Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Subasta - KV - PDF Versión 1
Subasta - KV - PDF Versión 1
Miris Roro
Published: 2021
Source: https://www.wattpad.com
Prólogo
— Hay una cosa con las subastas a la hora de participar en ellas que te da
una emoción única y es el hecho de que nunca sabes si la tuya será la mejor
oferta. Aún conociendo el valor del producto, siempre esperas experimentar
lo que es sentirlo entre tus manos y saber que es tuyo, que lograste
obtenerlo por encima de todos aquellos que apostaron. — Alzando su taza
de café le dedicó una mirada llena de satisfacción.
— ¿Sabías que la tuya sería la mejor oferta? — Preguntó estudiando su
mirada. Todavía recordaba la seguridad con la finalizó aquella puja,
modificando sin molestarse o incomodarse frente a todos aquellos hombres.
— ¿Por qué participaste en esa dinámica subasta? No luces como si
necesitaras pagarle a alguien para obtener su virginidad, sinceramente
podrías tener a a la persona que desees, incluso fuiste acompañado por una
celebridad.
— Valías el precio, además, fue divertido. — Su tono le resultaba
agobiante, demasiado bajo y la rapidez con la que hablaba era tan lenta que
le hacía querer rodar los ojos. — Ahora tú dime algo, Taehyung, ¿por qué
decidiste subastarte de esa forma como si fueras un pedazo de carne ante
tantos depredadores?
No lo había visto desde ese punto de vista, o tal vez sí, muchas veces
pero, le molestaba que ese sujeto se refiriera a él como un pedazo de carne
aunque sinceramente fue en eso en lo que se convirtió. Lo necesitaba y no
había cabida para los arrepentimientos.
Cuando finalmente escuchó que su virginidad había sido subastada al
sujeto que tenía al frente, sintió un gran alivio recorrerlo porque estuvo a
nada de echarse a correr y olvidar todo. Todas las miradas sobre él, siendo
examinado como especial de carnicerías, con la lujuria dibujada en aquellos
libidinosos y desconocidos ojos.
La ansiedad comenzó a apoderarse de su cuerpo, sus labios ansiaban uno
de esos cigarrillos que guardaba en su abrigo, su sistema necesitaba nicotina
para superar ese primer encuentro desde el día de la subasta.
La sola idea de lo que iba a ocurrir revolvía su estómago. Era virgen pero
no idiota, sabía perfectamente a lo que se exponía y lo que ocurriría.
Solamente precisaba que ese sujeto fuera directamente a lo que quería y lo
dejara ir con el dinero en su cuenta.
Tanteó los bolsillos aprovechando que el pelinegro se había volteado para
servirse otra bebida y sacó una cajetilla de cigarros, tomando y encendiendo
uno de ellos. Sentir el humo mezclado con el sabor mentolado en sus labios
lo ayudó a que sus pulsaciones se controlaran.
¿Cuántas horas habían pasado desde que fumó por última vez?
Posiblemente desde el día anterior dado que solamente fumaba de vez en
cuando y una sola caja le podía durar un mes y más. Cerró sus ojos
entregándose a la relajadora sensación de exhalar el humo tanto por su nariz
como boca, retomando una calada mucho más profunda antes de sentir su
cigarrillo ser arrebatado. Sus párpados se elevaron ante la sorpresa,
encontrándose con aquel hombre echando lo que quedaba de su cigarrillo en
un vaso lleno de agua.
— Hay muchos que luchan por curarse y tú dañando tus pulmones. —
Negó ladeando una sonrisa que no llegaba a sus ojos e hizo que Taehyung
se atragantara con el humo que aún retenía. — Conozco una gran lista de
cosas diferentes que puedes hacer con tu boca o para calmar tu ansiedad.
BOOKTRAILER
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Sinceramente había decidido no publicar esta historia por ahora a
pesar de que ya había hablado de ello. Sin embargo, ocurrieron varios
sucesos en mi vida recientemente que me hicieron tomar la decisión de
publicarlo. Significa mucho para mí y por ello lo publicaré.
Espero que sea del agrado de ustedes y que capten el mensaje que se
transmitirá a lo largo de esta obra que no será larga. Más bien fue la
forma de liberación que encontré, mi pequeña terapia. 😘
LORED
Capítulo 1
Todo el camino de regreso a su apartamento una vez que salió del lugar
donde se llevó a cabo la subasta su mente estuvo dividida en tres cosas.
Contarle todo a Hoseok detalladamente, la otra parte de su mente trataba de
procesar aún todo lo ocurrido y el último pensamiento fue tomado por la
imagen que vio cuando fue al vehículo que lo transportaría.
Vio al ídolo Park Jimin besando a su comprador mientras subía al carro
junto al pelinegro elegante. Su mirada y la del pelirrosa se cruzaron,
notando gozo que le causaba dejarle saber que se iba con Jungkook como si
ese hombre a él le importase algo.
La sorpresa que su mejor amigo se llevó cuando lo despertó no se
comparaba con el rostro que puso cuando le dio cada detalle, omitiendo los
nombres porque sabía que no debía decirlos aunque. Hoseok los terminaría
adivinando pero su consciencia estaba limpia, no se los dijo.
Él tuvo la misma duda que lo azotó durante la subasta. La cifra parecía
ser demasiado grande pero pudo oír el comentario de los guardias que lo
llevaban. Apartando lo que Hwasa le contó del pago por las entradas, las
fotos, las páginas y demás, una vez finalizada la puja, el postor ganador
debía darles un buen porcentaje.
Sinceramente no comprendía ese negocio, le parecía casi un robo hacia
aquellos que ofertaban pero algo se traían entre ellos que se le escapaba y a
decir verdad, tampoco es que le importara mucho.
Como era de esperarse a Hoseok le incomodó un poco los detalles que él
pasó por alto con respecto al contrato pero como siempre, lo apoyó. Le
contó todo sobre quien lo compró lo que superficialmente sabía.
Ahora vivían juntos oficialmente, le mayor se mudó con él a su
pequeñísimo apartamento temporalmente ya que habían hecho planes y,
cuando tuvieran el dinero en sus manos se mudarían los tres a un lugar
mejor. El dinero del depósito lo utilizaron para pagar las cuentas más
urgentes que ya no esperarían, quedándose con algo para sus gastos
personales.
Pasaron justamente ocho días desde que fue subastado antes de que su
comprador se pusiera en contacto con él. Parecía un maldito loco con los
teléfonos para todos lados hasta que finalmente escuchó sonar justo cuando
se iban a la cama. Pensó que le daría más tiempo para prepararse pero
solamente le dio doce horas. Al mediodía del siguiente día fue recogido
frente a una pequeña tienda de conveniencias que quedaba cerca de su
apartamento.
El automóvil que lo recogió era muy elegante e incluso el chofer iba
vestido como si fuese un gran empresario. Le sorprendió un poco el color
de su cabello, no esperaba a un sujeto con el cabello verde y evidentes
accesorios. No le dirigió la palabra más que para preguntarle su nombre.
Todo el trayecto se lo pasó rezando a pesar de que no era creyente pero en
ese momento, se encomendaba a cualquier Dios, santo o ángel.
Una cosa que no entendió fue la lejanía de su destino porque lo común
sería que un hombre de negocios como parecía ser ese tal Jungkook, viviera
apartado del centro pero lo suficientemente cerca para estar en cualquier
sitio de la capital en poco tiempo.
Cuando leyó el letrero de Incheon lo primero que pensó es que lo
traficarían y por eso lo llevaban hacia el aeropuerto. Algo tonto pero en ese
momento se esperaba cualquier.
Mas, difiriendo de sus locos pensamientos, fue llevado a la cima de una
colina en donde estaba situada un enorme palacete, podría decir que era casi
tan grande como el lugar de la subasta aunque tenía menor cantidad de
terrenos por lo que se veía a simple vista.
No fue hasta el momento en que citó como el auto se detenía que todos
sus nervios organizaron una rebelión en su contra. El chofer bajó pero él
permaneció en el asiento trasero sosteniendo el cinturón de seguridad como
niño pequeño que no quiere ir a la escuela.
— ¿El señor necesita una carroza, una grúa u hombres a su servicio que
vengan a ayudarlo a descender de automóvil o piensa dejarme todo el
bendito día sosteniendo la puerta? — Habló el de verde cabellera.
¿Por qué era tan grosero? No comprendía que tratara a los invitados con
tanta descortesía aunque si lo pensaba bien él no era un invitado sino un
maldito paquete que recogieron y entregaron en la puerta de la casa. Las
hebras verdes invadieron su campo de visión junto a unos golpecitos en el
techo que lo sobresaltaron. Oh por todos los ángeles, odiaba a ese hombre.
— Al parecer es un requisito que para estar cerca o trabajar con Jeon
Jungkook las personas tienen que ser tan antipáticas como él. — Espetó una
vez que sus pies tocaron el pavimento, recordando a Jimin y ahora él, eso
sin contar al propio Jungkook, ese era el entrenador y dueño del circo.
— Mi carácter es un reflejo del comportamiento de otras personas. No
creo que estés en posición de hacer ese comentario cuando fuiste tú quien se
quejó de mi cortesía. — La voz a su espalda lo hizo sobresaltar por segunda
vez en menos de cinco minutos. Estaba tan jodido. — Aquí se te tratará
como gustes ser tratado.
— Buenas tarde, señor Jeon. — El peliverde soltó una carcajada irritante
pero con una mirada de su jefe levantó las manos como si decidiera
rendirse, caminando hacia la puerta donde lo vio besar al hombre parado
detrás de Jungkook.
— Buenas tardes, Taehyung. — Esa sonrisa le quitaba toda la altanería y
engreimiento que su aura siempre desprendía.
El rubio lo imitó con nerviosismo, admitiendo mentalmente que lo mejor
era llevar una buena relación con ese hombre para que todo se diera mejor.
No quería ser el juguete comprado y odiado por su mala actitud, tratado con
frialdad, complicándole su ya pesada tarea. Después de ese día en que
tendría sexo con ese hombre, tendría que estar encontrándoselo durante un
mes, dando a su postor ganador como a su chofer y quería llevar la fiesta en
paz.
— Jin... — Quien había estado detrás del pelinegro todo el tiempo asintió
acercándose a Taehyung. — Llévalo al recibidor privado. — Se volteó
hacia el rubio recorriéndolo disimuladamente con la mirada ahora que
estaba más cerca de él. — Te pido que me disculpes un momento, tengo una
llamada que atender pero pronto estaré contigo.
Su agonía se extendía pero agradecía tener algo más de tiempo.
Necesitaba calmar los nervios de su interior. Las cuerdas que están siempre
tensas terminan desafinando y él acabaría colapsando si no se tranquilizaba.
Ese hombre lo ponía nervioso de una forma que no estaba acostumbrado.
Su ambiente lleno de lujos, su estilo de vida lo abrumaba. En su mundo las
personas batallaba para llevarse un plato de comida a la boca y tener un
techo para cubrirse pero en el del pelinegro, todo funcionaba diferente.
Él era un pez de agua dulce que no sabía si podría sobrevivir o adaptarse
a ese nuevo mar extenso de agua salada.
— ¿Nervioso? — Preguntó el castaño que lo guiaba por aquella
extraordinaria mansión como las que solo había visto por televisión o
revistas hasta el día de aquella subasta.
— Sí, un poco. — Admitió encontrando la compañía más agradable y
tranquilizante que la del peliverde. Quizás porque este sonreía, su aspecto
era mucho más tranquilo, sereno y despreocupado.
— ¿Es la primera vez?
— No, ya había estado nervioso antes. — Respondió desorientado
haciendo que la sonrisa contraria cambiara a una risa estruendosa.
— Me refería a si era tu primera vez estando en un sitio así, te notas
desconcertado e incluso algo perdido mirando todo con detenimiento y
asombro. Pero sí, supongo que hayas estado nervioso anteriormente.
Abrió un puerta dejándolo en una amplia sala que parecía más un estudio
u oficina por las estanterías de libros incrustadas en dos de las paredes, el
gran escritorio y su decoración en general. La luminosidad era grandiosa y
desde ahí tenía una vista prodigiosa a una enorme piscina, así como varias
casas de menor tamaño pero igualmente asombrosas que se veían a la
distancia.
— ¿Deseas algo de beber mientras esperas por Jungkook?
Taehyung negó tomando asiento en el sofá mientras que Seokjin
acomodaba una bandeja con frutos secos y distintos tipos de té naturales en
pequeños frascos. No las bolsitas baratas que él compraba en el
supermercado, sino una variedad tisana de ingredientes frescos como frutas,
hojas, raíces y especias tradicionales coreana de alta calidad. Algunos
parecían mermeladas en frascos artesanales de cristal.
Algo que también le llamó la atención fue el modo en que ese hombre se
refirió a su comprador. Lo llamó por su nombre de pila, no apellido o
alguna otra forma formal y honorífica como usualmente los empleados
hacían. Parecía su amigo y lo mismo iba para el chofer, su comportamiento
relajado le daba entender que ellos eran más que simples trabajadores.
— Estará pronto aquí así que siéntete cómodo. Si necesitas cualquier
cosa, puedes llamarme utilizando el tablet que he colocado en la mesa.
Cuando lo desbloquees verás una aplicación que luce como una foto mía,
puedes abrirla simplemente para que venga pero si quieres algo en
específico, puedes seleccionarlo en la lista que ahí verás. — Caminó hacia
la puerta con una sonrisa, deteniéndose para mirarlo con detenimiento,
poniendo al rubio nuevamente nervioso.— Suerte...
La vista era simplemente maravillosa y a pesar del frío clímax, deseaba
fervientemente meterse en esa piscina cubierta por un plástico transparente
que le permitía verla con claridad. Estaba tan absorto contemplando todo
que no se dio cuenta del momento en que Jungkook entró. No fue hasta que
se volteó para ir a sentarse que lo vio junto a la puerta cruzado de brazos,
serio pero relajado.
— ¿Te gusta la vista? — Asintió. — A mí también, por eso escogí esta
propiedad.
Cerró la puerta y se dirigió al escritorio, tomando asiento e indicándole
que hiciera lo mismo en la butaca frente a la mesa. Por varios minutos no
dijo nada, solamente leía algunos documentos de los que Taehyung
desconocía el contenido.
Esa espera, el silencio, su presencia, todo lo estaba tensando. No era
normal sentirse tan nervioso al punto de querer vomitar o salir corriendo.
Eran dos hombres adultos pero se sentía como un niño que hacía una
travesura y esperaba el regaño de sus padres en una esquina, llorando antes
de que le dijesen cualquier cosa.
— ¿Cómo estás? Sinceramente espero que hayas estado bien y te
encuentres saludable en estos momentos. — El silencio fue roto por el
hombre trajeado que le dedicó una sonrisa tomando entre sus manos un
tablet idéntico al que le había dejado Jin.
Ambos Sasung, ambos negros y ambos completamente nuevos. No había
visto hasta el momento ninguno igual y eso era extraño. Si bien no tenía
para comprarse esas cosas, le encantaba pasarse horas mirando todo tipo de
equipos electrónicos que le gustaría tener y ese modelo de tablet no lo había
visto. Sasung era una de las mayores marcas no solamente en Corea del Sur
sino a nivel internacional y él seguía cada lanzamiento como si fuera a
comprarlo.
— Taehyung... — Llamó sacándolo de sus pensamientos. — Te hice una
pregunta hace un momento. — Sonrió. — ¿Te gusta? — Preguntó
moviendo el tablet de un lado a otro.
— Oh, perdone... No quise ignorarlo, solamente me entretuve con el
tablet porque hasta ahora no había visto ese modelo. Estoy bien, muchas
gracias por preguntar. ¿Usted cómo está?
— En estos momentos estoy vivo, es lo más importante. Gracias también
por preguntar y por favor, trátame de tú. Después de todo nuestra relación
es de negocios pero con diferentes tintes, no tienes que hablarme con tanta
formalidad.
Sonrió mirando hacia la puerta para ver a Jin entrar con dos tazas de café.
El castaño las colocó cuidadosamente frente a cada uno y con una sonrisa
volvió a retirarse. A la vista de Taehyung, sonreía demasiado, siempre
estaba sonriendo pero era algo agradable de ver.
— Estoy probando un modelo que mi empresa no pudo sacar debido al
alto coste de producción por lo que mandé a elaborarlos para uso personal.
— Comentó señalando el tablet que el rubio volvía a mirar.
— ¿S-Su empresa? — ¿Había escuchado mal?
— Acabo de decirte que no me trates de usted, no es bueno que
ignoremos lo que dice el otro. — Habló esta vez un poco más serio
enarcando una ceja.
— Perdón, n-no quise, es s-solo que... — Era sólo un hombre como otro
cualquiera, por qué estaba incluso tartamudeando. Se dio fuerza y ánimos
internamente antes de acomodarse en su asiento y mirarlo con firmeza.
Jungkook sonrió ante su nuevo semblante, viéndolo más seguro y
determinado. Esa era la actitud que le gustaba en las personas, mucho más
en ese rubio con el que mantenía contacto visual. Bajó la mirada segundos
más tarde, sintiéndose algo incómodo, intimidado incluso y esto lo hizo
sonreír más ampliamente. Jeon Jungkook no se intimidaba por nadie y
sentirse así lo alegraba aunque claramente, no lo dejaría saber.
— ¿Me acabas de decir que estás utilizando modelos que tu empresa no
produjo para uso comercial sino para el tuyo? La marca de ese tablet es
Sasung... ¿Me estás diciendo que eres el dueño de Sasung? ¿Sasung, el
conglomerado de empresas multinacionales con sede en Seúl? El mayor
grupo empresarial surcoreano, con numerosas filiales que abarcan negocios
electrónicos, tecnológicos, finanzas, aseguradoras, construcción,
biotecnología y sector de servicios. ¿Ese Sasung?
La velocidad con que hablaba sin dejar de alternar su mirada entre el
aparato y Jungkook, hizo que este último reprimiera su risa.
— Sí, sería ese Sasung... Pero no, no soy su dueño. Técnicamente ese
sería mi padre quien es hijo del fundador, yo solamente soy el CEO de
Sasung Electronics. El grupo Sasung tiene muchas empresas y divisiones
como bien nombraste. Yo dirijo una de ellas, pero el dueño es mi padre.
Taehyung levantó su dedo como si estuviera pidiendo permiso para decir
algo pero lo cierto era que sólo trataba de procesar lo que acababa de
escuchar. Una risa estúpida explotó en él como resultado de su shock. Sacó
torpemente su teléfono para buscar el grupo Sasung, principalmente Sasung
Electronic, deslizando con rapidez su dedo hasta llegar a la información que
buscaba.
Tocó el nombre del fundador Jeon Byulsik y ahí deslizó nuevamente la
pantalla hasta llegar a su información personal y empresarial, viendo quién
era el presidente actualmente en el cargo. Jeon Taewoo fue el nombre que
vio en la presidencia, pero cuando miró más abajo su mano tembló dejando
caer el teléfono estrepitosamente. ¿Jeon Jungkook?
Su mirada buscó al pelinegro que lo miraba tranquilo con los brazos
cruzados, la mano derecha sosteniendo su rostro apacible sin decir
absolutamente nada. El rubio tragó en seco una vez que alcanzó su móvil,
maldiciendo en voz baja por el desastre que ahora era su pantalla cuarteada.
Lo desbloqueó una vez más y presionó el nombre del CEO, encontrándose
con una foto de Jungkook sentado tras un micrófono mientras miraba hacia
algún lado que no era el lente de la cámara que capturó el momento.
Dejó su teléfono sobre la mesa sintiendo un nudo de aire que lo atoraba,
imposibilitándole respirar correctamente. Observó una última vez la
pantalla de su celular antes de fijarse en el rostro que escondía cierta
diversión.
— ¿Curiosidad saciada? He de decir que me siento un poco ofendido por
tu desconfianza pero, supongo que es comprensible. — El pelinegro miró el
desastre de aparato al que el contrario llamaba teléfono e hizo una mueca de
desagrado.
Muchas cosas ahora tenían sentido para Kim Taehyung, como el hecho
de que él pudiera pagar dos millones de dólares por acostarse con él. Lo que
no entendía por qué él. A ver, no se estaba haciendo un drama en su cabeza
pero alguien de su estatus podía estar con quien quisiera, pagar precios
muchos más bajos e incluso tenerlos de a gratis.
Había que ser sinceros, si su atractivo físico no atraía, sus antecedentes
familiares y estatus social enloquecerían a más de uno. Por todos los
ángeles, él mismo sintió infartarse al descubrir quién era y no pudo pasar
por alto su presencia en aquella subasta porque resaltaba en todos los
sentidos.
¿Por qué demonios iba a una subasta?
— Hay una cosa con las subastas a la hora de participar en ellas que te da
una emoción única y es el hecho de que nunca sabes si la tuya será la mejor
oferta. Aún conociendo el valor del producto, siempre esperas experimentar
lo que es sentirlo entre tus manos y saber que es tuyo, que lograste
obtenerlo por encima de todos aquellos que apostaron. — Alzando su taza
de café le dedicó una mirada llena de satisfacción.
Como si hubiese estado adivinando sus obvios pensamientos, Jungkook
rompió el silencio. El rubio había recuperado la compostura pero seguía
mostrando signos de nerviosismos que podía captar. La curiosidad en sus
ojos era tan embriagadora que el pelinegro se encontró queriendo responder
hasta lo que no se le preguntara para saciarla.
— ¿Sabías que la tuya sería la mejor oferta? — Preguntó estudiando su
mirada. Todavía recordaba la seguridad con la finalizó aquella puja,
modificando sin molestarse o incomodarse frente a todos aquellos hombres.
— ¿Por qué participaste en esa dinámica subasta? No luces como si
necesitaras pagarle a alguien para obtener su virginidad, sinceramente
podrías tener a a la persona que desees, incluso fuiste acompañado por una
celebridad.
— Valías el precio, además, fue divertido. — Su tono le resultaba
agobiante, demasiado bajo y la rapidez con la que hablaba era tan lenta que
le hacía querer rodar los ojos. — Ahora tú dime algo, Taehyung, ¿por qué
decidiste subastarte de esa forma como si fueras un pedazo de carne ante
tantos depredadores?
No lo había visto desde ese punto de vista, o tal vez sí, muchas veces
pero, le molestaba que ese sujeto se refiriera a él como un pedazo de carne
aunque sinceramente fue en eso en lo que se convirtió. Lo necesitaba y no
había cabida para los arrepentimientos.
Cuando finalmente escuchó que su virginidad había sido subastada al
sujeto que tenía al frente, sintió un gran alivio recorrerlo porque estuvo a
nada de echarse a correr y olvidar todo. Todas las miradas sobre él, siendo
examinado como especial de carnicerías, con la lujuria dibujada en aquellos
libidinosos y desconocidos ojos.
La ansiedad comenzó a apoderarse de su cuerpo, sus labios ansiaban uno
de esos cigarrillos que guardaba en su abrigo, su sistema necesitaba nicotina
para superar ese primer encuentro desde el día de la subasta.
La sola idea de lo que iba a ocurrir revolvía su estómago. Era virgen pero
no idiota, sabía perfectamente a lo que se exponía y lo que ocurriría.
Solamente precisaba que ese sujeto fuera directamente a lo que quería y lo
dejara ir con el dinero en su cuenta.
Tanteó los bolsillos aprovechando que el pelinegro se había volteado para
servirse otra bebida y sacó una cajetilla de cigarros, tomando y encendiendo
uno de ellos. Sentir el humo mezclado con el sabor mentolado en sus labios
lo ayudó a que sus pulsaciones se controlaran.
¿Cuántas horas habían pasado desde que fumó por última vez?
Posiblemente desde el día anterior dado que solamente fumaba de vez en
cuando y una sola caja le podía durar un mes y más. Cerró sus ojos
entregándose a la relajadora sensación de exhalar el humo tanto por su nariz
como boca, retomando una calada mucho más profunda antes de sentir su
cigarrillo ser arrebatado. Sus párpados se elevaron ante la sorpresa,
encontrándose con aquel hombre echando lo que quedaba de su cigarrillo en
un vaso lleno de agua.
— Hay muchos que luchan por curarse y tú dañando tus pulmones. —
Negó ladeando una sonrisa que no llegaba a sus ojos e hizo que Taehyung
se atragantara con el humo que aún retenía. — Conozco una gran lista de
cosas diferentes que puedes hacer con tu boca o para calmar tu ansiedad.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
• Sasung: No es un error, utilicé a Samsung como mi modelo pero en vez
de utilizar su nombre, opté por eliminar la M. Ya no se traduciría como
"Tres Estrellas" Sino como "Cuatro Estrellas.". 😂 ♀ Es un dato que
quería dejarles.
Capítulo 7
Sé que recién comienza pero espero que les esté gustando esta historia. 😘
Capítulo 8
LORED
Capítulo 10
Desde las ventanas de aquel avión, podía notar mejor que nunca lo bello
que era el cielo, la tierra, el mundo en general. No habían nubes sobre ellos,
en cambio, parecía que estas habían creado una hermosa alfombra
esponjosa para recibirlos.
El sol primaveral allá arriba brillaba más, emanando esa luz reconfortante
que llegaba al interior. Un día agradable al menos climáticamente. Escuchó
la voz del capitán diciendo que iban a comenzar con el aterrizaje. Jimin se
separó de Namjoon y el peliverde volvió hacer presencia.
— ¿Has tenido un buen vuelo? — Preguntó Jungkook tomando asiento al
lado del rubio. — Ya vamos aterrizar.
— Eso escuché. — Contestó serio desviando su mirada para ver la ciudad
que comenzaba aparecer en su campo de visión. — ¿Dónde estamos?
— ¡Bienvenido a Macao! — Exclamó bajo con un intento de sonrisa en
sus labios. — Estamos aterrizando en Macao.
Jungkook mantenía la distancia, sin embargo, su mirada parecía tocarlo y
esto hizo que se removiera en su asiento pretendiendo ajustar su cinturón.
Lo vio fruncir el ceño con una mueca en su rostro, frotándose las sienes.
Todos miraban en su dirección pero el pelinegro solamente sonrió
sirviéndose un vaso de agua que bebió de golpe.
— ¿Estás bien?
— Sí, los aterrizajes a veces me dan mareo, eso es todo. — Respondió el
pelinegro a su pregunta y ambos dejaron de hablar.
Macao lucía majestuoso desde el aire, de todos los países que soñó visitar
ese nunca estuvo en su lista, ahora lo estaba amando y aún no lo había
pisado.
Dos automóviles y dos oficiales de aduana los esperaban en el hangar,
una vez revisados sus documentos, se dividieron en grupos siendo ellos dos
junto a Yoongi quienes fueron en uno de los autos y la otra pareja en el
siguiente.
Todo el trayecto al hotel escuchó a Jungkook hablar de negocios, él se
limitó a admirar la ciudad. Todo se veía tan lujoso, lleno de vida que su
energía se recargó al máximo.
— Yo tendré que salir en cuanto llegue al hotel, tengo una reunión junto a
Namjoon y otros empresarios. No creo que se extienda demasiado por lo
que deberé estar contigo ya en la tarde, aproximadamente a eso de las
cuatro. Si quieres salir a ver la ciudad, Yoongi estará a tu disposición y
Jimin también se quedará en el hotel.
Taehyung lo escuchó pero no emitió respuesta, logrando que el semblante
del pelinegro se oscureciera frente a su actitud extremadamente distante y
desinteresada.
¿Salir de la habitación? Quería hundirse allí y no salir jamás en el
momento que la vio. Una hermosa suite solamente para él. Lo primero que
hizo fue llamar a su madre, luego a Hoseok, quien salía del trabajo para ir a
cuidar a su madre. Le daba tranquilidad poder contar con él, saber que su
mamá no se quedaría sola y él estaría al pendiente.
Sin quitarse la ropa se dejó caer en la amplia cama, pasando de una
llamada normal a una de video. Le mostró todo el lugar e incluso la vista
desde su habitación, riendo al ver que ambos tuvieron las mismas
expresiones. Le contó todo lo que había sucedido en esas últimas cinco
horas y permanecieron hablando por un buen rato, aún cuando Hoseok ya
había llegado a casa de su madre.
— Te extraño, Hobi, me gustaría que estuvieses aquí conmigo. — Musitó
haciendo un puchero, sonriendo cuando el contrario fingió morderlo a la
distancia. — Sería maravilloso estar juntos en un lugar así, no he podido
dejar de pensar en eso desde que salí de la casa.
— Yo lo sé, qué más quisiera yo que estar haciéndote compañía en estos
momentos pero, ya tendremos tiempo y oportunidad. Después de todo, mi
mejor amigo de esta saldrá millonario y yo seré la sanguijuela en su cuello
que lo chupará de por vida. — Los dos se carcajearon con ganas hasta que
darse sólo contemplándose sin decir nada. — Esa carita me dan deseos de
besarte, tocarte y...
— No me provoques desde lejos cuando no me ayudarás a calmarme. —
Interrumpió fingiendo molestia. — ¿Qué te parece si esta noche hablamos y
hacemos una video llamada para mayores de diecinueve?
— Dime hora que no pienso perderme eso. — Volvieron a reír, negando a
su vez. — De verdad, hablando en serio esa idea me gusta. ¿Qué te parece a
las diez?
— Me parece excelente... — El sonido de la puerta de su suite llamó su
atención, levantándose para atender creyendo que sería algún tipo de
servicio, quedándose de piedra cuando vio al pelirrosa que se abrió paso
con libertad hacia el interior.— H-Hobi, te llamo más tarde.
— De acuerdo, TaeTae, diviértete en Macao por mí también, hablamos en
la noche. — Asintió en respuesta, finalizando esa llamada para poner
atención en el invasor.
— ¿Qué haces aquí, Jimin?
Con frescura, el recién llegado caminó por todo el lugar, sentándose en su
cama. Por varios segundos no respondió pero terminó regalándole una
sonrisa.
— He venido a buscarte para dar una vuelta y así irnos conociendo
mejor. No pienso estar encerrado en este hotel hasta que ellos regresen.
Además, necesito poner distancia del estúpido de Yoongi ante de que
alguno de los dos nos terminemos matando. — Se levantó de la cama
animado, sonriéndole como si nunca hubiese intentado ahuyentarlo con la
mirada. — Sé que no tienes dinero así que todo irá por mí.
No le importaba la vida de Jimin y si debía ser sincero, tampoco quería
conocerlo. ¿Para qué crear lazos con personas que no formarían parte de su
vida? Ni siquiera debía tratar con ellos porque su contrato era con Jungkook
y sólo con él. Mas el interés y la curiosidad le ganó.
La habitación estaba preciosa pero no se iba a perder la oportunidad de
conocer un país cuando era su primera vez viendo algo más que Seúl y
algunas otras ciudades de su país natal porque ni siquiera había ido a Jeju.
Asintió buscando su billetera a pesar de que no tenía más que unos cuantos
wones, lo importante eran sus identificaciones.
— ¿No piensas cambiarte? — Indagó Jimin observando con cierta
repulsión su atuendo. — Hipotéticamente ambos somos artistas de la misma
compañía y, siempre hay un ojo que nos ve. Yo soy famoso y no pienso
andar contigo vestido así. Supuestamente estás cobrando muchísimo, se
debe cambiar tu estilo.
— Bueno, deja ver que traje en la maleta.
— Ven, ven... Seguro nada de lo que trajiste está a la altura de las
circunstancia, primero vayamos a la boutique del hotel y ya después
podremos seguir nuestro recorrido. — Mencionó tomándolo de su mano
para llevárselo.
El primer instinto de Taehyung fue liberarse, no eran amigos y el
contacto sobrara pero por alguna razón se encontró riendo de aquello,
siguiéndole el juego.
Tal cual dijo, su primera parada fueron las boutiques del hotel. No sabía
si a Jimin lo reconocían allí o no pero las trabajadoras parecían reconocer u
oler el dinero por lo que desde su llegada el trato fue un poco empalagoso
para el gusto de Taehyung. Aún así, era divertido todo aquello que por
primera vez vivía.
Sorprendentemente el clima en abril en Macao era mucho más caliente
que en Corea, cuando salieron la temperatura allá era fresca, de unos quince
grados máximo. En cambio, ahí tenían veintiséis grados. Hacía calor,
bastante.
Esta fue la razón por la la que Jimin solo llevaba una camiseta negra con
unos ajustados pantalones del mismo color, combinado con sus gafas y
zapatos. No tenía muchos accesorios, al menos mucho menos de los que
llevaba siempre en las foto que veía, solo un pequeño bolso, pendientes, una
fina cadena y dos manillas, una en cada mano.
El optó por algo más fresco a veces en calor, con solo ver la ropa negra
sentía cocinarse. Con unos pantalones color crema un poco más anchos, una
sencilla camiseta blanca de CELINE y un par de sandalias que Jimin odió,
terminó su atuendo. El mayor agregó un fino cinturón negro que hiciera
juego con su calzado, gafas para el sol y un reloj.
Contrario a lo que se imaginó, terminó divirtiéndose con el chico de
cabello rosa. Le agradaban sus ocurrencias y las risas llegaban de la nada.
La altanería que sintió desde que lo conoció hasta que llegó a su habitación
había desaparecido. Tal vez era demasiado pronto para juzgar pero veía a
alguien más sencillo y delicado de lo que aparentaba.
— Ven, vamos a tomarnos una foto aquí, la subiré a mis redes sociales,
este es un lugar icónico. Son las Ruinas de la catedral de San Pablo. —
Taehyung estuvo un poco reticente, no le agradaba eso de las redes sociales,
ni siquiera tenía una pero posó para la foto. — Esta es una iglesia que fue
destruida por un incendio y desde entonces se conservó sólo la fachada. Es
increíble. ¿Cuál es tu usuario? Voy a etiquetarte.
— N-No uso ninguna red social.
— ¿Cómo que no? ¿Hwasa y Namjoon no te dieron el memorándum
completo? Se supone que ya eres un modelo de nuestra compañía, alguien
que viaja y tiene altos ingresos. ¿Qué artista no tiene una red social aunque
sea administrada por la agencia?
Taehyung se encogió de hombros pero, cuando vio una cuenta con su
nombre e incluso insignia de verificación, quedó en shock. Habían fotos de
él que no se dio cuenta de cuando fueron tomadas. Algunas del día de la
subasta, siendo maquillado, cerca de otros modelos e incluso Park Seojoon,
otras fueron las que se tomaron en aquel estudio y que usaron para aquella
página.
— Ves, aquí estás, ya me extrañaba a mí que no tuvieras una. En las
redes se muestra lo que uno quiere dejarle al mundo ver, no muestra la
realidad de tu vida y, hoy en día es una de las primeras fuentes de búsqueda.
Se quiere saber de alguien, lo primero que hacen es ir a las redes sociales
para ver qué aparece.
— ¿Quién es la persona etiquetada en esa foto mía? — Preguntó
abriendo una de las foto.
— Ah, ese fue tu fotógrafo ese día. Mira, también subió las fotos a su
perfil, ni siquiera sabías de tu cuenta, no has aparecido en ningún lugar y ya
tienes un millón de seguidores en el Gram, medio millón en Tuiter.
— ¿Cómo es eso posible?
— Bonita cara y buenas conexiones, cariño. Apareces junto a personas
reconocidas del medio, artistas, muchos de sus fanes siguen a cualquiera
que aparezca con ellos. A eso agreguémosle que eres atractivo y muy
fotogénico. Es normal que te sigan. — Comentó como si aquello fuese lo
más obvio. — Tienes talento después de todo. Espera, deja y llamo a Hwasa
para que me dé los datos de acceso a tu cuenta. Mientras ve descargando las
aplicaciones.
Taehyung asintió escuchándolo hablar cordialmente con Hwasa. Aquello
era tan extraño, los dos andaban con Namjoon y era imposible que al menos
uno de los dos no supiera del otro. Sin embargo, hablaban tan normal que
no entendía nada.
