Está en la página 1de 466

Subasta

Miris Roro

Published: 2021
Source: https://www.wattpad.com
Prólogo

— Hay una cosa con las subastas a la hora de participar en ellas que te da
una emoción única y es el hecho de que nunca sabes si la tuya será la mejor
oferta. Aún conociendo el valor del producto, siempre esperas experimentar
lo que es sentirlo entre tus manos y saber que es tuyo, que lograste
obtenerlo por encima de todos aquellos que apostaron. — Alzando su taza
de café le dedicó una mirada llena de satisfacción.
— ¿Sabías que la tuya sería la mejor oferta? — Preguntó estudiando su
mirada. Todavía recordaba la seguridad con la finalizó aquella puja,
modificando sin molestarse o incomodarse frente a todos aquellos hombres.
— ¿Por qué participaste en esa dinámica subasta? No luces como si
necesitaras pagarle a alguien para obtener su virginidad, sinceramente
podrías tener a a la persona que desees, incluso fuiste acompañado por una
celebridad.
— Valías el precio, además, fue divertido. — Su tono le resultaba
agobiante, demasiado bajo y la rapidez con la que hablaba era tan lenta que
le hacía querer rodar los ojos. — Ahora tú dime algo, Taehyung, ¿por qué
decidiste subastarte de esa forma como si fueras un pedazo de carne ante
tantos depredadores?
No lo había visto desde ese punto de vista, o tal vez sí, muchas veces
pero, le molestaba que ese sujeto se refiriera a él como un pedazo de carne
aunque sinceramente fue en eso en lo que se convirtió. Lo necesitaba y no
había cabida para los arrepentimientos.
Cuando finalmente escuchó que su virginidad había sido subastada al
sujeto que tenía al frente, sintió un gran alivio recorrerlo porque estuvo a
nada de echarse a correr y olvidar todo. Todas las miradas sobre él, siendo
examinado como especial de carnicerías, con la lujuria dibujada en aquellos
libidinosos y desconocidos ojos.
La ansiedad comenzó a apoderarse de su cuerpo, sus labios ansiaban uno
de esos cigarrillos que guardaba en su abrigo, su sistema necesitaba nicotina
para superar ese primer encuentro desde el día de la subasta.
La sola idea de lo que iba a ocurrir revolvía su estómago. Era virgen pero
no idiota, sabía perfectamente a lo que se exponía y lo que ocurriría.
Solamente precisaba que ese sujeto fuera directamente a lo que quería y lo
dejara ir con el dinero en su cuenta.
Tanteó los bolsillos aprovechando que el pelinegro se había volteado para
servirse otra bebida y sacó una cajetilla de cigarros, tomando y encendiendo
uno de ellos. Sentir el humo mezclado con el sabor mentolado en sus labios
lo ayudó a que sus pulsaciones se controlaran.
¿Cuántas horas habían pasado desde que fumó por última vez?
Posiblemente desde el día anterior dado que solamente fumaba de vez en
cuando y una sola caja le podía durar un mes y más. Cerró sus ojos
entregándose a la relajadora sensación de exhalar el humo tanto por su nariz
como boca, retomando una calada mucho más profunda antes de sentir su
cigarrillo ser arrebatado. Sus párpados se elevaron ante la sorpresa,
encontrándose con aquel hombre echando lo que quedaba de su cigarrillo en
un vaso lleno de agua.
— Hay muchos que luchan por curarse y tú dañando tus pulmones. —
Negó ladeando una sonrisa que no llegaba a sus ojos e hizo que Taehyung
se atragantara con el humo que aún retenía. — Conozco una gran lista de
cosas diferentes que puedes hacer con tu boca o para calmar tu ansiedad.

BOOKTRAILER
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Sinceramente había decidido no publicar esta historia por ahora a
pesar de que ya había hablado de ello. Sin embargo, ocurrieron varios
sucesos en mi vida recientemente que me hicieron tomar la decisión de
publicarlo. Significa mucho para mí y por ello lo publicaré.
Espero que sea del agrado de ustedes y que capten el mensaje que se
transmitirá a lo largo de esta obra que no será larga. Más bien fue la
forma de liberación que encontré, mi pequeña terapia. 😘
LORED
Capítulo 1

Algunos despertaban con el resplandor del sol atravesando sus ventanas o


puertas, otros lo hacían con música, una alarma, el grito de un familiar o
una llamada telefónica. Taehyung por el contrario, llevaba meses siendo
despertado con el timbre de su puerta y su arrendador esperando del otro
lado para preguntarle cuándo pagaría su piso.
Cuando no era su arrendador, era el cartero que le entregaba un
incontable número de cartas que no eran más que facturas que debía pagar
ya fueran actuales o atrasadas. Sin embargo, existía un día de la semana que
a veces se libraba de ser despertado de esa forma y era el domingo.
Por lo general, el dueño del piso dormía las mañanas y no salía a trabajar,
lo que le permitía estar relajado hasta mediodía. Sus conocidos sabían que
estaba terminantemente prohibido molestarlo en ese día que era solamente
suyo, al menos las primeras horas.
Removiéndose entre sus sábanas buscó su teléfono sin abrir sus ojos. El
aparato tenía dos ubicaciones durante la noche, o estaba debajo de su
almohada en modo de avión o en el suelo al lado de su colchón ya que cama
no tenía. Palpó a ciegas odiándose por tener aún varias horas para dormir y
haberse levantado antes que su alarma sonara.
Su pantalla mostraba que apenas eran las siete de la mañana del domingo.
Cerró sus ojos a las cuatro de la mañana haciendo una investigación para su
trabajo universitario debido a que trabajó hasta las dos de la mañana en ese
maldito Panda Express repartiendo los pedidos a domicilio.
¿Qué demonios hacía ya despierto?
Estaba cansado pero aún así no pudo continuar durmiendo por muchas
vueltas que dio. Se obligó a cerrar sus ojos esperando que llegara un sueño
que pareció perderse en el camino sin encontrar su dirección.
Se levantó a regañadientes para no perder tiempo preciado, esperando
que en algún momento del día le volviese a entrar el sueño. Abrió su
ordenador una vez que recogió su cuarto y volvió a ver ese anuncio que
parecía estar saliéndole en todos lados en las últimas veinticuatro horas,
como si el maldito internet supiera de sus necesidades económicas.
A diferencia de veces anteriores, esta vez si lo abrió y se sorprendió por
ver esos anuncios circulando cuando aquello siempre era filtrado. Al
parecer se trataba de una agencia de alto nivel en donde hombres ofrecían
diferentes tipos de servicios. Algunos eran chicos de compañías, escorts,
otros eran modelos eróticos, bailarines e incluso cantantes. Sin embargo, en
aquella página lo que más le llamó la atención fue el apartado de una
subasta.
Cuando la palabra subasta venía a su mente, en lo primero que pensaba
era en las típicas subastas desbordantes de artefactos valiosos, obras de
artes, grandes equipos tecnológicos, un sinfín de probabilidades más pero,
jamás le pasó por la mente que alguien pudiera subastarse. Le parecía estar
yendo atrás en el tiempo cuando las personas eran subastadas y vendidas
como esclavos.
Según la información cualquiera que pasara un alto filtro de requisitos
que exigía aquella agencia, podía subastarse. Contaba la estética y aspecto
físico, edad y otros aspectos que detalló en silencio. Habían varios tipos de
subastas, virtuales y presenciales que se dividían en varias ramas.
Estaban las subastas en sobre cerrado. La dinámica en donde podían ser
ascendentes, estas eran conocidas como subasta inglesa que partía de un
precio de reserva, — el precio más alto que un comprador está dispuesto a
pagar por bienes o servicios al vendedor. Asimismo, estaba el precio
mínimo por el cual el vendedor estaba dispuesto a vender un bien o
servicio. — En este caso el bien o servicio sería la persona que se
subastaba.
Ofrecían la dinámica en todas sus formas, según lo que leía también
utilizaban la descendente conocida también como holandesa, que se inicia
con un precio determinado, superior a todas las ofertas y el subastador va
bajando por etapas, siendo el postor que primero acepta el precio el
ganador. Incluían la subasta americana donde todos los postores debían
pagar la oferta que hacen pero siendo únicamente la mejor oferta quien
obtenía el producto.
Taehyung sonrió incrédulo ante todo aquello porque parecía estar en una
de sus clases en la universidad. Suspiró con cierto pesar al recordar que por
tercera vez tendría que pausar su carrera en administración de empresas
debido a que no podía pagarse la matrícula del siguiente semestre y el poco
tiempo de estudio no le permitía sacar la nota perfecta para mantener su
beca.
Cerró los ojos con cierta frustración y negó volviendo a concentrarse en
aquella página en vez de aprovechar para terminar su trabajo.
No solamente se permitían las subastas antes mencionadas, allí también
utilizaban la subasta Round Robin, a la baja, por céntimos, de presupuestos,
silenciosa, a tipo fijo, subasta y concurso, a tipo variable. Esta última
también se dividía en dos: subasta holandesa y americana pero en
cualquiera de las antes mencionadas, los beneficios eran claramente
tentadores.
Sin saber por qué, apuntó todos los datos en su agenda y la cerró
pensando qué hacer con todo eso. Era de locos que se estuviera pensando
seriamente aquello pero eso resolvería la mayoría de sus problemas para no
decir que todos. Bueno, eso era si alguien estuviera dispuesto a pagar más
de cien mil dólares que era el monto aproximado de todo lo que debía
pagar.
Comprobó la hora viendo que había pasado más de dos horas viendo e
investigando todo lo relacionado con esas subastas pero era entendible que
no apareciera mucho en la red dado que en Corea eso era ilegal. Ni siquiera
entendía cómo dio con ella en primer lugar pero quería investigar al
respecto.
El sitio estaba abierto según los datos los siete días de la semana y siendo
el domingo el único día libre que tenía, se dio una ducha, vistió lo más
elegante que pudo y salió antes de que su arrendatario apareciera para
molestarlo.
Caminó procesando esa nueva locura plasmada en su mente, le daba
vueltas aún sentado en el autobús. Solamente iría a investigar, nada más, no
tenía motivos para estar nervioso pero lo estaba.
Siguiendo la dirección anotada, llegó a un edificio demasiado elegante
que pertenecía a una compañía de entretenimientos. Debía haber un error o
quizás solamente fue víctima de un anuncio fraudulento y aquella empresa
no existía. Observó una vez más la hoja arrancada de su agenda con toda la
información y la arrugó para botarla en el primer basurero que encontrase.
Dando media vuelta escarbó en sus bolsillos hasta dar con sus cigarrillos,
tomando la caja para sacar uno. Reventó las pequeñas cápsulas en el filtro
que le daban paso a la mezcla de sabores artificiales mentol y frambuesa y
lo llevó a su boca buscando una vez más su fosforera para encenderlo.
Ya en la parada del autobús que lo llevaría de regreso a su casa, la
ansiedad permanecía presente, ni siquiera el cigarro logró aplacarla. Miró la
hoja arrugada en su mano y chasqueó su lengua yendo hacia el basurero
pero justo cuando iba a botarla, su vista viajó al letrero de aquel edificio.
Hitta Entertainment... Aquellas grandes letras blancas parecían llamarlo y
como si estuviera hechizado por aquel letrero, caminó de regreso hasta la
entrada de la construcción, más cerca de lo que llegó la última vez.
Todo parecía tan elegante, tan serio y lujoso que no entendía cómo podría
estar ligado a aquello. Si bien leyó que los servicios eran para personas de
alto nivel monetario, le parecía demasiado.
Relamió sus labios ansioso escondiendo sus manos en el abrigo y entró.
Su primera sorpresa se la llevó cuando vio caminar por el sitio a un actor
que reconocía, Park Seojoon. Debía estar soñando, jamás creyó verlo allí
pero buscando en su memoria recordó que este pertenecía a Hitta
Entertainment, el lugar en donde se encontraba.
No pudo avanzar mucho antes de que uno de los hombres que
pertenecían a la seguridad se le acercara. Le preguntó el motivo de su visita
pero no estaba seguro qué decir. Si todo aquello era una falsa como bien
creía, se vería estúpido diciendo que iba a informarse sobre una subasta de
persona.
— Señor... — Se dirigió a él una vez más el trajeado hombre que llevaba
un auricular en sus oídos viéndose intimidante.
— H-He venido para una audición. — El hombre lo miró seriamente
comprobando la veracidad de sus palabras.
— No hay ninguna audición pública programada para hoy, debe estar en
un error. Le ruego que se retire amablemente si no tiene algún compromiso
programado. — Estiró su mano señalando a la puerta sin permitirle mirar
demasiado hacia el interior del edificio.
Comprendía que la seguridad en una agencia de entretenimiento que
contaba con personas tan famosas fuera tan estricta. No cualquiera podía
entrar porque ponía en riesgo la seguridad de sus artistas y empleados pero
le incomodaba que lo tratasen como un fan sasaeng o un apestado que
intentaba colarse. Se movió a un lado para evitar que el hombre lo tocase
pero este fue persistente, escoltándolo al exterior sin permitirle hablar.
No supo el motivo pero simplemente no quería irse así sin más,
solamente necesitaba confirmar algo pero ese hombre se lo estaba poniendo
muy difícil. Sin darse cuenta, el rubio se vio atrapado entre tres hombres
fornidos y aterradores mientras pleiteaba creando una escena.
— ¿Qué sucede aquí? — Una voz resonó tras él y los tres hombres se
inclinaron en una venia.
Se acomodó su abrigo y rubia cabellera mientras exhalaba molesto,
volteándose para ver al causante de aquella muestra de respeto por parte de
esos gorilas. Se encontró con un hombre alto de cabello púrpura de gélido
semblante y extremadamente atractivo.
— Presidente Kim, este hombre ha intentado entrar por la fuerza al
edificio, le estábamos pidiendo encarecidamente que se retirara pero
continuaba resistiéndose. — Explicó el primer hombre que se le acercó.
— No estaba intentando entrar por la fuerza, llegué aquí por un motivo,
dije que tenía una audición pero sin permitirme explicar más comenzaron a
sacarme como si fuera la peste que llegaba a infectar a todos. — Rebatió
Taehyung molesto.
— Según tengo entendido no estamos haciendo audiciones en estos
momentos. — Habló el hombre de cabello violeta dándole una mirada que
lo hizo sentir incómodo. - Debe haber una equivocación.
— Eso mismo le he dicho pero continuó evadiéndonos para ingresar en el
recinto.
— Nombre. — Pidió el hombre que continuaba estudiándolo con la
mirada.
— ¿Por qué debería decirle mi nombre a un desconocido? — El rubio
enarcó una ceja acomodándose su ropa para mirarlo con seriedad.
— Quizás porque estás queriendo ingresar a mi compañía sin
autorización. — Taehyung tragó en seco al darse cuenta que el motivo por
el que lo llamaron presidente Kim fue porque ese hombre era el dueño de
aquel lugar. — Mi nombre es Kim Namjoon, presidente de Hitta
Entertainment.
— K-Kim Taehyung. — Respondió finalmente mirando de soslayo a los
hombres que aún lo rodeaban, viendo como otras personas miraban en su
dirección.
— Bien, Kim Taehyung, ¿qué te trae a mi empresa? La verdad, por favor.
Algo reticente, el rubio llevó sus trémulas manos a su abrigo, sacando de
este la hoja estrujada que colocó en las manos del presidente, viéndolo
fruncir el ceño sin entender bien aquello. No obstante, asintió sin apartar su
mirada, tratando de abrir cuidadosamente el papel. Una vez abierto, se
arregló su corbata y con una seña le indicó a los guardias que se retiraran,
cosa que hicieron luego de una reverencia.
— Acompáñeme, señor Kim.
Siendo escoltados por un único hombre, los dos caminaron a través del
lobby del lugar, recibiendo reverencias a diestra y siniestra haciéndolo
sentir algo incómodo porque no estaba acostumbrado a eso. Claramente
ellos lo hacía por el hombre que caminaba a su lado pero no dejaba de ser
algo novedoso.
Se le permitió subir primero al ascensor. El silencio era fastidioso pero no
intentó romperlo. El ser guiado por el mismísimo presidente de aquel lugar
le daba a entender que quizás todo aquello no era un error o falsa porque de
serlo lo hubiera pateado a la callen no le estuviera acompañando a donde
fuese que lo llevaran.
Ante este pensamiento, la ansiedad lo volvió a golpear. Necesitaba
urgentemente otro cigarrillo pero bien sabía que no podía tenerlo, no
mientras estaba en ese edificio con letreros de "Prohibido Fumar" en cada
rincón.
Lo que le pareció un eterno momento llegó a su final cuando las puertas
del elevador se abrieron y el peli violeta salió sin mirar atrás. El escolta le
indicó que siguiera y esto hizo hasta llegar a la evidente oficina del
Presidente de aquel lugar.
Si ese hombre no era el CEO, sino el presidente de la compañía indicaba
que lo más probable es que fuera su fundador pero no parecía mayor. De
hecho, no podía levarle más de cinco años y aquello le hizo preguntarse qué
había hecho con su vida. Algunos ya llevaban imperios mientras que él a
sus veinticinco años seguía en el tercer año de su carrera universitaria.
Se sentó en la silla ofrecida, notando como el presidente Kim despachaba
a su escolta para desabotonar el único botón de su saco y tomar asiento
frente él, al otro lado del escritorio.
— ¿Cómo es que diste con esta información? ¿Perteneces a alguna
agencia de entretenimiento? — Negó algo confundido. — ¿Entonces?
— Me salió en un anuncio de internet. — Los ojos del contrario se
ensancharon pero fue de esto no hubo otra reacción. — Esta mañana estaba
navegando en el internet cuando este anuncio saltó a la vista, normalmente
ignoro esas cosas pero me llamó la atención. Quería saber si todo era cierto.
— ¿Has venido porque estás interesado?
¿Estaba interesado? La curiosidad era más fuerte que su interés pero sí,
podía decirse que estaba interesado. Se aclaró la garganta con una pequeña
tos, se acomodó en su asiento bajo la tentad mirada y asintió.
— Sí estoy interesado en la subasta. He visto todos los servicios que
habían en esa página pero solamente estoy interesado en la subasta. — Miró
a su alrededor, posando nuevamente su mirada en aquel hombre imponente
que cruzaba sus dedos sobre la mesa. — Sólo que no estaba seguro si todo
eso era real, por eso vine a verificarlo pero no comprendía cómo eso estaba
ligado a este edificio, pensé que era un anuncio fraudulento.
— Pero aún así estabas luchando por permanecer en el edificio.
— Necesitaba asegurarme, supongo que no podía marcharme
simplemente con todas las dudas que tenía en mi cabeza.
El hombre no le respondió, se limitó marcar unas teclas en el teléfono de
su oficina y decirle a alguien que comprobara lo que iba a enviarle. Tecleó
un poco más y se volteó para él con una leve sonrisa en su rostro.
— Al parecer hubo un error que pronto se arreglará. Esa página no estaba
supuesta a ser pública, todos los miembros de esta son exclusivos, así como
su contenido. Aunque supongo que si llegó a ti podríamos llamar a esto una
señal del dios de los negocios. — Vio la sonrisa que parecía ser sutil
adueñándose de su rostro pero para él era siniestra. — Antes de poder entrar
en detalles, acompaña a la persona que vendrá dentro de un momento, se te
realizarán algunas pruebas, una vez que termines regresarás aquí.
Dicho esto, unos golpes en la puerta se escucharon, mostrando una mujer
que imponía respeto por su porte. Seria, con labios extremadamente rojos,
anchas caderas que resaltaban en sus pantalones, larga cabellera negra y una
mirada intensa.
— Hwasa, acompaña a nuestro chico. — La mujer asintió y él la siguió
en silencio.
A diferencia de lo que parecía, ella fue bastante amable y cordial con él
aunque no sabía si su risa era real o algo falso ensayado en su trabajo. Las
pruebas fueron muchas, examen de sangre, orina, tomaron sus medidas,
revisaron su dentadura y cada parte de su cuerpo con detenimiento.
Luego de esto, le entregaron un contrato de confidencialidad que tuvo
que firmar, asegurando que nada de lo ocurrido sería divulgado y, cuando
toda esa locura acabó, regresó junto a Hwasa a una oficina que no era la de
Namjoon.
Ese lugar era más bien un estudio fotográfico pequeño pero con todo lo
necesario para llevar a caba la mejor de las sesiones fotográficas. Allí se
llevó otra sorpresa cuando se encontró al modelos Park Jimin
coqueteándole abiertamente al presidente. Despidiéndose con aire de
suficiencia pasó por su lado, mirándolo de arriba abajo con reprobación.
No supo qué estaba haciendo allí, fue para averiguar algo pero ahora
estaba parado frente a las cámaras cual modelo, con flashes por doquier y la
fija mirada del peli violeta y la pelinegra, quienes compartían miradas, una
que otra sonrisa y palabras que no podía escuchar.
Se sorprendió por lo bien que se desenvolvía en ese ambiente, como si
una parte de él hubiera nacido para modelo. Pensó que estaría incómodo,
cohibido y sin saber que hacer pero todo fluía con naturalidad y así se lo
hicieron saber varias veces con sus halagos.
— Esta es una clave especial que te permitirá a acceder a la página como
modelo. Deberás buscarla pero hasta que no introduzcas esta contraseña no
te saldrá todo el contenido. Al parecer tuvimos una brecha de seguridad y
por eso pudiste acceder a la página pero eso no volverá a suceder. —
Informó la mujer colocándole varios documentos delante de él.
Mientras los estudiaba, no pudo evitar ver como esta se alejó, le situó con
la mirada y la vio acomodarle el traje al presidente antes de besarlo. Este se
marchó y ella regresó a su lado, no sabía cómo reaccionar porque sentía que
no debió ver aquello pero ellos no fueron nada prudentes.
— Nuestra subasta mínima comienza con cincuenta mil dólares pero
dependiendo tus cualidades personales, el precio inicial de la puja podía ser
mayor. Solamente por tu belleza y físico se podrían agregar algunos miles.
No tienes nada que envidiarles a los modelos, actores o cantantes del medio
así que no debes preocuparte. — Comentó la mujer apoyada en la mesa sin
mirar el documento, como si ya se lo supiera de memoria.
— ¿A qué se refiere con cualidades?
— Bueno, no sólo la belleza cuenta. Deberás facilitar tus documentos de
educación ya que esto también es algo que influye a la hora de ponerte un
precio. Si eres virgen o no también influye en la subasta. Como puedes leer
ahí la subasta es diferente a los demás servicios, estarás subastando tu
cuerpo y persona. La subasta solamente podrá darse una vez ya que después
del uso abierto tu valor decae y no se te podrá subastar nuevamente. Hay
una series de datos que deberás rellenar pero esto puedes hacerlo desde la
comodidad de tu casa en el enlace que te hemos escrito.
¿Decaía su valor?¿Virginidad? No era un santo ingenuo, entendía
perfectamente todo aquello pero lo hacía sentir extraño hasta el punto en
donde mentalmente desistió de todo aquello. Lo iban a evaluar como un
pedazo de carne que podían a la venta. Estaba claro, era una maldita subasta
pero una cosa era planteárselo y otra ver como verdaderamente funcionaba
todo aquello.
— Una vez que ingreses toda la información requerida pasaremos a
comprobarla y de ser aceptado, se te dará la fecha de la subasta. Debes tener
claro que una vez que regreses, será para firmar tu contrato y hecho esto no
hay vuelta atrás. Para nuestra seguridad, se te firmará como modelo de
nuestra agencia y, el incumplimiento de este contrato se te cobrará como si
fueras un artista que incumple su propio contrato por lo que te aconsejo que
lo pienses bien. No hay devoluciones, los clientes no las darán y nosotros
menos, no podemos tener pérdidas queridos.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Capítulo 2

Tres semanas transcurridas desde el día en que cometió el atrevido acto de


ir a aquel lugar luego de haber visto un anuncio que bien pudo haber sido
fraudulento. En ocasiones se preguntó si realmente no era toda una farsa
pero el presidente de una compañía tan importante no iba a darle la cara y
hacer todo aquello por algo falaz.
Se tomó el trabajo de buscar todo sobre Kim Namjoon en la red, sobre la
compañía y cuando volvió a buscar sobre aquel sitio libremente no encontró
el más mínimo rastro o pista. Sinceramente le dio muchas vueltas a todo el
asunto pero no se sentía capaz de ofertarse ante sabría el ángel cuántos
desconocidos.
Por sus temores y las palabras de su mejor amigo Hoseok cuando le
contó todo, desistió de aquella absurda idea. Bien, al menos lo hizo hasta
que no pudo continuar asistiendo a la universidad, una nueva cuenta llegó y
todos le caían arriba para que pagase sus cuentas. Maldecía haber tomado
créditos para pagar otros y endeudarse hasta el último pelo de su ceja.
Fue orillado a considerar esa salida que no era tan fácil como parecía. La
estaba considerando pero el hecho de entregarle todo a un desconocido
cuando ni siquiera había llegado hasta el final con su propia pareja era otro
hecho agobiante. Ser vendido como un trozo de carne para que hicieran y
deshicieran a su voluntad, resultaba tenebroso.
Si bien le explicaron que la seguridad estaba garantizada y que ninguno
de los participantes en la subasta podía infligirle daños físicos o hacer algo
más de lo establecido en los contratos, no lo terminaba de convencer. Sí, no
podrían obligarlo a hacer cosas raras, actividades sadomasoquistas o
golpear su cuerpo de alguna manera, solo podían llegar al coito anal pero no
tendría la libertad de cancelarlo todo si se arrepentía.
Tendría que devolver no solo el dinero que pagaran por él, sino también
una indemnización a la compañía por los daños. Una jodida trampa en la
que no estaba dispuesto a entrar.
Introdujo la llave en la puerta suspirando para tranquilizarse y poner su
mejor sonrisa. El ruido del televisor le indicó que estaba despierta en teoría
porque bien podía haberse quedado dormida frente a este, algo que no sería
una novedad.
Fue directamente a la cocina encontrándose todo patas para arriba, platos
sucios en el fregadero y el refrigerador vacío. Restos de pan y otros
alimentos sobre la mesa, el piso sucio. No comprendía cómo en dos días
todo volvía a estar en ese deplorable estado.
Se quitó su abrigo para acomodarlo en la silla, remangó las mangas de su
suéter y comenzó a recogerlo todo, escuchando vagamente lo que
transmitían por el televisor. Una vez que la cocina estuvo en orden, caminó
hacia la sala encontrándose a su madre con una botella de alcohol a medias
sobre su regazo. Una gran hazaña que no se hubiera derramado cuando ella
se había quedado dormida.
Tomó la botella en sus manos pero en ese momento fue detenido con
varias quejas por otra mano. Elevó su mirada para encontrarse con esos
apagados ojos que alguna vez brillaron.
— Sabes que no puedes beber alcohol, tus medicamentos en estos
momentos son demasiado fuertes y podrías terminar matándote. —
Comentó con suavidad tratando de retirar la bebida pero su madre arrebató
la botella. — Mamá.
— De todas formas ya estoy muerta, ¿para qué seguir postergando lo
inevitable? — Se expresó con despotismo empujándolo. — ¿Qué mierda
haces aquí, Taehyung? Te dije claramente que no quería verte en mi casa.
¡Vete!
— Vamos para que tomes un baño, — ignoró como siempre sus palabras,
ayudándola a levantarse — te prepararé algo delicioso para que puedas
comer una vez que salgas del baño.
— ¡Suéltame, todavía no soy un jodido vegetal inservible! — Exclamó
impeliéndolo nuevamente. El rubio cayó al suelo junto con la botella que se
quebró y lo mojó. — No te necesito, deja de venir a donde no te quieren,
desaparece de mi jodida vista de una vez.
Estaba acostumbrado, aún le dolía ese comportamiento pero estaba
acostumbrado a ello ya. Sabía que su madre muy en el fondo no quería
decirle esas cosas pero ya se había dado por vencida con todo y de cierta
forma lo comprendía. Exhaló profundamente contando hasta diez y se
levantó cuidando que ninguno de los dos se lastimase con el cristal
quebrado.
— Deberías estar haciendo tu maldita vida en vez de estar preocupándote
por una mujer inservible que le quedan semanas de vida. No tienes que
esclavizarte a mi lado, no lo quiero. — Comentó Syohee haciéndolo a un
lado, limpiándose las lágrimas de su rostro mientras procuraba mantener su
frío y despreocupado semblante. — Este maldito tumor que tengo en mi
cerebro es un hijo de puta que no termina por estallas aún cuando lleva
matándome lentamente. ¿Cuántas cirugías, radio y quimioterapias hemos
hecho y todo sigue igual? Compramos minutos de vida con un dinero que
no tenemos.
— No pienses en el dinero, no hay dinero que pueda comprar la salud, no
me importa trabajar toda mi vida para pagar por tus tratamientos. No eres
una carga mamá y lo sabes. Por favor, no te des por vencida, yo no lo hago,
estoy aquí de pie junto a ti. Juntos podemos lograrlo.
— ¿Quién te dijo que quiero lograrlo? Ya yo no quiero hacerme más
falsas esperanzas, lo quitamos de un lado y aparece en otro, engaña
haciéndonos creo que lo podemos vencer y regresa con más fuerza. ¡Ni
siquiera de mis pelos puedo tirar para liberar mi frustración! — Gritó
golpeándose su lisa cabeza. — El dinero no compra la salud pero al menos
si lo hubiera tenido no te hubiera hecho trabajar desde temprana edad,
tronchando tu futuro, tus sueños. Podía gastar en mis tratamientos sin
arruinarte y se me hubiera muerto, lo hubiese hecho sin ser una jodida
carga.
La mujer estalló en llanto y antes de caer en el sofá una vez más su hijo
la sostuvo, permitiendo que llorase en su pecho. Por un tiempo le ocultó
todo, no quiso preocuparlo y luchó sola contra todo sin importar haber sido
abandonada por su esposo que no quería vivir con una carga como lo era
ella. Se bastaba sola para cuidar de su hijo y ella, pero cuando cayó en cama
dos años atrás, le fue imposible continuar con todo.
Creyó que con voluntad, fuerza y deseos podría superarlo todo pero no
bastó. No pudo continuar trabajando para pagar los créditos pedidos, tuvo
que utilizar lo que había ahorrado durante toda su vida para cubrir los
gastos universitarios de su hijo en un tratamiento que nada resolvió. Al
final, solamente le estropeó a Taehyung la vida más de lo que se la quiso
arreglar.
Lo corrió de su casa para desligarla de todo y pareció funcionar hasta que
cayó en cama y el hospital le informó de su condición. Ahí, una vez más su
hijo, quien pensó que su madre había gastado todo el dinero de su
colegiatura en una apuesta como ella le hizo creer, asumió todos los gastos
abandonando su universidad una vez más.
— Quiero dormir...— Musitó sin fuerzas. — Quiero cerrar mis ojos para
siempre.
— No te permito descansar para siempre pero sí hasta que yo termine la
comida. Te daré un buen baño y descansarás apropiadamente por un buen
rato.
— No por hacer eso te voy a permitir regresar a mi casa, no te lo
agradeceré. — Ella sonrió débilmente y el menor asintió en respuesta.
— Ya me ganaré yo ese regreso en algún momento.
La tomó entre sus brazos y sin mirar la silla de ruedas a pocos metros de
ellos la llevó hacia el baño. Comenzó a llenar la tina mientras se dedicaba
desvestirla con una sonrisa.
— Todavía puedo hacer todo esto por mí misma, ahora mismo no estoy
en una crisis o postrada. — Recriminó apartando la mirada de su hijo.
— Lo sé, mas quiero hacerlo. Quiero consentir a mi madre con un buen
masaje y un relajante baño. — Comprobó la temperatura del agua y la
ayudó a entrar. — ¿Cómo se siente?
— Bien. — Sonrió complacido.
Una vez duchada y en cama, Taehyung salió de su cuarto, apoyándose en
la puerta una vez cerrada para dejar sus lágrimas correr. Lloró por escasos
minutos para desahogarse y, una vez hecho esto, buscó los instrumentos de
limpieza. Le daría un poco más de descanso a su madre, si limpiaba y
cocinaba después podría tener unas buenas dos horas de descanso.
Casi terminaba de limpiar cuando la puerta principal fue abierta y por
ella entró su mejor amigo con bolsas de la compra hecha para su madre.
— ¿Y mamá? — Preguntó el pelirrojo quitándose la ropa una vez que
soltó todo. — He comprado varias frutas orgánicas, verduras y pasé por el
mercado para un poco de pescado fresco. Ah, también compré semillas de
sésamo, chia y calabaza. Vine ayer a la hora de su siesta para que no peleara
por sentirse vigilada y vi que no quedaban.
— Está durmiendo. — Contestó acercándose para ver lo que había traído
y saludarlo. — Sabes que no tienes que hacer esto. — El pelirrojo besó su
mejilla en camino a ponerse el delantal. — No sé qué me haría sin ti.
— Deja de decirme lo mismo cada día. Termina de limpiar, yo me
encargaré de la cocina.
Cuando terminaron de cocinar y Taehyung despertó a su madre, esta salió
animada cuando escuchó de la presencia de Hoseok. Sinceramente ella se
había encargado de criarlos a los dos prácticamente una vez que los padres
de este fallecieron y su anciana abuela materna se hizo cargo de él. La
pobre no podía ya con el muchacho y siendo vecinas, no lo pensó dos veces
para darle la mano. Para ella ambos eran sus hijos y a veces consentía a
Hoseok más que a su propio hijo.
El rubio no sabía cómo es que su mejor amigo lo lograba, pero bajo
cualquier circunstancia, se las arreglaba siempre para hacer sonreír a su
mamá y eso era algo que no tenía cómo pagarle. Él a veces se sobrecargaba
demasiado con los cuidados y las demás cosas, olvidando que a veces era
bueno tratarla como si estuviera completamente sana, no olvidando, pero sí
dejando de lado por momentos su enfermedad.
Cuando su madre decía que Hobi era su sol, él siempre estaba de acuerdo
porque no había una palabra que lo describiera mejor. Sol y esperanza, eso
era lo que traía el mayor siempre a su vida. Brillo, claridad, luz, energía
desbordaba que los contagiaba de la mejor manera.
— ¿Sabe qué le hice de postre, mamá? — Preguntó el pelirrojo
levantándose de la mesa. — Un coctel de frutas rojas con crema de avena y
jalea real. ¿Yummy cierto?
— Eso suena bien, iré al baño y cuando regrese me comeré ese delicioso
postre, mi solecito. — Se levantó tropezando con la mesa y por reflejo
Taehyung se levantó para ayudarla. — Puedo hacer esto sola, Taehyung.
Deja de tratarme como una inútil, solamente iré a orinar.
El rubio buscó la mirada de su amigo, viéndolo asentir. Suspiró vencido,
soltando el brazo de su madre y viéndola como le levantaba el pulgar a
Hoseok. El pelirrojo imitó su gesto con una sonrisa y guiño que lo hizo
sonreír.
— A veces no es bueno abrumarla, necesita sentirse valiosa y capaz.
¿Cómo pretendes que crea que no es una carga o molestia para ti cuando
siente que no puede hacer nada sin tu ayuda?
— Lo sé, Hobi pero me preocupo demasiado creyendo que en cualquier
momento puede desplomarse. Me cuesta todo de mí para no regresar a la
casa aún en contra de su voluntad. — Caminó hasta él y lo abrazó, sintiendo
los reconfortantes y cálidos brazos a los que tan acostumbrado estaba. —
Creo que los ángeles te mandaron con nosotros, desde niño siempre he
podido tenerte a mi lado y sin ti no sé lo que haría. Hermano de otra madre.
El mayor solo sonrió estrechándolo más entre sus brazos, besando su
cabeza sin decir una palabra. Permanecieron así durante varios minutos
hasta que ambos se percataron que Kim Syohee había tardado más de lo
debido. Fue el pelirrojo el primero en acercarse al baño pretendiendo tener
que usarlo pero al no recibir respuesta, Taehyung corrió para abrirlo,
encontrándose con su madre desplomada en el suelo y un poco de sangre en
su cabeza.
— ¡Mamá!
— Yo tengo el automóvil de la compañía. — Avisó Hoseok corriendo a
buscar las llaves mientras el menor cargaba a su progenitora en brazos y
corría hacia afuera para llevarla al hospital.
Con la noticia de que no había sufrida daños graves con la caída pero la
reiteración de que debían someterla a cirugía lo antes posible, Taehyung
supo lo que debía hacer.
Ya no le importaba el hecho de que le hubiera gustado experimentar su
primera vez con su pareja y no con un completo extraño. Tampoco que
podía ser vendido como un trozo de carne o lo que pudiera pensar
cualquiera. Ni siquiera le importaba su universidad o todas las cuentas a
pagar, sólo necesitaba el dinero para cubrir el tratamiento de su madre, sólo
eso.
+++
— Bebé... — La voz a su espalda hizo voltear a Taehyung, encontrándose
con su preocupado novio acercándose a él. — Vine en cuanto me lo dijiste.
Lamento no haber podido venir antes, me llamaste cuando estaba en medio
de una reunión pero en cuanto la terminé vine para acá. Mi jefe a veces
puede ser un poco difícil y no pude salir de inmediato. ¿Por qué no me
llamaste anteayer cuando ocurrió todo? — Acercó sus labios para depositar
un suave beso en ellos.
— Porque sabía que estabas y no quería molestar. Además, estaba con
Hobi, no solo.
— Ya pero aún así me hubiera gustado estar al lado de mi novio en un
momento así. Sabes perfectamente que no me molestas jamás y
sinceramente me gustaría que te reclinaras más en mí que en tu amigo. Soy
tu novio, bebé.
— ¿Es en serio? ¿Justo en estos momento volverás a dejar florecer tu
complejo de inferioridad con Hoseok? — Lo miró sin ánimos, alejándose
de él para peinar su cabello con los dedos. — La verdad es que ahora
solamente tengo cabeza para mi madre, no para esas tonterías. Hobi es más
que un mejor amigo, es mi hermano y ha estado a mi lado desde que era un
niño, eso lo sabes perfectamente y no estaré repitiéndotelo a cada momento.
Si no puedes entenderlo, tienes tus opciones claras.
— Lo siento bebé, sé que ahora estás abrumado con todo esto, no quise
incomodarte. Solamente compréndeme, me duele que te apoye más en él
que en mí, nosotros somos pareja.
— ¿Sabes qué, Bogum? Me gustaría que me dejaras solo, te agradezco
que hayas venido pero todo está bien. Puedes regresar a tu empresa.
— ¿Me llamarás si ocurre algo? — Taehyung se cruzó de brazos
observándolo y solamente asintió un tanto incrédulo. A veces no entendía
por qué estaba con él, otras sentía que era una de las pocas cosas buenas
que le ocurrían en su vida. — Pasaré por el salón de belleza y luego iré a
descansar, si ocurre algo asegúrate de llamarme a mí.
El rubio rodó sus ojos ante esto y cuando su pareja se acercó para besarlo
puso su mejilla en vez de sus labios, aceptando el abrazo que fue más
rápido que sus movimientos para esquivarlo. Lo vio marcharse en aquel
pasillo, bebiendo el café que este le había traído para regresar al piso donde
su madre estaba hospitalizada.
Sin embargo, cuando regresaba vio al doctor a cargo de su adre correr
hacia el elevador y un profundo temor lo embargó. Con el café en mano
echó a correr hacia los ascensores, chocando en el camino con un sujeto en
el que derramó todo lo que restaba de su bebida.
— L-lo siento, lo siento mucho. — Se disculpó dejando en la mano del
hombre el recipiente vacío para correr hacia el ascensor que tenía sus
puertas abiertas.
Su corazón latía con prisa, tenía miedo y aunque intentaba no hacerlo,
solamente pensaba en lo peor. Vio los números rojos en la parte superior de
la caja de metal ir cambiando hasta que marcó el piso donde debía de
bajarse y una vez más disculpándose con todos salió corriendo hacia la
habitación de su madre y otros internos.
— ¿Por qué estás tan agitado? — Preguntó su madre al verlo.
Con sus labios abiertos exhalando con dificultad y lágrimas corriendo por
su rostro caminó rápidamente en su dirección, sintiendo un fuerte dolor en
su pecho que le costó calmar. La abrazó con fuerza y ella sonrió viendo a su
niño, teniendo una leve idea de lo que pudo ponerlo en ese estado. Le
acarició los cabellos con parsimonia, mirando a todos los enfermos a su
alrededor, respirando más muerte de la que ella sabía venía pisándole los
talones.
— Todavía parece no ser mi hora, puede suceder en cualquier momento
pero por ahora aún estoy aquí.
Capítulo 3

Acostados en su antigua habitación en casa de su madre, Hoseok lo


abrazaba mientras él le mostraba la página de la subasta. Hacía dos días que
su madre ya había sido dada de alta y que él había tomado la firme decisión
de subastarse. Necesitaba el dinero y ni siquiera trabajando él
incansablemente toda la semana con la ayuda incluso del pelirrojo, podía
pagar todo.
— Virginidad completa o parcial y en caso de ser parcial especificar. —
Leyó en voz alta aquel formulario que estaba rellenando. — ¿Qué se supone
que significa eso?
— Se refiere a si eres virgen completamente, si has follado o sido
follado. — Aclaró Hoseok acariciando su espalda, ganándose una mirada de
sorpresa.
— ¿Cómo es que sabes eso?
— Sentido común, supongo. — Se encogió de hombros acomodándose.
— Tae, ¿pero de verdad piensas subastar tu virginidad?
El contrario asintió mirando el resto del formulario, no tenía más
opciones rápidas y factibles. Sabía que el mayor no estaba de acuerdo con
eso, se lo dejó claro la primera vez que lo hablaron pero agradecía que no lo
juzgara y lo apoyara como siempre.
— Eso es casi, no... — Rectificó. — Eso es prostitución, es ilegal. ¿Estás
seguro que quieres hacerlo? Existen otras maneras de...
— ¿De qué? ¿Sinceramente qué otras opciones tengo, Hobi? — El mayor
calló abrazándolo. — eso pensé.
Estaba consciente de que por mucho que lo adornaran, eso seguía siendo
prostitución. Con o si alto nivel era prostitución al fin y al cabo, favores
sexuales, su cuerpo a cambio de dinero. Lo único positivo es que sería una
única vez y con ello ganaría una fuerte cantidad de dinero con la que podría
resolver todos sus problemas.
— ¿Subasta virtual o presencial? — Fue el pelirrojo quien leyó esta vez
en voz alta la pregunta.
— Presencial. — Respondió sin dudar. — Definitivamente no quiero
encontrarme con un desconocido del que no sabré ni siquiera su rostro. No
es que estar presente en la subasta cambie mucho pero así al menos sabré
quién me comprara, cómo luce y a qué me debo atener. Además, no quiero
trucos, prefiero ver lo que sea que vaya a ocurrir.
— ¿Postor femenino o masculino?
— Hombre. Sigo siendo gay, sería mucho peor verme forzado a estar con
una mujer, aunque si no quedara más remedio tendría que aceptar eso
mismo. No obstante, prefiero postores masculinos. — Hoseok seleccionó la
opción por él, continuando rellenando el resto de las preguntas por él,
después de todo lo conocía tan bien o más que a sí mismo. — Hobi...
— Hmmm... — Musitó concentrado pero dejándole saber que le prestaba
atención. — ¿Qué?
— Gracias. — El mayor detuvo todos sus movimientos cuando el rubio
escondió su rostro en la curvatura de su cuello, levantando su mano libre
para acariciarlo. — Por estar a mi lado en esto y siempre, apoyándome,
guiándome y cuidándome.
— ¿Si no lo hago yo quién lo hará? — Sonrió y besó su frente. — A ver,
presta atención aquí que después no podrás retractarte. Si todo sale bien
hasta yo pensaré seriamente en subastarme también, va y encuentro a mi
papacito piernas largas. — Bromeó pasándole la laptop para que
comprobara todos los datos. — ¿Y?
— Todo está bien. Ahora solamente debemos enviarlo y esperar a que me
contacten.
Aclaró su garganta llevando su mano temblorosa al trackpad para correr
el cursor hasta el botón de enviar, dudando una vez que vio la flecha sobre
aquella palabra. Una vez que presionara, no había vuelta atrás.
— ¿Estás seguro? Todavía estás a tiempo de retractarte. — Comentó
observándolo de soslayo. Sostuvo su mano temblorosa e hizo que lo mirase.
— Tae...
— Estoy seguro. — Dio clic y vio como la pantalla le mostraba el cartel
que confirmaba el envío. — Ya está hecho.
— Bien... — Suspiró Hoseok cerrando la tapa del ordenador. — Ya está
hecho así que ahora solamente te queda esperar. — Controló la hora
notando que era casi media noche. — Ahora descansa, debes levantarte
temprano y yo también, así que ya me voy.
Se levantó dejándolo en la cama, buscando sus pantuflas y abrigo para
salir de la habitación bajo la atenta mirada del rubio. Se sentía impotente de
no poderlo ayudar más y verlo recurrir a esa opción, le dolía aquello y no
quería que Taehyung viera eso. No necesitaba sentirse culpable por buscar
una solución a todos sus problemas, lo apoyaba sin importar qué pero no
dejaba de afectarlo.
— Hyung...
Se detuvo al escucharlo llamarlo así, una clara señal de que se encontraba
emocionalmente agotado o quebrado. Soltó la manija de la puerta y se
volteó para mirarlo con una sonrisa.
— ¿Qué sucede, Tae?
— Voy a terminar con Bogum. — Hoseok frunció el ceño regresando
sobre sus pasos, dejando una vez más su abrigo sobre la silla ubicada en su
pequeño escritorio. — No creo que sea justo para él que la pareja por la que
ha esperado todo un año termine acostándose primero con un desconocido.
No puedo hacerle eso, me sentiría una mierda de persona, más de lo que me
estoy sintiendo ahora.
— Ey, ey... — Llamó subiéndose a la cama para elevar su rostro y secar
sus lágrimas. — No digas eso de ti, no eres una mala persona, Tae. Si
quieres terminar con él estás en todo tu derecho, entiendo tus motivos y sé
que no es solamente por esto aunque haya sido el detonante de todo. Mas
eso no te hace una mala persona. Hiciste muchas cosas con él y aunque no
hayas llegado a ese punto, no significa nada. Simplemente no estaba
destinado a ser porque a decir verdad en un año las oportunidades se te
presentaron muchas veces. La consumación del acto sexual no tiene por qué
influir en esto.
— Pero...
— Pero nada. No eres una mala persona por no haber llegado hasta el
final con él. No te sentiste cómodo para hacerlo y es entendible. Tus
sentimientos no fueron tan fuertes y no es malo que hayas querido hacerlo
estando enamorado de tu pareja.
— ¿No es irónico que haya querido una primera vez especial,
sintiéndome enamorado, rehusándome a tener sexo solo porque sí para
terminar ahora acostándome con alguien que ni siquiera aún conozco y que
pagará para usarme como una herramienta de desahogo? — Se rió ante esto
intentando no llorar, fracasando completamente. — Quédate a dormir
conmigo hoy, te necesito.
— De acuerdo, me quedaré aquí. — Elevó las comisuras de boca
mostrando una sonrisa tímida y unos sutiles hoyuelos que hicieron al rubio
sonreír. — Solamente no me des patadas en la noche, no ronques o te
babees sobre mí.
— Yah, yo no ronco.
— Eso es lo que tú te crees.
Comenzó a desvestirse, frente a la atenta mirada del rubio, notando que
este lo estaba mirando más de lo normal. Se apresuró a buscar un pijama en
el armario del menor que contenía prendas de vestir de ambos mientras lo
vio escribir algo en su teléfono y, cuando comenzó a cubrirse, este lo
detuvo.
— ¿Qué sucede? — Cuestionó con voz quebrada viéndolo delante de él,
sintiendo sus brazos rodear su cuerpo. — Tae... — Llamó cuando sintió sus
labios besar suavemente su cuello.
Permaneció estático durante varios minutos, sintiendo aquellas manos
acariciar su espalda, torso y brazos. Podía escuchar su respiración como si
esta tuviera un micrófono que amplificara su volumen, sintiéndose de cierta
forma intimidado por su actitud. La humedad de la lengua ajena impactó
contra su cuello y fue entonces cuando se separó buscando una respuesta en
su mirada.
— ¿Qué estás haciendo, Tae? — La respuesta era obvia pero no entendía
nada. No se sentía incómodo, no le molestaban las caricias del rubio pero
aún así no lo sentía correcto. — Bogum...
— Terminé con él...
— ¿En qué momento sucedió eso? Me acaba de decir que terminarías
con él, no que habías terminado. — Inquirió alejándolo.
— Hace un instante, le mandé un mensaje terminando todas las cosas con
él. Como bien dijiste, no es solamente por lo que estoy a punto de hacer. Me
sentía de cierta forma cómodo con él en algunas cosas pero entre nosotros
no habían verdaderos sentimientos que fueran más allá de un gusto
superficial.
— De acuerdo, pero eso no justifica lo que estás haciendo, vamos a
dormir. — Se separó más para ir hacia la cama pero Taehyung lo siguió
volteándolo, haciéndolo caer sobre su espalda. — Tae...
— Hyung, no hay forma de que puedan comprobar físicamente si soy
virgen o no, no tengo un himen ni nada por el estilo. No quiero entregarme
por primera vez a un desconocido. Si debiera darle mi primera vez a alguien
sería a un persona significativa para mí y tú eres el único digno de ello.
Nuestro cariño es puro y sincero, incluso podría decir que nos amamos
aunque nunca haya sido de la forma en que muchas parejas lo hacen pero sé
que es mucho más fuerte y real. Quiero que lo hagamos...
Hoseok tragó saliva, perdiéndose en los ojos del rubio, viendo la
transparencia y sinceridad de sus palabras. A diferencia de él, no era virgen
pero ninguna de sus experiencias había marcado su vida. Quizás si esa
hubiera sido su primera vez, si hubiese estado con él, todo fuera diferente.
No comprendía del todo sus sentimientos, porque efectivamente sabía
que lo que sentían iba más allá de amor de amigos, hermanos o incluso de
pareja, no podría encasillarlo en un lugar exacto pero tampoco estaba
seguro todo eso era correcto.
De niños curiosos se dieron algunos besitos, de adolescentes una que otra
vez también se besaron o comentaron sus inquietudes hormonales. Sin
embargo, todo eso que estaba ocurriendo sobrepasaba todo límite.
Los tiernos labios del menor retomaron lo que hacían minutos antes y
una extraña corriente lo recorrió cuando su cuello fue succionado. Sabía
que Taehyung era virgen porque jamás había llegado al final del acto pero
que sí habían hecho otras cosas. No era un santo, ninguno lo era pero
aquello resultaba demasiado puro para ambos.
Parecía correcto, seguro y sinceramente comenzaba a desearlo. A cada
beso o lamida sobre su piel, a cada caricia o mirada su deseo aumentaba.
Les gustaba la forma en la que se sentían con el otro, estaban seguros y en
confianza.
— Hyung, siempre hueles tan bien, tu piel es tan suave. — Sus dedos
recorrían su cuerpo con suavidad, admirándolo con una sonrisa. — Jamás
tuve deseos de hacer el amor con alguien pero tú siempre has despertado
toda clase de cosas en mí, cosas que aún siendo adultos ninguno logramos
descifrar.
Taehyung se volvió a separar unos centímetros para comprobar su rostro,
saber que todo estaba siendo consentido, que los dos querían que aquello
pasara y aún con los ojos cerrados del contrario, supo lo entregado que
estaba en ese momento. Mordió su propio labio inferior antes de eliminar
por completo la distancia y besarlo después de tantos años.
A diferencia de las veces anteriores, esos besos no eran inocentes o
experimentales, estaban cargados de emociones poco descifrables pero
intensas. La suavidad de sus labios se sintió demasiado bien y en algún
momento los lánguidos besos ascendieron de nivel cuando sus lenguas se
encontraron.
Pronto sus cuerpos se movieron friccionándose, calentándose,
envolviéndose en besos, caricias y abrazos. Hoseok rodeaba el cuello del
menor, sus ojos se abrían de vez en cuando y cada vez veía algo nuevo y
diferente en su amigo de toda la vida. No sabia qué a ciencia cierta pero eso
era un hecho.
Su espalda se enarcó cuando en el descenso por su cuerpo lo sintió
detenerse en sus pezones, arrancándole un gemido apenas audible. La mano
que no se detuvo hasta acariciar su miembro se movía con lentitud y sus
caderas le correspondían.
Podía entregarse por completo a Taehyung pero algo en su interior temía
este hecho. No quería que aquello influyese demasiado porque sabía que
por mucho que ese momento significara para los dos, seguía existiendo una
línea invisible que no debía cruzarse. Si lo hacía, debía atenerse a unas
consecuencias que podrían ser dolorosas.
Ese acto era como levantar el velo de pureza de la relación que habían
mantenido por veinte años. Por eso mentalmente aún se retenía un poco
procurando guardar la calma.
¿Por qué no habían hecho eso antes? El rubio no tenía la clara respuesta
de ello pero una parte de él agradecía a esa subasta que le había dado la
valentía para hacer aquello. No quería a un extraño siendo el primero en su
vida, prefería entregarse al único hombre que hasta el momento había
querido sinceramente.
Continuó descendiendo con calma, besando cada tramo de su piel hasta
encontrarse con una semi erección que lo cautivó al bajar la ropa interior
del mayor completamente. No estaba del todo depilado pero se notaba el
cuidado de su vello pùbico.
Le gustaba, nunca había prestado tanta atención a esos detalles. Había
visto desnudo a Bogum incontables veces mientras tenían sexo oral,
jugaban o simplemente se vestía pero no fue algo que llamó la atención. A
Hoseok no lo veía completamente desnudo desde la adolescencia cuando
dejaron de compartir baños y no recordaba absolutamente nada de sus zonas
privadas.
Besó cuidadosamente sus bordes antes de centrarse en aquella
entrepierna que a segundos endurecía. La llevó a su boca, comenzando un
juego algo tortuoso pero delicioso para el mayor hasta que todo se tornó
más obsceno.
Le gustaba como se escuchaba su respiración y los bajos gemidos, le
agradaba la vista que admiraba al elevar sus párpados y mirar en su
dirección. Su cuerpo estaba más trabajado de lo que sus anchos atuendos
siempre mostraban, marcado pero sin grandes músculos, casi como suyo
propio.
Abandonó su miembro por algunos segundos para empapar dos de sus
dedos en saliva, colocando solo el índice en su entrada para continuar con
su felación. No necesitaba que le hicieran mucho, estaba excitado con solo
ver al mayor así, entregado a él. Cuando colocó el segundo dedo en su
interior, Hoseok lo hizo subir para besarlo.
— No vayamos h-hasta el final. — Logró decir entre gemidos que
contenía solamente por el hecho de que a dos puertas de esa habitación se
encontraba la mujer que consideraba como una segunda madre. — P-Por
favor.
Taehyung en ese instante ignoró sus palabras, penetrándolo con sus dedos
mientras lo escuchaba gemir y sentía aferrado a su cuerpo. Se miraban y
besaban con suavidad; era curioso como a pesar de todo mantenían la
calma, consintiéndose con besos, sonidos poco puros y caricias mesuradas.
— ¿No quieres ser mi primera vez, hyung? Sinceramente me gustaría
hacer el amor contigo, que tú seas mi primero no solo parcial, sino
completamente.
Sus palabras hicieron que el mayor volviera a mirarlo, recordándose que
el motivo de todo aquello no era porque realmente lo quisiera, sino por la
subasta. De no ser porque no quería entregarse a un desconocido, nada de
eso estuviese sucediendo y por ello reafirmaba que no podían ir hasta el
final. Podrían llamarlo tonto pero sentía que eso sería aprovecharse su su
susceptibilidad y complicar su corazón más de lo que lo había hecho en
esos años.
— Estamos haciendo el amor, Tae. No necesito entrar en ti o que entres
en mí para decir que estamos haciendo el amor, que nos estamos
entregando. Esto es como una primera vez para mí y quiero que lo marque
de igual forma para ti. Esta es nuestra primera vez haciendo el amor. —
Sonrió hasta mostrar sus camanances, buscando su boca para besarlo y
estirando su mano para hacerse con la erección contraria. — J-Joroba más
tus dedos... Así, ah...
— Hyung... — Gimió apoyando su frente sobre su hombro, disfrutando
de la forma en que su mano articulaba su miembro, se sentía demasiado
bien. — V-Vírate.
Hoseok obedeció, acostándose bocabajo, juntando fuertemente sus
piernas al caer en cuenta de las intenciones del menor cuando acarició los
costados de sus extremidades. Jadeó contra la almohada cuando dos dígitos
se perdieron una vez más en su interior, complacido por los sonidos que
escuchó una vez que por la hendidura de sus muslos se perdió el miembro
de Taehyung.
— Te sientes tan bien, tu piel es tan suave, hyung. — Agitó sus caderas
chocando contra su propia mano, estimulando al mayor mientras su cuerpo
presionado bajo él creaba fricción con las sábanas.
Compartieron algunas palabras dulces, besos un tanto incómodos y
erráticos por la posición y sus movimientos pero para ambos fue un gran
disfrute. Se envolvieron en glorioso orgasmo al que el pelirrojo llegó
primero y que el rubio alcanzó tras varios envites más.
Sin mirarse, Hoseok le indicó que fuera al baño para asearse mientras él
se encargaba de cambiar las sábanas y así lo hicieron. Cuando el mayor
regresó del baño, se encontró a Taehyung vestido con su pijama pero
cruzado de piernas a su espera. Palmeó el colchón con una sonrisa y él no
dudó en unirse, aceptando el beso ofrecido.
— Me gustó mucho esto que hicimos. Me gustas tú también, hyung.
Sabes que aunque esto me haya dado el valor o claridad para ver lo que
deseaba, no significa que fuera falso. Te quiero.
— Sé que me quieres, Tae. Yo también lo hago, te quiero desde el primer
día que me llamaste hyung a tus cinco años. Tenía siete pero aún así
recuerdo todo como si hubiese sido ayer. Desde ese entonces te quiero y no
hay nada que hagas en este mundo que me haga cambiar ese sentimiento.
— Habló con sinceridad, entregándose a ese abrazo que le daban cuando
buscaban acostarse y cubrirse con las sábanas.
— ¿Crees que aún después de la subasta, después que otro hombre ponga
sus manos en mí seguirás diciendo lo mismo? — El pelirrojo se volteó para
mirarlo, besando sus labios con suavidad.
— Tu valor no depende de las manos que te puedan tocar o no y mis
sentimientos tampoco. Pueden tocarte miles de personas y para mí siempre
seguirás siendo el mismo. ¿Me has dejado de querer aún cuando conoces
todas mis fallidas relaciones? — Negó con serio pero relajado. — La
persona que pague por ti será muy afortunada pero solamente tendrá tu
cuerpo, no se adueñará de mi Tae.
Sus labios una vez más fueron sellados por un beso, sintiendo sus piernas
ser enrolladas por las contrarias. Comenzaba a tener sueño porque así se
preparaba Taehyung para dormir siempre que iban a dormir juntos, lo
abrazaba con brazos y piernas.
— Lo que pasó hoy... No quiero que quede así, después de la subasta...
— Después de la subasta hablaremos, cuando todo eso ocurra. Por ahora
sigamos igual, Tae. ¿Sí? — Asintió. — Vamos a dormir, tenemos que
despertarnos temprano.
Capítulo 4

Tres días después de enviado su formulario, Taehyung recibió un sobre


enviado por la agencia en donde le confirmaban que habían comprobado
todos los datos dados y que oficialmente el día de su subasta había sido
fijada. Dos semanas, solamente tenía dos semanas para prepararse
psicológicamente para aquello.
Ahora solo le quedaban veinticuatro horas y su ansiedad empezaba
hacerse notable. Se había fumado una cajetilla de cigarros en la última
semana cuando normalmente le duraban más de un mes y muchas veces los
botaba rancios.
Bogum intentó contactarlo muchas veces pero, tras una llamada
telefónica en el que le pidió una vez más que no lo molestara más y que
todo había acabado, este dejó de fastidiarlo. Según sus actualizaciones en
las redes sociales ya hasta tenía una nueva pareja y nada de aquello pudo
importarle menos. Simplemente lo bloqueó no porque le afectara, sino
porque sería evitar que este lo volviera a contactar o ver sus publicaciones
sin necesidad. No le importaba lo que ocurriera con su vida a decir verdad.
Con Hoseok, bueno, como siempre... Era lo mejor que le ocurrió a su
vida. No se había repetido lo de aquella noche aunque sí dormían de vez en
cuando juntos como solían hacerlo, con la única diferencia de que sus
abrazos ahora iban acompañados de besos no precisamente en las mejillas.
Durante todo ese tiempo su apoyo fue esencial, saber que lo tenía ahí era
todo lo que necesitaba. El pelirrojo también había dejado de tener esos
encuentros casuales que tenía bastante seguidos con desconocidos de las
aplicaciones y no podía negar que su corazón se tranquilizaba ante esto.
Nunca le gustó que estuviera con un hombre diferente cada dos días pero
no lo juzgó, lo apoyaba, era su vida y sin importar lo que pasara, él siempre
estaría ahí para apoyarlo. Eso no quitaba que ahora se alegraba de que sus
noches ahora fueran compartidas siempre y cuando ellos no tuvieran que
trabajar.
— ¿Estás nervioso? —Preguntó el mayor abrazado a él en el sofá viendo
que Syohee ya estaba dormida.
— Muchísimo, no sé qué es lo que me depara el día de mañana. Ellos
solamente me mandaron el atuendo que debía llevar y la dirección a la que
tengo que ir. Me irán a recoger a las diez de la mañana.
— Una vez que finalice la subasta... Eh... Deberás irte con tu postor, ¿no?
— Preguntó y Taehyung asintió indicándole que hiciera silencio.
Se levantó cuidadosamente para tomar a su madre entre los brazos y
llevarla a la cama. La arropó con cuidado, depositó un beso en su frente y
regresó a la sala, encontrándose con todo apagado. Siguió a su habitación,
viendo como Hoseok preparaba la cama y no pudo evitar sonreír apoyado
en la puerta.
— Cierra la puerta, tonto. — Hizo caso y se aproximó para abrazarlo por
la espalda. — Te has vuelto un pegajoso, más de lo que ya eras — Rió
viendo la mueca que hacía de soslayo.
— ¿Te molesta?
— En lo absoluto. — Se giró entre sus brazos para mirarlo a los ojos y lo
besó. — Me gusta tu proximidad y lo sabes.
— Respecto a tu pregunta, no sé si mañana mismo deba irme con el
ganador de la subasta. Todo queda en sus manos, si desea cobrar su premio
mañana mismo así lo hará, sino para cuando se me diga. — Buscó signos de
molestia en el rostro del mayor pero este solo sonrió. — ¿No estás molesto?
— Ya hemos hablado de esto, Tae. Nada de esto me molesta, no estoy
cómodo con la situación porque se me hace aún rara pero no me molesta.
Ya sea mañana, en un mes o en un año, no me importa. Yo estaré aquí para
ti.
— Gracias, hyung. — Buscó sus belfos con cierta necesidad y los
encontró como siempre receptivos para él.
— Deja de agradecer y vamos a dormir. Debes lucir bien mañana y
tenemos que levantarnos temprano para ir a tu apartamento porque es allí a
donde te recogerán. Yo iré contigo y allí te esperaré hasta que regreses.
+++
La mañana llegó más rápido de lo que Taehyung quiso. Amaneció con un
gran nudo en su estómago que disminuyó cuando vomitó en el baño. Tomó
una ducha y una vez listos, los dos fueron a su apartamento dejando el
almuerzo listo para su mamá.
Desayunaron los tres juntos, bueno, más bien acompañaron a su madre a
desayunar porque ninguno de los dos pudo tocar bocado, lo único que
Hoseok pudo beber fue un vaso de jugo. Estaba tan nervioso como el menor
aunque aparentara fortaleza para apoyarlo.
Lo vio prepararse y su mandíbula casi cayó una vez que estuvo
completamente listo. Le habían escogido un atuendo que iba
completamente con él pero no parecía Taehyung sino alguien famoso que se
coló en aquel pequeño apartamento.
Pantalón ajustado negro, botas y suéter del mismo color con algunas
cadenas finas adornando su cuello. Un abrigo que parecía de piel
proveniente de algún animal exótico pero aunque era artificial, parecía
bastante legítimo, de color rojo a juego con una boina del mismo color que
dejaba ver su hermosa cabellera rubia casi blanca.
Los pendientes y anillo también iban a juego con las cadenas, todos
plateados aunque tenían pequeñas piedrecitas rojas. Unas gafas blanca
transparentes sellaron el conjunto. Etéreo, hermoso, sublime, fueron los
adjetivos que llegaron a la mente del pelirrojo.
— Luces increíble, pareces toda una celebridad. — Sonrió Hoseok
acomodando su cabello.
— Este no soy yo.
— Claro que no, es una fantasía para vender, tómalo como parte de lo
que vas a hacer y nada más. Sabes bien que el porte y físico vende, además,
eres supuestamente un modelo de Hitta Entertainment.
— Ya, pero eso no cambia que me sienta como un payaso disfrazado. —
Rió algo incómodo, besando al mayor para calmarse. Escucharon el timbre
de la puerta, se separaron algo ansiosos pero con un apretón de manos se
dieron fuerzas. — Creo que llegó la hora.
— ¡Suerte! — Exclamó acompañándolo a la puerta. Se dieron un último
beso antes de abrir y encontrarse con dos hombres trajeados, entre ellos, al
troglodita con el que tuvo el encontronazo el día que fue a la agencia para
curiosear. — Te esperaré aquí.
— Señor Kim... — Los sujetos realizaron una venia para saludarlo. —
Por aquí, nosotros lo escoltaremos hoy.
Hoseok lo vio partir con un extraño nudo en su garganta y una
preocupación sin procedencia. Sinceramente esperaba que todo saliera bien
para el menor. Tenía que salir todo fantástico para que ese sacrificio valiera
la pena. Cerró la puerta cuando desapareció completamente de su campo de
visión y se dejó caer sobre el colchón en el suelo. Sin poderlo evitar, se
acurrucó entre sus sábanas, buscando el aroma de su...
Ya no sabía qué eran él y Taehyung aunque nunca dejaría de ser su
amigo, ni siquiera si lo que estaba sucediendo entre ellos dos no se daba.
Sería tal vez doloroso volver a lo que una vez fueron pero si una cosa tenía
él clara, es que jamás se separarían del todo. Lo de ellos era demasiado
fuerte, siempre lo fue.
El rubio iba en el asiento trasero de un Mercedes Benz de clase S color
negro deseando fumar. La palabra nervioso no cubría como se sentía.
Miraba por la ventana pero a decir verdad no interiorizaba el recorrido que
estaba haciendo, algo malo, en caso de necesitar huir o pedir auxilio debía
saber su ubicación porque al final esta no vino especificada en los papeles.
A veces se sentía atrapado en un mundo extraño cuando salía a la calle,
una selva en donde él no era más que un insecto. Las casas, los edificios
eran tan alto que parecían rasgar el cielo. Las personas caminaban tan
rápido que parecían estar siendo perseguidas y a veces sentía que todo
brillaba más de lo normal cuando lo oscuridad reinaba en muchas partes.
Justo en ese momento, se sentía atrapado en una selva urbana, camino a ver
al rey de la jungla al que lo ofrecerían como tributo.
Estuvieron un largo rato en movimiento, casi una hora antes de que el
automóvil se detuviera frente a las rejas de algún sitio. Estas se abrieron y el
Mercedes volvió a ponerse en marcha avanzando por una calle que le
mostraba jardines y céspedes pulcramente cuidados, podía ver incluso un
campo de golf a la distancia.
Cinco minutos más tarde, finalmente se detuvieron en un
estacionamiento donde no habían menos de quince vehículos, todos de alta
gama. Fue recibido por Hwasa, la mujer se veía tan imponente y sensual en
ese traje de pantalón y saco rojo con una blusa blanca sin escote. Sus labios
color carmín formaron una agradable línea que simulaba una sonrisa.
— Bienvenido, Taehyung. ¿Cómo fue tu viaje? ¿Te trataron bien? —
Preguntó acercándose para estirarle su manos como si fueran a cerrar un
negocio en vez de un saludo aunque bueno, no estaba muy lejos de la
realidad. — Cualquier incomodidad por favor, déjamelo saber.
— Todo ha estado bien, g-gracias por preocuparte.
— Claro que debemos preocuparnos por ti, después de todos somos los
que damos la cara por esto y todo tiene que salir perfecto, a nadie le
convienen los errores.
Claro, tenían que constatar que el producto estuviera en buen estado,
Taehyung rodó los ojos antes su estupidez, por un momento creyó que
realmente se estaba preocupando por él.
— Acompáñame, deben aún maquillarte y prepararte un poco. — El
rubio se miró de arriba bajo buscando las imperfecciones que no notaba. —
No te preocupes, son solo pequeños detalles como comprobar que no hayan
errores en tu atuendo, cabello, aroma y esas cosas.
El lugar era algo más que una mansión, era gigantesca y aunque el
interior simulaba una casa, era notable que se trataba de mucho más. No
supo bien dónde se encontraba pero en ese punto ya poco importaba. Lo
guiaron hasta un cuarto en donde habían tres jóvenes más y un grupo de
estilistas que se movían de un lado a otro como si organizaron un desfile.
— Taehyung, estos son Cha Eunwoo, Park Seonghwa, BamBam y Park
Jimin. — Todos a excepción del último lo miraron con el ceño fruncido y
una falsa sonrisa, haciendo que Hwasa rodara sus ojos. — No están
compitiendo entre ustedes así que dejen la hostilidad a un lado. Cada
subasta es individual y aquellos que vinieron lo hicieron con la intención
clara de a quién quería. Pudieron escoger entre el catálogo y ahora
solamente deben pujar entre ellos a ver quién se los lleva. Todos optaron
por una subasta dinámica, así que deben compartir el día porque aquí todos
tenemos mucho trabajo que hacer.
La mujer le dio instrucciones precisas en cuanto al estilo que cada uno
debía llevar a las estilistas, escuchando las opiniones de cada y, una vez
llegado a un acuerdo, dio el visto bueno.
— Jimin, tú sígueme. No estás aquí por la subasta así que no molestes a
los participantes.
— Claro que no, querida. Yo ya tengo mi dueño y soy dueño de alguien.
— La peligra lo miró controlando su molestia mientras que el chico de
cabello rosa reía divertido. — Uy, si las miradas mataran. ¡Adiós chicos,
suerte! — Le dio un guiño a Taehyung y salió de la habitación.
Todos parecían estar acostumbrados a ese ambiente pero, para el rubio,
era la primera vez con tantas personas sobre él mirando cada detalle de su
aspecto. Cuando salió de su apartamento sintió que ya estaba perfecto pero
con todo lo que sentía que le hacían, lo hizo percatarse que todos difirieron
de esta idea.
Estuvo media hora viendo como las mujeres miraban que su ropa no
tuviera ni el mínimo pliegue o pelusa. Cuando se miró al espejo se encontró
con un Taehyung completamente diferente, no es que los cambios
realizados hubieran sido muy notables porque el maquillaje se mantuvo lo
más natural posible, casi parecía que no tenía nada al no ser por el tenue
rubor de sus mejillas que lo hacían ver como si se estuviera sonrojando.
Aún así, se sentía como un maniquí con el que jugaban a voluntad sin
voz ni voto. Pensó que quizás eran solo imaginaciones suyas por el
nerviosismo porque los otros incluso reían pero no estaba muy seguro de
eso.
Tuvo que esperar otros veinte minutos antes de que uno de los hombres
trajeados llegaran por el chico al que Hwasa llamó Eunwoo y él.
Anteriormente ya Bambam había sido llamado así que al parecer solamente
Seonghwa quedaría en aquella habitación junto con las estilistas. Cada uno
fue escoltado por un hombre diferente, dirigiéndose a lugares distintos en
direcciones contrarias.
El acuerdo final de su precio de reserva fue de cien mil dólares, lo que él
necesitaba para cubrir en un inicio todas sus deudas. Creyó casi imposible
que lo aceptaran, estuvo preparado para que disminuyeran el valor pero que
fue aceptado por ellos. Eso significaba que confiaban en que él sobrepasara
esa cifra. ¿Cuánto dinero corría en aquel sitio? Porque de todo eso ellos
seguro sacarían su tajada y con todos los presentes, no dudaba que al menos
medio millón de dólares fuera gastado ese día.
El hombre que ahora sabía se apellidaba Choi porque lo escuchó ser
llamado así, lo acompañó hasta una gran puerta blanca que se abrió en
cuando lo vio dar un suave golpe en la puerta. Otro hombre le indicó que
entrase y una vez adentro vio venir a Hwasa con paso elegante y seguro.
— ¿Todo bien?— Volvió a preguntar y él asintió. — Qué bueno,
sinceramente tú eres el que más postores tienes de los chicos que se están
subastando hoy así que tenemos grandes expectativas. Cabe la posibilidad
de que salgas con el triple del precio inicial como mínimo así que sonríe.
Muéstrate seguro pero no sobre actúes, sé tú mismo.
— ¿Q-Qué tengo que hacer? — Preguntó nervioso y la mujer sostuvo sus
manos para tranquilizarlo. — No tengo idea de cómo funciona esto, no me
dijeron qué tenía que hacer.
— No tienes que hacer nada, solamente te sentarás en esa silla que vez
allí delante de esas cortinas negras. Una vez que se abran el asistente
tomará tu abrigo, puedes quitártelo, con elegancia, coqueto, serio, como
gustes y ya luego te quedarás parado en tu sitio hasta que se le de inicio a la
puja. Ahí podrás sentarte nuevamente hasta que finalice.
— ¿Qué hago cuando finalice?
— Las cortinas se cerrarán y regresarás aquí. Recibirás lo ganado en un
cheque con un contrato, claro está y conocerás al ganador. Ya entre ustedes
se pondrán de acuerdo para todo lo demás, tendrán tiempo y privacidad para
too.
— ¿Ustedes qué ganan con todo esto? En el documento que me
entregaron no especificaron si tengo que darles algún por ciento de las
ganancias. No quiero sorpresas. — Habló hábil viendo como Hwasa
sonreía.
— Cariño, nosotros estamos ganando desde que mostramos tus fotos.
Hay membresía para formar parte del selecto club. Se paga por recibir las
fotos de quienes serán subastados y después por venir se cobra una entrada
especial a cada uno de los postores. Eso sin contar que el ganador deberá
pagar una cifra que nada tiene que ver con lo que pague pro ti. Esto es un
negocio en donde todos ganamos. — Acarició su mejilla y sonrió. — A tu
posición.
¿Podía ir al baño? Sentía sus bilis subirse hasta su garganta, amenazantes,
demostrándole que su calma era toda una farsa. Los nervios se lo estaban
comiendo por un pie. Miró rápidamente a su alrededor, notando una mesita
con servilletas, tres botellas de agua selladas, caramelos y un espejo.
Se apresuró a ella tomando unas cuantas servilletas en donde terminó
soltando aquellos buches amargos. Las botó en un cesto ubicado debajo de
la mesa y en el espejo controló que todo estuviese en orden. Tomó unos
cuantos chicles que allí yacían de menta, masticándolos rápidamente para
eliminar el desagradable sabor de su boca y el posible hedor que pudiera
existir.
Cuando le vinieron avisar de que debía tomar su puesto, sacó la goma de
mascar de su boca, la botó y caminó hacia el lugar que debía ocupar.
Quedaba una pequeña fase solamente para comenzar a hiperventilar pero no
llegó a ese punto, pensó en su madre, Hoseok e incluso todas sus deudas y
con eso logró calmarse al menos un poco.
Se acomodó en aquella alta banqueta, a la espera del momento que lo
dejó sin respirar por varios segundos. Cuando las cortinas se abrieron no
pudo ver inmediatamente el lugar, una luz algo molesta lo señalaba pero
luego sí pudo darle un vistazo a toda la sala.
Diez hombre estaban sentados en individuales butacas negras y elegantes
con un iPad en sus manos. En la pared posterior habían unos cuatro
hombres de seguridad y a un costado estaban el presidente Kim Namjoon
acompañado de Jimin sentados en un sofá doble con Hwasa parada a su
lado comprobando que todo estuviese en orden.
Sus miradas se cruzaron y ella levantó ambos pulgares para dejarle saber
que todo estaba bine, haciéndole una segunda seña que a la primera no
captó. Ya luego se dio cuenta que le pedía que sonriera moviendo sus dedos
índices delante de su boca yendo del centro hacia las comisuras. Dio su
mejor sonrisa falsa y ella levantó su mano derecha con dedo pulgar e índice
simulando una "O" de Okay.
— Ahora, caballeros... — Pronunció un hombre trajeado detrás de un
podio de noticias cristalizado con luces fluorescentes en color lila en la
base. — Estamos dando comienzo a la subasta del día de hoy.
Taehyung casi se atragantó en su asiento cuando vio que quien daba la
noticia no era nadie más que el actor Park Seojoon. Por cortos segundos su
corazón se disparó, ahora lo veía mejor que aquella vez en la agencia donde
pasó velozmente seguido por otro hombre mientras llevaba gafas. Era
mucho más atractivo en persona que por televisor pero no le arrancó los
suspiros que siempre les sacaba a él y Hoseok
Quizás porque jamás se esperó verlo en una situación así. No Teía
derecho a juzgar porque él estaba participando en todo ese circo pero
digamos que la imagen que tenía del hombre se quebró en mil pedazos
sabiéndolo partícipe de esas cosas.
¿Cuántos estaban prestados para eso? Ahora comprendía cuando
explotaban los escándalos en las noticias, cuando se ponían a escarbar
terminaban sacando una decena de personas o más vinculadas a los
incidentes.
— Tenemos y ofrecemos como siempre lo mejor para nuestros
compradores más exigentes. En estos momentos presentaremos un nuevo
rostro nunca antes visto, una gema valioso que teníamos guardada
solamente para los más selectos. — Prosiguió presentándolo el actor por el
micrófono.
No se podía creer que una celebridad lo estuviera presentando, mucho
menos en una subasta. El asistente que Hwasa le habló se acercó hacia él
para que le entregara su abrigo y gafas para que todos pudieran observarlo
mejor. La primera impresión ya se había dado, ahora le permitían ver un
poco más al producto en venta.
— Frente a ustedes se encuentra un hombre en sus veinticinco años y
perfectas condiciones físicas. Modelo de Hitta Entertainment, estudiante
universitario y... — Sonrió mirando a los presentes. — Una de las cosas que
más les gustó a los aquí presentes. Completamente virgen.
De acuerdo, necesitaba que la tierra se abriese y lo tragara para jamás
escupirlo. Sabía que había dado esa información, que la mayoría de los allí
presentes la conocía pero ver como era pregonada a través de los altavoces
fue uno de los momentos más humillantes de su vida.
— ¿Quién desea llevarse esta belleza? ¿Quién será el primer hombre que
tendrá el privilegio de conocer cada detalle de su cuerpo? — Sonrió
girándose hacia él y luego a los postores. — Eso lo dirán sus ofertas. Ya
conocen el juego, quien ofrezca el mayor precio es el ganador y quien se
llevará este bello ejemplar a sus aposentos.
Capítulo 5

¿En qué siglo estaban? Parecía que lo estuviesen vendiendo en el mercado


de esclavo en algún pueblo en la dinastía Goryeo en donde su orgullo era
pisoteado sin condescendencia.
Estaba ahí por decisión propia, necesitaba de aquello pero le parecía que
el precio a pagar estaba siendo más alto que aquel que recibiría. Estaba
entregando algo más valioso que su cuerpo, sino su integridad como
persona, su dignidad. Parpadeo varias veces para contener sus lágrimas
porque ya no había marcha atrás.
En el trayecto de encontrar el punto más lejano en la habitación, pudo ver
a cada uno de los presentes. La mayoría miraba a sus contrincantes,
murmuraban o lo observaban a él con los ojos llenos de lujuria.
Habían hombres ligeramente de todas las edades pero había una que ni
siquiera entendía que hacía ahí. ¿A ese señor se le pararía incluso si
consumía un camión de viagras? Controló su cara de disgusto e
internamente hizo una plegaria para quien fuera que lo estuviese
escuchando, no lo dejaran ir con ese vejestorio porque moriría antes de
llegar a su destino.
Volvió a barrer la habitación, algunos eran los típicos señores que se
notaban eran dueños de importantes negocios o quizás políticos, era difícil
de saber pero sabía que mínimo uno de ellos lo era. Sin embargo, hubieron
dos hombres que parecían de su edad o máximo cinco años mayor que él.
El rostro de uno le sonaba de algún lado, así que hizo memoria en su
mente y casi brincó al recordarlo. Jung Yonghwa, él era un ídolo de familia
pudiente, jamás imaginó que alguien como él necesitara estar ahí para pagar
por un hombre y la virginidad de este. Sus miradas se cruzaron, una sonrisa
ladeada apareció en su rostro.
Pasó de él dirigiendo su vista hacia el otro sujeto, no le sonaba de nada
pero debía admitir que era también extremadamente atractivo. ¿Qué hacían
ese tipo d hombres ahí? No es que le molestara pero no lo entendían,
literalmente podrían tener a cualquiera, ¿por qué ir allí?
A diferencia de Yonghwa, este elevó una ceja regresando su atención
desinteresadamente a su teléfono. Rico arrogante y engreído, típica
combinación provocadora de náuseas.
— Caballeros, estoy seguro que él es uno de los hombre más hermosos
que han visto en sus vidas. Lo llamamos "V" pero, queda claro que el
ganador podrá conocer su verdadero nombre. — La molesta luz volvió a
alumbrarlo pero de cierta forma lo agradeció porque no quería ver a
ninguno de esos tipos. ¿V? ¿Desde cuándo lo habían nombrado así? —
Embellecerá y calentará su cama como ningún otro.
Escuchó a Seojoon decir estupidez y media para empalagar los oídos de
los presentes pero, en un punto el anciano sentado al frente envuelto en
canas y arrugas que mantenía su andador a un lado lo interrumpió.
— 150 0000 dólares. — Ofreció y todos lo observaron, pudo escuchar
pequeñas risitas y cuando la luz bajó, vio la diversión en el rostro de varios,
seguramente pensando lo mismo que él.
¿A dónde iba él con esa emoción?
Le daba cierta lástima y por un segundo sopesó la idea. Con alguien que
posiblemente ni siquiera lograra una erección sus chances de salir ileso de
eso eran mayores. Mas al pensar que aunque aquello no le funcionara
intentaría besarlo y tocarlo, alejó velozmente todo pensamiento de su
cabeza para no volver a soltar lo que no había comido.
— Bueno, bueno, ya veo que quieren empezar de una vez. — Todas las
pantallas de la habitación mostraron el número dicho por el anciano. —
Demos inicio a la puja. Ya ofrecieron 150 000 sobre el precio inicial.
¿Escucho 200 000?
— ¡250 000! — Exclamó otro y Taehyung se contuvo para no boquear,
ya se había ido por arriba del doble del precio inicial. Eso era un cuarto de
millón, no se lo podía creer.
— 300 000, ofrezco 300 000. — Habló Yonghwa manteniéndole la
mirada al rubio.
— 400 000.
Los números continuaron aumentando pero cuando el cantante Jung
Yonghwa ofreció un millón de dólares, la sala se hundió en un profundo
silencio. Él tenía una amplia sonrisa y el subastado aún sentado creyó que
se caería. ¿Un millón de dólares? ¿Aquellos hombres estaban bien de la
cabeza para gastar esas barbaridades de dinero en alguien?
Él se estaba vendiendo, luchando y trabajando diariamente sin poder
reunir siquiera el dinero de la renta y la comida ampliamente para que ellos
ofrecieron semejantes cantidades solo para follar a alguien. Le parecía
inaudito al punto de hacerlo molestar pero...
Un momento, ¿eso significaba que él se iría de allí con un millón de
dólares? ¿Dónde estaba la trampa? ¿Qué lo pondría hacer ese hombre como
para gastar esa suma? Dios, tenía miedo y quería huir.
— ¿Oigo 1 100 000? — Preguntó Park Seojoon viendo como nadie en la
sala respondía, al parecer nadie quería pagar una suma mayor lo que era
entendible. — Un millón a la una... — Esperó varios segundos mirando a
los presentes, viendo sus caras amargadas como depredador que afiló sus
colmillos y garras pero aún así perdieron a la presa. — Un millón a las
dos... — Levantó la mano señalando a Yonghwa. — Un millón a las...
— Dos millones de dólares. — Park Seojoon, todos murmuraban y
Taehyung no pudo evitar buscar al dueño de aquella exorbitante y
desquiciada oferta. — Ofrezco dos millones de dólares por V.
Ese era el sujeto arrogante que no pujó ni una sola vez y había estado
desinteresado mirando su teléfono durante toda la subasta. Lo vio guardar
su teléfono con calma dentro de su saco a la espera del cierre con un codo
apoyado en el brazo de la butaca dejando ver el reloj que sobresalía las
largas mangas de su traje y su otra mano descansaba sobre su rodilla en una
de las piernas cruzadas. Ni siquiera lo miraba, él observaba el suelo como si
ya estuviera seguro de su victoria.
— ¿Oigo 2 100 0000? — Volvió a preguntar el actor y el propio
Taehyung quizo preguntarle si estaba bromeando. — Dos millones a la
una... — El silencio en el lugar era casi tétrico.— Dos millones a las dos...
Todos miraban Yonghwa que había sido el hombree contra ofertó cada
vez pero el castaño solo tensaba su mandíbula si mirar en otra dirección
más que al rubio sobre la silla.
— Tenemos ganador, caballeros. — Aplaudió Seojoon pero nadie se
inmutó, haciéndolo reír avergonzada deteniendo las palmadas de sus manos.
— V ha sido exitosamente subastado a nuestro postor número diez.
El rubio notó que no se mencionaban nombres, no era solo el suyo pero
estaba bastante seguro que la mayoría se conocía de una forma u otra. El
hombre que ganó la subasta se levantó, arregló su traje y marchó sin darle la
menor de las miradas. Detrás de él, tanto Hwasa como el presidente Kim
salieron pero Park Jimin permaneció en el sofá mirando con seriedad, ya no
quedaba nada del rostro risueño que lo miró rato atrás, muy por el contrario.
Seojoon caminó hacia Taehyung indicándole que podía retirarse,
felicitándolo de paso por la subasta. Estuvo tan ansioso y nervioso por ese
momento sin embargo a pesar de que aquella subasta duró casi una hora, le
pareció que tardó solo un santiamén.
Y... Justo cuando el pánico del momento pasó, el shock se apoderó de él.
¿Dos millones de dólares? ¿Así de la nada podía volverse él millonario?
¿Alguien sinceramente podía entregar esa suma de dinero tan fácilmente?
¿Era todo aquello una mala broma que transmitiría en el televisor en uno de
esos programas en donde le hacían creer a las personas cosas crueles?
¿Estaba ahora media Corea burlándose de él?
— ¡Taehyung! — Su brazo fue tomado y fue entonces que reaccionó,
encontrándose con Hwasa mirándolo con preocupación. — ¿Todo bien?
— ¿Podrías dejar de preguntarme si todo está bien? — Espetó sin poder
salir del trance, no quería que le hablaran, necesitaba pensar, entender... —
Y-Yo...
— Kim, hay mucho dinero en juego, necesito que te recompongas. — La
mujer habló con firmeza ignorando el estado de delirio en el que el rubio
había entrado. — Debes reunirte con tu comprador y tenemos que firmar el
contrato pendiente. —Vamos.
Como una marioneta inerte que no tenía vida propia siguió a la pelinegra
hasta otra habitación con un enorme escritorio y una amplitud insólita, solo
ese cuarto era más grande que su apartamento. Se sentó por indicación y
recibió el contrato que leyó e interiorizó pero que aún no podía creer. Firmó
todas las páginas una vez que releyó las letras pequeñas ya tomando el
control de sus emociones.
— Después de esto no podremos volver a subastarte, ya lo sabes pero,
creo que con dos millones de dólares no necesitarás más de esto o de
nuestra agencia. El contrato como modelo durará por un año porque
debemos cubrir los rastros así que si te interesas en modelar en ese tiempo,
puedes contactarnos. De igual forma aparecerás en nuestras páginas y serás
reconocido como tal así que no te sorprendas si por casualidad te encuentras
con algún periodista o paparazzi molestándote. No haremos mucho humo
así que espero que no se cree un gran alboroto pero eres hermoso, cuando
vean tus fotos de seguro alguien quería saber de ti.
— ¿Por qué me ofrecieron eso si pueden haber complicaciones?
— Todos necesitamos justificar estos movimientos de dinero porque esas
cantidades no se pueden pasar de banco a banco como si nada. Además,
nosotros estamos en el medio de todo, si no se cubren bien las huellas todos
podríamos tener problemas. El comprador, el organizador e incluso el
comprado. Ya sabes cómo es Corea con la pornografía y prostitución, si hay
personas importantes de por medio pero aún porque a río revuelto ganancia
de pescador.
— Entiendo... Está bien entonces, tendré cuidado.
— ¿Realmente nunca te ha interesado incursionar en el mundo del
entretenimiento? La cámara te amó, eres bello, con solo existir y dejarte
fotografiar ganarías mucho. Piénsalo. Ahora te daré un consejo gratis
porque por alguna razón me caes bien. — Hwasa sonrió y el rubio la miró
con desconfianza. — Sé que parece mucho dinero pero si no lo administras
bien, se te acabará en un abrir y cerrar de ojo porque de donde se saca y no
se mete, todo se termina vaciando. Invierte, mira más allá del hoy. Y si
puedo darte un consejo más atrevido, te diría que no dejes ir al hombre que
pagó por ti. No te arrepentirás, creo que eres de todos los que ha pasado por
aquí el que mayor suerte ha tenido.
Taehyung suponía que aquella mujer le día eso por la evidente fortuna
que eso hombre debía tener porque no cualquiera pagaba dos millones de
dólares por alguien.Sin embargo, él que había vivido su vida al contado
desde que tenía memoria, ahora mismo no necesitaba de más. Con ese
dinero, las dos personas más importantes en su vida tenían su futuro
resuelto.
Le agradeció por los consejos pero la asistente del presidente Kim pudo
comprender que aquel chico desaprovecharía la mejor oportunidad que se le
ponía en el camino. Lo miró con cierto pesar y sonrió esperando que todas
sus decisiones fueran sabias y que verdaderamente tuviera un buen futuro.
— ¿Me acompañas a conocerlo? Sinceramente quiero salir de esto lo
antes posible. — Comentó poniéndose en pie. — Hwasa le echó un último
vistazo y se levantó liderando el camino a través de todo el palacete hasta
llegar a la terraza techada y con calefacción en donde se encontraban
Namjoon junto al sujeto que pagó por su virginidad.
A diferencia de la sala de la subasta en donde lo vio, ahí lucía menos
arrogante, tenía una sonrisa en su rostro que resaltaba el atractivo. Se veía
rejuvenecido, esa sonrisa le quitó un par de años que su atuendo
extremadamente formal le brindaba. Su traje era un azul oscuro que casi
llegaba al marino, quizás un tono más bajo. Este tenía finas líneas verticales
en más claras que hacía lucir sus prendas tan caras como seguro eran.
Pantalón, chaleco, saco, camisa blanca y una corbata azul a juego con el
traje. Le sorprendió ver que llevaba pequeñas argollas en sus orejas, por
alguna razón no se imaginaba a los empresarios con ese tipo de accesorios.
Su reloj era otra cosa que saltaba a la vista, no podía ver la marca a primera
instancia pero para qué pensar en el precio. Sus zapatos relucía, hechos para
soportar el peso de ese porte, no cualquiera podría llenarlos y usarlos con
tanta elegancia y gracia.
Por Dios, estaba totalmente traumatizado con el precio de las cosas. No
podía ver absolutamente nada sin pensar en cuánto podría costar. Es que, no
podían culparlo, un hombre que pagaba dos millones para una follada,
cuánto no habría de pagar el resto de las cosas que le gustaba. Sus cejas le
recordaron a Hoseok pero estas eran más duras, ligeramente menos tupidas
pero resaltaban más. Su cabello tan negro y brilloso como azabache, se veía
sedoso.
Sus dedos, manos y venas prominentes, su cuello, manzana de adán,
mandíbula, labios, nariz, ojos... Que alguien le pegara por habérsele
quedado mirando así, estudiando cada centímetro de piel expuesta y la
oculta también. Evidentemente El hombre había interrumpido su
conversación, ya no reía, lo observaba con seriedad y fuerte mirar.
— Yo paso a retirarme. — Anunció Namjoon abrazándolo, dejando
entrever que la relación entre ellos no era solamente por negocios, de haber
sido este el caso, no hubieran pasado de un apretón de brazos. — Adión,
Kim.
— ¡Nos vemos! — Se despidió el postor, mirando fijamente en dirección
a la puerta hasta que estuvieron solos. — ¿V?
— Kim Taehyung, mi nombre es Kim Taehyung. — Rectificó
respondiendo a la inquisitiva mirada que le daba.
— Mucho gusto, Taehyung, mi nombre es Jeon Jungkook. — Se presentó
estirando su mano volviendo a mostrar sus perlados dientes. — De cerca te
ves mucho mejor que en foto o con todas esas luces sobre ti, no te hicieron
justicia.
— Perdón, sé que quizás estás buscando ser cortés y agradable cosa que
sinceramente te agradezco pero vayamos ya al punto que nos concierne.
¿Podemos?
La mirada de Jungkook se ensombreció por momentos pero luego dibujó
una sonrisa que nada tenía que ver con las anteriores, esta era premeditada,
calculada, falsa y el rubio pudo notarla. Lo vio caminar hacia una mesa que
tenía algunas carpetas de documentos junto a un balde de hielo
completamente transparente y de cristal con una botella de champán dentro.
— Toma asiento. Ya que quieres ir directamente a los negocios será
mejor que discutamos todo desde el comienzo. — Su tono también había
pasado de una jovial a uno casi agrio, fue entonces donde Taehyung se
percató de que decir aquello pudo haber sido el mayor de los errores. —
Kim.
Él estaba yendo, se estaba moviendo mentalmente pero sus pierna se
pegaron al suelo, no podía moverla, no podía dar un paso. Apretó sus puños
a ambos lados de su cuerpo y tras varios segundos logró trasladarse de un
lado a otro.
— Supongo habrás leído el contrato que te vincula conmigo. — Asintió a
su respuesta. — Si la subasta sobrepasa el medio millón no se te puede
depositar el dinero inmediatamente. Dos millones no son dulces por lo que
no te los podré pasar automáticamente. Otra de las cláusulas advierte que
mientras tú y yo no intimemos estamos obligados a encontrarnos hasta que
yo obtenga los beneficios de mi pago. —
Asintió, había leído todo eso, sinceramente no entendía por qué le repetía
todo aquello pero no se atrevió a interrumpirlo, no quería molestarlo más de
lo que evidentemente lo había molestado.
— Asimismo, estipula que, el cliente tiene un mes para intimar contigo a
partir de la primera vez. Esto significa que las cosas no se puedes tratar tan
apresuradamente como quieres y yo hoy ya agoté mi tiempo libre.
¿Intimar durante un mes? ¿No se trataba de una única vez? Abrió la
carpeta con los documentos que acababa de firmar y aún sostenía viendo
esa cláusula que pasó por alto. Sinceramente esperaba que fuera algo de una
sola vez. Entendía que era absurdo pagar esas cantidades de dineros por una
única vez pero... Realmente no creyó que sería más de una vez.
¿Cómo le explicaba todo eso a Hoseok ahora? No quería que este se
molestara, una sola vez era más que suficiente para poner las cosas
incómodas, estar teniendo sexo con alguien durante tanto tiempo podría ser
demasiado. Solamente rezaba porque aquel hombre no quisiera hacerlo
diariamente.
Aunque no lo hicieran diariamente, saber que estaba obligado a tener más
de un encuentro lo estaba haciendo colapsar en ese instante. Lo observó
sacar de su saco una caja de teléfono que colocó sobre la mesa.
— Para proteger tu privacidad, hay datos personales que no te exigiré y
uno de esos es tu número telefónico, el otro es tu dirección. Si quieres
dármela eso ya queda a tu conveniencia pero prefiero que no lo hagas. Por
ese motivo te entrego este móvil, solamente yo tengo ese número, si deseas
dárselo a alguien más también es asunto tuyo pero preferiría que no lo
hicieras. No lo apagues, no te molestaré pero cuando quiera ponerme en
contacto contigo necesito hacer.
— ¿Literalmente me estás diciendo que me lo tengo que llevar hasta para
cagar? — Preguntó algo indignado.
¿Por qué había que complicar tanto las cosas? Era mejor llevarlo de una
vez a su caso o un maldito motel y comenzar a salir de eso. Tenerlo en sus
manos y con esa zozobra por más tiempo del necesario era un crimen en
contra de la poca estabilidad emocional que le quedaba.
— Básicamente sí, llévalo incluso para el baño. Te contactaré para
arreglar nuestro primero encuentro, en ese momento deberás darme algún
lugar de referencia donde yo pueda mandar a recogerte. — Comentó
Jungkook controlando su reloj haciendo que Taehyung se irritara más. Ese
hombre por alguna razón lo enfurecía.
— Mejor dame la dirección y yo voy a donde me pidas.
— Pareces no entender que las cosas no funcionan así. — Sonrió con
cinismo. — Verás, yo pago y tú te acoges a lo que se te dice. — El rubio
frunció el entrecejo indignado por su tono y trato pero mordió su lengua. —
Tú me das una dirección y de lo demás me encargo yo. Te gustan las cosas
sin cortesía y cordialidad, eso es algo que se me da muy bien así que
podremos llevarnos bien si pones de tu parte. — Se puso en pie tomando las
carpetas que habían sobre la mesa. — Que tengas una buena tarde, Kim
Taehyung.
El aludido se quedó estancado en su sitio siguiendo con su mirada como
aquel arrogante se marchaba. De acuerdo, sabía que fue él quien hizo que su
trato se volviera tan áspero cuando estaba siendo más cordial, sabía que
prácticamente le pertenecía de forma temporal pero todo eso lo enervaba.
Ni siquiera podía echarse atrás porque las cifras que tenía que pagarle a la
empresa serían abismales.
— Estás jodido... — Murmuró observando los papeles en su mano una
vez más.
Observó la botella que no se abrió con cierto desdén pero la tomó,
escurrió las gotas que por esta corrían y caminó hacia la salida donde los
mismos hombres que lo recogieron lo esperaban para regresarlo a su casa.
No se despidió de absolutamente nadie, ignoró incluso a Hwasa que le hizo
una seña a la distancia y se montó en el vehículo.

Cinco capítulos, es momento de una corta pausa.


Espero que hasta aquí les esté agradando... ☺😘
LORED
Capítulo 6

Todo el camino de regreso a su apartamento una vez que salió del lugar
donde se llevó a cabo la subasta su mente estuvo dividida en tres cosas.
Contarle todo a Hoseok detalladamente, la otra parte de su mente trataba de
procesar aún todo lo ocurrido y el último pensamiento fue tomado por la
imagen que vio cuando fue al vehículo que lo transportaría.
Vio al ídolo Park Jimin besando a su comprador mientras subía al carro
junto al pelinegro elegante. Su mirada y la del pelirrosa se cruzaron,
notando gozo que le causaba dejarle saber que se iba con Jungkook como si
ese hombre a él le importase algo.
La sorpresa que su mejor amigo se llevó cuando lo despertó no se
comparaba con el rostro que puso cuando le dio cada detalle, omitiendo los
nombres porque sabía que no debía decirlos aunque. Hoseok los terminaría
adivinando pero su consciencia estaba limpia, no se los dijo.
Él tuvo la misma duda que lo azotó durante la subasta. La cifra parecía
ser demasiado grande pero pudo oír el comentario de los guardias que lo
llevaban. Apartando lo que Hwasa le contó del pago por las entradas, las
fotos, las páginas y demás, una vez finalizada la puja, el postor ganador
debía darles un buen porcentaje.
Sinceramente no comprendía ese negocio, le parecía casi un robo hacia
aquellos que ofertaban pero algo se traían entre ellos que se le escapaba y a
decir verdad, tampoco es que le importara mucho.
Como era de esperarse a Hoseok le incomodó un poco los detalles que él
pasó por alto con respecto al contrato pero como siempre, lo apoyó. Le
contó todo sobre quien lo compró lo que superficialmente sabía.
Ahora vivían juntos oficialmente, le mayor se mudó con él a su
pequeñísimo apartamento temporalmente ya que habían hecho planes y,
cuando tuvieran el dinero en sus manos se mudarían los tres a un lugar
mejor. El dinero del depósito lo utilizaron para pagar las cuentas más
urgentes que ya no esperarían, quedándose con algo para sus gastos
personales.
Pasaron justamente ocho días desde que fue subastado antes de que su
comprador se pusiera en contacto con él. Parecía un maldito loco con los
teléfonos para todos lados hasta que finalmente escuchó sonar justo cuando
se iban a la cama. Pensó que le daría más tiempo para prepararse pero
solamente le dio doce horas. Al mediodía del siguiente día fue recogido
frente a una pequeña tienda de conveniencias que quedaba cerca de su
apartamento.
El automóvil que lo recogió era muy elegante e incluso el chofer iba
vestido como si fuese un gran empresario. Le sorprendió un poco el color
de su cabello, no esperaba a un sujeto con el cabello verde y evidentes
accesorios. No le dirigió la palabra más que para preguntarle su nombre.
Todo el trayecto se lo pasó rezando a pesar de que no era creyente pero en
ese momento, se encomendaba a cualquier Dios, santo o ángel.
Una cosa que no entendió fue la lejanía de su destino porque lo común
sería que un hombre de negocios como parecía ser ese tal Jungkook, viviera
apartado del centro pero lo suficientemente cerca para estar en cualquier
sitio de la capital en poco tiempo.
Cuando leyó el letrero de Incheon lo primero que pensó es que lo
traficarían y por eso lo llevaban hacia el aeropuerto. Algo tonto pero en ese
momento se esperaba cualquier.
Mas, difiriendo de sus locos pensamientos, fue llevado a la cima de una
colina en donde estaba situada un enorme palacete, podría decir que era casi
tan grande como el lugar de la subasta aunque tenía menor cantidad de
terrenos por lo que se veía a simple vista.
No fue hasta el momento en que citó como el auto se detenía que todos
sus nervios organizaron una rebelión en su contra. El chofer bajó pero él
permaneció en el asiento trasero sosteniendo el cinturón de seguridad como
niño pequeño que no quiere ir a la escuela.
— ¿El señor necesita una carroza, una grúa u hombres a su servicio que
vengan a ayudarlo a descender de automóvil o piensa dejarme todo el
bendito día sosteniendo la puerta? — Habló el de verde cabellera.
¿Por qué era tan grosero? No comprendía que tratara a los invitados con
tanta descortesía aunque si lo pensaba bien él no era un invitado sino un
maldito paquete que recogieron y entregaron en la puerta de la casa. Las
hebras verdes invadieron su campo de visión junto a unos golpecitos en el
techo que lo sobresaltaron. Oh por todos los ángeles, odiaba a ese hombre.
— Al parecer es un requisito que para estar cerca o trabajar con Jeon
Jungkook las personas tienen que ser tan antipáticas como él. — Espetó una
vez que sus pies tocaron el pavimento, recordando a Jimin y ahora él, eso
sin contar al propio Jungkook, ese era el entrenador y dueño del circo.
— Mi carácter es un reflejo del comportamiento de otras personas. No
creo que estés en posición de hacer ese comentario cuando fuiste tú quien se
quejó de mi cortesía. — La voz a su espalda lo hizo sobresaltar por segunda
vez en menos de cinco minutos. Estaba tan jodido. — Aquí se te tratará
como gustes ser tratado.
— Buenas tarde, señor Jeon. — El peliverde soltó una carcajada irritante
pero con una mirada de su jefe levantó las manos como si decidiera
rendirse, caminando hacia la puerta donde lo vio besar al hombre parado
detrás de Jungkook.
— Buenas tardes, Taehyung. — Esa sonrisa le quitaba toda la altanería y
engreimiento que su aura siempre desprendía.
El rubio lo imitó con nerviosismo, admitiendo mentalmente que lo mejor
era llevar una buena relación con ese hombre para que todo se diera mejor.
No quería ser el juguete comprado y odiado por su mala actitud, tratado con
frialdad, complicándole su ya pesada tarea. Después de ese día en que
tendría sexo con ese hombre, tendría que estar encontrándoselo durante un
mes, dando a su postor ganador como a su chofer y quería llevar la fiesta en
paz.
— Jin... — Quien había estado detrás del pelinegro todo el tiempo asintió
acercándose a Taehyung. — Llévalo al recibidor privado. — Se volteó
hacia el rubio recorriéndolo disimuladamente con la mirada ahora que
estaba más cerca de él. — Te pido que me disculpes un momento, tengo una
llamada que atender pero pronto estaré contigo.
Su agonía se extendía pero agradecía tener algo más de tiempo.
Necesitaba calmar los nervios de su interior. Las cuerdas que están siempre
tensas terminan desafinando y él acabaría colapsando si no se tranquilizaba.
Ese hombre lo ponía nervioso de una forma que no estaba acostumbrado.
Su ambiente lleno de lujos, su estilo de vida lo abrumaba. En su mundo las
personas batallaba para llevarse un plato de comida a la boca y tener un
techo para cubrirse pero en el del pelinegro, todo funcionaba diferente.
Él era un pez de agua dulce que no sabía si podría sobrevivir o adaptarse
a ese nuevo mar extenso de agua salada.
— ¿Nervioso? — Preguntó el castaño que lo guiaba por aquella
extraordinaria mansión como las que solo había visto por televisión o
revistas hasta el día de aquella subasta.
— Sí, un poco. — Admitió encontrando la compañía más agradable y
tranquilizante que la del peliverde. Quizás porque este sonreía, su aspecto
era mucho más tranquilo, sereno y despreocupado.
— ¿Es la primera vez?
— No, ya había estado nervioso antes. — Respondió desorientado
haciendo que la sonrisa contraria cambiara a una risa estruendosa.
— Me refería a si era tu primera vez estando en un sitio así, te notas
desconcertado e incluso algo perdido mirando todo con detenimiento y
asombro. Pero sí, supongo que hayas estado nervioso anteriormente.
Abrió un puerta dejándolo en una amplia sala que parecía más un estudio
u oficina por las estanterías de libros incrustadas en dos de las paredes, el
gran escritorio y su decoración en general. La luminosidad era grandiosa y
desde ahí tenía una vista prodigiosa a una enorme piscina, así como varias
casas de menor tamaño pero igualmente asombrosas que se veían a la
distancia.
— ¿Deseas algo de beber mientras esperas por Jungkook?
Taehyung negó tomando asiento en el sofá mientras que Seokjin
acomodaba una bandeja con frutos secos y distintos tipos de té naturales en
pequeños frascos. No las bolsitas baratas que él compraba en el
supermercado, sino una variedad tisana de ingredientes frescos como frutas,
hojas, raíces y especias tradicionales coreana de alta calidad. Algunos
parecían mermeladas en frascos artesanales de cristal.
Algo que también le llamó la atención fue el modo en que ese hombre se
refirió a su comprador. Lo llamó por su nombre de pila, no apellido o
alguna otra forma formal y honorífica como usualmente los empleados
hacían. Parecía su amigo y lo mismo iba para el chofer, su comportamiento
relajado le daba entender que ellos eran más que simples trabajadores.
— Estará pronto aquí así que siéntete cómodo. Si necesitas cualquier
cosa, puedes llamarme utilizando el tablet que he colocado en la mesa.
Cuando lo desbloquees verás una aplicación que luce como una foto mía,
puedes abrirla simplemente para que venga pero si quieres algo en
específico, puedes seleccionarlo en la lista que ahí verás. — Caminó hacia
la puerta con una sonrisa, deteniéndose para mirarlo con detenimiento,
poniendo al rubio nuevamente nervioso.— Suerte...
La vista era simplemente maravillosa y a pesar del frío clímax, deseaba
fervientemente meterse en esa piscina cubierta por un plástico transparente
que le permitía verla con claridad. Estaba tan absorto contemplando todo
que no se dio cuenta del momento en que Jungkook entró. No fue hasta que
se volteó para ir a sentarse que lo vio junto a la puerta cruzado de brazos,
serio pero relajado.
— ¿Te gusta la vista? — Asintió. — A mí también, por eso escogí esta
propiedad.
Cerró la puerta y se dirigió al escritorio, tomando asiento e indicándole
que hiciera lo mismo en la butaca frente a la mesa. Por varios minutos no
dijo nada, solamente leía algunos documentos de los que Taehyung
desconocía el contenido.
Esa espera, el silencio, su presencia, todo lo estaba tensando. No era
normal sentirse tan nervioso al punto de querer vomitar o salir corriendo.
Eran dos hombres adultos pero se sentía como un niño que hacía una
travesura y esperaba el regaño de sus padres en una esquina, llorando antes
de que le dijesen cualquier cosa.
— ¿Cómo estás? Sinceramente espero que hayas estado bien y te
encuentres saludable en estos momentos. — El silencio fue roto por el
hombre trajeado que le dedicó una sonrisa tomando entre sus manos un
tablet idéntico al que le había dejado Jin.
Ambos Sasung, ambos negros y ambos completamente nuevos. No había
visto hasta el momento ninguno igual y eso era extraño. Si bien no tenía
para comprarse esas cosas, le encantaba pasarse horas mirando todo tipo de
equipos electrónicos que le gustaría tener y ese modelo de tablet no lo había
visto. Sasung era una de las mayores marcas no solamente en Corea del Sur
sino a nivel internacional y él seguía cada lanzamiento como si fuera a
comprarlo.
— Taehyung... — Llamó sacándolo de sus pensamientos. — Te hice una
pregunta hace un momento. — Sonrió. — ¿Te gusta? — Preguntó
moviendo el tablet de un lado a otro.
— Oh, perdone... No quise ignorarlo, solamente me entretuve con el
tablet porque hasta ahora no había visto ese modelo. Estoy bien, muchas
gracias por preguntar. ¿Usted cómo está?
— En estos momentos estoy vivo, es lo más importante. Gracias también
por preguntar y por favor, trátame de tú. Después de todo nuestra relación
es de negocios pero con diferentes tintes, no tienes que hablarme con tanta
formalidad.
Sonrió mirando hacia la puerta para ver a Jin entrar con dos tazas de café.
El castaño las colocó cuidadosamente frente a cada uno y con una sonrisa
volvió a retirarse. A la vista de Taehyung, sonreía demasiado, siempre
estaba sonriendo pero era algo agradable de ver.
— Estoy probando un modelo que mi empresa no pudo sacar debido al
alto coste de producción por lo que mandé a elaborarlos para uso personal.
— Comentó señalando el tablet que el rubio volvía a mirar.
— ¿S-Su empresa? — ¿Había escuchado mal?
— Acabo de decirte que no me trates de usted, no es bueno que
ignoremos lo que dice el otro. — Habló esta vez un poco más serio
enarcando una ceja.
— Perdón, n-no quise, es s-solo que... — Era sólo un hombre como otro
cualquiera, por qué estaba incluso tartamudeando. Se dio fuerza y ánimos
internamente antes de acomodarse en su asiento y mirarlo con firmeza.
Jungkook sonrió ante su nuevo semblante, viéndolo más seguro y
determinado. Esa era la actitud que le gustaba en las personas, mucho más
en ese rubio con el que mantenía contacto visual. Bajó la mirada segundos
más tarde, sintiéndose algo incómodo, intimidado incluso y esto lo hizo
sonreír más ampliamente. Jeon Jungkook no se intimidaba por nadie y
sentirse así lo alegraba aunque claramente, no lo dejaría saber.
— ¿Me acabas de decir que estás utilizando modelos que tu empresa no
produjo para uso comercial sino para el tuyo? La marca de ese tablet es
Sasung... ¿Me estás diciendo que eres el dueño de Sasung? ¿Sasung, el
conglomerado de empresas multinacionales con sede en Seúl? El mayor
grupo empresarial surcoreano, con numerosas filiales que abarcan negocios
electrónicos, tecnológicos, finanzas, aseguradoras, construcción,
biotecnología y sector de servicios. ¿Ese Sasung?
La velocidad con que hablaba sin dejar de alternar su mirada entre el
aparato y Jungkook, hizo que este último reprimiera su risa.
— Sí, sería ese Sasung... Pero no, no soy su dueño. Técnicamente ese
sería mi padre quien es hijo del fundador, yo solamente soy el CEO de
Sasung Electronics. El grupo Sasung tiene muchas empresas y divisiones
como bien nombraste. Yo dirijo una de ellas, pero el dueño es mi padre.
Taehyung levantó su dedo como si estuviera pidiendo permiso para decir
algo pero lo cierto era que sólo trataba de procesar lo que acababa de
escuchar. Una risa estúpida explotó en él como resultado de su shock. Sacó
torpemente su teléfono para buscar el grupo Sasung, principalmente Sasung
Electronic, deslizando con rapidez su dedo hasta llegar a la información que
buscaba.
Tocó el nombre del fundador Jeon Byulsik y ahí deslizó nuevamente la
pantalla hasta llegar a su información personal y empresarial, viendo quién
era el presidente actualmente en el cargo. Jeon Taewoo fue el nombre que
vio en la presidencia, pero cuando miró más abajo su mano tembló dejando
caer el teléfono estrepitosamente. ¿Jeon Jungkook?
Su mirada buscó al pelinegro que lo miraba tranquilo con los brazos
cruzados, la mano derecha sosteniendo su rostro apacible sin decir
absolutamente nada. El rubio tragó en seco una vez que alcanzó su móvil,
maldiciendo en voz baja por el desastre que ahora era su pantalla cuarteada.
Lo desbloqueó una vez más y presionó el nombre del CEO, encontrándose
con una foto de Jungkook sentado tras un micrófono mientras miraba hacia
algún lado que no era el lente de la cámara que capturó el momento.
Dejó su teléfono sobre la mesa sintiendo un nudo de aire que lo atoraba,
imposibilitándole respirar correctamente. Observó una última vez la
pantalla de su celular antes de fijarse en el rostro que escondía cierta
diversión.
— ¿Curiosidad saciada? He de decir que me siento un poco ofendido por
tu desconfianza pero, supongo que es comprensible. — El pelinegro miró el
desastre de aparato al que el contrario llamaba teléfono e hizo una mueca de
desagrado.
Muchas cosas ahora tenían sentido para Kim Taehyung, como el hecho
de que él pudiera pagar dos millones de dólares por acostarse con él. Lo que
no entendía por qué él. A ver, no se estaba haciendo un drama en su cabeza
pero alguien de su estatus podía estar con quien quisiera, pagar precios
muchos más bajos e incluso tenerlos de a gratis.
Había que ser sinceros, si su atractivo físico no atraía, sus antecedentes
familiares y estatus social enloquecerían a más de uno. Por todos los
ángeles, él mismo sintió infartarse al descubrir quién era y no pudo pasar
por alto su presencia en aquella subasta porque resaltaba en todos los
sentidos.
¿Por qué demonios iba a una subasta?
— Hay una cosa con las subastas a la hora de participar en ellas que te da
una emoción única y es el hecho de que nunca sabes si la tuya será la mejor
oferta. Aún conociendo el valor del producto, siempre esperas experimentar
lo que es sentirlo entre tus manos y saber que es tuyo, que lograste
obtenerlo por encima de todos aquellos que apostaron. — Alzando su taza
de café le dedicó una mirada llena de satisfacción.
Como si hubiese estado adivinando sus obvios pensamientos, Jungkook
rompió el silencio. El rubio había recuperado la compostura pero seguía
mostrando signos de nerviosismos que podía captar. La curiosidad en sus
ojos era tan embriagadora que el pelinegro se encontró queriendo responder
hasta lo que no se le preguntara para saciarla.
— ¿Sabías que la tuya sería la mejor oferta? — Preguntó estudiando su
mirada. Todavía recordaba la seguridad con la finalizó aquella puja,
modificando sin molestarse o incomodarse frente a todos aquellos hombres.
— ¿Por qué participaste en esa dinámica subasta? No luces como si
necesitaras pagarle a alguien para obtener su virginidad, sinceramente
podrías tener a a la persona que desees, incluso fuiste acompañado por una
celebridad.
— Valías el precio, además, fue divertido. — Su tono le resultaba
agobiante, demasiado bajo y la rapidez con la que hablaba era tan lenta que
le hacía querer rodar los ojos. — Ahora tú dime algo, Taehyung, ¿por qué
decidiste subastarte de esa forma como si fueras un pedazo de carne ante
tantos depredadores?
No lo había visto desde ese punto de vista, o tal vez sí, muchas veces
pero, le molestaba que ese sujeto se refiriera a él como un pedazo de carne
aunque sinceramente fue en eso en lo que se convirtió. Lo necesitaba y no
había cabida para los arrepentimientos.
Cuando finalmente escuchó que su virginidad había sido subastada al
sujeto que tenía al frente, sintió un gran alivio recorrerlo porque estuvo a
nada de echarse a correr y olvidar todo. Todas las miradas sobre él, siendo
examinado como especial de carnicerías, con la lujuria dibujada en aquellos
libidinosos y desconocidos ojos.
La ansiedad comenzó a apoderarse de su cuerpo, sus labios ansiaban uno
de esos cigarrillos que guardaba en su abrigo, su sistema necesitaba nicotina
para superar ese primer encuentro desde el día de la subasta.
La sola idea de lo que iba a ocurrir revolvía su estómago. Era virgen pero
no idiota, sabía perfectamente a lo que se exponía y lo que ocurriría.
Solamente precisaba que ese sujeto fuera directamente a lo que quería y lo
dejara ir con el dinero en su cuenta.
Tanteó los bolsillos aprovechando que el pelinegro se había volteado para
servirse otra bebida y sacó una cajetilla de cigarros, tomando y encendiendo
uno de ellos. Sentir el humo mezclado con el sabor mentolado en sus labios
lo ayudó a que sus pulsaciones se controlaran.
¿Cuántas horas habían pasado desde que fumó por última vez?
Posiblemente desde el día anterior dado que solamente fumaba de vez en
cuando y una sola caja le podía durar un mes y más. Cerró sus ojos
entregándose a la relajadora sensación de exhalar el humo tanto por su nariz
como boca, retomando una calada mucho más profunda antes de sentir su
cigarrillo ser arrebatado. Sus párpados se elevaron ante la sorpresa,
encontrándose con aquel hombre echando lo que quedaba de su cigarrillo en
un vaso lleno de agua.
— Hay muchos que luchan por curarse y tú dañando tus pulmones. —
Negó ladeando una sonrisa que no llegaba a sus ojos e hizo que Taehyung
se atragantara con el humo que aún retenía. — Conozco una gran lista de
cosas diferentes que puedes hacer con tu boca o para calmar tu ansiedad.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
• Sasung: No es un error, utilicé a Samsung como mi modelo pero en vez
de utilizar su nombre, opté por eliminar la M. Ya no se traduciría como
"Tres Estrellas" Sino como "Cuatro Estrellas.". 😂 ♀ Es un dato que
quería dejarles.
Capítulo 7

Ese instante inusitado donde la cercanía de sus cuerpos y la proximidad de


sus rostros provocó una gran sequedad en la garganta de Taehyung, muchas
cosas le pasaron por la mente.
Podría ser algo loco pero el sentimiento de que algo cambiaba con cada
exhalación mezclada se apoderaba de los pensamientos del rubio.
Contradictorio que quisiera eliminar la distancia y así, que una única
respiración para dos bastase o por el contrario, que ambas no fuesen
suficientes.
Sus ojos pusieron toda la atención en esos finos labios que a pocos
centímetros estaban, los detalló tanto que terminó relamiéndose los suyos
propios, listo para sentirlo cuando el pelinegro se acercó más a él. Sin
embargo, este solamente cogió los documentos en su escritorio, creando con
ellos una muralla entre sus rostros.
— Verás, Taehyung... El motivo por el que te mandé a buscar hoy no fue
para hacer uso de mi compra. — El rubio parpadeó varias veces
confundido, sintiéndose un poco ridículo por la errónea idea que se hizo. —
Tomemos asiento.
Caminaron hacia el sofá en donde rato atrás estuvo sentado, volviendo a
tomar su lugar mientras que Jungkook se sentó en uno de los sillones frente
a él, extendiéndole un sobre. Sacó su contenido y lo leyó con detenimiento,
se trataba de un nuevo contrato que nada tenía que ver con el de la subasta.
— Como podrás leer me gustaría ofrecerte un trato diferente. Te ofrezco
ser mi acompañante por seis meses a cambio duplicaré lo ganado en esa
subasta. Seis meses y podrás marcharte con un total de seis millones de
dólares. Durante ese tiempo vivirás aquí conmigo y me haré cargo de todas
tus deudas pendientes.
— ¿Me investigaste?
— ¿No es lógico? Son negocios, es normal investigar antes de hacer una
inversión. — Espetó con confianza. — Eres libre de negarte si quieres.
Taehyung humectó sus labios con la lengua mientras asentía y le daba
una mirada a ese contrato. Para comenzar, estaba el hecho de que no podía
vivir sin más con ese desconocido, estando a su merced día tarde y noche
cuando debía encargarse de su mamá. Por otro lado, deseaba pasar más
tiempo con Hoseok, disfrutar del nuevo rumbo que su amistad había
tomado. Además, estaba seguro que la idea al pelirrojo le desagradaría.
— Entonces gracias, me negaré a ello. No tengo interés de entretenerte
por seis meses. Con las ganancias de la subasta tengo suficiente para cubrir
todas mis deudas y vivir bien. No necesito de más. Es una oferta tentadora
pero no estoy interesado en ella. — Comentó con firmeza y seguridad.
— Permíteme explicarte algo. Si no aceptas, de igual manera puedo
mantenerte cerca durante ese tiempo. Siempre que no cobre lo que me
debes, mientras que no tengamos sexo, estás obligado a venir a mi
encuentro cada vez que te llame, puedo hacer eso por seis meses y más.
¿Estás dispuesto a ello? Debes razonar bien tus opciones y ver qué es lo
más conveniente. No recibes el dinero hasta que yo no obtengo lo que
quiero.
— ¿Esto es un chantaje? — Lo retó con su mirar, su voz salió más gruesa
de lo normal pero no le dio importancia.
— ¿Chantaje? — Rió con cinismo. — Para nada, solamente me apego al
contrato que ya firmaste. Estarás seis meses o más en los que tus deudas
continuarán incrementándose, el monto de las mismas también. Según
tengo entendido, tienes una madre enferma que necesita de una cirugía
urgente, precisas de ese dinero, por ello te subastaste.
Taehyung bufó incrédulo por lo que escuchaba. Lucrarse de algo como la
enfermedad de su madre, utilizar algo tan bajo para salirse con la suya le
revolvía su estómago. Ella era lo más sagrado para él y no permitiría que la
utilizaran.
Ese hombre era un patán que evidentemente estaba acostumbrado a
obtener lo que quería y hacer todo a conveniencia respaldado por su dinero,
por su posición. Odiaba las personas que se aprovechaban de otros de forma
tan descarada.
— Hace un rato me preguntaste el motivo para subastarme cuando ya
tenías toda esta información. Tu descaro es despampanante, Jungkook. —
El nombrado no se inmutó por sus palabras, cruzó sus piernas, acomodó su
ya acomodada corbata y lo miró. — Estás utilizando mis problemas y el
contrato para tu beneficio propio. Sinceramente no entiendo el por qué.
¿Por qué tu capricho conmigo?
— ¿Porque puedo y quiero? Literalmente te compré y debo añadir que el
costo no es nada barato. No te estoy pidiendo un imposible y por ello te
pagaré. Es un win win para ambos. Tú resolverás tus problemas de por vida
y yo los míos.
— ¿Tus problemas? ¿Qué posible problema podrías tener tú que requiera
mi presencia en tu vida? — Soltó los documentos como si estos quemaran
sobre la mesilla en el centro de ambos.
Una extraña rabia se acumulaba en su interior. Sí, se había subastado
como un trozo de carne pero no tenía intenciones de convertirse en el
juguete de nadie.
La molestia en su persona era evidente y Jungkook lo pudo ver aunque
sinceramente no le importó mucho, sabía que tarde o temprano el rubio
aceptaría su oferta. Habían dos cosas primordiales en el mundo, la salud y
el dinero. Sin estas dos, no existía nada, una dependía de la otra en más de
un sentido y él lo sabía perfectamente.
— Sinceramente, no me importan tus intenciones pero mi respuesta
seguirá siendo la misma. Me niego a ser tu juguete o experimento por seis
meses. Si quieres divertirte llamándome durante todo ese tiempo sin
cobrarte todo lo que ya has gastado para obtenerme en esa subasta, eres
libre de hacerlo. A fin de cuentas, seamos claros, como bien dices, esto es
un negocio y yo estoy feliz de ahorrarme el trabajo de acostarme contigo.
No te voy a endulzar el oído diciéndote cosas que no deseo, así que por mí
está bien si permanezco más tiempo sin tener sexo con alguien que no me
interesa.
— Franco y directo, esas son buenas cualidades en una persona. Si esa es
tu decisión definitiva, la respetaré. Aquí no hay obligaciones, todo es con el
consentimiento de ambos. — Tomó el tablet que había sobre la mesa,
segundos más tarde Jin hizo acto de presencia. — Avísale a Yoongi que
prepare el auto para que lleve a Taehyung de regreso. Acompáñalo a la
salida.
Taehyung negó por enésima vez debido a su desagradable actitud,
levantándose sin pensarlo dos veces, agradeciendo que ni siquiera llegó a
quitarse su abrigo en el tiempo que estuvo allí. Ahora no debía perder un
segundo más de su tiempo.
— Kim... — Quería ignorarlo pero simplemente no pudo hacerlo cuando
Jin se detuvo frente a él impidiéndole sin querer el paso a la puerta. Cerró
sus ojos con fuerza varios segundos y después se volteó para verlo. — Cada
dos días tienes que presentarte en la consulta de un doctor, los detalles te los
enviaré más tarde. Hoy es tu primera consulta así que si deseas, el chofer te
puede dejar ahí.
— ¿Consulta médica? ¿Para qué exactamente? — ¿A qué venía eso?
— Supuestamente eres virgen y aunque no tengo manera de comprobarlo
al cien por ciento, sí puedo llevar un control de tu actividad sexual. Con
más de cuarenta y ocho horas muchas veces desaparecen los rastros del acto
pero dentro del margen de ese tiempo, sí podemos saberlo. Por lo tanto,
cada dos días deberás someterte a una revisión mientras dure nuestro
contrato.
— ¿Me estás tomando el pelo, cierto? — Bufó el rubio girándose
completamente hacia él.
— Pagué por un virgen y quiero estar seguro de que eso se mantenga así.
En caso que no lo seas, igual no puedo permitir que lo que temporalmente
es mío esté siendo usado por alguien más. Así que no, no estoy bromeando.
— ¿Sabes que los vírgenes también se masturban?
— Lo sé, no obstante eso es algo que el doctor comprobará. Relaciones
sexuales y masturbación son dos cosas diferentes aunque ambas den placer
y te hagan venir. — El rubio sintió el calor bañando su rostro, se estaba
sonrojando con esas palabras pero no sabía si era por pudor o molestia. —
Puedes retirarte.
— ¿Qué sucede si no quiero ir?
— Sinceramente no quieres saber eso. ¡Buenas tardes!
El castaño que fue testigo de aquella conversación pretendió no escuchar
nada, indicándole el camino de la salida a un molesto Taehyung que salió
echando chispas sin mirar hacia atrás.
Todo fue humillante para él ese día. Desde el momento en que lo
recogieron para llevarlo a casa de su comprador porque sabía perfectamente
que el chofer estaba al tanto de que él no era más que una compra. Alguien
que cual prostituta entregaría su cuerpo a cambio de dinero.
Llegar a esa mansión, tratar con Jungkook, la visita a ese doctor que tocó
y palpó sus zonas íntimas a voluntad, todo fue humillante y estresante. Lo
único que quería era refugiarse en los brazos de Hoseok hasta quedarse
dormido pero, tenía obligaciones que cumplir. Debía pasar a ver a su madre
y después irse a trabajar.
Mientras que aquel idiota no liberara su pago, debía seguir haciendo todo
como hasta ahora.
+++
— Ey, llegaste. — Cuando abrió la puerta de su apartamento luego del
trabajo, se encontró con el pelirrojo aún despierto. — ¿Comiste algo?
— Pensé que te encontraría durmiendo, ya son las tres de la mañana. —
Comentó quitándose el abrigo, las botas y la bufanda antes de inclinarse
para darle un beso. — Comí en el trabajo, así que no te preocupes. Iré a
ducharme.
— Ve, aquí te espero, ya quiero que me cuentes todo lo que hiciste hoy.
— El pelirrojo volvió a dejarse caer sobre el colchón para continuar viendo
videos de baile en el ordenador.
Siempre hay cosas en la vida de las que uno se puede arrepentir y en ese
instante, la subasta era una de esas cosas para Taehyung. El agua y el jabón
podían limpiar la suciedad de su cuerpo pero no la que sentía internamente.
Ni siquiera había tenido sexo, no estaba con un viejo baboso queriendo
follarlo a cada momento que pudiese pero aún así, se daba asco.
Si bien todo fue por un motivo de peso y él estaba dispuesto a hacer lo
que fuera por su madre, no quitaba lo mal que se sentía. No quería dedicarle
tanto tiempo a sus pensamientos pero era imposible. Su arrepentimiento no
era tanto un pesar de la decisión tomada sino el temor de lo que le podía
sobrevenir.
No sabía qué le deparaba el día de mañana junto a ese hombre que
evidentemente estaba dispuesto a jugar con él. Tenía la sospecha de que
sería tormentoso y molesto.
— Dos millones de dólares, Taehyung. Dos putos millones que
resolverán todos tus problemas y dejarás de ver a ese imbécil. Ya has
aguantado lo mucho, puedes con lo poco, solo unas semanas más, unos
meses, sabes que eso es todo lo que necesitas aguantar. — Se dio ánimo
bajo la ducha, sintiendo el agua que caía haciéndolo coro.
Fresco y mucho más relajado, salió del baño, directo a ese colchón que
tenía todo lo que quería y necesitaba por eso noche. Se acostó al lado del
mayor, colocando la cabeza sobre su pecho mientras este lo rodeaba con sus
brazos y le mostraba los videos que veía ahora. Ya no eran de bailes sino
cosas tontas que hacían las personas que terminaban con consecuencias
desastrosas.
— ¿No quieres hablar hoy? — Preguntó con serenidad Hoseok, jugando
con el cabello aún húmedo del rubio. — Normalmente sueles llegar
contando tu día ya sea malo o bueno, excepto cuando necesitas tu tiempo
por algo que te afectó demasiado. ¿Hoy es uno de esos días? ¿Fue muy
mala tu primera vez?
— No pasó nada de eso, no hicimos nada. Si no te dije nada apenas entré
fue porque estaba cansado y de cierta forma sí es uno de esos días que uno
desea olvidar. Solo quería abrazarte. — Sintió el intenso cambio en el pecho
del pelirrojo, había estado conteniendo la respiración y finalmente exhalaba.
— ¿Has estado preocupado todo el día por eso?
— No puedo decir que no. — Sonrió quitando el ordenador del medio
para acomodarse.
— Sinceramente todo fue una mierda, no sé qué se trae ese hombre pero
no me agradó su forma de ser, Hobi. Lo que tiene de atractivo y millonario
lo tiene de estúpido. Hoy me enteré de que es el CEO de Sasung
Electronics, es otro cheabol estúpido que se cree que puede hacer del
mundo su parque de diversiones.
— ¿Sasung? — El mayor ensanchó sus ojos incrédulos. — Wow, TaeTae,
conquistaste un pez gordo. — Se carcajeó haciendo reír a su mejor amigo
para alivianar un poco la tensión. — Sabemos que los ricos tienen los
gustos y pasatiempos más raros o exóticos porque como pueden tenerlo
todo, necesitan cosas diferentes que los motiven. Aún así, me sorprende que
alguien como él haya ido a una subasta para adquirir un pseudo modelo.
Supongo que ha estado o está demasiado aburrido.
— ¡Es que es un imbécil! — Exclamó Taehyung incorporándose,
sorprendiendo al contrario. — Es que si te contara...
Hoseok se sentó en el colchón frente a él, dándole un leve beso para
relajarlo e incitarlo hablar. Como siempre, lo escuchó con detenimiento. El
rubio le contó absolutamente todo lo ocurrido desde el momento en que lo
recogieron hasta que salió de la consulta.
Le fue imposible ocultar su enojo porque, ¿con qué derecho ese hombre
exigía esas cosas? Prácticamente lo estaba obligando a hacer lo que quería
con trucos ruines. No lo conocía y ya no le agradaba, compartía la molestia
del menor.
— Ven aquí, no le des más importancia de la que merece. Veamos esto
como un trabajo normal, nuestros jefes siempre sacan lo peor de nosotros y
muchas veces quisiéramos volarles la cabeza pero nos toca callar por un
mísero salario. No es fácil, sabes que yo no estaba del todo de acuerdo con
que hicieras esto pero ya que estamos aquí hay que hacerle frente. Estamos
juntos en esto, TaeTae.
— ¿Qué sería de mí sin ti? Siempre te lo pregunto porque realmente no
lo sé. — Se abalanzo hacia adelante para darle un beso, sintiendo la
suavidad de sus labios calmar a los suyos. — ¿Sabes qué quiero ahora?
— ¿Qué quieres? — Preguntó con inocencia, hasta que sintió las manos
que el menor había tenido apoyadas sobre el colchón peleando con su
pijama para quitarlo. — No podemos, sabes que no podemos hacerlo.
— Yo no haré nada, sólo quiero hacértelo a ti. Me gusta mucho
escucharte gemir por mí. — Mostró su amplia sonrisa pícara, doblegando la
fuerza interna del pelirrojo. — Quiero probarte...
+++
— Les dije que yo puedo venir sola. ¿Por qué tenían que venir? —
Refunfuñaba Syohee durante todo el camino al hospital.
Tenía quimioterapia ese día y por ello Hoseok los llevaba en el auto del
trabajo. No podía quedarse, tenía una entrevista en un nuevo trabajo a la
que no podía faltar, era su oportunidad para finalmente ejercer como
veterinario. Por eso solo los llevaría y pasaría a buscarlos cuando terminara.
Después de las quimios la señora Kim siempre se debilitaba, pasaba
horas con vómitos o durmiendo y por eso a ninguno le gustaba dejarla sola
en esos días por mucho que ella rechazara la compañía. Una vez que
entregaron la tarjeta de sanidad e identificación, los tres se sentaron a
esperar pero a diferencia de otras veces, el doctor a cargo del caso de su
madre se presentó personalmente en vez de las enfermeras siendo
acompañado por dos doctores más.
— Señor y señora Kim, acompáñenos por favor. Debemos discutir varios
detalles con respecto al cambio de los profesionales que estaremos llevando
su caso. — Comentó el doctor que ya conocían.
— ¿Cambio de doctores? — Preguntó Taehyung mirando a su madre,
sintiendo miedo del motivo para ese cambio.
— No se preocupe, acompáñenos y le explicaremos todo
cuidadosamente.
Hoseok iba a quedarse, se había preocupado también por los
acontecimientos recientes pero el menor lo obligó a irse, su madre hizo lo
mismo. Con la promesa de que lo llamarían si ocurría algo y que regresaría
en cuanto acabara la entrevista, se marchó del hospital y los Kim siguieron
a los doctores.
Los dos se sorprendieron cuando vieron que fueron llevados a uno de los
cuartos VIP del hospital. El exceso de buenos tratos y personal lo pusieron
nervioso pero pronto todas sus dudas se vieron aclaradas.
— Prometemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que su
madre se recupere pronto y tenga el mejor de los tratos. El grupo Sasung es
nuestro principal patrocinador y donante, vamos a responderle con el
mismo...
El sonido de un teléfono cortó el discurso del doctor, todos esperaban a la
persona dueña del teléfono que respondiera pero, pasaron varios segundos
antes de que Taehyung se diera cuenta que el ruido provenía de sus
bolsillos. Se trataba del teléfono que Jungkook le había entregado y,
recapitulando las palabras recién dichas por el doctor, todo le quedó claro.
Era él quien estaba detrás de todo eso.
— Con permiso, debo atender esta llamada, e-es urgente. — Su madre lo
miró con intriga y el resto de los presentes le sonrieron, permitiéndole salir
tranquilo de la habitación. — ¿De qué se trata todo esto?
— Buenas tardes, Taehyung. Buenas tarde, Jungkook. ¿Cómo estás? Yo
bien, gracias y tú... No sé, podías haber comenzado por ahí o quizás
agradeciendo que tu madre ahora esté en mejores manos.
— Yo no te pedí que hicieras nada de esto. Si es una forma de
presionarme, te advierto que estás perdiendo tu tiempo.
— La que está perdiendo tiempo, es tu mamá. Ella está contra el reloj y
lo sabes, puedes dejar momentáneamente tu orgullo de lado. — Espetó
seriamente al otro lado de la línea. — Solamente quería asegurarme de que
ya están en el hospital y están siendo atendidos como corresponde. Por el
momento colgaré pero espero que me regreses la llamada cuando termines.
Debemos hablar sobre nuestro próximo encuentro, será dentro de dos días,
cuando tu madre esté mejor.
— Si ya me dijiste... ¿Hola? ¿Jungkook? Ay, este imbécil me colgó sin
darme tiempo a responderle. — Apretó el teléfono con fuerza, evitando
lanzarlo contra el suelo y, una vez que estuvo más calmado, reingresó a la
sala. — Perdonen...

