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Primera parte.

(...) Lo que demuestra que apreciar a alguien nos hace vulnerables.

—"Liberación",Ally Condie.

En una criatura carente de sentimientos, la primera emoción podía resultar sofocante. Kim
Taehyung se dio cuenta de ello tras observar a su pequeña obsesión sonreírle a alguien que no era
él.

Para un vampiro, el exhibirse podría resultar ciertamente fatal. La necesidad de oscuridad, las
características físicas y la sed insaciable que presenciaba al ver a un mortal a escasos centímetros
suyos, eran una de las tantas conductas sospechosas que, seguramente, lo harían parar con una
estaca al "corazón" o en una habitación siendo analizado y estudiado por científicos locos,
hambrientos por descubrir qué había más allá del restringido mundo al que pertenecían.

Por tal motivo, Halloween parecía ser una magnífica opción para salir sin que tacharan de
"extraños" a seres como él. Seres que podían mezclarse entre la gente sin que se les observara con
miedo e inseguridad al ser diferentes, pasando plenamente desapercibidos y siendo halagados por
"su excelente y bien hecho disfraz". Seres que esperaban todo un año por sentirse parte del resto;
sentir que eran normales y no un fenómeno que, al salir a la calle en un día frecuente, serían el
blanco de desconfianza y, probablemente, también de gritos de horror.

Sin embargo, el propósito de salir en Halloween para Taehyung no podía ser tan banal como sólo
"para querer sentir que encajaba". Hacía tiempo el querer encajar había desaparecido de sus
principales objetivos. Los humanos y la inhumanidad de la que eran poseedores ya no le
interesaba, y si su atención se veía dirigida a uno en cuanto le veía, era simple y llanamente por
aquel dulce, escalofriante y embriagador olor que emanaba la sangre al circular por el cuerpo de
un deplorable y asqueroso ser humano.

Mas las cosas habían cambiado.


Desafortunadamente, los últimos años la tecnología estuvo avanzando, y junto con ella miles de
riesgos más. Ya no era tan fácil para un vampiro cazar como en un tiempo atrás. Ahora existía la
posibilidad de ser grabado; de tener pruebas verídicas sobre la existencia de algo que todos creían
extinto o una incauta leyenda. Por esa razón, para Taehyung, Halloween parecía ser una excelente
oportunidad de saciar su capricho de todos los años.

Matar considerables grupos de personas; drenarlos sin el riesgo de levantar sospechas. Después de
todo, en Halloween todos -o una gran parte- portaban disfraz. ¿Cómo capturar a un vampiro real
entre tantos otros falsos? Era imposible.

Jugando con la copa de vino en su mano, Kim inspeccionó el líquido. Los colores oscuros hacían un
perfecto contraste con su palidezca y excepcional piel. Su cabellera roja -en honor a su amor por la
sangre- era la encargada de darle el toque especial a tanta neutralidad en su estilo.

Eran eso de las tres de la madrugada, y si bien él ya había obtenido lo que quería, si seguía en
medio de un bar entre poca gente y esperando a que el cierre llegara pronto era por aquel chico, o
"su pequeña obsesión" como él había decidido llamarle.

Se trataba de un camarero sacado de ensueños. Un chico sumamente dulce y sexy que atraía
cualquier mirada a su presencia, incluida la del vampiro, quien se obsesionó con él luego de verlo
hace apenas unos cuantos años. Su nombre era Jungkook, o eso fue lo que logró escuchar.

La primera vez que lo vio fue justamente en aquella misma taberna. El pelirrojo podía recordar
perfectamente lo pequeño que estaba; había crecido, convirtiéndose en alguien ciertamente
apetitoso y en una de las razones para que él quisiera salir en Halloween. Sólo lo veía los 31 de
Octubre, y podía percibir que Jungkook lo recordaba y ansiaba también verlo.

Esa sonrisa en sus preciosos labios color cereza y sus mejillas tenuemente sonrojadas se lo
confirmaban. El muchacho pasó incontables veces por su lado, tal parece con la intención de
querer llamar su atención, y lo estaba consiguiendo. Kim mantenía su estridente mirada en ese
mortal por el cual estaba sediento de sexo y sangre. Mucho maldito sexo y mucha maldita sangre.