Se tomaron varias fotos e incluso hicieron transmisión en vivo conjunta.
El rubio no sabía qué responder a las preguntas que conseguía leer pero
Jimin logró desviarlas para mostrarles a los espectadores lo que estaban
haciendo y lo hermoso del lugar.
¿En qué momento su vida dio un giro tan inesperado?
Sinceramente prefería pasar por inadvertido, pero efectivamente todo
aquello era necesario para cubrir las huellas. Esa subasta no fue legal y si lo
mínimo se daba a conocer, aquello sería fatal.
Él creyó en un principio que ser tan visto sería contraproducente porque
la gente comenzaría indagar pero cuando Jimin le explicó detenidamente
cada pro y contra de aquello, pudo entender. La red social de un artista
puede unirlo o salvarlo pero es su propio medio de expresión sin necesidad
de medios, la mejor de las coartadas y un gran soporte.
— No sabía que llevabas una buena relación con Hwasa. — Comentó
cuando se sentaron a tomar helado, ya eran casi las cuatro de la tarde y no
pudo evitar pensar que probablemente Jungkook lo llamaría pronto.
— ¿Por qué? ¿Por Namjoon? — Asintió sintiéndose un poco entrometido
por mencionar aquello. — Cómo explicarte.... Namjoon y yo tenemos esta
relación que se volvió un poco abierta por ciertas circunstancias que yo
provoqué. Le he hecho sin querer daño a mucha gente, entre esas a él y me
di cuenta muy tarde de mi error. Supongo que probar la fama y todo lo que
esta trae a veces nos pierde a muchos. Yo perdí demasiado, entre eso, la
confianza absoluta y relación seria que teníamos él y yo.
— ¿Hwasa?
— Ella es su asistente, pasan la mayoría del tiempo junto y cierta tensión
sexual se creó entre ellos pero Hwasa no está enamorada de Namjoon y él
tampoco. Creo que de cierta forma aún me está castigando por lo que hice.
Jimin no sabía por qué le estaba contando su vida a un hombre que no le
terminaba de agradar del todo. Sabía las intenciones de Jungkook,
supuestamente aquello no era más que algo beneficioso para las partes
inmiscuidas pero temía que su mejor amigo pudiese desarrollar
sentimientos por ese rubio y que al final este rompiera su corazón.
— Si hubo tantas cosas malas en su relación, por qué no terminaron y
siguen aferrados a esto casi insano que tienen. — Inquirió sutilmente
limpiándose las manos.
— Porque supongo que en el fondo ninguno de los dos quiere alejarse.
Seguimos amándonos de una forma en que nadie comprendería más que
nosotros dos. Lejos de lo que puede parecer, no es tóxico, quizás sí un poco
libertino pero al final del día conocemos nuestros límites y jamás los
cruzamos.
— ¿Jungkook?
— ¿Qué hay con él? — Ya sabía por dónde iba pero se hizo el
desentendido, estaba estudiándolo.
De hecho, no había dejado de hacerlo desde el día en que lo vio salir de
la oficina de Namjoon. Tenía el pálpito de que ese rubio prácticamente era
de Jungkook aún sin la subasta y al parecer, no se equivocó del todo, cosa
que le preocupaba.
— Te vi besándolo el día de la subasta. ¿Qué tan abierta es tu relación
con Namjoon?
— Oh, Jungkook es casi como un hermanito al que me gusta molestar.
No hay nada escondido en los besos que a veces le doy. Yo lo beso, él me
manda al diablo. Así nos mantenemos, nosotros si somos tóxicos. — Se
carcajeó mirándolo. — ¿Te molestó verme besándolo?
— ¿A mí? ¿Por qué me molestaría verlos besándose? — El rubio negó
algo incrédulo, entrecerrando sus ojos mientras miraba al horizonte desde la
Fortaleza do Monte. — Sabes que estoy con él debido a esa subasta, no hay
nada entre nosotros más allá de negocios.
— Ya claro, negocios... — Musitó asintiendo con una sonrisa mientras lo
observaba. — Al menos por ahora, solo negocios.
— No sólo por ahora pero da igual. — Rió cambiando de tema. — ¿Por
qué el peliverde y tú se lleva tan mal? Digo, es medio sangrón e
insoportable pero ustedes realmente parecen no soportarse.
— ¿Yoongi? Bueno, Yoongi es solo Yoongi... — Concluyó poniéndose
de pie. — Vamos.
Taehyung lo observó alejarse, haciéndose fotos como si rehuyera del
tema pero no insistió más en ello. Después de todo, no le incumbía lo que
pasara entre ellos aunque la curiosidad lo azotara desde lo que presenció en
el avión.
— Ya estoy listo, vamos a buscar a Namjoon para reunirnos con Jimin y
Taehyung en el restaurante. — Yoongi lo miró de arriba abajo y Jungkook
negó haciéndolo caminar. — Ni se te ocurra decir nada, te conozco.
— No iba a decirlo. — Sí iba hacerlo pero decidió que por el momento
era mejor guardar silencio al menos sobre eso. — ¿Ya viste el resultado de
la revisión de chico este que trajiste?
— Taehyung, hyung, se llama Taehyung. — Yoongi asintió con
desinterés. — Sí los vi, aparentemente sólo se ha masturbado en las últimas
semanas.
— ¿Cuánto tiempo seguirás con eso?
— No creo que mucho, sinceramente creo que después de un tiempo no
serán necesarias porque, de sólo pensar que lo revisarán, él evitará tener
relaciones sexuales con alguien más. — Sonrió abandonando su suite. — Es
sólo una medida de seguridad, sabes que odio que toquen lo que es mío.
— Tuyo no es, sigue siendo un hombre, no un objeto.
— No es un objeto pero como si fuera uno lo compré. — Difirió del
mayor.
— Te pertenece temporalmente pero sabes que no es tuyo. Además, te lo
he dicho, carne y alma no son la misma cosa. Puedes poseer el recipiente
pero no lo que hay en su interior, no sigas actuando como un mocoso
imbécil cuando sé que no lo eres.
— No lo soy, no estoy haciendo nada para dañarlo y no lo haré. Sé que
tener su cuerpo no significa tenerlo a él y por eso no he avanzado aún. Deja
de mirarme con esa cara.
— Es la única que tengo y la única que existe igual a esta. ¿Con cuál otra
quieres que te mire? — Jungkook negó mirando al punto más alejado del
pasillo. — Sólo te recuerdo que sigue siendo un hombre joven, tarde o
temprano se irá con alguien más aunque sea para tener sexo. No podrás
retenerlo eternamente a tu lado y mucho menos como una figura decorativa.
— Conoces mis razones.
— Razones estúpidas si se me permite opinar y si no se me permite te lo
diga igual. — El menor rodó los ojos frente a sus palabras. — Aprovecha la
oportunidad que tienes, ¿no es lo que querías? Lo quisiste, lo obtuviste,
ahora has algo con eso para que sepas de una vez si quieres continuar con
todo esto o no. Vive mientras tengas vida, deja de limitarte por estupideces.
— No son estupideces. — Refutó cuando llegaron al ascensor.
Taehyung se estaba riendo por la forma tan coqueta con la que Jimin
bromeaba con las personas que lo miraban cuando toda su atención fue
acaparada por un pelinegro que parecía ver por primera vez. Desde el
primer día, Jungkook siempre llevó traje, cada vez que lo vio este llevaba
un perfecto traje hecho a la medida pero ahora, parecía haberse quitado
unos cuantos años e incluso le resultó más atractivo.
Estaba increíblemente sencillo pero a su vez el porte que siempre
mostraba estaba ahí, en alguna parte. Lo primero que miraron sus ojos fue
la llamativa piel expuesta de sus muslos apresados en un ajustado jeans
azul. Lo segundo fue el rostro que se iluminó con una sonrisa en cuanto sus
miradas se cruzaron.
Llevaba una ancha camiseta blanca y una gorra ajustada del mismo color,
con una fina cadena resaltando en su cuello. Las Timberland en sus pies
resaltaba todo su atuendo de una forma inexplicable. Estuvo mirándolo
sorprendido hasta que este se sentó frente a él, Namjoon al lado de Jimin y
Yoongi al lado del pelinegro.
Comieron todos juntos, el ambiente estuvo más relajado que en el avión
aunque por supuesto, Yoongi y Jimin no interactuaron en lo más mínimo.
Tras comer el peliverde fue el primero en irse diciendo que tenía que hacer
algunas cosas en la ciudad. Los otros cuatros abandonaron el restaurante
junto pero en algún momento sus caminos se dividieron.
— Sabes, ya me estoy sintiendo incómodo. — Fingió incomodidad
observando a Taehyung. — No has dejado de mirarme con tu boca
entreabierta desde que me viste. ¿Tan feo estoy?
— N-No es eso. Te ves muy diferente ahora. — Señaló su ropa y
Jungkook rió.
— Ah, te revieres a mi vestimenta. Sinceramente prefiero este estilo pero
se me dificulta por mi trabajo y posición. Ya sabes, critican mucho que a mi
edad esté dirigiendo una empresa de tan amplio nivel y alcance, andar así
solamente haría que todos enloqueciera creyendo que los llevaré a la
quiebra. Algo estúpido pero lo visual es casi lo más importante en los
negocios por desgracia.
— Luces bien así, deberías vestirte como te plaza.
— Gracias... — Sonrió caminando a por Largo do Senado, viendo las
luces comenzar a tomar posesión de la ciudad que se sumía lentamente en la
oscuridad de la noche. — ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
— ¿A qué viene esa pregunta tan repentina? — Lo miró relajado,
caminando a su ritmo, viéndolo encogerse de hombros. — Me pongo a ver
videos de animales, sobre tecnología o simplemente aprovecho para dormir
pero sinceramente esos momentos son escasos. Entre los trabajos, mi madre
y la universidad cuando estaba yendo, me absorbían todo el tiempo.
— ¿Por qué dejaste la universidad?
— Me extraña que no lo hayas averiguado ya por tu cuenta pero es fácil
de explicar. Dinero, no pude pagar mi matrícula una vez más por lo que
temporalmente tuve que dejar mi carrera.
— Ya veo... — Fue lo único que dijo.
Sacó su teléfono para tomar varias fotos, tomándose varias con
Taehyung, sacando el niño interior que ambos tenías aunque al principio el
contrario se mostró renuente. Sentados en la fuente del paseo principal el
rubio lo salpicó sin querer con agua pero esto creyó una estúpida fuera que
lo hizo correr cuando Jungkook le avisó que lo metería completamente en la
fuente.
— ¡No, no, Kook, ya! — Gritó estirando su mano para poner distancia.
El nombrado rió cuando escuchó la forma en que lo llamó sin darse
cuenta pero, en vez de detenerse como pedía, lo cargó y llevó hasta la
fuente sin importarle la forma en que eran mirados por todos.
— ¡Mis teléfonos, idiota!
— Ambos modelos son resistentes al agua, no hagas tanto escándalo. —
Se rió estirando su mano para ayudarlo a salir pero en revancha el rubio tiró
de él, haciéndolo caer a su lado.
Ambos se rieron tontamente por un buen rato, salpicándose y luchando.
Fue gracioso caminar con todos mirándolos en esas fachas, no les
importaba en lo absoluta y a decir verdad aquel chapuzón fue refrescante.
— ¿Puedo preguntarte algo? — Jungkook asintió viéndolo dudar. — ¿Por
qué no has hecho movimientos en todo este tiempo? ¿Pensé que querías
tener sexo conmigo?
— ¿Quién dice que no he estado haciendo movimientos?
De acuerdo, aquí estoy resubiendo una vez más este capítulo. Espero
que lo puedan leer y que Wattpad no siga molestando. Si lo pueden leer,
por favor, déjenme saber.
Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo.😘
Pd: Twitter estuvo escrito diferente a propósito al igual que
Instagram, no quise poner el nombre originales de las aplicaciones.
LORED
Capítulo 11
Algo estaba mal, algo no estaba funcionando bien desde hacía dos días,
desde el momento en que se fueron de viaje hubieron cosas que
comenzaron a salirse de control para Taehyung.
Sinceramente, no se trataba de esos últimos dos días, sino de pequeños
momentos o detalles que habían estado ocurriendo desde aquella subasta. A
pesar de su altanería y seriedad Jungkook nunca le dio un mal trato como
esperó de quien lo comprara.
Acciones como preocuparse por el estado de su madre cuando aquello no
lo afectaba porque, siendo sinceros, con la suma que pagaría por él no tenía
motivo alguno para procurar ello buen estado de salud de Sunhyo. Los
doctores que destinó para ella, la constante preocupación durante y después
del viaje, todo aquello causó estragos en su cerrada posición para con el
pelinegro.
El día que lo llevó a cabalgar, su forma de expresarse, su trato, sus
conversaciones, simplemente muchas cosas lo mantenían en ese momento
pensando en el hombre que hacía una hora lo dejó en la puerta de su
edificio.
Estaba acostado en su colchón, observando la hora en su teléfono
mientras miraba las fotos del viaje cuando se percató de que Hoseok debía
haber llegado desde hacía un buen tiempo. Salió completamente de las fotos
que después le enseñaría a su mejor amigo y marcó su número con una gran
sonrisa en su rostro. Deseaba escucharlo, verlo, con solo saber que lo vería
después de esos días su ánimo se elevaba.
— Hey, TaeTae... — Contestaron al otro lado de la línea. — ¿Ya estás en
Corea?
— Sí, ya estoy en casa pero esperé que estuvieses aquí, creí que
solamente te tocaba trabajar el turno de la mañana. Tengo muchos deseos de
verte.
— Yo también tengo muchos deseos de verte pero, deberemos esperar
hasta mañana porque el chico que debía tomar el turno de la tarde y noche
se enfermó, no podrá venir a trabajar y mi jefe necesitaba que lo cubriera.
Saldrá mañana antes del mediodía e iré directo a la casa. — Contestó
escuchando como su jefe lo llamaba para que regresara a la caja. — Tengo
que regresar al trabajo pero te llamaré en la pausa, ¿de acuerdo?
— Está bien, Hobi, hablamos más tarde. Ven rápido a casa cuando
termines. — Hoseok no pudo evitar reír y el rubio lo imitó al escucharlo. —
Ten una buena tarde en ese infierno.
— Cuando mi mejor amigo se vuelva millonario mandaré todo a la
mierda, así que prepárate para mantenerme. — Susurró para que sólo
Taehyung pudiese escucharlo. — Nos vemos mañana.
— Aguanta solo un poco más, pronto te sacaré de ese restaurante
explotador. — Rió el menor finalmente finalizando la llamada.
Del otro lado del teléfono, la risa que el mayor había estado
exteriorizando desapareció dejándole el lugar a un rostro triste y estoico. Él
no estaba obligado a trabajar, de hecho esa fue su decisión luego de regresar
a su casa y notar como el hombre que él amaba tiraba de otro para besarlo
de una forma tan fogosa y profunda que poco mostraba los términos de
aquel acuerdo.
No parecía obligado, muy por el contrario, se notaba su disfrute y no
necesitaba mirarlos de cerca con una lupa o escuchar los sonidos de su
corazón latiendo desbocado para constatar que al menor le estaba gustando
lo que sea que ellos tuvieran.
Por eso no había ido a casa y regresó a su trabajo intercambiando lugar
con el chico que debía quedarse. No podía verlo, al menos no en esos
momentos. Tal vez el cansancio y el pasar del resto del día le ayudara a
regresar con una amplia sonrisa la mañana siguiente. Asintió mirando a su
jefe, quien continuaba quejándose por él haber dejado la caja, sacando
temporalmente al menor de sus pensamientos.
Tras tomar una ducha y sentarse en el colchón que yacía en el suelo, el
móvil que recibía llamadas de una única persona sonó tomándolo por
sorpresa.
— ¿Qué sucede? — Contestó serio.
— ¿Hola?
— Hola, Jungkook. ¿Por qué llamas? Hace menos de dos horas nos
vimos, no esperaba que me contactaras por el resto del día. — Se sentó
como si esa acción lo ayudara a escucharlo mejor.
— Debo confesar que te extraño, quería escucharte. ¿No me extrañas?
— No.
— Yo sí, no quería regresar del viaje solo para estar un rato más contigo.
El rubio mordió su labio inferior ante esas palabras porque extrañamente,
él también echaba de menos tenerlo cerca. Era peligroso la forma en que los
seres humanos se acostumbraban a la presencia de alguien en tan poco
tiempo.
— ¿Estás descansando?
— Eso intentaba antes de que me interrumpieras. — Lo escuchó reír y no
pudo evitar rodar sus ojos. — ¿Qué quieres?
— Mañana Yoongi te irá a recoger en la mañana, pasarás el día en mi
casa y en la noche te llevará de regreso. — ¿Verlo otra vez? Estarse viendo
constantemente era algo que no quería pero tampoco le molestaba,
demasiado contradictorio para su propio gusto.
— De acuerdo, solo dime a la hora que necesitas que esté listo.
— Alrededor de las siente, es muy temprano pero necesito aprovechar el
tiempo. Pasado mañana tendré que irme de viaje por casi dos semanas con
mi padre y no podremos vernos en ese tiempo. — Esa noticia cayó como un
balde de agua fría para Taehyung, no le agradaba saber que no lo vería
durante tanto tiempo pero no dijo nada. — Ahora estaba viendo un
programa de televisión mientras descansaba, salieron imágenes tuyas y de
Jimin mientras paseaban por Macao, supongo que te estás haciendo
conocido.
— ¿En serio?
Entre palabras, se fueron acomodando en sus camas y el tiempo fue
pasando. De hecho, no notaron como los minutos incrementaron y la
conversación telefónica se acercaba a las dos horas. Cuando Jungkook miró
por su ventana, comenzando ver como el cielo se tornaba naranja y el sol
descendía, se dejó llevar por su impulso.
— En media hora debes estar listo, Yoongi irá por ti. — Mencionó
sorprendiéndolo.
— ¿Cómo así? Pensé que habías dicho que me recogería mañana, no hoy.
— Mañana también pero quiero invitarte a comer a mi casa, cocinaré
para ti.
— ¿Tú cocinarás para mí? — Soltó una carcajada con incredulidad
porque sinceramente no se imaginaba a Jungkook siquiera cerca de una
cocina. — Supongo que comprobaré eso con mis propios ojos.
— Te enamorarás de mi sazón.
— Sueña con eso... — Sonriendo se levantó mirando hacia su pequeño
escaparate. — ¿Algo que necesites?
— Solamente que estés listo y vengas para acá en cuanto Yoongi llegue
por ti.
Terminó la llamada rebozando energía y alegría, caminando rápidamente
hacia la cocina en donde interrumpió a la pareja que se daba muestras de
cariño y un poco más.
— Tienes habitaciones e incluso casa para hacer sus puercadas, ¿deben
tomar también mi cocina para eso? — Se quejó yendo hacia varios estantes,
comprobando el refrigerados de paso.
— Esta puede ser muy tu casa, mocoso pero, la zona de la cocina me
pertenece. — Protestó Jin golpeando la mano de su novio para que dejara
de tocarlo. — ¿Qué quieres? ¿Qué buscas?
— Compruebo tener todos los ingredientes para lo que pienso cocinar. —
Los mayores se miraron incrédulos y Yoongi finalmente dejó de acariciar a
su pareja. — Necesitaré privacidad así que sería increíble que ambos me
dejaran solo esta noche. Por cierto, ¿qué haces aún aquí, Min? Te mandé un
mensaje pidiéndote que fueras a recoger a Taehyung.
El peliverde sacó su teléfono, viendo el mensaje que había ignorado un
rato atrás pensando que carecía de importancia. Ahora entendía mejor la
actitud de su mejor amigo, si todo se trataba de Taehyung, hacía sentido. Le
dio un beso a Jin, una mueca a Jungkook, tomó las llaves del auto y salió de
la casa a gran velocidad.
— Así que finalmente piensas avanzar con el chico. — Mencionó el
castaño sacando varias cosas que colocó sobre la isla de la cocina. —
Puedes usar esto para prepararle algo. Nosotros de igual forma no íbamos a
estar aquí esta noche, quedamos en cenar con Namjoon.
— ¿Yoongi hyung estuvo de acuerdo?
— Me importa muy poco si no quiere, sinceramente hay cosas que
debemos arreglar, ya lo sabes. Sin embargo, sí estuvo de acuerdo. Me dijo
que tú también le estabas insistiendo en que debía hablar con Jimin, cosa
que debo agradecerte. No sé si hoy ocurra algún avance pero que al menos
hayan aceptado a hablar ya es algo positivo.
— No presionen tampoco las cosas, pueden ser contraproducente. Que
los cuatro se ajunten es como poner butanol, gasolina, fósforos y paja en un
mismo lugar, el incendio está casi asegurado.
Jin rió ante la caracterización que el menor les dio pero no podía estar
más acertado. A decir verdad, a él también le costaba un poco superar
aquello solo que era más maduro a la hora de enfrentar las consecuencias de
sus actos en comparación con Yoongi. Estar en el mismo sitio que
Namjoon, Jimin y su pareja aún era un poco incómodo.
Peor aún cuando el hombre de cabello rosa y Yoongi comenzaban con
esas discusiones que lo ponían de los nervios y terminaba molestándose con
ambos porque el pasado parecía mantenerse como una nube gris flotando
sobre sus cabezas. Es por eso que creía que de cierta forma su relación se
había quedado estancada desde que todo aquello explotó.
— Si quieres te voy ayudando hasta que regrese Min y tu chico.
— No es mi chico aún, — sonrió — espero que pronto lo sea. Puedes irte
tranquilo, de igual forma no comenzaré a cocinar hasta que llegue, quiero
que me vea hacerlo. — Jin asintió estudiando su mirada, sonriendo al ver su
alegría. — Hyung, deja de mirarme como un niño. No te tomes tan en serio
los pedidos de mi madre.
— Mamá Jeon es la que manda, mocoso.
+++
Existen momentos en que toda la ansiedad y esfuerzo acumulado se
sosiegan en la infinita indolencia o desatan una terrible ansiedad como la
que atacaba a Taehyung durante aquel viaje de Seúl a Incheon.
Tuvo que esperar casi una hora, no treinta minutos como le había dicho
Jungkook en un principio pero comprendió que aquello fue a causa del
chofer, quien no se había dado cuanta de la orden. Sintió aquello como una
señal y casi desistió irse pero cuando su teléfono sonó avisándole que e
moment había llegado, supo que no había vuelta atrás.
Descendió la ventanilla detrás del asiento del copiloto en una urgida
búsqueda de aire fresco, necesitaba respirar, necesitaba oxígeno porque sus
pulmones parecían cerrarse. Ya lo había visto tantas veces que resultaba
inaudito el nerviosismo que continuaba azotándolo.
Por momentos sentía tener un brote psicótico porque de otra forma era
difícil explicar ese anhelo que estaba acrecentándose en su pecho cada vez
que la imagen de Jeon Jungkook venía a su cabeza aún sin estarlo
pensando.
Y tal vez esa locura fuera precisamente eso que no aceptaba, una válvula
de emergencia para liberar la presión de la ansiedad insoportable de
aquellas emociones que el pelinegro despertaba en él sin esforzarse.
La pregunta que su madre muchas veces le repetía venía a su mente
constantemente. Si sabía que nada puede hacer contra su destino, ¿por qué
le producía tantos temores la incertidumbre del mañana? Ella le recalcaba
cuando estaba de buen humor que no fuera tonto y gozara del momento
presente.
Le exigía que no pusiera en pausa su vida por ella porque tarde o
temprano todos los padres terminaban marchándose y, mientras dejaba de
vivir por ella, su vida pasaba, sería demasiado tarde cuando quisiera vivirla
nuevamente. Sin embargo, no pudo jamás pensar diferente porque no
concebía vida sin ella.
Agradecía la compañía de Hoseok, de no tenerlo a él todo fuera
muchísimo más difícil pero, en ese viaje que hizo y en esos momentos,
sentía una pizca de egoísmo queriendo hacerle caso a las palabras de su
madre. Quería aceptar esos seis meses que el CEO de Sasung Electronics le
ofrecía y no por el dinero que este le brindaba sino porque deseaba estar a
su lado.
Sí, eso debía ser uno de sus pseudo brotes psicóticos porque no era
normal todos esos pensamientos. A su vez, como decía su madre, su tiempo
no era eterno y tanto como ella, él también moriría en algún momento y
todavía no había experimentado algo que soliviantara su cuadrada vida.
¿Sería algo malo disfrutar aquello que de todas formas tenía que hacer?
Solamente habían dos cosas que lo hacía avanzar y luego ir en reversa.
La primera era su madre, ella necesitaba de su atención, tiempo y cuidado.
La segunda, se trataba de Hoseok. Si bien no eran novios y en su pecho
sería eternamente alguien al que el nombre "mejor amigo" o "novio" no le
haría justicia, no podía ignorar que aquello lo hacía desvariar.
No podía entregarse a esas emociones y curiosidad que estaba sintiendo
por Jeon, tenía que limitar todo a lo que en un principio se acordó, un
negocio, un acuerdo entre ambos. Si se entregaba a él por gusto y placer
propio no, no podría justificarse en que aquello no significaba
absolutamente nada. Un cambio de sentimientos no fue lo que Hoseok
aceptó y él no podía traicionar su confianza, su apoyo, sus sentimientos.
— ¿Esto es algo que haremos cada vez que venga aquí? — La voz del
peliverde lo hizo salir de sus cavilaciones, mirándolo extrañado parado a su
lado sosteniendo la puerta. — Llevo seis minutos esperando que se baje del
vehículo, no tengo toda la noche para esto. No habrán alfombra rojas o
súbditos que lo ayuden a bajar así que encarecidamente, le pido que mueva
su trasero.
Taehyung lo miró con una mueca sin comprender como podía parecer tan
educado a veces y a su vez sentir que le mentaba la madre cada vez que le
hablaba, justo como en ese instante. Era irritante ese hombre y era evidente
que no se trataba de un simple chofer y era más como un amigo haciendo
un favor porque cualquier otro jefe lo hubiese despedido hace mucho con
esas actitudes.
— Bueno, cuando decidas bajarte, toca el timbre de la puerta principal.
— Yoongi cerró la puerta del vehículo chasqueando su lengua con fastidio.
No le importaba pasar del trato formal al informal ni la mirada de asco en
el rubio. Sinceramente ellos no debían llevarse bien, solo le importaba que
Jungkook finalmente mostrara interés en alguien y que estuviera feliz,
aunque ese alguien fuera ese otro mocoso que abría ahora por su cuenta la
puerta del vehículo.
El rubio tuvo que correr para ir al paso de Yoongi y no verse en la penosa
necesidad de tocar el timbre de aquella mansión que seguro nadie tocaba.
Se le pegó casi como un chicle porque temía perderse, ignorando las
miradas reprobatorias que le eran dadas por el peliverde.
Lo siguió hasta la terraza de la piscina que se encontraba alumbrada y en
donde cuatro hombres conversaban animados. No sabía si era él quien ya
desvariaba o sis sus ojos estaban fallando pero, en vez de centrarse en el
alegro Jungkook que se levantó de su asiento cuando hizo entrada, estos se
fijaron en las entrelazadas manos de Namjoon y Seokjin.
No había tensión en el ambiente, todos estaban relajados y, mismo si
estos soltaron sus manos cuando ellos llegaron, Yoongi yendo a sentarse en
el regazo de su pareja mientras que Jimin continuaba sosteniendo la otra
mano del hombre de cabellos morado, toda la situación le parecía rara y no
pudo ocultar su interés.
Seokjin se removió incómodo diciéndole al peliverde que era mejor
ponerse ya en marcha. Estos dos fueron seguidos por la otra pareja que lo
saludó cordialmente. Jimin lo abrazó como si fueran los mejores amigos,
regalándole una hermosa sonrisa pero llámenlo loco, él sentía que el mayor
estaba triste aunque intentara aparentar lo contrario.
— ¿Estás bien? — Preguntó sosteniendo su mano cuando Jungkook
caminó al interior para despedir a los demás.
— ¿Qué es estar bien en realidad? — Se encogió de hombros besando
ambas mejillas. — Estar bien es un estado mental y yo me encuentro
perfectamente. Espero que disfrutes tu cena hoy, yo que tú no rechazaba el
postre. — Le guiñó un ojo y se apresuró hacia Namjoon, tomando su mano
para salir junto a todos.
De una sorpresa, Taehyung pasó a otra porque no se esperó que el
pelinegro al regresar lo abrazara de una forma tan efusiva, besándolo
incluso. ¿Negarse al beso o alejarse? No era una opción, simplemente no
reaccionaba para ello, aún después de que entre sus cuerpos hubo una
distancia prudente, siguió sin reaccionar.
A veces no comprendía su comportamiento, Del hombre ligeramente
inexpresivo y serio que vio en la subasta, ese con el que habló varias veces
no había nada en esos momentos. Era un joven más, un joven cualquiera
que disfrutaba llevando a lo que se podía catalogar como novio a la enorme
cocina para preparar la cena.
Se dejó guiar o mejor dicho, se dejó arrastrar de la mano hasta la cocina.
El lugar era amplio, la iluminación, su decoración, todo era increíblemente
moderno, llamativo pero a la vez sencillo. Simplemente parecía gritar a los
cuatro vientos esta es la cocina de una mansión diferente a todas las demás.
Se preguntó por un instante si realmente era una cocina o un laboratorio
tecnológico.
Habían alrededor de seis hornos táctiles en una pared, al lado un estante
con algunos objetos de porcelana blanca y cristal que en el fondo tenían
espejos. Frente a los hornos una gran isla en donde había dos fregaderos,
debajo tres lavaplatos a juego con los hornos.
Una segunda isla se encontraba en el sitio, en esta estaba la cocina con un
gigantesco extractor de olor y grasa arriba que lo hacía lucir como un
romántico bar e incluso sobresalía de la isla una pequeña mesa rectangular
con varias sillas altas al frente cerrando con broche de oro ese pseudo bar.
Detrás de estos habían dos frigoríficos y estantes, lo mismo ocurría al
otro lado de la pared donde veía copas, libros de cocina y demás, realmente
había demasiado en aquella cocina pero no se veía cargada en lo absoluto,
por el contrario era tan amplia que parecía estar vacío. Todo de gris y
blanco, pulcramente organizada, sinceramente era impoluta.
Existía otra tercera isla pero si le preguntaban no tenía ni idea a simple
vista para qué era puesta que más bien lucía como una gigantesca mesa lisa
sin asientos a su alrededor.
— ¿Entonces cocinarás para mí? — Preguntó detallando que el logotipo
de Sasung estaba en gran parte de las cosas de aquel sitio.
No obstante, su mirada dejó de mirar todas aquellas cosas superficiales y
materiales para centrarse en el hombre que remangaba su camisa después de
abrir los botones de sus mangas con una sensualidad avasalladora mientras
le dedicaba una sonrisa amplia y aniñada.
— Cocinaré para ti y comeré junto contigo. Me apuesto cualquier cosa a
que no has comido nada desde el desayuno que tomamos en el avión esta
mañana.
— Ese desayuno valió por dos comidas. — Se encogió de hombros
sonriendo frente a esa sonrisa que no se desvanecía.
Lo vio colocarse el delantal e hizo una mueca. Aquello parecía un
espectáculo especial para él y no pudo evitar pensar que era gracioso pero
estimulante ver todo el empeño que ponía el pelinegro en lo que hacía.
Se movía con gracia alrededor, esperaba torpezas que lo hicieran soltar
carcajadas para burlarse pero fue todo lo contrario. Podría ser confundido
con un chef, uno muy joven y atractivo. Humecto sus resecos labios,
sintiendo su garganta igual secarse por alguna extra razón mientras lo
observaba.
Vegetales por aquí, sartenes, cuchillos y sazones por allá. Gran destreza a
la hora de manipularlo todo, desde el arroz que lavaba a las cebollas que
picaba o la forma en la que adobaba la carne con ese gran molinillo de
madera para la pimienta que sostenía, provocándole pensamientos impuros.
El silencio en la cocina era tanto que Taehyung tuvo una idea para
amenizar el ambiente. — ¿Qué te parece si jugamos a las tres preguntas
mientras estás cocinando?
— ¿Tan repentinamente? — El rubio asintió y él rió. — De acuerdo.
¿Quién empieza? Supongo que querrás hacerlo tú porque se te ocurrió el
juego. ¿Algo especial que quieras preguntarme?
— Y ahí va tu primera pregunta... — Se carcajeó al ver su reacción.
— Oye, eso es trampa, Taehyung.
— Nadie estipuló reglas para este juego. Te responderé, sí hay varias
cosas que deseo preguntarte aunque no sé si sean especiales. Mi turno... —
Frotó sus manos con picardía, acomodándose en la banqueta blanca que
ocupaba. — ¿Qué pretendes con todo esto? Ya sabes, alargando la puesta en
efectividad del acuerdo, buscar extenderlo todo, el ofrecimiento de los seis
meses que me has hecho. ¿Qué hay detrás de todo eso? La verdad...
— Deseo que seas mi novio y por ello necesito tiempo para conquistarte.
— Dije que quiero la verdad.
— Esa es la verdad.
— Si así fuera, no me la hubieras dicho tan campante.
— A menos que hubiera creído que tal como en ese instante no me
creerías aunque te lo dijera. — Sonrió viendo el reproche en el rostro
contrario, tomando ahora en sus manos el molinillo de la sal. — No podría
ganarme tu afecto en un mes. Si te das cuenta, desde la subasta hasta ahora,
casi ha pasado un mes. Si hubiera hecho inmediatamente efectivo el
contrato, posiblemente estuvieras cerrado a mí y me verías solamente como
el imbécil que pagó dos millones por ti y del cual querrías salir pronto.
— ¿Por qué ese empecinamiento conmigo?¿Por qué quieres ser mi novio
supuestamente?
— Esas son dos preguntas y no es tu turno de hacerlas, me toca a mí. —
Taehyung chasqueó su lengua indicándole con un sutil movimiento de
cabeza que continuara. — ¿Has tenido deseos o has pensado en aceptar mi
oferta para estar conmigo durante seis meses? — El rubio bajó la mirada
porque aún recordaba la forma en la que se negó la primera vez que estuvo
ahí. — La verdad, Kim...
— Sí lo he hecho, he pensado en ello. He deseado y pensado aceptar tu
oferta.
No entendió el motivo por el que jungkook sonrió tan ampliamente pero
el pelinegro era feliz con esas palabras. Si había pensado en ello sabía que
no era por el dinero aunque evidentemente pudiera influir. Si había pensado
en ello significaba que su presencia le era grata y que quizás, el menor
comenzaba a sentirse atraído por él.
Las preguntas cesaron hasta que ambos salieron a comer a la terraza en
donde se encontraba la piscina, no sin antes pasar juntos a escoger una
botella de champán en la pequeña cava que tenía en ese nivel de la casa, no
aquella gigantesca que había en el sótano.
— ¿Por qué ese empecinamiento conmigo?¿Por qué quieres ser mi novio
supuestamente? — Repitió las preguntas que hacía un rato había hecho
mientras cortaba un trozo de carne que se llevaría a la boca.
— Supongo que quieres la verdad. — El rubio asintió y Jungkook sintió
un nudo crearse en su garganta mientras esta era apretada por una corbata
inexistente.
Dejó en el borde del plato el cuchillo y tenedor que sostenía para
acercarse la copa a los labios y tomar un pequeño sorbo con una sonrisa
débil asomándose. Suspiró ampliamente y asintió buscando la mirada fija
en él, en sus acciones.
— La verdad es sencilla aunque no tan fácil de decir en voz alta. Me
gustas y no sexualmente o debido a la subasta. Estoy interesado en ti desde
mucho antes que esa subasta se llevara a cabo e incluso podría decir que...
Estoy enamorado de ti, Kim Taehyung.
¿Cómo estamos por aquí? Espero que les haya gustado el capítulo.