Sé que recién comienza pero espero que les esté gustando esta historia. 😘
Capítulo 8

A la mañana siguiente cuando fue a su apartamento con Hoseok para


recoger algunas cosas que necesitaban, el sonido de la puerta los sobresaltó.
Se trataba del arrendatario exigiendo la renta que se le debía y, mismo si el
pelirrojo alegó haber pagado tres meses con el dinero de su depósito, este
pedía la renta de ese mes que aún no estaba paga.
— Odio a ese hombre. Es estresante. — Murmuró el pelirrojo yendo
hacia el baño. — No hay toallas húmedas y tampoco papel.
— Se me olvidó reponerlas, es que casi nunca estamos aquí y al menos el
papel prácticamente no lo usamos. Lo siento...— Se disculpó poniéndose en
pie para alcanzarle un nuevo paquete de toallitas, riéndose del rostro del
mayor sentado en el retrete.
— ¿Me dejarás defecar en paz sin que te estés burlando de mí? ¡Cierra la
maldita puerta y vete! — Le gritó ignorando la risa del rubio. — A veces
eres tan idiota, no pareces tener veinticinco años.
— Así me quieres...
— Taehyung, déjame cagar en paz.
— Tan vulgar.... — Se carcajeó e iba a molestarlo más pero el timbre de
la puerta lo hizo salir. — Echa aromatizante cuando salgas. — Hoseok le
lanzó una de las pantuflas y él salió corriendo. — ¿Pediste algo?
En la puerta estaban dos repartidores con una enorme caja, la pasaron al
interior y tras firmar el recibo, se marcharon. Mientras desempacaba todo,
la confusión se hizo presente pero no tenía que ser adivino para saber de
parte de quién era. ¿Cómo es que Jungkook tenía su dirección? ¿Dónde
quedó el no querer saber la dirección y datos personales del otro?
— Yo no he pedido nada... — Decía el mayor saliendo del baño. — ¿Qué
es todo esto?
— Parece que el imbécil de Jeon Jungkook está haciendo una obra de
caridad. — Comentó mostrándole todo el contenido.
Dentro de aquella caja vinieron cinco modelos de teléfonos diferente
dentro de una caja más pequeña, junto a una nota. "No sé cuál prefieras
pero deberías cambiar tu teléfono." Esos no fueron los únicos electrónicos
que contenía aquel paquete. Un tablet como el que vio en aquella mansión
también estaba incluido y dos modelos más que sí estaban en el mercado,
de hecho, acababan de salir. Dos ordenadores, una bocina y varias tarjetas
de memoria externas.
— ¡Vaya! — Exclamó Hoseok sentándose en el colchón para verlos
todos. — Me imagino que se los devolverás.
— ¿Por qué lo haría? — El pelirrojo lo miró extrañado porque
conociendo lo orgulloso que era Taehyung esperaba que quisiera
devolverlos. — Nos quedaremos con lo que necesitamos y lo otro los
venderemos, sacaremos más que la renta de este mes. Ya que no me han
dado mi dinero, algo podemos ir resolviendo con esto.
— Te sacará en cara que aceptaste sus regalos.
— Me da igual, de todas formas me sacará en cara que pagó por mí y
otras cosas más. ¿Qué es una raya más para el tigre? Me gusta este, ¿cuál
quieres?
— Este...
Se repartieron uno de cada cosa que recibió y lo otro salieron a venderlo
camino a casa de su madre. Al coincidir ambos en su día de descanso ese
domingo, decidieron pasarlo junto Syohee.
La temperatura era fría pero mucho más aceptable que otras veces, el sol
brillaba y por ello como pollitos se sentaron en el parque a tomar el sol.
Comieron juntos en un restaurante y cuando se hizo evidente el agotamiento
de la señora, regresaron a su casa.
— Me dijo tu mamá sobre lo ocurrido en el hospital... — Comentó
Hoseok subiéndose a la cama. — ¿Todo eso es obra también de ese
hombre? ¿No crees que es demasiado excesiva su forma de comportarse?
¿Qué es lo que realmente quiere? Si fuera tener sexo ya lo hubiera hecho,
no entiendo que esté dilatando tanto las cosas.
— Se me olvidó contarte, entre una cosa y otra todo se me pasó. Yo
tampoco entiendo su interés, incluso se lo pregunté pero no me ha dicho.
Sinceramente está comenzando a dejarme de importar sus verdaderas
intenciones. Hice esto con un propósito y mientras pueda ir resolviendo mis
problemas, me da igual. ¿Qué puede querer? No tengo nada que ofrecerle al
no ser que esté detrás de mis órganos pero incluso tiene un hospital a su
disposición, así que no creo que lo necesite.
— Solo ten cuidado, aquí nada es gratis y cont todo lo que está haciendo,
no quiero que el precio que tengas que pagar sea más alto que el ya
pensado. ¿De acuerdo? — Taehyung asintió apagando la luz. — ¿Y mi beso
de buenas noches?
El sonido de una pequeña risa se escuchó en cuarto, seguido de esto el de
labios chocando y sutiles gemidos que se detuvieron cuando volvieron a
darse las buenas noches.
A la entrada de su edificio esperaba por él aquel peliverde que nada bien
le caía. El automóvil en que lo recogía parecía ser el mismo de la vez
anterior pero ahora su nerviosismo era visiblemente menor y sí se detuvo a
mirarlo. Se trataba de un Bentley Mulsanne negro, demasiado lujoso y
elegante para su gusto pero no podía negar que todo eso lo hacía sentir un
poco importante.
Al parecer, Jungkook había olvidado o pasó muy rápido por alto el hecho
de que no lo recogería en su casa pero, como le dijo a su mejor amigo, iba a
dejar de pensar en el motivo detrás de sus acciones.
— Buenos días. — Saludó cortésmente para evitar alguna de sus
molestas frases irónicas.
— Buenos días, señor Kim. Jungkook ya nos está esperando, así que será
mejor que nos pongamos en marcha. ¿Ya desayunó? — Le hablaba
formalmente pero por alguna razón percibía un aire informal en su trato.
Sus miradas se encontraron por el reflejo del espejo retrovisor. — Se me
indicó que lo llevara a comer algo si no ha comido nada.
— Estoy bien así, gracias.
No le volvió a preguntar nada, sólo se puso en marcha tras poner un
música a un nivel tan bajo que se hacía casi inaudible para él. Creyó que el
destino sería nuevamente la mansión de Jungkook pero no fue así. Fue
llevado a una modesta propiedad en el medio del campo rodeada de
establos.
Los recibieron un matrimonio que los guió al interior. En una mesa cerca
de un ventanal con una maravillosa vista al exterior, Jungkook estaba
sentado con un atuendo peculiar. Llevaba la vestimenta de un jinete y a un
costado, todo el equipamiento necesario para realizar cualquier actividad
ecuestre.
Él amaba los caballos, la equitación y todos los derivados, por lo tanto
sabía bastante de ello a pesar de no tener muchas oportunidades para
hacerlo.
Muchas de las prendas para este tipo de ejercicio y pasión son muy
especializadas, desde los pantalones de montar, cascos de equitación, las
botas hípica, guantes, hasta todo lo demás. Requerían un diseño especial
por varias cuestiones lógicas, mayor especialización, mejor diseño para la
actividad, mayor seguridad, comodidad y movilidad.
Conocía la importancia del equipo de amazonas o jinetes y él los amaba.
Cualquier persona que los llevara se veían imponentes y elegantes aunque
nunca alcanzarían la majestuosidad del animal. Ver a Jungkook vestido así
fue algo que no se esperó pero si dejaba de lado al arrogante que lo llevaba,
tenía que admitir que amaba la vista.
Su pantalón de montar era marrón y llevaba bordado su apellido en negro
en la parte superior de la pierna. Los guantes situados a un lado de la mesa
era del mismo color pero, los cascos, botas y fustas eran tan negras como el
ébano. Llevaba una elegante americana negra con el logotipo rojo de
Sasung y debajo su nombre bordado en blanco.
— Buenos días, Kim. — Lo saludó con una sonrisa ladeada, invitándolo
a sentarse. — Acompáñame a desayunar.
— Buenos días, Jeon. — Respondió tomando asiento, mirando todo a su
alrededor. — ¿Qué hago aquí?
— ¿No es obvio el lugar? Estoy aquí para pasar tiempo con la naturaleza
y quería que me acompañaras. Quién sabe y hoy me den deseos de
consumar nuestro trato. — Respondió con sorna, sirviéndole un poco de
leche. — ¿Chocolate negro, blanco, café, canela o caramelo?
— ¿Cualquiera? — Jungkook asintió echándole chocolate blanco a su
leche. — ¿Cómo está tu mamá?
Taehyung no se esperaba esa pregunta, si bien le había mandado a los
mejores doctores de Seúl que ni siquiera pertenecían a ese hospital y se
estaba haciendo cargo de ciertas cosas, no esperó ver la sincera
preocupación en su mirada.
— El cáncer es una batalla eterna demasiado fuerte y desgastante tanto
física como emocionalmente no solo para quien lo padece sino para sus
seres queridos también. Espero que todo esté yendo bien.
El rubio mordió su labio inferior dejando de lado su actitud defensiva,
haciéndose a un lado cuando llegaron con sus desayunos a la mesa. Una vez
más el CEO de Sasung Electronics no actuó como esperaba, fue él quien se
encargó de servirles personalmente, sin dejar a la chica hacer más que
colocar los platos en la mesa.
— Gracias por lo que hiciste, no tenías que haberte molestado pero
agradezco que te hayas tomado el trabajo de buscar los mejores doctores y
preocuparte por mi mamá. De verdad te lo agradezco.
— No tienes que agradecer por eso, si te soy sincero lo hice por tu mamá,
no por ti. — Taehyung rodó los ojos pero sonrió cuando lo vio reír. —
¿Pimienta negra o blanca para tus huevos revueltos?
— Negra.
Comieron en silencio, uno que no fue incómodo para ninguno de los dos.
Cuando terminaron, el pelinegro lo mandó con una de los trabajadores del
lugar para que se cambiara de ropa. No podía ocultar su emoción, reía como
un niño que llevaban a un parque de diversiones.
Su vestimenta era ligeramente diferente a la de Jungkook, todo lo del
pelinegro llevaba su nombre y lo suyo sólo el logotipo de su empresa. Su
pantalón era blanco, sus botas, americana, casco y fusta eran verdes con los
bordados marrones. Acariciaba la tela frente al espejo sin creer que estaba
usando un equipamiento tan hermoso.
— Ese atuendo te hace justicia. — Comentó el pelinegro observándolo
con intensidad una vez que se unió a él en uno de los establos. — Te queda
muy bien.
— G-Gracias, tú también luces bien. — Por todos los ángeles, se sentía
tan raro hablando tan relajadamente con Jungkook. ¿A dónde había ido su
odio? Era demasiado fácil de comprar y complacer.
— No tienes que halagarme por compromiso. — Sonrió viéndolo
sonrojarse.
— No es por compromiso, desde que llegué vi lo atractivo que lucías,
sólo que no lo dije.
— Ah... Entonces sí te resulto atractivo. — Sonrió ampliamente
disfrutando de las expresiones contrarias.
— Retiro lo dicho.
— Ya no puedes hacerlo. — Se rió contagiándolo. — Ven aquí, quiero
presentarte a alguien.
Taehyung caminó hasta donde el pelinegro estaba, viendo a un
hermoscísimo ejemplar negro, con un pelaje brillante y extremadamente
bien cuidado. Tomó el cepillo que le extendió el contrario, acercándose más
al animal que resopló.
— No le temas, Luna es una buena chica. ¿No es así belleza? —
Comentó acariciando su cabeza, entregándole una manzana. — Ama las
frutas, principalmente las manzanas.
— Realmente eres muy hermosa, Luna. — Le habló tomando el lugar de
Jungkook cuando este se alejó para cepillar su lomo y grupa. Se sentía tan
bien y extrañamente feliz que no pudo evitar sonreír cuando unió su frente
al testuz de la yegua. — Eres una chica encantadora.
Esa era una imagen tan encantadora que el pelinegro no pudo evitar
capturarla con su teléfono sin que el contrario se diera cuenta. Se veían bien
juntos y al ver que su yegua no rezongaba, pudo darse cuenta que no se
sentía intimidada y le gustaba la presencia de Taehyung. Tenía gran don
para los animales, al menos con Luna.
— ¿Cuántos años tiene?
— Cinco. Su madre fue mi yegua desde que nací pero cuando falleció
poco tiempo después de darle a luz, yo me encargué de ella hasta que
estuvo fuerte y saludable.
— Hiciste un buen trabajo. — Comentó con una sonrisa y el pelinegro se
limitó a asentir. — ¿Puedo preguntarte tu edad?
— Veintiséis años, soy un año mayor que tú. — Respondió colocando la
montura. — ¿Por qué la pregunta?
— Curiosidad.
— ¿Sabes montar? — Si bien logró subir a un poni cuando era niño, no
había tenido la oportunidad de aprender a montar.
— No he tenido la oportunidad.
El pelinegro sonrió ante su respuesta aunque no de forma burlesca. Una
vez que terminó de ensillar el caballo, tiró del cabestro para sacarlo fuera
del establo. El menor los siguió admirándolos porque lucían sublimes,
tanto, que también sacó una foto del animal en la que coincidentemente
salió su dueño.
— ¿Eres dueño de este sitio?
— No, mi madre es la dueña. Es una amante de la naturaleza y los
animales pero su debilidad son los caballos y delfines. No puede tener a los
animales marinos pero sí a los caballos. Viaja mucho como activista y
aunque yo muchas veces no tengo tiempo, siempre que puedo vengo aquí.
Siento que hasta el aire es más puro, sanador...
— Opino igual. — Concordó inhalando una fuerte cantidad de aire. — Se
siente mucho más puro. ¿Qué haces? — Preguntó contrariado cuando sintió
su mano ser agarrada y abrió sus ojos.
— Hoy quizás no tenemos suficiente tiempo para volverte un jinete pero
te ayudaré a familiarizarte más con la montura. Pon un pie aquí... — Señaló
es estribo sosteniendo el fuste. — Permanece tranquilo, los animales
podemos sentir el miedo.
— ¿Podemos?
— ¿Olvidas que el hombre también es un animal? — Rió cuando el rubio
rodó sus ojos. — Es para hoy, por lo menos tenemos que lograr que te subas
a mi bebé. Debes saber que eres un privilegiado, ni siquiera mi madre
puede montarla.
— Muchísimas gracias por la oportunidad, señor Jeon...
Fue mucho más divertido de lo que imaginó en un principio. Cuando
superó su miedo y montaba la yegua que Jungkook en todo momento
sostuvo, se sintió tan libre y desinhibido que no se contuvo y gritó lleno de
gozo.
Se imaginaba cómo se sentiría el poder galopar ese animal libremente,
sintiendo el aire agitar su cabello y ver la crines ondeando a la par. Escuchar
los sonidos de la naturaleza, cuando los cascos colisionaran con la hierba, el
rezongar del animal...
— Ya nos hemos alejado mucho, deberíamos regresar para el almuerzo.
— Comentó Jungkook rompiendo el silencio en el que se habían envuelto
sentados en una roca mientras la yegua caminaba a su alrededor. — Todavía
tengo que ir hoy a la empresa.
— ¿Puedo preguntarte para qué me mandaste a buscar?
— Claro que puedes preguntarme, eso no significa que yo quiera
responderte. — Se levantó sacudiendo su pantalón y Taehyung rodó los ojos
con molestia. — Sin embargo, te diré que fue porque simplemente quería
pasar tiempo contigo. Ya te dije, estoy interesado en tu compañía.
— No hay mucha lógica en tu respuesta.
— No todo en la vida es lógico, Kim. Vamos, sube... — Ordenó serio
pero no estaba molesto o enojado.
— ¿A dónde vas? — Cuestionó cuando lo vio colocando su pie en el
estribo libre.
— Tardamos más de una hora en llegar aquí, no podemos tardar lo
mismo para regresar. Échate un poco más hacia adelante. — Indicó antes de
subirse, quedando justo detrás de él.
Al igual que cuando se acercó en su casa, pudo sentir su aroma, la
respiración en su cuello. El roce de sus brazos aún cuando era por encima
de la chaqueta y sin piel expuesta, logró que el rubio se tensara
— Relájate, Luna puede sentirte y eso no es bueno. — Cogió las riendas.
Antes de Taehyung decir algo, estaban cabalgando a gran velocidad, casi
como se lo imaginó, la única diferencia es que estaba acompañado y no solo
como un jinete salvaje. El viento lo acariciaba, su espalda recibía el calor
que el cuerpo ajeno le ofrecía, todo parecía verse más vivo y hermoso.
Cuando se cambiaron de ropa y estuvieron nuevamente en el comedor del
lugar, el teléfono de Taehyung sonó. El pelinegro sonrió al ver que sí estaba
utilizando uno de los que le mandó, sinceramente esperaba que se lo
regresara pero, le alegraba ver que no lo haría.
— Cancela cualquier plan que tengas de miércoles a viernes. — Le dijo
mientras comían. — Tengo que viajar y te vienes conmigo.
— ¿Viajar? Yo tengo que trabajar, tengo obligaciones que cumplir, no
puedo simplemente decir que no iré y ya. Sé que cuando me llames debo
venir pero debes ser un poco más considerado. — Contestó algo molesto,
no le gustaba que le diera órdenes así como así. — Ni siquiera tengo
pasaporte, Jungkook. ¿A dónde voy a viajar?
— Eso se puede resolver, le daré instrucciones a Yoongi para que te lleve
a confeccionar tu pasaporte. Podemos agilizar el trámite.
— ¿Yoongi? ¿Y ese ahora quién es?
— Mi chofer, él te llevará y después te dejará en tu casa. Mañana
también te recogerá para llevarte a tu consulta.
— ¿Es el chofer o mi niñera? — Cuestionó dejando de comer para
mirarlo con frialdad.
— Como quieras llamarlo pero créeme que él odiaría ser llamado así.
Termina de comer.
De acuerdo, ya se había ido el buen jean y el insoportable regresaba.
Cuando decía que odiaba su prepotencia no exageraba.
A la salida, le entregaron una bolsa que contenía el equipamiento que
utilizó ese día como un regalo. Aquello fue más valioso para él que todos
los equipo electrónicos que el pelinegro le envió con anterioridad. Esa ropa
contenía el recuerdo de ese día que, si eliminaba a Jeon, sería uno de los
mejores días de su vida. Por unas horas olvidó todos sus problemas y se
permitió disfrutar de algo que amaba.
Jungkook se retiró antes de que él terminara de comer debido una
llamada que recibió pero Yoongi lo esperó en la salida. Tal cual le dijo el
pelinegro, lo llevó para que hiciera su pasaporte, se vio obligado a esperar
casi dos horas pero, salió de aquel lugar con su pasaporte. Era primera vez
que tenía uno y por ello no pudo evitar sentir cierta emoción,
contemplándolo una y otra vez en el trayecto a su apartamento.
En la noche cuando su mejor amigo llegó, lo primero que hizo fue
mostrarle el pasaporte. Le enseñó todas las fotos que tomó en el día y le
contó detalladamente todo lo ocurrido, incluyendo que se iría de viaje con
Jungkook.
Hoseok no dijo nada pero algo en él se sintió un poco incómodo cuando
lo vio relatar su día. Él era el más feliz cuando su amigo lo estaba, verlo así
era una gran dicha pero el hecho de que un día llegara quejándose de su
comprador, odiándolo y que al otro llegara alabándolo por todo fue un
contraste que le resultó un poco molesto.

Esto ha sido todo por hoy... 😘


¿Tienen idea de a dónde llevará Jungkook a Tae?
Capítulo 9

Curiosa la forma en que todo cambiaba en semanas, días... Desde la noche


en que Taehyung y él decidieron darle rienda suelta a un deseo que no
sabían que existía entre ellos hasta ese momento, toda su rutina, todo su
mundo comenzó a transformarse.
Continuaba llamándolo TaeTae, Taehyung y a veces Tae o cualquier otro
apodo que se le viniese a la mente en el momento, mas sus labios querían
pronunciar palabras que no debía. Mi amor... Esas dos palabras amenazaban
constante mente con abandonar su boca pero la callaba porque no creía que
aún fuera oportuna.
Tuvo que suceder eso para darse cuenta que lo que sentía por su mejor
amigo, ese sentimiento que creció con los años, se tornó en amor. Estaba
completamente enamorado de ese rubio que dormía plácidamente a su lado.
Amaba todo de él, desde sus sonrisas y bromas, hasta su físico, sus besos
y caricias. No existía una sola cosa que no le gustara de él, hasta la
terquedad que a veces quería quitarle de pellizco. Cómo fue que sucedió, no
lo sabe. Solo es consciente del día en que todo se activó y supo a ciencia
cierta que su corazón latía con mayor presión cuando se trataba de
Taehyung.
Este a veces le decía "te amo" pero bien sabía que no era ese tipo de amor
aunque en sus ojos viera ese agradable destello de felicidad. Adoraba
sentirse tratado y deseado en más de una forma, saber que contaba con él
para todo. No debía preocuparse pero con el amor llegaban inminentemente
las preocupaciones y algunas inseguridades.
Aún en la completa oscuridad podía visualizarlo, sentía sus brazos
rodeando su cuerpo y cuando esto no era así, le costaba conciliar su propio
sueño. Se acostumbró demasiado rápido a dormir junto a él cada noche y no
solo esporádicamente.
Se incorporó en el colchón para observarlo con detenimiento, acariciar su
cabello mientras a sus oídos llegaba el relajan sonido de su respiración.
— Hyung... — Murmuró adormilado el rubio. — ¿Qué haces despierto?
¿No puedes dormir?
— Duerme, cierra los ojos y descansa.
— Pero acuéstate a mi lado, necesito abrazarte para dormir. Tú también
debes descansar. — Sin permitirle rechistar jaló su pijama con suavidad
para que se acostara a su lado. Se giró hasta quedar frente a él para ir en
busca de sus labios.
Fue un beso simple, estaba semi dormido pero la necesidad con la que
Hoseok le respondió ese acto, lo hizo entrar en conciencia. Abrió sus ojos,
acunó el rostro contrario en sus manos y profundizó su beso.
La tibieza de sus lenguas y la familiaridad con las que estas se enredaban
era agradable para ambos. Las pequeñas mordidas que intercambiaban
caldearon un poco más el momento hasta que Taehyung se encaramó sobre
él.
— Amo besarte... — Musitó entre besos, sonriendo, llevando las manos
de Hoseok a su cintura. — ¿Sabes que te quiero?
— Mmmm... — Asintió sonriendo. — De eso no me cabe la menor duda.
Yo también te quiero, TaeTae, mucho más de lo que esperaba o quisiera.
— ¿Por qué más de lo que quisieras? ¿Qué significa eso? — Cuestionó
frunciendo el sueño, estirando su mano hasta el pequeño interruptor de la
lamparilla para poder ver correctamente sus ojos y no le gustó lo que vio.
— ¿Qué sucede?
— Nada, no pasa nada, vamos a dormir.
— Hyung... Te conozco demasiado bien para creer en esas palabras. ¿No
me vas a decir qué te pasa?
El mayor negó restándole importancia, buscando sus labios para besarlo
y hacerlo desistir de esas preguntas pero como siempre, la terquedad de
quien interrumpió ese dulce intercambio de saliva fue mayor.
— Dime qué es lo que te ocurre. Tus ojos están cristalizados, a punto de
llorar. Así que no vale decirme que no sucede nada. ¿Tienes problemas en
el trabajo o quizás se trata de mí? ¿Hice algo que te incomodara?
— No has hecho nada, Taehyungnie... Mis ojos están llorosos porque
tengo sueño, nada más. — El menor no compró su respuesta y con la
mirada inquirió que le dijese la verdad. — Simplemente estoy algo
preocupado, tengo muchas cosas en la cabeza.
— ¿Cosas como qué exactamente?
— ¿Nosotros? — Con suavidad el rubio relamió sus labios y salió de
encima de Hoseok, sentándose a su lado en espera de que este también se
sentase y hablara con él. — Creo que tengo miedo de lo que está
sucediendo entre nosotros. Ya sabes... La forma en que nos hemos
comportado de un tiempo para acá no es como deben comportarse los
amigos, no es como nos comportábamos nosotros.
— Hyung, nos hemos besado desde que tengo memoria. Fuiste mi primer
beso y si no me equivoco yo el tuyo también. De adolescentes incluso nos
masturbábamos juntos viendo videos para adultos a escondidas, nos
besábamos, jugábamos. ¿Por qué esto es diferente o te preocupa?
— Porque ya no somos adolescentes hormonales que hacían esas cosas
sin maldad o segundas intensiones. Somos hombres que sentimos,
deseamos cosas. Nos hemos comportado casi como si fuéramos novios
aunque no utilicemos esa palabra. Esto me da miedo, Taehyung porque ya
no te veo como un simple amigo.
— Nunca nos hemos visto como simples amigos. Siempre hemos sido
algo más, hermanos, cómplices, ahora amantes. — Espetó con una sonrisa,
acariciando el rostro del pelirrojo. — ¿Quieres utilizar la palabra novios
para definir lo nuestro? Somos más que eso, no creo que exista una palabra
que pueda describir lo que somos, lo que sentimos.
— No se trata de una palabra. No entiendes nada y lo mejor es dejarlo
así. Esto no debe ser algo que debamos discutir ahora.
— Las cosas se deben discutir y aclarar en el momento, mientras más
tiempo pasa, peor se tornan. Si no entiendo, explícame para entenderte,
siempre se te ha dado bien explicarme las cosas y comprendo lo que me
explicas mejor que nadie. Dime qué es lo que te incomoda.
— Estoy enamorado de ti, Taehyung. Sinceramente te amo y todo esto se
me está saliendo de las manos. No quiero que te sientas presionado a ver lo
nuestro como algo diferente. Me gusta como estamos, lo que somos pero,
no deja de preocuparme la dirección que todo está tomando. Los mejores
amigos no hacen lo que nosotros hacemos, sí, hay más de uno que en un
momento determinado dan paso a algo más pero, son situaciones de una
vez, no algo regular.. Cuando los sentimientos comienzan a mutar, las cosas
se complican.
— ¿Por qué se complicarían entre nosotros? Siempre, aún cuando yo
tenía pareja, cuando tú tuviste relaciones, siempre fuimos tú y yo. Eso no
cambiará, te prometo que lo nuestro es algo eterno.
— En esta vida no hay nada eterno, TaeTae, no prometas cosas que no
quieres cumplir. Ahora mismo no te estoy diciendo que seamos novios, yo
mismo estoy procesando todavía todo esto, simplemente tengo un poco de
miedo, eso es todo. No te estoy exigiendo formalidad o exclusividad,
solamente te pido que comprendas un poco mi situación y no me atosigues
o exijas respuestas como ahora de cosas de las que ni siquiera yo conozco el
resultado.
Mordiendo su labio el menor asintió, acercándose para abrazarlo
mientras analizaba cuidadosamente cada palabra en su cerebro. Sostuvo su
rostro para darle una vez más un suave beso y apagó la luz para irse a
dormir.
Estaba seguro que quería a Hoseok, por Dios, lo amaba a su manera, pero
lo hacía. No concebía su vida sin él a su lado. Le gustaba todo de él, nunca
tenían verdaderas discusiones porque su compenetración era tan increíble
que todo malentendido o molestia rápidamente quedaba en un segundo
plano. No obstante, estaba un poco confundido debido a la reciente
conversación.
La mañana llegó y ninguno de los dos pudo descansar correctamente.
Una vez sonada la alarma permanecieron acurrucados durante varios
minutos más antes de ir al baño y comenzar su día.
— ¿No se te queda nada? — Preguntó el mayor mirando como Taehyung
cerraba la maleta que se llevaría para el viaje. — Tus documentos,
cargador...
— El cargador, olvidaba el cargador. — Mencionó arrastrándose por el
colchón para tomarlo. — Ves, sin ti yo no sobreviviría ni un solo día. —
Rió guardando el cable en su maleta. — Ya está. ¿Estás listo para ir a
trabajar? — El mayor asintió.
Abandonaron el apartamento juntos, Hoseok tenía que ir a trabajar y
Taehyung se iba de viaja a algún lugar del que no tenía conocimiento. Una
vez que llegaron a la entrada del edificio se encontraron con un lujoso
Bentley Continental. No tenían que adivinar quién era el propietario, este
incluso estaba esperando afuera del automóvil.
El rubio creyó que Yoongi sería quien lo recogería como era costumbre y
no que el mismísimo Jungkook fuera por él. No pudo evitar sentirse algo
nervioso e incómodo cuando notó como este estudiaba al pelirrojo y
viceversa.
Ya Hoseok se había dado la tarea de buscar información sobre el CEO de
Sasung Electronics, vio videos, fotos, leyó entrevistas y noticias pero verlo
frente a del era totalmente diferente. Odiaba admitirlo pero lucía mucho
mejor en persona que por fotos y eso no sosegó sus alocados pensamientos.
Vio un ápice de reto en sus ojos cuando sus miradas se cruzaron, al
parecer, a ninguno de los dos le agradó mucho la presencia del otro aunque
a diferencia del pelinegro, él sabía de su existencia pero Jungkook recién
sabía de Hoseok.
A ver, no estaba del todo desinformado, tenía conocimiento de su persona
y sabía que era el mejor amigo, casi hermano del rubio, mas no se esperaba
verlo ahí. Podrían llamarlo loco, pero estaba seguro de que este veía a
Taehyung como algo más. No es que le importara mucho, después de todo
el subastado y él solamente hacían negocios pero eso no quitaba que
aquello lo incomodase. Lo compró, le pertenecía.
Se despegó de la puerta del vehículo y caminó hacia los dos hombres que
se habían quedado parado mirándolos. Cogió la maleta negra de Taehyung
mientras rodeaba su cintura con un brazo y plantaba un beso en la comisura
de su boca dado que este se alejó antes de que pudiera rozar correctamente
sus labios. Sonrió ladino y se alejó para guardar la maleta en el maletero,
indicándole al rubio que se diera prisa.
— H-Hobi, yo...
— Tranquilo, TaeTae, entiendo. Yo mejor que nadie sé lo que
verdaderamente ocurre así que no te preocupes. Ve para que no se
incomode, trata de disfrutar el viaje y mantenme informado. Escríbeme
cuando llegues a tu destino y, si puedes llamarme, hazlo.
— Lo haré. — Acarició su mano con suavidad a modo de despedida y se
subió en el carro.
Hoseok permaneció en su lugar con la palma de su mano abierta,
sintiendo aún el tacto del menor, con una extraña sensación en su pecho.
Veía aquel vehículo blanco perderse a la distancia pero la incomodidad
prevalecía. No dijo nada, recién él se estaba dando cuenta de que esa
sensación extraña podrían ser celos. Quizás tontos y sin fundamentos pero
luego de ver al mentado Jeon Jungkook, verlo actuar con tanta propiedad
sobre su Tae, lo incomodó más de lo que le hubiese gustado.
— ¿Cómo has estado? — Preguntó Jungkook mirándolo de soslayo,
notando como el rubio aún miraba por el espejo lateral como si atrás dejara
algo muy importante. — ¿Cómo está tu mamá?
— Bien... — Respondió escuetamente. Sinceramente no deseaba hablar
mucho con Jungkook, en su mente se repetía como un bucle la escena de
minutos atrás y las palabras dicha por su mejor amigo en la noche. — ¿Y tu
chofer Yoongi? Pensé que sería él quien me recogería.
— Decidí venir yo. ¿Te incomodó eso?
— La verdad es que me da igual. — Se encogió de hombros sin tomarse
la molesta de mirarlo. — ¿A dónde vamos?
— Ya lo verás. Es un viaje de trabajo pero haré tiempo para ti, creo que
te gustará.
Taehyung no dijo nada, solo cerró sus ojos esperando que el tiempo
pasase. Quería reclamarle por lo que hizo pero literalmente, no tenía
derecho de hacerlo, él se vendió a ese hombre y durante un buen tiempo, el
idiota podría hacer con él prácticamente lo que se le viniera en gana.
— Ey, llegamos... — Musitó Jungkook para despertarlo, pues se había
quedado dormido en el camino.
Apretó sus ojos y los abrió con parsimonia, no tenía ni idea dónde estaba.
Miró a través del cristal, fue entonces que se percató que estaban en el
hangar de un aeródromo. Descendió del vehículo encontrándose con el
sujeto de cabello verde que se acercaba para tomar su maleta de las manos
de Jungkook, diciéndole algo que no alcanzó a escuchar.
De acuerdo, comenzaba a sorprenderse, estaba esperando entrar al
aeropuerto, ver las personas moviéndose de un lado a otro. Acercarse para
hacer el chequeo en algún mostrador y todos esos procedimientos que
comúnmente se apreciaban en las películas. Sin embargo, estaban
caminando en dirección a un avión que evidentemente era privado y
pertenecía al grupo Sasung. El logotipo rojo resaltaba en un costado cerca
de la cola, mientras que en este había un número de serie que identificaba la
aeronave.
Una escalera estaba desplegada del A318 Elite, en ella aguardaban el
capitán y otro agente de aduana que les pidió sus pasaportes a la hora de
abordar. Jungkook le permitió ir delante, mientras él se mantuvo detrás
sosteniendo los pasaportes de ambos.
No lo admitiría en voz alta pero su corazón se comenzó a desbocar desde
el momento en que divisó aquella ave de hierro. Sería su primer vuelo, la
primera vez en sus veinticinco años que se subiría en un avión y no podía
controlar la emoción mezclada con ansiedad.
La claridad era increíble, todo estaba decorado en colores marrones y
crema, con luces tenues que creaban un ambiente casi romántico. Sin
embargo, antes de poder continuar observando el interior del lugar, se
quedó plasmado mirando a los dos hombres que se besaban en el sofá.
No es que fuera de su incumbencia pero, ¿no tenían Namjoon y Hwasa
una relación? Si era así, cosa de la que él había sido testigo con sus propios
ojos...
¿Por qué estaba el presidente de Hitta Entertainment en ese avión
besándose con Jimin? Es más, ¿por qué estaba Jimin besándose con el peli
violeta cuando él lo había visto besándose con Jungkook el día de la
subasta? ¿Qué retorcida situación era esa?
— ¿Por qué no me dijiste que el culo suelto de Park Jimin vendría con
nosotros? — Reclamó Yoongi al pelinegro con evidente molestia. — Yo me
voy...
— Vamos, Min... Seamos maduros. — Habló Namjoon alejando al peli
rosa encaramado sobre él. — Por favor.
— Esto no es contigo, Nam, así que no te metas. — Rebatió mirándolo
de reojo para regresar su vista a un Jungkook que rodaba sus ojos con
cansancio. — Jungkook...
— Ya deberías superarme, Yoongi... Se supone que estás locamente
enamorado de Seokjin pero te sigue doliendo verme en compañía de alguien
más.
— No hablo canino, así que cállate, perra. — Expresó con asco.
— ¡Yoongi! — Exclamaron Jungkook y Namjoon a la misma vez.
¿Necesitaba buscar palomitas de maíz para presenciar la función?
Taehyung estaba luchando con todo su ser para no soltar una carcajada
frente a todos. Un show como ese en pleno avión era algo que jamás se
esperó.
— De acuerdo, si estoy obligado a viajar con este... Con Park, entonces
me pido una habitación.
— Serán solamente tres horas y media de vuelo. No seas tan exagerado.
— Habló el pelinegro pero fue totalmente ignorado.
Jimin se mordió su labio viendo desaparecer al peliverde, empuñando sus
manos para controlarse y no fue hasta que todo pareció calmarse, que no
notó la presencia de Taehyung. Ya Namjoon había saludado al rubio con
una sonrisa y un hola pero quien estaba sentado a su lado no se había
percatado de ello.
— Jungkook, ¿podemos hablar? — Inquirió poniéndose de pie.
— Pronto nos mandarán a sentar, estamos a punto de despegar. —
Respondió con desinterés acercándose al rubio para asegurarse de que todo
estuviese bien con él. — ¿Estás cómodo? — Taehyung asintió observando
como Jimin se acercaba a ellos.
— Son solamente unos minutos.
— Ya regreso...
Recostándose a su asiento, Taehyung suspiró aliviado por el momento de
soledad y tranquilidad. Abrió los ojos, detallando correctamente el interior.
Él había tomado asiento en un juego de a cuatro con una mesa bien elegante
en medio de las butaca marronas, quedando dos a cada lado, sentándose
pegado a la ventanilla y espalda a la entrada.
A su izquierda había un sofá amplio y vació, le daba la impresión de que
era algo así como un sofá cama pero no estaba seguro. Donde este se
terminaba había una salida de emergencia y al lado de esta un mini bar
hermosamente decorado y surtido. Frente a este había un sillón plegable de
color crema con dos cojines.
Más adelante había otro sofá con dos sillones a juego que era en donde
estuvieron sentados Jimin y Namjoon minutos antes, pero ahora el hombre
de cabellos morados leía un libro en silencio. Dos mesillas que
evidentemente podrían abrirse y en ellas habían algunas revistas, tablet,
frutos secos y una jarra de agua con dos vasos.
Al otro lado del avión había dos sillones plegables más. Ahí el pasillo se
hacía más estrecho, de un lado había una pequeña habitación que era
ocupada por Yoongi y del otro, un baño. Si se avanzaba más había otra sala
con otro juego de sofá y sillones con televisores y consolas. Un juego de
clóset y al final otro baño, más amplio que el anterior.
A espaldas de Taehyung, en dirección a la parte delantera, justo por
donde subieron, habían varios clóset y dos poltronas. Le seguían las puertas
de salida y la amplia cabina de los pilotos.
De ese avión salían tres apartamentos como el suyo, si le dijeran que
podía quedarse a vivir ahí, no lo pensaría dos veces. Todo era precioso y le
hubiera encantado haber estado allí con su madre y Hoseok en vez de todos
esos hombres con los que nada tenía que ver.
Pasaron varios minutos antes de que Jungkook y Jimin regresaran, tras
ellos llegó el peliverde debido que para el despegue tenía que estar sentado
en alguno de los sillones con cinturones de seguridad.
Jungkook no se sentó a su lado, se quedó en uno de los asientos
independientes concentrado en su tablet, algo que agradeció. Otra cosa que
agradecía era el hecho de tener un teléfono nuevo con gigantesca capacidad
de memoria porque con todas las fotos y videos que hizo desde que se
sentó, su viejo tarequito hubiera colapsado.
La emoción que sintió cuando el avión comenzó a moverse fue
indescriptible. Cuando estuvo en su posición listo para despegar y avanzó a
gran velocidad, su respiración se descontroló. Una vez que el ascenso tuvo
lugar, estuvo luchando entre las grabaciones y sus oídos menos de aire por
la presión.
Los grandes edificios, los campos, el país, todo se fue volviendo tan
pequeño... Recordó algo que su madre una vez le dijo, muchas veces las
personas con poder, los millonarios, estaban acostumbrados a estar en la
cima, tan alto, que se olvidaban de aquellos que estaban abajo porque no
podían verlos.
Ahora que estaba ahí arriba podía entender la referencia. Sin pretenderlo
su mirada buscó al pelinegro, preguntándose cómo veía él a los demás.
Desde su posición, donde gastaba millones como si de hacer una compra en
el super se tratara, las vista podía ser muy diferente. ¿Permanecía él con los
pies en la tierra a pesar de la altitud que alcanzaba?

LORED
Capítulo 10

Desde las ventanas de aquel avión, podía notar mejor que nunca lo bello
que era el cielo, la tierra, el mundo en general. No habían nubes sobre ellos,
en cambio, parecía que estas habían creado una hermosa alfombra
esponjosa para recibirlos.
El sol primaveral allá arriba brillaba más, emanando esa luz reconfortante
que llegaba al interior. Un día agradable al menos climáticamente. Escuchó
la voz del capitán diciendo que iban a comenzar con el aterrizaje. Jimin se
separó de Namjoon y el peliverde volvió hacer presencia.
— ¿Has tenido un buen vuelo? — Preguntó Jungkook tomando asiento al
lado del rubio. — Ya vamos aterrizar.
— Eso escuché. — Contestó serio desviando su mirada para ver la ciudad
que comenzaba aparecer en su campo de visión. — ¿Dónde estamos?
— ¡Bienvenido a Macao! — Exclamó bajo con un intento de sonrisa en
sus labios. — Estamos aterrizando en Macao.
Jungkook mantenía la distancia, sin embargo, su mirada parecía tocarlo y
esto hizo que se removiera en su asiento pretendiendo ajustar su cinturón.
Lo vio fruncir el ceño con una mueca en su rostro, frotándose las sienes.
Todos miraban en su dirección pero el pelinegro solamente sonrió
sirviéndose un vaso de agua que bebió de golpe.
— ¿Estás bien?
— Sí, los aterrizajes a veces me dan mareo, eso es todo. — Respondió el
pelinegro a su pregunta y ambos dejaron de hablar.
Macao lucía majestuoso desde el aire, de todos los países que soñó visitar
ese nunca estuvo en su lista, ahora lo estaba amando y aún no lo había
pisado.
Dos automóviles y dos oficiales de aduana los esperaban en el hangar,
una vez revisados sus documentos, se dividieron en grupos siendo ellos dos
junto a Yoongi quienes fueron en uno de los autos y la otra pareja en el
siguiente.
Todo el trayecto al hotel escuchó a Jungkook hablar de negocios, él se
limitó a admirar la ciudad. Todo se veía tan lujoso, lleno de vida que su
energía se recargó al máximo.
— Yo tendré que salir en cuanto llegue al hotel, tengo una reunión junto a
Namjoon y otros empresarios. No creo que se extienda demasiado por lo
que deberé estar contigo ya en la tarde, aproximadamente a eso de las
cuatro. Si quieres salir a ver la ciudad, Yoongi estará a tu disposición y
Jimin también se quedará en el hotel.
Taehyung lo escuchó pero no emitió respuesta, logrando que el semblante
del pelinegro se oscureciera frente a su actitud extremadamente distante y
desinteresada.
¿Salir de la habitación? Quería hundirse allí y no salir jamás en el
momento que la vio. Una hermosa suite solamente para él. Lo primero que
hizo fue llamar a su madre, luego a Hoseok, quien salía del trabajo para ir a
cuidar a su madre. Le daba tranquilidad poder contar con él, saber que su
mamá no se quedaría sola y él estaría al pendiente.
Sin quitarse la ropa se dejó caer en la amplia cama, pasando de una
llamada normal a una de video. Le mostró todo el lugar e incluso la vista
desde su habitación, riendo al ver que ambos tuvieron las mismas
expresiones. Le contó todo lo que había sucedido en esas últimas cinco
horas y permanecieron hablando por un buen rato, aún cuando Hoseok ya
había llegado a casa de su madre.
— Te extraño, Hobi, me gustaría que estuvieses aquí conmigo. — Musitó
haciendo un puchero, sonriendo cuando el contrario fingió morderlo a la
distancia. — Sería maravilloso estar juntos en un lugar así, no he podido
dejar de pensar en eso desde que salí de la casa.
— Yo lo sé, qué más quisiera yo que estar haciéndote compañía en estos
momentos pero, ya tendremos tiempo y oportunidad. Después de todo, mi
mejor amigo de esta saldrá millonario y yo seré la sanguijuela en su cuello
que lo chupará de por vida. — Los dos se carcajearon con ganas hasta que
darse sólo contemplándose sin decir nada. — Esa carita me dan deseos de
besarte, tocarte y...
— No me provoques desde lejos cuando no me ayudarás a calmarme. —
Interrumpió fingiendo molestia. — ¿Qué te parece si esta noche hablamos y
hacemos una video llamada para mayores de diecinueve?
— Dime hora que no pienso perderme eso. — Volvieron a reír, negando a
su vez. — De verdad, hablando en serio esa idea me gusta. ¿Qué te parece a
las diez?
— Me parece excelente... — El sonido de la puerta de su suite llamó su
atención, levantándose para atender creyendo que sería algún tipo de
servicio, quedándose de piedra cuando vio al pelirrosa que se abrió paso
con libertad hacia el interior.— H-Hobi, te llamo más tarde.
— De acuerdo, TaeTae, diviértete en Macao por mí también, hablamos en
la noche. — Asintió en respuesta, finalizando esa llamada para poner
atención en el invasor.
— ¿Qué haces aquí, Jimin?
Con frescura, el recién llegado caminó por todo el lugar, sentándose en su
cama. Por varios segundos no respondió pero terminó regalándole una
sonrisa.
— He venido a buscarte para dar una vuelta y así irnos conociendo
mejor. No pienso estar encerrado en este hotel hasta que ellos regresen.
Además, necesito poner distancia del estúpido de Yoongi ante de que
alguno de los dos nos terminemos matando. — Se levantó de la cama
animado, sonriéndole como si nunca hubiese intentado ahuyentarlo con la
mirada. — Sé que no tienes dinero así que todo irá por mí.
No le importaba la vida de Jimin y si debía ser sincero, tampoco quería
conocerlo. ¿Para qué crear lazos con personas que no formarían parte de su
vida? Ni siquiera debía tratar con ellos porque su contrato era con Jungkook
y sólo con él. Mas el interés y la curiosidad le ganó.
La habitación estaba preciosa pero no se iba a perder la oportunidad de
conocer un país cuando era su primera vez viendo algo más que Seúl y
algunas otras ciudades de su país natal porque ni siquiera había ido a Jeju.
Asintió buscando su billetera a pesar de que no tenía más que unos cuantos
wones, lo importante eran sus identificaciones.
— ¿No piensas cambiarte? — Indagó Jimin observando con cierta
repulsión su atuendo. — Hipotéticamente ambos somos artistas de la misma
compañía y, siempre hay un ojo que nos ve. Yo soy famoso y no pienso
andar contigo vestido así. Supuestamente estás cobrando muchísimo, se
debe cambiar tu estilo.
— Bueno, deja ver que traje en la maleta.
— Ven, ven... Seguro nada de lo que trajiste está a la altura de las
circunstancia, primero vayamos a la boutique del hotel y ya después
podremos seguir nuestro recorrido. — Mencionó tomándolo de su mano
para llevárselo.
El primer instinto de Taehyung fue liberarse, no eran amigos y el
contacto sobrara pero por alguna razón se encontró riendo de aquello,
siguiéndole el juego.
Tal cual dijo, su primera parada fueron las boutiques del hotel. No sabía
si a Jimin lo reconocían allí o no pero las trabajadoras parecían reconocer u
oler el dinero por lo que desde su llegada el trato fue un poco empalagoso
para el gusto de Taehyung. Aún así, era divertido todo aquello que por
primera vez vivía.
Sorprendentemente el clima en abril en Macao era mucho más caliente
que en Corea, cuando salieron la temperatura allá era fresca, de unos quince
grados máximo. En cambio, ahí tenían veintiséis grados. Hacía calor,
bastante.
Esta fue la razón por la la que Jimin solo llevaba una camiseta negra con
unos ajustados pantalones del mismo color, combinado con sus gafas y
zapatos. No tenía muchos accesorios, al menos mucho menos de los que
llevaba siempre en las foto que veía, solo un pequeño bolso, pendientes, una
fina cadena y dos manillas, una en cada mano.
El optó por algo más fresco a veces en calor, con solo ver la ropa negra
sentía cocinarse. Con unos pantalones color crema un poco más anchos, una
sencilla camiseta blanca de CELINE y un par de sandalias que Jimin odió,
terminó su atuendo. El mayor agregó un fino cinturón negro que hiciera
juego con su calzado, gafas para el sol y un reloj.
Contrario a lo que se imaginó, terminó divirtiéndose con el chico de
cabello rosa. Le agradaban sus ocurrencias y las risas llegaban de la nada.
La altanería que sintió desde que lo conoció hasta que llegó a su habitación
había desaparecido. Tal vez era demasiado pronto para juzgar pero veía a
alguien más sencillo y delicado de lo que aparentaba.
— Ven, vamos a tomarnos una foto aquí, la subiré a mis redes sociales,
este es un lugar icónico. Son las Ruinas de la catedral de San Pablo. —
Taehyung estuvo un poco reticente, no le agradaba eso de las redes sociales,
ni siquiera tenía una pero posó para la foto. — Esta es una iglesia que fue
destruida por un incendio y desde entonces se conservó sólo la fachada. Es
increíble. ¿Cuál es tu usuario? Voy a etiquetarte.
— N-No uso ninguna red social.
— ¿Cómo que no? ¿Hwasa y Namjoon no te dieron el memorándum
completo? Se supone que ya eres un modelo de nuestra compañía, alguien
que viaja y tiene altos ingresos. ¿Qué artista no tiene una red social aunque
sea administrada por la agencia?
Taehyung se encogió de hombros pero, cuando vio una cuenta con su
nombre e incluso insignia de verificación, quedó en shock. Habían fotos de
él que no se dio cuenta de cuando fueron tomadas. Algunas del día de la
subasta, siendo maquillado, cerca de otros modelos e incluso Park Seojoon,
otras fueron las que se tomaron en aquel estudio y que usaron para aquella
página.
— Ves, aquí estás, ya me extrañaba a mí que no tuvieras una. En las
redes se muestra lo que uno quiere dejarle al mundo ver, no muestra la
realidad de tu vida y, hoy en día es una de las primeras fuentes de búsqueda.
Se quiere saber de alguien, lo primero que hacen es ir a las redes sociales
para ver qué aparece.
— ¿Quién es la persona etiquetada en esa foto mía? — Preguntó
abriendo una de las foto.
— Ah, ese fue tu fotógrafo ese día. Mira, también subió las fotos a su
perfil, ni siquiera sabías de tu cuenta, no has aparecido en ningún lugar y ya
tienes un millón de seguidores en el Gram, medio millón en Tuiter.
— ¿Cómo es eso posible?
— Bonita cara y buenas conexiones, cariño. Apareces junto a personas
reconocidas del medio, artistas, muchos de sus fanes siguen a cualquiera
que aparezca con ellos. A eso agreguémosle que eres atractivo y muy
fotogénico. Es normal que te sigan. — Comentó como si aquello fuese lo
más obvio. — Tienes talento después de todo. Espera, deja y llamo a Hwasa
para que me dé los datos de acceso a tu cuenta. Mientras ve descargando las
aplicaciones.
Taehyung asintió escuchándolo hablar cordialmente con Hwasa. Aquello
era tan extraño, los dos andaban con Namjoon y era imposible que al menos
uno de los dos no supiera del otro. Sin embargo, hablaban tan normal que
no entendía nada.
Se tomaron varias fotos e incluso hicieron transmisión en vivo conjunta.
El rubio no sabía qué responder a las preguntas que conseguía leer pero
Jimin logró desviarlas para mostrarles a los espectadores lo que estaban
haciendo y lo hermoso del lugar.
¿En qué momento su vida dio un giro tan inesperado?
Sinceramente prefería pasar por inadvertido, pero efectivamente todo
aquello era necesario para cubrir las huellas. Esa subasta no fue legal y si lo
mínimo se daba a conocer, aquello sería fatal.
Él creyó en un principio que ser tan visto sería contraproducente porque
la gente comenzaría indagar pero cuando Jimin le explicó detenidamente
cada pro y contra de aquello, pudo entender. La red social de un artista
puede unirlo o salvarlo pero es su propio medio de expresión sin necesidad
de medios, la mejor de las coartadas y un gran soporte.
— No sabía que llevabas una buena relación con Hwasa. — Comentó
cuando se sentaron a tomar helado, ya eran casi las cuatro de la tarde y no
pudo evitar pensar que probablemente Jungkook lo llamaría pronto.
— ¿Por qué? ¿Por Namjoon? — Asintió sintiéndose un poco entrometido
por mencionar aquello. — Cómo explicarte.... Namjoon y yo tenemos esta
relación que se volvió un poco abierta por ciertas circunstancias que yo
provoqué. Le he hecho sin querer daño a mucha gente, entre esas a él y me
di cuenta muy tarde de mi error. Supongo que probar la fama y todo lo que
esta trae a veces nos pierde a muchos. Yo perdí demasiado, entre eso, la
confianza absoluta y relación seria que teníamos él y yo.
— ¿Hwasa?
— Ella es su asistente, pasan la mayoría del tiempo junto y cierta tensión
sexual se creó entre ellos pero Hwasa no está enamorada de Namjoon y él
tampoco. Creo que de cierta forma aún me está castigando por lo que hice.
Jimin no sabía por qué le estaba contando su vida a un hombre que no le
terminaba de agradar del todo. Sabía las intenciones de Jungkook,
supuestamente aquello no era más que algo beneficioso para las partes
inmiscuidas pero temía que su mejor amigo pudiese desarrollar
sentimientos por ese rubio y que al final este rompiera su corazón.
— Si hubo tantas cosas malas en su relación, por qué no terminaron y
siguen aferrados a esto casi insano que tienen. — Inquirió sutilmente
limpiándose las manos.
— Porque supongo que en el fondo ninguno de los dos quiere alejarse.
Seguimos amándonos de una forma en que nadie comprendería más que
nosotros dos. Lejos de lo que puede parecer, no es tóxico, quizás sí un poco
libertino pero al final del día conocemos nuestros límites y jamás los
cruzamos.
— ¿Jungkook?
— ¿Qué hay con él? — Ya sabía por dónde iba pero se hizo el
desentendido, estaba estudiándolo.
De hecho, no había dejado de hacerlo desde el día en que lo vio salir de
la oficina de Namjoon. Tenía el pálpito de que ese rubio prácticamente era
de Jungkook aún sin la subasta y al parecer, no se equivocó del todo, cosa
que le preocupaba.
— Te vi besándolo el día de la subasta. ¿Qué tan abierta es tu relación
con Namjoon?
— Oh, Jungkook es casi como un hermanito al que me gusta molestar.
No hay nada escondido en los besos que a veces le doy. Yo lo beso, él me
manda al diablo. Así nos mantenemos, nosotros si somos tóxicos. — Se
carcajeó mirándolo. — ¿Te molestó verme besándolo?
— ¿A mí? ¿Por qué me molestaría verlos besándose? — El rubio negó
algo incrédulo, entrecerrando sus ojos mientras miraba al horizonte desde la
Fortaleza do Monte. — Sabes que estoy con él debido a esa subasta, no hay
nada entre nosotros más allá de negocios.
— Ya claro, negocios... — Musitó asintiendo con una sonrisa mientras lo
observaba. — Al menos por ahora, solo negocios.
— No sólo por ahora pero da igual. — Rió cambiando de tema. — ¿Por
qué el peliverde y tú se lleva tan mal? Digo, es medio sangrón e
insoportable pero ustedes realmente parecen no soportarse.
— ¿Yoongi? Bueno, Yoongi es solo Yoongi... — Concluyó poniéndose
de pie. — Vamos.
Taehyung lo observó alejarse, haciéndose fotos como si rehuyera del
tema pero no insistió más en ello. Después de todo, no le incumbía lo que
pasara entre ellos aunque la curiosidad lo azotara desde lo que presenció en
el avión.
— Ya estoy listo, vamos a buscar a Namjoon para reunirnos con Jimin y
Taehyung en el restaurante. — Yoongi lo miró de arriba abajo y Jungkook
negó haciéndolo caminar. — Ni se te ocurra decir nada, te conozco.
— No iba a decirlo. — Sí iba hacerlo pero decidió que por el momento
era mejor guardar silencio al menos sobre eso. — ¿Ya viste el resultado de
la revisión de chico este que trajiste?
— Taehyung, hyung, se llama Taehyung. — Yoongi asintió con
desinterés. — Sí los vi, aparentemente sólo se ha masturbado en las últimas
semanas.
— ¿Cuánto tiempo seguirás con eso?
— No creo que mucho, sinceramente creo que después de un tiempo no
serán necesarias porque, de sólo pensar que lo revisarán, él evitará tener
relaciones sexuales con alguien más. — Sonrió abandonando su suite. — Es
sólo una medida de seguridad, sabes que odio que toquen lo que es mío.
— Tuyo no es, sigue siendo un hombre, no un objeto.
— No es un objeto pero como si fuera uno lo compré. — Difirió del
mayor.
— Te pertenece temporalmente pero sabes que no es tuyo. Además, te lo
he dicho, carne y alma no son la misma cosa. Puedes poseer el recipiente
pero no lo que hay en su interior, no sigas actuando como un mocoso
imbécil cuando sé que no lo eres.
— No lo soy, no estoy haciendo nada para dañarlo y no lo haré. Sé que
tener su cuerpo no significa tenerlo a él y por eso no he avanzado aún. Deja
de mirarme con esa cara.
— Es la única que tengo y la única que existe igual a esta. ¿Con cuál otra
quieres que te mire? — Jungkook negó mirando al punto más alejado del
pasillo. — Sólo te recuerdo que sigue siendo un hombre joven, tarde o
temprano se irá con alguien más aunque sea para tener sexo. No podrás
retenerlo eternamente a tu lado y mucho menos como una figura decorativa.
— Conoces mis razones.
— Razones estúpidas si se me permite opinar y si no se me permite te lo
diga igual. — El menor rodó los ojos frente a sus palabras. — Aprovecha la
oportunidad que tienes, ¿no es lo que querías? Lo quisiste, lo obtuviste,
ahora has algo con eso para que sepas de una vez si quieres continuar con
todo esto o no. Vive mientras tengas vida, deja de limitarte por estupideces.
— No son estupideces. — Refutó cuando llegaron al ascensor.
Taehyung se estaba riendo por la forma tan coqueta con la que Jimin
bromeaba con las personas que lo miraban cuando toda su atención fue
acaparada por un pelinegro que parecía ver por primera vez. Desde el
primer día, Jungkook siempre llevó traje, cada vez que lo vio este llevaba
un perfecto traje hecho a la medida pero ahora, parecía haberse quitado
unos cuantos años e incluso le resultó más atractivo.
Estaba increíblemente sencillo pero a su vez el porte que siempre
mostraba estaba ahí, en alguna parte. Lo primero que miraron sus ojos fue
la llamativa piel expuesta de sus muslos apresados en un ajustado jeans
azul. Lo segundo fue el rostro que se iluminó con una sonrisa en cuanto sus
miradas se cruzaron.
Llevaba una ancha camiseta blanca y una gorra ajustada del mismo color,
con una fina cadena resaltando en su cuello. Las Timberland en sus pies
resaltaba todo su atuendo de una forma inexplicable. Estuvo mirándolo
sorprendido hasta que este se sentó frente a él, Namjoon al lado de Jimin y
Yoongi al lado del pelinegro.
Comieron todos juntos, el ambiente estuvo más relajado que en el avión
aunque por supuesto, Yoongi y Jimin no interactuaron en lo más mínimo.
Tras comer el peliverde fue el primero en irse diciendo que tenía que hacer
algunas cosas en la ciudad. Los otros cuatros abandonaron el restaurante
junto pero en algún momento sus caminos se dividieron.
— Sabes, ya me estoy sintiendo incómodo. — Fingió incomodidad
observando a Taehyung. — No has dejado de mirarme con tu boca
entreabierta desde que me viste. ¿Tan feo estoy?
— N-No es eso. Te ves muy diferente ahora. — Señaló su ropa y
Jungkook rió.
— Ah, te revieres a mi vestimenta. Sinceramente prefiero este estilo pero
se me dificulta por mi trabajo y posición. Ya sabes, critican mucho que a mi
edad esté dirigiendo una empresa de tan amplio nivel y alcance, andar así
solamente haría que todos enloqueciera creyendo que los llevaré a la
quiebra. Algo estúpido pero lo visual es casi lo más importante en los
negocios por desgracia.
— Luces bien así, deberías vestirte como te plaza.
— Gracias... — Sonrió caminando a por Largo do Senado, viendo las
luces comenzar a tomar posesión de la ciudad que se sumía lentamente en la
oscuridad de la noche. — ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
— ¿A qué viene esa pregunta tan repentina? — Lo miró relajado,
caminando a su ritmo, viéndolo encogerse de hombros. — Me pongo a ver
videos de animales, sobre tecnología o simplemente aprovecho para dormir
pero sinceramente esos momentos son escasos. Entre los trabajos, mi madre
y la universidad cuando estaba yendo, me absorbían todo el tiempo.
— ¿Por qué dejaste la universidad?
— Me extraña que no lo hayas averiguado ya por tu cuenta pero es fácil
de explicar. Dinero, no pude pagar mi matrícula una vez más por lo que
temporalmente tuve que dejar mi carrera.
— Ya veo... — Fue lo único que dijo.
Sacó su teléfono para tomar varias fotos, tomándose varias con
Taehyung, sacando el niño interior que ambos tenías aunque al principio el
contrario se mostró renuente. Sentados en la fuente del paseo principal el
rubio lo salpicó sin querer con agua pero esto creyó una estúpida fuera que
lo hizo correr cuando Jungkook le avisó que lo metería completamente en la
fuente.
— ¡No, no, Kook, ya! — Gritó estirando su mano para poner distancia.
El nombrado rió cuando escuchó la forma en que lo llamó sin darse
cuenta pero, en vez de detenerse como pedía, lo cargó y llevó hasta la
fuente sin importarle la forma en que eran mirados por todos.
— ¡Mis teléfonos, idiota!
— Ambos modelos son resistentes al agua, no hagas tanto escándalo. —
Se rió estirando su mano para ayudarlo a salir pero en revancha el rubio tiró
de él, haciéndolo caer a su lado.
Ambos se rieron tontamente por un buen rato, salpicándose y luchando.
Fue gracioso caminar con todos mirándolos en esas fachas, no les
importaba en lo absoluta y a decir verdad aquel chapuzón fue refrescante.
— ¿Puedo preguntarte algo? — Jungkook asintió viéndolo dudar. — ¿Por
qué no has hecho movimientos en todo este tiempo? ¿Pensé que querías
tener sexo conmigo?
— ¿Quién dice que no he estado haciendo movimientos?

De acuerdo, aquí estoy resubiendo una vez más este capítulo. Espero
que lo puedan leer y que Wattpad no siga molestando. Si lo pueden leer,
por favor, déjenme saber.
Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo.😘
Pd: Twitter estuvo escrito diferente a propósito al igual que
Instagram, no quise poner el nombre originales de las aplicaciones.
LORED
Capítulo 11

Lo primero que pensó cuestionarle fue el motivo para que le respondiera


con una pregunta, el desconcierto de esa interrogación lo evitó. El pelinegro
se veía tan relajado y despreocupado que lo hizo sentir cohibido por
segundos. ¿Qué movimientos había estado haciendo que él no notó?
— ¿Qué quieres decir con eso? — Se atrevió a preguntar.
— ¿Quién dice que no he estado haciendo movimientos? Si lo he hecho
pero para lograr lo que me interesa a mí. No es el sexo, eso se convertiría en
un agradable bono extra pero en estos momentos no es mi meta. Quizás
mucho de los hombres que estaban allí estaban interesado en utilizarte
como un juguete sexual pero yo no.
— ¿No me estás utilizando como un juguete? — Rió atónito porque eso
era justamente lo que había estado haciendo. Por mucho que no le gustara
ser tratado como tal, sentía que justo de esa forma el CEO de Sasung
Electronics lo había estado tratando.
Desde el primer momento su trato quizás no fue el más burdo y ruin pero
no dejaba de imponérsele dejando saber su posición. Diciéndole qué hacer y
qué no, regulando aspectos íntimos de su vida solo por diversión como lo
haría con algún muñeco de su posesión. Sí, firmó para eso y ya no se estaba
quejando; lo que le incomodaba es que ese hombre actuara como si nada de
eso estuviese aconteciendo.
— No como un juguete, sino como un valioso trofeo ganado pero, nada
que ver con propósitos sexuales. Estoy en una etapa de mi vida en donde el
sexo tiene que llegar acompañado de algo más. — Taehyung rodeo sus ojos,
bufando ante sus palabras sin poder calmar esa molestia que sentía. — No
podemos estar mojados de esta forma, vamos...
El pelinegro agarró la mano del menor, ignorando el intento de liberación
que tuvo los primeros segundos, mientras avanzaban rápidamente por el
Largo Do Senado. Kim observó como la mano que lo agarraba descendía de
su muñeca hasta la palma, viendo como entrelazaba sus manos. Parecía
estar acostumbrado a ello, lo hizo con tanto naturalidad que cualquiera
pudiese pensar que eran amigos íntimos o algo más.
No dijo o hizo nada, Jungkook realmente podía hacer lo que quisiera en
esos momentos con él pero aunque lo hubiese podido evitar, no estaba
seguro si lo hubiera hecho porque no estaba incómodo. Su molestia había
mermado y ahora solamente lo seguía sin rechistar, escuchando la gran
mezcla de chino y portugués que escuchaba por los alrededores.
Al ser estos los dos idiomas principales del país, no era una sorpresa
escucharlos mezclados en todos lados. Macao era bastante único, sus
encantos, el aire que allí se respiraba, todo engranaba perfectamente.
Su mano fue liberada repentinamente llamando su atención, sintiendo el
vacío en su palma; era imposible por las altas temperaturas pero por unos
segundos incluso podía decir que sintió frío en su mano. Observó a
Jungkook caminar hacia un grupo de artesanos que vendían sus productos a
un lado del paseo principal, refugiados en un callejón mucho más enorme
de lo que vio a simple vista.
Cuando el mayor regresó a su lado, lo hizo sosteniendo una bolsa llena
de souvenirs que le entregó. Taehyung miró el interior sin comprender para
qué había comprado aquello, pidiéndole tácitamente una explicación.
— Son recuerditos de Macao para tu madre, no vino contigo pero puedes
llevarle algo del país. Son cosas sencillas pero estoy seguro que a una
señora de su edad les gustará. Son algunos imanes, un cuadro, dos tazas y
una pieza de hueso que muestra las Ruinas de la catedral de San Pablo. —
Sonrió ante la contrariada expresión de Taehyung.
— G-Gracias, no tenía por qué comprar esto pero, muchas gracias. —
Bajó su mirada estudiando lo que había dentro de la bolsa con más
detenimiento, sonriendo ante este sabiendo que a su madre efectivamente le
encantaría. Ella siempre soñó con poder viajar mucho y traer consigo ese
tipo de souvenirs.
Regresaron a la zona del restaurante en donde anteriormente comieron y
Jungkook vio como el contrario volvía a perder su mirada en los dibujos
que una artista callejera hacía. Los pintaba al momento y sinceramente
quedaban espectaculares. Tomó su mano y lo llevó hasta ella, tomando la
bolsa él para indicarle que se sentara.
— ¿Qué haces?
— Sería bueno que te llevaras un retrato del lugar, te vi mirándolos así
que supuse que te gustaban. — La chica sonrió, enseñándole los tamaños de
sus cuadros pero Jungkook le pidió el más grande.
Sus dibujos eran a lápiz y carbón, una combinación llamativa y elegante.
En el fondo pintó las ruinas de la capital, dejando a Taehyung en un primer
plano. El rubio estuvo plenamente contento con el resultado, no pudo dejar
de mirarlo aún cuando Jungkook pagaba por ello.
La joven, quien había estado mirándolos con interés de forma
disimulada, les ofreció un retrato sencillo de ambos juntos como regalo.
Naturalmente, Taehyung se negó pero Jungkook tiró de él hasta sentarse a
su lado para ser pintado por aquella chica. Esta vez no hubo nada más en el
retrato que ellos dos perfectamente detallados.
Una calidez inesperada se instaló en el pecho del rubio cuando vio el
retrato ya finalizado. Sus rostros aunque no sonreían, lucían felices. Lo que
le transmitía era confuso porque sus ojos e incluso los del contrario
parecían transmitir emociones que él estaba consciente no existían entre
ellos. Trastocaba todo lo que ellos verdaderamente eran.
A pesar de que la chica había dicho que sería un regalo, Jungkook
terminó pagando por ello por insistencia propia. Él se quedó con ese dibujo
mientras que Taehyung mantuvo el suyo.
Un automóvil los esperaba al final de aquella calle cerrada al tránsito de
vehículos, el menor creyó que finalmente regresarían al hotel pero en
cambio, terminaron a la entrada de un templo.
— ¿No se suponía que no debíamos andar mojados? Creía que ya íbamos
para el hotel. — Comentó observando todo el lugar, llenándose de una
exquisita paz con solo poner sus pies fuera del auto.
— Ya estamos casi secos. — Se encogió de hombros indicándole que se
acercara. — Estamos en el Templo de A-Má, diosa del Cielo. También fue
llamada Tin Hau, Mazu o Mateu.
— Sé quién es... — Sonrió mirando la entrada. — No obstante creí que
se le consideraba solo protectora de pescadores y marineros.
— Pues si pero aunque el templo fue nombrado así, actualmente hay
diversos pabellones que permiten adorar a varias deidades orientales de
diferentes influencias culturales y religiosas como el taoísmo,
confucianismo, budismo y otras creencias populares.
— ¿Cuál es tu religión? — Preguntó con interés.
— ¿Me creerías si te dijera que creo en todo y a la vez en nada? Es difícil
explicarlo, respeto y creo puede que algo ininteligible para el hombre exista
pero difiero de la forma en que el mundo profesa sobre esos temas. Cada
persona le da su propia versión y a través de los años ha cambiado tanto, he
visto tantas atrocidades cometerse y justificarse por las religiones que
simplemente no creo poder pertenecer a ninguna. Aún así me gusta visitar
templos y otros centros, nunca está de más. Son lugares tranquilos y
pacíficos al menos en primera instancia.
— Eres un poco raro, en el buen sentido de la palabra. — Negó Taehyung
escondiendo una sonrisa.
— ¿Eso es bueno o malo?
— ¿Bueno? — Se encogió de hombro disponiéndose a entrar pero una
vez más Jungkook tomó su mano. Si bien era de noche y en el templo no
había prácticamente nadie, Noe estaba muy seguro de que aquello estuviese
buen visto. — Estamos entrando a un templo, no deberíamos...
— Shhh... — Su índice libre golpeó sus labios indicándole silencio,
dedicándole una sonrisa para adentrarse completamente en el sitio.
Caminaron por todos y cada uno de los pabellones. Encendieron
inciensos e incluso lanzaron monedas en la fuente sin soltarse las manos un
solo momento. Fue ene este lugar donde más tiempo permanecieron, los
alrededores de la fuente y esta en sí eran absolutamente hermosos. El
resplandor de la luna en ella debido a que estaba situada en un patio sin
techo, era espectacular.
Una mano rodeó la cintura de Taehyung provocando que se tensara
levemente sin rechazarla mientras se dirigían al exterior. Le costaba respirar
o actuar con normalidad porque por primera vez el pelinegro hacía
movimientos tan abiertos hacia su persona y aquello lo ponía nervioso. ¿Era
posible que este intentara cobrar su premio esa noche?
No estaba listo para eso. A ver, lo estuvo desde que se presentó a la
subasta pero justo en ese instante, no lo estaba, su mente comenzaba a
quedarse en blanco. Difiriendo de lo que creyó, no hizo ningún otro
movimiento en el auto de regreso al hotel. Solamente tomó su mano
mientras cerraba los ojos acomodando la cabeza en el respaldo del asiento.
Jungkook podía sentir la mirada sobre él pero no abrió los ojos, le dio la
privacidad al rubio para que lo mirara sin temer o medirse, aquello bastaba
por ahora. Sentir su mano, el calor de este y su esencia tan cerca era más
que suficiente.
Taehyung esperaba que el contrario se alejara pero en todo el camino a su
habitación fue seguido por él. Cuando llegó a su puerta sus manos
temblaron cuando fueron a buscar la tarjeta que debía abrir la puerta, podía
sentir sobre su cuello la respiración de Jungkook. Su cuerpo carecía de
espacio para accionar libremente y estaba fallando con tanta cercanía.
El sonido de la puerta le anunció que estaba desbloqueada y fue un
milagro poderlo escuchar cuando lo único que parecía oír eran los agitados
latidos de su corazón. Con Bogum al comienzo estuvo apenado, tímido pero
los nervios no llegaron a él. Con Hoseok todo se dio tan natural, confiadla
plenamente en él, se conocían y no existía cabida para timidez o nervios.
Los anteriores chicos con los que compartió beso o caricias fueron en
situaciones que se dieron con naturalidad, jamás se sintió tan nervioso e
intimidado como en ese momento en el que aquel hombre entraba a su suite
junto a él. No supo dónde colocar la llave, terminando por dejarla
torpemente sobre el sofá.
Notó como el pelinegro observaba las pertenencias sobre su cama,
caminando lentamente hasta dejar la bolsa con las cosas compradas y su
dibujo sobre esta. Le sonrió al rubio acercando su mano para acariciar su
rostro, deteniendo la vista sobre los labios que se relamían por varios
segundos. Su pulgar acarició un poco más su pómulo izquierdo y le dio las
buenas noches dirigiéndose hacia la puerta.
— ¿T-te vas? — Preguntó Taehyung confundido haciendo que Jungkook
frenara sus pasos y girara sobre sus talones.
— ¿Quieres que me quede? — Enarcó una ceja acercándose a un rubio
que retrocedió un paso instintivamente.
— Yo... Este... Quiero decir... Viniste hasta mi habitación, pensé que hoy
nosotros, ya sabes.
— ¿Creíste que tendríamos sexo? — Asintió y Jungkook rió. — En
realidad vine hasta tu suite porque era yo quien traía todas las cosas que te
compré, solo vine a dejarlas y darte las buenas noches. Mañana estaremos
volando hasta otro país temprano por lo que deberíamos descansar.
— ¿Hasta cuándo vas alargar esta estupidez? — Expresó sin saber
exactamente por qué estaba tan molesto y disconforme.
— Recuerdo que te hice un ofrecimiento que rechazaste y te dije que
podía extender esto por el tiempo ofrecido. Creí que lo tendrías claro. No
pienso tener sexo contigo aún porque una vez que eso suceda, tendré que
dejarte partir un mes después y aún no quiero hacerlo.
— Sinceramente no entiendo tu interés en mantenerme tan cerca de ti. Al
fin y al cabo buscas lo mismo que los demás aunque no lo hayas aceptado
hace un rato cuando dijiste que tus motivos no eran sexuales. Deja de
alargar esto, es solo un medito mete y saca al que podemos ponerle fin
pronto. Tú ganas, yo gano, todos felices.
Jungkook ladeó su cabeza mostrando una risa cínica, apresurándose para
eliminar toda distancia entre ellos, tomando la mandíbula de Taehyung para
atraerlo hacia él, dejándolo a milímetros de su boca.
— ¿Crees que yo ganaría con eso? No, ya te dije que ese no es mi interés,
no es lo que quiero al menos no por el momento. — Musitó respirando
sobre los resecos labios, viendo la lengua nerviosa del rubio humectarlos.
— ¿Sinceramente crees que conmigo sólo será un mete y saca? — Preguntó
ejerciendo un poco de presión.
El menor no supo qué responder y aunque hubiese querido, no lo hubiera
logrado. Toda su capacidad de habla se esfumó cuando su cintura fue
abrazada, pegando su cuerpo al contrario pero, lo que finalmente hizo que
perdiera toda capacidad de comunicación fue el sentir la suave nariz ajena
acariciar sus labios con parsimonia, luego una lengua y finalmente, sus
labios fueron presionados por los otros.
Su respiración se trancó pero no se alejó o cohibió, cuando Jungkook se
separó tras aquel fugaz contacto, dejó escapar el aire retenido por la nariz.
Sin embargo, antes de que pudiera recomponerse completamente, el
pelinegro se adueño de sus labios sin liberar su mandíbula.
Lo mordió con la fuerza suficiente que le obligó a abrir sus labios,
sintiendo la tibieza de la lengua contraria embargarlo y transportarlo. Por
instinto, su mano se aferró a la cabellera negra para evitar que se alejara,
saboreándose, sintiéndose mutuamente. El impacto del colchón de aquella
cama lo tomó de sorpresa pero no fue suficiente para hacer que se alejara de
ese hombre.
Aunque quisiera, le resultaba imposible poner distancia en ese momento
en que el peso de Jungkook aprisionaba su cuerpo. Le gustaba la forma tan
demandante, posesiva pero también calma y permisiva en que era besado.
Demasiada dualidad en un solo beso, en tan pocos minutos. Ese sujeto sabía
besar, al punto que era injusto que tuviera esa cualidad también a su favor.
— Conmigo no es solamente mete y saca. El día que nosotros tengamos
sexo, será porque tú mismo desearás que eso ocurra más que yo y no porque
quieras deshacerte de mí sino porque lo necesitarás, lo anhelarás. Solo
entonces, es que permitiré que sepas a ciencia cierta lo que es tener sexo
conmigo. — Musitó Jungkoook sobre sus labios, trayéndolo de regreso a la
realidad cuando abrió sus ojos. — Me fascinan tus labios.
Antes de poder decir nada se fundieron en otro beso que no escaló de
niveles, no se volvió candente porque fue controlado por Jungkook en todo
momento. No es que fuera fácil no dejarse llevar pero, si cedía en ese
momento, perdería lo más importante, sus verdaderos intereses.
Taehyung había estudiado su físico, su rostro ciento de veces desde el día
que lo vio en la subasta pero en ese instante parecía un hombre diferente.
Descubría detalles que siempre estuvieron ahí pero por primera vez eran
relevantes ante sus ojos.
Sus redondos ojos, sus pestañas, cejas, la sutil cicatriz en su pómulo, su
nariz, la textura de sus labios y el sabor de los mismos, su sedoso cabello
azabache, todo era nuevo y agradable.
— ¿Qué es esto? — Preguntó Taehyung saliendo de su ensoñación
cuando el pelinegro se incorporó y tomó su mano.
— Es una pulsera, la compré en el templo y había olvidado dártela. —
Mintió, no es que lo hubiera olvidado sino que estuvo indeciso, no estaba
seguro de cómo lo tomaría pero ahora algo le decía que existían
posibilidades certeras para él y sus planes. — Quiero que durante el tiempo
que nos frecuentemos, no te la quites.
— ¿Una especie de collar para tu mascota?
— No seas tonto, estás muy lejos de ser considerado mascota. Lo hago
porque me gusta y su significado me gusta, pega contigo.
El rubio la observó con detenimiento incorporándose también en la cama,
tocándola y viendo los caracteres chinos en esa fina pulsera roja. Buscó los
brillantes ojos de Jungkook, aceptando tranquilamente el beso que este
depositó en su frente y labios.
— ¿Qué significa?
— Divina cura... — Musitó Jungkook dándole una sonrisa antes de
sentarse. — Sabes... Respecto a lo que dijiste antes...
— ¿Qué dije? He dicho muchas cosas antes.
— Eso de mete y saca... En verdad no se trata de eso. Aún si tuviéramos
solo sexo sin otros nexos más que la búsqueda de saciar temporalmente la
lujuria, para mí no funciona de esa forma, no hay mete y saca o al menos no
se reduce a eso. El sexo o el buen sexo no se trata solamente de ponerse un
condón meter y sacar. No es solo tener grandes genitales, penetrar rápido y
fuerte tratando de extenderlo al máximo para no venir rápidamente.
— Eso lo sé aunque no pareces del tipo que se detiene para hacer que
todo vaya más allá. Es decir, compraste a alguien en una subasta con una
cifra ostentosa, no creo que te importe mucho hacerme sentir, sinceramente.
— ¿Por qué estaban hablando de eso tan repentinamente?
Jungkook rió observando la expresión contraria, negando con su cabeza
porque de cierta forma, el rubio tenía un punto válido aunque no aplicara en
él.
— Si estuviera interesado en follarme a alguien como si estuviera en un
fingido porno sin ningún tipo de conexión o interés, no pagaría como bien
dices, una cifra tan exhorbitante. Al final del día o noche, eso no deja a
nadie satisfecho realmente porque todo es irreal, simulado y sin
condescendencia.
— ¿Me estás dando clases sexuales ahora? — Preguntó Taehyung
divertido, tratando de mitigar su incomodidad con esa estruendosa risa. —
Eres más divertido de lo que imaginaba.
— Según dicen tus datos eres virgen, no creo que desees experimentar
algo así tu primera vez. A ver, muchos hombres y mujeres creen que es
correcto, pasan años teniendo ese tipo de sexo, creyendo que ellos carecen
de sensibilidad o que les resulta imposible realmente disfrutar del sexo
como algunos profesan. Es algo triste si me preguntas. Me gusta disfrutar
del sexo, ante, durante y después. No me conformo con meter y sacar, eso
no me satisface y quiero que lo tengas claro de una vez, no lo esperes de mi
parte. Cuando tengamos sexo lo disfrutarás del mismo modo en que lo haré
yo aunque no nos una nada más que la subasta.
La risa de Taehyung había desaparecido, lo escuchó hablar sin
interrumpirlo y aún cuando el pelinegro lo besó, despidió y se fue,
permaneció en el mismo lugar de su cama mirando hacia la puerta.
Robóticamente fue por un baño de tina que no podía tener en su casa,
utilizando absolutamente todo lo que habían dejado allí para su uso. Perdió
la noción del tiempo mientras estuvo allí, recapitulando constantemente
todo lo que ocurrió ese día desde el momento que se levanto al lado de
Hoseok hasta ese instante en que era abrazado por el agua.
Su mente seleccionó los recuerdos a conveniencia repitiendo más los
momentos pasado junto a Jungkook que todo lo demás. Para el momento en
que salió, estaba tan relajado y tenía tanto sueño que terminó dormido sin
chequear su celular, olvidando que había quedado con el pelirrojo para una
llamada horas atrás. Sin saber que su mejor amigo se pasó toda la noche
llamándolo preocupado.

Espero que les haya gustado el capítulo, UniMiris


LORED
Templo de A-má
Largo do Senado
Ruinas de la catedral de San Pablo
Hotel donde se están hospedando en Macao. The Venetian...
Capítulo 12

Yoongi entró a la suite de Jungkook para buscarlo, inspeccionando todo a su


alrededor en busca de alguna evidencia que le dijera lo ocurrido la noche
anterior. Esperaba que hubiera concretado algo con el chico rubio pero todo
parecía igual que siempre. Lo observó tomarse un coctel de pastillas y no
pudo evitar fruncir el ceño.
— Solamente me duele la cabeza. — Anunció Jungkook sabiendo el
motivo de su mirada.
— Demasiadas pastillas para un simple dolor de cabeza. ¿Todo bien? —
El menor asintió dejando el vaso con agua de lado para tomar su maleta. —
Namjoon y el regalado de Jimin ya están esperando en el lobby.
— No puedes mencionarlo sin un adjetivo despectivo como
acompañante, ¿cierto? — El peliverde chasqueó su lengua ante esto
ignorando sus palabras. — Sinceramente los dos están muy viejos ya para
seguir comportándose así. En mi opinión creo que deberían sentarse hablar
como las personas adultas que son. Deja de arrastrar el pasado, los dos
tienen sus relaciones, han madurado lo suficiente como para poner de lado
todo lo negativo y conversar.
— No tuve, tengo o tendré nada que conservar con ese tipo. Entre los dos
todo está dicho y hecho, siempre que no se meta en mi vida o joda
demasiado, yo estoy bien.
— A ti hasta su presencia te jode.
— Por eso no lo quiero delante de mí. — Sentenció saliendo por la puerta
una vez que el pelinegro abandonó la suite.
— Sé que me vas a odiar por lo que te voy a decir pero, tal parece que es
justo como Jimin dijo, aún no lo has superado. — El mayor paró en seco
mirándolo con seriedad, molesto con lo que su mejor amigo le decía. —
Mira como reaccionas, si lo hubieras hecho, no te importaría en lo más
mínimo lo que hacía o dejaba de hacer y podrías conversar civilizadamente.
¿Por qué no organizan una cena cuando regresemos a Corea? Sería bueno
que ustedes dos y sus parejas actuales se sienten a conversar. Yo les dejo la
casa o pueden hacerlo en donde mejor les parezca pero es hora de que lo
cuatros hablen de lo ocurrido.
— Entonces hasta tú deberías sentarte en esa mesa. — Bufó avanzando
deprisa.
— No, no me mezcles a mí en sus cosas porque yo en ese entonces no
sabía lo que estaba ocurriendo entre ustedes. Deja de disparar hacia todos
lados y junta todas tus cosas en un solo lugar, enfrenta tus problemas.
— De acuerdo, cuando tú enfrentes los tuyo, cuando hables o estés con
Taehyung, entonces yo lo haré. — Sonrió viendo el asombro en la mirada
contraria. — Es tiempo de que apliques lo que predicas, CEO Jeon. —
Palmeó su hombro tomando su maleta. — Ve a buscar a tu subastado, los
estaré esperando abajo.
Jungkook lo vio dirigirse al ascensor, centrando segundos después su
mirada en la puerta de la habitación a donde él debía ir. Cerró sus ojos con
firmeza, inhalando y exhalando profundamente antes de finalmente
acercarse. No quería tener un espejo delante en el momento que el contrario
abriese su puerta porque estaba seguro que sonreiría como un idiota.
— ¡Buenos días! — Saludó controlando la efusividad que lo recorría
desde el instante que sus miradas se cruzaron. — ¿Has dormido bien?
Taehyung permaneció en silencio ante su pregunta pero asintió
caminando hacia el interior del lugar aún algo adormilado. Eran recién las
seis de la mañana y su cuerpo batalló demasiado para salir de aquella cama
tan confortable, cómoda y calentita.
Lo único malo fue que debido a su soledad tuvo que abrazar las
almohada en vez del tibio cuerpo de Hoseok. No pudo deambular con su
mano por debajo de su pijama para sentir su piel, su pulso y sus
respiraciones tan tranquilizantes.
— ¿Todavía no estás listo? — Preguntó observando sus pies descalzos
con una mueca de desaprobación. — No es bueno andar descalzo, puedes
resfriarte con el aire acondicionado de este lugar.
— El calor es espantoso, agradezco que tengamos aire acondicionado, no
seas tan exagerado porque el piso no está tan frío. Estoy casi listo, solo
debo ponerme los zapatos, tomar mi maleta y los teléfonos para salir. Por
cierto... — Habló tomando los calzados en su mano, sentándose en uno de
los sillones. — ¿Hasta cuándo deberé andar con dos celulares?
— Hasta que dejemos de vernos. — Respondió con calma yendo hacia la
recámara abierta que se comunicaba con el salón. Recogió los móviles y la
maleta pero no pudo evitar notar su pantalla llena de notificaciones de
llamadas y mensajes. — ¿Desde cuándo no revisas tu teléfono?
— No sé, desde ayer, supongo. ¿Por qué? — Cuestionó mirando como
Jungkook fruncía el ceño al darle un último vistazo a la pantalla. No obtuvo
respuesta pero tampoco le dio importancia a este hecho.
Lo único que le preocupaba era ver todas las llamadas y mensajes hechos
por Hobi, lo primero que recordó fue la cita a la distancia que olvidó. Lo
segundo, fue un terrible miedo de pensar que algo podría haberle ocurrido a
su mamá. Se disculpó con Jungkook yendo hacia el baño para llamarlo y
saber qué pasaba.
Afortunadamente su madre entre lo que cabe estaba bien pero su mejor
amigo había estado terriblemente preocupado por su desaparición. Se
disculpó con sinceridad, agregándole que, mientras estuviese con el
pelinegro no podía asegurarle que contestaría sus llamadas o escribiría,
prometiéndole hacerlo siempre que tuviese el chance.
Cuando volvió al salón, se encontró allí con el peliverde que había subido
debido a la tardanza, ganándose una mirada de reproche de su parte. ¿Por
qué ese hombre parecía odiarlo constantemente? No tuvo tiempo para
analizar sus expresiones, su mano fue sostenida algo más fuerte que el día
anterior pero se abstuvo de decir nada.
Aún en el ascensor su mano fue sostenida y así continuó hasta que se
subieron a los vehículos que los llevarían al aeropuerto. A Jungkook no le
importaban las miradas que le daban y a él sinceramente tampoco le
afectaban mucho, pero era hasta cierto punto incómodo que todos los
viesen, los desconocidos y conocidos como Jimin y Namjoon que sonrieron
ampliamente en cuanto los vieron aparecer sin apartar la disimulada mirada
que le daban a sus manos agarradas.
El pelinegro no le dirigió la palabra por todo el camino, estuvo
completamente en silencio porque ni siquiera conversaba con Yoongi. Una
vez en el hangar, Jungkook volvió a encargarse de todo como lo hizo en
Corea.
A deferencia del vuelo anterior la calma aparente reinaba tanto como la
tensión que verdaderamente existía.
— ¿A qué país vamos ahora? — Cuestionó Taehyung para romper el
hielo sofocante en el que se habían sumido. El pelinegro que ahora estaba
sentado a su lado dejó el tablet sobre sus piernas cruzadas y lo miró. —
¿Por qué me miras de esa forma?
— ¿Cómo sería esa forma?
— Como si estuvieras molesto conmigo por alguna razón que
desconozco. — Expresó con obviedad y desinterés tratando de no
presenciar la forma tan descarada en la que Jimin besaba a Namjoon sin
dejar de mirar a un peliverde fastidiado que terminó por levantarse e irse.
— No tengo motivos para estar molesto, solo estoy concentrado porque
en cinco horas tengo una reunión muy importante en Osaka. Hacia allá
vamos. — Comentó relajando por completo su semblante cuando vio al
rubio sonreír. — ¿Te gusta la ciudad?
— Siempre he querido ir. Desde hace unas semanas que no dejo de
escuchar la canción Osaka de ELO. Creo que todo fue una premonición
aunque no tenga mucho sentido. — Comentó entusiasmado, agradeciendo
que el avión tuviese wifi para buscar lugares de interés en el móvil. —
¿Estarán tú y Namjoon reunido como ayer?
— Así es, pero esperamos que esta reunión sea más corta. — Contestaba
observando a Taehyung quien desviaba su atención a Jimin, mismo que
ahora miraba una revista.
Ya habían pasado varios meses desde la primera vez que él vio a
Taehyung. Aquella vez, su mirada no era tan brillante como en esos
momentos, por el contrario, estaba apagada y ni siquiera miraba a pesar de
tener sus ojos abiertos. No pudo haberse imaginado que, después de verlo
en ese lugar, bajo esas circunstancias, terminaría viéndolo en el catálogo de
nuevas adquisiciones que Hwasa le mostraba a Namjoon mientras él estaba
sentado en la oficina del presidente de Hitta Entertainment.
Recordaba el shock momentáneo que sintió, primero creyó que estaba
siendo contratado como un modelo más pero, al escuchar que este era un
prospecto de subasta, no pudo evitar levantarse, correr a Hwasa y constatar
que se trataba del mismo hombre. Absurdo, él se dio cuenta de que era él en
cuando sus fotos se esparcieron sobre la mesa, nunca podría olvidar su
rostro aunque lo quisiera.
La reacción de los presentes al escuchar que él participaría en la subasta
fue épica. Todas las preguntas que le llegaron mostraban su incredulidad
cuando él siempre se vio reacio a participar en ese tipo de subastas. Hasta el
momento, las únicas subastas a las que iba eran aquellas necesarias por
negocios, una que otra donde los objetos artísticos, animales o automóviles
eran los protagonistas y no las personas.
No le interesaba estar con alguien que le daba igual quién lo obtuviera
siempre que el precio fuera alto. Pagar por un placer que al final no lo
dejaría satisfecho era una absoluta pérdida de tiempo para Jungkook pero a
esa subasta, él tenía que ir sí o sí.
— Cuando organices la subasta, no puedes permitir a más de diez
postores. — La sorpresa de Namjoon solamente aumentó cuando le exigió
que no podría aceptar a más personas de las que le indicaba. — Tienes
suficiente dinero y yo solo te dejaré ese día ganancia de sobra, sé cómo
funcionan. Además, yo me lo llevaré sin importar la suma que alcance la
puja si se trata de una dinámica, si escoge otro tipo de igual forma ganaré
así que ahórrense trabajo.
— ¿Estás pensando con claridad? ¿Por qué vas a la subasta de ese
muchacho? — Preguntó Namjoon preocupado. — Si quieres a alguien en
especial existen otros métodos, te ayudo a encontrar lo que gustes.
— Él es lo que busco. — Sentenció tomando las fotos entre sus manos. —
Lo quiero a él.
— Entonces lo organizaré todo para que el resultado te favorezca. —
Habló esta vez Hwasa estudiando a Jungkook, haciéndole señas a su jefe
para que no insistiera.
— No, háganlo todo según las normas, no merece que su subasta sea un
fraude. Tampoco yo me sentiría bien con ello. — Comunicó volviendo a
tomar asiento. — Solo mándenme la información del día y la hora.
— De acuerdo. — Estuvo de acuerdo el hombre de cabello violeta.
Desde ese día pasó semanas contando las horas hasta que aquellas
cortinas se abrieron y pudo verlo de nuevo. No se evidenció ante los
presentes pero su corazón se aceleró y la ansiedad lo consumió hasta que el
resultado del ganador se reveló.
Ahora que lo tenía a su lado y era testigo no solo de su persona sino
también de su hermosura física, no podía evitar sentirse de cierta forma
pleno.
— Jimin, — llamó el rubio — ¿me acompañarías a pasear por la ciudad
mientras ellos están reunidos?
— Por supuesto, amo Japón, me encanta Osaka y no pienso estar
trancado en el hotel mientras estoy allí.
Taehyung sonrió conforme mirando por la ventana y Jungkook se perdió
observándolo a él. La claridad que invadía el interior del avión le permitía
detallarlo minuciosamente. Sus largas pestañas, nariz, el brillos cabello que
los rayos del sol acariciaban, las iris de sus ojos que aclaraban por la
luminosidad y esos labios que inconscientemente el menor humectaba eran
divina perfección. Podía continuar admirándolo no solamente por las tres
horas y media que duraba el vuelo sino infinitamente.
Todo pareció repetirse, el día parecía justo como el anterior solamente
que en un país diferente. Jimin y el rubio pasearon por distintos lugares,
desde Dōtonbori, el acuario y la noria gigante de Tempozan hasta el Parque
del Castillo.
Cuando Jungkook y Namjoon se les unieron, terminaron paseando los
cinco como cualquier turista por otros tantos sitios hasta que decidieron
separarse a petición de Yoongi.
— ¿El zoológico? — Era una pregunta retórica pues Taehyung
claramente podía ver los grandes letreros de la entrada. Sin embargo, no
podía evitar sentirse como un niño entusiasmado.
Tomados de las manos entre bromas, fotos y conversaciones que casi
siempre tenían que ver con los animales que admiraban pasaron un
agradable rato y no fue diferente cuando decidieron ir a comer.
— Hay muchos buenos restaurantes japoneses en Seúl pero, en ningún
lugar cocinan tan rico como aquí. No se trata solamente del servicio o la
cocina, el ambiente, la vista, todo ayuda a que el sabor que explota en
nuestras papilas gustativas sea mucho mejor. — Expresó Jungkook al ver al
contrario embelesado tomándole fotos al Castillo de Osaka rodeado de
flores de cerezo que veían desde su mesa.
— Tienes razón, es simplemente increíble. — Concordó volteándose para
tomar una foto de ambos comiendo.
Un camarero se ofreció amablemente a tomar una foto cuando lo vio a la
distancia batallar con su móvil y brazo estirado en busca de un buen ángulo.
Aceptó algo apenado pero nada borraba la risa de su rostro. Cuando
Jungkook tomó su mano sobre la mesa para hacer la foto, no se inmutó
porque aquel simple gesto le resultó tan agradable como todo lo que estaba
conociendo.
— ¿Cuántas veces has estado aquí en Osaka?
— Sinceramente no podría decirte, no llevo la cuenta pero Japón en
general es uno de los países que visito con más frecuencia. China, Japón,
Estados Unidos y Alemania son país que visito mínimo tres veces al año.
Las ciudades varían y algunos años viajo más que otro pero no podría tener
una cuenta exacta del número de veces.
— ¿Siempre es por trabajo? — Preguntó Taehyung sorprendiéndose por
el despertado interés que sentía en la vida de ese hombre. — Es increíble
poder viajar siempre que se quiera sin estar pensando en el dinero, las
cortas vacaciones que te darán en el trabajo y esas cosas que los mundanos
vivimos. — Se carcajeó ante su extraña broma, cohibiéndose frente a la
persistente mirada contraria.
— A decir verdad, no hago muchos viajes por placer, creo que la última
vez que tuve uno fue hace tres años junto con Jin y Yoongi. A veces quienes
no debemos preocuparnos por el dinero y las vacaciones, somos los que
más pensamos en ello porque literalmente vivimos a muchas veces para
trabajar y el dinero que hacemos no lo podemos disfrutar en cosas simples.
Es por eso que dicen que los ricos tienen gustos extravagantes y raros
porque cada uno buscamos la forma de regalarnos un poco de normalidad a
nuestra retorcida manera.
— ¿La tuya son las subastas?
— No, no frecuento tantas subastas como imaginas y mucho menos pago
por alguien como lo he hecho contigo. — Se sinceró parcialmente.
— ¿Por qué yo?
— ¿Por qué no tú?
— ¿Por qué me respondes con otra pregunta? — Chasqueó la lengua el
menor negando cuando vio al pelinegro sonreír.
— ¿Por qué haces lo mismo tú?
— ¡Yah! ¡Deja de responderme con preguntas! — Exclamó un poco más
alto de lo que debería, ganándose la mirado de más de uno. — L-Lo siento.
— ¿Te estás disculpando por hablar alto? — Asintió. — No lo hagas,
estás pagando por el mismo servicio que ellos y tienes derecho a disfrutarlo
de la forma en que te plazca. ¿Qué hace que hablemos más alto que los
demás? Nuestros tonos de voz son altos y fuertes, eso es bueno. —
Concluyó las últimas dos oraciones hablando más alto de lo que Taehyung
lo hizo, satisfecho al ver al rubio sonreír frente a esto. — Tienes una sonrisa
hermosa.
— ¿Ya empezaste a conquistarme? — Coqueteó descaradamente
apoyando sus codos sobre la mesa, gesto que fue imitado.
— Es lo que vengo haciendo desde el día uno. — Murmuró con una
sonrisa ladeada que bordeaba lo infantil y atrevido. — ¿Está funcionando?
— No.
Desvió su mirada para centrarse una vez más en la comida que había
perdido todo su encanto y Jungkook no pudo evitar soltar una tenue
carcajada frente a esto.
Una vez más cuando la noche llegó al país nipón, terminaron su recorrido
por la costa. No iban tomados de las manos hacia el hotel, tampoco iban en
auto, sino caminando y abrazados o al menos Taehyung al que el brazo
ajeno rodeaba por sus hombros. Se despidieron una vez más a la entrada de
la suite del rubio solo que esta vez no hubieron besos o algo más allá de
tímidas sonrisas y una leve sacudida de sus manos como niños que
despedían a sus padres.
— Estoy listo. — Anunció Taehyung cuando le abrió la puerta a
Jungkook en la mañana, mostrándole como incluso llevaba puesto sus
zapatos.
— Así me gusta... — Bromeó dándole un guiño que el rubio ignoró
entregándole su maleta. — ¿Ahora soy tu mayordomo personal? —
Cuestionó elevando una ceja con sorna aceptando todo lo que le daban para
llevar.
— Sí. ¿Te incomoda?
— Estás sacando provecho de mí pero tú puedes hacerlo.
— Tus palabras no me harán sentir especial, Jeon Jungkook.
— No es necesario, ya eres especial sin mis palabras y deberías saberlo.
Aunque claro, si lograra hacerte sentir mejor fuera un plus. — Taehyung
negó pasando por su lado sin poder evitar reírse frente a las tonterías que el
contrario le decía.
Una parte de él se sintió frustrado all saber que regresaba a su rutinaria
vida, nuevamente llegarían las preocupaciones y todo lo que en ella había.
No renegaba de ella y sinceramente no la cambiaría por otra pero, no era
menos cierto que lo vivido en esos dos días fue demasiado agradable.
Ya en el avión, observaba la mano del pelinegro entrelazada a la suya,
desde el hotel no soltaba su mano, casi como si tuviera miedo de su partida
si llegaba a liberarlo. Quizás, solo quizás aquel hombre no tenía todas las
cosas negativas que en un comienzo creyó y tal vez, solo tal vez, su
presencia le resultaba cómoda y agradable.
— Espero que aunque no haya podido estar a tu lado todo el tiempo
hayas tenido un buen viaje. — Comentó Jungkook estacionado frente a su
edificio.
Una vez más, decidió ser él quien lo llevara y no Yoongi pues quería
estirar un poco más el tiempo que podía pasar al lado del rubio que aún no
comprendía el por qué de sus acciones.
— Lo pasé bien, gracias por invitarme a pesar de que no había razón para
ello. — Contestó Taehyung sin querer descender de aquel vehículo por
alguna extraña razón.
— Todo tiene un por qué solo que a veces no lo vemos o comprendemos.
— Sonrió sosteniendo con firmeza el timón mirando hacia algún punto
lejano. — Descansa. — El menor asintió de acuerdo. — Después ve a
visitar a tu mamá, seguro te ha extrañado. Llévale nuestros presentes, ya
verás como se alegrará. Cualquier gesto o detalle hace que las personas en
sus circunstancia pueda sonreír y eso es lo más importante, que se lleven
gratos momento.
El pecho de Taehyung se apretó con esas palabras, sabía que la muerte de
su madre era algo que podía ocurrir en cualquier momento pero no le
gustaba pensar mucho en ello. Por otro lado, la forma en la que el pelinegro
había dicho "nuestros presentes" lo hizo sentir raro.
— Eso haré, gracias por todo. — Jungkook asintió viéndolo abrir la
puerta pero lo detuvo antes de que pudiera descender tomándolo por el
brazo. — ¿Qué sucede? ¿Olvido algo?
— ¿Un beso de despedida, quizás? — Quitó su cinturón de seguridad sin
dejar de mirarlo, Taehyung tampoco se movió de su sitio, romper el
contacto visual parecía ser algo prohibido. — ¿Puedo?
Le resultaba difícil respirar con normalidad o pensar cabalmente cuando
el rostro contrario estaba tan cerca, cuando la respiración de Jeon estaba
sobre sus labios y sus oscuros ojos solicitaban tácitamente el permiso que
sus labios pronunciaron. No dijo sí, tampoco no pero el silencio le otorgó al
pelinegro la respuesta que él quiso.
Los escasos milímetros fueron desapareciendo y sus pensamientos
también. Solo se sentía el suave roce de sus labios, los tenues chasquidos de
estos aún cuando sus lenguas permanecían intranquilas pero sin intentar
invadir la boca ajena. Sus narices de cuando en vez se rosaban y tanto
Jungkook como el menor disfrutaban cuando el primero acariciaba la tersa
piel que tan bien recibió los rayos de sol.
— Ten un bonito día. — Pronunció el pelinegro notando la necesidad en
los trémulos labios de Taehyung, quien se inclinó hacia adelante temeroso
de perder sus finos labios, atrayéndolo nuevamente para un suave beso.
— B-Buenas tardes... — Logró musitar al fin poniendo distancia de por
medio, descendiendo del vehículo y perdiéndose tras la puerta el edificio
sin darle tiempo a Jungkook decir o hacer nada.
No fue hasta que estuvo en su piso que recordó su maleta, mordiendo sus
labios buscó el teléfono que utilizaba para comunicarse con el hombre que
pagó por él. Para su alivio, aún no se había marchado, de hecho, estaba
pensando en subir para llevarle la maleta pero no hubo necesidad.
Taehyung bajó a gran velocidad las escaleras, cogió la maleta que ya el
pelinegro había dejado a un costado del vehículo para volver a entrar pero,
su cuerpo fue atrincherado entre el blanco Bentley y aquel cuerpo sin traje,
fornido y atractivo.
— ¿Te vas sin despedirte? — Susurró en su oreja, poniendo toda su
fuerza de voluntad para contenerse y limitarse a un muy fugaz beso en su
cuello. Ese rubio revolucionaba todo su sistema, su vida y no podía estar
más feliz por ello. — Eso no es agradable.
— Ya nos despedimos...
— Pero nos volvimos a encontrar, debemos despedirnos correctamente.
— Su mano se elevó hasta su rostro, sosteniendo superficialmente su nuca
con su pulgar acariciando las sonrojadas mejillas. — Quiero otro beso.
— ¿Lo quieres? — Asintió risueño pero quedando completamente
anestesiado cuando fue Taehyung quien lo atrajo más hacia su cuerpo y
fundió sus bocas en un beso nada casto.
Las manos de ambos viajaron a sus cinturas, pegándolas sin lascivia
mientras que sus lenguas gritaban "hurra" por poder liberarse como
deseaban. Se besaron lánguida y profundamente hasta que los pequeños
descansos para respirar comenzaron a ser insuficientes y sus pulmones
verdaderamente aclamaron por aire.
— Ahí está tu beso. — Pronunció serio poniendo distancia, confundiendo
una vez más a Jungkook por su gran cambio de actitud.
Permaneció en su sitio viéndolo alejarse con la maleta, sonriendo a pesar
de todo porque algo había avanzado. Él no lo presionaría con nada pero no
quitaba que de vez en cuando hiciera un movimiento porque no se quedaría
sentado eternamente a esperar por él. Su tiempo no era eterno y debía
aprovecharse.