La copa entre sus dedos por poco se quebró tras observar a su pequeña obsesión sonreírle a otras
tantas personas más. ¿Tenía que ser siempre tan amable? Taehyung sintió arder algo en su interior.
En sus ciento noventa y siete años jamás presenció algo igual, y si lo había hecho pues ya no lo
recordaba. Su época como humano fue corta y, hablando sinceramente, fue algo que detestó. Ser
inmortal era mejor en muchos aspectos.

Su asco hacia todo lo que transigía ser mortal no podía incrementar, y estar sintiendo una emoción
cercana a la ira, posesión y celos lo hacían sentir vulnerable. La vulnerabilidad era para la gente
normal, y él hace siglos dejó de serlo.

Su lema era: «deshazte de lo que te hace débil, sólo de esa manera podrás hacerte fuerte.»

Considerando la blandura que sentía al observar a Jungkook, el ser incapaz de matarlo, el


quedarse por horas en un bar de mala muerte únicamente para estudiarlo, el esperar todo un año
para verlo y la cólera que sentía dentro de sí por algo tan banal como era que el muchachito fuera
amable con los clientes, le hicieron llegar a una conclusión.

Debía terminar con eso antes de hundirse en aquella miseria llamada "amor".

Su corazón latente y, básicamente, su "muerte" eran sus cosas más preciadas, y nadie cambiaría
eso. Ni siquiera un mortal con cuerpo y rostro de impacto.

El vampiro suspiró y bebió de un trago lo que quedaba del vino, a pesar de que el aire ya no
entraba a sus pulmones y dicho líquido no hacía efecto mínimo en él. Estaba tratando de hacer
tiempo, cosa que le resultó bien tan pronto como escuchó que el local cerraría en unos minutos.

Había llegado el momento, y junto con él obtener lo que por años anheló.

Echando su cabellera hacia atrás y encaminándose a la salida con una elegancia característica, fue
en busca de la motocicleta que "tomó prestada" de una de sus victimas, con el puro propósito de
deslumbrar a su pequeña obsesión una vez saliera de trabajar.

Incluso si no era experto en manejar, eso no importaba. ¿Qué tanta gente estaría en la calle casi a
las cuatro de la madrugada de todos modos?

Su plan se puso en marcha y la motocicleta también luego de que aquel hermoso mortal saliera
del recinto. Taehyung se acercó a él en el vehículo con completa confianza. Jungkook se mostró
sorprendido y evidentemente nervioso.

—¿Quieres un aventón? —Cuestionó. Sus fosas nasales se expandieron con el objetivo de poder
olfatear mejor. Tragó en seco y pasó lentamente su lengua por el borde de sus labios, sintiendo
perder los estribos. Jodido olor más adictivo y embriagante. Sintió sed; tanta sed como nunca
antes. Sus pupilas se dilataron y él se vio en el apuro de apretar con fuerza el manillar de la moto.
—Es tarde y yo sigo con deseos de conocerte.

Kook retembló. El vampiro le regaló una sonrisa que bien pudo haberlo cegado por tanta
perfección.

—Yo... —Su voz salió mal. Siquiera tenía palabras. —Es que...

Ciertamente, Jungkook mentiría si dijera que no quería conocer a aquel pelirrojo; sin embargo,
había algo que no le permitía avanzar. Ese hombre era precioso, misterioso e inusual, pero había
algo en él que no le autorizaba confiar.

Lo veía sólo una vez al año y en Halloween, eso era extraño. Sin hacer mención al hecho de que
únicamente se disfrazaba de vampiro, y Kook podía jurar que aquella palidezca piel, ojos color miel
y apariencia cadavérica no eran los resultados de un buen maquillaje.

Pero, por suerte para Kim, Jungkook siempre amó el peligro.

—Está bien. —Finalmente accedió, obteniendo como respuesta otra de esas sonrisas

desfallecientes.

—Bienvenido seas. —Indicó con un ademán de cabeza el asiento trasero de la motocicleta, el cual

fue ocupado torpe y rápidamente por el chico, quien sintió los nervios a flor de piel.

Para Taehyung no hubo necesidad de pedir direcciones. Esa madrugada se haría exclusivamente lo
que él dictaminara.

Era un monstruo. Ante la sociedad, ante él y ante todos los seres "existentes" era un maldito
monstruo sin sentimientos, sin vida; sin corazón y sin nada bueno

Mas ser un monstruo era, a veces, elección propia. Él había optado por ser uno, porque amaba lo
que conllevaba serlo.
Segunda parte y final.

