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ESTA OBRA SE ENCUENTRA SIN EDITAR.

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“Hay momentos tan bellos en la vida,
que incluso las palabras son una profanación.”
Diana Palmer

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PRÓLOGO

-Debes irte -pronunció el hombre de mediana edad a una mujer


notoriamente más joven que él.

Una pequeña risa burlesca salió de los labios de ella, girándose para
enfrentarlo -¿Es una broma cierto?- acercándose a su rostro, el cual
tomó entre sus manos y delineo gentilmente con las yemas de sus
dedos. -Porque si lo es, no es para nada graciosa.

El hombre tomó una de sus muñecas retirándola de su cercanía -


¿Crees que bromearía con algo así Jihyun? - Acercando su propia
mano deseó limpiar una lágrima que amenazaba con deslizarse por
el rostro de la mujer. Sin embargo ella se alejó de golpe.

-¿¡De qué va todo esto!? -Girándose nuevamente. Su cuerpo


oponiéndose a que él la viese quebrarse. Derrumbarse -S-se que no
me prometiste nada...se que...- su voz rota exponiendo su alma
rompiéndose - ...yo- yo no soy tu omega... -dijo limpiándose
agresivamente sus ojos con la manga de su vestido.

-No se trata de eso....- el hombre intentaba acercarse a ella tocando


su hombro -Sabes que nunca eso ha importado Jihyun...

-¿¡Y nuestro cachorro!?- dijo la mujer volteándose hacia él sin ya


poder contener su llanto - ¿¡Acaso ya no te importa!?...¿no..t-te
importamos?

La noche era irónicamente cálida para el frío que ambos estaban


sintiendo bajos sus huesos. Él sabía que pronunciar aquellas palabras
no sería para nada fácil. Y el para ella escucharlas, resultarían aún
peor.

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-Ustedes amor... -se aproximó una vez más a ella intentando
abrazarla. Y ella bajo su manto de tristeza e incomprensión, le
permitió esta vez acercarse -... ustedes son lo más importante que
tengo...lo que más amo - le dijo besando su frente, a la vez que
lágrimas caían por sobre sus mejillas -Es por eso que te pido que te
vayas...

-¿Por q-qué?-preguntó la mujer levantando su rostro, confrontando


esos ojos igual de rojizos que los de ella.

Él suspiró -Es delicado Jihyun...-ella lo miró con incertidumbre -


Prometo que solo será por un tiempo...tu...tu parto ya se acerca y acá
las cosas se complicarán. Te dije que conozco un lugar por entre las
montañas...- él volvió a tomar el rostro de ella entre sus manos-...un
lugar muy seguro y muy lejos de acá. Por favor amor mío...confía en
mí -pronunció mientras dejaba un beso sobre sus labios.

Un beso.

Un beso que sabía amargo y le pedía sostenerse de una promesa.

-Confío en ti amor mío-respondió ella sin detener sus sollozos y


respondía a su beso.

Ella se aferraría a esa promesa.

-Eso es, lo estás haciendo muy bien... sigue pujando -dijo una
anciana mujer.

Había pasado cerca de un mes desde que había llegado a ese, su


nuevo hogar cerca de las montañas y lejos de los límites del reino.
Un mes en el que se había completado su gestación y su cuerpo ya
estaba preparado para recibir a su cachorro.

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Encontrándose ahora recostada sobre el nido que había elaborado
con esmero, para este esperado momento.

-Vamos Jihyun cariño,...ya puedo ver su cabeza- la mujer de canoso


cabello le motivaba a no desfallecer, ya que los dolores estaban
siendo horribles y parecían desgarrar sus entrañas.

Ella le había proporcionado durante toda su estadía, todo lo


necesario para organizar el nacimiento. Ya que si bien el padre de su
cachorro no llegaría a tiempo, sabía de antemano que la anciana era
una partera con experiencia. Por lo tanto confiaba en que las cosas
sucedieran del modo en que debían hacerlo.

Un alborotado llanto irrumpió por entre las agitadas respiraciones de


la mujer- Es un pequeño niño Jihyun...tu cachorro es un niño.

Ella sin poderlo prever y evitar comenzó a llorar. Sin saber si era la
felicidad o tristeza la que la forzaban a hacerlo. Ya que su omega
pedía por su alfa, que aunque no le había reclamado le necesitaba en
ese momento.

Pero por otro lado, su omega estaba ansioso y embargado de alegría


por apreciar al ser que había concebido y cuidado con tanto amor.

-Quiero verlo- dijo totalmente exhausta, mientras intentaba levantar


su torso para poder recibir adecuadamente a su cachorro.

Luego de haber cortado el cordón y limpiado un poco su diminuto


cuerpo, la anciana mujer se aproximó con el pequeño en sus brazos.

-Conoce a tu cachorro Jihyun-lo puso sobre su pecho.

Fue en ese preciso momento en el que pareciera miles de estrellas se


hubiesen reunido sobre ellos. Reunidos todas para marcar aquel
instante como eterno.

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Ella observó su castaña cabellera que hacía una perfecta
combinación con su blanca piel. Tocando su pequeña naricita y sus
diminutos dedos. Su pequeño le apreciaba del mismo modo a ella,
mirándola por entre las pestañas de sus ojos azulinos y
enmudeciendo su llanto al reconocer el calor de su madre -Te he
adorado desde antes de concebirte amor mío- dijo la mujer mientras
besaba las manos de su cachorro y aspiraba su aroma.

-¿Qué nombre le pondrás Jihyun? ¿Has pensado en alguno?-


preguntó la anciana mientras les miraba enternecidamente.

Ella pensó en aquella vez que hablaron que nombre tendría su


cachorro. Aquella insignificante discusión sobre si sería niño o niña,
ya que ella estaba segura que sería un pequeño y no dio su brazo a
torcer. Por lo que la discusión terminó en él sobre su vientre,
acariciándolo suavemente mientras le hablaba y pronunciaba...

-Jungkook ...- besó una de sus mejillas-su nombre es Jungkook -dijo


ella mientras su cuerpo se adormecía bajo las estrellas en su
habitación, sus ojos se cerraban lentamente y se perdía en el suave
aroma de su cachorro.

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CÁPITULO 1

-Su majestad Kim- habló el soldado de roja vestimenta- Cuando el


sol termine de esconder, su carruaje estará preparado para salir hacia
el reino de Gaeul -dirigió su mirada hacia el horizonte - Lo que sería
en aproximadamente una hora - dijo mientras se inclinaba hacia el
alfa frente a él.

-Estoy al tanto de aquello Hoseok- le respondió el alfa, mientras se


disponía a entrar por la puerta de una gran casona - Solo debo hablar
unas últimas cosas con mi tío Insung y estaré listo para partir -le
sonrío mientras alzaba su mano y desaparecía su imagen a través de
un largo pasillo.

Kim Taehyung era el actual gobernante del reino de Yeoreum. Alfa


de sangre azul, que habiendo perdido a su padre a la edad de tres
años, pasaría a ser sin desearlo, el primer heredero en la línea de
sucesión al trono.

Lo cierto es que el Alfa Kim había recibido un reino prospero, sin


hambruna ni pobreza y con una muy buena expectativa de vida. La
mejor en los últimos veinte años.

Todo ideal para asumir el mandato de un reino en ascenso. Todo


ideal, si no se cuenta con que ya no habían nacimientos al interior
del Reino. Y lo peor de todo, los omegas habían desaparecido con
aquello.

Los hechos ocurrieron de forma rápida hace menos de veinte años.


Donde omegas empezaron a enfermar y a morir por razones
desconocidas. Así como omegas en gestación manifestaron vómitos,
fiebre e incluso convulsiones. Falleciendo a los días de adquirir la
enfermedad.

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Y si bien, hubo omegas que sobrevivieron, ahora eran considerados
betas. Ya que ya no existían sus celos, sus aromas habían
desaparecido y su lobo había pasado a una especie de hibernación.

Ese era el caso de su madre. La cual tras haber perdido a su Alfa,


comenzó a sufrir de la extraña enfermedad. Superándola sí, pero a
costa de ahora vivir como beta y bajo una profunda depresión.

Era como si estuviese muerta en vida.

Era así entonces, que la población del reino de Yeoreum estaba


conformaba solo por betas y alfas. Un reino próspero, que siendo en
su mayoría constituido por docentes, médicos, políticos y militares.
Ya que los betas al ser serviciales por naturaleza, se encargaban de
suplir las necesidades sociales del reino. Lo que se equilibraba con
el fuerte liderazgo que mantenían los alfas de alto rango, quienes se
desempeñaban en cargos políticos y militares. Siendo su ejército el
más poderoso de los cuatro reinos y por lo que estaban entrando en
conflicto en ese momento.

-Te estaba esperando hijo- dijo un hombre de unos cincuenta años,


quien esperaba sentado en una amplia sala frente a grandes
ventanales, que daban vista a gran parte de la ciudad principal de
Yeoreum.

Una vista preciosa.

-Tío Insung- pronunció Taehyung - Buenas tardes -dijo mientras se


inclinaba en una reverencia innecesaria, pero por el respeto que tenía
hacia el hombre él continuaba haciéndola.

Lo cierto es que su tío Insung era su pilar fundamental, una especie


de mano derecha en su reinado. Pues al fallecer su padre y enfermar
su madre, fue él quien había suplido esos roles paternales e instruido
a Taehyung con los fundamentos necesarios para convertirse en un
rey ejemplar al alcanzar su mayoría de edad.

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Fue él además, quien estaba colaborando con Taehyung en la
búsqueda de una cura para la enfermedad que estaba afectando el
desarrollo de los omegas. Así como la ausencia de nacimientos de
nuevos cachorros. Algo que le preocupaba mucho al actual monarca.
Ya que si bien Yeoreum era un reino poderoso, su población en algún
momento envejecería y posiblemente su reino desaparecería
producto de eso.

Sin embargo lo que necesitaba mejorar de forma más inmediata y


urgente, eran las relaciones diplomáticas con los reinos vecinos. Ya
que debido al gran ejército que poseía Yeoreum, estaban
comenzando a circular rumores de una posible invasión a los reinos
vecinos de Gyeoul, Bom y Gaeul. Por lo tanto se encontraba a portas
de iniciar un viaje con destino a Gaeul, con el fin de comunicarse
con su monarca y explicarle que todo se debía a malos entendidos.
Confesando la triste realidad de su reino y solicitando su ayuda para
encontrar una cura para la rara enfermedad.

-Pensé que ya te habías marchado-dijo Insung hablandolé a su


sobrino.

Taehyung sonrío mientras se inclinaba un poco para observar su


reino a través de las ventanas-No podría haberlo hecho si antes venir
a despedirme de usted.

Insung le miró dedicándole una sonrisa-No debiste hacerlo, solo


retrasaras tu viaje. ¿Ya te despediste de tu madre y Seulgi?

-Claro que lo hice. Mi madre confía en mí, así que estaba


extrañamente tranquila. Sin embargo por otro lado...- Su ceño se
frunció y su rostro se entristeció -Seulgi no quería que viajara, me lo
había dicho hace días atrás. Pero le insistí que era necesario y pensé
que el tema había quedado ahí -levantó una de sus manos mientras
la pasaba por sobre su frente-Pero hoy ha comenzado a llorar y me
he debido quedar con ella hasta que se durmiese. He partido
prácticamente a escondidas.

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-Es que ella tiene una gran dependencia....- reflexionó Insung
perdido segundos entre pensamientos-...aunque no exista lazo, desde
niños ha sido así. Por lo que debe ser difícil sentirse alejada de ti.

Taehyung miraba sus pies y sus ojos dejaban una señal de cierta
amargura -Lo se... pero ella debiese confiar un poco más en mí. Esto
lo hago por mi pueblo, mi madre, por ella....por nosotros.

Su tío se levantó de su asiento, deslizándose paso a paso hasta


abrazarlo-Estoy al tanto de todo eso Taehyung....-Pequeñas lágrimas
amenazaban desde los ojos del monarca-...todo esto ha sido
demasiado para ti. Siendo tan niño son cosas complejas de asumir-le
decía mientras sobaba sus espalda con una de sus manos y Taehyung
se aferraba a su tío y apretaba sus ojos para no llorar- No te pediré
que seas valiente, ya no exigiré eso. Pero si quiero que tengas
cuidado Taehyung. No sabemos qué información habrá llegado a
Gaeul, pero es mejor que no tientes tu suerte y seas precavido.

-Si algo me sucede...-mencionó casi silenciosamente.

-Nada sucederá Taehyung...- dijo Insung

-Tío Insung-levantó su rostro para enfrentar al hombre -Si algo me


pasa,... usted debe tomar el trono- suspiró -Se que es algo obvio...
pero quiero que usted sepa que tiene mi apoyo en la decisión que
considere correcta.-Le tomó de los hombros- Confío en usted Kim
Insung.

Insung le miró- Nada te ocurrirá Taehyung. Vas acompañado de tus


mejores guardias, ellos no dejaran que algo malo te pase. Solo
regresa pronto-dijo abrazándole, mientras el sol comenzaba a
esconder tras las montañas.

El manto oscuro de la noche solo dejaba divisar pequeñas


luciérnagas, que se perdían a través del largo bosque que llevaban
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horas recorriendo. Horas en las que solo había dormitado y su cuerpo
ya empezaba a evidenciar el cansancio del viaje.

El sonido de las ruedas del carruaje y las pisadas de los caballos era
lo único que oía. Habiendo instantes de silencio abrumador, común
al encontrarse acostumbrado a la ruidosa ciudad.

Antes de salir se había preocupado de ordenar todos los papeles,


antecedentes que respaldaran lo que estaba ocurriendo desde hace
años en su reino. Incluyendo uno que otro presente para agradar al
monarca de Gaeul.

Luego pensó en Seulgi y el modo en que le había pedido que no


viajara, que se quedara con ella y dejara de considerar al resto por
sobre ellas. Eso a Taehyung le angustiaba de sobremanera, el no
poder hacerle entender que no se trataba de los demás. Si no de ellos.

El deseaba verla feliz. Sonriente.

Verla saludable.

Fue así que perdido entre tantas cosas que complicaban sus ideas,
que no se había percatado que estaban detenidos. Levantando su
cabeza y abriendo ligeramente la cortina para observar la causa de
su pausa en el trayecto. Sin embargo por la gran oscuridad, no puso
ver nada.

- ¿Por qué nos detenemos?- habló Taehyung.

Silencio

Intranquilo comenzó a levantarse de su asiento- ¿¡Dije que por que


nos detenemos!?

Disparo

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Su corazón latió apresuradamente, los caballos comenzando a
relinchar y mover el carruaje. Se afirmó de la madera intentando
encontrar estabilidad, para así conseguir tomar su forma de lobo.
Pero todo fue cosa de segundos de caos y el carruaje se volteó,
quedando atrapado.

Disparo

Disparo

Se dispuso a orientarse y encontrar la puerta que daba a la salida por


la parte superior, abriendo la puerta y encontrándose frente a un
hombre alto y con su cabeza encapuchada.

-Dulces sueños su majestad Kim-dijo el hombre, mientras Taehyung


sentía un fuerte golpe sobre su frente y todo se volvía oscuro.

La ubicación del sol sobre las montañas mostraba que horas habían
pasado desde que había aclarado. Aunque el frío en aquella pequeña
casa pareciese que era más temprano de lo que marcaba aquel astro
en el cielo.

Mientras tanto ella preparaba un pequeño tazón de leche y miel, el


que calentaba sobre la cocina revolviendo con mucha dulzura. Su pie
derecho entre tanto, iba marcando una melodía que tarareaba sin
dejar de hacer su labor.

- ¡Aggg!-Expresó la anciana con frustración--¿A qué hora pretende


despertar este niño?

Se movió impacientemente hacia la orilla de la cocina, donde retiró


dos panecillos que se estaban quemando - ¡Mierda!-dijo mientras
ponía los panes en la mesa sobre un plato de cerámica y junto al
tazón de leche y miel recién preparado.

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Furiosamente comenzó a subir las escaleras, la que emitía pequeños
ruidos producto de sus antiguas y gastadas uniones.

Abrió la puerta de golpe y se acercó a la cama de la pequeña


habitación. Observando el pequeño bulto bajos las tapas, se dispuso
a tomar una y levantarla fuertemente- ¡Cuantas veces te he dicho
que....!

Sin embargo sus palabras quedaron en el aire de aquella habitación.

- ¡Aggh! ¡Pequeña sabandija! - exclamó la mujer quedando enojada


tras solo encontrar almohadas bajo las cobijas.

Se encontraba recostado de espalda sobre la hierba, mientras


pequeñas mariposas asomaban coquetamente por sobre su frente
causándole cosquillas y él sonreía sintiéndose extasiado.

Y si bien había salido descalzo, sus pies antes fríos habían sido
calentados por los rayos del sol, los cuales movía de vez en cuando
para que no volvieran a entumecer.

Abrió sus brazos hacia los lados con sus palmas abiertas hacia el
cielo, la brisa cálida le golpeaba y eso solo le hacía relajar. Y aunque
sabía que le esperaba un castigo al volver a casa, haría que valiera la
pena.

Fue así que percibiendo su garganta un poco seca, se sentó mirando


su alrededor. Intentó recordar donde se encontraba el río y se levantó
para comenzar a caminar.

El hermoso lugar le rodeaba, el cual al ser final de verano estaba


matizado con frutos de diversos tipos y colores. Acercándose de vez
en cuando a observar a una que otra abeja, que se posaba sobre ellas.

Amaba la naturaleza, amaba los animales y el bosque.


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Por eso salía escondido cada mañana, ya que consideraba aquella
hora del día la mejor para apreciar las cosas más bellas que allí
acontecían.

Como dos aves que se comenzaban a cortejar frente a sus ojos,


siendo el macho el que agitaba sus alas para traer la atracción de la
hembra y esta fingía desinterés.

El sonrió por ver aquella imagen.

Distraído en su camino, ya no sabía si caminaba rumbo al río. Viendo


la orientación de las montañas se percató que caminaba en la
dirección incorrecta, por lo que giró para retomar su rumbo.

Siendo tan rápido aquel giro, que no había visto bajo sus pies algo
que le hizo tropezar, cayendo estrepitosamente sobre la hierba-
¡Aaaaah!-exclamó mientras sobaba una de sus rodillas.

Se había golpeado, resultando un moretón. Ahora sí que de seguro


le llegaba castigo.

Soplando su rodilla se giró mientras continuaba quejándose.


Deteniendo toda acción al observar lo que frente a sus ojos se
encontraba.

Un joven de cabello rubio y piel canela se encontraba echado sobre


el suelo. Sus ropas llamaron la atención del chico, las que parecían
sacadas de alguno de esos libros que veía en casa.

Acercándose apreció en su frente, un hilo de sangre roja seca.


Abriendo sus ojos de golpe. Asustado y temeroso por lo que veía.

Pues sabía que rojo era malo.

Rojo era sangre.

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Rojo era peligro y nada bueno.

Con su respiración errática se acercó a su pecho poniendo su mano


sobre él. Siendo una pequeña corriente la que le hizo retirar su mano
rápidamente.

Miro hacia a su alrededor, sin saber bien porque lo hacía. Para luego
titubeando, poner nuevamente su mano sobre el pecho del joven. A
la vez que llevaba su otra mano hacia su propio pecho.

Sabía que si sentía aquella vibración todo estaría bien.

Quedándose tranquilo se concentró en percibir aquellas


palpitaciones bajo su mano.

Tun, tun, tun... Hacía su propio pecho, mientras apretaba sobre la


tela de su camisa. No sintiendo el palpito del otro.

Sus ojos curiosamente comenzando a lagrimear y en su garganta


formándose un doloroso nudo. Su pecho apretándose furiosamente
al no saber controlar aquellas sensaciones desconocidas.

Tun..........tun.....tun....

Perplejo abrió sus ojos y calmó su respiración. Acercándose


tímidamente para apoyar su mejilla sobre el pecho del joven.

Tun.....tun....tun... Sonrió al sentir aquellas vibraciones. Que si bien


eran débiles, significaban que el hombre seguía con vida.

¿Por que seguía con vida no es así?

Se espantó por su pensamiento, él jamas había visto morir a alguien.

O a un muerto.

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Su cuerpo con escalofríos se acercó al rostro del joven, tomándolo
entre sus manos a la vez que lo giraba para observar sus costados.

Tenía ambas orejas al igual que él. Dejando su cabeza nuevamente


en el suelo procedió a tocar el punto al centro de su rostro, a la vez
que el tocaba el propio, su nariz. Deslizando su dedos pulgares para
suavemente tocar aquellas cuencas, sus ojos. Los que abrió un poco
pareciéndole totalmente divertido.

Sonrió.

El rostro de aquel joven era suave, contradictorio a lo marcada que


era su mandíbula.

Entonces algo captó su atención. Se encontraban entreabiertos,


mientras aire escapaba por ellos al parecer.

Sus labios.

Inconscientemente lamió los suyos, a la vez que posaba su dedo


índice sobre el labio superior del joven.

Se sentían cálidos.

Continuó delineando su boca, esta vez bajó su dedo por su labio


inferior, dejando ver un poco aquellos dientes.

El joven hizo un ruido que emitió una grave vibración a través de su


boca.

Su estomago punzó y retiró rápidamente su mano, sintiendo su pecho


palpitar velozmente.

Un aroma extraño pero agradable llenó el ambiente y confundido se


levantó queriendo huir.

Ese aroma salía de aquel joven en el suelo.

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¿Y si se estaba muriendo? -pensó

Deseo irse. Pero él debía prepararlo para ir hacia las estrellas.

Eso se lo habían enseñado desde pequeño. No podía dejarlo sin que


estuviese preparado.

Fue entonces que se armó de valor y con mucha convicción comenzó


a preparar al joven para que alcanzara las estrellas.

Su cabeza dolía como si hubiese sido golpeada contra rocas.


Escuchando a lo lejos el sonido de grillos, sintió la tibieza de un
anaranjado sol.

Desperezando sus ojos los forzó a abrirse, recibiendo un cielo violeta


que se tornaba poco a poco más naranjo.

Estaba atardeciendo.

Su cabeza dolía tanto y ahí mirando las purpuras nubes recordó.

Habían interceptado su carruaje y le habían golpeado fuertemente.


Pensaba que iba a morir, pero al parecer seguía vivo.

¿Quien habrá liderado aquel motín?

Lo mas importante.

¿Por que lo querrían muerto?

Porque si bien continuaba con vida, alguien estaba deseando que no


fuese así. Y todo había acontecido tan fugazmente que no alcanzó a
ver prácticamente nada.

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Movió sutilmente los dedos de sus manos y se percató que todo su
cuerpo dolía. Porque los dedos de sus manos lo estaban haciendo, al
igual que sus piernas, espalda y pies.

-Mierda - dijo con su voz apagada, sonando extraña e irreconocible


para él. Pensó en la seguridad de su familia, si él se encontraba en
ese estado, no podía imaginarse como estarían ellos.

Ido entre sus pensamientos, sintió algo entre los dedos de sus manos.

Una vara.

Levantándola lentamente hacia la altura de sus ojos.

Una flor.

-¿Que mierda?- dijo levantando rápidamente su espalda desde el


suelo, quedando sentado sobre la cada vez más, fría hierba.

Una pequeña flor de deslizó por delante de su rostro. Llevando su


mano libre a la parte superior de su cabeza, sintió algo extraño y lo
atrajo hacia adelante frente a él.

Una corona de flores.

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CÁPITULO 2

El calor de la leche tibia se deslizaba por su garganta y calentaba


su cuerpo. Taehyung intentaba no atragantarse con ella, ya que el
hambre que había sentido por días se volvía desesperante.

Limpió su boca, al percatarse que un fino hilo de leche corría por


la comisura de sus labios. Dejando aquel vaso vacío sobre la mesa
de madera a la vez que soltaba un suspiro de satisfacción.

La anciana mujer que se encontraba vigorosamente cocinando una


especie de estofado, rió al apreciar la ansiedad con la que había
devorado las tostadas y el jarrón de leche que había servido para él.

Mientras Taehyung avergonzado por la situación, tamborileó


silenciosamente sus dedos sobre una de sus piernas, observando la
modesta morada que le estaba recibiendo.

La pequeña casa estaba hecha de madera, evidenciada en sus


avejentados tablones dispuestos en las paredes, techo y piso de esta.
Habiendo además, pequeñas estanterías con utensilios de cocina,
loza y hierbas.

Las ventanas que daban una vista preciosa al gran valle por entre
las montañas, poseían dos o tres vidrios trizados. Sin tener cortinaje
que ocultara los rayos del sol o les ocultara bajo la noche.

Al centro le adornaba una cocina, contigua a una mesa con un par


de pisos de madera, en uno de los cuales se encontraba sentado en
ese momento Taehyung. Quién agradecía sentir la calidez de un
espacio cerrado luego de días y noches a la intemperie.

El sonido de la madera que crujía en el segundo piso de aquella


casa, le hizo buscar con su mirada el origen de aquel ruido. Dando

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con una sencilla escalera, similar a la de un camarote de la cual
venía bajando aquel chico.

La mujer realizó unas señas con sus manos, indicando algo que
Taehyung no pudo comprender del todo, hasta que aquel chico se
acercó hacia él y dejó unas prendas de ropa sobre la mesa.

-Ahí tienes ropa limpia para que te cambies--habló la anciana


mientras cortaba unas verduras - Es de Jungkook...tal vez le quede
un poco pequeña, pero créame que es mucho mejor que esa húmeda
y sucia ropa que trae puesta.

Taehyung se encogió sintiéndose un poco intimidado por su


aspecto.

Había estado días utilizando las mismas vestimentas y se sentía


acomplejado pensando en que debería estar oliendo realmente mal.

-Mm..muchas gracias- atinó a decir, a la vez que tomaba aquellas


prendas y hacía un gesto de agradecimiento a aquel chico que se
había quedado petrificado mirándolo.

Lo cierto es que el chiquillo de ojos azules no le había despegado


la mirada de encima desde que habían llegado a aquel sitio.
Escudriñándolo minuciosamente entre los lapsos en los que la
anciana no le señalaba una nueva acción que hacer.

Y bueno, tal vez había una curiosa posibilidad de que Taehyung


también le hubiese estado viendo más de lo debido.

Como le hacía en ese momento.

-¿Cuántos días dices que has estado perdido en el valle?-habló de


pronto la mujer.

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-Ehhh...creo que cerca de tres semanas-respondió intentando no
intimidarse por el modo en el chico caminaba frente a él, sin
pretender soltar su mirada.

El muchacho tenía rasgos que Taehyung creía nunca haber visto en


alguien más. Con unos ojos fulminantemente de color cielo, su piel
pálida y sus delgados labios intensamente rojizos, quién se paseaba
sigilosamente frente a él.

Su cuerpo fino y menudo se dejaba entrever por su blanca


vestimenta, la que ligeramente marcaba su acentuada cintura.

Además estaba aquel llamativo aroma a glicinas en el ambiente,


demasiado intoxicante para el gusto de Taehyung.

Era evidente que el chico le estaba llamando poderosamente la


atención, ya que su lobo se encontraba bastante inquieto.

Y era realmente extraño, ya que su lobo nunca se había comportado


de esa manera.

-Ya veo-dijo la mujer quien se giró hacia el chico y le indicó algo


con sus manos, a lo que este asintió saliendo de la sala-¿Así que
dices también ser rey de Yeoreum?

-Sí señora.

-Hyejin, ese es mi nombre-dijo con mucho ahínco mientras


retomaba sus labores revolviendo el estofado que cocinaba-Puedes
llamarme así muchacho.

-Oh claro, se lo agradezco Hyejin- respondió Taehyung


inclinándose de forma respetuosa hacia la mujer.

-¿Y tu nombre señor rey?

-Kim...Kim Taehyung.

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-Está bien señor rey Kim Taehyung- dijo Hyejin mientras se giraba
hacia Taehyung de forma intimidante y con la cuchara de madera
con la que cocinaba en una de sus manos- Explíqueme entonces
¿qué hacía usted en este valle a cientos de kilómetros de distancia
de su reino?

Taehyung mantuvo un pequeño silencio.

-¿Cientos de kilómetros?-finalmente respondió, pero con mucha


incredulidad en su rostro-¿dónde exactamente nos encontramos
Hyejin?

La anciana lo miró con suspicacia- ¿Acaso no sabe dónde se


encuentra?

Taehyung un poco desconcertado le observó con dudas-No


exactamente.... según mis cálculos debo estar a la entrada de Gaeul
¿no es así?

Hyejin le miró por un momento y soltó una gran carcajada-


Lamentablemente debo informarle que no se encuentra en Gaeul
señor rey Taehyung. Es más, no se encuentra en ninguno de los
cuatro reinos que a usted deben haberle enseñado desde niño -
Taehyung le miraba incrédulo sin comprender mucho de lo que la
mujer le estaba mencionando-Usted está fuera de los límites de las
cuatro naciones existentes en los mapas.

Taehyung se sobresaltó y le observó con mucho escepticismo -


No...no le entiendo-Y de verdad no lo hacía.

-Que este lugar es un sitio que prácticamente no existe. Muchos sin


embargo lo conocen, pero no pertenece a ninguno de los cuatro
reinos; ni a Gaeul, ni Bom, ni Gyeoul. Y por ende, tampoco al suyo
señor rey Taehyung.

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El monarca le observó entrecerrando sus ojos- ¿Pero....como es eso
posible?

La anciana volvió a reir.

-Mire, tampoco es como que nadie supiese de este lugar,... es solo


que han sido demasiado perezosos para añadirnos a los mapas. Y
bueno, aún más para gobernarnos-le dijo mientras le regalaba una
sonrisa.

Sin embargo Taehyung mantenía su silencio, sin saber muy bien


que responder ante la reciente información.

¿Es que como pudiese ser posible que aquel lugar no haya sido
marcado en alguno de los mapas de su reino?

Y lo más importante ¿Cómo había llegado él hasta ahí?

Por lo que decidió preguntar.

-Disculpe señora Hyejin...¿A cuanta distancia estoy de Yeoreum?-


dijo mientras pasaba un poco de saliva e intentaba calmarse.

La anciana Hyejin se detuvo a pensar para luego continuar


revolviendo aquel estofado y responder.

-Digamos que está más cerca de Gaeul que de su reino señor rey
Kim.

Tragó saliva y de forma efusiva se levantó de su asiento-¡Yo debo


volver lo antes posible a Yeoreum!-la mujer le miró con
enjuiciadora mirada, por lo que volvió a tomar asiento-Lo siento,
yo...es que estoy realmente preocupado, le pido disculpas-Hyejin
asintió-Han sido muchos días y no sé qué pueda estar pasando con
mi gente en este momento.

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-Entiendo muchacho. Pero no creo que sea el mejor momento de...-
Hyejin se vio interrumpida por el chico de castaña cabellera que
ingresaba casi a tropezones con varias elementos entre sus manos
y que procuraba envolver con sus brazos-¡Hey! Hey con cuidado-
hablaba la anciana mientras con sus manos le señalaba al chico que
se calmase para no caer.

El chico dejó aquello que traía sobre la mesa, intentando con sus
dedos indicar algo que Taehyung no comprendió por lo que detuvo
sus señas.

-Le dije a Jungkook que le trajera algunas hierbas y aceites para


que se tome un baño luego de comer-Taehyung miró intimidado a
Hyejin y al chico del cual recién se enteraba de su nombre. E
inconscientemente intento olisquear su propio cuerpo.

Hyejin volvió a carcajear-Tranquilo, no es por su desagradable


olor-agregó. Y el rostro de Taehyung se enrojeció de golpe
sintiéndose muy avergonzado-Ha estado días y noches sin
descansar bien. Esos aceites y hierbas ayudarán a que se relaje y
pueda calentar su cuerpo que debe estar entumecido por el frío. Aun
no sé cómo no ha enfermado.

El monarca cabizbajo asintió con la cabeza, mientras se paralizaba


a observar esos ojos que por lo visto no se habían despegado de él.

Taehyung intentaba no mirarle, pues era un tanto incómodo y sobre


todo con Hyejin presente mientras ellos mantenían esa poco usual
conexión.

-Él en sus dieciocho años de vida, nunca había visto a otra persona
aparte de mí-habló de pronto la anciana con un ligero tinte de
tristeza en sus palabras. Mientras Taehyung le miró, dejándole
entender que no había escuchado lo que dijo -Él....Jungkook...
jamás había visto a otra persona que no fuese yo. Es esa la razón
por la que le ve con tanto asombro.

25
Taehyung desvió nuevamente su mirada hacia el chico, quien
parecía no parpadear frente él.

Su corazón se agitó.

-Entiendo-respondió mientras se ruborizaba y esperaba que la


anciana no se percatase de aquello. Ya que no estaba logrando
controlar a su lobo - ¿Él desde siempre...

-Sí -contestó Hyejin, entendiendo por donde iba aquella pregunta-


Desde su nacimiento. Jungkook sin embargo,... desde cachorro ha
sido un chico testarudo, por lo que nunca aquello ha sido un
impedimento para él-hablaba mientras acariciaba la cabeza del
castaño, quien se giraba sin entender la situación-Es muy
inteligente y perspicaz. Y a veces incluso demasiado entrometido-
la anciana rió-... por lo tanto si le incomoda que él esté demasiado
pendiente de usted...

-¡No!-la anciana miró sorprendida a Taehyung por su reacción y


Jungkook le siguió con la mirada intentando deducir la
conversación entre ellos - Es decir, claro que no me incomoda.

Taehyung nuevamente se enrojeció por lo repentino de sus


palabras. Es solo que su lobo por alguna razón no deseaba que
alejasen al chico de él.

Maldición.

-Bueno....sería lo indicado que comenzáramos a comer antes de que


la comida enfríe-Hyejin hizó ademanes a Jungkook con sus manos,
quien hasta ese entonces había estado perdido mirando a Taehyung.
Comenzó a moverse y buscar loza y cubiertos para disponerlos
sobre la mesa.

-Disculpe Hyejin-habló el monarca un tanto temeroso-Usted iba a


decirme algo antes de que Jung...mmm...Jungkook nos

26
interrumpiera-finalizó tímidamente por haberlo nombrado por
primera vez.

La mujer se dispuso a revolver su olla con un gran cucharon que


sacó anteriormente de uno de los cajones, indicándole a Jungkook
que le pasase uno de los platos para comenzar a servir el estofado.

-Mire...creo que esto es un poco complicado. Tal vez más


complicado de lo que parece para usted en este momento-sirvió uno
de los platos entregándoselo a Jungkook, quien lo puso
cautelosamente frente a Taehyung dándole una fugaz mirada.

-Perdón... pero no estoy comprendiendo-dijo el monarca muy


confundido por las palabras de la anciana.

La mujer terminó de servir los dos platos restantes, por lo que retiró
su delantal y se sentó junto a ambos chicos en la sencilla mesa.

Jungkook casi no pestañeaba mirando al monarca, algo que no pasó


inadvertido por la anciana quien le golpeó la mano para que no lo
hiciese.

-Señor rey Kim Taehyung, yo ya estaba enterada de su


desaparición- mencionó de pronto Hyejin.

Taehyung se sintió aturdido y le miró-¿Qué está diciendo?

La mujer le observó con comprensión-Digamos que yo voy en


algunas ocasiones a la ciudad. Y bueno...allí me he enterado de que
el rey de Yeoreum ha desaparecido. Pero sin embargo,...eso no es
todo-ella bajo su vista hacia el plato de comida-Usted señor rey
Kim...ha sido dado por muerto desde hace días.

Taehyung siempre se esmeró por ser un excelente rey, un excelente


alfa y un excelente hijo. Tal vez inconscientemente queriendo
27
reemplazar aquel rol que su padre tan tempranamente había
abandonado, el siempre procuro por el bienestar de su familia.

Siempre una sonrisa.

Siempre un mamá no dejes de sonreír.

Por eso dolía aún más.

-¡Tú no puedes hacer eso Insung!- dijo la mujer exaltada. Había


irrumpido en el salón de golpe y sin aviso previo de su visita.

Insung quien se encontraba sentado en un gran sillón de terciopelo


azul, tocó exasperado su frente con una de sus manos.

-Lo he hecho ya hace una semana Jiwon-Insung respondió


levantando sus ojos hacia la mujer que le veía con lágrimas
contenidas en sus ojos y su rostro rojo de furia.

-¡Es mi hijo!-respondió ella golpeando con ambas manos el


escritorio, en el cual Insung se encontraba con una gran cantidad
de papeles-¡Él ha desaparecido y acá en Yeoreum no hemos hecho
prácticamente nada!

-¡Hemos dado con el cuerpo desde hace días!- Insung respondió


con disgusto y finalmente poniéndose de pie-¡¿Crees que para mí
fue fácil asumir que Taehyung está muerto?! ¡¿Crees que no siento
impotencia al saber que ha sido asesinado?!

La mujer cayó de rodillas afirmando una de sus palmas sobre el


suelo, mientras la otra la llevaba sobre su pecho y lloró
desgarradamente.

-Mi Taehyung... mi bebé...no puede ser eso cierto Insung.

El hombre se acercó a ella, sintiendo los gélidos pasos resonar


sobre la madera.

28
Su pequeño.

Insung la tomó entre sus brazos intentado sostenerle.

-El...el cadáver que encontramos si bien estaba calcinado...-


respondió silencioso intentando mermar el daño de sus palabras-
...tenía el anillo que usaba desde el día que asumió su función como
rey. No hay dudas Jiwon, es Taehyung.

La mujer sintió su cuerpo helarse, solo atinando a desviar y perder


su mirada hacia las ventanas que dejaban entrar pequeños rayos de
sol.

-Sé que lo sepultaron días atrás, pero...yo me negaba a que fuera


mi Tae. Yo quiero verlo...él debe sentir frío en aquel lugar
Insung....yo debo ir y arroparlo, déjame ir a verlo-dijo Jiwon
tratando de zafarse del agarre de su cuñado.

-Todo a su tiempo Jiwon, lo mejor es que descanses hoy por la


tarde-Insung le miró con comprensión.

La mujer pareció recordar algo en su pequeña enajenación-¿Qué


haremos con Seulgi Insung? ¿Cómo le diremos algo así? Mi
hijo....Taehyung...él era su vida.

-No lo sé Jiwon, sencillamente no lo sé.

Intentaba disminuir el sonrojo de sus mejillas y calmar las


palpitaciones de su corazón.

Pero es que había sido tan bochornosa la situación, que el solo


recordarlo hacían que su lobo se agitara y diera saltos pidiendo
atención.

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Estúpido lobo.

Si por él hubiese sido se habría puesto de espaldas minutos atrás,


exigiendo al chico le acariciara la barriga.

Ridículo.

Es que el castaño había ingresado a la habitación pensando quizás


que estaba desocupada. Buscando algo tal vez. Y jamás
considerando que en su interior encontraría a un alfa de acanelada
piel, ojos miel y dorada cabellera, prácticamente desnudo.

Claro, Taehyung había tomado aquel baño que tanto le había


recomendado Hyejin. El cual le permitió reflexionar acerca de lo
último que le había mencionado la anciana.

Él no podía estar muerto. No podían pensar que lo estaba.

Aquello le hizo pensar en la seriedad del asunto. Y era evidente que


debía regresar lo antes posible.

Pero no era tan fácil. No sabiendo que alguien afirmativamente le


quería muerto.

Y por lo visto lo había hecho creer como tal.

¿Qué sería de su madre en esos momentos?

¿Qué estaría pensando Seulgi de aquello?

Las respuestas le hacían enmarañar sus emociones y pensaba tal


vez no pensar tanto en ello, hasta barajar sus opciones.

Fue así que decidió tranquilizarse un momento, debía despejar su


mente para lograr encontrar soluciones cuerdas y no impulsadas
por la conmoción del momento.

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Y descansado en aquel cuarto, secando su cuerpo luego de aquel
baño fue que Jungkook se adentró sin percatarse de su presencia.

Bueno, hasta que le vio tal cual el día de su nacimiento.

Ninguno de los dos reaccionó de inmediato, quedándose inertes por


breves segundos sin despegar sus ojos encima del otro.

Taehyung comenzó a sentir intensificarse aquel aroma a Glicinas y


a respirar entrecortadamente. Quiso cubrirse pero por algún motivo
su lobo quería mantenerse de ese modo, desnudo frente al chico.

Maldito lobo exhibicionista.

Jungkook le miraba y Taehyung cree haber visto la intención en


sus ojos de acercársele. Pero luego de unos segundos de prolongada
tensión entre ambos, llevo sus manos hacia su boca en un gesto de
vergüenza y salió corriendo de aquel lugar.

Algo que le causo gracia a Taehyung, pese a toda la incomodidad


le había parecido demasiado tierno.

Se dispuso a poner unos pantaloncillos y camisa de color blanco,


la que obviamente le quedaba un tanto reducida de medidas.

Claro, era de Jungkook.

Y olía a él.

Suspirando bajó la pequeña escalera que le llevaba al primer piso,


sin encontrar nadie al interior de la casa.

Por lo que decidido salió a explorar el gran patio de esta. Donde


arboles de diferentes tipos rodeaban la pequeña casa. Los que
debían verse verdaderamente bellos en época de primavera creyó
Taehyung.

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Escuchó unas ligeras risas provenientes de algún lugar. Fue
dándole la vuelta a la esquina de la vivienda, encontrándose la
espalda del castaño quien estaba sentado en posición de loto.

Jugando al parecer con dos pequeñas crías de conejo.

Tierno.

Jungkook se veía luminoso con sus ropas blancas, las que hacían
juego con el par de conejitos que se movían por sobre sus piernas.

Taehyung sintió su pecho palpitar rápidamente, por lo que cerró


sus ojos pretendiendo ignorar las extrañas sensaciones.

Estaba en eso cuando de pronto el castaño se giró hacia él y le miró


con sus azules orbes.

Como si hubiese percatado de su presencia.

El rubio le observó con una mirada y gestos de disculpa, que le


hiciese entender al chico que no había sido su intención interrumpir
su juego.

Sin embargo Jungkook le devolvió la mirada y asintió con una


sonrisa, invitándole con sus palmas a sentarse junto a él.

Taehyung algo tímido y con sus extremidades algo temblorosas


accedió.

El castaño le sonreía mostrándoles los conejitos, tomando uno entre


sus manos y entregándoselo para que le acariciara.

Taehyung con el animalito entre sus manos le devolvió la sonrisa,


fijándose en las bonitas paletitas que poseía el castaño y
encontrándole similitudes con los pequeños conejos.

Bonito.

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Parpadeando varias veces y sacudiendo su cabeza para desechar
aquellos pensamientos.

Jungkook le miró detenidamente y opacó su sonrisa, dirigiendo sus


ojos hacia una de sus manos. Como si de pronto se hubiese vacilado
en sus acciones.

Finalmente levantó una de sus manos, apuntando y tocando con su


dedo índice la nariz del rubio.

Luego la retiró y repitió la acción dos veces más.

Taehyung se mantuvo quieto en su lugar, sin comprender mucho


de que se trataba todo aquello.

-Te está poniendo un nombre-Se escuchó la voz de Hyejin a sus


espaldas-Me preguntó minutos antes como te llamabas, pero él no
conoce el vocabulario como tú y yo lo hacemos. Y bueno, como
solo éramos él y yo, nunca hubo necesidad de que se refiriese a mí
con otra persona. Hace un rato me ha puesto el mío, para poder
nombrarme contigo.

Taehyung se inclinó un poco apoyándose sobre una de sus palmas,


para poder ver a la anciana.

-Me ha llamado así-dijo la mujer, indicándose ambas mejillas con


la punta de sus dedos índices, uno a cada lado de su rostro-Creo
que lo ha hecho por lo pronunciado de mis pómulos -rió a la vez
que le sonreía a Jungkook-¿Cómo te ha puesto a ti?

El rubio miró nuevamente a Jungkook quien se había sonrojado un


poco, pero aun así le continuaba observando con sus ojos azules
pegados en los de él.

-Ha apuntado mi nariz-dijo Taehyung mientras apuntaba su propia


nariz con su dedo y Jungkook asentía sonriente.

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-Debe ser por el lunar que tienes en tu nariz-dijo la anciana con
total naturalidad.

Taehyung sintió sus mejillas arder y su pecho agitarse, quedándose


pensativo.

Jungkook comenzó a hacer gestos hacia él con sus manos, pero el


rubio no le comprendió.

-Quiere que tú le pongas un nombre-dijo Hyejin dedicándose a


colgar un poco de ropa en un tendedero al costado del patio.

-Un nombre...-habló Taehyung, a la vez que veía al castaño


impacientarse y comenzar a tornar sus ojos.

Lo que le hizo reír.

-Si...solo debes escoger alguna característica de él-dijo Hyejin


mientras continuaba en su labor- Hazlo o si no se enojará.

Taehyung sonrío, ganándose la atención de Jungkook quien había


cambiado su comportamiento con aquella sonrisa.

Extraño.

Taehyung le analizaba, mientras el castaño sentía su corazón latir


con mayor rapidez.

Y ese aroma a glicinas.

-Bueno...- dijo Taehyung acercándose hacia él y levantando una de


sus manos-...si él me ha nombrado por mi lunar.....yo...-aproximó
su mano hacia el rostro de Jungkook, mirando sus labios y deslizó
suavemente su pulgar sobre el lunar bajo el labio inferior de éste-
Jungkook, este es tu nombre-habló finalmente , mientras el castaño

34
le miraba absorto en sus orbitas azules y el continuaba acariciando
aquella mancha bajo su boca.

35
CÁPITULO 4

El césped se humedecía a medida que presionaba con su dedo índice el


agua que salía disparada desde aquella manguera. Hyejin le había
ordenado regar el vivero por la tarde, ya que el día había estado
curiosamente caluroso y amenazaba con secar las hortalizas recién
plantadas.

El otoño había llegado precipitadamente y con ello los meses en aquel


lugar, transcurrido aceleradamente.

Meses en los que había obtenido algo de información con respecto a la


situación de su reino. Al cual por consejo de Hyejin, no había intentado
regresar.

Era demasiado arriesgado.

Le habían intentado asesinar.

Creyeron haberlo logrado.

Si aquellas personas sabían que él aún vivía, lejos de su reino y sus


soldados. Podría ser tanto para él, su reino y su familia.

Su familia.

Claro que no les olvidaba.

Por su puesto que les pensaba cada noche antes de dormir. Y cada
mañana después de despertar.

Solo les quedaba confiar en la sabiduría de su tío Insung y la fortaleza


de su madre. Deseando que ésta armara de valor a Seulgi.

Seulgi.

36
Esperaba con esperanza que alguien que pudiese resguardarlo de
regreso a Yeoreum le encontrara. Ya que no podía ingresar a la cuidad,
con la incertidumbre de que sus sicarios se encontrasen en ella.

Pensar en aquello le exasperaba en demasía.

—¡Señor rey Taehyung!—el grito de Hyejin le hizo atizar buscándola


con la mirada—¡¿Podría ir a buscar los huevos al gallinero?!—le dijo
la anciana desde la ventana de la casa.

—¡Esta bien!—respondió él mientras buscaba con la mirada a


Jungkook, quien se encontraba sacando algo de maleza por entre las
hortalizas.

Lo cierto es que durante aquellos meses había aprendido a comunicarse


con el chico. Comunicación que si bien no era perfecta, les permitía
relacionarse un poco más sin necesidad de que Hyejin estuviese
participando de interlocutora todo el tiempo.

Se acercó con sigilo donde el chico y tocó su hombro, indicándole con


sus manos que iría a recoger los huevos de la tarde al gallinero. A lo
que Jungkook asintió y le señaló que le dejase la manguera para que él
continuase con aquella labor.

Taehyung le miró y le entregó el utensilio, rozando ligeramente su


mano con la de él.

La sensación fue electrizante.

Algo que venía sucediendo silenciosamente entre ellos desde que se


comenzaron a acercar.

Algo que Taehyung pretendía ignorar, aun sabiendo el modo en cual el


Jungkook le miraba cada vez que interactuaban.

No quería pensar en cómo le podría estar mirando él.

37
Es que había algo en el chico que Taehyung nunca había percibido.

Y esas sensaciones desconocidas le causaban tanto excitación como


miedo.

Y para Jungkook tampoco pasaba desapercibido, pues sentía su corazón


retumbar sobre su pecho cada vez que el pelirrubio se aproximaba o le
observaba. Además que su cuerpo temblaba y lograba distinguir un sutil
aroma desprenderse del contrario.

Lluvia y tierra mojada.

Pero claro que no lo había señalado, pues al parecer era el único que se
percataba de aquello.

Él jamás había sentido un aroma así en Hyejin.

Y eso le provocaba adictiva curiosidad.

Razón por la cual le continuaba mirando, mientras Taehyung


desaparecía de su visión.

El agua corría por sus pies, ya que sin advertirlo había comenzado a
mojarlos con la manguera. Mientras Hyejin negaba con la cabeza, al
apreciar a su pequeño chico ido en sus pensamientos.

Es que la anciana no era ilusa, y ya desde semanas había reparado en lo


que sucedía entre aquellos dos.

Les había descubierto enviándose miradas en más de una ocasión y a


ella aún le sorprendía la facilidad con la que Taehyung se comunicaba
con el castaño.

Es como si hubiesen desarrollado un lenguaje entre ellos. Ya que si bien


fue ella quien en un principio coopero para que se entendieran, ahora lo

38
hacían como si jamás le hubiesen necesitado. Existiendo incluso
conversaciones que ella no comprendía.

Extraño.

Deseaba pensar que solo a Jungkook le causaba interés el chico, por el


hecho de jamás haber compartido con alguien más que no fuese ella.

Pero era inútil hacerlo cuando a lo que más temor tenía, se estaba
presentando ante sus ojos.

Es que ella jamás le había mencionado a Jungkook acerca de su


condición. Ya que no pensó hubiese necesidad de hacerlo.

Le había condenado a una vida solitaria al igual que ella sin quererlo.

No es que su vida haya sido dolorosa ni en penumbras. Pero si le


hubiese agradado conocer lo que significaba el afecto.

El amor.

Y se sentía egoísta por haber pensado que era lo mejor para Jungkook.

Quien claramente no era beta al igual que ella.

—Acá están los huevos Hyejin—habló de pronto Taehyung, quien


entró a la cocina de la casa y depositó aquello sobre un canasto.

—Gracias señor rey Kim. ¿Le ha costado mucho espantar a las gallinas
esta vez?—dijo la anciana mientras reía, recordando cuantas veces
Taehyung había corrido espantado por los escandalosos cacareos de las
aves.

—Hyejin, ya le he dicho que me diga solo Taehyung. Creo hace ya un


tiempo he dejado de ser un rey—dijo mientras intentaba bromear acerca
de su situación—Y si, solo una me ha picoteado. Pero creo que

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sobreviviré—hizo un gesto simulando fuerza y sonrío—Seguiré
empapando la tierra de las hortalizas. Con su permiso.

La anciana asintió con la cabeza, mientras le sonreía y le seguía con la


mirada.

Jungkook había lanzado agua a Taehyung con la manguera y este entre


risas le hacía cosquillas intentando quitársela.

Ambos habían quedado empapados aquella tarde.

No sabía cómo sentirse.

La angustia le estaba carcomiendo y el llanto le acompañaba cada


noche.

Su cuerpo ya débil, se había empecinado en volverse en su contra.

No tenía hambre. Aún menos sueño.

Y su corazón dolía. Como si algo se hubiese astillado en el.

—Seulgi debes comer. Al menos haz el intento por favor—dijo una voz
que apenas distinguió, debido a que su cabeza no se encontraba atenta
a lo que su cuerpo hacía.

—No...no tengo hambre—casi sin ánimos logro armar una frase


coherente.

—Es que llevas meses sin hacerlo correctamente y tu cuerpo ya ha


perdido bastante peso. Tu sabes que tu más que nadie debe cuidarse y...

—¡Que no tengo hambre Jimin!—su voz saltó temblorosa desde sus


labios y las lágrimas comenzaban a amenazar con caer —¿Es que acaso
nadie me entiende?...claro, nadie lo hace. Ni siquiera Jiwon...
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El chico de cabello rubio guardó breve silencio, creyendo que ella tenía
razón.

Era obvio que ninguna persona lo hacía.

—A él no le hubiese agradado verte de ésta manera...— se acercó a ella


y comenzó a acariciar con su mano su negra cabellera—...tu sabes lo
importante que eras para mi primo y lo mucho que él te quería.

La chica sollozó con rabia y frustración, intentando con limpiar las


lágrimas con la manga de su vestido.

-Si lo hubiese hecho no se habría ido-dijo Seulgi con su voz casi


apagada— Él estaría aquí conmigo...no habría hecho ese estúpido viaje
y...

—Él estaría vivo—completó con sus palabras Jimin—¿Eso piensas no


es así? Que Taehyung estaría vivo si no fuese por su viaje a Gaeul.

La chica solo miró hacia la ventana, sin desear emitir una respuesta a
aquella interrogante.

—Seulgi permíteme decirte algo—él le miró—Estás siendo egoísta e


inmadura.

Ella volteó a verle con sus ojos hinchados por el llanto.

Eso era lo malo de hablar con Jimin, quien al menos se sentaba a


escucharle y comprender su dolor. Pero a costa de sus opiniones llenas
de sinceridad.

Demasiada para su gusto.

—Escúchame...tu sabes que Taehyung hizo esto por Yeoreum. Él


siempre ha tenido esa responsabilidad inculcada desde niño, es una
persona que se debe a su pueblo. Intenta poner otra cosa en su cabeza—

41
Jimin hablaba y quitando su ceño le miraba y sonreía —Tu mejor que
nadie sabes lo obstinado que es mi primo en cuanto al reino se trata.
Además que no solo por eso, también pensaba en el bienestar de su
madre... y el tuyo Seulgi.

Ella al parecer comprendiendo sus palabras bajó su cabeza y comenzó


nuevamente a llorar.

Pero esta vez su llanto se oía a resignación.

—Pero nuestra promesa...él lo prometió Jimin.

—¿Y quién te ha dicho que no la cumplirá?—respondió él con toda


seguridad y ella perpleja le quedó mirando.

—¿Qué quieres decir? Él está...

—Creo que está vivo Seulgi.

Las festividades de fin de año siempre habían sido grandiosamente


celebradas en su reino. Ya que él se encargaba de que así fuese

Haciendo una gran fiesta en el centro de la ciudad, entregando regalos


a los habitantes en navidad y explotando fuegos artificiales en época de
año nuevo.

Cada familia llevaba algo para compartir con los demás. Y si bien no
habían niños, los adultos y ancianos se encargaban de rememorar
navidades de su infancia, las que compartían con todos el grupo que
asistía.

Era hermoso.

Su madre pese a su depresión, se esmeraba en decorar el salón del


palacio. Cargándolo de calidez y añoranza por tiempos pasados.
42
Realizaban una pequeña cena familiar, intercambiándose regalos entre
ellos.

-No sé qué sucede con ese chico que aún no baja-habló la anciana
mientras revisaba la carne asada en el horno de la cocina.

Taehyung rió y se puso a pensar en el dialogo que había tenido con el


castaño días atrás.

Resulta que el castaño se había enterado en la cena de navidad, que


Taehyung cumpliría años la noche antes de año nuevo.

Y Jungkook se había empecinado en regalarle algo, pues el pelirrubio


le señaló que eso se hacía en los cumpleaños.

Pero Jungkook nunca lo había hecho.

E incluso había casi realizado una rabieta frente a Hyejin.

Algo que causo risa en Taehyung.

Es así que se pasó días distanciado de él, reflexionando cual sería el


regalo indicado para el rey.

Y aunque Taehyung le había insistido en lo innecesario de eso. La


tozudez del castaño no le había permitido seguir contradiciéndole.

—Hasta que bajas—habló la anciana a la vez que hacía seña con sus
manos para que el muchacho le viese.

Jungkook venía sonriente con una pequeña cajita entre sus manos. Su
cabello semi ondulado estaba peinado y en su rostro tenía sutiles toques
de maquillaje.

Bonito.

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La anciana le miró de pies a cabeza y simplemente suspiro y se dispuso
a ordenar la mesa.

Los tres habían acordado no celebrar año nuevo y en vez de eso,


celebrar la fiesta de cumpleaños de Taehyung.

Jungkook distribuyó los platos con la carne y ensaladas que la anciana


había preparado.

Mientras Taehyung ubicaba los cubiertos a los costados.

Ambos se miraron y percibieron sus respectivos aromas.

Aunque esta vez Taehyung sentía que el aroma del castaño era más
intenso.

—Ya, sentémonos. Creo que será bueno que comamos luego, si no


queremos que la comida no digiera bien antes de dormir.

Estaba anocheciendo.

Cada uno se sentó en sus respectivos asientos. Taehyung de un lado,


Hyejin frente a él y Jungkook al lado de ésta.

—Muchas gracias por esta comida Hyejin—dijo Taehyung mientras se


disponía a probar el alimento.

El chico observaba el gran alboroto que había en a la cocina de aquel


palacio.

Mañana era año nuevo y todos se encontraban organizando la cena


familiar.

Apreciaba desde lejos su figura, la cual habiendo pasado las horas de


jornada laboral. Se encontraba ahora con vestimenta civil.
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Mirando que se dirigía hacia el patio trasero, le siguió con sigilo. Con
la clara intención de no ser vistos por ojos entrometidos.

La luz de la luna iluminaba todo a su alrededor. Dibujando


hermosamente el perfil de aquella persona.

Su estómago dolía.

Siempre lo hacía cuando se dirigía hacia él.

Comenzó a caminar hacia donde éste se ubicaba y sin querer las piedras
bajo sus pies crujieron. A lo que él giró su rostro y le vio.

—Hoseok, necesito tu ayuda.

Los últimos maderos se consumían en la cocina, brindándoles el calor


necesario para antes de dormir.

Juntos habían compartido la cena con tranquilidad, lavando los platos y


cubiertos posteriormente.

Ahora estaban centrados en Hyejin, quien relatando historias de


infancia provocaba asombro en los dos chicos.

—No puedo creer que haya vivido sola desde hace tantos años—habló
Taehyung, mientras le miraba con ojos muy abiertos frente a ella—
Usted es muy valiente Hyejin, de verdad me ha sorprendido.

La anciana sonrío.

—Bueno, tampoco es algo de otro mundo señor rey Kim. Muchas


personas lo hacen—Hyejin habló sin vacilaciones.

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—Por supuesto. Pero es admirable que lo haga acá, lejos de la ciudad y
entre las montañas.

Jungkook les miraba pretendiendo captar el hilo de la conversación, a


lo que Taehyung movía sus manos para que este comprendiera lo que
entre ellos hablaban.

El castaño asintió.

—Mis padres me prepararon para la vida en este lugar señor rey Kim.
Yo siempre estaba al tanto que nada me haría falta—la anciana tocó el
hombro de Jungkook y le miró enternecidamente—Pero ya luego, me
ha llegado este pequeño saltamontes de compañía y no me puedo
quejar. Al él también le he preparado para sobrevivir en un lugar como
este.

Taehyung afirmó con la cabeza sin querer ahondar en el contexto


familiar de Jungkook. Lo que era evidente le causaba curiosidad, pero
de la cual no haría preguntas y no pecaría de entrometido.

—Bueno, creo que ya es una hora prudente para dormir—la mujer se


levantó de la mesa—Ustedes debiesen hacer lo mismo.

Les miró a ambos y señaló un "vete a dormir" con las manos a


Jungkook, el que aún mantenía en sus piernas la pequeña cajita que
contenía el regalo para Taehyung.

Jungkook asintió con la cabeza y la anciana le miró incrédula, para


luego ingresar a la pequeña habitación en el primer piso de la casa.

Taehyung rio porque había notado que el castaño buscaba la ocasión


para entregarle su presente. El cual cuidaba recelosamente sobre sus
piernas.

"Creo que dormiré también"—Taehyung le señaló con sus manos, con


tal de provocar al otro para que tomé la iniciativa.

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Jungkook abriendo sus ojos desesperadamente, hacía señas con sus
manos en negación—"Aun no"

El pelirrubio se sonrió ante la actitud del chico, respondiéndole


mediante gestos—"¿Por qué?"

Los mofletes de Jungkook se espolvorearon de rosa e indicó algo


mientras tocaba su propia nariz—"Tengo un regalo para Taehyung"

Él le miró conmovido—"¿De verdad?"

Y Jungkook afirmó con un movimiento—"Si"

Taehyung se acercó a él y tocó su propio mentón, apuntando en el


mismo el lugar donde se encontraba el lunar del castaño—"¿Jungkook
quiere dármelo?"

"Si"—el castaño tímidamente asintió y estiró sus manos con la pequeña


caja hacia Taehyung.

Éste le observó, recibiendo el obsequio—"Gracias"

Ambos apreciaron sus ojos y un extraño aroma les envolvió.

Glicinas.

Taehyung abrió cuidadosamente aquel presente, prestándole mucha


atención a los detalles de la pequeña caja. La cual había sido pintada
por flores de muchos colores, que al parecer Jungkook se había
dedicado a hacerlo.

Lindo.

El castaño le miraba expectante, él jamás había regalado algo a alguien.

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Taehyung le había indicado que la fiesta de cumpleaños era un
momento significativo, por lo tanto se entregaban a la persona
obsequios para demostrar aprecio.

Solo pensó en una cosa preciada para él.

—Jungkook esto...—el castaño sin quererlo habló.

Una pequeña y delicada cadena dorada, de la cual colgaba una pequeña


ave.

Taehyung la tomó entre sus dedos apreciándola y a través la imagen de


Jungkook le miraba con afán.

—"Es hermosa"

Eres hermoso.

Jungkook sonrió —"¿a Taehyung le ha gustado?"

—"Mucho"

Taehyung no quiso preguntar de donde la había sacado. Deduciendo


que era un objeto realmente valioso para él.

Luego de aquello ambos se fueron a sus respectivas habitaciones en el


segundo piso de aquella casa, pues el calor de la leña ya se había
apagado y comenzaba a hace frío.

Sin embargo y pese al cansancio, Taehyung no conciliaba el sueño.

Su corazón se mantenía palpitando rápidamente, su cuerpo temblaba y


creía empezaba a sudar frío.

Y todo se debía a la intensidad del aroma a Glicinas proveniente del


dormitorio del castaño.

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Su lobo estaba inquieto.

Se sentó sobre la cama, mientras cubría sus ojos con ambas manos.

No puede ser.

Miró hacia la puerta, la cual se encontraba cerrada y eso le perturbaba.

La distancia con el chico le estaba perturbando.

Contra su propia voluntad se giró bajando los pies a la fría madera, a la


vez que negaba con la cabeza.

Duérmete ya.

Con cautela se levantó y caminó hacia la puerta de la habitación,


girando suavemente la perilla.

¿Qué estás haciendo?

Su cabeza intentaba razonar con su lobo, pero su mano ya estaba


abriendo aquella puerta.

El aroma a Glicinas se acentuó y fijó su mirada en la habitación de


Jungkook. Apreciando que la luz aun estaba encendida y la puerta entre
abierta.

Comenzó a respirar más agitadamente y sus manos se hacían puños, su


cuerpo se negaba a avanzar.

Unos sonidos provenientes de aquel lugar llamaron su atención y


decididamente avanzó hacia la habitación del castaño.

Sus ojos se posaron por entre la obertura de la puerta y su estómago se


apretó de antojo. Pues Jungkook se encontraba sobre la cama, boca
abajo y estimulándose contra las sabanas.

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El chico aun con su pijama puesto intentaba con la fricción, buscar
alguna especie de calma a su estado.

Y Taehyung no se percató en que momento avanzó, cuando ya se


encontraba frente al chico de pie junto a su cama.

El castaño emitía pequeños quejidos sujetando las sabanas con sus


manos, a la vez que sus caderas se movían bruscamente contra el
colchón.

Hasta que percibió un penetrante aroma, que le hizo voltear de golpe.

Lluvia y tierra mojada.

Taehyung le miraba y respiraba violentamente. Sin embargo, Jungkook


llamativamente no sintió miedo.

El castaño quien también respiraba de forma entrecortada, se sentó y le


quedó mirando.

Y Taehyung analizando sus movimientos, se sentó frente a él.

Ambos que tenían sus pupilas dilatadas, se miraban de forma directa a


los ojos. Viendo aquellos orbes profundos y sintiendo su cuerpo
estremecer.

Jungkook se atrevió con el dedo índice de una de sus manos a delinear


el cuello del contrario. Capturando toda su atención.

Lentamente fue bajando su mano por sobre el pecho de Taehyung,


apoyando ya toda la palma y apretando con fuerza la camisa que este
tenía puesta.

El pelirrubio emitió un sutil sonido.

Un gruñido.

50
Jungkook tironeo levemente de la camisa de Taehyung, algo que éste
captó como una petición. Por lo que la retiró, mientras no dejaba de
mirarle.

Taehyung tomó la mano del castaño que había dejado de tocarle y la


puso nuevamente sobre su pecho, esta vez descubierto.

Ambos sintieron la corriente electrica y la calidez del otro.

Y fue en ese momento que Jungkook por voluntad propia, deslizó la


yema de sus dedos por sobre el torso de Taehyung. Bajando
exquisitamente sobre su ombligo y hasta la pretina del pantalón de este.
Movimiento que hizo que Taehyung rompiera sus sentidos y tomara al
chico de la cintura, atrayéndolo de golpe sobre su regazo.

El castaño emitiendo un jadeo, apoyó ambas manos sobre los hombros


de otro. Sintiendo su temperatura y el modo en el que el pelirrubio
temblaba ante su toque.

Ambos se miraron, siendo Taehyung quien en un impulso comenzó a


besar el cuello de Jungkook. Justo en el punto, donde se agudizaba más
su aroma.

Jungkook desconociendo aquel tipo de sensaciones, solo por acto


instintivo se aferró al cuello de Taehyung. Mientras agradables jadeos
se escapaban de su boca e iban a parar al oído del pelirrubio.

En la habitación el aire intenso, delataba que se comenzaban a mezclar


sus aromas.

Y Taehyung solo procuraba aprisionar aún mas contra si mismo el


cuerpo del castaño. Besando, lamiendo y mordiendo superficialmente
el cuello de Jungkook.

A la vez que este iniciaba un suave movimiento de caderas,


friccionándose inquietamente sobre el sexo de Taehyung.

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Fue asi que este último comenzó a simular embestidas sobre sus ropas,
mientras una de sus manos se entrometía bajo la camisa del castaño
tocando su cintura. Y con su otra mano tomaba el rostro de Jungkook,
admirando sus labios entreabiertos y sus ojos cristalizados por la
excitación.

-Omega.

Ambos se observaron comprendiendo sin necesidad de explicaciones,


lo que estaba sucediendo entre ellos.

Ambos tan perdidos en su universo, que prácticamente no sintieron el


estrepitoso movimiento que hizo la puerta golpeándose contra la pared.

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CÁPITULO 5

Llevaba días con un fuerte dolor de cabeza y esta parecía querer


estallarle. Procurando no pensar demasiado, se dedicaba a arreglar
pequeñas averiaciones que poseía la humilde casa, preparándola para
los fríos días de invierno.

Más su naturaleza no le permitía ignorar lo acontecido.

Pensaba en el porqué no se sintió avergonzado aquella noche, ya que


en una situación así debería de estarlo. Sin embargo, todo lo que
sintió fue una inmensa ira contenida.

Es que su lobo amenazaba con enfrentarse a aquella beta, más su


razón le detuvo. Debía conectarse con su parte humana y entender
que se trataba de Hyejin.
La dulce anciana que le había estado cobijando durante todos esos
meses.

No entendía aun el como ese día, había permitido que su lobo tomara
el control de su cuerpo.

Jamas se había sentido de aquel modo.

Jamas había escuchado a su lobo con tanta claridad.

Omega.

¿Cómo antes no se había percatado de aquello?

El miedo había bajado por sus entrañas. Ya que en sus veintiun años
de vida, él nunca había estado frente a uno. Y no sabía el cómo
debiese actuar.

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Desconocía su naturaleza, salvo por pequeñas historias en libros y
una que otra relatada a escondidas por sus maestros. Pero jamas tuvo
la oportunidad de preguntar sobre ello, puesto que esto se guardaba
como una especie de tabú en su reino.

Y el apreciar ese día al castaño tan fragil, mientras rompía en llanto


cuando era arrastrado por la anciana fuera de la habitacion. Le había
dolido y desgarrado profundamente.

Hyejin le explicó que Jungkook estaba pasando por su celo, razón


por la que estaba actuando de esa forma.

Y Taehyung claro que estaba al tanto del celo, él también lo tenía


desde los dieciséis años.

Aun así, desconocía cuanto duraba el de un omega y que


consecuencias traería consigo el pasarlo sin un alfa.

Alfa.

Por mas que intentase no pensar en la situación, era inútil no querer


entender el porqué de su actitud hacia Jungkook.

Su lobo le estaba reclamando.

Maldición.

Él no deseaba causarle daño al chico, por supuesto que no. Pero ese
día Hyejin le había dejado en claro que sus actitudes hacia él podrían
hacerlo.
Y por lo que según palabras de ella, lo mejor sería que Taehyung
tomase distancia de él.

No.

Su lobo estaba en negación y furioso con la anciana e incluso con el


mismo Taehyung. Pero ella tenía razón.

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Él no podía involucrarse con Jungkook, por mas que su lobo
pataleara en su interior. No estando involucrado con alguien mas.

Se lo debía a ella.

Maldita sea.