Bueno, me escribieron por todos lados para que actualizara. Al menos


déjenme un hola por aquí 😂 😂 😂 Espero que les haya gustado el
capítulo.😘
(Taekook en Osaka)
Castillo Osaka visto desde el restaurante en donde comían...
Zoológico
Dōtonboti
Tempozan Giant Ferris Wheel (Noria gigante)
Parque del Castillo
Acuario de Osaka
Bien, creo que ya les mostré todos los lugares mencionados en este
capítulo. No me lo pidieron y lamento si puede incomodar a alguien.
Solamente quería que fueran testigos del viaje del Taekook en Subasta.
😘
Si no les agrada que ponga tantas imágenes déjenmelo saber aquí, así
lo tengo en cuenta para capítulos futuros. 😘
Capítulo 13

Algo estaba mal, algo no estaba funcionando bien desde hacía dos días,
desde el momento en que se fueron de viaje hubieron cosas que
comenzaron a salirse de control para Taehyung.
Sinceramente, no se trataba de esos últimos dos días, sino de pequeños
momentos o detalles que habían estado ocurriendo desde aquella subasta. A
pesar de su altanería y seriedad Jungkook nunca le dio un mal trato como
esperó de quien lo comprara.
Acciones como preocuparse por el estado de su madre cuando aquello no
lo afectaba porque, siendo sinceros, con la suma que pagaría por él no tenía
motivo alguno para procurar ello buen estado de salud de Sunhyo. Los
doctores que destinó para ella, la constante preocupación durante y después
del viaje, todo aquello causó estragos en su cerrada posición para con el
pelinegro.
El día que lo llevó a cabalgar, su forma de expresarse, su trato, sus
conversaciones, simplemente muchas cosas lo mantenían en ese momento
pensando en el hombre que hacía una hora lo dejó en la puerta de su
edificio.
Estaba acostado en su colchón, observando la hora en su teléfono
mientras miraba las fotos del viaje cuando se percató de que Hoseok debía
haber llegado desde hacía un buen tiempo. Salió completamente de las fotos
que después le enseñaría a su mejor amigo y marcó su número con una gran
sonrisa en su rostro. Deseaba escucharlo, verlo, con solo saber que lo vería
después de esos días su ánimo se elevaba.
— Hey, TaeTae... — Contestaron al otro lado de la línea. — ¿Ya estás en
Corea?
— Sí, ya estoy en casa pero esperé que estuvieses aquí, creí que
solamente te tocaba trabajar el turno de la mañana. Tengo muchos deseos de
verte.
— Yo también tengo muchos deseos de verte pero, deberemos esperar
hasta mañana porque el chico que debía tomar el turno de la tarde y noche
se enfermó, no podrá venir a trabajar y mi jefe necesitaba que lo cubriera.
Saldrá mañana antes del mediodía e iré directo a la casa. — Contestó
escuchando como su jefe lo llamaba para que regresara a la caja. — Tengo
que regresar al trabajo pero te llamaré en la pausa, ¿de acuerdo?
— Está bien, Hobi, hablamos más tarde. Ven rápido a casa cuando
termines. — Hoseok no pudo evitar reír y el rubio lo imitó al escucharlo. —
Ten una buena tarde en ese infierno.
— Cuando mi mejor amigo se vuelva millonario mandaré todo a la
mierda, así que prepárate para mantenerme. — Susurró para que sólo
Taehyung pudiese escucharlo. — Nos vemos mañana.
— Aguanta solo un poco más, pronto te sacaré de ese restaurante
explotador. — Rió el menor finalmente finalizando la llamada.
Del otro lado del teléfono, la risa que el mayor había estado
exteriorizando desapareció dejándole el lugar a un rostro triste y estoico. Él
no estaba obligado a trabajar, de hecho esa fue su decisión luego de regresar
a su casa y notar como el hombre que él amaba tiraba de otro para besarlo
de una forma tan fogosa y profunda que poco mostraba los términos de
aquel acuerdo.
No parecía obligado, muy por el contrario, se notaba su disfrute y no
necesitaba mirarlos de cerca con una lupa o escuchar los sonidos de su
corazón latiendo desbocado para constatar que al menor le estaba gustando
lo que sea que ellos tuvieran.
Por eso no había ido a casa y regresó a su trabajo intercambiando lugar
con el chico que debía quedarse. No podía verlo, al menos no en esos
momentos. Tal vez el cansancio y el pasar del resto del día le ayudara a
regresar con una amplia sonrisa la mañana siguiente. Asintió mirando a su
jefe, quien continuaba quejándose por él haber dejado la caja, sacando
temporalmente al menor de sus pensamientos.
Tras tomar una ducha y sentarse en el colchón que yacía en el suelo, el
móvil que recibía llamadas de una única persona sonó tomándolo por
sorpresa.
— ¿Qué sucede? — Contestó serio.
— ¿Hola?
— Hola, Jungkook. ¿Por qué llamas? Hace menos de dos horas nos
vimos, no esperaba que me contactaras por el resto del día. — Se sentó
como si esa acción lo ayudara a escucharlo mejor.
— Debo confesar que te extraño, quería escucharte. ¿No me extrañas?
— No.
— Yo sí, no quería regresar del viaje solo para estar un rato más contigo.
El rubio mordió su labio inferior ante esas palabras porque extrañamente,
él también echaba de menos tenerlo cerca. Era peligroso la forma en que los
seres humanos se acostumbraban a la presencia de alguien en tan poco
tiempo.
— ¿Estás descansando?
— Eso intentaba antes de que me interrumpieras. — Lo escuchó reír y no
pudo evitar rodar sus ojos. — ¿Qué quieres?
— Mañana Yoongi te irá a recoger en la mañana, pasarás el día en mi
casa y en la noche te llevará de regreso. — ¿Verlo otra vez? Estarse viendo
constantemente era algo que no quería pero tampoco le molestaba,
demasiado contradictorio para su propio gusto.
— De acuerdo, solo dime a la hora que necesitas que esté listo.
— Alrededor de las siente, es muy temprano pero necesito aprovechar el
tiempo. Pasado mañana tendré que irme de viaje por casi dos semanas con
mi padre y no podremos vernos en ese tiempo. — Esa noticia cayó como un
balde de agua fría para Taehyung, no le agradaba saber que no lo vería
durante tanto tiempo pero no dijo nada. — Ahora estaba viendo un
programa de televisión mientras descansaba, salieron imágenes tuyas y de
Jimin mientras paseaban por Macao, supongo que te estás haciendo
conocido.
— ¿En serio?
Entre palabras, se fueron acomodando en sus camas y el tiempo fue
pasando. De hecho, no notaron como los minutos incrementaron y la
conversación telefónica se acercaba a las dos horas. Cuando Jungkook miró
por su ventana, comenzando ver como el cielo se tornaba naranja y el sol
descendía, se dejó llevar por su impulso.
— En media hora debes estar listo, Yoongi irá por ti. — Mencionó
sorprendiéndolo.
— ¿Cómo así? Pensé que habías dicho que me recogería mañana, no hoy.
— Mañana también pero quiero invitarte a comer a mi casa, cocinaré
para ti.
— ¿Tú cocinarás para mí? — Soltó una carcajada con incredulidad
porque sinceramente no se imaginaba a Jungkook siquiera cerca de una
cocina. — Supongo que comprobaré eso con mis propios ojos.
— Te enamorarás de mi sazón.
— Sueña con eso... — Sonriendo se levantó mirando hacia su pequeño
escaparate. — ¿Algo que necesites?
— Solamente que estés listo y vengas para acá en cuanto Yoongi llegue
por ti.
Terminó la llamada rebozando energía y alegría, caminando rápidamente
hacia la cocina en donde interrumpió a la pareja que se daba muestras de
cariño y un poco más.
— Tienes habitaciones e incluso casa para hacer sus puercadas, ¿deben
tomar también mi cocina para eso? — Se quejó yendo hacia varios estantes,
comprobando el refrigerados de paso.
— Esta puede ser muy tu casa, mocoso pero, la zona de la cocina me
pertenece. — Protestó Jin golpeando la mano de su novio para que dejara
de tocarlo. — ¿Qué quieres? ¿Qué buscas?
— Compruebo tener todos los ingredientes para lo que pienso cocinar. —
Los mayores se miraron incrédulos y Yoongi finalmente dejó de acariciar a
su pareja. — Necesitaré privacidad así que sería increíble que ambos me
dejaran solo esta noche. Por cierto, ¿qué haces aún aquí, Min? Te mandé un
mensaje pidiéndote que fueras a recoger a Taehyung.
El peliverde sacó su teléfono, viendo el mensaje que había ignorado un
rato atrás pensando que carecía de importancia. Ahora entendía mejor la
actitud de su mejor amigo, si todo se trataba de Taehyung, hacía sentido. Le
dio un beso a Jin, una mueca a Jungkook, tomó las llaves del auto y salió de
la casa a gran velocidad.
— Así que finalmente piensas avanzar con el chico. — Mencionó el
castaño sacando varias cosas que colocó sobre la isla de la cocina. —
Puedes usar esto para prepararle algo. Nosotros de igual forma no íbamos a
estar aquí esta noche, quedamos en cenar con Namjoon.
— ¿Yoongi hyung estuvo de acuerdo?
— Me importa muy poco si no quiere, sinceramente hay cosas que
debemos arreglar, ya lo sabes. Sin embargo, sí estuvo de acuerdo. Me dijo
que tú también le estabas insistiendo en que debía hablar con Jimin, cosa
que debo agradecerte. No sé si hoy ocurra algún avance pero que al menos
hayan aceptado a hablar ya es algo positivo.
— No presionen tampoco las cosas, pueden ser contraproducente. Que
los cuatro se ajunten es como poner butanol, gasolina, fósforos y paja en un
mismo lugar, el incendio está casi asegurado.
Jin rió ante la caracterización que el menor les dio pero no podía estar
más acertado. A decir verdad, a él también le costaba un poco superar
aquello solo que era más maduro a la hora de enfrentar las consecuencias de
sus actos en comparación con Yoongi. Estar en el mismo sitio que
Namjoon, Jimin y su pareja aún era un poco incómodo.
Peor aún cuando el hombre de cabello rosa y Yoongi comenzaban con
esas discusiones que lo ponían de los nervios y terminaba molestándose con
ambos porque el pasado parecía mantenerse como una nube gris flotando
sobre sus cabezas. Es por eso que creía que de cierta forma su relación se
había quedado estancada desde que todo aquello explotó.
— Si quieres te voy ayudando hasta que regrese Min y tu chico.
— No es mi chico aún, — sonrió — espero que pronto lo sea. Puedes irte
tranquilo, de igual forma no comenzaré a cocinar hasta que llegue, quiero
que me vea hacerlo. — Jin asintió estudiando su mirada, sonriendo al ver su
alegría. — Hyung, deja de mirarme como un niño. No te tomes tan en serio
los pedidos de mi madre.
— Mamá Jeon es la que manda, mocoso.
+++
Existen momentos en que toda la ansiedad y esfuerzo acumulado se
sosiegan en la infinita indolencia o desatan una terrible ansiedad como la
que atacaba a Taehyung durante aquel viaje de Seúl a Incheon.
Tuvo que esperar casi una hora, no treinta minutos como le había dicho
Jungkook en un principio pero comprendió que aquello fue a causa del
chofer, quien no se había dado cuanta de la orden. Sintió aquello como una
señal y casi desistió irse pero cuando su teléfono sonó avisándole que e
moment había llegado, supo que no había vuelta atrás.
Descendió la ventanilla detrás del asiento del copiloto en una urgida
búsqueda de aire fresco, necesitaba respirar, necesitaba oxígeno porque sus
pulmones parecían cerrarse. Ya lo había visto tantas veces que resultaba
inaudito el nerviosismo que continuaba azotándolo.
Por momentos sentía tener un brote psicótico porque de otra forma era
difícil explicar ese anhelo que estaba acrecentándose en su pecho cada vez
que la imagen de Jeon Jungkook venía a su cabeza aún sin estarlo
pensando.
Y tal vez esa locura fuera precisamente eso que no aceptaba, una válvula
de emergencia para liberar la presión de la ansiedad insoportable de
aquellas emociones que el pelinegro despertaba en él sin esforzarse.
La pregunta que su madre muchas veces le repetía venía a su mente
constantemente. Si sabía que nada puede hacer contra su destino, ¿por qué
le producía tantos temores la incertidumbre del mañana? Ella le recalcaba
cuando estaba de buen humor que no fuera tonto y gozara del momento
presente.
Le exigía que no pusiera en pausa su vida por ella porque tarde o
temprano todos los padres terminaban marchándose y, mientras dejaba de
vivir por ella, su vida pasaba, sería demasiado tarde cuando quisiera vivirla
nuevamente. Sin embargo, no pudo jamás pensar diferente porque no
concebía vida sin ella.
Agradecía la compañía de Hoseok, de no tenerlo a él todo fuera
muchísimo más difícil pero, en ese viaje que hizo y en esos momentos,
sentía una pizca de egoísmo queriendo hacerle caso a las palabras de su
madre. Quería aceptar esos seis meses que el CEO de Sasung Electronics le
ofrecía y no por el dinero que este le brindaba sino porque deseaba estar a
su lado.
Sí, eso debía ser uno de sus pseudo brotes psicóticos porque no era
normal todos esos pensamientos. A su vez, como decía su madre, su tiempo
no era eterno y tanto como ella, él también moriría en algún momento y
todavía no había experimentado algo que soliviantara su cuadrada vida.
¿Sería algo malo disfrutar aquello que de todas formas tenía que hacer?
Solamente habían dos cosas que lo hacía avanzar y luego ir en reversa.
La primera era su madre, ella necesitaba de su atención, tiempo y cuidado.
La segunda, se trataba de Hoseok. Si bien no eran novios y en su pecho
sería eternamente alguien al que el nombre "mejor amigo" o "novio" no le
haría justicia, no podía ignorar que aquello lo hacía desvariar.
No podía entregarse a esas emociones y curiosidad que estaba sintiendo
por Jeon, tenía que limitar todo a lo que en un principio se acordó, un
negocio, un acuerdo entre ambos. Si se entregaba a él por gusto y placer
propio no, no podría justificarse en que aquello no significaba
absolutamente nada. Un cambio de sentimientos no fue lo que Hoseok
aceptó y él no podía traicionar su confianza, su apoyo, sus sentimientos.
— ¿Esto es algo que haremos cada vez que venga aquí? — La voz del
peliverde lo hizo salir de sus cavilaciones, mirándolo extrañado parado a su
lado sosteniendo la puerta. — Llevo seis minutos esperando que se baje del
vehículo, no tengo toda la noche para esto. No habrán alfombra rojas o
súbditos que lo ayuden a bajar así que encarecidamente, le pido que mueva
su trasero.
Taehyung lo miró con una mueca sin comprender como podía parecer tan
educado a veces y a su vez sentir que le mentaba la madre cada vez que le
hablaba, justo como en ese instante. Era irritante ese hombre y era evidente
que no se trataba de un simple chofer y era más como un amigo haciendo
un favor porque cualquier otro jefe lo hubiese despedido hace mucho con
esas actitudes.
— Bueno, cuando decidas bajarte, toca el timbre de la puerta principal.
— Yoongi cerró la puerta del vehículo chasqueando su lengua con fastidio.
No le importaba pasar del trato formal al informal ni la mirada de asco en
el rubio. Sinceramente ellos no debían llevarse bien, solo le importaba que
Jungkook finalmente mostrara interés en alguien y que estuviera feliz,
aunque ese alguien fuera ese otro mocoso que abría ahora por su cuenta la
puerta del vehículo.
El rubio tuvo que correr para ir al paso de Yoongi y no verse en la penosa
necesidad de tocar el timbre de aquella mansión que seguro nadie tocaba.
Se le pegó casi como un chicle porque temía perderse, ignorando las
miradas reprobatorias que le eran dadas por el peliverde.
Lo siguió hasta la terraza de la piscina que se encontraba alumbrada y en
donde cuatro hombres conversaban animados. No sabía si era él quien ya
desvariaba o sis sus ojos estaban fallando pero, en vez de centrarse en el
alegro Jungkook que se levantó de su asiento cuando hizo entrada, estos se
fijaron en las entrelazadas manos de Namjoon y Seokjin.
No había tensión en el ambiente, todos estaban relajados y, mismo si
estos soltaron sus manos cuando ellos llegaron, Yoongi yendo a sentarse en
el regazo de su pareja mientras que Jimin continuaba sosteniendo la otra
mano del hombre de cabellos morado, toda la situación le parecía rara y no
pudo ocultar su interés.
Seokjin se removió incómodo diciéndole al peliverde que era mejor
ponerse ya en marcha. Estos dos fueron seguidos por la otra pareja que lo
saludó cordialmente. Jimin lo abrazó como si fueran los mejores amigos,
regalándole una hermosa sonrisa pero llámenlo loco, él sentía que el mayor
estaba triste aunque intentara aparentar lo contrario.
— ¿Estás bien? — Preguntó sosteniendo su mano cuando Jungkook
caminó al interior para despedir a los demás.
— ¿Qué es estar bien en realidad? — Se encogió de hombros besando
ambas mejillas. — Estar bien es un estado mental y yo me encuentro
perfectamente. Espero que disfrutes tu cena hoy, yo que tú no rechazaba el
postre. — Le guiñó un ojo y se apresuró hacia Namjoon, tomando su mano
para salir junto a todos.
De una sorpresa, Taehyung pasó a otra porque no se esperó que el
pelinegro al regresar lo abrazara de una forma tan efusiva, besándolo
incluso. ¿Negarse al beso o alejarse? No era una opción, simplemente no
reaccionaba para ello, aún después de que entre sus cuerpos hubo una
distancia prudente, siguió sin reaccionar.
A veces no comprendía su comportamiento, Del hombre ligeramente
inexpresivo y serio que vio en la subasta, ese con el que habló varias veces
no había nada en esos momentos. Era un joven más, un joven cualquiera
que disfrutaba llevando a lo que se podía catalogar como novio a la enorme
cocina para preparar la cena.
Se dejó guiar o mejor dicho, se dejó arrastrar de la mano hasta la cocina.
El lugar era amplio, la iluminación, su decoración, todo era increíblemente
moderno, llamativo pero a la vez sencillo. Simplemente parecía gritar a los
cuatro vientos esta es la cocina de una mansión diferente a todas las demás.
Se preguntó por un instante si realmente era una cocina o un laboratorio
tecnológico.
Habían alrededor de seis hornos táctiles en una pared, al lado un estante
con algunos objetos de porcelana blanca y cristal que en el fondo tenían
espejos. Frente a los hornos una gran isla en donde había dos fregaderos,
debajo tres lavaplatos a juego con los hornos.
Una segunda isla se encontraba en el sitio, en esta estaba la cocina con un
gigantesco extractor de olor y grasa arriba que lo hacía lucir como un
romántico bar e incluso sobresalía de la isla una pequeña mesa rectangular
con varias sillas altas al frente cerrando con broche de oro ese pseudo bar.
Detrás de estos habían dos frigoríficos y estantes, lo mismo ocurría al
otro lado de la pared donde veía copas, libros de cocina y demás, realmente
había demasiado en aquella cocina pero no se veía cargada en lo absoluto,
por el contrario era tan amplia que parecía estar vacío. Todo de gris y
blanco, pulcramente organizada, sinceramente era impoluta.
Existía otra tercera isla pero si le preguntaban no tenía ni idea a simple
vista para qué era puesta que más bien lucía como una gigantesca mesa lisa
sin asientos a su alrededor.
— ¿Entonces cocinarás para mí? — Preguntó detallando que el logotipo
de Sasung estaba en gran parte de las cosas de aquel sitio.
No obstante, su mirada dejó de mirar todas aquellas cosas superficiales y
materiales para centrarse en el hombre que remangaba su camisa después de
abrir los botones de sus mangas con una sensualidad avasalladora mientras
le dedicaba una sonrisa amplia y aniñada.
— Cocinaré para ti y comeré junto contigo. Me apuesto cualquier cosa a
que no has comido nada desde el desayuno que tomamos en el avión esta
mañana.
— Ese desayuno valió por dos comidas. — Se encogió de hombros
sonriendo frente a esa sonrisa que no se desvanecía.
Lo vio colocarse el delantal e hizo una mueca. Aquello parecía un
espectáculo especial para él y no pudo evitar pensar que era gracioso pero
estimulante ver todo el empeño que ponía el pelinegro en lo que hacía.
Se movía con gracia alrededor, esperaba torpezas que lo hicieran soltar
carcajadas para burlarse pero fue todo lo contrario. Podría ser confundido
con un chef, uno muy joven y atractivo. Humecto sus resecos labios,
sintiendo su garganta igual secarse por alguna extra razón mientras lo
observaba.
Vegetales por aquí, sartenes, cuchillos y sazones por allá. Gran destreza a
la hora de manipularlo todo, desde el arroz que lavaba a las cebollas que
picaba o la forma en la que adobaba la carne con ese gran molinillo de
madera para la pimienta que sostenía, provocándole pensamientos impuros.
El silencio en la cocina era tanto que Taehyung tuvo una idea para
amenizar el ambiente. — ¿Qué te parece si jugamos a las tres preguntas
mientras estás cocinando?
— ¿Tan repentinamente? — El rubio asintió y él rió. — De acuerdo.
¿Quién empieza? Supongo que querrás hacerlo tú porque se te ocurrió el
juego. ¿Algo especial que quieras preguntarme?
— Y ahí va tu primera pregunta... — Se carcajeó al ver su reacción.
— Oye, eso es trampa, Taehyung.
— Nadie estipuló reglas para este juego. Te responderé, sí hay varias
cosas que deseo preguntarte aunque no sé si sean especiales. Mi turno... —
Frotó sus manos con picardía, acomodándose en la banqueta blanca que
ocupaba. — ¿Qué pretendes con todo esto? Ya sabes, alargando la puesta en
efectividad del acuerdo, buscar extenderlo todo, el ofrecimiento de los seis
meses que me has hecho. ¿Qué hay detrás de todo eso? La verdad...
— Deseo que seas mi novio y por ello necesito tiempo para conquistarte.
— Dije que quiero la verdad.
— Esa es la verdad.
— Si así fuera, no me la hubieras dicho tan campante.
— A menos que hubiera creído que tal como en ese instante no me
creerías aunque te lo dijera. — Sonrió viendo el reproche en el rostro
contrario, tomando ahora en sus manos el molinillo de la sal. — No podría
ganarme tu afecto en un mes. Si te das cuenta, desde la subasta hasta ahora,
casi ha pasado un mes. Si hubiera hecho inmediatamente efectivo el
contrato, posiblemente estuvieras cerrado a mí y me verías solamente como
el imbécil que pagó dos millones por ti y del cual querrías salir pronto.
— ¿Por qué ese empecinamiento conmigo?¿Por qué quieres ser mi novio
supuestamente?
— Esas son dos preguntas y no es tu turno de hacerlas, me toca a mí. —
Taehyung chasqueó su lengua indicándole con un sutil movimiento de
cabeza que continuara. — ¿Has tenido deseos o has pensado en aceptar mi
oferta para estar conmigo durante seis meses? — El rubio bajó la mirada
porque aún recordaba la forma en la que se negó la primera vez que estuvo
ahí. — La verdad, Kim...
— Sí lo he hecho, he pensado en ello. He deseado y pensado aceptar tu
oferta.
No entendió el motivo por el que jungkook sonrió tan ampliamente pero
el pelinegro era feliz con esas palabras. Si había pensado en ello sabía que
no era por el dinero aunque evidentemente pudiera influir. Si había pensado
en ello significaba que su presencia le era grata y que quizás, el menor
comenzaba a sentirse atraído por él.
Las preguntas cesaron hasta que ambos salieron a comer a la terraza en
donde se encontraba la piscina, no sin antes pasar juntos a escoger una
botella de champán en la pequeña cava que tenía en ese nivel de la casa, no
aquella gigantesca que había en el sótano.
— ¿Por qué ese empecinamiento conmigo?¿Por qué quieres ser mi novio
supuestamente? — Repitió las preguntas que hacía un rato había hecho
mientras cortaba un trozo de carne que se llevaría a la boca.
— Supongo que quieres la verdad. — El rubio asintió y Jungkook sintió
un nudo crearse en su garganta mientras esta era apretada por una corbata
inexistente.
Dejó en el borde del plato el cuchillo y tenedor que sostenía para
acercarse la copa a los labios y tomar un pequeño sorbo con una sonrisa
débil asomándose. Suspiró ampliamente y asintió buscando la mirada fija
en él, en sus acciones.
— La verdad es sencilla aunque no tan fácil de decir en voz alta. Me
gustas y no sexualmente o debido a la subasta. Estoy interesado en ti desde
mucho antes que esa subasta se llevara a cabo e incluso podría decir que...
Estoy enamorado de ti, Kim Taehyung.

¿Cómo estamos por aquí? Espero que les haya gustado el capítulo.
Nos vemos en el próximo.
Capítulo 14

— ¿Qué sucede? Has estado demasiado callado desde que salimos de casa
de Jungkook. Te veo apartado y absorto en unos pensamientos que pareces
reacios a compartir. Me pone ansioso verte tan callado, Seokjin. — La
presencia de Namjoon en la cocina de su propia casa fue una sorpresa para
el aludido.
Jin levantó su mirada falsificando una sonrisa que no engañó al menor
mientras continuaba acomodando pequeños canapés y trozos de cordero en
diferentes bandejas. Su cercanía lo inquietaba y es que, estar cerca de
Namjoon podía volverse una debilidad para él.
Con la vista buscó a su pareja, viendo a Yoongi a la distancia sentado en
el piano del salón creando una melodía suave y relajante mientras Jimin
permanecía sentado con una copa en la mano escuchándolo, manteniendo
sus ojos cerrados. Aunque lo negaran, la conexión de ellos se volvió
demasiado fuerte y por ello los cuatros comenzaron a tener problemas.
No era del todo inocente, sus sentimientos por Namjoon también
escalaron pero nada de aquello estaba supuesto a suceder. Min era su novio
y Park el del hombre que en ese instante acariciaba su cadera. Todo fue un
juego que se les salió de las manos y a día de hoy todavía quedaban
secuelas.
Amaba a su pareja y sabía perfectamente que esos sentimientos eran
recíprocos pero había algo más que ninguno supo ver en su momento y casi
les costó su amistad.
La frente del hombre de cabellos violetas se posó en su espalda,
abrazándolo por varios segundos antes de que como lo había estado
haciendo por casi dos años, se apartó fingiendo ir en busca de algo que
verdaderamente no necesitaba.
— Seokjin... — Lo sostuvo por el brazo para que lo mirase. — No sigas
haciendo esto. Hemos estado actuando de forma tan inmadura cuando todos
aceptamos adentrarnos en este camino sin retorno. Yo hablé las cosas con
todos desde hace mucho tiempo pero parece que ustedes siguen huyendo de
la realidad.
— No estoy huyendo, Joonie. Simplemente no creo prudente dar un paso
en falso hasta que esos dos no aclaren sus diferencias. Las cosas podrían
empeorar y yo sinceramente no quiero perder la amistad de ustedes, mucho
menos a mi pareja por un estúpido juego.
— ¿Estás seguro que todo no fue más que un estúpido juego? Pudo haber
comenzado de ese modo auspiciado por la juventud que años atrás
teníamos, el alcohol y la increíble tensión sexual que se creaba entre los
cuatro pero luego de varios primeros encuentros, sabes que todo empezó a
cambiar.
— Ese fue nuestro error, hicimos un trato que todos quebramos,
mezclamos más que sexo cuando no debíamos. Creo que ahora tenemos la
madurez suficiente como para darnos cuenta de que...
— De que no fue solo sexo. No te mientas, no hagas igual que Yoongi y
Jimin.
— Jamás podría hacer lo mismo que ellos, sabes. Yo supe controlar mis
sentimientos por respeto a todos pero ellos... Ellos se pasaron a todos por el
trasero y rompieron absolutamente todas las reglas. Comenzaron una
relación clandestina a escondidas de nosotros hasta que Jimin comenzó a
sentir celos por nosotros que verdaderamente no hicimos nada.
El silencio llegó obligando a los dos hombres a desviar sus miradas y
poner un poco de distancia entre ambos. Namjoon peinó su cabello con los
dedos buscando apoyar su cuerpo contra el frigorífico en la pared.
— Sabes que no estaba muy lejos de la verdad, nosotros simplemente no
tuvimos sexo pero comenzamos a construir una relación. Puede parecer
absurdo pero estás consciente de que nos enamoramos tal cual sucedió con
ellos, como sucedió contigo y Jimin o conmigo y Yoongi. Amores
diferentes pero no menos verdaderos o importantes. Hablamos lo que
ocurrió y si ninguno nos molestamos fue exactamente porque en verdad
sabíamos lo que estaba pasando.
— Hasta que el cobarde de Jimin se alejó de los tres para enredarse con
cuanto hombre se le puso delante solamente para comprobar que aquello
uniéndonos era más que sexo. ¿Tiene eso algún sentido para ti? — Protestó
Jin desviando su mirada hacia los hombres en la sala. — Nos metimos en
una mierda innecesaria, Namjoon. Jugamos con fuego y nos quemamos.
— Y aquí estamos, dos años después de que todos nuestros encuentros
finalizaran sintiéndonos del mismo modo con la única diferencia de que
aquellas cosas que nos atormentaban y molestaban quedaron atrás porque
pudimos analizar detalladamente nuestros sentimientos, nuestras personas y
lo que queremos del futuro.
— No todos, Yoongi aún no ha podido perdonar a Jimin y si te soy
sincero no lo culpo. Lo que hizo...
— Lo que hizo quedó en el pasado, no era un niño pero aún así se asustó
por todo lo que estaba ocurriendo, sus emociones lo sobrepasaron, lo
abrumaron en demasía. Seamos sinceros, la sociedad no nos prepara para
hacer intercambios de pareja, orgías y terminar desarrollando sentimientos
por todos los involucrados. Yo sinceramente dejé de buscarle una
explicación lógica hace mucho tiempo. Solamente necesito que volvamos a
ser los cuatro, no lo que éramos, eso sería continuar arrastrando con
aquellas equivocaciones de las que todos aprendimos.
— Llevaré esto al salón. — Anunció el castaño tomando las bandejas
para alejarse de Namjoon y su gran facilidad de envolverlo.
Yoongi no dejó de tocar cuando los cuatros estuvieron nuevamente
unidos, muy por el contrario, continuó con lo que hacía pero con dos manos
más que se unieron a él. Tocar el piano juntos era una de las cosas que
amaba hacer con su pareja, eran compatibles a un nivel magistral y
momentos como ese los atesoraba. Sonrieron y besaron castamente,
deleitándose con la voz de Jimin que desde hacía tanto no escuchaban.
Namjoon solamente los contempló sonriente a pocos metros, de los
músicos pero abrazando a su pareja sin abandonar la copa que sostenía en
su mano libre.
La cena que fue pedida llegó cuando mejor estaba el ambiente por lo que
compartirla en armonía y sin amargos comentarios fue gratamente posible.
Sin embargo, se dificultaba estar los cuatros juntos sin que alguien hiciera
algún comentario que estropeara el ambiente. Esta vez, fue Namjoon pero
sin querer, puesto que él solamente buscaba hacer que todos hablaran.
— Te dije que no forzaras las cosas. — Espetó Jin molesto. — Si no
quieren hablar no tienen por qué hacerlo, son hombres adultos que saben lo
que hacen.
— ¿Realmente lo saben? Se la pasan en una constante guerra campal en
donde todos nos vemos afectados.
— A veces no necesitas tocar las cosas para destruirlas, Namjoon. —
Comentó Yoongi levantándose de su asiento ignorando la mirada de su
pareja y Jimin. — No me interesa hablar con nadie, prefiero que las cosas
sigan así. Me gustan los compromisos reales, no estoy para mezclar mi vida
con dos hombres carentes de madurez para enfrentar una relación. Vamos,
Jin.
El mayor suspiró cansino pero no contradijo, se puso de pie para seguirlo
pero ambos fueron sentados con cierta brusquedad por parte de Namjoon.
Evidentemente, esto no fue del agrado del peliverde que volvió a levantarse,
empujándolo a un lado para irse.
— ¿Por qué no exteriorizan lo que les molesta en vez de huir siempre?
¿Saben que existe el maldito diálogo? — Se quejó el dueño de la casa. —
¿Qué es eso que tanto te molesta aún, Min? ¿Qué es lo que te incomoda a ti
Jin?
— ¿A mí? — Se señaló el mayor frenando su salida para voltearse. — A
mí me molestan muchas cosas pero qué caso tiene decirlas, no es como si
fuera a cambiar algo.
— ¿Cómo saben que no pueden cambiarlo si no lo dicen? — Intervino
Jimin por primera vez. — Yo quiero hablar sobre lo que ocurrió, yo...
— Tú cállate, — espetó Yoongi furioso — no me interesa hablar con
alguien que recibe más visitas en su trasero que la fuente de los deseos
personas.
— ¿Te hace sentir mejor tratarme así y decirme todas esas cosas? ¿Tan
difícil se te hace aceptar que todavía me quieres, que me amas tanto como
yo a ti? — Jimin hizo son preguntas sin controlar el tono de su voz,
gritando molesto porque ya no tenía la fuerza ni el deseo para pretender que
todo lo que el peliverde le decía no le dolía.
Estaba cansado de esa luchas sin cuartel, enfrentándose como enemigos
cuando bien sabía que solamente dolía e importaba tanto algo cuando
habían sentimientos de por medio. Ya no quería seguir llorando en brazos
de Namjoon cuando tanto Jin como Yoongi lo trataban como una cosa por
los errores que cometió en el pasado. No estaba orgulloso de eso, casi lo
perdió todo por actuar de ese modo tan cobarde.
Sentirse culpable, sentir que era justo que lo tratara de esa manera porque
fue él quien se equivocó también era algo de lo que estaba cansado.
— Sigue soñando que te amo, enano, eso no sucederá jamás. — Yoongi
tomó la mano de su pareja pero Jimin se acercó, entrometiéndose entre
ambos para agarrarlo por la camisa y caminar hasta la pared con una
vorágine de sentimientos azotándolo.
Sin autorización, el pelirrosa buscó unos labios que por veintitrés meses
no había sentido, uniéndolos a los suyos. Los demás presentes ensancharon
sus ojos pero no dijeron nada, simplemente tomaron asiento en el sofá
dejándolos liberarse de la forma que necesitaran.
— ¡Ay! — Se quejó Jimin sintiendo un leve sabor metálico en su boca
tras la mordida de Yoongi. — ¡Imbécil!
— Te dije la última vez que no volvieras a besarme en tu puta vida, Park.
— Musitó empuñando sus manos, evitando que su mirada se fijara en esos
labios que tanto había extrañado.
Los besos de Seokjin eran dominantes pero calmados, profundos. Los
besos compartidos con Namjoon siempre fueron obscenos y agresivos,
ambos tenían una forma muy similar de besar y parecían batallar
constantemente por el control pero con Jimin, era todo lo contrario. Él sabía
perfectamente como adaptarse al ritmo que cualquiera llevarse haciéndoles
creer que tenían el control, sus labios eran suaves y podía incluso decir que
eran esponjosos, apetecibles, hermosos....
— Entonces... ¡Bésame tú, Yoongi! Si yo no te puedo besar, bésame tú.
¿Vas a seguir diciendo que no deseas hacerlo cuando estás ahora mismo
batallando con todo tu interior para no devorarme? — Dio un paso atrás
cuando lo vio separarse de la pared e incluso se tensó cuando este sostuvo
su mandíbula con fuerza atrayéndolo. — ¿Qué, Min? ¿Ya olvidaste lo que
es besarme?
La mirada de Yoongi se cruzó con la de su pareja, viéndolo morderse su
labio inferior sin ocultar su ansiedad; se ahí se posó en un Namjoon que los
observaba con lascivia y por último, en los ojos cristalizados que tenía
delante. Lo odiaba tanto como lo quería y eso lo hacía despreciarse porque
aún sabiendo con todos los hombres que JImin se acostó, por mucho que le
dolió terminar con aquello que tenían, estaba ahí, anhelando volver a
hacerlo suyo. Ese enano tenía esa boquita codiciable llena de mucha razón.
Una mueca se dibujó en su rostro cuando su mano libre se aferró al
cabello rosa. Estudió cada detalle de sus facciones con detenimiento como
si por siglos no lo hubiera visto y, a diferencia del color del cabello que en
aquel entonces era tan negro como el azabache, todo seguía igual o incluso
mejor porque notaba la madurez de sus rasgos.
Relamió sus propios labios viendo las lágrimas rodar por las mejillas de
Jimin, atrayéndolo con fuerza hacia él, sellando sus bocas en un beso
agresivo que tomó calma luego de que mordiera a gusto cada milímetro de
labio disponible. Cerraron sus ojos y permanecieron unidos hasta necesitar
respirar, quedando entonces con solo sus frentes juntas.
— Creo que eso fue un gran paso. — Musitó Namjoon elevando sus
cejas cuando ambos los miraron y se acercaron a sus respectivas parejas sin
sostenerles la mirada.
— Ay, Min, deja de hacerte el tímido y mírame. — Ordenó Jin con
impaciencia cuando este se sentó a su lado. Levantó su rostro
manteniéndose serio por varios segundos antes de ladear una sonrisa y
depositar un suave pico. — ¿Crees que podamos hablar los cuatro ahora? —
Asintió mirando a Namjoon y Jimin, quien estaba sentado en el regazo del
mayor.
— ¿Qué les incomoda aún a los dos? — Habló Namjoon fijando su
mirada en la pareja contraria.
— ¡Hwasa! — Exclamaron los tres porque incluso Jimin no pudo
permanecer callado.
— Me incomoda lo que tienes con Hwasa, no soporto verlos juntos en un
ámbito más allá de lo laboral. — Afirmó Seokjin sin esconder aquello que
por meses le molestaba, desde que se enteró de que ocurría algo entre ellos
dos, no pudo evitar molestarse. — Me molesta cualquier tipo interacción
fuera de tono con cualquiera de los no presentes en este momento.
— Hwasa queda eliminada de la ecuación, les doy mi palabra. — Estuvo
de acuerdo. — ¿Algo más?
Esa noche, ellos no eran los únicos hablando de sus sentimientos. De
hecho, a varios kilómetros de ahí, en la mansión de Jeon Jungkook, este le
había confesado a Kim Taehyung cómo se sentía. No mintió cuando tuvo
que responder a aquella pregunta pero era evidente que el rubio estaba algo
reticente a creerle.
— ¿Estás enamorado de mí? — Repitió Taehyung por décima vez
recibiendo como las veces anteriores un asentimiento por parte del
pelinegro. — L-Lo siento pero no entiendo nada de lo que me has dicho.
¿Cómo es posible que me digas que estás enamorado de mí, que no es
solamente algo sexual y que estás interesado en mí desde antes de que se
llevara a cabo la subasta? Eso no tiene sentido...
— Lo tiene para mí y por eso no te he presionado. Tampoco quiero que
por escucharme decir esto de ofusques o compliques. Estos son mis
sentimientos pero tengo paciencia y toda la vida por delante para esperar
por ti. Claro, no esperaré eternamente, — rió para tratar de aligerar la
tensión pero fue en vano. — Taehyung...
— N-Necesito un cigarro. — Se levantó para buscar su chaqueta en la
cocina, hurgando con dificultad en sus bolsillos hasta encontrar lo que
buscaba. — Eso no puede ser cierto... — Musitó en voz baja mientras
caminaba hacia la primera puerta que lo guiara al exterior.
Jungkook tenía algo claro mientras lo observaba a la distancia, el motivo
por el cual no le había querido decir aquello, su rechazo. Las probabilidades
de rechazo de su parte aún superaba el noventa por ciento de
probabilidades.
Tenía claro que muchas veces el ser rechazado no era culpa de a quien
rechazaban. La otra persona podría tener varias razones para hacerlo y
quizás ninguna era por su causa. Pasaba en los negocios cuando una oferta
era declinaba, en la vida cotidiana, con las personas que querían.
Él aprendió cómo aceptar el rechazo y como rechazar una aceptación,
eran cosas que no le afectaban pero, con Taehyung, era un tanto diferente.
De solo pensarlo dolía y sabía que era porque se lo estaba tomando con una
sentencia irrefutable emitida que no se basaba solo sobre su aspecto físico o
la situación en la que estaban, sino sobre muchas cosas más que se le
escapaban de las manos.
Aún así, se reservaba su derecho a la insistencia sin agobiarlo. Solamente
debía seguir su plan inicial, enamorarlo lentamente mientras él también se
enamoraba más de su persona, de todo su ser.
No fue un cigarro, Taehyung se fumó dos, uno detrás de otro y aún así
todo los que sentía, todo lo que pasaba por su cabeza no desaparecía o se
calmaba. Llegó a la conclusión que la acción era el mejor antídoto para esa
ansiedad que lo estaba consumiendo. Se volteó para buscar a Jungkook pero
este estaba detrás de él, le quitó la colilla de cigarro que le quedaba y la
lanzó al suelo.
— Tranquilo, no tienes que gustar de mí. Tampoco fue mi intención
decirte esto pero me preguntaste y no quise mentirte. Olvidémoslo, ¿sí? —
Sonrió acomodando su cabello, alejándose varios centímetros para
observarlo. Acarició lentamente sus mejillas, sus labios, acercándose para
unirlos a los suyos pero el rubio dio un paso atrás. — ¿Qué ocurre?
— Jungkook, c-creo que debemos dejar algo claro. No sé cuáles sean tus
verdaderas intenciones pero espero que en ellas no esté el tener una relación
conmigo. Espero que todo eso que hayas dicho solamente fuera una broma
para burlarte del chico por el que pagaste pero, dejemos las cosas de este
tamaño. Y-Yo tengo pareja y si estoy haciendo todo esto es por nuestro
acuerdo. Él lo sabe, me apoya y es una de las personas más importantes en
mi vida.
Como si la cercanía a Taehyung quemara, el pelinegro se distanció más
de él mirándolo con incredulidad porque en toda sus investigaciones no
salió ningún novio, al menos no uno reciente.
Sí, supo que el idiota de Park Bogum, quien había recientemente
comenzado a trabajar en su empresa fue su pareja pero también sabía que se
comportaba como un idiota y que lo de ellos ya había terminado. Creía al
rubio soltero pero sus palabras distaron de sus pensamientos y lo peor, es
que sabía que no le estaba mintiendo porque podía verlo en su mirar.
— ¿Tienes novio, Taehyung?
— Así es, estoy en una relación y...
— ¿Lo amas?
— ¿Eh?
— ¿Es difícil mi pregunta? La respuesta solamente debe ser sí o no. —
Habló con seriedad Jungkook, esperando que lo que saliera por esa boca
calmara lo que estaba sintiendo. — ¿Lo amas?
— P-Por supuesto, claro que me gusta y lo quiero. No estaría con él de
no ser así. — Arrugó su frente frente a la sonrisa de Jungkook.
— Yo pregunto si lo amas y tú me dices que te gusta y lo quieres. Ya
veo... — Asintió dándose la vuelta hacia el interior de la casa dejando a
Taehyung con las piernas a punto de fallar, repitiendo sus palabras en la
mente.
¿Por qué no había utilizado la palabra amor? Claro que amaba a Hoseok,
si existía alguien a quien él amaba ese era él. Lo de ellos iba mucho más
allá del amor, sólo no entendía el motivo por el que no pudo decirlo con
todas las letras frente al pelinegro. Abrió su boca expulsando una bocanada
de aire antes de prender una vez más un nuevo cigarrillo.
— ¿Ya terminaste con tu cigarro? — Preguntó Jungkook sobresaltándolo
cuando estaba mirando el paisaje nocturno desde la piscina.
— S-Sí.
— Entonces vamos, ya es tarde y debo llevarte a casa, mañana debo
levantarme temprano porque tengo muchas cosas que hacer. — El rubio
escuchó el tono tan seco y distante sin pizca de humor y aquello lo hizo un
malestar para el que no estaba preparado.
— Creí que mañana nos pasaríamos el día juntos. Me dijiste que Yoongi
me recogería a las siete.
— Cambio de planes, aprovecharé el tiempo en algo más. Tú podrás
pasarte el día con tu pareja o como mejor te plazca. No te preocupes,
terminaré pronto esto, cuando te vuelva a llamar será para poner el reloj de
la finalización de nuestro contrato en marcha.
— ¿V-Vamos a tener sexo?
Jungkook se detuvo para verlo mientras se ponía su chaqueta con la
cólera creciendo en su interior. Ya no estaba seguro de los motivos que
llevaron a Taehyung presentarse en aquella subasta o sus pensamientos.
Sacó conjeturas de todo basados en su criterio, en la imagen de una persona
que realmente no conocía pero de la que se sintió cercano desde la primera
vez que lo vio.
— Sexo, sí claro. Tendremos sexo, yo te daré tus dos millones y luego
desapareceremos de la vida del otro como tiene que ser, no te preocupes.
¿Vamos?
Taehyung mordió sus labios queriendo decir algo pero no sabía qué. Se
sentó en el asiento del conductor esperando ganar el coraje suficiente en el
camino de regreso pero este no llegó. Antes de darse cuenta ya estaba en los
bajos de su edificio, Jungkook no lo miró o despidió diciendo algo más allá
que un escueto "buenas noches". Descendió del auto y una vez hecho esto,
vio el blanco Bentley desaparecer a gran velocidad.

LORED
Capítulo 15

Después de aquella noche, Taehyung no volvió a tener noticias de


Jungkook. Un mes transcurrió y no hubo una llamada o un mensaje
siquiera. La primera semana intentó mantenerse apacible pero a mediado de
la segunda, tomó la decisión de llamarlo , necesitaba saber de él pero no
obtuvo ninguna respuesta a las llamadas o a los cincuenta mensajes
mandados.
Algunas cosas habían sucedido, como el hecho de que su madre los
sorprendiera a él y a Hosoek besándose, admitiendo frente a ella que tenían
una relación más allá de la que siempre mantuvieron. Kim Sunhyo se lo
tomó demasiado bien, su ánimo se levantó e incluso había cocinado varias
veces para ello y preparado salidas románticas en las que no participaba.
Se podía decir que todo estaba marchando bien, incluso el tratamiento de
su progenitora. Él debía estar feliz pero, cada vez que se encontraba solo, su
mente viajaba hacia al hombre que había ganado su subasta. Rememoraba
su último encuentro y todos los anteriores demasiadas veces en su cabeza
hasta que esta terminaba doliéndole.
Lo extrañaba.
Extrañaba a Jeon Jungkook, sus pláticas, su risa burlesca, ansiaba su
compañía como no debería hacerlo y este hecho se estaba haciendo
evidente.
— ¿Todo bien TaeTae? — Preguntó Hoseok abrazándolo, sintiendo
comeos menor se acomodaba entre sus brazos. — ¿Estás preocupado por la
reunión que tendremos esta tarde con los doctores?
— Sí, hyung... — No mentía, sinceramente ese hecho le preocupaba pero
no era eso lo que lo tenía así.
Le había contado todo a Hoseok, todo lo que sucedió en su viaje y lo de
aquella noche porque no tenía secretos con él. Sin embargo, no podía
decirle que sus sentimientos se vieron desviados y que creía que él también
se había absurdamente enamorado del pelinegro.
— Ya verás que todo saldrá bien, no te preocupes por eso. — El menor se
limitó a asentir sin abordar más el tema.
¿Realmente todo saldría bien?
Hoseok elevó su rostro para mirarlo, notando algo que lo inquietaba
aunque no sabía con exactitud qué era eso. En el último tiempo las cosas
volvieron a normalizarse en apariencia y ellos estaban aún más cerca,
viviendo su relación con plenitud pero en ocasiones creía que todo lo bueno
podía ser no más que una bambalina que escondía detrás cosas que no
estaba muy seguro querer descubrir; a su vez, necesitaba saber porque no le
gustaba vivir engañado.
Un beso lo tiró del árbol de pensamientos en sonde se había trepado.
Caricias que le quitaban todo su poder de raciocinio llegaron arrancándole
leves gemidos que acariciaron sus oídos. Se dejó guiar cuando el menor lo
situó entre sus piernas para que su boca encontrara su necesitado y
desatendido miembro hasta que este se liberó por completo, devolviéndole
el favor con creces.
— ¿Ya estás listo? No podemos llegar tarde a la consulta y aún debemos
pasar a recoger a mamá. — Comentó Hoseok viendo como el rubio se
movía de un lado a otro en el baño.
— ¡Ya voy! — Gritó para que lo escuchase, corriendo una vez que
terminó de vestirse. — Vamos... — Tomando la mano de su mejor amigo
abandonaron el edificio para ir en busca de su madre.
Encerrados en la sala VIP mientras esperaban por los doctores, Taehyung
comenzó a sentirse sofocado. Siempre se inquietaba cuando estaba en el
hospital pero ese día su inquietud simplemente era desmedida. Le avisó con
una seña al pelirrojo que iría al baño y de paso a fumarse un cigarro para
salir de la habitación luego de un asentimiento.
El piso de los VIP era extremadamente tranquilo, si bien habían
enfermeras y doctores cerca, no tenía nada que ver con la locura que se
vivía a solo dos pisos más abajo. Por lo mismo, chocar con alguien en ese
lugar no fue algo que se esperó y mucho menos que ese alguien fuese
precisamente el pelinegro.
— Jungkook... — Musitó como si todavía estuviese inseguro de que se
tratara de él pero cuando lo vio levantar la mirada de su celular, contactó
que no había manera en el mundo que se hubiese podido confundir.
Por varios segundos ambos permanecieron observándose sin decir una
sola palabra. El mayor guardó el móvil con parsimonia sin entender muy
bien el motivo para que Taehyung estuviese ahí ese día. Él llevaba el
control del caso de su madre y según esa información, no deberían estar ahí
ese día.
— ¿Cómo has estado? — Preguntó algo nervioso procurando romper ese
silencio. — No te has puesto en contacto conmigo y...
— Lo siento, tengo una reunión y no puedo tardar, nos comunicaremos
más tarde. — Interrumpió el pelinegro desviando la mirada hacia los
doctores que se acercaban y otro hombre que Taehyung pudo reconocer, se
trataba del padre de Jungkook, quien iba a acompañado de otro sujeto que
parecía ser su asistente o secretario. — Espero que todo esté bien con tu
mamá. Cuídate. — Inclinó la cabeza para despedirse, uniéndose al grupo de
hombres.
Al final de estos, hubo una cabellera verde que resaltó y el rubio no pudo
evitar tirar de él para llevarlo a un lugar un poco más apartado. En un
principio Yoongi iba a maldecir pero viendo la preocupación en el rostro del
menor terminó por suspirar liberándose suavemente de su agarre.
— ¿Qué ocurre? — Cuestionó llamando la atención de Taehyung, quien
seguía mirando la puerta por donde Jungkook y el resto desapareció.
— ¿Puedo preguntar qué está sucediendo? ¿Por qué está Jungkook aquí?
— ¿Para qué preguntas si puedes preguntar algo cuando lo harás de todos
modos=? — Lo miró entrecerrando los ojos, chasqueando su lengua frente
al palpable nerviosismo del contrario. — El grupo Sasung es uno de los
patrocinadores de este hospital, podría decirse que son los principales. Hoy
celebrarán una reunión junto con los accionistas para un nuevo proyecto.
Normalmente es Jungkook quien se encarga de estas cosas pero como es
algo grande también vino el presidente. Eso es todo lo que te puedo decir,
que tengas buena tarde.
— ¡E-Espera!
— ¿Ahora qué? Deja de agarrarme, no me gusta. — Taehyung notó como
agarraba su antebrazo y lo soltó con rapidez.
— L-Lo siento, solo... ¿Jungkook está bien?
— ¿Por qué no lo estaría?
— Es que tenía muchas ojeras, se le veía cansado y como lo vi aquí en el
hospital pensé que tal vez podría estar enfermo.
— Tiene exceso de trabajo en estos días, es normal que luzca así, no todo
el que viene a un hospital está enfermo así que no saques conjeturas. Si
estás preocupado por él solamente tienes que hablarle y preguntarle, no me
quites más tiempo porque aquí donde me ves, estoy trabajando.
— Mira, no te hubiera molestado si él me respondiera, lleva un mes sin
contactarme y ahora casi me ignoró. Es normal que te pregunte a ti porque
eres quien siempre está a su lado. No soy un insensible, es normal que me
preocupe, no tienes que ser tan sangrón todo el tiempo.
— Sí, como digas. — Mencionó Yoongi dándole la vuelta pero
deteniéndose cuando un pelirrojo llamó a Taehyung, acercándose para
abrazarlo y besarlo diciéndole que ya su madre había despertado. Negó con
la cabeza chasqueando su lengua, ignorando la cara de desespero que el
rubio mostró.
— ¿Quién era ese? Su cara me suena. — Preguntó volteándose para ver
si aún estaba ahí ya que su pareja seguía mirando en esa dirección.
— Es como el chofer, asistente o mejor amigo de Jungkook. No tengo
completamente claro qué es pero bueno, siempre están juntos. — Con un
movimiento de cabeza le dejó saber que comprendía, tomando su mano
para regresar a la habitación.
Nuevamente toda una semana pasó desde aquel fortuito encuentro.
Jungkook le había dicho que lo contactaría pero hasta el momento no había
recibido una llamada o mensaje. No se había despegado de aquel teléfono ni
un solo momento pero fue en vano. Decir que se estaba enloqueciendo no
sería una exageración.
Varios días más pasaron y todo continuó de la misma manera, sin una
señal de vida por parte de Jungkook y a este punto, más que preocupado,
estaba molesto. Quizás motivos, razones o derechos no tenía pero no lo
podía evitar.
Tomó su teléfono y salió de la habitación de su madre marcando el
número de Jungkook. A diferencias de otras veces, no llamó una sola vez,
repitió la llamada un total de seis veces antes que en la séptima, escuchó su
voz. Tenía tanto que decirle o preguntarle pero simplemente ahora que
volvía a oírlo no sabía qué demonios decir.
— Fuiste bastante insistente, así que supongo que tienes algo importante
que decirme. Necesito que seas breve, estoy trabajando en estos momento.
¿Qué deseas, Taehyung?
— N-Necesito sinceramente ese dinero, ya han pasado casi tres meses y
yo me subasté porque lo necesitaba. — De acuerdo, quizás no era eso lo
que quería decirle pero fue lo único que salió de su boca. Un silencio se
adueñó de la línea pero, ya que al menos había conseguido hablar con él, no
podía quedarse callado. — ¿Puedes cobrar de una vez tu pago?
— De acuerdo, estate listo en dos horas, Yoongi ira por ti. Si eso era
todo, adiós. — Finalizó la llamada sin darle tiempo a nada más.
El menor cayó sobre el sofá completamente en blanco. ¿Qué había
sucedido? Pensó que Jungkook le daría más larga al asunto pero este
simplemente aceptó y ahora era él quien no se sentía preparado para hacer
aquello. No solamente sería la primera vez que iba hasta el fondo con
alguien, sino que después de que esto ocurriera el mes se iría rápidamente y
no estaba seguro de querer cortar toda comunicación con el pelinegro.
Mentiras, estaba completamente seguro que no quería dejar de verlo. Le
había dicho que tenía pareja, que no intentara nada más porque
sinceramente era lo correcto pero se sentía tan mal ahora que el pelinegro se
estaba comportando tan distante que deseaba retirar las palabras dichas.
Se duchó un total de cuatro veces porque no se sentía lo suficientemente
limpio y porque el agua lo ayudaba a relajarse. Ya había llamado a Hobi
para decirle que finalmente ocurriría y mismo si este como siempre lo
apoyó y dio ánimos, se sentía contrariado.
No era lo que buscaba con su llamada, solamente quería saber de
Jungkook, encontrarse con él, conversar pero ellos ni siquiera eran amigos
como para pedirle eso. Por otro lado, sí tenía curiosidad por experimentar lo
que era estar en los brazos de ese hombre porque si era medianamente igual
de bueno que con sus besos, la experiencia no sería mala.
No solo eso llenaba sus pensamientos, el sentir deseos porque ocurriera
lo inevitable cambiaba el hecho de que fuera casi una obligación por el
acuerdo como creía Hoseok o como creyó él hasta aquel viaje que hicieron
juntos.
Se probó varias ropas pero al final optó por utilizar parte del atuendo del
día de su subasta porque era lo único caro o elegante que tenía. No utilizó el
abrigo porque con el calor que hacía era innecesario, se asaría como un
pollo y no era lo que quería. Cambió el suéter por una de las camisetas
negras que compró con Jimin en Osaka y mantuvo el resto.
Nunca le había importado tanto su apariencia como lo hacía desde que
aquella bendita o maldita subasta llegó a su vida y, de todas las veces, ese
día fue en el que más empeño le puso. Después de tanto tiempo sin verse
correctamente, no quería que el pelinegro lo viese desarreglado, quería
sentirse seguro y deseaba verse bien para sí mismo.
Exactamente dos horas después, el Bentley negro en el que Yoongi
siempre lo recogía aguardaba por él. No pudo ocultar su decepción,
esperaba ver uno blanco siendo conducido por Jungkook pero la simple idea
de saber que lo vería en pocos minutos, lo hizo sonreír tontamente mientras
subía en el vehículo, saludando cordialmente a un peliverde que lo miró
extrañado por el retrovisor.
Esperó ser llevado a la mansión pero en cambio, el automóvil se
estacionó en el garaje privado de la sede central de Sasung Electronics.
Hubieron varias miradas curiosas sobre él debido a que iba junto a Yoongi y
esto solamente significaba que era alguien en trato directo con el CEO. No
obstante, su propia mirada estaba mucho más sorprendidas que las demás
porque aquello parecía un sueño. Recordaba esas excursiones que a veces
hacían en las escuelas.
No entendía la necesitad que tenía todos los dirigentes de empresas en
tener sus oficinas ubicadas en el último piso de los edificios. La vista sin
duda era hermosa pero no dejaba de ser aterradora porque él le tenía un
gran respeto a las alturas.
Quizás eso les daba la sensación de control, estando por encima de todos
los demás o simplemente para tener la mejor vista, no lo sabía pero parecía
ser un hecho. No es que hubiera visitado muchos lugares importantes pero
con ir a la oficina de Kim Namjoon en Hitta Entertainment, esa a donde
estaba llegando y todo lo que veía por el televisor, terminaban por darle la
razón.
— Toma asiento, iré a ver si Jungkook ya puede atenderte porque tuvo
una reunión de última hora así que puede tardarse un poco en salir. — Avisó
el pelinegro, sentándolo en lo que parecía la sala de una gran casa
cualquiera. — Ya regreso.
— De acuerdo.
Curioseaba cada detalle del lugar, las revistas, los aparatos electrónicos
que allí habían e incluso se atrevió a acercarse al cristal para observar la
ciudad desde ese punto. Pocos segundos le bastaron, retrocedió algo
inquieto, volviendo a tomar asiento en el sofá, centrando toda su atención al
televisor que mostraba el rostro del CEO junto con varias promociones que
fueron saliendo.
Le fue imposible no sonreír al verlo. Lucía genial pero podía atestiguar
que en persona se veía mucho mejor. Su piel, su hablar, su mirar, todo era
diferente cuando se tenía a pocos metros de distancia.
— ¿Taehyung? — Una voz que no esperó escuchar allí llamó su
atención. De todas las personas con las que podía encontrarse, Park Bogum
era el último. — Vaya sorpresa, no nos hemos visto más desde que
terminaste por texto nuestra relación. He visto que te ha ido bien, ahora eres
modelo y andas con grandes, aunque no me imaginé que estuvieras volando
tan alto. ¿Jeon Jungkook? Debo admitir que estoy impresionado.
— No entiendo el motivo de tu sorpresa, la verdad.
— Él y su familia son prácticamente la base de la economía del país casi
todo lo que aquí s tuve tiene que ver con el grupo Sasung. Que seas
allegado del heredero es sin duda un buen motivo para sorprenderme.
— ¿Allegado? — Arrugó el entrecejo viendo como Bogum colocaba ante
él una taza de café y algunas otras confituras.
— Escoltado personalmente y con discreción por su perro fiel hasta este
lugar a tan pocos pasos de su oficina indica que lo conoces bien y no solo
por negocios. ¿Sería muy curioso de parte de tu ex novio si preguntara de
dónde lo conoces?
— Sí, sería realmente curioso. No pienso darte detalles de mi vida. No
sabía que trabajabas como lleva chismes, la última vez que supe de ti eras el
gerente de una empresa menor.
— Ya ves como el mundo da vueltas. — El castaño se volteó cuando el
sonido de varios pasos hicieron eco, realizando una gran venia cuando vio a
los dueños de estos delante de él. — CEO Jeon...
— Retírate. — Ordenó firme pero sin mostrar el mínimo cambio en su
semblante.
— Sí, señor Jeon. Con su permiso...
— ¿Vamos? — Le preguntó al rubio que no salía de su pequeño trance.
— ¿Kim Taehyung?
— ¿S-Sí?
— Nos vamos...
El menor se levantó torpemente dejando caer el cojín que había estado
sosteniendo al suelo, recogiéndolo para colocarlo en el mismo sitio del que
lo tomó para seguir al pelinegro junto a Yoongi. Este último los condujo
hasta un hotel mientras que el aparente perpetuo silencio consumía el
asiento trasero.
— Jungkook, ¿realmente entrarás a ese hotel? Ustedes dos de cierta
forma son figuras públicas, estamos en Corea del Sur no de viaje y esto se
presta para comentarios mal intencionados.
— Que no estarán muy lejos de la realidad. De igual forma, será algo
rápido, no hay necesidad de extender esto demasiado, será una transacción
de negocios. — Expresó ajustándose la corbata, ignorando el desacuerdo
dibujado en el rostro de su mejor amigo.
Por otro lado, Taehyung los escuchaba en silencio controlando las
lágrimas que la rabia le estaba provocando y no dejaría salir. Ciertamente
aquello era una transacción de negocios, desde el primer día estuvo claro, él
lo dije varias veces, incluso hizo alusión a ello en el último encuentro que
ellos tuvieron en la mansión del mayor. No obstante, oírlo de sus labios en
un tono tan frío y desinteresado le incomodaba, le dolía.
Ya no habían detalles, tampoco estaba al pendiente de lo que le hacía
sentir bien o no, realmente lo estaba tratando como un objeto que no tenía
ni voz ni voto adquirido en una subasta.
Deseaba irse de allí, desaparecer pero no podía. En cambio, descendió
del vehículo tan parecido y diferente de otras veces. No habían manos
tomadas, cinturas rodeadas, besos, sonrisas o guiños, sólo un empresario
caminando a metros por delante de él mientras que Yoongi se mantenía en
medio de ambos.
No tuvieron que pasar por la recepción o esperar por una llave, Min los
dirigió directamente a otro último piso, dejándolos en la puerta de una suite.
Con cierto pesar miró a su mejor amigo entrar a la habitación, luego a
Taehyung y suspiró sabiendo que ya era tarde para hacerlo cambiar de
opinión.
Quería que estuviera con el rubio, que se diera una oportunidad pero no
así, no le agradaba su accionar en esos momentos, así no se hacían las cosas
y temía que más tarde se fuese arrepentir.
— No te vayas lejos, cuando te mande un mensaje seré porque estaré a
punto de bajar. — Advirtió Jungkook antes de cerrar la puerta a la que el
peliverde le dio una última mirada antes de irse. — ¡Desvístete!
Taehyung, quien miraba el lugar jugando con sus trémulos y sudorosos
dedos se volteó para enfrentarlo, dudando que lo que haya escuchado fuera
real.
— ¿Qué sucede? Dijiste que querías mantener las cosas a este nivel, tú
necesitas el dinero y yo consumir aquello por lo que pagué. ¿No es así?
— S-Sí p-pero...
— ¿Pero? — Taehyung relamió sus labios , controló su cara de confusión
y decepción para no sentirse más denigrado de lo que ya lo hacía. —
¡Desvístete!
Eso no fue lo que esperó que ocurriese con Jungkook, no fue eso lo que
imaginó en su mente, verlo desnudarse sin gota de deseo en sus ojos, frío,
seco y distante. No habían esas caricias o besos antes compartidos, no
estaba ni siquiera el hombre que le habló cordialmente el día de la subaste,
quien estaba frente a él, era un completo desconocido que no le agradaba en
lo más mínimo.
— Yo no te estoy violando u obligando... — Mencionó Jungkook
frunciendo el ceño cuando vio las húmedas mejillas. — ¿Por qué estás
llorando?
El rubio llevó rápidamente sus manos a sus pómulos, no se había dado
cuenta de que estaba llorando y eso lo hizo querer salir de allí y olvidarse
del puto dinero pero, si ya había llegado hasta ahí, no habría marcha atrás.
— ¿Qué sucede? — El tono del pelinegro esta vez fue más relajado,
luchando consigo mismo para no acercarse y abrazar a un hombre que no
quería cariño de su parte.
Le había dejado claro que tenía pareja y ya pudo comprobarlo, lo vio
personalmente junto a ese pelirrojo que 'él creía era solo su mejor amigo.
Estaban en una relación y Taehyung solamente estaba interesado en cobrar
el dinero pero como un estúpido, estaba deseando abrazarlo, besarlo y
decirle lo hermoso que lucía al igual que siempre.
— No llores. Si hoy no estás dispuesto o deseas hacerlo, podemos
postergarlo para otro momento. — Comentó acercándose para limpiar sus
lágrimas pero el rubio se alejó de su toque. Cerró su mano en un puño y
asintió.
— No será necesario, terminemos con esto hoy.
Hello, surprise!!!!
Doble actualización porque mañana me dedicaré a otras historias. No
estoy segura si logre actualizar Subaste.
Capítulo 16

Los dos estaban batallando internamente con la decepción que el


comportamiento contrario les había causado. Taehyung no se esperó ese
trato para el que en un principio se preparó. Si el pelinegro no lo hubiese
tratado tan bien, él no hubiera empezado a sentir cosas por él, no se hubiese
permitido fantasear con ese encuentro y no estuviera tan desilusionado en
ese momento.
Jungkook admitía que fue su error enamorarse de él cuando no lo conocía
y no tenía la más remota idea de dónde yacían sus sentimientos verdaderos.
Era tonto el haber creído que alguien como el rubio estaría soltero. Fue una
equivocación el interpretar en sus salidas que este gustaba o gustaría más de
él y no solo entregarse a él por esa subasta.
Quería enamorarlo, hacer el amor de forma placentera acompañando el
placer por sentimientos que multiplicaran las emociones y sensaciones
porque había una gran diferencia entre tener sexo para satisfacer sus deseos,
hacerlo simplemente por compromiso y el hacer el amor con afecto, pasión
e incluso amor.
Lo observaba desnudarse sin gota de emoción y aquello martirizaba sus
pensamientos. No quería que aquello resultara de esa forma. Se mentalizó
para dejar de lado sus sentimientos y hacer exactamente lo que el menor le
pidió, intimar por un contrato y una vez que eso terminara pagarle lo que
correspondía.
Sin embargo, le resultaba imposible hacer aquello. Quizás el rubio no
sentía nada pero él sí se había enamorado y no podía sencillamente profanar
su cuerpo sin más. Cerró con firmeza sus ojos sabiendo que lo que estaba a
punto de hacer no era lo que debía, iba en contra de todo lo que Taehyung
había exigido.
Caminó con pasos firmes hasta él y le agarró sus manos en el preciso
instante en que este iba a deshacerse de su pantalón. El rubio lo alejó para
seguir con lo que hacía, entrando en un forcejeo que perdió frente al
pelinegro que volvió a abotonar su pantalón mirándolo fijamente a los ojos.
— ¿Qué mierda quieres? — Gritó exaltado y molesto. — Primero me
dices que me desvista y ahora impides que lo haga. Dime de una vez qué
mierda quieres que haga y acabemos con este suplicio de una puñetera vez.
¿Un suplicio? Así que todo eso para el rubio no era más que un suplicio.
Era entendible, él no quería estar con él y lo hacía por obligación pero eso
esfumaba cualquier deseo que pudiese tener. No deseaba hacerlo así, lo
sentía como una violación aunque no fuese forzada. No podía tratarlo como
el trozo de carne que fue subastado.
Se alejó hacia el bar de aquella suite para servirse una copa de champán
porque no podía consumir en ese momento demasiado alcohol. Aunque su
garganta deseara un fuerte whisky que quemara su garganta y lo golpease
directamente, no podía ingerirlo. Tenía más obligaciones que atender pero
sobre todo, no podía dejar que el alcohol nublara su juicio y terminar
haciendo algo de lo que se arrepentiría.
Porque sí, como hombre lo deseaba, claramente quería verlo y escucharlo
deshaciéndose entre sus brazos pero, no así. Por eso no pudo y tampoco
quiso cobrarle en cuanto firmaron el contrato, sus deseos no habían
cambiado. Sirvió una segunda copa una vez ingerida la primera, llenando
también otra que le entregó al rubio, viendo como este se la empinaba de un
solo trago.
Rebuscó en su saco su chequera personal porque no podía hacer uso del
dinero de la empresa para eso sin explicar el destino que ese fondo tendría.
Escribió en dos pequeñas hojas las cifras que necesitaba y se detuvo antes
de arrancarlas, buscando con la mirada a Taehyung, quien observaba la
ciudad con una copa que él mismo había rellenado.
Logró extender aquello todo cuanto pudo pero ya no tenía el deseo o la
fuerza para continuar con aquello, tenía que dejarlo ir por el bien de ambos.
Arrancó las cuatro hojas y se acercó al rubio, acariciando superficialmente
su hombro, sin poder evitar deleitarse con la anotaría expuesta. Su cuello,
sus clavículas, brazos, abdomen, ese rostro sin expresión que se volteó para
observarlo mientras una lengua humectaba los labios que varias veces había
sentido sobre los suyos...
Todo era perfecto, Kim Taehyung era demasiado perfecto físicamente y
lo peor era que, a pesar de todo, como persona también lo seguía viendo
como alguien excepcional. Porque pudiendo aprovecharse de todo lo que le
ofrecía, sabiendo que con un poco de actuación él le hubiese entregado más
de lo acordado, él no le mintió. Tal vez, eso hacía que lo quisiera más y en
el fondo estuviera orgulloso por ver algo que escaseaba últimamente.
Sinceridad...
— Aquí tienes... — Musitó en un tono bajo extendiéndole los dos
cheques. — El valor máximo que puedo darte por cheque desde mi cuenta
personal son quinientos mil dólares. Cada cheque tiene un valor de medio
millón que puedes cobrar de una vez o por partes, como desees. Pronto te
haré llegar la otra mitad
Las manos del menor se tornaron trémulas y sudorosas mientras se
extendían para alcanzarlo, su mente se mantenía en trance y su pecho dolía
como no esperó. Todo se sentía tan mal...
— ¿Por qué me estás dando esto ahora? — Preguntó lo obvio. No los iba
a rechazar, los necesitaba pero aún así, no quería que las cosas sucedieran
de esa manera. — No has cobrado lo acordado, entrégamelos cuando
terminemos lo que vinimos hacer aquí.
— Ya he terminado lo que vine hacer aquí. Digamos que la compañía y
tiempo brindado en estos meses ya fueron pago suficiente para mí.
Terminemos con esto de una vez como bien dices. — Sonrió tímidamente
mientras se inclinaba para recoger la corbata que se quitó cuando llegaron y
que ahora adornaba la cama. — Espero que hagas un buen uso de ello
también que tu madre mejore. No tienes que preocuparte por los médicos,
doctores y tratamiento, yo cubriré eso. Usa ese dinero en otras cosas, tu
universidad, sus necesidades, no sé, en lo que quieras.
Empuñó sus manos reticente de hacerle caso a sus deseos e instinto pero
dejó que estos ganaron una cuarta parte de la batalla, regresando sobre sus
pasos hasta llegar a Taehyung. Tiró de su brazo y nuca para que este no
fuera escapar, ignorando que quizás lo estaba forzando a algo que no
deseaba pero, lo necesitaba. Solo un beso, sentirlo una última vez, no pedía
nada más.
El rubio mordió su labio inferior por la repentina cercanía, sintiendo su
corazón latiendo frenéticamente, luchando por contenerse y no enrollarlo
entre sus brazos para besarlo a su antojo, dejándose hacer. Las cosquillas
que la nariz ajena le brindó cuando se abría camino desde sus hombros
hasta su cuello y de ahí a frotarse contra la suya.
Respirando con cierta dificultad Jungkook cerró los ojos, alejando la
sensación de entrega que creía percibir del cuerpo contrario. Estiró sus
labios hasta alcanzar los del rubio, sintiendo su suave textura, su calidez.
Podía perderse en ellos eternamente, podría besarlo por años hasta morir y
esa sería la mejor forma de despedirse del mundo, con Taehyung entre sus
brazos.
Cuando sus besos fueron respondido con tanto anhelo, al pelinegro le
costó procesar que aquello era el final.
— N-No es justo... — Logró decir Taehyung cuando sus bocas se
separaron debido al aire que aclamaban sus pulmones. — No es justo que
me des esto sin haber cumplido con mi parte del contrato.
Jungkook buscó sus ojos haciendo contacto visual, uno tenso y
misterioso. Así permanecieron varios segundos, hasta que su atención fue
captada por la manera en que el menor relamía sus labios y miraba su boca.
Su juicio se estaba nublando, el control que había logrado hasta el momento
lo estaba perdiendo.
— L-La otra parte del dinero... — Musitó el rubio y Jungkook chasqueó
su lengua con una leve decepción porque por un segundo creyó que le diría
algo diferente.
Ya no le interesaba lo que quisiera decir. Enredó sus dedos entre las
hebras rubias y lo atrajo hacia él para morder y succionar ese labio que
mantenía entre sus diente, lamiéndolo a su antojo escuchando los leves
gemidos del contrario.
— Ya te dije que te daré la otra parte, que te dejaría ir, no puedes
hacerme esto, no hagamos las cosas así. — Pidió contradiciendo sus
palabras con sus acciones, buscando la lengua que el menor escondía dentro
de su cavidad bucal. — Sabes y besas bien, Tae.
¿Tae? Era la primera vez que escuchaba ese diminutivo de esos labios y
se sentía tan correcto, le gustaba tanto la forma de llamarlo como le
gustaban sus besos. ¿Qué tan mal estaba por querer hacer el amor con él a
pesar de que ya había prometido pagarle sin necesidad de cobrarle antes?
La mejor excusa en su mente era la apelación de que no sería justo recibir
sin dar a cambio nada aunque la realidad es que poco le importaba todo eso.
Solamente quería centrarse en esas manos que sujetaban su cintura, en la
respiración que acariciaba su rostro, la boca que lo devoraba o esos ojos que
de vez en cuando se abrían para mirarlo, encontrándose con los suyos.
Sus manos vagaron del cuello a la cintura contraria, buscando colarse por
debajo de la camisa que todavía se encontraba presa en sus pantalones. Haló
la tela hasta liberarla, colándolas rápidamente hasta sentir la piel que se
estremeció ante su toque, escuchando a Jungkook gemir ligeramente sobre
su boca. Intentó proseguir pero el pelinegro retomó su compostura poniendo
distancia al darse cuenta de lo que ocurría.
Taehyung quedó confundido cuando lo vio volver a acomodar su ropa
pulcramente aún cuando sus respiraciones seguían descontroladas y sus
corazones le hacían compañía.
— Gracias... — Dijo Jungkook con una sonrisa en sus labios por haber
sido capaz de despedirse al menos y no dejar todo con esa crítica sensación
anclada en su pecho. — Espero que tupida tome mejor rumbo, tienes
muchas posibilidades ahora y, si en algún momento llegas a necesitar de mi
ayuda, puedes contactarme libremente.
— ¡Eres un imbécil! — Exclamó Taehyung sobresaltando al pelinegro,
alegrándose de ver como esa sonrisa estúpida se borraba de su cara. — ¿Por
qué mierda hiciste todo este teatro si te vas a ir como si nada? — Cuestionó
tratando de ocultar la forma en la que su voz se quebró.
Estaba ardiendo, ahora sí que ardía y no precisamente por pasión. Lo
hacía de decepción, dolor y vergüenza porque no se dio cuenta que el
pelinegro era un fuego con el que no supo haber estado jugando hasta que
quemó más que su piel. Ahora si se iba así sin más, esa terrible quemadura
se haría tan honda, tan profunda que no sabía cómo curaría.
— ¿P-Por qué reaccionas así? ¿Qué hice o dije para que me llames
imbécil? — Indagó Jungkook acercándose a un rubio que se zafó de su
agarre y alejó de él. — Sinceramente no te entiendo. Me dices que tienes
novio, que dejemos todo en lo que es, un contrato de subasta y nada más.
— Es que sí, tengo novio y esto no es más que las consecuencias de esa
subasta...
— ¿Entonces qué demonios quieres? — Interrumpió Jungkook algo
molesto e incluso exasperado cuando una vez más escuchó esa oración que
tanto le dolía. — Estoy haciendo todo lo que has querido, estoy
respetándote y liberándote de este contrato. Te entregué parte del dinero, el
otro te lo haré llegar con un margen de tiempo razonable. Incluso te lo estoy
dando directamente y no a través de Hitta Entertainment. No te estoy
obligando a estar con un hombre que no te gusta, no entiendo por qué sigo
siendo tratado como el malo de esta película.
— ¿Quién te está tratando como el malo? ¿Quién dijo que no me gustas o
que me estás obligando a algo? — Rebatió molesto.
Jungkook literalmente boqueó intentando decir algo con todas las
palabras muriendo en su lengua después de escucharlo, mirando a un rubio
que se mordía el torso de su mano mientras con la otra se peinaba el cabello
y se sentaba en la cama.
— Sí tengo novio y mierda, lo quiero como nunca he querido a alguien
porque siempre ha estado a mi lado desde niño en las buenas y malas. Es
una persona genial que incluso me ha apoyado y acompañado en todo este
proceso.
Las mandíbulas del pelinegro se tensaron al escucharlo hablar tan
positivamente de otro hombre, controlando una posesividad infundada y
despreciable que se apoderaba de él siempre que el rubio estaba en medio.
— Me respeta y siempre está al pendiente de mí, poniéndome por encima
de sus propias necesidades. Es un hombre tan excepcional que con tal de
ahorrarme problemas contigo, con la subasta y toda esta mierda, no aceptó
recibir mi virginidad. Alguien que me ama quizás más o de una forma
diferente a la que yo lo amo y no merece que tú con tu simple presencia me
hayas no solo hecho dudar, sino que me hiciste enamorar. No merece que en
estos momentos me esté muriendo de deseos por continuar besándote por
necesitar ir más lejos contigo por anhelar que seas tú el primer hombre con
quien iré hasta el final y...
Sus palabras fueron calladas por un beso que llegó como tornado pero
que lentamente fue perdiendo fuerza hasta quedarse en uno lánguido y
duradero en el que ambos se perdieron. Su espalda, ahora pegada en el
colchón de aquella inmensa cama le servía de apoyo porque no estaba muy
seguro de haber podido mantenerse en pie.
El pelinegro no dejaba que sus cuerpos se aprisionaran, se mantenía
apoyado sobre sus brazos ubicados a cada lado del cuerpo contrario, con
una rodilla entre sus piernas y otra del lado externo de su muslo derecho.
— No me hables más de tu novio, no quiero oír cuán increíble es. Ya sé
que él está de acuerdo en que intimemos debido a nuestro acuerdo pero, yo
no estoy cómodo con esto. Sinceramente, sí tengo deseos de hacerte el amor
pero, no así. No cuando tienes una relación y estás lleno de dudas. — Habló
corriendo la cabellera rubia de su rostro para admirar cada detalle que esa
nueva cercanía le permitía.
— Podré tener dudas con respecto a muchas cosas pero no lo a lo que
deseo en este momento. Si te vas a ir, si nuestra relación terminará hoy,
quiero que hagamos todo lo establecido desde un comienzo. No es por el
contrato... — Se apresuró a decir cuando la mirada del pelinegro se desvió.
— Es porque realmente lo deseo, te deseo. — Concluyó sosteniendo la
tensada mandíbula que comenzaba a suavizarse. — ¿Me besarás o tengo
que besarte yo?
Los ojos de Jungkook se ensancharon y el rubio no pudo evitar sonreír
por ello, ampliando su sonrisa cuando el contrario lo imitó. Ambos fueron
al encuentro de sus bocas, besándose con vehemencia, un deseo
desmesurado que ambos habían contenido por mucho tiempo.
Entre besos, castas caricias y una que otra sonrisa cómplice, Jungkook
tomó las riendas del momento, obligándolos a ir más despacio. Era curioso
como podía notar el nerviosismo mezclado con el deseo brotar de Taehyung
pero a su vez, este era muy receptivo a todo lo que sucedía.
Con suavidad mordió su mentón, siguiendo la línea de su mandíbula
hasta llegar a su oreja sin dejar que una de sus manos acariciara su torso con
suavidad. La oreja que suavemente succionaba y el cuello fueron totalmente
expuestos y entregados a él, quien no dudó en apropiarse de ellos con besos,
su lengua y de tanto en tanto suaves succiones.
Disfrutando de la forma en que quería el rubio dominar su trayecto
presionando su cabeza o removiéndose bajo él, se tomaba el tiempo para
disfrutar y aprenderse todo lo que pudiera. Una experiencia única que no
volvería a ocurrir tenía que quedar bien plasmada en su cuerpo y memoria.
Taehyung había llegado muchas veces a esa face e incluso más, no iba a
decir tampoco que Jungkook desde ya era la mejor experiencia de su vida
porque, estar con Hoseok había superado todo lo anteriormente vivido. Sin
embargo, había algo diferente que Jungkook podía lograr con solo mirarlo,
con un beso o una caricia que nada tenía que ver con la lujuria, era un
placer diferente que lo hacía estremecer no solo físicamente.
— Ay... — Se quejó cuando el pelinegro mordió unos centímetros más
abajo de su clavícula derecha.
— Quiero que te centres solamente en este momento, todo lo que esté en
tu mente ahora sobra. — Volvió a morder un poco más suave estar vez,
elevándose pare quedar a la altura de sus ojos. — ¿Entendido?
Con un asentimiento el rubio le dejó saber que comprendía lo recién
dicho y no pudo evitar sonreír por la forma tan tierna en que este le
obedeció, sinceramente esperó al menos una mueca de su parte. Buscó sus
labios ahora un poco más ansioso, mordiéndolo con lascivia, colando su
lengua atrevida para elevar un poco más la temperatura del ambiente. Su
rodilla se ubicó más cerca de la entrepierna del menor, ejerciendo presión,
disfrutando de sus mudas expresiones.
Sus besos fueron descendiendo hasta llegar al borde de su pantalón para
volver a ascender entre mordidas y caricias, haciendo parada en su pecho,
exactamente en su pezón izquierdo, mordiéndolo y succionándolo con
fuerza, mitigando luego la sensación con un beso y suave lamida.
Sintió como el menor buscaba fricción contra su muslo para calmar un
poco aquello que lo estaba sofocando, dejando escapar por primera vez un
gemido sonoro cuando la mano fría por el aire acondicionado de la
habitación se hizo con su semi erección. Lo apretó solo unos segundo antes
de volver a abandonarlo para sostener las caderas desesperadas que
aumentaban la velocidad de su fricción.
— La suite está reservada hasta mañana, no tenemos prisa. — Besó
primero las comisuras de sus labios, luego su nariz, agradecido por ver el
brillo en esa mirada tan profunda. — Quiero hacerte el amor.
— Y yo quiero que me lo hagas, quiero que lo hagamos, Kook.

Y bien, sorry pero lo siguiente se queda para el próximo capítulo No


estaba terminado así que para que tuvieran alguna actualización he
sacado al menos la mitad. Espero que haya sido de su agrado.
Capítulo 17

Taehyung le había dicho con sus propias palabras que deseaba hacerlo con
él, podía percibir como al encontrarse con su boca o cuerpo los envolvía un
torbellino de deseo desbordante. Eso hubiera sido más que suficiente pero
pese a sus palabras, podía sentir como el rubio temblaba entre sus brazos,
motivo por el cual se detuvo, encontrándose con su perdida mirada llena de
lujuria.
— ¿Qué sucede? —Preguntó el menor aferrándose a su cuello,
deteniendo los besos y toques que le brindaba a Jungkook. — ¿Por qué te
detienes?
— Estás temblando...
— Eso es por el aire acondicionado, si seguimos como estamos entraré
en calor. — Musitó sobre sus labios, sonriendo al ver como Jungkook reía.
—Estás tenso...
— Eso es porque estoy temblando.— Espetó buscando con cierta
necesidad sus labios, deseaba sentir su piel, sentirlo a él y por primera vez ir
más allá de las masturbaciones antes compartidas.
El pelinegro correspondió su inquieto beso por varios segundos, dejando
que su espalda fuera acariciada, su cuello succionado y su entrepierna
presionada, todo fluía correctamente en apariencia pero aún así, detuvo la
deliciosa sesión de caricias.
Decir que los labios enrojecidos y levemente hinchados de Taehyung
eran un poema, sería escatimar en epíteto para su persona.
Cada faceta del rubio era digna de admiración y a pesar de todo se sentía
afortunado de poderla presenciar personalmente. Era absurdo pensar en ese
momento que lo tenía entre sus brazos en aquel pelirrojo que podía contar
con su presencia diariamente, sentirlo, abrazarlo sin contención siempre que
lo sintiera. A él le tocaba conformarse con esa única vez que le brindaba y
no podía mentir, eso le dolía, lo molestaba.
— ¿Ahora qué sucede? — Cuestionó el menor acariciando el apagado
rostro ajeno. ¿Por qué lo observaba con esa nostalgia, con esa tristeza
penetrante? — Kook...
— Vamos para que tomes un baño primero. Es tu primera vez después de
todo, así que vayamos despacio, aunque sea solo algo propiciado por una
subasta, aunque tengas novio y no nos volvamos a ver después de hoy,
hagamos las cosas bien. ¿Sí?
Eso fue un poco incómodo de escuchar para el rubio pero aún así asintió
separándose gradualmente del pelinegro cabizbajo que sonreía a la nada.
Quería abrazarlo y eliminar cualquier pensamiento negativo o angustia que
lo acongojara pero solo tomó sus ropas y lentamente se alejó hacia el baño.
Cuando la silueta del menor desapareció por las puertas del cuarto de
baño en aquella suite, Jungkook cerró sus ojos dejando salir las lágrimas
contenidas porque toda esa situación significaba demasiado para él,
asimismo, le afectaba con la misma magnitud.
Secó sus lágrimas tras varios segundos y avanzó en silencio hacia el bar.
Do debía beber pero una copa más de champán le ayudaría a mitigar ese
infame deseo de querer adueñarse de una persona cuando esta no era un
objeto y no quería estar a su lado. Si bien Taehyung le había confesado que
sí le gustaba y deseaba que aquello ocurriese, no significaba que quisiera
permanecer a su lado como él lo deseaba.
Estaba aclarando el jabón de su piel cuando el rubio escuchó un gran
estruendo en el exterior que inminentemente lo hizo preocupar. Se apresuró
para eliminar los restos del gel de baño, tomó el albornoz y salió
apresuradamente encontrándose con un gran desastre cerca del bar. Al
parecer, a Jungkook se le habían caído la botella y una de las copas.
— ¿Cómo ocurrió esto? — Preguntó ganándose la atención del pelinegro
que lo estudió cuidadosamente con una mezcla de lascivia, cariño e
incredulidad que provocó la sublevación de cada vello en su piel, tragando
en seco por consecuencia.
— Tropecé con mis propios pies y se me resbalaron de la mano. —
Contestó atento al recorrido de las gotas de agua que caían de su cabello,
cayendo en su rostro, cuello, resbalando por el escote de su pecho,
perdiéndose entre la tela que lo cubría, algunas incluso se acumulaban en
esas exuberantes clavículas.
Sacudió sus manos y con cuidado esquivó el vidrio quebrado en el suelo
para acercarse a Taehyung lentamente. Este no se corrió cuando fue atraído
por el cinturón de la bata, cuando lo abrazaron por la cintura o cuando le
besaron su cuello con vehemencia. Anteriormente esa zona para él no fue
tan sensible, ni siquiera antes de entrar al baño lo fue pero, en ese momento,
se estaba retorciendo sintiendo aquella lengua y dientes hacer de las suyas.
Los sintió ascender hasta su oreja y una vez más todo su cuerpo se erizó
por la respiración, la obscenamente dulce succión, siendo aprisionado más
contra el cuerpo ajeno.
Las manos de Jungkook eran tan inquietas pero tan seguras de lo que
hacían que era imposible detenerlas aún cuando estas elevaban y se colaban
por la parte inferior del albornoz, apropiándose de su desnudo trasero. Eran
tan suaves pero firmes a la hora de amasarlo y acariciarlo, eran como si
fueran dueñas de su cuerpo y lo conocieran más que él mismo.
Unos toques en la puerta los interrumpieron y ambos protestaron al
unísono con un leve gruñido. Jungkook se distanció con sus ojos
encendidos en deseo, acercándose para un beso que detuvo cuando
volvieron a llamar.
— Maldigo la hora en que llamé para que vinieran a limpiar ese desastre.
— Se rió yendo hacia la puerta para que la mucama entrara. — Bonito,
aprovecharé para tomar yo un baño ahora. — Musitó atrayéndolo
nuevamente a un beso que la mujer miraba de soslayo con gran asombro sin
poderlo ocultar y, aunque Taehyung lo notó, no le dio importancia.
— Ve, aquí te espero. — Imitando a Jungkook más temprano, se disculpó
con quien limpiaba y pasó al bar para abrir una nueva botella y servirse.
Sinceramente lo que deseaba era fumar pero, como sabía que a Jungkook no
le gustaba que lo hiciese, se contuvo y calmó la ansiedad con la fría y
burbujeante bebida.
A eso le llamaba él un hombre atractivo, cualquiera que hubiese visto
anteriormente, se le quedaba corto. Quizás era una exageración pero esos
fueron sus pensamientos cuando vio salir al pelinegro envuelto en la bata
blanca de algodón, secando su cabello con una mano, mientras llevaba en la
otra una toalla limpia y seca.
Colocó la vacía copa sobre el mesón de mármol, agradeciendo porque la
señora ya no estuviera presente para admirar esa preciosa vista. El mayor
dejó en su cabeza la toalla con la que se secaba abierta y atrajo a Taehyung
para secar un poco el cabello chorreante con el que salió del baño minutos
antes.
Fue raro para el rubio el que le secaran su cabeza, eso era algo que desde
hacía muchos años solamente hacía él, revelando a su madre cuando aún era
un niño pero, no le molestaba en lo más mínimo. Se dejó hacer en silencio
y, cuando finalmente Jungkook se detuvo, cogió las dos toallas y las lanzó
hacia algún lugar desconocido en aquella suite.
— ¿Alguien te había dicho lo bien que te ves acabado de salir del baño?
— Preguntó Taehyung con una sonrisa ladeada que contagió al mayor. — Si
no te lo han dicho te lo digo yo ahora. — Musitó tirando con suavidad del
albornoz para tomar sus labios.
Esta vez no permitió que Jungkook guiara el beso, lo obligó a dejarse
hacer, atormentándolo en un comienzo con suaves lamidas sobre sus labios,
pequeñas mordidas y succiones antes de tirar para indicarle que abriera su
boca, orden que fue obedecida sin queja. Pudo sentir la frescura en su
aliento, al igual que él, se había cepillado los dientes y el frescor de la
menta todavía prevalecía.
Presionó sus lenguas con la boca abierta, sintiendo sus labios también
rozarse, fue un sutil juego de poder que ganó, enrollándose alrededor de la
lengua contraria para succionarla con suavidad, una y otra vez como si
estuviera haciendo una deliciosa felación que arrancó bajos gemidos de un
Jungkook, quien bajó sus manos para apretar sus muslos. Taehyung lo dudó
por algunos segundos pero terminó dando un pequeño brinco, siendo
agarrado, rodeando la cintura contraria con sus piernas mientras era
trasladado a la cama.
Jungkook lo acomodó y una vez que sintió el colchón, supo que estaba en
terreno seguro, por lo que descruzó sus piernas y llevó ambas manos a la
tira que zafó, enriqueciendo sus ojos con ese paisaje humano. Vestido se
veía de maravillas pero desnudo, no existían calificativos para describirlo.
El pelinegro agarró una de sus manos, besando y mordiendo su palma,
lamiendo sus dedos bajo la entusiasmada mirada de un Taehyung que no
paraba de relamer y morderse sus labios en reflejo. Cuando lo vio cerrar sus
ojos entregado a los mimos de su mano, la llevó hacia su pecho, guiándola
lentamente hasta un lugar que hizo al menor abrir los ojos de golpe.
— C-Creo que ahora es el momento de p-preguntar algo. — Musitó el
rubio tratando de mirar hacia abajo sin éxito debido a que su mentón fue
sostenido y sus labios atacado en besos lascivos pero cargados de afecto. —
¿Soy yo quien va a recibir todo esto? — Presionó su mano, disfrutando de
la forma en que Jungkook dejó escapar el aliento, moviendo lentamente su
muñeca, masturbándolo con cuidado.
— Esos fueron mis pensamientos, no me planteé hacerlo al revés. ¿Por
qué? ¿Te molesta recibir? — Taehyung negó estirando su cuello para sentir
mejor sus besos.
— No es eso, simplemente que será la primera vez que tenga algo allá
adentro y no soy un santurrón sin conocimientos, sé que si de por sí duele,
con esto que estoy tocando yo, dolerá el doble. — Jungkook no pudo evitar
reír pero atrayendo su mano para que lo abrazara, se fundió en un nuevo
beso.
— Dolerá pero haré todo lo posible para minimizar al máximo ese dolor,
haré que valga la pena, lo prometo. — Separándose unos centímetros,
permaneció mirándolo, esperando alguna reacción a sus palabras. Si
Taehyung no quería, no podía avanzar. — ¿Aún deseas hacerlo?
— Por supuesto, no me vuelvas hacer esa pregunta. — Sentenció
levantándose, intercambiando posiciones. — Yo lo recibiré pero, ¿se me
permite jugar libremente?
— Puedes, hacer conmigo lo que quieras, Tae. — El corazón del aludido
comenzó a fallar, podía jurar que lo sintió detenerse por una milésima de
segundos antes de volver a funcionar, saltarse uno o dos latidos y mandarse
a correr desbocado. — Te pertenezco, bonito.
El menor no se esperaba esas palabras, jamás imaginó a ese hombre
diciendo algo como eso y no sabía cómo manejar esa información. Lo único
que tenía claro es que sentía sus propios sentimientos multiplicarse con
cada cosa que decía o hacía diariamente y que, en ese momento, lo deseaba
con locura.
Lo besó con mayor ahínco, moviéndose lentamente sobre su regazo hasta
que la necesidad de aire los obligó a distanciarse. Con un poco más de
calma, se abrió camino por su cuerpo, quitando completamente esa tela que
lo mortificaba, colocando besos y mordidas a cada milímetro que podía.
Eso era como saborear los secretos que en su piel se escondían y que
poca gente podría conocer. Cada gemido o mirada intercambiada eran como
un propulsor que ensuciaba la forma en que lo tocaba, cambiando los tintes
de sus caricias, yendo de dulces a lascivas y de regreso.
Bendecida subasta que había permitido que ellos dos tuvieran esa cuenta
pendiente.
Pocas veces Jungkook se imaginó ese momento íntimo, habían tantas
cosas que deseaba hacer con Taehyung que apenas quedaba espacio para
esos pensamientos. No obstante, cada vez que los pensó o visualizó, fueron
escenarios en los que solo él lo colmaba de placer, por alguna razón, jamás
se imaginó al rubio adueñarse de toda su piel comportándose de la forma en
que lo hacía.
Sin poder evitarlo, se aferró con una mano a la almohada tensando sus
bíceps y con la otra se apropió de la cabellera rubia cuando la humedad de
esa boca abrazó su miembro. No era virgen en eso, podía notarlo pero de
cierta forma lo agradecía.
— Lo haces muy bien... — Musitó elevando sus caderas para ir al
encuentro de esa boca que buscaba alejarse, provocando un arcada que
llenó su erección de saliva. — Oh... — Gimió acariciando la cabeza y nuca
contraria cuando la lengua comenzó a presionar, a jugar con su frenillo y
glande.
Mientras respiraba y masturbaba con su mano a Jungkook, observándolo
con una sonrisa mientras este mordía su labio o entreabría su boca, empapó
su dedo medio de saliva y presionó con cuidado su entrada.
— Ey... — Espetó el pelinegro con cierta advertencia en su tono.
— Solo quiero potenciar tu orgasmo mientras permito que le hagas el
amor a mi boca. — Se apresuró a responder, engullendo una vez más aquel
latente pene, disfrutando como sus cabellos fueron presionados con mayor
fuerza cuando su imprudente dedo entró por completo.
Hoseok solía vocalizar mucho, Jungkook por el contrario, permanecía
bastante callado pero sus gruñidos, las sinceras reacciones y expresiones de
su cuerpo o rostro lo excitaban tanto que era inexplicable y exquisitamente
abrumador. Su mandíbula dolía pero agilizó sus movimientos mientras su
largo dedo presionaba su próstata, arrastrándolo a un orgasmo que explotó
en sus garganta.
Tragó todo, saboreando hasta la última gota, sonriendo cuando Jungkook
tiró de él para besarle descuidadamente, sintiendo su propia esencia
mezclada en su saliva. Las manos del pelinegro eran tan expertas, lo tocaba
tan bien que sin necesidad de más se sentía en la gloria.
Con algo de dificultad, el mayor lo giró deshaciéndose de paso de aquella
bata que solamente cubría sus antebrazos. Prosiguiendo con los besos que
descendían por su piel. Buscó apoyo en las sábanas cuando sus pezones
fueron devorados, constatando con cada acción las palabras antes dichas.
Podía sentir el enamoramiento profesado pero también, unas palabras que
aún no habían sido dichas y le quedaban claras.
El rastro de humedad que la lengua contraria dejaba por su cuerpo se
enfriaba con el aire acondicionado de la habitación, totalmente en contraste
con la calentura que brotaba por sus poros. Encogió sus piernas cuando sus
ingles fueron mordidas y succionadas, augurándole que pronto su
desatendido miembro gozaría de esos labios pero no pudo haber estado más
equivocado.
Jungkook lo ignoró completamente y se dedico a intercalar besos y
caricias entre un muslo y otro, entre una pierna y otra hasta llegar a sus pies.
La cosquillas que las pequeñas mordidas infligieron en la planta de sus pies
lentamente cambiaron a sensaciones confusas que no se detuvo a descifrar,
pues se entregó completamente a ellas. La forma en que el pelinegro
succionaba y lamía sus dedos enviaban latigazos directo a su miembro.
Necesitaba aliviarse pero cuando su mano buscó su entrepiernas,
Jungkook la acaparó entrelazándola con la suya, subiendo lentamente,
dejando un camino de besos por el interior de sus muslos. Besos que
también fueron depositados en su perineo y testículos antes de que estos
fueran obscenamente chupados y maldición si aquello no se sentía genial.
Con una sonrisa llena de satisfacción y vísperas de lo que venía a
continuación, Jungkook abrió y elevó sus piernas, dejando completamente a
su vista y merced aquel anillo de carne rosáceo y latente que pedía por él.
Taehyung se removió algo incómodo al sentirse tan expuesto pero cuando
sintió aquella lengua presionar su entrada, no quedó rastros de esa absurda
incomodidad. Muy por el contrario, gimió libremente, sin importarle
absolutamente nada o nadie más que ese placer nunca antes sentido.
Asquerosamente deliciosa la forma en la que la sin hueso se abría paso
por su entrada, penetrándolo mientras su cuerpo era acariciado aquí y allá
por sus manos. Cuando el pelinegro se retiró sintiendo el cuerpo del rubio
tensarse, la sustituyó por uno de sus dedos, dejándolo quieto para que se
acostumbrara a la intromisión.
Volvía a sentirse incómodo para Taehyung pero, una vez más, el mayor
parecía tener la receta para librarlo de cualquier incomodidad. Jungkook
ascendía manteniendo aquel dedo intruso que se movía muy sutilmente,
exigiendo un beso que le fue entregado con gusto.
— Eres hermoso. — Dijo con seriedad observándolo y el menor
solamente pudo asentir mordiendo su labio inferior. — No debería decir
esto en estos momentos pero desearía sinceramente y con todo mi ser que
fueras mi novio, mío y de nadie más.
Con su corazón latiendo velozmente, Taehyung tomó su rostro entre sus
manos y lo besó, acariciando su cabello mientras sentía como otro dedo se
colaba en su interior.
— En estos momentos somos solamente tú y yo, me estoy entregando
completamente a ti y no deseo pensar en nada más. Ahora mismo, yo
solamente deseo ser tuyo, Kook.
Kook... Su nombre abreviado por esa boca que volvía a besarlo era un
bálsamo para su corazón que, a pesar de no ser suficiente, se alegraba en
demasía. Asintió correspondiendo ese beso tan íntimo y cargado de frases
no dichas, emociones reales y que solo les pertenecían a ellos dos.
Una vez más descendió por su mandíbula y cuello hasta llegar a su
pecho, entreteniéndolo antes de continuar su camino hasta el ombligo,
presionando su lengua, disfrutando como se removía impaciente para
proseguir hasta el goteante y desatendido miembro que de haber podido,
hubiese gritado victorioso cuando finalmente fue rodeado por esa boca.
— Sí... Sí... — Musitó Taehyung entre gemidos moviendo sus caderas
pero, la mano libre del contrario lo mantuvo en su sitio.
— Te cerrarás mucho si te vienes ahora, trata de contenerte hasta que yo
esté dentro de ti. — Pronunció besando los costados de su erección,
engulléndola nuevamente cuando lo vio asentir.
Metió un tercer dígito y luego de un rato, el cuarto, expandiendo y
preparando aquel lugar para que lo recibiera, dejando caer bastante saliva
de tanto en tanto para mantenerlo húmedo y accesible.
No iba a mentir, dolía pero a su vez lo disfrutaba aunque no tanto como
quería porque a pesar de todo, tenía cierto temor por lo que evidentemente
vendría después.
Acomodándose entre sus piernas y sin sacar sus dedos, Jungkook buscó
apoyo con su brazo libre para subir a besarlo.
— Relájate, cariño. Si no lo haces, se nos dificultará y te dolerá más. —
Comentó mirándolo fijamente. — Abrázame, — ordenó dulcemente
acercándose para besarlo, alcanzando ahora su próstata, deleitándose con
sus gemidos.
No le dio brecha, lo estimulaba constantemente de todas las formas en las
que podía y solamente cuando comenzó a sentirlo tenso y jadeante, se
alineó sacando sus dedos, tanteando la zona antes de colocar su glande en la
entrada. Taehyung se tensó una vez más pero esta vez no por estar próximo
a venirse sino por el indiscutible dolor que le atacó. Cerró sus ojos con
fuerza, aferrándose a sus hombros, quejándose cuando un centímetro más
fue introducido en él.
— Lo estás haciendo genial, mi amor, lo estás haciendo genial. — No
supo si fueron esas dos palabras, el tono en que fueron dichas o la forma en
que era observado pero, extrañamente, Taehyung se fue relajando tanto que
el pelinegro logró adentrarse por completo, gimiendo en un tono bajo por lo
apretado que estaba. — Ya está, ya estoy adentro, lo lograste.
Sin moverse para que pudiera acostumbrarse y volverse a relajar,
Jungkook se dedicó a besarlo, acariciar sus caderas y abdomen para
ayudarlo, luchando contra todos sus instintos para no moverse y lastimarlo.
El menor solo le indicó con sutiles oscilaciones que ya estaba listo, aunque,
estaba seguro que aún dolía por lo que sus envites fueron lentos y
comedidos.
— ¿Duele mucho?
— Algo, pero más que doler, se siente incómodo. — Habló Taehyung
acariciándolo. — Gracias...
— ¿Por qué?
— Tomarte tu tiempo, tenerme paciencia y hacerme sentir tan bien... —
Sonrió y Jungkook no pudo evitar hacer lo mismo, dejando un pico en sus
labios, nariz, frente y por último su cuello.
— Te haré sentir mucho mejor.
— Sé que lo harás. — Buscando un lánguido pero profundo beso, el
menor lo atrajo hacia él, sintiendo como lentamente su cuerpo volvía a
sentirse ardiente y expectante. — Quiero que te grabes en mi cuerpo, mente
y corazón esta noche. — El propio corazón de Jungkook se detuvo ante la
sorpresa, sintiendo sus brazos fallar. — ¿Puedes hacerlo?
— Puedo hacer todo lo que tú quieras, cariño. — Musitó antes de salir y
entrar despacio pero firme. — Verás que bien se sentirá cuando quede
grabado en ti como tú lo has hecho en mí incluso sin necesidad de llegar a
intimar de esta manera. — Se acercó para tirar con suavidad del labio que
estaba siendo triturado. — Puedes olvidar lo que estoy a punto de decir
cuando terminemos, no tienes que sentirte mal por no corresponderme...
— ¿Qué me dirás?
Jungkook oscilaba suavemente sus caderas, sabiendo que era mala idea
exponerse de esa manera porque, mientras no lo decía, aún conservaba parte
de su orgullo pero cada partícula de su interior exigía verbalizar sus
sentimientos.
— Te amo, Kim Taehyung. Desde hace mucho tiempo, te amo. — El
menor frunció el ceño pero, antes de poder decir cualquier cosa, Jungkook
lo embistió, esta vez con un poco más de fuerza para evitar una respuesta
dolorosa, aunque sus movimientos volvieron a ralentizarse por varios
minutos.
Ambos podían percibir cada gesto hecho, desde las miradas y
respiraciones descontroladas, hasta los besos o embestidas. Podían sentir
sus cuerpos juntarse y separarse antes de volver a ser uno. Jungkook
enloquecía en silencio por el calor que aquel interior emanaba,
completamente acoplado a él, apretándolo, impidiéndole que lo abandonara.
Taehyung siempre creyó que el sexo era algo satisfactorio, al menos con
Hoseok, siempre se sentía increíble cuando se tocaban mutuamente o
cuando terminaban masturbándose con cualquier parte del cuerpo contrario.
Sin embargo, ahora que sentía al pelinegro cavando en las profundidades
de su ser, mimando cada parte de él mientras se refugiaba en sus brazos,
podía asegurar que hacer el amor con una persona que exudaba tantos
sentimientos por él y por quien él también sentía tantas cosas, era una de las
experiencias más gratificantes y placenteras que podía existir.
Cada vez que dejaba escapar gemidos cuando el pene ajeno encontraba
su punto interior, cada vez que sus labios se encontraban y sus lenguas se
entrelazaban, cada vez que sus miradas y ellos se volvían uno, agradecía
internamente por ser capaz de vivir algo que a sus efectos y ojos era tan
especial.
— K-Kook me voy a venir. — Avisó escuchando sus pelvis chocar,
luchando para alcanzar su miembro y entregarse al orgasmo que venía
acercándose.
— Aguanta un poco más, solo un poco más, por favor... — Rogó
Jungkook contra su cuello, lo había retrasado tanto, lo había anhelado tanto
que no quería que aquello culminara, necesitaba sentirlo un poquito más.
— N-No puedo más, l-lo necesito. — Hundió la cabeza en su almohada
cuando sintió la mano de Jungkook rodear su erección, gimiendo demasiado
alto cuando este lo apretó tapando la hendidura con su pulgar, dejando que
sus movimientos se volvieran un poco más agresivos. — Mierda, Kook.
— Lo siento, no quiero terminar aún. — Admitió moviendo de forma
circular sus caderas, frotándose a conciencia contra su próstata. — Bésame.
Obedeciendo, Taehyung rodeo su cuello y lo besó, sintiendo como sus
caderas eran presionadas con fuerza, perdiéndose en los ruidos obscenos
que llenaban la habitación y resonaban en sus oídos como la más
gratificante canción. El pelinegro gimió en su boca, apoyándose en su frente
sin poderle dar uso a su lengua, comenzando entonces a moverse
erráticamente, agitando su miembro martirizado hasta hacerlo estallar en un
orgasmo sin precedentes, liberándose escasos segundos después en su
interior.
Fue solo entonces que el menor se percató que no habían usado condón
pero, esa sensación se sentía tan bien y correcta que incluso agradecía por
ello. Aferrado a la sábana, rió sin fuerzas cuando el cuerpo de Jungkook
aprisionó el suyo con torpeza, abrazándolo y besándolo en cualquier lugar
que alcanzaba.
— Lo haces muy rico. — Comentó con cierta timidez, logrando que esta
vez Jungkook también riera e incluso se distanciara un poco para verlo. —
Veo que eres un hombre que cumples sus promesas, realmente me hiciste
sentir de maravillas, incluso ahora, todavía me tienes en éxtasis.
— Me encanta que me digas lo que piensas sin miramientos. — Confesó
besándolo castamente, acomodándose a su lado. — Ven... — Palmeó su
pecho mirándolo, sintiendo cierto temor al ver que Taehyung no se movía,
suspirando aliviado cuando finalmente se acomodó a su lado y lo abrazó. —
¿Deseas dormir junto a mí esta noche o quieres que te lleve a casa?
¿Ir a casa? Sabía que estaba en la suite de un hotel pero esos brazos se
sentían como su casa. Debía enfrentar su realidad pero podía tardarse un
poco más, no quería separarse del mayor todavía.
— Durmamos juntos. — Jungkook asintió acariciando su espalda,
atrayéndolo más hacia él. — Creo que deberías avisarle a Yoongi.
— ¡Puta mierda, me va a matar! — Exclamó Jungkook incorporándose a
gran velocidad bajo la estruendosa risa del rubio. — No te rías, no conoces
a mis hyungs, tanto Yoongi como Seokjin son personas peligrosas.
— Lo s-siento, no... no me reiré. — Mintió, sus carcajadas se volvieron
más sonoras mientras lo veía correr desnudo por la suite hacia su saco.
Yoongi recién entraba a la cocina de la mansión con un gran genio
cuando sintió su móvil sonar. Chasqueó su lengua mostrándole la pantalla a
su pareja, quien no entendía el por qué de su enojo.
— Necesito que te prepares, tendrás que ayudarme a enterrar un cuerpo
que voy a matar pronto. — Le habló a Jin ya cuando había descolgado el
teléfono para que Jungkook lo pudiese escuchar.
— Hyung, lo siento. ¿Dónde estás? ¿Me estás esperando en el hotel?
— Con todo respeto a la señora, en el hotel te iba a esperar tu madre,
mocoso. ¿Tan bueno estaba el polvo que se te olvidó dispensarme? ¿No que
iba a ser rápido? Te vendrás en taxi porque ya mi culo está en casa y no
piensa moverse. — Bufó y Seokjin tuvo que contener su risa para que no
sobrara para él, dándole besos en el cuello para que se relajara. — ¿Sabes
desde qué hora Jungkook me dejó esperando diciendo que terminaría
rápido?
— Lo siento, ¿sí? Pero por si esto ayuda a calmar tu enfado... Estoy feliz.
— El de cabello menta se calló y Jungkook podía imaginarse la cara que
estaba haciendo del otro lado de la línea. — Sé que quizás no debería pero,
estoy feliz ahora mismo. — Sus ojos viajaron a un Taehyung acomodado
entre las sábanas que lo veía estupefacto, escuchando como los latidos de su
corazón gritaban por las palabras dicha por el pelinegro.
— ¿Por qué no deberías estar feliz? Todos merecen vivir los momentos
de felicidad que la vida regala aunque estos duren un segundo. —
Respondió Yoongi serio. — Aprovecha el momento, ya yo me desquitaré lo
que me hiciste en otro momento. Bye.
El mayor colgó sin darle oportunidad para despedirse y se rió observando
la pantalla apagada, dejando su teléfono sobre la mesa, regresando al lado
de quien lo esperaba sonrojado. Volvió a acostarse en la cama y fue
dulcemente abrazado, sintiendo la cabeza que reposaba sobre su pecho y a
la que acariciaba con parsimonia.
— ¿Estás feliz por lo que hicimos? — Preguntó Taehyung en voz baja sin
poder sacar de su mente lo escuchado.
— Estoy feliz porque estás aquí conmigo en estos momento. — Besó su
coronilla y el rubio sonrió alzando su cabeza para besarlo.
— Yo también estoy feliz.
Hola por aquí
Lamento mucho la tardanza pero es que reescribí este capítulo tres
veces porque estaba insatisfecha con el resultado. Y adivinen qué,
mientras más lo leo peor lo encuentro por eso simplemente lo voy
publicar para no ofuscarme y bloquearme.
Si a mí no me agrada es difícil que a ustedes sí pero aún así, espero que
algo les guste. 😩
LORED
Capítulo 18

Quizás por costumbre, la primera cosa que hizo Taehyung al dar en sí, fue
tantear su cama en busca del cuerpo de Hoseok aún adormilado sin abrir sus
ojos. Por fracciones de segundos quedó un poco confundido pero un mal
movimiento buscando acomodarse le hizo sonreír recordando lo sucedido el
día anterior.
No recordaba el tiempo que hacía desde la última vez que pese a la
punzada en su espalda baja, se había despertado tan relajado, descansado y
liviano. Elevando lentamente sus párpados recorrió la cómoda cama en la
que se encontraba, llevándose la no tan sorpresa de su desnudez. Después
de lo ocurrido ambos se quedaron dormidos sin siquiera volver a ducharse o
mínimo vestirse.
Se acomodó rápidamente con un extraño temor recorriéndolo, no ver a
Jungkook no era algo que se esperase pero bastaron algunos segundos para
escuchar a lo lejos el agua del baño correr y solo eso hizo que en su rostro
nuevamente se dibujara una sonrisa.
Envolviéndose en una de las sábanas se levantó finalmente, debatiendo si
debía seguir su instinto o no, optando por por dejarse llevar, caminó
lentamente hacia el baño. Sostuvo el manubrio de la puerta para inhalar
profundamente en busca de valentía y entró.
Eso era definitivamente un buen despertar y una gloriosa vista. Recorrió
con la mirada desde las pantorrillas aquellas bien formadas piernas, sus
muslos y ese trasero asesino por donde el agua corría. La espalda de
Jungkook resaltaba tanto debido a su estrecha cintura, su cuello y ese
cabello mojado... Era perfecto y no existía quien pudiese decirle lo
contrario.
Con suavidad, dejó caer la sábana blanca que lo envolvía y se dirigió
algo nervioso hacia él. No sabía si estaba cruzando una línea al invadir su
espacio íntimo de esa manera pero era un riesgo que valía la pena correr.
Corrió la puerta de cristal llamando la atención del pelinegro que se volteó
totalmente desubicado y entró junto a él a la ducha, rodeando su cuerpo con
los brazos, permitiendo que el agua también lo alcanzara, besando
sutilmente su pecho, cuello y por último, esos labios que pese a su sorpresa
le dieron una gran bienvenida.
— Buenos días... — Musitó Jungkook mostrando una tenue sonrisa. —
Iba a despertarte cuando subieran el desayuno que mandé a pedir. ¿Cómo te
sientes?
— Adolorido pero de maravillas. — Admitió mostrando su amplia
sonrisa, depositando sus manos en la cintura. — ¿Cómo amaneciste tú?
— Muy bien, no acostumbro a dormir tanto pero pude dormir más de
ocho horas a tu lado. — Sus ojos parecían estar viendo un hermoso
espejismo que deseaba contemplar cada día pero que sabía pronto
desaparecería como si nunca hubiese llegado y eso lo mantenía tristemente
con los pies sobre la tierra. — Ya he terminado, puedes tomar una ducha y
luego salir para desayunar, pedí analgésicos por si tenías mucho dolor.
— El dolor es soportable, no es tan grave. — Espetó Taehyung
abrazándolo con mayor fuerza. — ¿Puedo ducharme contigo? Necesitaré
un poco de ayuda para restregar mi espalda. ¿Podrías ayudarme con eso?
El mayor asintió admirando en silencio el cuerpo al que sus manos iban a
tocar una vez más. Como fue pedido, lo ayudó a bañar, sintiéndose feliz de
poder estar compartiendo un momento de esa índole junto al hombre del
que no supo en qué momento se enamoró aún sin conocerlo realmente
como lo había estado haciendo lentamente desde aquella subasta.
Para el rubio fue inesperado cuando fue fuertemente abrazado por la
espalda, con un mentón que se apoyaba sobre su hombro dentro de una
ducha donde ya no corría el agua pero sí incontables sentimientos. Fue un
momento lleno de seguridad y tranquilidad entre esos brazos en donde se
sentía protegido.
El desayuno fue tranquilo, hablaron de temas bastantes triviales que no
los envolvían a ambos. Alargaron ese momento lo suficiente como para que
los alcanzara el mediodía viendo videos y riéndose de cualquier tontería
viralizada en internet mientras estaban sentados en la cama de aquella suite.
Hubieron besos y caricias sutiles, miradas encontradas y otra que pasaron
desapercibidas.
— Yoongi ya está en camino... — Avisó Jungkook con su voz algo
quebrada mientras buscaba su traje para volver a vestirse y dejar de usar el
albornoz del hotel. — Te llevaremos a casa, ya después iré yo al trabajo
cuando me cambie de ropa en el auto.
— ¿Por qué no lo esperamos entonces aquí arriba para que te cambies
antes de salir? También podrías hacerlo un momento en mi apartamento, no
creo que debas cambiarte en el auto. — Mencionó procurando también la
ropa que un día atrás fue abandonada en el suelo.
— No uses eso, está sucia y estrujada. La percha que trajo la mucama
tiene un atuendo nuevo y limpio para ti.
— No hacía falta que te molestaras, después de todo iré directamente a
mi casa. — Comentó algo apenado con el mayor que seguía preocupándose
por él aún después de todo.
— Lo sé. — Elevó sus comisuras acercándose a él, depositando un leve
beso en su cabeza antes de dirigirse al baño, estremeciéndolo y dejándolo
solo varios minutos.
La llegada del peliverde no tardó, terminando de explotar aquella burbuja
en la que habían estado flotando. El momento del final estaba a varios
minutos de distancia y eso era algo que ninguno de los protagonistas de tan
intenso encuentro deseaba.
Yoongi no pudo ocultar la curiosidad que lo embargaba mientras los veía
caminar por el pasillo del hotel, cerca pero sin interactuar, rodeados de un
silencio que para él era un tanto incómodo. La noche anterior su amigo y
jefe le dijo que estaba feliz pero pese a su sonrisa moderada cuando lo vio,
sabía que en esos momentos no quedaba mucho de ese positivo sentimiento,
todo lo que percibía era tristeza y eso no lo alegraba, muy por el contrario.
Los buenos momentos eran los más rápidos en pasar, acabar y
desvanecerse, algo que tanto Jungkook como Taehyung sabían y volvieron
a reafirmar cuando estuvieron estacionados delante del edificio del rubio.
Yoongi descendió del auto rápidamente para darles privacidad pero ellos
pasaron un buen rato callados, acariciándose mutuamente sus manos
entrelazadas, esas que se rehusaban a liberar.
Fue el menor el primero en romper ese lazo batallando con el inexistente
imán de piel que le dificultaba la misión, el primero en poner una leve
distancia entre ambos bajo el culpable pensamiento y emoción que lo
recorría al recordar a Hoseok. El pelinegro asintió permitiendo que su
lengua recorriera el interior de su boca haciendo ese gesto notable para el
contrario pero no hizo comentario alguno.
— ¿Supongo que esto es todo? — Su pregunta era más una aceptación,
un asentimiento exteriorizado en voz alta y con tono nostálgico.
Taehyung asintió cabizbajo sin poder mirarlo apropiadamente,
sintiéndose algo mal por la finalización de su contrato, arrepintiéndose por
no haber aceptado esos seis meses que un principio le ofreció. No era
cuestión del dinero, esa jugosa suma que prometió darle como recompensa,
sino del deseo latente de estar a su lado.
¿Qué tan genial hubiera sido pasar seis meses a su lado experimentando
todo lo bueno que le había entregado en el tiempo que llevaban de
conocidos?
Definitivamente hubiera sido maravilloso y por consiguiente, no hubiese
encontrado la fuerza para ponerle fin a sus encuentros, a sus sentimientos.
Posiblemente esto que hacían ahora era lo mejor pero no se sentía como tal.
— Gracias... — Comentó haciendo que Jungkook frunciera el ceño por
su palabra. Oh, ese gesto se veía tan adorable que casi le hace elevar sus
comisuras en reflejo. — Gracias por todo lo que has hecho y que no estaba
estipulado en el contrato. No tenías obligación alguna de hacerme sentir tan
bien como lo hiciste en cada salida, en cada encuentro, en mi primera vez...
Jungkook no estaba seguro de qué responderle a eso, quería decirle que
no debía agradecer por algo que él siempre quizo y deseó porque no podría
jamás hacerle daño al hombre que amaba. No obstante, abrirse una vez más
en su adiós no era algo fácil para hacer porque en ese instante, solo estaba
poniendo toda su fuerza en no rogarle que se quedara a su lado cuando el
rubio ya había sido más que claro sobre la naturaleza de su relación una y
otra vez. En nada influía el hecho de saber que le gustaba o que se entregó a
él de la forma en que lo hizo, dejándole sentir en cada poro su disfrute.
Aquello sin lugar a dudas fue asombroso, genial pero, no cambiaba el
hecho de que ese era su último encuentro y que quizás en algún lugar de ese
edificio esperaba un sujeto que pronto tocaría y tendría al hombre que ahora
estaba a su lado bajo su ala y cuidado. Un sujeto que no sería él.
— Ten una buena vida, Taehyung. — Musitó llevando el dorso de la
mano contraria a sus labios, extendiendo aquel contacto todo lo que pudo.
Permitiendo que sus fosas nasales se llenaran de su aroma corporal y sus
dedos recordaran el tacto de su piel una vez más. — Vuelvo a repetirte, si
en algún momento me necesitas, tienes algún problema o simplemente
deseas contactarme, no dudes en hacerlo, estoy a solo una llamada de
distancia.
Sin permitirse controlar sus impulsos alescuchar esas palabras que leía de
los labios que tan fijamente estaba mirando, el rubio se inclinó para volver a
besar esos labios que no tuvieron fuerza o deseos de resistirse. Sus salivas
se mezclaron con suavidad como si de un elixir que les permitiría continuar
sus vidas se tratara. Sus lenguas se entrelazaron en un abrazos combinado
con sus propios brazos y sus labios se acariciaban talantes, con gran afán de
sentirse.
— Gracias... — Volvió a susurrar el menor sobre sus labios, juntándolos
y separándolos tras largos segundos con un chasquido casi imperceptible.
— Infinitas gracias por permitirme sentir esto, Jungkook.
— Gracias a ti, Taehyung. — Masculló abriendo sus ojos, encontrándose
con los cristalizados ojos del rubio que lo admiraban en silencio.
Lo atrajo para un nuevo beso que extendió todo lo que pudo y, cuando
finalmente lo finalizó, dio un golpecito en su ventana. Pocos segundos
después, Yoongi volvía a subirse al auto y el menor comprendió que
después de todo, habían llegado al fin de su travesía. Acarició sus mejillas
con delicadeza, depositó un último beso sobre sus enrojecidos labios para
luego acariciarlos con el pulgar derecho y descender de aquel Bentley en
los que tantos viajes dio.
Solo bastó con tener ambos pies sobre el pavimento de la acera y haber
cerrado la puerta para escuchar el motor del auto encenderse y a los pocos
segundos partir de aquel lugar. Fue muy extraña esa sensación, el pavor que
lo recorrió de solo imaginarse que así como empezó todo había acabado al
fin.
Quiso correr detrás del vehículo pero aquello no solo era algo absurdo,
sino que aunque quisiera, no lo podría alcanzar y así se sentía con respecto
a sus sentimientos y Jungkook. No importaba lo mucho que lo quisiera e
intentara, nunca podría correr hacia él sabiendo que con eso podría dañar a
Hobi quien junto a su madre, era la persona más importante en su vida.
Sus pies no se movieron por casi diez minutos y cuando por fin lo
hicieron, fue para adentrarse al edificio con un sobre que contenía el cheque
recibido que pesaba cual plomo sin fundir. Cuando entró a su apartamento,
se encontró con Hoseok limpiando y organizando todo el lugar. En un
primer instante, el pelirrojo no se movió, solamente lo miraba intentando
descifrar sus pensamientos pero desistió de esto y como siempre, solamente
se acercó para abrazarlo y besarlo.
Ahí llegó una primera incomodidad para ambos puesto que Taehyung no
podía rechazarlo pero no deseaba besarlo en ese instante. Recién había
besado a Jungkook no era correcto besar a su pareja, no quería aunque este
estuviera al tanto de todo. El mayor se separó con cautela tomando la
fregona con cierta torpeza, regalándole una sonrisa fingida.
— Ya casi termino, solo me falta secar el piso así que quédate tranquilo,
ya sabes que odio si se crea un desastre en el suelo mientras limpio. —
Taehyung asintió, acomodándose lentamente.
— H-Hobi... Yo no quise rechazarte, perdón por mi reacción ante tu beso,
solo... Es, es muy incómodo en estos momentos para mí y...
— Te entiendo TaeTae, no tienes que explicarme, entiendo perfectamente
como te sientes así que no te esfuerces en estos momentos, ya tendremos
tiempo para hablarlo. — El rubio asintió extendiéndole el sobre con el
cheque que Hobi ni siquiera observó, le dedicó una sonrisa y lo dejó sobre
la cómoda antes de perderse en el baño.
Esa noche durante la cena en casa de su madre, el ambiente estuvo algo
pesado, Sunhyo estuvo nuevamente en una de esas facetas en las que se
quería dejar morir, bebiendo más de la cuenta. Todo el estrés por sus gritos
y reproches, junto con la incomodidad de Taehyung, hicieron que Hoseok
por primera vez perdiera la paciencia, yéndose del lugar sin avisar apenas
logró que la señora se durmiera.
Se quedó a dormir solo en el pequeño apartamento y no regresó hasta la
mañana siguiente para preparar el desayuno, cuando el rubio se despertó, ya
todo estaba hecho. Hizo un intento por besarlo pero solamente lo pudo
abrazar y esto logró que el humor de Hoseok una vez más se deteriorara
pero no estaba molesto como la noche anterior, solo dolía y mucho.
— Ya deberíamos prepararnos para ir al hospital. — Comentó Taehyung
mirando el reloj que colgaba en una de las paredes del comedor. — No
podemos llegar tarde.
— Yo recogí ayer en la noche uno de los autos del restaurante, mi jefe me
permitió usarlo todo el día, se lo debo regresar mañana pero por hoy
podemos utilizarlo, aún así será algo difícil por el tráfico así que dentro de
máximo veinte minutos debemos marchar.
La señora percibía el extraño ambiente entre sus hijos pero no hizo
comentario al respecto, se sentía culpable porque quizás lo ocurrido la
noche anterior causó estragos en su relación. Solamente estorbaba en la
vida de ambos y por eso deseaba dejar de postergar su final. Quería
liberarlos de la carga que su enfermedad generaba en dos hombres jóvenes
que estaban supuestos a vivir una vida que tenían en espero solo por ella.
Terminó de comer juntando con los alimentos más de lo que los ingería,
eran muy leves debido a que tendría quimioterapia pero ni siquiera así
podía comerlos con normalidad. Su hijo le acarició la espalda y para no
continuar siendo un lastre incómodo, tragó el último bocado y se retiró a su
habitación.
— Hyung... ¿Crees que podamos hablar? — Preguntó Taehyung mientras
recogían la cocina.
— Siempre podremos hablar, Tae, pero es mejor dejarlo para la noche
cuando todo esté más tranquilo o quizás para la tarde, aún tenemos muchas
cosas que hacer, no es momento para sentarnos a conversar con calma. —
El menor asintió y Hoseok se limitó a sonreír, terminando de acomodar la
mesa.
— ¿Sabes que te quiero, cierto?
— Lo sé, Taehyung, sé que me quieres. — De eso no le quedaba duda,
quizás no lo amaba pero sabía a ciencia cierta que el menor lo quería
muchísimo y aquello dolía el doble.
Mientras Kim Sunhyo recibía su quimioterapia en el hospital y Hoseok
permanecía a su lado cuando Taehyung salió a comprar algo de comer para
ellos dos, la presencia del presidente del conglomerado Sasung entró en su
campo de visión. Lo primero que le llamó la atención al rubio fue la forma
en que rodeado de varios doctores este entraba a una de las salas para VIP
con una tos horrible que parecía llevárselo cada vez.
Minutos más tarde, llegó una mujer que muy pocas veces había visto
siquiera en fotos o televisión pero que reconocía perfectamente por el
retrato que Jungkook tenía en su casa. Esa era Jeon Sunhee, la madre de
Jungkook, quien seguida de un hombre que parecía ser su seguridad o
asistente, caminaba de forma apresurada por el pasillo envuelta en un
frenético llanto. Fue casi un show la forma en que la escuchó y vio golpear
la puerta por la que vio perderse al presidente Jeon, exigiendo que se le
permitiera el paso.
Taehyung entró rápidamente a la habitación de su madre quien se había
quedado como siempre dormida. Le dejó al pelirrojo lo que había ido a
buscar para él y una vez más salió para intentar adivinar qué ocurría en esa
familia que nada tenía que ver con él pero que simplemente no podía dejar
de lado.
Cuidando que no le llamaran la atención, se acercó cuidadosamente a la
puerta, escuchando el desgarrador llanto de la mujer mientras gritaba que
"no podía ser". ¿Qué no podía ser? Una de las enfermeras se acercó
rápidamente con una mesilla rodante y disimuló dirigirse a su propia
habitación pero, cuando entró, regresó al mismo lugar.
Cuando los doctores finalmente salieron entre murmuraciones, pudo
escuchar que el señor Jeon se encontraba muy mal y que tendría que pasar
allí la noche, que su esposa también se quedaría porque la impresión fue
muy fuerte y terminó desmayándose.
El corazón de Taehyung se apretó de tal forma que sintió deseos no solo
de llorar sino también de llamar a Jungkook para saber cómo se encontraba
pero hubieron muchas cosas que lo detuvieron. Para comenzar, sería mucha
indiscreción de su parte simplemente tocar un tema privado que le
concernía única y exclusivamente a la familia. Él vivía una situación similar
en carne propia y sabía que los familiares tenían formas muy impredecibles
de reaccionar a algo así, no era un tema que se gustara compartir.
¿Qué le iba a decir? Que se quedó espiando de forma ilícita a sus padres
y que se enteró de la precaria salud de su padre estaba totalmente fuera de
discusión. Además, si los padres aún no le habían dicho, él no tenía derecho
alguno a inmiscuirse en eso. Pero lo peor, es que ellos ya no tenían trato
alguno pero aún así, él seguía cargando a cada lado ambos celulares como si
en algún momento ese que era únicamente utilizado para comunicarse con
Jungkook fuera a ser necesario.
Apretó el aparato en sus manos recostándose a la pared y exhaló con
cierta pesadez, cerrando sus ojos, alejando la horrible necesidad de ir en su
búsqueda. Dios, necesitaba tanto estar con él en una situación así, decirle
que no estaba solo y que podía contar con él aunque esa familia a diferencia
de él tenían absolutamente todos los recursos para lidiar con la enfermedad
que tuviese su padre.
Sin embargo, sabía perfectamente que en lo que a lo emocional respecta,
toda ayuda es poca porque nadie nace sabiendo que tendrá que lidiar con
algo así. Que los padres y todas las personas mueren, sí, eso se sabía pero
nunca se estaba preparado cuando sin esperar una enfermedad despiadada
golpeaba.
El resto del día, la mente de Taehyung iba solamente de su madre al
padre de Jungkook y por consiguiente a este último también. Una vez que
dejaron a Sunhyo en la casa, ambos fueron hacia el banco para depositar el
dinero y aquello fue una experiencia tan chocante que ninguno de los dos
sabía muy bien cómo procesarla.
Pasaron de ser mirados como delincuentes a casi ser tratados como uno.
Los sentaron en la oficina del gerente rodeados de algunos custodios como
si se hubieran robado ese cheque o algo por el estilo.
Molestos era poco pero el enojo de Taehyung casi desapareció cuando
escuchó al gerente comunicarse con Sasung Electronics, esperando que le
comunicaran con el CEO o su asistente.
Deseó escuchar su voz aunque fuera por el altavoz pero no pudo escuchar
absolutamente nada y su decepción fue tan obvia que incluso Hoseok la
notó. No supieron con quién habló o qué se le dijo pero lo siguiente que
sucedió fue que el personal de seguridad se retirara tras una seña y el
hombre frente a ellos completamente sonrojado sonriera hipócritamente con
cierto nerviosismo.
En ese preciso instante Taehyung deseaba cambiarse de banco una vez
que liquidara sus deudas pero era sabido que en cualquier banco que leyera
sus registros de deudas y demás, reaccionarían absolutamente igual porque
nadie de la noche a la mañana entregaba un cheque de un millón de dólares.
— Lamentamos el inconvenientes, de parte de nuestro banco pido mis
más sinceras disculpas. Sin embargo, espero que entienda que esto no es
más que el protocolo de seguridad a seguir en estos caso. — Se disculpaba
el gerente encargándose personalmente de tramitar todo. — No podemos
cobrar el cheque a dos cuentas pero, lo que sí podemos hacer es lo
siguiente. Todo el fondo se depositará en su cuenta señor Kim y después
transferiremos los 250 000 dólares que desea a la cuenta del señor Jung.
— Sigo diciendo que eso no es necesario, Tae. Puedes dejarlo todo en tu
cuenta. — Taehyung negó entrelazando sus manos sin importarle
demasiado la mirada de aquel hombre.
Eso era poco para todo lo que merecía Hoseok, lo que había hecho por él
y su familia, su amistad, su amor, su compañía eran cosas invaluables a las
que no se le podían poner precio por eso esa pequeña entrega le parecía no
correcto, sino justo y bien merecido.
— Usted cuenta después de pagar todas sus deudas y la transferencia a la
cuenta de Jung Hoseok con un fondo de 550 000 dólares. — Comentó el
gerente entregándole los documentos y poco después unas tarjetas junto a
una nueva libreta de ahorros que su secretaria le entregó. — Solamente
necesito su firma aquí y aquí.
Indicó con una sonrisa, recogiendo todo cuidadosamente. Una chica
apareció con un café para ambos acompañados de algunas golosinas que
ninguno probó porque seguían con aquel trago amargo varado en sus
gargantas desde que fueron arrastrados como delincuentes delante de todos
los presentes a la oficina del gerente escoltados por el personal de
seguridad.
— Nos complace contar con su presencia en nuestro banco, que
permanezca con nosotros es un honor. — Agregó cuando se levantaron para
retirarse, aceptando por cortesía la mano que se extendía para saludarlos.
Cuando salieron del banco, lo primero que hicieron fue dirigirse a un
garaje de autos para adquirir uno modesto y bastante sencillo aunque nuevo,
dado que era necesario y de esta forma no tendrían que pedir continuamente
los automóviles de sus centros de trabajo para trasladarse cuando era
necesario.
Fueron al restaurante de Hoseok estrenando Taehyung su nuevo vehículo
y, una vez que entregaron el auto, fueron a hacer las compras, regresando
luego de esto a casa de su madre.
El rubio cambió el recipiente con el vómito de su madre, la ayudó a bañar
y le permitió seguir durmiendo hasta que Hoseok terminó de cocinar.
Ya solos y casi de madrugada, el pelirrojo pudo notar como el menor
daba vueltas a su lado. Era evidente que seguía queriendo esa conversación
que tanto aplazaba pero aunque le había dicho que hablarían, todavía no
estaba preparado para tenerla. Si bien ya sabía todo, algo le decía que
cuando aquella conversación se diera lo de ellos acabaría pronto por lo que
se hizo el desentendido y solo lo abrazó para dormir.
Solo un poco más, era todo lo que quería y necesitaba... Un poco más.