Nos vemos en el próximo.
Capítulo 14
— ¿Qué sucede? Has estado demasiado callado desde que salimos de casa
de Jungkook. Te veo apartado y absorto en unos pensamientos que pareces
reacios a compartir. Me pone ansioso verte tan callado, Seokjin. — La
presencia de Namjoon en la cocina de su propia casa fue una sorpresa para
el aludido.
Jin levantó su mirada falsificando una sonrisa que no engañó al menor
mientras continuaba acomodando pequeños canapés y trozos de cordero en
diferentes bandejas. Su cercanía lo inquietaba y es que, estar cerca de
Namjoon podía volverse una debilidad para él.
Con la vista buscó a su pareja, viendo a Yoongi a la distancia sentado en
el piano del salón creando una melodía suave y relajante mientras Jimin
permanecía sentado con una copa en la mano escuchándolo, manteniendo
sus ojos cerrados. Aunque lo negaran, la conexión de ellos se volvió
demasiado fuerte y por ello los cuatros comenzaron a tener problemas.
No era del todo inocente, sus sentimientos por Namjoon también
escalaron pero nada de aquello estaba supuesto a suceder. Min era su novio
y Park el del hombre que en ese instante acariciaba su cadera. Todo fue un
juego que se les salió de las manos y a día de hoy todavía quedaban
secuelas.
Amaba a su pareja y sabía perfectamente que esos sentimientos eran
recíprocos pero había algo más que ninguno supo ver en su momento y casi
les costó su amistad.
La frente del hombre de cabellos violetas se posó en su espalda,
abrazándolo por varios segundos antes de que como lo había estado
haciendo por casi dos años, se apartó fingiendo ir en busca de algo que
verdaderamente no necesitaba.
— Seokjin... — Lo sostuvo por el brazo para que lo mirase. — No sigas
haciendo esto. Hemos estado actuando de forma tan inmadura cuando todos
aceptamos adentrarnos en este camino sin retorno. Yo hablé las cosas con
todos desde hace mucho tiempo pero parece que ustedes siguen huyendo de
la realidad.
— No estoy huyendo, Joonie. Simplemente no creo prudente dar un paso
en falso hasta que esos dos no aclaren sus diferencias. Las cosas podrían
empeorar y yo sinceramente no quiero perder la amistad de ustedes, mucho
menos a mi pareja por un estúpido juego.
— ¿Estás seguro que todo no fue más que un estúpido juego? Pudo haber
comenzado de ese modo auspiciado por la juventud que años atrás
teníamos, el alcohol y la increíble tensión sexual que se creaba entre los
cuatro pero luego de varios primeros encuentros, sabes que todo empezó a
cambiar.
— Ese fue nuestro error, hicimos un trato que todos quebramos,
mezclamos más que sexo cuando no debíamos. Creo que ahora tenemos la
madurez suficiente como para darnos cuenta de que...
— De que no fue solo sexo. No te mientas, no hagas igual que Yoongi y
Jimin.
— Jamás podría hacer lo mismo que ellos, sabes. Yo supe controlar mis
sentimientos por respeto a todos pero ellos... Ellos se pasaron a todos por el
trasero y rompieron absolutamente todas las reglas. Comenzaron una
relación clandestina a escondidas de nosotros hasta que Jimin comenzó a
sentir celos por nosotros que verdaderamente no hicimos nada.
El silencio llegó obligando a los dos hombres a desviar sus miradas y
poner un poco de distancia entre ambos. Namjoon peinó su cabello con los
dedos buscando apoyar su cuerpo contra el frigorífico en la pared.
— Sabes que no estaba muy lejos de la verdad, nosotros simplemente no
tuvimos sexo pero comenzamos a construir una relación. Puede parecer
absurdo pero estás consciente de que nos enamoramos tal cual sucedió con
ellos, como sucedió contigo y Jimin o conmigo y Yoongi. Amores
diferentes pero no menos verdaderos o importantes. Hablamos lo que
ocurrió y si ninguno nos molestamos fue exactamente porque en verdad
sabíamos lo que estaba pasando.
— Hasta que el cobarde de Jimin se alejó de los tres para enredarse con
cuanto hombre se le puso delante solamente para comprobar que aquello
uniéndonos era más que sexo. ¿Tiene eso algún sentido para ti? — Protestó
Jin desviando su mirada hacia los hombres en la sala. — Nos metimos en
una mierda innecesaria, Namjoon. Jugamos con fuego y nos quemamos.
— Y aquí estamos, dos años después de que todos nuestros encuentros
finalizaran sintiéndonos del mismo modo con la única diferencia de que
aquellas cosas que nos atormentaban y molestaban quedaron atrás porque
pudimos analizar detalladamente nuestros sentimientos, nuestras personas y
lo que queremos del futuro.
— No todos, Yoongi aún no ha podido perdonar a Jimin y si te soy
sincero no lo culpo. Lo que hizo...
— Lo que hizo quedó en el pasado, no era un niño pero aún así se asustó
por todo lo que estaba ocurriendo, sus emociones lo sobrepasaron, lo
abrumaron en demasía. Seamos sinceros, la sociedad no nos prepara para
hacer intercambios de pareja, orgías y terminar desarrollando sentimientos
por todos los involucrados. Yo sinceramente dejé de buscarle una
explicación lógica hace mucho tiempo. Solamente necesito que volvamos a
ser los cuatro, no lo que éramos, eso sería continuar arrastrando con
aquellas equivocaciones de las que todos aprendimos.
— Llevaré esto al salón. — Anunció el castaño tomando las bandejas
para alejarse de Namjoon y su gran facilidad de envolverlo.
Yoongi no dejó de tocar cuando los cuatros estuvieron nuevamente
unidos, muy por el contrario, continuó con lo que hacía pero con dos manos
más que se unieron a él. Tocar el piano juntos era una de las cosas que
amaba hacer con su pareja, eran compatibles a un nivel magistral y
momentos como ese los atesoraba. Sonrieron y besaron castamente,
deleitándose con la voz de Jimin que desde hacía tanto no escuchaban.
Namjoon solamente los contempló sonriente a pocos metros, de los
músicos pero abrazando a su pareja sin abandonar la copa que sostenía en
su mano libre.
La cena que fue pedida llegó cuando mejor estaba el ambiente por lo que
compartirla en armonía y sin amargos comentarios fue gratamente posible.
Sin embargo, se dificultaba estar los cuatros juntos sin que alguien hiciera
algún comentario que estropeara el ambiente. Esta vez, fue Namjoon pero
sin querer, puesto que él solamente buscaba hacer que todos hablaran.
— Te dije que no forzaras las cosas. — Espetó Jin molesto. — Si no
quieren hablar no tienen por qué hacerlo, son hombres adultos que saben lo
que hacen.
— ¿Realmente lo saben? Se la pasan en una constante guerra campal en
donde todos nos vemos afectados.
— A veces no necesitas tocar las cosas para destruirlas, Namjoon. —
Comentó Yoongi levantándose de su asiento ignorando la mirada de su
pareja y Jimin. — No me interesa hablar con nadie, prefiero que las cosas
sigan así. Me gustan los compromisos reales, no estoy para mezclar mi vida
con dos hombres carentes de madurez para enfrentar una relación. Vamos,
Jin.
El mayor suspiró cansino pero no contradijo, se puso de pie para seguirlo
pero ambos fueron sentados con cierta brusquedad por parte de Namjoon.
Evidentemente, esto no fue del agrado del peliverde que volvió a levantarse,
empujándolo a un lado para irse.
— ¿Por qué no exteriorizan lo que les molesta en vez de huir siempre?
¿Saben que existe el maldito diálogo? — Se quejó el dueño de la casa. —
¿Qué es eso que tanto te molesta aún, Min? ¿Qué es lo que te incomoda a ti
Jin?
— ¿A mí? — Se señaló el mayor frenando su salida para voltearse. — A
mí me molestan muchas cosas pero qué caso tiene decirlas, no es como si
fuera a cambiar algo.
— ¿Cómo saben que no pueden cambiarlo si no lo dicen? — Intervino
Jimin por primera vez. — Yo quiero hablar sobre lo que ocurrió, yo...
— Tú cállate, — espetó Yoongi furioso — no me interesa hablar con
alguien que recibe más visitas en su trasero que la fuente de los deseos
personas.
— ¿Te hace sentir mejor tratarme así y decirme todas esas cosas? ¿Tan
difícil se te hace aceptar que todavía me quieres, que me amas tanto como
yo a ti? — Jimin hizo son preguntas sin controlar el tono de su voz,
gritando molesto porque ya no tenía la fuerza ni el deseo para pretender que
todo lo que el peliverde le decía no le dolía.
Estaba cansado de esa luchas sin cuartel, enfrentándose como enemigos
cuando bien sabía que solamente dolía e importaba tanto algo cuando
habían sentimientos de por medio. Ya no quería seguir llorando en brazos
de Namjoon cuando tanto Jin como Yoongi lo trataban como una cosa por
los errores que cometió en el pasado. No estaba orgulloso de eso, casi lo
perdió todo por actuar de ese modo tan cobarde.
Sentirse culpable, sentir que era justo que lo tratara de esa manera porque
fue él quien se equivocó también era algo de lo que estaba cansado.
— Sigue soñando que te amo, enano, eso no sucederá jamás. — Yoongi
tomó la mano de su pareja pero Jimin se acercó, entrometiéndose entre
ambos para agarrarlo por la camisa y caminar hasta la pared con una
vorágine de sentimientos azotándolo.
Sin autorización, el pelirrosa buscó unos labios que por veintitrés meses
no había sentido, uniéndolos a los suyos. Los demás presentes ensancharon
sus ojos pero no dijeron nada, simplemente tomaron asiento en el sofá
dejándolos liberarse de la forma que necesitaran.
— ¡Ay! — Se quejó Jimin sintiendo un leve sabor metálico en su boca
tras la mordida de Yoongi. — ¡Imbécil!
— Te dije la última vez que no volvieras a besarme en tu puta vida, Park.
— Musitó empuñando sus manos, evitando que su mirada se fijara en esos
labios que tanto había extrañado.
Los besos de Seokjin eran dominantes pero calmados, profundos. Los
besos compartidos con Namjoon siempre fueron obscenos y agresivos,
ambos tenían una forma muy similar de besar y parecían batallar
constantemente por el control pero con Jimin, era todo lo contrario. Él sabía
perfectamente como adaptarse al ritmo que cualquiera llevarse haciéndoles
creer que tenían el control, sus labios eran suaves y podía incluso decir que
eran esponjosos, apetecibles, hermosos....
— Entonces... ¡Bésame tú, Yoongi! Si yo no te puedo besar, bésame tú.
¿Vas a seguir diciendo que no deseas hacerlo cuando estás ahora mismo
batallando con todo tu interior para no devorarme? — Dio un paso atrás
cuando lo vio separarse de la pared e incluso se tensó cuando este sostuvo
su mandíbula con fuerza atrayéndolo. — ¿Qué, Min? ¿Ya olvidaste lo que
es besarme?
La mirada de Yoongi se cruzó con la de su pareja, viéndolo morderse su
labio inferior sin ocultar su ansiedad; se ahí se posó en un Namjoon que los
observaba con lascivia y por último, en los ojos cristalizados que tenía
delante. Lo odiaba tanto como lo quería y eso lo hacía despreciarse porque
aún sabiendo con todos los hombres que JImin se acostó, por mucho que le
dolió terminar con aquello que tenían, estaba ahí, anhelando volver a
hacerlo suyo. Ese enano tenía esa boquita codiciable llena de mucha razón.
Una mueca se dibujó en su rostro cuando su mano libre se aferró al
cabello rosa. Estudió cada detalle de sus facciones con detenimiento como
si por siglos no lo hubiera visto y, a diferencia del color del cabello que en
aquel entonces era tan negro como el azabache, todo seguía igual o incluso
mejor porque notaba la madurez de sus rasgos.
Relamió sus propios labios viendo las lágrimas rodar por las mejillas de
Jimin, atrayéndolo con fuerza hacia él, sellando sus bocas en un beso
agresivo que tomó calma luego de que mordiera a gusto cada milímetro de
labio disponible. Cerraron sus ojos y permanecieron unidos hasta necesitar
respirar, quedando entonces con solo sus frentes juntas.
— Creo que eso fue un gran paso. — Musitó Namjoon elevando sus
cejas cuando ambos los miraron y se acercaron a sus respectivas parejas sin
sostenerles la mirada.
— Ay, Min, deja de hacerte el tímido y mírame. — Ordenó Jin con
impaciencia cuando este se sentó a su lado. Levantó su rostro
manteniéndose serio por varios segundos antes de ladear una sonrisa y
depositar un suave pico. — ¿Crees que podamos hablar los cuatro ahora? —
Asintió mirando a Namjoon y Jimin, quien estaba sentado en el regazo del
mayor.
— ¿Qué les incomoda aún a los dos? — Habló Namjoon fijando su
mirada en la pareja contraria.
— ¡Hwasa! — Exclamaron los tres porque incluso Jimin no pudo
permanecer callado.
— Me incomoda lo que tienes con Hwasa, no soporto verlos juntos en un
ámbito más allá de lo laboral. — Afirmó Seokjin sin esconder aquello que
por meses le molestaba, desde que se enteró de que ocurría algo entre ellos
dos, no pudo evitar molestarse. — Me molesta cualquier tipo interacción
fuera de tono con cualquiera de los no presentes en este momento.
— Hwasa queda eliminada de la ecuación, les doy mi palabra. — Estuvo
de acuerdo. — ¿Algo más?
Esa noche, ellos no eran los únicos hablando de sus sentimientos. De
hecho, a varios kilómetros de ahí, en la mansión de Jeon Jungkook, este le
había confesado a Kim Taehyung cómo se sentía. No mintió cuando tuvo
que responder a aquella pregunta pero era evidente que el rubio estaba algo
reticente a creerle.
— ¿Estás enamorado de mí? — Repitió Taehyung por décima vez
recibiendo como las veces anteriores un asentimiento por parte del
pelinegro. — L-Lo siento pero no entiendo nada de lo que me has dicho.
¿Cómo es posible que me digas que estás enamorado de mí, que no es
solamente algo sexual y que estás interesado en mí desde antes de que se
llevara a cabo la subasta? Eso no tiene sentido...
— Lo tiene para mí y por eso no te he presionado. Tampoco quiero que
por escucharme decir esto de ofusques o compliques. Estos son mis
sentimientos pero tengo paciencia y toda la vida por delante para esperar
por ti. Claro, no esperaré eternamente, — rió para tratar de aligerar la
tensión pero fue en vano. — Taehyung...
— N-Necesito un cigarro. — Se levantó para buscar su chaqueta en la
cocina, hurgando con dificultad en sus bolsillos hasta encontrar lo que
buscaba. — Eso no puede ser cierto... — Musitó en voz baja mientras
caminaba hacia la primera puerta que lo guiara al exterior.
Jungkook tenía algo claro mientras lo observaba a la distancia, el motivo
por el cual no le había querido decir aquello, su rechazo. Las probabilidades
de rechazo de su parte aún superaba el noventa por ciento de
probabilidades.
Tenía claro que muchas veces el ser rechazado no era culpa de a quien
rechazaban. La otra persona podría tener varias razones para hacerlo y
quizás ninguna era por su causa. Pasaba en los negocios cuando una oferta
era declinaba, en la vida cotidiana, con las personas que querían.
Él aprendió cómo aceptar el rechazo y como rechazar una aceptación,
eran cosas que no le afectaban pero, con Taehyung, era un tanto diferente.
De solo pensarlo dolía y sabía que era porque se lo estaba tomando con una
sentencia irrefutable emitida que no se basaba solo sobre su aspecto físico o
la situación en la que estaban, sino sobre muchas cosas más que se le
escapaban de las manos.
Aún así, se reservaba su derecho a la insistencia sin agobiarlo. Solamente
debía seguir su plan inicial, enamorarlo lentamente mientras él también se
enamoraba más de su persona, de todo su ser.
No fue un cigarro, Taehyung se fumó dos, uno detrás de otro y aún así
todo los que sentía, todo lo que pasaba por su cabeza no desaparecía o se
calmaba. Llegó a la conclusión que la acción era el mejor antídoto para esa
ansiedad que lo estaba consumiendo. Se volteó para buscar a Jungkook pero
este estaba detrás de él, le quitó la colilla de cigarro que le quedaba y la
lanzó al suelo.
— Tranquilo, no tienes que gustar de mí. Tampoco fue mi intención
decirte esto pero me preguntaste y no quise mentirte. Olvidémoslo, ¿sí? —
Sonrió acomodando su cabello, alejándose varios centímetros para
observarlo. Acarició lentamente sus mejillas, sus labios, acercándose para
unirlos a los suyos pero el rubio dio un paso atrás. — ¿Qué ocurre?
— Jungkook, c-creo que debemos dejar algo claro. No sé cuáles sean tus
verdaderas intenciones pero espero que en ellas no esté el tener una relación
conmigo. Espero que todo eso que hayas dicho solamente fuera una broma
para burlarte del chico por el que pagaste pero, dejemos las cosas de este
tamaño. Y-Yo tengo pareja y si estoy haciendo todo esto es por nuestro
acuerdo. Él lo sabe, me apoya y es una de las personas más importantes en
mi vida.
Como si la cercanía a Taehyung quemara, el pelinegro se distanció más
de él mirándolo con incredulidad porque en toda sus investigaciones no
salió ningún novio, al menos no uno reciente.
Sí, supo que el idiota de Park Bogum, quien había recientemente
comenzado a trabajar en su empresa fue su pareja pero también sabía que se
comportaba como un idiota y que lo de ellos ya había terminado. Creía al
rubio soltero pero sus palabras distaron de sus pensamientos y lo peor, es
que sabía que no le estaba mintiendo porque podía verlo en su mirar.
— ¿Tienes novio, Taehyung?
— Así es, estoy en una relación y...
— ¿Lo amas?
— ¿Eh?
— ¿Es difícil mi pregunta? La respuesta solamente debe ser sí o no. —
Habló con seriedad Jungkook, esperando que lo que saliera por esa boca
calmara lo que estaba sintiendo. — ¿Lo amas?
— P-Por supuesto, claro que me gusta y lo quiero. No estaría con él de
no ser así. — Arrugó su frente frente a la sonrisa de Jungkook.
— Yo pregunto si lo amas y tú me dices que te gusta y lo quieres. Ya
veo... — Asintió dándose la vuelta hacia el interior de la casa dejando a
Taehyung con las piernas a punto de fallar, repitiendo sus palabras en la
mente.
¿Por qué no había utilizado la palabra amor? Claro que amaba a Hoseok,
si existía alguien a quien él amaba ese era él. Lo de ellos iba mucho más
allá del amor, sólo no entendía el motivo por el que no pudo decirlo con
todas las letras frente al pelinegro. Abrió su boca expulsando una bocanada
de aire antes de prender una vez más un nuevo cigarrillo.
— ¿Ya terminaste con tu cigarro? — Preguntó Jungkook sobresaltándolo
cuando estaba mirando el paisaje nocturno desde la piscina.
— S-Sí.
— Entonces vamos, ya es tarde y debo llevarte a casa, mañana debo
levantarme temprano porque tengo muchas cosas que hacer. — El rubio
escuchó el tono tan seco y distante sin pizca de humor y aquello lo hizo un
malestar para el que no estaba preparado.
— Creí que mañana nos pasaríamos el día juntos. Me dijiste que Yoongi
me recogería a las siete.
— Cambio de planes, aprovecharé el tiempo en algo más. Tú podrás
pasarte el día con tu pareja o como mejor te plazca. No te preocupes,
terminaré pronto esto, cuando te vuelva a llamar será para poner el reloj de
la finalización de nuestro contrato en marcha.
— ¿V-Vamos a tener sexo?
Jungkook se detuvo para verlo mientras se ponía su chaqueta con la
cólera creciendo en su interior. Ya no estaba seguro de los motivos que
llevaron a Taehyung presentarse en aquella subasta o sus pensamientos.
Sacó conjeturas de todo basados en su criterio, en la imagen de una persona
que realmente no conocía pero de la que se sintió cercano desde la primera
vez que lo vio.
— Sexo, sí claro. Tendremos sexo, yo te daré tus dos millones y luego
desapareceremos de la vida del otro como tiene que ser, no te preocupes.
¿Vamos?
Taehyung mordió sus labios queriendo decir algo pero no sabía qué. Se
sentó en el asiento del conductor esperando ganar el coraje suficiente en el
camino de regreso pero este no llegó. Antes de darse cuenta ya estaba en los
bajos de su edificio, Jungkook no lo miró o despidió diciendo algo más allá
que un escueto "buenas noches". Descendió del auto y una vez hecho esto,
vio el blanco Bentley desaparecer a gran velocidad.
LORED
Capítulo 15
Taehyung le había dicho con sus propias palabras que deseaba hacerlo con
él, podía percibir como al encontrarse con su boca o cuerpo los envolvía un
torbellino de deseo desbordante. Eso hubiera sido más que suficiente pero
pese a sus palabras, podía sentir como el rubio temblaba entre sus brazos,
motivo por el cual se detuvo, encontrándose con su perdida mirada llena de
lujuria.
— ¿Qué sucede? —Preguntó el menor aferrándose a su cuello,
deteniendo los besos y toques que le brindaba a Jungkook. — ¿Por qué te
detienes?
— Estás temblando...
— Eso es por el aire acondicionado, si seguimos como estamos entraré
en calor. — Musitó sobre sus labios, sonriendo al ver como Jungkook reía.
—Estás tenso...
— Eso es porque estoy temblando.— Espetó buscando con cierta
necesidad sus labios, deseaba sentir su piel, sentirlo a él y por primera vez ir
más allá de las masturbaciones antes compartidas.
El pelinegro correspondió su inquieto beso por varios segundos, dejando
que su espalda fuera acariciada, su cuello succionado y su entrepierna
presionada, todo fluía correctamente en apariencia pero aún así, detuvo la
deliciosa sesión de caricias.
Decir que los labios enrojecidos y levemente hinchados de Taehyung
eran un poema, sería escatimar en epíteto para su persona.
Cada faceta del rubio era digna de admiración y a pesar de todo se sentía
afortunado de poderla presenciar personalmente. Era absurdo pensar en ese
momento que lo tenía entre sus brazos en aquel pelirrojo que podía contar
con su presencia diariamente, sentirlo, abrazarlo sin contención siempre que
lo sintiera. A él le tocaba conformarse con esa única vez que le brindaba y
no podía mentir, eso le dolía, lo molestaba.
— ¿Ahora qué sucede? — Cuestionó el menor acariciando el apagado
rostro ajeno. ¿Por qué lo observaba con esa nostalgia, con esa tristeza
penetrante? — Kook...
— Vamos para que tomes un baño primero. Es tu primera vez después de
todo, así que vayamos despacio, aunque sea solo algo propiciado por una
subasta, aunque tengas novio y no nos volvamos a ver después de hoy,
hagamos las cosas bien. ¿Sí?
Eso fue un poco incómodo de escuchar para el rubio pero aún así asintió
separándose gradualmente del pelinegro cabizbajo que sonreía a la nada.
Quería abrazarlo y eliminar cualquier pensamiento negativo o angustia que
lo acongojara pero solo tomó sus ropas y lentamente se alejó hacia el baño.
Cuando la silueta del menor desapareció por las puertas del cuarto de
baño en aquella suite, Jungkook cerró sus ojos dejando salir las lágrimas
contenidas porque toda esa situación significaba demasiado para él,
asimismo, le afectaba con la misma magnitud.
Secó sus lágrimas tras varios segundos y avanzó en silencio hacia el bar.
Do debía beber pero una copa más de champán le ayudaría a mitigar ese
infame deseo de querer adueñarse de una persona cuando esta no era un
objeto y no quería estar a su lado. Si bien Taehyung le había confesado que
sí le gustaba y deseaba que aquello ocurriese, no significaba que quisiera
permanecer a su lado como él lo deseaba.
Estaba aclarando el jabón de su piel cuando el rubio escuchó un gran
estruendo en el exterior que inminentemente lo hizo preocupar. Se apresuró
para eliminar los restos del gel de baño, tomó el albornoz y salió
apresuradamente encontrándose con un gran desastre cerca del bar. Al
parecer, a Jungkook se le habían caído la botella y una de las copas.
— ¿Cómo ocurrió esto? — Preguntó ganándose la atención del pelinegro
que lo estudió cuidadosamente con una mezcla de lascivia, cariño e
incredulidad que provocó la sublevación de cada vello en su piel, tragando
en seco por consecuencia.
— Tropecé con mis propios pies y se me resbalaron de la mano. —
Contestó atento al recorrido de las gotas de agua que caían de su cabello,
cayendo en su rostro, cuello, resbalando por el escote de su pecho,
perdiéndose entre la tela que lo cubría, algunas incluso se acumulaban en
esas exuberantes clavículas.
Sacudió sus manos y con cuidado esquivó el vidrio quebrado en el suelo
para acercarse a Taehyung lentamente. Este no se corrió cuando fue atraído
por el cinturón de la bata, cuando lo abrazaron por la cintura o cuando le
besaron su cuello con vehemencia. Anteriormente esa zona para él no fue
tan sensible, ni siquiera antes de entrar al baño lo fue pero, en ese momento,
se estaba retorciendo sintiendo aquella lengua y dientes hacer de las suyas.
Los sintió ascender hasta su oreja y una vez más todo su cuerpo se erizó
por la respiración, la obscenamente dulce succión, siendo aprisionado más
contra el cuerpo ajeno.
Las manos de Jungkook eran tan inquietas pero tan seguras de lo que
hacían que era imposible detenerlas aún cuando estas elevaban y se colaban
por la parte inferior del albornoz, apropiándose de su desnudo trasero. Eran
tan suaves pero firmes a la hora de amasarlo y acariciarlo, eran como si
fueran dueñas de su cuerpo y lo conocieran más que él mismo.
Unos toques en la puerta los interrumpieron y ambos protestaron al
unísono con un leve gruñido. Jungkook se distanció con sus ojos
encendidos en deseo, acercándose para un beso que detuvo cuando
volvieron a llamar.
— Maldigo la hora en que llamé para que vinieran a limpiar ese desastre.
— Se rió yendo hacia la puerta para que la mucama entrara. — Bonito,
aprovecharé para tomar yo un baño ahora. — Musitó atrayéndolo
nuevamente a un beso que la mujer miraba de soslayo con gran asombro sin
poderlo ocultar y, aunque Taehyung lo notó, no le dio importancia.
— Ve, aquí te espero. — Imitando a Jungkook más temprano, se disculpó
con quien limpiaba y pasó al bar para abrir una nueva botella y servirse.
Sinceramente lo que deseaba era fumar pero, como sabía que a Jungkook no
le gustaba que lo hiciese, se contuvo y calmó la ansiedad con la fría y
burbujeante bebida.
A eso le llamaba él un hombre atractivo, cualquiera que hubiese visto
anteriormente, se le quedaba corto. Quizás era una exageración pero esos
fueron sus pensamientos cuando vio salir al pelinegro envuelto en la bata
blanca de algodón, secando su cabello con una mano, mientras llevaba en la
otra una toalla limpia y seca.
Colocó la vacía copa sobre el mesón de mármol, agradeciendo porque la
señora ya no estuviera presente para admirar esa preciosa vista. El mayor
dejó en su cabeza la toalla con la que se secaba abierta y atrajo a Taehyung
para secar un poco el cabello chorreante con el que salió del baño minutos
antes.
Fue raro para el rubio el que le secaran su cabeza, eso era algo que desde
hacía muchos años solamente hacía él, revelando a su madre cuando aún era
un niño pero, no le molestaba en lo más mínimo. Se dejó hacer en silencio
y, cuando finalmente Jungkook se detuvo, cogió las dos toallas y las lanzó
hacia algún lugar desconocido en aquella suite.
— ¿Alguien te había dicho lo bien que te ves acabado de salir del baño?
— Preguntó Taehyung con una sonrisa ladeada que contagió al mayor. — Si
no te lo han dicho te lo digo yo ahora. — Musitó tirando con suavidad del
albornoz para tomar sus labios.
Esta vez no permitió que Jungkook guiara el beso, lo obligó a dejarse
hacer, atormentándolo en un comienzo con suaves lamidas sobre sus labios,
pequeñas mordidas y succiones antes de tirar para indicarle que abriera su
boca, orden que fue obedecida sin queja. Pudo sentir la frescura en su
aliento, al igual que él, se había cepillado los dientes y el frescor de la
menta todavía prevalecía.
Presionó sus lenguas con la boca abierta, sintiendo sus labios también
rozarse, fue un sutil juego de poder que ganó, enrollándose alrededor de la
lengua contraria para succionarla con suavidad, una y otra vez como si
estuviera haciendo una deliciosa felación que arrancó bajos gemidos de un
Jungkook, quien bajó sus manos para apretar sus muslos. Taehyung lo dudó
por algunos segundos pero terminó dando un pequeño brinco, siendo
agarrado, rodeando la cintura contraria con sus piernas mientras era
trasladado a la cama.
Jungkook lo acomodó y una vez que sintió el colchón, supo que estaba en
terreno seguro, por lo que descruzó sus piernas y llevó ambas manos a la
tira que zafó, enriqueciendo sus ojos con ese paisaje humano. Vestido se
veía de maravillas pero desnudo, no existían calificativos para describirlo.
El pelinegro agarró una de sus manos, besando y mordiendo su palma,
lamiendo sus dedos bajo la entusiasmada mirada de un Taehyung que no
paraba de relamer y morderse sus labios en reflejo. Cuando lo vio cerrar sus
ojos entregado a los mimos de su mano, la llevó hacia su pecho, guiándola
lentamente hasta un lugar que hizo al menor abrir los ojos de golpe.
— C-Creo que ahora es el momento de p-preguntar algo. — Musitó el
rubio tratando de mirar hacia abajo sin éxito debido a que su mentón fue
sostenido y sus labios atacado en besos lascivos pero cargados de afecto. —
¿Soy yo quien va a recibir todo esto? — Presionó su mano, disfrutando de
la forma en que Jungkook dejó escapar el aliento, moviendo lentamente su
muñeca, masturbándolo con cuidado.
— Esos fueron mis pensamientos, no me planteé hacerlo al revés. ¿Por
qué? ¿Te molesta recibir? — Taehyung negó estirando su cuello para sentir
mejor sus besos.
— No es eso, simplemente que será la primera vez que tenga algo allá
adentro y no soy un santurrón sin conocimientos, sé que si de por sí duele,
con esto que estoy tocando yo, dolerá el doble. — Jungkook no pudo evitar
reír pero atrayendo su mano para que lo abrazara, se fundió en un nuevo
beso.
— Dolerá pero haré todo lo posible para minimizar al máximo ese dolor,
haré que valga la pena, lo prometo. — Separándose unos centímetros,
permaneció mirándolo, esperando alguna reacción a sus palabras. Si
Taehyung no quería, no podía avanzar. — ¿Aún deseas hacerlo?
— Por supuesto, no me vuelvas hacer esa pregunta. — Sentenció
levantándose, intercambiando posiciones. — Yo lo recibiré pero, ¿se me
permite jugar libremente?
— Puedes, hacer conmigo lo que quieras, Tae. — El corazón del aludido
comenzó a fallar, podía jurar que lo sintió detenerse por una milésima de
segundos antes de volver a funcionar, saltarse uno o dos latidos y mandarse
a correr desbocado. — Te pertenezco, bonito.
El menor no se esperaba esas palabras, jamás imaginó a ese hombre
diciendo algo como eso y no sabía cómo manejar esa información. Lo único
que tenía claro es que sentía sus propios sentimientos multiplicarse con
cada cosa que decía o hacía diariamente y que, en ese momento, lo deseaba
con locura.
Lo besó con mayor ahínco, moviéndose lentamente sobre su regazo hasta
que la necesidad de aire los obligó a distanciarse. Con un poco más de
calma, se abrió camino por su cuerpo, quitando completamente esa tela que
lo mortificaba, colocando besos y mordidas a cada milímetro que podía.
Eso era como saborear los secretos que en su piel se escondían y que
poca gente podría conocer. Cada gemido o mirada intercambiada eran como
un propulsor que ensuciaba la forma en que lo tocaba, cambiando los tintes
de sus caricias, yendo de dulces a lascivas y de regreso.
Bendecida subasta que había permitido que ellos dos tuvieran esa cuenta
pendiente.
Pocas veces Jungkook se imaginó ese momento íntimo, habían tantas
cosas que deseaba hacer con Taehyung que apenas quedaba espacio para
esos pensamientos. No obstante, cada vez que los pensó o visualizó, fueron
escenarios en los que solo él lo colmaba de placer, por alguna razón, jamás
se imaginó al rubio adueñarse de toda su piel comportándose de la forma en
que lo hacía.
Sin poder evitarlo, se aferró con una mano a la almohada tensando sus
bíceps y con la otra se apropió de la cabellera rubia cuando la humedad de
esa boca abrazó su miembro. No era virgen en eso, podía notarlo pero de
cierta forma lo agradecía.
— Lo haces muy bien... — Musitó elevando sus caderas para ir al
encuentro de esa boca que buscaba alejarse, provocando un arcada que
llenó su erección de saliva. — Oh... — Gimió acariciando la cabeza y nuca
contraria cuando la lengua comenzó a presionar, a jugar con su frenillo y
glande.
Mientras respiraba y masturbaba con su mano a Jungkook, observándolo
con una sonrisa mientras este mordía su labio o entreabría su boca, empapó
su dedo medio de saliva y presionó con cuidado su entrada.
— Ey... — Espetó el pelinegro con cierta advertencia en su tono.
— Solo quiero potenciar tu orgasmo mientras permito que le hagas el
amor a mi boca. — Se apresuró a responder, engullendo una vez más aquel
latente pene, disfrutando como sus cabellos fueron presionados con mayor
fuerza cuando su imprudente dedo entró por completo.
Hoseok solía vocalizar mucho, Jungkook por el contrario, permanecía
bastante callado pero sus gruñidos, las sinceras reacciones y expresiones de
su cuerpo o rostro lo excitaban tanto que era inexplicable y exquisitamente
abrumador. Su mandíbula dolía pero agilizó sus movimientos mientras su
largo dedo presionaba su próstata, arrastrándolo a un orgasmo que explotó
en sus garganta.
Tragó todo, saboreando hasta la última gota, sonriendo cuando Jungkook
tiró de él para besarle descuidadamente, sintiendo su propia esencia
mezclada en su saliva. Las manos del pelinegro eran tan expertas, lo tocaba
tan bien que sin necesidad de más se sentía en la gloria.
Con algo de dificultad, el mayor lo giró deshaciéndose de paso de aquella
bata que solamente cubría sus antebrazos. Prosiguiendo con los besos que
descendían por su piel. Buscó apoyo en las sábanas cuando sus pezones
fueron devorados, constatando con cada acción las palabras antes dichas.
Podía sentir el enamoramiento profesado pero también, unas palabras que
aún no habían sido dichas y le quedaban claras.
El rastro de humedad que la lengua contraria dejaba por su cuerpo se
enfriaba con el aire acondicionado de la habitación, totalmente en contraste
con la calentura que brotaba por sus poros. Encogió sus piernas cuando sus
ingles fueron mordidas y succionadas, augurándole que pronto su
desatendido miembro gozaría de esos labios pero no pudo haber estado más
equivocado.
Jungkook lo ignoró completamente y se dedico a intercalar besos y
caricias entre un muslo y otro, entre una pierna y otra hasta llegar a sus pies.
La cosquillas que las pequeñas mordidas infligieron en la planta de sus pies
lentamente cambiaron a sensaciones confusas que no se detuvo a descifrar,
pues se entregó completamente a ellas. La forma en que el pelinegro
succionaba y lamía sus dedos enviaban latigazos directo a su miembro.