Su pecho dolía bajo la angustia y las manos le temblaban, por el


deber hacer frente a aquella cruel jugada del destino.

El pensar en la condición de Jungkook esa noche, tampoco le dejaba


mas tranquilo. Ya que Hyejin lo sacó a tirones fuera de la casa,
mientras éste no dejaba de llorar dolorosamente.

Ese llanto había hecho caer a Taehyung de rodillas al suelo, a la vez


que intentaba controlar su respiración y sus manos buscaban
aferrarse de algo mas que no fuese la fría madera.

Sentía sus colmillos asomar y su forma de lobo desear salir.

Fue una lucha consigo mismo, la que debía ganar pues las
consecuencias serían graves y estas jamas sanarían en él.

Sintió el llanto de Jungkook apaciguarse, hasta que solo escuchó


sollozos. Los que percibió alejándose a la distancia.

Una vez calmado, bajó buscandoles a ambos. Debía hablar con la


anciana y aclarar las cosas con el chico. Pidiendo todas las disculpas
necesarias, explicando que lo sucedido también le había sorprendido
a él.

Sin embargo no encontró a nadie en la casa, ni fuera de ella.


Durmiendo aquella noche de forma muy intranquila.

La peor noche.

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Su cuerpo sudaba y una especie de fiebre le había comenzado a
atacar.

Su lobo estaba expresando su molestia.

Le despertaron unos sonidos provenientes de la cocina, a lo que bajó


hasta el primer piso encontrándose con Hyejin quien preparaba unas
infusiones.

Ella le miró de reojo, tampoco sabiendo como enfrentarlo luego de


lo sucedido.

- Estas hierbas deberán servir para bajar esa fiebre y estabilizar tus
emociones. Si, tengo claro que tu cuerpo debe estar resentido por lo
que he hecho - la anciana habló sin dejar de lado lo que estaba
haciendo. Y Taehyung se sorprendió por ser la primera vez que ella
le tuteaba.

Estaba molesta.

Lo podía sentir. Y el también lo estaba con ella.

-¿Donde está él?- dijo sin pensar.

Hyejin le miró por unos segundos - Él está bien. Siempre le envío


lejos unos días cuando se pone así.

Taehyung abrió los ojos sorprendido- Es su celo.

-Si. Pero el debe aprender a controlarlo.

¿Qué?

-El es un niño Taehyung- la anciana se giró hacia él, sin embargo no


le miraba- Jamas se había comportado así y debe ser por él hecho de
haberse acercado demasiado a ti, que eres un alfa.

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Él apretó sus puños. No le estaba agradando esta conversación.

-Es un omega- su voz salió apretada y raposa.-Es natural que tenga


su celo.

La anciana rió y le miró - ¿Y pretendes que te deje pasarlo con él?

-No he dicho eso-

Ella tomó un tazón y puso infusión en este, sirviendolo a Taehyung-


¿Te das cuenta del lugar donde vive Jungkook? ¿Tu sugieres que le
permita pasar su celo contigo? ¿Para qué? - ella le miraba desafiante
y se tambaleó lijeramente. A lo que Taehyung se levantó
rapidamente para sostenerla - ¿Para que luego te marches y le dejes
con un corazón lastimado que nunca curará?

El pelirrubio sintió la rabia de la anciana, por el tono de disgusto con


el que lanzaba sus palabras.

- Por favor sientate - Taehyung sugirió- ¿Te sientes bien?- ella


asintió restando importancia a su repentino mareo- Jamas haría algo
así - Y con eso se refería a ambas cosas. A tomarlo y además
abandonarle.

Hyejin quien se había sentado volvió a reir- Eso es lo que dicen


todos. Pero al final terminan haciéndolo igual.

El pelirrubio sintió resentimiento en sus palabras, por lo que ese día


decidió no responder y solo se dedicó a beber el tazón con infusión
sobre la mesa.

El sabor de ese día había comenzado del modo mas amargo.

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Su figura estoica se apreciaba luminosa en aquel gran salón.
Luciendo una dorada corona que se había instalado momentos atrás,
se preparaba a decir sus palabras.

Y si bien, sus largos años de experiencia le entregaban la calma para


ese momento. Debía meditar muy bien su discurso y mostrarse digno
de aquel cargo tan importante.

-¡Respetados habitantes!- un hombre anunciaba su entrada- ¡Con


ustedes el Rey de Yeoreum...Kim Insung!

Los aplausos y vítores de los asistentes se escucharon en todo el


lugar.

- Querido reino de Yeoreum, les habla Kim Insung- miró a todos


quienes le rodeaban, mientras apoyaba ambas manos en el podium-
Aprecio cada una de las muestras de afecto que han entregado hacia
mi, en este día de coronación. ¿Deberíamos de estar celebrando no
es así? Sin embargo, no puedo sentir felicidad plena sabiendo que
hoy me encuentro en este trono, a causa de la ausencia de Kim
Taehyung-observó de reojo a su cuñada Jiwon, quien se encontraba
sentada a su costado derecho- Mi amado y admirado sobrino, el que
fue cobardemente asesinado desde ya tres meses atrás.

Algunos de los asistentes comenzaron a murmurar, mientras otros


hacían sonidos de compasión.

Jiwon quien se había mantenido con un semblante inexpresivo


durante toda la ceremonia, acercaba una de sus manos hacia su boca
para silenciar sus sollozos. A la vez que su otra mano era sostenida
firmemente por su sobrino Jimin, quien había precenciado toda la
ceremonia de embestidura de su padre.

-Deben saber que mi primer objetivo como rey, será encontrar a los
culpables de tan macabro acto. Es por eso que ya he realizado la
orden para investigar a los reinos vecinos. Ya que estoy seguro que
esto ha sido un motín para hacer caer a nuestro reino, ya que hemos

58
sido blanco de envidia debido a nuestro gran ejercito ¡Queriendo
hacernos caer tomando la joven vida de nuestro monarca!

Todos aplaudían y gritaban exaltados desde sus asientos.

-¡Los haremos caer a ellos uno por uno! ¡Obtendremos venganza por
la muerte de nuestro rey!- agregó cerrando su discurso, retirándose
hacia atrás mientras recibía el saludo de algunos nobles.

-Ha sido un gran discurso padre- Jimin le abrazaba calidamente,


mientras le sonreía orgulloso.

-Iré a la ciudad para traer algunos medicamentos para Jungkook-


habló la anciana mientras ponía sobre su hombro una pequeña bolsa
de tela- Volveré por la tarde.

Taehyung asintió con la cabeza - Ten cuidado- Hyejin alzó su mano


y salió por la puerta.

Aun no amanecía, pero la mujer debía salir antes del alba para
alcanzar a regresar al atardecer.

Se dispuso a hervir agua, se había despertado apenas escuchó a


Hyejin prepararse para salir, ya no tenia sentido volver a dormir.

Además que había algo que le preocupaba y prefería mantenerse


despierto.

Jungkook había regresado días atrás. Con su piel mas pálida de lo


normal, su nariz rosada y su cuerpo preocupantemente frío.

Hyejin le había arropado enseguida, ordenándole a Taehyung


preparase un baño con agua caliente para el chico.

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Su corazón latía angustiado, era claro que su lobo estaba preocupado
por la situación del omega.

Mas tarde Hyejin salía del cuarto de baño, pidiéndole a Taehyung


que le ayudara a subir al chico a la habitación.

La anciana le había puesto el pijama, diciéndole que el castaño se


había dormido apenas se acostó en la tina.

Ella le arropó y Taehyung lo tomó entre sus brazos.

Tan pequeño y tan débil.

Sentía su suave aroma casi apagado. Preocupándole aun mas el gran


calor que sintió al rozar su mejilla con la de él.

Fiebre.

Le dejó sobre el colchón, luchando contra la voluntad de ir a


abrazarle.

Quería tomar su forma de lobo y cubrirle con su cuerpo. Abrigarle y


lamerle hasta que sane.

Sin embargo Hyejin le había dicho que se retirase, agradeciéndole su


ayuda e indicandole que ella se encargaría del chico.

Y así lo había hecho durante aquellos días. Preparando muchas


infusiones para que el chico mejorará. Aun así la fiebre no bajaba.

El sonido de una tos proveniente desde el segundo piso le hizo


desperezar sus ojos.

Jungkook.

Llevaba días tosiendo y practicamente no dormía durante las noches.

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Nadie lo hacía.

Hyejin se levantaba cada vez que le escuchaba y subía a verle.


Abrigandole y calmandole hasta que volvía a dormirse.

E incluso Taehyung una vez y sin lograr contenerse, había ingresado


a su habitación preocupado por la forma en la cual tosía.

Jungkook estaba sentado, apoyando su espalda en el respaldo de la


cama y golpeando su pecho mientras tosía. Tenía sus mejillas carmín
y sus mechones de pelo se pegaban a su piel por el sudor de la fiebre.

Sus ojos se habían dirigido hacia Taehyung, pero su rostro no hizo


ninguna expresión. Al parecer su fiebre no le dió facultades para
reaccionar ante el pelirrubio.

Taehyung quien no notó rechazo en el chico, se había acercado


tomando su forma de lobo y subiendo sobre la cama.

Un hermoso lobo blanco, que ya no podía más ante la necesidad de


cuidar del castaño. Y debido al dolor que el mismo Taehyung
percibía en su pecho, había accedido a dejarle salir.

Jungkook quien respiraba por su boca a raíz de su nariz


congestionada, le miró con sus azules ojos sin muestras de temor y
se aproximó hacia él, apretando sus manos sobre su pelaje. A lo que
Taehyung se acomodó mejor, rodeándole con su cuerpo para darle
calor, mientras lamía su rostro.

Aquella noche habían dormido juntos y curiosamente el castaño no


despertó en todo lo que quedaba de ella.

-¿Has averiguado algo?- Seulgi le dijo sentada sobre una silla


mecedora, cubriendo sus piernas con una ligera manta.

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Su imagen que si bien había mejorado durante los últimos días, aun
lucía enfermiza. La escasa comida que estaba aceptando no le hacía
recuperar su peso, mientras que sus oscurecidas ojeras delataban lo
poco que dormía.

-He hablado con él y me ha dicho que el cuerpo de Taehyung regresó


completamente quemado ese día.

Ella sintió un nudo en su garganta, haciendo puño sus manos -Eso


ya lo se Jimin.

Jimin le miró con lastima. Le preocupaba mucho la situacion de la


chica. Y si bien, el estaba al tanto de la naturaleza de Seulgi. Jamas
le había visto en ese estado.

La lejanía de Taehyung le tenía así, ya que durante toda su vida


habían estado unidos bajo un lazo inquebrantable.

Su madre siendo una omega en etapa de gestación durante el


surgimiento de la extraña enfermedad, había logrado llevar a termino
su embarazo. Sin embargo, ella había nacido con claras
consecuencias de haber sobrevivido a aquello. Siendo una bebé
enfermiza y sin una madre que la alimentase para volverla fuerte.

Su madre habiendo fallecido durante el parto, no pudo hacerlo.

Siendo su padre, un alfa de alto rango militar, quien le había


entregado un carácter firme para valerse por si misma.

La única persona que le valoraba sin mirarle con pena.

La única persona que le adoraba tal cual era.

La única persona hasta que conoció a Taehyung.

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-Sin embargo hay algo- ella le miró con una mirada curiosa- Hoseok
me dijo que ese día Taehyung había viajado con veinte soldados. Él
está seguro de eso.

-No entiendo...

-Seulgi ese día llegaron tres cuerpos calcinados, uno de ellos traía el
anillo de Taehyung...por lo que suponemos era él- ella sólo asintió
dejándole su prosiguiese- Pero también regresaron solo veinte
personas, incluyendo a Taehyung.

Ella entrecerró sus ojos- ¿Qué quieres decir?

Jimin tomó un breve silencio y suspiró -Mira, no es nada seguro.


Pero a Hoseok no se le informó la perdida de ningún otro soldado
aparte de los dos que fallecieron quemados.

-Entonces...

- Falta una persona. O han tenido la perdida de otro militar...cosa


extraña porque no hay registro de aquello - Jimin tomó aire y
concluyó- O podemos tener la esperanza de que la persona que falta
es Taehyung.

Preparaba una sopa en una pequeña cacerola, esperando haber


cortado de forma correcta las hortalizas.

Se había cortado sus dedos ya en dos ocasiones, mientras picaba la


cebolla.

Vergonzoso.

Sorbió del cucharón y pensó que no sabía tan mal, después de haber
utilizado todas las especias que encontró en la despensa de Hyejin.

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Afuera llovía y el solo esperaba que la anciana no se empapara tanto.
Agarrando un resfriado y que las cosas terminasen aun pero que
antes.

Sintió un sutil ruido en la zona de la escalera y vió un pequeño pie


asomarse desde arriba.

Jungkook.

Creyó que lo mejor sería dejar la sopa sobre la mesa y esconderse en


algún lugar para evitar al castaño. Por lo que decidido sirvió el plato
y lo ubico para que Jungkook lo viese al momento de bajar.

Iba caminando hacia la habitación de la anciana cuando sintió un


golpe sobre el suelo.

Se giró sobre si mismo buscando el origen de aquel golpe y encontró


a Jungkook de espalda sobre la madera. Éste al parecer había
resbalado de la escalera y caído.

Taehyung asustado corrió hasta donde él, a la vez que el castaño se


quejaba tomando su cabeza.

El pelirrubio acercándose a su altura, le tomó y sentó, viendo como


salía sangre desde uno de los orificios de su nariz.

Jungkook quien se sorprendió de la cercanía de Taehyung,


avergonzado había mirado hacia otro lugar. Sin embargo Taehyung
lo tomó entre sus brazos, a lo que el chico por inercia se aferró de su
cuello.

Su lluvia y su tierra mojada.

Caminó con él hacia el cuarto de baño y le dejó frente al lavamanos.


Abrió la llave del agua, indicándole a Jungkook que acercará su
rostro a esta.

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El castaño quien lo hizo, sintió la mano de Taehyung humedecida
por el agua sobre su nariz. Mientras veía que el agua que chorreaba
cristalina, se volvía rojo escarlata.

Sangre.

Su cuerpo encendió las alarmas y se retiró bruscamente hacia atras,


gritando un poco mientras hacía aquella acción.

Taehyung sintiendo el olor a miedo de el chico, le señaló con las


manos - "Tranquilo".

Jungkook que goteaba sangre manchando su pijama, respiraba


agitado y le miraba escéptico.

-"Jungkook estará bien"- Taehyung movió una vez mas sus manos
para tranquilizar al chico.

Aun con miedo y unos tintes de verguenza, Jungkook se acercó hacia


él y dejó que terminara de limpiar su nariz.

Una vez terminado, le entregó una toalla para que secase su rostro.
Mientras el limpiaba los restos de sangre que habían quedado en el
lavamanos.

Al darse vuelta se encontró con Jungkook sentando en el borde de la


tina, observando las tablas del suelo.

Taehyung pensó que aquel era el mejor momento. Hyejin no se


encontraba en casa y debía aprovechar su momento a solas.

Se sentó a su lado, mientras se dedicaba a mirar sus propias manos.

Estaba nervioso.

No sabía que palabras que entendiese Jungkook, serian las mas


indicadas para explicar la situación que ambos habían vivido. No

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quería que el chico terminase mas confundido en un principio. Y
tampoco deseaba lastimarlo.

Suspiró y levantó su cabeza dirigiendo su vista hacia el chico,


apreciando dos pequeñas polcas azulinas que le observaban
temerosas.

Jungkook continuaba respirando por su boca y su pecho hacía un


pequeño sonido, resultado del resfriado.

El castaño movió sus manos -"Jungkook siente vergüenza"

Taehyung abrió sus ojos, sorprendido por el coraje del castaño para
iniciar aquella conversación.

No viendo respuesta alguna en el pelirrubio, Jungkook continuó -


"Jungkook siente miedo"

Taehyung comprendió que las sensaciones que estaba


experimentando Jungkook, eran similares a las de él -"Taehyung
también tiene miedo" -Agregó con sus manos mientras le miraba -
"Perdón por asustar a Jungkook"

El castaño asintió -"Perdón por asustar a Taehyung"

Y Taehyung le miró regalándole una sonrisa, que Jungkook


respondió tímidamente.

-"Todo estará bien"- señaló el pelirrubio, mientras se acercaba y


entregaba un gentil beso sobre la mejilla del chico. Quién le miraba
con sus ojos muy abiertos y sentía su rostro enrojecer, al percatarse
de que Taehyung llevaba la bonita cadena dorada sobre su cuello.

Fue este último quien se levantó y señaló -"Ven, vamos a comer"-


dejando al aire una de sus manos, invitación que Jungkook no dudó
en aceptar. Entrelazando su mano con la suya y siguiendo al

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pelirrubio hacia la cocina, donde un delicioso aroma a comida le
esperaba.

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CÁPITULO 6

El viento frío empujaba las desnudas copas de los arboles, dejando


claro que el invierno había llegado para quedarse.

La nieve había comenzado a caer, quemando toda vegetación que le


rodease. Así como congelando riachuelos y cascadas por entre las
montañas.

Y aunque el calor de la cocina brindaba una temperatura


reconfortante al interior de la casa. Taehyung procuraba cubrir
cualquier espacio de esta. Pequeñas rendijas por donde el invierno
deseaba ingresar.

-"Aquí también"- Jungkook le señalo con su dedo índice,


mostrándole un pequeño espacio en la pared.

La verdad es que durante las semanas que transcurrieron luego del


celo del castaño, ambos habían recuperado la relación que tenían.
Antes de aquel incidente en la habitación de Jungkook.

Ninguno de los dos volvió a mencionar el tema, logrando así que las
cosas entre ellos no se tornasen incomodas.

-¡Aahhh!- gritó el pelirrubio a la vez que sacudía su mano y


Jungkook se alarmaba ante la situación.

El castaño con sus ojos azules asustados, se acercó hacia Taehyung


intentando saber que le había sucedido. A lo que este ante la
preocupación de Jungkook, le mostró su mano.

Es que ya habían sido varias las ocasiones en aquel día, en las que
había aplastado más de algunos de sus dedos con el martillo. Sus

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intenciones de colaborar en la casa eran muy grandes, pero su
experiencia en aquello casi nula.

Y sus dedos eran muestra de ello.

Jungkook tomó la mano del pelirrubio entre las suyas, haciendo un


gesto de dolor mientras miraba como su dedo se comenzaba a
hinchar.

-"Taehyung torpe"- dijo el castaño haciéndole señas y frunciendo su


ceño.

El pelirrubio le miró abriendo su boca ¿Acaso le estaba regañando?

-"Jungkook gruñón"- le respondió Taehyung mostrandole la lengua,


frustrándose por ser corregido

Nadie le corregía a él, rey de Yeoreum.


O bueno, antiguo rey.

Rodando los ojos el castaño tomó el dedo lastimado de Taehyung,


mientras movía una de sus manos -"Taehyung porfiado"- diciéndole
aquello debido a que, cada vez que el pelirubio golpeaba uno de sus
dedos, Jungkook le había dicho que se detuviera.

Pero éste al ser testarudo, le había ignorado.

Y el pelirubio se estaba en serio molestando, detestaba que le


corrigieran y a esto se sumaba el dolor intenso que percibía en sus
dedos.

Miró a Jungkook, quien no dejaba de analizar su dedo anular, el


último
que había aplastado con el martillo. El castaño levantó su mirada y
sus ojos azules chocaron con los suyos. Y se sintió aún más
frustrado.

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Fue por eso que decidió decir algo al castaño para contradecirle y no
quedara él como el ganador de su pequeña discusión - "Jungkook
..."- más su insulto quedó en el aire al apreciar como el castaño
llevaba su dedo lastimado a su boca.

La tibieza de aquella sensación sobre su dedo, extrañamente le


calmaba la punzada de dolor. Sintiendo que practicamente el castaño
le había adormecido no solo su dedo, si no que también toda la piel.

Es que así se habían estado comportando durante todos esos días, en


la que ambos no se incomodaban. Sin embargo, Taehyung sentía
miedo de que estuviesen cruzando los límites de la confianza.

Aún así, no tenía intenciones de alejar a Jungkook.

Percibiendo a su lobo mover la cola y dar vueltas en el suelo, cada


vez que se acercaba al castaño.

Sabía que lo que estaba sintiendo era incorrecto, que no debía dejar
que su lobo tomase el control y se comportase como un hormonal
frente al omega.

Él tenía alguien que le estaba esperando. Él tenía una promesa por


cumplir.

Pero no podía evitar que su corazón se agitase y las actitudes del


castaño ante él, poco colaboraban con la situación.

Jungkook era un omega, pero para nada un chico vulnerable o


sumiso. Y aunque el lobo del pelirubio se desesperara por cuidarle,
este era lo suficientemente independiente para cuidarse a si mismo.

Y aquello atraía aun más a Taehyung.

Siempre quienes le rodeaban habían dependido de él, debiendo


actuar como el alfa líder que era desde que aun era un niño y muchas
veces lastimándose así mismo por aquello.

70
Se debía a los demás, eso le habían enseñado. El rey de Yeoreum
debía serio. Convirtiéndose a muy temprana edad en la cobija de su
pueblo, la protección de su familia.

La protección de ella.

Pero Jungkook estaba rompiendo sus esquemas. Causando en él


sensaciones que jamás había experimentado.

Deseando tocarle, lamerle, sentir su aroma y dejar el suyo en él.

Besarle.

Y sabía que para el castaño era igual.

Pues el aroma a Glicinas que desprendía cada vez que estaban cerca,
le hacían concluir aquello.

Aquel aroma que estaba percibiendo en ese momento.

Como atrayéndole.

Jungkook le estaba atravesando con la mirada y él no podía quitar la


suya sobre sus ojos. Mientras sentía la calidez de su boca cubriendo
su dedo, percibiendo su saliva, dientes y lengua rozarle sutilmente.

Su corazón comenzó a latir agitado y su respiración se entrecortó,


cuando vio que el castaño comenzaba a succionar instintivamente su
dedo.

¿Qué intentas omega?

Paso saliva a través de su garganta, dirigiendo su mano libre hacia el


cuello de Jungkook. Justo detras de su oreja, donde su glándula del
olor se encontraba.

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El castaño estremeciéndose por él contacto de Taehyung, tocandole
en aquel lugar tan sensible, abrió su boca liberando el dedo del
pelirubio. Su pecho ardiendo y sintiendo como el aroma del pelirubio
se filtraba por sus poros.

Taehyung sostenía el cuello del castaño con su mano, dibujando


circulos con su pulgar sobre la pálida piel de este. A la vez que este
entrecerraba sus ojos, sentía sus mejillas enrojecer y soltaba un
pequeño jadeo de forma espontánea.

Sonido que fue suficiente para hacer que el pelirubio empujase al


omega contra la pared, haciendo chocar la espalda de este sobre
aquel lugar. Sosteniendolo por la cintura con su otra mano y
aproximando su boca sobre la del castaño, sintiendo su aliento
chocar contra el suyo.

Las sensaciones les erizaban la piel a ambos, hormigueandoles los


labios por el deseo consumir la boca ajena.

Deseo que vio interrumpido por una anciana, quien venía entrando
apresuradamente hacia el interior de la casa.

Acción que hizo que Taehyung soltara de golpe al castaño, girandose


y dando su espalda. Sintiendo su cara quemar

¿En que momento había empezado a hacer tanta calor?

Mientras Jungkook tragando saliva sacudía nerviosamente su


cabello,a la vez que miraba a Hyejin, quien al parecer no se percató
de la situación.

De lo que ambos estaban punto de hacer.

La anciana venía ingresando con su cabello con un poco de nieve y


sus brazos cargados de leños. A lo que Taehyung corrió hacia ella
para ayudarle.

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-Gracias Señor rey Kim ¿Hace demasiado frío no?- dijo mientras
tomaba uno de los leños, abría una de las repisas de los muebles y
dejaba el madero en su interior. Ante la atónita mirada de ambos
chicos.

-¿Quién te entregó esa información? - habló Kim Insung,


escudriñeando con la mirada a su hijo. Al cual al parecer había
desconcertado con aquella pregunta -Fue Jung... Jung Hoseok ¿o me
equivoco?

El joven alfa tembló al oír su nombre, no esperaba que su padre se


atreviese a nombrarlo frente a él nuevamente.

-Padre él...-no sabía que decir, estaba aturdido y no quería


demostrarse débil ante su padre.

No de nuevo.

-No entiendo ¿Por qué Jung me ocultaría algo así?- habló Insung un
tanto intrigado por aquello.

-No lo ha hecho padre- el pelirubio le respondió sincero.

-Es quien está a cargo de nuestro ejército Jimin.

En eso su padre tenía razón. Hoseok era quien decretaba cada orden
al interior de la milicia en Yeoreum , debió haber informado sus
sospechas con respecto a la supuesta muerte de Taehyung a su padre.

-No lo se, quiero pensar que tuvo sus razones para hacerlo. Quizás
quiso esperar a tener una idea clara sobre lo que estaba pasando
papá- le defendio Jimin- Piensa que aquel cadáver traía en anillo de
Taehyung con él, era obvio que debía ser él y todos nos cegamos
ante eso.
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Insung sentado en aquel escritorio suspiró- No lo se Jimin. Todo esto
es muy sospechoso.

Y claro que lo era. Mas él no podría nunca desconfiar de Hoseok.

-Lo se papá. Pero quiero pensar en la posibilidad de que mi primo


estuviese vivo- el pelirubio bajo la mirada, sintiendo escozor en sus
ojos.

Le extrañaba ¿Y como no hacerlo? Si ambos eran como hermanos.


Siendo él siempre un pilar para Taehyung durante su preparación al
trono.

-No quiero que te ilusiones hijo. Tu sabes que independiente de este


nuevo antecedente, las posibilidades de que Taehyung este vivo
siguen siendo reducidas- dijo Insung intentando consolar a su hijo.

-Lo tengo claro papá, pero por el momento creeré en ese mínimo
porcentaje.

Insung le sonrió- De todos modos hablaré con Jung, para que tenga
mi autorización para salir del reino- Jimin le devolvió la sonrisa y
asintió- Por otra parte Jimin, hoy vendrá Sooyoung . No lo olvides.

-Lo se padre- respondió

Como olvidarlo.

Taehyung escuchó como el castaño había salido de la casa, aquel


golpe en la puerta le indicaba aquello. Mientras observaba como
Hyejin descansaba sobre la cama con sus ojos cerrados.

Es que la anciana había caído enferma, luego de comenzar a tener


actitudes extrañas y hacer cosas sin sentido.
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El pelirubio le escuchaba por las noches bajar a la cocina y ponerse
a cocinar. Bajando a ver que sucedía la primera vez que le oyó. Sin
embargo, Jungkook aquella noche había bajado con él y le había
tomado del brazo.

-"Taehyung dormir"- le había señalado el castaño.

Pero éste le había mirado frunciendo él ceño- "Hyejin"- le dijo


mostrándole sus mejillas.

-"Jungkook cargo"-
Jungkook le dice que ya había estado enferma así antes.

-"Taehyung ayuda"- le insistió el pelirubio. El de verdad quería


ayudarle, sabía que la anciana no estaba bien y para él no sería un
problema cooperar.

-"No"- Aun así Jungkook parecía no querer su ayuda, negando con


la cabeza.

-"Quiero ayudar"- le volvió a gestualizar Taehyung.

-"Jungkook puede"- le dijo, besándole la mejilla- "Taehyung


descansar. Buenas noches" - luego de aquello se volteó dejandole
perplejo.

Y el pelirubio no pudo continuar insistiendo. De alguna forma sentía


que Jungkook deseaba cuidar recelosamente de Hyejin, quería
sentirse útil para ella.

Razón por la cual Taehyung intentaba intervenir lo menos posible en


eso, ayudándole indirectamente. Preocupandose de mantener el calor
de la morada, trozando leños, recolectando los huevos y cocinando
para ellos. Sin inmiscuirse mucho en el tema.

Hasta aquel día.

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Donde la anciana no deseaba levantarse y Jungkook tiraba de ella
intentando que se saliera de esa cama.
Y Taehyung intentó ignorarlo, claro que lo intentó. Pero su lobo
empezó a desesperarse y él también, cuando escuchó que la anciana
le hablaba al chico, como olvidando que Jungkook no le oía. A la
vez que el castaño comenzaba a lloriquear producto de la impotencia.

-Dejame dormir ya chico. Quiero descansar- le decía pesadamente la


anciana a Jungkook. Mientras este tironeaba de la pijama de Hyejin.

Taehyung se aproximó hasta ellos, tomando al castaño con intención


se que se detuviese. A lo que este le miró con una mueca entre enojo
y tristeza.

-"Jungkook detener"- le había señalado con sus manos el pelirubio.

El castaño que no se detenía de forzara la anciana, le respondió -


"Taehyung irse"

Estaba enfadado, el pelirubio lo notaba en su aroma. Pero no podía


dejarle ahí, cuando podía dañar a la anciana y a la vez dañarse él.

-"Jungkook detener" - repitió con sus manos Taehyung.

Pero parecía que el castaño no reaccionaría, mi deseaba hacerlo-


"Taehyung irse" - le dijo sollozando con mayor intensidad al ver
como la anciana le hablaba al pelirubio.

-Dejenme dormir por favor, estoy cansada- había dicho Hyejin


mirando a Taehyung. A lo que a éste no le quedó otra opción para
detener la situación.

-Detente omega- le había hablado con su voz de alfa. Su lobo se lo


estaba exigiendo, pero él deseaba evitarlo. Sin saber si el castaño le
escucharía o entendería lo que le estaba pidiendo.

76
Pero los ojos con los que Jungkook le había mirado, parecía que le
había comprendido. Sintiendo como el chico soltaba a la anciana,
mientras le entregaba a él una última mirada llena de amargura y
salía de la casa.

El pelirubio sintió una presión en su pecho. Jamás había utilizado


aquella voz para demandar algo, menos para dirigirse a Jungkook y
temía haber lastimado su orgullo.

Él no deseaba herirlo, lo último que quería era hacer sentir mal al


chico. Por lo que se decidió a ir explicarle sus razones.

Así que decidido fue hacia la cama de la anciana, asegurándose que


estuviese lo suficientemente abrigada. Ya que estaba nevando y el
frío aunque mínimo, ingresaba en el interior de la casa.

Se dirigió a la puerta por donde había salido Jungkook momentos


atrás, tomando una pequeña manta con la que se cubrió para salir.

Y pensó en lo impulsivo que era aquel castaño, ya que afuera una


fría ventisca le estaba quemando la piel. Y aquel chico había salido
sin el mínimo abrigo.

Su lobo se comenzó a inquietar no viéndole por los alrededores de la


casa, intentando olisquear el aroma a enojo que desprendió el castaño
al salir de la casa. Mas este se mezclo con otro, que le daba a entender
que en estos momentos Jungkook se encontraba triste.

Siguió aquel aroma, llevándolo a la humilde bodega de madera


donde albergaban la leña para el invierno, encontrando la puerta
entreabierta.
A la que ingresó silenciosamente.

Le escuchó apenas cruzó el umbral, viéndole sentado sobre el suelo


y con sus piernas recogidas, mientras las abrazaba y escondía su
rostro en ellas.

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El castaño sollozaba sacudiendo sus hombros, demasiado
ensimismado para percatarse de la prescencia de Taehyung. Quién
se agachó a su altura y le atrajo en un abrazo, mientras le cubría con
la manta.

Jungkook sintió el aroma a Lluvia y tierra mojada, deduciendo


inmediatamente de quien se trataba. Levantando la vista y
empujando suavemente a Taehyung, queriendo alejarlo de su cuerpo.

Mas el pelirubio no se lo permitió y le apresó entre sus brazos, a la


vez que sentía los puños de Jungkook golpearle contra el pecho. El
que en segundos dejó de luchar, aferrándose a él y llorando
desconsoladamente.

Taehyung pasaba su mano por la espalda del castaño, intentando que


este calmara su angustia. Le dolía verlo así.

El castaño, quien no dejaba de llorar levantó su cabeza y le hizo


señas a Taehyung - "Jungkook inútil"

El pelirubio aunque percibía la tristeza de Jungkook, negó con su


cabeza entregandole una sonrisa, a la vez que le limpiaba la humedad
de sus mejillas.

El castaño movió nuevamente sus manos mientras tiritaban sus


dientes producto del frío- "Jungkook tonto"

Y Taehyung no pudo evitar reir por lo testarudo del chico, ganándose


una mirada furiosa de Jungkook -"Lo siento"- dijo para que el
castaño bajara sus defensas- "Jungkook fuerte, Jungkook valiente"

Él aludido le miró y negó, intentando secar sus ojos con el sweater


que llevaba puesto.

-"Jungkook bonito"- le dijo el pelirubio a traves de gestos,


observando como el rostro del pálido chico se ruborizaba.

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-"Taehyung mentiroso"- respondió el castaño bajando su mirada, ya
que se sentía ligeramente abochornado.

Sintió como una fría mano del pelirubio le hacía mirale de nuevo -
"Jungkook bonito" - le señaló Taehyung otra vez, soltando su
mentón y explicando con ambas manos- "Bonitos ojos".

Y Jungkook sintió como el pelirubio aproximaba sus labios para


besar sus ojos. Sintiendolos fríos y cálidos a la vez.

Taehyung se retiró y gestualizó nuevamente -"Bonita nariz" -


pellizcandola delicadamente y dejando un beso rápido sobre ella.

El castaño sentía que le estaba estaba costando respirar, su aroma


liberándose inmediatamente y recuperando su dulzor.

Taehyung observó a Jungkook, sintiéndose temblar al igual que el


chico- "Bonita boca"- le indicó, a la vez que deslizaba su pulgar
sobre los labios de este. Trazando su labio superior y bajando hasta
delinear el de abajo.

Y los vellos de su piel jamás habían sido tan sensibles al tacto de


alguien. Sintiendo sus latidos en estado de ebullición, mientras
miraba como Jungkook se perdía en cada una de sus acciones.

El castaño comenzó a respirar aceleradamente, a la vez que mantenía


su mirada fija en aquellos ojos color miel que le apreciaban como si
fuese una presa.

Taehyung se aproximó acercando su boca hacia la del chico,


percibiendo como el aire ingresaba tortuosamente a sus pulmones.

Ambos cerraron sus ojos instintivamente, siendo Taehyung quien se


atrevió a realizar el primer movimiento consiguiendo que chocasen
sus bocas. Moviendo sus labios tan gentilmente, que fue casi
imperceptible la forma en que encerró con ellos la boca de Jungkook.

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El castaño sabía que aquello era un beso, lo había visto muchas veces
en los libros que guardaba con recelo Hyejin.

Suponía que beso era gustar, suponía que beso era amor.

Así que saliendo de su parálisis inicial, quiso seguir aquel beso. Mas
Taehyung se alejó, a la vez que ambos abrian sus ojos.

El pelirubio podía ver lo dilatadas de las pupilas del chico y el como


respiraba agitadamente al igual que él. Percibiendo como su sabor se
había quedado impregnado sobre sus labios.

Sabía que ambos deseaban aquello, sus lobos encontrandose y


revolcandose, jugueteando sobre la nieve. Por lo que fue inevitable
tomar el rostro de Jungkook entre sus manos y hacer que sus bocas
colisionaran nuevamente.

El castaño por reflejo se sostuvo de la camisa de Taehyung,


apretando sus ojos y haciendo puños sus dos manos sobre la tela. A
la vez que intentaba seguir el movimiento de su boca sobre la suya.

Taehyung sentía como el castaño movía su boca torpemente


chocando sus dientes, causando una mezcla extraña de ternura y
deseo, tanto a él como a su lobo. Mientras conseguía apresar el labio
inferior del chico entre los suyos, chupando y sintiendo lo delicioso
que era hacer aquello.

Jungkook soltó un gemido que vibró placenteramente a través del


cuerpo de Taehyung, el que aprovechando esta acción ingresó su
lengua en la boca de este. Y el castaño se estremeció al sentir como
el pelirubio buscaba delicadamente tocar la suya, a lo que este
tímidamente le respondió.

Sus lobos se reconocían y lamían mutuamente, mientras ellos hacían


intentos de no perderse en el sabor del otro. Sintiendo como la amena
calidez de sus salivas mezcladas, abrían paso entre ellos a algo
mucho mas fuerte que sus instintos.

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Taehyung sintió que su lobo estaba afectándose por lo narcótico que
le era el aroma del castaño, sintiendo que debía hacer algo antes que
este tomara el control. Por lo que decidió contra sus impulsos,
romper aquel beso.

Observó como Jungkook le observaba con sus labios intensamente


rosados, resultado de aquel encuentro. Percibiendo como su aroma
se tornaba un poco amargo.

Estaba asustado.

Así que con su corazón palpitandole fuertemente, atrajo al chico


escondiéndole en un abrazo. Mientras entralazaba una de sus manos
con la de él, abrazando y dejandole pequeños besos sobre su
cabellera. Calmando lentamente al lobo del castaño.

Jungkook desde abajo restregaba su rostro sobre el pecho de


Taehyung, brindándoles ambos el calor que necesitaban para
apaciguar sus emociones.

El pelirubio deseaba no pensar en aquel momento, no era lo indicado


para los problemas que traería consigo su arrebatada acción.
Concentrandose en la respiración del chico que le estaba abrazando,
como si no quisiese soltarle jamás.

Y a Taehyung le dolía el hecho de pensar que él estaba sintiendo lo


mismo.

-"Taehyung, Jungkook entrar"- le dijo el pelirubio - "Frío enfermar"-


a lo que Jungkook asintió levantándose, sin soltar la mano su mano.

Ambos caminaron hasta llegar a la entrada, a lo que Taehyung le


soltó para que Hyejin no les viese. Ganándose una mirada llena de
dudas de parte del castaño, quien ya se estaba girando para ingresar.

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Taehyung le tomó de la cintura y lo giró, dejando un beso sencillo
sobre sus labios. Algo sutil, que marcara que para él también fue
importante lo que había pasado en aquella bodega.

Los ojos azules de Jungkook le miraron y se entrecerraron. Él


castaño le había sonreído, comprendiendo su mensaje.

Ambos entraron con sus corazones aun alterados, observando


Jungkook que Hyejin ya no se encontraba en su habitación.

-"Hyejin no está"- le dijo con sus manos a Taehyung. Por lo que fue
decidido a buscar a la anciana al baño.

Interrumpiendo sus pasos al ver que la anciana venía saliendo desde


allí.

-¡Jihyun, Gongyoo! ¡Los estaba esperando!- habló la anciana


mientras sonreía y Jungkook miraba al pelirubio sin entender. A la
vez Taehyung abría su boca, tanto o mas confundido que él.

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CÁPITULO 7

Su pulgar acariciaba tenuemente el dorso de su mano, a medida que


escuchaba la respiración del castaño tranquilizarse.

Los días de invierno estaban acabando y Taehyung lo podía percibir


en la calidez que recibían sus cuerpos en ese momento.

El sol se aparecía por entre las nubes.

Sentía la mano de Jungkook hacer presión sobre la suya,


percatándose que el castaño no estaba muy consciente de aquella
acción. Observándole como este mantenía sus ojos fijos sobre aquel
preciso lugar.

Los días estaban siendo pesados para Jungkook. Días en los que
intentaba hacer una rutina que Taehyung, no estaba muy seguro de
que estuviese haciendo bien al castaño.

Es que muy seguidamente le escuchaba llorar a escondidas, cuando


tal vez creía que nadie le oía.

Pero Taehyung siempre lo hacía.

Y también su lobo, al cual sentía correr desesperado por el deseo de


tranquilizarle.

Aunque el pelirubio no deseaba dañar el orgullo de Jungkook. Ya


que este, a pesar de su conversación en aquella bodega, aún se sentía
ofendido cada vez que Taehyung intentaba ayudarle. De alguna
manera el castaño quería demostrarse a si mismo que era fuerte, no
queriendo mostrarse vulnerable ante el alfa.

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Eso había provocado varios enfrentamientos entre ellos dos. Cosa
que los había distanciado a ellos y a sus lobos.

-¡Jihyun no debes hacer tanto esfuerzo! ¡Tu estado es delicado!-


había dicho la anciana ese día. Mientras permanecía recostada sobre
la cama, la cual habían movido a la cocina para que ella no sintiese
tanto frío- ¡Gongyoo! ¡Ayudale, no seas un desconsiderado! -insitió.

El pelirrubio había mirado a Jungkook, el cual venía entrando a la


casa con leños entre sus brazos.

Taehyung se aproximó hacia el castaño, intentando quitarle algo de


peso, por la carga de madera que llevaba. Pero Jungkook siendo
testarudo, le miró entre enojado y confundido, volviendo a poner los
maderos si mismo, no dejándole que le ayudase.

-¡Gongyoo!-el pelirubio escuchó nuevamente a la anciana y giró los


ojos frustrándole la situación- ¡Te dije que le ayudaras!

-¡Pero si no me ha dejado!- La verdad es que Taehyung estaba


agotado mentalmente. Hyejin les llamaba desde hace días por
nombres que él desconocía y el castaño poco podía ayudarle a
entender la razón. Ya que sumado a eso, la anciana intentaba
comunicarse con Jungkook hablándole, como si hubiese olvidado
totalmente que el chico no le escuchaba.

Aquello tenía muy lastimado al castaño, provocando que explotase


con facilidad a las intervenciones de Taehyung.

Mientras que con el transcurso de la fría estación, la anciana solo


empeoraba su condición. Habiendo perdido el apetito y bajando
considerablemente de peso.

Hyejin ya no tenía fuerzas para levantarse de la cama. Debiendo ser


el castaño quien le limpiaba, lavando su cuerpo con agua tibia y
cambiando paños de tela que esta ensuciaba con sus necesidades.

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La anciana estaba deteriorandose rápidamente. Y el pelirubio sentía
como el aroma de Jungkook se volvía cada vez más amargo producto
de la tristeza.

Pero Jungkook le había estado evitando durante todo ese tiempo,


ignorándole por completo. Y eso a Taehyung y su lobo, le estaban
volviendo loco.

El omega le necesitaba. Ambos lo hacían.

Pero el castaño se negaba a recibir su contención.

-"Jungkook lo siente"- le había dicho el castaño minutos atrás en la


cocina, mientras Taehyung le miraba con lágrimas en sus ojos.

Es que su lobo no lo había soportado más y anteriormente se había


abalanzado a ayudar a Jungkook, cuando le vio intentando levantar
a la anciana que había caído de la cama.

Ambos la pusieron sobre aquel lugar, cubriéndola el castaño con


mantas para que no perdiera calor. Y Taehyung sintió por segundos
un pequeño regocijo en su interior.

Sensación que desapareció fugaz, al sentir como el omega le había


empujado fuertemente, lanzándole al suelo.

Taehyung había percibido la rabia del castaño al observar como se


asomaban sus colmillos.

Omega.

Algo dolió en él. Y había sido tal el impacto de la acción de


Jungkook, que su lobo no había logrado reaccionar ante eso.

Lo había humillado.

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Aún sentado sobre el frío suelo, sintió sus ojos humedecer. A la vez
que escuchaba como el castaño caía de rodillas y comenzaba a
sollozar.

El pelirubio le miró, sus manos quemando por la necesidad


imperante de ir a abrazarle.

-"Jungkook lo siente"- le vio mover sus manos, para luego ponerlas


sobre su el suelo nuevamente mientras sus hombros se agitaban.

El pelirubio sentía el dolor de su lobo, quien se encontraba luchando


contra su propia tristeza.

Entendía que quien había actuado había sido el lobo de Jungkook.


Habiendo este formado una especie de coraza durante todo este
tiempo, deseando protegerse y sobrevivir a la realidad que estaba
enfrentando.

Pero Taehyung sentía temor de estar involucrandose demasiado.

Sin controlar su propia necesidad e ignorando la actitud de su lobo,


se aproximó hasta donde estaba el castaño. Alarmado al observar
como este golpeaba su pecho.

-Ey te estás lastimando- le había dicho por inercia y en un susurro


rasposo que obviamente nunca llegó a oídos de Jungkook.

Sosteniéndole firme entre sus brazos, apreciando como el castaño


movía sus manos -" Jungkook duele aquí"-le dijo, para luego mostrar
aquella zona que había golpeado sobre su tórax.

-Lo sé- le había respondido nuevamente hablando Taehyung,


besando su cabellera y solo primando el él, el anhelo de sostener
aquel dolor que el chico sentía. Una sensación que él mismo conocía
muy bien.

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Sintió como el chico se liberaba de su agarre y le miraba. Aquellos
ojos intensamente azules, teñidos con tintes rojizos que marcaban el
dolor que sentía.

-"Jungkook malo"- le señalo al pelirubio, el que negó


inmediatamente y pasó los pulgares de sus ambas manos, para secar
la humedad de la vista del chico.

-"No, Jungkook asustado"-le respondió Taehyung, para luego


depositar un suave beso sobre la comisura de su boca.

El castaño lejos de sorprenderse por aquello, se sintió cálido.


Tomando una de las manos de Taehyung de forma decidida,
invitándole a levantarse.

Ese simple gesto les había llevado a ambos a aquel lugar. Al que
durante todos esos meses habían mantenido muy curioso a
Taehyung.

Un espacio tras la casa que era resguardado por una gran cerca, la
que se cubría por vegetación y poseía una sencilla puerta sellada bajo
llave. Lo preciso para que Taehyung entendiese, que a aquel lugar
requería de autorización para ingresar.

Permiso que había recibido minutos atrás por parte del castaño.

Ambos ahora se encontraban de pie, aún con una de sus manos


entrelazadas.

El pelirubio apreciaba frente a ellos una especie de altar, con algunas


cintas de colores y unos incipientes brotes de naturaleza, que la
primavera traía consigo.

Percibió como el castaño soltaba su mano, buscando entre su bolsillo


y sacando un pequeño cirio y algubos inciensos que traía consigo
desde la casa.

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Jungkook los encendió y juntó sus palmas en posición de oración.

El pelirubio mantuvo un respetuoso silencio, solo escuchando como


las aves trinaban a lo lejos. Podía deducir de que trataba todo eso,
pero no quería incomodar a Jungkook en aquel momento que sintió
especial. Y agradecía que lo compartiese con él.

El castaño se inclinó hacia él mostrando con su mano su vientre -


"Jungkook, mujer tuvo. Mujer aquí"- le dijo a Taehyung, pero este
no comprendía muy bien lo que le quería decir-"Mujer cielo,
estrellas."- le había nuevamente insistido.

El pelirubio le observó, pretendiendo hilar cada palabra. Para luego,


ver como el chico hacía un gesto entre sus manos, como meciendo a
un bebé.

Mamá.

Y Taehyung asintió, entendiendo lo que intentaba decirle el castaño.


Ambos estaban de pie, frente a la tumba de la madre de Jungkook.

-"Jungkook, Hyejin. Siempre solos"-le indicó con sus manos el


castaño, mientras sus labios comenzaban a temblar- "Hyejin cuidar
Jungkook" -el omega estaba angustiado, apretando una de sus manos
contra la otra nerviosamente. Y Taehyung sentía como el castaño
parecía desmoronarse frente a él -"Jungkook duele, siente miedo.
Jungkook solo".

Y para el pelirubio fue inevitable aferrarlo a él, oliendo la amargura


de glicinas secandose sobre su cuello. Él entendía aquel sentimiento
doloroso de perder a alguien, aunque era muy pequeño en aquel
entonces, recordaba claramente la muerte de su padre.

Pero él siempre tuvo quienes le sostuvieron. Aquellos que se


preocuparon de entregarle todo lo que su padre no había tenido la
oportunidad de darle. Y aunque Taehyung sabía que su ausencia

88
jamás podría reemplazarse. Sabía que sin sus pilares, habría caído
facilmente.

Pero Jungkook no tenía a nadie fuera de la anciana. Hyejin era


prácticamente su madre, quien le había enseñado todo lo que él sabía.
Y si bien, el omega intentaba demostrar una fortaleza que Taehyung
no hubiese esperado ver en alguien de su condición. Éste sabía que
al partir la anciana, el castaño sin poder evitarlo se rompería.

Y Taehyung no permitiría aquello. Ni él, ni su lobo lo soportarían.

-¿En cuanto tiempo más saldrás?-le dijo el chico de rubia cabellera,


sus palabras casi silenciosas en aquel lugar del castillo.

La noche paseaba su oscuridad a las afueras de aquel ostentoso sitio.


Manto que servía para cubrir de miradas, ese pequeño encuentro
furtivo entre los dos alfas.

-Supongo que en unas horas más- respondió el alfa pelicastaño, a la


vez que ordenaba elementos utiles para su viaje.

-¿C-cuantos van contigo? -le respondió un tanto dudoso,


pretendiendo no incomodar al alfa.

-Solo dos soldados. Los justos para no levantar sospechas.

Hubo un silencio breve en el lugar, que parecía querer cortar la


tranquilidad de aquella conversación.

-¿Serán s-suficientes? -el rubio vaciló -Q-quiero decir...t-tu sabes es


peligroso y no sa-saben con que se encontrán y....

-Estaremos bien Jimin. Lo estaré- el alfa le sonrió gentilmente,


mientras continuaba organizando todo lo necesario.
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-Mi padre piensa lo m-mismo, sin embargo yo...estoy p-preocupado
Hoseok- le dijo sintiendo que tiritaban sus labios.

El alfa frente a él suspiró- Es porque es lo mejor Jimin y él lo sabe.


Se necesitarán muchos hombres acá, los reinos están entrando en
conflicto y debemos proteger Yeoreum.

El rubio se giró hacia la ventana de aquel lugar, observando las


constelaciones que adornaban el despejado cuadro del cielo- N-no
quiero que nada te suceda- Jimin sentía sus ojos ezcoser y su
garganta doler- Si y-yo me entero de q-que algo te ha p-pasado, yo...

-Nada de eso acontecerá -Hoseok le miró, aquel joven alfa de


espaldas a él le parecía tan vulnerable.

Jimin bajó su mirada hacia sus manos, apreciando el luminoso anillo


que destacaba en una de sus manos- Ayer fuimos con mi padre donde
Sooyoung.

La madera del suelo crujió tras del pelirubio, como si el chico


espaldas a él hubiese frenado sus pasos.

-Lo sé- respondió. Un desgarro produciensose sobre el pecho de


ambos.

-N-no estoy seguro cuando será- el pelirubio tragó saliva, sintiendo


como sus mejillas se mojaban de la salinidad de sus lágrimas- T-tal
vez antes que regreses o...tal v-vez d-despues.

-Lo se- volvió a responder el Hoseok, mientras sus manos se ataban


en puños. Casi no soportando aquella situación, sintiendo que el aire
se atascaba en su tórax -Volveré con Taehyung, lo prometo Jimin.
Ahora debo irme, permiso de retirarme alteza-dijo para luego
inclinar su cuerpo en reverencia, sin esperar respuesta y dirigirse
hacia la salida.

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Aquella acción provocó que el rubio soltara un sonoro sollozo, que
hizo que Hoseok se volteara hacia él, viendo como Jimin le miraba
con sus ojos cubiertos de lágrimas.

Lágrimas que él mismo sentía sobre su rostro.

Acortando la distancia entre ambos y tomándole con tal necesidad,


que casi no percibió el primer roce de sus labios al tocarse. Solo
sintiendo el sabor de aquel alfa al que tanto amaba, sobre la candidez
de su boca.

Un pequeño niño de cinco años, ojitos azules y cabellera castaña


corría por entre las flores.

Su pálida piel mezclandose hermosamente con la gran cantidad de


colores presentes en aquel campo.

Su pequeño corazón latiendo firme de felicidad. Adorando cada


destello de vida presente en ese tan resplandeciente lugar.

Sus manos se golpeteaban sutilmente con la vegetación, la que iba


tocando a medida que su cuerpo se hacia camino a través de la
estepa.

Achinaba sus ojitos, mientras carcajadas huían desde su garganta


para perderse por entre el eco de las montañas.

El aroma era exquisito, debido al mar de flores que le rodeaba.

Una que otra a la cual también se había atrevido a saborear en su


paladar.

Un pequeño niño curioso que descubría el mundo en todas las


sensaciones que este le podría dar.

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Perdiéndose en aquel mundo, con sus aún cortas piernas
difuminandose por entre la hierba.

Y a pasos torpes deslizándose sobre el suelo, hiriendo sus palmas y


rodillas.

Su llanto no se hizo esperar, angustioso y reflectado por el eco en


ese gran valle.

-¡Aah Saltamontes travieso!-exclamó una anciana mujer. La que no


le había despegado sus ojos de encima, mientras el pequeño niño
corría por el campo, ajeno a cualquier peligro.

El niño que no dejaba de llorar, movía sus manitos y miraba a la


mujer-"Duele mi"- dirigiendo su mirada asustada a su rodilla
izquierda, de la cual comenzaba a salir un poco de sangre producto
de la herida recién hecha.

-"Tranquilo. Poco dolor. Se irá"- le señaló la anciana mujer,


pasándole una idea por la cabeza para distraer la conmoción del niño.
Apuntando su dedo indice hacia la rodilla de este e indicando-
"Dolor"- y luego apuntó hacia diferentes flores de color rojo-
"También flores bonitas"- el niño asintió, sopesando su llanto -"¿Qué
más?"

El pequeño castaño frunció sus cejas reflexionando, para luego


señalar con sus pequeñas manos -"Fuego"

-"Sí, también calor. Cálido" - la mujer esta vez apuntó hacia abajo,
donde el niño se encontraba sentado -"La hierba del campo ¿qué
más?

El pequeño niño parpadeaba buscando ideas en su cabecita-


"Árboles, hojas. Musgo. Insecto. Naturaleza"

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La anciana le sonrió -"Exacto, la naturaleza ¿verdad?"-la anciana
miró entonces hacia el cielo y lo apuntó con su dedo-"Cielo ¿qué
mas?"

El niño miró hacia su alrededor y señaló -"Río. Agua. Frío"

-"¿Frío no es así?- señaló la mujer y el niño asintió - "Pero también


tus ojos, saltamontes".

El abrió formó una "o" con sus labios, sorprendido de aquel sencillo,
pero a la vez grandioso descubrimiento. Para luego reír mostrando
sus dientecitos pequeños.

El dolor de su herida se había ido.

Sintió su cuerpo cálido y casi inmovilizado entre dos brazos que le


apresaban. Sus ojos se abrieron lentamente, ardiendoles por
segundos a medida que se adaptaban a la luz.

Frotó su nariz sobre el pecho del alfa, relajandole aquel suave aroma
que desprendía de él. Juntos se habían dormido abrazados, sentados
sobre una manta apoyandose en una de las paredes de aquella cocina.

Dirigió su mirada hacia arriba, observando la cincelada mandíbula


de Taehyung. La que decidió tocar delicadamente con la yema de sus
dedos, sin intención de despertarle.

Jungkook podía percibir la belleza de aquel pelirubio, formándose


cosquillas sobre su estomago cada vez que le veía, le olía o incluso
le pensaba.

El castaño retiró los brazos del alfa, los cuales habían estado
abrazando su cintura durante su sueño. Dejando un beso sobre la
quijada de este, para luego levantarse y cubrirlo con una de las
mantas.
93
Sonrió al ver como Taehyung buscaba su cuerpo aun medio
dormido.

Aun con sus piernas adormecidas giró su cuerpo, buscando con su


mirada a Hyejin, percatándose que ella le entregaba una tenue
sonrisa desde su cama. Su espalda semi apoyada sobre un floreado
almohadón.

Se aproximó hacia ella, apreciando sus manos sobre la ropa de cama


y decidiendo tomarla entre las suyas.

Las manos de la anciana se sentían frías y Jungkook pensó que su


cuerpo también podría estarlo, por lo que decidió subir sobre la cama
con cuidado de no lastimarla. Y así entregarle algo de su propio
calor.

Ella lo miraba acurrucado sobre sus piernas, mientras besaba sus


manos, percibiendo la calidez de su cachorro.

Porque eso era. Jungkook era su cachorro luego de que Jihyun


falleciera.

No lo había pretendido así.

Su naturaleza beta jamás le había permitido imaginarse en un


escenario como ese. Y más aun, aquella soledad que llevaba marcada
sobre ella desde que era una niña.

Pero aquel castaño había hecho florecer en ella sentimientos que


pensó no poseer. Nunca había compartido su espacio con alguien, su
comida o su aire. Siempre en su mente era nadie mas que ella como
primordial importancia.

Pero Jungkook siendo aun un bebé, tomó aquel único puesto en su


vida, convirtiendose en el protagonista principal de ésta.

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Sus manitos pequeñas se habían aferrado a ella aquel día, donde un
cumulo de flores se posaba sobre la tierra recién removida. Sus ojos
azules aún enceguecidos por la luz de aquel nuevo mundo, la
invitaban a sostenerlo y enseñarle todo lo que fuese posible.

A hacerlo fuerte. Capaz de enfrentar cualquier dificultad sin sentir


miedo.

Eso le hizo sentir temor, sobre todo cuando con el pasar de los meses
se percató que algo en la condición del bebé no andaba bien. No
reaccionando a su voz cada vez que ella le hablaba.

Jungkook no la oía y no lo haría jamás.

Debiendo crear entre ellos un lenguaje que no se basara en sonidos,


si no que en gestos.

Hyejin no pensó que lograría aquello. Sintiendo mucho temor a que


él se dañase, no sabiendo como enfrentar un mundo preparado para
personas que poseían la facultad de escuchar.

Sin embargo el chico era mas valiente de lo que ella creía. Viendo
cada vez como la fragilidad de su cuerpo, crecía como una bella flor
en el campo libre.

Silvestre, sano y fuerte.

Jungkook se había convertido en un adulto con habilidades igual que


cualquier otro. Preparado para desenvolverse como el omega
valiente que era.

Y aunque la anciana se arrepentía de no haber conversado con el


chico, acerca de lo que involucraba ser un omega. Confiaba en que
Jungkook fuera lo suficientemente inteligente, para que no permitir
que ningún alfa se aprovechara de su inocencia.

95
Pero estaba al tanto de los nacientes sentimientos del castaño hacia
aquel chico. Podía notarlo por como este se comportaba desde el
primer día en que los encontró en aquel campo.

-¿Te estás enamorando no es así?- le habló con su voz muy cansada.


Jungkook la vio mover sus labios, sintiendo como ella le acariciaba
el rostro con una de sus manos.

El castaño cerró sus ojos, percibiendo como su pecho dolía, por la


sensación de despedida que sentía sobre él.

Inevitablemente comenzó a sollozar. Apretando la mano de la


anciana que se posaba sobre su rostro.

-No llores - le dijo ella - Eres demasiado joven para lastimarte de ese
modo.

Sin embargo Jungkook no afianzaba su agarre, abrazándole ahora las


piernas y hundiendo su rostro en las mantas de la cama.

La anciana sintió el suelo crujir y pudo ver la imagen del rubio alfa
de pie junto a su cama. Su rostro mostrando angustia y preocupación.

-Este saltamontes es un chico especial- dijo Hyejin sin dejar de mirar


a Jungkook, aunque sus palabras claramente iban dirigidas a
Taehyung - Es terco y cabeza dura. Pero es demasiado inocente.
Nunca ha ido a la ciudad. Nunca ha viajado mas allá del valle- el
pelirubio la miraba sin saber como responder- Necesito saber que no
estará solo. Necesito saber que mi hijo no sufrirá mi partida - habló
con sus ojos volviendose cristalinos.

-No le dejaré sólo- Taehyung la miró asintiendo, en un gesto de total


respeto- Lo prometo.

Ella cerró sus ojos, moviendo suavemente su mano hacia el rostro


del castaño, indicándole su se girase hacia ella.

96
Jungkook quien lloraba con su respiración agitada, la observó viendo
como esta de forma dificultosa movía sus manos -"Volare a las
estrellas"- el castaño negó con la cabeza mientras un fuerte ruido de
llanto explotaba desde su garganta - "Es tiempo"

-"Duele" - le dijo él, sintiendo como la mano de Taehyung se posaba


sobre su espalda.

-"Dolor pasará. Tú fuerte"- le señaló, recogiendo la mano de


Jungkook y acercándola a su boca para besarla suavemente. El
castaño la vio llevar su propia mano hacia su pecho. Para luego
dejarla sobre el suyo-"Te amo. Por siempre"

Jungkook apretó sus ojos, realizando la misma acción que Hyejin -


"Te amo. Por siempre"- para luego recostarse nuevamente sobre las
piernas de la anciana, mientras sostenía una de las manos de ella
entre las suyas y aspiraba su aroma. Sintiendo como poco a poco esta
detenía su respirar.

97
CÁPITULO 8

La brisa fresca de la tarde ingresaba tenuemente por la ventana, la


que debido al radiante sol de aquel día, se encontraba abierta.

Agradecía aquello. Pues disfrutaba sentir de la pureza del aire, un


pequeño privilegio que no siempre se podía dar.

Sus manos reposaban sobre la gran cama, manteniendo su cuerpo


abrigado por gruesas mantas. Ya que aunque los días más crudos de
la fría estación ya habían quedado atrás, su delicado estado de salud
no le permitía ningún descuido.

Su largo cabello azabache caía sobre sus hombros, resaltando su


pálida piel oculta tras su camisa de dormir. Mientras una irónica
sonrisa se acomodaba en sus labios.

-No era necesario que usted trajese mi comida- dijo la chica desde la
cama, observando como la mujer ingresaba con una bandeja de
comida. Una sopa liviana, fruta fresca y una tostada con mermelada.
Alimentos que claramente no consumiría en su totalidad.

La mujer puso la bandeja sobre un elegante velador, ubicado a uno


de los costados de la cama. Entregándole la sopa sobre las manos de
la azabache.

-Tomala. Debes consumirla antes de que enfríe, calentará tu cuerpo.

La chica la recibió un tanto recelosa, acomodándola sobre sus


piernas.

-Solo debió ordenar a Sarang que viniese a dejar mi cena- insistió la


chica- No tenía porque molestarse.

98
-Para mi no es una molestia Seulgi- habló determinada la mujer,
mientras caminaba hacia la ventana y se detenía a observar la
hermosa vista de la cuidad, apoyando una de sus manos sobre el
marco de madera.

La chica movía la cuchara revolviendo la sopa sobre la delicada


vajilla, aplazando el momento de tener que ingresar el alimento en
su boca.

-No es necesario que actúe conmigo Jiwon. Taehyung ya no está para


que lo haga.

La mujer se giró hacia Seulgi frunciendo las cejas- No se a que te


refieres.

La chica sonriendo le miró, deteniendo el movimiento de su mano


sobre la sopa-Se que no le agrado Jiwon. Lo se desde que era una
niña.

Y claro que lo sabía. Siempre que se acercaba a jugar con el


pelirubio, la mujer intentaba que el chico le envitara. Y sin
comprender mucho aquello, ella solo decidió ignorarlo con el pasar
de los años.

Pero ya no era necesario.

-Eso no es así. Siempre te he tenido mucho aprecio cariño- dijo


Jiwon con total sinceridad, acercandose a la cama donde estaba la
chica, manteniendo una distancia prudente para no incomodarle.

La azabache rio burlescamente- Pero sin embargo ¿es diferente al


pensarme como la pareja de Taehyung verdad? A usted no le agradó
cuando nos comprometimos.

Un agudo silencio atravesó la habitación. La mujer no quería


lastimar a la chica, jamás deseó hacer algo así.

99
-Seulgi cariño, nunca he querido que te sintieses de tal modo.
Creeme que estoy al tanto de lo mucho que Taehyung te apreciaba.

-¿Aprecio?- dijo la chica, a la vez que dejaba el pequeño plato


nuevamente sobre la bandeja-Taehyung me amaba- su voz sonando
amarga y dura-¿Es por que estoy enferma cierto? P-porque una
mujer enferma jamás podría hab-ber hecho feliz a su hijo ¿E-eso es
lo que piensa no es así? - le dijo ya sin contener las lágrimas que
caían con rabia desde sus ojos.

La mujer no sabía como debatir aquello. La chica tenía mucho de


razón en sus palabras.

Es que Jiwon tenía miedo. Taehyung siempre había sido demasiado


dedicado a los demás, pasando muchas veces por encima de sus
propios sentimientos. Y siendo tan joven, ella sentía temor de que su
hijo estuviese confundiendo amor con compasión.

No era que dudara de que Taehyung sintiera real cariño por la chica.
Pero no deseaba que su hijo se equivocara, tomando una decisión
apresurada que de paso dañara a Seulgi.

Conocía las condiciones de la azabache, estando al tanto de como


sufría día a día debido a su enfermedad.

-Eres una mujer muy fuerte Seulgi, mi hijo estaba orgulloso de eso-
Jiwon le dijo mientras la abrazaba y besaba su cabello. La mujer
había acortado la distancia, al observar como la chica se quebraba
frente a ella-No importa lo que haya pensado yo, ni lo que hubiese
deseado. Mi Tae te escogió por alguna razón Seulgi y se que lo ha
hecho con toda la honestidad de su corazón.

La chica era sostenida por los brazos de la mujer, sin en ningún


momento detener aquel llanto que había guardado dolorosamente y
por tanto tiempo en ella.

100
Y es que la tristeza dolía en todo su cuerpo, amenazando con
desgarrarle la piel. Solo manteniéndola a salvo aquella única
esperanza que le hacía vivir. Aquella pequeña luz que le permitía
respirar. Aquel firme anhelo de volver a ver a Taehyung.

Miraba hacia abajo, apreciando como sus pies se mecían desnudos


en lo alto de aquel árbol.

Su cuerpo reposaba tranquilo, mientras sentía como los últimos


rayos del sol le calentaban las mejillas.
Es que llevaba días en aquella rutina.

Habiendo acabado el frío, había retirado de su cuerpo la ropa gruesa


que tanto le incomodaba, dedicándose a caminar descalzo sobre
aquel valle que tanto le encantaba.

La sensación de permanecer ahí le hacía sentir cálido, pues se sentía


cerca de ella.

Es que el pelinegro había decidido que la anciana quedase en aquel


lugar, ya que siempre este había sido el pequeño espacio de ambos.
Amandolo y disfrutando de su belleza cada vez que podían.

Cada mañana tomaba algo para comer durante el día, corriendo luego
hacia aquel valle. Como si ella le estuviese esperando y le regañara
si es que llegase tarde.

Allí pasaban sus horas tan rápidas, que no se percataba del momento
en el que ya el cielo comenzaba a oscurecer. Debiendo volver a casa.

El castaño suspiró mientras colocaba ambas manos bajo sus muslos,


apoyando sus palmas sobre la rugosa corteza del árbol.

Y es que estos días habían sido extraños para él. Hyejin ya no estaba
en casa y de alguna forma él sentía como si no perteneciese a aquel
101
lugar. Detestando los espacios vacíos que había dejado la anciana en
ella.

Intentaba que aquello no le afectara, bloqueando todo lo que le


pudiese recordar a Hyejin.

Incluido Taehyung.

Es que los días que llevaba viviendo su luto, prácticamente no se


había relacionado con el rubio. Aun cuando muchas veces sintió que
necesitaba de un abrazo de este. Su cuerpo le estaba pidiendo
distancia, necesitando de un espacio de soledad para tranquilizar a él
y su lobo tras la dolorosa perdida.

Y Taehyung tampoco había hecho demasiado esfuerzo en acercarse.


Tal vez con la inseguridad de que el chico se sintiese agobiado,
consiguiendo que se distanciara aun mas de él.

El castaño talló sus ojos resignado a ya marcharse de aquel lugar.


Sintiendo un pequeño cosquilleo bajo uno de sus pies. Abriendo sus
ojos y encontrándose con una rubia cabellera que le miraba sonriente
desde abajo.

Taehyung le hacía cosquillas con una pequeña rama con hojas, a la


vez que mostraba su característica sonrisa cuadrada al castaño.

Jungkook sin poder evitarlo, le devolvió la sonrisa. A la vez que


negaba, intentando quitar su pie del alcance de Taehyung.

El pelirubio al darse cuenta de las intenciones de Jungkook, dirigió


las cosquillas hacia su otro pie. Consiguiendo que el castaño se
retorciera carcajeando, por la ansiedad que le provocaba aquello.

Bonito.

102
Taehyung disfrutaba ver sonreír al chico, llevaba semanas de no
apreciarlo de ese modo. Y su lobo agradecía haber conseguido sentir
su risa.

Jungkook continuaba riendo cuando se tambaleó desde el borde del


árbol. Por lo que el pelirubio alarmado, detuvo sus movimientos.

-"Cuidado"- le dijo Taehyung con sus manos, a lo que el castaño dejó


de juguetear con él-"Ven"- Jungkook le miró un poco curioso, al ver
que el chico le apuntaba su espalda- "Aquí"- volvió a insistir.

Dudoso se apoyó de la orilla del árbol, deslizándose de forma lenta


para no caer de golpe contra la espalda del rubio.

Taehyung sintió los pies del castaño acomodarse a ambos lados de


su espalda, mientras percibía que bajaba y apoyaba su pecho contra
su espalda. Sosteniendo sus piernas, ubicando sus manos bajo los
muslos de este.

El castaño no logró evitar sonrojarse debido a aquello, aun mas


cuando el rubio giró su rostro hacia atras, para observarlo y sonreirle
felizmente.

Su corazón latió ferozmente, avergonzándose y esperando a que


Taehyung no sintiera como retumbaba contra su espalda.

Sus manos que se afirmaban de los hombros del rubio, fueron


tomadas y entrelazadas una con la otra. Quedando cruzadas justo
bajo el cuello de Taehyung. De alguna forma este lo quería sentir
mas cerca de él, demostrandolo a través de aquel gesto.

