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El Derecho administrativo es la rama del Derecho que regula la organización y la actuación de las
Administraciones públicas.
Un conjunto de organización es dotada de personalidad jurídica que forman parte de òderes públicos
del estado que tienen como función de servir con objetividad los intereses generales y que desarrollan
esas funciones con un doble sometimiento, a la ley y al control judicial de la legalidad en su actuación.
En España, Administraciones territoriales), incluye las siguientes: la Administración General del Estado,
las Administraciones de las 17 Comunidades Autónomas, más de 8.000 Administraciones
municipales, 41 Administraciones provinciales y las Administraciones insulares en los archipiélagos
canario y balear.
Su carácter de organizaciones, esto es, como conjunto de medios materiales y personales ordenados
para el cumplimiento de determinados fines, tiene utilidad para subrayar la problemática que en
muchos aspectos (personal, contratación, patrimonio, etc.) comparten las Administraciones públicas
con otras organizaciones del ámbito privado (empresas, etc.).
Las Administraciones públicas forman parte de los poderes públicos del Estado, y tienen atribuidas
potestades con las que no cuentan los particulares en sus relaciones entre sí (expropiatoria,
sancionadora, tributaria, etc.). Las Administraciones públicas se corresponden con el Poder Ejecutivo.
Poder Ejecutivo se identifica con el Gobierno de la Nación o por extensión con la Administración
General del Estado, a la que aquél pertenece y que dirige. Si se tiene en cuenta la distribución territorial
del poder dentro del Estado, se advierte que la misma división de poderes (con la sola excepción del
Poder Judicial, que en el caso español es único y perteneciente al Estado) se produce a nivel de
Comunidades Autónomas, de modo que las Administraciones autonómicas equivalen también a los
Ejecutivos autonómicos. En cambio, los poderes públicos de ámbito local no cuentan con potestad
legislativa, de modo que las Administraciones locales (municipios, provincias e islas) son
exclusivamente Administraciones públicas (o si se prefiere, Poder Ejecutivo), pero sin que tenga ya
tanto sentido reproducir a esta escala territorial la idea de la división de poderes ni utilizar por tanto la
expresión Poder Ejecutivo en relación con ellas.
Las Administraciones públicas realizan tareas muy diversas, tanto desde el punto de vista material,
(educación, sanidad, economía, protección del medio ambiente, etc.), como por razón de los fines
(policía, fomento, servicio público, etc.) o de la forma jurídica que adoptan dichas intervenciones
(reglamentos, actos administrativos, contratos, etc.). Clasificaciones de la actividad de las
Administraciones (por su forma jurídica, por su finalidad o por la materia).
La función de las Administraciones públicas consiste en “ejecutar la ley, la Constitución española (en
adelante, CE) en su artículo 103.1, y que es la de servir los intereses generales (“La Administración
Pública sirve con objetividad los intereses generales…”).
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“titular” de dichos intereses. ( intereses ajenos individuales (por eje., el administrador contratado por
un sujeto individual) o colectivos;( dentro de los colectivos, de intereses ajenos colectivos parciales
(por eje., el administrador de una comunidad de propietarios) o generales.)) En este último escalón se
sitúa justamente la función de las Administraciones públicas, que no consiste en servir los intereses
de la propia organización administrativa, sino los intereses (ajenos y colectivos) del conjunto de los
ciudadanos asentados en sus respectivos territorios (estatal, autonómico o local). los intereses
generales de toda la población.
- la función asignada a cada uno de los poderes públicos. Los parlamentarios son los
representantes de los ciudadanos, y en esta medida los “titulares” de los intereses generales, y la
función del Poder legislativo consiste en definir a través de las leyes cuáles son los intereses
generales que han de “servir” en cada momento las Administraciones públicas. Y la función del Poder
judicial garantizar la observancia de la ley en caso de conflicto.
Pero en un Estado de Derecho, a diferencia de lo que ocurría en épocas históricas anteriores (por eje.,
con las Monarquías absolutas), el poder de las Administraciones públicas se encuentra doblemente
limitado o sometido. Por un lado, “servidores” de los intereses generales, las Administraciones
públicas sólo pueden desarrollar las tareas encomendadas por el legislador, titular de dichos intereses.
Esto es lo que se llama “vinculación positiva” a la legalidad por parte de las Administraciones públicas.