Hola por aquí


Los he extrañado mucho por eso hice todo lo posible para pasarme por
aquí un momento pese a que son casi las 5 am y no he dormido.
Quizás muchos no leyeron mi aviso en mi estado porque me han
dejado varios comentarios y mensajes pero, he avisado que debido a
problemas familiares y personales estaría algo distante y no podría
escribir frecuentemente. Hago todo lo posible por no perderme por
completo pero pido su comprensión.
Lamento que deban esperar tanto por mis actualizaciones
últimamente pero no puedo hacer más.
Espero que todos estén bien, les envío un beso grande.
LORED
Capítulo 19

Sin necesidad de una alarma, de ser despertado por Hoseok, su arrendatario


o alguna llamada que lo hostigara para que pagara sus deudas, Taehyung se
había despertado a las seis de la mañana aunque seguía acostado en su
colchón sin moverse o hacer ruido alguno. Solamente miraba al techo con
sus ojos ya acostumbrados a la oscuridad sin saber exactamente qué hacer
con su vida en esos momentos.
Estaba acostumbrado a vivir sofocado, aclamando diariamente por una
ráfaga de aire en esa selva de concreto que era Seúl para intentar respirar un
poco. En una semana había logrado no solo pagar todas sus cuentas, sino
también ayudar al pelirrojo con las suyas, cubrir todos los gastos de la casa
de su madre, compró un auto nuevo y aún así, quedaba en su cuenta lo que
él en su vida se imaginó tener.
Necesitaba trabajar porque no estaba acostumbrado a no hacerlo pero a
su vez, no era algo que le urgía porque el dinero en ese instante no era un
problema y podía dedicarse completamente a su madre sin estrés. No
obstante, se sentía perdido porque no tenía muy claro qué hacer.
Dos días atrás se reunió con Jimin, increíblemente habían mantenido su
contacto y era el amigo más cercano o casi el único que tenía si no contaba
a Hoseok porque él no mantenía contacto con sus compañeros de la
universidad o antiguos lugares de trabajo. Jimin se apareció por sorpresa en
su apartamento y le estuvo dando algunos consejos que continuaba
considerando.
Sí quería mudarse a un apartamento más cómodo con su madre pero no
había forma de convencerla, seguía diciendo que moriría en la casa por la
que tantos años luchó. Tampoco quería que Hoseok y él se mudaran con
ellas y eso era por mucho todo lo que deseaba.
Quizás no estaría tan mal mudarse a un apartamento ligeramente más
amplio en donde al menos pudiesen tener una cama decente y no un
colchón que guardaban y sacaban diariamente en una habitación que junto
con el baño, no medía más de 10 m². Continuar con su vida del modo en
que quería hacerlo cuando se le ocurrió la idea de aquella subasta pero
ahora muy pocas cosas tenían sentido.
Porque su preocupación principal era el tratamiento de su madre pero,
por mucho que luchó por cambiar este hecho, Jungkook seguía cubriendo
los gastos según algún convenio con el hospital del que no tenía la menor
idea.
Ya había hecho una cita en su universidad para retomar su carrera pero
debía esperar a que terminaran las vacaciones de mitad de trimestre a
finales de mayo. Tenía pensado en retomarla y finalmente terminarla pero a
su vez, todos sus planes se mantenían suspendidos en el aire porque aunque
procuraba darles una nueva dirección a sus pensamientos, ellos seguían
desviándose hacia el pelinegro que cada. Día deseaba ver o al menos
escuchar.
Barajaba la posibilidad de que todo era porque aún no había hablado del
tema con Hoseok y todo seguía atorado en su pecho o por el hecho de que
fue verdaderamente su primer hombre en algunos aspectos y todo era muy
reciente como para olvidarlo.
En el fondo sabía que eran excusas estúpidas que se daba a sí mismo para
mitigar el hecho de que sus recién descubiertos sentimientos se habían
adueñado totalmente de cada uno de sus sentidos. No sabía cómo hacerle
frente al hecho de haberse enamorado de Jeon Jungkook incluso antes de
aquel último encuentro mientras que continuaba compartiendo cama y vida
junto a un hombre que significaba familia, estabilidad, cariño e incluso
atracción física.
No era ingenuo, sabía que no amaba a Hoseok, lo quería pero eran
sentimientos muy diferentes que si bien compartían algunos lazos se
diferenciaban en muchos otros. Sin embargo, aún sabiendo eso, no tenía
corazón o siquiera se permitía dejar a quien había estado en las buenas y
malas junto a él desde que eran niños.
Sí, podía ser agradecimiento pero no era todo, Hobi significaba
muchísimo más y él nunca le pondría fin a esa relación aunque como cada
día de la última semana, llorara a escondidas cada vez que tomara una
ducha por sentirse de cierta forma una mala persona al no poderle
corresponder al cien por ciento todos y cada uno de sus sentimientos.
Se removió intentando no despertar a su acompañante yendo hacia el
baño para ponerse ropa deportiva y salir a correr para despejar sus ideas y
controlarse. Los ejercicios eran algo que se habían vuelto mate de su rutina
y cuando terminaba agotado, su mente parecía acompañar el estado de su
cuerpo y quedaba totalmente en blanco, algo que agradecía.
Una vez que la puerta del apartamento se cerró, el mayor abrió sus ojos,
dejando de pretender estar dormido para finalmente sentarse en su colchón.
Taehyung hacía difícil el decir adiós, él moría cada día un poco cada vez
que lo encontraba contemplando y admirando con nostalgia todo lo
relacionado con Jungkook de una forma u otra.
Sus fotos juntos que no había borrado sino colocado en una carpeta
privada donde torpemente colocó la misma contraseña que utilizaba para
todo. Estaba seguro que las quitó de la galería para que no le incomodaran
pero dolía más ver la importancia que le daba para atesorarlas en un lugar a
parte en vez de haberlas dejado junto a tantas otras que no significaban nada
más que almacenamiento ocupado.
La forma en que acariciaba los electrónicos que le habían sido regalados
meses atrás, cuando se quedaba como tonto mirando hacia el pequeño
clóset con todas las ropas que utilizaron en sus encuentros. Ese brazalete en
su muñeca al que inconscientemente acariciaba cada rato o cuando
escuchaba los sollozos que se filtraban desde el baño.
Él mismo buscó muchas veces al CEO de Sasung Electronics en la web
pero todas las fotos que encontraba de él le daban más la idea del heredero
déspota y arrogante del que Taehyung hablaba al comienzo que a ese del
que él sabía se había enamorado. No podía negar que era atractivo pero aún
así, no podía ser todo si había logrado conquistar el corazón de su por
siempre Tae.
Aunque este no lo amara, aunque uniera su vida a la de alguien más, él
rubio siempre sería su pequeño, su novio, su hermano menor, su mejor
amigo, su compañero de vida...
Es que encontraba imposible dejarlo cada vez que se encontraba con su
mirada o una amplia sonrisa iba dirigida a él. Le hacía muy difícil el poder
decirle adiós como pareja, si es que alguna vez realmente fueron una.
Cuando sonreía con sus ojos medios abiertos mientras dormía, algo que
en el pasado escaseaba y ahora sucedía tan seguido como las veces que se
despertaba casi llorando, haciéndole preguntarse qué estaría soñando para
llorar o reír así, llegando siempre a la conclusión de que muy
probablemente, todo estaba unido a Jungkook.
Ya había decidido hablar con él esa noche pero por mucho que intentara
planificar algo en su mente, no sabía cómo abordar la conversación. Se
levantó para cepillarse los dientes y tomar una ducha, tomando una foto
mental de todo porque algo en él le decía que lo necesitaría.
Es que... La parte más difícil y complicada de amarlo, era dejarlo. Lo que
más se le dificultaba de amar a Taehyung es de que estaba consciente que
en su vida volvería a amar a alguien como lo amaba a él y que lo más
enrevesado, sería tratar de continuar una fraternal relación con la persona
con la que quiere fundirse en cada aspecto pensado, ese motivo por el que
su corazón latía con fuerza cada día.
El volumen de su música era alto, procuraba con ella y el sonido del agua
cayendo su llanto no se escuchase aún si el rubio regresaba. Perdió la
noción del tiempo, solo cuando el agua comenzó a salir fría supo que había
tardado lo suficiente como para que el calentador automáticamente se
desconectara para reponerse.
Ya vestido, el sonido de la puerta lo sobresaltó pero, más lo hizo al
encontrarse dos fornidos y trajeados hombres delante de él, quienes
lentamente le dieron paso a una despampanante mujer que lo inspeccionó
con la mirada.
— ¿Jung Hoseok? — Preguntó a pelinegra de cabellera ondulada y
aspecto elegante pero firme semblante.
— ¿Quién pregunta?
— Ahn Hyejin aunque quizás has oído hablar de mí como Hwasa. Vengo
de parte de Hitta Entertainment para hablar con el señor Kim.
Taehyung no exageró cuando describió aquella mujer, la invitó a pasar
pero sinceramente no había un lugar en el que pudiera sentarse a excepción
del colchón aún sin tender en el suelo. Ella le indicó a los hombres que se
quedaran afuera y entró tomando asiento como si nada tras quitarse sus
zapatos.
— Taehyung no está en estos momentos. — Aclaró algo nervioso sin
saber qué hacer.
— Lo sé, está haciendo ejercicios.
Algo asustado el pelirrojo abrió los ojos porque no entendía cómo ella
podría saberlo pero, como si leyera sus pensamientos, la mujer le entregó su
tablet y en ella pudo ver varios videos de Taehyung corriendo por la ciudad
tomados por diferentes personas.
— Parece que ambos lo han olvidado pero él sigue siendo un modelo de
nuestra agencia, alguien que quiera o no ya es una figura pública y con solo
su apariencia se ha ganado muchos seguidores. Eso, mezclado con el
internet tan veloz que tenemos en Corea del Sur es igual a estar vitalizado
en redes en un dos por tres. — Comentó con tranquilidad, algo confusa al
ver en la forma que aún vivía.
— Comprendo... — Comentó devolviéndole el aparato. — No tenemos
mucho aquí. ¿Le apetece un café instantáneo?
— No es necesario, no como nada antes del mediodía pero muchas
gracias.
Regresaba de su recorrido matutino cuando Taehyung divisó en los bajos
de su edificio un Bentley negro idéntico al que utilizaba Yoongi y esto lo
hizo detenerse abruptamente. El cansancio desapareció y su corazón latía no
tanto por haber estado corriendo como por el nerviosismos y ansiedad que
lo embargó.
Sus piernas flaquearon pero pese a esto hecho a correr hacia su
apartamento sin detenerse siquiera a mirar la matrícula del vehículo. Si lo
hubiera hecho, no hubiera mostrado la gran decepción que lo embargó
cuando vio en su vivienda a Hwasa y no a Yoongi o Jungkook.
— ¿Hwasa?
— Vaya, no creí que mi presencia te disgustara tanto. — Pronunció y fue
entonces cuando el rubio negó rápidamente buscando con la mirada a
Hoseok que estaba recostado al umbral del baño.
— Oh, no, no es eso. Es solo que... Bueno, no me esperaba encontrarte
aquí sin avisar. ¿A qué debo tu visita?
— En realidad son varios los motivos, el primero de ellos es para
entregarte esto... — Comentó alcanzándole un sobre. — Es tu segundo
cheque, con esto los dos millones de tu subasta quedan pagos. Ambos debía
ser expedidos por nuestra compañía pero ni modo. ¿Quién contradice a los
Jeon, cierto?
La mujer percibió la tensión en el cuerpo tanto del pelirrojo como el
rubio, notó las miradas que intercambiaron y la forma en la que Taehyung
se cohibió tímidamente. Eso no estaba funcionando, así no podían ser las
cosas.
— Como ya te había dicho, la entrega del cheque es solo uno de los
varios motivos por los que vine personalmente pero, necesitamos estar a
solas para hablar de ellos. — Comentó procurando no ofender con sus
palabras a su pareja.
— No te preocupes, Hoseok sabe todo acerca de mí, él puede quedarse.
— Intercedió el menor pero el pelirrojo tomó sus hombros y negó con una
sonrisa, tomando su bolso, besándolo acto y seguido.
— Yo ya tengo que irme al trabajo, hoy tenemos un evento especial y
debo entrar un poco antes, así que no te preocupes. Solo no me fui porque
estaba esperándote pero ya que estás aquí puedo marcharme tranquilo. ¿Nos
vemos en la noche? — El rubio asintió recibiendo un nuevo beso en su
mejilla. — Hasta luego, Tae. Adiós, Hwasa.
Taehyung dio varios pasos para cerrar la puerta percatándose mejor de
los hombres que hacían guardia afuera, maldiciendo por lo mucho que
llamaban la atención ahora que veía a sus vecinos mirando hacia su puerta.
Cerró finalmente y suspiró mirando a la mujer que lo miraba con una
sonrisa.
— ¿Cómo has estado?
— Bien, gracias por preguntar... — Contestó el menor algo contrariado
porque no sabía si molestarse o simplemente ignorar la invasión a su
privacidad. No le gustó la forma en la que tácitamente corrió a Hoseok. —
¿Y tú?
— Pues trabajo no me falta. — Comentó entregándole el tablet para que
viera videos y fotos de lo que había estado haciendo la última semana. —
¿Has olvidado que para el mundo eres modelo de Hitta? Eres un hombre
que ya cuenta con muchísimos aficionados y debes tener cuidado por tu
propia seguridad. No todos los fans son agradables y respetuosos, si algo
ocurre contigo, nosotros también terminaríamos envueltos.
— ¿Estos videos fueron tomados por aficionados? — La pelinegra
asintió. — Ya veo... ¿Cuáles son esos otros motivos por los que estás aquí?
— El segundo motivo es para decirte que, dentro de una semana, es la
fiesta de aniversario de nuestra compañía y estás invitado al evento. No
puedes faltar. Puedes pasar a buscar tu atuendo o te lo enviamos aquí, como
desees, hay un diseñador que ha hecho un traje especialmente para ti y
como trabaja con Baazar Korea pues no deberíamos decirle que no, además,
sé que te encantará.
— De acuerdo. — No tenía muchos deseos de ir pero si no le quedaba
más remedio, le interesaba muy poco lo que le pusieran. — ¿Algo más?
— Tenemos trabajo para ti. No estás obligado a participar pero sería una
buena forma de respaldar y mantener las apariencias porque evidentemente
con las cantidades ingresando a tu cuenta querrán investigarte.
— ¿Haciendo qué?
— Modelando, claro está. El público desea verte más y sorpresivamente
muchas marcas están interesadas en tenerte. Tendrías tres sesiones para
editoriales reconocidas, obviamente la primera sería Baazar, la segunda
Kosmopolitan y la tercera Vogg. A parte, tenemos un comercial para ti con
Jeju Airline y otro con Sasung Electronics.
Por primera vez desde que Hwasa comenzó a hablar, contó con toda su
atención y esta pudo notarlo porque su cambio de actitud fue más que
evidente. El rubio la miró confundido humectándose los labios
continuamente, acercándose despacio hacia ella hasta sentarse en el suelo.
— ¿Trabajar con Sasung Electronics? — Preguntó interesado.
¿Aquello era obra de Jungkook? ¿Él había dicho que lo quería trabajando
para su empresa o solo eran ideas suyas buscando la esperanza de que este
deseara verlo nuevamente?
— A-Acepto.
— ¿Tienes claro que el comercial es para Sasung Electronics y no para
Jungkook, verdad? — Cuestionó la pelinegra atreviéndose a acariciar su
cabello. — ¿Por qué no seguiste mis consejo?
— ¿A qué te refieres?
— Cuando te dije que ese hombre te convenía no lo hice solamente por
su posición económica sino porque sinceramente él tenía un interés real,
puro y hermoso por ti. Ese hombre te ama, pequeño.
Sintiendo su pecho dolor, el rubio bajó la cabeza tratando de ignorar
palabras que ya había escuchado antes directamente de ese hombre. Él
también lo amaba pero, Jungkook no era el único que lo amaba, Hoseok
también lo hacía y no podía simplemente abandonar a alguien que le había
dedicado su vida entera.
—El agradecimiento, el miedo, la lástima y la conformidad, son
sentimientos que en una relación de cualquier índole estropean lo que
existe. Daña más quedarse sufriendo en Silesio lastimando a todos los
involucrados, que alejarse siendo sinceros con todos pero principalmente
con uno mismo. La vida es demasiado corta para vivirla solamente
pensando en alguien más. Vive hoy, quizás mañana cuando lo quieras hacer,
ya sea demasiado tarde para ti y para todos.
Taehyung permaneció sentado en el suelo durante algunos segundos
mientras veía a Hwasa incorporándose. Sus palabras hacían eco en su
cabeza junto a la imagen de Hoseok y Jungkook juntas en un duelo
interminable. Lentamente se levantó, quedándose helado cuando esta lo
abrazó y volvió acariciar su cabeza.
— Sería bueno que vayas buscando un apartamento más grande para tu
propia comodidad. Te espero mañana en la agencia a las diez de la mañana,
no tendrás problemas pero en caso de que alguien no te reconozca, solo
debes mostrar esta identificación. — Comentó entregándole un
identificador del centro donde decía que era modelo. — Con esto también
podrás abrir las puertas que te permiten el acceso completo al interior una
vez que estés en el lobby. Nos vemos y piensa en lo que te dije.
+++
— Finalmente llegó nuestra esperanza. — Comentó el jefe de Hoseok
una vez que entró a la oficina. — Has llegado justo a tiempo, ven que te
voy a presentar con nuestro cliente, estarás trabajando hoy con él.
— Buenos días, jefe... — Ironizó su saludo al ver que este ni siquiera le
decía hola antes de mandarlo a trabajar.
— Sí, sí, buenos días, Hoseokie. Por favor, dependemos de ti, ven...
— ¿Por qué van a depender de mí? Yo soy solamente el ayudante del
chef.
— Nuestro cliente nos escogió porque estuvo aquí el día en que supliste
al chef, le gustó tu comida y quiere que seas tú quien se encargue de todo
hoy.
Hoseok abrió los ojos con completa confusión, caminando detrás de su
jefe algo nervioso, secando en sus pantalones su sudorosas manos y
comprobando en los cristales su peinado. Una vez que llegó a la oficina de
su jefe, se encontró con un hombre atractivo y elegante que utilizaba su
móvil con destreza.
Varios segundos transcurrieron antes de que ese castaño levantara la
mirada y el pelirrojo tuvo que confesarlo mentalmente, no se esperaba un
cliente tan atractivo.
— Mucho gusto, mi nombre es Jung Hoseok. — Se presentó realizando
una modesta venia frente a él, dándose cuenta la forma en que era
inspeccionado para recibir una respuesta lo que pareció ser una eternidad
después.
— Kim Seokjin, espero que no me decepciones y trabajemos juntos
correctamente. Ya le he entregado a tu jefe la dirección del evento, por
favor, solo tú y máximo dos ayudantes más, con un solo camarero basta. Es
un evento privado y no queremos muchas personas. — Mencionó
volteándose ahora hacia el dueño del restaurante. — ¿Tenemos un acuerdo,
cierto?
— Por supuesto, señor Kim. — Respondió observando como el castaño
se levantaba y abrochaba su saco, saliendo sin decir mucho más mientras
ellos volvían a realizar una venia. — Ve y da lo mejor de ti, han pagado por
tres de nuestros trabajadores un poco más de lo que hacemos en un fin de
semana.
No era la primera vez que Hoseok cubría un evento privado pero sí era la
primera vez que el evento incluían solamente a cuatro hombres
extremadamente atractivos que evidentemente eran pareja. Lo que no se
esperó fue que, en el transcurso de la noche esas parejas se cambiaran y
que, el castaño que contrató su servicios, terminara en un rincón del jardín
de aquella mansión completamente solo.
Regresaba del baño para pasar a recoger sus cosas ya que su trabajo
estaba prácticamente terminado cuando lo vio llorar en silencio y como
siempre, no pudo soportar ver a alguien llorar, terminando por acercarse aún
a sabiendas que podía ser despedido.
— ¿Se encuentra bien? — Con audacia el castaño secó sus lágrimas y
sonrió, una sonrisa muy bonita a ojos del pelirrojo. — ¿Puedo ayudarlo en
algo?
Sus ojos se encontraron largos segundos pero luego de eso, todo sucedió
demasiado rápido, en un momento ese hombre lo atrajo para darle un
tórrido y casi enloquecedor beso y al otro, se estaba levantando y marchado
con elegancia dejándolo completamente perdido agachado en su sitio.
Le costó un poco recomponerse a aquello, fue tan repentino que ni
siquiera le dio tiempo a procesar pero cuando lo logró, regresó a su lugar
donde ya sus compañeros habían terminado de recoger casi todo. El castaño
que minutos antes lo había besado estaba sentado sobre un hombre que él
reconocía gracias a Taehyung, el presidente de Hitta Entertainment. Frente a
ellos, un peliverde que le parecía conocido o quizás solo lo confundía con
uno de esos ídolos que pintaban su cabello de forma extravagante y junto a
él, otro que reconocía, Park Jimin.
Al verlos a todos no pudo evitar pensar en la gran coincidencia que todo
aquello resultó porque de una forma u otra, todos estaban relacionados a la
subasta y por consiguiente también a Taehyung y a ese hombre del que se
había enamorado, Jeon Jungkook.

Vienen muchas cosas en el próximo capítulo Espero que este no les


resultara muy aburrido, nos vemos en el próximo en cuanto encuentre
un huequito.
Capítulo 20

— Ya regresé, mamá... — Comentó Taehyung entrando al cuarto de


hospital donde descansaba su madre. — Tal como prometí no tardé ni
siquiera dos horas.
— Ya estoy acostumbrada a esto, te he dicho que no tienes que venir o
estar conmigo siempre que pase por esto. — Se quejó volteándose, mirando
las flores que adornaban la mesilla a su lado. — Terminarás viviendo en el
hospital como yo.
— Bueno, sinceramente el hospital no es tan malo, menos este salón VIP.
— El menor soltó su bolso y acomodó a su lado para acariciarla. — ¿Qué
sucede que me miras así?
— Tengo cáncer y me estoy muriendo pero no soy idiota, Taehyung. A
pesar de todo sigo siendo tu madre y no me perdonaría que por mi causa
perdida termines haciendo cosas indebidas que te pesarán en un futuro.
— ¿A qué viene esto? Para comenzar, no he hecho nada malo, jamás lo
haría y tu causa no es una causa perdida, deja de ser tan negativa. — Apretó
su nariz y la besó castamente en la frente.
— ¿De dónde ha salido todo el dinero que has estado gastando? —
Taehyung detuvo sus movimientos por varios segundos, continuando
suavemente con sus caricias. — En un principio me sorprendió que por
caridad o suerte cambiara mi estatus de paciente en este hospital pero ya no
es solo eso. Tienes un automóvil nuevo, a veces vistes ropa cara, tienes dos
teléfonos, ya no nos están sofocando con las cuentas y miré mis estados en
el banco desde mi celular, has cubierto completamente mis deudas. Tengo
dinero de fondo que no me es posible amasar por mis propios méritos ¿Qué
estás haciendo?
Decirle a su madre que se había subastado no era lo más sensato, estaba
claro que lo primero que haría sería echarse la culpa de esto, creyendo que
su enfermedad lo orilló a tomar esa decisión. Tampoco podía inventarle
cualquier excusa porque Sunhyo era una mujer muy inteligente y perspicaz
a pesar de todo. Como si eso fuera poco, se trataba de su madre y no sabía
si se trataba de un super poder adquirido cuando le dio la vida pero esta
tarde o temprano terminaba enterándose de todo.
— ¿Recuerdas que hace unos días te dije que debía contarte algo? — Su
mamá asintió mirándolo con cierto recelo. Taehyung sacó su teléfono para
mostrarle todos los artículos sobre su persona, las páginas y todo aquello
que reafirmara su coartada de ingresos. — No quería agobiarla pero lo
cierto es que llevo varios meses trabajando como modelo y he tenido un
poco de suerte, de hecho, puede que próximamente me vea en algunos
comerciales.
— ¡Oh, por Dios, muchas felicidades, hijo! Siempre supe que eras
demasiado guapo e inteligente como para desperdiciar todo eso. —
Exclamó feliz pero aún así el tono de su voz era muy bajo. — Me hace muy
feliz que estés haciendo algo con tu vida. ¿Te gusta lo que haces?
— Sí, me gusta, mamá. Me gusta bastante... — Musitó acercándose para
abrazarla. — ¿Y esas flores tan hermosas? No las vi cuando me fui, ¿Hobi
pasó por aquí?
— No, me las trajo un muchacho muy agradable que de vez en cuando
pasa y me hace compañía unos minutos. ¿No lo has visto? — El rubio se
incorporó frunciendo el ceño mientras negaba. — Es muy amable y hasta
cariñoso, es también un joven muy atractivo. Creo que debe ser alguno de
los VIP porque no lleva jamás ropa de doctor o enfermero.
— ¿C-Cómo es él? — Preguntó Taehyung con cierta ansiedad. — ¿Cómo
luce?
— Mmmm, no estoy segura... Tiene cabello muy negro y ligero doble
párpado. Cuando se ríe es muy dulce, luce incluso algo aniñando al hacerlo
y tiene un pequeño lunar bajo su labio inferior. Siempre viene muy elegante
y me deja alguna flor, otras solamente me pregunta cómo estoy o habla
conmigo de cualquier cosa durante varios minutos.
— ¿Hace cuánto te trajo esas flores? — Cuestionó el rubio poniéndose en
pie ignorando la confusión de su mamá.
— Justo antes de que llegaras se marchó, no sé hace unos quince minutos
tal vez. — intentó incorporase pero Taehyung no se lo permitió, la acostó y
besó su frente. — ¿A dónde vas?
— Regreso en unos minutos, no tardo.
El menor salió a paso apresurado de la habitación, preguntándole a las
enfermeras si habían visto a Jungkook porque él sabía que el hombre que su
madre describió no podía ser nadie más que él. Sin embargo, todas lo
miraban como si estuviera loco, no sabían o no querían darle respuesta
alguna.
Corrió de punta a punta el piso de los VIP, aún cuando le llamaron la
atención. No sabía por qué estaba corriendo o qué le diría en caso de verlo
solo sabía que necesitaba dar con él. Presionaba con angustia e
interminables veces el botón que lo llevaría al parqueo subterráneo. De no
ser porque el piso de su madre era el número cuarenta y dos, él hubiese
bajado corriendo por las escaleras para ahorrarse cada vez que las puertas se
abrían y alguien más entraba.
Ya en el estacionamiento la cosa se le complicó, no era mala persona
pero tenía deseos de empujar a esos que caminaban como tortuga delante de
él y no terminaban de decidirse si iban a tomar una senda u otra. Vio a la
distancia un gran movimiento que le llamó la atención, llegando a ver a
Jungkook, sonriendo casi instantáneamente como respuesta perdiendo el
norte que buscaba.
No fue hasta que lo vio subirse al vehículo negro que volvió en sí, trató
de ir en su búsqueda pero no fue necesario, ellos debían pasar por ahí sí o sí
por lo que se preparó para gritarle al menos pero cuando vio a su padre
junto a él, simplemente permaneció en silencio viendo aquel Bentley
alejarse.
Tiró de sus cabellos con fuerzas, dejando escapar un sonoro quejido
mientras regresaba al ascensor. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué había
corrido como un idiota en busca de Jungkook cuando no sabía siquiera qué
decirle?
— Es una gran pena... — Comentaba una de las enfermeras. — ¿Qué
pasará con el grupo Sasung si muere uno de los Jeon?
El corazón de Taehyung se apretujó al escuchar esas palabras, para
Jungkook las cosas no deberían estar siendo fáciles si ya estaba enterado de
todo, claramente no tendría mente para pensar en él o algo más allá de la
salud de su padre. Su corazón por algún motivo dolía al no poder servirle de
apoyo, no poder abrazarlo y decirle que estaba con él, que no estaba solo y
podía apoyarse en él.
Si lloraba, deseaba que fuera su hombro el que utilizara, que sus brazos
fueran ese refugio y quizás, con algunos besos lograr mitigarle por
momentos su dolor y angustia. Esos eran sus deseos en esos momentos,
deseos que no podía cumplir y lo mantenían en constante zozobra. Quería al
menos verlo o hablarle una vez más, aunque fuera solo para decirle esas
palabras. No físicamente pero sin lugar a dudas estaría a cada instante con
él. Jungkook tenía que saberlo.
+++
Existían tantas maneras de amar, que Hoseok siempre mantuvo en alto su
esperanza porque creía firmemente en el amor que Taehyung profesaba por
él a su estilo y forma. Aún cuando ellos siempre hicieron sus vidas por
separado, tuvieron parejas y se entregaron de una forma u otra o diferentes
personas, ambos en el fondo sabían que ninguno de sus acompañantes
llegaba o siquiera se aproximaba al nivel sentimental que ellos mantenían.
Porque cada persona tenía una forma única de amar y aunque pudiera no
expresarlo de la manera en que otros esperaban o deseaban, no significaba
que no lo hicieran. Hay quienes lo reiteran cada día con acciones o palabras,
otros que jamás los escucharás decirlo pero sus hechos suenan más alto que
los estallidos de bombas por lo que no tenían necesidad de expresarlo
verbalmente.
Por eso Hoseok creyó siempre en sus sentimientos y lo conocía tan bien
que notó de inmediato cuando llegó el primer cambio. Después de la
subasta, después del primer encuentro en casa de CEO de Sasung
Electronics, pudo percibir lo que el propio Taehyung aún no notaba.
Que fuera atracción física o gusto esporádico, esas eran cosas que podía
manejar, lo había hecho toda su vida pero lo que vio en sus ojos cuando
regresó contándole todo lo sucedido, iba más allá. No supo con exactitud
qué era pero la preocupación y cierta incomodidad se instalaron en su
pecho. Conforme los días fueron pasando, todo se fue clarificando y ahora
lo tenía claro. Taehyung amaba a ese tal Jeon Jungkook de una forma
abrumadoramente diferente.
Su amor por él no arrastraba gratitudes pasadas, infancia o todo aquello
que los unía a ellos dos. El amor del rubio por aquel hombre que apareció
en sus vidas era totalmente nuevo, puro y hasta cierto punto tenía ese toque
inocente del cual el menor siempre careció.
Porque si bien hubo hombres en su vida como Bogum o él mismo,
Taehyung nunca experimentó ese amor que crea burbujas en el estómago y
te cala la piel borrándote los sentidos, volviéndote torpe e inmaduro. El
cariño que sentía por el pelirrojo era fuerte e imposible de igualar por
cualquiera, un sentimiento que se cultivó con los años y se manifestó con
madurez, pero no era revolucionario, no le movía hasta la más pequeña de
sus células como Hoseok veía que sucedía con tan solo quedarse pensando
en quién lo compró.
Creyó que alguien se haría con el cuerpo de su TaeTae pero jamás le pasó
por la mente que se hicieran con su corazón o más bien, qué él se abriera y
lo entregara por gusto propio. Quizás por eso dolía tanto estar ahí acostado
con él y sentirlo abrazado a su cuerpo mientras murmuraba dormido el
nombre de alguien más.
La pantalla del teléfono del mayor se alumbró y, dado que estaba
desvelado, se acercó con cuidado zafándose de Taehyung para ver de qué se
trataba. Le fue algo difícil e incluso confuso descifrar al primer intento
aquel mensaje en el que le daban la hora y dirección de lo que parecía ser
un evento. Un segundo mensaje llegó con una invitación digital para asistir
al aniversario de Hitta Entertainment.
Su corazón revoleó feliz porque era la empresa del menor que
plácidamente dormía a un metro de él. Seguramente aquello era obra suya,
una forma de sorprenderlo o pedirle que lo acompañara en su primera
aparición oficial como modelo públicamente frente a todos por lo que aún
cuando sabía que Taehyung no tenía ningún interés en ejercer esa profesión,
su pecho se llenaba de orgullo por él.
Sonrió acercándose para depositar un beso en su cabeza y otro en la
comisura de sus labios pensando en que tal vez, era momento de hacer uso
del dinero depositado en su cuenta para así vestirse a la altura de su novio.
No quería lucir menos y que el menor se sintiera de alguna forma
incómodo. Sabía que Taehyung no era así, no le importaría si aparecía
envuelto en hojas de sésamo pero no importaba, quería que también se
sintiera orgulloso de tenerlo a su lado. No quería opacar su presencia, más
bien aumentarla.
Miró la hora, ya eran las siete de la mañana por lo que seguramente
pronto el menor despertaría aunque no fuera el día en el que salía a correr
de madrugada o tuviera mucho que hacer. Tomó un baño, se arregló y tras
dejarle una nota avisándole que iría a casa de su madre para luego hacer
unas compras, salió de aquel apartamento en el que continuaban viviendo
juntos.
Cuando el rubio despertó lo primero que hizo fue buscar a Hoseok a su
lado, extrañándose al sentirse solo pero sonriendo cuando vio la nota junto a
su almohada. Lo segundo que hizo, fue abrir su teléfono e ir a la sección de
finanzas en las noticias nacionales donde siempre había algo relacionado
con el grupo Sasung perteneciente a los Jeon.
En el último tiempo esa era una de las costumbres que había adquirido
porque así, muchas veces es que podía mantenerse artificialmente al tanto
de la vida de Jungkook e incluso verlos en fotos donde nunca sonreía. Él
sabía el por qué de su carente buen humor pero aún así lucía atractivo y a
pesar de todo, no podía evitar sentir cierta calidez y satisfacción en su
interior de saberse afortunado.
Sí, afortunado de haber sido capaz de contemplar personalmente su
sonrisa, verlo sonreír por y para él, verlo susceptible, molesto e incluso
gimiendo completamente entregado. Él era un hombre venturoso que había
visto muchas de las facetas del heredero del conglomerado más importante
del país. Conocía privadamente aquello imposible de imaginar para todo
aquel que lo único que conocía era su nombre y las pocas fotos que al
público se mostraban.
Esa mañana desafortunadamente no hubieron nuevas fotos, solo la
noticia de los continuos cambios en la bolsa de la compañía en la última
semana pero nada lo suficientemente importante para él. Exhaló
decepcionado, pasando a sus mensajes.
Había olvidado completamente la fiesta de aniversario de su pseudo
compañía y ahora Hwasa le recordaba que debería pasar a buscar uno de los
atuendos porque en solo veinticuatro horas, debería estar junto al resto de
los artistas de ese lugar. Sabía que tenía que ir pero estaba seriamente
pensando en hacerse pasar por enfermo para librarse de aquello.
No tenía ánimos para pretender ser alguien diferente, tener una vida que
en verdad no llevaba. Él no era el modelo Kim Taehyung, ni siquiera era
modelo en lo absoluto pero debía estar bajo el lente de varios y la mirada de
otros totalmente desconocidos.
Se levantó para tomar una ducha, se vistió y salió hacia la agencia.
Cuando llegó fue llevado con los estilistas, mismos que le advirtieron que al
día siguiente uno de ellos iría hacia su casa o la dirección que le indicara
para ayudarlo con el maquillaje y peinado. Finalizado los ajustes de su
vestuario, se dirigió hacia la oficina del presidente debido a que le avisaron
que este quería hablar con él.
En el camino se encontró con Jimin pero este ni siquiera lo notó, estaba
dentro de una de esas salas de entrenamientos en donde se encontraba
bailando con la fija mirada de un peliverde cruzado de piernas y rostro
inexpresivo. Ya Taehyung se olía el motivo de su cercanía, seguramente
habían arreglado todos sus conflictos, lo único que le confundía era verlo
ahí y no junto a Jungkook como siempre estaba.
Otra cosa que le llamó la atención fue presenciar con sus propios ojos la
forma en la que Seokjin le arreglaba a Namjoon su corbata mientras este
abrazaba su cintura. Las cortinas de su oficina estaban elevadas por lo que
en la parte superior del cristal que no estaba polarizado, podía ser testigo de
esa escena, misma que no quiso interrumpir, quedándose afuera a la espera
de que el mayor de ambos se retirara como había escuchado que haría.
— ¿Podemos conversar esta tarde sobre lo que está sucediendo entre
nosotros? — Escuchó a Jin hablar. — Llevo semanas queriendo conversarlo
pero siempre estás demasiado ocupado.
— Es que realmente sabes que estoy muy ocupado. — Respondió
Namjoon con pasividad. — Esta tarde no podrá ser pero te prometo que
pasado mañana después de la fiesta de aniversario, seré todo tuyo para
conversar sobre lo que desees. Estaré a tu entera disposición.
Los pasos se escucharon mucho más cerca y antes de notarlo, la puerta se
abría frente a Taehyung. Los mayores se quedaron algo callados por
segundos pero luego lo saludaron animadamente. Jin se despidió y él pasó a
conversar con Namjoon, quien únicamente quería asegurarse de que
asistiera al evento, así como constatar que todo estuviera perfecto y sin
quejas.
Ya de regreso en su apartamento, el rubio quedó atónito al ver a Hoseok
salir envuelto en toallas del baño mientras sobre su colchón descansaba un
elegantísimo traje que en general, había costado veinte mil dólares.
Para comenzar, el mayor era la persona más ahorrativa que podría existir
sobre la faz de la tierra, desde que le hizo aquel depósito, no había tocado ni
siquiera un céntimo de ese dinero por lo que ver que había gastado en un
traje lo que podría usar para comprarse un auto lo dejó completamente
confundido.
Además, hacía días que no lo notaba tan resplandeciente y animado.
Había salido del baño cantando, bailando y con una sonrisa en su rostro que
a pesar de todo se le contagió, sintiéndose envolver por sus brazos. Como
pudo corrió los trajes, tanto el que tenía ya Hoseok comprado como el que
recogió en la empresa, su segundo atuendo porque el principal lo llevaría el
estilista para que no se estropeara siquiera el envoltorio.
Ya no le rehuía a sus besos y toques, mismo si en su corazón seguía
estando Jungkook, Hoseok ocupaba parte de este, era su pareja y si bien no
tenía obligación de cumplirle en la cama cuando no tenía deseos...
Sexualmente hablando el mayor sabía cómo lograr que su cuerpo
reaccionara. Aún seguían sin llegar del todo al final aunque en veces
anteriores hubieran liberados sus cuerpos entre caricias, besos y otras
lascivas actividades.
Sentir la calidez de la boca del pelirrojo adueñarse de su miembro era
algo casi glorioso y aún más cuando al abrir sus ojos lo divisó no solo
masturbándose, sino preparándose para él. Tuvo claro las pretensiones de su
pareja y aunque incómodo por momentos, su excitación fue en aumento.
Fue su primera vez dentro de alguien más y aquella sensación fue tan
placentera que sintió venirse con solo invadirlo pero logró aguantar. Ya no
era revisado periódicamente por un doctor, ya no se veía con Jungkook,
ellos en realidad no tenían nada y estaban haciendo sus vidas por separados
pero, por muy bien que físicamente se estaba sintiendo, estaba en un
conflicto moral con su interior porque sentía que aquello no era lo más
correcto. No solo por el pelinegro, sino también por el hombre que
comenzaba a moverse para él. No merecía que estando en sus brazos por
instantes su mente se desplazara a aquella vez en donde entró al paraíso de
la mano de Jungkook.
Jungkook lideró el momento, se movió para él, los hizo disfrutar a ambos
hasta al punto de hacerlos estallar en un gran orgasmo. Por primera vez él y
Taehyung se unían de esa forma y aquello lo hizo feliz a pesar de que su
felicidad no duró mucho tiempo.
— ¿Y ese traje que hay ahí? — Preguntó el menor abrazándolo mientras
terminaban de recuperarse. — ¿Lo has comprado?
— Claro, no quiero aparecerme con cualquier cosa a la fiesta de
aniversario de tu compañía. — Musitó sonriente pero cuando el rubio
permaneció callado deteniendo las caricias que le brindaba a su brazo, supo
que algo no cuadraba. — He recibido una invitación electrónica al
aniversario de Hitta esta mañana. Creía que se debía a que como somos
parejas, me invitaste al evento, de otra forma no vería el motivo para ser
invitado. Ni siquiera me habías hablado del evento pero supuse que querías
hacerlo todo de forma más espontánea para mí pero ya veo que me
equivoqué asumiendo lo que no era.
— Hobi... — El mayor se había levantado de su lado caminando hacia el
baño sin poder observarlo.
¿Por qué se hacía tan tontas imaginaciones con Taehyung cuando sabía lo
que sucedía con él? Pasaba de los treinta pero seguía comportándose como
un joven adolescente enamorado que se dejaba guiar por sentimientos que si
bien no eran del todo infundados, no debía darles riendas sueltas.
En silencio, el menor se regañaba por su falta de tacto en algunas cosas.
Quizás cualquier novio lo primero que hubiese pensado era en decirle sobre
dicha celebración a su pareja pero él no sabía si el motivo por el cual no se
lo había dicho era que ni siquiera tenía deseos de ir o el miedo de
encontrarse con Jungkook debido a sus pensamientos y sentimientos. Tenía
temor de volverlo a ver y no poderse contener.
Cuando Hoseok salió del baño con sus ojos enrojecidos y serio
semblante, el menor no pudo dirigirle la palabra. Se acercó para abrazarlo
pero su pareja simplemente se alejó. Lo entendía, era normal que se
disgustara pero no esta acostumbrado a verlo molesto y cada vez que
sucedía se sentía fatal. Lo imitó con un nuevo baño y al salir, se encontró
con el mayor abriendo dos botellas de cervezas.
— Vístete, vamos a tomar esto a nuestro lugar de meditación. — El rubio
asintió, poniéndose unos pantalones cualquiera y una camiseta blanca tan
ancha como el pantalón, incluso parecía que su tamaño había disminuido
con se atuendo.
En silencio ambos caminaron por el pasillo de su edificio hasta llegar a la
azotea, cada uno sosteniendo su cerveza y Hoseok llevando un repuesto de
cuatro latas más que quedaban en la caja de seis.
— ¿Cómo te sientes? — Preguntó finalmente el pelirrojo ganándose la
atención de quien miraba a las estrellas empinándose de su botella.
— Bien. ¿Por qué me preguntas eso tan repentinamente cuando estás
constantemente conmigo y sabes que estoy bien? — Espetó frunciendo el
ceño porque había algo en su tono que no le gustaba. — ¿A qué te refieres
cuando me preguntas cómo me siento?
— Como persona, a mi lado... ¿Cómo te sientes, Taehyung?
El aludido captó entonces el motivo para aquella pregunta pero lo más
gracioso era que no tenía respuesta clara para ella.
— Me siento bien... Sabes que siempre me ha gustado estar junto a ti,
hyung y eso no ha cambiado, no cambiará.
— No te hablo como amigo, sino como pareja, como hombre.
¿Sinceramente te sientes bien a mi lado o te estás obligando a decir que te
sientes bien?
Haciendo algo que solo hacía cuando el estrés, dolor o preocupación lo
superaba, el pelirrojo sacó un cigarrillo, permaneciendo callado cuando
Taehyung detuvo su mano y agarró uno también. Ambos los prendieron,
dándoles caladas tras caladas a esos pequeños cilindros llenos de nicotina
mientras organizaban sus ideas.
— Algo que siempre valoré de nuestra amistad, fue la sinceridad entre
ambos. No quiero que solo por habernos llamado novios, eso cambie. —
Susurró el mayor, Taehyung no lo miraba, su vista estaba fijada en el oscuro
cielo pero cada palabra que se decía era escuchada, analizada y guardada en
su cerebro con sumo cuidador. — Te resulta muy difícil responderme esa
pregunta, ¿cierto?
El menor le dio una última calada a su cigarro, lo apagó en el suelo y se
cruzó de brazos secando disimuladamente sus lágrimas. Inhaló y exhaló
hondo, buscando en el oxígeno la fortaleza que le faltaba en ese momento.
— Sí... — Articuló palabra. — Me resulta difícil responderte. — Admitió
observando ahora a Hoseok, quien asentía en silencio rompiendo el
contacto visual. — Para mí es difícil separar el nosotros amigos y el
nosotros novios por lo que cuando me preguntas si me siento bien a tu lado
como pareja y hombre, la respuesta no viene tan clara.
— Si no viene tan clara, si dudas es porque ya la sabes aunque te cueste
decirla.
— Jamás podría dañarte, hyung. — Espetó conteniendo el extraño nudo
que se formaba en su garganta. — Nos queremos, hemos estado juntos a
cada instante de nuestras vidas desde que éramos prácticamente bebés por
lo que ni siquiera yo me hago a la idea de una vida sin ti. Como hombre no
me eres indiferente y lo sabes, yo siempre te he deseado, congeniamos muy
bien pero...
— Pero ahora tus sentimientos han cambiado y lo comprendo. Taehyung,
yo conozco cada sonrisa tuya, sé hasta cuando tu mirar es diferente. —
Musitó sonriendo, dándole un último sorbo a su segunda cerveza. — A
veces el amor no lo puede todo, no es como las películas o historias
románticas. Hay amores poderosos pero imposibles, historias que acaban
antes de empezar, otras lo hacen por factores ajenos a la pareja o ni siquiera
tienen tiempo para terminarlo y se queda suspendido en el aire. A veces no
se puede terminar con un amor y si bien creemos superarlo, no lo hacemos,
solo aprendemos a vivir con él, aceptamos ese hecho.
Taehyung no entendía del todo por el motivo de esas palabras justo en
ese momento mientras lo veía sonreír aún cuando sabía que no quería
hacerlo. No lo interrumpió pero se preguntaba si esas palabras iban con
doble sentido o doble destinatario.
— Hay amores que ni siquiera comienzan o simplemente no son
correspondidos. Amores que sabemos que tenemos que dejar ir a medio
vivir, alejándonos amándolos todavía, personas que eternamente quedan en
nuestro corazón.
Era como si hablara solamente por hacer conversación pero a su vez se
sentía como si fueran palabras exactas y muy bien pensadas dirigidas a él
también dirigidas al propio Hoseok.
— A veces decir adiós es imposible y esperamos que alguien más tome
esa gran responsabilidad por nosotros. Nos cuesta mirar a los ojos y decir
aquello que sabemos perfectamente lastimará a otro pero debemos recordar
algo. Es imposible transitar por el mundo sin lastimar a alguien se quiera o
no y a veces, es una obligación hacerlo y más que ser egoístas por ir en
busca de nuestra felicidad sin pensar en los demás, es un acto casi
compasivo y bondadoso. Darle la libertad a una persona que quizás nunca la
alcance del todo porque sigue preso a tu recuerdo, es en ocasiones lo que
mejor podemos hacer porque si bien la dañamos yendo en busca de lo que
queremos, lo haríamos añicos en cada aspecto posible si nos quedáramos a
su lado callándonos aquello que nos martiriza y acongoja.
— ¿Por qué me estás diciendo esto, Hoseok?
— Solo digo, es bueno a veces reflexionar en voz alta junto a la persona
que amas ya sea tu pareja, un amigo o un familiar. — Musitó tomándose la
tercera lata en silencio y, una vez terminada, se levantó de su asiento
estirándole la mano a Taehyung. — Uno más.
— ¿Uno más, qué? — Preguntó sin entender. Siendo abrazado besado
por el mayor. — ¿No me piensas decir?
— Vayamos a dormir.

Se suponía que este capítulo sería más impactante o al menos


sucederían muchas más cosas pero en el desarrollo terminé escribiendo
5k de palabras en esto. 😂 Lo siento... Quería también darles doble
actualización por la tardanza pero estoy cansada, aún así, espero
pronto regalarles un maratón para recompensar.
LORED
Capítulo 21

Esos días en los que no se puede conciliar el sueño por mucho que se
intente dormir. No importa cuántas té se ingieran, canciones se escuchen o
escritos se lean, no importa se incluso toma algún medicamento que ayude
al proceso, simplemente no se consigue dormir. Esa noche para Taehyung,
fue exactamente así.
Fueron muchos los pensamientos aglomerados en su cabeza, desde el pi
constante que era su mamá, la conversación con Hoseok, un evento como al
que nunca había asistido y no tenía ni idea cómo actuar pesa a que Hwasa
prometió estar a su lado al igual que Jimin, la cámaras y lo más
importante... ¿Iría o no iría Jungkook a ese evento?
Técnicamente no era un artista de la compañía pero era socio en más de
un negocio. Era estrecho amigo del presidente, prácticamente tenía lazos
con más de uno en ese lugar por lo que su presencia no sería en lo mínimo
extraña. Si habían incluso invitado a Hoseok, tendrían que haberlo invitado
a él.
Mirando a su pareja terminar de vestirse para ir hacia el hotel en donde
recibiría a la estilista, Taehyung se preguntaba, quién había sido la persona
que invitó al pelirrojo. Suspiró levantándose, quejándose continua y
mentalmente por tener que ir. De no ser porque su apartamento era
demasiado pequeño y personal o que la casa de su madre era un sitio donde
no quería que se perturbara la tranquilidad, él definitivamente hubiera
escogido uno de esos dos lugares para arreglarse en vez de ir a un hotel.
No lo decía, claro estaba pero, lo cierto es que había desarrollado una
extraña fobia a los hoteles desde ese día en donde terminó todo con
Jungkook. El recuerdo le traía muchas emociones mezcladas y si bien vivió
uno de los mejores momentos de su vida también fue de los más tristes.
Pasó de la preocupación a la tristeza, de ahí al enojo y decepción, luego a
la desesperación al creer que todo iba a terminar de una forma tan grotesca
en la que se entregaba solo como una masa de carne que usarían y tiraría.
Mas no fue así, experimentó la incertidumbre, nuevamente la tristeza, la
ansiedad, el placer y la tranquilidad absoluta entre sus brazos.
Miedo cuando se despertó sin encontrarlo a su lado, agradecimiento
cuando entró a aquel baño y lo vio, alegría al compartir esas horas sin hacer
nada en la cama y finalmente, una angustia y dolor infinito cuando llegó el
momento de decir adiós. Experimentó más cambios emocionales en
veinticuatro horas que en meses.
Volver a un hotel en donde él no lo estaría esperando, en donde no se lo
encontraría no era algo que le apeteciera en lo más mínimo. Un lugar que a
pesar de no ser el mismo le estaría recordando constantemente sus
momentos y no solo de esa única noche en donde durmieron con sus
cuerpos entrelazados sino también le recordaban a Osaka y Macao. Muchas
primeras experiencias fueron compartidas con Jungkook y los hoteles.
— ¿Nos vamos? — Preguntó Hoseok tomando los trajes que llevarían
observando la forma en que Taehyung se había quedado con la mirada
perdida. Cerró sus ojos para llenarse de valor y fuerza, después de todo,
solo era uno más.
— Sí, hyung. Vamos...
Tanto Hoseok como el menor fueron arreglados por las estilistas
mandadas por Hwasa. No sabían lo mucho que podía cambiar la apariencia
física de una persona cuando estaba bien arreglada hasta ese instante. Si
quedaron estupefactos cuando Taehyung se arregló para la subasta, ahora ni
siquiera podían articular palabra.
No obstante, ese no era el único motivo por el que apenas hablaban,
extrañamente por primera vez en veinte años se quedaban sin un tema para
hablar en un silencio incómodo y sofocante.
— ¿Estás nervioso? — Se preocupó el mayor al ver como el rubio jugaba
con sus manos sudorosas y frías mirando por la ventana relamiéndose
constantemente los labios sin preocuparse mucho por el labial que estaba
usando.
— U-Un poco, creo que estoy ansioso porque no sé cómo será
exactamente todo. — Ambos iban sentado en la parte trasera del auto
facilitado para el transporte del modelo y mientras más se acercaban a su
destino, más inquietos se veían.
Por inercia Taehyung buscó las manos de su novio para entrelazarlas en
busca de una calma que si bien no fue absoluta, bastó para tranquilizarlo
acompañado de un beso muy casto pero algo duradero que le propició al
pelirrojo, mismo que tuvo que contenerse para no llorar y arruinar todo
incluso antes de descender.
Mientras el rubio observaba el paisaje, el pelirrojo lo observaba a él.
Cada facción, cada gesto, cada detalle que conocía a la perfección fue
repasado y admirado como si lo estuviese viendo por primera vez y también
la última como si no fuese así. Gritaba, gritaba fuerte en silencio que lo
amaba pero esto no llegaba donde estaba destinado porque era un frase que
no debía seguir repitiendo.
Cuando el auto se detuvo a varios metros del lugar destinado para el
evento, sus identificaciones fueron verificadas, Taehyung no tuvo problema,
sabían que era uno de los artistas pero cuando observaron a su acompañante
pues sí exigieron su invitación. Algo disconforme pero procurando
mantener a un ya enojado Taehyung tranquilo, sacó su teléfono y mostró la
invitación electrónica para que fuera escaneada.
— Esto es inaudito. — Comentó por lo bajo el chofer. — ¿Cuándo se ha
visto que detengan a los autos del presidente? Debería quejarse, señor Kim.
— Comentó viendo la tensión de los sujetos.
— No estaría mal hacerlo... — Agregó Taehyung mientras esperaba que
le regresaran el móvil a Hoseok.
— Pueden pasar, uno es el modelo Kim Taehyung y el otro es un invitado
especial de Kim Seokjin. — Comentó uno de los hombres de seguridad a su
compañero y también a quien se encargaba de permitirle el paso a los
automóviles desde una garita elevando la barrera.
Tanto Hoseok como el menor quedaron confundidos porque a todas estas
ninguno sabía quién había enviado esa invitación hasta ese preciso
momento. Frunciendo su ceño con cierta intriga, el rubio se volteó para
buscar el sonrojado rostro de su pareja.
— Hobi, ¿cómo es que conoces a Kim Seokjin? — Indagó observando su
extraña reacción acomodándose en el asiento.
— Fue mi cliente días atrás, yo cubrí un evento privado para él y el
presidente de tu compañía. Todo fue muy raro... — Iba a mencionar que
incluso lo había besado pero a eso punto, ya poco importaba. Además,
todavía parecía que aquello jamás sucedió y no es que al menor le fuera a
importar de todos modos. — No me esperé que me invitara personalmente a
este evento.
¿Por qué Jin lo invitaría? Ese era un misterio que ambos aún desconocían
pero al recibidor de la alfombra azul, desconectaron de ese tema totalmente
sorprendidos por los flashes que traspasaban el cristal.
— Baja tú primero. — Pronunció el mayor porque aunque estaba
acompañándolo y fue ahí por Taehyung, sentía que ese momento era solo
suyo pero este difirió completamente de su idea. Volvió a acercarse para un
pequeño beso acompañado de una sonrisa.
— Vienes conmigo, hyung. Eres mi pareja acompañante, vamos...
Los dos salieron del vehículo y mismo si no tomaron sus manos o
hicieron algún acercamiento que evidenciara su relación, ambos se
mantuvieron juntos. En algunas ocasiones Taehyung se vio obligado a posar
solo pero el resto del tiempo estuvo en compañía del pelirrojo sin querer
dejarlo atrás y que llegara a sentirse incómodo. A eso agregándole que solo
junto al mayor podía sentirse literalmente seguro entre tantas personas
desconocidas aunque habían algunas celebridades que sí conocían al menos
de vista.
— ¡Tae! — Tanto Taehyung como su acompañante fueron sorprendidos
por el grito de emoción dado por el cantante Park que lo abrazó por detrás.
El aludido se volteó rápidamente, encontrándose con esa sonrisa que lo hizo
sonreír inmediatamente. — ¿Cómo te sientes? Te he visto y vine
rápidamente a saludar antes de alejarme, todos los artistas envueltos con la
música debemos presentarnos así que casi debo irme a preparar. Sin
embargo, no podía dejar de venir a saludarte. Espero que Hwasa y los
demás te estén atendiendo bien pero si algo ocurre, solo hazme saber. ¿De
acuerdo?
Jimin hablaba tan rápido y entusiasmado que Hoseok se vio enarcando
las cejas mientras sonreía. Si bien ya sabía que estos dos se llevaban bien,
no habían tenido la oportunidad de coincidir y por primera vez lo veía en
vivo, no hablando como papagayo a lo lejos mientras conversaba con su
pareja al teléfono.
— No te preocupes, estamos siendo bien atendidos. — Ante el plural
utilizado, el pelirrosa se volteó hacia Hoseok, dejando en evidencia una
expresión que mezclaba confusión, incomodidad pero también cierta
alegría. — Él es Hoseok, mi pareja.
— Oh, finalmente te conozco. — Espetó Jimin estirando su mano para
saludarlo animadamente. — Perdón por mi falta de educación hace un
momento estaba tan feliz de ver a tu novio que no me pude contener. Soy
Park Jimin.
— Eso no es problema, es un placer conocerte, ¿Jimin?¿Puedo llamarte
Jimin, cierto? — El nombrado asintió con una sonrisa y Hoseok casi
suspiró. — Yo soy Jung Hoseok a tu disposición.
— Ay, me gusta... — Musitó palmeando su hombro antes de abrazar una
vez más a su amigo. — Ya me tengo que ir a preparar pero nos vemos en un
rato. Si no me equivoco estarás en una de las primeras mesas así que me
estarás viendo bien cerquita.
Intercambiaron unas pocas palabras más y el cantante desapareció junto
con su representante artístico. Para Hoseok, su vista sufrió un abrupto
cambio de paisaje que también removió muchas cosas en él que no le
gustaba sentir pero no pudo evitar acercarse más a Taehyung como si
tuviera que defender algo que él sabía no era defendible.
El menor le estaba dando la espalda pero él pudo observar la entrada
triunfal del CEO de Sasung Electronics acompañado de su madre y otra
mujer mucho más joven que no conocía. Tal vez por casualidad o quizás por
el peso de la mirada sobre él pero el pelinegro terminó encontrándose con la
mirada del hombre que inconsciente y territorialmente rodeaba la cintura
del rubio.
Ambas mandíbulas se tensaron, ninguno perdió ese juego de miradas
pero Taehyung le indicó a su pareja que debían tomar asiento y la señora
Jeon hizo lo mismo con su hijo. La vida tenía formas retorcidas de
entretenerse cuando estaba aburrida y quizás el colocarlos en mesas vecinas
situados uno al lado de otro fue una de esas travesuras que hizo para pasar
el tiempo.
Cuando se sentó, Taehyung no le estaba prestando mucha atención a todo
su alrededor y por eso no vio al hombre que casi se paralizó al verlo,
logrando avanzar solamente por los avisos de su madre. Se sentó sin apartar
la mirada del rubio, llevaba varios días sin verlo que le parecieron una
eternidad.
Sí, solamente llevaba sin verlo poco más de una semana porque aunque
el rubio no lo viese a él, fueron muchas las veces que se encontró
observándolo en varias casualidades algo premeditadas. En el hospital y por
verdadera coincidencia horas atrás cuando iba a recoger a su madre al hotel
en donde estuvo reunida antes del evento. Sin embargo, era la primera vez
en meses que lo tenía tan cerca y no procuraba esconderse para no
incomodarlo.
— Compárteme lo que estás observando, parece ser muy importante. —
Comentó la acompañante del pelinegro llamando su atención. — ¿Sí te
diste cuenta que las presentaciones ya empezaron?
— Lo sé, las estoy viendo... — Respondió apartando por segundos la
vista de Taehyung aunque esta seguía procurándolo con cautela a cada
chance que se le daba.
Su madre le siguió la mirada, dándose cuenta de lo que capturaba la
atención de su hijo pero no hico comentario alguno.
— Mejor presta tú atención, Serri y deja se estar al pendiente de tu
primo. ¿No deseabas asistir a este evento? — Cuestionó la señora Jeon
recibiendo una sonrisa de agradecimiento del niño de sus ojos.
Su madre era una mujer de pocas preguntas y claras respuestas que no
siempre llevaban palabras consigo. Ella era su amiga, su fiel confidente,
quien estaba con él a cada momento de su vida y la única que se podía decir
lo conocía verdaderamente.
Ella estaba al tanto de los sentimientos de su hijo y si bien le preocupaba
que pudiese salir dañado, confiaba ciegamente en su decisión, mismo si
aquel chico rubio no terminaba de ser de su agrado. No podían culparla, ver
al hombre que su hija amaba junto a su pareja después de estar al tanto de
todo lo ocurrido entre ellos activada la leona protectora que llevaba dentro.
Sutilmente, Jungkook elevó su comisura izquierda ladeando una sonrisa
casi imperceptible mientras bajaba la mirada y bebía elegantemente de su
copa. Se conformaba con verlo así, cerca, saludable, etéreo...
Hoseok estaba al tanto de Jungkook, a decir verdad, ambos estaban al
pendiente del otro y en más de una ocasión hicieron contacto visual sin
dejar ver sus verdaderos sentimientos. Esa situación fue tan nueva para el
pelinegro, toda una vida supo que su carácter podía no ser el mejor.
Solía ser algo competitivo, posesivo, estricto e incluso implacable en
muchos aspectos pero por primera vez, tenía que que luchar por su cuenta
conociendo el famoso control de la ira. Cada instante que los veía
interactuar, cada momento que aquellas manos se entrelazaba u observaba
las sonrisas y miradas compartidas entre la pareja, todo él ardía deseando
culminar el evento o mínimo sacar a Taehyung de allí.
Mordió levemente su propia lengua, le dio un gran sorbo a la copa
jugando con la burbujeante y fría champán en su boca mientras en su
cabeza iba contactando por el número doscientos quince. Su madre, quien
estaba consciente de la batalla mental que su hijo estaba librando, apretó su
mano susurrándole que ya era hora de centrarse en el evento y no en las
personas de la mesa vecina.
A diferencia del inicio de la velada, a medida que las horas pasaban el
rubio se sentía más cómodo. Ayudaba el hecho de que los periodistas y el
mayor bullicio hubiese quedado completamente afuera del recinto dándole
ligeramente un poco más de privacidad. Ahora entendía por qué los artistas
usaban gafas de sol hasta en la noche, es que con esos flash cegadores eran
sus mejores aliadas.
Cuando su amigo se presentó, rió y aplaudió como el mayor de sus fan
apoyado por Hoseok que en ocasiones lo abrazaba o acariciaba.
Extrañamente, la estaba pasando bien. Agitó su mano para saludar a Jimin
cuando este lo señaló en medio de su canción, sintiéndose incluso orgulloso
por ser amigo de ese hombre que un inicio le pareció de carácter un poco
cuestionable cuando lo vio en aquella subasta sin pensar que se volverían
tan cercanos.
Lo contempló moviéndose con gracia por el escenario pero cuando su
mirada se sentó en un punto no muy lejano, la siguió por inercia,
encontrándose con una sonrisa que le robó algo más que el aliento en ese
momento.
Sin necesidad de observar, Hoseok pudo imaginarse el motivo detrás del
cambiante color en el rostro de su pareja, en un instante palideció y al
siguiente incluso su nariz había enrojecido. Pretendió no darse cuenta de
nada, refugiándose en la fina copa que movía con suavidad por la base
sobre la mesa hasta finalmente beber de ella.
Ahí estaba, reflejado en esos ojos brillantes que tanto amaba la realidad,
el lugar donde residía el amor de Taehyung. Y dolía... Sí que dolía ser
testigo de algo que él no podía cambiar y mismo si tuviera la posibilidad,
tampoco tenía el deseo de luchar contra eso porque no podía condicionarlo,
debía permitir que su corazón fuera libre y feliz amando a la persona
elegida.
Cuánta saudade albergaba el interior del rubio... Verlo era solamente una
confirmación más de lo que él sabía, el anhelo por volverlo a contemplar, el
extrañar que por meses lo persiguió. Era una mezcla tan grande de
atracciones; física, emocional e incluso sexual provocó ese inesperado
contacto visual.
Esto podría parecer extraño pero lo que estaba experimentando Taehyung
era un cúmulo de adictivos sentimientos. La reacción de su cerebro al ver al
hombre del cual se había enamorado, era muy similar a la reacción que
tenía un adicto cuando veía su droga.
Esa conexión casi instantánea que tuvieron el día en que sus miradas se
cruzaron en aquella subasta a pesar de ser ignorada volvió a manifestarse,
esa conexión que a pesar de la instantaneidad inicial y el período de
ausencia en sus vidas continuó desarrollándose.
Su ánimo se había calmado aliviado como si hubiese encontrado agua en
el medio del desierto pero a su vez la ansiedad lo orillaba a querer correr y
sumergirse en ella, beber de ese líquido hasta ahogarse en él. Así se sentía
Taehyung, luchando contra cada instinto de querer correr hacia él y eran
muchas las razones que le impedían ir hacia ese elegante pelinegro de
penetrante mirada.
La primera y más importante para él era la presencia de Hoseok, jamás
podría hacerlo. El lugar y momento en el que se encontraban, su madre y
también esa mujer. Esa elegante y atractiva mujer enganchada de su brazo
que reía disfrutando de la actuación de Jimin que quedó en un segundo
plano. Sus orbes se movieron de Jungkook a sus acompañantes y de regreso
a él antes de bajar la mirada mordiendo su labio inferior, controlando la
incomodidad que aquello le causó.
No tenía derecho a sentirse molesto a estar celoso cuando ellos no tenían
una relación, cuando ambos tenían la libertad de estar con quien quisiera.
No tenía derechos pero igual no podía reprimirlo. El pelirrojo pudo notar su
cambio de humor, tomando su mano para entrelazarla debajo de la mesa,
acariciando su dorso y nudillos para tranquilizando, cosa que relativamente
consiguió. Porque aunque se prohibió a sí mismo mirar en dirección del
pelinegro, su mente no se apartó de él ni un solo momento.
— Iré al baño un momento. — Avisó Hoseok una vez finalizadas las
presentaciones, necesitaba despejar su mente aunque fuera un segundo de la
situación tan incómoda y dolorosa en la que se encontraba. — Ya regreso.
— De acuerdo. — Asintió Taehyung intentando prestarle atención
aunque su mente estaba en otro lugar.
El pelirrojo apretó sus puños al notar como el menor buscaba a ese
hombre con la mirada y se retiró perdiéndose entre algunas personas varios
metros, aceptando una de las copas que le ofrecieron.
— Yo ya tengo que marchar, ¿estás seguro que deseas permanecer aquí.
— Preguntó la señora Jeon acariciando su brazo. — ¿Por qué no vienes
conmigo a mi casa hoy?
— No es necesario, mamá, estaré bien.— Afirmó besando su mano con
suavidad. — Puedes marcharte con tu chofer y de paso llevarte a Serri, eso
sería de gran ayuda.
— No existe poder humano que saque a tu prima de aquí pero no te
preocupes por ella, seguramente estará entretenida atrás de algún lindo
artista de la compañía. Tú no te preocupes. — Comentó ampliando su
sonrisa al ver como Yoongi se acercaba a ellos. — Creo que ahora sí puedo
marcharme en paz, te dejo en buenas manos.
— Señora...
— ¿Cuántos años he estado diciéndote que no me llames señora? —
Protestó la mujer acariciándole a posta sus mejillas sabiendo que este se
sonrojaba y ponía incómodo. — ¿Dónde dejaste a Seokjin?
— Nos acabamos de separar un momento, ha ido al baño. ¿Ya se va?
— Sí, estoy agotada del viaje y mi esposo me espera en casa, solo he
venido para cumplir con Namjoon pero ya es hora de que yo pase a
retirarme. Lo dejo bajo tu cuidado, ¿de acuerdo? — Jungkook revoleó sus
ojos pero su progenitora lo ignoró besando sutilmente sus mejillas para
luego repetir la misma opción con el peliverde. —¿Se me cuidan y portan
bien?
— Siempre. — Afirmó Yoongi despidiéndose de ella, bebiendo de su
copa al lado del pelinegro hasta que finalmente el área estuvo despejada. —
¿Qué haces aquí, Jungkook? Tú deberías estar en otro lugar.
— Yo...
— ¡Buenas noches!

1/2
Hola, nos vemos nuevamente después de pocas horas. Una vez más, llevo
más de 24 horas sin dormir. Este capítulo lo comencé a escribir mientras
esperaba en Bang Bang Con pero solo pude escribir dos párrafos antes de
quedarme dormida por 20 min ya que la alarma para el concierto me
despertó.
Una vez que se terminó reanudé la escritura ya sin poder dormir pero aún
algo atontada y pues seis horas después aquí les traigo dos extensos
capítulos que eran uno peeeeeeero, ya me conocen. 😂
Por favor, disculpen todos los errores que puedan encontrar pero si me
ponía a revisar sería mi tumba y pues quería terminar ya todo antes de irme
a dormir. No puedo hacer una maratón lar pero bueno, algo les dejo.
LORED
Capítulo 22

— ¡Buenas noches! — Aquella voz que ambos reconocieron los tomó de


sorpresa.
Ninguno esperó que Kim Taehyung se apareciera directamente frente a
ellos. Ese hombre que internamente temblaba y que necesitó acumular toda
la valentía acumulada en alguna parte de su ser para acercarse, se erguía
frente a ellos con fingida seguridad y una amplia sonrisa.
— ¡Buenas noches! — Logró responder Jungkook sintiendo su corazón
brincar hasta su garganta, peligrando con cada salto.
Era Taehyung, Kim Taehyung, él hombre del que hacía tanto tiempo se
había enamorado, el mismo hombre que tenía pareja y con el cual no había
interactuado desde el día en que sus manos y almas se rehusaban a dejarse
partir dentro de aquel Bentley, estaba parado delante de él iniciando una
conversación.
Su sonrisa era tan amplia y bella, sus ojos, su voz, su atuendo, su
presencia, todo en él era tan perfecto que le costaba reaccionar seriamente y
no actuar como un idiota. ¿Cómo podía una persona causar tantas en él?
Disimuladamente tragó saliva y elevó sus comisuras conteniendo las ganas
de estrecharlo en sus brazos, olerlo, besarlo, amarlo...
— ¿Cómo has estado Taehyung? — Preguntó Yoongi para romper esa
competencia de miradas intensas en la que ninguno decía nada.
— Bien, Yoongi, gracias por preguntar. ¿Cómo has estado?
— Bien, he estado bien. — El peliverde los observó varios segundos
notando que ninguno en realidad le estaba prestando atención y rodó sus
ojos. — Si me disculpan, debo retirarme un momento. — Se disculpó
alejándose ellos.
— ¿Cómo has estado tú, Jungkook? — Yo he estado extrañándote como
loco cada día y noche sin descanso. No me había dado cuenta de cuánto
realmente te extrañaba y me hacías falta hasta este momento. Sabía que te
extrañaba pero no tanto... — Ha pasado mucho tiempo...
— Por suerte he estado bien y por lo que veo también tú. Sinceramente
me alegra mucho. Espero que estés disfrutando la fiesta. — Espetó
colocando su mano sudorosa en el bolsillo, moviendo muy sutilmente la
copa en su otra mano. — Te deseo una bonita velada, fue un gusto volver a
verte.
El pelinegro inclinó su cabeza dándole una cortés despida sin dejarlo
responder. No podía dejarlo responder, no podía permanecer un minuto más
junto a ese hombre porque su ética, moral, respeto y todas aquellas valores
humanas inculcadas quedarían deshechas. Taehyung era un hombre con
pareja y se había prometido a sí mismo no interferir aunque su vida
dependiera de ello pero para eso, había una distancia que mantener. Esa era
la única barrera entre él, su mente y alocado corazón enamorado.
Parado en su lugar el rubio vio aquel cuerpo darle la espalda sintiendo
agujas perforándolo en cada poro de su piel. ¿Quién decía que el dolor
sentimental no te doblegaba más bruscamente que aquel infligido
físicamente?
¿Eso era todo?
¿Jungkook se marcharía sin siquiera permitirle conversar con él?
Había añorado tanto como había temido esa oportunidad, rezando por
tenerla pero también por no tener y ahora que se presentaba, no podía
simplemente dejarla escapar para perderse en esa ola de confusiones y
deseos silenciados. Ese amor secreto lo estaba matando y antes de que lo
sepultara por completo, al menos debía hablar una última vez con él.
— ¡No! — Exclamó bajo viéndolo partir y, sin notar como Hoseok
regresaba, trotó hasta el pelinegro, tomando su mano con firmeza para tirar
de él hacia el lugar más apartado que pudo encontrar.
Como si hubiese sido abandonado en el medio del más profundo océano,
una sabana, desierto o una ciudad desconocida, un pelirrojo permaneció en
medio de aquella multitud desconocía mientras observaba a su amado
correr detrás de su amor. Fingió estar caminando hacia algún lugar con una
sonrisa como si sintiera todo los ojos sobre él. Lo único que tenía claro es
que debía caminar en dirección contraria a esos dos, solo eso.
Nunca había experimentado un dolor tan desgarrador o un nudo tan
asfixiante como los que sentía desde que se percató de los sentimientos de
Taehyung, nunca dolió tanto como esa noche por muchas veces que lo
hubieran golpeado
— Es un placer verte por aquí... — Escuchó a su oído siendo detenido
por un castaño que lo miraba tan sonriente como lo estaba él y con la misma
tristeza que albergaba él también. — ¿No me recuerdas?
— Dí lo hago, ¿Kim Seokjin, cierto? El hombre que me invitó a este
evento... ¿Por qué lo hiciste? — Preguntó casi reclamando en aquel pasillo
desolado en comparación con el resto de aquella moderna construcción de
hotel que parecía una villa con extensos jardines y bellos alrededores en
general. — ¿Qué deseas? ¿Me invitaste porque sabías que era el novio de
Taehyung y en tu exótica vida de millonario necesitabas una diversión?
Permíteme felicitarte por la hermosa presentación que te he dado.
— Wow, alguien está pasando por un momento de furia pero control,
vaquero, aquí nadie quiere divertirse a tu costa. — Hoseok bufó y él
solamente sonrió recostándose a la pared cabizbajo. — Para comenzar, no
soy millonario y si bien vivo rodeado de personas que lo son, yo no tengo
esa fortuna aunque no me falte nada y me consideren como un hombre rico.
— ¿Y eso me importa porque?
Jin peinó su cabello negando con su cabeza, miraba hacia el suelo para
contener sus lágrimas mientras escuchaba a ese hombre prácticamente
desconocido desahogarse con él como aparentemente hacían todos de una
forma u otra. Elevó su cristalizada mirada encontrándose con una tan
adolorida como la suya que se intentaba esconder tras una rabia inexistente.
— Suelo ir a comer los días en los que estoy completamente solo y sin
obligaciones a tu restaurante pero debo admitir que cuando probé la comida
hecha por ti quedé encantado. Por ese motivo pedí tus servicios como chef
de aquel evento privado del que fuiste testigo y por el que has deducido que
yo llevo una exótica vida de millonario.
— ¿No lo haces?
— Pues sí, aunque no lo soy, lo hago. — Sonrió encogiéndose de
hombros y Hoseok lo imitó acomodándose a su lado. Palpó los bolsillos
interiores de su saco y de ellos sacó una cajetilla de cigarro junto a un
encendedor. — La cuestión está en que me quería disculpar por lo que hice
aquella vez, fue un atrevimiento de mi parte besarte de esa forma sin saber
tu realidad. Fue por eso que la única forma que se me ocurrió de hablarte
sin que te negaras fue invitarte a este evento, solo no contaba con que fueras
la pareja de uno de los artistas. Me he dado cuenta de ello hoy.
— Está bien, no tiene caso que te disculpes, no es que sea tan importante
de todos modos. — Sin pedir permiso, el mayor hurgó en su ropa sacando
otro cigarro que prendió con el suyo sin tomar la fosforera. — ¿Por qué
estás triste? Tienes novios como para hacer dulce, si no tienes uno puedes
estar con el otro, no tienes que estar tan triste y solo.
La sonrisa en los labios del mayor se amplió y luego desapareció
completamente. Apoyó su cabeza a la pared mirando hacia el techo, cerró
sus ojos y lentamente fue expulsando el humo acumulado.
— L-Lo siento, no debo meterme en la vida privada de alguien más.
— ¿Quieres que te muestre a mis novios? — Seokjin tiró de su mano
para llevarlo de regreso a la recepción solo que no permanecieron donde
estaba la mayoría de los que permanecieron en el after party sino a un lugar
más reservado. — Te los presento... Ese que ves ahí, es el hombre que dice
amarme o mejor dicho, amarnos, el mismo hombre que prometió que
dejaría sus andanzas con su asistente pero mira lo afectuosos que están, un
poco más y sus lenguas llegan a sus intestinos. ¿Ves a esos dos allí? Bueno,
en teoría el de cabello verde es mi novio oficial y el chico de cabello rosa,
es el novio del flamante Kim Namjoon. Como podrás ver, mis... novios...
como tú les llamas están muy ocupados y quien parece salir sobrando soy
yo.
— L-Lo siento... — Se disculpó el pelirrojo al notar las lágrimas
descendientes del castaño. — Ey, sé que es difícil pero no llores por eso,
ellos se lo pierden, se pierden de un gran hombre que evidentemente los
quiere con sinceridad.
— ¿Taehyung también se lo pierde, no? — El menor ensanchó los ojos y
Jin no pudo evitar sonreír. — Tenía mis dudas con respecto a él pero pude
notar que sus sentimientos por Jungkook existen y son reales. Sabía que
estaba en una relación pero esperaba que fuera un idiota que no sabía
valorarlo y no uno que bebe los vientos por él como lo haces tú. — Palmeó
su hombro para indicarle que caminaran hacia otro lugar. — ¿Quién de los
dos crees que esté más jodido?
— Escuchándote, está difícil averiguarlo. Yo sufro por uno pero tú lo
haces por tres, creo que tienes dos unidades más de preocupación. — Rió
ante la mueca de Jin mientras asentían. — ¿Un empate?
— No, creo que sinceramente tú estás más jodido que yo porque los míos
simplemente son imbéciles que pueden llegar a olvidarse de su entorno pero
tú, pues bueno... No quiero sonar cruel pero tú estás enamorado de alguien
que no te ama. Aunque bueno, no sé si yo puedo hablar de amor. ¿Una
copa?
— Te la aceptaré...
+++
¿Cómo describir las sensaciones que los embargaron cuando sus manos
entraron en contacto? ¿Cómo se podría plasmar en palabras todo aquello
que los azotaba internamente cuando sin percatarlo se encontraron a solas a
orillas de un lago camuflado por un gran roble blanco?
Se podía describir como una felicidad que no era exuberante ni bulliciosa
como quizás lo podrían ser el placer o la alegría. Eso que ellos
experimentaban en ese momento inigualable y extraña vez sentido. Era algo
silencioso, tranquilo, suave, un estado interno de satisfacción que comenzó
en el momento que se dieron cuente de sus sentimiento a pesar de no poder
exteriorizarlos. Era cálido y el embriagaba llegando a acelerar sus
corazones como si hubiesen pasado por un decatlón pero a su vez, los
mantenía completamente sedados perdidos en el reflejo contrario.
— Y-Yo... — Taehyung intentó quebrar ese silencio que les permitía
escuchar sus respiraciones pero no logró más que hacer mímica con sus
labios dejando escapar escuetos sonidos.
Era preocupante para él darse cuenta del valor que había tenido para ir al
encuentro de lo prohibido con incertidumbre y a la vez una calma tan
grande, con una determinación tan gigante que jamás creyó tener para
alguien más que no fuera su madre. Esa era la única persona que su
situación logró sacar toda la determinación que en él había en incluso más o
al menos así fue hasta que ese pelinegro frente a él apareció.
Sincronizadas, sus pupilas se movían de un lado a otro estudiándose,
luchando contra cada instinto peligroso que pudiesen tener.
La mandíbula de Jungkook comenzó a tensarse, el semblante apacible le
dio paso a uno gélido y tenebroso que no le agradaba a Taehyung, no en esa
situación, dentro de ese contexto. Intentaba esconder el amor a los ojos de
ese hombre de rubia cabellera que tan fijamente lo miraba, esa era la única
fortaleza contra él. Si temía por su reacción y se alejaba estarían salvados,
lo salvaría de cometer un acto del que se pudiera arrepentir eternamente.
Sus piernas dieron automáticamente dos pasos atrás cuando aquellas
manos se estiraron hacia su rostro para acariciarlo pero al chocar con el
árbol, fue alcanzado y elevado por ese toque que podría ser tan simple pero
que tanto poder tenía en él. Cerró sus ojos acomodándose entre esas palmas
y largos dedos que lo acariciaban sintiendo su corazón ir del latido más
veloz al más calmo y pausado.
— ¿Cómo has estado realmente, Kook? — Preguntó sin notar el
diminutivo utilizado logrando que el aludido sintiera ganas de llorar una vez
más. No podía decir que lloraba cada día pero la regularidad con que lo
hacía llegaba a ser preocupante para él e incluso sus más allegados. — Te
he extrañado, he pensado en ti todo este tiempo y...
Las manos de Taehyung fueron sostenidas con tanta fuerza que en
respuesta su entrecejo se arrugó, haciendo una mueca por el dolor, mientras
eran alejadas lentamente del rostro de Jungkook.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué pretendes? ¿Por qué buscas
enloquecerme de esta manera? — Espetó en un tono ronco y bajo dándose
la vuelta hasta dejar al menor entre el blanco roble y él.
— J-Jungkook... — Musitó preocupado por la molestia en su voz. — Yo
s-solo quería hablar contigo.
— ¿Para qué?
— P-Para saber de ti, he estado preocupado. Por mucho que lo intento no
dejo de pensar en ti y ni siquiera he podido llamarte o verte. Sé que yo soy
quien tiene pareja, quien desde un comienzo te pidió distancia pero soy
quien más la está sufriendo en este momento cuando me encuentro a cada
minuto del día pensando en ti.
El mayor cerró sus ojos con fuerza dejando caer de golpe las manos que
sostenía, mismas que volvieron a buscar el camino hacia él, acariciándolo.
Eso bastaba, tenía que bastar para Taehyung pero mientras pensaba en él, no
se daba cuenta que no solamente sus emociones pendían de un hilo.
El pelinegro volvió a deshacerse de aquellas manos que tanto le
producían pero sin demasiada brusquedad. Las dejó caer a ambos lados de
su cuerpo mientras las suyas se aferraban a la mandíbula y cabeza del
menor que ensanchaba sus ojos para hacer que sus labios se estrellaran en
un fogoso beso.
Esta vez no hubieron permisos pedidos mucho menos resistencia. Estaba
mal, los sabían, en algún lugar recóndito ellos lo sabían pero todos los
sentidos se apagaron y encendieron creando un corto circuito que los hizo
fallar. Ambos deambulaban por sus cuerpos como si quisieran a escalar en
ese beso a la más alta de las cumbres.
No era ordenado, no era pasivo... Eran besos demandantes y dominantes
aquellos que se daban, sus cabellos tiraban y sus lenguas se acariciaban. De
sostener firmemente sus cabellos de forma mutua, ambos desviaron sus
manos a otros lugares, sus traseros, sus cinturas, brazos, rostros y
nuevamente sus cabellos. Aquello tuvo una hora de comienzo pero ninguno
supo cuándo terminarían.
Cuando las ansias voraces fueron calmadas, la prisa dejó de existir, sus
toques se volvieron sutiles, más como un reconocimiento de algo que
creyeron casi imposible durante todos esos meses en los que no se vieron.
Sus besos se tornaron lánguidos e incluso dulces sin dejar que pequeña
mordidas y succiones se escaparan de vez en cuan para terminar fundidos
en un abrazo.
Ya la razón volvía, ya recordaban nuevamente lo errado de aquel acto, de
ese momento desenfrenado del que se dejaron llevar y envolver. El mayor
tapó su boca con la mano cuando Taehyung intentó decir una palabra, no
quería escucharlo. Sabía que aquello se había dado por todo lo acumulado
entre ambos y tenían que regresar a la realidad pero no quería escucharlo de
su boca.
Presionando sus labios contra el dorso de su propia mano, Jungkook
también unió sus frentes, permaneciendo inertes hasta que sus respiraciones
compasadas fueron una. Sus cabezas se movieron ligeramente como si el
frotar sus frentes fuera una caricia más. Lentamente, los centímetros entre
ellos fueron aumentando aunque solo lo suficiente para mirarse
correctamente a los ojos.
Negando con su cabeza mientras su mano libre se posaba en su boca para
indicarle que permaneciera en silencio, el pelinegro fue descendiendo la
mano que cubría la de Taehyung hasta dejar sus labios expuestos. Se inclinó
con parsimonia depositando un quieto pero extenso beso.
El rubio pudo sentir la brisa que batió contra su rostro cuando la lejanía
de sus cuerpos fue evidente, resistiéndose a abrir sus ojos y cuando
finalmente lo hizo, divisó la silueta de Jungkook perdiéndose en dirección a
donde estaban los demás invitados. Buscó soporte en el árbol testigo de
aquel encuentro y lloró, lloró hasta que su teléfono sonó y escuchó a
Hoseok del otro lado quien, viendo al CEO marcharse junto a Seokjin y
aquel hombre de verde cabellera comenzó a preocuparse por él.
Sentado sobre el césped aún a orillas de este pequeño lago, el pelirrojo
encontró a su pareja, levantándola estrechándola mirando a su alrededor.
Esa era una zona apartada pero bastante visible a pesar de todo, no pudo
evitar preocuparse por el hecho de que pudo haber sido grabado o
fotografiado pero nada en ese momento era más importante que reconfortar
a Taehyung.
En el camino de regreso a su casa ninguno dijo nada, acurrucado en el
asiento trasero, Taehyung buscó la forma de refugiarse en el mayor que le
acariciaba la cabeza mientras secaba sus lágrimas, aprovechando que el
menor no tuviera siquiera la fuerza de mirar en su dirección.
Toda la noche lo escuchó llorar en el baño o luchar contra los sollozos al
lado suyo hasta que el rubio finalmente se durmió y fue él quien subió a la
azotea de su edificio a gritar, llorar, desahogarse libremente hasta que
exhausto a pocas horas antes del amanecer, bajó para en silencio, recoger
todas sus pertenencias.
Cuando el rubio aún adormilado tanteó su colchón en busca de su pareja,
solo encontró un lugar tan frío que erizó su piel. Abrió sus ojos y sonrió al
verlo preparando un ligero desayuno pero cuando finalmente se espabiló, se
quedó perdido al ver las tres maletas delante de la puerta ocupando el único
espacio libre que había. El miedo lo invadió y todo su colapso después de
ver a Jungkook partir se reflejó ante él.
¿Lo sabía? ¿Hoseok descubrió todo antes de que él pudiera esa mañana
contarle lo sucedido? Esa noche no tuvo cabeza para nada más pero
sinceramente iba a contarle todo ese día porque si una cosa no había entre
ellos, eran mentiras ocultas.
— Hyung...
— Come tranquilo y tómate esto para el dolor de cabeza horrible que
seguramente debes tener en estos momentos.
— Pero hyung, yo necesito decirte lo que pasó anoche. Y-Yo me encontré
con Jungkook y... Y nosotros ayer... — Intentó decirle pero aquello no fue
tan fácil como lo parecía.
— Yo lo sé. — Taehyung lo miró confundido con la sopa humeante sobre
una pequeña bandeja en su regazo. — No tienes que explicarme nada,
TaeTae, yo lo sé. — Comentó con una sonrisa triste.
— ¿Es por eso que te estás yendo? Yo no quería hacerte daño, yo te juro
que, que yo no quiero dejarte, hyung. N-Nosotros terminamos todo eso fue
un, un...
— Un encuentro que estaba destinado a ocurrir entre dos personas que se
aman, nada más y nada menos. No estoy molesto, suena estúpido pero
aunque sí me duele no me molesta porque me lo esperaba, lo sabía desde
hace mucho pero fui el idiota egoísta que deseó aferrarse a su amor siempre
un poco más. Es difícil encontrar a alguien que nos ame del mismo modo en
que lo hacemos pero eso es entendible lo sucedido y en ves de recriminarte,
te aliento a que vayas por lo que amas. ¿Recuerdas lo que hablamos ante
ayer en la azotea?
Taehyung asintió sin poder beber aquella sopa, solo ingiriéndola cuando
el mayor se sentó a su lado y como niño chiquito comenzó a dársela a
regañadientes.
— Me lastimaba más estar a tu lado sabiendo que te tenía anclado a mi
tobillo sin ser feliz ninguno de los dos, dañando poco a poco la relación tan
hermosa y genial que siempre hemos tenido. Estoy consciente de que jamás
me hubieras dejado porque prefieres ir con esa carga a cuestas antes de
verme sufrir y por eso te estoy agradecido. Me enamoré de un hombre
ejemplar pero ese hombre, también debe ser feliz, algo que como pareja no
encontrarás a mi lado. En todo caso, solo me queda agradecerte por darme
uno más.
— ¿Uno más? — Preguntó llevando la mano a su boca para capturar los
fideos que se le cayeron, tomando la servilleta en su bandeja que el
pelirrojo le entregó. — Sigo sin entender a qué te refieren con eso.
— Yo solamente necesitaba uno más, un día más a tu lado antes de poder
decir adiós. Un último beso, un último agarrón de manos, un último
encuentro en nuestra humilde cama aunque solo fuera para dormir
entrelazados, tú llorando y yo consolándote. Eso era todo lo que necesitaba
para poder despedirme de ti.
— H-Hobi... — No tenía palabras para decir nada, dejó la bandeja de
lado y se abalanzó para abrazarlo en lágrimas. Por un tiempo prudente, el
mayor lo permitió pero ya luego puedo distancia porque aquellos era
contraproducente. — Esto no debería ser así, yo...
— ¿Puedo solo pedirte una cosa?
Con sus ojos llenos de lágrimas sin poder decir nada solo asintió,
sintiendo la sopa ingerida detenerse a medio camino amenazando con
regresar.
— Me iré a casa de mamá por esta semana, posiblemente dos en lo que
busco un apartamento. En estos momentos tengo un buen fondo gracias a ti
que utilizaré para eso y no creo que, me sea difícil mudarme. Incluso
devolveré el traje al que ni siquiera quité la etiqueta y eso son veinte mil
dólares más que me servirán de mucho así que no te preocupes, por favor.
Solo necesito que al menos durante estas primeras dos semanas no estés
cerca, necesito tiempo. Sabes que me encargaré de mamá como si fueras tú,
de hecho, pedí estas dos semanas de vacaciones aprovechando que tengo
horas extras. Tenía pensado decirle que estás ocupado con tu modelaré algo
que no será totalmente falso porque tendrás bastante trabajo en estos días.
Culpable, aliviado y nuevamente culpable por sentirse aliviado se
encontraba Taehyung llorando casi desconsoladamente sobre aquel colchón
que por tanto tiempo compartieron. El mayor lo abrazó fuertemente y
depositó un suave beso en su cabeza.
— Ey, esto no significa que nosotros no nos veremos más o dejaremos de
ser amigos. Es solo que necesitamos tiempo, ¿sabes? Los dos... Las cosas
no regresarán a la normalidad tan fácilmente, quizás jamás suceda del todo
pero estoy seguro de que nuestra amistad siempre prevalecerá. ¿De
acuerdo?
Taehyung volvió a asentir, depositando un último beso en sus labios antes
de que con una sonrisa nada alegre el mayor finalmente se levantara y se
marchara saliendo por esa puerta que tan estrecha y dolorosa se había
vuelto. Tanto, que cuando finalmente la logró pasar y cerrar, las lágrimas
detenidas comenzaron a descender por el rostro del mayor. Ese día, ambos
se lo pasaron llorando solo que ahora lo hacían en diferentes viviendo sin
los brazos reconfortantes que siempre estaban ahí para abrazar y contener.

2/2
Reitero nuevamente mis disculpas por todos los errores que puedan
encontrar, espero que no sean muy serios y puedan entender lo aquí
escrito. Ahora sí me despido....
LORED
Capítulo 23

— ¡Levántate! Ya me desespera verte así. — Protestó Jimin quitándole la


sábana que cubría al rubio acomodado en su sofá. — Sabes, cuando te
invité para pasar un fin de semana juntos y levantarte el ánimo, no fue esto
lo que tuve en mente.
Taehyung se incorporó con sus ojos un poco hinchados y amplios
círculos negros bajo sus ojos. Su desordenado cabello le daba un aire
rebelde pero a la vez infantil mientras que sus abultados labios
corroboraban mejor esta última imagen aniñada e inocente que había
adquirido.
— Si vas a estar así, por qué no terminas de buscar a Jungkook. No tiene
sentido que estés pasándola mal por tu separación y a la vez por no
atreverte a buscar o mínimo llamar a Jungkook. Sabes que estará feliz de
verte y saber que ya eres un hombre soltero. — Suspiró algo contrariado
porque él mejor que nadie sabía lo mucho que añoraba el pelinegro a su
otro amigo al punto de hacerlo preocupar incluso antes de conocerlo y
provocarlo en aquella subasta. — ¿No estás seguro de amarlo o de al menos
querer intentar una relación con él?
— No se trata de eso, estoy seguro de mis sentimientos tanto por
Jungkook como por Hobi pero todo esto es muy reciente. No es correcto
que a una semana de terminar mi relación vaya corriendo a buscar a otro
cuando ni siquiera tuve la valentía o fuerza de ponerle un punto final. Fue
mi pareja quien tuvo que darse cuenta de mis sentimientos y hacerse a un
lado por mí. ¿Sabes cómo eso me hace sentir? Estaba procurando no
lastimarlo y de todas formas lo hice.
— Se separaron, sí pero, él no está muerto. No tienes que guardarle luto a
alguien que con todo su amor se hizo a un lado para que fueras feliz no para
que te revolcaras en una miseria innecesaria. — Reclamó con voz firme el
mayor.
— No entiendes... ¿Con qué cara busco a Jungkook? De no haber sido
por Hoseok yo hubiera seguido con él hasta el final tal vez. Aún sabiendo
sus sentimientos, los de Jungkook y los míos no dije o hice nada. — Calló
controlando sus estúpidos deseos de llorar. — No quiero dañar a ninguno.
Si voy ahora hacia quien amo, mi ex pensará que no veía la hora de
separarme y el otro creerá que lo busco solo porque me dejaron y no porque
lo quiera de verdad.
— Entonces por cobarde prefieres desaprovechar la oportunidad, ¿todo lo
que sacrificó Hoseok por ti no vale nada? No te estoy presionando, soy
amigo de ambos pero te apoyo en lo que decidas. Cada persona tiene su
tiempo para lidiar con sus problemas pero no me gusta verte así sabiendo
que tienes la oportunidad de cambiar todo esto prácticamente con chasquear
tus dedos o solo tomar ese teléfono que no sueltas ni a sol ni a sombra.
Piensa solamente que cada segundo es preciado, un día es un regalo
inimaginable. ¿Sabes cuántas cosas pueden cambiar en un minuto,
Taehyung? — Se sentó a su lado para abrazarlo buscando disminuir la
extraña tensión. — Hay encuentros sexuales que duran menos.
— Si no sacas a relucir algo referente al sexo no eres feliz, ¿cierto?
— Sexo es salud y a mí me gusta estar saludable. Mira mi cutis o mi
dermis en general, mi cabello, el brillo de mis ojos, mi fortaleza física y mi
sonrisa perenne. ¿Crees que obra y gracias al espíritu santos, querido? No lo
es, mucha cintura que debo dar y mucho...
— ¡Basta! — Exclamó el menor riéndose fingiendo taparse las orejas. —
Con escuchar a detalles los cuartetos que se montan una vez tengo más que
suficiente.
— Mentiroso si te vi huir hacia el baño. Pervertido, te excitaste al
escuchar que...
Taehyung le lanzó un cojín y salió corriendo hacia el baño mientras el
pelirrosa reía y abrazaba aquellas plumas acolchonadas entre sus brazos.
Una vez que la puerta se cerró, lentamente la sonrisa de Jimin fue
pereciendo, dejando únicamente una cara inexpresiva llena de
preocupación.
No podía evitar estar así pensando en lo que sus amigos estaban pasando
y no solamente en ellos, sino también en Seokjin. No le gustó la. Última
conversación que tuvieron dos noches atrás. Estuvo más distante, alejados
de ellos a pesar de compartir la misma gigantesca cama de casa de
Namjoon.
Parecía no estar contento con aquello y si solo uno dejaba de estarlo, todo
comenzaría a desvanecerse. Si bien su relación con él no era tan afín como
lo era con Namjoon y Yoongi, no significaba que no lo quisiera o prestara
atención. Lo de ellos no era una relación de cuatro pero la armonía seguía
siendo primordial.
Frente a sus ojos apareció un Taehyung completamente diferente al que
vio veinte minutos atrás. Este llevaba un pantalón negro con un cinto
Hermes del mismo color y una camiseta Madrona ajustada a su cuerpo, un
poco diferente a lo que solía llevar siempre pero lucía igual de bien. Todo el
conjunto le pareció perfecto, incluso la gorra negra que guardaba su
cabellera rubia pero cuando miró para sus pies y vio las sandalias que
llevaba, su cabeza simplemente gritó, "¡No!"
— ¿A dónde vas? Pensé que solamente te ibas a bañar pero ahora veo
que vas a salir. — El rubio permaneció callado relamiéndose sus labios
mientras guardaba su billetera. — Tae...
— V-Voy a ver a Jungkook. Iré a su oficina y hablaré con él.
— Él no está en su oficina, de hecho, no irá en el resto de la semana es
más probable que le encuentres en su casa, eso si no es que...
— ¿Que qué?
— Que viajó a algún lugar. No estoy muy al tanto de su agenda con
exactitud, solamente sé lo que comenta Yoongi o Namjoon ya que Jin es
mucho más reservado por ese lado. Espera un segundo, te averiguaré es
seguro que no está en la empresa.
Mordiendo las cutículas de su pulgar izquierdo, Taehyung observó a
Jimin marcar su teléfono y alejarse un poco para hablar. Sin embargo, no
pudo esperar a su respuesta dado que si esperaba un minuto más quizás
perdería la valentía adquirida. Se aseguró de tener consigo la llave de su
auto y salió. El mayor se volteó al sentir la puerta cerrarse, yendo
rápidamente hacia la sala, viendo como aquel Hyundai negro se alejaba.
— Dios, me siente como un padre orgulloso. — Murmuró sonriendo,
esperando que todo saliera bien para sus amigos. Volvió a tomar el teléfono
marcándole a Namjoon esta vez. — ¿Dónde estás?
— En la oficina, iba a ir para la casa ahora. Se sentirá sola sin ti ahí, ya
no me acostumbro a que estés en tu casa cuando prácticamente vivimos
juntos. — Comentó caminando hacia la puerta. — Ni siquiera podré verte
ahora, Taehyung te tiene raptado.
— Más bien lo tengo raptado yo a él pero le di libertad temporal. Creo
que salió a buscar a Jungkook. — Jimin pudo escuchar como en el otro lado
de la línea todo se quedó en silencio. — ¿Qué sucede? Todos queríamos que
se vieran nuevamente.
— Sí pero es uno de esos tiempos, sabes... Quizás no es la mejor idea.
— ¡Mierda! — Exclamó el menor dejándose caer en el sofá. — ¿Y
ahora? Yo llamé a Yoongi pero no me respondió, supuse que estaba
ocupado y cuando escuché que Taehyung de igual forma se fue
simplemente dejé de insistir. Sopesé la idea pero no estaba seguro.
— Bueno, solamente nos resta esperar y confiar en que todo estará bien.
— El menor asintió concordando. — Eso significa entonces que estás solo
en este momento. Voy para allá.
— ¿Vienes para dónde? Ni lo sueñes, ya te dejé las cosas claras en el
aniversario de Hitta cuando te vi besando a Hwasa.
— Pero si ya hablamos de eso, bebé. Fue ella quien me besó dizque a
modo de despedida porque ahora era una mujer que va a comprometerse.
Yo no quise nada de eso, no lo busqué y muy bien pudieron ver tú y Yoongi
como la alejé. ¿Van a seguir aislándome por eso?
— Fuimos claros, Nam. Solo nosotros cuatros y hasta que no se nos pase,
puedes olvidarte de lo demás.
— Yo no voy a tener sexo, solamente quiero pasar la tarde contigo.
¿También me prohibirás eso? — Preguntó tan débil que Jimin sonrió.
— Tienes media hora para llegar.
— Estaré en veinte.
+++
— Saca las manos o te las voy a pegar sobre placa ardiente de la cocina.
— Regañó Seokjin a su pareja golpeándolo con la espumadera en sus
manos al verlo acercarse para coger la carne que estaba preparando. — Ya
te dije que esto no es para nosotros.
La mirada del peliverde se oscureció limpiándose sus manos. No le
gustaba la idea de la repentina cercanía de su novio con la pareja de
Taehyung. Para ambos Hoseok seguía siendo el novio del rubio dado que
este no había comentado sobre el tema pero eso era irrelevante de cualquier
forma para Yoongi. No le gustaban esos encuentros que se volvían más
frecuentes ni que Seokjin ahora estuviese incluso cocinando para él y su
madre.
— Siquiera sabes si a su madre le gusta el estofado de cordero a tu estilo.
— A todos les gusta mi estofado de cordero. Estoy segura que les va a
gustar. — Sonrió orgulloso. — Solo me queda terminar esto, tomaré una
ducha rápida y se lo llevaré. — A su mamá le va a encantar, no creo que la
señora se resista a mis dotes culinarios.
— Sí recuerdas que se trata de la mamá de su novio y no la suya,
¿verdad?
— Es madre de ambos, así lo sienten ellos y también la señora aunque no
le hubiera dado la vida a los dos. Mejor vete a hacer otra cosa y deja de
estar mostrando tu molestia por los alrededores. Me importa muy poco si
incluso berreas como becerro así que mejor corta ese acto que tienes
armado.
— Increíble lo seco y cruel que puedes ser conmigo a veces. — Protestó
el menor acercándose a su cintura, mordiendo sus hombros y con una mano
apagó la cocina. — ¿A qué hora regresarás?
— N-No lo sé. No tengo que darte la hora. Ya sabes que me iré a ver con
un amigo no sé cuánto vaya a t-tardar. — Musitó con dificultad ahora que
su pantalón había sido bajado y su trasero amasado con lascivia. — M-
Min...
— Irás a ver a tu amigo pero antes tu novio quiere despedirse de ti como
corresponde. — Pronunció antes de perder su lengua en aquel pliegue
rosáceo hasta llegar a ese estrecho lugar que hizo respingar al castaño.
Jin a veces odiaba la facilidad con la que en ocasiones Yoongi ajaba sus
barreras y se salía con la suya por mucho carácter que le pusiera. Se alejó
con dificultad de la cocina hasta llegar a la isla vacía mientras su miembro
era masturbado. Se aferró al borde observando como esa boquita que a
veces podía ser tan gruñona y vulgar lo recibía con tan deliciosa facilidad.
Se complementaban muy bien, es que, la forma en que se perdía en su
interior aún cuando parados era algo incómodo porque debía flexionar
demasiado sus rodillas por la diferencia de estatura, era simplemente
exquisito. Aún con el resto de sus trajes intactos a excepción de sus
pantalones, claro estaba, los movimientos se volvieron demandantes y casi
posesivos pero deliciosos a fin de cuenta. Por muy rudo o salvaje que
ambos pudieran llegar a ser en la cama, jamás hacían algo que pudiera
dañar en lo más mínimo al contrario.
Jin tembló conteniéndose para no correrse, volteándose no solamente
para besarlo sino también para que esa mano que ambas bocas ensalivaron
prepararan sutilmente al peliverde. Este último mordió con fuerza el pecho
de Jin aún por encima de la tela blanca de su camisa cuando su orgasmo lo
golpeó. No tuvo tiempo de recomponerse pues pocos segundos después,
casi sin haberse terminado de correr del todo, su pecho chocó contra el
mesón de la isla y su trasero asaltado.
Sus manos se debatían a la hora de apoyarse, quería buscar algo
resistente como ese mesón pero a su vez, necesitaba tanto tirar de los
cabellos de Jin, de su ropa que, estaba siendo un desastre de movimientos
descoordinados y gemidos contenidos.
Sus cuerpos chocaban con brusquedad cuando el timbre de la mansión
sonó sorprendiéndolos. No obstante, ninguno de los dos se separó hasta
terminar un minuto más tarde con la adrenalina haciendo de las suyas.
Jungkook no estaba y no tenía necesidad de tocar, la señora Jeon después de
una vez llevarse cierta sorpresa avisaba siempre cuando llegaba antes de
colocar la clave de acceso e ingresar.
Limpiaron rápidamente cada rastro evidente, lavaron sus manos y
acomodaron lo mejor que pudieron sus ropas mutuamente entre miradas
cómplices y algunas sonrisas.
— Guarda bien toda la comida mientras yo voy a ver quién llama. —
Habló Jin observando a su novio. — No vayas a escupir en ella o echarle
semen que eres muy capaz. Ya te dije que no estoy cocinando para Hoseok
sino para su madre.
— No soy tan infantil. Yo echaría veneno no algo tan tonto como la
saliva o semen, eso no daña a nadie. — Se encogió de hombros ocultando
las ganas de reírse de su pareja. — Acaba de ir a abrir.
Al comprobar en el tablet que tenía a su mano en la cocina, pudo ver que
la cámara de la entrada captaban a Taehyung, alguien que por sus
pensamientos no se esperó verlo. Le mostró a Yoongi y este también se
extrañó pero a fin de cuentas decidió abrir.
Por algún motivo el rubio pudo sentir la diferencia entre las veces
anteriores que visitó ese lugar y esa. Es que comenzando por Jin que no
podía ocultar su confusión e incluso molestia al verlo. No estaba siendo
esperado por el dueño de ese majestuoso sitio y no habían tratos por
cortesías. Ya estaban entrando en verano pero repentinamente la brisa fría
que sintió en su cuerpo al quedar cara a cara con Seokjin lo heló en su lugar.
Incómodo...
— ¿Qué haces aquí, Taehyung? — Preguntó el mayor sin indicarle que
pasara. — ¿Cómo es que la seguridad de la entrada te dejó pasar?
— Bueno, he venido antes y...
— Ya veo. ¿Qué deseas? — Jin era frío pero no porque deseara serlo,
simplemente salía con naturalidad porque ese hombre que una vez defendió,
que le pareció tierno e incluso inocente con sus actitudes, hacía llorar a dos
grandes hombres.
Si bien no le correspondía a él juzgar, si bien él y Hoseok no tenían
absolutamente nada más que una amistad, él no podía evitar sentirse
molesto con solo mirarlo. No solo eso, Hoseok era casi un desconocido a
fin de cuentas, estaba Jungkook también.
Él era quien estaba en ese lugar día y noche observando todo lo que
sucedía a su alrededor y era aterrador lo mucho que la sola existencia de
Taehyung revolucionaba todo no precisamente para bien como en un
principio esperó. Lo sabía, entendía que el rubio no tenía culpa de nada en
realidad pero ese instinto protector que saltaba cuando lastimaban a uno de
los suyos era difícil de controlar.
— He venido a ver a Jungkook, necesito hablar con él. —
Componiéndose, el rubio habló seguro en su lugar viendo a lo lejos a
Yoongi pasar de un lado hacia otro. — ¿Puedes decirle que estoy aquí, por
favor?
— Lo lamento, Taehyung pero, no se va a poder. Jungkook no está en
casa, ni siquiera está en Seúl. Él viajó y no sé con exactitud cuándo vaya a
regresar. — El menor lo miró confundido porque Jungkook no solía viajar
sin el peliverde.
Siempre estaban juntos y justo lo había visto pasar hacía nada. ¿ Acaso se
lo estaban negando? La razón para ir a buscarlo directamente y no llamarlo
fue exactamente esa, no quería que simplemente rechazara su llamada,
necesitaba verlo pero parecía que aún en persona se negaría a hablar con él.
— ¿No está o no desea que lo vea?
— Algo bueno que tenemos todos nosotros es que somos tan bellos como
tan francos. Si Jungkookie no quisiera hablar contigo simplemente te diría
que te marcharas porque no te quiere ver, no hay necesidad de inventar
excusas, a fin de cuentas, ¿qué podrías hacer tú? Jungkook no está, puedes
llamarlo por teléfono o esperar a que regreses de viaje. Ahora te pediré que
te retires, por favor. Tengo cosas que hacer.
El rubio humectó sus labios con la lengua y ladeó su cabeza asintiendo
mientras daba un paso hacia atrás y veía la puerta ser cerrada sin dudar
frente a él. Quedó ahí parado casi cinco minutos antes quitarse la gorra con
cierta frustración caminando hacia su vehículo.
Su atención fue ganada por un increíble Bentley muy parecido al negro
que lo recogía en ocasiones pero este era un poco más imponente y gris. Lo
vio estacionarse a su lado y de este, una cara muy conocida apareció
poniéndole más nervioso de lo que había estado cuando tocaba esa puerta si
es que eso era probable.
— ¿Kim Taehyung? — Preguntó aquella voz femenina que por primera
vez interactuaba con él.
— B-Buenas tardes, señora Jeon. — Saludó formalmente con una venia.
La había visto a lo lejos en el evento de Hitta, también en el hospital y
en algunas fotografías pero nunca habían estado tan cerca. Era nada más y
nada menos que la mamá de Jungkook y eso provocaba todo tipo de
emociones en él.
¿Ella incluso conocía su nombre? ¿Por qué sabía de él? ¿Sabía que era
producto de una subasta?
A su mente solamente llegaron infinitas imágenes de dramas en donde
los padres d los protagonistas demandaban lejanía o simplemente los
quitaban del camino y no podía negarlo, temía que ese fuera su caso.
— Supongo que has venido a ver a mi hijo, ¿no es así?

1/2
Capítulo 24

— Supongo que has venido a ver a mi hijo, ¿no es así? — El menor asintió
sin saber si debía colocarse la gorra o no como muestra de respeto. — Que
estés aquí por tu propia cuenta seguro es algo positivo pero
lamentablemente Jungkookie no se encuentra aquí.
— Eso me ha comentado Seokjin. No quería importunar, simplemente
pasé por alto que hubiera sido mejor llamar antes. Lo lamente mucho,
señora.
— Oh no te disculpes, no hay nada que lamentar. — La mujer miró a su
alrededor notando que el rubio había ido solo y frente a esto sonrió
confundiéndolo un poco. — ¿Estás muy apurado? — Negó en respuesta. —
¿Te importaría acompañarme a beber algo? ¿Un té o un café quizás?
— Estoy libre, señora Jeon.
— De acuerdo, entonces te pediré que me acompañes y por favor,
llámame Younghee. Mi nombre es Jeon Younghee. — Mencionó
palmeando a su chofer en el hombro antes de subirse nuevamente al auto en
el que llegó.
El rubio quedó en su sitio algo perdido sin saber si debía seguirla en su
carro o montarse en el suyo pero cuando vio que la puerta permaneció
abierta, supo que la idea de la señora era que la acompañara. Así que,
activando la alarma, la siguió en silencio.
No conversaban, a veces solo sus miradas se cruzaban y ella mostraba
una sonrisa agradable pero nada más. De hecho, parecía estar trabajando en
su tablet, permitiéndole al menor admirarla de soslayo. Era increíble la
similitud entre Jungkook y ella, antes hubiera dicho por las fotos que se
parecía más al señor Jeon pero lo cierto era que Jungkook era idéntico a su
madre.
Younghee llevaba su cabello bien corto, casi como su hijo solo que el
pelado de ella lucía más femenino. Sus pendientes resaltaban, no sabía si
esas lágrimas eran diamantes o no pero le encandilaron sus ojos. Iba tan
sutil y elegantemente maquillada que tuvo que admitirlo, el atractivo y
presencia iba de familia. Ella no llevaba ninguna otra prenda a excepción de
su reloj y anillo de casada pero parecía brillar todo el tiempo.
— Lo estás haciendo un poco obvio y un poquito incómodo. — Murmuró
la mujer pestañeando con rapidez por la resequedad de sus lentes de
contacto. — ¿Algo que quieras preguntarme? Llevas un buen rato
mirándome fijamente.
— L-Lo siento, no fue mi intención incomodarla. — Espetó desviando la
mirada. — Solo me preguntaba hacia dónde íbamos.
La mansión de Jungkook quedaba en Incheon y no en Seúl, ya habían
llegado a la ciudad e incluso comenzado a ir un poco hacia las afueras por
lo que se estaba inquietando aunque esa no fuera la razón real por la que
estuvo mirándola. Es que viéndola a ella era como mirar a ese pelinegro que
no había visto desde aquella noche.
— No suelo visitar cualquier sitio para beber y dado que quería tener una
amena charla contigo pues, necesitaba un lugar tranquilo y privado pero
también algo informal. Perdona si prácticamente te he raptado. — El tono
jocoso en la última palabra fue evidente lo que relajó un poco más al menor.
Al mirar por la ventana una amplia sonrisa nostálgica de apoderó de su
rostro al conocer ya los alrededores. Se dirigían al mismo sitio a donde
Jungkook lo llevó a cabalgar aquella vez. Ahora que lo recordaba, este le
había dicho que a su madre también le gustaba ir ahí porque era una amante
de la naturaleza y los animales.
Fueron recibidos por el mismo personal de la última vez pero con un
ligero cambio. Con gran elegancia vio aparecer a la misma mujer que
Jungkook llevó al evento junto a su madre. Ni siquiera había vuelto a
pensar en ella desde aquel momento incómodo, con todo lo que pasó ese día
en incluso los siguientes no había tenido tiempo para pensar con quién el
pelinegro andaba.
La confianza fue obvia en aquel entonces y ahora veía que con la madre
era igual por lo que sus pensamientos iniciales de que tal cual los dramas
aquello podría ser una encerrona para hacerlo alejarse de Jungkook
recobraron vida. No obstante, no tenía que sacrificarse por nadie más, su
madre, Hoseok y Jungkook eran quienes les importaban y los demás no
tenían derecho a decir o hacer nada.
Su postura se volvió segura y defensiva cuando la chica extendió la mano
para saludarlo. Fue cortés pero estaba mentalmente preparado por si debía
dejar la cortesía de lado. Defiriendo de su pensar, esta no le dijo nada, solo
sonrió y caminó hacia adentro con ellos, dejándolos solos junto con el resto
del personal que estaría a su cargo. La señora Jeon ordenó té para ambos y
tomaron asiento en una de las mesas de la terraza.
— Su nombre es Park Miyeon, es hija de mi hermana, por ende es mi
sobrina y la prima de Jungkook. — Esclareció notando la tensión en
Taehyung. — Suele encargarse de este lugar pero la mayoría del tiempo
está viajando. Digamos que solo dirige este lugar como fachada para que mi
hermana no la atosigue. Es muy cercana a Jungkookie pero no debes estar
preocupado o celosa. Ya no estamos en la Dinastía Joseon donde preferían
casarse entre parientes, y aunque aún se use en algunos casos en la
actualidad, nuestra familia no mantiene esas costumbres. — Agregó entre
risas debido a la forma en que el hombre junto a ella se ruborizó. —
Supongo que la viste en el aniversario de Hitta Entertainment pero prometo
que es inofensiva.
— Yo no pensé...
— Tranquilo... — Lo interrumpió para calmarlo. — Solo estoy
bromeando.
Taeyung exhaló algo más calmado. Permanecieron en silencio mientras
acomodaban el té con el acompañamiento y volvieron a quedar en silencio.
— ¿Cómo va tu relación con Jung Hoseok? — Preguntó la mujer sin
previo aviso, haciendo que el menor ensanchara sus ojos. — Tengo
entendido que cuando fuiste subastado a mi hijo ustedes tenían una relación
sentimental. ¿No es así?
La madre de Jungkook parecía estar al tanto de absolutamente todo y eso
solo hacía que su vergüenza aumentara. Ella sabía cada detalle de lo
ocurrido con su hijo y no había manera de que fuera a estar de acuerdo en
una relación como la que deseaba. Se reiteraba mentalmente que estuviese
de acuerdo o no, nada cambiaba pero sería horrible tener algo con tantos
pensamientos negativos en contra. Si fueran desconocidos no importaría
tanto como saber que los propios padres estaban en contra.
— Él y yo ya no somos pareja pero seguimos teniendo una buena
relación. Los dos somos muy importantes en la vida de otro y eso no
cambiará aunque ya no estemos de esa manera. Si bien mi corazón no
reside en él, sigue siendo primordial para mí.
— Ya ve0... — Musitó dando un pequeño sorbo. — Lealtades y
sentimientos claros, me agrada esa postura. Sé que no me corresponde a mí
preguntar esto pero simplemente no. puedo evitarlo y espero que no lo
tomes como una ofensa de mi parte.
Bajó la taza que sostenía en la mano contemplando por varios segundos
su contenido, acariciando con su pulgar el borde de la misma aún cuando
aquello no era para nada educado.
— ¿Cuales son tus sentimientos y planes con mi hijo? ¿Por qué has ido a
buscarlo? Me gustaría saber la verdadera respuesta a estas preguntas. —
Musitó levantando entonces la vista. — ¿Qué sientes por Jungkook,
Taehyung?
— Lo amo, aún tengo algo de temor porque no me gustaría dañarlo pero
si algo tengo claro es que lo amo, esos son mis más sinceros sentimientos.
Mis planes son varios aunque no dependen solo de mí sino también de lo
que pueda sentir o no su hijo aún por mí. Veo que está enterada de las
circunstancias en la que nos conocimos pero quizás no fue en las mejores.
Como bien sabe yo me subasté a Jungkook y si bien me enamoré de él yo
tenía una pareja, Jung Hoseok. No tenía pensado dejarlo, de hecho, si él no
hubiera terminado nuestra relación quizás aún estaría con él aunque yo no
hubiera estado del todo feliz. Creía que de esa forma los tres sufriríamos
menos aunque bueno, no creo que haya acertado. No tomé la decisión
correcta.
— No existe la decisión correcta o incorrecta, sin importar los resultados
todos nos dan algo, aunque sea una enseñanza. — Murmuró ella sonriendo.
— Creo que eres un hombre de buen corazón, algo cobarde con las
personas que quieres pero sinceramente, ¿quién no lo es cuando de por
medio hay un ser querido? — Inquirió levantando con parsimonia su mano
hasta que esta le sacó un pequeño tramo a su cabeza. — Acompaña al señor
Choi, nos vemos en diez minutos.
Jeon Younghee se levantó con estilo tomando su bolso, alejándose sin
decir más mientras que el hombre que aguardaba por él lo llevó hacia una
habitación en donde una vez más le dieron todo el equipamiento de jinete.
En esta ocasión en vez de verde y marrón, era blanco y negro, totalmente
hermoso.
Al salir, se encontró con una desconocida señora Jeon que ya llevaba su
casco, botas, se veía como toda una jinete con experiencia.
— Luces tan bien como un Jeon. — Comentó ella dándole un guiño. —
Ven, acompáñame.
Ambos caminaron hacia los establos y la caballeriza recibiendo un
majestuoso caballo árabe azabache que le quitó el aliento. Su piel brillaba
resaltando su estructura ósea finamente cincelada, perfil cóncavo, cuello
arqueado que era acariciado por su dueña y una gran cola alta.
— Te presento a Sol... — Murmuró la mujer con su frente unida a la del
animal acariciándolo con cuidado.
— ¿Sol? El de Jungkook se llama Luna. ¿Hay alguna razón para esto? —
Preguntó con curiosidad.
— Así que has visto y conocido a Luna... He de decir que este dato me
asombra mucho. — Comentó sonriente haciendo una seña para que le
pusieran la montura. — No hay una gran razón detrás de esto, creo que
simplemente nos gustan los cuerpos celestes.
Una vez ensillado y en el pasto, la madre de Jungkook subió al caballo
con gran destreza y, una vez arriba, estiró su mano para invitarlo a subir.
Taehyung dudó pero al final accedió. Debía puntualizar que Younghee y su
hijo no solamente se parecían ene l físico, su carácter también era muy
similar, tanto que lo erizaba. La mujer con confianza cabalgó por un buen
rato hasta que llegaron a un pequeña casa de madera en medio de un
hermoso claro.
El centro de aquella sabana arbolada el silencio reinaba pero a su vez era
armonioso porque podían escucharse algunos pájaros e incluso el ruido de
algún riachuelo que no debería estar muy lejos.
Taehyung fue el primero en desmontar al animal seguido de la pelinegra
que con su fusta caminó hacia un gran y frondoso árbol para amarrar a Sol.
Le sonrió y se encaminaron a la cabaña la que tocó a la puerta. Pasaron
varios minutos antes de sentir algún movimiento en el interior. Cuando la
puerta finalmente se abrió, un Jungkook empijamado apareció algo pálido y
adormilado. Miró a su madre con una sonrisa pero cuando esta se hizo a un
lado para mostrar a su acompañante, la sonrisa desapareció.
Se quedó anonadado y en silencio contemplándolo luego una sonrisa
volvió a hacer presencia acompañado de torpes movimientos. Se rascaba su
nuca desviando la mirada de su madre hacia el rubio y viceversa.
— Bueno, yo solamente he venido a atraer a la visita, me quiero regresar
antes de que comience a oscurecer. Si van a regresar háganlo pronto pero
como supongo que deben conversar, mejor regresen mañana y por favor, no
dejes a Luna amarrada allá atrás, para eso hay un establo. — Besó ambas
mejillas de su hijo, abotonando un poco más su pijama. — Aquí siempre
refresca en las noches, cuídate mejor. Yo ya me voy y Tae... Felicitaciones
por tu soltería.
La mujer se despidió del rubio como lo había hecho con su hijo,
volteándose para darle un guiño a este último que parecía haber entrado en
trance. Ambos escucharon como se fue a galope pero se quedaron estáticos
sin decir o hacer nada más que observarse.
— ¿E-Eso es cierto? Es decir, lo que dijo mi mamá, que eres soltero... —
Taehyung asintió algo cohibido pero cuando el pelinegro caminó hasta él
para envolverlo en sus brazos como si fuera a desmoronarse o simplemente
esfumarse, se aferró a él con lágrimas en los ojos. — Quiero escucharte
decirlo, Tae.
— E-Estoy soltero, Kook. No estaba seguro si debía irte a buscar tan
rápido pero deseaba verte, decírtelo. Fui a tu casa pero Jin me dijo que no
estabas, luego me encontré con tu mamá, ella me dijo que la acompañara a
beber algo y terminamos aquí. Entonces me invitó a cabalgar y, y.... —
Jungkook sostuvo sus mejillas son una sonrisa pícara y feliz.
— Respira, tenemos tiempo para hablar no necesitas decirlo todo tan
rápido. Lo más importantes es que ya estás aquí, estás a mi lado y no pienso
dejarte ir. — Pronunció con seguridad apretando un poco más sus mejillas.
— Ya no podrás escapar más de mí, Kim Taehyung.
— ¿Quién desea escapar de ti? — Cuestionó el rubio lanzándose hacia
sus labios, esos que tanto había extrañado y deseaba besar. — Abrázame y
no me sueltes, yo no te soltaré más, Kook. — El nombrado sonrió
besándolo una vez más, deteniéndose confundido cuando Taehyung se
separó.
— ¿Qué sucede?
— Te amo.
Como si no hubiese escuchado lo dicho, Jungkook quedó mudo
observándolo contrariado hasta que de sus ojos brotaron lágrimas y de sus
labios una sonrisa afligida acercándose para abrazarlo. Sin besos, sin más
caricias que aquel abrazo que le confirmaba que aquello era real y no uno
de sus sueños. Era real porque cuando escuchaba esas palabras mientras
dormía, nunca podía abrazarlo, cada vez que lo intentaba este desaparecía
pero ahora estaba ahí. Su calor, su aroma, todo era real.
— ¿Por qué lloras? — Preguntó Taehyung sin poder casi respirar debido
a la fuerza ejercida en ese abrazo mientras escuchaba a Jungkook lloras. —
Kook.
— Shhh... Solo... Solo déjame abrazarte un poco más, solo un poco más.
— Mencionó llevando una de sus manos a su cabello, afianzándose con
mayor ímpetu.
Sin decir nada, Taehyung no se movió de su lugar hasta varios segundos
después en los que sus labios fueron tomados con suavidad y su cuerpo
llevado al interior de aquella cabaña que no podía admirar pero tampoco le
interesaba mucho. Todo lo que deseaba admirar era al pelinegro que lo
miraba con esos ojos cristalizados y llenos de un amor que no creyó ver en
él el día en que lo vio en lo último del salón donde estaba siendo subastado.
No supo en qué momento su indumentaria de jinete comenzó a ser
retirada de su cuerpo. Los toques eran tan suaves y sutiles que no sentía
nada más allá de los besos o veía otra cosa que no fueran esos orbes que a
veces sus párpados revelaban.
La primera vez que Jungkook vio a Taehyung este ni siquiera notó su
presencia. Estaban uno al lado del otro pero sus miradas jamás se
encontraron. Cuando lo volvió a ver creyó que lo reconocería pero aunque
sus miradas se cruzaron, el menor no lo pudo ver porque lloraba
desconsoladamente en el pasillo del hospital que llevaba a emergencias.
La tercera vez que lo vio, ya no fue casualidad, él pidió que se le indicara
en dónde estaba su madre puesto que sabía que acababa de ser operada.
Estuvo por más de una hora observando como este la alimentaba, le hacía
historias que no tenían sentido y la cuidaba. Aún recordaba cuando corrió al
verlo caminar hacia la puerta.
Cada vez que iba al hospital, siempre procuraba verlo hasta que sus
visitas dejaron de coincidir porque la señora Kim fue dada de alta. Para ese
entonces, él se dio cuenta que estaba sintiendo un amor algo tonto y
platónico por un desconocido con el que no había intercambiado palabra
siquiera, algo extraño.
Intentó alejarse, esa fue la primera vez que decidió alejarse para no
involucrarse más de lo debido pero el destino parecía tener otros planes
puesto que de vez en cuando se cruzaban por los pasillos o simplemente lo
veía a la distancia. Pocas semanas antes de aquella subasta, por primera vez,
ellos hicieron contacto físico aunque no de la manera más convencional.
Taehyung llevaba un café en su mano y corriendo preocupado por su
madre, chocó con él. Lo sostuvo en sus manos para que no cayera pero lo
cierto es que era él quien buscó soporte en el rubio que segundos después se
despidió sin mirarlo corriendo hacia el ascensor. ¿Podrían llamarlo tonto
por aún conservar aquel recipiente plástico de café en su cuarto? Formaba
parte de su decoración aunque quien lo llevara jamás formara parte de su
vida.
Pensó en hablarle como una persona normal pero cada vez que se llenó
de valor algo ocurría. No sabía por qué pero ante Taehyung él perdía toda
su fuerza. Creyó que él ya tendría suficiente con su madre como para pensar
en los sentimientos de alguien más. Fue por eso que grande fue su sorpresa
cuando vio las fotos del hombre del cual en silencio se había enamorado
sobre el escritorio de la oficina de Namjoon.
No sabía cuán alta sería la puja, cuánto necesitara o cuánto pagaran por
él. Desde el inicio estuvo seguro que no dejaría que nadie más se
aprovechara de él. Buscaba con aquello tres cosas, protegerlo para que
ningún imbécil le pusiera sus manos arribas, ayudarlo con sus problemas
económicos porque sabía que él no se subastaría porque sí. Quizás no
mucho pero durante el año y seis meses que pasó mirándolo en silencio,
había aprendido una o dos cosas de él.
La tercera razón pero no la menos importante, es que esa sería su
oportunidad para acercarse verdaderamente a él y ganarse su aprecio, su
cariño Deseaba que se enamorara tanto como lo estaba ya él pero si no
ocurría, al menos tendría su compañía y una bonita amistad. Por ello,
aunque alguien más hubiese ofrecido un billón, él hubiera dado todo lo que
tenía e incluso lo que no le pertenecía a él sino al grupo Sasung con tal de
ganar aquella subasta.
No necesitaba mantenerse igualando la puja, batallando como los demás.
Aguardó callado y cuando el idiota que creyó ganar esperaba a que se
cerrara su compra, ofertó lo que bien sabía nadie igualaría. Fue de esa
forma que ganó la subasta pero nunca en sus planes estuvo utilizar esto para
hacerse con su cuerpo. Que el menor le restregara ese punto a cada rato
sacaba lo peor de él porque dolía mucho.
No se dio por vencido, sin muchas esperanzas continuó a su torpe manera
tratando de ganárselo y fue feliz después de aquel viaje, tan feliz como
desgraciado el día que le dijo que tenía pareja. En todo el tiempo que lo
observó supo de la existencia de Hoseok e incluso Bogum, pero para él, el
pelirrojo era prácticamente su hermano y su ex novio, bueno, esa era una
basura que él aún mantenía pagando en su empresa sin poder huir a ningún
lado más que a sus salones de belleza ya que esos eran tan importantes para
él.
— ¿En qué piensas? — Preguntó Taehyung al verlo como se quedó en el
suelo besando sus piernas desnudas sin decir nada.
— Simplemente no me puedo creer que te tenga aquí conmigo. Que haya
escuchado de tu boca que me amas como yo te amo a ti. Son muchas cosas
para procesar. — Musitó tomándolo entre sus brazos para llevarlo hacia la
cama. — Por eso ahora quiera adorarte y amarte de forma carnal porque
emocionalmente eso es algo que hago desde hace mucho, mucho tiempo. —
Musitó entre nuevos besos.
— ¿Entonces a qué esperas para hacerme el amor?