Necesitaba aliviarse pero cuando su mano buscó su entrepiernas,
Jungkook la acaparó entrelazándola con la suya, subiendo lentamente,
dejando un camino de besos por el interior de sus muslos. Besos que
también fueron depositados en su perineo y testículos antes de que estos
fueran obscenamente chupados y maldición si aquello no se sentía genial.
Con una sonrisa llena de satisfacción y vísperas de lo que venía a
continuación, Jungkook abrió y elevó sus piernas, dejando completamente a
su vista y merced aquel anillo de carne rosáceo y latente que pedía por él.
Taehyung se removió algo incómodo al sentirse tan expuesto pero cuando
sintió aquella lengua presionar su entrada, no quedó rastros de esa absurda
incomodidad. Muy por el contrario, gimió libremente, sin importarle
absolutamente nada o nadie más que ese placer nunca antes sentido.
Asquerosamente deliciosa la forma en la que la sin hueso se abría paso
por su entrada, penetrándolo mientras su cuerpo era acariciado aquí y allá
por sus manos. Cuando el pelinegro se retiró sintiendo el cuerpo del rubio
tensarse, la sustituyó por uno de sus dedos, dejándolo quieto para que se
acostumbrara a la intromisión.
Volvía a sentirse incómodo para Taehyung pero, una vez más, el mayor
parecía tener la receta para librarlo de cualquier incomodidad. Jungkook
ascendía manteniendo aquel dedo intruso que se movía muy sutilmente,
exigiendo un beso que le fue entregado con gusto.
— Eres hermoso. — Dijo con seriedad observándolo y el menor
solamente pudo asentir mordiendo su labio inferior. — No debería decir
esto en estos momentos pero desearía sinceramente y con todo mi ser que
fueras mi novio, mío y de nadie más.
Con su corazón latiendo velozmente, Taehyung tomó su rostro entre sus
manos y lo besó, acariciando su cabello mientras sentía como otro dedo se
colaba en su interior.
— En estos momentos somos solamente tú y yo, me estoy entregando
completamente a ti y no deseo pensar en nada más. Ahora mismo, yo
solamente deseo ser tuyo, Kook.
Kook... Su nombre abreviado por esa boca que volvía a besarlo era un
bálsamo para su corazón que, a pesar de no ser suficiente, se alegraba en
demasía. Asintió correspondiendo ese beso tan íntimo y cargado de frases
no dichas, emociones reales y que solo les pertenecían a ellos dos.
Una vez más descendió por su mandíbula y cuello hasta llegar a su
pecho, entreteniéndolo antes de continuar su camino hasta el ombligo,
presionando su lengua, disfrutando como se removía impaciente para
proseguir hasta el goteante y desatendido miembro que de haber podido,
hubiese gritado victorioso cuando finalmente fue rodeado por esa boca.
— Sí... Sí... — Musitó Taehyung entre gemidos moviendo sus caderas
pero, la mano libre del contrario lo mantuvo en su sitio.
— Te cerrarás mucho si te vienes ahora, trata de contenerte hasta que yo
esté dentro de ti. — Pronunció besando los costados de su erección,
engulléndola nuevamente cuando lo vio asentir.
Metió un tercer dígito y luego de un rato, el cuarto, expandiendo y
preparando aquel lugar para que lo recibiera, dejando caer bastante saliva
de tanto en tanto para mantenerlo húmedo y accesible.
No iba a mentir, dolía pero a su vez lo disfrutaba aunque no tanto como
quería porque a pesar de todo, tenía cierto temor por lo que evidentemente
vendría después.
Acomodándose entre sus piernas y sin sacar sus dedos, Jungkook buscó
apoyo con su brazo libre para subir a besarlo.
— Relájate, cariño. Si no lo haces, se nos dificultará y te dolerá más. —
Comentó mirándolo fijamente. — Abrázame, — ordenó dulcemente
acercándose para besarlo, alcanzando ahora su próstata, deleitándose con
sus gemidos.
No le dio brecha, lo estimulaba constantemente de todas las formas en las
que podía y solamente cuando comenzó a sentirlo tenso y jadeante, se
alineó sacando sus dedos, tanteando la zona antes de colocar su glande en la
entrada. Taehyung se tensó una vez más pero esta vez no por estar próximo
a venirse sino por el indiscutible dolor que le atacó. Cerró sus ojos con
fuerza, aferrándose a sus hombros, quejándose cuando un centímetro más
fue introducido en él.
— Lo estás haciendo genial, mi amor, lo estás haciendo genial. — No
supo si fueron esas dos palabras, el tono en que fueron dichas o la forma en
que era observado pero, extrañamente, Taehyung se fue relajando tanto que
el pelinegro logró adentrarse por completo, gimiendo en un tono bajo por lo
apretado que estaba. — Ya está, ya estoy adentro, lo lograste.
Sin moverse para que pudiera acostumbrarse y volverse a relajar,
Jungkook se dedicó a besarlo, acariciar sus caderas y abdomen para
ayudarlo, luchando contra todos sus instintos para no moverse y lastimarlo.
El menor solo le indicó con sutiles oscilaciones que ya estaba listo, aunque,
estaba seguro que aún dolía por lo que sus envites fueron lentos y
comedidos.
— ¿Duele mucho?
— Algo, pero más que doler, se siente incómodo. — Habló Taehyung
acariciándolo. — Gracias...
— ¿Por qué?
— Tomarte tu tiempo, tenerme paciencia y hacerme sentir tan bien... —
Sonrió y Jungkook no pudo evitar hacer lo mismo, dejando un pico en sus
labios, nariz, frente y por último su cuello.
— Te haré sentir mucho mejor.
— Sé que lo harás. — Buscando un lánguido pero profundo beso, el
menor lo atrajo hacia él, sintiendo como lentamente su cuerpo volvía a
sentirse ardiente y expectante. — Quiero que te grabes en mi cuerpo, mente
y corazón esta noche. — El propio corazón de Jungkook se detuvo ante la
sorpresa, sintiendo sus brazos fallar. — ¿Puedes hacerlo?
— Puedo hacer todo lo que tú quieras, cariño. — Musitó antes de salir y
entrar despacio pero firme. — Verás que bien se sentirá cuando quede
grabado en ti como tú lo has hecho en mí incluso sin necesidad de llegar a
intimar de esta manera. — Se acercó para tirar con suavidad del labio que
estaba siendo triturado. — Puedes olvidar lo que estoy a punto de decir
cuando terminemos, no tienes que sentirte mal por no corresponderme...
— ¿Qué me dirás?
Jungkook oscilaba suavemente sus caderas, sabiendo que era mala idea
exponerse de esa manera porque, mientras no lo decía, aún conservaba parte
de su orgullo pero cada partícula de su interior exigía verbalizar sus
sentimientos.
— Te amo, Kim Taehyung. Desde hace mucho tiempo, te amo. — El
menor frunció el ceño pero, antes de poder decir cualquier cosa, Jungkook
lo embistió, esta vez con un poco más de fuerza para evitar una respuesta
dolorosa, aunque sus movimientos volvieron a ralentizarse por varios
minutos.
Ambos podían percibir cada gesto hecho, desde las miradas y
respiraciones descontroladas, hasta los besos o embestidas. Podían sentir
sus cuerpos juntarse y separarse antes de volver a ser uno. Jungkook
enloquecía en silencio por el calor que aquel interior emanaba,
completamente acoplado a él, apretándolo, impidiéndole que lo abandonara.
Taehyung siempre creyó que el sexo era algo satisfactorio, al menos con
Hoseok, siempre se sentía increíble cuando se tocaban mutuamente o
cuando terminaban masturbándose con cualquier parte del cuerpo contrario.
Sin embargo, ahora que sentía al pelinegro cavando en las profundidades
de su ser, mimando cada parte de él mientras se refugiaba en sus brazos,
podía asegurar que hacer el amor con una persona que exudaba tantos
sentimientos por él y por quien él también sentía tantas cosas, era una de las
experiencias más gratificantes y placenteras que podía existir.
Cada vez que dejaba escapar gemidos cuando el pene ajeno encontraba
su punto interior, cada vez que sus labios se encontraban y sus lenguas se
entrelazaban, cada vez que sus miradas y ellos se volvían uno, agradecía
internamente por ser capaz de vivir algo que a sus efectos y ojos era tan
especial.
— K-Kook me voy a venir. — Avisó escuchando sus pelvis chocar,
luchando para alcanzar su miembro y entregarse al orgasmo que venía
acercándose.
— Aguanta un poco más, solo un poco más, por favor... — Rogó
Jungkook contra su cuello, lo había retrasado tanto, lo había anhelado tanto
que no quería que aquello culminara, necesitaba sentirlo un poquito más.
— N-No puedo más, l-lo necesito. — Hundió la cabeza en su almohada
cuando sintió la mano de Jungkook rodear su erección, gimiendo demasiado
alto cuando este lo apretó tapando la hendidura con su pulgar, dejando que
sus movimientos se volvieran un poco más agresivos. — Mierda, Kook.
— Lo siento, no quiero terminar aún. — Admitió moviendo de forma
circular sus caderas, frotándose a conciencia contra su próstata. — Bésame.
Obedeciendo, Taehyung rodeo su cuello y lo besó, sintiendo como sus
caderas eran presionadas con fuerza, perdiéndose en los ruidos obscenos
que llenaban la habitación y resonaban en sus oídos como la más
gratificante canción. El pelinegro gimió en su boca, apoyándose en su frente
sin poderle dar uso a su lengua, comenzando entonces a moverse
erráticamente, agitando su miembro martirizado hasta hacerlo estallar en un
orgasmo sin precedentes, liberándose escasos segundos después en su
interior.
Fue solo entonces que el menor se percató que no habían usado condón
pero, esa sensación se sentía tan bien y correcta que incluso agradecía por
ello. Aferrado a la sábana, rió sin fuerzas cuando el cuerpo de Jungkook
aprisionó el suyo con torpeza, abrazándolo y besándolo en cualquier lugar
que alcanzaba.
— Lo haces muy rico. — Comentó con cierta timidez, logrando que esta
vez Jungkook también riera e incluso se distanciara un poco para verlo. —
Veo que eres un hombre que cumples sus promesas, realmente me hiciste
sentir de maravillas, incluso ahora, todavía me tienes en éxtasis.
— Me encanta que me digas lo que piensas sin miramientos. — Confesó
besándolo castamente, acomodándose a su lado. — Ven... — Palmeó su
pecho mirándolo, sintiendo cierto temor al ver que Taehyung no se movía,
suspirando aliviado cuando finalmente se acomodó a su lado y lo abrazó. —
¿Deseas dormir junto a mí esta noche o quieres que te lleve a casa?
¿Ir a casa? Sabía que estaba en la suite de un hotel pero esos brazos se
sentían como su casa. Debía enfrentar su realidad pero podía tardarse un
poco más, no quería separarse del mayor todavía.
— Durmamos juntos. — Jungkook asintió acariciando su espalda,
atrayéndolo más hacia él. — Creo que deberías avisarle a Yoongi.
— ¡Puta mierda, me va a matar! — Exclamó Jungkook incorporándose a
gran velocidad bajo la estruendosa risa del rubio. — No te rías, no conoces
a mis hyungs, tanto Yoongi como Seokjin son personas peligrosas.
— Lo s-siento, no... no me reiré. — Mintió, sus carcajadas se volvieron
más sonoras mientras lo veía correr desnudo por la suite hacia su saco.
Yoongi recién entraba a la cocina de la mansión con un gran genio
cuando sintió su móvil sonar. Chasqueó su lengua mostrándole la pantalla a
su pareja, quien no entendía el por qué de su enojo.
— Necesito que te prepares, tendrás que ayudarme a enterrar un cuerpo
que voy a matar pronto. — Le habló a Jin ya cuando había descolgado el
teléfono para que Jungkook lo pudiese escuchar.
— Hyung, lo siento. ¿Dónde estás? ¿Me estás esperando en el hotel?
— Con todo respeto a la señora, en el hotel te iba a esperar tu madre,
mocoso. ¿Tan bueno estaba el polvo que se te olvidó dispensarme? ¿No que
iba a ser rápido? Te vendrás en taxi porque ya mi culo está en casa y no
piensa moverse. — Bufó y Seokjin tuvo que contener su risa para que no
sobrara para él, dándole besos en el cuello para que se relajara. — ¿Sabes
desde qué hora Jungkook me dejó esperando diciendo que terminaría
rápido?
— Lo siento, ¿sí? Pero por si esto ayuda a calmar tu enfado... Estoy feliz.
— El de cabello menta se calló y Jungkook podía imaginarse la cara que
estaba haciendo del otro lado de la línea. — Sé que quizás no debería pero,
estoy feliz ahora mismo. — Sus ojos viajaron a un Taehyung acomodado
entre las sábanas que lo veía estupefacto, escuchando como los latidos de su
corazón gritaban por las palabras dicha por el pelinegro.
— ¿Por qué no deberías estar feliz? Todos merecen vivir los momentos
de felicidad que la vida regala aunque estos duren un segundo. —
Respondió Yoongi serio. — Aprovecha el momento, ya yo me desquitaré lo
que me hiciste en otro momento. Bye.
El mayor colgó sin darle oportunidad para despedirse y se rió observando
la pantalla apagada, dejando su teléfono sobre la mesa, regresando al lado
de quien lo esperaba sonrojado. Volvió a acostarse en la cama y fue
dulcemente abrazado, sintiendo la cabeza que reposaba sobre su pecho y a
la que acariciaba con parsimonia.
— ¿Estás feliz por lo que hicimos? — Preguntó Taehyung en voz baja sin
poder sacar de su mente lo escuchado.
— Estoy feliz porque estás aquí conmigo en estos momento. — Besó su
coronilla y el rubio sonrió alzando su cabeza para besarlo.
— Yo también estoy feliz.
Hola por aquí
Lamento mucho la tardanza pero es que reescribí este capítulo tres
veces porque estaba insatisfecha con el resultado. Y adivinen qué,
mientras más lo leo peor lo encuentro por eso simplemente lo voy
publicar para no ofuscarme y bloquearme.
Si a mí no me agrada es difícil que a ustedes sí pero aún así, espero que
algo les guste. 😩
LORED
Capítulo 18
Quizás por costumbre, la primera cosa que hizo Taehyung al dar en sí, fue
tantear su cama en busca del cuerpo de Hoseok aún adormilado sin abrir sus
ojos. Por fracciones de segundos quedó un poco confundido pero un mal
movimiento buscando acomodarse le hizo sonreír recordando lo sucedido el
día anterior.
No recordaba el tiempo que hacía desde la última vez que pese a la
punzada en su espalda baja, se había despertado tan relajado, descansado y
liviano. Elevando lentamente sus párpados recorrió la cómoda cama en la
que se encontraba, llevándose la no tan sorpresa de su desnudez. Después
de lo ocurrido ambos se quedaron dormidos sin siquiera volver a ducharse o
mínimo vestirse.
Se acomodó rápidamente con un extraño temor recorriéndolo, no ver a
Jungkook no era algo que se esperase pero bastaron algunos segundos para
escuchar a lo lejos el agua del baño correr y solo eso hizo que en su rostro
nuevamente se dibujara una sonrisa.
Envolviéndose en una de las sábanas se levantó finalmente, debatiendo si
debía seguir su instinto o no, optando por por dejarse llevar, caminó
lentamente hacia el baño. Sostuvo el manubrio de la puerta para inhalar
profundamente en busca de valentía y entró.
Eso era definitivamente un buen despertar y una gloriosa vista. Recorrió
con la mirada desde las pantorrillas aquellas bien formadas piernas, sus
muslos y ese trasero asesino por donde el agua corría. La espalda de
Jungkook resaltaba tanto debido a su estrecha cintura, su cuello y ese
cabello mojado... Era perfecto y no existía quien pudiese decirle lo
contrario.
Con suavidad, dejó caer la sábana blanca que lo envolvía y se dirigió
algo nervioso hacia él. No sabía si estaba cruzando una línea al invadir su
espacio íntimo de esa manera pero era un riesgo que valía la pena correr.
Corrió la puerta de cristal llamando la atención del pelinegro que se volteó
totalmente desubicado y entró junto a él a la ducha, rodeando su cuerpo con
los brazos, permitiendo que el agua también lo alcanzara, besando
sutilmente su pecho, cuello y por último, esos labios que pese a su sorpresa
le dieron una gran bienvenida.
— Buenos días... — Musitó Jungkook mostrando una tenue sonrisa. —
Iba a despertarte cuando subieran el desayuno que mandé a pedir. ¿Cómo te
sientes?
— Adolorido pero de maravillas. — Admitió mostrando su amplia
sonrisa, depositando sus manos en la cintura. — ¿Cómo amaneciste tú?
— Muy bien, no acostumbro a dormir tanto pero pude dormir más de
ocho horas a tu lado. — Sus ojos parecían estar viendo un hermoso
espejismo que deseaba contemplar cada día pero que sabía pronto
desaparecería como si nunca hubiese llegado y eso lo mantenía tristemente
con los pies sobre la tierra. — Ya he terminado, puedes tomar una ducha y
luego salir para desayunar, pedí analgésicos por si tenías mucho dolor.
— El dolor es soportable, no es tan grave. — Espetó Taehyung
abrazándolo con mayor fuerza. — ¿Puedo ducharme contigo? Necesitaré
un poco de ayuda para restregar mi espalda. ¿Podrías ayudarme con eso?
El mayor asintió admirando en silencio el cuerpo al que sus manos iban a
tocar una vez más. Como fue pedido, lo ayudó a bañar, sintiéndose feliz de
poder estar compartiendo un momento de esa índole junto al hombre del
que no supo en qué momento se enamoró aún sin conocerlo realmente
como lo había estado haciendo lentamente desde aquella subasta.
Para el rubio fue inesperado cuando fue fuertemente abrazado por la
espalda, con un mentón que se apoyaba sobre su hombro dentro de una
ducha donde ya no corría el agua pero sí incontables sentimientos. Fue un
momento lleno de seguridad y tranquilidad entre esos brazos en donde se
sentía protegido.
El desayuno fue tranquilo, hablaron de temas bastantes triviales que no
los envolvían a ambos. Alargaron ese momento lo suficiente como para que
los alcanzara el mediodía viendo videos y riéndose de cualquier tontería
viralizada en internet mientras estaban sentados en la cama de aquella suite.
Hubieron besos y caricias sutiles, miradas encontradas y otra que pasaron
desapercibidas.
— Yoongi ya está en camino... — Avisó Jungkook con su voz algo
quebrada mientras buscaba su traje para volver a vestirse y dejar de usar el
albornoz del hotel. — Te llevaremos a casa, ya después iré yo al trabajo
cuando me cambie de ropa en el auto.
— ¿Por qué no lo esperamos entonces aquí arriba para que te cambies
antes de salir? También podrías hacerlo un momento en mi apartamento, no
creo que debas cambiarte en el auto. — Mencionó procurando también la
ropa que un día atrás fue abandonada en el suelo.
— No uses eso, está sucia y estrujada. La percha que trajo la mucama
tiene un atuendo nuevo y limpio para ti.
— No hacía falta que te molestaras, después de todo iré directamente a
mi casa. — Comentó algo apenado con el mayor que seguía preocupándose
por él aún después de todo.
— Lo sé. — Elevó sus comisuras acercándose a él, depositando un leve
beso en su cabeza antes de dirigirse al baño, estremeciéndolo y dejándolo
solo varios minutos.
La llegada del peliverde no tardó, terminando de explotar aquella burbuja
en la que habían estado flotando. El momento del final estaba a varios
minutos de distancia y eso era algo que ninguno de los protagonistas de tan
intenso encuentro deseaba.
Yoongi no pudo ocultar la curiosidad que lo embargaba mientras los veía
caminar por el pasillo del hotel, cerca pero sin interactuar, rodeados de un
silencio que para él era un tanto incómodo. La noche anterior su amigo y
jefe le dijo que estaba feliz pero pese a su sonrisa moderada cuando lo vio,
sabía que en esos momentos no quedaba mucho de ese positivo sentimiento,
todo lo que percibía era tristeza y eso no lo alegraba, muy por el contrario.
Los buenos momentos eran los más rápidos en pasar, acabar y
desvanecerse, algo que tanto Jungkook como Taehyung sabían y volvieron
a reafirmar cuando estuvieron estacionados delante del edificio del rubio.
Yoongi descendió del auto rápidamente para darles privacidad pero ellos
pasaron un buen rato callados, acariciándose mutuamente sus manos
entrelazadas, esas que se rehusaban a liberar.
Fue el menor el primero en romper ese lazo batallando con el inexistente
imán de piel que le dificultaba la misión, el primero en poner una leve
distancia entre ambos bajo el culpable pensamiento y emoción que lo
recorría al recordar a Hoseok. El pelinegro asintió permitiendo que su
lengua recorriera el interior de su boca haciendo ese gesto notable para el
contrario pero no hizo comentario alguno.
— ¿Supongo que esto es todo? — Su pregunta era más una aceptación,
un asentimiento exteriorizado en voz alta y con tono nostálgico.
Taehyung asintió cabizbajo sin poder mirarlo apropiadamente,
sintiéndose algo mal por la finalización de su contrato, arrepintiéndose por
no haber aceptado esos seis meses que un principio le ofreció. No era
cuestión del dinero, esa jugosa suma que prometió darle como recompensa,
sino del deseo latente de estar a su lado.
¿Qué tan genial hubiera sido pasar seis meses a su lado experimentando
todo lo bueno que le había entregado en el tiempo que llevaban de
conocidos?
Definitivamente hubiera sido maravilloso y por consiguiente, no hubiese
encontrado la fuerza para ponerle fin a sus encuentros, a sus sentimientos.
Posiblemente esto que hacían ahora era lo mejor pero no se sentía como tal.
— Gracias... — Comentó haciendo que Jungkook frunciera el ceño por
su palabra. Oh, ese gesto se veía tan adorable que casi le hace elevar sus
comisuras en reflejo. — Gracias por todo lo que has hecho y que no estaba
estipulado en el contrato. No tenías obligación alguna de hacerme sentir tan
bien como lo hiciste en cada salida, en cada encuentro, en mi primera vez...
Jungkook no estaba seguro de qué responderle a eso, quería decirle que
no debía agradecer por algo que él siempre quizo y deseó porque no podría
jamás hacerle daño al hombre que amaba. No obstante, abrirse una vez más
en su adiós no era algo fácil para hacer porque en ese instante, solo estaba
poniendo toda su fuerza en no rogarle que se quedara a su lado cuando el
rubio ya había sido más que claro sobre la naturaleza de su relación una y
otra vez. En nada influía el hecho de saber que le gustaba o que se entregó a
él de la forma en que lo hizo, dejándole sentir en cada poro su disfrute.
Aquello sin lugar a dudas fue asombroso, genial pero, no cambiaba el
hecho de que ese era su último encuentro y que quizás en algún lugar de ese
edificio esperaba un sujeto que pronto tocaría y tendría al hombre que ahora
estaba a su lado bajo su ala y cuidado. Un sujeto que no sería él.
— Ten una buena vida, Taehyung. — Musitó llevando el dorso de la
mano contraria a sus labios, extendiendo aquel contacto todo lo que pudo.
Permitiendo que sus fosas nasales se llenaran de su aroma corporal y sus
dedos recordaran el tacto de su piel una vez más. — Vuelvo a repetirte, si
en algún momento me necesitas, tienes algún problema o simplemente
deseas contactarme, no dudes en hacerlo, estoy a solo una llamada de
distancia.
Sin permitirse controlar sus impulsos alescuchar esas palabras que leía de
los labios que tan fijamente estaba mirando, el rubio se inclinó para volver a
besar esos labios que no tuvieron fuerza o deseos de resistirse. Sus salivas
se mezclaron con suavidad como si de un elixir que les permitiría continuar
sus vidas se tratara. Sus lenguas se entrelazaron en un abrazos combinado
con sus propios brazos y sus labios se acariciaban talantes, con gran afán de
sentirse.
— Gracias... — Volvió a susurrar el menor sobre sus labios, juntándolos
y separándolos tras largos segundos con un chasquido casi imperceptible.
— Infinitas gracias por permitirme sentir esto, Jungkook.
— Gracias a ti, Taehyung. — Masculló abriendo sus ojos, encontrándose
con los cristalizados ojos del rubio que lo admiraban en silencio.
Lo atrajo para un nuevo beso que extendió todo lo que pudo y, cuando
finalmente lo finalizó, dio un golpecito en su ventana. Pocos segundos
después, Yoongi volvía a subirse al auto y el menor comprendió que
después de todo, habían llegado al fin de su travesía. Acarició sus mejillas
con delicadeza, depositó un último beso sobre sus enrojecidos labios para
luego acariciarlos con el pulgar derecho y descender de aquel Bentley en
los que tantos viajes dio.
Solo bastó con tener ambos pies sobre el pavimento de la acera y haber
cerrado la puerta para escuchar el motor del auto encenderse y a los pocos
segundos partir de aquel lugar. Fue muy extraña esa sensación, el pavor que
lo recorrió de solo imaginarse que así como empezó todo había acabado al
fin.
Quiso correr detrás del vehículo pero aquello no solo era algo absurdo,
sino que aunque quisiera, no lo podría alcanzar y así se sentía con respecto
a sus sentimientos y Jungkook. No importaba lo mucho que lo quisiera e
intentara, nunca podría correr hacia él sabiendo que con eso podría dañar a
Hobi quien junto a su madre, era la persona más importante en su vida.
Sus pies no se movieron por casi diez minutos y cuando por fin lo
hicieron, fue para adentrarse al edificio con un sobre que contenía el cheque
recibido que pesaba cual plomo sin fundir. Cuando entró a su apartamento,
se encontró con Hoseok limpiando y organizando todo el lugar. En un
primer instante, el pelirrojo no se movió, solamente lo miraba intentando
descifrar sus pensamientos pero desistió de esto y como siempre, solamente
se acercó para abrazarlo y besarlo.
Ahí llegó una primera incomodidad para ambos puesto que Taehyung no
podía rechazarlo pero no deseaba besarlo en ese instante. Recién había
besado a Jungkook no era correcto besar a su pareja, no quería aunque este
estuviera al tanto de todo. El mayor se separó con cautela tomando la
fregona con cierta torpeza, regalándole una sonrisa fingida.
— Ya casi termino, solo me falta secar el piso así que quédate tranquilo,
ya sabes que odio si se crea un desastre en el suelo mientras limpio. —
Taehyung asintió, acomodándose lentamente.
— H-Hobi... Yo no quise rechazarte, perdón por mi reacción ante tu beso,
solo... Es, es muy incómodo en estos momentos para mí y...
— Te entiendo TaeTae, no tienes que explicarme, entiendo perfectamente
como te sientes así que no te esfuerces en estos momentos, ya tendremos
tiempo para hablarlo. — El rubio asintió extendiéndole el sobre con el
cheque que Hobi ni siquiera observó, le dedicó una sonrisa y lo dejó sobre
la cómoda antes de perderse en el baño.
Esa noche durante la cena en casa de su madre, el ambiente estuvo algo
pesado, Sunhyo estuvo nuevamente en una de esas facetas en las que se
quería dejar morir, bebiendo más de la cuenta. Todo el estrés por sus gritos
y reproches, junto con la incomodidad de Taehyung, hicieron que Hoseok
por primera vez perdiera la paciencia, yéndose del lugar sin avisar apenas
logró que la señora se durmiera.
Se quedó a dormir solo en el pequeño apartamento y no regresó hasta la
mañana siguiente para preparar el desayuno, cuando el rubio se despertó, ya
todo estaba hecho. Hizo un intento por besarlo pero solamente lo pudo
abrazar y esto logró que el humor de Hoseok una vez más se deteriorara
pero no estaba molesto como la noche anterior, solo dolía y mucho.
— Ya deberíamos prepararnos para ir al hospital. — Comentó Taehyung
mirando el reloj que colgaba en una de las paredes del comedor. — No
podemos llegar tarde.
— Yo recogí ayer en la noche uno de los autos del restaurante, mi jefe me
permitió usarlo todo el día, se lo debo regresar mañana pero por hoy
podemos utilizarlo, aún así será algo difícil por el tráfico así que dentro de
máximo veinte minutos debemos marchar.
La señora percibía el extraño ambiente entre sus hijos pero no hizo
comentario al respecto, se sentía culpable porque quizás lo ocurrido la
noche anterior causó estragos en su relación. Solamente estorbaba en la
vida de ambos y por eso deseaba dejar de postergar su final. Quería
liberarlos de la carga que su enfermedad generaba en dos hombres jóvenes
que estaban supuestos a vivir una vida que tenían en espero solo por ella.
Terminó de comer juntando con los alimentos más de lo que los ingería,
eran muy leves debido a que tendría quimioterapia pero ni siquiera así
podía comerlos con normalidad. Su hijo le acarició la espalda y para no
continuar siendo un lastre incómodo, tragó el último bocado y se retiró a su
habitación.
— Hyung... ¿Crees que podamos hablar? — Preguntó Taehyung mientras
recogían la cocina.
— Siempre podremos hablar, Tae, pero es mejor dejarlo para la noche
cuando todo esté más tranquilo o quizás para la tarde, aún tenemos muchas
cosas que hacer, no es momento para sentarnos a conversar con calma. —
El menor asintió y Hoseok se limitó a sonreír, terminando de acomodar la
mesa.
— ¿Sabes que te quiero, cierto?
— Lo sé, Taehyung, sé que me quieres. — De eso no le quedaba duda,
quizás no lo amaba pero sabía a ciencia cierta que el menor lo quería
muchísimo y aquello dolía el doble.
Mientras Kim Sunhyo recibía su quimioterapia en el hospital y Hoseok
permanecía a su lado cuando Taehyung salió a comprar algo de comer para
ellos dos, la presencia del presidente del conglomerado Sasung entró en su
campo de visión. Lo primero que le llamó la atención al rubio fue la forma
en que rodeado de varios doctores este entraba a una de las salas para VIP
con una tos horrible que parecía llevárselo cada vez.
Minutos más tarde, llegó una mujer que muy pocas veces había visto
siquiera en fotos o televisión pero que reconocía perfectamente por el
retrato que Jungkook tenía en su casa. Esa era Jeon Sunhee, la madre de
Jungkook, quien seguida de un hombre que parecía ser su seguridad o
asistente, caminaba de forma apresurada por el pasillo envuelta en un
frenético llanto. Fue casi un show la forma en que la escuchó y vio golpear
la puerta por la que vio perderse al presidente Jeon, exigiendo que se le
permitiera el paso.
Taehyung entró rápidamente a la habitación de su madre quien se había
quedado como siempre dormida. Le dejó al pelirrojo lo que había ido a
buscar para él y una vez más salió para intentar adivinar qué ocurría en esa
familia que nada tenía que ver con él pero que simplemente no podía dejar
de lado.
Cuidando que no le llamaran la atención, se acercó cuidadosamente a la
puerta, escuchando el desgarrador llanto de la mujer mientras gritaba que
"no podía ser". ¿Qué no podía ser? Una de las enfermeras se acercó
rápidamente con una mesilla rodante y disimuló dirigirse a su propia
habitación pero, cuando entró, regresó al mismo lugar.
Cuando los doctores finalmente salieron entre murmuraciones, pudo
escuchar que el señor Jeon se encontraba muy mal y que tendría que pasar
allí la noche, que su esposa también se quedaría porque la impresión fue
muy fuerte y terminó desmayándose.
El corazón de Taehyung se apretó de tal forma que sintió deseos no solo
de llorar sino también de llamar a Jungkook para saber cómo se encontraba
pero hubieron muchas cosas que lo detuvieron. Para comenzar, sería mucha
indiscreción de su parte simplemente tocar un tema privado que le
concernía única y exclusivamente a la familia. Él vivía una situación similar
en carne propia y sabía que los familiares tenían formas muy impredecibles
de reaccionar a algo así, no era un tema que se gustara compartir.
¿Qué le iba a decir? Que se quedó espiando de forma ilícita a sus padres
y que se enteró de la precaria salud de su padre estaba totalmente fuera de
discusión. Además, si los padres aún no le habían dicho, él no tenía derecho
alguno a inmiscuirse en eso. Pero lo peor, es que ellos ya no tenían trato
alguno pero aún así, él seguía cargando a cada lado ambos celulares como si
en algún momento ese que era únicamente utilizado para comunicarse con
Jungkook fuera a ser necesario.
Apretó el aparato en sus manos recostándose a la pared y exhaló con
cierta pesadez, cerrando sus ojos, alejando la horrible necesidad de ir en su
búsqueda. Dios, necesitaba tanto estar con él en una situación así, decirle
que no estaba solo y que podía contar con él aunque esa familia a diferencia
de él tenían absolutamente todos los recursos para lidiar con la enfermedad
que tuviese su padre.
Sin embargo, sabía perfectamente que en lo que a lo emocional respecta,
toda ayuda es poca porque nadie nace sabiendo que tendrá que lidiar con
algo así. Que los padres y todas las personas mueren, sí, eso se sabía pero
nunca se estaba preparado cuando sin esperar una enfermedad despiadada
golpeaba.
El resto del día, la mente de Taehyung iba solamente de su madre al
padre de Jungkook y por consiguiente a este último también. Una vez que
dejaron a Sunhyo en la casa, ambos fueron hacia el banco para depositar el
dinero y aquello fue una experiencia tan chocante que ninguno de los dos
sabía muy bien cómo procesarla.
Pasaron de ser mirados como delincuentes a casi ser tratados como uno.
Los sentaron en la oficina del gerente rodeados de algunos custodios como
si se hubieran robado ese cheque o algo por el estilo.
Molestos era poco pero el enojo de Taehyung casi desapareció cuando
escuchó al gerente comunicarse con Sasung Electronics, esperando que le
comunicaran con el CEO o su asistente.
Deseó escuchar su voz aunque fuera por el altavoz pero no pudo escuchar
absolutamente nada y su decepción fue tan obvia que incluso Hoseok la
notó. No supieron con quién habló o qué se le dijo pero lo siguiente que
sucedió fue que el personal de seguridad se retirara tras una seña y el
hombre frente a ellos completamente sonrojado sonriera hipócritamente con
cierto nerviosismo.
En ese preciso instante Taehyung deseaba cambiarse de banco una vez
que liquidara sus deudas pero era sabido que en cualquier banco que leyera
sus registros de deudas y demás, reaccionarían absolutamente igual porque
nadie de la noche a la mañana entregaba un cheque de un millón de dólares.
— Lamentamos el inconvenientes, de parte de nuestro banco pido mis
más sinceras disculpas. Sin embargo, espero que entienda que esto no es
más que el protocolo de seguridad a seguir en estos caso. — Se disculpaba
el gerente encargándose personalmente de tramitar todo. — No podemos
cobrar el cheque a dos cuentas pero, lo que sí podemos hacer es lo
siguiente. Todo el fondo se depositará en su cuenta señor Kim y después
transferiremos los 250 000 dólares que desea a la cuenta del señor Jung.
— Sigo diciendo que eso no es necesario, Tae. Puedes dejarlo todo en tu
cuenta. — Taehyung negó entrelazando sus manos sin importarle
demasiado la mirada de aquel hombre.
Eso era poco para todo lo que merecía Hoseok, lo que había hecho por él
y su familia, su amistad, su amor, su compañía eran cosas invaluables a las
que no se le podían poner precio por eso esa pequeña entrega le parecía no
correcto, sino justo y bien merecido.
— Usted cuenta después de pagar todas sus deudas y la transferencia a la
cuenta de Jung Hoseok con un fondo de 550 000 dólares. — Comentó el
gerente entregándole los documentos y poco después unas tarjetas junto a
una nueva libreta de ahorros que su secretaria le entregó. — Solamente
necesito su firma aquí y aquí.
Indicó con una sonrisa, recogiendo todo cuidadosamente. Una chica
apareció con un café para ambos acompañados de algunas golosinas que
ninguno probó porque seguían con aquel trago amargo varado en sus
gargantas desde que fueron arrastrados como delincuentes delante de todos
los presentes a la oficina del gerente escoltados por el personal de
seguridad.