Y, por otro lado, y aunque la función de servicio del interés general por parte de las Administraciones
públicas no se limita a la pura y simple ejecución de decisiones predeterminadas por la ley, dicha
función se ha ejercer con respeto a la legalidad en cada caso aplicable, por cuya observancia han de
velar, los Tribunales (Poder Judicial).
Estas dos clases de sometimiento de las Administraciones públicas a los restantes poderes públicos
están perfectamente recogidas por la Constitución española en sus arts. 103.1 (“La Administración
Pública sirve con objetividad los intereses generales… con sometimiento pleno a la ley y al Derecho”) y
106.1 (“Los Tribunales controlan… la legalidad de la actuación administrativa…”).
Jurídica, única para cada una de ellas y diferenciada de las demás.Las administraciones públicas
tienen su propia personalidad jurídica propia y única. el único poder público personificado español son
las administraciones públicas, debido a una actividad práctica. Es decir, la personalidad es el
instrumento que permite la atribución a un sujeto de derechos y obligaciones, de responsabilidades y
de la capacidad para demandar y ser demandado en juicio. Las Administraciones públicas son
también titulares de derechos y obligaciones, asumen responsabilidades y pueden demandar y ser
demandadas en juicio. Estas mismas razones prácticas son las que explican que la atribución de
personalidad jurídica se limite a las Administraciones públicas, que son las que entran en contacto
directo y cotidiano con los ciudadanos y entre sí, y no se extienda a los restantes poderes públicos.
El Derecho administrativo, podía empezar a desarrollarse a partir del momento histórico en el que se
materializan las ideas del Estado de Derecho, cuando se consagra la división de poderes, y dentro de
estos poderes se singulariza, el Poder Ejecutivo o Administración.
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En la Europa continental, las ideas del Estado de Derecho y de la división de poderes se materializan
en primer término en Francia, con la Revolución francesa y la obra posterior de Napoleón. En Inglaterra,
esas mismas ideas, en especial la sumisión del Ejecutivo a las leyes dictadas por el Parlamento,
habían tomado cuerpo un siglo antes, a raíz de la denominada Revolución gloriosa
Derecho administrativo no es un Derecho de origen inglés sino francés (droit administratif), lo que se
debe a un conjunto de circunstancias históricas relacionadas con la distinta interpretación que en
estos dos países tuvo la división de poderes, concretamente en lo relativo a la relación entre el Poder
Ejecutivo y el Poder Judicial.
La Administración francesa debía respetar la ley emanada del Parlamento, pero se partía del principio
de que “juzgar a la Administración sigue siendo administrar”, por lo que el control de la legalidad de la
actuación administrativa, en caso de conflicto, debía corresponder a órganos de la propia
Administración, y no a los tribunales. Aquello se da en el temor de los revolucionarios franceses frente
a los tribunales de justicia que intervienen en los litigios planteados por los ciudadanos frente a la
Administración, que podía suponer un freno para reformas sociales y económicas.
La Administración pública que empieza a formarse también en esa época en Francia, presenta varios
rasgos distintivos frente a los gobiernos de épocas históricas anteriores.
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- su separación de los otros poderes del Estado (el legislativo y el judicial), en contraposición
con la confusión o concentración de funciones (legislativas, ejecutivas y judiciales) en manos de unas
mismas autoridades
- Se trata de una Administración que realiza una transformación social, asumiendo tareas de la
vida social y económica.
- Se trata de una administración centralista, requiriendo esa transformación social unos poderes
públicos centrales fuertes.
Con estos fines se lleva a cabo en Francia la división territorial en Departamentos, como sede de los
órganos periféricos de la Administración estatal. No se reconocen, poderes públicos regionales; y los
gobiernos locales (municipios) se redefinen bajo una óptica igualitaria (sin fueros especiales) y
sometidos a tutela de la Administración del Estado.
En España, como en el resto de la Europa continental (Alemania, Italia, etc.), durante el siglo XIX se
produce la recepción del modelo francés con creación de la jurisdicción contencioso-administrativa y,
de las condiciones adecuadas para el desarrollo del Derecho administrativo basada en sitema
centralista. .
La Administración española también se configura a lo largo del siglo XIX como una Administración
centralista. En 1833 se lleva a cabo la división provincial,, como sede de los órganos periféricos de la
Administración del Estado, a cuyo frente se sitúan los Subdelegados de Fomento, pasarían a
denominarse Gobernadores Civiles.
