvato puede convertirse por fermentación en diferentes productos tales como el etanol, ácido láctico o ácido acético mientras que usando oxigeno como aceptor electrónico terminal, los organismos aerobios, como los animales y los vegetales, oxidan por completo el piruvato para formar CO2 y H2O en un complejo ciclo conocido como respiración aerobia.
Gluconeogénesis
La mayoría de los órganos animales pueden metabolizar diversas fuentes de
carbono para generar energía. Sin embargo el cerebro y sistema nervioso central, así como la médula renal, los testículos y los eritrocitos, necesitan glucosa como única o principal fuente de energía. Por consiguiente, las células animales deben ser capaces de sintetizar glucosa a partir de otros precursores y también de mantener las concentraciones sanguíneas de glucosa dentro de los límites estrechos, tanto para el funcionamiento adecuado de estos tejidos como para proporcionar los precursores para la síntesis de glucógeno, en caso de que no este disponible la glucosa de fuentes externas o de reservas intracelulares. La vía de síntesis de glucosa a partir de otros compuestos (lactato, piruvato, glicerol y cetoácidos se denomina gluconeogénesis y tiene lugar únicamente en el hígado. Glucogenólisis.
En animales, las células almacenan glucosa en forma de glucógeno,
polisacárido formado por unidades de glucosa. El glucógeno es un polisacárido de cadena ramificada formado por la unión de glucosas mediante enlaces glucosídicos α(1-4) y α(1-6) en los puntos de ramificación. Se encuentra en todos los tejidos, pero es en el músculo y el hígado donde se almacena la mayoría del glucógeno del organismo. El músculo esquelético contiene cerca de 2/3 del glucógeno total y lo utiliza como combustible glucolítico para las propias células. En cambio, en el hígado, la glucosa obtenida a partir de la glucogenólisis y liberada al líquido extra-celular ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, principalmente durante el ayuno temprano para ser utilizada por los demás tejidos. La degradación del glucógeno hepático es estimulada por el glucagón, cuando este se une a receptores específicos de membrana se da la activación de la enzima glucógeno fosforilasa.
Glucogénesis.
La síntesis del glucógeno a partir de monómeros de glucosa ocurre en un
proceso denominado glucogénesis. La hormona encargada de regular la síntesis de glucógeno es la insulina. Este proceso ocurre a partir de un precursor activo, UDP-glucosa, luego intervienen las enzimas de la reacción. Se requieren tres reacciones separadas, catalizadas por enzima, para incorporar una molécula de glucosa 6-fosfato al glucógeno. Primero, la fosfoglucomutasa cataliza la conversión, cercana al equilibrio, de glucosa 6- fosfato en glucosa 1-fosfato. La glucosa 1-fosfato se activa entonces reaccionando con UTP y formando UDP-glucosa y pirofosfato (PPi). En la tercera etapa, la glucógeno sintetasa cataliza la formación de enlaces glucosídicos α(1-4) de las cadenas lineales, mientras que la enzima ramificante forma los enlaces glucosídicos α(1-6) de los puntos de ramificación. Estas ramificaciones incrementan el número de terminaciones no reductoras a las que se pueden añadir otras moléculas de glucosa, lo que acelera el ritmo de la síntesis y a la vez de la degradación del glucógeno e incrementa de manera considerable el tamaño de la molécula.