2/2
Espero que les agrade esta doble actualización. Por ahora me retiro,
besitos. 😘
LORED
Capítulo 25

Existía un toque específico que Taehyung nunca había experimentado antes


de ser mimado en cada toque de Jungkook. Nunca tocó ni fue tocado por
alguien como en ese momento el pelinegro lo rozaba como si una flor fuera
a brotar de las caricias propiciadas a su cuerpo.
No se quejaba, no le importunaban esa delicadeza mezclada con añoranza
y rara posesividad sutil que aquellos labios y dedos iban marcando. Solo le
resultaba curioso como defería la imagen que portaba a cada momento con
esa de la que ya había sido testigo más de una vez.
Cuando lo vio por primera vez en aquella subasta lucía como un hombre
extremadamente adinerado pero desinteresado, frívolo, arrogante y
vanidoso que estaba acostumbrada a siempre salirse con la suya. Ya fuera
en los negocios o en su vida personal esa era la vibra que transmitía.
La forma en que le colocó el contrato y se expresaba le decía a una parte
de él que lo matase por insufrible pero la otra, esa que ignoró o de la que
quizás no se percató, se quedó desde ese primer encuentro embaucado por
un encanto que solo Jungkook desprendía, encanto que lo encantó.
Su cuerpo se estremeció al sentirlo comenzar con una exquisita felación
que tensaba tanto como relajaba cada parte de él. Es como si en cada
succión absorbiera toda su vitalidad y energía, mismas que eran regresadas
cuando su miembro volvía a ser engullido.
En ese sofá en el medio de un bosque desconocido, en una cabaña de
madera pero extremadamente moderna, acogedora y habitable en su
interior, estaba una vez más en brazos del hombre que amaba. Ese hombre
que a cada momento elevaba su mirada para constatar que se sintiera bien.
— ¿Te gusta? — Preguntó el mayor retomando el aire perdido segundos
atrás notando los cambios en el rostro contrario, enamorándose una vez
más.
La forma en la que Taehyung fruncía su ceño, relamía para luego morder
sus labios con fuerza y lascivia como si quisiera canalizar todo lo que sentía
en esa mordida. Hizo el ademán de volver a preguntar pero en sus cabellos
se ciñeron unos dígitos voluntariosos que lo obligaron a continuar con su
tarea.
Con una mano el rubio buscó apoyo en el respaldo del sofá sin liberar a
quien con su lengua lo enrollaba mientras elevaba sus caderas y sin
cohibiciones golpeaba el fondo de su garganta hasta explotar en el más
avasallador orgasmo. Sus piernas se tensaron tanto que sus músculos se
resintieron, temblando incluso un poco cuando buscaba sentarse
nuevamente.
Ciñéndose con mayor ahínco tiró de las azabaches hebras para colisionar
sus bocas tomando por sorpresa a un Jungkook que sonreía entre besos,
aferrando sus brazos a la desnuda cintura.
— No creía que tuvieras tanto deseo de saborearte a ti mismo. —
Bromeó besando su cuello. — ¿Te gustó tanto como a mí?
— No hay semen delicioso.
— El mío lo es. — Rebatió el pelinegro enarcando una ceja. — ¿Quieres
probar?
— Me vas a decir que sabe a vainilla, a menta o a mantecado, ¿no? ¿Qué
gano si no me gusta? — Le siguió el juego el menor, sonriendo contento
por ser capaz de estar viviendo ese momento.
— ¿Para qué pensar en algo que no va a suceder?
— Uy... ¡Cuánta confianza desborda el señor! — Exclamó riendo,
agitando sus párpados con rapidez mientras el contrario se unía a su risa. —
¿Qué es- h-haciend?
Sus palabras distorsionadas sin terminar a causa de los dedos en su boca
quedaron en un segundo plano cuando se percató de la batalla que el
pelinegro estaba librando para terminar de quitarse el pantalón de su
pijama. Entendiendo sus designios le entregó su boca y ofreció sus manos
para ayudarlo a desvestirlo, notando no solo que estaba erecto, sino que la
ropa interior brillaba por su ausencia.
— Este lugar se siente tan abandonado... Me gustaría darle mimos... —
Comentó con una sonrisa pícara el mayor, notando como el cuerpo del rubio
se tensaba mostrando la misma resistencia de aquella vez. — N-No lo has
vuelto hacer... — Musitó algo incrédulo porque a decir verdad, no esperaba
eso.
— Sí lo hice. — Admitió notando el desencajo en el rostro de Jungkook.
— No he ido nunca hasta el final estando abajo a excepción de cuando
estuve contigo. Hoseok...
Sus palabras fueron interrumpidas por un beso que Taehyung no sabía
cómo corresponder. Aún cuando sus caricias solo se detuvieron por cortos
minutos, parecía que el tiempo se había frisado.
— Jung Hoseok era tu pareja y como tal ya forma parte de tu pasado. Sé
que su presencia seguirá formando parte de tu vida pero, estás aquí
conmigo. Estamos juntos y eso es lo que importa, ¿cierto?
El rubio enmudeció por un segundo ante esas oraciones pronunciadas.
Sinceramente no esperaba que Jungkook se lo tomara tan tranquilo pero no
insistió, no era el momento ni el lugar para abordar el tema. Además, había
una lengua que comenzaba a atormentarlo.
— Este lugar sigue siendo solo mío entonces, así como lo eres tú ahora.
— Musitó el pelinegro con una amplia sonrisa.
— Soy mío en mi totalidad, me pertenezco solo a mí mismo pero... — Se
separó por escasos centímetros para que lo viese a los ojos, llevando su
mano hacia la entrepierna contraria para masajearla lentamente. — Me
comparto contigo.
— Con eso me conformo, solo con tenerte a mi lado, soy feliz. —
Agradeció en silencio una vez más ese momento, su compañía, la
oportunidad de tener entre sus manos a esa persona a la que por tanto
tiempo había estado queriendo en silencio. — Gracias por venir.
Dichas estas palabras, se inclinó en busca de un beso tan suave como los
labios que lo recibieron. Mientras se acariciaba y daban una tácita
bienvenida, los sentimientos guardados por parte de ambos se manifestaron
llevándolos a quedar casi sin más movimientos que el de sus bocas. Sin
embargo, así como se detuvieron, se despertaron sus instintos, volviendo
todo un poco más agitado que la primera vez.
Jungkook aún cuando cada parte de ser exigía unirse carnalmente al
menor, se tomó su tiempo no solo para prepararlo. Taehyung no estaba aún
acostumbrado a ciertas cosas por lo que no quería apresurarse o forzarlo a
algo sin darse cuenta.
Procuraba que el dolor fuera mínimo, al estar sin usar su cuerpo de
horma activa para sexo y la ausencia del lubricante que facilitaba ciertas
cosas, la paciencia jugaba un papel primordial en ese encuentro. Iba
creando, modificando y orillando cada centímetro del cuerpo del rubio al
deseo, al placer que sus besos, caricias y leves juegos podían
proporcionarle.
Sabía a ciencia cierta que no siempre se estaba preparado físicamente
para tener sexo, la mente era tan importante como el cuerpo y por eso
apelaba a ella en primera instancia. No siempre el interior funcionaba igual,
no siempre estaba tan receptivo pero quedaba maravillado por la manera en
que Taehyung se estremecía y lentamente iba deshaciéndose bajo su toque.
Para el rubio, fue tan gratificante como desesperante todo el tiempo que
Jungkook gastó concentrado en él y sus zonas erógenas. Si bien le gustaban
los juegos previos, él pelinegro lo estaba llevando a un nuevo nivel de
estimulación en el que sin más que roces sobre su piel y unos besos con los
dedos retirados de su interior, comenzó a sentir ese remolino en su interior
formándose.
— Jungkook...
— ¿Puedes aguantar un poco más? — Preguntó colocándose el condón
entregado por Taehyung sin dejar de besar su cuello o cualquier fragmento
de piel que sus labios alcanzaran. — Ya te has corrido una vez, si lo haces
nuevamente ahora me dificultarás el entrar y te dolerá más.
— Entonces deja de hacer eso que haces con la boca... — Iba a decir algo
más pero lo olvidó al sentir como se aproximaba la invasión a su interior. —
E-Espera, Jungkook, duele...
— ¿Duele mucho? Te estiré bien, ángel. — Respondió deteniéndose. —
Ven, abrázame. — El contrario así lo hizo, aferrándose al cuerpo sobre él.
Sin romper el contacto visual para que se sintiera seguro, el pelinegro
volvió hacer el intento, besándolo o acariciándolo sin cesar cada vez que
notaba un destello de dolor en su mirada. Todo Taehyung lo abrazaba, la
calidez de su interior lo devoraba y el fuego que vio en sus ojos una vez que
entró completamente y se acostumbró, era algo que deseaba contemplar
diariamente. Nunca se acostumbraría a él, jamás vería real el hecho de
tenerlo junto a él.
Fue el menor el primero en mover sus caderas con dificultad en el ancho
sofá. Captada la señal, Jungkook se movió al comienzo con suavidad a su
encuentro y, a medida que lo sentía relajarse, soltarse y gemir más, su
cintura se propulsó a la par.
Envueltos en esa nube de pasión amorosa, besos que transmitían palabras
atesoradas en sus mentes, el fuego del encuentro solo incrementaba.
— ¿Quieres ir arriba? — Preguntó el dueño de la cabaña batallando un
poco por la poca resistencia que tenía en esos momento. Sin embargo, notó
que el contrario no estaba seguro de tomar por completo las riendas. —
Puedo guiarte si no sabes, no hay nada que hagas que me disguste en la
cama.
— ¿Ni siquiera cambiar de roles? — Cuestionó bromeando aceptando
que Jungkook se girara para dejarlo sobre él? — Debes tener cuidado con lo
que dices.
— Ni siquiera cambiar de roles. ¿Dónde firmé diciendo lo contrario? El
día que desees seré totalmente tuyo. Bueno, ya lo soy pero, sabes a lo que
me refiero.
— Lo tomaré a consideración. — Rió notando lo juvenil que lucía el
mayor en esa situación. Sus manos firmes se ciñeron a su cintura mientras
las suyas se apoyaron en su pecho desnudo, notando también como el sudor
se mostraba en su frente y cuello. — En verdad lo consideraré en otro
momento.
Era algo que siempre iba conectado y sucedía simultáneamente, la
humedad de aquella lengua cuando entraba en contacto con su piel,
provocando que cada vello de su cuerpo se erizaba. Le gustaba como todo
él reaccionaba al pelinegro.
En un principio todo movimiento fue marcado por Jungkook pero él solo
necesitó la guía para continuar por sí mismo. Sus caderas se oscilaban de
forma circular con el falo de su acompañante prácticamente en el exterior.
Estaba concentrado en satisfacer a ambos pero se había despertado un
diablillo en su interior que deseaba ver como el pelinegro perdía junto a él
todo el control y ser el causante de ello.
Ambos sabían que, usualmente, los hombres sentían el punto más alto de
su orgasmo justo antes de eyacular y que podía ser extremadamente breve
por lo que trataron de retasarlo, provocándose mutuamente.
El rubio llevó su cabeza hacia atrás cerrando los ojos y estremeciéndose
cuando encontró su próstata. Sin notarlo, encajó sus uñas a los costados del
torso de Jungkook y dejó sus caderas irse en un vaivén de atrás hacia
adelante.
— Tae... — Jadeó bajo avisándole que una vez más estaba cerca pero esta
vez, el rubio parecía no tener intención alguna de detenerse. — Tae...
— Shhh... — El nombrado se acercó para agarrar con fuerza su cabello,
incrementando la velocidad.
— ¡Maldición! — Exclamó Jungkook incorporándose. Lo tomó por
sorpresa cuando lo volteó.
La espalda del menor colisionó con el sofá y, antes de poder hacer algún
movimiento, fue embestido de una estocada. Hasta ese momento, ambos
mantuvieron sus gemidos controlados, sus pieles casi no hacían ruido al
unirse y sus respiraciones estuvieron irregulares pero estables a pesar de
todo.
Sin embargo, cuando el pelinegro levantó y abrió las piernas de
Taehyung a todo lo que pudo en esa posición, resonaban no solo sus caderas
haciendo eco en la cabaña, sino también los gemidos de ambos. Con una
mano se sostenía para impulsarse y con la otra, atendía el abandonado
miembro de Taehyung.
Este último relamía y mordía sus labios agitando su cabeza de un lado a
otro creando un desastre en su cabello. Continuamente ese punto de su
interior era asaltado y cuando su mirada se encontraba con la contraria,
sentía morirse el doble, cerrando con fuerza sus ojos cada vez que esto
ocurría.
— ¿Quieres venirte ya? — La voz de Jungkook salió baja y ronca,
provocativa incluso a oídos de Taehyung, quien solo atinó a estirar sumando
derecha y aferrarse una vez más a los cabellos ajenos, atrayéndolo hacia él.
— Contéstame.
— Sí. — La muñeca estimulando su sensible miembro se volvía más
audaz, igualando la velocidad de sus empujes. Su palma de vez en cuando
se abría, arrancándole guturales ruidos que lograban liberarse. — ¡Sí! Dios
necesito venirme ya...
— No lo harás solo, mi amor. — Con cierta desesperación buscó sus
labios, fundiéndose en un profundo beso mientras que ambos explotaban en
orgasmos simultáneos. — N-No te muevas más. — Pidió Jungkook cuando
en vez de quedarse tranquilo las caderas de Taehyung continuaron
moviéndose. — Ah... T-Tae, para.
Su cuerpo se contrajo aferrando sus manos a los costados posteriores de
la cabeza del rubio, sintiendo la sobre estimulación casi doler antes de
correrse una vez más y caer completamente sobre el menor. Este sonrió
satisfecho, disfrutando de la proximidad de sus pieles pero también de las
caricias que podía proporcionarle mientras permanecían abrazados.
— ¿Puedo ir al baño? — Preguntó Taehyung luego de varios minutos
sintiendo su cuerpo entumecerse por el peso sobre él. — Me gustaría
lavarme o tomar una ducha.
— Claro que puedes, no tienes que preguntar eso. — Comentó con una
amplia sonrisa aún sin poder procesar el hecho de tenerlo ahí junto a él.
Feliz por saber que si estaba ahí significaba más de lo que se habían dicho.
— El baño es la segunda puerta en el pasillo, la primera es la cocina y si
subes la escalera está la habitación pero esa te la muestro después. Ven... —
Estiró su mano, sonriendo aún más cuando esta fue agarrada.
Aún cuando estaba algo avergonzado por su estado y desnudez frente a
Jungkook porque aún no estaban acostumbrados a eso, terminó sonriendo
infectado por la sonrisa de ese pelinegro que lo arrastraba por el interior.
Podía sentir la madera crujir bajo sus pies en ocasiones pero aquella cabaña
que Jungkook y su madre consideraban pequeña, no tenía nada que
envidiarle a una casa modesta, por el contrario.
Escuchó muchos ruidos e incluso estruendos en la planta alta mientras se
duchaba pero, cuando salió completamente limpio luciendo el pijama que
Jungkook le entregó, este estaba sentado esperando a que él saliera del baño
para pasar a ocuparlo él.
Fue toda una experiencia acompañar al pelinegro a guardar a Luna, así
como lo fue verlo organizar lo que ya estaba organizado y buscar cosas para
cocinar la cena de ambos.
— Lo haré yo. — Musitó Taehyung acercándose para abrazarlo por la
espalda.
Un gesto que surgió de forma natural, como si lo hubiesen hecho siempre
y, aunque sorprendido, Jungkook no dijo o hizo nada, simplemente con una
de sus brazos se posó sobre los que lo abrazaban envuelto en una
tranquilidad y armonía que desde hacía mucho no sentía.
— ¿Hacer qué?
— Cocinar, me gustaría hacerlo. — Espetó mirándolo por encima del
hombro.
— Se supone que eres mi invitado, me toca a mí consentirte, realmente
quiero hacerlo. Debes saber que se me da bien la cocina y llevo mucho
queriendo cocinar para ti. — Como si fuera un cachorro, Jungkook hizo un
puchero que hizo reír al contrario.
— Nunca pensé que el CEO de Sasung Electronics se comportara como
un niño con las personas. — Bromeó agitando su cabello, ese que ahora
cubría su frente y no estaba pulcramente peinado hacia atrás como
acostumbraba a llevarlo.
Quizás, esa fue una de las cosas que le sorprendió cuando horas atrás lo
vio aparecer tras la puerta de esa cabaña. Ese Jungkook no lo intimidaba,
todo lo contrario, de hecho, se preguntaba cómo había podido sentirse
intimidado por ese hombre. Parecía que habían cambiado de persona y este
usurpada un lugar que no le correspondía aunque se viera mucho más
natural.
— No lo pensaste porque no lo soy. Soy así contigo porque me lo
inspiras, despiertas esta parte de mi personalidad que casi nunca sale a flote.
Pero, eso no significa que sea así con las demás personas. — Aclaró tirando
suavemente del elástico de su pijama para acercarlo. — Este Jungkook, es
casi una creación tuya y me gusta. Me encanta poder relajarme, mostrarme
y ser simplemente yo junto a ti. Sin embargo, puedo ser quien desees, no
tengo problemas con eso.
Le dio un guiño y el menor negó con una sonrisa, volvió a abrazarlo
mientras su rostro era sostenido por dos fuertes manos que apretujaban sus
mejillas al punto en que sus labios sobresalían demasiado. Jungkook rió
ante la imagen y luego lo besó.
— Se tú. — Susurró Taehyung. — Me gustaría que entre nosotros no
hayan pretensiones, que nos sintamos cómodos y podamos mostrarnos
como realmente somos es una de las cosas más importantes. — Comentó
perdiéndose en su fija mirada. — Cocinemos juntos.
— Has fastidiado el ambiente. — Fingió tristeza antes de dejarle un beso
en la mejilla al mayor comenzar a pasarle los ingredientes, explicándole qué
era lo que tenía pensado cocinar.
Taehyung pudo ir conociendo varias cosas mientras cocinaba de su
acompañante aún cuando este no se las decía. Le gustaba alimentarse de
forma saludable, toda la comida de allí lo confirmaba y su físico también.
Era alguien que al menos con él era muy juguetón aunque una vez que se
concentraba en algo, realmente le prestaba toda su atención. Le gustaba
tararear canciones al azar aunque nunca completas, solo fragmentos hasta
que se quedaba tarareando y pasaba a otra creando gran popurrí. Tenía una
voz hermosa y le gustaba recibir elogios aunque le repitiera más de una vez
que no.
Cuando le celebró su desenvoltura en la cocina, la cabaña, su aspecto e
incluso su canto, cada vez el brillo en sus ojos fue tan inmenso que era
imposible de esconder, su sonrojo o la forma en la que su pecho crecía...
Todo le demostraba que en el fondo de ese hombre aún seguía existiendo un
niño adorable que le gustaba conocer.
Su cena fue bastante silenciosa, las conversaciones eran muy cortas y
bastante triviales pero ambos la disfrutaban. De vez en cuando, Jungkook se
le quedaba mirando en silencio sin ser demasiado obvio, recordando todas
las veces que deseó compartir así con él. No estaba la sombra de la subasta,
sus contratos o siquiera Hoseok. En esa ocasión, realmente eran solo ellos
dos, finalmente libres de ataduras.
¿Esos ojos lo mirarían siempre así? No lo sabía pero realmente lo
esperaba. Quería unos ojos puros que jamás lo mirasen con lástima, tristeza,
dolor, preocupaciones graves o decepción. Esperaba nunca encontrar esas
cosas en su mirada porque no sabría cómo lidiar con ello.
— ¿Por qué estabas solo en esta cabaña? — Rompió el silencio Taehyung
cuando terminó de comer pero sin pararse aún de la mesa. — Cuando fui a
buscarte Seokjin me dijo que estabas viajando, fue tu madre quien al
parecer se apiadó de mí y me trajo.
— Jin a veces es más protector conmigo que mi propia madre, así que
espero que no le tomes a mal su forma de comportarse en ocasiones. De
cierta forma, esto es como un viaje para mí, un pequeño retiro que hago con
cierta frecuencia. A veces necesito un descanso del mundo exterior y me
gusta estar solo sin nadie a mi alrededor. Me encierro en mi propia concha y
todos saben que odio que intenten sacarme de ella si no estoy listo.
— Oh... — Musitó el menor observándolo. — Supongo que fui un
intruso al venir a romper tu tranquilidad.
— Para nada, en el momento en que apareciste te volviste algo más que
mi refugio. Tú por ti mismo eres un sentimiento nuevo que mezcla todo lo
bueno que una persona puede despertar en otra. No se ve pero se siente, yo
lo siento y aún más cuando estás como ahora, junto a mí. Te he querido por
tanto tiempo, Taehyung...
Los labios del mencionado se entreabrieron pero no emitieron sonido
alguno, volvieron a cerrarse mientras trataba de esconder su cabeza en
algún lugar inexistente. No podía mirarse a un espejo pero no lo necesitaba
para saber que se había sonrojado a lo tonto frente a esas palabras. Su
corazón estaba brincando con emoción, como si estuviera bailando su
canción preferida cantándola a todo pulmón mientras se mueve.
— Hay algo que debo decirte. — Jugando con la tela de su pijama, el
rubio buscó la valentía para hablar. — No quiero que hayan malos
entendidos entre nosotros y por eso creo que debo ser completamente
honesto contigo.
El pelinegro se encogió en su sitio algo preocupado. Peinando su cabello
con las manos se levantó para llevar los platos a la cocina, alargando lo que
sea que el contrario estuviera a punto de decirle pero sabía que al mal paso
había que darle prisa por lo que guardó todo en el lavavajillas y regresó a la
mesa donde le aguardaban.
— ¿Qué es eso que quieres decirme?
— K-Kook... — Dejó salir con cierto temor, elevando su vista para poder
ser testigo de su reacción. — Me gustas, te quiero, me enamoré de ti y no
mentí cuando dije que te amaba. No obstante, a pesar de yo percatarme de
mis sentimientos, no tenía pensado abandonar a Hoseok. Quizás no lo
entiendas y te parezca inaudito pero no se trataba solo de mí, de ti. Se
trataba del hombre que ha formado parte de mi vida desde que yo tengo
cinco años, quien fue mi mejor amigo y también pareja. Si estoy aquí ahora
es porque fue él quien decidió hacerse a un lado y no sé si esto me haga
merecedor de todo lo que me ofreces. Soy un cobarde que...
— No eres un cobarde. — Interrumpió. — Se necesita mucho valor para
sobreponer la felicidad de otro a la nuestra. Velar por alguien que ha
significado o significa tanto para ti no es cobardía. Desde mi posición, no te
puede decir que es algo que me encanta, el animal que vive en mí no
quisiera jamás compartirte con alguien en ningún aspecto pero a su vez,
creo que esa es una de las cosas que me enamoró de ti. No me gusta saber
que siente aún algo por otro hombre y que esa persona forma parte activa de
tu vida pero lo entiendo muy bien, lo respeto. No te diré jamás que no veas
a Hoseok, busco ser tu pareja, no tu dueño. No importa cuáles fueron los
caminos que te hicieron llegar a mí, todo lo que importa es que al final, es
en mis brazos que estás. Eres mi novio, Kim Taehyung y te quiero a ti junto
a todo lo que tiene que ver contigo.
— ¿N-Novio?
— Novio. — Asintió. — No eres mi amigo, compañero, mi empleado o
alguien de mi propiedad, eres mi novio, mi pareja.
— P-Pero, desde cuándo, es decir...
— Desde que entraste por esa puerta hoy. — Lo interrumpió una vez más
sonriéndole. Comprendo si quieres llevar las cosas lento porque acabas de
salir de una relación pero si estás junto a mí es como mi novio. No quiero
presionarte pero eso es lo que eres. ¿No quieres serlo?
— Sí quiero, solo me tomó por sorpresa que me lo dijeras así de sopetón
en este momento. — Jungkook rió acercándose para besarlo.
— No te preocupes más por lo de Hoseok, de acuerdo. Tu pasado ahí
queda, fue parte de tu vida y te ha hecho el hombre que hoy eres. Ya te lo
dicho otras veces pero, la vida es muy corta para perder el tiempo pensando
en cosas que carecen de importancia o no influyen en nuestra felicidad.
El pelinegro se levantó de su silla, sentándose a horcajadas en el regazo
de Taehyung haciendo que este lo abrazara sin permitirle romper el contacto
visual hasta que sus labios se unieron en un nuevo beso.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? — Preguntaba Taehyung mientras sus
bocas finalmente se separaban. Jungkook asintió para que hablara y así lo
hizo tras aclararse la garganta. — Has dicho muchas veces que te
enamoraste de mí desde mucho antes de conocerme en la subasta y no he
podido dejar de pensar en eso. ¿De a dónde me conoces?
— Del hospital, lo visito mucho, la mayoría de las veces con mi padre
pero también solo y fue ahí donde comencé a enamorarme de ti. Era casi
una especie de acosador. — Rieron juntos ante esto. — Es en serio, cada
vez que iba indagaba por tu madre, no solamente para obtener información
tuya pero no puedo negar que eso también influía. Te admiré por varios
meses y aunque fue un amor platónico y unilateral, no me importaba.
— ¿Te enamoraste de alguien que no conocías?
— No eras una celebridad que muestra una fantasía a la pantalla. No te
conocía directamente pero sí te fui conociendo, al menos gran parte de ti y
tu vida. Vi tu personalidad, tu carácter, la forma en que cuidas, amas y
proteges a los tuyos. Tu forma de interactuar con tu mejor amigo, con tu
madre e incluso con el insoportable de tu ex novio Bogum, decía mucho de
ti.
— ¿Bogum? ¿Sabías que fue mi novio?
— Sí, una vez los vi en el hospital, fue todo un idiota y quizás desde
entonces no lo soporto. Sería muy ruin de mi parte hacerle lo que mis
instintos pedían pero supongo que tenerlo trabajando para mí a calmado un
poco eso.
— Te expresas de él como si lo odiaras. — Se rió Taehyung acariciando
su espalda.
— No lo odio pero tampoco me agrada. Además, no me gustó la forma
de comportarse contigo y sise meten contigo, creo que me transformo. —
Lo acompañó en su risa. — ¿Podemos dejar de hablar de tus exes? Soy de
mente abierta pero, me aburre el tema. — La mandíbula del pelinegro se
tensó y Taehyung no podía negar lo mucho que le gustó ver esa reacción. —
¿Qué te parece una película?
— Me parece genial. — Concordó el menor aceptando una vez más el
beso que su novio le ofreció antes encaminarse a la habitación para perderse
dentro de las sábanas que los envolvieron.

Hola, hola por aquí...


¿Cómo han estado?
Capítulo 26

Si bien Taehyung estaba acostumbrado a despertarse y sentir el cuerpo de


Hoseok a su lado, este siempre lo mimó incluso con desayuno o cualquier
otra cosa, sin embargo, era la primera vez que se despertaba sintiéndose tan
rebosante de dicha. Su sonrisa no abandonó su cara cuando abrió los ojos y
vio al mayor aferrado a su cuerpo con ese cabello azabache regado en su
pecho. Todo se sentía diferente, correcto, legítimo, tierno.
— ¡Buenos días! — Escuchó susurrar antes de que el pelinegro alzara su
cabeza para mirarlo. — Pude sentir tu respiración cambiar en cuanto
despertaste.
— ¿Ya estabas despierto? — Preguntó el rubio entrelazando los dedos en
su cabello con una sonrisa, regocijándose en ese mira y risa que el mayor
dejó escapar mientras besando todo el camino hasta sus labios. —
Acabamos de despertar.
— No me importa, estoy tan feliz en este momento que absolutamente
nada importa. Teniéndote aquí, despertando sin el temor de que te irás y no
nos veremos más como la última vez, es lo mejor. — Besó nuevamente sus
labios y sonrió. — Justo entre tus brazos, yo podría morir en paz, el mejor
lugar para cerrar mis ojos son estos brazos tibios que ahora me sostienen.
— Y siempre te sostendrán pero, ¿realmente debes hablar de temas tan
feos acabados de levantar? No hables del final, ni de cosas tristes. —
Jungkook asintió susurrando una disculpa sobre sus labios. — ¿Desayuno?
— Puedes tomar una ducha mientras yo lo preparo. — Cerró los ojos
exhalando con pesadez, estriándose sobre el cuerpo contrario. — Pensar
que debo regresar hoy a la ciudad y volver a la ocupada vida de Jeon
Jungkook, CEO de Sasung Electronics cuando él solo quiere pasar el día
con su finalmente nuevo novio.
— Bueno, tu nuevo novio no se irá a ninguna parte y puedes hacer todos
tus pendientes mientras yo regreso a la casa. Podremos encontrarnos
después, tendré unas semanas con trabajo de la agencia pero estaré
nuevamente a tu disposición, después de todo, ahora no tengo grandes
preocupaciones, tengo un milloncito y poco más en mi cuenta bancaria.
— Oh, tienes mucho más que eso.— El rubio enarcó las cejas y el mayor
solo atinó a sonreír, besando su entrecejo. — Vamos al baño, te ayudo a ir.
— Puedo solo. — Rebatió el menor y Jungkook asintió divertido
saliendo de la cama para ir hacia una de las puertas que habían en su
habitación.
Había estado acostado todo el tiempo y, si bien sintió cierta incomodidad
en su trasero, creyó que sería como la primera vez, olvidando que el día
anterior fue mucho más intenso. No solamente lo hicieron más dude una
vez, sino que las cosas se volvieron un poco más salvajes de lo esperado y
si bien el pelinegro nunca dejó de ser cuidadoso también fue un poco más
agresivo en el mejor de los sentidos.
Mientras lo estaba experimentando, no hubo indicios de dolores más allá
del comienzo algo tortuoso pero una vez que este pasó y le dio paso al
placer, todo lo que hubo fue disfrute, orgasmos e intercambio de algo más
que pasión. Fue más que placer carnal, sino espiritual al lado de la persona
que amaba pero ese acto, fue el causante de que ahora estuviera siendo
ayudado a levantarse del suelo.
Cuando intentó alzarse y caminar las punzadas en su espalda baja lo
hicieron flaquear, sus piernas no lograron sostenerlo y el encuentro con la
brillante madera no se hizo esperar. La risa estridente de Jungkook aún
cuando se apresuró a ayudarlo tampoco se hizo esperar, fue sonora e incluso
aumentó cuando Taehyung le pegó por burlarse.
— L-Lo siento, no me río, no me...— Se carcajeó infectando a al rubio
que se carcajeaba siendo sostenido. — Pero es que por eso te iba ayudar, lo
supuse pero como dijiste que podías solo.
— Algún día me vengaré. — Protestó.
— Solo te pido que me avises para así comprar una silla de rueda,
prefiero trasladarme cómodamente.
— ¡Imbécil!
— Lo sé pero, ahora soy tu imbécil.
Taehyung negó logrando sostenerse finalmente por cuenta propia,
dirigiéndose a una primera puerta que estaba cerrada confundiéndola con el
baño, yendo hacia la otra después de que Jungkook le explicara que ese era
el cuarto que no se usaba y donde guardaban cosas que debían tirar pero
nunca lo hacían.
— Sigo estando sorprendido de ver como te defiendes tan bien en la
cocina. — Musitó Taehyung cuando lo ayudaba a recoger la mesa tras el
desayuno.
— Supongo que hay que agradecerle a mi madre por siempre hacer
tiempo para este tipo de cosas sencillas. No puedo decir que fuera seguido,
a veces el tiempo escasea incluso para los que supuestamente no tenemos
que hacer nada pero, también tuve a Jin a mi lado y era divertido cocinar
junto a él.
— Supongo que Seokjin, Yoongi y tú son muy cercanos. — Comentó
recordando la forma en que el mayor lo trató cuando lo recibió se notaba su
molestia aunque era comprensible después de todo.
— Mucho, ellos dos, Namjoon y Jimin siempre han estado muy cerca de
mí, son parte de mi familia también.
— Tu familia es bastante unida, hasta besos y sexo comparten. —
Jungkook se detuvo observándolo pero el rubio pretendió no notarlo,
cerrando el lavavajillas para ir hacia la sala. — Tú te besas con Jimin, él lo
hace con Namjoon y Yoongi, este a su vez con Jin y Jimin, en fin, ustedes
cinco son un poco demasiado íntimos.
En ese momento aún sin escucharlo abiertamente, Jungkook sabía lo que
le preocupaba a Taehyung. Lo más probable es que este pensara que él
estaba en medio de esa relación también y que aún estando juntos quisiera
formar parte de esa relación especial que sus hyungs compartían.
— Ellos cuatro tienen una relación poco convencional pero es entre ellos
cuatro. El beso que tú presenciaste de Jimin el día de la subasta fue uno de
esos arrebatos y actos infantiles que él a veces tiene. Una forma muy
absurda de protegerme y probarte, supongo. Te puedo asegurar que entre
nosotros no hay ese tipo de relación, yo no entro en ese cuarteto.
— ¿Has estado alguna vez? ¿Han hecho algo ustedes, cualquiera de los
cuatros?
El pelinegro abrió su boca para responder pero repentinamente la volvió
a cerrar, rascaba su nuca y peinaba su cabello como si eso lo fuera a
responder. Taehyung negó con un pequeño bufido queriendo zanjar el tema.
Todos tenían un pasado y él no debía revolverlo siempre que no afectara su
presente.
— Está claro, no tienes que decirme. Solo quiero decirte que no me
interesa entrar en ese juego y si vamos a estar juntos, tampoco quiero que
participes en esas actividades. — Habló sentándose.
— A ver, no es como piensas, ¿sí? Digamos que cuando somos jóvenes
experimentamos ciertas cosas pero esto pasó antes de que se formaran sus
relaciones. Jimin llegó como bailarín a Hitta Entertainment el mismo año
que falleció el padre de Namjoon, fundador de la compañía teniendo que
tomar el cargo de presidente. Fue en ese entonces que él comenzó a formar
parte de estas subastas en la que Jimin estaba ya supuesto a participar.
Como si de una historieta leída se tratara, el rubio se acomodó mejor en
el sofá para escuchar lo que le contaba. No solamente tenía curiosidad por
saber cómo fue que ellos llegaron a donde estaban ahora en sus relaciones
sino, porque también quería saber el terreno que estaba pisando.
A veces los multimillonarios como ellos tenían un modo de vida que
escapaba del entendimiento de muchas personas. Si bien nunca sería
realmente uno de ellos, tendría que tratarlos y codearse de esas personas
que ya formaban parte de la vida del hombre que amaba.
No quería separarlos, imponer su presencia ni nada de eso, sol quería una
relación estable con un modernismo moderado. Por muy intrigante que
fuera todo, no quería estar con Jungkook envuelto en esas cosas, los dos se
bastaban, no necesitaban más.
— Jimin es alguien extremadamente coqueto y aún sin saber quién era
Namjoon, terminaron compartiendo varios besos tórridos en la empresa.
Cuando mi hyung se enteró que Jimin tenía fecha de subasta, yo estaba con
él, fue la primera vez que me enteré de aquello. Recuerdo que fue la
primera vez que Namjoon y yo discutimos por desde que nos conocimos de
niños gracias a nuestras allegadas familias, nunca peleamos.
— ¿Pelearon por Jimin?
— No, por la subasta. Que subastaran a las personas no me agradó pero
luego supe que era algo que los propios subastados escogían y, si ellos
querían hacerlo pues no me quedaba mucho a mí que decir. — Se encogió
de hombro y Taehyung asintió. — En fin, Nam quiso detenerlo todo pero
tener a tantas personas poderosas molesta no era lo más prudente.
— ¿Namjoon compró a Jimin?
— Sí y no. No podía cancelar la subasta pero se aseguró de ser él quien
ganara la puja. Nunca se valió de eso con Jimin, ni siquiera firmaron un
contrato. Le dio el dinero que necesitaba y un poco decepcionado en su
momento se distanciaron. Con el tiempo comenzaron a retomar cierta
confianza pero fueron despacio, llegando a tener una relación muy sana
desde que ambos recién alcanzaron la mayoría de edad. Namjoon tenía
veinte, Jimin diecinueve.
— Wow, llevan diez años juntos ya. — De solo pensar en la cifra,
Taehyung sintió su piel erizarse pero Jungkook se sentó a su lado
abrazándolo. — ¿Cómo llegó Hwasa, Yoongi y Jin a la ecuación?
— Yoongi también estuvo con nosotros desde niño, era el hijo de la mano
derecha de mi padre y crecimos como hermanos casi pese a él ser mayor
que yo y no querer jugar mucho conmigo cuando éramos infantes. Seokjin
es huérfano, huyó de un orfanato que mi madre patrocinaba y apoyaba, ella
se lo encontró vagando y como lo reconocía, lo acogió. Ese lugar se cerró
cuando mi madre se enteró de las trampas pero eso ya es pasado. Crecimos
juntos los cuatro, Jin fue novio de Yoongi desde que recuerdo pero creo que
siempre le gustó Namjoon también pero el muy tonto...
— No lo notó.
— No, a veces es un poco lento. Una noche yo llegué con Namjoon a la
casa de madrugada, nos habíamos fugado y los descubrimos en la cocina.
Éramos jóvenes hormonales así que nos quedamos mirando.
Taehyung negó lanzándole un cojín al sonrojado Jungkook que por
primera vez hablaba sobre esto con alguien que no fuesen los involucrados.
Con el rubio tenía la confianza a pesar de todo y no quería ocultarle nada
aunque bueno, pudiera estar dándole más detalles de los necesarios.
— Nam y yo terminamos algo... Calientes. Fuimos a mi habitación
intentando no pensar o hablar de ellos pero nos masturbamos mutuamente y
después de eso pues tuvimos ciertos encuentros que murieron poco tiempo
después. En el corto tiempo que Jimin llevaba en la agencia yo lo conocí
porque fui a ver a Namjoon y no preguntes cómo terminamos teniendo
sexo. Sucedió lo del padre de Nam y ya cuando lo vi con Jimin pues ambos
le confesamos lo que pasó antes de saber que había algún tipo de relación
entre los tres.
— ¿Hicieron un trío?
— ¡No! — Se apresuró a responder. — Quedamos realmente solo como
amigos sin esos encuentros, eso fue todo lo que hubo entre Jimin y yo que
se comenzó a creer casi mi hermano mayor y ahuyentaba a todo él o la que
se me acercaba a mí con malos intereses. Con el paso de los años llegó
cierta rutina que se rompió una noche que hice una comida en mi casa. Ahí
por primera vez ellos entre bebidas decidieron hacer un intercambio de
pareja.
Taehyung comenzaba a darle forma en su cabeza a todo lo que había
sucedido, no entendía perfectamente todo pero, ahora le quedaba más claro.
— Las cosas como que se les complicó un poco porque Jin que siempre
tuvo cierto sentimiento por Namjoon se dejó ir, en realidad todos lo hicieron
pero también se asustaron. Jimin fue de cierta forma el más contrariado en
ese momento y terminó todo después de casi un año formando una relación
sin notarlo entre los cuatros donde los sentimientos se enraizaron. Terminó
todo con Namjoon, Jin y Yoongi pero comenzó a tener encuentro casuales
con otras personas. Nam decidió estar con Hwasa y pues Jin y Yoongi
siguieron juntos.
— Pero ahora todos volvieron, ¿no?
— Algo así, ya no estoy al tanto de todo solo creo que decidieron
conversar las cosas e ir lentamente pero yo he estado lidiando con mucho.
No tengo tiempo para estar al pendiente de sus vidas amorosas.
El menor permaneció callado un buen tiempo, Jungkook incluso se
preocupó pero cuando este se volteó para besarlo, suspiró con alivio. No iba
a negarlo, estaba un poco preocupado de que tras escuchar todo ese
embrollo el rubio se espantara y se arrepintiera pero no sucedió así. Estaba
decidido a estar con él y su pasado no tenía por qué afectarle. Además, todo
fue menos grave de lo que Taehyung se imaginó. De hecho, lo que más
tenía era curiosidad por eso que suponía pero no tenía seguro.
— Hoy tengo que hacer algunas diligencias como ya te dije pero, no
quiero que simplemente me esperes en tu casa. Me gustaría que me
acompañaras, quiero aprovechar el tiempo contigo.
— No tengo problemas con acompañarte, también quiero pasar tiempo
contigo pero no tienes que presionarte. Después de todo, tiempo es lo que
nos sobra. — Contestó Taehyung disfrutando de las caricias en sus manos.
— Lo sé pero aún así, no quiero desperdiciar ni un segundo a tu lado. —
Taehyung asintió regalándole una sonrisa que como flecha atravesó el
corazón de Jungkook. — Pero debo preguntarte algo, advertirte.
— ¿De qué?
— Alguno de los lugares que visitaré hoy puede que sean un poco
visibles y si bien a mí no me importa, quizás tú no desees que lo nuestro se
haga público tan pronto. Estás comenzando una carrera y estarás en el foco
aún más.
— No sé, no me preocupa nada eso. Esta carrera no fue algo que busqué
después de todo. Creo que podría llegar a gustarme mucho pero no quiero
tener que escoger entre una cosa y otra. Si deseas estar conmigo y yo
también, creo que no importa más, ¿no?
— No importa, no importa nada, nadita nada. — Sonrió Jungkook
besándolo. — ¿Te cuento un secreto? Muero por mostrarte y andar contigo
de la mano.
— ¿Mostrarme como un trofeo? — Preguntó en broma.
— Como mi novio. — Le guiñó un ojo y Taehyung negó con una sonrisa
sin poder ocultar su rubor. — Vámonos yendo entonces. Recojo mi bolso,
ensillo a Luna y podremos irnos.
Como un resorte el pelinegro se levantó del sofá y tal cual dijo, recogió
lo que debía llevarse que era prácticamente nada, exilaron juntos a una
Luna que no se incomodó ante la presencia del rubio y ambos salieron
cabalgando. Cuando llegaron al recinto, Yoongi ya aguardaba por ellos,
sorprendiéndose un poco al ver a Jungkook. Controlar su curiosidad
resultaba difícil, verlos juntos envueltos en miel después de haber estado en
la cabaña era muy extraño para procesarlo con facilidad.
— ¿Por qué vinimos primero a tu casa? — Preguntó el rubio mientras
veía el vehículo estacionarse. Por algún motivo, no deseaba encontrarse con
el mismo castaño que el día anterior parecía querer asesinarlo con la
mirada.
— Necesitamos cambiarnos de ropa y antes de que me digas que no lo
deseas o necesitas, es porque realmente necesito que los dos hoy luzcamos a
la altura de lo que exige los lugares que visitaremos pero, solo serán unas
horas. ¿De acuerdo? — Taehyung asintió viéndolo descender.
— Kook, ¿puedes decirle a tu novio que odio quedarme sosteniendo la
puerta mientras que él se recrea para bajar? Cada vez que viene aquí es
igual y ya no sé cómo decirle.
El rubio descendió rodando los ojos, mirando con mala cara a un Yoongi
que poco se inmutó ante esto mientras Jungkook sonreía acercándose a su
nuevo novio para pasar la mano sobre su hombro y dejar un beso en su
cabeza. Rápidamente le tomó la mano y junto entraron a la casa,
encontrándose a un Seokjin que los miraba de arriba abajo.
— Ya preparé los trajes y organicé todo lo que me pediste. — Avisó sin
querer hacer contacto visual con Taehyung. — No sabía que podía ir a la
cabaña, por eso le dije que no estabas en el país. Si hubiera sabido que el
tenía conocimiento de ese lugar yo le hubiera dicho.
Taehyung observó la forma en que el pelinegro miró al mayor de todos
como si lo estuviera reprendiendo por algo aunque no sabía por qué. Quizás
por su actuar o por su evidente molestia, pero el mayor solo desvió su
mirada cuando Jungkook lo miró.
— Mi mamá lo llevó, él no sabía que yo estaba ahí y tampoco merecía
que lo trataras como lo hiciste, espero que no vuelva a suceder porque
Taehyung ahora es mi novio y como tal necesito que se le trate. Tengan listo
el auto dentro de quince minutos para ir a la empresa.
— ¿A la empresa? —Preguntó Yoongi asombrado. — ¿Juntos?
— ¿No puedo ir a mi empresa con mi novio?
— Bueno, técnicamente es la de tu padre pero sí, puedes llevar a tu novia
a tu empresa y yo les pondré la alfombra roja, tiraré pétalos de rosa e
incluso sacaré fotos. Solo no se entretengan en el cambio de ropa y me deja
esperando tres horas aquí afuera como lo hicieron en el hotel. Porque de ser
así, tú o tu querido novio conducirán.
— Eso sería una buena idea. — Rió el pelinegro abrazando a su
sonrojado novio para llevarlo a su cuarto. — ¿Listo para tu debut como mi
novio?
Cuando Yoongi se burló de ellos diciendo que incluso haría una alfombra
roja como si fuera una boda no creyó que realmente se sentiría así una vez
que se estacionaran en la entrada de ese gigantesco edificio. Cuando estuvo
ahí por primera vez, Yoongi fue al estacionamiento, ahora, estaba en la
entrada y realmente había una alfombra roja junto con un grupo de
trabajadores que esperaba a cada lado de esta a que el CEO llegara.
— Kook... — Llamó cuando Yoongi abrió la puerta del vehículo. — Yo
estoy..
— ¿Estás nervioso? — El rubio asintió entre risas torpes pero cuando
sus labios fueron tomados por los contrarios junto con su mano todo ese
nerviosismo se disipó. — ¿Mejor? — Asintió. — Estás conmigo, estamos
juntos, eres el dueño del dueño. — Depositó otro beso y Taehyung exhaló.
— Bueno, ¿vamos a entrar a nuestra empresa o no? — Ambos se
carcajearon y Jungkook concordó.
— Creo que el señor Jeon se tensaría con esa frase pero como hijo y
heredero, doy fe porque lo mío es mío pero se comparte contigo, tal cual me
has dicho. — Ambos volvieron a reír, ya no quedaba rastro de nerviosismo
en Taehyung y agradecía al pelinegro por ayudarlo. — Sin bromear ahora,
estás conmigo, mi amor, no te preocupes por nada más.

¡Hola por aquí! 😘


Capítulo 27

De aquel elegante Bentley color negro descendió un rubio vestido a juego


con el vehículo y un pelinegro con un entallado traje gris que sostuvo su
mano con firmeza. Ese momento en la memoria de Taehyung era parecido
al día en que lo llevó a aquel hotel en donde tuvieron su primero encuentro
pero a la vez, fue muy diferente.
Esta vez no quedó olvidado atrás observando su espalda alejarse mientras
no le dirigía palabra o mirada. El aire entre ambos no estaba cargado de
hostilidad, molestia, reproche o temores. No estaba siendo ignorado por
todos y no lloraba en su interior creyendo que había perdido la oportunidad
de alargar un poco más el tiempo junto al hombre del cual se había
enamorado.
Ahora, estaba siendo observado por todos pero principalmente habían
unos ojos oscuros que lo miraban sonriente mientras sostenía con firmeza
sus manos. Yoongi caminaba a pocos pasos de ellos, el resto del personal
mantenía su distancia. Los murmullos llegaban a sus oídos pero eran
inteligibles o simplemente poco le importaban.
— Bienvenido una vez más a Sasung Electronics. — Musitó Jungkook
una vez que las puertas del elevador cerrado, tirando a Taehyung hacia él
para dejarlo entre el espejo y él. — No puedo creer que te tenga aquí,
conmigo, que seas verdaderamente mi novio.— Agregó mordiendo su labio
con suavidad, tirando, succionando con libertad.
— Estamos en tu empresa, Kook. — Comentó Taehyung mirando sobre
su hombro a Un Yoongi que algo fastidiado miraba hacia el techo. —
Yoongi. — Susurró al oído de Jungkook.
— Ah no, por mí no se preocupen, algo me dice que será mejor irme
acostumbrando. —Jungkook sonrió y el menor apoyó la cabeza en su
hombre algo avergonzado pero a la vez divertido con esa situación.
Una vez llegaron al piso del CEO, se encontraron con quien debía
recibirlos, el mismo hombre que no daba del todo crédito a verlos de la
mano, intercambiando incluso un beso cuando las puertas se abrieron.
Mirando finalmente hacia adelante, Taehyung se encontró frente a frente
con su ex pareja quien literalmente boqueó por unos segundos antes de
realizar una venia respetuosa a pesar de no poder evitar mirarlos de soslayo.
Cuando estuvo la vez anterior, se preguntaba cuál era la verdadera
relación entre ellos, si bien su jefe se mostró serio y a la defensiva, creyó
que sería porque estaba siendo tan cretino como siempre pero verlo de esa
forma con Taehyung le hacía sospechar que no era así.
— T-Taehyung. — Se atrevió a nombrarlo logrando que los tres recién
llegados fruncieran el ceño. — ¿Podríamos hablar un momento? ¿Cómo
está tu mamá?
— Señor Kim, Park, estás dentro de mi empresa, en horario laboral y
conmigo presente para el colmo de tu mala suerte. Debes referirte a mi
pareja como señor Kim, no exceda la confianza depositada en ti. — Le
hubiera gustado a Jungkook decirle que ni siquiera le dirigiera la palabra
pero bueno, eso era algo que no le correspondía, Taehyung era libre de
decidir lo que quería hacer.
Su mirada se cruzó con la de su pareja y luego con Yoongi, este esperaba
que por solo hablarle a Taehyung, Bogum terminara de patitas en la calle
pero contra a todos sus pronósticos, Jungkook estaba superficialmente
calmado. Su mandíbula tensada, ojos achicados con sus cejas creando una
tenebrosa V y esa lengua que luchaba por estar tranquila pero empujaba sus
mejillas dejaban claro que su tranquilidad no era más que un acto. Jungkook
estaba luchando contra todos sus impulsos, estaba orgulloso de ese mocoso
pero a la vez deseaba carcajearse ante la situación por alguna razón.
— Mi mamá está bien, gracias por preocuparte, Bogum. Ten una buena
tarde. — Entrelazó sus dedos con los de Jungkook, sonriéndole y besándole
la tensada mejilla. — Vamos, amor. — Con su corazón agitado al
escucharlo, el pelinegro le devolvió la sonrisa, depositando un beso en su
frente.
Mirando de fijamente e incluso intimidatorio a Park Bogum, el pelinegro
rodeó la cintura de su pareja atrayéndolo más hacia él. Una mirada bastó
para que el sujeto se hiciera a un lado, procuró con la mirada a Taehyung
pero este simplemente lo ignoró continuando su camino.
Jungkook personalmente le ofreció su silla ya en su oficina, permitiendo
que el rubio probara el lugar donde solamente él se sentaba, apoyándose él
sobre la mesa. Yoongi se quedó en la puerta y respaldado por la privacidad
que estaban teniendo, se permitieron fundir sus labios una vez más.
Tal vez porque recién estaban realmente sin culpas, ataduras o pretextos
pero era casi un reto contenerse y no besarse a cada segundo. Taehyung
creía que quizás cuando las semanas fueran pasando y se acostumbraran a
estar juntos la intensidad disminuyera. Aunque bueno, observando a
Jungkook y sus propios deseos, era una hipótesis poco probable.
— Mi amor, tendré que abandonarte aquí por media hora. Tengo una
reunión importante que no puedo aplazar más pero una vez que la termine,
regresaré aquí. No deseo dejarte solo pero...
— No te preocupes, puedo quedarme solo media hora. Me pongo a ver
cualquier cosa en el móvil y el tiempo pasará volando. Estaré cómodo
esperando en la silla del CEO, después de todo, me han dicho que soy el
dueño del dueño. — Rió acariciando su mejilla.
— No lo dudes, lo eres. — Taehyung asintió dándole un beso. — Puedes
pasear libremente por la empresa, no creo que puedas conocerla a fondo en
treinta minutos pero algo verás. Solo no vayas al otro extremo del pasillo
principal de este piso.
— ¿Por qué?
— Está el escritorio de tu estúpido ex novio y mejor limitar la interacción
con ciertos animales, no quiero que te contagien. — Habló haciendo una
mueca tratando de sonar y verse gracioso.
—¿Estás celoso? — Jungkook enarcó ambas cejas y sonrió. — ¿Me estás
prohibiendo hablar con mi ex pareja?
— Para nada, simplemente deseo evitar inconvenientes.
— Que bueno que no lo estás porque yo, te amo a ti y además, no puedes
prohibirme hablar con mi ex pareja o cualquier otra persona aunque no te
agrade. Puedo comprender tu incomodidad en cierto punto y por respeto,
por evitar como bien dices, yo no tengo nada que conversar con alguien que
ni me va ni me viene pero, eso es una cosa y que me digas que hacer es
otra.
— No te estoy diciendo qué hacer, Taehyung. No me gustaría que
hablaras con ese imbécil pero si quieres hacerlo adelante, yo no soy quién
para impedirlo. — Habló serio poniéndose en pie correctamente,
ajustándose su saco gris.
— Ven aquí. — Demandó el rubio tirando de su corbata hasta besar su
mejilla. — Recién es nuestro primer día, no quiero que te molestes por una
tontería, solo estamos conversando porque es mejor tener las cosas claras
desde el comienzo, ¿sí?
— No estoy molesto, no podría estarlo en días cuando has aceptado ser
mi novio, dicho te amo e incluso estás a mi lado. Simplemente... No sé, fue
un miedito tonto que tuve, pero ya pasó y estoy de acuerdo con todo lo que
dices.
Taehyung sonrió atrayéndolo para un beso dominado por él, dejando a un
Jungkook embobado con su boca abierta una vez que se separó. Limpió sus
comisuras y se acercó para darle un pequeño apretón en su trasero que hizo
reír al menor.
— Ve, te esperaré aquí.
Decir que estuvo concentrado en la reunión pero a la vez desviando la
mente hacia Taehyung era un acierto. Estaba adorando esa sensación de
saberlo esperando por él y sentir que alguien más estaba fuera de esas
paredes aguardándolo. Era como un niño deseando salir de sus clases o uno
que trataba de comer rápidamente para salir a jugar.
Cuando se dio por finalizada, trató por todos los medios de mantener su
porte y semblante como siempre mas, cuando salía, una sonrisa se dibujó en
su rostro y su caminar se tornó tan rápido que parecía tener alguna urgencia.
Encontrarse con Taehyung aún sentado en su silla fue la mejor de las
imágenes y le encantaría poderla tener continuamente.
Pocos minutos después, ambos estaban abandonando el céntrico y
llamativo edificio como mismo llegaron, siendo el foco de las miradas con
sus manos tomadas. Yoongi una vez más se puso en marcha y el lugar que
se estacionó, confundió completamente a Taehyung dado que se esperaba
cualquier sitio menos eso. Miró detenidamente por la ventanilla y se volteó
para obtener respuesta a las preguntas en su cabeza.
— ¿Qué hacemos aquí?
— Sé que puede parecer que quiero correr antes de andar, que voy
demasiado rápido y debería haberte consultado esto con antelación pero no
estoy haciendo esto por mal. Me gustaría hacer las cosas bien, recuperando
todo el tiempo derrochado, porque quiero ser tan parte de tu vida como tú lo
eres de la mía y porque sinceramente, me gustaría dar este paso. Es por eso
que te pregunto ahora, mi amor. Comprenderé si no lo deseas, si no quieres
hacerlo aún así que no temas darme una negativa. — Tomó sus manos y lo
miró. — Me gustaría presentarme oficialmente como tu novia ante tu
madre. ¿Puedo?
Cosas inesperadas le ocurrían desde el momento en que el anuncio de esa
subasta le apareció pero junto a Jungkook simplemente se multiplicaban.
No sabía cómo tomar eso, no le desagradaba del todo pero tampoco
brincaba de felicidad, no por él sino también por su madre, Hoseok y el
propio pelinegro. Su madre era impredecible, su cariño por Hobi no tenía
precedentes y temía que le hiciera alguna mala acción a su pareja.
Todo era muy reciente, el pelirrojo seguía siendo muy importante para él
y el paso de presentar formalmente a Jungkook como su pareja podía
lastimarlo más. Si lo pensaba a cabalidad, esta sería la primera vez que
presentara una pareja porque lo de Hoseok simplemente sucedió.
Jungkook no lo estaba presionando, sabía que de pedirle tiempo se lo
daría pero cuando miraba su rostro entusiasmado y la súplica en su mirar no
podía rehusarse. Algo en su interior luchaba con sus pensamientos
advirtiéndole que le permitiera al hombre que él amaba y a su madre
conocerse oficialmente.
— Puedes. — Asintió exhalando un poco más fuerte de lo pretendido. —
Podrás conocer a mi mamá hoy pero recuerda que ella está enferma y su
carácter puede ser mu voluble.
— Sé de los cambios de personalidad o comportamiento que las personas
con cáncer pueden tener. Están enfermos pero siguen siendo personas que
necesitan solamente la paciencia y el cariño de sus seres queridos. No te
preocupes por eso. — Respondió acariciando sus manos.
El auto quedó en silencio, tanto Yoongi como Taehyung miraron al
pelinegro por varios segundos. Una vez que este elevó su vista y sonrió, la
pareja descendió del carro. Taehyung buscó el auto de Hoseok pero no lo
vio así que era un alivio saber que no estaba en casa. Jungkook notó esto
pero no dijo nada, solo incrementó sutilmente la fuerza de su agarre para
dejarle saber que lo sostenía, estaban juntos en eso.
El menor introdujo tranquilamente la clave de la puerta mientras invitaba
a pasar a ese cauteloso pelinegro que observaba todo con detenimiento
controlando su sonrisa pero, sin poder evitar que sus comisuras se elevaran.
En un comienzo Taehyung creyó que probablemente su madre se había
quedado dormida viendo la televisión una vez más por las voces que
escuchó pero ya adentro de la casa, no solamente reconoció que habían
personas conversando con su mamá sino, que esas persones eran conocidos.
El olor a comida invadió a sus fosas nasales, caminando directamente a la
cocina para encontrarse con una sorpresa.
Ante sus ojos estaba su madre sonriente mientras que Hoseok y Seokjin
cocinaban alegremente conversando con la señora de la casa, luciendo
ambos mucho más cercanos de lo que imaginó. A decir verdad, ni siquiera
sabía que ellos dos se conocían, no recordaba haber escuchado de ello por
lo que, verlos en casa de su madre tan familiarizados fue sin lugar a dudas
una sorpresa.
— Ya se lo he dicho madre, no pienso decirle lo que quiere oír. No
insista. — Contestó el pelirrojo volteándose para tomar el arroz lavado,
deteniéndose como si hubiera visto un fantasma.
Ante el abrupto silencio, Seokjin y Sunhyo miraron en dirección a la
puerta, encontrándose con un estoico Jungkook y un desencajado Taehyung.
¿Aire tenso y frío? Oh, esos no eran calificativos que pudieran hacerle
justicia a como se volvió el ambiente en un abrir y cerrar de ojos.
Hoseok sintió su pecho arder, deseando correr de ese lugar al intruso que
no merecía estar en un sitio tan sagrado para ellos pero a su vez, sabía que
era absurdo ese sentimiento, simplemente no tenía cabida. Aún así, era
imposible no sentirse mal viendo al hombre que él amaba y su nueva pareja
juntos, en su casa, frente a su madre.
Jungkook sabía perfectamente el lugar que ocupaba el pelirrojo en la vida
de ellos pero encontrárselo repentinamente sin poder darse un psicoanálisis
antes de llegar ahí. Del ex de su pareja su mirada se desvió hacia uno de sus
mejores amigos sin entender por qué razón estaba ahí.
¿Por qué estaba tan cerca de Jung? Parecía que entre ellos existía o estaba
por existir algo que no le agradaba, no por él, sino por Yoongi. Sin
embargo, él desconocía los términos de su relación y cuán abierta era por lo
que no podía decir o siquiera pensar más allá. Pudo notar la incomodad en
el mayor y él no fue el único, la señora también lo hizo. En silencio, ella los
observaba a todo, uniendo en silencio los puntos.
Los Kim se reprobaron con la mirada, Taehyung porque simplemente
sabía lo poco que le agradaba a Jin y este último porque le resultaba
incómodo verlo junto a esos dos hombre que tanto había dañado. No podía
superarlo y tampoco sabía si lo lograría en algún momento.
— ¿Alguno piensa hablar? — Preguntó la mamá del rubio mirando a su
hijo.
— Hola, mamá. — Se agachó con una sonrisa para besar ambas mejillas
y abrazarla. — Lo siento... ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien hoy?
— Estoy igual que siempre, viva y jodida pero, viva al fin y al cabo. —
Contestó risueña mirando a Jungkook. — No sabía que conocías a mi hijo,
he extrañado nuestras largas pláticas estas dos semanas.
— He tenido que ausentarme debido a asuntos laborales y personales
pero esta semana la visitaré en el hospital. — Comentó Jungkook
inclinándose ante ella. — Me alegra verla con buen ánimo.
— ¿Se conocían? —Preguntó Hoseok extrañado.
— Sí, este joven de vez en cuando pasaba para hacerme un poco de
compañía, leerme o simplemente conversar. Amo las flores que me trae
siempre. — Sonrió apretando el hombro del pelinegro. — No obstante, he
de decir que me sorprende verte en mi casa, llegando junto con mi hijo. —
Dicho esto, pasó a prestarle total atención al rubio tieso en su lugar que no
sabía cómo proceder.
Todo aquello fue inesperado, no se imaginó estar frente a su madre para
presentarle a su pareja cuando hasta hacía cuarenta y ocho horas atrás él se
encontraba llorando, sumido en el dolor de que quizás no volvería a estar
con Jungkook y por haber terminado las cosas con Hoseok en esos
términos, por lastimarlo. Ahora, no solamente estaba él de cuerpo presente
cuando no se habían visto por dos semanas, sino que incluso estaba junto al
hombre que comenzó a amar sin querer, lastimándolo aún cuando ese jamás
fue su propósito.
Con su mirada barrió la cocina, estudiando a cada persona presente con
su corazón latiendo a mil, sus manos sudorosas y piernas débiles. Cerró los
ojos con fuerza y asintió tomando la mano de Jungkook que había soltado a
la entrada.
— Mamá, me gustaría presentarte oficialmente a Jungkook, mi novio. —
El arroz lavado que Hoseok sostenía se le resbaló de sus manos cayendo al
suelo y creando un gran estruendo.
Todos se voltearon para verlo pero entre risas nada reales el pelirrojo se
agachó con la ayuda de Jin para recogerlo todo, echarlo a la basura y pasar
a lavar más arroz.
— Creo que el almuerzo tardará un poco más. — Comunicó Hoseok
sonriéndole a todos. — Prepararé la mesa para cinco, y-ya regreso.
Paso rápidos el pelirrojo salió de la cocina y el primer instinto de
Taehyung fue seguirlo por Seokjin lo detuvo sosteniendo su brazo con
firmeza.
— Tú recién acaba de llegar así que será mejor que te quedes con tu
mamá, yo ayudaré a Hobi. — Decretó ignorando que su tono salió más
agrio de lo que creía. — Quédate con tu novio.
El castaño abandonó la cocina bajo la atenta mirada de la pareja y
Sunhyo. Permanecieron cerca de un minuto en silencio procesando lo
ocurrido hasta que la señora sonrió.
— ¿Jungkook? Así que ese era tu nombre. Un placer conocerte una vez
más, esta vez como el compañero de mi hijo.
— El placer es todo mío, señora. Jeon JungKook para servirles siempre.
— Correspondió su atención mirando de soslayo a Taehyung que miraba
constantemente a la puerta de la cocina y a ellos.
— Ah, Jeon Jungkook, bonito nombre. — Habló Sunhyo deteniéndose a
saborear el apellido en su boca porque le resultaba familiar, su nombre
completo le sonaba muy familia. — Jeon... Jeon Jungkook. — Sus ojos se
ensancharon mirando al pelinegro, a su hija y nuevamente al pelinegro algo
sorprendida. — Jeon Jungkook, ¿Grupo Sasung, Jeon Jungkook?
— Sí, creo que ese sería yo. — Rió ante la cara de asombro de la señora.
— Bueno... Jeon Jungkook... — Musitó tirando suavemente de su saco.
— Espero que me lo cuides bien. — Liberó la tela sostenida y alisó la
misma mirándolo con firmeza.
— Así lo haré señora, no se preocupe. — La mujer lo abrazó algo
debilitada pero Jungkook la sostuvo con fuerza, encargándose de llevarla
hacia la sala y acomodarla en el sofá.
Detrás de ellos, Taehyung caminó despacio, algo en su pecho emanaba
una calidez sin igual al observar a su madre y Jungkook darse tan bien. La
forma en que el pelinegro tomaba cuidado de ella como lo hacía Hoseok o
incluso él, como si hubiera estudiado cuidado con anterioridad alguien en
sus mismas condiciones.
El recuerdo del señor Jeon en el hospital, la plática de las enfermeras,
esas palabras que de vez en cuando el mayor le decía, justo como lo hizo en
el vehículo minutos atrás, todo eso lo hacía sentirse un poco mal. Aún no le
había preguntado per sabía la situación por la que estaba pasando Jungkook,
extrañamente, era otra cosa que tenían en común.
— ¿Mejor? — Preguntó Seokjin acariciando la espalda del pelirrojo.
Hoseok ya sabía lo que estaba ocurriendo pero verlos juntos como novios
precisamente en esa casa era algo para lo que no estaba preparado. La
amistad con el castaño durante esas semanas fue de gran apoyo para él. Aún
cuando Jin muchas veces no decía mucho, saberlo cerca le ayudaba a
despejar la mente y no pensar solo en Kim Taehyung pero, todo era en vano
si este se le aparecía así.
Era suficiente con llorarlo en las noches o ese maldito calvario en el que
se sumía en las noches auto lesionándose mentalmente siempre que los
imaginaba juntos. Con extrañar irse a la cama o despertarse con él a su lado,
verlo caminando a su alrededor e incluso esos impertinentes momentos en
el baño cuando ni siquiera le permitía hacer sus necesidades en paz.
Extrañaba a Taehyung cada día y noche, cada hora.
No era un adolescente, sabía que aprendería a vivir con ello pero dudaba
que en algún momento dejara de amar a ese rubio que le había entregado su
corazón a alguien más. Aún así, dolía, quemaba, lo desgarraba en silencio.
Por mucho que sonriera, por mucho que se decía que todo estaba bien, sus
lágrimas internas aún no habían cesado aunque, junto a Seokjin, debía
reconocer que al menos disminuían.
— Puedo ayudarte a terminar la comida y si deseas, vamos a comer a
otro lado, no te preocupes.
— No es necesario, no saldré huyendo cada vez que los vea. Cuanto
antes me acostumbre mejor será. Además, esos no fueron nuestros planes
para hoy, comeremos aquí y después, iremos a consentirte. Ya que tus
novios te tienen tan abandonados, yo supliré su ausencia con todas las de la
ley. — Respondió Hoseok sosteniendo la mano que limpiaba sus lágrimas,
perdiéndose en la mirada penetrante que le era dada.
— Ten cuidado con tus palabras, soy un hombre que se apega al pie de la
letra. — Bromeó en un tono bastante serio pese a su sonrisa. — Eso de que
suplirás la ausencia con todas las de la ley es algo peligroso, puedo
aprovecharme de ello y ya estás lo suficientemente dañado. No estás apto
para un novio.
— Para uno no pero para cuatro sí. — Bromeó notando como la sonrisa
de Seokjin mermaba. — Ey, solo bromeo.
— ¿Te gustaría estar con los cuatro? — Inquirió con evidente interés.
Por un momento, ambos se percataron que había más seriedad que juego
en su conversación. Hoseok tragó en seco sin saber si aquella pregunta era
una trampa. Como hombre, no podía negar que sentía curiosidad de muchas
cosas alrededor de ellos cuatro. Él ni siquiera había experimentado un trío
por lo que un quinteto le parecía un poco de mascado por un lado, intrigante
por el otro.
Eso de los sentimientos para él era ambiguo y difícil de procesar entre
ellos cuatro pero si de sexo hablaba, no podía negar que más de una vez
pensó sobre ello aunque no incluyéndose él en el paquete.
— Puedes responderme sin avergonzarte. — Agregó notando como
Hoseok se quedó pensando sobre ello. — ¿Quisieras estar con los cuatros?
— ¿Se podría? — Jin suspiró sentándose en el suelo de la terraza junto a
él.
— De poder, se podría. — Contestó observándolo. — No es una decisión
que pueda tomar solo, debería consultarlo con ellos aunque como están las
cosas no podría decirte su respuesta. En teoría, los cuatro estamos en una
relación y si antes las parejas se marcaban más, ahora ya no tanto, las líneas
se han difuminado y creo que es por eso que comencé a sentir que sobraba.
— Yoongi te ama.
— Puede ser, yo también lo amo pero, él igual ama a Jimin, a Namjoon y
ellos tres cada vez están más cercas. Yoongi y Jimin casi siempre están
juntos y cuando no, son Jimin y Namjoon los que se encuentran juntos. Mi
tiempo con cualquiera de los tres es mínimo porque el Yoongi que me toca
a mí es el que llega agotado del trabajo se baña y acuesta a mi lado,
teniendo sexo una vez a la semana si andamos con suerte. Aclaro que no es
cuestión de sexo sino del tiempo compartido, atención, no están siendo
equitativos y yo sinceramente no voy a hablarles sobre eso una vez más.
Creo que lo mejor para mí sería dar un paso a un lado e intentar algo más
tranquilo y normal.
— ¿Te refieres a una relación de dos? — El mayor asintió mirando a lo
lejos. — No quiero dañar tus ilusiones pero el número de personas
involucradas poco influye en lo tranquilo y normal. Hay relaciones de dos
que son mucho más tormentosas.
— Puede ser pero me gustaría intentarlo, quisiera que si tenemos tiempo
libre, atención y amor sea dedicado a una persona, no dividido entre tantos.
— Respondió mirando fijamente a un Hoseok algo perdido en su mirada.
Jin relamió sus labios y, antes de que el pelirrojo pudiese decir nada, unió
sus bocas en un lánguido beso. — Regresemos.
Para sorpresa de Seokjin e incluso el propio Hoseok, se había unido
alguien más, un hombre de cabello verde que frunció el ceño al verlos
entrar. El mayor de todos tragó saliva y Yoongi solo estudió sus labios,
controlándose al máximo para no mostrar la peor de sus facetas en ese
lugar.
A pesar de la presencia de su pareja, Seokjin estuvo todo el tiempo junto
a Hoseok, incluso durante la comida. El pelirrojo sabía lo que ocurría pero
aún así, pretendió no estar enterado de nada. No le afectaba como creyó la
presencia de Yoongi y lo sucedido con el castaño lo ayudaba a no pensar en
la otra pareja que los acompañaba.
— ¿Cómo se siente estar...? — Preguntaba Yoongi a la madre del rubio,
callando ante la mirada de reproche de todos pero Sunhyo solo rió.
— ¿A punto de morir? — Yoongi bajó la cabeza y Jin solamente pensaba
de que forma arrancarle la cabeza.
— Todos mueren, unos antes que otros, bajo circunstancias diferentes.
Esperamos la muerte pero nunca la sentimos tan cerca hasta cuando nos
toca presenciarla en un ser querido o en uno mismo. Es que nunca
esperamos que "mañana" sea ese día que se ve tan lejos. Nunca esperamos
que nos toque a nosotros aunque lo veamos en otras personas porque no
importa cuánto lo sepamos, nunca estaremos preparados para escuchar ese
tipo de noticias sorpresivas. — Respondió Jungkook por ella para evitarle
hablar sobre ello.
— Yo no podría haberlo dicho mejor. — Agregó la señora palmeando su
mano. — Yo sinceramente desearía no alargar más esta lucha pero supongo
que el retorcido destino aún me quiere viva. Me he preguntado si algún día
lo llegaré a comprender por completo. ¿Cuál es nuestro papel en esta vida?
— Se preguntó secando las lágrimas de un serio Taehyung. Odiaba hablar o
escuchar hablar a su madre de esos temas, tan resignada. Lo que Jungkook
había dicho, lo que dijo ella, todo era demasiado abrumador y hacían sus
lágrimas brotar. — A veces. Cuando logramos entender el destino, ya es
demasiado tarde.
— ¿Podemos hablar de otra cosa, por favor? — Pidió Taehyung y todos
asintieron.
Creo que nos quedan unos 10 capítulos. 😌 Subasta debería haberse
acabado entre el capítulo 25 y el 30 pero ya me conocen. Error de cálculos
😂 No será posible. Veremos si logro sacarlo todo en 10 capítulos. Quiero
llegar máximo a 40.
Capítulo 28

Namjoon llegó a su casa un poco antes de lo acordado. Era viernes, sus


compañeros y él habían finalmente arreglado un día para verse todos. Él
estuvo viajando en las últimas dos semanas, el horario de Jimin estuvo
saturado y Yoongi no la tenía tan fácil porque su agenda estaba tan llena
como la de Jungkook dado que iba prácticamente a cada lugar con él. Quien
más tiempo libre tenía era Seokjin y este lo dividía entre la supervisión de
la mansión y Hoseok.
El motivo por el que había regresado antes fue la llamada hecha por
Jimin en donde le dijo que parecía haber problemas entre Yoongi y Jin. A él
no le gustaban los problemas, prefería dialogarlos y casi siempre era el
mediador, por ende, cuando habían desavenencias que afectaran a los
cuatros o entre los cuatros, siempre acudía al rescate silencioso.
Al entrar, escuchó el piano sonar evidenciando al peliverde, Jin nadaba
en la piscina y Jimin simplemente yacía acostado en uno de los sofás
entretenido con el móvil. En cuanto lo vio entrar, corrió hacia él enrollando
las piernas en su cintura, besándolo con cierto desespero. Una semana sin
verlo había sido un martirio horrible para él.
— Te extrañé. — Musitó sobre los labios del peli púrpura que lo
abrazaba evitando que se escapara. — Si no hubiese tenido que participar
en programas en vivo me hubiera ido contigo.
— Yo también te extrañé, pequeño, los extrañé a todos pero ya estoy
aquí. Dame otro beso. — Jimin lo besó una vez más pero no descendió de
él, permaneció en ese lugar mientras el mayor caminaba hacia el piano y se
inclinaba con él en brazos para saludar a Yoongi.
— ¿Tienes complejo ahora de koala, chimpancé o simplemente vuelves a
tener meses de nacido? — Protestó quien tocaba el piano deteniendo sus
dedos.
— Siempre arruinas el momento. — Chasqueó la lengua Jimin besando
el cuello del recién llegado. — Soy una mezcla de todo, incluso de bebé
recién nacido necesitando su biberón. — LE sacó la lengua y los tres rieron.
— A ver, no empiecen. — Intercedió Namjoon estirando su mano para
fundir sus dedos en la melena verde, atrayéndolo hacia él. Yoongi siempre
actuaba como si odiara eso pero bien sabía el de cabello púrpura que le
encantaba siempre que lo atraía con cierta presión y depositaba en sus
labios un beso muy suave. Asimismo, el mayor amaba atraer a todos de esa
forma cuando quería un beso. — Te extrañé también.
— Lo sé. — Contestó rodando sus ojos pero con sus mejillas algo
sonrojadas. — ¿Cómo te fue? ¿Pudiste cerrar todas las audiciones en Hong
Kong y Taiwán?
— Sí, hubo muchísimos candidatos, por suerte yo solo inspeccioné
después del tercer corte. En ambos países se presentaron casi cuatro mil
jóvenes y yo evalué solo cien dividiéndolos en tres días cada país. Jimin,
amor, estoy cansado, si me agitas más no podré cumplirte esta noche. —
Besó su mejilla y labios viendo el puchero del menor. Vamos, baja. — El
nombrado hizo caso, siguiendo la mirada de Namjoon.
— Entró a la piscina desde hace rato. Solo hace nadar o se queda
flotando.
— Mmm, está bien, iré a verlo.
Soltando su portafolio en el sofá donde había estado acostado Jimin, el
hombre de cabello violeta se encaminó hacia la piscina aún en su traje.
Yoongi ignoró la escena, su molestia aún no se había disipado y no estaba
seguro si lo haría pronto. El pelirrosa se sentó detrás de él en el ancho
banco y lo abrazó, acomodando la frente en su espalda.
— Gruñón, no deberías estar tan molesto con Jin. Créeme que te entiendo
pero también lo entiendo a él. Todos hemos cometido errores, no puedes ser
tan duro con él. — Cantó bajo al ritmo del piano aquello que le quería decir
pero ni siquiera así, el ceño fruncido de Yoongi se relajó. — Tiendes a
cerrarte siempre y...
— Deja de hablar. — Sus diez dedos presionaron las teclas creando un
sonido tétrico que sobresaltó a Jimin. Se volteó para sostener sus mejillas y
lo besó. Sus lenguas y labios compaginaron bien en ese corto pero profundo
beso que desarmó por completo al menor. — Si hablo con él ahora podría
decirle palabras hirientes que no podré retirar. Prefiero relajarme primero.
— Es bueno darse tiempo y espacio cuando se está muy molesto o en
medio de discusiones para evitar que todo escale como una explosión pero,
ya has tomado dos semanas. No me gusta que estén molestos, que ninguno
de nosotros lo esté. Solo trata de ponerte en su lugar, ¿sí? — Yoongi miró
hacia adelante y Jimin besó su nuca. — Por favor.
— Lo hago y es quizás por eso que estoy más molesto. Dejemos el tema
por ahora, Chim.
Flotando con sus ojos cerrados se encontraba Seokjin cuando escuchó el
sonido de un chapuzón. Creyó que se trataba de Jimin, era el único que
siempre le seguía la corriente en ese tipo de actividades. Sin embargo,
cuando sus ojos divisaron a Namjoon completamente empapado aún
vistiendo su traje frente a él, se quedó quieto en su lugar hasta que fue
abrazado.
Suspiró cerrando los ojos, aferrándose a su traje mientras el contrario
acariciaba su cabello. Ahí estaba, ese abrazo reconfortante que en silencio
le decía "no te dejaré caer". Le hubiera gustado recibirlos más seguidos, los
suyos, los de Jimin, los de Yoongi, esos que antes debía quitarse de arriba y
ahora eran esporádicos casi invisibles.
— Nadando solo por horas, flotando incluso. — Musitó Namjoon en su
oído. — ¿Qué tan estresado, preocupado o molesto estás para que esto esté
sucediendo?
— Treinta por ciento estresado, treinta molesto y cuarenta preocupado.
— Admitió recostando la cabeza a su mano. — Siento que estoy queriendo
diferentes cosas, que me he vuelto más exigentes o ustedes más
despreocupados con todo. ¿Saben que somos cuatro? No somos tres, ni dos
porque para algo llegamos al acuerdo de que nuestra relación sería de
cuatro pero siento que yo me quedo constantemente afuera.
— ¿Sientes que te dejamos fuera y no repartimos todo de forma
equitativa? — Jin rodó sus ojos volteándose pero Namjoon truncó sus
intenciones manteniéndolo en su sitio. — Mírame, sabes que me gusta que
hablemos y me digas qué es lo que está pasando. Esos tratamientos
silenciosos no son de mi agrado.
El menor eliminó por completo la distancia hasta abrazar a Seokjin.
Pasaron largos minutos solo abrazados y otros más conversando con
tranquilidad sobre aquello que inquietaba al castaño. Algunas cosas
Namjoon las pudo comprender, otras, pues ni siquiera había notado que
sucedía y lo comprendía. Para estar en eso todos debían no solo estar de
acuerdo sino, sentirse bien. Si tan solo uno no estaba cómodo, había que
sentarse a conversar o reconsiderar las cosas.
— Entonces, ¿crees sentirte atraído hacia ese tal Hoseok y es por eso que
Yoongi se molestó contigo? — Preguntó entrelazando sus dedos tratando de
mantenerse calmo.
No iba a negar que su interior se revolvía, no le gustaba saber que
Seokjin se sentía atraído por otro hombre cuando los tenía a ellos. No era
quién para juzgar, cuando todos ellos tomaron caminos diferentes tiempo
atrás, él también estuvo con Hwasa. Ella era un grandiosa mujer que podía
ser tan fiera como dulce y para tener algo era evidente que el gusto existió.
Sin embargo, ese sentimiento nunca le hizo tambalear, siempre tuvo claro
dónde era que su corazón se encontraba y qué era lo que deseaba. Quería
estar con ellos, desde que aclararon las cosas y comenzaron con buen pie
esa nueva relación entre los cuatros, realmente era el hombre más feliz, en
su vida o corazón no tenía cabida para nadie más.
Aún así, comprendía a su compañero porque quizás para él todo estaba
funcionando a la perfección pero para el mayor no y eso lo llenaba de cierta
culpa. Sin importar el número de personas involucradas o rondando su vida,
cuando el alma se sentía sola, desatendida e incluso algo vacía, era normal
ante sus ojos que quisiera buscar en otro lugar eso que pudiera volverla
rebosante y plena.
Porque puede que el amor no haga girar al mundo literalmente pero,
debía admitir que, hacía que los paisajes y el viaje valiesen la pena.
Namjoon siempre se repetía lo mismo y estuvo tan ensimismado en su
propio viaje que obvió a su acompañante de travesía.
— Bueno, está molesto por eso y algo más pero no quiero hablar de eso
ahora. Quiero darme un baño, vestirme, comer... —Lo observó con una
sonrisa que Namjoon no compró por completo. — Tú también deberías
entrar para quitarte toda esta ropa mojada y darte un baño.
— Te invito a tomar ese baño juntos pero después, señor Kim,
hablaremos los cuatro. ¿De acuerdo? — El mayor rodó nuevamente sus
ojos porque sabía perfectamente que Yoongi aún pedía su cabeza. —
Hyung...
— Está bien.
+++
Todos comían, nadie hablaba. Toda conversación iniciaba moría tras
varios segundos o dos escuetas interacciones que estaban llevando a
Namjoon a su límite. Comprendía que existía algo llamado privacidad que
los eximía de compartir todo lo que ocurría en sus vidas y lo respetaba pero,
si afectaba a los cuatro entonces no podía simplemente sentarse a mirar.
— Los cuatro tenemos en nuestra edad la terminación -ta. Hemos
llegado a nuestras tres décadas y creo que como adultos que somos
contamos con la madurez suficiente para poner sobre la mesa todo lo que
nos molesta. ¿Yoongi y Jin, ustedes no piensan hablar?
— Yo no tengo nada que decir, en todo caso debería ser Seokjin quien
hablara. — Espetó el peliverde dejando de lado sus palillos.
— Es muy fácil para ti sacudirte el polvo y echarme la culpa a mí. —
Rebatió el mayor, imitando su gesto al colocar sus palillos junto a su plato.
— Aquí el que está molesto eres tú.
— ¿Y estoy molesto sin razón? ¿Por qué no dices el motivo de mi
molestia, Kim Seokjin? Estoy molesto porque si bien nuestra relación se
abrió años atrás cuando decidimos intercambiar parejas e incluso cuando
aceptamos estar en una relación de cuatro personas, no significa que vamos
andar por la vida estando con quienes se nos presenten. Me dijiste que tu
relación con Hoseok era una mera amistad pero te has besado con él dos
veces sin siquiera discutirlo conmigo o los demás.
Namjoon y Jimin se miraron para luego observarlos a ellos pues la parte
del beso era desconocida para ambos. Si bien la noticia los tomó por
sorpresa y no les agradaba, el pelirrosa podía entender a Jin y Namjoon,
bueno, después de lo hablado en la piscina era solo un hecho omitido que
supuso al ver su mirada llena de culpa.
— ¿Y sabes qué es lo peor? Que evades el tema, estás a la defensiva y ni
siquiera me miras a los ojos y te conozco tan jodidamente bien, Seokjin,
que sé que fue más que simples besos. Te gusta, te atrae y casi puedo jurar
que por tu mente está pasando abandonarnos, abandonarme a mí. ¡A mí! —
Alzó la voz. — Puedo ser egoísta por estar pensando en nosotros, quisiera
saber también tu punto de vista pero no lo logro ver. ¿Por qué no me dices
las cosas si supuestamente nos sobra confianza? Ese mi motivo de molestia,
saber sin que me digas todas esas cosas. Porque todos estamos juntos en
esto pero yo he estado a tu lado prácticamente desde el día uno y creo que
lo menos que me merezco sea tu sinceridad. Que mínimo pienses un
segundo en mí antes de besar a alguien más.
— Yo siempre pienso en ti, pienso en todos pero justamente todos
ustedes se olvidan de pensar en mí.
— ¡Dilo! Sé que no tienes que estar como papagayo repitiendo las cosas
pero a veces decir las cosas una vez puede no ser suficiente porque lo
pasamos por alto, no entendemos u olvidamos. Esa parte es mi culpa pero si
me dices algo, sabes que siempre pongo lo mejor de mí para cumplirlo,
complacernos. Lo he estado haciendo desde el primer día que llegaste a la
mansión Jeon estando yo presente. ¿Por una vez que olvide algo o no actúe
de acorde tus deseos vas a tomar la salida fácil sin siquiera sentarte hablar
conmigo?
Sin esperar respuesta o decir nada más, Yoongi se puso de pie saliendo de
la mesa e incluso el comedor dejando a todos atrás. Seokjin simplemente se
mantuvo con sus labios fruncidos mirando su partida hasta que finalmente
lo perdió de vista. Suspiró con frustración mirando a los dos que se
mantenían en silencio.
— ¿Ustedes dos también me van atacar?
— Yo no lo haría, he cometido muchos errores en esta relación también
pero intento poner de mi parte para que funcione y sinceramente, eso no
significa que no pueda decirte que existen mejores formas de hacer las
cosas. Comunicación, respeto, paciencia. — Habló Jimin yendo hacia él. —
La relación no siempre es cincuenta y cincuenta. Hay momentos en que uno
solo puede dar veinte y toca a otro poner un ochenta como puede ocurrir al
revés.
Haciéndose espacio entre la mesa y Jin, el pelirrosa se sentó sobre su
regazo, acariciando sus mejillas mientras depositaba un casto beso en sus
labios. Jimin tenía el extraño poder de eliminar la molestia de todos en un
breve período de tiempo aunque normalmente, solía ser el mismo que las
provocara.
— ¿Sabes qué es lo mejor en este momento? Que somos cuatro y si uno
solo puede dar veinte, habemos tres que se puede repartir ese restante para
que la carga sea menos. Namjoon lo dijo al comienzo, no somos solamente
compañeros sexuales, realmente estamos intentando llevar una relación
aquí. Para lo bueno, malo y lo regular.
Namjoon se levantó para darles espacio, indicándole a la empleada que
ya podía recoger la mesa antes de ir a ver a Yoongi. Este estaba acostado en
una de las habitaciones con su brazo cubriendo su rostro. Pudo escuchar el
sonido de la puerta abrirse y sin mirar, reconoció a Namjoon. Desde su
aroma hasta su torpe y algo brusco caminar, todo era diferente en cada uno
de los tres.
— No quiero hablar.
— No vengo para hablar. — Rebatió el menor cerrando la puerta.
— Tampoco quiero follar.
— Tampoco he venido para hacer el amor contigo, Min. Solo estoy aquí
para acostarme a tu lado y abrazarte hasta que se te pase la molestia. —
Abriéndose paso en la cama, Namjoon avanzó hasta acomodarse detrás de
Yoongi una vez que este se volteó.
Normalmente Yoongi rehuía de los abrazos suyos pero que se acurrucara
más a él era una clara señal de que no estaba en su mejor momento
emocional. El de cabello púrpura pasó su pierna por arriba de su cadera y lo
abrazó besando su cuello.
— Yo ya no estoy molesto es solo que... Tengo miedo. — Admitió
exhalando sus temores. — Jin... Los quiero a todos, los amos pero sabes
que es diferente respecto a él, he estado a su lado tanto tiempo en los que
nunca me acostumbré o di por sentado. A pesar de nuestra estabilidad,
siempre viví cada día como si lo estuviera conquistando y saber que puedo
perderlo es...
Cerró sus ojos con fuerza, le fue imposible contener sus lágrimas y su
acompañante no lo interrumpió, lo dejó desahogarse en silencio,
reconfortándolo solo con su presencia. Era raro ver a Yoongi así y lo cierto
es que no sabía muy bien cómo reconfortar a las personas, podía ser torpe
por lo que decidió solo abrazarlo más.
— Lo peor es que si quiere irse no lo podría retener porque es libre de
hacerlo. A estas alturas, no sé muy bien cómo hacerlo si nos separáramos.
— No se irá, si hacemos las cosas bien, no creo que se vaya. —
Argumentó Namjoon.
— Le gusta esa cabeza de fósforo prendido. — Refunfuñó y el menor no
pudo contener su risa. — No te rías.
— L-Lo siento. Hay muchos tipos de gustos y no voy a negar que Jin
siente atracción por él pero creo que es algo efímero. Quizás es porque ese
hombre le brinda su atención y él también ama cuidar de quienes están más
desvalidos aunque sea sentimentalmente. No lo sabemos, no sabemos qué
pueda pasar pero no puedes cerrarte ahora y apartarlo más de todos porque
lograrás exactamente eso que no quieres, que se refugie en brazos de
alguien más e incluso se vaya.
— ¿Por qué tendría que refugiarse en alguien más? — Protestó justo
como Namjoon esperaba. — No quiero eso.
— No lo queremos.
— ¿Dónde está?
— Siendo consentido por Jimin en algún lugar de la casa. ¿Quieres ir a
buscarlo para conversar civilizadamente? — El mayor asintió pero justo en
ese momento la puerta volvió a abrirse con un Jimin que tiraba de la mano
de Jin después de haberle indicado que lo mejor era arreglar las cosas,
conversar.
Los cuatros quedaron en silencio, Namjoon se alejó de Yoongi y este se
incorporó jugando con las mangas de su pijama. Ese Yoongi era la mayor
debilidad en el corazón de Seokjin, ese pequeño felino enojado a la espera
de un abrazo o beso.
— Lo siento. — Habló Yoongi elevando su mirada. — No quise gritarte
ni decirte algo que te molestara y doliera, tampoco ha sido mi intención
hacerte sentir desplazado y haré todo lo posible para remediarlo y
compensarte, Jin. — El mayor asintió mordiendo su propio labio inferior,
acercándose lentamente hasta el peliverde, tomó sus manos y le sonrió. —
Te amo.
— Yo lo sé y también te amo. — Con suavidad besó sus labios mientras
Jimin se sentaba un poco aliviado entre las piernas de Namjoon. — Perdón.
Sin esperarlo, Jin sintió su cuerpo caer sobre la cama justo arriba de
Yoongi. Jimin se había lanzado para abrazarlos y debido a esto los tres
cayeron entre risas torpes. Namjoon planeaba quedarse a un lado
observándolos pero los tres tiraron de su pijama apretujándose entre los
cuatro hasta que el peliverde se quejó por la falta de aire.
— Sé que voy a romper el estado de ánimo, que quizás no sea el
momento y lo siento pero... — Interrumpió Jimin dejando besos en los
cuellos de Jin y Yoongi mientras trataba de sincronizar cada mano para ir
zafando sus botones. — Sinceramente los extraño, no extraño mucho.
Namjoon decidió ayudarlo, encargándose de desabotonar e ir desnudando
lentamente a Seokjin mientras besaba su cuerpo, escuchando lo besos
compartidos entre los otros tres y a los que pronto se unió. Cada uno tenía
un sabor único pero algo que todos disfrutaban al estar juntos era como sus
olores y sabores comenzaban a mezclarse.
— No tenemos lubricante en esta habitación. Interrumpió Jimin el beso
para salir corriendo con su torso desnudo. — Se ven tan hermosos juntos.
— Fue lo primero que murmuró al regresar y ver a un Jin completamente
desnudo siendo besado por Namjoon y Yoongi mientras lo acariciaban
lentamente.
Desde el pie de la cama, Jimin permaneció contemplando a cada uno con
detenimiento. El cuerpo de Namjoon resaltaba en tamaño y músculos, lejos
de lo que se podía imaginar, el cuerpo de Yoongi también se mantenía
perfectamente cuidado y con los músculos perfectos para su estatura.
Siempre decía que si iba a estar junto a Jungkook, debía estar en forma para
lo que pudiera presentarse y, cada vez que lo veía desnudo, agradecía esa
decisión.
Jin por su lado tenía en sus manos y piernas los músculos un poco
ocultos pero su abdomen y espalda combinados con su esbelto cuerpo era
un poema que leía a la perfección. Una sonrisa diabólica se adueñó de su
rostro cuando sus pupilas se dilataron completamente enfocadas en sus
erecciones. Eran hombres afortunados, diferentes formas, tamaños,
grosores, sabores y sentir.
Para sorpresa de todos, cuando él se subió en la cama para entregarles el
lubricante que usarían primeramente en Seokjin, este ya llevaba un plus que
lo mantenía listo para la función, listo para recibir a cualquiera de sus
compañeros.
Por evidentes motivos, el placer de incursionar en ese sonrojado y
dilatado lugar fue cedido a Yoongi. Él necesitaba alguna boca en su
miembro para endurecerse por completo y ese fue el motivo por el que
Namjoon, estando sentado a su lado, se inclinó para ayudarlo mientras él
junto a Jimin, se encargaban de mantener a Jin preparado utilizando sus
dedos, compartiendo fugaces besos.
Completamente listo, goteante y anhelante por perderse en el interior de
quien había sido su novio desde que era un adolescente, Yoongi tiró de los
cabellos púrpura para voltear a Jin y perderse en él. El mayor gimió ante la
sorpresa con una sonrisa, abriendo sus brazos en un pedido tácito entendido
por el peliverde que se inclinó para abrazarlo mientras movía sus caderas
con suavidad.
— Te amo. — Musitó en su oído, mordiéndolo obscenamente una vez
dicha la frase.
Jimin y Namjoon se besaban de una forma un poco más agitada y salvaje,
masturbándose mutuamente. Separándose con un sonoro chasquido de
labios succionados, el pelirrosa se arrastró en sus rodillas hasta quedar junto
a Yoongi, acariciando con suavidad su espalda para darle a entender que
estaban listos para unirse a la actividad.
Este comprendió, separándose de Jin sin salir del todo de él. Sostuvo sus
mejillas para acercarlo y besar sus labios de manera instintiva. La lengua
del peliverde se adentró en su boca dejando que fuera Namjoon quien se
ocupara de las las erecciones desatendidas, deleitándose con la necesidad
creciente que se iba instalando entre los cuatros.
Jin deseaba mirar, aún cuando Yoongi alcanzaba su próstata con cada
penetración y Namjoon lo masturbaba, luchaba por mantener su atención en
todos y no dejar de mover su mano sobre el pene de Namjoon. Sin embargo,
su mente de desconectaba continuamente de su entorno, gimiendo incluso
decepcionado cuando la mano alrededor de su miembro se alejó.
Tirando de los cabellos rosa, separó esos eternos besos que los tenían con
respiraciones entrecortadas para colocarlo en un lugar mejor, ahí donde sus
carnosos labios chocaban contra su pelvis. Su posición era tan perfecta
dejando su trasero expuesto hacia el peliverde que sin dejar de mover sus
caderas, este untó lubricante sobre sus dedos, pasándole la botella a
Namjoon para que ambos lo prepararan.
Lejos de lo que esperaba hacer el CEO de Hita Entertainment, una vez
listo Jimin no fue hacia él, sino que se ubicó sobre Jin dándole la espalda a
Yoongi. El castaño gruñó enterrando sus dedos en las caderas de Jimin,
aceptando gustoso el beso que este le ofrecía, mirando de soslayo como el
peliverde estaba cautivado con la vista de ese trasero cabalgándolo.
— J-Jimin, suave... — Pidió Seokjin sin querer acabar aún, teniéndolo
bastante difícil por la doble estimulación, no importaba cuánto lo hubieran
hecho, no podía acostumbrarse a esa sensación enloquecedora. — Iguala el
ritmo de Y-Yoongi.
El nombrado, con una mano guió sus caderas para que igualara la
velocidad de sus embestidas, acariciándolo sutilmente. Con la otra mano,
tiró de Namjoon para besarlo de manera exigente hundiendo su lengua
ávida en la boca del menor. Esos labios gruesos de Namjoon eran sin lugar
a dudas una de sus mejores cualidades físicas y a él le encantaba sentirlos
apropiándose de sus pequeña boca.
Sus besos se fueron corriendo, siguiendo por sus mandíbulas y cuellos,
succionando hasta dejar esas marcas que no solían permitirse dejar.
Namjoon descendió la mano que sostenía su cabello guiándola hacia su
masculinidad, guiando el ritmo con el que deseaba ser masturbado,
embistiendo con brusquedad contra ella, disfrutando de la firmeza del
mayor.
— Yo tampoco quisiera perderte. — Susurró Jimin en los labios de
Seokjin, recibiendo una sonrisa distorsionada por sus gemidos, sin embargo,
ambos desviaron la vista hacia un peliverde que finalmente vocalizó.
Yoongi se encontraba recibiendo los dedos llenos de lubricante de
Namjoon en su interior, aferrándose a las caderas de Jimin con
desesperación.
— Mierda, siempre te sientes tan bien, hyung. — Expresó el de cabellos
violeta cuando se adentró en él sin previo aviso. Se detuvo abruptamente
debido a la fuerza con que Yoongi lo apretaba pero, cuidadosamente,
comenzó a moverse. — Deberías dejarme entrar en ti más seguido.
— Namjoon, hijo de... — Intentó quejarse pero el aludido simplemente
embistió con fuerza tal que incluso Seokjin se quejó. — de tu maldita
madre. — Terminó de decir sin aire.
— Te lo perdono en la cama pero en cambio, voy hacerte el amor tan
delicioso, que terminarás con tus ojos en blanco haciendo que nuestros
hombres disfruten a tu par.
Quienes habían estado molestos realmente no recordaban ni sus nombres
en ese instante en el que ambos eran doblemente estimulados, refugiados
extasiados entre todos esos brazos llenos de sentimientos. Cuatros gemidos
se unían en una perfecta sinfonía resonando en toda la habitación.
Con fuerza, Namjoon hundió sus dedos en las caderas de Yoongi,
alcanzaba ahora su punto dulce con cada envite, haciéndole arquearse,
clavando sus dientes en la espalda de Jimin y este a su vez en el pecho de
Jin, liberando la electricidad que lo recorría en sus pezones. Sus
movimientos se volvían bruscos, descontrolados, ansiosos.
Todos se amoldaban siempre tan bien, en encuentros menos
extravagantes como los de ese día o en sus aventuras más locas, siempre
buscaban la forma exacta de unirse perfectamente como piezas de
rompecabezas que crea una obra de arte.
— Y-Yo, ya no... No puedo más. — Sollozó Jin. Entre las penetraciones
del peliverde, las cabalgadas de Jimin y su boca, la vista que obtenía cada
vez que giraba su cabeza, lo estaban enloqueciéndolo y solamente podía
pensar en liberarse, bajar de ese climax continuo en el que lo mantenía.
— Vamos a cambiar... — Pidió Namjoon besando el cuello de Yoongi. —
Ya yo estoy listo, cógeme.
Yoongi obtuvo su revancha, penetrando sin contemplaciones a Namjoon
mientras este se perdía en Seokjin, arreglándoselas para masturbar a Jimin y
a su vez besar al peliverde que tiraba de su cabello mordiendo, succionando
e incluso salivando obscenamente sus labios.
Por un buen rato el sonidos de sus pieles cada vez que entraban en
contacto, sus gemidos, gruñidos amortiguados por besos o cuerpos e incluso
dedos como los que Jimin colocó en la boca del mayor de todos o esos que
Yoongi introdujo en la boca de Namjoon. Esto era todo lo que se podía
atestiguar en esa habitación, un placer desbordante que escalaba hasta por
las paredes.
— Nadie sale hoy para correrse. — Advirtió Jimin acelerando los
movimientos de sus caderas llevándose a Seokjin con él en un tórrido
orgasmo.
Namjoon maldijo por lo alto al sentir como Jin lo apresaba con fuerza y
Yoongi arremetía como si el mundo se fuera acabar en ese momento. Sin
poderse contener se corrió pero al parecer, no lo suficiente porque cuando el
peliverde embistió una última vez contra su cuerpo y un Jimin desocupado
se encargó de sus pezones, no pudo evitar correrse él, arrastrando una vez
más a Seokjin a ese torbellino de gemidos provocados por sus orgasmos y
su sensibilizadas pieles.
+++
— ¿A dónde vamos hoy? — Preguntó Taehyung mientras una vez más se
sentaba en la parte trasera de que negro Bentley acompañado de Jungkook.
Habían pasado casi dos semanas desde que decidieron ser novios, desde
aquella comida en casa de su madre y desde entonces, poco había
descansado. En los primeros días, estuvo acompañando a Jungkook
prácticamente a todos lados. Tuvo cuatro días en donde estuvo trabajando
debido a varias sesiones de fotos que tuvo programadas pero, incluso así, no
dejó de ver al pelinegro casi ningún día.
A decir verdad, solo una vez pasó más de un día sin ver a Jungkook
porque este, procuraba siempre pese a su apretada agenda hacer el tiempo
para verlo. A veces lo recogía en donde estuviera trabajando o lo mandaba a
buscar con Yoongi para que lo recogiera, aunque sea una hora, ellos debían
verse.
— ¿Recuerdas que te dije que mi madre regresaba hoy a Corea junto con
mi padre? — El rubio asintió acomodando su cabeza en su hombro. — Pues
han organizado una comida para nosotros cuatro, quieren conocerte.
— ¿Hoy? — Se incorporó Taehyung observándolo. — Kook, no me he
preparado para eso.
— No necesitas preparación para verte con mis padres, ellos están
verdaderamente deseosos de conocer oficialmente a su nuevo hijo.

Espero que no me maten aquellos que no les gusta leer de nadie más que no
sea el Taekook. Prácticamente la participación de Tae y Kook en este
capítulo fue cero pero espero que les haya gustado.
LORED
Capítulo 29

— ¿Aún nervioso? — Preguntó el pelinegro una vez que se detuvieron


frente al portón de entrada esperando que este se abriera.
— No... Sí, pero solo un poco. — Agregó evidenciando su nerviosismo
haciendo sonreír a Jungkook. El mayor depositó un beso en sus labios
ignorando su vergüenza frente al conductor pero tras varios segundos, esa
vergüenza desapareció de Taehyung.
Cuando se detuvieron minuto atrás, creyó que ya habían llegado pero
desde que atravesaron el portón hasta que finalmente se estacionaron pasó
algún tiempo. El rubio no sabía que los terrenos de la propiedad de los Jeon
abarcaban kilómetro a la redonda desde donde estaba ubicada la mansión.
A primera vista, la casa de los Jeon lucía menos llamativa que la de su
hijo pero no obstante, Taehyung no podía evitar permanecer tanto
asombrado como nervioso a medida que se iban acercando y esta se hacía
más grande ante sus ojos. Jugueteaba con sus dedos, esos que se
entrelazaron con los de Jungkook cuando este notó que comenzaba a
lastimar sin querer sus cutículas.
Otro motivo para su nerviosismo era el chofer que suplía al insoportable
de Min Yoongi. Ya estaba acostumbrado a sus sarcasmos, sus miradas e
indiscreciones en ciertos casos pero ese sujeto que parecía estar demasiado
concentrado como para siquiera mirar por el retrovisor, era mucho más
incómodo de lo que fue el peliverde en un comienzo.
Al descender el vehículo, el menor notó otros dos vehículos más que
atribuyó en un comienzo a los padres de Jungkook pero al observarlo, notó
como el mayor tensó por completo su rostro mostrando su desagrado. Era
evidente que conocía a sus propietarios y que la presencia de estos no
estaba en los planes. Según lo dicho, la cena iba a ser únicamente de cuatro
personas, sus padres y ellos pero tal vez no iba a ser así.
El pelinegro no llevaba un traje entallado que pareció quedarle pequeño
por unos instantes en donde se reajustó la corbata y saco. Taehyung no
entendía por qué tanta formalidad cuando simplemente irían a comer con
sus padres. ¿Debía usar trajes incluso cuando iría a ver a su familia?
Para él, era su primera visita, estaría conociéndolos a ambos oficialmente
como su pareja, algo entendible que optara por llevar un atuendo más
formal pero su propio hijo, sentía que era demasiado. No obstante, no opinó
sobre ellos y simplemente dejó ser a su pareja, ayudándolo incluso a alisar
su saco.
Jungkook sostuvo las manos del rubio en su pecho, cerrando los ojos para
exhalar algo más tranquilo liberando su repentina tensión. Su buen humor
tambaleó en cuanto vio ese automóvil, su propietario era especialista en
sacarlo de quicio. Sin embargo, esa noche tenía lo más importante junto a
él, Kim Taehyung, su ahora novio. Todo lo demás era irrelevante y de esa
forma debería permanecer.
Acarició sus manos con sutileza y las colocó en su cintura, haciendo lo
mismo con las suyas pero en la cintura contraria, envolviéndolos a ambos
en un abrazo.
— Un beso... — Habló separado su cabeza de la contraria. — Dame un
beso. — Taehyung parpadeó varias veces frente a su pedido, sonriendo al
final. — ¿Qué?
— A veces puedes comportarte como un niño, uno demasiado lindo. —
Respondió tomando su rostro para besarlo. — La sonrisa de Jungkook lo
tranquilizó también a él pues, verlo tensado y molesto era algo que hacía un
buen tiempo no presenciaba y a decir verdad, no le gustaba mucho verlo
desea manera, al menos con él, porque era un Jungkook totalmente
diferente a ese que llegaba a parecer tierno cuando lo abrazaba.
— Me gusta poder comportarme como un niño frente a alguien y que ese
alguien seas tú. — Estiró sus labios con gracia hacia adelante a la espera de
un beso que llegó junto a una sonrisa. — Posiblemente tengamos invitados
inesperados y no solamente mis padres, no te preocupes pero quédate a mi
lado. ¿De acuerdo?
— ¿Quién estará?
— Alguien que por desgracia forma parte de la familia. — Respondió
tomando con firmeza su mano para entrar.
Taehyung miró sus manos, el pelinegro no solo lo sostenía o había
entrelazado sus manos como tantas veces. Ese agarre era fuerte, casi
posesivo pero como si a la misma vez lo estuviese protegiendo de algo que
él no sabía. Esa actitud lo ponía servicio pero también lo dejaba en alerta.
Fueron recibidos por un hombre que era empleado de la casa, el sujeto
sonrió alegremente al ver a Jungkook y este último de igual forma se relajó,
saludándolo incluso con un abrazo antes de volver a sostener la mano de su
pareja . Siguieron al hombre por todo el pasillo, llegando un amplio
recibidor en donde varias personas estaban reunidas.
La señora Jeon fue la primera en reparar su presencia, levantándose feliz
y entusiasmada para abrazar a su hijo con fervor y amplia sonrisa. —
Bienvenidos a casa. Es hermoso finalmente tenerlos a ambos por aquí. —
Dijo separándose del pelinegro para girarse hacia Taehyung, envolviéndolo
también en un abrazo. — Es un placer volverte a ver, lamento que hayamos
tardado tanto en arreglar este encuentro.
— No se preocupe, comprendo que todos tengamos las agendas un poco
apretadas. Estoy feliz por la invitación, muchas gracias. — Musitó
Taehyung con naturalidad y firmeza, algo tranquilo hasta que sintió su
mano ser apretada con mayor fuerza.
Por inercia desvió la mirada hacia Jungkook, pero este estaba con la
mirada fija por encima de los hombros de su madre y esto hizo que mirara
en esa dirección, encontrándose con tres personas que venían hacia ellos,
entre esas, dos rostros le eran familiares. Jeon Taewoo que era el padre de
su pareja era la cara que más frecuente veía en las noticias o incluso con
quien se cruzó en más de una ocasión en el hospital. Había un rostro
femenino que hasta el momento no conocía, pero el tercero fue quien le
incomodó y de cierta manera impulsó nuevamente su nerviosismo.
Ese sujeto estuvo en su subasta, no solo eso, fue por un momento la puja
más alta al ofrecer un millón de dólares por él hasta que Jungkook
finalmente diera una suma más elevada. No cargaba con muchos
arrepentimientos sobre esa subasta, si bien eso complicó un poco más su
vida de lo que ya estaba, trajo consigo una gran tranquilidad, nuevas
emociones e incluso el hombre que en la actualidad era su pareja.
El dinero recibido fue de gran ayuda y el mismo hombre que lo ofreció,
era quien cada día lo hacía enamorar más. Sin embargo, eso no quitaba que
fuera incómodo encontrarse a otro de los participante, al hombre al que casi
debe acompañar. Tenía conocimiento que la madre de Jungkook sabía de la
subasta, no estaba del todo seguro si su padre también conocía este hecho
pero, que alguien más estuviera al tanto bajo los términos que su relación
comenzó, no le alegraba demasiado.
Sí se subastó por necesidad y gracias a eso muchas cosas se resolvieron
en su vida. Accedió a encontrarse con Jungkook por interés, por ese
contrato. Sin embargo, no permanecía a su lado por ello pero temía que
quienes supieran de este hecho lo juzgaran, creyendo que todo lo que los
unía era interés, que estaba ofreciendo algún tipo de servicio por el que se le
era pago o que seguía junto a él únicamente por ser el CEO de Sasung
Electronics.
El miedo de que incluso pudieran llegar a llamarle la atención a
Jungkook o señalarlo por estar en ese lugar, por comprarlo e incluso entrar
en una relación con alguien que se ofreció al mejor postor pues,
sinceramente le preocupaba aún más. Él sinceramente no tenía mucho que
perder pero su novio sí e inclusive, su familia podría verse afectada, no
deseaba eso.
Para qué negarlo, ver a Jungkook aún junto al hermoso chico de aquella
subasta fue algo sorprendente para él porque hacía mucho de aquello y
estaba seguro que ya habían consumado el acto haciendo el contrato entrar
el vigor. Ya debería haber pasado un mes pero aún estaba junto a él e
incluso lo estaba llevando a la casa de sus padres.
El modelo y subastado V, era un hombre hermoso sin lugar a dudas, no
culpaba a Jungkook por quedarse cautivado por él, querer pasar más tiempo
a su lado e incluso entregarle aquella exorbitante suma. Lo único que no
haría o permitiría de haber estado él en su lugar, sería afianzar lazos al
punto de llevarlo a conocer a sus padres. Entre cielo y tierra no había nada
oculto, siempre habría quien quisiera revelar información para dañar al
conglomerado Sasung.
Estudió con su mirar a su primo menor escondiendo una sonrisa de
satisfacción al notarlo tan a la defensiva con su presencia y no lo culpaba.
Su única sorpresa era ver con tanta claridad sus emociones cuando
Jungkook era tan bueno ocultándolas. Él se consideraba casi un experto
analizando a la personas pero tanto su tío como Jungkook eran hombres
muy difíciles de leer. Nunca podía anticiparse a sus movimientos debido a
que eran tan metódicos como impredecibles y no se sabía cuál sería su
próximo movimiento hasta que lo hacían.
Si bien Yonghwa aún creía que su primo aún era un niño para dirigir una
empresa tan grande e importante, tratándolo en ocasiones como a un infante
solo para molestarlo, no lo odiaba. Ellos no se odiaban pero, tampoco se
amaban, simplemente se toleraban. Jungkook sabía mantener la cabeza fría
sin caer en sus provocaciones desde la adolescencia, algo que siempre le
celebró en silencio pero junto a ese rubio era un poco diferente.
— Es bueno verte después de tantos meses y tus repentinas
desapariciones. — Espetó Yonghwa estirando su mano pa saludarlos. —
Ahora veo que estabas muy ocupado entre el trabajo y tu... ¿Vida personal?
— Todos tenemos una vida personal y privada que no le incumbe a los
demás, ni siquiera a nuestras familias. — Contestó Jungkook forzando su
sonrisa, viendo entre su primo y madre. — ¿A qué debemos el placer de tu
presencia a esta hora?
— Ha venido a tratar ciertos negocias pero no pensamos que se
extenderían tanto. — Habló Taewoo notando la nada nueva tensión entre los
más jóvenes. Eso era algo que sucedía prácticamente en cada reunión
familiar o no donde se encontraban aunque su hijo siempre supo manejarse
mejor sin que él tuviera que interferir. — Creo que la cena será junto a
Yonghwa y Kim Hyoyeon, ella será nuestra nueva líder de marketing para
Sasung Heavy Industries que manejaba mi hermana junto a su esposo y
ahora lo hace su hijo, Yonghwa. Estaba pensando en que sería bueno que
hablaran, quizás...
— Disculpe padre pero no estoy aquí para una reunión de negocios, eso
queda para otra ocasión. Hoy he venido a cenar con mis padres y nada más.
Si hay algún negocio que tratar podemos organizar un encuentro en mi
empresa o simplemente otro lugareño no hoy. Estaré abierto a escucharlos
pero estoy satisfecho con el desempeño de mi equipo de marketing. Somos
vanguardistas internacionales por alguna razón y prefiero dejarlo así. —
Mencionó Jungkook sosteniendo con mayor fuerza la mano escurridiza que
buscaba liberarse.
— Estoy segura que después de escuchar mi propuesta, podría cambiar
de opinión, Jeon. — Intercedió Hyoyeon sonriendo cordialmente al CEO de
Sasung Electronics.
Era un poco incómodo para Taehyung estar en medio de ese tipo de
situaciones que nada tenían que ver con él. Asuntos familiares y de
negocios en donde él sobraba y por eso quiso retirarse a un rincón pero el
pelinegro no se lo permitió y la señora se dio cuenta de esto.
— Jungkook tiene razón, esta es una cena familiar y pueden dejar los
negocios para otro momento. Mejor hacemos la pertinentes presentaciones
y pasamos al comedor. — Espetó Younghee colocando su mano sobre la
espalda del rubio. — Taehyung cariño, ellos son Jung Younghwa, nuestro
sobrino y también CEO de Sasung Heavy Industries.
El mencionado amplió su sonrisa extendiendo su mano para saludarlo,
detallándolo con picardía y cierta lascivia oculta que Jungkook notó. En ese
momento, tuvo que luchar con cada uno de esos instintos que pedían verlo
reaccionar diferente rompiendo el tacto formal que intercambiaban al
sacudir sus manos. No sabía si era por la relación poco fraternal que llevaba
por su primo o el hecho de ver como este miraba a su pareja sabiendo que
lo deseó al punto de ir a aquella subasta pero sus celos parecían estar
despertándose de la manera más agresiva frente aquel saludo que Taehyung
interrumpió al retirar su mano.
— Como ya habrás escuchado de mi esposo, ella es Kim Hyoyeon una
gran profesional que estará a cargo de más de una empresa del
conglomerado Sasung y no solo una como había estado haciendo hasta
ahora. Será la líder del equipo de marketing de Sasung Heavy y Tochiva
Sasung.
La castaña asintió pasando con cuidado la pequeña cartera que sostenía
hacia la otra mano para saludarlo. Sus pupilas se desviaron primero a
Jungkook, luego al rubio que frunció su ceño al percatarse de algo que no le
agradó en su mirar. Sonrió y sostuvo su mano con firmeza, acercándose un
poco más a Jungkook.
— Mucho gusto, Kim Taehyung.
— Lo he visto justamente hoy mientras venía hacia aquí, ¿eres modelo,
cierto? — Preguntó Hyoyeon.
— Sí, Taehyung es un gran modelo en ascenso de Hitta Entertainment. —
Intervino el señor Jeon dedicándole una sonrisa un tanto extraña a los ojos
del rubio que por primera vez lo veía correctamente, la primera vez que
hacían contacto visual. — Él es un amigo de Jungkook y esta noche nos
estará acompañando.
Jungkook exhaló con pesadez cerrando sus ojos, frotando con suavidad
sus ojos para calmar la incomodidad sentida después de esa presentación
por parte de su progenitor. La mano que sostenía finalmente fue liberada
pero solamente para tomar la cintura del rubio y apegarlo más a él
evidenciando su relación.
— Novio, Kim Taehyung es mi novio, mi pareja. — Declaró
manteniéndole la mirada firma a su padre que sonrió incómodo, luego a
Hyoyeon y por último a Yonghwa. Justamente ha venido hoy a cenar con
mis padres de manera oficial. La noche es prácticamente en su honor, por
ende espero que dejemos de lado cualquier tema de negocios o profesiones.
— Exactamente, perdonen mi error, él es Taehyung, el novio de mi hijo.
— Rectificó Taewoo pidiéndole tácitamente disculpas a su hijo con la
mirada.
Él había batallado y aún batallaba un poco frente a ciertas cosas. Que su
hijo admitiera ser bisexual a la temprana edad catorce años lo desestabilizó
y a decir verdad, en un comienzo no lo apoyó. Pasaron casi siete años hasta
que finalmente comprendió que no por su hijo gustar más de los hombres y
estar con ellos dejaba de ser quien era. Se lo demostraba a cada instante y
no había una sola cosa negativa que señalarle. Se creció dentro de su
empresa ganándose el derecho de ser nombrado CEO por él.
Pasaron años en los que no se dirigieron la palabra al no ser por
cuestiones de negocios. Cinco años se cumplían justamente ese día desde
que ellos volvieron a abrazarse y hablarse después de esa larga época de
silencio. Lo único que ahora le importaba era que Jungkook fuera feliz y
viviera de la manera que gustara.
Lo había aceptado, realmente lo hacía pero todavía resultaba difícil
procesar algunas cosas pero Jungkook ya no se callaba. Justo como esa
noche rectificándole lo que no pudo decir en un principio. Era todavía un
proceso y ambos lo sabían, incluso Taehyung lo pudo notar. Era la primera
vez que realmente veía a su hijo junto a otro hombre, la primera vez que le
presentaba a alguien. Dos cosas muy distintas el saber sus preferencias y el
verlas con sus propios ojos.
La cena transcurrió casi en su totalidad de forma tranquila, más de lo que
los padres de Jungkook esperaban aunque la tensión era palpable. Algunos
comentarios eran un poco filosos ya fueran de parte del pelinegro o de su
primo castaño.
— Sabes, Jungkook, comparto tu idea de que las casualidades no están
escritas. Fue una gran casualidad que ambos nos encontráramos en la
subasta de Hitta Entertainment. — Mencionó estudiando la reacción de la
pareja, Taehyung dejó de comer lanzándose por su copa de vino mientras
que el aludido dejó los cubiertos en su plato para mirarlo fríamente. —
Siempre has estado en contra de las subastas, recuerdo que en la última
reunión familiar hace un año hiciste alusión a ello cuestionando mi forma
de "malgastar el dinero". Sinceramente me sorprendió verte ahí, en la
subasta de una persona.
— Bueno, es que hay una diferencia entre ambos. Yo fui a buscar al
hombre de mi vida, no un polvo pasajera con el que regodearme. Además,
participé con mi propio capital, no con dinero de mi empresa o patrimonio
familiar. Eso fue lo que te cuestioné, el despilfarro trimestral del dinero de
nuestras empresas desde hace más de cinco años en los que te gusta
participar en ese tipo de subasta, no el hecho de que participaras en sí. —
Rebatió con una sonrisa ladeada.
— Entonces es de ahí que conoces a Taehyung, porque su pongo que él
debe ser el hombre de tu vida para que lo estés trayendo aquí y menciones
esto frente a él. ¿Lo conociste en esa subasta?
— No lo conocí ahí, lo conocí mucho antes pero eso no es de tu
incumbencia. Sabes perfectamente que él estaba ahí porque estuviste
presente pero, ya no lo está. Ahora es modelo y mi pareja. Lo que sucedió
en su pasado, sucede en su presente o sucederá en el futuro, es algo que nos
concierne a nosotros dos y a nadie más. Está sentado en la mesa de los Jeon
porque forma parte de la familia y como tal lo comenzarás a respetar.
¿Queda claro?
— Jungkook... — Llamó Taehyung algo apenado por el debate sobre su
persona y esa subasta que se estaba llevando a cabo en la mesa. — Mi
amor...
— Yo sé que debes querer que no diga nada pero no pienso permitir que
se haga uso de esa subasta para denigrarte o señalarnos. — Espetó tensando
su mandíbula. Sabía desde que vio su auto que esa noche no sería como lo
pensó.
— Creo que tienes razón, perdón si los importuné. Tú ganaste esa subasta y
no es un tema que se debería sacar nuevamente, menos frente a la familia.
— ¿Podemos dejar de hablar sobre mi yerno? Creo que eso no es algo
que te deba interesar Yonghwa. — Intervino su padre poniéndose en pie
para dar por finalizada la comida oficialmente debido a que él era el mayor.
La señora se levantó de la mesa con gracia para invitar a Taehyung a
recorrer la casa, notando lo mucho que quería huir de ahí.
Jungkook esperó a que su pareja abandonara el lugar, dedicándole una
sonrisa cuando el rubio se volteó para verlo, cambiando totalmente el
semblante cuando estuvieron solos. Ellos se levantaron de la mesa y los
empleados hicieron presencia para comenzar a recogerlo todo.
— Yonghwa, sígueme. — Exigió guardando sus manos en los bolsillos,
ignorando como el mayor elevó su ceja derecha.
— ¿Recuerdas que soy mayor que tú? — Preguntó cuando estuvieron
apartados observando su primo girar para mirarlo. — ¿Cuál es el problema?
— Tu boca y tú. ¿Qué pretendías haciendo esos comentarios en la
reunión?
— Solamente quise felicitar a mi primo por su relación y haber ganado la
subasta. No creo que eso sea malo, ¿o me equivoco?
— No sé por qué siento que implicas tácitamente que nuestra relación se
debe a esa subasta. Sí, empezamos a salir por ello pero con dinero o sin
este, él y yo hubiéramos estado juntos. No lo compré o utilicé. Aún si él
estuviera interesado en mi dinero, es el mío, no el tuyo o el de la familia así
que te pido pacíficamente que controles lo que dices. No hagas que
entremos en una batalla innecesaria, no nos conviene a ninguno pero con tal
de defender a ese hombre soy capaz de lo que no imaginas. No le hables, no
lo molestes, no lo mires, has como si no existiera.
— ¿Eres su dueño? Te estás comportando como tal, difieres un poco de
tus palabras cuando te comportas como si lo hubieras comprado y te
perteneciera. — Intentó sonreír para relajar el ambiente dado que se estaba
incomodando un poco con la actitud de Jungkook, nada nuevo pero siempre
mortificante.
— No soy su dueño, soy su hombre, su pareja y como tal te exijo que lo
respetes. No vuelvas a repetir nada sobre la subasta, compras o pagos. Es
mi novio. Es el novio de tu primo y si bien siempre hemos tenido
diferencias por tu forma de tratar a otras personas, con él no volveré a hacer
una advertencia. Nos conocemos, sabes como actúo y no te lo pienso
recalcar.
— ¿Piensan hablar toda la noche juntos? — Interrumpió Hyoyeon la
conversación de los primos acompañada de una empleada que llevaba una
bandeja con copas servidas.
Por su parte Taehyung en esos momentos estaba mucho más relajado.
Sinceramente la señora Jeon era mucho más simpática y amorosa de lo que
creyó la primera vez que la vio. Le habló sin descanso sobre infinitas cosas
que iban desde su casa y alguna anécdota o como en ese momento, le
mostraba fotos de Jungkook cuando era pequeño en la que solía ser su
habitación.
Era adorable ver al hombre con el que estaba de niño. Su cabello siempre
cubriendo su frente, su boquita y ojos saltones. Era tan hermoso que de
haberlo conocido de niño, hubiera sido igual su primer amor posiblemente
hasta la fecha. Ahora entendía cuando los adultos decían que deseaban
morder los cachetes o algo así, él tenía deseos deseos de morder cada
centímetros del niño de esa foto. Era tan dulce que se lo hubiera quedado
como un peluche.
— Ignora los comentarios fuera de lugar hechos por Yonghwa, no es un
mal hombre, es solo un poco... Es a su manera pero no es malo. Jungkook y
él siempre han tenido sus diferencias, de hecho, los únicos amigos y
familiares de una edad contemporánea a la suya que ha tenido mi hijo han
sido Namjoon, Yoongi y Seokjin. Seguro ya los has de conocer.
— Sí, ya los conozco. — Respondía mientras regresaban a donde estaba
el resto de los presentes.
Younghee se dirigió hacia su esposo mientras que él buscaba a Jungkook,
encontrándole en uno de los sofás conversando con la chica castaña.
Yonghwa no se veía por los alrededores, solo estaban ellos dos sentados
quizás mucho más íntimos de lo que le gustaría ver. No por Jungkook o por
celos, sino le molestaba la descarada forma en que Hyoyeon se le acercaba
mostrándole sabrían solo ellos dos qué en un tablet.
— Descuida, por muchos intentos que ella haga fracasará si mi primo ya
puso los ojos en ti. — Murmuró divertido Yonghwa tomándolo por
sorpresa. — No es por jactarme pero somos un excelente partido para la
mayoría de las personas ya sean hombres o mujeres dentro o fuera de Corea
del Sur. Sin hablar de nuestra apariencia física, con los estados de cuenta y
el árbol genealógico, es más que suficiente para que el más desinteresado
profese amor eterno. Esa mujer de ahí, es una de esas personas pero no es
fácil atraparnos y tú ya atrapaste a Jungkook. Mantente tranquilo.
— Lo sé, digamos que ambos hemos tenido suerte al encontrarnos. Yo
encontré a un hombre adinerado que no alardea de lo que tiene o me lo
restriega con petulancia pero que sobre todo ve por mis ojos de la misma
forma que he aprendido a ver por los suyos. Él tiene la suerte de haberse
encontrado a un hombre que no carece de belleza y lo amo. Uno que a pesar
de ya no tener su cuenta en cero, si tiene que mandarlo a la mierda lo va
hacer sin pensar en todos los ceros que pueda tener él en la suya. Además,
sé que podemos darnos lo que nadie más logrará.
Yonghwa enarcó sus cejas con sorpresa y diversión mientras Taehyung se
alejaba sin decirle algo más. Con paso firme el rubio echó su cabellera
hacia atrás y caminó hasta donde se encontraba su pareja.
— Mi amor... — Musitó Jungkook poniéndose de pie con una sonrisa que
no llegó como debía al menor. Entre la coquetería de Hyoyeon, lo sucedido
con Yonghwa y algo más que no identificaba del todo, estaba molesto e
incómodo. Ya deseaba irse, pero no lo dijo. Simplemente unió sus labios a
los de Jungkook y luego sonrió, tomando asiento junto a la castaña. — Si
deseas, ya podemos marcharnos.
— Por mí está bien si debes quedarte un poco más, se ve interesante lo
que estaba conversando, Me gustaría ver un poco más de tu vida laboral aún
fuera de la oficina. — Sus comisuras se elevaron pero por laguna razón,
Jungkook no pudo sonreír, solo sentir un extraño escalofrío por su cuerpo.
— ¿Me muestras, Hyoyeon?
— ¿Perdón? — Preguntó confundida notando como Jungkook se sentaba
al otro lado de Taehyung dejando al rubio en el medio. — Oh s-sí. Le estaba
mostrando una nueva propuesta para los electrodomésticos de la empresa.
Con una bandeja y nuevas copas surtidas, una de las empleadas se acercó
a ellos mientras conversaban los seis de temas triviales. El pelinegro se
apresuró para tomar dos copas, una para su pareja y otra para él. Sin
embargo, estas temblado, vertiendo una de ellas mientras la otra cayó al
suelo.
— D-Disculpe, joven. Traeré otras de inmediato. — Avisó la empleada
tras recibir una mirada de los mayores.
— ¿Estás bien? — Taehyung se apresuró hacia él pero el pelinegro se
distanció con una sonrisa, evitando sutilmente su tacto, solo que no lo
suficiente como para que Taehyung no notara su cambio de actitud.
— Voy al baño, ya regreso.
A su regreso varios minutos después, el pelinegro volvía a ser el mismo
de siempre, entrelazando sus manos con las de su pareja una vez sentado a
su lado. El resto de la noche en casa de los Jeon fue bastante tranquila y sin
inconvenientes. Los padres de Jungkook los despidieron con un abrazo y la
promesa de un encuentro cercano.
— Taehyung... — Llamó Jungkook mientras abandonaban la mansión. —
Estoy hablando contigo, no me ignores.
— No te estoy ignorando, simplemente no tengo deseos de hablar y me
gustaría que respetes eso. — Espetó serio aguardando al conductor que le
abriría la puerta.
Se sentó en el asiento trasero sin dirigirle palabra o mirada a Jungkook
durante todo el recorrido hacia su apartamento. Cuando llegaron, el rubio
hizo el intento de descender rápidamente pero el contrario tiró de él
cerrando la puerta nuevamente.
— ¿Podrías soltarme? — Cuestionó observando su brazo sostenido. —
Jungkook.
— No te pienso dejar ir molesto y sin que me digas qué te pasa. —
Respondió sosteniéndole la mirada haciéndolo rápidamente una seña a su
chofer que una vez más se puso en marcha. — Vamos a conversar.
— ¿Conversar a dónde? Además, ahora no tengo deseos de hablar, puedo
decir cosas inapropiadas cuando estoy molesto y no quiero decírtelas a ti.
— Entonces esperaremos hasta que estés más calmado pero no puedo
dejarte ir simplemente así. Vamos a mi casa, estarás conmigo hasta que te
calmes y puedas hablar. Si te duermes, entonces dejamos la plática para
mañana pero conmigo no te irás a tu casa a dormir mientras estés molesto
conmigo.
— O sea, simplemente me secuestras y llevas para tu casa en contra de
mi voluntad. Muy bonito, señor Jeon pero te recuerdo que ya el tiempo
donde podías hacer y deshacer conmigo casi a tu voluntad ya pasó.
— De acuerdo.
— ¿De acuerdo? ¿Eso es todo?
— ¿Qué más quieres que te diga, Kim? Es evidente que estás molesto y
vas a decir cualquier cantidad de tonterías en este momento. No pienso
seguirte la corriente. Cuando se te pase esa calentura repentina que te ha
entrado, hablaremos.
— Tú haces las cosas mal pero eres el que termina molesto. ¡Grandioso!
— ¿Yo te dije que estoy molesto? No lo estoy, simplemente no pienso
lidiar ahora con tus palabras para no empeorar las cosas. Mi carácter a
veces también pude ser algo difícil y no quiero que discutamos.
Taehyung rodó sus ojos ignorándolo, acomodándose más en su asiento
como si este fuera su resguardo. Cuando se estacionaron en su casa, el rubio
se rehusó a bajarse durante varios minutos. No obstante, la paciencia de
Jungkook por alguna razón fue corta, acercándose para tirar de sus piernas
ignorando sus infantiles quejas hasta cargarlo y con la ayuda de su
conductor, avanzó hasta la mansión.