El alfa comenzó a correr con el chico sobre su espalda, causándole


risas a ambos. Sintiendo como su pecho se abrigaba placenteramente
en una mezcla de emociones. Todo esto al percibir como el aroma
del castaño que días atrás se sentía amargo, poco a poco olía
hermosamente dulce otra vez.

103

La noche caía fría sobre las montañas, ocultando todo ante ella
debido a la falta de luna. Escuchándose a lo lejos, el aullido de lobos
alfa que resguardaban los límites de sus propios reinos.

Calentaban su cuerpo con la fogata improvisada sobre la hierba,


siempre atentos a la presencia de extraños por entre el bosque.
Preparando una tienda de campaña, para lograr pasar la noche en
aquel lugar.

-General Jung, usted descanse. Nosotros reguardaremos el


perimetro- habló uno de los dos alfas que tenía a cargo en aquella
misión.

-Es mejor que hagamos turnos, no pretendo que estemos agotados


frente a un posible ataque. Mas sabiendo en las condiciones que nos
encontramos- le dijo dejando su armamento a uno de los costados de
la tienda.

Es que era evidente, que las semanas en que llevaban viajando en


busca de señales que dieran con el paradero del monarca, los tenía
fatigados. Sintiéndose muchas veces decepcionados, ya que sus
planes no estaban funcionando según lo estipulado.

Durante el camino recorrido, debían dar con alguna pista que los
llevase a algún lugar en concreto. Un respaldo que indicase que Kim
continuaba vivo. Sin embargo, solo deambularon sin rumbo y sin
encontrar rastro alguno del rey.

-Disculpe General, pero ¿usted cree que lo encontraremos? - se


dirigió a él uno de los soldados -No quiero faltar su respeto, pero
llevamos semanas sin encontrar siquiera un indicio, que nos de a
entender que el rey podría estar vivo. Y si pensamos que los demás
reinos nos han declarado la guerra, en escenario es aun peor.

104
Hoseok guardó un breve silencio- Deseo confiar en nuestro rey. Él
recibió un entrenamiento muy similar al nuestro, hay muchas
posibilidades de que sobreviviese sin ayuda de alguno de nosotros.
Y bueno en relación a lo otro, debemos regresar lo antes posible para
apoyar a nuestro ejercito.

Ambos soldados asintieron, no queriendo contradecir las palabras de


su alfa líder. Pero un poco desconcertados, creyendo que ya a estas
alturas su viaje había sido vano y su antiguo rey ya se encontraba
muerto.

Tal vez si era su cuerpo después de todo.

-Aun nos quedan los límites- dijo uno de ellos- Jamás he ido hacia
esos lugares, pero creo que es justo que busquemos allí también.

El alfa Hoseok asintió con su cabeza y es que aunque él también


dudara de que estuviesen en lo correcto, debía mantener su confianza
en el rubio.

El creía en el rey, creía en Taehyung.

No vacilaría, pues tenía que comprobar las mismas sospechas que


desde hace meses él tenía. Por eso debía mantenerse firme y esperar
a encontrarlo.

Debía confiar en su amigo.

El agua resfalaba por sus manos, bañándose de la espuma del


detergente que limpiaba la antigua vajilla. El que debido a lo poco
que quedaba en esa botella, captó su atención y le hizo entrecerrar
sus ojos.

-Debo comprar más.

105
Es que desde que Hyejin había caído enferma, el rubio se estaba
haciendo cargo de gran parte de las funciones de la casa. Habiendo
viajado incluso hacia la pequeña ciudad a la orilla de los límites de
las montañas.

No había sido fácil, pues tuvo que cubrir su rostro prácticamente de


forma completa para no ser visto. Pero debido a que aun era invierno,
su apariencia había pasado practicamente desapercibida.

Pero no sabía que tal funcionarían las cosa esta vez.

Se había enterado en su última visita a la cuidad, de muchos hechos


que estaban aconteciendo en los cuatro reinos.

Como era de esperarse, había confirmado la proclamación de su tío


Insung al trono de Yeoreum. Algo que le daba conformidad y le
hacía sentir tranquilo pese a toda su situación.

Su tío sabría suplir su lugar.

Pero sin embargo, también se había informado del conflicto que


habían comenzado a tener los cuatro reinos. Los que si no se
solucionaban, potencialmente iniciarían una guerra.

Tan solo pensar aquello le hacía doler el estómago.

Él se encontraba muy alejado del reino, difícilmente en aquellas


condiciones llegaría a Yeoreum. O al menos con vida.

Kim Taehyung muriendo dos veces.

Era irónico y desconcertante pensar en eso. Pues tenía alguien que


lo deseaba ver muerto. Y cada vez se convencía mas, que sus
enemigos provenían de alguno de los reinos.

Jamas alcanzó a solucionar los problemas de entendimiento, no logró


explicar la enfermedad que los atacaba por años. Y lamentablemente

106
eso los estaba haciendo entrar en una problemática, de la cual
dificilmente saldrían.

Al menos no sin utilizar el fuego.

Suspiró cerrando sus ojos de forma momentánea, secando el último


plato y dejándolo sobre el mueble.

A veces deseaba no haber salido aquella noche de su reino. No haber


sido tan impulsivo y reflexionado un poco de su decisión.

Haber escuchado a Seulgi.

Seulgi. No podía evitar sentirse mal al pensarle. Sin poder eludirlo


le estaba traicionando.

Le había prometido tantas cosas, aun siendo un niño sabía que ella
necesitaba de la protección de alguien. Él se la daría.

Pero como podría cumplir con ello, cuando tenía a un castaño de


modo parpadeante en su cabeza.

Jungkook se estaba llevando todo de él durante esos últimos días.


Preocupándose de su comida, si dormía bien o si enfermaba.

Parecía como si su mundo se hubiese girado hacia la orbita de él. Y


lo peor, es que aquello no le molestaba.

Por lo contrario, su pecho se calentaba cada vez que pensaba en el


chico. Sintiendo que en su vientre se sacudían mariposas que
deseaban salir.

Y si bien, no lo había vuelto a besar. Moría por hacerlo.

Aquello lo tenía mal. Pues no quería comportarse como un animal y


lastimar al castaño. Aun mas sabiendo el estado en el cual se
encontraba.

107
Sabía que lloraba cada noche, hasta dormirse de cansancio.

Que no soltaba la pijama de Hyejin para poder hacerlo.

Y que intentaba huir de él cada vez que podía.

Taehyung le había dejado hacer todo aquello, pues el chico debía


asimilar la muerte de la anciana.

Pero de alguna forma, ese día su lobo le había exigido buscar a


Jungkook por la tarde. Considerando que la distancia entre ellos ya
había sido la necesaria.

Le pedía tenerlo cerca. Y él también lo quería.

Terminó de ordenar algunas cosas y se dispuso a subir por las


escaleras para ir a descansar. Observando como la luz de la
habitación de Jungkook aun seguía encendida.

Negó con la cabeza, al escuchar a su lobo pedirle entrar a aquel lugar.

No podía hacer algo como eso. Solo asustaría al castaño y nunca


desearía causar aquello en él.

Retiró su ropa, para luego sentarse en la cama y quitar sus zapatos.


Poniendo su pijama.

Apagando la lámpara, se cubrió de las mantas para intentar dormir.


La noche era fría, pero aquí abrigo se sentía muy cálido.

El sueño se hacía presente sobre sus párpados, cuando escuchó el


crujir de la madera a un costado de su cama. Sintiendo como alguien
se encontraba de pie frente a esta.

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Con un poco de inseguridad, decidió encender la luz. Encontrándose
con el castaño en pijama y de pie frente a él, sus ojos enceguecidos
por la repentina luminicesncia.

De golpe levantó su espalda de la cama, apoyando sus manos sobre


el colchón.

—"¿Que pasa?" — dijo con sus manos al castaño que le miraba con
ojos de cervatillo.

El chico apretaba su pantalón con uno de sus puños, soltándolo para


dirigirse a él —"Miedo. Jungkook siente miedo".

Taehyung le miró y realmente el chico se veía asustado.

—"Jungkook sueños feos"— volvió a insistir.

El rubio se levantó de la cama para decir —"¿Espero hasta que


Jungkook duerma?" — tirando un poco de él hacia su dormitorio, sin
embargo, el chico negó.

—"Jungkook quiere dormir con Taehyung"— le señaló aquello con


sus orejas tornándose rojas. A lo que el rubio le miró
desconcertado— "Si Taehyung quiere".

Bueno, eso era una propuesta. La que el rubio no estaba muy seguro
de poder aceptar.

No es como si no lo desease. Amaba sentir el aroma de Jungkook


sobre él, abrazarlo y besarle.

Pero era diferente compartir la misma cama.

Aquello tenía una clara señal de peligro marcada con letras rojas.

—"Si. Taehyung quiere dormir con Jungkook"— pero era


demasiado tarde para retractarse. Su lobo entusiasmado se le había

109
adelantado, mientras movía la cola y daba giros en aquella
habitación.

Acomodó las mantas, invitando al chico a que se acomodara al


rincón de esta. Quedando él en la orilla.

—"Buenas noches Jungkook"—le dijo con sus manos lo mas alejado


posible del cuerpo del castaño.

—"Buenas noches Taehyung"— le respondió él, con una sonrisa que


hacia que el corazón del rubio palpitase mas rápido de lo normal.

Apagando la luz, se giró hacia la orilla. Intentando dormir con todo


el dulzor que ingresaba por su nariz en aquel momento. Tragando
saliva al sentir como el cuerpo de Jungkook le abrazaba tímidamente
por la espalda.

Percibió al lobo del omega llamar al suyo. Pidiéndole que se volteara


hacia él.

Sin embargo, su parte razonal se negaba a hacerlo, apretando las


mantas que tenía sobre él. Conflictuando en cúmulo de sensaciones
que se aglutinaban en su vientre.

De pronto sintió al castaño sollozar, soltando su agarre y escucharlo


girarse hacia la pared.

No.

Su lobo se angustió y él mismo lo hizo. El aire tornándose agrio,


producto del rechazo que el omega había recibido de parte del alfa.

Taehyung se giró hacia él, voltendole para que le mirara— Ey,


tranquilo— le había hablado sin darse cuenta.

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Abrazándole con tal de entregarle calma. Pues no había hecho nada
malo y sentía que el castaño estaba triste y avergonzado.

Queriendo remediar aquello,tomó el rostro del chico y juntó su nariz


con la suya, acariciandola en el acto. Enseguida distinguiendo entre
la oscuridad, los prismáticos ojos de Jungkook y perdiendose en
ellos sin poder detenerlo.

Sintió la necesidad de acercar su boca a la de él, solamente guíado


por el aire tibio que sentía chocar en su rostro en la oscuridad.

Rozó sus labios delicadamente, sintiendo como su corazón corría a


tropezones en su interior. Percibiendo como del mismo modo lo
hacía el de Jungkook.

Y le besó. Percibiendo como su boca se volvía cálida y acogedora.


Saboreando cada espacio que Jungkook le invitaba a explorar.
Temblando por inercia ante la necesidad apabullante de fundirse en
él.

Realizando aquello hasta que el sueño los encontró y los adormeció


en aquel lugar.

Sin miedos, sin excusas.

Sin dudas posibles frente a lo que ambos estaban sintiendo.

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CÁPITULO 9

Su cuerpo se sentía pesado bajo las mantas. Tibio y calmo, como el


día mismo que se asomaba a través de las viejas cortinas.

Sus ojos haciendo el intento de abrirse e iniciar aquella jornada. Sin


frío que entumezca sus huesos y le impida levantarse de aquel lugar.

Sin embargo, sientió sobre su estómago algo más pesado que el frío,
adentrándose en él como tormenta cálida desde hace ya varias
mañanas.

Apretó sus ojos antes de abrirlos, viendo aquella imagen que se ha


repetido desde más de una semana.
La dulce cabellera castaña reflejando los rayos del sol, que le topan
para despertarle. Pero el chico continúa perdido en sueños, lo sabe
por el ritmo lento de su respiración.

Es que con el pasar de los días ha descubierto desde cuando tarda el


chico en dormirse, el como su respiración se vuelve pausada cuando
lo hace y lo que necesita para frenar sus pesadillas.

Porque cada noche cuando el castaño hace ruidos incomodos que


despiertan a Taehyung. Este último le soba la espalda , dejandole
pequeños besos sobre el oído. Tranquilizandolo y volviendolo a
dormir.

Y ahora intentando moverse, pues ambos de frente mantienen sus


piernas entrelazadas. Y Jungkook se aferra a su cuerpo, como si no
quisiese soltarlo jamás. Logra ver su rostro.

Aquel ha sido su hábito predilecto del día. Claro, luego de las


entusiastas rutinas de besos bajo las mantas, las que han mantenido
durante todas las noches antes de dormir.

112
Y es que Jungkook era sencillamente precioso y el tenerlo con su
rostro relajado y tan cerca de él, hacían burbujear su pecho.

Y su lobo notaba aquello.

Había disfrutado cada beso que el chico le brindaba. Y de algún


modo se erguía orgulloso al percatarse de que su omega era puro. Y
aunque para Taehyung aquello nunca había sido algo que le
interesase. No podía evitar sentirse complacido al sentir que el chico
confiaba en él.

Confianza. Pensaba Taehyung, mientras le acariciaba la piel del


rostro, solo esperando que el castaño confiara en él.

Es que ya no podía negar que sentía una atracción arrolladora por el


chico.

Ambos la sentían.

Le quemaba la piel cada vez que se besaban. Y el sabor de la boca


de Jungkook dándole todo lo que él alguna vez espero.

Dulzura, cálidez y seguridad.

Deseaba pensar que su atracción era plenamente animal.


Culpabilizar a sus lobos por la necesidad brutal de acoplarse.

Pero ¿entonces que le sucedía cada vez que veía al castaño sonreír y
las mariposas chocaban unas con otras en su estómago?

O ¿Por qué reía como estúpido al ver que el chico le buscaba entre
sueños solo guiado por su olor?

No podía negarse a aquello. Jungkook le gustaba. Y lo estaba


haciendo de un modo que nunca en sus veintiún años de vida había
sentido.

113
Y estaba asustado.

Porque él siempre hizo las cosas bien. Porque siempre fue correcto.
Y tal vez no estaba equivocándose, pero no quería lastimarlo.

Y tampoco quería lastimarla a ella.

Pero sabía que inevitablemente terminaría haciéndolo. Pues no podía


detener aquello. No cuando lo tenía tan cerca y producía en él
sensaciones que nunca creyó sentir.

Y quizás estaba siendo egoísta. Pues no sabía aun en que condiciones


estaba su familia. O que estaba pasando con el reino al que juró
proteger.

Pero quería ser egoísta. Quería olvidarse de todo y desaparecer con


el chico.

Siempre había soñado eso cuando era un niño y las presiones de


convertirse en rey le habían arrebatado su infancia.

Y ahora aquel sueño de libertad lo tenía ahí, frente a él e


intimidándole con sus perlas azules. Sus ojos recién regresando a la
luz del día.

-"Buenos días Jungkook"- le dijo el rubio sonriendo, mientras movía


sus manos.

Jungkook hizo un pequeño ruido riendo y respondiendo a su saludo


-"Buenos días Taehyung"

Ambos se miraron por unos pequeños segundos, respirando de forma


calmada y pestañeando de vez en cuando.

Fue el castaño que ansioso rompió aquel silencio, acercando su


rostro al del contrario al punto que sus bocas se tocaron levemente.

114
Ninguno cerró sus ojos, pendientes de sus movimientos y riendo por
aquel juego que habían iniciado.

Taehyung le miraba atento, no deseando interrumpir las intenciones


del chico. Aturdiendose un poco su cuerpo, al percibir como
Jungkook comenzaba a ronronear.

Dudaba que el chico fuese completamente conciente de lo que estaba


haciendo. Pues el castaño bajo su inocencia, practicamente actuaba
por los instintos de su lobo omega. Y aquello hacía desesperar aun
mas a Taehyung, el que se preguntaba cuanto mas toleraría la
excesiva cercanía de Jungkook.

Curioso, el castaño pasó una de sus manos tras la nuca del pelirubio,
abriendo y cerrando las hebras de su cabello. Provocando una
agradable sensación que hizo cerrar los ojos a Taehyung.

Descuidando el mundo a su alrededor y solo concentrado en aquella


cálida extremidad que le acariciaba con veneración.

Se sintió apreciado.

Mas cuando percibió el suave aliento de la boca de Jungkook


encontrarse con la suya. Su labio inferior rozar gentilmente con sus
dientes, notando como su pulso se aceleraba ante la simple acción.

Abrió sus ojos, observando como el castaño se alejaba un poco para


mirarle. Como si analizase su reacción. Sonriendo y volviendo a
acercarse para juguetear nuevamente con su boca.

Taehyung sin contenerse, posó una de sus manos en la cintura del


chico, haciendo una presión delicada con sus dedos.

El castaño dejó escapar un pequeño jadeo, mientras pasaba sus labios


sobre los de Taehyung. Tomándose el tiempo de grabarlos en la
memoria de su boca.

115
Taehyung se encontraba quieto y solo su respiración entrecortada
daban cuenta de que algo hacía corto circuito en él. Su mano
dibujando constelaciones sobre la cintura de Jungkook.

Aquella tranquilidad se fracturó en el rubio, al advertir la lengua de


Jungkook pasar sobre su labio inferior, justo donde uno de sus
lunares se marcaba.

Sedosa y abrasadora.

El rubio que no había despegado sus ojos sobre los de Jungkook,


determinado tomó la lengua de este entre sus labios, chupando de
ella.

Un sonido similar a un gruñido salió de la boca del alfa, cuando de


pronto sintió la necesidad de consumir al chico a través de su boca.
Iniciando un beso que quería hacerlos estallar a ambos.

Jungkook gimió al sentir la lengua del rubio descubrir la suya,


degustandola como si fuese la más exquisita ambrosía. Al mismo
tiempo que sentía una mano escurrirse bajo su pijama, en el sector
de su cintura.

La habitación se inundó de su aromas, invitando a sus lobos a hacerse


presente, quienes ya estaban oliéndose con fascinación.

El rubio creía se volvería loco, sintiendo punzar las yemas de sus


dedos que tocaban la cintura de Jungkook. Arrastrándolos con fervor
sobre su piel, como si quisiese dejarlos marcados allí.

Estaba concentrado en saborear la boca del castaño, cuando un agudo


sonido lo sacó de su acción. Apreciando como Jungkook llevaba sus
dos manos hacia su boca, cubriéndola avergonzadamente.

Aquel ruido volvió a hacerse presente, captando enseguida su origen.


Viendo como los ojos de Jungkook se dirigían a su propio vientre.

116
Taehyung sin poder evitarlo, rio a carcajadas. Distinguiendo como
el rostro del castaño estaba rojo de la vergüenza.

-"¿Jungkook tiene hambre?"- le señaló Taehyung, viendo como


Jungkook negaba freneticamente con la cabeza.

Precioso.

-"Ven, vamos a comer"- le había dicho el rubio sin dejar de reír.


Tomando a Jungkook entre sus brazos y regalando pequeños besos
bajo su oreja. A lo que el castaño aún abochornado, le abrazaba como
un koala mientras este bajaba las escaleras.

Aquel plato le sabía delicioso. El kimchi jjigae* era uno de sus


favoritos, llegando a pedir a las cocineras que lo prepararan
reiteradas veces para él.

El plato era el indicado para hacer que su cabeza descansara,


activando su cuerpo para lo que vendría luego.

Es que luego días sin ningún rastro del paradero del rey Kim, habían
dado con pequeños comentarios de personas en aquella ciudad. Los
que tenían puntos en común.

Un joven hombre, distinguido y de tez canela. De cabello rubio y


ojos miel.

Rasgos que describían muy bien a Kim. Pero que claramente se


podrían repetir en otras personas.

Salvo por el pequeño detalle del lunar, en la punta de su nariz.

Y es que el chico captó tanto la atención de una de las omegas de


aquella ciudad, que al verlo ese día en la frutería no logró fijarse de
forma minuciosa en su rostro.
117
Relatándole la atrayente belleza que poseía el chico, con su cincelada
mandibula y su perfecto perfil.

Y el alfa al mando, no dudo de que habían muchas posibilidades de


que se tratase de Taehyung. Conociendo como el monarca
embelesaba a quienes le conocían.

Aquello le hizo sonreír, tomando un poco de licor debido a su


satisfacción.

-Quiero que brindemos- le dijo a los dos alfas que le acompañaban,


sirviendo sus vasos hasta el tope- Estoy orgulloso por la convicción
que han mantenido durante todo este tiempo. Se que ha sido difícil,
que han sentido frío, pasado hambre e incluso han dudado de las
probabilidades de encontrar a nuestro rey con vida - Ambos hombres
asintieron, sonriendo de forma victoriosa- Pero les puedo asegurar
que estamos a un paso de encontrarle. He mantenido mi fe intacta de
que así fuese.

Jung bebió su vaso, haciendo un ruido luego de aquello.


Seguramente por el escozor que el líquido produjo en su garganta.

Ambos alfas le siguieron, dejando sus vasos vacíos sobre la mesa


luego de haberlo hecho- ¿Iniciaremos desde mañana mismo general
Jung?- habló uno de ellos.

El mencionado asintió, sirviendo un poco mas de licor en los tres


vasos- Mientras antes mejor. Llegar al límite que marcan las
montañas nos tomará algunos días y debemos apresurarnos.
Yeoreum nos necesita.

Es que las noticias ya habían llegado a ese lugar, no siendo para nada
alentadoras.

118
Yeoreum había iniciado una especie de tregua con los demás reinos.
Sin embargo, no sabía hasta que punto aquel acuerdo funcionaría.
Entendiendo el estado de las relaciones políticas en aquel momento.

Necesitaban de la correcta diplomacia de Taehyung. Ya que el chico


poseía un talento innato para solucionar conflictos o malos
entendidos. Requiriendole en ese momento con mayor urgencia.

Su reino estaba en peligro. Su gente. Su familia.

Jimin.

Intentaba ignorar los pensamientos que le llevasen a él. Sin saber


cual sería la situación en la que le encontraría al retornar al reino.

Y su pecho irremediablemente dolía al creerle atado a alguien. A


alguien que no ama.

A alguien que no es él.

Jung bebió su vaso hasta el fondo omitiendo el giro de sus ideas-


Necesitamos regresar a Yeoreum cuanto antes. Y lo haremos con
Kim a nuestro lado, creanme que así será.

Corría agobiado por entre la hierba, sus pies de vez en cuando


tropezando con piedrecillas que sobre salían de esta.

El día casi oscurenciendo por completo, escuchando como las


cigarras cantaban al apagarse el sol.

Sentía miedo. Y es que no debió haber dejado que el chico saliese


solo de la casa, menos en aquellas condiciones.

Pero es que no supo como reaccionar.

119
Siendo su primer impulso el evitar que todo pasara a mayores y
tuviese consecuencias de las que ambos luego se arrepentirían.

Debía ser así. Él no pretendía aprovecharse de la inocencia del chico.

Pero ahora, mientras le llevaba horas buscando y este no aparecía.


Su lobo comenzaba a patalear de desesperación, exigiéndole tomar
su forma animal para agudizar sus sentidos.

Sus pies arañaron el suelo ferozmente en forma de garras, a medida


que su hocico iba alargándose para estirar su olfato. Sus ojos miel se
consumían en un color dorado que destacaban entre su pelaje blanco.

Adquirió mayor seguridad y velocidad. Avanzando sin perder el


rastro del amargo aroma que había dejado Jungkook en el césped y
ahora podía sentir de forma mas clara.

Su corazón se estremeció al pensar el modo en que había rechazado


al omega. Sintiendose el peor alfa en la tierra.

Es que Taehyung nunca espero que luego de estar compartiendo su


pequeña sesión de mimos sobre el colchón. Las cosas se salieran
tanto de control.

Ambos estaban recostados, luego de haber disfrutado de un almuerzo


que los dejó aletargados y satisfechos. Se habían dormido, luego de
besarse hasta que el sueño les venció.

Taehyung se encontraba de espaldas, con el omega abrazandole por


el costado y totalmente relajado. Sin mucha más concentración que
aquel espacio onírico.

Sin embargo el peso que sintió sobre su vientre fue ingresando a él


entre sueños. Percibiendo como un suave aroma le llenaba los
pulmones.

120
Su cuello fue dibujado por una sensación cálida y palpitante, que
intentaba grabarse en él.

Intentaba reaccionar a aquello, disfrutando demasiado del modo en


que su cuerpo estaba reaccionando.

Sintió cosquillas sobre su estómago, percatándose de que como unos


dedos ondeaban sobre él, deslizándose de arriba hacia abajo.

Algo se activó en él.

Sobre todo cuando comenzó a distinguir que aquel peso sobre su


vientre, iniciaba pequeños movimientos que presionaban en un lugar
poco convencional.

Un jadeo se escapó de su boca, terminando muerto cuando sintió que


le besaban. Y él perdido en el anhelo, respondió sin perder tiempo a
ese beso.

Fue caótico.

Su boca se hundía en aquella que le besaba, sintiendo ese sabor que


se había convertido en el gusto mas placentero de su paladar.

Jungkook.

Lo escuchó gemir entre su boca, abriendo los ojos y alejándole con


las manos tomándole el rostro.

Y ahí estaba aquel castaño con sus ojos que parecían centellear, su
cabello comenzando a alborotearse y sus mejillas muy rosas.

Vio su boca y la volvió a tomar como si siempre hubiese pertenecido


a la suya, sin perder el tiempo de arrastrar su lengua en ella.

Le besó burbujeante. Como si ambos se evaporaran en una


centrífuga de sensaciones.

121
Su sexo palpitó, habiendose estimulado por el suave vaivén de las
caderas del castaño.

Decidido sujetó los muslos del chico, atrayéndole hacia él,


empujando sus cuerpos sobre la ropa. Percibiendo la humedad en el
pantalón de pijama de Jungkook.

Sin reprimirse, soltó la boca del castaño para iniciar un camino de


besos sobre su cuello, llevándole al lugar donde su aroma procedía.

Mas intenso. Más dulce que nunca.

Y como si fuera dinamita su cabeza reaccionó.

Celo.

Jungkook estaba pasando nuevamente por su celo.

Suspiró, meditando la necesidad que sentía por no frenar sus deseos.

Sin embargo, la culpa inamovible de causarle daño al chico.

El jamás había estado con un omega. No sabía cuanta diferencia


habría de un beta. Pero como las cosas se iban dando, sabía que sería
explosivo y no estaba tan seguro de lograr controlar a su alfa.

Demonios.

Por eso fue que ofuscado y un tanto enojado, había tomado al omega
de la cintura y dejado no con mucha suavidad sobre el colchón.

Su respiración siendo desordenada y al instante percibiendo la


tristeza del castaño en el aire. No queriendo hacer mucho para
remediar aquello.

Lo sintió sollozar y apretó sus ojos para no caer ante eso.

122
Sabía que Jungkook no buscaba tentarlo para avergonzarle. Pero sin
embargo su parte lobo y su parte humana, se encontraron en una
discusión que hicieron que él no actuase amablemente con el chico.

Debía contenerlo. Decirle que todo estaba bien.

Sin embargo lo quería de regreso en su cama, para hundirse en él.

Y no podía hacerlo. No con él entregándole lo mas puro que tenía.

Oyó que el castaño se levantaba, sintiéndole bajar por las escaleras.


Pasos torpes hasta que la puerta siendo abierta y cerrada se escuchó.

Se resignó a aquello por segundos, pensando que había sido lo


correcto. Hasta que un miedo incontrolable le recorrió el cuerpo y le
hizo correr por donde se había ido el chico.

No pudo detener a su lobo y mas bien, le alentaba a ir más rápido.


Había sido un imbecil y lo sabía.

Por eso consideró que su lobo sería lo más cauto para aquello.
Olfateando cada espacio por donde el omega había corrido,
seguramente también en su forma animal.

Su instinto le llevó a una gran cascada, que caía escondida por entre
las rocas de las montañas. Nunca había estado allí.

El lugar era precioso, traslúcido por los anaranjados rayos de sol de


la tarde. Y rodeado de arboles de cerezo, los que se encontraban
hermosamente florecidos al ser ya primavera.

Continuó sintiendo el aroma a flores de Jungkook, perdiéndose entre


todas las que le rodeaban. Pero a la vez entrando profundo, llamando
a su lobo.

123
Y le encontró. Tan frágil y etéreo. Desnudo bajo el agua de la
cascada.

Su cuerpo entumeció y se calentó a la vez. Admirando su brillante y


hermosa piel, pero preocupándose al ver como su cuerpo temblaba
bajo la gélida agua.

Corrió por sobre las rocas, sus patas resfalando un poco por los
musgos que habían en ellas.

Llegó a su lado, a lo que este como percatándose de su presencia, se


volteó hacia él.

Su nariz enrojecida y sus labios amoratados por el frío.

Entendiendo que el chico deseaba bajar su celo, reprimiendo su calor


para poder volver a casa.

Comprendiendo que ahí había estado durante su celo el anterior. Que


allí le había enviado Hyejin.

Su lobo aulló de rabia e impotencia.

El omega creía que su celo quizás era malo, que no debía sentirlo.
Confirmándolo mas aun, con su reciente rechazo.

Jungkook comenzó a llorar, girando su cara y resfregando con mayor


fuerza su cuerpo.

Como deseando retirar el aroma de allí.

-Vamos a casa.

Su lobo había hablado. Seguro y firme. A lo que el castaño se había


volteado de golpe y con su rostro sorprendido, no entendiendo
mucho que había sido aquello.

124
El alfa se inclinó mostrándole su lomo, invitándole a subir sobre este.

Jungkook aun dudoso, subió sobre él. Apretando su pelaje y


aferrándose, sintiendo aquella calidez y aroma de Taehyung.

El alfa había corrido y caminado durante horas, intentando ir lo más


rápido para que el cuerpo de Jungkook no enfriara mas de lo que ya
estaba.

Lo sentía temblar sobre él.

Llegando a la casa, lo invitó a bajarse y ambos ingresaron a ella.


Taehyung regresando a su forma humana y vistiéndose.

Llevo a Jungkook arropado en una manta a la habitación, dejando su


pijama junto a él para que se lo colocase.

El castaño asintió y Taehyung bajó a hacer un poco de fuego para


que el ambiente se temperara.

Recordó las hierbas que Hyejin preparó para el chico durante su


último celo, buscando entre el mueble y dando con ellas en un
pequeño frasco de vidrio.

Comenzó a sentir el aroma de Jungkook intensificarse, haciendo que


sus manos le temblaran.

Cerró sus ojos para respirar calmadamente y controlar a su lobo.

Puso al fuego recién hecho, la tetera con el agua para la infusión.


Debiendo esperar a que hirviese, lo que le pareció una eternidad.

Su vientre palpitando y calentándose con el aire saturado del aroma


del omega.

Sintió sus colmillos asomarse y algo en se prendió como fuego


dentro de él.

125
No puede ser.

Ya no recordaba cuando había sido el último. Suponía que hace seis


meses. Prácticamente el tiempo que llevaba lejos del reino.

No podía estar pasando ahora. Justo cuando el omega también se


encontraba en celo.

Huiría, al menos por un día. Eso haría.

Le daría la infusión al chico y saldría de la casa.

Si, eso.

Sus manos se estremecían intentado tomar la tetera, evitando


quemarse con ella debido a sus torpes movimientos.

Subió las escaleras y le vio sentado sobre la cama, sus manos


entrelazadas la una con la otra. Mirando hacia ellas, avergonzado tal
vez por la situación.

Hermoso.

Taehyung ingresó, intentando omitir como el aire se tornó pesado


por ambos aromas. Jungkook levantó su cabeza, mirandole con la
respiración agitada y sin comprender mucho que estaba sucediendo.

-"Bebe"- le dijo Taehyung con sus manos, mientras acercaba el tazón


hacia el castaño. Este recibiéndolo con sus ojos azules,
cristalizandose por un llanto que deseaba salir.

Taehyung le miraba, con su corazón a punto de salirse por su boca.


Sintiéndose sudar por lo que le estaba costando retener a su lobo y
girándose decidido a salir de aquella casa.

126
El castaño temblando sentía su pantalón mojarse, su lobo arañandole
e implorando por tocar a Taehyung. Su pecho doliendo por él mismo
contrariarse a sus propios deseos.

Las lágrimas comenzaron a caer silenciosas por su rostro, mientras


llevaba el tazón hacia su boca para beber de el. Sintiendo como algo
lo retiraba fuertemente de su mano, estrellándolo contra el suelo de
madera.

-¡No!- aquellos ojos miel le miraron exaltados, cortándoles la


respiración a ambos.

127
CÁPITULO 10

Vio el vaso de loza destruido en la esquina de la habitación,


percibiendo como el aire le faltaba y que debía salir de ahí lo más
pronto posible. Su sien latiendo y ardiendo, a medida que todos sus
sentidos se comenzaban a sensibilizar.

El omega le miraba agitado, con sus labios entre abiertos y


amoratados, producto de lo entumecido que aún se encontraba su
cuerpo.

Taehyung luchaba con su lobo, el que le exigía desnudar al chico y


restregarse en él hasta hacerlo entrar en calor.

La piel le quemó ante la necesidad, sintiendo como el dulce aroma


del castaño pedía anhelante por él.

Sin miedo.

El rubio retrocedió algunos pasos, tropezando con sus propios


zapatos. Los que había retirado, al momento de regresar a casa junto
a Jungkook.

Debía salir de ahí o enloquecería. El aroma que desprendía el


castaño, le estaba haciendo perder la razón.

Y lo quería tener. Malditamente que lo hacía.

El omega hizo un pequeño ruido con su boca. Un lastimoso lamento,


al ver al rubio con intención de alejarse.

Vete maldito lobo.

128
No debía permanecer ahí, pues su cuerpo cedería y tomaría al chico
sin pensar en las consecuencias.

Jungkook se levantó inestable, avanzando como pudo hacia donde


estaba el rubio. Su pecho obligándole a retener al alfa.

Suyo.

No entendía lo que le estaba sucediendo, su celo dolía y sus manos


sudaban de inquietud. Su lobo aullando con desconsuelo.

Quería a Taehyung con él.

En él.

Pero el rubio lucía decidido a salir de ahí, negando con su cabeza


mientras que no le dejaba de descubrir con la vista.

Sus ojos miel transparentando lo mucho que le deseaba.

Vete, vete.

Lo observó pegar un brinco y girarse rápidamente. Su cuerpo con el


único objetivo de huir de aquel lugar.

Huir de él.

Su organismo dolió ante el rechazo, machacándose como ácido sobre


su pecho.

Pensó en los libros de Hyejin, las historias de amor que a través de


imágenes se quedaban plasmadas en él. Siempre se había sentido
curioso por aquello, pensando en que se sentiría el ser besado.

Ser tocado.

129
El rubio había llegado como una estampida a él. Modificando su
orden y enseñándole lo valioso de aquel sentimiento.

Lo valioso de ser amado.

Pero desconocía que ello traería consigo el dolor. La sensación de


sentirse insuficiente para alguien.

De sentirse repudiado.

Su aroma comenzó tornarse amargo y su estómago comenzó a


lastimar como nunca antes lo había hecho. E inevitablemente soltó
un sollozo.

Sollozo que sucumbió en la boca del alfa.

Su espalda golpeando con la pared. Sus lenguas encontrándose sin


decoro, batiéndose con deleite y maravillándose de la tersura que
había en ellas.

El rubio le había tomado el rostro con ambas manos, besándole tan


desesperadamente, que pensaba se ahogarían.

El olor a almizcle caía vaporoso sobre la habitación, el que iba poco


a poco mezclándose con tibios gemidos que se perdían entre ambas
bocas.

El castaño apoyó sus manos sobre el pecho del alfa, el que rugió ante
aquello. Advirtiendo como su corazón palpitaba furioso, a la vez que
su boca perseguía la oscilación de la del contrario.

Taehyung se apartó de él aún sosteniendo su rostro, mirándole con


sus ojos miel que se habían vuelto mas luminosos debido al celo. Su
respiración intermitente, buscando en él chico un señal de dudas ante
lo que estaban a punto de hacer.

Algo que le gritara que parara.

130
Que se detuviese.

Ambos lobos en celo se lamían y mordisqueaban en aquel lugar,


claudicando ante el anhelo de acoplarse.

Taehyung quería tomarlo. Sus fosas nasales abriéndose y cerrando


bruscamente, al palpar como el aroma de Jungkook se internaba a
través de él. Sus manos temblando por tocar cada espacio de la piel
del omega.

Por poseerlo.

Es que condenadamente lo necesitaba. Siendo consciente de que sus


instintos estaban actuando por él. Temiendo a dañar al chico por no
lograr controlar adecuadamente a su lobo.

-Detenme- pronunció sin ser plenamente consciente y sobre su boca,


mientras apoyaba su frente sobre la del castaño. Su parte humana
luchando por el mando de su cuerpo. -N-no quiero lastimarte..por
favor cariño, detennos.

No quiero lastimarnos.

Jungkook solo sentía el aire caliente de su aliento chocar contra el


suyo, con su cuerpo estremeciéndose precozmente. Ignorante del
porqué de todas las sensaciones que estaban acrecentándose dentro
de él. Solo siendo consciente de lo agradable que le resultaba
aquello.

Sintiéndose hermoso.

Sintiéndose amado.

Por lo que posando sus manos sobre las que aún el alfa mantenía
sobre su rostro, presionó su boca sobre la de Taehyung. Empujándole
a responder y continuar lo que ambos habían empezado.

131
Lo que ambos deseaban.

El alfa le respondió con firmeza, sintiendo como las mariposas le


aplastaban el estómago. Percibiendo el como su lobo aullaba de
euforia, por la decisión que él había tomado.

Porque su celo lo forzaba, pero sin aun comprenderlo del todo, su


corazón deseaba aún con mas intensidad fundirse en el castaño. Por
lo que tomó sus manos y las sujetó contra la pared a ambos lados de
su cabeza. Besándole de forma más ruda, dando pie a su naturaleza
más primitiva, invitándole a apoderarse de ambos.

Jungkook se sentía desvanecer por el sabor impreso en la boca del


castaño, sintiéndose codicioso por quererlo solo para él.

-Ahhh- aún con sus ojos cerrados, percibió como Taehyung soltaba
su boca para pasar su lengua sobre su labio inferior, inevitablemente
dejando escapar un jadeo más fuerte a causa de aquello.

El alfa sonrió y movió bruscamente su boca hacia el cuello del


castaño, deslizando su lengua en una línea hasta el inicio de su oído.
Chupando y mordiendo traviesamente debajo de este, gimiendo al
sentir como el omega se sacudía bajo su cuerpo.

-Omega...

Quiso tocarlo, por lo que acomodó las dos manos de Jungkook sobre
su cabeza, sujetándolas con su mano libre. El chico comenzaba a
moverse buscando encontrar fricción entre sus cuerpos.

Su nariz olía la piel del cuello del castaño, mientras su mano se


posaba en su cintura marcándola con sus yemas y apretándola más
hacia él.

-Mío.

132
Jungkook se encontraba perdido, percibiendo como su cuerpo antes
frío, se calentaba ante las aturdidoras caricias que recibía de parte
del alfa.

Notándose vulnerable y seguro a la vez.

El rubio se apartó mordiendo suavemente la curvatura de su cuello,


logrando con esto, que el omega abriese extrañado sus ojos y le
observara con la mirada dilatada.

Taehyung le acarició la cintura con los dedos, tocando


superficialmente su ombligo por sobre la tela del blanco pijama.
Bajando sus yemas de forma lenta, hasta llegar a donde empezaba su
pantalón.

Los ojos azules del omega le miraban centelleantes, bajo la luz de la


única lámpara que iluminaba la habitación.

Ambos entendiendo lo que necesitaban.

-Ahhh- un nuevo gemido salió de la boca del castaño, al sentir como


los dedos de Taehyung se pasearon sobre su sexo. Sus ojos
critalizandose debido a la sobre estimulación.

El alfa respiraba de forma acelerada, percibiendo como el chico


palpitaba bajo su mano. Acercándose a él sin poder contenerse,
empujando su pelvis para que el omega sintiera su propia excitación.

Rozó sus labios con los de Jungkook, apreciando como su lobo


enloquecía al sentir que el castaño le comenzaba a besar.

Deseando llevarse todo de él.

Una sensación explosiva les asaltó a ambos, por lo que Taehyung


soltándole ubicó sus manos bajo sus muslos y le impulsó
enérgicamente hacia arriba. Pidiéndole con aquello, que abriera sus
piernas y las enrollara alrededor de su cadera.

133
Él lo hizo.

Y sin dejar de besarle embistió sobre sus ropas.

Jungkook gimió mientras intentaba sostenerse de los hombros del


alfa, mordiendo ligeramente la boca de este, quien le continuaba
empujando cada cierto tiempo contra la pared.

El alfa podía oler como el castaño comenzaba a lubricar.

Por él y para él.

Su aroma a glicinas más fuerte.

Más agudo.

El rubio dejó los labios del chico para chupar su cuello, dirigiéndolos
a ambos hacia la cama. Mientras escuchaba como Jungkook no
dejaba de gimotear sobre su oído.

Lo soltó suavemente sobre el colchón, tomando las mantas y


tirándolas hacia atrás.

Los ojos del castaño mostrando una extraña combinación de


inocencia y lujuria.

Su lobo trayéndole y llamándole a explorar cada parte de él.

Taehyung se subió sobre el cuerpo del chico, el que automáticamente


le hizo espacio entre sus piernas. Sonriendo y cogiéndole con una de
las manos el rostro, para volver a besarle.

Las corrientes le recorrían el cuerpo a ambos, ingresando a una


nebulosa que pertenecía solo a ellos dos.

134
El alfa filtró su mano libre bajo la prenda superior del pijama de
Jungkook, sintiendo como su piel se erizaba debido a aquel contacto.

Embistió sobre su pelvis, percibiendo el ansia de ambos comenzando


a formarse bajo su vientre. Y el castaño respondió al movimiento,
perdiéndose en una incipiente dicha.

Su beso se mezcló de gemidos y gruñidos de parte del alfa, quien


buscaba uno de los pezones del chico bajo su ropa. Encontrándolo
ya endurecido, enardeciendolo con sus dedos y pellizcandolo
sutilmente.

-Ahhh- Jungkook soltó un gemido sobre su boca, resoplando y


encorvando su espalda. Mientras que su pelvis se restregaba con la
del rubio en la búsqueda de mayor placer.

Sus lobos les exigían sentirse. El calor de sus pieles volviéndose uno.

Taehyung dejó su boca, solo para mirarle tan ido en las sensaciones.
Y el castaño le observó, sin dejar de moverse, buscando las
embestidas del alfa.

El rubio levantó su torso, apoyándose sobre sus rodillas, aun entre


las piernas del omega. Encaminando sus manos bajo la pijama del
chico, arrastrando sus dedos por ambos costados de su cadera. Y el
omega instintivamente las alzó, deseando ser acariciado por el alfa.

Las pulsaciones golpeaban en ambos, acelerándose ante cada nuevo


estímulo.

Taehyung jamás había sentido la necesidad tan voraz de tomar a


alguien. De verlo implosionar frente a él. Y por él.

Empujó la prenda hacia arriba, mientras veía al castaño encorvar su


espalda y jadear entrecortadamente. Dejando expuesto su vientre,
ansioso por lamer cada espacio de él.

135
Por lo que aproximó su boca hacia uno de sus pezones y sin pedir
permiso, lo tomó brutalmente.

Succionando y mordisqueando gustosamente.

Jungkook gimió y se dejó envolver por el rubio. Temblando de


placer, al sentir la lengua del alfa hurgando en aquella zona.

Taehyung llevó su otra mano hacia el pezón desatendido del castaño,


moviendo sus dedos sobre él. Percibiendo como el chico se
entregaba a él, atreviéndose a sujetar su cabeza con una de sus
manos, acercándole más cerca de su pecho.

Para que le devorara y consumiera.

Un rugido de satisfacción salió de la boca de Taehyung, cuando


cambió de pezón e inició un nuevo juego. Raspando suavemente con
sus dientes y chupando fuertemente.

El sabor le resultaba exquisito.

Sintió como Jungkook tironeaba de él, arrastrándole hasta su boca y


besándole de forma animal. Respondiéndole él del mismo modo,
apretándole más hacia él.

Dientes y saliva, mezclándose en impúdicos sonidos en aquella


habitación.

Taehyung se retiró solo un poco para retirar la prenda superior del


omega, quien dejó que el alfa la sacara fácilmente por sobre su
cabeza.

El castaño sintió un escalofrío, pidiendo con su mirada a que el rubio


también sacara la suya.

Ambos se sonrieron con sus mejillas granates, debido a sus


acalorados jugueteos.

136
Taehyung sacó su sweater, arrastrando también la camisa que
llevaba bajo este. Mostrando su acanelada piel.

El corazón de Jungkook se aceleró, sintiéndolo retumbar sobre su


vientre. Respirando la esencia de lluvia y tierra mojada, la que se
impregnaba junto a la de él.

Sintió el ombligo de Taehyung chocar con el suyo, debido a que el


rubio se inclinó nuevamente sobre él.

Su piel chispeó y tembló ante el roce. Siendo otra vez tomado por la
boca del alfa, aferrándose a las rubias hebras de sus cabellos con
ambas manos.

Los dos giraron en un ciclón infinito, donde se aprisionaban


fuertemente entre si.

El rubio hundía sus dedos en la cintura del omega, mientras le besaba


con fiereza. Bajando su boca por su mandíbula, resbalando la
humedad de su lengua desde su cuello, hasta el hombro del castaño.

La electricidad hizo tiritar a Jungkook, quien jadeando intentaba


besar el cuello del alfa.

Taehyung gruñó por la sensación de los labios del castaño sobre


aquel lugar, deslizando una de sus manos por la hendidura de las
nalgas del omega. Percibiendo lo mojado que se encontraba su
pijama.

-Omega.

Sus dedos se pasearon por aquel lugar, a la vez que Jungkook se


empujaba hacia él con ansias de ser tocado.

137
Un gemido roto fue suficiente para que el rubio arrastrara el pantalón
de pijama del castaño, dejando expuestos solo sus glúteos.
Amasándolos y arañándolos superficialmente.

El alfa se sentía caliente, oyendo como Jungkook jadeaba sobre su


cuello y abría aún mas sus piernas para sentir mayor contacto de él.

Taehyung se alejó de él, viéndolo con su cabello desordenado y su


pecho subiendo y bajando agitadamente.

Tomó el pantalón del chico, mirándole en la búsqueda de


aprobación. Su parte racional no queriendo dejarlo solo en este celo.
Obligándole a no ser un bárbaro con el castaño.

Sabía que sería el primero.

Y el único.

Sabía que debía cuidar de él.

Jungkook estaba desnudando más que su cuerpo. El estaba


despojando su alma y se la estaba entregando a él.

Y él la aceptaría, con todo lo que ello implicaba.

El castaño estaba inmóvil, accediendo a la pregunta tácita que el


rubio le hacía. Sintiendo como este tiraba suavemente de su pantalón
hacia abajo, deslizandolo por sus caderas y rodillas. Cosquilleando
sobre él, hasta ser sacado por sus pies.

No llevaba ropa interior, quedando con su casta fogosidad expuesta


ante el rubio.

Instintivamente quiso cubrirse, provocando una pequeña risa en la


garganta de Taehyung. Ante lo desvergonzado que el chico estaba
siendo instantes atrás.

138
El alfa se encontraba embelesado por la desnudez del omega. Y
aunque le vio desnudo bajo la cascada e incluso sintió su piel cuando
se recostó sobre su pelaje durante el trayecto a casa.

Claramente no era lo mismo.

Cuando le apreciaba temblando, con sus pupilas dilatadas al interior


de sus brillantes ojos azules. Su rostro sudoroso y enrojecido. A un
paso de quebrarse por la necesidad de ser tomado.

-Eres hermoso.

El alfa se levantó de la cama, apoyando sus pies desnudos sobre la


fría madera. Acción que le provocó un leve escalofrío.

Jungkook lucía exaltado sobre el colchón, apretando sus manos a


ambos costados se su cabeza. Su boca emitiendo quejidos que
llamaban al alfa.

Su alfa.

Taehyung desabrochó su pantalón, tomándolo junto a su ropa


interior y quitándolos ambos bajo sus pies.

El omega gimió, exigiendo su regreso a aquella cama.

El obedientemente lo hizo, tomándole de los tobillos y arrastrándole


hacia él. Instalándose nuevamente entre sus piernas.

Ambos gimieron al sentir sus sexos encontrarse desnudos,


electrificandoles hasta la punta de los pies.

Bebieron de sus bocas, como si de un manantial los inmortalizara al


hacerlo. Chocando sus lenguas, empujándolas con fuerza contra la
contraria.

139
El rubio chupó de la boca de Jungkook, concentrándose luego en su
labio inferior, a la vez que arremetía sobre su pelvis.

Apoyo su frente sobre la del castaño, aspirando su respiración a


través del roce de sus bocas. Una de sus manos bajando por el borde
de los glúteos del omega, buscando su entrada.

Jungkook estaba húmedo y su lubricación escurría por sus pliegues.

Posó uno de sus dedos sobre aquel lugar, tanteando de a poco para
no causarle daño al chico por la intromisión. Sin embargo, a este
parecía complacerle aquello.

Con su mano libre, tomó una de mas manos de Jungkook llevándola


sobre su sexo. Mostrándole el modo en que le estaba necesitando.

El alfa gruño, distinguiendo como los trémulos dedos del castaño se


movían por su extensión.

Impaciente, introdujo aquel dedo que estaba jugando previamente


con la entrada del omega. Sintiéndolo cálido.

-Ahhh- Jungkook gimió de forma más audible, cuando una mezcla


de incomodidad y regocijo lo abordaban.

El rubio retiró aquel dedo, para hundirlo nuevamente. Repitiendo la


acción hasta que el omega se acostumbrase a él.

Sabía que no era del todo necesario prepararlo, pues la lubricación


era suficiente para recibirlo.

Pero necesitaba acariciarle. Probar de él en todas las formas posibles.

El omega comenzó a mover su cadera suavemente, auto


penetrándose con el dedo de Taehyung. A la vez que sobaba con
intensidad el deseo del alfa.

140
Taehyung gimió ronco, acelerando sus movimientos debido la
ansiedad que sentía, empujando de forma más rápida su dedo en el
interior del omega. A medida que iba endureciéndose bajo su mano.

Queriendo más. Pidiendo más.

Ambos iban cayendo en la misma órbita, atrayéndose


enajenadamente como imanes.

Todo era magnético, su piel pidiendo mas contacto.

Taehyung se sentía arder, su cuerpo palpitando por hundirse en el


castaño.

Por eso detuvo sus movimientos, retirando su dedo y lamiéndolo


frente a la entusiasta mirada del omega.

Dulce y caliente.

Besó a Jungkook, haciendo que degustara resquicios de su propia


esencia desde su boca.

Fue suave y lento. Como la calma previa al vendaval.

El alfa tomó su sexo entre sus manos, sintiendo como había


empezado a filtrar de antojo. Ubicandolo en la entrada del castaño,
tocando suavemente para no dañarlo.

Jungkook acostado en su totalidad, había tomado entre sus manos las


sabanas. Haciendo puño sus manos, a cada lado de su cara.

El rubio, apoyando sus rodillas sobre el colchón, comenzó a


impulsarse hacia adentro. Expandiendo de a poco la entrada del
castaño. Debiendo luchar con su lobo para no ingresar de golpe.

141
A medida que el castaño gemía, Taehyung iba ingresando de forma
sosegada, hasta estar completamente adentro.

Se quedó quieto, sintiendo como las paredes de Jungkook le


apresaban placenteramente.

Jungkook miraba las tablas del techo, viendo constelaciones


formarse sobre ellos. Percibiendo cada parte de él.

Cálido y luminoso.

Su cuerpo ardió y de pronto ya necesitaba mas.

Por lo que de modo sutil comenzó a mover sus caderas, buscando ser
penetrado.

Taehyung lo tomó y empujó hacia él.

Maldición.

Y de pronto todo fue caos.

Ambos rindiéndose ante sus lobos, anhelantes de mas.

Jungkook se sentía como un cobijo para su cuerpo, por lo que el


rubio le empezó a embestir de forma fiera y animal. Haciendo que la
cama chirriase por el movimiento.

El omega le recibía complacido, necesitando que el alfa fuese mas


adentro. Mas profundo. Encorvando sus columna hacia atrás,
mientras se aferraba de las sabanas.

Sonidos guturales salían de la boca del alfa, mientras intentaba


penetrarle con mayor fuerza, buscando aquel lugar bendito que haría
estallar al omega.

142
El cuerpo de Taehyung comenzaba a doler por la postura, por lo que
subió sobre Jubgkook mientras no dejaba de empujar su sexo en su
interior.

El omega jadeó bajo su boca, al encontrarse ahora sus rostros frente


a frente.

Y Jungkook le besó, tomándole atormentado y receptivo a todas las


sensaciones. Impulsándose aun con mas vigor con los pies tras la
pelvis del alfa, para encontrar sus estocadas.

Alfa.

Aquello lo perdió sintiendo que el omega quemaba y el se incineraba


dentro de él. Fuego sobre fuego combustionando sobre el otro.

Dejó la boca del chico para arremeter mas duro contra él, tomándole
con una de sus manos la pelvis. Mientras que con la otra se sujetaba
del respaldo de la cama.

Sus embestidas siendo certeras y seguras, haciendo que la madera


chocase sobre la pared y todo alrededor se moviera.

Ambos sentían que sus pulsos se dispararían, oscilando entre las


entrellas que Jungkook veía en dispersas en toda la habitación.

Taehyung sentía su nudo venir, soltando el respaldo de la cama y


entrelazando sus dedos con los de Jungkook. Apretando su mano
contra la de él.

Todo iba mas rápido. Todo parecía querer explotar.

Sobre todo cuando Jungkook sintió algo más profundo siendo


estimulado, cosquilleándole sobre el estomago.

Sus caderas se movían frenéticas y su miembro ya se encontraba


chorreante, a punto de estallar.

143
Se encontró con la mirada de Taehyung, ambos con sus ojos
cristalizados a punto de alcanzar su orgasmo.

El alfa le besó. Hambriento y dulce a la vez.

Pero el omega le soltó ante la necesidad de sumisión, inclinado su


cuello para que fuese marcado.

Taehyung pasó la lengua sobre el cuello del castaño. Chupando y


lamiendo su salado sudor. Sintiendo como su nudo estaba
formándose, expandiendo las paredes del omega. Quien parecía
gritar de excitación.

Sabía que aquella mordida era la confirmación.

Lo que lo marcaría para siempre.

A ambos.

Sintió que Jungkook torpemente tomaba su mano libre y la llevaba


hacia su pecho.

Es que el castaño necesitaba decir lo que su cuerpo estaba sintiendo.

Lo que su corazón hacía.

-"Te amo".

Le dijo silenciosamente, sintiendo como el alfa aceleraba sus


empujes y un dolor intenso se fundía sobre su cuello.

Taehyung apretaba sus colmillos sobre la carne del cuello del omega.

Su omega.

144
A la vez que el orgasmo de Jungkook había caído en blancas tiras
sobre su vientre. Y el de él invadía cálidamente el interior del
castaño, haciéndolo tiritar y estremecer debido a su nudo.

145
CÁPITULO 11

Sus pies desnudos cosquilleaban ante el roce de la suave brisa,


mientras sentado sobre el césped sentía la calidez de los rayos de sol
de primavera.

Su boca automaticamente formó una sonrisa, al apreciar como el


castaño corría alegre por entre las flores. El valle se teñía de color
arocoiris, debido a la gran cantidad de colores que les regalaba el día.

Sus ojos sin poder detenerse en otra cosa, que no fuese observar a
aquel chico vestido completamente de blanco, con su cabello
brillante reflejando las miles de tonalidades de las flores.

Era simplemente hermoso.

Y su vientre parecía derretir cada vez que Jungkook levantaba su


vista y le sonreía, sin dejar de recojer pequeñas flores que juntaba en
una de sus manos.

Se sentía en una marejada de sensaciones, creyendo que solo podría


calmarlas si le besaba y acariciaba hasta el cansancio. Y sabía que el
castaño se sentía igual que él, lo había percibido desde su lazo luego
del primer momento de haberlo marcado.

Aquel día su nudo había tardado en bajar, por lo que había aferrado
al castaño junto a él, para besar y lamer la mordida sobre su cuello,
cuidando de no moverse demasiado y lastimarlo.

Las órbitas de Jungkook se habían vuelto oscuras perlas sobre su


marco azulado, distinguiendo Taehyung como el pecho de ambos se
calentaba al sentirse bajo la piel del otro. Y si podrían miles de veces
haberle contado como se sentía enlazarse con alguien, pero jamás se
imagino que podría ser de esa manera. Sintiendo como el pulso del

146
castaño latía sobre el suyo casi en sincronía y su aroma se comenzaba
a volver uno solo.

Jungkook le había tomado el rostro delicadamente para besarle, sabía


que el celo de ambos seguía vivo. Pero el rubio necesitaba que
tomasen un descanso para procesar lo que había ocurrido.

-"¿Duele?"- le preguntó Taehyung. Tal vez no sentía a traves de su


conexión que el castaño sintiera dolor, pero su lobo exigía que
Jungkook lo dejara claro.

El chico sonrió negando con la cabeza, su rostro aún enrojecido


debido a la actividad reciente. Y Taehyung le devolvió aquella
sonrisa, logrando sentir como el castaño le pedía a través del vinculo
que le mimase.

Y así lo hizo, aun entre sus piernas le acarició el hueso de la cadera


con la yema de sus dedos y rozó la punta de su nariz con la de él,
provocando que ronronease placenteramente ante aquello. Y el
pelirubio le miró desde arriba, admirando como el omega
permanecía con sus ojos cerrados disfrutando de sus toques.

Omega. Su omega.

No pudo eludir el miedo que aquello le provocó, pues temía


equivocarse. Ya que nunca alguien le explicó como debía
relacionarse con uno, como debía cuidarle o que cosas implicaba
aquel lazo.

Aunque sabía que sería para siempre. Ya que entendía lo que


significaba un lazo roto y él jamás podría romper aquel vínculo.

Jamás se atrevería a dañar a Jungkook.

Pero sabía que con aquello la terminaría lastimando a ella.

Seulgi.

147
Antes de aquel viaje estaba seguro de haberle amado, de haber
decidido que era ella con quien deseaba compartir cada parte de su
vida. Sacándole de la desdicha en la que la chica vivía, apagada en
busca de una luz que le ayudase a sentirse bien día a día.

Estaba siendo un grandísimo imbécil.

Maldita sea.

Su cuerpo tembló un poco, percatandose de que aún permanecían


desnudos sobre aquella cama. Por lo que se retiró un poco del cuerpo
del castaño, recogiendo las mantas y cubriéndolos a ambos.

Se recostó al costado de Jungkook, viendo como éste cubría sus ojos


con sus manos y comenzaba a sollozar apretando sus labios.

El rubio se llenó de desconcierto hasta que percibió un pequeño dolor


sobre su pecho. El lazo.

Jungkook debió haber sentido su miedo e inseguridad, mal


entendiendo todos sus pensamientos. Por lo que lo subió sobre su
cuerpo y le tomó el rostro - Ey...mirame- le habló para luego soltar
su cara e indicarle con sus manos- "Taehyung no se arrepiente" - sin
embargo el castaño continuaba hipando, produciendole angustia
debido a que le trasmitía aquellas sensaciones- "Creeme"...hazlo por
favor amor- le dijo ya sobre sus labios, sintiendo la salinidad de las
lágrimas del castaño mojarle la boca.

Aquella noche se habían dormido acurrucados, mientras el rubio


recorría la espalda de Jungkook con sus manos, para lograr calmarle.
Regalando pequeños besos sobre su cuello, perdido en la candidez y
aroma del omega. Despertando solo para revivir su celo cada vez que
sus lobos lo pedían, renovando aquella marca sobre el cuello del
castaño en cada ocasión.

"Jungkook quiere hacerlo otra vez"

148
El rubio soltó una carcajada, recordando cuantas veces había leído
aquella frase en las manos del chico durante los días que duró su
celo. Y si bien, ese estado había terminado en el castaño con el con
el pasar de las horas. El de Taehyung duró casi cuatro días. Siendo
Jungkook un curioso y desvergonzado omega que había
aprovechado de aquello.

Bonito.

-"¿Por qué ríe Taehyung?"- le señaló con sus manos el castaño, quien
se acercaba quedando sentado junto a él y ponía sobre sus piernas
todo lo que había recolectado.

El rubio le observó, con su cabello desordenado y una pequeña


corona de flores sobre su cabeza.

Precioso mío.

-"Nada importante"- le respondió este, apreciando como sus manos


comenzaban a hilar colores entre ellas.

Jungkook negó con su cabeza para luego añadir -"Taehyung loco" -


continuando con su labor, sin embargo, no despegando la mirada de
los ojos del alfa.

Alfa mío.

-"Jungkook tiene loco a Taehyung"- dijo el rubio arrastrandose más


cerca del omega, apreciando como sus mejillas se coloreaban.

-"Taehyung tonto"- indicó el chico, mostrando su sonrisa y haciendo


un pequeño ruidito de complacencia al sentir como el alfa apoyaba
su cabeza sobre sus piernas.

El castaño no dejaba de reír ante las morisquetas que hacía Taehyung


para desconcentrarlo de su trabajo. Es que se había propuesto

149
hacerlo, luego de contarle al rubio lo que había visto en aquel libro
de Hyejin.

Dos amantes vestían de blanco, entregándose un beso bajo la sombra


de un árbol. Aquello había causado tanto interés en él, que no pudo
evitar mostrar la imagen a Taehyung para que le explicase.

-"Esas dos personas se aman, lo hacen por eso"- le había señalado el


alfa aquel día, paralizando por un momento a Jungkook, quien
digería la información.

-"¿Cómo Taehyung y Jungkook?"-preguntó de pronto el castaño. A


lo que el rubio sonrió ante la pregunta.

-"Si. Como Taehyung y Jungkook"

Y aquello había bastado para que el chico se ensañace en hacer lo


mismo con su alfa. Sin darle tanta seriedad y de forma muy
espontánea, algo característico en el castaño. Por lo que había
decidido a hacer dos coronas de flores para adornar sus cabellos,
esmerandoce en elegir las las más bonitas de aquel valle.

El rubio lo miraba sacar de vez en cuando la lengua, apretandola


entre sus labios, totalmente concentrado de sus acciones. Por lo que
enternecido giró su cabeza restregando su nariz sobre el vientre del
castaño, donde particularmente tanto su olor como el de él se
entremezclaban.

Sintió que el omega le tomaba el rostro entre las manos,


acomodandole la pequeña corona de flores sobre el dorado cabello.
A lo que Jungkook eufórico por haber logrado su afán, rio a la vez
que intentaba dejar un beso sobre los labios de Taehyung. Sin
embargo, siendo detenido por el mismo.

El castaño abrió los ojos, frenando su frenesí -"Espera"- le había


dicho Taehyung, para luego tomar la mano del omega entre la suya
-"Jungkook es de Taehyung"- le señaló con su mano libre, para luego

150
dirigir su boca al dedo anular del chico, depositando en el un suave
beso. E inevitablemente el omega se sonrojó, observando como el
rubio le decía-"Ahora Jungkook".

Por lo que de forma delicada y no tan seguro de sus actos, el castaño


tomó una de las manos del alfa entre las suyas -"Taehyung es de
Jungkook"- besando el mismo dedo que había besado el rubio en su
mano.

Taehyung sonrío tocándole el rostro, descubriendole una de las


mejillas de un rebelde mechón que osaba cubrirla- Bonito mío- dijo
para luego arrastrar sus labios hacia los suyos, besandole sin prisa
con todo lo que tenía para entregarle en aquel momento.

Absolutamente todo.

Sellando ese juramento que sin saberlo, ya habían pactado aquella


noche bajo las estrellas.

Habían sido horas de caminata y sus pies comenzaban a resentir la


exigencia del andar.

Debían descansar lo sabía, pero su cabeza le demandaba avanzar lo


máximo posible antes de caer la noche, sobre todo luego de haber
encontrado aquellos vestigios en medio del bosque.

Los brotes comenzaban a asomar en los árboles, acompañados de


tímidas aves que se posaban sobre ellos. Los últimos rayos del sol se
entrometían entre ellos, sin embargo, fueron suficientes para que su
vista se dirigiese a un lugar en particular.
Donde el césped crecía verde y fuerte en todo el trayecto de aquel
bosque, pero era amarillento y débil justo ahí, donde claramente se
marcaba la silueta de un cuerpo.

Y lo supo.
151
Justo ahí había sido quemado. El frío de las estaciones anteriores
habiéndolo conservado hasta que volviese a crecer vida sobre el.
Como esperando a ser descubierto.

Aquello lo había hecho avanzar más rápido e incluso correr,


ignorando a sus dos soldados que desde atrás, le habían gritado que
se detuviese un momento.

Pero su corazón estaba agitado. Y si sus presentimientos no fallaban,


estaba en el lugar donde Taehyung había sido emboscado. Tal vez
siendo asesinado o hecho desaparecer.

Solo esperaba que fuese lo segundo y que siguiese con vida. Según
lo que le habían dicho, debía ser así. Lo debía, lo debía.

Había conocido a el monarca aun siendo un niño, estando a cargo de


su educación militar cuando recién iniciaba su carrera. Y el chico se
había convertido en su amigo, su hermano y prácticamente su
confidente. Forjando una relación que pasaba a llevar todas las
normas de convivencia al interior del castillo.

¿Pero que podía hacer él? Cuando independiente de sus diferencias


de edad a ambos les unía la necesidad de afecto, marcada por la clara
ausencia de un padre. Aquella imagen inexistente y casi borrosa, de
un hombre que jamás llegó a ser. Y si bien, él le alcanzó a tener
bastante más años que el rubio. El modo en que su padre había
desaparecido de su vida, aún le golpeaba fuerte. Más aun, sabiendo
que aquello le llevaría a perder años mas tarde a su madre, producto
de una tristeza demasiado profunda como para salvarle.

Podía parecer curioso para algunos que desconociendo su relación,


se enterasen de lo mucho que le afectaba la perdida del monarca
Kim. Pues el no sentía haber perdido al rey, el sentía haber perdido
a un hermano.

152
-General Jung, ya está anocheciendo y creo que debiésemos armar
campamento en este lugar- el soldado a su espalda rompió con sus
pensamientos, apreciando que habían llegado a un gran valle entre
las montañas.

El lugar era precioso y en el aire se respiraba tranquilidad, a pesar de


que la luz casi no le permitía distinguir los detalles del sitio, él podía
evidenciar lo lleno de vida que se encontraba debido a la presente
estación.

-Sí, el lugar es adecuado-dijo asintiendo, dejando parte de sus armas


a un lado e inmediatamente sentándose para retirar sus botas.
Recriminandose una vez mas, el hecho de no haberse permitido
utilizar caballos en su viaje. Con el único fin de no captar la atención
de posibles enemigos del reino. Sin embargo, sus plantas llenas de
ampollas se quejaban ante ello -Deberemos conseguir cabalguería
para regresar a Yeoreum- dijo para que luego soltar un quejido.

Ambos solados sentados a sus costados, se encontraban del mismo


modo que él-Si quiere saberlo, esperabamos que lo dijese en algún
momento.

Los tres rieron al mismo tiempo, pasándose una cantimplora de


mano en mano para beber un poco de agua.

-Mañana deberemos partir a primera hora, así aprovecharemos la luz


del día- habló Jung buscando víveres entre sus cosas, entregándoles
a los soldados para que los consumiesen.

Ambos solados asintieron -¿Ha encontrado algo no es así?- preguntó


uno de ellos, mientras intentaba abrir una lata de judías negras.

-Aún no estoy seguro- le respondió Jung, mientras echaba un poco


de agua sobre su rostro para quitar la tierra- Pero tengo el
presentimiento de que mañana será un buen día muchachos.

Y claro que lo sería. Tenía que serlo.

153
Se lo había prometido a Jiwon y a Jimin. Se lo había prometido a él
mismo.

Llevaría a su hermano de regreso a Yeoreum, había jurado hacerlo y


así sería.

Sus piernas se entrelazaban con mas del castaño, sintiendo la tibieza


de su desnudez en aquella mañana bajo las sabanas.

Sonrió al respirar su aroma detrás de su cuello, abrazándole con más


fuerza mientras colaba una de sus manos sobre el estómago de
Jungkook. Su piel caliente y suave, reconociéndole al erizarse bajo
su toque.

Aquella tarde y tan pronto habían llegado a la casa, habían sentido


la necesidad de volver a tocarse.
De sentirse. Habiendo tenido el rubio que insistirle a Jungkook que
se cenasen antes de aquello.

Fue así que luego de comer, jugando entre risas e insinuaciones


fugaces, terminaron cayendo ante el deseo de plasmarse nuevamente
en la piel del otro. Para ser vencidos por el cansancio y el sueño bajo
las mantas, luego de hacer el amor.

El rubio hizo un pequeño ruido de complaciencia, al sentir como el


castaño se movía un poco, buscando la caricia que él dejaba sobre su
vientre. Su cuerpo desnudo al igual que él, solamente siendo
abrigado por su camisa, la que había puesto para que la piel del chico
no enfriase al llegar la madrugada.