Sosteniéndose fuertemente del torso del pelirrojo, Jungkook se negó a gritar. Él jamás había
manejado una motocicleta, pero era consciente de que la velocidad que el otro llevaba no era la
adecuada. Pasó por alto semáforos en rojo, señales de tránsito y glorietas de manera incorrecta,
poniéndolo incluso más nervioso. El viento de plena madrugada chocaba contra su rostro,
mandándole escalofríos. Igualmente, mera arbolada fue lo único que sus ojos pudieron apreciar
luego de varios minutos de trayecto.

Las farolas desapareciendo, dando a entender que se estaban adentrando a un camino poco
conocido, pues la carretera de por sí debía contar con luces. Por increíble que pareciera, Kook no
se hallaba asustado. Algo muy dentro de él le decía que eso tarde o temprano iba a ocurrir.

Tarde o temprano ese hombre misterioso se iba a acercar y él, como el idiota que solía ser, se iba a
ir con él. Siempre quiso llamar su atención. Su curiosidad rebasaba cualquier límite. ¿Por qué
aparecía sólo en Halloween? ¿Por qué siempre se disfrazaba de vampiro? ¿Cómo se llamaba? ¿Por
qué a pesar de beber tanto no se embriagaba?

La curiosidad mató al gato.

La motocicleta paró abruptamente en medio del bosque. Todo estaba en silencio; no se oía ni
siquiera la respiración de algún animal.

—¿Piensas quedarte ahí o te vas a bajar? —Cuestionó aquella voz ronca. Jungkook saltó
levemente en cuanto aquella gélida mano se posó sobre su muslo derecho, masajeando de arriba
a abajo. —Puedo sentir tu cuerpo tensarse, pequeño. —Informó, gruñendo poco después. —Y
eso... eso me enloquece...

—Yo-yo... ya voy... —Prontamente se bajó del vehículo, acción que fue imitada por el contrario,
quien dejó caer la moto al suelo como si no importara nada. —¿No te importa que se dañe? —
Interpeló inocentemente. El vampiro carcajeó.

—Se la robé a alguien. —Confesó. —No importa. —El menor agrandó sus ojos y su boca,
sorprendido. Taehyung agradecía la oscuridad del área, puesto que los tenues rayos de la luna
penetrar en medio de los árboles era más que suficiente. —Sabes lo que quiero de ti, ¿no es así,
pequeño? —Haciendo nulos los pocos centímetros de distancia, llevó sus manos a la cintura del
mortal, acercándolo bruscamente a su anatomía. Sus brazos apresaron esas caderas. Jungkook
jadeó consternado. —Me estoy volviendo loco por comerte... en todo el maldito sentido de la
palabra.

—Quiero conocerte. —Se apuró en decir, mientras trataba de escabullirse del agarre ajeno. Fue en
vano, sin embargo.

—Yo también quiero conocerte. Quiero conocer tus gemidos, tus gritos, tu cuerpo sin prenda
alguna y debajo del mío, dejándome que lo toque, lo tome y lo haga mío. —Una diminuta sonrisa
surgió en sus labios luego de sentir a Jungkook temblequear. —Pero sobre todo... —Subió su
diestra a esa cabellera, halándola bruscamente hacia atrás con el propósito de dejar expuesto ese
precioso cuello. Kook jadeó ante el rudo proceder. —Quiero probar ese primoroso flujo que circula
por tus venas, que puedo oler, que me está volviendo loco y que... —Sus agarres incrementaron el
vigor. El menor se sintió sofocado. —Y que voy a beber a como dé lugar.

Posteriormente, aproximó sus colmillos a la zona expuesta, rastrillando con ellos -sin hacer daño- a
la manzana de Adán, la cual besó y chupeteó. El mortal luchó un poco más por ser liberado; no
obstante, lo único que consiguió fue ser empujado al césped, en donde cayó de espaldas. Su
respiración estaba acelerada, su cerebro aún estaba procesando la situación y, por primera vez,
sintió terror.