Hola, hola por aquí después de algunos días.


Como se darán cuenta me estoy tardando en actualizar la mayoría de
mis historias e incluso mis videos en YouTube porque después de meses
estoy nuevamente en casa y estoy aprovechando un poco a mi mamá.
So, perdón si me les pierdo un poquito.
LORED
Capítulo 30

Desde que decidieron darse una oportunidad y comenzar su relación, todo


había sido miel sobre hojuela aunque, hubiera algunos momentos de tensión
pero sin llegar a molestarse como tal. Jungkook en ocasiones llegaba a
actuar un poco egoísta si de tiempo se trataba. Él quería pasar cada segundo
libre junto a Taehyung, sin embargo, sabía que este también tenía sus
obligaciones.
El cuidado de su madre absorbía la mayor parte de su tiempo aunque este
a veces lo compartían y ambos cuidaban a Sunhyo. No tenía quejas,
buscaban siempre la forma de tener agradables momentos de esparcimiento
los tres sin agotarla mucho físicamente cuando no estaba en sus mejores
días.
Las horas en las que Taehyung estuvo trabajando como modelo fueron
las que más le chocaron al pelinegro. Tener que permanecer a la espera
pudiendo aprovechar para estar juntos a veces lo irritaba. Sin embargo,
jamás le dijo algo de esto a Taehyung, más allá de quejarse diciéndole que
lo extrañaba, no le decía nada porque comprendía a la perfección que estaba
laborando.
Eso y bueno, estaba también el hecho de que se sentía orgulloso viéndolo
crecer profesionalmente sin depender de nadie más que de él. Cuando
volviera a comenzar su semestre podría incorporarse y poco a poco, estaría
retomando las riendas de su vida. Eso era lo que más deseaba, verlo valerse
por sí mismo, superarse y sobre todo, verlo cómodo y feliz.
Otra cosa que generaba cierta incomodidad entre ellos era la presencia de
Hoseok. Las miradas de este e incluso cuando los ignoraba, todo creaba
cierta incomodidad que a tanto al pelinegro como a Taehyung les afectaba
pero cada vez era más leve pues apenas se encontraban y los tres se habían
hecho a la idea de que así estaba la situación y debían aprender a convivir
juntos aunque no fuera lo que más desearan.
El menor también se tensó en algunos momentos ya fuera por no poder
comunicarse con Jungkook cuando más lo extrañaba o quería verlo y este
trabajaba. Recién se estaban conociendo correctamente, era normal que
existieran pequeñas desavenencias pero, por alguna razón, nunca hubo una
molestia como la que atacaba al rubio esa noche.
Al entrar a la mansión siendo cargado por el dueño de este, sintió la
molestia desaparecer y reaparecer como intermitente porque le causaba
gracia su preocupación. Cuando lo dejaron caer como un saco de papas
sobre la cama del dormitorio de Jungkook al que no había entrado hasta ese
momento, volvió a molestarse por la forma brusca en que lo dejó caer.
Sus molestias quizás eran un poco infundadas pero ahí estaban. La
primera se trataba de la señorita Hyoyeon y la forma tan descarada y
provocativa en la que esta se le insinuaba sin que su pareja le pusiera un
"stop". Sabía que Jungkook siempre tendría aves carroñeras revoloteando
sobre él pero esperaba que por respeto a su persona, él supiera trazar una
línea con todos sin tener que ser grosero o afectar lo que sea que necesitara
hacer.
Justo como lo hizo él con Yonghwa en cuanto notó la lascivia en su
mirada. Ambos tenían la libertad para interactuar con todos, lo único que
pedía era que hubiera respeto para evitar incomodarse o pasar un mal rato
sin necesidad.
Como si esa inesperada e insoportable situación fuera poco, ese momento
de la noche en la que Jungkook pareció sentirse mal a sus ojos, en donde él
fue en su búsqueda para que el pelinegro le rehuyera como si algún virus
portara delante de todos también le molestó. Todos se quedaron mirando
casi con pena cuando su pareja quitó sus manos con lo que para él carecía
de toda sutileza para alejarse a paso apresurado fuera de aquel salón.
Si le hubiera dicho que necesitaba un momento al menos con su mirada
él no se hubiera incomodado tanto al quedarse como un tonto preocupado
delante de su familia. Regresó como si nada hubiera pasado y ni siquiera
ene se instante fue capaz de decirle el motivo de su retirada o al menos
calmarlo diciéndole que todo estaba bien.
— ¿Piensas seguir sin decirme por qué estás molesto? — Preguntó
Jungkook sentado frente a él en una butaca. Las manos entrelazadas que
descansaban sobre su regazo se elevaron para quitarse el saco que aún
llevaba, eliminar la corbata y aflojarse su camisa. — ¿Si no me dices lo que
te molesta, cómo pretendes que te entienda?
— ¿Por qué no piensas un poco?
— Porque no soy adivino y lo que para mí puede haber sido algo normal,
para ti no. No sabré qué sucedió si no nos sentamos a conversar.
Sinceramente, lo que menos deseo es estar molesto contigo o que tú estés
molesto conmigo. Algo sucedió en la cena y te molestó, eso está claro pero
quiero saber qué fue. ¿Mis padres, Yonghwa, Hyoyeon, la comida, yo?
¿Qué fue?
Taehyung permaneció en silencio observándolo, percatándose que
evidentemente el pelinegro no tenía la más remota idea de lo que había
hecho. Mentalmente incluso se regañaba por estar molesto pero no podía
evitar estarlo. Suspiró al encontrarse con su mirada suplicante, peinando su
cabello hacia atrás con sus dedos se acomodó en la cama.
— Sé que eres libre de tener las relaciones que quieras, bajo tu ala tienes
demasiadas responsabilidades y tu vida social es demasiada activa...
— ¿Pero? — Interrumpió frotándose sus propios muslos.
— Por favor, no me interrumpas ahora, Jungkook. Escúchame y después
podrás hablar. — Lo reprendió.
El mayor asintió en respuesta avergonzado por tomar esa actitud ansiosa
pero moría por conocer los pensamientos del rubio, lo que sentía, el motivo
de su cambio de humor tan radical. Estaba divagando pero incluso le
aterraba pensar que tan pronto el contrario estuviese sopesando la idea de
dejarlo.
— Tu vida social y laborar es demasiada activa, quieras o no es y será así
porque es algo que viene con tu posición, con tu nombre cosa que entiendo.
Lo único que no entiendo ni entenderé, sería que le permitieras a las
personas pasarse de la línea cuando estás en una relación conmigo. Yo sé
que mujeres y hombres como Hyoyeon sobran a tu alrededor, solo pido que
los mantengas a rayas. Le permitiste descaradamente que te coqueteara esta
noche. Cuando llegué a ustedes y ella te estaba mostrando no sé qué en el
tablet, su mano estaba en tu muslo, subiendo a cada segundo. Su pecho
estaba casi sobre tu hombre y las miradas que te daban no necesitaban ser
descifradas. ¿Me vas a decir que no lo notaste?
— Lo hice, lo noté y ahora caigo en cuenta del por qué eso te molestó,
me hubiese molestado del mismo modo si hubiera sido testigo de algo
parecido de tu parte. N-No lo vi tan ofensivo en ese momento, tal vez
porque estoy acostumbrado a esas aproximaciones descaradas y asfixiantes
a las que le pongo un límite de manera sutil para mostrar cierta contención.
— Agachó su mirada enfadado consigo mismo porque realmente en ese
instante no pensó en que, no hacer nada podría perjudicarlos tanto. — L-Lo
siento mucho, amor, yo... Realmente no le estaba dando oportunidad de
nada, yo simplement-te...
Sus ojos se cerraron con fuerza, lo fruncido de su ceño resaltaba casi
como si estuviera atravesando por algún desafortunado y tétrico lugar que
no quería observar. Tardaba en recuperar su estado normal por lo que con
cierta preocupación, el rubio se acercó con rapidez tomando su rostro. Una
vez más, el pelinegro rehuyó de su tacto aún sin verlo y esto lo sacudió
nuevamente.
Cuando Jungkook abrió sus ojos encontró una imagen terrorífica frente a
él que lo hizo tragar seco. Un Taehyung de mirada gélida y penetrante que
por alguna razón resaltaba más cada una de sus facciones. Desde sus
intimidantes cejas castañas que contrastaban con su cabello y ojos afilados
hasta una mandíbula casi cuadrada y tensada que resaltaba su cuello, ese
que dejaba ver unas venas sinónimas de molestia.
— ¿P-Por qué me miras así? — Preguntó el mayor bajo esa mirada que
parecía juzgarlo o recriminarle algo.
— Lo volviste hacer... Al igual que en casa de tus padres frente a todos lo
has vuelto hacer ahora que estamos solamente tú y yo en este lugar. ¿Te doy
asco o te desagrado?
— ¿Qué? — Cuestionó exaltado.
— Sí, no tiene sentido pero no encuentro ninguna explicación a la forma
en la que rehuyes de mi tacto. Lo has hecho hoy dos veces y esa fue otra de
las razones por lo cual me molesté. Delante de tu familia simplemente
evitaste que te tocara, desapareciéndote por varios minutos y luego
regresando como si nada hubiera ocurrido. Ahora, vuelves a hacer lo
mismo. No entiendo por qué y sinceramente, me gustaría que me
explicaras.
Taehyung se puso de pie mirando en todas las direcciones en busca de
una puerta pero en solo ese cuarto habían cinco. Una hacia la terraza justo
detrás de la piscina, otra hacia lo que divisaba como un gigantesco baño.
Había una que guiaba a un vestidor que se comunicaba a otra habitación
completamente diferente, solo que él no lo sabía. Estaba la de la salida y
otra más pero esa permanecía cerrada.
Quería salir por alguna de esas para tal cual le dijo Jungkook cuando iban
hacía ahí, no decir ninguna barbaridad de la que pudiera arrepentirse.
Exhaló con pesadez volteando para verlo pero el pelinegro seguía postrado
a aquella elegante butaca. Asintió con una leve sonrisa en su rostro,
quitándose los zapatos y aquel atuendo caro que le regaló para esa cena.
Quedó completamente desnudo frente a esa mirada confundida, colocó el
traje sobre la cama y caminó decidiendo salir por la puerta que daba a la
terraza.
La vista que estaba contemplando lo encantaba tanto como lo relajaba.
No sabía por qué había tomado esa decisión, quizás fue un hechizo de esas
luces que lo llamaron al exterior de la mansión en donde el aire despeinó su
cabello como si lo liberara de todo aquello frustrándolo. Estaba desnudo de
cuerpo pero buscaba estarlo también de mente, de alma.
Una desnudez que no era más que un signo de la disolución de cualquier
pensamiento negativo, ira o simplemente enojo. Una desnudez que aún a la
distancia, Jungkook sentía que lo bebía con esos poros, como lo hacía el
agua en la que se sumergía.
Era una sensación refrescante el sentir el agua tibia de aquella piscina
alumbrada rodeándolo, consumiéndolo de pies a cabeza, vaciando esta
última para dejarla con solo con tranquilidad. Nadó por debajo del agua
hasta que las lejanas luces de la ciudad quedaron frente a él, indicándole
que ya estaba cerca del cristal. Salió a la superficie y se apoyó en el mismo
cristal admirando lo que desgraciadamente muy pocas personas tenían el
privilegio de admirar.
Tenía más de un millón de dólares en su cuenta bancaria, ahora podía
ofrecerle a su madre una vista sanadora no exactamente como aquella pero
sí una que purificara su ser. Tal vez, en esa misma ciudad, podía buscar una
casa más pequeña cerca del mar como su madre siempre soñó y vivir ahí.
Sería un poco difícil trasladarse cada día hasta Seúl en horario pico cuando
retomara la universidad pero valdría la pena.
Cada vez que ella abriera las ventanas y saliera a caminar lentamente a la
arena dibujaría una hermosa sonrisa en su rostro . Aún cuando no tuviera
fuerza para elevar la comisura de sus labios y sonreír, sus ojos lo harían por
ella. Un cambio de aires le vendría bien pero dudaba que ella aceptara
abandonar esa casa que recién acababa de pagar en su totalidad y por la que
tantos años se sacrificó.
Pensaba en ella e incluso en Hoseok, esa había sido la casa de los tres por
tantos años que aún cuando deseaba cambiarla por una supuestamente
mejor, lo detenían todas las memorias allí concentradas.
Miraba esa mansiones que se levantaban majestuosas frente a él, aunque
no tanto como esa en la que se encontraba, era como estar en una torre del
más grande castillo y desde ahí, observaba sus tierras, el mundo. Un mundo
muy diferente al que conoció por más de dos décadas.
— No quise alejarte intencionalmente. — Lo sorprendió una suave voz a
su espalda que llegó acompañada de unas manos que bordearon su cintura.
— Es un gesto inconsciente que hago desde niño cuando me siento mal,
algo me duelo o estoy demasiado perdido en algún pensamiento, muy
concentrado en algo, tiendo a reaccionar de esa forma cuando siento el tacto
de alguien, el de cualquiera y eso incluye incluso a mis padres o a ti. Yo no
quisiera alejarme de ti jamás. Te ruego que no pienses cosas innecesarias o
descabelladas que nada tienen que ver con la realidad.
— Solo no me alejes más de esa forma si puedes evitarlo, yo también
tomaré a consideración lo que me acabas de decir. Mantén alejados a todos
esos que quieran posar sus manos sobre este cuerpo... — Musitó girándose
con dificultad dado que en ese lado ninguno daba pie y estaban
sosteniéndose con ayuda de la pared de cristal.
Ambos se sumergieron levemente mientras reubicaban sus posiciones,
quedando casi igual con la única diferencia de que ahora Jungkook no se
sostenía a su cuerpo sino al cristal que los sostenía segundos antes. Él
estaba entre sus brazos y el límite de la piscina, apoyado sobre sus hombros,
enrollando sus piernas en su cintura.
— Soy tuyo en cuerpo y alma, solo tus manos son capaces de alcanzar y
palpar mi cuerpo porque eres el único que realmente puede llegar aquí, —
llevó una de sus manos a su pecho — un lugar lleno de amor del que eres
dueño.
Sonrojándose, Taehyung negó dibujando finalmente una sonrisa en su
rostro que le devolvió el aliento al mayor.
— ¿Amor?
— Amor... Amor a mi familia, amor a lo correcto e incluso al color de
piel y alma que llevamos todos por dentro. Amor a los sentimientos y esas
cosas que no se valoran tanto como las marcas registradas. Amor a la vida y
al tiempo limitado que tenemos en este mundo y que pocos aprovechamos
Amor por el amor y no a algo que no es nada. — Musitó casi en un susurro
viendo a Taehyung fruncir un poco su ceño sin comprender del todo sus
palabras. — A veces el "nada" tiene valores grandes cuando con tan poco
nos sentimos importante. Por eso aquí tengo amor, mucho amor por la vida
que me ha permitido conocerte, amor por ti y estos sentimientos que me
generas cada día.
— ¿Por qué dices las cosas de este modo? — Preguntó sintiendo un raro
nudo en su pecho que se elevaba a su garganta, de la nada, le habían surgido
grandes ganas de llorar como si una canción triste escuchara. — Eres tan...
Raro, a veces eres raro, Kook.
— ¿Qué hay de malo en ser así? En defender lo que sentimos si nos
sentimos feliz como yo lo estoy en este momento que te tengo bien cerquita
de mí y no solo físicamente. — Sus miradas conectaron, ambos tenían sus
ojos cristalizados pero sus comisuras se elevaban. — Por mucho tiempo te
anhelé, te quise pero no para poseerte. De alguna forma supe mientras te
veía a lo lejos que todo eso que me hacías sentir se multiplicaría si
realmente albergabas sentimientos por mí y aceptabas ser mi novio.
— No fue la decisión más fácil, tampoco esperada pero creo que fue la
mejor a pesar de todo. Aceptar ir a esa subasta, aceptar mis sentimientos por
ti y venir en tu búsqueda. — Sus pupilas, esas que se agitaban con
sincronización, estaban gritando algo que en ese momento ninguno se
atrevía a decir por alguna desconocida razón. — Me estoy muriendo de
ganas por besarte. ¿Puedes besarme o debería besarte yo, mi amor?
— ¿Mi amor? Suena tan bonito cuando me llamas así, Tae. Es raro pero
hermoso a la vez. — Musitó acercando su rostro, mirando sus mejillas. —
Yo siempre tengo deseos de besarte. — Agregó besando su oreja, cuello...
Acariciando su mandíbula con la nariz, aspirando una vez más ese
embriagante aroma. — Voy a besarte.
— No me vuelvas avisar, solo hazlo.
Como si aquello hubiese sido una orden Jungkook atacó sus labios con
fiereza, siendo recibido de la misma manera sin hacer otro movimiento por
algunos segundos. Exhalaron por la nariz y luego se reanudaron el
movimiento de sus labios con parsimonia pero una vez más, los
movimientos de sus precipitadas y atrevidas lenguas caldearon el momento
logrando que sus bocas se desenfrenaran.
Olvidando donde se encontraban, Jungkook soltó sus manos para agarrar
el cuerpo de Taehyung pero el resultado fue que ambos se hundieron en la
piscina e incluso tragaron agua. Salieron entre tos y risas torpes, nadando
algunos metros para acercarse a una de las escaleras para salir de ahí.
El rubio se apresuró para entrar al notar que él estaba desnudo mientras
que Jungkook aún llevaba su camisa mojada y bóxers pero este oró de él
para abrazarlo. Sus manos descendieron hacia sus nalgas, sus labios hasta
su pecho guiándolo hacia el interior de la habitación.
— Sofá u otro cuarto, sino no podremos dormir en la cama mojada. —
Musitó entre besos que quemaban tanto como las manos que lo terminaban
de desnudar, trastabillándose, riendo contra los labios de su pareja. — Si
fueran un mamífero ya me hubieras arrancado la piel con esas mordidas.
— Ganas no me faltan pero quiero preservarte un poco más. — Rió junto
a él, tropezando torpemente hasta caer en el amplio sofá de la habitación.
Sus labios parecían enemigos y aliados, a cada minuto se declaraban la
guerra y hacían un tratado de paz. Sus manos no deseaban quedarse atrás,
mantenían el ritmo estimulando cada centímetro de sus cuerpos.
La boca de Jungkook era siempre un lugar seguro para perder los
estribos, la forma en que se apropiaba y cuidado de sus zonas más íntimas,
como su lengua se perdía en su atrancado agujero mientras buscaba
prepararlo, todo era magnífico.
A decir verdad, él no se quedaba atrás y el pelinegro podía confirmarlo.
Solamente bastaba mirarlo o escucharlo cuando el menor le hacía sexo oral.
La forma en que sus dedos se ceñían a sus cabello procurando ir más
profundo, la tibieza de la saliva que escurría o la malvada pero deliciosa
broma que Taehyung le jugaba cuando se alejaba rodando sus dientes.
Cuando su lengua daba vueltas como un bucle centrándose en su glande,
cuando succionaba este último.
Alejó a Taehyung rápidamente, procurando ubicarse entre sus piernas,
amando cada poro de su piel, perdiéndose en esa mirada llena de deseo por
él.
— Hazlo ahora y no seas gentil... — Instó el menor tirando de su cabello,
notando que estaba batallando más de lo acostumbrado.
Jungkook ya conocía el camino a su interior a la perfección pero en ese
momento, eran sus manos las que continuaban haciendo el trabajo mientras
él se concentraba en masturbarlos.
— Dame tu boca. — Pidió el pelinegro buscando desesperado un beso.
— T-Tócame. — Pidió una vez más cerrando sus ojos, agitando
continuamente su mano sobre su miembro porque a pesar de la excitación
que recorría su cuerpo, este había dejado de responder, volviéndose flácido
aún cuando tenía al hombre que más amaba y deseaba entre sus brazos. —
¡Maldición, no puedo! ¡No puedo hacerlo!

Un LORED por aquí 😘


Capítulo 31

Los ojos de Taehyung se ensancharon cuando lo escuchó negar y maldecir


debido mientras el pelinegro estaba entre sus piernas. Reconoció la
frustración e incluso vergüenza a su rostro, la forma en que apenado se
retiró de él y desapareció fue algo que lo acentuó la sospecha.
Era un hombre también y comprendía que aunque pasaran los años ese
tipo de situaciones que tan normales eran en ocasiones, seguían siendo
como un fracaso, algo imperdonable que dañaba la masculinidad y hombría
de muchos pero simplemente no esperaba algo así de Jungkook.
Como un reflejo de su pareja y a consecuencia de la situación, su propia
erección pereció, quedándose contrariado y sorprendido en el sofá aún con
su respiración descontrolada. Creyó por la forma como se alejó que debía
darle su espacio por eso, aunque moría por ir a ese baño junto a él,
permaneció en su lugar varios minutos en los que no regresó.
Desnudo y descalzo, el rubio caminó a través de esa habitación hasta
llegar a la puerta, tocó pero no obtuvo respuesta y cuando intentó abrir,
simplemente no pudo. Escuchaba el agua correr pero nada más, él no podía
oír el silencioso llanto de Jungkook o ver sus lágrimas camufladas por el
agua. Ni siquiera lo vio salir, el pelinegro huyó por otra puerta hacia su
vestidor.
Solo cuando estuvo en su pijama, salió a su habitación encontrándose a
Taehyung sentado frente a su puerta desnudo con algo que no había visto
mucho tiempo, un cigarro. Se apresuró en llegar a él, arrebatándole el
cigarro de sus manos antes de ir hacia la puerta de la terraza y lanzarlo.
— ¿A qué vino eso? — Preguntó Taehyung frente a su actitud pero
pronto dejó el asunto del cigarro de lado porque notaba que no se
encontraba del todo bien. — Mi amor, sabes que es normal lo que ocurrió,
¿cierto? No nos afecta a en nada. La hombría es más que ser un semental
en la cama, es también ternura, delicadeza y consideración. No me importa
que dures horas haciéndome el amor, solo hacerlo y disfrutarlo, porque es
contigo, a tu lado. No necesito que estés dentro de mí de esa forma, yo...
— No pongo en cuestionamiento mi hombría. Sí, ha sido vergonzoso
pero sé que es algo que nos sucede a todos, no tienes que preocuparte por
eso. — Se acercó hacia él depositando un corto beso en su frente. — Todo
está bien, solo ve a tomar un baño, te espero aquí.
Taehyung dudó pero hizo caso a su comando, notando al entrar que había
un juego de pijamas negros de seda al igual que los que llevaba Jungkook.
Parecían exactamente iguales a decir verdad. Los acarició sutilmente
disfrutando de la suavidad de la tela para finalmente entrar a la ducha.
— ¿Deseas beber algo? — Preguntó Jungkook entregándole una copa de
champán vacía mientras él sostenía un vaso de agua.
— Prefiero también agua, si no te causa molestias. — El pelinegro
asintió intercambiando la copa por un vaso de agua en aquella cocina casi a
oscuras en donde estaban parados. Taehyung saltó sentándose en una de las
islas, sonriéndole. — He escuchado algunas cosas de tu primo esta noche y
creo que entiendo un poco su molestia pero no del todo. Ustedes comparten
el mismo abuelo, el hombre que fue fundador de todo el conglomerado
Sasung y dice que la repartición no fue muy justa. Cuando escucho hablar
de Sasung solo se mencionan tu padre, madre y tú. Ah, creo que he
escuchado otro nombre pero hasta que lo vi aquí, ni siquiera había
escuchado de Yonghwa y su parentesco.
No sabía si ese repentino cambio de tema lo relajaría y haría pensar en
otra cosa pero, no se le ocurrió nada más. A eso se le agregaba su
curiosidad, ahora que estaba pisando tierra Sasung, quería saber todo lo
relacionado con ellos pero no lo que hablaban los medios, sino directamente
de un familias, de Jungkook.
El pelinegro exhaló y suspiró con alivio contagiando al rubio. Al parecer
ese tema de conversación era menos tétrico que hablar de lo ocurrido una
hora atrás. Lo vio caminar por la cocina en busca de algunas pequeñas
bolsas que puso a su lado abriendo luego sus manos para ayudarlo a bajarse.
Podía haberlo hecho solo pero aprovechó los brazos que le ofrecían para
descender y de paso, se ganó un pequeño beso.
Entrelazando sus manos, caminaron nuevamente hasta el exterior de la
casa pero esa vez no fue para el área de la piscina sino para un jardín
extremadamente hermoso que no había tenido la oportunidad de ver. Al
comienzo era oscuro pero cuando las luces se prendieron, incluso terminó
carcajeándose al ver una gran figura de cartón con una imagen de Seokjin
actuando como un espantapájaros a un lado rodeado de más luces.
— Mejor no preguntes. — Negó Jungkook riéndose.
— No lo haré.
— So... Mi familia... — Musitó Jungkook sentándose un una de las
butacas del jardín. — Se remonta todo más allá de mi abuelo en realidad,
fue mi bisabuelo el verdadero fundador de todo aunque su único hijo lo
encaminó realmente. Fundó una empresa azucarera Sheil Jedang que hoy
vendría siendo SJ Group y una de lana que encabezó la textilería del país en
los años sesenta. Esas dos empresas fueron los pilares de lo que hoy
conoces como Sasung Group.
— Pero esas empresas ya no forman parte del Grupo Sasung hoy día, ¿o
sí?
— El Grupo SJ tenía varias ramas de empresas tal cual nosotros, SJ
Industries sí nos pertenece porque fue adquirida por mi abuelo nuevamente
pero el grupo SJ como tal se independizó. En el año 1970 mi abuelo fundó
Sasung Sd y buscó colaboración con otras corporaciones japonesas para
comenzar la elaboración de televisores.
— Oh... Los inicios de Sasung Electronics. — El mayor asintió
palmeando su pecho para que Taehyung se recostara en él. El rubio aceptó
sin rechistar, disfrutando las suaves caricias en su cabello, sinceramente,
podía quedarse dormido así.
— Dos años más tardes ya distribuían internacionalmente en todo Asia,
algunos países europeos y latinoamericanos, teniendo a Panamá, Nicaragua
y México como los máximos consumidores. Cada vez incrementamos más
equipos electrónicos pero lo que verdaderamente nos catapultó fue la
creación de semiconductores, algo que fue idea de mi papá, el tercer hijo.
Ya existían pero él convenció a mi abuelo para comenzar a producirlos.
— ¿Semiconductores?
— Sí, en lo que más nos destacamos fue en la industria de los
semiconductores, algo parecido a los chips que van dentro de los aparatos.
La investigación fue extensa, la inversión extremadamente costosa y
riesgosa, de hecho, perdimos bastante en el comienzo. Mi abuelo y padre
absorbieron otras empresas para poder comenzar con todo esto que por
aquella época en Corea del Sur parecía una locura. Mi abuelo estaba algo
reticente pero después de viajar a Estados Unidos y especializarse, terminó
por darle carta abierta a mi padre. Ya a mediados de 1985 crearon la
primera computadora y comenzaron a exportar microprocesadores a los
norteamericanos que vinieron a invertir.
— Oh, escuché que eso fue un furor, todavía esto último se recuerda
mucho aquí. — Agregó Taehyung jugando con sus manos. — Me imagino
que no fue fácil tener que competir en ese mercado cuando por aquel
entonces Estados Unidos y Japón lideraban en este aspecto.
— No lo fue pero poco después de mi nacimiento, Sasung finalmente se
convirtió en el número uno del mercado de microprocesadores. Sin
embargo, cuando se comienza a crecer, incluso entre las familias hay
conflicto y el hermano mayor de mi padre comenzó a ambicionarlo todo
aún sin conocimiento sobre el tema o interés verdadero, era única ay
exclusivamente porque su propia empresa, SJ Group, no estaba generando
tan bien como Sasung.
— Pero el grupo SJ es extremadamente importante en Corea, manejan la
mayor parte de la industria alimenticia y del entretenimiento. ¿Para qué
querer más? — Preguntó confundido.
— Mientras más se tiene, más se quiere. Él quería más y por eso se fue
incluso a juicio con mi padre y abuelo, las relaciones familiares
comenzaron a fracturarse desde entonces. Mi otro tío, el segundo hermano
igual cayó en desgracia por malversación y corrupción en algunas de las
empresas, quedándose con una que terminó en bancarrota. Tenía problema
con la bebida, las mujeres y el juego, al final murió sin que se pudiera hacer
mucho en un accidente automovilístico. En ese momento mi papá estuvo
enfermo, todo se llevó con demasiada prisa y no le dio tiempo llegar al
funeral.
Con cuidado, Jungkook le entregó su teléfono para mostrarle en una
carpeta algunas fotos para que el menor pudiese ir familiarizándose con los
nombres que le iba mencionando, explicando a detalle todo lo ocurrido en
su familia y el crecimiento del grupo Sasung hasta llegar al primer puesto
incluso en la producción de teléfonos móviles. Resultó ser que la única hija,
la menor de todos los hermanos, era la madre de Yonghwa.
Su abuelo no dejó a la menor de sus hijos de lado, tampoco la discriminó
por ser mujer como se acostumbraba en esos tiempos, la única razón por la
cual la dejó a cargo de otras empresas y no de las principales derivadas de
Sasung era porque fue Jeon Taewoo quien tuvo la idea y levantó esa
empresa desde los cimientos, el único que verdaderamente entendía del
tema, por eso le fue heredado.
— En un resumen, Corea le pertenece a Sasung. — Se burló el rubio
elevando su mirada, viendo como el mayor sonreía contra su cabeza. —
Son mucho más que productos electrónicos y celulares. La empresa que
diriges tú, Sasung Electronics, es simplemente una entre todas las ochenta
empresas que actualmente le pertenecen al grupo Sasung y por ende, a tu
padre, a ti.
— Le pertenecen a él, no a mí. — Rectificó.
— Puedes decirlo pero al final es así. — Estiró sus labios y el pelinegro
los mordió suavemente. — Tus tíos pueden ser dueños de otras empresas
igual de importantes pero es innegable el poder que tienen ustedes dentro de
este país. Eres el CEO de Sasung Electronics, Yonghwa de Sasung heavy
Industries, tu padre sigue a la cabeza del resto de las empresas tecnológicas
que son muchísimas y no es para menos, cuando incluso ePhone tienen
microprocesadores fabricados por ustedes. Tu madre dirige las empresas de
todos los seguros que manejan y varias de sus fundaciones derivadas de las
mismas.
— Pues si lo pones así...
— Abre las carteras de los ciudadanos de este país, la tarjeta que más se
usa es la Sasung Card porque son prácticamente los reyes de las finanzas.
Incluso Yonghwa dirige una empresa que ha construido tres de los
rascacielos más altos del mundo, en Dubai, Kuala Lumpur y Taipei. Es que
no sé cómo se las arreglan, tienen empresas de biotecnología, agencias de
publicidad y marketing, cadenas hoteleras, el parque temático más grande
de este país. ¿Cómo puedes ser tan modesto? Son los malditos dueños del
país.
— ¡Hey! — Reprendió Jungkook dándole un pequeño golpe en su frente.
— No nos llames malditos.
— ¿Cómo no? ¿Debo seguir? Los clubes deportivos más importantes, de
fútbol, voleibol, baloncesto, Taekwondo, pesas, pin pon, equitación y hasta
deportes electrónicos. Ustedes solos representan el 17% del PBI de Corea.
Ustedes solamente influyen en la vida de más de dos millones de personas,
medio millón como empleados suyos, eso sin contar todas las demás que
pertenecen a tu familia aunque no sean de tu padre.
— Lo que manejan mis tíos y sus hijos es de ellos, nosotros no metemos
las narices ahí y ellos no pueden venir a meterlas en nuestros negocio. —
Afirmó algo más serio.
— Ustedes tienen el grupo más importante de los fundados por tu abuelo.
Tu tío con el grupo SJ que solamente con la parte del entretenimiento
domina un cuarto del país y si agregamos la industria alimenticia, ¿para qué
contar? No comprendo como s que Yonghwa sigue deseando tomar más
empresas de Sasung cuando su madre es la dueña de Chinsegae, la cadena
de shopping y supermercados más importante de Corea entrando en récords
internacionales. A fin de cuentas, son todos familias, son todos importantes.
Tus otros primos y sus parejas manejan los diarios y prensa, otros canales
de entretenimientos. Todos están mezclados y se apoyan. Yo...
— Tú ahora también formas parte de este grupo y una vez que te gradúes
trabajarás con nosotros si deseas así que no hables mucho de tu familia
política. Es más, no hables más de mi familia, me duele la cabeza. — Se
quejó el pelinegro levantándose del asiento. — ¿Puedes esperarme en el
cuarto? Iré por una pastilla para el dolor y te alcanzo.
— Miren como mi novio se zafa de mis preguntas. Inteligente, cuando
sea grande quiero ser como tú. — Jungkook le dio una nalgada que lo hizo
respingar y un beso que calmó todas sus quejas, permaneciendo en su sitio
mientras lo veía alejarse sacándole la lengua de forma infantil.
Una vez que lo vio desparecer de su campo de visión, le regresó la
llamada a su madre, esa que había ignorado por estar hablando con el rubio.
— Sí, prometo que mañana en la tarde iré para allá madre, no se
preocupe. Taehyung debe ir con su mamá así que no creo que pueda
acompañarte. Por favor, no quiero que lo atosigues, déjalo respirar. —
Habló caminando hacia la cocina.
— Fue la persona que decidiste para ser tu compañero de vida y,
después de lo que has hecho, creo que lo más sensato es hacer que al
menos se comience a familiarizar con las cosas. Ya frenamos en todos los
medios de difusión que estaban saliendo pero tarde o temprano se sabrá. —
Espetó Younghee al teléfono con voz calma.
— Lo sé, solo no quiero que me lo atosiguen. — Suspiró frotándose el
tabique, dejando a un lado las pastillas antes de girarse a buscar el agua. —
Hace minutos estuvimos hablando de la familia, una hora hablando del
tema y si yo termino abrumado, no quiero imaginar él.
— Pero también quiero conocerlo mejor, tu padre quiero conocerlo.
— ¿Papá?
— Sí, tu padre. — Confirmó.
— Si quieres pasar tiempo con él ya te tocará arreglártelas, le diré una
vez, el resto va por tu cuenta. — Aceptó vencido. — Ahora voy a colgar,
madre, vamos a dormir.
— De acuerdo, de acuerdo, sé donde queda la salida no tienes que
echarme incluso por teléfono. Solo mándale saludos y cuídate, yo estaré
cuidando a tu padre, no está bien, ya sabes.
— Ya sé. — Corroboró quedándose en silencio. — Buenas noches,
mamá.
Cuando regresó a su habitación, permaneció en la puerta contemplando
como acostado en la cama con los ojos cerrados, Taehyung cantaba bajo
tamborileando sus dedos sobre el colchón al ritmo de sus pies. Esa era una
imagen que quería ver diariamente pero aún no sabía cómo abordar ese
tema en especial.
No quería que su pareja se asustara por llevar todo tan deprisa, pedirlo ya
vivir juntos incluso con su madre, era algo que debía esperar un poco más.
Por mucho que deseara tenerlo ahí cada día y noche. Se sentó a su lado y el
leve cambio de peso hizo abrir los ojos castaños que permanecían cerrados,
estos sonreían tanto como esa cuadrada boca que evidenciaba la perfecta
dentadura.
— ¿Qué sucede? __ Preguntó el menor palmeando el espacio vacío a su
lado.
— He recibido una llamada urgente y el viaje que estaba programado
para dentro de una semana se adelantó. Mañana saldré y no regresaré hasta
dentro de quince días. — La tristeza en su cara era más que evidente,
incluso sus ojos estaban cristalizados y a la vista de Taehyung, esto era
tierno. — Te voy a extrañar mucho.
— También yo lo haré, amor. Pero qué podemos hacer para cambiar eso,
las obligaciones nos llaman, lo único que lamento es que no me verás el día
que vaya a tu empresa para grabar el comercial. — En sus labios se dibujó
un puchero que logró arrancarle una sonrisa a Jungkook.
— Haré todo lo posible por estar ahí aunque sea a través de
videollamada. Ya mandaré a Yoongi a cuidarte o si no la propia Hwasa
grabará todo para mí, estaré contigo. — El menor asintió con pesar,
realmente quería que Jungkook estuviera ahí con él pero no le quedaba de
otra. — ¿Qué es esa cara? Dame un besito.
No se negó, estiró sus brazos para abrazarlo y besarlo con vehemencia.
Procuraba dejar grabado en sus labios el recuerdo de los contrarios, un beso
que le durara las dos semanas que se ausentaría.
Fueron besos simples que ene algún momento del camino se
transformaron, volviéndose más intrépidos y atrevidos. La camisa del
pijama de Taehyung fue abierta, surcos de besos desde su cuello hasta la
pelvis fueron creados, caricias que erizaban su piel y pequeñas mordidas
causantes de corrientes eléctricas que lo azotaban.
— D-Deseo tanto hacerte el amor... — Musitó Jungkook batallando
contra las pequeñas fallas en su cuerpo que esa noche se manifestaban
como no había ocurrido en meses.
Se le dificultaban algunos movimientos precisos con sus manos, incluso
caminaba con cuidado porque sus pies y piernas estaban algo torpes. Su
cabeza dolía y el agotamiento casi lo vencía, sin embargo, nada de eso
opacaba el latente deseo en su interior. Su cuerpo prácticamente ardía sin
necesidad de hacer mucho pero su peor enemigo estaba siendo su miembro.
Comenzaba a escalar la montaña pero a mediados, volvía a descender sin
avisar y eso lo estaba frustrando en demasía.
— No te alejes... — Pidió Taehyung cuando lo vio distanciarse cerrando
los ojos con fuerza. — No hagas nada, amor, deja que hoy yo lo haga todo.
— No quiero que te decepciones, Tae. Creo que es mejor dejarlo para
otro día. —El menor se detuvo sentándose en la cama. — Te deseo.
— ¿Realmente me deseas? — Asintió con obviedad. — Me gustaría
entonces que confiaras en mí, ¿puedes?
— Claro que puedo. — Susurró regocijándose en la sonrisa que veía.
El menor se acercó lentamente, tomándose el tiempo para besarlo,
acariciarlo y recorrerlo con parsimonia sin intentar siquiera eliminar la ropa.
Podía sentir como Jungkook respondía a él, como lo pedía a gritos
silenciosos pero continuó con su faena. Cada centímetro de su piel iba a ser
consentida, lo iba hacer disfrutar la noche aunque no fuera del modo que el
pelinegro planeó en un principio.
Se subió a horcajadas sobre su cuerpo desabotonando su propia camisa
para permitirle admirar su cuerpo, sus clavículas, esas que tanto el pelinegro
amaba antes de repetir la misma acción con el contrario. Las palmas de sus
manos se deslizaron hasta sus hombros para hacer caer la camisa,
regresando por el mismo camino hacia su pecho, frotando muy sutilmente
sus pezones.
Esos roces fueron sustituidos por besos, luego por lamidas, mordidas y
suaves succiones que mantenían al mayor en una nube especial, abriendo
sus ojos esporádicamente solo para contemplar a Taehyung y luego
volverlos a cerrar para sentir. Por decisión propia decidió prescindir de uno
de sus sentidos sin mucho éxito.
Notando sus intentos, el rubio cubrió sus ojos con la camisa del pijama
negro recién quitado antes de reanudar los besos. Primero en esos
entreabiertos labios que murmuraban incoherencias ininteligibles que de
igual forma le gustaban.
Descendió por los costados, entregándole a su boca ese grandioso cuerpo
que se removía entre sus brazos, ocupándose de todos menos de su
miembro. Claramente no ignoró sus testículos, perineo y mucho menos su
trasero. Elevó un poco sus piernas hasta que sus carcañales se afincaron en
el colchón, las abrió un poco más y disfrutó de la vista.
— ¿Recuerdas cuando me dijiste que era lo más bello que tus ojos habían
vistos? — El mayor tarareó entregado a las caricias proporcionadas a su
sentido del oído. — En estos momentos deseo prestarte mis ojos para que te
veas.
— Puedes arreglar eso. Toma tu teléfono y en la aplicación de mi casa,
busca esta habitación, en el gráfico verás dos círculos rojos. Si tocas el
número uno, se desplegará un espejo, si tocas el dos, te darán varias
opciones para mover o acomodar la cama a tu gusto.
Taehyung se apresuró a buscar su móvil, sonriendo con cierta malicia
mientras apretaba el número uno sin dejar de besar a Jungkook. Los espejos
que aparecieron en el techo y las paredes como si de cortinas o persianas
plegables se trataran lo dejaron enmudecido. Retiró la camisa de los ojos
del pelinegro y lo hizo mirar hacia arriba para que no se perdiera un solo
detalle.
Por algún motivo su deseo se disparó más, dedicándose a devorar una vez
más el cuerpo de Jungkook hasta llegar a la última zona donde había estado
antes de la pausa. Abrió bien su trasero y perdió su lengua dentro de esos
pliegues, devorándolo con gula y lascivia.
Dos envolturas metálicas fueron lanzadas hacia él, creyó que serían
condones pero realmente era lubricante. Abrió el primero para empapar
bien su entrada y dedos, procediendo a colocar un primero para empezar
con la labor de prepararlo. Fue cuidadoso y algo temeroso, ya había
masturbado antes, había llegado hasta ese punto pero jamás llegó a ir más
allá como en ese momento quería.
Le dedicó todo su tiempo y atención a esa protuberancia que logró
capturar, escuchando los gemidos de un Jungkook que ignoraba por
completo al espejo y solo lo miraba a él. Mientras mordía y besaba sus
muslos, sentía esos ojos devorarlo tan bien como muchas veces hizo su
boca.
Otra cosa que notó fue que, aunque con dificultad y no a su máxima
expresión, la erección que él conocía estaba haciendo gala. Era difícil
pensar en qué hacer, sentarse en él y cabalgarlo o hacer uso de lo que con
tanto esmero, dedicación y cuidado había preparado. Sería un desperdicio
no usarlo y además, si se penetraba él corría el riesgo de que el vigor no se
mantuviera por mucho y el resultado fuera parecido a los anteriores.
Optó por abrir la segunda envoltura, masajeando esta vez su pene,
dirigiéndolo con sumo cuidado a su entrada. En intrusión fue lenta,
tortuosa. Cada milímetro que entraba era un beso que daba, un bajo jadeo
que escuchaba.
— ¿Te duele mucho?
— N-No, es soportable, amor. — Respondió Jungkook cerrando sus ojos,
sintiendo el avance sin intención de retirada de esa infantería en su interior
hasta conquistar la zona en su totalidad. — C-Cristo, Tae...
— M-Mierda, Jungkook... Esto se s-siente demasiado bien. Ahora te
entiendo, tan caliente, húmedo gracias al lubricante, apretado al punto de
sentir perder mi miembro y querer correr para liberarlo, es simplemente
fascinante.
Se apoyó en sus brazos para equilibrarse y poder estar más cerca de él,
besarlo, acariciarlo y dejarse acariciar. Los movimientos en un único fueron
parsimoniosos, de acorde con sus lánguidos besos. Sin embargo, desde un
comienzo el rubio fue con una meta, encontrar su próstata y centrarse ahí.
Le costó un poco de esfuerzo pero lo logró, la encontró y la forma tan
brusca de Jungkook tirar de sus cabellos gimiendo se lo confirmó.
El pelinegro no pudo evitar notar que en esa posición Taehyung se
desenvolvía con más confianza, estaba más familiarizado y sabía qué hacer.
No fue algo que aprendió con él y estaba seguro, aunque intentan hacer una
réplica de lo que le hacía y sentía, no le hubiera sido posible comprender a
cabalidad su cuerpo.
Una fuerte estocada lo hizo alejar esos pensamientos que por algún
motivo lo molestaron. Una segunda lo hizo centrar toda su atención en el
hombre que tenía delante y a la tercera se encontraba gimiendo como pocas
veces.
La forma en la que Taehyung le hacía el amor era deliciosa, como se
mordía sus labios o mordía los suyos, cuando succionaba sus pezones y
cuello, cuando murmuraba "te amo" embistiéndolo fuerte lo hacía recordar
que no importaba el pasado, solo el presente y futuro donde solamente
existían ellos dos.
— C-Creo que puedo venirme. — Anunció Jungkook cerrando sus ojos
aferrándose a la cama, sintiendo su miembro endurecerse completamente a
pesar de no saber cuánto duraría. Tiró una vez más del cabello del rubio
para besarlo y morder su labio inferior mientras sus gemidos iban en
aumento. — Así.. Así, Tae, me voy...
— Vente, no te contengas ahora, mi amor, venta para mí, libérate. —
Abrió bien sus ojos encontrándose con los de un pelinegro que tenía los
suyos aguados. Con una mano se apoderó de su erección y lo masturbó al
ritmo de sus embestidas, dedicándole una mirada perversa. — ¡Córrete!
— ¡Ah! — Su cuerpo obedeció, liberándose casi al instante de escuchar
esa palabra, entregado a los deliciosos espasmos mientras Taehyung se
movía un poco más y salía para colocarse cerca de su boca.
— Abre... — Jungkook Abrió su boca mirándolo. — Bien grande. — La
abrió más y el rubio se aferró con una mano a sus azabaches cabellos
mientras con la otra se masturbaba hasta liberarse por completo en su boca.
—¡Mierda!
Sus piernas temblaron y ambos sonrieron antes de que se inclinara para
besarlo con desenfreno, saboreándose e incluso saboreando a Jungkook
cuando descendió para limpiar todo el desastre con su lengua.
— Ven aquí. — Demandó Jungkook, besándolo una vez más. — Dios, te
amo tanto, Tae.
Doble actualización 😋 ✌ Espero que les haya gustado el capítulo. Nos
venos prontos...
LORED
Capítulo 32

Cosquillas, caricias, humedad, besos y una voz ronca fueron las cosas que
sintió Kim Taehyung esa mañana. En un principio fue un poquito molesto,
no le gustaba que lo despertaran cuando más plácidamente dormido estaba
mas, por alguna razón, esa molestia se fue disipando, dándole paso a
sonrisas ocultas y pequeñas carcajadas que se fueron exteriorizando.
— ¡Ya, para! — Se quejó entre estruendosas risas el rubio, removiéndose
entre los brazos de Jungkook mientras este estaba sentado a horcajadas
sobre él. La fuerza del pelinegro no era un juego. — ¡Kook!
— ¿No te vas a levantar? — Preguntó con tono amenazante elevando sus
manos para mostrarle sus juguetones dedos agitándose en el aire. — Si no
te levantas te haré cosquillas y te morderé hasta el cansancio.
— ¡Ya me voy a levantar! — Exclamó removiéndose para voltearse y
taparse nuevamente pero Jungkook se lo impidió quitándole la sábana
entrando en un breve forcejeo que terminó con ambos abrazados
compartiendo un beso de pico.
— Ve a lavarte la boca y asearte para desayunar juntos antes de irme,
tenemos treinta minutos.
— ¿Quién te manda a besarme acabado de levantar? — Reclamó
lanzándole la toalla, sintiéndose una vez más mal por su partida, no quería
que Jungkook viajara. — ¿Cuántos días exactamente estarás fuera? Yo
podría irme contigo como hicimos aquella vez y regresar antes por mi
trabajo y mi mamá, pero al menos estamos unos días más juntos. No hemos
vuelto a pasar un día entero juntos.
— Esta vez no puedes ir conmigo pero pronto viajaremos juntos, lo
prometo. — Taehyung asintió en respuesta pero la inconformidad en su
rostro era notable, quería viajar con Jungkook. — Estaremos separados dos
semanas pero cada vez que tenga tiempo y oportunidad haremos una
videollamada. Cuando termine mis obligaciones, vendré corriendo para
raptarte para que seamos tú y yo. ¿De acuerdo?
— ¿Cambiaría algo si no lo estuviera? — El pelinegro hizo ademán de
responderle su pregunta con unos ojos tristes que el rubio no quiso mirar,
levantándose rápidamente de la cama para dirigirse al baño. — Deja de
mirarme, me gusta la forma en que tu mirada me toca y me hace mal saber
que no la sentiré por mucho tiempo.
Sin poder responderle, Jungkook se quedó en silencio interiorizando sus
últimas palabras. Quizás debería sentirse feliz por escuchar de esos labios
que gustaba de sus miradas pero lo que verdaderamente se manifestó en su
interior fue preocupación, dolor, temor y melancolía. Ya no sabía si ese
apego, cariño y amor que estaba recibiendo de Taehyung como él siempre
anheló era lo correcto.
Dudas sobre los sentimientos de ambos no tenía a esas alturas, aunque en
la cabeza del rubio pudiesen haber aún muchos enredos a los que toda esa
situación no ayudara, él confiaba en sus sentimientos. Sus ojos no le
mentían yeso lo hacía tan feliz como lo entristecía. En ese momento, se
cuestionaba más de una decisión.
¿Estaba siendo egoísta?
Sacó su teléfono para responder un mensaje de su madre que recién le
avisaba que estaba camino a su casa. Rodó los ojos una vez presionó el
botón de "enviar", quedándose observando la pantalla ahora bloqueada. La
hora y la fecha... El tiempo continuaba corriendo y él debía irse.
Se levantó para ir a tocarle la puerta del baño a Taehyung pero justo en
ese instante el rubio la abrió sin darle la oportunidad, dejándolo con su
brazo elevado. El menor sonrió por la casualidad, besando mejilla envuelto
en su bata.
— L-La ropa está en mi cuarto de vestir. — Avisó caminando hacia el
nombrado lugar en donde ni siquiera por curiosidad Taehyung había entrado
aún. — El estante a tu izquierda es el de tu ropa. No he podido hacerte un
cuarto de vestir apropiadamente pero puedes utilizar este cada vez que
vengas provisionalmente. Cuando tenga tiempo podremos escoger juntos lo
que necesites.
— ¿Un vestuario para mí aquí en tu casa? N-No creo que sea realmente
necesario, yo apenas he venido hoy aquí por cuarta vez, la primera vez que
me quedo a dormir. — Rebatió mirando algo asombrado como las prendas
que Jungkook le había dicho le pertenecían, estaban dentro de un Sasung
Air Dresser, un armario conectado que mantiene la ropa limpia, airándola y
purificándola.
El consumismo de su propia marca lo dejaba a veces algo anonadado,
todavía no se acostumbraba del todo. No venía al caso, no es que le
incumbiera pero se preguntaba cuán alto legaría el importe de la
electricidad a esa casa. ¿Lo pagarían mensual o anual? Cualquiera que fuese
el caso, estaba seguro que sería una cifra exorbitante.
— Es cierto que casi no has estado aquí pero sería agradable verte
merodear por aquí más seguido. — Musitó acercándose para rodearlo por la
cintura, acariciando su mejilla con la nariz, disfrutando del fresco aroma
que tenía recién salido de la ducha. — Toma esto, guárdalo bien.
— ¿Qué es esto? — Miró algo confundido lo que tenía en su mano, no
sabía descifrar muy bien si era otro teléfono o un tablet. — Ya me has dado
muchos teléfonos y ya no tengo necesidad de usar dos siquiera, tengo tablet
de sobra. — Rió agitando el aparato en el aire.
— No es un tablet, tampoco un teléfono, se trata de un llavero digital. —
Taehyung frunció su ceño confundido, centrando su mirada en aquello que
sostenía entre sus cuerpos. — Si vienes a cualquiera de mis propiedades,
necesitas utilizar algo que me pertenezca ya sea auto o cualquier otro
equipo electrónico, solamente deberás acercar esto al lector,
automáticamente se activará la clave para abrir o desbloquear el sitio. Si no
se puede leer y debes introducirla manualmente, entonces se mostrará el
código en la pantalla. Excepto a mi ordenador personal y el de la empresa,
así como mi móvil, tienes acceso a todo.
— Pero para qué me das esto si no lo necesito. Solamente vengo a tu casa
contigo, tengo mi propio auto, no voy a tu empresa y no conozco otra
propiedad tuya excepto esta y tu cabaña.
— Mientras no estoy, sería bueno que hicieras otras cosas en tu tiempo
libre, puedes venir aquí con tu madre, pueden ir a salir cómodos en alguna
de mis camionetas. Incluso si quieres salir con Jimin o... Ya sabes, ese que
te ayuda también con tu mamá.
— Hoseok, su nombre es Hoseok, Jungkook. — Corrigió el menor
viendo como el pelinegro asentía rodando sus ojos, sintió sus labios ser
posados en su sien antes de que se alejara.
— Ese mismo, ya me sé su nombre solo que no quiero decirlo. Pero bien,
él, tu madre y tú al final pasan tiempo juntos, si quieren hacer algo, venir
aquí o lo que sea puedes utilizar esto. Les sirve incluso para el club privado
de Gangnam, pueden hacer uso de todas las instalaciones y lo único que
debes llevar, es esto. Si hace falta pagar algo, tienes una tarjeta electrónica
también instalada ahí. Llévalo siempre contigo, nunca sabes qué se pueda
presentar o cuándo vaya a suceder algo, manténlo siempre contigo.
Repentinamente, aquel liviano llavero pareció pesar una tonelada en la
mano del rubio que no comprendía muy bien todo lo dicho por su pareja.
No estaba molesto y mucho menos le incomodaba ser consentido por
Jungkook, tener la posibilidad de disfrutar todo con su mamá e incluso
Hoseok aunque no fuera a verse con este último más allá de lo necesario en
su casa. La idea de que aún sabiendo lo poco que le agradaba el pelirrojo a
su novio, este pensara también en él, mantenía su pecho caliente. Sin
embargo, no sabía por qué algo se sentía mal para él.
Vio en la mirada de Jungkook lo mucho que deseaba que tuviera aquel
llavero, veía el ruego en sus ojos así que sintió dándole un beso en sus
labios.
— Lo tendré siempre conmigo pero, no te asustes si te llega un mensaje
de esta tarjeta diciendo que llegó a su límite, te la voy a defalcar. —
Bromeó recibiendo una nalgada en su trasero.
— No tiene límites así que no recibiré ese mensaje. Pero si quieres que
esté feliz por tus compras, incluye algo que me agrade y podamos usar los
dos cuando regrese. — Ambos rieron volviendo a fundir sus bocas en un
beso pero, duró muy poco. La llegada de Seokjin avisándole que la señora
Jeon ya estaba en la terraza lista para desayunar los hizo poner distancia. —
Yo me iré adelantando para ver a mi mamá y comer algo, si no te apuras no
podremos compartir la mesa, me quedan minutos para irme. Vístete y
alcánzanos.
— De acuerdo, ya voy... — Mencionó volteándose para ver el armario.
— ¿Cómo se supone que se abra esto?
— Jin te explicará. — Agregó alejándose a pasos apresurados.
— Debes poner su código de fábrica o cambiarlo a uno personalizado
que podrás guardar en eso que tienes en la mano. Toda la configuración
actual es igual a la que utiliza Jungkook así que si necesitas cambiar algo,
puedes hacerlo siguiendo el manual de la pantalla. — Le explicó el castaño
a su lado haciéndole una pequeña demostración. — Ahí tienes. Si se te
ofrece algo más ya sabes cómo localizarme. Con permiso...
— ¡Seokjin! — Llamó Taehyung antes de que el mayor saliese del
vestidor. — ¿Por qué pareces odiarme tanto? ¿Es por Hoseok? ¿Es por
Jungkook? Realmente no estoy jugando con él, somos pareja y él te estima
en demasía, me gustaría que dejásemos las asperezas de lado, por él.
— Ustedes sabrán lo que hacen, no me corresponde a mí opinar aunque a
veces exprese sin autorización mis pensamientos. No te odio, no somos
perfectos y como hombre, créeme que te entiendo perfectamente. No debió
ser fácil tomar la decisión que tomaste tú, se necesita mucho para hacerlo y
por ello te respeto. Digamos que Jungkook es para mí como un hermano
menor y Hoseok un amigo pero también un hombre que me atrae. Desde mi
posición, fue difícil quedarme tranquilo siendo testigo de sus sufrimientos y
pese a no tener que entrometerme, cometí el error de hacerlo. Yo te pido a ti
disculpas por mi intromisión.
— Comprendo... — Musitó estirando su mano. — Me gustaría que nos
llevásemos mejor. — Jin arrugó su entrecejo confundido, esperaba otra
reacción de su parte al decirle que incluso se sentía atraído por Hoseok pero
no hubo ninguna, algo que le alegró por sí mismo y por Jungkook aunque,
no podía decir lo mismo por el pelirrojo.
— A mí me gustaría que terminaras de vestirte pronto para que
acompañes a los Jeon a desayunar. — Respondió con una sonrisa
sosteniendo su mano extendida. — Apresúrate.
Taehyung asintió, tomando algo de ropa sin ponerse a observar bien qué
tanto tenía en aquel armario tecnológico que tanta curiosidad le causaba.
Corrió por el pasillo dado que estaban al otro extremo de la casa en otro
jardín empedrado que no conocía y, de no ser por Seokjin, jamás hubiese
dado con ellos.
— ¿A qué país viajarás? — Preguntó el rubio observando a su pareja,
ignorando la forma en que Younghee ensanchó sus ojos. — Creo que no
me lo has dicho.
— ¿Eh? — El pelinegro limpió el borde de sus labios con la servilleta,
dedicándole una sonrisa. — Ah, sí el país... — Repitió mirando los ojos
inquisitivos al otro lado de la mesa, tanto su madre como su novio
esperaban su respuesta pese a que su progenitora ya lo sabía. — India, debo
ir a su capital, Bombay y luego a Puducherry.
— ¡Vaya, ese se escucha increíble! — Expresó Taehyung con una
sonrisa. —Algún día me gustaría visitar ese país aunque no sé muy bien por
qué. — Sonrió limpiando también sus labios.
— Ya estoy listo. — Se escuchó la voz de Yoongi en el sitio y por alguna
razón, madre e hijo suspiraron. — Ya deberíamos marcharnos, deberíamos
haber estado ya camino al aeropuerto.
Jungkook asintió pasando su mirada del peliverde a su mamá y de esta a
Taehyung. Se puso de pie para despedirlo pero el rubio lo imitó para
acompañarlo a la puerta y varios pasos atrás, caminaba Younghee y
Yoongi.
Sin decir nada ya delante del negro Bentley que tan familiar era, el rubio
abrazó de forma repentina a Jungkook, detuvo su paso y casi su corazón
porque no se lo esperaba. Se volteó con parsimonia entre esos brazos para
devolvérselo, presionando con suavidad su cabeza contra sí ayudado por
una mano. Hizo contacto visual con su madre, ella sonreía tenuemente ante
la imagen contemplada.
— Vuelve rápido... — Pidió el menor besando su cuello.
— Lo haré, son solamente dos semanas y estaré regresando a tus brazos.
Lo haré siempre que pueda así que aún no te acostumbres a mi lejanía. —
Intentó sonreír tomando ahora su rostro entre las manos ignorando al
conductor del auto que tamborileaba sus dedos sobre el volante. — En
cuanto regrese iré por ti, ¿de acuerdo?
— De acuerdo, ahora vete, siento que Yoongi me va a asesinar con la
mirada en cualquier momento. — Respondió mirando de soslayo al
peliverde. — Dame un beso y vete pero llámame en cuanto llegues.
— Está bien. — Concordó entrelazando esas manos que no deseaba
soltar. — Nos veremos pronto.
Tras un lánguido beso ambos se dijeron "hasta pronto". Jungkook se
montó en el auto y rápidamente desapareció de la vista del rubio que aún lo
observaba teniendo un extraño sentir en su pecho que se vio interrumpido
cuando las cálidas manos de su suegra se posaron en sus hombros.
— Jin me ha dicho que será quien te llevará a tu casa, sin embargo,
estaba pensando en algo aunque no sé si tengas tiempo. Sé que debes
atender a tu madre pero, si no soy de mucho molestia, ¿te parecería bien si
los acompaño hoy? Sinceramente me gustaría conocerle.
— ¿A mi mamá? — ¿Por qué tan repentina pregunta? No es que le
incomodara o tuviera algo que ocultar pero el pedido de la señora Jeon en
ese momento le pareció sumamente extraño. — D-De acuerdo, claro, claro
que puede unirse a nosotros hoy.
En silencio, con sus ojos cerrados acomodado en el asiento trasero de su
vehículo, Jungkook escuchaba el débil sonido de los autos. Rememoraba en
su cabeza esa extraña despedida, solamente estaría lejos por dos semanas,
no es que fuera a morirse repentinamente y no ver a Taehyung jamás pero
solo eso le bastó para confirmar lo mucho que odiaba las despidas. Eran
tristes, dolorosas, desgarradoras...
— Ya llegamos al aeropuerto. — Mencionó Yoongi mirando a su
alrededor a través de las polarizadas ventanas. — Tenemos compañía pero
tenemos personal de seguridad a la espera.
— Lo sabíamos. — Contestó el pelinegro sacando las gafas de sol que
traía en su saco para colocárselas. — Hagamos esto, no tengo deseos de
alargarlo más de lo necesario. Necesitó terminar con todo rápidamente,
porque alguien alguien que espera por mí.
Había varios periodistas e infinitas cámaras a los alrededores, personas
que incluso lo siguieron al interior hasta que pasaron el control de
seguridad. No obstante, una vez que los periodistas no pudieron seguirle el
paso, la seguridad del aeropuerto los escoltó hacia el estacionamiento de los
trabajadores de alto cargo en donde otro vehículo esperaba por ambos.
— ¡Bienvenidos! — Saludó el grupo de batas blancas que aguardaban
por ellos en la puerta de aquella mansión.
— Señor Jeon, hemos logrado seguir su petición haciendo de este lugar
un hospital con todo lo necesario para usted y sus tratamientos, tanto este
como los futuros. Tenemos personal especializado que estará aquí todo el
tiempo para su cuidado. — Explicaba el doctor a cargo de su caso. —
Realmente me alegra que haya decidido luchar un poco más por su vida. Yo
vendré personalmente cada día pero darle el seguimiento correspondiente.
— No será necesario, estoy seguro que el personal a cargo podrá
sobrellevar todo. No me estoy sometiendo a una cirugía ni nada por el
estilo, lo mejor es mantener todo con normalidad. — Expresó el empresario
con serio semblante, odiando saber lo que se avecinaba.
El doctor se inclinó mostrando respeto mientras Yoongi acompañaba a
Jungkook a su habitación para acomodarlo en ella antes de pasar a la que él
estaría ocupando durante el tiempo que se quedaran allí.
— En una semana realizaremos un nuevo examen neurológico ya que nos
ha dicho que está perdiendo nuevamente el equilibrio, coordinación, fuerza
y reflejos. Esta vez su vista no ha estado afectada pero igual debemos hacer
nuevos estudios. ¿Ha tenido algún nuevo síntoma? Los tumores en
cualquier parte del encéfalo como el suyo, que se encuentran en contante
crecimiento pueden ser impredecibles pero es normal que sus síntomas
varíen o se manifiesten de diferente manera. Debemos controlar el aumento
de presión intracraneal. Mantenemos su hinchazón controlada pero sería
muy peligroso si vuelve a aumentar el bloqueo del flujo líquido
cefalorraquídeo.
— Los mismos de siempre, dolor de cabeza, náuseas, he tenido también
vómitos esporádicos aunque menos que meses atrás. Problemas con mi
equilibrio, visión borrosa, por eso sigo teniendo chofer. — Enumeraba todo
lo sentido durante esos meses con la mayor calma posible, ya estaba
acostumbrado a ello. — No he tenido convulsiones y tampoco desmayos.
— ¿Somnolencia, cambios de personalidad o comportamiento? —
Inquirió el oncólogo a su lado.
— Muy breves creo, casi pasan desapercibidos mis cambios de
comportamientos. Mi agotamiento también ha sido normal pero el
adormecimiento y en algunas partes de mi cuerpo se han hecho más
evidentes. Estoy presentando discusión eréctil más seguido y se me
adormece mucho mis extremidades derechas
El doctor asentía mientras que Yoongi permanecía en el exterior de la
habitación escuchando. Sin embargo, no podía entrar, no podía mirar a
Jungkook a los ojos cuando estaba junto a los doctores o recibiendo
tratamiento. Siempre lo acompañaba, jamás lo dejaba solo aunque
Namjoon, Jin o Jimin quisieran estar también a su lado pero mirarlo a los
ojos, verlo en ese estado era demasiado para él. Siempre se burlaba, incluso
hacía bromas para levantarle el ánimo, se decía que era siempre mejor
tenerlo vivo sin importar su estado físico pero no era fácil.
— Señor Min. — La voz resonando a su lado sacó a Yoongi de sus
pensamientos. Secó velozmente sus húmedas mejillas, se separó de la pared
y lo miró. — El señor Jeon pregunta por usted.
— Muchas gracias por todo. — Realizó una venia frente a los
profesionales delante de él. — Lo acompañaré al piso de abajo.
— No es necesario, es mejor que entre junto al señor Jeon. Tenga buen
día.
En silencio, Yoongi asintió, dirigiéndose al interior para encontrarse con
un Jungkook en una bata médica que odiaban ambos de la misma manera.
Se acercó a él pero no lo tocó, sabía que cuando estaba cerca de sus
tratamientos, antes, durante y después, no reaccionaba de la mejor manera
ante el tacto no pedido.
— Quiero hablar con Taehyung. — Pidió calmado. — Antes de que
empiecen a suministrarme los medicamentos quiero hablar con él, de lo
contrario, no podré hablar con él hasta mañana y le prometí llamarlo cuando
llegara a Bombay.
— Sí, el problema es que el viaje de Seúl a Bombay tardan entre como
mínimo siete horas y solamente han pasado tres horas y media desde que se
despidieron. ¿Cómo podrás decirle que ya llegaste? Escríbele antes de que
conecten las máquinas porque puedes tener wifi en el avión pero no puedes
decirle que ya llegaste. Si vas a decirle mentiras, al menos hazlo bien.
El pelinegro negó con su cabeza acostándose en la cama nuevamente,
dejando que su vista se perdiera por la ventana. Todos le habían dicho que
le contara su enfermedad a Taehyung pero estaba renuente a hacerlo.
Al comienzo, cuando lo miraba en silencio atendiendo a su madre en el
hospital donde antes iba no solo a trabajar sino también por necesidad
personal, se encontraba deseando tener a su lado a un hombre como él. Se
encontraba queriéndolo a él y experimentar un amor así. Alguien que lo
acompañara hasta su último aliento con dedicación y esmero pero una vez
que lo tuvo junto a él, todos esos deseos fueron desvaneciéndose.
Taehyung ya tenía demasiado con su madre, sería demasiado cruel
entregarle algo más, una carga más. Porque por muy bien que la llevara,
aunque lo hiciera feliz, no dejaban de ser eso. De hecho, de no ser porque el
primer tumor cerebral que se le presentó años atrás donde sus padres
devastados terminaron abriendo la boca de más en una cena donde estaban
Yoongi, Jin, Namjoon, Hwasa y Jimin, él no le hubiera dicho a ninguno por
lo que estaba pasando.
Lástima, tristezas, preocupaciones o lágrimas acompañadas de llantos
nocturnos y silenciosos, no era algo que quería para Taehyung. No
soportaría verlo mirándolo de la misma forma que sus padres y amigos
hicieron años atrás, como aún lo hacían. De hecho, solo después de
escuchar su enfermedad fue que su padre decidió aceptarlo a él y sus
preferencias, respaldado con la frase "que estés vivo y feliz es lo único que
importa".
¿Lo sintió verdaderamente o solamente fue algo que dijo porque sabía
que se moriría pronto?
No lo sabía pero no quería sentir que las personas lo complacían o
estaban a su lado solamente por lástima, por su enfermedad.
No deseaba que la persona que él amaba pasara por esa agonía, quería
vivir el amor que hasta el momento no había experimentado al máximo y
sin limitaciones. Hasta el final, quería un noviazgo normal, nunca tuvo uno,
nunca quiso uno hasta que sus ojos se posaron en Taehyung.
Deseaba que su amor, como el néctar de una flor, se derritiera dulcemente
con el paso del tiempo, en cualquier lugar de la ciudad, de su país o el
mundo. Deseaba estar entrelazados en una dulce trampa que terminaría por
llevarse a uno de los dos.

Hola por aquí, realmente debía haber sacado este capítulo antes pero
aunque tenía todas las ideas, se me hace un poco difícil escribirlos.
Espero que sea de su agrado, nos vemos en el próximo.
LORED
Capítulo 33

¿Un momento incómodo para Taehyung? Enumerarlos tardaría mucho pero,


desde el momento en que sopesó la idea de ir aquella subasta, estos
simplemente se multiplicaron. En ese instante, en que estaba en la parte
trasera del otro Bentley blanco con Seokjin de chofer y la señora Jeon a su
lado mientras se dirigían a su casa, era otra moneda que echaba en la
alcancía de los momentos incómodos.
Él miraba su teléfono esporádicamente y cuando no, se dedicaba a
contemplar la selva de concreto que era Seúl sin saber qué hablar con sus
acompañantes. De alguna forma, presentía que su suegra no estaba muy
interesada en platicar, pese a guardar las apariencias, ella parecía estar a la
espera de algún mensaje o llamada. No era seguro, quizás estaba como él,
chequeando para saber algo de Jungkook o algo más pero cual fuera el caso,
la mantenía más seria de lo normal. Casi podía decir que estaba preocupada
por algo.
¿Otro momento incómodo?
Ver como apenas Seokjin comenzó a estacionarse a fuera de la casa de su
madre, su ex pareja y mejor amigo salía con una amplia sonrisa para
recibirlo. De hecho, ni siquiera notó que ellos estaban atrás debido a los
cristales polarizados. Quien conducía descendió envolviéndolo en un
abrazo, besándolo incluso y el rubio no supo bien cómo reaccionar ante
esto.
Intercambió mirada con su suegra pero esta solo atinó a colocarse sus
gafas de sol sosteniendo una de sus manos.
— Hay cosas que es mejor no cuestionarse y simplemente ignorarlas. —
Comentó Younghee observándolo.
— ¿A q-qué se refiere?
— Tuve un hijo que salió de mi vientre pero prácticamente crié a cuatro.
Jungkook, Namjoon, Seokjin y Yoongi... Yo era la encargada de limpieza
debido a sus desastres porque al parecer, todos olvidaron que vivían en
casas con mucha tecnología... Cámaras, micrófonos... — Taehyung desvió
la mirada y ella sonrió. — Miento si digo que desde un comienzo acepté
todo. Esperé a que se me dijera aún sabiendo toda la verdad pero gran parte
de mí no se sentía preparada enfrentarlo. Entendí con naturalidad sus
preferencias pero esa otra parte todavía la proceso aunque los apoye.
— ¿Ellos saben que usted está al tanto de todo?
— Sí, ya lo saben pero me respetan. A veces son un poco torpes como en
estos momentos pero yo simplemente actúo como si no hubiese visto nada.
— Sonrió abriendo la puerta por su cuenta.
Jin enrojeció avergonzado al notar que había olvidado abrirle la puerta
pero con un gesto de su mano, ella le hizo saber que todo estaba bien y no
debía preocuparse. Hoseok, en cambio, palideció al ver a Taehyung, soltó la
mano del mayor para caminar hacia él bajo la atenta mirada del castaño. No
obstante, reaccionó a medio andar regresando sobre sus pasos para
entrelazar su mano a la de Jin.
— ¡Hola! — Hizo una venia para saludar a la señora, dedicándole una
sutil sonrisa al rubio que continuaba mirando sus manos entrelazadas. —
Mamá te ha estado esperando, creímos que vendrías antes.
— Lo siento, me tardé un poco más de lo planeado. — Se disculpó
indicándole a Younghee que lo acompañara, siendo ambos seguidos por los
otros dos que apenas hablaban. — Mamá... — Llamó entrando a la casa,
encontrándola sentada frente al televisor.
Sin poder evitarlo, la madre de Jungkook desviaba su mirada por cada
rincón de aquel hogar. Sunhyo no comprendía muy bien quién era la
acompañante pero su elegancia y aspecto rápidamente hizo que la
reconociera. Ambas mujeres se saludaron cordialmente entre sonrisas reales
y sin hipocresías como acostumbraba a recibir la señora Jeon.
— ¿Se van? — Preguntó la mamá de Taehyung al notar que tanto Hoseok
como Seokjin después de saludarla y pasar unos diez minutos con ellos, se
levantaron del sofá.
— Le he dicho que iba a salir con Seokjin hoy y lo más probable sea que
regrese muy tarde o mañana. — El rubio no los miró pero escuchaba
atentamente cada cosa que decían.
El pelirrojo era un hombre adulto e independiente, ya no compartían una
relación de pareja pero por encima de cualquier cosa, ellos siempre serían
amigos. Como amigo, no podía evitar preocuparse por él. Hobi no era el
tipo de hombre que podría estar en una relación como la que aquellos
hombres de mundo compartían. Ellos llevaban años juntos, se
complementaban a su rara manera pero lo hacían.
Desconocía los términos en los que estaban pero, después de lo que vio,
no estaba muy seguro que fueran muy seguros, no para Hoseok. Él no era el
mejor para opinar, sabía del daño infligido a su mejor amigo sin
proponérselo pero no deseaba verlo sufrir más, ni por él ni por nadie. Por
ende, le costaba imaginarse a su mejor amigo entre todo ese embrollo
moderno y liberal.
— Ah, cierto. Entonces ve, cuídate y si regresas tarde no hagas mucho
ruido. Aprovecha el día con tus amigos. — Agregó palmeando su mano con
una sonrisa. — No te preocupes, hoy Tae se quedará conmigo, ya sé que no
me podré librar de ustedes hasta que no termine de morirme.
— ¡Mamá! — Exclamaron ambos al unísono haciendo a Sunhyo reír.
— De acuerdo, no diré eso pero en serio, vete y disfruta un poco, son
jóvenes que merecen hacer algo más que cuidarme.
— ¿Qué les parece si nosotros tres también salimos un poco? — Propuso
Jeon Younghee algo más entusiasmada de lo que había estado desde la
partida de su hijo. — Creo que sería bueno si todos salimos y nos
divertimos un poco. — ¿Qué opinas, Tae?
Sunhyo cayó, elevando levemente las comisuras al ver el trato de la otra
señora con su hijo. Quien trataba bien a su hijo, con ella tenía el cielo
abierto y que, la madre de Jungkook a pesar de todo lo tratara de una forma
tan familiar, la hacía sentir bien. Taehyung no estaba siendo menospreciado
por su clase o preferencias, no estaba siendo maltratado y tanto su pareja
como la familia de esta, lo trataban con un afecto imposible de falsificar.
— N-No sé si mi madre...
— Vayamos. — Interrumpió Sunhyo a su hijo. — Salgamos un rato, creo
que me haría bien.
Taehyung asintió observando su teléfono, sabía que su pareja aún debería
estas viajando. Recibió un mensaje en cuanto llegó al aeropuerto y otro ya
en el avión pero por algún motivo seguía pendiente a su celular y esto no
pasó desapercibido para su suegra.
— Jungkook volará durante varias hora, seguro te llamará ya en la tarde
o noche. Además, tendrás tu móvil todo el tiempo contigo. — El menor
dudó durante varios segundo pero aceptó con una sonrisa y, tras esperar que
su madre se cambiara de ropa, todos salieron juntos.
+++
Hoseok observaba todo el camino como si fuese la primera vez que
abandonaba el centro de Seúl. Pudo reconocerlo, después de todo, trabajó
ahí meses atrás solo que nunca se imaginó volver a pisar ese sitio, menos
bajo esas circunstancias. Observó a Seokjin estacionarse, sintiendo los
nervios lentamente ir apoderándose de él.
No iba a trabajar, lo sabía perfectamente. Días atrás Seokjin le había
comentado que hablaría con sus compañeros sobre él y sus sentimientos.
Fueron muy sinceros el uno con el otro, sabían que no se amaban, en sus
corazones residían otras personas y lo tenían claro. No obstante, ahí existía
una atracción física, sexual e incluso un poco más porque les agradaban sus
personalidades, sus ideales.
¿Dónde radicaba el mayor problema para Hoseok? No se trataba de estar
con alguien más pasando un buen rato para intentar sacar de a poco el
desgarrador amor por Taehyung que no tenía cabida ni esperanzas en su
vida. No, no se trataba de eso sino del hecho de que, la persona que le atrajo
y con quien deseaba desinhibirse, llevaba a cuesta no una, sino tres
personas más.
Literalmente, los conocía aún sin haber interactuado con ellos porque no
había un día en que Seokjin no hablara de cada uno de ellos.
Sabía que Jimin era el menor de los cuatro, quien ocasiones podía ser el
más infantil, coqueto y provocador descarado, alguien que necesitaba
sentirse atendido y mimado por todos. Luego venía Namjoon, el presidente
de Hitta Entertainment. Según lo escuchado, era un hombre meticuloso y
calmado que le gustaba analizar todo en silencio y la mayoría de las veces,
resultaba siendo el mediador entre todos. Era esa gota de tranquilidad y
madurez de la que a veces todos carecían.
Min Yoongi, su posible piedra en el zapato aunque hasta donde sabía, no
estaría de cuerpo presente esa noche y lo agradecía. A este era al que más
había visto y sus miradas jamás fueron amigables. De hecho, ni siquiera
sabía qué había detrás de esa mirada felina. Tenía un carácter explosivo,
quien más demostraba sus celos o molestia y no tenía filtros en su lengua.
El poder de esta, contextualizando las palabras de Seokjin, era tan alto
como la tecnología que manejaba Sasung Entertainment.
La primera vez que estuvo en esa mansión, ellos permanecieron en el
exterior todo el tiempo, no tuvo la oportunidad de admirar el interior de la
casa como lo estaba haciendo en esos momentos. Se sentía como un
cavernícola que recién descubría la civilización y por ello se reprendía
mentalmente para pretender que nada lo asombraba, mostrando total
desinterés aunque deseaba por simple curiosidad ver todo a la vez.
En el amplio recibidor no había nadie más que una empleada aguardando
algún pedido de Seokjin pero este la dispensó rápidamente llevándolo por
un ancho pasillo que los llevó a otro recibidor desde donde podía ver una
asombrosa piscina. En ella nadaba Jimin, lo reconoció sin necesitar ver en
su dirección dos veces. Acostado en una tumbona negra con una camiseta y
shorts blancos, estaba quien él asumía era Kim Namjoon.
Su confirmación llegó pronto pues al sentir los pasos de Seokjin que iban
hacia él, dejó de lado el libro que leía para sentarse. Fue raro ver la forma
en que este agarró la nuca del mayor para acercarlo y darle un beso tanto
profundo como duradero. Vio su mirada ir en su dirección, su cabeza asentir
y a Seokjin volver hacia él.
— Ya vienen. — Mencionó apretando con sutileza la sudorosa y trémula
mano del pelirrojo.
— Estoy sintiendo algo así como arrepentimiento. — Espetó el menor
suspirando al ver al hombre de cabello morado ponerse en pie para caminar
hacia ellos.
Serio, alto, fornido cuerpo e intimidante. Eso podría ser una trampa y ese
hombre acabaría con su persona porque sus habilidades de defensa eran casi
nulas, aunque claro, jamás se dejaría simplemente dar. Podía caer pero lo
haría luchando. Relamió sus labios organizando sus pensamientos,
ciertamente, Namjoon podía acabar con él de mil formas distintas con
solamente levantar un dedo pero, los hombres tenían un ego muy grande
que, al salir herido, podía hacer hasta al más manso perder el control de sus
emociones.
— Podemos irnos como mismo llegamos, no tienes que hacer esto si no
quieres, ya te dije. Te he traído porque fuiste tú quien plantó la idea
diciendo que tenías curiosidad pero no necesitas hacer esto. Podemos
buscar una forma de hacer todo esto funcionar sin que te veas envuelto con
ellos. — Mencionó Seokjin tomando su mano, ignorando la forma en que
Namjoon los miró.
Hoseok no estaba en busca de amor, ese ya lo tenía aunque no fuese
correspondido. Él quería divertirse pero donde supiera que había afecto de
ambas partes y eso lo tenía junto a Seokjin. Él quería simplemente vivir y
olvidar. Esa situación era como una inmensa mesa sueca en un gran bufete
donde podría darse la oportunidad de elegir con emoción y gula
olvidándose de todo lo demás. Justo lo que necesitaba su mente, corazón y
alma.
— Es solo un decir, no quiero irme. Solo estoy nervioso. — Respondió
en un tono bajo dado que Namjoon estaba ya a pocos pasos de ellos.
— Mucho gusto, mi nombre es Kim Namjoon. — Se presentó
formalmente estirando la mano que el pelirrojo con presteza tomó. —
Aunque creo que ya nos hemos visto antes.
— Así es, vine aquí en una ocasión para trabajar y también nos hemos
cruzado en la celebración del aniversario de Hita Entertainment aunque en
aquel entonces solo nos vimos de lejos. — Dijo manteniéndole la mirada.
— Ya veo... — Extendió su mano hacia el interior de la residencia. —
Acompáñanos.
Lo encaminó por el interior a otra terraza de menor tamaño donde la
sombra de los árboles los cubrían del sol. Pronto bebidas llegaron y más
atrás, Jimin entró aún húmedo envuelto en su albornoz con su cabello
chorreante. Miró a Hoseok de arriba hacia abajo pero fue directamente
hacia el castaño, depositándole un beso bastante posesivo y algo obsceno
antes de sentarse en su regazo.
— Saludaste solo a Nam, yo estaba nadando pero ni siquiera te acercaste
al borde para saludarme. — Se quejó haciendo un falso puchero con sus
labios. — Sabes que odio que lleguen y no me saluden.
— Lo siento, ¿si? Todo fue muy rápido, no quería interrumpirte, además,
tengo visitas. Simplemente no quise dejarlo mucho tiempo a solas. Por
cierto, te lo presento, ya lo habías visto y te he hablado de él, pero ahora es
oficial. Él es Jung Hoseok. — Habló Seokjin acariciando la espalda del
menor.
— Jimin. — Le brindó su mano cortés. — Un placer.
— El placer es todo mío. — Saludó de regreso centrando su mirada en
esos ojos curiosos, descendiendo sin proponérselo hasta sus labios y de ahí
hacia el pecho descubierto desviando rápidamente la vista. No lo suficiente,
porque Jimin lo notó y sonrió ampliamente olvidando la fría y defensiva
mirada que le había estado dando al recién llegado.
El ambiente parecía menos tenso de lo esperado pese a que
evidentemente Namjoon sabía cómo llevar un profundo interrogatorio con
una sonrisa en el rostro y una mimosa en su mano sin que luciera como tal,
al menos no del todo. Hoseok notaba que lo estaban investigando aunque
presentía que posiblemente sabrían cosas suyas que él mismo ignoraba.
Antes de notarlo, las preguntas se volvieron amigables y ellos bebían
mucho más relajados. Namjoon estaba bajando el muro entre ellos y Jimin
no dejaba de coquetear pese a estar todo el tiempo entre sus dos novios.
Todo era curioso para el pelirrojo, a veces se encontraba observándolos
con los ojos bien abiertos y su boca casi igual. Aunque no estaba en contra
y teóricamente entendía la situación, todo era demasiado extraño ante sus
ojos. Sin embargo, así como era confuso, era hermoso.
Estar enamorado de varias personas a la vez, vivir con todas el mismo
dolor y felicidad sin traicionar a ninguna era un concepto vago en su cabeza
pero presenciándolo, lo sentía más puro que otras tantas relaciones. Quizás
eran demasiado liberales o arriesgados al perseguir el placer y el amor sin
cohibiciones, con sinceridad y tesón. Mas, era lindo ver la forma en la que
esos tres se compenetraban, las miradas que intercambiaban, esos roces de
los que no estaban conscientes pero evidenciados.
Seokjin podría haber estado dolido pero viéndolos, confirmaba sus
sospechas, su corazón radicaba en esas tres personas con las que compartía
vida, algo de lo que él no formaría del todo parte. Así estaba bien, no quería
envolverse demasiado y dañarlos, estaba seguro que ellos podrían todos
llegar a llevarse muy bien pero jamás a amarse. Estaba bien, para él eso era
genial. Lo ayudaría a aprender a vivir sin sus pensamientos varados en la
isla desierta que llevaba como nombre a su mejor amigo.
Era algo pronto para decirlo pero, podía afirmar que podría enamorarse
de ellos, de la amistad que podrían forjar. En su pecho lo sentía, se conocía
demasiado bien, las traducciones de los latidos de su corazón eran
extremadamente exactas y comprensibles.
Todos estuvieron hablando hasta la noche. Bebieron pero durante algunas
horas dejaron de hacerlo, dedicándose a nadar en la piscina, cenar e incluso
sentarse a ver una película los cuatro sin más muestras de afectos que las
que Jimin daba tanto a Namjoon como a Jin. Cuando el móvil del dueño
del lugar sonó y en él, el nombre de Yoongi se vio reflejado, detuvieron
todo lo que hacían, sentándose los cuatros de forma que quedaran frente a la
cámara del televisor que les permitiría realizar una video conferencia.
— Amor, ¿cómo llegaron? — Preguntó Seokjin, tácitamente ahí se
escondían otras preguntas que a excepción de Hoseok todos comprendían.
— Llegamos bien, todo marchó conforme se esperaba. Aproveché que
Jungkook se durmió temprano para hacer mis cosas, él estaba muy cansado
y yo tenía una reunión con ustedes. ¿Cómo están? — Respondía el hombre
de cabellos verdes sentándose en una butaca de la habitación. — Se ven
animados, me gusta. ¡Buenas, Jung Hoseok!
— ¡B-Buenas, Min Yoongi! — El peliverde algo incómodo pero también
agotado se limitó a asentir, observando la cercanía de todos.
Él era el que menos de acuerdo con siquiera sopesar la idea de incluir a
alguien más. Si bien admitía que Hoseok era un hombre atractivo y demás,
no lo quería en su relación.
— Estamos extrañándote mucho, hoy disfrutamos de que Namie no
trabajó y Seokjin también estaba libre para pasar el día juntos. Conocimos a
Hobi y estábamos esperando para hablar contigo, ya sabes. — Agregó Jimin
tratando de crear conversación dado a que todos permanecieron callados.
— Yo también los extraño mucho, a veces cuando están cerca los quiero
lejos pero cuando eso pasa, lo extraño demasiado. Me gustaría caer en la
cama y dormir con todos a mi alrededor.
— Eso lo haremos cuando regreses. — Habló Namjoon dejando la copa
que sostenía de lado. — Debes descansar, así que creo que es mejor que
todos hablemos de esto rápido. Con respecto a Hoseok, todos estuvimos
hablando hoy pero sabes que las decisiones son entre los cuatro y si alguien
no está de acuerdo, no se avanza.
— Yo aún nos conozco bien a Hoseok pero por sus rostros veo que todos
quieren agregarlos. — Musitó Yoongi frotando su tabique. — No quiero
tener una relación con él, no quiero que ninguno la tengamos. — Sentenció
sin dudar, notando la reacción se Jimin y Seokjin. — Escúchenme antes de
que se estresen. No quiero una relación, cuatros ya es más que suficiente
pero, si quieren diversión, placer, no me opongo a eso siempre y cuando
tengamos claro que nosotros cuatro estamos en una relación. Nada de sexo
con él si no hay más de uno presente y eso va principalmente para ti,
Seokjin. Tampoco habrá intimidad antes de que no se haga un chequeo
médico. Eso es todo lo que tengo para decir, si hay algo más que discutir me
gustaría que me lo comunicaran más tarde, ahora tengo que irme. — Vio no
a tres sino a cuatro hombres sonreír y esto les hizo sonreír. — Los amo,
tengan una buena noche.
Como empezó la llamada, esta terminó y los cuatro suspiraron algo
extrañados. Aquello salió mejor de lo que todos esperaban y aunque todavía
les quedaba por resolver varios detalles, que todos concordaran con algo,
era un gran avance.
+++
Taehyung no podía quedarse dormido, había calculado más de una vez
las horas de vuelo entre Seúl y Bombay. Según el horario, Jungkook debía
haber llegado desde hacía cuatro horas y aún no se comunicaba con él.
El haber salido con su madre y suegra esa tarde fue un acierto,
increíblemente las señoras congeniaron casi como amigas y entre los tres
disfrutaron de un día de spa y otras actividades que no agotaran mucho a su
mamá. Ella se durmió casi al llegar pero él, simplemente no podía. No hasta
que no hablara con Jungkook.
Una vibración lo hizo saltar en su sitio, sonriendo como niño al notar su
nombre pero pasando dificultades para desbloquearlo por la emoción.
— ¡Mi amor! ¡Dios al fin me llamas! — Exclamó encendiendo la
lamparilla de noche, acomodándose el cabello sin cuidado.
— ¡Hey! Mi amor... Eso se escuchó tan lindo. — Rió ante el infantil
puchero de Taehyung. — Siento no haberte llamado antes, amor. Llegué y
me compliqué un poco, me acosté en la cama pensando que te iba a llamar
y recién doy en sí. Lo siento mucho.
— Ya, eso no importa. Solo quería verte, saber que llegaste bien porque
me tenías preocupado. Hoy he estado muriéndome de la angustia por tu
culpa. Voy hacerte firmar un contrato en el que establezca que no me
puedes hacer sufrir de esta manera. — Bromeó ampliando su sonrisa como
un reflejo de la del pelinegro.
— ¡Espera! — Pidió frunciendo el ceño antes de humectar sus labios. —
¿Qué estoy viendo ahí? ¿Nuevo color de cabello? Me voy unas horas y ya
hay tantos cambios. Eso es traición, no puedo verte de cerca o tocarlo. —
Fingió molestia.
— ¿No te gusta?
— ¿Cómo no me va a gustar? Eres tú, todo lo tuyo me encanta, amor. Te
queda hermoso. ¿Fue por trabajo? — Indagó sintiendo su pecho rebosante
de emociones positivas.
Todo desaparecía con solo mirar ese rostro, estaba tan enamorado del
dueño como de ese rostro que se convirtió en uno único, uno que nadie más
excepto Kim Taehyung podía tener.
— No, fue a causa de tu suegra. Como ya tenía raíces me obligó a
teñirme el cabello hoy pero escogí el castaño regresando a mi color natural.
Tu mamá lo amó y su estilista también.
— ¿Mi mamá y su estilista? ¿Fuiste con ella? — Volvió a preguntar,
haciendo silencio para eructar. Su estómago comenzaba a resentir la
primera sesión de quimio. — Realmente te quedó bien, necesito fotos en mi
teléfono solo para asegurarme que no quedó sin teñir ni una sola hebra de tu
cabello.
— Sí, tu madre me llevó a su salón y aunque no fue su estilista quien
trató con mi cabeza, sí estuvo al pendiente de todo. Definitivamente me
malacostumbraré al lujo. — Rió mirando al pelinegro. — Cuando
terminemos de hablar me haré fotos exclusivas para ti, de pie a cabezas para
que compruebes no solo mi cabello sino cada parte de mí que te extraña con
locura.
— Mi novio salió poeta, uno hermoso. — Fingió dolor en su pecho y
Taehyung se carcajeó.
Ese era un sonido maravilloso.
— Oye...
— Mmm... — Murmuró el castaño. — ¿Qué?
— Apaga esa luz y vamos a dormir juntos, es de tarde aquí pero tengo
sueño y tú también deberías dormir ya.
— No quiero colgar.
— No lo hagas, solo apaga la luz, acuéstate adecuadamente y ponme bien
cerquita de ti en la almohada como lo haré yo. Así no solamente
dormiremos juntos sino que también escucharemos nuestras respiraciones.
¿Qué te parece?
— ¡Me encanta la idea! — Tal cual dijo el pelinegro, volvió a
acomodarse en su cama, sosteniendo el teléfono una vez cubierto por su
manta bien cerquita a él.
Jungkook era hermoso, aún cuando se notaba su cansancio, era hermoso.
Tal parecía que estaba yendo a una gran acampada con su novio durmiendo
bajo la luz de las estrellas. Aunque estuviera bajo el techo de su habitación,
así se sentía con solo mirar su teléfono.
— Buenas noches, Kook.
— Buenas noches, amor.

LORED
Capítulo 34

— Ya han venido a recogerte... — Hwasa entró a la habitación de hotel que


Taehyung estaba utilizando para cambiarse durante toda la sesión
fotográfica ahí realizada. — ¿Has pensado algo sobre tener un asistente? Ya
te dije que la agencia te puede asignar a uno aunque te desagrade la idea de
empezar a trabajar con un desconocido.
— Sinceramente, prefiero por ahora permanecer así. De igual forma, ya
dije que lo más probable es que temporalmente no acepte muchos trabajos
que requieran tanto tiempo. — Respondió el castaño observándola por el
espejo.
Hwasa siempre lucía elegante, una mujer que desde la primera vez que la
vio hasta ese momento en que la veía más seguido de lo jamás pensado, le
parecía hasta cierto punto intimidante, aún cuando sonreía o bromeaba con
él como una amiga cualquiera. Le agradaba, no decía lo contrario. Le
gustaba pasar tiempo con ella siempre que esta se hiciera un hueco en su ya
repleta agenda pero por momentos, justo como en ese instante en que con
una mano en el bolsillo de su pantalón observaba su tablet frunciendo el
ceño.
— No puedes encargarte de todo aunque así lo desees, no puedes
sobrecargarte, además... — Calló y Taehyung se volteó para mirarla
exigiéndole tácitamente que continuara. — ¿Tu suegro? Fue ayer
personalmente a la compañía para hablar con Namjoon debido a un trato
"injusto" que te estamos dando y que él no respalda. Su visita se manejó
con discreción aunque ahora está por todos lados.
La pelinegro le extendió el aparato para que lo viera por sus propios ojos,
todos los artículos que estaban circulando. No era secreto público que los
Jeon y los Kim fueran amigos pero, que el presidente del grupo Sasung
fuera personalmente mente a Hitta, generaba mucha conmoción.
— Nadie sabrá que fuiste el tema de discusión pero, sería mejor para
todos, incluso para mí que estoy a cargo de una gran empresa junto con
Namjoon y estoy actuando como tu asistente en cada tiempo libre. Tengo
una vida, cariño. ¿Lo sabes? Incluso tengo frustración sexual porque ni
siquiera con Namjoon me puedo desahogar ahora que parecen cerrar con
candado todas las puertas de la relación abierta que mantenían.
Taehyung quería decirle algo agradable que levantara su ánimo,
preguntarle por los rumores que la relacionaban íntimamente con Park
Seojoon pero lo único que hizo, fue reír dirigiéndose hacia la puerta.
— No te rías. — Pidió golpeando su hombro mientras salían al pasillo
del hotel. — De todas formas, mi vida sexual puede esperar pero, necesito
que me permitas darte un asistente. Seleccionaré los candidatos y mañana
podrás escoger a quien prefieras. Debes aprovechar, tienes libertad para
escoger y no simplemente quedarte con quien se te asigna.
— ¿Trato preferencial con su modelo estrella? — Bromeó sopesando la
idea. — Lo pensaré y te lo diré.
— Todavía no eres el modelo estrella de la empresa aunque vayas rumbo
a ese camino, creído. Pero algo así, digamos que te respaldan muchas cosas,
incluso el que me hayas caído bien desde que te conocí. — Las puertas del
elevador se cerraron y ella volvió a mirarlo de soslayo con una mezcla de
sentimientos en su interior.
A veces se sentía apenada sabiendo lo que estaba ocurriendo, otras feliz
de saber a Jungkook y Taehyung progresando como pareja. Su pecho
rebozaba alegría incluso con los logros del castaño en poco tiempo en
comparación de otros artistas. Porque Taehyung efectivamente podía estar
respaldado pero tenía una estrella en la frente que lo bendecía y con solo
sonreír o mirar a la cámara, un sin número de personas quedaban
hechizadas. Tenía ese poder, causaba ese efecto.
— Piénsatelo y mañana pasas un momento por la compañía para que
veas personalmente a los candidatos. También necesitas un manager, yo no
puedo encargarme de tus cosas y ya tú no eres solo un modelo fantasma.
— Mañana se me hace imposible. — Negó tamborileando los dedos
sobre sus cruzados brazos.
— ¿Nuevamente visitarás una empresa con Jeon Younghee? — En las
últimas dos semanas, Taehyung había estado visitando y conociendo
diferentes empresas de la familia. Siempre lo invitaban a un almuerzo o
comida que incluía algo más referente a los Jeon. — ¿Serás artista o
empresario?
— ¿Empresario? Se me hace imposible, no nací para eso. Ni siquiera me
imaginé siendo modelo. — Sopesó la idea en su mente sonriendo,
definitivamente no se veía como un hombre de negocios a futuro. —
Mañana debo acompañar a mi madre al hospital. He estado una semana
donde la he visto poco y quiero también pasar tiempo con ella. Aprovecharé
que el tiempo en el exterior de Jungkook se extendió.
No fue la mejor noticia, una semana atrás Jungkook le había dicho que
tenía todavía algunos asuntos que atender y no regresaría a Corea con
Yoongi en la fecha prevista. Ya hacía poco más de tres semanas que no lo
veía personalmente y la añoranza le estaba pasando la cuenta.
En qué momento se acostumbró tanto a su presencia continuaba siendo
un enigma que no deseaba resolver, solo quería tenerlo de regreso.
Abrazarlo, que lo abrazara, besarlo, que lo besara... Extrañaba demasiado a
su pareja y, aunque la idea de estar todo el día pegado al celular para hablar
con él o verlo era demasiado tentadora, no podía agobiarlo sabiendo que
estaba tan ocupado como él.
Ver cada día libre a su suegra era todavía algo a lo que se estaba
acostumbrando porque, no era solamente ella. Aunque quisiera ignorarlo, el
apellido Jeon pesaba mucho y no podía relajarse tanto como le gustaría a
pesar de que ella siempre le decía que no debía preocuparse con nada. Iba a
su lado y no le gustaba desentonar, menos cuando sabía que siempre tenían
tantos ojos arriba cuando sus planes no eran tan privados.
— Señor Kim. — La voz de un hombre trajeado lo sobresaltó en el
momento que las puertas del elevador se abrieron. — Por aquí, la señora
Jeon lo aguarda.
Hwasa extendió la mano para indicarle que fuera sin preocuparse y con
cuidado, lanzándole un beso con esa mano que Taehyung siempre quedaba
mirando porque le gustaba como sus largas uñas la complementaban. Rió
dándole un guiño, acompañando al señor Choi hasta el auto donde
Younghee aguardaba.
— ¿Cómo te ha ido hoy? ¿Estás muy agotado? — Preguntó acariciando
su mejilla antes de extenderle una botella de agua. — Bebe, el calor ya es
muy fuerte y debes mantenerte hidratado. No quiero que Sunhyo piense que
no le cuidamos a su niño.
— Creo que mi madre y usted han estado pasando también demasiado
tiempo juntas.
— ¿Por qué no lo haríamos? De cierta forma nos estamos convirtiendo
en una familia gracias a nuestros hijos, además, ha sido una colaboradora
excelente estas semanas. — Mencionó sonriente.
Eso era algo más con lo que Taehyung se sentía feliz y satisfecho, ver a
sus madres estrechando lazos como amigas o una familia era muy
agradable. Además, en esos días en que él y Hobi trabajaban, ya su madre
no se quedaba sola en casa. Muy por el contrario, estaba entusiasmada
saliendo cada día con Younghee.
Hacían de todo un poco, desde lo típico de ir a cenar, compras y leves
paseos, hasta visitar todos esos lugares de beneficencia y caridad que la
señora Jeon dirigía. De hecho, su suegra incluso había acompañado dos
veces a su madre al hospital cuando tuvo que trabajar. Para extraña sorpresa
suya, su madre le dijo que prefería ir con ella a ir con Hobi o él porque se
entretenía y además, no tenía que tenerlos junto a ella preocupados aunque
no lo mostraran.
— ¿Iremos a Sasung Heavy hoy? — Preguntó Taehyung en un tono bajo.
— Oh, no. De hecho, hoy quería llevarte a la Fundación Luna porque es
un día muy especial. Cumple un año más desde que abrió sus puertas y tu
madre me dijo que tal vez te gustara. Estuvimos aquí la semana pasada y a
ella le agradó mucho.
Fue extraño ver un sitio de esa índole tan colorido y con un ambiente tan
fresco, relajado, familiar. Eso, más que la sede de una fundación, era un
lugar que albergaba y ayudaba a muchas personas adultas pero
principalmente, infantes que pudo escuchar y ver incluso antes de descender
del auto.
No era su primera vez visitando albergues, hubo un tiempo en que no
Hobi y él no se bastaban con todos los gastos médicos, las deudas, las
cuentas. Ese tipo de lugares fueron los proveedores de alimento varias
veces. Sin embargo, los pertenecientes al gobierno siempre dejaban agüito
que desear y los privados, bueno, en apariencia tenían de todo pero el
ambiente era como el de una empresa cualquiera que ayudaba a los dueños
a disminuir sus impuestos. No se sentían tan acogedor como eso aunque
claro, aunque fueran un hogar para esas personas, jamás sería un verdadero
hogar.
Al entrar y mirar el mural de bienvenida, comenzó a entender un poco el
nombre de la fundación. Luna, la yegua hermosa que le pertenecía a
Jungkook, ocupaba todo un extenso mural en donde fue dibujada.
— Esta fundación la dirijo yo pero fue creada por mi hijo poco tiempo
después de él alcanzar la mayoría de edad. Nos tomó por sorpresa pero
juntos hemos hecho un buen trabajo. — Comentó con una sonrisa
Younghee al ver a su yerno pasar sutilmente los dedos por esa pintura tan
realista.
Podía escuchar el viento, al caballo galopar con el cuerpo de Jungkook
cerca de él. Esa brisa que lo despeinaba y brindaba mayor sentimiento de
libertar cuando corrían por el bosque con Luna. Hermosos recuerdos que lo
hacían suspirar alegre.
Avanzaron por un amplio pasillo, todos saludaron con naturalidad,
evidentemente acostumbrados a la presencia de la señora Jeon ahí. La
observó conversar con dos mujeres embarazadas que le contaban todo sobre
su último tiempo como a una amiga más pero, su atención se desvió al
divisar un pasillo lleno de fotos.
En él, habían más cuadros de los que él se imaginó ver, casi parecía
horripilante pero entraba tanta luz y todos eran tan hermosos que era
imposible mantener ese pensamiento por más de tres segundos.
Todos esos cuadros eran fotografías de Jungkook y su madre pero no
solos, sino con un niño, siempre un infante diferente. Eran fotos variadas en
donde no siempre posaban para la cámara. Habían grandes letras "Rincón
familiar". Era evidente que para esos niños todos los que allí se encontraban
día a día pero también Jungkook y Younghee, eran su familia.
Sin notarlo, la hora y los minutos fueron pasando. Primero ayudó en
varias actividades pero justo en ese instante, corría junto a una Younghee
que no había visto. Sin gafas, sin la elegancia con la que llegó, solo con
unos shorts, una blusa y completamente descalza sobre el césped riendo con
los niños.
— ¡Pero eso no se vale! — Exclamó su equipo cuando uno de los
infantes del grupo de Taehyung anotó un punto, lanzándose hacia él para
abrazarlo.
— ¡Eso ha sido increíble, campeón! — Celebró estirando sus manos para
que el niño las chocara pero, en vez de hacerlo, lo vio correr en dirección a
la terraza.
Se puso de pie sacudiendo su ropa, su vista viajó una vez más en busca
del pequeño niño de seis años que se carcajeaba gustoso ahora en brazos de
la persona que menos se esperó ver ahí y que ahora caminaba en su
dirección.
Su respiración era irregular, iba y venía junto con el revoltijo en su
estómago, con esa sonrisa en sus labios que temblaba y pleiteaba por
aparecer pero seguía oculta por la sorpresa. Younghee estaba a su lado
observándolo, sonriendo al ver el brillo en sus ojos cuando estos se posaban
en su hijo.
Confundido la miró, moría por correr hacia él, abrazarlo, besarlo pero no
sabía si era lo más apropiado dado las circunstancias y el lugar. No
obstante, ella sonrió acariciando su espalda, indicándole que estaba bien.
Jungkook colocó al niño en el suelo y el castaño corrió hacia él en busca de
un abrazo interrumpido por otro grupo de niños que apareció de la nada.
— L-Lo siento, creo... Que estos no me dejarán ir tan fácilmente. —
Agitó la cabeza de cada uno, regalándole una sonrisa a su madre antes de
verlos correr lejos. — Ahora sí, quiero ese abrazo que me iban a dar.
— ¿Quién te iba a dar un abrazo? — Taehyung fingió indiferencia
tomando en sus manos la pelota que chocó contra sus pies para lanzársela a
su suegra que jugaba seguida de demasiados niños.
— ¿No me ibas a abrazar?
— No.
— Pero yo a ti si te iba a abrazar y no pienso quedarme con las ganas. —
El pelinegro trotó tres pasos hacia él y lo abrazó por la espalda para que no
siguiera alejándose, dándole la vuelta para sostener su rostro y depositarlo
un profundo beso aún cuando solamente juntó sus labios.
Lo abrazó, lo abrazó con mucha fuerza, su fuerza, esa que solo Taehyung
le brindaba y sonrió sintiendo sus ojos arder. No podía llorar, no ahí pero
simplemente estaba feliz de verlo y sentirlo tan cerca una vez más tras lo
que para él fue una eternidad.
— Te extrañé tanto... — Musitó estrechándolo más contra él. Lo separó y
acarició las hebras castañas que solo había visto a través de la cámara. —
En persona puedo corroborar lo que ya te dije, me encanta como te queda
ese color.
— ¿No te gustaba el rubio?
— Me gustas como sea que luzcas. — Lo atrajo nuevamente entre risas,
buscando sus labios una vez más con cierto desespero, permitiendo que sus
lenguas se encontrara, sintiendo la calidez de esa boca que tanto anheló. —
No tienes idea de cuanto te extrañé.
— Yo a ti no te extrañé. Yo no extraño a los novios que no me contestan
al teléfono y se aparecen de la nada amenazando con matarme de un infarto.
Yo no extraño a ese tipo de hombres. — Fingió molestia y Jungkook rió con
gusto, besándolo una vez más hasta que escuchó unas risillas que pudo
reconocer. — Y-Yo también te extrañé.
Taehyung se separó rápidamente para que los niños no los vieran
jugando. Quería acaparar al mayor solo para él pero por el momento,
evitaría su egoísmo y lo dejaría ir con esos que tiraban de él para jugar.
— Gracias... — Musitó Jungkook sentándose junto a su madre en el
césped junto con dos niñas a las que hacían el intento de peinar. — Por
todo, mamá, gracias.
— Si me vuelves a agradecer por cosas que no solamente me nacen sino
que son mi obligación como la mujer que te trajo al mundo y sonríe cada
día por ti, feliz de verte lleno de alegría y amor junto a ese hombre que
sinceramente te ama, te voy a dar las nalgadas que no te di de niño. —
Apretó fuertemente sus cachetes hasta que lo vio arrugar la nariz. — No
quiero que pienses que es una carga para mí, realmente lo he pasado bien en
compañía de ellos.
El pelinegro sonrió dejando correr a las niña que peinaba. Acababa de
cometer un asesinato a los peinados con lo que le había hecho, casi una obra
abstracta y renacentista.
— Llevan así casi desde que salimos a jugar. — Mencionó su madre
señalándole a Taehyung y el niño con el que jugaba, el mismo que rato atrás
corrió hacia Jungkook cuando lo vio llegar. — Creo que Soobin te ha
cambiado, ya no eres su preferido.
— ¿No se ven hermosos juntos? — Preguntó enamorado de la imagen.
— Soobin se hace querer, desde que lo recibimos aquí dos años atrás
después del accidente en donde perdió a sus padres, ha hecho caer a todo
aquel que se le acerca. Tae no es la excepción.
— Hemos tenido muy pocas adopciones este año en comparación con los
anteriores. Por una parte el gobierno hace muy difícil los procesos y por
otra, las personas han dejado de adoptar aquellos que ya van creciendo,
quieren bebés. No puedo negar que los requisitos a veces son un poco
fuertes pero también comprendo que se hace por la seguridad de los niños.
— Mamá, ellos lo que necesitan es una familia que les dé amor. Las
comodidades están bien, comprendo que no pueden ser entregados a
cualquiera y que no sería justo que sigan pasando trabajo pero ellos, lo que
verdaderamente necesitan es tener a personas que los arropen, arrullen, que
los quiera sinceramente. Sabemos que el personal aquí es honesto y
entregado pero, ellos se van, también tienen vida y esos niños solo nos
tienen a nosotros, necesitan una familia.
— Justamente hoy iré a cenar con el ministro de relaciones exteriores
pues, han ampliado los requisitos para las adopciones internacionales.
Ahora están siendo muy estrictos debido al aumento de casos
internacionales donde exportan a los niños utilizándolos como trata de
blanca. Además la mayoría de los gobiernos sienten vergüenza de no poder
apoyar a sus propios niños. Yo quiero mantener los niños en su país natal,
con sus raíces y cultura pero si se trata de darle una verdadera familia, no
importa el país de destino. Nosotros contamos con recuerdos
internacionales que agencias estatales no tienen y podemos tener un número
de países en donde podamos darle verdadero seguimiento a los procesos y
asegurarnos de todo.
— Contamos con los mejores y si están liderados por Jeon Younghee, sé
que todo estará bien. Aún así, si necesitas de mi ayuda...
— Yo no necesito de tu ayuda, yo necesito de tu felicidad. — Sonrió
señalando a Taehyung con la cabeza. — No hablemos más de estos temas,
no es el momento. ¡Ve!
El pelinegro no esperó a que su madre le diera la orden dos veces, aceptó
el beso depositado en su cabeza y se levantó, echando a correr con cuidado
para no abusar hacia donde su pareja y el pequeño Soobin jugaban.
— Me siento traicionado... — Musitó por lo bajo ganándose la mirada de
los dos que sostenían los crayones de colores. — ¿No me invitan a unirme?
— El pequeño le estiró la mano indicándole que se sentara, entregándole un
folio blanco y dos crayones.
Taehyung sonrió complacido cuando su pareja los acompañó. Todo ese
cansancio que sintió cuando terminó aquella matutina y extensa sesión
fotográfica que comenzó desde el día anterior, desapareció por arte de
Jungkook porque ese era su magia. No notaron cuando Younghee se fue.
Ambos estaban tan entretenidos que ella no quiso interrumpirlos,
marchándose discretamente no sin antes inmortalizar el momento en su
teléfono con unas fotos y videos que ambos recibirían horas más tarde.
— ¿A dónde vamos?
— Vamos a ver a tu mamá, ya hable con ella y aceptó pasarse la noche
con nosotros en la mansión. — El castaño ensanchó sus ojos sorprendido
pues, le dijo muchas veces para ir pero siempre se negó, ahora Jungkook le
invitaba y de la nada aceptaba. — Pero antes de recogerla debemos pasar
unos minutos por la empresa, tengo algo que firmar.
Yoongi los escuchaba en silencio, el cansancio lo estaba consumiendo
porque tuvo muy malas. Noches de las que aún no se reponía del todo. No
se quejaba pero tampoco podía negar que moría de ganas por llegar a casa
de Namjoon para que nadie los molestara. Tirarse en la gigantesca cama
especial mandada hacer para ellos cuatro y, perderse en un profundo sueño
rodeado de todos ellos aunque fingiera querer dormir solo.
Se estacionó frente a Sasung Electronics y permaneció en el vehículo
cuando la pareja descendió tomada de la mano. Las luces de algunos flash
llegaron a él y tuvo que maldecir.
— ¿Nos acaban de tomar una foto agarrados de manos? — Indagó
Taehyung apresurándose para soltarse pero Jungkook no se lo permitió. —
Te van a ver conmigo, bueno, nos vieron, suéltame.
— Sí, lo más probable es que nos hayan tomado fotos y que Yoongi lo
resuelva pero, si no lo hace, tampoco será un problema para ninguno de los
dos. Si quieren hundir tu carrera por tu sexualidad, que lo intenten. Si nadie
en Corea te quiere ver lo harán en el exterior y si tampoco los extranjeros
quieren admirar tu talento y belleza, mejor para mí. — Espetó calmado con
un deje de alegría en su voz. — Lo único que sé es que no quiero soltar tu
mano durante un buen tiempo.
Por un momento Taehyung no reaccionó, se limitó a mirarlo como si no
entendiera su idioma pero luego, esa amplia sonrisa cuadrada llegó y sus
dedos se ciñeron a los contrarios con fuerza caminando hacia el elevador.
— Lamento haberlo hecho esperar, señor Lee. — Comentó Jungkook
estirando su mando para saludarlo una vez en su oficina. Taehyung lo imitó,
procurando quedarse fuera pero, el pelinegro no mentía al decir que no
quería soltar su mano. — Le presento oficialmente a mi pareja, Kim
Taehyung. Mi amor, él es mi abogado, Lee Gikwan. Sé que aún no tienes
uno así que puedo compartirlo contigo pero, si no deseas, hay varios en su
bufete disponibles. — Le dio un guiño atrayéndolo por la cintura y Tae se
sonrojó.
— Un placer conocerlo, señor Kim. A sus órdenes.
— El placer es todo mío. — Agregó sintiendo como su cuerpo era guiado
al interior de su oficina.
Sentado detrás del amplio escritorio sobre el regazo de un pelinegro
renuente a soltar su ya sudada mano, Taehyung los escuchó hablar de cosas
que sinceramente no entendía por casi media hora.
— Pero debe haber un testigo que firme esto junto con usted. ¿No está
Min cerca? — Preguntó el abogado pero Jungkook negó.
— Oh, él se quedó abajo. — Su mirada viajó hasta el confundido castaño
que sonrió con torpeza.
— ¿Qué?
— Mi amor, ¿te molestaría firmar como testigo de esta transacción de
acciones a mi madre? Sé que es muy repentino que te pida este favor pero si
hago subir a Yoongi ahora posiblemente no me deje vivo para ver a mi
suegra en un rato. — El menor lo pensó por varios segundos pero la verdad,
es que al no ser que estuvieran haciendo algo ilegal, que no creía, no le
costaba firmar. — Todo es legal. — Le aseguró sonriente como si leyera sus
pensamientos, entregándole un bolígrafo.
El castaño leyó la primera hoja detenidamente e iba a hacer lo mismo con
la segunda pero eran tantas que, simplemente firmó y le devolvió el
bolígrafo a su pareja.
— ¿Eso sería todo, cierto?
— Así es. — Aseguró el abogado guardando todos los documentos en su
portafolio mientras Jungkook acariciaba la cadera del menor para que se
pusiera de pie. — Prepararé todo y le dejaré saber lo antes posible.
— Perfecto.
Los tres descendieron nuevamente, se despidieron y la pareja regresó al
vehículo donde Yoongi aguardaba.
— ¿Y ahora?
— Vamos a recoger a mi suegra. — Respondió seguro. — ¿Qué sucede?
— ¿Podríamos tardarnos un poco más? — Jungkook fue quien se quedó
confundido esta vez, sin entender el motivo pero asintió. — Solo
necesitamos desviarnos y atrasarnos unas, dos horas. Verás, yo te extrañaba
y deseaba verte por muchas razones pero como hoy mi mamá dormirá en la
mansión, posiblemente para cuando ella se duerma, nosotros ya nos
habremos dormido ante y, aquí entre nos... — Aclaró su garganta mientras
eliminaba la distancia para morder su oreja y presionar lascivamente la
entrepierna contraria. — Tenía otros planes.