Desde mediados del siglo XIX hasta el momento presente tanto el Derecho administrativo y
Administración pública han experimentado transformaciones.
3.1. Principales líneas de evolución del Derecho administrativo
El Derecho administrativo no se presta fácilmente a una labor codificadora, por la variedad de materias
que trata, por la extensión y detalle que habitualmente tiene el tratamiento normativo de cada una de
ellas, así como por los frecuentes cambios normativos que se producen.
En España, esta labor legislativa se consolidó en la década de los cincuenta del siglo pasado, con la
aprobación de cuatro leyes importantes, cuya suma equivalía a una especie de Código de leyes
administrativas generales: la Ley de Expropiación forzosa de 1954 (que regulaba también la
responsabilidad patrimonial de la Administración), la Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa de 1956, la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado de
1957 y la Ley de Procedimiento Administrativo de 1958.
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B) Judicialización de la jurisdicción contencioso-administrativa
Por ejemplo relevante, los actos dictados por las Administraciones públicas en el ejercicio de
potestades discrecionales, muy frecuentes e importantes, no fueron susceptibles de control judicial
hasta la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 1956.
D) Aproximación de sistemas
Con el paso del tiempo se ha producido una relativa aproximación de los sistemas. Los sistemas de
raíz francesa han evolucionado, hacia una judicialización del control de la legalidad de la actuación
administrativa, que era característica desde un principio de los sistemas anglosajone.
Pero esa aproximación no es completa. Baste como ejemplo que en los países anglosajones son los
mismos tribunales ordinarios (los que juzgan causas civiles y penales) los que conocen de los litigios
frente a la Administración, mientras que en los países continentales la jurisdicción
contencioso-administrativa es dentro del Poder judicial una jurisdicción especializada.
las ideas del Estado social, siglo XX, llevan a las Administraciones a ocuparse de asuntos, la
prestación de servicios públicos de carácter social (sanidad, educación, seguridad social, etc.), Por
otro lado, la intervención pública en la economía empieza a adquirir una dimensión a partir de la
Segunda Guerra Mundial y las grandes crisis económicas que contribuyeron a su desencadenamiento.
Desde los años setenta del siglo XX, los problemas ambientales como consecuencia del desarrollo
económico y la industrialización, abren un nuevo campo de intervención pública: la protección del
medio ambiente.
Los más recientes procesos de liberalización y privatización en el ámbito de la economía y de ciertos
servicios públicos (energía, telecomunicaciones, etc.) (un abandono de los sectores de la vida social y
económica objeto de intervención), han hecho más tareas administrativas y cambio en la forma de
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intervención (regulación, en lugar de prestación pública directa de ciertas actividades o servicios).
B) Descentralización administrativa
En España hemos tenido que esperar a la Constitución de 1978 para incorporarnos a este proceso
(Estado autonómico y autonomía local).
Las Constituciones tienen dos cometidos principales. Por un lado, reconocer y garantizar una serie de
derechos fundamentales de los ciudadanos (lo que se conoce como “parte dogmática”). Configurar
los distintos poderes públicos del Estado y sus relaciones entre sí (“parte orgánica”), teniendo en
cuenta el principio de la división de poderes, y la distribución territorial del poder (Estado unitario o de
corte federal, etc.).
Decisiones que toma la Constitución española de 1978 sobre la “forma de Estado” (Santamaría
Pastor), que son las siguientes: un “Estado social y democrático de Derecho” (art. 1.1 CE), y, por otro,
desde la perspectiva de la organización territorial, la opción por un “Estado autonómico” (art. 2).
Los derechos fundamentales se caracterizan por dos notas: su exigibilidad a partir de su simple
reconocimiento constitucional, sin necesidad de desarrollo legal, y la existencia en todo caso de un
contenido constitucionalmente protegido. Todos los derechos reconocidos en el capítulo segundo del
título I de la CE comparten esas dos características (art. 53.1 CE) y tienen por ello la naturaleza de
derechos fundamentales; aunque sólo algunos de ellos (los de la sección primera) cuenten con un
plus de garantías: la reserva de ley orgánica y la tutela judicial preferente, incluido el recurso de
amparo (derechos fundamentales con amparo).