—¿Qué eres? —El pavor era evidente en su tono de voz. La boca de Taehyung no respondió; muy

por el contrario, su diestra tomó en un reflejo increíble a una pequeña ardilla que se desplazaba
por el tronco de un árbol. El animal chilló hasta que el vampiro se lo llevó a la boca, despedazando
su cabeza de una sola mordida. Jeon gritó, arrastrándose hacia atrás, buscando lejanía. Kim no lo
dejó escapar. — Por favor no... —Suplicó al momento en el que sintió esa fría anatomía montarse
encima suyo. Sus muñecas fueron apresadas en el proceso. — Pu-puedo tener sexo contigo, pero
por favor no me mates...

—¿Alguien te ha arruinado la vida, pequeño? —Preguntó en cambio. Jungkook sólo sollozó.


¡Responde!

—No... no...
—Eso me alegra, porque yo seré el primero y el último en arruinártela.

El chico no comprendió hasta que la criatura comenzó a desnudarlo. Su camisa fue arrancada con
una sencillez inconcebible, al igual que su pantalón y su bóxer. Quedó vulnerable en reducidos
segundos y a completo merced del pelirrojo, quien lo manoseaba sin descaro alguno. Ese toque
frío y áspero podía compararse al de un hielo resbalando tortuosamente por su piel.

Era alguien con sueños, metas y esperanzas. Mismos sueños, metas y esperanzas que estaban a
punto de irse a la mierda.

Tratando de calmarse, le restó importancia al hecho de que aquella boca se encontraba manchada
de sangre del animal muerto y acercó al vampiro, juntando ambos labios inmediatamente. Esos
belfos eran fríos, secos; degustaban a linfa, logrando que Jungkook quisiera vomitar.

Un besuqueo áspero, rápido y desorientador dio comienzo. Al mayor le importó un carajo que
Kook fuese un humano y se le acabara el aire rápido, pues continuó. Sus avinagradas caricias iban
de los brazos hasta el abdomen, del abdomen hasta los costados del torso, de los costados del
torso hasta las piernas; mismas que apretaba y frotaba con prisa. Posterior a ello, rompió el beso y
descendió hasta el cuello. El mortal estaba sin oxígeno, respirando pesadamente optimista en
reponerse.

Lamiendo, succionando y con unos jodidos deseos de morderlo de una vez por todas, Taehyung
chupeteó por alrededor de dos minutos el lateral izquierdo, justo encima de una de las venas
yugulares. Podía oír la sangre circular. Podía sentir la asquerosa calidez irradiando del humano
debajo suyo.

Pero vaya humano tan inusual y apetecible. Era como un manjar que solamente alguien tendría la
suerte de probar y disfrutar.

Taehyung sería ese "alguien".

Sin poder aguantar más, abrió de par en par las piernas que todavía mantenía entre sus manos.
Las tomó por la parte inferior y las echó hacia atrás, de manera que quedaran casi pegadas al
pecho de Jungkook, quien temblaba. Incluso sus adorables dientesitos estaban chirriando.

—¿Hace cuánto no tienes sexo? —Preguntó. Entretanto, bajó su cremallera y sus prendas
inferiores, liberando su formidable erección.
—Ha-hace un a-año... —Sus mejillas estaban plenamente rojas. Su cuerpo no paraba de tiritar ni
su corazón de correr a gran velocidad. Parecía con taquicardia. Kim asintió, presionando el glande
de su miembro contra ese pequeño y rosado agujero. —Ah... —Jadeó. Como era de esperarse, el
pene también estaría helado. Su entrada se contrajo y sus piernas se abrieron otro tanto,
queriendo acabar con todo de una vez. Otra presión y entonces la punta entró. —A-ah... —Su
espalda se encorvó, los dedos de sus pies igualmente. Su cintura fue tomada por el vampiro, que
se adentró de poco en poco. —Di-dios...

Y como si un animal hubiera despertado en Taehyung, este terminó de entrar bruscamente.


Jungkook chilló en medio de un sollozo.

—No nombres a ese hijo de puta en mi presencia. —Ordenó. Sus ojos - originalmente mieles- se
tornaron íntegramente negros. Incluso lo que se suponía debía ser blanco oscureció, alertando al
mortal. Sus colmillos crecieron ligeramente y toda su piel se llenó de misteriosas líneas renegridas
que lo hacían ver aterrador. Si antes era hermoso, ahora se había convertido en una criatura digna
de pesadilla. — ¿Tienes miedo, pequeño? —Interrogó con burla, agarrando la cabellera ajena
entre su mano derecha. Asimismo, aprovechó para dar una dolorosa embestida que hizo al chico
lagrimear. — ¿Mh? —Y otra embestida igual de violenta.