— Nos complace contar con su presencia en nuestro banco, que
permanezca con nosotros es un honor. — Agregó cuando se levantaron para
retirarse, aceptando por cortesía la mano que se extendía para saludarlos.
Cuando salieron del banco, lo primero que hicieron fue dirigirse a un
garaje de autos para adquirir uno modesto y bastante sencillo aunque nuevo,
dado que era necesario y de esta forma no tendrían que pedir continuamente
los automóviles de sus centros de trabajo para trasladarse cuando era
necesario.
Fueron al restaurante de Hoseok estrenando Taehyung su nuevo vehículo
y, una vez que entregaron el auto, fueron a hacer las compras, regresando
luego de esto a casa de su madre.
El rubio cambió el recipiente con el vómito de su madre, la ayudó a bañar
y le permitió seguir durmiendo hasta que Hoseok terminó de cocinar.
Ya solos y casi de madrugada, el pelirrojo pudo notar como el menor
daba vueltas a su lado. Era evidente que seguía queriendo esa conversación
que tanto aplazaba pero aunque le había dicho que hablarían, todavía no
estaba preparado para tenerla. Si bien ya sabía todo, algo le decía que
cuando aquella conversación se diera lo de ellos acabaría pronto por lo que
se hizo el desentendido y solo lo abrazó para dormir.
Solo un poco más, era todo lo que quería y necesitaba... Un poco más.
Esos días en los que no se puede conciliar el sueño por mucho que se
intente dormir. No importa cuántas té se ingieran, canciones se escuchen o
escritos se lean, no importa se incluso toma algún medicamento que ayude
al proceso, simplemente no se consigue dormir. Esa noche para Taehyung,
fue exactamente así.
Fueron muchos los pensamientos aglomerados en su cabeza, desde el pi
constante que era su mamá, la conversación con Hoseok, un evento como al
que nunca había asistido y no tenía ni idea cómo actuar pesa a que Hwasa
prometió estar a su lado al igual que Jimin, la cámaras y lo más
importante... ¿Iría o no iría Jungkook a ese evento?
Técnicamente no era un artista de la compañía pero era socio en más de
un negocio. Era estrecho amigo del presidente, prácticamente tenía lazos
con más de uno en ese lugar por lo que su presencia no sería en lo mínimo
extraña. Si habían incluso invitado a Hoseok, tendrían que haberlo invitado
a él.
Mirando a su pareja terminar de vestirse para ir hacia el hotel en donde
recibiría a la estilista, Taehyung se preguntaba, quién había sido la persona
que invitó al pelirrojo. Suspiró levantándose, quejándose continua y
mentalmente por tener que ir. De no ser porque su apartamento era
demasiado pequeño y personal o que la casa de su madre era un sitio donde
no quería que se perturbara la tranquilidad, él definitivamente hubiera
escogido uno de esos dos lugares para arreglarse en vez de ir a un hotel.
No lo decía, claro estaba pero, lo cierto es que había desarrollado una
extraña fobia a los hoteles desde ese día en donde terminó todo con
Jungkook. El recuerdo le traía muchas emociones mezcladas y si bien vivió
uno de los mejores momentos de su vida también fue de los más tristes.
Pasó de la preocupación a la tristeza, de ahí al enojo y decepción, luego a
la desesperación al creer que todo iba a terminar de una forma tan grotesca
en la que se entregaba solo como una masa de carne que usarían y tiraría.
Mas no fue así, experimentó la incertidumbre, nuevamente la tristeza, la
ansiedad, el placer y la tranquilidad absoluta entre sus brazos.
Miedo cuando se despertó sin encontrarlo a su lado, agradecimiento
cuando entró a aquel baño y lo vio, alegría al compartir esas horas sin hacer
nada en la cama y finalmente, una angustia y dolor infinito cuando llegó el
momento de decir adiós. Experimentó más cambios emocionales en
veinticuatro horas que en meses.
Volver a un hotel en donde él no lo estaría esperando, en donde no se lo
encontraría no era algo que le apeteciera en lo más mínimo. Un lugar que a
pesar de no ser el mismo le estaría recordando constantemente sus
momentos y no solo de esa única noche en donde durmieron con sus
cuerpos entrelazados sino también le recordaban a Osaka y Macao. Muchas
primeras experiencias fueron compartidas con Jungkook y los hoteles.
— ¿Nos vamos? — Preguntó Hoseok tomando los trajes que llevarían
observando la forma en que Taehyung se había quedado con la mirada
perdida. Cerró sus ojos para llenarse de valor y fuerza, después de todo,
solo era uno más.
— Sí, hyung. Vamos...
Tanto Hoseok como el menor fueron arreglados por las estilistas
mandadas por Hwasa. No sabían lo mucho que podía cambiar la apariencia
física de una persona cuando estaba bien arreglada hasta ese instante. Si
quedaron estupefactos cuando Taehyung se arregló para la subasta, ahora ni
siquiera podían articular palabra.
No obstante, ese no era el único motivo por el que apenas hablaban,
extrañamente por primera vez en veinte años se quedaban sin un tema para
hablar en un silencio incómodo y sofocante.
— ¿Estás nervioso? — Se preocupó el mayor al ver como el rubio jugaba
con sus manos sudorosas y frías mirando por la ventana relamiéndose
constantemente los labios sin preocuparse mucho por el labial que estaba
usando.
— U-Un poco, creo que estoy ansioso porque no sé cómo será
exactamente todo. — Ambos iban sentado en la parte trasera del auto
facilitado para el transporte del modelo y mientras más se acercaban a su
destino, más inquietos se veían.
Por inercia Taehyung buscó las manos de su novio para entrelazarlas en
busca de una calma que si bien no fue absoluta, bastó para tranquilizarlo
acompañado de un beso muy casto pero algo duradero que le propició al
pelirrojo, mismo que tuvo que contenerse para no llorar y arruinar todo
incluso antes de descender.
Mientras el rubio observaba el paisaje, el pelirrojo lo observaba a él.
Cada facción, cada gesto, cada detalle que conocía a la perfección fue
repasado y admirado como si lo estuviese viendo por primera vez y también
la última como si no fuese así. Gritaba, gritaba fuerte en silencio que lo
amaba pero esto no llegaba donde estaba destinado porque era un frase que
no debía seguir repitiendo.
Cuando el auto se detuvo a varios metros del lugar destinado para el
evento, sus identificaciones fueron verificadas, Taehyung no tuvo problema,
sabían que era uno de los artistas pero cuando observaron a su acompañante
pues sí exigieron su invitación. Algo disconforme pero procurando
mantener a un ya enojado Taehyung tranquilo, sacó su teléfono y mostró la
invitación electrónica para que fuera escaneada.
— Esto es inaudito. — Comentó por lo bajo el chofer. — ¿Cuándo se ha
visto que detengan a los autos del presidente? Debería quejarse, señor Kim.
— Comentó viendo la tensión de los sujetos.
— No estaría mal hacerlo... — Agregó Taehyung mientras esperaba que
le regresaran el móvil a Hoseok.
— Pueden pasar, uno es el modelo Kim Taehyung y el otro es un invitado
especial de Kim Seokjin. — Comentó uno de los hombres de seguridad a su
compañero y también a quien se encargaba de permitirle el paso a los
automóviles desde una garita elevando la barrera.
Tanto Hoseok como el menor quedaron confundidos porque a todas estas
ninguno sabía quién había enviado esa invitación hasta ese preciso
momento. Frunciendo su ceño con cierta intriga, el rubio se volteó para
buscar el sonrojado rostro de su pareja.
— Hobi, ¿cómo es que conoces a Kim Seokjin? — Indagó observando su
extraña reacción acomodándose en el asiento.
— Fue mi cliente días atrás, yo cubrí un evento privado para él y el
presidente de tu compañía. Todo fue muy raro... — Iba a mencionar que
incluso lo había besado pero a eso punto, ya poco importaba. Además,
todavía parecía que aquello jamás sucedió y no es que al menor le fuera a
importar de todos modos. — No me esperé que me invitara personalmente a
este evento.
¿Por qué Jin lo invitaría? Ese era un misterio que ambos aún desconocían
pero al recibidor de la alfombra azul, desconectaron de ese tema totalmente
sorprendidos por los flashes que traspasaban el cristal.
— Baja tú primero. — Pronunció el mayor porque aunque estaba
acompañándolo y fue ahí por Taehyung, sentía que ese momento era solo
suyo pero este difirió completamente de su idea. Volvió a acercarse para un
pequeño beso acompañado de una sonrisa.
— Vienes conmigo, hyung. Eres mi pareja acompañante, vamos...
Los dos salieron del vehículo y mismo si no tomaron sus manos o
hicieron algún acercamiento que evidenciara su relación, ambos se
mantuvieron juntos. En algunas ocasiones Taehyung se vio obligado a posar
solo pero el resto del tiempo estuvo en compañía del pelirrojo sin querer
dejarlo atrás y que llegara a sentirse incómodo. A eso agregándole que solo
junto al mayor podía sentirse literalmente seguro entre tantas personas
desconocidas aunque habían algunas celebridades que sí conocían al menos
de vista.
— ¡Tae! — Tanto Taehyung como su acompañante fueron sorprendidos
por el grito de emoción dado por el cantante Park que lo abrazó por detrás.
El aludido se volteó rápidamente, encontrándose con esa sonrisa que lo hizo
sonreír inmediatamente. — ¿Cómo te sientes? Te he visto y vine
rápidamente a saludar antes de alejarme, todos los artistas envueltos con la
música debemos presentarnos así que casi debo irme a preparar. Sin
embargo, no podía dejar de venir a saludarte. Espero que Hwasa y los
demás te estén atendiendo bien pero si algo ocurre, solo hazme saber. ¿De
acuerdo?
Jimin hablaba tan rápido y entusiasmado que Hoseok se vio enarcando
las cejas mientras sonreía. Si bien ya sabía que estos dos se llevaban bien,
no habían tenido la oportunidad de coincidir y por primera vez lo veía en
vivo, no hablando como papagayo a lo lejos mientras conversaba con su
pareja al teléfono.
— No te preocupes, estamos siendo bien atendidos. — Ante el plural
utilizado, el pelirrosa se volteó hacia Hoseok, dejando en evidencia una
expresión que mezclaba confusión, incomodidad pero también cierta
alegría. — Él es Hoseok, mi pareja.
— Oh, finalmente te conozco. — Espetó Jimin estirando su mano para
saludarlo animadamente. — Perdón por mi falta de educación hace un
momento estaba tan feliz de ver a tu novio que no me pude contener. Soy
Park Jimin.
— Eso no es problema, es un placer conocerte, ¿Jimin?¿Puedo llamarte
Jimin, cierto? — El nombrado asintió con una sonrisa y Hoseok casi
suspiró. — Yo soy Jung Hoseok a tu disposición.
— Ay, me gusta... — Musitó palmeando su hombro antes de abrazar una
vez más a su amigo. — Ya me tengo que ir a preparar pero nos vemos en un
rato. Si no me equivoco estarás en una de las primeras mesas así que me
estarás viendo bien cerquita.
Intercambiaron unas pocas palabras más y el cantante desapareció junto
con su representante artístico. Para Hoseok, su vista sufrió un abrupto
cambio de paisaje que también removió muchas cosas en él que no le
gustaba sentir pero no pudo evitar acercarse más a Taehyung como si
tuviera que defender algo que él sabía no era defendible.
El menor le estaba dando la espalda pero él pudo observar la entrada
triunfal del CEO de Sasung Electronics acompañado de su madre y otra
mujer mucho más joven que no conocía. Tal vez por casualidad o quizás por
el peso de la mirada sobre él pero el pelinegro terminó encontrándose con la
mirada del hombre que inconsciente y territorialmente rodeaba la cintura
del rubio.
Ambas mandíbulas se tensaron, ninguno perdió ese juego de miradas
pero Taehyung le indicó a su pareja que debían tomar asiento y la señora
Jeon hizo lo mismo con su hijo. La vida tenía formas retorcidas de
entretenerse cuando estaba aburrida y quizás el colocarlos en mesas vecinas
situados uno al lado de otro fue una de esas travesuras que hizo para pasar
el tiempo.
Cuando se sentó, Taehyung no le estaba prestando mucha atención a todo
su alrededor y por eso no vio al hombre que casi se paralizó al verlo,
logrando avanzar solamente por los avisos de su madre. Se sentó sin apartar
la mirada del rubio, llevaba varios días sin verlo que le parecieron una
eternidad.
Sí, solamente llevaba sin verlo poco más de una semana porque aunque
el rubio no lo viese a él, fueron muchas las veces que se encontró
observándolo en varias casualidades algo premeditadas. En el hospital y por
verdadera coincidencia horas atrás cuando iba a recoger a su madre al hotel
en donde estuvo reunida antes del evento. Sin embargo, era la primera vez
en meses que lo tenía tan cerca y no procuraba esconderse para no
incomodarlo.
— Compárteme lo que estás observando, parece ser muy importante. —
Comentó la acompañante del pelinegro llamando su atención. — ¿Sí te
diste cuenta que las presentaciones ya empezaron?
— Lo sé, las estoy viendo... — Respondió apartando por segundos la
vista de Taehyung aunque esta seguía procurándolo con cautela a cada
chance que se le daba.
Su madre le siguió la mirada, dándose cuenta de lo que capturaba la
atención de su hijo pero no hico comentario alguno.
— Mejor presta tú atención, Serri y deja se estar al pendiente de tu
primo. ¿No deseabas asistir a este evento? — Cuestionó la señora Jeon
recibiendo una sonrisa de agradecimiento del niño de sus ojos.
Su madre era una mujer de pocas preguntas y claras respuestas que no
siempre llevaban palabras consigo. Ella era su amiga, su fiel confidente,
quien estaba con él a cada momento de su vida y la única que se podía decir
lo conocía verdaderamente.
Ella estaba al tanto de los sentimientos de su hijo y si bien le preocupaba
que pudiese salir dañado, confiaba ciegamente en su decisión, mismo si
aquel chico rubio no terminaba de ser de su agrado. No podían culparla, ver
al hombre que su hija amaba junto a su pareja después de estar al tanto de
todo lo ocurrido entre ellos activada la leona protectora que llevaba dentro.
Sutilmente, Jungkook elevó su comisura izquierda ladeando una sonrisa
casi imperceptible mientras bajaba la mirada y bebía elegantemente de su
copa. Se conformaba con verlo así, cerca, saludable, etéreo...
Hoseok estaba al tanto de Jungkook, a decir verdad, ambos estaban al
pendiente del otro y en más de una ocasión hicieron contacto visual sin
dejar ver sus verdaderos sentimientos. Esa situación fue tan nueva para el
pelinegro, toda una vida supo que su carácter podía no ser el mejor.
Solía ser algo competitivo, posesivo, estricto e incluso implacable en
muchos aspectos pero por primera vez, tenía que que luchar por su cuenta
conociendo el famoso control de la ira. Cada instante que los veía
interactuar, cada momento que aquellas manos se entrelazaba u observaba
las sonrisas y miradas compartidas entre la pareja, todo él ardía deseando
culminar el evento o mínimo sacar a Taehyung de allí.
Mordió levemente su propia lengua, le dio un gran sorbo a la copa
jugando con la burbujeante y fría champán en su boca mientras en su
cabeza iba contactando por el número doscientos quince. Su madre, quien
estaba consciente de la batalla mental que su hijo estaba librando, apretó su
mano susurrándole que ya era hora de centrarse en el evento y no en las
personas de la mesa vecina.
A diferencia del inicio de la velada, a medida que las horas pasaban el
rubio se sentía más cómodo. Ayudaba el hecho de que los periodistas y el
mayor bullicio hubiese quedado completamente afuera del recinto dándole
ligeramente un poco más de privacidad. Ahora entendía por qué los artistas
usaban gafas de sol hasta en la noche, es que con esos flash cegadores eran
sus mejores aliadas.
Cuando su amigo se presentó, rió y aplaudió como el mayor de sus fan
apoyado por Hoseok que en ocasiones lo abrazaba o acariciaba.
Extrañamente, la estaba pasando bien. Agitó su mano para saludar a Jimin
cuando este lo señaló en medio de su canción, sintiéndose incluso orgulloso
por ser amigo de ese hombre que un inicio le pareció de carácter un poco
cuestionable cuando lo vio en aquella subasta sin pensar que se volverían
tan cercanos.
Lo contempló moviéndose con gracia por el escenario pero cuando su
mirada se sentó en un punto no muy lejano, la siguió por inercia,
encontrándose con una sonrisa que le robó algo más que el aliento en ese
momento.
Sin necesidad de observar, Hoseok pudo imaginarse el motivo detrás del
cambiante color en el rostro de su pareja, en un instante palideció y al
siguiente incluso su nariz había enrojecido. Pretendió no darse cuenta de
nada, refugiándose en la fina copa que movía con suavidad por la base
sobre la mesa hasta finalmente beber de ella.
Ahí estaba, reflejado en esos ojos brillantes que tanto amaba la realidad,
el lugar donde residía el amor de Taehyung. Y dolía... Sí que dolía ser
testigo de algo que él no podía cambiar y mismo si tuviera la posibilidad,
tampoco tenía el deseo de luchar contra eso porque no podía condicionarlo,
debía permitir que su corazón fuera libre y feliz amando a la persona
elegida.
Cuánta saudade albergaba el interior del rubio... Verlo era solamente una
confirmación más de lo que él sabía, el anhelo por volverlo a contemplar, el
extrañar que por meses lo persiguió. Era una mezcla tan grande de
atracciones; física, emocional e incluso sexual provocó ese inesperado
contacto visual.
Esto podría parecer extraño pero lo que estaba experimentando Taehyung
era un cúmulo de adictivos sentimientos. La reacción de su cerebro al ver al
hombre del cual se había enamorado, era muy similar a la reacción que
tenía un adicto cuando veía su droga.
Esa conexión casi instantánea que tuvieron el día en que sus miradas se
cruzaron en aquella subasta a pesar de ser ignorada volvió a manifestarse,
esa conexión que a pesar de la instantaneidad inicial y el período de
ausencia en sus vidas continuó desarrollándose.
Su ánimo se había calmado aliviado como si hubiese encontrado agua en
el medio del desierto pero a su vez la ansiedad lo orillaba a querer correr y
sumergirse en ella, beber de ese líquido hasta ahogarse en él. Así se sentía
Taehyung, luchando contra cada instinto de querer correr hacia él y eran
muchas las razones que le impedían ir hacia ese elegante pelinegro de
penetrante mirada.
La primera y más importante para él era la presencia de Hoseok, jamás
podría hacerlo. El lugar y momento en el que se encontraban, su madre y
también esa mujer. Esa elegante y atractiva mujer enganchada de su brazo
que reía disfrutando de la actuación de Jimin que quedó en un segundo
plano. Sus orbes se movieron de Jungkook a sus acompañantes y de regreso
a él antes de bajar la mirada mordiendo su labio inferior, controlando la
incomodidad que aquello le causó.
No tenía derecho a sentirse molesto a estar celoso cuando ellos no tenían
una relación, cuando ambos tenían la libertad de estar con quien quisiera.
No tenía derechos pero igual no podía reprimirlo. El pelirrojo pudo notar su
cambio de humor, tomando su mano para entrelazarla debajo de la mesa,
acariciando su dorso y nudillos para tranquilizando, cosa que relativamente
consiguió. Porque aunque se prohibió a sí mismo mirar en dirección del
pelinegro, su mente no se apartó de él ni un solo momento.
— Iré al baño un momento. — Avisó Hoseok una vez finalizadas las
presentaciones, necesitaba despejar su mente aunque fuera un segundo de la
situación tan incómoda y dolorosa en la que se encontraba. — Ya regreso.
— De acuerdo. — Asintió Taehyung intentando prestarle atención
aunque su mente estaba en otro lugar.
El pelirrojo apretó sus puños al notar como el menor buscaba a ese
hombre con la mirada y se retiró perdiéndose entre algunas personas varios
metros, aceptando una de las copas que le ofrecieron.
— Yo ya tengo que marchar, ¿estás seguro que deseas permanecer aquí.
— Preguntó la señora Jeon acariciando su brazo. — ¿Por qué no vienes
conmigo a mi casa hoy?
— No es necesario, mamá, estaré bien.— Afirmó besando su mano con
suavidad. — Puedes marcharte con tu chofer y de paso llevarte a Serri, eso
sería de gran ayuda.
— No existe poder humano que saque a tu prima de aquí pero no te
preocupes por ella, seguramente estará entretenida atrás de algún lindo
artista de la compañía. Tú no te preocupes. — Comentó ampliando su
sonrisa al ver como Yoongi se acercaba a ellos. — Creo que ahora sí puedo
marcharme en paz, te dejo en buenas manos.
— Señora...
— ¿Cuántos años he estado diciéndote que no me llames señora? —
Protestó la mujer acariciándole a posta sus mejillas sabiendo que este se
sonrojaba y ponía incómodo. — ¿Dónde dejaste a Seokjin?
— Nos acabamos de separar un momento, ha ido al baño. ¿Ya se va?
— Sí, estoy agotada del viaje y mi esposo me espera en casa, solo he
venido para cumplir con Namjoon pero ya es hora de que yo pase a
retirarme. Lo dejo bajo tu cuidado, ¿de acuerdo? — Jungkook revoleó sus
ojos pero su progenitora lo ignoró besando sutilmente sus mejillas para
luego repetir la misma opción con el peliverde. —¿Se me cuidan y portan
bien?
— Siempre. — Afirmó Yoongi despidiéndose de ella, bebiendo de su
copa al lado del pelinegro hasta que finalmente el área estuvo despejada. —
¿Qué haces aquí, Jungkook? Tú deberías estar en otro lugar.
— Yo...
— ¡Buenas noches!
1/2
Hola, nos vemos nuevamente después de pocas horas. Una vez más, llevo
más de 24 horas sin dormir. Este capítulo lo comencé a escribir mientras
esperaba en Bang Bang Con pero solo pude escribir dos párrafos antes de
quedarme dormida por 20 min ya que la alarma para el concierto me
despertó.
Una vez que se terminó reanudé la escritura ya sin poder dormir pero aún
algo atontada y pues seis horas después aquí les traigo dos extensos
capítulos que eran uno peeeeeeero, ya me conocen. 😂
Por favor, disculpen todos los errores que puedan encontrar pero si me
ponía a revisar sería mi tumba y pues quería terminar ya todo antes de irme
a dormir. No puedo hacer una maratón lar pero bueno, algo les dejo.
LORED
Capítulo 22
2/2
Reitero nuevamente mis disculpas por todos los errores que puedan
encontrar, espero que no sean muy serios y puedan entender lo aquí
escrito. Ahora sí me despido....
LORED
Capítulo 23
1/2
Capítulo 24
— Supongo que has venido a ver a mi hijo, ¿no es así? — El menor asintió
sin saber si debía colocarse la gorra o no como muestra de respeto. — Que
estés aquí por tu propia cuenta seguro es algo positivo pero
lamentablemente Jungkookie no se encuentra aquí.
— Eso me ha comentado Seokjin. No quería importunar, simplemente
pasé por alto que hubiera sido mejor llamar antes. Lo lamente mucho,
señora.
— Oh no te disculpes, no hay nada que lamentar. — La mujer miró a su
alrededor notando que el rubio había ido solo y frente a esto sonrió
confundiéndolo un poco. — ¿Estás muy apurado? — Negó en respuesta. —
¿Te importaría acompañarme a beber algo? ¿Un té o un café quizás?
— Estoy libre, señora Jeon.
— De acuerdo, entonces te pediré que me acompañes y por favor,
llámame Younghee. Mi nombre es Jeon Younghee. — Mencionó
palmeando a su chofer en el hombro antes de subirse nuevamente al auto en
el que llegó.
El rubio quedó en su sitio algo perdido sin saber si debía seguirla en su
carro o montarse en el suyo pero cuando vio que la puerta permaneció
abierta, supo que la idea de la señora era que la acompañara. Así que,
activando la alarma, la siguió en silencio.
No conversaban, a veces solo sus miradas se cruzaban y ella mostraba
una sonrisa agradable pero nada más. De hecho, parecía estar trabajando en
su tablet, permitiéndole al menor admirarla de soslayo. Era increíble la
similitud entre Jungkook y ella, antes hubiera dicho por las fotos que se
parecía más al señor Jeon pero lo cierto era que Jungkook era idéntico a su
madre.
Younghee llevaba su cabello bien corto, casi como su hijo solo que el
pelado de ella lucía más femenino. Sus pendientes resaltaban, no sabía si
esas lágrimas eran diamantes o no pero le encandilaron sus ojos. Iba tan
sutil y elegantemente maquillada que tuvo que admitirlo, el atractivo y
presencia iba de familia. Ella no llevaba ninguna otra prenda a excepción de
su reloj y anillo de casada pero parecía brillar todo el tiempo.
— Lo estás haciendo un poco obvio y un poquito incómodo. — Murmuró
la mujer pestañeando con rapidez por la resequedad de sus lentes de
contacto. — ¿Algo que quieras preguntarme? Llevas un buen rato
mirándome fijamente.
— L-Lo siento, no fue mi intención incomodarla. — Espetó desviando la
mirada. — Solo me preguntaba hacia dónde íbamos.
La mansión de Jungkook quedaba en Incheon y no en Seúl, ya habían
llegado a la ciudad e incluso comenzado a ir un poco hacia las afueras por
lo que se estaba inquietando aunque esa no fuera la razón real por la que
estuvo mirándola. Es que viéndola a ella era como mirar a ese pelinegro que
no había visto desde aquella noche.
— No suelo visitar cualquier sitio para beber y dado que quería tener una
amena charla contigo pues, necesitaba un lugar tranquilo y privado pero
también algo informal. Perdona si prácticamente te he raptado. — El tono
jocoso en la última palabra fue evidente lo que relajó un poco más al menor.
Al mirar por la ventana una amplia sonrisa nostálgica de apoderó de su
rostro al conocer ya los alrededores. Se dirigían al mismo sitio a donde
Jungkook lo llevó a cabalgar aquella vez. Ahora que lo recordaba, este le
había dicho que a su madre también le gustaba ir ahí porque era una amante
de la naturaleza y los animales.
Fueron recibidos por el mismo personal de la última vez pero con un
ligero cambio. Con gran elegancia vio aparecer a la misma mujer que
Jungkook llevó al evento junto a su madre. Ni siquiera había vuelto a
pensar en ella desde aquel momento incómodo, con todo lo que pasó ese día
en incluso los siguientes no había tenido tiempo para pensar con quién el
pelinegro andaba.
La confianza fue obvia en aquel entonces y ahora veía que con la madre
era igual por lo que sus pensamientos iniciales de que tal cual los dramas
aquello podría ser una encerrona para hacerlo alejarse de Jungkook
recobraron vida. No obstante, no tenía que sacrificarse por nadie más, su
madre, Hoseok y Jungkook eran quienes les importaban y los demás no
tenían derecho a decir o hacer nada.
Su postura se volvió segura y defensiva cuando la chica extendió la mano
para saludarlo. Fue cortés pero estaba mentalmente preparado por si debía
dejar la cortesía de lado. Defiriendo de su pensar, esta no le dijo nada, solo
sonrió y caminó hacia adentro con ellos, dejándolos solos junto con el resto
del personal que estaría a su cargo. La señora Jeon ordenó té para ambos y
tomaron asiento en una de las mesas de la terraza.
— Su nombre es Park Miyeon, es hija de mi hermana, por ende es mi
sobrina y la prima de Jungkook. — Esclareció notando la tensión en
Taehyung. — Suele encargarse de este lugar pero la mayoría del tiempo
está viajando. Digamos que solo dirige este lugar como fachada para que mi
hermana no la atosigue. Es muy cercana a Jungkookie pero no debes estar
preocupado o celosa. Ya no estamos en la Dinastía Joseon donde preferían
casarse entre parientes, y aunque aún se use en algunos casos en la
actualidad, nuestra familia no mantiene esas costumbres. — Agregó entre
risas debido a la forma en que el hombre junto a ella se ruborizó. —
Supongo que la viste en el aniversario de Hitta Entertainment pero prometo
que es inofensiva.
— Yo no pensé...
— Tranquilo... — Lo interrumpió para calmarlo. — Solo estoy
bromeando.
Taeyung exhaló algo más calmado. Permanecieron en silencio mientras
acomodaban el té con el acompañamiento y volvieron a quedar en silencio.
— ¿Cómo va tu relación con Jung Hoseok? — Preguntó la mujer sin
previo aviso, haciendo que el menor ensanchara sus ojos. — Tengo
entendido que cuando fuiste subastado a mi hijo ustedes tenían una relación
sentimental. ¿No es así?
La madre de Jungkook parecía estar al tanto de absolutamente todo y eso
solo hacía que su vergüenza aumentara. Ella sabía cada detalle de lo
ocurrido con su hijo y no había manera de que fuera a estar de acuerdo en
una relación como la que deseaba. Se reiteraba mentalmente que estuviese
de acuerdo o no, nada cambiaba pero sería horrible tener algo con tantos
pensamientos negativos en contra. Si fueran desconocidos no importaría
tanto como saber que los propios padres estaban en contra.
— Él y yo ya no somos pareja pero seguimos teniendo una buena
relación. Los dos somos muy importantes en la vida de otro y eso no
cambiará aunque ya no estemos de esa manera. Si bien mi corazón no
reside en él, sigue siendo primordial para mí.
— Ya ve0... — Musitó dando un pequeño sorbo. — Lealtades y
sentimientos claros, me agrada esa postura. Sé que no me corresponde a mí
preguntar esto pero simplemente no. puedo evitarlo y espero que no lo
tomes como una ofensa de mi parte.
Bajó la taza que sostenía en la mano contemplando por varios segundos
su contenido, acariciando con su pulgar el borde de la misma aún cuando
aquello no era para nada educado.
— ¿Cuales son tus sentimientos y planes con mi hijo? ¿Por qué has ido a
buscarlo? Me gustaría saber la verdadera respuesta a estas preguntas. —
Musitó levantando entonces la vista. — ¿Qué sientes por Jungkook,
Taehyung?
— Lo amo, aún tengo algo de temor porque no me gustaría dañarlo pero
si algo tengo claro es que lo amo, esos son mis más sinceros sentimientos.
Mis planes son varios aunque no dependen solo de mí sino también de lo
que pueda sentir o no su hijo aún por mí. Veo que está enterada de las
circunstancias en la que nos conocimos pero quizás no fue en las mejores.
Como bien sabe yo me subasté a Jungkook y si bien me enamoré de él yo
tenía una pareja, Jung Hoseok. No tenía pensado dejarlo, de hecho, si él no
hubiera terminado nuestra relación quizás aún estaría con él aunque yo no
hubiera estado del todo feliz. Creía que de esa forma los tres sufriríamos
menos aunque bueno, no creo que haya acertado. No tomé la decisión
correcta.
— No existe la decisión correcta o incorrecta, sin importar los resultados
todos nos dan algo, aunque sea una enseñanza. — Murmuró ella sonriendo.
— Creo que eres un hombre de buen corazón, algo cobarde con las
personas que quieres pero sinceramente, ¿quién no lo es cuando de por
medio hay un ser querido? — Inquirió levantando con parsimonia su mano
hasta que esta le sacó un pequeño tramo a su cabeza. — Acompaña al señor
Choi, nos vemos en diez minutos.
Jeon Younghee se levantó con estilo tomando su bolso, alejándose sin
decir más mientras que el hombre que aguardaba por él lo llevó hacia una
habitación en donde una vez más le dieron todo el equipamiento de jinete.
En esta ocasión en vez de verde y marrón, era blanco y negro, totalmente
hermoso.
Al salir, se encontró con una desconocida señora Jeon que ya llevaba su
casco, botas, se veía como toda una jinete con experiencia.
— Luces tan bien como un Jeon. — Comentó ella dándole un guiño. —
Ven, acompáñame.
Ambos caminaron hacia los establos y la caballeriza recibiendo un
majestuoso caballo árabe azabache que le quitó el aliento. Su piel brillaba
resaltando su estructura ósea finamente cincelada, perfil cóncavo, cuello
arqueado que era acariciado por su dueña y una gran cola alta.
— Te presento a Sol... — Murmuró la mujer con su frente unida a la del
animal acariciándolo con cuidado.
— ¿Sol? El de Jungkook se llama Luna. ¿Hay alguna razón para esto? —
Preguntó con curiosidad.
— Así que has visto y conocido a Luna... He de decir que este dato me
asombra mucho. — Comentó sonriente haciendo una seña para que le
pusieran la montura. — No hay una gran razón detrás de esto, creo que
simplemente nos gustan los cuerpos celestes.
Una vez ensillado y en el pasto, la madre de Jungkook subió al caballo
con gran destreza y, una vez arriba, estiró su mano para invitarlo a subir.
Taehyung dudó pero al final accedió. Debía puntualizar que Younghee y su
hijo no solamente se parecían ene l físico, su carácter también era muy
similar, tanto que lo erizaba. La mujer con confianza cabalgó por un buen
rato hasta que llegaron a un pequeña casa de madera en medio de un
hermoso claro.
El centro de aquella sabana arbolada el silencio reinaba pero a su vez era
armonioso porque podían escucharse algunos pájaros e incluso el ruido de
algún riachuelo que no debería estar muy lejos.
Taehyung fue el primero en desmontar al animal seguido de la pelinegra
que con su fusta caminó hacia un gran y frondoso árbol para amarrar a Sol.
Le sonrió y se encaminaron a la cabaña la que tocó a la puerta. Pasaron
varios minutos antes de sentir algún movimiento en el interior. Cuando la
puerta finalmente se abrió, un Jungkook empijamado apareció algo pálido y
adormilado. Miró a su madre con una sonrisa pero cuando esta se hizo a un
lado para mostrar a su acompañante, la sonrisa desapareció.
Se quedó anonadado y en silencio contemplándolo luego una sonrisa
volvió a hacer presencia acompañado de torpes movimientos. Se rascaba su
nuca desviando la mirada de su madre hacia el rubio y viceversa.
— Bueno, yo solamente he venido a atraer a la visita, me quiero regresar
antes de que comience a oscurecer. Si van a regresar háganlo pronto pero
como supongo que deben conversar, mejor regresen mañana y por favor, no
dejes a Luna amarrada allá atrás, para eso hay un establo. — Besó ambas
mejillas de su hijo, abotonando un poco más su pijama. — Aquí siempre
refresca en las noches, cuídate mejor. Yo ya me voy y Tae... Felicitaciones
por tu soltería.
La mujer se despidió del rubio como lo había hecho con su hijo,
volteándose para darle un guiño a este último que parecía haber entrado en
trance. Ambos escucharon como se fue a galope pero se quedaron estáticos
sin decir o hacer nada más que observarse.
— ¿E-Eso es cierto? Es decir, lo que dijo mi mamá, que eres soltero... —
Taehyung asintió algo cohibido pero cuando el pelinegro caminó hasta él
para envolverlo en sus brazos como si fuera a desmoronarse o simplemente
esfumarse, se aferró a él con lágrimas en los ojos. — Quiero escucharte
decirlo, Tae.
— E-Estoy soltero, Kook. No estaba seguro si debía irte a buscar tan
rápido pero deseaba verte, decírtelo. Fui a tu casa pero Jin me dijo que no
estabas, luego me encontré con tu mamá, ella me dijo que la acompañara a
beber algo y terminamos aquí. Entonces me invitó a cabalgar y, y.... —
Jungkook sostuvo sus mejillas son una sonrisa pícara y feliz.
— Respira, tenemos tiempo para hablar no necesitas decirlo todo tan
rápido. Lo más importantes es que ya estás aquí, estás a mi lado y no pienso
dejarte ir. — Pronunció con seguridad apretando un poco más sus mejillas.