Los derechos fundamentales son, derechos frente a los poderes públicos y frente a las
Administraciones públicas.
Por lo que respecta a la parte orgánica de la Constitución, en la que se reflejan las ideas de la división
de poderes, el título dedicado al Poder Ejecutivo es el Título IV (“Del Gobierno y de la Administración”).
- (97 a 102) se refieren al Gobierno de la Nación, órgano que encarna ese Poder Ejecutivo
en el seno de las instituciones comunes del Estado, y que dirige la Administración General
del Estado (art. 97).
- (arts. 103 a 106) se refieren ya a todas las Administraciones públicas (estatal,
autonómicas y locales)
- arts. 103.1 y 106.1, recogen la esencia de la posición institucional de las
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Administraciones públicas en nuestro Derecho (su función de servicio a los intereses
generales y su doble sometimiento a la ley y al Derecho y al control judicial).
Así como el valor característico del Estado de Derecho es la libertad, el del Estado social es la
igualdad, la igualdad real y efectiva entre los ciudadanos (a que alude el art. 9.2 CE), que exige una
intervención activa de los poderes públicos, y de las Administraciones públicas.
Dentro de la Constitución española, los contenidos característicos del Estado social se hallan
recogidos principalmente en el capítulo III del Título I, “principios rectores de la política social y
económica”, que, pese a venir redactados algunos de ellos en forma de derechos, como la salud, la
protección del medio ambiente y la vivienda (arts. 43, 45 y 47, respectivamente), se diferencian de los
derechos fundamentales en precisar de un desarrollo legal para su alegación ante los tribunales y en
carecer de un contenido esencial constitucionalmente protegido (art. 53.3 CE), por lo que el margen de
configuración legal de los mismos es más amplio.
Es una atribución reciente que vela por la igualdad de los ciudadanos, pensiones, sanidad. Es decir
igualdad real , de oportunidad de aspectos de la vida. Benefactor de la igualdad material y real de las
personas. Los ddff son que no necesitan desarrollo legal, son inmunes al legislador
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TEMA 2. CONCEPTO Y CARACTERES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
Este tipo de definición del Derecho administrativo es lo que se conoce como una definición
subjetiva o estatutaria del Derecho administrativo, al destacar que el Derecho administrativo
constituye el estatuto propio (conjunto de normas referido en particular a un sujeto o una
clase de sujetos) de una categoría especial de sujetos del Derecho, dotados de personalidad
jurídica. Otras ramas del Derecho tienen también un carácter estatutario, como el Derecho
laboral (trabajadores) o el mercantil (empresarios).
A) Las Administraciones públicas no se rigen siempre por el Derecho administrativo, sino que
parte de su actuación se sujeta a normas de Derecho privado, esta excepción tiene un
alcance más bien limitado y además no es nunca completa.
Baste un ejemplo: los funcionarios públicos, se rigen enteramente por normas de Derecho
administrativo, pero para ciertas funciones, por el Derecho laboral.
Para atender a este problema, se han propuesto definiciones alternativas del Derecho
administrativo, como la distinción entre actos de gestión y de autoridad (el Derecho
administrativo sólo se ocuparía de estos segundos), pero que, por lo dicho, son innecesarias,
además de mucho más problemáticas.
B) El Derecho administrativo no sólo regula la actuación de las Administraciones públicas, sino
también en parte la de otros poderes públicos (legislativo y judicial)
Es solamente en relación con este tipo de actividad donde, por razones de analogía, la ley
dispone la aplicación (directa o supletoria) de las mismas normas que regulan estas materias
en el caso de las Administraciones públicas y la impugnabilidad de los actos dictados por
dichos poderes públicos en estos campos (lo que se conoce como actos “materialmente
administrativos”) ante los mismos tribunales que conocen de los recursos frente a los actos
de las Administraciones públicas, es decir, ante los tribunales de la jurisdicción
contencioso-administrativa.
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Para hacer frente a este problema se han propuesto definiciones del Derecho administrativo
de tipo “objetivo”, como la que afirma que el Derecho administrativo sería el Derecho de la
“función ejecutiva” del Estado, con independencia de su ejercicio por uno u otro de los poderes
públicos del Estado.