—¡Ah! —Gimió alto, presa del miedo. —No... no... —Aseguró, aun si su cuerpo y su mirada
afirmaban todo lo contrario. —No... —Sollozó, siendo penetrado en otras dos ocasiones. —No te-
te ten-tengo miedo...

—¿Estás seguro? —Inclinando su torso, sus labios fueron otra vez en busca de aquel cuello. Su
pene entró hondo, y estando una vez allí, su pelvis se movió en círculos. Kook gimió agudo. —Sólo
acéptalo y seré más amable contigo... Acepta que me tienes miedo. —Gruñó, volviendo a las
estocadas. El cuerpo de Jungkook se movía fuertemente contra el césped. —Acepta que soy lo
más horrible que has visto, que temes que te mate y que te arrepientes de haber venido conmigo.
Pero sobre todo... no vuelvas a nombrar a un Dios, porque no existe. —Espetó. Las introducciones
a ese cálido y estrecho interior prevalecieron. —Si existiera, no estarías aquí, pequeño.

Sin saber exactamente qué decir o cómo maniobrar, el menor calló. Hipando y gimiendo, dejó que
el vampiro hiciera lo que quisiera con su cuerpo. Su cuello jamás dejó de recibir atenciones, cosa
desagradable considerando que él sentía la muerte -literalmente- encima. Es decir, en cualquier
momento aquel "monstruo" podría morderlo y ahí finalizaría todo.
—No te tengo miedo. —Ratificó, esta vez con más convicción. Conectó su mirada con la ajena, la
cual parecía un agujero negro en el cosmos, arrasando con todo a su paso. —Eres... ah... eres lo-lo
más fascinante que he-he visto... —Las embestidas que le eran dadas bajaron la velocidad. —
Siempre he tenido curiosidad por ti... —Aventurándose, alzó una de sus manos y acarició una de
esas gélidas mejillas. —Quiero conocerte, por favor no me hagas daño...

En un súbito ajetreo fue levantado y empotrado en uno de los gruesos troncos de los tantos
árboles. Sus nalgas fueron estrujadas por las manos del vampiro y prontamente volvió a ser
penetrado. Sus piernas rodearon la cintura del pelirrojo, buscando mayor comodidad para ambos.

—Ah... —Gimió, entreabriendo su boca y empuñando sus ojos. —Ah... ah... ah... —Sus brazos
envolvieron la nuca adversa. También, acarició tiernamente los hombros. —Mh... ah...

Lo estaba disfrutando. Pese a que su espalda estaba siendo maltratada por los pequeños chuzos
del madero, lo estaba malditamente disfrutando.

Y aunque Taehyung pensó en perdonarle la vida, recordó la amabilidad con la que atendía a los
clientes, la desesperación que sentía día tras día por no poder verlo todo el tiempo, sino que sólo
en Halloween. Recordó su asco hacia la mortalidad y hacia las emociones que vulneraban en todo
el sentido de la palabra a cualquiera. Recordó que los celos, la posesión y la ira no eran buenas
combinaciones en él, que debía terminar con eso antes de hundirse en aquella miseria llamada
"amor".

—Buen intento, pequeño. —Habló tiempo después. Jungkook seguía gimiendo. —Pero eres
demasiado hermoso como para permitir que alguien aparte de mí te tenga. —Kook no pudo
reaccionar. Solamente sintió dos pinchazos cuantiosamente dolorosos en el costado izquierdo de
su cuello antes de impregnarse en una oscuridad perpetua.

Por mientras, el pelirrojo se estaba deleitando con el dulzor y la calidez del flujo que deseó por
tantos años. Succionaba y succionaba, incapaz de parar. Su garganta ya no picaba y la sed
desaparecía con cada gota. Aunque asesinó a varios humanos previamente, no podía compararse
con lo que estaba sintiendo en aquel santiamén. La sangre de Jungkook era única.

Embistió una última vez, corriéndose en el interior del chico inconsciente entre sus brazos.
Absorbió por otros amplios minutos y cuando drenó totalmente el cuerpo se separó, no sin antes
haber lamido las marcas de sus colmillos.
—Feliz Halloween, precioso, delicioso y a la vez asqueroso ser humano.

«Deshazte de lo que te hace débil, sólo de esa manera podrás hacerte fuerte.»

—houndix

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