— Ya no podrás escapar más de mí, Kim Taehyung.
— ¿Quién desea escapar de ti? — Cuestionó el rubio lanzándose hacia
sus labios, esos que tanto había extrañado y deseaba besar. — Abrázame y
no me sueltes, yo no te soltaré más, Kook. — El nombrado sonrió
besándolo una vez más, deteniéndose confundido cuando Taehyung se
separó.
— ¿Qué sucede?
— Te amo.
Como si no hubiese escuchado lo dicho, Jungkook quedó mudo
observándolo contrariado hasta que de sus ojos brotaron lágrimas y de sus
labios una sonrisa afligida acercándose para abrazarlo. Sin besos, sin más
caricias que aquel abrazo que le confirmaba que aquello era real y no uno
de sus sueños. Era real porque cuando escuchaba esas palabras mientras
dormía, nunca podía abrazarlo, cada vez que lo intentaba este desaparecía
pero ahora estaba ahí. Su calor, su aroma, todo era real.
— ¿Por qué lloras? — Preguntó Taehyung sin poder casi respirar debido
a la fuerza ejercida en ese abrazo mientras escuchaba a Jungkook lloras. —
Kook.
— Shhh... Solo... Solo déjame abrazarte un poco más, solo un poco más.
— Mencionó llevando una de sus manos a su cabello, afianzándose con
mayor ímpetu.
Sin decir nada, Taehyung no se movió de su lugar hasta varios segundos
después en los que sus labios fueron tomados con suavidad y su cuerpo
llevado al interior de aquella cabaña que no podía admirar pero tampoco le
interesaba mucho. Todo lo que deseaba admirar era al pelinegro que lo
miraba con esos ojos cristalizados y llenos de un amor que no creyó ver en
él el día en que lo vio en lo último del salón donde estaba siendo subastado.
No supo en qué momento su indumentaria de jinete comenzó a ser
retirada de su cuerpo. Los toques eran tan suaves y sutiles que no sentía
nada más allá de los besos o veía otra cosa que no fueran esos orbes que a
veces sus párpados revelaban.
La primera vez que Jungkook vio a Taehyung este ni siquiera notó su
presencia. Estaban uno al lado del otro pero sus miradas jamás se
encontraron. Cuando lo volvió a ver creyó que lo reconocería pero aunque
sus miradas se cruzaron, el menor no lo pudo ver porque lloraba
desconsoladamente en el pasillo del hospital que llevaba a emergencias.
La tercera vez que lo vio, ya no fue casualidad, él pidió que se le indicara
en dónde estaba su madre puesto que sabía que acababa de ser operada.
Estuvo por más de una hora observando como este la alimentaba, le hacía
historias que no tenían sentido y la cuidaba. Aún recordaba cuando corrió al
verlo caminar hacia la puerta.
Cada vez que iba al hospital, siempre procuraba verlo hasta que sus
visitas dejaron de coincidir porque la señora Kim fue dada de alta. Para ese
entonces, él se dio cuenta que estaba sintiendo un amor algo tonto y
platónico por un desconocido con el que no había intercambiado palabra
siquiera, algo extraño.
Intentó alejarse, esa fue la primera vez que decidió alejarse para no
involucrarse más de lo debido pero el destino parecía tener otros planes
puesto que de vez en cuando se cruzaban por los pasillos o simplemente lo
veía a la distancia. Pocas semanas antes de aquella subasta, por primera vez,
ellos hicieron contacto físico aunque no de la manera más convencional.
Taehyung llevaba un café en su mano y corriendo preocupado por su
madre, chocó con él. Lo sostuvo en sus manos para que no cayera pero lo
cierto es que era él quien buscó soporte en el rubio que segundos después se
despidió sin mirarlo corriendo hacia el ascensor. ¿Podrían llamarlo tonto
por aún conservar aquel recipiente plástico de café en su cuarto? Formaba
parte de su decoración aunque quien lo llevara jamás formara parte de su
vida.
Pensó en hablarle como una persona normal pero cada vez que se llenó
de valor algo ocurría. No sabía por qué pero ante Taehyung él perdía toda
su fuerza. Creyó que él ya tendría suficiente con su madre como para pensar
en los sentimientos de alguien más. Fue por eso que grande fue su sorpresa
cuando vio las fotos del hombre del cual en silencio se había enamorado
sobre el escritorio de la oficina de Namjoon.
No sabía cuán alta sería la puja, cuánto necesitara o cuánto pagaran por
él. Desde el inicio estuvo seguro que no dejaría que nadie más se
aprovechara de él. Buscaba con aquello tres cosas, protegerlo para que
ningún imbécil le pusiera sus manos arribas, ayudarlo con sus problemas
económicos porque sabía que él no se subastaría porque sí. Quizás no
mucho pero durante el año y seis meses que pasó mirándolo en silencio,
había aprendido una o dos cosas de él.
La tercera razón pero no la menos importante, es que esa sería su
oportunidad para acercarse verdaderamente a él y ganarse su aprecio, su
cariño Deseaba que se enamorara tanto como lo estaba ya él pero si no
ocurría, al menos tendría su compañía y una bonita amistad. Por ello,
aunque alguien más hubiese ofrecido un billón, él hubiera dado todo lo que
tenía e incluso lo que no le pertenecía a él sino al grupo Sasung con tal de
ganar aquella subasta.
No necesitaba mantenerse igualando la puja, batallando como los demás.
Aguardó callado y cuando el idiota que creyó ganar esperaba a que se
cerrara su compra, ofertó lo que bien sabía nadie igualaría. Fue de esa
forma que ganó la subasta pero nunca en sus planes estuvo utilizar esto para
hacerse con su cuerpo. Que el menor le restregara ese punto a cada rato
sacaba lo peor de él porque dolía mucho.
No se dio por vencido, sin muchas esperanzas continuó a su torpe manera
tratando de ganárselo y fue feliz después de aquel viaje, tan feliz como
desgraciado el día que le dijo que tenía pareja. En todo el tiempo que lo
observó supo de la existencia de Hoseok e incluso Bogum, pero para él, el
pelirrojo era prácticamente su hermano y su ex novio, bueno, esa era una
basura que él aún mantenía pagando en su empresa sin poder huir a ningún
lado más que a sus salones de belleza ya que esos eran tan importantes para
él.
— ¿En qué piensas? — Preguntó Taehyung al verlo como se quedó en el
suelo besando sus piernas desnudas sin decir nada.
— Simplemente no me puedo creer que te tenga aquí conmigo. Que haya
escuchado de tu boca que me amas como yo te amo a ti. Son muchas cosas
para procesar. — Musitó tomándolo entre sus brazos para llevarlo hacia la
cama. — Por eso ahora quiera adorarte y amarte de forma carnal porque
emocionalmente eso es algo que hago desde hace mucho, mucho tiempo. —
Musitó entre nuevos besos.
— ¿Entonces a qué esperas para hacerme el amor?
2/2
Espero que les agrade esta doble actualización. Por ahora me retiro,
besitos. 😘
LORED
Capítulo 25
Espero que no me maten aquellos que no les gusta leer de nadie más que no
sea el Taekook. Prácticamente la participación de Tae y Kook en este
capítulo fue cero pero espero que les haya gustado.
LORED
Capítulo 29
Cosquillas, caricias, humedad, besos y una voz ronca fueron las cosas que
sintió Kim Taehyung esa mañana. En un principio fue un poquito molesto,
no le gustaba que lo despertaran cuando más plácidamente dormido estaba
mas, por alguna razón, esa molestia se fue disipando, dándole paso a
sonrisas ocultas y pequeñas carcajadas que se fueron exteriorizando.
— ¡Ya, para! — Se quejó entre estruendosas risas el rubio, removiéndose
entre los brazos de Jungkook mientras este estaba sentado a horcajadas
sobre él. La fuerza del pelinegro no era un juego. — ¡Kook!
— ¿No te vas a levantar? — Preguntó con tono amenazante elevando sus
manos para mostrarle sus juguetones dedos agitándose en el aire. — Si no
te levantas te haré cosquillas y te morderé hasta el cansancio.
— ¡Ya me voy a levantar! — Exclamó removiéndose para voltearse y
taparse nuevamente pero Jungkook se lo impidió quitándole la sábana
entrando en un breve forcejeo que terminó con ambos abrazados
compartiendo un beso de pico.
— Ve a lavarte la boca y asearte para desayunar juntos antes de irme,
tenemos treinta minutos.
— ¿Quién te manda a besarme acabado de levantar? — Reclamó
lanzándole la toalla, sintiéndose una vez más mal por su partida, no quería
que Jungkook viajara. — ¿Cuántos días exactamente estarás fuera? Yo
podría irme contigo como hicimos aquella vez y regresar antes por mi
trabajo y mi mamá, pero al menos estamos unos días más juntos. No hemos
vuelto a pasar un día entero juntos.
— Esta vez no puedes ir conmigo pero pronto viajaremos juntos, lo
prometo. — Taehyung asintió en respuesta pero la inconformidad en su
rostro era notable, quería viajar con Jungkook. — Estaremos separados dos
semanas pero cada vez que tenga tiempo y oportunidad haremos una
videollamada. Cuando termine mis obligaciones, vendré corriendo para
raptarte para que seamos tú y yo. ¿De acuerdo?
— ¿Cambiaría algo si no lo estuviera? — El pelinegro hizo ademán de
responderle su pregunta con unos ojos tristes que el rubio no quiso mirar,
levantándose rápidamente de la cama para dirigirse al baño. — Deja de
mirarme, me gusta la forma en que tu mirada me toca y me hace mal saber
que no la sentiré por mucho tiempo.
Sin poder responderle, Jungkook se quedó en silencio interiorizando sus
últimas palabras. Quizás debería sentirse feliz por escuchar de esos labios
que gustaba de sus miradas pero lo que verdaderamente se manifestó en su
interior fue preocupación, dolor, temor y melancolía. Ya no sabía si ese
apego, cariño y amor que estaba recibiendo de Taehyung como él siempre
anheló era lo correcto.
Dudas sobre los sentimientos de ambos no tenía a esas alturas, aunque en
la cabeza del rubio pudiesen haber aún muchos enredos a los que toda esa
situación no ayudara, él confiaba en sus sentimientos. Sus ojos no le
mentían yeso lo hacía tan feliz como lo entristecía. En ese momento, se
cuestionaba más de una decisión.
¿Estaba siendo egoísta?
Sacó su teléfono para responder un mensaje de su madre que recién le
avisaba que estaba camino a su casa. Rodó los ojos una vez presionó el
botón de "enviar", quedándose observando la pantalla ahora bloqueada. La
hora y la fecha... El tiempo continuaba corriendo y él debía irse.
Se levantó para ir a tocarle la puerta del baño a Taehyung pero justo en
ese instante el rubio la abrió sin darle la oportunidad, dejándolo con su
brazo elevado. El menor sonrió por la casualidad, besando mejilla envuelto
en su bata.
— L-La ropa está en mi cuarto de vestir. — Avisó caminando hacia el
nombrado lugar en donde ni siquiera por curiosidad Taehyung había entrado
aún. — El estante a tu izquierda es el de tu ropa. No he podido hacerte un
cuarto de vestir apropiadamente pero puedes utilizar este cada vez que
vengas provisionalmente. Cuando tenga tiempo podremos escoger juntos lo
que necesites.
— ¿Un vestuario para mí aquí en tu casa? N-No creo que sea realmente
necesario, yo apenas he venido hoy aquí por cuarta vez, la primera vez que
me quedo a dormir. — Rebatió mirando algo asombrado como las prendas
que Jungkook le había dicho le pertenecían, estaban dentro de un Sasung
Air Dresser, un armario conectado que mantiene la ropa limpia, airándola y
purificándola.
El consumismo de su propia marca lo dejaba a veces algo anonadado,
todavía no se acostumbraba del todo. No venía al caso, no es que le
incumbiera pero se preguntaba cuán alto legaría el importe de la
electricidad a esa casa. ¿Lo pagarían mensual o anual? Cualquiera que fuese
el caso, estaba seguro que sería una cifra exorbitante.
— Es cierto que casi no has estado aquí pero sería agradable verte
merodear por aquí más seguido. — Musitó acercándose para rodearlo por la
cintura, acariciando su mejilla con la nariz, disfrutando del fresco aroma
que tenía recién salido de la ducha. — Toma esto, guárdalo bien.
— ¿Qué es esto? — Miró algo confundido lo que tenía en su mano, no
sabía descifrar muy bien si era otro teléfono o un tablet. — Ya me has dado
muchos teléfonos y ya no tengo necesidad de usar dos siquiera, tengo tablet
de sobra. — Rió agitando el aparato en el aire.
— No es un tablet, tampoco un teléfono, se trata de un llavero digital. —
Taehyung frunció su ceño confundido, centrando su mirada en aquello que
sostenía entre sus cuerpos. — Si vienes a cualquiera de mis propiedades,
necesitas utilizar algo que me pertenezca ya sea auto o cualquier otro
equipo electrónico, solamente deberás acercar esto al lector,
automáticamente se activará la clave para abrir o desbloquear el sitio. Si no
se puede leer y debes introducirla manualmente, entonces se mostrará el
código en la pantalla. Excepto a mi ordenador personal y el de la empresa,
así como mi móvil, tienes acceso a todo.
— Pero para qué me das esto si no lo necesito. Solamente vengo a tu casa
contigo, tengo mi propio auto, no voy a tu empresa y no conozco otra
propiedad tuya excepto esta y tu cabaña.
— Mientras no estoy, sería bueno que hicieras otras cosas en tu tiempo
libre, puedes venir aquí con tu madre, pueden ir a salir cómodos en alguna
de mis camionetas. Incluso si quieres salir con Jimin o... Ya sabes, ese que
te ayuda también con tu mamá.
— Hoseok, su nombre es Hoseok, Jungkook. — Corrigió el menor
viendo como el pelinegro asentía rodando sus ojos, sintió sus labios ser
posados en su sien antes de que se alejara.
— Ese mismo, ya me sé su nombre solo que no quiero decirlo. Pero bien,
él, tu madre y tú al final pasan tiempo juntos, si quieren hacer algo, venir
aquí o lo que sea puedes utilizar esto. Les sirve incluso para el club privado
de Gangnam, pueden hacer uso de todas las instalaciones y lo único que
debes llevar, es esto. Si hace falta pagar algo, tienes una tarjeta electrónica
también instalada ahí. Llévalo siempre contigo, nunca sabes qué se pueda
presentar o cuándo vaya a suceder algo, manténlo siempre contigo.
Repentinamente, aquel liviano llavero pareció pesar una tonelada en la
mano del rubio que no comprendía muy bien todo lo dicho por su pareja.
No estaba molesto y mucho menos le incomodaba ser consentido por
Jungkook, tener la posibilidad de disfrutar todo con su mamá e incluso
Hoseok aunque no fuera a verse con este último más allá de lo necesario en
su casa. La idea de que aún sabiendo lo poco que le agradaba el pelirrojo a
su novio, este pensara también en él, mantenía su pecho caliente. Sin
embargo, no sabía por qué algo se sentía mal para él.
Vio en la mirada de Jungkook lo mucho que deseaba que tuviera aquel
llavero, veía el ruego en sus ojos así que sintió dándole un beso en sus
labios.
— Lo tendré siempre conmigo pero, no te asustes si te llega un mensaje
de esta tarjeta diciendo que llegó a su límite, te la voy a defalcar. —
Bromeó recibiendo una nalgada en su trasero.
— No tiene límites así que no recibiré ese mensaje. Pero si quieres que
esté feliz por tus compras, incluye algo que me agrade y podamos usar los
dos cuando regrese. — Ambos rieron volviendo a fundir sus bocas en un
beso pero, duró muy poco. La llegada de Seokjin avisándole que la señora
Jeon ya estaba en la terraza lista para desayunar los hizo poner distancia. —
Yo me iré adelantando para ver a mi mamá y comer algo, si no te apuras no
podremos compartir la mesa, me quedan minutos para irme. Vístete y
alcánzanos.
— De acuerdo, ya voy... — Mencionó volteándose para ver el armario.
— ¿Cómo se supone que se abra esto?
— Jin te explicará. — Agregó alejándose a pasos apresurados.
— Debes poner su código de fábrica o cambiarlo a uno personalizado
que podrás guardar en eso que tienes en la mano. Toda la configuración
actual es igual a la que utiliza Jungkook así que si necesitas cambiar algo,
puedes hacerlo siguiendo el manual de la pantalla. — Le explicó el castaño
a su lado haciéndole una pequeña demostración. — Ahí tienes. Si se te
ofrece algo más ya sabes cómo localizarme. Con permiso...
— ¡Seokjin! — Llamó Taehyung antes de que el mayor saliese del
vestidor. — ¿Por qué pareces odiarme tanto? ¿Es por Hoseok? ¿Es por
Jungkook? Realmente no estoy jugando con él, somos pareja y él te estima
en demasía, me gustaría que dejásemos las asperezas de lado, por él.
— Ustedes sabrán lo que hacen, no me corresponde a mí opinar aunque a
veces exprese sin autorización mis pensamientos. No te odio, no somos
perfectos y como hombre, créeme que te entiendo perfectamente. No debió
ser fácil tomar la decisión que tomaste tú, se necesita mucho para hacerlo y
por ello te respeto. Digamos que Jungkook es para mí como un hermano
menor y Hoseok un amigo pero también un hombre que me atrae. Desde mi
posición, fue difícil quedarme tranquilo siendo testigo de sus sufrimientos y
pese a no tener que entrometerme, cometí el error de hacerlo. Yo te pido a ti
disculpas por mi intromisión.
— Comprendo... — Musitó estirando su mano. — Me gustaría que nos
llevásemos mejor. — Jin arrugó su entrecejo confundido, esperaba otra
reacción de su parte al decirle que incluso se sentía atraído por Hoseok pero
no hubo ninguna, algo que le alegró por sí mismo y por Jungkook aunque,
no podía decir lo mismo por el pelirrojo.
— A mí me gustaría que terminaras de vestirte pronto para que
acompañes a los Jeon a desayunar. — Respondió con una sonrisa
sosteniendo su mano extendida. — Apresúrate.
Taehyung asintió, tomando algo de ropa sin ponerse a observar bien qué
tanto tenía en aquel armario tecnológico que tanta curiosidad le causaba.
Corrió por el pasillo dado que estaban al otro extremo de la casa en otro
jardín empedrado que no conocía y, de no ser por Seokjin, jamás hubiese
dado con ellos.
— ¿A qué país viajarás? — Preguntó el rubio observando a su pareja,
ignorando la forma en que Younghee ensanchó sus ojos. — Creo que no
me lo has dicho.
— ¿Eh? — El pelinegro limpió el borde de sus labios con la servilleta,
dedicándole una sonrisa. — Ah, sí el país... — Repitió mirando los ojos
inquisitivos al otro lado de la mesa, tanto su madre como su novio
esperaban su respuesta pese a que su progenitora ya lo sabía. — India, debo
ir a su capital, Bombay y luego a Puducherry.
— ¡Vaya, ese se escucha increíble! — Expresó Taehyung con una
sonrisa. —Algún día me gustaría visitar ese país aunque no sé muy bien por
qué. — Sonrió limpiando también sus labios.
— Ya estoy listo. — Se escuchó la voz de Yoongi en el sitio y por alguna
razón, madre e hijo suspiraron. — Ya deberíamos marcharnos, deberíamos
haber estado ya camino al aeropuerto.
Jungkook asintió pasando su mirada del peliverde a su mamá y de esta a
Taehyung. Se puso de pie para despedirlo pero el rubio lo imitó para
acompañarlo a la puerta y varios pasos atrás, caminaba Younghee y
Yoongi.
Sin decir nada ya delante del negro Bentley que tan familiar era, el rubio
abrazó de forma repentina a Jungkook, detuvo su paso y casi su corazón
porque no se lo esperaba. Se volteó con parsimonia entre esos brazos para
devolvérselo, presionando con suavidad su cabeza contra sí ayudado por
una mano. Hizo contacto visual con su madre, ella sonreía tenuemente ante
la imagen contemplada.
— Vuelve rápido... — Pidió el menor besando su cuello.
— Lo haré, son solamente dos semanas y estaré regresando a tus brazos.
Lo haré siempre que pueda así que aún no te acostumbres a mi lejanía. —
Intentó sonreír tomando ahora su rostro entre las manos ignorando al
conductor del auto que tamborileaba sus dedos sobre el volante. — En
cuanto regrese iré por ti, ¿de acuerdo?
— De acuerdo, ahora vete, siento que Yoongi me va a asesinar con la
mirada en cualquier momento. — Respondió mirando de soslayo al
peliverde. — Dame un beso y vete pero llámame en cuanto llegues.
— Está bien. — Concordó entrelazando esas manos que no deseaba
soltar. — Nos veremos pronto.
Tras un lánguido beso ambos se dijeron "hasta pronto". Jungkook se
montó en el auto y rápidamente desapareció de la vista del rubio que aún lo
observaba teniendo un extraño sentir en su pecho que se vio interrumpido
cuando las cálidas manos de su suegra se posaron en sus hombros.
— Jin me ha dicho que será quien te llevará a tu casa, sin embargo,
estaba pensando en algo aunque no sé si tengas tiempo. Sé que debes
atender a tu madre pero, si no soy de mucho molestia, ¿te parecería bien si
los acompaño hoy? Sinceramente me gustaría conocerle.
— ¿A mi mamá? — ¿Por qué tan repentina pregunta? No es que le
incomodara o tuviera algo que ocultar pero el pedido de la señora Jeon en
ese momento le pareció sumamente extraño. — D-De acuerdo, claro, claro
que puede unirse a nosotros hoy.
En silencio, con sus ojos cerrados acomodado en el asiento trasero de su
vehículo, Jungkook escuchaba el débil sonido de los autos. Rememoraba en
su cabeza esa extraña despedida, solamente estaría lejos por dos semanas,
no es que fuera a morirse repentinamente y no ver a Taehyung jamás pero
solo eso le bastó para confirmar lo mucho que odiaba las despidas. Eran
tristes, dolorosas, desgarradoras...
— Ya llegamos al aeropuerto. — Mencionó Yoongi mirando a su
alrededor a través de las polarizadas ventanas. — Tenemos compañía pero
tenemos personal de seguridad a la espera.
— Lo sabíamos. — Contestó el pelinegro sacando las gafas de sol que
traía en su saco para colocárselas. — Hagamos esto, no tengo deseos de
alargarlo más de lo necesario. Necesitó terminar con todo rápidamente,
porque alguien alguien que espera por mí.
Había varios periodistas e infinitas cámaras a los alrededores, personas
que incluso lo siguieron al interior hasta que pasaron el control de
seguridad. No obstante, una vez que los periodistas no pudieron seguirle el
paso, la seguridad del aeropuerto los escoltó hacia el estacionamiento de los
trabajadores de alto cargo en donde otro vehículo esperaba por ambos.
— ¡Bienvenidos! — Saludó el grupo de batas blancas que aguardaban
por ellos en la puerta de aquella mansión.
— Señor Jeon, hemos logrado seguir su petición haciendo de este lugar
un hospital con todo lo necesario para usted y sus tratamientos, tanto este
como los futuros. Tenemos personal especializado que estará aquí todo el
tiempo para su cuidado. — Explicaba el doctor a cargo de su caso. —
Realmente me alegra que haya decidido luchar un poco más por su vida. Yo
vendré personalmente cada día pero darle el seguimiento correspondiente.
— No será necesario, estoy seguro que el personal a cargo podrá
sobrellevar todo. No me estoy sometiendo a una cirugía ni nada por el
estilo, lo mejor es mantener todo con normalidad. — Expresó el empresario
con serio semblante, odiando saber lo que se avecinaba.
El doctor se inclinó mostrando respeto mientras Yoongi acompañaba a
Jungkook a su habitación para acomodarlo en ella antes de pasar a la que él
estaría ocupando durante el tiempo que se quedaran allí.
— En una semana realizaremos un nuevo examen neurológico ya que nos
ha dicho que está perdiendo nuevamente el equilibrio, coordinación, fuerza
y reflejos. Esta vez su vista no ha estado afectada pero igual debemos hacer
nuevos estudios. ¿Ha tenido algún nuevo síntoma? Los tumores en
cualquier parte del encéfalo como el suyo, que se encuentran en contante
crecimiento pueden ser impredecibles pero es normal que sus síntomas
varíen o se manifiesten de diferente manera. Debemos controlar el aumento
de presión intracraneal. Mantenemos su hinchazón controlada pero sería
muy peligroso si vuelve a aumentar el bloqueo del flujo líquido
cefalorraquídeo.
— Los mismos de siempre, dolor de cabeza, náuseas, he tenido también
vómitos esporádicos aunque menos que meses atrás. Problemas con mi
equilibrio, visión borrosa, por eso sigo teniendo chofer. — Enumeraba todo
lo sentido durante esos meses con la mayor calma posible, ya estaba
acostumbrado a ello. — No he tenido convulsiones y tampoco desmayos.
— ¿Somnolencia, cambios de personalidad o comportamiento? —
Inquirió el oncólogo a su lado.
— Muy breves creo, casi pasan desapercibidos mis cambios de
comportamientos. Mi agotamiento también ha sido normal pero el
adormecimiento y en algunas partes de mi cuerpo se han hecho más
evidentes. Estoy presentando discusión eréctil más seguido y se me
adormece mucho mis extremidades derechas
El doctor asentía mientras que Yoongi permanecía en el exterior de la
habitación escuchando. Sin embargo, no podía entrar, no podía mirar a
Jungkook a los ojos cuando estaba junto a los doctores o recibiendo
tratamiento. Siempre lo acompañaba, jamás lo dejaba solo aunque
Namjoon, Jin o Jimin quisieran estar también a su lado pero mirarlo a los
ojos, verlo en ese estado era demasiado para él. Siempre se burlaba, incluso
hacía bromas para levantarle el ánimo, se decía que era siempre mejor
tenerlo vivo sin importar su estado físico pero no era fácil.
— Señor Min. — La voz resonando a su lado sacó a Yoongi de sus
pensamientos. Secó velozmente sus húmedas mejillas, se separó de la pared
y lo miró. — El señor Jeon pregunta por usted.
— Muchas gracias por todo. — Realizó una venia frente a los
profesionales delante de él. — Lo acompañaré al piso de abajo.
— No es necesario, es mejor que entre junto al señor Jeon. Tenga buen
día.
En silencio, Yoongi asintió, dirigiéndose al interior para encontrarse con
un Jungkook en una bata médica que odiaban ambos de la misma manera.
Se acercó a él pero no lo tocó, sabía que cuando estaba cerca de sus
tratamientos, antes, durante y después, no reaccionaba de la mejor manera
ante el tacto no pedido.
— Quiero hablar con Taehyung. — Pidió calmado. — Antes de que
empiecen a suministrarme los medicamentos quiero hablar con él, de lo
contrario, no podré hablar con él hasta mañana y le prometí llamarlo cuando
llegara a Bombay.
— Sí, el problema es que el viaje de Seúl a Bombay tardan entre como
mínimo siete horas y solamente han pasado tres horas y media desde que se
despidieron. ¿Cómo podrás decirle que ya llegaste? Escríbele antes de que
conecten las máquinas porque puedes tener wifi en el avión pero no puedes
decirle que ya llegaste. Si vas a decirle mentiras, al menos hazlo bien.
El pelinegro negó con su cabeza acostándose en la cama nuevamente,
dejando que su vista se perdiera por la ventana. Todos le habían dicho que
le contara su enfermedad a Taehyung pero estaba renuente a hacerlo.
Al comienzo, cuando lo miraba en silencio atendiendo a su madre en el
hospital donde antes iba no solo a trabajar sino también por necesidad
personal, se encontraba deseando tener a su lado a un hombre como él. Se
encontraba queriéndolo a él y experimentar un amor así. Alguien que lo
acompañara hasta su último aliento con dedicación y esmero pero una vez
que lo tuvo junto a él, todos esos deseos fueron desvaneciéndose.
Taehyung ya tenía demasiado con su madre, sería demasiado cruel
entregarle algo más, una carga más. Porque por muy bien que la llevara,
aunque lo hiciera feliz, no dejaban de ser eso. De hecho, de no ser porque el
primer tumor cerebral que se le presentó años atrás donde sus padres
devastados terminaron abriendo la boca de más en una cena donde estaban
Yoongi, Jin, Namjoon, Hwasa y Jimin, él no le hubiera dicho a ninguno por
lo que estaba pasando.
Lástima, tristezas, preocupaciones o lágrimas acompañadas de llantos
nocturnos y silenciosos, no era algo que quería para Taehyung. No
soportaría verlo mirándolo de la misma forma que sus padres y amigos
hicieron años atrás, como aún lo hacían. De hecho, solo después de
escuchar su enfermedad fue que su padre decidió aceptarlo a él y sus
preferencias, respaldado con la frase "que estés vivo y feliz es lo único que
importa".
¿Lo sintió verdaderamente o solamente fue algo que dijo porque sabía
que se moriría pronto?
No lo sabía pero no quería sentir que las personas lo complacían o
estaban a su lado solamente por lástima, por su enfermedad.
No deseaba que la persona que él amaba pasara por esa agonía, quería
vivir el amor que hasta el momento no había experimentado al máximo y
sin limitaciones. Hasta el final, quería un noviazgo normal, nunca tuvo uno,
nunca quiso uno hasta que sus ojos se posaron en Taehyung.
Deseaba que su amor, como el néctar de una flor, se derritiera dulcemente
con el paso del tiempo, en cualquier lugar de la ciudad, de su país o el
mundo. Deseaba estar entrelazados en una dulce trampa que terminaría por
llevarse a uno de los dos.
Hola por aquí, realmente debía haber sacado este capítulo antes pero
aunque tenía todas las ideas, se me hace un poco difícil escribirlos.
Espero que sea de su agrado, nos vemos en el próximo.
LORED
Capítulo 33
LORED
Capítulo 34
¡Oh por Dios, estoy aquí! Los extrañé muchito Espero que hayan
estado bien, yo estoy con muchas cosas en estos días pero ya vengo
regresando.
LORED
Capítulo 35
¿Bien por aquí? Cada vez nos queda menos... Espero que no se me
hayan aburrido con el capítulo. ¡Nos vemos en el próximo!
LORED
Capítulo 37
— ¿Crees que lo que hiciste estuvo bien? ¿Es esto el amor que dices
tenerme? ¿Cómo pudiste buscarme e interferir en mi subasta, incluso
proponerme algo más cuando sabías que te quedaban meses para morir?
La voz de un Taehyung que en un comienzo se perdió al oír la noticia y
se volvió trémula, lentamente comenzaba a elevarse, era firme, cortante,
dura a los oídos de un Jungkook que buscaba acercarse temeroso pese a que
el castaño continuaba alejándose.
— ¿Dices que me conociste en el hospital? ¿Viste por todo lo que estaba
pasando y aún así me harás pasar por esto una vez más? ¡Dio, te amo,
Jungkook! Claramente te amo y sé por lo que estás pasando pero...
— Tae... M-Mi a-amor, no tienes que hacerte cargo de mí, no soy tu
madre y no tienes la misma responsabilidad. Todo sigue igual, sigo siendo
el mismo hombre del que te enamoraste. Lo único que me gustaría es que
permanecieras a mi lado. Los dos apoyaremos a tu madre, estaremos juntos.
— ¿Cómo podría prestarle atención a mi madre sabiendo que tú estás en
las mismas condiciones? ¿Cómo podría atenderte a ti cuando mi mamá
también merece y necesita de mis cuidados? No puedo simplemente dejarle
todo a Hoseok, no podría estar contigo sabiendo que tampoco puedo
cuidarte correctamente a ti.
Después de hablar con su suegra, Jungkook terminó decidiendo decirle
todo esa noche pero ahora que veía sus ojos, ahora que lo veía apoyarse a la
puerta quebrándose, lo estaba destrozando a él. Detener sus propias
lágrimas era una misión imposible que no le importaba llevar a cabo, solo
quería hacerle entender a su pareja que nada cambiaba. Ese dolor, ese
sentimiento que no era lástima pero tampoco estaba muy lejos de ella, lo
lastimaba.
— Mi amor... — Se arrodilló en el suelo, desplazándose por el mismo
lentamente hasta llegar a Taehyung, abrazándolo aún cuando este le pegaba
torpemente. — Taehyung.
— D-Déjame. — Se alejó con fuerza poniéndose de pie, saliendo por la
puerta de la habitación en un pequeño trote que le permitió a Jungkook,
quien ahora lloraba como no lo hacía desde niño, alcanzarlo para detenerlo.
— N-No puedo hacer esto, no puedo pensar con claridad, no sé como
enfrentar esta situación.
El pelinegro quiso llevarlo a la habitación para que no lo escuchara
Sunhyo o los encargados de la limpieza que aún recogía todo lo de esa
noche a la distancia. Sin embargo, Taehyung se negó a moverse un solo
centímetro.
— Con mi mamá por momentos me he sentido ahogar, con cada crisis,
con cada amenaza, operación o tratamiento de quimioterapia. Cada vez que
cubre a gran velocidad su cabeza para que no la vea o cuando me toca
bañarla y llora porque vea su deteriorado cuerpo. Esos cambios de humor
donde cualquiera pensaría que me odia cuando me ama más que a nadie, la
constante zozobra que me acompaña sin disfrutar del todo cualquier día
creyendo que se, podría ser su último y me invade el temor de no estar a su
lado. Has experimentado todo desde el lado del enfermo y sé que debe ser
tan duro y doloroso como el mío pero no sabes lo que es estar de este lado
tampoco.
— No tienes que tratarme como a un enfermo aunque lo esté. Solo te
estoy diciendo esto porque creí que estabas en tu derecho de saberlo pero no
para ver nuestra relación cambiar. Somos los mismos hombres que éramos
hasta hace una hora atrás. No tienes que cambiar nada mi amor. Vas a ver de
mí siempre esta, la mejor versión, jamás me permitiré darte una carga más
solo... — Caminó varios pasos con temor, temblando al ver como Taehyung
continuaba negando con su cabeza. — No te alejes de mí, Tae, no me trates
con lástima o por obligación, solo sigamos como hasta ahora.
— No sé si pueda...
— ¿Qué? — Exclamó el pelinegro asustado, desviando su mirada desde
los ojos del castaño hacia sus pies que daban marcha atrás y de regreso,
notando como secaba sus lágrimas. — Tae...
— N-No sé si pueda, Kook. Es decir... — Cerró con fuerza sus ojos y
exhaló. — Sé que no puedo hacerlo y no lo haré. Mi mamá en pocos días
se someterá a una operación, no sé cómo estar con ella y contigo a la misma
vez. No puedo hacerlo, te amo pero es... Es mi mamá.
— ¡Claro que es tu mamá! Debes estar con ella y yo estaré con ustedes,
eso no es problema.
— Jungkook.
— Mi amor, escucha, soy tu pareja pero jamás te exigiré que me pongas
por encima de tu familia, no lo haré. Yo sé que tanto Sunhyo como Hoseok
son tu familia y...
— Terminemos. — Lo interrumpió. — N-No estoy huyendo, solo creo
que es mejor que dejemos las cosas hasta aquí. Tú no debes pretender estar
bien por mí, tienes derecho a lucir como te sientas. Debes tener paz y
estabilidad emocional para hacer tus tratamientos. Tienes a tus padres,
estarás respaldado con muchas personas calificadas para tu cuidado
realmente no soy yo lo que más necesitas. Rompamos.
— N-No. — Negó el pelinegro sintiendo sus lágrimas caer, viendo al
castaño alejarse a pasos apresurados. — ¡No! — Exclamó en su lugar. —
Tae, Taehyung...