Así pues, como delimitación del ámbito de aplicación del Derecho administrativo, parece
preferible tomar como punto de partida la definición subjetiva o estatutaria, esto es, la que
define el Derecho administrativo como Derecho especial de las Administraciones públicas. Las
Administraciones públicas también se rigen en ocasiones, Derecho privado, y el Derecho
administrativo también regula la actividad no principal de los restantes poderes públicos (actos
“materialmente administrativos”).
Comporta también para las Administraciones públicas ciertas servidumbres especiales, como
gestora o servidora de intereses de los no es titular (los intereses generales) y de recursos que
en última instancia provienen también de los titulares de esos intereses (los impuestos que
pagan los ciudadanos, etc.).
Baste un ejemplo de este tipo de servidumbres: así como una empresa privada puede
seleccionar su personal de la manera que estime más conveniente, las
Administraciones públicas al hacer lo propio (tanto si trata de personal funcionario
como laboral) deben respetar siempre los principios constitucionales de igualdad,
mérito y capacidad (art. 23.2 CE) y utilizar procedimientos de concurrencia competitiva
(concursos, oposiciones, etc.). Este tipo de obligaciones es justamente lo que explica
que la actividad de las Administraciones públicas nunca pueda desarrollarse por
entero, como vimos, con arreglo al Derecho privado.
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El principio de legalidad tiene un ámbito de aplicación general . Así lo señala el art. 9.1 de la
Constitución “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto
del ordenamiento jurídico”.
El tipo de vinculación no es el mismo para los poderes públicos que para los ciudadanos. Para
los ciudadanos es negativa -los ciudadanos pueden hacer todo aquello que no esté prohibido
por las leyes.
El concepto de potestad no se limita a las que permiten imponer conductas (obligar a otros a
hacer algo) ni es patrimonio exclusivo de los poderes públicos, pero se utiliza con preferencia
en relación con este tipo de potestades.
Los poderes genéricos de actuación que el ordenamiento confiere a los ciudadanos
(por eje., el de contratar, contraer matrimonio o acudir a los tribunales en defensa de
sus derechos e intereses legítimos), aunque encajan en el concepto de potestad, en la
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práctica suelen denominarse facultades, capacidades o incluso derechos.
Potestad y derecho: posiciones activas de poder y la potestad situaciones pasivas.
Potestad: sujeción(nadie está obligado, están expuestos a esta potestad)
Derecho obligación(al titular del derecho siempre existirá una obligación)
Una carga en un interés propio que hay en interés de una persona.
- nominadas e innominadas:
- sustantivas e instrumentales
- Regladas y discrecionales.
Discrecional- Discrecionalidad
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La legislación no puede predeterminar exhaustivamente las condiciones de ejercicio de todas
y cada una de las potestades que otorga a la Administración, por distinto tipo de razones. En
algunos casos, un exceso de regulación puede resultar incluso contraproducente al restar
flexibilidad a la actuación administrativa.
Por otro lado, entre ambos extremos cabe toda una gama de posibilidades intermedias, es
decir, puede haber potestades más o menos regladas o discrecionales. Para saber el grado de
discrecionalidad de una potestad hay que examinar la normativa aplicable: cuantas más
condiciones de ejercicio se encuentren predeterminadas normativamente, la potestad será
más reglada o menos discrecional, y a la inversa.
C) La discrecionalidad administrativa suele ser mayor en los escalones superiores del proceso
de toma de decisiones, y menor o nula en los inferiores -> hay decisiones
Ello es así porque el ejercicio de la discrecionalidad en los escalones superiores del proceso
de toma de decisiones administrativas la reduce o elimina en los inferiores.
Siguiendo con el ejemplo anterior, el Ayuntamiento cuenta con una gran discrecionalidad a la
hora de elaborar y aprobar un plan urbanístico. Pero una vez aprobado, ya ha predeterminado
completamente las condiciones de otorgamiento o denegación de las licencias de obras, que
por eso son estrictamente regladas.
Siguiendo con el mismo ejemplo, para atender las necesidades de vivienda, el Ayuntamiento
podrá elegir entre una política de expansión de la ciudad u otra de rehabilitación de la ciudad
ya existente (sin contemplar nuevo suelo urbanizable), en función de los distintos modelos
posibles de política urbanística.
El control judicial de las potestades regladas se extiende a todas sus condiciones de ejercicio,
puesto que todas ellas están predeterminadas normativamente.
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recurso.