¡Oh por Dios, estoy aquí! Los extrañé muchito Espero que hayan
estado bien, yo estoy con muchas cosas en estos días pero ya vengo
regresando.
LORED
Capítulo 35

Había un temor latente en el interior de Jungkook que obstaculizaba sus


propios deseos y el momento. Él realmente deseaba estar con Taehyung en
todas las formas habidas y por haber pero, aún cuando permaneció algunos
días extras para recuperarse y no llegar con un semblante demacrado, no
estaba seguro de poder responderle como era debido.
Que sucediera tan seguido quizás lo pondría en cierta evidencia, mismo
si no llegase a sospechar de su estado de salud, algo más pensaría y ninguno
de sus pensamientos sería positivo, eso era un hecho. Asimismo, el ver las
ganas y la felicidad en esos ojos brillantes que lo aguardaba y deseaba,
ponía muy difícil cualquier idea de negarse.
— ¿Sabes cuánto te extrañé? — Preguntó el castaño despojándolo de su
camisa, besando su cuello e incluso mordiendo embelesado por su propio
deseo mezclado con la respuesta recibida del cuerpo de Jungkook.
— Tal parece que quisieras devorarme con tus besos. — Musitó en voz
baja el pelinegro intentando alejarse sin éxito una vez más pues, Taehyung
se encaramó sobre él, logrando que quien conducía ensanchara sus ojos y se
estacionara. — T-Tae... — Habló entre besos apretando. La cintura entre sus
manos. — No creo que este sea el sitio más propicio para esto. — Con una
seña le recordó la presencia de Min Yoongi cuando este abrió la puerta para
descender.
— Pero tu casa está muy lejos. Incluso el apartamento está muy lejos y
realmente necesito sentirte ya. Es una urgencia indescriptible aunque no lo
parezca.
— Créeme que lo parece. — Rió por lo bajo mirando de soslayo a los
lados para mirar el exterior, a su derecha estaba Yoongi virado de espalda
conversando por teléfono y a la derecha, había algo de lo que no se había
percatado. — Ven.
— ¿A dónde? — Preguntó sorprendido al ver la puerta abrirse,
removiéndose del regazo de su pareja con mayor cuidado del utilizado para
subirse. — ¿Qué sucede?
— Sal del auto. — El castaño hizo caso y tras él, Jungkook descendió. Lo
vio tocarse los bolsillos y tomar su mano confundiéndolo más. — Vamos.
— ¿A dón- ?
La respuesta a su pregunta se hizo evidente cuando le prestó atención a
algo más que no fuese Jungkook. Pues, al otro lado de la avenida, un
prominente hotel se levantaba como si hubiese aparecido por arte de magia
solamente para satisfacer sus necesidades. Mordió su labio para ocultar la
sonrisa que afloró, apresurando su paso para que Jungkook no tuviese que
estirar tanto su mano.
En ese instante no pensaban en todas las repercusiones que ese acto
desencadenaría. Comenzando desde las amenazas y maldiciones que eran
lanzadas al aire cuando Yoongi se percató de lo que estaban haciendo sin
avisarle para que por lo menos se fuese a descansar hasta lo que desataría si
se llegase a ver una vez más al modelo Kim Taehyung y al CEO de Sasung
Electronics Jeon JungKook al entrar tomados de las manos a un hotel nada
discreto en el medio de una amplia avenida transitada.
Fue divertido, correr hasta el cruce peatonal tomados de las manos como
si le estuvieran cayendo atrás los personajes malignos de un drama
romántico. Cruzaron la calle con igual prisa, la entrada al hotel fue igual
pero algo jadeantes y risueños.
El lobby amplio y elegante les dio la bienvenida junto con uno de los
botones mientras se dirigían a la recepción del lugar. Quien los atendía
miraba de un rostro al otro ruborizándose aún cuando mantenía total
profesionalismo y es que, tenerlos a ambos delante de ella parecía irreal.
Les entregó las llave de una suite junto con el ofrecimiento de un mozo que
rechazaron para que los guiara.
Olvidando por completo sus preocupaciones, Jungkook reía divertido
como si estuvieses haciendo muchas maldades como algún niño o
adolescente mientras corrían sin necesidad por los pasillos, señalando las
cámaras que recién recordaban pero solamente para jugar con ellas y buscar
besarse en puntos ciegos hasta finalmente llegar a la habitación.
Si alguien le hubiese dicho al heredero del Grupo Sasung que estaría
corriendo por las calles o teniendo un comportamiento tan poco moral para
la sociedad de Corea del Sur poniendo en tela de juicio su propio nombre,
no lo hubiera creído. Mucho menos, creería que nada de eso realmente le
importaría porque, estaba haciendo justamente lo que deseó por mucho
tiempo.
Vivía una relación real junto al hombre que él amaba con total
naturalidad, como lo haría cualquier pareja en el resto del mundo. Estaba
pasando su tiempo más preciado con lo más valioso que atesoraba, ese
hombre que se reía acostado en el suelo como si jugara en la nieve. Era
energizante y contagiosa la vida que emanaba de esos ojos y manos que se
movían coquetos pidiéndole que fuera a él.
Porque a pesar de todos sus pesares, Taehyung siempre llevaba esa
mirada que no se opacaba ni siquiera ante la tristeza. Esa fue una de las
cosas que lo cautivó, esa sonrisa fue otra.
Se arrodilló en el suelo a ambos lados de su cuerpo, riendo sobre los
labios que lo besaban con unas habilidosas manos corriendo por su cuerpo
para desvestirlo. Una vez que su torso estuvo completamente descubierto,
sintió su espalda tocar el piso, siendo Taehyung quien se sentó a horcajadas
para quitarse ahora por cuenta propia su camisa, provocándolo, incitándolo
con éxito.
— Nos hemos pasado el día corriendo y jugando, un bañito rápido no nos
vendría mal. — Comentó el castaño poniéndose de pie para quitarse su
pantalón junto con sus bóxer. — Te espero en la ducha.
Jungkook sonrió apoyado sobre sus codos para verlo antes de dejarse
caer y sonreír feliz. Decir que se sentía más vivo que incluso en esos días
donde su vida no corría peligro no era una exageración, sino un hecho
irrefutable que se evidenciaba en su pecho rebosante de alegría. Se
incorporó un minuto después yendo hacia el baño, recibido una vez más por
esos brazos que se habían convertido en su casa.
Agarró el cuerpo enjabonado de Taehyung por la cintura, atrayéndolo
para besarlo sin cordura y contención, haciéndolo entregarse como por
tantos días ambos desearon. El baño fue quizás uno de los más rápidos que
se dieron aún con las distracciones pues urgía ir trastabillándose aún
húmedos hacia la cama que tan servicial los recibió, lista para dejarse usar.
La respiración del menor escapó cuando los dientes del pelinegro
arrugaron su aureola justo segundos antes de tirar su pezón y lamerlos con
lascivia. Sus miradas su cruzaron por muy breve tiempo, la concentración
Jungkook al venerar y disfrutar su cuerpo simplemente fue escalando.
Le prestaba atención con todos los sentidos menos con el de la vista.
Escuchaba atentamente los cambios en la respiración contraria, su tacto le
ofrecía una confirmación al palpar los movimientos agitados de su cuerpo.
Su olfato captaba cada aroma, olía excitación, deseo invadía esas fosas
nasales. El gusto, oh, ese era el líder del momento mientras junto a los
demás, el mayor saboreaba cada centímetro de Taehyung sin un orden
específico.
Una parte de todo eso hacía que el castaño recordase su primera vez
juntos pero, no la angustia que vivió ese día, sino el placer y la felicidad que
sintió después. La forma en que Jungkook lamía su cuerpo, principalmente
sus pezones logrando que se contrajera. Los espasmos que lo recorrían
cuando este lo besaba entre succiones y leves mordidas o cuando
descaradamente chupaba incluso la saliva que goteaba sobre él. Todo era
extremadamente perfecto para él.
— Kook... — Se quejó removiéndose por completo para abrazarlo con
fuerza cuando una muy grotesca y firme lamida acompañada de sus labios
sacaron un gemido gutural. — No te detengas aunque me queje o te diga
que pares, por favor.
Fue lo único que atinó a decir mientras se aferraba y apretaba su cuerpo,
moviendo el suyo por cuenta propia para frotarse contra la piel de su novio.
Lo atrincheraba con sus rodillas dificultándole un poco los movimientos a
Jungkook pero aún así, este no se detuvo, sentía el calor también azotar su
pecho, podía compartir vívidamente cada sentir de Taehyung en esos
instantes como si estuvieran conectados y sus cuerpos se comunicaran
internamente.
Cuando comenzó a descender, el menor protestó e incluso intentó hacerlo
regresar a sus ahora extra sensibilizados pezones per no fue lo
suficientemente fuerte como para impedir que Jungkook retomara su
camino cuesta a bajo dejando huellas de él. Pudo sentir su mentón chocar
con su goteante de excitación miembro. La anticipación por lo que creyó
que venía fue gigante pero a diferencia de lo que anhelaba, el pelinegro se
separó para finalmente abrir sus ojos y contemplar su obra maestra.
No le agradaban las marcas pero esas leves y rojizas que dejó en lugares
estratégicos, el rastro de saliva e incluso uñas lo hicieron sonreír satisfecho.
Los labios de Taehyung se mostraban hinchados, muchos más voluptuosos
y rojos que de costumbre, su nariz se ensanchaba cada tanto y sus cabellos
revueltos fueron la cereza en su pastel. Ese que dentro de poco gozaría y
devoraría.
Lo vio temblar bajo su mirada, la zalamería y coquetería por un momento
se escondieron detrás de su rubor al sentirse tanto expuesto a esos ojos de
gavilán como estudiado por estos. Sin embargo, cuando elevó sus párpados
y se encontró con el rostro de Jungkook tan cerca de él, todo recató
desapareció.
— Te amo. — Susurró el pelinegro justo antes de besarlo intensamente
por varios segundos, rebuscando en su interior, permitiendo que sus lenguas
batallaran por control.
Levantó sus piernas por detrás de las rodillas y se concentró en sus partes
íntimas. Quería saborear su erección escucharlo gemir descontrolado hasta
deshacerse en su boca pero, había un pequeño inconveniente...
Si él dejaba que Taehyung se viniera en ese momento, le sería más difícil
a la hora de entrar por mucha saliva que utilizara. Esta se secaba
rápidamente y debido a su viaje, no tenía lubricante con él, Taehyung
tampoco pues, al estar Jungkook lejos y estar la mayor parte del tiempo con
su suegra, nos e había encargado de abastecer su billetera con lo esencial.
En su mente estaba luchando con cada aspecto positivo y negativo del
momento sin poderlo evitar ahora que tan cerca estaba, llegando a la
conclusión que lo mejor sería venirse juntos y si, por casualidad él no
lograba llegar hasta el final, Taehyung quizás podría hacerse cargo del
momento con mayor facilidad si él jugaba bien las cartas.
— Sostente aquí. — Elevó un poco más sus piernas dibujando una
sonrisa tranquilizante para el castaño que obedeció sin rechistar. — Tal vez
hoy no sea tan gentil como las veces anteriores. — Avisó y el contrario solo
sonrió.
— No lo seas. — Respondía dándose cuenta la gran debilidad que tenía a
la mirada de Jungkook. Quería ver esos ojos mirándolo con tanta adoración
por muchos, muchísimos años.
Deleitándose con la vista, Jungkook acariciaba sutilmente con los
nudillos de su dedo índice su pene, acariciando esa zona llegando a su
glande que tanto le gustaba a los hombres, notando su enrojecimiento y
palpitaciones.
Hicieron una vez más contacto visual y Taehyung exhaló ante la
excitante imagen de su pareja dejando su saliva caer. Veía desde el
momento que esta salía de su boca y guindaba en esos labios que tanto
besaba antes de caer al precipicio y estrellarse directamente en su ano.
Debía darle un punto por su puntería.
La parte posterior de la palma de su mano presionaba exquisitamente su
perineo, el resto se encargaba de esparcir la saliva en su trasero. La boca de
Jungkook que no podía estar desocupada mordía su talón, estremeciéndolo
con cada cosa que hacía.
— Que bien se porta mi hombre... — Susurraba inclinándose. — Buen
chico, mi amor.
El menor supo que esa fue una muy buena distracción al sentir como un
escurridizo dedo lo invadía. Esa incomodidad no era molesta como la
primera vez, esta era más placentera. Vio el ceño de Jungkook fruncirse
hasta que cerró sus ojos, escuchándolo dar un gruñido gutural ante lo que
sea que estuviese mirando.
No estaban erradas sus conjeturas, el pelinegro realmente estaba
luchando por mantener la erección lograda pero sentir la calidez del interior
de Taehyung tan pronto como puso su dedo dentro, con la humedad que su
saliva causó y su propio pene chorreante y desesperado se lo ponían muy
difícil.
Cerró los ojos e hizo un pedido quizás un poco superficial. En ese
instante. No pidió más tiempo de vida, salud, estabilidad u fuerza mental
como solía hacerlo a cualquier ser celestial que existiese. Justo ahí y en ese
momento, él solamente pidió poder mantenerse en pie para fundirse en su
pareja y satisfacerlo hasta que este no pudiera más.
Dos dedos se introdujeron en el castaño, los sentía chapotear y deambular
por su interior con libertad hasta que lo hicieron literalmente brincar en su
lugar cuando se encorvaron hacia arriba.
— K-Kook, Jungkook. — Llamó soltando una de sus piernas para agarrar
su mano pero, este con su mano libre se la retiró con fuerza y la ubicó en el
lugar que ocupaban antes.
— No te muevas y no me interrumpas. — Habló serio y Taehyung asintió
cerrando sus ojos.
— Bueno pero, tampoco me hables así porque no ayudas, me vas hacer
venir si te pones tan demandante. — Escuchó a Jungkook luchar contra una
risa que él mismo acompañó. — Aquí no se juega limpio, si tú me provocas
no me voy a dejar... Mierda.
— Eres demasiado descarado. — Mordió su pierna con fuerza hasta
hacerlo jadear y rió. — Mi descarado y eso me encanta.
Sus dedos quietos, esos que estaban siendo apretados con fuerza siempre
que la excitación de Taehyung escalaba volvieron a reanudar sus
movimientos, frotando la protuberancia de su interior hasta escuchar lo que
quería, sus gemidos para nada contenidos.
— Entra, entra...
—¿Entrar dónde? — Bromeó Jungkook aferrando la otra mano a su
ingle, apretándolo sin dejar de penetrarlo con sus dedos y hacerlos
colisionar con su próstata. — No te escucho.
— Dios, no sabía que podías llegar a ser tan imbécil.
— ¿Recuerdas que te trato como quieres que te trate? Te lo dije desde
que no conocimos. — Sonrió con malicia, viendo al castaño con la misma
mirada que le dio el día de la subasta solo que, esta vez, no solo había
excitación sino también amor. Fue un error pensar que era la misma mirada,
no tenían nada que ver una con la otra. — ¿Qué quieres?
— ¿Necesitas que lo ponga por escrito? — Se aferró a las sábanas
cuando el pelinegro frotó con mayor esmero ese lugar. — Que pongas tu
maldita polla en mi culo, ¿contento?
— ¡Pero qué es ese lenguaje, señor Kim! Siempre tan sucio cuando se
molesta... — Mordió su labio para evitar soltar una carcajada. — Me gusta.
Su confesión salió junto con los dedos infernales que estaban
aproximando a Taehyung a un orgasmo que, ahora lo hacía maldecir por
haberlo dejado salir antes de lograr su cometido. Jungkook agarró ambos
glúteos para posicionarse en la entrada y, ya listo, le permitió a su pareja
descansar al ser él quien comenzó a sostener sus piernas, frotándose,
tentándolo y rezando una vez más.
Se alineó en su entrada y presionó,, entraba sin darle una tregua, lo
escuchaba quejarse pero no se detuvo hasta entrar en su totalidad. Tal cual
la primera vez, Taehyung esperaba que le diera algún premio por su
aguante, que se detuviera para que se acostumbrara a su grosor llenándolo
pero nada más lejos de la realidad.
Jungkook lo embistió fuerte y profundo. El maldito, ese que estaba
recibiendo un sinfín de maldiciones obscenas y vulgares por parte del
castaño que sollozaba, se retiró completamente y regresó con mayor
ímpetu.
— ¡Ay, Jungkook hijo de...!
— ¡Háblame bonito! Mi trato es un reflejo de tu comportamiento. —
Musitó antes de inclinarse, deteniéndose no solamente por Taehyung sino
también por él pues estaba un tanto cerca. — T-Taehyung. — Lo intentó
besar pero el aludido lo mordió con fuerza para luego besarlo y lamer
cuidadosamente la zona como una venganza que le salió muy cara cuando
Jungkook volvió a moverse. — Mal chico.
— Detente, para... — Habló sintiéndose un poco extraño, aferrándose al
cuerpo e Jungkook pues, algo en la forma en que lo estaban haciendo esa
tarde casi noche, lo estaba revolucionando.
— Me dijiste que no me detuviera aunque me lo pidieras. — Habló antes
de elevarse y pegar las rodillas de Taehyung al colchón, a ambos lados de
su cuerpo, dejando completamente su trasero a su merced. — Yo siempre te
haré caso.
De la garganta del menor se escapó un jadeo que resonó en toda la suite
antes de darle paso a gemidos más constantes y elevados que llegaban con
cada embestida o retirada. Se sentían apretarse, invadirse, llenar, y perderse
en el otro.
Tal cual Jungkook le advirtió, dolió pero esa rudeza, sus besos, caricias y
el tiempo lo hicieron adaptarse. No solo eso, incluso abrió una puerta a ese
lado del pelinegro que estaba lejos del gentil que siempre lo había tratado,
este se acoplaba más a la imagen que recibió cuando lo vio desinteresado en
esa subasta. De haberlo sabido, él hubiese bajado de la pequeña tarima y
caminado hasta sentarse sobre su regazo para decirle "soy tuyo".
Claramente en aquel momento muchísimas cosas eran diferentes al
menos para él pero ahora que no se hacía a su vida sin Jungkook en ella,
ahora que amaba a ese hombre como no pensó hacerlo jamás o como no
creyó que fuese posible, todo era mejor.
Sus pensamientos se interrumpieron cuando sus piernas fueron tiradas y
su cuerpo volteado. Jungkook lo llevó hasta el espaldar de la cama, lo hizo
arrodillar y aguantarse a la elegante madera mientras él volvía a perderse en
su interior. Rodeaba su cintura como si el cuerpo que consentía fuese a huir,
besaba y mordía la piel expuesta, tiraba de su cabello y le repetía
constantemente lo hermoso y exquisito que era.
— ¡Ah! ¡Quiero venirme, voy a correrme, Kook! — Exclamó moviendo
su cuerpo al encuentro del pelinegro, sus pieles sonaban tan alto como sus
gemidos. La mano de la cintura se elevó hasta su cuello. — Más...
Jungkook empujaba con tanta fuerza que tuvo que soltar el arco trasero
de la cama para apoyarse en la pared con una de sus manos ya que la otra
buscó camino hacia su miembro. El pelinegro al notarlo tiró su cabello con
más fuerza para exponer sus labios y besarlo, necesitaba ver esos ojos
cuando llegaran al clímax. Cada estocada iba directo a la próstata de
Taehyung, lo cierto es que él se hubiera podido correr sin tocarse, pero
quería perderse en sobre estimulaciones.
— Sincroniza tu mano con mis penetraciones. — Habló bajo en su oreja,
ralentizando sus movimientos. — Procura venirte conmigo. — Mordió su
mandíbula escuchando el asentimiento de Taehyung. — Ahora...
Su movimientos se tornaron más bruscos, algo erráticos pero aún con
fuerza y precisión en el punto profundo de su interior mientras lamía su
cuello obscenamente de manera esporádica hasta que ambos se pedieron en
el oleaje de su liberación. Jungkook rió al al terminar de correrse porque lo
había logrado. Ambos buscaban soporte en la pared con sus cuerpos
sudados, sin hablar, sin besarse, solo sintiendo y recuperando la normalidad
de sus respiraciones.
— ¿Sabes que Yoongi debe estar pidiendo nuestras cabezas, cierto? —
Preguntó divertido Taehyung cuando se dejaron caer en la cama.
— ¿Es momento de estar pensando en mi hyung? — Le preguntó tirando
de él para besarlo. — Es un echo que pedía nuestra cabeza, antes de entrar
al baño le escribí para dispensarlo pero él ya se encontraba llegando a casa
de uno de sus novios, desconozco cuál. Lo único que sé es que debe estar
muy feliz ahora mismo.
— No más feliz que yo, de eso estoy seguro. — Se encaramó sobre él y
le sonrió. — Te amo con todo mi corazón Jeon Jungkook. — El pelinegro
se ruborizó y el menor no pudo hacer más que sonreír e inclinarse para
besarlo. — Realmente te amo.
— ¿Taehyung, tú estás excitado otra vez? Acabas de venirte.
— ¿Ops? — Se encogió de hombros, tomando sus mejillas entre sus
manos pare besarlo. — Cuando se me vaya la adrenalina creo que no podré
moverme pero ahora, deseo ser quien entre en ti. Solo relájate y disfruta,
haré todo el trabajo.

¿Cómo han estado? Nuevamente una actualización para ustedes.


Perdonen si me tardo un poco pero ya saben, debido a algunas
situaciones se me está haciendo difícil actualizar muy seguido. Espero
que les haya gustado el capítulo de hoy.
Creo que no quedan alrededor de cinco para finalizar. Aunque creo
que serán seis si incluyo un capítulo del poliamor que se anda
cocinando por otros lares.w 😂😘
LORED
Capítulo 36

Una guerra de miradas se libraba en casa de Kim Sunhyo desde el momento


en que su hijo y Jungkook llegaron acompañados de Yoongi. El encuentro
no solo con la madre de Taehyung, sino también con Younghee, Hoseok y
Seokjin causó una tensión extraña en el ambiente que las señoras mayores
no pasaron por inadvertidas aún cuando nada mencionaron.
— Creí que vendrían ayer, los estuve esperando toda la tarde y noche
hasta que Hobi vino. — Mencionó tosiendo, haciendo que su hijo se
apresurara para darle un vaso de agua que el propio pelirrojo le extendió,
agradeciendo con un bajo gracias.
— Lo siento mucho, mamá. Realmente ha sido culpa mía. — Se disculpó
colocándose en cuclillas frente a ella como lo hubiese hecho en su niñez,
apoyando el mentón en su rodilla mientras su madre negaba acariciando su
cabeza. — No esperaba ayer en la mañana cuando salí de aquí con
Younghee que Kook regresase, me dejé llevar.
— No se preocupen, solo estoy quejándome un poco. — Sonrió mirando
a Jungkook. — Me vino muy bien descansar ayer para hoy poder disfrutar
el día con todos antes de mi cirugía la próxima semana.
Nadie había tocado el tema o mencionado palabra para que no se sintiera
incómoda con las constantes preguntas. En esas situaciones, por mucho que
una persona quisiera apoyo emocional, hablar del tema, preguntarle una y
otra vez qué tenía o cómo se sentía no era la mejor manera de hacerla pasar
por eso. Simplemente estar presente ya fuera físicamente o no, saber que
tienen a las personas cerca, verlos sonreír, continuar construyendo
recuerdos que no saben cuándo se llevarán, era lo más satisfactorio y
aprobado.
Se está consciente de la enfermedad, de la preocupación de las personas
por su estado pero podría llegar a ser un tanto cruel la constante mención
porque ese recordatorio hacía tan fuerte como vulnerable a los que se
encontraban en esa lucha.
Jungkook y Sunhyo lo sabían, lo compartían con su mirada porque
ambos conocían mejor que nadie el sentir del otro. El resto, de una forma u
otra llevaba bastante tiempo lidiando con ello, aprendieron algunas cosas
pero otras, lamentablemente no podían entenderlas al no haberlas
experimentado por sí mismos.
— Yo he ido esta mañana a casa de mi hijo para sorprenderlo, incluso
conduje sola pero no había nadie y pues, conociendo de antemano los
planes de mi niño, le pedí a Seokjin que me trajera. Es una pena que solo
pueda estar con ustedes hoy dado a que mañana en la noche viajo y tengo
cosas que hacer pero hoy, podemos aprovechar el día juntos. — Espetó
Younghee al notar el silencio en la habitación. — ¿Por qué no nos ponemos
en marcha?
— Yo ayudaré rápidamente a Hobi a recoger, luego los alcanzaré. —
Habló Seokjin con una sonrisa recibiendo un tenue pellizco en el muslo de
parte de la señora Jeon.
— Yo me quedaré con Hoseok, no hace falta que lo hagas, mejor conduce
tú el vehículo de madre para que viajen cómodos, nosotros iremos después.
— Caminando hacia el aludido, Min rebatió tranquilo.
Los ojos del pelirrojo se ensancharon buscando después de mucho
tiempo esa mirada que con solo verlo sabía lo que ocurría en la mayoría de
los casos. Quedarse solo con Yoongi no era su opción preferida y Taehyung
lo captó.
— Realmente todo está recogido, lo vasos se pueden poner en un
segundo en el friegaplatos. — Comentaba haciendo exactamente eso, tomar
los vasos para colocarlos cuidadosamente en la máquina. — Creo que en
casa de Kook todos podremos relajarnos y hablar con calma de todos los
temas porque lo que sobran son habitaciones y espacios.
El asentimiento de su suegra lo respaldó y, aunque Yoongi hubiese
preferido hablar con ese hombre ahí, optó por buscar más adelante una
brecha que les permitiera conversar. Después de todo, ese día incluso
Hoseok iría a la mansión de Jungkook muy a su pesar pues, el pelinegro no
creyó correcto dejarlo marginado debido a que formaba parte de la familia
de su pareja y esto, Sunhyo lo tomó de la mejor manera. No podía volverse
a negar y notar sus ojos entristecerse.
Las madres, Seokjin y Hoseok fueron en un auto, la otra pareja y Yoongi
fueron en el otro. Para sorpresa del propio Jungkook, cuando llegó a su
casa, esta había sufrido evidentes cambios que se debían a la presencia en
ella de Namjoon y Jimin, mismos que esperaban desde muy temprano como
si se hubieran despertado para una acampada.
La piscina y algunos salones estaban arreglados para el día especial al
estilo de Jimin, menos cauteloso y preciso que Jin pero el esfuerzo era lo
más valioso. Sin embargo, ellos estaban dormidos, Namjoon en el sofá
sosteniendo un libro Jimin en la terraza de espalda al sol.
Al ser la primera visita de Sunhyo y Hoseok, Jungkook y Taehyung como
anfitriones se encargaron de mostrarles cada rincón. El castaño estuvo un
poco tenso pero la tranquilidad y naturalidad con el que su ex pareja y
mejor amigo interactuaba con su novio pese a todo, lo hizo relajarse
rápidamente. Nadie se arrancaría la cabeza o, al menos eso creyó hasta que,
una vez pasado el desayuno, Jungkook le pidió al pelirrojo que lo
acompañara.
— Tranquilo, seguramente le enseñará algo. — Se apresuró a decir
Younghee, manteniéndolo en su sitio.
— ¿Jungkook enseñarle algo? — Yoongi sonrió ladino porque, aunque
no sabía lo que planeaba su amigo, lo conocía lo suficiente como para saber
que en sus deseos no estaba amigarse con Hoseok. — Es más probable que
lo lance loma abajo por la terraza y si necesita ayuda, yo se la brindaré
gustoso y de a gratis. Incluso, no tendría ni que esforzarse, puedo hacer
todo el trabajo. Un fósforo menos en la sociedad no se echará a ver.
— ¡Yoon! — Exclamó Seokjin incómodo con su comentarios. — Tienes
siempre la habilidad de decir las peores cosas. — Se levantó de su asiento
pasando de largo por un Namjoon que cerraba sus ojos y los frotaba con los
dedos.
— No peleen... — Como si fueran niños en una riña por su caramelo, la
señora Jeon trataba de apaciguarlos con paciencia. No le sorprendía casi
nada de lo que pudieran hacer esos hombre, a esas alturas y con todo lo
vivido a través de los años, ya estaba curada de espanto. — No se maten en
mi ausencia. — Sonrió dándolo un guiño a Namjoon, acariciando su mejilla
cuando llegó a su lado, apretando de paso el hombro de un Min que resopló
bajo.
— ¿No vas a hablar con Jin? — Preguntó Namjoon sentándose al lado,
siguen al nervioso Taehyung con la mirada pues, estaba de pie, caminando
de un lado hacia el otro en el salón. — Sabes lo que se está intentando, un
tipo de comentario de esa índole en estos momentos no fue apropiado.
Sabes cómo funcionamos, si no quieres algo plántate du dilo de una vez sin
actuar de esta manera tan infantil. Ya habíamos llegado a un acuerdo por
cámara, si cambiaste de opinión, necesitas hablar o algo por el estilo, hazlo.
Hoy incluso es un día para eso, estamos juntos en un ambiente neutro y
relajado, más tarde, cuando el resto de las personas se entretengan
podremos sentarnos a conversar detenidamente pero no muestres tan
abiertamente nuestros asuntos personales.
— ¿Por qué siempre usas mis palabras en mi contra?
— Tú dices las palabras que son usadas en tu contra. — Se sentó
tranquilo, apretando sutilmente su hombro. — Ve a apaciguar a Jin hyung,
por favor.
— No sé si pueda hacerlo, me va a reclamar y no sé si mi contesta suba
de tono. Ese hombre me molesta, me pone celoso. — Namjoon asintió sin
mostrar su sonrisa.
Años atrás no se hubiera imaginado ver a Yoongi celoso pero ahora que
lo había presenciado, era una mezcla de respeto por su forma de cerrarse
mezclada con ternura. No podían preguntarle el por qué pero aunque a
veces su comportamiento era reprochable, le resultaba tierno verlo así.
— ¿A ti realmente no te importa tener una relación con él?
— Nadie habló de relación sino de entretenimiento esporádico e
intermitente que no siempre tiene un por qué envolvernos a todos. No te has
dado la oportunidad de tratar con él y déjame decirte que si lo hicieras,
estoy seguro que incluso podrías ser su amigo.
— Imposible...
— ¿Tan imposible como lo era el hecho de que gustarías de mí o mucho
peor, te enamorarías de mí? — Yoongi hizo una mueca de desaprobación.
Recostándose al asiento. — No significa que tengamos que estar con él ya,
si eso llegase a ocurrir, todos estaremos de acuerdo, por ahora, solo lo
estamos conociendo, integrando como un amigo más.
— Eres muy blando, por eso hacen contigo lo que quieren.
— No soy blando, simplemente me mantengo sereno porque alguien
debe hacerlo. He aprendido a ceder, a callar cuando no es el momento de
hablar y buscar la mejor manera de expresar mi punto para todos sin
exaltarme o cerrarme. Aprendí a escuchar, observar y detallarlos mucho
mejor que mis negocios porque solo así, puedo asegurarme de no perderlos.
A veces, incluso me encuentro disfrutando cosas que no pensé o creí
posible, cosas que supuestamente me desagradaban y al probarlas me di
cuenta que no era así. He mantenido las puertas abiertas para muchas
opciones y es por eso que puedo ceder y permanecer calmo en muchas
situaciones frente a ustedes.
— Seokjin se trancó en nuestra habitación. — Suspiró pensando en que
en ese instante, era preferible lanzarse él por el precipicio que ir a enfrentar
a Jin. — ¿Vas conmigo?
— Esta vez no, lo estropeaste, lo arreglas y si no queda otra opción
entonces, veré como darte algún consejo para que seas tú quien logre
reparar lo dañado. — Elevó sus comisuras y Yoongi chasqueó la lengua
alejando su mando, odiaba a veces la habilidad de expresión que tenía
Namjoon. — ¿Me das un beso y vas?
— Voy y no te doy ningún beso. — Se levantó del sofá pero el del pelo
violeta tiró de él para sentarlo, lo empujó dado que no le gustaba las
precisas tácitas de Namjoon mientras se aseguraba que no estuvieran las
señoras cerca antes de apretar fuertemente sus mejillas y besarlo, sintiendo
la risita del menor sobre sus labios. — Jimin sigue afuera con la mamá de
Taehyung y madre. Ve con él pero si en media hora no saben de mí, llamen
a la policía.
Sentado en la mesa Namjoon llegó, negando, viéndolo marcharse
mientras ahora veía que Taehyung también había abandonado el salón. Poco
tiempo después, Jungkook y Hoseok regresaron, el pelinegro se ubicó al
lado de su pareja abrazándolo y Hoseok se sentó junto a Jimin y Sunhyo.
Justamente treinta minutos después de lo estipulado por Min, él y Seokjin
salieron a la terraza tomados de las manos. Namjoon, quien no tenía
pensado llamar a la policía pero sí ir a verificar cómo estaban, suspiró
mirando su reloj por una última vez. Las horas fueron pasando, entre risas,
momentos cómodos de silencio, comida, bebidas, fotografías en incluso
videos que todos tomaban.
Por momentos Jungkook se detenía a contemplarlo todo, cuando su padre
se unió a la reunión ya cayendo la noche, agradeció en silencio por tener a
todas las personas importantes en su vida reunidas en un solo lugar,
compartiendo felices. Ese día, le había regalado meses de esperanza de vida
emocionalmente.
— ¿Podrías acompañarme a la que será mi habitación? — Susurró
Sunhyo al oído de Jungkook con disimulo, aprovechando que todos
hablaban entretenidos.
— Esta será su habitación, a dos puertas de la nuestra. En caso de
emergencia, tiene varios dispositivos para avisar, algunos de mis empleados
son enfermeros o médicos y hoy contamos con tres entres los que han
estado ocupándose de nuestras necesidades. — Comentó mostrándole cada
aparato, incluso el botón integrado a cada lado de la cama.
— Gracias por todas las preocupaciones y perdón por las molestias. —
Jungkook rápidamente negó y ella sonrió.
— No es una molestia para mí y lo sabe, no se preocupe por eso.
— De acuerdo, no lo haré aunque hay algo que sí me preocupa. —
Agregó, viendo el ceño contrario fruncirse.
— ¿Necesita algo más?
— ¿Cuándo planeas decirle a mi hijo? — No necesitaban decir a qué se
refería exactamente pues, ambos entendían de qué hablaban. — Yo mejor
que nadie comprendo tus razones, las respeto e incluso respaldo. Si tiempo
atrás yo hubiera podido ahorrarle todo el sufrimiento a mi hijo, que lo
viviera una única vez durante mi partida y no constantemente,
preocupándolo cada día, del año, lo hubiera hecho. Sin embargo, creo que
necesitará saberlo en algún momento porque ya está lidiando con mi
padecimiento y necesita prepararse mentalmente para la partida de la
persona que cree estará muchos años a su lado aún después de que yo me
vaya.
— Señora Kim, yo...
— Los dos sabemos que no tenemos solución. Mi operación me regalará
tal vez algunos meses más de vida pero eso será todo. En dos días me
ingresarán nuevamente, pasaré por el mismo proceso una vez más para
quedar semanas en un hospital y vivir, ¿tres o cuatro meses más?
— Si yo pudiera haría todo por un mes más. Taehyung la necesita.
— No, mi hijo ya no me necesita, me ama y soy para él como la mayor
de las bendiciones pero a estas alturas, soy yo quien lo necesito a él y está
bien e cierto modo. A casi todos los padres nos toca aunque a mí me haya
llegado el momento muchos años antes. Sé que ni siquiera puedes realizarte
una operación para extender tus días un poco más. Justamente por eso,
debes decirle, para que aproveche contigo, para que aprovechen juntos cada
segundo que les queda. Él ha estado pendiente a mí desde que era muy
joven, ha dejado de vivir muchas cosas que quiero verlo viviendo a tu lado.
— Yo estoy intentarnos darnos eso y más. Lo haré hasta el final de mis
días porque usted sabe, desde hace mucho tiempo, lo mucho que amo a su
hijo. Cuando la visitaba en el hospital y hablábamos por horas, usted fue la
primera en notar que me había enamorado de esa persona que le describía,
incluso dedujo que era un hombre y que ese hombre, era su hijo. Jamás lo
dijo pero sé que lo supo antes de verme en su casa. De no haberlo conocido
a él, mi vida habría terminado ya porque sinceramente, me impulsó el
egoísmo de mi enamoramiento por él. Esperaba al menos conocerlo y
hablarle en una comida como despedida sin involucrarme en su vida. No lo
logré, no pude amarlo de forma desinteresada a lo lejos y quizás ha sido mi
mayor acto de egoísmo en todos mis años de vida.
— Arriesgado sí, egoísta, no lo creo. Yo no lo calificaría como un acto
egoísta sino valiente. Aunque no lo creas, mi bebé es un hombre muy fuerte
pero también necesitaba amar y ser amado de la forma en que tú lo amas.
Como te dije, incluso Hoseok me parecía un yerno ejemplar pero, solo él
podría decidir. Por eso no me entrometí y dije que ya existía alguien en su
vida porque, no soy la dueña de sus sentimientos y desconocía donde
residía su felicidad. Ahora sé que es contigo, por un día o incluso por una
hora, nos merecemos experimentar ese tipo de amor.
— Pero...
— Debemos ser conscientes de cómo quedaría devastado esa persona a la
que no le da tiempo despedirse de nosotros correctamente. Le debemos eso,
la oportunidad de un cierre que muy pocos pueden experimentar. — Se
acercó para limpiar las lágrimas de Jungkook y abrazarlo, acariciando su
espalda para que pudiera llorar como no podía hacerlo frente a otros. —
Hay pérdidas que se lloran toda la vida sin importar cómo ocurran, a veces
no podemos superarlo pero nos toca aprender a vivir con ello y nadie nos
puede quitar ese derecho porque eso también forma parte de nuestra vida.
— No creo poder resistir el dolerla tristeza y la frustración en su mirada.
No es una persona, se estaría preparando para la partida de dos y su llora...
Si lo veo sufrir yo...
— Aún podrás estar ahí para él y consolarlo como solo tú puedes hacerlo.
¿Crees que alguien más lo podría consolar por esto? Tú y yo quizás seamos
las únicas personas capaces de sostenerlo para que no desplome por
nosotros, somos nosotros mismos. Uno es el pilar del otro. — Besó su
hombro, apretándolo más hacía su cuerpo hasta que solo quedaron leves
sollozos. — He tomado hace un rato una ducha así que ahora iré directo a la
cama. No me quedan fuerzas restantes en mi cuerpo por hoy.
— De acuerdo, suegra, la dejaré para que descanse. — Musitó
acompañándola a la cama, señalándole una vez más todos los aparatos que
podía utilizar en caso de sentirse mal. — Este está conectado directamente a
mi habitación, así que no se preocupe por nada. Buenas noches.
— ¿Kook? ¿Mamá? — La voz de Taehyung llegó suave, sonriendo al
verlos juntos. — Se escabulleron y me dejaron solo sin decirme nada.
— No quise interrumpirlos, hijo, nuestro Jungkookie estaba más cerca y
por eso lo molesté a él. — Sonrió aceptando el abrazo de su hijo que llegó
acompañado de un beso en su cabeza. — Pasen buena noche. — Le guiñó
un ojo y Taehyung se sonrojó, tosió y negó rápidamente volviendo a darle
un beso.
— Buenas noches, mamá.
— Buenas noches. — Volvió a decir Jungkook pasando su mano por la
cintura de su pareja para sacarlo de la habitación. — ¿Dónde están todos?
— Bueno, tu amigo Yoongi abiertamente me despidió en cuanto tus
padres se fueron, ellos cinco tenían algo de qué hablar.
— ¿Mis padres se fueron sin despedirse?
— Algo surgió con tu padre pero me dijeron que te avisara que vendrían
mañana y no te preocuparas dado que no era nada urgente, mucho menos
que requiriera tu presencia. — Acarició su mentón con suavidad, mirando
detalladamente sus ojos hinchados y enrojecidos. — ¿Qué hablaron mi
madre y tú?
— Hablamos de muchas cosas, al principio de ti, luego de la vida, los
padres y no sé, creo que me emocioné demasiado. — Dijo notando que
seguía mirándolo directamente a los ojos. — No podré dormir sin hablar
con mi madre, ¿por qué no tomas una ducha en lo que lo hago? Tienes ropa
limpia en tu clóset, agregaron algunas cosas.
— De acuerdo. — Musitó acercándose para un beso.
Sacando su teléfono, Jungkook lo vio alejarse y, solo cuando escuchó la
ducha correr, suspiró guardándolo, yendo hacia el exterior para que el aire
fresco lo ayudara a relajarse.
¿Contarle todo a Taehyung?
No sabía cómo hacerlo, lo haría, quizás no esa misma noche pero tendría
que hacerlo.

¿Bien por aquí? Cada vez nos queda menos... Espero que no se me
hayan aburrido con el capítulo. ¡Nos vemos en el próximo!
LORED
Capítulo 37

— ¿Crees que lo que hiciste estuvo bien? ¿Es esto el amor que dices
tenerme? ¿Cómo pudiste buscarme e interferir en mi subasta, incluso
proponerme algo más cuando sabías que te quedaban meses para morir?
La voz de un Taehyung que en un comienzo se perdió al oír la noticia y
se volvió trémula, lentamente comenzaba a elevarse, era firme, cortante,
dura a los oídos de un Jungkook que buscaba acercarse temeroso pese a que
el castaño continuaba alejándose.
— ¿Dices que me conociste en el hospital? ¿Viste por todo lo que estaba
pasando y aún así me harás pasar por esto una vez más? ¡Dio, te amo,
Jungkook! Claramente te amo y sé por lo que estás pasando pero...
— Tae... M-Mi a-amor, no tienes que hacerte cargo de mí, no soy tu
madre y no tienes la misma responsabilidad. Todo sigue igual, sigo siendo
el mismo hombre del que te enamoraste. Lo único que me gustaría es que
permanecieras a mi lado. Los dos apoyaremos a tu madre, estaremos juntos.
— ¿Cómo podría prestarle atención a mi madre sabiendo que tú estás en
las mismas condiciones? ¿Cómo podría atenderte a ti cuando mi mamá
también merece y necesita de mis cuidados? No puedo simplemente dejarle
todo a Hoseok, no podría estar contigo sabiendo que tampoco puedo
cuidarte correctamente a ti.
Después de hablar con su suegra, Jungkook terminó decidiendo decirle
todo esa noche pero ahora que veía sus ojos, ahora que lo veía apoyarse a la
puerta quebrándose, lo estaba destrozando a él. Detener sus propias
lágrimas era una misión imposible que no le importaba llevar a cabo, solo
quería hacerle entender a su pareja que nada cambiaba. Ese dolor, ese
sentimiento que no era lástima pero tampoco estaba muy lejos de ella, lo
lastimaba.
— Mi amor... — Se arrodilló en el suelo, desplazándose por el mismo
lentamente hasta llegar a Taehyung, abrazándolo aún cuando este le pegaba
torpemente. — Taehyung.
— D-Déjame. — Se alejó con fuerza poniéndose de pie, saliendo por la
puerta de la habitación en un pequeño trote que le permitió a Jungkook,
quien ahora lloraba como no lo hacía desde niño, alcanzarlo para detenerlo.
— N-No puedo hacer esto, no puedo pensar con claridad, no sé como
enfrentar esta situación.
El pelinegro quiso llevarlo a la habitación para que no lo escuchara
Sunhyo o los encargados de la limpieza que aún recogía todo lo de esa
noche a la distancia. Sin embargo, Taehyung se negó a moverse un solo
centímetro.
— Con mi mamá por momentos me he sentido ahogar, con cada crisis,
con cada amenaza, operación o tratamiento de quimioterapia. Cada vez que
cubre a gran velocidad su cabeza para que no la vea o cuando me toca
bañarla y llora porque vea su deteriorado cuerpo. Esos cambios de humor
donde cualquiera pensaría que me odia cuando me ama más que a nadie, la
constante zozobra que me acompaña sin disfrutar del todo cualquier día
creyendo que se, podría ser su último y me invade el temor de no estar a su
lado. Has experimentado todo desde el lado del enfermo y sé que debe ser
tan duro y doloroso como el mío pero no sabes lo que es estar de este lado
tampoco.
— No tienes que tratarme como a un enfermo aunque lo esté. Solo te
estoy diciendo esto porque creí que estabas en tu derecho de saberlo pero no
para ver nuestra relación cambiar. Somos los mismos hombres que éramos
hasta hace una hora atrás. No tienes que cambiar nada mi amor. Vas a ver de
mí siempre esta, la mejor versión, jamás me permitiré darte una carga más
solo... — Caminó varios pasos con temor, temblando al ver como Taehyung
continuaba negando con su cabeza. — No te alejes de mí, Tae, no me trates
con lástima o por obligación, solo sigamos como hasta ahora.
— No sé si pueda...
— ¿Qué? — Exclamó el pelinegro asustado, desviando su mirada desde
los ojos del castaño hacia sus pies que daban marcha atrás y de regreso,
notando como secaba sus lágrimas. — Tae...
— N-No sé si pueda, Kook. Es decir... — Cerró con fuerza sus ojos y
exhaló. — Sé que no puedo hacerlo y no lo haré. Mi mamá en pocos días
se someterá a una operación, no sé cómo estar con ella y contigo a la misma
vez. No puedo hacerlo, te amo pero es... Es mi mamá.
— ¡Claro que es tu mamá! Debes estar con ella y yo estaré con ustedes,
eso no es problema.
— Jungkook.
— Mi amor, escucha, soy tu pareja pero jamás te exigiré que me pongas
por encima de tu familia, no lo haré. Yo sé que tanto Sunhyo como Hoseok
son tu familia y...
— Terminemos. — Lo interrumpió. — N-No estoy huyendo, solo creo
que es mejor que dejemos las cosas hasta aquí. Tú no debes pretender estar
bien por mí, tienes derecho a lucir como te sientas. Debes tener paz y
estabilidad emocional para hacer tus tratamientos. Tienes a tus padres,
estarás respaldado con muchas personas calificadas para tu cuidado
realmente no soy yo lo que más necesitas. Rompamos.
— N-No. — Negó el pelinegro sintiendo sus lágrimas caer, viendo al
castaño alejarse a pasos apresurados. — ¡No! — Exclamó en su lugar. —
Tae, Taehyung...
Echó a correr para alcanzarlo pero el llamado sabía que estaba siendo
perseguido por lo que también corrió, encontrándose con Hoseok
dirigiéndose al auto que conducía Seokjin. Pidiéndole disculpa tomó la
llave que sostenía, se sentó en el vehículo, lo prendió y arrancó ignorando
los gritos desesperados de Jungkook.
Descalzo y aún envuelto en su bata, el pelinegro ignoró la presencia de
Hoseok, corriendo desesperado detrás del auto hasta que el vehículo casi
desapareció de su campo visual, sus piernas fallaron y él cayó sobre el
pavimento.
— Taehyung... — Musitó bajo. — ¡Taehyung!
Jungkook abrió los ojos envuelto en llanto, podía sentir su respiración
agitada, el dolor en su pecho pero, no estaba en el pavimento, sino en su
cama. Ya estaba en su cama, quizás lo llevaron inconsciente como veces
antes pero eso no era lo más importante. Miró a su alrededor, era de día aún
así que conducir quizás no le resultaría tan peligroso.
Buscó el auto de su último deportivo, ese que desde hacía un año no
conducía y, vistiéndose con prisa, sin seguir ningún patrón o estilo. Un
pantalón negro, una camiseta gris con unas zapatillas deportivas y el
pelinegro se encontraba sudando frío, corriendo por el pasillo de su
mansión.
Justo en ese instante que tanto necesitaba buena forma física, le estaba
costando mantener el equilibrio, su cabeza dolía horriblemente y su visión
por segundos se volvía borrosa pero, buscando apoyo en una de las paredes,
se apresuró lo más que pudo. Lloraba, lloraba por Taehyung aún cuando
quizás no tenía derecho de hacerlo pero simplemente no podía dejarlo ir, no
así. Tenía que llegar a su casa, hablar con él.
— Y-Yoongi... — La voz de Jin tembló señalándole al pasillo por donde
Jungkook se aproximaba tambaleándose, notando que no se encontraba
bien. — Se va a desmayar.
El peliverde corrió a rápida velocidad para sostenerlo pero fue empujado
por su amigo, chocando contra la pared. Seokjin, para no causar un gran
revuelo a las personas merendando en la piscina, se apresuró a mandar
discretamente a la médica que más cerca se encontraba, enviando a quienes
estaban en la cocina hacia la piscina para atender a los presentes.
— ¡Suéltame! ¡Taehyung! Tengo que alcanzar a Taehyung, tengo que
verlo, él no puede dejarme así. — Era lo único que repetía, Yoongi no
comprendía muy bien su actitud pero sabía que en momentos así, la lógica y
la inteligibilidad de sus palabras no era lo más importante. — Hyung,
Taehyung, no me puede dejar así, hyung.
— ¿De qué hablas, Kook? — La médica llegó a su lado pero Yoongi le
indicó sutilmente que esperara unos segundos, al escucharlo llorando por
Taehyung. Caminó con su amigo en los brazos hasta que pudo mostrarle a
Taehyung sentado en la piscina riendo con Jimin y su madre. — Tae, está
aquí, él no se ha ido, no te ha dejado.
Jungkook no comprendía, lo había visto irse por eso casi acusó a su
amigo de mentiroso pero cuando lo vio tan sonriente, jugando con una
pelota en la piscina, comprendió que lo vivido, ese adiós que lo hizo
experimentar la muerte en vida, había sido solo un sueño. Se aferró a la
ropa del peliverde buscando soporte para caminar pero, terminó vomitando.
— N-No dejes que me vea así. — Fue lo último que dijo antes de perder
el conocimiento.
Yoongi lo llevó a una habitación que nada tenía que ver con la suya,
escuchando de la médico que quizás ese sueño lo había alterado demasiado,
haciendo a su cerebro esforzarse demás, causándole una encefalitis muy
leve que en su caso podría ser fatal. Se encargó de realizar los
procedimientos necesarios, no sin antes dejarle saber a Yoongi que, si para
el día siguiente su cerebro continuaba inflamado, deberían ingresarlo.
— ¿Cómo así que Jungkook salió sin pasar a despedirse de nosotros? —
Cuestionó Taehyung algo desubicado al escuchar a Seokjin. Por alguna
razón, eso le pareció extraño, el aire se sentía igual. — De acuerdo, lo
llamaré y...
— Creo que deberías esperar a que se comunique contigo. Si se fueron
tan apresuradamente es porque quizás ahora mismo tenga su cabeza en otra
lado. Mi yerno se comunicará contigo. — Intervino su madre al notar la
forma en que el resto de los presentes parecían tan extrañados como
Taehyung, notando la mirada que Seokjin, Namjoon y Jimin compartieron.
— E-Está bien... — Aceptó las palabras de su madre pero aún así salió de
la piscina.
— ¿A dónde vas? — Preguntó Jin lo más calmado posible. — Si
necesitas que te lleve a alguna parte solo dame un momento.
— No necesito que me lleves a ninguna parte, en caso que quisiera salir
podría hacerlo solo porque sé conducir. No obstante, ahora solamente iré a
nuestra habitación por algo. ¿Necesitas también a acompañarme a ella?
Relamió sus labios habiendo una pausa, la forma en que Jin invadió su
camino se sintió raro, como si lo estuviese vigilando o impidiendo que
hiciera algo. Eran absurdas paranoias y lo entendía, no lo hacía con mala
intención pero por un instante, no puedo evitar estar a la defensiva.
— Lo siento solo, solo iré a mi habitación, ya regreso.
Taehyung vio el tenso movimiento en la cocina pero, todos estaban en
silencio, notó a la muchacha que limpiaba todo el piso aún cuando la noche
anterior hicieron una gran limpieza pero aunque, le resultó extraño, no fue
lo suficiente como para incrementar su mal sentir.
Cuando entró a la habitación que compartían, permaneció varios
segundos recostado a la puerta. Algo simplemente no estaba bien pero no
sabía que era por mucho que lo pensaba. Se incorporó yendo a cada
habitación dentro de la misma, cuarto de vestir, baño y demás pero todo
lucía normal excepto por una cosa, el llavero inteligente que su novio
siempre llevaba consigo estaba aún en el clóset. ¿Tan deprisa se marchó que
incluso eso olvidó?
No sabía qué buscaba, qué pretendía encontrar pero caminaba detallando
cada rincón minuciosamente hasta que cansado, se sentó en la cama recién
hecha. ¿Si todo estaba bien con Jungkook, por qué el sentía que no era así?
— Bienvenido de regreso. — Saludó Yoongi casi seis horas después
cuando el pelinegro abrió sus ojos. Le sirvió un vaso de agua y se sentó a
su lado para ayudárselo a beber. — Todo está bien, nos encargamos de todo
y él no se percató de nada.
— ¿Está aquí?
— Como no sabía para cuándo regresarías, creyó que era mejor regresar
a casa de su madre con Hobi, Hoseok. — Corrigió. — Yo he estado todo el
tiempo en el cuarto a tu lado, cree que nos fuimos juntos aunque es ya algo
ridículo. Todos saben lo que está ocurriendo excepto él. Debes decirle.
— ¡No! — Exclamó rápidamente negando con su cabeza al recordar
aquel espantoso sueño.
— De acuerdo, no, no le dirás. — Se apresuró Yoongi a calmarlo. — Se
le dijo que tuvimos que viajar de urgencia, tu propia madre nos ayudó así
que cree que estamos en China en estos momentos pero espera llamada
tuya. — Jungkook asintió aceptando el teléfono que le entregaban,
tomándolo con fuerza, pegándolo a su pecho mientras dejaba sus lágrimas
salir. — Jungkook, no puedes afligirte, no puedes experimentar ahora
mismo emociones muy fuertes. Tenías el cerebro inflamado, recién hace
una hora a comenzado a disminuir y, de no reducirla para mañana.
— Lo sé. — Asintió abrazándose a su celular. — Hyung... ¿C-Crees que
debería terminar con él?
— ¿Qué? — Yoongi comenzaba a preguntarse si todo eso debía tener con
el sueño que la seguramente tuvo porque de otra forma, no comprendería
que el propio Jungkook que tanto anheló tenerlo, que tanto amaba a
Taehyung, estuviese pensando en en terminar con él. — Yo creo que lo que
deberías ahora es llamarlo y descansar, ya mañana, más tranquilo pensarás
en lo que quieres hacer con su relación.
+++
— ¿Ya hablaste con tu novio? — Taehyung miró a Hoseok algo
extrañado porque desde que fueron a su casa, esta era la segunda vez que lo
escuchaba llamarlo así. No había un "ese, tu comprador, ese tipo, ese
hombre, el CEO o Jeon. — ¿Aún no ha regresado?
— Llega en un rato, dijo que iría directamente al hospital así que allá lo
veremos. — Comentó asegurándose de tener lo necesario para él dado a que
pasaría todo el día y noche en el hospital junto a su madre. — ¿Ya mamá
está lista? Ve a ver.
— Ve encendiendo el auto. — comentó con una sonrisa amplia que no
tembló y ayudó al castaño a calmarse. Extrañaba a su amigo, ese que volvía
ver a través de esa sonrisa, sin rehuirle.
Cuando llegaron al hospital, al piso donde ingresarían a su madre esa
mañana, Kim Taehyung volvió a sentir que el alma le regresaba al cuerpo al
ver a Jungkook esperándolos junto a sus padres. No supo el motivo pero,
todo su cuerpo y mente lo impulsaron a correr hacia él, sin notar el gran
nerviosismo de su novio.
Si bien Jungkook ya sabía que su ruptura solo fue un sueño, se sentía tan
viva que aún batallaba con ese recuerdo. Ver la amplia sonrisa del menor lo
hizo respirar una vez más. Abrió ampliamente sus brazos y lo recibió de la
única forma que podía, rebosante de amor, siendo ese rincón de paz que el
contrario necesitaba.
— Aquí estoy, mi amor. — Besó su rostro con dulzura. — Aquí estamos,
lamento llegar tarde pero estoy contigo, con ustedes.
En ese instante, todas las preguntas que Taehyung quería hacerle
desaparecieron. Lo besó ignorando a sus suegros tomando incluso al
pelinegro que no tardó en estrecharlo con mayor fuerza, temiendo que se le
fuera, besándolo con la misma vehemencia. Lo había extrañado, mucho.
Cuando el señor Jeon tosió, ambos se separaron algo apenados.
Aún sabiendo que varias miradas estaban arriba de ellos, Taehyung se
acercó para saludar a sus suegros mientras Jungkook se acercaba para
abrazar a Sunhyo, estirando su mano pero sin su amplia sonrisa a un
Hoseok que le respondió con la misma cordialidad, ambos con sus
comisuras elevadas.
Cuando los doctores finalmente retiraron a Sunhyo, todos se dispensaron
varios metros. Los señores Jeon se disculparon y retiraron mientras que
Yoongi se quedó a un lado observando como Jungkook abrazaba a
Taehyung cerca de la puerta por donde desapareció la señora Kim.
— ¿Cómo estás? — Escuchó la voz a su espalda, volteándose,
encontrándose con un Hoseok que le entregaba un café. — ¿Te fue bien en
el viaje?
— S-Sí, me fue bien. — Respondió limitando su respuesta, probando el
café y sorprendiéndose al sentir el sabor.
— Seokjin me ha dicho hasta el cansancio cómo es que te gusta beberlo,
supongo que no puedo olvidarlo. — Yoongi lo miró sin saber cómo recibir
esas palabras. — Quizás no es el lugar o momento pero me gustaría repetir
lo que te dije la otra noche.
— ¿Qué de todo lo que me dijiste? ¿La parte donde me llamaste imbécil
posesivo, viejo gruñón, pichi corta resentido o goloso que quiere todas las
pollas para él? — Hoseok se sonrojó porque no entendía cómo pudo perder
los estribos y responderle cada insulto pero, cuando sintió a Yoongi reírse,
él también lo hizo. — ¿Qué quieres decirme, fósforo?
— Bueno, solamente quería recordarle al viejito gruñón que no tengo
interés en formar parte de su relación y que, aunque no me niegue al placer
y esté muy curioso por experimentar eso que tienen, no pretendo formar
parte de ustedes y ser uno más de sus novios. Sinceramente, quiero los
amigos que pueden llegar a ser junto a un poco de cariño que nada tenga
que ver con las únicas dos personas con que he experimentado ese tipo de
sensación. Mi madre y Taehyung. Solo he recibido cariño de ellos dos,
Seokjin me mostró que a pesar de mi dolor no podía cerrarme a eso y
realmente tiene razón.
— ¿Solo cariño y nada de sexo?
— Tampoco he dicho eso. — Ambos rieron en voz baja.
Yoongi le hizo señas para que bajara el volumen de la risa y voz,
indicándole que lo siguiera. Hoseok había estado muchas veces en ese piso
acompañando a su madre pero era la primera vez que salía a la terraza. La
vista era digno de un piso VIP, la decoración también pero no parecía ser
muy visitada.
— Yo no soy el mejor en muestras de cariños. — Habló el peliverde
sacándolo de sus pensamientos. — No te odio como bien te dije la otra
noche, es solo que aunque no siempre estuvimos en este tipo de relación,
éramos cercanos desde niños, Jimin fue el último en llegar pero eso también
ocurrió hace muchos años y estoy acostumbrado a ellos. Para mí eres un
extraño que captó la atención de los hombres que amo.
— Te entiendo mejor de lo que piensas. Yo también tengo un hombre que
amo pero, a diferencia de ti, este no me ama del mismo modo en que te
aman ellos tres. Eres afortunado porque a pesar de su relación tan poco
usual, tienen mayor estabilidad, compenetración y confianza que
cualquiera. Sé lo que es temer a la presencia de otro, sentir celos, miedos de
que todo lo construido se derrumbe, que lo alejen de ti y te quedes sin nada,
solo, destruido y queriendo morir.
Hoseok había estado caminando hasta el borde de aquella terraza,
sosteniéndose en la baranda, poniendo a Yoongi nervioso pues, ese tipo de
situaciones le causaban ansiedad. Meses atrás, justo en una terraza de ese
hospital, él tuvo que rescatar a Jungkook cuando un extraño instinto lo hizo
querer tirarse después de escuchar que no podían volver a operarlo y que le
quedaba menos de un año de vida. Las imágenes aún lo perseguían a pesar
que, algo extraño volvió a ocurrir cuando finalmente se dignaron a salir del
hospital pues, camino al estacionamiento, Taehyung chocó con él,
llenándolo de café, recordándole que aún le quedaba algo por hacer.
Se apresuró rápidamente a caminar hacia el pelirrojo, tirando de su mano
para alejarlo de ese lugar, encontrándose con sus mejillas húmedas.
Perdiendo los dedos en esas vibrantes hebras rojas, lo atrajo con gran fuerza
hacia él, besándolo. En un primer instante, el menor no supo cómo
reaccionar pero, le siguió la corriente hasta que un leve chasquido de labios
le avisó que el beso había terminado.
— L-Lo siento.
— ¿Por alguna casualidad pensaste que yo saltaría? — Yoongi negó
liberando su mano, volteándose para no mostrar sus ojos cristalizados,
sintiendo sus dedos ser entrelazados con otros más tibios. — Mi depresión
no llega a ese nivel y verdaderamente tengo muchas cosas por las que aún
sonreír, vivir...
— No pretendía, es decir... Lo siento. Creo que debo llamarlos y decir lo
que ocurrió, debes estar tan sorprendido como yo, fosforito. — Hoseok solo
asintió conteniendo su sonrisa, viendo como Yoongi batallaba por hacer una
videollamada en grupo que, para su sorpresa, todos tomaron.
En el interior y algunas horas después, Jungkook continuaba sentado
junto al castaño mientras la cirugía avanzaba. Varias veces se durmió pero
Taehyung no lo despertó, solo sonreía y acariciaba, sintiendo la fuerza que
ejercía en la mano sostenida. Justo en ese instante en el que acariciaba lo
que para él era un rostro demasiado pálido para no llevar maquillaje,
Taehyung se sentía bien junto a él. Sin embargo, cuando acarició su cabello,
notó algo de lo que no se había dado cuenta jamás.
En sus patillas, justo cerca de su oreja, algo extraño se elevaba. Con
cuidado para no despertarlo, llevó sus dedos a ese cabello elevado, tirando
suavemente hacia arriba descubriendo que Jungkook, usaba una peluca.
— ¿Qué hora es? — Murmuró el pelinegro adormilado, logrando que
Taehyung acomodara disimuladamente todo en el mismo lugar, poniendo su
mejor sonrisa para cuando abriera sus ojos. — Lo siento, amor, me dormí.
— No pasa nada, es normal que de vez en cuando nos duramos estando
tan tranquilos y sentados aquí. Además, llegaste de tu viaje directo al
hospital, es normal que estés agotado. — Comentó descendiendo su mano
hasta el mentón para acercarse y depositar un casto beso. — ¿Por qué no
vas a casa descansar? Yo te aviso si sucede algo o cuando terminen.
— Cuando termine yo estaré aquí, si sucede algo, cosa que no creo,
estaré también aquí, a tu lado. — Detuvo su mano antes de que se alejara de
su rostro, besando su palma, acomodándose en ella. — Mientras no me
alejes, siempre estaré aquí, a tu lado.
— No tengo motivo alguno para alejarte, tonto. — Sonrió mirando sus
ojos, desviando sutilmente su mirada al costado de su cabeza. — Aún así,
creo que deberías descansar un poco, luces cansado, tu tez está demasiado
blanca, e incluso puedo notar tus ojeras. ¿No descansaste en ese viaje?
Jungkook se incorporó rápidamente, negando con sutileza, era preferible
recibir un regaño por no dormir antes de que creyera algo más.
— Ve a tu casa y regresa en unas horas.
— No, me quedaré aquí y...
— No te lo estoy preguntando, Jungkook. Te estoy diciendo que vayas a
descansar al menos tres horas, tomes un baño, te relajes y luego regrese. —
Espetó algo más serio y también preocupado.
— E-Espera un momento. — En silencio, el castaño lo observó escribir
algo en su celular, varios minutos después, Yoongi apareció junto a un
médico que ampliamente sonreía.
— Ya hemos organizado una habitación VIP para ambos en este mismo
piso. — Habló el de la bata blanca con cordialidad. — Por favor, síganme.
— No creas que te saldrás con la tuya, Jeon. — Musitó Taehyung en voz
baja mientras caminaban siguiendo al doctor. — Mañana, irás a tu casa a
descansar. ¿De acuerdo? — Con un asentimiento, Jungkook lo convenció.
— Gracias por organizar esto.

LORED
Capítulo 38

La operación de la madre de Taehyung terminó veinte horas después de


forma satisfactoria. De eso, ya habían transcurrido seis días de los cuales
tres, Jungkook estuvo día y noche en el hospital, manteniendo pequeñas
revisiones esporádicas de vez en cuando y, terminando yendo a su casa por
órdenes de Taehyung debido a su desmejorado aspecto que cada vez,
preocupaba más al castaño.
— Debes tratar de comer algo. — Pedía Seokjin sentado en el comedor
junto con Jimin.
— Despierta a Yoongi, por favor. Necesito que me lleve al hospital. —
Habló bajo haciendo varias muecas con su rostro. Con rapidez, Jimin
colocó un recipiente junto a él y, segundos más tardes, el pelinegro se
inclinó para vomitar.
Hacía mucho tiempo estaban familiarizados con los cambios en los
estados de Jungkook debido a su salud. Algunos días peores que otros,
algunos meses parecía el hombre más saludable y otros pues, no tanto.
— ¿Me trajiste lo que te pedí? — Le preguntó a Jimin y este asintió
colocando el frasco sobre la mesa. — No lo utilizaré por ahora pero quiero
estar preparado. Tardaste en traérmelas.
— He estado algo ocupado y también lo olvidé, lo siento. — Se disculpó
escuchando los pasos que se acercaban. Sonrió al ver a Yoongi,
levantándose de su asiento para que se sentara, imitándolo solo que sobre su
regazo. Depositó un suave beso en sus labios y acomodó el desordenado
cabello. — Deberías teñirte ya, darte un color diferente.
— Ahora no tengo tiempo para eso. — Respondió recibiendo un nuevo
beso solo que ahora de Seokjin. — Gracias. — Agradeció el desayuno. —
Hoy tienes que reunirte con el doctor, es algo bueno que vayamos a ir de
todas formas al hospital.
— Ya dije que no. — Sentenció poniéndose en pie, sentándose
nuevamente algo mareado. — Dijeron que la próxima semana podrían darle
de alta a mi suegra si cuenta con los cuidados necesarios en casa. Para ese
entonces, yo podré decir que debo viajar y estar varios días bajo revisión,
tratarme incluso.
— Es imposible decir que tienes que irte de viaje cuando tienes desde
hace meses varias presentaciones programadas esta semana. En la Casa
Azul, en el Consejo de Naciones e incluso en el intercambio tecnológico
con Alemania. Tus agendas han sido más que limpiadas y todos lo saben,
no puedes mentir, no puedes aplazar tratarte, debes seguro recibir algún
suero, has estado vomitando por dos días casi sin parar y eso evidentemente
empeora tus nauseas. Si tu estado de salud es tan precario, ¿cómo pretendes
ser de apoyo para Taehyung? ¿Ya le vas a decir¿ Porque es muy probable
que incluso hoy se de cuenta de todo si te ve en este estado.
— Min.
— Te lo pongo de esta forma, vienes conmigo a ver a tu doctor o
simplemente me veré en la obligación de llamar a Taehyung y a tu madre
para que te convenzan. Yo no pienso ver a mi amigo en este estado sin
hacer nada, si ellos desean dejar que su hijo y pareja se destruya con mayor
velocidad, es cosa de ellos. ¡No participaré en este estúpido intento de
suicidio porque eso es lo que estás haciendo!
Sin tocar su comida, Yoongi hizo que Jimin se levantara para irse del
comedor, dejando a un Jungkook frustrado y algo malhumorado. No
obstante, no se iba arriesgar a que Min cumpliera como siempre con sus
amenazas por lo que terminó de ingerir sus alimentos, tomó un baño y
salieron hacia el hospital.
— ¿Cómo está? — Preguntaba Taehyung al teléfono.
— Sigue dormida. ¿Aún estás en casa? — Respondió el pelirrojo al otro
lado de la línea.
— No, ya me estoy estacionando. ¿Por qué, necesitas que traiga algo? —
Permaneció esperando una respuesta sin apagar el auto, listo para volver a
salir en caso de necesitarse. — ¿Hobi?
— Lo siento, pensé que mamá se había despertado pero solo se movió.
No, no necesito nada más allá de un café bien cargado cuando subas. — El
castaño sonrió escuchándolo siempre con tan buen entusiasmo pese a todo.
— Ven y descansa un rato, seguimos teniendo una habitación extra gracias a
tu novio.
— Es extraño escucharte llamarlo así tan seguido. — Admitió en voz
alta, llevando su mirada al retrovisor, notando aquel Bentley negro tan
conocido entrar en el estacionamiento privado. Sonrió al ver, preparándose
para descender e ir al encuentro de su novio. — Nunca se va a morir, tienes
una boca santa. No vemos en unos minutos.
El castaño apagó el automóvil con rapidez, tomando en sus manos las
bolsas con lo que traía dio un último vistazo al espejo para asegurarse de no
verse tan mal, disponiéndose a salir cuando notó como dos doctores con una
silla de rueda se aproximaban a ellos. Sentaron a Jungkook y junto a
Yoongi, ingresaron al interior del edificio.
En ese instante fueron muchas las cosas que vinieron a su cabeza, de
hecho, casi se quedó petrificado en su lugar solo que su instinto lo hizo
avanzar antes de darse cuenta. No sabía exactamente qué buscaba o
esperaba, quizás, en lo más profundo de su ser se acumulaban leves
sospechas desde unas semanas atrás pero no acababan de buscar un camino
hacia la superficie.
Corrió con las bolsas hasta llegar al ascensor, notando que se detenía
justamente un piso más abajo del que estaba ocupando su madre. Cuando el
segundo elevador abrió sus puertas, entró en él a gran velocidad,
presionando continuamente los botones como si eso hiciera que este se
desplazara a mayor velocidad. Al llegar al piso en donde sabía que se
habían detenido, bajó, siendo recibido por dos enfermeras que le cerraron el
paso.
— Vengo con el señor Jeon, creo que ya saben que soy su pareja, ¿no es
así? — Las mujeres asintieron. — Entonces no les pediré dos veces que me
dejen pasar y lleven hacia la habitación en donde me esperan.
— Pero tenemos órdenes de que solo los padres del señor tienen acceso a
pasar. — Taehyung peinó su cabello con frustración y un tanto torpe, se
abrió camino.
— A-Al otro lado, al final del pasillo. — Habló la otra recibiendo una
reprimenda de su compañera cuando el castaño agradeció la información,
yendo ahora en el camino correcto.
Sin llamar a la puerta, sin avisar, el castaño entró, viendo los ojos de
Yoongi ensancharse, los doctores detenerse y a su pareja siendo acostado
mientras se negaba a quedarse ingresado. Avanzó dos pasos más al interior,
cerrando la puerta tras de él, hasta situarse frente a la cama para que
Jungkook lo viese bien, notando en esos ojos la sorpresa de verlo ahí, en
esas condiciones. Podía ver como su rostro enrojecía y sus ojos se
empañaban.
El peliverde lo tomó del brazo para llevarlo hacia afuera pero aún con las
bolsas, Taehyung se liberó fácilmente, mirándolo con algo más allá de la
molestia que estaba sintiendo.
— No se te ocurra ponerme las manos arriba, Min. — Avisó tomando las
bolsas para entregárselas. — Sube y llévale esto a Hoseok si quieres hacer
algo, yo me quedaré con Jungkook. No te preocupes, él se quedará aquí
ingresado y dejará que los doctores hagan su trabajo, te doy mi palabra.
— T-Tae, no es lo que parece, yo no necesito... Yo te explicaré todo si...
— Cállate ahora, Jungkook. — Lo interrumpió buscándolo con la mirada,
notando las lágrimas que comenzaban a correr por sus mejillas. — Mi
conversación ahora será con tu doctor. Min, por favor, llévale esto a Hoseok
y a mi madre, lo están esperando.
— De acuerdo. — Respondía mirando a su amigo, notando como dejaba
de resistirse y protestar frente a la presencia de Taehyung. Sabía que en esos
momentos, lo mejor sería dejarlos solos por lo que, con las bolsas en su
mano, se inclinó con cortesía en un venia y se retiró.
— Quiero un informe detallado de paciente, ¿cómo se encuentra en estos
momentos. Estadio, TNM, tiempo restante, quiero saberlo todo.
Esa era una información que el doctor no podía compartir sin el
consentimiento de su paciente por lo que, antes de decir nada, quiene estaba
llevando el caso miró a su colega y luego a Jungkook, notando como este le
daba un asentimiento, permitiéndole revelar la información a un Taehyung
serio y cruzado de manos. No obstante, volvió a preguntar si estaba de
acuerdo en que se compartiera esos detalles con el presente pero, cuando el
CEO de Sasung Electronics dijo "sí" no volvió a insistir.
— T4N3M1. Esto quiere decir que... — Habló el doctor repentinamente
y Jungkook cerró sus ojos con fuerza.
No quería escuchar, no quería ver a Taehyung aunque quisiera porque en
ese momento, quizás por el miedo que sentía, su imagen comenzaba a
volver borrosa. Taehyung comprendía perfectamente el sistema de
estadificación, los había escuchado y leído varias veces. No obstante, no
interrumpió al doctor o fue hacia el pelinegro, se estaba limitando a
escuchar lo más sereno que podía.
—El tamaño de su tumor cerebral primario ha alcanzado el tamaño de
medición máximo, con un gran número de ganglios linfáticos infectados, ha
entrado en metástasis distante, diseminándose a otras partes del cuerpo. Su
estadio final es de IV y ya no podemos hacer mucho más por él dado que
por su posición y expansión, este tumor es inoperable. Aún cuando alguien
tomase el riesgo de intervenirlo, el porcentaje de éxito es por debajo de uno,
podríamos perderlo en la mesa de operaciones. Para el momento en que fue
detectado años atrás, ya era un tumor de estadio regional y aunque hicimos
una operación, no fue posible retirarlo completamente. Las quimioterapias
han sido fuertes pero, hace casi un año le comunicamos que no había
mucho más que pudiéramos hacer.
— ¿Cuánto tiempo de vida le queda aproximadamente? ¿Tres, cuatro
meses? — Indagó Taehyung luchando contra el oxígeno que se le escapaba
de su cuerpo.
— Máximo dos meses, señor. Si sigue recibiendo tratamientos lo más
probable es que logre mantenerse con vida durante dos meses.
— Yo he estado todo este tiempo con él, físicamente es difícil notar que
su cáncer está en un estado tan avanzado. — Musitó secando la lágrima
rebelde que se le escapó sin su consentimiento.
— El cáncer es una enfermedad muy impredecible, los tumores
cerebrales se manifiestan de muchas formas, hay incluso personas que
pasan su vida sin notar que tienen uno hasta que le quedan semanas, quizás
días. Es más agresivos con unos que con otros. Nuestro equipo está
haciendo todo lo que puede para salvaguardar el buen estado del cuerpo del
señor Jeon.
— ¿Qué le harán ahora?
— Debido a los vómitos constantes está sufriendo una fuerte
deshidratación que está afectando su sistema nervioso. Ahora le pasaremos
algunos sueros y seguiremos su evolución en las siguientes horas.
— Bien. — Musitó el castaño indicándoles que continuaran con su
trabajo sin reparar en su presencia, acercándose a Jungkook. Se quitó sus
zapatos frente a la atenta mirada de los doctores y se subió a la cama junto a
él, abrazando su cuerpo, poniendo cuidado en no interferir en el trabajo de
los doctores. — Estoy aquí, Kook y no me alejaré aunque después, te jale
las orejas por no decirme esto antes. No me iré a ningún lado, así que abre
los ojos y mírame.
Jungkook se negó a mirarlo, no abrió los ojos y, con el sedante inyectado,
pronto cayó en un profundo sueño. Durante varias horas, Taehyung no se
movió de su lado, se dedicó a abrazarlo sin llorar, maldecir o pensar en
mucho realmente. Solo se quedó ahí, abrazándolo, acompañándolo hasta
que el pelinegro volvió a abrir sus ojos.
Aún con sus ojos cerrados, Jungkook reconocía su presencia, lo sentía a
su lado recordándose de todo lo ocurrido y por ello tardó tanto en abrir sus
ojos pese a ya estar despierto. Elevó sus párpados con parsimonia,
esperando un rostro estoico o molesto con el que vio cuando Taehyung
entró a la habitación pero este, estaba apoyado sobre su codo izquierdo,
acariciando su cabello con una amplia sonrisa. Su frente fue besada,
después lo fue su nariz y por último sus labios.
— Buenas, dormilón. — Le susurró con voz ronca. — ¿Cómo te sientes,
tienes sed?
Jungkook asintió todavía procesando el hecho de tener al castaño junto a
él dentro del hospital siendo él el paciente. Taehyung hizo ademán de
pararse para buscar el agua pero el contrario lo sostuvo en su sitio,
negándose a soltarlo, no quería verlo marchar.
— Solamente voy a servirte un poco agua, no me voy a ir para ningún
lado, Kook, te lo prometo. — El pelinegro negó, dejando salir sus lágrimas,
mismas que Taehyung bebió sorprendiéndolo un poco. — Mi amor, estoy
aquí contigo, estaré aquí contigo hasta el final e incluso después de eso. Sé
lo que piensas pero no debes pensar en eso, es imposible que me marche
aún si eres tú quien exige la distancia. Te amo y no solo en las buenas. —
Sonrió depositando un beso en su frente.
— ¿N-No me dejarás?
— Ni en sueños, señor Jeon. No lo dejaré. — Sonrió al verlo parpadea
con sus ojos cristalizados. — ¿Qué parte de mi "te amo" no entendiste?
— ¿Me amas aún así?
— Te amo mucho más así. — Sentenció buscando sus labios. — No te
amé desde la primera vez que te vi pero me costó muy poco enamorarme de
ti a pesar de las circunstancias en que comenzamos a tratarnos. Hoy, sé que
mis días fueron bendecidos por un milagro que me permitió conocer un
hombre como tú y dejara que fuéramos nuestros.
Con la fuerza restante en ese momento, Jungkook tiró de su pareja,
sintiendo gran parte de todo esos negativos pensamientos alejándose a
medida que ellos se perdían en su beso. Fue exigente, amoroso e incluso
algo infantil al besarlo, el castaño sonreía sobre sus labios, dejando que a
través de ese momento, pudiera asegurarse que él estaba ahí y no se iría a
ningún lado.
— Ya queda tan poco de mí para dar. — Musitó mirando al menor. — Me
hubiera gustado tanto que llegases antes, que aceptaras cuando tenía un
poco más de salud y bienestar para ofrecerte. ¿Dos millones? Hubiera
gastado todo esto y más, todo lo que poseo si eso me regalara un poco más
de tiempo a tu lado.
— No tiene sentido pensar en lo que pudo haber sido y no fue, mi amor.
A mí también me hubiese gustado conocerte mucho antes, aceptar desde el
día uno ese contrato por seis meses a tu lado pero me aferro a la idea que
todo fue como estaba destinado a ser. Sea cual sea el tiempo que nos quede,
solo debemos concentrarnos en ese que viene y no en el que ya pasó.
¿Sabes? Una burbuja de aire en la sangre, una gota de agua en el cerebro
bastan para que un hombre se desquicie y todo eso lograste tú conmigo con
solo un beso. Me enloquecí por ti y permíteme decirte que ha sido lo mejor
que me ha pasado en la vida.
— Yo no quería que lo supieras por muchas razones. — Confesó
sintiendo los largos dedos contrarios acariciando su cuello y barbilla. —
Tenía miedo de que me dejaras, que todo fuera demasiado para ti debido a
que tu madre también pasa por algo similar, porque has estado toda tu vida
sacrificándote y yo... Yo solo quería hacerte feliz, al menos mientras
estuviera vivo.
— Solo porque tengas una pareja, no significa que estés a cargo de la
felicidad del otro, Kook. No estás a cargo de mi felicidad aunque
contribuyas a ella. ¿Cómo puedes hacer feliz a otra persona o prometerle
felicidad absoluta cuando ni siquiera estamos a cargo de nuestro propio
sentir? Estamos en una era donde "hacerse feliz" es muy difícil. A veces, no
ser un obstáculo para el otro o estar cuando más se necesita es lo mejor que
podemos hacer. Por eso te entiendo cuando quieres callarte o si llegases a
pensar en alejarte de mí por mi bien pero te pido que confíes en mí,
permitiéndome estar a tu lado cuando más lo necesita así como has estado
tú al lado mío. Dos meses, uno, una semana, un día o una hora, no importa
lo que dure, si estamos juntos, seremos felices.
El pelinegro no dijo nada inmediatamente, simplemente dejó escapar
algunos sollozos pensando en sus palabras, aferrándose con una mano a su
ropa. Para él, el cáncer no solo devoraba la salud de quienes lo padecían,
sino que también hacía lo mismo con las almas de quienes estaban
alrededor de estos. Aún así, sería tan fuerte como su novio, confiaría en él,
en ellos.
— ¿Sabes una de las cosas a las que más miedo le tenía? — Preguntó
Jungkook mirando a su pareja.
— ¿Qué era?
— Perder la memoria, ese es uno de los síntomas más recurrentes en
casos como los míos por mucho tiempo sufrí ante la idea de no poder
recordarte a ti o nuestra relación, nuestros momentos juntos.
— ¿Ya no le temes a eso? — Detuvo sus dedos para mirarlo, viendo sus
comisuras elevarse.
— No lo hago. — Afirmó con una sonrisa. — Podría perder la memoria
o no volver a verte jamás y aún así serías recordado por mi corazón, estarías
grabado en mi cuerpo. Hay muchas cosas que quedan para siempre con
nosotros, para mí, los lugares donde estuvimos, las cosas que hicimos, lo
que sea que hayamos dicho o comido juntos... Cada sonrisa compartida, tu
belleza, la forma en que nos hacemos el amor... Todas esas cosas, esos
recuerdos, pueden desaparecer pero no podrían borrarse de mí jamás. Kim
Taehyung, jamás podría ser eliminado de mi sistema.
— ¿Quieres hacerme llorar, tonto?
— Solo si es de placer y amor. — Sonrió abrazándolo, secando con
dificultad las lágrimas de Taehyung dado que se le dificultaba mover
correctamente los brazos por todos ls sueros y aparatos conectados a él. —
Te amo, Tae.
— Lo sé, mi amor, lo veo y siento cada día aún cuando no estás a mi
lado. — Habló acariciándolo, viendo como volvía a quedarse dormido.
Una vez que intentó moverse y notó que Jungkook no se movía o lo
apretaba, salió de la habitación, entró en el ascensor y se fue a su auto,
resguardándose en el asiento trasero antes de explotar en ese llanto atorado
en su garganta que se fue acumulando con los días, desde la primera
sospecha.
Lloró golpeando sus asientos con toda su fuerza, todo era injusto,
demasiado cruel. — ¿Qué hice? ¿Qué mierda fue lo que hice para
merecerme esto, para que los seres que más amo pasen por todo esto? ¿Qué
demonios hice en mi otra vida o en esta para que me castiguen con
inhumanidad? — Preguntaba entre gritos, deshaciéndose en ese lugar.
No podía ahora darse el lujo de que lo vieran llorar así, debía ser fuerte
por tres, demostrarles que aún cuando dolía en demasía sabiendo que podía
perderlos a los dos en cualquier momento, ellos no eran una carga para él.
Realmente no sabía cómo dividiría su tiempo pero lo lograría, lo haría.
Crearía todos los recuerdos posibles, los amaría y atesoraría hasta que lo
dejaran atrás durante algunos años porque en algún momento, se reunirían.
Porque él tampoco podría olvidar a su madre, jamás podría borrar los
recuerdos de Jungkook porque estarían presente incluso en su respirar.
+++
— ¡Váyanse! — Exclamó Sunhyo al ver la preocupación en sus hijos. —
Yo me quedaré aquí con mi amiga y siendo tratada como una reina. —
Comentó al ver a la madre de Jungkook aparecer.
Desde hacía dos día fue dada de alta, hacía una semana que Taehyung
conocía el estado de salud del pelinegro y por ende quiso hacer un viaje con
él luego de hablar con su doctor. Primero pensó hacer un viaje solo para
ellos dos pero a Jimin se le ocurrió la idea de hacer un viaje como el que
hicieron todos juntos la primera vez que se supo que Jungkook estaba
enfermo.
Sería el primer viaje donde irían todos, incluso Hoseok así que no le
molestó la idea pues, sabía que contarían con la privacidad suficiente para
ellos dos. Sin embargo, salir de viaje tan pronto, a pocos días de Sunhyo ser
dada de alta, no era la idea que más le agradaba. Su madre fue la primera en
insistir, se puso de acuerdo con Younghee y ahora estaba en su casa un un
gran equipo médico.
Siempre se rehusaba irse de su casa pero, con tal de que sus dos hijos se
dieran la oportunidad de hacer algo más, después de escuchar cuánto
tiempo de vida le quedaba a Jungkook, arregló todo para que ninguno
pudiera rechazar ese viaje.
— Van a estar monitoreándome, no estaré sola, así que ustedes vayan y
disfruten. Dejen de preocuparse por mí.
— ¿Sabe que el vuelo es en dos días, cierto? — Preguntó Hoseok. — No
se vale que nos esté echando ya.
— Es que tampoco tengo deseos de estar viéndoles las caras, merezco
una tarde de señoras sin hijos cerca. — Les sacó la lengua y Younghee rió
tomando la silla de rueda en donde estaba sentada. — ¡Adiós!
— ¡Mamá, al menos denos un beso! — Exclamó Taehyung corriendo
hacia ella, seguido por Hoseok y Jungkook. — Cualquier cosa me llamas, si
te sientes mal, si...
— Sí, sí, te llamo, ya lo sé. ¿Sabes cuántos números tengo para llamar?
No te preocupes.
— Jungkook, — llamó la señora Jeon extendiéndole la carpeta. — Aquí
está todo lo que pediste, se tardó un poco pero si sigues con la idea, podrás
hacer uso de esto en cualquier momento. — Abrazó a su hijo, luego a
Taehyung y por último besó las mejillas de Hoseok. — Ahora sí, váyanse.
— ¿Tú también nos echas, mamá? — Cuestionó Jungkook actuando
ofendido. — Le diré a mi papá que esté al tanto para ver qué es eso que
tanto quieren hacer ustedes dos solas.
Ambas se fueron ignorando sus palabras, dejándolos a los tres atrás.
Taehyung miraba la carpeta que su pareja sostenía algo preocupado,
queriendo que estuviesen solos para hablar del tema y Hoseok pareció
captarlo.
— Yo me iré primero, hoy será nuestra primer cita de cinco oficial y
tengo muchas cosas que hacer. ¿Nos vemos pasado mañana? — La pareja
asintió acompañándolo a la salida, despidiéndose y yendo cada cual así
vehículo.
— ¿Quieres saber lo que tengo aquí? — Preguntó Jungkook levantando
la carpeta que indiscretamente el castaño seguía mirando. — Toma, puedes
mirarlo.
Fueron muchas las cosas que pasaron por la mente de Taehyung pero,
ninguna de ellas tenía que ver con los documentos que estaba mirando. Eran
muchísimo más de lo que aparentaban. No podía ocultar su sorpresa,
mirando a Jungkook sin entender dado a que este nunca había hablado del
tema con él.
— ¿Iniciaste hace siete meses el proceso de adopción de Soobin?

Nos queda 2 (Si agrego un capítulo del poliamor 3) capítulos para


llegar al final de esta historia.
¿Están preparados?
Capítulo 39

Adoptar fue algo que nunca le pasó por la mente a Taehyung, mucho menos
tener hijo. Antes de conocer la situación de Jungkook, todo lo que deseaba
era estar con su madre, trabajar, volver a la universidad y disfrutar su
noviazgo. Cuando se enteró del estado de salud de su pareja, lo primero que
hizo fue hablar directamente con Namjoon para prescindir de su contrato.
Este simplemente hizo público que se tomaría un descanso por razones
personales para que la finalización repentina de este no se volviera una
tempestad mediática. De igual forma, a Taehyung no le interesó mucho eso,
solo quería pasar tiempo con Jungkook, ellos juntos, solo ellos.
La llegada de un niño en esos momentos a su vida no le parecía la idea
más sensata. Necesitaría atenciones, cuidado, cariño, estar presenciando lo
que estaba sucediendo o sufrir tan prontamente la pérdida de un padre
podría hacerle mal. ¿Cuánto tiempo estarían los tres con Jungkook, tres
meses? ¿Cómo se podría encargar de ese niño cuando muriera? Estaba
convencido que por un tiempo se derrumbaría, ¿cómo podría asumir tan
grande responsabilidad?
Fueron muchas las preguntas, hipótesis e ideas que cruzaron su mente
desde el momento en que vio el contenido de esa carpeta hora atrás.
Comprendía la explicación de Jungkook.
Cuando él tomó esa decisión, no creyó que estaría con Taehyung, fue
incluso antes de que supiera de la subasta y decidiera participar en ella, de
que todos esos sentimientos unilaterales fueran correspondidos,
evolucionando hasta convertirse en los que ahora compartían. Soobin había
robado desde hacía casi dos años el corazón de Jungkook, desde el
momento en que llegó a ellos.
Tomar la decisión no fue algo que tomó a la ligera pero dado su estado de
salud y demás, le hicieron las cosas un poco difíciles teniendo que incluso
su madre interceder, entregando un documento en el que, en caso de que
Jungkook muriera, ella y su esposo podrían quedarse con el niño si para
entonces, Jungkook no estaba casado o tenía pareja de hecho que decidiera
junto a él adoptar al niño.
Por un instante, Taehyung estuvo a punto de decirle que no sabía si
podría ser padre de un niño y que lo pensaría pero, cuando llegaron a su
destino y vio como Soobin corrió hacia ellos para abrazarlos dejando de
lado todos sus amiguitos, no pudo decir o hacer nada más que abrazarlo y
verlos juntos.
— ¿Por qué no viniste? — Preguntó el menor sentado entre las piernas de
Jungkook, jugando con el auto que el pelinegro le entregó.
— Pues, yo tenía muchas cositas para hacer, estaba muy ocupado pero
aquí estoy otra vez. — Mencionaba jugando con él mientras Taehyung los
observaba.
— Te extrañé. — Jungkook detuvo sus movimientos por un segundo,
sonriendo al ver como el niño quizás no se daba cuenta de la fuerza de sus
palabras. — Tae... — Llamó y el nombrado se acercó más a ellos, tomando
el auto que sobraba. — Este más rápido.
— ¿Ese es el más rápido? — Asintió. — ¡Wow! Es tan genial como tú.
El niño sonreía comenzando a acelerar el carrito para luego lanzarlo,
levantarse e irse a correr tras él.
— ¿Qué haremos? Según los papeles podrías llevarlo hoy mismo si
quisieras.
— En teoría sí pero yo aún debo aceptar y confirmar que sigo
queriéndolo entonces, enviarán los papeles que firme y más o menos en una
semana es que realmente podría llevármelo a casa. Lamento mucho no
haberte hablado de esto, había perdido las esperanzas de que me lo dieran,
pasó todo esto entre nosotros y... Simplemente lo olvidé. No tienes que
hacerte cargo de él, cuando ya no esté mis madres se encargarán de él y
llenarán de amor, no quiero agregarte una responsabilidad más que...
— Shhh... — Indicó el castaño que hiciera silencio acariciando sus
labios. — Es cierto que no me esperaba nada de esto, mi vida entera no me
la esperaba pero aquí estoy viviéndola y siendo el hombre, más feliz. ¿Qué
sucedería si yo también quiero ser su padre? Realmente ni siquiera entiendo
cómo es que fuiste legible para ello cuando no estás casado como aquí se
exige, entonces, si yo quisiera ser su padre, ¿sería casi imposible, cierto?
— Ahí debería admitir que mi apellido y posición social ayudó un poco.
Además, mis padres están incluidos casi como una garantía. No sé
exactamente qué procedimientos seguir para que puedas ser legalmente su
padre pero podremos lograrlo. Pode- un momento... ¿Quieres adoptar a
Soobin como tu hijo? — Preguntó el mayor cayendo en cuenta en lo que
Taehyung estaba diciendo, sonriendo torpemente. — El papel es un trámite
burocrático, si quieres puedes ser su padre juntos conmigo, ya veremos la
parte legal cuando regresemos del viaje.
— ¿Hablarás hoy con él? — Fue la pregunta hecha, sonriendo al ver
como Soobin regresaba jugando con los carritos.
— ¡Te cogí! — Exclamó Jungkook agarrándolo sorpresivamente,
escuchando esa risa que subía de volumen con sus cosquillas. Cuando el
menor estuvo más calmado, sintiendo un dedo de Taehyung engancharse a
los suyos, tomó aire y se dispuso hablar. — Binnie, ¿te gustaría vivir y estar
conmigo todos los días?
El niño seguía jugando con su auto hasta que suavemente el pelinegro
sostuvo sus manitas. Por un momento se quedó confundido mirándolo pero
luego sonrió, volteándose para verlo directamente a la cara.
— ¿Vienes a vivir aquí con nosotros? — Taehyung sonrió devastado con
la ternura, lo mismo hizo Jungkook solo que negando para que el niño
supiera que ese no era el caso.
— No, tú vendrías conmigo a mi casa. ¿Recuerdas cuando me
preguntaste si yo podría ser tu papá? Pues ahora, si tú quieres, yo puedo ser
tu padre, podemos vivir juntos. Seríamos tú, Tae y yo, podrás ver también
muy seguido a la señora Younghee, ella será tu abuelita. — El menor se
lanzó hacia Jungkook llorando como si se hubiera caído y lastimado, el
pelinegro también dejó sus lágrimas correr, buscando a Taehyung con la
mirada cuando su dedo se alejó.
A varios pasos de ellos, Taehyung limpiaba su rostro con cierta torpeza,
recibiendo pañuelos de una de las asistentes sociales que allí había. Una vez
más tenía mucho que procesar en un solo día pero tener la oportunidad de
darle a un niño como Soobin una vida y familia nueva, era algo fuera de
discusión.
— Me gustaría darles a los dos algo más que un vago recuerdo que
desaparezca con el tiempo, una familia que no desaparecerá jamás de sus
vidas con la que quizás, me puedan sentir. A ti no puedo darte un hijo
propio pero este pequeño hermoso que tengo aquí, será nuestro. Alguien
que le va traer mucha alegría a todos, incluyendo al abuelo que ahora tendrá
un nuevo heredero. — Sonrió calmando a Soobin, viendo a su pareja
acercarse a ellos y acariciarlos.
+++
— ¿Qué hace el fósforo sentado en mi asiento? — Preguntó Yoongi
cuando finalmente subió al avión, haciendo reír a todos dado que le había
ya advertido a Hoseok que siempre que viajaban, al ahora pelinegro le
gustaba sentarse ahí. — Vamos, levántate.
Jimin estaba recostado a Seokjin, con su pierna extendida sobre Namjoon
mientras este dejaba de lado su móvil para divertirse un rato con el más
gruñón de sus novios. Frente a ellos, Jungkook y Taehyung estaban
abrazados, el mayor recostado al asiento y el castaño a él siendo abrazado.
Ya al menor no le parecía raro ver sus interacciones, por muchos que
Hoseok dijera que no formaba parte de esa relación, todos se adaptaron
bastante bien.
Solo cuando lo veía en silencio y hablaban, veía en sus ojos el motivo por
el cual no formaba oficialmente parte de esa relación y quizás todos lo
sabían. Era por él, podía aún ver en su mirada que lo amaba y en ocasiones,
lo hacía sentir un poco mal. Entonces llegaban momentos como esos en que
lo veía sonreír de oreja a oreja, sonrojarse y disfrutar en compañía de esos
hombres que ponían su grano de arena diariamente para hacerlo sonreír.
— No me gusta que me traten así, si quieres levantarme tienes que darme
un beso, una mamada, no lo sé, algo que me haga rendirme ante ti. —
Habló coqueto haciendo que Jimin chiflara.
— Me siento orgulloso de mi creación, así se habla, Hobi, así te enseñó
Jiminie. — Expresaba el propio Jimin con felicidad. — Yo sinceramente
voto por la mamada.
— Si lo van hacer váyanse al cuarto trasero, yo no quiero ver su porno en
vivo y a color. — Se quejó risueño Taehyung.
— ¿Estás seguro, mi amor? Podríamos ver y luego ser nosotros quienes
utilicemos el cuarto de atrás. — El castaño golpeó fuertemente su muslo
haciéndolo quejarse y reírse bajo la burla de todos. — Eso duele, fue solo
una sugerencia.
— Muy graciosa tu sugerencia. ¿Cómo podrías siquiera pensar en
excitarte con estos tontos para luego estar conmigo? ¿Cómo los mirarás
después a la cara?
— Justo como nos la está viendo ahora. — Se encogió de hombros
Seokjin haciendo que Jungkook tosiera y el resto riera.
— Ustedes son un círculo de perversión. — Negó Taehyung sonriendo,
echando su cabeza hacia atrás para que su novio lo besase.
Hoseok cedió finalmente ante la mirada de Yoongi, alejándose hacia los
otros tres luego de robarle un beso. Todo el vuelo hacia Saipan fue relajado,
cargado de risas, fotos, videos, mucho cariño y amor por parte de todos.
Ese primer día en cuanto llegaron e instalaron todos se vieron casi
obligados a bajar a la piscina del hotel en donde rentaron tres suites a pesar
de esta solamente utilizando dos. Hoseok estaba supuesto a tener su propia
habitación para en caso de que quisiera tener su propio espacio por ser la
primera vez que realmente conviviría días enteros con ellos cuatro pero
desde el comienzo se fue con el resto.
¿Meter a Yoongi al agua? Un sacrificio que los seis unidos estuvieron
dispuestos a afrontar pues, ninguno se dignaba a traerlo solo. Fueron en su
búsqueda, lo cargaron y lanzaron para huir en diferentes direcciones antes
de que se recuperara y desquitara con el más cercano. La cena también fue
compartida así como lo fue la película que vieron en el cine privado del
hotel. Era casi media noche cuando todos decidieron irse a dormir a pesar
de no ser ese el verdadero plan.
— ¿Crees que esos cinco realmente vayan a dormir ahora? — Preguntó
Taehyung, viéndolos levantarse de los alrededores de la fogata en la playa
que habían hecho. —Sus miradas me decían que morían por irse al hotel y
no precisamente a dormir.
— No sabía que eras tan chismoso. — Se burló Jungkook recibiendo un
manotazo de su pareja. — Estás al pendiente de lo que hacen esos cinco, no
dejas de estudiarlos, ¿quieres ir a ver qué hacen?
— ¡No! S-Solo es... curiosidad supongo. Es todavía algo novedoso ver
como funcionan sin quererse arrancar las cabezas, compartiéndose. No sé,
igual, no me importa. Ya deja de decirme chismoso.
— ¿Cómo quieres que te diga? — Taehyung no respondió, solamente se
acostó en la arena y apoyó la cabeza en su regazo, sintiendo las leves
caricias en sus brazos. — ¿Quieres que te llame esposo?
— No empieces a molestarme, no jueg- — El castaño se calló al ver
como un anillo de oro blanco se deslizaba por su dedo.
— ¿Esposo tampoco? Déjame pensar entonces... — Sonrió al ver las
lágrimas que descendían de los ojos de Taehyung. — ¿Señor Jeon?
¿Hombre de mi vida? ¿Amor de mi vida? ¿Mi amor?
El menor no respondió, permaneció varios minutos contemplando su
mano, luego la de ambos cuando Jungkook también mostró su anillo
entrelazando sus dedos, enrollando su brazo de forma que quedaba
abrazado y sostenida por este cuando el castaño se incorporó. El pelinegro
no lo interrumpió cuando por primera vez, desde que su pareja supo de su
enfermedad, Taehyung mostró todo su dolor y frustración mediante el
llanto.
Lo había hecho muchas veces, en la noche, solo y en lugares donde nadie
pudiese verlo pero esa noche en aquella playa de Saipan con una fogata
alumbrando sus cuerpos, Taehyung lloró hasta quedarse sin fuerzas. De
hecho, ambos lo hicieron pues, hubo un momento en donde Jungkook se le
unió pero sin dejarlo ir un solo segundo.
Cuando el fuego comenzó a mermar, ya cuando ambos estaban más
calmado y en silencio, el menor se volteó para abrazarlo y besarlo con
vehemencia, susurrando muchas veces un "sí" que revivía cada célula en el
interior del cuerpo de Jungkook.
— Me gustó todas y cada una de las formas en que me llamaste. Esposo,
señor Jeon, hombre de mi vida, amor de mi vida, mi amor, me gustaron
todas y las quiero todas. — Musitó sonriente sobre sus labios, apretándolo
contra su cuerpo. — ¿Subimos?
— Claro, mañana tienes una boda a la que asistir.
— ¿Una boda, mañana? — El pelinegro sonrió feliz, algo debilitado. —
Nuestros padres...
— Ninguno de los tres puede venir pero, celebraremos la boda junto a
ellos y Soobin una vez que regresemos. Aquí solamente será la unión civil
aunque en Corea no será reconocido legalmente por ahora hasta que no
cambien las leyes referentes al matrimonio igualitario.
— No me importa la legalidad del documento, siempre y cuando ambos
sepamos lo real y valioso que es para nosotros, nada más importa.
— Pero podrás hacerlo valer en el resto de los territorios permitidos,
incluso mis negocios en Estados Unidos tu podrás...
— Jungkook... — Lo acalló sosteniendo su rostro, besando sus labios
suavemente. -- Que no me importa eso, menos en estos momentos. ¿Sabes
lo único que me importa? Pasar tiempo con el hombre que hoy me ha
pedido ser su esposo. Solo eso quiero y me interesa. — El pelinegro asintió
besándolo una vez más, abrazándolo, riendo cuando casi cayeron en la
arena antes de llegar a las escaleras que los llevaba al hotel.
+++
El nerviosismo cuando de alguna relación sentimental se trataba, Hoseok
solamente lo había experimentado con Taehyung hasta que en su vida se
cruzó Seokjin, llegando junto con otros tres hombres. La primera vez que
los vio, cuando él aún trabajaba, se puso algo nervioso cuando tuvo que
llevarles la comida sin saber hacia donde mirar por lo que presenciaban sus
ojos, luego, cuando el mayor de todos lo besó, menos supo qué hacer.
Así fue su primer encuentro, la primera impresión. La segunda, cuando
verdaderamente tuvo que conocerlos, cuando Seokjin le presentó a Jimin y
Namjoon. Ese día se sintió como si estuviera aprendiendo a bailar algún
baile latino dando un paso hacia adelante y otro hacia atrás cuando tuvo que
entrar a la mansión Kim. Cuando la llamada de Yoongi llegó también sintió
sus nervios descontrolarse pero, cuando lo vio personalmente después de
todo aquello, casi colapsa.
No obstante, todos esos momento quedaban reducidos a cero ahora que
estaban en esa habitación de hotel en algún lugar de Saipan, sabiendo que
por primera vez, ellos tendrían relaciones íntimas. No habían palabras
hermosas para adornar la palabra orgía que era lo que ellos iban a hacer
aunque los otros dijeran "hacer el amor o tener sexo entre cinco". ¿Estaban
bromeando? No importaba cómo le dijeran, seguía siendo una orgía en la
que él quería zambullirse. Su único problema es que no sabía cómo avanzar.
Todos lucían tan desenvueltos, confiados y libres, demostraban tan bien
cuanto se conocían ya que, él se mantenía en un rincón mientras veía Jin
perderse entre los brazos de Namjoon, a Jimin entre los de Yoongi. Por un
segundo, sopesó la idea de retirarse en silencio pero, cuando se volteó para
caminar hacia la puerta, unos dedos se perdieron en su cabello y cadera para
guiarlo hacia una pared e inmovilizarlo ahí.
— ¿A dónde crees que vas, fósforo? — Había escuchado ese estúpido
apodo de muchas formas pero, por primera vez, al sentirlo susurrado a su
cuello, le gustó.
Yoongi tenía cada mano a un lado de su cuerpo, apoyado en la pared
mientras, a lo lejos se escuchaban los sonidos de besos un tanto obscenos
pero su atención completa estaba en esa cadera que presionaba la suya,
causando que la pared presionara su miembro bruscamente. Su cuello era
besado, las manos del mayor eran dominantes, posesivas pero calmas
cuando se deslizaban por debajo de su camisa floreada.
Era firme pero no se precipitaba, sus besos suaves eran un contraste para
sus caricias a veces un tanto bruscas o los leves mordidas dadas sobre su
ropa. Cada vez que sentía la respiración en su nuca, la suya quedaba
trancada en su garganta, pidiendo en silencio que hiciera algo más que solo
provocarlo.
— Te noto muy callado, ¿no te gustan mis caricias? — Preguntó
volteándolo en un único intento, encontrándose con el sonrojado rostro que
por primera vez podía contemplar en ese ámbito. Se acercó hasta que su
lengua entró en contacto con su mentón, ascendiendo a sus labios,
continuando hacia su mandíbula, mordisqueando, pegándose más a él.— ¿O
es que quizás prefieres a Jin? — Mordió su labio inferior con fuerza y
Hoseok se quejó muy poco pues, una lengua que se introdujo sin invitación
lo cortó.
Era la segunda vez que ellos se besaban desde aquel beso compartido en
el hospital, entre el anterior y ese, la diferencia era abismal. No era un beso
para calmar al pelirrojo sino para descontrolarlo, Yoongi no esta sufriendo
un ataque de pánico sino de excitación, la respiración de Hoseok no estaba
errática por el llanto sino por el deseo que se desparramaba por su cuerpo.
El pelinegro llevó las manos hacia el trasero del contrario para apretarlo
con fuerza, haciéndolo succionar vulgarmente su lengua, saboreando sus
salivas entremezcladas. Se separó de golpe volviendo a voltearlo, oliendo a
profundidad su cuello. Como si de un policía que requisaba a su apresado
de tratara, Yoongi tocaba cada parte de su cuerpo mientras lo iba
desvistiendo, tocando, amasando, sintiendo. No sabía que el cuerpo de
Hoseok estuviera en tan buen estado físico, una mezcla entre los músculos
de Jimin, la elegancia de Seokjin y el color de Namjoon.
— No me has respondido... — Musitó con voz ronca, sintiendo las
miradas de sus novios sobre él, zafando parte de su pantalón para dejar su
erección adolorida en libertad. Con esta rozaba sus glúteos, lo hacía dar
respingos en su lugar haciéndole creer que lo penetraría cuando solamente
lo provocaba. — ¿Quién deseas que te folle primero, Hobi?
Doble actualización el día de hoy. Casi hago triple pero estoy algo
cansada, trataré de adelantar alguito más pero no creo poder terminar
hoy el tercero que será el penúltimo capítulo. Posiblemente lo publique
mañana temprano y, si no hay contratiempos... Mañana acabará
Subasta
LORED
Capítulo 40

— No me has respondido... — Musitó con voz ronca, sintiendo las miradas


de sus novios sobre él, zafando parte de su pantalón para dejar su erección
adolorida en libertad. Con esta rozaba sus glúteos, lo hacía dar respingos en
su lugar haciéndole creer que lo penetraría cuando solamente lo provocaba.
— ¿Quién deseas que te folle primero, Hobi?
¿Hobi?
El nombrado jadeó profundamente apoyando su frente a la pared, entre
su nombre saliendo de los labios de Yoongi y la forma en que este lo
masturbaba, era difícil pensar. ¿Qué tal si decía un nombre y luego alguno
de los otros se incomodaba? ¿Cómo realmente podría escoger a uno?
— No hay celos entre nosotros, no pienses en qué vas hacer, solo hazlo,
haz todo lo que te plazca. — Comentó como si pudiera leerle sus
pensamientos. — Sé sincero conmigo, — apretó su miembro estirándolo
hacia adelante — ¿Quién deseas que entre primero en ti?
— T-Tú, hyung. — De forma ladeada Yoongi sonrió, alejando su pene
del pliegue de su trasero para tirar de él hasta la cama entre besos y abrazos
apasionados que el pelirrojo no esperaba, dejándolo a la vista de todos.
A diferencia de lo que Hoseok esperaba, una orgía hambrienta de lujuria
y desenfreno, a pesar de la actitud demandante que Yoongi había estado
llevando, ninguno se abalanzó hacia él. Fueron rodeándolo como si
estuviera en una reunión escolar donde a él le tocaba contar alguna historia.
En este caso, esos cuatro hombres fueron los que comenzaron a trazar y
mostrare una historia donde él era el protagonista de la noche.
Entrelazaban sus manos mirándolo, sonrojándolo e intimidándolo con
cada mirada o sonrisa. Cuatro hombres diferentes, cuatro mentes diferentes
que estaban acopladas como animales salvajes que creaban su propia
manada pero manteniendo tanto su personalidad como identidad única.
—Sé que este momento puede parecer un poco raro para ti aún. A pesar
de que hemos estado interactuando cada vez más seguido, de lo que hemos
compartido hasta ahora, nada se asemeja a lo que ocurrirá hoy aquí. —
Habló Seokjin besando su hombro, su mejilla, deteniéndose delante de sus
labios como si nunca antes se hubieran besado. — Dado a que es un paso
diferente, quiero volver a preguntarte. ¿Estás seguro de esto? ¿Puedo
besarte?
Hoseok miró a los otros tres, lo ponían nervioso esas preguntas porque no
sabía cómo reaccionarían los demás mas, sus relajados semblantes le
permitieron asentir. La llegada de los suaves y marcados labios del castaño
tardaron un poco en llegar, casi se echaba él hacia adelante pero este le
estaba haciendo ver que no tenían prisa. El primer contacto fue sutil, apenas
un roce leve para avisar su presencia, después llegó otro algo más sugestivo
pero sin cambiar la calificación de todo público a adulto.
Cuando su mentón fue besado y su labio inferior tirado, cerró
completamente sus ojos dejándose llevar, descifrando el sabor de aquella
boca como si fuera la primera vez que la degustaba.
— Lindo... — Murmuró con una sonrisa en sus labios. — Cuando me
acerqué a ti, no te visualicé del todo entre nosotros pero el día que me
dijiste que te gustaría intentarlo y ver cómo es que funcionamos, supuse que
encajarías perfectamente si quisiera porque solo bastaba tu voluntad y deseo
de querer estar entre nosotros. No sería fácil, aún no lo es pero espero que
de esta experiencia, así sea solo esta vez, quede plasmada en ti de forma
gratificante.
Hoseok parpadeó porque no estaba esperando que hablaran tanto, que
buscaran integrarlo desde el comienzo de esa forma sin dejarlo perdido
luchando por un espacio en el cuál encajar.
— Ya nos has vistos, peleamos muchas veces, discutimos como lo hacen
las parejas normales solo que al cuadrado porque no siempre es con la
misma persona. — Se burlaba Jimin torpemente. — Pero nos queremos, nos
amamos a nuestra manera, erramos en el intento y volvemos a intentarlo
siempre que todos queramos. No es algo hecho para todo el mundo pero eso
es mejor, nos hace privilegiados. — Sus ojos fueron de los ojos a los labios
del pelirrojo. — Yo también quiero besar, ¿puedo hacerlo ahora?
— S-Sí...
— Así me gusta, Hobi. A Jiminie no se le puede negar nada. — Rió
levantándose de su puesto para sentarse un poco más pegado a él y
abrazarlo, llevando las manos contrarias a su cintura mientras las suyas las
colocaba en su cuello para atraerlo más. — Me gustan tus labios, engañan...
Se ven finos, dulces pero son picantes, embriagadores, incitantes e incluso
dominantes. — Mencionó con sus ojos cerrados pasando su propio pulgar
por su labio como si realmente estuviera catando el beso de Hoseok. — Me
gustan mucho.
El rubio fue por otro beso que no le fue negado, era la primera vez que
alguien le decía a Hoseok esas cosas sobre sus besos, sobre sus labios,
viendo él la sinceridad traspasar sus miradas. Fue esta vez él quien
profundizó más, divirtiéndose con la juguetona lengua de Jimin. La textura
externa de sus labios le recordaba a Seokjin pero eran algo más carnosos,
esponjosos y atrevidos. De forma pícara, al separarse, el rubio lamió la
divisora línea de sus labios antes de volver a su lugar.
Su pecho volvía a agitarse tras ese beso pero su nerviosismo
considerablemente había mermado, para su sorpresa, lejos de lo que en un
comienzo pensó, se sentía cómodo. No podía ignorar que no habían
comenzado realmente esa otra parte física y carnal pero esa que estaba
viviendo en ese instante, valía de igual forma. Si le dijeran que eso sería
todo, quedaría satisfecha y sin rechistar aunque... Ahora que su visa se
centraba en Namjoon, comenzaba a pensar de que calvez podrían terminarlo
pero, luego de que pudiera probar sus labios.
Sorpresivamente, ellos dos se llevaron bastante bien desde el comienzo.
Fue evidente que a Namjoon tampoco le agradó mucho la idea de añadir a
alguien más pero jamás se mostró frío o lo trató con despotismo. Mantenía
su distancia pero siempre dejaba escapar una sonrisa, asentimientos
comedidos, lo saludaba y despedía cada vez con el mismo roce en su
espalda en un punto medio que no pasaba lo permisivo pero tampoco era
estrictamente formal.
De todos, era el más intrigante puesto que hablaba de infinitos temas,
podía entablar una conversación sobre cualquier cosa menos de él. Lo
conocía aún muy superficialmente, compartieron sólo dos roces de labios
casi a petición de Jimin y Seokjin pero jamás se habían besado de verdad.
El pelirrojo había sido testigo de los besos compartidos entre el
presidente de Hitta y los otros tres, esos no tenían punto de comparación.
Lo más interesantes es que, aún como espectador, podía siempre identificar
como a cada uno lo besaba diferente como si le estuviera entregando
exactamente lo que sabía que les gustaba y necesitaban. Eso fue algo que le
llamó la atención, preguntándose cómo serían los besos entre ellos dos.
A diferencia de quienes lo besaron con anterioridad esa noche, Namjoon
fue directamente a su boca pero tampoco lo besó, solo respiró pausada pero
profundamente sobre sus labios. Los entreabrió por inercia, esperando
sentirlo mas no ocurrió y, cuando abrió sus ojos, lo vio sonreír hasta mostrar
sus camanances.
— ¿Se me permite?
— Siempre tan correcto nuestro Namjoonie. — Se burló en voz baja
Yoongi recibiendo un manotazo de Seokjin.
Este revuelo no inmutó a esos que se estudiaban con la mirada, una
provocación silenciosa ala que ninguno quería ceder. Ya la pregunta estaba
hecha pero Hoseok seguía esperando que su mirada fuera respuesta
suficiente cosa que no fue así.
— ¡Bésame! — Palabra mágica.
El hombre de cabello púrpura engrampó la cintura de Hoseok tomándolo
por sorpresa cuando lo llevó hasta su regazo.
— Él debía lucirse. — Molestó Yoongi con una sonrisa ladina pero una
mordida en el brazo de parte de Jimin lo hizo guardar silencio. — Oye...
Con pesadez exhaló el pelirrojo, no estaba nervioso pero sí anticipaba lo
que ocurriría, algo que no tardó en llegar pero bastante diferente a las
anteriores. Su nariz acarició cada facción del contrario, pequeños y cortos
besos eran dados con suavidad hasta llegar a la zona ignorada, sus labios.
Namjoon quería no solo que ese pelirrojo se entregara sino que lo deseara
con intensidad, que comprendiera que aquello era más que fogosidad sexual
que llegaba y se marchaba sin dejar huella. Ellos podrían no ser novios pero
tampoco eran personas que únicamente follaban sin velar por el verdadero
bienestar, necesidad y deseos del otro.
Su mano se posó cuidadosamente en su barbilla, su pulgar delineó sus
labios antes de abrirlos y depositar uno, dos, tres pequeños besos. Uno en
cada comisura y un último en el centro de sus dos labios. Lamió su propio
labio, mordiéndose mientras observaba la lengua del pelirrojo salir a la
superficie, fue entonces que sonrió.
La tortura quedó atrás, sus labios se fundieron anhelantes, tanteando los
terrenos de la parsimonia y el frenesí, la obscenidad y una dulzura que fue
despojando a Hoseok de una ropa inexistente que muy pocas personas
lograban quitar, esa que incluso vestía al cerebro y como accesorios hacía
brillar los cinco sentidos.
— Mmmm, dios, besas delicioso... — Musitó sobre sus labios y
Namjoon sonrió.
— Justo en este momento no debiste haber dicho eso. — Seokjin fue el
primero en volver a reclamar su boca, luego vino Jimin y por último,
Yoongi, este no solo reclamó su ropa, sino también su cuerpo, quitándolo de
encima de Namjoon. — Ya te estabas tardando.
Su cabeza quedaba en blanco y eso le encantaba, con simples besos, todo
su mundo desaparecía dejando solamente a cuatro hombres sobrevivientes.
Le gustaba esa sensación, podría incluso volverse adictiva, necesaria.
Sinceramente, no sabía cómo continuaría su vida después de esa noche, no
estaba siendo puro sexo y no conocía las consecuencias de aquello.
A su cabeza venían las palabras dichas por Jungkook la primera y única
vez que verdaderamente hablaron en privado el día que conoció su
mansión. Egoísta, así se sintió cuando una parte de él pensó en que tal vez
en un futuro volvería a tener una oportunidad cuando el corazón de
Taehyung sanara. Sin embargo, la otra inmediatamente supo que no existía
forma en el mundo de que su corazón realmente sanara, mucho menos que
olvidara y dejara atrás. Si Taehyung volvía a estar con otra persona alguna
vez, Jungkook de igual forma estaría presente.
— Mente y cuerpo aquí, no lo volveré a repetir. — Habló el pelinegro
sacándolo de sus cavilaciones momentáneas presionando con cierta fuerza
sus mejillas. — Estás ahora con nosotros.
— Estoy con ustedes. — Confirmó con una sonrisa, sintiendo las bocas
distribuirse por todo su cuerpo equitativamente.
Fue un descubrimiento nuevo e inimaginable, el encontrarse temblando
bajo toques y besos suaves que ignoraban explícitamente a sus genitales a
pesar de que a veces los visitaban. Solo con los besos de esos cuatro
hombres, llamando por primera vez sus nombres, buscando sus miradas,
terminó explotando en un orgasmo que nada tuvo de seco. Solo entonces los
vio a los cuatros bajar para limpiarlo con sus bocas, intercambiando besos
entre ellos antes de volver a subir y besarlo uno por uno con parsimonia.
Todos estaban ahí, en la misma habitación y lo tenían presente. No
habían ojos perdidos o derivados hacia el recuerdo de alguien más que no se
encontraba ahí. Estaban entregados en cuerpo pero también mente y eso, en
ese momento significaba muchísimo para él. Quizás por eso eran sus
lágrimas, por el exquisito placer que lo recorría pero también, por la
compenetración que estaba teniendo no con uno, sino con cuatro.
— Aquí termina la fase uno. — Avisó en un murmuro Yoongi sobre sus
labios, mordiéndolos, dejando la dulzura plena de lado.
El pelinegro se sentó en una esquina de la cama, comenzando a sentir los
besos de Jimin en su espalda, indicándole a Hoseok que se arrodillara frente
a él. Era enloquecedora las ansias y la incertidumbre viendo al pelirrojo
acercarse a su miembro. Frunció el ceño cuando lo agarró, sus labios
temblaban juntos a los contrario y, cuando finalmente Hoseok besó y
engulló su miembro, gimió cerrando sus ojos, echando su cabeza hacia
atrás.
— Jiminie, amor, ayúdalo. — Susurró al rubio que besaba su cuello.
— ¿Lo ayudo a qué? — Bromeó acariciando su pecho, desviando su
mirada hacia un Seokjin que se deshacía en gemidos mientras Namjoon
tenía el rostro perdido en su trasero. De ellos, pasó su mirada a un Hoseok
que devoraba la erección de Yoongi. — ¿Qué es lo que quieres?
— Los quiero a ustedes dos de rodillas besándose, chupándomela. —
Gruñó presionando la cabeza de Hoseok hasta sentir la arcada que apretó su
glande. — Mierda.
Para el pelirrojo todo seguía siendo raro pero extrañamente excitante. Los
pequeños sonidos, sus vistas, todo era una gran fantasía hecha realidad. Sus
labios se toparon con los de un Jimin coqueto que buscaba siempre la forma
de lamer sus labios bordeando el pene del pelinegro. No había notado cuan
larga y ávida era su lengua hasta ese momento. Sus besos continuaron,
intercambiándose de vez en cuando, otras yendo a la par.
Sin embargo, todo escaló muy rápidamente de niveles cuando. Namjoon
y Seokjin se unieron a la ecuación. Siendo el mayor de todos quien se
posicionó detrás de él, haciéndose lugar entre los pliegues de su trasero,
lamiendo sin moderación. Namjoon, en cambio, hacía lo mismo pero con
Jimin mientras desde la cama, Yoongi los miraba a todos como si fuera un
rey en su podio, sintiéndose venir cada vez que intercambiaba con ellos
miradas.
Cuando Hoseok comenzó a gemir sin control, olvidándose de atender al
miembro de Yoongi, este último supo que Seokjin se estaba dando un festín
preparándolo, masajeando su próstata con tres de sus dedos mientras
Namjoon los preparaba tanto a él como a Jimin.
— Detente, Jin... — Ordenó en un tono ronco.
Tiró con suavidad de los cabellos más cercanos, besando primero al
rubio, luego al pelirrojo, atrayéndolo hasta él para abrazarlo a medida que
lo trasladaba a la cama. El corazón de Hoseok latía con fuerza cuando su
espalda chocó con el colchón, notando como cuatro hombres se acercaban a
él.
La picardía de Jimin, la serenidad y firmeza de Namjoon, la dulzura y
sutileza de Seokjin, la rudeza de Min Yoongi. Ese era un coctel muy
peligroso que no sabía cómo digerir. Pero nadie dijo miedo, él sobreviviría
esa noche que quedaría para la historia. Sus piernas fueron abierta,
sintiendo una vez más su entrada ser cercada por una boca, la de un
pelinegro que lo miraba con detenimiento. Su desamparado pene fue
tomado por la boca de Seokjin arrodillado a su derecha, Jimin arrodillado a
su izquierda, besándolo. Namjoon, justo al lado del rubio, se dedicaba a
someter a sus pezones.
— M-Me voy a venir... — Avisó perdido en una nube de placer borrosa.
Sus caderas se agitaron pero no sabían si ir al encuentro de los dedos de
Yoongi que ahora tenía en su interior o la boca de Jin que rodeaba su
extensión.
Ellos decidieron por él, como si todos conocieran sus intenciones, los
cuatros abandonaron su cuerpo de golpe, dejándolo temblando pero sin
llegar al orgasmo. Fue Min el primero en volver a acercarse, colocándose en
sus piernas, alineándose a su entrada mientras se acercaba para besarlo.
— Seré el primero pero todos estamos aquí, si quieres parar, si algo te
incomoda o sientes que es demasiado, puedes decirlo, nos detendremos al
momento, fosforito. — Comentó ahora dejando de lado cualquier rudeza o
brusquedad, acariciando su cabello con sutileza, admirando su hermosura
con una sonrisa. — Seokjin tuvo razón contigo. — Lo besó castamente. —
Ahora voy a entrar.
Las sensaciones para el pelirrojo fueron como caer en un campo minado
dado a que todo ocurrió demasiado rápido, en un segundo estaba siendo
penetrado y al otro, él estaba penetrando a Seokjin que se sentaba sobre él
dándole la espalda, de frente hacia Yoongi, besándose con el pelinegro.
Gimió fuerte, gimió cortado, sintiendo algo que jamás había
experimentado, esa estimulación doble que muy poco se parecía a esa que
experimentaba cuando su masturbaba con su mano mientras tenía algo en su
trasero. La exquisita forma en que la tibieza de Jin lo apretaba, la vista de su
cuerpo, el cuadro de él besando a Yoongi mientras que este último se movía
contra él, era único, de otro mundo.
— Vamos a tener todo tu cuerpo ocupado, mi hermoso sol. — Sonrió
Jimin caminando sobre la cama hasta colocar cada pie a ambos lados de la
cabeza de Hoseok y agacharse para dejar que su boca chocara con su
trasero. — Conmigo solo usa la lengua y tus dedos para ayudarte.
Namjoon se masturbaba también parado en la cama hasta que las bocas
de Seokjin y Yoongi lo rodearon. Gozaba tanto de los contrastes que esas
bocas armonizaba que lo hacía darse siempre cuenta cuán afortunado era al
poder tenerlos a los tres y en último tiempo, a cuatro porque aunque todos,
incluyendo el mismo Hoseok siguieran diciendo que él no formaba parte de
la relación, era casi imposible decir que no tenían una relación afectiva que
iba más allá del sexo que por primera vez los cinco compartían.
— Jimin... — Separándose de sus mayores, Namjoon se agachó y fue
hasta el nombrado para tomarlo por la cintura, escuchando a Hoseok
exhalar con alivio al poder respirar con mayor libertad pero muy cerca de
perder los estribos. — ¿Todo bien? — Le preguntó en su oído, besando su
cuello. — Tienes cara de querer terminar ya tu primera ronda y puedo
ayudarte con eso.
Los labios de Namjoon se enredaron con los del rubio, dándole una orden
tácita que supo entender. Jimin era como una dinamita que hacía a
cualquiera explotar en segundos y, si caía sobre esa pólvora activa que era
Hoseok con un Yoongi que enloquecía con el rubio cerca, sería un show
digno de disfrute para él y Seokjin.
Cambiando de puesto con Jimin después de un beso que casi lo hacía
quejarse inconforme al separarse, el mayor de todos fue hacia los brazos de
un Namjoon que lo recibió sonriente y libidinoso que atrapó sus labios entre
dientes.
— Vamos a disfrutar el espectáculo. — Pronunció volteando el cuerpo
del castaño, adentrándose en él en una sola estocada, disfrutando del alto
jadeo del mayor mientras se movía muy lentamente, dejando que se ubicara,
quedando ambos a un costado de la cama, mirando de frente al trío que se
iba formando.
— ¿Qué pretendes? — Preguntó Yoongo con voz gruesa y algo
entrecortada cuando Jimin comenzó a morder su cuello, su pecho.
Mostrando su dentadura divertido, Jimin se alejó escasos centímetros
para darle la espalda y ubicarse lentamente en un Hoseok que lo sorprendía
gratamente. Por alguna razón, se imaginó un tamaño más moderado pero
podía competir en tamaño y grosor con Namjoon quien de los cuatros, hasta
el momento fue el más prominente. En su mente, el rubio siempre agradecía
que Yoongi aún con el gordo no tuviera la misma extensión porque sus días
inmovilizado en una cama hubieran sido mucho más frecuentes y peores.
Fue como un hechizo momentáneo para el pelirrojo ese momento en que
escuchaba tantos gemidos diferentes invadirlo, nunca había experimentado
algo igual, ni siquiera al escuchar videos para adultos mientras se
masturbaba o en sus momentos de intimidad con alguna persona, ni siquiera
con Tae dado que para él, Taehyung era justamente lo más importante.
Podía sentir el aire en la habitación volverse más tibio y denso, la
brusquedad de Yoongi no lo lastimaba, solo hacía su cuerpo mecerse,
estirándolo y martillándolo sin piedad mientras sus dedos se perdían en su
piel. Ver el cuerpo de Jimin volar en el viento mientras descendía y
penetraba con su miembro fue otra gran debilidad. Primero fue Seokjin,
ahora Jimin, no recordaba la última vez que fue activo y jamás, tuvo a
alguien tan fresco como Jimin.
Su silueta y movimientos eran tan sensuales y seductores, lo apretaba tan
bien, se movía con tanta gracia y lascivia que por momentos lo incitaba a
liberarse de Yoongi para poder someterlo a voluntad. Su único impedimento
es que no quería verdaderamente alejar al pelinegro. Sin embargo, ver el
pomposo trasero de Jimin tan incitante, hizo que el pelinegro abandonara el
interior de Hoseok para pleitear terreno.
— Mierda... — Se quejó Jimin sintiendo un buque de guerra chocar
contra él aún cuando ya había otro en su interior. — Con tantos lugares para
meterte vienes a buscar el que ya está ocupado. — Se quejaba, dejando salir
todo su aire al sentirlo empujar a Eda segundo un centímetro más adentro.
Namjoon había tenido razón en decirle que disfrutarían de un gran
espectáculo. Bastó que Yoongi entrara por completo perdiendo los estribos
por la presión y calidez de Jimin junto al frote de Hosoek para que los tres
cayeran por el precipicio desenfrenado de la lujuria, llevándose a Seokjin y
Namjoon con ellos.
¿De a dónde salía la fuerza y resistencia de todos? El pelirrojo no lo
sabía, las equilibraban muy bien, inyectándoselas en cada beso cuando
sentía no dar más. Fue difícil contenerse cuando estuvo tan seguido al borde
de estridentes orgasmos pero luego del primero que alcanzó junto a Yoongi
en el interior de Jimin, cada vez que se acercaba otro alguien abandonaba su
interior o él se perdía en otro. Pudo fundirse en cuerpos únicos, sentirlos
todos y ellos sentirlo a él.
— ¡Auch! — Se quejó cuando la frente de Namjoon contra él haciendo
que todos rieran cuando intentaban sentir por primera vez todas sus bocas
juntas.
— Es un poco complicado ahora, no hemos encontrado la solución así
que debemos alternarnos. — Rió Jin besando el lugar golpeado, bajando
hasta sus labios para abrazarlo junto a Namjoon, ambos encontrándose en el
cuello de Hoseok mientras que así vez, ellos eran abrazados por Jimin y
Yoongi.
Tomando la creciente erección de Hoseok en sus manos, el castaño la
unió a la suya para estimularlas al unísona, deleitándose con las expresiones
del pelirrojo que evidenciaban la intrusión de Namjoon. Se resistía un poco
porque una parte de él estaba agotado aunque su cuerpo siguiera
respondiendo, arrodillado en la cama como se encontraban. Quizás no fue
una excelente idea dejar al hombre de cabello púrpura para el final.
— Ve despacio, por favor. — Pidió en un susurro, apoyando su cabeza
sobre el hombre de Seokjin. — Más...
— ¿Voy despacio o te doy más? — Se burló intercambiando una mirada
peligrosa con Yoongi, viéndose besar a Seokjin, fijándose en como el mayor
de todos mordía su labio inferior arrugando su frente evidenciando que el
pelinegro volvía a abrirse paso en él.
— Solo... No seas Yoongi, por favor. — El nombrado se rió algo
orgulloso, buscándolo con la mirada. No es que no lo hubiera disfrutad pero
por momentos se tornaba una bestia peligrosa y, si se encontraba con él
nuevamente, ir al la boda del día siguiente sería un imposible.
Jimin, quien también se rehusaba a volver a participar si su trasero estaba
en juego, se ubicó entre las dos parejas y se sentó completamente en la
cama, eliminando la mano de Jin para ser él quien se encargara de sus
erecciones. Una verdadera felación era problemática debido a los envites
pero ellos fueron hasta cierto punto comedidos, permitiéndole intercalarse
entre un miembro y otro.
—N-Nam, Jim-min... — Jadeó Hoseok buscando dónde sostenerse,
siendo aguantado por Namjoon con fuerza, su boca unida a la de Seokjin
mientras ambos se liberaban en el rostro del rubio, seguidos por quienes los
penetraban como si se reflejaran en un espejo.
Hoseok se acomodó en la cama entre besos que venían de casi todas
partes a la espera de usar el baño, sin embargo, no supo en qué momento se
quedó dormido. Cómo el resto se encargó de limpiar todo el desastre de la
cama o cómo lo pasaron a él hacia la otra habitación, fue casi un misterio.
Solo supo que despertó en medio de Yoongi y Jimin, este último sostenía la
camisa que cubría al pelirrojo mientras el tercero estaba hecho un ovillo al
otro lado de su cuerpo.
¿Cómo ese Yoongi podía verse tan inocente y dulce dormido cuando
despierto era todo lo contrario? Ya fuera en la cotidianidad o cama donde
parecía más un león que del gatito que ahora veía, sus personalidades eran
muy diferentes.
Con dificultad se incorporó, quejándose en cuanto se sentó debido a la
fuerte punzada que recibió. Ya había olvidado esas punzadas, el escozor en
su entrada o la fuerza de su cuerpo. Era como si alguien lo hubiese arrollado
y dejado tirado en la carretera a su suerte. Arrastrarse hasta el borde de la
cama fue un suplicio, su piernas casi no se sentían y cuando se levantó para
ir hacia el baño, cayó al suelo sin poderlo evitar.
— Espera, yo te ayudo. — Escuchó una voz ronca y adormilada detrás de
él. Fue gracioso ver a Yoongi caminando hacia él con todo su pelo revuelo y
solo un ojo abierto. — ¿Por qué no me llamaste? Tú y Jimin no deberían
excederse hoy. ¿Te llevo al baño?
— P-Puedo ir solo. — Ya habían hecho literalmente casi todo en una
noche, Yoongi había visto todo de él pero saber que lo acompañaría al baño
era diferente. — ¿Tú puedes caminar bien? Tú también recibiste ayer.
— He estado teniendo con todos en estos días, mi cuerpo ahora mismo
está adaptado, el de los cuatro en realidad, solo Jimin que nos recibió a
nosotros dos podría estar un poco más adolorido. — Sonrió ayudándolo a
ponerse de pie. — No esperes que te cargue, mis piernas tampoco dan para
tanto, apóyate en mí.
— Yoonie... — La voz perezosa de Jimin resonó cuando llegaban al
baño. — Me hago pis.
— ¿Pretendes hacer lluvia dorada conmigo o qué? — Se quejó ayudando
a Hoseok a sentarse en la taza.
— Me duele, ayúdame para llegar al baño.
— Ve. — Le indicó el pelirrojo esperanzado por que lo dejara solo pues,
solo con Taehyung se sentía cómodo en el baño y con el pelinegro
mirándolo no había mucho que pudiera hacer.
Yoongi llevó al rubio al baño más pequeño de aquella suite para luego
preparar un baño en la gigantesca bañera en donde se metieron los tres.
Quizás eso junto con una pequeña dosis de besos y risas eran todo lo que
necesitaban para empezar el día hasta que los que se quedaron en la otra
suite aparecieron.
— ¿Ya están listos? Hoseok debería ir con Taehyung ya, nosotros con
Jungkook, debemos estar frente al notario en media hora. — Entró
Namjoon luciendo un precioso y entallado traje gris, mismo color que
todos, diferente modelo.
— Ya estamos listos, yo ya me voy a la habitación de Tae. — Comentó el
pelirrojo yendo hacia la puerta, siendo detenido por un Jimin que depositó
un suave beso en sus labios, seguido de los otros tres. — H-Hasta dentro de
un rato. — Logró decir sonrojándose, saliendo de la habitación cuando
todos sonrieron.
Entrar a la habitación del hombre que iba a casarse y que por tantos años
jugó tantos papeles en su vida, no fue tarea fácil. Se detuvo en la puerta,
dejando salir las lágrimas que quiso ocultar de sus acompañantes y de
Taehyung hasta que pudo recomponerse una vez más. Con el pañuelo en su
bolsillo y su teléfono como espejo secó sus lágrimas, comprobó que todo
estuviera en orden y entró con la más amplia sonrisa.
Los ojos de Taehyung estaban hinchados, no era solo por la falta de
sueño sino también por lo mucho que había llorado toda la noche y el
transcurso del día. No era solo por tristeza, sino también felicidad pero,
estaban tan entremezclados esos sentimientos que por instantes no sabía
dónde comenzaba uno y terminaba el otro.
— ¡Hobi! — Exclamó corriendo hacia él, abrazándolo, prohibiéndose
ambos llorar otra vez. — Viniste...
— ¡Claro que vine! ¿Cómo no vendría a ayudar al hombre que más amo,
al novio más hermoso? — Sonrió revisando que el traje del castaño
estuviera bien. Todavía se preguntaba cómo Jungkook organizó todo a pesar
de que ya los demás le habían dicho que todos contribuyeron y que la
verdad, poco tuvo de difícil. — Sonrisa.
— Te quiero tanto...
— Lo sé, lo sé. — Musitó limpiando sus lágrimas, depositando un beso
en su mejilla. — ¿Estás listo? — El castaño asintió con una gran sonrisa.
— ¡Listo!