Tomó su mano abrazándole con más intensidad, amortiguando la


curva de su espalda con su cuerpo sobre aquella cama. Mientras
sentía la luz llegar con curiosa calma sobre sus ojos en aquella
mañana.
154
Dios.

Era consciente de lo bien que se sentía tener a Jungkook entre sus


brazos, sosteniéndose ambos en aquel lugar para no dejarse caer. Y
también sabía lo que le provocaba el verlo reír, lo que el sonido de
su risa causaba al interior de él. Su corazón inundadose de una
sensasión muy similar a la felicidad, cada vez que este le tocaba o
besaba, pero siendo aún más fuerte que esta.

Estaba enamorado.

Quería llenar cada espacio de él, que sus ojos permanecieran por
siempre en la sincronía de los suyos. Deseando ser valiente e incluso
mejor persona solo por y para él.

Lo amaba tanto.

Nadie le quitaría aquello. Nadie rompería con la hermosa conexión


que ambos habían creado. Aquel vínculo invisible, siendo aún más
fuerte que la marca sobre su cuello.

El castaño sería su todo. Y en él derramaría todo lo que había


guardado para ser entregado.

No temería a nada.

Ni a nadie.

Cerrando sus ojos besó su cabello, percibiendolo sedoso bajo el


suave aroma a flores característico en Jungkook. Intentando llevar
su respiración al ritmo de la de él, sonriendo cuando sus pulmones
se cansaban de la forzada acción.

Pero escuchó ruidos al exterior de la casa, haciendo que se sentase


de golpe sobre el colchón. Achinando sus ojos y frunciendo su ceño,

155
su corazón palpitando acelerado, ante la incertidumbre que le
provocaba aquello.

Con sumo cuidado, tomó sus pantalones y sweater para ponerlos y


levantarse de aquel lugar. Cubriendo a Jungkook con las mantas,
observándolo aún dormido bajo ellas.

Con lentitud se asomó por una de las ventanas. Un poco asustado,


pues Hyejin le había insistido que nadie conocía aquel lugar. Que
nadie llegaría ahí.

Observó con precaución tres siluestas por entre las cortinas, sus pies
sintiendo la fría madera bajo ellos, provocando un leve ruido que
hizo levantar la cabeza de uno de ellos hacia su dirección.

No puede ser.

Su corazón pegó un brinco debido a la adrenalina y rápidamente


corrió bajando las escaleras, no importándole mucho que que sus
pies aún estuviesen desnudos.

Abrió la puerta y el corazón le martilleó, llenado de aire frío sus


pulmones por el cambio brusco de temperatura.

-¡Hoseok!- habló el rubio casi sin voz, pues el aire se le había ido
debido a la agitación.

-¡Oh por dios Taehyung! - el nombrado se había volteado


velozmente al escuchar aquella voz tras él. Acercandose
rápidamente a donde venía el chico, sus ojos humedeciendose sin
poder controlarlos -¡Maldición! ¡lo sabía, lo sabía!- le dijo
abrazándole fuertemente, sintiendo como este comenzaba a sollozar
entre aua brazos.

Los dos soldados suspiraron a su lado, dejando escapar el cansancio


de los días que había conllevado aquel viaje. El esfuerzo por
encontrar a su alteza.

156
El hombre tomó él rostro del chico entre sus manos, ambos viendo
las emociones de su reencuentro reflejadas en sus ojos- ¡Si hasta más
adulto te ves! - le señaló Jung, para luego volver a abrazarle,
conteniendo al monarca. Tantos meses considerándole muerto y
quizás él mismo considerarse olvidado.

- Tengo tanto que contarte-Taehyung sentía que un peso se liberaba


desde su espalda. Aun asi sus preocupaciones haciendose presente-
¡¿Cómo están?! Yeoreum, y-yo...

-Todos están bien tranquilizate- Jung hizo un silencio para mirar a


sus dos solados a sus espaldas y voltear nuevamente para enfrentar a
Taehyung- Sin embargo, has perdido tu corona. Se te ha dado por
muerto e Insung ha asumido el trono.

-Lo se- le dijo con convicción el rubio. Aquella verdad incierta,


confirmandose para su tranquilidad.

El general pasó saliva y fijó su vista nuevamente sobre Taehyung-


Eso no es todo, estamos prácticamente en guerra Kim. Yeoreum está
siendo constantemente acusada por los reinos vecinos y creo que tu
asesinato sólo a acelerado todo esto. Creo que debemos irnos ahora
mismo.

No.

El pecho de Taehyung se apretó y su lobo le arañó. El miedo


llenándolo al saber lo necesario de su partida- Y-yo..yo lo se... p-
pero...

No, no, no, no.

Jung frunció el ceño, notando como el rostro del rubio se impregnaba


de preocupación- ¿Taehyung tu...

157
-Aguarda dejame respirar- le respondió de pronto Taehyung,
aspirando pesado y duro, girándose para darles la espalda, sus manos
temblando e intentando encontrar sustento en su cintura.

Los tres hombres se sintieron incómodos ante la extraña situación.


Manteniéndose en silencio únicamente por el respeto que le debían
al chico frente a ellos.

Taehyung lo sabía. Sabía que esto podría suceder, que debiese estar
preparado para enfrentarlo.

-Taehyung- habló de pronto Jung intentando tranquilizarle, pues el


aroma dulce que distinguió en el rubio desde que le abrazó, le daba
una idea clara de lo que estaba pasando-Podemos conversar adentro,
podemos...

-¡No!- y no lo pudo controlar. Su lobo estaba angustiado y claro que


sus intenciones no eran alarmar a los hombres que venían en busca
de él para ayudarle. Pero demonios, al interior estaba su omega
desnudo sobre una cama, siendo su instinto alfa quien había tomado
el mando en él.

No quería que le dañaran. No quería que le lastimaran. Y como


estaban las cosas, ya no podía confiar en absolutamente nadie -
Yo...lo siento. Será mejor que me esperen aquí- habló una vez más
el rubio, tratando de calmar sus pulsaciones. Recibiendo una
asentimiento de cabeza de parte de Hoseok, quien lo miraba con los
ojos muy abiertos- Esperenme...y-ya regreso.

Y se volteó lento para ingresar a la casa.

Aquella casa.

Es que lo tenía claro. No podía llevar al castaño con él. No cuando


su reino no era un espacio seguro para el omega. No cuando tenía un
miedo enorme a que Jungkook enfermara al igual que su madre,
perdiendo a su lobo en el trayecto. Debía antes que eso remediar

158
aquel problema y solucionar el resto de los inconvenientes que debía
enfrentar como hombre.

No podía arriesgarse a perderlo.

No a él.

Aunque eso implicase dejarle ahí en aquel lugar por un tiempo y le


rompiese por dentro.

¿Por qué solo sería un tiempo no es así?

Ingresó a la habitación en busca de algunas prendas que le servirían


para su viaje de regreso a Yeoreum. Deseando ignorar aquellos ojos
que no se despegaban de él, quemándole profundamente. Sintiendo
como el dulzor del castaño se volvía agrio debido al miedo.

Y dolía. Claro que lo hacía.

Pero él le protegería aunque implicase un sacrificio más grande.

Con sus manos torpes abrochó sus zapatos, acomodándolos lo mejor


posible y presentables. Tomando su Gonryongpo de una de las
cajoneras, donde llevaba meses guardado. Suspirando y cerrando los
ojos. Como robando la suficiente fuerza para lograr lo que se
proponía.

Preparado se giró, mirándolo ahí sobre la cama, con su pelo


desacomodado y sus ojos colmados de preguntas. Afirmando la
camisa, su camisa. Para que no le cayese desde los hombros y le
quitara el calor.

Caminó hacia él y se sentó a su lado. Y Taehyung sabía que debía


ser rápido, pues así sería menos doloroso. Pero no pudo evitar
acercar su nariz hacia su cuello y aspirar el aroma desde allí.
Escuchando como el castaño emitía un pequeño quejido con su boca,

159
revelando como el lazo que los unía, le había informado de sus
intenciones.

Se alejó de él, observando como los ojos de Jungkook se tornaban


rojos y cristalinos- "Volveré por Jungkook"- le señaló con sus manos
para luego dejar un beso suave y sutil sobre sus labios, alejándose
dejando solo chocar su frente con la de él.

Se distanció deseando terminar con aquello que le estaba lastimando


a ambos, intentando levantarse de la cama. Sin embargo, el castaño
tironeo de él negando con la cabeza y rompiendo en llanto.

Y Taehyung lo aferró a él con fuerza, su garganta desgarrándose por


el nudo que se iniciaba en ella. Besandole las mejillas, intentando
secar aquello que les estaba hiriendo. Para luego tomar la mano de
Jungkook entre la suya y ponerla sobre su propio pecho.

En el lugar donde su corazón latía.

-"Te amo"- le dijo a través del gesto, para luego besarle como si
dejara su alma en aquel beso. Percibiendo como el castaño intentaba
seguirle el ritmo entre el llanto - Amor mío, solo espera por mí-
hablandole sobre los labios le dijo, deseando robarse el aire cálido
de su aliento. Llevándose algo que le hiciese saber que el castaño
esperaría por él.

Jungkook.

Su lobo.

Su omega.

Se levantó rápido y sin mirar, girándose sobre sus talones para salir
lo antes posible de aquella casa, su lobo rasguñándole las entrañas.
Y su cuerpo omitiendo la necesidad de regresar y sostener entre sus
brazos al chico que se desmoronaba tras de él.

160
CÁPITULO 12

La sombra de aquel árbol amortiguaba la calurosa jornada que iba


cayendo de a poco sobre ellos, mientras el verde césped bajo sus pies
les refrescaba e intentaba apaciguar su tensión.

Es que su corazón se encontraba inquieto y le oprimía a cada


segundo del día, manteniendo sus pulsaciones en un estado
intermitente, difícil de calmar ante la ausencia de él.

Su cabeza no dejaba de divagar y ya le resultaba complicado el


concentrarse en cualquier tipo de conversación. Descansando
escasamente por las noches y habiendo incluso perdido peso, debido
a la falta de apetito que mantenía durante todo ese tiempo.

No podía imaginar lo que estaría sintiendo él. No quería hacerlo.

Pero su lobo lo sentía, dolorosamente lo hacía.

—¿Ocurre algo Taehyung?—la voz de ella resonó como un eco


sobre su oídos, desconcertandolos por la sensación ajena que
causaban en ellos. Observando como su mano se unía a la suya, sin
haberse percatado de aquello. Como si su piel no le reconociera,
como si buscase una que no era la de ella —Has estado actuado
extraño desde que regresaste.

Con extrañeza la miró, con su rostro pálido y traslúcido intentando


comprender que le sucedía. Sabiendo que ella solo buscaba ayudarle,
pero que sin embargo no podía hacerlo.

Nadie podía.

161
No cuando él no había sido capaz de decirle la verdad. No cuando
había sido estúpidamente pusilánime. Percatándose de que no podría
lastimarla, desde que le vio aquel día que volvió a Yeorum.

Tan frágil.

Y él sabía que era la razón de aquello, pues le había esperado durante


meses. Manteniéndose en pie solo por la esperanza de verle con vida.

Junto a ella, tal como le prometió.

—P-pensé que te había perdido T-taehyung...—las manos de Seulgi


se aferraron a él ese día, mientras temblaba y sollozaba de forma rota
sobre su hombro. Deseando sentirlo y hacer verdadera su presencia.
Como rescatándole del lugar sombrío donde le habían enviado—...y-
yo pensé que me habías dejado.

E instantáneamente le atrajo hacia él. Porque también lo sentía y sus


deseos jamás habían sido causarle daño.

A ninguno de ellos.

Podía percibir la delgadez de su cuerpo a través de ese abrazo, lo que


le carcomía aun más. Sabiendo que la chica había esperado por él y
sin embargo, él le había traicionado.

Su piel estaba quemando, pues su lobo le raspaba por dentro


luchando con él, exigiéndole soltar a la beta. Mas aun él no podía,
pues la quería. Y más allá de que él ya no le perteneciese, existía un
aprecio mas profundo que aquella promesa incumplida.

Sintió su aroma, suave y sutil. Singular de ella. Comparándolo sin


intención y de forma inconsciente, con el dulzor cándido del castaño.

Jungkook.

162
Su pecho palpitó estruendoso, sintiendo una punzada sobre él. Su
omega le estaba llamando.

—Estoy aquí. Nunca me he ido...— le respondió con sus ojos


volviéndose vidriosos y brillantes, sin estar seguro si esa respuesta
iba dirigida precisamente a ella.

No estaba totalmente lúcido de lo que estaba haciendo e


inmediatamente se sintió enfermo.

¡No puedes fallarle maldita sea!

Respiró agitado, intentando alcanzar el poco aire que parecía llegar


hasta él.

¿A quién le estás fallando? ¿A quién desear proteger?

Su angustia estaba haciendo estremecer su organismo, no podía


detenerle.

¡Reacciona imbécil!

Y ya sin contenerse su cuerpo colapsó.


Su llanto escuchándose por todo el recibidor, sintiéndose ahogar
mientras aferraba a la chica entre sus brazos.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento!

Acompañando sus lágrimas de lamentos asfixiantes que salían de su


garganta. Pensando que moriría en ese momento. Que nadie le
salvaría.

Que jamás le volvería a ver.

El pánico se apoderó de él, no percatándose de la fuerza que estaba


empleando con la chica.

163
—¡Ey Taehyung! — le había gritado Jung, a la vez que tiraba de él
hacia atrás—¡Suéltala!

El rostro de Seulgi reflejaba lo aterrada que estaba por la situación,


apreciando como los ojos del alfa se encontraban idos y rojizos.

Quería encontrarle.

Pero ¿por qué todo estaba tan oscuro? ¿por qué estaba tan asustado?

¿por qué se sentía tan solo?

—¡No! Déjame abrazarle por favor...no me alejes.

No de él.

Su corazón dolía, como si le estrujasen con las manos.

—¡Maldición Taehyung la estás lastimando!

Sus huesos helaron al reconocer la voz de Jung a su lado, sus


muñecas naturalmente volviéndose débiles, liberando a Seulgi de su
abrazo.

Se percibió frío, como si una parte de él le hubiera abandonado y le


dejase sin abrigo.

—Ven, vamos. Debes descansar—Jung le mencionó a su lado.


Mientras su cabeza buscaba aquellas órbitas azules en aquella chica.
Solo encontrando un par de ojos temerosos, oscuros y tan perdidos
como los de él.

Aquella noche había buscado calor en su antigua cama, deseando


hallar algo de aquel aroma en las sábanas recién cambiadas. Que sin
embargo, le resultaron demasiadas lejanas al agradable elixir del
castaño.

164
Su cuerpo se ovilló bajo las mantas, necesitando de que algo calmase
aquel dolor que rasgaba su piel. Y aquel llanto que se internaba en
sus oídos. Su omega lloraba. Lo percibía a la distancia, con su cuerpo
temblando al igual que él.

—Amor mío...

Escuchó pasos que corrían a través del pasillo, golpeando algunas


cosas a su alrededor. La puerta de su habitación abriéndose de golpe
y el sonido retumbando en las paredes de esta.

—T-taehyung— aquella voz le hizo voltear sobre su cuerpo,


encontrando su silueta contrastante a la luz del exterior de su cuarto.

—M-mamá—sus labios apenas habían logrado moverse, paralizado


al observar aquella imagen que tanto le hizo falta.

La mujer corrió hacia él para abrazarle con fuerza, ambos sentados


sobre aquella cama, aprisionándose al otro. Sintiendo su olor.

El de su madre. El de su hijo.

Sus lágrimas cayendo en forma de lamento sobre sus mejillas— Dios


mío T-taehyung— Jiwon tiritaba y sostenía al rubio entre sus
brazos— Mi b-bebé...sabía que no eras tú. No p-podías ser tú—le
tomó el rostro entre sus manos, besandole por todos lados sin dejar
de llorar— Mi cachorro.

Taehyung sentía la calidez de su madre trasmitiendo toda esa


seguridad. Aquello que tanto había necesitado durante meses.

Quizás durante años.

—In-insung aún no regresa de su reunión en Gyeoul— el afirmó con


su cabeza— Estará t-tan feliz mi Tae.

165
Su madre le escudriñó con la mirada húmeda, como percibiendo algo
diferente en él. Algo que el Taehyung de meses atrás no tenía.
Distinguiendo un leve aroma que no paso desapercibido para ella.

—¿Taehyung tú?

El pulso del rubio se disparó y no logró eludir que la angustia


volviera a él—Mamá estoy asustado y-yo...

—¿Cómo es?— sin embargo Jiwon no le dejó responder, producto


de la intriga que le causaba aquello y el deseo de tranquilizar a su
hijo.

Sabía como era Taehyung. Sabía que eso no estaba resultando fácil
para él.

—Es hermoso mamá— respondió seguro. Si quería que su madre le


comprendiese, no dejaría ningún atisbo de dudas en ella —Todo en
él es perfecto.

Jiwon le había sonreído enternecida. Si su hijo le estaba confiando


aquello, debiese importarle. Y mucho.

—Yo puedo sentir su aroma en ti, es suave pero permanece ahí —


suspiró, haciendo un pequeño silencio—¿Él es...

— Si mamá...él es un omega— su madre abrió los ojos expectante.


Aquella palabra que no había oído en años, siendo casi un tabú en el
reino. Ahora salía de la boca de su hijo—Y...mamá yo le he
marcado...— la mujer asintió, comprendiendo la seriedad de
aquello— ...soy su alfa y no he querido traerlo únicamente por el
riesgo que provocaría.

Su madre le observó, acariciando sus mejillas con sus pulgares—¿Tú


lo amas?

Taehyung la miró a los ojos —Como no te imaginas.

166
Jiwon asintió con la cabeza, sonriendo con dulzura—Debes hablar
con Seulgi.

—Lo se mamá— y bajó la mirada. El dolor haciéndose tangible y


real.

—Se que tu intención no ha sido dañarla— Jiwon le acarició el borde


de la mejilla— Conozco a mi hijo. Se que él no es así— le obligó a
mirarla nuevamente, moviendo su cara— Si le has marcado ha sido
por algo. Aquella persona debió aflorar algo en ti —ella le sonrió
con suavidad—No había visto a mi cachorro así de vulnerable desde
que era un niño.

Y aquello era certero. Taehyung jamás lloraba. Su educación había


sido tan estricta y metódica, basándose sobre todo en el control de
sus emociones. Debía ser un monarca que impusiera respeto,
escondiendo cualquier tipo de debilidad.

No debía serlo.

Aun así, ahí se encontraba con sus ojos empapados y hipando como
un niño, aferrado al vestido de su madre.

—Pero debes hacer las cosas bien Taehyung— le dijo ella. Sus
palabras sonando duras y comprensivas a la vez— Si te han devuelto
la vida, debes hacer lo correcto. No antepongas la felicidad de los
demás por sobre la tuya hijo.

Y el entendió a lo que se refería.

Ser un líder no solo trataba de ser imponente. Si no también de ser


leal a los demás. Y consigo mismo.

—Lo se mamá— el asintió. Su cuerpo sintiéndose pequeño en el


arrullo que le entregaba su madre, meciéndolo como si fuese aun un

167
cachorro— Te amo tanto—le dijo acercándose a su pecho para sentir
su olor, aquel que le calmaba cuando todo le sobrepasaba.

Ella le besó la sien, no pudiendo evitar que un nudo se instalara en


su garganta y más lágrimas bajaran desde sus ojos. Soltando aquel
dolor que durante meses había arrancado parte de ella—Te amo más
hijo mío. Mi pequeño cachorro.

Aquella noche le había pedido a su madre que se quedase con él.


Donde se durmió acurrucado sobre su pecho y con las rodillas
recogidas. Solo concentrándose en la respiración calma de ella.

Le dijo que haría lo correcto, que no le decepcionaría.

—Taehyung te estoy hablando— si embargo, estaba haciendo todo


mal. Terriblemente mal—¿Estás bien?— Seulgi a su lado le miraba
expectante. Sus ojos ojerosos que hacían resaltar su piel y su cabello
intensamente azabache. La chica había empeorado durante su
ausencia y le estaba resultando muy complicado el recuperarse de
aquello.

Fue entonces que consideró esperar un tiempo más. Esperar que su


salud se volviese estable para hablar con ella —Yo lo siento....solo
pensaba— ella le miró un poco incrédula, por lo que deslizó su mano
por sobre su rostro. Para tranquilizarle y de alguna forma hacerle
creer que nada andaba mal.

Pero nada lo hacía.

Había sentido al castaño desde el primer día, percibiendo su dolor a


través del lazo y de algún modo, el transmitiéndole el propio. Pero
de la nada aquella sensación había desaparecido semanas atrás, como
si Jungkook se hubiese desvanecido luego de llevar prácticamente
tres meses lejos de él.

Se sintió morir. Clavándose en él, el perceptible puñal de la culpa y


el miedo.

168
No me dejes.

La tristeza se apoderó de él, causándole una nueva crisis que le hizo


hablar con Jung luego de aquello. Contándole absolutamente todo e
implorándole que le ayudase a traer al castaño.

Diciéndole que había cometido un error al dejarle.

Y el había accedido a hacerlo. Enviando a sus mejores hombres por


él y no entregándoles demasiados detalles por lo compleja de la
situación con Taehyung. Ya que si bien ya el trono no le pertenecía,
él había marcado a un omega aun estando comprometido.

Y aquello sería un gran escándalo. Que incluso podría se utilizado


en contra del reino en época de conflicto.

Solo le restaba esperar.

Su estómago formando aguijones sobre él, preso del terror que le


producía perderle. Su madre diciéndole que era normal sentir
aquello, pues se había alejado de su omega, solo a días de haberle
marcado.

Y sobre todo se había distanciado de la persona que amaba.

Quédate, quédate.

—¿Te parece si entramos? Está comenzando a hacer frío— le habló


Seulgi, sentada en su silla de ruedas.

El asintió, aun un tanto perdido — Vamos— tomando de la silla y


empujándole hacia el interior del palacio.

Porque solo debía esperar

¿No es así?

169
Su hermoso castaño debía de estar esperando, porque él le prometió
volver.

Porque ese sentimiento agrio que se vaciaba sobre él solo era


pasajero

¿No es verdad?

—No entiendo la razón de haber enviado precisamente a esos


soldados hacia las montañas Hoseok— el rubio alfa habló mientras
no dejaba de dar vueltas al interior del salón— A mi padre no le
agradará esta situación, es decir, son tus hombres más confiables.

—Estoy al tanto de eso Jimin, por algo les he enviado a a ellos— le


respondió tranquilo, a la vez que se afirmaba en el marco de la puerta
—Es por eso que debo hablar con él ¿Aun se encuentra en su
despacho?

Jimin asintió, deteniéndose momentáneamente a mirarle — Me


pregunto ¿Qué escondes Jung? Digo, estamos a nada de iniciar una
guerra y tu estás tomando aquella decisión —Se acercó un poco más
a él— ¿Quién te ha autorizado?

Jung le quedó mirando. Sus facciones siendo tan hermosas como


siempre. Aquellos ojos miel tan característicos de la familia Kim,
que le habían drogado cuando el chico apenas tenía dieciséis años.
Y aunque prácticamente le doblaba la edad en aquel entonces, no
había dudado en dejarse caer por él.

Junto a él.

—Pensé que estaba autorizado a tomar esas decisiones alteza Kim


— quitandole la mirada, pasó por su lado para alejarse de él. Ya que
la cercanía de aquel joven alfa le afectaba demasiado.
170
Algo que había jurado que no volvería a ocurrir.

—¿O ahora dudará de aquello? — le insistió con dureza Jung,


volteándose para una vez mas para enfrentarle. Encontrándose con
la espalda del rubio, quien comenzaba a girarse hacia él.

—No quise ofenderlo. Pero usted sabe que luego de lo de Taehyung,


debemos dudar de quien sea — hizo una pausa observándole de
forma fría— Incluso de quienes más confiamos. O en algún
momento lo hicimos.

Sus palabras habían salido amargas desde su boca, captando


enseguida él, la gran cantidad de significados que tenían al ser
pronunciadas.

— Yo jamás traicionaría a Yeoreum —le respondió Jung. Un tanto


exaltado por el enjuiciamiento del chico.

—¿Pero si traicionaría no es así? — Jimin le habló con su voz


mostrando indicios de querer romperse—Si lo harías.

—Yo no te he traicionado Jimin— le respondió con franqueza. Un


tanto asustado por la facilidad con la bajaba sus fuegos delante del
chico —Jamás lo he hecho, ni jamás lo haría—tocó la orilla de sus
ojos, donde podía ver que se comenzaban a humedecer.

El rubio bajó la cabeza, sintiéndose derrumbar ¿Por qué todas sus


conversaciones debían acabar así? ¿Por qué los años no cubrían lo
que tanto dolía?

El sabía que debía sacarlo de su cabeza. De su corazón. Sin embargo


y a medida que el tiempo pasaba, parecía que el alfa se le metía más
bajo la piel.

Su relación estaba prohibida. Algo que nunca podría ser. Aun así,
ahí estaba él anhelandole.

171
Necesitandole.

Jimin levantó su mirada, apreciando aquellos ojos cafés tan


profundos como el alma misma de Jung. El hombre siempre había
sido tan enigmático, quizas eso mismo le atrajo de él.

Había deseado descubrirlo. Soltar sus amarres y que él solo se dejase


liberar.

Se dejase amar.

Se fijó en que el alfa comenzaba a respirar agitado al igual que él,


con aquella necesidad de salir huyendo frente al miedo. Dudando tal
vez si decir lo que su pecho tanto pedía, se acercó un poco más hacia
él —Hoseok y-yo...

—¡¿Jimin?!— una voz femenina retumbó por la línea del pasillo,


desatandolos a ambos del silencio que habían creado. Separándose
rápidamente.

Una bella joven de cabellos castaños y piel albina, entraba por la


puerta a aquel salón —Acá estabas cariño.

El rubio la miró, dedicándole una leve sonrisa— Claro, te he dicho


que iría donde mi padre—ella le devolvió el gesto y se aproximó
hacia él para tomarle de la mano— General Jung ella es Sooyoung,
mi esposa.

Aquel era la primera vez que le veía, marcándose la realidad de que


ya el rubio no le pertenecía— Un gusto su alteza— le respondió
inclinadose respetuosamente hacia ella.

—El gusto es mío general Jung. Me han hablado mucho de usted —


ella le sonrió reclinando su cuerpo del mismo modo.

172
La chica era preciosa. Sus ojos cafés a tonalidad con su cabello y
unos labios que solo evidenciaban gentileza. Parecía ser la
compañera adecuada para el joven alfa.

—¡General Jung! — unos fuertes gritos y pisadas que se acercaban,


la hicieron girarse hacia la puerta. Dos jóvenes y agotados soldados
aparecieron en ella—Disculpe su alteza— ambos se inclinaron hacia
el alfa mas joven —General debe venir ahora mismo.

Jung les miró un poco aturdido y en alerta por las repentinas


palabras—¿Qué está pasando soldados?

—Es urgente— le dijo uno de ellos. Sin desear ahondar en el tema.


Por lo que supuso era algo delicado de tratar ahí.

—Está bien. Con permiso a ambos— habló para luego salir


disparado por el pasillo junto a los otros alfas. Pequeños murmullos
perdiéndose entre las paredes.

Dejando a un Jimin perplejo por la situación.

—Es más apuesto de lo que dijiste— oyó la voz de su mujer a su


lado. Quien le sonreía cuando el volteó a mirarla.

Su cuerpo giraba sobre la cama buscando el sueño. De alguna


manera aquella noche le estaba resultando realmente difícil hacerlo,
queriendo llorar de forma ilógica y gritar sin razón aparente.

Cansado de aquella situación se sentó en el borde de la cama,


encendiendo la lámpara que se encontraba sobre el velador de
madera. Sacudiendo un poco su cabeza, para acomodar su vista a la
repentina luz.

Dirigió una de sus manos sobre su pecho, sintiendo su corazón latir


con opresión bajo este.
173
¿Te encuentras bien?

Dolía y de un modo en particular en aquel momento. Percibiendo


que sus extremidades temblaban un poco producto de aquello.

Su respiración se aceleró, una sensación de repentina angustia


instalándose en él.

Debía tomar aire, debía hacerlo. Pues una nueva crisis amenazaba
con aparecer.

Aun estremeciéndose abrió la puerta de su habitación de forma


rápida, saliendo de ella estableciéndose a mitad del pasillo. No
siendo muy consciente de sus actos.

Y le sintió.

Aquel aroma tan dulce y voraz que se había incrustado en él


poderosamente, tornándose desmesuradamente amargo.

Y sin siquiera pensarlo corrió, sin pensar en las ropas de cama que
vestía y sin un rumbo definido. Solo guiado por la ambrosía suave
de aquel chico.

Alfa.

Corriendo por entre los pasillos de ese gran palacio y descendiendo


escaleras que parecían desconocidas para él. Aun cuando las había
pisado cientos de veces desde pequeño.

Aguarda corazón.

A medida que avanzaba le sentía mas palpable, mas cerca. Debiendo


controlar su instinto de lobo y el deseo de adquirir su forma animal.
Todo por llegar lo mas pronto posible hacia donde se encontraba el
chico.

174
De pronto se encontró en un subterráneo, donde ribetes de acero
formaba pequeñas jaulas en uno de los costados.

Su oído se agudizó, escuchando pequeñas risas en una de las jaulas


al fondo de aquel lugar. Por lo que se acercó despacio y alerta.

—El general Jung nos dijo que le cuidáramos ¿Pero no sería mejor
si nos divirtiésemos un rato?— la voz de un hombre llegó hasta
Taehyung, quien seguía avanzando hasta donde provenían las voces.

—Pues claro. Míralo, es un omega. Nunca había visto uno y su


aroma me resulta delicioso. Y mira sus ojos.

Taehyung gruñó débilmente, aquello no le había agradado para nada.


Ubicándose frente a la gran jaula y observando a dos alfas al interior
de ella.

Y apreciandolo a él. Sentado y tomando sus rodillas con sus brazos,


descalzo y vistiendo solo una delgada camisa blanca. Sus hermosos
ojos azules reflejando miedo, sin embargo, no parecían haber
llorado. Pequeño valiente. Su cuerpo más delgado que nunca, pero
marcando ligeramente una pequeña curva sobre su abdomen.

Omega.

—¿Me pregunto que se sentirá estar con un omega?—dijo uno de los


alfas, acercándose mas a la altura del castaño— Y este apenas habla,
mejor aún— dijo para luego reír.

Taehyung sintió su sangre hervir, bastante seguro de querer


romperles la garganta a aquellos alfas.

—No hablará pero bien que ya está preñado— el segundo de los alfas
se aproximó mas hacia él, deseando tocarlo— ¿Bien que te ha
gustado no? ¿Quieres que te lo hagan otra vez?

175
Aquello fue suficiente, cuando aquel soldado sintió que algo le
tomaba por la espalda brutalmente y le hacía voltearse.
Confrontando a un par de ojos miel que le miraban incendiados de
furia.

—No lo toques.

176
CÁPITULO 13

-Explícame que significa todo esto Taehyung- la voz de Insung sonó


firme, juzgándole a la vez duramente con la mirada.

Aun así él de modo complicado se lograba concentrar, su mente


repasando cada momento que le había llevado a aquella
conversación con su tío.

Y es que su respiración se había tornado agitada al observar a


Jungkook tan vulnerable, ingresando de forma dura hacia sus
pulmones. El aroma a confrontación oliéndose disperso por todo el
lugar.

Sus colmillos habían tirado fuerte de sus encías, ansiosos por salir y
ser enterrados sobre la carne de algún alfa. Su lobo se estaba
conteniendo mas de lo soportable y ya no sabía si podría impedir que
tomase el control.

Se había percibido furioso, seguro de que mataría sin piedad a quien


se atreviese dañar al castaño. Pero lo que más dolía en él, era la
horrible sensación de decepción.

Le habían traicionado.

Aquello difícilmente lo perdonaría, no cuando su omega había


estado en peligro.

-¡Maldito seas Hoseok!- había empujado con ira el pecho del alfa.

Es que apenas tomó a uno de los soldados desde el cuello, Jung le


había retirado con fuerza, impidiéndole que destrozara la garganta
de aquel alfa.

177
¿Qué pretendía? ¿acaso él había organizado todo aquello?

¿Autorizó él que lastimaran a su omega?

Jungkook lo miró con asombro, mientras abrazaba con mayor afán


sus piernas, a la vez que su expresión se llenaba del temor que estaba
sintiendo. No comprendiendo mucho de lo que estaba sucediendo.

-¡Los mataré a todos! -sus ojos miel resplandecían de cólera


reprimida, ahora siendo bastante evidente que los instintos de su lobo
le estaban dominando.

Observó a los soldados quienes atónitos no reaccionaban ante la


imagen del ex monarca.

Jamás le habían visto así y de cierta forma eso les acobardaba.

-¡Salgan de aquí ahora!-les habló a ambos Jung.

-Pero general es peligroso él...

-¡Dije que ahora!-su voz de mando salió grave y tempestuosa.


Mirando fijamente al alfa que tenía enfrente. Aquel que
prácticamente había educado desde que era un niño.

Los dos soldados salieron cautos del lugar, percibiendo como los
intensos aromas de ambos alfas encrespados, se impregnaban en las
paredes de aquellas celdas.

Jungkook temblaba, percibiendo como su vientre comenzaba a doler,


por lo que colocó una de sus manos sobre el con intención de calmar
su molestia.

Necesitaba a su alfa.

Necesitaba a Taehyung.

178
Sin embargo el rubio solo tenía la intención de destrozar al alfa frente
él, con su cabeza nublada por la rabia.

-¡Te mataré!- Taehyung se impulsó contra él con deseos claros de


atacarlo. Siendo de forma rápida tomado desde sus brazos y lanzado
contra la pared.

Un pequeño sollozo se escapó desde los labios del omega.

-¡No intentes luchar contra mí! -le dijo Jung acercándose a él de


forma dominante- ¡Aun eres un cachorro alfa ingenuo!

Aquello solo logró ponerlo más furioso, lanzándose con mayor


ímpetu sobre él. Intentando causar algún daño al alfa -¡Le has dejado
solo imbécil!

Y es que le había hecho prometerle que le informaría apenas tuviese


noticias del castaño. Él sabía su situación, le había contado todo.

Había confiado en él.

Por eso que con sus ojos mezclados entre furia y congoja, había
alcanzado a impactar una de sus mejillas. Acción que duró
momentáneamente al sentir como Jung le devolvía el golpe,
rompiéndole este y haciéndole caer al suelo -¡Cálmate Taehyung!

El rubio tocó su labio, distinguiendo el sabor metálico característico


de la sangre. Con su vista cerrándose sobre la silueta del alfa mayor,
apoyó una de sus palmas sobre el suelo con intenciones de
levantarse.

Sin embargo, aquellas pretensiones sucumbieron ahí al sentir como


unas temblorosas manos le tomaban el rostro. Aquel dulce aroma
anhelando tranquilizarle.

179
Los azules ojos de Jungkook le examinaban inquisidores, como si
quisiesen verificar que se encontraba del todo bien. Mientras sus
labios que se encontraban entreabiertos, evidenciaban su aflicción en
aceleradas inhalaciones.

Pequeño mío.

Su corazón vibró y sin poder evitarlo le atrajo hacia él, olisqueando


sobre su cuello sintiendo el aroma de su omega. Sin dejar de bajar la
atención del alfa que le observaba aun desafiante.

-Las cosas no son como las imaginas Taehyung- Jung le dijo de


manera más mesurada -Hay mucho de lo que ni siquiera entiendes.

-¿Y que es eso que no entiendo general Jung?-le respondió el rubio


mientras sentía que Jungkook se acurrucaba sobre él, escondiéndose
bajo su barbilla- Ha dejado a mi omega solo con dos alfas. Eso lo
entiendo claramente.

Y había sido un error. Jung lo sabía. Pero la sensación que provocó


en él aquel castaño, le había descolocado. Aturdiendole y haciéndole
actuar impulsivamente.

-Creo que es mejor que hablemos cuando estés mas tranquilo- no


pudo decir mas que eso. No cuando el apenas comprendía lo que le
sucedió-Te aconsejo que abrigues al chico, está haciendo demasiado
frío- le dijo para finalmente para luego retirarse de aquel lugar,
recibiendo un gruñido del rubio en respuesta.

Y era verdad, aquella noche excepcionalmente había demasiada


humedad, por lo que al apreciar que las piernas del castaño estaban
desnudas, las tocó. Notándolas entumecidas.

Aun recostado intentó liberarse de la liviana bata que traía puesta,


quitandosela para cubrir el cuerpo de su chico.

Su chico.

180
Jungkook se alejó un poco de él, observándole de forma tímida -
"¿Jungkook está bien?"- le dijo con sus manos el rubio, para luego
tocar su cabello castaño que había crecido notoriamente durante esos
tres meses.

Hermoso.

El chico bajo su mirada, negando con su cabeza para luego responder


sin siquiera mirarle -"Taehyung mentiroso. Jungkook solo.
Taehyung no volver nunca".

Aquello dolió mucho más que su labio herido. Sabía que lo había
lastimado, pues el mismo se había causado daño. Percibiendo su
miedo y soledad, día tras día por medio de su lazo.

El alfa le tomó delicadamente del mentón, moviendo su rostro para


que le mirara, apreciando como pequeñas lágrimas habían asomado
por entre sus ojos.

-"Taehyung tonto"- le señaló el rubio con sus manos- "Taehyung no


quiso lastimar Jungkook. Perdona tonto Taehyung"- se sintió
desesperar al ver como el castaño sobre él hipaba un poco, como si
el aire le fuese poco frente al tumulto de sentimientos.

El castaño asintió débil, como si su testaruda parte humana luchara


contra su dócil omega. Para luego abrazar a Taehyung, quien no
dudó en atraerlo hacia él, haciéndole pasar sus piernas para que le
rodearan cintura.

Ambos liberaron sus aromas de forma tenue, con la única voluntad


de calmar a sus lobos. Hacerles saber que estaban ahí, que todo
estaría bien.

Que debía de estarlo.

181
El rubio ubicó su nariz sobre el cuello del omega, mientras las yemas
de sus dedos se deslizaban sobre la espalda de éste. Aplacandoles a
ambos.

Fue durante aquella acción que observó la marca de su mordida, de


un tono amarillento y mal cuidada, luciendo demasiado enferma. Por
lo que comenzó a dejar pequeños besos sobre ella, deslizando su
lengua de vez en cuando para que su saliva le ayudase a sanar.

Un leve jadeo salió de la boca de Jungkook que hizo sonreír al alfa.


Para después con decisión hundiera sus colmillos en la piel del chico.

Cariño.

Besó con suavidad, saboreando y quitando el pequeño brote de


sangre que salía de la zona.

Hasta que recordó algo que le sacó de su ensueño, alejándose un


poco del castaño para luego mirarle a los ojos. Como esperando que
él respondiese a su duda a través de ese simple gesto.

Jungkook con sus ojos más luminosos que nunca, entendió su


pregunta. Por lo que un poco temeroso comenzó a subir el borde de
la delgada camisa que traía puesta. Subiéndola hasta la altura de sus
costillas.

Taehyung sabía que aun era pequeño, pero aun así lograba asomar
en forma de una bonita curva sobre el estómago del castaño.

Su cachorro.

Por su cabeza ni siquiera había pasado la posibilidad de haberlo


dejado en cinta. A pesar de todo lo que habían compartido. Y es que
él jamás había visto a uno, salvo en libros que explicaban la biología
de los lobos omegas. Pero que debido a la extraña enfermedad que
afectaba a su reino, a estos se les había hecho imposible llevar su

182
embarazo a término. Imposibilitándolos finalmente incluso de
gestar.

Y temió. Pues desconocía la naturaleza de aquella enfermedad y no


sabía si su omega estaría a salvo de aquello.

Jungkook lo miró claramente inseguro de toda la situación, soltando


su camisa y decirle -"Jungkook tiene miedo"- y como podría
juzgarlo, si él mismo también estaba muy asustado-"No se que es. Y
no deja de crecer."

Aquello provocó una suave risita en la boca de Taehyung, que le hizo


desear besar los labios del omega. Más aun cuando Jungkook le
miraba confundido y un poco frustrado por la reacción del rubio.

-"Es un bebé"-le dijo Taehyung con sus manos, para luego acariciar
una de sus mejillas.

El castaño abrió su boca sorprendido y negó con la cabeza -


"Jungkook no se ha comido ningún bebé."-le dijo con determinación,
pero solo logró hacer estallar en carcajadas al alfa.

El omega ofuscado comenzó a lanzar manotazos a Taehyung para


que dejase de reír- Cálmate - le habló él aun riendo y sujetando sus
brazos. Consiguiendo que se tranquilizase cuando le besó de forma
delicada sus labios.

Tan dulces como siempre. Tan suyos.

Se separó de él, percatándose que a pesar de que el castaño aun no


bajaba su enojo, ahora estaba mucho más dócil. Por lo que moviendo
sus manos le dijó -"Taehyung lo puso ahí"

Los azulinos orbes de Jungkook se abrieron -"¿Cómo Taehyung lo


puso ahí?"- le dijo señalando su vientre.

183
El alfa le sonrió-"Cuando estuvo dentro de ti"- le indicó observando
el sonrojo de Jungkook, acercándole hacia él- Cuando te amé con
cada parte de mi ser-le susurró, palabras que se volvieron aliento
cálido sobre su oído.

Le besó el cuello, mimandole y regalandole sencillas palabras de


amor al castaño. Que aunque el no las escuchase, se sentía agradable
pronunciarlas.

Te amo. Mi amor. Precioso mío. Te extrañé.

Gracias.

A la vez que una de sus manos ya se había deslizado bajo la camisa


del chico, curioso por tocar aquel lugar donde seguramente dormía
acurrucado su pequeño cachorro.

Jungkook se alejó para examinarle, sus ojos cristalinos con el miedo


marcándose sobre ellos.

-"Es nuestro. El bebé de Jungkook y Taehyung"-le dijo el rubio


deseando disipar la creciente angustia del omega-"Taehyung estará
con Jungkook. No lo dejará solo" - A ninguno, pensó. Para después
tomarle del rostro y besarle más profundamente.

Había añorado sus labios y su sabor. Aquellos dulces sonidos que


salían de su boca cada vez que lo besaba.

Y el castaño le respondió enérgico, como si aquel beso fuese el


cúmulo de los besos que guardó para él durante todo este tiempo.

El alfa le soltó solo para susurrar sobre sus labios -Te amo amor
mío...lo hago tanto- sintiendo como Jungkook rozaba su nariz con la
suya, a la vez que comenzaba un suave ronroneo.

184
Tan perdido se encontraba el rubio en el omega, que no escuchó las
pisadas que se acercaban hasta ellos - ¿Se puede saber que sucede
aquí?

Insung le entregó una mirada indescifrable, mientras que él lo único


que atinó a hacer fue a cubrir a Jungkook con su cuerpo. Su lobo
protegiendo a su omega ante la presencia de otro alfa. Que por el
aroma que destilaba no parecía para nada amistoso.

Fue así que ignorando a su tío, llevó al castaño a un lugar seguro para
que este pasase la noche. Ya que si iba a mantener aquella
conversación con él, sería sin la presencia del omega.

Debía mantenerlos seguros.

Sabía que su tío Insung no intentaría hacerle daño al chico, pues él


era su familia y prácticamente su padre. Quien le había recibido con
lágrimas en sus ojos cuando se enteró de su regreso.

Que él aun continuaba con vida.

Pero su instinto alfa le hacía no desear fiarse de nadie, pues era


Jungkook. Su omega. Su cachorro.

-Explícame que significa todo esto Taehyung- Insung le había


hablado claro en aquel despacho, al que había llegado luego de
resguardar al castaño.

-Lo que has visto tío, creo que es evidente- la verdad es que no había
deseado sonar tan desafiante, pero su lobo no pretendía entrar en
razón.

Insung lo observó, sentado en aquel escritorio- Evidente ¿qué es lo


evidente Taehyung?.

-Jungkook es mi omega- le respondió de forma clara.

185
El alfa frente a él bajó la mirada, hacia donde sus manos se
encontraban entrelazadas - Omega...Jungkook.

-Si. Le he conocido durante los meses que he estado...-soltó un


suspiro- ...perdido.

-¿Le has marcado?- Taehyung asintió -¿Qué ha pasado con Seulgi?


Tenías un compromiso con ella.

-Lo sé- le respondió el rubio de forma casi silenciosa.

-¿Lo amas?- le cuestionó Insung intentando comprender a su


sobrino.

-Más que a nada y...-se quedó callado- él espera a mi cachorro- el


rubio le dijo.

Insung mantuvo un breve silencio y tocó su frente para nuevamente


mirar a Taehyung-Ven acá- le llamó levantándose de su silla- No
puedo creer que vayas a ser padre- le dijo tirando de él y abrazarlo-
Es decir mírate, pareciese que ayer aun eras un niño.

Taehyung cerró sus ojos descansando de aquella presión sobre su


pecho. Necesitaba de ese abrazo. Necesitaba de el cariño de un
padre.

- Pero debes cuidarle Taehyung- le mencionó alejándose de él para


mirarlo a la cara- Tu sabes de lo complicado que es que el chico se
encuentre en cinta, sobre todo acá en Yeoreum. Mas aun si le
sumamos que estamos a portas de una guerra y han intentado
asesinarte. Tu omega puede ser blanco de algún ataque. No se si sea
prudente que esto salga a la luz en un momento como este. Debes
cuidarle.

El rubio asintió- Lo se tío, he pensado en eso también. Muchas


gracias, necesitaba de esto.

186
Insung le sonrió- Tu sabes que te apoyaré en lo que sea Taehyung,
confío en tus principios. Sin embargo... es necesario que hables con
Seulgi.

Taehyung asintió. Sabía que era el momento de hacerlo.

El lugar era cálido, lo suficiente para temperar su cuerpo que había


estado frío durante todos los días de viaje.

Aquel día había bajado corriendo las escaleras suponiendo que se


trataba de Taehyung, ya que los hombres llevaban las mismas
vestimentas que quienes se habían marchado junto a él. Pero se había
llevado una gran decepción al no encontrar su rostro entre quienes
incrédulos le miraron.

Su corazón estaba herido y su cuerpo se volvía débil, exigiendo ver


al pelirubio. Tocarlo y sentirlo. Sintiendo la tristeza posarse sobre su
vientre en forma de dolor, cada vez que pensaba en el alfa.

Su vientre.

Lo cierto es que había estado temeroso e intranquilo al no saber lo


que le sucedía. Su barriga solo crecía y su ánimo solo decaía,
vomitando cada vez que ingería algún alimento.

Creyó que estaba enfermando. Pensó que estaba muriendo.

Cuando solo se trataba de su pequeño bebé, intentando hacerse


espacio bajo su ombligo.

Cachorro.

De forma inconsciente acarició su vientre con una de sus manos,


sentado sobre aquella acogedora cama y aun sintiéndose intrigado

187
por como crecería su cachorro allí dentro. Esperando que no creciera
demasiado.

Percibió como algo tocaba su hombro, observando como una gentil


mujer de edad avanzada le miraba sonriente -"¿Puedo?"- Y él
comprendiendo su ademán asintió.

Taehyung le había dicho que ella era de confianza, que le cuidaría


mientras estuviese en aquel lugar. Que le conocía desde que era un
bebé y lo mas importante, sabría como comunicarse con él.

La anciana tocó su estómago con ambas manos, llevando un aparato


metálico que Jungkook desconocía, para ubicarlo sobre el y apoyar
su oído ahí. El castaño se sintió un poco incomodo, sin entender
absolutamente nada de lo que hacía.

-Ahí está- habló la anciana para ella misma, a la vez que sonreía y se
retiraba del chico- "Pequeño, pero corazón late fuerte"- le dijo con
sus manos, a lo que Jungkook le miraba curioso y atento -"Bebé
hermoso, tú ojos muy bonitos."

El castaño parpadeó y cubrió su panza con la bata de Taehyung, la


que le calmaba al tener el aroma del alfa. Y suspiró mirando su
vientre, pensando en como sería su bebé.

¿Se parecería a Taehyung? Aquel pensamiento le hizo sonreír,


ignorante de lo que sucedía a su alrededor.

Unos zapatos resonaron a lo lejos, acercándose a la habitación-


¡¿Donde está?!

La mujer se asomó por la puerta, aprovechando que esta se


encontraba entreabierta y miró al chico sentado sobre la cama.

-Él es señora Jiwon- le señaló la anciana para sacar luego algunas


mantas más para la cama.

188
Jiwon se aproximó hacia él, observando que este llevaba la bata de
su hijo y apreciando la belleza del omega.

-Hola Jungkook, soy Jiwon. La madre de Taehyung- le dijo la mujer


regalandole una sonrisa.

Sin embargo la mujer no obtuvo respuesta, recibiendo solo la mirada


curiosa del castaño, quien pasaba sus ojos de una a otra mujer.

La mañana era inusualmente fría para ser un día de verano, lo que se


reflejaba en la perilla de aquella puerta que estaba por abrir.

Sabía que necesitaba hacer eso antes de ir con él. Ya que aunque
había deseado haber pasado la noche abrazado a su omega, de algún
modo aquello se sentía incorrecto. No cuando antes debía hablar con
ella.

Ingresando a la habitación la observó siendo acomodada sobre la


silla por una de las enfermeras. Su cuerpo cubierto por un elegante
vestido, preparada para iniciar aquel día.

-Taehyung- le dijo ella mientras le entregaba una sonrisa-Has


llegado temprano.

El pelirubio avanzó hacia ella y tomó una de sus manos para besarla-
Luces muy bonita el día de hoy Seulgi- y no le mentía, parecía a que
la chica había despertado de mejor ánimo y eso se manifestaba en su
rostro.

-¿Acaso no soy linda para ti todos los días?- Ambos rieron y la


enfermera se retiró de aquel lugar para brindarles intimidad.

-He venido antes porque necesito hablar contigo Seulgi- su pecho


palpitó con fuerza. El temor acribillando y recriminando sus
acciones.
189
La chica lo miró con una mueca burlesca y sugerente-¿Y qué es tan
importante para que llegues aquí cuando apenas me he vestido?

Sin embargo y a pesar del tono bromista de la chica, el rubio apenas


pudo sonreír. Agachándose a su altura y tomando sus manos entre
las suyas-Perdóname.

Hubo un pequeño silencio y la chica le miró sin comprender-No


entiendo Taehyung ¿Por qué debería perdonarte?

Por todo.

El rubio suspiró suavemente -Yo te he fallado Seulgi- le dijo casi


silenciosamente, estaba doliendo demasiado.

Sin embargo la chica rió, apretando sus manos con las de ella- Por
dios Taehyung ¿por qué dices eso? ¿Lo dices por los meses en que
no estuviste para mi?- ella rió nuevamente- Te aseguro que los
recuperaremos. Tu nunca me has fallado, tu menos que...

-He estado con alguien más- Taehyung pasó saliva por su garganta,
percibiendo como la chica se tensaba frente a él. Se sentía horrible
estar haciéndole eso.

Ella no lo merecía.

-Alguien más...- el rubio no le respondió nada, solo se mantuvo


atento a que ella le golpeará y le gritara todo lo que desease-...N-no
importa, y-yo...yo entiendo que hayas buscado a alguien más, es
decir...- sintió que la voz de la chica se rompía- Mírame, estoy
enferma. Comprendo que n-necesitaras eso. Eres un alfa y bueno...y-
yo podré aceptarlo y seguiremos bien Taehyung...

-Tendré un cachorro Seulgi- el alfa mantenía su mirada gacha, no era


capaz de enfrentarle. Una mezcla de miedo y vergüenza. Demasiada
vergüenza.

190
-¿Un c-cachorro? ¿Es o-omega?- la respiración de la chica se
escuchó acelerada y se mantuvo callada, recibiendo la respuesta
tácita que nunca salió de los labios de Taehyung - Entonces s-será
nuestro Taehyung... yo ...yo l-lo amaré como si fuese m-mío.

Aquello hizo que Taehyung levantase su mirada, encontrándose con


los ojos húmedos de la chica. Aquella persona que había llenado
cada espacio faltante desde que él aun era un niño. Y le estaba
destruyendo, sabía que lo hacía- Yo no puedo hacer eso Seulgi... No
puedo hacerle algo así.

Jamás podría.

Una carcajada que sonaba más como un lamento salió de la boca de


la chica, liberando sus manos de las del chico- ¿Y a mi si puedes
hacérmelo? ¡¿A la estúpida enferma si puedes lastimarla?!

Y ahí estaba toda la decepción y dolor, siendo lanzados como agujas


sobre su piel.

Todas esas promesas que nunca cumpliría.

-¿Te gustó no es así? - le preguntó una vez más al ver que el rubio
no le respondía- ¡Ohh si ! Claro que te gustó ¿A qué alfa no le
agradaría que se le regalaran con las piernas abiertas?- el intentó
acercarse a ella para tranquilizarle -¡Demonios no me toques
Taehyung!

Él pelirubio se levantó llevándose una mano sobre la boca, con sus


ojos humedeciéndose, lastimandole a él mismo lo que le estaba
haciendo a la chica. A quién había jurado cuidar, proteger y amar.

El siempre había cumplido. El nunca había fallado.

-¿Por qué yo no? ¿Por qué no me has tocado todas las veces que te
lo pedí?- Seulgi lloraba apretando en puños su vestido, en su cuerpo

191
formándose temblores debido a este-¿A-acaso tanto asco te p-
produzco?

Taehyung la miró y se acercó una vez mas a la altura de ella. Claro


que aquello no era certero, su amor había sido sincero. Todo había
sido real. Y si le había rechazado todas esas veces, era solo por el
miedo de hacerle daño.
E irónicamente ahora estaba hiriéndole de igual forma-Eso no es así,
eso nunca ha sido así Seulgi.

-Ent-tonces ¿por qué?- le dijo tomando la tela de su ropa entre sus


manos- Yo t-te amo Tae....te amo t-tanto que duele - y le atrajo con
fuerza hacia él, como si con eso intentase unir parte de las piezas que
estaba rompiendo de ella-¿T-tú le amas?- él no quiso responder
aquello, pero ella liberando un sollozo comprendió lo que le decía
con su silencio - Q-quédate conmigo p-por favor...n-no pido que me
ames p-pero t-tengo miedo...N-no quiero morir sola...s-solo te pido
eso por f-favor Tae...

El rubio respiró rápido, su cuerpo dolía y su cabeza se perdía en


diferentes imágenes que desfilaban pidiéndole hacer lo correcto.

Jungkook, Jungkook, Jungkook.

No quería equivocarse, no quería causar daño.

La chica se estremecía bajo su abrazo y él estaba muy seguro de que


tal vez estaba sufriendo una nueva crisis-N-no le veas hasta q-que
me vaya por favor... S-solo espera a que me vaya - le dijo finalmente.

192
CÁPITULO 14

Sus redondos orbes azules seguían los movimientos de las


luciérnagas en el jardín, las que torpes chocaban con una lamparilla,
confundidas por la luz en aquella cálida noche.

Suspiró, mientras permanecía sentado sobre el césped con sus


piernas cruzadas , sintiendo como la anciana corría a sus espaldas e
interior de la casa. Ordenando las últimas cosas antes de la cena.

Las manos del castaño sudaban y su corazón se sacudía con mayor


diligencia. Y es que se sentía nervioso y la ansiedad le estaba
consumiendo, sabiendo que le vería luego de un tiempo de lejanía.

Le extrañaba tanto.

Le necesitaba aún más.

Sus primeros días en Yeoreum no habían sido del todo buenos, en


los que no solo tuvo que adaptarse y aprender a convivir con más
personas, las que obviamente le miraban curiosas apreciando su
pequeño vientre oculto bajo su ropa. Si no que también, tuvo que
soportar náuseas e inclusos vómitos que le impedían mantener algo
firme sobre su estómago. Por lo que la anciana prácticamente le
había obligado a comer el doble, ya que estaba bajando demasiado
de peso.

-"¿Jungkook pondría los cubiertos?"- le dijo la anciana asomándose


frente a él, mientras ingresaba nuevamente a la casa y ordenaba todo
para la sencilla cena. Y él sin dudarlo asintió.

Y es que no se podría quejar del trato que recibía de parte de ella, la


mujer le trataba con tal cariño, que a Jungkook no le había
dificultado confiar en ella.

193
Sarang, la pálida mujer de blanca y larga cabellera hecha trenza, era
la más antigua de las personas del servicio en el palacio. Quién se
dedicó durante años a la crianza de los niños que allí nacían y
crecían, asistiendo todos los partos de omegas de la dinastía Kim.
Resultando en este caso, la persona más idónea para asistir a
Jungkook, sobre todo por su facultad para comunicarse con el chico
al haber tenido un hermano de su misma condición.

-"Estás más bonito"- le señaló Sarang al castaño para luego tocarle


una mejilla, mientras éste continuaba ubicando cuidadosamente los
cubiertos sobre la mesa. Su panza tímidamente rozando la orilla de
ésta-"Tranquilo, ya lo verás hoy"

Jungkook sonrió silencioso, de manera casi imperceptible. Y es que


su pecho se apretaba al pensar en que volvería a ver al chico,
habiéndolo añorado tanto cada noche mientras olía y abrazaba
aquella bata que avara desvanecía su aroma. Y terminaba por
dormirse, pensando si él iría a visitarle al otro día.

Apreció a la anciana sonriendo le dulce, fue ella quién le dijo que


debían quedarse en aquella casa tras el palacio hasta que Taehyung
solucionara algunas cosas.

Que ya pronto vendría.

Que solo debía esperar.

Él miró su vientre, sin saber muy bien los días exactos que habían
transcurrido desde la última vez que se encontraron. Pero
percatándose si, de que éste había respingado un poco más durante
todo este tiempo. Sarang le había dicho que su pequeño cachorro
estaba creciendo, por eso su piel tiraba cada vez que lo hacía.

Pequeña luna.

194
Acarició su estómago, pensando que su bebé crecería de a poco
como el astro en el cielo. Intentando con ello también, calmar la
tensión que se formaba sobre él ante la angustia que le provocaba
toda la situación.

Quería tanto a Taehyung con él, necesitaba tanto de su alfa. Que éste
le mimara antes de dormir o simplemente sobara su espalda, cada
vez que su cuerpo repudiaba todo lo que comía.

-Shh, calma no llores- le habló la mujer a su lado acercándose a secar


sus ojos, los que estaban húmedos sin que él se percatase de aquello-
"Todo estará bien"- El castaño soltó un suave sollozo, asintiendo y
tomando las manos de ella para besarles, como agradeciendo lo que
hacía por él. Por ellos. Su corazón sintiendo una sensación que
guardaba en su memoria.

Ella le sonrió, para luego indicarle que sentara y ambos esperaran.

Aquella noche se reunirían con Taehyung y su tío Insung, siendo una


ocasión especial, ya que éste último conocería a Jungkook. Y el
castaño tendría la oportunidad de encontrarse con el alfa, después de
semanas sin verse.

Su estómago se afligió de anticipación, recordando aquel día en que


aburrido y necesitando sentir el verde bajo sus pies, había salido
descalzo a recorrer el amplio jardín del palacio. Descubriendo dos
pequeñas lagunas, un pequeño bosque de cerezos de Manchuria y un
hermoso jardín a uno de los costados de éste. Donde él había
ingresado.

Y donde le vio.

Su rubio cabello reflejándose por los rayos del sol, que caía suaves
sobre su piel dorada. Y aquellos ojos color miel que se achinaban
cuando sonreía.

Y quiso tocarlo.

195
Su corazón indicando que se moviese hacia él. Dando pequeños
pasos escondido tras un arbusto, observando como Taehyung sonreía
con aquel dibujo cuadrado que se marcaba hermosamente su boca.

Su corazón palpitó constante y fuerte, golpeándose bajo su tórax.


Avanzando lento, advirtiendo aquel aroma que le estaba haciendo
tanta falta.

Alfa.

Pero sus pasos se inmovilizaron, al distinguir algo que capturó su


atención. Una fina silueta frente al rubio, pero que le daba la espalda
a Jungkook, solo permitiéndole ver su larga cabellera azabache.
Apreciando como Taehyung le sonreía con dedicación, mientras le
acariciaba al parecer el mentón.

Sintió un desgarro en su garganta, la necesidad de llorar deseando


estallar sobre él y sin siquiera entender el porqué.

Pero claro que sabía la razón.

Pues él había pasado horas pensando en como su alfa sufriría al igual


que él la distancia. El como le extrañaría, el como le estaría
afectando todo aquello.

Sin embargo el escenario era demasiado diferente, pues Taehyung


no sufría.

A él no le dolía.

Y se sintió tonto. Percibiendo como una punzada se posaba sobre su


vientre, emitiendo un pequeño sonido de dolor desde su boca. El cual
no controló ni realizó con intención, pero el que de igual forma el
alfa oyó. Pues sus ojos se clavaron directamente.

Tonto, tonto, tonto.

196
Jungkook tonto.

No quiso quedarse. No deseó estar ahí.

Ni siquiera se fijó en la expresión del alfa y se echó a correr hacia la


casa. Sus ojos liberando todo el pesar que sintió en aquel momento.

Agradecía que aquel día la anciana había salido, dejando que el


llanto saliera de él como un ciclón. Vaciando su pecho y apretando
fuerte su vientre arrollado bajo las mantas de la cama.

¿Acaso era posible?

¿Taehyung le había olvidado?

¿A ambos?

No. Debía confiar en él.

Él se lo prometió.

Él le amaba.

Él...

Su atención se desvió hacia la puerta, donde Sarang le apuntaba


sonriente indicándole que tocaban. Sus ojos abriéndose muy
amplios, como si quisiesen grabar cada segundo de aquel momento.

Y su corazón latiendo rápido, muy rápido.

La anciana fue a abrir la puerta, mientras el castaño tocaba una de


sus manos con la otra y mordía su labio inferior.

La puerta fue abierta y Jungkook desde su sitio intentaba visualizar


al alfa poniéndose en punta sobre sus pies, observando como

197
ingresaba la imagen de un hombre alto y de cabello oscuro quien
saludaba a la anciana respetuosamente. Intercambiando palabras que
el castaño claramente no comprendía.

Continuando inquieto hasta que la puerta tras el hombre se cerró y la


anciana le entregó una mirada que Jungkook no deseaba recibir.

Lástima.

El alfa frente a él se acercó y le sonrió - Tú debes ser Jungkook-el


castaño le miró y no le respondió al no entender obviamente lo que
éste le decía.

Las cejas del Omega se fruncieron confundido por lo que sucedía.


Mirando instintivamente a la anciana quien le devolvió una mirada
triste y negó con la cabeza -"Él no vino."

-Te estás equivocando- Jiwon le dijo atravesándole con la mirada, a


la vez que él daba vueltas en círculos en aquella habitación. Inquieto
y angustiado.

Su tío diciéndole que era lo mejor.

Que aquello era lo más indicado.

Que era lo mejor para su omega.

Su omega. Ni siquiera sabía si podía llamarle con aquel título,


resultando demasiado valioso para lo que él estaba haciendo.

-Él te necesita- insistió su madre a de pie frente a la puerta, habiendo


llegado a increparle apenas se enteró de que Taehyung no iría a
visitar al omega.

198
Él botó aire por la boca, mientras se llevaba una de las manos sobre
el cabello, exasperado por la situación-Seulgi también lo hace.

-¡Pero que estupidez dices Taehyung! ¡Él es tú omega!- la mujer le


gritó desde su sitio agitando sus brazos de forma furiosa.

-Lo sé mamá, lo sé- su corazón dolía pero debía ser fuerte -Pero
Seulgi ella...e-está tan lastimada yo...tengo miedo de que algo le s-
suceda y no estar ahí para ella.

Su madre le miró atónita- ¡Taehyung por favor! ¡Aquello no te


compete hijo! ¡Seulgi no es tu responsabilidad!

-¡Ella está sola mamá!

-¡Tú omega también lo está! ¡Mira como todo esto esta afectándote
por dios date cuenta!- le dijo ella realmente afectada, empatizando
con la condición del chico - ¡Taehyung maldita sea! ¡Él espera a tu
cachorro!

Cachorro. Pequeño mío.

-Lo se mamá,...por favor me hagas sentir peor de lo que me siento -


sabía que estaba doliendo, lo confirmó aquel día en el jardín, donde
el amargo aroma a glicinas del omega había llegado hasta él.
Observando los cristalinos ojos azules de Jungkook, los que le
miraron oscurecidos de de pesadumbre.

Casi sin luz.

Y sabía que él era el causante de aquello.

Quiso correr tras él al verle huir, más no podía.

Maldición que no podía.

199
Todo le estaba destrozando. Mas aun cuando Sarang le dijo que su
chico estaba vomitando todo lo que comía, producto de los síntomas
del embarazo. Que había bajado drasticamente de peso y que muchas
veces lloraba por las noches.

Siempre pensando que nadie le oía.

Amor mío.

Deseaba estar con él, deseaba abrazarle y besarle hasta que todo
calmara.

Pero no podía. No aún.

Y si bien Seulgi tenía días buenos, también tenía días en los que
prácticamente no se levantaba de la cama. Y él se lo había prometido
a su padre y a ella. Era lo único que le quedaba por hacer
correctamente, antes de regresar con su omega.

Además que su tío Insung le había aconsejado, que lo más


conveniente era mantener su relación con Jungkook al margen de
todo. Con la finalidad de proteger al omega y éste no se convirtiese
en un blanco de sus enemigos.

-Él puede perder su cachorro Taehyung- dijo una vez más Jiwon,
entendiendo un poco el conflicto que tenía su hijo en aquel momento
y provocando que éste abriese sus ojos y le observara asustado-
Sinceramente no se como será con Jungkook, cada gestación es
diferente. Pero no es bueno que un omega pase su embarazo alejado
de su alfa Taehyung -Ella suspiró -Sus lobos se deben acompañar
durante este tiempo. Tu omega incluso puede sentirse rechazado por
tu lobo y...

Taehyung le miró expectante -¿Y qué mamá?

200
Ella le observó triste- Su lobo puede rechazar el cachorro con la
intención de que regreses con él. Él omega de Jungkook puede
abortarlo Taehyung.

No.

No, No, No.

-Y-yo no lo sabía ¿P-por qué nadie m-me lo ha dicho? -la voz del
pelirrubio sonaba rota, su lobo sintiéndose herido por toda la
información.

-Pues no creí que harías una tontería Taehyung-le recriminó su


madre- Y créeme que Sarang debe estar pensando lo mismo que yo
en este momento, así que prepárate a una reprimenda de parte de ella.

El alfa se mantuvo en silencio, girándose para apoyar sus manos


sobre el marco de la ventana y mirar la oscura noche. La delgada
luna formándose en el horizonte. No tenía intenciones de llorar, no
creyó que lo merecía.

Debía ver a Jungkook, debía estar con él -Mamá y-yo...

-Debes estar con tu omega Taehyung...hazlo antes de que te


arrepientas hijo- le dijo su madre, mientras se acercaba a él para
acariciar su espalda.

Él solo le respondió asistiendo, demasiado enojado consigo mismo


para hablarle a su madre.

Mañana mismo iría con Jungkook. Solo esperaba que no fuese


demasiado tarde.

Aquel lugar parecía helar a cualquiera, demasiado diferente al calor


que había a las afueras de este a pesar de ya ser medianoche.
201
La humedad marcándose en las paredes de piedra que goteaban de
vez en cuando, dejando sonidos fríos en el aire.

Lucía inhóspito.

-Te traído comida y algo para que te abrigues- dijo el hombre


acercándose al entumecido bulto arrollado en una de las esquinas de
aquel sitio.

Aquella maraña de harapos y cabello mal cuidado, se giró hacia el


hombre. Sus labios resecos y piel lastimada por heridas auto
infringidas. Sus uñas rotas y sucias debido a todas las veces que
debió haber raspado la pared, donde se apreciaban marcas de ellas.

-Come- le dijo nuevamente el hombre frente a él, entregándole un


gran emparedado de carne. El que le fue arrebatado rápidamente de
las manos, para ser devorado por el hambriento sujeto -Ten cuidado,
te atragantarás- Sin embargo éste le ignoró, solo enfocado en saciar
su hambre.

Observó sus muñecas y tobillos encadenados, los que habían


provocado heridas sobre ellos producto del roce.

Resultado de los años de encierro.

Sintió un pequeño sentimiento de remordimiento, como si la culpa


de aquel ser humano se transmitiera a él.

No. No debía sentir aquello.

Le apreció, moviendo un sucio mechón de cabello que le cubría el


rostro. Su cabello largo y canoso ocultando su rostro, escondiendo
aquellos ojos azules que el tanto había admirado. Pero que ahora le
resultaban tan lejanos a aquel sentimiento.

202
-Él tiene tus ojos sabes- dijo sin esperar a que éste entendiera sus
palabras. Su estado mental bastante deteriorado como para poder
hacerlo.

Había sido demasiado tiempo.

-Intentaré sacarte de aquí, pero no te prometo nada- le dijo para luego


levantarse y dirigirse a la salida-Nos vemos luego- se despidió de él,
no recibiendo respuesta mas que el sonido húmedo de aquel lugar.