4. LA POTESTAD DE AUTOTUTELA
La potestad de autotutela, la facultad que tiene la Administración para hacer efectivas sus
pretensiones, aun cuando esto suponga una intromisión no consentida en la libertad o en el
patrimonio de los ciudadanos, sin necesidad de contar con un respaldo judicial de la legalidad
de las mismas.
Cuando un particular tiene, por ejemplo, un derecho de crédito frente a otro (v.gr., el
derecho a la devolución de un préstamo) y el deudor no paga, el acreedor no puede
tomarse la justicia por su mano. Tiene que acudir a los tribunales (civiles), entablando
un juicio declarativo, en el que tendrá que demostrar los hechos constitutivos de su
pretensión (la existencia de la deuda). Si finalmente gana el juicio y obtiene una
sentencia (declarativa) a su favor (que en este caso sería de condena al pago de la
cantidad adeudada), y el deudor sigue sin pagar, el acreedor sigue sin poder tomarse la
justicia por su mano, y deberá volver a los tribunales, ahora a través de un juicio
ejecutivo, exhibiendo el título ejecutivo con que cuenta (la sentencia declarativa
favorable), y recabar de ellos el auxilio de la fuerza para hacer efectivo el pago de la
deuda (en este caso, mediante la práctica de un embargo de bienes del deudor).
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Sin embargo, en circunstancias similares, la Administración no tiene que pasar por
esos dos juicios, declarativo y ejecutivo, para satisfacer sus pretensiones, sino que
puede hacerlo por sus propios medios (en vía administrativa). Si, por eje., la
Administración entiende que un ciudadano le debe una cantidad por la realización del
hecho imponible de un tributo, no tiene que presentar una demanda ante los tribunales
(promover un juicio declarativo) frente a ese ciudadano, sino que abrirá un
procedimiento administrativo en el que, con audiencia del interesado, tomará la
decisión que entienda ajustada a Derecho, por eje., la de que en efecto se debe
tal cantidad, creando así un título ejecutivo (el acto administrativo) equivalente a la
Sentencia del tribunal en el caso anterior. Y si una vez dictado ese acto el
contribuyente no realiza el pago de forma voluntaria, la Administración tampoco tiene
que promover ante los tribunales un juicio ejecutivo, sino que de nuevo en vía
administrativa (a través de un procedimiento administrativo) hará uso de los medios
de ejecución forzosa que la ley pone a su disposición, análogos a los que utilizan los
tribunales de justicia, para proceder al cobro de la deuda (en este caso, el apremio
sobre el patrimonio, esto es, el embargo de bienes del deudor).
En resumen, para hacer efectivas en principio sus pretensiones (en el caso planteado, el cobro
de una deuda al que considera tiene derecho) la Administración no ha de recabar el auxilio
judicial ni en la fase declarativa ni en la ejecutiva, puesto que cuenta con ambas clases de
autotutela.
A) Autotutela declarativa
Es la facultad que tiene la Administración para declarar inicialmente y en vía administrativa sin
necesidad de acudir a los tribunales, acto que constituye un título ejecutivo equivalente a una
sentencia judicial. También se la denomina ejecutividad o ejecutoriedad de los actos
administrativos.
B) Autotutela ejecutiva
Es la facultad que tiene la Administración para llevar a la práctica las decisiones adoptadas
mediante sus propios medios coercitivos sin necesidad de recabar para ello el auxilio judicial.
También se denomina potestad de ejecución forzosa o acción de oficio.
Es una consecuencia necesaria de las dos anteriores, sin la cual no podría hablarse
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propiamente de autotutela. Supone que la mera interposición de recursos (administrativos o
contencioso-administrativos) frente a los actos de la Administración no paraliza su eficacia ni
detiene su ejecución forzosa.
Es decir que durante la tramitación de los recursos los actos de la Administración siguen
surtiendo efectos y pueden ser ejecutados forzosamente. Se trata, de una regla general que
admite excepciones (supuestos de suspensión de los actos administrativos en vía de recurso).
D) Prohibición de interdictos
Los interdictos ( “juicios posesorios sumarios”) son medios procesales con los que cuentan
los particulares en sus relaciones entre sí para obtener de los tribunales la reposición de las
cosas a su estado inicial cuando alguno de ellos decide tomarse la justicia por su mano; y que
se ponen justamente a disposición del perjudicado por la prohibición de autodefensa que rige.