Echó a correr para alcanzarlo pero el llamado sabía que estaba siendo
perseguido por lo que también corrió, encontrándose con Hoseok
dirigiéndose al auto que conducía Seokjin. Pidiéndole disculpa tomó la
llave que sostenía, se sentó en el vehículo, lo prendió y arrancó ignorando
los gritos desesperados de Jungkook.
Descalzo y aún envuelto en su bata, el pelinegro ignoró la presencia de
Hoseok, corriendo desesperado detrás del auto hasta que el vehículo casi
desapareció de su campo visual, sus piernas fallaron y él cayó sobre el
pavimento.
— Taehyung... — Musitó bajo. — ¡Taehyung!
Jungkook abrió los ojos envuelto en llanto, podía sentir su respiración
agitada, el dolor en su pecho pero, no estaba en el pavimento, sino en su
cama. Ya estaba en su cama, quizás lo llevaron inconsciente como veces
antes pero eso no era lo más importante. Miró a su alrededor, era de día aún
así que conducir quizás no le resultaría tan peligroso.
Buscó el auto de su último deportivo, ese que desde hacía un año no
conducía y, vistiéndose con prisa, sin seguir ningún patrón o estilo. Un
pantalón negro, una camiseta gris con unas zapatillas deportivas y el
pelinegro se encontraba sudando frío, corriendo por el pasillo de su
mansión.
Justo en ese instante que tanto necesitaba buena forma física, le estaba
costando mantener el equilibrio, su cabeza dolía horriblemente y su visión
por segundos se volvía borrosa pero, buscando apoyo en una de las paredes,
se apresuró lo más que pudo. Lloraba, lloraba por Taehyung aún cuando
quizás no tenía derecho de hacerlo pero simplemente no podía dejarlo ir, no
así. Tenía que llegar a su casa, hablar con él.
— Y-Yoongi... — La voz de Jin tembló señalándole al pasillo por donde
Jungkook se aproximaba tambaleándose, notando que no se encontraba
bien. — Se va a desmayar.
El peliverde corrió a rápida velocidad para sostenerlo pero fue empujado
por su amigo, chocando contra la pared. Seokjin, para no causar un gran
revuelo a las personas merendando en la piscina, se apresuró a mandar
discretamente a la médica que más cerca se encontraba, enviando a quienes
estaban en la cocina hacia la piscina para atender a los presentes.
— ¡Suéltame! ¡Taehyung! Tengo que alcanzar a Taehyung, tengo que
verlo, él no puede dejarme así. — Era lo único que repetía, Yoongi no
comprendía muy bien su actitud pero sabía que en momentos así, la lógica y
la inteligibilidad de sus palabras no era lo más importante. — Hyung,
Taehyung, no me puede dejar así, hyung.
— ¿De qué hablas, Kook? — La médica llegó a su lado pero Yoongi le
indicó sutilmente que esperara unos segundos, al escucharlo llorando por
Taehyung. Caminó con su amigo en los brazos hasta que pudo mostrarle a
Taehyung sentado en la piscina riendo con Jimin y su madre. — Tae, está
aquí, él no se ha ido, no te ha dejado.
Jungkook no comprendía, lo había visto irse por eso casi acusó a su
amigo de mentiroso pero cuando lo vio tan sonriente, jugando con una
pelota en la piscina, comprendió que lo vivido, ese adiós que lo hizo
experimentar la muerte en vida, había sido solo un sueño. Se aferró a la
ropa del peliverde buscando soporte para caminar pero, terminó vomitando.
— N-No dejes que me vea así. — Fue lo último que dijo antes de perder
el conocimiento.
Yoongi lo llevó a una habitación que nada tenía que ver con la suya,
escuchando de la médico que quizás ese sueño lo había alterado demasiado,
haciendo a su cerebro esforzarse demás, causándole una encefalitis muy
leve que en su caso podría ser fatal. Se encargó de realizar los
procedimientos necesarios, no sin antes dejarle saber a Yoongi que, si para
el día siguiente su cerebro continuaba inflamado, deberían ingresarlo.
— ¿Cómo así que Jungkook salió sin pasar a despedirse de nosotros? —
Cuestionó Taehyung algo desubicado al escuchar a Seokjin. Por alguna
razón, eso le pareció extraño, el aire se sentía igual. — De acuerdo, lo
llamaré y...
— Creo que deberías esperar a que se comunique contigo. Si se fueron
tan apresuradamente es porque quizás ahora mismo tenga su cabeza en otra
lado. Mi yerno se comunicará contigo. — Intervino su madre al notar la
forma en que el resto de los presentes parecían tan extrañados como
Taehyung, notando la mirada que Seokjin, Namjoon y Jimin compartieron.
— E-Está bien... — Aceptó las palabras de su madre pero aún así salió de
la piscina.
— ¿A dónde vas? — Preguntó Jin lo más calmado posible. — Si
necesitas que te lleve a alguna parte solo dame un momento.
— No necesito que me lleves a ninguna parte, en caso que quisiera salir
podría hacerlo solo porque sé conducir. No obstante, ahora solamente iré a
nuestra habitación por algo. ¿Necesitas también a acompañarme a ella?
Relamió sus labios habiendo una pausa, la forma en que Jin invadió su
camino se sintió raro, como si lo estuviese vigilando o impidiendo que
hiciera algo. Eran absurdas paranoias y lo entendía, no lo hacía con mala
intención pero por un instante, no puedo evitar estar a la defensiva.
— Lo siento solo, solo iré a mi habitación, ya regreso.
Taehyung vio el tenso movimiento en la cocina pero, todos estaban en
silencio, notó a la muchacha que limpiaba todo el piso aún cuando la noche
anterior hicieron una gran limpieza pero aunque, le resultó extraño, no fue
lo suficiente como para incrementar su mal sentir.
Cuando entró a la habitación que compartían, permaneció varios
segundos recostado a la puerta. Algo simplemente no estaba bien pero no
sabía que era por mucho que lo pensaba. Se incorporó yendo a cada
habitación dentro de la misma, cuarto de vestir, baño y demás pero todo
lucía normal excepto por una cosa, el llavero inteligente que su novio
siempre llevaba consigo estaba aún en el clóset. ¿Tan deprisa se marchó que
incluso eso olvidó?
No sabía qué buscaba, qué pretendía encontrar pero caminaba detallando
cada rincón minuciosamente hasta que cansado, se sentó en la cama recién
hecha. ¿Si todo estaba bien con Jungkook, por qué el sentía que no era así?
— Bienvenido de regreso. — Saludó Yoongi casi seis horas después
cuando el pelinegro abrió sus ojos. Le sirvió un vaso de agua y se sentó a
su lado para ayudárselo a beber. — Todo está bien, nos encargamos de todo
y él no se percató de nada.
— ¿Está aquí?
— Como no sabía para cuándo regresarías, creyó que era mejor regresar
a casa de su madre con Hobi, Hoseok. — Corrigió. — Yo he estado todo el
tiempo en el cuarto a tu lado, cree que nos fuimos juntos aunque es ya algo
ridículo. Todos saben lo que está ocurriendo excepto él. Debes decirle.
— ¡No! — Exclamó rápidamente negando con su cabeza al recordar
aquel espantoso sueño.
— De acuerdo, no, no le dirás. — Se apresuró Yoongi a calmarlo. — Se
le dijo que tuvimos que viajar de urgencia, tu propia madre nos ayudó así
que cree que estamos en China en estos momentos pero espera llamada
tuya. — Jungkook asintió aceptando el teléfono que le entregaban,
tomándolo con fuerza, pegándolo a su pecho mientras dejaba sus lágrimas
salir. — Jungkook, no puedes afligirte, no puedes experimentar ahora
mismo emociones muy fuertes. Tenías el cerebro inflamado, recién hace
una hora a comenzado a disminuir y, de no reducirla para mañana.
— Lo sé. — Asintió abrazándose a su celular. — Hyung... ¿C-Crees que
debería terminar con él?
— ¿Qué? — Yoongi comenzaba a preguntarse si todo eso debía tener con
el sueño que la seguramente tuvo porque de otra forma, no comprendería
que el propio Jungkook que tanto anheló tenerlo, que tanto amaba a
Taehyung, estuviese pensando en en terminar con él. — Yo creo que lo que
deberías ahora es llamarlo y descansar, ya mañana, más tranquilo pensarás
en lo que quieres hacer con su relación.
+++
— ¿Ya hablaste con tu novio? — Taehyung miró a Hoseok algo
extrañado porque desde que fueron a su casa, esta era la segunda vez que lo
escuchaba llamarlo así. No había un "ese, tu comprador, ese tipo, ese
hombre, el CEO o Jeon. — ¿Aún no ha regresado?
— Llega en un rato, dijo que iría directamente al hospital así que allá lo
veremos. — Comentó asegurándose de tener lo necesario para él dado a que
pasaría todo el día y noche en el hospital junto a su madre. — ¿Ya mamá
está lista? Ve a ver.
— Ve encendiendo el auto. — comentó con una sonrisa amplia que no
tembló y ayudó al castaño a calmarse. Extrañaba a su amigo, ese que volvía
ver a través de esa sonrisa, sin rehuirle.
Cuando llegaron al hospital, al piso donde ingresarían a su madre esa
mañana, Kim Taehyung volvió a sentir que el alma le regresaba al cuerpo al
ver a Jungkook esperándolos junto a sus padres. No supo el motivo pero,
todo su cuerpo y mente lo impulsaron a correr hacia él, sin notar el gran
nerviosismo de su novio.
Si bien Jungkook ya sabía que su ruptura solo fue un sueño, se sentía tan
viva que aún batallaba con ese recuerdo. Ver la amplia sonrisa del menor lo
hizo respirar una vez más. Abrió ampliamente sus brazos y lo recibió de la
única forma que podía, rebosante de amor, siendo ese rincón de paz que el
contrario necesitaba.
— Aquí estoy, mi amor. — Besó su rostro con dulzura. — Aquí estamos,
lamento llegar tarde pero estoy contigo, con ustedes.
En ese instante, todas las preguntas que Taehyung quería hacerle
desaparecieron. Lo besó ignorando a sus suegros tomando incluso al
pelinegro que no tardó en estrecharlo con mayor fuerza, temiendo que se le
fuera, besándolo con la misma vehemencia. Lo había extrañado, mucho.
Cuando el señor Jeon tosió, ambos se separaron algo apenados.
Aún sabiendo que varias miradas estaban arriba de ellos, Taehyung se
acercó para saludar a sus suegros mientras Jungkook se acercaba para
abrazar a Sunhyo, estirando su mano pero sin su amplia sonrisa a un
Hoseok que le respondió con la misma cordialidad, ambos con sus
comisuras elevadas.
Cuando los doctores finalmente retiraron a Sunhyo, todos se dispensaron
varios metros. Los señores Jeon se disculparon y retiraron mientras que
Yoongi se quedó a un lado observando como Jungkook abrazaba a
Taehyung cerca de la puerta por donde desapareció la señora Kim.
— ¿Cómo estás? — Escuchó la voz a su espalda, volteándose,
encontrándose con un Hoseok que le entregaba un café. — ¿Te fue bien en
el viaje?
— S-Sí, me fue bien. — Respondió limitando su respuesta, probando el
café y sorprendiéndose al sentir el sabor.
— Seokjin me ha dicho hasta el cansancio cómo es que te gusta beberlo,
supongo que no puedo olvidarlo. — Yoongi lo miró sin saber cómo recibir
esas palabras. — Quizás no es el lugar o momento pero me gustaría repetir
lo que te dije la otra noche.
— ¿Qué de todo lo que me dijiste? ¿La parte donde me llamaste imbécil
posesivo, viejo gruñón, pichi corta resentido o goloso que quiere todas las
pollas para él? — Hoseok se sonrojó porque no entendía cómo pudo perder
los estribos y responderle cada insulto pero, cuando sintió a Yoongi reírse,
él también lo hizo. — ¿Qué quieres decirme, fósforo?
— Bueno, solamente quería recordarle al viejito gruñón que no tengo
interés en formar parte de su relación y que, aunque no me niegue al placer
y esté muy curioso por experimentar eso que tienen, no pretendo formar
parte de ustedes y ser uno más de sus novios. Sinceramente, quiero los
amigos que pueden llegar a ser junto a un poco de cariño que nada tenga
que ver con las únicas dos personas con que he experimentado ese tipo de
sensación. Mi madre y Taehyung. Solo he recibido cariño de ellos dos,
Seokjin me mostró que a pesar de mi dolor no podía cerrarme a eso y
realmente tiene razón.
— ¿Solo cariño y nada de sexo?
— Tampoco he dicho eso. — Ambos rieron en voz baja.
Yoongi le hizo señas para que bajara el volumen de la risa y voz,
indicándole que lo siguiera. Hoseok había estado muchas veces en ese piso
acompañando a su madre pero era la primera vez que salía a la terraza. La
vista era digno de un piso VIP, la decoración también pero no parecía ser
muy visitada.
— Yo no soy el mejor en muestras de cariños. — Habló el peliverde
sacándolo de sus pensamientos. — No te odio como bien te dije la otra
noche, es solo que aunque no siempre estuvimos en este tipo de relación,
éramos cercanos desde niños, Jimin fue el último en llegar pero eso también
ocurrió hace muchos años y estoy acostumbrado a ellos. Para mí eres un
extraño que captó la atención de los hombres que amo.
— Te entiendo mejor de lo que piensas. Yo también tengo un hombre que
amo pero, a diferencia de ti, este no me ama del mismo modo en que te
aman ellos tres. Eres afortunado porque a pesar de su relación tan poco
usual, tienen mayor estabilidad, compenetración y confianza que
cualquiera. Sé lo que es temer a la presencia de otro, sentir celos, miedos de
que todo lo construido se derrumbe, que lo alejen de ti y te quedes sin nada,
solo, destruido y queriendo morir.
Hoseok había estado caminando hasta el borde de aquella terraza,
sosteniéndose en la baranda, poniendo a Yoongi nervioso pues, ese tipo de
situaciones le causaban ansiedad. Meses atrás, justo en una terraza de ese
hospital, él tuvo que rescatar a Jungkook cuando un extraño instinto lo hizo
querer tirarse después de escuchar que no podían volver a operarlo y que le
quedaba menos de un año de vida. Las imágenes aún lo perseguían a pesar
que, algo extraño volvió a ocurrir cuando finalmente se dignaron a salir del
hospital pues, camino al estacionamiento, Taehyung chocó con él,
llenándolo de café, recordándole que aún le quedaba algo por hacer.
Se apresuró rápidamente a caminar hacia el pelirrojo, tirando de su mano
para alejarlo de ese lugar, encontrándose con sus mejillas húmedas.
Perdiendo los dedos en esas vibrantes hebras rojas, lo atrajo con gran fuerza
hacia él, besándolo. En un primer instante, el menor no supo cómo
reaccionar pero, le siguió la corriente hasta que un leve chasquido de labios
le avisó que el beso había terminado.
— L-Lo siento.
— ¿Por alguna casualidad pensaste que yo saltaría? — Yoongi negó
liberando su mano, volteándose para no mostrar sus ojos cristalizados,
sintiendo sus dedos ser entrelazados con otros más tibios. — Mi depresión
no llega a ese nivel y verdaderamente tengo muchas cosas por las que aún
sonreír, vivir...
— No pretendía, es decir... Lo siento. Creo que debo llamarlos y decir lo
que ocurrió, debes estar tan sorprendido como yo, fosforito. — Hoseok solo
asintió conteniendo su sonrisa, viendo como Yoongi batallaba por hacer una
videollamada en grupo que, para su sorpresa, todos tomaron.
En el interior y algunas horas después, Jungkook continuaba sentado
junto al castaño mientras la cirugía avanzaba. Varias veces se durmió pero
Taehyung no lo despertó, solo sonreía y acariciaba, sintiendo la fuerza que
ejercía en la mano sostenida. Justo en ese instante en el que acariciaba lo
que para él era un rostro demasiado pálido para no llevar maquillaje,
Taehyung se sentía bien junto a él. Sin embargo, cuando acarició su cabello,
notó algo de lo que no se había dado cuenta jamás.
En sus patillas, justo cerca de su oreja, algo extraño se elevaba. Con
cuidado para no despertarlo, llevó sus dedos a ese cabello elevado, tirando
suavemente hacia arriba descubriendo que Jungkook, usaba una peluca.
— ¿Qué hora es? — Murmuró el pelinegro adormilado, logrando que
Taehyung acomodara disimuladamente todo en el mismo lugar, poniendo su
mejor sonrisa para cuando abriera sus ojos. — Lo siento, amor, me dormí.
— No pasa nada, es normal que de vez en cuando nos duramos estando
tan tranquilos y sentados aquí. Además, llegaste de tu viaje directo al
hospital, es normal que estés agotado. — Comentó descendiendo su mano
hasta el mentón para acercarse y depositar un casto beso. — ¿Por qué no
vas a casa descansar? Yo te aviso si sucede algo o cuando terminen.
— Cuando termine yo estaré aquí, si sucede algo, cosa que no creo,
estaré también aquí, a tu lado. — Detuvo su mano antes de que se alejara de
su rostro, besando su palma, acomodándose en ella. — Mientras no me
alejes, siempre estaré aquí, a tu lado.
— No tengo motivo alguno para alejarte, tonto. — Sonrió mirando sus
ojos, desviando sutilmente su mirada al costado de su cabeza. — Aún así,
creo que deberías descansar un poco, luces cansado, tu tez está demasiado
blanca, e incluso puedo notar tus ojeras. ¿No descansaste en ese viaje?
Jungkook se incorporó rápidamente, negando con sutileza, era preferible
recibir un regaño por no dormir antes de que creyera algo más.
— Ve a tu casa y regresa en unas horas.
— No, me quedaré aquí y...
— No te lo estoy preguntando, Jungkook. Te estoy diciendo que vayas a
descansar al menos tres horas, tomes un baño, te relajes y luego regrese. —
Espetó algo más serio y también preocupado.
— E-Espera un momento. — En silencio, el castaño lo observó escribir
algo en su celular, varios minutos después, Yoongi apareció junto a un
médico que ampliamente sonreía.
— Ya hemos organizado una habitación VIP para ambos en este mismo
piso. — Habló el de la bata blanca con cordialidad. — Por favor, síganme.
— No creas que te saldrás con la tuya, Jeon. — Musitó Taehyung en voz
baja mientras caminaban siguiendo al doctor. — Mañana, irás a tu casa a
descansar. ¿De acuerdo? — Con un asentimiento, Jungkook lo convenció.
— Gracias por organizar esto.
LORED
Capítulo 38
Adoptar fue algo que nunca le pasó por la mente a Taehyung, mucho menos
tener hijo. Antes de conocer la situación de Jungkook, todo lo que deseaba
era estar con su madre, trabajar, volver a la universidad y disfrutar su
noviazgo. Cuando se enteró del estado de salud de su pareja, lo primero que
hizo fue hablar directamente con Namjoon para prescindir de su contrato.
Este simplemente hizo público que se tomaría un descanso por razones
personales para que la finalización repentina de este no se volviera una
tempestad mediática. De igual forma, a Taehyung no le interesó mucho eso,
solo quería pasar tiempo con Jungkook, ellos juntos, solo ellos.
La llegada de un niño en esos momentos a su vida no le parecía la idea
más sensata. Necesitaría atenciones, cuidado, cariño, estar presenciando lo
que estaba sucediendo o sufrir tan prontamente la pérdida de un padre
podría hacerle mal. ¿Cuánto tiempo estarían los tres con Jungkook, tres
meses? ¿Cómo se podría encargar de ese niño cuando muriera? Estaba
convencido que por un tiempo se derrumbaría, ¿cómo podría asumir tan
grande responsabilidad?
Fueron muchas las preguntas, hipótesis e ideas que cruzaron su mente
desde el momento en que vio el contenido de esa carpeta hora atrás.
Comprendía la explicación de Jungkook.
Cuando él tomó esa decisión, no creyó que estaría con Taehyung, fue
incluso antes de que supiera de la subasta y decidiera participar en ella, de
que todos esos sentimientos unilaterales fueran correspondidos,
evolucionando hasta convertirse en los que ahora compartían. Soobin había
robado desde hacía casi dos años el corazón de Jungkook, desde el
momento en que llegó a ellos.
Tomar la decisión no fue algo que tomó a la ligera pero dado su estado de
salud y demás, le hicieron las cosas un poco difíciles teniendo que incluso
su madre interceder, entregando un documento en el que, en caso de que
Jungkook muriera, ella y su esposo podrían quedarse con el niño si para
entonces, Jungkook no estaba casado o tenía pareja de hecho que decidiera
junto a él adoptar al niño.
Por un instante, Taehyung estuvo a punto de decirle que no sabía si
podría ser padre de un niño y que lo pensaría pero, cuando llegaron a su
destino y vio como Soobin corrió hacia ellos para abrazarlos dejando de
lado todos sus amiguitos, no pudo decir o hacer nada más que abrazarlo y
verlos juntos.
— ¿Por qué no viniste? — Preguntó el menor sentado entre las piernas de
Jungkook, jugando con el auto que el pelinegro le entregó.
— Pues, yo tenía muchas cositas para hacer, estaba muy ocupado pero
aquí estoy otra vez. — Mencionaba jugando con él mientras Taehyung los
observaba.
— Te extrañé. — Jungkook detuvo sus movimientos por un segundo,
sonriendo al ver como el niño quizás no se daba cuenta de la fuerza de sus
palabras. — Tae... — Llamó y el nombrado se acercó más a ellos, tomando
el auto que sobraba. — Este más rápido.
— ¿Ese es el más rápido? — Asintió. — ¡Wow! Es tan genial como tú.
El niño sonreía comenzando a acelerar el carrito para luego lanzarlo,
levantarse e irse a correr tras él.
— ¿Qué haremos? Según los papeles podrías llevarlo hoy mismo si
quisieras.
— En teoría sí pero yo aún debo aceptar y confirmar que sigo
queriéndolo entonces, enviarán los papeles que firme y más o menos en una
semana es que realmente podría llevármelo a casa. Lamento mucho no
haberte hablado de esto, había perdido las esperanzas de que me lo dieran,
pasó todo esto entre nosotros y... Simplemente lo olvidé. No tienes que
hacerte cargo de él, cuando ya no esté mis madres se encargarán de él y
llenarán de amor, no quiero agregarte una responsabilidad más que...
— Shhh... — Indicó el castaño que hiciera silencio acariciando sus
labios. — Es cierto que no me esperaba nada de esto, mi vida entera no me
la esperaba pero aquí estoy viviéndola y siendo el hombre, más feliz. ¿Qué
sucedería si yo también quiero ser su padre? Realmente ni siquiera entiendo
cómo es que fuiste legible para ello cuando no estás casado como aquí se
exige, entonces, si yo quisiera ser su padre, ¿sería casi imposible, cierto?
— Ahí debería admitir que mi apellido y posición social ayudó un poco.
Además, mis padres están incluidos casi como una garantía. No sé
exactamente qué procedimientos seguir para que puedas ser legalmente su
padre pero podremos lograrlo. Pode- un momento... ¿Quieres adoptar a
Soobin como tu hijo? — Preguntó el mayor cayendo en cuenta en lo que
Taehyung estaba diciendo, sonriendo torpemente. — El papel es un trámite
burocrático, si quieres puedes ser su padre juntos conmigo, ya veremos la
parte legal cuando regresemos del viaje.
— ¿Hablarás hoy con él? — Fue la pregunta hecha, sonriendo al ver
como Soobin regresaba jugando con los carritos.
— ¡Te cogí! — Exclamó Jungkook agarrándolo sorpresivamente,
escuchando esa risa que subía de volumen con sus cosquillas. Cuando el
menor estuvo más calmado, sintiendo un dedo de Taehyung engancharse a
los suyos, tomó aire y se dispuso hablar. — Binnie, ¿te gustaría vivir y estar
conmigo todos los días?
El niño seguía jugando con su auto hasta que suavemente el pelinegro
sostuvo sus manitas. Por un momento se quedó confundido mirándolo pero
luego sonrió, volteándose para verlo directamente a la cara.
— ¿Vienes a vivir aquí con nosotros? — Taehyung sonrió devastado con
la ternura, lo mismo hizo Jungkook solo que negando para que el niño
supiera que ese no era el caso.
— No, tú vendrías conmigo a mi casa. ¿Recuerdas cuando me
preguntaste si yo podría ser tu papá? Pues ahora, si tú quieres, yo puedo ser
tu padre, podemos vivir juntos. Seríamos tú, Tae y yo, podrás ver también
muy seguido a la señora Younghee, ella será tu abuelita. — El menor se
lanzó hacia Jungkook llorando como si se hubiera caído y lastimado, el
pelinegro también dejó sus lágrimas correr, buscando a Taehyung con la
mirada cuando su dedo se alejó.
A varios pasos de ellos, Taehyung limpiaba su rostro con cierta torpeza,
recibiendo pañuelos de una de las asistentes sociales que allí había. Una vez
más tenía mucho que procesar en un solo día pero tener la oportunidad de
darle a un niño como Soobin una vida y familia nueva, era algo fuera de
discusión.
— Me gustaría darles a los dos algo más que un vago recuerdo que
desaparezca con el tiempo, una familia que no desaparecerá jamás de sus
vidas con la que quizás, me puedan sentir. A ti no puedo darte un hijo
propio pero este pequeño hermoso que tengo aquí, será nuestro. Alguien
que le va traer mucha alegría a todos, incluyendo al abuelo que ahora tendrá
un nuevo heredero. — Sonrió calmando a Soobin, viendo a su pareja
acercarse a ellos y acariciarlos.
+++
— ¿Qué hace el fósforo sentado en mi asiento? — Preguntó Yoongi
cuando finalmente subió al avión, haciendo reír a todos dado que le había
ya advertido a Hoseok que siempre que viajaban, al ahora pelinegro le
gustaba sentarse ahí. — Vamos, levántate.
Jimin estaba recostado a Seokjin, con su pierna extendida sobre Namjoon
mientras este dejaba de lado su móvil para divertirse un rato con el más
gruñón de sus novios. Frente a ellos, Jungkook y Taehyung estaban
abrazados, el mayor recostado al asiento y el castaño a él siendo abrazado.
Ya al menor no le parecía raro ver sus interacciones, por muchos que
Hoseok dijera que no formaba parte de esa relación, todos se adaptaron
bastante bien.
Solo cuando lo veía en silencio y hablaban, veía en sus ojos el motivo por
el cual no formaba oficialmente parte de esa relación y quizás todos lo
sabían. Era por él, podía aún ver en su mirada que lo amaba y en ocasiones,
lo hacía sentir un poco mal. Entonces llegaban momentos como esos en que
lo veía sonreír de oreja a oreja, sonrojarse y disfrutar en compañía de esos
hombres que ponían su grano de arena diariamente para hacerlo sonreír.
— No me gusta que me traten así, si quieres levantarme tienes que darme
un beso, una mamada, no lo sé, algo que me haga rendirme ante ti. —
Habló coqueto haciendo que Jimin chiflara.
— Me siento orgulloso de mi creación, así se habla, Hobi, así te enseñó
Jiminie. — Expresaba el propio Jimin con felicidad. — Yo sinceramente
voto por la mamada.
— Si lo van hacer váyanse al cuarto trasero, yo no quiero ver su porno en
vivo y a color. — Se quejó risueño Taehyung.
— ¿Estás seguro, mi amor? Podríamos ver y luego ser nosotros quienes
utilicemos el cuarto de atrás. — El castaño golpeó fuertemente su muslo
haciéndolo quejarse y reírse bajo la burla de todos. — Eso duele, fue solo
una sugerencia.
— Muy graciosa tu sugerencia. ¿Cómo podrías siquiera pensar en
excitarte con estos tontos para luego estar conmigo? ¿Cómo los mirarás
después a la cara?
— Justo como nos la está viendo ahora. — Se encogió de hombros
Seokjin haciendo que Jungkook tosiera y el resto riera.
— Ustedes son un círculo de perversión. — Negó Taehyung sonriendo,
echando su cabeza hacia atrás para que su novio lo besase.
Hoseok cedió finalmente ante la mirada de Yoongi, alejándose hacia los
otros tres luego de robarle un beso. Todo el vuelo hacia Saipan fue relajado,
cargado de risas, fotos, videos, mucho cariño y amor por parte de todos.
Ese primer día en cuanto llegaron e instalaron todos se vieron casi
obligados a bajar a la piscina del hotel en donde rentaron tres suites a pesar
de esta solamente utilizando dos. Hoseok estaba supuesto a tener su propia
habitación para en caso de que quisiera tener su propio espacio por ser la
primera vez que realmente conviviría días enteros con ellos cuatro pero
desde el comienzo se fue con el resto.
¿Meter a Yoongi al agua? Un sacrificio que los seis unidos estuvieron
dispuestos a afrontar pues, ninguno se dignaba a traerlo solo. Fueron en su
búsqueda, lo cargaron y lanzaron para huir en diferentes direcciones antes
de que se recuperara y desquitara con el más cercano. La cena también fue
compartida así como lo fue la película que vieron en el cine privado del
hotel. Era casi media noche cuando todos decidieron irse a dormir a pesar
de no ser ese el verdadero plan.
— ¿Crees que esos cinco realmente vayan a dormir ahora? — Preguntó
Taehyung, viéndolos levantarse de los alrededores de la fogata en la playa
que habían hecho. —Sus miradas me decían que morían por irse al hotel y
no precisamente a dormir.
— No sabía que eras tan chismoso. — Se burló Jungkook recibiendo un
manotazo de su pareja. — Estás al pendiente de lo que hacen esos cinco, no
dejas de estudiarlos, ¿quieres ir a ver qué hacen?
— ¡No! S-Solo es... curiosidad supongo. Es todavía algo novedoso ver
como funcionan sin quererse arrancar las cabezas, compartiéndose. No sé,
igual, no me importa. Ya deja de decirme chismoso.
— ¿Cómo quieres que te diga? — Taehyung no respondió, solamente se
acostó en la arena y apoyó la cabeza en su regazo, sintiendo las leves
caricias en sus brazos. — ¿Quieres que te llame esposo?
— No empieces a molestarme, no jueg- — El castaño se calló al ver
como un anillo de oro blanco se deslizaba por su dedo.
— ¿Esposo tampoco? Déjame pensar entonces... — Sonrió al ver las
lágrimas que descendían de los ojos de Taehyung. — ¿Señor Jeon?
¿Hombre de mi vida? ¿Amor de mi vida? ¿Mi amor?
El menor no respondió, permaneció varios minutos contemplando su
mano, luego la de ambos cuando Jungkook también mostró su anillo
entrelazando sus dedos, enrollando su brazo de forma que quedaba
abrazado y sostenida por este cuando el castaño se incorporó. El pelinegro
no lo interrumpió cuando por primera vez, desde que su pareja supo de su
enfermedad, Taehyung mostró todo su dolor y frustración mediante el
llanto.
Lo había hecho muchas veces, en la noche, solo y en lugares donde nadie
pudiese verlo pero esa noche en aquella playa de Saipan con una fogata
alumbrando sus cuerpos, Taehyung lloró hasta quedarse sin fuerzas. De
hecho, ambos lo hicieron pues, hubo un momento en donde Jungkook se le
unió pero sin dejarlo ir un solo segundo.
Cuando el fuego comenzó a mermar, ya cuando ambos estaban más
calmado y en silencio, el menor se volteó para abrazarlo y besarlo con
vehemencia, susurrando muchas veces un "sí" que revivía cada célula en el
interior del cuerpo de Jungkook.
— Me gustó todas y cada una de las formas en que me llamaste. Esposo,
señor Jeon, hombre de mi vida, amor de mi vida, mi amor, me gustaron
todas y las quiero todas. — Musitó sonriente sobre sus labios, apretándolo
contra su cuerpo. — ¿Subimos?
— Claro, mañana tienes una boda a la que asistir.
— ¿Una boda, mañana? — El pelinegro sonrió feliz, algo debilitado. —
Nuestros padres...
— Ninguno de los tres puede venir pero, celebraremos la boda junto a
ellos y Soobin una vez que regresemos. Aquí solamente será la unión civil
aunque en Corea no será reconocido legalmente por ahora hasta que no
cambien las leyes referentes al matrimonio igualitario.
— No me importa la legalidad del documento, siempre y cuando ambos
sepamos lo real y valioso que es para nosotros, nada más importa.
— Pero podrás hacerlo valer en el resto de los territorios permitidos,
incluso mis negocios en Estados Unidos tu podrás...
— Jungkook... — Lo acalló sosteniendo su rostro, besando sus labios
suavemente. -- Que no me importa eso, menos en estos momentos. ¿Sabes
lo único que me importa? Pasar tiempo con el hombre que hoy me ha
pedido ser su esposo. Solo eso quiero y me interesa. — El pelinegro asintió
besándolo una vez más, abrazándolo, riendo cuando casi cayeron en la
arena antes de llegar a las escaleras que los llevaba al hotel.
+++
El nerviosismo cuando de alguna relación sentimental se trataba, Hoseok
solamente lo había experimentado con Taehyung hasta que en su vida se
cruzó Seokjin, llegando junto con otros tres hombres. La primera vez que
los vio, cuando él aún trabajaba, se puso algo nervioso cuando tuvo que
llevarles la comida sin saber hacia donde mirar por lo que presenciaban sus
ojos, luego, cuando el mayor de todos lo besó, menos supo qué hacer.
Así fue su primer encuentro, la primera impresión. La segunda, cuando
verdaderamente tuvo que conocerlos, cuando Seokjin le presentó a Jimin y
Namjoon. Ese día se sintió como si estuviera aprendiendo a bailar algún
baile latino dando un paso hacia adelante y otro hacia atrás cuando tuvo que
entrar a la mansión Kim. Cuando la llamada de Yoongi llegó también sintió
sus nervios descontrolarse pero, cuando lo vio personalmente después de
todo aquello, casi colapsa.
No obstante, todos esos momento quedaban reducidos a cero ahora que
estaban en esa habitación de hotel en algún lugar de Saipan, sabiendo que
por primera vez, ellos tendrían relaciones íntimas. No habían palabras
hermosas para adornar la palabra orgía que era lo que ellos iban a hacer
aunque los otros dijeran "hacer el amor o tener sexo entre cinco". ¿Estaban
bromeando? No importaba cómo le dijeran, seguía siendo una orgía en la
que él quería zambullirse. Su único problema es que no sabía cómo avanzar.
Todos lucían tan desenvueltos, confiados y libres, demostraban tan bien
cuanto se conocían ya que, él se mantenía en un rincón mientras veía Jin
perderse entre los brazos de Namjoon, a Jimin entre los de Yoongi. Por un
segundo, sopesó la idea de retirarse en silencio pero, cuando se volteó para
caminar hacia la puerta, unos dedos se perdieron en su cabello y cadera para
guiarlo hacia una pared e inmovilizarlo ahí.
— ¿A dónde crees que vas, fósforo? — Había escuchado ese estúpido
apodo de muchas formas pero, por primera vez, al sentirlo susurrado a su
cuello, le gustó.
Yoongi tenía cada mano a un lado de su cuerpo, apoyado en la pared
mientras, a lo lejos se escuchaban los sonidos de besos un tanto obscenos
pero su atención completa estaba en esa cadera que presionaba la suya,
causando que la pared presionara su miembro bruscamente. Su cuello era
besado, las manos del mayor eran dominantes, posesivas pero calmas
cuando se deslizaban por debajo de su camisa floreada.
Era firme pero no se precipitaba, sus besos suaves eran un contraste para
sus caricias a veces un tanto bruscas o los leves mordidas dadas sobre su
ropa. Cada vez que sentía la respiración en su nuca, la suya quedaba
trancada en su garganta, pidiendo en silencio que hiciera algo más que solo
provocarlo.