Ordenaba algunos papeles que le serían útiles para gestionar el


término del conflicto, los que enviaría con su tío lo mas pronto
posible a los demás estados.

Debía recuperar la mayor cantidad de antecedentes que le ayudasen


a tratar el asunto, aquellos que hubo perdido durante su motín e
intento de asesinato.

Hablaría con Hoseok para agilizar la investigación, la que los llevaría


a los posibles arquitectos de todo aquello. Así desenmascarar al
traidor de Yeoreum y así proteger a su pueblo.

Proteger a su familia.

Sin embargo su cabeza se negaba a mantener aquella reunión con el


general Jung, sobre todo cuando éste se había vuelto tan cercano a
su omega.

Aquello no era bueno.

No al menos para un alfa celoso y posesivo.

No cuando continuaba teniendo tantas dudas de sus intenciones con


el castaño.
203
Su castaño.

Y Sarang le había dicho sin intención mas que mantenerlo al tanto


de la rutina del chico, que Jung visitaba diariamente al omega.
Preguntando acerca de su estado, llevando alimentos que
posiblemente se le antojasen e incluso comenzaba a aprender a
comunicarse con él.

Aquello le desagradaba a Taehyung.

Y sabía que estaba siendo un completo egoísta, pues el castaño no se


relacionaba con nadie más que con Sarang y él. Que lo mejor sería
que las demás personas del palacio aprendieran el lenguaje de
Jungkook.

Pero la inseguridad que estaba causando en él la distancia, le hacía


pensar del modo incorrecto. Afectando de tal manera a su lobo, que
se alteraba fácilmente por cosas que ni él entendía.

Y se desconocía.

Él debía pensar en él, debía entender que su omega necesitaba


relacionarse con más personas. Aprender de ello, cuando jamás lo
había hecho.

Y él tenía que estar ahí para ayudarle a enfrentar eso.

¿Qué le estaba pasando?

-Taehyung... tranquilízate pero... - una voz que provino a sus


espaldas le hizo voltearse, observando como su primo le miraba con
su rostro mostrando preocupación-...es tu omega... él no está.

No.

204
-¿C-cómo que no está Jimin?-su pecho comenzó a agitarse, así como
la respiración se volvía intermitente y escasa.

-No lo se Tae, pero Sarang acaba de venir a avisarte. Dijo que él salió
por la mañana y aún no regresa, está preocupada y...¡Espera!
¡Mantente calmado!-le gritó Jimin, al apreciar como su primo salía
corriendo de aquel lugar y sin terminar que él hablase.

Y es que no necesitaba mayor información. Jungkook no estaba y


aquello sólo le bastaba para que su lobo enloqueciera y actuara por
mero instinto.

No se lo perdonaría. Jamás lo haría si algo le llegase a suceder al


castaño.

Por lo que corrió escaleras abajo, mientras los sirvientes del palacio
le observaban con preocupación, intentando ayudarle en lo que sea
que le estuviese sucediendo.

"Es nuestro. El bebé de Jungkook y Taehyung"

"Taehyung estará con Jungkook. No lo dejará solo"

"Te amo"

Aquellas palabras se estaban clavando dentro de él, sintiéndose un


cobarde y maldito mentiroso por no cumplirle al castaño.

Por dañarlo una vez más.

Sintiendo un miedo horrible a que no tuviese la oportunidad de


enmendar el error que cometió.

Mas cuando pasaban las horas y Jungkook no aparecía. Siendo


buscado por todos los guardias del palacio, bajo la lluvia que
tempestuosa había comenzado a caer sobre aquella tarde de verano.

205
Se encontraba furioso y asustado.

¿Y si estaba herido?

¿Y si alguien lo había sacado de aquel lugar para hacerle daño?

Dios, todos allí eran en su mayoría alfa. Mataría a quién se haya


atrevido a dañar a su omega y su cachorro.

No le importaría quien fuese.

-¿No ha regresado no es así? -preguntó frente a la casa donde el


castaño había estado pasando sus días junto a la anciana. Su cabello
dorado oscurecido por la lluvia, sus ropas empapadas del agua que
caía.

-Aún no hijo- le respondió su madre, quien abrazaba a Sarang quién


se mantenía en silencio bajo su abrazo. Sintiéndose responsable de
la circustancia que estaban viviendo.

Miró a Jung a su lado, quien se encontraba en la misma condición


que él. Sus mechones pegándose a la frente y su uniforme viéndose
muy pesado-Iré a buscar soldados para reforzar la búsqueda. Según
tengo informado no le han visto salir de los terrenos del palacio. Por
lo que debe estar en algún lugar al interior de acá. Aparecerá.

Taehyung solo asintió con su cabeza, mirándole con agradecimiento


y demasiado ensimismado como para enfadarse un poco más con
Jung.

Su pecho se oprimió de pronto, percibiendo aquel suave aroma tan


característico del omega, volteándose para buscar de donde
provenía. Divisando a lo lejos y entre la lluvia, una pequeña figura
que parecía avanzar hacia ellos.

Agudizó su vista, mientras intentaba regular su pulso y le distinguió


-Es él- alcanzó a decir, para luego correr tan rápidamente que pensó

206
iba a caer rodando sobre el césped. Tan acelerado que creyó el
oxígeno le faltaría y no alcanzaría llegar a él.

Sin embargo, Jungkook parecía no haberse dado cuenta de nada.


Caminando con su camisola blanca llegandole hasta las rodillas y sus
pies descalzos. Empapado completamente. Con su ropa mojada
transparentando su vientre y pegándose a este, marcándolo
completamente.

Se veía hermoso. Y parecía no tener frío, pues reía sacando su lengua


de vez en cuando hacia afuera, con tal de capturar las pequeñas gotas
que caían sobre esta. Y saltaba sobre pequeños charcos con sus pies
desnudos, chisporroteando aún más su ropa con pequeñas manchas
de lodo.

¿Acaso estaba bailando bajo la lluvia?

Pues alzaba sus manos al cielo y giraba sobre sí mismo, dibujando


círculos irregulares con sus pies.

Claramente ignoraba la presencia del alfa, quién desesperado


avanzaba hacia donde venía el omega. Preocupado y sin detenerse a
observar la tranquilidad de este.

El castaño sintió de pronto un cuerpo capturando el suyo, luciendo


un poco descolocado y sin comprender que sucedía. Para luego
observar como un rostro que él conocía muy bien se ponía frente al
suyo y pronunciada palabras incomprensibles para él.

Aquel suave aroma a lluvia y tierra mojada que le rodeaba en ese


momento el rostro con sus manos. Su cuerpo doliendo
momentáneamente congelado, con su pecho latiendo con un
sentimiento que de pronto fue desconocido para él. Reaccionando de
la única forma que su lobo le estaba exigiendo en aquel instante,
tomando toda la fuerza posible y empujando con ferocidad el cuerpo
de aquel alfa frente a él. Cubriendo luego su vientre con sus manos,
mientras le veía y mostraba desafiante sus colmillos.

207
CÁPITULO 15

Tomó el rostro del chico entre sus manos, tranquilizándose al


comprobar que a pesar de lo mojado que se encontraba el castaño, su
piel se mantenía caliente.

Omega.

Vio sus ojos azules tan de cerca que parecía le consumirían. Y


deseaba que así lo hicieran.

Necesitaba ahogarse en ellos.

Necesitaba de su omega.

-¿Donde e-estabas? - su mirada recorría cada parte de su rostro -


C-cariño no vuelvas a hacer a-algo así-con sus pulgares acariciando
suavemente sus mejillas, percibiendo de pronto como el castaño se
tensaba extrañamente bajo su toque. Sintiendo como éste posaba sus
manos sobre su pecho y le empujaba con fuerza.

Amor mío.

Su cuerpo tambaleó y observó desconcertado al castaño quien


posaba ambas manos sobre su vientre y le entregaba un gruñido
rabioso al alfa. Como si se estuviese protegiendo de él.

A él y su cachorro.

Taehyung saliendo de su sorpresa, reaccionó ante eso y avanzó


rápidamente a abrazar al omega -S-soy yo pequeño...T-taehyung
amor, soy Taehyung- le dijo con su voz angustiada y sin detenerse a
pensar que el omega no le escucharía.

208
Oyó un fuerte sollozo que fue la antesala a un grito desgarrador que
salió de la boca del castaño, quien intentaba dar golpes aprisionado
bajo el cuerpo del rubio. Ambos mojándose bajo la incesante lluvia.

Escuchó veloces pisadas que zumbaron duras, aguándose sobre la


tierra- ¡Taehyung ya déjalo!- la mano de Jung le tocó el hombro,
haciendo al rubio girarse colerizado hacia él.

-¡No!- sus ojos miel enardecidos y brillantes, entregando una mirada


desafiante al alfa. Quien instintivamente retrocedió ante la amenaza
del rubio.

-¡Les estás haciendo daño!- intentó éste hacerlo recapacitar, viendo


como el omega lloraba y luchaba por liberarse de su agarre.

-¡Son míos!- Taehyung gruño roncamente, el aroma a miedo del


castaño provocándole mayor ira. Su lobo estaba descontrolado y no
le podía calmar. No cuando el omega le estaba rechazando.

No cuando le querían apartar de él.

Sintió que alguien tiró con ímpetu de sus hombros, lanzandole hacia
el suelo y propinándole un buen golpe sobre uno de sus pómulos -
¡Ya basta! - la voz alfa de Jimin salió firme y dura, mirándole
impasible de pie frente a él.

A la vez que el castaño había cerrado sus ojos, desvaneciedose en


los brazos de Jung, debido a que el cansancio y la agitación habían
afectado a su cuerpo.

-¡No los toques!- Taehyung hizo intento de levantarse, sin embargo


su primo volvió a empujarle contra la mojada tierra. Su fina
vestimenta manchada hasta las rodillas de lodo.

-¡Ya calmate Kim!-Jimin se aproximó a él sosteniéndole del cuello


y con su cabello goteante -Si te sigues comportando como un idiota
no dudes en que te partiré la cara ¡Estás lastimando a tu omega

209
maldito ímbecil! - le dijo para luego soltarle de forma brusca,
mientras él veía como su madre y Sarang corrían a auxiliar al omega.

-Solo se ha desmayado-dijo la anciana, examinando a Jungkook y


pasando su mano por la frente del chico, el que permanecía
inconsciente y ajeno a lo que ahora sucedía -Llevemosle al interior
de la casa- agregó y Jung tomó al castaño entre sus brazos,
acompañando por Sarang y Jimin hacia el interior de la vivienda.

Jiwon observó a su hijo aún tirado en el suelo, turbado y con la


mirada perdida hacia donde desaparecía el omega.

-Taehyung...

-Y-yo no quería hacerle daño mamá...yo no se lo que hacía y...-sus


manos apoyadas en la tierra apretaron el barro entre sus dedos. Un
dolor que se formaba sobre su pecho le comenzaba a asfixiar-...el
tenía m-miedo, creyó que lo lastimaría...a él y s-su cachorro.

-De ambos Taehyung. Aquel cachorro también es tuyo hijo-le dijo


la mujer calmada, al mismo tiempo que le acariciaba el cabello
húmedo por la lluvia.

-Yo y-ya no lo se...no se si lo merezco-el alfa suspiró de forma


pesada, con su cuerpo temblando pero no de frío - Le he abandonado
una v-vez más y estaba tan delgado...-sus ojos se humedecieron y
ardieron al recordar como sus dedos habían palpado, el como
sobresalían las costillas en el omega -...y dudo que él q-quiera verme
después de todo ésto.

-Ha sido su lobo Taehyung, él...-Jiwon negó con la cabeza- Ven, es


mejor que entremos hijo. Debes dejarle descansar y ya luego
veremos que hacemos.

La mujer se levantó de allí, alzando su mano derecha invitando al


rubio a tomarla.

210
Sin embargo el alfa negó.

-Yo necesito estar solo mamá- le respondió el chico, poniéndose de


pie a la vez que su madre le miraba con cautela, comprendiendo a lo
que se refería su hijo- Debo pensar...q-quizás será solo un poco, pero
debo hacerlo.

Jiwon asintió comprensiva, observando desde su sitio como


Taehyung tomaba su forma de lobo. Aquel gran y hermoso animal
de pelaje blanco, que comenzaba a correr sin rumbo trazado y
buscando a alguien que no encontraría.

Alguien que no le quería ver.

Calentaba su cuerpo junto a la chimenea de su habitación, utilizando


solo la primera capa de ropa para que el calor se filtrase mas
fácilmente hacia su cuerpo.

Estiró ambas manos hacia el fuego, las yemas de sus dedos aún
envejecidas por la humedad de la lluvia. Su piel aún fría esperando
entibiarse.

Suspiró agotado, aquel enfrentamiento le había desgastado al no


estar acostumbrado a ese tipo de situaciones.

Las detestaba.

Pero su lobo había reaccionado inclemente y de forma natural al ver


amenazada la vida del omega. Provocándole fascinación aquel
instinto que jamás creyó despertar en él. Aunque también tenía claro
de que aquello se había visto potenciado, al verle también a aquel
alfa en peligro.

Estúpido lobo. Estúpido alfa.

211
¿Cuando superaría aquello?

¿Acaso lograría hacerlo algún día?

Unos golpes en la puerta le hicieron girarse hacia ella-Adelante-


apreciando como aquella figura tan reconocida para él, se asomaba
tímidamente.

-Disculpe yo puedo venir más tarde-le dijo de pronto el alfa, quien


le miraba sonrojado hasta la punta de las orejas.

Jimin rió sonoramente, achinando sus ojos miel al hacerlo -No es


como que no me hubieses visto así antes Hoseok y tampoco es como
si estuviese desnudo- Jung abrió los ojos de forma amplia, jamás le
dejaba de sorprender lo directo que era el chico- Está bien, ya solo
entra.

El alfa mayor cerró la puerta tras de él, tragando saliva al encontrarse


en aquel espacio solo con el rubio-Yo estaba preocupado...¿Te ha
hecho daño?- le dijo Jung mientras se acercaba a verificar el mismo
si el chico se encontraba bien.

Jimin le sonrió nuevamente, aproximándose hasta donde se


encontraba él -Yo estoy perfectamente. Debes saber que Taehyung
impondrá mas presencia que yo, pero siempre el carácter de su lobo
ha sido más blando que el mío - le dijo para luego arrastrar su mano
hacia el costado de el cabello de Jung-Te preocupas por mí pero en
cambio tú, aún llevas tu ropa húmeda. Enfermarás Hoseok.

-Jimin...-los ojos del castaño se clavaron en los del chico.

-¿Qué?- le respondió él con su voz tersa que parecía envolverlo.

Como si no hubiesen pasado los años.

Como si continuasen siendo los mismos.

212
-Sabes lo que estás haciendo- le dijo Jung, sintiendo como la otra
mano de el alfa más joven se deslizaba sobre su pecho. Movimientos
sutiles sobre su ropa mojada -No juegues.

El pelirubio rio acercando su boca a la altura de uno de los oídos de


Jung -No estoy jugando...yo nunca juego.

Y aquello fue necesario para que rompiera con la mesura del castaño,
quién tiró hacia él desde su cintura, provocando que sus pechos
chocasen. Sus respiraciones resultando agitadas y encontrándose una
vez Jimin volviera a enfrentar su rostro.

Sus miradas como dos fuerzas opuestas atraídas como imanes. Y sus
cuerpos estremeciendo ante la cercanía de su aliento.

Y es que a pesar del tiempo, Jung continuaba viendo en aquel chico


ya adulto. Al inocente y travieso alfa adolescente, del cual había
caído completamente enamorado cuando le impartía su educación
militar y ya se encontraba en sus treintas. Donde habían compartido
un romance prohibido, no solo por la diferencia de edad y jerarquía.
Si no que también por la condición alfa de ambos.

Algo que no fue bien visto por Insung aquel día hace dos años atrás.
Cuando había observado a su hijo besarse con el general Jung, a
escondidas de todos luego de la coronación de Taehyung.

Ese día Jimin había llorado e implorado a su padre por liberar de


culpas a Hoseok. Diciéndole que aquello había sido solo una
calentura y confusión de su lobo. Que solo era el capricho lo que le
había arrastrado a hacer tal locura.

Y bendita locura.

Su padre dudoso había aceptado, a costa de hacerle prometer


vincularse con una beta de una familia poderos, bajo un matrimonio
arreglado.

213
Él lo aceptó.

Aquello era mejor de que le distanciaran o hicieran daño a Hoseok.

Él tomaría aquello y lo cumpliría por él.

Haría lo que fuese por él.

-Se que no lo haces-le respondió el castaño, atreviéndose a mover su


mano bajo la ropa del joven alfa, tocando la piel de su vientre. Sus
pupilas dilatándose de forma automática, ante la proximidad de sus
bocas-Estás frío.

Jimin se arriesgo a rozar sus labios de manera suave, arrastrándolos


a ambos a una dulce tortura. Cerrando sus ojos momentáneamente
durante la acción. Y abriéndolos de nuevo, enterrados como puñales
directo a los del castaño -Entonces calientame.

Hoseok respiró pesado, percibiendo sus pulsaciones al punto de


explotar a través de sus venas -A-alguien puede venir.

El rubio posó ambas manos alrededor del rostro del alfa castaño-
Nadie lo hará...nadie vendrá. Nadie tiene permitido hacerlo a esta
hora.

Y bastó aquello para que sus bocas se unieran de forma voraz, como
si estuviesen hambrientas y el otro fuera el festín que llevaban años
esperando.

Y es que no podrían detenerlo. Sus cuerpos resultando demasiado


débiles para enfrentar aquello.

Podrían sellarlo bajo la llave del mejor cerrajero. Y aún así aquel
candado cedería.

Porque no eran ellos. No eran sus lobos.

214
Eran sus almas buscando calmar aquello que llevaban marcado bajo
su pecho. Latiendo tan rápido que sería imposible de detener.

Era consciente de su ausencia, del como transcurrían los días y el


chico no aparecía. Lo que le causaba aun mas intriga, era de que éste
se encontraba en el palacio. Lo había confirmado sin querer un día
que le vio desde la escalera, en el salón hablando con el general Jung.
Concluyendo que por ende, él le estaba evitando.

¿Pero cuál sería la razón de aquello?

¿Acaso había faltado a su palabra y lo hacía por esa persona?

¿Se estaba volviendo a ver con aquel omega?

Si, sabía que se trataba de un chico. Pues los rumores corrían rápido
en ese lugar y habían llegado pronto a sus oídos. Aquellos hablaban
de un joven omega albergado en una de las casas del palacio, siendo
custodiado día y noche por la anciana Sarang.

Y solo bastó que uniera cabos, para que pensase que aquellos
rumores eran reales, puesto que tampoco había visto a la anciana
durante las últimas semanas. Y aunque nadie había mencionado del
estado de gestación del omega, daba por hecho que si la mujer estaba
con él se debía a ello. Ya que nadie podría ser mejor que en ella en
ese tema.

Su corazón dolió. Ya que algo que había albergado siempre y en


secreto sobre su pecho, era el deseo de ser madre. Soñando desde
que había caído perdidamente enamorada del príncipe aún siendo
una niña, ser la madre de los cachorros de Taehyung. Algo
imposible, no solo por su condición de beta. Si no que también por
la enigmática enfermedad que le afectaba y que prácticamente le
haría llevar un embarazo muy riesgoso, aunque la naturaleza le
hubiese permitido aquello.
215
Pasó saliva a través de su garganta, resultandole doloroso.

¿Cómo Taehyung no iba reemplazarle? Cuando estaba enferma y su


cuerpo era infertil. Cuando ni siquiera era capaz de ser
independiente.

A veces les entendía, a todos quienes se alejaban de ella cuando era


pequeña ¿Cómo no lo harían si solo era una molestia?

Agradecía que su padre ya no estuviese con vida para verlo


sacrificarse cuidando a una hija enferma. Desgastándose el mismo al
hacerlo.

Les entendía ¿Cómo no iba a hacerlo? Si ella misma se despreciaba.

Su cuerpo inútil como una jaula que le tenía atrapada en él. Sin lograr
ni siquiera movilizarse unos pasos para cooperar con quienes le
auxiliaban.

Todas muchachas de la servidumbre, ninguna amiga real. Nadie que


lo hiciese por mero aprecio.

Sentada en aquel jardín como todos los días, se rió irónicamente.


Como que el estar en aquel lugar le volviese más feliz. Cuando solo
le hacía recordar lo sola que se encontraba, al no tener a quien ver o
con quien hablar.

Maldita enferma.

Vió el jarrón con agua cristalina ubicado pulcramente sobre la mesa.


Si tan solo pudiese siquiera tomarlo sola, sin la necesidad de que
alguien lo acercarse para ella.

Ponerse de pie y dar cortos pasos que hagan sentir que su cuerpo
sigue vivo. Que no está muerta. Que su cuerpo siente y desea
aferrarse a la vida.

216
Negó con la cabeza, apoyando las palmas de sus manos a ambos
costados de la silla de madera, con la clara intención de sostenerse y
ponerse de pie.

Avanzar siquiera unos pasos.

Su corazón latió con fuerza, percibiendo una sensación de miedo y


ansiedad llenarle por dentro.

Y con toda la fuerza que le fue posible, se impulsó hacia arriba. Sus
brazos temblando debido a la repentina exigencia.

Apoyó uno de sus pies, sintiéndolo rozar sobre el suelo. No


recordando la última vez que sus extremidades le sostuvieron. Pero
necesitaba hacerlo, aunque no fuese posible.

Aunque supiera el desenlace desde ya.

Por lo que tomando seguridad pisó con fuerza sobre el suelo,


cayendo su cuerpo de golpe y su cabeza rebotando sobre el césped.

Inútil.

No alcanzó a pensar en nada, hasta que sintió como alguien corría y


le tomaba desde la espalda, pasando sus brazos bajo los suyos para
subirle nuevamente a la silla.

Su cuerpo apenas reaccionando a lo que sucedía.

Aquella persona respiraba agitada, la exigencia también resultando


demasiado para ella.

-Lo siento- dijo Seulgi despacio y observando aún, el sitio en donde


su cuerpo había estado tirado en el suelo segundos atrás -Sólo quería
un vaso de agua -Sin embargo aquella persona a sus espaldas no le
respondió- Hey, he dicho que... - le dijo ella girándose con su silla

217
para enfrentar a quien le había ayudado, encontrándose con la
imagen de quién menos imaginaba.

Él la observaba extrañado y con sus labios entreabiertos, como si la


muchacha fuese la criatura más extraña sobre la tierra.

Pero es que le resultaba llamativa. Su cabello, su piel e incluso sus


ojerosos ojos. Era como descubrir algo nuevo, pues la chica era muy
bonita y él jamás había visto a una.

Ella lo miró hacia arriba, frunciendo su ceño y acercándose un poco


más a él, moviendo las ruedas de su silla con las manos. Resultando
intrigante también para ella, la presencia del chico.

No pudo evitar ver sus ojos azules que hacían un juego fascinante
con el castaño de su cabello y lo pálida de su piel. Percatándose
enseguida el porqué Taehyung había bajado sus muros con aquel
omega.

Era sencillamente hermoso.

Y claro que se había dado cuenta que se trataba de él, pues llevaba
la mordida sobre su cuello y que marcaba su lazo. Y lo más
importante, no podía evitar el pequeño vientre se delineaba bajo su
camisón.

-Tú...- le dijo ella sin dejar de mirarle-¿Tú eres aquel omega no es


así?-Sin embargo Jungkook le miraba sin comprender que intentaba
ella decirle, provocando que algo oscureciera en ella-¡Responde!- le
gritó para hacer que el omega pegará un pequeño respingo al verla
tan exaltada.

Y también demasiado perturbado al sentir el aroma de Taehyung en


ella.

Ella le entregó una mirada desafiante, demasiado dolida como para


mirarle de otro modo.

218
-¡Responde te lo estoy ordenando! - insistió la joven beta, su
respiración acelerándose producto de la agitación.

Unas pisadas fuertes se escucharon aproximarse -¿Qué


sucede?¡¿Jungkook que haces aquí?! - la anciana Sarang corrió de
golpe hasta donde encontraba el chico. Temerosa ante la situación
que se había encontrado. Revisandole y enviando miradas a Seulgi,
con miedo a que se hubiesen lastimado.

La anciana le señaló unas cosas con sus manos al castaño, ante la


mirada de extrañeza de la chica. Quien observó como el chico casi a
regañadientes se marchaba de aquel lugar.

-Disculpe señorita Seulgi. Ese chico es mi sobrino y aún no entiende


muy bien hasta donde puede acceder aquí en el palacio - le dijo ella
inclinándose respetuosamente -No se volverá a repetir.

-No tienes porque mentir, tengo claro quién es- le dijo ella con rencor
en su voz. Sarang también le había cuidado a ella desde que era una
bebé. Ahora al igual que todos.le estaba traicionando.

La anciana le miró con un gesto de calma -Lo siento mucho señorita


Seulgi, ese es un tema que a mi no me corresponde hablar con usted.
Solo estoy aquí para resguardar al joven Jungkook.

La chica rió, sintiendo resentimiento. Mucho resentimiento-


Tampoco es como si le fuese a hacer daño. Pero si va a ser quien
tenga al cachorro de Taehyung, siquiera deberías enseñarle modales
Sarang. Tu protegido ni siquiera ha sido capaz de responderme, solo
muestra la clase de omega que es. No quiero ni imaginar de donde le
ha sacado Taehyung.

Sarang le miró comprensiva pero tajante- Me ha de disculpar


señorita Seulgi, pero debe cuidar de sus palabras. La clase nunca ha
hecho la calidad de una persona, recuerde quien le ha cambiado
pañales y enseñado a comer-la chica le observó manteniéndose terca

219
en su pensar -Y el chico no le ha respondido por que no quisiese. Lo
que pasa es que él no se comunica como todos lo hacemos. El joven
Jungkook es especial.

Seulgi le vió sin lograr entender- ¿Especial?

La anciana mujer asintió -Si, el joven Jungkook es sordo señorita


Seulgi. Por eso no le ha respondido, porque no le ha oído.

La luna en el cielo indicaba la caída de la noche, donde las estrellas


se trazaban en constelaciones inexploradas sobre su oscura red.

El se sentía nervioso, percibiendo a su lobo inquieto ante el


inminente encuentro con su omega.

Estaba asustado.

Llevaba cerca de seis días sin verle luego de su último encuentro.

Precisamente aquel encuentro.

En el que el omega le había dejado en claro que no quería verle, que


le había lastimado. A su parte humana y sobre todo a su lobo.

Sarang se lo había dicho aquella tarde antes de llegar ahí.

-Le has dejado solo Taehyung. Han sido tres semanas en que él te ha
esperado y tu no has llegado-le dijo la anciana sin filtro y jamás
olvidando su trabajo como educadora.

Taehyung aun era un cachorro, uno bastante crecido pero a fin de


cuentas un niño. Si él necesitaba de un llamado de atención ella lo
haría.

220
-¿Qué esperabas? ¿Qué te recibiera con los brazos abiertos? Has
humillado a su lobo Taehyung. Es obvio que está resentido por el
abandono. Y sorpresa, resulta que tu omega es bastante orgulloso y
no esperará por ti por siempre. Así como lo veo te dejará de lado con
el fin de proteger a su cachorro.

El pecho del rubio se sintió pesado, aquello era lo menos que


deseaba- No pretendo dejarle Sarang. Yo los amo y los quiero
conmigo. Los necesito conmigo.

-Entonces demuéstralo alfa tonto. Ya es hora que te acomodes bien


las pelotas, aquella de las cuales aluden tanto ustedes los alfas.

Taehyung se había sonrojado por las palabras tan directas de la


anciana. Aunque no sabía porque se sorprendía -Yo nunca he aludido
acerca de mis...sabes olvídalo-quiso refutar, arrepientiendose casi de
inmediato. Al final de cuentas sabía que se merecía todo aquello.

Esa era la razón por la que ahora estaba en la puerta de aquella


habitación. Esa donde el omega le había esperado tantas noches.

Sarang le había dicho que le había mencionado que debiesen


solucionar las cosas y el castaño había accedido. Testarudo y todo lo
había hecho. Sobre todo porqué debía hacer muchas preguntas a
Taehyung. Necesitaba saber porque aquella chica llevaba su aroma
¿quien era ella?

La anciana le había explicado acerca del encuentro de Seulgi y el


chico. Y quizás era eso lo que más temor le provocaba. Ya que temía
no encontrar las palabras indicadas para que Jungkook entendiese
todo.

Sin lastimarle nuevamente.

Y es que lo necesitaba con él. Y la anciana le había insistido que


solucionar todo esa misma tarde. Dándole la privacidad necesaria

221
para que arreglaran lo que tuviesen que arreglar, dejandoles solos
durante esa noche.

Debía verlo. Debía sentirlo.

Aunque fuera a escondidas de Seulgi.

Aunque fuese a escondidas de todos.

Era su omega.

Era su cachorro.

Por eso que decidido abrió aquella puerta. Sin tocar, siendo
innecesario pues el chico no le oiría.

Encontrándose inmediatamente con el dulzor característico de


Jungkook, el que ingresaba avasallante por sus fosas nasales.

Mirándole justamente a él, sentado sobre sus rodillas en aquella


cama que se veía tan fría. Con su pequeña pancita saludándole y
aquellos brillantes ojos azules permitiéndole pasar una vez más.

222
CÁPITULO 16

Su corazón corría eufórico bajo su pecho, la ansiedad precipitándose


en su boca que con nerviosismo mordía, sin mesura ni sosiego.

La cama se había vuelto demasiado incomoda para mantener su


quietud, por lo que rodaba, se levantaba y sentaba cada tanto. Su pie
derecho moviéndose impaciente, como si contase los segundos
apresuradamente.

Un suspiro fuerte se abalanzó sobre su boca, sentándose de sopetón


sobre sus rodillas, ofuscado y cerrando sus ojos para calmar sus
pulsaciones.

¿Él vendría no es así?

La anciana se lo había dicho, pidiéndole que solucionasen sus


problemas por el bien de sus lobos.

Por el bien de su cachorro.

Y que él debía estar al tanto de lo que Taehyung debía decirle. Nunca


obligándole a perdonarle, pero si dispuesto a saber los motivos del
Alfa.

Luego de eso la decisión sería suya.

Y es que su cuerpo lo necesitaba tanto y su mismo estómago se lo


hacía saber, posando un agradable y a la vez desquiciante cosquilleo
sobre su vientre. Aún así su lobo rehusándose a hacer aquello de
forma tan fácil, exigiéndole mantenerse precavido ante el alfa.

Taehyung tonto.

223
Percibió el sutil aroma del rubio, cada vez tornándose mas espeso a
medida que se aproximaba hacia su cuarto. Por lo que
inconscientemente apretujó su blanco camisón con las manos,
tensándose al sentirle tan cerca.

Alfa. Tonto Alfa.

Sentía a su lobo ceder, olfateando y buscando con su nariz la


procedencia de aquella esencia que ya no se marcaba sobre su pelaje.
Sin embargo se mantenía con sus colmillos en alerta ante cualquier
peligro.

Y si, su omega estaba dudoso.

Considerando incluso la posibilidad de que su alfa estuviese


rechazando a su cachorro y solo deseando golpearle el vientre para
arrancarle de allí.

Bebé.

Sus ojos se humedecieron y su cuerpo tembló, pues a pesar de su


valiente entereza, sabía que por naturaleza no habría posibilidades
de ganar frente a él. Que irremediablemente si aquel era el objetivo
del alfa, esa noche terminaría perdiendo a su cachorro.

Y también su lazo, pues jamás le perdonaría algo así.

Su piel se erizó al sentir como la puerta se abrió, observando como


la imagen del rubio se asomaba por allí. Aquella mirada miel
apagada y cabizbaja. Como si necesitara de su autorización para
entrar.

Jungkook le miró sin expresión, con su garganta doliendo por la


necesidad sumisa de comenzar a llorar estrepitosamente.

Para rogarle a aquel lobo porque regresase con él.

224
Que le amara otra vez.

Que Dios. Por favor les amara a ambos.

Pero no lo haría.

Por eso que con ningún gesto le dejó entrar. Viendo como el alfa a
pasos inciertos avanzaba y se sentaba frente a él.

Las palabras sin nacer de sus manos y aún menos de sus bocas. Solo
guardadas ahí durante minutos sin decir algo, como si sus lobos
estuviesen intentando recuperar el lazo de confianza que habían
hecho.

Jungkook miraba hacia la ventana de aquella habitación, donde la


poderosa luna era todo lo que iluminaba aquel lugar. Y siendo
bastante consciente de como el rubio solo observaba con su cabeza
gacha, las baldosas del piso.

Tonto, tonto, tonto.

Un pequeño ruidito se escapó de la boca del omega, quien apagó el


inicio de un sollozo que orgulloso no deseaba sacar. Logrando que
Taehyung alzara su cabeza, observando como lagrimas silenciosas
se escurrían por el rostro del castaño, quien aun miraba hacia la
ventana.

Amor mío.

Fue ahí cuando Jungkook sintió que se hundía el colchón a su lado y


una tímida caricia se acomodaba sobre su cuello. Percibiendo como
el rubio deslizaba su nariz a través de él, pasando justo por donde se
encontraba su marca. Pero con ninguna intención de incomodarle y
morderle la piel sin su autorización.

Y era delicado, como si apenas quisiese rozarlo. Pero aun así el


omega percatandose de cada uno de sus movimientos.

225
Su pecho latía ferviente, siendo imposible para él no entreabrir sus
labios para respirar con mayor facilidad.

El castaño le sintió alejarse, por lo que instintivamente giró su cabeza


para buscarle, encontrandose con la mirada del alfa tan desgarrada
como la de él. Sus ojos llorosos, evidencia inequivoca de su llanto.

Le vio apreciar su vientre mientras apretaba sus labios, para luego


mirarle nuevamente. Como si una vez más le pidiese el permiso para
su próximo acercamiento.

¿No le haría daño cierto?

Y es que los días lo habían vuelto inseguro, pasando por su cabeza


ideas que le provocaban miedo. Muchísimo miedo. Pues no
soportaría perder a su cachorro en manos de su alfa, creyendo con
seguridad que también moriría con él.

Ambos lo harían.

Taehyung le miró intrigado, como si intentase descifrar las ideas que


vagaban por la cabeza del omega. Entristeciendo su mirada al
percibir lo amargo de su aroma.

Le temía.

-"Taehyung no lastimará a Jungkook"-sus manos se movieron


rápidas y temblorosas frente a él-"Taehyung no dañará al bebé de
Jungkook"-le dijo para que comprendiera que no debía temerle.

Jamás debiese hacerlo.

El castaño asintió y percatandose de algo que hizo doler su pecho -


"También bebé de Taehyung" -y accediendo a su silenciosa petición,
le permitió acercarse colocando sus manos a sus costados, para no
molestar al alfa.

226
Taehyung se acercó tímido, agachandose un poco y ubicando su
nariz por sobre el estómago del castaño. Olisqueando sobre la tela,
aquel dulce aroma de su bebé provenir de allí. Muy similar a las
flores de aquel valle por entre las montañas.

Cachorro. Mi pequeño cachorro.

El castaño sin controlarlo comenzó un ligero ronroneo, su lobo


siendo complacido por los toques del alfa, el que movía su nariz
gentilmente sobre su vientre. Con sus manos apoyadas sobre las
mantas de la cama, sin intenciones de apabullar al omega con la
necesidad que tenía por tocarle con ellas.

Permanecieron en aquello sin pensar demasiado y Taehyung moría


por retirar aquel camisón que cubría al castaño, para así poder sentir
de mejor manera la esencia de su cachorro.

Pero no podía.

Él le había lastimado y perdido todo derecho sobre el omega. Por lo


que con su cuerpo estremeciendose se levantó de aquel lugar, no
sintiéndose capaz de pedirle al chico que le perdonara.

No creía merecerlo.

Por lo que negó con su cabeza, mirando a Jungkook, quien le


observaba con sus ojos atónitos apenas comprendiendo lo que
sucedía.

Cobarde.

¿Acaso lo era?

No, él solo estaba asumiendo su culpa.

227
El abandono del omega repercutía ahora en ellos, en el aroma que
desprendía.

Jungkook considerando que lastimaría a su cachorro.

Y aquello dolía como el infierno.

Eres un ímbecil.

Sus ojos escocieron y giró su cuerpo hacia la pared, su lobo aún


pidiendole mantener su dignidad frente al omega. Pero lastimado por
el modo en que habían sucedido las cosas.

Por el modo en que él se había equivocado.

Y el alfa deseó salir de allí solo un momento, pues el aire era pesado
y debía sopesar su respiración. Aquel dolor que pesaba sobre su lobo.

Por lo que con ímpetu Taehyung caminó hacia la puerta, posando su


mano derecha en el pomo y escuchando aceleradas pisadas a medida
que se acercaba. Sintiendo como el omega le abrazaba fuerte desde
su espalda, aprisionando su panza entre ellos.

Cariño mío.

No tardó en escuchar el angustiado llanto de Jungkook, percibiendo


como este se estremecía al hacerlo. Por lo que de golpe se giró para
encararlo tomandole el rostro entre las manos. Observando como los
ojos de Jungkook le imploraban.

No me dejes.

El rubio negó, tocando su nariz con la suya, sintiendo como el aliento


del castaño chocaba en su boca entre hipidos y sus propias lágrimas
bajaban por sus mejillas -No ruegues amor. Tu no mereces rogar por
nada. N-Nunca- su corazón latía vigoroso, a la vez que sentía como
Jungkook se aferraba con ambas manos a su ropa.

228
Decidido y aún ambos entre sollozos, besó sus lágrimas, deseando
calmarles a ambos. Pues sus lobos lloriqueaban mientras se lamían,
demasiado asustados de la distancia que les habían impuesto.

Que él les había impuesto.

Taehyung besó sus ojos. Sus dulces ojos, los que se cerraban cada
tanto, permitiéndole aquellas caricias con sus labios. Para luego
bajarlos hasta su cuello, aspirando fuerte el aroma azucarado de su
omega y regalar palabras tibias sobre su oído.

Amor. Precioso. Bonito mío.

Tu alfa es un tonto.

Repitieron aquello como un poema, tranquilizandose mientras las


manos del castaño hechas puños sobre el rubio, se relajaban hasta
convertirse en suaves toques de sus yemas.

El estómago de Jungkook hizo cosquillas, cuando sintió que el alfa


que aún sujetaba su rostro con sus manos, asomaba su lengua sobre
su marca en su cuello. Buscando aliviar el dolor que allí había
sentido, durante su tiempo de lejanía.

Y sus vellos se erizaron y su corazón machacó ante la necesidad.


Sabiendo lo mucho que su lobo le necesitaba. Lo mucho que su
cuerpo lo hacía. Por lo que luego de dejar escapar un pequeño
gemido, tomó entre sus manos el rostro de Taehyung.

La miel de sus ojos luciendo encandilante, llamando a su lobo del


mismo modo en que el suyo lo hacía. Por lo que con coraje el omega
acercó su boca a la suya, sintiendo como el aliento del rubio pedía
por él y su propia boca.

Y no soportandolo más le besó.

229
Ambos fundiendose impasibles, percibiendo como el sabor del otro
se adheria a ellos hasta los huesos.

Taehyung movió sus labios a juego con los del castaño, quien le
seguía seguro y consistente. Y es que su piel pedía sentir el calor de
su alfa, desmoronarse y desmoronarle a él todas las veces posibles.

El rubio sintió como Jungkook rompía suevemente el beso,


mirandole con sus mejillas rosas y respiración entrecortada.
Haciendo que éste liberase su rostro de sus manos.

El alfa le apreció dudoso, como si estuviera debatiendose consigo


mismo ante lo que haría. Por lo que con la sola intención de
tranquilizarle, Taehyung se atrevió a acariciarle el pómulo izquierdo
con sus nudillos.

Hermoso.

El omega suspiró y llevó sus manos hacia su espalda, allí donde se


abotonaba su camisón. Aquello hizo temblar a Taehyung, no porque
no lo quisiese. Maldita sea que lo quería. Pero debían primero
solucionar aquello y no deseaba aprovecharse de la situación, de su
chico, de...

-"Jungkook necesita a Taehyung"- los ojos del alfa se abrieron


grandes y aturdidos, apreciando como la blanca piel de su omega
quedaba expuesta para él, desde sus hombros hasta sus pies. El
camisón rodeandole los pies en círculo ahora en el suelo.

Taehyung observó su desnudez, un poco más delgada y solo


llevando una ropa interior de algodón que supuso le habían
entregado al llegar al palacio. Su blanco pecho que subía y bajaba
agitado, sus caderas un poco más anchas de como las recordaba y su
pequeña panza apuntandole con su ombligo.

El castaño se aproximó hasta él para alzar sus manos hasta su cuello,


juntando su boca con la del alfa, marcandola tranquilo con sus labios.

230
Justo lo necesario para que Taehyung le tomará desde la cintura,
acercandole hacia él -También te necesito cariño...no sabes cuanto
lo hago- le dijo para luego romper aquella distancia en un beso
profundo.

Sus bocas chocando firmes. Donde Taehyung saboreaba cada parte


de la del omega, pidiendo mediante un roze de su lengua, que éste
asomara la suya. Entrelazandolas sedosas y juguetonas.

¿Eres mío?

Sin cortar aquel beso y con las manos temblando, Jungkook


comenzó a desvestir al alfa. Quitando con suavidad su dorado
hanbok, el que cayó con facilidad al frío suelo. Dejandole con su
ropa interior.

Jungkook enrojeció cuando este se alejó para mirarle, sonriendo por


lo atrevido que estaba siendo su omega.

Soy tuyo.

Aun con la risa en sus labios Taehyung comenzó a besarle el cuello,


a medida que los arrastraba a ambos hacia la cama y oía como jadeos
dulces, muy dulces, salían de la boca del omega.

Sabía que Jungkook era su todo, sabía que él era el del castaño.

El omega sintió chocar la parte trasera de sus rodillas con el catre de


la cama, subiendose en ella mientras Taehyung dejaba besos sobre
su clavícula derecha.

Mío.

El rubio retiró la camisa blanca que traía bajo sus prendas,


percibiendo como la piel le ardía y la ropa le parecía molesta.

231
Una pequeña luz dorada capturó la atención del castaño,
distinguiendo como una delicada cadena con una pequeña ave le
rodeaba el cuello al alfa.

Su collar.

Su pecho sintiendose vaporoso y cálido al percatarse de ello.

Y Taehyung vió al omega respirar agitado sobre la cama,


inclinandose sobre él y por entre sus piernas, para delinearle los
labios con la lengua, a lo que éste timido asomaba la suya para
chocarla con la de él.

Ninguno despegando sus ojos del otro, como si quisieran


inmortalizar aquella imagen.

Taehyung le acarició de manera suave el vientre, estremeciendo al


omega. Para luego bajar aquella mano hacia la orilla de su ropa
interior, desatandola de forma pausada hasta dejar expuesto su sexo.

Omega.

Olió su excitación, tocandole superficialmente y apreciando como


Jungkook encorvaba su espalda buscando su tacto.

Y él mismo palpitó ante ello.

Fue entonces que le delineó el hueso de la cadera, subiendo curioso


hasta sus costillas, distinguiendo lo marcadas que estaban.
Comprendiendo de inmediato la razón de aquello.

Perdoname.

Sabía que había errado y que todos los días de su vida los dedicaría
a adorar a su omega.

Pedirle perdón por aquello.

232
Haciéndole saber lo mucho que significaba para él.

Lo mucho que agradecía que le permitiese regresar a él.

Por lo que arrastrando sus manos por las piernas del omega. Tersas
y tibias. Le atrajó hacia él, levantandole y dejandole sobre las
rodillas, para luego besarle y terminar ambos jadeando sobre sus
bocas.

Y es que sus lobos habían sido lo suficientemente pacientes durante


todo ese tiempo y ahora batallaban por mantener el control durante
aquel encuentro.

El alfa bajó una de sus manos hasta el comienzo de la columna del


castaño, palpando suavemente uno de sus gluteos mientras le lamía
el cuello.

Alfa.

Jungkook gemía y se sostenía de los hombros de Taehyung, sus ojos


cristales debido a la ansiedad por sentir al rubio.

Su piel necesitandole desde hace meses.

Taehyung se separó del castaño, tomandole desde cintura para


girarle. El omega le miró intrigado, a lo que éste le regaló un pequeño
beso sobre la nariz y le sonrió, terminando de voltearle.

El alfa se posó tras él, cubriendole la espalda con su pecho desnudo.


Pasando los dedos de una de sus manos sobre uno de los pezones del
castaño, mientras que con la otra le tomaba el rostro para besarle.

Dulce.

El sabor de su omega endulzandole la boca.

233
Un gemido más agudo salió de la boca del castaño, cuando la mano
que atendía su pezón bajo hasta su miembro, sintiendo como el alfa
le masturbaba suave y sin prisa.

Jungkook percibió como Taehyung se alejaba para comenzar a


besarle la espalda, provocandole escalofríos al sentir su lengua sobre
la línea de su columna.

Y éste gruñó ronco, sintiendo como la esencia del omega se sentía


más intensa en aquel lugar, por lo que de forma rápida inclinó hacia
adelante el torso del castaño.

Pero el desconcierto duró poco en el omega, quién tiritó al sentir la


lengua de Taehyung sobre su húmeda entrada. Aferrando las mantas
con sus manos, mientras sentía los suaves movimientos de su alfa en
aquel lugar.

El rubio sostuvo al omega desde las caderas, saboreando todo de él.


Su lobo sintiendose codicioso e intentando ir más profundo, al oír
los jadeos de Jungkook resonando en aquella habitación. Y su
paciencia parecía desear romperse, al sentir como el castaño
empujaba hacia atrás buscando su boca.

Tocame.

Su omega pidiendole que se fundiera en él. Y el brutalmente


deseando hacerlo.

Por lo que decidió hundir uno de sus dedos, sin dejar de lamerlo.
Presionando con cuidado para no lastimar a su omega. Pues había
sido demasiado tiempo desde la última vez.

Y la electricidad le llenó la sangre al castaño, hormigueandole la


yema de los dedos por la sobre estimulación.

Le necesitaba.

234
Su cuerpo le añoraba desde hace meses y su lobo se revolcaba
impaciente por acoplarse con el alfa. Por lo que luego de sentir que
Taehyung le dilataba con dos de sus dedos, decidió apartarse y
encararle. Besandole sin mesura, sintiendo el dulzor de su propio
sabor en la boca del rubio.

Alfa mío.

Taehyung le soltó momentáneamente, para levantarse y retirar su


ropa interior. Evidenciando lo mucho que deseaba estar con su
omega.

Lo mucho que su carne pedía por la de él.

El corazón del castaño palpitó frenético, mientras veía como


Taehyung se sentaba desnudo sobre la cama, indicándole que se
acomodara sobre su regazo.

Y obedientemente lo hizo. Rodeando la cadera del alfa con sus


piernas.

El rubio gimió suave, al sentir como sus sexos se tocaban.


Sintiendose demasiado sensible ante aquello.

La panza de Jungkook chocó con su vientre, por lo que le alzó un


poco para poder besarle allí.

Bebé.

El castaño enmudeció frente a su gesto, con su cuerpo con


demasiadas emociones empujandose sobre el.

Las manos de Taehyung le acariciaron el vientre, con lentitud y


afecto. Donde luego apoyó sus labios y nariz alternadamente.

235
Jungkook se tuvo que sostener de los hombros del alfa, cuando se
sintió tambalear y percibió que éste soltaba palabras incomprensibles
para él, justo por encima de la curva de su estómago.

-Soy papá -la boca del alfa chocaba con la piel cálida de Jungkook y
a éste se le prendían los poros ante la sensación -He tardado en venir,
debes saber que tienes a un padre bruto -rió mientras cerraba sus ojos
-Pero pretendo que valga tu espera cachorro mío... Aun ni asomas tu
carita y ya me pareces perfecto desde acá afuera - sintió la mirada de
Jungkook sobre él, por lo que decidió acabar su corta conversación-
Te dejaré por ahora. Estoy a punto de darle amor a papá y creo que
lo estoy desconcentrando.
Me mira extraño.
Te amo-le habló finalmente para luego dejar un pequeño beso sobre
el vientre del castaño.

El rubio levantó su rostro, encontrándose con los azules ojos de


Jungkook mirándole curioso y él solo le devolvió una risita que vibró
sobre la boca del omega. Luego de que el alfa le atrayera para besarle
una vez más.

Te amo tanto.

Aquel beso era tierno y calmo, explosión fragil de algo más


trascendente que el mero acoplamiento de sus lobos.

Ellos estaban guardando su juramento, siendo los únicos testigos la


brillante luna y su pequeño vientre que crecía, muy decidido a
apresurarse en salir.

El alfa buscó con sus dedos la entrada del omega. Asegurandose que
continuase lubricada y preparada para recibirle. Mientras que con su
mano libre, apretaba la carne de uno de sus glúteos. Gimiendo sobre
la boca de Jungkook, cuando este nervioso se atrevio a tocarle.

Mío. Tuyo.

236
Sus aromas se combinaban silenciosos en aquel lugar, solo los
pequeños sonidos que huían de sus labios siendo la confirmación de
lo que ellos compartían en ese momento.

El rubio se acomodó y alineó al omega, permitiéndole que fuese el


mismo quien lo ubicara con sus manos y controlara la profundidad
de la penetración.

Y los ojos del omega se apretaron al percibir a Taehyung ingresar a


él. Sus cuerpos siendo nuevamente uno bajo esa oscura noche. A la
vez que el rubio le sostuvo de la cintura, jadeando suave al sentir las
paredes calientes del omega apresarle.

El omega le observó desde arriba, bajando con desicion el espacio


que restaba y besandole superficialmente los labios mientras se
acostumbraba a la intrusión. A la vez que Taehyung le acariciaba la
espalda, creando nuevas formas con sus dedos en la curva de su
columna. Y su boca apresaba el labio inferior del omega, chupandole
suave.

Taehyung se alejó del chico cuando este inicio pequeños


movimientos con su cadera, presionandose un poco mas contra él.
Mirandole desde su sitio con sus mejillas rosas, su cabello mojado
en las puntas y su boca mostrando el comienzo de sus paletas.

Era sublime.

Sobre todo cuando vio los ojos de Jungkook iluminarse en colores


boreales, ajenos a la conciencia de su razon y siendo guiado
unicamente por su lobo.

Ambos se estremecieron, por lo que Taehyung le atrajo hacia él


empujandole hacia abajo desde la cintura.

Jadeando y exigiendo mas.

237
Por lo que ya sin poder contenerse más, su parte animal inició
embestidas lentas hacia la pelvis del omega, tomando uno de sus
pezones entre sus labios y pasando su lengua sobre este.

Jungkook gimió y enterró ligeramente sus uñas sobre la piel canela


del alfa, justo sobre sus hombros, retorciendose en cada empuje que
este le entregaba. Y es que habían sido tantas las noches en que le
necesitó, que ahora su aroma le resultaba sencillamente embriagante.

Tierra húmeda bajo la lluvia de verano.

Taehyung comenzó a intensificar la arremetida de sus penetraciones,


deseando golpear el dulce centro de su omega, quien ahora le
intentaba besar mientras empujaba su cadera al encuentro de él.

Omega mío. Alfa mío.

Sus lobos eran posesivos, marcandose e imprengnandose de sus


aromas, pidiendo que estos les atravesasen la carne y estos se
quedaran en sus huesos.

Bendito destino.

Y entonces el alfa lo vio.

A él. Jungkook y sus cachorros.

Todos sobre el verde césped, que iba apareciendo entre las flores de
aquel valle. El omega con su lengua asomada entre sus dientes,
concentrado y haciendo pequeñas coronitas de flores para sus
cachorros. Dos de ellos corriendo a su alrededor, con sus piernitas
cortas y pancitas al aire. Siendo atrapados por el alfa, quien
restregaba su nariz por encima de ellas haciendoles cosquillas a
ambos. Su mirada dirigiendose luego al pequeño bultito arrullado
entre los brazos del omega, sostenido por una fina tela y aferrado al
pezón del castaño.

238
Y llamenlo estúpido pero quiso llorar.

Y tal vez ya se encontraba haciéndolo.


Su cuerpo rompiendose en la sensación de euforia y preciosa agonía.

Y maldición.

Bendito aquel día en el que inconciente despertó en aquel valle.


Bendito su precioso omega por encontrarle. Y bendito el silencio que
les arropó a ambos para enamorarlos.

El alfa percibió como Jungkook le abrazaba más firme por el cuello,


metiendo sus manos entre las hebras humedas de su rubio cabello,
gimiendo sobre su oído y regando besos en este cuando su
respiración se lo permitía.

Sus piernas abiertas haciendo más presión, movimientos enérgicos y


circulares hacia la profundidad de su climax.

Taehyung los sentía cerca a ambos, por lo que sujetando con una de
sus manos la cadera de su omega, tomó con la otra el sexo de éste.
Estimulandolo para que obtuviera aquello que tanto buscaba. A la
vez que se empujaba más fuerte, sintiendo que sus ojos se
humedecian precipitados sobre el placer.

Olisqueó la piel del cuello del omega, saboreando la sal desde la piel
de su omega a través de rápidas lamidas. Fundiendose con el
extasiante dulzor de su esencia.

Y de pronto sucedió.

Para Jungkook siendo tan imperceptible como palpable en aquel


agradable dolor, el que punzaba sobre su cuello. Curvando la punta
de sus pies a medida que se liberaba sobre el vientre del alfa. Su alfa.
Percibiendo como este caía tibio por entre sus muslos.

239
Y se asustó, sintiendo como Taehyung le abrazaba y temblaba bajo
su cuerpo, como si intentase contener algo intangible. Por lo que aun
aturdido y sin siquiera salir de su propio éxtasis, le tomó inquisitivo
el rostro entre sus manos. Frunciendo su ceño y exigiendo encontrar
una respuesta en el rubio.

Fue la imagen de Taehyung con sus labios entreabiertos y sus ojos


llorosos, la que le hizo sentir tanto temor que deseó salir de golpe de
sobre el chico. Sin embargo este negando con su cabeza le sujetó
firme de las caderas, no queriendo cortar aquella unión.

-"Jungkook lastimó a Taehyung"- le dijo el omega para luego bajar


su mirada, sintiendose inseguro.

-Ey no, cariño- le respondió el alfa moviendole el rostro con sus


dedos- "Jungkook no hizo daño"- el alfa dejó un corto beso sobre su
boca y movió nuevamente sus manos- "Jungkook solo ama a
Taehyung. Taehyung lágrimas de felicidad"

Y el omega rozó su nariz con la del rubio y cerró sus ojos, solo
guiandose del tacto de sus dedos, para retirar con delicadeza la
humedad de sus mejillas.

Se mantuvieron ahí durante algunos minutos, en silencio y solo


percibiendo como sus corazones recobraban el ritmo normal.

Hasta que el alfa anhelando sellar aquel momento, se alejó y miró a


los ojos azules del omega, llevando su dedo anular hacia los labios
del castaño -"Taehyung es de Jungkook"- y el omega recordando
aquello le regaló un pequeño beso, acercando su propio dedo hasta
la boca del rubio -"Jungkook es de Taehyung"- y éste le besó del
mismo modo. Para luego entre risas juntar ambos sus labios y
juguetear como cachorros.

Y sabían que tenían una conversación pendiente.

Inminente y necesaria.

240
Pero por el momento solo requerían de aquello.

Su aroma, su sabor.

Simplemente el calor de sus pieles desnudas chocando entre ellas.

241
CÁPITULO 17

El pelirrubio sentía su corazón quemarle bajo el pecho, mientras


miraba a la chica nervioso e inseguro.

Demasiado inseguro.

Observando como ella había girado su rostro hacia la pared. El


papel tapiz resultando demasiado interesante en ese momento.

No sabía como había accedido a esa petición.

Apretó la mano del castaño entre la suya, quién apenas le devolvió


el gesto. Apreciando como el chico se mantenía atento y enfocado
solo en la pelinegra. Con su respiración calmada y sus ojos bien
abiertos. Pareciendole al alfa, casi indescifrable lo que podría estar
pensando Jungkook en ese instante.

¿Por qué había aceptado aquello?

Y es que su omega era extremadamente terco cuando se proponía


algo. Y se le había hecho imposible sacarle aquella idea de la
cabeza.

Ahh pequeño mío.

El pelirubio suspiró suave e intentó relajarse, deteniéndose a pensar


el como habían llegado a aquello.

Días atrás y luego de su reencuentro con el omega, Taehyung había


despertado perezoso. Cuando de manera muy lenta se transparentó
la mañana por entre las cortinas y percibió ese abundante olor dulce
llenarle los pulmones.

242
Impregnado y enredado entre las mantas, casi como adherido a su
piel.

Mío.

Había abierto sus ojos. Cuidadoso y sin apuro. Sintiendo como sus
rodillas chocaban con las del castaño, por lo que resultó inevitable
deslizar una de sus manos por la orilla del muslo del chico. La que
suave y tibia le recibió erizandose ante su toque.

Curioso buscó al omega, encontrándose con sus profundos ojos


mirándole, pendiente de cada uno de sus movimientos. Como si le
estudiase el rostro, pero levemente concentrado en aquella caricia
sobre su piel.

Tan bonito.

Taehyung guío su mirada hasta los labios del castaño,


distinguiendo como el sabor de ellos aún permanecía en su boca.

- "¿Ella quiere a Taehyung?" - le había dicho rápido, pero sin


apuros. Solo con la impulsividad natural característica del omega.
Palabras que salieron a través de de sus manos al llegar el alba.

Y es que luego de su conversación, donde el alfa le había explicado


del modo más entendible la relación que mantenía con Seulgi, el
castaño se había sumido en sus pensamientos. Y Taehyung temía
mucho que malinterpretase sus palabras, pero le tranquilizó el
hecho de que su omega le abrazara luego y se durmiera en sus
brazos.

Jungkook estaba calmado y aunque no había mencionado nada, tal


vez con eso se conformaría por el momento.

-"Si"- le respondió él con tranquilidad aunque comenzase a ponerse


nervioso. Y es que deseaba transmitirle emociones positivas al
omega, que le quedara claro de que era él a quien amaba.

243
Que era él con quien quería estar.

Jungkook lo miró pensativo, como si reflexionase toda la


información que le había sido entregada -"¿Como Jungkook a
Taehyung?- preguntó de pronto.

El rubio asintió delicado con su cabeza, mientras le escondía un


mechón tras la oreja para acariciarle luego el borde de ésta.

De golpe sintió como el castaño se subía sobre su cuerpo, dejando


escapar un pequeño gemido resultado de aquella acción. Viendo
desde abajo y con la boca abierta, el cuerpo desnudo de Jungkook.

Sencillamente hermoso.

Sin embargo el castaño poco se percataba de lo atrevido que estaba


siendo, solo enfocado en una cosa -"Esta bien" - le señaló al alfa,
quien le miró intrigado -"Jungkook compartirá a Taehyung"- Y si,
aquello desconcertó en tal medida al rubio que éste de sopetón se
sentó, afirmando su torso en la cabecera de la cama -"Pero no
besos. Besos solo de Jungkook".

El alfa no pudo evitar reir, aun un poco confundido por la situación


-"¿Por qué?"

Los ojos del castaño le miraron afligidos. El omega era muy


expresivo con su rostro producto de su condición -"Ella sola. Sola
como Jungkook"-Suspiró despacio- "Taehyung importante, ella
triste. Jungkook no malo"

El alfa le miró atónito, con su corazón latiendole con fuerza y aún


intentando asimilar lo que Jungkook le decía -"¿Jungkook está
seguro?", es decir -pronunció- "Taehyung solo besa a Jungkook",
pero...

¿Por qué le estaba proponiendo aquello?

244
El castaño asintió, percibiendo como le alfa le tocaba de manera
suave la cadera, solo con la yema de sus dedos- "Ella triste,
Taehyung lejos. Jungkook no quiere eso"

Los ojos del alfa brillaron y quiso besarlo tan fuerte, pues su lobo
aullaba encantado del omega -Eres hermoso ¿Lo sabías? - le dijo
embelesado por la actitud del castaño, quien lo miró curioso al ver
como Taehyung movía sus labios -"Te amo"... te amo tanto car... -
le dijo ya finalmente y sobre su boca, dejandole un pequeño beso
que duró unos segundos en Jungkook.

-"Pero solo Jungkook toca a Taehyung"- los ojos del omega que
antes reflejaban comprensión, se enfurruñaron posesivos.

El castaño no le compartiría de aquel modo y aquello estaba muy


bien para el alfa, quien le soltó una risita- "Solo Jungkook toca a
Taehyung" - le indicó para luego aspirar el aroma de su cuello y
mirarle desde abajo-"A Taehyung le gusta solo que Jungkook lo
toque"- el rostro del omega enrojeció, abriendo un poco sus ojos y
percatarse de cuán cerca estaban sus cuerpos.

Y aún desnudos sobre la cama.

Taehyung rió y tomó la sábana blanca a espaldas del el omega,


cubriéndolos a ambos a la vez que invertía con cuidado sus
posiciones. Iniciando un coqueteo con el castaño - "¿A Jungkook
le gusta que Taehyung lo toque?" - el chico le miró aun sonrojado
y percibiendo como el alfa le apretaba los muslos- "Porque
Taehyung ama tocar a Jungkook"- subió su mano hacia arriba,
encontrándose con el vientre de Jungkook, quien rió inconsciente
al sentir que aquella acción le producía cosquillas.

-¿Tienes cosquillas ahí eh?- Taehyung le dijo pinchandole el


estómago suavemente, pero lo suficiente para que el omega se
retorciera desesperado bajo él, mientras carcajadas salían de su
boca -¿Haces a papá más sensible cachorro?

245
Sus cuerpos bajos las telas, crearon un bello contraste que los
dibujaba a ambos sobre el fondo blanco.

El alfa gozaba de aquel juego, que aunque sabía era tortuoso para
el castaño, estaba disfrutando mucho. Sobre todo al observar como
el omega lagrimeaba de risa.

Las cosquillas siempre eran algo adictivo y angustiante a la vez.

Estaba en eso cuando de pronto escuchó que un quejido salía de los


labios del castaño, quién se tocó el vientre con las manos y frunció
sus cejas. Algo que alarmó al rubio, quien se retiró con rapidez de
encima de Jungkook.

- ¡¿Qué?!¡¿Te he hecho daño?!- le dijo el alfa asustado y nervioso,


al considerar el hecho de haberlo lastimado.

Sin embargo no esperó que Jungkook se levantara de golpe y tirara


de la sábana, cubriéndose con ella y riendo ruidosamente mientras
comenzaba a correr fuera de la habitación.

¿Lo había engañado?

Ese infantil omega ¿Se había atrevido a engañarlo?

Había sentido su corazón palpitar fuerte -¡Oh no! ¡Ni pienses que
te escaparás cariño!- dijo para luego correr desnudo tras el chico,
capturandole no muy tarde cuando le encontró escondido, justo
bajo la mesa de la cocina. Y el omega había gritado a la vez que
reía cuando Taehyung le intentaba sacar de ahí.

Aquel día habían estado tan sumergidos en su burbuja, que ninguno


de los dos se percató de que alguien había entrado en la cocina.

-Hace años que no veía ese trasero-Sarang le había dicho sin mas
preocupaciones que buscar lo que necesitaba en uno de los estantes

246
de aquel lugar. Mientras el alfa se ruborizaba bastante avergonzado
e intentaba cubrirse con la sabana del omega, quien reía tironeando
de ella para que este no pudiese ocultar su desnudez.

Taehyung apaciguó su mirada pensando en en aquella precisa


mañana, tomando la fortaleza necesaria de la calidez de
sentimientos que el omega le había entregado. Despidiéndose de él
con una petición que jamás consideró que le solicitaría.

-"Jungkook quiere conocerla"- aquellas palabras habían salido


claras y sinceras desde sus manos. Y Taehyung no supo como
responder en ese momento, solo asintiendo y esperando que esa
idea saliera de la cabeza de su omega.

Pero aquello no sucedió.

Y por el contrario, con el pasar de los días Jungkook era más


insistente cada vez que se encontraban.

Por lo que aceptó.

Y es que que le diría ¿Qué temía que le arrancara los ojos? O tal
vez ¿Ella quisiese arrancárselos a él?

¿Por qué debía ser todo tan complicado?

Porque eso es lo que pensaba, sobre todo al verlos ahora a ambos


en actitud de precaución. Pues si bien no no podía sentir el lobo de
la chica, olía muy bien la señal de alerta en el aroma del castaño.

-Él es Jungkook-la voz de Taehyung había sonado pesada, sin la


real intención de que así fuese, pero con su cuerpo bastante agitado
como para concentrarse en no hacerlo.

- Se muy bien quien es Taehyung - Seulgi le respondió tajante - Lo


que no entiendo es ¿A qué le has traído?

247
El rubio suspiró, aquello sería más difícil de lo que esperaba.

-Él quería saber de ti... conocerte...yo..

La risa de la chica interrumpió al alfa-Me dices que has traído a tu


amante porque se le ha ocurrido conocerme. Discúlpame pero no
había escuchado semejante idiotez.

El alfa observó de reojo al castaño, quién no despegaba su mirada


de la chica-Él no es mi amante Seulgi, él es mi omega- y si antes
Taehyung no había deseado ser duro, ahora lo consideró necesario.

La chica liberó un sollozo-E-eres un imbécil- solo dijo para luego


comenzar a llorar y Taehyung solo bajó su mirada. Porque sí, tal
vez era consciente de que se merecía aquel insulto de parte de la
chica, ella había callado lo suficiente.

De pronto fue tan vaporoso el movimiento, que apenas percibió


cuando Jungkook le soltó la mano y avanzó hacia la chica. Su
estómago se apretó sin saber que hacer, poniéndole nervioso.

¿Debería llevárselo?

¿Debería sacarlo de allí?

Vio al omega de pie frente a Seulgi, quien agitaba sus hombros con
su cabeza agachada y apretaba su vestido firmemente con ambas
manos. Taehyung avanzó unos pasos, deteniéndolos al instante
cuando apreció a Jungkook arrodillarse frente a la chica y tomar
una de sus manos.

Lo siento. Lo siento tanto.

Palabras silenciosas que ninguno pudo oir, pero que sin embargo el
castaño de alguna forma le hacía saber.

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Ella sintió su mano siendo sostenida por alguien, siendo consciente
que no era el alfa quien la tomaba. Pues ésta era mas pequeña y
más cálida.

Su cabeza quiso quitarla con rabia, más su cuerpo se sintió tibio


sobre todo cuando percibió la suave caricia que el omega le dejaba
sobre el dorso con uno de sus dedos. Así como escuchaba los
breves y cortos sonidos que salían de su boca, no siendo armónicos
ni congruentes. Una melodía disonante pero que a ella le resultó la
más dulce canción.

Sooyoung bordaba sentada bajo el gran rosal, flores de un suave


color rosa pastel que aparecían solo a finales de la cálida estación.
Con sus cejas fruncidas, como que si esa actividad no le relajara
para nada.

-Ella no luce muy complacida- la voz de Jung le llegó dulce a través


de sus oídos, por lo que se volteó encontrandole con una sonrisa
cómplice en sus labios.

Y es que luego de aquel encuentro entre ambos, Hoseok se


comportaba diferente.

Bueno, los dos lo hacían.

Siendo más naturales y cohibiendo menos aquel sentimiento que


los unía. Y claro que aquello no estaba permitido para los ojos de
los demás, pero para ellos así estaba bien.

Aquello estaba bien.

-Lo detesta- le respondió Jimin, quien observaba desde lejos a la


chica- Odia todo lo que conlleve estar demasiado tiempo
concentrada y en silencio- se giró hacia él para enfrentarle,

249
tocándose nerviosamente una mano con otra -Y yo agradezco eso,
también me aburren.

Jung lo miró sonriente - He venido a a saber que has pensado acerca


de lo que te propuse - le dijo casi en un murmuro, claramente para
que Sooyoung no le oyese.

El rubio se acercó un poco más hacia él - Me pregunto que te tiene


tan seguro de ello. Aún no has traído los papeles que te he pedido
- suspiró para tomar las hebras rubias de su cabello y sacudirlo
peinandolo hacia atrás- No es fácil Hoseok, tampoco es como que
fuese a desconfiar de él de la nada.

El alfa castaño miró disimulado hacia la chica- Lo se Jimin, pero


pensé que te había explicado lo importante de ésto aquel día.

Jimin rió, atento también a como Sooyoung liberaba una palabrota


debido a lo frustrada que se encontraba - Veo que ese omega si que
se ha vuelto especial para ti. Ahora entiendo el enojo de mi primo.

Y es que claro, era evidente el como había frecuentado a Jungkook


durante las últimas semanas, visitándole en cada ocasión que
tuviese. Él chico le provocaba la necesidad de cuidarle y protegerle.

Pero no de la forma en la que Jimin se imaginaba.

-No es lo que crees Jimin- Jung le respondió firme, con ningún


atisbo de dudas en sus palabras.

Porque no las había.

Él deseaba estar con alguien y ese no era el omega.

Sin embargo el rubio rió ante su respuesta -¿Y que quieres que crea
Hoseok? Le has estado visitando día tras día. Y oye está bien, no
pienses que te culpo por algo, el chico es bonito.

250
Maldición.

-En serio te lo digo Jimin. Mis intenciones con el chico son de


protegerle, pero no de la forma en la que estás pensando- el castaño
observó como la mirada del rubio se tornaba seria y miraba a la
chica para ver si ésta se percataba de su conversación- Él corre
peligro. Podría asegurarte de que es así.