Se trata de una consecuencia ineludible de la autotutela ejecutiva, que cede, sin embargo,
cuando la Administración hace un uso ilegal de la misma (lo que se conoce como “vía de
hecho”.
Las ramas del Derecho se suelen clasificar en ramas de Derecho público (D.Admin)y de
Derecho privado.
Rasgos distintivos:
(2) En cuanto a su objeto y características. El Derecho Privado resuelve conflictos privados con
peso igual a ambos. Mientras que en Drch Admin tiene regulación de aspectos de interés
general que es superior al interés particular (atribuye potestades singulares a los sujetos
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encargados de servirlo, instrumento de actuación)
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TEMA 3: LAS FUENTES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
1. EL SISTEMA DE FUENTES
1.1. Especialidades del sistema de fuentes en el ámbito del Derecho administrativo
● El sistema de fuentes es “único” y no particular de cada “rama” del ordenamiento
jurídico.
● Si bien, puede presentar peculiaridades en las distintas ramas del Derecho
○ Derecho penal (Ley Orgánica), Derecho laboral (Convenios Colectivos), etc.
● Derecho Administrativo
○ Compleja relación entre las normas procedentes de distintos poderes públicos
(Estado, CCAA, Entidades Locales)
○ Reducido papel de la costumbre en contraposición con el Derecho privado
○ Particularidades de los reglamentos (objeto de estudio del Derecho
Administrativo).
1.2 Clasificación de las fuentes
¿Como se clasifican las fuentes ?
● Fuentes primarias: normas dictadas por los poderes públicos a los que la Constitución
o la ley atribuyen potestad normativa. Por su rango:
- Constitución
- Normas con rango de ley ( Leyes y normas gubernamentales con rango de Ley
)
- Reglamentos (normas dictadas por las Administraciones Públicas con rango
inferior a la ley )
● Fuentes complementarias: en defecto de las normas escritas:
- costumbre
- Principios generales del Derecho ( carácter informador del Ordenamiento
Jurídico)
1.3 Distinción entre norma y acto y entre forma y contenido de una disposición
A) Distinción entre norma y acto
Debemos preguntarnos:
• ¿Qué es una norma?
• ¿Qué es un acto?
- Una norma (cualquier tipo de fuente del Derecho) es una regulación abstracta de
conductas
▫ Ej. la regulación de las infracciones y sanciones administrativas en materia de tráfico
- Un acto, la aplicación de una norma a un caso concreto.
▫ Ejemplos: las multas, las becas
Principales diferencias:
1) Las normas son los componentes del Ordenamiento Jurídico, con su aprobación se
incorporan al mismo y lo enriquecen.
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2) Los actos no añaden nada nuevo al ordenamiento, pues son simple aplicación de las
normas.
3) La eficacia de los actos se agota con su cumplimiento (el pago de la multa).
4) El cumplimiento de las normas (su aplicación a los casos concretos) fortalece su
vigencia.
B) Forma y contenido de una disposición
● La forma, es decir, la denominación de una disposición indica su procedencia, (de la
autoridad de la que proviene) pero no indica su contenido.
● Para saber si se trata de una norma o un acto habrá que leer al menos su título e
incluso su texto. Ejemplos:
1) Ley 18/2017, de 14 de diciembre, de cooperación y desarrollo sostenible.
2) Real Decreto 1081/2017, de 29 de diciembre, por el que se establece el
régimen de funcionamiento de la Oficina de Coordinación y Calidad Normativa.
3) Real Decreto 1044/2017, de 22 de diciembre, por el que se dispone el cese de
don Jorge Moragas Sánchez como Director del Gabinete de la Presidencia del
Gobierno.
4) Decreto 118/2022, de 5 de agosto, del Consell, por el que se regula la inclusión
de cláusulas de responsabilidad social en la contratación pública.
5) Orden ECD/761/2015, de 27 de abril, por la que se establecen las bases
reguladoras de la convocatoria de ayudas Erasmus.
6) Orden 9/2015 de 30 de marzo, de la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y
Medio Ambiente…
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○ Conciencia de su obligatoriedad
○ Tipos de costumbre: contra legem (contraria a la Ley) secundum legem (en
ámbitos regulados por la Ley) praeter legem (en defecto de una Ley que regule
la materia)
2.1. La costumbre en el Derecho Administrativo
● Escaso papel ¿Por qué?
