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aprendizaje (Parte I)
Publicado en febrero 13, 2018
Desde los años 80, las técnicas de enseñanza han estado dominadas por el convincente
argumento: “Mira la dificultad que muestran muchas personas mientras aprenden dentro
del aula”. Compara esa dificultad con la facilidad con la que la gente aprende fuera del
aula. Si modificamos los procedimientos que usamos en las aulas para que se parezcan
más al entorno natural, el aprendizaje se verá favorecido.” Este argumento se ha
extendido en gran medida desde entonces.
A modo de ejemplo, tenemos la introducción que se hizo del método global para
enseñar a leer. De acuerdo con el método global de lectura, a los niños se les presentan
palabras y oraciones concretas sin emplear las correspondencias letra-sonido. La lógica
del “entorno natural” es que, dado que los niños no necesitan que se les enseñen los
sonidos básicos para aprenden a escuchar su lengua materna, tampoco debieran
necesitar las correspondencias letra-sonido para aprender a leer.
¿Por qué? Resolvemos problemas en el entorno natural sin aprender las estructuras
básicas que subyacen a dichos problemas, por lo que debiéramos ser capaces de
aprender a resolver problemas basados en el currículum de forma tan sencilla como
mediante una inmersión “natural” en un contexto de resolución de problemas.
Las personas aprendemos de forma diferente dentro y fuera del aula pero es así porque
las categoría de aprendizaje en uno y otro contexto son diferentes. David Geary ofrece
la clave para comprender esta diferencia asumiendo la distinción que existe entre el
conocimiento para el que hemos evolucionado durante incontables generaciones para
ser adquirido de forma instintiva y aquel conocimiento no instintivo para el que no
hemos evolucionado.
Procesamiento de la información
Sin educación poca gente aprende a leer y escribir, en marcado contraste con la escucha
y el habla. Durante miles de años desde que se inventara la escritura, la mayoría de la
gente no podía leer o escribir. Solamente después de la llegada de la educación
universal se generalizó la alfabetización. La razón por la que prácticamente todo el
mundo podía escuchar y hablar mientras que solo unos pocos podían leer y escribir no
era debido a que la escucha y el habla se enseñaran adecuadamente mientras que la
lectura y la escritura no. Más bien, esto sucedía porque los humanos habíamos
evolucionado específicamente para adquirir la escucha y el habla pero no para adquirir
la lectura y la escritura. Estas habilidades pertenecen a categorías de aprendizaje
diferentes.
Las recomendaciones sobre cómo enseñar que ignoran estas limitaciones de la memoria
de trabajo cuando los aprendices tienen que procesar información nueva no instintiva
probablemente serán eficaces de forma aleatoria (funcionarán unas veces sí y otras no).
1. Resolución de problemas
El uso del aprendizaje basado en la investigación (al igual que el aprendizaje basado en
proyectos o el aprendizaje basado en problemas) está muy extendido pero pedir a los
estudiantes que obtengan la información usando un proceso de descubrimiento basado
en la investigación cuando podrían recibirlo de forma explícita es innecesario, a pesar
de su eficacia a la hora de adquirir conocimientos instintivos, del entorno natural.
Al comienzo, hay que enseñar a los aprendices cómo resolver determinados tipos de
problemas -más que pedirles que descubran cómo resolverlos por si solos-. Deben
practicar la resolución de problemas solamente después de que se les haya enseñado
cómo resolverlos. Las búsquedas infructuosas de soluciones a problemas durante el
aprendizaje basado en problemas impone una carga pesada para la memoria de trabajo
sin ninguna ventaja visible.
La relación que existe entre dos o más fuentes de información no instintiva son
fundamentales en el diseño de los métodos de enseñanza.
Si, por ejemplo, se necesitan tanto una gráfica como un texto para explicar un concepto,
ninguno de ellos es redundante y, por tanto, ninguno de ellos debe ser eliminado. En ese
caso, ambos deben ser integrados físicamente de modo que los aprendices no tengan que
integrarlos mentalmente.
Conviene colocar el texto en los lugares apropiados dentro de la gráfica, más que junto a
ella. Alternativamente, se pueden añadir flechas que unan el texto a su ubicación dentro
de la gráfica. Por ejemplo, en lugar de escribir “Ángulo abc = Ángulo xyz” en la parte
inferior de una gráfica sobre geometría, es aconsejable colocar la afirmación en un lugar
adecuado dentro de la misma o conectar dicha afirmación con los ángulos
correspondientes mediante el uso de flechas. La búsqueda de referentes en una gráfica
resta recursos de la memoria de trabajo frente a la presentación de los mismos
conectados físicamente.
Mientras los aprendices están observando una gráfica, puede ser mejor hablar antes que
escribir “Ángulo abc = Ángulo xyz…”. Presentar la información a través de ambos
canales, visual y auditivo, puede incrementar la capacidad de la memoria de trabajo y
facilitar el aprendizaje, siempre y cuando ambas fuentes sean necesarias y no
redundantes.
Mientras que emplear tanto los componentes auditivos como visuales de la memoria de
trabajo puede aumentar su capacidad, es necesario recordar que la información escrita
es permanente, mientras que la información oral es transitoria y desaparece de forma
inmediata a no ser que sea grabada antes.
Hay muchos otros métodos de enseñanza que surgen de la teoría de la carga cognitiva.
Todos los procedimientos basados en esta teoría han sido probados en múltiples ensayos
controlados aleatorios. Para aquellos interesados en cuestiones educativas, el
conocimiento de la arquitectura cognitiva humana y los procedimientos de instrucción
que proceden de dicho conocimiento no deben ser accesorios ni opcionales. Son
esenciales.
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