-¿Por qué piensas eso? -dijo el alfa mas joven, ahora con su actitud
más calmada e incluso preocupada -¿Por qué crees que él quiera
hacerle daño?

-Tengo mis razones para creerlo. Y te aseguro que te explicaré cada


una de ellas en detalle- le respondió Jung, colmando su respiración-
Pero primero debo saber si estarás de mi lado. No me arriesgaré a
que me traiciones y algo le pase a ese omega Jimin- el chico le miró
con aflicción, mas él no podía explicar de otro modo las cosas en
esa situación- Y no es que desconfié de ti y es que ya no me fió de
nadie. Y podríamos perder mucho mas que un omega en gestación.
Eso te lo aseguro.

Un silencio se formó entre ambos y Jung podría entender el


conflicto que tenía el chico. Pero necesitaba que confiara en él.

Tenerlo de su lado.

De no ser así todo le resultaría el doble de difícil.

-¡Mierda otra vez me he pinchado el dedo!-se oyó el grito de


Sooyoung a sus espaldas - ¡Maldición Jimin haz tu esto que yo me
he hartado!- fue lo último que la chica dijo para luego entrar furiosa
al interior del palacio.

Y a pesar de que al rubio le causara mucha gracia la actitud de la


beta, no pudo realizar gesto alguno de jocosidad debido a que su
mente solo iba a la conversación con Jung.

251
- Espérame hoy en tu habitación- le dijo Jimin para seguir el camino
de su esposa -Escucharé todo lo que tengas que decirme.

El alfa mayor asintió, esperando a que sus palabras fuesen sinceras


y no se tratasen de un engaño. No podría con aquello.

No me falles Jimin. No otra vez.

Sus ojos le recorrían el rostro, distinguiendo aquel pequeño puntito


bajo su finos labios, su dibujada nariz y aquella azul mirada como
la de él.

¿Quién?

El silencio los rodeaba a ambos, pues las palabras habían sido


olvidadas hace años en algun lugar. Pérdidas e inservibles luego de
haberla dejado.

El chico le tocó el rostro con un tibio y húmedo paño, como si


intentase remover los años de tormento que se marcaban sobre el.

Le vio sonreír. Silencioso pero sin miedo, como si llevase mucho


tiempo acostumbrado a apagar su voz.

Extraño.

Su aroma era dulce, recordandole mucho a ella.

A ella y su panza.

A ella y su bebé.

Observó sumido en su claustro, el pequeño vientre del joven chico.


Percibiendo como aquel aroma de cachorro le calentaba el pecho.

252
¿Cachorro?

¿Acaso aquello era posible?

Se supone que...

No

Todos están muertos, todos...

Y de pronto y de la nada se sintió observado, esos ojos resultandole


como un espejo. Percibiendo a la vez, como las suaves manos del
pálido chico le secaban las lágrimas que caían de sus ojos.

Estaba llorando.

Pero era tan silencioso aquel llanto, que le resultaba agonizante.


Como si su cuerpo no pudiese romper con la coraza que había
creado durante todo este tiempo.

Le vio sonreír. Esa delicada y tan efímera sonrisa que había


guardado tan firme bajo su pecho.

En su memoria. En su corazón.

Creyéndola perdida, más había estado guardada. Como algo


preciado y querido que no debía marchitar.

Nunca. Jamás.

Apreció sentado desde su sitio, casi inmóvil. Como el castaño


sacaba diferentes frutas desde su bolsa y una pequeña botellita con
leche fresa, mostrando cada una de ellas pasándolas frente a su
vista. Para luego ubicarlas a su lado.

Sus órbitas azules eran las únicas que les permitían seguir las
facciones del chico, ya que su cuerpo se encontraba inerte y

253
observando como este le regalaba una última sonrisa, distinguiendo
la calidez de sus manos tocar una de las suyas. Capturando su
atención el como él, delineaba con sus yemas los profundos surcos
de su piel.

¿Quién?

Aquello era tan cercano, como si su mente removiera recuerdos de


algo que antes fue. De algo que aún se encontraba viviendo en él.

El chico hizo un gesto muy similar a una despedida, lo que provocó


que algo se contrajera tan fuerte sobre él que inevitablemente le
apretó su mano contra la suya. A lo que el castaño sorprendido pero
al mismo tiempo curioso, movió sus manos diseñando con ellas
palabras que el hombre no pudo entender.

"Volveré"

Para después sonreír una vez más y marcharse de aquel lugar.

Un lugar demasiado frío y húmedo para el gusto de Jungkook,


quien pensó que sería bueno llevar consigo prendas más abrigadas,
la próxima vez que le visitase.

Porque no sería la última. Y tampoco era la primera vez que lo


hacía. Sintiendo mucho remordimiento por no contarle a Taehyung
sobre su hallazgo.

Sabía que debía hacerlo, pero aquel hombre se veía tan frágil,
tímido y temeroso, que tenía miedo a que la presencia de alguien
más le ahuyentara. Y no quería aquello, pues él era como
Jungkook.

Era evidente que sus ojos no habían pasado inadvertidos para el


castaño, así como la nula comunicación que este compartía a través
de sus labios.

254
Si, él era como Jungkook.

Por eso debía cuidarle.

Así como la pequeña luna que se estaba formando dentro de él.

Le acarició, pensando mucho en si le gustarían sus mimos o los de


Taehyung. Mientras caminaba para salir de aquel bosque, poco
pendiente de lo que le rodeaba y solo concentrado en su pequeño
cachorro.

¿Se parecería a él? ¿o tal vez a Taehyung?

Jamás había visto a un bebé, salvo en los pequeños libros de la


biblioteca de Hyejin. Sabía que eran pequeños, pero al parecer este
sería enorme pues no dejaba de crecer.

¿Por donde saldría?

¿Dolería?

Tenía miedo de ser demasiado torpe y se le cayera.

Tenía demasiados miedos.

Sintió de pronto como alguien le sostenía de los hombros y le


apresaba con fuerza para abrazarle.

Lluvia y tierra mojada.

Aquel tan particular de su alfa, el que le erizó la piel al instante y


quien le miró intrigado. Por lo que antes que preguntará decidió
calmar sus dudas.

-"Jungkook paseaba. Casa todo aburrido"-dijo con rapidez a lo que


el rubio solo pudo asentir y analizarle por completo, constatando
que su omega no presentase ningún daño visible.

255
-"Taehyung preocupado. Jungkook debe avisar" - le respondió el
alfa negando con su cabeza, para luego suavizar su mirada y dejar
un tierno beso sobre la frente del omega- "Ven, alguien te espera"

El castaño le observó curioso, tranquilizando le que hecho de que


una sonrisa se posaba sobre la boca del rubio. Sintiendo que este le
tomaba la mano y comenzaban juntos a caminar, haciéndose visible
al final de aquel bosque, la imagen de Seulgi sentada y en compañía
de Sarang.

Le resultó imposible no sonreír.

-¿Lo has visto no es así?- aquella voz le revolvía el estómago y su


cabeza dolía automáticamente - ¿Lo has notado? ¿O es que ya la
has olvidado? - le dijo tomando una la botella de leche que había le
traído el castaño - Es irónico. En realidad la vida lo es - distinguió
el sonido de la botella abrirse, sintiendo como el chorro del líquido
blanco caía sobre sus pies - Buscaste protegerle, aún así él solo ha
venido a mi. Y es bonito, se parece a ella - una risa que odiaba y
enfriaba su cuerpo se coló por sus oídos - Me pregunto si se me
antojará probarle antes de matarle.

256
CÁPITULO 18

Su luminoso vientre se escondía y asomaba bajo la espuma,


pareciéndole divertido la forma en que su parado ombligo dirigía
aquel juego que iniciaba cada mañana en la bañera. Logrando ver
como la cumbre de su barriga, se empinaba cada vez mas sobre el
agua.

Y es que su alfa se lo había dicho. Aquella personita estaba


creciendo poco a poco bajo su piel.

Su cuerpo estaba cambiando.

Sus mejillas volviéndose más rellenas día tras día, dejando atrás
aquellos en que su peso era un preocupante para su estado y
asomaba sus costillas por los costados de su torso.

No pudo evitar ver sus pechos los que se estaban hinchando tímidos
y comenzaban a avergonzarle. Siendo Sarang quien le había notado
tan angustiado un día y deseando calmarle, le indicó que allí solo
se albergaba el alimento de su bebé.

Y aquello le intrigó aún mas.

Y avergonzaba aun peor, ocultando sus pequeños bultitos cada vez


que Taehyung deseaba tocarlo o mirarlo.
Habiendo sido el doble de difícil, cuando su lobo deseó acompañar
a su alfa en su nuevo celo.

Tonto, tonto lobo omega.

Pero no es como que él pudiese haber hecho algo tampoco para


evitarlo, si su cuerpo ansiaba aun mas complacer a su alfa.

257
Su pareja.

Anulando el horrible pensamiento de su alfa siendo acompañado


por otra persona que no fuese él.

Jamás.

Su lobo nunca se lo permitiría.

Y su parte humana moriría con ello.


Claro que lo haría.

Y es que le amaba tanto.

Y agradecía lo dulce y tierno que había sido el rubio con él durante


el acoplamiento. Y Jungkook sabía que aquello había sido un reto
enorme para el alfa. Quién a pesar de haber sido completamente
consciente de que su omega estaba preñado y debía ser delicado
con él. También había estado demasido caliente como para no
tomarlo.

Ohh mi bonito alfa.

Jungkook se había percatado el como el rubio le había observado


aquella vez. Como si las curvas que se habían formado en él por el
embarazo, no le incomodasen en nada y por el contrario,
aumentaran su anhelo por poseerlo.

Pero para él no era de aquel modo. Tornandose y sin poder evitarlo,


demasiado inseguro de su cuerpo.

Tonto Jungkook.

Sintió como la tibia agua le mojaba la piel, dibujando el borde de


su cadera con su mano, percibiendo como ésta ensanchaba libre
para comenzar hacer aquel camino, que le daría vida a su cachorro.

258
Pequeña luna.

Aquel apodo se había vuelto su preferido durante ese tiempo. En el


cual el castaño con su barriga ya de seis meses, no podía evitar
pensar que las estrellas habían dejado allí a su pequeño cachorro.
Ayudadas obviamente por su alfa.

Porque no podría ser de otro modo.

El solo hecho de que algo estuviese creciendo en su interior ya le


parecía mágico, por lo que dudaba todo fuese simplemente terrenal
y solo hubiese sido hecho por él y Taehyung.

No era simplemente así. No podría serlo.

Más si recordaba la vez en que Hyejin le dijo aquello y él no


comprendió, pues no concordaba con lo que en los libros había
visto.

Pero ahora le resultaba tan claro. Tan palpable.

"Jungkook vino del cielo. Las estrellas se lo han regalado a


Hyejin."

Y él sonrió, porque era real.

Porque la anciana no había mentido, deseando burlarse de él.

Porque esas miles de estrellas del oscuro cielo, se habían instalado


en su estómago, siendo un pequeño regalo de ella. Siendo un
pequeño regalo de Hyejin.

Porque ella ahora estaba en las estrellas.

Y era todo tan bonito.

259
Su alfa estando presente en cada una de sus noches, resguardando
de él y su pequeño cachorro. No dejandole, tal cual le había
prometido.

Y de forma natural soltó un suspiro, porque muchas cosas habían


sucedido durante aquellos días en los que los árboles comenzaban
a soltar sus hojas, a medida que la anaranjada estación llegaba. Días
en los que se había acercado mucho al general Jung, quien le estaba
tratando con verdadero cariño. Preocupándose si comía bien, si se
sentía enfermo o si su cachorro crecía adecuadamente.

Aquello era curioso. Pues a pesar de que se tratase de un alfa, la


sensación que le provocaba Jung era muy alejada a la de sentirse
intimidado. Generando en él el sentimiento de sentirse querido y
acogido.

Y aquello le hacía muy feliz.

Pues él nunca había tenido a alguien más que Hyejin o Taehyung.

Y se sentía tan bien el sentirse de esa forma, que deseó con todas
sus fuerzas replicarlo en Seulgi.

Así como había estado haciéndolo durante aquel tiempo.

El castaño pensativo, volvió a mojar su vientre, arrastrando el agua


sobre este con una de sus manos. Las yemas de sus dedos
arrugandose producto de la humedad de aquel largo baño.
Percibiendo como le acariciaban suave los hombros y se electrizaba
toda su piel, por lo que respingó fuerte sobre su propio cuerpo.

Alfa.

Taehyung se acercó a él cuando el omega le miró, totalmente


decidido a besarle la boca. Pero el castaño automáticamente se
alejó de él, a la vez que cubría sus pechos, demasiado pudoroso al
ser observado por su alfa.

260
El rubio frunció sus cejas. Sabía que desde hace al menos las
últimas cuatro semanas, Jungkook se había puesto muy receloso
con su cuerpo. Percibiendo como éste se escondía de él cada vez
que lo veía desnudo o sencillamente quería tocarlo.

Sentirlo.

Su madre le había dicho que era seguro que el castaño se


encontraba sensible producto del embarazo y conforme a como su
cuerpo cambiara, incluso podría volverse inseguro.

Y así era. Lo sentía en el aroma que el omega desprendía cuando


él se acercaba. No es como si le tuviese miedo. Pero si se trataba
de un extraño sentimiento de angustia.

Como si su omega pensase que le iba a abandonar. Que ya no le


quería.

Y aquello no podría alejarse más de la realidad.

Jungkook era hermoso. Era su omega y llevaba a su cachorro.

Solo eso bastaba para desear adentrarse en él todas las veces que
pudiese, pues consideraba que su castaño se ponía a cada instante
mas bonito.

Pero debía ser cuidadoso, pues la barriga de Jungkook ya había


crecido bastante y él temía mucho dañar al bebé. A pesar de que
Sarang y su madre le dijesen que no había problema para tomar a
su omega. Ya que siempre podría encontrar la posición adecuada.

Aquellas palabras habían coloreado sus mejillas instantáneamente


y llenado su mente de cientos de posibilidades.

Omega.

261
Sin embargo su miedo pesaba aún mas.

Por lo que respetando el espacio que le exigía Jungkook, pues él no


lo tocaba.

Pero maldición que deseaba hacerlo.

-"Taehyung asustó a Jungkook"-le dijo el omega, quien ya se


encontraba al otro extremo de la bañera y se había puesto su blanca
camisa, la que se traslucía de igual modo debido al cuerpo húmedo
del castaño. Transparentando sin que Jungkook se diese cuenta, sus
pequeños pechos.

Ohh mi dulce omega.

-"Taehyung no quería asustar a Jungkook. Taehyung lo siente"- el


rubio sentía sus manos quemar ante la necesidad de tocar al chico.
Y es que este se veía como una deidad, con su cabello húmedo y su
cuerpo mojado, la espuma ocultando espacios que el gustoso
descubriría.

-"Taehyung no lo haga otra vez"- Jungkook le dijo, sus cejas


fruncidas y su puchero natural, provocándole una dulce ternura.

-"Taehyung solo quería ver a Jungkook. A ambos" - y esta vez fue


el alfa quien arrugó sus labios en forma de puchero, logrando que
el castaño abriese sus ojos azules preocupado y avanzara hasta él.

Taehyung le vió tan de cerca y creyó se desvanecería en aquel


momento, percibiendo como las manos húmedas del chico le
tomaban el rostro y su nariz la hiciera chocar con la suya en
delicados roces.

"Lo siento"

262
Su lazo le hacía entender que el omega se disculpaba con él, a lo
que negó suavemente con su cabeza, ya que no importaba. Le
bastaba tenerle ahí, aspirar su aroma hasta sentirse saciado.

Si es que eso era posible.

Le besó gentil, menguando aquel calor febril que había estado


naciendo en él segundos atrás. Distinguiendo como su omega olía
cada vez más a la pequeña nubecita formándose dentro de él.

Su cachorro.

Percibió que el castaño se separó de él, abriendo sus ojos para verlo
con sus mejillas rosas y su cabello estilando.

Oh Dios.

Sintió como la mano de Jungkook encontraba la suya, sonriendole


de una forma que le pareció la de un niño a punto de cometer una
travesura.

¿Qué?

Y fue instantáneo.

Su cuerpo sintiéndose mojado y su ropa adheriendose a su piel, la


expresión de su rostro sorprendida a medida que el agua le
salpicaba sobre él.

Jungkook había tirado de él hacia la bañera.

Omega travieso.

Vio como el castaño le miraba con sus ojitos azules achinados,


mostrando sus características paletas y haciendo dulces sonidos
con su risa.

263
Tan bonito.

Y deseando obtener venganza el rubio comenzó con su táctica más


ancestral e infalible, la que se había vuelto su herramienta preferida
de defensa personal.

Las cosquillas.

Viendo como el omega intentaba huir y pataleaba en el intento -No


pequeño travieso, pagarás lo has hecho- y tiró de sus piernas,
acomodando al omega alrededor de su cintura.

Que lobo más astuto.

Fueron segundos en los que sus narices se rozaron y sintieron su


cuerpo unido al otro. Sensación que no sentían hace ya varias
semanas.

Pero fue el castaño que en un nuevo intento de huída, inició


nuevamente el juego. Retorciendose por las cosquillas que el alfa
le realizaba.

Un pequeño ruido escapó desde la boca de Jungkook, quien abrió


sus ojos redondos y sorprendido tocándose el vientre.

Taehyung se rió -No cariño, ya he caído en tu juego bastantes veces


y no lo volvere a hacer- le dijo el alfa para intentar nuevamente
hacerle cosquillas a lo que el castaño negó con su cabeza -Oye...

Las palabras de Taehyung se desvanecieron en el aire, al sentir


como el castaño tomaba una vez más una de sus manos y la llevaba
sobre su barriga. Allí donde unos pequeños golpecitos se asomaban
a través de la piel de su omega.

Amor.

264
Jungkook le miró estático y al confundir la mirada de Taehyung
con una de pánico, se soltó a llorar.

Y es que no entendía que sucedía. Ya que si bien había sentido al


cachorro moverse un poco desde semanas atrás, éste jamás le había
golpeado.

-"No quiere a Jungkook"- y es que la sensibilidad junto a la


confusión, el omega no podría pensar de otro modo.

Taehyung rió enternecido, acercandose para abrazarle. Su omega


seguía siendo un niño - "Está creciendo, ya quiere salir" - le señaló
mientras le arrimaba más contra él -"Jungkook es bonito, bebé lo
ama"

El castaño miró al alfa, con su pecho enardeciendo de mero amor.


Sintiendose tibio bajo el agua de aquella bañera. Siendo arrullado
sobre el torso del rubio y respirando sobre su cuello. Antojandosele
regalar un pequeño besito en aquel lugar.

Las tardes se habían vuelto tan frías, muy diferentes a la se solo


meses atrás, debiendo arroparese con las pocas prendas que poseía
y que él le había traído.

Él.

Con su pancita que crecía en cada encuentro, sonriendole y


llevandole deliciosos platos que parecía robar del palacio.

Tan propio de ella.

Y su silencio. Aquel que capturaba toda su atención, a pesar de que


él mismo no podía liberarse del suyo.

265
-Jungkook, su nombre es Jungkook- le dijo el hombre a su lado,
mientras acomodaba las pequeñas mantas sobre la cama
improvisada en el suelo.

Jungkook. Jungkook. Jungkook.

Aquel nombre le sabía tan dulce, como si su boca lo hubiese


pronunciado mil veces y él lo hubo olvidado.

-Te dije que tenía tus ojos y es más...su cabello se ondula igual que
el tuyo cuando crece- pero el hombre apenas comprendía sus
palabras. Su mente siendo un puzzle de recuerdos que vagaban
incongruentes- A veces hasta siento envidia, me hubiese gustado
tener tu cabello - aquello le hizo mirarlo, la imagen de esa persona
siendo bastante similar a la de él.

Sin embargo en sus ojos no había dolor. No había agonía.

O al menos no era visible.

-Me ire, te he dejado más mantas para que te cubras. Las noches
están siendo más frías- le dijo el hombre mientras acomodaba sus
cosas para salir de allí- Solo espera un poco más. Hazlo por
Jungkook. Por ambos.

Y se fue sin decir más. No deseando asomar más sus anhelos y


exponerse frágil ante él.

Y él quedó allí, sumergido en la oscuridad y a pesar de que el día


aún no escondía.

Negro y vacío como todos esos años que se acumulaban sobre su


mente.

Escuchando como aquellas pisadas que asomaban a cada atardecer,


aparecían una vez más para romper con su tranquilidad.

266
-¿Te han traído abrigo?- le dijo el hombre quien le sonreía de lado.
Una mueca de burla que solía hacer a menudo cuando le hablaba.

Pero el sólo se encorvó en su lugar. Esperando que el hombre ni


siquiera se percatara de su movimiento.

-No creo que necesites esto- aquel hombre tomó las mantas,
juntandolas todas en una pequeña ruma en una esquina de aquel
lugar - Ningún corazón frío morirá congelado. Y el tuyo ha sido el
más frío ¿no es así?- el hombre encendió un cerillo, iluminando
todo a su alrededor- Ni siquiera entiendo como él ha logrado
perdonarte. Imaginate, cuando le has causado tanto daño a su
madre. Es curioso -le dijo finalmente para encender el fuego sobre
aquellas mantas.

Su cuerpo se estremecía oculto bajo aquel montón de tela. Cobijas


felpudas, cojines de diferentes tamaños, prendas suyas y las de su
alfa.

Su alfa.

Claro que lo era.

¿Entonces por qué había actuado de ese modo?

Ni siquiera él lo entendía.

Fue solo que al verle tan cerca de ella había despertado a su lobo
tan agresivamente. Siendo posesivo y no entregando tregua a su
razón.

Tonto omega. Tonto Jungkook.

267
Pero es que no había razón aparente. Pues la chica de había
comportado con él lo bastante amena como para iniciar una
relación cordial e incluso fraternal. Y aunque sus primeros
encuentros fueron tensos, debiendo hacer partícipe a Taehyung de
todos ellos para su tranquilidad. Aquello ya no era de tal modo.

Seulgi estaba mostrándose cálida y divertida. Facetas que Sarang


le había mencionado que ni siquiera había visto con Taehyung.

Aquello le causó impresión, pero su pecho se supó inflar de orgullo


porque ella estuviese aprendiendo a soltarse.

Comenzaba a mostrarse tal cual era.

Ya que Jungkook no le dio pie a que se sintiese vulnerable.


Llevandola a pasear al bosque, trenzando su cabello tal como
Hyejin había enseñado hacerlo con el de ella. O sencillamente
tenderse en el jardín a compartir la merienda. Donde era el castaño
quien cuando aún no avanzaba su embarazo, le ayudase a bajarse
de su silla.

Ambos en un silencio extraño y envolvente. Pues la pelinegra


comprendía solo algunas palabras, entre ellas su nombre. Ya que
Jungkook le había explicado a través de Sarang mientras achinaba
sus ojos y los bordaba con sus índices, que así nombraría a Seulgi.

Pero difícilmente ambos hilaban una oración para relacionarse


entre ellos.

Más eso bastaba.

Por eso para el omega fue inevitable el pensar que había estropeado
todo. Y que retrocedería todos aquellos avances por su
impulsividad y el instinto básico de un omega celoso.

Y embarazado.

268
Subió el borde de su camisa, descubriendo su vientre y sobandolo
con su manos hasta donde llegaban las pataditas. Pensando que
hasta su pequeño cachorro les estaba haciendo entender que se
había equivocado.

Pero es que no pudo evitarlo.

No cuando vio como Seulgi acariciaba el rostro de Taehyung,


mientras movía sus labios diciendo palabras incomprensibles para
el castaño.

Ella era bonita.

Ella era delgada.

Ella era como Taehyung.

Y es que antes de llegar allí, tal vez él no había sido plenamente


consciente de lo diferente que era de los demás. Ya que siempre
había sido solo él y Hyejin. Donde aquel lenguaje que ambos
crearon, bastaba para asimilar el mundo y lo que le rodeaba.

Sin embargo, nunca imagino que hubiesen más como ellas. Más
como Taehyung.

Y ninguno como Jungkook.

Aquello lo hacía distinto y era evidente que era de tal modo.


Cuando todos debían buscar el modo de comunicarse con él,
poseyendo como un especie de muro invisible que Jungkook no
entendía del todo.

Era como si algo le faltara.

¿Pero qué?

269
Fue por eso que dudoso y un tanto temeroso preguntó a Taehyung
un día el porqué Jungkook era diferente. En donde éste nervioso le
había explicado de la desconocida existencia de sonidos, que él
interpretó a su modo sin comprender del todo aquel concepto lejano
a su propia experiencia.

"Cada cosa tiene un sonido. Tu risa, tus besos. El agua e incluso el


viento"

Y Jungkook se preguntó de cuánto se había perdido.

Guardando en silencio aquel llanto que deseó escaparse de su


garganta, tan desmesurado como incomprendido.

¿Por qué debía ser así?

¿Por qué no podía escuchar la voz de Taehyung?

¿Cómo lo haría cuando su bebé llorara?

El castaño sollozó, arrullandose aún mas y aferrandose fuerte a su


estómago. Mientras despacio alguien abría la puerta de su
habitación.

Y es que Taehyung sabía que no debió reaccionar de aquella forma.


Pero el castaño había limitado sus posibilidades cuando le vio
entrar tan violento a aquel salón. Donde minutos antes Seulgi le
había estado hablando de Jungkook y de lo tranquila que se
encontraba al sentir que él había encontrado a alguien noble.

Todo siendo tan irónico cuando vio como el castaño empujaba con
sus dos manos a la chica, en un intento por alejarle de Taehyung.
Y evidentemente malinterpretando su cercanía.

Por lo que éste le sujetó con fuerza, ya que Jungkook tironeaba de


él con la única finalidad de golpear a la joven beta.

270
-Detente Jungkook- le dijo, más sabía éste no le escucharía.
Desviando su mirada hacia la chica, quién le observaba asustada y
sin saber que hacer - He dicho que te detengas - fue ahí que sintió
que su tío Insung y su madre se asomaban por el salón. Deseando
que todo acabase luego y solo sacar a Jungkook de ahí. Dejandole
solo una opción, ya que el castaño se encontraba perdido en sus
instintos - ¡Basta omega!

Y sabía que le había herido al observarlo huir enseguida de aquel


lugar y notandolo en sus ojos al segundo de liberar a la chica. La
que rompió en llanto, resultado del shock y el forcejeo previo.

-Ve con él Taehyung- le había dicho su tío, mientras su pecho


parecía querer estallar- Nosotros nos encargaremos de Seulgi- y el
solo pudo asentir. A la vez que veía como su madre abrazó a la
chica y acarició su cabello.

Su corazón se apretó al oir como su omega sollozaba bajo las


mantas. Avanzando precavido al percatarse de que este se escondía
en el nido que había armado días atrás.

Y se sentía angustiado, pues no comprendía del todo el porqué


Jungkook había reaccionado de esa forma y cuando las cosas con
la chica iban tan bien.

El castaño le estaba ocultando algo.

Cariño.

Se movió con cuidado, distinguiendo que el chico notaba su


presencia al asomar su cabecita por entre las ropas y sorbía de su
nariz. Con sus mejillas rosadas y sus azules ojos comenzando a
hincharse.

El alfa lo observó, como pidiendo su autorización para acercarse.


A lo que Jungkook sentándose en su sitio accedió.

271
-"Jungkook lo siente. Lo siente tanto"- le dijo mientras su boca
puchereaba y sus lagrimas caían sin control. Sus manos apretando
la tela sobre su vientre y pecho.

El rubio se sentó a su lado, acercándose a secar sus rostro húmedo


y luego besarle la frente. Suave y silencioso hasta que el chico
calmase su llanto.

Se alejó de él, corroborando que se encontraba más tranquilo -


"Taehyung también lo siente. ¿Qué ha pasado?"

El omega suspiró y agachó su mirada - "Taehyung toca a Seulgi.


Ella bonita"

El alfa abrió su boca asintiendo - "Si Seulgi bonita pero..."

-"Jungkook gordo y feo"- le interrumpió - "Por eso Taehyung no lo


toca, por eso..."

¿Qué?

-¿Qué dices cariño? -le respondió el alfa con sus ojos bien abiertos,
intentando digerir lo que le acababa de decir el chico-"Eso no es
verdad, Jungkook es hermoso". Eres precioso amor - porque si, no
le había tocado pero no porque no lo quisiese. Brutalmente lo hacía,
pero había respetado los límites que el mismo omega había trazado.

El castaño suspiró - "Jungkook cuerpo extraño. Jungkook no


bonito"- le indicó el omega, mientras tocaba sus pequeños pechos
y sus caderas.

Taehyung se acercó más a él- "Jungkook tiene a cachorro de


Taehyung. Jungkook lo más bonito para mis ojos"- le respondió
sonriendo, para luego apoyar su nariz y rozarla sobre su cuello. Aun
así, percibiendo como el castaño permanecía tenso.

El rubio le apreció entrecerrando sus ojos. Había algo más.

272
-"Jungkook siente miedo"- aquello provocó que el alfa se
acomodará nuevamente frente a él - "Jungkook diferente" - el
castaño distinguió como los dedos de Taehyung le acariciaban el
rostro- "Y si cachorro igual que Jungkook. Jungkook no quiere
eso."

Los ojos del alfa brillaron. Sabía que aquella conversación de


semanas atrás había dolido a Jungkook. Habiéndolo omitido aquel
día, para que el mismo asimilara la ausencia de uno de sus sentidos.

Amor mío.

Miró a su omega, tan vulnerable y lleno de miedos. Reflejando los


propios al verlo - "Jungkook tan valiente, mucho más que
Taehyung"- le sonrió- "Jungkook mis ojos, porque amo que me
vea. Jungkook mi nariz, porque ama mi aroma. Jungkook mi boca,
porque amo que me bese. Jungkook mi piel, porque amo que me
toque. Yo sus oídos, porque amo sus suspiros, su respiración y su
risa"- el castaño miraba atento cada movimiento - "¿Jungkook
siente esto?"- le dijo el alfa para luego tomar la mano del omega y
acomodarla sobre su pecho - "Así sonido corazón Taehyung. Solo
Jungkook lo tiene, solo Junkook lo hace. Y si cachorro como
Jungkook, Taehyung amará mas fuerte. Porqué Jungkook
maravilloso."

Y el pecho del omega ardió y aún percibiendo como las vibraciones


del corazón de Taehyung se amontonaban en su mano, le besó.
Vaciando sus dudas y miedos en él.

-"Gracias por amar a Jungkook. Jungkook ama tanto a Taehyung.


Cachorro también lo hace"- le señaló adormecido Jungkook. Su
cuerpo sintiendose relajado y exigiendo descanso luego de la
agitada desolación - "Jungkook debe disculparse con Seulgi"

El alfa asintió, sintiéndose el mismo perezoso en aquel momento -


"Mañana lo haremos. Ahora Jungkook descansa. Taehyung ama el

273
doble a Jungkook. Jungkook y pequeña luna"- le dijo finalmente
para arroparle, mientras lo abrazaba desde la espalda, respirando
sobre su cuello aquel dulce aroma de su omega. Y posaba su mano
sobre su cachorro, quien pateaba con fuerza haciéndose notar.

274
CÁPITULO 19

Su espalda se apoyaba en los grandes almohadones que se posaban


en la marquesa de la cama. Mientras que sus dedos jugaban
nerviosos entre si procurando tranquilizarse y no pensar
demasiado.

¿Pero como podría?

No es como si tuviese miedo del chico. No.

Más bien era su corazón el que no deseaba ser lastimado una vez
más.

Y dolía. Era consciente de eso.

Y aunque Taehyung le explicó que la naturaleza omega del castaño,


le hizo actuar de ese modo. Ella no podía evitar sentirse dolida.

¿Por qué?

Y es que sellando su pecho había guardado todos sus sentimientos


que durante años iban hacia el rubio. Ocultando su fiel anhelo de
tenerlo para si.

Por siempre. Para siempre.

Y no era que ya no le amase. Lo continuaba haciendo incluso con


más fervor que antes.

Pero no podía. Aún cuando su egoísmo luchaba contra lo que su


razón le indicaba que era lo correcto de hacer. Aun cuando pagaría

275
al cielo, despojandose de todos sus bienes, solo por nacer de nuevo
saludable y fuerte.

Pero la realidad era diferente, ella estaba enferma y Taehyung debía


ser feliz.

El no le amaba. No del modo que ella quisiese.

Él amaba a alguien más.

Y esa persona muy a su pesar, era noble y gentil, tanto que


prendaba de calidez a todos quienes se le acercaran. Y aquello era
extraño y sorprendente, sobretodo al pensar del impedimento
natural que Jungkook poseía para comunicarse con los demás.

Era mágico.

Tanto que ella dudaba que de haber sido otra su vida, habría
impedido que el Alfa se fijase en él.

Por supuesto que no, pues era como aquello llamado destino.

Tan poco humano. Tan alejado de lo tangible.

El omega era realmente magnético y Seulgi no podía negar lo


celosa que se sintió de aquello en un principio.

Y tal vez aún lo sentía.

¿Pero como no hacerlo?

Si el chico era todo lo que ella no era y alguna vez le habría gustado
ser.

Jungkook era alegre y su carisma le brotaba en la piel. Siendo


desmesuradamente impulsivo y espontáneo, cosa que le hacía

276
atrayente y radiante. Como si la vida se agolpara contra él, no
deseando jamás abandonarle.

Como si hubiese nacido para Taehyung.

Tan diferente a ella.

Y es que en la mayoría de sus recuerdos solo había oscuridad y


dolor. ¿Sería demasiado pedir un poco de la luz del castaño para
ella? Que aquello le ayudase con su soledad y su miedo.

Solo un poco.

A veces no sabía a que le temía mas. Si al abandono o a la misma


muerte. Pues sabía que esta era inevitable, avanzando rápida hacia
ella y sin vacilaciones. Un diagnóstico certero que cargaba desde
que apenas era una niña.

Pero ¿por que habría de aferrarse a ella?

No tenía nada. Ni a nadie.

Pues Taehyung ya no le pertenecía. Y quizás nunca lo hizo. Aquel


niño de cabello rubio que siendo tan pequeño fue su defensor, aún
cuando ella no permitiera que le protegieran. Haciendole conocer
la compasión, la gentileza y el amor.

Amor. Y es que debía serlo si su estómago sufría de ansiedad cada


vez que el joven alfa avisaba su visita. O sus mirada iban a parar a
otro lado, cuando este le observaba con sus bonitos ojos miel. O
cuando sus labios fueron tiernos en aquel primer beso a escondidas.

Mi dulce Tae.

Es que el alfa siendo tan noble había prometido cuidarle y amarle


devotamente. Y aunque ella quiso creer que el chico realmente le
amaba, en su interior sabía que Taehyung solo sentía un cariño

277
inmenso a su compañía. Tal vez necesitando de ella del mismo
modo, cobijados ambos de una fantasía que les protegía de aquella
solitaria infancia.

Pero pensó en ella misma una vez mas. Y tal vez sosteniendose de
la añoranza de que el alfa pudiese ser feliz algún día a su lado,
permitió que este prometiera a ella y su padre acompañarla en lo
que restara de su vida.

Su padre.

Aquel hombre que fue su más cercana imagen de afecto, la que se


plasmaba en los mas puros recuerdos de su corazón. Pero
habiendose marchado antes y pese su único anhelo de hacerlo antes
que ella.

Mi preciosa niña.

Y es que toda su vida se la dedicó a ella, deseando entregarle todo


el júbilo que su cuerpo le había negado. Mas su personalidad firme
característica de un militar, no le permitio nunca mostrarse
vulnerable.
Jamás viéndole llorar, jamás observandole débil. Pero si
habiéndose marcado en su rostro el dolor de su hija y el suyo
propio, endureciendo su mirada y hasta tal vez su corazón.

Seulgi solía pensar aquello.

Pues cada vez que caía y lloraba, producto de la frustración de tener


que hacerlo reiteradas veces solo para avanzar algunos pasos. Su
padre le.ñ instaba a levantarse. No acercándose a recogerle,
mostrándose duro para que ella no exhibiera debilidad.

Y ella lo agradeció. Pues su carácter fuerte y resuelto se lo debía a


él. No sintiéndose jamás avasallada por todos quienes quisieron
hacerle sentir de ese modo alguna vez.

278
Aun así, siempre persistió en ella el espejismo de su madre.
Dibujandose en cuadros borrosos de una persona que más nunca
llegaría a conocer.

Y suspiró con su garganta apretada, donde una aguja le clavaba y


hería.

¿Por qué debía ser así? ¿Por qué su vida no podría ser de otro
modo?

Sin miedo, sin dolor.


Donde no le mirasen con lástima, ni le hiciesen sentir diferente.

Miro sus manos que traslucian sus venas a través de su blanca piel,
apretando fuerte las mantas que le cubrían. Poniéndose luego en
alerta, cuando escuchó como la puerta de su habitación se abría
lento y con sigilo.

Una cabellera castaña se asomó, dando paso a aquellos ojos


redondos y azules del curioso omega. Quien afirmaba su mano por
el borde de la puerta.

¿Puedo pasar?

Aquella pregunta se deslizó en el aire, silenciosa y volátil. Pero tan


entendible para la chica, que asintiendo le dejó ingresar.

Jungkook cerró la puerta tras de él, mirando sus propios pies


descalzos como si fuesen lo más interesante del universo.
Intentando opacar la vergüenza que sentía el tener que enfrentar a
la chica.

Seulgi le regaló una pequeña sonrisa, mientras palmeaba su cama,


invitando al castaño a sentarse frente a ella.

279
Y rió. Pues le causó ternura el modo en que el omega tambaleaba
sus dedos sobre su vientre, inquieto y sin saber que hacer. Estando
muy segura de que nunca le había visto de esa forma.

Por eso de forma segura e inclinandose un poco, estiró su mano


para tomar la de él. Percibiendo de inmediato la tibieza del castaño,
quién levantó su mirada y abrió sus ojos como si ella le hubiese
sorprendido. Apreciando como este llevaba manchada la punta de
su nariz, con algo muy similar a tinta.

Cálido.

La chica vió como Jungkook buscaba con su otra mano bajo su


camisa, descubriendo un arrugado papel que le entregó un tanto
dudoso. Y ella soltando su agarre lo tomó entre sus manos.

No le sorprendió encontrarse con aquella caligrafía que tan bien


conocía, habiendola ayudado a reforzar cuando ambos repasaban
sus ejercicios en el palacio.

Seulgi:

Jungkook no sabe como empezar esto, Taehyung escribe por él.

Ella sonrió.

Pero Jungkook sabe que se ha equivocado.


Seulgi no ha tenido culpa y Jungkook la ha lastimado. Eso hace
triste a Jungkook, porque ella buena con Jungkook.
Seulgi por favor perdonar a Jungkook. Perdonar a su tonto lobo que
no ha sabido controlar. Y perdonar por hacerla llorar, eso duele a
Jungkook.

Seulgi bonita como el sol de la mañana, no debes nunca triste.

Si Seulgi perdona, Jungkook promete ser su amigo siempre.


Jungkook y su cachorro le cuidaran siempre. Nunca le dejaran.

280
Por favor perdona a Jungkook linda Seulgi.

Aquí promesa de Jungkook.

Y la pelinegra no pudo ocultar su risa, al ver la mancha al final de


la hoja, evidentemente registro de una de las yemas del castaño. La
que se encontraba aún cubierta de tinta negra y con la que
claramente había ensuciado su nariz.

O tal vez alguien más. Pues no descartaba que Taehyung lo hubiese


hecho a propósito sin que él se percatara.

De pronto la chica sintió como el omega levantaba una de sus


manos y la pasaba sobre su rostro.

"Seulgi no debe llorar"

Y es que sin siquiera anticiparlo, había comenzado a llorar, estando


muy segura que en sus lagrimas no corría la tristeza. Habiendo algo
más.

Algo más sincero.

Por lo que respondiendo al castaño, tomó su mano y la besó en


agradecimiento. Pues buscó tanto por aquello, pensando incluso tal
vez jamás encontrarlo.

"Gracias"

Pero él estaba siendo natural, no mirándole ni con compasión, ni


lástima. Estaba siendo real y transparentandola ante él.

"¿Puedo?"

La pelinegra le miró, deseando sólo un poco de aquello que se le


fue negado cuando tanto lo necesitó. Viendo como el castaño

281
asentía y ella arrastraba un poco su cuerpo, para posar su cabeza
sobre sus piernas y frente al estómago del castaño.

Un arrullo.

Permitiendose cobijarse en el omega, enrrollando sus piernas y


empuñando sus manos. A lo que Jungkook instintivamente le
acarició el cabello, comenzando a reproducir con su boca, las
vibraciones que tanta veces le repitió Hyejin.

Estoy aquí.

Seulgi cerró sus ojos, pensando en todo lo que su padre había


relatado de ella. De su temperamento arrebatado que se contradecía
a su suave voz. De su piel pálida y cabello tan rojizo como sus
labios. Y de su suave aroma, tan dulce como lo era el de cualquier
omega en aquel entonces.

Pero ¿a que olía un omega?

A contención, cariño y apego. Condiciones naturales para envolver


a un niño y aliviar su angustia. Lo que les hacía cantar cada noche
y recitar cuentos antes de dormir. Soplar sus heridas y besar sus
sienes. O simplemente dejarles entrar en su cama cada vez que
sintiesen miedo.

Me llevaré el miedo.

Y la joven beta sonrió, pues ella siempre había tenido la curiosidad


de aquello. La sensación de un abrazo generoso, una caricia cálida
que solo un omega podría entregar a su cachorro. Y deseó con todas
la fuerzas volver a ser uno y ser arropado por Jungkook cada vez
que su corazón doliese.

Ya se irá.

282
Porqué sabía que Yeoreum siendo un reino poderoso, carecía de
algo tan esencial como eso. La sola calma que obtenía de la
fragancia del castaño le hizo entenderlo. Y su pecho se llenó de
algo muy similar a un agradable ardor, que le cubrió por completo
hasta hacerle dormir apacible por primera vez en su vida aquella
tarde.

Sintiendose segura de que el aroma de su madre debió parecerse al


de Jungkook.

Ya se fue cariño, ya se fue.

Los días caían rápidos y fríos, como si la gris estación se apresurara


en llegar y cargarse sobre el reino. Más para él parecía que las horas
se hubiesen detenido, dejandole bajo aquel sitio oscuro y hostil.

Y es que a medida que ellos continuaban las visitas, su mente


despejaba recuerdos que creyó perdidos y que forzaban a salir a la
luz.

Viéndole a ella, su largo cabello castaño cubriendole los hombros.


Allí donde una mordida superficial declaraba el no poder hacerla
nunca suya. Aun así perteneciendose ambos sin la necesidad
natural de un lazo. Y sólo bajo la fina promesa de un amor que
tardó demasiado en llegar.

Porqué si, su deseo jamás fue causarle daño a ella.

A ellos.

Quienes siendo tan jóvenes habían sellado un acuerdo recíproco y


solo basado en lo que la sociedad les exigía.

No había amor. No el tipo que luego de años de convivencia, le


atravesó los huesos y en brazos de otra persona.
283
Tan perfecto y tan innevitable.

Sin ser buscado y solo apareciendo ante él, como si hubiese todos
esos mismos años ansiado por su lobo.

Aquella omega era hermosa. Aquella era su omega.

Lo supo en el momento que le vio, pues su lobo reaccionó voraz y


ansioso. Como si aullara desesperado por poner su aroma en ella.

Tan dulce y extasiante, que parecía querer llevarse con ella toda su
respiración.

Todo su aliento.

Y deseó ignorarlo. Logrando hacerlo por un tiempo, donde evadió


cada uno de sus encuentros inventando reuniones inexistentes. Solo
con la intención de no verle.

De no tocarla.

Pues ni ella, ni ellos se lo merecían.

Porque a pesar de que por años había vivido en un matrimonio sin


amor, ella se los había dedicado a él. Regalandole no tan solo su
juventud, si no que también un pequeño fruto de aquella
convivencia.

Y él le amaba con la vida. Y le agradecía por aquello.

Pequeño.

Su hijo se había convertido en su principal devoción, dedicando


cada una de sus acciones a su mera felicidad.

284
Por eso le resultaba tan difícil. Por eso no quería fallar y sucumbir
a eso que en un principio pensó era simple antojo de su lobo.

Vulgar placer.

Mas no pudo sentirse más equivocado, cuando su primer encuentro


había sido intoxicante y magnético. Trayendo consigo el inicio de
una relación oculta y prohibida.

Maldito.

Y ella era tan joven, quizá siendo aún niña al lado de él. Y estaba
entregandole todo. Sin miedo y sin esperar nada a cambio.

Mas él era un cobarde.

Que cegado de su egoísmo no le importó llevarse consigo su


inocencia, sus años, su vida. Teniendo muy claro que la chica
podría encontrar a un alfa joven que le hiciese feliz, que le
entregara todo lo que él no podía darle.

Pero le quería con él, pues le amaba. Tanto que haría lo que fuese
por ella. Y aun con mas razón cuando con temor le había dicho que
estaba encinta. Que un cachorro había en ella y siendo resultado de
su poderoso amor.

No.

Y sintió tanto miedo. Por ella. Por él.

Por ambos.

Estando al tanto del futuro incierto que le deparaba a ella y aquel


cachorro.

Debes irte.

285
Pero muy seguro que allí en Yeoreum no sería un lugar seguro.

¿Es una broma cierto?

Y dolió. Tan fuerte que le carcomió las entrañas. Pues no quería


dejarle allí, tan sola.

Tan sin él.

Sabes lo difícil que es que ella sobreviva al parto. Es joven,


primeriza y no tiene un lazo que le ayude a sobrellevar eso.

Aquel día la anciana había sido clara, por lo que él decidido le


prometió volver. Solo debía resolver todo con ella una vez llegase
a Yeoreum, buscar un lugar donde estuviese a salvo.

Pero aquello nunca sucedió.

Siendo encerrado en aquel lugar apenas pisó el reino.


Sumergiendole en la penumbra y locura de saber que era el
principal causante de aquello.

Del sufrimiento de todos ellos.

Y sintiendo como su cuerpo moría también, una vez que la percibió


irse de esta vida. Lo que le desgarró y dañó irremediablemente.

Confío en ti amor mío.

Pero él no había cumplido.

Él había roto su promesa.

Cachorro.

Tan solo esperaba que las estrellas hubiesen salvaguardado a su


pequeño cachorro, no llevandoselo con ellas.

286
Algo que había comprobado al verle entrar aquel día por primera
vez en ese frío lugar.

Tan fragil, tan bonito.

Con sus ojos azules indicándole la duda y aquel pequeño lunar que
hubo besado tantas veces en ella, señalandole que se trataba de él.
Aún cuando su dulce aroma de flores, cabello y manos, le hiciesen
verla una vez más.

Su lobo le reconoció de inmediato. Aunque su cuerpo no


reaccionase ante su presencia.

Jungkook.

Él le había dicho su nombre, aquel que tanto nombró cuando se


escondía bajo el vientre de su madre y hubo besado miles de veces
para susurrarle lo mucho que le amaba.

Tanto, tanto.

Un sonido parecido a un gemido salió desde su boca, mientras sus


manos sostenían firmes la camisa del omega.

Su cachorro.

Sus lágrimas acompañadas de un doloroso sollozo que explotó


desde su garganta. Aferrandose a él, a su aroma, su vida.

Su pequeña vida.

-Ey, cuidado- una voz a su lado le intentaba calmar, mientras él no


dejaba de sujetar al chico.

Lo siento.

287
Jungkook le miró confundido, pero a la vez sintiendo sobre su
pecho el burbujeo de una herida abierta. Pareciendole horrible la
sensación de sentir aquello y volviéndose necesario abrazar al
hombre.

Tranquilo.

-"No llores"- le dijo alguien a su lado en el gesto, más el omega


poco podía hacer para controlar su llanto. Y sin entender mucho la
razón de este. Solo angustiado por la necesidad de querer contener
al hombre.

Respira.

El castaño tomó su rostro entre sus manos, aún hipando por la


tristeza que le había generado aquella reunión.

Y es que durante esos meses jamás el hombre se había mostrado


así con él. Tan expuesto. Como si implorara porque le entendiera.

No me iré.

Y Jungkook sintió un pesar tan grande, al no saber como explicarle


que todo estaba bien. Sin sonidos.

Sin palabras.

Y sin lograr comprender porque tanto deseaba eso. Su lobo sin


embargo, siendo conocedor privilegiado de lo que allí ocurría.

No temas.

El omega barrió sus dedos por sobre las marcadas arrugas del
hombre, suavizando sus yemas en donde las cicatrices se
profundizaban. Observando como este giraba su rostro para
encontrar su mano y besarle la palma.

288
Perdóname.

Y Jungkook aun con sus mejillas húmedas, acomodó su rostro


frente al de él, sonriendole gentil para luego dejar un suave beso en
su frente. Sin ser demasiado consciente de lo que hacía.

Lo hago.

Y luego de aquello le abrazó. Minutos en los que ambos respiraron


la esencia del otro y se reconocieron entre la tenue luz que
ingresaba en aquel lugar.

Jungkook sintió como que su piel formase parte de él, de forma


extraña y llamativa. Carne de su carne.

-Creo que ya es hora de que Jungkook se vaya- habló el hombre a


su lado- Está anocheciendo y pronto comenzará a helar- el hombre
mayor se alejó del joven omega, mientras le quitaba los mechones
que querían cubrirle el rostro.

No te vayas.

El hombre vio como el chico movía sus manos, indicando al otro


algo que no pudo comprender.

-El quiere que te abrigues. Te ha sentido frío las últimas visitas y


le preocupa que vayas a enfermar.

Frío. Era irónico, pues estaba tan acostumbrado a el que parecía ya


no lo sentía y más bien era el calor lo que le causaba irritación
sentir.

- Él se quiere despedir- la voz se sentía desvanecer al apreciar como


el chico le señalaba algo con sus manos- Dice que volverá mañana
y que te alimentes bien. Y que traerá más puré de manzanas- rió-
Ha notado que te gusta.

289
Pero él no pudo asentir, cuando el omega le sujetó el rostro y le
besó la mejilla. Tan terso y profundo, que se quedó sobre su pecho.

Y se alejó. Caminando hacia la pequeña puerta por donde se


asomaba la tarde. Para luego girarse y mostrar su abultado vientre
una vez más, regalando unas últimas palabras que el hombre
explicó para él.

- Ha dicho que te quiere. Así que debes cuidarte porqué sino te


reprenderá- el hombre hizo el esfuerzo de sonreír, expresión que
terminó en una mueca poco definida sobre su rostro- ¿Es
sorprendente no es así? No pensé que fuese a ser de esta manera
cuando lo vi por primera vez. Y él está ya cerca de sus siete meses,
por lo que la enfermedad no le ha afectado.

La enfermedad. Aquella horrible peste había dañado tanto, robando


toda la vida que el reino necesitaba.

Y se sintió avergonzado, pues sabía que podría haberlo evitado.


Mas su cobardía había roto con él, cumpliendo con todo lo que se
lo ordenaba.

Le habría salvado.

A todos.

- Yo te he perdonado sabes- las palabras de aquel hombre le


hicieron buscarle con la mirada - No ha sido fácil, he tardado años
en hacerlo. Porqué te necesité, sobre todo cuando me he quedado
solo - aquella voz se quebró y pudo observar como aquellos ojos se
humedecian.

Y se maldijo por aquello. Por haberle lastimado tanto.

Por no haber podido cuidarle como debió.

A él. A su madre.

290
- Debes saber que te he aprendido a entender. Nuestro corazón es
algo que no podemos manejar y es inevitable cuando éste solo pide
a una persona a tu lado- el hombre quiso levantarse, mas las
cadenas habían herido demasiado sus tobillos y inmovilizándole
debido al dolor- Tan solo siempre deseé verte de nuevo...n-nunca
quise sentirme solo.

Y él bajo hacia su cuerpo, sacudiendo sus hombros mientras este


intentaba abrazarle. Siendo ahora más pequeño que él. Su cachorro
habiéndose convertido en un hombre durante todos esos años.

Lo lamento.

-He extrañado t-tu olor... te he e-extrañado tanto a ti papá- y fue el


tiempo detenido el que había parecido desear avanzar, calentándole
el pecho y haciéndole sostener mas fuerte al hombre frente a él, su
cachorro. Quién tiraba de él para sacarle de la oscuridad, a través
de esa simple pero tan significativa palabra.

Sólo esperaba que no fuese demasiado tarde.

291
CÁPITULO 20

Su pecho dolió y su estómago ardió en náuseas, que sentía ya no


podría contener. Es que mientras apoyaba una de sus manos sobre
su boca, cubriéndola para ahogar aquel llanto que le estaba
rasgando el interior.

-Ya no me sirves- esa voz retumbó sobres sus sienes, punzando en


aquella imagen que sabía jamás sacaría de su cabeza.

Mierda. Maldita mierda.

Lastimaba, horriblemente lo hacía. Más no había podido interceder,


habiéndole observado casi indefenso, con su cuello marcado con
una fina pero letal línea. El tibio líquido rojo escurriéndose por su
garganta y manchando su boca.

No.

Había llegado tarde.

-¡¿Creíste que te dejaría como si nada?! ¿Como si la vida te


estuviese dando una nueva oportunidad?- la risa de aquel hombre
se había escuchado en todo el lugar, así como el goteo húmedo del
agua que caía por las paredes - ¡La vida no da nuevas oportunidades
Gongyoo ! Y si has cometido un error jamás perdona. Y tu
cometiste demasiados ¿Qué pensabas? ¡¿Qué serías feliz?! - se
acercó a su oído susurrando - No mereces serlo, tú menos que
nadie. Tú querido amigo... el principal motor de todo esto.

Y él vio como le había arrojado al suelo, casi sin fuerza y estando


seguro que el cuerpo del hombre ya se encontraba sin vida sobre el
frío suelo.

292
No,no,no.

-¡Hoseok!- las manos le temblaban y tal vez el cuerpo entero lo


hacía, saliendo de sus recuerdos y mirando al pelirubio frente él -
¡Dios maldición! ¡¿que ha pasado?!- los ojos de Jimin le recorrían
y apreciaban asustados, mirándole desde arriba al estar él sentado
en la esquina de esa habitación -Amor ¿que te han hecho? por favor
responde.

El alfa castaño juntó saliva en su boca, tragando para poder hablar,


sintiendo como las manos cálidas del rubio le tomaban el rostro -
L-lo ha m-matado Jimin, él...-las náuseas le invadieron de golpe,
liberándose del agarre del joven alfa y girándose hacia un costado
para vomitar todo aquello que había estado conteniendo.

Duele.

Sentía a el rubio estremecer, mientras le sostenía y sobaba su


espalda. Su respiración agitándose producto de la repentina fuerza
realizada.

¿Por qué?

-¿T-tu...tu que estás d-diciendo?-percibió como la voz de Jimin se


quebraba y su piel se llenaba de escalofríos. Desagradandole aquel
sabor agrio de su boca y resultandole repulsivo.

-Lo que has oído...él lo ha asesinado- dijo ya soltando aquello sin


pensar demasiado y solo deseando sacarlo de él. Percibiendo como
el rubio se tensaba a su lado.

-¿T-tú estás seguro d-de eso? - y es que sabía que aquello no solo
le estaba despedazando a él. Tenía claro que para el chico podría
resultar casi igual de doloroso.

Maldita sea.

293
-Lo he visto Jimin...y luego lo he confirmado-y es que una vez él
se marchó, fue a donde se encontraba el hombre, ya con su mirada
perdida y su pulso silenciado. Marcándose ahora sobre su
uniforme, el que se encontraba manchado y cubierto de sangre.

Ni siquiera percatándose de aquello.

Dime ¿Por qué?

Distinguió como el chico le volvía a tomar firme entre sus manos,


mirandole como si intentase encontrar miles de respuestas en él.

-¿Te ha herido? ¿él...él se ha dado cuenta que estabas ahí? Si te ha


lastimado yo...

-No Jimin...o eso creo. Yo solo me he acercado a él y... no lo se,


realmente no lo se.

El chico le miró asimilando su respuesta, para luego botar un


doloroso sollozo a medida que le besaba la boca. Un beso que sabía
a angustia, dolor y miedo. Mucho miedo.

-Ha sido él Jimin - Jung le dijo luego de liberar sus labios - ...quién
ha enviado a matar al soldado que ha confesado todo meses atrás.
Quién no ha logrado asesinar a Taehyung.

El silencio se formó entre ambos, pudiendo ver como los ojos de


Jimin se encontraban rojos y húmedos por las lágrimas.
Exteriorizando poco, la profunda tristeza que sentía en aquel
momento.

-Y es muy probable que...

-No lo digas Hoseok, maldita sea n-no lo d-digas.

294
Sabía que aquella era una terrible verdad. Tan dolorosa que sentía
no soportaría escuchar. No aún.

-Tranquilo amor. Lo siento cariño - Jung le dijo acariciandole el


rostro. Teniendo muy claro como todo les rompía a los dos -
Debemos hablar con Taehyung ahora mismo, él debe estar de una
vez por todas al tanto de esto. Debe cuidar de Jungkook, él corre
peligro y...

-No Taehyung...maldición no -las palabras de Jimin salieron casi


por inercia.

-¿Qué sucede con él?- el alfa castaño se acomodó mejor, expectante


ante la respuesta del chico.

-Él ha salido hoy por la mañana Hoseok.

No había sido fácil. Le había costado mucho tomar la decisión de


dejar a su omega aunque sea por unos días.

Y es que Jungkook le había mirado angustiado cuando le había


comentado aquello, sus ojitos volviéndose dos polcas azules
buscando entender.

-"Taehyung debe viajar" - le indicó suave el alfa una tarde, en la


que ambos descansaban sobre el nido en la habitación del castaño.
El aroma de su bebé marcando como su territorio, todo el espacio
de aquel lugar.

Pequeño posesivo.

Jungkook se había levantado lo más rápido que pudo, con su panza


ya de siete meses entorpeciendo sus movimientos.

295
-"¿Taehyung dejará Jungkook? ¿Dejará bebé"- el omega le señaló
un poco nervioso y el rubio podía percibir su tristeza.

Por eso con ahínco el alfa negó con la cabeza y se acercó a él para
hacerle saber que todo estaba bien - No amor. "Eso nunca.
Taehyung jamás dejará Jungkook. Taehyung ama a Jungkook y
bebé"- aquello tranquilizó al castaño, quién se mantuvo atento a lo
que el alfa le decía, mientras sintió a su cachorro moverse inquieto
en su vientre-"Pero Taehyung valiente. Taehyung debe cuidar
todos. A Jungkook, a pequeña luna."

Es que sabía que debía hacerlo a pesar de ya no ser el monarca de


Yeoreum, sentía que era su deber. Ya que su reino y su pueblo
estaban en riesgo.

Su familia.

Reafirmando ese pensamiento, al escuchar días atrás aquella


petición.

- Quiero que vayas tu Taehyung-su tío Insung le dijo claro- Pensaba


en hablar con Jimin, pero bueno... -rió-...sabes que tu primo es
bastante mas impulsivo que tu y creo que al haber sido preparado
para gobernar, eres el más indicado en asuntos diplomáticos.

Y es que Yeoreum aún estaba en conflicto, habiendo Insung hecho


lo posible para frenar aquel conflicto. Siendo citado a un
ultimátum, una reunión de los cuatros reinos para encontrar un
acuerdo antes de la guerra. O la sencilla declaración de esta.

Y Taehyung sabía que lo único que podía hacer, era hacer frente a
aquella verdad que por años habían estado intentando ocultar. Un
secreto a voces que los haría pasar del reino más poderoso, a al más
vulnerable.

Y esto debía ser de inmediato, ya que retrasarlo sólo confundiría


las cosas con los demás gobernantes.

296
-Lo se tío. Yo solo debo hablar con mi omega en caso de...

-Nada te pasara hijo- le interrumpió el viejo alfa- he enviado a mis


mejores soldados para que te resguarden. Y por el chico no te
preocupes, procuraré cuidar de él y tu cachorro hasta que regreses.
Solo esmérate en que todo salga bien y que este tonto conflicto
acabe.

El rubio se sintió tranquilo ante aquello, descansando un poco la


incertidumbre que comenzaba a pesar sobre su espalda.

-Gracias tío, necesitaba escuchar eso-el hombre le sonrió mientras


asentía- Jungkook ya se encuentra con su embarazo avanzado y no
quiero que se sienta indefenso. Se que son solo unos días, pero él y
yo hemos pasado es último tiempo juntos y el cachorro se ha
acostumbrado a tenerme a su lado.

Casi pegado a él, pensó. Pero no tenía porque contarle que adoraba
dormirse abrazado al vientre del omega, obligándole a dormir con
su camisa abierta para poder respirar desde su piel, el dulzor que se
había tiernamente suavizado por su estado.

El aroma a flores del castaño, fundido con algo muy similar a flores
de algodón.

Insung se acercó a tocarle el hombro- Me alegro de verte así hijo


mío, se ve que aquel chiquillo es muy noble y el adecuado para ti.
Verás que cuando regreses, toda esta pesadilla habrá pasado y
podrás disfrutar de tu cachorro sin preocuparte de algo más que eso.

Y él asintió. Creyendo que así fuese.

Y debía serlo. Necesitaba respaldarse de aquella idea para poder


dejar a su omega por unos días y sin que su lobo le reclamase por
su actuar.

297
Y su chico le había comprendido, entonces ¿por qué sentía que su
corazón dolía y pareciese le clavaran espinas en él?

Alfa.

De pronto el aire se volvió poco y comenzó a faltarle, mientras las


manos le temblaron y la piel le quemaba.

Jungkook.

-¡Detengan el carruaje!-gritó el alfa a la vez que intentaba pararse,


sintiéndose agitado debido a la necesidad de ir con él. Su omega le
estaba llamando y aquello le estaba matando. Sin embargo y pese
a su llamado, este siguió su trayecto -¡He dicho que se detengan!-
y todo se quedó quieto, un extraño silencio que Taehyung no
asimilaba. Por lo que decidido se asomó a la puerta, abriéndola y
bajando con precaución.
Encontrándose con los cuatro soldados que lo escoltaban,
observándole fijamente.

-Debemos volver al palacio- les dijo el rubio, mas no obtuvo


respuesta y solo apreció como los alfas se miraban entre ellos -¡He
dicho que debemos volver maldita sea!

El mas alto de los alfas, avanzó hacia él y Taehyung enseguida


pudo distinguir el aroma amenzante de éste - Creo que eso no será
posible majestad - el rubio frunció su entrecejo y apretó sus puños.

-No he hecho una pregunta soldado, he dado una orden -el rubio
instintivamente retrocedió unos pasos, su pulso acelerandose
precipitado y sus colmillos comenzando a asomar.

Esto no estaba para nada bien.

Los cuatro alfas comenzaron a rodearle, con sus aromas


volviéndose intensos para intimidarle y desafiarle -Lo siento su
majestad-No - Perdone por esto.

298
Y les vio a los ojos, notando como estos brillaban luminosos por la
presencia de sus lobos. Él mismo llamando al suyo sintiendo
rasgarle la piel y cubriéndola de un frondoso pelaje blanco.
Mutando ya que aquello era lo único que podría llevarle hasta
donde su omega.

Y llegaría de cualquier forma hasta su omega. Sea como sea.

La brisa de aquella mañana estaba siendo perfecta, lo percibió a


primer momento cuando le chocó el rostro al abrir la ventana de
aquella habitación. Había estado esperando por días aquel
momento, donde el frío no impidiese poder sacar la chica de casa.

Se giró sonriente, observándola reír mientras Sarang le peinaba el


cabello, formandole una larga trenza que caía por uno de sus
hombros.

Y se encontraba feliz, pues esa sería la primera vez en años que iría
mas allá del jardín que siempre visitaba.

Y estaba emocionada. Reflejando su propia emoción en los ojos


sonrientes del castaño, quien se movía inquieto por toda la
habitación intentando sopesar su ansiedad.

-Este chico parece un ciclón - la voz de Sarang se oyó a su espalda


- Se ve muy tranquilo pero de pronto bum, te sorprende y no se
detiene.

La joven beta rió ante aquello, ya se había percatado de la


personalidad arrebatada del castaño - Me gusta así - le respondió a
la mujer, mientras la miraba y sonreía.

299
Sarang le dejó un beso en la frente y luego acomodó su ropa para
mirar al omega -"Está lista"- observando como Jungkook casi
corría para tomar la silla de la chica y conducirla hacia afuera -¡Ey
tranquilo! ¡Jungkook! ¡Se pueden...! Ay, lo que sea-dijo
finalmente, solo sonriendo al ver como el chico desaparecía de su
visión y Seulgi reía por aquello.

Y es que ambos se encontraban felices por disfrutar de esa mañana,


pues Jungkook había prometido hace días llevarle a un lugar
especial, deseando presentarle a alguien.

Que Taehyung no sabía. Que sería su secreto.

Y aquello fue importante, haciéndole sentir apreciada y valorada


por el chico, guardándolo bajo la promesa de un dedo meñique.

Lo prometo.

Pudo percatarse que ambos abandonaban el jardín y ella solo sentía


la respiración del omega a sus espaldas. Sintiéndose preocupada
por un instante del agotamiento en el chico, eliminando enseguida
su pensamiento al escucharle también reír.

Bonito.

Los arboles botaban sus hojas en anaranjados colores. El otoño


siempre le había parecido hermoso y tal vez considerándolo sus
meses del año favoritos. Ya que los colores eran perfectos y el sol
nunca era demasiado intenso para arrebatar esas tan preciosas
tonalidades.

¿Eres feliz Seulgi?

Cerró sus ojos momentáneamente, recordando aquella pregunta


que alguna vez su padre le había hecho y que no supo responder.
Para luego aspirar aquel fresco aroma a libertad en ese bosque de

300
manzanos de manchuria. Sabiendo muy bien en ese momento, cual
sería su respuesta a aquella pregunta.

Soy feliz papá.

Y de golpe su cara se llenó de hojas, atrapandola por sorpresa, casi


ahogandose de la impresión. Escuchando como el castaño reía por
la travesura realizada.

Pequeño travieso.

Intentó hacerle cosquillas, pues esas nunca le fallaban. Mas el chico


se alejó de ella, escapando de su ataque.
Juntando las palmas de sus manos, pidiendo compasión de parte de
la chica.

Ella giró sus ojos hacia arriba, sin dejar de reir y negar con la
cabeza. Viendo como el omega calmaba su risa y le señalaba una
pequeña puerta que se escondía en la frondosidad de un arbusto.

"Espera aquí a Jungkook" pidió tácitamente, acercándose a ella y


tomando sus manos entre las suyas, besándolas suavemente.
"Gracias por confiar en Jungkook."

Ambos sonrieron ante la acción, para luego el castaño girarse y


entrar en aquel lugar.

Deseaba tanto que la chica le conociera, sintiendo el mismo su


ansiedad sobre el estómago, la cual formaba un agujero ante sus
incontrolables nervios.

Suspiró, ingresando en aquel lugar donde las paredes de piedras


solo se pintaban del verde del musgo. Tan oscuro y tan frío.

Demasiado frío.

301
Dirigiéndose enseguida al sitio donde el hombre siempre se
hallaba, con sus pasos dubitativos al no percibir movimiento
alguno donde precisamente observaba. Sintiendo una ráfaga de
miedo que le heló todo el cuerpo, al apreciar la gran mancha de rojo
sobre el suelo.

Aún húmeda, quizá aún tibia.

Su corazón comenzó a palpitar fuerte, incluso doliendo por el


miedo incontrolable que estaba experimentando. Y con mayor
fuerza, cuando su nariz percibió el aroma agrio de un alfa que
claramente conocía a sus espaldas. El aliento de él soplando sobre
su oído -Es bueno verte aquí omega.

Pasó saliva, pensando solo en alguien mientras lo hacía.

Necesitaba a su alfa, necesitaba a Taehyung.

Sobre todo cuando sintió como aquel hombre, le comenzaba a tocar


la cadera con la punta de sus dedos.

No.

Percibiendo como este respiró agitado sobre su cuello, provocando


que su vientre se tensara y sintiera náuseas - De alguna manera
sabía que vendrías aquí sabes- y la mano de aquel alfa subió por el
costado, delineando su cintura- Pues eres tan tonto como tu padre,
tan iluso, tan ingenuo -quería vomitar- Pero maldita sea omega,...
tal vez hasta más hermoso que tu madre - y sintió como éste le
tomaba el estómago, siendo aquello suficiente para que se volteara
y le empujara.

¡No!

Observando como el hombre se tambaleó, viéndolo reír en burla .


Resultando insuficiente su fuerza frente a él.

302
Por favor.

Y quiso llorar. Estaba aterrado.

-Escúchame omega - el alfa le escupió sobre el rostro, sujetando


una de sus muñecas y su cabello con la otra mano, haciéndole doler
por la presión que ejercía -¿Acaso no puedes oírme? Claro... - la
risa de él se esparció por todo el lugar, mas Jungkook no le oyó-
¡Es porqué estás enfermo! Eso es lo que tienen todos ustedes los
omegas. Son débiles e inservibles. Una aberración para los cambia
forma - y tembló, comenzando a sollozar mientras veía como aquel
hombre se acercaba a su boca - Mas su aroma tan dulce no se
compara con ninguno y...es tan exquisita la sensación de estar al
interior de uno.