○ El Derecho Administrativo regula la actuación de un poder público, y es reacio
a regulaciones desde fuentes externas a los propios poderes públicos.
○ El alto grado de densidad normativa. por eje., si en algún momento se podría
haber apelado a la costumbre para justificar los «puentes» en el ámbito
universitario, esa posibilidad desaparece desde el momento en que, como
ocurre ahora, los órganos competentes de la Universidad aprueban el
calendario académico detallado de cada curso.
○ En Derecho Administrativo solo cabe admitir la costumbre como fuente del
Derecho en virtud de una remisión expresa desde una norma legal (ej. concejo
abierto).
2.2. Las prácticas o precedentes administrativos
¿Qué es un precedente administrativo?
● La manera en que la Administración viene interpretando y aplicando la normativa
reguladora de una determinada cuestión en casos análogos a aquel en el que se
invoca dicha práctica o precedente.
¿Los precedentes administrativos son costumbre?
● Los precedentes administrativos no son costumbre. Razones:
○ Su origen no es social
○ No hay conciencia (de los ciudadanos) de su obligatoriedad
○ Es secundum legem no praeter legem (se produce en ámbitos regulados).
● Los Precedentes administrativos vinculan a la Administración en virtud del principio de
igualdad en la aplicación de la ley (art. 14 CE).
○ Impide que se produzcan cambios de criterio en la interpretación y aplicación
de las normas respecto de casos análogos.
○ ¿Puede la Administración apartarse de un precedente administrativo?
Sí, la Administración puede apartarse de sus propias prácticas o precedentes (cuando la
normativa, obviamente lo permita) pero deberá motivar el cambio de criterio. De no hacerlo
así, se producirá una vulneración del indicado principio.
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autoridades. Y en el Derecho español hay en esencia tres rangos normativos, que ordenados
de mayor a menor son
los siguientes:
1) La Constitución española
2) Las normas con rango de ley: Leyes emanadas de los Parlamentos (Cortes Generales
y Parlamentos autonómicos) Las disposiciones gubernamentales con rango de ley:
(Real) Decreto-ley y (Real) Decreto legislativo.
3) Los reglamentos, esto es, las normas dictadas por las Administraciones públicas de
rango inferior a la ley. Diferencias de rango en función de su procedencia (Reales
Decretos > Órdenes Ministeriales; Decretos > Órdenes).
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▫ Un reglamento no puede contradecir o derogar una Ley.
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reservadas a la ley orgánica.
○ Las reservas de ley ordinaria (son la mayoría) pueden ser cubiertas, en
principio, por cualquier clase de normas con rango de ley
■ Respetando los límites materiales y demás condiciones de algunas de
ellas (ej. Los Reales Decretos o Decretos).
■ Si se trata de materias de competencia autonómica, por leyes y demás
normas con rango de ley de las Comunidades Autónomas.
C) Reserva absoluta y relativa
● Reserva de Ley absoluta: la ley ha de agotar por sí misma la regulación de la materia
en cuestión, y no puede reclamar la colaboración reglamentaria para completarla.
● Reserva de ley relativa: admite la colaboración reglamentaria.
○ La ley ha de encabezar la regulación de la materia y regular por sí misma sus
aspectos esenciales, pero puede legítimamente hacer un llamamiento al
reglamento para completarla en aspectos secundarios y de detalle o de
carácter técnico y coyuntural (a través de remisiones, autorizaciones o
habilitaciones normativas o reglamentarias).
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3) Deslegalizaciones: es la operación mediante la cual la ley, que ha regulado por sí
misma una materia, decide que en adelante esa regulación pueda ser modificada por
medio de un reglamento. Solo cabe en reservas de ley formales. ¿Por qué?
● En las materias reservadas a la ley (reservas materiales) no cabe la
deslegalización, porque ello supone permitir el incumplimiento futuro demesa
reserva.
● En cambio, la deslegalización sí que es posible en las reservas formales de ley,
porque en estos casos no hay ninguna exigencia constitucional de que
la materia o el aspecto en cuestión siga estando regulado por ley
Ejemplo: «d) Los operadores de las actividades que cumplan con los criterios y
condiciones de exclusión que se establezcan reglamentariamente».
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