Objetivos para el día de hoy: Terminar "Subasta"


Impedimentos: En un día reescribí 4 veces este capítulo y al final no sé
qué demonios hice. 😂 En fin, si no me duermo trataré de terminar esta
historia hoy sino, quedará para mañana
Espero que haya sido de su agrado, nos vemos en el final.
Capítulo Final - I

Felicidad, palabra que describía la emoción sentida por esos hombres que
en ese instante sostenían sus manos. El camino para llegar ahí duró meses
pero se sintieron como años. Angostos momentos de incertidumbre, agonía,
temores, noches de incertidumbres, llantos cuando aún quedaban dudas de
la profundidad y veracidad de sus sentimientos. Decisiones dolorosas así
como egoísta que se vieron obligados a tomar siguiendo los designios de
sus corazones. Todo eso conllevó a ese momento en el que ambos sonreían
felices dando un "sí" protagonista de vítores, sonrisas y lágrimas rebosantes
en todos los presentes, incluyendo el recién formado matrimonio.
Ambos con sus manos tomadas lucían sus hermosos trajes negros y azul
celeste a escasos metros del mar. El clima acompañaba su dicha, sus
testigos la felicidad aunque todos tuvieran por momentos variadas
sensaciones que no podían opacar al sentimiento principal, al amor que
rondaba en el aire.
Antes de salir de su habitación, Jungkook tuvo su pequeña y última crisis
de miedo. ¿Qué tal si Taehyung se arrepentía y a último momento no
aparecía? ¿Qué tal si toda esa buena suerte que estaba teniendo no era más
que un precioso sueño? Lo pensó, temió pero eso duró pocos minutos,
sabías que el hombre que él amaba, le correspondía con creces.
Cuando lo vio llegar junto a un Hoseok del que ambos se burlaron con la
mirada por su extraño caminar repentino mientras él aguardaba con su corte
de amigos parados a su lado, — a excepción de Jimin claro estaba — pudo
confirmar una vez más que ese amor no tenía barreras. No existían fronteras
capaces de separarlos jamás sentimentalmente.
— Hace unos días hablamos del final. — Hablaba Jungkook tomando las
manos de su esposo, perdiéndose en esos bellos ojos y sonrisa, deleitándose
con el carmín que ahora bañaba sus mejillas. — Juntos llegamos a la
conclusión de que, no se trata de ese nombrado final, sino de todo lo que
vivimos, de cada minuto que debe ser valorado y vivido al máximo. Sin
importar el futuro, aún si mañana no amanece para alguno, tú y todo lo que
hemos compartido, lo que hemos sentido, guardado y vivido, son mi final
feliz.
Taehyung se había prometido no llorar pero se dio cuenta que esa fue una
promesa que no debió haberse hecho desde el momento en que vio a Hobi
entrar a su habitación. Estaba desbordado de emociones pero aunque
pareciera imposible, la tristeza al menos momentáneamente, no era parte de
ellas.
Las lágrimas que corrieron por su mejilla cuando vio a un nervioso
Jungkook aguardar por él jugando con su traje y moviéndose de un pie al
otro siendo regañado por sus amigos para que se estuviera tranquilo y no
sudara demasiado, fueron lágrimas de alegría. Esas que lo humedecían
ahora, eran lágrimas de satisfacción y dicha mezcladas con ese
sentimentalismo que muchas bodas provocaban. Porque él se estaba
uniendo en matrimonio con el hombre que amaba y por el que si pudiera,
daría su vida.
— En esta vida no todos reciben un milagro y cuando lo hacen, no lo
notan porque lo ven como algo más que simplemente llegó a su vida aún
cuando lo tienen delante. En mi caso, Tae, eres tú mi gran milagro. Lo tuve,
lo tengo y lo tendré siempre conmigo. ¿Qué más podría desear? Disfruto
cada respiro que compartimos, cada parpadeo que me permite verte una vez
más. Agradezco cada vez que mis párpados vuelven a elevarse y la luz de la
vida llega acompañada de tu imagen. En cada ocasión que eso ocurre,
revivo otra vez.
Con parsimonia, el pelinegro se acercó más a él, olvidando el notario, el
resto de los presentes. Atesoró su rostro entre sus manos, besó y limpió sus
lágrimas antes de apoyar sus frentes. Sus narices se rozaban, sus
precipitadas respiraciones se intercambiaban.
— Imagínate si uno viviera y disfrutara estos hermosos, estos
maravillosos momentos por pensar en mi salud, en el tiempo, en un final
que nunca se sabe cuándo llegará aún cuando se tiene la fecha exacta.
Imagina, mi amor, cuánto me perdería, cuán oscuro y triste sería ese fin si
no apreciara y gozara de estos instantes. Tengo que agradecerte por tantas
cosas que me has brindado. Comenzando por mis ganas de vivir con cada
sonrisa tuya que veía, hasta la hermosa familia que estoy teniendo la
oportunidad de crear y experimentar. Literalmente, Kim Taehyung, te debo
mi vida y por eso hoy vuelvo a entregarte mi corazón.
Envuelto en lágrimas incesantes, el castaño lo abrazó y lo besó. En ese
instante buscaba perderse en ese ser que le profesaba un amor tan puro, un
amor inmortal. Con ayuda de Jungkook logró firmar los documentos que
oficialmente los acreditaba como esposo y que ese mismo día el notario
encargado junto a ellos lo registrarían internacionalmente para su validez.
Ese papel que poco significaba ante esos corazones galopantes que habían
igualado ritmo al estar con quien ellos sabían era su llamado destinado, su
alma gemela.
— Nunca creí que mi vida cambiaría tanto con una subasta en la que
estaba secretamente en juego todo menos lo más evidente, el dinero y un
cuerpo para el disfrute. Que ese hombre que a mis ojos se veía frío y
arrogante fuera el ser más brillante, bondadoso y hermoso del planeta no
fue algo con lo que conté. No imaginé poderme enamorar tanto de un
corazón, amar tanto a alguien como te amo a ti, Jeon Jungkook. Mi vida
volvió a nacer contigo y contigo morirá. Porque antes de ti no fui nada,
contigo lo soy todo y sin ti... Sin ti mi alma se quedará vacía pero seguiré
fuerte y lleno de amor para darte a ti y a nuestro hijo. — Comentó
sonriendo frente al recuerdo de Soobin. — Soy tan malo con mis palabras
que no podría jamás expresarte todo lo que significas para mí, todo lo que
me haces sentir. Sería imposible medir cuanto te amo porque, mi amor, esto
que siento por ti es infinito.
Los cinco hombres a su espalda secaban sus lágrimas, Jimin tenía su
rostro perdido en el pecho de Namjoon mientras lloraba como un niño
pequeño sobrepasado por las emociones. Hoseok sonreía y lloraba a la
misma vez, esa era una despedida al amor de hombre sentido por Taehyung
y que esperaba que algún día llegara a desaparecer o al menos, que se
escondiera en lo más profundo de su ser sin derrumbarlo a cada rato.
Yoongi y Seokjin, podían sentirlo, ellos sabían por lo que estaba pasando y
por eso juntos sostuvieron su cintura, por eso Namjoon con su mano libre y
por arriba de Yoongi apretaba su hombro. Ellos lo sostendrían y no lo
dejarían derrumbarse.
Cuando la ceremonia acabó y todos lo felicitaron con palabras tan
hermosas como significativas, los recién casados tomaron su propio
camino. Fueron junto con el notario a registrar su matrimonio, abrazados,
sonrientes.
— Vamos a irnos ahí. — Sentenció Taehyung señalando una bicicleta
donde podía llevar un pasajero atrás. — Yo conduciré.
— ¿Tú? — Rió Jungkook negando. Él no podría hacerlo por obvias
razones pero tampoco quería que su esposo hiciera ese esfuerzo físico. —
Son casi cinco quilómetros desde aquí hasta el puerto.
— ¿Tenemos prisa en llegar? — Jungkook peinó risueño su cabello,
negando finalmente en respuesta. — Entonces podremos ir con calma y si
me canso, disfrutaremos el paisaje hasta que recobre energías y continúe
pedaleando. — Rió ensanchando sus ojos cuando el contrario tiró de él con
cierta rudeza, aprisionando su cintura y nuca para besarlo con vehemencia.
— ¿Q-Qué estás haciendo en público?
— Besar a mi esposo. — Dijo orgulloso, entrelazando sus dedos para
acercarse y rentar una de las bicicletas que allí habían.
Recorrer aquella isla en las Islas Marianas del Norte fue sanador. El
paisaje que mixturaba armoniosamente el mar y el bosque aunque esto le
dificultó un poco el traslado a Taehyung quien, después de quince minutos,
comenzaba a pensar que aquello no fue la mejor idea. Sin embargo, los
brazos que rodeaban su cintura, la cara recostada a su espalda y la voz que
melodiosamente cantaba, fueron el energizante que precisaba para continuar
sin darse por vencido.
— ¿Qué pretendes? — Preguntaba Jungkook mientras dejaban la
bicicleta y se aventuraban al muelle. — ¿Estás transmitiendo en vivo que
llevas hablándole a la cámara cinco minutos?
— No, eso nos quitaría la tranquilidad que tenemos, solamente grabo y
saco fotos de mi esposo caminando detrás de mí. Todavía no es momento de
publicar nuestra relación, eso ya lo haremos más adelante. ¿Una pose sexy
para mí? — Jungkook levantó su camisa como quien no quería las cosas a
la vez que relamía sus labios y peinaba su cabello. — Típica pose de
hombre con buen cuerpo, hay que innovar. — Se quejó en broma, viendo
como justo al llegar al yate rentado para pasar su noche de bodas, este se
quitaba completamente la ropa y acostaba en el suelo. — Esa es una pose
más origina. Oh la la y todo eso es mío.
Jungkook se carcajeó corriendo a vestirse nuevamente aunque en ese
momento poco le importaba haber sido visto.
— En vez de chiflar, deberías haber cubierto eso que tanto dices que es
tuyo. — Fingió molestia.
— Ven pero no tocan además, escogiste este yate y este lugar por algo,
no soy bobo. Conozco a mi esposo y sé que ha cuidado de todos esos
pormenores, solo mis ojitos son testigos de ese escultural cuerpo, papacito.
— ¿Siempre fuiste así de descarado o es algo que vino incluido en el
matrimonio? — Se reía Jungkook avanzando al interior.
— Vino en un paquete incluido cuando te apareciste delante de mí con
aquel traje azul y esa mirada provocativa que me dabas.
— De lo que se entera uno, alguien me andaba sabroseando desde el día
de la subasta mientras se hacía el ofendido. El descaro señores, es algo
peligroso y contagioso. — El menor se carcajeó porque si bien el día de
aquella subasta no se lo sabroseó como bien dijo su esposo, no estaba ciego
y pudo ver su buen físico, su estilo, su atractivo rostro.
Se abalanzó sobre él hasta hacerlo caer en la cama de su camarote, más
que jugar con él, buscando la forma de que pudiera descansar un rato
porque sabía que, se del pelinegro dependía, este no descansaría.
— Mi amor, — llamó acostándose correctamente, palmeando su lado —
estoy cansado. ¿Te parece si dormimos al menos una hora hasta que llegue
el capitán?
Recién llegaban al yate, habían muchas actividades que querían hacer
pero extrañamente su resistencia física estaba mermando a gran velocidad a
diferencia de meses atrás. Por eso, Jungkook accedió, no sin antes arrastrar
al castaño a una ducha rápida. Por primera vez, se duchaban y dormían
juntos como esposos, era su primer día de casado y una parte de él estaba en
constante euforia, Taehyung era la causa de ello.
Cuando el capitán llegó, el pelinegro no lo sintió pues, ya Taehyung
había avisado que se comunicara directamente a su teléfono para no
despertarlo. Ahora, se encontraba sentado en la cubierta de la embarcación,
justo en la proa. Con sus ojos bien abiertos pero resguardados del aire por
unas gafas trasparente que le permitían admirar el horizonte, el bello
atardecer mientras navegaban en altamar. El mar parecía un gigantesco
zafiro lleno de lágrimas ya fueran de felicidad o tristezas.
Se sentía libre, como un marinero que vivía una gran aventura sin pensar
en el destino o culminación de la última. Aspiraba ese olor que lo hacía
pensar que, de haber nacido en otra época, cientos de años antes, quizás
hubiera vivido su vida así, en altamar.
Jungkook se despertó y lo primero que hizo fue palpar a su alrededor, al
no verlo, subió a cubierta saludando al capitán, notando que ya navegaban y
no solo eso, sino que, en una parte de la popa, el castaño había decorado
todo como un perfecto restaurante con temática romántica para ellos dos.
Tomó una de las rosas con una sonrisa, oliéndola mientras iba en búsqueda
de su esposo, deleitándose con la vista, siendo este parte del paisaje.
Se acercó en silencio, a una distancia prudente lo acarició con la rosa,
viéndolo removerse por la sutil cosquillas que sus suaves pétalos causaban.
Fue gracioso ver como cuando el castaño se echó hacia atrás para verlo,
llevaba una sonrisa aniñada en su rostro, estirando las manos como un
besito que exige ser cargado.
— ¿Admirando el mar? — Preguntó sentándose detrás de él,
enrollándolo con sus brazos y piernas. El castaño solamente asintió, era
cómodo estar entre sus brazos, se sentía feliz en su personal lugar seguro.
— No me despertaste.
— Quería dejarte dormir un poco más para prepararte una sorpresa que
supongo ya viste. — Sonrió sintiendo los besos en su cuello, lo expuso un
poco más para darle completo acceso. La suavidad de sus labios, el fugaz
roce de su lengua, su respiración, el calor de su cuerpo y las caricias de sus
manos lo transportaban a otro mundo. — K-Kook... — Escuchó un gutural
ruido provenir de este pero ninguna otra respuesta, solo sentía su boca
desplazarse hacia su oreja, mordiéndola suavemente. — Será mejor que te
detengas.
— ¿Por qué debería de tenerme? Quiero besar mucho a mi esposo. —
Calló por unos segundos cuando una de sus manos fue tomada y llevada al
interior de los shorts del castaño. — Así que es por esto que quieres que me
detenga. — Sonrió apretándolo con sutileza, moviendo suavemente la
misma mano que ahora el menor quería retirar.
— Sí, justo por eso. — Palmeó su mano. — Saca la mano que te pica el
gallo.
La carcajada que le siguió fue estruendosa, el castaño intentó librarse
taparle la boca a su esposo sin éxito. Jungkook no solo no dejaba de reírse y
torturarlo con sus besos sino que su mano tampoco se detenía y su cuerpo
ya comenzaba a sufrir por esto.
— ¿Recuerdas que no estamos solos en este barco? Tenemos un capitán
que incluso dormirá aquí junto a nosotros.
— Junto a nosotros no, primero lo hecho al mar. — Taehyung fue quien
se rió esta vez al ver la forma en que el mayor reaccionaba enarcando una
ceja y negando con rapidez. — Dormirá en el mismo yate que es diferente.
— Bueno, ese capitán podría ver lo que estás h-haciéndome ahora, señor
Jeon. — Habló Taehyung sintiendo sus piernas abrirse más debido a la
forma en que Jungkook las apresaba con la suya para continuar moviendo
su mano sin interrupciones.
— Desde este ángulo, él no verá lo que estamos haciendo, solo unos
recién casados abrazándose mientras contemplan el horizonte en el
atardecer, compartiendo besos, estando cerquita. — Hablaba surcando su
cuello con besos, cerrando los ojos para sentir el sonido del mar y su
respiración cantar en armonía. — Quiero hacerte sentir bien.
— Siempre me haces sentir bien, aún sin hacer nada de esto. —
Taehyung ahora sabía de algunas preocupaciones que aún albergaba y
quizás eran difíciles de eliminar por completo. — Con o sin sexo yo me
siento pleno a tu lado, amor, recuérdalo. — Aunque estaba de espaldas a
Jungkook, estiró su mano hacia atrás para acariciar su rostro, recibiendo un
beso en su palma. — Apriétame más, m-más rápido. — Pidió entregándose
a ese momento que compartía con su ahora esposo.
Aferrándose a esos brazos que aún se mantenían firmes, controlando sus
gemidos al máximo, Taehyung explotó en un orgasmo que quedó
completamente atrapado en la palma del contrario. Lo vio empuñar su mano
y levantarse rápidamente, tomó algo confundido la mano abierta que
Jungkook le estiró y a pasos rápidos fueron por estribor.
— ¿No vamos a comer primero? Deberíamos comer. — Se apresuró a
decir pero su boca fue sellada con un beso. — Es imposible que me
desvistas si no sueltas eso que tienes en la mano, ¿para qué lo quieres?
Tenemos lubricante... — Fue imposible no reírse, alejó su cuerpo para
desvestirse viendo a Jungkook sonreír. — ¿Desesperado?
— ¿Mucho? — Asintió aún sabiendo que había respondido con otra
pregunta. Estaba citado en muchos sentidos, ver a Taehyung lo aceleró tanto
que sus lágrimas se escaparon, siendo acobijado en un abrazo. — Eres tan
hermoso, tan perfecto, con un corazón tan maravilloso que aún se me hace
difícil creer que decidiste meses atrás dejarme entrar a tu vida, darme el sí
el día de hoy para compartir el resto de nuestra vida juntos a pesar de que
sabes que la mía será mucho más corta.
— No podría ser de otra forma, te amo y no existió, existe o existirá
alguien más que me haga sentir lo que tú. Eres mi hombre, al que más amo
en todo este universo, mi amor...— Musitó llevando la empuñada mano de
Jungkook a la zona más íntima de su cuerpo mientras buscaba sus labios.
Livianidad, lascivia contenida entre un río de besos y caricias que no se
precipitaban. Mostraban sin esfuerzo su lado más sensual, incluso ahí,
cuando los dedos de Jungkook comenzaron a perderse en su interior.
Cuando sus bocas libres permanecieron abiertas, uno por la intrusión y el
otro por el roce proporcionado contra la pierna ajena.
Taehyung sostenía su negra cabellera dejando que el aire exhalado de sus
bocas se cruzaran como esporádicamente lo hacían sus lenguas, a veces
creaban un pequeño roce y huían, otras se fusionaban desesperada para
retomar segundos después sus posiciones iniciales.
Los ojos del castaño al sentir la erección de Jungkook elevarse tan
rápidamente se extrañó pero, solo bastó una barrida al camarote para notar
la gaveta de aquella cómoda semi abierta. Cuando su esposo aún dormía, él
había visto el frasco ahí guardado, el mismo que supo por una pequeña
indiscreción de su amigo Jimin, que Jungkook había recibido de Park
semanas atrás.
No ignoraba el hecho de que en los últimos encuentros, Jungkook había
estado consumiendo viagra, justo como en ese instante. Sabía que sin ayuda
ya le era muy difícil poder llegar a ese nivel. Por un lado lo comprendía, lo
disfrutaba incluso pero él tampoco se molestaría si dejaban de lado esa
acción. Se lo había dicho ya más de una vez, algo que aprendió de Hoseok
tiempo atrás.
Para hacer el amor, no necesitaban penetrarse, no necesitaban tener las
más potentes erecciones o durar largos minutos. Solo se necesitaban ellos,
sus sentimientos, sus deseos contenidos y la voluntad de querer disfrutar el
momento. No obstante, cuando veía ese rostro que como ahora le sonreía,
agradecía que esas píldoras azules le sirvieran de ayuda en ciertos
momentos, no por él, sino por el propio Jungkook.
El timbre de su placer interno fue tocado, un acto de excitación sexual
explícito que por momentos parecía inocente y entre ellos, provocándoles
un fulminante despertar de pasiones cariñosas lideradas por las manos de
Jungkook. El semen derramado por el castaño minutos atrás ahora servía
como un lubricante natural que permitía el desplazamiento desinhibido.
Los movimientos de sus manos eran tan lánguidos como sus besos,
pausados, comedidos ya alegres porque sus comisuras se resistían a
descender aún cuando sus labios chocaban, sus narices se acariciaban o sus
lenguas se encontraban. Lideraban en conjunto, ambos se brindaban placer,
recorrían sus cuerpos.
Cuando abandonaban sus bocas, acaparaban cualquier otra piel expuesta,
brazos, cuellos, hombros, pechos...
Entre ellos, hacer el amor era romperse, volver a componer entre
emociones y sensaciones que solo la persona que los acompañaba les podía
brindar. Era sentirse débil dejando al otro entrar para curarlo,
verdaderamente dejarlo entrar con todo lo que significaba, en toda la
extensión de la palabra.
Al perderse en sus brazos y dejar que el otro lo invadiera, entendían en
ese momento que nunca más volverían a sentirse solos aún cuando sus
cuerpos lo estuviesen, al no tener al otro, ese compañero de vida que
eligieron.
— Mi amor, estoy listo... — Musitó Taehyung con sus ojos cerrados,
moviendo sus caderas exigiendo algo más que los dedos que lo penetraban
y la boca que lo succionaba con tanta fuerza. Se intentó mover para no
liberarse en esa tibia cavidad bucal, siendo retenido por una mano que se
aferraba a su cadera. — M-Me voy a venir...— Jungkook hizo caso omiso a
su pedido, simplemente enrolló su lengua al rededor de la base de su
glande, estimulándolo antes de engullirlo por completo y chupar con fuerza,
sintiendo el agarre en sus sábanas. — Aah, oh por todos los cielos. —
Jadeó tarareando el nombre de su esposo hasta que el orgasmo pasó y se
liberó en su boca. — Ven aquí.
Jungkook subió orgulloso dejando besos en su cuerpo, feliz de ver a su
esposo de esa manera tan desorbitada y refrescante. Fue entonces que la
mano que había dejado quieta en su interior salió para acariciarse,
ubicándose entre sus piernas.
— Si me vuelvo a correr quizás no logre entrar en ti esta noche. —
Hablaba con cierto deje de burlas mientras acariciaba su barbilla. — Acabo
de venirme, estoy más apretado.
— Eso lo sé. — Guiñó un ojo el pelinegro arrugando su nariz, dejando en
evidencia su pícara sonrisa al salirse con las suyas. — Creo que nos queda
más que solo esta noche para que puedas entrar en mí, señor Jeon.
— ¿Señor Jeon? Oh, creo que me gusta esto, señor Jeon. — Rió
Taehyung siguiéndole la corriente, viendo sus ojos iluminarse feliz. — Veo
que sigues con la misma idea, ¿realmente quieres que tome tu apellido?
— Eso es solo si quieres aunque sí me haría muy feliz.— Dichas estas
palabras, ambos cerraron sus ojos, fundiéndose lentamente. — Jeon
Taehyung, suena hermoso en mis oídos. — Gimió bajo, su esposo realmente
lo estaba devorando, se le dificultaba la entrada sin interrupciones pero
logró entrar por completo, dejándose caer sobre él.
Movimientos parsimoniosos comenzaron a cobrar vida cuando ellos se
aferraban al otro como koalas. Solo las caderas del mayor se agitaban por sí
solas, ya que el resto de sus cuerpos permanecieron casi inmóviles aún
cuando se besaban.
Recibieron la noche haciendo el amor algo diferente a veces anteriores.
Fue calmo aunque por instantes sus movimientos se agitaban, no existieron
posiciones extravagantes pero aún así, el goce de ambos se evidenciaba en
sus vocalizaciones dentro de aquel moderno camarote con el sonido del mar
en calma armonizando. Sus dedos se deslizaban por sus pieles sudadas,
Jungkook incluso se resintió cuando las uñas de Taehyung se clavaron en su
espalda, así como el castaño lo sintió cuando se voltearon y él quedó arriba.
Su silueta a media luz, oscilándose como las olas, derretían la mirada de
un Jungkook enamorado que comenzaba a perder esa batalla inexistente.
Atrajo al menor a su pecho para un potente beso justo antes de volver a
voltearlo. Se aferró a su pierna, tomando un ritmo regular pero yendo
profundo, golpeando su próstata, deleitándose con sus sonidos, con sus
expresiones.
Sus miradas se encontraron y como si de una urgencia mortal se tratara,
se apresuraron a abrazarse, temblando entre besos mientras se deshacían en
gemidos.
— K-Kook... — Gemía bajo. — ¿Crees que puedas ir más rápido? —
Preguntó con cautela, aún obnubilado por el placer tenía la cordura
suficiente como para recordar la situación. La cabeza del pelinegro se
movió asintiendo. — Entonces más, más rápido, por favor. — Sus manos
ascendieron desde su espalda a su cabeza, sosteniendo con suavidad esos
cabellos que no eran suyos, el pelinegro se detuvo pero con una sonrisa y un
beso, bastó para que él mismo, con cierto cuidado, retirara la peluca que
cubría su cabeza. — Hermoso, mi esposo. — Sonrió abrazándolo, dejándole
saber que estaba ahí aún cuando sus gemidos no le permitían pensar
coherentemente.
Un gruñido de Jungkook con una fuerte embestida, un jadeo entrecortado
del otro y ambos llegaron a la cima de su orgasmo. Sus respiraciones eran
irregulares, sus cuerpos estaban sudados pero eso no dejó que Taehyung le
permitiera a Jungkook alejarse. Lo abrazó con mayor fuerza para besarlo,
sin dejarlo salir siquiera de su interior.
Eran afortunados, en un mundo donde el amor y las personas venían e
iban ellos eran esa chispa que rara vez aparecía y se tornaba duradera. Eso
era lo más complicado para muchos, hacer su amor perdurar siempre, no
dejar que se fuera. El de ellos se quedaba y quedaría ardiendo en sus
interiores sin importar el tiempo que pasase o la dimensión en la que se
encontraran. Lo sabían, lo sentían aún con todas las posibilidades que el
destino podría preparar.
— Me siento extraño. — Sonrió con torpeza Jungkook mientras la brisa
del mar acariciaba su cabeza expuesta. — ¿No te parece raro?
— No me parece raro, es extraño cada vez que cambiamos de estilo, ya
sea un corte o tinte hasta que nos acostumbramos. Es nuevo verte así pero
me gusta, no hay una cosa que tú no sepas hacer lucir, señor Jeon.
— Ojos de hombre enamorado.
— El más enamorado de este mundo. — Concordó terminando su copa.
Con una amplia sonrisa el mayor tomó la botella para servirle, acercándola
pero sin poder evitar que se le cayera de las manos y colisionara con el
suelo del yate. Instintivamente Taehyung estiró su mano para tocarlo pero
como veces anteriores, Jungkook se retrajo.
— L-Lo siento. Voy... Voy al baño.
El pelinegro se levantó con rapidez pero Taehyung lo imitó, abrazándolo
por la espalda para no dejarlo huir y perderse en sus oscuras emociones en
esa noche. Lo apretaba para que sintiera su corazón latir contra su espalda,
evitando sollozar principalmente porque sabía que el contrario lo hacía.
— Comprendo el motivo por el que tantas veces te alejaste pero ya no
debes hacerlo más, estoy aquí, ahora soy tu esposo y mejor que nadie puedo
comprenderte. Sé que no quieres que te vea así pero no me impidas verte en
cada instante que nos resta. No importa cómo luzcas o como te sientas, yo
estoy aquí, amándote de forma incondicional así que por favor, mi amor, no
huyas. No huyas tan pronto de mí.
— No h-huiré. — Habló tragando el nudo en su garganteara voltearse y
besarlo. — Lo siento, es solo que aún me cuesta permitirte ver esta parte de
mí.
— Esta parte de ti es tan tuya como todas las que me has mostrado y cada
etapa, cada faceta de tu personalidad hace que te ame más que el día
anterior. Te amo, Jungkook. Hoy y siempre.
— Lo sé, sé que me amas, mi amor.

Hola por aquí, tres días después de lo pensado. Ayer en la mañana


me dieron de alta en el hospital pero pasé todo el día dormida. Lo
lamento mucho.
He tenido que dividir el capítulo final en dos partes porque serían
más de 8k de palabras en un capítulo e iba a ser demasiado. No sé si ya
hoy me dé tiempo de completar la última parte y un posible epílogo.
LORED
Capítulo Final - II

— Todo estará bien. — Jungkook intentó calmar a un nervioso Taehyung


que se movía de un lado a otro mientras esperaban a que Soobin fuera
entregado. Era irónico porque él tampoco dejaba de contemplar su reloj,
colocaba y retiraba las manos en los bolsillos de su traje, se cruzaba de
brazos y luego volvía a guardarlas. — No estés nervioso.
— La frase sería, no estén nerviosos. — Intervino Younghee algo
divertida con la imagen.
— Tener tantas personas cerca me ponen más nervioso, sobre todo si me
dicen justamente esa palabra, no estés nervioso. — Protestó Jungkook
viendo a sus padres y suegra. — ¿Qué tal si se asusta al ver tantas personas
juntas?
— Mi amor, eso no va a ocurrir, Soobin tiene confianza con nosotros y
nuestras madres porque han venido aquí y jugado con él varias veces. Tu
papá no suele venir pero aún así está aquí mostrándonos su apoyo, deseoso
de conocer a su nieto, no se les puede quitar ese gusto. — Habló el castaño
apretando estar calmado cuando el nerviosismo afloraba en su piel, rozando
con sutileza su rostro para que solo lo mirara a él. — Cálmate, el niño
necesita verte tranquilo, amor. ¿Sí? — El pelinegro desvió la mirada a los
mayores por algunos segundos y asintió. — Así me gusta, dame un beso.
Sí, un beso era lo que quizás más necesitaba Jungkook en ese momento a
pesar del lugar. Estuvo cohibiéndose todo ese tiempo para guardar cierta
apariencias que ya carecían de sentido. Atrajo a Taehyung por sus hombres
y, sin soltarlo, unió sus labios hasta que la mano de Sunhyo tiró de su saco,
avisándole que ya venían con Soobin. Ahora estaban los dos en un nivel
menor de nerviosismo pero este seguía en ellos, al menos, hasta que el niño
que ellos esperaban con ansias salió corriendo en dirección de ambos para
abrazarlos.
A diferencia de como acostumbraba, no fue directo a los brazos de
Jungkook sino del castaño que sentía su pecho amenazarlo con una
explosión de felicidad indescriptible. Hasta ese momento, no asimilaba
correctamente lo mucho que ese pequeño frijolito en crecimiento
significaba para toda la familia, para ellos tres.
No creía que aún le quedaran lágrimas pero mientras abrazaba a Soobin y
Jungkook se agachaba para unírseles, sus mejillas volvieron a humedecerse
sin poderlo evitar. Lo mismo ocurrió con el pelinegro y la familia que le dio
su espació hasta que sonrientes, los tres se voltearon para presentar al más
pequeño de los Jeon.
Para Jungkook fue una grata sorpresa ver a su padre tan alegre, haciendo
incluso el intento de cargar a Soobin con una amplia sonrisa, diciéndole lo
mucho que la familia lo esperó y quería. Taewoo siempre fue de mostrar su
afecto con una medida, mas en ese instante, no había mucho control de su
parte.
La gran felicidad que todos tenían no se vio opacada siquiera cuando al
salir del sitio con el niño en mano de la pareja más joven, una red de
periodistas los esperaba. Como esto fue previsto por los Jeon, rápidamente
fueron escoltados sin mucho algarabía hacia los vehículos en que viajaban
mientras que el presidente de Sasung Group, se acercó tranquilo y dispuesto
para confirmar la noticia de que ahora era abuelo.
No respondió más preguntas, estas ya estaban programadas para la rueda
de prensa que harían en pocos días para también informar que el CEO de
Sasung Electronics, Jeon Jungkook, daría un paso al lado para dedicarse a
su familia por completo, dejando la compañía una vez más bajo la dirección
de su padre.
Ninguno de esos temas o la cacería de la prensa y medios pudo mermar
la alegría de la familia o interponerse a los planes de los recién casados.
Ellos vivían en una burbuja donde no se inmutaban aún si el mundo exterior
estuviese cayéndose a pedazos luego de que se revelara que tal cual los
rumores, ellos se habían casado en el extranjero y ahora vivían en familia
como cualquier pareja de casados. Los comentarios tanto positivos como
negativos no les afectaron después de todo, ellos vivían en su propia luna.
Cuatro cosas se celebraron casi simultáneamente pese a la diferencia de
días entre un evento y otro. La boda de Taehyung y esposo, la llegada de
Soobin a la casa, el cumpleaños de Jungkook y el primer día de escuela del
pequeño, algo que Jungkook anhelaba hacer con fervor.
— ¿No hay un abrazo para mí? — Le preguntaba Sunhyo a Soobin
mirando a su hijo siendo el padre amoroso que nunca creyó poder llegar a
ver. — Tu abuela también quiere un abrazo.
— No corras... — Habló Taehyung sonriendo, mirando al pelinegro que
abrazaba su cintura mientras veían al pequeño correr hacia la señora Kim.
— Es gracioso pero a pesar de todo, parece un Jungkook en miniatura, se
parece mucho a ti.
— Claro que sí, él nació para parecerse a su padre. — Respondió
orgulloso viendo al menor reír.
— Señores Jeon... — Interrumpió con cautela una voz femenina. — Mi
nombre es Bae Joohyun, seré la maestra de Jeon Soobin. — Se presentó
realizando una venia.
— Un placer señora, Bae. Ya debe conocernos pero permítame
presentarnos oficialmente. Mi nombre Jeon Taehyung y él es mi esposo,
Jeon Jungkook, esperamos que cuide bien de nuestro hijo.
El castaño la sonrisa que su esposo ocultaba, es que, pese a querer que el
pequeño comenzara la escuela quería también pasar cada momento a su
lado. Habían llegado a un acuerdo confidencial con la escuela, donde
especificaban que, durante los primeros meses, Soobin tomaría un menor
número de clases en comparación con sus compañeros. De esta forma, se
iría integrando a ese colegio privado mientras que pasaba tiempo con sus
dos padres.
— ¡Papá! — Exclamó Soobin luego de haberse despedido de sus padres
con un abrazo para ingresar a la escuela. Por un momento, Jungkook y
Taehyung se quedaron sin saber a quien de los dos llamaba dado que hasta
el momento, a ambos los llamaba de la misma manera. Sin embargo,
cuando el menor corrió hasta el pelinegro para abrazarlo una vez más, los
dos confirmaron de quién se trataba. — Te quiero mucho.
— Yo lo sé, campeón. Yo sé que tu me quieres mucho igual que papá te
adora a ti. — Afirmaba abrazándolo, recibiendo una sutil caricia en su
espalda por parte de Taehyung. — Recuérdalo, siempre, aunque no me veas
o escuches, papá siempre te va a querer y siempre estará contigo.
— ¿También en la escuela?
— También en la escuela, En cualquier lugar en el que te encuentres,
siempre que pienses en mí, yo estaré junto a ti, apoyándote, mirándote en
secreto porque mi hijo es el más genial y hermoso de todos. — Sonrió
haciendo ruidos en su cuello mientras agitaba su cabello. — Ven aquí... —
Colocándolo nuevamente en el suelo, Jungkook levantó su meñique, fue
imitado por Soobin, cuando sus dedos estuvieron entrelazados, padre e hijo
sonrieron. — Aún si mañana no ves más a papá, sino me escuchas, si me
buscas y no me encuentras, yo siempre estaré velando por ti, siempre te
estaré mirando, cuidando a mi manera de ti y tu papi Tae. Es una promesa.
Lo vio sonreír ampliamente mientras él sostenía sus lágrimas a medida
que iba separando sus pulgares y meñiques. Soobin los abrazó una vez más
y esta vez, si entró a la escuela acompañado de su maestra. Permanecieron
en su lugar hasta que el menor desapareció, incluso Sunhyo aguardó en el
auto sin interrumpirlos hasta que buscaron los brazos del otro.
— No llores. — Susurró Taehyung besando su mejilla, separándose ahora
con una sonrisa para animarlo. — Solo estará cuatro horas lejos de
nosotros, después lo vendremos a buscar e iremos juntos a celebrar tu
cumpleaños. — Besó sus labios con suavidad, limpiando con sus dedos sus
pómulos. — Recuerda que hoy es tu día, mi amor. Estamos todos juntos.
— Lo estamos. — Repitió bajo sonriendo tal cual sabia que a su esposo
le gustaba y de paso a él también porque como recompensa, una cuadrada
sonrisa le era regalada.
Cuatro horas más tarde, Taehyung se estacionaba frente a la escuela de su
hijo con gran puntualidad para recogerlo. Eran solamente ellos tres en el
auto, riendo y cantando durante todo el trayecto a su destino mientras el
ocurrente Soobin sentado en los asientos traseros hacía a sus padres reír.
Esa imagen de Taehyung conduciendo con una mano amiga sosteniendo su
muslo mientras que compartían ese momento tan familiar e íntimo, era el
mejor regalo de cumpleaños que Jungkook podía pedir.
— Yo bajo a Binnie. — Habló una vez que estuvieron estacionados en
aquel lugar que tan buenos recuerdos les traía.
Jungkook asintió descendiendo del vehículo, siendo sorprendido una vez
que estuvieron listos para entrar por un grupo de personas que también era
su familia cantándole feliz cumpleaños mientras llevaban a Luna con ellos
luciendo un hermoso lazo y un cobertor con una. Foto de ellos tres. Tomado
la mano de su hijo, Taehyung se unió al grupo, cantándole una vez más
acompañado de un desafinado Soobin que los hacía a todos reír envueltos
en ternura.
— Nunca te había visto llorar tanto, me avergüenzas. — Se acercó
Yoongi con una mueca para abrazarlo, seguido de sus amigos, padres,
suegra, Hoseok y por último, su esposo e hijo.
— Feliz cumpleaños, papá.
Escuchó la voz del menor retumbando con felicidad. Soobin aún no
estaba acostumbrado a muchas cosas que veía por primera vez y le
resultaban fantásticas. Por eso y su niñez, estaba constantemente
entusiasmado y hasta un poco exaltado como en ese instante en el que
hablaba alto, reía y abrazaba a sus padres.
— Feliz cumpleaños, mi amor. — Musitó el castaño besando su rostro y
luego sus labios. — Por un año más de vida... — Mencionó viéndose varios
centímetros cuando Soobin salió corriendo hacia Seokjin. — Este año me
permitió conocerte, nos permitió estar juntos y ahora, estoy feliz por poder
celebrar este día a tu lado.
Meses atrás, Jungkook se hubiera preguntado qué sentido tendría celebrar
su cumpleaños aún sabiendo que pronto ya no cumpliría uno más, sin
embargo, ahora él también agradecía por poder experimentar y vivir un día
como el que él llegó a este mundo acompañado de su familia, de su esposo
e hijo.
— Gracias. — Respondió tomando entre sus manos ese rostro que besó
hasta escuchar el resoplar de una yegua preciosa a la que aún no había
saludado correctamente. — No te pongas celosa, tengo amor y besos de
sobra para ti también, Luna.
Todos vestidos como jinetes y en compañía de varios caballos, galoparon
por aquel familiar bosque hasta la adornada cabaña que hizo al castaño
sonrojar de solo recordar la primera vez que pisó ese sitio. Soobin estaba
increíblemente feliz, no le tuvo miedo a los caballos como Taehyung pensó,
él incluso los alimentó junto a sus padres mientras los demás bebían y
conversaban como si hubiese nacido rodeado de ellos.
Esa tarde y noche, Jungkook apreciaba esas personas que estaban en su
vida tanto en los momentos buenos como en los malos. De los que estaban
presentes, podía decir que cada uno de ellos formaban parte de su familia,
una enorme y con mayores lazos afectivos de los que jamás imaginó
presenciar. Sus ojos podían notar el verdadero color del amor en todas sus
tonalidades.
Suspirando profundamente, se acomodó en la silla que ocupaba
recibiendo al castaño que se sentó en su regazo mientras todos seguían
hablando y haciendo anécdotas que fueran aptas para todos los presentes.
Muchas veces temió no llegar a septiembre, se imaginó su día final muchas
veces y nunca le gustó pero, de haber podido escoger, esa sería una buena
noche para partir pero sabía que no sería así, aún no podía irse.
+++
— Buenos días mis dos amores. — Aún en su pijama y adormilado,
Jungkook llegaba a la cocina en donde Taehyung y Soobin se alistaban para
desayunar. — ¿Cómo dormiste, campeón? — Preguntó besando la cabeza
del niño, rodeando la mesa para besar también a su esposo. — Buenos días.
¿Qué haces cocinando y despierto tan temprano?
Mirando alrededor quedaba claro que el personal no se encontraba en
casa y Seokjin tampoco. Si bien desde que vivían juntos los tres, Seokjin
dejó de dormir allí, al igual que Yoongi para darle privacidad, iban casi
diariamente. A pesar de que ahora vivían todos en la mansión de Namjoon
era imposible no ver a alguno en algún momento del día.
— Alguien se despertó y fue a nuestro cuarto a buscarnos porque estaba
solo y tenía hambre. — Rió mirando a Soobin comer. — Siéntante, te
preparo algo para desayunar. ¿Omelette de vegetales? — Jungkook asintió
acercándose más al pequeño, quedándose embelesado mirando de un lado a
otro. — ¿Zanahoria?
— Sí.
— Debiste haberme avisado para llevártelo a la habitación, no debiste
levantarte hoy.
— Estoy bien, no tienes que preocuparte. — Taehyung se volteó para
mirarlo, su tez cada vez era más pálida, el día anterior casi no se pudo
levantar de la cama y si a eso le agregaba el hecho de que sin peluca y
recién levantado se veía un poco precario, no era sorpresa que se
preocupara un poco. — De verdad...
— Omelette en diez minuto. ¿Han pensado algún plan para hoy? ¿Qué
podemos hacer hoy sábado?
— ¡Piscina! — Exlamó Soobin y sus padres rieron porque de alguna
forma se imaginaban la respuesta.
Desde el primer día en que llegó a la mansión, pasaron ambos un gran
susto cuando el menor corrió a tirarse aún cuando no sabía nadar. Si no era
uno, el otro entraba a la piscina con él casi cada día para enseñarlo a nadar.
Por eso no les tomaba por sorpresa que lo primero que quisiera fuera ir a la
piscina.
— ¿Algo más que no sea nadar en la piscina? — Preguntaba Jungkook
acariciando su pelo negro, viéndolo pensar como si de su decisión
dependiera el mundo.
— Ver películas.
— Perfecto, veremos películas en la noche.
— ¿En el cuarto de papá? — Se veía el entusiasmo en sus ojos haciendo
reír al mayor.
— Sí, veremos películas en nuestro cuarto hasta que te duermas.
¿Quieres hacer otra cosa?
— Abrir huevos kinder, karaoke, pintar, jugar con Luna, vestirme como
papá, buscar un tesoro, jugar a las escondidas y no dormir temprano. —
Enumerando cada cosa con sus deditos, Soobin dijo todo lo que quería
hacer, haciendo a sus padres reír pues aún este la cocina, Taehyung podía
escuchar todo y le resultaba imposible no reír.
No entendía el por qué la obsesión con los huevos kinder. Todo se debía a
una locura de Hoseok y Hobi algunos días atrás cuando llegaron con dos
gigantescas cajas de esos huevos que todos tuvieron que sentarse a abrir
junto con Soobin. Las sesiones de pintura eran algo complicadas porque al
pequeño ya no le gustaban las folios para hacerlo, desde que su abuelo
Taewoo lo dejó pintar como quiso varias paredes en la casa de sus abuelos,
ahora quería siempre pintar en alguna pared.
Jugar con Luna era algo que hacía con Jungkook y con Taehyung amaba
tratar de meterse en sus ropas de modelaje que ni siquiera él había usado
aún. Buscar un tesoro era divertido, ya lo habían hecho dos veces pero
como lo jugó por primera vez con todos reunidos, ahora quería jugar
siempre así y justo ese día, la numerosa relación tenía otros planes. Jugar a
las escondidas era una opción que en esa casa tras una ronda en donde
debían buscar por varias habitaciones, terminaban al menos los adultos,
extenuados. Lo de dormir tarde, bueno, eso era lo más fácil. No lo
mandaban a la cama pero de todas formas, el pequeño terminaba
quedándose dormido junto a ellos por lo que no era muy complicado.
— ¿Qué les parece si me ayudan a decorar mi cuarto de estudio, después
nos vamos a la piscina, abrimos algunos huevos y terminamos la noche
viendo muchas películas? — La emoción en la voz del más pequeño de los
Jeon se notó cuando quiso levantarse exaltado, siendo controlado un poco
por Jungkook. — Y para comer...
— ¡Pizza!
— No, nada de pizza. — Negó Taehyung.
Él debía saberlo mejor, haber deducido que ese día el menú no sería el
más saludable pues, cuando llegó la hora de comer esa noche, lo que adornó
su comedor fueron varias porciones de pizzas mandadas a pedir por su
esposo.
Como era de esperarse, bastó que los tres se acostaran en la cama
tranquilos para que Soobin cayera en un profundo sueño sin poder terminar
la película. De alguna forma, los dos quedaron orillados a cada extremo de
la cama mientras su hijo, dormía a sus anchas en el medio.
— Yo lo llevaré a su cuarto. — Avisó el castaño preparándose para
cargarlo pero Jungkook lo detuvo para darle un beso de buenas noches a su
hijo y, solo entonces, Taehyung abandonó el cuarto con Soobin en brazos.
— Ya le dije a tu madre que mañana la visitaremos. Habló cerrando la
puerta con seguro antes de acercarse a la cama. — El pelinegro no le
respondió y por un segundo, todo su cuerpo sudó frío. — ¿Me escuchaste?
¿Y-Ya te dormiste?
Sin responderle, su esposo estiró su mano para hacerlo caer en la cama y
abrazarlo, dándole varios besos en su cabeza y rostro, haciéndolo reír
calmado.
— Sí te escuché pero no quiero hablar de eso ahora, solo quiero dormir
casi me duermo junto con Binnie porque la verdad es que yo no soporto
ninguna película de Lego. ¿Cómo pueden gustarle tanto? Hay muchísimas
mejores. ¿Por qué no miramos algo del universo de Marvel o algún otro
dibujo animado?
— Porque quedamos en que veríamos lo que nuestro hijo quisiera, tú se
lo prometiste. — Habló viendo su rostro adormilado, acariciando con
sutileza su cabeza. — La próxima podrás escoger tú la película.
— Definitivamente lo haré. — Masculló acostando a Tae, cubriéndolo
con la misma sábana compartida. — Vamos a dormir.
— Vamos a dormir, amor.
— ¿Y mi beso? — Preguntó estirando sus labios sin abrir los ojos? —
Quiero mi beso.
— Ay, mi Jungkookie quiere un besito. — El pelinegro asintió divertido,
sonriendo cuando los labios de Taehyung se posaron sobre los suyos. —
Buenas noches, mi amor.
— Buenas noches.
Posiblemente amanecieran una vez más con Soobin irrumpiendo a su
habitación o quizá son dada que cerró la puerta pero de seguro lo haría
levantar. Pasarían todo el domingo juntos y el lunes, nuevamente
comenzara la rutina de llevarlo a la escuela mientras ellos se divierten con
Jungkook dándole conferencias como las que más de una vez dio en la
Universidad de Seúl y Taehyung, atendería todo completamente embobado
y enamorado de su esposo.
— Buenos días. — Estirándose antes de lanzarse a abrazar a su esposo
como cada día, Taehyung sonrió al verlo, tan dulce y hermoso cuando
estaba dormido que deseaba quedarse contemplándolo por largo rato.
Aún no eran las siete de la mañana y afortunadamente, Soobin no estaba
entre ellos por lo que acurrucarse a él y llenarlo de besos durante un buen
rato era su plan perfecto. Se acercó a él para abrazarlo, besando castamente
sus labios cuando todo su cuerpo se paralizó. Ahí, con sus labios juntos, no
podía sentir o escuchar la respiración del mayor. Su cuerpo, aún debajo de
las sábanas y envuelto en su pijama, se sentía frío.
Por inercia se aferró a su cuerpo con mayor ahínco pero al meterlo, vio
como inerte el pelinegro solamente quedó boca arriba. Su propia respiración
se anudó en su garganta al verlo, al darse cuenta lo que estaba sucediendo,
negando sin poderlo aceptar. Su boca estaba completamente abierta pero
aún así, no podía respirar, solo la articulaba de forma casi imperceptible
mientras sus lágrimas comenzaban a caer y él se lanzaba una vez más a
abrazar el cuerpo de su esposo.
— Kook... J-Jungkook, mi amor, despierta. ¿Sí? Por favor despierta ya.
— Habló moviéndolo, agitando su cuerpo sin respuestas. — Todavía no es
hora, no puede ser, no me hagas esto por favor, aguantemos un poco más,
por favor. J-Jungkook...
Escondiendo el rostro en su cuello estalló en llanto, tratando de abarcarlo
con sus brazos, intentando cargarlo para acunarlo contra su pecho,
sosteniendo con fuerza su cabeza para que no cayera hacia atrás.
— Mi amor, por favor una vez más, abre los ojos para mí por favor,
necesito decirte te amo, necesito que me digas te amo. Necesito repetirte
muchas veces más lo afortunado que soy por que hayas llegado a mi vida,
por ser un esposo y padre ejemplar a pesar del corto tiempo. Por favor,
Kookie, mírame. ¡Mírame!
Como si por un momento toda la cordura lo hubiese abandonado
comenzó a besar cada parte de su rostro, su cuello, sabía que a Jungkook le
gustaba despertar así y por eso, lo llenaba de besos, lo acariciaba y le
hablaba con una esperanza perdida.
Estuvo dos meses preparándose psicológicamente para ese momento,
estuvo manteniéndose fuerte a cada instante, por los dos, por los tres pero,
ninguna preparación fue suficiente. No, ahora que tenía el cuerpo sin vida
del hombre que amaba entre sus brazos, un cuerpo que pronto apartarían de
su lado uno vería jamás, constataba que toda preparación fue poca. Un
cuerpo que se desintegraría como polvo en el viento al que no podría
alcanzar pronto.
Veneraron cada momento de paz y risa porque sabían que el tiempo
estaba pasando cada vez más fuerte y más deprisa. Los meses los atraparon
y sin darse cuenta fueron pisado y tumbados por este, desintegrando toda
esperanza de un nuevo milagro que Taehyung egoístamente pidió y jamás
llegó.
No se aferraron a lo imposible ni se encerraron en el egoísmo de querer
mucho más tiempo del ofrecido. No pensaron en banalidades y se centraron
en esas verdades que los estremecieron como un sismo. Amor, familia...
— Me dijiste que hoy veríamos el atardecer, le dijiste nuestro hijo que
irías a montar a Luna, que visitaríamos a sus abuelos. Jeon Jungkook, abre
los malditos ojos, por favor, por favor mi amor déjame verlos una vez más.
— Se mecía estallando en un llanto sin precedentes, aferrándose a su cuerpo
en busca de al menos sentir un poco de su calor, ese que cada vez se
disipaba más. — ¿Este es nuestro adiós? No quiero aceptarlo, aún no.
Quería gritar con toda su fuerza pero sabía que había un niño en otra
habitación que no podía verlos así por eso, su llanto se ahogaba, se perdía
en el cuerpo de ese hombre que apareció en su vida sin aviso,
revolucionándola, cambiándola, haciéndole una vez más atesorar la corta
vida que les era prestada.
La mañana llegó sin él, seguían en una cama caliente que jamás volvería
a estar tibia. No quería soltarlo, no podía alejarlo...
Se acostó una vez más a su lado abrazándolo, llorando, besándolo por
última vez perdiendo completamente la noción del tiempo. No respondió al
llamado de su hijo, solamente tocó desde su cama el botón de los
empleados para que alguien se acercara, posiblemente Seokjin que era
quien amanecía cada día allí aunque después se fuera y no se equivocó
puesto que el otro castaño fue quien extrañado se hizo cargo de Soobin.
— ¿Qué sucede? — Preguntó Yoongi viendo a su novio junto al pequeño
en la cocina.
— No lo sé, es extraño que el niño haya tocado la puerta y alguno de los
dos no se levantara a buscarlo. — Se acercó para susurrarle. — Me pareció
escuchar algo parecido a un llanto pero no quise insistir dado que el niño
estaba ahí. ¿Por qué no vas a averiguar si todo está bien?
— Ya no vivimos aquí, hay que darles privacidad, quizás están no sé,
haciendo cosas de adultos.
— No lo sé, no lo creo, no siento que haya sido eso porque de ser así,
sabiendo que el niño los esperaba hubieran terminado ya y alguno hubiese
salido pero desde que estamos aquí, ya ha pasado una hora y no abren.
De acuerdo, eso no era normal en ellos así que Min se acercó con cautela
a tocar la puerta sin recibir una respuesta. Se iba a retirar pero, tal cual le
dijo Seokjin, le pareció escuchar un sonido muy parecido al de un sollozo.
Regresó al comedor diciéndole que se fuera con el niño a dar una vuelta y,
una vez que estos se fueron, volvió a intentar llamar a la puerta por última
vez. Quizás no debía pero, utilizando el llavero de emergencia que cargaba,
desbloqueó la puerta y entró, encontrándose con la imagen más
desgarradora que podría haber visto en esa vida.
Sin poderlo evitar, dio dos pasos atrás para apoyarse en la pared
observando a Taehyung llorar abrazando el cuerpo de su mejor amigo.
Sabía lo que ocurría pero también se negaba a aceptarlo. Parecía tan
mejorado dos días atrás cuando lo vio por última vez, lo había visto tan feliz
en las fotos que les enviaron el día anterior de ellos disfrutando el día en
casa que verlo ahora así, provocó que lágrimas también cayeran por su
rostro. Lloró pero, a diferencia de Taehyung, él sabía que no podían
quedarse ahí con el cadáver de Jungkook.
— ¡No, suéltame, suéltanos! — Exclamó el castaño forcejeando para que
Yoongi no lo tocase. — Aléjate.
— Vamos, Tae, sabes que tenemos que dejarlo ir.
— N-No puedo dejarlo ir, todavía no, no puedoYoongi, no puedo... —
Estalló nuevamente haciendo que el pecho del mayor se apretujara aún más.
Fue duro ver aquello, aún más llamar a sus padres y darle la noticia.
Separar a Taehyung de su cuerpo fue doloroso verlo pelear, llorar, gritar y
caer al piso vencido cuando el forense finalmente retiró su cuerpo una hora
más tarde. Tuvieron que sedarlo, todo el tesón, la fortaleza demostrada toda
su vida se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos.
+++
A veces Taehyung odiaba al mundo. Ese día, veinticuatro horas después
de haber perdido a su esposo, sintiendo su alma hacerse añicos mientras
mantenía la compostura por su hijo, él deseaba desaparecer a todas las
personas que pese a todo se aparecían.Se dijo que la familia lo velaría
discretamente, que sería íntimo pero aún así, los medios hicieron un circo
mediático, y personas que jamás lo habían visto.
Gente que no lo conocía, iban haciendo acto de presencia para rendir su
respetos a quien fuera el heredero del Grupo Sasung pero prácticamente
nadie, estaba ahí para decirle adiós a Jeon Jungkook, al amigo, al padre,
esposo, al hombre que fue. Eso revolvía de mala manera el estómago de su
viuda, queriendo incinerar a la mayoría de los presentes.
— P-Papá.
Llamó Soobin haciéndolo recobrar consciencia y ver que habían cosas
más importantes de las cuales ocuparse que esos farsantes que lo miraban
con despotismo porque seguro creían que estaba en un lugar que no le
correspondía.
— ¿Qué sucede, mi amor? — Preguntó viéndolo, sintiendo que pese a no
llevar la sangre de ninguno de los dos, ese niño era el vivo retrato de
Jungkook, su más bello legado. — ¿Qué quieres?
— ¿Dónde está papá? No quiero estar aquí... Quiero ver a papá. —
Taehyung no sabía qué decirle o cómo decirle en ese preciso instante que su
papá ya no estaba más con ellos. Ni siquiera él había procesado su partida.
Ahí, en ese funeral en el que llevaba el emblema como su principal doliente
al igual que su hijo y suegro, del se sentía tan perdido como Soobin.
Horas atrás él se había ido a dormir con una amplia sonrisa perdido en
sus brazos ahora, solamente quedaban sus cenizas y sus recuerdos. Sin
poder mediar palabra, tomó a su hijo en brazos y lo abrazó fuertemente,
limpiando poco después sus mejillas, dando un beso en cada una,
sonriéndole con todo lo que restaba en su interior porque por él, debía
continuar siendo fuerte.
— Ven aquí... — En vez de quedarse arrodillado, se sentó con su hijo
entre sus piernas, tratando de traspasarle la calma que él no sentía. — Papá
ha estado muy cansado por mucho, mucho tiempo, por eso, tuvo que irse a
dormir para siempre para poder descansar bien allá arriba. — Señaló el
cielo que se veía a través de los cristales en donde la lluvia comenzaba a
golpear. — Papá se ha ido al cielo para cuidarnos desde alguna hermosa
estrella, para descansar y velar por nosotros.
— ¿No va a volver? — Sollozaba el niño en puertas de un nuevo llanto.
— Ya no podrá volver pero eso no significa que nos ha dejado solo, él
siempre nos estará mirando, estará con nosotros. ¿Recuerdas la promesa
que papá te hizo? — Soobin asintió. — Él ahora está cumpliendo esa
promesa.
— Pero yo quiero verlo...
— Yo también mi amor, yo también quiero verlo. — Dijo mordiendo sus
labios para no llorar, soltando un leve jadeo que intentó ocultar. — Cierra
tus ojitos, ahora piensa en papá. ¿Puedes verlo?
— Sí.
— Siempre que quieras verlo, cierra tus ojitos y piensa en él, podrás
verlo así como él te ve a ti. Podremos verlo como él nos ve a nosotros, mi
vida. — Su voz era cortada pero no permitió que se quebrara por, no delante
de sus hijo. Lo abrazó con fuerza, agradeciendo a Jungkook una vez más
por su hijo porque quizás, de no ser por ese tesoro que llegó a sus vidas, él
se hubiera quebrado sin poderlo evitar. — Papá siempre estará en nuestros
corazones mi amor, no lo olvides.
+++
Nunca pensó que una pérdida pudiera causarle tanta melancolía. Frente a
todos, Taehyung no volvió a llorar desde su entierro, mucho menos frente a
su hijo pero cada noche, que debía volver a esa cama en donde lo sintió y
vio por última vez, abría su alma y se entregaba a su duelo. Ese era su
tiempo, cuando estaba a solas, cuando nadie podía importunar sus
recuerdos, esos que se repetían como un bucle desde el momento en que lo
vio aparecer con aquel traje azul y rostro estoico, hasta el instante en que le
dijo buenas noches abrazándolo sin volver a despertar.
Se había puesto en contacto con el vacío que había dejado su pérdida,
valoraba una vez más su importancia, soportaba el sufrimiento sin intentar
desaparecerlo y trataba de manejar la frustración que lo golpeaba
esporádicamente como un mal comportamiento de su ausencia. Ahí, cuando
lloraba abrazando su almohada, agradeciendo pese a todo que Jungkook
haya existido, que haya vivido y que se hubiera cruzado en su camino. Que
lo haya buscado y que aún cuando ignoraba su presencia, luchara por él.
Sabía, sabía que el mundo no se detuvo esa mañana pero todo a su
alrededor parecía haberse reconfigurado como si el eje del planeta se
hubiese jorobado un poco. Su corazón estaba dispuesto a recibir
impresiones dolorosas cuando lloraba de tristeza en silencio. Sus amigos,
sus parientes, todo quedó atrás dejándole un vacío inmenso que solo se
llenaba con los recuerdos que aún atesoraba, con su hijo, con su amor.
— ¿Se encuentra bien, señor Jeon? — Preguntó el abogado en cuanto vio
a Taehyung entrar en aquella sala. — Lamento mucho su pérdida.
— Gracias, Lee. — Fue lo único que pudo decir, ya no sabía cómo
responder a cada condolencia que no quería escuchar y que desgarraban su
interior un poquito más. — ¿Podría decirme cuál era la urgencia?
— Enseguida, solamente deme un par de minutos más, por favor, tome
asiento.
Estaban en lo que parecía la sala de juntas de aquel bufete de abogados.
En un extremo estaba el abogado de cabecera de Jungkook, Lee Gikwan y
al otro el viudo Jeon acomodándose su traje para sentarse. Poco tiempo
después, sus suegros hicieron acto de presencia y junto a ellos, Yoongi,
Seokjin, Namjoon y Jimin. Pudo ver a Hoseok permanecer en el exterior de
la oficina antes que la puerta se cerrara y todos los presentes se
acomodaran. Sin embargo, sus ojos se ensancharon aún más cuando el
abogado le indicó que también entrase.
Era inexplicable el nudo en el pecho que Taehyung sentía. Cerró sus ojos
aclamando por un aire que no le llegaba y por el cual tuvo que desabotonar
los dos primeros botones de su camisa, en un pedido de oxígeno.
— Estamos aquí para hacer la lectura del testamento de mi cliente, Jeon
Jungkook. Yo, Lee Gikwan...
Al pararse Taehyung y abandonar la sala súbitamente sin decir palabra, el
abogado guardó silencio. Para el castaño era difícil estar en una situación
así, saber cualquier cosa que Jungkook haya dicho o hecho mientras estuvo
en vida era doloroso.
— Hijo... — La voz de Younghee llegó a él mientras estaba en cuclillas
recostado a la pared de una oficina vacía en la que entró sin autorización. —
No es de carácter obligatorio que todos estemos presente para la lectura del
testamento, Lee seguramente nos llamó para mostrarnos algo a todos juntos
pero si lo deseas, puedes estar solo. No creo que mi hijo haya dejado una
cláusula donde estés obligado a estar con más personas durante la lectura.
—Eso no me importa, no me importa estar solo o acompañado. — Espetó
despeinado el cabello pulcramente peinado que llevaba, apoyando la cabeza
en la pared, dejándose caer por completo al suelo. — Todo esto me parece
irreal, e-es como un sueño del que lucho cada día por despertar. Esto es
como la confirmación absoluta de su partida y realmente t-tengo miedo.
Tengo miedo a una vida sin él y lo extraño tanto que siento morir a cada
instante.
— Te entiendo porque para mí es exactamente igual. ¿Crees que es fácil
para una madre decirle adiós a hijo cuando se supone que sea al revés? Es
experimentar la muerte dos veces porque morimos con nuestro hijo y luego
cuando realmente cerramos los ojos para siempre. Sin embargo, tú tienes a
tu hijo, tu madre, yo los tengo a ustedes, a mi esposo, nos toca abrazar su
memoria y seguir adelante por nuestro Kookie pero también por nosotros.
Por nuestros seres queridos... Si deseas, haré que nos digan lo que tienen
que decirnos y te daré tiempo. Si deseas llorar, hijo, hazlo pero luego saca
esas lágrimas y escucha la última voluntad de tu esposo.
Besó embargada por la nostalgia su cabeza y poniéndose en pie, se alejó
de aquel lugar en donde una vez más, Taehyung dejó su dolor salir
acompañado de lágrimas que varios minutos después secó. Se levantó y
regresó a la oficina haciendo que los que ya se iban. Retirar tomaran
asiento. Caminó hasta el asiento que ocupaba y se sentó a escuchar todo lo
que el abogado tenía que decir mientras le entregaba a cada uno de los
presentes una carpeta.
— ¿Q-Qué es todo esto? — Se atrevió a preguntar abrumado por lo que
leía.
— Señor Jeon, esos son los documentos firmados por usted en donde, por
indemnización, Jeon JungKook le hizo un traspaso en vida de la mayoría de
sus propiedades y bienes. Al no ser su matrimonio legal en Corea del Sur,
todo lo que él tenía en este país no se le podía entregar por ley y en caso de
heredarlo, perdería poco más del cincuenta por ciento debido a los
impuestos de herencia. En todos los países donde su matrimonio es válido y
él tenía algún bien, pasa automáticamente a sus manos por derechos pero
con esos documentos, lo podrá hacer globalmente, incluyendo este país.
Usted es dueño de un sesenta por ciento de toda su fortuna y su hijo, Kim
Soobin es el dueño del otro cuarenta por ciento pero, hasta no cumplir la
mayoría de edad, usted será el albacea de todo.
¿Documentos firmados por él?
Taehyung sentía su cabeza doler, estaba escuchando y entendía todo pero
no podía procesarlo correctamente. Entonces, a su memoria llegó el
recuerdo de aquella vez en su oficina donde Jungkook le pidió firmar varios
documentos alegando que eran cosas de su madre. Evidentemente, aquello
fue todo una farsa montada por el pelinegro. Cerró sus ojos con fuerza,
escuchando toda la explicación resumida dado que cada detalle se lo darían
después en privado.
Creo que ya está grabando...
Así que están todos reunidos, ¿no? Vaya, me gustaría estar allí ahora de
cuerpo presente para ver sus caras, es que me los imagino y deseo reír.
Aquella voz lo hizo elevar a gran velocidad sus párpados, sintiendo su
pecho dolor cuando frente a él veía a Jungkook en un video que había
dejado para ellos.
Quizás lo mejor sería decirles a todo lo que siento personalmente y,
aunque lo he hecho, soy un poco cobarde a la hora de expresarme.
Mmmm... No sé muy bien qué decir que ya no sepan. Ustedes han sido las
personas más importante en mi vida y por eso quería verlos juntos. Solo no
quería que mi hijo estuviera ahí, para el he hecho otro video que podrá ver
cuando crezca un poco más y las palabras de su padre sean entendibles.
Mis hyungs, han estado a mi lado desde que tengo memoria. Hemos
compartido tanto, han sido cómplices de tanto que no tengo una forma de
agradecerles o contar todo lo que atesoro. Nam, Jin, Yoongi, Jiminie... Por
muchos años fueron mis pilares, cuando me derrumbaba y no quería
preocupar a mis padres, sabía que pese a mis majaderías y berrinches,
ustedes estarían ahí para mí.
Soy muy afortunado por haberlos tenido a todos en mi vida, fueron los
hermanos carnales que no tuve y espero, que sean excelentes cuñados para
Tae, amorosos tíos para Soobinnie.
Deseo que ese amor tan grande que todos se tienen perdure por siempre
y, si su relación amorosa termina, que no se acabe el amor. Ustedes me
hicieron ver lo lindo que era amar sin importar lo que otros pensaran. Por
ustedes, reuní el coraje para salir de ese invisible clóset cuando joven sin el
temor al rechazo porque aún si mis padres me fallaban, confiaba que
ustedes no lo haría. Los quiero mucho y siempre, los tendré presente.
Mamá, no quiero que te pongas celosa. Siempre he confiado en ti y sé
que eres mi mejor amiga pero creo que todos tenemos cosas que no son
muy cómodas de decir a nuestros padres. Tú y papá fueron los mejores
padres que pude tener, han sido los mejores suegros y sé que serán los
mejores abuelos.
Gracias... Por absolutamente todo, decirles algo sería minimizar todo lo
otro que han hecho, comenzando por darme la vida. Lamento demasiado
haberme ido antes que ustedes pero no me despediré porque sé que quizás
sean los primeros que vea. Cuando eso ocurra, los abrazaré y besaré aún
más de lo que lo hice en vida.
Papá, sé que muchas cosas han sido difíciles para ti pero gracias por a
pesar de todo, haber aprendido a poner a tu hijo y familia por delante de
cualquier negocio, eso lo aprendí de usted. Eso y muchísimas cosas más
que jamás enumeraré del todo porque los videos deben tener un final y mi
agradecimiento por todo lo que han hecho no lo tiene.
A todos les dejo un presente y un video personal para cada uno que
espero puedan ver cuando estimen conveniente.
Ahora... Mi amor... ¿Estás ahí mirándome? ¿Estás llorando?
No llores mi ángel, eres demasiado hermoso para llorar aunque sea por
mí.
Taehyung mordió sus labios mientras dejaba su llanto salir, no le
importaban los presentes porque en ese segundo, volvían a ser ellos dos. Él
perdido en los ojos de ese pelinegro al que podía escuchar una vez más,
estaba viendo esos ojos que pidió que se abrieran con desespero, ahí estaba
su esposo.
El día que te vi por primera vez quedé totalmente hechizado por ti, ya lo
sabes. Fuiste mi salvación, el motor impulsor que me dio ganas de vivir, el
hombre que me arrancó suspiros y me hizo enamorar aún sin saberlo.
Solamente tú y yo sabemos todo lo vivido, todo el amor que compartimos,
ese que pude ver en Osaka cuando recién comenzaba a formarse. Lo dudé
muchas veces pero, cuando te vi llegar a mi cabaña acompañada de mi
madre, supe que no fue un error o mi imaginación y que me amabas tanto
como yo a ti.
Ese día volviste a hacerme el hombre más feliz de este mundo y fue ese
día en que se me vino a la mente la idea de plasmar todos nuestros
momentos juntos en videos que llegarían a ti el día que yo dejara tu lado.
Una parte de mí desea que nunca los vieras porque eso significaría que
estaré a tu lado para siempre pero sé que eso sería imposible.
¿Te ves ahora?
Jungkook caminaba con la cámara ahora grabando hacia el otro lado,
dejando ver a un Taehyung dormido en su cama, se coló en la filmación con
una sonrisa, acercándose lentamente para dejarle un beso en su mejilla. En
el video se notaba el castaño refunfuñando en sus sueños y el contrario
riendo antes de acercarse una vez más y rozar sutilmente sus labios.
Shhh... Te dejaré dormir un rato más para así terminar de grabar la
primera parte de este video. No sé cuántos logre hacer pero cada día
grabaré nuestros momentos, me grabaré yo y se los iré enviando al señor
Lee para que pueda hacerte entrega de todos cuando ya no esté. Te amo.
— Jungkook... — Se escuchó la voz adormilada de Taehyung llamarlo.
El videos se terminó abruptamente después del llamado.
Buenos días, Tae... Perdona no haber podido terminar aquel video pero
me interrumpiste, fue tu culpa. Te contaré un secreto, ahora te estoy viendo
en el televisor, no estoy físicamente a tu lado como en el momento en que
estés viendo esto pero, la diferencia es que ahora sé que podré verte en un
rato. Acabo de comprar esto, nuestros anillos de boda. Quiero pedirte
matrimonio pero aún no sabes todo de mí y por eso me da miedo. Espero
algún día cercano para tener el valor de contarte todo. Aunque si estás
viendo esto significa que aún si no estamos casados, estaremos juntos para
el momento de mi partida y es lo único que importa.
Quiero que sepas que, así mañana no esté físicamente a tu lado, jamás te
abandonaré. Te amo demasiado como para olvidarme de ti aún después de
muerto.
Quiero también agradecerte por darme los mejores meses de mi vida, por
permitirme morir feliz y con el corazón rebosante de amor como sé que lo
haré si estoy a tu lado. Deseo que no me llores mucho, que seas feliz porque
aún eres joven, con toda una vida por delante y es injusto que me guardes
eterno luto, no me lo perdonaría.
Me iré tranquilo porque sé que no te dejaré solo o desamparado y que
aunque hagas tu vida al lado de otro hombre siendo feliz, no me olvidarás
del todo porque nuestro amor vive en tu interior, corre por tus venas tal
cual lo hace tu sangre. Quiero que me recuerdes sonriente, que atesores los
buenos momentos pero no te aferres a ellos impidiéndote crear otros.
Si estás con otro hombre, asegúrate que te ame a ti y a tu madre, que
ame a mi futuro hijo Soobin si aceptas ser su padre. Que sea un hombre que
te valore y venere como si fueras un Dios, que vea tu corazón antes de
observar tu cuerpo, es difícil pero no mereces menos. Una vez que yo me
marche, no me interesa con quién rehagas tu vida siempre y cuando, seas
feliz, es lo. Único que te pido, mi amor. Se feliz...
Yo estaré grabándote videos a diario así que tendrás muchos más pero
esos serán solo para ti. Si aún estás rodeado de todos recuérdales que
quiero que sean felices, que los quiero.
A ti, a ti te amé, te amo y te amaré eternamente, mi amor. Una vez más,
gracias por todo y vive muchos, muchísimos años, tendré paciencia para
esperarte toda una eternidad. Desde donde estoy, hasta ti, te envío un beso
gigantesco.
Llevando las manos a sus labios, Jungkook le lanzó un beso que
Taehyung agarró en el aire y llevó a su pecho como si pudiera realmente
sentirlo directamente de sus labios. Cerró sus ojos asintiendo en respuesta a
todo lo que escuchó y lloró hasta que estuvo completamente calmado.
— ¡Papá! — Gritó Soobin corriendo hacia el castaño una vez terminadas
sus clases.
— Mi vida... — Lo capturó cuando este se lanzó hacia él, estrechándolo
en sus brazos con fuerza, dando vueltas en su sitio. — ¡Uy, Dios mío, como
te extrañé! — Besó su mejilla y coló colocó en el suelo agitando su cabello.
— ¿Cómo te fue en la escuela hoy?
— Bien.
— ¿Bien? — Asintió sentándose en la parte trasera del auto, colocándose
el mismo el cinturón de seguridad. — Que inteligente es mi hijo, señores.
— Le dio un guiño su hijo mirando la ropa que tenía a su lado. La acarició
en silencio por un breve segundo y luego arrancó.
Era agradable ver a Soobin correr en la naturaleza. Mientras estaba
sentado junto a Luna vistiendo el traje de jinete que Jungkook le regaló en
sus primeras citas cuando lo llevó a conocer ese lugar, volvía a respirar
hondo. Porque sabía que su esposo lo estaba mirando desde algún lugar,
porque sabía que su amor fue lo más bonito que existió y gracias a ese
amor, Soobin estaba en su vida como fruto del mismo.
— ¡Papá, estamos jugando! — Gritó Soobin al cielo sorprendiendo a
Taehyung. Miró a su hijo con una sonrisa cargada de ternura, tomando
suavemente su mano. — ¡Papá, hoy papi Tae no está llorando y yo
tampoco! ¡Lo estamos haciendo bien!
Esas palabras eran suficientes para hacer que los ojos del castaño se
cristalizaran pero no lloró. Solamente imitó a su hijo abrazándolo fuerte
mientras gritaba al cielo.
— ¡Lo estamos haciendo bien, mi amor! ¡Te amamos!
— ¡Te amo! — Gritó Soobin riendo.
Padre e hijo se miraron y, como si se hubieran puesto de acuerdo,
llevaron sus manos a los costados de su boca y una vez más, inhalaron
profundamente y gritaron hasta que en sus pulmones se quedaron sin aire.
— ¡Te amo! — Gritaron al unísono antes de que en un susurró, Taehyung
dijera algo más.
— Te amo, mi amor. Te amaré por siempre.

¡Llegamos al final de Subasta!


Aún queda un corto epílogo pero este ha sido el fin de esta historia que
llegó a mí cuatro meses atrás.
Agradecimientos

Este sabor agridulce que me invade una vez más al terminar una historia me
hace sentir extraña. No puedo creer que Subasta haya llegado a su fin
después de cuatro, casi cinco meses.
Esta historia no estaba en mi mente, de hecho, habían muchísimas otras
que me hubiese gustado sacar antes que esta pero, situaciones personales
me llevaron a buscar una vía de plasmar en una obra parte de lo que me
estaba pasando y pues, así nació "Subasta". Es muy significativa para mí y
quizás algo diferente a todo lo que suelo escribir. Por primera vez, el final
no es el más feliz pero es el que iba.
Espero que pese a todo, haya sido de su agrado. Si están leyendo esto,
espero que no quieran asesinarme por el final de nuestro Kook.
Lamentablemente en la vida, no todos corren con la suerte de salvarse, de
sobrevivir enfermedades o accidentes, no siempre tenemos el mejor de los
finales. Sin embargo, dependiendo su perspectiva, este podría ser un bonito
final pues, al menos a mí, me gustó.
Es la segunda vez que lloro escribiendo una de mis historias, no suele
sucederme mucho. Amor Lunar fue la primera en sacarme lágrimas y ahora,
Subaste. Lloré mucho escribiendo el final, no se imaginan cuánto pero estoy
satisfecha con el resultado pese a todo. Ya me conocen, siempre creo que
puede quedar mejor pero bueno...
Hoy martes 22 de septiembre del 2020 a las 2:19 a.m (horario europeo)
comienzo a despedirme de esta historia. Solamente me queda un pequeño
epílogo que estaré publicando muy pronto, si mis fuerzas me lo permite
avanzaré hoy y mañana. La verdad es que es bastante corto así que no creo
que se me complique pero ya saben, no prometeré anda porque ahora
mismo no estoy en condiciones de prometer.
Quiero darle las gracias a todos aquellos que estuvieron desde el
comienzo porque gracias a ustedes me llené de ánimo para continuar la
travesía hasta el final del viaje. A aquellos que le leen después o
simplemente no leyeron desde el comienzo conmigo igual le doy las gracias
porque cada comentario, cada voto o lectura cuenta y me hacen
inmensamente feliz con ello.
Como seguro verán en mi perfil tengo muchas historias en proceso y
otras que deseo sacar, por ende, voy a dedicarme a terminar aquello que ya
está publicado. Una vez más, espero que esta no los haya decepcionado, si
la disfrutaron de o gustan de mi escritura, los invito a seguir disfrutando de
mis otros libros. Hay de todo un poquito.

Historias Terminadas
Amor Lunar

Jungkook es el príncipe heredero del Reino de la Luna Dorada quien para


salvar al mismo, así como la vida de su padre se ve obligado a huir a un
lugar desconocido para él, el planeta Tierra cuando intentan apoderarse del
trono, matando a la realeza.
¿Qué sucede cuando llegas a un mundo totalmente desconocido?
¿Cuando estás solo y desconfías de todo?
Taehyung tiene en apariencia la vida perfecta, es apuesto, popular e
inteligente. Está acostumbrado a ser el centro de atención en la Universidad
de Seul por todas sus cualidades incluyendo sus casi perfectas notas, hasta
que llega alguien que hace tambalear su mundo perfecto, alguien que por
alguna razón que él mismo desconoce detesta, su nuevo rival.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Liquidator
Jeon Jungkook alias El Liquidador, es el asesino serial más joven de
Corea del Sur, con una extraordinaria inteligencia que está cumpliendo
cadena perpetua en una de las cárceles de máxima seguridad del país. Con
apenas veinte años fue condenado sin que un abogado quisiera tomar su
caso, mismo que fue tratado con absoluta discreción y del cual no se filtró
casi nada a la prensa.
Kim Taehyung un eminente abogado y también agente secreto de la CIA
se decide a tomar el caso que ninguno de sus colegas se atrevió a enfrentar.
No porque tenga un verdadero interés en defenderlo, él solamente busca
resolver el asesinato de su hermana mayor, ocurrido siete años atrás, antes
de que apresaran a Jungkook. El modos operandi utilizado era el mismo de
todas las víctimas del convicto, sabía que había sido él pero le faltaban las
pruebas que lo demostraran.
La situación cambia cuando por órdenes de su agencia Taehyung se ve
obligado a trabajar con el liquidador para resolver una ola de crímenes sin
precedentes que llevaba a un objetivo final que nadie había descubierto aún.
¿Colaborará el liquidador con su abogado?¿Podrían lograr llevar a cabo
todas sus operaciones sin incluir las emociones personales? ¿Podrían
trabajar la víctima y el perpetrador en conjunto?
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Más allá de las cámaras
Todos sabemos que lo que muestran las cámaras no siempre es la verdad
y a veces la realidad supera a la ficción. Esta es la historia de un grupo
chicos aparentemente perfectos a los ojos del mundo pero llenos de
problemas en la realidad. ¿Qué ocurre cuando las cámaras se apagan y las
máscaras se caen?
Taehyung y Jungkook, dos personas en una relación con la misma
persona. Uno ha tenido una relación un tanto tóxica por 3 años, siendo esta
su única pareja, en cambio el otro no tiene suerte en las relaciones y desea
amar intensamente, no quiere un amor pasajero, desea un amor para toda la
vida.
Namjoon y Jimin tienen una relación por más de cinco años, excepto sus
familiares, nadie tiene conocimientos de esta. El primero es una persona
sumamente celosa y un tanto dominante, en cambio el segundo es todo lo
contrario, confiado, alegre, divertido y se deja llevar.
Todos son ídolos coreanos, famosos y viven constantemente con el foco de
las cámaras encima de ellos. ¿Cómo enfrentan a una sociedad llenas de
estereotipos? ¿Podrán vivir más allá de las cámaras?
Más allá de las cámaras una historia llena de amor, lujuria, pasión,
mentiras, malos entendidos, celos y obstáculos.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Doctor control

Kim Namjoon es un joven empresario coreano , desconfiado, apuesto y


exitoso internacionalmente que radica en Munich, Alemania. Es un hombre
que le gusta tener el control sobre todo y aunque nadie lo menciona en su
presencia, ha sido apodado por sus empleados y quienes lo conocen como
Dr. Control. Sin Embargo, ninguno sabe que su apodo, no podría haber sido
más idóneo y que lejos de molestarse, este incluso le sacaba provecho.
Park Jimin es un joven emprendedor que lleva varios años buscando a
alguien que patrocine su proyecto. Un día recibe la noticia de que su
proyecto iba a ser evaluado y posiblemente aceptado por la multinacional
KNJ Enterprises, a la que va hacer su demostración.
Solamente existía un detalle que el CEO y su futuro socio ignoraban.
Ellos dos, ya se conocían y no de la mejor manera para reencontrarse en una
situación como esa.
¿Qué ocurre cuando ambos descubren sus identidades?
¿Cómo se conocieron?
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Mayordomo
Mientras que Jeon Jungkook es un hombre adinerado un tanto
quisquilloso que cambia de mayordomo como si se tratara de prendas de
vestir, Kim Taehyung está sopesando la idea de convertirse en uno.
Después de un accidente automovilístico que dejó temporalmente
paralítico a su hermano mayor Kim Seokjin, Taehyung es el encargado de la
casa y ambos como tal. Nunca se vio haciendo esa clase de trabajos, no por
prejuicios sino porque para algo había estudiado tanto. No obstante, la
pronta necesidad de dinero lo hace solicitar todos los empleos que
encuentra en periódicos e internet, optando no solamente por quien más
rápido le respondió sino también la mejor paga.
Él solamente desea regalarle a su hermano una hermosa navidad, libre de
deudas y preocupaciones. Quería poder darle el regalo de una nueva cirugía,
tratamiento, quería volverlo a ver caminando y feliz.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Beyond the screen
Las desgracias nunca vienen solas y el joven actor Kim Taehyung lo
confirmó de la peor manera. Cuando su carrera como actor estaba en su
mejor momento, esta se vino cuesta abajo cuando lo acusaron del suicidio
de un antiguo rival y si bien se aclaró todo, jamás volvió a ser lo mismo.
Sin embargo, esto no fue lo único... Su mejor amigo y socio desapareció
después de firmar un préstamo para un negocio en el que invirtió todo su
dinero, quedándose completamente en ruinas y con una enorme deuda.
Sin una salida previsible, se ve considerando ofertas de actuación que
jamás se planteó y que en muchas ocasiones rechazó. Para él, películas con
exceso de intimidad, ligeras o eróticas estaban completamente fuera de
discusión, muchas más aquellas exclusivas para adultos que no se
mostraban en cines.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Fake Tears
La necesidad o el anhelo de una mejor vida obliga a muchas personas a
hacer cosas que jamás imaginaron. A veces incluso se va contra los propios
principios con tal de una pequeña mejora y otras, ni siquiera se dan cuenta
de que lo que se está haciendo puede no estar bien.
Kim Taehyung trabaja como guionista en una emisora televisiva pero su
sueldo poco le alcanza. Su verdadera fuente de ingreso, la que le genera una
ganancia de aproximadamente 40 000 dólares anuales, es un trabajo menos
convencional y es tan fácil como llorar en funerales ajenos.
Así es, es un plañidero que ejerce esa antigua tradición china en Corea
del Sur a cambio de una módica suma de dinero. Sin embargo, su trabajo
empieza a fallar luego de asistir al funeral de los padres de Jeon Jungkook,
donde por primera vez fue encarado por derramar lágrimas falsas.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Who is the hyung

Kim Seokjin es un antiguo jugador de fútbol que llegó a la cumbre de su


carrera a una temprana edad pero una lesión puso fin a la misma cuando se
encontraba en su mayor auge. No sólo perdió el deporte que amaba sino
también su familia, pareja y las ganas de vivir la vida.
Ahora no es más que un entrenador que tiene bajo su cuidado a un grupo
de jugadores talentosos entre ellos, el capitán del equipo, Kim Namjoon.
Este siempre lo admiró, veneró y en secreto lo amó desde que era un
adolescente.
¿Podrá el menor Kim, demostrarle a su coach que existen nuevas razones
para vivir?
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Canary Wharf

En víspera de un día festivo del que se había olvidado por completo,


Taehyung accedió ir de fiesta con su amigo a pesar de no tener deseos.
Cuando logra escabullirse del lugar le toca enfrentar la escasez de taxis en
la ciudad de Londres.
Sin embargo, un desconocido se ofrece a llevarlo hasta Canary Wharf, la
zona en donde vivía, al otro lado de la capital inglesa.
— Lo siento, no me subo a autos con extraños.
— ¿Autos como los taxis donde no conoces al chofer o si es realmente un
taxi?
+ Historia dentro del libro "Lovely and Smutty"
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Not a Stripper

Jeon Jungkook está a punto de casarse, de hecho, le quedan solamente


setenta y dos horas para que el esperado día de su boda llegue. Es por esto
que sus mejores amigos le organizan una despedida de soltero.
La fiesta se puede describir con una palabra... "Épica." Alcohol, comida,
bailes y música a todo volumen. Era la típica despedida de solteros que
podría llamarse legendaria o al menos lo fue, cuando el timbre de la puerta
sonó y el stripper llegó.
+ Historia dentro del libro "Lovely and Smutty"
Mannequin

El día del amor y la amistad. Así describen en la mayoría de los países el


día de San Valentín pero para el diseñador Park Jimin, todo eso era
irrelevante.
Era una persona con muchos conocidos debido al mundo en donde se
desenvolvía pero amigo sólo tenía uno. No tenía familia y mucho menos
alguna relación amorosa que lo inmutara a ver el tan mencionado día del
amor de una forma diferente. Nunca sentía soledad; cuanto más separado
del ser humano se encontraba, mejor se sentía.
Sin embargo, ¿podría enamorarse en veinticuatro horas de un maniquí?
¿Cómo podía una persona que no creía en el amor o en el día de San
Valentín, entregarle su corazón a un ser irreal?
Following the history

Jeon Jungkook es un pintor que tras la ruptura de una relación decide irse
del país, terminando en Rumanía trabajando como profesor de artes
plásticas.
Un día, hace una escapada a un pequeño pueblo y, mientras lo recorría,
termina en un cementerio en honor a las víctimas de la Primera Guerra
Mundial.
Esa hubiera sido como una de sus tantas excursiones si no se hubiese
encontrado en aquel recóndito cementerio una lápida su nombre.
Bueno, no solo su nombre aparecía allí, el hombre que una vez tuvo su
mismo nombre, estaba enterrado junto a alguien más, la única lápida con
dos nombres en aquel memorial para soldados caídos.
• Basada en hechos reales
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Historias en Proceso
Altamar

¿Futuro o Pasado?
Kim Taehyung es el hijo de un alcohólico. En busca de un escape de su
realidad, este vive alejado de su padre y casa pero se ve obligado a regresar
cuando recibe una llamada advirtiéndole que perderían su casa. Como de
costumbre, al regresar al sitio donde solía vivir encuentra a su padre
llorando frente a la imagen de un bucanero. Cegado por la molestia, rompe
aquel retrato que había consumido la vida de su padre y, cuando se gira para
poderlo encarar se percata que ya no estaba en su casa, en su país o mismo
siglo en el que solía vivir.
Jeon Jungkook vive su vida de la forma en que le place en un mundo no
tan pacífico. Se codea tanto con la clase más baja como la más alta nobleza.
Rodeado de alcohol, hombres, mujeres y mar. No es un pirata común y no
precisamente por ser el rey de la piratería más buscado en Bumer, otros
mares y puertos...
En ocasiones, tu pasado es tu futuro...
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Triangle

En la vida, hay cosas que no tienen explicación.


Cuando nos encontramos en una encrucijada, a veces no sabemos cuál
camino elegir. Pero...
¿Y si no elegimos aquel camino trazado en el mapa?
¿Nos perderemos y regresaremos al comienzo o transitaremos creando
uno nuevo?
Taehyung y Jungkook son una estable, así como amorosa pareja que ha
estado junta por casi una década. El gusto entre ellos surgió casi al instante
en su primer día de universidad y a la fecha, ese sentimiento se ha
profundizado arraigándose a sus corazones con firmeza. Se aman y de eso
no hay duda.
Sin embargo, nada es perfecto y mientras Jungkook busca seguir siendo
ascendido en su trabajo, su novio cada año se siente más solo y distante.
Las pequeñas cosas comienzan a tomar grandes dimensiones, lo que antes
no importaba ahora se hace necesario. Ellos son dos pero existe un vacío
entre ambos cuerpos y corazones del que desconocen y no saben cómo
llenar.
▲"Nuestro amor...
Un sentimiento al que somos
adictos."▲
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Snitch Bitch
El pasado a veces te alcanza cuando menos te lo esperas y eso, fue lo que
le ocurrió a Park Jimin.
Para librarse de ir a la cárcel, terminó delatando a Kim Namjoon, quien
era no solamente su socio, sino también su pareja, el amor de su vida. Con
los ahorros que ambos habían guardado y algunos contactos que el mismo
negocio le brindó, Jimin toca las puertas exactas para darle un nuevo rumbo
a su vida dentro del margen de la legalidad.
Ahora no solamente es un ciudadano responsable, sino que se ha
convertido en un ídolo famoso dentro del país pero su emporio personal se
tambalea cuando le llega el aviso de que la persona que el chivó ha sido
puesta en libertad.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Black Wings

Implacable, invencible e inmortal... Ese es Kim Taehyung, dueño y rey


de toda una nación a la que tiene sometida bajo su oscuridad. Sus
sentimientos se fueron un día de vacaciones y jamás volvieron, dejándolo
convertido en el ser oscuro que actualmente es.
Muchos han intentado derrocarlo por la fuerza pero, no lo han logrado.
La magia que una vez hacía el bien ahora solamente era un arma para la
violencia y brutalidad, misma que cada día incrementaba más, al igual que
su odio, soledad, rencor y tal vez en el fondo tristeza.
Fue traicionado por el ser que más amó, no se sentó a llorar en cambio
tomó venganza aniquilándolo no solo a él sino también a toda su familia. Al
menos casi toda, pues no cuenta con que el único sobreviviente e hijo de ese
hombre, Jeon Jungkook, llegue a su puerta en busca de una justicia
disfrazada de venganza.
"Oscuro, así estaba su corazón teñido de crueldad."
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Complot
Dicen que la política es la peor de las mafias y que en ella no solamente
se esconde la corrupción, hay mucho más que simples mentiras blancas.
Dicen que a veces los locos son los más cuerdos y que cuando destapas un
hoyo nunca sabes lo que descubrirás debajo.
Jeon Jungkook es un doctor reconocido internacionalmente quien toma
bajo su mando un hospital psiquiátrico. Este es un doctor consagrado que
termina interesándose en el caso de un peculiar y especial paciente que le
causa extrema curiosidad.
Kim Taehyung, un actor y cantante con gran fama en Corea del Sur y el
resto de Asia, una de las mejores estrellas Hallyu sufre un terrible accidente
automovilístico. Cuando despierta del coma toda su carrera se había
desvanecido y pasó de ser la estrella de la nación a la vergüenza de la
misma. Se reveló que era adicto a las drogas y que estaba bajo los efectos
de la misma cuando se accidentó, matando a una joven de quince años. Sin
embargo, parece no recordar nada de su pasado y dictaminan que sufre de
amnesia, terminando confinado en un hospital psiquiátrico.
"Claro que estaba loco, sería una locura no estarlo..."
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Jump High

Por broma o quizás simple maldad del destino, sus caminos siempre
terminan cruzándose, aunque piensen que no se volverán a ver jamás, ellos
siempre terminan encontrándose. Unas veces se tardan más que otras pero
se encuentran cada vez, aunque no en las mejores condiciones.
En el mundo del voleibol profesional son conocidos en la actualidad
como rivales tanto fuera como adentro de la cancha, disputándose
constantemente cada título y oportunidad deportiva. Kim Taehyung y Jeon
Jungkook son émulos que guardan grandes resentimientos aunque no
tengan del todo claro las razones. Sin embargo, esto no siempre fue así.
Compitiendo en ligas y países diferentes, se encuentran luego de varios
años en el campeonato Norceca que se está celebrando en Río de Janeiro,
en una feroz pelea que va más allá de la medalla de oro. Una batalla que
han extendido tanto, que solamente puede resolverse en su Tie-break
personal.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Luna Dorada

Park Jimin es un joven científico que siempre ha estado enamorado y


fascinado por la astronomía. El universo es mucho más que eso que el ser
humano conocía; es por esto que cuando se le presenta la oportunidad para
hacer una expedición secreta a la luna, no dudó en aceptarlo. Sin embargo,
las cosas no siempre salen según lo planeado y por cosas del destino,
termina en un lugar totalmente desconocido para los terrestres.
Min Yoongi, es el rey regente de Luna Dorada, un mundo oculto por
protección. Desde su coronación ha estado llevando un reinado frío, así
como sus sentimientos. En un mundo donde enamorarse era el más grande
de los privilegios, él no tenía ninguno. No tenía a su lado al ser que pudiera
hacerlo sentir esas emociones que solo conoce teóricamente pero aún así,
está obligado a pronto, darle un heredero al reino.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Between Wolves

Kim Taehyung es un alfa que crea sus propias reglas. Sin embargo, hay
algunas que simplemente no puede cambiar, como lo es el hecho de que,
por herencia, él debe tomar el liderazgo de la manada "Mul" también
conocida como la manada "Agua". Una vez en el poder, él comienza a
realizar cambios que no son del gusto de mucho.
Jeon JungKook, es el Alfa de los Alfas, no solamente es el líder de su
manada, sino también el líder de su especie en Corea del Sur. No es el lobo
más apegado a lo tradicional pero habían ciertas reglas que eran intocables,
la principal... "Ningún extraño pisaba su territorio, tocaba su familia o lo
retaba sin claras consecuencias." Al alfa líder no se molesta.

+++++ EN CONTACTO++++
Esta plataforma naranja tiene muchísimas cosas buenas pero, limita un
poco el contacto entre nosotros. Si desean interactuar más conmigo,
mantenerse al tanto de lo que estoy haciendo como cuáles serán las
próximas historias, interacción en vivo y demás, pueden encontrarme en
otras plataformas.
Asimismo, los invito también a echarle un vistazo a mi canal de Youtube.
Allí no solo encontrarán traileres, sino también otro tipo de videos como
tops de historias que hago, encuestas o temas que ustedes desean tratar y yo
complazco jeje.
Wattpad Respaldo: unimiris
Instagram: MirisRoro
Twitter: @MirisRoro
Youtube: www.youtube.com/mirisroro
Facebook Page: www.facebook.com/mirisroro.novelas
Facebook Profile: www.facebook.com/miris.roro
En fin, ya no hablaré más y sinceramente espero que nos veamos en otra
historia.
LORED
Epílogo

Estar envuelto en papeles era algo a lo que Taehyung se había


acostumbrado desde hacía muchos años. Una vez que volvió a cursar la
universidad, su mundo se volvió documentos y trabajo a excepción de su
hijo, él era el dueño prioritario de su tiempo. Algo más que su escape, era
su fortaleza, su vida.
Tal cual pidió Jungkook en todos esos videos que grabó y que a día de
hoy continuaba viendo en fechas específicas, siguió adelante. Aprendió a
vivir con su partida aunque continuara extrañándolo, aunque de vez en
cuando su mente volara a un sitio incluso desconocido para él, encontrando
un pelinegro sonriente que hacía suspirar su corazón. Una sonrisa o una
atrevida lágrima, siempre algo le robaba en cada uno de esos encuentros
pero se las entregaba gustoso.
El sonido de unos pasos lo hicieron elevar la cabeza con su ceño
fruncido, sin poder entender quién entraba sin llamar o anunciarse. Frente a
él, un pelinegro de alta estatura y sonrisa angelical hizo acto de presencia,
haciendo a su corazón latir emocionado. No creyó poder vivir o sentir
nuevamente ese amor y cariño tan incondicional, que existiera un hombre
capaz de apoderarse de todo su mente y alma después de Jungkook pero ahí
estaba él.
— No me avisaste que venías. — Habló dejando de lado todo lo que
hacía, poniéndose de pie para ir a su encuentro.
— Sí lo hice pero al parecer, no ha mirado su teléfono en todo el día,
CEO de Sasung Electronics, Jeon Taehyung. — Murmuró abriendo sus
brazos para recibirlo, depositando un beso en la cabeza del castaño que con
tanta fuerza lo abrazaba. — Papá...
— Solo un minuto, Binnie. Necesito abrazar a mi bebé.
— Papá, ya tengo veintitrés años, deja de llamarme bebé. Ni siquiera mis
abuelos me llaman así. — Se quejó escuchando a Taehyung quejarse antes
de apartarse. — ¿Qué?
— Siempre serás mi niño aunque ya seas más alto que yo. — Besó su
mejilla sin poder ocultar su emoción , amaba que su hijo fuera a visitarlo.
— Olvidé mirar el teléfono, he estado muy ocupado debido al nuevo
convenio digital que estará entrando en vigor el próximo mes. Nosotros
somos líderes digitales mundialmente, no podemos permitirnos errores.
— No los tendremos, papá. Nosotros nunca cometemos errores garrafales
que puedan afectarnos así que no te preocupes. Creo que no hay mejor CEO
que tú.
— Sí lo había, tu padre era un excelente CEO que aún con su juventud,
elevó a Sasung como no tienes idea. — Dijo antes de poder procesar sus
palabras, notando la afligida mirada de su hijo aún cuando sonreía y se
regañó. — Pero yo no lo hago nada mal, sé que está orgulloso de mí y de su
hijo ahora que siguiendo sus pasos, comenzará a temprana edad en los
negocios. Tu abuelo está seguro de ello y por eso te está dejando dirigir una
de sus empresas cuando recién terminas tu licenciatura. El niño estrella de
la Universidad de Seúl. — Sonrió orgulloso contagiando a su hijo, riendo al
notar sus mejillas rojas.
¿En qué momento Jeon Soobin había crecido tanto? No estaba loco,
podía jurar que era el vivo retrato de Jungkook. No solo su intelecto
igualaba e incluso superaba al de su padre, sino que, físicamente, también
se parecían mucho. Sus brillantes cabelleras negras, la forma y color de sus
labios.
Gestos que no tuvo tiempo de aprender o copiar pero que salían de forma
natural. Su carácter, era idéntico por alguna extraña casualidad de la vida. A
veces se mostraba completamente intimidante pero luego sonreía y
mostraba esa dulzura en su interior y podía derretir a cualquiera.
— ¿Ya te dieron dieron la fecha y hora en que se llevará a cabo tu
graduación? — Preguntaba ahora regresando a su escritorio, en aquella
oficina que años atrás ocupó Jungkook. El menor acostó en el sofá sacando
su teléfono mientras que esperaba a que su padre terminara lo que estaba
haciendo. — Dame cinco minutos.
— La graduación será dentro de dos semanas, te lo dije hace más de un
mes. — Suspiró mirando de soslayo a Taehyung, riendo sabiendo que a
veces su padre tenía la cabeza en demasiados lugares diferentes. — Cinco
minutos tuyos en la oficina equivale a media hora. Necesito un cargador
para mi teléfono porque casi no tengo baterías.
— Aún con el uso del internet el día entero, descargas y demás, la batería
de tu teléfono debería durarte más de cuarenta y ocho horas. ¿Cómo es
posible que a medio día ya no tengas batería? Justamente tú que tienes un
teléfono que nadie más en el mundo tiene y aún así, ¿no te dura? — Soobin
rodó los ojos sabiendo lo que venía a continuación? — No puedes estar
todo el tiempo con ese aparato, yo realmente no entiendo cómo es que el
noventa por ciento de tu tiempo te lo pasas con él. Ni siquiera de niño te
dejé mucho tiempo en contacto con la tecnología en una casa que
funcionaba con ella. Esas son cosas que...
— Papá, por favor. Solo te pedí un cargador. No necesito que me des una
lectura de vida sobre los teléfonos, ¿sí? Como bien dices, nací entre ellos y
conozco mis límites. Además, para tu tranquilidad, ayer cuando me quedé
en casa de mis tíos olvidé cargarlo así que prácticamente llevo cuarenta y
ocho horas sin cargar mi teléfono porque desde anteayer no lo cargo. — El
castaño le dio una mirada por encima de sus gafas y asintió serio.
— En la oficina de al lado puedes contar fundas de batería inteligente
para tu teléfono. No lo dejes regado, mi asistente no debe estar recogiendo
tus cosas.
— Como usted diga. — Se levantó sonriente para acercarse a él. — Yo
hace mucho no ando dejando mis cosas regadas al no ser que bueno, esté en
la casa, creo que eso es normal. — Besó su cabeza pero su padre no se
inmutó. — Ya, no te pongas gruñón.
— Estoy trabajando, Soobin. Si quieres que nos vayamos a una hora
prudente, será mejor que me dejes trabajar. — El menor se alejó
protestando y su padre tuvo que contener una sonrisa. Sí, había crecido
mucho pero a veces seguía comportándose como ese niño que hacía tantos
años le robó su corazón.
Cuando Soobin regresó para volver acostarse en el sofá, no pudo evitar
quedarse observándolo, deseando que Jungkook también estuviera viendo el
increíble hombre en el que se había convertido su hijo.
— Papá, ¿podrías hablar con el tío Yoongi?
— ¿Qué hizo?
— Se comporta como mi guardaespaldas. Comprendo que desde niño
haya querido seguir llevándome a todos lados pero ya incluso tengo mi
propia licencia de conducción pero entonces él llega a buscarme y me da
pena repetirle constantemente que no lo haga. Y cuando logro decirle,
siempre pierdo con cualquier respuesta que me dé. Me desarma por
completo.
— La lengua de tu tío tiene ese efecto. Al menos a ti te quiere llevar, a mí
me huye y cuando lo hace, pelea porque me demoro mucho para subir o
descender del auto. — Taehyung rió con nostalgia porque definitivamente
habían cosas que nunca cambiarían y él no quería que lo hicieran tampoco.
— Yo hablaré con él aunque si quieres que realmente te haga caso, mi
palabra vale poco, tendrías que decirle a uno de tus otros tíos.
— Ya lo sé pero, Hoseok lo apoya en todo igual que Seokjin, Jimin me
acompañaría a las travesuras pero si Yoongi se molesta, todo se echa a
perder. El único que sí me escucharía y sería capaz de hacerle una lista
donde se explique todas las cosas positivas de dejarme andar por mi cuenta
sería Namjoon y está viajando. Dijo que vendría para mi graduación pero ya
no quiero esperar más.
— ¿Vendrán también a tu graduación?
Taehyung preguntó algo confundido pues Namjoon había estado evitando
los lugares público desde que se supo en la graduación de secundaria de
Soobin que no solo tenía una relación con Park Jimin como todos sabían,
sino que por años, anduvo en una relación con varios hombres, un
escándalo en todo Corea del Sur y el extranjero.
— Dijo que no se perdería mi graduación, todo lo que dice lo cumple así
que le creo. — Dejando su teléfono de lado, se incorporó en su sitio y miró
a su padre por varios minutos en silencio.
— ¿Qué quieres preguntarme? Todavía no he desarrollado el don de leer
tu mente.
— ¿Estás seguro? Sueles adivinarlo todo, justo como ahora. — Se rió
relamiendo sus labios, justo como hacía Taehyung cuando estaba nervioso.
— ¿Vas a ir a mi graduación?
Al escuchar su pregunta y la leve preocupación tácita que no dejaba salir,
el castaño dejó de revisar los documentos que faltaban por firmar para
mirarlo de regreso.
— Mi vida... ¿Cuándo he dejado de ir a algún evento tuyo?
— Nunca pero... No sé, como es en el aniversario luctuoso de la abuela,
pensé que.. No sé.
— No existe nada que me haga perder la graduación de mi hijo. No
existe o existirá nada que me impida estar ahí en tus momentos importantes,
cuando me necesites, cuando quieras que esté. Yo estoy seguro de que tu
abuela quisiera por estar ahí junto conmigo, orgullosa de ti tanto como lo
estoy yo. Iré contigo a esa graduación para ver como mi hijo recibe todo los
honores, para verte dar un paso más en tu vida. Todos estaremos ahí
contigo, incluyendo aquellos que ya no están físicamente. — Soobin asintió
con sus ojos cristalizados y Taehyung no pudo evitar levantarse para ir a
abrazarlo.
+++
Siempre resultaba extraño el cúmulo de emociones mixtas que recibían
cada vez que sus cuerpos se dirigían a ese lugar. Con ramos de flores en sus
manos, padre e hijo caminaban por aquel cementerio para visitar al hombre
que unió y le dio sentido a sus vidas.
Quizás por su edad y el hecho de que dejó de verlo aún siendo un niño, a
veces olvidaba su voz aunque la imagen de su rostro siempre llegara bien
nítida. Ya fuera en su casa, en casa de sus abuelos e incluso de sus tíos,
siempre habían fotos de su papá. Serio, risueño, de adulto o como niño, veía
continuamente sus fotografías. Cuando el sonido de su voz comenzaba a
borrarse, abría los archivos guardados y reproducía solo todos los videos
que él grabó.
Amaba ver sus videos de cuando era niño y de la organización que no
recordaba. En especial ese en el que juegan los tres y que se abuela le
confesó había grabado ella. Los videos de Jungkook llorando y abrazándolo
cuando lo adoptaron, ese amor verdadero que todos mostraban pero
principalmente sus padres.
Otro video que amaba ver era el de la boda de sus padres, tan sencillo
todo pero cargado de un amor que lo invadía aún a través de las pantallas.
Todas la bromas que se hacían mutuamente, esos videos de ellos siendo
jóvenes jugando con sus tíos. Todos los fragmentos televisivos que
Jungkook grababa cuando salía el castaño, incluyendo sus reacciones al
verlo. Él muchas veces lloraba escondido y por eso comprendía cuando veía
a su padre de vez en cuenta haciendo lo mismo que él.
Le hubiera gustado compartir mucho más tiempo con él, con ellos juntos
pero todos los que vivió y recordaban, eran sus más gratos momentos. Justo
a pasos de moderna cripta familiar en donde su abuela y padre yacían
juntos, tomó la mano libre de su padre y entraron.
— Pa, ¿cómo estás? ¡Feliz cumpleaños! — Lo felicitó colocando sus
flores bajo la atenta mirada temblorosa y aguada de su padre. — Hoy
cumplirías un año más de vida, hoy quizás estarías aún entre los
empresarios más atractivos e influyentes al igual que mi papá y yo estaría
tan orgulloso como lo estoy ahora. Te extraño pero sé que estás conmigo
aunque no te pueda ver, me sigo. Portando bien y cuidando de papi Tae
como te lo prometí. Ya me gradúo en dos semanas, aún no tengo novia,
tampoco novio pero sabes que te mantengo actualizado, cuando ocurra,
traeré a esa persona para que le des el visto bueno y ayudes a convencer a
mi papá para que lo vea con buenos ojos.
Taehyung negó dejando escapar una sonrisa, desordenando su cabello a
postas mientras veía a su hijo y esposo hablar tan pacíficamente.
— Te extraño, te extraño mucho y me gustaría recibir un abrazo tuyo. —
Su voz se quebró pero unas cálidas manos sostuvieron sus hombros. — Yo
sé que los dos están conmigo y me cuidan pero deseo mucho que
choquemos cinco, que me abraces y rías de cualquier cosa que te diga.
Quisiera que estuvieras allí para entregarme directamente un ramo de flores
y pararte a mi lado para hacernos una foto familiar que agregar a nuestras
memorias pero, no importa, sé que estarás en espíritu porque me lo
prometiste y nunca faltaste a tu palabra conmigo. Te amo, pa.
Las palabras del mayor no lograban salir. Por años habían estado yendo
ahí, por años escuchó a su hijo hablar pero era la primera vez que escuchaba
su forma de manifestar la añoranza por su otro padre. Quizás de haberlo
hecho cuando niño hubiera sido desgarrado pero esperado. Ahora, viéndolo
ya como todo un hombre arrodillado ante su padre hablando con el corazón
en la mano, era mucho más doloroso pero a su vez, lo hacía inmensamente
feliz.
— C-Creo que lo hemos criado bien. — Logró hablar sintiendo las
manos de su hijo ser ahora su soporte. — A veces es un malcriado
consentido por todos pero es un grandioso hombre. Se parece mucho a ti, de
mí solo sacó la belleza. — Ambos rieron sabiendo que tal vez esas palabras
hubieran derivado un debate con el pelinegro pues, este siempre decía que
Soobin tenía su atractivo. — Ya se nos gradúa, mi amor. Nuestro Jeon
Soobin ya es todo un hombre y yo aún lo siento como la primera vez que lo
vi, como en esa primera noche en que los tres nos quedamos dormidos en el
suelo debido a que nos rehusábamos a separarnos e irnos a dormir. Fuimos
un desastre de padres esa primera noche pero puedo decir que mejoramos
mucho.
Se sentó completamente en el suelo dado que sus piernas no lo sostenían
correctamente, acariciando superficialmente su retrato. Podía aún sentir su
piel bajo sus manos, el sonido de su voz en los momentos más alegres o
más íntimos, su mirada, sus gestos, todo seguía vigente en su memoria con
solo cerrar sus ojos.
A veces, cuando se aventuraba a tocarse solo, recordaba las última manos
que se posaron en su cuerpo, esas a las que pertenecía. No podía imaginarse
alguien más palpando su cuerpo o él el de otro. En su cama y en su vida no
había espacio para otro hombre pero a pesar de todo estaba más que solo
acostumbrado. Se sentía bien de ese modo porque en pocos meses recibió
un amor de durabilidad desmedida que aún en soledad lo hacía sentirse
querido.
No estaba aferrándose al pasado o viviendo de este, era difícil
explicárselo a su hijo cuando preguntaba e inclusos sus suegros, sus
amistades, todos esperaban que en algún punto tuviese a alguien más en su
vida. Salió a conversar con otras personas, tuvo encuentros que
evidentemente no fueron demasiado lejos, hasta podía decir que se divirtió.
No le cerró la puerta a la vida o diversión ni deseaba tardar un espacio
infinito para Jungkook, no estaba anclado a él o lo comparaba con otros.
Simplemente, nadie le gustaba como para dar un paso más allá. Hubieron
solo dos personas que le provocaron en toda su vida avanzar, una fue
Hoseok y la otra, fue Jungkook.
Entre ambos no había similitudes o diferencias porque no podrían
compararse pero, solamente el pelinegro por el que sus lágrimas corrían
ahora, fue capaz de colarse en lo más profundo de él sin pedir permiso o él
detenerse a darle entrada. Cuando vino a ver, ya estaba como un loco
amándolo.
— Yo también te extraño. — Admitió con una sonrisa. — ¿Podría alguna
vez no extrañarte? Me alegraré, te lloraré y luego volveré a sonreír la vida
entera porque esto forma parte de mí. No creas que no te he hecho caso, por
los dos he estado viviendo, estoy no solo conforme sino también feliz con
mi vida. He aprendido a vivir sin ti físicamente pero jamás podré olvidarte
o dejarte de amar, Kookie. Eso no puedo hacerlo. — Secó sus lágrimas y
volvió a sonreír. — Feliz cumpleaños, mi amor. — Llevó tres dedos a sus
labios para sutilmente besarlos y luego trasladarlos hacia el retrato de su
esposo y colocarlos en sus labios. — Te amo.
Permanecieron un buen rato allá adentro. De hecho, incluso fueron por
comida que dejaron en el auto para hacerles un pequeño altar tanto a
Sunhyo como a Jungkook siguiendo las tradiciones coreanas. Cuando la
noche empezó a caer, ambos recogieron lo sobrante y tras una corta
despedida, salieron tomados de las manos.
— Hoy te invito a comer papá.
— ¿Sí? Quiero mucha carne entonces.
— Todo lo que pidas por eso boca, papi.
— Yah, no me llames papi, te escuché llamarle así a un "amiguito tuyo" .
— Los ojos de Soobin se ensancharon y Taehyung se carcajeó.
— ¡Papá! ¿Por qué eres así? ¡Te odio! — Se alejó antes de que el castaño
pudiera detenerlo, echando a correr cuando vio que se apresuró, terminando
en una corta carrera hasta el vehículo como a veces solían jugar desde que
él era un niño. — De verdad, Yeonjun es solo un amigo, eso fue un juego.
—¿Un juego? — El menor asintió tomando el asiento del pasajero justo
al lado de su padre. — ¿Es un juego o es que estás indeciso entre Ryujin y
Yeonjun?
— ¿Yo? ¿Indeciso? No, no estoy indeciso... — Calló mordiendo sus
labios, suspirando vencido antes de exteriorizar sus pensamientos. —
Estaba indeciso tiempo atrás, me atraía Ryujin pero no lo sé, su compañía
me es grata, es bonita. Yeonjun no sé qué tiene, a veces incluso siento que
me cae mal pero luego sonríe y se me pasa. Puedo sentir la tensión entre los
dos y sé ahora que me gusta pero...
— ¿Pero?
— ¿Recuerdas cuando hace unos meses les pregunté a ti y a mi tío Jimin
si debía tener novia o novio? — Taehyung asintió sonriendo.
— Estabas preocupado de que nos miraran con malos ojos y dijeran que
si te gustaban los hombres era por nuestra influencia. Eso es una tontería,
las preferencias sexuales muy poco tienen que ver con lo que te inculcan.
Cuando te gusta una persona simplemente lo sientes, no es una reacción a
una crianza.
— Lo sé. — Elevó sus comisuras. — Pero no sé, eso me hizo darme
cuenta que mi atracción hacia ambos no estaba del todo mal pero ya había
comenzado a conocer un poco más a Ryujin íntimamente. No quiero
dañarla y con Yeonjun todo es muy incierto. Él incluso tiene planeado hacer
su máster en Estados Unidos y yo estaré junto a mi abuelo dirigiendo una
empresa.
— Si es por las empresas, no te preocupes, tu preparación profesional y
personal tienen prioridad. Lo que tú escojas, lo que tú elijas estará bien. No
importa si quieres estar aquí o irte a Estados Unidos un tiempo. Aunque yo
te extrañaría mucho. — Estiró su mano para acariciarlo. — Sin embargo, si
es cuestión de las personas, te digo que estar al lado de alguien que no amas
o a la que no le correspondes de la misma manera podría dañarla más que si
decides hacerte a un lado. Piensa y conéctate con tus sentimientos, una vez
que estés seguro de con quién quieres intentar algo, ya sabes lo que debes
hacer.
— Tú siempre sabes qué decirme.
— La vida me ha hecho pasar por cosas que hoy me permite serte de
ayuda Perot u padre también cometió muchos errores. Es por eso que te
digo que pienses bien, solo tú puedes tomar una decisión aunque no sea la
más fácil.
— Eres el mejor.
— Lo sé. — Soobin negó y ambos carcajearon. — Vamos por esas carnes
que me prometieron.
+++
— ¿Cómo puede nuestro bebé estar tan grande ya? — Preguntaba Jimin
mientras todos se levantaban para aplaudir orgullosos cuando Soobin fue
llamado para recibir los honores que su desempeño universitario le brindó.
— ¿No creen que se parece demasiado a su padre? — Habló Seokjin
conteniendo sus lágrimas.
Todos lo sabían pero no lo decían muy seguido, a pesar de no llevar su
sangre, Soobin era como volver a ver a Jungkook, su vivo retrato.
Compartieron suficiente tiempo con su amigo como para poder notar todas
las similitudes que compartía con su hijo. Habían visto crecer a Soobin, lo
vieron convertirse en hombre y los cinco sabían que a Jeon le hubiera
encantado estar ahí como ellos pero que aún así, estaba cerca.
— ¡Felicitaciones, Binnie! — Exclamó Taehyung abrazándolo
completamente emocionado, recibiendo también el diploma y las
condecoraciones que su hijo recibió. — Estoy tan orgulloso de ti, estamos
tan orgullosos de ti.
— Deja de besuquear al niño, deja que le dé un abrazo. — Intervino
Hoseok haciéndolo a un lado.
— Haz cogido el mismo carácter insoportable de Min. — Se quejó
Taehyung haciendo una mueca.
— ¿Y ahora por qué me pones en tu boca si yo no me he metido contigo?
— Rebatió el aludido haciendo que el resto revoleara los ojos.
— Por favor, es la graduación de Soobin, compórtense los dos. Ya tienen
demasiadas canas como para seguir estirando las garras cada vez que se
ven. — Intercedió Namjoon con una amplia sonrisa para abrazar con todas
sus fuerzas a Soobin, entregándole una pluma estilográfica de oro con su
nombre grabado como regalo por su graduación.
Todos fueron llenándolo de presentes, animándolo, felicitándolo aún
cuando sabían que no podrían suplir jamás la ausencia que seguía presente.
En medio de todo, el recién graduado cerró sus ojos con fuerza, Taehyung
lo notó, vio su pómulos humedecerse y, lo único que pudo hacer fue
sostener su hombro con firmeza. Entonces, con una gran sonrisa algunos
minutos después, Soobin abrió los ojos.
Sus abuelos recién llegaban y eso le hizo sonreír mucho más, yendo a
abrazarlo, siendo consentido por Younghee. No solo ellos, Yeonjun también
se acercó a felicitarlo sosteniendo los presentes que también había recibido.
Saludó formalmente a todos y a la hora de despedirse, dejó un beso en la
comisura de sus labios que lo hizo sonrojarse y que los mayores
pretendieron no ver.
— Vamos a hacernos una foto familiar todos juntos. — Se apresuró a
decir, haciendo que todos se acomodaran. — Papá, ven a mi lado. — El
castaño obedeció, yendo de la esquina hacia el centro, pasando su mano por
encima de su hombro. — Que nadie se pare aquí, este es el puesto de mi pa.
— Habló mirando al otro lado de su cuerpo.— Gracias por todo, pa. Te
amo.
Taehyung lo escuchó murmurar y todo lo que pudo hacer fue sonreír feliz
aún con el nudo de emoción preso en su garganta. Ahí estaban los tres, ahí
estaban todos envueltos en un amor invaluable. Ese día en el que sabía que
incluso su madre estaba junto a ellos, volvió a agradecer en silencio por esa
subasta que sirvió como cimientos para conocer al hombre que lo ayudaría
a cultivar tanto amor. Ahí, junto con esa familia que Jungkook le regaló,
apretó la mano de su hijo y sonrió.
Te amo, Jeon JungKook, gracias...

Ahora sí hemos llegado al final definitivo de esta historia. Espero que


les haya gustado este pequeño epílogo y que nos volvamos a ver en un
futuro en alguna de mis historias.
LORED
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Spin-Off

¿Sorprendidos por la notificación?


Lo cierto es que yo tampoco esperaba volver a escribir algo aquí al no ser
para decirles sobre la publicación en físico de esta historia, cosa que
lamentablemente todavía no llega. Ahora esto pasando solo para
comunicarles una cosita sin mucha importancia, a decir verdad. Por
solicitud de varios de ustedes, así como por decisión propia, he decido
hacerle un Spin-Off a esta historia.
Para aquellos que no saben lo que significa, un spin-off es una obra
derivada de un trabajo ya existente que se centra en darle mayores detalles y
diferentes perspectivas de la original. Podría ser un tema en específico,
personajes o eventos de la trama. De Subasta, haré el pin-off del "cuarteto".
Será una obra centrada en ellos comenzando varios años antes del inicio de
esta historia. Narrará desde cómo se conocieron hasta lo sucedido después
del final de Subasta.
Cabe la posibilidad de que cambie algunas cositas aquí y allá, no quiero
adelantar mucho. No lo estaré publicando de inmediato, quiero avanzar con
varias historias ya publicadas para poderle dar la atención que se merece.
Ya sé que a una gran mayoría no les agradó el poliamor, no lo comprenden
o comparte, se les hace tan extraño como a personas que tampoco entienden
a los homosexuales o todos dentro de la comunidad LGBT+. Eso lo
comprendo, pueden ignorar esta nota, pero aquellos que deseen, tengan
curiosidad o simplemente quieran darle una oportunidad, los estaré
esperando.
Por ahora, les comparto la portada temporal, sinopsis y el booktrailer,
haber sacado este es lo que me ha hecho escribirles esta nota.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para
visualizarlo.]
Cuatro ramas separadas quedaron enredadas de la forma menos esperada.
No fue de manera imprevista, sin notarlo, desde la adolescencia o quizás
niñez, las vida de Namjoon, Seokjin, Jimin y Yoongi se fueron
entrelazando. Ahora, siendo adultos, es muy tarde cuando se quieren liberar.
Subastas, amistad, pasiones que van creando un camino que los obliga a
transitar juntos.
Espero que todos se encuentren saludable, en caso de no estarlo, pronta
recuperación.
LORED

También podría gustarte