Y el alfa empujó su lengua dentro de su boca, intentando que él


respondiese a aquel repulsivo beso. Mas sólo ganándose una fuerte
mordida de parte de Jungkook. Liberándolo de golpe para llevar su
mano hacia su boca.

-¡¡Maldita basura!!

Y Jungkook corrió, con su vientre doliendo demasiado por el temor


que sentía.

Alfa.

Mas su cuerpo fue volteado de golpe y lanzado al suelo,


percibiendo como el hombre tiraba de sus tobillos y se subía sobre
él . Pegandole una fuerte cachetada sobre el rostro, la que le rompió
el labio y le hizo sangrar. Apreciando frente a sus ojos el filo de
una navaja, la que bajó peligrosa por su cuello.

Y todo se volvió silencio.

Incluso para él.

303
A pesar de ver como el hombre seguramente gritaba encima de su
cuerpo - ¡¿Qué te has creído?! ¡¿Acaso te crees especial porqué
Taehyung te ha preñado?! -el alfa rió - Ustedes sólo nos vuelven
vulnerables....incluso sabiendo que ese imbécil era débil, jamás
pensé que podría serlo aún mas - Jungkook comenzó a llorar ya no
soportando toda la presión que sentía, sintiendo como su cachorro
se movía intranquilo en su vientre- ¿Lo quieres a él no es así?
¿Acaso quieres que venga?- aquel cuchillo rasgó su camisa- Pero
no te preocupes por él querido Jungkook...- él se acercó
nuevamente a su boca- ...mi sobrino es tan idiota que ya ha de estar
muerto.

No,no,no.

Jungkook intentaba empujar a Insung con todas sus fuerzas,


pateando con sus piernas para zafarse de su agarre. Mas su
resistencia siendo disminuida fácilmente por la del alfa.

-También me desharé de ti y tu condenado cachorro. Pero primero


concédeme el favor- le dijo el alfa para luego rasgar su pantalón
junto a su ropa interior, lo que le hizo arder la piel- Sabes, hace
mucho que no estoy con un omega y estoy muy curioso por
recordar lo que se siente.

Ven.

Sabía que no podría contra aquel alfa, que lo que deseaba lograr
sería inevitable. Mas intentaba alargar el momento en que
ocurriera. Pues no deseaba que él le tocara.

Sabía que aquello era malo.

Sabía que eso era incorrecto.

-Abre tus piernas omega- le dijo aquella voz, palabras inteligibles


para él que el alfa pronunciaba mientras desataba su propio

304
pantalón para liberar su sexo. Y el cuerpo de Jungkook reaccionaba
y le obligaba recibir a alguien que no era él.

Que no era su alfa.

Mientras las lágrimas no dejaban de caerle por el rostro y su espalda


dolía por el peso del hombre. Observando solo la oscuridad del
cielo en esa fría habitación.

No había amor. No había delicadeza.

No había nada.

Taehyung.

No era la persona que prestaba tanta gentileza en cada encuentro.

No me dejes.

Sintió como Insung le rasguñaba el borde de la cadera con sus uñas,


su lobo deseando marcarle de alguna forma. Su cuerpo entero
estremeciendo al oler la excitación del alfa y percibiéndose
demasiado frío y repugnante.

Perdóname.

Y Jungkook cerró sus ojos con sus labios temblando y apretandolos


con fuerza, solo pensando en que su cachorro no sufriese aquello.
Pidiendo por que se encontrara dormido y no sintiese dolor. Solo
esperando a que todo ocurriese rápido, muy rápido.

Y preguntando si alguien le habría escuchado.

-¡No lo toques!

Y se confundió en demasía, cuando el peso del alfa le abandonó.


Levantando de golpe su torso y aun tiritando y gimoteando, para

305
poder entender que sucedía. Viendo como la chica aferraba sus
dientes en la pierna del hombre, siendo evidente que se había
arrastrado hasta llegar a él.

Seulgi.

- ¡Suéltame enferma de mierda!- gritó aquel alfa, mientras quitaba


a Seulgi de su pierna- ¡Ni siquiera has sido capaz de mantener a ese
alfa a tu lado! ¡¿Cómo pretendes derribarme a mi perra inútil?! - y
Jungkook pudo ver como este enterraba aquel cuchillo en el
estomago de la chica. Para luego arrojarla como si no le pesara
nada.

Como si no valiera nada.

Un grito desgarrador saliendo de la boca de Jungkook, sintiendo su


sangre hervir de impotencia y pesar. Como si su cuerpo deseara dar
batalla y romper a aquel alfa con sus dientes hasta matarlo,
doliendole las entrañas y los huesos al ver a Seulgi de esa manera.
Y distinguiendo como su piel picaba ba pidiendo aquel cambio,
mientras sus ojos se incendiaban de odio puro y sus manos y pies
formaban garras sobre el suelo.

No dando oportunidad al alfa de girarse, para cuando ya su boca


que se había alargado en un hocico de puntiagudos colmillos, se
dirigía hacia el hombre y con el único objetivo de desmembrar su
cuerpo.

Corría por entre aquel bosque, forzando a su propio organismo a


hacerlo lo más veloz que le permitiese. Ardiéndole las heridas que
se encontraban expuestas y no detenían su sangrado, manchando el
blanco pelaje de su linaje. Su boca aún sintiendo el sabor a sangre
de aquellos alfas.

306
Y las patas le habían fallado durante el camino, haciendo que
tropezara y cayera más de alguna vez. Pues le resultaba incluso
tortuoso moverse, ya que la lucha con aquellos alfas le había dejado
maltratado y debilitado. Percibiéndolo en todo su cuerpo, donde
magulladuras superficiales y lesiones más profundas le escocían
hasta hacerlo delirar.

Omega.

Mas no podía permitirse detener. No cuando había sentido a


Jungkook llamarle tan atemorizado, temiendo lo peor.
Sospechando lo peor.

No quería creer, negándose a la posibilidad de que precisamente a


él, quisiese lastimarle de esa manera.

Y sus ojos se humedecieron, mojándose en lágrimas que nublaron


aún más su vista. Distinguiendo claramente, como desde su ojo
derecho caía un hilo de sangre que le manchaba el hocico, no
ignorando la nula visión que obtenía de él y muy seguro de haberlo
perdido. Recordando como aquel alfa había fuertemente arañado
en aquel lugar hasta hacerlo sangrar y gritar de dolor.

Lo siento.

De pronto su corazón comenzó a latir mas poderoso, al percibir el


aroma de Jungkook inundando aquel sector del bosque.

Amargo, desagradablemente amargo. Proviniendo de la pequeña


puerta que se encontraba frente a él.

Y aspiró fuerte, destrozándose enseguida y al momento de oír


aquellos sollozos desde el interior, decidiendo angustiado
internarse en su interior.

Preparándose para lo que sea.

307
Y sintiendo un miedo que jamás en su vida creía haber sentido.

Por favor.

Y tembló a medida que avanzaba, desconociendo con lo que se


encontraría, pero percibiendo el olor putrefacto de aquel alfa que
tan bien conocía, el que llenaba todo aquel lugar.

Y quiso matarlo.

Mas sabía que ya se había marchado. Cuando se encontró con aquel


pálido chico desnudo y tiritando, mientras se aferraba a algo.
Fijándose en lo magullado que se veía su cuerpo, su boca rota e
hinchada y en su mejilla izquierda un pequeño corte que le marcaba
su bonito rostro.

Iba a matarlo.

Se acercó a él, observando como el omega le había mirado


habiendo parecido sentirlo. Liberando un sollozo angustiado, no
dejando jamás de sostener aquel cuerpo entre sus brazos.

Y él aun en su forma de lobo, lamió sus heridas y su vientre,


lloriqueando a medida que confirmaba que el chico estaba bien. Su
cachorro empujando para hacerle saber aquello.

Amor mío.

Y entonces Jungkook movió su vista hacia abajo, solo ahí recién


percatándose de la chica entre sus brazos. Quien observó tenía sus
ojos cristalizados y pequeños hilos de sangre cayendo por una de
las comisuras de su boca.

No.

Aquella persona que por años había sido su compañera. Su


confidente.

308
Su amiga.

Y que apretaba los dedos de Jungkook tal vez intentando aferrarse


a la vida. Que no la abandonase, que la quisiese con ella.

Mas no escuchándola y dejándola ir.

Y él aulló. Con tanto dolor y tanta frustración, que le resultó


inevitable llenarse de cólera. Sabiendo de seguro que iba a asesinar
a aquel alfa.

Sellando aquella promesa aunque su vida se fuese en ello.

Debía hacerlo por todos.

Debía hacerlo por ella.

¿Fuiste feliz Seulgi?

Si, fui feliz papá.

309
CÁPITULO 21

Le observó dormido, con sus manitos hechas puño sobre la tela de


su camisa. Aferrándose a él inconscientemente, ante el miedo de
que alguien viniese y se lo arrebatase.

Y Taehyung suspiró, angustiándole demasiado el que su omega ni


siquiera pudiese relajarse al dormir. Dándose cuenta, de lo mucho
que le había afectado todo lo sucedido.

A ambos.

Dedicándose solo él a regalarle suaves caricias durante sus sueños.


Lo que había sido su principal trabajo, durante todos esos
tormentosos días.

Amor, mi dulce amor.

Y besó su frente, pensando en las condiciones en las que habían


regresado al palacio. Él aún en su forma de lobo, con el omega y el
cuerpo ya sin vida de Seulgi a sus espaldas. Siendo recibidos por
Hoseok y Jimin, quienes miraron con horror aquella escena. Pero
sin embargo haciéndose una idea clara de lo que había pasado.

Y todo fue silencioso en aquel momento. Más solo los sollozos del
castaño escuchándose en el ambiente, a medida que ambos alfas
tomaban a la chica entre sus brazos para examinarle. Confirmando
enseguida que ya no tenía pulso.

Maldito.

Su respiración se tornó agitada y enterró sus garras sobre la tierra


mientras observaba como Jimin se adentraba con la chica en

310
brazos. Más intentó calmar su ira al percibir el temor de su omega
a su lado, quién le observaba con sus ojitos hechos perlas y
enrojecidos debido al llanto.

Por lo que con decisión se aproximó a él y pasó su hocico por su


cara, olfateando y encontrando la esencia de aquel alfa sobre el
chico.

Desagradable.

Hallándose de pronto temeroso de lo que allí habría sucedido.


Temiendo por la seguridad de Jungkook y su cachorro.

Su bebé.

Por lo que una vez Sarang y su madre habían llegado a presenciar


la escena, inmediatamente pidió a la primera que constatará que el
cachorro estuviese bien. Pues tenía claro que Jungkook había
mutado, notándolo enseguida en el olor de su piel.

Pequeño valiente.

Sin embargo estaba muy asustado por las consecuencias que el


cambio podría haber provocado en él y es su pequeñita y dulce
luna.

El omega ese día se había dejado revisar, bastante poco preocupado


de su desnudez. La que fue cubierta por Jung con una liviana manta,
mientras era inspeccionado por Sarang.

Algo que Taehyung le agradeció al alfa.

Pudiendo luego notar el rostro indescifrable de su madre. Quien a


diferencia de Sarang que se había exaltado al verles. Ella se había
mantenido seria y casi inexpresiva.

311
Salvo por las pequeñas lágrimas que se formaban en sus ojos, pero
que aun así se negaban a caer.

-Sigue ahí- había dicho Sarang con seguridad-Tu omega es muy


fuerte y tu cachorro también. Incluso podría decir que siento su
corazón latir con mas ímpetu que antes. "Jungkook fuerte. Bebé
bien"- y Taehyung sintió que su pecho descansaba, pues eso y pese
a todo, era lo que más le preocupaba.

Pero sabía que su omega era valiente y no dejaría que nada le


sucediera a aquel bultito que crecía bajo su piel. Confirmandolo en
aquella cicatriz que se dibujaba sobre su mejilla, siendo el ejemplo
claro de su coraje.

Tocándola con sus dedos.

Tan clara y real que dolía.

Haciéndole saber que lo que ocurrió no era mero invento de su


cabeza. Y que aquel hombre en el que tanto confió y toda su vida
admiró-Tanto como a un padre- Le había traicionado de la peor
forma.Intentando arrebatarle a su omega, su cachorro e incluso su
propia vida.

¿Por qué?

Unas tibias manos que le agasajaron le sacaron de sus


pensamientos, acomodando su rostro para besarle la boca. Tal vez
un poquito el cuello. Quizá un poquito también su nariz.

Jungkook.

Es que aquello se había formado rutina habitual para los dos


durante esos días. Regalándose mimos sobre el gran sillón a orilla
de la chimenea. Y tranquilizando a sus lobos, los que aún se
encontraban resentidos por la situación vivida.

312
Y Sarang le había dicho que aquello era lo mejor para el cachorro.

Al menos por ahora.

-"Hola precioso"- le dijo Taehyung. Mientras pasaba su nariz por


sobre la del chico, viendo como sus azules ojitos se volvían turnios
debido a la cercanía.

Jungkook rió-"Tú bonito. Taehyung el más bonito"- le respondió


cálido y sincero. Posando sus dedos luego, en aquella cicatriz que
el alfa tenía en su ojo derecho. Aquella que comenzaba sobre su
frente y le bajaba hasta parte del pómulo. Aquella que le había
salvado la vida y le trajo de vuelta a su omega. Aquella que formaba
ahora pequeñas nubes blancas sobre su ojo y le quitaba la visión.

Y sí. Había perdido su ojo derecho. Pero lo haría una y mil veces
más por su omega y su pequeño cachorro.

-"Taehyung ya no tan bonito"- le señaló el rubio formando un


puchero con sus labios. Bromeando un poco con su nueva
condición.

El omega frunció sus cejas y negó con la cabeza - "No. Taehyung


siempre el más bonito. El más bonito para Jungkook"- y el alfa le
sonrió, ya no soportándolo y aproximándose a besar los labios del
omega. Percibiendo el sabor dulce de galletas en la boca del
castaño. Las que había robado en la cocina a Sarang antes de
dormirse.

Dulce omega.

Y Jungkook le respondió de inmediato, apretándose fuerte contra


él y procurando no lastimar al cachorro. La necesidad de sus lobos
haciéndose notar en aquel beso.

Las noches que se evitaron ahora marcándose sobre la dermis.

313
Y ambos sabían que requerían de aquello.

Tocarse y sentirse.

Taehyung lo había notado en el modo en que el omega se


comportaba con él.
Aprensivo y posesivo. Como si temiera a que al despertar ya no
estuviese a su lado.

Y que le diría él si se sentía del mismo modo. Deseando tener a


Jungkook pegado a él durante todo el tiempo. Siendo muy
consciente del shock que ambos habían vivido. Para ambos siendo
muy palpable aún la muerte de Seulgi.

Lo que aún nadie en el palacio se atrevía a aceptar.

Por eso su parte animal les exigía sanar. Curar las heridas que no
eran visibles para ninguno.

Más su parte racional luchaba por convencerle y hacerle saber que


aquel no era el lugar indicado. Disgustando a su lobo y doliendole
a él mismo el tener que detener al omega, cuando éste ya se había
sentado sobre él, acomodado sus piernas alrededor de su cadera y
comenzando a tirar del nudo que ataba sus pantalones.

-Amor -le habló Taehyung sobre la boca -No, cariño- le separó y


vió como este le miraba con ojos de cachorro. Dios- "No aquí
cariño"

Y es que por más que su instinto se lo pidiese, no podía tomar a su


chico allí. En medio del salón y donde cualquiera les podía ver.

Condenada decencia.

Pero era claro que aquello no era un real problema para Jungkook.
Quién ahora lo miraba serio y con sus labios húmedos y rosas
debido a los besos.

314
Oh dios mío.

-"Jungkook quiere. Por favor"- le señaló el castaño, mostrándose


un poco avergonzado por el rechazo.

Taehyung suspiró-"Lo se amor. Taehyung también quiere. Pero no


aquí. No quiero que vean a Jungkook...de esa forma"- y es que
claro, a su maldito y exhibicionista lobo no le importaba que le
viesen desnudo y en tal situación. Pero no soportaría que alguien
más viese de ese modo al omega.

Su omega.

-"Taehyung promete más tarde. Cuando estemos solos"- le indicó


el rubio, para después chocar su nariz con la del castaño, sintiendo
como este asentía suavemente tal vez no muy convencido.

Taehyung escuchó como pasos se acercaban a aquel lugar.


Agradeciendo el no haber cedido ante el afán de su lobo.

Bendito recato.

Jung y Jimin se asomaron hacia el salón, un tanto dudosos si sería


indicado acercarse a la pareja. Pues el alfa de Taehyung estaba
siendo muy receloso con el omega últimamente. Muy entendible
luego de lo que ambos vivieron.

Sin embargo el rubio les entregó con la mirada la autorización para


avanzar hacia ellos, atrayendo a la vez, el cuerpo de Jungkook aún
más hacia él.

-Necesitamos hablar contigo Taehyung. Bueno, mas bien Hoseok-


el rubio asintió, observando como el rostro del alfa Jung analizaba
la presencia del omega allí.

315
-Él se queda- habló Taehyung sin titubeos, refiriéndose claramente
al castaño sobre él, quien miraba con expectación lo que sucedía.
Y quizás un tanto perturbado por el aroma de los alfas- "Tranquilo,
nosotros hablaremos" -le dijo Taehyung buscando que este se
calmara -Sólo siéntense.

Ambos alfas aceptaron aquello. Mientras Jungkook hundía


suavemente su nariz sobre el cuello del rubio.

-Dime lo que tienes que decirme Hoseok- le exigió Taehyung al


alfa. Mas tal vez sabiendo de que se trataba aquello.

-Debemos hablar de Insung majestad Kim.

Es que para todos había sido un tema casi tabú al interior del
palacio. Habiéndolo evitado durante esas dos semanas que llevaban
con el ex monarca y casi todo el ejercito desaparecido.

-Lo se. Tan sólo prosigue- le señaló Taehyung, preparado ya para


lo que ellos debían contarle.

Hoseok suspiró, observando a Jimin quien enseguida sostuvo su


mano. Gesto que no pasó desapercibido para Taehyung.

-Insung ha estado tras de todo esto majestad. Él es el culpable de


que ya no existan omegas en Yeoreum - Jung le dijo con plena
seguridad. A lo que Taehyung frunció sus cejas.

-¿Cómo estás tan seguro de eso? Es decir...se qué él lastimó a


Jungkook y ha quitado la vida de Seulgi pero...

-He investigado. Llevo años haciéndolo-le respondió

Taehyung le miró incrédulo y Jimin solo tenía su mirada agachada.


Como si le avergonzase todo lo que Hoseok relataba.

316
-Tenía mis sospechas, desde hace años-continuó- Más cuando
usted has sido atacado y desaparecido...eso sólo ha confirmado lo
que yo creí desde que comencé a investigar todo esto-hubo un
silencio. Uno corto pero profundo para procesar lo que debía
explicar -Mi padre era el médico Jung Gonyoo ¿Has escuchado
hablar de él alguna vez?

El rubio alfa asintió, mientras Jungkook restregaba su nariz en su


cuello-Claro que le conozco. Según tengo entendido el médico
Jung ha sido el mejor médico de Yeoreum en toda su historia. Pero
no estaba al tanto que se trataba de su padre general Jung.

El alfa asintió. De alguna forma sintiéndose orgulloso de llevar la


sangre de ese hombre.

Pese a todo lo que implicaba.

-Mi padre estuvo a cargo de eliminar muchas pestes que atacaron a


los habitantes del reino, encontrando curas solo gracias a su gran
conocimiento en la medicina. Realmente para mi siempre fue un
verdadero honor ser su hijo- Jung pasó saliva, apretando la mano
de Jimin con sus dedos-Pero lamentablemente el se equivocó su
majestad.

Taehyung le miró extrañado, a la vez que sentía a su omega


relajarse por las caricias que dejaba en su espalda. Y a su pequeño
bebé patearlwe el estómago.

-¿A qué se refiere Jung?- preguntó curioso Taehyung.

Y Hoseok miró a Jimin, estando al tanto lo mucho que le afectaba


esto.

-Su tío es ambicioso ¿Lo sabía? Tanto que ha ordenado cometer la


barbaridad mas horrible para nuestro pueblo - le dijo Jung. Su voz
sonando desafiante- Insung siempre quiso el trono de Yeoreum y
hacer de este un reino poderoso. Por lo tanto los omegas siempre

317
fueron un problema para él, pues no eran fuertes como un alfa. Ni
tan productivos como un beta -las manos le temblaron, pues aquello
dolería para siempre- Y bueno, ha sido mi padre quién le ha
ayudado a acabar con ese problema.

-¿C-cómo?-cuestionó Taehyung. Evidentemente confundido.

-El encontró una pandemia, una rara enfermedad que mataba al


lobo omega. y según sus apuntes, la ha descubierto buscando la
cura a enfermedades comunes en ellos. Mi padre siempre solía
hacer este tipo de investigaciones, pues mi abuela murió a causa de
eso - era tan habitual él verlo no dormir por aquello, pensó Jung-
Pero él nunca imaginó que su trabajo sería descubierto por Insung
y este le amenazaría.

-¿Amenazarlo?- Taehyung sentía que la respiración se le cortaba.


Estaba siendo demasiado.

-Claro, fue fácil. Nosotros eramos una familia humilde majestad


Kim. Mi padre teniendo un hijo que recién ingresaba al ejército de
Yeoreum, con un futuro próspero-Hoseok distinguió como Jimin le
miraba y hacia círculos con su pulgar sobre su mano- Más uno que
venía en camino. Mi padre tenía mucho que perder...o al menos eso
pensó.

-N-no sabía que tenía un hermano general Jung.

-Yo t-tampoco.

Taehyung le miró sin comprender-No entiendo.

Jimin tocó el rostro de Jung con la yema de sus dedos. Un gesto


que le pedía que confiara- Debes decirle- le dijo Jimin a lo que el
alfa asintió.

-Mi padre tenía una amante -rió-Bastante mas joven que él.

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-Yo lo lamento.

-No majestad, no hay nada que lamentar. Son solo cosas que
suceden... la vida misma supongo -Jung vio a Taehyung asentir por
lo que prosiguió-Esta persona era sobrina de mi madre, mi padre le
ha conocido en una reunión familiar. Lo se porqué ella me lo ha
confiado antes de morir-suspiró, pues el recuerdo de su madre lo
guardaba pesadamente- Ocasión en la que también me ha contado
que tenía un hermano. Tal vez hermana.

-¿Qué sucedió con él?

-Mi padre procuró llevar a la omega lejos, pues como usted sabe,
durante aquel tiempo los y las omegas en gestación perdían a sus
cachorros e incluso fallecían debido a la enfermedad. Y en el mejor
de los casos, sobrevivían adquiriendo la condición de beta como ha
ocurrido con su madre.

Y como no saberlo pensó Taehyung. Si aquello era lo que le había


arrebatado a su madre a tan corta edad, dejándolo aislado y privado
de todo ese cariño que solo un lobo omega podría proveer.

- La verdad no se se que habrá ocurrido con ella. Supongo habrá


fallecido, pues mi madre nunca tuvo un lazo roto y he de creer que
no ha sobrevivido al parto.

-Entonces el cachorro...

-Él vivió-dijo Jung muy seguro de sus palabras-No entiendo bien


como lo habrá hecho pero...

-¿Lo has visto?- preguntó Taehyung

Y Jung asintió-Sí. No lo creí posible la verdad, pero al verlo me he


dado cuenta enseguida de quién se trataba.

-¿Lo conozco? -habló el rubio

319
-Claro que si majestad Kim. Mas de lo que cree- le dijo Jung
sonriendo. Su pecho un poco hinchándose de un cálido regocijo.

-¿Quién?

-Jungkook-y Hoseok observó como el rostro de Taehyung quedaba


perplejo y enmudecido - El chico que tiene en sus brazos. Ese
omega, su omega. Es mi hermano majestad Kim.

Y Taehyung quedó inmóvil por un momento, bajando su mirada


hasta toparse con la del castaño, quien le había estado observando
durante toda la conversación. Y que ahora le veía intentando
entender, que sucedía en la cabeza del alfa.

-¿Cómo sabes que...

-Jungkook es prácticamente igual a mi padre, incluso sus ojos-


sonrió- Salvo que posee rasgos mas suaves por su cualidad de
omega y debo decir que... también ha heredado la belleza de su
madre-Hoseok rió al ver como Jungkook se giraba para verlo, un
poco confundido ante la actitud de todos en aquella conversación-
Y es mi hermano majestad Kim, lo se porqué hasta lo puedo oler
en él. Es el aroma de mi familia.

El alfa pasaba su vista de Jung al omega alternadamente,


encontrando similitudes en ellos que había pasado por alto.

¿Cómo no se había dado cuenta de aquello?

Comprendiendo el repentino interés del alfa hacia Jungkook. Y lo


que le había causado más de un malestar desde que el omega había
llegado a Yeoreum.

-Al menos mi padre ha logrado conocerle-mencionó de la nada


Jung, más para si mismo pero llamando la atención enseguida de
Taehyung- Me ha de disculpar majestad Kim, pues yo he de haberle

320
informado esto antes. De haber sido así, hubiésemos
bueno...evitado muchas cosas-aquel alfa suspiró, mientras Jimin
presionaba fuerte su mano-Mi padre estaba vivo. Insung lo
mantuvo durante años en un calabozo en condiciones...deplorables.

Aquello no podía ser posible, Taehyung se dijo. Y es que cómo la


persona de quién hablaba Hoseok pudiese tratarse de Insung. El
hombre que fue la imagen de padre que él siempre tuvo.

-Lo he descubierto meses atrás, justo antes de que usted


desapareciese. Ya luego todo fue un caos y....no he tenido la
oportunidad de hablar.

Taehyung, quién tenía sus ojos clavados en Jungkook deseó


preguntar- Ha dicho que él ha conocido a Jungkook. Eso...

-Supongo que Jungkook le ha descubierto a él-rió recordando el


momento-Tan solo un día visitándole, le he encontrado en aquel
lugar. Él llevaba cosas para él, sin saber mucho de quién se trataba.-
el rubio alfa emitió un ligero ruido de molestia- Se que he debido
decirle, pero he creído que él le contaría a usted.

Y no, claro que no le había contado nada de ello.

Por eso ahora le veía un tanto enojado y Jungkook entrecerraba su


ceño muy desconcertado por la incomodidad del alfa. Girándose
hacia Jung, buscando la respuesta a la molestia de su alfa.
Encontrándola enseguida al atar cabos, deseando levantarse y
golpear a Jung en la cabeza por haber revelado su secreto.

-Ey...no. Tu te quedas acá- Taehyung le dijo sosteniéndolo con


firmeza sobre sus muslos-"Jungkook mintió a Taehyung. Después
conversar"- y el omega estuvo a punto de formar un berrinche, de
no ser porque el alfa le estaba observando realmente serio.

-Debemos de cuidar de Jungkook majestad. Pues Insung no solo ha


asesinado a mi padre, si no que también lo ha hecho con Seulgi . Y

321
claramente pretendía lo mismo con su omega- Jung le dijo
intentando no alarmar demasiado a Taehyung - Jungkook no solo
es un omega, él también lleva a su cahorro y potencial heredero de
Yeoreum. Eso es un arma en su contra, mas si pensamos que por
algo ha intentado eliminarlo.

El rubio alfa tiró del omega mas cerca de su pecho. Su lobo


poniéndose a la defensiva por instinto- No puedo creer todo
esto...es demasiado.

-Y-yo me siento muy avergonzado Tae...- habló Jimin casi en


murmullo- ...si tan solo yo...

-¿Ha sido él quien ha asesinado también a mi padre?- preguntó de


golpe el rubio. Con su garganta tan apretada que dolía.

Malditamente que dolía.

-Es muy seguro que así fue su majestad- le respondió Jung, a lo que
Taehyung presionó fuerte sus manos sobre la tela de la ropa del
omega- Tanto él como usted, eran impedimentos para que él llegara
al trono.

Para Taehyung aquella podría ser la peor de las verdades.

Su tío había acabado con gran parte de su vida.

Esa persona tan importante en ella, era un asesino.

Miró a Jungkook, quién le observaba aun asustado por el aroma


que desprendía. Por lo que Taehyung tomó su rostro entre sus
manos, mientras le acariciaba suave los pómulos con sus pulgares.

Teniendo muy claro que el chico era casi todo lo que le quedaba.

Él y su pequeño cachorro.

322
-Deben irse-Taehyung pronunció tajante, levantándose rápido de
aquel sofá y retirando al castaño de su torso.

-¿Q-qué es lo que está diciendo majestad?- preguntó Jung,


parándose seguido por Jimin. Ambos muy confundidos ante lo que
decía el alfa frente a ellos.

-Lo que has escuchado Hoseok- repitió Taehyung, tomando a


Jungkook de la mano y arrastrándolo fuera de la sala- Ambos deben
irse. Debes sacarlo de aquí ahora mismo- Los alfas se miraron,
comprendiendo lo que el rubio les hacía entender- Y es una orden.
Informa a mi madre y Sarang, lo mejor será que ellas vayan
contigo.

-¿Pero donde majestad Kim?

Taehyung sintió temblar a su omega, mientras no dejaba de


sostener su mano-Al único lugar seguro que conozco -suspiró-Haz
lo que te dije, iré a preparar ropa para Jungkook.

Y dicho esto avanzó con el chico por el pasillo, no deseando pensar


demasiado su decisión. Pues sabía que no solo lastimaría al omega
con lo que iba a hacer.

Es lo correcto, es lo correcto.

Sólo liberó la mano de Jungkook al llegar a la habitación, sacando


desde el ropero una pequeña maleta de cuero que abrió y dejó sobre
la cama. Mientras el omega que se sentía intranquilo, intentaba
llamar su atención tironeando de su ropa.

No.

Taehyung abrió los cajones y sacó de allí vestimenta que Jungkook


hubo estado usando el durante el último tiempo. La que aún se
ajustaba a su talla en realidad.

323
Mi precioso omega.

El alfa observó aquella ropa que siendo suya, estaba tirada sobre la
cama del omega. Un nido improvisado que el castaño había estado
preparando durante esos meses y ambos habían compartido. Y que
ahora debía sacar de allí y llevarlo a un lugar más adecuado para
recibir a su cachorro.

Su pequeña y dulce luna.

Taehyung se giró hacia el omega, viéndolo evidentemente afectado


por lo que estaban viviendo -"Mírame amor. Jungkook debe irse"-
le señaló y el castaño empezó a negar rápido con su cabeza,
mientras lloraba ya sin poder calmarse -"Jungkook debe cuidar a
cachorro. Nuestra pequeña luna ¿recuerdas?"- y el llanto del omega
comenzó a escucharse con mayor fuerza.

-"Jungkook no dejará a Taehyung"-le respondió como pudo el


castaño.

Cariño.

-"Taehyung valiente ¿recuerdas?. Taehyung debe cuidar de


Jungkook. Cuidar de todos"- el alfa le besó la boca casi
superficialmente, sintiendo el sabor salado de las lágrimas del
castaño sobre la suya. Mientras llevaba sus manos a la parte
posterior de su cuello - "Jungkook la devolverá cuando lo vuelva a
ver"

Aquella cadena que el omega tan bien conocía, brilló frente a sus
ojos. Provocando que sollozara dolorosamente y agitara su cabeza
de lado a lado.

-"No"-señaló Jungkook, a la vez que el alfa abrochaba aquel collar


tras su cuello. Para luego tomar su rostro y besarle los labios
.Presionándolos tan duro que parecía herirlos a ambos.

324
Taehyung sabía que arriesgaba mucho con lo que estaba haciendo.
Pensando y sin querer hacerlo, que había muchas posibilidades de
que aquel beso fuese el último.

Amor mío.
Amor de mi vida.

Pero no se entregaría fácilmente a esa idea. Lucharía para


reencontrarse con su omega. También con su bebé.

Eran su todo. Su pequeño universo.

Taehyung a regañadientes de su lobo, dejó la boca del castaño. Para


continuar guardando todo lo que consideraba necesario que
Jungkook llevase con él.

Su ropa, parte de la suya y aquellas más pequeñitas que serían


ocupadas por su cachorro y que Sarang gentilmente había tejido
para él.

O ella.

Suspirando e ignorando el llanto de su omega, Taehyung cerró


aquella maleta. Volteándose para tomar la mano de Jungkook y
comenzar a caminar rápidamente con él.

Aquel pasillo pareciendole mas largo y frío de lo normal.

Y es que estaba alejando a su omega contra su voluntad. El lazo


que ambos compartían, no teniendo nada que ver con lo que
Taehyung sentía.

Estaba distanciado a la persona que amaba.

Aquella que había llegado a su vida casi por circunstancias. Una


hermosa casualidad del destino que trajo consigo mucho mas que
una atadura

325
Ambos estaban creando una vida y era precisamente eso, por lo que
Taehyung daría incluso la suya.

Aunque le doliese.

Aunque les lastimase a ambos.

-¿Ya está todo?-Taehyung preguntó viendo a su madre, Sarang,


Jung y Jimin a la entrada de la casa. El carruaje al fondo de ellos,
esperando junto a dos caballos.

-Está todo listo su majestad- respondió Hoseok, quién miraba con


compasión como Jungkook no dejaba de llorar. Percibiendo a su
lado la presencia de Jimin y empatizando con aquella sensación.

Taehyung suspiró-Está bien- para luego bajar su mirada y ver la


unión de su mano con la de Jungkook.

Debía hacerlo.

Jiwon se acercó silenciosa hacia él, tomando su rostro y


preguntando- ¿Estás seguro de esto cariño?- dijo gentil y cálida.

Y él asintió- Es lo que tengo que hacer mamá. No se en que


momento Insung decida atacar el palacio y....debo proteger a
Jungkook. Él ya está...

-Lo se amor-ella se aproximó a él y dejó un beso sobre su mejilla-


Si eso es lo que tu decides, lo apoyaré hijo. Y cuidaré a Jungkook
como si fueses tu cariño. Pero debes prometerme sobrevivir. Tienes
un cachorro que criar.

-Lo haré mamá. Juro que lo haré.

-Te amo bebé- le dijo ella, para luego mirar y acariciar el rostro de
Jungkook, húmedo por el llanto- Todo estará bien cariño.

326
-Te amo mamá. Gracias -y ella le sonrió, alejándose para subir al
carruaje e indicando a un soldado que subiese todo el equipaje.

Taehyung observó como Jimin se despedía de Hoseok, sintiendo


remordimiento por estar separandolos sin su consentimiento.
Mirando luego como Jung se acercaba hasta él.

-¿Recuerdas el camino?-cuestionó Taehyung, a lo que Jung asintió-


Vayan lejos Hoseok, mas allá de las fronteras. Mantenlos a salvo.

-No dude que lo haré majestad Kim.

-Taehyung...así como cuando era un niño- le replicó el joven alfa.

-Lo prometo Taehyung- y ambos asintieron. Para que luego Jung


se girara y esperase a que Sarang se despidiese. Y ayudarle luego a
subir al carruaje.

Y el alfa se volteó hacia Jungkook, quien no dejaba de negar y no


daba señales de calmar su llanto-"Te amo amor mío. Es para
siempre. Espera por Taehyung" - le indicó casi al borde de las
lágrimas. Debiendo soportarlo para entregarle fuerzas a su omega.
Besándolo delicado y suave sobre los labios -Ya llevatelo Hoseok.
Y Jung asintió, comenzando a tirar de Jungkook hacia el interior de
la carroza. El omega no disminuyendo el forcejeo para intentar
safarse de su agarre y gritándole a Taehyung para que le mirase.

Le dejase allí, con él.

Su rostro manteniéndose inescrutable, pero percibiendo como su


garganta dolía y sus ojos ardían ante la necesidad de su lobo por
gritar de dolor.

Observando como la puerta se cerraba y las ruedas echaban a andar.

327
-Lo lamento Taehyung- la voz de su primo le atravesó el
pensamiento.

-No Jimin, quien lo lamenta soy yo. Te he alejado de Jung, sin


siquiera pensar en ti - le respondió Taehyung.

Jimin sonrió- Tranquilo. Habría hecho lo mismo en tu situación.

Si, porque aunque aquello le desgarrase, Jimin entendía


perfectamente a su primo. Estando seguro de que Jung lo que mas
querría era proteger a su hermano.

Sin embargo, ambos se alarmaron de pronto cuando escucharon


como voces provenían del carruaje que ya se alejaba. A lo que
alzaron su vista extrañados, apreciando como la puerta se abría y
el omega bajaba torpemente de allí. Comenzando a correr hasta
donde ellos estaban.

E instintivamente Taehyung corrió hacia él, con su corazón


agitándose y asustándose demasiado al ver como el chico caía de
rodillas al suelo -¡Jungkook!- afirmando sus manos sobre la tierra,
para proteger a su cachorro del golpe.

Sacudiendo sus hombros a medida que lloraba.

El alfa llegando hasta él para agacharse a su altura y abrazarle -


¡Maldita sea Jungkook! ¡Tonto omega!- le dijo sintiendo como el
castaño se encogía bajo sus brazos y se estremecía en su
desconsuelo.

Distinguiendo el agradable aroma de su bebé en él.

Taehyung le tomó el rostro para mirar como sus ojitos estaban rojos
e hinchados de tanto llorar.

-Te amo - le dijo el rubio intentando conducir un beso en el que


ambos sollozaban en la boca del otro.

328
El omega soteniendose de la tela del alfa, apoyando sus dos manos
sobre su pecho. Su vientre chocando con el ombligo de Taehyung.

Vida mía.

Y el rubio lo percibió. Su lobo indicándole lo que necesitaban en


aquel momento.

Algo que necesitaban para sobrevivir en el tiempo que que


estuviesen alejados.

Omega. Mi omega.

Por lo que fue dirigiendo sus besos hasta el cuello de Jungkook,


olfateando entre sollozos el aroma tan triste de su chico.

Buscando aquel lugar que los mantenía unidos a ambos.

Quizás a los tres.

Mordiendo con vehemencia el cuello de su omega. El sabor de la


sangre siendo amargo en aquella ocasión.

Alfa. Mi alfa.

Los dos esperando que aquello fuese suficiente para enfrentar los
días que se avecinaban. Y solo esperando volver a encontrarse una
vez más.

329
CÁPITULO 22

Caminaba inquieto en aquella casa. Sus pies no queriendo


mantenerse serenos precisamente ese día. Por lo que se había
envuelto con una pequeña manta con la que recién se estaba
abrigando en su antigua cama.

Si, su antigua cama.

Aquella que ahora se encontraba en el primer nivel de esa vieja casa.


Ya que su gran panza de nueve meses ya no le permitía subir y bajar
la pequeña, pero exigente escalera.

Su pequeño cachorro ya no siendo tan pequeño como antes.

Pequeña y traviesa luna.

Y observó por una de las ventanas, presionando una de sus manos en


el marco de esta. Apreciando como el frío pintaba todo de blanco
afuera. La nieve cubriendo cada espacio de verde, que aún tímido
asomaba en ese gélido invierno.

Y suspiró, creyendo que en aquella casa la temperatura era más baja


que en el exterior. Pues a pesar de haber sido su hogar durante años,
ahora le parecía no encajar allí.

Lejos de su alfa.

Taehyung.

Y no tenía razón alguna para quejarse, ya que Jiwon, Sarang y


Hoseok le habían estado tratando como si se fuese a romper.

330
Preocupándose de suplir cada necesidad que exigiese su cuerpo,
preparando cualquier tipo de comida que a su bebé se le antojase
comer.

Su cachorro siendo un malcriado incluso antes de nacer.

Tan bonito.

Pero sin embargo la distancia con el alfa se marcaba como una


sombra sobre él. Recordando ese día en el que ya resignado, había
subido al carruaje que le llevarías lejos de Yeoreum. Sentándose y
percibiendo la suave caricia que Jiwon le entregaba en el dorso de
una de sus manos. Mientras que él solo sobaba su vientre de forma
lenta y enfocado solo en darle consuelo a su cachorro, ante la
inminente ausencia de Taehyung.

Es que por más que quisiese no podía controlar aquella pesadumbre


que sentía, su pecho doliendo ante la necesidad de que alguien le
abrazase en aquel momento.

Le contuviese.

Y estaba sensible, lo sabía.

Más entendía que no debía dejarse llevar por ese tipo de emociones.
Sarang se lo había señalado apenas llegaban a aquella casa.

-"Si Jungkook triste, cachorro triste"- el omega entendió muy bien


aquello, pues su vientre se apretaba cada vez que lloraba y eso le
provocaba un miedo enorme-"Vas a estar bien cariño. Jungkook y
cachorro lo estarán"- le había dicho la anciana aquel día, para luego
besarle la frente en una señal clara de afecto. Lo que calentó
inmediatamente el pecho del castaño y aplacó su pesar en cierta
medida. Aspirando aquel aroma al entrar a casa.

El aroma a Hyejin.

331
Lo que le hizo caminar directamente hacia el antiguo cuarto de la
anciana y comenzar a sacar toda la ropa que esta guardaba en los
cajones. La que luego lanzó y apiló sobre la cama, sin preocuparse
mucho si las prendas estaban húmedas. Metiéndose entre ellas y
haciéndose ovillo bajo estas, apretándolas con sus manos y solo
dejando asomar sus ojos.

Viendo como Jung le observaba intrigado desde lejos, más la anciana


explicándole algo que Jungkook no pudo entender y cerrando al rato
la puerta de la habitación.

Y el castaño había cerrado sus ojitos. Los que le ardieron bajo sus
parpados, deseando una vez más llorar. Mas su cuerpo sintiéndose
lo bastante fatigado como para volver hacerlo.

Aquella tarde no pensó en Taehyung.

Ni en su cachorro.

Ni siquiera en las vestimentas que su alfa había guardado en aquella


maleta para que preparase su nido.

Tan solo deseaba dormir un poco.

Descansar su corazón y sentirse arropado por el aroma de Hyejin tan


solo una vez más.

Sentirse un niño por última vez.

-"Jungkook quiere salir"-le señaló a Sarang, ya demasiado cansado


del encierro y un poco ansioso por salir a tocar la nieve.

La anciana le miró, para luego voltearse hacia la madre de Taehyung


que se encontraba doblando un poco de ropa. Para decir algo que el
castaño no comprendió.

-Señora Jiwon- le dijo la anciana.

332
-Dime Sarang-le respondió esta sin dejar de lado lo que se
encontraba haciendo.

-Jungkook lleva días pidiendo salir al patio. Pero le he ignorado, pues


siento que la temperatura es demasiado baja para hacerlo-el omega
les miraba a ambas esperando por alguna señal- Pero ya me está
agotando. Mírelo, no ha dejado de mover su pie.

Y si, el castaño no dejaba de agitar su pie. Mientras les observaba


desde su sitio, de pie, con sus manitos en el bolsillo de su pantalón y
esperando alguna indicación de parte de alguna de las dos mujeres.

Deseaba salir con todas su fuerzas.

Solo un rato.

Jiwon le miró achinando sus ojos. Comprendiendo que tal vez


estaban siendo un poco sobreprotectoras con el chico. Ella sin
quererlo y bajo la angustia de lo que vivían, proyectando todo su
miedo a perder a Taehyung en el joven omega. Y podía entender que
Jungkook se sintiese tal vez tan asustado como ella y tan solo
necesitase distracción para no pensar en ello al menos por un
momento.

-Ya solo dile que salga Sarang- respondió sonriéndole al chico.


Logrando que casi Jungkook saltara en aquel lugar, de no ser porque
su barriga pesaba demasiado.

Pero si respondiéndole con una clara y brillante sonrisa.

Sarang abrió la boca un poco sorprendida por el cambio repentino de


la mujer. La que días atrás estaba demasiado cerrada a la idea de que
el omega saliese a la nieve.

-¿Está usted segura señora? Digo...

333
-Segura Sarang- respondió esta con seguridad-Solo dile que se
abrigue un poco antes de salir.

Y cuando la anciana se giró para buscar la mirada del chico, este ya


le sonreía mostrando sus dientecitos.

-"Jungkook puede salir"- le indicó al castaño, a lo que este casi se


echa a correr, de no ser porqué Sarang le detuvo -"Pon ropa
abrigada"-Y Jungkook asintió repetidas veces con su cabeza. Ahora
si corriendo hacia su habitación y buscar la vestimenta necesaria para
soportar el frío del invierno.

Y es que el castaño, tan libre como era, ya comenzaba a extrañar


correr por el campo entre aquellas montañas. Y si bien, sabía que por
el momento no lo podría hacer. Solo esperaba sentir el aire golpearle
el rostro.

Respirar un poquito de libertad.

Puso sobre él un chaleco que utilizaba Taehyung durante sus dias en


aquel lugar. Que aunque se perdía tal vez un poco, aún conservaba
algo de su aroma.

Mi alfa.

Buscando y colocándose un gran chaquetón que Hyejin solía utilizar


para salir a la nieve. Porqué bueno, cabía la posibilidad que el de él
ya no cerrara.

Omega gordo.

Ignoró aquel pensamiento y puso sus zapatos. Sintiendo sus pies


levemente hinchados y sabiendo que los cordones seguramente se
encontraban desatados. Desechando enseguida la idea de atarlos,
pues su vientre apenas le dejaba ver la punta de sus pies.

Ay pequeña luna.

334
Y avanzó hacia la puerta, donde ambas mujeres le miraban desde
lejos y pendientes de lo que el chico hacía. Aun con un poco de
resquemor debido a su salida.

-Ya dejémoslo. Necesita tiempo a solas- dijo de pronto Jiwon,


sentándose en la pequeña mesa al centro de aquella cocina- Hemos
estado encima de él durante todos estos días.

Y Sarang asintió, apreciando como el omega comenzaba a salir de


aquel lugar.

Jungkook empujó la puerta tras él, ni siquiera preocupándose mucho


si esta quedaba bien cerrada. Tan sólo perdido al instante de percibir
el frío aire. Una ligera ventisca que le helaba las mejillas, pero estaba
muy lejos de parecerle desagradable.

Giró su cabeza hacia su costado, guiado por un sutil aroma que


llegaba hasta él. Observando como Jung apilaba leños al costado de
la casa y le miraba tal vez preocupado por el ver al chico fuera de
casa.

-"Jungkook tiene permiso" -le señaló el omega, a lo que el alfa le


sonrió.

Y el castaño sentía como los copos de nieve que se formaban tímidos


al caer, chocaban contra su cara. Sacando instintivamente su lengua
para capturarlos con ella. Provocando que Hoseok riese a carcajadas.

Y Jungkook sintió la necesidad de hacer algo que habia deseado


desde que regresó a aquel lugar. Por lo que empujando con ayuda de
uno de sus pies, retiró uno de sus zapatos. Repitiendo la acción luego
con el otro.

El alfa le quedó mirando serio, como si supiese que aquello no era


correcto y podía capturar un resfrío.

335
Preocupante al saber que no estaba a nada de dar a luz.

Y Jungkook miró a al alfa, colocando su dedo índice sobre su boca.


De alguna forma pidiéndole que guardase silencio-"Solo será un
momento"- le señaló, para luego voltearse y hacer que Hoseok
negase con su cabeza, a la vez que reía por la manía del chico de
hacer travesuras.

Y el castaño percibió el frío de la nieve quemar su piel, disfrutando


de la sensación de cosquillas que le provocaba. Recordando las
muchas veces que a escondidas de Hyejin, había hecho aquello.

Y rió, pareciendole placentera la forma en que sus dedos se hundían.


Su pecho cobijandose en aquel recuerdo que mantenía de niño.

Tan curioso. Tan inocente.

Deseando juguetear un poco más antes de que le descubrieran y


debiera poner sus zapatos.

Por lo que decidido se agachó de la forma que su cuerpo le permitió,


tomando un puñado de nieve con su mano y formando una pequeña
bola. La que travieso lanzó directamente a la espalda de Hoseok.

Apuntando con su dedo hacia su estómago-"Fue él"- le dijo,


señalando a alguien que difícilmente habría sacado sus manitos para
tirar aquella bola de nieve.

Y Hoseok comenzó a reir, aprovechando que el omega apretaba su


estómago con las manos y cerraba sus ojos mientras se sacudía
riendo. Para tomar un poco de nieve entre sus manos, hacerla bola y
lanzarla hacia el castaño.

Y Jungkook se desconcertó por menos de un segundo, abriendo sus


ojos y su boca sorprendido. Para luego seguirle aquel juego, en la
que ambos dispararon sus pequeñas armas contra el otro. Sacándose
mutuas carcajadas, que durante años habían estado guardando.

336
Retrocediendo en el tiempo.

Volviendo a ser niños.

Y Hoseok se percató que aquello era lo que siempre había faltado en


él. Una pieza faltante que siempre hubo deseado desde que tenía
memoria.

Alguien a quien cuidar y enseñar. Alguien que quisiese imitarle en


todo y se llevara la atención de la casa.

Un pequeño menor del que fuese héroe cada vez que este tuviese
miedo.

Y sonrió. Percibiéndose cálido por aquel momento.

El mismo omega extrañandose por la emoción que lo embargaba. Y


sintiéndose de pronto, demasiado fatigado. Deteniendose para
estabilizar su respiración.

-"Espera un poco"- le dijo Jungkook al alfa. Intentando llevar sus


manos sobre sus rodillas y sintiendo de pronto como una fuerte
puntada le atravesaba la espalda.

No.

Logrando que cayera de golpe sobre el suelo y afirmara las palmas


de sus manos contra la fría nieve. Emitiendo un grito tan desgarrador
que se escuchó hasta el interior de la casa.

El rubio alfa movía sus dedos sobre aquel escritorio, mientras leía y
repasaba aquella carta que podría llevarle a resguardar a su reino.

O al menos a su gente.
337
Eso es lo único que Taehyung deseaba, considerando incluso dejar
su liderazgo a alguien más con tal de disminuir las pérdidas de vidas
humanas. Las que las últimas semanas habían sido notorias. Y donde
Insung había enviado a atacar a su mismo pueblo, con tal de
desabastecer a Yeoreum de alimentación y redimiendo a su ejército.

Y Taehyung suspiró, pues jamás consideró que su tío llegase a ser


tan despiadado. Aun costándole reconocer el hombre al que se
estaban enfrentando.

Y por quien había debido alejar a su omega.

Jungkook.

Su pecho dolía día y noche luego de prácticamente obligar al castaño


a irse. Alejarse de aquel lugar donde fácilmente le perdería.

Días en los que solo procuraba ordenar todo y gestionar las mejores
reuniones para el bienestar de Yeoreum. Y sin pensar demasiado en
el omega.

Amor.

Sin embargo cuando ya oscurecía, no podía evitar recordar a su chico


y a su pequeño cachorro.

Tan lejos de él.

Descansando aferrado a la camisa de Jungkook, la que había evitado


guardar a propósito en aquella maleta. Respirando su dulce aroma,
hasta que lograba dormirse con el pasar de las horas.

Mi precioso omega.

Y creía sentirlo. Acurrucado contra su estómago y apretándose para


que le acariciara el vientre.

338
Imaginando que su bebé ya debiese tener el tamaño indicado para
desear salir.

Cachorro.

Taehyung jamás había visto a un cachorro nacer.

En realidad nunca había visto un bebé. Por lo que no sabía cómo


debiese ser uno.

Mi cachorro.

Sabía que era claro que sería pequeño.

¿Podría sostenerlo entonces con una mano?

Sonrió.

Tal vez tendría su boquita pequeña, manitos pequeñas y deditos aún


más diminutos.

¿Y sus ojos?

Serían como los suyos. Quizás como los de Jungkook.

Jungkook.

Su Jungkook.

Deseaba tanto estar ahí para él. Pues percibía a la distancia el miedo
del omega, el que crecía a medida que pasaban los días.

Y el momento se acercaba.

Y él quería tanto estar ahí para decirle que no debía temer.

339
Que todo estaría bien.

Que ambos lo estarían.

Amor mío.

-¿Has leído el acuerdo Taehyung?- preguntó de golpe Jimin, quien


había estado de pie frente a él-¿Te ha parecido lo correcto? Puedes
perder Yeoreum tú lo...

-Lo se Jimin- le respondió Taehyung a su primo. A la vez que se


levantaba y acomodaba aquellos papeles sobre el escritorio-Pero
créeme que en este instante es lo que menos me importa.

El chico asintió, observando como Taehyung caminaba hacia la


ventana de aquella habitación. Apreciando como la blanca ciudad
cubierta de nieve, desprendía grandes humaredas que salían de
diferentes sectores de esta.

-Bom, Gaeul y Gyeoul han firmado el tratado...tan solo falta que tú


lo firmes y ya estará Tae- la voz de Jimin salió casi de forma
dolorosa. Entendiendo muy bien los costos de todo aquello.

Taehyung exhaló profundamente. Pesándole todo, pero aún así


sabiendo que era lo mejor.

No había otra forma de sobrevivir a ello.

Y si debía dar algo a cambio por asegurar la vida de su gente, su


familia y su omega. Haría lo que fuese.

Aunque su orgullo se viese dañado.

Incompetente alfa.

De pronto unos golpes desde el pasillo les hicieron abrir los ojos a
ambos. Siendo el mismo Jimin quien ya hurgueteaba en su bolsillo

340
un arma de fuego que traía consigo desde semanas. Y guardándola
enseguida cuando vio a uno de sus soldados aparecer por la puerta.

Y Taehyung sintió un fuerte dolor sobre el pecho.

Jungkook.

Comprendiendo enseguida de que se trataba.

-¡Ellos se han movido! ¡Han desviado su camino desde la frontera


del reino!-dijo exaltado el joven alfa. A la vez que Taehyung luchaba
por sostenerse, pues parecía que algo le rasgaba el corazón, haciendo
que este latiese más rápido de lo normal.

-¿Qué dices?-le respondió Jimin, alertándose del estado en el que se


encontraba su primo.

-¡El ejército de su padre se ha movido su majestad! ¡Ellos van hacia


las montañas!

No.

Jimin observó a Taehyung, esperando alguna orden de parte de él.


Mas el alfa se encontraba respirando angustiado.

-¿Taehyung tú? ¿T-te encuentras bien?-preguntó Jimin con


preocupación, acercándose hasta donde su primo.

Y Taehyung tenía sus ojos brillando, tan luminosos que Jimin estaba
seguro jamás haberlos visto de ese modo.

-Y-yo estoy bien...es s-solo...es Jungkook él...-respondió, su lobo


intentando controlar el impulso de rasguñarse la piel.

-¿J-jungkook? ¿Qué sucede con él?- le preguntó Jimin.

341
-E-es el cachorro....está naciendo....mi bebé está naciendo Jimin-y
aquello fue lo último que dijo, ya dejándose caer en un angustiado
llanto.

Jungkook recordaba muy bien el día en que ya demasiado intrigado,


había decidido preguntar a Sarang-"¿Cachorro como nacerá?"-y la
anciana le había mirado como buscando la broma en la interrogante
del castaño.

Mas no hallando nada más que una duda sincera en él.

-"¿Cómo ha entrado?"-y apenas señaló aquello al omega se le


encandiló en rostro de color carmín. Recordando muy bien como el
cachorro había llegado allí y causando que la anciana solo negase y
respondiera-"Pues por donde a llegado. Por allí".

Y Jungkook cree aquel día haber pasado desde la confusión de no


entender nada. Al espanto de asimilar todo.

Tal vez comprendiendo demasiado bien.

¿Es que cómo podría ser posible?

Su bebé había estirado mucho su cuerpecito, no había modo que


pudiese salir nuevamente por allí.

No podía, no podía, no podía.

Y Jungkook sabía que si este intentaba hacerlo, él lo reprendería


hasta que éste diese la vuelta y... ¿no había forma de que saliese por
otra parte o sí?

-Ponlo sobre la cama Hoseok- había dicho Sarang, mientras corría a


buscar una almohada más para poner sobre la espalda del chico.

342
Y Jungkook gruñó al alfa, no muy consciente de porqué hacía
aquello. Más solo sabiendo que el aroma de aquel alfa le molestaba.

-No te sientas mal... es solo que su lobo está pidiendo por el padre
de su cachorro- le dijo Jiwon al alfa, quien ya se alejaba un poco de
la escena. No deseando incomodarle en aquel momento.

Y Jungkook lloriqueaba, a la vez que apretaba en puño las sabanas a


su lado. Casi riendo un poco al recordar que Sarang le había dicho
que solo dolería un poquito.

Y aquello no era un poquito. Evidentemente que no.

Pues a pesar de que afuera nevaba, sentía que algo le quemaba desde
la espalda hasta las caderas. Como si alguien les estuviese pateando
constantemente e hiciese temblar sus piernas de dolor.

¿Acaso el cachorro le odiaba?

Y maldijo a Taehyung. Tal vez solo un poco, por haber puesto ese
bebé en él y ahora estuviese doliendo tanto.

Y lo dejase tan solo.

-Tranquilo cariño- le dijo Jiwon secándole la frente con una toalla


pequeña que acababa de humedecer en agua tibia.

Y Jungkook se encontraba tan atormentado en el dolor, que apenas


notó que Sarang retiró su pantalón junto a su ropa interior. Cubriendo
luego sus piernas con una suave manta.

-Las contracciones recién comienzan- habló Sarang, quien revisaba


al chico- Aunque este cachorro pareciese ya querer salir, pues ya veo
su cabello- rió un poco-Solo esperaremos que dilate un poco más.
"Cachorro ya viene. Tranquilo pequeño"-le indicó a Jungkook quien
no dejaba de sollozar, mientras Jiwon le acariciaba el cabello y este
tiritaba de dolor.

343
Dulce vida.

Jungkook sentía su corazón correr ¿Acaso se detendría?

Tenía miedo, mucho miedo.

Necesitaba a su alfa ahí.

Necesitaba de Taehyung.

Percibió como Jiwon le besaba la frente, mientras suaves vibraciones


le llegaban allí. Una sensación muy similar a la que sentía cuando
Hyejin le ayudaba a dormir por las noches, cuando él creía que algo
se escondía bajo su cama y se lo llevaría.

Y Jungkook suspiró. Dejándose ir un poco en aquel suave ronroneo,


intentando tolerar el modo en que su bebé le lastimaba por desear
salir. Observando como estrellas se agolpaban sobre el cielo de aquel
cuarto.

Creyendo ahora de seguro, que le regañaría cuando ya estuviese


fuera de él.

-Creo que ya está- dijo Sarang asomándose a mirar a aquel travieso


cachorro, por entre las piernas del castaño-"Jungkook debe pujar.
Cachorro debe salir. Empújalo cariño"

Y el omega casi no comprendía muy bien aquello, más su lobo por


instinto y entendiendo, comenzó a forzar la salida del cachorro.
Mientras Jiwon sostenía sus manos, buscando un poco que aquello
le diera consuelo al omega, percibiendo el aroma grácil de Taehyung
en ella.

Los dedos de los pies del castaño se crisparon, a la vez que juntaba
sus dientes haciendo la fuerza necesaria para sacar a su bebé de allí.

344
Ya bebé, ya.

Más no logrando resultado y cayendo de espalda contra las


almohadas, con su cuerpo estremeciéndose de fatiga y dolor.

La anciana Sarang observó a Jiwon.

-¿Qué sucede?- preguntó la madre de Taehyung, distinguiendo una


mirada de desasosiego en la mujer.

-No avanza, el bebé sigue allí-y aquello provocó un miedo enorme


en Jiwon. Y también en Hoseok, quien a lo lejos escuchaba lo que
ocurría con el omega-Creo que lo mejor será que lo haga sentado
¡Hoseok! ¡Ve y búscame una cuerda! ¡Tal vez hasta una sábana nos
sea útil! -el alfa le observó perplejo- ¡Hazlo de inmediato!- repitió,
haciendo espabilar al hombre-Sacaremos aquel cachorro de allí.
"Tranquilo pequeño"- le señaló al omega, quien gimoteaba
sospechando que algo no andaba bien.

Bebé.

Hoseok corrió de regreso y siguiendo las indicaciones de la anciana,


amarró la sábana desde la viga del techo y sobre la cama del chico.
Dejando que la tela cayese hacia abajo.

-Ayudenlo a levantarse - le dijo a Jiwon y Hoseok-éste último


recibiendo nuevamente un gruñido de parte del omega-"Tranquilo.
Alfa ayudar a Jungkook"- y es que su instinto solo deseaba proteger
a su cachorro. Y el estar vulnerable, solo hacía que ellos se
magnificaran.

Mi bebé.

Ubicaron al omega al centro de la cama, donde de rodillas este podía


ver como las sabanas se manchaban con su sangre.

¿Acaso se iba a morir?

345
¿Viajaría con Hyejin hacia las estrellas?

Porque ese rojo no era bueno.

¿Estaba mal si sentía miedo?

No. Él no podía morir. No con su cachorro.

-"Jungkook debe sostener"- fijó su mirada al frente de su rostro,


donde Sarang le pasaba la punta de la sabana -"Tirar fuerte para sacar
cachorro"- y el castaño le miró temeroso-"Nada pasará. No lo dejaré
caer"- y asintió como pudo, agarrandose firme de la tela con sus
manos temblando. Sintiendo que Jiwon le tomaba por la espalda.

Y pujó. Gritando fuerte en el proceso. Aun asustado, pero teniendo


la entereza necesaria por el solo deseo de ayudar a su cachorro.

Deseando conocerle.

-Eso cariño, lo estás haciendo bien- Sarang hablaba, intentando ella


misma calmarse. Habiendo pasado tantos años desde que no veía un
bebé. Esperando hacer lo correcto para que ambos estuviesen bien.

Jungkook sentía que caería en cualquier momento. De no ser porque


la madre de Taehyung le sostenía, estaba seguro de que ya lo habría
hecho.

-"Un poco más Jungkook"- le indicó Sarang frente a él. Por lo que
con firmeza pujó una vez más, esperando que sus manos no se
soltasen de la tela -Ya viene corazón, lo estoy viendo.

Y Jungkook lo sentía. Como su cuerpo se volvía frágil y parecía iba


a desvanecer entre todas las estrellas en aquella habitación. Solo
esmerandose en empujar una vez más.

Tan solo una vez más.

346
Percibiendo de pronto como su barriga se vaciaba. Soltando aquella
sábana y cayendo de golpe en la cama.

El dolor volviéndose transparente, sintiendo la tenue aparición de


algo.

Tan insignificante que parecía esfumarse.

Suave y potente a la vez.

Aturdiendose un poco por la confusión que sentía, al no entender


aquello que llegaba a sus oídos.

Asimilandolo recién cuando vió aquella pequeña personita,


estremecerse frente a él debido al llanto.

Tan infimo como infinito.

Su cachorro estaba llorando.

Y él le pudo oir.

-E-es hermosa- dijo Sarang conmovida por lo que todos vivían. Sus
ojos húmedos al igual que los de Jiwon y Hoseok -"Es una niña"- le
señaló la anciana, para luego tomar a la bebé entre sus manos,
cubriendola con una suave tela blanca.

Para luego ponerla sobre el pecho del omega.

Aun con su cordoncito sin ser cortado.


Amor mío.

Y Jungkook la vió. Tan pequeñita e indefensa, que ya no deseaba


recriminarle por el dolor que le había causado.

347
Sólo deseando calmar su propio llanto y el de ella, meciendola un
poquito a medida que le olisqueaba el cuellito y le veía de a poco
tranquilizarse.

Aspirando el aroma suyo y el de Taehyung en ella.

Pequeña mía.

Y apreció su cortito cabello rubio, al igual que el de su alfa, aún


húmedo. Tan claro que parecía iluminar más sus pequeños ojitos
celeste cielo. Los que le miraron parpadeando muy lento, como si
estuviesen memorizando su rostro.

Tan bonita.

Y Jungkook pasó sus dedos tocando su carita delicadamente, muy


seguro de que sobre la frente de su bebé, se había posado una de las
estrellitas que giraron alrededor de ellos.

Fijándose luego en su boquita rosa contrastante a su blanca piel, la


que bostezaba a la vez que el castaño besaba uno a uno sus deditos.

Mi pequeña y dulce luna.

Perdurando en él, el dulce eco de la voz de su bebé sobre sus oídos.


La que aunque ya no lloraba, pero sin embargo su hermoso sonido
resonaba sobre su pecho.

Él único que alguna vez habría escuchado y que guardaría por


siempre en su memoria.

348
CÁPITULO FINAL

Sus piernas y espalda dolían demasiado. Siendo el golpeteo de la


cabalgata el que había maltratado su cuerpo en los cerca de dos y ya
casi tres días de viaje.

La fría ventisca le quemaba el rostro y de no ser por los guantes que


le cubrían las manos, también le helarían estas.

Maldito infierno.

Y es que el invierno estaba siendo intransigente, llevándose consigo


todo el verde y cubriendo lo que quedaba con su blanco manto.

-Creo que será mejor que descansemos por un momento Taehyung-


habló Jimin a su lado, quien se encontraba tan o tal vez más agotado
que él- Ya nos resta el último tramo del viaje y sería mejor que
recuperemos un poco de energía. Ya que no sabemos con
que...bueno, con que nos encontraremos.

Taehyung asintió. Su cuerpo no siendo capaz de nada más que


responder con aquella acción.

Y es que no podía evitar que la angustia le carcomiera. No temiendo


a nada hasta enterarse de que Insung se dirigía hacia Jungkook.

Maldito infeliz.

Y lo que empeoraba la situación y volvía un caos su mente, es que


para él había sido claro que su omega había dado a luz.

Lo podía sentir a traves de su lazo.

349
Percibiendo como su cachorro aparecía entre ellos como una
ronroneante sensación de calidez. Tranquilizandole en algo, al sentir
como el castaño había menguado su miedo durante esos últimos días.

Amor mío.

Y él tan solo deseaba ver a su bebé y a su omega. Estrecharlos tan


fuerte entre sus brazos y brindarles toda la seguridad que él mismo
ansiaba sentir.

Y que le estaba faltando.

-Tranquilo Tae - pronunció Jimin a su lado, casi silencioso y


evitando que loa demás soldados que le acompañaban escucharan su
conversación -No pienses en nada aún hasta que lleguemos.
Tenemos a muchas personas de nuestro lado - el alfa intentaba darle
ánimos acariciandole la espalda.

-Yo lo se Jimin es solo...- y era evidente que Taehyung se sentía


respaldado por el apoyo que recibió de parte de los reinos,
agradeciéndolo incluso aunque ello conllevara la disolución de
Yeoreum a cambio de esto.

Y si, había sido un acuerdo que dolía al alfa en lo más profundo. Su


orgullo mismo siendo destruido por aquella razón. Ya que para
ningún gobernante resulta fácil asumir la pérdida de algo, a lo que
durante años ha jurado proteger.

Perdiéndolo, como si ya no tuviese significado.

No valiese nada.

Pero Taehyung debía velar por la seguridad de su reino y su gente.


Y aunque perdiera su liderazgo y su nación, debía hacerlo.

350
Haría todo por Yeoreum, aquello lo había jurado al cumplir los
dieciocho años, pero lo tenía asumido desde que era un niño.

Y sabía que su gente quedaría en buenas manos. Mas que mal, Gaeul,
Bom y Gyeoul estaban solidarizando con el conflicto interno de su
propio reino, apoyandole con gran parte de sus ejercitos para lograr
derrocar a Insung.

-Jungkook estará bien Tae- la voz de Jimin de pronto se entrometio


en sus pensamientos, sacándole de allí- Hoseok jamás permitiría que
algo le pasara.

El rubio alfa asintió, recién fijándose en la mirada de su primo.


Llamativamente triste desde hace días atras.

-Perdóname Jimin- le dijo a su primo, doliendole mucho el haber


involucrado al chico en todo esto.

El chico le miró - No hagas esto Taehyung, no he de perdonarte nada.


Es mi padre quién ha armado todo esto, lo mínimo que puedo hacer
es cooperar contigo.

Taehyung suspiró- Lo se Jimin, pero...he estado semanas lejos de


Jungkook y ha sido horrible tener esta sensación aquí clavada en mi
pecho - le dijo con sus manos un poco temblando de frío, porque su
cuerpo había disminuido la temperatura al haberse detenido. Y
también de miedo, mucho miedo- Y yo no se qué debes sentir tu
Jimin... no soy imbécil y claro que me doy cuenta de lo que entre
Hoseok y tú sucede.

Y Jimin le sonrió sutilmente, solo una de sus comisuras alzándose


para hacer aquel gesto- Hoseok siempre ha tenido ese espíritu sabes.
Como si todos dependiesen de él para alcanzar su felicidad - el chico
se giró, dándole la espalda al joven monarca- Y tal vez si es un poco
así, ya que yo mismo con los años he desarrollado esa dependencia
hacia él.

351
- ¿Tú lo amas?- preguntó sin tapujos Taehyung, asumiendo que no
era el momento ya para guardar secretos.

Y su primo guardó un breve silencio, tan solo oyéndose el frío viento


que corría desmesurado en aquel lugar.

-Decir que amo a Hoseok suena tan tonto y pequeño Tae...yo a ese
alfa le he entregado todo de mi y se ha llevado todo lo que le he
dado...y sin pedir nada a cambio-la garganta de Jimin dolía, pues
para él sería sencillo lanzarse de rodillas y tan solo llorar.

De rabia.

De frustración.

De lo que sea.

Más eso no era lo que debía, no cuando Hoseok le esperaba.

Y él no flaquearía.