— Te noto muy callado, ¿no te gustan mis caricias? — Preguntó
volteándolo en un único intento, encontrándose con el sonrojado rostro que
por primera vez podía contemplar en ese ámbito. Se acercó hasta que su
lengua entró en contacto con su mentón, ascendiendo a sus labios,
continuando hacia su mandíbula, mordisqueando, pegándose más a él.— ¿O
es que quizás prefieres a Jin? — Mordió su labio inferior con fuerza y
Hoseok se quejó muy poco pues, una lengua que se introdujo sin invitación
lo cortó.
Era la segunda vez que ellos se besaban desde aquel beso compartido en
el hospital, entre el anterior y ese, la diferencia era abismal. No era un beso
para calmar al pelirrojo sino para descontrolarlo, Yoongi no esta sufriendo
un ataque de pánico sino de excitación, la respiración de Hoseok no estaba
errática por el llanto sino por el deseo que se desparramaba por su cuerpo.
El pelinegro llevó las manos hacia el trasero del contrario para apretarlo
con fuerza, haciéndolo succionar vulgarmente su lengua, saboreando sus
salivas entremezcladas. Se separó de golpe volviendo a voltearlo, oliendo a
profundidad su cuello. Como si de un policía que requisaba a su apresado
de tratara, Yoongi tocaba cada parte de su cuerpo mientras lo iba
desvistiendo, tocando, amasando, sintiendo. No sabía que el cuerpo de
Hoseok estuviera en tan buen estado físico, una mezcla entre los músculos
de Jimin, la elegancia de Seokjin y el color de Namjoon.
— No me has respondido... — Musitó con voz ronca, sintiendo las
miradas de sus novios sobre él, zafando parte de su pantalón para dejar su
erección adolorida en libertad. Con esta rozaba sus glúteos, lo hacía dar
respingos en su lugar haciéndole creer que lo penetraría cuando solamente
lo provocaba. — ¿Quién deseas que te folle primero, Hobi?
Doble actualización el día de hoy. Casi hago triple pero estoy algo
cansada, trataré de adelantar alguito más pero no creo poder terminar
hoy el tercero que será el penúltimo capítulo. Posiblemente lo publique
mañana temprano y, si no hay contratiempos... Mañana acabará
Subasta
LORED
Capítulo 40
Felicidad, palabra que describía la emoción sentida por esos hombres que
en ese instante sostenían sus manos. El camino para llegar ahí duró meses
pero se sintieron como años. Angostos momentos de incertidumbre, agonía,
temores, noches de incertidumbres, llantos cuando aún quedaban dudas de
la profundidad y veracidad de sus sentimientos. Decisiones dolorosas así
como egoísta que se vieron obligados a tomar siguiendo los designios de
sus corazones. Todo eso conllevó a ese momento en el que ambos sonreían
felices dando un "sí" protagonista de vítores, sonrisas y lágrimas rebosantes
en todos los presentes, incluyendo el recién formado matrimonio.
Ambos con sus manos tomadas lucían sus hermosos trajes negros y azul
celeste a escasos metros del mar. El clima acompañaba su dicha, sus
testigos la felicidad aunque todos tuvieran por momentos variadas
sensaciones que no podían opacar al sentimiento principal, al amor que
rondaba en el aire.
Antes de salir de su habitación, Jungkook tuvo su pequeña y última crisis
de miedo. ¿Qué tal si Taehyung se arrepentía y a último momento no
aparecía? ¿Qué tal si toda esa buena suerte que estaba teniendo no era más
que un precioso sueño? Lo pensó, temió pero eso duró pocos minutos,
sabías que el hombre que él amaba, le correspondía con creces.
Cuando lo vio llegar junto a un Hoseok del que ambos se burlaron con la
mirada por su extraño caminar repentino mientras él aguardaba con su corte
de amigos parados a su lado, — a excepción de Jimin claro estaba — pudo
confirmar una vez más que ese amor no tenía barreras. No existían fronteras
capaces de separarlos jamás sentimentalmente.
— Hace unos días hablamos del final. — Hablaba Jungkook tomando las
manos de su esposo, perdiéndose en esos bellos ojos y sonrisa, deleitándose
con el carmín que ahora bañaba sus mejillas. — Juntos llegamos a la
conclusión de que, no se trata de ese nombrado final, sino de todo lo que
vivimos, de cada minuto que debe ser valorado y vivido al máximo. Sin
importar el futuro, aún si mañana no amanece para alguno, tú y todo lo que
hemos compartido, lo que hemos sentido, guardado y vivido, son mi final
feliz.
Taehyung se había prometido no llorar pero se dio cuenta que esa fue una
promesa que no debió haberse hecho desde el momento en que vio a Hobi
entrar a su habitación. Estaba desbordado de emociones pero aunque
pareciera imposible, la tristeza al menos momentáneamente, no era parte de
ellas.
Las lágrimas que corrieron por su mejilla cuando vio a un nervioso
Jungkook aguardar por él jugando con su traje y moviéndose de un pie al
otro siendo regañado por sus amigos para que se estuviera tranquilo y no
sudara demasiado, fueron lágrimas de alegría. Esas que lo humedecían
ahora, eran lágrimas de satisfacción y dicha mezcladas con ese
sentimentalismo que muchas bodas provocaban. Porque él se estaba
uniendo en matrimonio con el hombre que amaba y por el que si pudiera,
daría su vida.
— En esta vida no todos reciben un milagro y cuando lo hacen, no lo
notan porque lo ven como algo más que simplemente llegó a su vida aún
cuando lo tienen delante. En mi caso, Tae, eres tú mi gran milagro. Lo tuve,
lo tengo y lo tendré siempre conmigo. ¿Qué más podría desear? Disfruto
cada respiro que compartimos, cada parpadeo que me permite verte una vez
más. Agradezco cada vez que mis párpados vuelven a elevarse y la luz de la
vida llega acompañada de tu imagen. En cada ocasión que eso ocurre,
revivo otra vez.
Con parsimonia, el pelinegro se acercó más a él, olvidando el notario, el
resto de los presentes. Atesoró su rostro entre sus manos, besó y limpió sus
lágrimas antes de apoyar sus frentes. Sus narices se rozaban, sus
precipitadas respiraciones se intercambiaban.
— Imagínate si uno viviera y disfrutara estos hermosos, estos
maravillosos momentos por pensar en mi salud, en el tiempo, en un final
que nunca se sabe cuándo llegará aún cuando se tiene la fecha exacta.
Imagina, mi amor, cuánto me perdería, cuán oscuro y triste sería ese fin si
no apreciara y gozara de estos instantes. Tengo que agradecerte por tantas
cosas que me has brindado. Comenzando por mis ganas de vivir con cada
sonrisa tuya que veía, hasta la hermosa familia que estoy teniendo la
oportunidad de crear y experimentar. Literalmente, Kim Taehyung, te debo
mi vida y por eso hoy vuelvo a entregarte mi corazón.
Envuelto en lágrimas incesantes, el castaño lo abrazó y lo besó. En ese
instante buscaba perderse en ese ser que le profesaba un amor tan puro, un
amor inmortal. Con ayuda de Jungkook logró firmar los documentos que
oficialmente los acreditaba como esposo y que ese mismo día el notario
encargado junto a ellos lo registrarían internacionalmente para su validez.
Ese papel que poco significaba ante esos corazones galopantes que habían
igualado ritmo al estar con quien ellos sabían era su llamado destinado, su
alma gemela.
— Nunca creí que mi vida cambiaría tanto con una subasta en la que
estaba secretamente en juego todo menos lo más evidente, el dinero y un
cuerpo para el disfrute. Que ese hombre que a mis ojos se veía frío y
arrogante fuera el ser más brillante, bondadoso y hermoso del planeta no
fue algo con lo que conté. No imaginé poderme enamorar tanto de un
corazón, amar tanto a alguien como te amo a ti, Jeon Jungkook. Mi vida
volvió a nacer contigo y contigo morirá. Porque antes de ti no fui nada,
contigo lo soy todo y sin ti... Sin ti mi alma se quedará vacía pero seguiré
fuerte y lleno de amor para darte a ti y a nuestro hijo. — Comentó
sonriendo frente al recuerdo de Soobin. — Soy tan malo con mis palabras
que no podría jamás expresarte todo lo que significas para mí, todo lo que
me haces sentir. Sería imposible medir cuanto te amo porque, mi amor, esto
que siento por ti es infinito.
Los cinco hombres a su espalda secaban sus lágrimas, Jimin tenía su
rostro perdido en el pecho de Namjoon mientras lloraba como un niño
pequeño sobrepasado por las emociones. Hoseok sonreía y lloraba a la
misma vez, esa era una despedida al amor de hombre sentido por Taehyung
y que esperaba que algún día llegara a desaparecer o al menos, que se
escondiera en lo más profundo de su ser sin derrumbarlo a cada rato.
Yoongi y Seokjin, podían sentirlo, ellos sabían por lo que estaba pasando y
por eso juntos sostuvieron su cintura, por eso Namjoon con su mano libre y
por arriba de Yoongi apretaba su hombro. Ellos lo sostendrían y no lo
dejarían derrumbarse.
Cuando la ceremonia acabó y todos lo felicitaron con palabras tan
hermosas como significativas, los recién casados tomaron su propio
camino. Fueron junto con el notario a registrar su matrimonio, abrazados,
sonrientes.
— Vamos a irnos ahí. — Sentenció Taehyung señalando una bicicleta
donde podía llevar un pasajero atrás. — Yo conduciré.
— ¿Tú? — Rió Jungkook negando. Él no podría hacerlo por obvias
razones pero tampoco quería que su esposo hiciera ese esfuerzo físico. —
Son casi cinco quilómetros desde aquí hasta el puerto.
— ¿Tenemos prisa en llegar? — Jungkook peinó risueño su cabello,
negando finalmente en respuesta. — Entonces podremos ir con calma y si
me canso, disfrutaremos el paisaje hasta que recobre energías y continúe
pedaleando. — Rió ensanchando sus ojos cuando el contrario tiró de él con
cierta rudeza, aprisionando su cintura y nuca para besarlo con vehemencia.
— ¿Q-Qué estás haciendo en público?
— Besar a mi esposo. — Dijo orgulloso, entrelazando sus dedos para
acercarse y rentar una de las bicicletas que allí habían.
Recorrer aquella isla en las Islas Marianas del Norte fue sanador. El
paisaje que mixturaba armoniosamente el mar y el bosque aunque esto le
dificultó un poco el traslado a Taehyung quien, después de quince minutos,
comenzaba a pensar que aquello no fue la mejor idea. Sin embargo, los
brazos que rodeaban su cintura, la cara recostada a su espalda y la voz que
melodiosamente cantaba, fueron el energizante que precisaba para continuar
sin darse por vencido.
— ¿Qué pretendes? — Preguntaba Jungkook mientras dejaban la
bicicleta y se aventuraban al muelle. — ¿Estás transmitiendo en vivo que
llevas hablándole a la cámara cinco minutos?
— No, eso nos quitaría la tranquilidad que tenemos, solamente grabo y
saco fotos de mi esposo caminando detrás de mí. Todavía no es momento de
publicar nuestra relación, eso ya lo haremos más adelante. ¿Una pose sexy
para mí? — Jungkook levantó su camisa como quien no quería las cosas a
la vez que relamía sus labios y peinaba su cabello. — Típica pose de
hombre con buen cuerpo, hay que innovar. — Se quejó en broma, viendo
como justo al llegar al yate rentado para pasar su noche de bodas, este se
quitaba completamente la ropa y acostaba en el suelo. — Esa es una pose
más origina. Oh la la y todo eso es mío.
Jungkook se carcajeó corriendo a vestirse nuevamente aunque en ese
momento poco le importaba haber sido visto.
— En vez de chiflar, deberías haber cubierto eso que tanto dices que es
tuyo. — Fingió molestia.
— Ven pero no tocan además, escogiste este yate y este lugar por algo,
no soy bobo. Conozco a mi esposo y sé que ha cuidado de todos esos
pormenores, solo mis ojitos son testigos de ese escultural cuerpo, papacito.
— ¿Siempre fuiste así de descarado o es algo que vino incluido en el
matrimonio? — Se reía Jungkook avanzando al interior.
— Vino en un paquete incluido cuando te apareciste delante de mí con
aquel traje azul y esa mirada provocativa que me dabas.
— De lo que se entera uno, alguien me andaba sabroseando desde el día
de la subasta mientras se hacía el ofendido. El descaro señores, es algo
peligroso y contagioso. — El menor se carcajeó porque si bien el día de
aquella subasta no se lo sabroseó como bien dijo su esposo, no estaba ciego
y pudo ver su buen físico, su estilo, su atractivo rostro.
Se abalanzó sobre él hasta hacerlo caer en la cama de su camarote, más
que jugar con él, buscando la forma de que pudiera descansar un rato
porque sabía que, se del pelinegro dependía, este no descansaría.
— Mi amor, — llamó acostándose correctamente, palmeando su lado —
estoy cansado. ¿Te parece si dormimos al menos una hora hasta que llegue
el capitán?
Recién llegaban al yate, habían muchas actividades que querían hacer
pero extrañamente su resistencia física estaba mermando a gran velocidad a
diferencia de meses atrás. Por eso, Jungkook accedió, no sin antes arrastrar
al castaño a una ducha rápida. Por primera vez, se duchaban y dormían
juntos como esposos, era su primer día de casado y una parte de él estaba en
constante euforia, Taehyung era la causa de ello.
Cuando el capitán llegó, el pelinegro no lo sintió pues, ya Taehyung
había avisado que se comunicara directamente a su teléfono para no
despertarlo. Ahora, se encontraba sentado en la cubierta de la embarcación,
justo en la proa. Con sus ojos bien abiertos pero resguardados del aire por
unas gafas trasparente que le permitían admirar el horizonte, el bello
atardecer mientras navegaban en altamar. El mar parecía un gigantesco
zafiro lleno de lágrimas ya fueran de felicidad o tristezas.
Se sentía libre, como un marinero que vivía una gran aventura sin pensar
en el destino o culminación de la última. Aspiraba ese olor que lo hacía
pensar que, de haber nacido en otra época, cientos de años antes, quizás
hubiera vivido su vida así, en altamar.
Jungkook se despertó y lo primero que hizo fue palpar a su alrededor, al
no verlo, subió a cubierta saludando al capitán, notando que ya navegaban y
no solo eso, sino que, en una parte de la popa, el castaño había decorado
todo como un perfecto restaurante con temática romántica para ellos dos.
Tomó una de las rosas con una sonrisa, oliéndola mientras iba en búsqueda
de su esposo, deleitándose con la vista, siendo este parte del paisaje.
Se acercó en silencio, a una distancia prudente lo acarició con la rosa,
viéndolo removerse por la sutil cosquillas que sus suaves pétalos causaban.
Fue gracioso ver como cuando el castaño se echó hacia atrás para verlo,
llevaba una sonrisa aniñada en su rostro, estirando las manos como un
besito que exige ser cargado.
— ¿Admirando el mar? — Preguntó sentándose detrás de él,
enrollándolo con sus brazos y piernas. El castaño solamente asintió, era
cómodo estar entre sus brazos, se sentía feliz en su personal lugar seguro.
— No me despertaste.
— Quería dejarte dormir un poco más para prepararte una sorpresa que
supongo ya viste. — Sonrió sintiendo los besos en su cuello, lo expuso un
poco más para darle completo acceso. La suavidad de sus labios, el fugaz
roce de su lengua, su respiración, el calor de su cuerpo y las caricias de sus
manos lo transportaban a otro mundo. — K-Kook... — Escuchó un gutural
ruido provenir de este pero ninguna otra respuesta, solo sentía su boca
desplazarse hacia su oreja, mordiéndola suavemente. — Será mejor que te
detengas.
— ¿Por qué debería de tenerme? Quiero besar mucho a mi esposo. —
Calló por unos segundos cuando una de sus manos fue tomada y llevada al
interior de los shorts del castaño. — Así que es por esto que quieres que me
detenga. — Sonrió apretándolo con sutileza, moviendo suavemente la
misma mano que ahora el menor quería retirar.
— Sí, justo por eso. — Palmeó su mano. — Saca la mano que te pica el
gallo.
La carcajada que le siguió fue estruendosa, el castaño intentó librarse
taparle la boca a su esposo sin éxito. Jungkook no solo no dejaba de reírse y
torturarlo con sus besos sino que su mano tampoco se detenía y su cuerpo
ya comenzaba a sufrir por esto.
— ¿Recuerdas que no estamos solos en este barco? Tenemos un capitán
que incluso dormirá aquí junto a nosotros.
— Junto a nosotros no, primero lo hecho al mar. — Taehyung fue quien
se rió esta vez al ver la forma en que el mayor reaccionaba enarcando una
ceja y negando con rapidez. — Dormirá en el mismo yate que es diferente.
— Bueno, ese capitán podría ver lo que estás h-haciéndome ahora, señor
Jeon. — Habló Taehyung sintiendo sus piernas abrirse más debido a la
forma en que Jungkook las apresaba con la suya para continuar moviendo
su mano sin interrupciones.
— Desde este ángulo, él no verá lo que estamos haciendo, solo unos
recién casados abrazándose mientras contemplan el horizonte en el
atardecer, compartiendo besos, estando cerquita. — Hablaba surcando su
cuello con besos, cerrando los ojos para sentir el sonido del mar y su
respiración cantar en armonía. — Quiero hacerte sentir bien.
— Siempre me haces sentir bien, aún sin hacer nada de esto. —
Taehyung ahora sabía de algunas preocupaciones que aún albergaba y
quizás eran difíciles de eliminar por completo. — Con o sin sexo yo me
siento pleno a tu lado, amor, recuérdalo. — Aunque estaba de espaldas a
Jungkook, estiró su mano hacia atrás para acariciar su rostro, recibiendo un
beso en su palma. — Apriétame más, m-más rápido. — Pidió entregándose
a ese momento que compartía con su ahora esposo.
Aferrándose a esos brazos que aún se mantenían firmes, controlando sus
gemidos al máximo, Taehyung explotó en un orgasmo que quedó
completamente atrapado en la palma del contrario. Lo vio empuñar su mano
y levantarse rápidamente, tomó algo confundido la mano abierta que
Jungkook le estiró y a pasos rápidos fueron por estribor.
— ¿No vamos a comer primero? Deberíamos comer. — Se apresuró a
decir pero su boca fue sellada con un beso. — Es imposible que me
desvistas si no sueltas eso que tienes en la mano, ¿para qué lo quieres?
Tenemos lubricante... — Fue imposible no reírse, alejó su cuerpo para
desvestirse viendo a Jungkook sonreír. — ¿Desesperado?
— ¿Mucho? — Asintió aún sabiendo que había respondido con otra
pregunta. Estaba citado en muchos sentidos, ver a Taehyung lo aceleró tanto
que sus lágrimas se escaparon, siendo acobijado en un abrazo. — Eres tan
hermoso, tan perfecto, con un corazón tan maravilloso que aún se me hace
difícil creer que decidiste meses atrás dejarme entrar a tu vida, darme el sí
el día de hoy para compartir el resto de nuestra vida juntos a pesar de que
sabes que la mía será mucho más corta.
— No podría ser de otra forma, te amo y no existió, existe o existirá
alguien más que me haga sentir lo que tú. Eres mi hombre, al que más amo
en todo este universo, mi amor...— Musitó llevando la empuñada mano de
Jungkook a la zona más íntima de su cuerpo mientras buscaba sus labios.
Livianidad, lascivia contenida entre un río de besos y caricias que no se
precipitaban. Mostraban sin esfuerzo su lado más sensual, incluso ahí,
cuando los dedos de Jungkook comenzaron a perderse en su interior.
Cuando sus bocas libres permanecieron abiertas, uno por la intrusión y el
otro por el roce proporcionado contra la pierna ajena.
Taehyung sostenía su negra cabellera dejando que el aire exhalado de sus
bocas se cruzaran como esporádicamente lo hacían sus lenguas, a veces
creaban un pequeño roce y huían, otras se fusionaban desesperada para
retomar segundos después sus posiciones iniciales.
Los ojos del castaño al sentir la erección de Jungkook elevarse tan
rápidamente se extrañó pero, solo bastó una barrida al camarote para notar
la gaveta de aquella cómoda semi abierta. Cuando su esposo aún dormía, él
había visto el frasco ahí guardado, el mismo que supo por una pequeña
indiscreción de su amigo Jimin, que Jungkook había recibido de Park
semanas atrás.
No ignoraba el hecho de que en los últimos encuentros, Jungkook había
estado consumiendo viagra, justo como en ese instante. Sabía que sin ayuda
ya le era muy difícil poder llegar a ese nivel. Por un lado lo comprendía, lo
disfrutaba incluso pero él tampoco se molestaría si dejaban de lado esa
acción. Se lo había dicho ya más de una vez, algo que aprendió de Hoseok
tiempo atrás.
Para hacer el amor, no necesitaban penetrarse, no necesitaban tener las
más potentes erecciones o durar largos minutos. Solo se necesitaban ellos,
sus sentimientos, sus deseos contenidos y la voluntad de querer disfrutar el
momento. No obstante, cuando veía ese rostro que como ahora le sonreía,
agradecía que esas píldoras azules le sirvieran de ayuda en ciertos
momentos, no por él, sino por el propio Jungkook.
El timbre de su placer interno fue tocado, un acto de excitación sexual
explícito que por momentos parecía inocente y entre ellos, provocándoles
un fulminante despertar de pasiones cariñosas lideradas por las manos de
Jungkook. El semen derramado por el castaño minutos atrás ahora servía
como un lubricante natural que permitía el desplazamiento desinhibido.
Los movimientos de sus manos eran tan lánguidos como sus besos,
pausados, comedidos ya alegres porque sus comisuras se resistían a
descender aún cuando sus labios chocaban, sus narices se acariciaban o sus
lenguas se encontraban. Lideraban en conjunto, ambos se brindaban placer,
recorrían sus cuerpos.
Cuando abandonaban sus bocas, acaparaban cualquier otra piel expuesta,
brazos, cuellos, hombros, pechos...
Entre ellos, hacer el amor era romperse, volver a componer entre
emociones y sensaciones que solo la persona que los acompañaba les podía
brindar. Era sentirse débil dejando al otro entrar para curarlo,
verdaderamente dejarlo entrar con todo lo que significaba, en toda la
extensión de la palabra.
Al perderse en sus brazos y dejar que el otro lo invadiera, entendían en
ese momento que nunca más volverían a sentirse solos aún cuando sus
cuerpos lo estuviesen, al no tener al otro, ese compañero de vida que
eligieron.
— Mi amor, estoy listo... — Musitó Taehyung con sus ojos cerrados,
moviendo sus caderas exigiendo algo más que los dedos que lo penetraban
y la boca que lo succionaba con tanta fuerza. Se intentó mover para no
liberarse en esa tibia cavidad bucal, siendo retenido por una mano que se
aferraba a su cadera. — M-Me voy a venir...— Jungkook hizo caso omiso a
su pedido, simplemente enrolló su lengua al rededor de la base de su
glande, estimulándolo antes de engullirlo por completo y chupar con fuerza,
sintiendo el agarre en sus sábanas. — Aah, oh por todos los cielos. —
Jadeó tarareando el nombre de su esposo hasta que el orgasmo pasó y se
liberó en su boca. — Ven aquí.
Jungkook subió orgulloso dejando besos en su cuerpo, feliz de ver a su
esposo de esa manera tan desorbitada y refrescante. Fue entonces que la
mano que había dejado quieta en su interior salió para acariciarse,
ubicándose entre sus piernas.
— Si me vuelvo a correr quizás no logre entrar en ti esta noche. —
Hablaba con cierto deje de burlas mientras acariciaba su barbilla. — Acabo
de venirme, estoy más apretado.
— Eso lo sé. — Guiñó un ojo el pelinegro arrugando su nariz, dejando en
evidencia su pícara sonrisa al salirse con las suyas. — Creo que nos queda
más que solo esta noche para que puedas entrar en mí, señor Jeon.
— ¿Señor Jeon? Oh, creo que me gusta esto, señor Jeon. — Rió
Taehyung siguiéndole la corriente, viendo sus ojos iluminarse feliz. — Veo
que sigues con la misma idea, ¿realmente quieres que tome tu apellido?
— Eso es solo si quieres aunque sí me haría muy feliz.— Dichas estas
palabras, ambos cerraron sus ojos, fundiéndose lentamente. — Jeon
Taehyung, suena hermoso en mis oídos. — Gimió bajo, su esposo realmente
lo estaba devorando, se le dificultaba la entrada sin interrupciones pero
logró entrar por completo, dejándose caer sobre él.
Movimientos parsimoniosos comenzaron a cobrar vida cuando ellos se
aferraban al otro como koalas. Solo las caderas del mayor se agitaban por sí
solas, ya que el resto de sus cuerpos permanecieron casi inmóviles aún
cuando se besaban.
Recibieron la noche haciendo el amor algo diferente a veces anteriores.
Fue calmo aunque por instantes sus movimientos se agitaban, no existieron
posiciones extravagantes pero aún así, el goce de ambos se evidenciaba en
sus vocalizaciones dentro de aquel moderno camarote con el sonido del mar
en calma armonizando. Sus dedos se deslizaban por sus pieles sudadas,
Jungkook incluso se resintió cuando las uñas de Taehyung se clavaron en su
espalda, así como el castaño lo sintió cuando se voltearon y él quedó arriba.
Su silueta a media luz, oscilándose como las olas, derretían la mirada de
un Jungkook enamorado que comenzaba a perder esa batalla inexistente.
Atrajo al menor a su pecho para un potente beso justo antes de volver a
voltearlo. Se aferró a su pierna, tomando un ritmo regular pero yendo
profundo, golpeando su próstata, deleitándose con sus sonidos, con sus
expresiones.
Sus miradas se encontraron y como si de una urgencia mortal se tratara,
se apresuraron a abrazarse, temblando entre besos mientras se deshacían en
gemidos.
— K-Kook... — Gemía bajo. — ¿Crees que puedas ir más rápido? —
Preguntó con cautela, aún obnubilado por el placer tenía la cordura
suficiente como para recordar la situación. La cabeza del pelinegro se
movió asintiendo. — Entonces más, más rápido, por favor. — Sus manos
ascendieron desde su espalda a su cabeza, sosteniendo con suavidad esos
cabellos que no eran suyos, el pelinegro se detuvo pero con una sonrisa y un
beso, bastó para que él mismo, con cierto cuidado, retirara la peluca que
cubría su cabeza. — Hermoso, mi esposo. — Sonrió abrazándolo, dejándole
saber que estaba ahí aún cuando sus gemidos no le permitían pensar
coherentemente.
Un gruñido de Jungkook con una fuerte embestida, un jadeo entrecortado
del otro y ambos llegaron a la cima de su orgasmo. Sus respiraciones eran
irregulares, sus cuerpos estaban sudados pero eso no dejó que Taehyung le
permitiera a Jungkook alejarse. Lo abrazó con mayor fuerza para besarlo,
sin dejarlo salir siquiera de su interior.
Eran afortunados, en un mundo donde el amor y las personas venían e
iban ellos eran esa chispa que rara vez aparecía y se tornaba duradera. Eso
era lo más complicado para muchos, hacer su amor perdurar siempre, no
dejar que se fuera. El de ellos se quedaba y quedaría ardiendo en sus
interiores sin importar el tiempo que pasase o la dimensión en la que se
encontraran. Lo sabían, lo sentían aún con todas las posibilidades que el
destino podría preparar.
— Me siento extraño. — Sonrió con torpeza Jungkook mientras la brisa
del mar acariciaba su cabeza expuesta. — ¿No te parece raro?
— No me parece raro, es extraño cada vez que cambiamos de estilo, ya
sea un corte o tinte hasta que nos acostumbramos. Es nuevo verte así pero
me gusta, no hay una cosa que tú no sepas hacer lucir, señor Jeon.
— Ojos de hombre enamorado.
— El más enamorado de este mundo. — Concordó terminando su copa.
Con una amplia sonrisa el mayor tomó la botella para servirle, acercándola
pero sin poder evitar que se le cayera de las manos y colisionara con el
suelo del yate. Instintivamente Taehyung estiró su mano para tocarlo pero
como veces anteriores, Jungkook se retrajo.
— L-Lo siento. Voy... Voy al baño.
El pelinegro se levantó con rapidez pero Taehyung lo imitó, abrazándolo
por la espalda para no dejarlo huir y perderse en sus oscuras emociones en
esa noche. Lo apretaba para que sintiera su corazón latir contra su espalda,
evitando sollozar principalmente porque sabía que el contrario lo hacía.
— Comprendo el motivo por el que tantas veces te alejaste pero ya no
debes hacerlo más, estoy aquí, ahora soy tu esposo y mejor que nadie puedo
comprenderte. Sé que no quieres que te vea así pero no me impidas verte en
cada instante que nos resta. No importa cómo luzcas o como te sientas, yo
estoy aquí, amándote de forma incondicional así que por favor, mi amor, no
huyas. No huyas tan pronto de mí.
— No h-huiré. — Habló tragando el nudo en su garganteara voltearse y
besarlo. — Lo siento, es solo que aún me cuesta permitirte ver esta parte de
mí.
— Esta parte de ti es tan tuya como todas las que me has mostrado y cada
etapa, cada faceta de tu personalidad hace que te ame más que el día
anterior. Te amo, Jungkook. Hoy y siempre.
— Lo sé, sé que me amas, mi amor.
Este sabor agridulce que me invade una vez más al terminar una historia me
hace sentir extraña. No puedo creer que Subasta haya llegado a su fin
después de cuatro, casi cinco meses.
Esta historia no estaba en mi mente, de hecho, habían muchísimas otras
que me hubiese gustado sacar antes que esta pero, situaciones personales
me llevaron a buscar una vía de plasmar en una obra parte de lo que me
estaba pasando y pues, así nació "Subasta". Es muy significativa para mí y
quizás algo diferente a todo lo que suelo escribir. Por primera vez, el final
no es el más feliz pero es el que iba.
Espero que pese a todo, haya sido de su agrado. Si están leyendo esto,
espero que no quieran asesinarme por el final de nuestro Kook.
Lamentablemente en la vida, no todos corren con la suerte de salvarse, de
sobrevivir enfermedades o accidentes, no siempre tenemos el mejor de los
finales. Sin embargo, dependiendo su perspectiva, este podría ser un bonito
final pues, al menos a mí, me gustó.
Es la segunda vez que lloro escribiendo una de mis historias, no suele
sucederme mucho. Amor Lunar fue la primera en sacarme lágrimas y ahora,
Subaste. Lloré mucho escribiendo el final, no se imaginan cuánto pero estoy
satisfecha con el resultado pese a todo. Ya me conocen, siempre creo que
puede quedar mejor pero bueno...
Hoy martes 22 de septiembre del 2020 a las 2:19 a.m (horario europeo)
comienzo a despedirme de esta historia. Solamente me queda un pequeño
epílogo que estaré publicando muy pronto, si mis fuerzas me lo permite
avanzaré hoy y mañana. La verdad es que es bastante corto así que no creo
que se me complique pero ya saben, no prometeré anda porque ahora
mismo no estoy en condiciones de prometer.
Quiero darle las gracias a todos aquellos que estuvieron desde el
comienzo porque gracias a ustedes me llené de ánimo para continuar la
travesía hasta el final del viaje. A aquellos que le leen después o
simplemente no leyeron desde el comienzo conmigo igual le doy las gracias
porque cada comentario, cada voto o lectura cuenta y me hacen
inmensamente feliz con ello.
Como seguro verán en mi perfil tengo muchas historias en proceso y
otras que deseo sacar, por ende, voy a dedicarme a terminar aquello que ya
está publicado. Una vez más, espero que esta no los haya decepcionado, si
la disfrutaron de o gustan de mi escritura, los invito a seguir disfrutando de
mis otros libros. Hay de todo un poquito.
Historias Terminadas
Amor Lunar
Jeon Jungkook es un pintor que tras la ruptura de una relación decide irse
del país, terminando en Rumanía trabajando como profesor de artes
plásticas.
Un día, hace una escapada a un pequeño pueblo y, mientras lo recorría,
termina en un cementerio en honor a las víctimas de la Primera Guerra
Mundial.
Esa hubiera sido como una de sus tantas excursiones si no se hubiese
encontrado en aquel recóndito cementerio una lápida su nombre.
Bueno, no solo su nombre aparecía allí, el hombre que una vez tuvo su
mismo nombre, estaba enterrado junto a alguien más, la única lápida con
dos nombres en aquel memorial para soldados caídos.
• Basada en hechos reales
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Historias en Proceso
Altamar
¿Futuro o Pasado?
Kim Taehyung es el hijo de un alcohólico. En busca de un escape de su
realidad, este vive alejado de su padre y casa pero se ve obligado a regresar
cuando recibe una llamada advirtiéndole que perderían su casa. Como de
costumbre, al regresar al sitio donde solía vivir encuentra a su padre
llorando frente a la imagen de un bucanero. Cegado por la molestia, rompe
aquel retrato que había consumido la vida de su padre y, cuando se gira para
poderlo encarar se percata que ya no estaba en su casa, en su país o mismo
siglo en el que solía vivir.
Jeon Jungkook vive su vida de la forma en que le place en un mundo no
tan pacífico. Se codea tanto con la clase más baja como la más alta nobleza.
Rodeado de alcohol, hombres, mujeres y mar. No es un pirata común y no
precisamente por ser el rey de la piratería más buscado en Bumer, otros
mares y puertos...
En ocasiones, tu pasado es tu futuro...
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Triangle
Por broma o quizás simple maldad del destino, sus caminos siempre
terminan cruzándose, aunque piensen que no se volverán a ver jamás, ellos
siempre terminan encontrándose. Unas veces se tardan más que otras pero
se encuentran cada vez, aunque no en las mejores condiciones.
En el mundo del voleibol profesional son conocidos en la actualidad
como rivales tanto fuera como adentro de la cancha, disputándose
constantemente cada título y oportunidad deportiva. Kim Taehyung y Jeon
Jungkook son émulos que guardan grandes resentimientos aunque no
tengan del todo claro las razones. Sin embargo, esto no siempre fue así.
Compitiendo en ligas y países diferentes, se encuentran luego de varios
años en el campeonato Norceca que se está celebrando en Río de Janeiro,
en una feroz pelea que va más allá de la medalla de oro. Una batalla que
han extendido tanto, que solamente puede resolverse en su Tie-break
personal.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Luna Dorada
Kim Taehyung es un alfa que crea sus propias reglas. Sin embargo, hay
algunas que simplemente no puede cambiar, como lo es el hecho de que,
por herencia, él debe tomar el liderazgo de la manada "Mul" también
conocida como la manada "Agua". Una vez en el poder, él comienza a
realizar cambios que no son del gusto de mucho.
Jeon JungKook, es el Alfa de los Alfas, no solamente es el líder de su
manada, sino también el líder de su especie en Corea del Sur. No es el lobo
más apegado a lo tradicional pero habían ciertas reglas que eran intocables,
la principal... "Ningún extraño pisaba su territorio, tocaba su familia o lo
retaba sin claras consecuencias." Al alfa líder no se molesta.
+++++ EN CONTACTO++++
Esta plataforma naranja tiene muchísimas cosas buenas pero, limita un
poco el contacto entre nosotros. Si desean interactuar más conmigo,
mantenerse al tanto de lo que estoy haciendo como cuáles serán las
próximas historias, interacción en vivo y demás, pueden encontrarme en
otras plataformas.
Asimismo, los invito también a echarle un vistazo a mi canal de Youtube.
Allí no solo encontrarán traileres, sino también otro tipo de videos como
tops de historias que hago, encuestas o temas que ustedes desean tratar y yo
complazco jeje.
Wattpad Respaldo: unimiris
Instagram: MirisRoro
Twitter: @MirisRoro
Youtube: www.youtube.com/mirisroro
Facebook Page: www.facebook.com/mirisroro.novelas
Facebook Profile: www.facebook.com/miris.roro
En fin, ya no hablaré más y sinceramente espero que nos veamos en otra
historia.
LORED
Epílogo