Taehyung le vio girarse para enfrentarle. Bastante seguro de que


Jimin ocultaba mucho pesar sobre él, reflejándose en el rojo y
cristalino que se habían puesto sus ojos.

-Yo a ese hombre lo adoro con la vida Tae- Jimin aseveró- Tanto que
se me hace imposible vivir sin él...creo que ya no puedo hacerlo- una
suave risa se escuchó desde sus labios- A menudo cuando estoy solo,
pienso que lo mucho que desearía ser un omega o que él lo fuese.
Las personas no nos juzgarían, a pesar de nuestros años de
diferencia.

El alfa rubio se acercó hacia él y tocó su hombro cariñosamente-


Ustedes no han hecho nada incorrecto Jimin, tan solo...se
enamoraron.

352
Su primo rio y le miró. Sus ojos color miel comenzando a dejar salir
una pequeña lagrima.

-Papá nunca pensó lo mismo él...me dijo que aquello le avergonzaría


tanto y...- y es que las palabras de su padre siempre se repetían en su
cabeza, desde aquel día en que les vio-... yo solo quería agradar a mi
padre Taehyung. Hacer lo correcto.

Taehyung le observó compasivo- Tu padre siempre se equivocó


Jimin, jamás estuvo en lo cierto.

Y Jimin sonrió-Es lo que dijo Sooyoung antes de que partiera. Ella


siempre ha sabido de Hoseok, pues ha sido mi amiga durante años
y....solo desea que sea feliz. Me ha dicho que busque mi felicidad.

-Bueno, ella tiene toda la razón Jimin- le respondió el rubio alfa


sonriendo- Si las cosas salen como esperamos, tendrás mucho
tiempo para hacerlo y ya no deberás hacer lo que los demás pidan de
ti- Taehyung apretó el hombro de su primo con más fuerza- Eres un
buen alfa Jimin, una buena persona. Que no te importe lo que los
demás piensen de ti, nadie tiene el derecho a juzgarte por desear ser
quien eres. Por el sencillo hecho de amar a la persona que ellos
consideran errada.

Las lágrimas caían por el rostro del más bajo, casi perdiéndose en la
helada brisa- Gracias Tae, yo...es lo que he esperado escuchar por
años- le dijó riendo, a pesar de encontrarse llorando.

Y Taehyung le sonrió- ¿Te puedo abrazar?- le preguntó Taehyung a


su primo, a lo que éste asintió, abrazándole de forma cálida a lo que
el otro replicó del mismo modo-Saldremos de esto Jimin, salvaremos
a nuestro pueblo y seremos felices con las personas que amamos. Lo
haremos ¿está bien?-y Taehyung percibió como su primo movía su
cabeza afirmando con ella, percibiendo sus sollozos sobre su oído.

-Te amo Tae, de verdad agradezco que tú también hayas encontrado


alguien a quien puedas amar realmente-le mencionó Jimin.

353
-También te amo Jimin, eres mi familia. Jamás lo olvides.

-Nunca Tae. Nunca.

Ambos se abrazaron fuertemente, sosteniendo aquella promesa entre


sus brazos y ansiando poder cumplirla.

Hasta que de pronto y a lo lejos, le escuchó un sonido estruendoso


que resonó en todo aquel valle. Perdiéndose entre la nieve y el frío.

Un disparo.

No.

A lo que se soltaron de golpe y miraron en dirección a la procedencia


de aquel ruido. Observando como atrás de la montaña frente a ellos,
comenzaba a salir una fumarola de humo.

Una muy grande.

Y que les hizo subir a los caballos rápidamente junto a todos los
soldados que les acompañaban.

Apoyó a su cachorra contra su pecho y dando suaves palmaditas


sobre su espalda. Ésta recién se había dormido, agotada luego de
haber recibido su ración de leche correspondiente. Algo que exigía
con gran apetito varias veces durante el día, como si fuese su forma
de protestar por haber nacido.

Y Jungkook no podía negar que aquello estaba siendo agotador, pues


le mantenía despierto cada tanto durante la noche y no le restaba
mucho tiempo para otra cosa que no fuese estar pendiente de ella.

354
Y si, su bebé estaba siendo una pequeña recelosa desde ya y eso que
solo llevaba tres días de nacida. Soltándose a llorar apenas sentía que
el omega se desapegaba de ella. Y bueno, tampoco era algo de lo que
Jungkook pudiese mucho quejarse, pues prácticamente dormía
pendiente de lo que hiciese su cachorra.

Su pequeña lunita.

Aún seguía nombrándola de tal forma, ya que aunque Sarang había


insistido en que le nombrara del algún modo, no lo haría hasta que
Taehyung estuviese presente.

Ambos habían planeado nombrarla de tal forma si se trataba de una


niña y él sólo deseaba que su bebé escuchase aquel nombre de la
boca de su alfa por primera vez.

Su voz.

Su alfa.

Su Taehyung.

Intentaba ignorar pensar demasiado en aquello, pues sólo lograría


angustiarlo y eso no sería bueno para que su leche bajara había dicho
Jiwon. Y él debía velar por su pequeña bebé, absteniéndose de
preocupaciones que aunque le dolían, no le harían nada de bien a su
cachorra.

Bebé.

Con cuidado la tomó y acostó sobre su cama, envolviéndola


delicadamente en la ropa que Taehyung había enviado para su nido.
Suspirando a la vez que abrochaba su camisa y le observaba desde
arriba.

Tan dulce y tranquila.

355
De espalda, con sus bracitos estirados y apretando sus manitos en
puño. Utilizando la blanca ropita que Sarang había hecho para ella y
que aún le quedaba muy grande.

Y Jungkook rió, viendo como su bebé movía suavemente sus cejitas,


las que se dibujaban igual a las de su alfa. Y fruncía su boquita como
succionando y buscando su pezón.

Mi amor.

Y se aproximó a ella, acurrucándose a su lado y solo deteniéndose


para mirarle dormir. Percatándose en como sus facciones empezaban
a tomar forma casi imperceptiblemente, pero siendo muy notorio
para él.

Su carita había deshinchado y disminuido el rosado de su


nacimiento, dando paso a que su blanca piel resaltara aún más que
antes. Su nariz, un mero botoncito que el omega tocaba siempre con
la punta de su índice. Mientras que su boquita, se marcaba con la
misma forma que la suya, pero siendo un poco más gruesa y similar
a la de Taehyung.

Mi preciosa bebé.

Y Jungkook acercó su nariz hasta su rubio pelito, olisqueándolo y


pareciéndole demasiado agradable el aroma que su cachorra
desprendía. Calmándole y apaciguando el mismo miedo que podría
sentir. Cerrando sus ojos a medida que el sueño también le alcanzaba
a él, pues el desgaste del cuidado que su pequeña requería, consumía
toda su energía.

Y aunque Sarang y Jiwon le habían insistido que aprovechase


aquellos momentos para comer, a veces la fatiga le exigía solo
dormir aunque sea un ratito.

Y el omega puso su mano sobre la barriguita de su cachorra,


costumbre que había tomado para sentir cada vez que esta estallara

356
en llanto. Relajándose para descansar junto a su bebé, hasta que esta
decidiese que ya era hora de una nueva merienda.

Y suspiró, dejándose ir en el sueño. Pero sobresaltándose al segundo


al percibir el fuerte olor a humo sobre su nariz. Y algo más en él.

Algo que le asqueó enseguida y le llenó de un pánico aterrador.

No. No. No.

Sentándose de golpe sobre aquella cama, apreciando a aquel sujeto


frente a su cama y mirándole con los ojos tan encendidos que
hicieron que recogiera sus piernas.

-Nos volvemos a encontrar omega-le dijo aquel alfa. Más él sin


entenderle solo fue capaz de tomar a su bebé rápidamente entre sus
brazos y apretarla contra él. Tan fuerte que esta se removió bajo su
abrazo, inquieta por la brusquedad- Veo que el bastardo ha nacido-
Insung chasqueó la lengua- Lástima que lo hayas deseado así y no
permitieses que le ahorrara el sufrimiento una vez nacido.

Jungkook empezó a sollozar, más aún cuando sentía que la casa


comenzaba lentamente a calentarse. Percatándose como de una de
las paredes aparecía una llama creciente de fuego.

Alfa.

Y el omega pudo percibir que algo más sucedía, pues no veía a


Hoseok, ni Sarang, ni Jiwon por ninguna parte. Y sentía que la casa
se remecía por algo que afueras sucedía. Por lo que decidido se puso
de pie e intento correr hacia la puerta con su bebé en brazos.

Siendo detenido de golpe por el alfa, quien tomó su cabello y lo tiró


hacia el suelo.

357
Provocando un dolor intenso en su nuca, que se acrecentaba al sentir
como su cachorra comenzaba a llorar por la fuerza con la que ambos
cayeron.

Ya, ya bebé.

-Eres un idiota - le habló Insung, a lo que él continuaba sin


comprender - ¿En realidad te considerabas lo suficientemente fuerte
como para acabar con un alfa? -el alfa rio- No seas un ingenuo.

Y el omega lo único que podía hacer a esas alturas era llorar. Muy
seguro que pese a todo, no soltaría a su bebé.

Y sintiendo como su cuerpo comenzaba a calentarse con el calor del


fuego que empezaban a rodear las paredes. Muy diferente al frío
congelante de la nieve al exterior de este.

Y Jungkook intento moverse, más su cabeza fue echada hacia atrás


de un tirón al ser sostenido por el alfa para que le mirase- Eres tan
bonito - el aliento del alfa le golpeó el rostro, provocándole
repulsión. Mientras su bebé no dejaba de llorar entre sus brazos -
Hubiese disfrutado tanto de probarte...lástima que ya sea demasiado
para eso omega maldito- le dijo Insung soltandole el rostro y
haciendo que se mareara. El calor comenzaba a sofocarle y el humo
que llegaba a su garganta le hizo toser.

Aferró a su bebé más fuerte contra él, observando como sus


mejillitas se encontraban rosas producto del calor. Y se las besó,
intentando tranquilizar la desazón en su cachorra.

Y su lobo lloró.
Sintiendo la necesidad de él. De su presencia.

De aquello que le daba la seguridad y le decía que todo estaría bien.


Porque en aquel momento, nada parecía estarlo.

Alfa.

358
Y Jungkook lloriqueo, percibiendo que el calor de las llamas le
quemaban el rostro.

Ven por nosotros.

Y Jungkook vio como Insung le apuntaba con algo que él nunca


había visto.

-Te ahorrare el sufrimiento de morir bajo las llamas omega. -


pronunció el alfa, haciendo resonar la carga de la bala en aquella
arma- Aunque en realidad me quiero asegurar que estés muerto.
Ambos.

Siendo imposible de oir para el omega, quién lo miraba un poco


aturdido por la falta de oxígeno.Y sin comprender mucho lo que
aquel alfa pretendía.

Percibiendo repentinamente un aroma que él reconoció de inmediato


y viendo como un enorme lobo se lanzaba sobre Insung mordiendole
el hombro.

Y los vio forcejear, observando como el hombre intentaba liberarse


del agarre del animal.

-¡Sueltame maldito traidor!- le gritó Insung, para luego apoyar como


pudo, el arma sobre el vientre del lobo.

Provocando un estruendoso ruido que se escuchó en todo el lugar.


Haciendo que el animal cayera emitiendo alaridos de dolor.

Y Jungkook instintivamente se acercó hasta él. Preocupándose


mucho al ver como un líquido rojo se escurria del estómago del alfa.
El que automáticamente débil, volvía a su forma humana.

-"Vete. Jungkook debe irse"-le dijo el alfa con sus manos- "Lleva a
cachorro lejos" - a lo que el omega negaba y lloraba, con su bebé en

359
brazos en el mismo estado que él. Y el alfa se alarmó al ver como
Insung con el hombro herido, trataba de recomponerse a sus
espaldas-"Sarang y Jiwon esperan afuera"

Y el castaño le tocó el rostro suavemente. Restándole importancia a


la desnudez del alfa-"Jungkook no puede dejar a Hoseok"-le señaló
el omega acongojado.

Y Jung le sonrió-"Jungkook debe cuidar su cachorro. Hoseok espera


que lo haga, porque Hoseok quiere mucho a Jungkook. A los dos-le
dijo el alfa, también apuntando a la bebé que no dejaba de llorar.
Dejándole un pequeño beso sobre su frente- Cuida de papá ¿bueno?-
le habló a la cachorra, para luego mirar al omega - "Vete Jungkook".
Corre omega ¡Ahora!

Y el castaño reaccionó enseguida, levantándose y observando como


Insung se paraba de su lugar. Tomando una manta y cubriéndose con
ella. Aprisionando fuerte a su bebé y corriendo con ella, con el fuego
casi rozándole la piel.

Y Hoseok escuchó una risa escalofriante a su lado, poniéndose de


pie para enfrentar al alfa.

-¡Por dios Jung! De todas las estupideces que has hecho, esta ha sido
la peor-volvió a reir- es decir, mírate, estás herido y aun así intentas
hacerte el héroe.

Y si, el alfa más joven sentía que se desangraba. Percibiendo incluso


en la forma en la que su cuerpo le sedaba del dolor. Sintiendo como
la sangre se deslizaba desde su estómago, hasta sus pies.

-Mejor asume tu derrota Insung. Aquel omega ha dado a luz al


heredero legítimo de la corona de Yeoreum. Y te aseguro que no
morirá, pese a todo lo que intentas para asesinarla- dijo Hoseok-
Aquella bebé vivirá y se quedará con todo lo que alguna vez tú
buscaste arrebatarle.

360
Y Insung gruñó, pues la ira le carcomía- Maldito bastardo- dijo el
viejo alfa acercándosele- Debería de haberte matado apenas te vi
aprovechándote de mi hijo

Hoseok rio- Yo no me he aprovechado de Jimin. Yo a tu hijo lo amo.

-¡Maldita sea cállate!- Insung le gritó, golpeándole el rostro lo que


hizo que Jung cayera de inmediato. Su cuerpo encontrándose
demasiado debilitado para soportar el golpe.

Y sin esperarlo Jung volvió a reír, mientras pasaba su mano sobre


donde el alfa le había herido-Y aunque te duela e intentes ocultarlo.
Jimin me ama a mi Insung. Aunque me mates, jamás podrás
cambiarlo.

Y Jung vio como el alfa, le apuntó con el arma. Resignándose a la


idea de morir y tan solo doliendo en él, el no poder ver una vez más
a la persona que tanto amaba. Percibiendo como el fuego consumía
rápidamente aquella casa.

Escuchando como el sonido del disparo le atravesaba un poco más


encima de su otra herida.

-¡Nooooo!-Para luego oír aquella voz que se desgarró en un grito,


sintiendo como alguien le sostuvo fuerte. Posando sus ojos en él.

Aquellos ojos color miel tan bonitos y que él conocía tan bien.

-¡J-Jimin maldita sea que haces aquí!-preguntó Insung


estremeciéndose.

Mientras el rubio solo procuraba acariciar el rostro al alfa lastimado,


recorriendo a la vez su cuerpo con la mirada. Liberando un sollozo
al entender lo grave de sus lesiones.

-C-cariño estoy aquí-le dijo al alfa castaño- Soy Jimin ¿m-me ves
amor?- y vio como el alfa en sus brazos asentía, dejando caer una

361
pequeña lagrima por uno de sus pómulos. A lo que este solo le abrazó
más fuerte, sintiendo como su cuerpo se encontraba frío a pesar de
estar encerrados entre las llamas.

-J-Jimin...hijo, debemos salir de aquí en este momento- habló Insung


de pronto.

Y Jimin rio-¿Soy tu hijo? ¿D-de verdad c-crees que aun los soy?-le
respondió el joven alfa.

-Pues claro Jimin. Que hayas cometido el error de involucrarte con


este alfa, no impedirá que podamos superar esto. Eres mejor que esto
Jimin. Eres mi hijo.

-Superar... ¿tú de verdad crees que lo podremos s-superar?- reiteró


Jimin, observando como Hoseok relajaba su cuerpo bajo él.
Desvaneciendo entre sus brazos.

-Claro Jimin...claro que lo haremos.

Y el rubio sonrió, tomando la mano de Jung entre la suya y besándola


-No padre. Yo jamás superaré esto- dijo de forma frío, provocando
que Insung se estremeciera frente a él- Primero me has quitado a mi
madre...ahora me arrancas el corazón quitándole la vida a la persona
que más amo- Y Jimin se volteó a mirar a su padre. Sus lágrimas
secándose rápidamente por la incandescencia del fuego- Eso y-yo
nunca podré superarlo papá. Y jamás te lo p-perdonare...j-jamás.

Y el viejo alfa saltó en su lugar, al escuchar como una de las vigas


cedía y caía tras él envuelta en llamas.

-V-vamos Jimin...Hijo, d-debemos salir de aquí- dijo una vez más


insistiendo al rubio, a lo que éste solo negó.

-No...yo me quedaré.

-¡Maldición Jimin! ¡Acaso piensas morir por este alfa!

362
-¡Yo lo amo papá!-le gritó ya no soportándolo más, su cuerpo
sintiéndose demasiado pesado para moverse de aquel sitio- Pero eso
es algo que tú nunca entenderás.

E Insung retrocedió, su pecho lastimándose débilmente por la


decisión de su hijo. Ya que pese a todo, era su carne. Su sangre. -Te
amo hi...

-Yo no. Tan solo vete- se interpuso Jimin a sus palabras. Las que
carecían de sentido y habían perdido todo significado.

Y el alfa se marchó de allí. Saliendo justo antes de que una de las


paredes cayera frente a la entrada. Impidiendo la salida de alguien
más de aquel lugar. Aunque Jimin estaba muy seguro de que no
deseaba aquello.

Aquello significaba vivir, pero a costa de continuar sin él.

Y él no deseaba un futuro sin él.

Nunca lo imaginó así.

-Nunca te he contado acerca de la primera vez que te vi- preguntó


Jimin a Hoseok, no muy seguro si este le escuchaba. Salvo por el
modo en que sus ojos aún se movían recorriéndole el rostro- Estaba
escondido tras unos arbustos...t-tenía siete años-Jimin le habló a la
vez que apretaba su mano con la suya y el fuego parecía hacer arder
su piel-Mamá cumplía años ese día...y y-yo estaba triste tras ese
arbusto. Llorando porque mamá ya no estaba...y de pronto tu
apareciste encontrándome-vió como Jung intentaba mover sus labios
-Me sonreíste y dijiste que no había porque llorar. Que mamá estaba
en el cielo y de allí me cuidaría- Jimin rió- Me pareciste la persona
más hermosa desde ese día y pensé que mamá te había enviado para
mí. Pero dudo que lo recuerdes.

363
-L-lo recuerdo- Jung dijo de la nada y con su voz rasposa. El oxígeno
evaporándose de sus pulmones.

A lo que Jimin le sonrió, sintiendo que su cuerpo comenzaba a


quemar. Mas su piel se sentía adormecida.

-¿M-me buscarás?-preguntó a Hoseok.

-Espera por mí...amor mío-le respondió éste. Intentando sostenerse


de su cuerpo con la poca fuerza que le quedaba.

-Te amo...esperaré por ti-le dijo finalmente el rubio, para besarle la


boca mientras cerraba sus ojos y lo aprisionaba contra sí.

-Te amo- respondió Jung. Dejándose ir en aquel beso. Mientras las


llamas los consumían a ambos.

Su corazón latió rápido, pues jamás consideró la idea de ver aquella


imagen frente a sus ojos.

Aquella casa que le había albergado y prácticamente había anidado


su amor, ahora ardía en llamas. Y lo peor de todo, es que temía que
Jungkook estuviese al interior. O su madre, o alguna persona
inocente.

No por favor.

Y vio como los soldados comenzaban a enfrentarse unos a otros,


intentando escabullirse entre ellos con el único fin de buscar a su
omega y a su cachorro. Pues no sabría que sería capaz de hacer si
algo les sucediera.

Tranquilizándose rápidamente al verlo a lo lejos. Con una manta


cubriéndole el cuerpo y un pequeño bultito entre sus brazos.

364
Su bebé.

Observando como este se encontraba con su madre y Sarang,


subiendo al carruaje que les había llevado hasta allí y dispuestos a
alejarse.

Y Taehyung agradeció que pasasen desapercibidos en aquel caos.


Solo deseando que su omega llevase a su cachorro lo bastante lejos
de allí.

Amor mío.

-Hoseok ha de estar allí dentro-escuchó a su primo hablar a su lado,


observando como este corría para ingresar a la casa.

-¡No, Jimin espera!- más su voz se perdió entre la ventisca. Viendo


como la imagen del chico se desvanecía entre la blanca nieve.

Y no pudiendo hacer nada cuando uno de los soldados le atacó por


la espalda y él apenas reaccionó.

-Su majestad Kim...creo que ha escogido un mal momento y un mal


lugar- y Taehyung le observó, siendo evidente que aquel alfa
formaba parte del ejército de Yeoreum.

Y Taehyung se preguntaba en que momento había ocurrido todo


aquello.

Su reino.

Su gente.

Pero él no se dejaría avasallar. Combatiría, aunque tuviese que pasar


sobre ellos.

-Quién ha escogido un mal lugar has sido tu soldado- le respondió,


tomando una daga que Jimin había dejado bajo su chaqueta antes de

365
salir de Yeoreum. Y enterrándola firme sobre la arteria principal del
cuello del alfa.

Viendo como aquel soldado caía al suelo inerte. Maldiciendo por lo


mucho que detestaba hacer aquello.

-Al fin te comportas como un hombre Taehyung- y lo escuchó a sus


espaldas, girándose inmediatamente para enfrentarlo- Vaya,
supongo que sobrevivir al ataque que he preparado no te ha salido
gratis sobrino- le dijo Insung, claramente refiriéndose a la cicatriz y
perdida de su ojo.

-Creo que no eres la persona más indicada para hablar de


comportarse como un hombre Insung- le respondió impasible
Taehyung- Cuando has arrebatado la vida de tantos inocentes, dudo
que lo seas.

Y el rubio vio a su tío reir- Por favor Taehyung ¡Tanto tu padre como
tú debiesen agradecer lo que he hecho por Yeoreum!- gritó el viejo
alfa, casi con la mirada perdida- ¡Si no hubiese sido por mi ese reino
no sería nada!

-Estás equivocado Insung. Siempre lo has estado- le respondió con


mesura el joven alfa. No caería en aquel juego. No otra vez-
Yeoreum no necesitaba ser el reino más poderoso. Yeoreum
necesitaba bondad. Necesitaba amor. Incluso tú lo necesitas. Es
decir, mírate - le mencionó despectivo- ¿Tienes alguien que te
quiera? ¿Qué espere por ti al final del día? - y su tío le miró con
cólera. Sus ojos ardiendo de furia contenida- Has perdido todo lo que
una vez tuviste. Has perdido la confianza de tu hijo y tú eras todo lo
que él tenía. Incluso yo... - Taehyung se detuvo, su lobo aguardando
a la oportunidad de asomarse y romper el cuello de aquel alfa-
...fuiste en quien confié durante años y te has reído de eso, como si
no valiera nada para ti. De seguro has sido tú mismo quien ha matado
a mi padre, has intentado dañar a mi omega e incluso... - el rubio
pasó saliva a través de su garganta, raspándole por el dolor que sentía
en aquel momento- ¡Has matado a Seulgi como si no te importará! -

366
gritó con odio- ¡¿Aun crees que sin ti no hubiésemos sido nada?!
Hubiésemos sido mucho. Incluso más. Así que discúlpame, pero tus
esfuerzos no han servido de nada ¡Para Yeoreum no vales nada Kim
Insung!- dijo con rabia y no deteniéndose a guardar nada de todo lo
que estaba afectándole aquello.

Porque para él no resultaba fácil, ni nunca lo haría.

Detestar a la persona que por años consideró su padre y amo como


tal. Depositando su confianza, creyendo fervientemente en él.

Para nadie resultaría sencillo.

Y Taehyung no era alguien insensible. A él le lastimaba


profundamente aquella traición y lo haría por siempre. Perdurando
tal como aquella cicatriz que llevaba sobre el rostro.

-¡Eres un mal nacido Kim Taehyung!- le dijo encolerizado el viejo


alfa, al sentir como el rubio rasgaba su orgullo. Enrostrando sobre él
lo que nunca deseó oír.

Y Taehyung lo vio mutar, considerando que era claro para él que el


alfa había perdido su conciencia. Pues sus ojos se volvieron
luminosos, casi blanco debido a la pérdida de su razón.

Pero él no se quedaría sin hacer nada.

Y aunque le había despojado de gran parte de su vida, él lucharía por


aquel pequeño espacio que quedaba de ella.

Su omega, su cachorro.

Su familia.

Lucharía con todo lo que quedaba de él.

Prometiéndolo firmemente mientras él mismo mutaba.

367

Aquel carruaje se movía lento entre la nieve. Mientras su cuerpo


temblaba, mas no era precisamente de frío.

Era miedo.

Y es que estaba asustado. Mientras aferraba a su pequeña cachorra


entre sus brazos, su pecho pesaba y se sentía lastimado. No pudiendo
evitar en pensar en su hogar vuelto cenizas entre las llamas.

El suyo y el de Hyejin.

Aquel en el cual jugó tantas veces siendo niño.

Sin poder rescatar nada. Ni los libros, ni la ropa de la anciana.

Cualquier cosa que le recordara a ella.

No había nada.

Y lo que le rompía aún más, era haber dejado a Hoseok en aquel


lugar. Sintiéndose un cobarde por haberlo hecho.

Alfa.

Su lobo pedía por Taehyung, ya no tolerando más la aflicción que


sentía por todas las semanas de lejanía. Siendo necesaria y vital su
presencia para sentirse calmo. Intentando comunicarse con él a
través de su lazo, más aterrándose al sentir como su conexión se
volvía tenue y casi nula.

Como si desapareciera.

Y sollozó, tapándose más con aquella manta y cubriendo a su bebé.

368
Por favor.

Quédate conmigo.

Y se encogió en aquel lugar, escondiendo sus pies bajo la tela. Los


que se encontraban desnudos al no haber tenido tiempo de sacar nada
más que aquella manta. Y solo pensando en sacar a su cachorra de
allí.

Nada más pensando en ella.

Mi dulce amor.

Y de repente sintió como aquella carroza se detenía y en su estómago


se formaba un nudo gigante que dolía. Sintiendo como su pulso se
disparaba de puro temor.

No, no, no.

Tanto Sarang como Jiwon iban al exterior de esta, diciéndole que era
lo mejor en caso de que fuesen atacados. Y él no sabía si ellas serían
capaces de mutar. De cuidar sus vidas.

Y comenzó a llorar. Tapando su cuerpo y el de su cachorra por


completo con aquella cobija.

Ocultándolos de quien quisiese lastimarlos.

Estaremos bien, estaremos bien.

Y apretó fuerte a su bebé cuando sintió que alguien al parecer abría


la puerta y subía allí. Percibiendo como los pasos eran lentos, pero
se acercaban hacia ellos. Sin poder evitar tiritar de pavor.

Su corazón iba a estallar. Y él solo pedía que su bebé no sintiese


nada.

369
Que todo ocurriese rápido.

Que no se percatara del dolor.

Pensando en el cielo y en que Hyejin esperaría por ellos allí.

En las estrellas.

Sintiendo como aquella persona posaba su mano sobre su cabeza y


él apretaba sus dientes esperando que solo sucediese.

Más se sintió extraño cuando aquella mano se convirtió en caricia,


como si buscase calmarlo.

Percibiendo de pronto y en medio del miedo, aquel aroma que había


anhelado durante tantos días.

Lluvia y tierra mojada.

Asomándose sin cuidado por entre la manta, divisando aquella


silueta del alfa.

Su alfa.

Envuelto también con un edredón, tapando su desnudez.

Había mutado.

Y Jungkook le sonrió en medio del llanto, atrayéndolo hasta él para


aspirar un poquito de su olor. Percibiendo como éste le acariciaba el
cabello y enredaba sus dedos allí.

-Tranquilo. Ya estoy aquí amor- le dijo Taehyung sobre el oído, muy


consciente de que el omega no le escucharía. Mas siendo su propia
necesidad de sosegar a su lobo, la que le hacía pronunciar aquellas
palabras-Ya está cariño. Ya acabó.

370
Y ambos sintieron a sus lobos rodar por la nieve. Lamiéndose y
olisqueando sobre sus cuellos para firmar ese reencuentro.

Omega.

Alfa.

El castaño refregando su nariz sobre el cuello y pecho de Taehyung,


sintiéndose cálido y no deseando alejarse más de allí. Apareciendo
de pronto como nebulosa algo en su mente.

Como si de pronto hubiese recordado algo que había olvidado.

Y se alejó. Abriendo su boca en círculo y observando al alfa que le


miraba atento.

Y Taehyung quiso seguirle el juego. Pero estando bastante seguro de


saber que era lo que había recordado su chico.

-"¿Jungkook tiene algo que enseñarme?"-le señaló sonriente.

Su propio corazón acelerándose de anticipación.

Y el castaño asintió, regalándole una pequeña sonrisa. Para luego


destapar con cuidado lo que cubría recelosamente bajo la manta.

Y Taehyung la vio. Agarrada del pezón del castaño y alimentándose


como si nada hubiese sucedido.

Tan serena como el universo.

Su cachorra.

Su pequeña lunita.

371
Solo evidenciándose lo vivido en las pequeñas manchitas de carbón
que tenía sobre su naricita y que el mismo omega llevaba sobre su
cuerpo.

Ambos habiendo salido desde las cenizas cual fénix.

Y era preciosa. Taehyung podía jurar que jamás había visto algo tan
bonito como su bebé.

-"Es niña. Jungkook tuvo una niña"- le dijo con sus manos el
castaño-"Ambos. Taehyung y Jungkook hicieron una niña"

Y el pecho de Taehyung se sintió cálido. Como si de pronto una


estrella se posase sobre su pecho.

-"Jungkook ha hecho una niña hermosa. Ambos"-le respondió el


alfa, besándole superficialmente los labios. Como agradeciéndole
por aquello.

Como si se disculpara por no haber estado en aquel momento.

Y de repente sintió como el omega se alejaba de él, para mover sus


manos- "Di su nombre. Ella esperó ¿Ya viste que es como la luna?"-
le señaló, para después pasar su mano por uno de sus rubios
mechoncitos.

Y Taehyung asintió -"Es como la luna" Tan bonita como ella mi


amor- y el alfa se acercó hasta su oído, entrelazando su mano libre
con la de Jungkook. Sintiendo como que su garganta de pronto se
apretase y sus ojos se humedeciesen -Moonbyul... hola mi pequeña
luna, es papá. Lamento haber tardado. Ya estoy aquí.

372
EPÍLOGO

Se deslizaba con cautela entre los arbustos, intentando ocultar sus


movimientos lo que mas pudiese. Ya que sabía que cualquier cambio
brusco sería muy notorio para él. Pues era demasiado bueno
escondiéndose.

Por lo que debía ser sigiloso para lograr atraparle y vengarse de lo


que le había hecho, minutos atrás en la cocina.

Pequeño travieso.

Pasó su lengua sobre sus labios, saboreando el dulzor que aquel


merengue había dejado en ellos. A la vez que pasaba una de sus
manos sobre su rostro, sintiendo como la crema se volvía pegajosa
bajo sus yemas.

-Aghh- dijo frustrado. Omega malcriado.

Definitivamente tomaría venganza por ello.

Y es que el castaño se negaba a ser el perdedor en algo. Por lo que


cada vez que él empezaba un juego, Jungkook frustrado le devolvía
el doble y quizá el triple de lo que él había iniciado.

Por lo que era esperable de que luego que él le manchara la punta de


su nariz con crema -"Jungkook tiene algo allí"- Y si, tal vez
engañandolo un poquito -¡Espera amor era sólo una broma!- Bueno.
Quedara con su rostro cubierto del merengue que el omega estaba
preparando.

Ahh omega. Pequeño y dulce omega.

373
Aquel día era especial, por lo que Jungkook había decidido hacer un
pastel para celebrarlo como se debía.

Jamás había hecho uno. Y siendo siempre los anteriores preparados


por Sarang. Y aunque se sentía curioso, no se había atrevido jamás a
hacerlo.

Pero después de cinco años y de ver desfilar pasteles de diferentes


sabores y colores, se sentía preparado para hacer él mismo, el de su
bebé más pequeño.

Su precioso bebé.

Y Taehyung suspiró, pensando en como todo había transcurrido tan


rápido y su pequeña Moonbyul ya fuese una niña tan independiente.

A pesar de sus cortos cinco añitos.

Su bonita cachorra.

Sin poder evitar en rememorar el día en que habían regresado a


Yeoreum. Él con su cuerpo bastante lastimado y Jungkook con su
bebé en brazos. Ensuciados ambos con el hollín de las cenizas.

Y para nadie había sido fácil.

Mas aun cuando Taehyung comprobó que tanto Jimin como Hoseok
no habían sobrevivido al incendio. Siendo la evidencia de ello, sus
cuerpos carbonizados, hallados por soldados de Gaeul.

Y debían ser ellos, pues eran los únicos quienes no tenían registro de
desceso. Y lo más importante, se encontraban abrazados bajo las
cenizas.

Maldito infierno.

374
Y Taehyung ese día había llorado desgarradamente. Con su cuerpo
liberando todo aquello que duramente había soportado y de lo que
ya no creía estar preparado.

Nunca.

Aquel día había perdido mucho mas que un reino, muchísimo más
que una corona. Había perdido a gran parte de su familia, incluso en
sus propias manos al haberle quitado la vida a su tío.

Aquello se marcaría en su alma para siempre, pese a lo necesario que


ello era.

Asi debía ser.

Y sintió a su omega hundido en la tristeza al igual que él, con las


noches siendo angustiantes para ambos luego de lo ocurrido,
tardando tal vez meses en asimilar que todo había cambiado.

Siendo su único consuelo aquel pequeño universo que estaban


creando juntos.

Aquella estrellita que se mantenía con vida y les exigía todo de ellos.

Su pequeña cachorra.

Moonbyul había llegado para quedarse y a pesar lo difícil que fue


para Jungkook hacer reaccionar a su lobo, la bebé hacía lo necesario
para hacerle saber que ella seguía ahí y no le dejaría caer.

Era ella quién les estaba sacando a ambos, quizas a todos, de la


terrible oscuridad.

Era su luz. La de todos.

375
Moonbyul traía una estrellita en su frente y quería hacerselos saber.
Siendo su llanto tan explosivo y entusiasta que irremediablemente
les envolvía a todos.

-"Moonbyul bebé malvada"- había señalado Jungkook una noche y


luego de haber bañado a la bebé. A la vez que la limpiaba sobre la
cama y quitaba su pañal recién cambiado, pero nuevamente hecho
pipí.

Ay bebé.

Y eso era algo que no preocupaba al parecer mucho a la cachorra,


pues ésta reía a carcajadas a la vez que tomaba uno de sus piececitos
con sus manos e intentaba llevarselo a la boca.

-¿Mi lunita está dando mucho problemas a papá?- le preguntó


Taehyung, rozandole la pancita desnuda con la nariz y haciendo que
ésta riera con mas ganas -"Espera, Taehyung la cambiará"- le indicó
el alfa al castaño al verlo suspirar.

Y es que el alfa sabía lo agotador que estaba resultando para


Jungkook adaptarse a las exigencias de la bebé. Pues Moonbyul era
demandante y el omega tuvo bastantes noches sin dormir y bajado
mucho de peso debido a eso.

Y aunque el rubio intentaba ayudar lo más que podía a su chico, la


cachorra parecía reclamar por la atención exclusiva del omega.

Su pequeño lobito pidiendo ser el centro de atención de su joven


padre.

Bebé testaruda.

Sin embargo, para el castaño aquello de sentirse necesario para


alguien tan pequeñito, era realmente satisfactorio. De algún modo se
sentía importante.

376
Poderoso.

-"Gracias"- había señalado Jungkook a Taehyung, luego de que la


bebé se huebiese dormido como si nada en los brazos del alfa.

Bebé manipuladora.

Y el rubio dejó a la cachorra con su pijamita puesto en medio de


ambos, costumbre que no habían logrado quitar por mas que Sarang
les insistiese que debían dejar dormir a la bebé en su cuna. Y que
bueno, ese sería un problema a la larga para su vida de pareja.

Pero para el alfa aquello no era un problema.

Para ninguno nunca lo sería.

-"Amor. Jungkook no dar gracias. Taehyung lo hace porque debe.


Porque lo necesita. Es su cachorra también"- le señaló el rubio para
luego besarle la boca cortamente -"Jungkook cansado. Jungkook
siempre para Moonbyul, por eso Taehyung siempre para Jungkook"-
finalizó para después rozarle la nariz con la suya. Ambos
durmiendose con sus piernas entrelazadas y con la bebé adormecida
entre sus cuerpos.

El dulce aroma de su pequeña cachorra sanandoles poco a poco las


heridas.

Bebé valiente.

Y era extraño como sus vidas habían cambiado. Ya que si bien todos
continuaban viviendo en el antiguo palacio de Yeoreum, la
monarquía del reino ahora era inexistente.

A pesar de que los gobernantes de Gaeul, Bom y Gyeoul insistiesen


en anular el tratado. Pues no consideraban ético apoderarse del reino
luego de todas las vidas perdidas tras finalizar el conflicto.

377
Pero Taehyung no había aceptado.

No sentía necesidad de regresar a la corona de Yeoreum, ya que el


ya ni siquiera era el mismo. Y regresar a ello, solo le lastimaría aun
mas.

Era lo que debía hacer.

Aun asi, solo pidió una cosa.

Una última petición antes de dejar la corona.

Que las fronteras se abriesen para Yeoreum, así los habitantes


podrían optar a trabajos justos y no perecerían en la pobreza de un
reino fantasma.

Y esto también corría para los habitantes de los demás reinos. Y por
lo que Yeoreum pasó a ser a una extensión de los tres, posibilitando
la opción además, de contraer nupcias con habitantes de los demás
reinos.

Porqué para Taehyung lo que más importaba, era que su antiguo


reino y su gente. No desaparecieran debido a la nula natalidad.

A cambio él entregaría sus mejores escuelas en Yeoreum, con el fin


de fomentar una mejor educación para cada reino.

Así las relaciones se tornarían mas fluidas y Moonbyul dejaría de ser


la única cachorra dentro de los límites de Yeoreum.

Aunque eso acabó antes de lo esperado.

-¿Dónde está?- preguntó el rubio angustiado y con su respiración


agitada.

378
Y la anciana rió ante lo exagerado que estaba siendo el alfa - En el
jardín, con tu madre y tu pequeña cachorra cascarrabias. Pero
Taehyung, él está bien. No le asustes tú con tu actitud.

Y el alfa asintió. Aceptando que cabía la posibilidad de que estuviese


exagerando un poquito.

Maldito lobo histérico.

Pero es que había sentido a su omega tan asustado a traves del lazo,
que solo consideró regresar de inmediato de aquellas reuniones en
los demás reinos.

E intentando no pensar en nada malo. Y percatandose como aún no


habían sanado del todo.

-Hola bebé - le dijo a su pequeña cachorra, la que al percatarse de su


presencia en aquel lugar, había empezado a alzar sus cortos bracitos
y hacer ruiditos con la boca para que él la alzara.

Y así lo hizo, para luego saludar a su madre y a su omega. Intentando


calmar a su lobo, pero sintiendo la mirada penetrante de Jungkook
sobre él. Viendo como sus ojos parecían más brillantes que antes.

Extraño.

-¿Cómo ha ido? - le preguntó Jiwon, sonriendo de forma muy


curiosa. Y pasando su mirada desde el omega hasta al alfa
intercaladamente.

-Bien - le respondió el alfa, mientras intentaba tranquilizar a su


cachorra entre sus brazos, la que riendo intentaba tirarle el cabello-
hemos dejado claros varios aspectos antes de firmar el nuevo tratado,
es solo que...

379
-¿Sentiste a Jungkook no es así?- le dijo su madre, riendo un poco-
Él no ha querido hacerlo, pero le resultó inevitable. Lo mejor será
que él te cuente lo que sucede.

Y Taehyung miró al castaño luego de ello, observando que este se


encontraba extrañamente nervioso por todo el asunto.

-Pasame a Moonbyul, yo le cuidaré mientras- le dijo Jiwon


nuevamente, a lo que el rubio asintió y entregó a la bebé. Ésta
llorando y pataleando por un ratito más de atención, alejandose al
interior en brazos de su abuela.

-"¿Qué sucede cariño?"- preguntó ya no conteniendo su ansiedad -


"¿Jungkook está bien? ¿Jungkook se siente bien?"

Y el omega asintió, sin embargo sus ojos mostraban preocupación y


miedo.

-"Jungkook bien. Pero,...Taehyung venir"- le dijo de pronto el


castaño, haciendo que ambos se sentasen en la banca que había en
aquel jardín. Para luego tomar una de las manos del alfa y dirigirla
hasta su estómago -"¿Taehyung siente?"

Y el alfa le miró confundido -"¿Sentir qué..."- las señas de una de


sus manos desvaneciendo al percibir la vibración. Demasiado
pequeña tal vez para asimilarla como algo. Pero sin embargo tan
evidente para él cómo para entender de que se trataba.

Un corazoncito. Uno muy pequeño.

-"¿Jungkook está...?"- preguntó el rubio y deteniendose al ver como


el omega asentía con sus ojos húmedos.

Y es que meses atrás habían pasado el celo del alfa juntos. No


considerando posible Taehyung que Jungkook quedase encinta,
cuando aún estaba amamantando a su pequeña cachorra. Aún cuando

380
su instinto de lobo, solo había deseado preñar al omega durante el
apareamiento.

-Ey "¿Por qué Jungkook llora?"- le había preguntado el rubio, para


luego acariciarle la mejilla y dejar un beso allí.

Su omega estaba nuevamente embarazado y su pecho se encontraba


cálido de felicidad.

-"Moonbyul muy pequeña. Jungkook no quiere dejarle sola, no


quiere equivocarse"- le indicó el omega, claramente asustado de lo
que vendría.

Estaba creciendo demasiado rápido y aquello le aterraba.

-"Jungkook no se equivocará. Jungkook es un buen papá, jamás


dejará a pequeña luna. Taehyung le ayudará aun más. Ya no llores
amor, Jungkook tendrá a un nuevo bebé y hace a Taehyung muy
feliz"- le había dicho el alfa, para despues estrecharle entre sus
brazos y atraerlo hasta su regazo. Dejando que su nariz se pegara a
olfatear el delicioso aroma desde el cuello de su omega, dejando
pequeños besitos allí.

Y Jungkook olía dulce, muy dulce. Haciéndole entender que era real
lo que ambos vivían.

Tendrían un nuevo cachorro.

Pequeña florecita.

Y aquel embarazo para Jungkook había sido demasiado diferente al


de Moonbyul. Pues el omega prácticamente no sufrió de las
excesivas náuseas que había sentido con su cachorra. Siendo
consentido por Jiwon y Sarang desde el primer día de conocer su
estado.

381
Y lo mejor de todo, su alfa había estado allí. Besando y hablando a
su vientre cada vez que se recostaban para mimarse y esperar por el
importante día.

Incluso su cachorra había tocado su pancita, intentando apretarla con


sus deditos mientras se dormía y sin ser muy consciente de lo que
había allí. Apegandose a chupar su pezón que ya no tenía leche, al
estar su cuerpo preparándose para el nuevo bebé.

Los días fueron calmos y tibios. Tan tranquilos como en mucho


tiempo no sentían.

-Despierta bebé - dijo Taehyung a su cachorra, la que se revolvía aún


entre sueños al interior de su cuna. Con su dedito pulgar dentro de
su boca, manía que había desarrollado desde que el omega había
dejado de amamantarle - Alguien desea conocerte - y como que si el
alfa dijese algún tipo de palabras mágicas, ella se había sentado de
golpe en su sitio. Con su cabellito rubio que ya le llegaba a los
hombros, completamente desordenado.

Y Taehyung le alzó, haciendo que ésta enrrollara sus cortas piernitas


alrededor de su torso y avanzando con ella hacia la habitación
contigua. Porqué aunque esta ya había comenzado a caminar hace
meses atrás, él adoraba malcriarla llevandole siempre en sus brazos.

Su pequeña luna.

Moonbyul con su casi añito y medio, poco entendía lo que sucedía.


Pues papá Jungkook estaba recostado sobre una cama que no era la
de él, con su abuela a un lado con lágrimas en los ojos y Sarang
mirandole a ella como esperando una reacción.

Y era ya de mañana y papá aun no le preparaba su biberón. Y ya casi


estaba a punto de exigirlo con toda la fuerza de sus pulmones, cuando
escuchó un pequeño ruido provenir de donde estaba papá Jungkook.

Y de pronto vió que él tenía algo entre sus brazos.

382
Y ese algo se movió.

Tétrico.

-"Ven bebé"- le dijo el omega, buscando que su hija se acomodara a


su lado. Ella recién aprendiendo a comunicarse con su padre.

Aunque siempre y sin saberlo lo habían hecho.

Y Moonbyul gateó hasta la altura del castaño, moviendo su nariz al


percibir un aroma muy similar al de ella, provenir de ese algo en
brazos de papá Jungkook.

Muy, muy tétrico.

Y sintiéndose curiosa se acercó hasta allí, moviendo ella misma con


sus manos la manta que cubría aquello. Provocando que todos riesen
por lo atrevida que era siempre la pequeña cachorra.

Y vio algo muy pequeño. Algo como un bebé pequeño, pero en


miniatura.

Demasiado diminuto para el gusto de la cachorra. Con su cabellito


castaño, su piel dorada y ojitos color miel como los de papá
Taehyung.

Moviendo sus deditos y mirando a su alrededor como si ya todo lo


pareciese perfecto.

-Felicidades bebé, ahora serás la hermana mayor. Saluda a tu


hermanito cariño- dijo el alfa bastante emocionado por la imagen
frente a sus ojos. No había estado presente en el anterior parto del
omega, por lo que aquello era singularmente especial, mas aún
viendo a su pequeña cachorra tan intrigada por lo que veía. Y aún
cuestionandose que podría significar la palabra «hermanito»-
Seokjin ese es su nombre.

383
Y la cachorra pasó su vista desde el castaño hasta Taehyung.
Mirando de vez en cuando al extraño bebé llamado Seokjin , que
solo movía su boquita sin entender mucho de lo que allí sucedía.

Y Moonbyul quiso llorar repentinamente, porque tampoco entendía


y su pechito se estaba llenando raramente de angustia.

Como si no lo pudiede controlar.

Viendo como los adultos le miraban esperando algo en ella, que no


alcanzaba a procesar.

Hasta que Sarang dijo la frase-Tu hermanito es quien estaba en la


barriga de tu papá Jungkook.

Y eso fue lo preciso para hacerla estallar en llanto. Demasiado


asustada al imaginar que su padre se había comido a un bebé y ese
bebé ahora estaba allí. Mirándole y tal vez buscando vengarse.

Y si, su primer encuentro con su hermanito Seokjin había sido


caótico y tal vez un poco traumático. Pues la cachorra pasó días sin
querer acercarse al bebé. Más aun sabiendo como este se llevaba toda
la atención de parte de los adultos cada vez que lloraba. Debiendo
falsear un llanto para que papá Taehyung ignorara al bebé al menos
por un rato.

Celosa cachorrita.

Y para sus padres aquello no había pasado inadvertido, por lo que


Taehyung enfocó gran parte de su atención en ella. Pues no quería
que su bebé se sintiese desplazada por su nuevo cachorro.
Accediendo a la petición de su omega de llevarla a su cama cada vez
que el pequeño bebé se encontrara despierto y así ella no se sintiera
excluida de todo aquello.

384
Y funcionó. Pues al pasar los meses, Moonbyul avisaba al castaño
cada vez que el bebé lloraba y su padre no podía oirle. Haciendo
esfuerzos de mecer la cuna con sus manitos, mientras esperaba a
papá. O balbuceaba canciones que su abuela Jiwon le enseñaba,
mientras su pequeño hermanito se alimentaba, tomaba un baño o era
cambiado de pañal por uno de sus padres.

Cachorrita preciosa.

Había tomado su rol de hermana mayor demasiado en serio. Muy


muy en serio.

-"Moonbyul quiere cargar a bebé"- le dijo a Jungkook la pequeña


rubia de poco más de dos añitos. Mientras el castaño sobaba la
espalda de su regordete cachorro, haciendo que este eructara luego
de su comida.

-"Moonbyul aún una bebé. Muy pequeña para hacerlo"- le respondió


el omega, riendo al ver como su cachorra fruncía su ceño a portas de
iniciar una nueva pataleta. A la vez que sentía como su alfa llegaba
a la habitación y le besaba la frente. Para luego saludar a ambos
cachorros.

-Papá Unku no deja Moonbul tomar a Sejin. Dice Moonbul pequeña


y Moonbul muy fuerte - dijo la niña al rubio, aprovechando de su
llegada para que le defendiese y se pusiese de su lado.

-Amor - le dijo el rubio agachandose a su altura y tocandole la


cabecita- De verdad que Moonbyul aún es muy pequeñita. Seokjin
podría caer de tus brazos y eso te pondría muy triste mi hermosa
luna.

Y aunque las palabras de su padre como siempre habían sido muy


dulces, pero para la niña había sido suficiente para hacer arder su
pecho y ponerse a llorar.

También como siempre.

385
Cachorra apasionada.

Acercándose hasta donde el castaño, quien mantenía sobre su regazo


al pequeño cachorro. Y ésta lloriqueaba mientras se abrazaba a
Seokjin y este pareciendo querer consolarle, restregaba su naricita en
ella.

Dulce cachorro.

La verdad es que Seokjin era demasiado diferente a Moonbyul. El


bebé era observador y rara vez lloraba.

Salvo si se trataba de su hora de comida claro.

Él reía con facilidad y se mostraba bastante más tolerante que su


hermana mayor, al mundo que le rodeaba.

-Un niño ijo que papá Unku tonto- dijo el pequeño castañito de casi
tres añitos -Porqué papá Unku no cucha como todos papás.

Taehyung sonrió acariciandole el rostro. Sus cachorros habían


empezado a asistir a la escuela para lobitos pequeños y recién
inaugurada en Yeoreum. Por lo que sabía que aquello tarde o
temprano ocurriría.

-¿Y que le has dicho tú bebé?-le preguntó el alfa, mientras le tomaba


con una de sus manos y con la otra sostenia la de su cachorra. Quién
refunfuñaba enojada por lo que oía.

-Sejin ijo que papá Unko diferente, pero indo igual que todos papás.
Y que papá Unku valente, mu valente -le respondió el pequeño
cachorro y muy seguro de sus palabras.

Y a Taehyung se le había inflado el pecho de orgullo, pues su bebé


demostraba desde pequeño su diplomacia y empatía. Algo heredado

386
de el ex monarca- ¿Y qué te ha dicho él? ¿Se ha disculpado?-
preguntó curioso el alfa.

-No- le dijo el cachorro- Ha dicho que Sejin mentía, que papá Unku
tonto y papá Tayun feo- Seokjin parecía restar importancia al decir
aquello- Ahí Moonbul pegó a niño - y si, las palabras del niño
sonaban tranquilas, tan apacibles cómo él era. Aún así Taehyung
abrió sus ojos y observó a la cachorra a su lado.

Y Moonbyul como si sintiese la mirada de su padre sobre ella,


aseveró con determinación - Niño malo se o merecía. Nadie dice a
papá Unku tonto y papá Taeyun feo. Moonbyul siempre pegará.

Y aunque Taehyung sabía que no era la forma. No podía negar que


aquel espíritu justiciero de la cachorra, también le hacía sentir muy
orgulloso. Teniendo claro que aquel ímpetu e impulsividad la había
sacado del castaño.

Su omega.

Taehyung no creía posible amarlo con mas intensidad con la que ya


lo hacía.

Pareciendo encandilarse aún mas con el castaño cada vez que le veía
sonreír, le besaba la boca o lo marcaba como suyo cuando le hacía
el amor.

Suyo, para siempre suyo.

Y su lobo se llenaba de regocijo al ver que su omega había crecido


mucho durante esos años. Sus pequeños cachorros siendo el
principal motor que le hizo madurar, dejando atras el niño que alguna
vez fue.

Y eso le hizo creer que Jungkook ya estaría preparado para hablar de


un tema, que el alfa consideraba necesario mencionar.

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Su familia.

Gongyoo era su padre y Hoseok su hermano. Y Jungkook había


estado toda su vida solo, sin contar la importante presencia de
Hyejin.

El merecía saber de donde provenía.

Quién era.

Y Taehyung detalló todo lo que Hoseok le había mencionado.


Buscando que el omega comprendiese que la intención de ambos,
siempre fue la de protegerle.

Pero para Jungkook fue desastrozo. No señalando nada luego de


aquello.

Y el alfa no pensó que alguna vez percibiría el real silencio de su


chico. Pues el castaño casi no se relacionó con él, durante cerca de
dos meses. Notando notoriamente lo afectado que estaba el castaño,
al enterarse por Sarang que el celo del omega estaba retrasado.

Amor mío.

El cuerpo de Jungkook no estaba preparado para concebir debido a


que estaba sumido en una profunda tristeza. Y aquello tenía bastante
preocupado al omega, quién había señalado a la anciana el miedo
que tenía por no poder controlar sus emociones y satisfacer a su alfa.

Cariño.

Y Taehyung fue indiferente al asunto por un tiempo. No deseando


importunar al omega y respetando su silencio.

Pero rompiendo con su propia desición al escucharle llorar al interior


del baño una noche. Cuando los cachorros ya se habían dormido.

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Y el alfa se había levantado enseguida de la cama, abriendo la puerta
y encontrándose con el omega sentado en una esquina, con una
delgada camisa y estremeciendose debido al llanto.

Y Taehyung no dudó en acercarse hasta él y estrecharlo entre sus


brazos. No diciendo nada, tan solo dejando que el omega liberará
todo lo que había guardado.

Porqué si este se debía romper, el alfa no permitiría que fuese en otro


lugar que no fuera en sus brazos.

Lo amaba.

Y lo reconstruiría mil veces si fuese necesario.

-"Jungkook ha tenido la culpa. Hoseok no debía morir. Nadie debía"-


le señaló el omega, mientras hipaba sin detener sus sollozos.

Y el alfa negó de inmediato, pues sabía que el castaño se había


formado una errónea idea.

-"Hoseok amó a Jungkook todo lo que pudo desde que lo conoció.


Gonyoo quiso cuidar a Jungkook desde antes de nacer. Jungkook no
tiene culpa de eso. Jungkook sólo ha sido amado"- le indicó el alfa,
bastante seguro de lo que decía- "Hoseok solo ha deseado que
Jungkook fuese feliz"

-"También Jungkook lo quería para él. Para Jimin. Para Seulgi"-


reiteró el castaño.

Y Taehyung suspiró, porqué claro que él también lo había deseado-


"Lo se cariño, lo sé. Nadie debía debía morir, pero ellos han dado su
vida por Jungkook. Por nosotros. Por nuestros cachorros"- el rubio
le limpió una de sus mejillas- "Ellos han dado la vida a Jungkook y
Taehyung como la conocen ahora"

Y el omega asintió, comprendiendo lo mucho que significada eso.

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La vida.

-"Taehyung perdona a Jungkook"- señaló el omega, logrando que el


rubio le mirase intrigado-"Taehyung no ha podido tocar a Jungkook
y..."

-Ey "Noo...Taehyung sabe Jungkook triste. Taehyung solo


preocupado por Jungkook"- y si, aunque su lobo lo resentía. Su parte
racional nunca pensaría algo asi.

-"Entonces ¿Taehyung no enojado con Jungkook?"- le dijo el


castaño con sus ojitos azules enrojecidos debido a las lágrimas.

-"Claro que no amor. Taehyung jamás se enojaría por eso. Taehyung


ama tanto a Jungkook que esperaría toda la vida"- y el alfa se acercó
a besarlo. De forma tierna pero tan profunda que había gatillado su
celo inmediatamente.

El lobo del omega sintiéndose relajado y aferrandose a ese contacto


que no había sentido por un buen tiempo. En el que había ocultado
su instintiva necesidad por entregarse al alfa.

Alfa. Mi alfa.

Y aquella noche había sido especial.

Ambos lo habían sentido.

El universo posandose sobre ellos como si los hubiese escogido.


Viéndose reflejado en aquel botoncito que meses después llegaría a
su vida y la de sus cachorros. Tan silencioso como adorable.

Su pequeño pedacito de cielo.

Con su cabellito rubio, su piel dorada y ojitos azules.

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Tan frágil.

Tan valiente.

-"Jungkook quiere que se llame Hoseok. Como su hermano"- le


había mencionado el omega, apenas tuvo al bebé entre sus brazos. Y
este parpadeaba con sus ojitos brillantes.

Y Taehyung solo asintió con una sonrisa, mientras veía como


Moonbyul y Seokjin dejaban besitos sobre las mejillitas del bebé.

Las estrellas lo habían decidido así y ese sería el nombre de su


cachorro más pequeño.

Hoseok.

Y su bebé era diferente, lo había notado desde el primer día por la


forma en la que se comunicaba con el omega.

Como si ambos perteneciesen a un mismo universo.

Corroborandolo semanas después al percatarse como su cachorro no


reaccionaba a su voz, ni a la de sus cachorros.

A ningún sonido en realidad.

Su bebé era sordo.

Y aunque ello había asustado inevitablemente a ambos por un


momento. Eran conscientes que no había nada de lo que temer.

Sobre todo al escuchar las palabras de sus cachorros al enterarse de


ello.

-¿Tonces Hosok no cucha a Moonbul?- había dicho la cachorra,


mientras ponía su dedo índice bajo el agarre de la manito de su
pequeño hermano. Y éste se mantenía dormido en brazos del omega.

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-Así es bebé- le respondió Taehyung agachado a su altura.

-¿Es como papá Unku?- habló de pronto Seokjin, quién observó a su


padre asentir ante su pregunta- Tonces bien- dijo para luego ir a
apegarse al omega y alzarse para darle un besito -"Seokjin ama a
papá Jungkook. Y amará el doble a Hoseok"

Y al castaño se le humedecieron los ojos sin poder evitarlo -"Papá


Jungkook también te ama bebé. Y Hoseok también ama a Seokjin"

-Moonbul enseñará a Hosok a mover sus manos ¿Tá bien Sejin?- dijo
la rubia cachorra, preguntando a su hermano. Viendo como este
sonreía y asentía. Acercándose muy cerca del bebé y aunque
sabiendo que éste no le oiría diciendole en murmullo - Y Moonbul
señará a pelear a Hosok. Nadie pegará nunca.

Y el alfa que había escuchado aquello, no pudo corregirle. No al ver


como su cachorra besaba la frente de su pequeño bebé.

Hermosa vida.

Taehyung no podía sentirse mejor que aquello. Pues si alguien


alguna vez le habló de felicidad, ni en sueños había imaginado que
se pareciese siquiera un poco a eso.

A lo que estaba viviendo.

Su familia. Su hermosa familia.

Y escuchó como el follaje se movía a su lado, estando muy seguro


que se trataba de su precioso omega, quién intentaba ocultarse por la
travesura hecha.

Ambos estaban en aquel valle en el que se habían conocido. Pues


Taehyung se había esmerado en reconstruir aquella casa que les

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había resguardado de todo. Y que para su omega era tan importante.
Pues allí estaba dos de las personas más importantes de su vida.

Su madre y Hyejin.

Y si bien los cuerpos de Hoseok y Jimin se encontraban en Yeoreum,


para el castaño era tangible sentirles allí, donde habían viajado hacia
las estrellas.

Por lo que había un lugar especial para ellos también en aquel lugar.

Lleno de flores.

Hermosas flores.

Por lo que era el lugar indicado para celebrar cada uno de los
cumpleaños de sus cachorros. Volviendolo nuevamente, un espacio
de preciosos recuerdos y así olvidar aquel trágico día.

Y el alfa escuchó crujir el suelo a su lado. Sólo sonriendo por como


a Jungkook le gustaba jugar a aquel juego cada vez que volvían a
aquel lugar.

Paso... y silencio.

Eso es,... aproxímate.

Paso,...paso...silencio.

Muy bien.

Paso....paso...paso...silencio. Un gran silencio.

Y Taehyung tenía claro lo que venía, percibiendo como el castaño


reía y echaba a correr tan rápido como pudo.

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-No bebé, claro que no escaparás de mí- dijo el alfa, para atraparle y
girarse sobre él. Cayendo de espaldas al suelo y ésta vez con el
omega sobre su cuerpo.

Percibiendo como su corazón se sincronizaba al de Jungkook,


palpitando acelerado al observar como los orbed del castaño, se
achinaban al reír por su hazaña.

Travieso.

El alfa aún llevaba residuos de crema sobre el rostro y aquello le


daba demasiada satisfacción.

-¿Cómo haces eso? Debería enfurecerme contigo por lo que has


hecho, pero aquí me tienes, babeando por un beso tuyo- le dijo el
alfa, mientras acomodaba uno de los mechones de cabello de
jungkook tras su oreja. Su bonita melena ya llegandole a los
hombros.

Y el omega río, bromeando con la situación -"No te oigo"-


provocando que el rubio le pellizcase la nariz.

- Omega tonto "Eres hermoso"- le dijo entre señas y perdiéndose un


poco en el aroma a glicinas del castaño - "Tan hermoso. Tan mío"-
y Taehyung le besó la boca, enredando su mano entre las hebras del
cabello del omega, atrayendolo más cerca de él.

Oyendo como Jungkook emitía pequeños soniditos, que de seguro le


harían perder la razón.

Omega mío.

Y Jungkook se alejó, observandole desde arriba - "Taehyung


también mío. Y también hermoso. Gracias por sacar a Jungkook de
allí, de su silencio"

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Y el alfa levantó su torso rapidamente -"Taehyung no ha sacado a
Jungkook de allí, porqué Jungkook nunca ha estado allí. Jungkook
siempre ha tenido en él los sonidos más hermosos y se los ha
regalado a Taehyung. El de su risa, sus besos, sus suspiros, su
respiración y el mas importante, el del llanto de sus cachorros"- le
señaló Taehyung -"Te amo amor mío, gracias por darme aquello"-
finalizó para luego besarle, sosteniendole la cintura y percibiendo
como el castaño entrelazaba su mano con la suya y la llevaba hasta
su pecho.

-"Te amo"- diciéndole en un gesto, mientras abría un poco más sus


piernas y se apretaba contra el rubio. Bastante seguro que no era ni
el lugar, ni el momento. Pero deseandolo con todo de él.

Por favor.

Percibiendo como el alfa comenzaba a besarle el cuello y pasaba su


lengua allí sobre su marca. Y él comenzaba a restregar lentamente
sus caderas sobre la pelvis del rubio. Sintiendose de pronto
demasiado caliente como para detenerse.

Por lo que iba a desatar el pantalón del alfa, cuando de pronto notó
que este se tensaba bajo su toque. Y un dulzor muy conocido le
llegaba a la nariz.

-Te digo que han venido quí Sejin- la vocecita de la pequeña


cachorra hizo entender rapidamente a Taehyung de que trataba.
Asintiendo con su cabeza al omega, quién sin escucharlo, ya se hacía
una idea.

-Debimos quedarnos en casa Moonbul. Papá ice que siempe avisar a


los adultos- mencionó el cachorro castaño, haciendo reir a
Taehyung, quién a la vez decía al omega la conversación de sus
pequeños -¿Y si nos pedemos?

La cachorra chasqueó su lengua-No nos perderemos Sejin, la casa


está llí a la vuelta.

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Taehyung sonrió, su cachorra era demasiado astuta.

-Tampoco debimos manchar la cara con lodo - añadió el castañito -


Papás se nojarán.

¿Lodo?

-Ay Sejin, no seas burrido. Eso hacen los ventureros-y Taehyung no


pudo evitar reír mentalmente- Míralo él, es el más venturero que
todos.

¿Él?

-Yo ya tengo hamre- dijo Seokjin, haciendo sonar el suelo. Por lo


que parecía haberse sentado, pensó el alfa.
-"Seokjin tiene hambre "- le señaló Taehyung al omega, por lo que
ambos rieron.

-Tú siempre tienes hambre Sejin...pera ¿cuchaste eso?- se


interrumpió a si misma la pequeña rubia.

-Si... como una risa- le respondió Seokjin, haciendo que Taehyung


cubriera su boca y la del omega, deseando escuchar un poco mas de
aquella conversación - ¿Segura no fue popó de Hosok?

¿Como que Hoseok?

-No creo. Cambié pañal antes de salir.

¿Qué?

Y como si repentinamente el oído de Taehyung se hubiese


agudizado. Oyó el sutil balbuceo de un bebé.

De su bebé.

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Levantándose de golpe desde el suelo, haciendo que Jungkook
cayera a su lado y los niños gritaran, pegando un salto en su lugar.

Observando como Seokjin abrazaba una pequeña alpaca de peluche


y a su lado Moonbyul estaba con Hoseok en brazos. Con su pañal
alreves, los tres aún en pijama y con sus mejillas cubiertas de lodo.

Ahh cachorros.

-Ha sido idea de él- dijo de pronto y como si nada la rubia. Indicando
evidentemente a su hermanito en brazos.

-Eso sin sentido Moonbul- arremetió Seokjin a su lado, mientras


ponía sus ojos en blanco.

Y Taehyung sintió a Jungkook incorporarse a su lado y soltar un


sonido de espanto con su boca. Aproximándose a quitar al bebé de
los brazos de su cachorra.

-Lo que han hecho es muy peligroso niños- dijo el alfa, muy
consciente de que Seokjin no hubiese sido capaz de salir de la casa,
de no ser por su hermana. Pero no deseando tomar partido por
ninguno.

Y Moonbyul bufó, pateando el suelo y cruzandose de brazos. Su


largo pelito rubio sacudiendose por el remezón. - Son unos
xagerados. Sejin y Moonbul solo querían galar una ventura a Hosok
el día de su cumpeaños y ustedes solo s-se nojan con n-nosotros - sus
últimas palabras cortandose debido al naciente llanto.

Y Seokjin se acercó a ella y le besó la mejilla- Ya no es para tanto


Moonbul ¿Cieto papá?- dijo el cachorro, descolocando al adulto,
quién se preguntó el porqué su bebé era tan dulce?. Pero teniendo
muy claro que aquello solo era herencia de su omega.

Y asintió porqué quizá si, estaba exagerando tal vez un poco.

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No podía evitar que sus bebés fueran tan unidos y desearan incluir
en todo a su rechonchito bebé más pequeño.

Preciosos cachorros.

Y el alfa se aproximó a la niña, agachandose a su altura y secando


sus rosaditas mejillas manchadas de lodo- Está bien bebé. Disculpa
a papá por enojarse, pero Hoseok ha podido caer de tus brazos. Aun
mi cachorra es demasiado pequeña- y ojalá siempre lo sea, pensó
Taehyung. Viendo como la rubia sorbía si nariz intentando apaciguar
su llanto- ¿Por qué llevas lodo en el rostro?

-¿Y papá por qué tiene crema? Se ve racioso - dijo la niña ahora
riendo de su padre, quién ignorando la pregunta comenzó a rozarle
la nariz en el cuello y a hacerle cosquillas.

Porqué tu padre es un loco, queriendo decir.

-¿Y que cían papás llí escondidos?-preguntó repentinamente el


curioso castañito.

-Ya está, demasiadas preguntas-respondió el alfa poniéndose de pie.


Eso si que no lo respondería. No por el momento - Tenemos un
cumpleaños que celebrar - y Taehyung vio a su bebé más pequeño
reir en brazos de su omega, haciendo fuerza para bajar de allí, pues
ya quería dar sus primeros pasos.

Bebé hermoso.

Y el alfa se acercó a besarle el cuello al castaño, señalandole muy de


cerca para que sus cachorros no lo notaran -"Terminaremos esto
cariño. No lo olvides"- y sólo escuchó reir a Jungkook, bastandole
eso para saber que le había entendido.

-¿Terminar qué papá?- preguntó una intrigada cachorra.

Auch.

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De verdad que su hija mayor era demasiado inteligente.

-¡Y bien niños! ¡¿Quién quiere ir sobre el lomo de papá!?- preguntó


el rubio, logrando que ambos cachorros comenzaran a gritar y saltar.
Y la pequeña Moonbyul olvidara enseguida su pregunta.

-¡Yo voy primera! ¿Ya Sejin?- dijo la niña, mientras su padre mutaba
en su forma de blanco lobo. Agachandose para que estos subiesen
sobre su espalda.

Y el castañito asintió. Ubicándose ambos niños sobre el lobo.


Metiendo sus manitos en el suave pelaje.

Y el alfa miró al omega, acercándose a él para lamerle el rostro y el


de su pequeño bebé. Invitandoles también a que se subieran sobre su
espalda.

Y Jungkook lo hizo, no sin antes olfatear el agradable aroma de su


pareja. Rozando su nariz sobre su pelaje, para luego acomodarse
detrás de Seokjin y con su bebé en medio.

Y Taehyung podía decir que aquel valle olía a felicidad. Pues jamás
se sintió más calido, siendo su principal fuego, el abrazo de sus
cachorros y su omega desde la espalda.

No creyendo jamás que el silencio de aquel lugar, en el que tanto


tenía miedo y al parecer le vio morir. Le traería a la vida nuevamente
y con los colores más bellos que sus ojos alguna vez hayan visto.

Y con los sonidos más hermosos que alguna vez haya escuchado.

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